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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Lazos de sangre 4 [One Direction y Tú] TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Página 9 de 22. • 1 ... 6 ... 8, 9, 10 ... 15 ... 22
Re: Lazos de sangre 4 [One Direction y Tú] TERMINADA
chicas subo mañana 11, si méxico gana subo 3 caps
Harriet
Re: Lazos de sangre 4 [One Direction y Tú] TERMINADA
QUE GANE MÉXICO VENGAAA TODAS A APOYAR QUE TENDREMOS MARATON, ueaa
SIGUEEEEEEEEE<3
TQTQTQTQTQ,ANNA<3
SIGUEEEEEEEEE<3
TQTQTQTQTQ,ANNA<3
Anna Payne1D
Re: Lazos de sangre 4 [One Direction y Tú] TERMINADA
mexico gano bitches!!! Wuwuwu síguela linda , besos
Chloe
Re: Lazos de sangre 4 [One Direction y Tú] TERMINADA
Perdonen chicas ayer cuándo termino el partido que por cierto ganamos y por el gol de mi novio Jiménez me mueroc: {no crean que ya porqué el dio el gol ya es mi novio, noo, yo ya había puesto en otros capítulos que si ganaba el américa y por gol de Jiménez subia cap, eso lo ponía en la tercera temporada} bueno pues me di cuenta que yaa no me servia el office 2007 porqué sólo tiene un tiempo limitado y asi y pues hoy ya me dio tiempo de instalar el 2010 y activarlo y ya sirve:)
Cada día, al despertarme, descubría que mi montaña de libros para estudiar había crecido. Cuando veía los pocos libros que Liam traía a casa y los comparaba con mi carga de trabajo, me arrepentía de haber dejado que Louis se ocupara de mi formación y de no haberme decantado por asistir a una escuela de verdad.
Había terminado Matar a un ruiseñor y mis capítulos del libro de historia, pero había pasado del de anatomía. Resulta que, al final, no me interesaba tanto lo de ser médico.
Pero incluso con todo eso, conseguí encontrar tiempo para reunirme a solas con Bobby. Ambos éramos de la opinión de que aquel vampiro que marcaba a las chicas debía de tener algo que ver con el caso. Deseaba continuar con mis indagaciones, pero era imposible hacerlo con Liam presente. Había dejado clarísimo que no quería vernos involucrados en el tema.
Como había terminado Matar a un ruiseñor, al despertarme descubrí que el montón de libros que Louis me había dejado sobre el sofá había crecido en altura con un ejemplar de "En el camino", de Zayn Kerouac, "Adiós a las armas", de Ernest Hemingway, y un libro de derecho. "En el camino" no era tan horroroso como me imaginaba y me tumbé en el sofá dispuesta a empezar a leerlo.
— ¿Qué te parece el libro? —me preguntó Louis cuando entró en el salón para ponerse al corriente de mis avances.
—Está bien. —Me encogí de hombros y me incorporé un poco, abandonando el libro para poder charlar con él—. ¿En qué te basas para elegir los libros que quieres que lea?
—Los elijo al azar de entre los libros del siglo pasado más aplaudidos por la crítica. —Cogió el sobado ejemplar de Adiós a las armas y lo hojeó distraídamente—. Éste es uno de mis favoritos. Confiaba en que hubieses decidido leerlo el primero.
—En el instituto me hicieron leer "El viejo y el mar" y casi me muero de aburrimiento. Dejaré a Hemingway para más adelante, si te parece bien.
—De acuerdo, pero de todos modos tendrás que leerlo. —Dejó de nuevo el libro sobre el sofá y cruzó la estancia para sentarse en un sillón.
— ¿Y el libro de derecho? ¿Ése cómo lo has escogido? —pregunté, señalando el nuevo libro de texto.
—He visto que la anatomía no te interesaba. Y he pensado que tal vez el derecho encajaría mejor contigo.
— ¿Cuál es tu plan? ¿Ir probando hasta que encuentres algo que me interese?
—Mi plan es darte una formación —dijo con una sonrisa—. Descubrir lo que te interesa y lo que te apasiona sólo depende de ti.
—El derecho me interesa. —Me incliné hacia delante y apoyé los codos sobre las rodillas.
— ¿Cómo es eso? —preguntó Louis, sin comprender muy bien por qué aquella materia podría interesarme.
—El caso es que... —Me moví inquieta, intentando pensar cómo quería expresarlo—. Por las discotecas corren rumores de que hay un vampiro que se dedica a ir marcando a chicas, a chicas humanas.
— ¿Y has oído eso en boca de una fuente fidedigna?
—Sabes que suelo ir por casa de Olivia, y que por allí se oyen cosas —dije—. ¿Qué importancia tiene dónde lo haya oído?
—Tiene importancia porque sé que estás intentando desarrollar algún tipo de teoría, y estaría bien saber si esa teoría se basa en una realidad. —Louis se recostó en su asiento y se quedó mirándome, imperturbable.
—Sí, se basa en una realidad. O al menos eso me parece a mí. —Bajé la vista, pues no quería reconocer delante de Louis que no estaba del todo segura de si podía fiarme de Violet. Tal vez estuviera liando la cosa sólo para divertirse. Moví la cabeza de un lado a otro y tomé la decisión de seguir adelante con la única pista de la que disponía—. Mira, para poder continuar hablando del tema, demos por sentado que lo que estoy diciendo es verdad.
—No —dijo, moviendo negativamente la cabeza.
— ¡Louis! —refunfuñé—. Escúchame un momento, ¿vale?
—Me imagino que todo esto gira en torno a Charlotte, y ya te he dicho que no puedo ayudarte al respecto —dijo Louis con la mirada llena de tristeza—. Nada podrá ayudarte.
—Hay un vampiro que anda por ahí marcando a chicas, ¿de acuerdo? —proseguí, ignorando su negativa—. Y no sé por qué, pero esto me huele mal.
—Es lo que cabría esperar.
—No, no sólo porque esté mal, sino porque... —Moví la cabeza—. Es simplemente una corazonada. Pienso que está conectado, pero tal vez me equivoque. Antes de lanzarme a la caza de un vampiro que se dedica a marcar a la gente, me gustaría estar segura.
— ¿Y qué piensas hacer para estarlo? —preguntó Louis.
—Si se trata del mismo tipo, lo más probable es que marcara también a las chicas que asesinó. —Respiró hondo—. Es probable que marcara a Charlotte.
—Eso es como un salto al vacío. —Frunció los labios y bajó la vista—. Hay muchos vampiros desagradables. Cometen maldades contra los humanos por el simple hecho de que está en sus manos hacerlo. Pero que un vampiro se dedique a marcar a humanos no significa que sea un asesino en serie. Y aunque lo fuera, no significa necesariamente que marcara a Charlotte.
—Tienes razón. Sé que tienes razón —dije, aunque no me gustaba en absoluto reconocerlo—. Pero hay algo en todo esto que me huele a vampiro. Fui a examinar los lugares donde habían aparecido los cadáveres...
— ¿Que qué? —dijo Zayn, asustándome de tal manera que casi salto del sofá.
Estaba tan concentrada en mis argumentos para convencer a Louis que no me había dado cuenta de que Zayn había llegado sigilosamente. Estaba de pie en el extremo opuesto del salón, con los ojos mieles abiertos de par en par y una mirada de desaprobación. Tragué saliva y le sonreí con timidez.
—No sabía que estabas ahí —dije.
— ¿Que fuiste a esos lugares? ¿Y por qué? —preguntó Zayn.
— ¿Qué quieres decir con eso de « por qué »? —dije, mirándolo—. Quería averiguar qué le había pasado a Charlotte.
— ¿Y qué averiguaste? —preguntó Zayn.
—Nada. Aún no he conseguido averiguar nada. —Bajé la vista un instante y la levanté de nuevo para mirar a Louis con ojos suplicantes—. Pero tú puedes ayudarme. Sé que conoces a alguien en la policía. Podrías preguntarles. Sé que ocultan cierta información. Si tiene marcas de algún tipo, cualquier cosa...
— ¿Piensas dar caza al asesino? ¿Es ése tu plan? —preguntó Zayn, enarcando una ceja.
—En realidad no tengo ningún plan —reconocí.
—Ya, es lo que me imaginaba, puesto que te planteas dar caza tú solita a un asesino en serie.
—Sé apañármelas, Zayn. —Me levanté—. Liam y yo somos más fuertes que tú.
—Es posible —dijo Zayn, con un gesto de indiferencia, aunque noté que estaba dolido. Era evidente que, en lo referente al físico, Liam era ahora mucho más fuerte que Zayn, pero oírlo no debía de resultarle agradable—. Pero no me verás haciendo cabriolas estúpidas como tú.
—Las harías si Charlotte te hubiera gustado lo más mínimo —contraataqué, pero Zayn se limitó a poner los ojos en blanco.
—Sabes perfectamente que lo que acabas de decir no es verdad. Me puse de su lado y la ayudé siempre que me fue posible —dijo Zayn—. No tengo ganas de que te maten ni de que hagas algo de lo que luego puedas arrepentirte.
Se oyó un portazo en la cocina y Matilda se puso a ladrar, saludando a quienquiera que acabase de entrar. Zayn se calló, aunque estaba segura de que estaba conteniéndose.
— ¿Qué pasa aquí? —preguntó Liam, percatándose de la tensión en el ambiente.
— ¿Qué pasa aquí? —repitió Niall. Avanzó hacia Liam sin despegar los ojos de Zayn. Zayn se agitó con inquietud bajo la pétrea mirada de Niall.
—Tu hermana piensa que puede apañárselas sola con el asesino de Charlotte —dijo Zayn, y tanto Liam como Niall se volvieron al instante hacia mí.
— ¡Me prometiste que no lo harías! —chilló Liam.
—Sí, pero... —Suspiré y me crucé de brazos.
— ¡_____, no puedo creerlo! ¡Me has mentido! —Liam parecía dolido de verdad. Refunfuñé y me dejé caer de nuevo en el sofá. Las ganas de pelea me habían abandonado por completo.
—No es tan peligroso. No sé por qué siguen comportándose así. No soy humana, por si no lo sabían —dije, y Liam miró a Bobby.
— ¡Yo no tengo nada que ver con todo esto! —anunció Bobby rápidamente, y comprendí que lo hiciera. De haber podido mentir sobre mi implicación en el asunto, yo también lo habría hecho.
—Me mentiste porque sabías que estaba mal —dijo Liam, volviéndose hacia mí—. ¡Lo sabías!
— ¡Sabía que te enfadarías, pero no tienes motivos para enfadarte! ¡Puedo apañármelas sola! —dije, mirándolo fijamente.
—No eres más que una chiquilla, _____ —dijo Niall.
—Me da igual. No quiero seguir hablando del tema. —Me levanté, dispuesta a salir de allí.
— ¡_____! —Zayn salió corriendo al patio, persiguiéndome. El impacto del gélido viento nocturno casi me cortó la respiración—. ¡_____! —Viendo que no me detenía, Zayn me agarró por el brazo para obligarme a mirarlo—. ¿Qué te pasa?
—Sabes muy bien lo que me pasa.
—No, no lo sé. —Arrugó la frente, confuso y dolido—. Últimamente estás muy distante, y sé que estás pasándolo mal por lo de Charlotte, pero... me da la sensación de que se trata de otra cosa. Y ahora resulta que sales a escondidas y me ocultas lo que haces.
— ¡Yo no te oculto nada! —le grité.
— ¿Y cómo denominarías entonces esa investigación secreta de asesinato que estás llevando a cabo?
—No lo entiendes —dije, negando con la cabeza—. Sabía que no lo entenderías.
— ¿Qué es lo que no entiendo?
— ¡Que necesito hacer algo por mí sola! —Intenté separarme de él, pero Zayn no tenía la más mínima intención de soltarme.
—Pero eso que estás haciendo no es algo para hacer sola. No es precisamente algo así como un « tiempo para ti misma » o un «hobby». Es peligroso, _____, y estúpido, además.
—Suéltala —dijo Niall, con una voz sorprendentemente firme. Estaba en el umbral de las puertas de acceso al jardín, observando nuestra discusión.
—No le pasa nada —dijo Zayn, pero me soltó por fin. Yo, sin embargo, no me moví de su lado. Deseaba marcharme de allí, mortificarlo, pero no quería que Niall pensara que Zayn estaba haciéndome daño.
—Creo que deberías dejarle un poco más de espacio. —Niall salió al jardín; sus pies descalzos dejaban huellas en la nieve.
— ¿Qué estás haciendo aquí? —le preguntó Zayn, harto ya de él.
—Tranquilízate, Zayn —dije—. No lo dice con mala intención.
Zayn me miró, evaluándome sin que yo supiera por qué. Suspiró y movió la cabeza de un lado a otro.
—De acuerdo. Entraré. Disfruta de todo el espacio que te venga en gana. —Zayn entró en la casa sin siquiera mirarme.
— ¿Estás bien? —me preguntó Niall, aproximándose a mí.
—Sí, estoy bien. —Me obligué a sonreírle—. No me estaba haciendo ningún daño.
—No es necesario que le excuses. —Hundió las manos en sus bolsillos y me miró fijamente.
—No estoy haciéndolo. Zayn... Estamos atravesando una fase... —Moví la cabeza—. Yo estoy atravesando una fase de algo, lo que significa que también él está en esa situación. Simplemente me gustaría saber de qué se trata.
—Tal vez deberías hablar con él sobre el tema. O con Liam —sugirió Niall.
—No puedo hablar con Liam. —Me crucé de brazos y fijé la mirada en el lago negro del jardín.
—Es tu hermano y te quiere, mucho.
—Lo sé. Pero esto es... complicado —dije con un suspiro—. La eternidad es mucho tiempo, ¿sabes? ¿Qué podemos hacer con la eternidad?
—Lo mismo que haríamos si no la tuviéramos. —Sonrió débilmente—. Vivir.
—Eso me parece un poco simplista.
—Al menos tienes a Liam. Sabes que cuentas con alguien que siempre te querrá y siempre te respaldará. Y eso es importante.
Miré en dirección a la casa. Vi a Liam y a Bobby hablando bajo la cálida luz del comedor. El viento ahogaba sus voces y apenas podía oír a Bobby, que estaba negando saber nada sobre el tema. Liam tenía la preocupación grabada en su rostro, imaginándose los graves problemas en que podíamos habernos metido tanto Bobby como yo.
—Sí, supongo que tienes razón —dije.
— ¿Te arrepientes de haberte convertido en vampira? —me preguntó Niall, alejándome de mis cavilaciones.
—No lo sé. —No había querido pensar en ello—. Amo a Zayn. Amo muchas cosas de mi vida. Pero... —Hice un gesto negativo—. De todos modos, ahora ya no puedo cambiarlo.
—Es una opción que no habría elegido para ti de haber podido hacerlo {OMG, ¿ALGUIÉN MÁS MURIO CON ESTO?} —dijo Niall.
— ¿A qué te refieres? —Ladeé la cabeza.
—A que es una opción que no habría elegido para nadie. —Niall se corrigió rápidamente y apartó la vista.
— ¿Por qué has venido? —le pregunté, recordando que Niall no le había respondido a Zayn cuando le había preguntado al respecto.
—Estaba con Liam, ayudándolo en sus deberes de francés. —Dio un paso atrás, como si quisiera poner distancia entre nosotros—. A él le cuesta ese idioma y yo lo domino.
— ¿Eres francés? —le pregunté.
—Canadiense —respondió—. Viví en Quebec durante un tiempo. —Dio un nuevo paso hacia atrás—. Pero veo que están todos muy liados. Me marcho.
— ¿Ya? —pregunté, algo confusa.
—Dile a Liam que ya nos veremos.
Y con esto, Niall dio media vuelta y desapareció en la oscuridad. Miré de nuevo hacia la casa. Por lo visto, Bobby había convencido a Liam de que no pasaba nada y estaban abrazándose y besándose. No tenía ni idea de dónde estaba Zayn, pero de lo que estaba segura era de que nuestro reencuentro no sería tan dulce.
Capítulo 12!{1/3}
Cada día, al despertarme, descubría que mi montaña de libros para estudiar había crecido. Cuando veía los pocos libros que Liam traía a casa y los comparaba con mi carga de trabajo, me arrepentía de haber dejado que Louis se ocupara de mi formación y de no haberme decantado por asistir a una escuela de verdad.
Había terminado Matar a un ruiseñor y mis capítulos del libro de historia, pero había pasado del de anatomía. Resulta que, al final, no me interesaba tanto lo de ser médico.
Pero incluso con todo eso, conseguí encontrar tiempo para reunirme a solas con Bobby. Ambos éramos de la opinión de que aquel vampiro que marcaba a las chicas debía de tener algo que ver con el caso. Deseaba continuar con mis indagaciones, pero era imposible hacerlo con Liam presente. Había dejado clarísimo que no quería vernos involucrados en el tema.
Como había terminado Matar a un ruiseñor, al despertarme descubrí que el montón de libros que Louis me había dejado sobre el sofá había crecido en altura con un ejemplar de "En el camino", de Zayn Kerouac, "Adiós a las armas", de Ernest Hemingway, y un libro de derecho. "En el camino" no era tan horroroso como me imaginaba y me tumbé en el sofá dispuesta a empezar a leerlo.
— ¿Qué te parece el libro? —me preguntó Louis cuando entró en el salón para ponerse al corriente de mis avances.
—Está bien. —Me encogí de hombros y me incorporé un poco, abandonando el libro para poder charlar con él—. ¿En qué te basas para elegir los libros que quieres que lea?
—Los elijo al azar de entre los libros del siglo pasado más aplaudidos por la crítica. —Cogió el sobado ejemplar de Adiós a las armas y lo hojeó distraídamente—. Éste es uno de mis favoritos. Confiaba en que hubieses decidido leerlo el primero.
—En el instituto me hicieron leer "El viejo y el mar" y casi me muero de aburrimiento. Dejaré a Hemingway para más adelante, si te parece bien.
—De acuerdo, pero de todos modos tendrás que leerlo. —Dejó de nuevo el libro sobre el sofá y cruzó la estancia para sentarse en un sillón.
— ¿Y el libro de derecho? ¿Ése cómo lo has escogido? —pregunté, señalando el nuevo libro de texto.
—He visto que la anatomía no te interesaba. Y he pensado que tal vez el derecho encajaría mejor contigo.
— ¿Cuál es tu plan? ¿Ir probando hasta que encuentres algo que me interese?
—Mi plan es darte una formación —dijo con una sonrisa—. Descubrir lo que te interesa y lo que te apasiona sólo depende de ti.
—El derecho me interesa. —Me incliné hacia delante y apoyé los codos sobre las rodillas.
— ¿Cómo es eso? —preguntó Louis, sin comprender muy bien por qué aquella materia podría interesarme.
—El caso es que... —Me moví inquieta, intentando pensar cómo quería expresarlo—. Por las discotecas corren rumores de que hay un vampiro que se dedica a ir marcando a chicas, a chicas humanas.
— ¿Y has oído eso en boca de una fuente fidedigna?
—Sabes que suelo ir por casa de Olivia, y que por allí se oyen cosas —dije—. ¿Qué importancia tiene dónde lo haya oído?
—Tiene importancia porque sé que estás intentando desarrollar algún tipo de teoría, y estaría bien saber si esa teoría se basa en una realidad. —Louis se recostó en su asiento y se quedó mirándome, imperturbable.
—Sí, se basa en una realidad. O al menos eso me parece a mí. —Bajé la vista, pues no quería reconocer delante de Louis que no estaba del todo segura de si podía fiarme de Violet. Tal vez estuviera liando la cosa sólo para divertirse. Moví la cabeza de un lado a otro y tomé la decisión de seguir adelante con la única pista de la que disponía—. Mira, para poder continuar hablando del tema, demos por sentado que lo que estoy diciendo es verdad.
—No —dijo, moviendo negativamente la cabeza.
— ¡Louis! —refunfuñé—. Escúchame un momento, ¿vale?
—Me imagino que todo esto gira en torno a Charlotte, y ya te he dicho que no puedo ayudarte al respecto —dijo Louis con la mirada llena de tristeza—. Nada podrá ayudarte.
—Hay un vampiro que anda por ahí marcando a chicas, ¿de acuerdo? —proseguí, ignorando su negativa—. Y no sé por qué, pero esto me huele mal.
—Es lo que cabría esperar.
—No, no sólo porque esté mal, sino porque... —Moví la cabeza—. Es simplemente una corazonada. Pienso que está conectado, pero tal vez me equivoque. Antes de lanzarme a la caza de un vampiro que se dedica a marcar a la gente, me gustaría estar segura.
— ¿Y qué piensas hacer para estarlo? —preguntó Louis.
—Si se trata del mismo tipo, lo más probable es que marcara también a las chicas que asesinó. —Respiró hondo—. Es probable que marcara a Charlotte.
—Eso es como un salto al vacío. —Frunció los labios y bajó la vista—. Hay muchos vampiros desagradables. Cometen maldades contra los humanos por el simple hecho de que está en sus manos hacerlo. Pero que un vampiro se dedique a marcar a humanos no significa que sea un asesino en serie. Y aunque lo fuera, no significa necesariamente que marcara a Charlotte.
—Tienes razón. Sé que tienes razón —dije, aunque no me gustaba en absoluto reconocerlo—. Pero hay algo en todo esto que me huele a vampiro. Fui a examinar los lugares donde habían aparecido los cadáveres...
— ¿Que qué? —dijo Zayn, asustándome de tal manera que casi salto del sofá.
Estaba tan concentrada en mis argumentos para convencer a Louis que no me había dado cuenta de que Zayn había llegado sigilosamente. Estaba de pie en el extremo opuesto del salón, con los ojos mieles abiertos de par en par y una mirada de desaprobación. Tragué saliva y le sonreí con timidez.
—No sabía que estabas ahí —dije.
— ¿Que fuiste a esos lugares? ¿Y por qué? —preguntó Zayn.
— ¿Qué quieres decir con eso de « por qué »? —dije, mirándolo—. Quería averiguar qué le había pasado a Charlotte.
— ¿Y qué averiguaste? —preguntó Zayn.
—Nada. Aún no he conseguido averiguar nada. —Bajé la vista un instante y la levanté de nuevo para mirar a Louis con ojos suplicantes—. Pero tú puedes ayudarme. Sé que conoces a alguien en la policía. Podrías preguntarles. Sé que ocultan cierta información. Si tiene marcas de algún tipo, cualquier cosa...
— ¿Piensas dar caza al asesino? ¿Es ése tu plan? —preguntó Zayn, enarcando una ceja.
—En realidad no tengo ningún plan —reconocí.
—Ya, es lo que me imaginaba, puesto que te planteas dar caza tú solita a un asesino en serie.
—Sé apañármelas, Zayn. —Me levanté—. Liam y yo somos más fuertes que tú.
—Es posible —dijo Zayn, con un gesto de indiferencia, aunque noté que estaba dolido. Era evidente que, en lo referente al físico, Liam era ahora mucho más fuerte que Zayn, pero oírlo no debía de resultarle agradable—. Pero no me verás haciendo cabriolas estúpidas como tú.
—Las harías si Charlotte te hubiera gustado lo más mínimo —contraataqué, pero Zayn se limitó a poner los ojos en blanco.
—Sabes perfectamente que lo que acabas de decir no es verdad. Me puse de su lado y la ayudé siempre que me fue posible —dijo Zayn—. No tengo ganas de que te maten ni de que hagas algo de lo que luego puedas arrepentirte.
Se oyó un portazo en la cocina y Matilda se puso a ladrar, saludando a quienquiera que acabase de entrar. Zayn se calló, aunque estaba segura de que estaba conteniéndose.
— ¿Qué pasa aquí? —preguntó Liam, percatándose de la tensión en el ambiente.
— ¿Qué pasa aquí? —repitió Niall. Avanzó hacia Liam sin despegar los ojos de Zayn. Zayn se agitó con inquietud bajo la pétrea mirada de Niall.
—Tu hermana piensa que puede apañárselas sola con el asesino de Charlotte —dijo Zayn, y tanto Liam como Niall se volvieron al instante hacia mí.
— ¡Me prometiste que no lo harías! —chilló Liam.
—Sí, pero... —Suspiré y me crucé de brazos.
— ¡_____, no puedo creerlo! ¡Me has mentido! —Liam parecía dolido de verdad. Refunfuñé y me dejé caer de nuevo en el sofá. Las ganas de pelea me habían abandonado por completo.
—No es tan peligroso. No sé por qué siguen comportándose así. No soy humana, por si no lo sabían —dije, y Liam miró a Bobby.
— ¡Yo no tengo nada que ver con todo esto! —anunció Bobby rápidamente, y comprendí que lo hiciera. De haber podido mentir sobre mi implicación en el asunto, yo también lo habría hecho.
—Me mentiste porque sabías que estaba mal —dijo Liam, volviéndose hacia mí—. ¡Lo sabías!
— ¡Sabía que te enfadarías, pero no tienes motivos para enfadarte! ¡Puedo apañármelas sola! —dije, mirándolo fijamente.
—No eres más que una chiquilla, _____ —dijo Niall.
—Me da igual. No quiero seguir hablando del tema. —Me levanté, dispuesta a salir de allí.
— ¡_____! —Zayn salió corriendo al patio, persiguiéndome. El impacto del gélido viento nocturno casi me cortó la respiración—. ¡_____! —Viendo que no me detenía, Zayn me agarró por el brazo para obligarme a mirarlo—. ¿Qué te pasa?
—Sabes muy bien lo que me pasa.
—No, no lo sé. —Arrugó la frente, confuso y dolido—. Últimamente estás muy distante, y sé que estás pasándolo mal por lo de Charlotte, pero... me da la sensación de que se trata de otra cosa. Y ahora resulta que sales a escondidas y me ocultas lo que haces.
— ¡Yo no te oculto nada! —le grité.
— ¿Y cómo denominarías entonces esa investigación secreta de asesinato que estás llevando a cabo?
—No lo entiendes —dije, negando con la cabeza—. Sabía que no lo entenderías.
— ¿Qué es lo que no entiendo?
— ¡Que necesito hacer algo por mí sola! —Intenté separarme de él, pero Zayn no tenía la más mínima intención de soltarme.
—Pero eso que estás haciendo no es algo para hacer sola. No es precisamente algo así como un « tiempo para ti misma » o un «hobby». Es peligroso, _____, y estúpido, además.
—Suéltala —dijo Niall, con una voz sorprendentemente firme. Estaba en el umbral de las puertas de acceso al jardín, observando nuestra discusión.
—No le pasa nada —dijo Zayn, pero me soltó por fin. Yo, sin embargo, no me moví de su lado. Deseaba marcharme de allí, mortificarlo, pero no quería que Niall pensara que Zayn estaba haciéndome daño.
—Creo que deberías dejarle un poco más de espacio. —Niall salió al jardín; sus pies descalzos dejaban huellas en la nieve.
— ¿Qué estás haciendo aquí? —le preguntó Zayn, harto ya de él.
—Tranquilízate, Zayn —dije—. No lo dice con mala intención.
Zayn me miró, evaluándome sin que yo supiera por qué. Suspiró y movió la cabeza de un lado a otro.
—De acuerdo. Entraré. Disfruta de todo el espacio que te venga en gana. —Zayn entró en la casa sin siquiera mirarme.
— ¿Estás bien? —me preguntó Niall, aproximándose a mí.
—Sí, estoy bien. —Me obligué a sonreírle—. No me estaba haciendo ningún daño.
—No es necesario que le excuses. —Hundió las manos en sus bolsillos y me miró fijamente.
—No estoy haciéndolo. Zayn... Estamos atravesando una fase... —Moví la cabeza—. Yo estoy atravesando una fase de algo, lo que significa que también él está en esa situación. Simplemente me gustaría saber de qué se trata.
—Tal vez deberías hablar con él sobre el tema. O con Liam —sugirió Niall.
—No puedo hablar con Liam. —Me crucé de brazos y fijé la mirada en el lago negro del jardín.
—Es tu hermano y te quiere, mucho.
—Lo sé. Pero esto es... complicado —dije con un suspiro—. La eternidad es mucho tiempo, ¿sabes? ¿Qué podemos hacer con la eternidad?
—Lo mismo que haríamos si no la tuviéramos. —Sonrió débilmente—. Vivir.
—Eso me parece un poco simplista.
—Al menos tienes a Liam. Sabes que cuentas con alguien que siempre te querrá y siempre te respaldará. Y eso es importante.
Miré en dirección a la casa. Vi a Liam y a Bobby hablando bajo la cálida luz del comedor. El viento ahogaba sus voces y apenas podía oír a Bobby, que estaba negando saber nada sobre el tema. Liam tenía la preocupación grabada en su rostro, imaginándose los graves problemas en que podíamos habernos metido tanto Bobby como yo.
—Sí, supongo que tienes razón —dije.
— ¿Te arrepientes de haberte convertido en vampira? —me preguntó Niall, alejándome de mis cavilaciones.
—No lo sé. —No había querido pensar en ello—. Amo a Zayn. Amo muchas cosas de mi vida. Pero... —Hice un gesto negativo—. De todos modos, ahora ya no puedo cambiarlo.
—Es una opción que no habría elegido para ti de haber podido hacerlo {OMG, ¿ALGUIÉN MÁS MURIO CON ESTO?} —dijo Niall.
— ¿A qué te refieres? —Ladeé la cabeza.
—A que es una opción que no habría elegido para nadie. —Niall se corrigió rápidamente y apartó la vista.
— ¿Por qué has venido? —le pregunté, recordando que Niall no le había respondido a Zayn cuando le había preguntado al respecto.
—Estaba con Liam, ayudándolo en sus deberes de francés. —Dio un paso atrás, como si quisiera poner distancia entre nosotros—. A él le cuesta ese idioma y yo lo domino.
— ¿Eres francés? —le pregunté.
—Canadiense —respondió—. Viví en Quebec durante un tiempo. —Dio un nuevo paso hacia atrás—. Pero veo que están todos muy liados. Me marcho.
— ¿Ya? —pregunté, algo confusa.
—Dile a Liam que ya nos veremos.
Y con esto, Niall dio media vuelta y desapareció en la oscuridad. Miré de nuevo hacia la casa. Por lo visto, Bobby había convencido a Liam de que no pasaba nada y estaban abrazándose y besándose. No tenía ni idea de dónde estaba Zayn, pero de lo que estaba segura era de que nuestro reencuentro no sería tan dulce.
Harriet
Re: Lazos de sangre 4 [One Direction y Tú] TERMINADA
Capítulo 13!{2/3}
— ¿Y qué dijo Zayn? —preguntó Bobby, y pisé el acelerador del Audi con más fuerza para seguir serpenteando entre el tráfico.
Bobby no estaba en absoluto nervioso, del mismo modo que yo, mientras aún era humana, no me ponía nerviosa cuando Zayn me llevaba en coche. El novio de mi hermano vivía bajo la misma falacia que había vivido yo: que el hecho de ser inmortales nos convertía en infalibles. Lo que no significaba que lo fuéramos.
—No me apetece hablar sobre ese asunto —dije, desairando a Bobby.
No tenía ganas de repetir la larguísima conversación que había mantenido con Zayn después de la pelea de la noche anterior. Habíamos hablado sobre muchísimos temas, sobre Charlotte, sobre Harry, incluso sobre el hecho de haberme convertido en vampira, y había resultado agotador. Lo peor de todo era que al final, después de tanto hablar, no estaba segura de sentirme mucho mejor respecto a nada.
— ¿Tan bien fue? —dijo Bobby con ironía.
—Eso es.
—De modo que no le dijiste lo que pensábamos hacer hoy, ¿no es eso?
—Efectivamente. Ya tenemos bastantes problemas como para que encima se entere de que sigo decidida a descubrir quién mató a Charlotte —dije.
— ¿Y por qué está tan preocupado?
—No tengo ni idea. —Hice un gesto de indiferencia—. No me tengo precisamente por una persona frágil.
—De todas maneras, ¿cómo matarías un vampiro? —Bobby se quedó mirándome después de pronunciar aquella pregunta.
—Veamos, en realidad no es que seamos lo que se dice inmortales —le expliqué, recordando lo que me había comentado Louis—. Lo que nos convierte en vampiros es básicamente un virus que detiene la descomposición y fomenta la curación. Nuestros huesos son superiores a los de los humanos, pero eso no quiere decir que no puedan fracturarse. Al fin y al cabo, nuestro origen sigue siendo un cuerpo humano, y no podemos operar sin cerebro o sin corazón.
—Y todo eso tan tradicional de clavar la estaca en el corazón... ¿funciona? —preguntó Bobby, con cierto escepticismo.
—Seguro que sí, siempre y cuando consigas que un pedazo de madera nos atraviese las costillas... y dudo que eso sea lo que se dice sencillo —dije—. Eso sí, si consigues, de la manera que sea, pararnos el corazón, o cortarnos la cabeza, morimos.
—Es bueno saberlo —dijo Bobby.
Pisé el freno con fuerza y el coche derrapó hasta detenerse. Observé entonces el lujoso edificio de apartamentos que se alzaba ante nosotros y respiré hondo.
—Bueno, ya hemos llegado.
Un cielo encapotado había dejado el día oscuro y lóbrego, y el sol empezaba a ponerse. Las farolas parpadearon al encenderse justo en el momento en el que salíamos del coche.
Miré el edificio que hacía tantos meses que no frecuentaba y experimenté una extraña sensación de nostalgia.
— ¿Dónde vivía? —preguntó Bobby, situándose a mi lado.
—En el quinto. —Señalé hacia arriba, aunque desde aquel ángulo y a aquella distancia era imposible ver nada.
— ¿Qué plan tenemos? —El viento era gélido y Bobby protegió sus manos hundiéndolas en los bolsillos de sus vaqueros.
—Supongo que lo primero será entrar. —Miré hacia la puerta principal del edificio.
Bobby me siguió hacia allí y el portero nos abrió. No lo reconocí, supongo que debido a que había transcurrido mucho tiempo desde mi última visita a casa de Charlotte. De hecho, había transcurrido mucho tiempo desde la última vez que hiciera algo de verdad con Charlotte.
— ¿A quién tengo el placer de anunciar al señor Kress? —El portero se colocó detrás del mostrador de la entrada para avisar por teléfono al padre de Charlotte. Tenía que recibir su aprobación antes de dejarnos pasar, y yo no estaba del todo segura de si el señor Kress aceptaría la visita.
—Hum... _____ Bonham. Soy amiga de Charlotte —dije.
—Entiendo. —El portero me miró un momento con extrañeza y marcó el número—. Señor Kress, está aquí una tal _____ Bonham. Dice que es... —Hizo una pausa. Por lo visto, el padre de Charlotte lo había interrumpido—. Muy bien, señor. —Colgó el teléfono y sonrió—. Suban. Está esperándola.
—Gracias. —Le ofrecí una débil sonrisa y me dirigí al ascensor.
— ¿Estaba esperándote? —susurró Bobby, apresurándose para seguir mi paso.
—Por lo visto, sí. —Entré en el ascensor y respiré hondo, tratando de ocultar la sensación de náuseas que todo aquello me provocaba. Volver al apartamento de Charlotte. Ver a su padre.
— ¿Y qué querrá decir eso? —preguntó Bobby—. ¿Le caes bien al padre de Charlotte?
—No estoy del todo segura. A decir verdad, ni siquiera sé si su propia hija le caía bien —dije.
—Entonces estoy seguro de que esto irá bien.
En el fondo esperaba que el padre de Charlotte no estuviera en casa. Y ése era en parte el motivo por el que había elegido aquella hora. Normalmente, el señor Kress trabajaba en su despacho hasta las tantas y me había imaginado que aún no habría regresado. Si había decidido ir a aquella hora era por llevar a cabo la escapada antes de que Zayn se despertase y Liam volviera del instituto, pero evitar al señor Kress formaba también parte del plan.
En el funeral no había cruzado ni una palabra ni con él ni con la madrasta de Charlotte. La verdad era que Blythe, la madrastra de mi amiga, me caía muy bien. Por otro lado, nunca me había gustado cenar en casa de Charlotte, ni cuando éramos íntimas. La conversación en la mesa siempre era forzada y cursi. Y el padre de Charlotte resultaba amedrentador.
El ama de llaves abrió la puerta del apartamento antes de que me diera tiempo a llamar. No era la misma persona que recordaba y traté de calcular cuánto tiempo había transcurrido exactamente desde la última vez que había estado en casa de Charlotte.
El apartamento tenía el aspecto majestuoso de siempre. No es que fuera muy grande, pero sí era suntuoso. Todo parecía caro y lujoso, y recordé que de pequeña no me gustaba nada jugar allí porque me daba la impresión de estar en el interior de un museo. Tenía miedo de romper cualquier objeto y que el padre de Charlotte montara en cólera.
El ama de llaves nos invitó a pasar al recibidor y en seguida oí los tacones de Blythe pisando con fuerza el suelo de madera.
Charlotte había « heredado » de su madrasta el amor por la moda. Su verdadera madre había muerto antes incluso de que Charlotte acudiera al parvulario y Blythe se había esforzado por criarla lo mejor que había sabido.
—_____. —Blythe sonrió al verme, una sonrisa que, sin embargo, no iluminaba sus ojos. Se detuvo a cierta distancia de mí y se llevó las manos al vientre, casi como tuviera miedo de seguir avanzando.
—Hola, señora Kress —dije, sin saber muy bien cómo saludarla.
—Tienes un aspecto estupendo. —Retiró un mechón de pelo rubio que le caía en la cara y vi que ni siquiera el maquillaje lograba disimular sus ojos enrojecidos.
—Gracias. —Me ruboricé de vergüenza. Pese a que sabía que Blythe se refería simplemente a los cambios que había experimentado como consecuencia de mi transformación en vampira, no me gustaba tener tan buen aspecto. Tendría que estar hecha una piltrafa, no más guapa que nunca.
—Hacía mucho que no nos veíamos. —Su sonrisa fue cambiando hasta convertirse en una expresión afligida—. Te vi en el..., en el funeral de Charlotte, pero no te quedaste mucho tiempo.
—No, yo... —Vacilé hasta quedarme en silencio. No tenía excusa por haberme marchado con tanta premura, de modo que dejé la frase sin terminar.
—Seguro que tenías otras cosas que hacer —dijo Blythe, y bajé la vista.
— ¡¿Qué pasa aquí?! —vociferó el señor Kress desde otra habitación, con voz rabiosa.
—Nathaniel, ¿por qué no sales para saludar a _____? —Blythe me dio la espalda para responderle y empezó a juguetear con uno de sus pendientes de oro.
—No pretendo molestar —expliqué en seguida, levantando la mano—. Si están ocupados, no quiero importunarlos con mi presencia. Tan sólo me gustaría ver la habitación de Charlotte una vez más.
— ¿La habitación de Charlotte? —El señor Kress apareció por el pasillo y se acercó a su esposa. Se había aflojado la corbata en torno a su generoso cuello y llevaba una copa de whisky en la mano, igual que la última vez que lo había visto en su casa—. ¿Y para qué?
—Me gustaría echar un vistazo. —Tragué saliva—. Estaba preguntándome si tal vez podría quedarme con alguna de las fotografías que tenía Charlotte de las dos.
—Coge lo que quieras —dijo el señor Kress, señalando con la mano en la que sujetaba la copa. El movimiento agitó la bebida—. Ahora ya no me sirve de nada.
—Nathaniel —dijo Blythe, reprendiéndolo sin alzar la voz. Tiró con más fuerza del pendiente.
—Es verdad. —Hizo caso omiso a su esposa y volcó su atención en Bobby, mirándolo fríamente con sus ojos gris acero—. ¿Y éste quién es?
—Soy Bobby. Era amigo de Charlotte. —Bobby le tendió la mano al señor Kress para estrechársela, pero el señor Kress se limitó a mirarlo inexpresivamente y al final Bobby retiró la mano.
—No conocía a la mayor parte de los amigos de Charlotte —dijo el señor Kress, más para sí mismo que para nosotros—. Tampoco conocía mucho sobre su vida. Pero lo que sí sabía era dónde iba a acabar si no se andaba con cuidado, y Charlotte nunca fue con cuidado.
—Nathaniel. Por favor. —Blythe posó la mano en su brazo, pero él se la quitó de encima y ella se volvió hacia mí, con la sonrisa triste de antes—. Adelante, ve a su habitación, _____. Puedes coger todo aquello que tenga un significado para ti. Estoy segura de que Charlotte se sentirá feliz de saber que lo tienes.
— ¡Charlotte no se sentirá de ninguna manera, Blythe! —espetó el señor Kress, y tanto Bobby como yo nos encogimos de miedo—. ¡Está muerta! ¡Ya no siente nada!
—Ya sabes dónde está su habitación —me dijo Blythe. Bajó la vista y se hizo a un lado en el pasillo para cedernos el paso.
—Gracias —murmuré, pasando por su lado, lo más pegada posible a la pared.
Al oír los gritos del padre de Charlotte, me entraron ganas de echar a correr hasta su habitación y esconderme bajo la cama, como hacíamos cuando éramos niñas. Nos metíamos bajo su cama de princesa con un par de linternas y nos contábamos historias sobre lo que haríamos cuando fuéramos mayores y vinieran a rescatarnos príncipes y caballeros de brillante armadura.
Pero Charlotte ya nunca sería mayor... nadie había acudido en su rescate. {shoró :c}
Entramos en la habitación y cerré la puerta para amortiguar los gritos de su padre. Blythe apenas hablaba, sólo articulaba débiles palabras de consuelo, pero apaciguarlo era imposible.
Por una vez, sin embargo, no lo culpaba por ello. Acababa de perder a su única hija.
—No es lo que me esperaba de la habitación de Charlotte —dijo Bobby, contemplando las paredes pintadas en color rosa claro.
La cama que ocupaba el centro del dormitorio era su cama de princesa con dosel de toda la vida, sus columnas envueltas en guirnaldas de luces. Adosado a una pared había un tocador blanco, lleno de artículos de maquillaje. Sobre el escritorio, en una de las esquinas, había un ordenador portátil y varias fotografías enmarcadas, pero el resto de la decoración era la típica de una niña pequeña.
—Su madre decoró la habitación justo antes de morir y Charlotte nunca quiso cambiarla —dije, indicándole a Bobby la maltrecha lámpara que representaba una princesa que adornaba la mesita de noche. El boa de color rosa que solía ponerse a modo de flequillo cuando nos disfrazábamos estaba prácticamente destrozado.
—Ya lo veo. —Bobby se acercó a la mesita de noche y cogió una fotografía—. ¿No es ésta Charlotte con Justin Timberlake?
—Sí, lo conoció después de un concierto hará cosa de un par de años. —Me acerqué al escritorio y acaricié una fotografía en la que aparecíamos las dos en el baile de primer año de bachillerato. Yo llevaba un peinado ridículo que me había hecho Charlotte.
—Qué pasada. —Bobby dejó la fotografía en su sitio y me miró—. Y bien..., ¿qué hacemos aquí?
—No lo sé. —Aparté la vista de las fotografías para examinar la habitación—. Se me ocurrió que tal vez aquí encontráramos alguna cosa.
—Pero ¿vivía Charlotte aquí antes de morir? —preguntó Bobby—. ¿Cuando abandonó la rehabilitación?
—Creo que sí. —Me mordí el interior de la mejilla, intentando recordar lo que había leído en internet. Podía ir a preguntárselo a sus padres, pero por los gritos del señor Kress, no parecía el mejor momento.
— ¿Y por qué dejó la rehabilitación? Ésa también sería una buena pregunta. ¿Verdad que la abandonó antes de tiempo? —dijo Bobby.
—Sí, así es —dije, asintiendo—. Pero no sé el motivo. La última vez que hablé con ella, me dijo que estaba trabajando en el tema y que iba muy bien. Tal vez recayó, o algo por el estilo.
— ¿Cómo es posible recaer en algo como el mordisco de los vampiros? No es una cosa con la que se pueda traficar, por ejemplo.
—No tengo ni idea. Lo dejó mientras estábamos en Australia. No tendría que haberme ido. —Moví la cabeza de un lado a otro y me dirigí al vestidor. No era tan grande como el mío, pero contenía el doble de ropa. Abrí las puertas y casi me caen encima un montón de zapatos y faldas.
— ¿Crees que si tú hubieras estado aquí ella no la habría dejado? —dijo Bobby. Lo miré de reojo y vi que había abierto el cajón de la mesita de noche y fisgoneaba en su interior.
—No lo sé. —Examiné con atención su ropa, pero había tantas prendas que era difícil revisarlas en su totalidad. Con un suspiro, me volví hacia Bobby—. Lo único que sé es que desconozco lo que le sucedió a Charlotte.
—Buenas noticias. —Bobby sacó un teléfono móvil del cajón del tocador—. Creo que tenemos su teléfono.
—Estupendo. —Corrí a cogérselo. Pulsé todas las teclas, lo toqueteé por todos lados, pero no pasó nada. La pantalla seguía negra—. ¿Qué le pasa? No se enciende.
—Piensa que lleva dentro de este cajón dos semanas como mínimo y es probable que se haya quedado sin batería —observó Bobby.
Eché un nuevo vistazo a la habitación y vi el cargador sobre el escritorio. Enchufé el teléfono y me senté en la silla. Cuando el cacharro se puso por fin en funcionamiento, tuve la sensación de que el corazón iba a saltarme del pecho. Bobby se situó a mis espaldas y miró por encima de mi hombro.
Tenía algunas llamadas perdidas, la mayoría de gente con la que solía salir de fiesta, pero había tres de un número desconocido. En el buzón de voz no tenía mensajes, de modo que pasé a los mensajes de texto. Había recibido un par de ellos antes del 16 de enero, todos de gente a la que yo también conocía, pero ella no había enviado ninguno.
— ¿Por qué no respondería a los mensajes de texto? —preguntó Bobby, mirando el teléfono por encima de mi hombro.
—Hasta el dieciséis estuvo en la clínica de rehabilitación. Allí no tenía el teléfono —dije—. Supongo que respondió al salir.
Los mensajes de texto de la gente conocida giraban todos en torno a salir de marcha y Charlotte no había respondido a ninguno de ellos. Los únicos mensajes que había respondido eran los de una persona desconocida, unos mensajes que me helaron la sangre.
« ¿Has salido ya? », había escrito el número desconocido.
« ¿Quién eres? », había escrito ella como respuesta.
« Ya sabes quién soy. Quiero que nos veamos. »
« ¿Dónde? », respondió Charlotte.
« Delante de la gasolinera de la calle Ocho. »
« En seguida voy », escribió Charlotte.
« Estaré esperándote. »
Y eso era todo. En el teléfono no había guardados más mensajes.
— ¿No hay nada más? —preguntó Bobby.
—Nada más. —Me levanté y Bobby me tendió la mano para que le pasara el teléfono. Se lo di—. Esa gasolinera está a pocas manzanas de aquí. Charlotte debía de estar en casa cuando recibió el mensaje.
— ¿Crees, entonces, que sabía quién era? —Bobby continuó buscando en el teléfono mensajes ocultos o alguna pista que se nos hubiera pasado por alto.
—Sí. —Me aproximé a la ventana de la habitación de Charlotte, comprendiendo que había salido de casa voluntariamente para reunirse con su asesino y que lo más seguro era que hubiera muerto a escasas manzanas de allí—. Llámalo.
— ¿Qué?
—Que llames a ese número —dije, voviéndome hacia Bobby—. Llama a ver quién responde.
— ¿Y si no me entero de quién responde? —dijo Bobby.
—Entonces pregunta quién es. Tú limítate a llamar a ese número y pon voz de tipo duro.
—Vale, vale. —Respiró hondo y pulsó la tecla de llamada. Permanecí observándolo y a la espera, conteniendo a mi vez la respiración. La expresión de Bobby cambió y negó con la cabeza—. « Lo sentimos. El número al que llama está fuera de servicio. »
—Mierda —dije entre dientes, y me volví de nuevo hacia la ventana—. Charlotte sabía quién era. Se fue con su asesino, quienquiera que fuese. ¡ Y la mataron en esta misma calle ! Y no tengo ni idea de...
Entonces vi algo en la esquina, justo debajo de la ventana de su dormitorio. Algo que se movía entre las sombras, y me di cuenta de que la farola estaba apagada. El resto de las farolas funcionaban a la perfección, pero la que había justo debajo de la habitación de Charlotte estaba apagada. Un detalle que no quería decir nada, en realidad. Los vampiros siempre procuran que la farola que hay enfrente de V permanezca apagada, pero una farola que no funcione no significa nada, de hecho.
Sin embargo, tuve un presentimiento. No podía explicar exactamente de qué se trataba, pero sentía algo en mis venas.
Una especie de hormigueo, aunque doloroso también. Lo sentí en cuanto capté aquel movimiento en la calle.
— ¿Qué pasa? —preguntó Bobby.
—Ahí abajo hay alguien.
— ¿Dónde? —Se situó junto a mí para mirar por la ventana, y volví a verlo. Se había movido hacia un lado, por lo que quedaba prácticamente fuera de mi ángulo de visión, pero sabía que estaba allí.
—Nos vemos abajo —le dije a Bobby mientras abría la ventana del dormitorio. Subí a continuación la mosquitera para poder salir rápidamente.
— ¿Qué? ¿Qué vas a hacer?
—Bajar por la vía normal me llevaría demasiado tiempo. Tú reúnete conmigo abajo. —Me encaramé a la ventana y me coloqué en cuclillas sobre el alféizar.
— ¿Y qué les digo a sus padres cuando no te vean conmigo?
—No lo sé. Piensa cualquier excusa —dije, y salté desde la ventana.
Lo mejor habría sido aterrizar en el suelo, pero salté en dirección a la farola. Buscaba el factor sorpresa, aunque fuera mínimo. Miré abajo, agarrada con fuerza al poste. La figura estaba mirándome.
Y en cuanto nuestras miradas se encontraron, reconocí quién era y él me reconoció también a mí. Jonathan echó a correr y ejercí presión sobre el poste de la farola con los pies para coger impulso. Aterricé justo detrás de él. Pese a la tremenda sensación de dolor que reverberó en mis piernas, eché a correr en cuanto rocé el suelo.
Lo perseguí tan sólo durante un segundo, porque en seguida me abalancé sobre él. Lo agarré por la espalda y lo empujé contra la pared, golpeándole el cráneo. Él intentó empujarme para de este modo librarse de mí, pero yo era más fuerte. La última vez que nos habíamos enfrentado apenas había tenido oportunidad de plantarle cara, pero ahora tenía más fuerza y sabía, además, cómo hacer uso de ella.
— ¿Qué demonios estabas haciendo aquí? —gruñí. Lo retuve contra la pared presionándole el pecho con el brazo. Por mucho que Jonathan siguiera oponiendo resistencia, sabía que no podía vencerme.
—Yo podría preguntarte lo mismo. —Me miró furioso, con sus ojos fríos y carentes de emoción, como siempre.
— ¡Charlotte era mi mejor amiga! ¡Y tú la mataste! —grité, y le arreé un puntapié en la entrepierna. Hizo una mueca de dolor, que duró únicamente un segundo.
— ¡Yo no la maté! ¡Ella me pertenecía y quiero averiguar quién la mató! —gritó a su vez Jonathan. Su aliento olía a carne podrida. Había comido hacía poco y aquel olor era repugnante.
La persona a la que hubiera mordido me resultaba asquerosa y noté que me ardía la sangre en las venas.
— ¡Mentiroso! —Le di un rodillazo, más fuerte esta vez, y su rostro se contorsionó por el dolor durante un instante.
— ¡No te estoy mintiendo! ¿Por qué querría yo matar a Charlotte? Estaba deliciosa. —Jonathan me sonrió y tuve que contenerme para no partirle el cuello.
—La odiabas. La utilizabas, la tratabas como un pedazo de carne. ¿Qué haces merodeando cerca de su casa si no eres tú su asesino?
—Lo mismo que tú —dijo—. Alguien me la robó, y quiero averiguar quién es. A mí nadie me roba nada. Lo sabes muy bien.
Lo miré de arriba abajo, intentando discernir si decía o no la verdad. Era el típico desgraciado capaz de matar a Charlotte y regresar después a la escena del crimen para regocijarse con el recuerdo del asesinato. Pero aunque eso le entusiasmara, ¿qué obtenía plantándose justo debajo de su ventana?
A menos que estuviera diciendo la verdad. No le gustaba que le robasen, eso ya lo sabía. Si lo que buscaba era venganza, necesitaba averiguar la identidad del asesino e, igual que yo, había acabado allí porque ya no le quedaba otro sitio donde buscar.
—Más te vale que no estés mintiéndome —le alerté, ejerciendo más presión con el brazo sobre su pecho—. Como lo hagas, te arrancaré el corazón con las manos. —Me escudriñó con sus ojos oscuros y comprendió que hablaba en serio. Su respuesta fue un gesto de afirmación con la cabeza.
—No te miento.
—Cuéntame lo que sepas —le dije.
—No es necesario que me mantengas inmovilizado. No pienso salir huyendo, y en caso de hacerlo me atraparías en seguida —dijo, con una sonrisa bobalicona.
Bajé el brazo a regañadientes y me aparté un poco. Independientemente de que fuese o no el asesino de Charlotte, aquel tipo seguía gustándome muy poco. Jonathan se alisó la ropa y me miró ladeando la cabeza.
— ¿Cómo te lo has montado para volverte tan fuerte? —me preguntó.
—Con entrenamiento. —Me crucé de brazos.
—Pero no deberías ser más fuerte que yo, todavía no. No eres más que un bebé. —Entrecerró los ojos para examinarme con detalle, un gesto que no me gustó en absoluto—. Veo en ti... algo distinto.
—Lo que tú digas, pero no estamos aquí para hablar de mí —repliqué—. ¿Qué sabes sobre Charlotte?
—Poca cosa —dijo, con un gesto negativo—. Nada, en realidad. Fue asesinada, y cuando descubra quién lo hizo, lo mataré.
— ¿Crees que fue un vampiro? —le pregunté.
—Lo dudo. Nos amoldamos a las reglas de los humanos.
—Su voz se tornó envenenada cuando pronunció la palabra « humanos »—. No nos gusta llamar la atención más de lo necesario. —Señaló la farola—. Y, por cierto, ¿no te preocupa que tu exhibición se haya hecho notar?
—Está oscuro y hace frío. No hay nadie en la calle. —
Miré a mi alrededor después de que Jonathan hiciera esa observación, al comprender que tenía razón. Había tenido suerte de que nadie me viera saltar desde la ventana de un quinto y aterrizar sin hacerme ni un rasguño.
—Sí, Dios nos libre de que un humano se percate de lo que somos —dijo Jonathan con ironía—. No nos quedaría otro remedio que dar explicaciones a su autoridad « superior ».
—Vale, lo que tú digas. —Me pasé la mano por el pelo e hice caso omiso a su reproche—. Frecuento mucho nuestras discotecas y voy a vigilarte. Si averiguas algo sobre Charlotte, más te vale contármelo.
—Por supuesto —dijo con una sonrisa. Y tampoco lo creí esta vez.
Oí entonces el jadeo de Bobby a mis espaldas, su corazón latiendo acelerado, pero no me volví hasta que Jonathan se hubo marchado. No quería quitarle los ojos de encima.
— ¿Quién era? —preguntó Bobby, tratando de recuperar el aliento.
—Jonathan. ¿Lo recuerdas? « Salía » con Charlotte, e intentó matarte —dije.
—Sí, claro que lo recuerdo. —Bobby se llevó la mano a un costado y movió la cabeza en sentido afirmativo—. Aunque nunca llegué a verlo bien.
—Pues ahora ya lo has visto —dije, y eché a andar hacia el coche.
— ¿Qué hacía aquí? —preguntó Bobby.
—Dice que lo mismo que nosotros, pero no me convence. No sé si creerme lo que me ha contado.
—En ese caso, ¿por qué no lo has matado?
—Porque... —Me detuve y miré a Bobby—. Porque no sé si fue él quien lo hizo. Y por muy cabrón que sea, no pienso matarlo si no estoy segura. No quiero mancharme las manos con sangre inocente, aunque sea de vampiro.
—Lo comprendo —dijo Bobby, y continuamos andando.
— ¿Qué les has dicho a los padres de Charlotte al marcharte? —le pregunté.
—Nada. Estaban tan ocupados gritándose que ni siquiera se han fijado en mí. He corrido hasta la puerta, y no he dejado de correr hasta llegar aquí. Y al principio no sabía dónde te habías metido. —Respiró hondo—. Casi no puedo ni respirar.
—Pues tendríamos que volver corriendo a casa también si no queremos que Zayn y Liam se percaten de nuestra ausencia —dije—. Si se enteran, nos habremos metido en un buen lío.
Ninguno de los dos habló mucho durante el trayecto de vuelta a casa. Creo que Bobby seguía tratando de recuperar el ritmo de su respiración y le dije que tenía que empezar a entrenarse si pretendía seguir saliendo conmigo a ayudarme. No quería que le hiciesen daño o que acabaran matándolo.
Pasé el resto del tiempo perdida en mis pensamientos. Charlotte había visto a su asesino. Pero eso tampoco significaba gran cosa. Había estado relacionándose con vampiros de todo tipo y, pese a que Jonathan era su exprimidor principal, tenía relaciones con otros. Y si había sufrido una recaída y quería someterse de nuevo a sus mordiscos, estaría desesperada por verse con cualquiera de ellos.
O tal vez no tuviera nada que ver con todo aquello. Podía ser incluso que el asesino no fuese un vampiro, tal y como había apuntado Jonathan. Los humanos también asesinaban.
— ¿Has decidido ya si crees a Jonathan? —me preguntó Bobby cuando llegamos al garaje de casa.
—No. Y no sé si podré decidirlo algún día. —Suspiré y apagué el motor—. Tal vez nunca llegue a saber lo que sucedió realmente.
—Averiguaremos quién lo hizo —dijo Bobby para reconfortarme, mirándome muy serio—. Lo conseguiremos.
—Confío en que tengas razón. —Salí del coche y vi que el Jetta ya estaba aparcado en el garaje—. Liam ha vuelto de clase. ¿Dónde le dirás que hemos estado?
— ¿Qué le dirás tú a Zayn? —contraatacó Bobby.
—Menudo día llevamos. Que he ido a buscarte a tu escuela para que no tuvieras que coger el autobús —le dije, entrando ya en casa—. ¿Qué tal suena?
—Ya lo has hecho otras veces, por lo tanto suena bien —dijo, encogiéndose de hombros.
—De acuerdo.
Bobby caminaba delante de mí y abrió la puerta del garaje para acceder a la vivienda. Como Zayn estaba en casa, sabía que no tenía que preocuparse por esquivar el recibimiento de Matilda. Pero, por desgracia, le aguardaba alguien mucho más feroz... No había dado más que dos pasos cuando Daisy se abalanzó sobre él, derribándolo en el suelo antes de que le diera siquiera tiempo a gritar.
Harriet
Re: Lazos de sangre 4 [One Direction y Tú] TERMINADA
Capítulo 14!{3/3}
Me lancé contra Daisy y la agarré del pelo para apartar su cabeza del cuello de Bobby y evitar que le hincara los dientes.
Me trajo sin cuidado que se echara a gritar cuando la levanté por los aires. Antes de ocuparme de ella, sin embargo, quise asegurarme de que Bobby estaba sano y salvo.
—¡Para! ¡_____! ¡Tranquila! —chilló Zayn. Se acercó corriendo para quitarme a Daisy, y la solté. La niña pegó la cara a su hombro, lloriqueando, y él la abrazó.
Me quedé en estado de shock viendo cómo le acariciaba la espalda para consolarla. Liam ayudó a Bobby a incorporarse y vi que no tenía ni un rasguño. Al margen del terrible susto, Daisy no le había hecho nada.
— ¿Va todo bien? —preguntó Eleanor desde otro cuarto.
—Sí, todo va bien —le dijo Harry, y levanté la vista, percatándome entonces de su presencia. Se había mantenido a un lado y observaba a Zayn y a Daisy para asegurarse de que no había problemas—. ¿Cómo está la niña?
—Bien —dijo Zayn, acariciándole el pelo a Daisy. Ladeó la cabeza para intentar verle la cara—. Estás bien, ¿verdad, Daisy? —La niña asintió, sorbiendo por la nariz.
—A ver, ahora en serio. ¿Qué demonios pasa aquí? —pregunté boquiabierta, mirándolos a todos.
— ¿A qué te refieres? —preguntó Zayn, apartando la vista de Daisy para mirarme a mí—. Ha llegado Harry. —Movió el pulgar hacia atrás, en dirección a Harry, que me miró de reojo —. Eleanor y Louis están hablando aquí al lado. No queremos molestarlos.
—¡¿Ha estado a punto de matar a Bobby y la consuelas?! —Señalé a Daisy, que se había acurrucado más contra Zayn al oír mis gritos—. ¡Estabas tan en contra de ella como yo!
—_____, esta niña oye —dijo Zayn, lanzándome una mirada furibunda.
—No estaba atacando a Bobby —explicó Harry, disculpándose casi—. Simplemente estaba excitada y... la has asustado.
— ¿Que yo la he asustado? —espeté.
—El vuelo ha sido muy largo —dijo Harry, acercándose a Zayn—. ¿Por qué no me dejas que la acueste?
Zayn se la pasó a Harry con cuidado. Ni se lanzaron miradas furiosas ni dieron muestras de animosidad. Zayn se limitó a entregarle a la niña y, acunándola, Harry se la llevó arriba.
— ¿Qué demonios es esto, Zayn? —pregunté—. Estoy fuera con Bobby y al llegar es como si hubiésemos entrado en la Dimensión desconocida.
— ¿Y dónde estaban, por cierto? —preguntó Liam. Había pasado un brazo protector en torno a la cintura de Bobby y le había lanzado a Daisy una mirada de advertencia, un comportamiento que me invitaba a sentirme algo mejor.
—_____ ha venido a recogerme a la escuela. —Bobby realizó movimientos rotatorios con el cuello—. Me he lesionado el cuello cuando Daisy me ha tumbado. Creo que subiré también a acostarme.
—Odio a esa niña —refunfuñó Liam, llevándose a Bobby de la mano.
— ¿Qué pasa? —Me crucé de brazos y miré fijamente a Zayn—. ¿Llevan aquí una hora y ya te llevas como uña y carne con Harry y con ese engendro del demonio?
—Pensé que te alegraría que me llevara bien con Harry —murmuró Zayn—. Y la niña no es ningún engendro del demonio. No es más que una chiquilla, _____.
—¡Pues no sabes de lo que es capaz!
—¡Sí que lo sé! ¡Mejor que tú! Llevo más tiempo que tú como vampiro, no sé si lo recuerdas. —Movió la cabeza de un lado a otro y se encaminó a la cocina—. Sé bastantes cosas. Lo que no sé es por qué me tomas siempre por un imbécil.
—No te tomo por un imbécil —dije, corriendo tras él—. Sólo quiero saber qué pasa. ¿Cómo es que de repente te has puesto a favor de los niños vampiro cuando antes estabas en contra?
—No estoy a favor de nada. Eleanor cometió una estupidez. —Zayn se apoyó en la isla de la cocina y bajó la voz para que ni Eleanor ni Louis pudieran oírlo—. Pero Daisy no tiene la culpa de lo que pasa. No es más que una niña incapaz de controlar sus actos. Y no quiero decir con esto que debiéramos dejarle hacer lo que le venga en gana sin impedírselo. Simplemente imagino que tiene que existir una alternativa mejor a tratarla como si fuera un monstruo.
—Yo no la trato como si fuera un monstruo. Pero no me gusta que ataque a mis amigos ni que me ataque a mí —dije—. Te importa más su seguridad que la de Bobby.
—¡No estaba atacando a Bobby! —Puso los ojos en blanco—. Estaba correteando por aquí y jugando con Matilda y conmigo cuando los ha oído llegar y se ha excitado en exceso. Le gusta Bobby, ¿entendido? Me imagino que lo encuentra gracioso, o algo así.
— ¿Dónde está la perra? —le pregunté.
—Está fuera —dijo Zayn, indicando las puertas de acceso al jardín.
— ¿Te ha contado Harry que mata animales? —le pregunté—. Mató un marsupial e intentó beberse su sangre.
—La sangre de animal no se bebe —dijo Zayn, restándole importancia.
—Ya sé que no se bebe, pero aun así, ella lo intentó. —Apoyé los codos en la isla y me incliné hacia él—. Sé que no es mala, pero es muy, pero que muy peligrosa, Zayn.
—Hablas como Louis. —Suspiró y se alejó de mi lado.
—¡Louis sabe muchas cosas! No lo dice porque sea mala persona. —Me enderecé mientras Zayn empezaba a deambular por la cocina—. ¿Cómo es que de repente te has convertido en admirador suyo?
—Estaba jugando a las muñecas, como cualquier niña. —Se encogió de hombros y se rascó la nuca—. Y se la ve tan pequeña e impotente. No sé... —Movió la cabeza—. En realidad tampoco es que sienta una vinculación especial con ella. Simplemente estaba asustada, y no quería verla así.
—No te encariñes con ella, Zayn. No puede quedarse aquí.
—Lo sé. —Se acercó, con los ojos mieles tristes y la mirada remota. Me apartó el pelo de la cara y se me quedó mirando—. ¿Crees que estamos bien?
—Sí, estamos bien —dije, sonriéndole.
—Estupendo. —Me abrazó y me recosté en él, apoyando la cabeza contra su pecho —. Estás convirtiéndote en una pieza de mucho cuidado.
— ¿A qué te refieres?
—A cómo has apartado a Daisy de Bobby. Empiezas a ser fuerte de verdad. —Sonrió—. Ya no necesitas mi protección.
—Tal vez no. Pero a ti siempre te necesitaré. —Sonreí también y lo atraje más hacia mí—. En otros sentidos.
Louis había estado hablando con Eleanor en su antigua habitación, pero apareció solo. Entró en la cocina y se detuvo, pero no nos miró ni a Zayn ni a mí. Respiraba con dificultad y abría y cerraba los puños.
— ¿Va todo bien? —le pregunté, separándome de Zayn.
—Necesitan un lugar donde instalarse —dijo Louis, sin levantar la vista—. Pero aquí no pueden quedarse. No tenemos ni habitación ni... —Movió la cabeza de un lado a otro.
— ¿Dónde se instalarán? —preguntó Zayn.
—No lo sé. Tengo que... —Louis tragó saliva—. Tengo que irme. Encárguense de que no haya problemas en casa.
— ¿Y? —dije, pero Louis no quería seguir hablando. Entró en el garaje y se marchó con la intención de hacer algo que, con un poco de suerte, solventara la situación. Miré a Zayn—. ¿Has hablado con Eleanor?
—La verdad es que no. —Negó con la cabeza—. Desde que ha llegado ha estado hablando con Louis. Además... —Se encogió de hombros—. No tengo mucho que decirle.
—No puedes seguir enfadado con ella. —Me aparté de Zayn, él hizo un gesto de indiferencia y se acercó a la puerta acristalada que daba acceso al jardín, donde Matilda se había puesto a ladrar.
—No lo estoy. —Zayn abrió la puerta y Matilda entró, sacudiéndose la nieve del pelaje. Zayn mantuvo la puerta abierta, dejando que el aire gélido penetrara en la casa. Se recostó en el marco y empezó a juguetear con el pomo.
—Entonces ¿no piensas hablar con ella? —le pregunté.
—No, no tengo intención de evitarla, pero... —Miró al exterior y se encogió de nuevo de hombros—. No estoy enfadado por lo que sucedió. He superado lo de que estuviera a punto de matarme. Es sólo lo de las mentiras y lo de andarse con evasivas... Pero ni siquiera estoy enfadado por eso. —Suspiró, como si no encontrara la forma de decir lo que pretendía decir—. Lo que sucede es que Eleanor no es quien yo creía que era.
—Vamos, Zayn. Es la misma persona de siempre. No quiere que nadie se sienta dolido. —Me acerqué a él y acaricié a Matilda, que vino corriendo hacia mí.
—Sí, lo sé, y tampoco lo quiero yo. Pero eso no significa que pueda mentir y hacer lo que me venga en gana. —Me miró, muy serio—. Siempre pensé que Eleanor pondría a cualquiera por delante de sus propios intereses, pero se ha mostrado muy egoísta con respecto a temas importantes. No lo digo sólo porque me haya mentido, sino también por lo que le ha hecho a Daisy, y a Louis. —Movió la cabeza de un lado a otro—. Lo que le ha hecho a Daisy es imperdonable.
— ¿De verdad piensas eso? —le pregunté con cautela.
—Sí. Pero por suerte para Eleanor, no soy yo quien tiene que perdonarla esta vez —dijo. Matilda se abalanzó sobre él y Zayn le rascó la cabeza—. En cuanto Daisy sea lo bastante mayor como para darse cuenta de lo que le hizo Eleanor... —Emitió un largo silbido.
— ¿Dónde está Eleanor? —le pregunté.
—Creo que sigue en la habitación de Louis. ¿Por qué? ¿Quieres hablar con ella?
—Sí, quiero ver qué opina de todo esto y qué piensa hacer, ya que nadie tiene ni idea.
—De acuerdo. —Asintió una sola vez, pero no conseguí captar qué pensaba. Últimamente, sus emociones eran turbias, como si intentara enterrarlas en lo más hondo de su ser para que yo no lograra captarlas—. Estaré fuera con Matilda. —Salió, y la perra, a pesar de que acababa de entrar, le siguió, pisándole casi los talones.
Me dirigí a la habitación de Louis con la sensación de que me acercaba sigilosamente a una desconocida. Acababa de estar con Eleanor hacía escasas semanas, pero la visita no había sido muy amigable. Habían pasado meses desde que se fuera de casa y me resultaba extraño oír su voz, canturreando para sí.
La puerta del dormitorio estaba entreabierta, pero la abrí un poco más y asomé la cabeza. Eleanor había hecho la cama y estaba ahuecando los cojines y limpiándolo todo. No es que Louis fuera desordenado, pero desde que se había ido Eleanor se había abandonado mucho. Cuando Eleanor limpiaba, siempre lo hacía cantando, y esta vez había elegido un blues lento de Etta James. —Sé que estás observándome desde ahí fuera —dijo Eleanor sin mirarme. Dobló unos pantalones de Louis que estaban arrugados en una silla y los dejó sobre la cama.
—Perdón —murmuré, y empujé la puerta para abrirla del todo.
—No es necesario que te escondas de mí. No voy a morderte. —Recogió varias prendas más que estaban tiradas por el suelo y se puso a doblarlas con pulcritud—. Jamás me imaginé que Louis pudiera llegar a ser tan desastre en mi ausencia. Y ya he visto que nadie se dedica a fregar los platos.
—Bobby es el único que come. Fregar los platos es responsabilidad suya —dije, refiriéndome a la montaña de platos que no dejaba de crecer en el fregadero de la cocina.
—Es un invitado, y cualquiera de ustedes es capaz de ordenar ese caos, independientemente de quién lo haya causado.
—Acabó de doblar la ropa y pasó entonces a recoger los libros y periódicos que Louis tenía repartidos por toda la habitación—. Son adultos, y deberían actuar como tales.
—Liam todavía no es un adulto —dije, corrigiéndola, y me apoyé en la pared.
— ¿Cómo está tu hermano? —Eleanor apiló los libros, asegurándose de que los lomos quedaban bien alineados, y paró un instante—. No me ha hablado mucho, ni cuando estuvieron en Australia ni desde que he llegado. Me da la impresión de que no quería que viniese, de que tal vez esté enfadado conmigo.
—Está bien —dije—. Pero... seamos francos, Eleanor, todos estamos un poco enfadados contigo.
—Hum... —Dejó los libros y devolvió un mechón de pelo a su lugar antes de deambular por la habitación dispuesta a arreglar otra cosa—. Nunca pretendí que me comprendieran, pero sí esperaba que me ayudasen
—Comprendemos el origen de todo. Lo entiendo perfectamente. —Me separé de la pared y avancé hacia ella, pero se situó de espaldas a mí para doblar una manta y dejarla sobre la silla.
—No, no lo entiendes. Ninguno de ustedes lo entiende. Simplemente creen entenderlo.
—De acuerdo. Lo que tú digas. Nadie comprende tu dolor. ¡Porque es único! Nadie ha amado nunca tanto algo como para hacer cualquier cosa por salvarlo excepto tú, Eleanor. ¡Tienes acaparado por completo ese sentimiento!
—¡No me trates con condescendencia! —exclamó Eleanor, volviéndose bruscamente hacia mí y mirándome por vez primera—. ¡No he hecho nada para que me desprecies así! ¡He tomado una decisión que ni siquiera te afecta!
— ¿Cómo puedes decir que no me afecta? ¡Tú y tu « decisión » estan escondidas en mi casa {No es por nada pero se oyo feo eso porqué la casa no es de ella}, poniendo en peligro a mi familia y a mis amigos!
—Nos marcharemos en cuanto podamos...
—¡Eso también forma parte del problema, Eleanor! —grité, interrumpiéndola—. Nadie quería que te alejases de nuestra vida, pero nos abandonaste sin que hubiera otra solución. No puedes vivir aquí con nosotros. Lo que significa que nosotros tampoco podemos vivir contigo.
—Sabes muy bien que no quería abandonarlos. —Ladeó la cabeza; sus ojos estaban llenos de lágrimas—. Los quiero mucho a todos y quería pasar el resto de mi vida con ustedes. Pero le he fallado mucho a mi familia. Tenía que salvarla.
—Pero ¿a qué coste, Eleanor?
—Lo sé. —Se secó los ojos y apartó la vista para alisar unas inexistentes arrugas en la colcha—. Sé muy bien lo que he hecho. Sé en qué se ha convertido la niña. —Tragó saliva y me miró a los ojos—. No la abandonaré. No puedo.
—Nadie está pidiéndote que lo hagas —dije por fin.
—Gracias. —Asintió y echó la ropa de Louis en la cesta de la colada—. ¿Cómo está Louis?
—Va mejor. —Me senté en la cama, aliviada de poder hablar de un tema más moderado—. Ahora está ayudándome con mis estudios.
— ¿Ah, sí? No sabía que hubieras vuelto a la escuela —dijo Eleanor, sorprendida pero contenta por mí.
—Y no lo he hecho. Al menos por el momento, pero Louis no quiere que sea tonta. O al menos no más tonta de lo que ya soy. —Me encogí de hombros—. Estoy planteándome volver a clase el curso que viene. Será más fácil que lo que Louis me obliga a aprender.
—Pues eso está muy bien. Me alegro de ver que te aplicas. —Me sonrió y se sentó en la cama a mi lado—. Me preocupo por ti, cariño. Por ti y por Liam y por Zayn. Los quiero mucho a todos.
—Lo sé. Nadie lo ha dudado en ningún momento —dije.
—Me alegro de oírlo. —Me retiró un mechón de pelo que me caía sobre la frente.
— ¿Puedo preguntarte una cosa?
—Las que quieras. —Eleanor posó las manos sobre su regazo y enderezó la espalda.
—Antes de que transformaras a Daisy, tuviste una pelea importante con Louis. —Bajé la vista y acaricié mis vaqueros distraídamente—. Dijiste una cosa. —Me retorcí incómoda, pensando en la mejor manera de decírselo—. Diste a entender que..., no sé. Que Louis... que me trataba de una manera especial, o algo así.
—Oh, eso. —Suspiró y miró al frente—. Louis te trata de un modo especial, tanto a ti como a Liam, de hecho. Pero también lo hago yo. Harry podría haberte matado, y me alegro de que no lo hiciera, pero... podrían hacerlo otros vampiros. O tal vez no. Contigo no lo sé.
— ¿Qué quieres decir? —pregunté.
—Hay en ti algo... diferente. —Eleanor arrugó la frente—. Nunca he sabido qué era, pero siempre lo he notado. A los chicos les costó más reconocerlo porque ya tenían una conexión contigo. El vínculo de sangre que tienes con ellos hace que les sea más difícil ver ese algo diferente, aunque tendría que ser evidente.
—No entiendo nada —dije, negando con la cabeza.
—En general, todos los vampiros sienten una atracción hacia ti. —Se quedó mirándome—. Y eres más fuerte. Te has adaptado a ser vampira más rápidamente que nadie.
—La adaptación de Liam fue más rápida que la mía —dije.
—Lo que sólo sirve para corroborar mi argumento. Tanto Liam como tú tienen algo distinto. —Eleanor me miró a los ojos, casi como si estuviera viéndome por primera vez.
—Y yo no me adapté tan rápido como dices. —Negué con la cabeza—. Me costó mucho controlar mis ansias de sangre.
—No tanto como a nosotros. ¿Te ha contado Louis lo de cuando él se transformó en vampiro, lo de que los demás vampiros tenían que permanecer encadenados para que no se matasen entre ellos? —me preguntó Eleanor, y yo asentí—. Al principio todos éramos así. Como cuando Daisy... se desmadra.
— ¿De verdad? —dije, sorprendida por lo que estaba sacando a la luz.
—La única diferencia entre Daisy y cualquier otro vampiro de reciente creación es que ella tiene hambre más a menudo. Pero se supone que todos los vampiros nuevos son así —dijo Eleanor—. Pero contigo y con Liam fue diferente. Zayn, sin embargo... —Movió la cabeza en un gesto de preocupación—. En una ocasión, Louis se vio obligado a atarlo para que no matara al cartero.
— ¿En serio? —pregunté, enarcando una ceja.
—En serio. Tú te has adaptado mucho mejor que cualquier otro vampiro al que yo conozca.
—Pero ¿por qué? ¿Por qué somos diferentes? —pregunté.
—No lo sé —admitió Eleanor con cansancio—. Y en un ataque de rabia, se lo eché en cara a Louis. Quería que se pusiese de mi parte, pero ahora he entendido que no puede hacerlo y que nunca lo hará. Pero no te recrimino nada en absoluto. Eres especial, cariño. —Sonrió y me acarició la mejilla—. Y eso es bueno, no es en absoluto una cosa que haya que temer.
—Gracias, supongo.
— ¿Qué tal está Daisy? —preguntó Eleanor, poniéndose en pie.
—Bien, creo. Harry la ha acostado.
—Estupendo. Necesitaba dormir una siesta después del vuelo. —Eleanor abrió su maleta—. Y yo necesito una ducha. Ese vuelo desde Australia es insoportable.
—Oh, claro. —Me levanté también—. Te dejo... tranquila.
—Lo siento —dijo con una tímida sonrisa—. Es mejor que me duche mientras Daisy está tranquila y durmiendo.
—Sí, me parece una buena idea —confirmé.
—Me ha gustado hablar contigo —dijo Eleanor mientras elegía la ropa que iba a ponerse.
—Sí. —Asentí otra vez y me acerqué a la puerta—. ¿Tienes idea de cuándo se iran?
—Todavía no, pero será pronto. Seguramente en un par de días como mucho. —Me miró con tristeza—. Pero siempre serás bienvenida, dondequiera que acabemos.
—Gracias. —Le sonreí y cerré la puerta.
Echaba de menos a Eleanor, pero no me gustaba tenerla en casa. Su presencia provocaba tensión y una sensación de fragilidad, como si en cualquier momento todo pudiera venirse abajo.
Harriet
Re: Lazos de sangre 4 [One Direction y Tú] TERMINADA
AAAA ESTO ESTA SUPER VA A HABER ALGO ENTRE RAYIS Y HARRY AAAA PORFIS PORFIS ESUQE A AAA ES UNA CORAZONADA ESOS 2 VAN A TENER PASION TE LO APUESTO YA SE LE ESTA EMPEZANDO A PASAR EL AMOR POR ZAYN Y AHORA SI EXTRAÑA A HARRY O QUIEN SABE A LO MEJOR Y YO YA ALUSINO BUENA YA GRACIAS POR LOS CAP Y SUBE ORO ESTO ESTA TODO AHSABMBDSMNBAM
Hazel 1D Styles
Re: Lazos de sangre 4 [One Direction y Tú] TERMINADA
asdfghjklñ me encanta esta familia, aunque ODIO A DAISY aaaaaagh me pone enferma, porque, creeras que estoy loca, pero lo he cogido cariño a Bobby, JAJAJAAJA
SIGUEEEEEEEEEEE<3
TQTQTQTQTQ,ANNA<3
PD: QUE MONO ES NIALL, quiero #NiallTeam JAJAJAA
SIGUEEEEEEEEEEE<3
TQTQTQTQTQ,ANNA<3
PD: QUE MONO ES NIALL, quiero #NiallTeam JAJAJAA
Anna Payne1D
Re: Lazos de sangre 4 [One Direction y Tú] TERMINADA
Yo también odio a Daisy y ahora amo a Bobby :o nombre si ella no se queda con ninguno de los chicos preferiria que Bobby se hiciera normal, Liam ya no lo quisiera y el anduviera con ella XD jaja okia pues.
CHICAS:((((((( otra vez problemas con mi papá y me volvio a castigar-.- la vez pasada también me castigo pero no duro casi nada pero quien sabe ahora:( por mientras me pondre a adaptar todos los capítulos que pueda y tratare de que pueda subirlos en las mañanas.
CHICAS:((((((( otra vez problemas con mi papá y me volvio a castigar-.- la vez pasada también me castigo pero no duro casi nada pero quien sabe ahora:( por mientras me pondre a adaptar todos los capítulos que pueda y tratare de que pueda subirlos en las mañanas.
Harriet
Re: Lazos de sangre 4 [One Direction y Tú] TERMINADA
sjsdksjdkskdllslds ya no va a ver problema ya me quito el castigo jajajajaja, la otra vez me castigo porque no le traje pan y me lo quito el castigo al otro día y ahora apenas y duro 5 horas el castigo jajaja bueno más o menos serían 3 porque se fue por 2 horas y yo segui usando la lap xd.
la única vez que ha durado más un castigo creo fue de dos semanas o una y media creo pero me conectaba aveces por tarea sjdksk.
la única vez que ha durado más un castigo creo fue de dos semanas o una y media creo pero me conectaba aveces por tarea sjdksk.
Harriet
Re: Lazos de sangre 4 [One Direction y Tú] TERMINADA
estoy asi de ahhhhh me emociono así enormemente es tan jdnsmsnnansma me encanta y no pero si pero no odio a Daisy bueno no en sí a ella pero es que no va a poder ser normal entre comillas nunca , harry ya volvió y siento que se pondrá intenso , sabía que no eran aún normales esos dos además tomando en cuena lo que dijo Ele en retrospectiva muchos veían siempre así a rayis bueno linda síguela pronto sí ? Besos
Chloe
Re: Lazos de sangre 4 [One Direction y Tú] TERMINADA
BIEEEEEEEEEN!!! Estare esperando cap!!
Anna Payne1D
Re: Lazos de sangre 4 [One Direction y Tú] TERMINADA
AAA POR FIN ESTOY AQUI LO SIENTO POR NO LEER EL FIN PERO MI MAMA SE LA DIO LA GANA DE NO DEJARME USAR LA LAP JAJAJ PERO YA PASÓ.......SERA QUE NIALL ES ALGO DE LOS CHICOS? QUIEN SABE PERO SEGUILA ELY
Aislinn
Re: Lazos de sangre 4 [One Direction y Tú] TERMINADA
AAAA QUE BUENO Y SUBE CAP QUE ESTOY QUE MUERO
Hazel 1D Styles
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