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"En las Redes del Placer" (Nick y Tu) - Página 33 Empty Re: "En las Redes del Placer" (Nick y Tu)

Mensaje por Tina(: Vie 16 Sep 2011, 6:03 pm

AleZiiTa_JonAs_LoVe escribió:hola!!! new reader!!! :hi:
wow amooo tu nove!!!! "En las Redes del Placer" (Nick y Tu) - Página 33 88550944 es mega wow y me dejo clabada es tan adictivaaaa que pfff....
ahhh que posesivo es nick pero que sexy :P

SIGUELA PRONTO!!! :happy:

hahah hola de nuevo.. que bien que te hayas pasado también por acá.. BIENVENIDA! :risa:
Tina(:
Tina(:


http://www.usrocktheworld.tumblr.com

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"En las Redes del Placer" (Nick y Tu) - Página 33 Empty Re: "En las Redes del Placer" (Nick y Tu)

Mensaje por Tina(: Vie 16 Sep 2011, 6:13 pm

Cap 13 (II)

—Adelante.
_______ vaciló. La mujer independiente que ella era quiso negarse a cumplir esa orden. La parte más lógica sabía, sin embargo, que quedarse fuera del edificio no era una opción inteligente. De alguna manera, lo que prevaleció fue que, como mujer, odiaría decepcionarle.
—Sí, Señor. —Las palabras se le escaparon mientras entraba en el edificio.
El la recompensó con una caricia en la espalda y ella deseó que la siguiera tocando.
La puerta se cerró tras ellos con un ruido ensordecedor antes de que él se volviera y conectara la alarma.
Cristal tintado, superficies lisas y cromadas, un pasillo sombrío. Un par de sillones de piel, un escritorio vacío.
—Estamos en la oficina de Jack. La usa para reunirse con los clientes. Es un lugar seguro y cómodo. Ven conmigo. —La cogió del brazo.

La condujo hasta otra puerta, cogió una llave-tarjeta de un panel y la introdujo en la ranura. Entraron en un apartamento impersonal. Había una pequeña salita con una mesita de piel y una larga chaise acolchada, una cocina americana, un comedor con una mesa pequeña y una cruz fijada a la pared. Nick encendió la luz dorada del techo y luego la hizo entrar en un dormitorio amplio y oscuro.

Todas las paredes estaban pintadas de color crema, excepto la del cabecero de la ancha cama, que estaba pintada de un profundo e intenso tono rojo. Un brillante suelo de mármol, dos mesillas de noche de estilo medieval y el cabecero a juego, completaban el espacio. No había ninguna ventana en aquel dormitorio oscuro.
Nick cerró la puerta a su espalda y luego se volvió hacia ella.
—¿Conocías los sentimientos de Joe hacia ti?
«Bien, ahora que estaban solos, Nick iba directo al grano.»
—N-no, hasta esta mañana. Jamás me insinuó que quisiera ser otra cosa que...
Cuando vio que Nick se erguía en toda su altura, _______ cerró la boca. Sería mejor no recordarle en ese momento que Joe y ella habían compartido cama. El apreciaría más la insinuación que una descripción detallada.
—¿Amigos con derecho a roce? —terminó él la frase. Sus celos flotaron en la habitación con la intensidad de las llamas en el infierno.

_______ intentó abordar el asunto con calmada indiferencia.
—Jamás me pareció que quisiera nada más.
—Vamos, _______. Te organizó una fiesta de cumpleaños en Las Vegas, que supuso muchas horas de preparación y un buen pico, para intentar que se hiciera realidad tu fantasía de participar en un trío. Deberías haberlo imaginado. Y cuando te enteraste de que tu madre estaba mal, él fue la primera persona a la que recurriste, en quien confiaste. ¿Qué quieres que piense? ¿Qué sientes tú por él?
—Si lo que me estás preguntando es si estoy enamorada de él no; no lo estoy. Y no quiero hacer el amor con él. Pero sabía que podía contar con Joe si necesitaba ayuda.
—Sí, porque le importas. Y a ti también te importa él.
—Como amigo. Y los amigos se ayudan entre sí, por eso sabía que me echaría una mano.
Nick arqueó una ceja.
—Y como es tu amigo... ¿buscas su mano? ¿Sus caricias?
Ya le había dicho que no deseaba acostarse con Joe.

—Maldita sea, deja de tergiversar mis palabras. ¡Estás empezando a cabrearme!
—¿Que tú estás cabreada? Yo he estado las últimas treinta y seis horas paseándome por la selva para cazar a unos traficantes de armas que son más escurridizos que una anguila, y lo único que conseguí fue cansarme y deshidratarme. Una de las cosas que me mantuvo en pie fue saber que me estabas esperando. Desde que me subí a ese avión en Venezuela estoy más duro que una piedra, muñéndome de ganas de follarte. Y, ¿qué me encuentro al regresar? A ti dormida en el regazo de tu amante.
La manera en que lo gruñó, la furia que hervía en sus ojos, todo indicaba que estaba a punto de explotar. ¿Cómo estaría ella si volvía a casa después de unos días agobiantes y se encontraba a otra mujer en el regazo de Nick? Enfurecida... y muy dolida. Quizá los dos necesitaran contar hasta diez.
_______ suspiró.

—Ya he intentado explicártelo antes. No recuerdo cuándo me quedé dormida. Y tú sabías desde el principio que Joe y yo éramos más que amigos. Pero, te lo juro, ya no somos amantes. He rechazado todas sus insinuaciones sexuales desde que estuve contigo en Las Vegas. Ya no le deseo.
—Entonces, ¿por qué se ha mostrado tan posesivo contigo delante de mí?
—La verdad es que no tengo ni idea.
Nick apretó los labios en una línea siniestra.
—En realidad ése ni siquiera es el problema. El problema es que confiaste más en Joe que en mí.
_______ se encogió ante el dolor que se traslucía en su voz.
—Tú no estabas aquí. Sé que tuviste que irte y no te culpo, pero mi madre me necesitaba. Apenas conozco a Tyler. Si se negaba a ayudarme con mamá, me quedaría sin recursos y lo sabía. ¿Por qué debía preguntarle al tipo que me mantenía encerrada si me dejaba salir?
—Tyler estaba protegiéndote. Si necesitabas ayuda, tendrías que habérselo dicho, no escaparte por la ventana.
—He tenido... ¿Cuántos? ¿Cuatro días?... para acostumbrarme a que estamos casados. En ellos me han disparado, me he enfrentado a tus exigencias de dominación y mi madre ha estado a las puertas de la muerte. Perdona por no cumplir tus expectativas.
—Esa bocaza que tienes te va a meter en graves problemas, cielo. Deberías haber confiado en que yo me ocuparía de todo.
—¿Igual que tú deberías confiar en mí cuando te digo que haberme quedado dormida en el regazo de Joe no significa nada?

Nick se puso una mano en la nuca y clavó los ojos en el techo como si pidiera paciencia al Cielo. Respiró hondo y la miró con unos ojos azules gélidos como el hielo.
—Desnúdate.
A ella se le detuvo el corazón. ¿Aquí? ¿Ahora?
—¿Vas a darme una zurra? —_______ recordó la manera en que le había calentado el trasero antes de conseguir que se deshiciera de placer en la casa de su hermano. Pensar que podría hacerlo de nuevo hizo que se estremeciera en una confusa mezcla de miedo y anticipación.
Él no respondió. Su mirada repitió la orden sin palabras, prometiendo más castigos si ella no obedecía.
Nick y ella ya había jugado a eso antes y _______ había acabado desnuda y suplicando por más. Sería mejor admitir que disfrutaba desnudándose para él y reservar fuerzas para las batallas que se avecinaban.
Con un valor que no sentía, se descalzó y dejó caer el bolso; se quitó la camisa y se deshizo de los pantalones; desabrochó el sujetador y se despojó de las bragas. En el mismo momento en que se quedó desnuda, una horrible sensación de vulnerabilidad, de haber dejado al descubierto incluso el alma, la atravesó.
Al verla, la mirada de Nick se volvió ardiente. Él cerró los puños a los costados, pero no hizo ningún movimiento para ponerla sobre sus rodillas. Quizá no le esperaba una zurra. La posibilidad de que así fuera le hizo sentir una irracional decepción que impactó como una piedra en su estómago.

—¿Y ahora qué?
Nick la miró fijamente en silencio, casi cortándola con aquellos ojos penetrantes.
Ella contuvo el miedo y puso los brazos en jarras.
—Si vas a echarme la culpa de algo que no hice y a castigarme por ello, ahórratelo. Me vuelvo con mi madre. —Se inclinó para recoger la ropa.
Nick pisó las prendas y bloqueó la salida, colocando su cuerpo delgado y musculoso entre ella y la puerta.
—No vas a ningún lado. —Mostraba una expresión de furia y de lujuria inconfundibles—. Ponte de rodillas e inclina la cabeza —ordenó con esa voz baja y escalofriante que la excitaba como nada en el mundo.
_______ notó una opresión en el vientre ante la orden. Se quedó paralizada. Su instinto le gritaba que huyera y la lógica le decía que aquello era estúpido e inútil. Pero lo deseaba con todas sus fuerzas.
Nick apretó los labios mientras esperaba en medio de un estremecedor silencio. Lentamente, se puso de rodillas y notó la dureza del suelo. Pero no pensaba mostrar debilidad ni tampoco inclinaría la cabeza con arrepentimiento. No había hecho nada malo.
Observó la tentadora erección que estaba a punto de reventar la cremallera de Nick y alzó la mirada con desafío.
—Te he dicho que lo siento. Admito que debería haber pedido ayuda a Tyler, pero es la única disculpa que obtendrás de mí. Aguántate.
Nick se movió con tanta rapidez que _______ apenas le vio. Pero sintió que le ponía las fuertes manos en la cintura y la alzaba, dejándola suspendida en el aire. Se agitó con violencia, hasta que notó los sólidos muslos de Nick bajo el estómago después de que él se sentara en la cama y la colocara sobre su regazo.
Ante el desamparo de su posición, la atravesó una ardiente llamarada. Era evidente que a él también le gustaba aquello. Su erección, aún mayor si cabe, la aguijoneaba, burlándose mientras ella se retorcía para intentar recobrar la libertad.

Nick la sujetaba con un antebrazo sobre la nuca y otro en la parte posterior de los muslos, inmovilizándola. Se inclinó y le susurró al oído.
—¿Qué crees que conseguirás con ese descaro?
Aunque su sexo latía con vida propia, su boca todavía iba por libre.
—¿Quieres saber la verdad? Pues claramente a ninguna parte. Estás siendo maleducado y arrogante.
—Y tú eres irrespetuosa y obstinada. Y ¿sabes qué pienso? Que me estás provocando a propósito porque crees que me daré por vencido o que me cabrearás tanto que te impondré mi dominación por la fuerza y así no tendrás que someterte. Pero no ocurrirá ninguna de las dos cosas. Usa la palabra de seguridad o acepta tu castigo.
Si fuera lista, diría «Joe» y le exigiría a Nick que la dejara marchar. Pero aquello no aliviaría el dolor, cada vez más intenso, del deseo insatisfecho.
—¿Y darte la posibilidad de hacerme sentir culpable? ¡Que te jodan!
—Oh, todo se andará... Prepárate para tu castigo.
El cuerpo de _______ latió ante esas palabras. Se retorció bajo su mano, aunque sabía que él jamás la soltaría, lo que añadía una sinuosa excitación a su deseo. ¿Tendría algún tipo de enfermiza desviación?
—Quiero estar bien seguro. ¿Te niegas a decir la palabra de seguridad?
Ella se tensó.
—No me toques.
El relajó los brazos lo suficiente como para que ella pudiera mirarle por encima del hombro y viera su lasciva y siniestra sonrisa.

—Sabes que lo haré. Igual que yo sé que dentro de un rato me rogarás que te folle y te correrás como nunca te habías corrido antes. Ya que te niegas a decir la palabra de seguridad, comenzaremos con diez azotes, _______. Cuéntalos.
Antes de que ella pudiera discutir, Nick alzó una mano y la dejó caer sobre su trasero con un duro golpe. Ella gritó cuando una explosión de calor estalló en el centro de su nalga izquierda, haciendo que le ardiera la piel. Una conflagración que se propagó con rapidez por el resto del trasero. «¡Oh, Dios mío! ¡Oh, Dios!» En sólo unos segundos, su sexo se anegó de fluidos. Ramalazos de deseo la atravesaron mientras intentaba con todas sus fuerzas aguantar el dolor.
—Cuéntalos —insistió él—. O comenzaré de nuevo.
_______ se estremeció de los pies a la cabeza.
—Uno.
—Bien, ¿por qué te estoy castigando?
—¡Porque eres un... un bruto insensible!
—Respuesta incorrecta. —Entonces él volvió a golpear la parte más carnosa del trasero, justo donde la nalga derecha se unía con el muslo, y donde ella sentiría una leve molestia cada vez que caminara.
Un angustioso placer atravesó los sentidos de _______, seguido de cerca por un ardiente sofoco. La sangre se le espesó como la miel. Respiró hondo y jadeó y apretó las palmas contra el colchón intentando —sin conseguirlo— alejarse de él. Los pechos colgaban sobre la cama y sentía los pezones muy tirantes. Si Nick los viera, sabría que la paliza estaba excitándola.
Nick le cogió las muñecas y se las sujetó en el hueco de la espalda, dejándola completamente indefensa de nuevo. Aquello provocó que nuevos jugos mojaran su sexo.
Le agarró las dos muñecas con una mano y le acarició las nalgas con la otra, aplacando el ardor de su piel.
Ella contuvo la respiración y apretó los muslos en busca de alivio.
—¿_______? No hagas eso o añadiré más —le advirtió él con un gruñido mientras la forzaba a separar las piernas—. Tienes cinco segundos. Sigue contando.
Más sangre se agolpó en su sexo, lo sentía hinchado y palpitante. Inspiró temblorosamente y se preguntó cómo chantres iba a lograr contar hasta diez sin que le diera un ataque de nervios.
—Dos.
—Buena chica. ¿Por qué estás recibiendo este castigo?
Nick mantuvo la palma suspendida sobre su culo. _______ podía sentir el calor que emitía mientras deseaba ansiosamente la brutal intimidad de su contacto. Siempre le habían gustado los hombres con extremidades grandes, pero pensaba que era porque tendrían un equipo en consonancia; ahora sabía exactamente qué le excitaba del tamaño de las manos de un hombre. Cuando el dolor entre sus piernas se hizo insoportable, rezó para que Nick le diera más.
—Porque me escapé de Tyler.
—Sí. —Le acarició el ardiente trasero otra vez, ahora con más presión, antes de zurrarle tres veces en rápida sucesión, golpeando estratégicamente la carne en lugares nuevos; primero la nalga izquierda, después la parte superior de la derecha y, finalmente, justo entre ambas.
El deseo se incrementó. Ahora _______ notaba sensible todo el trasero, como si le estuvieran prendiendo fuego. Los jugos comenzaron a deslizarse desde su sexo, cubriendo sus pliegues de tal manera que sentía cada pequeño estremecimiento de sus caderas con intensidad. El clítoris palpitaba al mismo ritmo que su corazón. Contuvo la respiración.
—Tres, cuatro, c-cinco.
La excitación hizo que la voz sonara jadeante. _______ se retorció otra vez, y se dio cuenta de que estaba humedeciendo la tela de los pantalones bajo su sexo. Se movió intentando escaparse antes de que él notara cuánto la excitaba todo aquello.
Nick presionó la palma entre sus omóplatos para mantenerla en el sitio y deslizó la otra mano entre sus piernas. Santo Dios, era imposible que él no notara la humedad que empapaba el interior de sus muslos y lo hinchados que tenía los labios vaginales. Si volvía a zurrarle otra vez, vería los fluidos rezumando en la hendidura entre sus nalgas.
—Hmm... no estarás intentando ocultarme lo mucho que disfrutas de la zurra, ¿verdad?
¿Sólo disfrutar? La simple certeza de que tendría que recibir cinco azotes más la obligaba a contener un gemido. _______ cerró los ojos avergonzada cuando un estremecimiento de excitación la atravesó de arriba abajo, pero aquello no quería decir que estuviera a punto de rendirse.
—Esa es tu opinión.
—Qué terca eres... —La risa de Nick no fue agradable cuando deslizó otra vez la mano entre sus piernas, rozándole el clítoris con un dedo. El placer se avivó como si una bola de fuego crepitara ahí mismo. _______ cerró los puños con fuerza, apretando los dedos hasta clavarse las uñas en las palmas. El corazón le bombeó aceleradamente, la sangre se espesó; todo su cuerpo se cargó de electricidad.
Instintivamente, alzó las caderas hacia la mano de Nick. Él se quedó quieto.
—Alto. Dime, ¿por qué te estoy castigando?
—Porque recurrí a Joe —gimió ella.
Nick le propinó dos azotes repentinos en el sensible culo, en la parte más carnosa de cada nalga.
—Muy bien.
Por asombroso que resultara, el placer se agrandó y _______ se dejó llevar por él, abrazándolo con la misma fuerza que a aquellas punzadas de candente dolor; cada vez estaba más cerca del clímax.
—Seis, siete. Por favor...
—Muy bien. Me encanta la manera en que levantas el culo en el aire, es como si me suplicaras que te diera más.
_______ se quedó congelada. ¿Estaba haciendo eso? Cuando Nick le deslizó un dedo caliente por las ardientes posaderas, ella arqueó la espalda y alzó las caderas, anticipando el siguiente golpe. Estaba perdida en una amalgama de necesidad y confusión.
Él le zurró otras dos veces más, con más fuerza aún.
—Jamás volverás a ponerte en peligro. Nunca. ¿Entendido?
No, _______ se veía consumida por el éxtasis que estaba a punto de alcanzar. El dolor fluía por su trasero y sus muslos, la piel le zumbaba. El sexo latía en una ardiente demanda. Las sensaciones la en volvían en llamas de necesidad, la llevaban cada vez más arriba, cada vez más cerca del abismo. Gimió.
—¿_______?
—Ocho —jadeó entrecortadamente—. N-nueve.
—¿Entendido?
Él no dejaría que alcanzara ese orgasmo que la abrumaba. Santo Dios, cómo lo deseaba. La fuerza del deseo la destruía. Se retorció en el regazo de Nick, intentando frotarse contra sus muslos.
—No puedes dejar de presionar, ¿verdad? Soy tu marido y tu Amo. Yo te digo cuándo te corres. Te digo dónde estás segura. No volverás a escabullirte a mis espaldas. Si lo haces, no seré responsable de hasta dónde te empujaré o lo duro que te follaré. Tienes que rendirte a mí.
La mujer independiente que era quiso decirle que se fuera a la mierda. La sumisa se estremeció y se preparó para el último azote, rezando para que le hiciera alcanzar el cielo.
—Pídeme amablemente lo que quieres, _______. Y hazlo bien a la primera... —«O de lo contrario no habría orgasmo.» Escuchó la amenaza implícita en su voz.
_______ friccionaba los pezones y el monte de Venus contra los vaqueros que cubrían los muslos firmes y separados de Nick, pero contuvo el aliento porque no era suficiente, sabía que necesitaba la sensación intoxicante de su mano en las nalgas. Jamás se hubiera imaginado que aquello le gustara, pero aquel dolor era algo increíble... Debería odiarle por hacerle esto, por volverla vulnerable, sin embargo, necesitaba correrse.
—Por favor, Señor, ¿puedo correrme? Por favor, haz que me corra.
—¿Te preocuparás más de tu seguridad en el futuro?
—Sí. —Habría dicho cualquier cosa para que volviera a zurrarle.
—¿Confiarás en que yo puedo protegerte y cuidarte? —El frotó la palma caliente sobre su culo.
Ella contuvo el aliento.
—Sí, Señor.
—Buena chica.
_______ escuchó el silbido cuando la mano surcó el aire y se estremeció de anticipación. Se preparó, pero nada podría haberla prevenido para ese golpe brutal, esta vez en el centro de la nalga derecha. Una bomba infernal atravesó su piel. Los escalofríos arrancaron chispas de su carne, e invadieron bruscamente su sexo. La necesidad era ahora arrolladora. Se balanceó al borde de un orgasmo que era al mismo tiempo aterrador e imprescindible. Si no lo alcanzaba, se moriría.
—Por favor, Nick, Señor. Por favor... —_______ no podía contener el temblor provocado por el deseo más imponente que hubiera sentido en su vida, necesitaba alivio ya.
Sin que ella lo esperara, él le soltó las muñecas y la giró sobre su regazo. Las lastimadas nalgas fueron a caer sobre la abrasiva tela vaquera. _______ siseó ante la sensación, pero no fue suficiente para llegar al éxtasis. Sólo incrementó el deseo.
—Mírame.
_______ levantó la frenética mirada hacia él. La inconfundible lujuria que vio en sus ojos sólo añadió más leña al fuego. Pero aquello no era todo. Cada instante, cada aliento, estaban llenos de su furia posesiva.
Nick le puso la mano en la rodilla, luego la deslizó lentamente por el interior del muslo, hasta que detuvo el pulgar dolorosamente cerca de su sexo.
—¿A quién perteneces?
_______ gimió y arqueó las caderas hacia él.
—A ti.
—¿Volverás a olvidarlo? —Pasó el dedo lentamente por los resbaladizos pliegues, rozando el duro e hinchado clítoris.
—No —jadeó ella.
—¿Volverás a desobedecerme otra vez?
¿Para sentir esas sensaciones otra vez...? ¿Ese sublime viaje a otro lugar donde Nick la marcaba como su posesión? Por obtener eso, haría casi cualquier cosa que le complaciera... o provocara.
Cerró los ojos, hundiéndose en aquel mar de necesidad.
—No. Por favor...
—Mírame, _______. —En el momento en que ella abrió los ojos, murmuró—: Córrete ahora. —Y le palmeó el monte de Venus, justo encima del clítoris.
Era todo lo que ella ansiaba y necesitaba.
_______ se dejó llevar con un grito gutural cuando el placer la atravesó de arriba abajo, la sangre se espesó e inflamó todavía más el brote del deseo. Explotó. Se estremeció y convulsionó. Nick introdujo otra vez la mano entre sus piernas para rodear suavemente el clítoris y prolongar la tensa escalada de su vientre, hasta que _______ ya no pudo pensar ni respirar ni hacer cualquier otra cosa, salvo dejarse llevar por el clímax.
Aunque él no estaba dentro de ella, se sintió completamente poseída. Nick la había absorbido, se había convertido en su realidad. Envuelta en aquella neblina de éxtasis, sus brazos, su cuerpo, eran lo único que parecía auténtico. Le miró a los ojos con impotencia, perdiéndose en el dominante fuego azul de sus pupilas. _______ necesitaba agarrarse a algo y lo hizo a su camisa, suplicándole en silencio. ¿Misericordia? ¿Más deleite? No lo sabía. En respuesta a su petición, él introdujo dos dedos en su vagina y le acarició con fuerza aquel lugar tan sensible, empujándola al vacío sobre otro elevado acantilado de placer.
Después de recuperar la razón con un último gemido, abrió los ojos. Nick estaba inclinado sobre ella, acariciándole las mejillas con los nudillos y secándole las lágrimas. ¿Había llorado? Sí, y todavía sollozaba cuando la potencia de aquel momento compartido la venció una vez más. Nick le había dado una zurra y, como consecuencia, ella había perdido la razón; se había visto envuelta por una sensación excitante y aterradora. Sin embargo, al encontrarse ahora llorando en su regazo, se sintió inexorablemente atada a él, en cuerpo y alma, de una manera en que jamás se había sentido unida a nadie en su vida.
Él le enjugó suavemente las lágrimas otra vez, luego la alzó y la colocó de rodillas entre sus muslos.
—Te necesito, cielo.
_______ levantó la mirada hacia la cara de Nick, tensa y ruborizada. Su necesidad era patente y apremiante, igual que la de la dura protuberancia bajo la cremallera. A pesar de estar envuelta todavía en la maravillosa sensación del éxtasis, la inundó el deseo de complacerle por completo. Por alguna razón sabía que no se relajaría hasta que él estuviera igual de satisfecho que ella. Era una emoción extraña e ilógica, pero innegable.
Le bajó la cremallera con dedos temblorosos, buscando su aprobación con la mirada. Los ojos de Nick ardían de deseo. La jadeante respiración de él marcó el ritmo del descenso de la cremallera. A _______ se le aceleró el corazón. Él se puso en pie para que ella le bajara los pantalones y los calzoncillos. Ella se inclinó para acabar de quitarle las prendas. Nick se deshizo de ellas con una patada y se arrancó la camiseta, dejando al descubierto su pecho musculoso, la tableta de abdominales y cada asombroso centímetro de su erección.
Le pasó los dedos por el pelo y luego apresó con suavidad pero con firmeza sus cabellos, acercándola lentamente hacia sus muslos abiertos. Ella alargó la mano y cogió el grueso miembro, relamiéndose mientras caía sobre él.
Cuando ella recorrió el húmedo glande con la lengua, él tensó los dedos en su pelo.
—Sí, cielo —susurró, anhelante—. Así, abre la boca así... ¡Ahhhh, sí!
Al escuchar el intenso placer en su voz, _______ se estremeció. Se acercó unos centímetros, abrió más la boca e introdujo el grueso miembro en su húmeda cavidad para absorber la esencia de Nick; la textura dura y sedosa; el suave olor a sudor y almizcle; el sabor a sal en la abertura del glande; el vello castaño que le cubría los muslos y que se espesaba en la base de la erección. Él gimió y se retorció cuando ella le tomó hasta el fondo de la garganta.
Nick apretó más los dedos y arqueó las caderas, impulsándose hacia su boca.
—¡Joder, qué gusto!
_______ se encendió ante sus alabanzas y anheló más. Comenzó a succionarle con frenesí, deslizando los labios por la dura longitud, lamiéndolo y friccionándolo con la lengua, rozando los dientes con suavidad en la hinchada punta.
—Joder... —repitió Nick con un gemido—. Me moría de ganas de sentir esta boca. Trágame, cielo.
—Sí, Señor —susurró ella.
Entonces él extendió la palma de la mano en la parte posterior de su cabeza y con la otra mano empuñó la erección.
Con anterioridad el sexo oral había sido sólo una manera de excitar a su amante antes del sexo, pero con Nick era un placer por derecho propio. Él inundaba sus sentidos con su aroma almizclado y su sabor único, con sus gruñidos y gemidos, con los duros muslos y los dedos tensos con que le tiraba del pelo. Le vio echar hacia atrás la cabeza con los ojos cerrados y se perdió. Quiso complacerle por completo, hacer más hondo el innegable lazo de unión que había entre ellos.
Introdujo el hinchado y aterciopelado glande otra vez entre los labios y le tomó más a fondo, más rápido, incapaz de no darle todo lo que él quería. Jugueteó con suaves toquecitos de la lengua. Él tensó los dedos y la guió, marcando un ritmo más acelerado v caliente. Ella accedió, llevándolo hasta el fondo de la garganta. Nick emitió un largo gemido y ella se recreó en el sonido.
_______ cogió los pesados testículos con la palma. Notó que se tensaban cuando arrastró otra vez la lengua a lo largo del miembro y la curvó en torno al sensible glande, que pellizcó suavemente con los dientes.
—¡Qué placer! ¡Sigue! ¡Chúpamela hasta el fondo!
La orden provocó que la atravesara un desesperado anhelo por darle aquel goce que demandaba, y que volviera a notar un vacío en su interior. Los pechos comenzaron a palpitarle doloridos. Notó un calambre de ansiedad en la vagina y se deslizó una mano entre las piernas, buscando el clítoris.
Nick arrancó la mano de sus pliegues resbaladizos.
—No, cielo. Eso lo hago yo. Soy yo quien te da los orgasmos.
Ella gimió, pero él se limitó a cogerle las dos muñecas y a levantarlas hasta su torso, donde las mantuvo sujetas con una mano. Entonces la obligó a volver a tomar su polla entre los labios con la otra.
A pesar de que él le negaba la posibilidad de satisfacerse a sí misma, la sangre se le aceleró y el corazón comenzó a palpitar desbocado. Nick se estaba volviendo una adicción para ella. Lo sabía, y en su cabeza resonaron todas las alarmas. A pesar de que finalmente se arrepentiría, en ese momento estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para disfrutar del éxtasis que él podía proporcionarle.
El llenó su boca, cada vez más rápido. La urgente necesidad que mostraba la impulsaba a chupar con más intensidad, con más velocidad. Las palabras se transformaron en gemidos torturados. Nick se puso más duro todavía y comenzó a palpitar en su lengua. El deseo clavó las uñas en ella. _______ quería eso, necesitaba saber que podía proporcionarle ese placer, igual que él necesitaba proporcionárselo a ella.
—_______... —Apenas entendió su nombre entre los bruscos jadeos—. Ahora, cielo.
Ella gimió, asintió con la cabeza y le chupó con más intensidad que nunca.
Unos segundos más tarde, él tensó todos los músculos. Gritó y le inundó la boca con aquel picante sabor masculino al tiempo que llenaba sus oídos con un gemido largo y gutural. Ella tragó y siguió succionándole mientras alcanzaba el clímax, envuelta en un eléctrico placer por haberle complacido. Y lo sintió de nuevo cuando él la miró, un momento después, con unos suaves ojos azules y le acarició la mejilla con el dorso de los dedos.
—Gracias.
_______ no sólo quería darle placer; necesitaba ganarse sus alabanzas y su ternura y ansiaba su aprobación. En el pasado siempre había dado por hecho que los amantes encontrarían el placer en ella, igual que ella hacía con ellos. Con Nick era diferente. ¿Por qué?
—Dios mío, eres increíble. —La voz ronca fue directa al corazón de _______—. Me siento tan feliz de que seas mía.
«Suya.» Sí, y ella lo sabía en su propia alma. Escuchar su aprecio calmaba su ansiedad, provocaba una sensación de paz que no alcanzaba a comprender. De alguna manera se sentía limpia, casi feliz.
Nick se recostó en la cama con un gemido. _______ reposó la frente en su muslo y suspiró cuando él le pasó las manos por el pelo en agradecimiento.
_______ nunca había sentido esa clase de unión. Se le volvieron a llenar los ojos de lágrimas. Santo Dios, quería experimentarla una y otra vez. Sería capaz de cualquier cosa para conseguirlo. Le limpiaría la casa, cocinaría para él, se arrodillaría a sus pies. Haría lo que él quisiera.
¿En qué se diferenciaría de su madre si lo hacía?
La pregunta atravesó su cerebro como una bala. Se le enfrió la sangre. Se incorporó de golpe, evitando la mirada penetrante de Nick.
Dada la debilidad de su madre por Gordon, le aterrorizaba estar dispuesta a postrarse para ganarse el placer que Nick podía proporcionarle y su aprobación. Después de la manera en que él había manejado el reto de Joe y sus propios desafíos, sabía que Nick no era como Gordon en las cosas importantes. Pero, ¿y si ella se parecía más a su madre de lo que pensaba? ¿Qué ocurriría si perdía su propia identidad a favor de un marido sexy e insoportablemente atractivo y poderoso y dejaba de ser _______, la independiente e inteligente agente de libertad condicional, para convertirse en la ansiosa y sumisa _______?
Durante toda una década, ella había despreciado la debilidad con que su madre permitía que la dominara el gilipollas con el que se había casado. La destrozaba darse cuenta de que poseía la misma debilidad.
De repente, se vio como el juguete de Nick; esperando, suplicando que le proporcionara placer y reconocimiento porque no podía vivir sin ellos. Después de todo, él la había sometido con sólo diez azotes y un golpecito en el sexo. Nick la había poseído, la había convertido en alguien que no reconocía. La había llevado a un mundo donde sería capaz de cualquier cosa por hacerle feliz. Podía perderse allí con demasiada facilidad. Se podía perder en él.
—¿En qué estás pensando, cielo? —preguntó Nick, intentando abrazarla. Cuando ella se alejó, él frunció el ceño—. Necesitamos hablar.
_______ respiró hondo. Quizá sus pensamientos estuvieran llegando demasiado lejos. Morgan no parecía haberse perdido en Jack. Le habían parecido una pareja de cuento de hadas, felices y plenos de una manera que no era frecuente. Pero eso no era real. La manera en que ella se había abandonado a Nick por completo sí lo era. Y lo peor es que ansiaba terriblemente hacerlo de nuevo.
Ahora sabía que Nick no se apropiaría de su independencia. Sería duro y exigente, pero para sentir aquel asombroso placer otra vez, para complacerle, ella le entregaría voluntariamente su alma hasta que ya no quedara nada.
Cerró los ojos y sollozó.


Nick miró con el ceño fruncido a su fatigada esposa. Habían alcanzado una sincronía perfecta; ella le había entregado libre y naturalmente una sumisión completa. Se había sentido muy orgulloso, pero ahora ella tenía una expresión de pánico. _______ se había sumergido de golpe en una escena donde se encontraba descarnada y poseída por las emociones.
Nick apretó los dientes. Ella necesitaba ternura y tranquilidad... descanso.
Se acercó a ella, ignorando la manera en que intentó alejarse de él y la subió a la cama.
—Acuéstate. —La empujó para que apoyara la cabeza en la almohada y le frotó el hombro en un gesto tranquilizador—. Cuéntame qué te preocupa.
_______ se negó a mirarle.
«¡Mierda!»
Echando mano de toda su paciencia, curvó su cuerpo contra el de ella. _______ le dio la espalda, sollozando con más fuerza. Maldición, ¿se trataba de algo más que un choque emocional?
Nick se dio cuenta de que no la había escuchado antes, ése había sido su primer error. Comprendía la urgente situación de la madre de _______ y se lo debería de haber dicho. Sabía de sobra que ella se había visto presionada y confundida. Pero _______ ni siquiera había intentado recurrir a él, no había confiado en que sería capaz de protegerla. No conocía palabras con las que describir lo traicionado que se había sentido al verla sobre el regazo de Joe, sabiendo que había corrido en busca de su ayuda en vez de acudir a él.
Con la zurra, Nick la había castigado. Ella se había sometido a él de una manera hermosa. Ahora, después de experimentar una unión increíble y de alcanzar el cielo, ella intentaba poner distancia entre ellos de nuevo.
—Cielo, no hagas esto. Tienes que decirme qué te pasa para que podamos solucionarlo.
_______ gateó fuera de la cama.
—¿Dónde está mi bolso?
La vio escudriñar la habitación con los ojos entrecerrados. Nick comenzó a preocuparse en serio.
Dios, debería de haber imaginado que si le pedía que le abriera el corazón, las revelaciones no podían ser unilaterales. Tenía que ser accesible también para ella y explicarle por qué su negativa a confiar en él era tan inaceptable... y dolorosa. _______ tenía que entenderlo. Se sentiría jodidamente vulnerable al revelar sus angustias a alguien que poseía el poder de devastarle, pero merecía saber la verdad; en especial si él quería lo mismo. No obtendría nada sin ofrecer honradez a cambio.
—Cielo, respira hondo. Yo buscaré tu bolso. Luego hablaremos. _______ ni siquiera le miró.
Nick contuvo la ansiedad y recorrió la estancia hasta dar con el bolso. Se lo ofreció a ella a regañadientes. _______ lo abrió, rebuscó en el interior y sacó un pliego de documentos y un bolígrafo. Garabateó algo en la última página y luego le tendió los papeles.
—Fírmalos.
Un incontrolable estremecimiento le tensó las entrañas. Cogió los documentos con una mano, los abrió y se tropezó con las tres únicas palabras de la creación que podían hacerle sentir un profundo miedo.
Y una intensa ira.

Está largooo.. no digan que no ¿eh? perdón por tardar.... estaba algo.... asjdfhajsdhfas sin internet.
Tina(:
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Mensaje por chelis Vie 16 Sep 2011, 7:34 pm

okis jejeje

mñn lo leo con calmaaaa

jejejeje

tengo mucha tareaaaaa
chelis
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Mensaje por alli_94 Vie 16 Sep 2011, 7:34 pm

*♥️*ValenBuri*♥️* escribió:
AleZiiTa_JonAs_LoVe escribió:hola!!! new reader!!! :hi:
wow amooo tu nove!!!! "En las Redes del Placer" (Nick y Tu) - Página 33 88550944 es mega wow y me dejo clabada es tan adictivaaaa que pfff....
ahhh que posesivo es nick pero que sexy :P

SIGUELA PRONTO!!! :happy:

hahah hola de nuevo.. que bien que te hayas pasado también por acá.. BIENVENIDA! :risa:
alli_94
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Mensaje por Camilita :) Vie 16 Sep 2011, 8:23 pm

Nooooooooooooooooooooooooooo :( No quiero divorcio, porque?

Admito que no me gusto la zurra.. Como que parecio mas el padre.. =/

Estoy loquita, lo se.. Y sip, estuvo bastante larguito y me alegro por eso :D

Sabes mi frase :E
Camilita :)
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Mensaje por Bianca Vie 16 Sep 2011, 11:31 pm

santo cielo Valen.."En las Redes del Placer" (Nick y Tu) - Página 33 24669 !!! que hermoso cap....pero que linda zurra le ha dado"En las Redes del Placer" (Nick y Tu) - Página 33 779977 jajaja me dio un intenso dolor de ....cabeza ja..! oooooooooh y dime porfavor que no es lo que creo que es u.u le ha pedido el divorcio..? pero...pero... Joder.."En las Redes del Placer" (Nick y Tu) - Página 33 134392 !! pero que mierda le pasa."En las Redes del Placer" (Nick y Tu) - Página 33 880909 .? esta loca o que..? teniendo a un casi dios griego :evil: para ella solita y piensa dejarlo por una gran estupidez..? cielos bueeh haber que pasa sigue pronto espero cap saluditos te quiero "En las Redes del Placer" (Nick y Tu) - Página 33 352482
Bianca
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Mensaje por FranJones. Sáb 17 Sep 2011, 8:44 am

Omg! yo ya te extrañaba "En las Redes del Placer" (Nick y Tu) - Página 33 167695056
La niña esta no entiende eh, Tiene a Nick Jonas a sus pies y nada que nada ¬¬ jajajaja Siguela pronto!! :D
FranJones.
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Mensaje por MichelleWilliams♥JB Sáb 17 Sep 2011, 10:15 pm

Santo cielo valentina !! me dejaste con cara de "En las Redes del Placer" (Nick y Tu) - Página 33 167695056 hasta sentí un hueco en mi panza hahahaha xD es encerioooo !!! no pense que en verdad la rayis fuea a hacer eso !!!!!! no, no, estoy en shock hahahah xDDD siguela por favor, por favor !!!!
TQM
MichelleWilliams♥JB
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Mensaje por Muffin_Nickita_Jonas92 Dom 18 Sep 2011, 6:23 pm

Nueva lectora!^.^ awwwwwwwwwws te juro qe A M O thu nove! Es simplemente perfecta! Maravillosa! Preciosa! Solo no me gusta qe ______ sea tan insegura x culpa del maldito Gordon!-.- pero fuera de eso es genial!:) buenoooo plizZ siguela pronto! Me muero x leer mas!:D
Muffin_Nickita_Jonas92
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Mensaje por # Lightweight{♥} Dom 18 Sep 2011, 11:37 pm

Me encanto el Cap!
bien largo!

Siguela pronto ;)
:bounce:
# Lightweight{♥}
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Mensaje por MichelleWilliams♥JB Lun 19 Sep 2011, 8:28 pm

siguela!
MichelleWilliams♥JB
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Mensaje por Tina(: Lun 19 Sep 2011, 8:29 pm

Muffin_Nickita_Jonas92 escribió:Nueva lectora!^.^ awwwwwwwwwws te juro qe A M O thu nove! Es simplemente perfecta! Maravillosa! Preciosa! Solo no me gusta qe ______ sea tan insegura x culpa del maldito Gordon!-.- pero fuera de eso es genial!:) buenoooo plizZ siguela pronto! Me muero x leer mas!:D

BIENVENIDA!
haha Gracias... que genial que te guste ;)
ya subooo.. :)
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Mensaje por Tina(: Lun 19 Sep 2011, 8:31 pm

Camilita :) escribió:Nooooooooooooooooooooooooooo :( No quiero divorcio, porque?

Admito que no me gusto la zurra.. Como que parecio mas el padre.. =/

Estoy loquita, lo se.. Y sip, estuvo bastante larguito y me alegro por eso :D

Sabes mi frase :E

ahha chocalas Cami! a mi tampoco me gusto mucho la zurra, eso como que no me agrada..
pero quitando eso, es lindo! ;)
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Mensaje por Tina(: Lun 19 Sep 2011, 8:54 pm

Capítulo 14


—¿Demanda de divorcio? —La explosión de su voz reverberó en las paredes como un trueno. Nick aplastó los documentos en la mano. Tragó saliva y pareció echar fuego por la nariz. _______ se sobresaltó.
—N-no creo que pueda soportar esto ni cinco minutos más. No podemos seguir así toda la vida.
—¿No estás dispuesta a intentarlo? —Nick se apretó contra ella, mirándola fijamente—. Jamás... ocurrirá —dijo lentamente, como si cada palabra fuera un voto—. Vamos a resolverlo, _______. No cometeré el mismo error que mi padre, no pienso quedarme de brazos cruzados mientras mi mujer se larga.

Ella se quedó paralizada. La declaración de Nick explicaba muchas cosas. El intentaba contener las emociones, pero su expresión estaba llena de tristeza y furia. A _______ le palpitó el corazón cuando sus miradas se encontraron y vio en sus ojos un sinfín de preguntas.
—El año que me gradué, mi madre le llevó a mi padre los documentos de divorcio para poder largarse con su amante. Él no hizo nada para impedirlo.
La falta de respuesta por parte de su padre había molestado a Nick profundamente, era evidente.
—Quizá ya no la amaba.
La risa de Nick fue fea y siniestra.
—Se habría cortado las venas para conseguir que volviera. Yo no pienso cometer ese error, _______. Lucharé por retenerte a mi lado hasta que deje de respirar.

Por eso se había negado Nick a hablar de su madre en Las Vegas. Ahora cada línea de su rostro estaba cargada de determinación y dolor. _______ tuvo que luchar contra el deseo de rodearle con los brazos y consolarle.
Ahora entendía por qué verla en el regazo de Joe había supuesto una ofensa para él. Nick ya era de por sí posesivo y protector, pero si a eso se añadía que su madre se había fugado con su amante... Cierto es que cuando le había plantado la demanda de divorcio ante las narices, desconocía el dolor que había sufrido en su pasado. Ella, mejor que nadie, entendía las emociones que los asuntos paternos podían provocar en uno. Estaba claro que aquello era algo que tenían en común. Lo lamentó por él.
Pero eso no quería decir que fuera a quedarse.
Nick dejó caer la cabeza con los hombros tensos.
—Ninguno de nosotros la volvió a ver. Murió un año después.
_______ contuvo la respiración. ¿No sólo les había abandonado, sino que había muerto? Otro golpe terrible para un joven que todavía se recuperaba del divorcio de sus padres.
—¿Cómo fue?
—Un ladrón entró a robar en su apartamento y la estranguló. Vivía sola y no tenía a nadie que la protegiera. El crimen sigue sin resolver.
Tampoco era de extrañar que Nick tomara tan en serio la amenaza contra su esposa. Sabía de primera mano lo que podía ocurrir.
—Lamento que tu madre muriera de esa manera. Mi padre lo hizo de un repentino ataque cardíaco cuando tenía diez años, así que sé lo que sentiste al perderla. Tu familia y tú tuvisteis que pasarlo muy mal. —Le acarició la mano—. Nick, yo no soy ella. No puedo reemplazarla. Y tú no eres tu padre. Estarás bien aunque yo me vaya. Nuestro matrimonio fue un impulso, apenas notarás que no estoy.
Aunque _______ se temía que Nick la había marcado a fuego para siempre. Incluso así, no podía quedarse e intentar que funcionara lo que había entre ellos por el dolor que acarrearía más tarde.
—Chorrad...
—No intentes convencerme. Lo único que conseguiremos es resultar heridos los dos. Nick cogió los documentos. —¿Esto tiene algo que ver con Joe?
¿Por qué él no se daba cuenta de que ese matrimonio apresurado no podía ser permanente? Ella no podía estar con alguien que era capaz de hacerla entregarse de aquella manera tan exigente. Nick sólo se aferraba a ella porque no quería tener que sufrir como su padre. No era racional... Pero tenía que ser sincera con él.
—No, no tiene nada que ver con él. Ni con otro. Me quiero alejar de ti para recuperar mi vida.
Nick tragó saliva otra vez y apretó los puños a los costados. A pesar de la furia y de lo orgulloso que era, su vulnerabilidad era inconfundible. Que ella quisiera el divorcio le estaba destrozando. Y si bien sabía que era la elección adecuada, la culpa y la angustia le provocaban una opresión en el pecho.
—Esto no tiene sentido. Huyes porque te has sometido a mí tan completamente que te asusta. No permitiré que escapes de lo nuestro. —Cruzó los brazos sobre el pecho—. No firmaré los papeles a menos que esté convencido de que no sientes nada por mí.

_______ se sintió frustrada y se le llenaron los ojos de lágrimas de impotencia.
—No puedes negarte a dejarme ir. Si lo hicieras no serías mejor que Gordon.
Él la miró fijamente.
—¿De verdad piensas que alguna vez te degradaría hasta hacerte perder la autoestima?
Ya habían cruzado ese puente.
—No.
—¿Qué te impediría ir al médico cuando es evidente que estás enferma?
—Sé que no harías eso —admitió ella con suavidad—. Te estás esforzando mucho para mantenerme viva.
—¿Crees que te haría dejar el trabajo, que te alejaría de tus amigos para que te volvieras totalmente dependiente de mí?
_______ le lanzó una mirada furiosa entre las espesas pestañas negras.
—No. Mi preocupación es que para satisfacerte a ti yo sea capaz de dejar que me hagas lo que desees en la cama... Y, finalmente, en todos los demás aspectos de mi vida. No podría respetarme a mí misma. Por favor, firma los documentos.

«Jamás.»

Al disciplinarla por no confiar en él, al intentar acercarla más, la había sometido demasiado rápido y con demasiada intensidad. La había asustado. Había sido un error.
Conociendo la dinámica de la familia de _______ y cómo le afectaba a ella, Nick había especulado con que eso podría llegar a ocurrir. Pero se había dejado llevar por los sentimientos y la falta de sueño. Ahora tendría que tragarse todas las destructivas emociones que conllevaba pensar en su madre y ocuparse de _______ con mucha suavidad. O ella huiría de él.

Respiró hondo varias veces para intentar controlarse. _______ tenía razón en una cosa; cuatro días no era tiempo suficiente para conocer a alguien ni para hacer funcionar un matrimonio. Él ya le había confesado sus sentimientos. Restablecer la confianza que habían alcanzado durante el castigo era primordial. Era vital que le probara que su esencia no cambiaría sin importar lo sumisa que se mostrara con él. _______ tenía que saber que poseía una fuerza indomable y que él no quería que cambiara. Pero nada de lo que existía entre ellos sobreviviría si ella huía del sometimiento que él necesitaba darle... y que ella ansiaba.
Ella había intentado controlar la situación con aquellos documentos que él todavía conservaba arrugados en la mano. Quería volver a enfadarse por no confiar en él, y dudar de que no la presionarla demasiado. Pero sería contraproducente.

Con las manos más temblorosas de lo que le hubiera gustado, Nick depositó los papeles encima del tocador, luego la cogió por los hombros.
—Cielo, quiero que te sometas, no que seas débil. No quiero asumir el control de tu vida. Tienes tanto poder sobre mí que me aterra. En sólo unos días, los sentimientos que me provocas no han hecho sino crecer. Han arraigado en mi interior profundamente y durarán toda mi vida. —La miró a los ojos—. No creo ni por un minuto que acabes entregándome tu independencia, y tampoco lo quiero. Eres una mujer asombrosa y fuerte. Tienes que saberlo.
—No lo sé, no estoy segura de ello. —Los ojos color avellana de _______ parecían verdes por las lágrimas no derramadas—. Eres demasiado intenso. Demasiado dominante. Con el paso del tiempo me doblegarás, y yo te daré y te daré hasta que un día me despertaré y me encontraré con que ya no me queda nada; igual que le ha ocurrido a mi madre. Puede que no quieras que ocurra, pero me pregunto si, en lo más profundo, no será ésa tu manera de asegurarte que jamás huiré de ti. Y si ocurre, me odiaré a mí misma.

Nick comprendía sus miedos, pero _______ se equivocaba. El sólo quería amarla.
La certeza de que debía haber conocido a sus padres nada más casarse le golpeó como un puñetazo. Pero con alguien intentando matar a _______, las cosas no habían seguido un cauce lógico, y lo más importante había sido ponerla a salvo. Tenía que arreglar las cosas.
—¿Cómo puedes pensar que te perderás a ti misma por mi culpa cuando, desde el momento en que te conocí, no has hecho más que luchar por lo que quieres y deseas? Esa actitud franca y esa convicción son una de las razones por las que te amo. Has luchado por tu madre, por ti misma... Incluso por tu placer. _______, no eres una mujer que deje de saber quién es.
Ella negó enfáticamente con la cabeza.
—Después de esa zurra debería estar furiosa contigo. Debería estar cabreadísima. Pero en lo único que podía pensar era en complacerte.
—La inclinación de una sumisa es complacer a su Amo.
—Genial, entonces te excitarás mientras yo pierdo la vergüenza lentamente.
Él le acarició la mejilla.
—No es algo unilateral. Yo también quiero complacerte. Siempre. Algunas veces incluso tengo que controlarme para darte lo que necesitas y no lo que yo deseo. ¿Acaso no crees que en lugar de zurrarte, hubiera preferido hacer el amor contigo?
—¿Estás diciendo que me has zurrado por mi bien? —Parecía incrédula—. ¿Qué tú no has disfrutado ni un poquito?
—Tal vez un poco —confesó él—, pero lo he hecho por ti. Confiesa, ¿no notaste una sensación de felicidad y tranquilidad? ¿El deseo de entregarte? ¿No te sentiste más cerca de mí?
La expresión aturdida de la joven le dijo a Nick que ella se preguntaba si él podía leerle la mente.
Se acercó más a ella, enternecido pero excitado por la proximidad del cuerpo desnudo y los exuberantes pechos de _______.
—Quiero protegerte y amarte, pero no aplastarte. Para mí, ganar tu sumisión es un placer en sí mismo. Si alguna vez te sientes desbordada, usa la palabra segura. Nos detendremos y hablaremos de ello. Cuando regrese al deber activo, iremos más despacio. Pero no necesitas esos documentos, cielo. Necesitas confiar en que sé qué nos conviene a los dos.
_______ se puso rígida entre sus brazos e intentó alejarse, negando con la cabeza.
—Esta noche deseaba complacerte. Eso me asusta. Puede que para ti sea natural, pero es muy duro para mí. —Se atragantó—. Tú necesitas a una chica dulce a la que le guste obedecer y que jamás se aleje de tu lado. No a mí. Firma los papeles.
Ella apretó los labios en una línea mientras sus ojos se volvían a llenar de lágrimas. Nick se dio cuenta de que a pesar de que _______ consideraba que el divorcio era la solución correcta, alejarse de ella dolía. Aquello le calentó el corazón y endureció su determinación.

—Te necesito a ti. No romperé este matrimonio sin una buena razón. El miedo no lo es. —Le introdujo los dedos en el pelo y tiró de él, haciendo que echara la cabeza hacia atrás y que su boca fuera accesible a la de él—. Voy a ganarme tu confianza, a demostrarte lo bueno que puede ser todo entre nosotros. Puede que tú me lo des todo, cielo, pero yo te devolveré eso y más. El domingo tengo que reincorporarme a mi unidad. Dame hasta entonces.
Ella parpadeó mientras consideraba sus palabras. Nick recurrió a toda su fuerza de voluntad para no cubrir sus labios con los de él y devorarla. La mente de _______ se revelaba contra la increíble química que había entre ellos, pero cuando él obtenía su rendición, ella dejaba de pensar y comenzaba a sentir. Tenía que llevarla de nuevo a ese estado en el que sólo dominaban las sensaciones y emociones, no el miedo. El había impuesto su disciplina y, aunque _______ necesitaba más, también necesitaba su ternura.
Inclinó la cabeza y le sujetó el labio inferior entre los dientes, apaciguando a continuación el mordisco con la lengua. Ella contuvo la respiración. Entonces él cubrió dulcemente los labios abiertos con los suyos, conteniendo como pudo el deseo de tumbarla sobre la espalda, separarle los muslos, enterrarse profundamente en su interior y amarla de una manera absoluta para que ella supiera lo mucho que la necesitaba.

_______ tenía un sabor dulce y a Nick se le aflojaron las rodillas cuanto se sumergió muy despacio en su boca. Durante un breve momento, ella se tensó. Pero él la tranquilizó con una suave caricia en la espalda antes de sujetarle la nuca con mano firme. Ella se dejó aplastar contra él y se aferró a su bíceps.
Nick se hundió pacientemente en su boca, como si buceara en el agua en busca de un tesoro, cada vez más profundo, hasta que ella se rindió y le dio la bienvenida de manera inconsciente. Sus lenguas se enzarzaron en una larga caricia, en una silenciosa promesa de placer. El suave gemido de _______ fue directo a su miembro.
En cuanto la escuchó, se retiró, rozando suavemente los labios femeninos con los suyos, lamiéndolos durante un instante antes de apartarse. _______ se puso se puntillas e intentó retenerle, rodeándole el cuello con los brazos y aferrando los cortos mechones. En ese momento, le deseaba. Pero él tenía intención de que le implorara. De que no se le volviera a ocurrir huir.

Nick trazó un camino de besos en su barbilla mientras le deslizaba la mano por el hueco de la espalda, acariciando las caderas, recorriendo el exterior del muslo con la punta del dedo, cada vez más cerca de su culo pero sin llegar a tocarla allí. Repitió el movimiento siguiendo un patrón aleatorio, añadiendo en un momento la presión del pulgar en la pierna, en otro el roce de los nudillos en la curva de la cadera o en la piel sensible y caliente de las nalgas. Y mientras, suspiraba justo detrás de su oreja. _______ gimió de nuevo y se estremeció.
—Esos ruiditos que haces, cielo, me desarman —le susurró al oído.
Ella se contoneó enardecida contra él, frotando los pezones, duros como guijarros, en su torso. Entonces se acercó para deslizar sus caderas contra las de él. Nick la sujetó, inmovilizándola. ¿Así que esa pequeña bruja trataba de robarle el control friccionando su dulce coño contra su polla? Se lo permitiría... con el tiempo. Pero no hasta que ella estuviera preparada para darle el control completo sobre su cuerpo, de que fuera capaz de ver que eso era lo correcto.

—Durante el vuelo —murmuró—, me pasé horas soñando contigo. Imaginando todas las maneras en que conseguiría que te corrieras.
Ella dejó de respirar. Se arqueó contra él en silencio, suplicándole con su cuerpo. Eso era bueno... pero no suficiente. Quería su mente, su corazón, su alma.
Indagó con la boca en el suave y almizclado perfume que se concentraba en el hueco entre el cuello y el hombro. Mordisqueó la piel sensible y la chupó, excitando todas las terminaciones nerviosas. Luego la lamió, jugando con las sensaciones que provocaba en ella. Al notar que _______ se estremecía, sonrió.
—No puedes.
Por supuesto que podía. Llevó la mano hasta su cintura, acariciándole a su paso las costillas y la detuvo justo debajo de uno de los pechos, pesados e hinchados.
—¿Por qué no puedo, cielo? —Movió el pulgar para rozar apenas la parte inferior del seno; no hizo más movimientos, pues sabía que ella anhelaría más—. ¿Crees que no deberíamos o que no soy capaz?
—Estoy segura de que puedes, pero no es una buena idea. —No le ocultó el temblor de su voz.
—Me encantaría tumbarte en la cama y averiguar cuánto puedo excitarte con mis manos —musitó al oído mientras trazaba etéreos y pequeños círculos sobre su nuca—. Quiero descubrir la presión exacta que debo aplicar a tus preciosos pezones rosados para erizarlos y hacerte suplicar más. Quiero que tu coñito no esté sólo mojado, sino empapado...

_______ aspiró entrecortadamente y se apretó más contra él. Tenía de nuevo los pezones erguidos. Nick contuvo una sonrisa cuando los notó duros contra su torso. «Perfecto.»
La besó en la comisura de la boca. Cuando ella intentó capturar sus labios, Nick se dedicó a espolvorear suaves besitos por su mandíbula, trazando un lento camino hacia su otra oreja.
—Entonces, quiero introducir mis dedos en tu cuerpo.
—Nick, para. —El tono fue enérgico, pero la respiración era brusca y jadeante.
El sonrió antes de alcanzar el lóbulo.
—Cielo, eso sólo será el principio. No puedo esperar a notar la ardiente presión de tu coño. Será un sedoso torno y me muero de ganas por encontrar ese sensible lugar en tu interior, rozarte el clítoris con el pulgar y observar cómo te vuelves loca por mí.

_______ le cogió la cara entre las manos y le obligó a mirarla a los ojos. Las pupilas femeninas brillaban feroces y muy verdes. Un oscuro rubor cubría la tez morena de sus mejillas y tenía los labios rojos e hinchados. Aquella imagen le endurecía la polla, le oprimía el corazón y hacía que no pudiera dejar de presionarla.
—No me hagas esto —suplicó _______ con un ronco gemido.
—¿Quieres que no te diga lo que me muero por hacerte sentir? No quiero callar, cielo.
Ella negó con la cabeza e intentó retroceder.
—Bien sabe Dios que el sexo entre nosotros es bestial, pero tienes que escucharme. No puedo ser lo que quieres. Intentar solucionarlo con sexo sólo lo enturbiará todo aún más.
No, necesitaban el sexo para volver a conectar, para que le pudiera demostrar que no había razón para dejarse llevar por el pánico. Para que _______ se diera cuenta de que no tenía que temer sus anhelos más profundos. Tenía la esperanza de que una vez que atravesara sus defensas, pudiera prolongar la confianza hasta abarcar el resto de los asuntos.

—Quiero tu precioso culo. —Siguió diciendo él como si ella no hubiera hablado, negándose a prestar atención a sus miedos—. Te voy a pasar las manos por él, por esas nalgas enrojecidas por mi zurra. —Le deslizó la punta de los dedos por la espalda hasta llegar a la sensible hendidura entre sus nalgas—. Te aseguro que disfrutarás cuando te folle aquí.
Ella se quedó sin respiración e intentó alejarse, pero Nick la retuvo con fuerza.
—Nadie te ha penetrado aquí y quiero ser el primero. —«El único»—. Podría correrme con sólo pensar en acercarme a esas dulces nalgas, separarlas e introducir mi pene, goteando de placer, aquí atrás; penetrarte hasta el fondo. Quiero eso, cielo. Quiero ver si te corres con el sexo anal.
_______ bajó la mirada con el ceño fruncido, como si estuviera luchando con fuerza contra el atractivo que suponía su seducción.
Nick le asió la barbilla y le hizo mirarle a los ojos.
—Nada de huir, ni de esconderte de mí. Mírame. Dame hasta el domingo, _______.
Una expresión testaruda atravesó la cara de _______, acompañada de un intenso deseo. Nick esperó con una paciencia irritante.
Ella suspiró, abrió la boca y la cerró.
Nick continuó presionando.
—Hasta que sepamos quién intenta matarte y pueda detenerle, conmigo estás a salvo. Quédate. Te protegeré.
—No me han vuelto a amenazar. Quizá se hayan dado por vencidos.
El también se había dado cuenta de ese hecho, pero su instinto le decía que la amenaza no había cesado.
—Creo que se trata más bien de que quien te persigue está esperando a que bajemos la guardia.
_______ vaciló.
—Bueno. Hasta el domingo, pero tienes que tener en cuenta lo que he dicho y darme espacio.
Eso era lo último que _______ necesitaba. Pero por lo menos le daba tiempo. Si llegaba a confiar en él, le daría a cambio algo maravilloso.
—Lo intentaré. —Le acarició la barbilla y le sostuvo la mirada— Pero tienes que confiar en mí.
Ella le miró con solemnidad y él esperó con todas sus ansias que aceptara sus palabras. Por fin, ella asintió con la cabeza.
Suspirando de alivio, Nick le colocó la mano en la cadera y la acercó.

—¿Por dónde íbamos? —musitó contra sus labios—. Oh, sí... Después de encontrar todas las maneras de excitarte con mis manos, empezaré a hacer lo mismo con mi boca. ¿Sabías que tengo una enorme fijación oral? Siempre voy a estar saboreando una parte de ti. Tus labios... —Le besó lentamente la boca antes de inclinarse hacia su oído y susurrar—. Tu cuello... —Otro leve roce en la sedosa piel de la garganta que la hizo gemir—. Tus pezones...
Nick le pasó los pulgares sobre las duras cimas y escuchó con emoción que ella se quedaba boquiabierta y se arqueaba hacia él. Puso una mano en la espalda y con la otra sopesó un pecho, atrayendo el pequeño brote hacia su boca.
«¡Dios, sí!» Le encantó sentir la dura punta en la lengua antes de rodear la carne excitada con los labios y morderla suavemente. _______ gimió y frotó las caderas no sólo contra él, sino por él; contoneándose, retorciéndose, suplicando más en silencio.
No era suficiente... para lo que quería.

Con la pasión fluyendo en sus venas como lava ardiente, chupó con fruición un pezón mientras trabajaba el otro entre el pulgar y el índice. Al día siguiente estarían doloridos, ahora ella no sentía más que una creciente excitación. _______ le sujetó la cabeza con firmeza y le clavó los dedos en el cuero cabelludo. Aquel pequeño dolor excitó a Nick todavía más.
Se alejó un poco y estudió su trabajo. Un pezón hermoso. Rojo, duro, hinchado. Se inclinó hacia el otro y le dio el mismo tratamiento, masajeando mientras el primero con firmeza. Pronto ambas cimas estuvieron igual de oscuras y anhelantes.

Entonces, Nick le rodeó la cintura con las manos y se dejó caer de rodillas ante ella, trazando círculos en el vientre de la joven con la lengua antes de zambullirse en su ombligo.
El se abrazó a sus caderas y se inclinó un poco más, satisfecho cuando ella comenzó a gemir. Puede que _______ no supiera por qué, que su mente no estuviera de acuerdo, pero le deseaba.
Comenzó a mover la mano sobre su estómago, su vientre, avanzando lentamente hacia su sexo. Entonces se sentó sobre los pies y la estudió. Tenía la piel de gallina. Le buscaba con involuntarios movimientos de caderas y estaba todavía más mojada. Nick sonrió.

Le rodeó los muslos con los dedos, poniendo los pulgares en la parte más baja del vientre, y comenzó un tortuoso descenso. Hacia abajo, cada vez más abajo, hacia su mismo centro. _______ respiró hondo y soltó el aire. Él sólo sintió que tenía que tocarla. La escuchó emitir un gemido que endureció su miembro todavía más, poniendo a prueba su voluntad. Pero se mantuvo firme.
Después de lo que pareció una eternidad, finalmente rozó el clítoris con el pulgar. Estaba duro, hinchado, y asomaba enrojecido de su capuchón.

Ella dejó de respirar y, metiéndole los dedos entre los cabellos, le apretó contra su cuerpo.
—Nick...
El se inclinó hacia su clítoris, golpeando el sensible brote con su cálido aliento.
—Y aquí. También aquí voy a querer tener mi boca todo el tiempo.
—Hazlo ahora —le exigió ella con voz aguda.
—¿Te gustaría?
Nick sintió que ella asentía con la cabeza llena de énfasis.
—No soporto el dolor. ¿Cómo demonios consigues que te desee de esta manera?
Él volvió a pasar el pulgar sobre el resbaladizo clítoris, un simple aleteo y luego nada.
—Nunca es demasiado, cielo. ¿Quieres correrte?
—Síiiii —gimió ella—. Por favor.
«Oh, una súplica educada. Menudo progreso.»
—Pronto. Antes necesito algo de ti. —Y sólo para asegurarse su colaboración, hizo rodar el pulgar sobre el ansioso brote una vez más muy despacio.
—Lo que sea —jadeó ella.
Ésas eran unas palabras tan hermosas como peligrosas.
—Buena chica. Esto funciona en los dos sentidos. Yo también haría lo que fuera por ti.
Nick se levantó y sonrió, cubrió de nuevo su boca con la de él y se sumergieron en un beso dulce como la miel y lento como la melaza. _______ se retorció, gimió, se agarró a sus hombros; cada movimiento tenía un toque de desesperación.
—Ven conmigo. —La cogió de la mano y la llevó hasta la mesa acolchada de la salita, por dos razones. La primera era que quena estar tan lejos de los jodidos papeles del divorcio como pudiera. La segunda, que lo que necesitaba hacerle sería más fácil allí.

Una vez que llegaron hasta la mesita baja, le ordenó que se tumbara boca abajo sobre la superficie. Cuando el frío cuero entró en contacto con su piel, _______ se puso tensa. Cuando le miró por encima del hombro, el pánico oscurecía su mirada color avellana. Nick no podía dejar que su mente tomara el control.
La aplastó contra el mueble con una mano en la espalda y le acarició suavemente las nalgas con la otra, para seguir deslizándola entre sus piernas hasta su sexo, donde jugueteó con el clítoris lo suficiente como para que cualquier pensamiento desapareciera de su cabeza.

—Me encanta acariciarte aquí, estás empapada. —Rodeó el manojo de nervios endurecido con la punta del dedo—. Me pregunto cuánto tiempo podría mantenerte al borde del orgasmo. ¿Dos minutos? ¿Diez? ¿Una hora?
—¡Maldita sea, no! ¡No me presiones así!
Nick presionó un botón bajo el tablero y transformó la mesita negra en una mucho más funcional, con unas anillas a ambos lados. Rebuscó en el cajón inferior y sacó dos pares de esposas. En menos de diez segundos, _______ tenía las dos muñecas amarradas a las anillas de la mesa.
—Déjame complacerte —dijo él con firmeza. Ella tiró de las muñecas, con el cuerpo todavía más tenso de ansiedad.
—¿Qué vas a hacer?
—Quieres alcanzar el orgasmo...
_______ le miró furiosa por encima del hombro y el pelo se sacudió sobre su espalda. ¿Y?
—Pero todavía no lo ansias.
—No me atormentes. —_______ se retorció en vano—. ¡Maldita sea, suéltame!
No hasta que le hubiera dado más de lo que necesitaba. A menos que ella utilizara la palabra segura, él seguiría presionándola. Cualquier otra cosa que ella dijera serían palabras que se llevaría el viento.
Metió de nuevo la mano en el cajón y sacó un tubo de lubricante. Y, bendito fuera Jack, encontró también un vibrador doble nuevecito, todavía en su caja. Perfecto para lo que él necesitaba.
Lo cogió y se levantó.
—Ahora vuelvo.
Se dirigió a la cocina, donde desenvolvió el juguete, lo lavó y le puso las pilas, que también había encontrado en el cajón. De regreso a la mesa, se sentó en ella y colocó a _______ sobre su regazo sin soltarle las esposas y comenzó a lubricar el juguete y los dedos.
—¿Qué demonios estás haciendo? —Había un atisbo de miedo en su voz.
—Tú estás bien, así que quiero que pruebes unas... experiencias nuevas. —Movió un dedo en la hendidura entre las nalgas y presionó en busca del pequeño frunce que él sabía que nadie más había tocado.
—¡Para!
—¿Te duele? —Nick sabía que no le estaba haciendo daño, apenas ejercía presión con el dedo.
—N-no... pero...
—Entonces no hables a menos que te pregunte o que desees usar la palabra segura. ¿Entendido? Si lo haces así, no te tocaré más. Tú eliges.
_______ se mantuvo en silencio durante tanto tiempo que Nick llegó a pensar que tendría que llevar a cabo su amenaza.

—Sí, Señor —susurró ella finalmente. Nick sintió un profundo alivio.
Lentamente, presionó el dedo en el interior de la apretada entrada. Ella se opuso con fuerza, pero con un pequeño impulso, traspasó el anillo de músculos y penetró. Ella contuvo la respiración. Cuando intentó mirarle por encima del hombro, Nick le puso la mano libre entre los omóplatos, inclinándola sobre la mesa. Ella tenía que confiar en su unión, no en sus sentidos. _______ se resistió durante un momento, luego se rindió.
Sacó el dedo y lo deslizó por el estrecho anillo otra vez, esparciendo más lubricante, luego presionó con dos. Ella tensó las nalgas y él le acarició la cadera con ternura.
—Relájate.
—No es muy agradable. —Pero se aflojó lentamente.
Sí, para él tampoco lo era. _______ era ardiente como el infierno, le quemaba los dedos. La presión era abrasadora y apremiante... Santo Dios, cuando introdujera allí la polla no sólo sería increíble, eran muchas las mujeres que decían que ser penetradas analmente por un hombre era uno de los actos más sumisos posibles. Sin duda alguna, sería una experiencia íntima y dominante también para él... Justo lo que deseaba con _______.
Separó los dedos en su interior.

—Cielo, esto es para que te resulte más fácil tomarme llegado el momento.
Nick siguió moviendo los dedos en el estrecho conducto, de un lado a otro, dentro y fuera, masajeándola y tentándola cada vez que la veía apretar los puños. No tardó mucho en arrancarle un trémulo suspiro y en ver cómo se aferraba a los bordes de la mesa con todos los músculos de los hombros y los brazos en tensión. Tenía la respiración entrecortada y la piel ruborizada. De su sexo manaban cada vez más fluidos. Estaba condenadamente excitada.
—¿Necesitas correrte, cielo? Por ahora no tienes permiso.
Sabía que la estaba volviendo loca.
Entonces retiró los dedos y cogió el vibrador para colocar el estimulador anal contra su entrada.
—Impúlsate hacia mí.
—¿Qué estás...? ¡Oh!
Nick presionó el flexible juguete hasta que traspasó el apretado anillo. Ella siseó al notar que el vibrador comenzaba a resultar más ancho. Él se detuvo. No quería hacerle daño, sino que disfrutara de cada centímetro.
—Oh... ¡Dios mío! —_______ se quedó sin aliento—. Yo... me quema... —jadeó, y él esperó pacientemente a que las sensaciones fueran aminorando en intensidad y ella aceptara el juguete en su interior.
—No tienes permiso para hablar. —Continuó insertando el vibrador muy lentamente.
—Pero Nick...
La acalló dándole un azote en el muslo.
—¿Cómo tienes que dirigirte a mí?
—Señor, lo sé, pero...
—Di la palabra segura o cierra la boca. —Sabía que ella aprendería tarde o temprano.

En silencio, introdujo el juguete completamente en su culo, dejando la base a ras de las nalgas. Santo Dios, era una imagen preciosa; su trasero, todavía sonrojado por la zurra; la apretada entrada virgen, estirada por completo; la terca sumisión, casi lista para aceptarle.
Encerró en la palma de la mano la corona de la erección y comenzó a friccionarla suavemente.
—_______, gira la cabeza. Mírame. Así, buena chica. Ahora quiero que seas sincera conmigo. ¿Estás bien?
—Me quema.
—Lo sé. —Pero él notaba por la manera en que hablaba que se callaba algo—. ¿Y?
_______ contoneó el trasero, moviendo el vibrador en su interior. La vio mordisquearse el labio inferior.
—Me duele.
Así que le gustaba la penetración anal. Algunas mujeres no soportaban la sensación. Personalmente, le encantaba el poder y la intimidad de tomar a una mujer por ese conducto prohibido. Era un alivio que a _______ también le gustara.
—Pronto nos encargaremos de eso. —La sujetó por los muslos para que no pudiera escabullirse—. Antes, hablaremos.
Una fina capa de sudor cubría todo el cuerpo de _______. Su piel brillaba cuando le miró con una expresión suplicante.
—Pero...
—Me haces daño, _______. No me puedes arrojar a la cara algo como un divorcio sin haber hablado antes conmigo, ni haber intentado resolverlo.
—No sabía lo de tu madre. —Nick observó que ella apretaba los dientes ante el incremento del placer—. Esos documentos me los dio mi hermana, que es abogada.
Saber que no fue ella quien pensó en el divorcio era todo un con j suelo. Un hecho que le llenó de esperanza.
—¿Y?
—No estaba segura de si firmarlos o no. Y cuando me abrumaste por completo...
—¿Crees que ésa es una buena razón para destruir lo que tenemos? —Dios, ¿le temblaba la voz? Frunció el ceño—. Jamás te castigaré por los sentimientos que tengas. Son auténticos y sinceros. Sin embargo, lo haré por no hablar conmigo. Hagamos lo que hagamos en el dormitorio, el matrimonio es una sociedad. Y esa decisión la tomaste sola.
_______ no dijo nada por el momento. Luego le miró a los ojos.

—Eres un cavernícola y no me quieres escuchar. Puede que seas el hombre perfecto para alguna sumisa...
—Soy el hombre perfecto para ti. Si necesitas hablar conmigo de algo que sientas o de algo que hayamos hecho, estoy dispuesto a ello. Quiero que te comuniques conmigo, no el divorcio. Te amo. Tú también sientes algo por mí. Y eso te asusta, así que intentas huir. Pero las cosas no funcionan así. Somos una pareja y resolveremos las cosas. —Vaciló—. Tienes un castigo pendiente.
Ella se quedó boquiabierta.
—Oye, tú estás decidiendo por tu cuenta que debes castigarme. Eso no es una decisión consensuada.
—Ahí es donde entra nuestra relación como Amo y sumisa. Para que sea un éxito, tienes que comunicarte conmigo. Desde luego, eso aún no lo has hecho, y es mi trabajo ayudarte.
—Chorradas.
—¿Estás usando tu palabra segura?
—Ya estamos otra vez con eso. Eres un capullo.
El la miró con una ceja arqueada.
—Me parece que no. Quieta.
—Pero el vibrador...
—Está donde debe estar.
Lentamente, Nick hizo girar el juguete hasta alinear el estimulador para el punto G con la anegada entrada de su sexo. Cuando ella contuvo el aliento, él sonrió y se lo insertó. Genial, ahora era perfecto. Entonces ajustó el interruptor al mínimo y deslizó la otra mano entre sus piernas, hasta alcanzar el clítoris.

—¡Oh, Dios mío! —gritó ella. Más fluidos brotaron encima de su palma. Ella gimió otra vez cuando Nick rodeó con el dedo el necesitado botón. _______ se restregó contra la mano en busca de alivio. Pero él se retiró e incrementó la vibración.
_______ se estremeció de los pies a la cabeza. Cuando él tocó de nuevo el clítoris deslizó a la vez la otra mano sobre sus nalgas, de un hermoso color rosado por la zurra anterior. Ella giró frenéticamente las caderas en busca de un alivio que no parecía que fuera a encontrar en breve.
Nick incrementó todavía más la vibración. Ella apretó los puños y gimoteó, retorciéndose. Tenía el clítoris hinchado, duro como una piedra. Estaba tan cerca de alcanzar el éxtasis que él contenía el aliento con ella.
—¡Es demasiado! Maldita sea. Por favor...
—¿Por favor qué? ¿Quieres correrte?
El cuerpo de _______ corcoveó otra vez en su regazo cuando ella buscó alivio inútilmente. Se correría cuando él decidiera, y no porque ella se había contoneado para ello. De ninguna manera recompensaría su comportamiento de los últimos días.
—Sabes que sí —sollozó—. Tócame. Fóllame. Haz que me corra.
Le acarició de nuevo el trasero con toda la paciencia del mundo.
—Cielo, ¿estás ordenando o suplicando?
—Suplicando... —_______ clavó las uñas en el cuero acolchado mientras continuaba retorciéndose—. Te prometo que no volveré a sentarme en el regazo de Joe. No me escaparé de tu protección. Por favor.
—¿En el futuro hablarás conmigo de lo que sientes en vez de sorprenderme con cosas tan ofensivas como una demanda de divorcio?
—Te lo juro...
_______ era muchas cosas; impetuosa y terca; vulnerable y sexy a más no poder. Sí, poseía una lengua viperina; pero no era una mentirosa. Nick sonrió.
—Buena chica. —Le acarició suavemente los negros mechones sedosos que se extendían sobre la espalda y continuó trazando la línea suave de la columna. Cuando le dio un ligero golpe en el trasero, _______ tembló. Entonces se deslizó de debajo de ella y se puso en pie.
—¿Nick?
El no respondió. Se colocó detrás de ella y retiró cuidadosamente el juguete, ignorando la protesta de _______, y lo dejó a un lado.
—Quiero que te arrodilles con el culo en pompa, cielo.
_______ vaciló, jadeando, con el cuerpo excitado impulsándola a obedecer la orden. Pero finalmente accedió, se puso de rodillas y alzó los deliciosos globos gemelos de su trasero rosado hacia él.
—Además de imaginar todas las maneras en que podría llevarte al orgasmo con mis manos y mi boca... —Dio un paso hacia la mesa y le sujetó las caderas con las manos—, también pensé en todas formas de conseguir que te corrieras usando mi polla, una y otra vez. Empezando por ésta.

Tina(:
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Mensaje por Tina(: Lun 19 Sep 2011, 8:56 pm

Eso estaba laaaaaaaaaargo chicas...
lo subí completito...
completito
deleitaos... tambn estaba salvaje, se lo podían saltar.. pero como la curiosidad las va a matar.. se los adverti!
Tina(:
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