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MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)
CAPITULO 14 PARTE 3
Amelia sentía su urgencia, el calor que irradiaba su cuerpo, pero cada movimiento era cuidadoso y pausado, mientras metía las manos debajo del frágil algodón para acariciarle pecho. Ella levantó las rodillas, su cuerpo entero se arqueó para contener el placer de sentir sus caricias. Con un sonido Zayn la instó a relajarse, mientras le deslizaba la mano desde el pecho hasta las rodillas. Con los labios abiertos le rozó la punta desnuda de un pecho y jugó con el brote endurecido con la humedad de su lengua. Ella extendió las manos hacia su cabello, y enredó los dedos entre los mechones de ébano, intentando retenerlo cerca de sí. Su boca se cerró sobre el pezón, succionándolo ligeramente hasta que la hizo temblar, eso la instó a apartarse de él, intranquila por el presentimiento de que estaba conduciéndola hasta el borde de alguna nueva sensación.
Zayn la puso de espaldas y se inclinó sobre ella una vez más. Le cubrió con la boca la suya, mientras sus dedos tiraban más arriba del dobladillo del camisón y encontraban la tierna carne de sus muslos.
Amelia extendió la mano hacia la camisa de él con manos temblorosas. No tenía cuello, de esas que se ponían por encima de la cabeza en lugar de abotonarse. Zayn se movió para ayudarla, se quitó la prenda y la echó a un lado. La luz de la luna doró las suaves y musculosas líneas de su cuerpo junto a su tenso y liso pecho.
Arrastrando las palmas contra su dura carne, las deslizó suavemente por los costados y alrededor de la espalda. Él se estremeció por sus caricias y se acomodó sobre ella deslizando una pierna entre sus muslos. El camisón se abrió exponiendo del todo sus pechos y el dobladillo se le subió hasta la parte alta de sus muslos.
Los labios de él descendieron nuevamente hasta su pecho, mientras ahuecaba y amasaba su carne firme. Arqueándose contra él, se esforzó por acercarse más, por atraer su peso completamente sobre ella. Él se resistió. Sus manos viajaron sobre ella para calmarla, ella esquivó su gentileza, sus manos le aferraron la espalda. No podía pensar con claridad, no podía encontrar las palabras. Estremeciéndose contra él, sintió que el deseo la desgarraba con una insufrible intensidad.
— Zayn … Zayn —presionó la cara contra su hombro.
Sintiendo la humedad de sus pestañas, él le echó la cabeza hacia atrás y le acarició con la lengua una lágrima errante.
—Paciencia, colibrí. Aún es demasiado pronto.
Ella examinó sus rasgos sombreados.
—¿Para ti?
Hubo un momento de pausa, como si Zayn se esforzara por controlar una súbita sonrisa.
—No, para ti.
—Tengo veintiséis años —protestó—. ¿Cómo puede ser demasiado pronto para mí?
Zayn no pudo suprimir la risa esta vez, y enterró esos deliciosos sonidos dentro de su boca.
Los besos se tornaron más duros, más largos y en medio de todo, Zayn le hablaba con una mezcla de Romaní e inglés, y era bastante probable que ni siquiera él supiera que idioma usaba. Agarrándole una mano con la suya, la condujo hasta la parte baja de su cuerpo y la empujó urgentemente contra su erección. Asustada y fascinada, Amelia posó la mano a lo largo de su longitud, amoldando vacilantemente los dedos sobre su dureza. Zayn gimió como si sintiera dolor y ella retiró inmediatamente la mano.
—Lo siento mucho —dijo, ruborizándose—. No quise hacerte daño.
—No me has hecho daño—Se apreciaba un tono tierno de diversión en su voz. Le agarró la mano y la colocó de nuevo.
Amelia lo exploró tímidamente, mientras su curiosidad se confundía con el calor y la sugerencia de algún moviendo debajo de sus apretados calzones. Él parecía disfrutar de sus caricias, casi ronroneaba mientras se movía sobre ella para husmear y lamer su garganta.
Sus dos piernas estaban ahora en medio de las suyas, ampliando el espacio entre ellas, con el camisón apiñado alrededor de la cintura. Expuesta, mortificada y entusiasmada, sintió como una de las manos de él vagaba hacia abajo por su estómago. Pronto habría dolor y posesión, todos los misterios se resolverían. Pensó que quizá era el momento de decirle algo:
—¿ Zayn?
Él levantó la cabeza.
—¿Sí?
—He oído que hay formas... es decir, que esto puede conducir... oh, no sé como decirlo...
—No quieres darme un hijo. —Las yemas de sus dedos juguetearon gentilmente entre sus íntimos rizos oscuros.
—Sí. Es decir… no. —Su respiración se convirtió en un gemido.
—Yo tampoco. Aunque, siempre puede pasar. —Él encontró un lugar tan lleno de sensaciones que la hizo estremecer y arquear las rodillas. Sus dedos eran suaves y tiernos mientras le apartaba su sedosa hendidura—. La pregunta, amor, es si me deseas lo suficiente como para aceptar ese riesgo.
Sus sentidos nadaban en la vergüenza y el placer por la forma en que la tocaba. Toda su existencia se había diluido ante la caricia furtiva de uno de esos dedos. Y Zayn lo sabía. Esperó su respuesta, acariciándola, expresando su ternura con la yema de los dedos, prestando atención a cada escalofrío y a cada temblor de su cuerpo.
—Sí —dijo insegura—. Te deseo.
Su dedo pulgar la acarició hacia abajo, deslizándose a través de una zona inexplicablemente húmeda. Antes de que pudiera decir una palabra, él le había apretado la humedad con su dedo pulgar, invadiéndola ligeramente.
Las pestañas de él bajaron sobre el brillo diabólico de sus ojos.
—¿Deseas esto? —le susurró.
Ella asintió y trató de decirle que sí, pero todo lo que pudo hacer fue gimotear suavemente.
Más profundo, una gentil y curiosa caricia, hasta que sintió el duro borde de su dedo pulgar contra la entrada de su cuerpo. Trazó pequeños círculos en su interior, la frotó y la acarició con el dedo hasta que la hizo sentir débil y caliente. ¡Oh, santo cielo!, sí, no, por favor… otro retortijón, otro, cada uno arremolinando su placer firmemente hasta que el corazón retumbó y sus caderas se impulsaron rítmicamente contra la palma de la mano. Pero entonces, la exquisita invasión fue retirada, y su cuerpo se cerró desesperadamente alrededor del vacío. Trató de alcanzarlo, arañándolo en medio de esa frenética necesidad y Zayn tuvo el descaro de reír suavemente.
—Tranquila, cariño. Apenas estamos empezando. No hay ninguna necesidad de apresurarse.
—¿Sólo es el principio? —Aturdida y palpitante, apenas podía hablar. Si había una cosa de la cual estaba segura, era que no podía soportar mucho más tiempo su refinada tortura—. Creí que habíamos terminado.
Sintió su sonrisa cuando la besó en el interior del codo, deslizando los labios hasta la muñeca.
—La cuestión en hacer que dure el mayor tiempo posible.
—¿Por qué?
—Así es mejor. Para ambos. —Abrió sus apretados dedos y le besó la palma de la mano. Después de colocarle nuevamente el camisón en su lugar, le abrochó la parte delantera meticulosamente.
—¿Qué haces?
—Te llevo a dar un paseo. —Cuando intentó preguntarle algo, él le puso el dedo índice suavemente sobre los labios—. Confía en mí. —Le susurró.
Amelia lo hizo, aturdida, mientras la levantaba de la cama, le envolvía una aterciopelada bata alrededor y le ponía en los pies un par de zapatillas suaves.
Apretando firmemente la mano de ella en la suya, Zayn la sacó de la habitación. La casa estaba callada y silenciosa, de las paredes colgaban retratos de aristócratas con miradas de desaprobación.
Salieron a la parte trasera de la casa, hacia la gran terraza de piedra, con pasos apresurados que los llevaron hasta los jardines. La luz de la luna se entretejió con las siluetas de las nubes que brillaban contra un cielo del color de las ciruelas negras. Confundida pero deseosa, Amelia fue con Zayn hasta el final de los escalones.
Él se detuvo y silbó suavemente.
—Que…
Amelia jadeó cuando oyó el sonido de cascos pesados y observó como una enorme silueta negra se apresuraba hacia ellos, como si fuera una pesadilla. La alarma la invadió, se apretó contra Zayn y ocultó la cara contra su pecho. Él le puso un brazo alrededor y la envolvió firmemente.
Cuando el tronar de los cascos se detuvo, Amelia se arriesgó a echar un vistazo a la aparición. Era un enorme caballo negro, que respiraba con resoplidos que se alzaban como fantasmas contra la crudeza del aire.
—¿Esto realmente está sucediendo? —preguntó.
Zayn buscó en su bolsillo, alimentó con un trozo de azúcar al caballo y le pasó la mano por el liso cuello del color de la medianoche.
—¿Alguna vez has tenido un sueño como este?
—Nunca.
—Entonces quizá si está pasando.
—¿Realmente tienes un caballo que viene a ti cuando silbas?
—Sí, lo entrené.
—¿Cómo se llama?
Su blanca sonrisa resplandeció en la oscuridad.
—¿No te lo imaginas?
Amelia pensó un momento.
—¿Pooka?
El caballo giró la cabeza para mirarla como si pudiera entenderla.
—Pooka —repitió ella, con una débil sonrisa—. ¿Será posible que también tengas alas?
Ante un gesto sutil de Zayn, el caballo agitó la cabeza en un enfático: no, y Amelia sonrió temblorosamente.
Caminando hasta el costado de Pooka, Zayn subió a la silla de montar con un movimiento elegante. Se acercó al escalón donde estaba de pie Amelia y extendió el brazo hacia ella. Ella le tomó la mano, intentando impulsarse con el pie sobre el estribo. Fue fácilmente izada hasta la silla delante de él. El impulso casi fue demasiado, pero el brazo de Zayn se envolvió a su alrededor, manteniéndola en su lugar. Amelia se apoyó contra la dura cuna de su pecho y su brazo. Sus orificios nasales se vieron invadidos con los olores del otoño: tierra húmeda, caballo, hombre y medianoche.
—Sabías que vendría contigo, ¿no? —le preguntó.
Zayn se inclinó sobre ella y le besó la sien.
—Sólo lo esperaba. —Sus muslos se apretaron, poniendo el caballo a galope, y después a un paso firme. Y cuando Amelia cerró los ojos, podía haber jurado que estaban volando.
isabellita102
Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)
oooooohhhh!!!! Pooka!!!
me encantan los caballos negros!!! son hermosos!!!!
a donde la lleva???
continua pliiiisss!!!
:bye: :bye: :bye:
Isabela85
Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)
que bueno que te gusteMar_love1D escribió:Me encanto!
Seguilaa! :)
gracias por leer
ahora subo mas
:bye:
isabellita102
Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)
jejejejeje si ahi es donde empieza el sueño de amorIsabela85 escribió:
oooooohhhh!!!! Pooka!!!
me encantan los caballos negros!!! son hermosos!!!!
a donde la lleva???
continua pliiiisss!!!
:bye: :bye: :bye:
jijijijijijiji
ahora la sigo
y ya veras a donde van
:bye:
isabellita102
Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)
CAPITULO 16
Zayn se dirigió hasta el campamento abandonado en el río, donde la tribu gitana se había quedado. Los restos del campamento todavía estaban allí; las huellas dejadas por las ruedas de los carromatos, los círculos de césped roídos donde los caballos de carga habían sido atados, el hoyo de la fogata lleno de ceniza. Y en todas partes se oía el sonido del chapoteo de la corriente del río que se desbordaba en la orilla, inundando la tierra fértil.
Se apeó y ayudó a Amelia a desmontar. Como él le indicó, se sentó en un tronco de abedul caído mientras Zayn preparaba un campamento provisional. Esperó con las manos cruzadas pulcramente en el regazo, observando cada movimiento que él realizaba, mientras sacaba un bulto de mantas de las alforjas. En unos minutos Zayn ya tenía encendido el fuego en el círculo de piedra y había tendido con ellas un lecho junto a la hoguera.
Amelia se apresuró hacia la pila de mantas y se internó bajo las capas de lana y algodón acolchado.
—¿Es seguro que nos quedemos aquí? —preguntó, murmurando.
—Puedes estar segura de todo menos de mí. —Sonriendo, Zayn se puso a su lado. Tras quitarse las botas, se le unió bajo las mantas y la acunó entre sus brazos. Y recordándose que los premios debían ser ganados con paciencia, la abrazó fuertemente y esperó.
A medida que cada segundo se fundía en el siguiente, el cuerpo de Amelia se apretaba más firmemente contra el suyo. Se sentía tan extraordinario solo el abrazarla que no hizo nada más que eso durante un largo rato. Escuchaba el flujo de su respiración, el movimiento del aire frío de la noche sobre ellos, mientras el calor de sus cuerpos se fundía bajo las mantas. Juntos descendieron al corazón de una calma apacible, a un callado placer que Zayn nunca había sentido antes. Sus latidos comenzaron a acelerarse, el corazón le resonaba pesadamente con cada golpe. Notaba como las caderas de Amelia se anidaban tentativamente contra las suyas, acunando la rigidez de su excitación, acercándose cada vez más. Pero aún así, no hizo ningún movimiento, solo la abrazó y la apretó contra su cuerpo hasta que estuvo tenso y furiosamente excitado.
El fuego chasqueó y las llamas se alargaron en cintas amarillas, lamiendo los leños de abedul y roble. Excitado… nunca se había sentido tan excitado en su vida. Cuando estaba considerando quitarse la camisa, sintió las manos de Amelia explorando bajo el dobladillo suelto. Los pequeños y fríos dedos vagaban sobre su piel ardiente. En cualquier parte donde lo tocaba, sus músculos se ondeaban y tensaban, se sentía tan bien que gimió débilmente contra su cabello. Ella tomó los bordes sueltos de la camisa y tiró hacia arriba. Sin ninguna vacilación el se sentó, se quitó la camisa y la echó a un lado.
Ella se arrastró hasta su regazo y el cabello largo y sedoso se volcó sobre su pecho y sus hombros desnudos. Extasiado, Zayn se contuvo mientras ella presionaba la boca contra su pecho, en sus hombros y en la base de su garganta, en un jugueteo delicado de besos.
—Amelia… —llevó las manos a su cabeza, inmovilizándola. Las ondas cálidas de su cabello se le deslizaron sobre los brazos, acrecentando su excitación.
—Monisha —susurró—. No haré nada que no desees. Solo quiero darte placer.
La cara de Amelia brillaba a la luz del fuego, sus labios del color rojo de las bayas.
—¿Qué significa esa palabra?
—¿Monisha? Es una expresión de afecto. —Apenas podía pensar—. Un Roma la dice cuando una mujer está intimando con él.
Ella puso las manos sobre las de él y deslizó los dedos en los espacios entre sus dedos. Se abrazaron el uno al otro, y con sus labios formaron palabras silenciosas, rozaron sus bocas y saborearon juntos su calor húmedo.
Zayn la puso sobre las mantas, en la charca de luz lanzada por el fuego. Le susurró palabras en un antiguo idioma, diciéndole que quería atraparla como hacía el sol con la luna en el cielo, que quería llenarla hasta que fueran uno solo y estuvieran unidos. Apenas era consciente de lo que le estaba diciendo ya que estaba embriagado por su olor y el calor que emanaba su cuerpo.
Le abrió la bata y el camisón, apartando soñadoramente el tejido suave de las profundas curvas de sus pechos y su cintura. Estaba tan hermosamente formada, tan lujuriosa y firme, que su pálida piel brillaba con la luz del fuego. Las sombras voluptuosas ocultaban los lugares que él anhelaba tocar y saborear. Siguió el rubor que se extendía con la boca, persiguiendo la oleada de color. Ella se estremeció bajo su cuerpo y se aferró a los músculos arqueados de sus antebrazos.
Le acunó los pechos y acarició los pezones con su respiración y su lengua hasta que estuvieron duros y sedosos. Suavemente atrapó uno entre sus dientes y lo sostuvo hasta que ella gimió y se arqueó.
Zayn apartó el amasijo del camisón que estaba enredado entre ellos. La curva de su ombligo se alzaba y caía al ritmo de su respiración. Apretando la boca contra él, hundió la punta de la lengua en el apretado círculo, llenándolo por completo.
— Zayn … oh, espera… —Ella estaba retorciéndose y trataba de apartarlo. Le agarró las manos y se las presionó contra su propio cuerpo, mientras respiraba con dificultad sobre su estómago.
Luchando por dominarse, apoyó la mejilla contra su sedosa piel con toda la gentileza de la que era capaz.
—No te haré daño —susurró—. Solo voy a besarte… a saborearte…
Su voz sonaba suplicante.
—Pero no allí.
Zayn no pudo reprimir una sonrisa. Esto era nuevo, esta mezcla de diversión y excitación.
—Especialmente allí. —Dejó que sus dedos se deslizaran por la cadera y muslos hasta posarse sobre los rizos suaves—. Quiero conocer cada parte de ti, monisha… Quédate quieta para mí… si, amor, sí… —Se movió hacia abajo, estremecido por el anhelo. Las fragancias íntimas a sal y a piel femenina hicieron que su deseo fuera insoportable. Su boca acarició los cerrados labios íntimos. Los lamió para abrirlos, extrayendo su calor, el sabor de su placer.
Amelia permanecía en silencio salvo algunos gemidos que se le escapaban mientras mantenía las piernas abiertas a cada lado de él. Indefensa siguió el giro sinuoso de su lengua, arqueando todo su anhelante cuerpo. La calmó, la provocó con su lengua juguetona como una golondrina al vuelo. La respiración masculina cayó pesadamente sobre la carne húmeda de su esencia erótica. Le introdujo un dedo en su sedosa cueva.
Ella soltó un sonido dolorido cuando perdió todo su control y él se maravilló de ello, mientras su boca la castigaba gentilmente. La drenó y atormentó hasta que los suaves gemidos femeninos se convirtieron en sollozos. Ella se apretó, se estremeció, cerrando los dedos sobre el cabello de él, arqueó las caderas con movimientos involuntarios mientras él le lamía cada estremecimiento y cada latido.
Después de un rato se movió y la puso contra su cuerpo. Ella alcanzó el cierre de sus pantalones y se afanó en él hasta que le soltó el pantalón de las caderas. La rígida longitud de Zayn quedó liberada. Amelia cerró la mano alrededor de la carne firme, acariciándola hasta que él se estremeció y gimió.
Tenía la cara de color carmesí y los ojos entornados. Lo tocó de nuevo, e intentó atraerlo, mientras lo acunaba hacia el interior de sus caderas y piernas instintivamente. Él se resistió, manteniendo su peso suspendido sobre ella, escudándola de la luz de la luna mientras extendía los dedos sobre su cuerpo. Ella se estremeció cuando la punta de su dedo más pequeño rozó la cima de uno de sus pechos. Se lo acarició circularmente mientras admiraba como el pico se endurecía.
—Si me deseas, amor —susurró él—, debes decírmelo en Romaní. Por favor.
Ciegamente Amelia giró la cabeza y le besó la curva de los antebrazos.
—¿Qué debo decir?
Él le murmuró suavemente las líricas palabras, esperando pacientemente mientras ella las repetía, ayudándola cuando se equivocaba. Todo ese tiempo estuvo suspendido sobre ella, bajando cada vez más y cuando la última sílaba salió de sus labios, empujó fuertemente en su interior.
Amelia se sobresaltó y gritó de dolor, y Zayn quedó dividido entre el pesar por haberla herido y el placer devastador de estar dentro de ella. Sus carnes inocentes se ciñeron alrededor de la extraña invasión, sus caderas se levantaban para apartarlo, pero con cada movimiento que hacía solo lo enterraba más profundamente en su interior. Él intentó calmarla, con caricias, besándole la garganta y los pechos. Tomando una cima rosada dentro de su boca y chupándosela ligeramente, pasó la lengua en ese punto, hasta que se relajó y empezó a gemir.
Zayn no pudo dejar de moverse, olvidándose de todo menos de la necesidad de empujar más profundamente en su carne suave y apretada, los calidos miembros femeninos envueltos a su alrededor y su boca jadeante y dulce bajo la suya. Susurró compulsivamente contra sus labios… una palabra, una y otra vez, mientras su éxtasis crecía más y más.
—Mandis… mandis…
Mía.
Sintiendo como se acercaba su violenta liberación, se retiró y se colocó sobre el terciopelo tembloroso de su estómago. Chorros calientes explotaron entre ellos. Zayn enterró la cabeza en la curva de su cuello y hombros gimiendo. Nada podría nunca igualarse a esto, pensó aturdido. Nada.
Los estremecimientos de placer perduraron incluso después de que su corazón regresara a la normalidad y recuperara un poco su habilidad para pensar con claridad. Amelia estaba relajada debajo de él, adormecida y suspirante. Tuvo que obligarse a apartarse, cuando todo lo que quería era deleitarse en ella.
Utilizó un pañuelo para limpiarle la sangre y la humedad del cuerpo, le puso el camisón y fue a reaprovisionar el fuego. Cuando regresó para colocarse bajo las mantas, Amelia se acurrucó en el hueco de su brazo.
Mirando el chisporroteo del fuego y disfrutando del peso confiado de la cabeza de ella en el hombro, Zayn acarició el cabello que se vertida sobre su brazo. Dormía profundamente, mientras el fuego iluminaba las sombras de sus largas pestañas sobre sus mejillas. Zayn la examinó con la mirada de un amante, absorbiendo cada detalle, el borde rizado de la línea de su cabello, la fina curva de su nariz y sus pequeñas orejas. Deseó mordisqueárselas, jugar con ellas, pero no quería perturbar su sueño.
Tiró una colcha sobre su hombro nevado y acomodó un rizo que se había soltado sobre su oreja. Todo había cambiado, pensó. Y no había forma de dar marcha atrás.
isabellita102
Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)
ahi les dejo un nuevo cap espero que comenten :enamorado:
el amor el amor ahhhhhhhh
el amor el amor ahhhhhhhh
isabellita102
Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)
Ahhh! Lo amééééé!!! :enamorado:
Este cap es PER-FECT! :love:
Seguila pleasee! :)
:bye:
Este cap es PER-FECT! :love:
Seguila pleasee! :)
:bye:
ᴍᴀʀ.
Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)
ooooooooowww!!!!
que no de marcha atras!!!!!!!! que bello capi, me encantó!!!!
continua pliiissss!!!!
:bye: :bye: :bye:
que no de marcha atras!!!!!!!! que bello capi, me encantó!!!!
continua pliiissss!!!!
:bye: :bye: :bye:
Isabela85
Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)
CAPITULO 16
Capítulo 16
El alba.
Una palabra perfecta para describir la forma en que la mañana había entrado a retazos en la alcoba, un fragmento de luz se esparcía sobre su cama, otro sobre el suelo entre la ventana y la pequeña chimenea.
Amelia parpadeó y permaneció por un rato presa de un entumecimiento. El fuego de la chimenea estaba encendido... debía haber permanecido dormida mientras la doncella encendía la chimenea.
Fuego… Ramsay House… los recuerdos cayeron sobre ella con un golpe desagradable, y cerró los ojos. Los abrió nuevamente, pero sin embargo, en ese momento solo pensó en la oscuridad, en la luz de la luna y en la carne ardiente de un hombre. Se le puso la piel de gallina.
¿Qué había hecho?
Estaba en la cama, y solo recordaba vagamente que habían montado de regreso cuando todavía estaba oscuro, Zayn la había llevado en su regazo, envuelta entre ropas de cama como si fuera una niña. Cierra los ojos, le había murmurado él, su mano ejerció una reconfortante presión en su cabeza. Y ella había dormido y dormido. Ahora, al entrecerrar los ojos hacia el alegre tictac del reloj, comprendió que era casi mediodía.
El pánico invadió su interior, hasta que descubrió que era muy poco práctico aterrarse. No obstante, su corazón bombeó algo que parecía ser demasiado caliente y ligero para ser sangre y la hacía respirar agitada.
Le habría gustado creer que todo había sido un sueño, pero su cuerpo aún llevaba impreso el mapa invisible que él le había dibujado con los labios, la lengua, los dientes y las manos.
Llevándose las yemas de los dedos a los labios, Amelia sintió que estos estaban más hinchados y más suaves que lo normal… habían sido lamidos y erosionados por la boca de él. Cada pulgada de su cuerpo estaba sensible, incluso esos lugares tiernos que todavía ocultaban un doloroso placer.
Una mujer decente debería sentirse avergonzada por sus acciones. Pero Amelia no se arrepentía de nada. La noche había sido tan extraordinaria, tan rica, oscura y dulce, que la conservaría en su memoria para siempre. Había sido una experiencia inolvidable, con un hombre diferente a todos los que había conocido o podría conocer alguna vez.
Pero oh, como deseaba que él ya se hubiera marchado.
Con algo de suerte, Zayn habría tenido que irse para ocuparse de sus asuntos en Londres. Amelia estaba segura de que no podría volver a mirarlo a los ojos después de lo ocurrido la noche pasada. Ciertamente no necesitaba la distracción que él le ofrecía, cuando tenía tantas cosas que decidir.
En cuanto a los recuerdos de su noche con Zayn, todos estaban tan gentilmente refractados como si él fuera un prisma a través del cual hubieran viajados sus sentimientos… ahora no era el momento para pensar en eso. Habría tiempo después. Días, meses, incluso años.
No pienses en eso, se dijo severamente a sí misma, mientras salía de la cama. Tocó la campanilla para llamar a una doncella, mientras intentaba cerrar su bata. En menos de un minuto, una robusta doncella de cabellos claros y mejillas sonrosadas apareció.
—¿Podría traerme un poco de agua caliente? —le preguntó Amelia.
—Aye, Señorita. Puedo traerle un poco aquí arriba, o si quiere, puedo llevársela al cuarto de baño. —La sirvienta hablaba con un cerrado acento de Yorkshire, las erres se le deslizaban ligeramente y las consonantes se adherían a la parte de atrás de su garganta.
Amelia asintió ante la segunda sugerencia, recordando el moderno baño de la noche anterior. Siguió a la sirvienta, que se identificó como Betty, fuera del cuarto y a lo largo del pasillo.
—¿Cómo están mis hermanas y hermanos? ¿Y el Señor Payne?
—La señorita Winnifred, la señorita Poppy y la señorita Beatrix ya bajaron a desayunar —le informó la sirvienta—. Los dos caballeros aún están acostados.
—¿Están enfermos? ¿El Señor Payne tiene fiebre?
—La Señora Briarly, el ama de casa, cree que ambos están bien, señorita. Solo están descansando.
—Gracias a Dios. —Amelia decidió que iría a visitar a Payne cuando estuviera presentable. Las heridas por quemaduras eran peligrosas e imprevisibles, aún le preocupaba que tuviera una recaída.
Entraron a un cuarto con paredes de azulejo azul pálido. Había un sillón en una esquina y una gran tina de porcelana en la otra. Una cortina oriental ricamente decorada colgaba del techo y dividía el área para convertirse en un vestidor. El cuarto de baño estaba caliente gracias a la chimenea, había un gran armario abierto en donde se desplegaban pulcramente dobladas pilas de linos de baño, toallas turcas, jabones y artículos de tocador. El agua para el baño era calentada en el mismo cuarto por alguna clase de aparato de gas, que tenía llaves para el agua fría, la caliente o la tibia y cañerías que conducían hacia afuera.
Betty abrió las llaves y ajustó la temperatura del agua. Puso ropa blanca para el baño en el sillón, perfectamente alineada.
—¿Desea que la atienda durante el baño, señorita?
—No, gracias —dijo Amelia enseguida—. Me ocuparé de eso yo misma. Si no le molesta podría traerme la ropa al vestidor que está al lado…
—¿Qué ropa, señorita?
Eso dejó fría a Amelia. Comprendió que había venido a Stony Cross Manor sin traer nada de ropa.
—Oh, Dios. Me pregunto si podrían enviar a alguien a Ramsay House para sacar mis cosas…
—Probablemente estén todas estropeadas y llenas de humo, señorita. Pero Lady St. Vincent tiene algunos vestidos en su cuarto, ella y usted tienen casi el mismo tamaño a diferencia de Lady Westcliff, que es más alta...
—Oh, no puedo vestirme con la ropa de Lady St. Vincent —dijo Amelia incómoda.
—Me temo que no hay más remedio, señorita. Hay una adorable prenda de lana roja... la sacaré para usted.
Como no parecía haber posibilidad de que recuperara ninguno de sus vestidos, Amelia asintió y le murmuró un gracias. Se puso detrás del biombo del vestidor y se quitó la bata, mientras la criada cerraba las llaves y abandonaba el baño.
Cuando Amelia se quitó el camisón y lo dejó caer al suelo, vislumbró un destello dorado en su dedo índice izquierdo. Sobresaltada, levantó la mano y la examinó. Era un pequeño anillo de oro estilo sello con una elaborada inicial grabada. Era el anillo que Zayn
siempre llevaba puesto en el dedo meñique. Se lo debía haber puesto anoche, mientras dormía. ¿Habría pretendido ser un regalo de despedida? ¿O quizá el anillo tenía algún otro significado para él?
Intentó quitárselo y descubrió que estaba firmemente atascado...isabellita102
Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)
HOLIS PERDON POR NO SUBIRLES TODO ESTE TIEMPO MAÑANA MARATON DE UN CAPITULO POR CADA DIA QUE NO SUBI :bye:
isabellita102
Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)
Aww! le dejo su anillo! :enamorado:
Amo a ese Zayn! :love:En realidad amo a todos los Zayns(? y al real, pincipalmente! ;)
Me encantó el cap!
Seguilaa!
:bye:
PD: Volviste! Estabas desaparecida, creí que te habías perdido. :/
PD2: Yeees! ¡¡Maratón!!
Amo a ese Zayn! :love:
Me encantó el cap!
Seguilaa!
:bye:
PD: Volviste! Estabas desaparecida, creí que te habías perdido. :/
PD2: Yeees! ¡¡Maratón!!
ᴍᴀʀ.
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