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Más Que Cosas De Policías
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Más Que Cosas De Policías
TODAVÍA NO COMENTO AQUÍ?
OUCH. PEGAME CON UN PALO
RECIÉN HOY HE PODIDO RETOMAR LAS NOVELAS QUE HAN ACTUALIZADO (LA MAYORÍA, NO TODAS :C) PERO EN FIN. PENSÉ QUE HABÍA COMENTADO AQUÍ CON CHUCHERIAS Y QCIO Y NO! NO ESTÁ MI COMENTARIO! Y NO ME ACUERDO DE NADA!
LO ÚNICO QUE ME ACUERDO ES QUE PONÍA QUE ME ENCANTÓ EL FLASHBACK, EN SERIO, CONCUERDO CON QUE SEA TU CAP FAVORITO, ES COMO UN ACONTECIMIENTO ASÍ RE WOW, TODO JUNTO Y YA NO SÉ NI COMO EXPLICARLO, PERO ES GENIAL Y....ay ya fue, me calmo un poco.
Se te ha hecho un lío con la numeración de los capítulos xD Deja de spoileaaar (?????????????)
Has visto el sitio de compra y venta on-line "ala maula",creo que es sólo de Argentina? HEY ACABO DE TACHAR ALGO! Bueno, el nombre Maula para Marc y Paula me recuerda a eso...es tipo "Maula son tan lindos" o qcio y se me viene a la cabeza las propagandas o.O Soy rara, lo sé. Y sobre Parc...jajaja, me da mucha gracia. El punto es que si mal no recuerdo yo tiré esos dos nombres y ahora ninguna de las dos sabe como llamarlos D: Así que que sean...Paraulac (?) Más raro el nombree, ya había dicho que soy un desastre para juntar cosas
En fin, tipo que el wattpad anda rarito pero pude escribir algo :') Ahora tengo que actualizar Saliendo de la depresión porque ahí si que estoy atrasada...Igual, me pasaré por MDUVM, seguro.
Y veré Memorias de una vida sin comida (?)
Ah, me había quedado con eso jajaaa xD
Ahora sí, en fin, publica cuando puedas y siguela!
Si no me paso...son las mismas razones de siempre: E S C U E L A
Cuidate!
OUCH. PEGAME CON UN PALO
RECIÉN HOY HE PODIDO RETOMAR LAS NOVELAS QUE HAN ACTUALIZADO (LA MAYORÍA, NO TODAS :C) PERO EN FIN. PENSÉ QUE HABÍA COMENTADO AQUÍ CON CHUCHERIAS Y QCIO Y NO! NO ESTÁ MI COMENTARIO! Y NO ME ACUERDO DE NADA!
LO ÚNICO QUE ME ACUERDO ES QUE PONÍA QUE ME ENCANTÓ EL FLASHBACK, EN SERIO, CONCUERDO CON QUE SEA TU CAP FAVORITO, ES COMO UN ACONTECIMIENTO ASÍ RE WOW, TODO JUNTO Y YA NO SÉ NI COMO EXPLICARLO, PERO ES GENIAL Y....ay ya fue, me calmo un poco.
Se te ha hecho un lío con la numeración de los capítulos xD Deja de spoileaaar (?????????????)
Has visto el sitio de compra y venta on-line "ala maula",
En fin, tipo que el wattpad anda rarito pero pude escribir algo :') Ahora tengo que actualizar Saliendo de la depresión porque ahí si que estoy atrasada...Igual, me pasaré por MDUVM, seguro.
Y veré Memorias de una vida sin comida (?)
Ah, me había quedado con eso jajaaa xD
Ahora sí, en fin, publica cuando puedas y siguela!
Si no me paso...son las mismas razones de siempre: E S C U E L A
Cuidate!
Emily Rawson
Re: Más Que Cosas De Policías
Ya ni sé si este es el verde que usé...Emily Rawson escribió:TODAVÍA NO COMENTO AQUÍ?
OUCH. PEGAME CON UN PALO
RECIÉN HOY HE PODIDO RETOMAR LAS NOVELAS QUE HAN ACTUALIZADO (LA MAYORÍA, NO TODAS :C) PERO EN FIN. PENSÉ QUE HABÍA COMENTADO AQUÍ CON CHUCHERIAS Y QCIO Y NO! NO ESTÁ MI COMENTARIO! Y NO ME ACUERDO DE NADA!
LO ÚNICO QUE ME ACUERDO ES QUE PONÍA QUE ME ENCANTÓ EL FLASHBACK, EN SERIO, CONCUERDO CON QUE SEA TU CAP FAVORITO, ES COMO UN ACONTECIMIENTO ASÍ RE WOW, TODO JUNTO Y YA NO SÉ NI COMO EXPLICARLO, PERO ES GENIAL Y....ay ya fue, me calmo un poco.
Se te ha hecho un lío con la numeración de los capítulos xD Deja de spoileaaar (?????????????)
Has visto el sitio de compra y venta on-line "ala maula",creo que es sólo de Argentina?HEY ACABO DE TACHAR ALGO!Bueno, el nombre Maula para Marc y Paula me recuerda a eso...es tipo "Maula son tan lindos" o qcio y se me viene a la cabeza las propagandas o.O Soy rara, lo sé. Y sobre Parc...jajaja, me da mucha gracia. El punto es que si mal no recuerdo yo tiré esos dos nombres y ahora ninguna de las dos sabe como llamarlos D: Así que que sean...Paraulac (?)Más raro el nombree, ya había dicho que soy un desastre para juntar cosas
En fin, tipo que el wattpad anda rarito pero pude escribir algo :') Ahora tengo que actualizar Saliendo de la depresión porque ahí si que estoy atrasada...Igual, me pasaré por MDUVM, seguro.
Y veré Memorias de una vida sin comida (?)
Ah, me había quedado con eso jajaaa xD
Ahora sí, en fin, publica cuando puedas y siguela!
Si no me paso...son las mismas razones de siempre: E S C U E L A
Cuidate!
Ay, me habría gustado ver un comentario así :lloro: Pero bueno, con ese pedacito/resumen de ahí se entiende todo
Los 30's no me los sé bien . :pokerface: Recuerdo lo que pasa pero como salteado (?
Spoilear es divertido, qué pasa? Nah, yo spoileo neutralmente, nada directo
Como que sí, porque de haberla oído nombrar me habría reído por la casualidad (en una ecuación de física, SÍ, UNA ECUACIÓN DE FÍSICA sale el nombre de un ship que Sara tiene acá y yo casi que me da un ataque de risa en medio de la clase, je...). Parc es como Park y Paraulac?????? CÓMO SALIÓ ESO? JAJAJAJAJAJAJAJAJA! Me suena a Parmalac, un suplemento alimenticio (creo) que venden acá
Sí, creo que ya va como un mes sin nada
Memorias de una vida sin comida me quedó genial (?
Veré si mañana, debo pasar los capítulos de la laptop de mi mamá a la mía en ambas novelas y el de acá va por la mitad...
Igual yo... :bye:
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Te informo que tu novela se encuentra en una sección incorrecta establecida en las reglas del foro. Publica la petición para que muevan tu tema en "Mover y borrar temas" en un plazo de 48 horas, o nos veremos en la obligación de eliminar el tema
Invitado
Invitado
Re: Más Que Cosas De Policías
Listo... Aunque aquí hay más drama que casos, pero bueno .-.annu. escribió:Te informo que tu novela se encuentra en una sección incorrecta establecida en las reglas del foro. Publica la petición para que muevan tu tema en "Mover y borrar temas" en un plazo de 48 horas, o nos veremos en la obligación de eliminar el tema
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
¡He vuelto con nueva firma y todo! en serio, muchas cosas nuevas, desde eso hasta capítulo y sección del foro y laptop y pfff ._.
Capítulo #31: “Felicidad Inestable”.
La visita de Elliot a la casa de Paula no fue sólo por esa noche. Por estar remodelando su casa, él y su esposa se estaban quedando allí mientras tanto. Esa misma mañana, cuando Daisy recién se estaba sirviendo el desayuno, se encuentra con su padre con todo listo para salir, sorprendiéndose.
— ¡Papá! ¡¿Ya estás listo para ir al trabajo?!
—Sí. Te dije que hoy tendría bastante trabajo.
—Tampoco para tanto. ¡Yo ni he desayunado!
—A ti no te hace falta llegar temprano.
—Creo que estás exagerando. ¿Quién iría tan temprano?
—Muchas veces, los pacientes han llegado antes en la mañana.
—Qué madrugadores. Están peor que Paula.
— ¡Te oí! —La rubia justo iba pasando por el lugar cuando su hermana hizo la comparación— ¡¿Ya vas a…?! —Y ella tampoco pudo evitar sorprenderse al ver al hombre vestido con su típica paleta de grises.
—Sí. Me tengo que ir ya —Se despide con su mano mientras pasa por la puerta.
—Cuando se queda aquí se pone raro —Paula comenta.
—Esta vez es exageración de las cosas —Para sus hijas ya era costumbre notar sus cambios. Era como si la casa le afectara de algún modo.
—Si no hay nadie esperando, se enojará.
—Creo que eso es lo que pasará.
A diferencia de la creencia de la pelirroja, unos minutos después recibe una llamada de parte de su padre, la cual atiende de inmediato por la rareza del asunto.
—Sí hay alguien aquí —De haber estado en persona, seguramente se lo hubiese restregado en la cara.
— ¡Papá! ¿Llamas por eso?
—Para que veas que hay gente muy madrugadora.
—Ok, ganas esta vez. ¡Te quiero! —Finaliza la comunicación.
—Vaya, qué pacientes —Paula escuchó la conversación.
—Será un día largo para papá.
—Que tenga un paciente a… —Deja de hablar por unos segundos al ver un periódico a su lado— ¡Oh! Ahora entiendo todo.
— ¿No lo sabías? Él me lo dijo ayer.
La mayor abre el periódico en la página donde se ubicaba la noticia para leerla.
—“Para disminuir la cantidad de pacientes con este trastorno que se suicidan, hieren, lastiman o incluso matan a otras personas ya que el número ha aumentado de manera preocupante…” Me parece bien.
—Papá no opina lo mismo.
—Casi nunca coincidimos en algo.
—Él es el psicólogo aquí, no tú.
— ¡Si lo aprobaron los psicólogos! ¿No está de acuerdo?
—De los pocos que no lo están y tiene sus razones.
—“No deben estar encerrados” —Repite con fastidio esa frase que tanto ha escuchado— ¿Cuántas veces lo tendré que oír?
—Justamente por eso.
Típico. Las mellizas no están de acuerdo una vez más.
Alrededor de una hora más tarde, el paciente madrugador de Elliot recién sale del consultorio, dando por terminada la cita del día. Mientras el siguiente entra, el adulto de delgados y casi imperceptibles lentes lee los papeles que su secretaria dejó sobre su mesa acerca de las personas que vería ese día.
—Veamos… —Alza el papel donde se encuentra la información del siguiente— Un nuevo paciente. Leonardo Mola- ¡¿Molander?! —No logra ocultar su exclamación, levantando la vista hacia el muchacho que tenía al frente.
—Todos reaccionan así —Le resta importancia sonriendo de lado sin separar sus labios, ya estaba acostumbrado.
—Nunca pensé tener a un Molander como paciente —Está tan sorprendido que ni siquiera se da cuenta de que divaga.
—Nunca pensé que el tío de una de mis mejores amigas fuera mi psicólogo.
—Aquí dice que estás aquí por… —Vuelve a levantar el papel con sus datos— ¿Impredecibilidad?
—Soy impredecible desde el año pasado.
—No ibas al psicólogo desde que te diagnosticaron. Debes estar aquí por la nueva noticia.
—Algo tarde para que le dé tiempo de considerarme estable…
—Eso lo descubriremos con el paso del tiempo. Empecemos desde el origen. ¿Por qué crees que eres impredecible? —Aleja toda clase de papel, lápices y bolígrafos de sus manos.
—Yo pensaba que eso lo descubría el psicólogo.
—Así es. Es sólo una pregunta de rutina con los pacientes impredecibles. Así se sabe mejor todo lo que la originó —Explica el punto.
— ¿Porque soy muy, muy, muy sensible? —Leonardo no está entendiendo muy bien.
—Eso todos. Yo quiero decir… ¿Tú sabes por qué da eso?
—No exactamente.
—A gente que sufrió algo en la infancia y ese algo no fue bien tratado, quedando algunas emociones frustradas en el individuo que se hace impredecible al liberarse de manera repentina todo lo que se contuvo por tanto tiempo.
—Si es así, mi lista tiene varias cosas.
—Cuéntame una por una.
—Cuando tenía tres, fui rehén de unos ladrones. Me golpeaban con cualquier cosa. De ahí salieron mis traumas a los zapatos y a los cinturones…
—Las cosas son muy distintas en la 1 —Paula libera uno de sus pensamientos mientras ve por la puerta a los tres hombres del grupo bajar por el ascensor.
—A ellos como que les dan más casos que a nosotros —Parece que la novata por fin concuerda con su melliza.
—Pareciera. ¿Por qué será? —Diana se une a la discusión.
—No es por nada, pero ellos resuelven los casos más rápido —Admite la de cabello rubio.
— ¿Estás diciendo que ellos son mejores que nosotros? —El lado masculino del equipo participa.
—Más rápidos, no mejores.
—La gente prefiere a los rápidos.
—Ese es el punto. Debemos empezar a acelerarnos.
—Pero hacerlo rápido no siempre es hacerlo bien.
—Cuando tengamos un caso, vemos cómo hacemos —Paula desea solucionar ese inconveniente lo antes posible.
—Si es que nos dan uno hoy —Daisy acaba con una parte de la ilusión de su hermana.
La segunda mitad de la Unidad de Secuestros y Homicidios intenta corregir la situación. El padre de dos de sus integrantes descubre aspectos del cuñado de una de ellas.
— ¿Sabes cuáles brotes te han dado?
—Tristeza, enojo, miedo, confusión y mixto.
— ¿En los mixtos te ha dado uno de alegría?
—No, ni por separado —Respuesta que causa una expresión seria en el experto.
—Eso quiere decir que no eres estable.
— ¡¿Qué?! —Tenía que ser una broma. Es decir, esperaba que le dijeran eso, pero no por esa razón— ¡¿No haber tenido un brote me hace ser inestable?!
—Por raro que parezca. Ser inestable incluye varias cosas, entre ellas está no haber tenido uno de los brotes básicos en mucho tiempo en comparación con los otros. Tienes un año siendo impredecible y no te ha dado un brote alegre. Eso es ser más que inestable.
— ¿Brotes básicos? ¿Cuáles son esos?
—Los cinco que conoces.
—Oh… ¡¿Hay más brotes además de esos?! —Eso fue una sorpresa, nunca le mencionaron algún otro, incluso siendo él el propio impredecible.
—Sí. Hay brotes de todo, sólo que son tan leves que casi no se notan y se quitan fácil, como el de miedo.
— ¿Cómo puedo hacer para que me dé un brote de alegría?
—Va a ser difícil. Tu versión de impredecible es la depresiva-traumática, que quiere decir que fue causada por hechos que te traumaron o deprimieron, así que tus brotes se basarán en sentimientos de tristeza y enojo. En tu caso es muy difícil que te dé un brote alegre. La manera más fácil es hacerte caer en un brote mixto y que por alguna razón aparezca la felicidad, pero igual es difícil así.
—Si no me da uno, ¿iré al hospital psiquiátrico? —Se preocupa. Parecía estar en una situación compleja como para resolverse en dos meses.
—Así es. Tienes que intentar tener un brote alegre.
Otro tipo de conversación se entabla en la comisaría cuando Johnny y Diana se encuentran en los pasillos.
— ¿Alguna vez a la UVE2 le dieron más casos que a la 1? —Así sin saludar, la chica alza la pregunta de una vez sin trastabillar.
— ¿De dónde viene la pregunta? —El novio encuentra rara la cuestión.
—Algo que te explicaré cuando respondas —Johnny debería saber. Lleva muchos más años, más del doble que Diana siendo detective.
—Es algo normal cuando el grupo es nuevo.
— ¡Pero mi grupo tiene más de un año ya!
—Oh, ¿a la 1 le dan más casos que a tu grupo? —Al menos no tendría que explicarle del todo, a fin de cuentas.
—Y no tengo la menor idea de por qué.
— ¿Los dos grupos empezaron al mismo tiempo?
—El mismo día a la misma hora —Se cruza de brazos.
— ¿Antes era así?
— ¿Antes cuándo?
—Antes de que metieran a Daisy y a Leonardo.
—Ahora que lo dices, la cosa comenzó a notarse cuando eso. Sí les daban más casos, pero no se notaba mucho la diferencia. Cuando llegaron se notó.
—Es eso. Están poniendo a prueba a los nuevos.
— ¿Poniéndole más casos a uno? —No le ve el sentido a eso.
—Si Molander es de los mejores del entrenamiento…
—Daisy también es de las mejores. Hasta los emparejaron —Su pareja se queda en silencio por un par de segundos mientras analiza los datos nuevos.
—No te enojes por lo que diré porque sé cómo sonará —Advierte el ojiverde—, pero ¿y si la cosa es que a ustedes no les dan tantos casos porque sólo hay un hombre en el equipo?
— ¿Dices que los que asignan los casos son machistas?
—Es sólo una teoría. Fíjate que tu grupo es el único así.
—En cambio, la 1 son cuatro hombres… —Sus cejas se juntan lentamente al pensarlo— No me voy a enojar contigo porque tú no eres el que elige quién lleva los casos y además es sólo una teoría, aunque muy cierta…
—Quizás antes, como eran dos y uno, no era tanta la cosa, pero con tres y uno…
— ¡Pero si ellos mismos son los que eligen a los entrenados de cada grupo! Para eso nos ponían a Leonardo en vez que a Daisy —Apenas termina de hablar y ya parece pensar en algo.
— ¿Estás planeando algo?
—Lamentablemente, lo que se me ocurrió no es una buena idea —Se decepciona luego de haberse emocionado por un instante mínimo.
—Si es intercambiar novatos, no sé qué tiene de malo.
— ¿Bromeas? ¿Has visto cómo se llevan Paula y Leo?
— ¿Llegaría al punto de no trabajar?
—No. Llegaría al punto de no dejarlo trabajar a él.
— ¿Y el no haría nada? —Echa la cabeza un tanto para atrás de lo extraña que le pareció la respuesta.
—Trataría de hacer algo, pero si ve que no es deseado en el lugar, se sentiría rechazado y se le quitaría el ánimo. Eso lo haría deprimirse y caer en brote. No le conviene.
—Vaya, llegaría a problemas psicológicos, ¡qué cosas! Si mi grupo tuviera a un novato, te lo prestaría por unos casos, pero como mi grupo es de cuatro, ya somos muchos como para encargarnos de uno.
—En serio que haría el cambio, pero para eso necesito cambiar a Paula también y eso no se puede.
— ¿Entre la misma unidad no se puede?
—Sólo si falta alguien.
— ¿Y si en vez de cambiar novatos, cambian miembros?
— ¿Algo así como cambiar a Paula por Marc?
—O a Paula por Leonardo para que no queden en el mismo grupo.
—Quedarían Marc y Paula juntos. Prohibido —La regla de no fraternizar entre compañeros de un mismo equipo una vez más estorba.
—Habría que cambiarte a ti por Alex o Matías.
—Y yo no me quiero cambiar… Nos quedaremos así.
—Diles a tus compañeros mi idea a ver si piensan igual.
—Les diré —Tenían que hallar una solución a ese asunto. No era posible que le dieran más crédito ni más trabajo a una mitad de la unidad que a la otra, y más injusto si la teoría de Johnny es acertada.
—Te sonará raro, pero debo hacer que te dé un brote ahora —Elliot avisa, haciendo extrañar a Leo.
— ¿Ahora? ¿Para qué?
—Otro factor para saber si alguien es estable es observar cómo son los brotes.
—Ok… —Ve hacia abajo, registrando lo que lleva puesto. Termina quitándose un zapato y pasándoselo— Agárralo.
Elliot frunce el ceño, no muy convencido de la orden, aunque de todos modos la hace cumplir.
—No creo que funcione…
— ¡No! —Reacciona al instante que el canoso levanta ligeramente el calzado— ¡¿Qué vas a hacer con mi zapato?!
—Me dijiste que lo agarrara —Sigue sin entender. De un momento a otro, su paciente había entrado en pánico sin que él mismo se enterara.
— ¡Pero no de esa manera! ¡Bájalo!
—Voy a bajarlo pero no lo soltaré —Disminuye la altura hasta quedar casi al nivel de la mesa.
—Así está mejor —El joven se calma un poco— Pero sigues agarrándolo.
— ¿Así te da miedo? —Pregunta sosteniendo el zapato con la punta hacia Leonardo, acercándolo lentamente a él.
—Un poco —Se aleja a la vez.
— ¿Por eso te alejas?
—Te estás acercando mucho…
— ¿Y si hago esto? —Termina de acercarse y lo toca ligeramente con el zapato.
— ¡¡No!! —Prácticamente grita— ¡¡No me toques con eso!! —Intenta apartarse, casi cayéndose de su asiento por ello.
Montesco suelta el objeto, dejándolo caer sobre las piernas de Leo, aún asustado.
— ¡No!... —Se da cuenta de que su propio zapato había vuelto a él, ya no estaba en manos de otra persona. Respira profundo, ya podía volver a la tranquilidad y colocárselo mientras que el mayor toma apuntes en una libreta— Ahí estuvo mi brote de miedo. ¿Cómo fue?
— ¿Sabes bailar flamenco?
— ¿Qué tiene que ver eso? —Responde con otra cuestión, confundido.
—Tiene que ver porque quiero saber si has ido a Inglaterra.
—Sigo sin entender —De estar en una caricatura, un signo de interrogación colosal acompañaría a la figura del chico.
— ¿Eso quiere decir que te gusta el sushi?
— ¡¿Qué sentido tiene eso?!
—El mismo que tiene una pizza en un freezer.
— ¿Un freezer? ¿Eso es ser gratis? —Cumplido. El brote de confusión se hace notar.
—No, freezer es el congelador —Ahora es la hora de hablar con sentido para la evaluación.
— ¿Y qué tiene que ver ser gratis con un congelador?
—Te lo estás tomando literal.
— ¿Cómo voy a tomarlo si no hay ni un vaso?
Elliot vuelve a tomar notas antes de responder.
—Lo entiendes como suena.
—Paula —Diana llama a su compañera al encontrársela por los pasillos de la comisaría— Tienes que oír esto.
— ¿Qué descubriste ahora?
—Fue Johnny. Hablé con él sobre lo de los casos.
— ¿Sabe por qué puede ser?
—Machismo de parte de los que asignan los grupos.
— ¡¿Cómo no se nos pudo ocurrir eso?!
— ¿Verdad que es algo muy posible?
— ¡Sí! Somos el único grupo con tres y uno.
— ¡Exacto! Lo raro sería que si es por eso, ¿para qué nos pusieron a la única mujer del entrenamiento?
—Cierto… Es raro.
— ¿De qué hablan? —Hablando del Rey de Roma, la susodicha aparece.
—Johnny cree que la razón es machismo —Su hermana aclara directamente.
— ¿Por meterme a mí? Oigan, puedo pedir un cambio de novatos por un tiempo para ver si es por eso.
—Eso sólo se puede entre novatos de unidades iguales.
— ¿Así que sólo puedo cambiar con Leo?
—Exacto. No es una buena idea.
—Cambiarían a una buena por uno bueno… —Daisy no ve el inconveniente que su melliza aparenta tener, por lo que ella la ve con una cara molesta, casi pudiendo gritar “¿es en serio?” con su clara mirada— ¡Por favor! —Capta el mensaje— ¿Ni para trabajar puedes convivir con él?
— ¿Ya ves la gravedad del asunto? —Diana comenta.
— ¿Por qué tanto odio?
—Simplemente no me causó una buena impresión.
— ¿Un chico educado te causa una mala impresión? Qué rara eres.
— ¿Por qué lo defiendes tanto?
—Porque no soporto que des descripciones equivocadas —Admite antes de irse.
—Si supiera que la equivocada es ella… —La rubia dice para sí misma.
—Nos están llamando para un caso —Sebastián anuncia a sus compañeras.
—Ya vamos. Busca a Daisy y dile —Ordena la mayor entre las mujeres.
La investigación interna quedaría para después. Ahora tenían un caso real que atender.
—Tus brotes están bien —Informa el de lentes— Sólo falta que te dé el de alegría.
—Y me libro del hospital psiquiátrico.
—Exactamente. Ya terminamos la cita de hoy.
— ¿Cuándo tendré que volver?
—Vuelve cuando te parezca necesario.
—Ok, le avisaré.
—O quizás yo te llame.
—Está bien. Hasta luego —Se retira.
Próxima parada: comisaría. Llegaría tarde, aunque nadie lo notaría al ser un oficial en entrenamiento en su semana libre de lecciones.
Al estar ahí, sube de inmediato al cuarto piso para encontrarse con sus colegas. Ve la puerta de la oficina cerrada, extrañándose un poco mas no lo suficiente como para dudar entrar.
—Ya lle-… —Detiene el aviso al abrir la puerta y descubrir que la razón por la que estaba cerrada era porque no había nadie adentro— No han llegado… —Pasa a revisar si por casualidad estaban reunidos en la oficina vecina, obteniendo el mismo resultado, fastidiándose al notar que estaba solo— Genial...
— ¿Buscas a alguien? —Leo pega un brinco del susto que se llevó al oír a alguien atrás de él. Al voltear, descubre que era Cristian.
— ¡Me asustaste!
—Últimamente te asustas más fácil que antes.
—Debe ser por eso de la impredecibilidad.
—Hablando de eso, ¿supiste lo de la internación?
—Acabo de volver del psicólogo —Responde cortante al no agradarle el tema.
— ¡Oh! ¿Y qué te dijo? ¿Eres estable?
—Cómo quisiera serlo.
— ¿No lo eres? Vaya, y eso que no te he visto tanto en brote.
—Es que tener pocos brotes no quiere decir que seas estable. Eso depende de cómo son y si has tenido alguno de los cinco básicos. Mejor dicho, todos.
— ¿Y qué es lo que te hace inestable?
—En el año que llevo siendo impredecible, no me ha dado un brote de felicidad en ningún momento. Es el único.
— ¿Por uno solo que no te ha dado puedes ir al hospital psiquiátrico?
— ¿Verdad que eso es injusto?
—Aún tienes dos meses para que te dé uno.
—Para un impredecible depresivo-traumático no es tan fácil.
— ¿Depresivo-traumático? ¿Cómo es eso? —El rubio está totalmente perdido en ese tema.
—Causado por depresión y traumas.
—Ah, ya. Primera vez que oigo eso.
—Créeme, igual yo y eso que yo soy el impredecible.
— ¿Crees que te pueda dar un brote de felicidad?
—No lo sé, lo veo difícil. De verdad no quiero ir allá, debe ser como una cárcel con uniformes empeorados.
—Una vez tuve que ir a uno por un juicio, es algo… raro.
— ¿Raro en qué sentido?
—Es raro ver a gente lo… —Para repentinamente al darse cuenta de lo que iba a decir.
—Termina de decir lo que ibas a decir —Leo cruza los brazos y demanda, no le permitiría escapar ni que creyera que no sabía qué palabra usaría.
—Ver a tanta gente enf… —Repite lo anterior—… Con discapacidades junta.
—No creas que no sé lo que ibas a decir.
—No te incluyo en la lista.
—Pero sabes que estaré allí pronto.
—No necesariamente.
—Pero es lo más probable.
—… Lo que te preguntaba, ¿buscas a tu grupo?
—Qué manera de evadir el tema. Veo que no están.
—Ninguno de los dos grupos.
—Qué fastidio que los dos tengan casos y tú quedes por fuera… —Cristian lo ve detalladamente, incomodándolo— ¿Por qué me ves así?
— ¿Te sientes bien?
— ¿Por qué voy a sentirme mal?
—Porque te estás poniendo pálido.
— ¡¿Qué?! —Sale corriendo hacia el baño. Su amigo lo sigue algo más lento, no se pondría a correr por los pasillos.
— ¿Sabes que no estás en un parque? —Pregunta al alcanzarlo ya en el baño.
Leo no responde. Está mirándose fijamente al espejo.
— ¿Me escuchas? ¿Por qué saliste corriendo?
Sigue sin responder. Apoya ambas manos al extremo de la barra de los lavamanos y agacha la cabeza, pensando.
— ¿Podrías decirme qué está pasando?
Pasa a revisar su pulso en el cuello y en las muñecas.
—Quisiera entender.
—Yo quiero entender. No me siento mal ni nada.
—Y cada vez estás más pálido.
—Espera —Alza la mano y deja pasar unos segundos en los que su respiración se tornó irregular— Ahora sí estoy mal.
— ¿Por qué respiras tan raro?
—Llama a Daniela y dile que voy.
— ¡¿Por qué a ella?! —Le desespera ver la situación y no entender nada.
— ¡Sólo hazlo! —Lo apura. El canadiense sale y marca para avisar mientras el menor se queda en el baño, aún viendo su reflejo en el espejo.
— ¿Ahora sí me puedes explicar? —Pide al terminar la llamada.
—Vamos a tu auto… ¡Ya! —Exclama al no ver reacción alguna. Cristian es de quedarse paralizado en situaciones similares.
— ¿No piensas explicarme? —Insiste al estar en camino.
—Hay algo que debo contarte.
—Eso está claro, dímelo de una vez.
—Realmente sí estoy mal… —Piensa bastante antes de confesar lo que ya no podía seguir ocultándole— Tengo cardioma.
—Cardioma… —Recuerda lo que es— ¡¿Desde cuándo?!
—Desde hace un poco más de un año.
—Ahora entiendo el desespero de Daniela…
—Me está costando respirar.
—Vamos rápido —Se apresuran en llegar al auto.
Pocos minutos después, ya estando cerca del hospital, Leo recibe un mensaje, el cual revisa.
— ¿Por qué siempre me manda mensajes cuando voy al hospital? —Comenta con un aire de angustia.
—Ni siquiera sé de quién hablas.
—De Daisy. Nunca sé cómo responderle.
— ¿No sabe lo del cardioma?
—Los únicos que saben son Marc, Daniela, mi papá y tú.
—Dile que tienes un caso.
—Sabe que no tengo ninguno.
—Que sigues en el psicólogo —Da más opciones.
—No sabe de mi impredecibilidad y mi psicólogo es su padre.
—Okay, ni idea. Siendo tan amigos y ella no sabe… —Se detiene al ver de reojo que Leo coloca una mano en su cuello— ¡¿Qué sucede?!
— ¿Falta mucho?
—Ya estamos llegando.
—No puedo respirar —Su voz sale a duras penas.
— ¿Puedes aguantar dos minutos?
—No lo creo.
Cristian se asusta. Probablemente era la primera vez que se encontraba solo en una situación así, a diferencia de sus amigos de la infancia quienes ya están prácticamente acostumbrados a ellas. No logra hacer más que acelerar para disminuir el tiempo de agonía.
Al llegar al hospital, siendo Leonardo atendido, el restante envía un mensaje a Marc para avisarle lo ocurrido. El hermano del paciente acude de inmediato a la sala de espera, donde se sienta a un lado de su amigo.
— ¿Te lo contó?
—Pensó mucho antes, pero lo hizo.
—No le quedaba de otra.
— ¿Por qué no se lo ha dicho a nadie?
—No quiere que se preocupen por él.
—Es que en esas condiciones él no debería trabajar…
—… Por el riesgo de que le dé un paro —Completa la oración con un tono fastidiado—. Lo oigo a cada rato.
—Y si lo saben, ¿por qué le dejan trabajar?
—Justamente porque los demás no lo saben.
—Arriesgan su vida.
—Pero si se queda solo, no habrá nadie que lo lleve al hospital si se siente mal y de todos modos la impredecibilidad impide que se quede solo.
—Buen punto. ¿Te dijo que ya fue al psicólogo?
—Yo se lo conseguí. ¿Cómo salió?
—No muy bien. Es inestable y lo seguirá siendo hasta que le dé un brote de felicidad.
—Eso le provocó el paro.
— ¿Ah? ¿Qué tiene que ver?
—Le suelen dar paros cuando lo enojan o pasa algo que no le gusta. ¿Cuáles fueron sus síntomas?
—Se puso pálido y luego no pudo respirar hasta que se desmayó supongo que por asfixia y llegamos aquí.
—Sus síntomas no eran así… —Se preocupa por el cambio. En ese momento, los doctores salen de la habitación y se dirigen a ellos.
—Hoy se despertó rápido. Ya lo llevaremos a los exámenes —Anuncia Daniela.
— ¿Que se despierte rápido qué quiere decir? —Pregunta el nuevo en el tema.
—Que no hay tanto riesgo.
— ¿Sabes qué es raro? Tú eres su doctora y tu tío es su psicólogo. La misma familia atendiéndolo.
— ¡¿Mi tío es su psicólogo?!
—Desde hoy hace menos de tres horas.
—Vaya, qué casualidad.
Los exámenes de rutina se realizaron, dando con los mismos resultados de siempre. Nada de qué preocuparse por los momentos.
— ¡Apareciste! —Daisy exclama al ver a Leonardo llegar a la oficina— ¿Dónde andabas?
—Descansando, yo te dije.
—Ah, cierto. ¿Ya estás completamente despierto?
—Totalmente. ¿Qué has hecho hoy?
—Sólo un arresto. Quiero un caso.
—Al menos hiciste algo. Yo me estoy sintiendo inútil con esto de tener un caso en el que no puedo estar.
—Pero no lo eres y lo sabes.
—Sólo digo que me siento, no que soy.
—Ya tendremos algún caso.
—Que sea pronto porque no soporto sentirme inútil.
— ¿Quieres hacer algo para sentirte útil? —La pelirroja agrega un tono pícaro a su voz.
— ¿Ese tono qué quiere decir? —Arquea una ceja, incómodo.
La de ojos azul verdoso saca un brillo labial de su cartera y se lo aplica.
— ¿Qué haces? —El de ojos azul celeste no entiende sus acciones y se pone nervioso.
—Acomodarme el brillo —Lo guarda— ¿Qué más? —Se acerca a Leo.
—Lo tenías bien…
—Ahora lo tengo mejor —El acercamiento y el tono eran constantes en Daisy.
— ¿Qué piensas hacer? —Trata de alejarse, aunque se topa con la pared.
—Pedirte algo y necesito que me respondas —A estas alturas, cualquiera que pasara y los viera pensaría que estaban por besarse de la proximidad entre uno y el otro.
— ¿Qué vas a pedirme? —Su nerviosismo era obvio.
—Que me digas porqué a tu grupo le dan más casos que al mío —Suelta rápidamente a la vez que retoma la distancia adecuada que se debe mantener entre dos personas que conversan.
— ¡¿Eso nada más?! Ni idea. Pensé que harías otra cosa.
—Lo siento —Ríe, la reacción de su compañero fue la esperada—, eres tan fácil de sonrojar. Es divertido.
—No lo es… ¡¿Estoy rojo?! —Cubre su rostro, apenado.
— ¡Sí! Más te vale que no entre nadie.
—No lo vuelvas a hacer.
—No cuentes con eso —Continúa riendo.
Fin del Capítulo #31.
Fast fun fact: Aunque Leo fue diagnosticado en el #4, no fue hasta que escribí este capítulo que el cardioma tuvo nombre.
Hasta la próxima! :bye:
Capítulo #31: “Felicidad Inestable”.
La visita de Elliot a la casa de Paula no fue sólo por esa noche. Por estar remodelando su casa, él y su esposa se estaban quedando allí mientras tanto. Esa misma mañana, cuando Daisy recién se estaba sirviendo el desayuno, se encuentra con su padre con todo listo para salir, sorprendiéndose.
— ¡Papá! ¡¿Ya estás listo para ir al trabajo?!
—Sí. Te dije que hoy tendría bastante trabajo.
—Tampoco para tanto. ¡Yo ni he desayunado!
—A ti no te hace falta llegar temprano.
—Creo que estás exagerando. ¿Quién iría tan temprano?
—Muchas veces, los pacientes han llegado antes en la mañana.
—Qué madrugadores. Están peor que Paula.
— ¡Te oí! —La rubia justo iba pasando por el lugar cuando su hermana hizo la comparación— ¡¿Ya vas a…?! —Y ella tampoco pudo evitar sorprenderse al ver al hombre vestido con su típica paleta de grises.
—Sí. Me tengo que ir ya —Se despide con su mano mientras pasa por la puerta.
—Cuando se queda aquí se pone raro —Paula comenta.
—Esta vez es exageración de las cosas —Para sus hijas ya era costumbre notar sus cambios. Era como si la casa le afectara de algún modo.
—Si no hay nadie esperando, se enojará.
—Creo que eso es lo que pasará.
A diferencia de la creencia de la pelirroja, unos minutos después recibe una llamada de parte de su padre, la cual atiende de inmediato por la rareza del asunto.
—Sí hay alguien aquí —De haber estado en persona, seguramente se lo hubiese restregado en la cara.
— ¡Papá! ¿Llamas por eso?
—Para que veas que hay gente muy madrugadora.
—Ok, ganas esta vez. ¡Te quiero! —Finaliza la comunicación.
—Vaya, qué pacientes —Paula escuchó la conversación.
—Será un día largo para papá.
—Que tenga un paciente a… —Deja de hablar por unos segundos al ver un periódico a su lado— ¡Oh! Ahora entiendo todo.
— ¿No lo sabías? Él me lo dijo ayer.
La mayor abre el periódico en la página donde se ubicaba la noticia para leerla.
—“Para disminuir la cantidad de pacientes con este trastorno que se suicidan, hieren, lastiman o incluso matan a otras personas ya que el número ha aumentado de manera preocupante…” Me parece bien.
—Papá no opina lo mismo.
—Casi nunca coincidimos en algo.
—Él es el psicólogo aquí, no tú.
— ¡Si lo aprobaron los psicólogos! ¿No está de acuerdo?
—De los pocos que no lo están y tiene sus razones.
—“No deben estar encerrados” —Repite con fastidio esa frase que tanto ha escuchado— ¿Cuántas veces lo tendré que oír?
—Justamente por eso.
Típico. Las mellizas no están de acuerdo una vez más.
Alrededor de una hora más tarde, el paciente madrugador de Elliot recién sale del consultorio, dando por terminada la cita del día. Mientras el siguiente entra, el adulto de delgados y casi imperceptibles lentes lee los papeles que su secretaria dejó sobre su mesa acerca de las personas que vería ese día.
—Veamos… —Alza el papel donde se encuentra la información del siguiente— Un nuevo paciente. Leonardo Mola- ¡¿Molander?! —No logra ocultar su exclamación, levantando la vista hacia el muchacho que tenía al frente.
—Todos reaccionan así —Le resta importancia sonriendo de lado sin separar sus labios, ya estaba acostumbrado.
—Nunca pensé tener a un Molander como paciente —Está tan sorprendido que ni siquiera se da cuenta de que divaga.
—Nunca pensé que el tío de una de mis mejores amigas fuera mi psicólogo.
—Aquí dice que estás aquí por… —Vuelve a levantar el papel con sus datos— ¿Impredecibilidad?
—Soy impredecible desde el año pasado.
—No ibas al psicólogo desde que te diagnosticaron. Debes estar aquí por la nueva noticia.
—Algo tarde para que le dé tiempo de considerarme estable…
—Eso lo descubriremos con el paso del tiempo. Empecemos desde el origen. ¿Por qué crees que eres impredecible? —Aleja toda clase de papel, lápices y bolígrafos de sus manos.
—Yo pensaba que eso lo descubría el psicólogo.
—Así es. Es sólo una pregunta de rutina con los pacientes impredecibles. Así se sabe mejor todo lo que la originó —Explica el punto.
— ¿Porque soy muy, muy, muy sensible? —Leonardo no está entendiendo muy bien.
—Eso todos. Yo quiero decir… ¿Tú sabes por qué da eso?
—No exactamente.
—A gente que sufrió algo en la infancia y ese algo no fue bien tratado, quedando algunas emociones frustradas en el individuo que se hace impredecible al liberarse de manera repentina todo lo que se contuvo por tanto tiempo.
—Si es así, mi lista tiene varias cosas.
—Cuéntame una por una.
—Cuando tenía tres, fui rehén de unos ladrones. Me golpeaban con cualquier cosa. De ahí salieron mis traumas a los zapatos y a los cinturones…
—Las cosas son muy distintas en la 1 —Paula libera uno de sus pensamientos mientras ve por la puerta a los tres hombres del grupo bajar por el ascensor.
—A ellos como que les dan más casos que a nosotros —Parece que la novata por fin concuerda con su melliza.
—Pareciera. ¿Por qué será? —Diana se une a la discusión.
—No es por nada, pero ellos resuelven los casos más rápido —Admite la de cabello rubio.
— ¿Estás diciendo que ellos son mejores que nosotros? —El lado masculino del equipo participa.
—Más rápidos, no mejores.
—La gente prefiere a los rápidos.
—Ese es el punto. Debemos empezar a acelerarnos.
—Pero hacerlo rápido no siempre es hacerlo bien.
—Cuando tengamos un caso, vemos cómo hacemos —Paula desea solucionar ese inconveniente lo antes posible.
—Si es que nos dan uno hoy —Daisy acaba con una parte de la ilusión de su hermana.
La segunda mitad de la Unidad de Secuestros y Homicidios intenta corregir la situación. El padre de dos de sus integrantes descubre aspectos del cuñado de una de ellas.
— ¿Sabes cuáles brotes te han dado?
—Tristeza, enojo, miedo, confusión y mixto.
— ¿En los mixtos te ha dado uno de alegría?
—No, ni por separado —Respuesta que causa una expresión seria en el experto.
—Eso quiere decir que no eres estable.
— ¡¿Qué?! —Tenía que ser una broma. Es decir, esperaba que le dijeran eso, pero no por esa razón— ¡¿No haber tenido un brote me hace ser inestable?!
—Por raro que parezca. Ser inestable incluye varias cosas, entre ellas está no haber tenido uno de los brotes básicos en mucho tiempo en comparación con los otros. Tienes un año siendo impredecible y no te ha dado un brote alegre. Eso es ser más que inestable.
— ¿Brotes básicos? ¿Cuáles son esos?
—Los cinco que conoces.
—Oh… ¡¿Hay más brotes además de esos?! —Eso fue una sorpresa, nunca le mencionaron algún otro, incluso siendo él el propio impredecible.
—Sí. Hay brotes de todo, sólo que son tan leves que casi no se notan y se quitan fácil, como el de miedo.
— ¿Cómo puedo hacer para que me dé un brote de alegría?
—Va a ser difícil. Tu versión de impredecible es la depresiva-traumática, que quiere decir que fue causada por hechos que te traumaron o deprimieron, así que tus brotes se basarán en sentimientos de tristeza y enojo. En tu caso es muy difícil que te dé un brote alegre. La manera más fácil es hacerte caer en un brote mixto y que por alguna razón aparezca la felicidad, pero igual es difícil así.
—Si no me da uno, ¿iré al hospital psiquiátrico? —Se preocupa. Parecía estar en una situación compleja como para resolverse en dos meses.
—Así es. Tienes que intentar tener un brote alegre.
Otro tipo de conversación se entabla en la comisaría cuando Johnny y Diana se encuentran en los pasillos.
— ¿Alguna vez a la UVE2 le dieron más casos que a la 1? —Así sin saludar, la chica alza la pregunta de una vez sin trastabillar.
— ¿De dónde viene la pregunta? —El novio encuentra rara la cuestión.
—Algo que te explicaré cuando respondas —Johnny debería saber. Lleva muchos más años, más del doble que Diana siendo detective.
—Es algo normal cuando el grupo es nuevo.
— ¡Pero mi grupo tiene más de un año ya!
—Oh, ¿a la 1 le dan más casos que a tu grupo? —Al menos no tendría que explicarle del todo, a fin de cuentas.
—Y no tengo la menor idea de por qué.
— ¿Los dos grupos empezaron al mismo tiempo?
—El mismo día a la misma hora —Se cruza de brazos.
— ¿Antes era así?
— ¿Antes cuándo?
—Antes de que metieran a Daisy y a Leonardo.
—Ahora que lo dices, la cosa comenzó a notarse cuando eso. Sí les daban más casos, pero no se notaba mucho la diferencia. Cuando llegaron se notó.
—Es eso. Están poniendo a prueba a los nuevos.
— ¿Poniéndole más casos a uno? —No le ve el sentido a eso.
—Si Molander es de los mejores del entrenamiento…
—Daisy también es de las mejores. Hasta los emparejaron —Su pareja se queda en silencio por un par de segundos mientras analiza los datos nuevos.
—No te enojes por lo que diré porque sé cómo sonará —Advierte el ojiverde—, pero ¿y si la cosa es que a ustedes no les dan tantos casos porque sólo hay un hombre en el equipo?
— ¿Dices que los que asignan los casos son machistas?
—Es sólo una teoría. Fíjate que tu grupo es el único así.
—En cambio, la 1 son cuatro hombres… —Sus cejas se juntan lentamente al pensarlo— No me voy a enojar contigo porque tú no eres el que elige quién lleva los casos y además es sólo una teoría, aunque muy cierta…
—Quizás antes, como eran dos y uno, no era tanta la cosa, pero con tres y uno…
— ¡Pero si ellos mismos son los que eligen a los entrenados de cada grupo! Para eso nos ponían a Leonardo en vez que a Daisy —Apenas termina de hablar y ya parece pensar en algo.
— ¿Estás planeando algo?
—Lamentablemente, lo que se me ocurrió no es una buena idea —Se decepciona luego de haberse emocionado por un instante mínimo.
—Si es intercambiar novatos, no sé qué tiene de malo.
— ¿Bromeas? ¿Has visto cómo se llevan Paula y Leo?
— ¿Llegaría al punto de no trabajar?
—No. Llegaría al punto de no dejarlo trabajar a él.
— ¿Y el no haría nada? —Echa la cabeza un tanto para atrás de lo extraña que le pareció la respuesta.
—Trataría de hacer algo, pero si ve que no es deseado en el lugar, se sentiría rechazado y se le quitaría el ánimo. Eso lo haría deprimirse y caer en brote. No le conviene.
—Vaya, llegaría a problemas psicológicos, ¡qué cosas! Si mi grupo tuviera a un novato, te lo prestaría por unos casos, pero como mi grupo es de cuatro, ya somos muchos como para encargarnos de uno.
—En serio que haría el cambio, pero para eso necesito cambiar a Paula también y eso no se puede.
— ¿Entre la misma unidad no se puede?
—Sólo si falta alguien.
— ¿Y si en vez de cambiar novatos, cambian miembros?
— ¿Algo así como cambiar a Paula por Marc?
—O a Paula por Leonardo para que no queden en el mismo grupo.
—Quedarían Marc y Paula juntos. Prohibido —La regla de no fraternizar entre compañeros de un mismo equipo una vez más estorba.
—Habría que cambiarte a ti por Alex o Matías.
—Y yo no me quiero cambiar… Nos quedaremos así.
—Diles a tus compañeros mi idea a ver si piensan igual.
—Les diré —Tenían que hallar una solución a ese asunto. No era posible que le dieran más crédito ni más trabajo a una mitad de la unidad que a la otra, y más injusto si la teoría de Johnny es acertada.
—Te sonará raro, pero debo hacer que te dé un brote ahora —Elliot avisa, haciendo extrañar a Leo.
— ¿Ahora? ¿Para qué?
—Otro factor para saber si alguien es estable es observar cómo son los brotes.
—Ok… —Ve hacia abajo, registrando lo que lleva puesto. Termina quitándose un zapato y pasándoselo— Agárralo.
Elliot frunce el ceño, no muy convencido de la orden, aunque de todos modos la hace cumplir.
—No creo que funcione…
— ¡No! —Reacciona al instante que el canoso levanta ligeramente el calzado— ¡¿Qué vas a hacer con mi zapato?!
—Me dijiste que lo agarrara —Sigue sin entender. De un momento a otro, su paciente había entrado en pánico sin que él mismo se enterara.
— ¡Pero no de esa manera! ¡Bájalo!
—Voy a bajarlo pero no lo soltaré —Disminuye la altura hasta quedar casi al nivel de la mesa.
—Así está mejor —El joven se calma un poco— Pero sigues agarrándolo.
— ¿Así te da miedo? —Pregunta sosteniendo el zapato con la punta hacia Leonardo, acercándolo lentamente a él.
—Un poco —Se aleja a la vez.
— ¿Por eso te alejas?
—Te estás acercando mucho…
— ¿Y si hago esto? —Termina de acercarse y lo toca ligeramente con el zapato.
— ¡¡No!! —Prácticamente grita— ¡¡No me toques con eso!! —Intenta apartarse, casi cayéndose de su asiento por ello.
Montesco suelta el objeto, dejándolo caer sobre las piernas de Leo, aún asustado.
— ¡No!... —Se da cuenta de que su propio zapato había vuelto a él, ya no estaba en manos de otra persona. Respira profundo, ya podía volver a la tranquilidad y colocárselo mientras que el mayor toma apuntes en una libreta— Ahí estuvo mi brote de miedo. ¿Cómo fue?
— ¿Sabes bailar flamenco?
— ¿Qué tiene que ver eso? —Responde con otra cuestión, confundido.
—Tiene que ver porque quiero saber si has ido a Inglaterra.
—Sigo sin entender —De estar en una caricatura, un signo de interrogación colosal acompañaría a la figura del chico.
— ¿Eso quiere decir que te gusta el sushi?
— ¡¿Qué sentido tiene eso?!
—El mismo que tiene una pizza en un freezer.
— ¿Un freezer? ¿Eso es ser gratis? —Cumplido. El brote de confusión se hace notar.
—No, freezer es el congelador —Ahora es la hora de hablar con sentido para la evaluación.
— ¿Y qué tiene que ver ser gratis con un congelador?
—Te lo estás tomando literal.
— ¿Cómo voy a tomarlo si no hay ni un vaso?
Elliot vuelve a tomar notas antes de responder.
—Lo entiendes como suena.
—Paula —Diana llama a su compañera al encontrársela por los pasillos de la comisaría— Tienes que oír esto.
— ¿Qué descubriste ahora?
—Fue Johnny. Hablé con él sobre lo de los casos.
— ¿Sabe por qué puede ser?
—Machismo de parte de los que asignan los grupos.
— ¡¿Cómo no se nos pudo ocurrir eso?!
— ¿Verdad que es algo muy posible?
— ¡Sí! Somos el único grupo con tres y uno.
— ¡Exacto! Lo raro sería que si es por eso, ¿para qué nos pusieron a la única mujer del entrenamiento?
—Cierto… Es raro.
— ¿De qué hablan? —Hablando del Rey de Roma, la susodicha aparece.
—Johnny cree que la razón es machismo —Su hermana aclara directamente.
— ¿Por meterme a mí? Oigan, puedo pedir un cambio de novatos por un tiempo para ver si es por eso.
—Eso sólo se puede entre novatos de unidades iguales.
— ¿Así que sólo puedo cambiar con Leo?
—Exacto. No es una buena idea.
—Cambiarían a una buena por uno bueno… —Daisy no ve el inconveniente que su melliza aparenta tener, por lo que ella la ve con una cara molesta, casi pudiendo gritar “¿es en serio?” con su clara mirada— ¡Por favor! —Capta el mensaje— ¿Ni para trabajar puedes convivir con él?
— ¿Ya ves la gravedad del asunto? —Diana comenta.
— ¿Por qué tanto odio?
—Simplemente no me causó una buena impresión.
— ¿Un chico educado te causa una mala impresión? Qué rara eres.
— ¿Por qué lo defiendes tanto?
—Porque no soporto que des descripciones equivocadas —Admite antes de irse.
—Si supiera que la equivocada es ella… —La rubia dice para sí misma.
—Nos están llamando para un caso —Sebastián anuncia a sus compañeras.
—Ya vamos. Busca a Daisy y dile —Ordena la mayor entre las mujeres.
La investigación interna quedaría para después. Ahora tenían un caso real que atender.
—Tus brotes están bien —Informa el de lentes— Sólo falta que te dé el de alegría.
—Y me libro del hospital psiquiátrico.
—Exactamente. Ya terminamos la cita de hoy.
— ¿Cuándo tendré que volver?
—Vuelve cuando te parezca necesario.
—Ok, le avisaré.
—O quizás yo te llame.
—Está bien. Hasta luego —Se retira.
Próxima parada: comisaría. Llegaría tarde, aunque nadie lo notaría al ser un oficial en entrenamiento en su semana libre de lecciones.
Al estar ahí, sube de inmediato al cuarto piso para encontrarse con sus colegas. Ve la puerta de la oficina cerrada, extrañándose un poco mas no lo suficiente como para dudar entrar.
—Ya lle-… —Detiene el aviso al abrir la puerta y descubrir que la razón por la que estaba cerrada era porque no había nadie adentro— No han llegado… —Pasa a revisar si por casualidad estaban reunidos en la oficina vecina, obteniendo el mismo resultado, fastidiándose al notar que estaba solo— Genial...
— ¿Buscas a alguien? —Leo pega un brinco del susto que se llevó al oír a alguien atrás de él. Al voltear, descubre que era Cristian.
— ¡Me asustaste!
—Últimamente te asustas más fácil que antes.
—Debe ser por eso de la impredecibilidad.
—Hablando de eso, ¿supiste lo de la internación?
—Acabo de volver del psicólogo —Responde cortante al no agradarle el tema.
— ¡Oh! ¿Y qué te dijo? ¿Eres estable?
—Cómo quisiera serlo.
— ¿No lo eres? Vaya, y eso que no te he visto tanto en brote.
—Es que tener pocos brotes no quiere decir que seas estable. Eso depende de cómo son y si has tenido alguno de los cinco básicos. Mejor dicho, todos.
— ¿Y qué es lo que te hace inestable?
—En el año que llevo siendo impredecible, no me ha dado un brote de felicidad en ningún momento. Es el único.
— ¿Por uno solo que no te ha dado puedes ir al hospital psiquiátrico?
— ¿Verdad que eso es injusto?
—Aún tienes dos meses para que te dé uno.
—Para un impredecible depresivo-traumático no es tan fácil.
— ¿Depresivo-traumático? ¿Cómo es eso? —El rubio está totalmente perdido en ese tema.
—Causado por depresión y traumas.
—Ah, ya. Primera vez que oigo eso.
—Créeme, igual yo y eso que yo soy el impredecible.
— ¿Crees que te pueda dar un brote de felicidad?
—No lo sé, lo veo difícil. De verdad no quiero ir allá, debe ser como una cárcel con uniformes empeorados.
—Una vez tuve que ir a uno por un juicio, es algo… raro.
— ¿Raro en qué sentido?
—Es raro ver a gente lo… —Para repentinamente al darse cuenta de lo que iba a decir.
—Termina de decir lo que ibas a decir —Leo cruza los brazos y demanda, no le permitiría escapar ni que creyera que no sabía qué palabra usaría.
—Ver a tanta gente enf… —Repite lo anterior—… Con discapacidades junta.
—No creas que no sé lo que ibas a decir.
—No te incluyo en la lista.
—Pero sabes que estaré allí pronto.
—No necesariamente.
—Pero es lo más probable.
—… Lo que te preguntaba, ¿buscas a tu grupo?
—Qué manera de evadir el tema. Veo que no están.
—Ninguno de los dos grupos.
—Qué fastidio que los dos tengan casos y tú quedes por fuera… —Cristian lo ve detalladamente, incomodándolo— ¿Por qué me ves así?
— ¿Te sientes bien?
— ¿Por qué voy a sentirme mal?
—Porque te estás poniendo pálido.
— ¡¿Qué?! —Sale corriendo hacia el baño. Su amigo lo sigue algo más lento, no se pondría a correr por los pasillos.
— ¿Sabes que no estás en un parque? —Pregunta al alcanzarlo ya en el baño.
Leo no responde. Está mirándose fijamente al espejo.
— ¿Me escuchas? ¿Por qué saliste corriendo?
Sigue sin responder. Apoya ambas manos al extremo de la barra de los lavamanos y agacha la cabeza, pensando.
— ¿Podrías decirme qué está pasando?
Pasa a revisar su pulso en el cuello y en las muñecas.
—Quisiera entender.
—Yo quiero entender. No me siento mal ni nada.
—Y cada vez estás más pálido.
—Espera —Alza la mano y deja pasar unos segundos en los que su respiración se tornó irregular— Ahora sí estoy mal.
— ¿Por qué respiras tan raro?
—Llama a Daniela y dile que voy.
— ¡¿Por qué a ella?! —Le desespera ver la situación y no entender nada.
— ¡Sólo hazlo! —Lo apura. El canadiense sale y marca para avisar mientras el menor se queda en el baño, aún viendo su reflejo en el espejo.
— ¿Ahora sí me puedes explicar? —Pide al terminar la llamada.
—Vamos a tu auto… ¡Ya! —Exclama al no ver reacción alguna. Cristian es de quedarse paralizado en situaciones similares.
— ¿No piensas explicarme? —Insiste al estar en camino.
—Hay algo que debo contarte.
—Eso está claro, dímelo de una vez.
—Realmente sí estoy mal… —Piensa bastante antes de confesar lo que ya no podía seguir ocultándole— Tengo cardioma.
—Cardioma… —Recuerda lo que es— ¡¿Desde cuándo?!
—Desde hace un poco más de un año.
—Ahora entiendo el desespero de Daniela…
—Me está costando respirar.
—Vamos rápido —Se apresuran en llegar al auto.
Pocos minutos después, ya estando cerca del hospital, Leo recibe un mensaje, el cual revisa.
— ¿Por qué siempre me manda mensajes cuando voy al hospital? —Comenta con un aire de angustia.
—Ni siquiera sé de quién hablas.
—De Daisy. Nunca sé cómo responderle.
— ¿No sabe lo del cardioma?
—Los únicos que saben son Marc, Daniela, mi papá y tú.
—Dile que tienes un caso.
—Sabe que no tengo ninguno.
—Que sigues en el psicólogo —Da más opciones.
—No sabe de mi impredecibilidad y mi psicólogo es su padre.
—Okay, ni idea. Siendo tan amigos y ella no sabe… —Se detiene al ver de reojo que Leo coloca una mano en su cuello— ¡¿Qué sucede?!
— ¿Falta mucho?
—Ya estamos llegando.
—No puedo respirar —Su voz sale a duras penas.
— ¿Puedes aguantar dos minutos?
—No lo creo.
Cristian se asusta. Probablemente era la primera vez que se encontraba solo en una situación así, a diferencia de sus amigos de la infancia quienes ya están prácticamente acostumbrados a ellas. No logra hacer más que acelerar para disminuir el tiempo de agonía.
Al llegar al hospital, siendo Leonardo atendido, el restante envía un mensaje a Marc para avisarle lo ocurrido. El hermano del paciente acude de inmediato a la sala de espera, donde se sienta a un lado de su amigo.
— ¿Te lo contó?
—Pensó mucho antes, pero lo hizo.
—No le quedaba de otra.
— ¿Por qué no se lo ha dicho a nadie?
—No quiere que se preocupen por él.
—Es que en esas condiciones él no debería trabajar…
—… Por el riesgo de que le dé un paro —Completa la oración con un tono fastidiado—. Lo oigo a cada rato.
—Y si lo saben, ¿por qué le dejan trabajar?
—Justamente porque los demás no lo saben.
—Arriesgan su vida.
—Pero si se queda solo, no habrá nadie que lo lleve al hospital si se siente mal y de todos modos la impredecibilidad impide que se quede solo.
—Buen punto. ¿Te dijo que ya fue al psicólogo?
—Yo se lo conseguí. ¿Cómo salió?
—No muy bien. Es inestable y lo seguirá siendo hasta que le dé un brote de felicidad.
—Eso le provocó el paro.
— ¿Ah? ¿Qué tiene que ver?
—Le suelen dar paros cuando lo enojan o pasa algo que no le gusta. ¿Cuáles fueron sus síntomas?
—Se puso pálido y luego no pudo respirar hasta que se desmayó supongo que por asfixia y llegamos aquí.
—Sus síntomas no eran así… —Se preocupa por el cambio. En ese momento, los doctores salen de la habitación y se dirigen a ellos.
—Hoy se despertó rápido. Ya lo llevaremos a los exámenes —Anuncia Daniela.
— ¿Que se despierte rápido qué quiere decir? —Pregunta el nuevo en el tema.
—Que no hay tanto riesgo.
— ¿Sabes qué es raro? Tú eres su doctora y tu tío es su psicólogo. La misma familia atendiéndolo.
— ¡¿Mi tío es su psicólogo?!
—Desde hoy hace menos de tres horas.
—Vaya, qué casualidad.
Los exámenes de rutina se realizaron, dando con los mismos resultados de siempre. Nada de qué preocuparse por los momentos.
— ¡Apareciste! —Daisy exclama al ver a Leonardo llegar a la oficina— ¿Dónde andabas?
—Descansando, yo te dije.
—Ah, cierto. ¿Ya estás completamente despierto?
—Totalmente. ¿Qué has hecho hoy?
—Sólo un arresto. Quiero un caso.
—Al menos hiciste algo. Yo me estoy sintiendo inútil con esto de tener un caso en el que no puedo estar.
—Pero no lo eres y lo sabes.
—Sólo digo que me siento, no que soy.
—Ya tendremos algún caso.
—Que sea pronto porque no soporto sentirme inútil.
— ¿Quieres hacer algo para sentirte útil? —La pelirroja agrega un tono pícaro a su voz.
— ¿Ese tono qué quiere decir? —Arquea una ceja, incómodo.
La de ojos azul verdoso saca un brillo labial de su cartera y se lo aplica.
— ¿Qué haces? —El de ojos azul celeste no entiende sus acciones y se pone nervioso.
—Acomodarme el brillo —Lo guarda— ¿Qué más? —Se acerca a Leo.
—Lo tenías bien…
—Ahora lo tengo mejor —El acercamiento y el tono eran constantes en Daisy.
— ¿Qué piensas hacer? —Trata de alejarse, aunque se topa con la pared.
—Pedirte algo y necesito que me respondas —A estas alturas, cualquiera que pasara y los viera pensaría que estaban por besarse de la proximidad entre uno y el otro.
— ¿Qué vas a pedirme? —Su nerviosismo era obvio.
—Que me digas porqué a tu grupo le dan más casos que al mío —Suelta rápidamente a la vez que retoma la distancia adecuada que se debe mantener entre dos personas que conversan.
— ¡¿Eso nada más?! Ni idea. Pensé que harías otra cosa.
—Lo siento —Ríe, la reacción de su compañero fue la esperada—, eres tan fácil de sonrojar. Es divertido.
—No lo es… ¡¿Estoy rojo?! —Cubre su rostro, apenado.
— ¡Sí! Más te vale que no entre nadie.
—No lo vuelvas a hacer.
—No cuentes con eso —Continúa riendo.
Fin del Capítulo #31.
Fast fun fact: Aunque Leo fue diagnosticado en el #4, no fue hasta que escribí este capítulo que el cardioma tuvo nombre.
Hasta la próxima! :bye:
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Paren todo...
Esta parte, ay, me tenté JAJAJAJAAAAA XD
"— ¿Un freezer? ¿Eso es ser gratis? —Cumplido. El brote de confusión se hace notar.
—No, freezer es el congelador —Ahora es la hora de hablar con sentido para la evaluación.
— ¿Y qué tiene que ver ser gratis con un congelador?
—Te lo estás tomando literal.
— ¿Cómo voy a tomarlo si no hay ni un vaso?"
No sé por qué pero cada vez que leo el nombre de Diana, se me viene el estribillo de la canción "Diana"...Es tipo "Entonces Diana pasó la puerta y *Dianaaaa, ohooho*" Okey, estoy mal ._.
El puto cardioma. Osea. No sé. En MDUVM lo hace más centralizado. Y me altera. Es decir...puto cardioma y el doctor de mierda este, que el gatorade se lo meta en...*Me van a bloquear por insultar*
Bueno...Uhm, ví el mensaje de cambio de sección. Tienes razón con que es más drama (para mí también es así, drama♥) Pero miremosle el lado bueno, tú novela sigue intacta, uf, no tenes idea lo que hubiera hecho si la eliminaban....
El gif de firma...EH! ES GENIAL! ME ENCANTÓ!
Cómo lo hiciste al final?
Quedó muy bueno, además salé REX Y YO TIPO AAAW "No todo tiene que ver con su trabajo" Esa frase siempre me encantó
Y la frase de Leo "Encerrado tras las rejas no es la única manera de estar preso" WOW
ESA
MERECE
UN
APLAUSO
NO SÉ
QUEDÓ
MAGNIFICAMENTE ESTUPENDA
RE KUL.
ME ENCANTA.
APLAUSOS.
CONFETÍ.
VIVA ESA FRASE.
Jajajaa, como sea, publica prontoo, besitos!
Esta parte, ay, me tenté JAJAJAJAAAAA XD
"— ¿Un freezer? ¿Eso es ser gratis? —Cumplido. El brote de confusión se hace notar.
—No, freezer es el congelador —Ahora es la hora de hablar con sentido para la evaluación.
— ¿Y qué tiene que ver ser gratis con un congelador?
—Te lo estás tomando literal.
— ¿Cómo voy a tomarlo si no hay ni un vaso?"
No sé por qué pero cada vez que leo el nombre de Diana, se me viene el estribillo de la canción "Diana"...Es tipo "Entonces Diana pasó la puerta y *Dianaaaa, ohooho*" Okey, estoy mal ._.
El puto cardioma. Osea. No sé. En MDUVM lo hace más centralizado. Y me altera. Es decir...puto cardioma y el doctor de mierda este, que el gatorade se lo meta en...*Me van a bloquear por insultar*
Bueno...Uhm, ví el mensaje de cambio de sección. Tienes razón con que es más drama (para mí también es así, drama♥) Pero miremosle el lado bueno, tú novela sigue intacta, uf, no tenes idea lo que hubiera hecho si la eliminaban....
El gif de firma...EH! ES GENIAL! ME ENCANTÓ!
Cómo lo hiciste al final?
Quedó muy bueno, además salé REX Y YO TIPO AAAW "No todo tiene que ver con su trabajo" Esa frase siempre me encantó
Y la frase de Leo "Encerrado tras las rejas no es la única manera de estar preso" WOW
ESA
MERECE
UN
APLAUSO
NO SÉ
QUEDÓ
MAGNIFICAMENTE ESTUPENDA
RE KUL.
ME ENCANTA.
APLAUSOS.
CONFETÍ.
VIVA ESA FRASE.
Jajajaa, como sea, publica prontoo, besitos!
Emily Rawson
Re: Más Que Cosas De Policías
El brote de confusión hace de Leo una persona tan... tan...Emily Rawson escribió:Paren todo...
Esta parte, ay, me tenté JAJAJAJAAAAA XD
"— ¿Un freezer? ¿Eso es ser gratis? —Cumplido. El brote de confusión se hace notar.
—No, freezer es el congelador —Ahora es la hora de hablar con sentido para la evaluación.
— ¿Y qué tiene que ver ser gratis con un congelador?
—Te lo estás tomando literal.
— ¿Cómo voy a tomarlo si no hay ni un vaso?"
No sé por qué pero cada vez que leo el nombre de Diana, se me viene el estribillo de la canción "Diana"...Es tipo "Entonces Diana pasó la puerta y *Dianaaaa, ohooho*" Okey, estoy mal ._.
El puto cardioma. Osea. No sé. En MDUVM lo hace más centralizado. Y me altera. Es decir...puto cardioma y el doctor de mierda este, que el gatorade se lo meta en...*Me van a bloquear por insultar*
Bueno...Uhm, ví el mensaje de cambio de sección. Tienes razón con que es más drama (para mí también es así, drama) Pero miremosle el lado bueno, tú novela sigue intacta, uf, no tenes idea lo que hubiera hecho si la eliminaban....
El gif de firma...EH! ES GENIAL! ME ENCANTÓ!
Cómo lo hiciste al final?
Quedó muy bueno, además salé REX Y YO TIPO AAAW "No todo tiene que ver con su trabajo" Esa frase siempre me encantó
Y la frase de Leo "Encerrado tras las rejas no es la única manera de estar preso" WOW
ESA
MERECE
UN
APLAUSO
NO SÉ
QUEDÓ
MAGNIFICAMENTE ESTUPENDA
RE KUL.
ME ENCANTA.
APLAUSOS.
CONFETÍ.
VIVA ESA FRASE.
Jajajaa, como sea, publica prontoo, besitos!
Cuando recién había salido el disco, cada vez que escribía Diana, leía Diana (por estar revisando si lo hice bien) o ponía a Diana a hablar ME SALÍA LA CANCIÓN! Era demasiado
Más centralizado? Oh... (digamos que no capté bien) En MDUVM Leo recién se ha enterado de lo que padece así que está hundido en su miseria, así que se siente mucho peor porque claramente le pegó como una tonelada en la cabeza (ok en mi cabeza sonó así "porque claramente le CAME IN LIKE A WREEECKING BAAALL!" ) y aquí ya lleva más de un año enfermo así que ya se medio acostumbró/lo aceptó, sólo mantiene el deseo de mantenerlo en secreto lo más posible. Y de nuevo, este no es el doctor del Gatorade jajajajajajaja, este fue el que tuvo razón y lo diagnosticó como era :lovely:
Sí, digamos que eso es lo bueno .-. Como vi el mensaje casi de inmediato fue rápido el cambio y no tuvieron ni que pensar tomar la medida drástica.
Lo hice con el programa que me dijiste. Digamos que me entretuve tanto editando las imágenes que había olvidado que iba a hacer un gif Y buscar las imágenes fue otra cosa, porque la de MDUVM sí fue fácil (quería dejar la misma pero no la conseguí, después quise conseguir la de Wattpad y tampoco así que busqué de nuevo y cuando vi esas celdas fue UN RAYO DE SOL PORQUE ASÍ ME LAS IMAGINO (Solo que con otro tipo de cama, je...) Y TUVE QUE PONER ESA, quería mantener el efecto de la oscuridad y lo brillante en el medio. La de Rex era mi idea desde el principio, ya que aún no encuentro a nadie que se parezca al punto de dejarme a alguno de los protagonistas, y como pastores alemanes hay muchos, fui de inmediato a poner "perro policía" y a ver qué pastor alemán se parecía al que me imaginaba para Rex (estaba casi que iba a la casa de una amiga a tomarle foto a su perro porque es idéntico a mi Rex) ya que hay unos que son mas negros/pelo más largo/corto/más marrones y tenía que conseguir el que se pareciera, de repente apareció ese y OTRO RAYO DE LUZ Sufrí buscándolo, fue un remolino (? primero era aaaww por los perros lindos, luego JAJAJAJAJAJAJAJA XP porque salían unos muy cómicos y uno que era como el mío con un chaleco de policía XPPP (nótese que mi perro es maltés, nada parecido a un pastor alemán), me había salido uno que pude ser capaz de ponerlo en la firma de no haber sido un pastor alemán negro, pero el perro salía asomado a la ventana de una patrulla con unos lentes de sol, DEMASIADO CÓMICOOO. Después era NOOO T.T porque 1) El perro triste porque el dueño había muerto entonces salía que si en el entierro/velorio al lado de la tumba o 2) VICEVERSA! :lloro: Y luego era nostalgia porque me salieron fotos de Comisario Rex :'D
YEEENDO AL PUNTO, después de darme cuenta de lo que estaba haciendo me puse en la opción de gifs y tenía una idea desde antes de buscar las fotos, que era que pasara una tras otra como con un flash/efecto de por medio y de la nada veo que está ese efecto de que se vuelve negro y cambia y fue PERFECTO :aah: Quedó como lo había imaginado, en serio me encanta el fondito gris fue por la diferencia de tamaños de las fotos, así que lo puse para que se pareciera al del foro y que la imagen como tal fuese del mismo tamaño siempre
ESA FRASE ES LA QUE LA HACE DRAMA Y NO DEL TODO POLICIAL :misery:
Y la de Leo se me ocurrió por tus comentarios Es decir, como dices esto de "me parece que está más preso en sí mismo que en la propia celda", se me vino esa frase a la cabeza, y en realidad representa mucho lo que es la novela y no solo la novela, a Leo también, así que siéntete orgullosa de eso
Bien, estos días me ha dado fastidio escribir porque CUANDO ME DA POR HACERLO SIEMPRE PASA ALGO QUE ME LO IMPIDE O SI LO HAGO NO SE GUARDA!!!! Es que veamos, te voy a contar lo de la nueva que se me ocurrió en Punto Fijo.
No sé qué me dio que allá sólo se me ocurrían cosas así dramáticas/muy sentimentales/tristes y también llevaba días con ganas de poner a Marc a narrar, creo que por esto de que cuando fui allá había dejado a Leo desmayado por el paro y recordé a MQCDP con esto de la espera que tuvo que soportar él antes de saber lo que le pasó a su hermano y quise ponerlo a narrar, pero MDUVM es exclusivamente de Leo por lo que no podía y me quedé CON LAS TREMENDAS GANAS! Poniéndome a pensar, en MQCDP tampoco lo haría porque es omnisciente y a mí no me gusta esto de cambiar narradores, así que seguí hasta que, por alguna razón, me vinieron ideas de lo ocurrido luego de la muerte de Rose. No sé, pero cuando estoy trancada siempre pienso en ese momento y las cosas que pudieron pasar porque me parece interesante el modo en el que Leo se toma las cosas (si recuerdas ese flashback, Leo primero se deprime, luego está como si nada, luego vuelve a quebrarse y luego otra vez está normal) y como quiero hacer otro flashback de lo ocurrido luego, también pienso del lado de las mellizas, qué pasó con el novio de Daisy, quién lo mató, cómo y por qué (ese flashback lo quiero centrar en ese caso), pero a diferencia de las otras veces en las que termino pensando en el momento en el que Daniela se va a Nueva York, me quedé pensando en lo que pasó después y WOW, SE ME OCURRIERON UNAS COSAS!
Es decir, me encantó lo que vino a mi cabeza, tenía que escribirlo, y ahí el bombillo: Marc queda perfecto para narrar ahí. Sencillamente perfecto en todos los sentidos. Así que, aquí mi nueva idea, Marc contando cómo fue esa etapa postgraduación en la que Leo se "perdió" y él empezó a ir al entrenamiento (otra cosa mía, quiero hacer a Marc como novato).
El punto aquí son dos: 1) Allá, en un momento en el que no tenía NADA que hacer, agarré mi teléfono y me puse a escribir lo que sería el inicio del flashback que vendría siendo las dos semanas siguientes a la muerte de Rose (el que también incluye a las mellizas) sólo que por alguna razón me dio por escribirlo con la perspectiva de Leo, y ESE FUE MI ERROR! Me di cuenta cuando iba terminando el inicio, cuando ya estaba en el auto de regreso a Valencia y bueno, para no perder ese material, lo metí en MDUVM, por eso es que el 14 es así, de la vida de Leo antes de la prisión. No quería desperdiciarlo, por lo que me inventé un formato diferente al que tenía para ese capítulo a uno de recuerdos anteriores a la cárcel para poderlo incluir y me encantó el resultado :rawraw: (Por cierto, ese pedazo es desde la parte en la que dice que regresar a casa fue lo peor hasta lo de que eso no podía ser su vida real)
2) Ayer me volví a inspirar EN EL COLEGIO! Tenía la hora de Psicología libre, me puse otra vez con mi celular a escribir, esta vez sí la de Marc como es... Iba bastante adelante y de repente MI ESTÚPIDO TELÉFONO SE REINICIÓ SÓLO PORQUE LE DI UN GOLPECITO CONTRA LA MESA, NI SONÓ DURO NI NADA! Y bueno, se borró todo Luego iba a insistir y reescribirlo, pero NI LLEGUÉ A ABRIR LAS NOTAS CUANDO LE DI UN GOLPECITO ACCIDENTAL (de nuevo suave) CON MI BOLSO Y SE VOLVIÓ A REINICIAR! Ahí me rendí, así que llevo dos intentos fallidos con esta y bueno, no muchas ganas de escribir ._.
En la galería contaré bien cómo es la de Marc, mientras... Me iré yendo, no debería estar despierta (? :bye:
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Ok, más de una vez creí que no había publicado la explicación de eso de "¿Qué fue lo que pasó?" y pensé en escribirla acá y eso que HASTA LE HICE SU APARTADO EN LA GALERÍA! De verdad estoy algo perdida, jaja.
Quitando eso, ya he adelantado unas 10 páginas de eso y terminado el #32 de esta
Capítulo #32: “Cabaña del Fuego”.
—Tengo la sensación de que algo pasará —Admite Alex a Matías en la tarde. No habían hecho nada desde hacía unas horas atrás porque su caso se resolvió, por lo que sólo descansan en la oficina.
— ¿Algo como qué? ¿Bueno o malo?
—No lo sé. Sólo sé que pasará algo.
—Cómo tú digas —El tono inseguro de su compañero no lo convence, por lo que decide dejar el tema atrás.
—Deberíamos practicar tiro —Sugiere el mismo.
— ¿Quieres burlarte de mí?
—No. Sólo que creo que tendremos que usar las armas pronto.
—Tú lo que quieres es burlarte y dices eso para disimular —Matías no confía en su explicación.
— ¡Hablo en serio! Iré yo solo ya que tú no quieres —El más alto se levanta y se va, dejando al otro solo aunque no por mucho, pues Sebastián entra a los pocos segundos.
— ¿A dónde va Alex?
—A practicar tiro, él solo.
— ¿Por qué no fuiste con él?
—Porque lo único que hará será burlarse.
— ¿Sólo practicas cuando estás solo?
—Sino no puedo tranquilo.
—Deberías practicar. ¿Qué sabes si dentro de poco te tocará disparar? No debes dejárselo siempre a Marc.
—Marc tiene puntería perfecta, hay que aprovecharlo.
—Y si Marc llegara a no estar o le pasa algo que le impida disparar, ¿qué harías? —Comienza a lanzar suposiciones.
—Aún estarían Alex y Leonardo.
—Alex está en un mal ángulo y Leonardo… —Se detiene a pensar— entra en brote.
—Pareces entrenador inventando situaciones de “¿qué harías?”, y por favor, seamos realistas. ¿Qué tan mala suerte se puede tener como para que pase eso?
—Bueno, eres el único en buen ángulo —Cambia de ejemplo.
—Eso es más posible —Lo acepta—. No me quedaría de otra.
—Pero con mala puntería te puede salir mal.
—No me convencerás a que vaya a practicar con Alex.
—Lo vas a lamentar —Sale. No gastaría más su tiempo en alguien que no daría su brazo a torcer.
¿Lamentarlo? Lamentar van a hacer sus compañeros si lo dejan a cargo de disparar.
—Pensé que estarías practicando… —Marc comenta al verlo solo luego de haber pasado por la sala de tiro y mirar a Alex ahí.
—Aquí viene el remate —Se queja.
—Yo no iba a decir nada.
—“Practicando tiro con Alex”, eso ibas a decir.
—Sí, pero no entiendo lo del remate.
—Ibas a usarlo como una indirecta para “deberías practicar”.
—Claro que no. ¿Por qué lo dices?
—Ya me lo han dicho dos veces en menos de tres minutos.
—Eso no quiere decir que vayan a ser tres.
—Ve a practicar con él y me avisas cuando salga para ir yo —Pide.
—Le diré que quieres practicar solo —Camina apenas empieza a hablar. Debía huir luego de bromear así.
— ¡¿Qué?! ¡No! —Marc lo ignora por completo. El aparentemente irritado no pudo calmarse cuando ya alguien más entraba a seguramente regañarlo—. ¿También vas a decir algo? —Inquiere notablemente molesto.
—Ni siquiera sé de qué hablas —Leo eleva una ceja al no entender qué sucede.
—Olvídalo.
— ¿Puedes usar tus poderes para saber cuándo nos darán un caso? —Paula le pregunta a su compañera. No tener un caso como tal la está desesperando.
—No —Se rehúsa de inmediato—. No me gusta ver en el futuro.
— ¿No te gusta tu poder?
—Desearía poder tener otro.
— ¿Por qué no te gusta?
—Cuando ves en el futuro corres el riesgo de descubrir algo que no quieres. No me gusta eso. Es como cuando alguien te cuenta el final de una película antes de verla.
—Aw. Tanta gente que quisiera ser psíquica y tú que lo eres no te gusta serlo.
—Es injusto. Cuando adivino, lo hago viendo con mucho cuidado para no saber algo que no quiero. Más que todo, uso una técnica que es por opciones.
— ¿Cómo así? —La rubia siempre estuvo interesada en saber sobre aquellos que adivinan el futuro. Esta era la oportunidad perfecta de nutrir sus conocimientos.
—Si me preguntas si alguien en un hospital se va a morir, yo veo y salen opciones…
—Qué lindo ejemplo —Interrumpe para comentar.
—Fue el primero que se me ocurrió. Las opciones serían algo como “se salva si le toca tal doctor”, “se muere si pasa tal cosa” y entre las opciones está lo que pasará, sólo que no se sabe cuál es.
—Me gustaría tener ese poder.
— ¿Cuál es el tuyo? Nunca me lo has dicho.
—No te lo he dicho porque no sé cuál es mi poder —Dice bajo, algo apenada.
— ¡¿Qué?! ¡El poder se descubre como a los seis, no a los casi veintidós!
—Lo sé, pero es que de verdad no sé por qué no lo descubro.
—Ya tienes algo que hacer cuando tengas tiempo.
— ¿Buscar una lista de poderes e intentarlos todos?
—Es la manera más sencilla de descubrir tu poder.
— ¿No puedes ver en el futuro el momento en el que descubro mi poder? —Insiste en el uso de sus habilidades para su beneficio.
—Si mi poder fuera saberlo todo sobre todo, lo haría.
— ¿Cuándo nos reuniremos para probar poderes? —Tenía que cuadrar ya, está emocionada por saber.
—El próximo día libre.
Rubia y morocha quedan en un acuerdo de reunirse para descubrir el poder de la primera. No sería la primera vez que Diana haría algo así, varios de sus amigos conocen su poder gracias a ella.
Mientras, en la oficina de la USH1, el ya no tan irritado y el último que entró empiezan una conversación que probablemente terminaría con los roles intercambiados.
— ¿Supiste lo de la internación obligatoria?
— ¿Por qué crees que no vine temprano? —Le parece muy obvia la respuesta a la pregunta. Se supone que debía saber, ¿o no?
—Oh, fuiste a que te chequearan. ¿Cómo saliste?
— ¿Hace falta decirlo? No tengo un buen ánimo hoy —Responde sin muchas ganas. Un mensaje le llega en el momento que Matías hace una seña, por lo que no la ve del todo. El texto es devuelto con el mismo humor—. ¿No te fastidias cuando la gente pregunta lo mismo una y otra vez?
—Depende de la pregunta.
—En serio, tengo ganas de poner “¡SÍ, YA LO SÉ!”, así en mayúsculas en el mensaje personal para que paren.
— ¿Todos los que te escriben es para preguntarte?
—La gran mayoría. Los que no preguntan son los pocos que no saben que soy impredecible o porque no les importa o saben que me molestaré… O no saben la noticia.
—Entonces pon lo que dijiste.
—Así preguntarán los que no saben de qué hablo. No.
— ¿Sabes lo de la inter…?
—Por eso llegue tarde —Cortante e interrumpiendo a Sebastián. Modales, ¿dónde han quedado?
— ¿Y qué te dijeron? —El de mirada verde es el ganador de otra mirada, ésta azul y molesta, transmisora de un mensaje totalmente comprensible—. Creo que mejor no pregunto.
—Gracias —Otra campana suena, otro mensaje recibido, otro volteo de ojos de Leonardo antes de leerlo y responder— El día en el que dejen de preguntarme, seré feliz.
— ¿Tan molesto estás? —El mayor se extraña.
—Si algo me estresa es que me pregunten lo mismo muy seguido, sobre todo si es un tema como este.
—Entonces apaga el celular.
—No me gusta que esté apagado —Una alarma más, última que pensaba tolerar—. ¡Fue suficiente! —De la rabia, estuvo a punto de lanzar su celular al sofá, pero al darse cuenta, deja el teléfono y en cambio tira la pelota de Rex con bastante fuerza, sin levantarse del asiento tras el escritorio.
— ¡Hey, eso casi me golpeó! —Matías se espanta ligeramente al oír el impacto de la bola en el mueble, a escasos centímetros de él.
—Estoy al borde de un brote, necesito… —Habla bastante rápido, mas no lo suficiente para acabar antes de otra interrupción.
— ¿Sabes lo… —Sebastián y Matías le hacen señas a Diana, quien acaba de entrar, para que se calle— de la noticia de hoy? —Inútil, no entendió.
Suficiente. El vaso estaba totalmente lleno y fue inclinado. Leo apoya su brazo sobre la madera y en él, su cabeza. Con el brazo libre golpea la tabla, usando el puño directamente hacia abajo.
— ¡¡Ya!! —Escuchan simultáneo al golpe.
—Sólo preguntaba… —La pequeña se intimida un poco.
—Creo que lo brotaste —Avisa Matías.
—Oh… —Se acerca a Leonardo lentamente— ¿Estás bien?
— ¿Que si estoy bien? ¡¿Cómo me ves?! —Levanta su vista hacia ella con una expresión de total enojo.
—Fue una pregunta estúpida…
—Quizás —No hay que ser adivino para saber cómo se siente. Diana se asusta al leer sus gestos.
—Tienes cara de querer matar a alguien —Apenas deja salir.
— ¿Ahora me tienes miedo?
—Tu cara en este momento da miedo…
— ¿Sabes qué da más miedo? —Se levanta y se aproxima a ella, apuntándola intimidantemente con el índice. La de cabello negro ve a los lados a la vez que intenta alejarse de su camino— ¡¿Lo sabes?!
Diana no halla otra solución más que agacharse y llevar sus manos hacia sus pies.
—Un zapato —Al liberarlo de su pie derecho, lo sostiene amenazantemente.
— ¡Suéltalo! —Entra en pánico, ella desobedece— ¡Hoy todos están en mi contra!
—Lo soltaré si te controlas —Condiciona.
—Suéltalo —Solicita intentando calmarse. Diana hace caso y se coloca el tacón de nuevo—. Espero que me entiendas, estaba brotado.
—En serio que das miedo cuando te enojas.
—Sabes que lo hice sin querer —Suena un poco arrepentido.
—Entonces… ¿Saliste mal?
— ¿Quieres volverte a asustar? —Entrecierra sus ojos.
—Mejor me detengo.
— ¿En serio le temes a los zapatos? —Sebastián queda incrédulo.
— ¿Creías que era mentira?
Oyen la puerta abrirse. Voltean a ver al nuevo integrante de la conversación.
—Ten cuidado con lo que vayas a decir —El de cejas largas advierte al más alto, a lo que éste se confunde.
—Sólo iba a avisar que ubicaron al asesino que no pudimos encontrar hace unos meses y que nos están llamando a las dos unidades para arrestarlo —Alex informa como de costumbre de un caso u ocupación.
— ¿Encontraron al incendiario? —Matías se sorprende.
—Está en una cabaña abandonada o algo así.
— ¿Llaman a los grupos completos? —Leo se interesa. No soportaría quedarse en la comisaría haciendo nada una vez más sin pausa.
—Daisy y tú no estaban cuando eso. No les querían autorizar, pero entre Marc y yo logramos que los autorizaran.
— ¡Bien! —Celebra. Ya no más horas de desesperación perdiendo el tiempo.
Salen de inmediato de la oficina a buscar a los miembros restantes del equipo y a prepararse.
— ¿Listo para sentirte útil de nuevo? —Daisy pregunta al recordar la conversación sobre la inutilidad de unas horas atrás.
—Totalmente. Ya me estaba estresando.
—Tenemos que hacer esto bien. Hay que demostrar que somos buenos en cualquier momento, no sólo entrenando.
Ya en camino, cada grupo explica a su novato que fue de ese caso abierto que están por completar.
— ¿El caso era suyo? —Pregunta Leo.
—De las dos USH. Es un hombre que mata incendiando.
— ¿Cuándo fue eso? No recuerdo haberlo oído.
— ¿No te lo conté? —Marc creía haberle mencionado el caso—. Fue en junio y parte de julio.
— ¿Ese era el caso que tenías cuando me secuestraron?
—Y se escapó como tres días antes de rescatarte.
—Con razón no sabía del caso…
— ¿A cuántas personas mató? —En el otro auto, Daisy también descubría los detalles.
—Al menos diez —Su hermana procede a explicar—. Primero incendió una casa, se salvó una de las cuatro personas que estaban ahí. Luego quemó otra casa pero todos se salvaron. De tercero un autobús, mató a dos. A tres los asesinó por separado mientras caminaban o trotaban. Las dos últimas personas fueron una pareja que estaba en su auto.
—Vaya… Asesino en serie con víctimas aleatorias.
—Por eso es tan difícil ubicarlo.
— ¿Por eso se les escapó?
—Cuando supimos quién era, desapareció.
—Y acaba de aparecer.
Así va el camino para ambos nuevos en el caso. Conociendo cada detalle que les aportan para saber qué hacer en caso de encontrarlo y qué evitar.
Al llegar, se dividen. La 1 entra a la cabaña mientras la 2 se queda afuera en caso de que escape, cada uno a un lado de ella. A su vez, el primer grupo se divide a la mitad al tratarse de un lugar amplio de dos pisos. Dos irían en la segunda planta.
La búsqueda inicia ahora.
Varios “despejado” fueron escuchados por todos, siendo esta palabra la indicadora de una habitación vacía.
—Aquí afuera está despejado. Es mejor que entremos para reforzarlos —Recomienda Diana y eso iban a hacer de no ser por algo que cae frente a sus ojos—. ¿Sensación mía o algo cayó de esa ventana? —Señala una ventana abierta de la segunda planta.
—Fue de verdad —Sebastián se apresura en pisar algo.
— ¡Un fósforo! Menos mal que lo apagaste.
—Si acaba de caer un fósforo, eso quiere decir que el asesino está arriba. Hay que ir allá ya —Daisy avisa y finalmente entran todos.
Mientras tanto, en el piso superior, Marc revisa un cuarto, encontrándolo totalmente libre de sospechas, por lo que grita “despejado” y voltea para salir a buscar en otra parte. Logra todo excepto la última parte, pues un hombre estaba a sus espaldas y lo golpeó apenas le vio la cara, tumbándolo al suelo. De inmediato, éste se agacha y lo inmoviliza con un paralizador, lo arrastra hacia un rincón del mismo lugar y a la entrada, en la puerta, deja caer un poco de paja que guardaba en sus bolsillos para prenderla fuego e irse.
Del otro lado, Alex sale de un cuarto y ve las llamas recién encendidas, por lo que busca algo con qué apagarlas antes de que sean demasiado altas o se expandan. No se rinde al no conseguir nada, continuando con esa búsqueda y descuidando la anterior.
Abajo, el segundo grupo explora el interior de la cabaña de madera.
—Huele a humo —Comenta Sebastián al dar un par de pasos adelante.
—Eso quiere decir que está aquí adentro. ¿Trajeron a Rex? —Paula pregunta por el canino.
—Creo que no.
—Tú y Diana vayan arriba. Nosotras vigilaremos aquí —Ordena ella y se separan, subiendo Diana y Sebastián y quedándose abajo las mellizas.
— ¿Nos separamos? —Quedaron juntas de todos modos, por lo que Daisy desea saber si permanecerán así o si sólo esperaba órdenes.
—Yo vigilaré por las escaleras. Quédate cerca de la entrada.
La pelirroja cumple y ronda por la entrada, revisando para asegurarse de que no hay nadie. Siente unos pasos a un lado de ella, así que voltea rápidamente con el arma en sus manos.
— ¡Matías! —Exclama al reconocer a su compañero. Guarda el arma.
—Pensé que estabas afuera.
—Lo estaba. No hay nadie afuera.
—Y por eso entraste. No vuelvas a llamarme así, pensé que el hombre estaba ahí —Pide luego de semejante susto.
—En todo caso, te llamaría por el apellido.
—Cierto… Voy a seguir buscando.
Cada uno se va por su lado. En el más alto, Alex sigue buscando algo para apagar el fuego, pero lo único que consigue es paja en la entrada de un cuarto. Ve algo que le llama la atención y entra aunque hubiese agradecido no hacerlo. Un hombre aparece y le hace exactamente lo mismo que a Marc. ¿Qué fue lo que le llamó la atención? Simple, una tela con la que podría apagar el fuego. Antes de encender la puerta, el hombre se lleva consigo el material.
Por su parte, Sebastián sube y de inmediato divisa ambas combustiones. Sin embargo, al pensar que son alertas y no que había alguien allí, no se desespera en buscar cómo apaciguarlas.
Al contrario, Diana sí se alarma. Se dirige hacia un cuarto en el que recuerda haber visto un barril, seguramente tiene agua adentro. Así es, sólo hay un problema: es muy pesado para ella. No le da tiempo de pensar en un plan B cuando su compañero de equipo pasa al frente.
— ¡Ayúdame! —Llama su atención para hacerlo entrar.
— ¿Te pasó algo?
—No. Quiero que me ayudes con este barril —Sebastián era la persona indicada para el trabajo. De los cinco hombres, es el más dotado a lo que músculos y fuerza física se refiere.
— ¿Qué vas a hacer con él?
—Tiene agua. Apagar los fuegos.
—Oh, ya voy —Le parece una buena idea, así que accede en el instante.
Entre ambos, empujan el barril. Ya estaban a punto de pasarlo por la puerta cuando de la nada salió fuego de él, bloqueando el espacio.
— ¡¿Qué fue eso?! —Diana se exalta. No esperó eso.
—Eso no importa. ¡Lo que importa ahora es cómo vamos a salir!
—Busquemos alguna salida —Ella sugiere. Sebastián gira los ojos, está algo molesto. Quizás hubiese sido algo más inteligente que uno empujara mientras el otro halara para que no los atacaran por sorpresa de esa manera. Ya no podía acomodarlo, tendría que hallar la manera de escapar.
En las escaleras, el hombre está por bajar si no fuera porque Paula está vigilando cerca. Para distraerla y descender, prende un fósforo y lo deja caer cerca de ella. El mismo casi cae en su pie. La rubia, en vez de ver para arriba, mira abajo para apagar el cerillo. Justo después de eso, se levanta e inmediatamente siente electricidad. El tipo usó el paralizador en ella para cargarla y llevarla a un cuarto cercano, donde también hay paja en la entrada y un galón de gasolina.
Matías, quien revisaba un pasillo cercano, ve al hombre en el cuarto dejando a Paula en el suelo. Está algo lejos como para alcanzarlo antes de que encienda el fuego. Tendrá que hacer lo que jamás imaginaría: disparar, todo con la esperanza de poder detener al culpable.
Desenfunda el arma, se coloca en posición tan pronto como puede, apunta y aprieta el gatillo. Plan fallido, las cosas empeoraron. La bala impactó en el pote de combustible, perforándolo, creando una fuga de gasolina. Al ver que disparar de nuevo no funcionaría y significaría un enorme riesgo, corre lo más rápido que le es posible, mas no logra llegar antes de que un fósforo encendido cayera sobre la paja y la empezara a quemar.
El criminal huye al darse cuenta de que un detective corría hacia él. La persecución dura hasta que Matías resbala con lo que parece ser más gasolina a la entrada de una habitación. Se levanta rápido al saber que no tardaría en aparecer más llamas. Antes de lograr salir, el hombre lo empuja adentro y cumple su objetivo.
Las cosas recién empiezan a arder en la planta baja, porque en la alta ya uno de los atrapados entre el fuego y la pared reacciona. Marc se coloca de pie con la intención de salir, pero le es imposible hacerlo pues el fuego creció demasiado. Se quemaría de intentarlo.
— ¡Ayuda! —No le queda de otra más que esperar a que alguien lo escuchara y fuera por él.
— ¿Oíste eso? —Diana es la primera en percibir sus llamados— Parecía Marc.
—Puede estar en cualquier cuarto —Le cuesta decir al castaño. Su tos se quería apoderar de él.
—Hay que ayudarlo, se oye desesperado.
— ¿Cómo? ¡Estamos atrapados!
—Hay que salir de aquí.
—No podemos pasar por encima del barril, la ventana es muy alta… —Señala cada una de las opciones no factibles.
—Debe haber otra salida… —Se detiene a pensar y a toser— Quita los muebles.
Puede que haya una salida secreta tras un sofá o cualquier otro mobiliario, de ahí su idea a seguir. Ahora no sólo debían hallar cómo escapar por ellos, sino por Marc y quién sabe si alguien más.
A la vez, Leo también oye a su hermano pedir auxilio. Comienza a buscarlo, aunque recuerda rápidamente que está arriba. Se dirige hacia las escaleras, donde se encuentra con su compañera de entrenamiento.
— ¿Has visto a alguien más?
—A Matías hace unos minutos… Cada vez huele más a humo.
—No es por nada, pero creo que los tiene atrapados a cada uno de ellos, porque no he visto a nadie hasta ahora.
—Quédate vigilando allá —Le señala el lugar de donde vino—, yo voy a subir.
Ambos novatos se separan en sentidos opuestos. Esa que fue arriba es vista por el buscado, quien la sigue sigilosamente.
Daisy sigue adelante sin notar algo raro detrás. Se fija en el fuego, acercándose a su origen y descubriendo que dentro de la puerta bloqueada se encuentra Marc.
— ¡Daisy! —Grita su nombre y levanta sus brazos para ser más visible, ella voltea— ¡Aquí, ayuda!
—Estoy buscando con qué…
— ¡Cuidado! —Interrumpe para advertir a la vez que hace señas para que se aparte.
— ¡¿Qué?! —No entiende. Debió hacerlo, su incomprensión le cuesta un paralizador a un costado y un hombre que se la lleva con él, además de un Marc desilusionado al perder una salvación.
Se le ocurre algo más: llamar a los bomberos. Inútil, no hay señal. Marc echa la cabeza para atrás, desesperándose al no poder hacer nada ni para sí mismo y al empezar a toser.
Alex recupera la movilidad por completo. Lo primero que hace es pedir ayuda, era obvio que no pasaría sin quemarse demasiado, sólo que con una novedad: golpea las paredes en busca de alguna tabla floja que pueda remover.
Leonardo está buscando a cualquier compañero abajo. De repente, el olor a humo y gasolina se intensifica. Revisa cada uno de los cuartos, esperando encontrar de donde provienen los olores. En eso, ve algo de fuego en una puerta. Se acerca cuidadosamente a ella.
— ¿Matías? —Pregunta al no reconocer del todo a quien está adentro por culpa del humo que opaca su vista.
— ¿Leonardo? ¿Estás ahí? ¡Ayúdame! —Tampoco logra verlo bien.
—Eso quiero hacer. Estoy buscando cualquier cosa para apagar el fuego… Golpea la pared por si hay alguna madera suelta, ya regreso —Se va, no sin antes darle una sugerencia.
Escudriña cada cuarto, algo debía haber para extinguir la lumbre. Se detiene en frente de un cuarto, mas no por mucho tiempo. Está prácticamente incendiado, no creía posible que alguien vivo estuviese adentro. Ve con algo de lástima la habitación por cualquiera que haya quedado atrapado ahí antes de regresar a averiguar, aunque aspira a que sea sólo un engaño.
Se sitúa a centímetros de un baño y distingue un paño que perfectamente serviría para aplacar las llamas. Casi entra, pero la paja en el suelo le advierte de una posible trampa y decide pasar de largo. Continúa la búsqueda. Ningún cuarto era aparentemente seguro al contener paja o gasolina. A la final, se abre paso al baño, claro, recogiendo la paja.
El hombre está cerca y observa cómo agarra la toalla, suelta la paja y se aleja totalmente intacto, causándole rabia. Alguien fue demasiado listo y logró evadir sus trucos. Pierde el control, quería más fuego. Opta por encender cualquier cosa en el camino.
— ¿Conseguiste una salida? —Diana consulta con su compañero.
—Sólo un agujero —Apunta a un hueco en la parte inferior de la pared.
— ¡¿Por qué no me lo dijiste antes?!
—Nadie puede caber ahí.
— ¡Hablas con la más pequeña de la comisaría entera! Yo paso ahí —No puede creer cómo Sebastián pasó por alto un dato tan lógico como ese.
— ¡¿Y qué hay de mí?!
—Te buscaré. La pared es de madera, ve si logras aflojarla —Se agacha para arrastrarse y salir por el orificio.
Lo primero que nota es más fuego. Oye a sus compañeros pedir ayuda. No sabe qué hacer. Baja. A su derecha hay mucho más fuego. Va por la izquierda. Todo está ileso hasta llegar a un pasillo en el que hay un pequeño camino incendiado. Es de muy poca altura, así que logra saltarlo sin siquiera sentir el calor. Repite el proceso diversas veces hasta percibir a un individuo prendiendo un fósforo y con un pote de gasolina a espaldas de Leo, quien siente que tiene a alguien atrás y voltea.
Ve al adulto, detrás a su compañera a punto de golpearlo mientras él mismo coloca su dedo sobre el gatillo sólo para despistarlo y evitar que notara a la mujer que le pega y lo derriba. El fósforo prendido cae al suelo, Leo se encarga de pisarlo antes de que trajera consecuencias.
—Bien hecho —Felicita mientras Diana esposa al finalmente capturado.
—Sólo tenemos una parte hecha. Hay que sacar a todos de aquí. Voy a llevarlo a la patrulla, ya vuelvo —Se dirige a la salida.
El más joven recoge todo lo que había recogido hasta el momento y va a donde está Matías a apagar el fuego.
— ¡Al fin! —Celebra, aliviado— ¡Gracias!
—Aún nos falta. Acompáñame arriba y ayúdame en esto.
—De acuerdo —Ambos suben y proceden en orden. Oyen una tos bastante fuerte, tenía que ser de quien llevara más tiempo atrapado.
— ¿Hay alguien ahí? —Marc cuestiona con poco aire en los pulmones.
—Somos Matías y Leonardo. Te sacaremos de ahí —A pesar de la altura de las llamas, logran casi desaparecerlas.
—Pasa. Si saltas, no te quemarás —Recomienda su hermano y el mayor cumple.
— ¿Ya lo arrestaron?
—Diana y yo acabamos de arrestarlo. Sal a tomar aire.
—Me hace falta —Camina para irse, aún tosiendo.
—Paula está afuera, así que faltan Daisy y Sebastián —Asegura Matías.
— ¿Y Alex? ¿También está afuera?
—No, ahí está saliendo —Señala hacia la izquierda al más alto.
— ¡Logre romper la pared!
— ¡Sal! Debes tomar aire.
— ¿Dónde estarán Sebastián y Daisy? —Leo se pregunta al no recordar haberlos visto.
—Sebastián estaba atrapado conmigo —Diana había regresado en ese momento, por lo que escuchó la pregunta y la respondió.
— ¿Saliste tú sola?
—Le dije que tratara de aflojar la pared —Explica mientras van camino al cuarto—. Yo salí por un hueco en la pared. Era pequeño, sólo cabía yo.
—Aflojar la pared para agrandar el hueco —Leo comprende el plan.
—Exacto. Ahí está —Señala el agujero.
— ¡Ayúdenme! —Más que un pedido, fue una orden. Los tres se agachan y halan la madera hasta formar un espacio mayor por el que Sebastián pasaría—. ¡Eso fue horrible! Voy a salir —Se va rápidamente.
—Yo también voy a salir —La mujer del grupo acompaña a su colega.
—Creo que te quedarás solo —Avisa el de cabello negro.
— ¿Tú también vas a salir?
—Me estoy comenzando a sentir mal. Debo salir.
—Está bien. Buscaré a Daisy —Le da permiso de abandonar. Si era el único que no se sentía fatigado, él sería quien buscara a la pelirroja—. ¡Daisy!
No tiene ni la menor idea de dónde está, y menos al no obtener respuesta.
— ¡¿Daisy?! —Sigue buscando cualquier cuarto con la entrada obstruida, nada— ¡¡Daisy!!
Se preocupa. Por más que intente no hacerlo, piensa que ella podría estar en aquel cuarto que no revisó por estar muy incendiado.
— ¡Di algo si me escuchas! —Espera, sólo hay silencio.
— ¡Responde! —En su voz sólo hay miedo. Se encuentra en medio de la nación del fuego, aquella en la que los intrusos son hechos cenizas y los sobrevivientes quedan marcados para siempre.
— ¿Leo? ¿Eres tú?
—Soy yo. ¡¿Dónde estás?! —Algo de alivio regresa a él al escuchar su voz, la cual trata de seguir.
— ¡No lo sé, parece un cuarto!
— ¿Hay paja o gasolina o ambas? —Pregunta decisiva. Podría ser la desencadenante de muchas reacciones.
— ¡Sólo hay paja! —Más alivio, por suerte.
— ¿Qué tan altas están las llamas?
— ¡Más de un metro!
—Creo que te encontré. ¡Levántate para verte!
— ¡Creo que te veo! —Exclama al pararse.
—Crees bien. Voy allá —Se apura en acercarse, aunque al estar a una distancia corta se queda pensando seriamente.
— ¿Qué sucede? ¿Por qué no apagas el fuego?
—Está muy alto… —Se decepciona, no cree ser capaz.
— ¿No puedes hacer nada?
—Las toallas no podrán con esto.
— ¿Quieres decir que…? —Ni siquiera termina la pregunta—. Leo, por favor, ¡inténtalo! —Suplica.
—No te garantizo nada —Lo intenta. Las toallas no lo soportan y se queman, haciendo que ambos bajen la vista al vacío, ningún objetivo en específico.
— ¡No! ¿No hay nada más que puedas hacer? —Está desesperada y asustada. Lo menos que desea es no lograr salir de esa hoguera.
— ¡Golpea la pared! —Dice lo primero que su cabeza muestra. La preocupación lo está empezando a controlar.
—Creo que encontré algo mejor.
— ¿Qué encontraste?
—Un pasaje al cuarto de abajo.
—Vi unas escaleras abajo, ¿están en ese cuarto?
—Sí, y no tiene fuego —Comienza a emocionarse. Si aquel cuarto está despejado, será su salvación.
—Bajaré rápido para sostenerlas —Corre a bajar. No pasa ni un minuto cuando Daisy lo mira desde arriba.
— ¿Ya?
— ¡Baja! —Avisa. Ella desciende con cuidado. Apenas toca el suelo, se abrazan.
— ¡Gracias! Me salvaste —Sonríe en grande.
—Dilo cuando estemos afuera. No estamos a salvo aún.
—Entonces salgamos de una vez —Con su ayuda para guiarse, Daisy logra salir y reunirse con el resto del equipo—. ¿Ahora sí?
—Ahora sí —Repiten el abrazo, ahora mucho más fuerte.
—Parece que estamos todos a salvo —Comenta el ojiverde.
—Tenemos que irnos y llamar a los bomberos —Alex interviene mientras ya sacaba las llaves del auto.
— ¡Esperen! —Marc para todo— ¿Y Paula?
—No lo entiendo. ¿No estaba aquí afuera? —El que estaba por irse se confunde.
—No —Daisy niega—. Ella entró con nosotros.
—No puede ser, ¡¿la dejaron ahí adentro?! —Grita con exasperación.
—Oh, no… —Matías recuerda el incidente— Su cuarto está muy, muy, muy incendiado.
— ¡¿Qué?! ¡¿Y ahora es que te vienes acordando de ella?!
—Lo siento, es mi culpa…
— ¡Tengo que salvarla! —Marc trata de ir, pero Matías lo detiene— ¡Suéltame!
—No, Marc. No hay nada que podamos hacer por ella.
— ¡¿La vas a dejar morir?! —Levanta la voz, indignado.
— ¡Yo iré! —Daisy se apunta, corriendo con la misma suerte que su compañero. Es atrapada por los demás— ¡Déjenme ir!
—Se acabó. Si está muy incendiado, no podemos hacer nada —Alex dictamina.
— ¡Claro que sí podemos! —Marc lucha para soltarse— ¡Déjenme hacer algo!
— ¡No puedes hacer nada!
— ¡Sí puedo, sólo déjenme ir!
—No, no podemos dejarte.
— ¡¿Por qué no?! —Cada vez lo sostienen más fuerte.
—Porque ya perdimos a una de los nuestros. No vamos a perder a uno más.
— ¡Ella de seguro está viva aún! —No lo acepta.
—Entiendo que no quieras aceptarlo. Paula es tu novia, la amas, pero debes entender que es imposible salvarla.
— ¿No nos vas a dejar intentar?
—No tiene sentido.
—Quizás tengas razón… —Ambos están por resignarse al ver cómo va creciendo el fuego.
—O quizás no —Leo participa inesperadamente, llamando la atención de Daisy.
— ¿Qué quieres decir con eso?
—Que podemos salvarla —E igual de inesperado, sale corriendo sin previo aviso hacia el interior de la cabaña.
— ¡Leonardo, detente! —Ordena Alex. Sueltan a Daisy y a Marc para ir tras él.
— ¡No puedo, voy a intentarlo! —En vano, porque es demasiado rápido para ellos. Tan pronto como se dieron cuenta, ya lo habían perdido de vista.
—Sabía que corría rápido pero tampoco tanto…
—Una vez que comienza a correr, es difícil alcanzarlo.
— ¿Ahora qué vamos a hacer?
—Esperar a ver qué se le ocurrió.
No les queda de otra, sería imposible ir a sacarlo. Debían contar en sus presentimientos, en que podría hacerlo por sí solo. Esperar a que entienda que salir ileso era poco probable o a que de verdad encontrara una salida y que no quedara encerrado por su ingenuidad.
—Se está tardando y el fuego crece —Daisy parece empezar a preocuparse—. ¿No deberíamos ver si sabe que no tiene mucho tiempo?
—Hagamos lo que hagamos, no nos va a hacer caso —Marc conoce bien a Leo, no se daría por vencido tan fácilmente.
—Perdónenme, todo esto es mi culpa —El remordimiento puede con Matías.
— ¿Cómo que tu culpa?
—Verás, Paula estaba vigilando las escaleras y el hombre le lanzó un fósforo para distraerla. Le dio con el paralizador y la metió al cuarto. Cuando estaba a punto de encender el fósforo, lo vi. No me iba a dar tiempo de llegar antes de que lo hiciera, así que le disparé, pero como ya saben, mi puntería es pésima y le di a un pote de gasolina. Por eso su cuarto está tan incendiado. Lo siento —Relata con culpabilidad lo ocurrido.
—Al menos intentaste detenerlo.
—Pero si no fuera por mí, no tendría tanto fuego.
—Lo pensaré si no se salva —Marc no quiere buscar a quien echarle la culpa aún.
—Creo que va a salir —Diana dice al ver una sombra cerca de la salida—. Sin Paula…
— ¿Por qué tiene una escalera?
—Creo que ya sé lo que hará —Daisy sonríe al notar sus intenciones. Leo va hacia una ventana, la cual revisa bien y luego rompe con la escalera para abrirse paso— ¿Cómo no se nos ocurrió eso?
—No sabíamos que había una ventana en donde está.
— ¿Será que está bien?
—Vayamos a ver —Marc y Daisy se dirigen hacia la ventana rota y ayudan a poner a salvo a Paula.
—Está inconsciente.
—Inhaló demasiado humo. Trae mi botiquín —Requiere Daisy. Leo va de inmediato a buscarlo—. Qué suerte que siempre lo llevo conmigo.
— ¿Cómo la ves? ¿Está herida?
—No le veo quemaduras, sólo hay que darle oxígeno.
— ¿Tienes una de esas mascarillas?
—Por eso le mandé a buscar el botiquín.
—Aquí está —Leo se agacha al regresar con la caja en manos.
—Gracias —Daisy la toma y saca la mascarilla para colocársela a su hermana, quien despierta unos segundos después.
— ¿Qué pasó? —Abre los ojos, desorientada.
—Estabas ahí adentro —Apunta a la cabaña.
— ¿Están todos bien? —Recuerda.
—Eras la única que faltaba.
—Vámonos de aquí —Sugiere al levantarse.
— ¿Y eso que no preguntaste si atrapamos al tipo? —Marc se extraña de que alguien tan empeñada en encerrar criminales no haya mencionado el tema.
—Ya lo vi allá —Explica.
Al reunirse con el equipo completo, celebran que a la final no hubo ninguna baja como creyeron. Varios abrazan a Paula antes de subir a los autos e ir de vuelta a la comisaría, en donde se sientan todos en la primera oficina junto a Cristian para discutir sobre el caso y relatar el complicado arresto.
— ¿Así que todos se quedaron atrapados? —El rubio casi no lo puede creer.
—Todos menos Leonardo.
—A mí me atrapó primero —Admite avergonzado Marc.
—Después a mí por andar buscando algo para apagar el fuego.
—A mí luego por lo mismo.
—Nos atrapó juntos —Aún se puede notar el tono disgustado en el mayor.
—Supongo que fui la siguiente porque cuando él bajó no había fuego abajo.
—Ahí lo comencé a perseguir hasta que me resbalé.
—Y por descarte, sigo yo.
— ¿Y cuál fue el orden de rescate? —Cristian está sorprendido de cómo uno por uno fue cayendo.
—Yo salí por mi propia cuenta por un hueco en la pared.
—Y me dejó solo tratando de agrandarlo —La expresión de Sebastián deja muy claro que sigue enfadado.
—Leonardo me sacó a mí y nosotros a Marc.
—Después yo salí solo y bajé.
—Llegó Diana y los llevó a mí.
—Ellos bajaron y me quedé solo. Busqué a Daisy.
—Salimos pensando que estaban todos afuera —Terminan con el resumen por fragmentos.
— ¡¿Se habían olvidado de mí?!
—Pensábamos que estabas afuera.
—Yo me di cuenta cuando estaban por irse —Marc se defiende.
—Supongo que me salvaste —Sostiene su brazo para abrazarlo, agradecida.
—En ese sentido, sí… —Piensa antes de soltar la verdadera información— Pero yo no te saqué.
—Entonces, ¿fuiste tú, Daisy?
—Yo te puse la mascarilla. Fue Leo —Señala sin dudarlo, causando incomodidad en él—. Nadie nos quería dejar pasar porque había mucho fuego. Leo era de los pocos que no nos estaban agarrando. De él fue la idea de romper la ventana con la escalera para poder sacarte porque era imposible por la puerta.
Paula está por decir algo, aunque no lo hace luego de pensarlo, terminando con una expresión distinta a la original.
— ¡Vaya! —No halla qué más decir, en realidad es inesperado e incluso algo incómodo.
Fin del Capítulo #32.
Notas del final, cómo las extrañé
1) Este capítulo es de los pocos que originalmente también tenía bastante narración, así que se sintió algo raro pasarlo, jaja.
2) Bien, he olvidado lo que quería decir aquí...
Hasta el próximopodría ser el especial, eso se verá luego :bye:
Quitando eso, ya he adelantado unas 10 páginas de eso y terminado el #32 de esta
Capítulo #32: “Cabaña del Fuego”.
—Tengo la sensación de que algo pasará —Admite Alex a Matías en la tarde. No habían hecho nada desde hacía unas horas atrás porque su caso se resolvió, por lo que sólo descansan en la oficina.
— ¿Algo como qué? ¿Bueno o malo?
—No lo sé. Sólo sé que pasará algo.
—Cómo tú digas —El tono inseguro de su compañero no lo convence, por lo que decide dejar el tema atrás.
—Deberíamos practicar tiro —Sugiere el mismo.
— ¿Quieres burlarte de mí?
—No. Sólo que creo que tendremos que usar las armas pronto.
—Tú lo que quieres es burlarte y dices eso para disimular —Matías no confía en su explicación.
— ¡Hablo en serio! Iré yo solo ya que tú no quieres —El más alto se levanta y se va, dejando al otro solo aunque no por mucho, pues Sebastián entra a los pocos segundos.
— ¿A dónde va Alex?
—A practicar tiro, él solo.
— ¿Por qué no fuiste con él?
—Porque lo único que hará será burlarse.
— ¿Sólo practicas cuando estás solo?
—Sino no puedo tranquilo.
—Deberías practicar. ¿Qué sabes si dentro de poco te tocará disparar? No debes dejárselo siempre a Marc.
—Marc tiene puntería perfecta, hay que aprovecharlo.
—Y si Marc llegara a no estar o le pasa algo que le impida disparar, ¿qué harías? —Comienza a lanzar suposiciones.
—Aún estarían Alex y Leonardo.
—Alex está en un mal ángulo y Leonardo… —Se detiene a pensar— entra en brote.
—Pareces entrenador inventando situaciones de “¿qué harías?”, y por favor, seamos realistas. ¿Qué tan mala suerte se puede tener como para que pase eso?
—Bueno, eres el único en buen ángulo —Cambia de ejemplo.
—Eso es más posible —Lo acepta—. No me quedaría de otra.
—Pero con mala puntería te puede salir mal.
—No me convencerás a que vaya a practicar con Alex.
—Lo vas a lamentar —Sale. No gastaría más su tiempo en alguien que no daría su brazo a torcer.
¿Lamentarlo? Lamentar van a hacer sus compañeros si lo dejan a cargo de disparar.
—Pensé que estarías practicando… —Marc comenta al verlo solo luego de haber pasado por la sala de tiro y mirar a Alex ahí.
—Aquí viene el remate —Se queja.
—Yo no iba a decir nada.
—“Practicando tiro con Alex”, eso ibas a decir.
—Sí, pero no entiendo lo del remate.
—Ibas a usarlo como una indirecta para “deberías practicar”.
—Claro que no. ¿Por qué lo dices?
—Ya me lo han dicho dos veces en menos de tres minutos.
—Eso no quiere decir que vayan a ser tres.
—Ve a practicar con él y me avisas cuando salga para ir yo —Pide.
—Le diré que quieres practicar solo —Camina apenas empieza a hablar. Debía huir luego de bromear así.
— ¡¿Qué?! ¡No! —Marc lo ignora por completo. El aparentemente irritado no pudo calmarse cuando ya alguien más entraba a seguramente regañarlo—. ¿También vas a decir algo? —Inquiere notablemente molesto.
—Ni siquiera sé de qué hablas —Leo eleva una ceja al no entender qué sucede.
—Olvídalo.
— ¿Puedes usar tus poderes para saber cuándo nos darán un caso? —Paula le pregunta a su compañera. No tener un caso como tal la está desesperando.
—No —Se rehúsa de inmediato—. No me gusta ver en el futuro.
— ¿No te gusta tu poder?
—Desearía poder tener otro.
— ¿Por qué no te gusta?
—Cuando ves en el futuro corres el riesgo de descubrir algo que no quieres. No me gusta eso. Es como cuando alguien te cuenta el final de una película antes de verla.
—Aw. Tanta gente que quisiera ser psíquica y tú que lo eres no te gusta serlo.
—Es injusto. Cuando adivino, lo hago viendo con mucho cuidado para no saber algo que no quiero. Más que todo, uso una técnica que es por opciones.
— ¿Cómo así? —La rubia siempre estuvo interesada en saber sobre aquellos que adivinan el futuro. Esta era la oportunidad perfecta de nutrir sus conocimientos.
—Si me preguntas si alguien en un hospital se va a morir, yo veo y salen opciones…
—Qué lindo ejemplo —Interrumpe para comentar.
—Fue el primero que se me ocurrió. Las opciones serían algo como “se salva si le toca tal doctor”, “se muere si pasa tal cosa” y entre las opciones está lo que pasará, sólo que no se sabe cuál es.
—Me gustaría tener ese poder.
— ¿Cuál es el tuyo? Nunca me lo has dicho.
—No te lo he dicho porque no sé cuál es mi poder —Dice bajo, algo apenada.
— ¡¿Qué?! ¡El poder se descubre como a los seis, no a los casi veintidós!
—Lo sé, pero es que de verdad no sé por qué no lo descubro.
—Ya tienes algo que hacer cuando tengas tiempo.
— ¿Buscar una lista de poderes e intentarlos todos?
—Es la manera más sencilla de descubrir tu poder.
— ¿No puedes ver en el futuro el momento en el que descubro mi poder? —Insiste en el uso de sus habilidades para su beneficio.
—Si mi poder fuera saberlo todo sobre todo, lo haría.
— ¿Cuándo nos reuniremos para probar poderes? —Tenía que cuadrar ya, está emocionada por saber.
—El próximo día libre.
Rubia y morocha quedan en un acuerdo de reunirse para descubrir el poder de la primera. No sería la primera vez que Diana haría algo así, varios de sus amigos conocen su poder gracias a ella.
Mientras, en la oficina de la USH1, el ya no tan irritado y el último que entró empiezan una conversación que probablemente terminaría con los roles intercambiados.
— ¿Supiste lo de la internación obligatoria?
— ¿Por qué crees que no vine temprano? —Le parece muy obvia la respuesta a la pregunta. Se supone que debía saber, ¿o no?
—Oh, fuiste a que te chequearan. ¿Cómo saliste?
— ¿Hace falta decirlo? No tengo un buen ánimo hoy —Responde sin muchas ganas. Un mensaje le llega en el momento que Matías hace una seña, por lo que no la ve del todo. El texto es devuelto con el mismo humor—. ¿No te fastidias cuando la gente pregunta lo mismo una y otra vez?
—Depende de la pregunta.
—En serio, tengo ganas de poner “¡SÍ, YA LO SÉ!”, así en mayúsculas en el mensaje personal para que paren.
— ¿Todos los que te escriben es para preguntarte?
—La gran mayoría. Los que no preguntan son los pocos que no saben que soy impredecible o porque no les importa o saben que me molestaré… O no saben la noticia.
—Entonces pon lo que dijiste.
—Así preguntarán los que no saben de qué hablo. No.
— ¿Sabes lo de la inter…?
—Por eso llegue tarde —Cortante e interrumpiendo a Sebastián. Modales, ¿dónde han quedado?
— ¿Y qué te dijeron? —El de mirada verde es el ganador de otra mirada, ésta azul y molesta, transmisora de un mensaje totalmente comprensible—. Creo que mejor no pregunto.
—Gracias —Otra campana suena, otro mensaje recibido, otro volteo de ojos de Leonardo antes de leerlo y responder— El día en el que dejen de preguntarme, seré feliz.
— ¿Tan molesto estás? —El mayor se extraña.
—Si algo me estresa es que me pregunten lo mismo muy seguido, sobre todo si es un tema como este.
—Entonces apaga el celular.
—No me gusta que esté apagado —Una alarma más, última que pensaba tolerar—. ¡Fue suficiente! —De la rabia, estuvo a punto de lanzar su celular al sofá, pero al darse cuenta, deja el teléfono y en cambio tira la pelota de Rex con bastante fuerza, sin levantarse del asiento tras el escritorio.
— ¡Hey, eso casi me golpeó! —Matías se espanta ligeramente al oír el impacto de la bola en el mueble, a escasos centímetros de él.
—Estoy al borde de un brote, necesito… —Habla bastante rápido, mas no lo suficiente para acabar antes de otra interrupción.
— ¿Sabes lo… —Sebastián y Matías le hacen señas a Diana, quien acaba de entrar, para que se calle— de la noticia de hoy? —Inútil, no entendió.
Suficiente. El vaso estaba totalmente lleno y fue inclinado. Leo apoya su brazo sobre la madera y en él, su cabeza. Con el brazo libre golpea la tabla, usando el puño directamente hacia abajo.
— ¡¡Ya!! —Escuchan simultáneo al golpe.
—Sólo preguntaba… —La pequeña se intimida un poco.
—Creo que lo brotaste —Avisa Matías.
—Oh… —Se acerca a Leonardo lentamente— ¿Estás bien?
— ¿Que si estoy bien? ¡¿Cómo me ves?! —Levanta su vista hacia ella con una expresión de total enojo.
—Fue una pregunta estúpida…
—Quizás —No hay que ser adivino para saber cómo se siente. Diana se asusta al leer sus gestos.
—Tienes cara de querer matar a alguien —Apenas deja salir.
— ¿Ahora me tienes miedo?
—Tu cara en este momento da miedo…
— ¿Sabes qué da más miedo? —Se levanta y se aproxima a ella, apuntándola intimidantemente con el índice. La de cabello negro ve a los lados a la vez que intenta alejarse de su camino— ¡¿Lo sabes?!
Diana no halla otra solución más que agacharse y llevar sus manos hacia sus pies.
—Un zapato —Al liberarlo de su pie derecho, lo sostiene amenazantemente.
— ¡Suéltalo! —Entra en pánico, ella desobedece— ¡Hoy todos están en mi contra!
—Lo soltaré si te controlas —Condiciona.
—Suéltalo —Solicita intentando calmarse. Diana hace caso y se coloca el tacón de nuevo—. Espero que me entiendas, estaba brotado.
—En serio que das miedo cuando te enojas.
—Sabes que lo hice sin querer —Suena un poco arrepentido.
—Entonces… ¿Saliste mal?
— ¿Quieres volverte a asustar? —Entrecierra sus ojos.
—Mejor me detengo.
— ¿En serio le temes a los zapatos? —Sebastián queda incrédulo.
— ¿Creías que era mentira?
Oyen la puerta abrirse. Voltean a ver al nuevo integrante de la conversación.
—Ten cuidado con lo que vayas a decir —El de cejas largas advierte al más alto, a lo que éste se confunde.
—Sólo iba a avisar que ubicaron al asesino que no pudimos encontrar hace unos meses y que nos están llamando a las dos unidades para arrestarlo —Alex informa como de costumbre de un caso u ocupación.
— ¿Encontraron al incendiario? —Matías se sorprende.
—Está en una cabaña abandonada o algo así.
— ¿Llaman a los grupos completos? —Leo se interesa. No soportaría quedarse en la comisaría haciendo nada una vez más sin pausa.
—Daisy y tú no estaban cuando eso. No les querían autorizar, pero entre Marc y yo logramos que los autorizaran.
— ¡Bien! —Celebra. Ya no más horas de desesperación perdiendo el tiempo.
Salen de inmediato de la oficina a buscar a los miembros restantes del equipo y a prepararse.
— ¿Listo para sentirte útil de nuevo? —Daisy pregunta al recordar la conversación sobre la inutilidad de unas horas atrás.
—Totalmente. Ya me estaba estresando.
—Tenemos que hacer esto bien. Hay que demostrar que somos buenos en cualquier momento, no sólo entrenando.
Ya en camino, cada grupo explica a su novato que fue de ese caso abierto que están por completar.
— ¿El caso era suyo? —Pregunta Leo.
—De las dos USH. Es un hombre que mata incendiando.
— ¿Cuándo fue eso? No recuerdo haberlo oído.
— ¿No te lo conté? —Marc creía haberle mencionado el caso—. Fue en junio y parte de julio.
— ¿Ese era el caso que tenías cuando me secuestraron?
—Y se escapó como tres días antes de rescatarte.
—Con razón no sabía del caso…
— ¿A cuántas personas mató? —En el otro auto, Daisy también descubría los detalles.
—Al menos diez —Su hermana procede a explicar—. Primero incendió una casa, se salvó una de las cuatro personas que estaban ahí. Luego quemó otra casa pero todos se salvaron. De tercero un autobús, mató a dos. A tres los asesinó por separado mientras caminaban o trotaban. Las dos últimas personas fueron una pareja que estaba en su auto.
—Vaya… Asesino en serie con víctimas aleatorias.
—Por eso es tan difícil ubicarlo.
— ¿Por eso se les escapó?
—Cuando supimos quién era, desapareció.
—Y acaba de aparecer.
Así va el camino para ambos nuevos en el caso. Conociendo cada detalle que les aportan para saber qué hacer en caso de encontrarlo y qué evitar.
Al llegar, se dividen. La 1 entra a la cabaña mientras la 2 se queda afuera en caso de que escape, cada uno a un lado de ella. A su vez, el primer grupo se divide a la mitad al tratarse de un lugar amplio de dos pisos. Dos irían en la segunda planta.
La búsqueda inicia ahora.
Varios “despejado” fueron escuchados por todos, siendo esta palabra la indicadora de una habitación vacía.
—Aquí afuera está despejado. Es mejor que entremos para reforzarlos —Recomienda Diana y eso iban a hacer de no ser por algo que cae frente a sus ojos—. ¿Sensación mía o algo cayó de esa ventana? —Señala una ventana abierta de la segunda planta.
—Fue de verdad —Sebastián se apresura en pisar algo.
— ¡Un fósforo! Menos mal que lo apagaste.
—Si acaba de caer un fósforo, eso quiere decir que el asesino está arriba. Hay que ir allá ya —Daisy avisa y finalmente entran todos.
Mientras tanto, en el piso superior, Marc revisa un cuarto, encontrándolo totalmente libre de sospechas, por lo que grita “despejado” y voltea para salir a buscar en otra parte. Logra todo excepto la última parte, pues un hombre estaba a sus espaldas y lo golpeó apenas le vio la cara, tumbándolo al suelo. De inmediato, éste se agacha y lo inmoviliza con un paralizador, lo arrastra hacia un rincón del mismo lugar y a la entrada, en la puerta, deja caer un poco de paja que guardaba en sus bolsillos para prenderla fuego e irse.
Del otro lado, Alex sale de un cuarto y ve las llamas recién encendidas, por lo que busca algo con qué apagarlas antes de que sean demasiado altas o se expandan. No se rinde al no conseguir nada, continuando con esa búsqueda y descuidando la anterior.
Abajo, el segundo grupo explora el interior de la cabaña de madera.
—Huele a humo —Comenta Sebastián al dar un par de pasos adelante.
—Eso quiere decir que está aquí adentro. ¿Trajeron a Rex? —Paula pregunta por el canino.
—Creo que no.
—Tú y Diana vayan arriba. Nosotras vigilaremos aquí —Ordena ella y se separan, subiendo Diana y Sebastián y quedándose abajo las mellizas.
— ¿Nos separamos? —Quedaron juntas de todos modos, por lo que Daisy desea saber si permanecerán así o si sólo esperaba órdenes.
—Yo vigilaré por las escaleras. Quédate cerca de la entrada.
La pelirroja cumple y ronda por la entrada, revisando para asegurarse de que no hay nadie. Siente unos pasos a un lado de ella, así que voltea rápidamente con el arma en sus manos.
— ¡Matías! —Exclama al reconocer a su compañero. Guarda el arma.
—Pensé que estabas afuera.
—Lo estaba. No hay nadie afuera.
—Y por eso entraste. No vuelvas a llamarme así, pensé que el hombre estaba ahí —Pide luego de semejante susto.
—En todo caso, te llamaría por el apellido.
—Cierto… Voy a seguir buscando.
Cada uno se va por su lado. En el más alto, Alex sigue buscando algo para apagar el fuego, pero lo único que consigue es paja en la entrada de un cuarto. Ve algo que le llama la atención y entra aunque hubiese agradecido no hacerlo. Un hombre aparece y le hace exactamente lo mismo que a Marc. ¿Qué fue lo que le llamó la atención? Simple, una tela con la que podría apagar el fuego. Antes de encender la puerta, el hombre se lleva consigo el material.
Por su parte, Sebastián sube y de inmediato divisa ambas combustiones. Sin embargo, al pensar que son alertas y no que había alguien allí, no se desespera en buscar cómo apaciguarlas.
Al contrario, Diana sí se alarma. Se dirige hacia un cuarto en el que recuerda haber visto un barril, seguramente tiene agua adentro. Así es, sólo hay un problema: es muy pesado para ella. No le da tiempo de pensar en un plan B cuando su compañero de equipo pasa al frente.
— ¡Ayúdame! —Llama su atención para hacerlo entrar.
— ¿Te pasó algo?
—No. Quiero que me ayudes con este barril —Sebastián era la persona indicada para el trabajo. De los cinco hombres, es el más dotado a lo que músculos y fuerza física se refiere.
— ¿Qué vas a hacer con él?
—Tiene agua. Apagar los fuegos.
—Oh, ya voy —Le parece una buena idea, así que accede en el instante.
Entre ambos, empujan el barril. Ya estaban a punto de pasarlo por la puerta cuando de la nada salió fuego de él, bloqueando el espacio.
— ¡¿Qué fue eso?! —Diana se exalta. No esperó eso.
—Eso no importa. ¡Lo que importa ahora es cómo vamos a salir!
—Busquemos alguna salida —Ella sugiere. Sebastián gira los ojos, está algo molesto. Quizás hubiese sido algo más inteligente que uno empujara mientras el otro halara para que no los atacaran por sorpresa de esa manera. Ya no podía acomodarlo, tendría que hallar la manera de escapar.
En las escaleras, el hombre está por bajar si no fuera porque Paula está vigilando cerca. Para distraerla y descender, prende un fósforo y lo deja caer cerca de ella. El mismo casi cae en su pie. La rubia, en vez de ver para arriba, mira abajo para apagar el cerillo. Justo después de eso, se levanta e inmediatamente siente electricidad. El tipo usó el paralizador en ella para cargarla y llevarla a un cuarto cercano, donde también hay paja en la entrada y un galón de gasolina.
Matías, quien revisaba un pasillo cercano, ve al hombre en el cuarto dejando a Paula en el suelo. Está algo lejos como para alcanzarlo antes de que encienda el fuego. Tendrá que hacer lo que jamás imaginaría: disparar, todo con la esperanza de poder detener al culpable.
Desenfunda el arma, se coloca en posición tan pronto como puede, apunta y aprieta el gatillo. Plan fallido, las cosas empeoraron. La bala impactó en el pote de combustible, perforándolo, creando una fuga de gasolina. Al ver que disparar de nuevo no funcionaría y significaría un enorme riesgo, corre lo más rápido que le es posible, mas no logra llegar antes de que un fósforo encendido cayera sobre la paja y la empezara a quemar.
El criminal huye al darse cuenta de que un detective corría hacia él. La persecución dura hasta que Matías resbala con lo que parece ser más gasolina a la entrada de una habitación. Se levanta rápido al saber que no tardaría en aparecer más llamas. Antes de lograr salir, el hombre lo empuja adentro y cumple su objetivo.
Las cosas recién empiezan a arder en la planta baja, porque en la alta ya uno de los atrapados entre el fuego y la pared reacciona. Marc se coloca de pie con la intención de salir, pero le es imposible hacerlo pues el fuego creció demasiado. Se quemaría de intentarlo.
— ¡Ayuda! —No le queda de otra más que esperar a que alguien lo escuchara y fuera por él.
— ¿Oíste eso? —Diana es la primera en percibir sus llamados— Parecía Marc.
—Puede estar en cualquier cuarto —Le cuesta decir al castaño. Su tos se quería apoderar de él.
—Hay que ayudarlo, se oye desesperado.
— ¿Cómo? ¡Estamos atrapados!
—Hay que salir de aquí.
—No podemos pasar por encima del barril, la ventana es muy alta… —Señala cada una de las opciones no factibles.
—Debe haber otra salida… —Se detiene a pensar y a toser— Quita los muebles.
Puede que haya una salida secreta tras un sofá o cualquier otro mobiliario, de ahí su idea a seguir. Ahora no sólo debían hallar cómo escapar por ellos, sino por Marc y quién sabe si alguien más.
A la vez, Leo también oye a su hermano pedir auxilio. Comienza a buscarlo, aunque recuerda rápidamente que está arriba. Se dirige hacia las escaleras, donde se encuentra con su compañera de entrenamiento.
— ¿Has visto a alguien más?
—A Matías hace unos minutos… Cada vez huele más a humo.
—No es por nada, pero creo que los tiene atrapados a cada uno de ellos, porque no he visto a nadie hasta ahora.
—Quédate vigilando allá —Le señala el lugar de donde vino—, yo voy a subir.
Ambos novatos se separan en sentidos opuestos. Esa que fue arriba es vista por el buscado, quien la sigue sigilosamente.
Daisy sigue adelante sin notar algo raro detrás. Se fija en el fuego, acercándose a su origen y descubriendo que dentro de la puerta bloqueada se encuentra Marc.
— ¡Daisy! —Grita su nombre y levanta sus brazos para ser más visible, ella voltea— ¡Aquí, ayuda!
—Estoy buscando con qué…
— ¡Cuidado! —Interrumpe para advertir a la vez que hace señas para que se aparte.
— ¡¿Qué?! —No entiende. Debió hacerlo, su incomprensión le cuesta un paralizador a un costado y un hombre que se la lleva con él, además de un Marc desilusionado al perder una salvación.
Se le ocurre algo más: llamar a los bomberos. Inútil, no hay señal. Marc echa la cabeza para atrás, desesperándose al no poder hacer nada ni para sí mismo y al empezar a toser.
Alex recupera la movilidad por completo. Lo primero que hace es pedir ayuda, era obvio que no pasaría sin quemarse demasiado, sólo que con una novedad: golpea las paredes en busca de alguna tabla floja que pueda remover.
Leonardo está buscando a cualquier compañero abajo. De repente, el olor a humo y gasolina se intensifica. Revisa cada uno de los cuartos, esperando encontrar de donde provienen los olores. En eso, ve algo de fuego en una puerta. Se acerca cuidadosamente a ella.
— ¿Matías? —Pregunta al no reconocer del todo a quien está adentro por culpa del humo que opaca su vista.
— ¿Leonardo? ¿Estás ahí? ¡Ayúdame! —Tampoco logra verlo bien.
—Eso quiero hacer. Estoy buscando cualquier cosa para apagar el fuego… Golpea la pared por si hay alguna madera suelta, ya regreso —Se va, no sin antes darle una sugerencia.
Escudriña cada cuarto, algo debía haber para extinguir la lumbre. Se detiene en frente de un cuarto, mas no por mucho tiempo. Está prácticamente incendiado, no creía posible que alguien vivo estuviese adentro. Ve con algo de lástima la habitación por cualquiera que haya quedado atrapado ahí antes de regresar a averiguar, aunque aspira a que sea sólo un engaño.
Se sitúa a centímetros de un baño y distingue un paño que perfectamente serviría para aplacar las llamas. Casi entra, pero la paja en el suelo le advierte de una posible trampa y decide pasar de largo. Continúa la búsqueda. Ningún cuarto era aparentemente seguro al contener paja o gasolina. A la final, se abre paso al baño, claro, recogiendo la paja.
El hombre está cerca y observa cómo agarra la toalla, suelta la paja y se aleja totalmente intacto, causándole rabia. Alguien fue demasiado listo y logró evadir sus trucos. Pierde el control, quería más fuego. Opta por encender cualquier cosa en el camino.
— ¿Conseguiste una salida? —Diana consulta con su compañero.
—Sólo un agujero —Apunta a un hueco en la parte inferior de la pared.
— ¡¿Por qué no me lo dijiste antes?!
—Nadie puede caber ahí.
— ¡Hablas con la más pequeña de la comisaría entera! Yo paso ahí —No puede creer cómo Sebastián pasó por alto un dato tan lógico como ese.
— ¡¿Y qué hay de mí?!
—Te buscaré. La pared es de madera, ve si logras aflojarla —Se agacha para arrastrarse y salir por el orificio.
Lo primero que nota es más fuego. Oye a sus compañeros pedir ayuda. No sabe qué hacer. Baja. A su derecha hay mucho más fuego. Va por la izquierda. Todo está ileso hasta llegar a un pasillo en el que hay un pequeño camino incendiado. Es de muy poca altura, así que logra saltarlo sin siquiera sentir el calor. Repite el proceso diversas veces hasta percibir a un individuo prendiendo un fósforo y con un pote de gasolina a espaldas de Leo, quien siente que tiene a alguien atrás y voltea.
Ve al adulto, detrás a su compañera a punto de golpearlo mientras él mismo coloca su dedo sobre el gatillo sólo para despistarlo y evitar que notara a la mujer que le pega y lo derriba. El fósforo prendido cae al suelo, Leo se encarga de pisarlo antes de que trajera consecuencias.
—Bien hecho —Felicita mientras Diana esposa al finalmente capturado.
—Sólo tenemos una parte hecha. Hay que sacar a todos de aquí. Voy a llevarlo a la patrulla, ya vuelvo —Se dirige a la salida.
El más joven recoge todo lo que había recogido hasta el momento y va a donde está Matías a apagar el fuego.
— ¡Al fin! —Celebra, aliviado— ¡Gracias!
—Aún nos falta. Acompáñame arriba y ayúdame en esto.
—De acuerdo —Ambos suben y proceden en orden. Oyen una tos bastante fuerte, tenía que ser de quien llevara más tiempo atrapado.
— ¿Hay alguien ahí? —Marc cuestiona con poco aire en los pulmones.
—Somos Matías y Leonardo. Te sacaremos de ahí —A pesar de la altura de las llamas, logran casi desaparecerlas.
—Pasa. Si saltas, no te quemarás —Recomienda su hermano y el mayor cumple.
— ¿Ya lo arrestaron?
—Diana y yo acabamos de arrestarlo. Sal a tomar aire.
—Me hace falta —Camina para irse, aún tosiendo.
—Paula está afuera, así que faltan Daisy y Sebastián —Asegura Matías.
— ¿Y Alex? ¿También está afuera?
—No, ahí está saliendo —Señala hacia la izquierda al más alto.
— ¡Logre romper la pared!
— ¡Sal! Debes tomar aire.
— ¿Dónde estarán Sebastián y Daisy? —Leo se pregunta al no recordar haberlos visto.
—Sebastián estaba atrapado conmigo —Diana había regresado en ese momento, por lo que escuchó la pregunta y la respondió.
— ¿Saliste tú sola?
—Le dije que tratara de aflojar la pared —Explica mientras van camino al cuarto—. Yo salí por un hueco en la pared. Era pequeño, sólo cabía yo.
—Aflojar la pared para agrandar el hueco —Leo comprende el plan.
—Exacto. Ahí está —Señala el agujero.
— ¡Ayúdenme! —Más que un pedido, fue una orden. Los tres se agachan y halan la madera hasta formar un espacio mayor por el que Sebastián pasaría—. ¡Eso fue horrible! Voy a salir —Se va rápidamente.
—Yo también voy a salir —La mujer del grupo acompaña a su colega.
—Creo que te quedarás solo —Avisa el de cabello negro.
— ¿Tú también vas a salir?
—Me estoy comenzando a sentir mal. Debo salir.
—Está bien. Buscaré a Daisy —Le da permiso de abandonar. Si era el único que no se sentía fatigado, él sería quien buscara a la pelirroja—. ¡Daisy!
No tiene ni la menor idea de dónde está, y menos al no obtener respuesta.
— ¡¿Daisy?! —Sigue buscando cualquier cuarto con la entrada obstruida, nada— ¡¡Daisy!!
Se preocupa. Por más que intente no hacerlo, piensa que ella podría estar en aquel cuarto que no revisó por estar muy incendiado.
— ¡Di algo si me escuchas! —Espera, sólo hay silencio.
— ¡Responde! —En su voz sólo hay miedo. Se encuentra en medio de la nación del fuego, aquella en la que los intrusos son hechos cenizas y los sobrevivientes quedan marcados para siempre.
— ¿Leo? ¿Eres tú?
—Soy yo. ¡¿Dónde estás?! —Algo de alivio regresa a él al escuchar su voz, la cual trata de seguir.
— ¡No lo sé, parece un cuarto!
— ¿Hay paja o gasolina o ambas? —Pregunta decisiva. Podría ser la desencadenante de muchas reacciones.
— ¡Sólo hay paja! —Más alivio, por suerte.
— ¿Qué tan altas están las llamas?
— ¡Más de un metro!
—Creo que te encontré. ¡Levántate para verte!
— ¡Creo que te veo! —Exclama al pararse.
—Crees bien. Voy allá —Se apura en acercarse, aunque al estar a una distancia corta se queda pensando seriamente.
— ¿Qué sucede? ¿Por qué no apagas el fuego?
—Está muy alto… —Se decepciona, no cree ser capaz.
— ¿No puedes hacer nada?
—Las toallas no podrán con esto.
— ¿Quieres decir que…? —Ni siquiera termina la pregunta—. Leo, por favor, ¡inténtalo! —Suplica.
—No te garantizo nada —Lo intenta. Las toallas no lo soportan y se queman, haciendo que ambos bajen la vista al vacío, ningún objetivo en específico.
— ¡No! ¿No hay nada más que puedas hacer? —Está desesperada y asustada. Lo menos que desea es no lograr salir de esa hoguera.
— ¡Golpea la pared! —Dice lo primero que su cabeza muestra. La preocupación lo está empezando a controlar.
—Creo que encontré algo mejor.
— ¿Qué encontraste?
—Un pasaje al cuarto de abajo.
—Vi unas escaleras abajo, ¿están en ese cuarto?
—Sí, y no tiene fuego —Comienza a emocionarse. Si aquel cuarto está despejado, será su salvación.
—Bajaré rápido para sostenerlas —Corre a bajar. No pasa ni un minuto cuando Daisy lo mira desde arriba.
— ¿Ya?
— ¡Baja! —Avisa. Ella desciende con cuidado. Apenas toca el suelo, se abrazan.
— ¡Gracias! Me salvaste —Sonríe en grande.
—Dilo cuando estemos afuera. No estamos a salvo aún.
—Entonces salgamos de una vez —Con su ayuda para guiarse, Daisy logra salir y reunirse con el resto del equipo—. ¿Ahora sí?
—Ahora sí —Repiten el abrazo, ahora mucho más fuerte.
—Parece que estamos todos a salvo —Comenta el ojiverde.
—Tenemos que irnos y llamar a los bomberos —Alex interviene mientras ya sacaba las llaves del auto.
— ¡Esperen! —Marc para todo— ¿Y Paula?
—No lo entiendo. ¿No estaba aquí afuera? —El que estaba por irse se confunde.
—No —Daisy niega—. Ella entró con nosotros.
—No puede ser, ¡¿la dejaron ahí adentro?! —Grita con exasperación.
—Oh, no… —Matías recuerda el incidente— Su cuarto está muy, muy, muy incendiado.
— ¡¿Qué?! ¡¿Y ahora es que te vienes acordando de ella?!
—Lo siento, es mi culpa…
— ¡Tengo que salvarla! —Marc trata de ir, pero Matías lo detiene— ¡Suéltame!
—No, Marc. No hay nada que podamos hacer por ella.
— ¡¿La vas a dejar morir?! —Levanta la voz, indignado.
— ¡Yo iré! —Daisy se apunta, corriendo con la misma suerte que su compañero. Es atrapada por los demás— ¡Déjenme ir!
—Se acabó. Si está muy incendiado, no podemos hacer nada —Alex dictamina.
— ¡Claro que sí podemos! —Marc lucha para soltarse— ¡Déjenme hacer algo!
— ¡No puedes hacer nada!
— ¡Sí puedo, sólo déjenme ir!
—No, no podemos dejarte.
— ¡¿Por qué no?! —Cada vez lo sostienen más fuerte.
—Porque ya perdimos a una de los nuestros. No vamos a perder a uno más.
— ¡Ella de seguro está viva aún! —No lo acepta.
—Entiendo que no quieras aceptarlo. Paula es tu novia, la amas, pero debes entender que es imposible salvarla.
— ¿No nos vas a dejar intentar?
—No tiene sentido.
—Quizás tengas razón… —Ambos están por resignarse al ver cómo va creciendo el fuego.
—O quizás no —Leo participa inesperadamente, llamando la atención de Daisy.
— ¿Qué quieres decir con eso?
—Que podemos salvarla —E igual de inesperado, sale corriendo sin previo aviso hacia el interior de la cabaña.
— ¡Leonardo, detente! —Ordena Alex. Sueltan a Daisy y a Marc para ir tras él.
— ¡No puedo, voy a intentarlo! —En vano, porque es demasiado rápido para ellos. Tan pronto como se dieron cuenta, ya lo habían perdido de vista.
—Sabía que corría rápido pero tampoco tanto…
—Una vez que comienza a correr, es difícil alcanzarlo.
— ¿Ahora qué vamos a hacer?
—Esperar a ver qué se le ocurrió.
No les queda de otra, sería imposible ir a sacarlo. Debían contar en sus presentimientos, en que podría hacerlo por sí solo. Esperar a que entienda que salir ileso era poco probable o a que de verdad encontrara una salida y que no quedara encerrado por su ingenuidad.
—Se está tardando y el fuego crece —Daisy parece empezar a preocuparse—. ¿No deberíamos ver si sabe que no tiene mucho tiempo?
—Hagamos lo que hagamos, no nos va a hacer caso —Marc conoce bien a Leo, no se daría por vencido tan fácilmente.
—Perdónenme, todo esto es mi culpa —El remordimiento puede con Matías.
— ¿Cómo que tu culpa?
—Verás, Paula estaba vigilando las escaleras y el hombre le lanzó un fósforo para distraerla. Le dio con el paralizador y la metió al cuarto. Cuando estaba a punto de encender el fósforo, lo vi. No me iba a dar tiempo de llegar antes de que lo hiciera, así que le disparé, pero como ya saben, mi puntería es pésima y le di a un pote de gasolina. Por eso su cuarto está tan incendiado. Lo siento —Relata con culpabilidad lo ocurrido.
—Al menos intentaste detenerlo.
—Pero si no fuera por mí, no tendría tanto fuego.
—Lo pensaré si no se salva —Marc no quiere buscar a quien echarle la culpa aún.
—Creo que va a salir —Diana dice al ver una sombra cerca de la salida—. Sin Paula…
— ¿Por qué tiene una escalera?
—Creo que ya sé lo que hará —Daisy sonríe al notar sus intenciones. Leo va hacia una ventana, la cual revisa bien y luego rompe con la escalera para abrirse paso— ¿Cómo no se nos ocurrió eso?
—No sabíamos que había una ventana en donde está.
— ¿Será que está bien?
—Vayamos a ver —Marc y Daisy se dirigen hacia la ventana rota y ayudan a poner a salvo a Paula.
—Está inconsciente.
—Inhaló demasiado humo. Trae mi botiquín —Requiere Daisy. Leo va de inmediato a buscarlo—. Qué suerte que siempre lo llevo conmigo.
— ¿Cómo la ves? ¿Está herida?
—No le veo quemaduras, sólo hay que darle oxígeno.
— ¿Tienes una de esas mascarillas?
—Por eso le mandé a buscar el botiquín.
—Aquí está —Leo se agacha al regresar con la caja en manos.
—Gracias —Daisy la toma y saca la mascarilla para colocársela a su hermana, quien despierta unos segundos después.
— ¿Qué pasó? —Abre los ojos, desorientada.
—Estabas ahí adentro —Apunta a la cabaña.
— ¿Están todos bien? —Recuerda.
—Eras la única que faltaba.
—Vámonos de aquí —Sugiere al levantarse.
— ¿Y eso que no preguntaste si atrapamos al tipo? —Marc se extraña de que alguien tan empeñada en encerrar criminales no haya mencionado el tema.
—Ya lo vi allá —Explica.
Al reunirse con el equipo completo, celebran que a la final no hubo ninguna baja como creyeron. Varios abrazan a Paula antes de subir a los autos e ir de vuelta a la comisaría, en donde se sientan todos en la primera oficina junto a Cristian para discutir sobre el caso y relatar el complicado arresto.
— ¿Así que todos se quedaron atrapados? —El rubio casi no lo puede creer.
—Todos menos Leonardo.
—A mí me atrapó primero —Admite avergonzado Marc.
—Después a mí por andar buscando algo para apagar el fuego.
—A mí luego por lo mismo.
—Nos atrapó juntos —Aún se puede notar el tono disgustado en el mayor.
—Supongo que fui la siguiente porque cuando él bajó no había fuego abajo.
—Ahí lo comencé a perseguir hasta que me resbalé.
—Y por descarte, sigo yo.
— ¿Y cuál fue el orden de rescate? —Cristian está sorprendido de cómo uno por uno fue cayendo.
—Yo salí por mi propia cuenta por un hueco en la pared.
—Y me dejó solo tratando de agrandarlo —La expresión de Sebastián deja muy claro que sigue enfadado.
—Leonardo me sacó a mí y nosotros a Marc.
—Después yo salí solo y bajé.
—Llegó Diana y los llevó a mí.
—Ellos bajaron y me quedé solo. Busqué a Daisy.
—Salimos pensando que estaban todos afuera —Terminan con el resumen por fragmentos.
— ¡¿Se habían olvidado de mí?!
—Pensábamos que estabas afuera.
—Yo me di cuenta cuando estaban por irse —Marc se defiende.
—Supongo que me salvaste —Sostiene su brazo para abrazarlo, agradecida.
—En ese sentido, sí… —Piensa antes de soltar la verdadera información— Pero yo no te saqué.
—Entonces, ¿fuiste tú, Daisy?
—Yo te puse la mascarilla. Fue Leo —Señala sin dudarlo, causando incomodidad en él—. Nadie nos quería dejar pasar porque había mucho fuego. Leo era de los pocos que no nos estaban agarrando. De él fue la idea de romper la ventana con la escalera para poder sacarte porque era imposible por la puerta.
Paula está por decir algo, aunque no lo hace luego de pensarlo, terminando con una expresión distinta a la original.
— ¡Vaya! —No halla qué más decir, en realidad es inesperado e incluso algo incómodo.
Fin del Capítulo #32.
Notas del final, cómo las extrañé
1) Este capítulo es de los pocos que originalmente también tenía bastante narración, así que se sintió algo raro pasarlo, jaja.
2) Bien, he olvidado lo que quería decir aquí...
Hasta el próximo
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
El próximo podría ser especial? :3 uHM...QUE ESCONDES POR AHÍ EH!?
Siento tanto mi tardanza
Juro que he leído los capítulos de MDUVM, pero aún no puedo comentar, así que de milagro estoy acá en la compu a punto de partir a la escuela (mi madre me esta apurando -.-)
Gran cap! Realmente eres una genia para escribir todo, luego pasarlo, editarlo, narrarlo, todo.
AH! TE TENÍA QUE DECIR ALGO!
Estaba en mi escuela, tranquila, esperando a que vinieran unas amigas para hacer un trabajo y...aparecieron otras dos chicas que andaban solas por ahí. El tema es que son un año menor que yo (dos en realidad, uno en la escuela) y empezamos a charlar...Hasta que empezamos a hablar del concierto de One Direction, y descubrí que una de ellas era Larry shipper. Entonces, nos pusimos a hablar de las novelas que leíamos, de ahí, me comentaron que a pesar de que una fuera carrot y que amara las novelas de la raya, y la otra fuera super LS y se haya leído 5 veces zona roja, las dos aman las novelas policiales. De allí, me contaron de algunos libros, como "Los vecinos mueren en las novelas" (ese lo tuve que leer en la primaria, en serio, es genial, si puedes, leelo) y yo les comenté de que mucho policial no era, depende mis días, pero que había encontrado tu novela (les hablé bastante de MDUV jajajaja) y que me encantaba...Entonces, tenían ahí el celular (pedazo de teléfono tenía la ls), y se metieron a wattpad, les mostré la novela, las hice iniciar sesión con mi cuenta, y leímos juntas los primeros 5 capítulos...juntas porque llegaron justo mis amigas, después supongo que habrán leído más (ahoraquerecuerdodejémisesióniniciadaensucelular,asiquesitellegaalgoraro,nofuiyo). El punto es que LES ENCANTÓ! Y AHORA LAS 3 SOMOS FANS DE REX (A pesar de que no hayan leido MQCDP, les conté sobre mi romance secreto con el perro...ahmentira, pero hablando en serio, nos hicimos fans de Rex) y la carrot ama a Leo, se lo imagina un estilo Liam, idk, pero lo ama :3
En fin, cuidate que llego tarde a la escuela!
Besos!
Siento tanto mi tardanza
Juro que he leído los capítulos de MDUVM, pero aún no puedo comentar, así que de milagro estoy acá en la compu a punto de partir a la escuela (mi madre me esta apurando -.-)
Gran cap! Realmente eres una genia para escribir todo, luego pasarlo, editarlo, narrarlo, todo.
AH! TE TENÍA QUE DECIR ALGO!
Estaba en mi escuela, tranquila, esperando a que vinieran unas amigas para hacer un trabajo y...aparecieron otras dos chicas que andaban solas por ahí. El tema es que son un año menor que yo (dos en realidad, uno en la escuela) y empezamos a charlar...Hasta que empezamos a hablar del concierto de One Direction, y descubrí que una de ellas era Larry shipper. Entonces, nos pusimos a hablar de las novelas que leíamos, de ahí, me comentaron que a pesar de que una fuera carrot y que amara las novelas de la raya, y la otra fuera super LS y se haya leído 5 veces zona roja, las dos aman las novelas policiales. De allí, me contaron de algunos libros, como "Los vecinos mueren en las novelas" (ese lo tuve que leer en la primaria, en serio, es genial, si puedes, leelo) y yo les comenté de que mucho policial no era, depende mis días, pero que había encontrado tu novela (les hablé bastante de MDUV jajajaja) y que me encantaba...Entonces, tenían ahí el celular (pedazo de teléfono tenía la ls), y se metieron a wattpad, les mostré la novela, las hice iniciar sesión con mi cuenta, y leímos juntas los primeros 5 capítulos...juntas porque llegaron justo mis amigas, después supongo que habrán leído más (ahoraquerecuerdodejémisesióniniciadaensucelular,asiquesitellegaalgoraro,nofuiyo). El punto es que LES ENCANTÓ! Y AHORA LAS 3 SOMOS FANS DE REX (A pesar de que no hayan leido MQCDP, les conté sobre mi romance secreto con el perro...ahmentira, pero hablando en serio, nos hicimos fans de Rex) y la carrot ama a Leo, se lo imagina un estilo Liam, idk, pero lo ama :3
En fin, cuidate que llego tarde a la escuela!
Besos!
Emily Rawson
Re: Más Que Cosas De Policías
Sí, aunque viendo cuánto me estoy inspirando en ese (ya lo empecé a escribir) creo que no será el próximo, jaja. En la galería está la explicación de eseEmily Rawson escribió:El próximo podría ser especial? :3 uHM...QUE ESCONDES POR AHÍ EH!?
Siento tanto mi tardanza
Juro que he leído los capítulos de MDUVM, pero aún no puedo comentar, así que de milagro estoy acá en la compu a punto de partir a la escuela (mi madre me esta apurando -.-)
Gran cap! Realmente eres una genia para escribir todo, luego pasarlo, editarlo, narrarlo, todo.
AH! TE TENÍA QUE DECIR ALGO!
Estaba en mi escuela, tranquila, esperando a que vinieran unas amigas para hacer un trabajo y...aparecieron otras dos chicas que andaban solas por ahí. El tema es que son un año menor que yo (dos en realidad, uno en la escuela) y empezamos a charlar...Hasta que empezamos a hablar del concierto de One Direction, y descubrí que una de ellas era Larry shipper. Entonces, nos pusimos a hablar de las novelas que leíamos, de ahí, me comentaron que a pesar de que una fuera carrot y que amara las novelas de la raya, y la otra fuera super LS y se haya leído 5 veces zona roja, las dos aman las novelas policiales. De allí, me contaron de algunos libros, como "Los vecinos mueren en las novelas" (ese lo tuve que leer en la primaria, en serio, es genial, si puedes, leelo) y yo les comenté de que mucho policial no era, depende mis días, pero que había encontrado tu novela (les hablé bastante de MDUV jajajaja) y que me encantaba...Entonces, tenían ahí el celular (pedazo de teléfono tenía la ls), y se metieron a wattpad, les mostré la novela, las hice iniciar sesión con mi cuenta, y leímos juntas los primeros 5 capítulos...juntas porque llegaron justo mis amigas, después supongo que habrán leído más (ahoraquerecuerdodejémisesióniniciadaensucelular,asiquesitellegaalgoraro,nofuiyo). El punto es que LES ENCANTÓ! Y AHORA LAS 3 SOMOS FANS DE REX (A pesar de que no hayan leido MQCDP, les conté sobre mi romance secreto con el perro...ahmentira, pero hablando en serio, nos hicimos fans de Rex) y la carrot ama a Leo, se lo imagina un estilo Liam, idk, pero lo ama :3
En fin, cuidate que llego tarde a la escuela!
Besos!
Qué raro :wut: Digo de nuevo, intenta en Wattpad aunque sea
Yo ya no puedo hacer esa gracia Los días en la tarde hace un mes (justo la semana que me fui, o sea, me fui de la ciudad cuatro días y hasta el horario modificaron) los cambiaron, ahora no voy de 1 a 5 sino de 11:30 a 2:10 los martes y de 11:30 a 4 los miércoles, así que no me da tiempo porque me levanto a las nueve, je...
Gracias! :P
Ok, al inicio creí que iba a ser "carrot que lee larry y viceversa" (no me mires raros, he visto casos jaja) y de la nada :coco:
Suena interesante el título, lo buscaré
De nuevo, y AHORA ENTIENDO POR QUÉ ME SUBIERON LAS VISITAS TAN DE REPENTEEEEEE No me ha salido nada raro
Wait, fans de Rex y que yo sepa Rex no sale en esos capítulos? Les bastó con que les contaras? WOW, SI LLEGAN A LEER MQCDP...
SEGUNDA ENAMORADA DE LEO Aquí había (o hay pero no comenta, se apareció hace dos meses y no sé qué le pasó, pero es la lectora que estaba antes de que llegaras) una que era enamorada de Leo y quedó con ese nombre por ella misma Veamos, entiendo el estilo Liam, admito que una vez me pasó, pero Leo fue creado dos años antes de que 1D se formara (? Aún así, nadie, NADIE se me parece lo suficiente como para decir "este es Leo". Un actor, pero sólo en unas muy pocas fotos de hace unos años atrás y ni tanto porque se dejaba la sombra de la barba y N-O-! Leo no la soporta :lovely: Conseguí fue a Paula en We Heart It
Mientras se imaginen a Leo en un sentido... cómo describirlo... Bueno, Leo es el personaje que creo es imposible que lo odies, así que por ahí va la idea, está bien.
Colegio, me queda algo más de un mes, QUIERO VACACIONES YAAA (hoy nos dijeron que salimos el 11/7)
Aprovecharé el resto de la tarde y el día libre de mañana (labor social, no tengo clase y no me dejaron ir, je...) para adelantar el especial
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
VACACIONESAngelacpm escribió:Sí, aunque viendo cuánto me estoy inspirando en ese (ya lo empecé a escribir) creo que no será el próximo, jaja. En la galería está la explicación de eseEmily Rawson escribió:El próximo podría ser especial? :3 uHM...QUE ESCONDES POR AHÍ EH!?
Siento tanto mi tardanza
Juro que he leído los capítulos de MDUVM, pero aún no puedo comentar, así que de milagro estoy acá en la compu a punto de partir a la escuela (mi madre me esta apurando -.-)
Gran cap! Realmente eres una genia para escribir todo, luego pasarlo, editarlo, narrarlo, todo.
AH! TE TENÍA QUE DECIR ALGO!
Estaba en mi escuela, tranquila, esperando a que vinieran unas amigas para hacer un trabajo y...aparecieron otras dos chicas que andaban solas por ahí. El tema es que son un año menor que yo (dos en realidad, uno en la escuela) y empezamos a charlar...Hasta que empezamos a hablar del concierto de One Direction, y descubrí que una de ellas era Larry shipper. Entonces, nos pusimos a hablar de las novelas que leíamos, de ahí, me comentaron que a pesar de que una fuera carrot y que amara las novelas de la raya, y la otra fuera super LS y se haya leído 5 veces zona roja, las dos aman las novelas policiales. De allí, me contaron de algunos libros, como "Los vecinos mueren en las novelas" (ese lo tuve que leer en la primaria, en serio, es genial, si puedes, leelo) y yo les comenté de que mucho policial no era, depende mis días, pero que había encontrado tu novela (les hablé bastante de MDUV jajajaja) y que me encantaba...Entonces, tenían ahí el celular (pedazo de teléfono tenía la ls), y se metieron a wattpad, les mostré la novela, las hice iniciar sesión con mi cuenta, y leímos juntas los primeros 5 capítulos...juntas porque llegaron justo mis amigas, después supongo que habrán leído más (ahoraquerecuerdodejémisesióniniciadaensucelular,asiquesitellegaalgoraro,nofuiyo). El punto es que LES ENCANTÓ! Y AHORA LAS 3 SOMOS FANS DE REX (A pesar de que no hayan leido MQCDP, les conté sobre mi romance secreto con el perro...ahmentira, pero hablando en serio, nos hicimos fans de Rex) y la carrot ama a Leo, se lo imagina un estilo Liam, idk, pero lo ama :3
En fin, cuidate que llego tarde a la escuela!
Besos!
Qué raro :wut: Digo de nuevo, intenta en Wattpad aunque sea
Yo ya no puedo hacer esa gracia Los días en la tarde hace un mes (justo la semana que me fui, o sea, me fui de la ciudad cuatro días y hasta el horario modificaron) los cambiaron, ahora no voy de 1 a 5 sino de 11:30 a 2:10 los martes y de 11:30 a 4 los miércoles, así que no me da tiempo porque me levanto a las nueve, je...
Gracias! :P
Ok, al inicio creí que iba a ser "carrot que lee larry y viceversa" (no me mires raros, he visto casos jaja) y de la nada :coco:
Suena interesante el título, lo buscaré
De nuevo, y AHORA ENTIENDO POR QUÉ ME SUBIERON LAS VISITAS TAN DE REPENTEEEEEE No me ha salido nada raroaúnpero ya estaré prevenida por si acaso
Wait, fans de Rex y que yo sepa Rex no sale en esos capítulos? Les bastó con que les contaras? WOW, SI LLEGAN A LEER MQCDP...
SEGUNDA ENAMORADA DE LEO Aquí había (o hay pero no comenta, se apareció hace dos meses y no sé qué le pasó, pero es la lectora que estaba antes de que llegaras) una que era enamorada de Leo y quedó con ese nombre por ella misma Veamos, entiendo el estilo Liam, admito que una vez me pasó, pero Leo fue creado dos años antes de que 1D se formara (? Aún así, nadie, NADIE se me parece lo suficiente como para decir "este es Leo". Un actor, pero sólo en unas muy pocas fotos de hace unos años atrás y ni tanto porque se dejaba la sombra de la barba y N-O-! Leo no la soporta :lovely: Conseguí fue a Paula en We Heart Itpero ni idea de quién es la chama, es como la Paula del capítulo especialy a Marc adolescente en unos 15cs hace casi un año
Mientras se imaginen a Leo en un sentido... cómo describirlo... Bueno, Leo es el personaje que creo es imposible que lo odies, así que por ahí va la idea, está bien.
Colegio, me queda algo más de un mes, QUIERO VACACIONES YAAA (hoy nos dijeron que salimos el 11/7)
Aprovecharé el resto de la tarde y el día libre de mañana (labor social, no tengo clase y no me dejaron ir, je...) para adelantar el especialahora vengo y lo que hago es pegarme a leer El Club de los Corazones Solitarios, que por cierto ese libro es bueno, es divertido jajajaja), :bye:
SUENAN TAN INALCANSABLES PARA MÍ!
Es cierto, Rex aparece como en el 10, 11 recién. Pero les di mi super descripción y las obligué, digo, ellas,....a que se unan conmigo al fansclub de Rex. Las rexatics van aumentando, vas a ver. Vamos a super a las enamoradas de Leo, si que sí MUAJAJAJAJJAA. REX FOREVER.
He visto quién es la enamorada #1, vi que volvió y luego...PUF, ojála este bien y no se haya desaparecido por nada malo
Cuando sean las vacaciones debería comentar todo lo que no he comentado, lol
No he vuelto a ver a las dos chicas (ls y carrot-tambien he escuchado de carrots que leen novelas larry o.O) :( pero si las encuentro hablamos ;) jajajaja, las voy a joder tanto con Rex x3 (re pesada xD)
Emily Rawson
Re: Más Que Cosas De Policías
*Si leíste mi comentario en tu novela, entenderás mi celebración* LOGRÉ QUE ME SALIERAN LOS ADORNOS, ME TUVE QUE METER AL FORO DESDE OTRO INTERNET!Emily Rawson escribió:VACACIONES
SUENAN TAN INALCANSABLES PARA MÍ!
Es cierto, Rex aparece como en el 10, 11 recién. Pero les di mi super descripción y las obligué, digo, ellas,....a que se unan conmigo al fansclub de Rex. Las rexatics van aumentando, vas a ver. Vamos a super a las enamoradas de Leo, si que sí MUAJAJAJAJJAA. REX FOREVER.
He visto quién es la enamorada #1, vi que volvió y luego...PUF, ojála este bien y no se haya desaparecido por nada malo
Cuando sean las vacaciones debería comentar todo lo que no he comentado, lol
No he vuelto a ver a las dos chicas (ls y carrot-tambien he escuchado de carrots que leen novelas larry o.O) :( pero si las encuentro hablamos ;) jajajaja, las voy a joder tanto con Rex x3 (re pesada xD)
Yendo a lo que es
Antes era Rexista, ahora es Rexatics (? LOS PERROS SIEMPRE GANAN! PUNTO. Y. FINAL.
Sí, igual .-.
Oye, es cierto, buena idea e.e
¡VIVA REX! JAJAJAJAJAJAJAJAJA, bueno, creo que siguieron leyendo porque me están saliendo nuevos leídos en los capítulos de más adelante...
Y aquí el único muñequito que sé hacer
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
HE TARDADO DEMASIADO, LO SÉ PERO YA VOLVÍ! razón principal: inspiración excesiva para MDUVM cuando iba a escribir en esta y el capítulo especial tipo flashback...
Bueno, un capítulo que no está entre mis favoritos ni nada, pero aquí va.
Capítulo #33: “Relax”.
Se le concede una semana libre a la unidad entera al haber pasado por una situación de riesgo de descanso requerido, tanto físico como psicológico. Sería la semana indicada para realizar lo que consideraran importante o para vaguear, como lo desearan. El caso de los Molander parece ser el de quedarse en casa.
Son las dos y media de la tarde, el sol ya no es tan fuerte como al mediodía pero sigue siendo radiante, perfecto para la piscina. Leo no tarda en aprovechar el tiempo de ese momento. Entra a su cuarto, abre el clóset y prácticamente se mete en su interior. Algo que de seguro tenía mucho sin ver es lo que busca.
—¿Qué haces? —Marc finalmente pregunta. Llevaba quizás más de cinco minutos observando cómo iba de un lado a otro sin dar con nada.
—Buscando algo —responde sin apartarse.
—Creo que pregunté mal —eso ya lo sabía—. ¿Qué estás buscando?
—Algo —no especifica. Deja a su hermano con la misma duda esperando en el marco de la puerta a la vez que él se dirige a otra habitación.
—Se supone —lo sigue—, pero ¿qué exactamente?
—¡Algo! —aparenta no querer decirle—. Bueno, algunas cosas.
—Quisiera saber por qué no me lo dices.
Marc como siempre tan insistente. Jamás podrías dejarlo sin saber una vez que empieza a interrogarte.
—No consigo el colchón inflable —admite de una vez por todas.
—¡El colchón! —exclama como si de una sorpresa se tratase. De inmediato, se aproxima al menor, lo toma de un brazo y lo hala hasta el pasillo, donde se detiene y señala hacia la piscina.
—¡Así que está afuera! ¿Quién lo puso en la piscina?
—Yo hace unos minutos. Quería probar si aún servía.
—Para saber eso hay que acostarse en él, no dejarlo flotando.
—Primero quería ver si flotaba para luego hacer eso —se defiende del tono burlesco de Leo.
—Ah… —se devuelve a su cuarto y saca unos lentes de sol, un protector solar y sandalias del clóset.
—¿Por qué sacas todo eso?
—Ahora que ya está en la piscina, iré a probar si aún sirve —explica mientras se desviste para quedar en traje de baño y de inmediato correr hacia la alberca.
—¡No! —Marc corre tras él—. ¡Eso voy a hacerlo yo!
—¡No si yo llego primero!
Los hermanos se persiguen, siendo una carrera casi pareja. Leo supera al mayor por apenas alrededor de un metro. Al estar cerca de la piscina, éste frena y el de atrás sigue en velocidad, extrañándose al verse de primero tan de pronto y volteando hacia atrás para saber la razón.
—¿Por qué fre…? —olvida el hecho de que la orilla está a unos pasos de él, por lo que al no estar pendiente, cae de chapuzón al agua.
—Por eso —ríe. Camina tranquilamente a donde está el colchón.
—Ahora me tengo que cambiar —se queja al salir con la ropa totalmente mojada y chorreando.
—Y yo sólo me acostaré aquí —se relaja sobre el colchón.
—Te vas a poner rojo como esa vez en…
—Para eso sirve el protector solar —interrumpe mientras lo aplica.
—No creo que debas quedarte ahí.
—¿Por qué no? Ya comprobé que sirve el colchón —no se bajaría tan rápido luego de años sin usarlo.
—Es que... —se queda pensando, al parecer considera una mejor opción—. ¿Sabes qué? Quédate ahí el tiempo que quieras.
—Perfecto. Estaré aquí por un rato.
—Ok —concuerda. Al voltear, hace una cara entre malvada y pícara.
Pasa una media hora más del día de descanso y el timbre de la casa suena por segunda vez. El castaño claro recibe a las nuevas visitantes.
—¿Alguien más ha llegado? —Paula pregunta al entrar.
—Cristian llegó hace unos minutos —también tenía el día libre—. Más nadie.
—Bien —da unos pasos al interior de la sala—. Tenía tiempo sin venir.
—Yo nunca había venido —deja saber Daisy a la vez que intenta descifrar la forma del lugar—. ¡¿Cómo es esta casa?!
—No has salido de la sala y ya te perdiste —se burla su hermana.
—¿Por qué se pierden? —Marc no entiende por este y muchos otros casos anteriores de amigos desorientados apenas ven la entrada—. ¡Es muy fácil! La sala está en el medio, de este lado —señala el pasillo derecho— están la cocina, comedor, un cuarto, un baño y la lavandería. Del otro lado —apunta hacia el pasillo izquierdo— están otros cuartos, otros baños y la sala de estar y el cuarto de allá —ve hacia al frente— se usa para varias cosas. Es sencillo.
—Tu casa es enorme —comenta la aún no muy bien ubicada—. Afuera se ve tan tamaño normal…
—¿Quieres ver algo genial?
—La piscina se ve desde aquí y es enorme —se pierde en la inmensidad de cada sección, prácticamente queda enamorada de la casa con sólo la primera parte vista.
—Tiene algo que ver. Mira —la dirige hacia el comedor, en donde gira una puerta y en sólo dos pasos ya están afuera.
—¡¿Esto es…?! —no sabe qué decir al observar una especie de estrechos caminos por arriba el agua—. ¡Qué genial! ¡Todo se une con todo en la piscina! Nunca había visto una cosa así —queda maravillada.
—Y estos caminos tienen doble uso. Pueden ser puentes para ir de un cuarto a otro o puedes tirarte a la piscina desde ellos.
—¡Asombroso! ¡Amo este lugar! —los adelanta y pasa por uno de ellos, apareciendo en un sitio dentro de la casa—. ¿Ahora en dónde estamos?
—En la sala de estar.
—Y de la sala de estar voy a… —anda por su izquierda—. ¡¿La sala?! —no cree haber terminado en el mismo lugar.
—Un pasillo y luego la sala —un tono los interrumpe—. Veamos quién llegó.
“Veamos”, aunque fue él solo. Daisy está tan impresionada y a la vez confundida que le pide a Paula un segundo tutorial para entender el hogar de los Molander.
Al más o menos comprender la estructura, Daisy queda por su propia cuenta. No tarda mucho en encontrar qué hacer, pues una vez más tiene su cámara consigo, por lo que no duda en usarla, claro, no sin antes cambiarse para estar acorde a una piscinada.
—¿Qué tal, cámara? Tal y como dije, volví pronto. Sólo han pasado tres días desde la fiesta de disfraces. Ahora estoy en un lugar nuevo, y es la casa de Marc. Como ves, estoy en traje de baño. Atrás está la razón —señala con el pulgar—. Primero que todo, voy a presentarte a alguien que no estaba el otro día —enfoca a Cristian—. Nombre y apellido.
—Cristian Bouchard —responde, extrañado—. ¿Qué estás haciendo?
—Presentarte —se incluye a sí misma en la toma—. Por si acaso, canadiense, no francés.
—¿Por qué estás grabando?
—Otra cosa, muy serio —se va al comedor, dejando a Cristian totalmente confundido en la sala—. Miren esto —sale por la misma puerta giratoria que Marc le mostró antes, se detiene en la parte más alta de uno de los “puentes”—. ¿Verdad que es genial? Allá está Paula, allá está Marc… —va grabando a cada uno mientras los nombra—. ¡Oh! Creo que ya sé cuál será la primera ocurrencia de hoy.
Se traslada al final del camino, en donde se baja y deja la cámara en una silla grabando la piscina. Ella se acerca a la orilla y espera un poco. Aguarda a que el colchón inflable en el que está Leonardo aparentemente dormido se aproximara. Cuando casi toca la orilla, Daisy coloca sus manos debajo y voltea el colchón, haciendo caer a Leo al agua y despertándolo.
—¡¿Por qué siempre me haces…?! —para en seco al darse cuenta de la persona quien le jugó la broma en realidad—. ¡¿Qué haces aquí?!
La pelirroja ignora la pregunta, dirigiendo sus palabras a la cámara.
—Y por eso, señores, es que no hay que dormirse en una piscina —detiene la filmación—. ¿No lo sabías?
—Sino no me hubiera quedado aquí —se pone de pie tocando el fondo de la piscina, estando en una zona más o menos profunda al llegarle el agua por encima del pecho—, aunque la idea no era dormirme…
—Supondré que tu cara está roja por el sol, aunque hablando en serio, no te bronceaste nada.
—Ya se está volviendo costumbre eso —se apena.
—¿Por qué no sales?
—No lo haré, no quiero.
—¿Por qué no? No hay nada malo en salir.
—No quiero que me vean… no me gusta.
—¡¿Por eso?! A veces te pasas de tímido.
—Simplemente no me gusta, es incómodo.
—¡Vamos! Todos te conocemos aquí, no somos desconocidos como para que te dé tanta pena. ¿Cómo haces en la playa?
—Me mantengo la mayor cantidad de tiempo posible en el agua.
—Eres un caso serio, de veras —niega lentamente con la cabeza—. Y otra cosa, si es porque no quieres que te vea, ya te vi —se agacha y cambia el tono de su voz a uno provocador—. Por cierto, no sabía que ejercitabas. Buen cuerpo.
Leo termina de sonrojarse con eso. Al sentirse apenado, se sumerge lentamente. Daisy ríe un poco por su reacción.
—¡Hey, sube!
—No saldré —apenas asoma la cabeza por sobre el agua.
—No iba a decir eso. Más bien, voy a entrar yo.
—¿Y por dónde te tirarás, llano, medio o alto?
—¿Llano, medio o alto? —no entiende.
—Piso, caminos cortos o el camino del medio.
—¡Ah! En este momento, ahora no sé si entrar.
—¿No sabes por dónde saltar?
—No. ¿Cuál es mejor?
—El camino que está entre los dos cortos.
—Es el más alto.
—¡Por eso! Te puedes lanzar como quieras.
—Quiero probar todos y grabarlo —se emociona una vez más.
—Lo que sea por hacerme salir, ¿eh? —alguien tendría que sostener la cámara, claramente tendría que ser él.
—Quizás. Tengo otra idea —se queda pensando.
La inmensidad de la casa dejaba a Daisy dudando sobre todo. Cada opción le gustaba y le es difícil decidirse por una rápidamente. Leo aprovecha la distracción de su amiga para salir de la piscina e ir a buscar a Marc para hacerle un reclamo.
—¡¿Por qué no me dijiste nada?!
—¿No decirte nada de qué?
—De que los habías invitado a todos.
—Pensaba que lo sabías. Yo había dicho que en el primer día libre luego de mi cumpleaños iba a invitarlos a todos —fue una omisión por suposición.
—No estaría ahí cuando eso… —piensa, algo acaba de relucir—. ¡Por eso me dejaste en el colchón!
—Es posible —levanta las cejas—. Tenía que hacer algo por frenar.
—Ahora estamos a mano.
—A mano.
Luego de un apretón por el acuerdo, los hermanos toman caminos separados. El menor se devuelve al área de la alberca para regresar a la actividad de entretenimiento de unos días atrás.
—¡Ya estoy de vuelta! —exclama Daisy con la cámara en manos y filmando—, y esta vez con mi compañero totalmente despierto gracias a mí.
—¿La cámara ya sabe en dónde estamos?
—Sí, desde la primera toma para que no se extrañe si nos ve… me ve —corrige— en traje de baño porque a este corta nota de aquí no le gusta que le vean el buen cuerpo que tiene —explica con tono de fastidio a causa de la bata de baño que Leo se colocó.
—No sigas con eso —casi se sonroja.
—Y como ya estamos juntos, ¡los brodelafi estamos de vuelta!
—Esta vez en la piscina y sin disfraces.
—Aunque hoy no seremos tan brodelafi.
—Seremos más… —idea un nuevo nombre— adelafi.
—¡Adelante! —ella levanta un brazo como si se aventurara a algo nuevo.
—“Adelafi”, no “adelante”.
—¿Y qué quiere decir?
—Animadores, no bromistas.
—¡Ah! Cierto. Veremos quién se lanza mejor al agua.
—Nosotros también participaremos.
—Pero eso será en un rato.
—Por ahora, sólo queríamos presentarnos de nuevo.
—¿Harás el mismo cierre de antes?
—En español —prepara sus manos para la cuenta regresiva— ¡Tres, dos, uno, cero!
Y corte.
—Ya se me olvidó cómo se hace —Daisy ve fijamente a sus manos.
—No te lo volveré a enseñar.
—Trataré de recordarlo, entonces.
—¿Qué hacemos aquí arriba? —Leo se percata del sitio donde están parados.
—No lo sé… Quiero entender mejor tu casa —insiste. No se quedaría tranquila hasta no confundirse.
—¡Es fácil! —en definitiva, ninguno de los hermanos sabe por qué los demás se enredan—. ¿Por qué lado quieres empezar?
—Ese es el único lado al que no he ido —señala hacia la zona cerca de la sala de estar, o al menos eso recuerda ella que es esa habitación.
—¡Mi cuarto! Vas a tener mucho que preguntarme allá —refiriéndose al área como tal y no necesariamente a su pieza.
—Me pregunto por qué.
Dejan la cámara sobre una mesa y entran a la casa. Para Daisy, el lugar es indefinible. Es amplio, cuenta con algunos muebles, paredes de dos colores, un camino largo hacia otra parte y tres puertas a la vista, además de encontrarse con muchas fotos guindadas en la pared más extensa.
—¿Esto es un pasillo, una sala de estar o un museo de fotos?
—Pasillo. La sala de estar está al lado. Y sí, son montones de fotos.
La pelirroja se acerca al muro de fotografías, contemplando una por una.
—Te estoy buscando —admite. Se detiene repentinamente con una en especial—. ¡Daniela! No pensé verla por aquí —intenta descolgarla, a lo que Leo la ayuda.
—Es una foto grupal.
—Veamos —ella se dispone a reconocer a los pequeños chicos de la imagen, señalando a quien logra ponerle nombre—. Daniela, este tiene que ser Cristian —declara al mirar al rubio del grupo.
—Demasiado fácil de reconocer.
—¿Ella es Diana? —cuestiona al notar a la niña morena.
—No sé ni para qué preguntas.
—Marc y tú se parecían antes.
—Los ojos y el cabello eran las diferencias.
—Por alguna razón, siento que esta foto la he visto antes —entrecierra los ojos, intentando concentrarse.
—Esa foto creo que la tenemos todos. Quizás la viste por Daniela.
—¿De cuándo es esa foto? —cree saber ya.
—Un poco antes de que empezáramos sexto grado.
—Ya sé dónde y cuándo la vi.
—En el cuarto de Daniela cuando entraste ahí —pretende adivinar.
—En mi cuarto un poco antes de Halloween ese año —y aquí es cuando un niño le sacaría la lengua a Leonardo por fallar.
—Ok, fallé todo… ¿Cómo te acuerdas?
—¿Cómo olvidarlo? Daniela me la mostró porque yo quería saber si había visto a uno de sus amigos porque había desaparecido y ahora que me acuerdo, creo que eras tú.
—¡¿Fuiste tú la que vio cómo me secuestraron?!
—¡Ayudé en tu caso! —ambos abren la boca en grande de la sorpresa.
—¡Qué casualidad!
¿Quién lo diría? Agarró una foto sólo porque reconoció a su prima y terminó descubriendo que su mejor amigo fue el chico a quien vio cómo lo raptaron años atrás, siendo ella la que proporcionó una de las pistas principales para sospechar de los Zodíacos como los secuestradores del de ojos celestes. Leo sabía que una prima de Daniela fue quien atestiguó, pero no sabía cuál de todas.
Al rato, el papel de animadores comienza. Daisy decide hacer ciertos reportajes previos al concurso de “clavados”, por lo que sostiene la cámara arrodillada frente a un sillón de la sala. Al momento de iniciar, Cristian es el que está sentado ahí.
—¿Qué están haciendo?
—Entrevistas a cada participante —responde Leo, quien está apoyado de la pared.
—Ah… ¿Ya empezó la mía?
—¿Por qué te dicen “manos antiguas”? —Daisy pasa a interrogar directamente.
—Hace mucho tiempo que no me dicen así —su cara es de total extrañeza—. Es por mi letra.
—¿Tienes algo que nos lo demuestre?
—Tendría que buscar algo, ya vuelvo —se levanta.
—¡Siguiente! —avisa Leonardo, Alex toma asiento en el mueble recién liberado.
—¿Por qué nadie se llama Alex?
—¿Porque Alex es el apodo de los Alexander?
—¿Lo preguntas o lo afirmas?
—Lo afirmo… por eso nadie se llama Alex.
—… ¡Siguiente! —la chica ordena luego de un breve silencio. Marc es el próximo en sentarse y Leo pasa a ser quien pregunta.
—¿Algo que todos recuerden de ti?
—Que soy zurdo… y las reacciones —dice el último fragmento con algo de molestia.
—¡Permiso! —aparta a su hermano de un empujón prácticamente y se coloca en su lugar—. Todos recuerdan que eres zurdo, piensan que es algo extraño y por eso es que lo hacen, ¿pero saben qué es más raro aun y nadie lo recuerda?
Silencio. Todos hacen contacto visual entre sí, esperando alguna respuesta. La pausa es rota por el mismo Leonardo, quien se ríe aparentemente solo.
—Lo siento, sólo quería interrumpir a Marc y ver si a alguien se le ocurría algo loco para improvisar.
—Siguiente —grita cortantemente, mirando a su compañero de animación con ojos asesinos.
—¡No me iré! —se niega a pararse, aunque no tarda mucho en terminar tirado en el suelo. Paula lo ha tumbado para tomar su puesto.
—Necesitaba mi espacio.
—No hacía falta tumbarme así —reclama el que se pone de pie.
—Sí hacía falta —lo empuja fuera del alcance de la cámara.
—No hacía falta —Daisy se une a la defensa—. Podías echarlo de otra manera.
—Ésta era la más sencilla y rápida.
—¿Y por qué una chica perfeccionista y educada haría eso? —guerra de mellizas.
—Por eso mismo, perfeccionismo y educación.
—Claro —queda en las mismas, o incluso peor—. Siguiente.
Leo vuelve al sofá, aunque ni logra sentarse cuando Cristian accidentalmente lo empuja fuera sin querer.
—Ya volví —anuncia al descansar en el mueble.
—¡¿Qué les cuesta pedirme permiso?! —regaña, irguiéndose una vez más.
—Lo siento, no te vi. ¿Qué quieres que escriba?
—Lo que sea.
El rubio escribe alguna oración en el papel, mostrándoselo a la que graba, demostrando que el apodo viene del estilo algo antiguo de la escritura de Cristian.
—Vaya, ahora entiendo.
—¿Verdad que parece…? —y de un segundo al otro, la cámara ya no lo enfoca y el sofá ya no lo soporta—. ¡Hey!
—Oh, no te vi —mofa el que tantas veces fue derribado. Recoge el lápiz y el papel, escribiendo “siguiente” en él, colocándolo frente al lente de la grabadora y yéndose.
—¿Quién sigue?
—Pregúntame lo que quieras —Diana se abre a cualquier interrogante.
—¿Las naranjas se llaman así por el color o el color por la fruta?
—Yo diría que la fruta por el color…
—Perfecto, siguiente —finalmente es el verdadero turno de Leo.
—¿Me harás una pregunta tan rara?
—¿Primera vez aquí?
—¿En la casa o qué? —no le halla el sentido. Era su vivienda, ¿no?
—Lo que supongas.
—… ¿Sí? —por pronunciar palabra.
—¡Chócalas! —se dan los cinco, con el castaño bastante confundido—. ¡Siguiente!
—¿Me botarás así tan rápido como a los demás? —Matías desea saber antes de participar.
—¿Lo crees? —el de cejas largas apenas está formando la respuesta en su boca—. ¡Siguiente!
Matías, sin más que agregar, se aleja lentamente.
—Ni siquiera le preguntas…
—Le pregunté “¿lo crees?” —interrumpe a Sebastián—. ¡Siguiente!
—¡Apenas me senté! —se queja.
—¡Dije que siguiente! —demanda la dueña de la cámara, al otro no le queda más que ceder—. ¿Y el siguiente? —cuestiona al no ver a nadie.
El aparato le es arrebatado de las manos.
—¡Eres tú! —Leo, el nuevo portador de la cámara, la enfoca a ella.
—¡Pero yo soy la reportera!
—¡Ya no más! ¿Quieres tu pregunta?
—Ni modo, no hay más que hacer.
—¡Listo! Las entrevistas terminaron aquí.
—¡No me hiciste ninguna…! —se da cuenta, le aplicó el mismo truco que ella usó segundas antes—. Oh…
De las preguntas en el sofá pasaron al concurso en la piscina, donde se divirtieron al ver los intentos de clavado de algunos y los excelentes turnos de otros.
—Cristian estuvo en natación, eso no es justo —la de cabello rojo reclama por la persona que eligieron como la ganadora—. Al menos todos nadamos, ninguno como perrito.
—Hablando de perros, ¿dónde está Rex?
—A punto de tumbar a alguien al agua —ella señala al canino corriendo por las espaldas de algún desafortunado. Leo voltea a ver rápidamente, no se perdería eso.
—Como siempre, a Matías.
—¿Como siempre? ¿Lo ha tumbado antes?
—No, yo digo como siempre bromeando.
—Ah —regresan a la divertida escena—. Tres, dos, uno, ¡al agua!
—¡Y a correr! —se refiere a Rex en su plan de escape antes de ser notado.
Todos los presentes pasaron una tarde bastante divertida. Una celebración de piscina siempre es entretenida, no importa de qué tipo sea. Después de todo, el equipo entero disfrutó de su primer día libre como una unidad y no cada uno por su lado.
Más tarde, ya de noche, todos se han devuelto a sus casas. Los hermanos son los restantes, pues claro, son los hospedantes de la casa de grandes dimensiones.
—Es extraño que todos se hayan ido y que papá aún no llegue —Marc comenta.
—¿Juicio largo? ¿Tráfico congestionado?
—Seguro es eso —de inmediato escuchan unas llaves—. Ahí está.
—Lo invocaste.
—Pensé que me encontraría a alguien más —Carlos creía que llegaría cuando aún hubiese visitas.
—Ya se fueron todos.
—Qué raro. ¿Qué hora es?
—Nueve y dieciocho. No es tan tarde.
—¿Mañana también están libres?
—Hasta el lunes.
—¿Y harán algo mañana?
—No lo sé… —mira al menor—. ¿Tienes algo planeado?
—Nada. Creo que ni saldré de aquí.
—Ahí está, no sabemos.
—… Tengo hambre, ¿tendré que ordenar algo o hay algo hecho?
—Ve qué consigues —Leo le manda a buscar—. Iré a mi cuarto.
—En serio, ¿por qué ahora se comporta tan raro? —el padre pregunta luego de perder de vista a su segundo hijo.
—Desde que admitió lo que sabe, está así.
—Me tocará ordenar una pizza… Primero iré a hablarle —se levanta y se dirige al cuarto de Leonardo, quien está acostado en su cama pasando los canales en la televisión—. ¿Por qué has estado tan raro? —interviene sin pasar del marco de la puerta.
—Yo creo que tú lo sabes —no voltea a verlo.
—¿Vas a seguir con eso? —le afecta la frialdad poco usual en su tono de voz.
—Tú has seguido con eso por más años y no he dicho nada.
—Pero eso ya lo pasé, no lo seguí.
—De todos modos lo hiciste, eso cuenta.
—¿En serio crees que todavía no te quiero?
Finalmente voltea a verlo.
—¡¿“Todavía”?! ¡Acabas de admitir que lo hacías!
—Yo… —piensa lo que dijo—. Leonardo, no… no quise decir eso.
Se levanta de su cama y se acerca a paso lento a la puerta, con los brazos cruzados.
—Pero lo dijiste.
Carlos se queda en blanco momentáneamente.
—Lo dije sin pensar.
Su hijo agarra la manija de la puerta, amenazando con cerrar en cualquier instante.
—Lo que dices sin pensar normalmente es lo que de verdad piensas —estuvo a punto de agregar algo, mas opta por esperar por su papá, quien está lo suficientemente afectado como para no tener idea de qué responder.
—En serio que no…
Es imposible completar la oración. El más joven niega moviendo la cabeza de lado a lado para luego tirar la puerta con enojo. Carlos trata de abrirla, pero está cerrada con seguro.
—Escúchame, ¡abre la puerta!
—¡¿Para qué voy a discutir con un padre que no me quiere!?
—¡Eso no es verdad! —espera, no hay respuesta.
El padre ha perdido, debe retirarse con algo más que el triunfo en la basura.
Fin del Capítulo #33.
Algo que quería decir: el viernes tengo información especial :lovely:
Intentaré ir algo más rápido, :bye:
Bueno, un capítulo que no está entre mis favoritos ni nada, pero aquí va.
Capítulo #33: “Relax”.
Se le concede una semana libre a la unidad entera al haber pasado por una situación de riesgo de descanso requerido, tanto físico como psicológico. Sería la semana indicada para realizar lo que consideraran importante o para vaguear, como lo desearan. El caso de los Molander parece ser el de quedarse en casa.
Son las dos y media de la tarde, el sol ya no es tan fuerte como al mediodía pero sigue siendo radiante, perfecto para la piscina. Leo no tarda en aprovechar el tiempo de ese momento. Entra a su cuarto, abre el clóset y prácticamente se mete en su interior. Algo que de seguro tenía mucho sin ver es lo que busca.
—¿Qué haces? —Marc finalmente pregunta. Llevaba quizás más de cinco minutos observando cómo iba de un lado a otro sin dar con nada.
—Buscando algo —responde sin apartarse.
—Creo que pregunté mal —eso ya lo sabía—. ¿Qué estás buscando?
—Algo —no especifica. Deja a su hermano con la misma duda esperando en el marco de la puerta a la vez que él se dirige a otra habitación.
—Se supone —lo sigue—, pero ¿qué exactamente?
—¡Algo! —aparenta no querer decirle—. Bueno, algunas cosas.
—Quisiera saber por qué no me lo dices.
Marc como siempre tan insistente. Jamás podrías dejarlo sin saber una vez que empieza a interrogarte.
—No consigo el colchón inflable —admite de una vez por todas.
—¡El colchón! —exclama como si de una sorpresa se tratase. De inmediato, se aproxima al menor, lo toma de un brazo y lo hala hasta el pasillo, donde se detiene y señala hacia la piscina.
—¡Así que está afuera! ¿Quién lo puso en la piscina?
—Yo hace unos minutos. Quería probar si aún servía.
—Para saber eso hay que acostarse en él, no dejarlo flotando.
—Primero quería ver si flotaba para luego hacer eso —se defiende del tono burlesco de Leo.
—Ah… —se devuelve a su cuarto y saca unos lentes de sol, un protector solar y sandalias del clóset.
—¿Por qué sacas todo eso?
—Ahora que ya está en la piscina, iré a probar si aún sirve —explica mientras se desviste para quedar en traje de baño y de inmediato correr hacia la alberca.
—¡No! —Marc corre tras él—. ¡Eso voy a hacerlo yo!
—¡No si yo llego primero!
Los hermanos se persiguen, siendo una carrera casi pareja. Leo supera al mayor por apenas alrededor de un metro. Al estar cerca de la piscina, éste frena y el de atrás sigue en velocidad, extrañándose al verse de primero tan de pronto y volteando hacia atrás para saber la razón.
—¿Por qué fre…? —olvida el hecho de que la orilla está a unos pasos de él, por lo que al no estar pendiente, cae de chapuzón al agua.
—Por eso —ríe. Camina tranquilamente a donde está el colchón.
—Ahora me tengo que cambiar —se queja al salir con la ropa totalmente mojada y chorreando.
—Y yo sólo me acostaré aquí —se relaja sobre el colchón.
—Te vas a poner rojo como esa vez en…
—Para eso sirve el protector solar —interrumpe mientras lo aplica.
—No creo que debas quedarte ahí.
—¿Por qué no? Ya comprobé que sirve el colchón —no se bajaría tan rápido luego de años sin usarlo.
—Es que... —se queda pensando, al parecer considera una mejor opción—. ¿Sabes qué? Quédate ahí el tiempo que quieras.
—Perfecto. Estaré aquí por un rato.
—Ok —concuerda. Al voltear, hace una cara entre malvada y pícara.
Pasa una media hora más del día de descanso y el timbre de la casa suena por segunda vez. El castaño claro recibe a las nuevas visitantes.
—¿Alguien más ha llegado? —Paula pregunta al entrar.
—Cristian llegó hace unos minutos —también tenía el día libre—. Más nadie.
—Bien —da unos pasos al interior de la sala—. Tenía tiempo sin venir.
—Yo nunca había venido —deja saber Daisy a la vez que intenta descifrar la forma del lugar—. ¡¿Cómo es esta casa?!
—No has salido de la sala y ya te perdiste —se burla su hermana.
—¿Por qué se pierden? —Marc no entiende por este y muchos otros casos anteriores de amigos desorientados apenas ven la entrada—. ¡Es muy fácil! La sala está en el medio, de este lado —señala el pasillo derecho— están la cocina, comedor, un cuarto, un baño y la lavandería. Del otro lado —apunta hacia el pasillo izquierdo— están otros cuartos, otros baños y la sala de estar y el cuarto de allá —ve hacia al frente— se usa para varias cosas. Es sencillo.
—Tu casa es enorme —comenta la aún no muy bien ubicada—. Afuera se ve tan tamaño normal…
—¿Quieres ver algo genial?
—La piscina se ve desde aquí y es enorme —se pierde en la inmensidad de cada sección, prácticamente queda enamorada de la casa con sólo la primera parte vista.
—Tiene algo que ver. Mira —la dirige hacia el comedor, en donde gira una puerta y en sólo dos pasos ya están afuera.
—¡¿Esto es…?! —no sabe qué decir al observar una especie de estrechos caminos por arriba el agua—. ¡Qué genial! ¡Todo se une con todo en la piscina! Nunca había visto una cosa así —queda maravillada.
—Y estos caminos tienen doble uso. Pueden ser puentes para ir de un cuarto a otro o puedes tirarte a la piscina desde ellos.
—¡Asombroso! ¡Amo este lugar! —los adelanta y pasa por uno de ellos, apareciendo en un sitio dentro de la casa—. ¿Ahora en dónde estamos?
—En la sala de estar.
—Y de la sala de estar voy a… —anda por su izquierda—. ¡¿La sala?! —no cree haber terminado en el mismo lugar.
—Un pasillo y luego la sala —un tono los interrumpe—. Veamos quién llegó.
“Veamos”, aunque fue él solo. Daisy está tan impresionada y a la vez confundida que le pide a Paula un segundo tutorial para entender el hogar de los Molander.
Al más o menos comprender la estructura, Daisy queda por su propia cuenta. No tarda mucho en encontrar qué hacer, pues una vez más tiene su cámara consigo, por lo que no duda en usarla, claro, no sin antes cambiarse para estar acorde a una piscinada.
—¿Qué tal, cámara? Tal y como dije, volví pronto. Sólo han pasado tres días desde la fiesta de disfraces. Ahora estoy en un lugar nuevo, y es la casa de Marc. Como ves, estoy en traje de baño. Atrás está la razón —señala con el pulgar—. Primero que todo, voy a presentarte a alguien que no estaba el otro día —enfoca a Cristian—. Nombre y apellido.
—Cristian Bouchard —responde, extrañado—. ¿Qué estás haciendo?
—Presentarte —se incluye a sí misma en la toma—. Por si acaso, canadiense, no francés.
—¿Por qué estás grabando?
—Otra cosa, muy serio —se va al comedor, dejando a Cristian totalmente confundido en la sala—. Miren esto —sale por la misma puerta giratoria que Marc le mostró antes, se detiene en la parte más alta de uno de los “puentes”—. ¿Verdad que es genial? Allá está Paula, allá está Marc… —va grabando a cada uno mientras los nombra—. ¡Oh! Creo que ya sé cuál será la primera ocurrencia de hoy.
Se traslada al final del camino, en donde se baja y deja la cámara en una silla grabando la piscina. Ella se acerca a la orilla y espera un poco. Aguarda a que el colchón inflable en el que está Leonardo aparentemente dormido se aproximara. Cuando casi toca la orilla, Daisy coloca sus manos debajo y voltea el colchón, haciendo caer a Leo al agua y despertándolo.
—¡¿Por qué siempre me haces…?! —para en seco al darse cuenta de la persona quien le jugó la broma en realidad—. ¡¿Qué haces aquí?!
La pelirroja ignora la pregunta, dirigiendo sus palabras a la cámara.
—Y por eso, señores, es que no hay que dormirse en una piscina —detiene la filmación—. ¿No lo sabías?
—Sino no me hubiera quedado aquí —se pone de pie tocando el fondo de la piscina, estando en una zona más o menos profunda al llegarle el agua por encima del pecho—, aunque la idea no era dormirme…
—Supondré que tu cara está roja por el sol, aunque hablando en serio, no te bronceaste nada.
—Ya se está volviendo costumbre eso —se apena.
—¿Por qué no sales?
—No lo haré, no quiero.
—¿Por qué no? No hay nada malo en salir.
—No quiero que me vean… no me gusta.
—¡¿Por eso?! A veces te pasas de tímido.
—Simplemente no me gusta, es incómodo.
—¡Vamos! Todos te conocemos aquí, no somos desconocidos como para que te dé tanta pena. ¿Cómo haces en la playa?
—Me mantengo la mayor cantidad de tiempo posible en el agua.
—Eres un caso serio, de veras —niega lentamente con la cabeza—. Y otra cosa, si es porque no quieres que te vea, ya te vi —se agacha y cambia el tono de su voz a uno provocador—. Por cierto, no sabía que ejercitabas. Buen cuerpo.
Leo termina de sonrojarse con eso. Al sentirse apenado, se sumerge lentamente. Daisy ríe un poco por su reacción.
—¡Hey, sube!
—No saldré —apenas asoma la cabeza por sobre el agua.
—No iba a decir eso. Más bien, voy a entrar yo.
—¿Y por dónde te tirarás, llano, medio o alto?
—¿Llano, medio o alto? —no entiende.
—Piso, caminos cortos o el camino del medio.
—¡Ah! En este momento, ahora no sé si entrar.
—¿No sabes por dónde saltar?
—No. ¿Cuál es mejor?
—El camino que está entre los dos cortos.
—Es el más alto.
—¡Por eso! Te puedes lanzar como quieras.
—Quiero probar todos y grabarlo —se emociona una vez más.
—Lo que sea por hacerme salir, ¿eh? —alguien tendría que sostener la cámara, claramente tendría que ser él.
—Quizás. Tengo otra idea —se queda pensando.
La inmensidad de la casa dejaba a Daisy dudando sobre todo. Cada opción le gustaba y le es difícil decidirse por una rápidamente. Leo aprovecha la distracción de su amiga para salir de la piscina e ir a buscar a Marc para hacerle un reclamo.
—¡¿Por qué no me dijiste nada?!
—¿No decirte nada de qué?
—De que los habías invitado a todos.
—Pensaba que lo sabías. Yo había dicho que en el primer día libre luego de mi cumpleaños iba a invitarlos a todos —fue una omisión por suposición.
—No estaría ahí cuando eso… —piensa, algo acaba de relucir—. ¡Por eso me dejaste en el colchón!
—Es posible —levanta las cejas—. Tenía que hacer algo por frenar.
—Ahora estamos a mano.
—A mano.
Luego de un apretón por el acuerdo, los hermanos toman caminos separados. El menor se devuelve al área de la alberca para regresar a la actividad de entretenimiento de unos días atrás.
—¡Ya estoy de vuelta! —exclama Daisy con la cámara en manos y filmando—, y esta vez con mi compañero totalmente despierto gracias a mí.
—¿La cámara ya sabe en dónde estamos?
—Sí, desde la primera toma para que no se extrañe si nos ve… me ve —corrige— en traje de baño porque a este corta nota de aquí no le gusta que le vean el buen cuerpo que tiene —explica con tono de fastidio a causa de la bata de baño que Leo se colocó.
—No sigas con eso —casi se sonroja.
—Y como ya estamos juntos, ¡los brodelafi estamos de vuelta!
—Esta vez en la piscina y sin disfraces.
—Aunque hoy no seremos tan brodelafi.
—Seremos más… —idea un nuevo nombre— adelafi.
—¡Adelante! —ella levanta un brazo como si se aventurara a algo nuevo.
—“Adelafi”, no “adelante”.
—¿Y qué quiere decir?
—Animadores, no bromistas.
—¡Ah! Cierto. Veremos quién se lanza mejor al agua.
—Nosotros también participaremos.
—Pero eso será en un rato.
—Por ahora, sólo queríamos presentarnos de nuevo.
—¿Harás el mismo cierre de antes?
—En español —prepara sus manos para la cuenta regresiva— ¡Tres, dos, uno, cero!
Y corte.
—Ya se me olvidó cómo se hace —Daisy ve fijamente a sus manos.
—No te lo volveré a enseñar.
—Trataré de recordarlo, entonces.
—¿Qué hacemos aquí arriba? —Leo se percata del sitio donde están parados.
—No lo sé… Quiero entender mejor tu casa —insiste. No se quedaría tranquila hasta no confundirse.
—¡Es fácil! —en definitiva, ninguno de los hermanos sabe por qué los demás se enredan—. ¿Por qué lado quieres empezar?
—Ese es el único lado al que no he ido —señala hacia la zona cerca de la sala de estar, o al menos eso recuerda ella que es esa habitación.
—¡Mi cuarto! Vas a tener mucho que preguntarme allá —refiriéndose al área como tal y no necesariamente a su pieza.
—Me pregunto por qué.
Dejan la cámara sobre una mesa y entran a la casa. Para Daisy, el lugar es indefinible. Es amplio, cuenta con algunos muebles, paredes de dos colores, un camino largo hacia otra parte y tres puertas a la vista, además de encontrarse con muchas fotos guindadas en la pared más extensa.
—¿Esto es un pasillo, una sala de estar o un museo de fotos?
—Pasillo. La sala de estar está al lado. Y sí, son montones de fotos.
La pelirroja se acerca al muro de fotografías, contemplando una por una.
—Te estoy buscando —admite. Se detiene repentinamente con una en especial—. ¡Daniela! No pensé verla por aquí —intenta descolgarla, a lo que Leo la ayuda.
—Es una foto grupal.
—Veamos —ella se dispone a reconocer a los pequeños chicos de la imagen, señalando a quien logra ponerle nombre—. Daniela, este tiene que ser Cristian —declara al mirar al rubio del grupo.
—Demasiado fácil de reconocer.
—¿Ella es Diana? —cuestiona al notar a la niña morena.
—No sé ni para qué preguntas.
—Marc y tú se parecían antes.
—Los ojos y el cabello eran las diferencias.
—Por alguna razón, siento que esta foto la he visto antes —entrecierra los ojos, intentando concentrarse.
—Esa foto creo que la tenemos todos. Quizás la viste por Daniela.
—¿De cuándo es esa foto? —cree saber ya.
—Un poco antes de que empezáramos sexto grado.
—Ya sé dónde y cuándo la vi.
—En el cuarto de Daniela cuando entraste ahí —pretende adivinar.
—En mi cuarto un poco antes de Halloween ese año —y aquí es cuando un niño le sacaría la lengua a Leonardo por fallar.
—Ok, fallé todo… ¿Cómo te acuerdas?
—¿Cómo olvidarlo? Daniela me la mostró porque yo quería saber si había visto a uno de sus amigos porque había desaparecido y ahora que me acuerdo, creo que eras tú.
—¡¿Fuiste tú la que vio cómo me secuestraron?!
—¡Ayudé en tu caso! —ambos abren la boca en grande de la sorpresa.
—¡Qué casualidad!
¿Quién lo diría? Agarró una foto sólo porque reconoció a su prima y terminó descubriendo que su mejor amigo fue el chico a quien vio cómo lo raptaron años atrás, siendo ella la que proporcionó una de las pistas principales para sospechar de los Zodíacos como los secuestradores del de ojos celestes. Leo sabía que una prima de Daniela fue quien atestiguó, pero no sabía cuál de todas.
Al rato, el papel de animadores comienza. Daisy decide hacer ciertos reportajes previos al concurso de “clavados”, por lo que sostiene la cámara arrodillada frente a un sillón de la sala. Al momento de iniciar, Cristian es el que está sentado ahí.
—¿Qué están haciendo?
—Entrevistas a cada participante —responde Leo, quien está apoyado de la pared.
—Ah… ¿Ya empezó la mía?
—¿Por qué te dicen “manos antiguas”? —Daisy pasa a interrogar directamente.
—Hace mucho tiempo que no me dicen así —su cara es de total extrañeza—. Es por mi letra.
—¿Tienes algo que nos lo demuestre?
—Tendría que buscar algo, ya vuelvo —se levanta.
—¡Siguiente! —avisa Leonardo, Alex toma asiento en el mueble recién liberado.
—¿Por qué nadie se llama Alex?
—¿Porque Alex es el apodo de los Alexander?
—¿Lo preguntas o lo afirmas?
—Lo afirmo… por eso nadie se llama Alex.
—… ¡Siguiente! —la chica ordena luego de un breve silencio. Marc es el próximo en sentarse y Leo pasa a ser quien pregunta.
—¿Algo que todos recuerden de ti?
—Que soy zurdo… y las reacciones —dice el último fragmento con algo de molestia.
—¡Permiso! —aparta a su hermano de un empujón prácticamente y se coloca en su lugar—. Todos recuerdan que eres zurdo, piensan que es algo extraño y por eso es que lo hacen, ¿pero saben qué es más raro aun y nadie lo recuerda?
Silencio. Todos hacen contacto visual entre sí, esperando alguna respuesta. La pausa es rota por el mismo Leonardo, quien se ríe aparentemente solo.
—Lo siento, sólo quería interrumpir a Marc y ver si a alguien se le ocurría algo loco para improvisar.
—Siguiente —grita cortantemente, mirando a su compañero de animación con ojos asesinos.
—¡No me iré! —se niega a pararse, aunque no tarda mucho en terminar tirado en el suelo. Paula lo ha tumbado para tomar su puesto.
—Necesitaba mi espacio.
—No hacía falta tumbarme así —reclama el que se pone de pie.
—Sí hacía falta —lo empuja fuera del alcance de la cámara.
—No hacía falta —Daisy se une a la defensa—. Podías echarlo de otra manera.
—Ésta era la más sencilla y rápida.
—¿Y por qué una chica perfeccionista y educada haría eso? —guerra de mellizas.
—Por eso mismo, perfeccionismo y educación.
—Claro —queda en las mismas, o incluso peor—. Siguiente.
Leo vuelve al sofá, aunque ni logra sentarse cuando Cristian accidentalmente lo empuja fuera sin querer.
—Ya volví —anuncia al descansar en el mueble.
—¡¿Qué les cuesta pedirme permiso?! —regaña, irguiéndose una vez más.
—Lo siento, no te vi. ¿Qué quieres que escriba?
—Lo que sea.
El rubio escribe alguna oración en el papel, mostrándoselo a la que graba, demostrando que el apodo viene del estilo algo antiguo de la escritura de Cristian.
—Vaya, ahora entiendo.
—¿Verdad que parece…? —y de un segundo al otro, la cámara ya no lo enfoca y el sofá ya no lo soporta—. ¡Hey!
—Oh, no te vi —mofa el que tantas veces fue derribado. Recoge el lápiz y el papel, escribiendo “siguiente” en él, colocándolo frente al lente de la grabadora y yéndose.
—¿Quién sigue?
—Pregúntame lo que quieras —Diana se abre a cualquier interrogante.
—¿Las naranjas se llaman así por el color o el color por la fruta?
—Yo diría que la fruta por el color…
—Perfecto, siguiente —finalmente es el verdadero turno de Leo.
—¿Me harás una pregunta tan rara?
—¿Primera vez aquí?
—¿En la casa o qué? —no le halla el sentido. Era su vivienda, ¿no?
—Lo que supongas.
—… ¿Sí? —por pronunciar palabra.
—¡Chócalas! —se dan los cinco, con el castaño bastante confundido—. ¡Siguiente!
—¿Me botarás así tan rápido como a los demás? —Matías desea saber antes de participar.
—¿Lo crees? —el de cejas largas apenas está formando la respuesta en su boca—. ¡Siguiente!
Matías, sin más que agregar, se aleja lentamente.
—Ni siquiera le preguntas…
—Le pregunté “¿lo crees?” —interrumpe a Sebastián—. ¡Siguiente!
—¡Apenas me senté! —se queja.
—¡Dije que siguiente! —demanda la dueña de la cámara, al otro no le queda más que ceder—. ¿Y el siguiente? —cuestiona al no ver a nadie.
El aparato le es arrebatado de las manos.
—¡Eres tú! —Leo, el nuevo portador de la cámara, la enfoca a ella.
—¡Pero yo soy la reportera!
—¡Ya no más! ¿Quieres tu pregunta?
—Ni modo, no hay más que hacer.
—¡Listo! Las entrevistas terminaron aquí.
—¡No me hiciste ninguna…! —se da cuenta, le aplicó el mismo truco que ella usó segundas antes—. Oh…
De las preguntas en el sofá pasaron al concurso en la piscina, donde se divirtieron al ver los intentos de clavado de algunos y los excelentes turnos de otros.
—Cristian estuvo en natación, eso no es justo —la de cabello rojo reclama por la persona que eligieron como la ganadora—. Al menos todos nadamos, ninguno como perrito.
—Hablando de perros, ¿dónde está Rex?
—A punto de tumbar a alguien al agua —ella señala al canino corriendo por las espaldas de algún desafortunado. Leo voltea a ver rápidamente, no se perdería eso.
—Como siempre, a Matías.
—¿Como siempre? ¿Lo ha tumbado antes?
—No, yo digo como siempre bromeando.
—Ah —regresan a la divertida escena—. Tres, dos, uno, ¡al agua!
—¡Y a correr! —se refiere a Rex en su plan de escape antes de ser notado.
Todos los presentes pasaron una tarde bastante divertida. Una celebración de piscina siempre es entretenida, no importa de qué tipo sea. Después de todo, el equipo entero disfrutó de su primer día libre como una unidad y no cada uno por su lado.
Más tarde, ya de noche, todos se han devuelto a sus casas. Los hermanos son los restantes, pues claro, son los hospedantes de la casa de grandes dimensiones.
—Es extraño que todos se hayan ido y que papá aún no llegue —Marc comenta.
—¿Juicio largo? ¿Tráfico congestionado?
—Seguro es eso —de inmediato escuchan unas llaves—. Ahí está.
—Lo invocaste.
—Pensé que me encontraría a alguien más —Carlos creía que llegaría cuando aún hubiese visitas.
—Ya se fueron todos.
—Qué raro. ¿Qué hora es?
—Nueve y dieciocho. No es tan tarde.
—¿Mañana también están libres?
—Hasta el lunes.
—¿Y harán algo mañana?
—No lo sé… —mira al menor—. ¿Tienes algo planeado?
—Nada. Creo que ni saldré de aquí.
—Ahí está, no sabemos.
—… Tengo hambre, ¿tendré que ordenar algo o hay algo hecho?
—Ve qué consigues —Leo le manda a buscar—. Iré a mi cuarto.
—En serio, ¿por qué ahora se comporta tan raro? —el padre pregunta luego de perder de vista a su segundo hijo.
—Desde que admitió lo que sabe, está así.
—Me tocará ordenar una pizza… Primero iré a hablarle —se levanta y se dirige al cuarto de Leonardo, quien está acostado en su cama pasando los canales en la televisión—. ¿Por qué has estado tan raro? —interviene sin pasar del marco de la puerta.
—Yo creo que tú lo sabes —no voltea a verlo.
—¿Vas a seguir con eso? —le afecta la frialdad poco usual en su tono de voz.
—Tú has seguido con eso por más años y no he dicho nada.
—Pero eso ya lo pasé, no lo seguí.
—De todos modos lo hiciste, eso cuenta.
—¿En serio crees que todavía no te quiero?
Finalmente voltea a verlo.
—¡¿“Todavía”?! ¡Acabas de admitir que lo hacías!
—Yo… —piensa lo que dijo—. Leonardo, no… no quise decir eso.
Se levanta de su cama y se acerca a paso lento a la puerta, con los brazos cruzados.
—Pero lo dijiste.
Carlos se queda en blanco momentáneamente.
—Lo dije sin pensar.
Su hijo agarra la manija de la puerta, amenazando con cerrar en cualquier instante.
—Lo que dices sin pensar normalmente es lo que de verdad piensas —estuvo a punto de agregar algo, mas opta por esperar por su papá, quien está lo suficientemente afectado como para no tener idea de qué responder.
—En serio que no…
Es imposible completar la oración. El más joven niega moviendo la cabeza de lado a lado para luego tirar la puerta con enojo. Carlos trata de abrirla, pero está cerrada con seguro.
—Escúchame, ¡abre la puerta!
—¡¿Para qué voy a discutir con un padre que no me quiere!?
—¡Eso no es verdad! —espera, no hay respuesta.
El padre ha perdido, debe retirarse con algo más que el triunfo en la basura.
Fin del Capítulo #33.
Algo que quería decir: el viernes tengo información especial :lovely:
Intentaré ir algo más rápido, :bye:
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Hora de la información especial anunciada para hoy! No es la graaan cosa, nada cambia, pero quería decirlo...
Hoy se cumplen tres años desde que inicié esta novela
Planeaba hacer una publicación de lo más linda en la galería, pero hoy casi no estuve en mi casa y ahora estoy como que engripadahe dicho antes que cuando me empieza me agarra algo fuerte así que no estoy de hacer algo tan lindo/especial esta vez Pero, a cambio de eso, estaré libre de aceptar cualquier petición de publicación especial ya sea aquí o en la galería sobre la novela para compensarlo :P
El plan original era publicar el capítulo especial hoy, pero vaya, tardaré mucho más de lo que creí porque calculaba máximo un mes, el cual ya llevo, y creo que ni por la mitad voy
También el tiempo, me quedan dos semanas de clase y esta creo que será la más fuerte, así que quizás tampoco tenga tiempo en estos días...
De resto, ojalá hubiese podido hacer alguna clase de minicelebración, pero ya dejé la condición de compensación arriba
PD: Podría ser celebración doble porque la novela ha llegado a los mil leídos
Hoy se cumplen tres años desde que inicié esta novela
Planeaba hacer una publicación de lo más linda en la galería, pero hoy casi no estuve en mi casa y ahora estoy como que engripada
El plan original era publicar el capítulo especial hoy, pero vaya, tardaré mucho más de lo que creí porque calculaba máximo un mes, el cual ya llevo, y creo que ni por la mitad voy
También el tiempo, me quedan dos semanas de clase y esta creo que será la más fuerte, así que quizás tampoco tenga tiempo en estos días...
De resto, ojalá hubiese podido hacer alguna clase de minicelebración, pero ya dejé la condición de compensación arriba
PD: Podría ser celebración doble porque la novela ha llegado a los mil leídos
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
HEY!
QUE TENEMOS PARA CELEBRAR :D WIIIIIIIII
Okey, tienes que hacer una lista para celebrar
1-Fui a ver Bajo la misma estrella :')
2-Actualizaste :D
3-1000 LEÍDOS??? AY SIII, PARTY HARD DFSDFHSFS *viene Lmfao y canta Party rock athem (no se si se escribe así) y todos bailan*
4-TRES AÑOS!? JODER QUE TRES AÑOS. NO LO CREO. EN SERIO!? Y YO QUE LA EMPECÉ A LEER HACE MESES! NOOOO QUE TREMENDO. TRES AÑOS!? TRES AÑOS? *aún no caigo* Ay Angela felicitaciones :') esto es genial. Hace tres años empezaste con este super proyecto de tu primer novela? Ay me agarra la emoción :') Estoy feliz y muy orgullosa por ti Angy :3 Me alegro mucho que se haya cumplido tanto tiempo de este estreno de novela, ue. Felicitaciones *w'*
5-YA TERMINAS LAS CLASES? *Baila nuevamente con LMFAO*, que suerte D: Espero que tengas un buen fin de año y lo aproveches! Jajajaa
Okey, lo único por lo cual no hay que celebrar es porque hoy ganó Brasil. -.- En un rato empieza Uruguay-Colombia!!! Estoy segura que te estaras viendo ese partido jajajaa
Un beso enorme Angy! Cuidate!
QUE TENEMOS PARA CELEBRAR :D WIIIIIIIII
Okey, tienes que hacer una lista para celebrar
1-Fui a ver Bajo la misma estrella :')
2-Actualizaste :D
3-1000 LEÍDOS??? AY SIII, PARTY HARD DFSDFHSFS *viene Lmfao y canta Party rock athem (no se si se escribe así) y todos bailan*
4-TRES AÑOS!? JODER QUE TRES AÑOS. NO LO CREO. EN SERIO!? Y YO QUE LA EMPECÉ A LEER HACE MESES! NOOOO QUE TREMENDO. TRES AÑOS!? TRES AÑOS? *aún no caigo* Ay Angela felicitaciones :') esto es genial. Hace tres años empezaste con este super proyecto de tu primer novela? Ay me agarra la emoción :') Estoy feliz y muy orgullosa por ti Angy :3 Me alegro mucho que se haya cumplido tanto tiempo de este estreno de novela, ue. Felicitaciones *w'*
5-YA TERMINAS LAS CLASES? *Baila nuevamente con LMFAO*, que suerte D: Espero que tengas un buen fin de año y lo aproveches! Jajajaa
Okey, lo único por lo cual no hay que celebrar es porque hoy ganó Brasil. -.- En un rato empieza Uruguay-Colombia!!! Estoy segura que te estaras viendo ese partido jajajaa
Un beso enorme Angy! Cuidate!
Emily Rawson
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