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Más Que Cosas De Policías - Página 9 Empty Re: Más Que Cosas De Policías

Mensaje por Spencer Dom 16 Mar 2014, 2:31 pm

valejimenez escribió:LO SIENTO LO SIENTO LO SIENTO LO SIENTO  Más Que Cosas De Policías - Página 9 1327349762 




Sé lo que piensas :matar:  Y en verdad lo merezco D:




PD: AHH LEO, TE EXTRAÑABA TANTO   Más Que Cosas De Policías - Página 9 2592836091  Más Que Cosas De Policías - Página 9 2592836091  Más Que Cosas De Policías - Página 9 2592836091  Más Que Cosas De Policías - Página 9 2592836091  Más Que Cosas De Policías - Página 9 2592836091  Más Que Cosas De Policías - Página 9 2592836091  Más Que Cosas De Policías - Página 9 2592836091  Más Que Cosas De Policías - Página 9 2592836091  Más Que Cosas De Policías - Página 9 2592836091
LA ENAMORADA DE LEO HA VUELTO!!  Más Que Cosas De Policías - Página 9 1857533193  Más Que Cosas De Policías - Página 9 1857533193  Más Que Cosas De Policías - Página 9 1857533193 


Chama, desapareciste en noviembre o sea... de aquí exactamente Y CASI CUATRO MESES DESPUÉS REGRESAS, AHH!
Y todo lo que he publicado, cuando te fuiste Leo seguía preso  Más Que Cosas De Policías - Página 9 3590139688 Aunque ahora tengo otra novela sobre eso e.e


AHORA ACTÍVATE LEYENDO si no leíste mientras QUE TIENES UN MONTÓN PENDIENTE Y HASTA OTRA NOVELA!  :buho: 


PD: El gif ese de la pantaleta ME DA DEMASIADA RISA  Más Que Cosas De Policías - Página 9 1313521601 
Spencer
Spencer


https://www.wattpad.com/user/AngieBrightside

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Más Que Cosas De Policías - Página 9 Empty Re: Más Que Cosas De Policías

Mensaje por Spencer Lun 17 Mar 2014, 5:39 pm

Estaba escribiendo algo bien largo y la cosa esta se salió  Más Que Cosas De Policías - Página 9 1699942952 


*Tomando aire para volver a escribirlo todo*


BUENAS NOTICIAS!: Terminé el capítulo #29 hace un rato  Más Que Cosas De Policías - Página 9 2098730485 
MALAS NOTICIAS!: El jueves regreso a clases  Más Que Cosas De Policías - Página 9 1327349762 


No es que se hayan solucionado las cosas, pero ya no están tan mal como para seguir faltando, así que después de cinco semanas libres, este jueves regreso a la rutina en realidad, las clases empezaron hoy, sólo que nadie se enteró. No vamos mañana ni pasado porque nos toca clase en la tarde y casi nadie, incluyéndome, está de acuerdo con ir en la tarde. Como consecuencia, debo apurarme en hacer todas las asignaciones pendientes que mandaron por internet biología, instrucción premilitar, historia contemporánea, física, matemática, dibujo técnico y una parte que olvidé hacer de castellano, auch. y eso me tendrá ocupada estos dos días. Además, no sé qué tan apretados nos vayan a poner cuando nos reintegremos...


Yendo a lo bueno, mañana empezaré a publicar el capítulo. Será por partes publicadas con tres a cinco días de diferencia para dar tiempo de ser leídos antes de la siguiente parte pueden comentar a mitad de camino, no hay problema, así estaré más segura de que leyeron hasta que se acabe. Lo bueno de que las clases se reanuden justo en este capítulo es que como no sé si estaré ocupadísima con todo los que nos manden a hacer, este capítulo es largo y dará tiempo a que se aligeren las cosas, porque dudo que pueda escribir mucho en la siguiente semana lo siento en serio para los lectores de MDUVM, tengo casi una semana sin publicar y apenas llevo dos páginas del capítulo siguiente, lo siento!! Intentaré lo posible para que me venga bastante inspiración y poderlo hacer rápido Más Que Cosas De Policías - Página 9 3514117543 


Ahora unos recordatorios.


♦️ El capítulo es un flashback (el último de ellos).
♦️ Em... Es el más extenso hasta ahora.
♦️ En serio que cuando planeé esta publicación, tenía varios recordatorios planeados, ahora se me fueron  Más Que Cosas De Policías - Página 9 965308117 


Bueno... Ahora estoy emocionada porque justo en uno de mis capítulos favoritos ha regresado una lectora que no se presentaba desde el año pasado  :corre: y en serio me encantará tener más mensajes que responder, era divertido cuando comentaban dos a la vez las pocas veces, quiero volver a saber de eso nótese que ayer no iba a escribir porque hacer tareas de Premilitar me pone de mal humor, odio esa materia y a Historia también, pero vi ese comentario de regreso y escribí bastante


Así que... Hasta aquí, mañana estará la primera parte del próximo capítulo,  :bye: 
Spencer
Spencer


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Más Que Cosas De Policías - Página 9 Empty Re: Más Que Cosas De Policías

Mensaje por Spencer Mar 18 Mar 2014, 4:35 pm

La escritora que aún está en desacuerdo con regresar a clases y no porque quiera seguir de vaga si explicara, me haría fastidiosa y chocante ha terminado de acomodar el capítulo para su publicación!


*Nota especial: Bueno, nunca hago esto, pero... Pff, es tan fácil escribir sobre eso en una novela pero tan duro cuando te toca en la realidad, no sabes reaccionar aunque puedas poner a tus personajes como los expertos en eso ante una situación casi igual. Este capítulo va especialmente para ti ella sabe perfectamente quién es y se dará cuenta cuando vea la fecha de esta publicación, quizás no sea el más conveniente, pero es el momento... Sé que pasará mucho tiempo, incluso meses para que lea esto porque ha pasado muchas semanas sin reportarse en OWN por ese y otro motivo, pero sé que algún día aparecerá. *Sabes cómo soy, inserta cualquier frase motivadora aquí porque no soy buena en eso y menos en algo así:(*


*Nota dos: A menos que seas ella, por favor... Sólo ignora la nota de arriba.


*Nota tres: Si no ven mi firma, no se extrañen. En los capítulos que publico por partes no la adjunto sino hasta el último pedazo, por si no se habían dado cuenta.


¿Preparados para el capítulo más largo hasta ahora? Uno de mis favoritos a iniciarse en ¡tres, dos, uno... AHORA! En serio que necesito opacar la seriedad, es mi forma de ser  Más Que Cosas De Policías - Página 9 1857533193 


Capítulo #29: “Todo por el Signo”.
 
Era un lunes por la mañana hace una década y un par de días más. Como cualquier par de niños en un día como ese, los hermanos ya estaban listos para ir al colegio. Lo único que faltaba era esperar a que sus amigos llegaran y así ir juntos al plantel.
 
— ¿Ya están listos? —Rose preguntó al ver a sus hijos frente a la ventana de la sala.
 
— ¡Sí, mamá! —Respondieron al unísono.
 
— ¿Hoy también van a ir caminando con Dani, Diana y Cristian?
 
—Sí. Deben estar por llegar —Leo se apartó para darle su respuesta.
 
—Entonces esperen por ellos.
 
— ¡Ahí vienen! —Marc divisó al trío acercarse a la puerta, por lo que corrió a abrirla y luego salieron.
 
— ¡Hola, Rose! —Daniela siempre tuvo la confianza suficiente como para llamar a los padres de sus amigos por su nombre.
 
— ¡Hola, Daniela! Veo que Marc y Leo son los únicos que faltan.
 
—Ahora no. Ya están listos.
 
— ¡Que les vaya bien, muchachos! Los veo luego.
 
— ¡Chao! —Se despidieron y los cinco preadolescentes de sexto grado emprendieron su camino hacia el colegio.
 
—Hoy vamos algo tarde, mejor vayamos rápido —Apuró Cristian.
 
— ¿Qué es lo que nos toca hoy temprano? —Marc no se acordaba.
 
—Matemática —Leo le hizo recordar de inmediato.
 
—Hablando de eso, ¿hicieron la tarea de matemática? —La mayor del grupo, Daniela, deseaba saber.
 
— ¿Cuál tarea? —Marc se alarmó— ¿¡Había tarea!?
 
—Ya sabemos que no…
 
— ¿¡Por qué no me avisaste!? —El castaño claro le reclamó a su hermano.
 
—Me ibas a pedir que te la hiciera.
 
—No siempre hago eso.
 
—No iba a arriesgarme.
 
—De todos modos, nunca me la haces.
 
—Me ahorré la petición.
 
—Espero que la profesora no pida la tarea hoy…
 
—O mejor que no vaya —Diana dio una mejor opción.
 
— ¡Vayamos rápido! —Daniela los apresuró— Falta poco para que suene el timbre.
 
—Calma, no nos falta tanto. Vivimos más o menos cerca.
 
—Si le llamas “cerca” a tres cuadras largas…
 
—Si no fuera cerca, iríamos en carro.
 
—Y con un padre acompañando —Cristian apoyó a Marc.
 
—Ok, ok…
 
Dejando de hablar para ir más rápido, los chicos siguieron su camino. Ya estando en la cuadra de al frente al colegio, Leo se quedó algo atrás del grupo, aunque no le dio mucha importancia, o al menos eso parecía. Ya todos cruzaron la calle, él era el único que faltaba. Un auto pasó a gran velocidad muy cerca de donde iba el menor, haciéndolo parar para evitar ser arrollado, y es que bueno, ¿quién va a esperarse a un irresponsable manejando como si estuviese en una autopista en una zona escolar? Por suerte, no le pasó nada, aunque esto le hizo quedarse mucho más separado de lo que ya estaba de sus amigos.
 
Mientras tanto, estos entraban al colegio y se dirigieron a su salón, llegando justo a tiempo para la primera clase del día: Matemática.
 
—Voy a pasar la lista. Por favor, hagan algo de silencio —Anunció la profesora mientras abría una carpeta con una hoja donde se encontraban escritos los nombres de cada uno de los estudiantes de ese curso, ordenados en orden alfabético por apellido— Adams.
 
—Presente.
 
—Bouchard.
 
— ¡Presente! —Cristian siempre fue uno de los primeros en la lista, por lo que se le hizo costumbre casi gritar la contestación porque lo agarraban desprevenido.
 
Y así siguió la asistencia. No había ningún ausente, o por lo menos no hasta llegar a la letra M y llamar al primero de los hermanos según el orden.
 
—Molander… —Esperó— ¿Molander?
 
— ¿Leonardo no vino? —Pauline vio hacia la fila en la que solía sentarse su compañero— ¿Se volvió a enfermar?
 
—Claro que no —Marc negó. Leo se había recuperado por completo de la faringitis que le impidió salir durante una semana entera— Él vino.
 
—Entonces, ¿por qué no está en el salón?
 
—De seguro de nuevo alguna madre se puso a hablar con él, ya sabe… Suelen preguntarnos si pueden conocer a mi mamá —En serio, alguno de los hermanos o ambos, en caso de ser encontrados juntos, más de una vez llegaron tarde a sus clases por algún representante que los reconoció y se detuvo a conversar con ellos.
 
—Ah, claro. Pero es que no es normal, siempre llega puntual y trata de terminar rápido cualquier cosa para eso —A pesar de estar en las últimas semanas de octubre, a escasos meses de haber empezado a enseñarle la materia a ese grupo de chicos a un año de entrar a la secundaria, ya sabía las costumbres del de ojos azules.
 
— ¿Una madre insistente, quizás?
 
—Si no llega en lo que termine la lista, estará ausente —Condicionó para seguir pasando la asistencia, ahora tan rápido que casi ni esperaba por la respuesta— Molander, Montesco, O’Malley…
 
Muy apurados y casi al unísono en algunos casos, los restantes dijeron “presente” y el menor de toda la clase no apareció, por lo que quedó marcado como el único ausente del día. Sin más que hablar, la profesora se ubicó en el centro para empezar el tema.
 
—Muy bien, hoy veremos… —Fue interrumpida por un par de golpes a la puerta— ¡Pase!
 
—Buenos días, lamento interrumpir la clase —Un hombre cercano a los cincuenta años entró. Era el director del colegio— La pregunta les parecerá rara, pero… ¿Alguien aquí perdió su bolso?
 
—No, director —La mujer se adelantó— Al menos nadie me lo ha dicho, ¿verdad, chicos? —Todos sus estudiantes afirmaron a la vez.
 
—Es que conseguí un bolso en la parada de autobús de al lado de la entrada y pensé que podría ser de un estudiante.
 
— ¿Y por qué no lo avisa por las bocinas? Así no tiene que andar de salón en salón.
 
—Oh, siempre olvido eso —Y no tenía la culpa. Las bocinas recién fueron instaladas al inicio de ese año escolar— Ya avisaré.
 
— ¿Podría mostrarnos el bolso? Quizás alguien lo reconozca.
 
—Claro —Tenía el bolso dentro de una bolsa grande, la cual siempre cargaba consigo por si encontraba algún objeto perdido y llevarlo a la coordinación— ¿Saben de quién es? —Lo levantó para que estuviera dentro del alcance visual de todos. Al instante, Marc se levantó de su puesto totalmente extrañado y se acercó al director lentamente.
 
—Marc, ¿reconoces el bolso?
 
—Es de mi hermano…
 
— ¿De Leonardo? ¿Estás seguro?
 
—Sin duda. Ese llavero lo reconocería donde fuera —Señaló una figura azul guindada a uno de los cierres de la mochila.
 
—Entonces, voy a dejarte el bolso aquí.
 
—No entiendo, ¿por qué lo dejaría en la parada del autobús? —Marc se confundió.
 
—Lo que no entiendo yo es por qué su bolso está aquí y él no —La profesora opinó.
 
— ¿No se encuentra aquí? —El director no se había dado cuenta.
 
—Ni lo he visto —La profesora volvió a adelantarse.
 
—Si no vino, ¿cómo puede ser éste su bolso?
 
— ¡Es suyo! —Marc insistió. Para comprobarlo y hacerse creer, abrió el bolso y sacó un cuaderno— Mire, ahí dice “Matemática. Leonardo Molander A. 6to grado B” —Leyó en la cara de ambos adultos la etiqueta de identificación del cuaderno.
 
—Qué cosa tan extraña. ¿Alguien lo ha visto hoy? —Sólo Daniela, Diana y Cristian levantaron la mano— Bouchard —Le dio permiso a hablar al rubio.
 
—Nosotros cuatro vinimos con él aquí, aunque después de entrar no lo he vuelto a ver.
 
— ¿Un estudiante perdido? —Pensó de inmediato el director.
 
—Eso parece.
 
—Pero… ¿Cómo va a perderse aquí si está aquí desde siempre? —Marc no entendía. Siempre estudiaron en la misma institución, nunca se mudaron.
 
—No debemos alarmarnos ahora.
 
—Voy a buscarlo en los baños, dudo que esté en otra clase —El director salió a buscar al niño extraviado.
 
Marc regresó a su puesto, visiblemente preocupado. La profesora lo notó, por lo que se acercó a su lugar y se agachó a su lado.
 
—Marc, entiendo que te asustes, pero puede que haya dejado el bolso ahí accidentalmente.
 
— ¡Nunca hace eso con nada! —Leo era demasiado cuidadoso como para olvidar algo.
 
—No te alarmes antes de tiempo. Hazlo si pasó algo.
 
—Ok… —Trató de tranquilizarse mientras la adulta fue a la pizarra a copiar parte de la clase.
 
—Seguro entró al baño o dejó su bolso aquí y algún bromista lo agarró y lo dejó en la parada y Leo debe estar buscándolo —Cristian compartió su idea de lo que creía que había pasado.
 
—Cierto. ¡Seguro es eso! —Marc se alegró un poco. Esas opciones eran las mejores que escuchó.
 
—Ahora cambia esa cara y haz rápido la tarea para no tener un negativo —Dijo mientras le pasaba su cuaderno a escondidas. Marc no haría la tarea, copiaría la de Cristian y luego suponía que le preguntaría cómo la hizo.
 
Después de que la profesora copiara algunas fórmulas para nada entendibles en la pizarra, se sentó en su escritorio y volvió a pasar la lista, ahora para pedir la tarea de cada uno. Mala suerte para Marc, tendría que conseguir a alguien más que le prestara el cuaderno porque Cristian era el segundo y apenas iba por la mitad de la asignatura cuando lo llamaron. De paso, para rematar, esa mujer tenía la costumbre de quedarse con los cuadernos hasta terminar de revisarlos para evitar que alguien copiara mientras llegaba su nombre. Debía pensar rápido, ¿quién después de él en la lista le prestaría su tarea? Tuvo mucha suerte de que justo después de él iba Daniela, ella lo haría, y así se salvó de otro –aunque merecido- punto negativo más al lado de su nombre.
 
Y bueno, casi no logró salvarse, incluso creyó que se había visto muy obvio que se estaba copiando porque para malas costumbres, Marc era el estudiante de los mil ejemplos. En Matemática solía pasar por esa situación al menos una vez a la semana y lo peor era que ni su propio hermano le salvaba la nota porque siempre se rehusaba a regalarle su trabajo, y por esa razón fue que no aprovechó para copiarse de su cuaderno, el cual estaba del todo disponible por la extraña ausencia de su propietario. Y con todo y eso que tenía muy claro que le pasaba muy seguido, se sentaba entre el tercero y quinto puesto de la fila, a la vista de casi todos. Se alivió al ver que en su cuaderno no había ninguna nota por su irresponsabilidad.
 
¿Cómo no se dio cuenta? Quizás sí lo hizo, sólo que por un acto de humanidad decidió no ponerle una mala calificación para no empeorar su preocupación de alguna manera, porque Leonardo seguía sin aparecer.
 
—Para calcular el área de un polígono irregular… —Recién había terminado de regresar los cuadernos y empezado a dar el tema cuando fue interrumpida por la voz del director saliendo de las bocinas instaladas en cada aula.
 
—Lamentamos interrumpir las clases, pero la Dirección debe dar un anuncio. Hay un estudiante perdido, lo hemos buscado y no aparece en ninguna parte. Sabemos que vino porque su bolso se encontró en la parada de autobús. Si alguien ha visto o sabe dónde está el estudiante Leonardo Molander de 6to grado B, debe informar inmediatamente en la Dirección. Repito, quien haya visto o sabe dónde está Leonardo Molander, infórmelo lo antes posible en Dirección. Cualquier información es útil. Gracias por escuchar, pueden volver a sus actividades —Concluyó el director.
 
Prácticamente toda la clase volteó a ver a Marc apenas terminó el mensaje, quien estaba viendo a la tabla de su mesa, agarrándose la cabeza
 
—Esa no me la esperaba… Espero que lo encuentren —Comentó la profesora antes de continuar con la clase.
 
Los noventa minutos que duraba la clase pasaron y todo seguía igual, sin señales del menor. Apenas sonó el timbre de salida al recreo, sus compañeros salieron rápidamente del salón, quedándose él solo en su puesto.
 
— ¿Vas a quedarte ahí? —Diana se dio cuenta de que su amigo no salió y junto a Cristian y Daniela, se devolvió para acompañarlo.
 
—Sal tú, yo me quedaré aquí.
 
— ¿No vas a merendar ni nada?
 
—Quizás, no lo sé.
 
—Necesitas tranquilizarte y pensar en otra cosa —Aconsejó la mayor— Si te quedas aquí, no podrás hacerlo.
 
— ¡Es que no entiendo nada! ¡¿Cómo pudo perderse?! Iba con nosotros. Si hubiera estado solo quizás, ¡pero no!
 
—Tampoco lo entendemos, Marc, pero ahora no es momento. Cuando salgamos, pensaremos qué pudo pasar.
 
—En este momento debemos merendar —Diana parecía no haber desayunado con tanta insistencia a comer.
 
—No tengo hambre. Salgan y coman ustedes.
 
—No comeremos sin ti.
 
—Entonces no comerán.
 
—Tarde o temprano te dará hambre.
 
— ¿No piensas salir por lo menos?
 
—No. Después todos “hey, ¿oíste que tu hermano se perdió?”.
 
—Si te quedas, más rápido te van a ver.
 
—Si tú lo dices… ¿Y el bolso de sobra no llamará la atención?
 
— ¿Dejas el bolso en el salón como todo el mundo? —Cristian respondió resaltando la obviedad del asunto.
 
—Oh, cierto… Bueno, haré la prueba.
 
Ya lo primero estaba hecho: convencieron al insistente Marc de salir.
 
Se sentaron en su mesa de siempre de la cafetería. Todo iba bien, nadie se acercó a ellos ni parecía verlos. Nadie, hasta que apareció la profesora guía de sexto grado.
 
—A ustedes los estaba buscando.
 
— ¡Profe Brawly! —Daniela era de las que se llevaba bien con prácticamente todos los empleados, fueran conserjes, profesores o incluso los directores o dueños del colegio— ¿Nos buscaba?
 
—Sí, justo a ustedes cuatro.
 
—Si es por lo que creo, por favor, ¿podría esperar un poco? —Daniela se levantó para hacer de la conversación sólo de ellas dos y así no alertar a Marc.
 
—Los buscaba para comprobar la noticia. La cosa es un “ver para creer”. ¿De verdad no saben nada?
 
—Nada. Ninguno de nosotros lo ha visto desde que cruzamos la calle antes de llegar.
 
—Algo tuvo que pasar entre la parada y la calle de al frente.
 
—Quisiera saber qué.
 
— ¿Puedo hablar con Marc? —Daniela volteó a verlo antes de responder la pregunta.
 
—Está algo mal, no sé si quiera. Pregúntele.
 
—Marc, ¿podrías venir conmigo un momento?
 
El chico se levantó sin ningún problema y ambos comenzaron a hablar mientras caminaban, alejándose de la multitud.
 
—Nadie sabe nada —Brawly le avisó a Marc.
 
—Era de esperarse. Me preocupa que le esté pasando algo malo. En estos últimos días ha estado algo raro, triste, desanimado, y no tengo la menor idea del porqué. Algo así sólo lo empeoraría y él es de los que cuando se deprime, no se puede hacer nada para animarlo…
 
—Y así te pondrás si sigues como estás.
 
— ¿Cómo se lo voy a decir a mis padres? “Mamá, papá, adivinen qué. Su hijo menor se perdió camino al colegio y aquí está su bolso”. Obviamente así no.
 
—Yo creo que no tendrás que decirles, sólo explicarles. No creo que esto tarde mucho en llegar a la prensa. Tu mamá trabaja ahí, de seguro será de las primeras en enterarse.
 
—Como si fuera tan sencillo explicarle eso a un padre.
 
—No lo es. Nunca me había tocado algo así. Si tú quieres, si tu mamá o tu papá llegan a venir, les explico yo —Brawly era amiga de Rose y Carlos, por eso tanta confianza con Marc.
 
—Veré si hace falta después. Gracias.
 
—Falta poco para que comience mi clase, iré a buscar mis cosas y vuelvo aquí. Cualquier información que me llegue, te la haré saber lo antes posible.
 
—Gracias…
 
Y así pasó el resto de la mañana, sin noticias sobre el paradero de Leo. Marc tuvo suerte de que la gente fue prudente y casi nadie se le acercó a preguntarle algo, sólo los profesores.
 
Llegó el mediodía y con él, la hora de la salida. Era la hora en la que todos salían de sus salones y se ponían a caminar por ahí hasta que los fueran a buscar. Marc y Cristian solían irse juntos con la mamá del primero, por lo que no se separaban en ningún momento.
 
—Se acerca el momento de la gran explicación.
 
—Tu mamá siempre nos viene a buscar un poco tarde.
 
— ¿Diez minutos después de salir de clase? No es mucho.
 
—Comparado con Diana y Daniela, sí.
 
—Pero igual no es tarde.
 
—Ya me voy —La mencionada Daniela se apareció para despedirse del par— Nos vemos mañana, espero que completos.
 
— ¡Hasta mañana! —Se despidieron ambos a la vez.
 
—La que sí se va tarde es Pauline —Marc continuó la conversación.
 
—Oh, bueno. Eso sí no te lo puedo discutir…
 
Ambos amigos siguieron charlando cerca de la salida mientras esperaban por Rose. Mientras tanto, Daniela subía al auto de su tía para regresar a casa.
 
—Si no fuera por el trabajo, creo que las vendría a buscar a pie. Vivimos prácticamente al lado de los colegios —Susan se refirió a los colegios de Daniela, Paula y Daisy, ya que las mellizas asistían a otro que quedaba en la cuadra de al frente.
 
—Vivimos prácticamente al lado de todo —Daisy presumió.
 
—Colegios, parque, hospital…
 
—Tan cerca que ya llegamos.
 
—Ni un minuto en el auto.
 
Y todas las mujeres de la casa se bajaron y entraron, siendo recibidas por Elliot.
 
— ¡Hola! ¿Qué tal les fue en el colegio?
 
— ¡Bien! —Las mellizas fueron las únicas que respondieron. Daniela pasó de largo a dejar sus cosas y al parecer no se dieron cuenta.
 
La rubia y la pelirroja fueron a su cuarto a dejar sus cosas después de responder algunas preguntas típicas de padres cuando sus hijos regresan del colegio.
 
— ¡Daniela! —Paula llamó a la de ojos verde oliva al verla pasar cerca— Ven acá un momento.
 
— ¡Voy! —Entró casi de inmediato— ¿Por qué me llamas?
 
—Queremos saber algo —Se encontró con ambas hermanas sentadas en la orilla de la cama, viéndola fijamente. Eso sólo significaba una cosa: querían sacarle información a toda costa, y la de ojos entre azul y verde le confirmó su sospecha.
 
— ¿Es verdad que se perdió un chico de tu colegio? —Paula soltó la interrogante sin dudar, de una.
 
—Qué rápido van las noticias de colegio a colegio —La de ondas en el cabello se sorprendió.
 
— ¿Eso quiere decir que es verdad? —Daisy se interesó mucho más.
 
—Sí, es verdad.
 
— ¿¡Y quién se perdió!? —Exclamaron como una sola voz las mellizas.
 
—Leonardo…
 
— ¿Molander? —Paula cada vez se sorprendía más— ¿El hijo de Rose Ascenzo?
 
—Él mismo… ¿Cómo sabes eso?
 
—Mi tía varias veces lo ha dicho —Se refirió a la madre de Daniela.
 
—“Mi hija es la mejor amiga del hijo de Rose Ascenzo” —Daisy la imitó.
 
—Mi mamá suele decirlo porque mi tío ama sus artículos y lo dice para ver si alguna vez se le ocurre preguntar si se la puede presentar. Por eso lo hace —Defendió a su madre.
 
—Y cuando pasan el comercial o el programa en el que sale, tú “¡la conozco!” —Daisy insistió, ahora imitando a su prima.
 
—Por la misma razón.
 
— ¿Y cómo pasó eso? —La rubia se desesperó. Ansiaba conocer los detalles de la desaparición. Eso era algo que no sucedía todos los días y menos tener la oportunidad y a la persona perfecta para relatarlo.
 
—Nadie sabe, pero fue temprano, antes de entrar.
 
— ¿Él no es de los que va contigo caminando?
 
—Sí, por eso estoy algo asustada. Si fue en el camino, pudo ser cualquiera de nosotros… Y justo se perdió el menor del grupo.
 
— ¿Cuántos años tiene?
 
—Diez. Cumple once en un poco más de un mes.
 
— ¿¡Y es de tu salón!? —Paula prácticamente se espantó.
 
— ¿Nunca habían visto un caso de alguien que va adelantado?
 
—La verdad es que no. En mi colegio no se permite.
 
—Su colegio sí prohíbe unas cosas…
 
—Lo sabemos, unas cosas muy simples.
 
—Lo que quiero decir, si fue en el camino, creo que lo mejor es no seguir yendo caminando aunque vivamos casi al lado.
 
— ¿Vas a decirles a nuestros padres?
 
—Debería, pero no sé… Mis padres vuelven hoy, les diré cuando lleguen a los cuatro, suyos y míos —Decidió la mayor entre las tres.
 
De vuelta al colegio, Cristian se levantó del banco en el que estaba sentado y haló del brazo a Marc, quien pareció no estar tan pendiente.
 
— ¡Ya llegó tu mamá a buscarnos!
 
—Ay no… ¡Escóndeme! —Marc pasó a ser quien empujaba a Cristian hacia adelante para evitar ser visto.
 
— ¡Ni que fuera tu papá!
 
—Mi papá no diría nada por Leonardo.
 
—Oh, cierto… Escóndete rápido.
 
—Buscaré a la profe Brawly, quédate aquí —Se fue corriendo, dejando a su amigo solo.
 
— ¡Pero Marc! ¡Regresa…! —Gritó desde el mismo lugar, mas no obtuvo respuesta de quien esperaba. Más bien, sintió una mano en su hombro.
 
— ¿A dónde vas? —Era la mano de Rose. Cristian puso una cara preocupada momentáneamente antes de voltear a verla— Tu madrina ya llegó.
 
—Hola… —Intentó disimular.
 
— ¿Qué te pasa? ¿Ibas a esconderte?
 
—No… Marc fue a buscar algo que se le quedó en el salón y yo iba a ir a ayudarlo.
 
—Marc como siempre de descuidado. ¿Qué hicieron hoy?
 
—Ver clase.
 
— ¡Eso es obvio! Yo digo qué vieron y eso.
 
—Cálculo de área… El pi es algo raro.
 
—No tanto. Te lo puedo explicar luego.
 
—A mí no, a Marc —Cristian intentaba  distraerla lo más posible, pero algo más captó su atención.
 
— ¿Por qué la profesora Brawly se dirige hacia nosotros?
 
—No lo sé.
 
— ¿Alguno hizo algo malo y me lo estás tratando de ocultar?
 
— ¿¡Qué!? ¡No! ¡No hemos hecho nada!
 
—Rose —Brawly los alcanzó— ¿Podría ir conmigo al salón?
 
— ¿Al salón? ¿Qué pasó? Cristian, ¿qué ocultas? —Vio para abajo al terminar la última pregunta, aunque para ese momento, el niño canadiense se había esfumado de ahí sin que ninguna se diera cuenta— ¿¡Qué hicieron!?
 
—No es por algo que hicieron. Es por algo que le hicieron, o eso creemos.
 
— ¿¡Qué!? ¿Qué quieres decir con eso?
 
—Te lo explicaré aquí adentro —Entraron al salón, en donde estaba Marc sentado en el mismo lugar de siempre, preocupado, y Cristian a su lado, de nuevo tratando de calmarlo.
 
— ¡¿Dónde está Leo?! —Se alarmó Rose.
 
—Eso es lo que voy a explicarle.
 
—Ay no. ¿Es algo grave?
 
—Leonardo no se presentó a clases en todo el día, no porque se haya enfermado o porque alguien le hizo algo.
 
—Profesora, me está preocupando. ¿Qué le pasó? ¿Es grave?
 
—No lo sabemos.
 
— ¡¿Cómo que no lo sabes?! —Casi alcanzó a gritar.
 
—Leonardo está desaparecido, nadie lo ha visto hoy.
 
— ¿Ha dicho “desaparecido”?
 
—Sí. El director encontró su bolso en la parada. Al ver que no aparecía, se hizo una alerta en todo el colegio para que si lo llegan a ver, nos digan dónde, pero nadie sabe nada ni lo ha visto.
 
— ¿Cómo pudo pasar? —Su preocupación llegó a su garganta en forma de nudo y a sus ojos en forma de lágrimas a punto de salir.
 
—Nadie lo entiende. Creemos que algo debió pasarle entre la parada y la cuadra de al frente.
 
—Marc, Cristian, ¿cuándo lo vieron por última vez?
 
—Antes de cruzar la calle aquí.
 
—Igual —Marc sólo afirmó lo explicado por su amigo.
 
— ¿En qué orden cruzaron?
 
—Marc y yo a la vez, Daniela, Diana y Leo atrás, supongo.
 
— ¿“Supongo”?
 
—Estoy seguro de que tenía a Daniela atrás porque ella nos alcanzó casi en la acera. Daniela hablaba con Diana, supongo que la tenía al lado o atrás, así que por descarte, Leo iba atrás.
 
— ¿No había nada raro en la calle? —Ambos negaron— ¿Ellas ya se fueron? —Ambos afirman— Tengo que avisarles que no vengan caminando… ¿Qué pudo pasar? ¡¿Qué?!
 
—Me encantaría saberlo. Tenemos que encontrarlo, lo haremos, y estará bien cuando lo hagamos.
 
—Pero… ¿Y si le pasó algo? —Las lágrimas empezaron a desbordarse.
 
—Rose, no llore.
 
— ¿Cómo no voy a llorar si mi hijo está perdido en alguna parte? ¡¿Qué pasa si cayó en manos de un abusador…?!
 
—No piense esas cosas. Creo que es mejor que vaya a casa para poder tranquilizarse un poco.
 
—Tiene razón… Chicos, vayamos a casa.
 
— ¿Puedo quedarme con ustedes? —Pidió Cristian.
 
—Si quieres hacerlo…
 
—Sí, por favor.
 
—Ok. Vámonos… Hasta luego —Se despidió de Brawly.
 
Con una persona menos y a la vez una adicional, Rose llegó a su casa y se separó de los niños, quienes se sentaron en el comedor.
 
—Pensé que se pondría más dramática.
 
—Espera un poco —Se quedaron callados. Vieron a Rose acostándose en el sofá de la sala con un teléfono en la mano.
 
—Creo que va a llamar a mi mamá.
 
—Suele suceder. Aquí podemos pensar mejor qué pasó —Caminaron hacia el cuarto de Marc.
 
—El problema es que ya lo hemos pensado a montones y aún nada, no sabemos qué estuvo raro hoy.
 
—La verdad es que todo estuvo igual.
 
— ¿Y si hacemos algo para distraer la mente? —Sugirió el invitado.
 
— ¿Algo como qué?
 
—No sé…  —Comenzó a buscar al llegar a la habitación— ¡Hey, todavía lo tienes! —Exclamó al ver el violín.
 
— ¿Por qué no iba a tenerlo aún?
 
—Es que ha pasado un tiempo. ¿Recuerdas cuando te lo dieron?
 
—El día en el que dieron de alta a Leo por la mordedura de la serpiente. ¿Por qué lo preguntas? ¿A qué quieres llegar con esto?
 
—Para ver si recordabas eso.
 
—Ah… Ya ves que sí.
 
— ¿Y has aprendido a tocarlo?
 
—Hablas con la persona que toca bien a la primera.
 
—Ay sí, alábate. Yo digo “aprender” de que si sabes leer partituras y no tocas… “adivinando”, por así decirlo.
 
—Ah, eso. Sí sé, incluso estoy aprendiendo a escribirlas.
 
— ¿Piensas unirte a la banda o participar en el concurso de talento? Te digo que serías muy bueno ahí, podrías ganar.
 
—Pero esto no es talento, es poder.
 
— ¿El colegio tiene que saberlo?
 
— ¿Dices que lo oculte? ¿Que haga trampa?
 
— ¡Claro! No puedes desperdiciar una oportunidad así.
 
— ¿Tú queriendo y convenciendo a una persona a hacer trampa? ¿Te cambiaron el cerebro?
 
—De vez en cuando hay que romper las reglas.
 
—Es que por eso no me he unido.
 
—Si te equivocas de vez en cuando a propósito en las prácticas, creerán que ese no es tu poder. En el colegio todos saben que dibujas, no que tocas.
 
—Tienes razón. Cuando empiece, me uniré a la banda.
 
—Y en lo que se trata del concurso de talento, puedes tocar solo o en grupo, como tú quieras.
 
—Eso si es dentro de menos tiempo.
 
—Hey, tengo una idea. ¿Qué tal si hacemos un dúo?
 
— ¿Un dúo de…?
 
—No sé, teclado es lo único que sé tocar, eso con cualquiera que tú toques quedaría genial.
 
—Tendríamos que ver qué canción tocar.
 
El plan de Cristian estaba funcionando. La única razón por la que pidió quedarse con los Molander en vez de ir a su casa era porque quería distraer a Marc. 
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Mensaje por Emily Rawson Mar 18 Mar 2014, 5:24 pm

Leí todas tus notas y cuando empecé a leer el cap me olvidé que era un flashback...Hasta que recordé que lo era y entendí todo xD
lolololololololololol

Violín y teclado, sonaría raro pero hermoso, había escuchado a una pareja tocando en la playa y eran perfectos. Porque

1-Eran super tiernos (En realidad siempre supuse que eran novio y novia o esposo y esposa) 

2-Tocaban espectacular

Así que ese dúo podría ser posible...

Ahora hay que ver cómo les va en la banda o concurso ¿No?

Amo tus flashback, no sé, los amo♥ Pero... ¿Es el último? D': Ay no!

Al menos quedan dos partes de tu tan esperado y adorado cap!!

Siguela cuando puedas que sé lo que se siente estar con la tarea, escuela y eso!

Besitos
Emily Rawson
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Mensaje por Spencer Mar 18 Mar 2014, 6:03 pm

Emily Rawson escribió:Leí todas tus notas y cuando empecé a leer el cap me olvidé que era un flashback...Hasta que recordé que lo era y entendí todo xD
lolololololololololol

Violín y teclado, sonaría raro pero hermoso, había escuchado a una pareja tocando en la playa y eran perfectos. Porque

1-Eran super tiernos (En realidad siempre supuse que eran novio y novia o esposo y esposa) 

2-Tocaban espectacular

Así que ese dúo podría ser posible...

Ahora hay que ver cómo les va en la banda o concurso ¿No?

Amo tus flashback, no sé, los amo♥️ Pero... ¿Es el último? D': Ay no!

Al menos quedan dos partes de tu tan esperado y adorado cap!!

Siguela cuando puedas que sé lo que se siente estar con la tarea, escuela y eso!

Besitos
Eso es lo más básico  :xd: Verás... En los flashbacks siempre uso los verbos en pasado y en los normales los pongo en presente en la narración, creo que así pudiste darte cuenta o porque Rose estaba viva o porque iban al colegio y no trabajaban o porque no conocían a las mellizas o... Ok ya.


Awww, yo no... Por separado, juntos no. Y toco teclado pero eso ya se sabe


Emm... La banda/concurso es algo que no se resolvió acá(? Pero hace varios capítulos en una conversación que recuerde no eliminé esa parte dijeron que terminaron formando una banda Marc, Leo y Cristian. Cristian tocaba el teclado, Marc variaba sus instrumentos porque toca de todo y Leo era el vocalista creo que eliminé los detalles. Y desde ese año hasta que se graduaron nunca perdieron, siempre fueron los ganadores del concurso. En la banda del colegio sí normal, cada uno con su instrumento, jaja.


Yo también los amo♥️ Y sí, es el último :( pero tengo varios planeados, el problema es que de aquí a que los escriba... 2015 y aún no creo  Más Que Cosas De Policías - Página 9 1313521601 En realidad no sé, pero sí hay varios, uno tiene que ver con este capítulo y el otro con el flashback cuando muere Rose pero como por el otro lado el otro flashback era MDUVM pero eso ya se convirtió en novela, y por el estilo mas no flashback, tengo planeado otro de cómo serían las cosas si tal no hubiese sucedido/hubiese sido distinto. 


Dos partes? Segura? SON MÁS! En serio que es largo.  :eaea: ni me preguntes el loro


Bien... Si mis ánimos se acomodan hoy ha sido un día raaro, nota uno que debe ser ignorada pero igual es leída porque avisé tarde aunque nah... Sino la persona no lo leería y el colegio no me consume, lo más probable es que lo continúe el viernes. En SDLD(? dije que haría lo de Historia pero me puse a responder esto, je...   :bye: 
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Mensaje por Spencer Vie 21 Mar 2014, 5:06 pm

PD no posdata, predata (? : Después de todo, no fui a clases ni iré, pero igual sigo con el apuro de las tareas...


Capítulo #29: "Todo por el Signo" (Segunda parte)


Sabía que haría el ridículo con lo siguiente, pero estaba quedando sin manera de continuar la conversación. Sacó el violín de su estuche e intentó tocarlo, haciéndolo muy mal.
 
— ¿Qué rayos haces?
 
—Trato de tocar el violín. ¿Cómo lo haces?
 
— ¡Es fácil! —Le quitó el violín de sus manos y lo tocó explicándole un poco y se lo devolvió al acabar— Ahora inténtalo.
 
—Sobretodo fácil… —Se quejó al no lograrlo.
 
Por su parte, Rose seguía acostada en el mismo sofá de la sala con el teléfono en su mano. Marcó un número y apenas sintió que la otra persona atendió la llamada, habló.
 
— ¿Estás ocupado?
 
—No. ¿Por? —Era Carlos.
 
—Necesito que vengas a casa.
 
— ¿A casa? ¿Ahora?
 
—Sí, ahora. Te diré aquí por qué.
 
—Okay… —Se extrañó, una solicitud así no era normal— Voy para allá.
 
—Aquí te espero —Colgaron.
 
Carlos no tardó más de un cuarto de hora en llegar a su casa. Saludó a Marc y a Cristian sin darse cuenta de que uno de ellos no debería estar ahí y luego hizo lo mismo con su esposa.
 
— ¿Por qué me llamaste?
 
— ¿No te parece que falta algo? —Preguntó totalmente seca ante la aparente indiferencia del hombre. El abogado fiscal vio a los lados algo confundido para hallar la respuesta.
 
—… Alguien a quien saludar.
 
— ¿Y sabes por qué?
 
— ¿Porque está en el baño? —Rose negó— ¿Comiendo? —Negativo— ¿Cambiándose? —Cada una de sus respuestas con preguntas eran incorrectas— ¿Durmiendo? —Y una vez más, ella dijo que no— Ok, me rindo.
 
—Desaparecido. Está desaparecido.
 
— ¿En serio? —No reaccionó, al menos no preocupándose.
 
—No bromearía con eso.
 
— ¿Cómo?
 
—Camino a la escuela, al frente.
 
—… ¿Cómo es eso posible? —Carlos seguía sin creer.
 
—No lo sé. ¿Sabes quién ha estado raptando niños? —Rose insistió con la idea de que quizás algún depravado se lo llevó.
 
—Soy abogado fiscal, no detective. No me toca esa parte.
 
— ¿Pero no has oído sobre alguien?
 
—No que yo recuerde. Tú escribes artículos, noticias… ¿Por casualidad habrás oído alguno tú?
 
—No escribo sobre esas cosas.
 
— ¿Y Vivian?
 
—De vez en cuando.
 
—Pregúntale, de seguro sí sabe alguno.
 
— ¡¿Por qué tan calmado?! —La calma de su amado no la dejaba tranquila.
 
—No hay que preocuparse hasta no saber qué sucede. Dicho por ti varias veces.
 
— ¡Pero sí sé lo que pasa!
 
—No en concreto. Dile a Vivian que venga o que busque.
 
—Ella creo que está en camino.
 
—Esperémosla.
 
Vivian no se hizo esperar tanto. Apenas llegó, Cristian se dio cuenta y fue a saludarla para luego devolverse a acompañar a Marc. Su madre, en cambio, se dirigió a la sala de estar para reunirse con los padres del desaparecido.
 
—Quiere saber si sabes de algún secuestrador —Carlos empezó.
 
— ¿Creen que Leonardo fue secuestrado?
 
—Es una posibilidad que hay que considerar.
 
—No recuerdo ningún nombre. En las desapariciones así, no siempre hay buenos resultados, no quiero asustarlos… —Se arrepintió de haberlo dicho, Rose se afectó mucho más.
 
—Creo que no debiste hacer ese comentario.
 
—Es que en esta zona no se ven muchos.
 
—Por eso es que no sabes.
 
—Exacto. Buscaré a ver si sale alguien. Si lo hubiesen secuestrado, ¿no creen que ya habrían llamado?
 
—A veces tardan días en llamar.
 
— ¿Quieres que informe a la prensa?
 
—Haz el informe.
 
Quizás, rodar la noticia por los medios serviría para ubicarlo. Vivian elaboró el escrito y al poco tiempo se publicó. Sin embargo, varias horas después, ya de noche, aún no había señales ni pistas de dónde podría estar.
 
—Nadie llama —Rose se alteró.
 
—Tú misma dijiste que a veces tardan en llamar.
 
—Lo sé, pero… Eso me desespera.
 
—Van a encontrarlo, ya verás.
 
—Más vale que sea vivo.
 
—Nunca piensas así, calma un poco —Carlos se espantó, eso no era normal.
 
—No puedo, no con Leo en riesgo… O ya sin riesgo.
 
—Deja de pensar así. Lo encontrarán, vivo.
 
—Eso espero.
 
—Ahora hay que dormir. Mañana de seguro descubrimos algo —Le dio un beso en la mejilla y apagó la lámpara de la mesita de noche.
 
Al día siguiente, la rutina cambió. Ahora cada uno de los miembros del grupo de amigos se iría con su representante en auto al colegio. Ya casi estaban llegando cuando Rose notó algo fuera de la norma.
 
— ¿Por qué hay tanta gente alrededor de la parada?
 
—No lo sé. Quizás hay algo raro ahí.
 
— ¿Bajamos a ver?
 
—De todos modos, debemos bajar.
 
Rose estacionó cerca del instituto y caminaron hacia la multitud, en donde se consiguieron con Vivian y Cristian.
 
— ¡Hola! —Marc saludó— ¿Qué es lo que hay aquí?
 
— ¿¡No lo sabes!?
 
—Acabo de llegar.
 
—Eso explica todo. Mira lo que hay aquí —Cristian les abrió el paso y casi llegaron a estar en primera fila.
 
— ¿¡Cómo llegó aquí!? —La mamá de Marc se sorprendió por completo al ver lo que reposaba sobre el banco de la parada de autobús.
 
—Eso es lo que todos nos preguntamos.
 
— ¿Qué hace un escorpión aquí? —Marc, en cambio, se veía algo divertido y curioso.
 
—Hola chicos —Diana se unió al grupo— ¿Qué es lo que ha…? ¡AH! —Se asustó y salió corriendo directo hacia la entrada.
 
—Nunca falta la miedosa.
 
— ¿Qué hace un escorpión en zona de playa y no desértica?
 
—Por eso es que todos están sorprendidos.
 
—Esta podría ser una exclusiva —Rose se emocionó. Ese era el tipo de noticias que le encantaba redactar— ¿Tomaste fotos?
 
— ¡Por supuesto! —Vivian le mostró su cámara. Ellas eran un equipo, casi siempre hacían los artículos juntas. La canadiense se encargaba más de las fotos y de conseguir la exclusiva y la italiana era quien escribía.
 
—Hay que hacer de esto una noticia.
 
— ¿Será el único escorpión de la zona?
 
—Eso espero. Chicos, debemos irnos. Tengan cuidado por si sale otro —Y el dúo de periodistas se retiró.
 
— ¡Qué locura! —Marc aún tenía curiosidad.
 
—La gente comienza a irse. Debemos entrar, vamos tarde —Cristian advirtió.
 
— ¿Qué nos toca ahora?
 
— ¿No te sabes el horario?
 
—No. Mi memoria no es como la tuya.
 
— ¿Y no tienes uno por ahí?
 
—Se me perdió —Admitió. Un punto más para su lista de irresponsabilidades.
 
— ¡Bravo! —Aplaudió sarcásticamente— ¿Y el de Leonardo? ¿Cómo haces tu bolso?
 
—No le gusta que agarre sus cosas, soy muy descuidado. Y fácil. Anoté en todos los cuadernos los días en los que tengo la materia. Reviso y si dice el día, lo meto.
 
—Qué complicación. Nos toca Ciencia.
 
—El profesor aceptará que lleguemos tarde por algo científico.
 
— ¿Y qué es ese algo? —El rubio cruzó los brazos, interesado.
 
—El escorpión —Señaló— Estábamos viendo cómo actúa un animal desértico en una playa.
 
— ¡Ja! —Cristian casi pudo reír con eso— Claro, es lo más loco que he oído.
 
— ¿Y si nos toca hacer un proyecto de ciencias?
 
— ¿Qué tiene que ver?
 
—Nuestro proyecto sería de animales fuera de su hábitat.
 
—Hey, ¡suena loco pero es lógico! —Debía admitirlo. Marc era inteligente cuando le daba la gana.
 
— ¡Claro! Hay que observarlo en persona.
 
— ¿Vieron al escorpión? —Daniela recién llegaba y ya interrumpía.
 
— ¡Sí!
 
— ¿Quién lo habrá puesto ahí? —Ella no creía que hubiese llegado por casualidad.
 
—No sabemos.
 
—Al menos nadie se sentó en él.
 
—Auch, habría sido muy doloroso —Comentó el menor entre los tres, Marc.
 
—Vamos tarde, vayamos rápido al salón —Con Daniela al mando, finalmente entraron— Supongo que aún no se sabe nada de Leonardo.
 
—Ya pasó un día y nada…
 
— ¿Ya recuperaste el ánimo? —El jefe de Rose le preguntó al verla llegar.
 
—Un poco. No se sabe nada de él, pero estoy segura de que pronto se sabrá algo.
 
—LeBlanc, la veo con una cámara. ¿Vieron algo?
 
—Es temprano, pero ya tenemos una noticia.
 
— ¡Vaya! ¿Trabajarán juntas en ella?
 
—Rose y yo somos un buen equipo.
 
— ¿Y de qué es su noticia?
 
Who let the scorpion out? —Rose cantó al ritmo de una canción el supuesto titular.
 
— ¿No es “the dogs”? —El hombre se quedó confundido. En respuesta, Vivian le pasó su cámara— ¿¡Un escorpión en una parada de autobús!?
 
—Del colegio.
 
—Qué cosas tan raras se ven últimamente. Mientras no aparezcan más, todo está bien —El líder del lugar se dio vuelta y vio a uno de sus empleados con el horóscopo en la pantalla de su ordenador— ¿Tú qué haces leyendo el horóscopo?
 
—No lo estoy leyendo, nunca lo hago.
 
—Por eso pregunto. ¿Por qué lo lees?
 
— ¡No lo leo! Lo estoy revisando.
 
— ¿No es lo mismo?
 
—No. Estoy revisando —El joven insistió haciendo demasiado énfasis en la acción.
 
—No entiendo la diferencia.
 
—Me enteré del escorpión y quise ver de cuándo es escorpio.
 
— ¿Y de cuándo es?
 
—Justo ahora —Resaltó la línea en la que aparecía la fecha correspondiente a dicho signo. Casualmente, era a partir del 22 de octubre. En ese momento era 23.
 
— ¿Por qué te dio por ver?
 
—Es que recordé haber oído sobre un grupo de secuestradores que raptan a personas del signo del mes y que suelen dejar algo relacionado a ese signo en alguna parte.
 
— ¿Pero ellos no son de otro estado?
 
—Quizás se mudaron.
 
—Busca sobre ellos. Parece que su noticia cambiará —Ordenó y el empleado cambió de página.
 
—Creo que los encontré —Avisó luego de teclear por unos segundos— Son llamados “los Zodíacos”. Secuestran a niños que sean del signo actual. No tienen una zona fija. Empezaron en New York, luego en Texas, San Francisco y Washington.
 
—De seguro ahora están en Florida.
 
—Esto es malo… Ninguna víctima ha sobrevivido. La de New York, pero murió a los pocos días.
 
— ¿Tan mal los tratan?
 
—Léelo y verás —Se apartó para darle su espacio para leer.
 
—No puedo creer lo que leo.
 
—Hay que llamar a la policía antes de que maten a su víctima.
 
—Ellos investigarán mejor que nosotros —El muchacho vio fijamente a Rose con algo de lástima— ¿Qué tanto la ves?... ¿Crees que su hijo es la víctima?
 
—Uno de ellos cumple dentro de poco.
 
—Eso lo hace un escorpio.
 
—Desapareció ayer y aparece un escorpión en la parada de su colegio, es demasiada coincidencia.
 
El jefe lo dejó llamar a la policía para dirigirse a Rose y aclarar las dudas.
 
—Ascenzo, ¿cuándo cumplen años tus hijos?
 
—Marc el primero de noviembre y Leo el primero de diciembre. ¿Por qué?
 
—Por nada, tenía la sensación de que un hijo cumplía cerca.
 
—Y ahora ve que es verdad.
 
—Exacto. Sigan con su noticia.
 
—Por supuesto.
 
Y algo más calmado, se devolvió a donde estaba antes. Justo en ese momento, el chico estaba colgando.
 
—No puede ser él. El que desapareció cumple en diciembre.
 
—Eso lo hace un sagitario… Menos mal que informé por creer que están aquí y no por creer saber quién tiene a Leonardo.
 
—Tendrán que investigar si han desaparecido niños escorpio en la zona durante los últimos días.
 
Lo que nadie sabía era que en algún lugar, en un cuarto oscuro en el que casi no entraba luz de ningún tipo, un niño castaño dormía atado a una cama.
 
— ¿Te enteraste? —Carlos inició una conversación con Rose.
 
— ¿El escorpión? Yo lo vi y escribí con Vivian la noticia.
 
—No es eso. ¿Tú sabes del grupo de secuestradores “Zodíacos” o algo así? Parece que están aquí, en Florida.
 
— ¿¡Qué!? Ahora entiendo el escorpión.
 
—Lo bueno es que ellos no deben tener a Leo.
 
—Leo es sagitario, iría en contra de sus costumbres.
 
—Por eso. Si dejaron un escorpión es porque ya secuestraron a alguien, así que Marc está a salvo.
 
—Y lo malo es que no se sabe nada de Leonardo. Debe estar muy asustado…
 
¿Asustado?
 
El niño castaño despertó por el ruido de una puerta cerrándose. Gran sorpresa se llevó al verse amarrado a una cama en un sitio que nunca había visto antes. Trató de soltarse mas no lo logró. Comenzó a desesperarse y sin pensarlo dos veces, gritó en busca de ayuda. Sólo logró que tres hombres de apariencia enojada entraran al lugar.
 
Al parecer, lo que hizo fue encontrar problemas.
 
— ¿Quiénes son ustedes? —Exclamó, confundido.
 
—Eso no te lo podemos decir.
 
— ¿Por qué no?
 
—Nos delatarías.
 
— ¿Cómo voy a hacer eso si no me dejan salir?
 
—Es mejor no arriesgarse —Uno de ellos se acercó y lo desató, por lo que el pequeño intentó pararse. Intento fallido, el mismo tipo lo acostó de nuevo— ¡Hey!
 
—No te desamarramos para liberarte —Dijo mientras lo volteó y lo amarraba, ahora boca abajo.
 
— ¿No van a pedir rescate? —Era menor, pero tenía una idea de lo que pasaba.
 
—Eso no hace falta.
 
— ¿Cómo van a buscarme?
 
—La idea es que no te encuentren.
 
—No puede ser… ¡Van a matarme!
 
—Eres bueno adivinando, muchacho —Admitió sin dudarlo mientras lo desataba. Tenerlo boca abajo no le convenció. El chico empalideció ante la confesión indirecta. Al darse vuelta, vio una caja con unos animales sospechosos dentro.
 
— ¿Por qué los escorpiones?
 
—Eres uno —El perdido frunció el ceño, no le vio el sentido a esa declaración.
 
—… ¡No! —Gritó al entenderlo todo— ¡No lo soy!
 
—Lo dices para que te soltemos.
 
— ¡No! No soy escorpio. ¡Soy sagitario! —Sabía quiénes eran. Había escuchado sobre ellos accidentalmente un día detrás de cámaras en uno de los tantos programas en los que acompañó junto a su hermano a su madre.
 
—No nos mientas, no lograrás engañarnos.
 
— ¡No miento, es en serio!
 
—Al decir eso, mientes.
 
— ¡No lo hago! —Saltó de la cama para huir.
 
— ¡Alto ahí! —Uno de los otros dos hombres atravesó su puño en el camino del menor para evitar su escape, haciendo efecto con un golpe directo al estómago.
 
— ¡Le sacaste todo el aire!
 
—Así no gritará ni tratará de huir. Tuviste suerte de que no tenía un cuchillo, muchachito.
 
—Aunque eso no importa. Pase lo que pase, para el próximo lunes ya estarás muerto.
 
Los hombres abandonaron al adolorido estudiante de sexto grado en esa solitaria y negra habitación sin una salida accesible para él. “¿Cómo saldré de aquí?” era la pregunta principal de tantas que rondaban en la cabeza de Leonardo.
 
—Tendremos que cambiar nuestra noticia —Anunció Rose a Vivian.
 
— ¿Qué? ¿Por qué?
 
—Los Zodíacos fueron los que dejaron al escorpión ahí.
 
— ¡¿Los Zodíacos?! ¡¿Están en Miami?!
 
—Eso parece.
 
—Eso quiere decir que ya secuestraron a alguien.
 
—La pregunta, ¿a quién?
 
—Un niño escorpio. Ellos nunca llaman por el rescate.
 
—Marc es escorpio, se salvó.
 
—Leonardo es sagitario, ellos no lo tienen.
 
—Por suerte. Esos tipos son muy peligrosos.
 
— ¿La policía ya está investigando?
 
—Sí —Afirmó. Vivian tendría que encargarse de la modificación, ella era quien escribía noticias de ese estilo. Tuvieron suerte de que aún no habían publicado la versión original.
 
De noche, en la casa de la familia Montesco, Paula y Daisy tenían un interrogatorio más para Daniela preparado.
 
— ¿Qué era toda esa gente en la entrada de tu colegio? —La menor empezó.
 
—Hoy las noticias no se regaron. Un escorpión.
 
—Qué cosas tan raras se ven en tu colegio.
 
—No me extrañaría si llega a pasar algo mañana.
 
— ¿Tu amigo no ha aparecido? —Ahora era el turno de Paula.
 
—Por desgracia. Estoy preocupada por él.
 
—Que no se sepa nada de nadie por dos días es malo…
 
—Lo sé. No quiero que lo encuentren muerto por ahí.
 
—Lo malo es que eso es lo que suele suceder.
 
— ¡No debiste decir eso! —Daisy le susurró molesta a su hermana.
 
—Lo siento, pero es la verdad.
 
—Es mi mejor amigo, no quiero que le pase algo malo.
 
— ¿Cómo es él? Quiero ver si quizás lo vi ayer.
 
— ¿Cómo ibas a verlo?
 
—Suelo ver por la ventana a la gente en el salón —Confesó Daisy.
 
—Déjame ver si consigo una foto —Daniela salió para buscarla.
 
— ¿En serio haces eso?
 
—Ayer lo hice. Suelo hacerlo.
 
—Ya veo que te aburres en clase.
 
—No estábamos en clase, el profesor no llegaba.
 
—Encontré una —La hija única regresó y le pasó una foto grupal a las mellizas.
 
— ¿Cuál de los tres es? —La pelirroja sostuvo la foto en la que aparecían Daniela, Diana, Cristian, Leonardo y Marc.
 
—El de ojos azules.
 
— ¿Este? —Señaló aunque fuera obvio porque los otros chicos tenían los ojos miel y verdes respectivamente, o al menos así se veían en la fotografía— Hey, es lindo —Comentario con el que se ganó un codazo de parte de la rubia— Oh, eh… ¿Su bolso es verde?
 
—De espalda. Sí, es verde.
 
—Lo vi ayer. No pensé que fuera tu amigo.
 
— ¿Por qué?
 
—Porque iba solo. A diez metros de ustedes, más o menos.
 
— ¿En serio?
 
—Tú ibas con tres amigos, uno rubio, una chica y otro chico, que supongo son los de la foto.
 
—Sí, pero también iba con Leo.
 
—No. Él iba más atrás, diez metros mínimo.
 
— ¿Estás segura? —Para Daniela, Daisy estaba equivocada, aunque ella parecía confiar en su memoria.
 
—En tu grupo había cuatro, no cinco.
 
— ¿Estuvo más cerca de mi grupo?
 
—Un poco. Una pelota lo golpeó y paró para agarrarla.
 
— ¿Una pelota?
 
—Playera. La agarró y miró alrededor, pero nadie la reclamó. Esperó un poco y al darse cuenta de que no era de nadie cerca, la lanzó de donde vino y siguió su camino.
 
—Eso lo separó del grupo —Ahora todo cobraba sentido— Qué raro que no dijo nada. Sigue, cualquier detalle es importante.
 
—Cuando cruzó la calle, creo que lo hizo sin ver porque a mitad de calle se le atravesó un auto que por los pelos no lo atropelló. Le pasó por delante y los dos siguieron.
 
—Qué raro, tan cuidadoso que es…
 
—Quizás el apuro por quedarse solo provocó eso —Opinó Paula.
 
— ¿Recuerdas algo más?
 
—No… Trataré de acordarme.
 
— ¡Te lo agradecería muchísimo!
 
La esperanza de Daniela por descubrir lo que sucedió con su mejor amigo aumentó ahora que sabía que Daisy había visto lo que probablemente fueron sus últimos momentos como un niño no desaparecido. Se acostó más confiada de que quizás, con algo de suerte, al día siguiente su prima recordara lo que pasó después del auto.
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Mensaje por Emily Rawson Sáb 22 Mar 2014, 10:35 am

AY SIIII
Parte dos publicada :3
Me
Encantooooou
Ya quiero la treeees :D
Bueno, necesito la tres pero...
Espera
¿Cómo es eso que no fuiste a la escuela? e-e
¿Flojera o algo así? ahque
Yo desearía no ir :(
Pero los días que no voy son de tarea
Y los que voy son de escuela
So... :'(
Bueno, siguela pronto o cuando pueddaas! Besitos
Emily Rawson
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Mensaje por Spencer Sáb 22 Mar 2014, 2:00 pm

Emily Rawson escribió:AY SIIII
Parte dos publicada :3
Me
Encantooooou
Ya quiero la treeees :D
Bueno, necesito la tres pero...
Espera
¿Cómo es eso que no fuiste a la escuela? e-e
¿Flojera o algo así? ahque
Yo desearía no ir :(
Pero los días que no voy son de tarea
Y los que voy son de escuela
So... :'(
Bueno, siguela pronto o cuando pueddaas! Besitos
Parte tres el lunes! Ese día sí voy porque dieron hasta el miércoles para entregar así que voy para eso y regreso a mi casa, así que básicamente no voy (?


Lo que pasó fue que el miércoles decidí ir el viernes y no el jueves para así tener más que entregar, peeeero, en la noche de ese día pusieron preso al alcalde de San Diego (municipio de al lado de Valencia el cual me quedaría a cinco minutos si no fuera por el cerro) porque pff, ni idea les dio la gana, ese alcalde tiene la potencia para ser gobernador de Carabobo, tú vas a San Diego y eso es una belleza, es tranquilo, es de los mejores sitios para vivir por acá, Y PUM, lo ponen preso por eso digo, les dio la gana sólo porque es del partido opositor. Resulta que ese alcalde, además de eso, es bien conocido en el país y pf, no sé, el punto es que lo pusieron preso. ¿Qué pasó entonces? La gente se reactivó, volviendo a construir las barricadas, volviendo a cacerolear, aumentando las marchas, etc. Como San Diego está al lado de Valencia y sólo hay un cerro montaña baja en medio, obviamente por acá se activaron de inmediato y reaccionaron más fuerte. Aquí o sea, exactamente donde vivo, como a la medianoche casi a la una fue que se pusieron a hacer algo. Los vecinos salieron a rearmar la barricada que destruyeron hace una semana con lo que quedó por ahí unas cosas así que son como unos cilindros de concreto enormes, PERO a mitad del camino, cuando ya habían trancado parte de la avenida a unos muy pocos metros de mi casa, siempre trancan al frente de los vecinos llegó la policía, y en estos días eso es MALO, MUY MALO. Llegaron varias patrullas, la primera con la sirena puesta, las otras en silencio pero con la aceleración bastante alta, iban rápido y justo por la calle de mi casa sé eso porque escuchaba cómo frenaban para cruzar y luego un policía se bajó con megáfono y todo y comenzó a hablar no le entendí NADA. La gente salió corriendo a sus casas, por lo que no pasó más nada. Los policías se fueron y de inmediato volvieron a salir a vigilar la esquina los mismos que se escondieron y como a la una se fueron a dormir digamos que esos son casi todos los que viven alrededor, la gente en mi casa no participa en nada empezando con que dos personas aquí apoyan al gobierno, (cosa que no entiendo ni soporto ni AHH NADA, CÓMO PUEDEN APOYARLOS!?) así que si mi mamá o yo hacemos algo, se darían cuenta y los problemas serían horrendos, por lo que sólo podemos ver y si llega la policía, esconderse porque podrían llegar a allanar si nos ven mientras construyen barricadas y a los jóvenes se los llevan (allanan es para coseguir a los estudiantes), yo correría riesgo


CONCLUSIÓN: NI LOCA iba a salir el día siguiente después de tal susto con la policía al frente de mi casa, y menos con la gente volviendo a protestar una amiga que vive a unas cuadras de mi casa intentó ir y sólo llegó hasta un Club que queda al final de la calle de mi casa por la tranca que había.


PD: No me arriesgué para ver lo que pasaba (porque sé bastante), las ventanas de mi casa tienen como unas persianas incorporadas a los lados que las abres y así ves lo que pasa afuera sin que nadie se entere y así fue como mi mamá y yo vimos lo que pasaba.


YENDO A LO BONITO  :P Aquí yo de nuevo demostrando que no puedo mantener la seriedad voluntariamente, cosa que me ha hecho algo mal (nota uno que debe ser ignorada) porque siento que no hago bien...


Espera, quiero responder eso. En parte sí me da flojera ir porque casi nadie está yendo y por eso es que el lunes iré sólo a entregar las tareas y me devolveré a mi casa apenas termine de hacerlo. Y sí, cuando no vas pasa de todo  Más Que Cosas De Policías - Página 9 343344823 incluso cuando sales a comprar una hoja de examen en la cantina porque creías que el examen era impreso pasa algo, dicen que el examen será en pareja y PUM regresas todos están agrupados y nadie se acordó de ti (sí, me pasó en Historia o Premilitar, no recuerdo cuál porque 1) las dos las da la misma profesora 2) ODIO las dos materias 3) creo que fue Historia porque me parece que pasó en la mañana y Premilitar es en la tarde...) y terminas con quien menos te lo esperas (aunque terminé con uno que es de los cinco primeros  Más Que Cosas De Policías - Página 9 1719709284) y cuando vas... nah, en mi salón SIEMPRE pasa algo  Más Que Cosas De Policías - Página 9 3575345493 


Wait... NO SÉ QUÉ DECIR  Más Que Cosas De Policías - Página 9 360532865 Y cómo amo esa carita♥


Bueno, creo que puedes ir notando lo largo del capítulo con sólo ver que Leo acaba de aparecer de nuevo en escena casi al final de esta parte. Las siguientes partes seguirán dándote razones para que te encante, muchas más creo que este es el único... "especial", porque incluyo los que no son flashbacks, en el que aun así se incluye el tema policial, quizás por eso me encante porque es distinto a todos los demás, y porque las personalidades eran un tanto distintas, ejemplo perfecto: Marc, y la manera en la que siempre todos estuvieron relacionados pero no se conocían (? pero eso también es del cap #13.


Bien... Iré a terminar, no debo perder más tiempo si quiero entregar el lunes ayer iba a terminar lo de Deporte pero resulta que me vino una idea para MDUVM y me puse a escribir y de repente era medianoche, je..., así que hasta la siguiente parte el lunes!


PD: El martes día en el que empezó mi problema con lo de mi antiseriedad (? no, pero en serio es serio casi respondo en lila en MDUVM por andar respondiéndote acá. Hoy, casi te respondo en naranja aún no he cambiado el color, decidí cambiarlo cuando estuviese a punto de publicar por andar respondiéndote en SWM  Más Que Cosas De Policías - Página 9 1313521601 


 :bye: 
Spencer
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Mensaje por Spencer Lun 24 Mar 2014, 11:35 am

PD predata again: Ahora ni sé si tengo clases o no, tal parece que mañana es el día de Valencia mi ciudad y según ese día lo dan libre en el lugar, pero en todo caso... Mañana tengo examen de Matemática  Más Que Cosas De Policías - Página 9 1936904429 


PD2: ¡AL FIN LOGRÉ TERMINAR EL CAPÍTULO Y YA PUBLIQUÉ EN MDUVM!


Capítulo #29: "Todo por el Signo" (Tercera parte).




— ¡No vas a creerme esto! —Daniela llegó al colegio y ni siquiera saludó a Marc al verlo, simplemente lo sorprendió desde atrás con esa frase.
 
— ¿De qué hablas?
 
—Parece que mi prima vio lo que le pasó a Leo.
 
— ¡¿En serio?!
 
— ¡Sí! Lo malo es que no recuerda qué pasó al final.
 
— ¡Que se acuerde! —Se emocionó. Si llegaba a acordarse, podría ser la salvación.
 
—Así estoy yo.
 
Este par ya estaba algo mejor que antes luego de encontrar a una testigo con el potencial de resolver el misterio.
 
El cuarto oscuro en el que el niño castaño estaba encerrado se aclaró gracias a un bombillo que fue encendido por el líder de los secuestradores, quien activó el interruptor.
 
—Despierta, hay una sorpresa —Por supuesto, ni modo que hizo de todo visible en ese lugar por una buena causa. Lo quería despierto para asustarlo. Logró su objetivo, porque apenas abrió los ojos, gritó repleto de miedo— Si no quieres que te piquen…
 
— ¡¿Qué hacen aquí?! —Lo interrumpió. Estaba tan asustado que no dejaría a nadie hablar hasta no saber.
 
—Los encontramos.
 
— ¿Cuánto tiempo se quedarán aquí?
 
—Ya llevan rato ahí —Levantó los hombros— Al menos una o dos horas más —Y se fue, cerrando la puerta y dejando la luz encendida.
 
El menor vio a los escorpiones que había alrededor de él. Estaba atado como el día anterior. No podía huir. Muy asustado, tendría que intentar calmarse para evitar ser picado y empeorar la situación.
 
—Ya van dos días… —Rose perdió el ánimo ese día.
 
—Sé lo que piensas, pero no será así —Vivian intentó animarla.
 
— ¿Y qué pasa si sucede así? —Estaba siendo muy seria y negativa.
 
— ¡Ni lo pienses! No sucederá, deja la negatividad.
 
— ¿Acaso no saber nada por dos días es positivo?
 
—No, pero no debes pensar como lo haces ahora.
 
—Que alguien esté desaparecido es de lo peor. Cuando te dicen “ha muerto” o “está secuestrado”, por lo menos sabes cómo está, vivo o muerto, pero cuando está desaparecido, está esa duda, es muy desesperante.
 
—Eso sí que no te lo puedo negar.
 
—Quiero que me digan algo definido, me tranquilizaría un poco.
 
—Quizás…
 
En otro colegio, uno de varios pisos, una chica de cabello rojo estaba sentada al lado de la ventana y al fondo de su salón. Una chica rubia, sentada en el puesto de adelante de la primera, se dio cuenta  de que ésta observaba hacia la ciudad.
 
— ¿Por qué ves a la ventana? —Habló bajo para no ser notada por la profesora.
 
—Trato de recordar qué pasó.
 
—Reconstruye la escena. Ubica las cosas donde estaban. ¿Qué pasó luego del casi atropellamiento? —Paula se sintió detective por cinco segundos.
 
—Caminó y casi entró al colegio.
 
— ¿Por qué dices “casi”?
 
—Porque nunca entró, o al menos no lo vi entrar.
 
—Si no entró, ¿a dónde fue?
 
—Había un hombre que parecía ciego sentado en la parada. Se la pasaba volteando de un lado a otro. Cuando el amigo de Daniela pasó, le agarró el bolso y lo dejó en la parada.
 
— ¿Por qué alguien haría eso?
 
—Para llamar su atención.
 
— ¿Qué pasó luego?
 
—Se paró y creo que le pidió ayuda para cruzar… —Se detuvo repentinamente.
 
— ¿Qué sucede? —La mayor se confundió. Su hermana se quedó pensando sin decir otra palabra mientras miraba fijamente hacia la parada de autobús del otro colegio— ¡¿Qué sucede?!... ¡Daisy!
 
— ¡Montescos! —La profesora les llamó la atención, Paula subió demasiado su tono de voz— ¡¿Qué tanto hablan ahí atrás?! ¡¿Lo que sucede afuera es más interesante que mi clase?!
 
—Profesora… —Daisy volteó y la miró— Creo que vi el secuestro del muchacho que desapareció del colegio de al lado.
 
— ¡¿Qué?! —Todos sus compañeros quedaron atónitos.
 
— ¿Qué dices?
 
—Vi el secuestro del muchacho del otro colegio.
 
— ¿Dices que viste el secuestro de Leonardo Molander?
 
— ¡Leonardo Molander es que se llama! —Chasqueó como un intento por grabárselo en la memoria— Y sí, eso digo.
 
— ¿Estás totalmente segura?
 
—Al menos sé por qué no entró al colegio.
 
—Señorita Montesco, de ser así, debería ir a la comisaría para que la policía lo sepa.
 
— ¡¿A la comisaría?!
 
—Sí. Al terminar la clase, llamaré a tu padre y le avisaré que irás a declarar durante el receso. También debo avisar en el otro colegio que sabemos algo más.
 
— ¿Tan importante es así? —Diego, uno de los muchachos más conocidos de ese plantel, se veía algo confundido.
 
—Ese muchacho es el hijo menor de dos figuras públicas del país. Tendrás que pedir pase por si te tardas allá.
 
—Siento como si hubiese encontrado la cura del cáncer —Daisy dijo a lo bajo.
 
— ¡Te quiero acompañar!
 
—Tú no viste nada, no podrás ir —Le restregó en la cara a su hermana.
 
—Creo que comenzaré a mirar las ventanas…
 
—No lo harás.
 
—Montesco, pidamos el pase de una vez, así saldrás más rápido —Acto seguido, la mayor y la melliza número dos salieron del salón.
 
— ¡No es justo! ¡Yo la hice recordar! —Paula de verdad tenía ganas de ir a una comisaría aunque fuese sólo a observar.
 
—Tú no viste el secuestro —Se burló Diego de la desilusionada rubia.
 
En la cuadra vecina, la profesora Brawly finalizaba la clase de esa hora con la sección B de sexto grado.
 
—Paso la asistencia y salen —Ella era el caso contrario a la de Matemática. Ella pasaba la lista al final de la clase.
 
—Permiso, buenos días —Desesperación en persona para los estudiantes. El director abrió la puerta y entró al salón justo en la última parte de la clase. Ahora tendrían que esperarse un tiempo extra para poder salir al recreo.
 
—Buenos días —Quizás saludaron hipócritamente.
 
—Profesora, venga acá un momentito —Le hizo señas para hablar desde afuera.
 
—Vuelvo rápido —Sabía que eso traería impaciencia a los chicos, pero debía hacerlo, era el director.
 
—Me llegó información importante.
 
— ¿Cómo así?
 
—Lea esto —El hombre le pasó una nota. Brawly se sorprendió al leer su contenido.
 
— ¿Es en serio? ¿Será que le digo a Marc?
 
—Tráelo. Acordamos informarle cualquier cosa.
 
—Marc —Ella abrió la puerta, se asomó y llamó al muchacho.
 
— ¿Me llaman? —No estaba seguro, pues se distrajo hablando con su grupo y de la nada le pareció oír su nombre. Varios le afirmaron la pregunta— Voy —Se levantó y salió del salón, siendo en centro de atención de todos.
 
—Lee esto, es lo único que hace falta —Brawly le dio el papel que recién leyó y Marc repitió la acción.
 
—Entonces… ¿Lo secuestraron?
 
—Así parece. La chica está a punto de ir a la comisaría.
 
—Si va para allá, debe ser porque está muy segura.
 
—Lo está —Confirmó el director la suposición del joven— Era para informarte. Pueden volver al aula —El director los dejó. Entraron, siendo Marc de nuevo el centro de atención.
 
—Me imagino para qué te llamaron —Cristian recibió a Marc así cuando se sentó en su lugar.
 
—Al parecer, mi hermano está secuestrado.
 
— ¡Daisy lo recordó!
 
— ¿Fue tu prima?
 
—Creo que sí.
 
—La pregunta, ¿quién? —Diana formuló la interrogante que los dejó callados.
 
— ¿A dónde tengo que ir? —Daisy le preguntó a la profesora que la acompañaba al ver la inmensidad de la comisaría.
 
—Ni idea.
 
—Creo que esos dos son abogados —Señaló a dos hombres en traje.
 
— ¿Dónde? No veo ninguno. Iré para allá.
 
— ¡No! Les preguntaré —La estudiante se acercó a los supuestos abogados y les llamó la atención— Disculpen, debo hacer una declaración porque soy testigo de un secuestro pero no sé a dónde ir. ¿Dónde debo ir?
 
—Por aquí —Uno de ellos, un hombre de unos treinta y tantos años, castaño oscuro y que se dejaba la sombra de la barba se agachó y le indicó el camino— Sube tres pisos y busca donde diga “USH”. Ellos sabrán qué hacer.
 
— ¡Gracias! —Sonrió y se separó de ellos antes de que lograra decir “de nada”. La profesora se le quedó viendo, muy sorprendida.
 
— ¿Sabes con quién acabas de hablar?
 
— ¿Con un abogado?
 
—Claro. ¿Pero sabes quién es?
 
—No. Si yo fuera mi papá, quizás sabría.
 
—Hablaste con el padre de Leonardo.
 
— ¡¿Qué?! ¡¿Ese es su papá?! —Volteó en un intento por volverlo a ver.
 
—Qué casualidad.
 
— ¡Mi papá va a envidiarme! Estudió Leyes pero renunció y se quedó con las ganas de conocerlo porque es algo mayor que él y de haber seguido la carrera, probablemente lo haría.
 
—Qué cosas —La profesora seguía incrédula. Daisy estaba viviendo muchas coincidencias con esa familia.
 
Por su parte, Carlos y un colega suyo, el otro abogado que vio la pequeña, caminaban por los pasillos y tenían una conversación similar.
 
— ¿Sabes con quién acabas de hablar?
 
— ¿Con una niña que me preguntó a dónde ir?
 
—Claro. ¿Pero sabes quién es?
 
—No. Si yo fuera su… —Carlos se detuvo a pensar— ¿Profesora?, quizás sabría.
 
—Hablaste con la chica que vio el secuestro de Leonardo.
 
— ¡¿Qué?! Espera… ¡¿A Leonardo lo secuestraron?! —Recién se enteraba.
 
—Te enteras tarde de las cosas y eso que es tu propio hijo.
 
— ¿Pero desde cuándo saben eso?
 
—Una hora y todos lo saben.
 
— ¿Y quién lo secuestró?
 
—No se sabe. Con lo que diga ella, la USH podrá comparar los modus operandi y saber quién pudo secuestrarlo.
 
—Todo depende de lo que diga ella.
 
—Pero… —Su compañero se quedó pensando— Si estuviera secuestrado, ¿no deberían haber llamado ya por el rescate?
 
—Cómo se nota que no te tocan casos de secuestros. Hay varios que no llaman nunca.
 
— ¿Por ejemplo?
 
—Los Zodíacos nunca llaman, sólo dejan pistas.
 
—Espera, ¿ellos no son los que supuestamente están en Miami?
 
—Eso es lo que dicen.
 
—Y no llaman, dejan pistas como los escorpiones.
 
—Espera, creo que sé qué estás pensando —Paró el caminar que llevaban. Si las cosas iban como las estaba imaginando, su hijo podría estar en serios problemas y con muchas probabilidades de morir.
 
—Secuestran a niños de entre ocho y doce años. Está en el rango de edad.
 
— ¿Y por qué van a secuestrar al hijo de dos figuras públicas? Quiero decir, empezaron con hijos de gente desempleada y luego a los de clase media.
 
—Lo acabas de responder. Suben de nivel. Primero, hijos de desempleados, luego de gente con un buen trabajo con buena paga y ahora de dos quizás millonarios. Tiene sentido —Quizás, porque nadie en realidad sabía cuánto dinero poseía la familia Molander, ni siquiera muchos de los más cercanos a ellos.
 
— ¿Para qué lo hacen si no piden rescate?
 
—Desperdician una buena oportunidad de ganar dinero.
 
—Hay un detalle. El escorpio es Marc.
 
—Oh… ¡¿Por qué no dijiste eso primero?!
 
Su amigo casi le dio un golpe. Lo había asustado para nada. Con razón Carlos no se veía para nada alterado, o al menos por eso supuso él.
 
En esa habitación oscura ahora iluminada, uno de los hombres que raptaron al menor de edad entró con una caja en manos.
 
— ¿Qué tal te ha ido con tus amiguitos? —Lo habían dejado ahí sin prestarle atención desde que le encendieron la luz.
 
—Nada agradable —Lo vio de mala manera— Aunque ninguno me picó —Alardeó como para burlarse.
 
—Tienes suerte. Diles “chao” porque ya se van —Empezó a recogerlos y los metió en la caja. Leo puso cara de aliviado.
 
—Necesitamos algo para dejar por ahí —El líder y el otro integrante del trío entraron— ¿Quieres que sea algo tuyo o dejamos otra cosa?
 
—Lo que sea —Respondió con pocas ganas— Sólo quiero que esto acabe ya.
 
— ¿Ya? —Se acercó— Entonces eso haremos.
 
— ¿Qué quieres decir con eso? —Los miró alzando una ceja.
 
Rápidamente, el hombre que entró de último sacó dos cuchillos, colocando uno sobre su cuello y el otro en su muñeca derecha. El amarrado gritó, espantado, intentando no moverse.
 
— ¿Cuál prefieres?
 
— ¡Ninguna! —Exclamó con miedo.
 
De inmediato, el líder sacó dos más, posicionando uno sobre su otra muñeca y el otro apuntando a darle una punzada en el pecho.
 
— ¿Y de estos?
 
El niño apenas logró reaccionar cuando ya se veía con otro cuchillo más con la punta hacia su estómago.
 
—O en la espalda —El tercer hombre sostenía el arma blanca restante en su mano izquierda, cerca de sus costillas.
 
El secuestrado hiperventilaba, quizás ya hasta sudaba frío. Se puso pálido, entró en pánico al verse rodeado de tanto filo. Sus ojos azules se abrieron casi al máximo y ni siquiera sabían hacia dónde mirar.
 
— ¡Ninguna!
 
— ¿Prefieres otro lugar?
 
— ¡No! —Ni siquiera entendía qué pasó, aunque algo se le ocurrió para salvarse— No quiero que acabe ya.
 
—Oh, entonces eso haremos —Los tres adultos retiraron y guardaron todo, dándole su espacio personal— Pero tienes que respondernos la pregunta anterior.
 
—Dejen otra cosa.
 
—Ok. Veremos qué dejamos.
 
Y se fueron de la habitación. Vaya susto, el chico ni siquiera lograba recuperarse, estaba al borde del trauma. Aún podía sentir el leve contacto que alcanzaron tener con su piel algunos de los filos y ver a los tres tipos ahí, quienes probablemente estuvieron a punto de matarlo en ese instante, aun con los ojos cerrados.
 
— ¡Elliot! —Una Susan muy, muy molesta llamó a su esposo sin ocultar sus sentimientos cuando éste llegó a casa luego del trabajo— ¡¿Es verdad que dejaste que declarara?!
 
— ¡Claro! Un secuestro es un secuestro.
 
— ¡Por esto, ahora su vida puede estar en peligro!
 
— ¡Oh, vamos! En más riesgo en el que está ese chico, no.
 
— ¡Entonces admites que no te importa que esté en riesgo!
 
— ¡No! —El lado relajado y el estresado de los padres de las Montesco estaba haciendo notar por qué siempre se ha dicho que son polos totalmente opuestos— Claro que me importa, ¿pero por qué estaría en riesgo?
 
— ¡Porque los secuestradores se darían cuenta de que alguien los vio! ¡Pueden hacerle venganza!
 
—No si ponen “fuente anónima”. Así está escrito.
 
—Si así está, entonces ya no me preocupo tanto.
 
—Está así, anónima —Daisy se agregó a la discusión al escuchar a sus padres desde su cuarto.
 
— ¡Qué alivio! —La exigente mujer se metió en su cuarto mientras su hija más despreocupada se dirigió hacia su padre y se sentó en sus piernas a pesar de estar a pocas semanas de cumplir doce años.
 
— ¡Papá! ¡Adivina con quién hablé!
 
— ¿Con quién?
 
—Con Carlos Molander.
 
— ¡¿Qué?! ¡¿En serio?!
 
— ¡Sí! Le pregunté a dónde debía ir para declarar —Le contó casi riendo.
 
—La próxima vez que vayas a la comisaría, iré.
 
—Espero que lo que vi baste.
 
Jueves 25 de octubre. Cuarto día sin Leonardo entre los tres que Vivian o Rose debían ir a buscar al terminar las clases.
 
—Hoy me tocó a mí buscarlos a ambos —La mamá del canadiense avisó al encontrarse con su hijo y uno de sus ahijados. Juntos, caminaban hacia el auto cuando Marc se detuvo al ver un papel pegado a un poste de luz.
 
— ¿Qué tanto ves?
 
— ¿Por qué alguien va a pegar una propaganda al revés? —La curiosidad de Marc salió a la luz.
 
—Quizás se equivocó o se volteó —Cristian dio su opinión.
 
—No. Se nota que la pegaron así.
 
— ¿Quieres voltearla?
 
— ¡Claro! La curiosidad me está matando.
 
—Eso siempre —Y sin trastabillar, Marc despegó el papel del poste y vio su contenido.
 
— ¿Qué clase de propaganda es esta? —Se extrañó.
 
— ¿Qué es lo que ven tanto? —Vivian se sumó a la charla y tomó el papel.
 
— ¿Sabes qué es?
 
—No sé si dejarlos en casa o ir a la comisaría con ustedes —El rubio y el casi rubio tuvieron la misma expresión de la ceja arqueada por la confusión— Los llevaré. Carlos está ahí así que… ¡Vamos, ya! —Los apuró en subirse a su auto.
 
— ¿Qué es lo que pasa?
 
—Lo descubrirán allá.
 
La adulta se encargó de manejar hacia la comisaría lo más rápido y a la vez responsablemente posible. Al llegar, los tres se bajaron y apenas entraron, se encontraron con el papá de los Molander.
 
— ¿Qué hacen aquí?
 
— ¡Carlos! Encontré algo que creo que debería darle a la USH.
 
—Déjame ver —Vivian le pasó el papel.
 
—Bueno, Marc lo encontró. ¿Sabes qué es?
 
—Es claro que esta es una de las pistas de los Zodíacos.
 
— ¿Tienes alguna idea de qué quiere decir?
 
—Se supone que eso lo descifran los USH, pero creo que sé. Es un escorpión patas arriba con seis cuchillos.
 
— ¡Eso es obvio! —Esa descripción era exactamente lo que se veía en la hoja— No descubres nada nuevo.
 
— ¡Déjame terminar! Cada cuchillo apunta a un área en específico. Uno en el cuello, uno en cada tenaza, uno en medio cuerpo, otro un poco más abajo y supongo que el último va en la espalda. Antes de que digas “no descubres nada nuevo”, creo que esto es un esquema de cómo piensan matar a su víctima.
 
— ¿Cortándolo en alguno de esos sitios?
 
—Exacto, y no me extrañaría si en varios de ellos o incluso en todos. Cualquier sitio que elijan, sería una muerte casi segura.
 
—Vendrían siendo cuello, muñecas, pecho, estómago y espalda…
 
— ¿Ves que es fácil de descifrar? —Entre ambos adultos, aparentemente se resolvió la incógnita del dibujo.
 
Mientras tanto, en el lugar donde se encontraban los autores de ese mensaje gráfico, éstos entraron en el cuarto donde tenían escondida a su víctima.
 
— ¿Qué piensan hacerme hoy?
 
—No lo sabemos bien, pero tenemos ganas de algo… filoso.
 
—Eso no suena bien…
 
—Te dejaremos moverte a tu gusto —Dijo al desatarlo.
 
— ¿Eso es todo? Oh, bueno… Iré por aquí —El menor aprovechó y se dirigió hacia la puerta apenas estuvo de pie.
 
— ¡Oh, no! Tú no te vas de aquí —Amenazó otro a la vez que sacaba un paralizador y lo accionaba en él, haciéndolo caer al suelo sin poder defenderse.
 
—Ahora sí podemos hacer el trabajo filoso —Se agacharon y remangaron el pantalón del inmóvil hasta algo más arriba de sus rodillas.
 
— ¿Cómo es posible que no tengas cicatrices en las rodillas? ¿Qué clase de niño no las tiene?
 
—Fácil, él —También le quitaron los zapatos, notando algo raro— Y sí tiene una en su tobillo, qué cosas.
 
—Hay que encargarnos de eso. Tampoco tiene nada en los codos —Llevaba puesta una camisa de mangas cortas desde el día que lo secuestraron, así que no tuvieron que hacer nada para ver sus brazos.
 
—Eso es más normal.
 
—Igual nos encargaremos de eso.
 
— ¡No! —Escucharon algo similar a una súplica.
 
— ¿No qué?
 
—No hagan eso…
 
—Lo siento, pero lo haremos —Uno de ellos sacó un cuchillo.
 
— ¡No! —Eso sí fue un grito. Ver ese objeto sólo lo hizo alarmarse. Definitivamente terminaría traumatizado si salía de ahí con vida.
 
— ¡No te resistas! —Leo recuperó la fuerza y trató de soltarse del agarre de los otros dos hombres, a lo que el tercero volvió a utilizar el paralizador— ¡Alto!
 
—Sólo así se queda tranquilo.
 
—Empecemos nuestro trabajo.
 
Lo que estaba por pasar ahí no sería del agrado de nadie.
 
—Papá… —Marc se aproximó a su padre con cierta seriedad, quien estaba tomando un descanso en su cuarto— ¿Han encontrado algo que tenga que ver con Leo?
 
—Sólo tenemos confirmado que debe estar secuestrado —Cambió su posición acostada a una sentada en la orilla de su cama— Lo que se encuentra mucho ahora son las pistas de los Zodíacos, otros secuestradores, muy peligrosos. El problema es que no sabemos a quién secuestraron, no hay más niños en la lista de desaparecidos.
 
— ¿Y si ellos son los que tienen a Leo?
 
—No. Ellos secuestran por signo zodiacal. Deben tener raptado a un escorpio. Leonardo es sagitario. Lo único bueno es justamente eso. Si supieras lo que han hecho los Zodíacos…
 
— ¿Qué han hecho? —Esa oración sólo despertó a su distintiva curiosidad.
 
—No creo que sea buena idea.
 
— ¡Vamos! —Insistió como todo un niño, estirando los brazos con las manos hechas puños y pisando un par de veces el suelo con algo más de fuerza— Tengo casi doce, puedes contarme lo que sea —Y como cualquiera de su edad estando a una semana de su cumpleaños, presumió su edad para hacerse el grande.
 
—Si lo quieres así… Para resumirlo en pocas palabras, torturan a muerte dependiendo del signo. Si es un signo de fuego, los queman. Si es un signo de agua, los ahogan y así sucesivamente.
 
—Oh… Pero si matan por el signo, ¿por qué los cuchillos?
 
—Ni idea.
 
—Una última cosa. ¿Cómo hacen para saber el signo de las personas?
 
—Dos opciones. O uno de ellos tiene el poder de saber todo sobre alguien con sólo ver a la persona, o la investigan —Y con esa respuesta, la ronda de preguntas de Marc acabó.
 
Él de verdad ansiaba saber lo que de verdad le sucedía a Leo. Ya lo extrañaba, le hacía falta. Estaba preocupado, sabía que era posible la opción de no volverlo a ver jamás. Sólo quería a su hermano de vuelta, pero era obvio que no lo tendría hasta no responder las interrogantes principales, por lo que de vez en cuando se la daba de detective intentando sacarle la información a cualquiera que sospechara podría tenerla.
 
Marc sólo deseaba encontrar a su hermano menor antes de que algo irremediable acabara con todo para siempre.
 
Al llegar su madre del trabajo, le realizó un interrogatorio similar sin obtener nada nuevo, así que, en contra de su voluntad, tuvo que esperar a un día nuevo.
 
— ¿Tienes algo planeado para escribir hoy? —Vivian se acercó a Rose, quien estaba sentada en su escritorio viendo abajo.
 
—“Quiero a mi hijo de vuelta”.
 
—Ay no, ya te está afectando tus ideas.
 
—No puedo pensar en otra cosa.
 
—Te entiendo, debe ser duro.
 
—Este es el quinto día. ¿Cuánto más tendré que esperar?
 
—Hay que ser pacientes.
 
—Ascenzo —Su jefe se hizo presente con un papel, el cual le entregó—, tengo algo que no sé si deba llevárselo a tu esposo.
 
—“Hemos empezado el proceso de desenvenenamiento. Un escorpión sin veneno es como uno muerto” —Leyó la sentencia—… Hay que llevarlo.
 
— ¿Dónde estaba y quién lo consiguió?
 
—En la puerta. Yo lo conseguí. ¿Podrías llevarlo tú?
 
—Ok, iré allá y regreso.
 
—Iré contigo, creo que no deberías manejar —Aconsejó Vivian.
 
— ¡¿Qué?! ¿Por qué lo dices si manejo perfectamente? —Se sintió ofendida.
 
—Estás alterada, no deberías manejar así.
 
Ambas periodistas se levantaron y se fueron de su trabajo rumbo a la comisaría a entregar nueva evidencia para el caso de los Zodíacos.
 
—Últimamente vienen aquí más de lo acostumbrado —Carlos comentó al verlas.
 
—Y tú estás libre más tiempo de lo acostumbrado.
 
—No quieren asignarme casos mientras esto dure, pero igual debo presentarme. Por eso es que estoy regresando temprano a casa.
 
—Yo tengo más evidencia —Abrió su cartera, sacó el papel y se lo entregó.
 
—Esto es muy extraño para mí. No lo entiendo.
 
— ¿Qué querrán decir con “desenvenenamiento”?
 
—Eso es lo que desconcierta. Lo llevaré a la USH, ellos sabrán.
 
Marido y mujer se despidieron y cada uno se fue por su lado.
 
— ¿Hacemos la segunda ronda de desenvenenamiento? —Uno de los seguidores le preguntó al líder del grupo.
 
—Más tarde. Al menos no querrá moverse por un rato.
 
—Codos, pies, rodillas y manos. Le dolerá cuando se mueva —Se refirió a los lugares donde cortaron el día anterior.
 
—Así no podrá defenderse.
 
— ¿Cuándo lo mataremos?
 
—El lunes, temprano. Debemos ir planeando todo.
 
—Me encargaré de eso.
 
Hablaban sobre sus planes sin saber que en el cuarto de al lado, asustado, estaba Leo escuchándolo todo.
 
Ya casi al mediodía, su grupo de amigos caminaba por los pasillos de su colegio al tener la última hora libre por la ausencia de la profesora de Artística.
 
—Quería hacer una fiesta de Halloween este año, pero… —Daniela confesó— Ya no sé si hacerla. Con Leo secuestrado no me dan ganas.
 
—Estás igual que yo con mi cumpleaños. No dan ganas de celebrar nada, ni tu propio cumpleaños.
 
— ¿Lo que vio mi prima no sirvió de nada?
 
—Para saber que está secuestrado. Ese tipo de engaño no lo han visto en algún secuestrador.
 
—Cómo quiero que lo encuentren ya.
 
—Igual yo. No puedo creer que no se sepa nada.
 
—Es tan raro cuando no está —Diana participó— El grupo se siente incompleto.
 
—Es verdad. Un grupo nunca es el mismo si falta alguien.
 
—Somos cinco, no cuatro.
 
—Y en mi casa somos dos, no uno. ¿Cómo soportan ser hijos únicos? —Daba la casualidad de que el único con hermano era Marc.
 
—Vivo con mis primas, son como dos hermanas menores.
 
—No sé qué es tener un hermano, así que da igual.
 
—Igual —Cristian estuvo de acuerdo con Diana— Cuando no sabes qué se siente tener un hermano, te da igual, es como si nada.
 
—Les digo que las dos veces que me he quedado solo así grave me he sentido horrible.
 
—Tu caso es diferente. Quedarte como “único” luego de tener uno debe ser feo. Ser único porque siempre lo has sido es la cosa más normal del mundo.
 
—Exacto. Son dos cosas diferentes.
 
—Y cuando es porque lo tienen que llevar a alguna parte, esas horas que esperas son aburridas porque necesitas hacer algo y como estoy acostumbrado a no hacer mucho solo… Por eso preguntaba. ¿Cómo hacen para divertirse? Caso de Diana y Cristian.
 
—Te las ingenias para hacer cualquier cosa.
 
—Voy a tu casa, me la pasó allá —Cristian casi se ríe por la obviedad de la respuesta.
 
— ¿Y cuando no?
 
—Hago cualquier otra cosa.
 
—No sé qué haré el fin de semana si no lo encuentran.
 
Fin de otra ronda de preguntas de Marc sobre cualquier tema que le viniera a la cabeza. Casi todos los días tenían una o dos de ellas.
Spencer
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Más Que Cosas De Policías - Página 9 Empty Re: Más Que Cosas De Policías

Mensaje por Spencer Mar 01 Abr 2014, 11:02 am

PD ya saben que es predata: Debería estar en el colegio, pero... Mi zona se puso tensa otra vez. Siento la demora, volví a clases el jueves y como lo imaginé, nos tienen acribillados con evaluaciones nótese que logré publicar en ambas novelas hoy justamente porque falté, sino tampoco y eso que el de MDUVM estaba listo hace tres días y este hace más


Capítulo #29: "Todo por el Signo" (Cuarta parte).

Más tarde, Marc aprovechó la cercanía entre su casa y la de Cristian para ir allá sin avisarle y por su cuenta, claro, pidiéndole el debido permiso a su padre, quien aceptó al sólo ser una cuadra que en menos de noventa segundos se llegaba y porque en realidad ambos solían hacerlo varias veces a la semana.
 
— ¡¿Viniste para saber qué hago?! —Cristian lo recibió de la forma más extraña y graciosa posible al abrir la puerta. Era demasiado sencillo confundir a ese rubio.
 
— ¡Sólo quería venir! —Casi rió en su cara.
 
—Sólo está mi abuelo… Y yo, claro. Más nadie —Y su abuelo materno también era parte de la visita.
 
— ¡No importa! ¿Puedo pasar? —Preguntó con fastidio en sus palabras al aún verse del lado de la calle.
 
—Pasa —Le dio permiso de entrar— ¿Qué quieres hacer?
 
—No lo sé, tú no tienes piscina en tu casa —Volvió a incluir fastidio en su voz.
 
— ¡Ay sí! ¡Soy Marc y tengo una piscina inmensa que rodea mi casa! ¡Ay sí! —Se mofó, molesto y con los brazos cruzados.
 
— ¡Hey! No era para que te molestaras, y exageras.
 
— ¡Me vas a decir que es mentira!
 
—Sí, porque no rodea la casa.
 
— ¡Claro que sí!
 
—Parte, no toda.
 
— ¡Pero igual rodea!
 
—Sólo los espacios de unión entre algunos cuartos y esos van por encima de la piscina.
 
—De todos modos. ¿Te parece poco?
 
— ¡Ok, ok! Y nunca dije eso.
 
—Si quieres bañarte en una piscina, ve a tu casa.
 
—Solo no es divertido.
 
— ¡Vamos! Una piscina tan grande para nadarla completa solo sin que nadie te interrumpa debe ser genial.
 
—No, no lo es. Acompañado sí porque haces carreras.
 
—Cierto… ¿Y quién gana siempre?
 
—Vamos empatados.
 
En las noticias más recientes, tenemos el descubrimiento de una nueva pista del secuestro de un NN por parte de los Zodíacos… —Escucharon a lo lejos un televisor en el canal de las noticias.
 
— ¡No puede ser que no sepan a quién secuestraron! —Y con él, al abuelo de la parte LeBlanc quejándose.
 
—Lo siento, mi abuelo cuando ve las noticias se pone así, le grita al televisor.
 
—Lo sé, me lo has dicho montones de veces.
 
—Siento que tengo que decirlo todas las veces.
 
—Ya veo.
 
Esta es la pista. La pregunta: ¿Qué quiere decir y quién es su víctima?
 
— ¡¿Qué locura es esa?!
 
— ¿También necesita poner el volumen máximo?
 
—Algo así. Desespera un poco.
 
— ¡¿Esa no es Vivian?!
 
— ¡¿Qué?! —Bouchard reaccionó a la mención del nombre de su madre. Salió corriendo hasta la sala de estar, seguido por Marc, para confirmar la suposición.
 
—Está anunciando que cualquiera que crea saber quién es el secuestrado, que lo informe —Explicó el señor mayor.
 
— ¿No saben qué quiere decir la nota? —Marc de nuevo se mostró interesado.
 
—No, y yo tampoco.
 
—Creo que yo sí sé.
 
— ¡¿Qué?! ¡¿Tú sabes y los policías no?! —Cristian no le creyó— Qué loco.
 
—Pero es que está fácil. Sólo hay que pensar qué sería eso en un humano. Esto prácticamente quiere decir que un escorpión muere sin veneno. ¿Con qué cosa faltando muere alguien?
 
— ¿Sin qué no puede vivir alguien? Agua.
 
—Quizás lo dejaron sin agua. ¿Otra cosa?
 
—Otra cosa… —Cristian intentaba descifrar lo que Marc creía— Comida.
 
—No, tiene que ser algo parecido al veneno.
 
— ¿Qué quieres decir con eso?
 
—Algo que esté naturalmente en el cuerpo y que sea líquido.
 
— ¿Qué cosa tan profunda piensas? —En serio, Marc era inteligente sólo cuando quería— Sangre.
 
— ¡Eso combina más! O dejaron de darle agua o comenzaron a cortarlo o a sacarle la sangre con agujas.
 
— ¡Tiene sentido! Vaya, serías bueno en eso —Se refirió a ser detective o algo así.
 
— ¿Llamas a tu mamá?
 
— ¡Claro! —Buscó el teléfono y marcó su número para darle la teoría de Molander.
 
De noche, Rose felicitó a Marc por su descubrimiento. A nadie se le ocurrió algo así. Se sintió orgulloso de sí mismo, aunque no le duró ya que aspiraba hacer lo mismo con el caso de Leo, pero ¿cómo hacerlo sin pistas?
 
— ¡Por favor! —El de iris azules suplicaba— ¡No, no, no, no! ¡Por favor!
 
Un filo más se acercaba peligrosamente a él. Un dolor más estaba por ser sentido en su piel. Un grito más salió de su interior.
 
—Grita todo lo que quieras, nadie te oirá afuera para ayudarte.
 
— ¿Por qué lo hacen?
 
—Para desenvenenarte, así no atacarás en el último momento.
 
— ¿Desenvenenarme?... —Pensó y recordó la razón por la que lo tenían ahí— ¡¿Cuánto tengo que insistir?! ¡Soy sagitario!
 
—Insistimos, lo dices mintiendo.
 
— ¿Por qué mentirles? —No obtuvo respuesta, sólo una nueva incisión y una nueva queja de su parte.
 
—Esto es suficiente por hoy, pero por último… —El adulto activó el paralizador una vez más en la piel del sufrido, haciéndolo desmayar. Ellos salieron del cuarto sin prestarle nada de atención ni darle importancia a su inconsciencia.
 
El sábado en la mañana, Rose recibió una llamada de Vivian.
 
— ¡Hola, Vivian! ¿Cómo estás?
 
— ¡Hola! Algo extrañada.
 
— ¿Y eso? ¿Qué viste?
 
—Encontré una nota en mi jardín.
 
— ¿Una nota?
 
—“El desenvenenamiento es un proceso lento que termina rápido”.
 
— ¿Por qué a ti?
 
—Por eso es que estoy extrañada.
 
— ¿A la comisaría de nuevo?
 
—Sí. Iré allá. Hablamos luego —Colgaron.
 
—“El desenvenenamiento es un proceso lento que termina rápido” —Rose repitió para sí misma la oración, pensando en el sentido que podría tener.
 
— ¿Otra pista? —No se había dado cuenta de que tenía a Marc atrás— ¿Sacan poca y al final cortan para que salga toda la sangre? Qué sangrientos son esos tipos…
 
—Eso parece —Se espantó un poco al darse cuenta de su presencia, aunque en realidad era bueno que escuchara pues era de los pocos que lograba sacar conclusiones de esas extrañas frases.
 
Los escritores confusos se encontraban en algún lugar cerca del cuarto donde estaba el secuestrado. El líder entre los tres avisó que debía salir un momento.
 
— ¿Qué le haremos hoy? —En un grupo de tres siempre hay un líder, un punto medio desechable y un sumiso. En este caso, el punto medio desechable tomó el papel del líder por la momentánea ausencia del mismo, siendo el de nivel más bajo quien preguntó.
 
—Quizás hoy lo ahoguemos un poco —Y por eso era el punto medio. No sabía muy bien los planes pero tenía una cierta idea de ellos.
 
—Y luego tercera ronda de desenvenenamiento.
 
—Algo así.
 
Nuevamente, hablaban sobre los planes y a unos cuantos cuartos, Leonardo escuchaba. Éste, al darse cuenta de que faltaba uno, aprovechó la oportunidad para intentar liberarse de una vez por todas.
 
— ¡Oigan, acabo de descubrir algo! —Exclamó imitando a la voz del líder.
 
— ¡¿Regresaste tan rápido?! —Funcionaba, al menos ya creían que era el auténtico.
 
—Estoy afuera aún, pero como nadie puede oírnos aquí…
 
—Si quieres, salimos.
 
— ¡No! No importa, quédense donde están —Si se acercaban, descubrirían la trampa.
 
— ¿Qué es lo que descubriste?
 
—Este chico dice la verdad. No es escorpio, es sagitario.
 
— ¡¿Qué?! ¡¿Cómo lo descubriste?!
 
— ¡¿Qué es todo esto?! —Problemas, el líder real entró en escena.
 
— ¡Investigué y lo encontré!
 
— ¿Por qué se oye tan igual a mí?
 
—Espera, ¿no eras tú el que hablaba?
 
— ¡Ni sé de qué hablan!
 
—Si no eras tú, eso quiere decir que… —Los tres miraron hacia el cuarto del secuestrado.
 
— ¡Ese es un escorpión imitador!
 
— ¿Hacemos que hable para verlo? —El líder les dio la autorización.
 
— ¿Cómo? ¡No lo escuchamos bien! —Fingió para hacerlo hablar mientras se dirigían a la habitación.
 
— ¡Lo averigüé! —Leo no se había dado cuenta de que estaban completos— ¡Tenemos que ha…! —De repente, su voz dejó de salir. Llevó sus manos a su garganta con miedo. Sintió como si algo se hubiese desgarrado ahí adentro.
 
— ¿Haces que no te sale la voz por conveniencia? —El líder sospechó cuando abrió la puerta y vio al niño intentando gritar.
 
No… ¡No!... ¡¡No!!... —Era inútil. Por más que se esforzara, ni un hilo de voz salía de su boca. Intentó gritar otra cosa, pero sólo logró verse como un endemoniado. Decidió negar con la cabeza para hacerse entender.
 
—Claro, cualquiera puede fingir que está afónico para no meterse en problemas —No le creyeron.
 
¡Mi voz no sale! —Movió los labios sin emitir sonido alguno.
 
—Eres imitador, puedes imitar ser mudo fácilmente.
 
¡No! Mire, ¡trato de gritar! —Estaba entrando en pánico, no soportaba no poder ser entendido.
 
—No sé qué quieres decir, pero te oí antes.
 
—Con esto seguro gritará —El miembro del punto medio se quitó el cinturón que apretaba a sus pantalones, provocando que el recién mudo terminara de asustarse.
 
Sin saberlo, estaba a punto de usar uno de sus peores traumas en su contra. Rogó como pudo que no lo hiciera, pero claro, no pudo ser escuchado y recibió el golpe.
 
—Vaya, sí que sabes imitar —Repitió el impacto con mucha más intensidad. Ni un susurro salió del chico— No puede ser.
 
La capacidad de contenerse de ese menor debía ser enorme como para aguantar sin quejarse ni un poco. ¿A quién no le duele una correa cuando se usa como látigo?
 
—Déjame intentar —El sumiso pidió la prenda. No aplicó tanta fuerza, aunque de todos modos fue doloroso, mucho más tratándose de alguien con una cierta fobia a los cinturones. De nuevo, no obtuvieron resultados.
 
—Déjenme esto a mí —El líder se hizo notar. Sostuvo la correa en sus manos— Quizás le dolerá más si el golpe se da en otra parte.
 
Aprovechó que Leo no tenía ningún tipo de ataduras para darle vuelta, dejarlo acostado boca abajo y así agredir a la zona más sensible a golpes en un niño, siendo éste el más fuerte de todos, uno que hasta le hizo sacar lágrimas. El hombre lo volvió a voltear, rindiéndose.
 
—No pensé preguntarlo, pero… ¿Te enfermaste en las últimas dos semanas? ¿Tuvo que ver con la garganta?
 
Sí… —Su voz siguió inexistente. Asintió con la cabeza.
 
—Siendo imitador, me extraña que no lo sepas.
 
¿Saber qué?
 
—Si un imitador se enferma y esa enfermedad le afectó la garganta, no debe imitar mucho y menos gritando por al menos dos semanas luego de curarse, sino pasa eso —Explicó suponiendo que le había preguntado qué debía saber.
 
¿Me quedo afónico? —Señaló su garganta y movió la cabeza para decir “no”, intentando hacerse entender.
 
—Sí, eso. Pensé que lo sabías.
 
Es temporal, ¿verdad? —Ya no intentaba hablar. Movía los labios lentamente para ver si los lograban leer.
 
—Ni idea de qué dices, pero creo que es lógico que preguntas si es permanente. Lo es en muchos casos, en otros, dura unos días. Podrías quedar mudo de por vida, así que despídete de tu voz. Seguro fueron tus últimas palabras con audio y lo peor es que ni fueron con tu voz. Qué tristeza —Fingió estar afligido.
 
El trío de criminales salió, dejando a Leonardo llorando silenciosamente y no porque así lo quiso para no ser notado, sino porque no podía hacer ningún tipo de sonido.
 
—Creo que esta es otra pista —Carlos le mostró a Marc un papel que consiguió en la entrada de la casa.
 
— ¿No crees que es demasiada coincidencia que todas las dejen en lugares a los que vamos los más cercanos a Leo?
 
— ¿Estás pensando que de verdad ellos lo tienen?
 
—Me parece demasiada casualidad.
 
— ¿Y cómo confirmarás que lo tienen?
 
— ¿Cómo lo secuestraron? No me lo han contado.
 
—En la parada había un “ciego” que le agarró el bolso y lo dejó ahí para llamar su atención. Le pidió ayuda para cruzar la calle, fueron y ahí lo perdió de vista. Es una forma de secuestrar que no se había visto.
 
— ¿Y cómo secuestran los Zodíacos?
 
—Siempre de manera distinta.
 
— ¡Ahí está! Esa es una manera distinta. ¿Ya leíste la nota?
 
—No quiero leerla.
 
—Entonces la leeré yo —Le quitó el papel de sus manos y leyó su contenido, sorprendiéndose.
 
— ¿Por qué esa cara?
 
—Leeré en voz alta. “Por hacerse pasar por el jefe, el escorpión se ha quedado mudo de por vida”.
 
— ¿Qué entiendes tú con eso?
 
—Confirma que es Leo —Se enserió— Quiso imitar a alguno.
 
— ¿Y lo otro?
 
—Se me ocurren dos cosas. O se quedó afónico o lo mataron.
 
— ¿Matar por imitar? Suena raro.
 
—Quedarse mudo por imitar también.
 
— ¿Y si un imitador puede quedarse mudo por usar su poder?
 
—Nunca había oído eso.
 
—Yo tampoco, sólo se me ocurrió —Y aquí la razón por la que Leo no sabía que no debía imitar. Ni su familia tenía idea de eso.
 
—Tendríamos que preguntar por eso.
 
—Una última cosa. ¿Por qué él si es sagitario? —Carlos soltó la interrogante principal por la que nadie aún creía que el menor de los Molander fuese el secuestrado del grupo.
 
Hizo pensar a Marc mucho más. Durante casi una semana entera había respondido varias preguntas que parecían no tener sentido, y esta, la cual era de las más importantes para él al estar directamente relacionada con Leo, no hallaba cómo responderla. Escarbó hasta lo más profundo de su memoria intentando buscar la solución. Tardó varios segundos, incluso su padre estaba por retirarse al ver que lo había dejado sin palabras, y de repente, de un momento a otro, se iluminó el rincón que escondía el argumento.
 
—Porque yo soy escorpio.
 
—Marc, ¿qué sentido tiene eso?
 
—Soy su hermano y soy escorpio. Nos confundieron.
 
— ¿Dices que eras tú la víctima?
 
—Exacto. Se equivocaron de hermano —De cierto modo, empezó a sentirse culpable.
 
—Ahora todo tiene sentido. No puede ser, ¿cómo lo descifraste tú y no la policía?
 
—Porque ellos no saben que yo soy escorpio…
 
No podía creerlo, Leo estaba en riesgo de muerte por equivocación. Él debía ser quien corría peligro, no su hermano, quien por cierto, estaba siendo cargado por los tipos para ser llevado a un lugar que no había visto antes. Claro, no sin intentar resistirse aunque eso pudiese hacer que activaran una vez más la electricidad del paralizador en él.
 
¡¿A dónde me llevan?! —Y quizás por eso su resistencia no era productiva. No era audible.
 
—Es tan divertido ver a un niño en “mute”.
 
—Nunca entenderá que no puede hablar.
 
¡Esto no es divertido!
 
—De seguro nos está insultando con todo lo que tiene —Se burlaron.
 
¡Suéltenme! —Pataleó fuertemente.
 
— ¡Llegamos! —Se detuvieron en una zona con una piscina bajo techo— En tres, dos, uno…
 
— ¡Al agua! —Lo lanzaron directo a la piscina, riéndose.
 
¡¿Qué fue eso?! —Leo intentó gritar, molesto, luego de recuperar el aire.
 
— ¡Rayos, sabe nadar!
 
¡Pues claro…! —Iba a darle una buena explicación, aunque terminó resignándose. No volvería a oír su voz.
 
—Habrá que hacer otra prueba.
 
Entre los tres, lo sacaron del agua. Pocos minutos después, fue nuevamente tirado ahí, esa vez con algo de peso adicional.
 
¡¿Quieren ahogarme?! —Bueno, se resignó mas seguía intentado hacerse entender. Ese fue su último intento antes de caer al agua por segunda vez.
 
—Con eso debería hundirse.
 
—Sólo hay que esperar unos segundos.
 
—Están saliendo menos burbujas de lo que imaginé —Comentó el sumiso.
 
—Es raro. ¿Piensa aguantarse?
 
— ¡Oh no, no, no, no, no, no, no! —El líder se molestó.
 
— ¡¿Qué?! ¡¿Cómo salió?! —Lo vieron en la superficie con asombro.
 
—Hay que agregar más peso.
 
Repitieron el proceso una vez más. Lo sacaron, le ataron varias cosas pesadas y lo lanzaron al agua.
 
— ¿Crees que salga esta vez?
 
—Paciencia. Parece de buenos pulmones. Hay que esperar más de lo normal. Cuando salgan muchas burbujas, lo sacamos.
 
Uno, dos, tres, cuatro… quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho segundos después, Leo volvió a flotar, lo que llevó a otra ronda más en la que sólo por unos segundos extra también les ganó. Era como si ese niño estuviera hecho de algo imposible de hundir.
 
—Ahora sí tiene bastante peso —El líder resaltó antes de dejarlo caer al agua por última vez— Si flota con esto, no sé con qué no lo hará.
 
Los tres gastaron la paciencia que les quedaba en el minuto que pasó hasta que al fin vieron lo que esperaban.
 
— ¡Burbujas! ¿Lo tenemos que sacar?
 
—Unos segundos más…
 
—Esto… Ya no salen burbujas.
 
—Ahora sí, sáquenlo. Sabía que los otros no funcionarían. Sólo quería divertirme con su tortura —Confesó el principal.
 
Más tarde, en el lugar donde debió estar Leonardo, Cristian se extrañó al ver a Marc totalmente desanimado en un sofá de la sala, acostado boca abajo y abrazando el cojín donde reposaba su cabeza.
 
— ¿Qué te pasa?
 
— ¿No lo sabes? Los Zodíacos tienen a Leo —Replicó sin cambiar de posición.
 
—Lo sé, pero tú nunca te pones así.
 
—Es que esos tipos son muy peligrosos.
 
— ¿Y es que acaso la cascabel no lo era? —Recordó lo sucedido cinco años atrás.
 
—Es diferente. Ahí lo cuidaban los doctores, ahora no.
 
— ¿Recuerdas lo que hablamos el lunes?
 
— ¿Cuál de todas las cosas?
 
—Cuando pregunté si recordabas cuándo te dieron el violín.
 
—Ah, sí me acuerdo.
 
—Recuérdalo, vuelve cinco años atrás y ve al momento en el que Leonardo despertó. ¿Qué sentías?
 
—Felicidad al extremo y estaba sorprendidísimo porque nadie pensó que llegara a vivir.
 
—Si logró vivir a eso, ¿por qué no al secuestro?
 
—Tienes razón en eso.
 
—Piénsalo, quizás así te animes.
 
— ¿Cómo animaré a mi mamá?
 
—Mi madrina es más difícil de animar, no me pidas ayuda que no sé.
 
—Exacto. ¿Cómo calmar a una madre?
 
—Tu papá más bien se ve demasiado tranquilo.
 
— ¿Cuándo aprenderás que si no es por mí o mi mamá, mi papá no se preocupa casi nada? —Marc agregó intensidad en el “no”.
 
— ¿Es como si Leo no existiera para él o qué?
 
—Tampoco así, pero está cerca. Ni sé las razones.
 
—Qué extraño…
 
Al día siguiente, Marc intentó animar a su madre para hacer una actividad familiar debido a que era domingo y ese era su día de disfrutar entre ellos, mas se rehusó a hacerlo sin Leo. Por lo tanto, su hijo decidió acompañarla para que no se sintiera tan mal. Ambos tenían maneras distintas de preocuparse, pero valía la pena intentar apoyarse entre sí.
 
En lo referente al integrante en riesgo, sus secuestradores descubrieron que afuera ya sabían que ellos tenían al menor de los Molander, aunque eso les dio igual porque de todos modos, planeaban acabar con su vida en unas veinticuatro horas. Mientras no los encontraran, cumplirían su objetivo.
 
— ¿El chico sigue mudo?
 
—Revisaré —Uno de ellos entró a la habitación sigilosamente para no despertar al menor antes del golpe que le dio con su cinturón. Ese tipo de sorpresa lo haría gritar al no estar prevenido, pero sólo logró despertarlo terriblemente— Sí, sigue mudo.
 
—Genial. Volvamos a probar el ahogamiento.
 
—Hoy será un día largo para ti —Susurró en su oído el mismo que se colocaba de vuelta su correa.
 
La posible calma que Marc pudo conseguir en la mañana, la perdió en la tarde. Entró en crisis, se culpaba a sí mismo, daba vueltas por toda la casa una y otra vez sin aparentar cansarse. Si se sentaba o acostaba en un sofá, al minuto ya estaba de regreso a la caminata. Llegó a desesperar a su padre, quien lo detuvo en uno de esos tantos recorridos.
 
—Marc, no te preocupes tanto.
 
—Yo debería ser el secuestrado.
 
— ¿Qué dices?
 
—Iban a secuestrarme a mí, no a él.
 
—No puedes hacer nada para cambiar eso.
 
—Debería estar en su lugar.
 
— ¿Acaso prefieres estar sufriendo como nunca lo harás en tu vida?
 
—No, pero Leo tampoco lo quiere, y ahí está.
 
— ¿Preferirías ser tú?
 
— ¿Quién sabrá lo que le están haciendo ahora? No merece estar ahí. Quizás yo tampoco, pero más que él, sí.
 
—No puedes culparte. Ellos son los culpables de su confusión.
 
— ¡Sí puedo! ¡Se suponía que yo debía vigilarlo o no perderlo de vista o tenerlo al lado para que no le pasara nada!
 
—Deja de culparte.
 
—Tengo culpa en parte, no puedo dejarlo. Quiero calmarme.
 
— ¿Y si tocas o dibujas algo? Sueles calmarte así.
 
—Lo intentaré… —Concluyó no muy convencido sólo para no tener que seguir discutiendo. Su padre no lo entendía, jamás lo haría, no en algo que tuviera que ver con su hermano.

Fue un día largo. La culpa consumió a Marc, Rose no se calmó. Carlos era el único tranquilo, pero no soportaba estar entre tanto estrés. Por su parte, Leonardo fue ahogado, golpeado, cortado y abandonado con escorpiones en el cuarto de nuevo, todo en el mismo día como un recuento de toda la semana. Todo sin poder soltar ni una palabra.
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Mensaje por Emily Rawson Mar 08 Abr 2014, 6:59 am

Uh me perdí demasiado ):

"Todo sin poder soltar ni una sola palabra"

Fuachi... Es cómo si estuvieran encerrados, ahí, tan...AY NO SÉ COMO EXPLICAR!

UH, coincido contigo hasta ahora, este capítulo ha estado genial

Pero mi favorito será siempre el 1♥, ah la tenía con eso

Tu zona se tensó nuevamente D:?

Ay no que horrible, en serio, cada día espero que todo mejore en tu país. Es tan triste que tú y un montón de personas tengan que ser lastimadas y asustadas por este tema en el cuál tú no tienes nada que ver

Bueno, volviendo a la nove...

Siguela cuando puedas!

Cuidate mucho!

Un kiss
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Mensaje por Spencer Mar 08 Abr 2014, 4:21 pm

Emily Rawson escribió:Uh me perdí demasiado ):

"Todo sin poder soltar ni una sola palabra"

Fuachi... Es cómo si estuvieran encerrados, ahí, tan...AY NO SÉ COMO EXPLICAR!

UH, coincido contigo hasta ahora, este capítulo ha estado genial

Pero mi favorito será siempre el 1♥️, ah la tenía con eso

Tu zona se tensó nuevamente D:?

Ay no que horrible, en serio, cada día espero que todo mejore en tu país. Es tan triste que tú y un montón de personas tengan que ser lastimadas y asustadas por este tema en el cuál tú no tienes nada que ver

Bueno, volviendo a la nove...

Siguela cuando puedas!

Cuidate mucho!

Un kiss
La sigo en un ratito (sigo viendo si puedo publicar lo que queda de una vez o qué, pero de que hoy termina, hoy termina).


Sí, es algo así. Leo no podía hacer nada, ni siquiera hablar, así que buena manera de decirlo. Encerrado en sí mismo, quizás?


Ese día exageré diciendo que estaba tensa, por mi casa no pasó nada Más Que Cosas De Policías - Página 9 2333868493 el jueves fue el día feo explicación de eso en el comentario que parece un capítulo en Stay With Me porque tal parece que mi zona es un día sí, un día no, un día sí, un día no y así, hoy es día no...


Responderé en MDUVM y publicaré,  :bye: 
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Mensaje por Spencer Mar 08 Abr 2014, 4:53 pm

Capítulo #29: "Todo por el Signo" (Última parte).

Lunes. El secuestro ya llevaba una semana. Un día más sin saber directamente nada sobre el más pequeño de la familia y un día más sin la asistencia completa en el salón de sexto grado B. Un ciclo que podría llegar a hacerse perpetuo en unos minutos.
 
—Pasaré la lista en cinco minutos —Avisó la profesora de matemática—, así que daré tiempo para los que estén llegando. Espero que haya asistencia perfecta, hace días que no la hay en este salón.
 
— ¿A cuánto voy a que Cristian será el próximo en llegar? —Daniela lanzó el comentario.
 
—La que adivina soy yo —Reclamó Diana— Será en tres, dos, uno… —Y en ese momento, la puerta del salón se abrió, siendo el centro de atención de todas las miradas.
 
—Permiso, ¿podemos pasar? —Un Cristian un tanto apenado por la tardanza pidió permiso por él y quien fuera el otro compañero que acababa de llegar.
 
—Claro, pasen —Dio el permiso. Se desanimó al ver que el rubio era seguido por Marc solamente, quien fue a su puesto con algo de fastidio y sin ánimo alguno.
 
—No ha aparecido —Supuso Daniela al ver cómo su amigo se sentó en el asiento delante el suyo. El castaño claro sólo negó con la cabeza sin siquiera mirarla— Marc, mírame —Exigió. El desanimado cumplió y volteó— Por favor, cálmate. Nosotros también estamos preocupados, pero hay que hacer y pensar en otras cosas.
 
— ¿Cómo sabes que necesito calmarme?
 
— ¡Te conozco desde kínder! Sé cuándo estás calmado y cuándo no con sólo ver cómo caminas.
 
—Sabes lo que descubrí, ¿no?
 
—Sí, es terrible, pero… No podemos hacer nada.
 
El que de verdad no podía hacer nada era Leonardo, quien despertó solo en el mismo cuarto en el que estuvo toda la semana. Tal cual como el día anterior, probó si podía hablar.
 
—Espero que mi voz haya vuelto… —Eso no fue su imaginación. El de ojos azules sonrió después de días sin tener motivos para aquello— ¡Puedo hablar!
 
Se emocionó al oír su voz. Lo menos que quería era quedarse mudo de por vida porque aún tenía esperanzas de salir de ese lugar y regresar con los suyos. Se alegró tanto que incluso llegó a olvidar que lo matarían en unas horas o incluso en minutos.
 
— ¿Estás bien? —La profesora de matemática dirigió sus palabras al Molander presente al notar su pobre motivación— Si quieres, puedes volver a casa.
 
—No, gracias. Prefiero estar aquí. Suena raro, pero es cierto.
 
—Estás perturbado, no entenderás la clase así.
 
—La entenderé menos si no estoy aquí.
 
—Si tú insistes… Si no entiendes, te lo advertí.
 
—Ok, no hay problema, profesora.
 
El día no sería sencillo. Los expertos en las materias que veía en el colegio estaban comenzando a mostrar su preocupación y eso no le ayudaría en nada. Claro, el que de verdad necesitaba ayuda era Leo. Sus raptores entraron a la habitación.
 
— ¿Sigues mudo, chico?
 
No puedo hablar —Fingió seguir sin voz, quizás sería más conveniente.
 
—Perfecto, porque te tenemos una propuesta —Los vio con una cara llena de curiosidad— Vamos a llevarte a otro sitio. En el camino, pasaremos por tu casa, así que lo más probable es que veas a tu madre o padre por casualidad por última vez. Como no puedes hablar, si llegas a decir algo, no te oirán. ¿Te parece bien? ¿Quieres hacerlo? —Bien, ¿era sensación suya o estaba negociando su último deseo antes de ser asesinado? Sin prestarle mucha atención a su sospecha, asintió con la cabeza— Excelente. Chicos, empecemos el traslado. A esta hora deben estar saliendo al trabajo.
 
Eso tomó por sorpresa al joven. ¿Iban a llevarlo en ese momento? Eso no pintaba bien, probablemente le quedaban unos minutos de vida.
 
Escasos minutos después, Rose se encontraba hablando por celular con su esposo mientras se dirigía a su auto. Él ya había llegado a su trabajo, ella recién salía.
 
— ¿Por qué llamas? —Atendió— Acabas de verme.
 
— ¿De verdad vas a ir al trabajo? —Carlos quería asegurarse. Estuvo insistiéndole para que no asistiera y necesitaba saber si le haría caso o no.
 
— ¡Voy a ir! No hay razón por la que no pueda ir.
 
—Estás estresada. Deberías quedarte en casa.
 
—No quiero quedarme sola aquí.
 
—Voy a volver allá, no hay problema —Si esa era la única forma de hacerla quedarse en casa, lo haría.
 
—Vamos, acabas de llegar… Y ya me estoy montando al carro —Dijo al desactivar el seguro.
 
—Si no estoy, no importa. No me darán ningún caso hasta que todo se solucione. Prácticamente vengo por gusto.
 
—Bueno, si así lo…
 
— ¡¡Mamá!! —Fue interrumpida por un grito muy fuerte que calló de repente.
 
— ¡¿Leo?! —Volteó hacia el lugar de donde creyó se produjo el sonido— ¡¿Qué?!
 
— ¡¿Qué fue eso?! —Carlos preguntó desde el otro lado de la línea.
 
— ¡Acabo de ver a Leo! ¡Si oíste el grito, fue él!
 
— ¡¿Dónde lo viste?!
 
— ¡En un auto! Pasó algo rápido.
 
— ¡¿Qué esperas?! ¡Síguelo!
 
— ¡Eso hago! ¡Voy a colgar, llamo luego! —Colgó para manejar lo más veloz posible para no perder a ese carro que ahora huía y que en su interior se formaba un ambiente tenso.
 
— ¡¿Tenías voz todos estos días?!
 
— ¡No! ¡Les juro que me volvió hoy!
 
—Claro, ¡todo era un plan! Eres un experto imitador.
 
— ¡Créanme! —Solicitó. Los dos hombres que iban atrás lo estaban agarrando con fuerza— ¡Me volvió hoy! —Uno de ellos resultó hartarse y sacó su cuchillo, amenazando al niño colocándolo sobre su cuello, haciéndolo gritar.
 
—No te corté, no te quejes.
 
—Ahora tu madre nos está persiguiendo —Notó el líder al ver el espejo retrovisor. Aceleró el auto— ¿Querías que esto pasara? ¡Ahora tu mamá te verá morir!
 
—No, ¡no quiero…! —Comenzó a derramar lágrimas.
 
— ¡Entonces, ¿por qué le diste ese sufrimiento?! —Interrumpió.
 
— ¡Entonces, ¿por qué le dieron ustedes este sufrimiento?! —Contraatacó con fuerza, callándolos— ¡Al secuestrarme sin avisar nada, la hicieron sufrir más de lo que quizás sufrirá ahora! ¡Al menos ahora sabe que estoy vivo y me verá una vez más, aunque sea muriendo, pero me verá! —Desahogó todo lo que tenía guardado, dejándolos sin palabras nuevamente— ¿Qué van a hacerme?
 
— ¿No ves los pesos en tus tobillos? Es obvio que te ahogarás.
 
—… Ok —Preguntó y respondió con sequedad.
 
El resto del camino fue un silencio ininterrumpido. Las palabras del que posiblemente estaba por morir tocaron fondo en todos los presentes en el vehículo.
 
Rose llegó a perderlos en un momento del trayecto, lo que la atrasó. Sin embargo, encontró el camino hasta dar con el destino: un puente bastante alto en desuso. Sobre él y del lado de afuera de la baranda, los tres hombres y su hijo. Ella no los vio desde un principio, sólo sabía que estaban cerca porque vio el auto.
 
— ¡¿Dónde estás?! —Preguntó asustada al ver un pequeño rastro de sangre en el suelo.
 
— ¡Mamá! —Una vez más, consiguió un llamado cortado. Esta vez, la interrupción fue dada por un cuchillo amenazando cortar el cuello del emisor.
 
— ¡Leo! —Localizó al grupo— ¡Suéltenlo!
 
— ¡No! ¡No se irá de aquí!
 
— ¡Quítenle ese cuchillo del cuello! —Su instinto maternal apareció.
 
— ¡Cuando se lo quite, morirá!
 
— ¡Ayúdame! ¡Mamá, ayuda!
 
— ¡Quítenle el cuchillo ya! —Ignoró la contestación anterior.
 
— ¡No! Ya le respondí eso.
 
— ¡Leo, te prometo que saldrás vivo de aquí!
 
— ¡No prometa cosas que son mentira, es muy malo, mujer!
 
—Miren quién habla —Murmuró el amenazado.
 
— ¡¿Qué has dicho?! —Error. Fue escuchado por el líder, quien posicionó otro cuchillo sobre una de sus muñecas como amenaza.
 
— ¡No tan malo como lo que están haciendo! —Regañó Rose.
 
—Mejor no digo nada… —Leo iba a agregar algo, pero se arrepintió.
 
—Más te vale, que comenzamos a cortar —Y fue escuchado otra vez.
 
— ¡Por favor, suéltenlo! —Ella empezó a llorar. Sentía algo de impotencia al no poder hacer nada.
 
— ¿Eso era lo que querías ver, a tu madre llorando? ¿Te parece lindo que sea lo último que veas?
 
—No, pero veo que te preocupa mucho eso. No quieres que la haga llorar. Si no quieres eso, ¿para qué me secuestraste? ¿No pudiste ahorrarte esto dejándome tranquilo en casa? O mejor, podrías dejarme ir —Negoció discretamente.
 
—Eres de mucha estrategia, pero no —Dio una seña al sumiso. Éste entendió y colocó su cuchillo en la muñeca libre de la persona en riesgo— No volverás.
 
— ¡No! ¡Déjenlo!
 
—No respondieron mi pregunta.
 
—No tenías la necesidad de llamar a tu madre.
 
—O quizás sí —Comentó al oír unas sirenas a la distancia.
 
— ¡Hasta aquí llegamos! —Exclamó enojado el líder.
 
Era la primera vez que la policía estaba cerca de ellos y eso no fue para nada de su agrado. Los tres se molestaron, no querían ser atrapados, pero tampoco dejarían el asunto hasta ahí. Tendrían que acelerar el paso, y eso hicieron. El que amenazaba con cortar su cuello empezó a hundirlo en su piel.
 
— ¡Ayuda…! —Leo pedía al perder la voz una vez más. Tenía que ser el fin. Ya no tenía cómo defenderse y un filo atravesaba su piel. No le quedó más que llorar.
 
—Volvió a quedarse mudo. En ese caso, no me aturdiré si tratas de gritar por hacer esto —El más intimidante, el jefe de los tres comenzó por su parte. Su cuchillo rozó su muñeca ligeramente.
 
— ¡Paren! —Rose seguía viendo desde la orilla— ¡No tienen razón para hacer esto!
 
—No lo oirá gritar o agonizar, no hay tanto problema.
 
— ¡No tienen razón para matarlo!
 
—Ya no hay marcha atrás. ¿Recuerdas la pista de “el desenvenenamiento es un proceso lento que termina rápido”? Ahora la entenderás perfectamente —Y el que faltaba se unió. Los tres deslizaron lentamente sus armas, provocando un sangrado lento y un niño que intentaba gritar mientras lloraba silenciosamente.
 
— ¡No, por favor, no!
 
—Ahí está. Qué lindo último momento tendrá tu mamá de ti. Te recordará con estas imágenes. Tú lo buscaste.
 
Quería decir algo, pero claro, quedó mudo. Además, sentía que se arriesgaría demasiado a empeorar las cosas si hablaba por la profundidad que podría alcanzar la incisión.
 
— ¡Alto! Tienen que llegar, tienen que llegar, tienen que llegar… —Rose no hallaba qué hacer. Si corría hacia donde estaban, se arriesgaba a que terminaran todo de una vez. Si no hacía nada, se sentiría culpable al no haber hecho el intento si llegaban a matarlo. Ni siquiera sabía si ver o no. Sólo le quedó insistir y rogar en voz baja a que las autoridades se hicieran presentes a tiempo.
 
—Nos estamos tardando mucho. Acabemos con esto de una vez.
 
Las palabras que menos deseaba oír fluyeron, anunciando el casi inevitable final. Cuando estaban a punto de terminar de profundizar los cortes para asegurar una muerte, se escuchó un tiro, el cual impactó en la pierna del líder, haciéndolo perder el equilibrio y caer. Logró agarrarse de la orilla, aunque su cuchillo cayó al agua de abajo.  El otro que se encargó de una de sus muñecas se asustó y también soltó su filo. El restante decidió acabar lo antes posible lo que ya había empezado. En eso, ese que intentaba volver a ponerse de pie tropezó su brazo con la pierna del único atacante con fuerza. Éste se balanceó, lo que hizo que el corte en el cuello fuera desprolijo y bastante rápido. En ese instante, su rehén perdió la fuerza y cayó al océano.
 
— ¡No! —Rose salió corriendo de inmediato a lanzarse al agua para sacarlo.
 
—Mi cortada no se compara a eso —Comentó el sumiso, mostrando su herida accidental en el brazo. Por eso fue que Rose vio un rastro de sangre en el suelo.
 
—Aunque logre sacarlo antes de que se ahogue, con esos cortes nadie vive.
 
— ¡Ayúdenme! —Su líder seguía manteniéndose guindado a la orilla.
 
Abajo, Rose asomó su cabeza fuera del agua para tomar aire. No consiguió a Leo. Antes de sumergirse, miró a todos lados hasta ver burbujas. Allí tendría que estar. Nadó hacia abajo siguiendo el camino de burbujas pintadas con rastros de rojo. Encontró a su hijo. Se apuró en quitarle los pesos y subir a la superficie. Ya casi se quedaba sin aire. Ya en tierra firme, su próxima tarea era buscar ayuda.
 
— ¡Ayuda! ¡Que alguien me ayude! —Gritó. Vio a los lados. Atrás, la policía arrestaba a los secuestradores. A los lados no había nadie— ¡¿Cómo pude olvidar llamar a una ambulancia?! —Se regañó a sí misma, lamentándose y llorando más.
 
—Los nervios nos hacen olvidar cosas —Después de unos segundos de silencio, escuchó la voz de un hombre alentándola detrás de ella. Volteó, era un policía.
 
— ¿Podría ayudarme?
 
—Puede montarse en mi auto. La llevaré al hospital.
 
— ¡Gracias! Debemos apurarnos.
 
—Lo más posible —Rose iba a cargar a Leo de nuevo, a lo que el hombre la detuvo— Yo lo montaré —Con cuidado y a la vez velocidad, los tres subieron al auto— Necesitará esto —Sacó una toalla y se la pasó a la pasajera de los asientos traseros. En vez de secarse como el policía creyó que haría, dobló la toalla y la colocó sobre el cuello de su hijo para intentar detener la hemorragia.
 
— ¿No tiene otra cosa que me sirva?
 
—No… ¿No puede secarse con…? —Miró rápido la escena— Oh… No, no tengo.
 
—No sé qué hacer. De seguro tiene agua en los pulmones, pero si trato de sacarla, no sé si lo haré sangrar más, pero si no lo intento, se puede morir por ahogamiento.
 
—No sé mucho sobre primeros auxilios, quisiera ayudarla.
 
Sin mucho más que esperar, la mujer decidió improvisar. Sacó el agua de sus pulmones exitosamente, logrando que despertara.
 
Tus manos… —Continuaba mudo, pero ahora sí sería entendido. Se espantó al ver que las manos de su madre estaban casi cubiertas de sangre.
 
—No intentes hablar. Te estamos llevando al hospital.
 
¿Por qué tengo un paño en el cuello?
 
—El paño es porque estás sangrando y no tengo más nada para evitarlo. Te pondría algo en las muñecas si tuviera. De todos modos, los cortes de ahí no son muy graves. Mis manos están llenas de sangre, tu sangre… Trato detener con ellas las hemorragias de tus muñecas —Eran heridas superficiales, aunque no cabía la idea de arriesgarse.
 
¿Voy a morir?
 
— ¡No! Leo, por favor, no digas eso.
 
Pero mamá, estoy sangrando… Y mucho.
 
—Estamos por llegar al hospital. Sangrar mucho no quiere decir que te vayas a morir.
 
Pero está casi seguro…
 
—Por favor, no sigas. Ya vamos a llegar.
 
Mamá… No te mientas, tú misma lo sabes.
 
—No, Leo. ¡No! No me miento. Vas a vivir. No vas a morir, hoy no.
 
Pero… Ya me siento débil.
 
— ¡Resiste! ¡Falta muy poco!
 
Te quiero, mamá, mucho… Gracias por tratar de… de… —Se debilitó y cayó inconsciente.
 
— ¡Leo! ¡No, no, no! ¡Despierta! —Sacudió un poco— Tienes que resistir, sólo unos tres minutos más, por favor… —Lloró. Las cosas no estaban yendo bien. Su pequeño estaba convencido de que jamás volvería a abrir los ojos después de ese momento, incluso sus últimas palabras fueron un agradecimiento en forma de despedida. No lo podía aceptar, no lo haría.
 
—Estaba hablándole, pero… —El policía participó— No oí nada de él.
 
—Sé leer labios cuando se habla lento —Explicó— Se desmayó… Creo que la sangre está dejando de salir… No es bueno, ¿verdad? Eso quiere decir que ya casi no le queda y que está casi muerto… ¡¿Qué hago?! —Se desesperó y entró en pánico.
 
—Sólo le queda pedir que salga todo bien. Ya llegamos —Avisó al estacionar cerca de la entrada de Emergencias— Iré a buscar a un doctor, o a varios. Sólo ellos deben movilizar a las personas así de heridas. Quédese ahí, regreso rápido.
 
El oficial bajó de la patrulla tan rápido como pudo y entró corriendo al hospital, llamando la atención de casi todos los presentes. Se detuvo al encontrarse con varios doctores reunidos en la recepción.
 
— ¡Los necesito afuera!
 
— ¿Qué sucede?
 
— ¿Saben del último secuestro de los Zodíacos? Bueno, tengo al chico y a Ascenzo en el auto —Los doctores lo miraron, incrédulos— ¡Hablo en serio! El chico está sangrando mucho, demasiado, ¡está muy mal! ¡Necesita ayuda!
 
— ¿Está en su auto?
 
—Sí, ahí. ¡Vamos, rápido! —Corrió para que lo siguieran. Algunos se desviaron a buscar una camilla.
 
— ¡Aquí! —Rose llamó la atención— Mi hijo está muy mal.
 
—Necesitaremos varias unidades de sangre. Stevens, ve buscándolas.
 
La camilla llegó y los doctores procedieron a subirlo ahí para atenderlo. Rose bajó del auto y detuvo a uno de los doctores.
 
— ¿Sabe si vivirá? ¿Puede vivir?
 
—No quiero desalentarla, pero… Con lo que tengo visto, ha perdido demasiada sangre y la sigue perdiendo. Necesitaríamos un milagro. Cualquier cosa, le aviso —Genial, era uno de esos doctores con sinceridad extrema. Apenas concluyó, se apuró en alcanzar al grupo que ya estaba llevando al nuevo paciente al quirófano. Rose sólo logró quedarse parada en el mismo lugar viendo cómo pasaba todo frente a sus ojos.
 
— ¿Necesita ayuda? —Una doctora observó a la mujer que tenía la vista clavada en el pasillo principal.
 
— ¿Dónde están los baños? Necesito limpiarme —Reaccionó.
 
—Por aquí, la llevaré.
 
—Gracias.
 
Pocos minutos después, en el colegio, la clase de matemática había culminado, pero la profesora no los dejaría salir hasta que no sonara el timbre.
 
—Falta poco para el receso —Diana notó al ver el reloj de la pared.
 
—Todos miren al reloj.
 
—Parece una escena de una serie o película en cuenta regresiva para las vacaciones.
 
—Quedan sólo segundos.
 
— ¡Profe! —Diana llamó— ¿Podemos salir?
 
—No hasta que suene el timbre.
 
— ¡Pero si faltan menos de treinta segundos!
 
—Igual, no saldrán —Qué señora tan chocante.
 
— ¿Y si llegara a estar el representante de alguien en la puerta? —Dio una opción muy poco común.
 
—Esa es una ocasión diferente.
 
— ¿Y cómo sería esa “ocasión diferente”? —Y como si un acto de videncia se tratara, la voz de Carlos se hizo escuchar en la puerta del salón.
 
— ¡¿Papá?! —Marc se extrañó por completo. Su padre nunca iba a su colegio.
 
— ¡Pase! —La profesora dio la autorización.
 
—Buenos días… —Saludó al entrar.
 
— ¡Papá! ¡¿Qué haces aquí?! —Se levantó y se acercó a él. En ese momento, el timbre sonó, por lo que casi todos se retiraron de inmediato.
 
—Buenos días, señor Molander. ¿Y eso que está aquí?
 
—Vengo a retirar a Marc.
 
— ¡¿A retirarme?! ¡¿Qué está pasando?!
 
— ¿Tiene la autorización de la Dirección?
 
—Sino no vendría.
 
—Entonces, puede retirarlo.
 
— ¡¿Qué es lo que pasa?! —Marc no entendía y su padre no parecía estar por contarle.
 
—Te lo diré en el camino. Debemos ir ya. Gracias profesora —Se despidió y se marchó con su hijo, totalmente confundido.
 
— ¿Qué fue eso? —Daniela también resultó confundida.
 
—Él nunca viene, tiene que ser algo importante.
 
—No sé qué es, pero sea lo que sea, no será algo bueno —Cristian casi aseguró— Carlos se veía muy serio, más de lo normal.
 
— ¿Qué puede ser tan grave como para retirar a Marc?
 
—De seguro tiene que ver con Leonardo.
 
—Oh, no… Si estaba así de serio… —La más baja se preocupó.
 
—Eso quiere decir que algo no muy bueno pasó —Daniela echó la cabeza para abajo.
 
— ¿Qué puede esperarse? —Cristian fue el último en hablar en varios segundos. Los tres se encontraban cabizbajos aún dentro del salón.

 —Pase lo que pase, debemos permanecer fuertes y unidos… —Daniela rompió el silencio y rodeó los hombros de sus amigos con sus brazos— Por Marc, estará mal y tendremos que apoyarlo.
 
— ¿A dónde habrán ido?
 
—Depende del lugar, podríamos pensar varias cosas.
 
—Lo descubriremos en unas horas…
 
El que aún no descubría lo que pasaba era Marc, quien ya no podía aguantar más tener una incógnita tan enorme en su existencia.
 
—Papá, ¿qué fue lo que pasó?
 
—Tu mamá me mandó a buscarte.
 
— ¿Por qué?
 
—No me dijo. Sólo dijo “busca a Marc y vengan al hospital”.
 
—El hospital está aquí mismo, me tendrían cerca —Y era cierto. El hospital quedaba apenas a algo más de una cuadra del colegio, podía hasta ir caminando.
 
—Marc… No es exactamente eso.
 
—… ¡¿Lo encontraron?! —Finalmente entendió.
 
—Eso es lo que creo.
 
—Pero eso no es nada malo.
 
— ¿Y si lo hirieron antes?
 
—Oh, cierto. Espero que esté bien.
 
—Llegamos —Estacionó y bajaron para entrar, encontrándose a Rose en la puerta.
 
— ¡Carlos, Marc, llegaron!
 
— ¡Mamá! —Exclamó espantado— Estás… ¡Tu ropa tiene mucha sangre!
 
—Era más. Me acabo de lavar las manos y menos mal que no verás la toalla con la que intenté parar la hemorragia.
 
— ¿Hemorragia? Espera… ¡¿Es su sangre?!
 
—Yo estoy ilesa… Sí, es suya.
 
— ¡Esperen! —Carlos interrumpió— ¿Podrías decir exactamente qué sucedió?
 
—Le cortaron el cuello —Ambos se asustaron— de aquí a aquí —Señaló en el suyo— como si lo hubiesen degollado. Bueno… Creo que eso hicieron. Y tiene un corte en cada muñeca, pero esos no son tan graves, no llegaron a cortar mucho ahí. La del cuello es la que me preocupa, era muy grande.
 
— ¿No tenía otros cortes?
 
—De hoy, no, pero sí vi varios en sus brazos y manos. Pequeños, comparados con el del cuello.
 
—Eso quiere decir que ya había perdido sangre antes…
 
— ¿Los de hoy son cuello y muñecas? No es nada bueno. Ahí pasan venas o arterias, no sé cuál de las dos, muy importantes y que al cortarse se sangra mucho —Marc intervino.
 
— ¿Cómo sabes eso?
 
—Lo vi la semana pasada en Ciencia. Si ya había perdido sangre antes y esa es sólo una pequeña parte porque hay más en la toalla y la había en tus manos, quiere decir que ya perdió demasiada y cuando pasa eso… —No quiso continuar. Lágrimas ya amenazaban con salir de sus ojos.
 
—La verdad, siempre he oído y leído eso de que una persona tiene un montón de sangre, pero nunca lo crees hasta que lo ves en persona. Yo no sabía que podía haber tanta sangre en el cuerpo de un niño de diez años. Aún no me la creo, ¡era demasiada! —Ella y Marc comenzaron a llorar.
 
—No saquen conclusiones adelantadas, hay que esperar.
 
— ¡¿Pero qué se puede pensar en un caso como este?!
 
— ¿Qué le están haciendo los doctores ahora?
 
—Supongo que operándolo o haciéndole una trasfusión de sangre porque lo primero que dijeron fue que necesitarían varias unidades de sangre y mandaron a buscarlas.
 
— ¿Lo ves? Ya están solucionando ese problema.
 
—Lo sé, pero es que…
 
— ¿Es que qué? ¿Te dijeron otra cosa?
 
—Sí… Le pregunté a uno de ellos si podía sobrevivir y me dijo con esa cara de lástima que necesitarían un milagro.
 
—Oh… Ahora entiendo. ¿Cómo estaba cuando llegó?
 
—Desmayado. Al inicio sangraba como cuando lo picó la serpiente, pero con el chorro más grande…
 
—Yo no estuve ahí, no sé cómo sangraba.
 
—Entonces no te lo sabré explicar.
 
— ¿Pueden parar? —Marc pidió— No quiero asustarme más de lo que estoy.
 
—Tienes razón. Ya pararemos.
 
No duró mucho, porque el mismo doctor sincero salió a buscarlos, a lo que Rose le hizo señas para que los viera y se acercara a ellos.
 
— ¿Cómo sigue? ¿Han logrado hacer algo?
 
—Tuvimos que llevarlo de inmediato a cirugía. Lo primero que pudimos notar fue la masiva pérdida de sangre, así que fuimos a buscar varias unidades pero resulta que no queda ninguna unidad de sangre O negativo. ¿Qué tipo de sangre es la suya?
 
—Oh, ¿es por eso que viene? Es receptor universal.
 
—Tanto apuro para descubrir que puede recibir cualquier tipo… —Susurró para sí mismo— Bueno, buscaré las unidades y vuelvo para dar los avances —Se alejó.
 
— ¡Me asusté! Cuando veo a un doctor con cara inexpresiva, siempre pienso que es porque no quieren delatar que algo salió mal a simple vista.
 
—Por suerte, no fue así.
 
La ausencia de otro miembro más del grupo de amigos llamó la atención de la irlandesa.
 
— ¡¿Ahora son tres?! ¿Qué pasó con Marc?
 
—Su papá se lo llevó.
 
— ¡Por eso vino! —Pauline entendió y a la vez se extrañó— ¿Por qué?
 
—No tenemos ni la menor idea.
 
— ¡Más raro aun!
 
—Silencio —La profesora guía llegó al aula— Pasaré la lista. Él está, Bouchard está… —Pasó la asistencia en voz baja, sólo comprobando quiénes habían llegado sin marcar a nadie— Molander no, Molander… ¿Marc? —Preguntó al no parecerle haber visto al muchacho.
 
—Marc vino —Varios respondieron.
 
— ¿Y dónde está? ¿No ha entrado?
 
—Se fue. Lo vinieron a buscar.
 
— ¿Cuándo? Qué raro…
 
—Justo después del timbre.
 
—Vino su papá y se lo llevó. Debería estar anotado en las observaciones.
 
—Oh —Revisó— Ahí está la nota, no la había visto. Montesco sí, O’Malley…
 
Minutos después, en la sala de espera del hospital, el doctor volvió a reunirse con los familiares del paciente.
 
—Ya paramos las hemorragias de las muñecas. No eran tan graves, no lograron cortarle las venas y ya las están suturando. En lo que se trata del cuello… —Pensó antes de seguir.
 
— ¿Por qué piensa tanto?
 
—Tenemos una complicación porque no se esperaba que su garganta estuviera tan inflamada. De paso, se cortó un poco, lo que empeora todo. No hemos parado ninguna de las hemorragias del cuello, sólo disminuido. Creo que duraremos unas horas porque debemos revisar los otros órganos.
 
— ¿Quiere decir que sigue mal, grave?
 
—Grave, muy grave. Debo volver al quirófano —Se fue.
 
—No me agrada.
 
—… ¿Puedo regresarme al colegio? Cualquier cosa, me buscan.
 
—No. Entiendo que estamos cerca, pero no. Tu mamá necesita que estés aquí. Además, sería raro volver.
 
—Ok… Una pregunta que no tiene nada que ver. ¿Y tu auto? —Preguntó a su madre al no haberlo visto en el estacionamiento.
 
—Me había olvidado totalmente de él. Qué va, de seguro ya se lo llevó una grúa. Lo buscaré después.
 
Y la espera a que todo saliera bien comenzó. Marc y Rose buscaron cómo distraerse mientras tanto. Cada vez que podía, el doctor salía a informarles sobre los avances de la operación. Fue una de las esperas más largas en la vida de cada uno de ellos, sobre todo para los dos más preocupados. No era sólo la operación, también debían revisar si había alguna hemorragia interna o cualquier otro problema.
 
Varias horas más tarde, el doctor salió una vez más a darles noticias.
 
—Ya terminamos las pruebas. Lo bueno es que no tiene más nada. Algunos golpes, pero nada grave. Lo preocupante ahora es el cuello. No ha despertado. Cuando lo haga, avisaremos para que lo vean —Y una vez más, regresó a su trabajo.
 
—Al fin algo que suena bien.
 
—… Debo ir al baño —Avisó Marc.
 
—Quedan por ahí —Señaló su mamá.
 
—Ok —Fue.
 
Al salir del baño, miró a varias partes, buscando habitaciones. Vio un pasillo con varias puertas y se dirigió a él con cuidado de no ser visto. Al llegar, comenzó a ver quién estaba adentro de cada cuarto por la ventanilla de cada puerta. No encontró nada. Iba a cruzar hacia el otro pasillo, pero chocó con una doctora que llevaba un carrito con varias medicinas.
 
— ¡Disculpe! —Trató de ser lo más escurridizo posible, alejándose con rapidez.
 
— ¿Quién eres tú? —Lo detuvo— No deberías andar solo.
 
—Marc Molander, y sé perfectamente eso.
 
— ¿Molander? ¿Eres hermano de Leonardo?
 
—Sí… Espere, ¿cómo sabe eso? —Quizás la pregunta era algo obvia siendo ellos dos de los niños más reconocidos en el estado, pero valía la pena formularla.
 
—Es mi paciente. ¿Qué haces solo?
 
—Lo estaba buscando…
 
— ¿Sabes que aún no puedes verlo?
 
—Lo sé, pero igual. No puedo esperar. Tengo una semana entera sin verlo —Hizo pucheros. Debía aprovechar que aún era un niño y podía llegar a conseguir lo que quisiera con sólo sacar algunos encantos conmovedores.
 
— ¿Quieres verlo así como está? Ni vas a poder hablarle.
 
—Doctora… Hace casi seis años lo vi todos los días durante tres semanas sin poder conversar porque estaba en coma. Tenía seis años… Ya sé qué se siente.
 
—…Ok —Cedió luego de considerarlo— Ven acá —Lo apartó hasta un rincón— ¿Crees que cabes aquí? —Levantó la manta que cubría la parte inferior del carrito.
 
—Voy a intentar —Logró meterse.
 
—Perfecto. Necesito que nadie te vea, no hagas ruido.
 
—Ok —La doctora bajó la manta y fue a la habitación donde estaba Leo. Cerró las cortinas y dejó bajar a Marc.
 
—Que sea rápido. No debo durar mucho tiempo con las persianas abajo sin que alguien sospeche.
 
—Ok, no tardaré mucho —Se acercó a la camilla y tomó asiento en ese puesto al que se acostumbró varios años atrás— ¿Por qué no despierta?
 
—Aún no le pasa el efecto de la anestesia. Despertará pronto.
 
—Leo… Ya pasamos por esto una vez, y te lo voy a pedir de nuevo. ¡Despierta! Sé que esta vez es muy seguro que lo hagas, pero quiero que sea lo más pronto posible. Hemos estado toda la mañana aquí, esperándote. Tenemos una semana sin verte ni hablarte y no podremos hasta que despiertes. Ya lo hiciste una vez, puedes hacerlo de nuevo. Tengo que irme, espero regresar rápido para conversar no sólo yo, sino también tú. ¡Hasta luego! —Volteó a ver a la mujer, quien observaba la escena bastante conmovida.
 
—Lo quieres mucho, ¿verdad? —Marc asintió, ella sonrió y subió la tela— Móntate.
 
Ya sabiendo lo que tenía que hacer, cumplió la orden. Ella luego lo cubrió y abrió las cortinas. Mientras iba a un sitio en el que no vieran cuando Marc se bajara, vio por la ventana, alarmándose. Tenía que apurarse en dejar al chico escondido en alguna parte, porque dentro de la habitación, el recién operado despertó.
 
¿Dónde estoy? —Seguía afónico. Estaba desorientado y sentía cierta pesadez. Miró sus manos, confundiéndose al descubrir intrusos en sus muñecas— ¿Por qué tengo esto en las muñecas? —Al ver hacia abajo, sintió algo estorbando en su cuello. Se lo tocó, haciendo contacto con otro invasor— ¡¿Por qué tengo esto en el cuello?!
 
—Ve rápido con tus padres, ¡ya! —Apuró la doctora a Marc en el mismo rincón de antes— No digas nada de esto.
 
—Ok —Ni se dio cuenta del cambio de ánimo. Simplemente se bajó y fue a donde estaban Carlos y Rose mientras la doctora salió corriendo a atender al paciente, el cual encontró sentado en su camilla, asustado.
 
— ¡Tranquilo! No estás en peligro —Se acercó— Nadie va a hacer…
 
¡Aléjate! —Pretendió gritar. Extendió su brazo para alejarla.
 
—No pienso hacerte daño. Soy doctora, estás en un hospital. Estoy aquí para ayudarte.
 
¡No te acerques! —Ordenó al notar las intenciones de aquella uniformada de azul claro, volviendo a extender su brazo.
 
—Si no me acerco, no voy a poder ayudarte —Insistió su acción.
 
¡¿No entiendes?! ¡Aléjate! Aléjate, aléjate, aléjate, aléjate… —Repitió varias veces para hacerse entender.
 
—Sé que fuiste maltratado todos estos días, pero ya no más. Buscaré a alguien más para comprobártelo. No te muevas.
 
Luego de que la empleada del hospital saliera, Leo se quedó asustado en la misma posición. Miraba a su alrededor, todo le era desconocido.
 
—Tardaste mucho en regresar —Resaltó Rose cuando Marc volvió.
 
—Había mucha gente en el baño —Mintió.
 
—No me extraña… —Vio a un doctor corriendo por los pasillos— Oigan, ¿ese no es el doctor que atiende a Leo?
 
— ¡Es él! ¿Por qué vendrá corriendo?
 
— ¡Tienen que ir a su habitación, ya! —Corría hacia ellos y eso ordenó al llegar a ellos para después correr otra vez.
 
— ¡Confía en mí! —La residente ya no hallaba qué hacer para convencer a ese niño— No te haré daño.
 
¡Déjame solo!
 
— ¡No entiendo lo que dices!
 
— ¡Calma! —Entró el doctor y se acercó al paciente.
 
¡Aléjate! —Quiso gritar con más fuerza. Incluso extendió ambos brazos.
 
—Ok… Creo que a ellos no los alejarás.
 
¿A quiénes? —El hombre dio una señal para que Marc, Rose y Carlos pasaran— ¡Mamá, papá, Marc! —Sonrió en grande.
 
— ¡Leo! —Rose lo abrazó.
 
¿Dónde estamos?
 
—En el hospital. Te operaron.
 
Era verdad… Lo siento, doctores —Se disculpó por su comportamiento.
 
—Les dice que lo siente —Tradujo a palabras sonoras su madre.
 
—Estabas asustado, tenías razón.
 
— ¡Te extrañé! —Marc lo abrazó también.
 
¡Yo también te extrañé!
 
—Hey… —Se separó— ¿No puedes hablar?
 
No puedo… —Negó con la cabeza y el dedo para ser entendido por su hermano mayor.
 
—Oh… ¿Por cuánto tiempo?
 
Ni idea —Vio a los doctores como si diciéndoles que respondieran por él.
 
—Tu garganta está muy inflamada, aunque es posible que mañana te salga un poco de voz.
 
¡Sí! ¡No puedo esperar para hablar!
 
—Nosotros no podemos esperar para hablarte.
 
Al mediodía, Cristian, Daniela y Diana fueron a visitarlo. Quedaron en verse cuando su voz volviera. Al día siguiente eso ocurrió. Leo recuperó parte de su voz y mientras no la forzara mucho, la mantendría.
 
Una semana después, le dieron de alta pero con reposo. Todo fue normal hasta que aparecieron los cuchillos, su nuevo trauma. Le era casi imposible entrar a la cocina. De resto, todo estuvo bien. Fue la última víctima de los Zodíacos y su único sobreviviente. Otra cosa más para contar.
 
Por lo menos, aprendió algo de todo: no gritar ni imitar si estaba ronco hace menos de dos semanas. Después de todo, no salió tan mal como se pensaba.
 
Fin del Capítulo #29.
Spencer
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Más Que Cosas De Policías - Página 9 Empty Re: Más Que Cosas De Policías

Mensaje por Spencer Mar 08 Abr 2014, 9:04 pm

*Recuperando las ganas de escribir esto porque se fue la luz y se borró*


Primero que todo, una sugerencia tardía pero que si sale bien, les encantará!


Tip: Segunda vez que hago esto, y esta es con la que queda mejor. Escuchen Moments desde el ¡No! de Rose cuando Leo cae al océano, ES GENIAL! En serio, queda demasiado perfecto si leen más o menos al mismo ritmo que yo e imaginan sólo un poco. La canción debería acabarse en el cambio de personajes (cuando empieza la parte que es en el colegio). Agrega emoción, en serio, como un soundtrack♥️ (si no me creen, entonces hagan como yo hace un rato cuando revisaba que estaba todo bien, me puse a escuchar Happy en esa parte y je, NO  Más Que Cosas De Policías - Página 9 3098243176)


Ahora sí, volveré a lo que quería decir cuando se fue la luz ¬¬


Primero: Esto es algo que planeé decir desde que terminé el capítulo en serio: Si usted acaba de terminar de leer el capítulo #29, ¡FELICIDADES! Ha leído 116 páginas de Word de mi formato raro, creo que serían muchos menos en uno con formato normal y 20540 palabras. Me aprendí los números, je...


Lo de arriba es totalmente en serio y cierto, no lo acabo de inventar. Ahora sí, A LO QUE IBA: MIS NOTAS DEL FINAL TÍPICAS! (no las puse como de costumbre porque me daba miedo exceder el largo de una publicación).


1) Tres semanas publicando el capítulo, y originalmente (en el cuaderno versión script) me tomó 24 días escribirlo y un capítulo actual con todo casi planeado y mucho más simple hoy cumplo un mes desde que lo empecé y ni lleva dos tercios de lo largo de este ._.


2) Último flashback debo tenerlos cansados diciendo esto (? mas no el último que tengo planeado, además, a partir de... no recuerdo cuál capítulo, hay mini flashbacks incorporados que son geniales  Más Que Cosas De Policías - Página 9 1719709284 


3) La única ayuda que tuve con este capítulo fue de parte de la escritora de AVTD, quien me dio el nombre de "Los Zodíacos", sacándolo del episodio de Criminal Minds de esa semana en el cual mencionaban al asesino del Zodíaco este último es real, un asesino serial que jamás fue atrapado. Y de ahí se me ocurrió todo. Sí, no tenía nada más que el modo de secuestro planeado cuando empecé el capítulo quizás por eso Leo tarda tanto en aparecer luego de ser raptado.


4) Por si no se dieron cuenta después de tres flashbacks porque es un tema aunque no principal pero que se incluye en los tres, Marc era el típico digo yo porque conozco MUCHOS estudiante que parece ser flojo y que es irresponsable, pero que cuando quiere puede ser más inteligente que alguno de los cinco primeros de la clase experiencia, auch y Leo el otro típico responsable que ni permite que los que no lo son se copien de él porque cree en "sólo te diré cómo se hace para que aprendas a hacerlo por tu cuenta" :lovely: 


5) Ya lo dije, pero... No les encanta la manera en la que todos estaban relacionados de alguna manera pero no se conocían?  :lilo: 


6) Ah y también que Marc y Paula tuvieron sus momentos "detectivescos" ok justo me vengo dando cuenta que JUSTO Marc y Paula


7) Sólo recordando, esto pasa después de lo de que Leo descubre lo de su padre pistas/recordatorios: Leo en ese cap dice que fue en la semana que estuvo enfermo antes del secuestro, y aquí se menciona su enfermedad y por eso se quedó mudo por imitar, y el desánimo que Marc le dice a Brawly que Leo tenía...


8) Referencias! sé que la mayoría ni las habrá notado porque depende de si ven eso o no así que...
♦️ LO ADMITO, el apellido de Cristian lo saqué de un libro que estaba leyendo ese año era el apellido de un profesor de biología que nombraron sólo dos veces creo
♦️ HAY MUCHAS a Grey's Anatomy, eso porque era algo divertido de incluir por mis amigas porque lo ven (? Ej: O'Malley, Stevens, Sheperd sé que no sale aquí porque ni era doctor en esa época pero aprovechando, lo que dice Rose sobre la cantidad de sangre (con la diferencia de la persona y eso), y esas son las que recuerdo...
♦️ Bueno, esa de Los Zodíacos. ACABO DE VER ALGO EN INTELLIGENCE QUE DEBO USAR CON MARC *o*
♦️ Sí, veo muchas, muchas, MUCHAS series, je...


9) Aún no he dicho en qué trabaja el papá de Daisy y Paula? Es que de verdad no recuerdo y creo que casi quedó como "desempleado" por lo que le dice Daisy a su profesora cuando no es así .-. si no lo he dicho, IGUAL ESPEREN, eso se descubrirá más adelante porque será importante en unos capítulos


10) AH CLARO, la referencia a Who let the dogs out?, jaja.


11) Weird fact extraño ps: Las dos veces que escribí que Leo se quedaba mudo, LAS DOS VECES ME QUEDÉ RONCA EL DÍA ENTERO  Más Que Cosas De Policías - Página 9 4162775227 


12) Saben qué... Ya decidí cuál flashback de los otros tres haré primero. Ya que se relaciona mucho con MDUVM (que era un cuarto flashback convertido en novela XP) y con el primer flashback, quizás haga algo como un OS en vez de un capítulo sobre eso porque EN SERIO TENGO GANAS DE ESCRIBIRLO.


13) Y de nuevo, otra serie más me ha dado otra idea, pero sería un flashforward (sí, eso existe. Es lo contrario a flashback) alternativo.


14) Ok, terminé hablando de planes (? 


15) Soy el caso contrario a Marc (? Qué hace la gente con hermanos? Yo siento que no podría vivir con alguien más que sea más o menos de mi edad  Más Que Cosas De Policías - Página 9 2333868493 soy el tipo de hija única que nunca quiso hermanos, sólo mayores pero eso es imposible a menos que (aunque es posible, en realidad...) tenga un medio hermano perdido por ahí


16) Por si acaso, NN es una manera de decir desconocido.


17) Ahora sí se tiene bien claro por qué Leo le tiene esa extraña fobia a los cuchillos en manos de otras personas.


FIIIIN


Próximo capítulo... Semana Santa, no escribiré de nuevo antes de ella eso supongo, igualmente en MDUVM.


Hasta... Nah, hasta mi próxima respuesta a lo que sea,  :bye: 
Spencer
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Más Que Cosas De Policías - Página 9 Empty Re: Más Que Cosas De Policías

Mensaje por Spencer Lun 21 Abr 2014, 6:37 pm

I'M BAAAAACK  Más Que Cosas De Policías - Página 9 1857533193 


En serio, iba a publicar este capítulo antes pero:


1) LO ADMITO. La semana pasada estuve DEMASIADO DISTRAÍDA viendo Attack on Titan, me obsesioné con ese animé y nótese que no soy de ver animés sólo he visto Kaidan Restaurant y Tokyo Magnitude por una amiga que me dijo que los viera y lo conseguí por mi propia cuenta ahora casi obsesioné a mis dos amigas que ven animé con ese, Más Que Cosas De Policías - Página 9 3098243176 es que en serio es BUENO!


2) Me enfermé sigo más o menos pero pf  Más Que Cosas De Policías - Página 9 2333868493 nada grave, una simple gripe, pero yo soy de ponerme a vaguear porque no tengo ganas de nada si tengo la nariz mal así que... tiempo para ver doujinshis del animé (? Pero como ya hoy estoy bien, volví! weird fact de MDUVM que tiene que ver con esto: comencé a escribir el capítulo el día que empecé a sentirme mal. Recuerden esto para cuando lo publique y notarán una conveniente casualidad  Más Que Cosas De Policías - Página 9 2686721104 


3) Exámenes de matemática y física. Díganme, estudiar enfermo es LO PEOR DEL MUNDO. No tengo por qué agregar más.


Ya, no hay una cuatro. Ahora al capítulo ♪


Capítulo #30: “Para Recordar y Descubrir”.
 
Sólo han pasado muy pocas horas desde que la fiesta de Halloween de Paula acabó cuando ya probablemente se encuentran en otro tipo de celebración.
 
Es temprano, muy temprano, eso no evita que Leonardo esté ya despierto en la sala de su casa. Tiene varias bolsas llenas en sus manos. Junto a Rex, se dirige al cuarto de su hermano con mucho cuidado de no hacer ruido. Allí, ambos se esconden debajo de la cama, no sin antes también ocultar las bolsas en alguna parte de la habitación. Leo golpea la cama por abajo para que se mueva, acto que funciona y hace despertar a Marc.
 
— ¿Qué fue eso? —Simplemente sintió su colchón ir de un lado a otro sin explicación alguna, o al menos hasta que vio a Rex salir de abajo— Oh, así que fuiste tú. Debo recordar cerrar bien la puerta —Ve el reloj luego de aconsejarse a sí mismo, abriendo muy bien los ojos— ¡Me despertaste media hora antes! Supongo que hoy llegaré mucho más temprano —No pensaba intentar dormir de nuevo. Se levanta para ir a la cocina, dejando la puerta abierta, la cual cierra Rex— No hacía falta…
 
En el momento que Rex cierra la puerta, Leo sale de su escondite, se sacude un poco el polvo y comienza a hacer unos cuantos cambios mientras Marc realiza todo lo que suele hacer al levantarse. Al terminar, el menor se devuelve a su cuarto a “dormir”.
 
Pocos minutos después, Marc sale del baño y va a la cocina, en donde se queda pensando unos segundos antes de decidir ir a la puerta del cuarto de Leonardo, abrirla y luego tocarla un par de veces.
 
— ¿Para qué tocas si ya estás adentro? —Se hace el recién despierto.
 
—Para despertarte —Admite sin miedo a nada, incluso sabiendo perfectamente cuánto le molesta a su hermano despertar antes de tiempo.
 
— ¿Por qué me despertaste tan temprano? —Finge molestarse al ver la hora.
 
—Rex me despertó.
 
— ¿Y como te despertó, me despiertas a mí?
 
—No te desperté por eso… —Arquea una ceja y sonríe con complicidad. Leo no entiende al inicio, aunque luego lo ve serio al darse cuenta.
 
— ¡¿No puedes aprender a cocinarte algo!?
 
—No puedo. Por más que intente, me queda mal o se quema.
 
—Entonces quema hasta que te salga.
 
— ¡Vamos! Intentaré otro día.
 
—Tendrás que esperar a que me bañe.
 
—Ok, no importa. Esperaré —Oyen una alarma.
 
— ¿Ese no es tu despertador?
 
—Ya voy a apagarlo —Marc  va a su cuarto a detener el tono de su alarma, seguido por Leo. Al abrir la puerta, se sorprende al ver su habitación decorada con temática de cumpleaños— ¡¿Quién hizo esto y cuándo?!
 
— ¡Sorpresa! Fui yo después de que Rex te despertara, o mejor dicho, yo.
 
— ¿Fuiste tú?
 
— ¡Engaño! Me desperté hace rato.
 
— ¡Gracias!... ¿Cocinas como regalo adicional?
 
—Sabía que dirías eso.
 
Alrededor de una hora después, era el momento de recibir las felicitaciones de sus compañeros y amigos de la comisaría. Es recibido por Paula primero que todos prácticamente en la entrada al lugar. A pesar de haber llegado más temprano, toda su Unidad ya estaba ahí.
 
Al subir y entrar a la oficina extrañamente siendo guiado por Paula, se encuentra con una torta de cumpleaños  en su escritorio. La rubia siente a Matías viendo desde atrás aquel dulce con cara de querer comérselo de una vez.
 
—Tendrás que esperarte. La comeremos más tarde —Avisa haciendo que Matías lamentara por dentro.
 
— ¿Cuándo has visto que piquen una torta tan temprano? —Pregunta Sebastián.
 
—En el colegio.
 
—En el colegio tiene que ser temprano porque sí.
 
—No estamos en el colegio, esperarás.
 
A la vez que todos “atacan” a Matías con el tema de querer la torta, los dos policías en entrenamiento conversan por su parte.
 
— ¿Sabes si hoy tenemos entrenamiento? —Daisy no está del todo segura.
 
—No tenemos. Esta semana es libre de ellos.
 
—Oh, cierto. No lo recordaba. ¿Cómo estás?
 
—Con más sueño de lo normal. Me paré más de media hora antes por una sorpresa que tenía planeada. Al menos me sirvió.
 
—Entonces no te levantaste temprano por nada.
 
—Lo único es que no hallo cómo quitarme el sueño —Bosteza un poco.
 
—Aquí hay café, sirve —Daisy da una opción de la cual Leo ríe falsamente.
 
—No puedo. Me pongo activo.
 
— ¿Esa no es la idea?
 
—Creo que no me entendiste. No puedo tomar café, me pongo activo pero no en el sentido que tú crees.
 
—No entiendo, ¿otro tipo de activo?
 
—No es el tipo de activo que quiero. Me pongo como… —Se detiene a pensar una buena comparación— como la gente que se vuelve loca al comer azúcar, ¿sabes? Pero peor, mucho.
 
—Okay… —Le pareció raro— ¿El azúcar no te activa tanto?
 
—Nunca lo ha hecho, por suerte.
 
Daisy busca en su cartera hasta sacar unos cuantos caramelos y mostrárselos.
 
— ¿Te sirven?
 
— ¡Perfecto! —Agarra algunos— Gracias.
 
—Ahora sé que cuando me pidan café para el grupo, no debo buscarte uno... Aunque, ¿descafeinado no puedes?
 
—No me gusta mucho así. Hey, ¿cuándo vemos los videos?
 
— ¡Cierto! Veré cuándo puedo, sino te los mando por correo o te los presto, pero primero déjame cuadrar.
 
—Ok. Quiero ver cómo quedaron.
 
Se referían a los videos de la celebración del día de ayer, aquellos que grabaron haciendo bromas. En ese momento, Matías y Sebastián entran a la oficina.
 
—Salgo de la otra oficina para librarme de la pareja y me encuentro con…
 
—“No somos pareja” —Apoda Sebastián para completar la oración del primero.
 
—Es verdad —Leo afirma.
 
—Aquí no hay nada incómodo —Alega la pelirroja.
 
—Próximamente lo habrá —Predice el ojiverde.
 
— ¿Vas a seguir? —Ella se nota cansada de la insistencia de su compañero.
 
—Me recordarás por decirlo, ya verás.
 
—Pues sí, sí te recuerdo por eso pero no como lo dices.
 
—Pronto será como yo digo.
 
—Qué insistente, y… —Voltea hacia donde está Matías y levanta rápido los brazos— ¡Bu!
 
—No me asustaste —La ve feo.
 
—Nada como el susto de ayer.
 
—No lo menciones.
 
—No dudaría en volverte a asustar, fue divertido.
 
—Tan linda tú.
 
—Eso siempre —Dice antes de irse, quedando sólo los hombres.
 
— ¿Por qué siempre tienen que llegar interrumpiendo? —Se queja Leo.
 
—No interrumpimos. Podían seguir hablando.
 
— ¿Ignorarlos? Como si no lanzaran esas directas.
 
—Querrás decir “indirectas”.
 
—No, porque son indirectas directas, así que son directas —Defiende su punto.
 
—Aquí comienza el enredo de las cosas.
 
—No, no lo pienso explicar porque como lo dije se entiende —Se enreda un poco la lengua por el caramelo que comía, por lo que su voz salió un tanto extraña.
 
— ¿Por qué hablas…? —Matías lo nota— ¿Quién te lo dio? —Se interesa.
 
— ¿Quién me dio qué?
 
—El caramelo. Quiero uno —Responde demandante.
 
—Me sobró de ayer…
 
—Ah, da igual. De todos modos hay torta.
 
— ¡Qué dulcero! —Sebastián interviene— ¡Te vas a volver diabético!
 
—No exageres, que tú también comiste ayer.
 
—No tanto como tú.
 
—Yo hago ejercicio.
 
—Y deberías incluir tiro a tu lista de ejercicio.
 
—A todo le sacas ese tema —Replica.
 
—Es inevitable.
 
Leonardo de un momento a otro se convirtió en un miembro de más en ese lugar. No tenía nada que ver en esa discusión, así que luego de ver un rato que ya no tendría nada que hacer ahí, sale.
 
— ¿No deberías llevar la torta al lado? —Diana pregunta como sugerencia a Paula— Quiero decir, Marc es el que cumple y está en la 1, no en la 2.
 
—La llevaré luego, ahora no. En la 1 está Matías, es un peligro.
 
—Y Rex. Tienes razón, mejor se queda aquí.
 
—En este grupo todos podemos aguantarnos.
 
—Ni probaremos el glaseado.
 
—Hay que vigilar que Matías no entre.
 
— ¿Y si pones la torta dentro de una caja no tan sospechosa?
 
— ¿Una caja dentro de una caja? —A Paula le parece raro.
 
—Una caja disimulada que no parezca tanto de torta.
 
— ¿Podrías decirme dónde está esa caja disimulada?
 
—… En alguna parte de este lugar —Diana no tenía la idea completa.
 
—Veré si tengo una en mi auto —Paula se levanta y saca las llaves de su auto.
 
—Quiero hacer algo —Daisy entra cuando su hermana sale.
 
— ¿Algo como qué?
 
—Hablar sin que Sebastián y Matías interrumpan.
 
—Es algo frustrante, ¿verdad? —Diana sabe a la perfección cómo pueden arruinar una conversación en cuestión de segundos.
 
—Sí. Odio cuando hacen eso —Se sienta en el sofá al lado de Diana.
 
— ¿Y si me ayudas a esconder la torta? Bueno, guardarla.
 
— ¿Dónde? Aquí no hay lugar para esconder.
 
—La idea era que me dijeras —Confiesa. Creía que Daisy daría otra idea mejor.
 
—Yo no tengo tanto tiempo aquí como tú.
 
— ¿Esa es la torta? —Escuchan a Leo en la puerta y luego lo ven entrar.
 
— ¿No la habías visto?
 
—No. Con Paula en la oficina, para mí es difícil hasta entrar sin recibir un poco de desprecio. Es incómodo.
 
—Siempre olvido eso.
 
—Qué suerte que Paula hizo una torta, porque yo no pensaba ni comprar una.
 
— ¡Pero si te quedan bien! —Diana se sorprende.
 
—Mi humor no está activo hoy, sería por flojera.
 
—Tómate un café.
 
—Todos me dicen eso —Se queja. ¿Por qué no podían aconsejarle algo más?— No puedo.
 
— ¿Por qué no?
 
—Me pongo activo.
 
—Pero si esa es… —Para repentinamente— Oh, ya entendí. ¿Algún dulce?
 
—No me hacen mucho efecto.
 
— ¿Y con qué te despiertas tú?
 
—No sé —Levanta los hombros— Oh, ya sé —Se acerca a Diana para susurrar en su oído— Necesito que Daisy se vaya.
 
—Daisy, ¿podrías ir a ver si hay una caja en tu auto? —Diana disimula de esa manera el mandato.
 
—Hoy vine en el de Paula… Igual iré —Sale así de sencillo.
 
—Listo. ¿Por qué la necesitas afuera?
 
—Porque no quiero que vea.
 
— ¿Qué es lo que piensas hacer que yo sí puedo ver?
 
—Es algo simple y fácil. Asustarme —Explica con tranquilidad.
 
— ¡¿Asustarte?! ¿De qué va a servir eso? —Diana no entiende. Quería despertar, no andar nervioso, ¿no?
 
—Me pondré alerta y así se me quitará el sueño.
 
— ¿Entiendes que puedes correr un gran peligro por eso?
 
— ¿Qué riesgo? —Leo está muy relajado para lo que pide— ¿Qué me podría pasar?
 
— ¿Es en serio? —Diana insiste. Era como si el sueño no le dejara razonar— ¡Te puede dar un brote de miedo!
 
— ¿Eso? —Agita su mano para restarle importancia— Los brotes de miedo son la cosa más simple, se quitan demasiado fácil.
 
— ¿Y qué pasa si no sucede así?
 
—Yo soy el impredecible aquí, sé perfectamente qué puede pasar.
 
—Si tú lo dices… —No muy convencida, acepta hacerle el favor— ¿Cómo voy a asustarte aquí?
 
—Sabes a qué le tengo miedo —Le recuerda.
 
—Voltéate. Si ves, no creo que funcione.
 
—Sí funciona, igual me voltearé.
 
En el momento que deja de verla, Diana se agacha y se quita uno de sus tacones, sosteniéndolo como si estuviera amenazando a golpear a alguien con él.
 
—Voltea —Avisa al ponerse de pie.
 
—Veamos que hi… —No termina su oración por ver lo que Diana escogió, echándose un par de pasos hacia atrás de inmediato— ¡Ay no! Esos son los peores.
 
— ¿Está funcionando? No es cómodo un pie alto y otro bajo.
 
— ¿Te estás enojando? ¡No me hagas nada con eso! —Prácticamente le ruega.
 
— ¡Funciona! —Exclama sorprendida. Se acerca lentamente.
 
— ¡Por favor, suéltalo! ¡Es suficiente! —Extiende sus brazos con las manos abiertas, haciendo un intento de bloquearla mientras da más pasos atrás.
 
Diana siente algo de lástima, por lo que se vuelve a poner el zapato alto en su pie y coloca sus manos en alto para demostrar que ya están libres.
 
—Ya me lo puse, no te haré nada —Al darse cuenta, Leo resopla, retomando la calma.
 
—Mi pulso está a mil —Comenta con la mano en su pecho.
 
—No quería asustarte así. ¿Por qué tanto miedo a los tacones?
 
—Debería tener un hueco aquí por un tacón —Levanta su camisa lo suficiente como para señalar el sitio algo por encima y a la izquierda de su ombligo. Se acoda y pasa a señalar por encima de una de sus cejas—, debería tener una cicatriz enorme aquí por un tacón, otro medio hueco en la espalda y creo que en el hombro, por un tacón. Otras heridas más que no me acuerdo del mismo día.
 
—Auch, ahora entiendo. Por suerte es sólo si ves a alguien cerca con uno en la mano.
 
—Eso con cualquier zapato. ¿No te acuerdas en el colegio cuando mandaban a quitarnos los zapatos y yo me volvía loco y hasta salía corriendo?
 
—Y todos se quedaban mirándote raro.
 
— ¡Era horrible!
 
— ¿Y eso que hiciste que sacara a Daisy?
 
— ¿Y que viera esto? No, qué pena.
 
—Ella entendería que es por un trauma.
 
—Lo sé, pero igual me da pena. Prefiero primero decirle que tengo el trauma y que luego mire cómo reacciono que al revés.
 
—Entiendo, pero no entiendo por qué te importa tanto.
 
— ¿Por qué crees que me importa?
 
—Porque tú nunca dices que necesitas a alguien afuera.
 
—Buen punto. No quiero que vea la clase de cobarde que soy.
 
—Ahí está, te importa. ¿Por qué? —Intenta sacarle información que probablemente jamás admitiría tan fácilmente.
 
—No me gusta que me conozcan como cobarde.
 
—No eres cobarde, tienes tus razones.
 
—Insisto, me daría pena.
 
—Creo que hay otra razón.
 
— ¿Tú también? —Rueda los ojos y cruza los brazos— Ya no se puede tener amistades en paz.
 
—Sólo digo…
 
—Paula ya está revisando, no hago falta ahí —Daisy interrumpe el momento al pasar a la oficina.
 
—Oh, en ese caso… —La más baja se sienta y comienza a quitarse el tacón otra vez, provocando que Leo la mirara extrañamente.
 
— ¿Qué estás haciendo?
 
—Me duelen los pies, voy a descansarlos un poco.
 
— ¿No puedes cambiarte los zapatos en el baño? —Se incomoda con el simple hecho de verla tocando sus tacones aún en sus pies.
 
—No me arriesgaré a que esté lleno —Se quita uno y lo coloca en el suelo.
 
—Creo que mejor me voy de aquí —Leo se apresura en ir a otra parte.
 
— ¿Qué fue eso? —La mayor no tiene idea de lo que acaba de pasar.
 
—De verdad me duelen los pies y me pondré estos deportivos —Saca unos zapatos de goma de su escritorio mientras responde.
 
—No hablo de eso. Hablo de por qué se fue tan raro.
 
—Ah, eso. Tiene un trauma desde prácticamente toda su vida.
 
— ¿Otro más? ¿Qué tienen los tacones?
 
— ¿Ya sabías de uno?
 
—El de los cuchillos, pero ¿los tacones?
 
—No son sólo los tacones. Son todos los zapatos.
 
—Ese sí es un trauma raro.
 
—Fue primero que el de los cuchillos. Siete años antes.
 
— ¿Qué pasó con los zapatos?
 
—Maltrato como no te lo imaginas. Sería mejor que él te lo contara, no le gusta mucho que hablen de sus traumas a sus espaldas.
 
—Y si lo sabes, ¿por qué te cambias los zapatos en su cara?
 
—Pensé que lo había superado un poco y que un cambio, como no se agarra por tanto tiempo a los zapatos, no le iba a afectar. Quiero decir, desde que tenía tres y parece que no ha mejorado tanto.
 
—De haber tenido uno, ya no lo tendría —Hace saber qué habría pasado si ella hubiese tenido un trauma— Mi papá es psicólogo.
 
—Supongo que sabes un poco de psicología.
 
—Ahí, más o menos.
 
—Recuerdo que una vez pensé estudiar eso.
 
— ¡Encontré una caja! —Paula interrumpe la charla con su llegada— Ya no hace falta que vigilen.
 
— ¡Bien! No pensaba quedarme todo el día aquí —Celebra Diana.
 
Más tarde, al mediodía, Alex y Matías discuten sobre la repentina ausencia de Marc y presencia de Rex en la cafetería.
 
— ¿Dónde está Marc? Hace rato que no lo veo —Matías enfatiza el tiempo.
 
— ¿No está practicando tiro?
 
—No —Ve que Alex está por decir algo— Y no, no practicaremos.
 
—Aw. ¿Enseñándole algo a Leonardo antes de que se lo den en el entrenamiento?
 
—Leonardo está ahí… ¡¿Hace eso?!
 
— ¿No lo sabías?... Es su cumpleaños, alguien debió quedarse hablando con él y bastante.
 
— ¿Han visto a Paula? —Sebastián pasa y decide sentarse con ellos a almorzar.
 
— ¡OOHH! —Alex y Matías se dan cuenta al mismo tiempo— No.
 
— ¿Qué fue eso? —Sebastián arquea una ceja.
 
—Nada importante.
 
—Claro… Pero en serio, ¿la han visto?
 
—Hace un buen rato que no.
 
—La seguiré buscando luego. Se me ocurrió algo con el caso y quiero preguntarle si es posible, pero no es tan urgente así —A pesar de eso, al ver a Diana entrar a la cafetería, de inmediato se levanta a compartir su idea con ella.
 
—Celebrando juntos. ¿Qué tal?
 
—No es raro, Paula es de celebrarlo todo —Opina el más alto.
 
—Al menos no se están “expresando” en frente de nosotros.
 
—Mejor no hables. Capaces y cuando vuelvan se “expresan”.
 
Adivinaron. La pareja se encuentra almorzando en un restaurante como manera de celebración entre ellos.
 
Un par de horas luego, Daisy y Diana se encuentran solas en la oficina de su Unidad.
 
—Parece que será un día tranquilo.
 
—Siempre es así hasta que decidimos irnos.
 
—Típico. Quiero practicar tiro, estoy casi segura de que nos harán la prueba apenas volvamos al entrenamiento —Daisy expresa su presentimiento.
 
—Créeme, estás en lo cierto. Vamos —Se levanta.
 
— ¡Espera! Tengo que avisarle a Leo, también está en entrenamiento.
 
—Tienes razón, no podemos dejarlo por fuera.
 
— ¿Dónde está él?
 
—Quizás en la oficina —Van para allá, encontrándoselo solo.
 
—Es raro encontrarte solo.
 
—Mi grupo tiene un caso en el que no puedo participar —Dice con fastidio.
 
—Un secuestro, ¿verdad?
 
—Como no nos han enseñado nada de eso, no estoy autorizado —Afirma la suposición de su compañera con explicación.
 
—Lo fastidioso de ser el relleno del grupo.
 
—Buena manera de decirlo. No sé qué hacer.
 
—Sorpréndete. Diana me acaba de decir que cuando nos dan una semana libre sin razón, es porque al regreso hay prueba.
 
— ¡Qué trampa! Entonces debemos practicar.
 
—Ahora tienes algo que hacer.
 
—Yo estaré ahí para decirles lo que me acuerdo.
 
—Mientras no te quites los zapatos, puedes acompañarnos.
 
—Me los quité porque me pediste que te asustara.
 
— ¿Y no pudiste asustarme con otro de mis traumas?
 
— ¿Con cuál? No tengo un cinturón, un cuchillo o una serpiente. Lo que querías era despertar y funcionó.
 
—El zapato deportivo me habría asustado menos pero habría funcionado igual.
 
—Quisiera entender —Interviene Daisy al no saber bien a qué se refieren.
 
—Le pedí que me asustara para despertarme. Lo de los tacones fue a propósito. Supongo que te contó del trauma.
 
—Pero al menos funcionó.
 
El grupo deja de hablar y comienza la práctica. Daisy y Leo debían afinar sus habilidades para ser excelentes a la hora de la evaluación en la semana siguiente.
 
De noche, Marc y Leo regresan a casa, aunque el primero nota algo extraño mientras abre la puerta de la entrada.
 
— ¿Sensación mía o papá está viendo videos?
 
— ¿Por qué va a estar viéndolos?
 
—En los cumpleaños se pone así —Era una conducta que se estaba haciendo costumbre para su padre.
 
— ¿Así que el próximo sería el catorce de enero?
 
— ¿Catorce de enero? ¿Qué pasó con el tuyo?
 
—No creo que se ponga así con el mío.
 
—… Veré cuál está viendo —El mayor se adelanta y va a la sala de estar.
 
Llega por atrás del sofá donde Carlos está sentado sin que se diera cuenta y lo sorprende sentándose en el mueble saltando por atrás. Leonardo se queda viendo de lejos.
 
— ¿Veintidós y sigues montándote así? —Carlos reclama mientras pausa la grabación— Te puedes caer.
 
—Nunca me he caído. ¿Y por qué lo pausas? Quería ver.
 
— ¿No reconoces el video con esa toma?
 
—Dime la fecha sin el año a ver si me acuerdo.
 
— ¿Sin el año? Así es más difícil… Dieciséis de noviembre.
 
—No recuerdo nada en esa fecha…
 
—Es que digamos que no es por algo en especial.
 
—Entonces, ¿de qué es el video?
 
—Ni idea. La verdad es que nunca lo había visto.
 
—Déjame ver —Toma el control y quita la pausa.
 
—Es uno que ustedes y Cristian grabaron solos —Marc no responde en el instante. Se queda viendo el video hasta reconocerlo.
 
— ¡Ya me acordé! ¡Leonardo, ven a ver el video perdido que consiguió papá!
 
— ¡Voy! —Corre y se sienta en el sofá tal cual como lo hizo Marc, recibiendo una mirada casi asesina de parte de Carlos. Sin prestarle atención, se fija en las imágenes del televisor— ¡Ese video lo creía perdido!
 
— ¡Yo también! ¿De hace cuánto es eso?
 
—Diez años. Aún tenía las suturas por todos lados y se notan un poco.
 
—Ah, verdad. Ese fue el primer video después del secuestro.
 
— ¿Por qué no lo había visto? —Carlos se extraña. Los videos que sus hijos y Cristian solían hacer de niños eran vistos por él y Rose apenas los terminaban de grabar.
 
—Ese día estabas en un juicio importante. Cuando lo vimos no habías llegado. Cada vez que lo veíamos no estabas. Luego, hace como cinco años, lo guardamos y se perdió —Explica Marc.
 
—Hasta ahora. Diez años después descubro su existencia… Ustedes sí eran locos con los videos —Comenta al ver una parte graciosa.
 
—Esa era la idea, hacerlos divertidos.
 
—Pero no fue el primero como dijiste.
 
— ¿No? ¿Qué otro hay antes?
 
—Unos en los que sólo salen Cristian y tú.
 
—Ah, ya. Es que yo digo primero en el que sale Leonardo.
 
— ¿Este es el que empieza “estamos muy sonrientes y es que por primera vez en casi un mes podemos decir que estamos completos”? —Imita Leo durante la pregunta, a lo que Carlos agarra el control y devuelve el video al principio para oír la frase.
 
—Vaya, así tal cual. Hasta las voces y el tono.
 
—Yo sí bromeaba con eso de tener montones de suturas —Leo opina de su actitud en el video— Me burlaba yo mismo como si fueran de otra persona.
 
—Te tomabas las cosas con humor.
 
—Cómo han cambiado las cosas en diez años —Un tono de nostalgia sale de Carlos.
 
—Antes grabábamos videos a cada rato. Ahora si acaso grabamos una vez cada seis meses.
 
—El último fue en agosto…
 
—Tenemos que grabar un video, volver a esa costumbre.
 
— ¿Qué grabaríamos? —A Leo le agrada la idea.
 
—Cuando tengamos una idea, la grabamos.
 
— ¿Trajeron torta? —Interrumpe el padre, curioso.
 
— ¡Claro! Tienes suerte de que Paula hizo una.
 
Marc va a buscar lo que quedó, Carlos lo acompaña. Leonardo se queda solo viendo el video. Le fascinaba y a la vez le entristecía un poco ver videos de los que hacía cuando era más pequeño, por lo que siempre se quedaba enganchado al mirarlos. Era una sensación de nostalgia al recordar cómo era antes y compararse con lo que es ahora. Tarda un poco en darse cuenta de que lo dejaron solo, momento en el que pone pausa y se apura en ir a la cocina junto a ellos.
 
— ¿Hay suficiente para tres?
 
—Un poco más —Marc le pasa un plato con su trozo ya separado de pastel.
 
—Tu novia cocina bien —Carlos califica al probar su primer trozo.
 
—A ella le gustan esas cosas. No sé por qué no es chef o algo así.
 
—Hablando de cocineros… —Ambos voltean a ver a Leo.
 
— ¡¿Es en serio?! ¡¿No piensan aprender a hacer algo sencillo?! —Se altera. Se está cansando de ser el único con aptitudes culinarias de la casa.
 
—Me quemé las dos manos haciendo chocolate caliente.
 
—Sólo sé hacer un sándwich —Cada uno da su excusa.
 
—Perfecto. Prepara tres —Ordena a su padre antes de irse de la cocina.
 
— ¿Qué le pasa?
 
—Hoy se despertó sin ganas de cocinar.
 
—Que no le dure —Carlos no quiere estar condenado a sólo comer dos rebanadas de pan con cualquier relleno.
 
—Si mañana sigue así, creo que ordenaré pizza.
 
— ¿Qué hiciste hoy?
 
—Almorzar en un restaurante con Paula. Luego me dieron un caso en el que Leonardo no puede participar por estar en entrenamiento… Oh, creo que eso lo tiene molesto.
 
— ¿Crees que por eso no quiere hacer nada?
 
—Es posible. Se siente excluido y sabes cómo se pone por eso.
 
—Qué exagerado.
 
—Siempre ha sido así.
 
Sin saber bien qué pasaba con Leo, siguieron comiendo sus partes de la torta de cumpleaños.
 
En la casa de Paula, sus padres están de visita.
 
— ¿Y eso que estás viendo las noticias? —Daisy se extraña al ver a su padre en eso. No suele prender la televisión cuando hay visita o cuando él está en una casa ajena.
 
—Me dijeron que saldrá una noticia que me interesa.
 
— ¿Y ha salido algo o sabes de qué trata?
 
—Nada. Falta poco para que acabe, ya debe salir.
 
— ¿Crees saber qué es?
 
—Espero que no sea lo que creo.
 
—Me dices después. Iré a cambiarme —La pelirroja se dirige a su habitación, encontrándose a Paula acostada en su cama con su celular en las manos— Paula…
 
— ¿Qué pasa? ¿No puedo estar aquí?
 
—Claro que puedes, pero… ¿Qué haces en mi cuarto?
 
—En tu cuarto hay mejor señal.
 
—En el tuyo también hay.
 
—Aquí los mensajes llegan mucho más rápido.
 
— ¡Oh! Hablando con Marc, ¿eh?
 
— ¿Puedo quedarme aquí?
 
—Buscaré mi ropa y me cambiaré en otra parte.
 
— ¡Gracias! —La menor saca algunas prendas del clóset y deja a Paula donde la encontró. Al pasar por la sala de estar camino al baño, escucha a su padre con un tono de decepción.
 
—No puedo creer que hayan aprobado eso.
 
—Supongo que ya dieron la noticia —Su comentario llama la atención de su hija.
 
—Justo la que yo estaba pensando.
 
—Veo que no te agrada mucho —Se sienta a un lado del sofá. Tiene interés de saber lo transmitido.
 
—A partir de mañana de seguro tendré más clientes.
 
— ¿Y eso qué tiene de malo? ¿Ya no soportas que te cuenten problemas?
 
—No, no es eso. Lo que no me gusta es el por qué.
 
— ¿Te afecta? Si no me dices qué es…
 
—A mí no, a mis pacientes… específicamente impredecibles.
 
— ¿Ellos son los que son como bipolares pero más amplio?
 
—Algo así, una versión más extendida.
 
— ¿En qué les afecta la noticia? —Daisy por alguna razón de verdad siente interés por el tema.
 
—Los van a obligar a ir a un hospital psiquiátrico. Se supone que no deben ir a uno por nada del mundo —Remarca el “no”. De verdad está en desacuerdo.
 
— ¿Antes no era obligatorio?
 
—Ni siquiera era permitido.
 
— ¿Por qué no?
 
—Los impredecibles no están hechos para estar encerrados ni tres días, no pueden. Al estar encerrados, lo único que hacen es empeorar. No puedo creer que hayan aceptado eso —No para de negar con la cabeza.
 
— ¿Y por qué dices que te van a aumentar los clientes?
 
—Porque sólo deberán ir los que no tienen un debido chequeo y los que se consideren inestables. La mayoría lo son porque ni van al psicólogo. Si consiguen que yo los considere estables, no tendrán que ir.
 
— ¿Y cuándo comenzarán a internarlos?
 
—A partir del año que viene. Espero no tener que internar a muchos.
 
— ¿En dos meses puedes saber si son estables?
 
—Depende del caso. ¿Tú eres la que tiene un compañero impredecible?
 
—No… Debes estar confundiéndote.
 
—Me prepararé para mañana —Se levanta y apaga la televisión.
 
El día siguiente, en la casa de los Molander, Leo se ve muy molesto con un periódico abierto en sus manos.
 
— ¡¿Alguien podría decirme qué es esto?! —Exclama fuertemente, llamando la atención de Marc, quien va rápidamente a ver lo que pasaba en la sala.
 
— ¿Ya se te olvidó? Es un periódico —Bromea para intentar bajarle lo gruñón.
 
— ¡La noticia! —No funciona.
 
—Oh… ¿Tú leyendo una noticia?
 
—Está en primera plana, suelo leer los titulares.
 
—Déjame verla —Agarra el periódico y lee— ¡Uhh!
 
—Merece más que un “uh”. ¡Merece un “bu”!
 
—Aún puedes salvarte.
 
— ¡¿Dónde conseguiré un psicólogo que me considere estable en dos meses?! ¡Soy todo excepto eso!
 
—Yo sé dónde conseguirte uno. Hasta podrías empezar hoy.
 
— ¿Quién?
 
Leonardo se sorprende por completo ante esa declaración. Marc parece estar muy seguro de lo que dice y más valía que así fuera porque eso podría significar su salvación o su pase directo a un nuevo lugar inesperado.
 


Fin del Capítulo #30.


*Única nota para el final que se me ocurrió aquí*


1) Había dicho que había que esperar porque más adelante se descubría el trabajo y lo importante que sería Elliot... Pues je, creo que exageré. ERA EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO A ESE  :fiu:. De verdad no recordaba haber empezado con ese tema en el #30, creía que era cosa del #34 mínimo pero ahora recordando los capítulos que vienen de pana que me desorienté


2sí, acabo de recordar otra) Había dicho antes también que el capítulo luego del flashback no me gustaba y que no sabía qué hacer con él porque sólo consideraba al final lo suficientemente  Más Que Cosas De Policías - Página 9 360532865 sí, esa cara siempre la uso como adjetivo y que lo demás no servía... Digamos que DE NUEVO ME DESORIENTÉ Y NO ERA ESTE CAPÍTULO, ES COMO EL #33 DEL QUE ESTOY HABLANDO capaz y tampoco es ese pero sé que es treinta y algo (? aunque debo admitir que aquí en realidad el final es el así y lo demás es un relleno divertido aunque algo necesario porque bueno... da información de Leo (? y admito que iba a tener más... Marc/Paula (Parc o Maula NO ME CONVENCEN, JE...) pero como me incomodaban ellos dos pues los dejé casi por fuera  Más Que Cosas De Policías - Página 9 2532378823 


Hasta el siguiente,  :bye: 
Spencer
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