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Más Que Cosas De Policías
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Más Que Cosas De Policías
Había dejado un bonito mensaje por aquí pero no se publicó -.- Aquí va uno parecido de nuevo:
Hola angela!
Otro saludo adelantado, pero mejor antes que nunca? Ok acabo de cambiar la frase :$
En fin...FELIZ AÑO NUEVO :) (pongo este gif por que ya me cope con eso)
Gracias por tu gran apoyo en este último tiempo del año con mi novela y por leerla, gracias también por escribir una novela tan bonita como la tuya! Espero que hayas disfrutado de este 2013 tanto como yo, y que tengas un hermoso 2014!
Besos, yo, Emily :)
Hola angela!
Otro saludo adelantado, pero mejor antes que nunca? Ok acabo de cambiar la frase :$
En fin...FELIZ AÑO NUEVO :) (pongo este gif por que ya me cope con eso)
Gracias por tu gran apoyo en este último tiempo del año con mi novela y por leerla, gracias también por escribir una novela tan bonita como la tuya! Espero que hayas disfrutado de este 2013 tanto como yo, y que tengas un hermoso 2014!
Besos, yo, Emily :)
Emily Rawson
Re: Más Que Cosas De Policías
Emily Rawson escribió:SI. AL. FIN. PUEDO. COMENTAR :)
El internet no me andaba para nada hasta que hoy conseguí algo de señal...y eso.
Para empezar con lo de 'verde de navidad' que me encantó, pues las ideas de la galería y lo que vendría a hacer una especie de colectividad de anécdotas es simplemente G-E-N-I-A-L. Y sobre la nueva mini novela asimilada a esta sobre Leo en la cárcel, es fántastico! Me encantaría ver todo eso, luego pasa links, sí?
Como ha quedado tu perfil y firma -en especial la firma, no sé me enamore de ella- es genial. Es todo genial :3 tan perfectito ash.
Ahora sobre el cap especial navideño...amo los caps largos y más los tuyos que narras tan bien, fue genial :) Me encantó el cap, ya lo dije? Quedó justo con la fecha y todo :$
En fin, debo acortar este comentario porque se me va el internet...Así que felices fiestas y en especial feliz año nuevo adelantado. Besos!
Emily Rawson escribió:Había dejado un bonito mensaje por aquí pero no se publicó -.- Aquí va uno parecido de nuevo:
Hola angela!
Otro saludo adelantado, pero mejor antes que nunca? Ok acabo de cambiar la frase :$
En fin...FELIZ AÑO NUEVO :) (pongo este gif por que ya me cope con eso)
Gracias por tu gran apoyo en este último tiempo del año con mi novela y por leerla, gracias también por escribir una novela tan bonita como la tuya! Espero que hayas disfrutado de este 2013 tanto como yo, y que tengas un hermoso 2014!
Besos, yo, Emily :)
Ahora que aprendí a citar dos cosas a la vez, aprovecharé ya que los dos mensajes son tuyos :xd:
Iré en orden. Lo de verde Navidad lo escribí por estar bien aburrida y bueno, me dio por dar a conocer lo que tenía pensado. Vaya, yo pensaba que mi idea de las anécdotas era una locura! Veo que te gusta y bastante, SÍ! Y lo de Leo en prisión llevaba meses pensando si iba a ser en realidad un capítulo o la novela, como verás, ya me decidí y ya llevo dos capítulos, además del prólogo que nunca le hice a esta porque ni sabía que eso existía :pokerface:. El título incluso iba a ser el del capítulo, pero viendo lo inspirada que voy con los originales creo que iba a llegar a ser que si así "Capítulo #80: Memorias De Una Vida Miserable"
Ok, me pasó algo cómico por eso. Resulta que yo leo una novela aquí que también empieza con "Memorias de una", entonces, me llega el correo de "Respuesta al tema..." y JUSTAMENTE en la vista previa se veía "Memorias de una..." y yo me emocioné tipo OH VAYA LA ACABO DE PUBLICAR AYER Y YA TENGO RESPUESTA , luego recordé que no, no la he subido y que leo esa otra novela Cuando de verdad la suba, AHÍ SÍ QUE ME VOY A CONFUNDIR!
Sí, mi firma :eaea: Esa foto me salió por casualidad en We Heart It y de inmediato supe que debía usarla como firma porque quedaba demasiado perfecta. Pero sabes? En un comentario corto mío en el que se vea tanto la firma como el avatar (es difícil pero sí hay), es gracioso porque pareciera que se están mirando y ambos usan lentes de sol y no sé, es como la casualidad
El capítulo, de nuevo, es uno de mis favoritos! La mayoría de mis favoritos son los largos y los que se centran en los hermanos más que todo. Lo de las fechas continuará más o menos hasta hoy cuando suba el siguiente.
Ahora responderé el segundo comentario
No sé qué pasa que lo que me mandan a veces no se publica ._. Pero bueno, al menos se publica antes que nunca. Eso me gustó, ni había notado el cambio de la frase. No sé cómo en un año viendo ese gif no había notado que Louis se queda ahí como y no dice nada! Muchas gracias, feliz año nuevo a ti igual! Gracias y de nada por todo :P
No me inspiraré en esta mitad, ya he dicho suficiente, pasaré a publicar.
PD: Sabes otro dato raro? No tiene que ver con las novelas. Fue algo que vi cuando me agregaste... ¡Eres mayor que yo por sólo tres días!
PD2: La razón por la que este comentario tiene como dos fases raras (que de repente hablaba bastante y de la nada empecé a escribir corto) y modificaciones es porque la primera parte la escribí apurada, iba a salir y ni siquiera me había cambiado y ya me estaban apurando ._., luego se me olvidó que debía usar rojo (siempre respondo con el último color que usé) y puse las letras naranjas por la costumbre de que ese es el color que uso para casi todo, y luego se me olvidó responder una parte, así que ahora sí dejo de hablar de más y publicaré el capítulo, :bye:
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
¡FELIZ AÑO NUEVO 2014!
Por primera vez en un tiempo creo que tengo un capítulo corto que cabe en una parte, así que para no estorbarle mucho, aquí va.
Capítulo #17: “Reencuentro Fatal”.
Diez de enero. Las vacaciones acabaron y los detectives volvieron a la comisaría después de un mes sin verse. Conversaron sobre lo que hicieron en sus días libres. Varios viajaron para estar junto a sus familias, otros se quedaron y no hicieron la gran cosa.
— ¿Y Paula? —Diana pregunta al no verla— Siendo el primer día, es muy raro en ella estar tan retardada. Tan puntual que es.
— ¡Gracias! —Como si la hubiese invocado, aparece— Claro que llegué temprano, pero tenemos nuevos compañeros y por ser la única aquí, me encargaron presentarles a todos y mostrarles todo.
— ¿Nuevos compañeros?
— ¡Sí! Los integrantes de la UVE se fueron y aquí están los nuevos —Se asoma por la puerta para indicarles que pasen, pero resulta que sólo está uno de ellos— Esto… Bueno, sólo está uno en este momento. Les presento a Johnny Morales —Se presenta un hombre de casi unos treinta años, alto, de ojos verdes medio grisáceos y cabello oscuro un tanto largo— Bien, todos ellos son de la USH. Alex, Marc y Matías son la 1. Diana, Sebastián y yo somos la 2.
—Así que este es tu grupo.
—Exactamente. Esta es la oficina de la 1. La de al lado es la de la 2. Estoy segura de que este grupo los ayudará en muchos casos.
— ¿Y ese perro?
— ¿Rex? Es mío… y del grupo.
— ¡Un perro policía! ¡Qué ventaja!
—No digas mucho —Advierte Matías— Será policía, pero es muy travieso.
— ¿Por qué lo dices?
—Cuida tu comida. Cualquier descuido y despídete de ella.
—Compañeros, tengo que seguir presentando. Luego vuelvo —Paula se va con Johnny. ¿Dónde se habían metido los otros dos? Le tocaría regresar más tarde por ellos. Al terminar, las chicas se quedaron en su oficina.
— ¿Qué dices de los nuevos?
—El club de los ojiverdes —Diana tenía razón al decirlo. Los tres poseen ojos verdes en distintas tonalidades.
—Ni yo me había fijado. ¡Qué detallista!
—Andas con Marc. No te estarás fijando en otros, yo sí.
— ¡Ajá! ¡Así que quieres buscar pareja!
— ¿Qué? No, no… Sólo decía.
—Claro… Yo creo que les irá bien. Ellos eran parte de la policía en distintos lugares. Johnny empezó aquí, se fue por unos años y acaba de regresar.
—Así que ya tienen experiencia.
—No será igual, pero exacto.
—Quiero hablar con Cristian, vuelvo en un rato —Diana se levanta al ver a Cristian pasar.
—Y aquí otro episodio de “Paula sola” —No duró mucho. Marc pasa y la ve.
— ¿Qué haces aquí sola? —Entra.
— ¡Marc! ¿Qué tal van tus manos?
—Ya casi normal. Sólo falta que se aclaren un poco.
—Bueno… Cuando terminé de ser guía turística, hablé un poco con Diana y ahora aquí…
—La comisaría está algo sola.
—Es raro… —Se acercan bastante. Ya casi al hacer contacto, Marc se aparta al recordar algo.
—Oh, espera… —Saca unas flores.
— ¡Qué lindas flores! —Las agarra, sonriendo.
—Hoy es diez de tres.
—Amo el 10, ¿lo sabías? —Ahora sí, se acercan y se besan. “Diez de tres” significa que cumplen tres meses juntos, pues el suceso del ascensor ocurrió el 10 de octubre.
El día pasó y parecía que no recibirían ningún caso, mas Alex recibe una llamada de noche.
—Tenemos un caso y nos piden que incluyamos a uno de los nuevos.
—No nos lo piden, ya está asignado —Aclara Matías.
— ¿Eh? Pero-
—Ya estoy aquí —Johnny se hace notar.
—Oh, no te vi. La víctima y el sospechoso están en interrogatorios.
— ¿Tenemos una víctima viva? ¡Milagro! —Exclama Marc. Se dirigen a los salones de interrogatorios.
—Lo que pasó fue que yo estaba durmiendo tranquila en mi cuarto y de repente tenía al novio de mi hermana encima.
—Entiendo su temor, pero… Estamos preguntando qué pasó con tu hermana, porque ella desapareció y creemos que fue asesinada —La cosa parece ser un doble crimen. Una violación y un secuestro o asesinato que debían descifrar. Johnny interroga a la víctima viva, mientras Alex está con el presunto violador.
— ¡No! ¡La sangre del suelo era mía! ¿No ves el corte que tengo en la cabeza? ¡Cuando ella me vio, me golpeó la cabeza con algo duro y por eso la sangre!
— ¿Y qué dices de la violación?
— ¡Yo no la violé!
— ¿Y entonces qué quisiste decir con “cuando me vio”?
—Ok, me encontraron con el corte en la cabeza y sí admito que ella dice la verdad, ¡pero no la violé!
—No entiendo. ¿Sí pero no?
—Exacto… Pero si le digo por qué, no me creerá.
— ¿Y por qué crees eso?
— ¿Se lo digo?
—Sólo así sabré si le creo o no.
—Tengo un trastorno del sueño que hace que haga esto. Estaba dormido cuando lo hice.
Afuera de la sala, Marc y Cristian observaban el interrogatorio. Si el caso llegaba a tribunales, lo más probable es que fuera el primero de Cristian.
— ¿¡Cómo es eso!? ¿Seguro que no inventa?
—Sí existe, muy extraño, pero sí —Cristian afirma.
—Oh no —Ve atrás— Ahí viene el padre, y está bastante enojado…
— ¿¡Él fue!? ¡Encarcélenlo ya!
—No podemos hacerlo.
— ¿¡Cómo que no!? Se supone que fue él, deben arrestarlo.
—La ley no nos lo permite —Cristian se encarga de la situación.
— ¿¡Cómo!? —Casi arde de la rabia.
—Cuando una persona hace un acto como ese estando en tal estado, no puede ser juzgada. Tiene un trastorno del sueño que le hizo hacerlo.
— ¿Y qué me dicen de Rachel? ¿¡Dónde está ella!?
—Eso es lo que queremos investigar. Denos algo de tiempo.
—Más vale que la encuentren pronto —Se va más enojado de lo que llegó.
Temprano en el día siguiente, el grupo se encuentra frente a la televisión viendo las noticias, molestos. Cuando la apagan, Johnny se integra.
— ¿Saben lo del papá de la víctima?
—“Policías, casi nunca consiguen atrapar a los criminales y cuando lo hacen, los dejan ir. Algo así es lo que está pasando ahora…” —Alex quisiera saber imitar.
—No entendió que si una persona viola a otra estando en ese estado, no puede ser procesada —Cristian también vio las noticias.
—No es que no lo haya entendido. Es que no lo quiso —Johnny corrige.
—Prepárense para recibir un montón de llamadas de gente interesada que sólo quiere la recompensa en tres, dos, uno… —Marc no termina de anunciarlo cuando comienzan a sonar casi todos los teléfonos— Ni terminé de decirlo.
—Era lógico que comenzaran a llamar.
El padre de Rachel se presentó en una conferencia en la que informó a la comunidad sobre el caso, ofreciendo una recompensa a quien diera la información que lograra resolver el crimen. Ese sistema de recompensas no le agrada a ninguno de los detectives, pues sólo reciben llamadas de personas con información falsa e inventada para obtener el dinero, y lo peor es que en casi todos los casos deben comprobar cada una de las aportaciones por irreales que parezcan, lo que terminaba siendo una pérdida de tiempo pues casi nunca daban con la respuesta correcta. Después de varias llamadas, Alex atiende una que sí parece ser real.
—Hay una llamada de alguien que dice ser amiga de Rachel —Avisa mientras tapa el micrófono. Sus compañeros se acercan— ¿Dónde dice que está ella?
—Ella está en Otro Universo.
¿Qué? Bien, ahora la llamada que aparentaba ser real parece una broma, pero como es debido, van a tener que comprobarlo. Consiguen la dirección de Vicky, la chica que presume ser amiga de Rachel.
—Estoy segura de que está ahí.
— ¿Pero qué quiere decir “Otro Universo”?
—Vengan, se los mostraré —Enciende una laptop— OU es un juego en el que te creas un avatar y puedes hacer lo que quieras.
— ¿Algo como Los Sims? —Matías supone.
—Pero puedes hacer más. Puedes comprar terrenos, tener tus propias discos o parques o clubes. Este es el avatar de Rachel.
—Se ve algo menor de lo que es.
—Es que aquí tiene 13 años.
— ¿Tiene alguna propiedad?
—Ella tiene su propio show todas las noches y muchas personas van a verlo. De seguro sus fans deben estar como locos por su ausencia. Voy a ver —Ingresa. Hay muchos avatares reunidos en el lugar.
—Vaya, hay muchos ahí.
—Yo creo que entre esas personas debe estar el secuestrador —Sospecha Alex.
— ¿Podrías averiguar quiénes son sus fans?
—Eso tendrán que averiguarlo con los que manejan el juego. Los usuarios no podemos.
El grupo va a la sede del juego. El creador de OU les da una lista de todos los que han asistido a su show. La lista era larga, así que piden acortarla y así lo hizo, la achicó a sólo los que van muy seguido. De todos ellos, uno solo nunca falta, así que debía ser él. Imprimen una foto de su avatar y ahora están en una librería.
—Tiene que ser él el dueño de este avatar —Johnny se dirige hacia un hombre mayor quien atiende en la caja.
— ¿Qué se les ofrece?
—Policía de Miami —Muestra su placa— Queremos saber si reconoce esto —Ahora le muestra la foto de su avatar.
—La verdad es que no.
— ¿Y esto? —Y saca la foto del de Rachel.
—Tampoco… ¿Por qué?
—Aun falta. ¿Ha visto a esta chica? —Finalmente, le hace ver una foto de Rachel.
—Primera vez que lo hago.
—Entonces, ¿cómo es que en su computadora hay actividad en la página de Otro Universo?
— ¿Qué es eso?
—Creo que tendrá que acompañarnos a la comisaría.
— ¿¡Qué!? Pero… ¿Y la librería?
— ¿No hay otros empleados?
La librería quedó a cargo de otro empleado. El señor Johanson es el dueño. En la sala de interrogatorios, él alega no haber tenido conocimiento de la existencia del juego hasta ahora, que alguien debió crearle la cuenta a escondidas. Afuera, Johnny observa junto a Diana.
— ¿Qué es lo que tienen aquí?
—Un hombre que dice que nunca ha jugado Otro Universo y su cuenta es de las más activas en el perfil de la desaparecida.
—Tú eres Johnny, ¿verdad? —Diana intenta recordar.
—Buena memoria. Ni me habías hablado desde que nos presentaron. Tú eres…
—Diana Zapata. Dime Diana.
— ¿Del grupo de Paula?
—Sí, de USH2.
—Me contaron que hay una venezolana aquí, pero no sé quién es… —Le interesa saber pues él también lo es.
—La tienes justo al frente.
— ¿Eres tú? ¿De qué parte eres?
—Valencia… Tú debes ser de Caracas, se te nota un poco el acento.
—Delatado —Detienen la conversación por un momento para volver a prestarle atención al interrogatorio.
Deciden ir a la sede de nuevo para revisar la actividad de su cuenta. Descubren que compró una cabaña en un lugar muy aislado. Seguidamente, van a la librería para preguntar a los empleados si sabían algo sobre eso. Uno de ellos dijo que sí, les hace pasar al almacén, ahí guarda una libreta en la que anota todo, por lo que deberían encontrar algo de eso.
—Todo está muy ordenado.
—Este tiene que ser el libro —Marc toma uno de un escritorio.
— ¿No te parece conocida? —Alex señala un cuadro de una chica en la pared.
— ¡Es igual al avatar de Rachel!
— ¿Será que es ella? —Desguinda el cuadro y cae un papel— ¿Y este papel? —Marc lo levanta y lo lee.
—“Comprar… ¿¡somníferos!? Llevarlos a…” —Marc siguió leyendo en silencio. La letra era algo difícil de comprender— Creo que ya sé dónde está Rachel.
Siguiendo la creencia de Marc, se dirigen a un almacén que estaba por cerrar, ya era bastante de noche, así que les ordenaron revisar rápido.
—Nada por aquí…
— ¡Marc, ven acá ya! —Alex encuentra a Rachel inconsciente.
— ¿La encontras…? —Un auto pasa muy cerca de ellos, Marc casi no logra evitarlo— ¡Whoa! ¡Tenga más cuidado, señor…! ¿¡Johanson!? —Se sorprende al reconocer el conductor del auto que casi lo atropella— ¡Apúrate y sácala de aquí!
Alex carga a Rachel y se la llevan lo más rápido posible a un hospital. Intentan seguir a Johanson, sin embargo, lo pierden. Avisan a su padre en el hospital.
—La paciente está mal. Habrá que esperar.
— ¿Quién fue?
—Aun no estamos seguros, pero creemos que fue el dueño de una librería que queda por aquí —Suena un celular.
— ¿¡Tan de noche!? Ya vuelvo —Marc se va y suena otro más.
— ¿Sí? —Alex atiende.
—Estuve averiguando sobre el señor Johanson —Era Cristian— Tiene algunos antecedentes. Estuvo preso por el asesinato de Nancy Carter hace varios años.
— ¿¡Asesinato!?
—No se encontró el cuerpo, pero así se cree.
— ¿Y si encontramos el cuerpo? Creo que sé dónde podría estar.
—Si tú lo dices…
Fuera del caso, Marc está en su ya acostumbrada rutina de ver qué está pasando con su hermano. Se espanta al verlo sólo con la camiseta de abajo del uniforme y con los pantalones hasta las rodillas. ¡Hacía frío! ¿Cómo se le ocurría estar tan descubierto?
— ¿¡Cómo puedes estar en camiseta con este frío!?
— ¿Cuál frío?
— ¡Hace demasiado frío y no sé cómo puedes andar así!
—Hará frío, pero yo me estoy horneando.
— ¡Pero si hay como 15 grados afuera!
—La calefacción debe estar muy alta.
—Pues yo no la siento.
—He intentado de todo para enfriarme. Me bañé con agua “fría” pero estaba caliente y empeoró. Ahora estoy sólo con la camiseta y el pantalón puestos pero tengo mucho calor. No sé qué me pasa.
— ¿Tendrás fiebre?
—Cuando uno tiene fiebre siente frío.
—No siempre. ¿Sientes el cuerpo caliente?
—Tócame tú. De seguro me voy a sentir caliente porque sí.
— ¡Estás congelado!
— ¿¡Qué!? ¿¡Pero por qué no siento frío!?
—Tengo una idea. Te negarás pero tendrás que hacerlo.
— ¿Por qué dices eso?
—Porque mi idea es que te abrigues lo más posible que puedas.
— ¿¡ESTÁS LOCO!?
— ¡No! Creo que estás sintiendo todo al revés. Te bañaste con agua fría, te estás congelando y tienes calor. ¿Por qué no intentas calentarte para que sientas frío?
—Si tú lo dices…
—Ponte la camisa, medias, zapatos y arrópate lo más que puedas. Tiene que funcionar —Le pasa toda la ropa y cumple con mala cara la orden. A los pocos minutos, Leonardo se sorprende.
— ¡Hey, funciona!
— ¡Te lo dije!
— ¿Por qué me estará pasando esto?
—Ni idea.
— ¿Será que sería buena idea llevarme al hospital?
— ¿”Será que sería”?
—Pensé que no te darías cuenta.
—Hay una cosa. Mis compañeros están allá porque la víctima de nuestro caso está mal. Tú no quieres que se enteren de los paros.
— ¡El hospital es bastante grande!
—Buscaré el permiso para llevarte.
Pocos minutos más tarde, sus compañeros se están yendo del hospital. Mientras ellos salen, Marc y Leo entran, pero al parecer sólo Marc se percata de eso. En la sede del juego, Matías solicita que muestren la ubicación de la cabaña que compró el señor Johanson.
— ¿Podría ampliar la imagen?
—Si la amplío, no se ve.
—Necesitamos saber su ubicación. ¿Puede mostrarla por dentro?
—Claro —Entra.
—Hay alguien adentro… ¿Qué es eso que dice el letrero en la cama?
—Dice… —Lee— Nancy —Matías llama a Alex por celular.
—Ya sé dónde está.
— ¿Y la ubicación? —Alex está en otro sitio afuera para que cuando consiguieran las coordenadas, ir de inmediato a buscarla.
— ¿Hay algo que pueda hacer para saber la ubicación?
—Tendría que hacer que el sol aparezca, pero la hora del juego está con la de la ciudad.
— ¿Pero no puedes hacerlo?
—Sí, pero nunca lo he hecho.
—Entonces, ¿por qué no lo hace por primera vez?
—Estoy a punto de asustar a cinco millones de personas-
— ¡Vamos, es urgente! —Interrumpe— ¡Encienda el sol YA!
—Tres, dos, uno… —Activa un interruptor.
—Alex, ¡ya lo tenemos!
Luego, Matías recibe una llamada de Marc.
— ¿Dónde andas?
—En el hospital. ¿Dónde andas tú?
—En la sede. Ya sabemos dónde está el cuerpo y Alex y Johnny ya están de la cabaña.
—Hablando del caso… Rachel acaba de morir de sobredosis.
—Oh… Algo más en contra del señor Johanson.
—Voy a ir a arrestarlo —Cuelgan.
En un lugar bastante apartado, Alex y Johnny están entrando a la cabaña.
—Esto es tal cual como- ¡Wow! —Alex exclama al ver a una mujer bastante descuidada y desalineada.
— ¿Ustedes quiénes son? — ¡El cuerpo que pensaban encontrar muerto estaba vivo!
— ¿Qué tal? Nancy Carter está viva. Johanson no la mató —Alex le comenta a Johnny.
— ¿¡Henry!? —Ella lo escuchó— ¿Dónde está él? ¡Llevo esperándolo todo este tiempo!
Los detectives se miran, confundidos. Mientras tanto, Marc está a las afueras de un aeropuerto buscando al culpable.
— ¡Señor Johanson! ¿A dónde va? —Lo encuentra del otro lado de la acera. Cruza la calle para hablarle.
—Estoy a punto de tomar un vuelo a Alaska.
—Estaba. Ahora está arresta-
— ¿¡Qué!? —Sale corriendo antes de que Marc lograra sacar sus esposas. La persecución no dura mucho, pues Johanson, en un intento de cruzar la calle para entrar al aeropuerto y perderse entre la gente, casi es arrollado por un auto, así que frena en medio del pavimento esperando el momento en el que los autos dejaran de pasar, perdiendo el tiempo y facilitándole a Marc atraparlo.
—Ya verá lo que hizo.
Lo arresta y lo lleva a la sala de interrogatorios.
—Sigo sin saber qué hice.
— ¿Reconoce esta foto? —Matías le muestra el cuadro del almacén.
— ¡Eso es mío!
— ¿Recuerdas a la persona de la foto? —No responde— Pasa —Matías deja entrar a Nancy.
— ¡Henry! ¿Dónde te habías metido? —Se alegra al verlo. Él no está tan feliz, más bien, está espantado.
—Nancy…
—Te esperé todos estos años en esa cabaña. Me hace tan feliz saber que estás bien.
—Esto… Nancy…
—Pude irme a otro sitio pero me quedé allí esperándote porque te amo —Se puede ver un brillo característico en sus ojos. Está llena de ilusión.
— ¡Nancy!
— ¿Qué sucede, Henry? ¿No estás feliz de verme?
—Me alegra que estés bien, pero… envejeciste —Dice casi con asco. Ella se ofende y sale de la sala, destrozada. A él sólo le gustan jóvenes, muy jóvenes.
Nancy había permanecido encerrada por propia voluntad en esa cabaña durante casi dos décadas. Explica que la de la foto del cuadro era ella cuando tenía trece años. La cabaña la compró por esa época y vivieron juntos ahí hasta que por alguna razón él se marchó. A base de algunas compras que hacía y de la pesca, logró mantenerse viva en su espera por su regreso.
—Rachel fue víctima por tener un avatar idéntico a como era Nancy. Qué mala suerte —Opina Cristian.
— ¿Por qué estabas en el hospital cuando llamaste? —Matías le pregunta a Marc.
—Leonardo tuvo un brote y regresé porque pensé que seguirían ahí, pero parece que tardé más de lo que me pareció y eso que la cárcel está cerca del hospital.
— ¿Un brote tan tarde? Vaya.
—Últimamente, pasa así.
—No estoy entendiendo nada —Johnny se pierde.
—Vas a notar que a menudo me voy y vuelvo. Es porque mi hermano es impredecible. Si sabes qué es, ya entendiste.
—Oh, ya… Eso debe ser algo difícil.
—No tanto…
Fin del Capítulo #17.
El próximo va para el Día de Reyesmi último día de vacaciones, creo :lloro: , es de mis favoritos y es largo, así que prepárense, porque aquí un adelanto: este capítulo (#17) es el último de una fase, la última vez que se vio algo. Adivinan?
:bye:
Por primera vez en un tiempo creo que tengo un capítulo corto que cabe en una parte, así que para no estorbarle mucho, aquí va.
Capítulo #17: “Reencuentro Fatal”.
Diez de enero. Las vacaciones acabaron y los detectives volvieron a la comisaría después de un mes sin verse. Conversaron sobre lo que hicieron en sus días libres. Varios viajaron para estar junto a sus familias, otros se quedaron y no hicieron la gran cosa.
— ¿Y Paula? —Diana pregunta al no verla— Siendo el primer día, es muy raro en ella estar tan retardada. Tan puntual que es.
— ¡Gracias! —Como si la hubiese invocado, aparece— Claro que llegué temprano, pero tenemos nuevos compañeros y por ser la única aquí, me encargaron presentarles a todos y mostrarles todo.
— ¿Nuevos compañeros?
— ¡Sí! Los integrantes de la UVE se fueron y aquí están los nuevos —Se asoma por la puerta para indicarles que pasen, pero resulta que sólo está uno de ellos— Esto… Bueno, sólo está uno en este momento. Les presento a Johnny Morales —Se presenta un hombre de casi unos treinta años, alto, de ojos verdes medio grisáceos y cabello oscuro un tanto largo— Bien, todos ellos son de la USH. Alex, Marc y Matías son la 1. Diana, Sebastián y yo somos la 2.
—Así que este es tu grupo.
—Exactamente. Esta es la oficina de la 1. La de al lado es la de la 2. Estoy segura de que este grupo los ayudará en muchos casos.
— ¿Y ese perro?
— ¿Rex? Es mío… y del grupo.
— ¡Un perro policía! ¡Qué ventaja!
—No digas mucho —Advierte Matías— Será policía, pero es muy travieso.
— ¿Por qué lo dices?
—Cuida tu comida. Cualquier descuido y despídete de ella.
—Compañeros, tengo que seguir presentando. Luego vuelvo —Paula se va con Johnny. ¿Dónde se habían metido los otros dos? Le tocaría regresar más tarde por ellos. Al terminar, las chicas se quedaron en su oficina.
— ¿Qué dices de los nuevos?
—El club de los ojiverdes —Diana tenía razón al decirlo. Los tres poseen ojos verdes en distintas tonalidades.
—Ni yo me había fijado. ¡Qué detallista!
—Andas con Marc. No te estarás fijando en otros, yo sí.
— ¡Ajá! ¡Así que quieres buscar pareja!
— ¿Qué? No, no… Sólo decía.
—Claro… Yo creo que les irá bien. Ellos eran parte de la policía en distintos lugares. Johnny empezó aquí, se fue por unos años y acaba de regresar.
—Así que ya tienen experiencia.
—No será igual, pero exacto.
—Quiero hablar con Cristian, vuelvo en un rato —Diana se levanta al ver a Cristian pasar.
—Y aquí otro episodio de “Paula sola” —No duró mucho. Marc pasa y la ve.
— ¿Qué haces aquí sola? —Entra.
— ¡Marc! ¿Qué tal van tus manos?
—Ya casi normal. Sólo falta que se aclaren un poco.
—Bueno… Cuando terminé de ser guía turística, hablé un poco con Diana y ahora aquí…
—La comisaría está algo sola.
—Es raro… —Se acercan bastante. Ya casi al hacer contacto, Marc se aparta al recordar algo.
—Oh, espera… —Saca unas flores.
— ¡Qué lindas flores! —Las agarra, sonriendo.
—Hoy es diez de tres.
—Amo el 10, ¿lo sabías? —Ahora sí, se acercan y se besan. “Diez de tres” significa que cumplen tres meses juntos, pues el suceso del ascensor ocurrió el 10 de octubre.
El día pasó y parecía que no recibirían ningún caso, mas Alex recibe una llamada de noche.
—Tenemos un caso y nos piden que incluyamos a uno de los nuevos.
—No nos lo piden, ya está asignado —Aclara Matías.
— ¿Eh? Pero-
—Ya estoy aquí —Johnny se hace notar.
—Oh, no te vi. La víctima y el sospechoso están en interrogatorios.
— ¿Tenemos una víctima viva? ¡Milagro! —Exclama Marc. Se dirigen a los salones de interrogatorios.
—Lo que pasó fue que yo estaba durmiendo tranquila en mi cuarto y de repente tenía al novio de mi hermana encima.
—Entiendo su temor, pero… Estamos preguntando qué pasó con tu hermana, porque ella desapareció y creemos que fue asesinada —La cosa parece ser un doble crimen. Una violación y un secuestro o asesinato que debían descifrar. Johnny interroga a la víctima viva, mientras Alex está con el presunto violador.
— ¡No! ¡La sangre del suelo era mía! ¿No ves el corte que tengo en la cabeza? ¡Cuando ella me vio, me golpeó la cabeza con algo duro y por eso la sangre!
— ¿Y qué dices de la violación?
— ¡Yo no la violé!
— ¿Y entonces qué quisiste decir con “cuando me vio”?
—Ok, me encontraron con el corte en la cabeza y sí admito que ella dice la verdad, ¡pero no la violé!
—No entiendo. ¿Sí pero no?
—Exacto… Pero si le digo por qué, no me creerá.
— ¿Y por qué crees eso?
— ¿Se lo digo?
—Sólo así sabré si le creo o no.
—Tengo un trastorno del sueño que hace que haga esto. Estaba dormido cuando lo hice.
Afuera de la sala, Marc y Cristian observaban el interrogatorio. Si el caso llegaba a tribunales, lo más probable es que fuera el primero de Cristian.
— ¿¡Cómo es eso!? ¿Seguro que no inventa?
—Sí existe, muy extraño, pero sí —Cristian afirma.
—Oh no —Ve atrás— Ahí viene el padre, y está bastante enojado…
— ¿¡Él fue!? ¡Encarcélenlo ya!
—No podemos hacerlo.
— ¿¡Cómo que no!? Se supone que fue él, deben arrestarlo.
—La ley no nos lo permite —Cristian se encarga de la situación.
— ¿¡Cómo!? —Casi arde de la rabia.
—Cuando una persona hace un acto como ese estando en tal estado, no puede ser juzgada. Tiene un trastorno del sueño que le hizo hacerlo.
— ¿Y qué me dicen de Rachel? ¿¡Dónde está ella!?
—Eso es lo que queremos investigar. Denos algo de tiempo.
—Más vale que la encuentren pronto —Se va más enojado de lo que llegó.
Temprano en el día siguiente, el grupo se encuentra frente a la televisión viendo las noticias, molestos. Cuando la apagan, Johnny se integra.
— ¿Saben lo del papá de la víctima?
—“Policías, casi nunca consiguen atrapar a los criminales y cuando lo hacen, los dejan ir. Algo así es lo que está pasando ahora…” —Alex quisiera saber imitar.
—No entendió que si una persona viola a otra estando en ese estado, no puede ser procesada —Cristian también vio las noticias.
—No es que no lo haya entendido. Es que no lo quiso —Johnny corrige.
—Prepárense para recibir un montón de llamadas de gente interesada que sólo quiere la recompensa en tres, dos, uno… —Marc no termina de anunciarlo cuando comienzan a sonar casi todos los teléfonos— Ni terminé de decirlo.
—Era lógico que comenzaran a llamar.
El padre de Rachel se presentó en una conferencia en la que informó a la comunidad sobre el caso, ofreciendo una recompensa a quien diera la información que lograra resolver el crimen. Ese sistema de recompensas no le agrada a ninguno de los detectives, pues sólo reciben llamadas de personas con información falsa e inventada para obtener el dinero, y lo peor es que en casi todos los casos deben comprobar cada una de las aportaciones por irreales que parezcan, lo que terminaba siendo una pérdida de tiempo pues casi nunca daban con la respuesta correcta. Después de varias llamadas, Alex atiende una que sí parece ser real.
—Hay una llamada de alguien que dice ser amiga de Rachel —Avisa mientras tapa el micrófono. Sus compañeros se acercan— ¿Dónde dice que está ella?
—Ella está en Otro Universo.
¿Qué? Bien, ahora la llamada que aparentaba ser real parece una broma, pero como es debido, van a tener que comprobarlo. Consiguen la dirección de Vicky, la chica que presume ser amiga de Rachel.
—Estoy segura de que está ahí.
— ¿Pero qué quiere decir “Otro Universo”?
—Vengan, se los mostraré —Enciende una laptop— OU es un juego en el que te creas un avatar y puedes hacer lo que quieras.
— ¿Algo como Los Sims? —Matías supone.
—Pero puedes hacer más. Puedes comprar terrenos, tener tus propias discos o parques o clubes. Este es el avatar de Rachel.
—Se ve algo menor de lo que es.
—Es que aquí tiene 13 años.
— ¿Tiene alguna propiedad?
—Ella tiene su propio show todas las noches y muchas personas van a verlo. De seguro sus fans deben estar como locos por su ausencia. Voy a ver —Ingresa. Hay muchos avatares reunidos en el lugar.
—Vaya, hay muchos ahí.
—Yo creo que entre esas personas debe estar el secuestrador —Sospecha Alex.
— ¿Podrías averiguar quiénes son sus fans?
—Eso tendrán que averiguarlo con los que manejan el juego. Los usuarios no podemos.
El grupo va a la sede del juego. El creador de OU les da una lista de todos los que han asistido a su show. La lista era larga, así que piden acortarla y así lo hizo, la achicó a sólo los que van muy seguido. De todos ellos, uno solo nunca falta, así que debía ser él. Imprimen una foto de su avatar y ahora están en una librería.
—Tiene que ser él el dueño de este avatar —Johnny se dirige hacia un hombre mayor quien atiende en la caja.
— ¿Qué se les ofrece?
—Policía de Miami —Muestra su placa— Queremos saber si reconoce esto —Ahora le muestra la foto de su avatar.
—La verdad es que no.
— ¿Y esto? —Y saca la foto del de Rachel.
—Tampoco… ¿Por qué?
—Aun falta. ¿Ha visto a esta chica? —Finalmente, le hace ver una foto de Rachel.
—Primera vez que lo hago.
—Entonces, ¿cómo es que en su computadora hay actividad en la página de Otro Universo?
— ¿Qué es eso?
—Creo que tendrá que acompañarnos a la comisaría.
— ¿¡Qué!? Pero… ¿Y la librería?
— ¿No hay otros empleados?
La librería quedó a cargo de otro empleado. El señor Johanson es el dueño. En la sala de interrogatorios, él alega no haber tenido conocimiento de la existencia del juego hasta ahora, que alguien debió crearle la cuenta a escondidas. Afuera, Johnny observa junto a Diana.
— ¿Qué es lo que tienen aquí?
—Un hombre que dice que nunca ha jugado Otro Universo y su cuenta es de las más activas en el perfil de la desaparecida.
—Tú eres Johnny, ¿verdad? —Diana intenta recordar.
—Buena memoria. Ni me habías hablado desde que nos presentaron. Tú eres…
—Diana Zapata. Dime Diana.
— ¿Del grupo de Paula?
—Sí, de USH2.
—Me contaron que hay una venezolana aquí, pero no sé quién es… —Le interesa saber pues él también lo es.
—La tienes justo al frente.
— ¿Eres tú? ¿De qué parte eres?
—Valencia… Tú debes ser de Caracas, se te nota un poco el acento.
—Delatado —Detienen la conversación por un momento para volver a prestarle atención al interrogatorio.
Deciden ir a la sede de nuevo para revisar la actividad de su cuenta. Descubren que compró una cabaña en un lugar muy aislado. Seguidamente, van a la librería para preguntar a los empleados si sabían algo sobre eso. Uno de ellos dijo que sí, les hace pasar al almacén, ahí guarda una libreta en la que anota todo, por lo que deberían encontrar algo de eso.
—Todo está muy ordenado.
—Este tiene que ser el libro —Marc toma uno de un escritorio.
— ¿No te parece conocida? —Alex señala un cuadro de una chica en la pared.
— ¡Es igual al avatar de Rachel!
— ¿Será que es ella? —Desguinda el cuadro y cae un papel— ¿Y este papel? —Marc lo levanta y lo lee.
—“Comprar… ¿¡somníferos!? Llevarlos a…” —Marc siguió leyendo en silencio. La letra era algo difícil de comprender— Creo que ya sé dónde está Rachel.
Siguiendo la creencia de Marc, se dirigen a un almacén que estaba por cerrar, ya era bastante de noche, así que les ordenaron revisar rápido.
—Nada por aquí…
— ¡Marc, ven acá ya! —Alex encuentra a Rachel inconsciente.
— ¿La encontras…? —Un auto pasa muy cerca de ellos, Marc casi no logra evitarlo— ¡Whoa! ¡Tenga más cuidado, señor…! ¿¡Johanson!? —Se sorprende al reconocer el conductor del auto que casi lo atropella— ¡Apúrate y sácala de aquí!
Alex carga a Rachel y se la llevan lo más rápido posible a un hospital. Intentan seguir a Johanson, sin embargo, lo pierden. Avisan a su padre en el hospital.
—La paciente está mal. Habrá que esperar.
— ¿Quién fue?
—Aun no estamos seguros, pero creemos que fue el dueño de una librería que queda por aquí —Suena un celular.
— ¿¡Tan de noche!? Ya vuelvo —Marc se va y suena otro más.
— ¿Sí? —Alex atiende.
—Estuve averiguando sobre el señor Johanson —Era Cristian— Tiene algunos antecedentes. Estuvo preso por el asesinato de Nancy Carter hace varios años.
— ¿¡Asesinato!?
—No se encontró el cuerpo, pero así se cree.
— ¿Y si encontramos el cuerpo? Creo que sé dónde podría estar.
—Si tú lo dices…
Fuera del caso, Marc está en su ya acostumbrada rutina de ver qué está pasando con su hermano. Se espanta al verlo sólo con la camiseta de abajo del uniforme y con los pantalones hasta las rodillas. ¡Hacía frío! ¿Cómo se le ocurría estar tan descubierto?
— ¿¡Cómo puedes estar en camiseta con este frío!?
— ¿Cuál frío?
— ¡Hace demasiado frío y no sé cómo puedes andar así!
—Hará frío, pero yo me estoy horneando.
— ¡Pero si hay como 15 grados afuera!
—La calefacción debe estar muy alta.
—Pues yo no la siento.
—He intentado de todo para enfriarme. Me bañé con agua “fría” pero estaba caliente y empeoró. Ahora estoy sólo con la camiseta y el pantalón puestos pero tengo mucho calor. No sé qué me pasa.
— ¿Tendrás fiebre?
—Cuando uno tiene fiebre siente frío.
—No siempre. ¿Sientes el cuerpo caliente?
—Tócame tú. De seguro me voy a sentir caliente porque sí.
— ¡Estás congelado!
— ¿¡Qué!? ¿¡Pero por qué no siento frío!?
—Tengo una idea. Te negarás pero tendrás que hacerlo.
— ¿Por qué dices eso?
—Porque mi idea es que te abrigues lo más posible que puedas.
— ¿¡ESTÁS LOCO!?
— ¡No! Creo que estás sintiendo todo al revés. Te bañaste con agua fría, te estás congelando y tienes calor. ¿Por qué no intentas calentarte para que sientas frío?
—Si tú lo dices…
—Ponte la camisa, medias, zapatos y arrópate lo más que puedas. Tiene que funcionar —Le pasa toda la ropa y cumple con mala cara la orden. A los pocos minutos, Leonardo se sorprende.
— ¡Hey, funciona!
— ¡Te lo dije!
— ¿Por qué me estará pasando esto?
—Ni idea.
— ¿Será que sería buena idea llevarme al hospital?
— ¿”Será que sería”?
—Pensé que no te darías cuenta.
—Hay una cosa. Mis compañeros están allá porque la víctima de nuestro caso está mal. Tú no quieres que se enteren de los paros.
— ¡El hospital es bastante grande!
—Buscaré el permiso para llevarte.
Pocos minutos más tarde, sus compañeros se están yendo del hospital. Mientras ellos salen, Marc y Leo entran, pero al parecer sólo Marc se percata de eso. En la sede del juego, Matías solicita que muestren la ubicación de la cabaña que compró el señor Johanson.
— ¿Podría ampliar la imagen?
—Si la amplío, no se ve.
—Necesitamos saber su ubicación. ¿Puede mostrarla por dentro?
—Claro —Entra.
—Hay alguien adentro… ¿Qué es eso que dice el letrero en la cama?
—Dice… —Lee— Nancy —Matías llama a Alex por celular.
—Ya sé dónde está.
— ¿Y la ubicación? —Alex está en otro sitio afuera para que cuando consiguieran las coordenadas, ir de inmediato a buscarla.
— ¿Hay algo que pueda hacer para saber la ubicación?
—Tendría que hacer que el sol aparezca, pero la hora del juego está con la de la ciudad.
— ¿Pero no puedes hacerlo?
—Sí, pero nunca lo he hecho.
—Entonces, ¿por qué no lo hace por primera vez?
—Estoy a punto de asustar a cinco millones de personas-
— ¡Vamos, es urgente! —Interrumpe— ¡Encienda el sol YA!
—Tres, dos, uno… —Activa un interruptor.
—Alex, ¡ya lo tenemos!
Luego, Matías recibe una llamada de Marc.
— ¿Dónde andas?
—En el hospital. ¿Dónde andas tú?
—En la sede. Ya sabemos dónde está el cuerpo y Alex y Johnny ya están de la cabaña.
—Hablando del caso… Rachel acaba de morir de sobredosis.
—Oh… Algo más en contra del señor Johanson.
—Voy a ir a arrestarlo —Cuelgan.
En un lugar bastante apartado, Alex y Johnny están entrando a la cabaña.
—Esto es tal cual como- ¡Wow! —Alex exclama al ver a una mujer bastante descuidada y desalineada.
— ¿Ustedes quiénes son? — ¡El cuerpo que pensaban encontrar muerto estaba vivo!
— ¿Qué tal? Nancy Carter está viva. Johanson no la mató —Alex le comenta a Johnny.
— ¿¡Henry!? —Ella lo escuchó— ¿Dónde está él? ¡Llevo esperándolo todo este tiempo!
Los detectives se miran, confundidos. Mientras tanto, Marc está a las afueras de un aeropuerto buscando al culpable.
— ¡Señor Johanson! ¿A dónde va? —Lo encuentra del otro lado de la acera. Cruza la calle para hablarle.
—Estoy a punto de tomar un vuelo a Alaska.
—Estaba. Ahora está arresta-
— ¿¡Qué!? —Sale corriendo antes de que Marc lograra sacar sus esposas. La persecución no dura mucho, pues Johanson, en un intento de cruzar la calle para entrar al aeropuerto y perderse entre la gente, casi es arrollado por un auto, así que frena en medio del pavimento esperando el momento en el que los autos dejaran de pasar, perdiendo el tiempo y facilitándole a Marc atraparlo.
—Ya verá lo que hizo.
Lo arresta y lo lleva a la sala de interrogatorios.
—Sigo sin saber qué hice.
— ¿Reconoce esta foto? —Matías le muestra el cuadro del almacén.
— ¡Eso es mío!
— ¿Recuerdas a la persona de la foto? —No responde— Pasa —Matías deja entrar a Nancy.
— ¡Henry! ¿Dónde te habías metido? —Se alegra al verlo. Él no está tan feliz, más bien, está espantado.
—Nancy…
—Te esperé todos estos años en esa cabaña. Me hace tan feliz saber que estás bien.
—Esto… Nancy…
—Pude irme a otro sitio pero me quedé allí esperándote porque te amo —Se puede ver un brillo característico en sus ojos. Está llena de ilusión.
— ¡Nancy!
— ¿Qué sucede, Henry? ¿No estás feliz de verme?
—Me alegra que estés bien, pero… envejeciste —Dice casi con asco. Ella se ofende y sale de la sala, destrozada. A él sólo le gustan jóvenes, muy jóvenes.
Nancy había permanecido encerrada por propia voluntad en esa cabaña durante casi dos décadas. Explica que la de la foto del cuadro era ella cuando tenía trece años. La cabaña la compró por esa época y vivieron juntos ahí hasta que por alguna razón él se marchó. A base de algunas compras que hacía y de la pesca, logró mantenerse viva en su espera por su regreso.
—Rachel fue víctima por tener un avatar idéntico a como era Nancy. Qué mala suerte —Opina Cristian.
— ¿Por qué estabas en el hospital cuando llamaste? —Matías le pregunta a Marc.
—Leonardo tuvo un brote y regresé porque pensé que seguirían ahí, pero parece que tardé más de lo que me pareció y eso que la cárcel está cerca del hospital.
— ¿Un brote tan tarde? Vaya.
—Últimamente, pasa así.
—No estoy entendiendo nada —Johnny se pierde.
—Vas a notar que a menudo me voy y vuelvo. Es porque mi hermano es impredecible. Si sabes qué es, ya entendiste.
—Oh, ya… Eso debe ser algo difícil.
—No tanto…
Fin del Capítulo #17.
El próximo va para el Día de Reyes
:bye:
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Chicas acabo de comenzar una novela les dejo el link me ayudarían mucho leyéndola o comentando . :)
https://onlywn.activoforo.com/t70876-la-pediatra-harry-styles-y-amy-harris-tu#3795414
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Janine17
Re: Más Que Cosas De Policías
Bien, nunca entenderé por qué dejan spam en mi novela, quiero decir, entiendo que necesiten gente o eso, pero no es mejor dejarlo en alguna que tenga más gente? Alguna de la sección de One Direction, quizás? Mi novela debo admitir que si ves las visitas es la tercera con más visitas en Drama y Romance (entre las que están en la primera página, sin contar una que tiene unas diez más porque son audiciones...), pero sólo hay tres personas sin incluirme comentando aquí, así que de qué van a servir tan pocas personas? Odio el spam, creo que se nota demasiado porque me pongo como que pedante.
Fuera del comentario antispam, de nuevo aviso! Ya publiqué el inicio de la parte de Memorias De Una Vida Miserable en la galería, donde podrán encontrar una pequeña sinopsis y algunas curiosidades, luego haré otra cosa, pero eso es lo que estoy pensando, qué cosa?
Y aprovecho para hablar del #17: Como dije, es el cierre de una etapa. En el siguiente aparece un poco más de eso antes de que acabe, qué etapa? Eso lo deben adivinar ustedes mientras no lo publique. El caso está basado en uno de La Ley y El Orden: UVE, por eso está como raro y va rápido, porque los que hacía así me solían quedar extraños por los detalles olvidados. Este fue otro que tuve que modificar un poco por el asunto de la nieve. Y... Ya, creo que ya dije todo.
PD: Algo que olvidé decir hace varios capítulos. En el #15 creo que es, el de la mamá de las mellizas odiando a Marc. Al inicio dije que en un diálogo de Marc hice notar algo de lo que no me había dado cuenta hasta ese momento. Qué era? Aquí va el diálogo:
"Lo intenté, pero ella exagera mucho con lo de la primera impresión. Me trata como si Paula fuera Julieta y yo un Montesco, claro, lo que hay en común es su Montesco pero al revés. Ella Montesco y yo sería un Capuleto y no Molander… —Marc intenta comparar." Por qué Romeo y Julieta? Porque resulta que Montesco es el apellido de Romeo y yo no lo sabía hasta que en Castellano nos pusieron a elegir una obra teatral que podía ser adaptación u original, mi grupo quería adaptar a Romeo y Julieta así que nos pusimos a leer un capítulo y cuando vi el Montesco yo como que QUÉÉÉÉÉÉ!? :quee:al final terminamos escribiendo nuestra propia obra al ser un grupo de sólo mujeres y no tener un Romeo, así que como justo iba por ese capítulo, pensé "por qué no? Si Susan odia a Marc, puedo hacer que él haga una comparación rara", sólo que me enredé al ver que Capuleto es Julieta y que por como lo estaba escribiendo era como si "me odio a mí y a mi familia" y así fue como Marc terminó enredándose, pero me gustó cómo quedó esa frase así que la dejé así
Ahora sí, hasta el capítulo de final de etapa/regalo de Día de Reyes o hasta algún comentario que cite, :bye:
Fuera del comentario antispam, de nuevo aviso! Ya publiqué el inicio de la parte de Memorias De Una Vida Miserable en la galería, donde podrán encontrar una pequeña sinopsis y algunas curiosidades, luego haré otra cosa, pero eso es lo que estoy pensando, qué cosa?
Y aprovecho para hablar del #17: Como dije, es el cierre de una etapa. En el siguiente aparece un poco más de eso antes de que acabe, qué etapa? Eso lo deben adivinar ustedes mientras no lo publique. El caso está basado en uno de La Ley y El Orden: UVE, por eso está como raro y va rápido, porque los que hacía así me solían quedar extraños por los detalles olvidados. Este fue otro que tuve que modificar un poco por el asunto de la nieve. Y... Ya, creo que ya dije todo.
PD: Algo que olvidé decir hace varios capítulos. En el #15 creo que es, el de la mamá de las mellizas odiando a Marc. Al inicio dije que en un diálogo de Marc hice notar algo de lo que no me había dado cuenta hasta ese momento. Qué era? Aquí va el diálogo:
"Lo intenté, pero ella exagera mucho con lo de la primera impresión. Me trata como si Paula fuera Julieta y yo un Montesco, claro, lo que hay en común es su Montesco pero al revés. Ella Montesco y yo sería un Capuleto y no Molander… —Marc intenta comparar." Por qué Romeo y Julieta? Porque resulta que Montesco es el apellido de Romeo y yo no lo sabía hasta que en Castellano nos pusieron a elegir una obra teatral que podía ser adaptación u original, mi grupo quería adaptar a Romeo y Julieta así que nos pusimos a leer un capítulo y cuando vi el Montesco yo como que QUÉÉÉÉÉÉ!? :quee:
Ahora sí, hasta el capítulo de final de etapa/regalo de Día de Reyes o hasta algún comentario que cite, :bye:
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Feliz Día de Reyes!
Aquí traigo un nuevo capítulo! A la mitad, la otra va para probablemente el 9. Vaya, y yo que quería ver comentarios con suposiciones de lo que pasaría aquí, pero bueno... Comenten con lo que creían que pasaría entonces :P Otro de mis capítulos favoritos por la misma razón, hasta le agregué partes hace unos meses y hace unas semanas para que quedara mejor y vaya que sí, una de esas partes agregadas está en esta mitad, la otra en la segunda.
Último capítulo (mitad de capítulo mejor dicho) publicado en vacaciones, hoy es mi último día :lloro: así que pronto volveré a ser reservada para estudiar y no tendré tanto tiempo aquí, y de paso como mi mamá se reintegra parece el 13 al trabajo, ADIÓS LAPTOP! Y mi computadora la detesto... Otras dos razones por las que quizás no ande mucho por aquí pero sí seguiré publicando más o menos con el tiempo que he llevado ahora, aunque... No, quiero mi laptop ya :wut:
Fuera de quejas, aquí viene el capítuloSorpréndanse con lo que va a pasar :maloso:
Capítulo #18: “Secuestrador Secuestrado” (Primera parte).
El tiempo pasó y nada ha cambiado. Marc y Paula siguen juntos, no se han integrado nuevos oficiales, Daisy y Daniela hacen visitas todos los meses, Leonardo sigue teniendo paros casi cada dos semanas y brotes con aún más frecuencia, Rex le roba la comida a Matías cada vez que ve la oportunidad y los grupos resuelven casos con rapidez. Mitad de la tarde. Como ya era costumbre, Marc tuvo que dejar a un lado el trabajo por un momento por su hermano, pero esta vez no era para calmarlo o por un paro.
— ¿No te cansas de estar en una camilla todo el tiempo?
—Es fastidioso. Lo que me tiene cansado es que siempre intenten matarme —Leo tenía razones para hacerlo. Ya era mayo, ya llevaba ocho meses en prisión, y Jason y Joseph insistían en acabar con su vida— Me salvé porque llegó Richard y logró llamar al vigilante antes de que lograran hacerme algo —Se refiere al único amigo que ha hecho en el lugar.
—Esos dos la tienen agarrada contigo por ser hijo del abogado que los mandó presos.
—Al menos no han logrado su objetivo.
—Eso es lo bueno. ¿Cuántas veces te han atacado ya?
—Como unas cinco o seis veces… Y ese otro que se aprovechó de que ellos me habían dejado inconsciente e intentó violarme, fue demasiado raro.
—No recordaba eso.
—Lo bueno fue que no logró ni desabrocharme el pantalón. Un trauma menos.
—Todo eso en ocho meses.
—Ya faltan dos. ¡No puedo esperar!
— ¿Qué harás al salir?
—Aun no lo sé, pero quiero hacerlo YA.
Marc se devuelve a la comisaría, y como de costumbre, llega viendo a sus compañeros listos para preguntar.
— ¿Qué sucedió? —Sebastián les gana a todos.
—Otro intento de asesinato fallido. Casi ni lo golpearon, sólo quedó algo aturdido.
—Qué bueno que sólo le faltan dos meses. Debe estar desesperado —Diana comenta.
— ¿Por qué no les dan un castigo más fuerte a esos dos? Insisto que los criminales deben estar en una silla eléctrica o llenos de inyecciones letales —Otra cosa que no cambió, el odio de Paula hacia los criminales. Esta vez, decidieron quedarse callados, ya no discutirían, siempre terminaba igual: Diana y Paula como las principales ofensoras, los demás del lado de Diana, Paula reclamando porque nadie la apoya y Marc intentando detener todo con algún comentario inteligente, aunque terminaba retirándose de la oficina al hartarse porque no soportaba los comentarios casi siempre crueles de Paula, pues entre ese grupo de gente entraba Leonardo, por más que no lo quisiera. Sólo quedan en silencio antes de volver a conversar.
Hablando de Leonardo, esto es un resumen de lo que le ha pasado en los últimos meses: varios paros con síntomas atípicos, en una ocasión le dio hipo y no se le quitaba con nada, todos se estaban burlando de él. Bebió mucha agua y no desaparecía, Richard intentó asustarlo, en una logró hacerlo, pero el hipo no se iba. Aguantó la respiración, juraba que ya estaba poniéndose azul y tampoco. Ya sin ideas, se resignó a tener hipo hasta que se le pasara o hasta el próximo receso y volver a repetirlo todo. Eso no se dio, apenas se acostó en esa pequeña cama de su celda, se desvaneció.
En otra oportunidad, estaba comiendo, si es que se le podía llamar comida a lo que se sirve en la cárcel. Comió su plato entero, mas no se llenó. Quedó con hambre. Como no es permitido pasar por dos rondas en un solo receso de alimentación, trató de comer lo que le quedara a los demás, pero no pudo, nadie se lo permitió, poniéndolo de mal humor, tenía hambre, mucha hambre, y sólo necesitaba comer. Se quedó con hambre, su estómago reclamaba a gruñidos que lo llenaran de comida, cosa que no se dio. A la hora de la cena, su cuerpo ya no le rogaba por comida. Mágicamente, ese dolor de vacío se fue, era perfecto, sólo por el detalle de que moría de sed. Ahora suplicaba por más agua que nadie regalaba. Tomó de su vaso de un solo trago y se sentía seco. Se estaba desesperando. De repente recordó al gimnasio. ¡Hay bebederos ahí! No corrió porque su sed no le dejó, pero sí fue rápidamente al lugar. Apenas un poco de agua entró en contacto con él, se desmayó.
¿Por qué no estuvo Marc con él? Porque eran síntomas que parecían demasiado cotidianos. ¿A quién no le da hipo? ¿A quién no le da un ataque de hambre o de sed? Supuso que se le quitaría como es acostumbrado, no que eran señales de un paro cardíaco. Por suerte, las dos veces lo encontraron a tiempo para ser llevado al hospital y seguir el procedimiento de costumbre.
Sigamos con el resumen. Ahora los brotes. De ellos no hay muchas variedades, en realidad, pero igual hay que mencionarlos. Tristeza, enojo, miedo, confusión o incluso todos juntos en uno se presentaron reiteradas veces.
Por último, están los atentados. Jason y Joseph intentaron matarlo casi una vez por mes, ya fuera moliéndolo a golpes, ahorcándolo, asfixiándolo, como fuera que terminara sin vida era válido. Todas fallidas, Leo se estaba haciendo resistente, ya casi era duro de matar, y con Richard pendiente para defenderlo o avisar a los vigilantes, ya casi era imposible que le tocaran aunque fuera los zapatos, a menos que su amigo se encontrara distraído o en brote –también es impredecible-. A veces, la situación se volteaba y Leo era el que lo defendía, aunque casi siempre avisaba a los vigilantes porque cuando se metía, él terminaba siendo el atacado y Richard volvería a ser el defensor.
Pero este par no fue el único que intentó hacerle algo, no. Más o menos a mediados de marzo, un hombre que fue preso por acoso sexual dio a demostrar por qué estaba ahí. Tanto tiempo sin satisfacerse lo estaba carcomiendo, y aprovechándose de que el dúo había abandonado a Leo inconsciente en una mesa del gimnasio luego de lanzarle una mancuerna en la cabeza, decidió que era el momento de complacer sus deseos. Cerró la puerta y la dejó trancada metiéndole algo por debajo, tapó las cámaras y las luces y se preparó. Se bajó los pantalones y dejó sus interiores al límite, al punto más bajo antes de revelar lo privado. Se sobó ahí abajo, necesitaba calmarlo un poco porque ya le dolía. Ahora sí, era hora de proceder con su objeto. Sus manos se estaban dirigiendo al broche del pantalón de Leonardo cuando éste volvió en sí con una imagen que ha podido ser más fuerte y mucho peor. De inmediato se levantó casi de un salto, pateó al hombre justo a la altura de su parte media, dejándolo agonizando en el suelo y salió corriendo hacia la salida, pero hubo un problema: ¡la puerta! No entendía por qué no se abría. Sólo un poco, y de repente frenaba como si tuviese una de esas cadenas que sólo permiten que se abra lo suficiente para ver quién está del otro lado, como si de un acto de magia se tratara. Debía apurarse, ese hombre podía recuperarse en cualquier momento y si eso llegaba a pasar, un trauma estaría por sumarse a su lista. Golpeó la puerta, la abrió y cerró con fuerza para aflojarla, quizás se habían atascado sus bisagras. Poco a poco fue cediendo, pero el espacio para salir seguía pequeño. No era que requiriera de un espacio grande, Leonardo será alto pero es bastante delgado, así que pasaría, pero no quería arriesgarse a quedarse atrapado entre el marco de la puerta y la misma. El hombre empezó a recobrarse, el tiempo se le estaba agotando. De repente, en un vistazo que echó al suelo, descubrió la razón de la falla: una trenza de zapato hecha un nudo estaba en el espacio entre la puerta y el suelo, trancándola al llegar a cierta abertura. Se agachó y la quitó, casi sin levantarse se lanzó hacia el pasillo quedando acostado en el piso y cerró la puerta de un golpe, volvió a colocar el nudo donde estaba y dejó al hombre encerrado, golpeando la puerta. Lo observó por unos segundos mientras salía del shock. Vaya, lo que la adrenalina es capaz de hacerle a uno. Al darse cuenta, se alejó de prisa.
Y así se fue salvando de varios ataques. Muchos lo intentaron, pero lograba escaparse. Los únicos que sí alcanzaban a hacerle algo eran Jason y Joseph, por desgracia. De todos modos, ya era mayo y eso significaba que en sólo dos meses ya estaría de vuelta a la ciudad, lo que le daba más fuerzas pues no se ahogaría en la orilla después de tanto nadar. En esos dos meses también sufrió varios intentos fracasados, algunos paros y varios brotes, siempre saliendo airoso de ellos.
—Te tengo buenas noticias —El vigilante de la cárcel le anuncia al impredecible del otro lado de las rejas.
— ¿Nos dejarán ver los fuegos artificiales del 4 de julio? —Responde con una pequeña sonrisa. Tiene muchas ganas de ver fuegos artificiales. En Año Nuevo no pudo, quizás estos sí. Sólo faltan unas horas para que empiecen a lanzarlos.
—No… Algo mejor —Baja y sube sus expectativas en menos de tres segundos— Se supone que ahora faltan justo dos semanas para que seas libre, pero ¿sabes qué? Hemos decidido que saldrás antes.
— ¿¡En serio!?
—No estoy bromeando.
— ¡Síííííí! ¿Y cuándo piensan hacerlo?
—Mañana como al mediodía.
— ¿¡Mañana!?
—Vete despidiendo porque hoy es tu último día aquí.
— ¡Al fin voy a salir de aquí! —No lo puede creer— No le digas nada a Marc. Quiero sorprenderlo.
—Ok. Veré qué invento.
¡No podía ser! Dos semanas menos no son tanto tiempo, pero sí la gran cosa para alguien que aspira salir lo más pronto posible de un lugar como lo es la prisión. Leo ya está tan feliz como no lo estuvo en bastante tiempo, desde el año pasado, pero no tan feliz como lo estará al día siguiente.
—No puede ser, ¿ya te enteraste?
—Molander se va hoy —Jason y Joseph se quejan juntos.
—Justo ahora le deben estar dando su ropa para que salga.
— ¿Cómo pudo salvarse de nosotros así?
—Desde que llegó Richard y se hizo su amigo, no hubo nada que lográramos hacerle a los dos.
—Impredecibles unidos, jamás serán vencidos, ¿eh?
—Al menos aun está él y no se irá hasta dentro de un tiempo.
—Aquí viene —Lo ven pasar al frente de su celda con una cara que pretendía hacerlos enojar más— Me dan unas ganas de quitarle esa sonrisa que tiene…
—No podemos hacer nada. A quedarnos con las ganas.
—Qué fastidio.
Por otra parte, Leonardo había llegado a la celda de su amigo. Decide hablarle unos momentos antes de salir.
—Debes estar emocionado.
—Bastante.
— ¿Y qué harás?
—Lo primero que haré será ir a la comisaría y darles la sorpresa a mis amigos.
—No me imagino sus caras.
—Será divertido.
—Jason y Joseph deben estar molestos.
—Lo están. Acabo de pasar por su celda y sus caras lo dicen todo. Cuídate de esos cuando yo salga.
—No te preocupes. Lo haré.
—Es hora de que te cambies —El vigilante avisa.
— ¡Al fin usaré otra ropa!
Se va a ponerse cómodo en ropa normal. Se siente algo raro, pero mucho mejor. Se había desacostumbrado a la ropa cotidiana. ¿Quién no lo haría después de casi diez meses con un uniforme las 24 horas del día todos los días?
—Marc… —El vigilante lo llama por teléfono— No podrás visitar a tu hermano en el tiempo que queda.
— ¿Por qué?
—Es que hubo un problema entre un visitante y un preso y hasta que las cosas no se arreglen, no se permitirán las visitas.
—Oh… ¿Y si le da algo o un brote?
—No te preocupes, estaré pendiente. Cualquier cosa, te aviso.
—Está bien —Cuelgan. Ese es el engaño que Marc creerá hasta que Leo aparezca sorpresivamente.
Pocos minutos después, Leonardo finalmente pasa por el portón y es libre. Por primera vez en casi diez meses se siente con vida. Caminando por las calles, respirando aire fresco y oliendo el aroma a comida de varias tiendas. Aun quedaban decoraciones del 4 de julio. De repente, oír una melodía a lo lejos fue muy grato, luego de meses sin escuchar música. Sin duda alguna, salir fue una de las mejores experiencias. Sonríe bastante en grande mientras sigue andando. No pudo evitar moverse al ritmo de una canción que escuchó por ahí y luego tararear otra que reconoció. El sol en su cara, el viento en su cuerpo, la ciudad, ¡cómo extrañaba todo! Incluso nota a algunas chicas mirándolo con interés. Si tan solo supieran que recién salió de la cárcel.
— ¿Qué opinan de los festejos de ayer? —Matías llega preguntando.
—Los fuegos artificiales estaban hermosos —Opina la rubia.
—Totalmente de acuerdo —Afirma Diana.
—Menos mal que Rex no se asusta por los fuegos artificiales.
—Si no se asusta con las balas, menos por eso.
—Es verdad.
—Llaman a las dos USH en la entrada —Johnny les notifica desde la puerta.
— ¿Qué pasa?
—Algo de bomberos.
— ¿Un incendio?
—No… un perro en el techo.
— ¿Estás hablando en serio?
—Si quieren, bajen y vean.
Afuera, comprueban la verdad de los hechos.
— ¿Cómo llegó ahí? —Diana se sorprende.
—Creen que se asustó por los fuegos ayer y llegó aquí.
—Lo que quiero decir, ¿cómo subió? Es un perro, no un gato.
—Algunos perros saben trepar.
—Voy a ir al techo. Quédense aquí no vaya a ser que salte —Marc se va.
— ¿El dueño está aquí?
—Esa chica que está ahí. Ella lo encontró y me lo dijo.
— ¿Y por qué nos llamaste a nosotros?
—Porque son los únicos que están libres.
—Sigo preguntándome cómo un pinscher puede llegar ahí.
—Esos perros son muy activos —Explica Matías— Tuve algunos y llegan a todos lados.
— ¡Ya llegué! —Escuchan a Marc gritar después de un rato— Trataré de atrapar al perro. Pendientes si se cae para que lo agarren ustedes.
Por suerte, el rescate del perro fue sencillo. La dueña aseguró que cuidará más de su mascota para la próxima vez. Se hizo de noche y ambos grupos ya tienen casos, pero… ¿No se suponía que Leonardo debía aparecer a sorprenderlos?
— ¡Hoy es el día! —Marc exclama al llegar a la comisaría dos semanas después.
—Hay que hacer algo para recibirlo —Diana sugiere.
— ¿Pero qué será?
— ¿Diez meses para pensarlo y lo hacen justo ahora? —Alex no lo cree.
—Excelente —Dice sarcástico Matías. Un celular suena, es el de Marc.
—Número extraño llamando… Saldré un momento —Va al pasillo y atiende.
—Si estabas esperando recibirlo hoy, cancélalo —Una voz de hombre no lo dejó ni decir algo cuando ya había empezado a hablar.
—Esto… ¿Perdón? —No entiende, a lo mejor es un número equivocado.
—Cancela la bienvenida.
—Pero… ¿Quién habla?
—Eso tendrás que descubrirlo.
— ¿También tendré que adivinar lo otro?
—No… Es simple. Lo tengo aquí y exijo rescate en menos de dos semanas.
— ¡Eso es mentira! — ¿Qué? Ahora sí que deja de pensar la opción del número equivocado. Definitivamente, la llamada era para él, pues escuchó a Leonardo gritar a lo lejos.
— ¿Qué piensas hacerle? —Se asusta.
—No lo sé, pero ya sabes-
— ¡Sí lo sabe, él está…! —El hombre lo golpea— ¡Auch!
— ¡Deja de gritar, gritón!
— ¿Quién está al teléfono?
— ¡No lo digas o sino sabes qué pasará! —El hombre amenaza— Bien, ya sabes. Dos semanas máximo o-
— ¡Mientes! ¿¡No sabes hace…!? —Vuelve a golpearlo— ¡Ah!
— ¿¡No sabes hacer otra cosa que no sea gritar!? ¿¡No te enseñaron a callar cuando otros hablan!?
— ¡No si es en defensa propia! ¡Marc, es…! —Lo golpea aún más fuerte, iba a delatarlo, así que debía dejarlo sin aire— ¡AH!
— ¡Aprende ahora! ¡A la próxima te dejo sin herederos!... Creo que fui claro. En menos de dos semanas, sino no sé qué haré. Otra cosa, no quiero compañeros tuyos si vienes —Cuelga.
Marc se queda viendo raro al celular, como si descifrara algo.
— ¿Por qué miras a tu celular como si te hubiese llamado un muerto? —Paula se extraña.
—Secuestraron a mi hermano —Contesta, incrédulo. Entran a la oficina y los demás se enteran.
— ¿¡Qué!? No puede ser, ¿¡no termina de salir de un encierro y se encuentra con otro!? —Diana se alarma.
—Ese es su merecido para que sepa qué se siente lo que hizo.
—Leonardo ya estuvo secuestrado. Sabe qué se siente —Marc no se queda callado esta vez.
—Bueno, ahora lo sentirá al doble.
— ¿Tienes alguna pista de algo?
—Sólo dijo que tenía menos de dos semanas para el rescate.
— ¿No pidió dinero a cambio?
—No, por lo menos no por ahora. Qué mal que las llamadas por celular no se graban.
— ¿Y el número?
—Algo hizo para que no se registrara. No quiere que vayan cuando lo encuentre… Alcancé a oírlo a lo lejos. Se nota que lo ha estado maltratando. Se escuchaba desesperado —Marc piensa que si ya estaba desesperado con sólo unas horas bajo custodia, ¿cómo sería cuando pasara más tiempo?, lo cual causa que se preocupe aún más.
En algún lugar, en un cuarto bastante oscuro de piso de madera, se ve a Leonardo atado de manos y piernas a una silla, también de madera. Está muy maltratado, lleno de golpes, algunos cortes, su piel está pálida, sus ojos apenas están abiertos y se mantiene cabizbajo, se nota mucho más delgado, respira con lentitud, totalmente débil.
— ¿Por qué le avisaste ahora? ¡Tramposo! —Saca fuerzas para hablar.
—No iba a arriesgarme a que te rescataran al primer día. Tenía que hacerte sufrir aunque fuera unos días.
—Unos días, ¡no semanas!
—Quise mejor esperar al verdadero día de tu liberación para que estuvieras aislado el tiempo que era.
— ¿Pero cuál es la necesidad de maltratarme?
—Desquite, quizás. Si crees que no puedo tratarte peor, te equivocas. Esta semana estaré peor.
— ¿Vas a dejarme sin agua?
—Tampoco es que voy a matarte.
—Claro —Hace una pausa, debía recuperar más fuerza para imitar— “En menos de dos semanas, sino no sé lo que haré”. Eso es una indirecta para “rescátelo en UNA semana o se encontrará con un cuerpo maltratado en el suelo”.
— ¡CÁLLATE! —Lanza un puño que llega a su cara.
— ¡Ah! —Siente que la silla se está volcando, y eso hace. El golpe fue tan fuerte que hizo que la silla se volcara, haciéndola caer hacia atrás con el secuestrado en ella. Claramente, el golpe que se llevó en la cabeza y en las manos fue muy fuerte.
—Oh… Je, qué posición tan rara —Leo queda inconsciente al instante. Sus piernas terminan en una particular posición. Una queda doblada hacia abajo y la otra estirada hacia arriba, hasta donde las ataduras en sus muslos lo permitieron.
De noche, en la comisaría, Marc está solo en su oficina, sentado en su escritorio, pensando. Paula pasa al frente y lo nota.
—Marc… Ya todos nos vamos. ¿Por qué te quedas ahí?
—La verdad es que no lo sé —No voltea a verla. Ve al teléfono.
—Si estás esperando una llamada, no lo hará ya. Además, llamó fue a tu celular, no a la oficina.
—Es que estoy preocupado —Ahora sí la ve— ¿Qué tal si le da un p… brote?
—Yo me preocuparía más por otras cosas.
—Lo sé, pero algunos brotes pueden llegar a ser muy graves. ¿Qué tal si lo mata antes de que lo encontremos?
—De eso sí me preocuparía. ¡Eres un detective del grupo de secuestros! Si haces bien tu trabajo, no tendrás problemas.
— ¡Pero puedo fallar, todos fallamos!
—Si piensas así, por supuesto que lo harás. Trabaja como siempre lo has hecho, sin estresarte.
—Es algo difícil cuando tu hermano es la víctima.
—No lo dudo, pero debes intentarlo.
Marc regresa a casa bastante preocupado. Casi no logra dormir. Si no fuera porque suele caer dormido con facilidad, quizás se habría quedado despierto toda la noche.
—Volvió a llamar. Dijo que no va a pedir dinero a cambio.
—Entonces el rescate será más sencillo.
— ¿No reconoces la voz del que llama?
—No. Debe usar algo para modificar su voz.
— ¿Y si es imitador?
—El único imitador que conozco es a Leonardo.
— ¿Así que no tienes pistas aun?
—Ninguna —Suspira decepcionado. Alex y Matías intentan ayudarlo, su mente parecía estar bloqueada.
En algún lado, Leo despierta desorientado.
— ¿Qué es esta cosa que tengo en la cabeza?
—Una venda. Ayer te golpeaste la cabeza y te la puse.
— ¿Cuándo? No recuerdo nada.
—Ayer en la tarde.
—En serio que no me acuerdo.
—No creí que fuera tan fuerte como para que perdieras la memoria.
— ¿Y eso que te preocupaste?
—No creas que sea por eso.
—Oh, claro. Quieres que esté bien para tratarme mal por más tiempo.
—Eres más listo de lo que pensé. Si te duelen las manos, es por lo mismo.
— ¿Qué fue lo que me hiciste?
—Hacerte caer hacia atrás de la silla.
—Eso me debió doler… Aunque no más de lo que me duele el estómago ahora. ¿Cuándo te dignarás a alimentarme?
—No sé —Levanta los hombros— Quizás nunca. No te morirás rápido por eso.
— ¿Y darme agua?
— ¿Cuándo dejé de darte agua? Si no hago eso, sí mueres.
—Sólo decía, tengo sed.
—Bueno, ya vengo.
Sale y regresa con una botella de agua llena. Entra al lugar donde estaba con mucho silencio para que Leo no se enterara. Se para atrás y echa la silla a esa dirección con brusquedad, asustándolo. La deja acostada en el suelo.
— ¿¡Qué es lo que haces!?
—Darte de beber. ¿Qué más? Abre la boca —Leo mueve la cabeza en señal de negación— ¿No es que tienes sed? —Asiente con la cabeza— Entonces, ¿por qué no abres la boca? —Leo hace sonidos tratando de hacerse entender— ¿Cómo quieres que te entienda así? ¡Habla!... No me voy a ir hasta no darte agua. ¿Quieres deshidratarte? —Niega con la cabeza— ¿Abrirás la boca? —Repite lo anterior— ¿Quién te entiende?... Si crees que te saliste con la tuya, estás equivocado. Serás listo, pero ahora sí abrirás la boca.
Leo lo ve extrañado. Sabe que no debe abrir la boca porque sino podría llegar a ahogarse. El hombre le tapa la nariz apretándola para que no respire y obligarlo a hacerlo por la boca. Leo mueve la cabeza para intentar soltarse, pero es inútil, ya no cuenta con la fuerza suficiente. Unos segundos después, no le queda más que resignarse a hacer lo que evitaba.
—Sabía que esto no podía fallar —Apenas abre la boca, el hombre voltea la botella, dejando salir el agua. El chorro es grande, así que eso provoca que Leo sienta como si se estuviera ahogando, ya que está acostado y el agua no para de salir cayendo directo dentro de su boca. Al terminar, momento en el cual la botella ya está prácticamente vacía, acomoda la silla— Acostúmbrate. Ahora te daré agua así.
— ¿¡Quieres ahogarme!? —Lo ignora, yéndose de la habitación.
Aquí traigo un nuevo capítulo! A la mitad, la otra va para probablemente el 9. Vaya, y yo que quería ver comentarios con suposiciones de lo que pasaría aquí, pero bueno... Comenten con lo que creían que pasaría entonces :P Otro de mis capítulos favoritos por la misma razón, hasta le agregué partes hace unos meses y hace unas semanas para que quedara mejor y vaya que sí, una de esas partes agregadas está en esta mitad, la otra en la segunda.
Último capítulo (mitad de capítulo mejor dicho) publicado en vacaciones, hoy es mi último día :lloro: así que pronto volveré a ser reservada para estudiar y no tendré tanto tiempo aquí, y de paso como mi mamá se reintegra parece el 13 al trabajo, ADIÓS LAPTOP! Y mi computadora la detesto... Otras dos razones por las que quizás no ande mucho por aquí pero sí seguiré publicando más o menos con el tiempo que he llevado ahora, aunque... No, quiero mi laptop ya :wut:
Fuera de quejas, aquí viene el capítulo
Capítulo #18: “Secuestrador Secuestrado” (Primera parte).
El tiempo pasó y nada ha cambiado. Marc y Paula siguen juntos, no se han integrado nuevos oficiales, Daisy y Daniela hacen visitas todos los meses, Leonardo sigue teniendo paros casi cada dos semanas y brotes con aún más frecuencia, Rex le roba la comida a Matías cada vez que ve la oportunidad y los grupos resuelven casos con rapidez. Mitad de la tarde. Como ya era costumbre, Marc tuvo que dejar a un lado el trabajo por un momento por su hermano, pero esta vez no era para calmarlo o por un paro.
— ¿No te cansas de estar en una camilla todo el tiempo?
—Es fastidioso. Lo que me tiene cansado es que siempre intenten matarme —Leo tenía razones para hacerlo. Ya era mayo, ya llevaba ocho meses en prisión, y Jason y Joseph insistían en acabar con su vida— Me salvé porque llegó Richard y logró llamar al vigilante antes de que lograran hacerme algo —Se refiere al único amigo que ha hecho en el lugar.
—Esos dos la tienen agarrada contigo por ser hijo del abogado que los mandó presos.
—Al menos no han logrado su objetivo.
—Eso es lo bueno. ¿Cuántas veces te han atacado ya?
—Como unas cinco o seis veces… Y ese otro que se aprovechó de que ellos me habían dejado inconsciente e intentó violarme, fue demasiado raro.
—No recordaba eso.
—Lo bueno fue que no logró ni desabrocharme el pantalón. Un trauma menos.
—Todo eso en ocho meses.
—Ya faltan dos. ¡No puedo esperar!
— ¿Qué harás al salir?
—Aun no lo sé, pero quiero hacerlo YA.
Marc se devuelve a la comisaría, y como de costumbre, llega viendo a sus compañeros listos para preguntar.
— ¿Qué sucedió? —Sebastián les gana a todos.
—Otro intento de asesinato fallido. Casi ni lo golpearon, sólo quedó algo aturdido.
—Qué bueno que sólo le faltan dos meses. Debe estar desesperado —Diana comenta.
— ¿Por qué no les dan un castigo más fuerte a esos dos? Insisto que los criminales deben estar en una silla eléctrica o llenos de inyecciones letales —Otra cosa que no cambió, el odio de Paula hacia los criminales. Esta vez, decidieron quedarse callados, ya no discutirían, siempre terminaba igual: Diana y Paula como las principales ofensoras, los demás del lado de Diana, Paula reclamando porque nadie la apoya y Marc intentando detener todo con algún comentario inteligente, aunque terminaba retirándose de la oficina al hartarse porque no soportaba los comentarios casi siempre crueles de Paula, pues entre ese grupo de gente entraba Leonardo, por más que no lo quisiera. Sólo quedan en silencio antes de volver a conversar.
Hablando de Leonardo, esto es un resumen de lo que le ha pasado en los últimos meses: varios paros con síntomas atípicos, en una ocasión le dio hipo y no se le quitaba con nada, todos se estaban burlando de él. Bebió mucha agua y no desaparecía, Richard intentó asustarlo, en una logró hacerlo, pero el hipo no se iba. Aguantó la respiración, juraba que ya estaba poniéndose azul y tampoco. Ya sin ideas, se resignó a tener hipo hasta que se le pasara o hasta el próximo receso y volver a repetirlo todo. Eso no se dio, apenas se acostó en esa pequeña cama de su celda, se desvaneció.
En otra oportunidad, estaba comiendo, si es que se le podía llamar comida a lo que se sirve en la cárcel. Comió su plato entero, mas no se llenó. Quedó con hambre. Como no es permitido pasar por dos rondas en un solo receso de alimentación, trató de comer lo que le quedara a los demás, pero no pudo, nadie se lo permitió, poniéndolo de mal humor, tenía hambre, mucha hambre, y sólo necesitaba comer. Se quedó con hambre, su estómago reclamaba a gruñidos que lo llenaran de comida, cosa que no se dio. A la hora de la cena, su cuerpo ya no le rogaba por comida. Mágicamente, ese dolor de vacío se fue, era perfecto, sólo por el detalle de que moría de sed. Ahora suplicaba por más agua que nadie regalaba. Tomó de su vaso de un solo trago y se sentía seco. Se estaba desesperando. De repente recordó al gimnasio. ¡Hay bebederos ahí! No corrió porque su sed no le dejó, pero sí fue rápidamente al lugar. Apenas un poco de agua entró en contacto con él, se desmayó.
¿Por qué no estuvo Marc con él? Porque eran síntomas que parecían demasiado cotidianos. ¿A quién no le da hipo? ¿A quién no le da un ataque de hambre o de sed? Supuso que se le quitaría como es acostumbrado, no que eran señales de un paro cardíaco. Por suerte, las dos veces lo encontraron a tiempo para ser llevado al hospital y seguir el procedimiento de costumbre.
Sigamos con el resumen. Ahora los brotes. De ellos no hay muchas variedades, en realidad, pero igual hay que mencionarlos. Tristeza, enojo, miedo, confusión o incluso todos juntos en uno se presentaron reiteradas veces.
Por último, están los atentados. Jason y Joseph intentaron matarlo casi una vez por mes, ya fuera moliéndolo a golpes, ahorcándolo, asfixiándolo, como fuera que terminara sin vida era válido. Todas fallidas, Leo se estaba haciendo resistente, ya casi era duro de matar, y con Richard pendiente para defenderlo o avisar a los vigilantes, ya casi era imposible que le tocaran aunque fuera los zapatos, a menos que su amigo se encontrara distraído o en brote –también es impredecible-. A veces, la situación se volteaba y Leo era el que lo defendía, aunque casi siempre avisaba a los vigilantes porque cuando se metía, él terminaba siendo el atacado y Richard volvería a ser el defensor.
Pero este par no fue el único que intentó hacerle algo, no. Más o menos a mediados de marzo, un hombre que fue preso por acoso sexual dio a demostrar por qué estaba ahí. Tanto tiempo sin satisfacerse lo estaba carcomiendo, y aprovechándose de que el dúo había abandonado a Leo inconsciente en una mesa del gimnasio luego de lanzarle una mancuerna en la cabeza, decidió que era el momento de complacer sus deseos. Cerró la puerta y la dejó trancada metiéndole algo por debajo, tapó las cámaras y las luces y se preparó. Se bajó los pantalones y dejó sus interiores al límite, al punto más bajo antes de revelar lo privado. Se sobó ahí abajo, necesitaba calmarlo un poco porque ya le dolía. Ahora sí, era hora de proceder con su objeto. Sus manos se estaban dirigiendo al broche del pantalón de Leonardo cuando éste volvió en sí con una imagen que ha podido ser más fuerte y mucho peor. De inmediato se levantó casi de un salto, pateó al hombre justo a la altura de su parte media, dejándolo agonizando en el suelo y salió corriendo hacia la salida, pero hubo un problema: ¡la puerta! No entendía por qué no se abría. Sólo un poco, y de repente frenaba como si tuviese una de esas cadenas que sólo permiten que se abra lo suficiente para ver quién está del otro lado, como si de un acto de magia se tratara. Debía apurarse, ese hombre podía recuperarse en cualquier momento y si eso llegaba a pasar, un trauma estaría por sumarse a su lista. Golpeó la puerta, la abrió y cerró con fuerza para aflojarla, quizás se habían atascado sus bisagras. Poco a poco fue cediendo, pero el espacio para salir seguía pequeño. No era que requiriera de un espacio grande, Leonardo será alto pero es bastante delgado, así que pasaría, pero no quería arriesgarse a quedarse atrapado entre el marco de la puerta y la misma. El hombre empezó a recobrarse, el tiempo se le estaba agotando. De repente, en un vistazo que echó al suelo, descubrió la razón de la falla: una trenza de zapato hecha un nudo estaba en el espacio entre la puerta y el suelo, trancándola al llegar a cierta abertura. Se agachó y la quitó, casi sin levantarse se lanzó hacia el pasillo quedando acostado en el piso y cerró la puerta de un golpe, volvió a colocar el nudo donde estaba y dejó al hombre encerrado, golpeando la puerta. Lo observó por unos segundos mientras salía del shock. Vaya, lo que la adrenalina es capaz de hacerle a uno. Al darse cuenta, se alejó de prisa.
Y así se fue salvando de varios ataques. Muchos lo intentaron, pero lograba escaparse. Los únicos que sí alcanzaban a hacerle algo eran Jason y Joseph, por desgracia. De todos modos, ya era mayo y eso significaba que en sólo dos meses ya estaría de vuelta a la ciudad, lo que le daba más fuerzas pues no se ahogaría en la orilla después de tanto nadar. En esos dos meses también sufrió varios intentos fracasados, algunos paros y varios brotes, siempre saliendo airoso de ellos.
—Te tengo buenas noticias —El vigilante de la cárcel le anuncia al impredecible del otro lado de las rejas.
— ¿Nos dejarán ver los fuegos artificiales del 4 de julio? —Responde con una pequeña sonrisa. Tiene muchas ganas de ver fuegos artificiales. En Año Nuevo no pudo, quizás estos sí. Sólo faltan unas horas para que empiecen a lanzarlos.
—No… Algo mejor —Baja y sube sus expectativas en menos de tres segundos— Se supone que ahora faltan justo dos semanas para que seas libre, pero ¿sabes qué? Hemos decidido que saldrás antes.
— ¿¡En serio!?
—No estoy bromeando.
— ¡Síííííí! ¿Y cuándo piensan hacerlo?
—Mañana como al mediodía.
— ¿¡Mañana!?
—Vete despidiendo porque hoy es tu último día aquí.
— ¡Al fin voy a salir de aquí! —No lo puede creer— No le digas nada a Marc. Quiero sorprenderlo.
—Ok. Veré qué invento.
¡No podía ser! Dos semanas menos no son tanto tiempo, pero sí la gran cosa para alguien que aspira salir lo más pronto posible de un lugar como lo es la prisión. Leo ya está tan feliz como no lo estuvo en bastante tiempo, desde el año pasado, pero no tan feliz como lo estará al día siguiente.
—No puede ser, ¿ya te enteraste?
—Molander se va hoy —Jason y Joseph se quejan juntos.
—Justo ahora le deben estar dando su ropa para que salga.
— ¿Cómo pudo salvarse de nosotros así?
—Desde que llegó Richard y se hizo su amigo, no hubo nada que lográramos hacerle a los dos.
—Impredecibles unidos, jamás serán vencidos, ¿eh?
—Al menos aun está él y no se irá hasta dentro de un tiempo.
—Aquí viene —Lo ven pasar al frente de su celda con una cara que pretendía hacerlos enojar más— Me dan unas ganas de quitarle esa sonrisa que tiene…
—No podemos hacer nada. A quedarnos con las ganas.
—Qué fastidio.
Por otra parte, Leonardo había llegado a la celda de su amigo. Decide hablarle unos momentos antes de salir.
—Debes estar emocionado.
—Bastante.
— ¿Y qué harás?
—Lo primero que haré será ir a la comisaría y darles la sorpresa a mis amigos.
—No me imagino sus caras.
—Será divertido.
—Jason y Joseph deben estar molestos.
—Lo están. Acabo de pasar por su celda y sus caras lo dicen todo. Cuídate de esos cuando yo salga.
—No te preocupes. Lo haré.
—Es hora de que te cambies —El vigilante avisa.
— ¡Al fin usaré otra ropa!
Se va a ponerse cómodo en ropa normal. Se siente algo raro, pero mucho mejor. Se había desacostumbrado a la ropa cotidiana. ¿Quién no lo haría después de casi diez meses con un uniforme las 24 horas del día todos los días?
—Marc… —El vigilante lo llama por teléfono— No podrás visitar a tu hermano en el tiempo que queda.
— ¿Por qué?
—Es que hubo un problema entre un visitante y un preso y hasta que las cosas no se arreglen, no se permitirán las visitas.
—Oh… ¿Y si le da algo o un brote?
—No te preocupes, estaré pendiente. Cualquier cosa, te aviso.
—Está bien —Cuelgan. Ese es el engaño que Marc creerá hasta que Leo aparezca sorpresivamente.
Pocos minutos después, Leonardo finalmente pasa por el portón y es libre. Por primera vez en casi diez meses se siente con vida. Caminando por las calles, respirando aire fresco y oliendo el aroma a comida de varias tiendas. Aun quedaban decoraciones del 4 de julio. De repente, oír una melodía a lo lejos fue muy grato, luego de meses sin escuchar música. Sin duda alguna, salir fue una de las mejores experiencias. Sonríe bastante en grande mientras sigue andando. No pudo evitar moverse al ritmo de una canción que escuchó por ahí y luego tararear otra que reconoció. El sol en su cara, el viento en su cuerpo, la ciudad, ¡cómo extrañaba todo! Incluso nota a algunas chicas mirándolo con interés. Si tan solo supieran que recién salió de la cárcel.
— ¿Qué opinan de los festejos de ayer? —Matías llega preguntando.
—Los fuegos artificiales estaban hermosos —Opina la rubia.
—Totalmente de acuerdo —Afirma Diana.
—Menos mal que Rex no se asusta por los fuegos artificiales.
—Si no se asusta con las balas, menos por eso.
—Es verdad.
—Llaman a las dos USH en la entrada —Johnny les notifica desde la puerta.
— ¿Qué pasa?
—Algo de bomberos.
— ¿Un incendio?
—No… un perro en el techo.
— ¿Estás hablando en serio?
—Si quieren, bajen y vean.
Afuera, comprueban la verdad de los hechos.
— ¿Cómo llegó ahí? —Diana se sorprende.
—Creen que se asustó por los fuegos ayer y llegó aquí.
—Lo que quiero decir, ¿cómo subió? Es un perro, no un gato.
—Algunos perros saben trepar.
—Voy a ir al techo. Quédense aquí no vaya a ser que salte —Marc se va.
— ¿El dueño está aquí?
—Esa chica que está ahí. Ella lo encontró y me lo dijo.
— ¿Y por qué nos llamaste a nosotros?
—Porque son los únicos que están libres.
—Sigo preguntándome cómo un pinscher puede llegar ahí.
—Esos perros son muy activos —Explica Matías— Tuve algunos y llegan a todos lados.
— ¡Ya llegué! —Escuchan a Marc gritar después de un rato— Trataré de atrapar al perro. Pendientes si se cae para que lo agarren ustedes.
Por suerte, el rescate del perro fue sencillo. La dueña aseguró que cuidará más de su mascota para la próxima vez. Se hizo de noche y ambos grupos ya tienen casos, pero… ¿No se suponía que Leonardo debía aparecer a sorprenderlos?
— ¡Hoy es el día! —Marc exclama al llegar a la comisaría dos semanas después.
—Hay que hacer algo para recibirlo —Diana sugiere.
— ¿Pero qué será?
— ¿Diez meses para pensarlo y lo hacen justo ahora? —Alex no lo cree.
—Excelente —Dice sarcástico Matías. Un celular suena, es el de Marc.
—Número extraño llamando… Saldré un momento —Va al pasillo y atiende.
—Si estabas esperando recibirlo hoy, cancélalo —Una voz de hombre no lo dejó ni decir algo cuando ya había empezado a hablar.
—Esto… ¿Perdón? —No entiende, a lo mejor es un número equivocado.
—Cancela la bienvenida.
—Pero… ¿Quién habla?
—Eso tendrás que descubrirlo.
— ¿También tendré que adivinar lo otro?
—No… Es simple. Lo tengo aquí y exijo rescate en menos de dos semanas.
— ¡Eso es mentira! — ¿Qué? Ahora sí que deja de pensar la opción del número equivocado. Definitivamente, la llamada era para él, pues escuchó a Leonardo gritar a lo lejos.
— ¿Qué piensas hacerle? —Se asusta.
—No lo sé, pero ya sabes-
— ¡Sí lo sabe, él está…! —El hombre lo golpea— ¡Auch!
— ¡Deja de gritar, gritón!
— ¿Quién está al teléfono?
— ¡No lo digas o sino sabes qué pasará! —El hombre amenaza— Bien, ya sabes. Dos semanas máximo o-
— ¡Mientes! ¿¡No sabes hace…!? —Vuelve a golpearlo— ¡Ah!
— ¿¡No sabes hacer otra cosa que no sea gritar!? ¿¡No te enseñaron a callar cuando otros hablan!?
— ¡No si es en defensa propia! ¡Marc, es…! —Lo golpea aún más fuerte, iba a delatarlo, así que debía dejarlo sin aire— ¡AH!
— ¡Aprende ahora! ¡A la próxima te dejo sin herederos!... Creo que fui claro. En menos de dos semanas, sino no sé qué haré. Otra cosa, no quiero compañeros tuyos si vienes —Cuelga.
Marc se queda viendo raro al celular, como si descifrara algo.
— ¿Por qué miras a tu celular como si te hubiese llamado un muerto? —Paula se extraña.
—Secuestraron a mi hermano —Contesta, incrédulo. Entran a la oficina y los demás se enteran.
— ¿¡Qué!? No puede ser, ¿¡no termina de salir de un encierro y se encuentra con otro!? —Diana se alarma.
—Ese es su merecido para que sepa qué se siente lo que hizo.
—Leonardo ya estuvo secuestrado. Sabe qué se siente —Marc no se queda callado esta vez.
—Bueno, ahora lo sentirá al doble.
— ¿Tienes alguna pista de algo?
—Sólo dijo que tenía menos de dos semanas para el rescate.
— ¿No pidió dinero a cambio?
—No, por lo menos no por ahora. Qué mal que las llamadas por celular no se graban.
— ¿Y el número?
—Algo hizo para que no se registrara. No quiere que vayan cuando lo encuentre… Alcancé a oírlo a lo lejos. Se nota que lo ha estado maltratando. Se escuchaba desesperado —Marc piensa que si ya estaba desesperado con sólo unas horas bajo custodia, ¿cómo sería cuando pasara más tiempo?, lo cual causa que se preocupe aún más.
En algún lugar, en un cuarto bastante oscuro de piso de madera, se ve a Leonardo atado de manos y piernas a una silla, también de madera. Está muy maltratado, lleno de golpes, algunos cortes, su piel está pálida, sus ojos apenas están abiertos y se mantiene cabizbajo, se nota mucho más delgado, respira con lentitud, totalmente débil.
— ¿Por qué le avisaste ahora? ¡Tramposo! —Saca fuerzas para hablar.
—No iba a arriesgarme a que te rescataran al primer día. Tenía que hacerte sufrir aunque fuera unos días.
—Unos días, ¡no semanas!
—Quise mejor esperar al verdadero día de tu liberación para que estuvieras aislado el tiempo que era.
— ¿Pero cuál es la necesidad de maltratarme?
—Desquite, quizás. Si crees que no puedo tratarte peor, te equivocas. Esta semana estaré peor.
— ¿Vas a dejarme sin agua?
—Tampoco es que voy a matarte.
—Claro —Hace una pausa, debía recuperar más fuerza para imitar— “En menos de dos semanas, sino no sé lo que haré”. Eso es una indirecta para “rescátelo en UNA semana o se encontrará con un cuerpo maltratado en el suelo”.
— ¡CÁLLATE! —Lanza un puño que llega a su cara.
— ¡Ah! —Siente que la silla se está volcando, y eso hace. El golpe fue tan fuerte que hizo que la silla se volcara, haciéndola caer hacia atrás con el secuestrado en ella. Claramente, el golpe que se llevó en la cabeza y en las manos fue muy fuerte.
—Oh… Je, qué posición tan rara —Leo queda inconsciente al instante. Sus piernas terminan en una particular posición. Una queda doblada hacia abajo y la otra estirada hacia arriba, hasta donde las ataduras en sus muslos lo permitieron.
De noche, en la comisaría, Marc está solo en su oficina, sentado en su escritorio, pensando. Paula pasa al frente y lo nota.
—Marc… Ya todos nos vamos. ¿Por qué te quedas ahí?
—La verdad es que no lo sé —No voltea a verla. Ve al teléfono.
—Si estás esperando una llamada, no lo hará ya. Además, llamó fue a tu celular, no a la oficina.
—Es que estoy preocupado —Ahora sí la ve— ¿Qué tal si le da un p… brote?
—Yo me preocuparía más por otras cosas.
—Lo sé, pero algunos brotes pueden llegar a ser muy graves. ¿Qué tal si lo mata antes de que lo encontremos?
—De eso sí me preocuparía. ¡Eres un detective del grupo de secuestros! Si haces bien tu trabajo, no tendrás problemas.
— ¡Pero puedo fallar, todos fallamos!
—Si piensas así, por supuesto que lo harás. Trabaja como siempre lo has hecho, sin estresarte.
—Es algo difícil cuando tu hermano es la víctima.
—No lo dudo, pero debes intentarlo.
Marc regresa a casa bastante preocupado. Casi no logra dormir. Si no fuera porque suele caer dormido con facilidad, quizás se habría quedado despierto toda la noche.
—Volvió a llamar. Dijo que no va a pedir dinero a cambio.
—Entonces el rescate será más sencillo.
— ¿No reconoces la voz del que llama?
—No. Debe usar algo para modificar su voz.
— ¿Y si es imitador?
—El único imitador que conozco es a Leonardo.
— ¿Así que no tienes pistas aun?
—Ninguna —Suspira decepcionado. Alex y Matías intentan ayudarlo, su mente parecía estar bloqueada.
En algún lado, Leo despierta desorientado.
— ¿Qué es esta cosa que tengo en la cabeza?
—Una venda. Ayer te golpeaste la cabeza y te la puse.
— ¿Cuándo? No recuerdo nada.
—Ayer en la tarde.
—En serio que no me acuerdo.
—No creí que fuera tan fuerte como para que perdieras la memoria.
— ¿Y eso que te preocupaste?
—No creas que sea por eso.
—Oh, claro. Quieres que esté bien para tratarme mal por más tiempo.
—Eres más listo de lo que pensé. Si te duelen las manos, es por lo mismo.
— ¿Qué fue lo que me hiciste?
—Hacerte caer hacia atrás de la silla.
—Eso me debió doler… Aunque no más de lo que me duele el estómago ahora. ¿Cuándo te dignarás a alimentarme?
—No sé —Levanta los hombros— Quizás nunca. No te morirás rápido por eso.
— ¿Y darme agua?
— ¿Cuándo dejé de darte agua? Si no hago eso, sí mueres.
—Sólo decía, tengo sed.
—Bueno, ya vengo.
Sale y regresa con una botella de agua llena. Entra al lugar donde estaba con mucho silencio para que Leo no se enterara. Se para atrás y echa la silla a esa dirección con brusquedad, asustándolo. La deja acostada en el suelo.
— ¿¡Qué es lo que haces!?
—Darte de beber. ¿Qué más? Abre la boca —Leo mueve la cabeza en señal de negación— ¿No es que tienes sed? —Asiente con la cabeza— Entonces, ¿por qué no abres la boca? —Leo hace sonidos tratando de hacerse entender— ¿Cómo quieres que te entienda así? ¡Habla!... No me voy a ir hasta no darte agua. ¿Quieres deshidratarte? —Niega con la cabeza— ¿Abrirás la boca? —Repite lo anterior— ¿Quién te entiende?... Si crees que te saliste con la tuya, estás equivocado. Serás listo, pero ahora sí abrirás la boca.
Leo lo ve extrañado. Sabe que no debe abrir la boca porque sino podría llegar a ahogarse. El hombre le tapa la nariz apretándola para que no respire y obligarlo a hacerlo por la boca. Leo mueve la cabeza para intentar soltarse, pero es inútil, ya no cuenta con la fuerza suficiente. Unos segundos después, no le queda más que resignarse a hacer lo que evitaba.
—Sabía que esto no podía fallar —Apenas abre la boca, el hombre voltea la botella, dejando salir el agua. El chorro es grande, así que eso provoca que Leo sienta como si se estuviera ahogando, ya que está acostado y el agua no para de salir cayendo directo dentro de su boca. Al terminar, momento en el cual la botella ya está prácticamente vacía, acomoda la silla— Acostúmbrate. Ahora te daré agua así.
— ¿¡Quieres ahogarme!? —Lo ignora, yéndose de la habitación.
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Amo cuando publicas capítulos en 'fechas especiales' :D es como que hace mi día más especial, ah (: un regalito de reyes ha sido tu cap.
Coincido contigo, estos capítulos también han sido mis favoritos! Ya he dicho que me encanta como narras y haces los diálogos con los personajes? Creo que es lo favorito en esta nove, ah :)
Che, me pasas el link en donde estaría la nove de Leo? La mini nove en realidad. Porque aún no la veo en tu perfil :c Pero ahora he podido entrar a la galería, así que no dudes que estaré allí (:
Uh, vacaciones acabadas? Esta bien, creo que las mías también estan por terminar y no me he dado el tiempo para escribir, he tenido nuevas ideas y he leído bastante, así que el capítulo que subiré pronto...tardará en llegar :c
En fin, espero pronto tu nuevo cap! Y ash 'la nueva fase' *emocion on, ah*
Besitos!
Coincido contigo, estos capítulos también han sido mis favoritos! Ya he dicho que me encanta como narras y haces los diálogos con los personajes? Creo que es lo favorito en esta nove, ah :)
Che, me pasas el link en donde estaría la nove de Leo? La mini nove en realidad. Porque aún no la veo en tu perfil :c Pero ahora he podido entrar a la galería, así que no dudes que estaré allí (:
Uh, vacaciones acabadas? Esta bien, creo que las mías también estan por terminar y no me he dado el tiempo para escribir, he tenido nuevas ideas y he leído bastante, así que el capítulo que subiré pronto...tardará en llegar :c
En fin, espero pronto tu nuevo cap! Y ash 'la nueva fase' *emocion on, ah*
Besitos!
Emily Rawson
Re: Más Que Cosas De Policías
Sí, me gusta hacer eso, incluso publiqué en mi cumpleaños.Emily Rawson escribió:Amo cuando publicas capítulos en 'fechas especiales' :D es como que hace mi día más especial, ah (: un regalito de reyes ha sido tu cap.
Coincido contigo, estos capítulos también han sido mis favoritos! Ya he dicho que me encanta como narras y haces los diálogos con los personajes? Creo que es lo favorito en esta nove, ah :)
Che, me pasas el link en donde estaría la nove de Leo? La mini nove en realidad. Porque aún no la veo en tu perfil :c Pero ahora he podido entrar a la galería, así que no dudes que estaré allí (:
Uh, vacaciones acabadas? Esta bien, creo que las mías también estan por terminar y no me he dado el tiempo para escribir, he tenido nuevas ideas y he leído bastante, así que el capítulo que subiré pronto...tardará en llegar :c
En fin, espero pronto tu nuevo cap! Y ash 'la nueva fase' *emocion on, ah*
Besitos!
Bueno, lo de los diálogos tiene su explicación. Esta nove estaba escrita como serie, guión, con nada o prácticamente nada de narración así que todo se valía por los diálogos, es más, aun escribo así porque sino no me sale y luego le agrego la narración, por eso es que tienen que quedar geniales. Y gracias, nunca habías mencionado los diálogos.
No está el link porque aun no la publico :roll: Aunque viendo que viste la galería, ya sabes que estará en la primera semana de febrero.
Sí, hoy regresé a clases pero no en realidad... FALTARON TODOS LOS PROFESORES! Quiero decir, llegué a la hora al colegio y no había mucha gente, luego llegó la mitad de mi salón (somos 33 y fueron como 15) y como no era la hora de entrar a clase no le paré. Me puse a hablar con dos amigas y cuando era la 1:20 (martes y miércoles tengo clase en la tarde y no en la mañana), nos preocupamos al no ver a nadie que no fuera de quinto año por ahí (soy de cuarto) y ya habían pasado 20 minutos. Reviso y HABÍAMOS ENTRADO A CLASE! Pero tuve la suerte de que el profesor había salido del salón así que entré y me senté rápido y ni se dio cuenta de mi mega retardo :xd:
Yo en cambio escribí montones, sobretodo en la de Leo, voy en el capítulo... hoy empiezo el 4, ayer hice la ficha con un diseño distinto al que dan aquí y se ve G-E-N-I-A-L :eaea: Y bueno... A esperar por el tuyo.
Ya subí la mitad del cap de la nueva fase, estaba esperando a que dijeras algo de la mitad, o es que vas a esperar a leerlo completo? Porque bueno, en serio que marca una fase y los siguientes son un tanto determinantes también. Mientras tanto... el 9 estará publicado completo!
:bye:
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Tú cumpleaños? Cumplías años el 6 de enero? OMG
FELIZ CUMPLE HERMOSA ANGELA!!!
Espero que lo hayas pasado hermoso como te lo mereces! Lamento no haber saludado antes. Creo que leí algo rápido porque si mal no recuerdo me dijiste o escribiste sobre tu cumple, pero con esto de que no entra el internet y eso me olvidé D: Bueno realmente espero que lo hayas pasado maravilloso con un montón de regalos, ah. Besitos!
FELIZ CUMPLE HERMOSA ANGELA!!!
Espero que lo hayas pasado hermoso como te lo mereces! Lamento no haber saludado antes. Creo que leí algo rápido porque si mal no recuerdo me dijiste o escribiste sobre tu cumple, pero con esto de que no entra el internet y eso me olvidé D: Bueno realmente espero que lo hayas pasado maravilloso con un montón de regalos, ah. Besitos!
Emily Rawson
Re: Más Que Cosas De Policías
No no, entendiste mal, hasta subí en mi cumpleaños, eso fue el 28 de octubre, y lo que dije de mi cumple es que por tres días eres mayor que yo! :xd: Aunque igual... gracias jajajajajajajaEmily Rawson escribió:Tú cumpleaños? Cumplías años el 6 de enero? OMG
FELIZ CUMPLE HERMOSA ANGELA!!!
Espero que lo hayas pasado hermoso como te lo mereces! Lamento no haber saludado antes. Creo que leí algo rápido porque si mal no recuerdo me dijiste o escribiste sobre tu cumple, pero con esto de que no entra el internet y eso me olvidé D: Bueno realmente espero que lo hayas pasado maravilloso con un montón de regalos, ah. Besitos!
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Capítulo #18: "Secuestrador Secuestrado" (Segunda parte).
De noche, en la comisaría, Marc de nuevo está solo en la oficina. Esta vez, Carlos es quien pasa y se da cuenta.
— ¿Aun sin pistas?
—Ni lugar, ni quién, nada. He estado algo ocupado con otro caso, por eso es —Su unidad sigue un caso desde hace dos semanas atrás, un caso bastante complejo, ocupando casi todo su tiempo.
—Pero quisieras estar ocupado en el caso del secuestro.
—Exacto. Es que me preocupa y mucho.
—Tranquilízate un poco, no es normal en ti tanta preocupación, eso es más de Leonardo. Tú eres el que siempre dice que todo va a estar bien y que no va a haber problema.
—Lo sé, ¿pero cómo no preocuparme? ¿Qué pasa si le da un paro? Quizás salga de él, pero si el tumor se forma, ¡nadie lo sabrá!
—Deja de pensar eso y piensa quién le haría esto.
Marc intenta seguir el consejo de su padre, pero con un caso altamente importante en curso, no había mucho que lograra hacer. Aunque el caso de su hermano secuestrado para él era altamente importante también, ni siquiera es uno que tenga legalmente bajo su estudio, nunca se lo asignaron, él mismo lo recibió por su cuenta de forma extraoficial. Por eso no cuenta con tanto apoyo ni puede gastar más tiempo en el secuestro. Pasa dos días sin adelantos, su otro caso se complica. Dos días en los que cualquier cosa pudo pasar, dos días en los que su preocupación se elevó al cuadrado o incluso al cubo.
—Ayer no llamó. ¿Debería preocuparme?
—Un detective de la USH debería saberlo perfectamente —Es la única respuesta que recibe de parte de Paula. Vaya, y él que pensó que quizás su novia iba a ayudarlo más.
En algún lado, el otro hermano tiene la misma duda.
— ¿Por qué no lo llamaste ayer?
—Se me olvidó. Hoy sí lo haré. Tengo ganas de hacer algo… —Dice con un tono maléfico.
— ¿Algo como qué? —Desconfía.
—No sé… —Ve a su alrededor— Ohh, ya sé.
— ¿Por qué creo que no me agradará? —Sospecha.
—Porque olerás humo —Leo abre bien los ojos, asustado. No lo iba a incendiar, ¿o sí? El hombre saca una caja de cigarrillos de su bolsillo, luego un yesquero y prende uno. No lo fuma, ni siquiera lo acerca a su boca. Guarda la caja y el yesquero, saca su celular y marca un número— Bien, aun lo tengo aquí.
—Algo que me lo confirme —Marc no está muy convencido.
El hombre hace como si pensara. Luego ve el cigarrillo en sus dedos. Espera unos segundos, Marc se empieza a impacientar y Leo ve nervioso a su raptor. Éste se decide a tocarlo con el lado caliente del cigarrillo rápidamente, rozándolo.
— ¡AH! ¡NO SOY CENICERO!
— ¿Eso te basta? —Pregunta con tranquilidad.
—No vuelvas a hacerlo —Marc regaña con tono de padre enojado.
—No fumo. Casualidad que tenía algo prendido. Además, apenas lo toqué. Llamaba para hacerte saber que sigue vivo y acordarte de que no debes apurarte. Adiós —Cuelga.
—Creo que tenemos una pista. El secuestrador fuma —No cree que no fume.
— ¿Conocemos a alguien que lo haga?
—Olvídalo —Marc se había emocionado.
En algún lugar, Leo se está quejando.
— ¿¡Cómo se te ocurre!?
—Quemarte así con un cigarrillo no es gran cosa. Más de una vez me ha pasado y eso que no fumo y no tengo ninguna quemadura. Sólo arde al inicio.
—Estás loco —Lo repite— ¡AH! La verdad es que no sé cuánto más piensas torturarme. No me das comida, me das agua de una manera que siento que voy a ahogarme, me quemas, me golpeas… ¿Qué más quieres?
— ¿Preparado para tu sesión diaria de golpes?
—Nunca.
—Creo que ya fue suficiente con los puños. Es hora de que algo más doloroso entre en acción.
Leonardo pone cara de extrañado y algo de asustado. Ve al hombre, quien se está quitando el cinturón. Leo entra en pánico y deja de verlo.
— ¿Qué pasa, le tienes miedo? Es un simple cinturón —Ya lo tiene en sus manos. Leo sigue sin verlo. Está con los ojos cerrados— Hey, mírame —No hace caso. El hombre se acerca, le toma la barbilla con fuerza y le mueve la cabeza bruscamente para que lo vea. Abre los ojos. No lo suelta— Respóndeme— Lo ve, no dice nada. Sigue en pánico. El hombre lo suelta con la misma brusquedad y él queda mirando abajo. Cierra los ojos mientras deja su cabeza hacia abajo— ¡Oh! Acabo de recordarlo. ¡Sí les tienes miedo a los cinturones! Y acabo de recordar que también a los zapatos. ¿Sabes qué? Eso hará de esto más divertido —Leonardo voltea a verlo rápido, asustado. Ve que se está quitando los zapatos— Gracias por recordármelo.
El hombre deja los zapatos aparte y vuelve a agarrar el cinturón. Leo entra en un punto de pánico en el que no logra quitarle los ojos de encima. Su miedo hacia los cinturones y los zapatos es terrible. Es una larga historia, pero la manera correcta de resumirla es que Leonardo no puede ver a una persona con alguna de estas cosas en sus manos, pues se asusta horriblemente.
—No pongas cara de cachorro asustado. Esto dolerá menos que lo que te espera —Leo se queda en blanco mientras el hombre se acerca de manera amenazante con el cinturón en sus manos listo para usarlo como látigo.
Más tarde, en la comisaría, Diana intenta planificar algo relajante.
— ¿Alguno quiere ir a hacer algo?
— ¿Algo como…?
—No sé… Ir por un helado, hace calor.
— ¿Se han dado cuenta de que Diana siempre invita para ir a comer helado? —Paula comenta.
—Escuché “helado” —Johnny se detiene en la puerta.
— ¿Qué crees? Diana de nuevo.
—Estoy comenzando a creer que es adicta a él —Johnny se la pasa tanto con los de Secuestros y Homicidios que ya les tiene la suficiente confianza para bromear junto a ellos.
— ¡Johnny! —Diana reclama.
— ¡Es la verdad! Ninguno tiene un caso, ¿verdad?
—Nadie… —Sebastián afirma— Bueno, Marc tratando de conseguir pistas.
— ¿Cuántos días lleva secuestrado ya?
—Como cuatro.
—Yo no lo conozco a su hermano, pero vaya… Deben ser muy unidos por lo que veo.
—Yo tampoco lo conozco, pero sí lo son y demasiado.
— ¿Cómo no lo conoces si es el hermano de tu novio?
—No he querido conocerlo…
— ¡Oigan! —Diana interviene antes de que se produjera una discusión— ¿El helado va sí o no?
— ¡Por supuesto que sí! —Matías contesta.
—Bien, vamos todos.
Salen. Paula ve a Marc, quien se queda solo sentado donde estaba.
— ¿No vienes?
— ¿Qué helado voy a estar comiendo si debo estar pensando…?
— ¡Por eso mismo! Necesitas hacer algo que te desestrese y que tu mente se libere para poder pensar con más facilidad.
— ¿Estás diciendo que el helado va a ayudarme?
—Si así quieres entenderlo.
—Si tú lo dices…
Paula logra convencerlo. Ahora sí van todos. Al día siguiente, Marc se pone de mal humor.
—Ese secuestrador es un fastidio. Llama para decir “aun tienes más de una semana. No te apresures”.
— ¿Por qué no lo pones en altavoz la próxima vez que llame? —Sugiere Cristian.
—Mientras no le hablen, perfecto.
—Así quizás sea más sencillo.
En algún lado, Leonardo trata de soltar las cuerdas que lo atan a la silla. Ve que no puede. Decide buscar algo para cortarlas. Tratando de ser lo más silencioso posible, arrastra la silla por todos lados en busca de algo filoso. Por alguna razón, encuentra un cuchillo en una mesa y no duda en utilizarlo. Justo cuando está a punto de agarrarlo, llega el hombre a la habitación. Leo intenta disimular alejándose un poco del lugar.
— ¿Qué crees que estás haciendo?
—Nada.
— ¿Ah sí? ¿Y qué haces tan fuera de sitio?
—Viendo si aquí hay menos calor —Inventa.
—Sí, claro —Se acerca, no le cree. Ve el cuchillo en la mesa— ¡Ajá! Así que queriendo agarrar el cuchillo para escapar, ¿eh? Si no lo sabías, los cuchillos son para cortar queso, cebolla, tomate, rebanar pan… Pero no son para cortar cuerdas. Aunque, ¿sabes para qué sirven también?
Leo entra en pánico. Otro de sus más grandes temores son los cuchillos. Al igual que los zapatos y los cinturones, su miedo aparece sólo cuando el objeto está en manos de otra persona. El hombre está a sus espaldas, por lo que no lo ve, mas siente que está por tomar el cuchillo. Habla para sí mismo, muy bajo, casi ni se escucha.
—Para matar, no. Para matar, no. Para matar, no… —Sigue repitiendo.
—No sé lo que dices, pero sirven para cortar carne también —Se responde a sí mismo mientras desata las cuerdas que lo unen a la silla. Leonardo se confunde un poco— Puedes cortar carne de res, de cochino, de pollo, pescado… —Lo desata de la silla y lo acuesta boca abajo en el suelo, inmovilizándolo. En el proceso, se le sube la camisa a Leo— O quizás… —Alcanza el cuchillo. Comienza a acercarlo a su espalda mientras va hablando. Leo está desorientado, no tiene idea de lo que pasa— Para… —Lo toca y corta— Cortarle la piel a un humano.
Hace un corte no muy profundo y lento en diagonal que va desde el hombro derecho hasta casi la cadera. Leo intenta defenderse, trata de mover las piernas para darle una patada o de mover los brazos para apartarlo, pero estaba inmovilizado. Apenas logra lo primero, sin embargo, no logra la fuerza suficiente ni para levantar los pies por sobre diez centímetros del suelo.
—Así como lo acabo de hacer. ¿Necesitas repetición de la clase para entenderla? —Leonardo no logra decir nada del pánico que lo llena. Intenta mover la cabeza para negar, mas el hombre lo ignora— Bien, aquí voy —Repite el corte, ahora partiendo del hombro izquierdo— Espero que hayas entendido la función de los cuchillos.
El hombre se retira sin siquiera devolver a Leo a la silla ni atarlo. Simplemente lo deja ahí, en el suelo, totalmente asustado y adolorido. Ni intenta levantarse, el miedo lo domina, impidiéndole hacer cualquier cosa. Ni se queja, no puede ni hablar. Sólo cierra los ojos permitiendo que algunas lágrimas salieran. ¿Cuándo irían a rescatarlo? No cree que pueda aguantar más, está llegando a su límite. La resistencia que había ganado en prisión está perdiéndose, y no tardaría mucho en llegar el momento en el que su cuerpo dijera “no más” y que sus ganas le siguieran.
En la comisaría, Marc comparte sus ideas con sus compañeros.
—Por alguna razón, el “no te apresures” hace que yo quiera apresurarme. Es que suena a “demórate para matarlo”.
—La verdad es que sí suena así —Alex está de acuerdo.
— ¿Cuánto tiempo estuvo secuestrado cuando tenía diez?
—Una semana. Lo encontraron cuando estaban al borde de degollarlo. Pura suerte la suya de que siempre se salva en la raya.
— ¿Cómo es que no vive traumado? —Sebastián no entiende.
—No te creas. Sí tiene sus traumas, sólo que son tan raros que sólo se notan si haces algo en específico. No puede ver a una persona con un cuchillo, correa o zapato muy cerca de él porque entra en pánico.
— ¿¡Zapato!?
—De cualquier tipo, por lo de rehenes en el robo cuando teníamos tres y cuatro. No sé cómo no se traumó con las pistolas si llegaron a apuntarle en la cabeza ese día.
—Entonces, ¿no puede ir a una zapatería a probarse unos?
—Si se los dan en la caja, no hay problema, sólo que casi nunca hacen eso. Tiene que ir acompañado.
Al día siguiente, Marc recibe la llamada. Tal y como Cristian le aconsejó, la pone en altavoz.
—Ya sé, “no te apresures” —Atiende con fastidio.
—Creo que mejor le dejas la imitación a tu hermano, y no. Más bien, llamo para darte la oportunidad de hablar con él.
— ¿De veras?
—Sí. No digas nada delatante, estaré ahí —Lo último son indicaciones para Leonardo. Le pasa el teléfono.
— ¿Hola? —Marc no espera a que él saludara primero.
—Hola —Nota su voz bastante debilitada.
—Te oyes algo mal. ¿Cómo estás? —Se preocupa.
—Como dijiste. ¿Y tú?
—Desesperado. ¿Puede oírme?
—No.
—Rápido. ¿Puedes decirme quién es y dónde estás? —Leonardo piensa. Debe decir algo delatante de una manera que sólo Marc la entienda. Si el hombre llega a hacerlo, probablemente sus días estarían contados.
— ¿Y en tu casa cómo están? —Dice con acento irlandés.
— ¡No creas que no te oí! —Oh no, salió mal.
—Creo que debo irme- —Habla apurado. No termina cuando el hombre ya le golpea— ¡Ah! —Se oye un impacto. El teléfono cae al piso.
— ¡Te dije que no dijeras nada delatante! —No se detiene.
—No dije nada delatante.
— ¡La manera! ¡Creo que tendré que adelantar tu…! —Se calla al darse cuenta de que el teléfono sigue en llamada— Oh… Hubo problemas en la comunicación. Adiós —Cuelga.
—Eso sonó a “¡te voy a matar ya!” —Opina Alex.
—A pensar rápido. Por el acento tiene que ser Patrick —Marc supone.
— ¿El hermano de Pauline? —Diana duda por unos segundos— Bueno, tiene sentido.
— “Y en tu casa…” —Marc piensa— En la mía no está, yo ya- ¡Ohh! ¡Está en la misma casa en la que secuestró a Pauline! Vamos, creo que está en apuros y hay que ir ¡YA!
La USH1 se va rápidamente. La 2 se queda en la oficina.
—Leo se escuchaba tan mal… —Diana se preocupa.
—Se nota que lo ha tratado bastante mal.
— ¿Pauline es la muchacha a la que secuestró?
—Ella misma. Su hermano Patrick es muy defensivo con ella y es capaz de cualquier cosa por vengar a quien la trate mal.
—Y eso es lo que ha hecho con Leonardo.
—Ojala lleguen a tiempo. Patrick puede llegar a tornarse MUY agresivo cuando se enoja.
Afuera de la casa, Marc, Alex y Matías están llegando. Se bajan del auto y se extrañan.
—Huele a gasolina —Siente Marc.
—Yo huelo un poco de humo.
— ¡Hey! —Interrumpe Alex— ¡Dejen la competencia de olores y pasen!
— ¡No, no! Dijo “nada de compañeros”. Entraré yo primero.
Marc entra y percibe que el olor viene del sótano, así que baja. Sigue sin verlo, pero el olor se hace más fuerte. De repente, Patrick aparece saliendo de un cuarto.
—Ojala y no- ¡Marc!
—Así que eres tú, Patrick. Estás quemando- —Patrick sale corriendo— ¡Hey! ¡Alex, Matías, Patrick huye! —Trata de abrir la puerta del cuarto que acaba de cerrar— Genial, está con llave —Comienza a buscarlas.
Arriba, todos están corriendo. Patrick huyendo y los otros, persiguiéndolo.
— ¡Atrapen a Patrick YA! —Escuchan a Marc ordenar.
—Plan. Tú persíguelo para que salga. Yo lo esperaré afuera y ahí lo atrapamos —Matías comparte su idea.
—Ok, ¡sal ahora!
Luego de unos momentos, el plan funciona. Patrick sale de la casa justo por donde Matías lo esperaba. Marc sube al darse cuenta.
— ¿Tienes las llaves?
—No te las daré —Marc le registra los bolsillos y las encuentra. Se las muestra en su cara.
— ¡Ajá! —Corre rápido a abrir la puerta. Cuando la abre, sale bastante humo y ve que hay bastante fuego, aunque aun se puede pasar— ¿¡Estás ahí!? —Se preocupa al no verlo ni recibir respuesta. Pasa y lo busca. Lo encuentra. Sigue atado a la misma silla, pero esta vez, con una venda en los ojos y una mordaza. Se agacha frente a él y se las quita. Leo está a punto de caer inconsciente. Está muy débil y no se mueve— ¡Hey, Leo, hey! —Lo sacude.
— ¡Sácame de aquí! —Reacciona.
—Tengo que desatarte —Comienza a hacerlo.
—Rápido —Tose.
— ¡Apúrate! —Matías se asoma por la puerta y se asusta al no ver más que fuego y humo— ¡El fuego te va a bloquear la puerta! —Marc voltea a ver y se da cuenta, también se asusta.
— ¡Ya casi termino! —Termina de desatarlo e intenta poner a Leonardo de pie, pero cae de lo débil que está. Lo ataja antes de que llegue al suelo.
— ¡SAL YA! —Matías grita asustado antes de irse corriendo.
Marc carga a Leonardo para poderlo sacar y corre. Sale de la habitación y voltea a ver. El fuego crece.
—Creo que salí a tiempo —Se apura en subir las escaleras. Llega a la sala y acuesta a Leo en el sofá— Hey, ¿estás bien?
—Si me llevas al hospital ahora… —Apenas logra decir, está casi sin fuerzas. Se desmaya.
—Oh no… —Lo carga de nuevo y sale— ¡Debemos ir al hospital YA!
—Ok. Ya llamamos a los bomberos.
Más tarde, en la comisaría, todos habían regresado, excepto Marc.
— ¿Llegaron a tiempo? —Diana pregunta.
—Un minuto más y Leonardo no estaría en el hospital.
Sebastián se extraña al ver a alguien afuera acercándose a la oficina.
— ¿Esa no es Pauline?
—Me acabo de enterar de que tienen a Patrick. ¿Dónde está él?
—Debe estar en interrogatorios.
— ¿Es verdad que secuestró a Leonardo?
—Y por poco lo mató.
—Ya veo por qué ha estado tan raro. ¿Qué le hizo?
—Muchas cosas. Cuando esté seguro, te digo —Suena su celular— Es Marc, quizás nos diga —Matías atiende con el celular en altavoz— ¿Qué tal está?
—Muy mal. ¿Y sabes? Llevaba secuestrado más tiempo del que creíamos.
— ¿Cuánto tiempo estuvo?
—18 días.
— ¿¡Pero cómo!?
—Leonardo fue liberado antes por buen comportamiento. Por alguna razón, Patrick se lo consiguió y aprovechó la oportunidad.
—Vaya…
—No lo alimentó desde hace dos semanas casi, le daba agua de una manera que lo hacía sentir ahogado, lo golpeaba a diario, primero él mismo y luego con cualquier cosa. Tiene quemaduras de cigarrillo y algunas de ahora, un golpe en la cabeza, unos cuantos en las manos, cortes en todos lados, incluyendo dos que son bastante largos en la espalda y no les extrañaría encontrar alguna costilla rota, hemorragias y agua en sus pulmones… Y estaba en paro cuando llegó aquí por la falta de alimentación y por inhalar humo.
—Wow… —Todos tienen la misma reacción.
—Es la primera vez que oigo tantas cosas juntas.
— ¿Hay posibilidades de que se recupere?
— ¿Pauline? No esperaba que estuvieras ahí. Y no se sabe.
—Supongo que primero tienen que asegurarse si tiene costillas rotas y eso.
—Exacto. En este momento le están haciendo todas esas pruebas. Cuando terminen les aviso —Cuelga.
—Ahora entiendo por qué los cigarrillos de mi papá desaparecieron.
—Yo pensaba que ustedes estaban en Irlanda.
—Este año iremos en agosto. Justo este año. Por eso no sospecharon de mi hermano, ¿verdad?
—Sí, por eso.
—Quiero hablarle.
Matías la lleva a la sala de interrogatorios donde Alex está con Patrick.
—Con razón se oía tan mal al teléfono. Aguantando hambre y siendo tratado así, es claro que se oiga así —Diana entiende.
—Esperando comentario contrario al de todos de Paula —Sebastián deja salir sus pensamientos.
—Lo que pasa es que al haberle hecho eso, se convierte en otro criminal. Por eso no lo apoyo.
— ¿Estás preparada para conocerlo?
—Me da fastidio hablarle a un criminal, pero tendré que hacerlo.
Pauline llega a la sala de interrogatorios. Alex sale para dejar a los hermanos hablar a solas.
— ¿¡Por qué lo hiciste!?
—Calma. Hablas como si lo hubiese matado.
—Pues eso querías y por poco lo haces. De todos modos, él sigue muy mal y no está a salvo, así que si llega a morir, es por tu culpa. Dime, ¿por qué matarlo?
—No era mi idea, sólo quería que pagara el tiempo que era por lo que te hizo. Su tiempo de cárcel fue corto.
— ¡Porque es impredecible! A alguien así no se le debe dejar más de un año en prisión porque pueden tornarse peor. Esas personas necesitan estar en un buen ambiente psicológico y encerradas sólo empeoran, así que casi diez meses de prisión fueron más que suficientes. Suerte si no lo empeoraste porque no sabes qué traumas ha podido adquirir ahora.
— ¿Más de los que ya tiene? Pobre loco.
— ¿¡Loco!? Ok, creo que no hace falta explicar. Sólo tengo que decirte que mi secuestro fue nada comparado con el de Leonardo. Yo sólo estuve si acaso tres días, él 18. Yo comí y bebí como se debe, él ni comió y quizás no deseó tomar agua. A mí no me maltrató, ni siquiera tuve que pisar el hospital, Leonardo quizás no salga vivo de ahí. Lo exageraste todo, como siempre —No le deja responder. Se va de la sala.
De vuelta a la oficina, Matías atiende su celular.
— ¿Terminaron?
—Por el momento, está mejorando. Ya lo están alimentando por intravenosa para que luego coma normalmente. Trataron las quemaduras y ya le pusieron los puntos. Pueden venir.
Marc habla con un tono totalmente distinto al de la llamada anterior. En la primera estaba asustado, repleto de preocupación, serio. En ésta ya está más calmado. Diana, Cristian, Matías, Alex y Sebastián van al hospital.
— ¡Qué bueno saber que estás bien! —Diana celebra e intenta abrazarlo.
— ¡Diana! —Trata de apartarse.
—Oh, cierto. Prepárate para después. ¿Cómo sigues?
—Es raro comer sin comer, pero al menos ya no siento que mi estómago va a comerse a sí mismo.
— ¿“Comer sin comer”? Tus frases raras han vuelto —Cristian comenta.
—Es la verdad.
— ¿Cómo se siente estar libre de nuevo?
—Si acaso estuve diez minutos caminando hasta que Patrick me raptó, así que no puedo decirte mucho. ¿Cuánto tiempo debo quedarme aquí?
—Hasta que estés bien, se supone —Marc bromea.
—Tiempo —Recalca.
— ¿Una semana, quizás?
—Una semana para sentirme vivo de nuevo —Sonríe un poco.
Fin del Capítulo #18.
¿Qué tal? ¿Qué esperaban?
Por cierto, subí un apartado sobre el cardioma y la impredecibilidad en la galería, échenle un vistazo ;)
Espero que les haya encantado este capítulo tanto como a mí, :bye:
De noche, en la comisaría, Marc de nuevo está solo en la oficina. Esta vez, Carlos es quien pasa y se da cuenta.
— ¿Aun sin pistas?
—Ni lugar, ni quién, nada. He estado algo ocupado con otro caso, por eso es —Su unidad sigue un caso desde hace dos semanas atrás, un caso bastante complejo, ocupando casi todo su tiempo.
—Pero quisieras estar ocupado en el caso del secuestro.
—Exacto. Es que me preocupa y mucho.
—Tranquilízate un poco, no es normal en ti tanta preocupación, eso es más de Leonardo. Tú eres el que siempre dice que todo va a estar bien y que no va a haber problema.
—Lo sé, ¿pero cómo no preocuparme? ¿Qué pasa si le da un paro? Quizás salga de él, pero si el tumor se forma, ¡nadie lo sabrá!
—Deja de pensar eso y piensa quién le haría esto.
Marc intenta seguir el consejo de su padre, pero con un caso altamente importante en curso, no había mucho que lograra hacer. Aunque el caso de su hermano secuestrado para él era altamente importante también, ni siquiera es uno que tenga legalmente bajo su estudio, nunca se lo asignaron, él mismo lo recibió por su cuenta de forma extraoficial. Por eso no cuenta con tanto apoyo ni puede gastar más tiempo en el secuestro. Pasa dos días sin adelantos, su otro caso se complica. Dos días en los que cualquier cosa pudo pasar, dos días en los que su preocupación se elevó al cuadrado o incluso al cubo.
—Ayer no llamó. ¿Debería preocuparme?
—Un detective de la USH debería saberlo perfectamente —Es la única respuesta que recibe de parte de Paula. Vaya, y él que pensó que quizás su novia iba a ayudarlo más.
En algún lado, el otro hermano tiene la misma duda.
— ¿Por qué no lo llamaste ayer?
—Se me olvidó. Hoy sí lo haré. Tengo ganas de hacer algo… —Dice con un tono maléfico.
— ¿Algo como qué? —Desconfía.
—No sé… —Ve a su alrededor— Ohh, ya sé.
— ¿Por qué creo que no me agradará? —Sospecha.
—Porque olerás humo —Leo abre bien los ojos, asustado. No lo iba a incendiar, ¿o sí? El hombre saca una caja de cigarrillos de su bolsillo, luego un yesquero y prende uno. No lo fuma, ni siquiera lo acerca a su boca. Guarda la caja y el yesquero, saca su celular y marca un número— Bien, aun lo tengo aquí.
—Algo que me lo confirme —Marc no está muy convencido.
El hombre hace como si pensara. Luego ve el cigarrillo en sus dedos. Espera unos segundos, Marc se empieza a impacientar y Leo ve nervioso a su raptor. Éste se decide a tocarlo con el lado caliente del cigarrillo rápidamente, rozándolo.
— ¡AH! ¡NO SOY CENICERO!
— ¿Eso te basta? —Pregunta con tranquilidad.
—No vuelvas a hacerlo —Marc regaña con tono de padre enojado.
—No fumo. Casualidad que tenía algo prendido. Además, apenas lo toqué. Llamaba para hacerte saber que sigue vivo y acordarte de que no debes apurarte. Adiós —Cuelga.
—Creo que tenemos una pista. El secuestrador fuma —No cree que no fume.
— ¿Conocemos a alguien que lo haga?
—Olvídalo —Marc se había emocionado.
En algún lugar, Leo se está quejando.
— ¿¡Cómo se te ocurre!?
—Quemarte así con un cigarrillo no es gran cosa. Más de una vez me ha pasado y eso que no fumo y no tengo ninguna quemadura. Sólo arde al inicio.
—Estás loco —Lo repite— ¡AH! La verdad es que no sé cuánto más piensas torturarme. No me das comida, me das agua de una manera que siento que voy a ahogarme, me quemas, me golpeas… ¿Qué más quieres?
— ¿Preparado para tu sesión diaria de golpes?
—Nunca.
—Creo que ya fue suficiente con los puños. Es hora de que algo más doloroso entre en acción.
Leonardo pone cara de extrañado y algo de asustado. Ve al hombre, quien se está quitando el cinturón. Leo entra en pánico y deja de verlo.
— ¿Qué pasa, le tienes miedo? Es un simple cinturón —Ya lo tiene en sus manos. Leo sigue sin verlo. Está con los ojos cerrados— Hey, mírame —No hace caso. El hombre se acerca, le toma la barbilla con fuerza y le mueve la cabeza bruscamente para que lo vea. Abre los ojos. No lo suelta— Respóndeme— Lo ve, no dice nada. Sigue en pánico. El hombre lo suelta con la misma brusquedad y él queda mirando abajo. Cierra los ojos mientras deja su cabeza hacia abajo— ¡Oh! Acabo de recordarlo. ¡Sí les tienes miedo a los cinturones! Y acabo de recordar que también a los zapatos. ¿Sabes qué? Eso hará de esto más divertido —Leonardo voltea a verlo rápido, asustado. Ve que se está quitando los zapatos— Gracias por recordármelo.
El hombre deja los zapatos aparte y vuelve a agarrar el cinturón. Leo entra en un punto de pánico en el que no logra quitarle los ojos de encima. Su miedo hacia los cinturones y los zapatos es terrible. Es una larga historia, pero la manera correcta de resumirla es que Leonardo no puede ver a una persona con alguna de estas cosas en sus manos, pues se asusta horriblemente.
—No pongas cara de cachorro asustado. Esto dolerá menos que lo que te espera —Leo se queda en blanco mientras el hombre se acerca de manera amenazante con el cinturón en sus manos listo para usarlo como látigo.
Más tarde, en la comisaría, Diana intenta planificar algo relajante.
— ¿Alguno quiere ir a hacer algo?
— ¿Algo como…?
—No sé… Ir por un helado, hace calor.
— ¿Se han dado cuenta de que Diana siempre invita para ir a comer helado? —Paula comenta.
—Escuché “helado” —Johnny se detiene en la puerta.
— ¿Qué crees? Diana de nuevo.
—Estoy comenzando a creer que es adicta a él —Johnny se la pasa tanto con los de Secuestros y Homicidios que ya les tiene la suficiente confianza para bromear junto a ellos.
— ¡Johnny! —Diana reclama.
— ¡Es la verdad! Ninguno tiene un caso, ¿verdad?
—Nadie… —Sebastián afirma— Bueno, Marc tratando de conseguir pistas.
— ¿Cuántos días lleva secuestrado ya?
—Como cuatro.
—Yo no lo conozco a su hermano, pero vaya… Deben ser muy unidos por lo que veo.
—Yo tampoco lo conozco, pero sí lo son y demasiado.
— ¿Cómo no lo conoces si es el hermano de tu novio?
—No he querido conocerlo…
— ¡Oigan! —Diana interviene antes de que se produjera una discusión— ¿El helado va sí o no?
— ¡Por supuesto que sí! —Matías contesta.
—Bien, vamos todos.
Salen. Paula ve a Marc, quien se queda solo sentado donde estaba.
— ¿No vienes?
— ¿Qué helado voy a estar comiendo si debo estar pensando…?
— ¡Por eso mismo! Necesitas hacer algo que te desestrese y que tu mente se libere para poder pensar con más facilidad.
— ¿Estás diciendo que el helado va a ayudarme?
—Si así quieres entenderlo.
—Si tú lo dices…
Paula logra convencerlo. Ahora sí van todos. Al día siguiente, Marc se pone de mal humor.
—Ese secuestrador es un fastidio. Llama para decir “aun tienes más de una semana. No te apresures”.
— ¿Por qué no lo pones en altavoz la próxima vez que llame? —Sugiere Cristian.
—Mientras no le hablen, perfecto.
—Así quizás sea más sencillo.
En algún lado, Leonardo trata de soltar las cuerdas que lo atan a la silla. Ve que no puede. Decide buscar algo para cortarlas. Tratando de ser lo más silencioso posible, arrastra la silla por todos lados en busca de algo filoso. Por alguna razón, encuentra un cuchillo en una mesa y no duda en utilizarlo. Justo cuando está a punto de agarrarlo, llega el hombre a la habitación. Leo intenta disimular alejándose un poco del lugar.
— ¿Qué crees que estás haciendo?
—Nada.
— ¿Ah sí? ¿Y qué haces tan fuera de sitio?
—Viendo si aquí hay menos calor —Inventa.
—Sí, claro —Se acerca, no le cree. Ve el cuchillo en la mesa— ¡Ajá! Así que queriendo agarrar el cuchillo para escapar, ¿eh? Si no lo sabías, los cuchillos son para cortar queso, cebolla, tomate, rebanar pan… Pero no son para cortar cuerdas. Aunque, ¿sabes para qué sirven también?
Leo entra en pánico. Otro de sus más grandes temores son los cuchillos. Al igual que los zapatos y los cinturones, su miedo aparece sólo cuando el objeto está en manos de otra persona. El hombre está a sus espaldas, por lo que no lo ve, mas siente que está por tomar el cuchillo. Habla para sí mismo, muy bajo, casi ni se escucha.
—Para matar, no. Para matar, no. Para matar, no… —Sigue repitiendo.
—No sé lo que dices, pero sirven para cortar carne también —Se responde a sí mismo mientras desata las cuerdas que lo unen a la silla. Leonardo se confunde un poco— Puedes cortar carne de res, de cochino, de pollo, pescado… —Lo desata de la silla y lo acuesta boca abajo en el suelo, inmovilizándolo. En el proceso, se le sube la camisa a Leo— O quizás… —Alcanza el cuchillo. Comienza a acercarlo a su espalda mientras va hablando. Leo está desorientado, no tiene idea de lo que pasa— Para… —Lo toca y corta— Cortarle la piel a un humano.
Hace un corte no muy profundo y lento en diagonal que va desde el hombro derecho hasta casi la cadera. Leo intenta defenderse, trata de mover las piernas para darle una patada o de mover los brazos para apartarlo, pero estaba inmovilizado. Apenas logra lo primero, sin embargo, no logra la fuerza suficiente ni para levantar los pies por sobre diez centímetros del suelo.
—Así como lo acabo de hacer. ¿Necesitas repetición de la clase para entenderla? —Leonardo no logra decir nada del pánico que lo llena. Intenta mover la cabeza para negar, mas el hombre lo ignora— Bien, aquí voy —Repite el corte, ahora partiendo del hombro izquierdo— Espero que hayas entendido la función de los cuchillos.
El hombre se retira sin siquiera devolver a Leo a la silla ni atarlo. Simplemente lo deja ahí, en el suelo, totalmente asustado y adolorido. Ni intenta levantarse, el miedo lo domina, impidiéndole hacer cualquier cosa. Ni se queja, no puede ni hablar. Sólo cierra los ojos permitiendo que algunas lágrimas salieran. ¿Cuándo irían a rescatarlo? No cree que pueda aguantar más, está llegando a su límite. La resistencia que había ganado en prisión está perdiéndose, y no tardaría mucho en llegar el momento en el que su cuerpo dijera “no más” y que sus ganas le siguieran.
En la comisaría, Marc comparte sus ideas con sus compañeros.
—Por alguna razón, el “no te apresures” hace que yo quiera apresurarme. Es que suena a “demórate para matarlo”.
—La verdad es que sí suena así —Alex está de acuerdo.
— ¿Cuánto tiempo estuvo secuestrado cuando tenía diez?
—Una semana. Lo encontraron cuando estaban al borde de degollarlo. Pura suerte la suya de que siempre se salva en la raya.
— ¿Cómo es que no vive traumado? —Sebastián no entiende.
—No te creas. Sí tiene sus traumas, sólo que son tan raros que sólo se notan si haces algo en específico. No puede ver a una persona con un cuchillo, correa o zapato muy cerca de él porque entra en pánico.
— ¿¡Zapato!?
—De cualquier tipo, por lo de rehenes en el robo cuando teníamos tres y cuatro. No sé cómo no se traumó con las pistolas si llegaron a apuntarle en la cabeza ese día.
—Entonces, ¿no puede ir a una zapatería a probarse unos?
—Si se los dan en la caja, no hay problema, sólo que casi nunca hacen eso. Tiene que ir acompañado.
Al día siguiente, Marc recibe la llamada. Tal y como Cristian le aconsejó, la pone en altavoz.
—Ya sé, “no te apresures” —Atiende con fastidio.
—Creo que mejor le dejas la imitación a tu hermano, y no. Más bien, llamo para darte la oportunidad de hablar con él.
— ¿De veras?
—Sí. No digas nada delatante, estaré ahí —Lo último son indicaciones para Leonardo. Le pasa el teléfono.
— ¿Hola? —Marc no espera a que él saludara primero.
—Hola —Nota su voz bastante debilitada.
—Te oyes algo mal. ¿Cómo estás? —Se preocupa.
—Como dijiste. ¿Y tú?
—Desesperado. ¿Puede oírme?
—No.
—Rápido. ¿Puedes decirme quién es y dónde estás? —Leonardo piensa. Debe decir algo delatante de una manera que sólo Marc la entienda. Si el hombre llega a hacerlo, probablemente sus días estarían contados.
— ¿Y en tu casa cómo están? —Dice con acento irlandés.
— ¡No creas que no te oí! —Oh no, salió mal.
—Creo que debo irme- —Habla apurado. No termina cuando el hombre ya le golpea— ¡Ah! —Se oye un impacto. El teléfono cae al piso.
— ¡Te dije que no dijeras nada delatante! —No se detiene.
—No dije nada delatante.
— ¡La manera! ¡Creo que tendré que adelantar tu…! —Se calla al darse cuenta de que el teléfono sigue en llamada— Oh… Hubo problemas en la comunicación. Adiós —Cuelga.
—Eso sonó a “¡te voy a matar ya!” —Opina Alex.
—A pensar rápido. Por el acento tiene que ser Patrick —Marc supone.
— ¿El hermano de Pauline? —Diana duda por unos segundos— Bueno, tiene sentido.
— “Y en tu casa…” —Marc piensa— En la mía no está, yo ya- ¡Ohh! ¡Está en la misma casa en la que secuestró a Pauline! Vamos, creo que está en apuros y hay que ir ¡YA!
La USH1 se va rápidamente. La 2 se queda en la oficina.
—Leo se escuchaba tan mal… —Diana se preocupa.
—Se nota que lo ha tratado bastante mal.
— ¿Pauline es la muchacha a la que secuestró?
—Ella misma. Su hermano Patrick es muy defensivo con ella y es capaz de cualquier cosa por vengar a quien la trate mal.
—Y eso es lo que ha hecho con Leonardo.
—Ojala lleguen a tiempo. Patrick puede llegar a tornarse MUY agresivo cuando se enoja.
Afuera de la casa, Marc, Alex y Matías están llegando. Se bajan del auto y se extrañan.
—Huele a gasolina —Siente Marc.
—Yo huelo un poco de humo.
— ¡Hey! —Interrumpe Alex— ¡Dejen la competencia de olores y pasen!
— ¡No, no! Dijo “nada de compañeros”. Entraré yo primero.
Marc entra y percibe que el olor viene del sótano, así que baja. Sigue sin verlo, pero el olor se hace más fuerte. De repente, Patrick aparece saliendo de un cuarto.
—Ojala y no- ¡Marc!
—Así que eres tú, Patrick. Estás quemando- —Patrick sale corriendo— ¡Hey! ¡Alex, Matías, Patrick huye! —Trata de abrir la puerta del cuarto que acaba de cerrar— Genial, está con llave —Comienza a buscarlas.
Arriba, todos están corriendo. Patrick huyendo y los otros, persiguiéndolo.
— ¡Atrapen a Patrick YA! —Escuchan a Marc ordenar.
—Plan. Tú persíguelo para que salga. Yo lo esperaré afuera y ahí lo atrapamos —Matías comparte su idea.
—Ok, ¡sal ahora!
Luego de unos momentos, el plan funciona. Patrick sale de la casa justo por donde Matías lo esperaba. Marc sube al darse cuenta.
— ¿Tienes las llaves?
—No te las daré —Marc le registra los bolsillos y las encuentra. Se las muestra en su cara.
— ¡Ajá! —Corre rápido a abrir la puerta. Cuando la abre, sale bastante humo y ve que hay bastante fuego, aunque aun se puede pasar— ¿¡Estás ahí!? —Se preocupa al no verlo ni recibir respuesta. Pasa y lo busca. Lo encuentra. Sigue atado a la misma silla, pero esta vez, con una venda en los ojos y una mordaza. Se agacha frente a él y se las quita. Leo está a punto de caer inconsciente. Está muy débil y no se mueve— ¡Hey, Leo, hey! —Lo sacude.
— ¡Sácame de aquí! —Reacciona.
—Tengo que desatarte —Comienza a hacerlo.
—Rápido —Tose.
— ¡Apúrate! —Matías se asoma por la puerta y se asusta al no ver más que fuego y humo— ¡El fuego te va a bloquear la puerta! —Marc voltea a ver y se da cuenta, también se asusta.
— ¡Ya casi termino! —Termina de desatarlo e intenta poner a Leonardo de pie, pero cae de lo débil que está. Lo ataja antes de que llegue al suelo.
— ¡SAL YA! —Matías grita asustado antes de irse corriendo.
Marc carga a Leonardo para poderlo sacar y corre. Sale de la habitación y voltea a ver. El fuego crece.
—Creo que salí a tiempo —Se apura en subir las escaleras. Llega a la sala y acuesta a Leo en el sofá— Hey, ¿estás bien?
—Si me llevas al hospital ahora… —Apenas logra decir, está casi sin fuerzas. Se desmaya.
—Oh no… —Lo carga de nuevo y sale— ¡Debemos ir al hospital YA!
—Ok. Ya llamamos a los bomberos.
Más tarde, en la comisaría, todos habían regresado, excepto Marc.
— ¿Llegaron a tiempo? —Diana pregunta.
—Un minuto más y Leonardo no estaría en el hospital.
Sebastián se extraña al ver a alguien afuera acercándose a la oficina.
— ¿Esa no es Pauline?
—Me acabo de enterar de que tienen a Patrick. ¿Dónde está él?
—Debe estar en interrogatorios.
— ¿Es verdad que secuestró a Leonardo?
—Y por poco lo mató.
—Ya veo por qué ha estado tan raro. ¿Qué le hizo?
—Muchas cosas. Cuando esté seguro, te digo —Suena su celular— Es Marc, quizás nos diga —Matías atiende con el celular en altavoz— ¿Qué tal está?
—Muy mal. ¿Y sabes? Llevaba secuestrado más tiempo del que creíamos.
— ¿Cuánto tiempo estuvo?
—18 días.
— ¿¡Pero cómo!?
—Leonardo fue liberado antes por buen comportamiento. Por alguna razón, Patrick se lo consiguió y aprovechó la oportunidad.
—Vaya…
—No lo alimentó desde hace dos semanas casi, le daba agua de una manera que lo hacía sentir ahogado, lo golpeaba a diario, primero él mismo y luego con cualquier cosa. Tiene quemaduras de cigarrillo y algunas de ahora, un golpe en la cabeza, unos cuantos en las manos, cortes en todos lados, incluyendo dos que son bastante largos en la espalda y no les extrañaría encontrar alguna costilla rota, hemorragias y agua en sus pulmones… Y estaba en paro cuando llegó aquí por la falta de alimentación y por inhalar humo.
—Wow… —Todos tienen la misma reacción.
—Es la primera vez que oigo tantas cosas juntas.
— ¿Hay posibilidades de que se recupere?
— ¿Pauline? No esperaba que estuvieras ahí. Y no se sabe.
—Supongo que primero tienen que asegurarse si tiene costillas rotas y eso.
—Exacto. En este momento le están haciendo todas esas pruebas. Cuando terminen les aviso —Cuelga.
—Ahora entiendo por qué los cigarrillos de mi papá desaparecieron.
—Yo pensaba que ustedes estaban en Irlanda.
—Este año iremos en agosto. Justo este año. Por eso no sospecharon de mi hermano, ¿verdad?
—Sí, por eso.
—Quiero hablarle.
Matías la lleva a la sala de interrogatorios donde Alex está con Patrick.
—Con razón se oía tan mal al teléfono. Aguantando hambre y siendo tratado así, es claro que se oiga así —Diana entiende.
—Esperando comentario contrario al de todos de Paula —Sebastián deja salir sus pensamientos.
—Lo que pasa es que al haberle hecho eso, se convierte en otro criminal. Por eso no lo apoyo.
— ¿Estás preparada para conocerlo?
—Me da fastidio hablarle a un criminal, pero tendré que hacerlo.
Pauline llega a la sala de interrogatorios. Alex sale para dejar a los hermanos hablar a solas.
— ¿¡Por qué lo hiciste!?
—Calma. Hablas como si lo hubiese matado.
—Pues eso querías y por poco lo haces. De todos modos, él sigue muy mal y no está a salvo, así que si llega a morir, es por tu culpa. Dime, ¿por qué matarlo?
—No era mi idea, sólo quería que pagara el tiempo que era por lo que te hizo. Su tiempo de cárcel fue corto.
— ¡Porque es impredecible! A alguien así no se le debe dejar más de un año en prisión porque pueden tornarse peor. Esas personas necesitan estar en un buen ambiente psicológico y encerradas sólo empeoran, así que casi diez meses de prisión fueron más que suficientes. Suerte si no lo empeoraste porque no sabes qué traumas ha podido adquirir ahora.
— ¿Más de los que ya tiene? Pobre loco.
— ¿¡Loco!? Ok, creo que no hace falta explicar. Sólo tengo que decirte que mi secuestro fue nada comparado con el de Leonardo. Yo sólo estuve si acaso tres días, él 18. Yo comí y bebí como se debe, él ni comió y quizás no deseó tomar agua. A mí no me maltrató, ni siquiera tuve que pisar el hospital, Leonardo quizás no salga vivo de ahí. Lo exageraste todo, como siempre —No le deja responder. Se va de la sala.
De vuelta a la oficina, Matías atiende su celular.
— ¿Terminaron?
—Por el momento, está mejorando. Ya lo están alimentando por intravenosa para que luego coma normalmente. Trataron las quemaduras y ya le pusieron los puntos. Pueden venir.
Marc habla con un tono totalmente distinto al de la llamada anterior. En la primera estaba asustado, repleto de preocupación, serio. En ésta ya está más calmado. Diana, Cristian, Matías, Alex y Sebastián van al hospital.
— ¡Qué bueno saber que estás bien! —Diana celebra e intenta abrazarlo.
— ¡Diana! —Trata de apartarse.
—Oh, cierto. Prepárate para después. ¿Cómo sigues?
—Es raro comer sin comer, pero al menos ya no siento que mi estómago va a comerse a sí mismo.
— ¿“Comer sin comer”? Tus frases raras han vuelto —Cristian comenta.
—Es la verdad.
— ¿Cómo se siente estar libre de nuevo?
—Si acaso estuve diez minutos caminando hasta que Patrick me raptó, así que no puedo decirte mucho. ¿Cuánto tiempo debo quedarme aquí?
—Hasta que estés bien, se supone —Marc bromea.
—Tiempo —Recalca.
— ¿Una semana, quizás?
—Una semana para sentirme vivo de nuevo —Sonríe un poco.
Fin del Capítulo #18.
¿Qué tal? ¿Qué esperaban?
Por cierto, subí un apartado sobre el cardioma y la impredecibilidad en la galería, échenle un vistazo ;)
Espero que les haya encantado este capítulo tanto como a mí, :bye:
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Aquí regreso con un nuevo capítulo! Este me gusta y no me gusta a la vez, sabrán fácil por qué. Como es corto, cabe en una sola publicación, por lo que estará completo de una vez hoy. El proceso de la transición de una fase a otra continúa, sólo que aquí no hay tanto de eso. También vengo con algunos anuncios, pero ellos al final del capítulo.
Capítulo #19: “Diferentes Impresiones, Opiniones Distintas”.
— ¿Será que hoy darán de alta a Leonardo? —Diana pregunta al notar que ya pasó una semana.
—Me pareció oír mi nombre —Escuchan a Leo atrás.
— ¡Leo! —Diana voltea, sorprendida. Se levanta rápido y va a abrazarlo.
—Lo invocaste —Dice Matías.
—Eso siempre sucede. A que Johnny llega ahora.
—Oigo emoción aquí —Y definitivamente, Johnny se asomó por la puerta.
— ¡JA! Siempre adivino.
— ¿Y por qué es la emoción?
—Supongo que sabes de algún Leonardo.
— ¿El hermano de Marc?
—Este es Leonardo —Lo señala.
— ¡Oh! Hasta que al fin te conozco. Ahora entiendo por qué dicen que te recuperas rápido.
—Tengo que hacer algo —Paula trata de salir— Ya vuelvo.
—Hey, hey, hey, hey. Alto ahí —Sebastián la detiene.
— ¿Qué te pasa?
—“Señorita Perfecta”, ¿no crees que te está faltando hacer algo muy importante para la primera impresión?
—Para eso no hace falta presentarse —Sale de la oficina.
—Siempre exagerando con eso y cuando a ella le toca, se comporta así. ¿Quién la entiende?
—Supongo que ella es Paula.
—La exagerada Paula —Sebastián se da cuenta de que Marc está ahí— Oh, Marc, estás aquí… Perdóname esa.
— ¿Estás de humor bromista hoy o qué? —Reclama.
—Quizás… —A Leonardo— Vete acostumbrando a ser ignorado por ella.
— ¿De verdad es capaz de no dirigirme la palabra?
—Cuando no quiere algo, no lo quiere y ya.
— ¿Cómo hiciste para conquistar a una chica así?
—Si crees que es mucho, conoce a su madre —Marc responde con fastidio.
—Lo dices como si no se agradaran.
—Ella me odia a mí y tú lo sabes.
— ¿Y quién dijo que no lo sabía? Sólo quería oírlo —Se burla.
—Ha vuelto.
— ¿Planeamos ir a algún lado para celebrar? —Ofrece Diana.
—“Ir a comer helado” en tres, dos, uno… —Johnny supone.
— ¡Oye! Aquí la adivina soy yo y no, esta vez no.
—Sea lo que sea, Paula no estará incluida.
—Ir al parque… mientras Rex no me tumbe —Matías condiciona.
—Ya volví —Paula entra.
—No hacía falta que lo dijeras —Sebastián recalca.
—Señorito bromista.
—Ah okay… —Se extraña.
—Lamentablemente, no se me ocurrió más nada.
— ¿No creen que deberíamos mostrarle el lugar a Leo?
—Y presentarle algunas personas —Sebastián hace mucho énfasis en la segunda palabra.
—Qué indirecto.
—Y ya que tenemos a una desconocida aquí —Sebastián la ignora.
—Yo no soy desconocida. Paula Montesco, ya sé tu nombre —Se va de la oficina de nuevo.
— ¿Es así todo el tiempo?
—Sólo con quién no le agrade.
—Y obviamente soy uno y ni le he hablado.
—… Entonces, ¿qué planeamos?
—Tú eres el que debería elegir. ¿A dónde quieres ir?
—Un poco de aire fresco y poder correr me hace falta, ir al parque estaría perfecto.
—Más le vale a Rex no tumbarme —Repite Matías.
Más tarde, al no recibir ningún caso, el grupo va al parque.
—No digan nada, necesitaba hacer esto —Leo busca una sombra bajo un árbol y se acuesta en la grama— Qué bien se siente.
—Esto era de esperarse —A Marc no le pareció raro. Rex se acuesta a su lado, parecido.
—Hey, creo que a tu perro le gusta acostarse así —Le da risa.
—Hace cualquier cosa que hagas, incluso estornudar.
— ¡No te la creo! Cuando alguien vaya a estornudar al lado de Rex, me avisan —Es algo que debía ver para creer. Marc saca una pelota de tenis.
—Piensa rápido —Le lanza la pelota.
— ¿Creías que no la atraparía? —La atrapa.
—Lánzamela a ver qué dices —Desafiante.
—No es sencillo lanzar acostado —La lanza y se va para atrás.
—Mal, mal, mal. Me la tenías que lanzar a mí, no al árbol —Suena su celular.
—Bellos ustedes —Paula no lo dejó saludar— Siempre hacen lo mismo.
—Adivinen —Marc señala al celular.
— ¡Sí —Sebastián le quita el celular—, te dejamos sola de nuevo!
—No tardaste. Llamaré cualquier cosa —Cuelga.
— ¿Cuántas veces hemos dejado a Paula sola? —Alex se pregunta. Se quedan pensando por unos segundos antes de cambiar de tema.
— ¿Qué hacemos?
—Atrápenla —Leo lanza la pelota. Espera, sólo Rex corre— Creo que sólo irá Rex…
Ya de noche, los hermanos van a visitar a su padre, el cual se sorprende al ver al menor.
— ¡Ya te recuperaste!
—Sabes que siempre me recupero rápido.
— ¿Y qué tal el día?
—No pensé que Paula fuera TAN excluyente. Sabía que no iba a querer hablarme, pero tampoco para tanto. No puedo creer que sea prima de Dani.
— ¡Hey!
—No la ofendo, nunca lo haría, aunque ella a mí sí… Sólo digo que Dani es tan paciente y tolerante.
—Primas y hermanas son distintas. Conoce a Daisy a ver.
— ¿Daisy? ¿Ella es…?
—La hermana de Paula. Sólo viene de vez en cuando porque es paramédica del mismo hospital en el que trabaja Daniela.
—Ah… ¿Y cuándo viene Dani?
—Creo que mañana.
— ¿Sabe que ya no estoy preso?
—No le he dicho NADA para que le des la sorpresa mañana.
— ¡Bien! Al menos la sorprenderé a ella.
— ¡Yuju, estoy aquí! —Carlos se desespera al sentirse fuera de la conversación.
—No hay manera de que esto no pase —Marc comenta.
—Siempre comenzamos así. Tú haces una pregunta y alguno responde, luego el otro opina, y opinamos, y opinamos, y opinamos…
—Y luego te nos quedas viendo pensando cuándo vamos a parar y si no paramos…
—“Estoy aquí”.
—Después nosotros empezamos a-
— ¡Estoy aquí!
—Y vuelve el “estoy aquí”.
—Es tan divertido.
— ¿Qué tendré que decir para que me incluyan?
—21 años conociéndonos y aun no sabes qué decir. Mal, mal —Bromea Marc.
El día siguiente, todos están en la oficina de la 1. Hay una silla de espalda alta al revés, viendo hacia la ventana y no hacia la puerta. Daniela entra.
— ¡Hola! —Saluda.
— ¿Y Daisy? —Pregunta Paula.
—No pudo venir esta vez. Será la que viene.
—Aw —Paula quería ver a su melliza.
—Y como siempre, me los encuentro a todos libres.
—Cierto. ¿Cuándo has venido en medio de un caso?
— ¿Me cuentan alguna novedad? ¿Y quién está sentado en esa silla?
—Cuéntenle una novedad a Dani. Yo no me sé ninguna —Leo sólo deja ver su brazo a través de la silla.
— ¿¡Leo!?
—Te estaba esperando —Se da la vuelta en la silla como en televisión.
—Sólo tú eres capaz de hacer eso. Y sí hay novedades, ¡estás libre! No me la esperaba.
— ¿No sabías mi fecha de liberación? —Se levanta y se acerca a ella.
—No. ¿Cuándo fue?
—Larga explicación. Era el 18, me soltaron el 5. Ese día, Patrick me secuestró y me rescataron el 23 y ayer me dieron de alta en el hospital, así que yo diría que fue ayer.
— ¿¡Cómo!? ¡Qué cosa más rara! Cuéntame desde el secuestro.
—No pasé ni diez minutos libre cuando Patrick me raptó en mi propia casa. Pasé 18 días en el sótano atado a una silla. Sólo comí los primeros cuatro días, beber agua era horrible, golpes diarios, cortadas, quemaduras y paro cardíaco para resumir.
— ¿¡Resumido!? ¿Se supone que pasó una semana y ya estás normal? ¿Ni quemaduras ni cicatrices ni nada?
—Sabes que la única marca de sufrimiento que tengo es la de los dientes de la serpiente en el tobillo… Y los traumas, pero no cuentan porque estoy hablando de marcas físicas.
—Me sorprende y no me sorprende a la vez por ser tú. Siempre que vengo hay algo nuevo contigo.
— ¿Y qué me cuentas tú?
—Voy muy bien. Hace unos meses empecé otro año de residencia.
—Bueno… Sí tengo una “marca” del secuestro. Estoy algo más delgado.
—Pff, siempre lo has sido y no se te nota casi. Más bien, te veo como que más en forma. Has hecho ejercicio, ¿eh?
—Un poco.
—Hey, estamos aquí —Paula se cansa de esperar a que terminaran de hablar.
—Oh… ¿Qué tal va todo?
— ¿Qué crees? Paula evitándolo.
—Eres la única.
— ¿Pueden dejarme tranquila con eso?
— ¿Y Cristian?
—En juicio.
—Cuando salga, me avisan… El helado ha tardado.
— ¿Por qué siempre creen que voy a invitar a eso?
— ¿Porque siempre lo haces?
—Buen punto.
Pasa un día más en el que los grupos al fin recibieron casos. Ambos salen a revisar las escenas de los crímenes, mientras Leo se queda con Daniela en la comisaría. Ella camina por ahí buscando a Cristian, él se queda en la oficina, viéndola. Cuando estaba viendo por la ventana, alguien se asoma en la puerta, y al ver a Leo, se extraña.
— ¿Trabajas aquí? —Una voz de mujer saca a Leo de sus pensamientos.
—No… —Se voltea al responder, viendo a una total desconocida.
—Ah… —Se apena un poco, algo poco común en ella— Ya me parecía que no te había visto antes. Es que quería saber algo, pero supongo que tendré que seguir buscando —Se gira para irse.
—No te preocupes, no hay ningún problema.
—Es que preguntarle a alguien si trabaja en algún sitio y que te diga que no siendo un desconocido no es cómodo —Vuelve a verlo.
—Eso no me molesta, no te preocupes. ¿Qué buscas?
—A uno de los grupos, pero esperaré.
—Oh, bueno… Quería ver si podía ayudarte.
Ella vuelve a voltearse para irse cuando ve a Daniela, quien está a punto de entrar.
— ¡Daisy, viniste! —Se emociona.
—Tenía que venir.
—Dani, ¿la conoces? —Leonardo se extraña al escuchar los saludos.
—Claro. Es mi prima.
— ¿Ustedes dos se conocen? —Daisy se une al club de los confundidos.
—Amigos de toda la vida, ¿verdad, Leo?
—Así como dijo. Espera… —Se da cuenta— ¿Eres Daisy?
—Sí, ¿por?
— ¡Eres hermana de Paula!
—Ahora resulta que todos se conocen.
—Paula es la novia de mi hermano. Yo soy Leonardo, no sé si has oído sobre mí… —Desea que no. Paula pudo contarle el montón de barbaridades.
— ¡Pero si no te pareces a Marc!
—Al menos contigo he hablado. Paula no quiere hablarme.
—Qué extraño. Le caerías bastante bien si te presentaras a ella como has hablado conmigo.
—Déjame decirte que no eres parecida a Paula, nada.
—Nadie cree que somos mellizas.
—La verdad es que no —Se termina de sorprender.
—Esto… ¿Nos presentamos como es?
—Claro —Extiende el brazo con la mano abierta— Leonardo Molander.
—Daisy Montesco —Le da la mano y las estrechan.
—Voy a hacer algo rápido, ya vuelvo —Leo sale.
—Al fin conociste a Leo.
—Ya veo por qué te llegó a- Eh… Parece amigable.
—No creas que no sé lo que ibas a decir. Y sí, es de lo más amigable que puedas conocer.
—No parece hermano de Marc, quiero decir, físicamente no.
—Todos piensan lo mismo. Habla con él, te agradará.
Más tarde, los grupos regresan. Paula se encuentra con Daisy hablando con Leonardo y Daniela, cosa que no le agrada.
—Daisy, ven acá un momentito —La llama desde la puerta.
— ¿Qué pasa? Suenas como mamá —Se acerca.
—No sigas hablándole.
— ¿Qué? —No entiende.
—Tú me oíste.
—Que tú no quieras hacerlo no quiere decir que debas impedírmelo —Se da cuenta.
—No me hago responsable si te llega a pasar algo.
— ¿Qué se supone que va a pasarme? —Vuelve adentro sin dejarle responder.
Ambos grupos habían resuelto sus casos, así que aprovechan para ir al parque de nuevo, incluyendo a Daniela y Daisy.
— ¿Qué hacemos mientras Marc y Paula pasean? —Pregunta Diana.
— ¿Hoy sí van a atrapar la pelota? —Leo sólo aceptaría jugar si cumplían.
—Bueno, ¡comencemos! —Diana acepta.
Luego de un rato jugando, Alex lanza la pelota bastante lejos. Se da cuenta de que la lanzó hacia el lago, el lugar donde habían acordado no dirigirse. Recibe un regaño de parte de Daniela mientras Daisy sale a recogerla. Esperan y no regresa. Bien, ¿de nuevo se metió en problemas por ir al lago? Al no saber de ese caso, Leonardo va a buscarla. La encuentra a pocos metros del agua, sentada en el suelo viendo su pie.
—Qué bueno que viniste.
— ¿Qué te pasó?
—Te parecerá tonto, pero cuando iba regresando no vi el suelo, pisé mal, bueno… metí el pie en ese hueco —Señala— y me caí. El pie me duele horrible, creo que me lo doblé.
—No debe estar tan mal, ¿o sí?
— ¡Me duele horrible!
— ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?
—No lo creo… —Piensan. Cuando Daisy estaba por levantarse, Leo la detiene.
— ¿Te molesta si te cargo? Digo, para que no camines y así evitas que te duela más.
— ¡Oh, gracias! —La carga— Au, me duele.
—Sólo piensa en otra cosa, puede ayudar. Te distraes.
—Hablas como si tuvieras experiencia.
—Créeme, la tengo y mucha, más de la que quisiera.
Al llegar con los demás, se la llevan a casa para que sea atendida por Daniela, dejando a Marc y a Paula caminando solos en el parque, aunque ni cuenta se dieron, porque al terminar regresaron y los recogieron. De noche, en la casa de Paula, las visitantes hablan entre ellas.
— ¿Cómo sigue tu pie?
—Aun me sigue doliendo un poco, pero bien.
— ¿Y qué me dices de Leo? ¿Ahora entiendes menos por qué Paula no le habla?
—Ahora veo más por qué te gustó.
— ¿Creías que era sólo por el físico? Qué equivocada. No le hagas caso a Paula.
— ¿Qué es lo que le pasa? ¿Cómo es que le cae mal?
—Ni le ha hablado, es muy raro.
Paula no le había mencionado nada a Daisy sobre él, además de que no se le acercara, lo cual no entiende porque para ella, Leo le agradaría. El tema continúa el día siguiente, cuando Paula le vuelve a advertir en la comisaría.
— ¿Qué parte no entendiste de lo que te dije?
—No eres mi mamá. No tienes que decirme con quién estar.
—Si te lo digo, es por algo.
— ¿Y cuál es ese algo?
—Descúbrelo tú misma.
— ¿Quién te entiende?
— ¿Cómo sigue tu pie?
—Bien, y si no fuera por el indeseable, estaría peor porque yo habría tenido que caminar hasta donde estaban los demás y no era tan cerca que digamos. Me ayudó, una mala persona no lo haría.
—Casualidad. No quiso quedar mal contigo.
—Qué terca, vale —Rezonga.
—Terca tú —Paula ve que su grupo se está levantando, por lo que se va junto a ellos, quedando sólo Daniela y Leonardo en la oficina.
— ¿Ya estás pensando en dónde puedes trabajar?
—No se me ocurre nada, a todo le encuentro un pero.
— ¿Sabes qué creo que te conviene? Trabajar en un sitio en el que haya gente que te ayude. No van a querer aceptarte en donde no tengas a un conocido. Lo que te quiero decir, tienes dos opciones. O vas con algo que tenga que ver con abogados para tener a Cristian y a tu papá o te metes a policía y están muchos de tus amigos y Marc.
—Okay, cualquiera de los dos sería raro.
—Lo sé, es como si yo inventara un virus para enfermar a la gente. Es como ir al lado contrario, pero o haces eso o te quedas desempleado, cosa que no te conviene.
—Como abogado no van a aceptarme. ¿Tú te imaginas que a medio juicio cambie de opinión? Qué desastre. Además, mi papá siempre habló sobre mantener una buena imagen, impresión limpia, pero ya no la tengo.
— ¿Eso es posible, lo del cambio de opinión?
—Si me da un brote de felicidad, tristeza, enojo o confusión, mi forma de pensar puede cambiar por completo.
—Entonces no. Bueno, no te queda de otra. No voy a obligarte a nada. La decisión es tuya.
—En tu próxima visita estaré trabajando, ya verás —Promete Leonardo, totalmente confiado.
Fin del Capítulo #19.
Fin del capítulo, inicio de anuncios.
Primero: Bien, los problemas que dije que tendría porque ya no tendría laptop no se dieron. Seguirá de vacaciones quizás hasta marzo.
Segundo: En el siguiente capítulo viene lo inesperado!
Tercero: Ya habrán visto, A Very True Dream ya no es mi ocupación. Mi amiga ahora la publica ella misma en Wattpad, el link estará en mi firma hasta el primero de febrero. Luego, sólo lo encontrarán en mi galería.
Cuarto: Hablando de Wattpad... Síganme! Soy Angelacpm igualen todos lados son Angelacpm con diferencias de números agregados si ya existía ese nombre. Por qué? Por si quieren seguir a Memorias De Una Vida Miserable por ahí háganlo, tendría ya tres/cuatro lectoras aseguradas
Quinto: Memorias De Una Vida Miserable será comenzada a publicar el primero de febrero.
Sexto: Creo que ya...
*Fin del espacio de anuncios*
En fin, sigan a la galería, publiqué algunas cosas de A Very True Dream y las razones por las que ya no seguirá aquí con algunos extras, para los que estén interesados.
*Fin de mi espacio de conversar* Hasta el próximo capítulo! :bye:
Capítulo #19: “Diferentes Impresiones, Opiniones Distintas”.
— ¿Será que hoy darán de alta a Leonardo? —Diana pregunta al notar que ya pasó una semana.
—Me pareció oír mi nombre —Escuchan a Leo atrás.
— ¡Leo! —Diana voltea, sorprendida. Se levanta rápido y va a abrazarlo.
—Lo invocaste —Dice Matías.
—Eso siempre sucede. A que Johnny llega ahora.
—Oigo emoción aquí —Y definitivamente, Johnny se asomó por la puerta.
— ¡JA! Siempre adivino.
— ¿Y por qué es la emoción?
—Supongo que sabes de algún Leonardo.
— ¿El hermano de Marc?
—Este es Leonardo —Lo señala.
— ¡Oh! Hasta que al fin te conozco. Ahora entiendo por qué dicen que te recuperas rápido.
—Tengo que hacer algo —Paula trata de salir— Ya vuelvo.
—Hey, hey, hey, hey. Alto ahí —Sebastián la detiene.
— ¿Qué te pasa?
—“Señorita Perfecta”, ¿no crees que te está faltando hacer algo muy importante para la primera impresión?
—Para eso no hace falta presentarse —Sale de la oficina.
—Siempre exagerando con eso y cuando a ella le toca, se comporta así. ¿Quién la entiende?
—Supongo que ella es Paula.
—La exagerada Paula —Sebastián se da cuenta de que Marc está ahí— Oh, Marc, estás aquí… Perdóname esa.
— ¿Estás de humor bromista hoy o qué? —Reclama.
—Quizás… —A Leonardo— Vete acostumbrando a ser ignorado por ella.
— ¿De verdad es capaz de no dirigirme la palabra?
—Cuando no quiere algo, no lo quiere y ya.
— ¿Cómo hiciste para conquistar a una chica así?
—Si crees que es mucho, conoce a su madre —Marc responde con fastidio.
—Lo dices como si no se agradaran.
—Ella me odia a mí y tú lo sabes.
— ¿Y quién dijo que no lo sabía? Sólo quería oírlo —Se burla.
—Ha vuelto.
— ¿Planeamos ir a algún lado para celebrar? —Ofrece Diana.
—“Ir a comer helado” en tres, dos, uno… —Johnny supone.
— ¡Oye! Aquí la adivina soy yo y no, esta vez no.
—Sea lo que sea, Paula no estará incluida.
—Ir al parque… mientras Rex no me tumbe —Matías condiciona.
—Ya volví —Paula entra.
—No hacía falta que lo dijeras —Sebastián recalca.
—Señorito bromista.
—Ah okay… —Se extraña.
—Lamentablemente, no se me ocurrió más nada.
— ¿No creen que deberíamos mostrarle el lugar a Leo?
—Y presentarle algunas personas —Sebastián hace mucho énfasis en la segunda palabra.
—Qué indirecto.
—Y ya que tenemos a una desconocida aquí —Sebastián la ignora.
—Yo no soy desconocida. Paula Montesco, ya sé tu nombre —Se va de la oficina de nuevo.
— ¿Es así todo el tiempo?
—Sólo con quién no le agrade.
—Y obviamente soy uno y ni le he hablado.
—… Entonces, ¿qué planeamos?
—Tú eres el que debería elegir. ¿A dónde quieres ir?
—Un poco de aire fresco y poder correr me hace falta, ir al parque estaría perfecto.
—Más le vale a Rex no tumbarme —Repite Matías.
Más tarde, al no recibir ningún caso, el grupo va al parque.
—No digan nada, necesitaba hacer esto —Leo busca una sombra bajo un árbol y se acuesta en la grama— Qué bien se siente.
—Esto era de esperarse —A Marc no le pareció raro. Rex se acuesta a su lado, parecido.
—Hey, creo que a tu perro le gusta acostarse así —Le da risa.
—Hace cualquier cosa que hagas, incluso estornudar.
— ¡No te la creo! Cuando alguien vaya a estornudar al lado de Rex, me avisan —Es algo que debía ver para creer. Marc saca una pelota de tenis.
—Piensa rápido —Le lanza la pelota.
— ¿Creías que no la atraparía? —La atrapa.
—Lánzamela a ver qué dices —Desafiante.
—No es sencillo lanzar acostado —La lanza y se va para atrás.
—Mal, mal, mal. Me la tenías que lanzar a mí, no al árbol —Suena su celular.
—Bellos ustedes —Paula no lo dejó saludar— Siempre hacen lo mismo.
—Adivinen —Marc señala al celular.
— ¡Sí —Sebastián le quita el celular—, te dejamos sola de nuevo!
—No tardaste. Llamaré cualquier cosa —Cuelga.
— ¿Cuántas veces hemos dejado a Paula sola? —Alex se pregunta. Se quedan pensando por unos segundos antes de cambiar de tema.
— ¿Qué hacemos?
—Atrápenla —Leo lanza la pelota. Espera, sólo Rex corre— Creo que sólo irá Rex…
Ya de noche, los hermanos van a visitar a su padre, el cual se sorprende al ver al menor.
— ¡Ya te recuperaste!
—Sabes que siempre me recupero rápido.
— ¿Y qué tal el día?
—No pensé que Paula fuera TAN excluyente. Sabía que no iba a querer hablarme, pero tampoco para tanto. No puedo creer que sea prima de Dani.
— ¡Hey!
—No la ofendo, nunca lo haría, aunque ella a mí sí… Sólo digo que Dani es tan paciente y tolerante.
—Primas y hermanas son distintas. Conoce a Daisy a ver.
— ¿Daisy? ¿Ella es…?
—La hermana de Paula. Sólo viene de vez en cuando porque es paramédica del mismo hospital en el que trabaja Daniela.
—Ah… ¿Y cuándo viene Dani?
—Creo que mañana.
— ¿Sabe que ya no estoy preso?
—No le he dicho NADA para que le des la sorpresa mañana.
— ¡Bien! Al menos la sorprenderé a ella.
— ¡Yuju, estoy aquí! —Carlos se desespera al sentirse fuera de la conversación.
—No hay manera de que esto no pase —Marc comenta.
—Siempre comenzamos así. Tú haces una pregunta y alguno responde, luego el otro opina, y opinamos, y opinamos, y opinamos…
—Y luego te nos quedas viendo pensando cuándo vamos a parar y si no paramos…
—“Estoy aquí”.
—Después nosotros empezamos a-
— ¡Estoy aquí!
—Y vuelve el “estoy aquí”.
—Es tan divertido.
— ¿Qué tendré que decir para que me incluyan?
—21 años conociéndonos y aun no sabes qué decir. Mal, mal —Bromea Marc.
El día siguiente, todos están en la oficina de la 1. Hay una silla de espalda alta al revés, viendo hacia la ventana y no hacia la puerta. Daniela entra.
— ¡Hola! —Saluda.
— ¿Y Daisy? —Pregunta Paula.
—No pudo venir esta vez. Será la que viene.
—Aw —Paula quería ver a su melliza.
—Y como siempre, me los encuentro a todos libres.
—Cierto. ¿Cuándo has venido en medio de un caso?
— ¿Me cuentan alguna novedad? ¿Y quién está sentado en esa silla?
—Cuéntenle una novedad a Dani. Yo no me sé ninguna —Leo sólo deja ver su brazo a través de la silla.
— ¿¡Leo!?
—Te estaba esperando —Se da la vuelta en la silla como en televisión.
—Sólo tú eres capaz de hacer eso. Y sí hay novedades, ¡estás libre! No me la esperaba.
— ¿No sabías mi fecha de liberación? —Se levanta y se acerca a ella.
—No. ¿Cuándo fue?
—Larga explicación. Era el 18, me soltaron el 5. Ese día, Patrick me secuestró y me rescataron el 23 y ayer me dieron de alta en el hospital, así que yo diría que fue ayer.
— ¿¡Cómo!? ¡Qué cosa más rara! Cuéntame desde el secuestro.
—No pasé ni diez minutos libre cuando Patrick me raptó en mi propia casa. Pasé 18 días en el sótano atado a una silla. Sólo comí los primeros cuatro días, beber agua era horrible, golpes diarios, cortadas, quemaduras y paro cardíaco para resumir.
— ¿¡Resumido!? ¿Se supone que pasó una semana y ya estás normal? ¿Ni quemaduras ni cicatrices ni nada?
—Sabes que la única marca de sufrimiento que tengo es la de los dientes de la serpiente en el tobillo… Y los traumas, pero no cuentan porque estoy hablando de marcas físicas.
—Me sorprende y no me sorprende a la vez por ser tú. Siempre que vengo hay algo nuevo contigo.
— ¿Y qué me cuentas tú?
—Voy muy bien. Hace unos meses empecé otro año de residencia.
—Bueno… Sí tengo una “marca” del secuestro. Estoy algo más delgado.
—Pff, siempre lo has sido y no se te nota casi. Más bien, te veo como que más en forma. Has hecho ejercicio, ¿eh?
—Un poco.
—Hey, estamos aquí —Paula se cansa de esperar a que terminaran de hablar.
—Oh… ¿Qué tal va todo?
— ¿Qué crees? Paula evitándolo.
—Eres la única.
— ¿Pueden dejarme tranquila con eso?
— ¿Y Cristian?
—En juicio.
—Cuando salga, me avisan… El helado ha tardado.
— ¿Por qué siempre creen que voy a invitar a eso?
— ¿Porque siempre lo haces?
—Buen punto.
Pasa un día más en el que los grupos al fin recibieron casos. Ambos salen a revisar las escenas de los crímenes, mientras Leo se queda con Daniela en la comisaría. Ella camina por ahí buscando a Cristian, él se queda en la oficina, viéndola. Cuando estaba viendo por la ventana, alguien se asoma en la puerta, y al ver a Leo, se extraña.
— ¿Trabajas aquí? —Una voz de mujer saca a Leo de sus pensamientos.
—No… —Se voltea al responder, viendo a una total desconocida.
—Ah… —Se apena un poco, algo poco común en ella— Ya me parecía que no te había visto antes. Es que quería saber algo, pero supongo que tendré que seguir buscando —Se gira para irse.
—No te preocupes, no hay ningún problema.
—Es que preguntarle a alguien si trabaja en algún sitio y que te diga que no siendo un desconocido no es cómodo —Vuelve a verlo.
—Eso no me molesta, no te preocupes. ¿Qué buscas?
—A uno de los grupos, pero esperaré.
—Oh, bueno… Quería ver si podía ayudarte.
Ella vuelve a voltearse para irse cuando ve a Daniela, quien está a punto de entrar.
— ¡Daisy, viniste! —Se emociona.
—Tenía que venir.
—Dani, ¿la conoces? —Leonardo se extraña al escuchar los saludos.
—Claro. Es mi prima.
— ¿Ustedes dos se conocen? —Daisy se une al club de los confundidos.
—Amigos de toda la vida, ¿verdad, Leo?
—Así como dijo. Espera… —Se da cuenta— ¿Eres Daisy?
—Sí, ¿por?
— ¡Eres hermana de Paula!
—Ahora resulta que todos se conocen.
—Paula es la novia de mi hermano. Yo soy Leonardo, no sé si has oído sobre mí… —Desea que no. Paula pudo contarle el montón de barbaridades.
— ¡Pero si no te pareces a Marc!
—Al menos contigo he hablado. Paula no quiere hablarme.
—Qué extraño. Le caerías bastante bien si te presentaras a ella como has hablado conmigo.
—Déjame decirte que no eres parecida a Paula, nada.
—Nadie cree que somos mellizas.
—La verdad es que no —Se termina de sorprender.
—Esto… ¿Nos presentamos como es?
—Claro —Extiende el brazo con la mano abierta— Leonardo Molander.
—Daisy Montesco —Le da la mano y las estrechan.
—Voy a hacer algo rápido, ya vuelvo —Leo sale.
—Al fin conociste a Leo.
—Ya veo por qué te llegó a- Eh… Parece amigable.
—No creas que no sé lo que ibas a decir. Y sí, es de lo más amigable que puedas conocer.
—No parece hermano de Marc, quiero decir, físicamente no.
—Todos piensan lo mismo. Habla con él, te agradará.
Más tarde, los grupos regresan. Paula se encuentra con Daisy hablando con Leonardo y Daniela, cosa que no le agrada.
—Daisy, ven acá un momentito —La llama desde la puerta.
— ¿Qué pasa? Suenas como mamá —Se acerca.
—No sigas hablándole.
— ¿Qué? —No entiende.
—Tú me oíste.
—Que tú no quieras hacerlo no quiere decir que debas impedírmelo —Se da cuenta.
—No me hago responsable si te llega a pasar algo.
— ¿Qué se supone que va a pasarme? —Vuelve adentro sin dejarle responder.
Ambos grupos habían resuelto sus casos, así que aprovechan para ir al parque de nuevo, incluyendo a Daniela y Daisy.
— ¿Qué hacemos mientras Marc y Paula pasean? —Pregunta Diana.
— ¿Hoy sí van a atrapar la pelota? —Leo sólo aceptaría jugar si cumplían.
—Bueno, ¡comencemos! —Diana acepta.
Luego de un rato jugando, Alex lanza la pelota bastante lejos. Se da cuenta de que la lanzó hacia el lago, el lugar donde habían acordado no dirigirse. Recibe un regaño de parte de Daniela mientras Daisy sale a recogerla. Esperan y no regresa. Bien, ¿de nuevo se metió en problemas por ir al lago? Al no saber de ese caso, Leonardo va a buscarla. La encuentra a pocos metros del agua, sentada en el suelo viendo su pie.
—Qué bueno que viniste.
— ¿Qué te pasó?
—Te parecerá tonto, pero cuando iba regresando no vi el suelo, pisé mal, bueno… metí el pie en ese hueco —Señala— y me caí. El pie me duele horrible, creo que me lo doblé.
—No debe estar tan mal, ¿o sí?
— ¡Me duele horrible!
— ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?
—No lo creo… —Piensan. Cuando Daisy estaba por levantarse, Leo la detiene.
— ¿Te molesta si te cargo? Digo, para que no camines y así evitas que te duela más.
— ¡Oh, gracias! —La carga— Au, me duele.
—Sólo piensa en otra cosa, puede ayudar. Te distraes.
—Hablas como si tuvieras experiencia.
—Créeme, la tengo y mucha, más de la que quisiera.
Al llegar con los demás, se la llevan a casa para que sea atendida por Daniela, dejando a Marc y a Paula caminando solos en el parque, aunque ni cuenta se dieron, porque al terminar regresaron y los recogieron. De noche, en la casa de Paula, las visitantes hablan entre ellas.
— ¿Cómo sigue tu pie?
—Aun me sigue doliendo un poco, pero bien.
— ¿Y qué me dices de Leo? ¿Ahora entiendes menos por qué Paula no le habla?
—Ahora veo más por qué te gustó.
— ¿Creías que era sólo por el físico? Qué equivocada. No le hagas caso a Paula.
— ¿Qué es lo que le pasa? ¿Cómo es que le cae mal?
—Ni le ha hablado, es muy raro.
Paula no le había mencionado nada a Daisy sobre él, además de que no se le acercara, lo cual no entiende porque para ella, Leo le agradaría. El tema continúa el día siguiente, cuando Paula le vuelve a advertir en la comisaría.
— ¿Qué parte no entendiste de lo que te dije?
—No eres mi mamá. No tienes que decirme con quién estar.
—Si te lo digo, es por algo.
— ¿Y cuál es ese algo?
—Descúbrelo tú misma.
— ¿Quién te entiende?
— ¿Cómo sigue tu pie?
—Bien, y si no fuera por el indeseable, estaría peor porque yo habría tenido que caminar hasta donde estaban los demás y no era tan cerca que digamos. Me ayudó, una mala persona no lo haría.
—Casualidad. No quiso quedar mal contigo.
—Qué terca, vale —Rezonga.
—Terca tú —Paula ve que su grupo se está levantando, por lo que se va junto a ellos, quedando sólo Daniela y Leonardo en la oficina.
— ¿Ya estás pensando en dónde puedes trabajar?
—No se me ocurre nada, a todo le encuentro un pero.
— ¿Sabes qué creo que te conviene? Trabajar en un sitio en el que haya gente que te ayude. No van a querer aceptarte en donde no tengas a un conocido. Lo que te quiero decir, tienes dos opciones. O vas con algo que tenga que ver con abogados para tener a Cristian y a tu papá o te metes a policía y están muchos de tus amigos y Marc.
—Okay, cualquiera de los dos sería raro.
—Lo sé, es como si yo inventara un virus para enfermar a la gente. Es como ir al lado contrario, pero o haces eso o te quedas desempleado, cosa que no te conviene.
—Como abogado no van a aceptarme. ¿Tú te imaginas que a medio juicio cambie de opinión? Qué desastre. Además, mi papá siempre habló sobre mantener una buena imagen, impresión limpia, pero ya no la tengo.
— ¿Eso es posible, lo del cambio de opinión?
—Si me da un brote de felicidad, tristeza, enojo o confusión, mi forma de pensar puede cambiar por completo.
—Entonces no. Bueno, no te queda de otra. No voy a obligarte a nada. La decisión es tuya.
—En tu próxima visita estaré trabajando, ya verás —Promete Leonardo, totalmente confiado.
Fin del Capítulo #19.
Fin del capítulo, inicio de anuncios.
Primero: Bien, los problemas que dije que tendría porque ya no tendría laptop no se dieron. Seguirá de vacaciones quizás hasta marzo.
Segundo: En el siguiente capítulo viene lo inesperado!
Tercero: Ya habrán visto, A Very True Dream ya no es mi ocupación. Mi amiga ahora la publica ella misma en Wattpad, el link estará en mi firma hasta el primero de febrero. Luego, sólo lo encontrarán en mi galería.
Cuarto: Hablando de Wattpad... Síganme! Soy Angelacpm igual
Quinto: Memorias De Una Vida Miserable será comenzada a publicar el primero de febrero.
Sexto: Creo que ya...
*Fin del espacio de anuncios*
En fin, sigan a la galería, publiqué algunas cosas de A Very True Dream y las razones por las que ya no seguirá aquí con algunos extras, para los que estén interesados.
*Fin de mi espacio de conversar* Hasta el próximo capítulo! :bye:
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Ai me encantó este cap, no lo sé, reí mucho, es decir "—Ella me odia a mí y tú lo sabes.
— ¿Y quién dijo que no lo sabía? Sólo quería oírlo —Se burla.
" No sé, pero eso me mató, y muchas partes de las conversaciones, fueron geniales, me encantó! Hey, Paula terca pero terca mal estaba, no tan terca, ¿Hay como decir? Se ¿autoexcluía? Porque para mí nadie la estaba sacando, ella salía sola del tema.
Por un momento se me hizo buena idea la pareja de Daisy y Leo, raro, pero...Bueno ¿Te imaginas? Sería como el colmo, Leo y Marc son hermanos y...Creo que ya entendiste xD Solo se me vino así a la cabeza.
Ame el *fin espacio de anuncios* quedó muy televisión, ah.
En fin, publica pronto! Esperaré todo en wattpad y aquí (:
Besitos!
EnE
— ¿Y quién dijo que no lo sabía? Sólo quería oírlo —Se burla.
" No sé, pero eso me mató, y muchas partes de las conversaciones, fueron geniales, me encantó! Hey, Paula terca pero terca mal estaba, no tan terca, ¿Hay como decir? Se ¿autoexcluía? Porque para mí nadie la estaba sacando, ella salía sola del tema.
Por un momento se me hizo buena idea la pareja de Daisy y Leo, raro, pero...Bueno ¿Te imaginas? Sería como el colmo, Leo y Marc son hermanos y...Creo que ya entendiste xD Solo se me vino así a la cabeza.
Ame el *fin espacio de anuncios* quedó muy televisión, ah.
En fin, publica pronto! Esperaré todo en wattpad y aquí (:
Besitos!
EnE
Emily Rawson
Re: Más Que Cosas De Policías
Conversaciones como esas son las que te faltan por leer ahora. Leo al salir comienza a demostrar su verdadera personalidad, por eso es que me gustan estos primeros capítulos de él libre. Es muy así, bromista, sobretodo con Marc, ellos dos juntos tienen varios de los momentos más cómicos.Emily Rawson escribió:Ai me encantó este cap, no lo sé, reí mucho, es decir "—Ella me odia a mí y tú lo sabes.
— ¿Y quién dijo que no lo sabía? Sólo quería oírlo —Se burla.
" No sé, pero eso me mató, y muchas partes de las conversaciones, fueron geniales, me encantó! Hey, Paula terca pero terca mal estaba, no tan terca, ¿Hay como decir? Se ¿autoexcluía? Porque para mí nadie la estaba sacando, ella salía sola del tema.
Por un momento se me hizo buena idea la pareja de Daisy y Leo, raro, pero...Bueno ¿Te imaginas? Sería como el colmo, Leo y Marc son hermanos y...Creo que ya entendiste xD Solo se me vino así a la cabeza.
Ame el *fin espacio de anuncios* quedó muy televisión, ah.
En fin, publica pronto! Esperaré todo en wattpad y aquí (:
Besitos!
EnE
Paula... Me enredaste! Quiero decir, entendí el punto, pero no lo de "Paula terca pero terca mal estaba" :scratch:. Autoexcluirse... Sí, buena manera de decirlo, ella evita y se va sola sin que nadie le mande.
Daisy y Leo? Bueno... Sí, sería el colmo, creo que quisiste decir que Marc y Leo son hermanos, Paula y Daisy son hermanas, Marc es novio de Paula, entonces si se juntaran Daisy y Leo sería como No me parece raro que lo hayas pensado, también se me cruzó esa idea una vez.
Eso lo hice a propósito, estuve a punto de escribir *inserte voz de televisión* pero después no porque la idea era que se notara por sí solo
Sabes? Ayer me tenté y CASI subí a Memorias De Una Vida Miserable, es que en Wattpad la quiero subir un poco antes. Incluso, ya tengo un borrador guardado ahí. No sé cómo me aguanté, creo que fue porque como me fijé el 25 como fecha probable para publicarla ahí, diez días serían demasiado. El problema con el 25 ahora es que iré a una fiesta, a unos 15cs (quince años... no sé si en Argentina celebrarán eso)
Por cierto... En qué apartado de Wattpad (creo que ahí se llama género... costumbre de Only) crees que debería ir? Es que drama no existe en Wattpad :quee:!! Y he preguntado, sólo me dicen "otros" y por el momento la tengo clasificada así, pero es que no me gusta y no quiero que esté en "otros" :manlycrypls: Si se te ocurre alguna
En fin, dejo de hablar tanto, no tengo hecho el capítulo #20! :OWO: O sea... Sí lo está, pero en script (guión), lo tengo que pasar a narración... :bye:
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Aquí viene un capítulo nuevo! Aquí aun hay sorpresas, dos sorpresas, una anticipada y la otra no. Como es corto, cabe en una sola publicación. Sí, estos capítulos son cortos a pesar de las sorpresas, aunque no creo que falte mucho para que los largos regresen, no recuerdo bien cuando volvieron a extenderse.
Capítulo #20: “La Decisión”.
Pasaron tres semanas en las que ambos grupos resolvieron algunos casos. Daisy y Daniela se fueron a Nueva York cinco días luego de su llegada. Incluso, una nueva pareja se formó en esos días. Diana y Johnny habían llegado a la siguiente fase. ¿Cuántos cambios y decisiones pueden tomarse en ese tiempo?
—Ustedes son la USH1, ¿cierto? —Un hombre se para a un lado de la puerta de la oficina.
—Sí, somos nosotros —Marc responde.
—Saben que siempre en esta época del año se incluyen a los equipos a los que están en entrenamiento para que se vayan acostumbrando —El hombre es Bruce Reynolds, el entrenador principal de la comisaría.
—Ah sí, nosotros pasamos por eso.
—Bueno, ahora les tocará recibir al que está en entrenamiento.
—Pensé que eso era con grupos con más de tres años…
—No, estás equivocado.
— ¿A quién tenemos que conocer?
— ¡Molander! —Exclama sorprendido— ¡Esa respuesta no me la esperaba!
— ¿Respondí mal? —Se asusta un poco— Le juro que no lo dije de mala gana. Lo dije por no decir… No sé qué frase, pero en serio no fue por-
—No te alarmes, no hiciste nada mal —Interrumpe su explicación—Entendí por qué lo dijiste.
—Entonces, ¿por qué le sorprendió?
—Por lo de conocer.
—No entiendo.
—Es que siendo un Molander, me pareció raro lo de conocer.
— ¿Qué tiene que ver que sea…? —Marc se extraña, aunque a mitad de su pregunta se dio cuenta de todo— ¡No me digas! ¡Leonardo, sal de ahí!
— ¿Ves que sí sabías? —El entrenador resalta.
— ¿Desde cuándo está en entrenamiento?
—Desde hace casi tres semanas. Bien, no hace falta presentación. Ya puedes entrar —Sale y deja pasar a Leo.
— ¡Sorpresa!
— ¿Por qué no nos dijiste?
—Sabes que me gusta sorprender. Me decidí el día después de lo del parque y empecé esa semana.
— ¿No se siente raro? Quiero decir, vas ahora a lo contrario.
—Sí, es extraño, pero es mejor este lado.
De alguna manera, Leo fue aceptado para ingresar al entrenamiento policial. ¿Cómo lo logró? Ni él lo sabe, pero aprovecharía muy bien esta nueva oportunidad, y haber quedado en la USH1 lo hacía mucho mejor. Participaría en el caso que se les asignara.
Más tarde, al mediodía, Paula va a su casa a almorzar. Se encuentra con Daisy y Daniela desempacando sus maletas en sus respectivos cuartos.
— ¡Vinieron antes! —Se sorprende. Esperaba que regresaran a mediados de septiembre, no en los últimos diez días de agosto.
—Lo sabemos.
—Esperen… ¿Por qué sus maletas están más grandes hoy?
—Porque nos quedaremos en Miami —Daniela responde.
— ¿Ya no trabajarán en Nueva York?
—No. Nosotras conseguimos trabajo aquí. Ahora trabajaremos en el hospital que queda por aquí.
— ¡Sí! —Celebra— ¿Van a quedarse aquí como antes?
— ¿No ves que estamos desempacando y acomodando nuestras cosas? —Daisy se incorpora— Cuando terminemos y comamos, iremos a la comisaría a darles la noticia a todos.
¿Cómo no se había enterado? Ellas sí que sabían guardar un secreto. Consiguieron trabajo y Paula nada que se dio cuenta ni de que lo buscaban. Ayudó a colocar sus cosas y almorzaron juntas para después ir a la comisaría a contarlo.
— ¡Noticias! —Paula llega a su oficina con Daniela y Daisy atrás. Por alguna razón, todos estaban ahí, por lo que no tendría que dar la noticia dos veces— Dani y Daisy ahora trabajan en el hospital que queda por aquí.
— ¡Sí, qué fino! —Diana se emociona.
— ¡Ya estamos aquí! Somos noticia, ¿eh? —Daniela saluda.
— ¡Somos noticia! —Escucha a Leo detrás de ella. Recién entraba a la oficina.
— ¡Hola! —Voltea a verlo y se extraña al notar su vestimenta algo más seria de lo usual—Estás vestido algo más formal de lo normal… —Dice en forma de pregunta oculta. Que Leo estuviese así era muy raro, sabiendo que no le gusta mucho la formalidad.
—Es raro, ¿no? —Comienza a sacar algo de su bolsillo— ¿Será por esto? —Muestra su carnet de policía en entrenamiento.
— ¿¡Tan rápido!?
—Te dije que estaría trabajando en tu próxima visita. Estoy en entrenamiento pero vale.
Paula se da cuenta y pone una cara de obvio disgusto. Los demás están sorprendidos.
—Un hombre de palabra. Si te lo propones, lo haces.
— ¿Cuándo empezaste? —Diana se acerca.
—El entrenamiento, hace tres semanas. Hoy me asignaron a la USH1.
Paula ahora está con una cara entre el disgusto y el asombro escuchando todo lo que hablan en ese grupo.
— ¡Genial! ¡Qué suerte la tuya!
— ¿Ustedes cuándo comienzan? —Paula les pregunta a las que regresaron.
—La próxima semana. Decidimos quedarnos aquí porque ya no podíamos con tantos viajes —Explica Daisy.
Marc pasa por el frente de la oficina, era el único que no estaba adentro antes. Ve a Paula con su mala cara, por lo que se detiene.
— ¿Por qué esa cara? —Le llama la atención desde afuera. Paula se dirige hacia él.
—Creo que lo sabes.
—No me digas que es por Le-
—Hey, no lo digas que no quiero que se entere.
—Ja, ¿tú crees que no lo sabe? Sabe perfectamente que no quieres hablarle. Oírlo una vez más no será nada.
— ¿¡Cómo es posible que lo aceptaran!?
—Es impredecible. Mientras tenga a alguien de confianza cerca, no hay problema. Aquí tiene a muchas.
—De todos modos estuvo preso.
—Ni que lo hubieran asignado a tu grupo. Es mi hermano y nunca te haría daño, estoy seguro, si te preocupas por eso.
—Como si fuera tan predecible como para predecir eso. Sigo sin comprender… —Marc se desespera de sus argumentos y termina besándola— Buena manera de callarme.
La pareja se queda afuera hablando mientras la emoción sigue adentro.
—Ya quiero ver cómo son las cosas aquí —Comenta Daisy.
—Ya quiero que les den un caso —Desea Leo.
—Somos tres los emocionados —Daniela compartió antes de irse.
— ¿Es tu primer trabajo?
—Sí. Quizás no sea trabajo de verdad trabajo, pero sí. ¿Tu pie se recuperó rápido?
—Sí. Gracias por la ayuda. Si caminaba, el dolor me habría durado por más tiempo.
—De nada.
Siguen conversando tranquilamente, ya sólo quedaban ellos y Sebastián en el lugar. Todos los demás estaban por los pasillos. Sebastián ve a las parejas afuera.
—Ahh, el amor está en el aire —Lanza el comentario al aire.
— ¿¡Ah!? —Daisy y Leo voltean a verlo de inmediato totalmente confundidos.
— ¿De verdad creen que me refiero a ustedes? Apenas se conocen. Hablo de Marc, Paula, Johnny y Diana que están ahí afuera. Aunque si quieren imaginar que hablo de ustedes, puedo agregarlos sin problemas —Habla sin pensarlo mucho. Se le quedan mirando aún más raro, lo que causa que se incomode— ¿Comentario equivocado en el momento equivocado? —Ambos asienten con la cabeza lentamente— Esto… Ehh… Bueno… Creo que saldré por un café.
Sebastián sale de la oficina totalmente incómodo. A los pocos segundos, Daisy y Leonardo comienzan a reír.
— ¡Su cara cuando dijo “comentario equivocado” fue demasiado cómica! —Daisy suelta.
—“Creo que saldré por un café” —Leonardo imita.
— ¡Igualito!
Se ríen por un rato más. Unas horas después, el caso tan esperado llegó. La USH1 se encuentra en el laboratorio forense.
—Aquí hay un caso de un asesino con acceso al ácido clorhídrico —Héctor les hace saber.
— ¿Las mata haciéndolas beberlo? —Supone Matías.
—No… A la primera se lo puso en los ojos y a la segunda en la nariz.
—Qué extraño… ¿Por qué cegarla?
—No quería que viera cómo la mataba.
— ¿Y la otra? —La explicación de Alex no lo convence.
—Primero les pone el ácido, espera un poco y luego las mata —Héctor no lo deja responder.
—Las dos se parecen… —Nota Marc.
—Ah, me olvidaba de algo. Por alguna razón, las dos usaban ropa de los 80’s. No creo que sea suya. Vayan con los familiares para preguntarles por la ropa.
Los familiares se encontraban en unas salas cerca de los cuartos de interrogatorios. La mitad de la unidad fue con una familia y la otra mitad con la segunda. Preguntaron por la ropa, no la reconocieron, no era de las víctimas. En conclusión: el asesino las cambió de vestimenta antes de matarlas.
—Sigo sin entender por qué cegó a una y no a la otra, más ahora que a las dos les cambió la ropa —Matías no le halla el sentido.
—A las dos las encontraron en zonas de indigentes, ¿no? —Leo intenta integrarse, no había hecho mucho.
—Y fueron vistas por última vez en paradas de autobús o taxi —Marc completa.
—Quizás el asesino sea indigente, pero con auto.
— ¿Y el ácido? —Matías quiere responder esa incógnita cuanto antes.
—Podría tener algún trabajo en una mecánica.
—Eso tiene sentido.
En algún lugar, hay un hombre grabando a una mujer atada a una silla. Ella se está quejando. Él la besa y la chica no está a gusto.
— ¡Ya, para!
— ¿Qué pasa, no te gusta mi sabor?
— ¡NO! ¡Para nada!
—Oh, ¿en serio? —No se enoja— Entonces, voy a ayudarte a no volver a saborear.
La chica se asusta. El hombre busca un objeto para mantenerle la boca abierta y se lo coloca. Se pone unos guantes. Ahora busca un frasco que al parecer contiene ácido clorhídrico. Todo, sin dejar de grabar en ningún momento.
El día siguiente, el grupo se entera de un nuevo asesinato.
—Encontraron a otra mujer hoy en un sitio similar con ácido clorhídrico en la boca.
—Las víctimas son todas mujeres entre 16 y 19 años y rubias… ¿Algo de su pasado? —Cuestiona Alex.
—Parece el típico caso del asesino que mata a quien se parezca a la persona que realmente quiere vengar —Opina Marc.
—De acuerdo, ¿¡pero por qué el ácido!? —Matías sigue igual.
—Yo creo que podría ser que quiere quitarles los sentidos por alguna razón —Leo tiene una idea— Quizás la ropa ochentera sea porque algo le sucedió en esa época con una mujer rubia de esa edad. Revivir el momento vengándose.
—Se supone que eres el novato aquí —Matías se sorprende.
—Haber estado “conviviendo” con todo tipo de presos durante casi diez meses ayuda a saber motivos.
—Se nota.
—No es por nada, pero creo que esa teoría está muy acertada —Marc lo apoya— El asesino debe tener unos cuarenta años.
—Normalmente, en estos casos el asesino tiene algún tipo de lesión en el cerebro. Quizás tenga auto porque fue a un centro de rehabilitación y se lo dieron al salir —Alex recuerda.
—Vamos a centros de rehabilitación para preguntar por pacientes con esas características.
—Adelante. Matías y yo a uno, ustedes dos al otro —Alex da las órdenes.
Pasan parte de la tarde buscando a algún paciente que concordara con la descripción y luego interrogándolos. De noche, en una casa, el mismo hombre llega con una cámara de video y un vaso de café a visitar a su familia. Apenas se sienta en el sofá, una chica joven sale emocionada del baño vestida para ir a una fiesta.
—Mira, me teñí el pelo para verme como tú en tu fiesta de graduación —La chica le dice a su mamá, luciendo el nuevo tono rubio en su cabello.
— ¡Te ves genial! Mi vestido te queda excelente. Tengo que tomarme una foto contigo —Busca una cámara y se toman la foto.
—Bueno, ya voy a la fiesta —Avisa recogiendo su bolso.
— ¿Podría ir contigo a grabar? Sería genial —El hombre propone emocionado.
—Esto… No hace falta, tío Cy.
La chica se va luego de negar, dejando a su tío algo desilusionado con la cámara aun en la mano. Mientras tanto, la USH1 recién regresa a la comisaría.
—Estos dos no estaban en casa, serán para después —Alex ordena varios papeles.
—Huele a pizza —Matías comenta.
—Tú siempre estás pensando en comida.
—Hablo en serio, huele a pizza.
— ¿Cómo haces para no engordar si comes tanto?
—Voy a ver —Matías sólo levantó los hombros. Va a asomarse por la oficina de la 2— ¿¡Quién ordenó pizza!?
—Todos los de la USH2 compramos una entre nosotros —Diana responde.
— ¿¡Cómo se les ocurre pedir una pizza sin consultarme!? ¡Quiero!
—Sólo una parte —Sebastián le pasa un trozo.
— ¡Bien!
Sus compañeros deciden ir a revisar qué está pasando.
—Vaya, era cierto —Marc se sorprende al ver la pizza.
—Buena, ahora todos vinieron en fila —Sebastián se molesta.
—Por eso decía que no debíamos comerla aquí —Resalta Paula.
—Ah o sea, no nos pensaban dar —Marc le replica.
—Ten —Paula le pasa un pedazo, el último.
—Y nos quedamos por fuera —Alex se decepciona al ver que no quedaba más.
—Yo ni me molestaré en decir una indirecta —Leo se aleja.
— ¡Esa fue una indirecta! —Diana lo escuchó y exclama fuerte para ser oída por él.
— ¡Eso fue un aviso! —Leo le responde desde afuera.
Más tarde, en la calle, la misma chica de antes está sentada en la acera de afuera de la fiesta. El mismo hombre de la cámara, quien estaba en una camioneta, la consigue ahí y va por ella.
— ¡Mattie! ¿Qué haces ahí sentada? —Pregunta preocupado.
— ¿Qué hacías tú ahí? ¿Me estabas vigilando?
—No… Iba a comprar unas cervezas y te vi. ¿Qué pasa?
—Me siento un poco mal.
—Si quieres, te llevo a casa.
—No importa.
—No hay problema, soy tu tío, te cuidaré.
—Gracias, tío Cy —Se convence.
En la mañana del día siguiente, Mattie está en algún lugar atada a una silla, aun usando el mismo vestido. Despierta.
— ¿Dónde estoy?... —Se desorienta, ni se da cuenta de que está atada. Ve al hombre acercarse— ¿¡Tío Cy!?
—No te preocupes, Mattie. No te pasará nada —Comienza a tocarla— ¿Sabes? Te vas tal cual como tu mamá con ese vestido —Habla con tono de enamorado.
A la vez, el grupo de detectives está en la casa de su familia luego de recibir una llamada sobre la desaparición de Mattie. Al creer que podría estar conectada al caso, ellos se encargaron de la situación.
—Nuestra hija no volvió de la fiesta ayer —Su madre dice preocupada.
—La buscamos por todos lados y no aparece —El padre igual.
— ¿Tiene a algún familiar con discapacidad mental? —Marc se adentra al caso.
—Mi hermano… —Afirma el padre— Le faltó aire al nacer…
—Un daño así puede causar que actúe de esa manera.
— ¿Se queda a vivir aquí?
—Viene sólo los lunes, miércoles y viernes. A veces los sábados.
— ¿Sabe dónde está ahora?
—Debe estar en ese puesto en el que venden café. Siempre viene aquí bebiendo uno.
— ¿Por qué preguntan todo eso? —La madre se confunde.
—Creemos que él raptó a su hija. ¿Trabaja en una mecánica?
—En la que queda al lado del puesto.
—De allí sacó el ácido clorhídrico —Matías entiende un poco más.
— ¿Su hija se pintó el cabello ayer? —Leonardo pregunta al ver una caja de tinte en la basura.
—Para su fiesta de graduación, ¿por?
— ¿Usted era rubia en la secundaria?
—Sí, ¿pero qué tiene que ver?
—Creo que ya sé lo que pasa. Él lo que quiere es vengarse de usted por algo que le hizo en los ochentas.
—Oh… No puede ser —Se perturba un poco— Les cuento, el día de nuestra fiesta de graduación, yo tomé, creo que llegué a embriagarme. Se nos ocurrió jugar a la botella con varios compañeros y justo a mí me tocó con Cy. Comenzaron a reír pero tenía que hacerlo. Luego de ese día, comencé a evitarlo pero él me seguía, hasta que me cansé y lo rechacé. Yo se lo conté hace unos días a Mattie, no le dije que era Cy el muchacho. Quizás él me escuchó y ahí se puso susceptible.
En algún lugar, Mattie discute con Cy.
— ¡Eras tú ese chico que me contó mi mamá! ¡Suéltame y apaga esa cámara! —Intenta lo posible por defenderse.
— ¿Qué? ¿Acaso no te gusta tocarme, eh? Pues, te ayudaré a no volver a tocar nada.
Cy estaba calmado a pesar de la discusión. Mattie, en cambio, se queda en blanco, asustada. Grita por ayuda. En la casa de su familia, el teléfono está sonando.
—Si es él, ya sabe qué decir —Alex le recuerda. Estuvieron hablándole de lo que debía hacer.
— ¿Hola? —Atiende muy preocupada.
— ¡Hola! Te oigo preocupada, ¿qué pasa?
—Arrestaron a Dave porque creen que secuestró a Mattie. Te necesito aquí ya, no tengo a más nadie —Finge estar afligida por el supuesto arresto de su esposo.
— ¿Necesitas de mí? ¿En serio? —Cy se esperanza.
—Sí, Cy. Ven acá ya.
— ¡Voy enseguida! —Cuelga.
—Bien, Dave, escóndase. Vamos afuera a esperarlo. Que no nos vea —Alex dirige.
Cada uno va a su lugar. A los pocos minutos, Cy llega tocando el timbre. Ella abre, Cy de inmediato la abraza con mucho cariño. Extraño, por primera vez lo ve sin su cámara ni su típico vaso de café. Hablan unos segundos, pero al momento en el que da unos pasos más adelante dentro de la casa, los detectives aparecen y lo arrestan.
— ¿¡Cómo pudiste hacerme esto!? —Cy le pregunta totalmente decepcionado a la madre de Mattie. No entendía cómo lo había hecho.
Al llegar a la sala de interrogatorios de la comisaría, Cy se niega a contestar a menos que Dave estuviese ahí solo, sin nadie más. Sólo él y su hermano en la sala. Luego de pensarlo, aceptan. De otra manera, no salvarían a Mattie si seguía con vida.
— ¿Dónde está Mattie? ¿Está viva?
—Es posible.
— ¿Por qué lo hiciste?
—Nunca nadie me creyó lo que decía. Tenía que probar que lo que hacía era cierto.
—Pero, ¿por qué a Mattie?
—Igualita a tu esposa. ¿Sabes? Yo la amaba y hasta hace poco. Ella iba a ser MÍA y tú me la quitaste, ¡te quedaste con mi chica!
—Si estabas molesto conmigo, ¿por qué no me hiciste nada? ¿Por qué no quitarme los sentidos a mí?
—Si no, ¿cómo ibas a oír lo que hice? El oído es lo último que se pierde —Saca su cámara y coloca una grabación.
— ¿¡Grabaste a Mattie!? —Grita enojado. Cy comienza a reír.
Luego, en los pasillos de al frente a la sala, Marc recién cuelga una llamada.
—Los doctores creen que pueden salvarle el tacto de las manos a Mattie —Cuando la encontraron, tenía ácido en las manos— ¿Por qué Dave sigue ahí?
—Cy quiere que vea el video —Alex le explica. Lo ven tapándose los oídos.
—Creo que lo que ve no es agradable…
Más tarde, Daisy y Daniela pasan por las oficinas a saludar.
— ¿Qué tal el caso? —Daniela pregunta.
—Resuelto, y nuestro novato hizo un buen trabajo —Responde Marc.
— ¡Felicidades!
— ¡Gracias!
—A él se le ocurrió que lo de cegar, dejar sin gusto y eso era porque le quitaba el sentido con el que se sentía rechazado, sino yo aun estaría-
—“¿¡Pero por qué el ácido!?” —Leonardo interrumpe a Matías, imitándolo.
—Esa imitación estuvo buena.
—Vaya, parece mucho para alguien que recién empieza. Parece que serás bueno en esto —Opina Daisy.
—Todos piensan igual. ¡Gracias! —Ve que Paula está por entrar— Bueno, todos no… —La oficina queda en silencio justo cuando Paula entra.
— ¿Aplicaron el “cállense que llegó Paula”?
—Nos callamos en el momento. Casualidad —Marc le explica a Paula.
Fin del Capítulo #20.
Sorpresa! Sí, ahora Leo es parte del equipo. Creían que me desharía de él ahora que está libre y no hallaría que hacer con él? Pues no! Leo es mi personaje favorito y si algún día llego a hacerle algohacerlo desaparecer/matarlo/etc el proceso sería largo, lo aseguro, porque costará que lo haga y me costará/dolerá hacerlo y eso que lo maltrato bastante, así que... Leo está para quedarse un buen rato! Quizás...
*Inicio del espacio de anuncios que no tienen tanto que ver pero siento que quiero decirlos*
Primero: A Very True Dream ya está a la espera de ser eliminada. Ayer dejé el mensaje en Mover y borrar temas, ahora es sólo esperar. Recuerden, en Wattpad continúa y ya llegó al capítulo en el que se quedó aquí.
Segundo: Verdad que se siente un poco raro a Leo ahí?
Tercero: No hay día en el que no me pase algo extraño... Hoy empezó mal, descubrí que mi hámster había muerto, ahora tengo dos!
Cuarto: A nadie le interesa lo de arriba, pero nah...
Quinto: Ni recuerdo qué va en el siguiente capítulo, creo que va una sorpresita más, una novedad más.
Sexto: Sí! Acabo de revisar, el siguiente aun es del período de sorpresas y transiciones, se imaginan qué será?
Séptimo: No sé qué me dio arriba que me puse como medio spoiler hablando de Leo, je...
Octavo: El caso del capítulo está basado en el caso del primer episodio de Criminal Minds que vi. El tío Cy, por si se lo quieren imaginar, el actor que lo interpretó es el mismo que hace del papá de Ally en Austin & Ally.
Noveno: Por cierto, este capítulo fue el primero que escribí siendo Directioner, así de tiempo tiene porque hoy creo que son dos años desde que los descubrí, ja...
Décimo: Ya me callo, estoy comenzando a poner cosas demasiado extrañas y fuera de sitio.
*Fin del espacio de anuncios aleatorios que podrían o no interesarles pero igual comparto*
Hasta el siguiente, :bye:
Capítulo #20: “La Decisión”.
Pasaron tres semanas en las que ambos grupos resolvieron algunos casos. Daisy y Daniela se fueron a Nueva York cinco días luego de su llegada. Incluso, una nueva pareja se formó en esos días. Diana y Johnny habían llegado a la siguiente fase. ¿Cuántos cambios y decisiones pueden tomarse en ese tiempo?
—Ustedes son la USH1, ¿cierto? —Un hombre se para a un lado de la puerta de la oficina.
—Sí, somos nosotros —Marc responde.
—Saben que siempre en esta época del año se incluyen a los equipos a los que están en entrenamiento para que se vayan acostumbrando —El hombre es Bruce Reynolds, el entrenador principal de la comisaría.
—Ah sí, nosotros pasamos por eso.
—Bueno, ahora les tocará recibir al que está en entrenamiento.
—Pensé que eso era con grupos con más de tres años…
—No, estás equivocado.
— ¿A quién tenemos que conocer?
— ¡Molander! —Exclama sorprendido— ¡Esa respuesta no me la esperaba!
— ¿Respondí mal? —Se asusta un poco— Le juro que no lo dije de mala gana. Lo dije por no decir… No sé qué frase, pero en serio no fue por-
—No te alarmes, no hiciste nada mal —Interrumpe su explicación—Entendí por qué lo dijiste.
—Entonces, ¿por qué le sorprendió?
—Por lo de conocer.
—No entiendo.
—Es que siendo un Molander, me pareció raro lo de conocer.
— ¿Qué tiene que ver que sea…? —Marc se extraña, aunque a mitad de su pregunta se dio cuenta de todo— ¡No me digas! ¡Leonardo, sal de ahí!
— ¿Ves que sí sabías? —El entrenador resalta.
— ¿Desde cuándo está en entrenamiento?
—Desde hace casi tres semanas. Bien, no hace falta presentación. Ya puedes entrar —Sale y deja pasar a Leo.
— ¡Sorpresa!
— ¿Por qué no nos dijiste?
—Sabes que me gusta sorprender. Me decidí el día después de lo del parque y empecé esa semana.
— ¿No se siente raro? Quiero decir, vas ahora a lo contrario.
—Sí, es extraño, pero es mejor este lado.
De alguna manera, Leo fue aceptado para ingresar al entrenamiento policial. ¿Cómo lo logró? Ni él lo sabe, pero aprovecharía muy bien esta nueva oportunidad, y haber quedado en la USH1 lo hacía mucho mejor. Participaría en el caso que se les asignara.
Más tarde, al mediodía, Paula va a su casa a almorzar. Se encuentra con Daisy y Daniela desempacando sus maletas en sus respectivos cuartos.
— ¡Vinieron antes! —Se sorprende. Esperaba que regresaran a mediados de septiembre, no en los últimos diez días de agosto.
—Lo sabemos.
—Esperen… ¿Por qué sus maletas están más grandes hoy?
—Porque nos quedaremos en Miami —Daniela responde.
— ¿Ya no trabajarán en Nueva York?
—No. Nosotras conseguimos trabajo aquí. Ahora trabajaremos en el hospital que queda por aquí.
— ¡Sí! —Celebra— ¿Van a quedarse aquí como antes?
— ¿No ves que estamos desempacando y acomodando nuestras cosas? —Daisy se incorpora— Cuando terminemos y comamos, iremos a la comisaría a darles la noticia a todos.
¿Cómo no se había enterado? Ellas sí que sabían guardar un secreto. Consiguieron trabajo y Paula nada que se dio cuenta ni de que lo buscaban. Ayudó a colocar sus cosas y almorzaron juntas para después ir a la comisaría a contarlo.
— ¡Noticias! —Paula llega a su oficina con Daniela y Daisy atrás. Por alguna razón, todos estaban ahí, por lo que no tendría que dar la noticia dos veces— Dani y Daisy ahora trabajan en el hospital que queda por aquí.
— ¡Sí, qué fino! —Diana se emociona.
— ¡Ya estamos aquí! Somos noticia, ¿eh? —Daniela saluda.
— ¡Somos noticia! —Escucha a Leo detrás de ella. Recién entraba a la oficina.
— ¡Hola! —Voltea a verlo y se extraña al notar su vestimenta algo más seria de lo usual—Estás vestido algo más formal de lo normal… —Dice en forma de pregunta oculta. Que Leo estuviese así era muy raro, sabiendo que no le gusta mucho la formalidad.
—Es raro, ¿no? —Comienza a sacar algo de su bolsillo— ¿Será por esto? —Muestra su carnet de policía en entrenamiento.
— ¿¡Tan rápido!?
—Te dije que estaría trabajando en tu próxima visita. Estoy en entrenamiento pero vale.
Paula se da cuenta y pone una cara de obvio disgusto. Los demás están sorprendidos.
—Un hombre de palabra. Si te lo propones, lo haces.
— ¿Cuándo empezaste? —Diana se acerca.
—El entrenamiento, hace tres semanas. Hoy me asignaron a la USH1.
Paula ahora está con una cara entre el disgusto y el asombro escuchando todo lo que hablan en ese grupo.
— ¡Genial! ¡Qué suerte la tuya!
— ¿Ustedes cuándo comienzan? —Paula les pregunta a las que regresaron.
—La próxima semana. Decidimos quedarnos aquí porque ya no podíamos con tantos viajes —Explica Daisy.
Marc pasa por el frente de la oficina, era el único que no estaba adentro antes. Ve a Paula con su mala cara, por lo que se detiene.
— ¿Por qué esa cara? —Le llama la atención desde afuera. Paula se dirige hacia él.
—Creo que lo sabes.
—No me digas que es por Le-
—Hey, no lo digas que no quiero que se entere.
—Ja, ¿tú crees que no lo sabe? Sabe perfectamente que no quieres hablarle. Oírlo una vez más no será nada.
— ¿¡Cómo es posible que lo aceptaran!?
—Es impredecible. Mientras tenga a alguien de confianza cerca, no hay problema. Aquí tiene a muchas.
—De todos modos estuvo preso.
—Ni que lo hubieran asignado a tu grupo. Es mi hermano y nunca te haría daño, estoy seguro, si te preocupas por eso.
—Como si fuera tan predecible como para predecir eso. Sigo sin comprender… —Marc se desespera de sus argumentos y termina besándola— Buena manera de callarme.
La pareja se queda afuera hablando mientras la emoción sigue adentro.
—Ya quiero ver cómo son las cosas aquí —Comenta Daisy.
—Ya quiero que les den un caso —Desea Leo.
—Somos tres los emocionados —Daniela compartió antes de irse.
— ¿Es tu primer trabajo?
—Sí. Quizás no sea trabajo de verdad trabajo, pero sí. ¿Tu pie se recuperó rápido?
—Sí. Gracias por la ayuda. Si caminaba, el dolor me habría durado por más tiempo.
—De nada.
Siguen conversando tranquilamente, ya sólo quedaban ellos y Sebastián en el lugar. Todos los demás estaban por los pasillos. Sebastián ve a las parejas afuera.
—Ahh, el amor está en el aire —Lanza el comentario al aire.
— ¿¡Ah!? —Daisy y Leo voltean a verlo de inmediato totalmente confundidos.
— ¿De verdad creen que me refiero a ustedes? Apenas se conocen. Hablo de Marc, Paula, Johnny y Diana que están ahí afuera. Aunque si quieren imaginar que hablo de ustedes, puedo agregarlos sin problemas —Habla sin pensarlo mucho. Se le quedan mirando aún más raro, lo que causa que se incomode— ¿Comentario equivocado en el momento equivocado? —Ambos asienten con la cabeza lentamente— Esto… Ehh… Bueno… Creo que saldré por un café.
Sebastián sale de la oficina totalmente incómodo. A los pocos segundos, Daisy y Leonardo comienzan a reír.
— ¡Su cara cuando dijo “comentario equivocado” fue demasiado cómica! —Daisy suelta.
—“Creo que saldré por un café” —Leonardo imita.
— ¡Igualito!
Se ríen por un rato más. Unas horas después, el caso tan esperado llegó. La USH1 se encuentra en el laboratorio forense.
—Aquí hay un caso de un asesino con acceso al ácido clorhídrico —Héctor les hace saber.
— ¿Las mata haciéndolas beberlo? —Supone Matías.
—No… A la primera se lo puso en los ojos y a la segunda en la nariz.
—Qué extraño… ¿Por qué cegarla?
—No quería que viera cómo la mataba.
— ¿Y la otra? —La explicación de Alex no lo convence.
—Primero les pone el ácido, espera un poco y luego las mata —Héctor no lo deja responder.
—Las dos se parecen… —Nota Marc.
—Ah, me olvidaba de algo. Por alguna razón, las dos usaban ropa de los 80’s. No creo que sea suya. Vayan con los familiares para preguntarles por la ropa.
Los familiares se encontraban en unas salas cerca de los cuartos de interrogatorios. La mitad de la unidad fue con una familia y la otra mitad con la segunda. Preguntaron por la ropa, no la reconocieron, no era de las víctimas. En conclusión: el asesino las cambió de vestimenta antes de matarlas.
—Sigo sin entender por qué cegó a una y no a la otra, más ahora que a las dos les cambió la ropa —Matías no le halla el sentido.
—A las dos las encontraron en zonas de indigentes, ¿no? —Leo intenta integrarse, no había hecho mucho.
—Y fueron vistas por última vez en paradas de autobús o taxi —Marc completa.
—Quizás el asesino sea indigente, pero con auto.
— ¿Y el ácido? —Matías quiere responder esa incógnita cuanto antes.
—Podría tener algún trabajo en una mecánica.
—Eso tiene sentido.
En algún lugar, hay un hombre grabando a una mujer atada a una silla. Ella se está quejando. Él la besa y la chica no está a gusto.
— ¡Ya, para!
— ¿Qué pasa, no te gusta mi sabor?
— ¡NO! ¡Para nada!
—Oh, ¿en serio? —No se enoja— Entonces, voy a ayudarte a no volver a saborear.
La chica se asusta. El hombre busca un objeto para mantenerle la boca abierta y se lo coloca. Se pone unos guantes. Ahora busca un frasco que al parecer contiene ácido clorhídrico. Todo, sin dejar de grabar en ningún momento.
El día siguiente, el grupo se entera de un nuevo asesinato.
—Encontraron a otra mujer hoy en un sitio similar con ácido clorhídrico en la boca.
—Las víctimas son todas mujeres entre 16 y 19 años y rubias… ¿Algo de su pasado? —Cuestiona Alex.
—Parece el típico caso del asesino que mata a quien se parezca a la persona que realmente quiere vengar —Opina Marc.
—De acuerdo, ¿¡pero por qué el ácido!? —Matías sigue igual.
—Yo creo que podría ser que quiere quitarles los sentidos por alguna razón —Leo tiene una idea— Quizás la ropa ochentera sea porque algo le sucedió en esa época con una mujer rubia de esa edad. Revivir el momento vengándose.
—Se supone que eres el novato aquí —Matías se sorprende.
—Haber estado “conviviendo” con todo tipo de presos durante casi diez meses ayuda a saber motivos.
—Se nota.
—No es por nada, pero creo que esa teoría está muy acertada —Marc lo apoya— El asesino debe tener unos cuarenta años.
—Normalmente, en estos casos el asesino tiene algún tipo de lesión en el cerebro. Quizás tenga auto porque fue a un centro de rehabilitación y se lo dieron al salir —Alex recuerda.
—Vamos a centros de rehabilitación para preguntar por pacientes con esas características.
—Adelante. Matías y yo a uno, ustedes dos al otro —Alex da las órdenes.
Pasan parte de la tarde buscando a algún paciente que concordara con la descripción y luego interrogándolos. De noche, en una casa, el mismo hombre llega con una cámara de video y un vaso de café a visitar a su familia. Apenas se sienta en el sofá, una chica joven sale emocionada del baño vestida para ir a una fiesta.
—Mira, me teñí el pelo para verme como tú en tu fiesta de graduación —La chica le dice a su mamá, luciendo el nuevo tono rubio en su cabello.
— ¡Te ves genial! Mi vestido te queda excelente. Tengo que tomarme una foto contigo —Busca una cámara y se toman la foto.
—Bueno, ya voy a la fiesta —Avisa recogiendo su bolso.
— ¿Podría ir contigo a grabar? Sería genial —El hombre propone emocionado.
—Esto… No hace falta, tío Cy.
La chica se va luego de negar, dejando a su tío algo desilusionado con la cámara aun en la mano. Mientras tanto, la USH1 recién regresa a la comisaría.
—Estos dos no estaban en casa, serán para después —Alex ordena varios papeles.
—Huele a pizza —Matías comenta.
—Tú siempre estás pensando en comida.
—Hablo en serio, huele a pizza.
— ¿Cómo haces para no engordar si comes tanto?
—Voy a ver —Matías sólo levantó los hombros. Va a asomarse por la oficina de la 2— ¿¡Quién ordenó pizza!?
—Todos los de la USH2 compramos una entre nosotros —Diana responde.
— ¿¡Cómo se les ocurre pedir una pizza sin consultarme!? ¡Quiero!
—Sólo una parte —Sebastián le pasa un trozo.
— ¡Bien!
Sus compañeros deciden ir a revisar qué está pasando.
—Vaya, era cierto —Marc se sorprende al ver la pizza.
—Buena, ahora todos vinieron en fila —Sebastián se molesta.
—Por eso decía que no debíamos comerla aquí —Resalta Paula.
—Ah o sea, no nos pensaban dar —Marc le replica.
—Ten —Paula le pasa un pedazo, el último.
—Y nos quedamos por fuera —Alex se decepciona al ver que no quedaba más.
—Yo ni me molestaré en decir una indirecta —Leo se aleja.
— ¡Esa fue una indirecta! —Diana lo escuchó y exclama fuerte para ser oída por él.
— ¡Eso fue un aviso! —Leo le responde desde afuera.
Más tarde, en la calle, la misma chica de antes está sentada en la acera de afuera de la fiesta. El mismo hombre de la cámara, quien estaba en una camioneta, la consigue ahí y va por ella.
— ¡Mattie! ¿Qué haces ahí sentada? —Pregunta preocupado.
— ¿Qué hacías tú ahí? ¿Me estabas vigilando?
—No… Iba a comprar unas cervezas y te vi. ¿Qué pasa?
—Me siento un poco mal.
—Si quieres, te llevo a casa.
—No importa.
—No hay problema, soy tu tío, te cuidaré.
—Gracias, tío Cy —Se convence.
En la mañana del día siguiente, Mattie está en algún lugar atada a una silla, aun usando el mismo vestido. Despierta.
— ¿Dónde estoy?... —Se desorienta, ni se da cuenta de que está atada. Ve al hombre acercarse— ¿¡Tío Cy!?
—No te preocupes, Mattie. No te pasará nada —Comienza a tocarla— ¿Sabes? Te vas tal cual como tu mamá con ese vestido —Habla con tono de enamorado.
A la vez, el grupo de detectives está en la casa de su familia luego de recibir una llamada sobre la desaparición de Mattie. Al creer que podría estar conectada al caso, ellos se encargaron de la situación.
—Nuestra hija no volvió de la fiesta ayer —Su madre dice preocupada.
—La buscamos por todos lados y no aparece —El padre igual.
— ¿Tiene a algún familiar con discapacidad mental? —Marc se adentra al caso.
—Mi hermano… —Afirma el padre— Le faltó aire al nacer…
—Un daño así puede causar que actúe de esa manera.
— ¿Se queda a vivir aquí?
—Viene sólo los lunes, miércoles y viernes. A veces los sábados.
— ¿Sabe dónde está ahora?
—Debe estar en ese puesto en el que venden café. Siempre viene aquí bebiendo uno.
— ¿Por qué preguntan todo eso? —La madre se confunde.
—Creemos que él raptó a su hija. ¿Trabaja en una mecánica?
—En la que queda al lado del puesto.
—De allí sacó el ácido clorhídrico —Matías entiende un poco más.
— ¿Su hija se pintó el cabello ayer? —Leonardo pregunta al ver una caja de tinte en la basura.
—Para su fiesta de graduación, ¿por?
— ¿Usted era rubia en la secundaria?
—Sí, ¿pero qué tiene que ver?
—Creo que ya sé lo que pasa. Él lo que quiere es vengarse de usted por algo que le hizo en los ochentas.
—Oh… No puede ser —Se perturba un poco— Les cuento, el día de nuestra fiesta de graduación, yo tomé, creo que llegué a embriagarme. Se nos ocurrió jugar a la botella con varios compañeros y justo a mí me tocó con Cy. Comenzaron a reír pero tenía que hacerlo. Luego de ese día, comencé a evitarlo pero él me seguía, hasta que me cansé y lo rechacé. Yo se lo conté hace unos días a Mattie, no le dije que era Cy el muchacho. Quizás él me escuchó y ahí se puso susceptible.
En algún lugar, Mattie discute con Cy.
— ¡Eras tú ese chico que me contó mi mamá! ¡Suéltame y apaga esa cámara! —Intenta lo posible por defenderse.
— ¿Qué? ¿Acaso no te gusta tocarme, eh? Pues, te ayudaré a no volver a tocar nada.
Cy estaba calmado a pesar de la discusión. Mattie, en cambio, se queda en blanco, asustada. Grita por ayuda. En la casa de su familia, el teléfono está sonando.
—Si es él, ya sabe qué decir —Alex le recuerda. Estuvieron hablándole de lo que debía hacer.
— ¿Hola? —Atiende muy preocupada.
— ¡Hola! Te oigo preocupada, ¿qué pasa?
—Arrestaron a Dave porque creen que secuestró a Mattie. Te necesito aquí ya, no tengo a más nadie —Finge estar afligida por el supuesto arresto de su esposo.
— ¿Necesitas de mí? ¿En serio? —Cy se esperanza.
—Sí, Cy. Ven acá ya.
— ¡Voy enseguida! —Cuelga.
—Bien, Dave, escóndase. Vamos afuera a esperarlo. Que no nos vea —Alex dirige.
Cada uno va a su lugar. A los pocos minutos, Cy llega tocando el timbre. Ella abre, Cy de inmediato la abraza con mucho cariño. Extraño, por primera vez lo ve sin su cámara ni su típico vaso de café. Hablan unos segundos, pero al momento en el que da unos pasos más adelante dentro de la casa, los detectives aparecen y lo arrestan.
— ¿¡Cómo pudiste hacerme esto!? —Cy le pregunta totalmente decepcionado a la madre de Mattie. No entendía cómo lo había hecho.
Al llegar a la sala de interrogatorios de la comisaría, Cy se niega a contestar a menos que Dave estuviese ahí solo, sin nadie más. Sólo él y su hermano en la sala. Luego de pensarlo, aceptan. De otra manera, no salvarían a Mattie si seguía con vida.
— ¿Dónde está Mattie? ¿Está viva?
—Es posible.
— ¿Por qué lo hiciste?
—Nunca nadie me creyó lo que decía. Tenía que probar que lo que hacía era cierto.
—Pero, ¿por qué a Mattie?
—Igualita a tu esposa. ¿Sabes? Yo la amaba y hasta hace poco. Ella iba a ser MÍA y tú me la quitaste, ¡te quedaste con mi chica!
—Si estabas molesto conmigo, ¿por qué no me hiciste nada? ¿Por qué no quitarme los sentidos a mí?
—Si no, ¿cómo ibas a oír lo que hice? El oído es lo último que se pierde —Saca su cámara y coloca una grabación.
— ¿¡Grabaste a Mattie!? —Grita enojado. Cy comienza a reír.
Luego, en los pasillos de al frente a la sala, Marc recién cuelga una llamada.
—Los doctores creen que pueden salvarle el tacto de las manos a Mattie —Cuando la encontraron, tenía ácido en las manos— ¿Por qué Dave sigue ahí?
—Cy quiere que vea el video —Alex le explica. Lo ven tapándose los oídos.
—Creo que lo que ve no es agradable…
Más tarde, Daisy y Daniela pasan por las oficinas a saludar.
— ¿Qué tal el caso? —Daniela pregunta.
—Resuelto, y nuestro novato hizo un buen trabajo —Responde Marc.
— ¡Felicidades!
— ¡Gracias!
—A él se le ocurrió que lo de cegar, dejar sin gusto y eso era porque le quitaba el sentido con el que se sentía rechazado, sino yo aun estaría-
—“¿¡Pero por qué el ácido!?” —Leonardo interrumpe a Matías, imitándolo.
—Esa imitación estuvo buena.
—Vaya, parece mucho para alguien que recién empieza. Parece que serás bueno en esto —Opina Daisy.
—Todos piensan igual. ¡Gracias! —Ve que Paula está por entrar— Bueno, todos no… —La oficina queda en silencio justo cuando Paula entra.
— ¿Aplicaron el “cállense que llegó Paula”?
—Nos callamos en el momento. Casualidad —Marc le explica a Paula.
Fin del Capítulo #20.
Sorpresa! Sí, ahora Leo es parte del equipo. Creían que me desharía de él ahora que está libre y no hallaría que hacer con él? Pues no! Leo es mi personaje favorito y si algún día llego a hacerle algo
*Inicio del espacio de anuncios que no tienen tanto que ver pero siento que quiero decirlos*
Primero: A Very True Dream ya está a la espera de ser eliminada. Ayer dejé el mensaje en Mover y borrar temas, ahora es sólo esperar. Recuerden, en Wattpad continúa y ya llegó al capítulo en el que se quedó aquí.
Segundo: Verdad que se siente un poco raro a Leo ahí?
Tercero: No hay día en el que no me pase algo extraño... Hoy empezó mal, descubrí que mi hámster había muerto, ahora tengo dos!
Cuarto: A nadie le interesa lo de arriba, pero nah...
Quinto: Ni recuerdo qué va en el siguiente capítulo, creo que va una sorpresita más, una novedad más.
Sexto: Sí! Acabo de revisar, el siguiente aun es del período de sorpresas y transiciones, se imaginan qué será?
Séptimo: No sé qué me dio arriba que me puse como medio spoiler hablando de Leo, je...
Octavo: El caso del capítulo está basado en el caso del primer episodio de Criminal Minds que vi. El tío Cy, por si se lo quieren imaginar, el actor que lo interpretó es el mismo que hace del papá de Ally en Austin & Ally.
Noveno: Por cierto, este capítulo fue el primero que escribí siendo Directioner, así de tiempo tiene porque hoy creo que son dos años desde que los descubrí, ja...
Décimo: Ya me callo, estoy comenzando a poner cosas demasiado extrañas y fuera de sitio.
*Fin del espacio de anuncios aleatorios que podrían o no interesarles pero igual comparto*
Hasta el siguiente, :bye:
Spencer
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