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My favorite mistake - Zayn Malik y tu -ADAPTADA-TERMINADA.
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: My favorite mistake - Zayn Malik y tu -ADAPTADA-TERMINADA.
En una hora y media subo capitulo /o/
Good Vibes.
Re: My favorite mistake - Zayn Malik y tu -ADAPTADA-TERMINADA.
CAPITULO 4
Cuando volví de la ducha, Zayn estaba en la cama, sin camiseta y sólo en bóxers, sentado con la espalda contra la pared, la guitarra en su regazo. Era una escena por la que la mayoría de las chicas se habría desmayado. Entre las habilidades para el baile y la guitarra, podría acumular muchos puntos en atractivo. Rasgó algunas cuerdas antes de darse cuenta que estaba en la habitación. Por una fracción de segundo, vi una mirada soñadora en su rostro.
Rápidamente la escondió detrás de una sonrisa.
—Estás toda mojada.
No pasé por encima el doble sentido. Tiré mi ropa arruinada en el cesto y me torcí el cabello en la toalla para escurrir un poco de agua de él.
—No es el tipo de ropa de noche que me imaginaba, pero servirá.
Bajó la mirada hacia mi enorme camiseta y pantalones cortos. Había pensado dos veces en ponerme una camiseta sin mangas y pantalones de hombre, lo cual normalmente habría hecho, dada la temperatura. Me había dejado puesto el sujetador para que mis pezones no se marcaran a través del material tan fino de jersey.
—¿Eres uno de esos idiotas con una guitarra, o realmente puedes tocar? —Traté de mantener mis ojos en la guitarra y no en su pecho desnudo. Había otro tatuaje en su pectoral izquierdo. Un trébol de cuatro hojas.
—Sólo toco si eres un cliente que paga. Aunque aceptaría un trato en lugar de dinero.
¿Por qué siquiera pregunté? He estado tratando de romper el hielo, pero él no parecía querer hacerlo. Me fui a mi armario y encontré una moneda de 25 centavos que le arrojé.
—Ya está. Ahora toca, chico músico. —Me senté en mi cama y lo enfrenté.
—¿Qué quieres?
Pensé en eso. Quería escoger una canción que de ninguna manera conocería. Solté algo de rock pesado o folk. Parecía ser uno de esos chicos a los que les gustaba Bob Dylan.
—C'est la Mort de The Civil Wars.
Me dirigió una mirada como si eso no fuese lo que esperaba.
—¿Qué? ¿No la conoces? ¿No está lo suficientemente a la moda para ti?
Alejó la mirada y la bajó hacia la guitarra. Rasgó algunas notas.
Esperé.
Entonces la canción surgió de sus dedos, lentos e inquietantes. Me senté contra mis almohadas, perdiéndome en la música. Odiaba admitirlo; tocaba muy bien. No había recibido algunas lecciones la semana anterior. Había estado tocando por años. Terminó la canción con una reverencia y levantó la mirada hacia mí. Allí estaba de vuelta su mirada soñadora, y tardó más en sacarla.
—El canto se cobra aparte —dijo.
—Puedes bailar, puedes tocar la guitarra, Jesús, Zayn ¿qué no puedes hacer?
—Soy muy bueno en varias cosas. Si quieres venir aquí, puedo mostrarte unas cuántas más —dijo, dejando la guitarra en el estuche.
Mi garganta se secó de repente, y tuve que tragar. Sus comentarios habían sido diferentes cuando estábamos completamente vestidos y con un grupo de gente. En esta oscura y silenciosa habitación tomaban un significado más pesado, o al menos lo hacían para mí. Estaba haciendo demasiado de esto.
Me senté. Había algo acerca de estar acostada que me hacía sentir más vulnerable.
—No lamento haberte golpeado —dije por ninguna razón en particular. Mi mano todavía estaba hinchada y dolorida, y esperaba que su rostro le doliera por un largo tiempo.
—Sé que no lo haces. No lamento que lo hayas hecho, tampoco. La mayoría de las chicas me aburren. Tú, ____, no me aburres.
—Gracias a Dios, puedo morir como una mujer feliz.
—No voy a hacer un movimiento contigo, si eso es lo que estás pensando. —Lo había estado haciendo pero no quería que él supiera eso—. Jamás me meto con las chicas que me gustan.
—Eso no tiene nada de sentido. —Espera, ¿yo le gustaba?
—Por supuesto que lo tiene. Todas las relaciones terminan eventualmente, ¿verdad? Entonces, ¿por qué no terminarlas antes de que comiencen y ahorrarte el problema?
—Ese es un pensamiento bastante jodido,Zayn. ¿Qué te hicieron tus padres? En mi experiencia, los chicos como Zayn generalmente tenían problemas de demasiado arraigamiento a mamá. Por eso no podían tener jamás relaciones estrechas con las mujeres.
—¿No te gustaría saber?
Me levanté y puse mi teléfono en el cargador, más que nada para poder dejar de hacer contacto visual con él. Normalmente, mi rutina nocturna implicaba ponerme los aparatos de dientes, untarme la cara con crema hidratante y ponerme un antifaz sobre los ojos, pero de ninguna manera en el infierno iba a dejar que Zayn viera nada de eso.
Era demasiado íntimo, demasiado personal. Tal vez mañana la residencia estaría abierta para encontrarle otro lugar. Simplemente les diría que me sentía incómoda viviendo con Zayn. Quería creer que tendría las pelotas para decirle que se fuera. Habría sido mucho más fácil si pudiéramos habernos hecho cargo de esto horas atrás. También si él no hubiera tocado esa estúpida canción. ¿Y yo por qué había elegido esa? Debería haber elegido algo estúpido como I Am the Walrus.
Apagó su lámpara, y nos quedamos sumidos en una oscuridad casi total. La única luz venía de la pequeña lámpara de mi armario que todavía no había apagado.
—Sólo para que lo sepas, hablo en sueños. —Se movió en su cama y tiró algo al suelo. Sólo podía ser una cosa—. Además, duermo desnudo.
Hice un sonido de disgusto. Definitivamente iba a dormir con mi sujetador puesto, a pesar de que tendría marcas incómodas por la mañana. Me subí a la cama y tiré del edredón hacia arriba. Yo era la que se sentía desnuda. Juré que podía sentir sus sábanas frotarse contra su piel.
Maldita sea, debería haberme conseguido unos tapones para los oídos.
No iba a dormir en absoluto.
Yo también hablaba en sueños pero no iba a decirle eso.
—Bueno, buenas noches. Siéntete libre de soñar conmigo desnudo y grita todo lo que quieras. Dormiré a través de eso.
Deseé tener una almohada, o tal vez algo más pesado, para arrojárselo. En lugar de eso me metí en la cama, agarrando mis aparatos en silencio y poniéndomelos, escondiendo el estuche debajo de las mantas. Quería fingir que no me importaba una mierda lo que pensaba de mí, pero honestamente, lo hacía.
Se sentía grosero no desearle buenas noches, así que lo hice. Recibí un murmullo como respuesta. Me acosté de espaldas y miré el techo.
Incluso con el cubrecolchón de espuma viscoelástica la cama del dormitorio era tan cómoda como un saco de heno.
Zayn respiraba tranquilamente, pero su perturbación en la habitación era inconfundible. No sabía por qué, pero los chicos respiraban diferente que las chicas. Más profundo, de alguna manera. Oía cada vez que cambiaba de posición o se movía o se retorcía, siquiera. Supe el momento exacto en que estuvo dormido cuando su respiración se volvió lenta y dejó de moverse tanto. Intenté cerrar los ojos, pero no funcionó.
Agarré mi reproductor de mp3 y lo puse en aleatorio. Tenía montones de canciones rápidas allí, así que tuve que seguir salteando cosas. Generalmente, el alcohol me daba más sueño, pero la gaseosa había sido una mala idea. Era demasiado tarde para tomar mi medicación para dormir, así que estaba atrapada. Sólo tenía dos clases al día siguiente, y no comenzaban hasta las once. Esperaba que Darah y Renee no hicieran demasiado ruido por la mañana. Esperaba que Nicholas no hiciera demasiado ruido por la mañana.
Apreté repetir cuando llegó C'est la Mort y finalmente me desvanecí.
—¡____, ____!
Una mano agarró mi hombro, sacudiéndolo.
—¿Qué demonios? —dije, agitándome contra el agarre, intentando que me soltara—. ¡No me toques! —Batí los brazos en el aire e hice contacto con algo cálido y carnoso. Un torso.
—¡Jesucristo, detente!
Finalmente abrí los ojos y evalué la situación. Estaba en la cama, y había un chico sin camiseta sosteniendo mi brazo. Me congelé y me soltó.
—¿Qué estás haciendo? —le espeté, pero me salió arrastrando las palabras por los aparatos. Escupí en mi mano.
—Estabas gritando en sueños y enloqueciendo. Me despertó. — Mierda. Generalmente cuando tomaba la medicación para dormir, no tenía terror nocturno, pero no había podido tomarlas anoche. Genial, simplemente genial.
—Lo siento. Vuelve a la cama. Estoy bien.
—¿Necesitas, uh, algo?
Se paró allí, como si no supiera qué decir. Mis ojos bajaron a su pecho y vi que tenía una toalla alrededor de su cintura. Al menos eso cubría todo lo que necesitaba cubrir.
—No, estoy bien. Buenas noches. —Me di la vuelta, esperando que eso fuera el final de todo.
Suspiró y lo escuché arrastrarse de vuelta a la cama.
—Buenas noches —dijo, y se dio la vuelta también.
Cuando volví de la ducha, Zayn estaba en la cama, sin camiseta y sólo en bóxers, sentado con la espalda contra la pared, la guitarra en su regazo. Era una escena por la que la mayoría de las chicas se habría desmayado. Entre las habilidades para el baile y la guitarra, podría acumular muchos puntos en atractivo. Rasgó algunas cuerdas antes de darse cuenta que estaba en la habitación. Por una fracción de segundo, vi una mirada soñadora en su rostro.
Rápidamente la escondió detrás de una sonrisa.
—Estás toda mojada.
No pasé por encima el doble sentido. Tiré mi ropa arruinada en el cesto y me torcí el cabello en la toalla para escurrir un poco de agua de él.
—No es el tipo de ropa de noche que me imaginaba, pero servirá.
Bajó la mirada hacia mi enorme camiseta y pantalones cortos. Había pensado dos veces en ponerme una camiseta sin mangas y pantalones de hombre, lo cual normalmente habría hecho, dada la temperatura. Me había dejado puesto el sujetador para que mis pezones no se marcaran a través del material tan fino de jersey.
—¿Eres uno de esos idiotas con una guitarra, o realmente puedes tocar? —Traté de mantener mis ojos en la guitarra y no en su pecho desnudo. Había otro tatuaje en su pectoral izquierdo. Un trébol de cuatro hojas.
—Sólo toco si eres un cliente que paga. Aunque aceptaría un trato en lugar de dinero.
¿Por qué siquiera pregunté? He estado tratando de romper el hielo, pero él no parecía querer hacerlo. Me fui a mi armario y encontré una moneda de 25 centavos que le arrojé.
—Ya está. Ahora toca, chico músico. —Me senté en mi cama y lo enfrenté.
—¿Qué quieres?
Pensé en eso. Quería escoger una canción que de ninguna manera conocería. Solté algo de rock pesado o folk. Parecía ser uno de esos chicos a los que les gustaba Bob Dylan.
—C'est la Mort de The Civil Wars.
Me dirigió una mirada como si eso no fuese lo que esperaba.
—¿Qué? ¿No la conoces? ¿No está lo suficientemente a la moda para ti?
Alejó la mirada y la bajó hacia la guitarra. Rasgó algunas notas.
Esperé.
Entonces la canción surgió de sus dedos, lentos e inquietantes. Me senté contra mis almohadas, perdiéndome en la música. Odiaba admitirlo; tocaba muy bien. No había recibido algunas lecciones la semana anterior. Había estado tocando por años. Terminó la canción con una reverencia y levantó la mirada hacia mí. Allí estaba de vuelta su mirada soñadora, y tardó más en sacarla.
—El canto se cobra aparte —dijo.
—Puedes bailar, puedes tocar la guitarra, Jesús, Zayn ¿qué no puedes hacer?
—Soy muy bueno en varias cosas. Si quieres venir aquí, puedo mostrarte unas cuántas más —dijo, dejando la guitarra en el estuche.
Mi garganta se secó de repente, y tuve que tragar. Sus comentarios habían sido diferentes cuando estábamos completamente vestidos y con un grupo de gente. En esta oscura y silenciosa habitación tomaban un significado más pesado, o al menos lo hacían para mí. Estaba haciendo demasiado de esto.
Me senté. Había algo acerca de estar acostada que me hacía sentir más vulnerable.
—No lamento haberte golpeado —dije por ninguna razón en particular. Mi mano todavía estaba hinchada y dolorida, y esperaba que su rostro le doliera por un largo tiempo.
—Sé que no lo haces. No lamento que lo hayas hecho, tampoco. La mayoría de las chicas me aburren. Tú, ____, no me aburres.
—Gracias a Dios, puedo morir como una mujer feliz.
—No voy a hacer un movimiento contigo, si eso es lo que estás pensando. —Lo había estado haciendo pero no quería que él supiera eso—. Jamás me meto con las chicas que me gustan.
—Eso no tiene nada de sentido. —Espera, ¿yo le gustaba?
—Por supuesto que lo tiene. Todas las relaciones terminan eventualmente, ¿verdad? Entonces, ¿por qué no terminarlas antes de que comiencen y ahorrarte el problema?
—Ese es un pensamiento bastante jodido,Zayn. ¿Qué te hicieron tus padres? En mi experiencia, los chicos como Zayn generalmente tenían problemas de demasiado arraigamiento a mamá. Por eso no podían tener jamás relaciones estrechas con las mujeres.
—¿No te gustaría saber?
Me levanté y puse mi teléfono en el cargador, más que nada para poder dejar de hacer contacto visual con él. Normalmente, mi rutina nocturna implicaba ponerme los aparatos de dientes, untarme la cara con crema hidratante y ponerme un antifaz sobre los ojos, pero de ninguna manera en el infierno iba a dejar que Zayn viera nada de eso.
Era demasiado íntimo, demasiado personal. Tal vez mañana la residencia estaría abierta para encontrarle otro lugar. Simplemente les diría que me sentía incómoda viviendo con Zayn. Quería creer que tendría las pelotas para decirle que se fuera. Habría sido mucho más fácil si pudiéramos habernos hecho cargo de esto horas atrás. También si él no hubiera tocado esa estúpida canción. ¿Y yo por qué había elegido esa? Debería haber elegido algo estúpido como I Am the Walrus.
Apagó su lámpara, y nos quedamos sumidos en una oscuridad casi total. La única luz venía de la pequeña lámpara de mi armario que todavía no había apagado.
—Sólo para que lo sepas, hablo en sueños. —Se movió en su cama y tiró algo al suelo. Sólo podía ser una cosa—. Además, duermo desnudo.
Hice un sonido de disgusto. Definitivamente iba a dormir con mi sujetador puesto, a pesar de que tendría marcas incómodas por la mañana. Me subí a la cama y tiré del edredón hacia arriba. Yo era la que se sentía desnuda. Juré que podía sentir sus sábanas frotarse contra su piel.
Maldita sea, debería haberme conseguido unos tapones para los oídos.
No iba a dormir en absoluto.
Yo también hablaba en sueños pero no iba a decirle eso.
—Bueno, buenas noches. Siéntete libre de soñar conmigo desnudo y grita todo lo que quieras. Dormiré a través de eso.
Deseé tener una almohada, o tal vez algo más pesado, para arrojárselo. En lugar de eso me metí en la cama, agarrando mis aparatos en silencio y poniéndomelos, escondiendo el estuche debajo de las mantas. Quería fingir que no me importaba una mierda lo que pensaba de mí, pero honestamente, lo hacía.
Se sentía grosero no desearle buenas noches, así que lo hice. Recibí un murmullo como respuesta. Me acosté de espaldas y miré el techo.
Incluso con el cubrecolchón de espuma viscoelástica la cama del dormitorio era tan cómoda como un saco de heno.
Zayn respiraba tranquilamente, pero su perturbación en la habitación era inconfundible. No sabía por qué, pero los chicos respiraban diferente que las chicas. Más profundo, de alguna manera. Oía cada vez que cambiaba de posición o se movía o se retorcía, siquiera. Supe el momento exacto en que estuvo dormido cuando su respiración se volvió lenta y dejó de moverse tanto. Intenté cerrar los ojos, pero no funcionó.
Agarré mi reproductor de mp3 y lo puse en aleatorio. Tenía montones de canciones rápidas allí, así que tuve que seguir salteando cosas. Generalmente, el alcohol me daba más sueño, pero la gaseosa había sido una mala idea. Era demasiado tarde para tomar mi medicación para dormir, así que estaba atrapada. Sólo tenía dos clases al día siguiente, y no comenzaban hasta las once. Esperaba que Darah y Renee no hicieran demasiado ruido por la mañana. Esperaba que Nicholas no hiciera demasiado ruido por la mañana.
Apreté repetir cuando llegó C'est la Mort y finalmente me desvanecí.
—¡____, ____!
Una mano agarró mi hombro, sacudiéndolo.
—¿Qué demonios? —dije, agitándome contra el agarre, intentando que me soltara—. ¡No me toques! —Batí los brazos en el aire e hice contacto con algo cálido y carnoso. Un torso.
—¡Jesucristo, detente!
Finalmente abrí los ojos y evalué la situación. Estaba en la cama, y había un chico sin camiseta sosteniendo mi brazo. Me congelé y me soltó.
—¿Qué estás haciendo? —le espeté, pero me salió arrastrando las palabras por los aparatos. Escupí en mi mano.
—Estabas gritando en sueños y enloqueciendo. Me despertó. — Mierda. Generalmente cuando tomaba la medicación para dormir, no tenía terror nocturno, pero no había podido tomarlas anoche. Genial, simplemente genial.
—Lo siento. Vuelve a la cama. Estoy bien.
—¿Necesitas, uh, algo?
Se paró allí, como si no supiera qué decir. Mis ojos bajaron a su pecho y vi que tenía una toalla alrededor de su cintura. Al menos eso cubría todo lo que necesitaba cubrir.
—No, estoy bien. Buenas noches. —Me di la vuelta, esperando que eso fuera el final de todo.
Suspiró y lo escuché arrastrarse de vuelta a la cama.
—Buenas noches —dijo, y se dio la vuelta también.
Good Vibes.
Re: My favorite mistake - Zayn Malik y tu -ADAPTADA-TERMINADA.
CAPITULO 5
Zayn se había ido a la mañana siguiente, cuando me desperté a las nueve. También Renee, pero Darah estaba en la mesa del comedor con un tazón de cereal.
—¿Cómo estuvo tu noche con el chico?
—Fantástica —le dije, estirando los brazos por encima de mi cabeza y escuchando como mi columna vertebral crujía. Me arrastré hacia la cafetera y encontré que no había más que para una taza. No tenía idea de cuánto tiempo hacía que se encontraba allí, pero no me importaba. El café sólo se ponía muy desagradable si ya habían pasado cuatro horas.
Me serví una taza y me senté con Darah. Se veía tan mal como yo me sentía.
—¿Estás de acuerdo con él aquí, en serio? —preguntó.
—No, en realidad no. —Tomé un sorbo del dulce elixir, envolviendo mis manos alrededor de la taza—. Pero, ¿qué puedo hacer? —Todavía no les había hablado de la apuesta, y Zayn tampoco. No estaba segura de si iba a ir allí. Si la residencia podía resolver las cosas, entonces ellos nunca tenían que saberlo. Sólo esperaba que si la residencia le encontraba otro lugar, él se fuera tranquilamente. Realmente no tenía idea de qué tipo de pelea podría soportar.
—No mucho. Sólo odiar a la residencia. No sé lo que pensaban. — Negó con la cabeza.
—¡Y ni siquiera nos notificaron! Es una locura. Esta maldita escuela. — Me levanté y estampé dos piezas de pan en la tostadora. Había otra cosa que me molestaba, pero no iba a decirle a Darah al respecto. A menos que... tal vez me había escuchado anoche. Miré por encima de mi hombro para encontrarla observándome. Sí, había oído.
—Probablemente me escuchaste anoche, ¿cierto?
—Las paredes son como de papel, así que sí. Yo no quería traerlo a colación a menos que te sintieras incómoda. ¿Quieres hablar de ello?
—En realidad no. Olvidé tomar mis medicinas. Perdona si te mantuve despierta.
—No es gran cosa, sólo estábamos preocupadas por ti. Ha pasado un tiempo desde que tuviste uno.
—¿Renee despertó, también?
Darah asintió. Genial, simplemente genial.
—Lo siento mucho. —Habían pasado sólo veinticuatro horas y ya era una mala compañera de cuarto.
—No te preocupes por eso. ¿Zayn se levantó?
—Sí, él fue quien me despertó. Duerme desnudo, por cierto.
Sopló leche por la nariz y tuvo un ataque de tos antes de poder siquiera responder.
—Estás bromeando —dijo, con los ojos del tamaño de platos.
—No vi a Zayn Jr., si eso es lo que estás pensando. No se sacó los pantalones cortos hasta que estuvo bajo las sábanas. Todo un caballero, ¿no lo crees?
—Escucha, si te hace sentir incómoda, podemos cambiar de habitación. Aunque, tal vez tengamos que quitar a Renee de encima de él en el medio de la noche.
—Probablemente la arruinará. Él parece ser ese tipo de persona. — Mis tostadas aparecieron, extendí un poco de mantequilla y rocié un poco de miel en ellas.
—Oye, tengo que ir al macro, pero te veré más tarde, ¿de acuerdo? Déjame saber si escuchas algo de la residencia.
—Lo haré —le dije, saludándola y comiendo mi pan tostado.
Tomó su bolsa y, por primera vez desde que me mudé, tuve el lugar para mí. Debí haber pasado ese tiempo ojeando el primer capítulo de mi libro de texto, pero no era tan ambiciosa. En lugar de eso, me dejé caer en el sofá con un maratón de reality shows de mierda y me aturdí.
Estaba a punto de empezar a prepararse cuando la puerta se abrió.
—Hola —dijo Zayn, dejando su bolsa de mensajero en la puerta—. ¿Te recuperaste de anoche?
—Sí, estoy bien.
—Seguro que sí.
No iba a aguantarlo hoy, así que fui a vestirme y lavarme los dientes. Agarró el control remoto y cambió de canal. Por supuesto.
—¿No tienes clase? —le pregunté.
—No tengo otra hasta las dos y cuarto. ¿Tú? —Quiso saber sin quitar los ojos de la televisión.
—Tengo Feminismo en el Cine a las 11:15.
—Suena emocionante —dijo, quedándose finalmente en The History Channel. Parecía un maratón de Hitler.
—Hasta luego —le dije y fui a prepararme. Ni siquiera dijo adiós cuando salí por la puerta unos minutos después.
Nunca había conocido a alguien que corriera tan caliente y frío. Era peor que el clima de Maine, que cambiaba con una frecuencia alarmante.
Mi paseo a clase fue relativamente tranquilo. El edificio estaba en el borde exterior del campus, como un rayo en una rueda. La universidad de Maine estaba ubicada en un centro comercial cubierto de hierba que tenía la biblioteca en un extremo y el gimnasio memorial en el otro. La mayoría de los edificios importantes se encontraban cerca del centro comercial, y los menos importantes estaban detrás. El edificio de inglés, donde tenía mi clase era uno de los menos importantes y resultó estar justo bajando la colina desde mi dormitorio.
La clase era relativamente pequeña, así que fue fácil encontrar el flameante cabello rojo de Megan. Estudios de la Mujer era un departamento pequeño, por lo que casi todo el mundo se conocía y tomaban las mismas clases.
—Oye —le dije, deslizándome en el asiento a su lado y tirando de la mesa plegable con un horrible ruido de molienda.
—Nos vemos de nuevo —dijo—. ¿Cómo fue mudarse?
—No me creerías si te lo dijera. —Teníamos unos minutos antes de que empezara la clase, así que le di una versión rápida y muy sucia del día anterior.
—Estás bromeando —dijo, sentándose de nuevo.
—Me gustaría.
—No pensé que la residencia podría hacer eso.
—Lo sé, ¿no? Sin previo aviso, nada.
Fuimos interrumpidas por la llegada de nuestra profesora, Jennie, con quien yo había tenido una clase antes. Era joven, sólo veintiocho años y estaba tan obsesionada con las películas, que incluso hacía interesante el tema más aburrido. Tampoco nos dejaba llamarla por su apellido.
La clase comenzó con la entrega habitual de programas de estudio y repasando las reglas y políticas. Me desconecté de la mayor parte, y dejé que mi mente divagara. Por supuesto que vagaba a mi irritación más reciente. Zayn Malik.
Había algo seriamente mal con Zayn. En un momento hablaba acerca de ir a la cama conmigo, y al siguiente me dijo que no quería que tuviéramos sexo porque yo le gustaba, y luego estaba más frío que el invierno de Maine. Tal vez eso era algo que podía hacer con la residencia.
Había tenido que apagar mi teléfono durante la clase, pero no podía esperar para comprobar y ver si tenía un mensaje. También había planeado ir allí después del almuerzo, antes de mi última clase.
Terminamos temprano, y Megan y yo decidimos tomar el almuerzo en La Unión. Ella fue por una hamburguesa con queso a la parrilla, y yo opté por un arrollado de tomate, relleno con puré de garbanzos y verduras. De alguna manera nos encontramos con dos asientos vacíos y aclaramos todo.
—Así que tienes que darme algunos detalles más sobre este hombre.
—No sé mucho, la verdad. Excepto que es un idiota y que está durmiendo en mi habitación.
Cubrió la hamburguesa con salsa de tomate y abrió el pan.
—¿Es guapo?
Tenía que pensar en mi respuesta. No podía negar que Zayn era precioso. Tenía todo lo que una típica mujer desearía. Buen cuerpo, dientes perfectos, cabello genial y todo (lo que pude ver) en proporción.
Quitando su cambiante personalidad, yo podría haber tenido un flechazo con él. También tenía esta línea de la mandíbula fabulosa. No es que me haya dado cuenta.
—Oh, de acuerdo, él es un bombón, pero es su personalidad la que podría necesitar un poco de ayuda.
-Aun así, mejor un idiota guapo que un tipo agradable y feo.
—¿De qué categoría es Jake?
—Es un poco de ambos —dijo, comiendo una patata—. Me gusta pensar que combina la cantidad exacta de sensualidad y amabilidad.
El novio de Megan era un buen tipo. Eran sus amigos los que necesitaban un poco de trabajo. No eran idiotas, sólo sencillamente asquerosos. Megan a menudo entraba en su cuarto de baño para encontrar que uno de ellos se había olvidado de limpiar, otro había dejado cabello e hilo dental usado en el fregadero, y otro, cabello en el desagüe de la ducha. Ella se quedaba por amor, o eso decía. Yo habría estado fuera de allí más rápido de lo que podría decir Clorox.
—Bueno, Zayn es todo un idiota.
—Pero de buen aspecto. Puedes pasar por alto mucho si es ardiente.
—Confía en mí, eso no va a suceder.
Terminé mi arrollado, y fuimos a tirar nuestras bandejas, diciéndole adiós a Megan, quién tenía cálculo. Tenía que matar el tiempo antes de mi próxima clase y no quería hacer todo el camino de vuelta hasta la colina de nuestro departamento, así que fui a una de las computadoras de La Unión y comprobé la junta de empleos. El año pasado había trabajado en uno de los campos comunes de comedor. No había sido tan horrible, e hice algunos buenos amigos, pero había tenido más que suficiente de picar ensaladas y hacer un sinfín de sándwiches de queso a la parrilla. Yo quería algo nuevo que me pudiera ofrecer algún estímulo intelectual. La biblioteca era mi primera opción.
Me desplacé a través de los listados de alumnos trabajadores. La mayoría de ellos estaban en los campos comunes de comedor, pero hubo uno que me llamó la atención, de un ayudante de biblioteca en el departamento de publicaciones del gobierno, lo que sea que eso fuera.
Hice click en el enlace y rellené la solicitud, tratando de hacerme sonar lo más académica e inteligente posible. La envié y esperé conseguir un correo electrónico citándome a una entrevista.
Me desplacé por el resto de los puestos de trabajo, pero nada me llamó. Rápidamente revisé mi correo electrónico por cualquier señal de la residencia. No tenía nada en mi teléfono. Había comprobado al menos doce veces.
Decidí que si la residencia no había llegado a mí, yo iría hacia ellos.
Su oficina estaba en el tercer piso de la Unión, así que tomé las escaleras, componiéndome a mí misma antes de entrar en la oficina. La recepcionista levantó la vista cuando entré. Había otros dos estudiantes, un chico y una chica, a la espera. Los dos se veían hoscos y tristes, y la muchacha claramente había estado llorando.
—¿Puedo ayudarte? —dijo la mujer, levantando la vista de su ordenador.
—Sí, estoy teniendo un problema de residencia y realmente necesito hablar con alguien de inmediato. Llamé y dejé mensajes, pero no estaban abiertos ayer.
—Está bien, déjame ver. Aguarda.
Se puso de pie, y arrastrando los pies hacia las oficinas, golpeó suavemente la puerta antes de entrar. Cerró tras ella, así que no podía oír lo que decía. Maldita sea. Agarré un caramelo de la jarra y lo desenvolví, ganándome las miradas de las otras dos personas que esperaban. Unos segundos más tarde, la secretaria volvió. Traté de adivinar, por su cara, si se trataba de una buena o mala noticia.
—He hablado con Marissa, la jefa de residencia, y es consciente de tu situación. Si deseas sentarte y esperar, va a estar contigo tan pronto como le sea posible. Estas personas estaban delante de ti, y aquí es primero en tiempo, mejor en derecho —dijo con una sonrisa tensa.
—¿Sabes cuánto tiempo va a ser? Tengo clase pronto.
—¿Te gustaría hacer una cita?
—¿Qué tan rápido serías capaz de agendarla?
—Déjame ver —dijo con un suspiro apenas audible. Yo no estaba tratando de ser difícil.
—Es una semana muy ocupada. Hmm... —Se desplazó a través de su ordenador, con los ojos en busca de un espacio vacío.
—Lo primero que puedo conseguirte es el viernes por la tarde, a las dos.
—¿El viernes? —¿En serio?—. ¿No hay nadie más con quien pueda hablar?
—Déjame revisar el programa de Roger. Es el director asistente. —Se desplazó de nuevo, y crucé los dedos. No es que creyera en la suerte—. Lo más pronto que tengo es el próximo lunes a las cuatro.
Genial, simplemente genial. Traté de no gritar de frustración.
—Está bien, voy a tomar el viernes. ¿Qué se supone que debo hacer antes de eso?
—Debes contactar a tu director de residencia, y podrá ayudarte a resolver cualquier problema que puedas tener, ¿de acuerdo?
Escribió mi cita en la tarjeta y tomó mi nombre, escribiendo poco a poco en la computadora. Sí, nuestro director residente. Yo había visto al chico apenas una vez, cuando me mudé. Se había presentado y dado un discurso acerca de cómo su puerta siempre estaba abierta. Sí, yo iba a ir a un completo extraño con mis problemas. No lo creo.
Le di las gracias a la mujer y traté de no pisar fuerte fuera de la oficina. Mi teléfono sonó, y miré hacia abajo para encontrar un texto de "Compañero de cuarto Sexy". Lo abrí, preguntándome qué demonios.
*¿Quién es?
-El hombre con el que dormiste anoche. Uno de ellos, por lo menos.
*Muérdeme.
-Te vi caminando por el campus hoy.
*¿Ahora me acechas?
-Yo estaba pensando en mis cosas, y tú te cruzaste en MI camino. ¿Quién acecha a quien, ahora?
*Esto es acoso. Te voy a denunciar.
-Haz lo que quieras, ____. Todavía no me has dado una respuesta sobre nuestra apuesta.
*¿Mi patada en tus bolas no fue suficiente respuesta?
-En la mayoría de las sociedades, un apretón de manos suele simbolizar la realización de un contrato.
*Lo que sea. Estoy apagando mi teléfono.
Esperé una respuesta, pero no llegó. Negué con la cabeza y apagué el teléfono. Todavía tenía que matar el tiempo antes de clase, pero no tenía nada mejor que hacer, así que fui a conseguirme un buen asiento.
De alguna manera me las había arreglado para sortear mi camino hacia Sexualidad Humana. Era la clase más popular en la escuela, y la mayoría de la gente no podía entrar hasta su último año. Tal vez sólo había tenido suerte. Jaja.
La clase estaba situada en lo que la gente llama la DPC 100. El DPC representaba el nombre de David P. Corbett Hall. Era el mayor salón de clases en el plantel y podía albergar hasta 350 personas. Tenía esta forma de cúpula loca, con los asientos apilados como una sala de cine 3D.
Siempre hacía mil grados ahí dentro por toda esa gente, y nunca se sabía si ibas a tropezar con una taza medio vacía de Starbucks.
A pesar de ir casi media hora antes, ya había por lo menos un centenar de personas en la sala. Caminé por el lado en pendiente, tratando de no tropezar y de encontrar un asiento que no estuviera cerca de ninguna otra persona. Me gustaba mi espacio personal, muchas gracias.
La mayoría de los asientos en los bordes exteriores estaban tomados, pero había encontrado uno en la parte delantera que tenía un tope. El mostrador de al lado estaba roto, así que estaba bastante segura de que nadie más iba a sentarse allí. Saqué mi e-reader para poder terminar la historia que me había hecho llegar ayer por la tarde. Era el último libro de una serie paranormal a la que me había vuelto adicta este verano. Estaba absorta por completo cuando alguien me tocó en el hombro.
—¿Está ocupado este asiento?
Tuve que parpadear un par de veces antes de que mi cerebro registrara que Zayn se encontraba de pie a mi lado, preguntando si podía sentarse allí.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Aprender acerca de la sexualidad humana. ¿No es eso por lo que estás aquí?
Miré hacia abajo y luego de vuelta hacia él. Tal vez era un espejismo.
Sonrió, claramente entusiasmado.
Nop.
—Tienes que estar bromeando.
—Por supuesto, no tengo mucho que aprender, pero pensé que podía utilizar mis conocimientos y obtener una A fácil. —Se deslizó junto a mí y se sentó en el escritorio roto, dejando su bolsa en el suelo a mis pies.
—Tú no estás en esta clase.
—Sí, lo estoy. ¿Quieres ver mi horario? Voy a probarlo.
—Lo que sea —dije, volviendo a mi libro y girando para darle la espalda tanto como era posible en aquel pequeño espacio.
—Ya sabes, si alguna vez quieres practicar cualquiera de las técnicas que vamos a discutir, yo estaría feliz de ser tu compañero de estudio —dijo en voz baja. Por alguna razón, su voz tranquila hizo la propuesta aún más atractiva. No como si me estuviera muriendo por ella.
—Que te jodan —dije, antes de darme cuenta en lo que me había metido.
—Me gustaría.
—Pensaba que uno no jodía con la gente que le gusta. —Lo miré por el rabillo de mi ojo. Estiró los brazos por encima de su cabeza, su camisa subiendo y mostrando sólo un poquito de su estómago. Alejé mis ojos rápidamente. No era como si yo no lo hubiese visto la noche anterior.
—Para ti, ____, haría una excepción.
Eché un vistazo a mi teléfono, pero aún así tenía por lo menos quince minutos más hasta que la clase comenzara. La habitación estaba casi llena, y la charla hacía eco en el espacio acústicamente sintonizado.
—Estaba pensando en hacer la cena esta noche. ¿Estás dentro?
¿Qué le pasaba? En serio, tenía que ser bipolar. O realmente, realmente le gusta jugar conmigo. O tal vez era un poco de ambos. No debería responder.
—¿Qué harás?
—Dime lo que te gusta y lo haré. —Sonrió, pero era diferente a su sonrisa arrogante. Esta era más genuina. La sonrisa que cualquiera le daría a un amigo si no lo ha visto en mucho tiempo. Abierta y honesta.
—¿De verdad harías lo que te pida?
—¿Por qué no?
Tenía que haber una trampa.
—Me hiciste pagar por una canción, ¿qué tengo que hacer por una cena?
—Sentarte a mi lado mientras comemos.
—¿Eso es todo? —No podía ser.
—Eso es todo —dijo, abriendo sus manos.
Entrecerré los ojos, tratando de descubrir la trampa que yo sabía que estaba allí. Sólo me miró tan inocentemente que me dieron ganas de reír.
Fui interrumpida por un asistente de enseñanza empujando un montón de planes de estudio en mis manos y pidiéndome que los repartiera. Tomé uno y le entregué la pila a Zayn. Nuestras manos se rozaron brevemente, y me alejé lo más rápido que pude, agarrando mi cuaderno y escribiendo la fecha cuidadosamente en una esquina.
Nuestra profesora era una mujer de pelo gris, que llevaba un top morado largo, de gasa y pantalón a juego de color púrpura. Me recordaba a alguien que había querido ser hippie y nunca había llegado realmente a serlo. Había un montón de ellos en UMaine.
Nos llamó por lista mientras los asistentes recogían los últimos planes de estudio adicionales. Había cuatro asistentes para una clase grande. Marjorie, como se presentó a sí misma, puso el Powerpoint en marcha, y nos llevó a través de su extenso plan de lección, incluyendo su historia personal, las credenciales educativas, los trabajos que había publicado, y los grados que poseía. Para alguien que se parecía a un hada del aire, sin duda tenía un montón de títulos y reconocimientos.
No había oído nada más que cosas maravillosas de otras personas que habían tomado la clase, y tenía que admitir que el tema me interesaba. ¿Cómo no? El sexo era interesante.
—Apuesto a que ya abrieron el libro de texto y tomaron copiosas notas.
Así que júzguenme, lo hojeé antes de la clase. Tenía curiosidad por saber cómo de gráficos serían los diagramas. Resultaron bastante gráficos.
—Apuesto a que vas a rasgar las páginas y pegarlas en el yeso del techo —susurré mientras Marjorie caminaba hacia adelante y atrás, haciendo gestos con un brazo, y apretando el click a través de las diapositivas de PowerPoint con el otro.
—Está todo aquí —dijo Zayn, tocándose la cabeza.
Yo miraba hacia adelante, fingiendo estar absorta en las diapositivas. Él me sonrió y sacó un bolígrafo, golpeándolo en la rodilla una, dos, tres, cuatro, cinco veces antes de detenerse y comenzar de nuevo.
Le robé una rápida mirada y noté algo más detrás de su oreja izquierda cuando movió la cabeza. Parecía otro tatuaje, pero era tan pequeño que no podía decir lo que era.
Las chicas de atrás hablaron toda la clase. Quise decirles que se callaran, pero no quería empezar nada. La habitación zumbó con la charla toda la hora y media. Por supuesto, habría sido imposible mantener a muchos estudiantes universitarios en silencio durante tanto tiempo.
Zayn estuvo inquieto toda la clase. Ya fuera golpeando la pluma, balanceando la rodilla, o estirando y contrayendo sus músculos. Era como un niño de cinco años sosteniendo su algodón de azúcar. No me había dado cuenta de lo mucho que temblaba el día anterior, pero tal vez no había prestado atención. Pensaba que vibraba como si hubiera bebido doce tazas de café. Era muy molesto.
—¿Estás en velocidad rápida? —susurré mientras Marjorie pasaba por la escala de calificación para las asignaciones de la tarea.
—¿Eh?
—¿Estás en velocidad rápida? Tu rodilla va a mil por hora.
—Estoy bien —dijo, inclinándose y poniendo su tobillo en la rodilla para balancearlo.
Empezó a golpear la pluma de nuevo, y me extendí para detenerlo.
Mi mano se conectó con la suya. Era la primera vez que realmente lo tocaba. Mis dedos se cerraron sobre su puño y dejó de golpear. Quité la mano sin mirarlo.
—Gracias —le dije.
No respondió, pero su mano se quedó quieta el resto de la clase.
Cuando llegó la hora de partir, esperaba que sólo se levantara y se fuera, pero eso no sucedió, por supuesto. Recogió sus cosas con calma, como si estuviera esperándome. Me tomé mi tiempo también.
—¿Tienes otra clase, o eso es todo es para ti?
—Ya he terminado por el día —le dije, poniéndome de pie.
Hizo lo mismo y caminó detrás de mí mientras salíamos de la sala.
Odiaba el hecho de que estuviera detrás de mí, porque de este modo tenía una perfecta vista de mi trasero mientras yo subía por las escaleras. Casi esperaba que lo agarrara, pero no lo hizo.
Caminamos juntos hacia la brillante luz del sol. Era cegadora después de estar en la oscura sala de conferencias.
—¿Te importa si camino contigo de vuelta? No tengo clase otra vez hasta las cuatro, así que pensé en dormir por un rato.
—No es como si pudiera detenerte. Es una acera libre —le dije, mirando de izquierda a derecha antes de cruzar la calle. Caminó a mi lado, acortando su paso para que pudiera coincidir con mis piernas rechonchas.
—Es cierto, pero preguntarte me hace parecer una persona agradable.
—Tú no eres una persona agradable —le dije.
Se echó a reír. —Tienes razón, no lo soy.
Sacudió la cabeza como si fuera la cosa más divertida del mundo.
No lo era, en realidad. La mayoría de las personas querían agradarles a los demás, por lo que lo intentaban y eran demasiado amables. Zayn no era así. Él era lo que era, y no le importaba una mierda si a la gente le gustaba o no. No importaba lo mal que me traía, tenía que admirar eso de él. A veces me importaba demasiado lo que los demás pensaban de mí. Debía ser una especie de liberación ir por la vida así. No hablamos mucho mientras caminábamos. Al principio fue extraño, pero cuanto más caminaba, más fácil era. Fue el tiempo más largo que había oído a Zayn en silencio, sin un comentario sarcástico o insinuación sexual. Era algo bonito.
—Por lo tanto, la cena —dijo cuando entramos en el apartamento—. ¿Qué quieres que haga?
La habitación se encontraba tranquila, las otras chicas todavía debían de estar en clase.
—¿Hablas en serio?
—Como un ataque al corazón.
Puse mi bolsa en el suelo y me incliné sobre el mostrador. De acuerdo, Zayn Malik, puedes hacer la cena.
—Tostadas francesas rellenas, croquetas de batata, fresas y crema.
—¿Desayuno para la cena? Rebelde.
Me encogí de hombros. —¿Qué puedo decir? Vivo al límite. Así que, ¿crees que estás a la altura del desafío, Malik? —dije.
—Pan comido. O tostado, en este caso. Voy a devorar tu tostada, nena.
Puse los ojos en blanco. Pronto sería insensible a sus comentarios, pero no todavía.
—Lo que sea. Voy a tomar una ducha. No, no puedes venir conmigo —le dije, cortando cualquier comentario que pudiera hacer.
—Si cambias de opinión, ya sabes dónde encontrarme.
Por desgracia, así era.
Zayn se había ido a la mañana siguiente, cuando me desperté a las nueve. También Renee, pero Darah estaba en la mesa del comedor con un tazón de cereal.
—¿Cómo estuvo tu noche con el chico?
—Fantástica —le dije, estirando los brazos por encima de mi cabeza y escuchando como mi columna vertebral crujía. Me arrastré hacia la cafetera y encontré que no había más que para una taza. No tenía idea de cuánto tiempo hacía que se encontraba allí, pero no me importaba. El café sólo se ponía muy desagradable si ya habían pasado cuatro horas.
Me serví una taza y me senté con Darah. Se veía tan mal como yo me sentía.
—¿Estás de acuerdo con él aquí, en serio? —preguntó.
—No, en realidad no. —Tomé un sorbo del dulce elixir, envolviendo mis manos alrededor de la taza—. Pero, ¿qué puedo hacer? —Todavía no les había hablado de la apuesta, y Zayn tampoco. No estaba segura de si iba a ir allí. Si la residencia podía resolver las cosas, entonces ellos nunca tenían que saberlo. Sólo esperaba que si la residencia le encontraba otro lugar, él se fuera tranquilamente. Realmente no tenía idea de qué tipo de pelea podría soportar.
—No mucho. Sólo odiar a la residencia. No sé lo que pensaban. — Negó con la cabeza.
—¡Y ni siquiera nos notificaron! Es una locura. Esta maldita escuela. — Me levanté y estampé dos piezas de pan en la tostadora. Había otra cosa que me molestaba, pero no iba a decirle a Darah al respecto. A menos que... tal vez me había escuchado anoche. Miré por encima de mi hombro para encontrarla observándome. Sí, había oído.
—Probablemente me escuchaste anoche, ¿cierto?
—Las paredes son como de papel, así que sí. Yo no quería traerlo a colación a menos que te sintieras incómoda. ¿Quieres hablar de ello?
—En realidad no. Olvidé tomar mis medicinas. Perdona si te mantuve despierta.
—No es gran cosa, sólo estábamos preocupadas por ti. Ha pasado un tiempo desde que tuviste uno.
—¿Renee despertó, también?
Darah asintió. Genial, simplemente genial.
—Lo siento mucho. —Habían pasado sólo veinticuatro horas y ya era una mala compañera de cuarto.
—No te preocupes por eso. ¿Zayn se levantó?
—Sí, él fue quien me despertó. Duerme desnudo, por cierto.
Sopló leche por la nariz y tuvo un ataque de tos antes de poder siquiera responder.
—Estás bromeando —dijo, con los ojos del tamaño de platos.
—No vi a Zayn Jr., si eso es lo que estás pensando. No se sacó los pantalones cortos hasta que estuvo bajo las sábanas. Todo un caballero, ¿no lo crees?
—Escucha, si te hace sentir incómoda, podemos cambiar de habitación. Aunque, tal vez tengamos que quitar a Renee de encima de él en el medio de la noche.
—Probablemente la arruinará. Él parece ser ese tipo de persona. — Mis tostadas aparecieron, extendí un poco de mantequilla y rocié un poco de miel en ellas.
—Oye, tengo que ir al macro, pero te veré más tarde, ¿de acuerdo? Déjame saber si escuchas algo de la residencia.
—Lo haré —le dije, saludándola y comiendo mi pan tostado.
Tomó su bolsa y, por primera vez desde que me mudé, tuve el lugar para mí. Debí haber pasado ese tiempo ojeando el primer capítulo de mi libro de texto, pero no era tan ambiciosa. En lugar de eso, me dejé caer en el sofá con un maratón de reality shows de mierda y me aturdí.
Estaba a punto de empezar a prepararse cuando la puerta se abrió.
—Hola —dijo Zayn, dejando su bolsa de mensajero en la puerta—. ¿Te recuperaste de anoche?
—Sí, estoy bien.
—Seguro que sí.
No iba a aguantarlo hoy, así que fui a vestirme y lavarme los dientes. Agarró el control remoto y cambió de canal. Por supuesto.
—¿No tienes clase? —le pregunté.
—No tengo otra hasta las dos y cuarto. ¿Tú? —Quiso saber sin quitar los ojos de la televisión.
—Tengo Feminismo en el Cine a las 11:15.
—Suena emocionante —dijo, quedándose finalmente en The History Channel. Parecía un maratón de Hitler.
—Hasta luego —le dije y fui a prepararme. Ni siquiera dijo adiós cuando salí por la puerta unos minutos después.
Nunca había conocido a alguien que corriera tan caliente y frío. Era peor que el clima de Maine, que cambiaba con una frecuencia alarmante.
Mi paseo a clase fue relativamente tranquilo. El edificio estaba en el borde exterior del campus, como un rayo en una rueda. La universidad de Maine estaba ubicada en un centro comercial cubierto de hierba que tenía la biblioteca en un extremo y el gimnasio memorial en el otro. La mayoría de los edificios importantes se encontraban cerca del centro comercial, y los menos importantes estaban detrás. El edificio de inglés, donde tenía mi clase era uno de los menos importantes y resultó estar justo bajando la colina desde mi dormitorio.
La clase era relativamente pequeña, así que fue fácil encontrar el flameante cabello rojo de Megan. Estudios de la Mujer era un departamento pequeño, por lo que casi todo el mundo se conocía y tomaban las mismas clases.
—Oye —le dije, deslizándome en el asiento a su lado y tirando de la mesa plegable con un horrible ruido de molienda.
—Nos vemos de nuevo —dijo—. ¿Cómo fue mudarse?
—No me creerías si te lo dijera. —Teníamos unos minutos antes de que empezara la clase, así que le di una versión rápida y muy sucia del día anterior.
—Estás bromeando —dijo, sentándose de nuevo.
—Me gustaría.
—No pensé que la residencia podría hacer eso.
—Lo sé, ¿no? Sin previo aviso, nada.
Fuimos interrumpidas por la llegada de nuestra profesora, Jennie, con quien yo había tenido una clase antes. Era joven, sólo veintiocho años y estaba tan obsesionada con las películas, que incluso hacía interesante el tema más aburrido. Tampoco nos dejaba llamarla por su apellido.
La clase comenzó con la entrega habitual de programas de estudio y repasando las reglas y políticas. Me desconecté de la mayor parte, y dejé que mi mente divagara. Por supuesto que vagaba a mi irritación más reciente. Zayn Malik.
Había algo seriamente mal con Zayn. En un momento hablaba acerca de ir a la cama conmigo, y al siguiente me dijo que no quería que tuviéramos sexo porque yo le gustaba, y luego estaba más frío que el invierno de Maine. Tal vez eso era algo que podía hacer con la residencia.
Había tenido que apagar mi teléfono durante la clase, pero no podía esperar para comprobar y ver si tenía un mensaje. También había planeado ir allí después del almuerzo, antes de mi última clase.
Terminamos temprano, y Megan y yo decidimos tomar el almuerzo en La Unión. Ella fue por una hamburguesa con queso a la parrilla, y yo opté por un arrollado de tomate, relleno con puré de garbanzos y verduras. De alguna manera nos encontramos con dos asientos vacíos y aclaramos todo.
—Así que tienes que darme algunos detalles más sobre este hombre.
—No sé mucho, la verdad. Excepto que es un idiota y que está durmiendo en mi habitación.
Cubrió la hamburguesa con salsa de tomate y abrió el pan.
—¿Es guapo?
Tenía que pensar en mi respuesta. No podía negar que Zayn era precioso. Tenía todo lo que una típica mujer desearía. Buen cuerpo, dientes perfectos, cabello genial y todo (lo que pude ver) en proporción.
Quitando su cambiante personalidad, yo podría haber tenido un flechazo con él. También tenía esta línea de la mandíbula fabulosa. No es que me haya dado cuenta.
—Oh, de acuerdo, él es un bombón, pero es su personalidad la que podría necesitar un poco de ayuda.
-Aun así, mejor un idiota guapo que un tipo agradable y feo.
—¿De qué categoría es Jake?
—Es un poco de ambos —dijo, comiendo una patata—. Me gusta pensar que combina la cantidad exacta de sensualidad y amabilidad.
El novio de Megan era un buen tipo. Eran sus amigos los que necesitaban un poco de trabajo. No eran idiotas, sólo sencillamente asquerosos. Megan a menudo entraba en su cuarto de baño para encontrar que uno de ellos se había olvidado de limpiar, otro había dejado cabello e hilo dental usado en el fregadero, y otro, cabello en el desagüe de la ducha. Ella se quedaba por amor, o eso decía. Yo habría estado fuera de allí más rápido de lo que podría decir Clorox.
—Bueno, Zayn es todo un idiota.
—Pero de buen aspecto. Puedes pasar por alto mucho si es ardiente.
—Confía en mí, eso no va a suceder.
Terminé mi arrollado, y fuimos a tirar nuestras bandejas, diciéndole adiós a Megan, quién tenía cálculo. Tenía que matar el tiempo antes de mi próxima clase y no quería hacer todo el camino de vuelta hasta la colina de nuestro departamento, así que fui a una de las computadoras de La Unión y comprobé la junta de empleos. El año pasado había trabajado en uno de los campos comunes de comedor. No había sido tan horrible, e hice algunos buenos amigos, pero había tenido más que suficiente de picar ensaladas y hacer un sinfín de sándwiches de queso a la parrilla. Yo quería algo nuevo que me pudiera ofrecer algún estímulo intelectual. La biblioteca era mi primera opción.
Me desplacé a través de los listados de alumnos trabajadores. La mayoría de ellos estaban en los campos comunes de comedor, pero hubo uno que me llamó la atención, de un ayudante de biblioteca en el departamento de publicaciones del gobierno, lo que sea que eso fuera.
Hice click en el enlace y rellené la solicitud, tratando de hacerme sonar lo más académica e inteligente posible. La envié y esperé conseguir un correo electrónico citándome a una entrevista.
Me desplacé por el resto de los puestos de trabajo, pero nada me llamó. Rápidamente revisé mi correo electrónico por cualquier señal de la residencia. No tenía nada en mi teléfono. Había comprobado al menos doce veces.
Decidí que si la residencia no había llegado a mí, yo iría hacia ellos.
Su oficina estaba en el tercer piso de la Unión, así que tomé las escaleras, componiéndome a mí misma antes de entrar en la oficina. La recepcionista levantó la vista cuando entré. Había otros dos estudiantes, un chico y una chica, a la espera. Los dos se veían hoscos y tristes, y la muchacha claramente había estado llorando.
—¿Puedo ayudarte? —dijo la mujer, levantando la vista de su ordenador.
—Sí, estoy teniendo un problema de residencia y realmente necesito hablar con alguien de inmediato. Llamé y dejé mensajes, pero no estaban abiertos ayer.
—Está bien, déjame ver. Aguarda.
Se puso de pie, y arrastrando los pies hacia las oficinas, golpeó suavemente la puerta antes de entrar. Cerró tras ella, así que no podía oír lo que decía. Maldita sea. Agarré un caramelo de la jarra y lo desenvolví, ganándome las miradas de las otras dos personas que esperaban. Unos segundos más tarde, la secretaria volvió. Traté de adivinar, por su cara, si se trataba de una buena o mala noticia.
—He hablado con Marissa, la jefa de residencia, y es consciente de tu situación. Si deseas sentarte y esperar, va a estar contigo tan pronto como le sea posible. Estas personas estaban delante de ti, y aquí es primero en tiempo, mejor en derecho —dijo con una sonrisa tensa.
—¿Sabes cuánto tiempo va a ser? Tengo clase pronto.
—¿Te gustaría hacer una cita?
—¿Qué tan rápido serías capaz de agendarla?
—Déjame ver —dijo con un suspiro apenas audible. Yo no estaba tratando de ser difícil.
—Es una semana muy ocupada. Hmm... —Se desplazó a través de su ordenador, con los ojos en busca de un espacio vacío.
—Lo primero que puedo conseguirte es el viernes por la tarde, a las dos.
—¿El viernes? —¿En serio?—. ¿No hay nadie más con quien pueda hablar?
—Déjame revisar el programa de Roger. Es el director asistente. —Se desplazó de nuevo, y crucé los dedos. No es que creyera en la suerte—. Lo más pronto que tengo es el próximo lunes a las cuatro.
Genial, simplemente genial. Traté de no gritar de frustración.
—Está bien, voy a tomar el viernes. ¿Qué se supone que debo hacer antes de eso?
—Debes contactar a tu director de residencia, y podrá ayudarte a resolver cualquier problema que puedas tener, ¿de acuerdo?
Escribió mi cita en la tarjeta y tomó mi nombre, escribiendo poco a poco en la computadora. Sí, nuestro director residente. Yo había visto al chico apenas una vez, cuando me mudé. Se había presentado y dado un discurso acerca de cómo su puerta siempre estaba abierta. Sí, yo iba a ir a un completo extraño con mis problemas. No lo creo.
Le di las gracias a la mujer y traté de no pisar fuerte fuera de la oficina. Mi teléfono sonó, y miré hacia abajo para encontrar un texto de "Compañero de cuarto Sexy". Lo abrí, preguntándome qué demonios.
-Estoy sentado en clase, pensando en ti. ¿Estás pensando en mí?
Tenía una idea de quién era. Más que una idea. Lo que yo no sabía era cuándo se había apoderado de mi teléfono para poner su número en él.*¿Quién es?
-El hombre con el que dormiste anoche. Uno de ellos, por lo menos.
*Muérdeme.
-Te vi caminando por el campus hoy.
*¿Ahora me acechas?
-Yo estaba pensando en mis cosas, y tú te cruzaste en MI camino. ¿Quién acecha a quien, ahora?
*Esto es acoso. Te voy a denunciar.
-Haz lo que quieras, ____. Todavía no me has dado una respuesta sobre nuestra apuesta.
*¿Mi patada en tus bolas no fue suficiente respuesta?
-En la mayoría de las sociedades, un apretón de manos suele simbolizar la realización de un contrato.
*Lo que sea. Estoy apagando mi teléfono.
De alguna manera me las había arreglado para sortear mi camino hacia Sexualidad Humana. Era la clase más popular en la escuela, y la mayoría de la gente no podía entrar hasta su último año. Tal vez sólo había tenido suerte. Jaja.
La clase estaba situada en lo que la gente llama la DPC 100. El DPC representaba el nombre de David P. Corbett Hall. Era el mayor salón de clases en el plantel y podía albergar hasta 350 personas. Tenía esta forma de cúpula loca, con los asientos apilados como una sala de cine 3D.
Siempre hacía mil grados ahí dentro por toda esa gente, y nunca se sabía si ibas a tropezar con una taza medio vacía de Starbucks.
A pesar de ir casi media hora antes, ya había por lo menos un centenar de personas en la sala. Caminé por el lado en pendiente, tratando de no tropezar y de encontrar un asiento que no estuviera cerca de ninguna otra persona. Me gustaba mi espacio personal, muchas gracias.
La mayoría de los asientos en los bordes exteriores estaban tomados, pero había encontrado uno en la parte delantera que tenía un tope. El mostrador de al lado estaba roto, así que estaba bastante segura de que nadie más iba a sentarse allí. Saqué mi e-reader para poder terminar la historia que me había hecho llegar ayer por la tarde. Era el último libro de una serie paranormal a la que me había vuelto adicta este verano. Estaba absorta por completo cuando alguien me tocó en el hombro.
—¿Está ocupado este asiento?
Tuve que parpadear un par de veces antes de que mi cerebro registrara que Zayn se encontraba de pie a mi lado, preguntando si podía sentarse allí.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Aprender acerca de la sexualidad humana. ¿No es eso por lo que estás aquí?
Miré hacia abajo y luego de vuelta hacia él. Tal vez era un espejismo.
Sonrió, claramente entusiasmado.
Nop.
—Tienes que estar bromeando.
—Por supuesto, no tengo mucho que aprender, pero pensé que podía utilizar mis conocimientos y obtener una A fácil. —Se deslizó junto a mí y se sentó en el escritorio roto, dejando su bolsa en el suelo a mis pies.
—Tú no estás en esta clase.
—Sí, lo estoy. ¿Quieres ver mi horario? Voy a probarlo.
—Lo que sea —dije, volviendo a mi libro y girando para darle la espalda tanto como era posible en aquel pequeño espacio.
—Ya sabes, si alguna vez quieres practicar cualquiera de las técnicas que vamos a discutir, yo estaría feliz de ser tu compañero de estudio —dijo en voz baja. Por alguna razón, su voz tranquila hizo la propuesta aún más atractiva. No como si me estuviera muriendo por ella.
—Que te jodan —dije, antes de darme cuenta en lo que me había metido.
—Me gustaría.
—Pensaba que uno no jodía con la gente que le gusta. —Lo miré por el rabillo de mi ojo. Estiró los brazos por encima de su cabeza, su camisa subiendo y mostrando sólo un poquito de su estómago. Alejé mis ojos rápidamente. No era como si yo no lo hubiese visto la noche anterior.
—Para ti, ____, haría una excepción.
Eché un vistazo a mi teléfono, pero aún así tenía por lo menos quince minutos más hasta que la clase comenzara. La habitación estaba casi llena, y la charla hacía eco en el espacio acústicamente sintonizado.
—Estaba pensando en hacer la cena esta noche. ¿Estás dentro?
¿Qué le pasaba? En serio, tenía que ser bipolar. O realmente, realmente le gusta jugar conmigo. O tal vez era un poco de ambos. No debería responder.
—¿Qué harás?
—Dime lo que te gusta y lo haré. —Sonrió, pero era diferente a su sonrisa arrogante. Esta era más genuina. La sonrisa que cualquiera le daría a un amigo si no lo ha visto en mucho tiempo. Abierta y honesta.
—¿De verdad harías lo que te pida?
—¿Por qué no?
Tenía que haber una trampa.
—Me hiciste pagar por una canción, ¿qué tengo que hacer por una cena?
—Sentarte a mi lado mientras comemos.
—¿Eso es todo? —No podía ser.
—Eso es todo —dijo, abriendo sus manos.
Entrecerré los ojos, tratando de descubrir la trampa que yo sabía que estaba allí. Sólo me miró tan inocentemente que me dieron ganas de reír.
Fui interrumpida por un asistente de enseñanza empujando un montón de planes de estudio en mis manos y pidiéndome que los repartiera. Tomé uno y le entregué la pila a Zayn. Nuestras manos se rozaron brevemente, y me alejé lo más rápido que pude, agarrando mi cuaderno y escribiendo la fecha cuidadosamente en una esquina.
Nuestra profesora era una mujer de pelo gris, que llevaba un top morado largo, de gasa y pantalón a juego de color púrpura. Me recordaba a alguien que había querido ser hippie y nunca había llegado realmente a serlo. Había un montón de ellos en UMaine.
Nos llamó por lista mientras los asistentes recogían los últimos planes de estudio adicionales. Había cuatro asistentes para una clase grande. Marjorie, como se presentó a sí misma, puso el Powerpoint en marcha, y nos llevó a través de su extenso plan de lección, incluyendo su historia personal, las credenciales educativas, los trabajos que había publicado, y los grados que poseía. Para alguien que se parecía a un hada del aire, sin duda tenía un montón de títulos y reconocimientos.
No había oído nada más que cosas maravillosas de otras personas que habían tomado la clase, y tenía que admitir que el tema me interesaba. ¿Cómo no? El sexo era interesante.
—Apuesto a que ya abrieron el libro de texto y tomaron copiosas notas.
Así que júzguenme, lo hojeé antes de la clase. Tenía curiosidad por saber cómo de gráficos serían los diagramas. Resultaron bastante gráficos.
—Apuesto a que vas a rasgar las páginas y pegarlas en el yeso del techo —susurré mientras Marjorie caminaba hacia adelante y atrás, haciendo gestos con un brazo, y apretando el click a través de las diapositivas de PowerPoint con el otro.
—Está todo aquí —dijo Zayn, tocándose la cabeza.
Yo miraba hacia adelante, fingiendo estar absorta en las diapositivas. Él me sonrió y sacó un bolígrafo, golpeándolo en la rodilla una, dos, tres, cuatro, cinco veces antes de detenerse y comenzar de nuevo.
Le robé una rápida mirada y noté algo más detrás de su oreja izquierda cuando movió la cabeza. Parecía otro tatuaje, pero era tan pequeño que no podía decir lo que era.
Las chicas de atrás hablaron toda la clase. Quise decirles que se callaran, pero no quería empezar nada. La habitación zumbó con la charla toda la hora y media. Por supuesto, habría sido imposible mantener a muchos estudiantes universitarios en silencio durante tanto tiempo.
Zayn estuvo inquieto toda la clase. Ya fuera golpeando la pluma, balanceando la rodilla, o estirando y contrayendo sus músculos. Era como un niño de cinco años sosteniendo su algodón de azúcar. No me había dado cuenta de lo mucho que temblaba el día anterior, pero tal vez no había prestado atención. Pensaba que vibraba como si hubiera bebido doce tazas de café. Era muy molesto.
—¿Estás en velocidad rápida? —susurré mientras Marjorie pasaba por la escala de calificación para las asignaciones de la tarea.
—¿Eh?
—¿Estás en velocidad rápida? Tu rodilla va a mil por hora.
—Estoy bien —dijo, inclinándose y poniendo su tobillo en la rodilla para balancearlo.
Empezó a golpear la pluma de nuevo, y me extendí para detenerlo.
Mi mano se conectó con la suya. Era la primera vez que realmente lo tocaba. Mis dedos se cerraron sobre su puño y dejó de golpear. Quité la mano sin mirarlo.
—Gracias —le dije.
No respondió, pero su mano se quedó quieta el resto de la clase.
Cuando llegó la hora de partir, esperaba que sólo se levantara y se fuera, pero eso no sucedió, por supuesto. Recogió sus cosas con calma, como si estuviera esperándome. Me tomé mi tiempo también.
—¿Tienes otra clase, o eso es todo es para ti?
—Ya he terminado por el día —le dije, poniéndome de pie.
Hizo lo mismo y caminó detrás de mí mientras salíamos de la sala.
Odiaba el hecho de que estuviera detrás de mí, porque de este modo tenía una perfecta vista de mi trasero mientras yo subía por las escaleras. Casi esperaba que lo agarrara, pero no lo hizo.
Caminamos juntos hacia la brillante luz del sol. Era cegadora después de estar en la oscura sala de conferencias.
—¿Te importa si camino contigo de vuelta? No tengo clase otra vez hasta las cuatro, así que pensé en dormir por un rato.
—No es como si pudiera detenerte. Es una acera libre —le dije, mirando de izquierda a derecha antes de cruzar la calle. Caminó a mi lado, acortando su paso para que pudiera coincidir con mis piernas rechonchas.
—Es cierto, pero preguntarte me hace parecer una persona agradable.
—Tú no eres una persona agradable —le dije.
Se echó a reír. —Tienes razón, no lo soy.
Sacudió la cabeza como si fuera la cosa más divertida del mundo.
No lo era, en realidad. La mayoría de las personas querían agradarles a los demás, por lo que lo intentaban y eran demasiado amables. Zayn no era así. Él era lo que era, y no le importaba una mierda si a la gente le gustaba o no. No importaba lo mal que me traía, tenía que admirar eso de él. A veces me importaba demasiado lo que los demás pensaban de mí. Debía ser una especie de liberación ir por la vida así. No hablamos mucho mientras caminábamos. Al principio fue extraño, pero cuanto más caminaba, más fácil era. Fue el tiempo más largo que había oído a Zayn en silencio, sin un comentario sarcástico o insinuación sexual. Era algo bonito.
—Por lo tanto, la cena —dijo cuando entramos en el apartamento—. ¿Qué quieres que haga?
La habitación se encontraba tranquila, las otras chicas todavía debían de estar en clase.
—¿Hablas en serio?
—Como un ataque al corazón.
Puse mi bolsa en el suelo y me incliné sobre el mostrador. De acuerdo, Zayn Malik, puedes hacer la cena.
—Tostadas francesas rellenas, croquetas de batata, fresas y crema.
—¿Desayuno para la cena? Rebelde.
Me encogí de hombros. —¿Qué puedo decir? Vivo al límite. Así que, ¿crees que estás a la altura del desafío, Malik? —dije.
—Pan comido. O tostado, en este caso. Voy a devorar tu tostada, nena.
Puse los ojos en blanco. Pronto sería insensible a sus comentarios, pero no todavía.
—Lo que sea. Voy a tomar una ducha. No, no puedes venir conmigo —le dije, cortando cualquier comentario que pudiera hacer.
—Si cambias de opinión, ya sabes dónde encontrarme.
Por desgracia, así era.
Good Vibes.
Re: My favorite mistake - Zayn Malik y tu -ADAPTADA-TERMINADA.
2 comentarios y continúo. LEGGOOOO
Good Vibes.
Re: My favorite mistake - Zayn Malik y tu -ADAPTADA-TERMINADA.
wow que lanzadito es Zayn jajaja muy bien rayita tu frenalo para que no se pase *__*
me encantaron los capis siguela porfaaaaaaaaaaaaa
me encanta la nove :)
muchos besos
Annabel xx
me encantaron los capis siguela porfaaaaaaaaaaaaa
me encanta la nove :)
muchos besos
Annabel xx
Annaxx
Re: My favorite mistake - Zayn Malik y tu -ADAPTADA-TERMINADA.
Zayn es un sinverguenza *-*.Ya estoy adaptando,en un ratito subo.Gracias por comentar :*annabel1D escribió: wow que lanzadito es Zayn jajaja muy bien rayita tu frenalo para que no se pase *__*
me encantaron los capis siguela porfaaaaaaaaaaaaa
me encanta la nove :)
muchos besos
Annabel xx
Good Vibes.
Re: My favorite mistake - Zayn Malik y tu -ADAPTADA-TERMINADA.
CAPITULO 6
¿Cómo diablos hiciste eso? —dije, mirando a la mesa en el comedor. Esparcida sobre esta había montículos de mis tostadas francesas favoritas, rellenas a rebosar de Nutella, picadillo de batata que hizo exactamente como lo hago yo, a pesar de mis, a propósito, vagas y confusas instrucciones, y frutillas, que de alguna forma había cortado y rellenado con crema batida a mano. Incluso había encontrado champagne, e hizo mimosas.
—Soy un hombre de muchos talentos. Algunos están escondidos, otros no. Tal vez, algún día, me dejes mostrar algunos de los escondidos. — Estaba tan deslumbrada con la comida para hacer un comentario rápido.
—Santo cielo, hombre. No sabía que podías cocinar —dijo Renee, saliendo de su habitación.
Darah ya había elegido su trabajo como asistente de recepción en la Unión, y no estaría de vuelta hasta más tarde.
—Probablemente, deberíamos comerlo antes de que se enfríe. Empiecen a comer, señoritas —dijo, alcanzándome un plato.
Definitivamente, había comida como para doce personas—. Espero que no les importe, pero invité a Mase. Dev y Sean puede que vengan, también.
Así que por eso había hecho tanto. No podía detenerlo por tener a sus amigos aquí, realmente, pero no quería que nuestro apartamento se convirtiera en una casa de fraternidad con latas de cerveza y chicas extrañas escabulléndose fuera por las mañana luego de sus encuentros de una noche en nuestro sofá. Ew y asco.
—Está bien por mí —dijo Renee, apilando su plato con frutillas y crema, y un solo pedazo de tostadas francesas.
¿Qué tenían las chicas con el miedo de comer enfrente de otros chicos? Nunca había tenido ese miedo, así que llené mi plato. Justo cuando estaba por sumergir mi tenedor en la tostada y desatar la delicia de Nutella, hubo un golpe en la puerta. Tenía que concedérselos, al menos no irrumpieron en el apartamento.
Zayn abrió la puerta, y Mase y Dev entraron.
—¿Qué estás haciendo? Huele fantástico —dijo Mase, caminando directamente a la mesa con la comida.
—Hice esto a pedido de ____. Dudó de mis habilidades de cocina, así que tuve que mostrarle de lo que estoy hecho.
—Nunca deberías dudar de Zayn cuando alardea sobre algo. La mayoría de las veces, si es malo en algo, ni siquiera va a hablar de ello. Si está alardeando, significa que está diciendo la verdad —dijo Mase, tomando un tenedor y moviendo tostadas hacia una servilleta.
—¿Quieres un plato? —pregunté.
—Nah, estoy bien así. Luego tendrás que lavar uno menos.
Qué considerado. Dev fue más precavido, preguntándome dónde estaban los platos, y esperando a que todo el mundo estuviera servido antes de tomar lo que sobró, lo cual no era mucho. Sean, siguió detrás de él. No había sillas suficientes, así que nos acomodamos en el sofá y el piso de la sala como anoche con la pizza.
Coros de “oh Dios mío”, “mmmh” y “querido dulce Jesús” fueron entremezclados con ruidosas masticaciones y tragados. A parte de eso, la conversación fue inexistente.
De acuerdo, de acuerdo, debía admitirlo. Zayn la lanzó fuera del parque. Las tostadas francesas eran una de esas comidas que parecían simples de hacer, pero era increíblemente fácil echarlo a perder. Él había sobrellenado el centro con tanta Nutella, que esta rebosó cuando la corté con el tenedor, y se chorreó por mi mentón cuando la mordí. La limpié y lamí mi dedo. Nicholas estaba observándome, esperando por mi reacción.
—Está bien, supongo —dije, cortando otro pedazo, llevándolo a mi boca. Levantó sus cejas y tomó una mordida del suyo, masticando lentamente.
Por Dios era como si hubiese muerto e ido al cielo de los desayunos.
Realmente esperaba que él no fuera a usar sus habilidades culinarias como influencia para favores sexuales. Por esto, voy a tener que rendirme.
—Creo que debemos tener un brindis —dijo Renee, alzando su copa.
Bueno, en realidad era un vaso de plástico. Ninguna de nosotras había traído copas de champagne cuando nos mudamos.
—Por los talentos escondidos —dijo ella.
Todos chocamos nuestros vasos. Zayn me guiñó un ojo cuando las nuestras se encontraron. Le arrugué mi nariz.
—Si ustedes, chicos, van a comer de esta forma todas las noches, voy a tener que mudarme aquí —dijo Mase—. Lo único que tenemos es palomitas de maíz para microondas, cerveza y pollo frito de hace una semana que nadie recuerda haber comprado.
Me estremecí, también lo hizo Renee.
—Mi ex novio jamás surtía su refrigerador. Siempre tenía que llevar mis propias provisiones cuando me quedaba allí —dijo Renee, enfatizando la palabra “ex”. Como si nadie la hubiese captado.
—Creo que es algo de chicos —dije.
—No de todos los chicos —dijo Zayn.
—Aparentemente, no —respondí.
Mi teléfono vibró con un texto de mi madre, y me excusé para hablar con ella. Nicholas me lanzó una mirada cuestionadora, pero decidí llamar, puse el teléfono en mi oreja y lo ignoré.
—¡Hola, Kid, tanto tiempo sin hablar! Creí que estabas en una zanja en alguna parte —dijo, mientras tomaba asiento en mi cama para conversar.
—Nop, lamento decepcionarte. Estoy viva y bien. Perdón por no haberte llamado. Las cosas han estado un poco locas.
—¿Cómo te fue en la mudanza?
Le di un rápido resumen. Sentí como si tuviera que grabarme a mí misma contando esa historia así podría reproducírsela a todo el que preguntara. Dejé un montón de cosas sin contar cuando le di la versión de mamá. No quería preocuparla. Siempre se preocupaba por mí más que Tawny. No estaba segura si era porque era la más pequeña, o por mis problemas. Quizás ambos.
—Oh, no. —Procedió a insistirme que fuera a la residencia y los molestara. Le dije que eso era lo que había hecho, pero que no me había llevado a ninguna parte.
—Bien, entonces llamaré y les daré un pedazo de mi opinión. Es ridículo que no hagan nada al respecto. Sólo están siendo holgazanes. Espera —dijo, y pude escuchar que me había puesto en altavoz así ella podía buscar el número.
—Mamá, está bien. Yo me encargaré de esto. No tienes que pelear mis peleas por mí.
—Pero soy tu madre. Siempre querré golpear la mierda de la gente que es mala contigo.
—Nadie fue malo conmigo. Estoy bien. —Comencé a arrepentirme de haberle contado. Mamá siempre intentaba compensar no haberme protegido aquella única vez. Había estado haciéndolo desde que tenía doce años, y no sabía cuándo iba a terminar, o al menos disminuir su intensidad. La amaba más de lo que podía decir, pero no necesitaba que luchara por mí.
—¿Estás segura? Sabes que puedo hacer que las cosas sucedan.
Era cierto. Esta mujer podía arreglar cualquier cosa hablando. Tenía esta forma de hacer que las personas creyeran lo que ella quería que creyeran. En otra vida, creo que había sido una abogada.
—Sé que puedes hacerlo, y te amo por eso. Pero simplemente tengo que lidiar con esto, ¿de acuerdo? Qué tal si hablamos de algo más. ¿Cómo está el trabajo?
Se rehusaba a dejar el tema, pero lo hizo por mi bien. Hablamos por unos minutos más mientras me contaba historias graciosas sobre sus compañeros de trabajo o clientes algo tontos que no podían entender cómo usar una tarjeta de débito. Ella había trabajado desde cajera hasta convertirse en la gerente del banco. Hablé un poco sobre mis clases y le conté sobre mi búsqueda de trabajo. Nada pesado, nada serio.
—Tu padre llamó hoy —dijo mamá, echando una nube negra sobre nuestra conversación.
—¿Qué tenía para decir?
—No mucho, dijo que quería verte pronto.
Decía eso cada vez que llamaba. Mis padres se habían divorciado cuando tenía trece años, y él vivía en Connecticut ahora, lo cual no era suficientemente lejos, en mi opinión. Llamaba de vez en cuando, pero siempre borraba sus mensajes de voz.
—Estoy segura que sí.
—Deberías ir y verlo. Sé que te extraña.
—Si me extrañara, vendría a verme.
—Lo sé, pequeña, lo sé. —Suspiró, y enredé un dedo en mi cabello.
—Escucha, te llamaré este fin de semana para poder hablar más, ¿de acuerdo?
—Bueno, pequeña. Te amo.
—Yo también, te amo.
Colgué y me recosté de nuevo en mis almohadas, cerrando los ojos.
Un pequeño golpe en la puerta me hizo volver a sentarme. —¿Qué quieres? —Sabía que era Zayn. La puerta se abrió, y asomó su cabeza.
—Sólo quería dejarte saber que los chicos se han ido, Renee fue a la biblioteca a leer, así que si quieres algo de privacidad no tienes que esconderte aquí.
Renee ya tenía una cantidad impresionante de libros para leer, desde que se especializaba en enfermería. También tenía una enfermiza obsesión con las descripciones sangrientas de las enfermedades.
—¿Dónde vas a estar? —dije.
—¿Dónde quieres que esté? —Me sonrío con satisfacción.
—Dónde sea que yo no esté —dije, levantándome de mi cama y caminé evitándolo hacia la sala. No tenía que hacer deberes con urgencia, así que decidí tomar el libro del que él, tan groseramente, me había distraído esa mañana.
Saqué mi e-reader y me senté en el sofá. Tuve que usar mi mano izquierda para sostenerlo, porque la derecha todavía dolía del encuentro con la cara de Zayn. Probablemente, debería ponerle algo de hielo pero no quería darle esa satisfacción.
La cocina estaba inmaculada, los platos estaban ya en el escurridor y toda evidencia del buffet de desayuno había desaparecido. Darah no había tenido la oportunidad de hacer nuestra tabla de tareas, pero estoy segura que trabajaba en ella.
—¿Te importa si toco?
—No, adelante —dije, sin alejar la mirada de mi libro.
Se dirigió a nuestra habitación, volviendo con su guitarra. No la había mirado muy bien el día anterior, pero definitivamente tenía sus años. Era negra, pero abollada y rayada por todas partes. Tomó asiento en la silla frente al sofá y acomodó la correa alrededor de su cuello. Seguí leyendo, pero esperé que comenzara.
—¿Pedidos?
—Creí que tenía que pagar por ellos —dije.
—Me siento generoso. Te daré algunos de obsequio.
—Qué generoso —Tocó una cuerda. Lo pensé por un segundo—. Smooth Criminal. Cualquier versión.
Pareció sorprendido por un momento, y luego comenzó a tocar. No pude evitar y moverme con el tema familiar. Contra mi voluntad, mi cabeza se movió y mis pies se sacudieron. No cantó, pero tocó la canción pero eso era suficiente. Era muy talentoso. Cuando la canción terminó, continuó tocando un sonido transicional.
—¿Siguiente?
—On My Own. —No había forma de que supiera esa. Había tenido una breve obsesión por los musicales en la secundaria, y tuve un pequeño papel como parte de la producción comunal de teatro de Les Miserables. Había querido, más que nada, ser Eponine, pero había demasiadas chicas presentándose para el papel que habían estado en el teatro desde que nacieron, así que no obtuve el papel. Estuve un poco deprimida por al menos un mes.
—Crees que vas a desconcertarme, pero te puedo asegurar que puedo tocar prácticamente todo —dijo antes de lanzarse a tocar la versión en guitarra de la canción.
Honestamente, creí que incluso si la sabía, no sería capaz de tocarla en la guitarra. Había demostrado que estaba equivocada de nuevo.
Todavía sostenía mi e-reader, pero el libro no era tan atrapante como Zayn.
Se perdió en la música, lanzando todo su cuerpo en la canción.
Lucía como si ni siquiera fuera consciente de lo que hacía, simplemente se perdía en la música. Verlo era hermoso. Zayn tocó con todo lo que tenía, y era bueno. No, no era bueno. Era increíble. Hipnótico. ¿Podría ser este chico el mismo que me dijo que era material para acostarse anoche?
Abruptamente, terminó la canción, colocando su mano sobre las cuerdas para que dejaran de vibrar.
—El tiempo de los pedidos ha terminado. Si quieres pagarme, continuaré.
Sólo puedo imaginarme lo que aceptaría como pago, así que simplemente tomé mi libro de nuevo. Después de unos minutos, comenzó de nuevo, tocando notas y temas al azar. Tocaba un par de líneas de una canción, suficiente para reconocerla, entonces la derretía en algo más.
—¿Puedo preguntarte algo? —pregunté media hora después.
—Puedes preguntar lo que quieras, no quiere decir que te responda. —Rápidamente tocó una cuerda.
—¿Por qué haces la especialidad de negocios? Preferiría comer vidrio antes de admitirlo, pero tienes talento.
—¿Esto? —dijo, apuntando a la guitarra. Asentí—. ¿Para ser un artista hambriento? Hay diez mil tipos con guitarras que pueden tocar.
—Pero, si amas hacerlo, entonces ¿por qué no lo harías?
—Lo estoy haciendo, ahora mismo.
Sólo quería que me diera una verdadera respuesta. Si iba a estar atrapada con él por el resto de la semana, podríamos al menos conocernos un poco. Podría ser un imbécil, pero era intrigante. Quería saber cómo se había convertido en el chico que era. Ya sabes, antes de que echara su trasero a la calle.
—Sabes a lo que me refiero. —Se encogió de hombros, y volvió a tocar—. Oh, así que te cierras cuando no quieres hablar. Ya veo como es —dije.
—No quieres saber de mí, ____. Realmente, no quieres. Créeme cuando te digo que esas cosas no valen la pena ser conocidas.
—Creo que puedo ser la que juzgue eso.
Me sonrió, pero fue una sonrisa retorcida.
—Eso es lo que dicen todos. Todos dicen que quieren conocerte, pero no lo hacen. Quieren saber las cosas bonitas, agradables. Nadie quiere conocer las partes feas, las partes que te mantienen despierto a la noche. Dicen que no tienen problema con ello, pero entonces se alejan y no vuelves a verlos. He visto eso suceder demasiadas veces. Las chicas no quieren saber ese tipo de mierda.
—Tal vez esta sí quiere hacerlo.
Su sonrisa volvió a aparecer. —Eso es lo que dicen todas —repitió.
Decidí rendirme y volví a mi libro. Él volvió a tocar, y nos quedamos así hasta que Darah volvió, 10:30. Lucía sorprendida de encontrarnos en nuestra presente posición, pero se recuperó rápidamente.
Renee volvió un poco más tarde de que la biblioteca cerrara, sus ojos vidriosos gracias a toda esa terminología médica que había intentando meter en su cerebro durante unas horas. Estaba exhausta de anoche, así que decidí acostarme temprano. Me aseguré de tomar la maldita medicina para así no despertar a nadie con mis terrores nocturnos.
Ya estaba en mi cama y con los ojos cerrados cuando Zayn entró en la habitación luego de su ducha.
El olor a piel limpia abrumó la habitación, e intenté determinar qué era. Era algo parecido a madera o canela. Algo cálido.
Lo escuché meterse en su cama, y quitarse su bóxer.
—No sé si estás despierta o no pero, buenas noches, ____.
Decidí pretender que estaba dormida. Esperó por una respuesta, pero cuando no recibió ninguna, giró sobre sí mismo y suspiró.
—Maldita seas —lo escuché murmurar.
Igual para ti.[/size]
Fui la primera en despertar la mañana siguiente. De alguna manera nuestra cortina oscura había quedado a un lado y una grieta de luz del sol se asomaba bajo mis párpados. Los abrí y luego gemí. Sol estúpido. Me di la vuelta y miré el reloj. No eran ni siquiera las siete aún. ¿Por qué me desperté? Luego escuché una voz.
Zayn hablaba dormido, justo como dijo que haría.
—No, no lo creo —dijo. Era difícil entender lo que decía porque me daba la espalda y murmuraba. Dándome cuenta de que probablemente no iba a volver a dormir, me di la vuelta para poder verlo.
—No. Detente. Bájala. —Su voz estaba calmada, pero sus palabras no. Parecía que tenía una pesadilla. Supongo que yo no era la única.
—Por favor no. —Su voz tenía un rastro de lágrimas en ella. Me pregunté si debía despertarlo. Tiró algo en su sueño, tirando sus mantas alrededor. No tuve tiempo de cerrar mis ojos, pero por suerte su manta cubría lugares estratégicos. También estaba muy oscuro aún. Aún así mostraba suficiente. Estaba dándome la espalda, y vi otro tatuaje en el medio de su espalda.
—¡Detente! —dijo más fuerte.
Me levanté de la cama y tropecé. Tal vez debería tocarlo y volver a mi cama lo suficientemente rápido así él no lo notaría. Empujé su hombro, pero se movió tan rápido que tropecé y casi caí encima de él. Una mano arremetió contra mí, y tuve que agacharme para evitarla.
—¡Zayn! ¡Despierta! —Era un déjà vu. Yo esperaba que esto no se convirtiera en un patrón.
Una mano fuerte y cálida me agarró del hombro, y sus ojos se abrieron. Respiró con dificultad, como si no supiera dónde estaba. Su agarre se relajó.
—Oye, está bien. Parecías enojado.
Miró su mano en mi hombro como si no perteneciera a él. Me soltó y se alejó de mí.
—Vuelve a la cama —dijo.
—¿Estás bien?
—Vuelve. A. La. Cama. —Sus dientes estaban apretados, y parecía que estaba enojado porque lo había despertado. Mi culpa.
—Lo siento —dije antes de alejarme y subir a mi cama.
Él respiraba con dificultad y se dio la vuelta. No volví a dormir y me di cuenta de que él tampoco. Una media hora más tarde lo escuché levantarse y ponerse su bóxer y una camiseta. Pretendí estar dormida.
Un poco más tarde escuché voces bajas en la cocina. Decidiendo que ya era tiempo, me levanté y fui a buscar algo para desayunar.
Zayn estaba encorvado sobre un plato con huevos y una tostada cuando salí de nuestra habitación. Renee estaba en el sofá con la televisión encendida y una taza con cereal. Escuché el sonido de la ducha e hice la deducción de que era Darah.
—Buenos días —dije a quien quisiera responder.
Zayn soltó un pequeño gruñido y Renee hizo un sonido similar. Sólo era el segundo día de clases, pero todos seguían en tiempo de verano.
Tomé una taza con cereal y fui a sentarme junto a Renee. Estaba sintiendo malas vibras viniendo de Zayn. Ese chico y yo íbamos a tener que tener una charla, tarde o temprano. Tenía el presentimiento de que él iba a evitarlo tanto como le fuera posible. Tendré que ser la que presione.
Una a una, mis compañeras de cuarto se fueron a sus clases matutinas hasta que sólo éramos Nicholas y yo. Sorpresa, sorpresa.
—Necesitamos hablar —le dije—, y no puedes hacer esa cosa en la que te cierras o no respondes o haces algún tipo de insinuación para distraerme del tema. Si vamos a vivir juntos, tenemos que ser capaces de hablar uno con el otro. ¿Lo entiendes?
Puso su plato en el fregadero y se dio la vuelta, apoyando su espalda contra él. Sus ojos me dijeron que estaba en una batalla.
—No me hagas golpearte de nuevo, porque juro por Dios, que lo haré. —Eso provocó una sonrisa. Su rostro aún tenía una ligera sombra donde le había golpeado—. Tampoco tengo ningún reparo sobre golpear tus partes masculinas de nuevo.
—No lo dudo ni por un segundo ____.
—He hablado en residencia sobre ti. Tengo una reunión el viernes con el jefe de residencia.
—¿Aún tratando de librarte de mí?
—Es sólo que no veo cómo esto puede funcionar. Tú eres… tú. —No se me ocurrió algo mejor que decir.
—Sí, lo soy. —Parecía entenderlo—. Pero no veo cómo eso es una razón para sacarme de aquí. Si viniera a casa borracho o tuviera sexo con chicas extrañas o te hiciera sentir incómoda, esa sería una razón.
—Tú sí me haces sentir incómoda.
—Pero no de esa forma. Te hago sentir incómoda porque sacudo lo que piensas sobre la gente. Te pongo nerviosa. Me quieres, pero no sabes por qué y no puedes combatirlo.
Resoplé por un segundo, sorprendida.
—Eres tan… —Mi manos temblaban de ira. Realmente, realmente quería golpearlo de nuevo.
—He dado en el clavo, ya veo. Significa que tengo razón.
—Eres el imbécil más engreído e idiota que he conocido, y no puedo esperar para deshacerme de ti.
Se rió por primera vez. En alguien más, habría sido demasiado sexy.
En él, sólo me puso más enfurecida.
—Jódete, Zayn. Jódete.
—Tú quieres, ese es parte de tu problema.
Antes de que pudiera reaccionar, cruzó la habitación y se quedó de pie justo en frente de mí.
—Dime que no me quieres. Mírame a los ojos y dime que si te beso ahora mismo, no me devolverías el beso. Dímelo.
—No te quiero —dije, apretando mis dientes en cada palabra.
Respirar se volvió difícil. Estaba muy cerca. No podía ver nada más allá de él. Mis ojos se hallaban al nivel de su pecho, donde la tinta de sus tatuajes se veía a través del delgado algodón. Su olor me rodeaba, y capté el olor de un poco de sudor. Mi boca se secó, y mantuve mis ojos en su pecho porque sabía que no podía levantar la mirada.
Hace dos días, no había sabido de la existencia de Zayn Malik. Hoy, no podía verlo a los ojos por miedo a perderme a mí misma. No, tenía que cerrar esto.
Cerré mis ojos y me aparté.
—No te quiero —dije, mirándolo a los ojos y sin parpadear—. Ahora aléjate de mí. —No se movió, así que yo me fui.
Una cosa era segura: necesito a Zayn fuera de mi vida.
Yo lo quería. Quería que me besara y tocara mi rostro y pusiera sus dedos en mi cabello. Quería que me levantara y me sostuviera y estuviera conmigo.
Estaba enloqueciendo. Absolutamente enloqueciendo. Tenía que salir de este lugar. Él se aprovechó demasiado. Hizo que mi cerebro hiciera cosas divertidas y no pensara con claridad.
Tenía que escapar.
Me vestí tan rápido como pude y tiré mis libros del día en mi bolso.
Corrí al baño, esperando no toparme con Zayn. Podía escuchar su guitarra en la sala de estar. No lo miré cuando corrí fuera de la puerta. Tan pronto como estuve en el pasillo, fui capaz de respirar.
¿Qué había en él? ¿Eran sus tatuajes? ¿La forma en la que me llamaba ____? ¿La forma en la que era tan abierto sobre su sexualidad? Tal vez era una combinación.
Era una combinación a la que no me podía negar, pero tenía que hacerlo.
Nunca me iba a enamorar. Nunca iba a estar con alguien como él.
La gente sólo te lastima cuando los amas de esa manera. Tomaban lo que querían y te utilizaban. Mi mamá aún extrañaba a papá, a pesar de haber pasado tantos años. Ella aún miraba las fotografías de su boda y sonreía, pensando en los momentos cuando eran felices.
Pero no había durado.
Nada como eso duraba.
Chicos como Zayn quemaban todo lo que tocaban. Chicos como esos eran peligrosos. Sabía eso sin ninguna duda. Si lo dejaba, Zayn me arrastraría hacia abajo. Yo no dejaría que eso pase.
Pasé el resto del día buscando a Zayn en cada esquina. Apagué mi teléfono así no miraría sus mensajes, si me enviaba alguno. Me aseguré de tener un puesto de vigilancia en la Unión. Seguí pensando que lo veía, pero resultaba ser sólo alguien parecido. Había muchos chicos que se veían parecidos a él, pero no lo suficiente.
Hice todo lo que pude por evitar volver al apartamento y terminar haciendo todas mis tareas antes del final del día. Tenía mi última clase del día con Megan y ofrecí ir a cenar con ella así podría evitar comer con los "caníbales", como llamaba a los amigos de su novio. No era completamente para evitar a Nicholas, porque realmente quería pasar un tiempo con Megan.
—¿Has resuelto el problema con tu compañero de cuarto?
—Ya desearía —dije, mordiendo mi cangrejo de chocolate. Zayn era el tipo de persona que hacía que yo necesitara terapia de chocolate—. Realmente es complicado.
—Normalmente las cosas con el sexo opuesto lo son.
—¿Cómo está todo funcionando para ti?
Levantó un hombro. —Jake es mi alma gemela. Lo sé. Suena cursi, pero sé que no estamos completos el uno sin el otro. Así que me aguanto a sus repugnantes amigos y sus maratones interminables de Family Guy porque lo amo. Algún día nos mudaremos sólo los dos, y seré capaz de tener un baño limpio. Algún día…
Terminamos de comer, y caminé con Megan hasta su auto.
—¿Noche de chicas este fin de semana? Creo que los chicos van a ir a una fiesta, así que la casa estará libre. Haré margaritas —dijo con voz cantarina—. Vamos, ¿por favor? También voy a invitar a Haley y Robin. — Ellas eran otras dos chicas de nuestra carrera con las que hemos formado un pequeño grupo. Serían el perfecto antídoto a demasiado Nicholas.
—Claro, está hecho. Sólo envíame un mensaje cuando sería un buen momento. ¿Quieres que traiga algo?
—Cada película femenina que tengas.
—Hecho —le dije.
Gritó y me dio un abrazo antes de subirse a su auto.
Aún estaba iluminado afuera, así que no tuve que preocuparme por caminar sola. Le dije adiós y de mala gana caminé hacia el apartamento.
Mantuve mis dedos cruzados durante todo el camino para que Zayn se hubiera ido, o al menos por que una de las chicas estuviera allí como un amortiguador.
Respiré hondo antes de abrir la puerta.
—Hola, ¿dónde has estado? —dijo Renee, mirando por encima de sus libros apilados de enfermería. La televisión estaba a todo volumen; no sabía cómo podía concentrarse.
—Fui a cenar con Megan. ¿Dónde están todos?
—Zayn fue a algún lugar, y la Srta. Darah está en una cita con Mase, si puedes creerlo.
—No puede ser —dije, uniéndomele en el sofá—. Creí haber visto algo ahí, pero no sabía que él se movería tan rápido. —La universidad era una extraña situación. Las cosas siempre parecían ocurrir a toda velocidad.
—Yo tampoco, pero fue muy lindo. Creo que realmente le gusta.
—Se me hace muy difícil imaginarlos juntos, pero si la hace feliz, entonces eso es lo que importa.
—Bueno, ni siquiera ha llegado a casa aún, así que podemos reservarnos nuestra opinión hasta entonces.
—Si es que vuelve a casa —dije, levantando las cejas.
—Ya sabes que no es ese tipo de chica.
Lo sabía, pero nunca subestimo a nadie cuando se trataba de eso.
—Estoy aburrida. No creo que pueda leer más. ¿Quieres hacer algo? —Cerró su libro.
—¿Cómo qué?
—No lo sé. ¿Centro comercial?
Yo no era mucho de ir de compras, pero si lográbamos ir a la librería, me apuntaba. También, nos sacaría del apartamento en caso de que Zayn vuelva de lo sea que estaba haciendo. Sólo tuve una pequeña tentación de escribirle, pero rápidamente la aplasté. Me iba a mantener alejada de él hasta que pudiera deshacerme de él.
—Suena bien, sólo déjame traer un poco de efectivo. —Corrí a mi habitación para tomar algo de dinero de la jarra que guardaba en mi escritorio. Tenía que dejar mi tarjeta de débito en casa cuando iba a la librería si no gastaría mi cuenta. Estaba a punto de salir cuando vi algo en mi almohada. Curiosa, lo tomé.
Arrugué la nota en mi puño. Él sabía lo que yo trataba de hacer, y eso me enfureció. No me gustaba que supiera lo que yo pensaba, ya que yo casi nunca sabía lo que pasaba por su cabeza.
Metí la nota en mi escritorio y lo cerré de golpe.
—Entonces, ¿qué pasa contigo y Zayn? Se que tienes esta extraña cosa de te-odio-pero-estoy-demasiado-atraída-hacia-ti, pero ¿te gustaría bajarle el tono?
—¿De qué estás hablando?
—Oh, por favor. Ustedes se follan con los ojos cada segundo que pueden. Es asqueroso, en serio.
Me subí al asiento del pasajero del Mazda de Renee.
—No hacemos eso. —Lo hacíamos totalmente, pero era culpa de Zayn—. Yo no lo quería de todas formas. Él definitivamente lo hace.
—Así es la atracción. Esa incontrolable urgencia de saltar sobre los huesos de alguien, incluso en compañía mixta. Ustedes chicos no han… — Ella no necesitaba terminar.
—¡Oh, Dios, no! Tampoco soy ese tipo de chica.
Nunca le he dicho a Darah o a Renee que era virgen. La única persona que sabía sobre eso era Megan, y eso era porque éramos muy cercanas, y sabía que podía confiar en ella con algo como eso. Le había confiado un secreto aún más grande.
—Nunca digas nunca, muñeca. ¿Te he contado alguna vez cómo nos conocimos Paul y yo? —Sabía que se habían conocido hace sólo un año, pero que se habían puesto serios, rápido.
—Yo estaba ebria en una fiesta, y este chico trataba de llevarme a casa, no recuerdo esto realmente, pero Paul lo empujó lejos de mí y me preguntó dónde vivía. De alguna manera logré decirle, y me ayudó a subir en un taxi y me ayudó a llegar a mi cuarto. Darah estaba fuera por el fin de semana, así que yo estaba sola. Se quedó conmigo toda la noche y me cuidó. Vomité hasta mis entrañas, y me sostuvo el cabello y todo. Tú pensarías que no querría verme después de eso, pero terminó quedándose todo el día. Cuando estuve sobria me di cuenta de que él era demasiado especial. Y pienso que puedes imaginar el resto. Así que, nunca tengas el sexo temprano en una relación. Quiero decir, no funcionó para nosotros, pero fue genial mientras duró.
Su voz se llenó de nostalgia. Sabía que lo extrañaba, pero se negaba a contestar sus llamadas o contestar sus mensajes. Ni siquiera sabía por qué habían terminado, pero insinuó que fue algo que él había hecho. Le pregunté si la había engañado, pero dijo que no era eso. Darah y yo nos habíamos partido el cerebro, pero no lo averiguamos. Habíamos estado tentadas de preguntarle a Paul, pero no queríamos hacerlo a las espaldas de Renee.
Nunca he tenido un novio. He tenido demasiados episodios de ira públicos para que los chicos con los que había crecido incluso consideraran querer salir conmigo. En octavo grado cuando otras chicas estaban teniendo sus primeros novios y siendo besadas, yo tenía la boca llena de barras de metal y una mala actitud. Cuando crecí y otras chicas estaban poniéndose serias y enganchándose y así sucesivamente, yo pasaba el tiempo leyendo y mirando ferozmente a cualquier chico que se me acercaba. Pronto mi reputación como la reina de hielo llegó a ser lo suficientemente conocida para que los chicos me dejaran en paz, que era como yo quería.
Nunca había estado cerca de alguien que me retara y que peleara conmigo hasta que conocí a Zayn. Me asustaba de cierta manera, y nunca había estado asustada de un chico antes. Por eso tenía que deshacerme de él.
Tal vez podía aceptar su apuesta. No he sido capaz de hacerle ver que lo odiaba, porque no lo hago. Lo odiaba a veces, pero mis otros sentimientos por él se filtraban, nublando el odio en una sustancia oscura que no podía definir.
¿La otra parte de la apuesta? ¿El hacerle creer que lo amaba? Tampoco podía hacer eso. Había apagado esa parte de mí cuando tenía doce años, y no había forma de encenderla ahora después de tantos años. Nicholas miraría a través de mí si trataba de fingir.
Estaba entre la espada y la pared. Iba a tener que esperar y ver lo que el viernes traería.
¿Cómo diablos hiciste eso? —dije, mirando a la mesa en el comedor. Esparcida sobre esta había montículos de mis tostadas francesas favoritas, rellenas a rebosar de Nutella, picadillo de batata que hizo exactamente como lo hago yo, a pesar de mis, a propósito, vagas y confusas instrucciones, y frutillas, que de alguna forma había cortado y rellenado con crema batida a mano. Incluso había encontrado champagne, e hizo mimosas.
—Soy un hombre de muchos talentos. Algunos están escondidos, otros no. Tal vez, algún día, me dejes mostrar algunos de los escondidos. — Estaba tan deslumbrada con la comida para hacer un comentario rápido.
—Santo cielo, hombre. No sabía que podías cocinar —dijo Renee, saliendo de su habitación.
Darah ya había elegido su trabajo como asistente de recepción en la Unión, y no estaría de vuelta hasta más tarde.
—Probablemente, deberíamos comerlo antes de que se enfríe. Empiecen a comer, señoritas —dijo, alcanzándome un plato.
Definitivamente, había comida como para doce personas—. Espero que no les importe, pero invité a Mase. Dev y Sean puede que vengan, también.
Así que por eso había hecho tanto. No podía detenerlo por tener a sus amigos aquí, realmente, pero no quería que nuestro apartamento se convirtiera en una casa de fraternidad con latas de cerveza y chicas extrañas escabulléndose fuera por las mañana luego de sus encuentros de una noche en nuestro sofá. Ew y asco.
—Está bien por mí —dijo Renee, apilando su plato con frutillas y crema, y un solo pedazo de tostadas francesas.
¿Qué tenían las chicas con el miedo de comer enfrente de otros chicos? Nunca había tenido ese miedo, así que llené mi plato. Justo cuando estaba por sumergir mi tenedor en la tostada y desatar la delicia de Nutella, hubo un golpe en la puerta. Tenía que concedérselos, al menos no irrumpieron en el apartamento.
Zayn abrió la puerta, y Mase y Dev entraron.
—¿Qué estás haciendo? Huele fantástico —dijo Mase, caminando directamente a la mesa con la comida.
—Hice esto a pedido de ____. Dudó de mis habilidades de cocina, así que tuve que mostrarle de lo que estoy hecho.
—Nunca deberías dudar de Zayn cuando alardea sobre algo. La mayoría de las veces, si es malo en algo, ni siquiera va a hablar de ello. Si está alardeando, significa que está diciendo la verdad —dijo Mase, tomando un tenedor y moviendo tostadas hacia una servilleta.
—¿Quieres un plato? —pregunté.
—Nah, estoy bien así. Luego tendrás que lavar uno menos.
Qué considerado. Dev fue más precavido, preguntándome dónde estaban los platos, y esperando a que todo el mundo estuviera servido antes de tomar lo que sobró, lo cual no era mucho. Sean, siguió detrás de él. No había sillas suficientes, así que nos acomodamos en el sofá y el piso de la sala como anoche con la pizza.
Coros de “oh Dios mío”, “mmmh” y “querido dulce Jesús” fueron entremezclados con ruidosas masticaciones y tragados. A parte de eso, la conversación fue inexistente.
De acuerdo, de acuerdo, debía admitirlo. Zayn la lanzó fuera del parque. Las tostadas francesas eran una de esas comidas que parecían simples de hacer, pero era increíblemente fácil echarlo a perder. Él había sobrellenado el centro con tanta Nutella, que esta rebosó cuando la corté con el tenedor, y se chorreó por mi mentón cuando la mordí. La limpié y lamí mi dedo. Nicholas estaba observándome, esperando por mi reacción.
—Está bien, supongo —dije, cortando otro pedazo, llevándolo a mi boca. Levantó sus cejas y tomó una mordida del suyo, masticando lentamente.
Por Dios era como si hubiese muerto e ido al cielo de los desayunos.
Realmente esperaba que él no fuera a usar sus habilidades culinarias como influencia para favores sexuales. Por esto, voy a tener que rendirme.
—Creo que debemos tener un brindis —dijo Renee, alzando su copa.
Bueno, en realidad era un vaso de plástico. Ninguna de nosotras había traído copas de champagne cuando nos mudamos.
—Por los talentos escondidos —dijo ella.
Todos chocamos nuestros vasos. Zayn me guiñó un ojo cuando las nuestras se encontraron. Le arrugué mi nariz.
—Si ustedes, chicos, van a comer de esta forma todas las noches, voy a tener que mudarme aquí —dijo Mase—. Lo único que tenemos es palomitas de maíz para microondas, cerveza y pollo frito de hace una semana que nadie recuerda haber comprado.
Me estremecí, también lo hizo Renee.
—Mi ex novio jamás surtía su refrigerador. Siempre tenía que llevar mis propias provisiones cuando me quedaba allí —dijo Renee, enfatizando la palabra “ex”. Como si nadie la hubiese captado.
—Creo que es algo de chicos —dije.
—No de todos los chicos —dijo Zayn.
—Aparentemente, no —respondí.
Mi teléfono vibró con un texto de mi madre, y me excusé para hablar con ella. Nicholas me lanzó una mirada cuestionadora, pero decidí llamar, puse el teléfono en mi oreja y lo ignoré.
—¡Hola, Kid, tanto tiempo sin hablar! Creí que estabas en una zanja en alguna parte —dijo, mientras tomaba asiento en mi cama para conversar.
—Nop, lamento decepcionarte. Estoy viva y bien. Perdón por no haberte llamado. Las cosas han estado un poco locas.
—¿Cómo te fue en la mudanza?
Le di un rápido resumen. Sentí como si tuviera que grabarme a mí misma contando esa historia así podría reproducírsela a todo el que preguntara. Dejé un montón de cosas sin contar cuando le di la versión de mamá. No quería preocuparla. Siempre se preocupaba por mí más que Tawny. No estaba segura si era porque era la más pequeña, o por mis problemas. Quizás ambos.
—Oh, no. —Procedió a insistirme que fuera a la residencia y los molestara. Le dije que eso era lo que había hecho, pero que no me había llevado a ninguna parte.
—Bien, entonces llamaré y les daré un pedazo de mi opinión. Es ridículo que no hagan nada al respecto. Sólo están siendo holgazanes. Espera —dijo, y pude escuchar que me había puesto en altavoz así ella podía buscar el número.
—Mamá, está bien. Yo me encargaré de esto. No tienes que pelear mis peleas por mí.
—Pero soy tu madre. Siempre querré golpear la mierda de la gente que es mala contigo.
—Nadie fue malo conmigo. Estoy bien. —Comencé a arrepentirme de haberle contado. Mamá siempre intentaba compensar no haberme protegido aquella única vez. Había estado haciéndolo desde que tenía doce años, y no sabía cuándo iba a terminar, o al menos disminuir su intensidad. La amaba más de lo que podía decir, pero no necesitaba que luchara por mí.
—¿Estás segura? Sabes que puedo hacer que las cosas sucedan.
Era cierto. Esta mujer podía arreglar cualquier cosa hablando. Tenía esta forma de hacer que las personas creyeran lo que ella quería que creyeran. En otra vida, creo que había sido una abogada.
—Sé que puedes hacerlo, y te amo por eso. Pero simplemente tengo que lidiar con esto, ¿de acuerdo? Qué tal si hablamos de algo más. ¿Cómo está el trabajo?
Se rehusaba a dejar el tema, pero lo hizo por mi bien. Hablamos por unos minutos más mientras me contaba historias graciosas sobre sus compañeros de trabajo o clientes algo tontos que no podían entender cómo usar una tarjeta de débito. Ella había trabajado desde cajera hasta convertirse en la gerente del banco. Hablé un poco sobre mis clases y le conté sobre mi búsqueda de trabajo. Nada pesado, nada serio.
—Tu padre llamó hoy —dijo mamá, echando una nube negra sobre nuestra conversación.
—¿Qué tenía para decir?
—No mucho, dijo que quería verte pronto.
Decía eso cada vez que llamaba. Mis padres se habían divorciado cuando tenía trece años, y él vivía en Connecticut ahora, lo cual no era suficientemente lejos, en mi opinión. Llamaba de vez en cuando, pero siempre borraba sus mensajes de voz.
—Estoy segura que sí.
—Deberías ir y verlo. Sé que te extraña.
—Si me extrañara, vendría a verme.
—Lo sé, pequeña, lo sé. —Suspiró, y enredé un dedo en mi cabello.
—Escucha, te llamaré este fin de semana para poder hablar más, ¿de acuerdo?
—Bueno, pequeña. Te amo.
—Yo también, te amo.
Colgué y me recosté de nuevo en mis almohadas, cerrando los ojos.
Un pequeño golpe en la puerta me hizo volver a sentarme. —¿Qué quieres? —Sabía que era Zayn. La puerta se abrió, y asomó su cabeza.
—Sólo quería dejarte saber que los chicos se han ido, Renee fue a la biblioteca a leer, así que si quieres algo de privacidad no tienes que esconderte aquí.
Renee ya tenía una cantidad impresionante de libros para leer, desde que se especializaba en enfermería. También tenía una enfermiza obsesión con las descripciones sangrientas de las enfermedades.
—¿Dónde vas a estar? —dije.
—¿Dónde quieres que esté? —Me sonrío con satisfacción.
—Dónde sea que yo no esté —dije, levantándome de mi cama y caminé evitándolo hacia la sala. No tenía que hacer deberes con urgencia, así que decidí tomar el libro del que él, tan groseramente, me había distraído esa mañana.
Saqué mi e-reader y me senté en el sofá. Tuve que usar mi mano izquierda para sostenerlo, porque la derecha todavía dolía del encuentro con la cara de Zayn. Probablemente, debería ponerle algo de hielo pero no quería darle esa satisfacción.
La cocina estaba inmaculada, los platos estaban ya en el escurridor y toda evidencia del buffet de desayuno había desaparecido. Darah no había tenido la oportunidad de hacer nuestra tabla de tareas, pero estoy segura que trabajaba en ella.
—¿Te importa si toco?
—No, adelante —dije, sin alejar la mirada de mi libro.
Se dirigió a nuestra habitación, volviendo con su guitarra. No la había mirado muy bien el día anterior, pero definitivamente tenía sus años. Era negra, pero abollada y rayada por todas partes. Tomó asiento en la silla frente al sofá y acomodó la correa alrededor de su cuello. Seguí leyendo, pero esperé que comenzara.
—¿Pedidos?
—Creí que tenía que pagar por ellos —dije.
—Me siento generoso. Te daré algunos de obsequio.
—Qué generoso —Tocó una cuerda. Lo pensé por un segundo—. Smooth Criminal. Cualquier versión.
Pareció sorprendido por un momento, y luego comenzó a tocar. No pude evitar y moverme con el tema familiar. Contra mi voluntad, mi cabeza se movió y mis pies se sacudieron. No cantó, pero tocó la canción pero eso era suficiente. Era muy talentoso. Cuando la canción terminó, continuó tocando un sonido transicional.
—¿Siguiente?
—On My Own. —No había forma de que supiera esa. Había tenido una breve obsesión por los musicales en la secundaria, y tuve un pequeño papel como parte de la producción comunal de teatro de Les Miserables. Había querido, más que nada, ser Eponine, pero había demasiadas chicas presentándose para el papel que habían estado en el teatro desde que nacieron, así que no obtuve el papel. Estuve un poco deprimida por al menos un mes.
—Crees que vas a desconcertarme, pero te puedo asegurar que puedo tocar prácticamente todo —dijo antes de lanzarse a tocar la versión en guitarra de la canción.
Honestamente, creí que incluso si la sabía, no sería capaz de tocarla en la guitarra. Había demostrado que estaba equivocada de nuevo.
Todavía sostenía mi e-reader, pero el libro no era tan atrapante como Zayn.
Se perdió en la música, lanzando todo su cuerpo en la canción.
Lucía como si ni siquiera fuera consciente de lo que hacía, simplemente se perdía en la música. Verlo era hermoso. Zayn tocó con todo lo que tenía, y era bueno. No, no era bueno. Era increíble. Hipnótico. ¿Podría ser este chico el mismo que me dijo que era material para acostarse anoche?
Abruptamente, terminó la canción, colocando su mano sobre las cuerdas para que dejaran de vibrar.
—El tiempo de los pedidos ha terminado. Si quieres pagarme, continuaré.
Sólo puedo imaginarme lo que aceptaría como pago, así que simplemente tomé mi libro de nuevo. Después de unos minutos, comenzó de nuevo, tocando notas y temas al azar. Tocaba un par de líneas de una canción, suficiente para reconocerla, entonces la derretía en algo más.
—¿Puedo preguntarte algo? —pregunté media hora después.
—Puedes preguntar lo que quieras, no quiere decir que te responda. —Rápidamente tocó una cuerda.
—¿Por qué haces la especialidad de negocios? Preferiría comer vidrio antes de admitirlo, pero tienes talento.
—¿Esto? —dijo, apuntando a la guitarra. Asentí—. ¿Para ser un artista hambriento? Hay diez mil tipos con guitarras que pueden tocar.
—Pero, si amas hacerlo, entonces ¿por qué no lo harías?
—Lo estoy haciendo, ahora mismo.
Sólo quería que me diera una verdadera respuesta. Si iba a estar atrapada con él por el resto de la semana, podríamos al menos conocernos un poco. Podría ser un imbécil, pero era intrigante. Quería saber cómo se había convertido en el chico que era. Ya sabes, antes de que echara su trasero a la calle.
—Sabes a lo que me refiero. —Se encogió de hombros, y volvió a tocar—. Oh, así que te cierras cuando no quieres hablar. Ya veo como es —dije.
—No quieres saber de mí, ____. Realmente, no quieres. Créeme cuando te digo que esas cosas no valen la pena ser conocidas.
—Creo que puedo ser la que juzgue eso.
Me sonrió, pero fue una sonrisa retorcida.
—Eso es lo que dicen todos. Todos dicen que quieren conocerte, pero no lo hacen. Quieren saber las cosas bonitas, agradables. Nadie quiere conocer las partes feas, las partes que te mantienen despierto a la noche. Dicen que no tienen problema con ello, pero entonces se alejan y no vuelves a verlos. He visto eso suceder demasiadas veces. Las chicas no quieren saber ese tipo de mierda.
—Tal vez esta sí quiere hacerlo.
Su sonrisa volvió a aparecer. —Eso es lo que dicen todas —repitió.
Decidí rendirme y volví a mi libro. Él volvió a tocar, y nos quedamos así hasta que Darah volvió, 10:30. Lucía sorprendida de encontrarnos en nuestra presente posición, pero se recuperó rápidamente.
Renee volvió un poco más tarde de que la biblioteca cerrara, sus ojos vidriosos gracias a toda esa terminología médica que había intentando meter en su cerebro durante unas horas. Estaba exhausta de anoche, así que decidí acostarme temprano. Me aseguré de tomar la maldita medicina para así no despertar a nadie con mis terrores nocturnos.
Ya estaba en mi cama y con los ojos cerrados cuando Zayn entró en la habitación luego de su ducha.
El olor a piel limpia abrumó la habitación, e intenté determinar qué era. Era algo parecido a madera o canela. Algo cálido.
Lo escuché meterse en su cama, y quitarse su bóxer.
—No sé si estás despierta o no pero, buenas noches, ____.
Decidí pretender que estaba dormida. Esperó por una respuesta, pero cuando no recibió ninguna, giró sobre sí mismo y suspiró.
—Maldita seas —lo escuché murmurar.
Igual para ti.[/size]
Fui la primera en despertar la mañana siguiente. De alguna manera nuestra cortina oscura había quedado a un lado y una grieta de luz del sol se asomaba bajo mis párpados. Los abrí y luego gemí. Sol estúpido. Me di la vuelta y miré el reloj. No eran ni siquiera las siete aún. ¿Por qué me desperté? Luego escuché una voz.
Zayn hablaba dormido, justo como dijo que haría.
—No, no lo creo —dijo. Era difícil entender lo que decía porque me daba la espalda y murmuraba. Dándome cuenta de que probablemente no iba a volver a dormir, me di la vuelta para poder verlo.
—No. Detente. Bájala. —Su voz estaba calmada, pero sus palabras no. Parecía que tenía una pesadilla. Supongo que yo no era la única.
—Por favor no. —Su voz tenía un rastro de lágrimas en ella. Me pregunté si debía despertarlo. Tiró algo en su sueño, tirando sus mantas alrededor. No tuve tiempo de cerrar mis ojos, pero por suerte su manta cubría lugares estratégicos. También estaba muy oscuro aún. Aún así mostraba suficiente. Estaba dándome la espalda, y vi otro tatuaje en el medio de su espalda.
—¡Detente! —dijo más fuerte.
Me levanté de la cama y tropecé. Tal vez debería tocarlo y volver a mi cama lo suficientemente rápido así él no lo notaría. Empujé su hombro, pero se movió tan rápido que tropecé y casi caí encima de él. Una mano arremetió contra mí, y tuve que agacharme para evitarla.
—¡Zayn! ¡Despierta! —Era un déjà vu. Yo esperaba que esto no se convirtiera en un patrón.
Una mano fuerte y cálida me agarró del hombro, y sus ojos se abrieron. Respiró con dificultad, como si no supiera dónde estaba. Su agarre se relajó.
—Oye, está bien. Parecías enojado.
Miró su mano en mi hombro como si no perteneciera a él. Me soltó y se alejó de mí.
—Vuelve a la cama —dijo.
—¿Estás bien?
—Vuelve. A. La. Cama. —Sus dientes estaban apretados, y parecía que estaba enojado porque lo había despertado. Mi culpa.
—Lo siento —dije antes de alejarme y subir a mi cama.
Él respiraba con dificultad y se dio la vuelta. No volví a dormir y me di cuenta de que él tampoco. Una media hora más tarde lo escuché levantarse y ponerse su bóxer y una camiseta. Pretendí estar dormida.
Un poco más tarde escuché voces bajas en la cocina. Decidiendo que ya era tiempo, me levanté y fui a buscar algo para desayunar.
Zayn estaba encorvado sobre un plato con huevos y una tostada cuando salí de nuestra habitación. Renee estaba en el sofá con la televisión encendida y una taza con cereal. Escuché el sonido de la ducha e hice la deducción de que era Darah.
—Buenos días —dije a quien quisiera responder.
Zayn soltó un pequeño gruñido y Renee hizo un sonido similar. Sólo era el segundo día de clases, pero todos seguían en tiempo de verano.
Tomé una taza con cereal y fui a sentarme junto a Renee. Estaba sintiendo malas vibras viniendo de Zayn. Ese chico y yo íbamos a tener que tener una charla, tarde o temprano. Tenía el presentimiento de que él iba a evitarlo tanto como le fuera posible. Tendré que ser la que presione.
Una a una, mis compañeras de cuarto se fueron a sus clases matutinas hasta que sólo éramos Nicholas y yo. Sorpresa, sorpresa.
—Necesitamos hablar —le dije—, y no puedes hacer esa cosa en la que te cierras o no respondes o haces algún tipo de insinuación para distraerme del tema. Si vamos a vivir juntos, tenemos que ser capaces de hablar uno con el otro. ¿Lo entiendes?
Puso su plato en el fregadero y se dio la vuelta, apoyando su espalda contra él. Sus ojos me dijeron que estaba en una batalla.
—No me hagas golpearte de nuevo, porque juro por Dios, que lo haré. —Eso provocó una sonrisa. Su rostro aún tenía una ligera sombra donde le había golpeado—. Tampoco tengo ningún reparo sobre golpear tus partes masculinas de nuevo.
—No lo dudo ni por un segundo ____.
—He hablado en residencia sobre ti. Tengo una reunión el viernes con el jefe de residencia.
—¿Aún tratando de librarte de mí?
—Es sólo que no veo cómo esto puede funcionar. Tú eres… tú. —No se me ocurrió algo mejor que decir.
—Sí, lo soy. —Parecía entenderlo—. Pero no veo cómo eso es una razón para sacarme de aquí. Si viniera a casa borracho o tuviera sexo con chicas extrañas o te hiciera sentir incómoda, esa sería una razón.
—Tú sí me haces sentir incómoda.
—Pero no de esa forma. Te hago sentir incómoda porque sacudo lo que piensas sobre la gente. Te pongo nerviosa. Me quieres, pero no sabes por qué y no puedes combatirlo.
Resoplé por un segundo, sorprendida.
—Eres tan… —Mi manos temblaban de ira. Realmente, realmente quería golpearlo de nuevo.
—He dado en el clavo, ya veo. Significa que tengo razón.
—Eres el imbécil más engreído e idiota que he conocido, y no puedo esperar para deshacerme de ti.
Se rió por primera vez. En alguien más, habría sido demasiado sexy.
En él, sólo me puso más enfurecida.
—Jódete, Zayn. Jódete.
—Tú quieres, ese es parte de tu problema.
Antes de que pudiera reaccionar, cruzó la habitación y se quedó de pie justo en frente de mí.
—Dime que no me quieres. Mírame a los ojos y dime que si te beso ahora mismo, no me devolverías el beso. Dímelo.
—No te quiero —dije, apretando mis dientes en cada palabra.
Respirar se volvió difícil. Estaba muy cerca. No podía ver nada más allá de él. Mis ojos se hallaban al nivel de su pecho, donde la tinta de sus tatuajes se veía a través del delgado algodón. Su olor me rodeaba, y capté el olor de un poco de sudor. Mi boca se secó, y mantuve mis ojos en su pecho porque sabía que no podía levantar la mirada.
Hace dos días, no había sabido de la existencia de Zayn Malik. Hoy, no podía verlo a los ojos por miedo a perderme a mí misma. No, tenía que cerrar esto.
Cerré mis ojos y me aparté.
—No te quiero —dije, mirándolo a los ojos y sin parpadear—. Ahora aléjate de mí. —No se movió, así que yo me fui.
Una cosa era segura: necesito a Zayn fuera de mi vida.
Yo lo quería. Quería que me besara y tocara mi rostro y pusiera sus dedos en mi cabello. Quería que me levantara y me sostuviera y estuviera conmigo.
Estaba enloqueciendo. Absolutamente enloqueciendo. Tenía que salir de este lugar. Él se aprovechó demasiado. Hizo que mi cerebro hiciera cosas divertidas y no pensara con claridad.
Tenía que escapar.
Me vestí tan rápido como pude y tiré mis libros del día en mi bolso.
Corrí al baño, esperando no toparme con Zayn. Podía escuchar su guitarra en la sala de estar. No lo miré cuando corrí fuera de la puerta. Tan pronto como estuve en el pasillo, fui capaz de respirar.
¿Qué había en él? ¿Eran sus tatuajes? ¿La forma en la que me llamaba ____? ¿La forma en la que era tan abierto sobre su sexualidad? Tal vez era una combinación.
Era una combinación a la que no me podía negar, pero tenía que hacerlo.
Nunca me iba a enamorar. Nunca iba a estar con alguien como él.
La gente sólo te lastima cuando los amas de esa manera. Tomaban lo que querían y te utilizaban. Mi mamá aún extrañaba a papá, a pesar de haber pasado tantos años. Ella aún miraba las fotografías de su boda y sonreía, pensando en los momentos cuando eran felices.
Pero no había durado.
Nada como eso duraba.
Chicos como Zayn quemaban todo lo que tocaban. Chicos como esos eran peligrosos. Sabía eso sin ninguna duda. Si lo dejaba, Zayn me arrastraría hacia abajo. Yo no dejaría que eso pase.
Pasé el resto del día buscando a Zayn en cada esquina. Apagué mi teléfono así no miraría sus mensajes, si me enviaba alguno. Me aseguré de tener un puesto de vigilancia en la Unión. Seguí pensando que lo veía, pero resultaba ser sólo alguien parecido. Había muchos chicos que se veían parecidos a él, pero no lo suficiente.
Hice todo lo que pude por evitar volver al apartamento y terminar haciendo todas mis tareas antes del final del día. Tenía mi última clase del día con Megan y ofrecí ir a cenar con ella así podría evitar comer con los "caníbales", como llamaba a los amigos de su novio. No era completamente para evitar a Nicholas, porque realmente quería pasar un tiempo con Megan.
—¿Has resuelto el problema con tu compañero de cuarto?
—Ya desearía —dije, mordiendo mi cangrejo de chocolate. Zayn era el tipo de persona que hacía que yo necesitara terapia de chocolate—. Realmente es complicado.
—Normalmente las cosas con el sexo opuesto lo son.
—¿Cómo está todo funcionando para ti?
Levantó un hombro. —Jake es mi alma gemela. Lo sé. Suena cursi, pero sé que no estamos completos el uno sin el otro. Así que me aguanto a sus repugnantes amigos y sus maratones interminables de Family Guy porque lo amo. Algún día nos mudaremos sólo los dos, y seré capaz de tener un baño limpio. Algún día…
Terminamos de comer, y caminé con Megan hasta su auto.
—¿Noche de chicas este fin de semana? Creo que los chicos van a ir a una fiesta, así que la casa estará libre. Haré margaritas —dijo con voz cantarina—. Vamos, ¿por favor? También voy a invitar a Haley y Robin. — Ellas eran otras dos chicas de nuestra carrera con las que hemos formado un pequeño grupo. Serían el perfecto antídoto a demasiado Nicholas.
—Claro, está hecho. Sólo envíame un mensaje cuando sería un buen momento. ¿Quieres que traiga algo?
—Cada película femenina que tengas.
—Hecho —le dije.
Gritó y me dio un abrazo antes de subirse a su auto.
Aún estaba iluminado afuera, así que no tuve que preocuparme por caminar sola. Le dije adiós y de mala gana caminé hacia el apartamento.
Mantuve mis dedos cruzados durante todo el camino para que Zayn se hubiera ido, o al menos por que una de las chicas estuviera allí como un amortiguador.
Respiré hondo antes de abrir la puerta.
—Hola, ¿dónde has estado? —dijo Renee, mirando por encima de sus libros apilados de enfermería. La televisión estaba a todo volumen; no sabía cómo podía concentrarse.
—Fui a cenar con Megan. ¿Dónde están todos?
—Zayn fue a algún lugar, y la Srta. Darah está en una cita con Mase, si puedes creerlo.
—No puede ser —dije, uniéndomele en el sofá—. Creí haber visto algo ahí, pero no sabía que él se movería tan rápido. —La universidad era una extraña situación. Las cosas siempre parecían ocurrir a toda velocidad.
—Yo tampoco, pero fue muy lindo. Creo que realmente le gusta.
—Se me hace muy difícil imaginarlos juntos, pero si la hace feliz, entonces eso es lo que importa.
—Bueno, ni siquiera ha llegado a casa aún, así que podemos reservarnos nuestra opinión hasta entonces.
—Si es que vuelve a casa —dije, levantando las cejas.
—Ya sabes que no es ese tipo de chica.
Lo sabía, pero nunca subestimo a nadie cuando se trataba de eso.
—Estoy aburrida. No creo que pueda leer más. ¿Quieres hacer algo? —Cerró su libro.
—¿Cómo qué?
—No lo sé. ¿Centro comercial?
Yo no era mucho de ir de compras, pero si lográbamos ir a la librería, me apuntaba. También, nos sacaría del apartamento en caso de que Zayn vuelva de lo sea que estaba haciendo. Sólo tuve una pequeña tentación de escribirle, pero rápidamente la aplasté. Me iba a mantener alejada de él hasta que pudiera deshacerme de él.
—Suena bien, sólo déjame traer un poco de efectivo. —Corrí a mi habitación para tomar algo de dinero de la jarra que guardaba en mi escritorio. Tenía que dejar mi tarjeta de débito en casa cuando iba a la librería si no gastaría mi cuenta. Estaba a punto de salir cuando vi algo en mi almohada. Curiosa, lo tomé.
Este soy yo dándote tu espacio. ¿Ves? Podemos vivir juntos sin vivir juntos. Aún sigues sin darme una respuesta sobre la apuesta. Todo lo que tienes que hacer es probarle una u otra manera y me iré. La pelota está en tu patio, ____.
Arrugué la nota en mi puño. Él sabía lo que yo trataba de hacer, y eso me enfureció. No me gustaba que supiera lo que yo pensaba, ya que yo casi nunca sabía lo que pasaba por su cabeza.
Metí la nota en mi escritorio y lo cerré de golpe.
—Entonces, ¿qué pasa contigo y Zayn? Se que tienes esta extraña cosa de te-odio-pero-estoy-demasiado-atraída-hacia-ti, pero ¿te gustaría bajarle el tono?
—¿De qué estás hablando?
—Oh, por favor. Ustedes se follan con los ojos cada segundo que pueden. Es asqueroso, en serio.
Me subí al asiento del pasajero del Mazda de Renee.
—No hacemos eso. —Lo hacíamos totalmente, pero era culpa de Zayn—. Yo no lo quería de todas formas. Él definitivamente lo hace.
—Así es la atracción. Esa incontrolable urgencia de saltar sobre los huesos de alguien, incluso en compañía mixta. Ustedes chicos no han… — Ella no necesitaba terminar.
—¡Oh, Dios, no! Tampoco soy ese tipo de chica.
Nunca le he dicho a Darah o a Renee que era virgen. La única persona que sabía sobre eso era Megan, y eso era porque éramos muy cercanas, y sabía que podía confiar en ella con algo como eso. Le había confiado un secreto aún más grande.
—Nunca digas nunca, muñeca. ¿Te he contado alguna vez cómo nos conocimos Paul y yo? —Sabía que se habían conocido hace sólo un año, pero que se habían puesto serios, rápido.
—Yo estaba ebria en una fiesta, y este chico trataba de llevarme a casa, no recuerdo esto realmente, pero Paul lo empujó lejos de mí y me preguntó dónde vivía. De alguna manera logré decirle, y me ayudó a subir en un taxi y me ayudó a llegar a mi cuarto. Darah estaba fuera por el fin de semana, así que yo estaba sola. Se quedó conmigo toda la noche y me cuidó. Vomité hasta mis entrañas, y me sostuvo el cabello y todo. Tú pensarías que no querría verme después de eso, pero terminó quedándose todo el día. Cuando estuve sobria me di cuenta de que él era demasiado especial. Y pienso que puedes imaginar el resto. Así que, nunca tengas el sexo temprano en una relación. Quiero decir, no funcionó para nosotros, pero fue genial mientras duró.
Su voz se llenó de nostalgia. Sabía que lo extrañaba, pero se negaba a contestar sus llamadas o contestar sus mensajes. Ni siquiera sabía por qué habían terminado, pero insinuó que fue algo que él había hecho. Le pregunté si la había engañado, pero dijo que no era eso. Darah y yo nos habíamos partido el cerebro, pero no lo averiguamos. Habíamos estado tentadas de preguntarle a Paul, pero no queríamos hacerlo a las espaldas de Renee.
Nunca he tenido un novio. He tenido demasiados episodios de ira públicos para que los chicos con los que había crecido incluso consideraran querer salir conmigo. En octavo grado cuando otras chicas estaban teniendo sus primeros novios y siendo besadas, yo tenía la boca llena de barras de metal y una mala actitud. Cuando crecí y otras chicas estaban poniéndose serias y enganchándose y así sucesivamente, yo pasaba el tiempo leyendo y mirando ferozmente a cualquier chico que se me acercaba. Pronto mi reputación como la reina de hielo llegó a ser lo suficientemente conocida para que los chicos me dejaran en paz, que era como yo quería.
Nunca había estado cerca de alguien que me retara y que peleara conmigo hasta que conocí a Zayn. Me asustaba de cierta manera, y nunca había estado asustada de un chico antes. Por eso tenía que deshacerme de él.
Tal vez podía aceptar su apuesta. No he sido capaz de hacerle ver que lo odiaba, porque no lo hago. Lo odiaba a veces, pero mis otros sentimientos por él se filtraban, nublando el odio en una sustancia oscura que no podía definir.
¿La otra parte de la apuesta? ¿El hacerle creer que lo amaba? Tampoco podía hacer eso. Había apagado esa parte de mí cuando tenía doce años, y no había forma de encenderla ahora después de tantos años. Nicholas miraría a través de mí si trataba de fingir.
Estaba entre la espada y la pared. Iba a tener que esperar y ver lo que el viernes traería.
Good Vibes.
Re: My favorite mistake - Zayn Malik y tu -ADAPTADA-TERMINADA.
CAPITULO 7.
Zayn y yo apenas nos vimos por el resto de la semana. Asumí que fue a pasar el rato a casa de Mase, pero no sabría decirlo con seguridad porque apenas me había dirigido veinte palabras. Cuando venía y dormía en el apartamento, siempre llegaba cuando ya estaba inconsciente y se marchaba antes de que despertara.
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Se echó a reír. —Sí, ese chico totalmente te quiere, Kid.
—Sólo quiere empujar mis botones.
—Eso no es todo lo que quiere empujar —dijo, señalando con el tenedor hacia mí.
Ugh. Quizá Zayn y Tawny se llevarían bien. Eso sería lo peor.
Dejamos el coche de Tawny en el centro y tomamos el mío de regreso a la escuela.
—Deja de volverte loca.
—No me estoy volviendo loca —le espeté.
Me estaba volviendo loca y no podía decir exactamente por qué.
Tal vez era porque en la opinión de Tawny era en la que confiaba más. Confiaba en su juicio más que en el mío. Si no le gustaba Zayn, realmente no le gustaba, eso era todo.
—Oh, esto es tan lindo —dijo cuando abrí la puerta—. No tan asqueroso como yo esperaba.
Miré a mí alrededor, pero no vi a Zayn. Suponía que había decidido no volver a casa después de todo. Di un suspiro de alivio, luego la puerta del baño se abrió y salió de entre una nube de vapor, vestido sólo con una toalla alrededor de sus caderas.
Nos vio y una sonrisa se propagó en su rostro. —Hola ahí, tú debes ser Tawny. Me alegro de haberme quedado. Me imaginé que si ustedes dos compartían los mismos genes, serías igual de caliente.
Eché un vistazo a Tawny para ver su reacción.
—Y tú debes ser Zayn —dijo Tawny, sus ojos lo rastrillaban de arriba a abajo. Tuve un tiempo difícil tratando de no hacer lo mismo, a pesar de que lo había visto sin camisa antes—. Sip, tenías razón —me dijo.
—¿Razón sobre qué? —Quiso saber Zayn, moviendo la toalla para que no se cayera. Dulce Cristo.
—¿Eso crees? —continué. Era muy divertido tener un secreto que Zayn no sabía. ¿Cómo te caigo ahora?
—Sí —dijo ella, caminando cerca de Zayn, rodeándolo lentamente y observándolo—. Justo como dijiste.
Asentí. —¿Las señales de advertencia? —le pregunté.
—Todavía no —dijo, haciendo otro círculo. Con toda justicia, Zayn se detuvo y dejó que lo evaluara.
—Te ves como si te estuvieras divirtiendo —le dije, porque él lo hacía.
—Tengo a dos hermosas mujeres desvistiéndome con la mirada. ¿Por qué no disfrutaría?
Tawny inclinó la cabeza hacia un lado y entrecerró los ojos. Vi como éstos se deslizaban hacia abajo, a su antebrazo, que estaba cubierto por un tatuaje de pluma de pavo real que había conseguido tan pronto ella había cumplido dieciocho.
—Así que, ¿cuáles son tus intenciones con mi hermana?
Zayn la miró a los ojos sin pestañear.
—Bueno, al principio la quería para la mejor una-sola-noche de mi vida.
—¿Y ahora?
—No la quiero sólo para algo de una noche —dijo, con los ojos clavados en mí. Mi piel se volvió fría y caliente en oleadas.
—¿Eres consciente de que estoy en posición de agarrar tu polla y romperla si quisiera?
—Muy consciente —dijo, arrancando sus ojos de mí.
¿Hacía calor aquí? Tenía que abrir la ventana.
—Bien —respondió ella, dándole una palmadita en el hombro, para luego sentarse en el sofá y agarrar el control remoto—. ¿Por qué no te pones algo de ropa antes que tú y mi hermana sigan follándose con los ojos hasta la muerte?
Zayn se echó a reír y sacudió la cabeza.
—No estás soltera, ¿verdad? —le preguntó.
—En tus sueños, chico toalla. Corre y ponte algo de ropa —dijo, haciendo un gesto con las manos.
—Sí, señora. —Me guiñó un ojo antes de cerrar la puerta del dormitorio. Debe haber sido mi imaginación, pero oí una pizca de acento sureño cuando lo dijo.
*****************************
—¿Y bien? —le dije.
Tawny agarró el control remoto y encendió el televisor.
—Es uno de esos tipos. Pero hay algo en él que me gusta. Pero no pondría la mano en el fuego. Si fuera unos años más joven, hubiera ido totalmente por él.
—¿En serio?
—Diablos, sí. ¿Qué chica no quiere un chico que no se avergüenza de decir que la desea? Todo el mundo quiere ser deseado. —Me senté a su lado y puso su brazo alrededor de mí—. Sólo ten cuidado. Un chico así puede ser lo mejor que te puede pasar, o lo peor.
—¿Qué te hace pensar que será Zayn?
—Eso depende de ti. Lo tienes totalmente a tus pies. A pesar de lo que dice, si le dijeras que saltara desde un puente, él lo haría.
—Sí, claro. —Puse mi cabeza en su hombro y puse mis pies en el sofá.
—Sólo espera, Kid. —Tawny no perdió el tiempo y llamó a las cosas como las veía. Pero no podía creer aquello acerca de Zayn. Para él, yo sólo era otra conquista. Otro juguete brillante que está fuera de su alcance. Aunque no supiera que era virgen, estaba segura de que lo sospechaba. Tipos como ese tenían un radar para vírgenes.
—Sólo tienes que terminarlo antes de que te golpee, Kid.
—¿Golpear que? —Zayn llegó alrededor de la esquina, vistiendo una camiseta de Radiohead y pantalones de entrenamiento negros. A pesar de eso me hizo mirarlo. Era realmente guapo. ¿Cómo si no hubiera visto eso? Realmente tenía una fabulosa mandíbula. Se había afeitado, pero prefería el aspecto no-afeitado en él.
—¿No te gustaría saber? —dijo Tawny, sonriéndole.
—Creo que sí —dijo, tomando la silla de mierda porque Tawny y yo nos apoderamos del sofá.
—Dios, hace calor aquí —dijo, abanicándose.
—¿Quieres un poco de agua? —le pregunté.
—Voy a conseguirla —dijo Zayn antes de que pudiera levantarme.
—Con hielo —llamó Tawny mientras Zayn se dirigía a la cocina—. ¿Qué rayos?
—Te lo dije —susurró en mi oído.
—Estás loca.
—No, estoy bien —dijo, mientras Zayn regresaba con un vaso condensado, con hielo.
—Gracias, chico de la toalla. Ahora tráeme un pedazo de pastel de queso. —La empujé con mi hombro—. Entonces, ¿cuál es tu historia? ¿Ganaste la lotería de asignación de habitación?
—Eso parece. Se supone que viviría con mi primo, pero fracasó. Contacté a la residencia y me enviaron un correo electrónico y me presenté. Tu hermana abrió la puerta y eso fue todo.
—También escuché que te dio un puñetazo en la cara. —Se frotó su mandíbula, que ahora estaba libre de moretón.
—Y me dio una patada en las pelotas, sí. —Zayn miró hacia abajo y sonrió, como si se tratara de un recuerdo.
—¿Qué hiciste para merecer eso?
Estuve tranquila a través del interrogatorio de Tawny. Quería ver a Zayn tropezarse bajo su escrutinio.
—Pude o no haberle ofrecido una propuesta —dijo.
—Lo escuché y eso es lo más ridículo que he escuchado, que mi hermana estaría de acuerdo con algo así. Y tú —dijo señalando a Zayn—, eres un cabrón, así de simple.
—Soy consciente de ese hecho —dijo tranquilamente—. Pensé que le daría una salida.
—Sí, pero sólo cuando tú decides. Es un movimiento idiota y lo sabes. ¿Cómo te atreves a aprovecharte de mi dulce hermanita?
—Tawny —le dije—. Creo que puedo cuidar de mí misma. —Esto había sido una mala idea. Pensé que ella se había calmado acerca de la apuesta, pero aparentemente no.
—No, tú no harás nada. Soy tu hermana y puedo estar enojada si alguien se está aprovechando de ti.
—No se está aprovechando de mí. —Zayn se recostó y observó, pero me di cuenta que estaba adsorbiéndolo todo dentro—. Tal vez, pero no soy consciente y sabe que si hace algo que no me gusta, voy a golpearlo de nuevo. No soy una damisela en apuros. No soy un bebé y no puedes luchar mis batallas por mí. —Dejé de hablar avergonzada porque Zayn había visto eso.
—Ella puede cuidar de sí misma —dijo él.
—No te atrevas a decirme acerca de mi hermana. La has conocido por cinco segundos. Es probable que ni siquiera sepas su nombre.
—Elizabeth —dijo. ¿Cómo lo sabía? No podía recordar habérselo dicho alguna vez—. Estaba incluido en tu Maincard. La dejaste sobre la mesa un día.
—Oh —dije. Fue una forma mucho menos espeluznante de lo que pensé que sería.
—Pruébame que puedo confiar en ti con ella. No me iré hasta que lo hagas. —Tawny tiró más cerca de mí y ladeó su cuerpo, por lo que estaba delante de mí. Oh. Por favor.
Ahora se va a convertir en un concurso de tonterías.
Zayn se levantó.
—Golpéame —dijo mirándome.
—¿Qué? —le dije.
—Adelante, golpéame. Sé que quieres hacerlo. Siempre quieres golpearme, así que sácalo de tu sistema. Ha pasado una semana desde la última vez.
—No voy a golpearte. —Teniendo en cuenta otras circunstancias, me encantaría, pero no quería hacerlo sólo porque me lo pedía.
—Vamos. ____. Adelante —dijo, poniendo las manos atrás y mirando al techo.
Eché un vistazo a Tawny, que estudiaba a Zayn.
—Bueno, ¿qué estas esperando? Dale uno bueno.
—No voy a golpearlo sólo por el placer de hacerlo. Ambos están locos.
—¿Por qué no? —dijo Tawny. Zayn comenzó a silbar la melodía Jeopardy. Eso era todo, ambos estaban psicóticos.
—Sí, voy al baño. No se maten el uno al otro hasta que regrese.
Me levanté y volé por delante de ellos, sin respirar hasta que cerré con llave la puerta del baño. Todavía estaba llena de vapor por la ducha de Zayn. No podía escapar de él. Estaba en todas partes. En mi cabeza, en mi cuarto, en mi cara. Me senté en el fregadero después de limpiarlo con una toalla. Tenía que reconocérselo a Zayn, al menos no era un cerdo. De hecho, era uno de los chicos más limpios que jamás había conocido. No dejaba su ropa en el suelo o pelo en el lavabo cuando se afeitaba. Se duchaba con regularidad y cocinaba. Entonces, ¿cuál era el problema? Puse mi cabeza en mis rodillas y dejé escapar un sonido de frustración. Esperé a que alguien llamara a la puerta y una voz para preguntarme si estaba bien, pero no llegó. Tomé una respiración profunda y confié en que Zayn y Tawny no se estrangulaban entre sí en la sala de estar.
Me asomé por la puerta y risas llegaron a mis odios. ¿Qué rayos?
—De ninguna manera, ella no hizo eso.
—Lo juro, lo hizo —dijo Zayn.
Llegué a la esquina y vi que él estaba sentado de nuevo y Tawny de vuelta en el sofá.
No había sangre y a ninguno le faltaba una extremidad, lo que me sorprendió.
—Oigan, chicos... —dije vacilante.
—Hablábamos sobre esa noche en el Blue Lagoon —dijo Zayn—. Estaba diciéndole a tu hermana de tus habilidades de baile.
—Eres una desvergonzada —dijo Tawny—. No pensé que lo tuvieras en ti.
—¿Por qué no? Fui a muchos bailes.
—Hay una diferencia entre bailar en el baile de promoción de la escuela secundaria y bailar en un club y lo sabes.
—¿La hay? Porque vi muchas chicas en el baile de promoción que deberían haberse unido a un poste.
Ambos se rieron de mí.
—¿Ha sido siempre así? —dijo Zayn.
—No siempre. Cambió mucho después del divorcio de nuestros padres.
Miré a Tawny. Zayn no tenía por qué saber de papá.
—¿Así que tu padre no está en la foto? Genial, muchas gracias Tawny.
—Se podría decir eso —dijo Tawny.
Me costó encontrar la manera de cambiar de tema.
—¿Por qué no te doy un recorrido por el campus? —solté. Fue lo primero que me vino a la mente.
—Eso sería divertido. Realmente nunca lo he visto entero. ¿Quieres venir? —Tawny dirigió la última parte a Zayn—. ¿A menos que tengas otro lugar donde estar?
—No en este momento —dijo—. ¿Estás bien conmigo siguiéndote, ____? —Sus ojos se burlaban de mí, sabiendo que mi plan había sido para alejarlo de Tawny.
—Está bien —le dije sonriendo alegremente. Chúpate esa, Zayn.
—Déjenme encontrar mis zapatos —dijo Zayn.
Cuando se fue, miré a Tawny.
—Oh, Kid. Lo tienes tan mal, pero él también. —Negó con la cabeza—. Voy a darle una semana antes de que se tatúe tu nombre en el otro lado de su pecho.
—Pensé que no te gustaba, ¿qué pasó con estar molesta acerca de la apuesta?
Tawny se encogió de hombros. —Estaba exagerando. Movimiento típico de hermana mayor. Explicó porque lo hizo y tiene sentido en una manera un poco retorcida. No es un mal tipo. No es más que un imbécil. Pero es uno bueno.
—Eso no tiene sentido.
—Los hombres rara vez lo tienen.
Zayn y yo apenas nos vimos por el resto de la semana. Asumí que fue a pasar el rato a casa de Mase, pero no sabría decirlo con seguridad porque apenas me había dirigido veinte palabras. Cuando venía y dormía en el apartamento, siempre llegaba cuando ya estaba inconsciente y se marchaba antes de que despertara.
No sabía cómo lo hacía, pero era como una sombra, escabulléndose para entrar y salir.
Cuando lo veía, pretendía no verme. Darah y Renee lo notaron, pero después de hacer averiguaciones, las cuales Zayn y yo, ambos negamos, dejaron de preguntar.
La tarde del viernes llegó finalmente, y con ella mi cita con Marissa.
Tuve que esperar diez minutos enteros antes de que Marissa abriera la puerta y me llamara. Su oficina estaba desagradablemente ordenada y podría haber sido una viva imagen de lo que una oficina administrativa debería lucir con una lámina genérica de acuarela y los carteles de motivación. Agg.
Ajustó sus gafas sobre la nariz antes de sentarse detrás de su escritorio, ordenando su reposamuñecas distraídamente.
Todo sobre ella dictaba orden: su cabello corto, impecable camisa y expresión plana.
—Así que, ¿qué puedo hacer por ti, ____? Dijiste que tenías problemas con uno de tus compañeros de piso. —Se inclinó hacia adelante, apoyando sus brazos sobre el escritorio.
Le ofrecí el resumen, dejando fuera muchas de las cosas que Nicholas había hecho. No repetía lo que dijo palabra por palabra.
—¿Te hace sentir incómoda? ¿Has intentado hablar con él al respecto?
—Sí, lo he hecho —dije. Su expresión había sido nula mientras le contaba mi lamentable historia, y podía ver que esto iba a ser un callejón sin salida. Podía sentirlo. Pero tal vez, estaba siendo pesimista.
—¿Has recurrido a tu administrador de residencia? Siempre están disponibles para hablar o discutir disputas, y han sido entrenados en cómo ayudar en esas situaciones. —Era como golpear mi cabeza contra una pared de ladrillo.
—Realmente esperaba que esto pudiera ser simplemente resuelto, teniendo en cuenta que fue un error desde el comienzo.
—Bueno, realmente no hay nada que podamos hacer en este momento. A menos que haya una emergencia, tenemos que mantener lugares disponibles para aquellos que realmente los necesitan. Suena como si fuera más un problema de personalidades. Recomendaría que tuvieras algún tipo de mediación con el administrador de la residencia y puedes volver a verme en unas pocas semanas, ¿de acuerdo?
Quería decir con todas mis ganas, “¿Hablas jodidamente en serio?” pero no me hubiese ayudado para nada.
—Entonces, ¿no hay nada que usted pueda hacer?
—No, a menos que haya una amenaza directa. ¿Te ha amenazado? No tengas miedo de hablar.
Lo pensé durante medio segundo, pero sabía que decirle que Zayn me había amenazado, lo metería en problemas y podría ser echado del campus. La seguridad del campus se vería envuelta y hasta podría ser arrestado. Por mucho que la imagen de Zayn en la cárcel me divertía, no podía ser la que lo pusiera allí si de verdad no se lo merecía. Teniendo en cuenta que fui yo quien en realidad lo había asaltado.
Estaba atrapada.
—No, no lo ha hecho.
—De acuerdo. Aquí tienes mi tarjeta. Nunca dudes en llamarnos si hay alguna emergencia. Pareciera como si ustedes dos sólo necesitasen tener una charla. Haré que su administrador la contacte para organizar algún tipo de mediación. —Se puso de pie y sostuvo su mano frente a mí, efectivamente terminando la cita. No tuve otra opción más que ponerme de pie, tomar su mano y marcharme con su tarjeta apretada en mí mano.
Qué maldita pérdida de tiempo.
No sabía por qué había esperado algo más. En una universidad de alrededor de 12.000 estudiantes no licenciados, yo era un número. Esa era la razón por la que había elegido la universidad de Maine en vez de una más pequeña. Ahora pagaba el precio.
Irrumpí en el apartamento. Darah se había ido a casa por el fin de semana para celebrar el cumpleaños de su mamá, así que ya no estaba.
Renee había tenido una reunión con el grupo de enfermería, así que sabía que si alguien iba a estar en el apartamento, ese era Zayn.
Intenté golpear la puerta cuando entré, pero fracasé.
—¿Día difícil? —dijo una voz masculina.
Miré hacia el sofá para encontrarlo sentado con su guitarra.
Contuve mi compostura por un segundo.
—Está en marcha —dije, caminando en su dirección, pegando mi mano a su cara—. La apuesta, está en marcha.
Observó mi mano por un segundo y una lenta sonrisa apareció a través de su rostro.
—Una vez que sacudamos nuestras manos, no hay vuelta atrás.
Asentí, pero alejé mi mano antes de que pudiera tocarme.
—Tiene que haber algunos parámetros. Toda esta cosa de amar y odiar no puede ser probada. Te dije que te odiaba y te golpeé, pero no me creíste. Si digo que te amo ahora mismo, no me creerías. Así que, ¿cómo lo medimos?
—Es más difícil decir que amas a alguien, que lo odias. Así que tienes que decir las palabras. Y tienen que ser verdaderas.
—¿Cómo sabrás que son verdaderas?
Se encogió de hombros.
—Lo sabré. Tú lo sabrás.
—¿Y la parte del odio?
—Sabré que me odias cuando lo vea en tu mirada. Lo he visto antes y lo sabré.
—Entonces, tú vas a determinar esto. ¿No tengo voz en el asunto?
—No estoy forzándote a aceptar esto. Puedes llamar a la residencia y decir que te estoy acosando sexualmente. Me arrastrarán a una charla disciplinaria y probablemente me echen de la escuela. Puedes hacerlo ahora mismo. Pero no vas a hacerlo.
—No puedo —dije. Por mucho que lo pusiera fuera de mi vida—. Eres un imbécil, pero no eres eso. Si lo fueras, me hubiese deshecho de ti tan rápido que tu cabeza hubiese dado vueltas.
—Exactamente. No eres una chica que soporta cualquier cosa. Puedes cuidar de ti, me lo mostraste la primera noche. Me harás saber cuando haya ido muy lejos.
—Lo haré.
—De acuerdo, entonces.
—Bien —dije, y estrechamos las manos. Intenté liberarme, pero tomó mi mano y me atrajo hasta chocar con su pecho.
—Así que, aquí estamos. Atascada conmigo hasta Navidad —respiró.
Soltó mi mano y di un paso atrás. No fue fácil de hacer. Mi cuerpo estaba atraído al suyo como los polos opuestos de un imán.
—Crees que eres el que hace mi vida difícil. Pero puedo hacerla mucho peor para ti —dije, sonriendo dulcemente. Sus ojos azules lucían escépticos.
—¿Cómo?
—¿Realmente quieres saberlo? Voy a invitar a un montón de chicas, veremos películas para chicas, hablaremos de nuestros periodos, encenderemos todo tipo de velas aromáticas y probablemente nos quedemos toda la noche despiertas riendo.
—¿Cuándo comenzará la pelea de almohadas desnudas y los besuqueos?
Golpeé su hombro.
—Cerdo, eso no pasa en las pijamadas a no ser que sea una película. Pero Darah, Renee y yo podemos conspirar contra ti. No tienes idea lo terrible que puede ser.
—¿Qué te hace pensar que algo de eso me hace sentir incómodo? —dijo, estropeando mi estímulo del momento por armar un plan contra él.
—Porque todos los hombres huyen cuando las chicas comienzan a hablar de sus ciclos menstruales. Se supone que corras ahora.
Dio un paso más cerca.
—No me molesta.
—Tampón —dije.
Dio otro paso.
—Calambres. Hinchazón. Flujo abundante.
Su pecho casi tocaba mi nariz. Incliné mi cabeza para encontrarme con sus ojos. No pestañeó. Casi podía sentir al algodón de su camiseta en mi piel. Lentamente levantó sus manos y colocó sus pulgares a cada lado de mi rostro.
—Sigue —dijo, levantando mi rostro haciendo que me pusiera de puntillas. Oh, mi Dios.
En ese preciso momento, mi cerebro dejó de funcionar. Dejé de pensar e incluso dejé de intentarlo.
—¿Sin palabras, ____? —dijo, uno de los lados de su boca alzándose.
Esa sonrisa satisfecha me golpeó de vuelta a la realidad. Lo fulminé con la mirada y me aparté de sus manos. Se rió entre dientes.
—Vas a tener que trabajar muy duro para probar que me odias. Lo otro, tal vez no tanto.
—Eres tan engreído —dije, cruzando mis brazos.
—Y no tienes idea de lo sexy que te ves en este momento, tan enojada conmigo.
Mi boca se abrió. No tenía nada qué decir, así que alcé mi rodilla como si fuera a golpearlo en sus genitales, pero me detuve muy cerca. Fue genial verlo retroceder.
—Ten cuidado con eso —dijo.
Simplemente le sonreí.
—No olvides que tienes algo mucho más valioso que puedo dañar. Sólo recuérdalo.
—¿Cómo podría olvidarlo?
—¿No tienes que estar en alguna parte? ¿Alguna otra chica que objetivar? —pregunté.
—¿Por qué me iría a otra parte teniendo todo lo que necesito aquí?
Iba a hacer un comentario rápido, pero no pude pensar en ninguno.
Me sorprendía que un apuesto chico de veinte años no tuviera planes un viernes en la noche. Pero oye, ¿qué sabía yo?
****************************
Zayn me trató del mismo modo arrogante que había usado los primeros dos días cuando lo conocí, lo cual era un gran cambio de la fría indiferencia. Hizo comentarios que me hubiesen hecho sonrojar hace algunos años. Renee volvió de su reunión y continuó dándome esa mirada cuando él lo hacía. La mirada de te lo dije.
No iba a acostarme con Zayn. No iba a acostarme con nadie, al menos no ahora mismo. No podía si quiera pensar en sexo sin que mis manos temblaran y mi estómago se diera vuelta.
No tenía problema con otros adultos haciéndolo, pero sabía que el sexo era desordenado. Era complicado y algunas personas lo usaban como un arma. No iba a dejar que jamás me sucediera algo como eso. Si lo hiciera, sería porque quiero. Y no he conocido a nadie que me haga querer hacerlo.
Todavía.
Se quedó despierto hasta tarde la noche del viernes tocando la guitarra. Estaba exhausta de mi fallida cita, así que me fui a la cama. Me preguntó si me importaba si se quedaba despierto y tocaba.
—Haz lo que quieras.
—Eso quisieras —dijo, y tocó un pequeño tema de un comercial.
Jaja. Rodé mis ojos y me tapé la cabeza con las cobijas, como si lo estuviera bloqueando.
—Sabes que te gusta.
Sí, lo hacía. Más de lo que admitiría.
Me dormí con el ruido del rasgueo de la guitarra.
Cuando desperté, él murmuraba otra vez. Hubiera sido completamente adorable si no hubiese estado tan alterado. Consideré despertarlo de nuevo, pero no quería quedar mal. Así que lo dejé continuar y escuché.
—Mami, despierta. Por favor, despierta. —Su voz sonaba asustada.
Miré alrededor y encontré un par de medias que había envuelto en una bola y se las lancé tan fuerte como pude. Golpearon su hombro, pero no lo despertaron. Intenté encontrar algo más. Eché un vistazo alrededor y encontré una percha de metal en la puerta de mi armario. La desarmé y la usé como un palo para pincharlo. Me tomó un par de intentos, pero finalmente se tocó en el lugar donde lo pinchaba.
—¿Qué diablos? —dijo su voz media dormida.
Rápidamente arrojé mi palo y pretendí estar dormida. Lo escuché girarse y pude sentir sus ojos en mí.
—¿Acabas de pincharme?
Decidí fingir no saber nada. —¿Qué? —dije, intentando poner una voz dormida.
—Acabas de pincharme con algo.
—No lo hice. Estaba durmiendo hace un segundo.
—No, no lo estabas. Me pinchabas con ese pedazo de cable en el piso. Muy astuto, ____, pero no soy tonto. —Se levantó, y lo escuché tomar mi aparato para pinchazos.
—Estaba hablando de nuevo, ¿verdad?
—Sí —contesté.
—No me digas lo que dije. Ya lo sé.
—¿Cómo?
—Porque compartía habitación con mi primo cuando crecía y hubo un punto dónde me dijo lo que decía.
—¿Vivías con Mase? —pregunté, girándome. Esa era la primera vez que hablaba de su familia. Era muy temprano para levantarse un sábado por la mañana, pero esto valía la pena. Esta era la primera vez que Zayn iniciaba una conversación sobre sí mismo sin tener que atacarlo para hacerlo.
—¿Qué sucedió con tus padres? —pregunté con tranquilidad. No quería asustarlo.
Volvió a la cama. Giré sobre mí misma para enfrentarlo. Estaba sentado, su espalda contra la pared con sus piernas en el borde.
—Están muertos. —El aire dejó la habitación y me fue imposible respirar. Fui incapaz de encontrar palabras qué decirle. Nada que yo dijera significaría algo—. Sí, es lo que creí —dijo después de uno momentos de mi silencio.
—Lo siento. Es sólo que no sabía qué decir, no quería decir nada estúpido. Trataba de pensar algo que no fuera estúpido. Supongo que fallé.
Para mi sorpresa, rió.
—No tienes filtro. Es una de las cosas que me gustan de ti. No empieces ahora. Di lo que quieras.
—Diría que es una de las cosas más tristes que he escuchado y que eso explica muchas cosas.
—Sí, lo hace —dijo, mirando sus manos—. Y eres una de las pocas personas que ha dicho lo siento, y realmente le creo. La gente dice cosas que no significan nada todo el tiempo. Es fácil encontrar la mierda.
—Sí, lo es. —Era una descubridora de mierda profesional. Era uno de mis talentos escondidos.
—¿Qué les sucedió?
—Algún día te lo diré —dijo, acariciando la parte de arriba de su cabeza con su mano, como si estuviera tocando su punto de la suerte.
Decidí cambiar de táctica y hacer otra pregunta que me quemaba.
—De acuerdo, entonces cuéntame de tus tatuajes.
—Te dije que no creía en el destino, que creo en la suerte. Así que me dije, ¿por qué no tener toda la suerte que pueda conmigo?
—¿Cuántos tienes?
Giró su brazo y me mostró el siete. —Uno —dijo, y entonces movió su oreja izquierda para que pudiera ver la tinta detrás de ella—. Dos. —Me dio la espalda y apuntó al que se encontraba entremedio de sus omóplatos—. Tres. —Levantó su pie, y me mostró otro que no había visto hasta el momento, una estrella—. Cuatro. —Apuntó al que se encontraba en su pecho—. Cinco. Quiero tener siete para cuando termine, pero sólo los hago cuando es urgente, por esa razón no me he hecho uno en meses.
—¿Qué son? No puedo ver bien desde aquí —dije. No era una táctica para acercarme a su estado desnudo, lo juro.
Se levantó de su cama lentamente y caminó hacia mí. La mirada en su rostro no era confiada. Era abierto, como si me estuviera mostrando una parte de él que raramente compartía. Sabía que este momento era precioso, fácil de romper, como un dedo a través de una burbuja de jabón.
—Este, puedes ver que es un siete, el número de la suerte en varias culturas. Este —dijo, colocando su oreja hacia adelante—, es la herradura estándar. Los marineros las clavaban en los mástiles de sus barcos para ayudarlos a salir del camino de las tormentas.
Me dio su espalda y finalmente pude ver el que estaba allí.
Si no hubiese hecho un proyecto sobre la mitología egipcia en sexto grado, es posible que no supiera que era un escarabajo. Los escarabajos cubrirían sus pieles exteriores, caparazones, y los egipcios veían eso como un símbolo de renacimiento y así creían que los escarabajos eran inmortales.
—Realmente estás mezclando tus mitologías aquí, Malik.
Me miró sobre su hombro, rodando sus ojos ante el apodo.
—Estoy a favor de la diversificación —dijo secamente.
Salí de la cama para estudiarlo más de cerca. Era hermoso, los colores casi resplandeciendo en su piel. Quién sea que se lo haya hecho, era un artista. Me resistí la urgencia de tocarlo para ver si era real.
—Así que, ahí lo tienes —dijo, girando—. Y luego sólo tengo una pequeña estrella en el pie. Ahí lo tienes, mi historia de tinta. Ahora muéstrame la tuya. —Su boca se alzó a un lado, y el Sr. Arrogante estaba de vuelta. Qué sorpresa.
—Lo siento, hombre, nada para mostrar —dije, saltando a mi cama.
—No preguntaba sobre tus tatuajes, ____. —Se inclinó y apoyó sus manos a cada lado de mis piernas, casi, pero sin tocar mi piel. Incluso cuando no estaba tocándome, mi piel hormigueaba como si lo hiciera.
—¿Por qué Zayn, estás preguntando ver mis partes íntimas?
—Preguntar es ponerlo leve —dijo, con un pequeño gruñido en su voz.
Las ansias de empujarme hacia el frente y pegar mi cuerpo con el suyo, eran tan fuertes, que tuve que agarrar las sábanas para no hacerlo.
—Sólo estás jugando conmigo —dije, mi voz un poco sin aire, como si hubiese corrido por las escaleras—. Dijiste que no te acostabas con chicas que te gustaban.
—Oh, ____, si sólo supieras —dijo. Lentamente se inclinó hasta que su rostro se encontraba directamente frente al mío, antes de alejarse y salir por la puerta.
Maldito. Maldito él y sus ojos azules, y sus tatuajes interesantes, y su actitud de toma lo que quieras. El hecho de que tenía un pasado trágico solamente agregaba al misterio que era Zayn Malik.
La tarde del viernes llegó finalmente, y con ella mi cita con Marissa.
Tuve que esperar diez minutos enteros antes de que Marissa abriera la puerta y me llamara. Su oficina estaba desagradablemente ordenada y podría haber sido una viva imagen de lo que una oficina administrativa debería lucir con una lámina genérica de acuarela y los carteles de motivación. Agg.
Ajustó sus gafas sobre la nariz antes de sentarse detrás de su escritorio, ordenando su reposamuñecas distraídamente.
Todo sobre ella dictaba orden: su cabello corto, impecable camisa y expresión plana.
—Así que, ¿qué puedo hacer por ti, ____? Dijiste que tenías problemas con uno de tus compañeros de piso. —Se inclinó hacia adelante, apoyando sus brazos sobre el escritorio.
Le ofrecí el resumen, dejando fuera muchas de las cosas que Nicholas había hecho. No repetía lo que dijo palabra por palabra.
—¿Te hace sentir incómoda? ¿Has intentado hablar con él al respecto?
—Sí, lo he hecho —dije. Su expresión había sido nula mientras le contaba mi lamentable historia, y podía ver que esto iba a ser un callejón sin salida. Podía sentirlo. Pero tal vez, estaba siendo pesimista.
—¿Has recurrido a tu administrador de residencia? Siempre están disponibles para hablar o discutir disputas, y han sido entrenados en cómo ayudar en esas situaciones. —Era como golpear mi cabeza contra una pared de ladrillo.
—Realmente esperaba que esto pudiera ser simplemente resuelto, teniendo en cuenta que fue un error desde el comienzo.
—Bueno, realmente no hay nada que podamos hacer en este momento. A menos que haya una emergencia, tenemos que mantener lugares disponibles para aquellos que realmente los necesitan. Suena como si fuera más un problema de personalidades. Recomendaría que tuvieras algún tipo de mediación con el administrador de la residencia y puedes volver a verme en unas pocas semanas, ¿de acuerdo?
Quería decir con todas mis ganas, “¿Hablas jodidamente en serio?” pero no me hubiese ayudado para nada.
—Entonces, ¿no hay nada que usted pueda hacer?
—No, a menos que haya una amenaza directa. ¿Te ha amenazado? No tengas miedo de hablar.
Lo pensé durante medio segundo, pero sabía que decirle que Zayn me había amenazado, lo metería en problemas y podría ser echado del campus. La seguridad del campus se vería envuelta y hasta podría ser arrestado. Por mucho que la imagen de Zayn en la cárcel me divertía, no podía ser la que lo pusiera allí si de verdad no se lo merecía. Teniendo en cuenta que fui yo quien en realidad lo había asaltado.
Estaba atrapada.
—No, no lo ha hecho.
—De acuerdo. Aquí tienes mi tarjeta. Nunca dudes en llamarnos si hay alguna emergencia. Pareciera como si ustedes dos sólo necesitasen tener una charla. Haré que su administrador la contacte para organizar algún tipo de mediación. —Se puso de pie y sostuvo su mano frente a mí, efectivamente terminando la cita. No tuve otra opción más que ponerme de pie, tomar su mano y marcharme con su tarjeta apretada en mí mano.
Qué maldita pérdida de tiempo.
No sabía por qué había esperado algo más. En una universidad de alrededor de 12.000 estudiantes no licenciados, yo era un número. Esa era la razón por la que había elegido la universidad de Maine en vez de una más pequeña. Ahora pagaba el precio.
Irrumpí en el apartamento. Darah se había ido a casa por el fin de semana para celebrar el cumpleaños de su mamá, así que ya no estaba.
Renee había tenido una reunión con el grupo de enfermería, así que sabía que si alguien iba a estar en el apartamento, ese era Zayn.
Intenté golpear la puerta cuando entré, pero fracasé.
—¿Día difícil? —dijo una voz masculina.
Miré hacia el sofá para encontrarlo sentado con su guitarra.
Contuve mi compostura por un segundo.
—Está en marcha —dije, caminando en su dirección, pegando mi mano a su cara—. La apuesta, está en marcha.
Observó mi mano por un segundo y una lenta sonrisa apareció a través de su rostro.
—Una vez que sacudamos nuestras manos, no hay vuelta atrás.
Asentí, pero alejé mi mano antes de que pudiera tocarme.
—Tiene que haber algunos parámetros. Toda esta cosa de amar y odiar no puede ser probada. Te dije que te odiaba y te golpeé, pero no me creíste. Si digo que te amo ahora mismo, no me creerías. Así que, ¿cómo lo medimos?
—Es más difícil decir que amas a alguien, que lo odias. Así que tienes que decir las palabras. Y tienen que ser verdaderas.
—¿Cómo sabrás que son verdaderas?
Se encogió de hombros.
—Lo sabré. Tú lo sabrás.
—¿Y la parte del odio?
—Sabré que me odias cuando lo vea en tu mirada. Lo he visto antes y lo sabré.
—Entonces, tú vas a determinar esto. ¿No tengo voz en el asunto?
—No estoy forzándote a aceptar esto. Puedes llamar a la residencia y decir que te estoy acosando sexualmente. Me arrastrarán a una charla disciplinaria y probablemente me echen de la escuela. Puedes hacerlo ahora mismo. Pero no vas a hacerlo.
—No puedo —dije. Por mucho que lo pusiera fuera de mi vida—. Eres un imbécil, pero no eres eso. Si lo fueras, me hubiese deshecho de ti tan rápido que tu cabeza hubiese dado vueltas.
—Exactamente. No eres una chica que soporta cualquier cosa. Puedes cuidar de ti, me lo mostraste la primera noche. Me harás saber cuando haya ido muy lejos.
—Lo haré.
—De acuerdo, entonces.
—Bien —dije, y estrechamos las manos. Intenté liberarme, pero tomó mi mano y me atrajo hasta chocar con su pecho.
—Así que, aquí estamos. Atascada conmigo hasta Navidad —respiró.
Soltó mi mano y di un paso atrás. No fue fácil de hacer. Mi cuerpo estaba atraído al suyo como los polos opuestos de un imán.
—Crees que eres el que hace mi vida difícil. Pero puedo hacerla mucho peor para ti —dije, sonriendo dulcemente. Sus ojos azules lucían escépticos.
—¿Cómo?
—¿Realmente quieres saberlo? Voy a invitar a un montón de chicas, veremos películas para chicas, hablaremos de nuestros periodos, encenderemos todo tipo de velas aromáticas y probablemente nos quedemos toda la noche despiertas riendo.
—¿Cuándo comenzará la pelea de almohadas desnudas y los besuqueos?
Golpeé su hombro.
—Cerdo, eso no pasa en las pijamadas a no ser que sea una película. Pero Darah, Renee y yo podemos conspirar contra ti. No tienes idea lo terrible que puede ser.
—¿Qué te hace pensar que algo de eso me hace sentir incómodo? —dijo, estropeando mi estímulo del momento por armar un plan contra él.
—Porque todos los hombres huyen cuando las chicas comienzan a hablar de sus ciclos menstruales. Se supone que corras ahora.
Dio un paso más cerca.
—No me molesta.
—Tampón —dije.
Dio otro paso.
—Calambres. Hinchazón. Flujo abundante.
Su pecho casi tocaba mi nariz. Incliné mi cabeza para encontrarme con sus ojos. No pestañeó. Casi podía sentir al algodón de su camiseta en mi piel. Lentamente levantó sus manos y colocó sus pulgares a cada lado de mi rostro.
—Sigue —dijo, levantando mi rostro haciendo que me pusiera de puntillas. Oh, mi Dios.
En ese preciso momento, mi cerebro dejó de funcionar. Dejé de pensar e incluso dejé de intentarlo.
—¿Sin palabras, ____? —dijo, uno de los lados de su boca alzándose.
Esa sonrisa satisfecha me golpeó de vuelta a la realidad. Lo fulminé con la mirada y me aparté de sus manos. Se rió entre dientes.
—Vas a tener que trabajar muy duro para probar que me odias. Lo otro, tal vez no tanto.
—Eres tan engreído —dije, cruzando mis brazos.
—Y no tienes idea de lo sexy que te ves en este momento, tan enojada conmigo.
Mi boca se abrió. No tenía nada qué decir, así que alcé mi rodilla como si fuera a golpearlo en sus genitales, pero me detuve muy cerca. Fue genial verlo retroceder.
—Ten cuidado con eso —dijo.
Simplemente le sonreí.
—No olvides que tienes algo mucho más valioso que puedo dañar. Sólo recuérdalo.
—¿Cómo podría olvidarlo?
—¿No tienes que estar en alguna parte? ¿Alguna otra chica que objetivar? —pregunté.
—¿Por qué me iría a otra parte teniendo todo lo que necesito aquí?
Iba a hacer un comentario rápido, pero no pude pensar en ninguno.
Me sorprendía que un apuesto chico de veinte años no tuviera planes un viernes en la noche. Pero oye, ¿qué sabía yo?
****************************
Zayn me trató del mismo modo arrogante que había usado los primeros dos días cuando lo conocí, lo cual era un gran cambio de la fría indiferencia. Hizo comentarios que me hubiesen hecho sonrojar hace algunos años. Renee volvió de su reunión y continuó dándome esa mirada cuando él lo hacía. La mirada de te lo dije.
No iba a acostarme con Zayn. No iba a acostarme con nadie, al menos no ahora mismo. No podía si quiera pensar en sexo sin que mis manos temblaran y mi estómago se diera vuelta.
No tenía problema con otros adultos haciéndolo, pero sabía que el sexo era desordenado. Era complicado y algunas personas lo usaban como un arma. No iba a dejar que jamás me sucediera algo como eso. Si lo hiciera, sería porque quiero. Y no he conocido a nadie que me haga querer hacerlo.
Todavía.
Se quedó despierto hasta tarde la noche del viernes tocando la guitarra. Estaba exhausta de mi fallida cita, así que me fui a la cama. Me preguntó si me importaba si se quedaba despierto y tocaba.
—Haz lo que quieras.
—Eso quisieras —dijo, y tocó un pequeño tema de un comercial.
Jaja. Rodé mis ojos y me tapé la cabeza con las cobijas, como si lo estuviera bloqueando.
—Sabes que te gusta.
Sí, lo hacía. Más de lo que admitiría.
Me dormí con el ruido del rasgueo de la guitarra.
Cuando desperté, él murmuraba otra vez. Hubiera sido completamente adorable si no hubiese estado tan alterado. Consideré despertarlo de nuevo, pero no quería quedar mal. Así que lo dejé continuar y escuché.
—Mami, despierta. Por favor, despierta. —Su voz sonaba asustada.
Miré alrededor y encontré un par de medias que había envuelto en una bola y se las lancé tan fuerte como pude. Golpearon su hombro, pero no lo despertaron. Intenté encontrar algo más. Eché un vistazo alrededor y encontré una percha de metal en la puerta de mi armario. La desarmé y la usé como un palo para pincharlo. Me tomó un par de intentos, pero finalmente se tocó en el lugar donde lo pinchaba.
—¿Qué diablos? —dijo su voz media dormida.
Rápidamente arrojé mi palo y pretendí estar dormida. Lo escuché girarse y pude sentir sus ojos en mí.
—¿Acabas de pincharme?
Decidí fingir no saber nada. —¿Qué? —dije, intentando poner una voz dormida.
—Acabas de pincharme con algo.
—No lo hice. Estaba durmiendo hace un segundo.
—No, no lo estabas. Me pinchabas con ese pedazo de cable en el piso. Muy astuto, ____, pero no soy tonto. —Se levantó, y lo escuché tomar mi aparato para pinchazos.
—Estaba hablando de nuevo, ¿verdad?
—Sí —contesté.
—No me digas lo que dije. Ya lo sé.
—¿Cómo?
—Porque compartía habitación con mi primo cuando crecía y hubo un punto dónde me dijo lo que decía.
—¿Vivías con Mase? —pregunté, girándome. Esa era la primera vez que hablaba de su familia. Era muy temprano para levantarse un sábado por la mañana, pero esto valía la pena. Esta era la primera vez que Zayn iniciaba una conversación sobre sí mismo sin tener que atacarlo para hacerlo.
—¿Qué sucedió con tus padres? —pregunté con tranquilidad. No quería asustarlo.
Volvió a la cama. Giré sobre mí misma para enfrentarlo. Estaba sentado, su espalda contra la pared con sus piernas en el borde.
—Están muertos. —El aire dejó la habitación y me fue imposible respirar. Fui incapaz de encontrar palabras qué decirle. Nada que yo dijera significaría algo—. Sí, es lo que creí —dijo después de uno momentos de mi silencio.
—Lo siento. Es sólo que no sabía qué decir, no quería decir nada estúpido. Trataba de pensar algo que no fuera estúpido. Supongo que fallé.
Para mi sorpresa, rió.
—No tienes filtro. Es una de las cosas que me gustan de ti. No empieces ahora. Di lo que quieras.
—Diría que es una de las cosas más tristes que he escuchado y que eso explica muchas cosas.
—Sí, lo hace —dijo, mirando sus manos—. Y eres una de las pocas personas que ha dicho lo siento, y realmente le creo. La gente dice cosas que no significan nada todo el tiempo. Es fácil encontrar la mierda.
—Sí, lo es. —Era una descubridora de mierda profesional. Era uno de mis talentos escondidos.
—¿Qué les sucedió?
—Algún día te lo diré —dijo, acariciando la parte de arriba de su cabeza con su mano, como si estuviera tocando su punto de la suerte.
Decidí cambiar de táctica y hacer otra pregunta que me quemaba.
—De acuerdo, entonces cuéntame de tus tatuajes.
—Te dije que no creía en el destino, que creo en la suerte. Así que me dije, ¿por qué no tener toda la suerte que pueda conmigo?
—¿Cuántos tienes?
Giró su brazo y me mostró el siete. —Uno —dijo, y entonces movió su oreja izquierda para que pudiera ver la tinta detrás de ella—. Dos. —Me dio la espalda y apuntó al que se encontraba entremedio de sus omóplatos—. Tres. —Levantó su pie, y me mostró otro que no había visto hasta el momento, una estrella—. Cuatro. —Apuntó al que se encontraba en su pecho—. Cinco. Quiero tener siete para cuando termine, pero sólo los hago cuando es urgente, por esa razón no me he hecho uno en meses.
—¿Qué son? No puedo ver bien desde aquí —dije. No era una táctica para acercarme a su estado desnudo, lo juro.
Se levantó de su cama lentamente y caminó hacia mí. La mirada en su rostro no era confiada. Era abierto, como si me estuviera mostrando una parte de él que raramente compartía. Sabía que este momento era precioso, fácil de romper, como un dedo a través de una burbuja de jabón.
—Este, puedes ver que es un siete, el número de la suerte en varias culturas. Este —dijo, colocando su oreja hacia adelante—, es la herradura estándar. Los marineros las clavaban en los mástiles de sus barcos para ayudarlos a salir del camino de las tormentas.
Me dio su espalda y finalmente pude ver el que estaba allí.
Si no hubiese hecho un proyecto sobre la mitología egipcia en sexto grado, es posible que no supiera que era un escarabajo. Los escarabajos cubrirían sus pieles exteriores, caparazones, y los egipcios veían eso como un símbolo de renacimiento y así creían que los escarabajos eran inmortales.
—Realmente estás mezclando tus mitologías aquí, Malik.
Me miró sobre su hombro, rodando sus ojos ante el apodo.
—Estoy a favor de la diversificación —dijo secamente.
Salí de la cama para estudiarlo más de cerca. Era hermoso, los colores casi resplandeciendo en su piel. Quién sea que se lo haya hecho, era un artista. Me resistí la urgencia de tocarlo para ver si era real.
—Así que, ahí lo tienes —dijo, girando—. Y luego sólo tengo una pequeña estrella en el pie. Ahí lo tienes, mi historia de tinta. Ahora muéstrame la tuya. —Su boca se alzó a un lado, y el Sr. Arrogante estaba de vuelta. Qué sorpresa.
—Lo siento, hombre, nada para mostrar —dije, saltando a mi cama.
—No preguntaba sobre tus tatuajes, ____. —Se inclinó y apoyó sus manos a cada lado de mis piernas, casi, pero sin tocar mi piel. Incluso cuando no estaba tocándome, mi piel hormigueaba como si lo hiciera.
—¿Por qué Zayn, estás preguntando ver mis partes íntimas?
—Preguntar es ponerlo leve —dijo, con un pequeño gruñido en su voz.
Las ansias de empujarme hacia el frente y pegar mi cuerpo con el suyo, eran tan fuertes, que tuve que agarrar las sábanas para no hacerlo.
—Sólo estás jugando conmigo —dije, mi voz un poco sin aire, como si hubiese corrido por las escaleras—. Dijiste que no te acostabas con chicas que te gustaban.
—Oh, ____, si sólo supieras —dijo. Lentamente se inclinó hasta que su rostro se encontraba directamente frente al mío, antes de alejarse y salir por la puerta.
Maldito. Maldito él y sus ojos azules, y sus tatuajes interesantes, y su actitud de toma lo que quieras. El hecho de que tenía un pasado trágico solamente agregaba al misterio que era Zayn Malik.
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*********************
—¡Hola, Kid! —dijo Tawny, saltando de su Volvo convertible. Corrí hacia ella aplastándola en un abrazo. La había visto hacía sólo una semana, pero la había echado de menos.
—Guau, ¿estás bien?
El abrazo fue un poco demasiado entusiasta. También debe haber leído la tensión en mi rostro.
—Vamos a tomar una copa y te contaré al respecto.
Entramos en Margarita, el único lugar mexicano decente en el centro de Orono. Estaba abarrotado, entre una tienda de ropa que vendía moda para mujeres grandes y una oficina de bienes raíces. Era ridículamente estrecho, pero tenía dos plantas, así que había un montón de rincones acogedores y lugares privados. Los cuadros estaban pintados a mano y había un montón de sombreros y luces de pimientos colgadas en la pared. Música suave sonaba de fondo.
Tawny y yo subimos las escaleras y encontramos una mesa para dos en un rincón, detrás de una gran viga. Pedí una Coca-Cola y Tawny un margarita.
—Te voy a dar un sorbo cuando nadie esté mirando —dijo.
La puse al corriente de la saga entera de Zayn mientras esperábamos que la camarera volviera, para poder pedir.
—Suena como un idiota —fue su evaluación.
—Lo es —le dije, riendo.
Tawny detuvo la copa a mitad de camino hacia sus labios. —Oh, no.
—¿Qué? —dije, mirando alrededor.
—Te gusta.
—¿Qué? No, no lo creo.
Puso la copa hacia abajo, con la boca abierta por la sorpresa.
—¡Si, totalmente lo hace! Jesús, Kid, ¿qué estás pensando?
—No me cae bien —mentí entre dientes.
—No insultes mi inteligencia. Conozco tu rostro mejor que nadie. También cada tono de tu voz. Puedes mentirte a ti misma todo lo que quieras, pero no me estás mintiendo. Entonces, háblame de él.
—Él es… —dije, tratando de encontrar las palabras para describirlo—, es un idiota. Dice lo que está en su cabeza y siempre está empujándome y empujando su suerte. Asegura que no se acuesta con chicas que le gustan, pero siempre viene tras de mí. Es complicado.
—Suena complicado. ¿Guapo?
—Sí, se podría decir eso.
—Bueno, entonces, ¿cuál es el problema? —dijo mientras la camarera se acercaba para tomar nuestro pedido. Hicimos una pausa en la conversación. Pedí nachos con guacamole extra y Tawny fue por las quesadillas de carne. Traté de pensar en mi respuesta a la pregunta de Tawny.
—Tú sabes cuál es el problema.
—Kid, eso fue hace mucho tiempo. Ya lo superé.
—Nunca superas algo como eso —dije en voz baja.
—No, tienes razón, no lo haces. Pero aprendes a vivir con ello. Al igual que una cicatriz. Tienes que dejar de odiar a todo el mundo.
—No odio a todos —le dije.
—Cerca, ____, cerca.
Cambié de tema y Tawny me dejó. No volvimos a Zayn hasta que compartimos nuestro helado frito, que era helado con una cubierta crujiente, rociado con miel por un lado y chocolate por el otro. Yo tenía el lado del chocolate.
—¿Qué es lo peor que podría pasar?
—Sabes qué es lo peor —dije.
—No puedes dejar que una mala manzana arruine todo el barril.
Había un montón de signos que yo elegí ignorar. ¿Zayn te hace sentir insegura? ¿Te está controlando?
—No —respondí. Zayn nunca me había hecho sentir como que iba a hacerme daño físicamente. Darme un beso, sí. Pero se trataba de dos tipos diferentes de miedo.
—Conoces los signos. Conoces las señales de alerta. ¿Has visto alguna de ellas?
—No.
—Entonces, ¿por qué no dejas de ser tan hostil?
—A él le gusta que sea hostil, creo.
—Bueno, tengo que conocer a este tipo. También quiero ver tu nuevo lugar.
No había planeado llevar a Tawny al apartamento. De hecho, no se me había ocurrido hacerlo.
—Supongo. No puedo prometer que va a estar ahí.
—Envíale un mensaje. No vine todo el camino hasta aquí desde Belfast y traje tu ropa para no ver a este tipo.
Suspiré y saqué mi teléfono.
*¿Estás en casa?
El abrazo fue un poco demasiado entusiasta. También debe haber leído la tensión en mi rostro.
—Vamos a tomar una copa y te contaré al respecto.
Entramos en Margarita, el único lugar mexicano decente en el centro de Orono. Estaba abarrotado, entre una tienda de ropa que vendía moda para mujeres grandes y una oficina de bienes raíces. Era ridículamente estrecho, pero tenía dos plantas, así que había un montón de rincones acogedores y lugares privados. Los cuadros estaban pintados a mano y había un montón de sombreros y luces de pimientos colgadas en la pared. Música suave sonaba de fondo.
Tawny y yo subimos las escaleras y encontramos una mesa para dos en un rincón, detrás de una gran viga. Pedí una Coca-Cola y Tawny un margarita.
—Te voy a dar un sorbo cuando nadie esté mirando —dijo.
La puse al corriente de la saga entera de Zayn mientras esperábamos que la camarera volviera, para poder pedir.
—Suena como un idiota —fue su evaluación.
—Lo es —le dije, riendo.
Tawny detuvo la copa a mitad de camino hacia sus labios. —Oh, no.
—¿Qué? —dije, mirando alrededor.
—Te gusta.
—¿Qué? No, no lo creo.
Puso la copa hacia abajo, con la boca abierta por la sorpresa.
—¡Si, totalmente lo hace! Jesús, Kid, ¿qué estás pensando?
—No me cae bien —mentí entre dientes.
—No insultes mi inteligencia. Conozco tu rostro mejor que nadie. También cada tono de tu voz. Puedes mentirte a ti misma todo lo que quieras, pero no me estás mintiendo. Entonces, háblame de él.
—Él es… —dije, tratando de encontrar las palabras para describirlo—, es un idiota. Dice lo que está en su cabeza y siempre está empujándome y empujando su suerte. Asegura que no se acuesta con chicas que le gustan, pero siempre viene tras de mí. Es complicado.
—Suena complicado. ¿Guapo?
—Sí, se podría decir eso.
—Bueno, entonces, ¿cuál es el problema? —dijo mientras la camarera se acercaba para tomar nuestro pedido. Hicimos una pausa en la conversación. Pedí nachos con guacamole extra y Tawny fue por las quesadillas de carne. Traté de pensar en mi respuesta a la pregunta de Tawny.
—Tú sabes cuál es el problema.
—Kid, eso fue hace mucho tiempo. Ya lo superé.
—Nunca superas algo como eso —dije en voz baja.
—No, tienes razón, no lo haces. Pero aprendes a vivir con ello. Al igual que una cicatriz. Tienes que dejar de odiar a todo el mundo.
—No odio a todos —le dije.
—Cerca, ____, cerca.
Cambié de tema y Tawny me dejó. No volvimos a Zayn hasta que compartimos nuestro helado frito, que era helado con una cubierta crujiente, rociado con miel por un lado y chocolate por el otro. Yo tenía el lado del chocolate.
—¿Qué es lo peor que podría pasar?
—Sabes qué es lo peor —dije.
—No puedes dejar que una mala manzana arruine todo el barril.
Había un montón de signos que yo elegí ignorar. ¿Zayn te hace sentir insegura? ¿Te está controlando?
—No —respondí. Zayn nunca me había hecho sentir como que iba a hacerme daño físicamente. Darme un beso, sí. Pero se trataba de dos tipos diferentes de miedo.
—Conoces los signos. Conoces las señales de alerta. ¿Has visto alguna de ellas?
—No.
—Entonces, ¿por qué no dejas de ser tan hostil?
—A él le gusta que sea hostil, creo.
—Bueno, tengo que conocer a este tipo. También quiero ver tu nuevo lugar.
No había planeado llevar a Tawny al apartamento. De hecho, no se me había ocurrido hacerlo.
—Supongo. No puedo prometer que va a estar ahí.
—Envíale un mensaje. No vine todo el camino hasta aquí desde Belfast y traje tu ropa para no ver a este tipo.
Suspiré y saqué mi teléfono.
*¿Estás en casa?
-Quizás. ¿Por qué?
*Para llevar a mi hermana.
-Si se ve como tú, es bienvenida.
*¿Y si no?
-Voy a irme
*Para llevar a mi hermana.
-Si se ve como tú, es bienvenida.
*¿Y si no?
-Voy a irme
*Idiota
No contestó, así que cerré mi teléfono.
—Dijo que va a estar ahí siempre que te parezcas a mí.Se echó a reír. —Sí, ese chico totalmente te quiere, Kid.
—Sólo quiere empujar mis botones.
—Eso no es todo lo que quiere empujar —dijo, señalando con el tenedor hacia mí.
Ugh. Quizá Zayn y Tawny se llevarían bien. Eso sería lo peor.
Dejamos el coche de Tawny en el centro y tomamos el mío de regreso a la escuela.
—Deja de volverte loca.
—No me estoy volviendo loca —le espeté.
Me estaba volviendo loca y no podía decir exactamente por qué.
Tal vez era porque en la opinión de Tawny era en la que confiaba más. Confiaba en su juicio más que en el mío. Si no le gustaba Zayn, realmente no le gustaba, eso era todo.
—Oh, esto es tan lindo —dijo cuando abrí la puerta—. No tan asqueroso como yo esperaba.
Miré a mí alrededor, pero no vi a Zayn. Suponía que había decidido no volver a casa después de todo. Di un suspiro de alivio, luego la puerta del baño se abrió y salió de entre una nube de vapor, vestido sólo con una toalla alrededor de sus caderas.
Nos vio y una sonrisa se propagó en su rostro. —Hola ahí, tú debes ser Tawny. Me alegro de haberme quedado. Me imaginé que si ustedes dos compartían los mismos genes, serías igual de caliente.
Eché un vistazo a Tawny para ver su reacción.
—Y tú debes ser Zayn —dijo Tawny, sus ojos lo rastrillaban de arriba a abajo. Tuve un tiempo difícil tratando de no hacer lo mismo, a pesar de que lo había visto sin camisa antes—. Sip, tenías razón —me dijo.
—¿Razón sobre qué? —Quiso saber Zayn, moviendo la toalla para que no se cayera. Dulce Cristo.
—¿Eso crees? —continué. Era muy divertido tener un secreto que Zayn no sabía. ¿Cómo te caigo ahora?
—Sí —dijo ella, caminando cerca de Zayn, rodeándolo lentamente y observándolo—. Justo como dijiste.
Asentí. —¿Las señales de advertencia? —le pregunté.
—Todavía no —dijo, haciendo otro círculo. Con toda justicia, Zayn se detuvo y dejó que lo evaluara.
—Te ves como si te estuvieras divirtiendo —le dije, porque él lo hacía.
—Tengo a dos hermosas mujeres desvistiéndome con la mirada. ¿Por qué no disfrutaría?
Tawny inclinó la cabeza hacia un lado y entrecerró los ojos. Vi como éstos se deslizaban hacia abajo, a su antebrazo, que estaba cubierto por un tatuaje de pluma de pavo real que había conseguido tan pronto ella había cumplido dieciocho.
—Así que, ¿cuáles son tus intenciones con mi hermana?
Zayn la miró a los ojos sin pestañear.
—Bueno, al principio la quería para la mejor una-sola-noche de mi vida.
—¿Y ahora?
—No la quiero sólo para algo de una noche —dijo, con los ojos clavados en mí. Mi piel se volvió fría y caliente en oleadas.
—¿Eres consciente de que estoy en posición de agarrar tu polla y romperla si quisiera?
—Muy consciente —dijo, arrancando sus ojos de mí.
¿Hacía calor aquí? Tenía que abrir la ventana.
—Bien —respondió ella, dándole una palmadita en el hombro, para luego sentarse en el sofá y agarrar el control remoto—. ¿Por qué no te pones algo de ropa antes que tú y mi hermana sigan follándose con los ojos hasta la muerte?
Zayn se echó a reír y sacudió la cabeza.
—No estás soltera, ¿verdad? —le preguntó.
—En tus sueños, chico toalla. Corre y ponte algo de ropa —dijo, haciendo un gesto con las manos.
—Sí, señora. —Me guiñó un ojo antes de cerrar la puerta del dormitorio. Debe haber sido mi imaginación, pero oí una pizca de acento sureño cuando lo dijo.
*****************************
—¿Y bien? —le dije.
Tawny agarró el control remoto y encendió el televisor.
—Es uno de esos tipos. Pero hay algo en él que me gusta. Pero no pondría la mano en el fuego. Si fuera unos años más joven, hubiera ido totalmente por él.
—¿En serio?
—Diablos, sí. ¿Qué chica no quiere un chico que no se avergüenza de decir que la desea? Todo el mundo quiere ser deseado. —Me senté a su lado y puso su brazo alrededor de mí—. Sólo ten cuidado. Un chico así puede ser lo mejor que te puede pasar, o lo peor.
—¿Qué te hace pensar que será Zayn?
—Eso depende de ti. Lo tienes totalmente a tus pies. A pesar de lo que dice, si le dijeras que saltara desde un puente, él lo haría.
—Sí, claro. —Puse mi cabeza en su hombro y puse mis pies en el sofá.
—Sólo espera, Kid. —Tawny no perdió el tiempo y llamó a las cosas como las veía. Pero no podía creer aquello acerca de Zayn. Para él, yo sólo era otra conquista. Otro juguete brillante que está fuera de su alcance. Aunque no supiera que era virgen, estaba segura de que lo sospechaba. Tipos como ese tenían un radar para vírgenes.
—Sólo tienes que terminarlo antes de que te golpee, Kid.
—¿Golpear que? —Zayn llegó alrededor de la esquina, vistiendo una camiseta de Radiohead y pantalones de entrenamiento negros. A pesar de eso me hizo mirarlo. Era realmente guapo. ¿Cómo si no hubiera visto eso? Realmente tenía una fabulosa mandíbula. Se había afeitado, pero prefería el aspecto no-afeitado en él.
—¿No te gustaría saber? —dijo Tawny, sonriéndole.
—Creo que sí —dijo, tomando la silla de mierda porque Tawny y yo nos apoderamos del sofá.
—Dios, hace calor aquí —dijo, abanicándose.
—¿Quieres un poco de agua? —le pregunté.
—Voy a conseguirla —dijo Zayn antes de que pudiera levantarme.
—Con hielo —llamó Tawny mientras Zayn se dirigía a la cocina—. ¿Qué rayos?
—Te lo dije —susurró en mi oído.
—Estás loca.
—No, estoy bien —dijo, mientras Zayn regresaba con un vaso condensado, con hielo.
—Gracias, chico de la toalla. Ahora tráeme un pedazo de pastel de queso. —La empujé con mi hombro—. Entonces, ¿cuál es tu historia? ¿Ganaste la lotería de asignación de habitación?
—Eso parece. Se supone que viviría con mi primo, pero fracasó. Contacté a la residencia y me enviaron un correo electrónico y me presenté. Tu hermana abrió la puerta y eso fue todo.
—También escuché que te dio un puñetazo en la cara. —Se frotó su mandíbula, que ahora estaba libre de moretón.
—Y me dio una patada en las pelotas, sí. —Zayn miró hacia abajo y sonrió, como si se tratara de un recuerdo.
—¿Qué hiciste para merecer eso?
Estuve tranquila a través del interrogatorio de Tawny. Quería ver a Zayn tropezarse bajo su escrutinio.
—Pude o no haberle ofrecido una propuesta —dijo.
—Lo escuché y eso es lo más ridículo que he escuchado, que mi hermana estaría de acuerdo con algo así. Y tú —dijo señalando a Zayn—, eres un cabrón, así de simple.
—Soy consciente de ese hecho —dijo tranquilamente—. Pensé que le daría una salida.
—Sí, pero sólo cuando tú decides. Es un movimiento idiota y lo sabes. ¿Cómo te atreves a aprovecharte de mi dulce hermanita?
—Tawny —le dije—. Creo que puedo cuidar de mí misma. —Esto había sido una mala idea. Pensé que ella se había calmado acerca de la apuesta, pero aparentemente no.
—No, tú no harás nada. Soy tu hermana y puedo estar enojada si alguien se está aprovechando de ti.
—No se está aprovechando de mí. —Zayn se recostó y observó, pero me di cuenta que estaba adsorbiéndolo todo dentro—. Tal vez, pero no soy consciente y sabe que si hace algo que no me gusta, voy a golpearlo de nuevo. No soy una damisela en apuros. No soy un bebé y no puedes luchar mis batallas por mí. —Dejé de hablar avergonzada porque Zayn había visto eso.
—Ella puede cuidar de sí misma —dijo él.
—No te atrevas a decirme acerca de mi hermana. La has conocido por cinco segundos. Es probable que ni siquiera sepas su nombre.
—Elizabeth —dijo. ¿Cómo lo sabía? No podía recordar habérselo dicho alguna vez—. Estaba incluido en tu Maincard. La dejaste sobre la mesa un día.
—Oh —dije. Fue una forma mucho menos espeluznante de lo que pensé que sería.
—Pruébame que puedo confiar en ti con ella. No me iré hasta que lo hagas. —Tawny tiró más cerca de mí y ladeó su cuerpo, por lo que estaba delante de mí. Oh. Por favor.
Ahora se va a convertir en un concurso de tonterías.
Zayn se levantó.
—Golpéame —dijo mirándome.
—¿Qué? —le dije.
—Adelante, golpéame. Sé que quieres hacerlo. Siempre quieres golpearme, así que sácalo de tu sistema. Ha pasado una semana desde la última vez.
—No voy a golpearte. —Teniendo en cuenta otras circunstancias, me encantaría, pero no quería hacerlo sólo porque me lo pedía.
—Vamos. ____. Adelante —dijo, poniendo las manos atrás y mirando al techo.
Eché un vistazo a Tawny, que estudiaba a Zayn.
—Bueno, ¿qué estas esperando? Dale uno bueno.
—No voy a golpearlo sólo por el placer de hacerlo. Ambos están locos.
—¿Por qué no? —dijo Tawny. Zayn comenzó a silbar la melodía Jeopardy. Eso era todo, ambos estaban psicóticos.
—Sí, voy al baño. No se maten el uno al otro hasta que regrese.
Me levanté y volé por delante de ellos, sin respirar hasta que cerré con llave la puerta del baño. Todavía estaba llena de vapor por la ducha de Zayn. No podía escapar de él. Estaba en todas partes. En mi cabeza, en mi cuarto, en mi cara. Me senté en el fregadero después de limpiarlo con una toalla. Tenía que reconocérselo a Zayn, al menos no era un cerdo. De hecho, era uno de los chicos más limpios que jamás había conocido. No dejaba su ropa en el suelo o pelo en el lavabo cuando se afeitaba. Se duchaba con regularidad y cocinaba. Entonces, ¿cuál era el problema? Puse mi cabeza en mis rodillas y dejé escapar un sonido de frustración. Esperé a que alguien llamara a la puerta y una voz para preguntarme si estaba bien, pero no llegó. Tomé una respiración profunda y confié en que Zayn y Tawny no se estrangulaban entre sí en la sala de estar.
Me asomé por la puerta y risas llegaron a mis odios. ¿Qué rayos?
—De ninguna manera, ella no hizo eso.
—Lo juro, lo hizo —dijo Zayn.
Llegué a la esquina y vi que él estaba sentado de nuevo y Tawny de vuelta en el sofá.
No había sangre y a ninguno le faltaba una extremidad, lo que me sorprendió.
—Oigan, chicos... —dije vacilante.
—Hablábamos sobre esa noche en el Blue Lagoon —dijo Zayn—. Estaba diciéndole a tu hermana de tus habilidades de baile.
—Eres una desvergonzada —dijo Tawny—. No pensé que lo tuvieras en ti.
—¿Por qué no? Fui a muchos bailes.
—Hay una diferencia entre bailar en el baile de promoción de la escuela secundaria y bailar en un club y lo sabes.
—¿La hay? Porque vi muchas chicas en el baile de promoción que deberían haberse unido a un poste.
Ambos se rieron de mí.
—¿Ha sido siempre así? —dijo Zayn.
—No siempre. Cambió mucho después del divorcio de nuestros padres.
Miré a Tawny. Zayn no tenía por qué saber de papá.
—¿Así que tu padre no está en la foto? Genial, muchas gracias Tawny.
—Se podría decir eso —dijo Tawny.
Me costó encontrar la manera de cambiar de tema.
—¿Por qué no te doy un recorrido por el campus? —solté. Fue lo primero que me vino a la mente.
—Eso sería divertido. Realmente nunca lo he visto entero. ¿Quieres venir? —Tawny dirigió la última parte a Zayn—. ¿A menos que tengas otro lugar donde estar?
—No en este momento —dijo—. ¿Estás bien conmigo siguiéndote, ____? —Sus ojos se burlaban de mí, sabiendo que mi plan había sido para alejarlo de Tawny.
—Está bien —le dije sonriendo alegremente. Chúpate esa, Zayn.
—Déjenme encontrar mis zapatos —dijo Zayn.
Cuando se fue, miré a Tawny.
—Oh, Kid. Lo tienes tan mal, pero él también. —Negó con la cabeza—. Voy a darle una semana antes de que se tatúe tu nombre en el otro lado de su pecho.
—Pensé que no te gustaba, ¿qué pasó con estar molesta acerca de la apuesta?
Tawny se encogió de hombros. —Estaba exagerando. Movimiento típico de hermana mayor. Explicó porque lo hizo y tiene sentido en una manera un poco retorcida. No es un mal tipo. No es más que un imbécil. Pero es uno bueno.
—Eso no tiene sentido.
—Los hombres rara vez lo tienen.
Good Vibes.
Re: My favorite mistake - Zayn Malik y tu -ADAPTADA-TERMINADA.
CAPITULO 8.
Luego del recorrido más largo del campus de la Universidad de Maine, Tawny decidió que era hora de que volviera a Belfast.—Recuerda lo que dije. Él puede ser lo mejor o lo peor que te puede pasar. Depende de ti elegir —dijo mientras me abrazaba—. No dejes que mi pasado dicte tu futuro, ¿de acuerdo? Quiero que seas feliz.
—Suenas como una tarjeta de Hallmark —dije cuando me soltó.
—Sé de lo que estoy hablando, Kid. —Presionó su pulgar en el medio de mi frente, como si estuviera transmitiendo su sabiduría en mi cerebro—. Te llamaré cuando regrese. ¿Cuándo vas a volver a casa, la próxima vez?
—No estoy segura, puede que sea un fin de semana en octubre, pero si no, será en Acción de Gracias.
—Bueno, intentaré despertarme antes de entonces. Te amo, hermana pequeña.
—Te amo, hermana mayor —dije mientras ella bajaba la parte superior del Volvo y subía la radio. Tocó la bocina mientras se alejaba. Yo sólo sacudí la cabeza.
*************************
Cuando regresé a casa, Zayn se había ido, pero había una nota en mi cama.
*Salí a deshumanizar a algunas mujeres. Puede que tenga sexo con algunas de ellas. Llegaré tarde. Por cierto, tu hermana es bienvenida de vuelta en cualquier momento. Lo firmó sólo con la letra Z.
Arrojé ésta en mi escritorio con la otra. Por lo que sabía, él estaba teniendo sexo con un montón de chicas diferentes. Odiaba admitirlo, pero había hurgado en su teléfono una noche mientras se duchaba, y me desplacé a través de sus contactos. Se había metido conmigo, así que tenía que devolverle el favor.
Reconocí algunos de sus contactos, incluyendo su primo y sus amigos hombres. Los demás, no tanto. Tenía seis contactos llamados sólo Ashley. Ashley B, D, H, F, R y T. La temática continuaba por los otros nombres comunes como Heather, Sarah y Liz. Ni siquiera podía contar cuántos nombres había allí. En realidad, sin embargo, ¿me sorprendía? No mucho. Raramente lo veía hablando por teléfono, pero enviaba una buena cantidad de menajes. Cada vez que lo hacía, me preguntaba cuál de todas las Ashleys era.
No lo vi hasta que regresé esa noche de lo de Megan, donde había tenido mi ración de chocolate, charla de chicas y deshumanización de Richard Gere y Channing Tatum.
—¿Lo pasaron bien hablando de sus períodos? —dijo, sin levantar la mirada de algo en su regazo.
—Sí, incluso comenzamos a discutir sobre las pruebas de Papanicolaou. Oye, ¿es ese mi E-Reader? —Definitivamente lo era.
—Tal vez. Lo dejaste en tu escritorio.
—¿Así que pensaste que podías usarlo? ¿Qué más de mis cosas has usado?
—Sólo tu ropa interior —dijo, sus ojos todavía en la pantalla.
—Entrégalo —dije, tendiéndole mi mano.
—De ninguna manera, tengo que descubrir con quién termina ella.
—Levantó el brazo, por lo que estaba fuera de mi alcance.
—Devuélvemelo —dije, saltando sobre la cama y agarrando su brazo. Siguió moviéndolo fuera de mi alcance. Agarré su brazo con ambas manos y tiré, pero eligió ese momento para meter sus dedos en ese lugar cosquilloso justo debajo de mis costillas.
—Zayn, detente —dije, tratando de no acurrucarme en posición fetal mientras seguía haciéndome cosquillas. Intenté alcanzar el E-Reader, pero no había caso. Lo arrojó sobre mi cama y se acercó a mí con ambas manos, volteándome sobre mi bolsa y atacándome. Me reía tan fuerte que no podía respirar. Se estaba riendo de mí, pero no había nada que yo pudiera hacer al respecto.
—¿Lo quieres de vuelta? ¿Realmente lo quieres de vuelta?
—Sí —jadeé.
—Entonces dime que si te besara en este momento, no me devolverías el beso.
Sus manos no dejaron mis costillas, pero el cosquilleo se detuvo.
Intenté recuperar el aliento e incliné la cabeza para poder mirarlo.
Estaba serio. Su cuerpo se cernía sobre el mío, y me di cuenta que estaba acostada sobre su cama. Sus sábanas estaban empapadas en su olor, y quería dar vuelta la cabeza para poder inhalarlo mejor.
—Tienes una gran risa, por cierto. Baja y sexy.
—No te devolvería el beso —dije lentamente, porque me tomó mucho tiempo encontrar las palabras. La mayor parte de mi cerebro estaba distraído por su rostro y su cuerpo y lo cálido que era y lo bien que olía y otros pensamientos sobre él.
Su rostro estaba tan cerca que su aliento movió el cabello de mi frente.
—Mentirosa —dijo y lentamente se levantó de encima de mí.
Me quedé donde estaba, sin saber realmente si podía moverme.
—Aquí tienes, ____. —Mi E-Reader apareció en mi línea de visión. Él había estado leyendo el primer libro de la serie que yo también estaba leyendo—. Apoyo al vampiro —dijo antes de dejar la habitación y cerrar la puerta.
Me tomó varios minutos levantarme de la cama. La mayor parte de mi sangre parecía haber dejado mi cerebro y haberse ido a otros lugares.
Era algo bueno que no fuera un chico, porque habría necesitado una ducha fría y unos cuántos minutos a solas.
Zayn tenía razón; era una mentirosa. Le habría devuelto el beso.
Habría hecho mucho más que eso. Habría deseado que él hiciera cualquier cosa y todo y luego le habría pedido más. Sí, necesitaba una ducha fría.
*************************
Las cosas se enfriaron por unos días luego de eso. Zayn se echó atrás. Otra vez. No en sus comentarios sobre querer dormir conmigo, o decirme que me veía ardiente o nada de eso, pero dejó de invadir mi espacio personal. Bueno, dejó de invadirlo mucho. Comenzó una nueva rutina cada noche cuando nos íbamos a dormir.
—¿Me amas? —Le respondía que no—. ¿Me odias? —Le respondía a eso con comentarios sarcásticos, nombrando las cosas que él había hecho durante el día que me habían molestado. La lista era en general bastante larga. La terminaba diciendo que no otra vez. Entonces ambos nos dábamos la vuelta y nos íbamos a dormir. Era algo extraño de hacer, pero resultó que ambos éramos personas extrañas. Dejé de preocuparme de si me veía ponerme los aparatos. Comenzó a tomar más cosas mías y se preocupaba menos cuando yo me molestaba.
Darah volvió de su cita con Mase con los ojos brillantes. De alguna manera la tenía completamente conquistada, y él se volvió un accesorio de nuestra casa, al igual que Dev y Sean. Ambos estaban un poco enamorados de Renee, y ella coqueteaba con ellos, pero jamás lo llevaba más lejos que eso.
Las clases se intensificaron mucho, y yo pasaba más y más tiempo leyendo y escribiendo artículos y otros trabajos difíciles. Zayn y yo nos pasamos nuestra primera reunión de mediación con el Administrador de la Residencia digiriéndonos comentarios sarcásticos uno al otro.
El Administrador, Chris, intentó volver a encaminarnos en la charla, pero no era un muy buen mediador. Sólo terminé la sesión queriendo golpear a Zayn, y él terminó con una sonrisa en su rostro. Así que, habíamos hecho cero progresos. Todavía teníamos que encontrarnos la próxima semana, y no tenía esperanza de que las cosas fueran a cambiar pronto. Además, había aceptado la apuesta, así que no podía irme realmente y dejarlo solo sin retirarme de ella, y no iba a hacer eso.
Había dado mi palabra y me iba a mantener firme a ella.
El miércoles, finalmente recibí un correo electrónico sobre el trabajo en la biblioteca, y me querían para una entrevista la siguiente tarde. Era con poca antelación, pero acepté. El dinero que había hecho en mi trabajo de verano en el restaurante Lobster Shack de la ciudad estaba desapareciendo rápidamente.
Encontré el departamento en la parte trasera de la biblioteca, escondida en una esquina. Había un montón de tuberías y fea pintura verde, y estaba claro que ésta era una parte olvidada del edificio.
Me reuní con Tom, el jefe del departamento, y me preguntó por mi ética de trabajo y todas esas preguntas sobre horarios y así sucesivamente.
Cosas típicas. Había practicado antes de venir y estaba agradecida. Había pensado en pedirle a Zayn que me dejara practicar con él, pero sólo me habría hecho preguntas ridículas y no habría sido de ayuda. Así que le había pedido a Renee que me ayudara cuando Zayn estaba en clase.
En general, me pareció que fue bien y cuando le di la mano a Tom y me fui, me sentía completamente segura de que lo tenía.
Hice un desvío por el gimnasio antes de volver al departamento.
Habían pasado siglos desde que había entrenado y realmente extrañaba mis clases de kickboxing. Por suerte, había una hoja de inscripciones para clases los sábados por la tarde, e inmediatamente puse mi nombre en ella. Usé el caminador elíptico por un rato y luego hice un poco de levantamiento de pesas, pero deseé tener algo que golpear.
Todavía estaba sintiéndome exitosa por mi entrevista y mi entrenamiento esa noche cuando Zayn decidió hacer otra deliciosa cena y traer a todos. Se había convertido de alguna manera en un ritual, e incluso habíamos recogido a más gente de nuestro complejo que había olido la comida y se acercaron.
Aquella noche terminamos dándole de comer a no menos de catorce personas. Habíamos convertido nuestro departamento en un comedor, atípico y en realidad habíamos comenzado a dejar la puerta abierta. La gente entraba y saludaba, y me di cuenta de que me gustaban muchos de ellos.
—¿Qué vas a hacer para el equipo esta noche? —dije.
Zayn estaba rodeado de bolsas de compra. No tenía idea de dónde sacaba su dinero, ya que nunca había mencionado un trabajo.
—Bueno, ya que estamos alimentando a casi la mitad del campus, pensé que podríamos hacer pizza. Entonces todos pueden hacer la suya y cocinarlas en sus propios hornos.
—Suena a un plan. ¿Necesitas ayuda?
—Sí, si pudieras comenzar a picar esos pimientos, sería genial.
Saqué una tabla de cortar y comencé a picar. Renee vino y me ayudó cuando llegó a casa, y Darah llegó al poco tiempo con Mase, sus dedos entrelazados con los de él. Eran una pareja extraña, pero de alguna manera funcionaban. Mase era tan relajado y tranquilo, y Darah tan tensa y ordenada. Tal vez se complementaban. El tiempo lo dirá. Dios, si terminaban, iba a ser realmente incómodo.
Todos ayudaron y armamos una cadena de armado. Gregg y Todd, dos de los chicos que vivían al lado, ofrecieron su horno, y comenzaron a poner las masas tan pronto como las pudimos terminar. Era un completo caos, pero de alguna manera de eso surgía un grupo de personas dedicadas a un mismo objetivo: deliciosa pizza. Me negaba a acercarme a los salchichones, así que Nicholas lidió con ellos, lavándose las manos luego y ayudándome a armar mi pizza vegetariana y empujándola en el horno junto con la pizza de sólo queso.
Nuestra fiesta de pizza se esparció por el pasillo mientras la gente o bien se quedaba parada o traían sillas de sus propios dormitorios. Pusimos algo de música, y fue ruidoso y loco y divertido. Sophie, Heather y Gabby también ofrecieron que usáramos su horno, poniendo allí pizzas ya hechas para que se mantuvieran calientes.
Sacamos los vasos de plástico rojo y todos trajeron el alcohol que tenían. Zayn encontró algo de ron especiado en alguna parte y me hizo un ron con Coca Cola. El alcohol fluyó y todos contaron historias y rieron.
—¡Jueves sediento! —gritó alguien y luego uno detrás de otro, y todos fuimos obligados a beber. Esperé que nadie llamara a ningún
Asistente de la Residencia para que venga a chequear las identificaciones.
Estaríamos definitivamente jodidos.
En un momento Zayn sacó su guitarra y comenzó a tocar.
—¡Free Bird! —gritó alguien. Zayn rodó los ojos y la tocó, y todos cantamos. Entonces alguien gritó otra canción, luego otra. Convertimos nuestra noche de pizza en un improvisado canto a coro. Me uní y atrapé a Zayn mirándome. Él tocaba, pero no cantaba. Terminamos con una interpretación conmovedora de Billie Jean.
Todos se arrastraron de vuelta hacia sus habitaciones luego de deshacerse de sus platos y vasos y servilletas. Todos accedimos hacerlo de vuelta el siguiente jueves, y todo el mundo comenzó a votar por noche de tacos. Estaba bien con eso, siempre y cuando pudiera hacer el mío en un recipiente aparte.
Dev y Sean querían que Zayn fuera a jugar videojuegos, pero se negó. Renee dijo que tenía que ir a la biblioteca, y yo decidí ir con ella.
Tenía un artículo que escribir para la clase de Historia Medieval que iba a requerir mucha concentración. Me había acostumbrado a escaparme a la biblioteca frecuentemente. Tratar de hacer la tarea con
Zayn alrededor era muy molesto.
Comenzó a lloviznar cuando salimos, así que para cuando llegamos allí, estábamos ambas empapadas e irritadas. Por suerte nuestros bolsos eran a prueba de agua, así que nuestros libros y mi portátil no se habían dañado.
Renee se puso a trabajar de inmediato, sacando uno de sus libros de anatomía—el tipo con imágenes gráficas de asquerosas enfermedades. Diug. Abrí mí portátil e intenté resistirme a la urgencia de apretar el ícono de internet. Abrí un documento en blanco de Word y saqué la investigación que había hecho el otro día. Ugh, esto iba a ser horrible.
Dos horas más tarde, tenía diez páginas, dolor de muñecas y ardor en los ojos. Renee había conseguido leer veinticinco páginas, lo cual era mucho considerando que la impresión era absolutamente microscópica y tuvo que tomar muchas notas. Ambas nos estiramos y parpadeamos varias veces para asegurarnos de que los ojos todavía nos funcionaban.
—Estoy vencida. ¿Estás lista? —dijo Renee, volviendo a poner su libro en su bolso mientras yo recogía mi portátil.
—Me pregunto qué habrá tramado Zayn mientras estuvimos fuera.
—¿Quién sabe? Realmente me pregunto qué hace cuando no estamos alrededor.
—Probablemente se masturba. Realmente no puede hacerlo cuando estás durmiendo en la misma habitación que él.
—Oh, Dios, ni siquiera quiero pensar en eso.
—Sabes que lo hace —dijo Renee, empujando la puerta de la biblioteca para abrirla. Estaba completamente oscuro, las lámparas de seguridad completamente iluminadas.
—En serio, en serio no quiero saberlo. —Sí, sabía que los chicos tenían que hacer eso, pero no significaba que quisiera pensar en eso, especialmente en Zayn haciendo eso.
—Oh, madura —dijo Renee, empujando mi hombro. Cambié de tema y hablamos de eso por la horrible colina y hasta las escaleras.
Todavía intentaba sacarme de la cabeza la imagen de Zayn masturbándose cuando entramos al departamento.
—¿Qué es eso? —dijo Renee, olfateando el aire. Olía como si alguien hubiera prendido un millón de velas con esencia de chocolate.
—Sorpresa —dijo Zayn, apuntando a un pastel de aspecto absolutamente precioso, con glaseado de mantequilla de maní y chocolate cayendo por los costados.
—¿Tú hiciste eso? —Parecía profesional, como si hubiera salido y la hubiera comprado.
—Lo hice. —Si no hubiera visto las demostraciones de sus habilidades culinarias antes, pensaría que estaba siendo totalmente ridículo.
—¿Por qué?
—Sólo porque sí —dijo, encogiéndose de hombros. Su rostro lucía serio, y podía darme cuenta que algo estaba en su mente.
—No confío en ti —dije, contemplando el pastel.
Rió entre dientes. —No deberías.
—¿Podemos comerla ahora? —dijo Renee, dando golpecitos con el pie.
Zayn le entregó un cortador de pastel que jamás había visto.
—Adelante.
Renee lo agarró y lo deslizó por el hermoso pastel. Deberíamos haberle sacado una foto de antemano. No estaba segura de con qué frecuencia íbamos a ver cosas como esta.
Ella sacó un pedazo con sus manos y luego pareció darse cuenta de que no tenía un plato. Zayn le entregó uno de la pila que tenía esperando. Había pensado en todo.
—Quería hacer esto, pero no quería que las masas se lo devoraran. Nada siniestro, lo juro —dijo, levantando las manos.
Aun así no confiaba en él, pero me corté un pedazo de todos modos. Tenía tres capas, con un una gruesa capa de glaseado en el medio. Sabía antes de probar un bocado que sería el cielo.
Lo era.
—No voy a dormir contigo a cambio de este pastel —dije.
—No necesito usar un pastel para conseguir que duermas conmigo —dijo, entregándole a Renee un tenedor para que dejara de usar sus dedos.
—¿Podemos dejar la charla sexy? Estoy comiendo aquí —dijo Renee, con la boca llena.
Crucé mis ojos hacia ella, terminando mi pedazo de pastel y me lamí los dedos. Zayn se robó un poco de glaseado de su torta y lo untó en mi mejilla.
¡Oye!
—Eso es todo —dijo Renee, agarrando su plato y yendo a la sala de estar—, cuando el merengue empieza a volar, me salgo del camino. Si quieren tener sexo en la mesada, ¿pueden limpiar luego? Oh, por favor no se revuelquen sobre el pastel. Me gustaría agarrar otro pedazo.
Realmente, realmente quería responderle, pero en lugar de eso me limpié el glaseado de mi cara y metí mi dedo en mi boca.
—Provocadora —dijo él.
—Necesitas de uno para ser una. ¿Qué tipo de chico le hace un increíble pastel a una chica sin esperar algo a cambio?
—¡Un chico que no existe! —gritó Renee desde el sofá, su boca todavía llena de pastel. Esperaba que no se atragantara.
—Yo —dijo él.
—Como sea. Todavía me debes por el incidente del E-Reader.
—Disfrutaste de eso tanto como yo.
—Como sea.
—Como dije, ____, no necesitaría del pastel para meterte en la cama. —Me miró de una manera que me hacía poner roja. Ugh. Desvié la mirada tan rápido como pude y agarré el cortador de pastel.
—Te apuñalaré con esto, no creas que no lo haré.
—Violencia amenazante, interesante. Sabes que lo haces cuando estás incómoda. —Su voz bajó hasta que sólo yo pude oírla. Renee lamía su plato para tomar hasta la última migaja del pastel.
—Muérdeme.
—También dices eso cuando estás incómoda. ¿Por qué, ____? ¿Estás tan frustrada sexualmente? —Eso no era de su maldita incumbencia.
—Jamás te acuestas en la cama, pensando en mí cerca, durmiendo desnudo justo al otro lado de la habitación y mis manos y...
Me di la vuelta y lo golpeé con el codo en el estómago. Su estremecimiento fue satisfactorio.
—Nop —dije, girando el cortador de pastel en mi mano y agarrando el mango otra vez. Había hecho malabares por casi un mes cuando tenía cinco y mis muñecas todavía eran buenas lanzando y atrapando cosas como esas.
—Mentirosa.
Lo ignoré y me fui a sentar con Renee. La necesitaba como mediadora. Darah entró unos minutos después, así que tenía por lo menos dos personas. No es que eso hiciera que Zayn tuviera un filtro. Estaba bastante segura de que había nacido sin uno. Bueno, yo no tenía un filtro de ira. Cuando esas dos cosas se combinaban, era una incógnita.
Luego del recorrido más largo del campus de la Universidad de Maine, Tawny decidió que era hora de que volviera a Belfast.—Recuerda lo que dije. Él puede ser lo mejor o lo peor que te puede pasar. Depende de ti elegir —dijo mientras me abrazaba—. No dejes que mi pasado dicte tu futuro, ¿de acuerdo? Quiero que seas feliz.
—Suenas como una tarjeta de Hallmark —dije cuando me soltó.
—Sé de lo que estoy hablando, Kid. —Presionó su pulgar en el medio de mi frente, como si estuviera transmitiendo su sabiduría en mi cerebro—. Te llamaré cuando regrese. ¿Cuándo vas a volver a casa, la próxima vez?
—No estoy segura, puede que sea un fin de semana en octubre, pero si no, será en Acción de Gracias.
—Bueno, intentaré despertarme antes de entonces. Te amo, hermana pequeña.
—Te amo, hermana mayor —dije mientras ella bajaba la parte superior del Volvo y subía la radio. Tocó la bocina mientras se alejaba. Yo sólo sacudí la cabeza.
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Cuando regresé a casa, Zayn se había ido, pero había una nota en mi cama.
*Salí a deshumanizar a algunas mujeres. Puede que tenga sexo con algunas de ellas. Llegaré tarde. Por cierto, tu hermana es bienvenida de vuelta en cualquier momento. Lo firmó sólo con la letra Z.
Arrojé ésta en mi escritorio con la otra. Por lo que sabía, él estaba teniendo sexo con un montón de chicas diferentes. Odiaba admitirlo, pero había hurgado en su teléfono una noche mientras se duchaba, y me desplacé a través de sus contactos. Se había metido conmigo, así que tenía que devolverle el favor.
Reconocí algunos de sus contactos, incluyendo su primo y sus amigos hombres. Los demás, no tanto. Tenía seis contactos llamados sólo Ashley. Ashley B, D, H, F, R y T. La temática continuaba por los otros nombres comunes como Heather, Sarah y Liz. Ni siquiera podía contar cuántos nombres había allí. En realidad, sin embargo, ¿me sorprendía? No mucho. Raramente lo veía hablando por teléfono, pero enviaba una buena cantidad de menajes. Cada vez que lo hacía, me preguntaba cuál de todas las Ashleys era.
No lo vi hasta que regresé esa noche de lo de Megan, donde había tenido mi ración de chocolate, charla de chicas y deshumanización de Richard Gere y Channing Tatum.
—¿Lo pasaron bien hablando de sus períodos? —dijo, sin levantar la mirada de algo en su regazo.
—Sí, incluso comenzamos a discutir sobre las pruebas de Papanicolaou. Oye, ¿es ese mi E-Reader? —Definitivamente lo era.
—Tal vez. Lo dejaste en tu escritorio.
—¿Así que pensaste que podías usarlo? ¿Qué más de mis cosas has usado?
—Sólo tu ropa interior —dijo, sus ojos todavía en la pantalla.
—Entrégalo —dije, tendiéndole mi mano.
—De ninguna manera, tengo que descubrir con quién termina ella.
—Levantó el brazo, por lo que estaba fuera de mi alcance.
—Devuélvemelo —dije, saltando sobre la cama y agarrando su brazo. Siguió moviéndolo fuera de mi alcance. Agarré su brazo con ambas manos y tiré, pero eligió ese momento para meter sus dedos en ese lugar cosquilloso justo debajo de mis costillas.
—Zayn, detente —dije, tratando de no acurrucarme en posición fetal mientras seguía haciéndome cosquillas. Intenté alcanzar el E-Reader, pero no había caso. Lo arrojó sobre mi cama y se acercó a mí con ambas manos, volteándome sobre mi bolsa y atacándome. Me reía tan fuerte que no podía respirar. Se estaba riendo de mí, pero no había nada que yo pudiera hacer al respecto.
—¿Lo quieres de vuelta? ¿Realmente lo quieres de vuelta?
—Sí —jadeé.
—Entonces dime que si te besara en este momento, no me devolverías el beso.
Sus manos no dejaron mis costillas, pero el cosquilleo se detuvo.
Intenté recuperar el aliento e incliné la cabeza para poder mirarlo.
Estaba serio. Su cuerpo se cernía sobre el mío, y me di cuenta que estaba acostada sobre su cama. Sus sábanas estaban empapadas en su olor, y quería dar vuelta la cabeza para poder inhalarlo mejor.
—Tienes una gran risa, por cierto. Baja y sexy.
—No te devolvería el beso —dije lentamente, porque me tomó mucho tiempo encontrar las palabras. La mayor parte de mi cerebro estaba distraído por su rostro y su cuerpo y lo cálido que era y lo bien que olía y otros pensamientos sobre él.
Su rostro estaba tan cerca que su aliento movió el cabello de mi frente.
—Mentirosa —dijo y lentamente se levantó de encima de mí.
Me quedé donde estaba, sin saber realmente si podía moverme.
—Aquí tienes, ____. —Mi E-Reader apareció en mi línea de visión. Él había estado leyendo el primer libro de la serie que yo también estaba leyendo—. Apoyo al vampiro —dijo antes de dejar la habitación y cerrar la puerta.
Me tomó varios minutos levantarme de la cama. La mayor parte de mi sangre parecía haber dejado mi cerebro y haberse ido a otros lugares.
Era algo bueno que no fuera un chico, porque habría necesitado una ducha fría y unos cuántos minutos a solas.
Zayn tenía razón; era una mentirosa. Le habría devuelto el beso.
Habría hecho mucho más que eso. Habría deseado que él hiciera cualquier cosa y todo y luego le habría pedido más. Sí, necesitaba una ducha fría.
*************************
Las cosas se enfriaron por unos días luego de eso. Zayn se echó atrás. Otra vez. No en sus comentarios sobre querer dormir conmigo, o decirme que me veía ardiente o nada de eso, pero dejó de invadir mi espacio personal. Bueno, dejó de invadirlo mucho. Comenzó una nueva rutina cada noche cuando nos íbamos a dormir.
—¿Me amas? —Le respondía que no—. ¿Me odias? —Le respondía a eso con comentarios sarcásticos, nombrando las cosas que él había hecho durante el día que me habían molestado. La lista era en general bastante larga. La terminaba diciendo que no otra vez. Entonces ambos nos dábamos la vuelta y nos íbamos a dormir. Era algo extraño de hacer, pero resultó que ambos éramos personas extrañas. Dejé de preocuparme de si me veía ponerme los aparatos. Comenzó a tomar más cosas mías y se preocupaba menos cuando yo me molestaba.
Darah volvió de su cita con Mase con los ojos brillantes. De alguna manera la tenía completamente conquistada, y él se volvió un accesorio de nuestra casa, al igual que Dev y Sean. Ambos estaban un poco enamorados de Renee, y ella coqueteaba con ellos, pero jamás lo llevaba más lejos que eso.
Las clases se intensificaron mucho, y yo pasaba más y más tiempo leyendo y escribiendo artículos y otros trabajos difíciles. Zayn y yo nos pasamos nuestra primera reunión de mediación con el Administrador de la Residencia digiriéndonos comentarios sarcásticos uno al otro.
El Administrador, Chris, intentó volver a encaminarnos en la charla, pero no era un muy buen mediador. Sólo terminé la sesión queriendo golpear a Zayn, y él terminó con una sonrisa en su rostro. Así que, habíamos hecho cero progresos. Todavía teníamos que encontrarnos la próxima semana, y no tenía esperanza de que las cosas fueran a cambiar pronto. Además, había aceptado la apuesta, así que no podía irme realmente y dejarlo solo sin retirarme de ella, y no iba a hacer eso.
Había dado mi palabra y me iba a mantener firme a ella.
El miércoles, finalmente recibí un correo electrónico sobre el trabajo en la biblioteca, y me querían para una entrevista la siguiente tarde. Era con poca antelación, pero acepté. El dinero que había hecho en mi trabajo de verano en el restaurante Lobster Shack de la ciudad estaba desapareciendo rápidamente.
Encontré el departamento en la parte trasera de la biblioteca, escondida en una esquina. Había un montón de tuberías y fea pintura verde, y estaba claro que ésta era una parte olvidada del edificio.
Me reuní con Tom, el jefe del departamento, y me preguntó por mi ética de trabajo y todas esas preguntas sobre horarios y así sucesivamente.
Cosas típicas. Había practicado antes de venir y estaba agradecida. Había pensado en pedirle a Zayn que me dejara practicar con él, pero sólo me habría hecho preguntas ridículas y no habría sido de ayuda. Así que le había pedido a Renee que me ayudara cuando Zayn estaba en clase.
En general, me pareció que fue bien y cuando le di la mano a Tom y me fui, me sentía completamente segura de que lo tenía.
Hice un desvío por el gimnasio antes de volver al departamento.
Habían pasado siglos desde que había entrenado y realmente extrañaba mis clases de kickboxing. Por suerte, había una hoja de inscripciones para clases los sábados por la tarde, e inmediatamente puse mi nombre en ella. Usé el caminador elíptico por un rato y luego hice un poco de levantamiento de pesas, pero deseé tener algo que golpear.
Todavía estaba sintiéndome exitosa por mi entrevista y mi entrenamiento esa noche cuando Zayn decidió hacer otra deliciosa cena y traer a todos. Se había convertido de alguna manera en un ritual, e incluso habíamos recogido a más gente de nuestro complejo que había olido la comida y se acercaron.
Aquella noche terminamos dándole de comer a no menos de catorce personas. Habíamos convertido nuestro departamento en un comedor, atípico y en realidad habíamos comenzado a dejar la puerta abierta. La gente entraba y saludaba, y me di cuenta de que me gustaban muchos de ellos.
—¿Qué vas a hacer para el equipo esta noche? —dije.
Zayn estaba rodeado de bolsas de compra. No tenía idea de dónde sacaba su dinero, ya que nunca había mencionado un trabajo.
—Bueno, ya que estamos alimentando a casi la mitad del campus, pensé que podríamos hacer pizza. Entonces todos pueden hacer la suya y cocinarlas en sus propios hornos.
—Suena a un plan. ¿Necesitas ayuda?
—Sí, si pudieras comenzar a picar esos pimientos, sería genial.
Saqué una tabla de cortar y comencé a picar. Renee vino y me ayudó cuando llegó a casa, y Darah llegó al poco tiempo con Mase, sus dedos entrelazados con los de él. Eran una pareja extraña, pero de alguna manera funcionaban. Mase era tan relajado y tranquilo, y Darah tan tensa y ordenada. Tal vez se complementaban. El tiempo lo dirá. Dios, si terminaban, iba a ser realmente incómodo.
Todos ayudaron y armamos una cadena de armado. Gregg y Todd, dos de los chicos que vivían al lado, ofrecieron su horno, y comenzaron a poner las masas tan pronto como las pudimos terminar. Era un completo caos, pero de alguna manera de eso surgía un grupo de personas dedicadas a un mismo objetivo: deliciosa pizza. Me negaba a acercarme a los salchichones, así que Nicholas lidió con ellos, lavándose las manos luego y ayudándome a armar mi pizza vegetariana y empujándola en el horno junto con la pizza de sólo queso.
Nuestra fiesta de pizza se esparció por el pasillo mientras la gente o bien se quedaba parada o traían sillas de sus propios dormitorios. Pusimos algo de música, y fue ruidoso y loco y divertido. Sophie, Heather y Gabby también ofrecieron que usáramos su horno, poniendo allí pizzas ya hechas para que se mantuvieran calientes.
Sacamos los vasos de plástico rojo y todos trajeron el alcohol que tenían. Zayn encontró algo de ron especiado en alguna parte y me hizo un ron con Coca Cola. El alcohol fluyó y todos contaron historias y rieron.
—¡Jueves sediento! —gritó alguien y luego uno detrás de otro, y todos fuimos obligados a beber. Esperé que nadie llamara a ningún
Asistente de la Residencia para que venga a chequear las identificaciones.
Estaríamos definitivamente jodidos.
En un momento Zayn sacó su guitarra y comenzó a tocar.
—¡Free Bird! —gritó alguien. Zayn rodó los ojos y la tocó, y todos cantamos. Entonces alguien gritó otra canción, luego otra. Convertimos nuestra noche de pizza en un improvisado canto a coro. Me uní y atrapé a Zayn mirándome. Él tocaba, pero no cantaba. Terminamos con una interpretación conmovedora de Billie Jean.
Todos se arrastraron de vuelta hacia sus habitaciones luego de deshacerse de sus platos y vasos y servilletas. Todos accedimos hacerlo de vuelta el siguiente jueves, y todo el mundo comenzó a votar por noche de tacos. Estaba bien con eso, siempre y cuando pudiera hacer el mío en un recipiente aparte.
Dev y Sean querían que Zayn fuera a jugar videojuegos, pero se negó. Renee dijo que tenía que ir a la biblioteca, y yo decidí ir con ella.
Tenía un artículo que escribir para la clase de Historia Medieval que iba a requerir mucha concentración. Me había acostumbrado a escaparme a la biblioteca frecuentemente. Tratar de hacer la tarea con
Zayn alrededor era muy molesto.
Comenzó a lloviznar cuando salimos, así que para cuando llegamos allí, estábamos ambas empapadas e irritadas. Por suerte nuestros bolsos eran a prueba de agua, así que nuestros libros y mi portátil no se habían dañado.
Renee se puso a trabajar de inmediato, sacando uno de sus libros de anatomía—el tipo con imágenes gráficas de asquerosas enfermedades. Diug. Abrí mí portátil e intenté resistirme a la urgencia de apretar el ícono de internet. Abrí un documento en blanco de Word y saqué la investigación que había hecho el otro día. Ugh, esto iba a ser horrible.
Dos horas más tarde, tenía diez páginas, dolor de muñecas y ardor en los ojos. Renee había conseguido leer veinticinco páginas, lo cual era mucho considerando que la impresión era absolutamente microscópica y tuvo que tomar muchas notas. Ambas nos estiramos y parpadeamos varias veces para asegurarnos de que los ojos todavía nos funcionaban.
—Estoy vencida. ¿Estás lista? —dijo Renee, volviendo a poner su libro en su bolso mientras yo recogía mi portátil.
—Me pregunto qué habrá tramado Zayn mientras estuvimos fuera.
—¿Quién sabe? Realmente me pregunto qué hace cuando no estamos alrededor.
—Probablemente se masturba. Realmente no puede hacerlo cuando estás durmiendo en la misma habitación que él.
—Oh, Dios, ni siquiera quiero pensar en eso.
—Sabes que lo hace —dijo Renee, empujando la puerta de la biblioteca para abrirla. Estaba completamente oscuro, las lámparas de seguridad completamente iluminadas.
—En serio, en serio no quiero saberlo. —Sí, sabía que los chicos tenían que hacer eso, pero no significaba que quisiera pensar en eso, especialmente en Zayn haciendo eso.
—Oh, madura —dijo Renee, empujando mi hombro. Cambié de tema y hablamos de eso por la horrible colina y hasta las escaleras.
Todavía intentaba sacarme de la cabeza la imagen de Zayn masturbándose cuando entramos al departamento.
—¿Qué es eso? —dijo Renee, olfateando el aire. Olía como si alguien hubiera prendido un millón de velas con esencia de chocolate.
—Sorpresa —dijo Zayn, apuntando a un pastel de aspecto absolutamente precioso, con glaseado de mantequilla de maní y chocolate cayendo por los costados.
—¿Tú hiciste eso? —Parecía profesional, como si hubiera salido y la hubiera comprado.
—Lo hice. —Si no hubiera visto las demostraciones de sus habilidades culinarias antes, pensaría que estaba siendo totalmente ridículo.
—¿Por qué?
—Sólo porque sí —dijo, encogiéndose de hombros. Su rostro lucía serio, y podía darme cuenta que algo estaba en su mente.
—No confío en ti —dije, contemplando el pastel.
Rió entre dientes. —No deberías.
—¿Podemos comerla ahora? —dijo Renee, dando golpecitos con el pie.
Zayn le entregó un cortador de pastel que jamás había visto.
—Adelante.
Renee lo agarró y lo deslizó por el hermoso pastel. Deberíamos haberle sacado una foto de antemano. No estaba segura de con qué frecuencia íbamos a ver cosas como esta.
Ella sacó un pedazo con sus manos y luego pareció darse cuenta de que no tenía un plato. Zayn le entregó uno de la pila que tenía esperando. Había pensado en todo.
—Quería hacer esto, pero no quería que las masas se lo devoraran. Nada siniestro, lo juro —dijo, levantando las manos.
Aun así no confiaba en él, pero me corté un pedazo de todos modos. Tenía tres capas, con un una gruesa capa de glaseado en el medio. Sabía antes de probar un bocado que sería el cielo.
Lo era.
—No voy a dormir contigo a cambio de este pastel —dije.
—No necesito usar un pastel para conseguir que duermas conmigo —dijo, entregándole a Renee un tenedor para que dejara de usar sus dedos.
—¿Podemos dejar la charla sexy? Estoy comiendo aquí —dijo Renee, con la boca llena.
Crucé mis ojos hacia ella, terminando mi pedazo de pastel y me lamí los dedos. Zayn se robó un poco de glaseado de su torta y lo untó en mi mejilla.
¡Oye!
—Eso es todo —dijo Renee, agarrando su plato y yendo a la sala de estar—, cuando el merengue empieza a volar, me salgo del camino. Si quieren tener sexo en la mesada, ¿pueden limpiar luego? Oh, por favor no se revuelquen sobre el pastel. Me gustaría agarrar otro pedazo.
Realmente, realmente quería responderle, pero en lugar de eso me limpié el glaseado de mi cara y metí mi dedo en mi boca.
—Provocadora —dijo él.
—Necesitas de uno para ser una. ¿Qué tipo de chico le hace un increíble pastel a una chica sin esperar algo a cambio?
—¡Un chico que no existe! —gritó Renee desde el sofá, su boca todavía llena de pastel. Esperaba que no se atragantara.
—Yo —dijo él.
—Como sea. Todavía me debes por el incidente del E-Reader.
—Disfrutaste de eso tanto como yo.
—Como sea.
—Como dije, ____, no necesitaría del pastel para meterte en la cama. —Me miró de una manera que me hacía poner roja. Ugh. Desvié la mirada tan rápido como pude y agarré el cortador de pastel.
—Te apuñalaré con esto, no creas que no lo haré.
—Violencia amenazante, interesante. Sabes que lo haces cuando estás incómoda. —Su voz bajó hasta que sólo yo pude oírla. Renee lamía su plato para tomar hasta la última migaja del pastel.
—Muérdeme.
—También dices eso cuando estás incómoda. ¿Por qué, ____? ¿Estás tan frustrada sexualmente? —Eso no era de su maldita incumbencia.
—Jamás te acuestas en la cama, pensando en mí cerca, durmiendo desnudo justo al otro lado de la habitación y mis manos y...
Me di la vuelta y lo golpeé con el codo en el estómago. Su estremecimiento fue satisfactorio.
—Nop —dije, girando el cortador de pastel en mi mano y agarrando el mango otra vez. Había hecho malabares por casi un mes cuando tenía cinco y mis muñecas todavía eran buenas lanzando y atrapando cosas como esas.
—Mentirosa.
Lo ignoré y me fui a sentar con Renee. La necesitaba como mediadora. Darah entró unos minutos después, así que tenía por lo menos dos personas. No es que eso hiciera que Zayn tuviera un filtro. Estaba bastante segura de que había nacido sin uno. Bueno, yo no tenía un filtro de ira. Cuando esas dos cosas se combinaban, era una incógnita.
Good Vibes.
Re: My favorite mistake - Zayn Malik y tu -ADAPTADA-TERMINADA.
Asi no vale :c,sin comentarios no hay vidaa!
Aunque tengo tiempo y puedo subir,no lo voy a hacer es que ¿nadie esta leyendo? *heartbreak*
ok no,pero en serio,comentarios...:lloro:
Aunque tengo tiempo y puedo subir,no lo voy a hacer es que ¿nadie esta leyendo? *heartbreak*
ok no,pero en serio,comentarios...:lloro:
Good Vibes.
Re: My favorite mistake - Zayn Malik y tu -ADAPTADA-TERMINADA.
siguelaaaaaaaaaaaaaa me encanta perdon por que comente cortito pero tengo que salir ya y no me da tiempo
Annabel xx
Annabel xx
Annaxx
Re: My favorite mistake - Zayn Malik y tu -ADAPTADA-TERMINADA.
¡HOLAAA!
No he subido desde..ayer? ya se..me fui,pero es que el lunes entro al colegio y como siempre lo deje todo para ultimo,ahora tengo que correr buscando libros,uniformes,cuadernos [DE ONE DIRECTION,WOOOO],y entre todo eso,ahora es que vengo llegando a mi casa,y ahora es que me siento a descanzar.La cosa es,que tengo que irme a dormir porque mañana me tengo que despertar temprano,para seguir en lo que dije..y no puedo subir,tenia un cap.adaptado pero la jodienda esta lo borro,y ya la verdad no puedo volver a adaptarlo ahora.PEROOO...
Como estamos escasos de comentarios,no me voy a desesperar tampoco...mañana en la tardesita o en la noche subo los mas que pueda,perdon y ¡¡¡¡¡¡¡COMENTENNNN!!!!!! x3
Good Vibes.
Re: My favorite mistake - Zayn Malik y tu -ADAPTADA-TERMINADA.
No hay problema,por lo menos pasaste y te preocupaste por hacerlo,gracias! Pronto la sigo,perdon :sannabel1D escribió:siguelaaaaaaaaaaaaaa me encanta perdon por que comente cortito pero tengo que salir ya y no me da tiempo
Annabel xx
pd: estoy leyendo tu novela,luego te comento ~o~ xxx.
Good Vibes.
Re: My favorite mistake - Zayn Malik y tu -ADAPTADA-TERMINADA.
jajajja como no me voy a pasar por aqui si me encanta tu nove :) ok gracias por leer mi nove y espero tu comentario :hug:iohmyzayn escribió:No hay problema,por lo menos pasaste y te preocupaste por hacerlo,gracias! Pronto la sigo,perdon :sannabel1D escribió:siguelaaaaaaaaaaaaaa me encanta perdon por que comente cortito pero tengo que salir ya y no me da tiempo
Annabel xx
pd: estoy leyendo tu novela,luego te comento ~o~ xxx.
muchos besos y cuídate
Annabel xx
Annaxx
Re: My favorite mistake - Zayn Malik y tu -ADAPTADA-TERMINADA.
CAPITULO 9?
El lunes me desperté un poco excitada. Era mi primer día en la biblioteca en la tarde, y me sentía nerviosa, pero feliz de estar teniendo un poco de dinero viniendo. Me cortaría la mano antes de pedirle a mi madre algunos gramos. Tenía suficientes preocupaciones sin yo siendo una vaga.Saqué mi ortodoncia y miré a Zayn. Estaba de espaldas, con un brazo sobre los ojos, como si estuviera bloqueando el sol. Su otro brazo colgaba a un lado de su cama. De alguna manera sus sabanas siempre se las arreglaban para cubrir lo que falta por recorrer. Excepto...
Metí mi cara debajo de las mantas. No acababa de verlo. Me asomé de nuevo. Sip. El pequeño Zayn se encontraba despierto y de pie en posición firme. Oh. Dios. Mío. Me enfrenté a la pared, incapaz de verlo más. Gimió, rodando. Me quedé tan quieta como pude, pero de repente, tuve un ataque de risa. Metí mi manta en mi boca, pero no sirvió de nada.
Zayn suspiró y volvió a moverse. De verdad, de verdad no quería que se despertara.
La risa continuó. Yo estaba en el fondo y no había fin a la vista.
—¿Qué es tan gracioso? —Su voz me sobresaltó, matando toda esperanza que tenía de fingir que dormía. Me quedé inmóvil de todos modos, esperando que pensara que yo tenía una pesadilla o algo así.
—Todavía puedo oírte reír —dijo, y le oí agarrando su bóxer. Cómo iba a subir a más de...—. Por qué no vienes aquí y me das una mano en lugar de reírte como una niña de doce años —dijo, de alguna manera consiguiendo ponerse el bóxer.
—¿Por qué no sólo tienes cuidado de ti mismo? Eso es probablemente lo que sueles hacer.
—Eso es lo que piensas.
Salió de la habitación y cerró la puerta. La risita finalmente se hizo cargo y me perdí. Algo acerca de las partes de hombres era hilarante. Mi ataque continuó hasta que tuve lágrimas en mi rostro. Me acosté en la cama después de que todo había terminado, jadeando y tratando de recuperar la compostura.
Eran sólo las siete, pero no había manera de que fuera a ser capaz de dormir. También podría levantarme y hacer un poco de tarea. Tenía que lavarme la cara y cepillarme los dientes, pero no iba a acercarme al baño una vez que supe que Zayn estaba fuera de ello.
Me estacioné en la sala de estar con mis libros de texto, un tazón de cereal y una taza de café negro. Oí la ducha apagarse y pegué mis ojos a mi libro.
—La ducha está disponible —dijo, a mis espaldas.
Hice un sonido evasivo y fingí que me hallaba absolutamente fascinada con mi libro de texto francés. Le oí caminar más cerca y me quedé con mi cabeza mirando lejos. —Tú te acercas más con eso y lo voy a romper. ¿Entiendes?
—Eres luchadora tan temprano en la mañana. Me gusta. ¿Qué estás leyendo? —Se inclinó sobre mi hombro, su piel húmeda a pulgadas de mi cara.
—Vete, Zayn. En serio.
—Está bien, está bien. —Se arrastró de vuelta a la habitación, y volví a mi tarea.
Una hora más tarde, Darah tropezó hacia la cafetera.
—¿Qué estás haciendo aquí tan temprano? —dijo.
—No puedo dormir.
—¿Eras tú la que se reía como un psicópata antes?
—Sí, lo siento. No te desperté, ¿verdad?
—Nah —dijo, agarrando la taza de café y tomando un sorbo—. Me levantó Renee, respira muy fuerte. No es tu culpa. Entonces —dijo, empujando algunos de mis libros a un lado para que pudiera sentarse junto a mí—, ¿sobre que fueron todas las risas?
—No es nada —le dije, la risa amenazando con volver—. Es sólo algo que pensaba.
—¿O alguien? —Empujó mi hombro.
—No.
—Sí, eso fue muy convincente, ____. Hay algo entre tú y Zayn. Todo el mundo parece verlo excepto tú.
—Lo único que pasa es que me vuelve loca y quiero que sea golpeado por un autobús.
—Claro, seguro.
—¡Lo digo en serio!
—Está bien, ____. Lo que tú digas. —Me miró y volvió a su café, y me fui de nuevo a lo que sea en lo que trabajaba y no pensé en Zayn.
*****************************
Me dirigí a mi primer día en la biblioteca con nervios y emoción.
Marqué mi antigua tarjeta de tiempo y regresé a la oficina.
—Hola, ____, es bueno verte de nuevo —dijo Tom, moviendo la mano. Había unas pocas personas que trabajaban en el departamento, y me presentaron a Nancy, Mary y Jeff.
—Y esta es la sección de estudiantes trabajadores. Por lo general, sólo tienen dos trabajadores a la vez. El otro estudiante que comparte tu turno llegará en cualquier momento.
Era un poco temprano. Me mostró un escritorio que se dividía en dos estaciones de trabajo frente a frente con dos escritorios antiguos, un montón de almohadillas para sellos y bolígrafos.
—Oh, aquí está —dijo Tom, dándose la vuelta. Volví la cabeza y vi a mi compañero de trabajo.
—Que fantástico verte aquí, ____. Pequeño mundo. —Zayn Malik, nos encontramos de nuevo.
—Tienes que estar bromeando.
—¿Se conocen? —Tom nos miró confundido e incómodo.
—Somos compañeros de cuarto —le dije.
—Bueno, es un mundo pequeño. Eso no va a ser un problema, ¿verdad?
—No, en absoluto —le dije. No había manera de que fuera a abandonar este trabajo.
—De acuerdo —dijo Zayn.
Tom nos dio un vistazo, pero tomó nuestra palabra. —Está bien, entonces. Por hoy, sólo necesito que completen algunas pruebas de seguridad del lugar de trabajo. Es un dolor tenerlo que hacer, pero son necesarios para todos los nuevos empleados.
Zayn se sentó directamente frente a mí y encendió el ordenador.
Hice lo mismo mientras Tom nos dijo cómo iniciar sesión en el sitio web y lo que la prueba implicaba. No parece demasiado difícil.
—¿Están seguros de que esto está bien? Sé lo difícil que puede ser trabajar con alguien con quien vives. Mi esposa solía trabajar en este departamento. —Sonrió y ambos reiteraron que estaría bien. Al menos por ahora. Sólo había estado allí durante unos minutos, y yo daba vueltas todavía. No creo en la suerte, pero me parecía estar teniendo un montón de la mala últimamente.
Zayn y yo nos pusimos a trabajar en un estúpido examen de seguridad de opciones múltiples. Tuve que seguir moviendo mis pies porque él seguía invadiendo mi espacio.
—¿Puedes dejar eso? —le dije después de que extendió sus pies fuera de mi silla por millonésima vez.
—¿Por qué? Me gusta cabrearte. Es la mejor parte de mi día.
Quería decirle que se fuera a la mierda, pero en cambio volví mi atención a la pantalla de mi ordenador. Segundos más tarde, mi correo electrónico hizo un sonido metálico para decirme que tenía un nuevo mensaje. Lo abrí en caso de que alguno de mis profesores enviara un mensaje que tenía que leer de inmediato. No necesitaba más que una adivinanza para saber de quien era.
Asunto: Estás totalmente imaginándome desnudo ahora mismo.
____,Entonces, ¿qué tal si tú y yo nos adentramos entre las pilas para hacer algo de "estantería"?
Fulminé con la mirada el mensaje antes de responder.
Asunto: Este es un entorno de trabajo y esto es acoso.
Sr. Malik,Me dirijo a usted para informarle que su propuesta ha sido rechazada. Debido al hecho de que somos compañeros de trabajo, así como compañeros de cuarto, me parece inapropiado —visitar las pilas— con usted. Voy a rechazar todas las nuevas ofertas en este momento. Si, en el futuro, me decido a entretener dicha oferta, le informaremos a través de correspondencia.
Respetuosamente (no) suya,
Señorita ____ Caldwell
PD: Deja de joder enviándome correo electrónico.
Vi sus ojos echarle una ojeada al mensaje y una sonrisa en su rostro.
Me miró fijamente a los ojos mientras escribía, nunca mirando el teclado. Golpeó la tecla enter con una leve inclinación de cabeza.
Ping.
Asunto: Ni una opotunidad.
____,
Acepto el reto, y te recuerdo que si quieres que te deje en paz, está esta pequeña apuesta que tenemos. Gánala, y me voy.
Impacientemente (y descaradamente) tuyo,Sr. Zayn Javadd Malik, escudero.
PD: Demuéstralo.
Oh, él no daría la última palabra. Bajé el volumen en mi computadora e hice un rápido barrido visual en la habitación para asegurarme de que no íbamos a quedar arrestados. Todo el mundo se encontraba absorto en lo que hacían.
Asunto: Desafío aceptado.
Sr.Malik,Si sigue así, le voy a reportar a la línea directa de trabajo por acoso. No tienen la amabilidad por los tatuajes, amigos tocadores de guitarra avanzando hacia las niñas dulces e inocentes. El Juego comienza.
Atentamente,
La chica que nunca tendrás.
PD: ¿Escudero? Estás tan lleno de mierda.
Escuché una risa ahogada del lado de Zayn en la mesa, pero mantuve mis ojos pegados a la pantalla del ordenador. Escaleras. Las precauciones de seguridad cuando trabaje con escaleras...
Ping.
Miré a la computadora con irritación. Supongo que no podía apagar el sonido.
Asunto: Vuelve al trabajo.
____,Me estás distrayendo de los más importantes tópicos de seguridad en el trabajo. ¿Cómo te sentirías si yo subiera mal una escalera por no aprender el procedimiento adecuado y luego cayera a mi muerte? Siempre,
El chico sobre el que sueñas.
PD: Yo también soy un príncipe perdido en una tierra lejana. ¿Qué quieres hacerme ahora?
—¿Cómo lo estamos haciendo? —Tom regresó.
Cerré la ventana de correo electrónico y volví a la prueba. No estaba tan lejos como debería estar con la prueba, pero eso no era del todo culpa mía.
—Hecho —dijo Zayn con un último clic del mouse. Imbécil.
—Me falta un poco —admití.
—Bien, bien ven a buscarme cuando hayas terminado, y vamos a hacer un pequeño recorrido y empezar en una estantería.
Zayn se echó hacia atrás en su silla, y por la expresión de su cara me di cuenta de que se sentía satisfecho de sí mismo. Dios, quería golpearlo de nuevo, pero entonces me despedirían y realmente necesitaba este trabajo.
Terminé mi prueba con Zayn mirando y no tuve ningún correo electrónico más. Quería textearle que si se cayera de una escalera, me salvaría de tener que tratar de ganar la apuesta, pero no iba a darle la satisfacción.
El resto de las horas de trabajo fueron sin incidencias, si se puede llamar a Zayn "accidentalmente" rozando su mano en mi culo varias veces mientras Tom nos mostraba las pilas cerradas en el tercer piso de la biblioteca, donde la mayoría de los documentos fueron mantenidos y enseñándonos los rudimentos del sistema de número de llamadas, sin incidentes.
—Una vez más y esos dedos se habrán ido —le susurré cuando
Zayn rozó mi trasero por tercera vez, mientras regresábamos al ascensor para bajar al primer piso.
Tom se acercó a nuestros horarios y los escribió en una pizarra. Me sentí aliviada al ver que Zayn y yo teníamos sólo dos turnos del mismo, por lo menos tendría el resto del tiempo libre de Nicholas.
—Bueno, estamos muy contentos de tenerlos a bordo y nos vemos mañana —dijo Tom mientras Zayn y yo recogíamos nuestras maletas.
—Gracias de nuevo, se lo agradezco mucho —le dije.
—Nos vemos mañana —dijo Zayn, haciendo un gesto hacia la salida para que salga primero—. Las damas primero.
La atravesé y pude sentir sus ojos sobre mi trasero. No dijo ni una palabra hasta que estuvimos fuera. Me di la vuelta y le di una dulce sonrisa, acercándome y mordiéndome el labio.
—Así que, um, estaba pensando... —Los ojos de Zayn se abrieron de par en par por medio segundo antes de que comenzara a sonreír.
Haha. Tomé su mano y lo arrastré a un rincón detrás de la biblioteca en el que la gente no nos vería. Me eché a reír y me acerqué más a él. Alargó la mano hacia mí...
Y le golpeé con el bolso.
—¡Tú imbécil! ¿En serio me estás acechando? ¿De todos los sitios para que pudieras conseguir un trabajo, elegiste la misma oficina que yo? ¿EN SERIO? —Fui por otro golpe, pero se encontraba listo esta vez.
—¡Oye, oye! Yo no lo sabía, ¿de acuerdo? —Luchamos por el control de la bolsa, pero como él tenía más fuerza, ganó—. Jesús, deja de golpearme. ¿Alguien te ha dicho que tienes un problema de ira?
—Más de un terapeuta —le dije, lanzándole mi bolsa.
Tiró su brazo hacia atrás y arriba, así que quedó fuera de mi alcance.
—Guau, allí. Cálmate.
—No me digas qué hacer.
—Está bien, está bien. Enloquece.
Sostuvo la bolsa para mí, y esperé un segundo antes de arrancársela.
Por tercera vez, vi una mirada distinta del seguro engreído en el rostro de Zayn. Odiaba el aspecto de preocupación aún más que la primera confianza.
—Que te jodan —dije, alejándome. Lo odiaba. Odiaba la forma en que se mete bajo mi piel. Odiaba cómo, por un segundo, pensé en empujarlo contra la biblioteca y besuquearme con él. Lo odiaba. Lo odiaba. ¿Cómo puedo probarlo antes de que sea demasiado tarde y que en realidad siga adelante con besarlo? No podía enamorarme de Zayn.
No podía enamorarme de nadie.
El lunes me desperté un poco excitada. Era mi primer día en la biblioteca en la tarde, y me sentía nerviosa, pero feliz de estar teniendo un poco de dinero viniendo. Me cortaría la mano antes de pedirle a mi madre algunos gramos. Tenía suficientes preocupaciones sin yo siendo una vaga.Saqué mi ortodoncia y miré a Zayn. Estaba de espaldas, con un brazo sobre los ojos, como si estuviera bloqueando el sol. Su otro brazo colgaba a un lado de su cama. De alguna manera sus sabanas siempre se las arreglaban para cubrir lo que falta por recorrer. Excepto...
Metí mi cara debajo de las mantas. No acababa de verlo. Me asomé de nuevo. Sip. El pequeño Zayn se encontraba despierto y de pie en posición firme. Oh. Dios. Mío. Me enfrenté a la pared, incapaz de verlo más. Gimió, rodando. Me quedé tan quieta como pude, pero de repente, tuve un ataque de risa. Metí mi manta en mi boca, pero no sirvió de nada.
Zayn suspiró y volvió a moverse. De verdad, de verdad no quería que se despertara.
La risa continuó. Yo estaba en el fondo y no había fin a la vista.
—¿Qué es tan gracioso? —Su voz me sobresaltó, matando toda esperanza que tenía de fingir que dormía. Me quedé inmóvil de todos modos, esperando que pensara que yo tenía una pesadilla o algo así.
—Todavía puedo oírte reír —dijo, y le oí agarrando su bóxer. Cómo iba a subir a más de...—. Por qué no vienes aquí y me das una mano en lugar de reírte como una niña de doce años —dijo, de alguna manera consiguiendo ponerse el bóxer.
—¿Por qué no sólo tienes cuidado de ti mismo? Eso es probablemente lo que sueles hacer.
—Eso es lo que piensas.
Salió de la habitación y cerró la puerta. La risita finalmente se hizo cargo y me perdí. Algo acerca de las partes de hombres era hilarante. Mi ataque continuó hasta que tuve lágrimas en mi rostro. Me acosté en la cama después de que todo había terminado, jadeando y tratando de recuperar la compostura.
Eran sólo las siete, pero no había manera de que fuera a ser capaz de dormir. También podría levantarme y hacer un poco de tarea. Tenía que lavarme la cara y cepillarme los dientes, pero no iba a acercarme al baño una vez que supe que Zayn estaba fuera de ello.
Me estacioné en la sala de estar con mis libros de texto, un tazón de cereal y una taza de café negro. Oí la ducha apagarse y pegué mis ojos a mi libro.
—La ducha está disponible —dijo, a mis espaldas.
Hice un sonido evasivo y fingí que me hallaba absolutamente fascinada con mi libro de texto francés. Le oí caminar más cerca y me quedé con mi cabeza mirando lejos. —Tú te acercas más con eso y lo voy a romper. ¿Entiendes?
—Eres luchadora tan temprano en la mañana. Me gusta. ¿Qué estás leyendo? —Se inclinó sobre mi hombro, su piel húmeda a pulgadas de mi cara.
—Vete, Zayn. En serio.
—Está bien, está bien. —Se arrastró de vuelta a la habitación, y volví a mi tarea.
Una hora más tarde, Darah tropezó hacia la cafetera.
—¿Qué estás haciendo aquí tan temprano? —dijo.
—No puedo dormir.
—¿Eras tú la que se reía como un psicópata antes?
—Sí, lo siento. No te desperté, ¿verdad?
—Nah —dijo, agarrando la taza de café y tomando un sorbo—. Me levantó Renee, respira muy fuerte. No es tu culpa. Entonces —dijo, empujando algunos de mis libros a un lado para que pudiera sentarse junto a mí—, ¿sobre que fueron todas las risas?
—No es nada —le dije, la risa amenazando con volver—. Es sólo algo que pensaba.
—¿O alguien? —Empujó mi hombro.
—No.
—Sí, eso fue muy convincente, ____. Hay algo entre tú y Zayn. Todo el mundo parece verlo excepto tú.
—Lo único que pasa es que me vuelve loca y quiero que sea golpeado por un autobús.
—Claro, seguro.
—¡Lo digo en serio!
—Está bien, ____. Lo que tú digas. —Me miró y volvió a su café, y me fui de nuevo a lo que sea en lo que trabajaba y no pensé en Zayn.
*****************************
Me dirigí a mi primer día en la biblioteca con nervios y emoción.
Marqué mi antigua tarjeta de tiempo y regresé a la oficina.
—Hola, ____, es bueno verte de nuevo —dijo Tom, moviendo la mano. Había unas pocas personas que trabajaban en el departamento, y me presentaron a Nancy, Mary y Jeff.
—Y esta es la sección de estudiantes trabajadores. Por lo general, sólo tienen dos trabajadores a la vez. El otro estudiante que comparte tu turno llegará en cualquier momento.
Era un poco temprano. Me mostró un escritorio que se dividía en dos estaciones de trabajo frente a frente con dos escritorios antiguos, un montón de almohadillas para sellos y bolígrafos.
—Oh, aquí está —dijo Tom, dándose la vuelta. Volví la cabeza y vi a mi compañero de trabajo.
—Que fantástico verte aquí, ____. Pequeño mundo. —Zayn Malik, nos encontramos de nuevo.
—Tienes que estar bromeando.
—¿Se conocen? —Tom nos miró confundido e incómodo.
—Somos compañeros de cuarto —le dije.
—Bueno, es un mundo pequeño. Eso no va a ser un problema, ¿verdad?
—No, en absoluto —le dije. No había manera de que fuera a abandonar este trabajo.
—De acuerdo —dijo Zayn.
Tom nos dio un vistazo, pero tomó nuestra palabra. —Está bien, entonces. Por hoy, sólo necesito que completen algunas pruebas de seguridad del lugar de trabajo. Es un dolor tenerlo que hacer, pero son necesarios para todos los nuevos empleados.
Zayn se sentó directamente frente a mí y encendió el ordenador.
Hice lo mismo mientras Tom nos dijo cómo iniciar sesión en el sitio web y lo que la prueba implicaba. No parece demasiado difícil.
—¿Están seguros de que esto está bien? Sé lo difícil que puede ser trabajar con alguien con quien vives. Mi esposa solía trabajar en este departamento. —Sonrió y ambos reiteraron que estaría bien. Al menos por ahora. Sólo había estado allí durante unos minutos, y yo daba vueltas todavía. No creo en la suerte, pero me parecía estar teniendo un montón de la mala últimamente.
Zayn y yo nos pusimos a trabajar en un estúpido examen de seguridad de opciones múltiples. Tuve que seguir moviendo mis pies porque él seguía invadiendo mi espacio.
—¿Puedes dejar eso? —le dije después de que extendió sus pies fuera de mi silla por millonésima vez.
—¿Por qué? Me gusta cabrearte. Es la mejor parte de mi día.
Quería decirle que se fuera a la mierda, pero en cambio volví mi atención a la pantalla de mi ordenador. Segundos más tarde, mi correo electrónico hizo un sonido metálico para decirme que tenía un nuevo mensaje. Lo abrí en caso de que alguno de mis profesores enviara un mensaje que tenía que leer de inmediato. No necesitaba más que una adivinanza para saber de quien era.
Asunto: Estás totalmente imaginándome desnudo ahora mismo.
____,Entonces, ¿qué tal si tú y yo nos adentramos entre las pilas para hacer algo de "estantería"?
Fulminé con la mirada el mensaje antes de responder.
Asunto: Este es un entorno de trabajo y esto es acoso.
Sr. Malik,Me dirijo a usted para informarle que su propuesta ha sido rechazada. Debido al hecho de que somos compañeros de trabajo, así como compañeros de cuarto, me parece inapropiado —visitar las pilas— con usted. Voy a rechazar todas las nuevas ofertas en este momento. Si, en el futuro, me decido a entretener dicha oferta, le informaremos a través de correspondencia.
Respetuosamente (no) suya,
Señorita ____ Caldwell
PD: Deja de joder enviándome correo electrónico.
Vi sus ojos echarle una ojeada al mensaje y una sonrisa en su rostro.
Me miró fijamente a los ojos mientras escribía, nunca mirando el teclado. Golpeó la tecla enter con una leve inclinación de cabeza.
Ping.
Asunto: Ni una opotunidad.
____,
Acepto el reto, y te recuerdo que si quieres que te deje en paz, está esta pequeña apuesta que tenemos. Gánala, y me voy.
Impacientemente (y descaradamente) tuyo,Sr. Zayn Javadd Malik, escudero.
PD: Demuéstralo.
Oh, él no daría la última palabra. Bajé el volumen en mi computadora e hice un rápido barrido visual en la habitación para asegurarme de que no íbamos a quedar arrestados. Todo el mundo se encontraba absorto en lo que hacían.
Asunto: Desafío aceptado.
Sr.Malik,Si sigue así, le voy a reportar a la línea directa de trabajo por acoso. No tienen la amabilidad por los tatuajes, amigos tocadores de guitarra avanzando hacia las niñas dulces e inocentes. El Juego comienza.
Atentamente,
La chica que nunca tendrás.
PD: ¿Escudero? Estás tan lleno de mierda.
Escuché una risa ahogada del lado de Zayn en la mesa, pero mantuve mis ojos pegados a la pantalla del ordenador. Escaleras. Las precauciones de seguridad cuando trabaje con escaleras...
Ping.
Miré a la computadora con irritación. Supongo que no podía apagar el sonido.
Asunto: Vuelve al trabajo.
____,Me estás distrayendo de los más importantes tópicos de seguridad en el trabajo. ¿Cómo te sentirías si yo subiera mal una escalera por no aprender el procedimiento adecuado y luego cayera a mi muerte? Siempre,
El chico sobre el que sueñas.
PD: Yo también soy un príncipe perdido en una tierra lejana. ¿Qué quieres hacerme ahora?
—¿Cómo lo estamos haciendo? —Tom regresó.
Cerré la ventana de correo electrónico y volví a la prueba. No estaba tan lejos como debería estar con la prueba, pero eso no era del todo culpa mía.
—Hecho —dijo Zayn con un último clic del mouse. Imbécil.
—Me falta un poco —admití.
—Bien, bien ven a buscarme cuando hayas terminado, y vamos a hacer un pequeño recorrido y empezar en una estantería.
Zayn se echó hacia atrás en su silla, y por la expresión de su cara me di cuenta de que se sentía satisfecho de sí mismo. Dios, quería golpearlo de nuevo, pero entonces me despedirían y realmente necesitaba este trabajo.
Terminé mi prueba con Zayn mirando y no tuve ningún correo electrónico más. Quería textearle que si se cayera de una escalera, me salvaría de tener que tratar de ganar la apuesta, pero no iba a darle la satisfacción.
El resto de las horas de trabajo fueron sin incidencias, si se puede llamar a Zayn "accidentalmente" rozando su mano en mi culo varias veces mientras Tom nos mostraba las pilas cerradas en el tercer piso de la biblioteca, donde la mayoría de los documentos fueron mantenidos y enseñándonos los rudimentos del sistema de número de llamadas, sin incidentes.
—Una vez más y esos dedos se habrán ido —le susurré cuando
Zayn rozó mi trasero por tercera vez, mientras regresábamos al ascensor para bajar al primer piso.
Tom se acercó a nuestros horarios y los escribió en una pizarra. Me sentí aliviada al ver que Zayn y yo teníamos sólo dos turnos del mismo, por lo menos tendría el resto del tiempo libre de Nicholas.
—Bueno, estamos muy contentos de tenerlos a bordo y nos vemos mañana —dijo Tom mientras Zayn y yo recogíamos nuestras maletas.
—Gracias de nuevo, se lo agradezco mucho —le dije.
—Nos vemos mañana —dijo Zayn, haciendo un gesto hacia la salida para que salga primero—. Las damas primero.
La atravesé y pude sentir sus ojos sobre mi trasero. No dijo ni una palabra hasta que estuvimos fuera. Me di la vuelta y le di una dulce sonrisa, acercándome y mordiéndome el labio.
—Así que, um, estaba pensando... —Los ojos de Zayn se abrieron de par en par por medio segundo antes de que comenzara a sonreír.
Haha. Tomé su mano y lo arrastré a un rincón detrás de la biblioteca en el que la gente no nos vería. Me eché a reír y me acerqué más a él. Alargó la mano hacia mí...
Y le golpeé con el bolso.
—¡Tú imbécil! ¿En serio me estás acechando? ¿De todos los sitios para que pudieras conseguir un trabajo, elegiste la misma oficina que yo? ¿EN SERIO? —Fui por otro golpe, pero se encontraba listo esta vez.
—¡Oye, oye! Yo no lo sabía, ¿de acuerdo? —Luchamos por el control de la bolsa, pero como él tenía más fuerza, ganó—. Jesús, deja de golpearme. ¿Alguien te ha dicho que tienes un problema de ira?
—Más de un terapeuta —le dije, lanzándole mi bolsa.
Tiró su brazo hacia atrás y arriba, así que quedó fuera de mi alcance.
—Guau, allí. Cálmate.
—No me digas qué hacer.
—Está bien, está bien. Enloquece.
Sostuvo la bolsa para mí, y esperé un segundo antes de arrancársela.
Por tercera vez, vi una mirada distinta del seguro engreído en el rostro de Zayn. Odiaba el aspecto de preocupación aún más que la primera confianza.
—Que te jodan —dije, alejándome. Lo odiaba. Odiaba la forma en que se mete bajo mi piel. Odiaba cómo, por un segundo, pensé en empujarlo contra la biblioteca y besuquearme con él. Lo odiaba. Lo odiaba. ¿Cómo puedo probarlo antes de que sea demasiado tarde y que en realidad siga adelante con besarlo? No podía enamorarme de Zayn.
No podía enamorarme de nadie.
Good Vibes.
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