♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)

Y si fracasaba, si él y Petra reanudaban su relación amorosa mientras estaban en California, ella haría el menor ruido posible y se tiraría por el acantilado más próximo.
—¿__________? ¿Te ocurre algo? —dijo Joe, reclamando su atención.
Esperó que la expresión de su rostro no hubiese delatado sus pensamientos.
—No, Joe —le aseguró con frialdad—. No me pasa nada. ¿Has dicho que tenía que reservar una suite?
—Sí. Dos habitaciones y una sala de estar, para usarla de oficina. En el hotel ya saben lo que suelo pedir.
—Muy bien —contestó ___________, disponiéndose a escribir de nuevo—. ¿Acabamos la carta ya?
Ante la brusca pregunta, Joe dejó de observarla detenidamente y bajó la vista.
—Léeme lo que has escrito hasta ahora —ordenó.


____________ intentó mantener el pulso firme mientras se ataba la trenza con un enorme lazo negro. No resultaba fácil porque sabía que en cualquier momento sonaría el timbre y aparecería Joe para recogerla e ir a la fiesta. Todavía no se explicaba las razones por las que se había ofrecido a acompañarla. Tampoco estaba segura de lo que se escondía detrás de su amable comportamiento de los últimos días, y no tenía más idea de lo que pretendía de ella que el día en que llegaron de vuelta de Chicago. Pero rechazar la oportunidad de pasar una tarde con él le habría resultado tan imposible como transformarse con un golpe de varita mágica en una atractiva morena.
Se alejó un poco del tocador y observó por última vez el aspecto que tenía. Llevaba un suéter blanco y negro de algodón que le llegaba a la cintura y una minifalda a juego. No iba exactamente atractiva, pero decidió que no estaba mal. Sybil nunca se vestiría así. Y con toda probabilidad Petra tampoco.
Se dijo desafiante que no debía pensar esas cosas. Ella era ___________ y no tenía intención de intentar ser otra persona, ni siquiera para impresionar a Joe.
Sonó el timbre. __________ tragó saliva, se miró al espejo otra vez durante unos instantes y deseó haberse vestido de forma algo más sofisticada.
Sacándose el sudor de las manos en la falda, abrió la puerta y se quedó de una pieza al ver al hombre que la sonreía desde el umbral. Llevaba unos vaqueros grises lavados y un suéter estampado arremangado de forma que se le veían los musculosos antebrazos. Con el pelo suavemente desordenado por la brisa, Joe tenía un aspecto joven, desenfadado y moderno. Resultaba difícil relacionarlo con el serio y reservado profesor que la había acompañado a la otra fiesta de sus amigos. Le costó vencer la imperiosa necesidad que sentía de lanzarse a sus brazos.
—Joe, ¡estás fenomenal! —exclamó por falta de un término más apropiado.
A Joe se le iluminó el rostro.
—Gracias. ¿Te gusta esta ropa? Me la he comprado esta tarde.
—¿Has ido de compras? ¿Tú solo?
—Sí —contestó con orgullo—. Aunque tengo que confesar que me ha ayudado bastante un vendedor muy amable. ¿Y qué me dices de esto? —añadió, levantándose una pernera de los vaqueros para enseñarle los calcetines de color ciruela.
___________ no pudo evitar reírse ante lo orgulloso que estaba de sus compras.
—Es un conjunto muy bonito —le aseguró.
—¿Así que crees que esta vez pegaré con tus amigos?
La pregunta la cogió desprevenida, sobre todo por el tono de incertidumbre con que la hizo. Se había dicho hacía un momento que no podía cambiar para satisfacer a Joe. Ahora se preguntaba si no estaría él tratando de cambiar para impresionarla. Resultaba muy halagador, pero igual de inútil. Ninguna relación entre dos personas podía ser duradera si una de las dos partes intentaba representar un papel no verdadero.
—Joe, de verdad que estás estupendo. Pero no era necesario que te tomases tantas molestias para encajar con mis amigos. Te aseguro que para mí siempre estás bien —le dijo con franqueza.
Joe le acarició con ternura una mejilla.
—Gracias, ___________. Es muy amable por tu parte. Pero quería comprarme algo nuevo. Me lo he pasado bien yendo de compras por primera vez en mi vida, y además, me gusta lo que me he comprado. Por dentro sigo siendo el Joseph Jonas de siempre: un genio socialmente inepto. ¿De acuerdo?
—De socialmente inepto, nada —replicó ella, arrugando la nariz—. Estoy empezando a pensar que eso ha sido un truco para ganarte mi compasión. Desde luego es una forma original de hacerlo.
Él se rió y sujetó la puerta mientras ____________ cogía el bolso.
—Así que me has pillado, ¿eh? —bromeó Joe, pasándole un brazo por los hombros con gesto amistoso.
___________ sintió un placer tan dulce al ver que renacía entre los dos la antigua camaradería, que se le formó un nudo en el estómago.
—Eres un mentiroso —logró decir en el mismo tono de broma—. ¿A cuántas mujeres las has convencido de que te enseñen a conducir y a bailar con el propósito de ligártelas?
—A docenas —le aseguró él—. Por cierto —añadió, abriéndole la puerta del Corvette—, tú también tienes muy buen aspecto esta noche. Casi tanto como yo.

Siguieron riéndose en el coche.
Si a ___________ la habían sorprendido el aspecto y la conducta de Joe esa tarde, aquellos de sus amigos que lo habían visto en la fiesta anterior se quedaron de una pieza.
—¿Estás segura de que ese es el mismo tipo con el que viniste la otra vez? —le susurró una mujer en tono casi dramático mientras Joe hacía reír a la concurrencia con un chiste sobre profesores despistados.
—No, ya no estoy segura de nada —contestó despacio ____________ sin perder de vista a Cindy, que en esos momentos se dirigía hacia Joe—. Perdóname, Anne.
Se abrió paso con firmeza entre la gente, pero al llegar junto a él se dio cuenta con disgusto de que Cindy se le había adelantado.
—Me alegro de verlo otra vez, profesor —dijo Cindy con voz melosa, tocándole el brazo con sus largas uñas—. ¿Se acuerda de mí?
—Ah, sí —contestó Joe en el mismo tono, mirando con una sonrisa a la atractiva morena—. ¿Cómo estás, Cindy?
___________ apretó los dientes. Por supuesto que se acordaba de Cindy, pensó echando chispas. Ningún hombre la olvidaba.
—Parece que estoy de suerte esta noche —siguió diciendo la chica con mirada maliciosa y provocativa—. ¿Te acuerdas de que me dijiste que quizás me hicieras una demostración de cómo besas si tenía suerte?
Los que se acordaban de lo ocurrido en la otra fiesta se rieron con disimulo, y algunos miraron a __________ para ver cómo reaccionaba ante el descarado coqueteo de Cindy con su pareja. __________ trató de que no se notara que estaba considerando seriamente la posibilidad de arrancarle a la otra las pestañas una por una.
—¿Quieres ver cómo beso? —preguntó Joe, enarcando las cejas como si estuviese pensándoselo.
____________ no podía entender dónde había aprendido a imprimirle a su voz una cadencia tan sensual y socarrona.
Cindy le lanzó a ____________ una mirada de reojo y se volvió de nuevo hacia Joe.
—Me encantaría verlo, profesor.
___________ decidió de inmediato olvidarse de las pestañas de Cindy y arrancarle directamente los ojos. Si Joe se atrevía a tocar a Cindy con sus labios, ella… ella… bueno, haría algo violento, pensó.
—Muy bien, Cindy. Te daré esa oportunidad —dijo Joe, riendo.
Nadie, y mucho menos ___________, se esperaba lo que ocurrió entonces.
Antes de que pudiese reaccionar, ___________ se encontró medio tumbada sobre el brazo de Joe. La besó apasionadamente. Al principio, oyó las carcajadas de los demás, pero enseguida las risas se confundieron con el familiar gemido que Joe lanzaba cuando besaba, y finalmente eso fue lo único que llenó su cabeza. Su cuerpo reaccionó de forma inmediata y dramática al abrazo. Probablemente todo duró menos de un minuto, pero a ella le pareció eterno. Finalmente, él levantó la cabeza, le guiñó un ojo y la ayudó a incorporarse al tiempo que se volvía hacia Cindy.
—¿Qué te ha parecido?
Cindy suspiró decepcionada.
—No era exactamente lo que yo esperaba —dijo.
—Lo siento, pero lo he hecho lo mejor que he podido —dijo Joe, y enseguida se dirigió a _____________—. ¿Bailas?
¿Bailar? Podía bailar, ¿por qué no? Lo único que tenía que hacer era acordarse de cómo andar.
—Um… claro —contestó, aclarándose la garganta.
Comenzaron a bailar una pieza lenta.
—Relájate —le dijo Joe instantes después en la pista de baile—. Estás demasiado tensa.
Lo dijo de broma para recordarle la cantidad de veces que ella se lo había dicho cuando le estaba enseñando a bailar.
—¿Qué estás haciendo, Joe? —le preguntó _____________ con un suspiro.
Joe enarcó las cejas.
—¿Aparte de bailar contigo?
—Sí.
—Pasármelo bien.
—¿Lo dices en serio? No estarás…
—De verdad que me estoy divirtiendo. ¿Te acuerdas de lo que te dije la noche del aniversario de mis abuelos? Me has enseñado a disfrutar de las cosas.
____________ recordaba muchas cosas de aquella noche. Las recordaba demasiado bien.
—No entiendo nada de lo que está pasando —confesó finalmente—. Una semana eres distante y formal, y a la siguiente te comportas de forma amistosa y coqueteas conmigo. Nunca sé cómo vas reaccionar.
—Yo podría decir lo mismo de ti.
_____________ se mordió el labio. Sabía que tenía razón.
—Yo…
Terminó la pieza. Joe la soltó sin dejar de mirarla.
—Creo que éste no es el lugar apropiado para hablar de ese tema, ¿no te parece?
—Tienes razón.

—Hablaremos más tarde —prometió él.
Empezó a sonar la misma canción de rock que habían bailado en la última clase de baile.
—Está sonando nuestra canción, amor mío —dijo Joe, ofreciéndole la mano.
—Pues no desperdiciemos la ocasión —contestó ella incapaz de resistirse a su sonrisa.


Joe paró en la puerta de casa de _________ y apagó el motor del coche. Hubo un instante de silencio.
—Lo he pasado muy bien esta noche —dijo, mirándola.
—Yo también —admitió ella.
—Tenías razón, ¿sabes?
—¿Sí? ¿Sobre qué?
—Charlar no es tan difícil. Lo único que hay que hacer es hablar sin decir nada.
__________ no pudo contener una risa sofocada.
—Básicamente se trata de eso —asintió.
—¿Pero tú y tus amigos nunca habláis de cosas más serias? De política, de actualidad, y todo eso.
—Claro que sí, Joe. Normalmente en reuniones más pequeñas que las de hoy. Por ejemplo cuando nos juntamos seis u ocho para cenar o pasar una velada tranquila en casa de alguien. Seguro que lo pasarías bien en una de esas reuniones, aunque tienes que tener en cuenta que nadie está tan bien informado como tú.
____________ pensaba que Joe no tendría problema alguno en conversar con sus amigos. Siempre se había mostrado interesado en conocer sus opiniones sobre asuntos serios, incluso cuando ella no tenía mucha idea al respecto. De hecho algunos de sus amigos más íntimos eran gente de muy buena posición social, aunque no esperaba que Joe se sintiese más impresionado por sus títulos que ella misma. Al igual que a ella, a Joe parecía importarle más la personalidad de la gente que su posición social. Ésa era una de las muchas cosas que le gustaban de él. Puede que tuviesen en común más de lo que se había permitido esperar. Puede que…
—__________, no podemos seguir así.
Ante la gravedad de sus palabras, a ___________ se le quedó la boca seca. Lo miró fijamente. ¿La estaba despidiendo? ¿Le estaría diciendo que no quería volverla a ver? ¿Qué ya no la necesitaba?
—¿Qué… qué quieres decir?
—Quiero decir exactamente lo que he dicho —contestó él algo impaciente—. Nos hemos pasado las últimas tres semanas andando de puntillas el uno alrededor del otro, tratando de ignorar lo que pasó en Chicago, diciéndonos que no debería haber ocurrido, que no debía ocurrir de nuevo. Y si te conozco tan bien como creo conocerte, me parece que la lógica y los buenos propósitos no te han servido más a ti que a mí. ¿Estoy equivocado, o te has sentido tan desgraciada como yo en los últimos tiempos?
_____________ podría haberle mentido si no fuera por el tono de sinceridad con el que hizo la pregunta. Podría haberle dicho que había estado perfectamente, que la noche que pasaron juntos en Chicago no la había afectado en absoluto.
—Dudo que tú hayas sido tan desgraciado como yo —dijo en cambio.
—___________ —siguió diciendo Joe al tiempo que la cogía por los hombros—. Nunca he deseado a una mujer tanto como te deseo a ti. Ni he sentido por nadie lo que siento por ti. ¡Me he pasado tantas noches sin poder dormir, recordando la noche en que te tuve a mi lado!
___________ gimió. Todo su cuerpo se tensó con los recuerdos que las palabras de Joe invocaban, con las necesidades que despertaban.
—Dijiste que éramos demasiado distintos para intentar algo juntos —continuó él—, que tenías miedo de que te hiciesen daño otra vez. Entiendo tus temores, porque yo siento lo mismo. No sé lo que sería de mí si estuviésemos juntos un tiempo y luego decidiese que no puedo hacerte feliz después de todo. O, peor aún, si me dejases por otro. Casi me vuelvo loco cuando saliste con ese hombre el fin de semana pasado. No te lo pensaba decir —añadió tímidamente—, pero me pasé más de una hora aparcado en tu calle esperando a que llegases a casa y dispuesto a romperle la cara al otro si intentaba pasar la noche contigo.
___________ se quedó atónita. El corazón empezó a latirle con fuerza, presa de esperanza y pánico al mismo tiempo.
—¿Lo dices en serio?
—Sí. No me siento orgulloso de ello pero, ¡maldita sea, ____________, no puedo evitarlo! A veces no me reconozco. Me haces sentir cosas que no entiendo. Que no puedo controlar. Y a pesar de todo…
—¿Y a pesar de todo? —susurró ella al ver que dudaba. Necesitaba desesperadamente oír lo que tenía que decirle.
Joe le acarició los hombros compulsivamente.
—Y a pesar de todo —siguió diciendo con voz ronca—, no puedo evitar preguntarme si estaba de verdad vivo antes de que entrases en mi vida. No comprendí lo vacía que estaba mi vida hasta que llegaste tú, llenándola de alegría, de risas y sorpresas. Y de esto.
«Esto» era su boca en la de _________, sus brazos rodeando su cuerpo. «Esto» era una pasión y un deseo tan intensos que parecieron llenar el aire a su alrededor. «Esto» era su respiración, cálida y jadeante, y su voz murmurando el nombre de ____________ entre beso y beso, era su mano bajo el suéter acariciándole los senos, buscando desesperadamente los duros pezones que ardían en deseos de que él los cogiese entre sus dedos.

Su muslo apretado contra el cuerpo de Mallory mientras ella deslizaba las manos por su espalda húmeda y vibrante para estrecharlo con fuerza.
Perdida en un mundo de intoxicación sensual, ajena al exterior, ___________ trató de acercarse más al cuerpo de Joe. Acariciaba vorazmente ese cuerpo tan familiar y tan desesperadamente amado. Colocó una mano sobre el muslo de Joe y sintió que él gemía de placer. Deslizó despacio la mano hacia arriba y encontró su miembro duro y vibrante. Lo acarició amorosamente.
La suave caricia pareció enloquecerlo. Susurrando su nombre, la apretó contra el asiento de al lado, pero al instante se incorporó con un grito de dolor.
—¿Qué te ocurre, Joe? —preguntó ___________, volviendo sobresaltada a la realidad.
—Por poco no me capa la palanca de cambios —contestó él con la voz todavía ronca—. Acabo de descubrir la desventaja de tener un coche deportivo. Es incomodísimo para hacer el amor, sobre todo para alguien tan alto.
____________ se humedeció los labios y lo miró a los ojos.
—Podemos entrar en mi casa.
Joe respiró hondo.
—No —fue su tajante respuesta.
____________ sintió que se quedaba sin respiración.
—¿No? —repitió incrédula. ¿De verdad pretendía dejarla así? Ahora que le temblaba todo el cuerpo y que estaba a punto de estallar de deseo?
—No —confirmó él en tono aún más firme—. No mientras sigas teniendo dudas respecto a nosotros. Porque las sigues teniendo, ¿verdad?
—Joe, yo…
—Yo te deseo, _____________. Sabes muy bien cuánto te deseo. Pero tengo que saber que hay algo más que una atracción meramente física entre nosotros. Que lo que sentimos, lo que ambos sentimos, es real y duradero y más fuerte que cualquier duda que puedas tener sobre si tenemos suficientes cosas en común o si podemos ser felices juntos. No sé cuánto me llevará convencerte de que ninguna de esas diferencias importa, de que tenemos mucho más en común de lo que crees, pero…
—¡California!
Sorprendido por la repentina interrupción, Joe la miró con el ceño fruncido.
—¿Cómo? —preguntó sin comprender.
—California —repitió ____________, retorciéndose las manos en el regazo.
—No comprendo.
—Tú me has demostrado que eres capaz de encajar en mi mundo. Hasta te lo has pasado bien esta noche. Ahora nos queda ver qué tal encajo yo en tu mundo.
—¿Y la recepción de la universidad? Te desenvolviste de maravilla. Trabajas conmigo todos los días y los resultados son excelentes. Y cuando estuvimos en Chicago, dejaste encantada a mi familia. ¿Cómo puedes decir que no sabes hasta qué punto puedes encajar en mi mundo?
____________ no sabía cómo explicar los temores que sentía hacia la reunión de California. El brillante y selecto grupo de pensadores la asustaba más que cualquier otra cosa. Estaba convencida de que, si algo podía hacerle darse cuenta de lo diferentes que eran, sería el tiempo que iba a pasar con sus colegas del Optium Forum. Por supuesto no tenía intención de mencionar a Petra de momento.
Joe esperó un poco más. Luego, pareció resignarse a no obtener contestación.
—Está bien —dijo—. Esperaremos hasta volver de California para ver si seguimos con esto o no. Pero yo dudo que vaya a cambiar nada.
—Será lo mejor —logró contestar __________ a pesar de que su único deseo era arrastrarlo a la fuerza a su casa y encadenarlo a la cama.
—Bueno. Pero tienes que prometerme una cosa.
—¿Qué?
—Que no vas a seguir apartándome de tu lado. Me hace mucho daño.
—De acuerdo —asintió ella, acariciándole suavemente la mejilla.
—Te acompaño a la puerta —dijo Joe, intentando sonreír.
—Bien.
Una vez en la puerta, Joe tan sólo le dio un ligero beso de despedida. Se disponía a ir hacia el coche cuando ___________ lo llamó bruscamente.
—Joe… Quiero confesarte que pasé un mal rato en mi cita con David, a pesar de que es sólo un amigo. Me pasé toda la velada pensando en ti, deseando estar contigo.
Joe la atrajo hacia sí y la besó.
—Sabes cómo probar mi fuerza de voluntad hasta el límite, ¿eh? —dijo, intentando poner un tono de broma sin conseguirlo—. Pero gracias por decírmelo, ___________. Me hace sentirme mejor. Buenas noches.
—Buenas noches —contestó ___________.
Y cerró la puerta antes de que uno de los dos pudiese decir algo más.
Fin cap. 10

o por dios me encantaron los pedazos de cap
estuvierno buenisimos y como quedo cindy jajajaj
(bruja)
ahora falta ver a la otra bruja (petra) plis quiero ver como queda
petra cuando se entere de todo o cuando vea a ____ ajajjaja

grax por el capi
Joe es tan cute :arre: :arre: :arre: por eso lo amo
jejejejej, malditos carros deportivos :enfadado: ¿como que son incomodos? :caliente: :caliente: jajajajja
sigue la nove!!! :D

Ahhh ame los caps!!! Me mato cuando joe le dijo que le iba a mostrar como besaba a cindy y fue a besar a ____ O.O ame esa parte!!!

Iaaggg ya va a salir la puta perdon la petera ehh quiero decir petra :D

SIGUELA!!

Mataron los caps!
Joe es un tierno!
Pero pobre,estuvo a punto de matar a alguien jaja
Y tambien se siente mal porque la rayis todavia tiene dudas
Ojala que en california pase algo,seria super genial!
Jaja
Ya queda poco no?
Digo,pocos caps de la nove
Pero bueno,no importa
Siguela!

que capis
heeeeee
que capis
jejejeje
siguela porfa

Ahhhhhhhhhh.......................Siguela por fa definitivo eres una exelente escritora por fa siguela aunque falte poco para que termine

plis plis subeee

OOOH NUEVA LECTORA(:

LLEGE CASI AL FINAL PERO ME ENCANTA Y DEBES SEGUIRLA YAAAAA!!!!

JAJAJA JOE ES UN TIERNO Y TONTITO JAJAJ (OSEA ES INTELIGENGE PERO JAJA YA SABEN)

S I G U E L A POOOOORFA R I G H T N O W :D

Besos paly

esperando capis
porfa sube pronto

sisisi