Two Twins, One Problem {One Direction}

Estoy tan decepcionada conmigo misma por aceptar este plan. Papá y mamá nos mataran, sobre todo a mí, por dejarnos llevar por las gemelas. Nika se salvara como siempre, al ser la preferida de mi padre, nada recae en sus hombros de la misma forma que en los míos.

Me coloco los pantalones negros que Yasmina y Parisa han traído a la habitación de la suite donde estamos hospedándonos, junto con unas zapatillas negra y un sweater del mismo color. Nika y yo nos extrañamos demasiado ante la vestimenta para llevar a cabo la “venganza”, pero que va, a esas pequeñas diablas – aunque solo es un año de diferencia entre nosotras – no se les puede negar nada.

Cuando finalmente termino, agarro mi bolso pequeño, el cual tendremos que colocarlos en el autobús junto con los de Zayn y su grupo; mis hermanas deben hacer lo mismo, de esa forma, nos será más sencillo entrar sin ser detectadas.

Me siento en la cama y me pregunto como mi hermano se tomara todo esto. Agarro el retrato que está en mi mesita de luz y contemplo la última fotografía que nos hemos sacado. Él está a mi lado, pasando su brazo por mis hombros abrazándome con fuerza, mientras que sonrió de oreja a oreja, tan feliz después de no haberlo visto por meses. Me duele la manera en que ya no tenemos esa relación tan cercana y fuerte como antes, fue principalmente por lo que acepte el plan de las gemelas.

Nika entra en la habitación y levanta los pulgares arriba.

- Papá y mamá ya tomaron el té con el somnífero.

- No puedo creer que tengamos que hacer esto – suspiro, comenzando a arrepentirme – Y tampoco que esto venga de ti, Nik. ¿‘Quiero pasar este fin de semana en Londres para despejarme’? No sé cómo te creyeron con esa excusa.

- Esto nos pasa por no tener más fuerza de voluntad – levanta las manos al aire y con un tono de voz divertido– Además, tú lo dijiste, nadie se espera esto de mí.

- ¡Chicas! ¡Ya se durmieron! – Yasmina entra en la habitación saltando de alegría.

- ¡Hay que irnos ya mismo! ¡El taxi nos espera afuera! – exclama Parisa.

Tomo mi bolso, soltando un suspiro. Le sonrió a Nika cuando me palmea el hombro, devolviéndome el gesto y menea con la cabeza; sabemos que nos metemos en un gran problema, pero poco importa ahora. Mientras paso por la sala, observo a mis padres, cada uno desparramado por el sofá y con una carta sobre arriba de la mesita ratona. Les dará un paro cardiaco al no vernos, y van a matarme para bailar sobre mi tumba. Estoy segura.

Nos metemos dentro del taxi y me fijo la hora, comprobando que Zayn debe estar entrando al escenario ahora, lo que significaría que tendríamos solamente que burlar a la seguridad del autobús donde viajan. No será una tarea fácil, pero confió en mis dos hermanas pequeñas para lograrlo.

Yasmina, un tanto emocionada, prácticamente arroja los billetes al taxista, y al ver la cara de emoción del hombre, comprendo que le dio más de lo que se merecía. Salimos todas y agachamos la cabeza, tratando de pasar desapercibidas; no es que seamos tan famosas como lo es la boy band o Beyonce, pero las directioners nos conocen y siempre nos preguntan por Zayn. Como si nosotras supiéramos, ¡cinco minutos son sus llamadas y cuatro pasamos hablando nosotras!

Parisa me golpea el hombro y me indica con la mirada un autobús a lo lejos, bueno, hay como cinco, pero Zayn nos mostró, cuando vino la última vez, cual era el suyo, solo distinguiendo los adornos colgados en las ventanas.

Debemos encontrar el autobús con un logo de zanahoria y un peluche colgado de un gatito.

- Lei, Nika, espérennos aquí – murmura Yasmina, mirando todo con una total diversión.

Pienso negarme rotundamente, temiendo por la vida de esos pobres hombres y sobre el castigo aun mayor que tendremos si nada sale bien, pero antes de que dijera algo, Nika me toma el brazo, logrando que nos escondamos detrás de unos arbustos. Es frustrante que mi gemela este mas de lado con el otro par que conmigo, lo que aún no se es que tanto le ha afectado a ella la distancia que Zayn ha puesto de nosotras. Digo, siempre fuimos muy unidos todos, sé que Parisa está más furiosa que dolida, en cambio, Yasmina es más sensible que su gemela. Pero, ¿entonces que hay con Nika?

Perdemos de vista a las gemelas y permanecemos allí por unos cuantos minutos, en los cuales solo puedo susurrarle cosas a mi gemela para llevarnos a rastras a nuestras hermanas, pero parece distraída, casi ignorándome. Su salto y grito – según lo que entiendo, unas hormigas la estaban picando - me hace sobresaltar, y eso no es lo peor, sino que Paul – el guardaespaldas principal de mi hermano – se acerca hacia nosotras con una guitarra en su mano, dándome el peor paro cardiaco de la historia.

- ¿Quiénes son ustedes y que hacen aquí? – pregunta, con los ojos entrecerrados y mirándonos acusadoramente.

Miro a mi gemela, en busca de una excusa perfecta, pero su mente esta tan en blanco como la mía. Siento mis manos sudar y unos nervios increíble; nos van a matar en casa.

- S-somos… eh…- balbucea y trago saliva.

- ¡Somos tus fans, Paul! – chillo como una estúpida adolescente, tan desesperada por tener a su ídolo enfrente.

- ¿Mis fans? – abre los ojos sorprendido igual que Nika.

- ¡Claro que sí! – exclama mi gemela con un entusiasmo tan real que me hace creer - ¿Quién quiere ver a One Direction cuando podemos ver al mejor guardaespaldas de la historia? ¿No, Lei?

- Exacto, Nik – asiento con la cabeza mientras sonrió forzosamente - ¡Y tocas la guitarra! ¿Acaso hay algo que no puedas hacer?

Dios, tenemos que ser actrices; este hombre enserio se ha creído cada una de nuestras palabras. Esta colorado y finge tocar unos acordes, de los cuales lo alabamos y soltamos grititos. No sé cuánto se tardaran las gemelas, tampoco tengo idea de lo que están haciendo, solo que ya no sé si podré seguir fingiendo ser la fan número uno – o pelearnos con Nika para saber cuál va en el primer puesto – hasta que este hombre nos eche a patadas a las dos cuando se dé cuenta de que no deberíamos estar aquí.

- Bien, chicas, lamento no quedarme más tiempo, pero los chicos me necesitan.

- Oh, sí, claro – asiente Nika con la cabeza, mirándolo como toda madre orgullosa – Debes ir a cumplir con tu deber, por eso te admiramos.

Levanto los pulgares arriba, apoyando a mi gemela y nos despedimos de Paul, quien parece olvidar que las coladas somos sus “fans”.

- No puedo creer lo que tuvimos que hacer – suelto un suspiro cuando veo el semblante del hombre desaparecer – Sera mejor que las busquemos antes de que vuelva.

- No lo sé, colega – replica ella, haciendo una mueca – recuerda que Yasmina y Parisa nos dijeron que nos quedáramos aquí.

- Somos las mayores, Nik, no podemos dejarnos manipular así – resoplo y me arrepiento una y mil veces por hacerles caso.

- Lei – me llama mi gemela y me señala a lo lejos las dos cabelleras rubias, caminando con toda tranquilidad y con sus típicas sonrisas traviesas y maliciosas.

Parisa muestra en alto una llave y la balancea con egocentrismo. Yasmina se adelanta y toma del brazo a Nik, arrastrándola consigo mientras yo las sigo. No sé qué han hecho para conseguirla, pero conozco sus métodos y no fueron buenos, aunque a eso debemos agradecerles. Tomamos nuestros bolsos, escondidos en unos arbustos siguientes, y vamos hacia los autobuses buscando el correcto. Con la oscuridad no podemos ver nada, por lo que Yasmina saca una pequeña linterna y comienza a alumbrar todo para buscar el auténtico.

- ¡Es ese! – murmura con excitación Parisa, señalando al tercer autobús que inspeccionamos.

Abre con rapidez la puerta, apurándonos a las tres a que pasáramos rápido antes de que nos descubran. Todo está oscuro nuevamente, pero no quiero arriesgarnos a encender las luces, y así dejarnos expuestas, por lo que se los comento y asienten, aun observando todo a su alrededor. Adentro es más amplio de lo que se ve afuera, con una pequeña mesa donde deben desayunar, una heladera pequeña, al fondo hay cinco camas y también varias pertenencias, las cuales deben ser del resto de la banda; también hay una puerta donde conduce al baño, y hay un pequeño armario, en el cual están algunas camisas colgadas al igual que abrigos.

- Coloquémoslos debajo de esa cama – señala Nik, y en el acto lo hacemos.

- ¿Y ahora qué hacemos? – pregunto dirigiéndome a las gemelas, quienes se encogen los hombros. Siento como mi rostro se vuelve pálido - ¿Nos trajeron aquí y no saben qué hacer ahora? Dios, papá va a matarme.

- Tranquilízate, Lee-lee – Nika me masajea la espalda – Veras que saldrá todo bien.

- Si, Nik tiene razón, Lei – sonríe de forma divertida Yasmina.

- ¿Qué podría salir mal? – suelta una risita su gemela.

Tienen razón, estoy siendo paranoica. Seguro que si Zayn nos ve – y más el rostro de las gemelas – se convencerá de que debemos irnos con él. Es lo menos que puede hacer después de abandonarnos cinco meses y reducir sus llamadas, al igual que nuestra relación.

- ¡Niall, no te comas todo! – escucho la voz a lo lejos de un muchacho.

Nos miramos las cuatro, con los ojos bien abiertos y una expresión de terror en el rostro. Ay no, Zayn va a matarnos.

- ¡Métanse, métanse! – chilla en susurros Yasmina mientras abre la puerta del armario.

Entro del empujón que mi gemela me da, para luego entrar ella y las gemelas. Siento mi corazón en la boca, latiendo con tanta fuerza que está por salir de mi pecho. Estamos tan apretujadas que apenas podemos respirar con totalidad, y para nada estamos cómodas. No sé qué vamos a hacer, tengo miedo que abran el estúpido armario y nos caguen. Nuestros padres aún siguen en el hotel y Zayn no dudara en llevarnos cuanto antes. Por pura suerte, ellos al llegar solo se sientan y comienzan a comer y beber, diciendo estupideces típicas de hombres.

Me enternece el corazón al escuchar la voz tan feliz y llena de alegría de Zayn, incluso me hace querer soltar lágrimas de felicidad. Lo he extrañado bastante.

- Disculpen, chicos, voy a llamar a mis hermanas antes de que me maten – lo escuchamos decir.

- ¿Lo ven?, se acuerda de nosotras – susurro, pero ellas solo revolean los ojos.

- Oh, no, Zayn – replica uno – además, ¿crees que van a contestarte a estas horas? Es viernes, para eso ellas ya estarán en una fiesta divirtiéndose.

- Harry tiene razón – dice otro, con su voz cargada de burla - ¿O el bad boy es un supervisor de la vida de sus hermanas?

- Ya cállense – su voz se vuelve seria, pero no tarda volver al juego con sus amigos y olvidarnos.

- ¿Qué decías, Lee-lee? – por su tono de voz, imagino a Parisa con una sonrisa de satisfacción y burlona
en su rostro.

No sé cuánto tiempo pasa, solo que mis piernas, mis brazos, incluso mi cara está dormida para cuando ellos se van a dormir. Realmente, no aguanto más. Necesito salir y respirar aire fresco, además de que Nika no ha dejado de insistir en que se va a hacer encima, y créanme, no quiero estar presente en ese momento.

- ¿Y si salimos aunque sea unos segundos? Ya debemos estar afuera de Londres - dice Yasmina.

- Estoy de acuerdo contigo, sin dudas – musita su gemela, casi sin aliento.

- Bien, voy a abrir la puerta con cuidado, pero no empujen – Nika nos advierte y asentimos con la cabeza – Uno… dos… res.

Y sin querer, al salir se tropieza con una camisa que esta enredada en sus piernas; al intentar sostenerse, toma de mi sweater negro y tira de mí. Las gemelas caen arriba mío mientras yo caigo sobre de mi hermana, soltando pequeños chillidos y grititos. Juro que si Parisa no sale de mí en un segundo, voy a matarla.

- ¿Qué es esto? – dice una voz desconocida, logrando a callar nuestras voces y dejarnos paralizadas una vez que prenden las luces.

Y allí están, cuatro dioses del Olimpo solo con boxers en una noche fría en Londres – o las afueras, como sea – mirándonos de los pies a la cabeza. Parecen realmente sorprendidos, tal vez porque somos dos pares de gemelas; dos pares que harán de su vida un infierno por sacarnos a nuestro hermano mayor.

Y hablando de Roma…

- ¡¿Qué se supone que hacen aquí?! – chilla tan impresionado, mirándonos de una forma incrédula una vez que llega.

- ¡Ta-dan! – canturrean las gemelas más chicas y sonreímos las cuatro con nerviosismo.

- Wow, se ve que la pegamos bien, eh Niall – dice el chico con rulos al rubio, quien nos mira aun con sorpresa – Dos para ti y dos para mí, y lo mejor es que podemos tener una de cada par. Ustedes tienen novias, así que no pueden entrar.

Zayn va a matarlo, lo veo en su mirada asesina que le dirige, haciendo que el de rulos retroceda unos pasos y se esconda detrás de un muchacho con ojos azules. Luego, la mirada asesina se dirige a nosotras.

- Las cuatro. Levántense. Ahora.

Con algo de temor, nos levantamos y sonreímos nerviosas. Nos va a matar, estoy segura.

- Chicos – aclara su garganta y mira a sus compañeros – Les presento a Leila, Nika, Yasmina y Parisa. Mis dos pares de hermanas gemelas.