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Static (Zayn Malik ,Harry Styles y tu, SEMI HOT) (ADAPTADA) ( TERMINADA)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Static (Zayn Malik ,Harry Styles y tu, SEMI HOT) (ADAPTADA) ( TERMINADA)
14
El primer lugar al que Josh me llevó, fue al teatro de películas, lo
que me parecía bien. Daría un par de horas en el que no
tuviéramos que decir nada coherente. Era difícil ser graciosa todo
el tiempo. Era agotador, en realidad, tener que pensar en cada pequeña
cosa que saliera de mi boca. Josh quería ver alguna comedia adolescente
lasciva, con mucho sexo, drogas y uso de alcohol y f-bombas de pared a
pared. Estuve de acuerdo, aunque no me emocionaba verla. Prefiero ver la
película más reciente de horror. Al final de la película, sin embargo, después
de las palomitas de maíz, pop, dulces, y una hora y media de risa revientavientre,
me divertía.
De vuelta en el coche, traté de relajarme más. Josh era sólo un chico. Y
él había mostrado interés en mí, así que obviamente había algo sucediendo.
No suelo tener problemas de autoestima, pero estar con el chico de oro en su
coche caro caliente me hizo sentir un poco cohibida.
—¿Te gustó la película? —preguntó. Asentí con la cabeza.
—Sí, era más divertida de lo que esperaba.
—Te reíste mucho. —Sonrió—. Te he oído suspirar un par de veces.
—No suspiré. —Se río entre dientes.
—Sí, lo hiciste. —Celebrando, él levantó dos dedos—. Dos veces. —Me
eché a reír, pero podía sentir mis mejillas enrojecer. Metí la cabeza tratando
de ocultar mi vergüenza—. Pensé que era muy lindo. —Josh se inclinó sobre el
asiento delantero y jugó con la punta de mi pelo colgando justo encima de
mi pecho—. Me gustó.
No sabía qué decir después de eso. Los nervios zumbaban a través de
mí como electricidad. Había mariposas en mi estómago haciendo un break
dance cursi. Así que sólo deje escapar la primera cosa que vino a mi mente.
—Eres como el tipo más popular de la escuela, ¿Por qué diablos me
invitas a salir? —Su mano cayó de mi cabello y poniéndola de nuevo en el
volante.
—Porque me gustas.
—Ni siquiera me conoces, Josh.
—Bueno, me gustaría llegar a conocerte. —Negué con la cabeza en el
círculo de su lógica.
—¿Pero por qué? No soy la señorita Popular. Ni siquiera estoy cerca de
serlo y no me parezco en nada a Heather o su grupo.
—Para ser honesto, . No lo sé. —Él se mordió el labio inferior por un
segundo y luego continuó—. Cuando te vi en las escaleras frente a la
escuela, sólo me golpeó, como un bate de béisbol en la cabeza. Tuve que
hablar contigo. Tuve que llegar a conocerte.
—Eso es un poco extraño. —Miré por la ventanilla lateral. No quería que
él viera la mirada en mis ojos. La que me decía que sabía lo que le había
sucedido. Por qué tenía que, de pronto, llegar a conocerme. Eran los
cambios dentro de mí. De alguna manera me hizo más atractiva. Era como
tener una súper-potencia de feromonas.
—No pareces muy contenta con eso. —Lo miré y sonreí.
—Todavía estoy en shock.
—Estoy realmente sorprendido de que accedieras a salir conmigo.
—¿En serio? —Asintió con la cabeza.
—Sí, quiero decir, no soy realmente tu tipo de hombre.
—¿Y cuál es mi tipo de hombre?
—Melancólico, oscuro, con tatuajes, piercings y un mal corte de pelo.
—Se río entre dientes.
—Bueno, no soy realmente tu tipo de chica, tampoco. Tengo un
cerebro en lugar de implantes de silicona. —Se río y luego dijo:
—No, supongo que no eres mi tipo de siempre. —Me miró, y su mirada
era penetrante. Incluso a través de la penumbra del vehículo pude ver el
brillo en sus profundos ojos azules—. Pero eso es lo que hace que sea
divertido, ¿No te parece?
Me limité a sonreír, sin estar segura de cómo responder a eso. Él tenía
razón en cierto modo. El hecho de que no fuéramos una mezcla hecha por el
cielo, hacía que la experiencia fuera completamente diferente. Traviesa.
Como si estuviéramos haciendo algo muy malo. A mí me gustaba. Y, por
cierto Josh se mantuvo mirándome, con un brillo peligroso en su mirada,
disfrutaba de la sensación también.
Para el resto de la conducción, no hablamos mucho. De vez en
cuando me preguntaba sobre cosas que me gustaban. Música, películas, las
materias escolares. Lo de siempre.
No fue hasta que Josh condujo el coche a un estacionamiento grande,
que me animé. No reconocía el parque al que nos había llevado.
—¿Dónde estamos?
—Parque de Camel Back. —Apagó el motor y se bajó del coche.
Caminó alrededor del vehículo para abrir la puerta. Me deslicé hacia fuera,
mirando alrededor de la zona, preguntándome por qué me trajo aquí.
—¿Acaso traes a todas tus citas aquí? —Negó con la cabeza.
—Solía venir aquí todo el tiempo con mi madre antes de morir. —Ahora,
me sentí como un pedazo grande y viejo de mierda por preguntar.
—Oh. Lo siento. —Se encogió de hombros.
—No te preocupes. Se fue hace años. —Miraba hacia el suelo, dando
patadas a la grava. Luego miró hacia mí—. ¿Te gusta columpiarte? —Me
tomó de la mano y tiró de mí hacia el grande, pintado de verde campo de
juego.
Intrigada, lo seguí hasta el columpio. Tuve que admitir, balancearme
era una de mis cosas favoritas para hacer en un patio de recreo. A veces, en
la noche, me iba a dar un paseo cerca de mi casa y paraba en el patio de
recreo en un columpio. Nunca se lo dije a nadie, sin embargo, me parecía
una especie de sueño infantil.
Pero ahora, permití que mi niña interior se liberara y coloqué el trasero
en uno de los columpios de goma. Josh no se conformó con estar junto a mí
en el columpio, sino que se puso detrás de mí de pie, con la intención de
empujar.
Sonreí, mientras acomodaba sus manos alrededor de mi cintura.
—Espera —murmuró en mi oído. Un escalofrío corrió por mi espalda
mientras me tiraba hacia atrás y luego me dejaba ir.
Sus manos comenzaron en mi espalda mientras me empujaba, pero al
final terminaron en la curva de mi trasero. Pensé que era una manera
ingeniosa de tocar un poco. No me importaba. Cada toque enviaba una
nueva ola de calor corriendo por mi cuerpo.
Después de unos pocos buenos empujones, me encontraba volando
alto. Mi estómago en la cresta y sumergiéndose cada vez que iba, mis pies
casi en línea con la cabeza. En un momento, pensé que me iba a ir todo el
camino. Riendo, golpeé mis piernas, disfrutando de cada minuto de la
sensación. Era como volar.
Al final, tuve suficiente. Lo mismo hacia mi estómago. —¡No más! —
Grité a Josh. Dejó de empujar y se detuvo, lo suficientemente lento como
para que pudiera atrapar las cadenas de los columpios, deteniéndome por
completo.
Sus manos se movían a mi cintura y se inclinó a mi oído de nuevo.
—¿Cómo estuvo eso?
—Impresionante. —Respiré, un poco demasiado pesado. Su esencia
me atraía demasiado. La saliva de hecho se agrupaba en mi boca. Me
empujó fuera de la oscilación.
—Vamos a deslizarnos. —Él sonrió.
—Carrera. —Acusó hacia el largo tobogán en espiral. Me encontraba
justo sobre sus talones. Cuando llegó a los escalones de metal, dijo—: Tú
primero.
Cuando llegamos a la parte inferior, Josh no tenía ningún indicio de
querer dejarme ir. No podía quejarme. Me gustaba estar cerca, contra él.
—Hueles muy bien.
—¿Lo hago?
—Uh, uh —murmuró contra mi cuello, rozando sus labios contra mi
punto de pulso, justo debajo de mi oreja.
Me hacía cosquillas, pero también me sentí muy bien. Lamiendo mis
labios, ladeé mi cabeza, dándole un acceso más fácil a mi cuello. Me agarré
a sus muslos mientras mordisqueaba mi piel, sus labios se movían hacia abajo
a lo largo de la pendiente entre el cuello y el hombro. Entonces, su mano
extendida a lo largo de mi vientre, apretándome, sus dedos acercándose
demasiado a mi entrepierna. Fue entonces cuando me puse de pie fuera de
su abrazo. Demasiado, demasiado pronto.
Aclarando mi garganta, di una patada a las piedras en el suelo y miré
a Josh, para ver si se había enojado. Sonriendo tímidamente, se puso de pie,
poniendo sus manos en los bolsillos.
—Lo siento. Sólo, ah, hueles muy bien, y realmente me gustas. —Le
devolví la sonrisa.
—Tú también me gustas, pero no significa que voy a dormir contigo.
—Lo sé. —Me tendió la mano—. Vamos. Vamos a sentarnos y llegar a
conocernos el uno al otro.
Tomé su mano y lo seguí a un banco de plástico lindo, escondido
debajo de uno de los deslizadores, en el patio de recreo. Cuando nos
sentamos en él, me imaginé a dos o tres chicas de ocho años, mejores
amigas apiñándose compartiendo secretos o hablando de uno de los chicos
lindos en el columpio. Tenía ese tipo de ambiente. Uno de privacidad. Un
lugar para ser capaz de decir todo o explorar todo. Era un lugar perfecto
para salir.
Estaba segura que era la intención de Josh.
La ansiedad se deslizó a través de mi cuerpo. Mis manos húmedas por
el sudor que sabía que Josh podía sentir ya que seguía sosteniendo mi mano.
Tragando saliva, me miró, tratando de averiguar lo que pensaba. Me miró,
pero no sonrió. Y fue entonces cuando sentía como que iba a vomitar. Se
veía tan fiero y decidido mientras se inclinaba hacia mí.
Llevó la mano a mi cara y tomó mi mejilla. Movió mi barbilla, un ángulo
hacia arriba para encontrarse con la suya. Mis labios se separaron en un
suspiro cuando rozó mis labios una vez, luego dos veces contra los suyos. Al
principio, su beso fue suave y dulce, pero rápidamente se convirtió en algo
caliente y frenético, como si no se cansara de mí.
Los nervios crearon imágenes de lo sucedido en la habitación de hotel
con Harry, pasando por mi mente. No quería pasar por eso otra vez. Aunque
sabía que Josh no podía hacerme daño así. No era lo suficientemente fuerte.
No era más que un humano.
Aunque me daba miedo, el miedo no era suficiente como para
hacerle parar. Me gustaba. Me gustaba que yo le gustara.
Mis manos se hicieron un puño en la tela de su camisa. Le devolví el
beso, dándole algo tan bueno como lo que recibía. Sus gemidos de
apreciación provocaron otra ola de calor surgiendo a través de mí. Me elevé
para besar a Josh. Mi cabeza daba vueltas y mi vientre se volcó una y otra
vez.
Mientras sus labios seguían mordisqueando los míos, las caricias de sus
manos se volvieron más audaces. Las pasó de mi hombro, una se deslizó por
mi espalda tirando de mí más estrechamente y la otra avanzó su camino
hacia mi pecho. No las sacudí lejos esta vez. Me gustaba su toque, me
gustaba cómo me hacia sentir. Hermosa. Querida. Poderosa, incluso.
Josh movió la boca de la mía hasta mi barbilla, presionando
candentemente, con besos húmedos a lo largo del camino. Dejé que mi
cabeza cayera de nuevo, él mordisqueando y mordiendo mi garganta.
Moldeó y apretó mi pecho y luego, lentamente, perdió su mano por el borde
de mi camisa. Contuve el aliento mientras las deslizaba rápidamente por
debajo del borde y comenzaba a mover su camino de vuelta hacia arriba,
sus dedos ligeramente rozando mi piel.
Mis ojos se abrieron de golpe cuando su palma de la mano me cubrió.
Fue entonces cuando me di cuenta de que había cambiado, que algo
había cambiado dentro de mí, catapultándome a un lugar oscuro. Rojo
como la oscuridad y rico como la sangre circulando alrededor de la forma
de Josh. Lamí mis labios, sintiéndome extraña. Un hambre tan profunda, tan
intensa arañó mis entrañas, tenía que morder nuevamente y gemir de
agonía.
Él gimió en mi oído: —¡Oh, hombre, estoy tan duro!
Un pinchazo agudo desagradable en mi carne me nubló de mi euforia.
Atrás quedaron las seducciones sutiles de Josh, su antorcha para ligar. En
lugar de un mujeriego suave, un animal sorbiendo y lamiendo mi piel y mi
cuerpo a tientas. La idea que quería festejar con él, me puso enferma.
Lo rechacé, pero no se movió, demasiado ocupado chupando mi
cuello y apretando mi pecho como para prestar atención.
—Detente, Josh. —Una vez más, no me escuchó. En cambio su mano
se deslizó por mi torso hacia la cremallera de mis pantalones vaqueros. Cogí
su mano, la apreté, y lo empujé, pero él insistió y logró tirar de la lengüeta de
metal hasta la mitad, antes de que pudiera darle un rodillazo. No le pegué
donde quería, entre las piernas, pero si en el muslo. Debió doler de todos
modos, debido a que dejó escapar un grito.
—¿Qué es lo que te pasa? —Parecía enojado, indignado.
—Te dije que pararas —suspiré, mientras mi corazón se agitaba y un
nudo se formaba en mi garganta, por la ansiedad.
—Pensé que lo disfrutabas. Pensé que querías.
—Así no. No aquí. Ahora no. —Después de subirme la cremallera y
ajustar mi camiseta, me levanté y salí de la pequeña alcoba oculta.
Suspirando pesadamente, Josh me siguió. Eché un vistazo por encima del
hombro a él y lo vi ajustar sus pantalones vaqueros. Obviamente, lucía una
gran erección. Me estremecí, de pronto, con repulsión hacia él.
—¿Puedes llevarme a casa, ahora, por favor? —Suspiró de nuevo, y
luego asintió con la cabeza.
—Claro. —Se movió a mi lado y comenzamos a caminar hacia el auto.
Envolví mis brazos alrededor de mi cuerpo. No podía dejar de temblar. Algo
horrible casi había sucedido, ya sea a Josh o a mí, y no podía decir cuál era
peor. Cuando llegamos al coche, Josh se detuvo y se volvió hacia mí,
tocándome el brazo.
—Mira, lo siento, está bien. No era mi intención empujarte. Es sólo que
eres, no sé, una especie de irresistible. —Sonreí un poco a sus últimas
palabras.
—Está bien. —Pero todavía no podía dejar de temblar por mi cuerpo.
—¿Me puedes dar un abrazo? —Me abrió los brazos—. No me odias
¿Verdad?
—No, no te odio. —Fui a sus brazos abiertos y suspiré cuando me abrazó
fuertemente. La calidez de su cuerpo me envolvía. Él suspiró en mi cuello,
soplando aire caliente sobre mi piel, y apretándome con más fuerza. Después
de un minuto, traté de salir de su abrazo, pero me mantuvo quieta. Podía
sentir su corazón latiendo como un tambor tribal, y la forma en que jadeaba
me dijo que tenía dificultades para liberarme. Me di cuenta de que tenía
dificultades para respirar.
—Josh, me estás aplastando.
—Lo siento, , pero parece que no puedo dejarte ir. —Podía oír un
temblor extraño en su voz. Como si estuviera sorprendido, incluso
atemorizado. Luché contra él, pero aguantó y procedió a retroceder
conmigo en el vehículo. Golpeé la puerta lateral con un golpe audible.
—Déjame ir, Josh —siseé a través de mis dientes apretados. Negó, con
la cabeza hacia atrás y hacia adelante.
—No puedo. —Se quejó él—. Tengo que tenerte. Tengo que hacerlo, o
moriré. Lo sé.
Oh Dios, esto no podía estar sucediendo. No de nuevo. Y esta vez me
gustaría estar despierta y consciente de ello. No podía permitir que esto
sucediera, no podía dejar que Josh hiciera esto. Sobre todo cuando
sospechaba que no era exactamente el mismo. Eso es algo que amplificaba
lo que había estado en mi mente, para empezar.
De todos modos, no iba a dejar que me hiciera daño.
Lo empujé, mientras él abría de una patada mis piernas y se instalaba
entre ellas. Apretándome contra el coche, trasladando una mano hacia
abajo, hacia mis jeans. Golpee su espalda con las manos, pero no sirvió de
nada. Era mucho más grande que yo. Un jugador de fútbol acostumbrado a
que lo empujaran y lo golpearan abajo.
Extendí la mano para tirar de su cabello. Enterré las dos manos en sus
olas con rayas rojizas, di un tirón tan fuerte como pude. Fui capaz de tirar su
cabeza hacia atrás, y cuando lo hice pude ver la mirada salvaje en sus ojos,
como si hubiera abandonado por completo la razón. Empujé una y otra vez,
llenando mis manos con trozos de su cabello, pero no le impidió a tientas
tirarme de mis pantalones vaqueros. Una mano, envuelta en su pelo, traje mi
otra a la altura de la cara.
Fue entonces cuando me di cuenta de mis uñas.
Por lo general tenían uñas cortas y desiguales que masticaba sin cesar.
Ahora por lo menos eran de dos pulgadas de largo y filosas y de un color gris
oscuro. Llevándome ambas manos a la cara, las examiné, asustada por sus
implicaciones. Estaba convirtiéndome en algo más, ¿Algo más ajeno?
Aparté mi contemplación, cuando Josh me tapó la boca con la suya,
deslizando su lengua entre mis labios. Pero sentí un cambio de algo en mi
mente. Ya no tenía miedo. Dejé de ser Vale, y me convertí en algo
completamente diferente, algo más.
Una reserva de energía me llenó. La molestia me llenaba, mientras
seguía empujando y empujándome a mí. El chico sin duda tenía que
aprender buenos modales. Saqué mis garras recién adquiridas en sus
hombros y mordí su lengua. El sabor cobrizo de la sangre lleno mi boca.
Sus ojos muy abiertos, Josh trató de apartarse, pero yo, en esta ocasión,
tuve un firme control sobre él. Chico tonto. Noté su lengua, pero continúe
picándolo en el lugar con mis uñas. Se limpió la boca con el dorso de su
mano. La saliva con rayas rojas recubriendo su piel. —¿Qué demonios?
—Has sido un chico malo, Josh Kirby. Y debes ser castigado. —Sonreí,
encontrando un poquito de humor extraño en la situación. El chico de oro de
Boise High ya no estaba a cargo. Era yo.
—¿Qué le pasa a tu cara? —Luchó contra mí, sus movimientos
forzando a algunas de mis garras a liberarlo y a otras a cavar más profundo.
La sangre floreció a través de su camiseta.
Todo se había vuelto más claro para mí. Realmente podía ver lo que
había delante de mis ojos. Josh ya no tenía su forma, sino que ya no existía
como persona. Se convirtió en una gran bola de remolinos de energía. El
caleidoscopio de colores que giraba y bailaba a su alrededor me hizo sonreír.
Y era rojo, tan profundo, tan opulento, tentándome. Saboréalo, me susurraba
al oído. Quería hacer caso a su llamado. Sabía que si lo hacía, finalmente,
me sentiría llena, completa.
Y no tan malditamente hambrienta.
El nudo en el estómago, al pensarlo, casi me dobla de dolor. Pero
resultó difícil con mis uñas clavadas en los anchos hombros de Josh.
Tirándolos hacia fuera suavemente, con un suave sonido de succión, le cogí
la cara. Trató de retroceder, pero era demasiado rápida, demasiado fuerte,
ahora que me había convertido en mi verdadera forma. Tiré de su cara
hacia abajo, hacia mí. Pronto, me alimentaría. Al poco tiempo, me sentiría
llena y no tan vacía. Abrí la boca y la coloqué sobre la suya, asegurándome
de que existía un sello hermético sobre sus labios. No podría tener su fuerza
vital escapando de mi comida, ahora ¿iba a hacerlo?
En cuestión de segundos de haber envuelto su boca, pude sentir su
energía dibujarse fuera de él y entrar en mí. El sabor era como la ambrosía en
mi lengua. Era más delicioso incluso que Jamie. Más puro, más dulce, no
contaminado por el metal y la tinta. Luchó contra mí, pero mis poderes me
hacían más fuerte. El mejor de sus intentos por hacerme retroceder fue inútil.
Agarré su cara, los dedos cavando en su cuero cabelludo y chupando la
vida de su cuerpo, alma y todo. No lo necesitaba a donde iba, de todos
modos.
Con avidez, lo bebí, eufórica por su vigor. Peleó duro, gimiendo y
balbuceando incoherencias de que lo dejara ir, pero fue inútil. No se me
escapaba ninguno. Era un ser de poder, ahora, de la supremacía infinita
sublime y lo mortal, no era nada, insignificante. Una fuente de alimento.
Además, se había ganado su destino. Si se hubiera ido con ,
cuando ella le preguntó, no estaríamos en la situación que estábamos ahora.
Fue culpa del chico. No mía, no de . Yo sólo hacía lo que la naturaleza
quería que hiciera.
Sus golpes cesaron, y sosteniendo su cabeza lo derribé al suelo. La
poca grava en el estacionamiento en mis rodillas, pero no lo sentía, no como
el dolor de todos modos. Siento la vida, corriendo a través de mí. Todo se hizo
más claro, más rico, más profundo. Sonidos pulsados en mis oídos como la
música. Siempre se reducía a eso, ¿No? La música. Los sonidos de la vida y la
muerte. Infinito en su certeza.
Quería respirar todo a mí alrededor, la gloria en su magnificencia. Pero
iba a tener que esperar eso, porque no lo vi venir.
Me quitó el mortal, su fuerza igual a la mía, o más. Era lo mismo que yo.
Lo conocía, excepto que no se veía muy feliz de verme. Zayn miró hacia mí,
sus ojos tan negros como los míos.
—Te lo advertí, . —Sosteniéndome por mi cabello para que no
me moviera, levantó su mano. Y fue entonces cuando vi la aguja
hipodérmica. Un líquido claro que goteaba de la punta. Levanté las manos
en defensa, pero no tenía sentido, la aguja se deslizó de todos modos.
El primer lugar al que Josh me llevó, fue al teatro de películas, lo
que me parecía bien. Daría un par de horas en el que no
tuviéramos que decir nada coherente. Era difícil ser graciosa todo
el tiempo. Era agotador, en realidad, tener que pensar en cada pequeña
cosa que saliera de mi boca. Josh quería ver alguna comedia adolescente
lasciva, con mucho sexo, drogas y uso de alcohol y f-bombas de pared a
pared. Estuve de acuerdo, aunque no me emocionaba verla. Prefiero ver la
película más reciente de horror. Al final de la película, sin embargo, después
de las palomitas de maíz, pop, dulces, y una hora y media de risa revientavientre,
me divertía.
De vuelta en el coche, traté de relajarme más. Josh era sólo un chico. Y
él había mostrado interés en mí, así que obviamente había algo sucediendo.
No suelo tener problemas de autoestima, pero estar con el chico de oro en su
coche caro caliente me hizo sentir un poco cohibida.
—¿Te gustó la película? —preguntó. Asentí con la cabeza.
—Sí, era más divertida de lo que esperaba.
—Te reíste mucho. —Sonrió—. Te he oído suspirar un par de veces.
—No suspiré. —Se río entre dientes.
—Sí, lo hiciste. —Celebrando, él levantó dos dedos—. Dos veces. —Me
eché a reír, pero podía sentir mis mejillas enrojecer. Metí la cabeza tratando
de ocultar mi vergüenza—. Pensé que era muy lindo. —Josh se inclinó sobre el
asiento delantero y jugó con la punta de mi pelo colgando justo encima de
mi pecho—. Me gustó.
No sabía qué decir después de eso. Los nervios zumbaban a través de
mí como electricidad. Había mariposas en mi estómago haciendo un break
dance cursi. Así que sólo deje escapar la primera cosa que vino a mi mente.
—Eres como el tipo más popular de la escuela, ¿Por qué diablos me
invitas a salir? —Su mano cayó de mi cabello y poniéndola de nuevo en el
volante.
—Porque me gustas.
—Ni siquiera me conoces, Josh.
—Bueno, me gustaría llegar a conocerte. —Negué con la cabeza en el
círculo de su lógica.
—¿Pero por qué? No soy la señorita Popular. Ni siquiera estoy cerca de
serlo y no me parezco en nada a Heather o su grupo.
—Para ser honesto, . No lo sé. —Él se mordió el labio inferior por un
segundo y luego continuó—. Cuando te vi en las escaleras frente a la
escuela, sólo me golpeó, como un bate de béisbol en la cabeza. Tuve que
hablar contigo. Tuve que llegar a conocerte.
—Eso es un poco extraño. —Miré por la ventanilla lateral. No quería que
él viera la mirada en mis ojos. La que me decía que sabía lo que le había
sucedido. Por qué tenía que, de pronto, llegar a conocerme. Eran los
cambios dentro de mí. De alguna manera me hizo más atractiva. Era como
tener una súper-potencia de feromonas.
—No pareces muy contenta con eso. —Lo miré y sonreí.
—Todavía estoy en shock.
—Estoy realmente sorprendido de que accedieras a salir conmigo.
—¿En serio? —Asintió con la cabeza.
—Sí, quiero decir, no soy realmente tu tipo de hombre.
—¿Y cuál es mi tipo de hombre?
—Melancólico, oscuro, con tatuajes, piercings y un mal corte de pelo.
—Se río entre dientes.
—Bueno, no soy realmente tu tipo de chica, tampoco. Tengo un
cerebro en lugar de implantes de silicona. —Se río y luego dijo:
—No, supongo que no eres mi tipo de siempre. —Me miró, y su mirada
era penetrante. Incluso a través de la penumbra del vehículo pude ver el
brillo en sus profundos ojos azules—. Pero eso es lo que hace que sea
divertido, ¿No te parece?
Me limité a sonreír, sin estar segura de cómo responder a eso. Él tenía
razón en cierto modo. El hecho de que no fuéramos una mezcla hecha por el
cielo, hacía que la experiencia fuera completamente diferente. Traviesa.
Como si estuviéramos haciendo algo muy malo. A mí me gustaba. Y, por
cierto Josh se mantuvo mirándome, con un brillo peligroso en su mirada,
disfrutaba de la sensación también.
Para el resto de la conducción, no hablamos mucho. De vez en
cuando me preguntaba sobre cosas que me gustaban. Música, películas, las
materias escolares. Lo de siempre.
No fue hasta que Josh condujo el coche a un estacionamiento grande,
que me animé. No reconocía el parque al que nos había llevado.
—¿Dónde estamos?
—Parque de Camel Back. —Apagó el motor y se bajó del coche.
Caminó alrededor del vehículo para abrir la puerta. Me deslicé hacia fuera,
mirando alrededor de la zona, preguntándome por qué me trajo aquí.
—¿Acaso traes a todas tus citas aquí? —Negó con la cabeza.
—Solía venir aquí todo el tiempo con mi madre antes de morir. —Ahora,
me sentí como un pedazo grande y viejo de mierda por preguntar.
—Oh. Lo siento. —Se encogió de hombros.
—No te preocupes. Se fue hace años. —Miraba hacia el suelo, dando
patadas a la grava. Luego miró hacia mí—. ¿Te gusta columpiarte? —Me
tomó de la mano y tiró de mí hacia el grande, pintado de verde campo de
juego.
Intrigada, lo seguí hasta el columpio. Tuve que admitir, balancearme
era una de mis cosas favoritas para hacer en un patio de recreo. A veces, en
la noche, me iba a dar un paseo cerca de mi casa y paraba en el patio de
recreo en un columpio. Nunca se lo dije a nadie, sin embargo, me parecía
una especie de sueño infantil.
Pero ahora, permití que mi niña interior se liberara y coloqué el trasero
en uno de los columpios de goma. Josh no se conformó con estar junto a mí
en el columpio, sino que se puso detrás de mí de pie, con la intención de
empujar.
Sonreí, mientras acomodaba sus manos alrededor de mi cintura.
—Espera —murmuró en mi oído. Un escalofrío corrió por mi espalda
mientras me tiraba hacia atrás y luego me dejaba ir.
Sus manos comenzaron en mi espalda mientras me empujaba, pero al
final terminaron en la curva de mi trasero. Pensé que era una manera
ingeniosa de tocar un poco. No me importaba. Cada toque enviaba una
nueva ola de calor corriendo por mi cuerpo.
Después de unos pocos buenos empujones, me encontraba volando
alto. Mi estómago en la cresta y sumergiéndose cada vez que iba, mis pies
casi en línea con la cabeza. En un momento, pensé que me iba a ir todo el
camino. Riendo, golpeé mis piernas, disfrutando de cada minuto de la
sensación. Era como volar.
Al final, tuve suficiente. Lo mismo hacia mi estómago. —¡No más! —
Grité a Josh. Dejó de empujar y se detuvo, lo suficientemente lento como
para que pudiera atrapar las cadenas de los columpios, deteniéndome por
completo.
Sus manos se movían a mi cintura y se inclinó a mi oído de nuevo.
—¿Cómo estuvo eso?
—Impresionante. —Respiré, un poco demasiado pesado. Su esencia
me atraía demasiado. La saliva de hecho se agrupaba en mi boca. Me
empujó fuera de la oscilación.
—Vamos a deslizarnos. —Él sonrió.
—Carrera. —Acusó hacia el largo tobogán en espiral. Me encontraba
justo sobre sus talones. Cuando llegó a los escalones de metal, dijo—: Tú
primero.
Cuando llegamos a la parte inferior, Josh no tenía ningún indicio de
querer dejarme ir. No podía quejarme. Me gustaba estar cerca, contra él.
—Hueles muy bien.
—¿Lo hago?
—Uh, uh —murmuró contra mi cuello, rozando sus labios contra mi
punto de pulso, justo debajo de mi oreja.
Me hacía cosquillas, pero también me sentí muy bien. Lamiendo mis
labios, ladeé mi cabeza, dándole un acceso más fácil a mi cuello. Me agarré
a sus muslos mientras mordisqueaba mi piel, sus labios se movían hacia abajo
a lo largo de la pendiente entre el cuello y el hombro. Entonces, su mano
extendida a lo largo de mi vientre, apretándome, sus dedos acercándose
demasiado a mi entrepierna. Fue entonces cuando me puse de pie fuera de
su abrazo. Demasiado, demasiado pronto.
Aclarando mi garganta, di una patada a las piedras en el suelo y miré
a Josh, para ver si se había enojado. Sonriendo tímidamente, se puso de pie,
poniendo sus manos en los bolsillos.
—Lo siento. Sólo, ah, hueles muy bien, y realmente me gustas. —Le
devolví la sonrisa.
—Tú también me gustas, pero no significa que voy a dormir contigo.
—Lo sé. —Me tendió la mano—. Vamos. Vamos a sentarnos y llegar a
conocernos el uno al otro.
Tomé su mano y lo seguí a un banco de plástico lindo, escondido
debajo de uno de los deslizadores, en el patio de recreo. Cuando nos
sentamos en él, me imaginé a dos o tres chicas de ocho años, mejores
amigas apiñándose compartiendo secretos o hablando de uno de los chicos
lindos en el columpio. Tenía ese tipo de ambiente. Uno de privacidad. Un
lugar para ser capaz de decir todo o explorar todo. Era un lugar perfecto
para salir.
Estaba segura que era la intención de Josh.
La ansiedad se deslizó a través de mi cuerpo. Mis manos húmedas por
el sudor que sabía que Josh podía sentir ya que seguía sosteniendo mi mano.
Tragando saliva, me miró, tratando de averiguar lo que pensaba. Me miró,
pero no sonrió. Y fue entonces cuando sentía como que iba a vomitar. Se
veía tan fiero y decidido mientras se inclinaba hacia mí.
Llevó la mano a mi cara y tomó mi mejilla. Movió mi barbilla, un ángulo
hacia arriba para encontrarse con la suya. Mis labios se separaron en un
suspiro cuando rozó mis labios una vez, luego dos veces contra los suyos. Al
principio, su beso fue suave y dulce, pero rápidamente se convirtió en algo
caliente y frenético, como si no se cansara de mí.
Los nervios crearon imágenes de lo sucedido en la habitación de hotel
con Harry, pasando por mi mente. No quería pasar por eso otra vez. Aunque
sabía que Josh no podía hacerme daño así. No era lo suficientemente fuerte.
No era más que un humano.
Aunque me daba miedo, el miedo no era suficiente como para
hacerle parar. Me gustaba. Me gustaba que yo le gustara.
Mis manos se hicieron un puño en la tela de su camisa. Le devolví el
beso, dándole algo tan bueno como lo que recibía. Sus gemidos de
apreciación provocaron otra ola de calor surgiendo a través de mí. Me elevé
para besar a Josh. Mi cabeza daba vueltas y mi vientre se volcó una y otra
vez.
Mientras sus labios seguían mordisqueando los míos, las caricias de sus
manos se volvieron más audaces. Las pasó de mi hombro, una se deslizó por
mi espalda tirando de mí más estrechamente y la otra avanzó su camino
hacia mi pecho. No las sacudí lejos esta vez. Me gustaba su toque, me
gustaba cómo me hacia sentir. Hermosa. Querida. Poderosa, incluso.
Josh movió la boca de la mía hasta mi barbilla, presionando
candentemente, con besos húmedos a lo largo del camino. Dejé que mi
cabeza cayera de nuevo, él mordisqueando y mordiendo mi garganta.
Moldeó y apretó mi pecho y luego, lentamente, perdió su mano por el borde
de mi camisa. Contuve el aliento mientras las deslizaba rápidamente por
debajo del borde y comenzaba a mover su camino de vuelta hacia arriba,
sus dedos ligeramente rozando mi piel.
Mis ojos se abrieron de golpe cuando su palma de la mano me cubrió.
Fue entonces cuando me di cuenta de que había cambiado, que algo
había cambiado dentro de mí, catapultándome a un lugar oscuro. Rojo
como la oscuridad y rico como la sangre circulando alrededor de la forma
de Josh. Lamí mis labios, sintiéndome extraña. Un hambre tan profunda, tan
intensa arañó mis entrañas, tenía que morder nuevamente y gemir de
agonía.
Él gimió en mi oído: —¡Oh, hombre, estoy tan duro!
Un pinchazo agudo desagradable en mi carne me nubló de mi euforia.
Atrás quedaron las seducciones sutiles de Josh, su antorcha para ligar. En
lugar de un mujeriego suave, un animal sorbiendo y lamiendo mi piel y mi
cuerpo a tientas. La idea que quería festejar con él, me puso enferma.
Lo rechacé, pero no se movió, demasiado ocupado chupando mi
cuello y apretando mi pecho como para prestar atención.
—Detente, Josh. —Una vez más, no me escuchó. En cambio su mano
se deslizó por mi torso hacia la cremallera de mis pantalones vaqueros. Cogí
su mano, la apreté, y lo empujé, pero él insistió y logró tirar de la lengüeta de
metal hasta la mitad, antes de que pudiera darle un rodillazo. No le pegué
donde quería, entre las piernas, pero si en el muslo. Debió doler de todos
modos, debido a que dejó escapar un grito.
—¿Qué es lo que te pasa? —Parecía enojado, indignado.
—Te dije que pararas —suspiré, mientras mi corazón se agitaba y un
nudo se formaba en mi garganta, por la ansiedad.
—Pensé que lo disfrutabas. Pensé que querías.
—Así no. No aquí. Ahora no. —Después de subirme la cremallera y
ajustar mi camiseta, me levanté y salí de la pequeña alcoba oculta.
Suspirando pesadamente, Josh me siguió. Eché un vistazo por encima del
hombro a él y lo vi ajustar sus pantalones vaqueros. Obviamente, lucía una
gran erección. Me estremecí, de pronto, con repulsión hacia él.
—¿Puedes llevarme a casa, ahora, por favor? —Suspiró de nuevo, y
luego asintió con la cabeza.
—Claro. —Se movió a mi lado y comenzamos a caminar hacia el auto.
Envolví mis brazos alrededor de mi cuerpo. No podía dejar de temblar. Algo
horrible casi había sucedido, ya sea a Josh o a mí, y no podía decir cuál era
peor. Cuando llegamos al coche, Josh se detuvo y se volvió hacia mí,
tocándome el brazo.
—Mira, lo siento, está bien. No era mi intención empujarte. Es sólo que
eres, no sé, una especie de irresistible. —Sonreí un poco a sus últimas
palabras.
—Está bien. —Pero todavía no podía dejar de temblar por mi cuerpo.
—¿Me puedes dar un abrazo? —Me abrió los brazos—. No me odias
¿Verdad?
—No, no te odio. —Fui a sus brazos abiertos y suspiré cuando me abrazó
fuertemente. La calidez de su cuerpo me envolvía. Él suspiró en mi cuello,
soplando aire caliente sobre mi piel, y apretándome con más fuerza. Después
de un minuto, traté de salir de su abrazo, pero me mantuvo quieta. Podía
sentir su corazón latiendo como un tambor tribal, y la forma en que jadeaba
me dijo que tenía dificultades para liberarme. Me di cuenta de que tenía
dificultades para respirar.
—Josh, me estás aplastando.
—Lo siento, , pero parece que no puedo dejarte ir. —Podía oír un
temblor extraño en su voz. Como si estuviera sorprendido, incluso
atemorizado. Luché contra él, pero aguantó y procedió a retroceder
conmigo en el vehículo. Golpeé la puerta lateral con un golpe audible.
—Déjame ir, Josh —siseé a través de mis dientes apretados. Negó, con
la cabeza hacia atrás y hacia adelante.
—No puedo. —Se quejó él—. Tengo que tenerte. Tengo que hacerlo, o
moriré. Lo sé.
Oh Dios, esto no podía estar sucediendo. No de nuevo. Y esta vez me
gustaría estar despierta y consciente de ello. No podía permitir que esto
sucediera, no podía dejar que Josh hiciera esto. Sobre todo cuando
sospechaba que no era exactamente el mismo. Eso es algo que amplificaba
lo que había estado en mi mente, para empezar.
De todos modos, no iba a dejar que me hiciera daño.
Lo empujé, mientras él abría de una patada mis piernas y se instalaba
entre ellas. Apretándome contra el coche, trasladando una mano hacia
abajo, hacia mis jeans. Golpee su espalda con las manos, pero no sirvió de
nada. Era mucho más grande que yo. Un jugador de fútbol acostumbrado a
que lo empujaran y lo golpearan abajo.
Extendí la mano para tirar de su cabello. Enterré las dos manos en sus
olas con rayas rojizas, di un tirón tan fuerte como pude. Fui capaz de tirar su
cabeza hacia atrás, y cuando lo hice pude ver la mirada salvaje en sus ojos,
como si hubiera abandonado por completo la razón. Empujé una y otra vez,
llenando mis manos con trozos de su cabello, pero no le impidió a tientas
tirarme de mis pantalones vaqueros. Una mano, envuelta en su pelo, traje mi
otra a la altura de la cara.
Fue entonces cuando me di cuenta de mis uñas.
Por lo general tenían uñas cortas y desiguales que masticaba sin cesar.
Ahora por lo menos eran de dos pulgadas de largo y filosas y de un color gris
oscuro. Llevándome ambas manos a la cara, las examiné, asustada por sus
implicaciones. Estaba convirtiéndome en algo más, ¿Algo más ajeno?
Aparté mi contemplación, cuando Josh me tapó la boca con la suya,
deslizando su lengua entre mis labios. Pero sentí un cambio de algo en mi
mente. Ya no tenía miedo. Dejé de ser Vale, y me convertí en algo
completamente diferente, algo más.
Una reserva de energía me llenó. La molestia me llenaba, mientras
seguía empujando y empujándome a mí. El chico sin duda tenía que
aprender buenos modales. Saqué mis garras recién adquiridas en sus
hombros y mordí su lengua. El sabor cobrizo de la sangre lleno mi boca.
Sus ojos muy abiertos, Josh trató de apartarse, pero yo, en esta ocasión,
tuve un firme control sobre él. Chico tonto. Noté su lengua, pero continúe
picándolo en el lugar con mis uñas. Se limpió la boca con el dorso de su
mano. La saliva con rayas rojas recubriendo su piel. —¿Qué demonios?
—Has sido un chico malo, Josh Kirby. Y debes ser castigado. —Sonreí,
encontrando un poquito de humor extraño en la situación. El chico de oro de
Boise High ya no estaba a cargo. Era yo.
—¿Qué le pasa a tu cara? —Luchó contra mí, sus movimientos
forzando a algunas de mis garras a liberarlo y a otras a cavar más profundo.
La sangre floreció a través de su camiseta.
Todo se había vuelto más claro para mí. Realmente podía ver lo que
había delante de mis ojos. Josh ya no tenía su forma, sino que ya no existía
como persona. Se convirtió en una gran bola de remolinos de energía. El
caleidoscopio de colores que giraba y bailaba a su alrededor me hizo sonreír.
Y era rojo, tan profundo, tan opulento, tentándome. Saboréalo, me susurraba
al oído. Quería hacer caso a su llamado. Sabía que si lo hacía, finalmente,
me sentiría llena, completa.
Y no tan malditamente hambrienta.
El nudo en el estómago, al pensarlo, casi me dobla de dolor. Pero
resultó difícil con mis uñas clavadas en los anchos hombros de Josh.
Tirándolos hacia fuera suavemente, con un suave sonido de succión, le cogí
la cara. Trató de retroceder, pero era demasiado rápida, demasiado fuerte,
ahora que me había convertido en mi verdadera forma. Tiré de su cara
hacia abajo, hacia mí. Pronto, me alimentaría. Al poco tiempo, me sentiría
llena y no tan vacía. Abrí la boca y la coloqué sobre la suya, asegurándome
de que existía un sello hermético sobre sus labios. No podría tener su fuerza
vital escapando de mi comida, ahora ¿iba a hacerlo?
En cuestión de segundos de haber envuelto su boca, pude sentir su
energía dibujarse fuera de él y entrar en mí. El sabor era como la ambrosía en
mi lengua. Era más delicioso incluso que Jamie. Más puro, más dulce, no
contaminado por el metal y la tinta. Luchó contra mí, pero mis poderes me
hacían más fuerte. El mejor de sus intentos por hacerme retroceder fue inútil.
Agarré su cara, los dedos cavando en su cuero cabelludo y chupando la
vida de su cuerpo, alma y todo. No lo necesitaba a donde iba, de todos
modos.
Con avidez, lo bebí, eufórica por su vigor. Peleó duro, gimiendo y
balbuceando incoherencias de que lo dejara ir, pero fue inútil. No se me
escapaba ninguno. Era un ser de poder, ahora, de la supremacía infinita
sublime y lo mortal, no era nada, insignificante. Una fuente de alimento.
Además, se había ganado su destino. Si se hubiera ido con ,
cuando ella le preguntó, no estaríamos en la situación que estábamos ahora.
Fue culpa del chico. No mía, no de . Yo sólo hacía lo que la naturaleza
quería que hiciera.
Sus golpes cesaron, y sosteniendo su cabeza lo derribé al suelo. La
poca grava en el estacionamiento en mis rodillas, pero no lo sentía, no como
el dolor de todos modos. Siento la vida, corriendo a través de mí. Todo se hizo
más claro, más rico, más profundo. Sonidos pulsados en mis oídos como la
música. Siempre se reducía a eso, ¿No? La música. Los sonidos de la vida y la
muerte. Infinito en su certeza.
Quería respirar todo a mí alrededor, la gloria en su magnificencia. Pero
iba a tener que esperar eso, porque no lo vi venir.
Me quitó el mortal, su fuerza igual a la mía, o más. Era lo mismo que yo.
Lo conocía, excepto que no se veía muy feliz de verme. Zayn miró hacia mí,
sus ojos tan negros como los míos.
—Te lo advertí, . —Sosteniéndome por mi cabello para que no
me moviera, levantó su mano. Y fue entonces cuando vi la aguja
hipodérmica. Un líquido claro que goteaba de la punta. Levanté las manos
en defensa, pero no tenía sentido, la aguja se deslizó de todos modos.
funky
Re: Static (Zayn Malik ,Harry Styles y tu, SEMI HOT) (ADAPTADA) ( TERMINADA)
15
Grité, mientras el líquido se disparaba en mi cuello. Un dolor
punzante, tan insoportable que apenas podía mantenerme
consciente, bajaba por mi cuello, a través de mi cuerpo,
hirviendo mi sangre.
—No te muevas —siseó Zayn, mientras yo me retorcía—. Romperás la
aguja.
No me importaba. El dolor era inmenso. ¿Por qué me hacía esto? ¿Por
qué me torturaba?
Finalmente, deslizó la aguja fuera y soltó mi cabello. Caí en el suelo y
me curvé en posición fetal, tratando de calmar la agonía que desgarraba mi
cuerpo. Meciéndome, cerré fuertemente mis ojos para detener las lágrimas.
No entendía cómo podía seguir despierta y consciente con este terrible
y oscuro dolor recorriendo cada fibra de mi cuerpo. Me atravesaba y
rasgaba como si me destruyera sólo para reconstruir mi cuerpo nuevamente.
Pensé que las endorfinas se suponían que entraban en el juego y me llevarían
a la inconsciencia. No creo que una persona pudiera soportar semejante
tortura sin volverse completamente loco.
Quizás perdí la razón. Quizás ya había perdido la cabeza.
Me estremecí y removí, murmurando incoherencias, con los ojos
cerrados, las uñas clavándose en mis piernas, hasta que finalmente el dolor
se calmó y pude razonar. Bueno, un poco más que antes.
Parpadeé abriendo los ojos y miré fijamente a Zayn .Se encontraba a
un lado de mí, con el ceño fruncido, la jeringa aún entre sus dedos,
chorreando amenazadoramente.
—¿Qué me has hecho? —murmuré con mi garganta seca de tanto
gritar.
—Te salvé de ti misma.
Humedecí mis labios y traté de moverme, pero mis huesos y músculos
me gritaron indignados. ¿Por qué mi boca se sentía tan malditamente seca?
—¿Qué me inyectaste?
—Agua salada.
Le miré boquiabierta, seguramente escuché mal. —¿Agua salada?
¿Me inyectaste agua salada?
—Sí, la sal contrarresta los cambios por lo cuales atravesabas. Los
detiene, los mantiene a raya. Es algo entre los demonios, el infierno y la
pureza del mineral. No sé el razonamiento detrás de eso. Sólo sé que
funciona.
—¿Por qué diablos hiciste eso? ¿Tratas de matarme?
Sonrió. —¿Acaso estás muerta?
—No.
—Entonces, no traté de matarte. —Tapó la inyección y la metió de
regreso en el bolsillo de sus vaqueros—. Trataba de detenerte antes de que lo
mataras. —Señaló a la derecha con su cabeza.
Gemí mientras me sentaba, miré hacia donde Zayn indicó. Josh se
encontraba sobre su espalda, sus ojos cerrados y el pecho apenas subiendo.
Gateé hasta su lado, colocando mis dedos en su cuello para
comprobar su pulso. Tenía, pero era débil. Sentándome otra vez, lo observé,
sorprendida por su apariencia. Su rostro era pálido y demacrado, con las
mejillas hundidas. Parecía como una anciana versión de él mismo con
noventa años. Como si alguien (bueno, yo) hubiera succionado su vida. Le
hice eso. No podía creer que casi lo maté.
—Oh, Dios mío. —Presioné mis labios para pelear contra las lágrimas o
gritos. No podía creer que quería seguir haciéndolo—. Le hice esto. Soy un
monstruo. —Levanté la mirada hacia Zayn, rogándole que me tranquilizara,
que me alejara de aquí. Pero la amenazante mirada en sus ojos me dijo que
él no haría nada—. ¿Va a morir?
Se agachó para examinar a Josh, negó con la cabeza. —Llegué a
tiempo. Pero esta inconsciente, y no estoy seguro de cuánto tiempo estará
así. Podrían pasar días, semanas, o…
Agarré su brazo. —¿Siempre? ¿Podría quedarse así para siempre?
Trevor se encogió de hombros. —No lo sé. Mi primera acaba de salir de
coma. La succioné dos años atrás.
—¿Ella esta, tu sabes… —toqué mi cabeza—, bien?
—No lo sé. No me quedé allí para averiguarlo. —Levantándose, puso
sus manos bajo los brazos de Josh y comenzó a arrastrarlo por el suelo, hacia
la puerta del pasajero del coche de Josh.
Salté sobre mis pies. —¿Qué estás haciendo?
—Limpiando.
—¿Limpiando? –—Me coloqué detrás de él, sin saber qué hacer.
¿Debía ayudarlo, detenerlo, o dejarle hacer lo que sea que está haciendo?
—No podemos dejar su cuerpo allí. Alguien lo encontrará. O alguien no
lo hará y podría morir de hipotermia durante la noche. —Apoyó a Josh en el
coche, rebuscó entre los bolsillos de los pantalones de Josh y sacó las llaves
de su auto. Procedió a presionar las llaves de control remoto. El auto sonó
una vez y la puerta se desbloqueó.
Zayn me dirigió una intensa y oscura mirada. —Bueno, esto está
pasando, . Trata con ello. No puedes cerrar los ojos y creer que esto es
un mal sueño. —Abrió la puerta del auto—. Ayúdame a meterlo en el coche.
Lo llevaremos al hospital, lo dejaremos en su auto en el estacionamiento y
haremos una llamada anónima al 911. —Tomé los pies de Josh mientras
Trevor lo colocaba en el asiento del pasajero muy suavemente—. Esto te
dará tiempo para ir a casa, conseguir algunas cosas y desaparecer.
Dejé caer los pies de Josh, causando que se deslizara del asiento, sobre
su espalda, echando a perder todo el trabajo que Zayn hizo para ponerlo
de forma adecuada. —¡Vete al diablo! No iré a ninguna parte.
Como un hombre salvaje, Zayn salió del auto, me agarró por los
brazos y me golpeó contra el lateral del auto. Me sentí harta de que me diera
órdenes. —Lo harás, . ¿Sabes por qué? Porque una vez que el cuerpo
de Josh sea encontrado, la policía lo reconocerá, habrá una investigación, y
las pistas los llevaran hasta ti. Tú fuiste la última persona que vio a Josh con
vida. ¿Qué pensabas que iba a pasar después de esto?
Miré sus profundos ojos oscuros y noté que tenía razón. No podía volver
a mi vida normal. Era diferente, cambiada, y cruce las líneas tanto legales
como normales. Iría a la cárcel por lo que había hecho.
La vida que yo conocí como Vale, hija de Lynn y Charlie Vale, la
hermana de Kyle, la mejor amiga de Chloe y Jamie, la marginada social, y lo
demás, se ha ido. Claro, esto fue arrancado de mis manos sin mi
consentimiento, pero estaba muerta.
Mi labio inferior comenzó a temblar y sentí las lágrimas formarse, a
punto de derramarse en cualquier momento. —¿A dónde iré? Sólo tengo
unos trecientos dólares en mi cuenta bancaria. Eso no me llevará muy lejos.
Liberándome, Zayn terminó de acomodar a Josh en el auto. Cerró la
puerta del auto y palmeó las llaves. —Vendrás conmigo. —Lo seguí alrededor
del auto hacia el lado del conductor. Abrió la puerta para mí en el asiento
trasero.
Antes de entrar, lo miré, y pregunté—: ¿Luego qué?
—Luego trataremos de alcanzar a Malicia en el camino y puedes
ayudarme a matarlos.
Grité, mientras el líquido se disparaba en mi cuello. Un dolor
punzante, tan insoportable que apenas podía mantenerme
consciente, bajaba por mi cuello, a través de mi cuerpo,
hirviendo mi sangre.
—No te muevas —siseó Zayn, mientras yo me retorcía—. Romperás la
aguja.
No me importaba. El dolor era inmenso. ¿Por qué me hacía esto? ¿Por
qué me torturaba?
Finalmente, deslizó la aguja fuera y soltó mi cabello. Caí en el suelo y
me curvé en posición fetal, tratando de calmar la agonía que desgarraba mi
cuerpo. Meciéndome, cerré fuertemente mis ojos para detener las lágrimas.
No entendía cómo podía seguir despierta y consciente con este terrible
y oscuro dolor recorriendo cada fibra de mi cuerpo. Me atravesaba y
rasgaba como si me destruyera sólo para reconstruir mi cuerpo nuevamente.
Pensé que las endorfinas se suponían que entraban en el juego y me llevarían
a la inconsciencia. No creo que una persona pudiera soportar semejante
tortura sin volverse completamente loco.
Quizás perdí la razón. Quizás ya había perdido la cabeza.
Me estremecí y removí, murmurando incoherencias, con los ojos
cerrados, las uñas clavándose en mis piernas, hasta que finalmente el dolor
se calmó y pude razonar. Bueno, un poco más que antes.
Parpadeé abriendo los ojos y miré fijamente a Zayn .Se encontraba a
un lado de mí, con el ceño fruncido, la jeringa aún entre sus dedos,
chorreando amenazadoramente.
—¿Qué me has hecho? —murmuré con mi garganta seca de tanto
gritar.
—Te salvé de ti misma.
Humedecí mis labios y traté de moverme, pero mis huesos y músculos
me gritaron indignados. ¿Por qué mi boca se sentía tan malditamente seca?
—¿Qué me inyectaste?
—Agua salada.
Le miré boquiabierta, seguramente escuché mal. —¿Agua salada?
¿Me inyectaste agua salada?
—Sí, la sal contrarresta los cambios por lo cuales atravesabas. Los
detiene, los mantiene a raya. Es algo entre los demonios, el infierno y la
pureza del mineral. No sé el razonamiento detrás de eso. Sólo sé que
funciona.
—¿Por qué diablos hiciste eso? ¿Tratas de matarme?
Sonrió. —¿Acaso estás muerta?
—No.
—Entonces, no traté de matarte. —Tapó la inyección y la metió de
regreso en el bolsillo de sus vaqueros—. Trataba de detenerte antes de que lo
mataras. —Señaló a la derecha con su cabeza.
Gemí mientras me sentaba, miré hacia donde Zayn indicó. Josh se
encontraba sobre su espalda, sus ojos cerrados y el pecho apenas subiendo.
Gateé hasta su lado, colocando mis dedos en su cuello para
comprobar su pulso. Tenía, pero era débil. Sentándome otra vez, lo observé,
sorprendida por su apariencia. Su rostro era pálido y demacrado, con las
mejillas hundidas. Parecía como una anciana versión de él mismo con
noventa años. Como si alguien (bueno, yo) hubiera succionado su vida. Le
hice eso. No podía creer que casi lo maté.
—Oh, Dios mío. —Presioné mis labios para pelear contra las lágrimas o
gritos. No podía creer que quería seguir haciéndolo—. Le hice esto. Soy un
monstruo. —Levanté la mirada hacia Zayn, rogándole que me tranquilizara,
que me alejara de aquí. Pero la amenazante mirada en sus ojos me dijo que
él no haría nada—. ¿Va a morir?
Se agachó para examinar a Josh, negó con la cabeza. —Llegué a
tiempo. Pero esta inconsciente, y no estoy seguro de cuánto tiempo estará
así. Podrían pasar días, semanas, o…
Agarré su brazo. —¿Siempre? ¿Podría quedarse así para siempre?
Trevor se encogió de hombros. —No lo sé. Mi primera acaba de salir de
coma. La succioné dos años atrás.
—¿Ella esta, tu sabes… —toqué mi cabeza—, bien?
—No lo sé. No me quedé allí para averiguarlo. —Levantándose, puso
sus manos bajo los brazos de Josh y comenzó a arrastrarlo por el suelo, hacia
la puerta del pasajero del coche de Josh.
Salté sobre mis pies. —¿Qué estás haciendo?
—Limpiando.
—¿Limpiando? –—Me coloqué detrás de él, sin saber qué hacer.
¿Debía ayudarlo, detenerlo, o dejarle hacer lo que sea que está haciendo?
—No podemos dejar su cuerpo allí. Alguien lo encontrará. O alguien no
lo hará y podría morir de hipotermia durante la noche. —Apoyó a Josh en el
coche, rebuscó entre los bolsillos de los pantalones de Josh y sacó las llaves
de su auto. Procedió a presionar las llaves de control remoto. El auto sonó
una vez y la puerta se desbloqueó.
Zayn me dirigió una intensa y oscura mirada. —Bueno, esto está
pasando, . Trata con ello. No puedes cerrar los ojos y creer que esto es
un mal sueño. —Abrió la puerta del auto—. Ayúdame a meterlo en el coche.
Lo llevaremos al hospital, lo dejaremos en su auto en el estacionamiento y
haremos una llamada anónima al 911. —Tomé los pies de Josh mientras
Trevor lo colocaba en el asiento del pasajero muy suavemente—. Esto te
dará tiempo para ir a casa, conseguir algunas cosas y desaparecer.
Dejé caer los pies de Josh, causando que se deslizara del asiento, sobre
su espalda, echando a perder todo el trabajo que Zayn hizo para ponerlo
de forma adecuada. —¡Vete al diablo! No iré a ninguna parte.
Como un hombre salvaje, Zayn salió del auto, me agarró por los
brazos y me golpeó contra el lateral del auto. Me sentí harta de que me diera
órdenes. —Lo harás, . ¿Sabes por qué? Porque una vez que el cuerpo
de Josh sea encontrado, la policía lo reconocerá, habrá una investigación, y
las pistas los llevaran hasta ti. Tú fuiste la última persona que vio a Josh con
vida. ¿Qué pensabas que iba a pasar después de esto?
Miré sus profundos ojos oscuros y noté que tenía razón. No podía volver
a mi vida normal. Era diferente, cambiada, y cruce las líneas tanto legales
como normales. Iría a la cárcel por lo que había hecho.
La vida que yo conocí como Vale, hija de Lynn y Charlie Vale, la
hermana de Kyle, la mejor amiga de Chloe y Jamie, la marginada social, y lo
demás, se ha ido. Claro, esto fue arrancado de mis manos sin mi
consentimiento, pero estaba muerta.
Mi labio inferior comenzó a temblar y sentí las lágrimas formarse, a
punto de derramarse en cualquier momento. —¿A dónde iré? Sólo tengo
unos trecientos dólares en mi cuenta bancaria. Eso no me llevará muy lejos.
Liberándome, Zayn terminó de acomodar a Josh en el auto. Cerró la
puerta del auto y palmeó las llaves. —Vendrás conmigo. —Lo seguí alrededor
del auto hacia el lado del conductor. Abrió la puerta para mí en el asiento
trasero.
Antes de entrar, lo miré, y pregunté—: ¿Luego qué?
—Luego trataremos de alcanzar a Malicia en el camino y puedes
ayudarme a matarlos.
funky
Re: Static (Zayn Malik ,Harry Styles y tu, SEMI HOT) (ADAPTADA) ( TERMINADA)
16
Después de que Zayn dejara caer esa bomba, me metí en el
asiento trasero. Luego entró en el coche, cerró la puerta, y se
alejó del estacionamiento, tirando grava por detrás de las
ruedas.
Me quedé mirando la parte posterior de su cabeza, sin estar segura si lo
he oído bien. Él no quería decir lo que yo pensaba que quería decir,
¿Verdad? —Estás bromeando, ¿Verdad?
Se encontró con mi mirada en el espejo retrovisor. —No. No lo estoy.
—No podemos ir por ahí matando a la gente, ya sabes. —Mi mirada
revoloteó a la forma inconsciente de Josh y tragué. Supongo que debería
haber escuchado eso antes.
—Ellos no son personas. Son demonios y merecen morir.
Quería preguntarle entonces, qué nos hacía eso a nosotros. ¿Éramos
todavía personas? Todavía me sentía como una persona. Pero no le
pregunté. Por la mirada de piedra en su cara, supuse que terminamos de
hablar acerca de esa gema en particular de información. Me guardo mis
preguntas hasta después de que hemos llegado con Josh al hospital. Tal vez
entonces, podría unir mis pensamientos coherentemente. Porque ahora
mismo, mi mente era un desastre.
Todo el camino hasta el hospital, estuve al borde de las lágrimas. No
podía envolver mi mente en torno a los hechos que acababan de suceder.
En cuestión de minutos, mi vida se había borrado. Yo casi había matado a un
chico que me gustaba y ahora era forzada a dejar mi hogar, mi familia, e ir a
la carrera con un chico diferente, que a partir de tan sólo unos pocos
encuentros, sabía que no me gustaba en absoluto.
Zayn no podría haber sido mucho mayor que yo. Tal vez diecinueve
años. Pero todo a su alrededor, la mirada en sus ojos, su forma de hablar, me
dijo que había visto más que cualquier otra persona de su edad debería ver
jamás. Se había endurecido a causa de ello, estaba segura.
Me preguntaba si iba a volverme así. Realmente no quería hacerlo. No
podía imaginar pasar por el resto de mi vida con esa estoica frialdad en
posesión de mí, volviéndome tan rígida como un témpano de hielo.
Zayn ingresó al estacionamiento de San Lucas. Dio una vuelta en
busca de un lugar que estuviera más lejos de las puertas y envuelto en
sombras. Después de dos círculos, encontró uno y se estacionó. Por suerte, el
estacionamiento no estaba lleno y estábamos ocultos de la vista.
—¿Estás usando calcetines? —preguntó.
Fruncí el ceño. —¿Perdón?
—Calcetines. ¿Estás usando? Tenemos que borrar nuestras huellas
dactilares del coche. Un calcetín funciona tan bien como cualquier cosa. —
Se quitó su destartalada deportiva y deslizó el calcetín de su pie. Entonces
comenzó a limpiar el manubrio.
Presa del pánico, desaté mi bota, deslicé fuera mi calcetín negro y
procedí a limpiar a través de la parte posterior del asiento del conductor,
imitando los movimientos de Zayn . No creo haberlo tocado, pero quería
estar segura.
—¿Estás seguro de que esto va a funcionar?
Zayn abrió la puerta del coche, me dejó salir, y luego limpió el interior
de la puerta, la manija, y todos los botones. —Va a ensuciar nuestras huellas
por lo menos.
Lo vi trabajar mientras yo estaba en un pie, todavía con el calcetín en
la mano. —¿Qué pasa con las células de la piel? ¿Estarían en los calcetines
no? —Había visto un montón de CSI con mi mamá. Era uno de sus programas
favoritos.
Me miró, su ceja arqueada con curiosidad. —No creo que tengamos
que preocuparnos por eso. —Haciendo uso de su calcetín en la mano, frotó
las llaves del coche, las echó en el regazo de Josh, y luego cerró la puerta.
Me senté en el suelo y me puse el calcetín de nuevo, a continuación,
mi bota. Vi como Trevor hizo lo mismo. —¿Por qué no tenemos que
preocuparnos?
—Porque aunque se las arreglan para conseguir un poco de ADN, no
tendrán ni idea de lo que están viendo. Tú no eres exactamente plenamente
humana, .
—¿Quieres decir que mi ADN está todo arruinado?
—Sí. —Se quedó de pie, luego alargó una mano hacia mí, poniéndome
de pie.
—Esto se pone mejor y mejor —murmuré.
—Vamos, tenemos que salir de aquí.
Seguí a Zayn mientras se dirigía a la esquina más lejana del
estacionamiento y lejos de la calle principal. —¿Cómo vamos a llegar a mi
casa? ¿En autobús?
—No, tengo una mejor manera de viajar. —Se movió rápidamente,
lejos de la luz de las farolas y en las sombras densas y oscuras a lo largo del
borde exterior del estacionamiento. Una vez que estuvimos en la oscuridad
de las tinieblas, se volvió hacia mí y me agarró la mano.
Quedé asombrada por sus acciones y me estremecí de vuelta. —¿Qué
estás haciendo?
—Toma una respiración profunda, piensa en tu casa, y da un paso a la
sombra negra al lado de tus pies.
—Amigo, creo que estás sin tus medicinas.
Me miró fijamente. —¿Quieres saber cómo he sido capaz de llegar
hasta dónde te encuentras, y luego desaparecer tan rápido? —Hizo un gesto
hacia el bulto negro en el suelo—. Así es como. A través de las sombras. Así es
como los íncubos viajan. Cómo pueden aparecer en tu habitación por la
noche y chupar tu alma.
La respiración se cortó en mi garganta al pensar en esa noche,
evidentemente, caminado por la ciudad. El viejo vagabundo había dicho
que yo había salido de las sombras. Tal vez lo había hecho, realmente,
verdaderamente lo había hecho, sin darme cuenta de que podía.
—¿Duele? —Realmente había terminado con una sensación de mucho
dolor. Yo no era una cobarde, pero ¿Cuánto puede una persona promedio
realmente tomar, antes de que su cerebro explotara en mil pedazos
blandos?
Zayn debe de haber sentido la inquietud de mi voz, porque me apretó
la mano, no un apretón de “voy a romperte”, pero si uno reconfortante del
tipo “entiendo”. Tal vez no era un tonto como originalmente pensé que era.
—No hay dolor real. Se siente como si estuvieras siendo succionada por un
tubo, muy rápido.
—Muy bien, suena divertido.
Sus labios temblaron un poco, pero él lo negó sacudiendo la cabeza y
se veía sobrio de nuevo. —Toma una respiración profunda, imagina tu casa
en tu mente y da un paso a las sombras.
Asentí con la cabeza y luego, tomando una respiración profunda, entré
en el punto negro de la sombra, apretando la mano de Zayn con tanta
fuerza que mis dedos dolieron.
Al principio nada pasó, y yo abrí la boca para llamarlo gran gordo
mentiroso. Pero entonces lo sentí, tirando de mí, tirando de mis entrañas. Y no
se sentía muy bien en absoluto.
Era como si estuviera siendo succionada a través de un plástico fino de
una bombilla, una molécula a la vez. Primero mis pies, luego los tobillos. Baje
la mirada para asegurarme de que todavía estaba entera, pero eso fue un
gran error. No podía ver nada por debajo de las rodillas. Era como si no
existiera más allá de ellas. Sólo el espacio negro y espeso, como un agujero
negro, ocupaba la zona donde mi carne debería haber estado.
Miré a Zayn y estuve a punto de llamarlo por un nombre
desagradable, cuando desapareció. Bueno, no tanto como desaparecer a
medida que se desintegra en un impenetrable masa gelatinosa que se
retorcía en el suelo. Pero antes de que pudiera gritar, yo también me fundí en
la nada.
Cuando abrí los ojos otra vez, me encontraba en mi habitación, junto a
la ventana. Zayn se sentó en mi cama, mirándome. —No está tan mal,
¿Verdad?
Crucé la habitación con la intención de estrangularlo, cuando la punta
de mi bota conectó con la guitarra del juego tirado en el suelo. Fue a través
de la alfombra y a la puerta abierta del armario. No debería haber hecho
mucho ruido, pero parecía ensordecedor en la oscuridad de mi habitación a
medianoche.
—¿ ? —se oyó la voz de mi madre desde el salón.
—Mierda —susurré para mis adentros, y miré a Zayn—. ¡Fuera de aquí!
—No puedo salir tan rápido. —Obviamente, jugaba con mi pánico.
—¿ ? —Su voz era cada vez más cercana. Sería sólo segundos
antes de que se asomara a la habitación para ver si yo estaba en casa.
Empujé los hombros de Zayn. —Ponte en el suelo. Métete debajo de la
cama.
Se agachó hasta el suelo, mientras mi mamá abrió la puerta de mi
dormitorio y miró, atrapándome de pie junto a mi cama, con una sonrisa en
mi cara, en la oscuridad.
—No te vi llegar a casa.
Me encogí de hombros, pero me di cuenta de que probablemente no
lo podía ver. —Debes haber estado en el baño o algo así.
Encendió la luz y entró unos pocos pasos. —¿Todo va bien?
—Todo está bien. —Pero no la miraba a los ojos, porque no todo estaba
bien. No, en absoluto.
Apretó los labios juntos, y podía decir que realmente quería hacerme
todo tipo de preguntas, pero se mantuvo genial. Mi mamá era impresionante
de esa manera. Dios, iba a extrañarla.
—¿No era todo lo que pensaste que sería?
Sacudí la cabeza, no confiando en mi voz.
—Lo siento, cariño. Creo que siempre estamos tratando de encontrar
ese caballero blanco, cuando en realidad no existen.
Sí, no hay caballeros blancos. Oscuros, tal vez. Y tomé ese momento
para echar un vistazo a mis pies. La mitad de Zayn estaba debajo de la
cama, la otra mitad mirando hacia mí. Su mirada era tan intensa que me dio
escalofríos.
Miré a mi madre de nuevo. —Estoy cansada. Sólo voy a ir a la cama. —
Asintió con la cabeza—. Está bien, nena. —Se volvió para irse, pero me miró
por encima del hombro—. Si quieres hablar de ello, o lo que sea, estoy aquí
para ti.
—Lo sé, mamá. —Las lágrimas brotaron de mis ojos. No podía hacer
esto. No podía dejarla sola, y todo lo que he conocido. No quería ser una
fugitiva. Huyendo, de la ley, y de mí misma. Huir con un muchacho que no
conocía, y no estoy segura si realmente quería conocer. Esto no podía ser mi
vida ahora. Simplemente no podía.
Antes de que pudiera pasar a través de la puerta, me acerqué a ella
pasando alrededor de la cama. Envolví mis brazos a su alrededor y la abracé
con fuerza, aspirando su aroma a flores por última vez. —Te quiero, mamá.
Me devolvió el abrazo, tan feroz, sintiendo que lo necesitaba. Eso es lo
que me gustaba de ella, normalmente sabía lo que necesitaba. Incluso
cuando dije una cosa, ella instintivamente sentía que quería decir otra.
—Yo también te quiero, nena. Eres mi chica especial.
No podía dejar de llorar entonces. Las dejé rodar por mis mejillas, con la
esperanza de que mamá pensara que eran el resultado de una mala cita
con un chico estúpido y no otra cosa. Y no porque la dejaba a ella y a mi
casa —mi vida.
Me dio unas palmaditas en la espalda, y me besó en la mejilla. —Ten
una buena noche. Todo se verá de manera diferente en la mañana —
Dándome su sonrisa de yo-entiendo-completamente, frotó las lágrimas de mi
cara con los pulgares, y luego me dio golpecitos en la nariz con un dedo, dio
media vuelta y salió de mi habitación, cerrando la puerta en silencio detrás
de ella.
Zayn se arrastró desde debajo de la cama para sentarse en el borde.
Di media vuelta y lo miré. Dolor, mezclado con ira y miedo a tener que irme,
girando en mis entrañas y quería arremeter contra algo, cualquier cosa.
Su rostro seguía siendo duro, pero algo en sus ojos suavizaron un poco
su mirada. —Lo siento.
—No puedo hacerlo. No puedo irme.
—Tienes que, . No tienes elección —De pie, agarró la mochila de
camuflaje rosa del piso y la puso sobre la cama—. Sólo tienes que llevar los
elementos esenciales. Podemos comprar el resto en el camino.
—No lo haré.
No respondió. En cambio, indagó la habitación, cogió la mochila, se
dirigió a la cómoda, abrió el cajón de arriba, agarró un puñado de mi ropa
interior y la metió dentro. Abrió el cajón siguiente y el siguiente,
sistémicamente metió mi ropa en el bolso.
Corrí por la habitación y agarré la mochila de su mano. —Ya basta. Yo
me quedo.
—No lo entiendes, no te puedes quedar. Vas a ir a la cárcel a ciencia
cierta. Asaltaste a Josh y casi lo matas.
—No me importa.
—Debería. ¿Tienes alguna idea de lo que el reformatorio será para ti?
Te volverás loca. En un primer momento serás cogida en una paliza porque
eres tan pequeña, pero luego, cuando tu otra mitad despierte empezarás a
matar. No serás capaz de detenerte.
—Voy a controlarlo. Voy a mantenerlo a raya.
Él arqueó las cejas. —¡Oh! ¿Cómo lo controlaste con ese tipo con el
que estabas? Si no me hubiera presentado cuando lo hice, ya estaría muerto,
desangrado.
—Cierra la boca. —Lo empujé hacia atrás, mi rabia llenándome como
un tornado—. No sé. No sabes lo que es esto. Qué tan difícil es esto.
Agarró mis brazos para mantenerme y se me quedó mirando a los ojos.
—Yo sé, . Tuve que hacer la misma cosa. Hace dos años tuve que dejar
atrás mi casa y mi familia y mi vida. Apesta, pero hay que hacerlo. Es lo mejor
para todos los involucrados.
Una fresca infusión de lágrimas corría por mi cara y tuve que aspirar en
varias respiraciones para no llorar. En su lugar, me apoyé contra Zayn y
envolví mis brazos alrededor de él. Necesitaba algo sólido a qué aferrarme.
Para su desgracia, él era lo más cercano que pude encontrar.
Después de unos momentos de mi llanto, me dio unas palmaditas en la
espalda. —Eres fuerte. Superarás esto.
—¿Cómo sabes que soy fuerte? Tal vez soy sólo una gran mancha de
mugre emocional. —Logré decir entre el lloriqueo.
Agarrando mis brazos me empujó hacia atrás, lo suficiente como para
poder mirar a mi cara. —No, yo no te tomo por una burbuja emocional, una
masa carnosa irracional, tal vez.
Eso hizo que mis labios tiemblen. Y dejé caer mis brazos y di un paso
lejos de él. Las manchas de humedad salpicaban su camiseta. Me mordí el
labio inferior. —Lamento lo de tu camisa.
Miró hacia abajo y luego se encogió de hombros. —No te preocupes
por eso. Se va a secar.
Nos miramos el uno al otro durante unos pocos segundos incómodos.
Zayn se aclaró la garganta. —Tenemos que irnos.
Asentí con la cabeza, luego de tomar mi mochila añadí a la ropa que
él ya había empacado mi iPod, un par de zapatillas, y un par de sudaderas.
Eché un vistazo a todos los implementos personales en la parte superior de mi
tocador. Agarré mi desodorante, y estaba por sacar una caja de tampones
cuando Trevor negó con la cabeza.
—Por lo que puedo decir ya no necesitarás esos.
Retiré mi mano de la caja.
Se encogió de hombros. —Íncubos y súcubos no se reproducen
normalmente. Somos el resultado de esa anormalidad. Y no vamos a ser
capaces de reproducirnos tampoco.
—Oh. Muy bien. —No pensaba que querría saber cómo supo eso. Tiré
mi limpiador facial favorito y mi tubo de lápiz de labios favorito con sabor a
cereza, y luego cerré la cremallera del bolso. Una vez que la eché encima de
mi hombro, hice una seña a Zayn—. Creo que estoy lista para irme.
—Está bien, iremos a mi casa primero. —Fue a la puerta, se aseguró de
que estuviera cerrada, y luego apagó la luz. Tendiéndome la mano, se dirigió
hacia las sombras a través de las que habíamos viajado—. Podemos
conseguir un par de horas de sueño antes que la banda se mueva otra vez.
—¿Podemos irnos a la manera antigua? —Hice un gesto hacia la
ventana del dormitorio—. Realmente necesito un descanso de más rarezas, al
menos durante otra media hora más o menos.
Miró hacia la ventana a continuación de nuevo a mí. Se encogió de
hombros. —Supongo —Fue a la ventana y la descorrió para arriba,
balanceando su pierna hacia fuera.
Me moví para seguirlo, pero luego me volví y contemplé la habitación.
Iba a extrañarla. Me di cuenta de que eran sólo cosas. Pero eran mis cosas.
Las cosas que mi madre me había dado, las cosas que me había comprado
con mi primer cheque de pago de Starbucks. Chucherías inútiles que había
atesorado, cuando era una niña, y adornos caros que codicié como un
adolescente. Supongo que a donde iría no necesitaría nada de esto.
Antes de que saltara por la ventana, empujé mis almohadas debajo de
las mantas y se las puse arriba. Desde la distancia se vería como si estuviera
enterrada en lo profundo de mis mantas, acurrucada como tronco. Si mi
mamá comprueba, no creo que sospeche nada. Sino hasta la mañana,
cuando no me despierte para el desayuno. El domingo era día de crepé, la
especialidad de mi madre. Me encantaban los crepes con masas enormes
de jarabe y fresas frescas.
Mi estómago gruñó en respuesta, pero lo empujé hacia abajo y me
acerqué a la ventana. Zayn ya había saltado. Dejé caer mi mochila a él,
esperando en el suelo, y luego seguí hacia fuera. La caída fue fácil, ya que
vivimos en un bungalow6. Aterricé, tomé mi mochila de Zayn y fui
caminando por toda la calle sin romper mi paso. Ahora que estaba fuera, no
quería perder el tiempo. No tenía sentido tardar tanto al irnos. Sólo lo haría
más difícil de hacer.
Caminamos hacia la acera de la calle. Eché un vistazo por encima del
hombro una vez más hacia la luz de bienvenida en la ventana de la sala de
estar donde yo sabía que mi madre estaba probablemente terminando de
ver una película antes de salir a la calle. No sé cómo me lo perdí, porque no
era como si fuera una cosa pequeña, pero terminé pateando la basura de
metal que puede que se me había olvidado arrastrar de nuevo a la casa el
miércoles pasado. Cayó sobre su costado, golpeando y sonando como un
campanario a su paso.
Una forma se materializó en la ventana del frente. Era mamá
comprobando las cosas.
Zayn me agarró por la cintura, me levantó, y nos catapultó en una
línea negra de sombras a lo largo de la cerca que separa el patio de los
vecinos. Yo no tuve tiempo para protestar antes de que fuéramos absorbidos
hacia la oscuridad.
6 Bungalow es una casa simple a un piso, muy popular en las afueras de muchas ciudades de
América del Norte
Después de que Zayn dejara caer esa bomba, me metí en el
asiento trasero. Luego entró en el coche, cerró la puerta, y se
alejó del estacionamiento, tirando grava por detrás de las
ruedas.
Me quedé mirando la parte posterior de su cabeza, sin estar segura si lo
he oído bien. Él no quería decir lo que yo pensaba que quería decir,
¿Verdad? —Estás bromeando, ¿Verdad?
Se encontró con mi mirada en el espejo retrovisor. —No. No lo estoy.
—No podemos ir por ahí matando a la gente, ya sabes. —Mi mirada
revoloteó a la forma inconsciente de Josh y tragué. Supongo que debería
haber escuchado eso antes.
—Ellos no son personas. Son demonios y merecen morir.
Quería preguntarle entonces, qué nos hacía eso a nosotros. ¿Éramos
todavía personas? Todavía me sentía como una persona. Pero no le
pregunté. Por la mirada de piedra en su cara, supuse que terminamos de
hablar acerca de esa gema en particular de información. Me guardo mis
preguntas hasta después de que hemos llegado con Josh al hospital. Tal vez
entonces, podría unir mis pensamientos coherentemente. Porque ahora
mismo, mi mente era un desastre.
Todo el camino hasta el hospital, estuve al borde de las lágrimas. No
podía envolver mi mente en torno a los hechos que acababan de suceder.
En cuestión de minutos, mi vida se había borrado. Yo casi había matado a un
chico que me gustaba y ahora era forzada a dejar mi hogar, mi familia, e ir a
la carrera con un chico diferente, que a partir de tan sólo unos pocos
encuentros, sabía que no me gustaba en absoluto.
Zayn no podría haber sido mucho mayor que yo. Tal vez diecinueve
años. Pero todo a su alrededor, la mirada en sus ojos, su forma de hablar, me
dijo que había visto más que cualquier otra persona de su edad debería ver
jamás. Se había endurecido a causa de ello, estaba segura.
Me preguntaba si iba a volverme así. Realmente no quería hacerlo. No
podía imaginar pasar por el resto de mi vida con esa estoica frialdad en
posesión de mí, volviéndome tan rígida como un témpano de hielo.
Zayn ingresó al estacionamiento de San Lucas. Dio una vuelta en
busca de un lugar que estuviera más lejos de las puertas y envuelto en
sombras. Después de dos círculos, encontró uno y se estacionó. Por suerte, el
estacionamiento no estaba lleno y estábamos ocultos de la vista.
—¿Estás usando calcetines? —preguntó.
Fruncí el ceño. —¿Perdón?
—Calcetines. ¿Estás usando? Tenemos que borrar nuestras huellas
dactilares del coche. Un calcetín funciona tan bien como cualquier cosa. —
Se quitó su destartalada deportiva y deslizó el calcetín de su pie. Entonces
comenzó a limpiar el manubrio.
Presa del pánico, desaté mi bota, deslicé fuera mi calcetín negro y
procedí a limpiar a través de la parte posterior del asiento del conductor,
imitando los movimientos de Zayn . No creo haberlo tocado, pero quería
estar segura.
—¿Estás seguro de que esto va a funcionar?
Zayn abrió la puerta del coche, me dejó salir, y luego limpió el interior
de la puerta, la manija, y todos los botones. —Va a ensuciar nuestras huellas
por lo menos.
Lo vi trabajar mientras yo estaba en un pie, todavía con el calcetín en
la mano. —¿Qué pasa con las células de la piel? ¿Estarían en los calcetines
no? —Había visto un montón de CSI con mi mamá. Era uno de sus programas
favoritos.
Me miró, su ceja arqueada con curiosidad. —No creo que tengamos
que preocuparnos por eso. —Haciendo uso de su calcetín en la mano, frotó
las llaves del coche, las echó en el regazo de Josh, y luego cerró la puerta.
Me senté en el suelo y me puse el calcetín de nuevo, a continuación,
mi bota. Vi como Trevor hizo lo mismo. —¿Por qué no tenemos que
preocuparnos?
—Porque aunque se las arreglan para conseguir un poco de ADN, no
tendrán ni idea de lo que están viendo. Tú no eres exactamente plenamente
humana, .
—¿Quieres decir que mi ADN está todo arruinado?
—Sí. —Se quedó de pie, luego alargó una mano hacia mí, poniéndome
de pie.
—Esto se pone mejor y mejor —murmuré.
—Vamos, tenemos que salir de aquí.
Seguí a Zayn mientras se dirigía a la esquina más lejana del
estacionamiento y lejos de la calle principal. —¿Cómo vamos a llegar a mi
casa? ¿En autobús?
—No, tengo una mejor manera de viajar. —Se movió rápidamente,
lejos de la luz de las farolas y en las sombras densas y oscuras a lo largo del
borde exterior del estacionamiento. Una vez que estuvimos en la oscuridad
de las tinieblas, se volvió hacia mí y me agarró la mano.
Quedé asombrada por sus acciones y me estremecí de vuelta. —¿Qué
estás haciendo?
—Toma una respiración profunda, piensa en tu casa, y da un paso a la
sombra negra al lado de tus pies.
—Amigo, creo que estás sin tus medicinas.
Me miró fijamente. —¿Quieres saber cómo he sido capaz de llegar
hasta dónde te encuentras, y luego desaparecer tan rápido? —Hizo un gesto
hacia el bulto negro en el suelo—. Así es como. A través de las sombras. Así es
como los íncubos viajan. Cómo pueden aparecer en tu habitación por la
noche y chupar tu alma.
La respiración se cortó en mi garganta al pensar en esa noche,
evidentemente, caminado por la ciudad. El viejo vagabundo había dicho
que yo había salido de las sombras. Tal vez lo había hecho, realmente,
verdaderamente lo había hecho, sin darme cuenta de que podía.
—¿Duele? —Realmente había terminado con una sensación de mucho
dolor. Yo no era una cobarde, pero ¿Cuánto puede una persona promedio
realmente tomar, antes de que su cerebro explotara en mil pedazos
blandos?
Zayn debe de haber sentido la inquietud de mi voz, porque me apretó
la mano, no un apretón de “voy a romperte”, pero si uno reconfortante del
tipo “entiendo”. Tal vez no era un tonto como originalmente pensé que era.
—No hay dolor real. Se siente como si estuvieras siendo succionada por un
tubo, muy rápido.
—Muy bien, suena divertido.
Sus labios temblaron un poco, pero él lo negó sacudiendo la cabeza y
se veía sobrio de nuevo. —Toma una respiración profunda, imagina tu casa
en tu mente y da un paso a las sombras.
Asentí con la cabeza y luego, tomando una respiración profunda, entré
en el punto negro de la sombra, apretando la mano de Zayn con tanta
fuerza que mis dedos dolieron.
Al principio nada pasó, y yo abrí la boca para llamarlo gran gordo
mentiroso. Pero entonces lo sentí, tirando de mí, tirando de mis entrañas. Y no
se sentía muy bien en absoluto.
Era como si estuviera siendo succionada a través de un plástico fino de
una bombilla, una molécula a la vez. Primero mis pies, luego los tobillos. Baje
la mirada para asegurarme de que todavía estaba entera, pero eso fue un
gran error. No podía ver nada por debajo de las rodillas. Era como si no
existiera más allá de ellas. Sólo el espacio negro y espeso, como un agujero
negro, ocupaba la zona donde mi carne debería haber estado.
Miré a Zayn y estuve a punto de llamarlo por un nombre
desagradable, cuando desapareció. Bueno, no tanto como desaparecer a
medida que se desintegra en un impenetrable masa gelatinosa que se
retorcía en el suelo. Pero antes de que pudiera gritar, yo también me fundí en
la nada.
Cuando abrí los ojos otra vez, me encontraba en mi habitación, junto a
la ventana. Zayn se sentó en mi cama, mirándome. —No está tan mal,
¿Verdad?
Crucé la habitación con la intención de estrangularlo, cuando la punta
de mi bota conectó con la guitarra del juego tirado en el suelo. Fue a través
de la alfombra y a la puerta abierta del armario. No debería haber hecho
mucho ruido, pero parecía ensordecedor en la oscuridad de mi habitación a
medianoche.
—¿ ? —se oyó la voz de mi madre desde el salón.
—Mierda —susurré para mis adentros, y miré a Zayn—. ¡Fuera de aquí!
—No puedo salir tan rápido. —Obviamente, jugaba con mi pánico.
—¿ ? —Su voz era cada vez más cercana. Sería sólo segundos
antes de que se asomara a la habitación para ver si yo estaba en casa.
Empujé los hombros de Zayn. —Ponte en el suelo. Métete debajo de la
cama.
Se agachó hasta el suelo, mientras mi mamá abrió la puerta de mi
dormitorio y miró, atrapándome de pie junto a mi cama, con una sonrisa en
mi cara, en la oscuridad.
—No te vi llegar a casa.
Me encogí de hombros, pero me di cuenta de que probablemente no
lo podía ver. —Debes haber estado en el baño o algo así.
Encendió la luz y entró unos pocos pasos. —¿Todo va bien?
—Todo está bien. —Pero no la miraba a los ojos, porque no todo estaba
bien. No, en absoluto.
Apretó los labios juntos, y podía decir que realmente quería hacerme
todo tipo de preguntas, pero se mantuvo genial. Mi mamá era impresionante
de esa manera. Dios, iba a extrañarla.
—¿No era todo lo que pensaste que sería?
Sacudí la cabeza, no confiando en mi voz.
—Lo siento, cariño. Creo que siempre estamos tratando de encontrar
ese caballero blanco, cuando en realidad no existen.
Sí, no hay caballeros blancos. Oscuros, tal vez. Y tomé ese momento
para echar un vistazo a mis pies. La mitad de Zayn estaba debajo de la
cama, la otra mitad mirando hacia mí. Su mirada era tan intensa que me dio
escalofríos.
Miré a mi madre de nuevo. —Estoy cansada. Sólo voy a ir a la cama. —
Asintió con la cabeza—. Está bien, nena. —Se volvió para irse, pero me miró
por encima del hombro—. Si quieres hablar de ello, o lo que sea, estoy aquí
para ti.
—Lo sé, mamá. —Las lágrimas brotaron de mis ojos. No podía hacer
esto. No podía dejarla sola, y todo lo que he conocido. No quería ser una
fugitiva. Huyendo, de la ley, y de mí misma. Huir con un muchacho que no
conocía, y no estoy segura si realmente quería conocer. Esto no podía ser mi
vida ahora. Simplemente no podía.
Antes de que pudiera pasar a través de la puerta, me acerqué a ella
pasando alrededor de la cama. Envolví mis brazos a su alrededor y la abracé
con fuerza, aspirando su aroma a flores por última vez. —Te quiero, mamá.
Me devolvió el abrazo, tan feroz, sintiendo que lo necesitaba. Eso es lo
que me gustaba de ella, normalmente sabía lo que necesitaba. Incluso
cuando dije una cosa, ella instintivamente sentía que quería decir otra.
—Yo también te quiero, nena. Eres mi chica especial.
No podía dejar de llorar entonces. Las dejé rodar por mis mejillas, con la
esperanza de que mamá pensara que eran el resultado de una mala cita
con un chico estúpido y no otra cosa. Y no porque la dejaba a ella y a mi
casa —mi vida.
Me dio unas palmaditas en la espalda, y me besó en la mejilla. —Ten
una buena noche. Todo se verá de manera diferente en la mañana —
Dándome su sonrisa de yo-entiendo-completamente, frotó las lágrimas de mi
cara con los pulgares, y luego me dio golpecitos en la nariz con un dedo, dio
media vuelta y salió de mi habitación, cerrando la puerta en silencio detrás
de ella.
Zayn se arrastró desde debajo de la cama para sentarse en el borde.
Di media vuelta y lo miré. Dolor, mezclado con ira y miedo a tener que irme,
girando en mis entrañas y quería arremeter contra algo, cualquier cosa.
Su rostro seguía siendo duro, pero algo en sus ojos suavizaron un poco
su mirada. —Lo siento.
—No puedo hacerlo. No puedo irme.
—Tienes que, . No tienes elección —De pie, agarró la mochila de
camuflaje rosa del piso y la puso sobre la cama—. Sólo tienes que llevar los
elementos esenciales. Podemos comprar el resto en el camino.
—No lo haré.
No respondió. En cambio, indagó la habitación, cogió la mochila, se
dirigió a la cómoda, abrió el cajón de arriba, agarró un puñado de mi ropa
interior y la metió dentro. Abrió el cajón siguiente y el siguiente,
sistémicamente metió mi ropa en el bolso.
Corrí por la habitación y agarré la mochila de su mano. —Ya basta. Yo
me quedo.
—No lo entiendes, no te puedes quedar. Vas a ir a la cárcel a ciencia
cierta. Asaltaste a Josh y casi lo matas.
—No me importa.
—Debería. ¿Tienes alguna idea de lo que el reformatorio será para ti?
Te volverás loca. En un primer momento serás cogida en una paliza porque
eres tan pequeña, pero luego, cuando tu otra mitad despierte empezarás a
matar. No serás capaz de detenerte.
—Voy a controlarlo. Voy a mantenerlo a raya.
Él arqueó las cejas. —¡Oh! ¿Cómo lo controlaste con ese tipo con el
que estabas? Si no me hubiera presentado cuando lo hice, ya estaría muerto,
desangrado.
—Cierra la boca. —Lo empujé hacia atrás, mi rabia llenándome como
un tornado—. No sé. No sabes lo que es esto. Qué tan difícil es esto.
Agarró mis brazos para mantenerme y se me quedó mirando a los ojos.
—Yo sé, . Tuve que hacer la misma cosa. Hace dos años tuve que dejar
atrás mi casa y mi familia y mi vida. Apesta, pero hay que hacerlo. Es lo mejor
para todos los involucrados.
Una fresca infusión de lágrimas corría por mi cara y tuve que aspirar en
varias respiraciones para no llorar. En su lugar, me apoyé contra Zayn y
envolví mis brazos alrededor de él. Necesitaba algo sólido a qué aferrarme.
Para su desgracia, él era lo más cercano que pude encontrar.
Después de unos momentos de mi llanto, me dio unas palmaditas en la
espalda. —Eres fuerte. Superarás esto.
—¿Cómo sabes que soy fuerte? Tal vez soy sólo una gran mancha de
mugre emocional. —Logré decir entre el lloriqueo.
Agarrando mis brazos me empujó hacia atrás, lo suficiente como para
poder mirar a mi cara. —No, yo no te tomo por una burbuja emocional, una
masa carnosa irracional, tal vez.
Eso hizo que mis labios tiemblen. Y dejé caer mis brazos y di un paso
lejos de él. Las manchas de humedad salpicaban su camiseta. Me mordí el
labio inferior. —Lamento lo de tu camisa.
Miró hacia abajo y luego se encogió de hombros. —No te preocupes
por eso. Se va a secar.
Nos miramos el uno al otro durante unos pocos segundos incómodos.
Zayn se aclaró la garganta. —Tenemos que irnos.
Asentí con la cabeza, luego de tomar mi mochila añadí a la ropa que
él ya había empacado mi iPod, un par de zapatillas, y un par de sudaderas.
Eché un vistazo a todos los implementos personales en la parte superior de mi
tocador. Agarré mi desodorante, y estaba por sacar una caja de tampones
cuando Trevor negó con la cabeza.
—Por lo que puedo decir ya no necesitarás esos.
Retiré mi mano de la caja.
Se encogió de hombros. —Íncubos y súcubos no se reproducen
normalmente. Somos el resultado de esa anormalidad. Y no vamos a ser
capaces de reproducirnos tampoco.
—Oh. Muy bien. —No pensaba que querría saber cómo supo eso. Tiré
mi limpiador facial favorito y mi tubo de lápiz de labios favorito con sabor a
cereza, y luego cerré la cremallera del bolso. Una vez que la eché encima de
mi hombro, hice una seña a Zayn—. Creo que estoy lista para irme.
—Está bien, iremos a mi casa primero. —Fue a la puerta, se aseguró de
que estuviera cerrada, y luego apagó la luz. Tendiéndome la mano, se dirigió
hacia las sombras a través de las que habíamos viajado—. Podemos
conseguir un par de horas de sueño antes que la banda se mueva otra vez.
—¿Podemos irnos a la manera antigua? —Hice un gesto hacia la
ventana del dormitorio—. Realmente necesito un descanso de más rarezas, al
menos durante otra media hora más o menos.
Miró hacia la ventana a continuación de nuevo a mí. Se encogió de
hombros. —Supongo —Fue a la ventana y la descorrió para arriba,
balanceando su pierna hacia fuera.
Me moví para seguirlo, pero luego me volví y contemplé la habitación.
Iba a extrañarla. Me di cuenta de que eran sólo cosas. Pero eran mis cosas.
Las cosas que mi madre me había dado, las cosas que me había comprado
con mi primer cheque de pago de Starbucks. Chucherías inútiles que había
atesorado, cuando era una niña, y adornos caros que codicié como un
adolescente. Supongo que a donde iría no necesitaría nada de esto.
Antes de que saltara por la ventana, empujé mis almohadas debajo de
las mantas y se las puse arriba. Desde la distancia se vería como si estuviera
enterrada en lo profundo de mis mantas, acurrucada como tronco. Si mi
mamá comprueba, no creo que sospeche nada. Sino hasta la mañana,
cuando no me despierte para el desayuno. El domingo era día de crepé, la
especialidad de mi madre. Me encantaban los crepes con masas enormes
de jarabe y fresas frescas.
Mi estómago gruñó en respuesta, pero lo empujé hacia abajo y me
acerqué a la ventana. Zayn ya había saltado. Dejé caer mi mochila a él,
esperando en el suelo, y luego seguí hacia fuera. La caída fue fácil, ya que
vivimos en un bungalow6. Aterricé, tomé mi mochila de Zayn y fui
caminando por toda la calle sin romper mi paso. Ahora que estaba fuera, no
quería perder el tiempo. No tenía sentido tardar tanto al irnos. Sólo lo haría
más difícil de hacer.
Caminamos hacia la acera de la calle. Eché un vistazo por encima del
hombro una vez más hacia la luz de bienvenida en la ventana de la sala de
estar donde yo sabía que mi madre estaba probablemente terminando de
ver una película antes de salir a la calle. No sé cómo me lo perdí, porque no
era como si fuera una cosa pequeña, pero terminé pateando la basura de
metal que puede que se me había olvidado arrastrar de nuevo a la casa el
miércoles pasado. Cayó sobre su costado, golpeando y sonando como un
campanario a su paso.
Una forma se materializó en la ventana del frente. Era mamá
comprobando las cosas.
Zayn me agarró por la cintura, me levantó, y nos catapultó en una
línea negra de sombras a lo largo de la cerca que separa el patio de los
vecinos. Yo no tuve tiempo para protestar antes de que fuéramos absorbidos
hacia la oscuridad.
6 Bungalow es una casa simple a un piso, muy popular en las afueras de muchas ciudades de
América del Norte
funky
Re: Static (Zayn Malik ,Harry Styles y tu, SEMI HOT) (ADAPTADA) ( TERMINADA)
17
El último lugar en el que esperaba materializarme era una
habitación grande de hotel decorada con buen gusto, pero ahí
es exactamente donde terminé.
Hice una vuelta en círculo, observando la pequeña cocina, el sofá, la
mesa de café y TV LCD de pantalla plana en la pared. A continuación había
un equipo de música y una consola de juegos.
—¿Aquí es donde vives?
—Lo es hoy.
Caminé a la ventana del balcón y observé el horizonte de la ciudad.
No reconocí los rascacielos que rodeaban el hotel.
—¿Dónde estamos exactamente?
—Seattle. La banda toca un concierto mañana por la noche. Después
de eso le toca a Vancouver. —Zayn vagó en la pequeña zona de la cocina
y abrió el refrigerador compacto—. ¿Quieres un refresco o algo?
—Sí, claro. —Tiré la mochila en el sofá y me senté junto a ella.
Se acercó, me dio una lata de Dr. Pepper7 y a continuación hizo
estallar la parte superior de la suya y se derrumbó en el sillón, tomando un
trago mientras se acomodaba.
Abrí la mía y di un largo trago. La gaseosa burbujeó en el camino y se
estableció como un pozo de lava hirviendo en mi estómago turbulento. Un
fuerte gorgoteo erupcionó desde el interior. Me sonrojé avergonzada por ello.
—Tengo hambre —dijo, estoy segura que para enmascarar la situación
embarazosa, mientras que cogía el teléfono sobre la mesa—. ¿Quieres algo
del servicio de habitación?
Asentí con la cabeza, las palomitas de maíz que había consumido
quedaron en el olvido.
7 Dr. Pepper: Es una bebida gaseosa carbonatada de coloración caramelo.
Empujó un par de botones en el teclado de marcación.
—¿Pizza está bien?
—Sí, eso está bien.
—¿Puedo obtener una pizza grande cargada con extra queso? —dijo
en el teléfono—. Gracias. —Colgó, tomó un trago de su refresco y me miró
como si tuviera una pregunta. Pero, en vez de eso, tomó otro trago y se puso
de pie para encender el televisor y la consola de juegos. Agarrando uno de
los controles, se acomodó en el sillón—. ¿Quieres jugar?
—Sí, ¿Por qué no?
Me pasó el otro control y jugamos a Resident Evil, en silencio, durante la
siguiente media hora antes de que llegara la comida. Cuando llamaron a la
puerta, Zayn se levantó, abrió y cogió la pizza. La llevó hasta el sofá y la dejó
sobre la mesa de café, abriendo la parte superior. El aroma picante de la
salsa de tomate y orégano flotaba a mi nariz. Aspiré profundamente, mi
estómago gruñó en respuesta.
Tomé un trozo. Cuando la mordí, suspiré. El sabor era celestial. No me
había dado cuenta de lo hambrienta que estaba hasta que la comida se
deslizó por mi garganta y me golpeó el estómago. La engullí en tres grandes
bocados, luego tomé otra. Zayn terminaba su primera porción cuando yo
metía lo último de mi segunda porción en la boca.
Después de tragarla, le dije: —No me di cuenta del hambre que tenía
hasta ahora.
Zayn dobló el resto de su pizza por la mitad.
—Deslizarse a través de las sombras toma una gran cantidad de
energía. Encontrarás que vas a tener más hambre más a menudo. —Se metió
el resto de su pizza en la boca.
A medida que comía mi tercera pieza, una multitud de preguntas
pasaron como una bala por mi mente. ¿Cómo había terminado Zayn de
esta manera? ¿Por qué me ayudaba? ¿Cómo es que terminó siendo un
roadie de Malicia? Y la patada final: ¿Por qué en el infierno se empeña en
matarlos? Pero no tenía el corazón o las agallas para preguntarle cualquiera
de ellas. Me sentía demasiado cansada para hacer nada. Excepto dormir.
Pensando en dormir, bostecé, tratando de cubrirlo con la mano.
Zayn asintió con la cabeza hacia la puerta abierta.
—Puedes dormir en el dormitorio. Voy a estirarme en el sofá.
—Está bien. —Me paré y, tomando mi mochila, me dirigí hacia el
dormitorio. Antes de pasar por la puerta, lo miré por encima del hombro—.
Zayn, todo va a estar bien, ¿Verdad? Quiero decir, ¿No voy a transformarse
en algo desagradable, no?
Cuando se encontró con mi mirada podía sentir la intensidad de la
misma, como si estuviera aburrido de mí. Pero también había algo más en sus
ojos, el interés, tal vez, la empatía sin duda.
—Duerme un poco. Nosotros resolveremos las cosas por la mañana.
Me gustó la forma en que dijo nosotros. Hizo que la bola de hielo en la
boca mi estómago comenzara a descongelarse. No me sentía tan sola como
antes.
Entré en la habitación. Tiré mi bolsa sobre la cama y miré alrededor. La
habitación era excepcionalmente limpia, como si Zayn ni siquiera hubiera
estado en su interior. La cama fue hecha con esmero, no había zapatos ni
ropa sucia tirados en el suelo o cubriendo la silla en la esquina. La única
indicación de que alguien se alojaba en la habitación era la bolsa de lona
verde militar tirada en la alfombra contra la pared del fondo. Zayn era
incluso más un enigma de lo que había pensado previamente. Me
preguntaba cual era su trato, pero me sentía demasiado cansada para
preguntar. Además, no creía que fuera a ofrecer la información tan
fácilmente.
Bostezando de nuevo, entré en el cuarto de baño contiguo y me
ocupé de las necesidades. Después, me lavé las manos y la cara, limpiando
mi piel duramente. Mirando en el espejo, los recuerdos de lo que le había
hecho a Josh destellaron en mi mente. No pude conseguir sacarme de la
mente la mirada de asombro en su rostro, la que tenía mientras había tratado
de chupar la vida de él. Me froté la marca en el cuello, donde Zayn me
había inyectado agua salada y me pregunté qué hubiera pasado si no se
hubiera presentado. ¿Habría finalmente vuelto a la normalidad, o me habría
quedado así para siempre?
Temblando, empujé esos pensamientos de mi mente y volví a entrar en
la habitación para cambiarme de ropa para dormir. Una vez que abrí la
cremallera de la bolsa, sin embargo, me acordé de que no había empacado
ningún pijama. Todo lo que tenía para dormir era una pequeña camiseta y
mi ropa interior. Con Zayn en la habitación de al lado, no me sentía cómoda
así. ¿Qué pasaría si me olvidara de dónde estoy, y me metiese en la
habitación de al lado sólo con mis pantalones de cintura baja y mi ropa
interior de color rojo que apenas me cubren el culo?
Salí a la sala de estar. Zayn había reanudado el juego. Me miró.
—Um, necesito algo para dormir ¿Tienes una camisa que me puedas
prestar?
Por unos instantes se me quedó mirando. Su mirada se encendió en mí,
de pies a cabeza. Me preguntaba lo que pensaba con esa mirada, porque
estoy segura que no podría adivinar. ¿Se preguntaba si su camisa me
quedaría, o era otra cosa? Tuve la sensación de que me miró como alguien
que era una molestia, una chica que tenía que cuidar.
Después de que transcurrieron unos segundos, se puso de pie, tirando
el control del juego en la silla y me pasó hacía el dormitorio. Lo seguí, los
nervios de pronto haciéndome doler el estómago. Se agachó a su bolsa de
lona, abrió la cremallera y agarró una camiseta de un color azul oscuro. De
pie, la tiró hacía mí.
—Gracias —le dije, agarrando la camiseta en la mano. No sé por qué,
pero temblaba. Parecía que algo había ocurrido entre nosotros, pero no lo
podía nombrar.
Sin decir una palabra, se fue, cerrando la puerta de la habitación
detrás de él.
Rápidamente me saqué mi chaqueta, camiseta, pantalones y
calcetines, y luego deslicé la camiseta de Zayn por encima de mi cabeza.
Su aroma se aferraba a la tela y tomé una respiración profunda. Olía como la
oscuridad y todo lo que vino con él, al igual que las sombras que se
extendían por el suelo en una fresca noche otoñal.
Encendí la lámpara de noche, entonces fui hasta la puerta para
apagar la luz principal. Me dirigí de nuevo a la cama, bajé las mantas y me
deslicé bajo las sábanas. La tela era fresca en mi piel, pero pronto se calentó
en contra de mi cuerpo mientras me acurrucaba bajo las mantas,
metiéndolas debajo de mi barbilla. Volví a bostezar y, sin otro pensamiento,
apagué la lámpara, cerré los ojos y me quedé dormida al instante.
Teniendo en cuenta lo que había pasado en la última semana, no me
sorprendió que mis sueños se alteraran.
Estaba en un hospital, caminando por un largo y estrecho pasillo
desierto. Las paredes eran notoriamente blancas, al igual que el piso y el
techo. Sentía la necesidad de protegerme los ojos mientras caminaba. Miré
en todas las habitaciones que pasaba, pero cada cama se encontraba
vacía. Estéril, carente de algo parecido a vida. Llegué al final del pasillo y
miré en la última habitación.
La cama no estaba vacía.
Con cautela, entré y me acerqué a la cama, mi estómago hecho un
nudo. Mi garganta se secó. Sabía quien iba a estar tirado en el colchón duro
de la clínica.
Con los ojos cerrados, el rostro demacrado y pálido, Josh estaba atado
a la cama, una vía intravenosa clavada en el dorso de la mano. Había muy
poco parecido con el chico de oro de la Secundaria Boise, en la forma
cóncava, inmóvil. Parecía que tenía setenta años de edad y sus huesos ya no
podían sostener cualquier musculatura. Era un esqueleto de lo que fue.
Y yo le había hecho eso a él. Era mi culpa.
Me quedé encima de él, mirando su respiración entrar y salir con la
ayuda de un tubo de oxígeno. Me pregunté cuándo se despertaría y si
todavía sería Josh, todavía tendría sus recuerdos. O si se olvidaría todo,
incluso a sí mismo. No estoy segura de lo que quería más. De cualquier
manera la vida que conocía había terminado.
Una lágrima rodó por mi mejilla, frente a la barbilla y se posó en los
labios delgados de color azul de Josh.
Sus ojos se abrieron de golpe. Tropezando hacia atrás, casi me derribó
el poste de la IV.
Levantó la mano de su lado, alcanzándome. La agarré y se la apreté,
frenética por que se despertara.
—¿Josh? ¿Josh? ¿Puedes escucharme?
Abrió la boca para responder. Abrió la boca grande, pero todo lo que
salía era ensordecedor, confuso, estático...
Sujetando con mi mano los oídos, me tropecé hacia atrás y lancé un
grito.
Respirando sin aliento, me levanté de la cama, mi corazón golpeando
contra el interior de mi caja torácica. El dolor explotó en mi pecho. Me froté
en el lugar entre mis pechos, preocupándome que el órgano pudiese
explotarme fuera del pecho.
Me froté y me froté hasta que la piel estuvo roja e irritada. Pero al
menos pude respirar un poco. Ya no tenía que aspirar bocanadas enormes
de aire para obtener el oxígeno que tanto necesitaba.
Recostada sobre la almohada, contuve las lágrimas y el sudor que me
goteaba en los ojos. Pasando las manos por mi torso, me di cuenta de que mi
camiseta se encontraba empapada, al igual que las sabanas que me
cubrían. No sabía cuánto tiempo había estado dormida, no me había
parecido tanto, pero debió haber sido largo, suficientemente largo para
sudar a través de mi ropa y cubiertas.
Miré a la ventana de la bahía, grande, con cortinas y vi que todavía
estaba oscuro por completo. No podría haber estado dormida por más de un
par de horas. Todavía seguía cansada, pero no creí que pudiera volver a
dormir. No ahora. No con los restos de mi sueño todavía persistentes en lo
profundo de mi mente, y el siseo de estática persistente en mis oídos.
Rodando en la cama, me levanté y arrastrando los pies me dirigí hacia
la puerta. Me asomaría y vería lo que Zayn hacía. A lo mejor aún seguía
despierto y podríamos jugar un poco más los juegos de video, porque
necesitaba algo para quitar de mi mente las cosas. Me volvería loca si tuviera
que sentarme en la sala, en la oscuridad, con mis pensamientos. Ni siquiera
tenía mi DS. Me había olvidado de empacarlo.
Sujetando el pomo de la puerta, poco a poco lo giré y abrí. Me asomé
a la sala y ahí fue cuando todo el calor en mi cuerpo se disipó, se filtró desde
la parte inferior de mis pies, y me dejó helada y temblando
incontrolablemente.
El último lugar en el que esperaba materializarme era una
habitación grande de hotel decorada con buen gusto, pero ahí
es exactamente donde terminé.
Hice una vuelta en círculo, observando la pequeña cocina, el sofá, la
mesa de café y TV LCD de pantalla plana en la pared. A continuación había
un equipo de música y una consola de juegos.
—¿Aquí es donde vives?
—Lo es hoy.
Caminé a la ventana del balcón y observé el horizonte de la ciudad.
No reconocí los rascacielos que rodeaban el hotel.
—¿Dónde estamos exactamente?
—Seattle. La banda toca un concierto mañana por la noche. Después
de eso le toca a Vancouver. —Zayn vagó en la pequeña zona de la cocina
y abrió el refrigerador compacto—. ¿Quieres un refresco o algo?
—Sí, claro. —Tiré la mochila en el sofá y me senté junto a ella.
Se acercó, me dio una lata de Dr. Pepper7 y a continuación hizo
estallar la parte superior de la suya y se derrumbó en el sillón, tomando un
trago mientras se acomodaba.
Abrí la mía y di un largo trago. La gaseosa burbujeó en el camino y se
estableció como un pozo de lava hirviendo en mi estómago turbulento. Un
fuerte gorgoteo erupcionó desde el interior. Me sonrojé avergonzada por ello.
—Tengo hambre —dijo, estoy segura que para enmascarar la situación
embarazosa, mientras que cogía el teléfono sobre la mesa—. ¿Quieres algo
del servicio de habitación?
Asentí con la cabeza, las palomitas de maíz que había consumido
quedaron en el olvido.
7 Dr. Pepper: Es una bebida gaseosa carbonatada de coloración caramelo.
Empujó un par de botones en el teclado de marcación.
—¿Pizza está bien?
—Sí, eso está bien.
—¿Puedo obtener una pizza grande cargada con extra queso? —dijo
en el teléfono—. Gracias. —Colgó, tomó un trago de su refresco y me miró
como si tuviera una pregunta. Pero, en vez de eso, tomó otro trago y se puso
de pie para encender el televisor y la consola de juegos. Agarrando uno de
los controles, se acomodó en el sillón—. ¿Quieres jugar?
—Sí, ¿Por qué no?
Me pasó el otro control y jugamos a Resident Evil, en silencio, durante la
siguiente media hora antes de que llegara la comida. Cuando llamaron a la
puerta, Zayn se levantó, abrió y cogió la pizza. La llevó hasta el sofá y la dejó
sobre la mesa de café, abriendo la parte superior. El aroma picante de la
salsa de tomate y orégano flotaba a mi nariz. Aspiré profundamente, mi
estómago gruñó en respuesta.
Tomé un trozo. Cuando la mordí, suspiré. El sabor era celestial. No me
había dado cuenta de lo hambrienta que estaba hasta que la comida se
deslizó por mi garganta y me golpeó el estómago. La engullí en tres grandes
bocados, luego tomé otra. Zayn terminaba su primera porción cuando yo
metía lo último de mi segunda porción en la boca.
Después de tragarla, le dije: —No me di cuenta del hambre que tenía
hasta ahora.
Zayn dobló el resto de su pizza por la mitad.
—Deslizarse a través de las sombras toma una gran cantidad de
energía. Encontrarás que vas a tener más hambre más a menudo. —Se metió
el resto de su pizza en la boca.
A medida que comía mi tercera pieza, una multitud de preguntas
pasaron como una bala por mi mente. ¿Cómo había terminado Zayn de
esta manera? ¿Por qué me ayudaba? ¿Cómo es que terminó siendo un
roadie de Malicia? Y la patada final: ¿Por qué en el infierno se empeña en
matarlos? Pero no tenía el corazón o las agallas para preguntarle cualquiera
de ellas. Me sentía demasiado cansada para hacer nada. Excepto dormir.
Pensando en dormir, bostecé, tratando de cubrirlo con la mano.
Zayn asintió con la cabeza hacia la puerta abierta.
—Puedes dormir en el dormitorio. Voy a estirarme en el sofá.
—Está bien. —Me paré y, tomando mi mochila, me dirigí hacia el
dormitorio. Antes de pasar por la puerta, lo miré por encima del hombro—.
Zayn, todo va a estar bien, ¿Verdad? Quiero decir, ¿No voy a transformarse
en algo desagradable, no?
Cuando se encontró con mi mirada podía sentir la intensidad de la
misma, como si estuviera aburrido de mí. Pero también había algo más en sus
ojos, el interés, tal vez, la empatía sin duda.
—Duerme un poco. Nosotros resolveremos las cosas por la mañana.
Me gustó la forma en que dijo nosotros. Hizo que la bola de hielo en la
boca mi estómago comenzara a descongelarse. No me sentía tan sola como
antes.
Entré en la habitación. Tiré mi bolsa sobre la cama y miré alrededor. La
habitación era excepcionalmente limpia, como si Zayn ni siquiera hubiera
estado en su interior. La cama fue hecha con esmero, no había zapatos ni
ropa sucia tirados en el suelo o cubriendo la silla en la esquina. La única
indicación de que alguien se alojaba en la habitación era la bolsa de lona
verde militar tirada en la alfombra contra la pared del fondo. Zayn era
incluso más un enigma de lo que había pensado previamente. Me
preguntaba cual era su trato, pero me sentía demasiado cansada para
preguntar. Además, no creía que fuera a ofrecer la información tan
fácilmente.
Bostezando de nuevo, entré en el cuarto de baño contiguo y me
ocupé de las necesidades. Después, me lavé las manos y la cara, limpiando
mi piel duramente. Mirando en el espejo, los recuerdos de lo que le había
hecho a Josh destellaron en mi mente. No pude conseguir sacarme de la
mente la mirada de asombro en su rostro, la que tenía mientras había tratado
de chupar la vida de él. Me froté la marca en el cuello, donde Zayn me
había inyectado agua salada y me pregunté qué hubiera pasado si no se
hubiera presentado. ¿Habría finalmente vuelto a la normalidad, o me habría
quedado así para siempre?
Temblando, empujé esos pensamientos de mi mente y volví a entrar en
la habitación para cambiarme de ropa para dormir. Una vez que abrí la
cremallera de la bolsa, sin embargo, me acordé de que no había empacado
ningún pijama. Todo lo que tenía para dormir era una pequeña camiseta y
mi ropa interior. Con Zayn en la habitación de al lado, no me sentía cómoda
así. ¿Qué pasaría si me olvidara de dónde estoy, y me metiese en la
habitación de al lado sólo con mis pantalones de cintura baja y mi ropa
interior de color rojo que apenas me cubren el culo?
Salí a la sala de estar. Zayn había reanudado el juego. Me miró.
—Um, necesito algo para dormir ¿Tienes una camisa que me puedas
prestar?
Por unos instantes se me quedó mirando. Su mirada se encendió en mí,
de pies a cabeza. Me preguntaba lo que pensaba con esa mirada, porque
estoy segura que no podría adivinar. ¿Se preguntaba si su camisa me
quedaría, o era otra cosa? Tuve la sensación de que me miró como alguien
que era una molestia, una chica que tenía que cuidar.
Después de que transcurrieron unos segundos, se puso de pie, tirando
el control del juego en la silla y me pasó hacía el dormitorio. Lo seguí, los
nervios de pronto haciéndome doler el estómago. Se agachó a su bolsa de
lona, abrió la cremallera y agarró una camiseta de un color azul oscuro. De
pie, la tiró hacía mí.
—Gracias —le dije, agarrando la camiseta en la mano. No sé por qué,
pero temblaba. Parecía que algo había ocurrido entre nosotros, pero no lo
podía nombrar.
Sin decir una palabra, se fue, cerrando la puerta de la habitación
detrás de él.
Rápidamente me saqué mi chaqueta, camiseta, pantalones y
calcetines, y luego deslicé la camiseta de Zayn por encima de mi cabeza.
Su aroma se aferraba a la tela y tomé una respiración profunda. Olía como la
oscuridad y todo lo que vino con él, al igual que las sombras que se
extendían por el suelo en una fresca noche otoñal.
Encendí la lámpara de noche, entonces fui hasta la puerta para
apagar la luz principal. Me dirigí de nuevo a la cama, bajé las mantas y me
deslicé bajo las sábanas. La tela era fresca en mi piel, pero pronto se calentó
en contra de mi cuerpo mientras me acurrucaba bajo las mantas,
metiéndolas debajo de mi barbilla. Volví a bostezar y, sin otro pensamiento,
apagué la lámpara, cerré los ojos y me quedé dormida al instante.
Teniendo en cuenta lo que había pasado en la última semana, no me
sorprendió que mis sueños se alteraran.
Estaba en un hospital, caminando por un largo y estrecho pasillo
desierto. Las paredes eran notoriamente blancas, al igual que el piso y el
techo. Sentía la necesidad de protegerme los ojos mientras caminaba. Miré
en todas las habitaciones que pasaba, pero cada cama se encontraba
vacía. Estéril, carente de algo parecido a vida. Llegué al final del pasillo y
miré en la última habitación.
La cama no estaba vacía.
Con cautela, entré y me acerqué a la cama, mi estómago hecho un
nudo. Mi garganta se secó. Sabía quien iba a estar tirado en el colchón duro
de la clínica.
Con los ojos cerrados, el rostro demacrado y pálido, Josh estaba atado
a la cama, una vía intravenosa clavada en el dorso de la mano. Había muy
poco parecido con el chico de oro de la Secundaria Boise, en la forma
cóncava, inmóvil. Parecía que tenía setenta años de edad y sus huesos ya no
podían sostener cualquier musculatura. Era un esqueleto de lo que fue.
Y yo le había hecho eso a él. Era mi culpa.
Me quedé encima de él, mirando su respiración entrar y salir con la
ayuda de un tubo de oxígeno. Me pregunté cuándo se despertaría y si
todavía sería Josh, todavía tendría sus recuerdos. O si se olvidaría todo,
incluso a sí mismo. No estoy segura de lo que quería más. De cualquier
manera la vida que conocía había terminado.
Una lágrima rodó por mi mejilla, frente a la barbilla y se posó en los
labios delgados de color azul de Josh.
Sus ojos se abrieron de golpe. Tropezando hacia atrás, casi me derribó
el poste de la IV.
Levantó la mano de su lado, alcanzándome. La agarré y se la apreté,
frenética por que se despertara.
—¿Josh? ¿Josh? ¿Puedes escucharme?
Abrió la boca para responder. Abrió la boca grande, pero todo lo que
salía era ensordecedor, confuso, estático...
Sujetando con mi mano los oídos, me tropecé hacia atrás y lancé un
grito.
Respirando sin aliento, me levanté de la cama, mi corazón golpeando
contra el interior de mi caja torácica. El dolor explotó en mi pecho. Me froté
en el lugar entre mis pechos, preocupándome que el órgano pudiese
explotarme fuera del pecho.
Me froté y me froté hasta que la piel estuvo roja e irritada. Pero al
menos pude respirar un poco. Ya no tenía que aspirar bocanadas enormes
de aire para obtener el oxígeno que tanto necesitaba.
Recostada sobre la almohada, contuve las lágrimas y el sudor que me
goteaba en los ojos. Pasando las manos por mi torso, me di cuenta de que mi
camiseta se encontraba empapada, al igual que las sabanas que me
cubrían. No sabía cuánto tiempo había estado dormida, no me había
parecido tanto, pero debió haber sido largo, suficientemente largo para
sudar a través de mi ropa y cubiertas.
Miré a la ventana de la bahía, grande, con cortinas y vi que todavía
estaba oscuro por completo. No podría haber estado dormida por más de un
par de horas. Todavía seguía cansada, pero no creí que pudiera volver a
dormir. No ahora. No con los restos de mi sueño todavía persistentes en lo
profundo de mi mente, y el siseo de estática persistente en mis oídos.
Rodando en la cama, me levanté y arrastrando los pies me dirigí hacia
la puerta. Me asomaría y vería lo que Zayn hacía. A lo mejor aún seguía
despierto y podríamos jugar un poco más los juegos de video, porque
necesitaba algo para quitar de mi mente las cosas. Me volvería loca si tuviera
que sentarme en la sala, en la oscuridad, con mis pensamientos. Ni siquiera
tenía mi DS. Me había olvidado de empacarlo.
Sujetando el pomo de la puerta, poco a poco lo giré y abrí. Me asomé
a la sala y ahí fue cuando todo el calor en mi cuerpo se disipó, se filtró desde
la parte inferior de mis pies, y me dejó helada y temblando
incontrolablemente.
funky
Re: Static (Zayn Malik ,Harry Styles y tu, SEMI HOT) (ADAPTADA) ( TERMINADA)
18
Bueno, bueno, Zayn, creo que has estado ocultándola de mí.
No sabía que guardabas algo para ti.
La voz de Harry golpeó mis sentidos. La sensación hizo nudos
en mi estómago y entonces emergió como un maremoto.
Fue entonces cuando me incliné y vomité sobre la alfombra.
Harry se echó a reír. —Creo que dejaste que bebiera demasiado
alcohol.
Zayn se apresuró a mi lado, y me condujo hacia una silla donde pude
sentarme con mi cabeza entre mis piernas. Tomé una ávida bocanada de
aire tras otra, tratando de calmar mi estómago revuelto, pero resultó difícil
sentarse cerca del hombre que arruinó mi vida.
Mantuve mi cabeza abajo sin querer mirarlo de nuevo, pero una
atracción magnética me instó a levantar la cabeza, para embeber en su
magnificencia. Antes de que pudiera pensar, Zayn presionó la cima de mi
cabeza para mantenerla abajo y colocó un paño húmedo y frío en mi cuello.
El alivio fue inmediato, por lo que suspiré.
Colocó un vaso de burbujeante agua entre mis manos temblorosas.
—¿Qué es esto? —pregunté.
—Alka Seltzer.
Bebí un sorbo y me encogí ante el sabor. Burbujas de sabor a limón
efervescieron en mi lengua. De hecho, casi me hizo atragantarme de nuevo.
—¿De dónde recogiste a esta? No la recuerdo en el club.
Mi cabeza se elevó con un chasquido. —¿Qué dijiste? —Levantó una
ceja y me sonrió. Parecía divertido. No podía creer que el hijo de puta no se
acordara de quién era yo. Intentó matarme hace un par de semanas.
—Oh, tiene un poco de fuego. Quizás cuando termines con ella, puedo
tenerla por un rato.
La furia me impulsó a ponerme de pie y se me cayó el vaso de Alka
Seltzer en el suelo. Zayn estuvo a mi lado en un instante, agarrando mi brazo
y manteniéndome en mi lugar. —Naa, no la quieres. No es tan emocionante
como se ve.
—Imbécil.
Luché contra el agarre que tenía sobre mí, pero me mantuvo firme. Lo
fulminé con la mirada, pero él no se molestó en encontrarse con mi mirada.
Veía a Harry.
—Se ve emocionante para mí. —Esa sonrisa de nuevo, la sexy y lenta
curvatura de labios. Sólo que esta vez no envió temblores por mis muslos. En
su lugar, me dieron ganas de cruzar la habitación y hundir mis pulgares en sus
ojos.
Zayn me apretó ligeramente el brazo, llamando mi atención. —Ve a la
habitación. Estaré allí en un minuto.
No le hice caso y continué mirando fijamente a Harry, con la espalda
en el borde, rechinando los dientes. Me sacudió de nuevo, apretando mi
brazo otra vez. Trasladé mi mirada hacia él. Me miraba con ojos oscuros e
intensos. Finalmente, entendí su intención. Me quería fuera de la habitación.
Lejos de Harry.
Asentí con la cabeza y salí de su agarre, para volver a entrar en el
dormitorio.
Harry se movió en el sofá; bajando el frío pedazo de pizza que había
estado comiendo, y frunció el ceño.
—Oye, muchacha, espera un minuto. ¿Te conozco? Me pareces un
poco familiar.
Abrí la boca para decirle que sí, que me conocía, que era el hijo de
puta que me robó la vida.
Pero Zayn respondió por mí, con un no tan suave como el empujón
hacia el dormitorio. —No la conoces, Harry. No es más que otra groupie.
Todas tienen el mismo aspecto. —Me empujó de nuevo—. Te dije que fueras
a la habitación y me esperes. Así que hazlo.
Harry se rió de nuevo. —Vaya, hombre, no me había dado cuenta
cuán dominante eras. No me extraña que Devon te convirtiera. A ella le
gusta eso en los hombres que toma.
Un escalofrío helado corrió por mi espalda mientras miraba de Zayn a
Harry y viceversa. Devon lo hizo de Zayn a Harry y viceversa. ¿Devon
convirtió a Zayn en esto? Me sorprendió, pero supongo que no debería, ya
que Devon era la única chica en la banda. No me imaginé a Zayn como un
hombre que se movía en ambos sentidos. Zayn me hizo un gesto para seguir
adelante, rogando que me fuera con los ojos. Le hice caso y seguí
caminando hacia el dormitorio. Pero antes de que pudiera cruzar el umbral,
oí algo que me heló la sangre.
—Sin embargo, qué lástima lo de tu hermana, hombre. Creo que
hubiera sido muy parecida a ti, fuerte y agresiva, capaz de vivir esta vida. De
hecho, apuesto a que lo hubiera disfrutado.
Desde el rabillo del ojo pude ver a Zayn inmutarse. Sus manos se
curvaron en duros puños apretados. Harry, o bien no se dio cuenta o no le
importaba.
—Me gustaba. Era una chica genial —dijo Harry y entonces se puso de
pie, sacudiéndose las migas de masa para pizzas de sus jeans negros. Tomó la
botella de cerveza puesta frente a él en la mesa de café y tomó un sorbo—.
Bueno, gracias por la pizza y la cerveza. Voy a dejar que vuelvas a lo tuyo. —
Le guiñó un ojo.
Me paré en la puerta del dormitorio y observé, paralizada, como Harry
salió de la habitación de hotel. Luego mi mirada se desplazó a Zayn. Aún
tenía que moverse. Todavía estaba en el centro de la habitación con sus
manos en puños a los costados. Sus nudillos se volvieron blancos.
Me dolía el corazón verlo así.
—Harry sabía…
—No lo hagas. —Al igual que un frente frío, se movió por la habitación,
arrastrando un viento helado a su paso. Caminaba de un lado a otro,
abriendo y cerrando las manos repetidas veces.
Quería ir con él, calmarlo de alguna manera, pero sabía que iba a
molestarse conmigo. —¿Es por eso que quieres matarlos con tantas ganas?
Se detuvo en seco y me miró. Me estremecí por la mirada amenazante
que me dio. Como si pudiera arrancarme la garganta sin romper a sudar.
—No quiero hablar de eso.
—Maldita sea, Zayn. Tienes que decirme. Quieres mi ayuda, ¿Verdad?
Bueno, tengo que saber qué diablos pasó en realidad. Dejé toda mi vida
atrás por ti.
Él frunció el ceño. —¿Qué?
Me di cuenta de mi error, y sacudí la cabeza, tartamudeando para
evitar avergonzarme más de lo que ya estaba. —Quiero decir, no por ti, pero,
ya sabes, por tu culpa. Porque dijiste que debería irme —terminé en un apuro.
En vez de responder, se fue hacia el sofá y se sentó. Bajó la cabeza y se
pasó las manos hacia atrás y adelante a través de su cabello. Parecía un
animal enjaulado desesperado por ser libre.
Zayn tenía un tipo de enloquecida mirada salvaje en los ojos. Aquella
que decía que la cordura se había tomado una licencia permanente de
ausencia.
Cautelosa, pero decidida a obtener algunas respuestas, me moví de
nuevo a la sala y me senté en la silla que había ocupado previamente.
Cohibida, bajé la camiseta de modo que cubriera mis rodillas.
Su cabeza se alzó a mirarme. Sostuve su mirada, quería que él supiera
que no iba a dar marcha atrás, sino más bien que me importaba su dolor.
Odiaba ver ese tipo de emoción en estado puro en cualquier persona.
Aplastó mi alma el solo saber de su existencia.
—Necesito saber, Zayn. Estoy cansada de maniobrar en la oscuridad.
Lo he estado haciendo por más de una semana, y no creo que pueda
soportarlo más.
Suspirando, se pasó la mano una vez más a través de su cabello y
luego se recostó en los cojines del sofá.
Su pierna se balanceaba de arriba hacia abajo mientras bajaba la
mirada a las manos en su regazo.
—Reagan era mi hermana gemela.
Podía sentir las lágrimas ardiendo en la parte de atrás de mis ojos y
garganta mientras él hablaba. Podía oír el dolor ondulando a través de su
voz. Un dolor que esperaba nunca experimentar.
—Era genial como hermana. Tuvo un montón de cosas de hombres.
Pasábamos de vez en cuando el rato, compartíamos el mismo estilo, el gusto
por la música, incluso los amigos. —Hizo una pausa, se lamió los labios, y
luego continuó—. Hace dos años, fuimos juntos a un concierto de una banda
de la que habíamos escuchado un poco. Un amigo nuestro era fan a ellos. Se
llamaban Razorwire para ese entonces.
—Espera un minuto. Recuerdo los Razorwire. —Parpadeé de vuelta la
impresión que estaba sintiendo—. ¿No murieron en un accidente aéreo,
como hace casi dos años?
Zayn negó con la cabeza. —Así es como han sobrevivido durante
tanto tiempo sin llamar mucho la atención. Fingir su muerte, cambiar las
identidades.
—Pero los chicos de Malicia ni siquiera se parecen a los miembros de
Razorwire. Y si mal no recuerdo tenían una cantante femenina principal no un
hombre.
—Son como camaleones. Pueden cambiar su forma para adaptarse a
cualquier situación.
Me estremecí. Eso me ponía los pelos de punta, a lo grande. Me
preguntaba si podrían cambiar de géneros. Eso sería algo simplemente
extraño y no algo que quisiera revivir realmente en este momento.
—Está bien, ¿Qué pasó?
—Nos dieron pases de backstage y fuimos a la fiesta con la banda.
¿Por qué no, verdad? Quiero decir, las fiestas de las bandas de rock son
legendarias. Quería experimentar eso. Reagan no quería ir. Pero la convencí
de que sería increíble, ya sabes. Bebimos, nos drogamos y festejamos duro,
justo como se suponía que debíamos, pero lo que obtuve, lo que ambos
recibimos, fue algo salido de una pesadilla.
Asentí, sabiendo perfectamente de lo que hablaba. Era una pesadilla
que nunca terminaría.
—Devon estaba buenísima, ya sabes. Por supuesto, para ese entonces
se hacía llamar Violet y se veía muy diferente con respecto ahora. Tenía un
muy grande…
Levanté mi mano. —Sí, lo entiendo.
—La quería a lo grande. Y la tuve. Pero no de la manera en que
esperaba. Me desperté al día siguiente, con resaca, dolor de garganta como
el infierno, y de esta manera. —Tendió los brazos a los lados.
—¿Qué pasó con tu hermana?
—Ella conectó con Harry. Era Perry, el baterista entonces, pero aún
tenía ese atractivo que posee ahora. Hace que sea difícil de resistir.
—Lo sé.
—Correcto. —Asintió, luego se frotó la boca con el dorso de la mano—.
Recuerdo despertarme al día siguiente, a solas en la habitación del hotel al
que habíamos ido. Inmediatamente agarré mi teléfono celular y llamé a
Reagan. Pero ella no respondió. Salí de la habitación, caminé por el pasillo y
me encontré con otra habitación, la puerta abierta. Miré dentro y vi a Harry,
Devon y al resto de ellos de pie sobre la cama, discutiendo acerca de algo
Curioso, entré.
Mi corazón dio un salto en mi garganta. Imágenes de mi experiencia
destellaron en mi mente. Me acordé de esos rostros mirándome mientras yo
había estado desnuda en la cama, desangrada. Pero lo que no se habían
dado cuenta era que yo vivía.
Obviamente, Reagan no había sido tan afortunada.
—Cuando la vi en la cama con los ojos cerrados, no supe qué hacer.
Recuerdo apresurarme a la cama para ver cómo estaba, pero Devon me
agarró del brazo duro. A veces todavía puedo sentir la presión de su mano
alrededor de mi bíceps. Es mucho más fuerte de lo que parece.
Me miró, y luego de vuelta a sus manos inquietas en su regazo. Quería ir
con él, pero no estoy segura de si agradecería el gesto o me detestaría por
ello. Era imposible de descifrar. Y yo no quería cometer un error con él, no
ahora cuando su dolor era tan abierto y en carne viva, sangrando por toda
la habitación.
Su dolor era tan palpable; podía sentirlo rozar la superficie de mi piel. La
piel de gallina se alzó en todas partes de mi cuerpo.
—Sabía que había muerto. Podía sentirlo todo el camino hasta mis
huesos. —Se estremeció—. Recuerdo claramente haber atacado a Harry.
Pero él era tan fuerte que no tardó mucho para dejarme inconsciente. Me
desperté horas más tarde en mi propia cama en casa, desorientado,
confundido. Me levanté y fui en busca de Reagan, pensando que tal vez
había soñado todo. Pero ella no estaba allí.
—Horas más tarde, los policías se presentaron. Supongo que mi mamá
puso una denuncia de persona desaparecida por ella, lo cual me sorprendió,
porque no pensé que a ella le importara una mierda cualquiera de nosotros.
De todos modos, le dije a los policías lo que había sucedido y fueron a hablar
con la banda. Estuve seguro de que encontrarían su cuerpo y arrestarían a
Harry. Sin embargo, regresaron por la noche con otros planes. —Se levantó a
continuación desde el sofá sorprendiéndome—. Tengo sed. ¿Quieres un
trago? Necesito un trago. —Se metió en la cocina y abrió el refrigerador
compacto.
—Voy a tomar una cerveza, ¿Quieres una?
—Sí, claro. —No era una gran bebedora de cerveza, pero necesitaba
algo, cualquier cosa para calmar mis nervios.
La historia de Zayn me tenía en vilo. No me podía imaginar por lo que
había pasado.
Volvió con dos cervezas. Destapó ambas, me dio una a mí, y luego
volvió a sentarse en el sofá. Lo observé mientras tomaba un largo trago,
drenando cerca de la mitad de la botella. Tomé un pequeño sorbo y puse la
cerveza sobre la mesa, recostándome para el resto de su historia. A pesar de
que me rompía el corazón en pedazos, necesitaba escuchar el resto. Y
pensé, en el fondo, que él realmente necesitaba contarla, sobre todo a
alguien que no pensara que estuviera loco.
—¿Los policías no encontraron el cuerpo? —pregunté.
Él negó con la cabeza. —No encontraron nada. Ni siquiera la banda. Ni
siquiera había un registro de que hubieran tocado en el club en el que
habíamos estado.
—¿En serio? ¿Cómo puede ser eso?
Se encogió de hombros. —No lo sé, pero eso es lo que pasó. Después
me llevaron y me interrogaron durante horas.
—Oh, Dios mío Zayn , pensaron que tú...
—Así es. Pensaron que yo la maté y oculté su cuerpo en alguna parte.
No podía soportarlo más. Tenía que ir a su lado.
La angustia en su rostro y la voz me rompió en dos.
Sin decir una palabra, me trasladé hasta al sofá y me senté a su lado.
No tan cerca como para que estuviéramos tocando, pero lo suficientemente
cerca para, si quería, poder llegar a por él. Me miró brevemente a medida
que me instalaba a su lado, pero no hizo ningún esfuerzo por alejarse.
—¿Te arrestaron?
Negó con la cabeza y tomó otro trago de la cerveza. —No tuvieron la
oportunidad. Al minuto que fui liberado del interrogatorio, empaqué mis
cosas y me fui.
—¿A dónde fuiste?
—He viajado un poco de arriba a abajo por la costa oeste,
mendingando y haciendo trabajos ocasionales por dinero. Llegué a San
Francisco, Los Ángeles, pero no fue hasta que llegué a San Diego, que me di
cuenta de algo realmente malo. Los cambios no me pasaron a mí tan rápido
como a ti. No fue sino hasta después de unas buenas dos semanas que supe
que algo andaba mal conmigo. No hasta que conocí a Mary Jane y la puse
en estado de coma.
Apuró el resto de su bebida, se levantó y se fue a la cocina para
conseguir otra. Después de quitar la tapa, volvió a la sala. —Después de lo
sucedido, busqué a Razorwire para averiguar qué diablos andaba mal
conmigo. Me encontré con ellos en Salt Lake City de todos los lugares. Me
emborraché y los ataqué en el club en el que tocaban. —Hizo una pausa
tomando otro trago y bajó la mirada a sus pies, como si estuviera
imaginándose todo otra vez—. Podrían haberme matado allí mismo, son
mucho más fuertes y más rápidos, pero en cambio me ofrecieron un trabajo.
Para ser uno de sus ayudantes. Así que pensé en ese dicho que dice:
“Mantén a tus amigos cerca, y a tus enemigos más cerca” para encontrar
una manera de matarlos.
Llegué hasta él, reposando mi mano sobre su hombro. Apreté,
haciéndole saber que estaba allí. —Lo siento mucho, Zayn. Debió haber sido
terrible para ti pasar por todo eso.
Se encogió de hombros apartando mi mano y me miró. —No necesito
tu simpatía.
Retirándola, me encontré con sus ojos, mi boca abierta.
—Eres un idiota, ¿Sabes eso? No trataba de darte simpatía, sino, no sé,
ser una amiga.
—No necesito que seas mi amiga.
—¿Qué necesitas de mí, entonces?
—Tú ayuda para encontrar una manera de matarlos.
Negué con la cabeza, y levanté mis manos en señal de frustración. Lo
que realmente quería hacer era estrangularlo. Era tan desesperante. —¿Por
qué yo? ¿Por qué no alguien más? Estoy segura de que hay otras personas
mejores calificadas para ayudarte a asesinar a cuatro personas, bueno, no
personas, supongo, pero cosas.
—Porque eres la primera chica que he conocido que alguna vez haya
sobrevivido la transición.
Bueno, bueno, Zayn, creo que has estado ocultándola de mí.
No sabía que guardabas algo para ti.
La voz de Harry golpeó mis sentidos. La sensación hizo nudos
en mi estómago y entonces emergió como un maremoto.
Fue entonces cuando me incliné y vomité sobre la alfombra.
Harry se echó a reír. —Creo que dejaste que bebiera demasiado
alcohol.
Zayn se apresuró a mi lado, y me condujo hacia una silla donde pude
sentarme con mi cabeza entre mis piernas. Tomé una ávida bocanada de
aire tras otra, tratando de calmar mi estómago revuelto, pero resultó difícil
sentarse cerca del hombre que arruinó mi vida.
Mantuve mi cabeza abajo sin querer mirarlo de nuevo, pero una
atracción magnética me instó a levantar la cabeza, para embeber en su
magnificencia. Antes de que pudiera pensar, Zayn presionó la cima de mi
cabeza para mantenerla abajo y colocó un paño húmedo y frío en mi cuello.
El alivio fue inmediato, por lo que suspiré.
Colocó un vaso de burbujeante agua entre mis manos temblorosas.
—¿Qué es esto? —pregunté.
—Alka Seltzer.
Bebí un sorbo y me encogí ante el sabor. Burbujas de sabor a limón
efervescieron en mi lengua. De hecho, casi me hizo atragantarme de nuevo.
—¿De dónde recogiste a esta? No la recuerdo en el club.
Mi cabeza se elevó con un chasquido. —¿Qué dijiste? —Levantó una
ceja y me sonrió. Parecía divertido. No podía creer que el hijo de puta no se
acordara de quién era yo. Intentó matarme hace un par de semanas.
—Oh, tiene un poco de fuego. Quizás cuando termines con ella, puedo
tenerla por un rato.
La furia me impulsó a ponerme de pie y se me cayó el vaso de Alka
Seltzer en el suelo. Zayn estuvo a mi lado en un instante, agarrando mi brazo
y manteniéndome en mi lugar. —Naa, no la quieres. No es tan emocionante
como se ve.
—Imbécil.
Luché contra el agarre que tenía sobre mí, pero me mantuvo firme. Lo
fulminé con la mirada, pero él no se molestó en encontrarse con mi mirada.
Veía a Harry.
—Se ve emocionante para mí. —Esa sonrisa de nuevo, la sexy y lenta
curvatura de labios. Sólo que esta vez no envió temblores por mis muslos. En
su lugar, me dieron ganas de cruzar la habitación y hundir mis pulgares en sus
ojos.
Zayn me apretó ligeramente el brazo, llamando mi atención. —Ve a la
habitación. Estaré allí en un minuto.
No le hice caso y continué mirando fijamente a Harry, con la espalda
en el borde, rechinando los dientes. Me sacudió de nuevo, apretando mi
brazo otra vez. Trasladé mi mirada hacia él. Me miraba con ojos oscuros e
intensos. Finalmente, entendí su intención. Me quería fuera de la habitación.
Lejos de Harry.
Asentí con la cabeza y salí de su agarre, para volver a entrar en el
dormitorio.
Harry se movió en el sofá; bajando el frío pedazo de pizza que había
estado comiendo, y frunció el ceño.
—Oye, muchacha, espera un minuto. ¿Te conozco? Me pareces un
poco familiar.
Abrí la boca para decirle que sí, que me conocía, que era el hijo de
puta que me robó la vida.
Pero Zayn respondió por mí, con un no tan suave como el empujón
hacia el dormitorio. —No la conoces, Harry. No es más que otra groupie.
Todas tienen el mismo aspecto. —Me empujó de nuevo—. Te dije que fueras
a la habitación y me esperes. Así que hazlo.
Harry se rió de nuevo. —Vaya, hombre, no me había dado cuenta
cuán dominante eras. No me extraña que Devon te convirtiera. A ella le
gusta eso en los hombres que toma.
Un escalofrío helado corrió por mi espalda mientras miraba de Zayn a
Harry y viceversa. Devon lo hizo de Zayn a Harry y viceversa. ¿Devon
convirtió a Zayn en esto? Me sorprendió, pero supongo que no debería, ya
que Devon era la única chica en la banda. No me imaginé a Zayn como un
hombre que se movía en ambos sentidos. Zayn me hizo un gesto para seguir
adelante, rogando que me fuera con los ojos. Le hice caso y seguí
caminando hacia el dormitorio. Pero antes de que pudiera cruzar el umbral,
oí algo que me heló la sangre.
—Sin embargo, qué lástima lo de tu hermana, hombre. Creo que
hubiera sido muy parecida a ti, fuerte y agresiva, capaz de vivir esta vida. De
hecho, apuesto a que lo hubiera disfrutado.
Desde el rabillo del ojo pude ver a Zayn inmutarse. Sus manos se
curvaron en duros puños apretados. Harry, o bien no se dio cuenta o no le
importaba.
—Me gustaba. Era una chica genial —dijo Harry y entonces se puso de
pie, sacudiéndose las migas de masa para pizzas de sus jeans negros. Tomó la
botella de cerveza puesta frente a él en la mesa de café y tomó un sorbo—.
Bueno, gracias por la pizza y la cerveza. Voy a dejar que vuelvas a lo tuyo. —
Le guiñó un ojo.
Me paré en la puerta del dormitorio y observé, paralizada, como Harry
salió de la habitación de hotel. Luego mi mirada se desplazó a Zayn. Aún
tenía que moverse. Todavía estaba en el centro de la habitación con sus
manos en puños a los costados. Sus nudillos se volvieron blancos.
Me dolía el corazón verlo así.
—Harry sabía…
—No lo hagas. —Al igual que un frente frío, se movió por la habitación,
arrastrando un viento helado a su paso. Caminaba de un lado a otro,
abriendo y cerrando las manos repetidas veces.
Quería ir con él, calmarlo de alguna manera, pero sabía que iba a
molestarse conmigo. —¿Es por eso que quieres matarlos con tantas ganas?
Se detuvo en seco y me miró. Me estremecí por la mirada amenazante
que me dio. Como si pudiera arrancarme la garganta sin romper a sudar.
—No quiero hablar de eso.
—Maldita sea, Zayn. Tienes que decirme. Quieres mi ayuda, ¿Verdad?
Bueno, tengo que saber qué diablos pasó en realidad. Dejé toda mi vida
atrás por ti.
Él frunció el ceño. —¿Qué?
Me di cuenta de mi error, y sacudí la cabeza, tartamudeando para
evitar avergonzarme más de lo que ya estaba. —Quiero decir, no por ti, pero,
ya sabes, por tu culpa. Porque dijiste que debería irme —terminé en un apuro.
En vez de responder, se fue hacia el sofá y se sentó. Bajó la cabeza y se
pasó las manos hacia atrás y adelante a través de su cabello. Parecía un
animal enjaulado desesperado por ser libre.
Zayn tenía un tipo de enloquecida mirada salvaje en los ojos. Aquella
que decía que la cordura se había tomado una licencia permanente de
ausencia.
Cautelosa, pero decidida a obtener algunas respuestas, me moví de
nuevo a la sala y me senté en la silla que había ocupado previamente.
Cohibida, bajé la camiseta de modo que cubriera mis rodillas.
Su cabeza se alzó a mirarme. Sostuve su mirada, quería que él supiera
que no iba a dar marcha atrás, sino más bien que me importaba su dolor.
Odiaba ver ese tipo de emoción en estado puro en cualquier persona.
Aplastó mi alma el solo saber de su existencia.
—Necesito saber, Zayn. Estoy cansada de maniobrar en la oscuridad.
Lo he estado haciendo por más de una semana, y no creo que pueda
soportarlo más.
Suspirando, se pasó la mano una vez más a través de su cabello y
luego se recostó en los cojines del sofá.
Su pierna se balanceaba de arriba hacia abajo mientras bajaba la
mirada a las manos en su regazo.
—Reagan era mi hermana gemela.
Podía sentir las lágrimas ardiendo en la parte de atrás de mis ojos y
garganta mientras él hablaba. Podía oír el dolor ondulando a través de su
voz. Un dolor que esperaba nunca experimentar.
—Era genial como hermana. Tuvo un montón de cosas de hombres.
Pasábamos de vez en cuando el rato, compartíamos el mismo estilo, el gusto
por la música, incluso los amigos. —Hizo una pausa, se lamió los labios, y
luego continuó—. Hace dos años, fuimos juntos a un concierto de una banda
de la que habíamos escuchado un poco. Un amigo nuestro era fan a ellos. Se
llamaban Razorwire para ese entonces.
—Espera un minuto. Recuerdo los Razorwire. —Parpadeé de vuelta la
impresión que estaba sintiendo—. ¿No murieron en un accidente aéreo,
como hace casi dos años?
Zayn negó con la cabeza. —Así es como han sobrevivido durante
tanto tiempo sin llamar mucho la atención. Fingir su muerte, cambiar las
identidades.
—Pero los chicos de Malicia ni siquiera se parecen a los miembros de
Razorwire. Y si mal no recuerdo tenían una cantante femenina principal no un
hombre.
—Son como camaleones. Pueden cambiar su forma para adaptarse a
cualquier situación.
Me estremecí. Eso me ponía los pelos de punta, a lo grande. Me
preguntaba si podrían cambiar de géneros. Eso sería algo simplemente
extraño y no algo que quisiera revivir realmente en este momento.
—Está bien, ¿Qué pasó?
—Nos dieron pases de backstage y fuimos a la fiesta con la banda.
¿Por qué no, verdad? Quiero decir, las fiestas de las bandas de rock son
legendarias. Quería experimentar eso. Reagan no quería ir. Pero la convencí
de que sería increíble, ya sabes. Bebimos, nos drogamos y festejamos duro,
justo como se suponía que debíamos, pero lo que obtuve, lo que ambos
recibimos, fue algo salido de una pesadilla.
Asentí, sabiendo perfectamente de lo que hablaba. Era una pesadilla
que nunca terminaría.
—Devon estaba buenísima, ya sabes. Por supuesto, para ese entonces
se hacía llamar Violet y se veía muy diferente con respecto ahora. Tenía un
muy grande…
Levanté mi mano. —Sí, lo entiendo.
—La quería a lo grande. Y la tuve. Pero no de la manera en que
esperaba. Me desperté al día siguiente, con resaca, dolor de garganta como
el infierno, y de esta manera. —Tendió los brazos a los lados.
—¿Qué pasó con tu hermana?
—Ella conectó con Harry. Era Perry, el baterista entonces, pero aún
tenía ese atractivo que posee ahora. Hace que sea difícil de resistir.
—Lo sé.
—Correcto. —Asintió, luego se frotó la boca con el dorso de la mano—.
Recuerdo despertarme al día siguiente, a solas en la habitación del hotel al
que habíamos ido. Inmediatamente agarré mi teléfono celular y llamé a
Reagan. Pero ella no respondió. Salí de la habitación, caminé por el pasillo y
me encontré con otra habitación, la puerta abierta. Miré dentro y vi a Harry,
Devon y al resto de ellos de pie sobre la cama, discutiendo acerca de algo
Curioso, entré.
Mi corazón dio un salto en mi garganta. Imágenes de mi experiencia
destellaron en mi mente. Me acordé de esos rostros mirándome mientras yo
había estado desnuda en la cama, desangrada. Pero lo que no se habían
dado cuenta era que yo vivía.
Obviamente, Reagan no había sido tan afortunada.
—Cuando la vi en la cama con los ojos cerrados, no supe qué hacer.
Recuerdo apresurarme a la cama para ver cómo estaba, pero Devon me
agarró del brazo duro. A veces todavía puedo sentir la presión de su mano
alrededor de mi bíceps. Es mucho más fuerte de lo que parece.
Me miró, y luego de vuelta a sus manos inquietas en su regazo. Quería ir
con él, pero no estoy segura de si agradecería el gesto o me detestaría por
ello. Era imposible de descifrar. Y yo no quería cometer un error con él, no
ahora cuando su dolor era tan abierto y en carne viva, sangrando por toda
la habitación.
Su dolor era tan palpable; podía sentirlo rozar la superficie de mi piel. La
piel de gallina se alzó en todas partes de mi cuerpo.
—Sabía que había muerto. Podía sentirlo todo el camino hasta mis
huesos. —Se estremeció—. Recuerdo claramente haber atacado a Harry.
Pero él era tan fuerte que no tardó mucho para dejarme inconsciente. Me
desperté horas más tarde en mi propia cama en casa, desorientado,
confundido. Me levanté y fui en busca de Reagan, pensando que tal vez
había soñado todo. Pero ella no estaba allí.
—Horas más tarde, los policías se presentaron. Supongo que mi mamá
puso una denuncia de persona desaparecida por ella, lo cual me sorprendió,
porque no pensé que a ella le importara una mierda cualquiera de nosotros.
De todos modos, le dije a los policías lo que había sucedido y fueron a hablar
con la banda. Estuve seguro de que encontrarían su cuerpo y arrestarían a
Harry. Sin embargo, regresaron por la noche con otros planes. —Se levantó a
continuación desde el sofá sorprendiéndome—. Tengo sed. ¿Quieres un
trago? Necesito un trago. —Se metió en la cocina y abrió el refrigerador
compacto.
—Voy a tomar una cerveza, ¿Quieres una?
—Sí, claro. —No era una gran bebedora de cerveza, pero necesitaba
algo, cualquier cosa para calmar mis nervios.
La historia de Zayn me tenía en vilo. No me podía imaginar por lo que
había pasado.
Volvió con dos cervezas. Destapó ambas, me dio una a mí, y luego
volvió a sentarse en el sofá. Lo observé mientras tomaba un largo trago,
drenando cerca de la mitad de la botella. Tomé un pequeño sorbo y puse la
cerveza sobre la mesa, recostándome para el resto de su historia. A pesar de
que me rompía el corazón en pedazos, necesitaba escuchar el resto. Y
pensé, en el fondo, que él realmente necesitaba contarla, sobre todo a
alguien que no pensara que estuviera loco.
—¿Los policías no encontraron el cuerpo? —pregunté.
Él negó con la cabeza. —No encontraron nada. Ni siquiera la banda. Ni
siquiera había un registro de que hubieran tocado en el club en el que
habíamos estado.
—¿En serio? ¿Cómo puede ser eso?
Se encogió de hombros. —No lo sé, pero eso es lo que pasó. Después
me llevaron y me interrogaron durante horas.
—Oh, Dios mío Zayn , pensaron que tú...
—Así es. Pensaron que yo la maté y oculté su cuerpo en alguna parte.
No podía soportarlo más. Tenía que ir a su lado.
La angustia en su rostro y la voz me rompió en dos.
Sin decir una palabra, me trasladé hasta al sofá y me senté a su lado.
No tan cerca como para que estuviéramos tocando, pero lo suficientemente
cerca para, si quería, poder llegar a por él. Me miró brevemente a medida
que me instalaba a su lado, pero no hizo ningún esfuerzo por alejarse.
—¿Te arrestaron?
Negó con la cabeza y tomó otro trago de la cerveza. —No tuvieron la
oportunidad. Al minuto que fui liberado del interrogatorio, empaqué mis
cosas y me fui.
—¿A dónde fuiste?
—He viajado un poco de arriba a abajo por la costa oeste,
mendingando y haciendo trabajos ocasionales por dinero. Llegué a San
Francisco, Los Ángeles, pero no fue hasta que llegué a San Diego, que me di
cuenta de algo realmente malo. Los cambios no me pasaron a mí tan rápido
como a ti. No fue sino hasta después de unas buenas dos semanas que supe
que algo andaba mal conmigo. No hasta que conocí a Mary Jane y la puse
en estado de coma.
Apuró el resto de su bebida, se levantó y se fue a la cocina para
conseguir otra. Después de quitar la tapa, volvió a la sala. —Después de lo
sucedido, busqué a Razorwire para averiguar qué diablos andaba mal
conmigo. Me encontré con ellos en Salt Lake City de todos los lugares. Me
emborraché y los ataqué en el club en el que tocaban. —Hizo una pausa
tomando otro trago y bajó la mirada a sus pies, como si estuviera
imaginándose todo otra vez—. Podrían haberme matado allí mismo, son
mucho más fuertes y más rápidos, pero en cambio me ofrecieron un trabajo.
Para ser uno de sus ayudantes. Así que pensé en ese dicho que dice:
“Mantén a tus amigos cerca, y a tus enemigos más cerca” para encontrar
una manera de matarlos.
Llegué hasta él, reposando mi mano sobre su hombro. Apreté,
haciéndole saber que estaba allí. —Lo siento mucho, Zayn. Debió haber sido
terrible para ti pasar por todo eso.
Se encogió de hombros apartando mi mano y me miró. —No necesito
tu simpatía.
Retirándola, me encontré con sus ojos, mi boca abierta.
—Eres un idiota, ¿Sabes eso? No trataba de darte simpatía, sino, no sé,
ser una amiga.
—No necesito que seas mi amiga.
—¿Qué necesitas de mí, entonces?
—Tú ayuda para encontrar una manera de matarlos.
Negué con la cabeza, y levanté mis manos en señal de frustración. Lo
que realmente quería hacer era estrangularlo. Era tan desesperante. —¿Por
qué yo? ¿Por qué no alguien más? Estoy segura de que hay otras personas
mejores calificadas para ayudarte a asesinar a cuatro personas, bueno, no
personas, supongo, pero cosas.
—Porque eres la primera chica que he conocido que alguna vez haya
sobrevivido la transición.
funky
Re: Static (Zayn Malik ,Harry Styles y tu, SEMI HOT) (ADAPTADA) ( TERMINADA)
19
Esa pequeña bomba me impulsó a mis pies. —¿Qué?
—Hasta donde sé, tú eres la primera chica que sobrevive. Todas
las demás en los últimos años han muerto, arrojadas a un lado
justo como pasó contigo. —Se encogió de hombros—. Hay
algunos otros sujetos transformados, que yo sepa, un par de los chicos de
seguridad, pero ninguna chica. Por lo general no les gusta dejar las sobras.
—Así que, eso es como, ¿La única razón por la que me acechabas?
¿Porque era un bicho raro, incluso más grande que tú? —Me paseé por la
habitación, la ira alimentando cada paso.
—Oye, no te acechaba.
Le fruncí el ceño. —Por favor. Te apareciste fuera de mi ventana del
dormitorio, en el baño, cuando lo estaba usando, lo cual es como asqueroso
para empezar, y luego…
—Entonces, te salvé de matar a un pobre sujeto que tuvo el mal
sentido de querer salir contigo. —Lo miré boquiabierta—. Y no he oído un
gracias, por eso. Ni uno solo.
—¿Gracias? —grité—. ¿Quieres que te de las gracias? ¿Por qué? Por
mostrarme la increíble monstruo que soy, o por hacerme dejar todo lo que he
conocido jamás. Haciéndome una fugitiva sin futuro alguno.
Temblaba de furia, pero en el fondo sentí que algo más sucedía
también. No fue hasta que los ojos de Zayn se abrieron de par en par y se
echó a reír que me di cuenta que no tenía los pies firmemente plantados en
el suelo.
Mi estómago dio un vuelco a medida que rebotaba en el aire como un
globo aerostático no cautivo.
—¡Bájame! —Me estiré hacia Zayn, pero todo lo que hice fue patalear
como un perro muy cómico a través del aire.
Se echó a reír otra vez. De hecho, en realidad no había dejado de reír.
—Oh, Dios mío. —Soltó una risita—. No hagas eso de nuevo. Se me va a
reventar el estómago.
—Deja de reír, y ayúdame. —Hice un nuevo intento de atraparlo. Pero
no funcionó. Sólo me balanceaba en el aire. Mi trasero tocaba el techo y
rebotaba hacia abajo de nuevo.
Lágrimas de frustración picaron mis ojos. No quería dejarlas caer.
Realmente no tenía necesidad de que Zayn me viera llorar de nuevo. Él,
evidentemente, ya pensaba que era una idiota.
Llorar por ello no iba a cambiar de opinión.
Se encontró con mi mirada y vi algo cambiar en esos ojos oscuros. Dejó
de reír. Estirándose, agarró mi mano y tiró de mí hacia abajo hasta que mis
pies fueron capaces de llegar a la alfombra. Envolvió sus brazos alrededor de
mí, para mantenerme allí.
—Vamos a tener que arreglarlo para que dejes de pegarte a los
techos. Se está convirtiendo en un hábito muy malo. —Lágrimas no
derramadas todavía escocían mis ojos, pero me las arreglé para mirarlo a la
cara. Pude ver la sinceridad allí.
Pero también podía ver una chispa de humor. Mis labios temblaron en
respuesta y luego me eché a reír. Me imaginaba cómo me veía subiendo y
bajando en el aire, como una boya en el agua. Me reí tanto, que las lágrimas
finalmente corrieron por mis mejillas.
Me reí, reí y reí hasta que estuve vacía. Entonces, fui completamente
consciente de que todavía estaba en brazos de Zayn. El calor de su cuerpo
me calentaba.
Esta era una verdadera hazaña, teniendo en cuenta que estaba allí de
pie en una camiseta que apenas cubría mi trasero y un par de bragas rojas
impactantes.
Por un segundo, enlazamos nuestras miradas, y pude sentir el tirón en su
respiración. ¿Iba a darme un beso?
Sorprendida por la idea, me empujé fuera de sus brazos. Pero terminé
flotando hacia el techo de nuevo. Esta vez, él agarró mis manos a tiempo.
Pero en lugar de empujarme hacia el suelo, se levantó en el aire conmigo.
Con asombro, observé cómo, sin esfuerzo, se fue de vertical a
horizontal, mientras que aún sostenía mis manos. Me sonrió mientras
flotábamos todo el camino hasta el techo, tocando los azulejos muy
suavemente, con el dorso de nuestros pies.
Mi estómago dio la vuelta cuando bajé la mirada. El pánico se
apoderó de mí y luché por mantenerme a flote. Zayn se apoderó de mis
manos, firmemente, llamando mi atención hacia él
—Mírame. No mires al suelo.
Tomando algunas respiraciones profundas, me concentré en su cara,
en lugar de la tentación de echar un vistazo hacia el suelo, varios metros más
abajo. Una vez que me sentí más estable, sonreí, haciéndole saber que
estaba mejor.
—¿Cómo lo controlas? —Me las arreglé para preguntar entre profundas
inhalaciones.
—No pienso en ello. Sólo lo hago.
—Bueno, eso no me ayuda. Soy una chica. Estoy pensando las
veinticuatro/siete.
—Cierto. Buen punto. —Ajustó su control sobre mis manos. ¿Mis manos
sudaban? ¿Le daba asco sostenerlas? No podía saberlo por la mirada
estoica en su rostro—. Está bien, tienes que aprender a controlar tus
emociones.
Arqueé una ceja. —Es más fácil decirlo que hacerlo. Quiero decir, todo
esto es un poco desastroso, ¿No crees?
—Es cierto, pero tienes que lidiar con ello, sabes. Ya está hecho. Esta es
tu vida. No hay nada que podamos hacer al respecto, a excepción de
utilizarlo para tu ventaja.
Pensé en eso. Tenía razón. Tenía que aguantarme y hacer frente a todo
si iba a sobrevivir a todo esto.
—Tienes razón. Dime lo que tengo que hacer.
—Toma una respiración profunda y luego déjala ir. Deja que todo
salga.
Hice lo que me indicó, pero cuando dejé salir mi aliento, me caí al
suelo. Como un peso plomo. Y también permanecí tendida como uno.
Tuve la decencia de pensar en volver mi rostro hacia un lado, de modo
que no aplastara mi nariz contra mi cerebro. Pero el resto de mi cuerpo no
tuvo tanta suerte. Mis rodillas aún se recuperaban de la última vez que me
arrastré a través del techo de escayola de mi dormitorio.
—Santo Cielos. Caíste como una piedra.
Podía oír el humor en su voz.
Gimiendo, empujé mis rodillas, haciendo una mueca por el dolor que
se disparó a través de mí. —Estoy feliz de entretenerte.
Metió sus manos debajo de mis brazos y me ayudó a ponerme de pie.
—No me he reído así en tanto en años.
Una vez arriba, miré hacia abajo e hice un balance de mis lesiones de
reciente adquisición. Mis rodillas estaban rojas y golpeadas de nuevo, al igual
que mis codos. Fue entonces, cuando observé los daños en mi forma, que
me di cuenta de que mi camiseta se había subido y Zayn miraba
directamente al bordadillo brillante en el borde de mis bragas.
Me salí de sus manos y di un paso atrás, tratando al mismo tiempo de
dar un tirón al borde de la camiseta. —Jesús, Zayn. Un tanto grosero, ¿No?
Dio media vuelta y metió las manos en el bolsillo de sus jeans. Pero
antes de que se diera la vuelta pude ver el rubor en sus mejillas. —No es que
no lo haya visto antes. —Caminó de nuevo al sofá, se sentó, y tomó el
dispositivo de juego para jugar con él.
Jadeé. —Bueno, no has visto las mías. Y nunca lo harás.
—No te hagas ilusiones, cariño. No estoy así de interesado.
—Bien. —Me fui pisoteando al dormitorio y cerré la puerta detrás de mí.
Me senté en la cama con una rabieta. No podía creer lo increíblemente
grosero que era Zayn. No tenía modales de ningún tipo.
Y, como el infierno no estaba interesado. Había visto la forma en que
me miraba. Me hizo ruborizar de sólo pensarlo.
Esnifando de nuevo, me senté en la cama y crucé las piernas. Podría
controlar esta cosa flotante sin él. No necesito que sostenga mi mano.
Cerrando los ojos, tomé una respiración profunda y luego la dejé
escapar. Lo hice varias veces tratando de calmar mi mente y
concentrándome en la tarea a mano. Zayn tenía su forma de hacerlo;
desarrollaría mi propia forma, por mi cuenta.
Tomé otra respiración, y cuando la solté un hormigueo se irradió hacia
arriba y abajo en mis piernas. Era la misma sensación que cuando mis pies se
quedaban dormidos: los mismos alfileres y agujas. Algo sucedía. Arriesgué
una mirada y abrí un ojo. Flotaba, con las piernas cruzadas, cerca de unos
cinco centímetros por encima del colchón. Sonreí en señal de triunfo. ¡Toma
eso Sr. Macho!
Ahora bien, si tan sólo pudiera llegar más alto, y dar la vuelta sobre mi
vientre...
Dos minutos más tarde, pateaba como un perro en el aire otra vez,
luchando como loca para encontrar algún tipo de estabilidad.
Balanceándome arriba y abajo, como un señuelo de pesca en el agua.
Excepto que no trataba de atrapar cualquier cosa, salvo tal vez un poco de
dignidad. Me imaginaba lo tonta que me veía trepando por algún tipo de
retención en el aire. Sin embargo, no había nada para sostener. Ninguna
lámpara de techo, ninguna estantería en la esquina, ninguna cortina en la
ventana. Nada.
Una vez más, me encontraba atrapada como una lapa al techo sin
ninguna manera de bajar.
Bueno, hay una manera, pero realmente no quería considerarla. Me
había avergonzado lo suficiente por una noche. Apretando los dientes, cerré
los ojos y traté de calmar mi mente, traté de visualizar mi intención: la cual
era bajar del estúpido techo y regresar a la cama. Incluso me imaginaba
cayendo. Realmente no quiero caer como una roca sobre el colchón, no
estoy segura de si mi cuerpo aguantaría más sacudidas, pero, si todo lo
demás fallaba, prefiero ser golpeada y magullado a humillada más allá de
toda razón. Pero mis visualizaciones no funcionaron. Nada parecía hacerlo.
Traté de empujar con los pies y manos, pero terminé por pasar el rato
en el aire y luego flotando hacia arriba. Qué condenen a Isaac Newton. En
mi nueva realidad, lo que subía no necesariamente volvía a bajar.
Hice todo lo que pude pensar, empujar, deslizar, maldecir, gruñir, pero
no podía bajar. Eso dejó una sola cosa por hacer.
Tomando un ávido trago de aire, hice una última cosa...
Grité. —¡Zayn!
No tuve que esperar mucho tiempo antes de que la puerta se abriera y
se precipitara a través de ella. Tomó una larga mirada de mí, pegada al
techo como el estuco, y luego negó con la cabeza.
—Mañana va a ser un largo día.
Esa pequeña bomba me impulsó a mis pies. —¿Qué?
—Hasta donde sé, tú eres la primera chica que sobrevive. Todas
las demás en los últimos años han muerto, arrojadas a un lado
justo como pasó contigo. —Se encogió de hombros—. Hay
algunos otros sujetos transformados, que yo sepa, un par de los chicos de
seguridad, pero ninguna chica. Por lo general no les gusta dejar las sobras.
—Así que, eso es como, ¿La única razón por la que me acechabas?
¿Porque era un bicho raro, incluso más grande que tú? —Me paseé por la
habitación, la ira alimentando cada paso.
—Oye, no te acechaba.
Le fruncí el ceño. —Por favor. Te apareciste fuera de mi ventana del
dormitorio, en el baño, cuando lo estaba usando, lo cual es como asqueroso
para empezar, y luego…
—Entonces, te salvé de matar a un pobre sujeto que tuvo el mal
sentido de querer salir contigo. —Lo miré boquiabierta—. Y no he oído un
gracias, por eso. Ni uno solo.
—¿Gracias? —grité—. ¿Quieres que te de las gracias? ¿Por qué? Por
mostrarme la increíble monstruo que soy, o por hacerme dejar todo lo que he
conocido jamás. Haciéndome una fugitiva sin futuro alguno.
Temblaba de furia, pero en el fondo sentí que algo más sucedía
también. No fue hasta que los ojos de Zayn se abrieron de par en par y se
echó a reír que me di cuenta que no tenía los pies firmemente plantados en
el suelo.
Mi estómago dio un vuelco a medida que rebotaba en el aire como un
globo aerostático no cautivo.
—¡Bájame! —Me estiré hacia Zayn, pero todo lo que hice fue patalear
como un perro muy cómico a través del aire.
Se echó a reír otra vez. De hecho, en realidad no había dejado de reír.
—Oh, Dios mío. —Soltó una risita—. No hagas eso de nuevo. Se me va a
reventar el estómago.
—Deja de reír, y ayúdame. —Hice un nuevo intento de atraparlo. Pero
no funcionó. Sólo me balanceaba en el aire. Mi trasero tocaba el techo y
rebotaba hacia abajo de nuevo.
Lágrimas de frustración picaron mis ojos. No quería dejarlas caer.
Realmente no tenía necesidad de que Zayn me viera llorar de nuevo. Él,
evidentemente, ya pensaba que era una idiota.
Llorar por ello no iba a cambiar de opinión.
Se encontró con mi mirada y vi algo cambiar en esos ojos oscuros. Dejó
de reír. Estirándose, agarró mi mano y tiró de mí hacia abajo hasta que mis
pies fueron capaces de llegar a la alfombra. Envolvió sus brazos alrededor de
mí, para mantenerme allí.
—Vamos a tener que arreglarlo para que dejes de pegarte a los
techos. Se está convirtiendo en un hábito muy malo. —Lágrimas no
derramadas todavía escocían mis ojos, pero me las arreglé para mirarlo a la
cara. Pude ver la sinceridad allí.
Pero también podía ver una chispa de humor. Mis labios temblaron en
respuesta y luego me eché a reír. Me imaginaba cómo me veía subiendo y
bajando en el aire, como una boya en el agua. Me reí tanto, que las lágrimas
finalmente corrieron por mis mejillas.
Me reí, reí y reí hasta que estuve vacía. Entonces, fui completamente
consciente de que todavía estaba en brazos de Zayn. El calor de su cuerpo
me calentaba.
Esta era una verdadera hazaña, teniendo en cuenta que estaba allí de
pie en una camiseta que apenas cubría mi trasero y un par de bragas rojas
impactantes.
Por un segundo, enlazamos nuestras miradas, y pude sentir el tirón en su
respiración. ¿Iba a darme un beso?
Sorprendida por la idea, me empujé fuera de sus brazos. Pero terminé
flotando hacia el techo de nuevo. Esta vez, él agarró mis manos a tiempo.
Pero en lugar de empujarme hacia el suelo, se levantó en el aire conmigo.
Con asombro, observé cómo, sin esfuerzo, se fue de vertical a
horizontal, mientras que aún sostenía mis manos. Me sonrió mientras
flotábamos todo el camino hasta el techo, tocando los azulejos muy
suavemente, con el dorso de nuestros pies.
Mi estómago dio la vuelta cuando bajé la mirada. El pánico se
apoderó de mí y luché por mantenerme a flote. Zayn se apoderó de mis
manos, firmemente, llamando mi atención hacia él
—Mírame. No mires al suelo.
Tomando algunas respiraciones profundas, me concentré en su cara,
en lugar de la tentación de echar un vistazo hacia el suelo, varios metros más
abajo. Una vez que me sentí más estable, sonreí, haciéndole saber que
estaba mejor.
—¿Cómo lo controlas? —Me las arreglé para preguntar entre profundas
inhalaciones.
—No pienso en ello. Sólo lo hago.
—Bueno, eso no me ayuda. Soy una chica. Estoy pensando las
veinticuatro/siete.
—Cierto. Buen punto. —Ajustó su control sobre mis manos. ¿Mis manos
sudaban? ¿Le daba asco sostenerlas? No podía saberlo por la mirada
estoica en su rostro—. Está bien, tienes que aprender a controlar tus
emociones.
Arqueé una ceja. —Es más fácil decirlo que hacerlo. Quiero decir, todo
esto es un poco desastroso, ¿No crees?
—Es cierto, pero tienes que lidiar con ello, sabes. Ya está hecho. Esta es
tu vida. No hay nada que podamos hacer al respecto, a excepción de
utilizarlo para tu ventaja.
Pensé en eso. Tenía razón. Tenía que aguantarme y hacer frente a todo
si iba a sobrevivir a todo esto.
—Tienes razón. Dime lo que tengo que hacer.
—Toma una respiración profunda y luego déjala ir. Deja que todo
salga.
Hice lo que me indicó, pero cuando dejé salir mi aliento, me caí al
suelo. Como un peso plomo. Y también permanecí tendida como uno.
Tuve la decencia de pensar en volver mi rostro hacia un lado, de modo
que no aplastara mi nariz contra mi cerebro. Pero el resto de mi cuerpo no
tuvo tanta suerte. Mis rodillas aún se recuperaban de la última vez que me
arrastré a través del techo de escayola de mi dormitorio.
—Santo Cielos. Caíste como una piedra.
Podía oír el humor en su voz.
Gimiendo, empujé mis rodillas, haciendo una mueca por el dolor que
se disparó a través de mí. —Estoy feliz de entretenerte.
Metió sus manos debajo de mis brazos y me ayudó a ponerme de pie.
—No me he reído así en tanto en años.
Una vez arriba, miré hacia abajo e hice un balance de mis lesiones de
reciente adquisición. Mis rodillas estaban rojas y golpeadas de nuevo, al igual
que mis codos. Fue entonces, cuando observé los daños en mi forma, que
me di cuenta de que mi camiseta se había subido y Zayn miraba
directamente al bordadillo brillante en el borde de mis bragas.
Me salí de sus manos y di un paso atrás, tratando al mismo tiempo de
dar un tirón al borde de la camiseta. —Jesús, Zayn. Un tanto grosero, ¿No?
Dio media vuelta y metió las manos en el bolsillo de sus jeans. Pero
antes de que se diera la vuelta pude ver el rubor en sus mejillas. —No es que
no lo haya visto antes. —Caminó de nuevo al sofá, se sentó, y tomó el
dispositivo de juego para jugar con él.
Jadeé. —Bueno, no has visto las mías. Y nunca lo harás.
—No te hagas ilusiones, cariño. No estoy así de interesado.
—Bien. —Me fui pisoteando al dormitorio y cerré la puerta detrás de mí.
Me senté en la cama con una rabieta. No podía creer lo increíblemente
grosero que era Zayn. No tenía modales de ningún tipo.
Y, como el infierno no estaba interesado. Había visto la forma en que
me miraba. Me hizo ruborizar de sólo pensarlo.
Esnifando de nuevo, me senté en la cama y crucé las piernas. Podría
controlar esta cosa flotante sin él. No necesito que sostenga mi mano.
Cerrando los ojos, tomé una respiración profunda y luego la dejé
escapar. Lo hice varias veces tratando de calmar mi mente y
concentrándome en la tarea a mano. Zayn tenía su forma de hacerlo;
desarrollaría mi propia forma, por mi cuenta.
Tomé otra respiración, y cuando la solté un hormigueo se irradió hacia
arriba y abajo en mis piernas. Era la misma sensación que cuando mis pies se
quedaban dormidos: los mismos alfileres y agujas. Algo sucedía. Arriesgué
una mirada y abrí un ojo. Flotaba, con las piernas cruzadas, cerca de unos
cinco centímetros por encima del colchón. Sonreí en señal de triunfo. ¡Toma
eso Sr. Macho!
Ahora bien, si tan sólo pudiera llegar más alto, y dar la vuelta sobre mi
vientre...
Dos minutos más tarde, pateaba como un perro en el aire otra vez,
luchando como loca para encontrar algún tipo de estabilidad.
Balanceándome arriba y abajo, como un señuelo de pesca en el agua.
Excepto que no trataba de atrapar cualquier cosa, salvo tal vez un poco de
dignidad. Me imaginaba lo tonta que me veía trepando por algún tipo de
retención en el aire. Sin embargo, no había nada para sostener. Ninguna
lámpara de techo, ninguna estantería en la esquina, ninguna cortina en la
ventana. Nada.
Una vez más, me encontraba atrapada como una lapa al techo sin
ninguna manera de bajar.
Bueno, hay una manera, pero realmente no quería considerarla. Me
había avergonzado lo suficiente por una noche. Apretando los dientes, cerré
los ojos y traté de calmar mi mente, traté de visualizar mi intención: la cual
era bajar del estúpido techo y regresar a la cama. Incluso me imaginaba
cayendo. Realmente no quiero caer como una roca sobre el colchón, no
estoy segura de si mi cuerpo aguantaría más sacudidas, pero, si todo lo
demás fallaba, prefiero ser golpeada y magullado a humillada más allá de
toda razón. Pero mis visualizaciones no funcionaron. Nada parecía hacerlo.
Traté de empujar con los pies y manos, pero terminé por pasar el rato
en el aire y luego flotando hacia arriba. Qué condenen a Isaac Newton. En
mi nueva realidad, lo que subía no necesariamente volvía a bajar.
Hice todo lo que pude pensar, empujar, deslizar, maldecir, gruñir, pero
no podía bajar. Eso dejó una sola cosa por hacer.
Tomando un ávido trago de aire, hice una última cosa...
Grité. —¡Zayn!
No tuve que esperar mucho tiempo antes de que la puerta se abriera y
se precipitara a través de ella. Tomó una larga mirada de mí, pegada al
techo como el estuco, y luego negó con la cabeza.
—Mañana va a ser un largo día.
funky
Re: Static (Zayn Malik ,Harry Styles y tu, SEMI HOT) (ADAPTADA) ( TERMINADA)
20
No sé que me sacó de mi sueño. Podría haber sido el chorro de
aire caliente en la nuca de mi cuello, o el hecho de que mis
pies se salían de las sábanas y estaban fríos como el hielo. Lo
más probable fuera el hecho de que Devon, con sus coletas de color rosa,
luciendo tan alegre como siempre, se encontraba sentada en el borde de la
cama, junto a mis pies destapados, frunciéndome el ceño.
—¿Quién coño eres tú?
Jadeando, me alejé de la mano extendida de Devon. Parecía que
estuviera a punto de desgarrarme el empeine con sus uñas. Encogí las
piernas y me apoyé contra la cabecera de la cama, sin saber qué decirle
exactamente.
—Te he dicho, ¿Quién coño eres tú? —gruñó de nuevo.
— —acerté a chillar.
—¿Qué estás haciendo en la cama de mi Zayn?
—¿Tu Zayn?
Me sonrió, pero no fue agradable en absoluto.
De hecho, juro que vi las puntas de sus cuatro colmillos en su boca.
¿Los súcubos tenían colmillos? Dios, esperaba que no. Me froté un dedo por
las encías. Por si acaso.
—Sí, él es mío. —Parpadeó y sus ojos se oscurecieron. No intentaba
ocultarlo. Quería que lo viese, para asustarme. Ella no sabía que yo podía
hacer el mismo truco.
Afortunadamente, la puerta se abrió de golpe y Zayn tropezó,
salvándome de hacer algo estúpido y echarlo todo a perder.
—¿Qué estás haciendo aquí, Devon?
Ella se levantó y le dirigió su oscura y fría mirada. —He venido para
decirte que estamos de camino al club para instalarnos. —Asintió con su
cabeza hacia mí—. Y mira que encontré en tu cama. Un perro callejero.
Eso me hizo enderezarme y abrí la boca para decir algo. Pero Zayn
fue más rápido.
—Estaré en el club en una hora. No tienes que subir a comprobarlo. Y
agradecería que usases las puertas en lugar de entrar aquí —bajó su voz,
como para mantener sus siguientes palabras lejos de mis oídos—, del camino
de sombras.
—Puedo ir y venir como quiera.
Zayn gruñó. —No por mi habitación, no puedes. No te pertenezco.
Con una sonrisa maliciosa en su rostro, se pavoneó hacia él. Le acarició
el brazo con su dedo.
—Por supuesto que sí. Ya deberías saber eso.
—Vete —murmuró él en voz baja.
—No llegues tarde al club. A Harry no le gustará mucho que lo hagas.
—Mierda.
—Si yo fuera tú, sería más cuidadoso. La única razón por la que Harry
te mantiene por aquí, es por mí. Recuerda eso y tal vez te dejaré conservar a
tu nueva mascota.
Dirigiéndome una mueca de despedida, salió de la habitación. Ni
Zayn ni yo nos movimos, ni dijimos una palabra hasta que escuchamos el
sonido distintivo de apertura y cierre de la puerta de la habitación.
Cuando se fue, solté todo el aire que había estado aguantando.
—Santa mierda, Zayn. Estaba sentada en la cama mirándome. —Me
estremecí. La idea de que estuviese cerca de mí durante tanto tiempo, sin
que me diese cuenta, me hacía temblar. Casi me enfermaba.
—Voy a tener que proteger la habitación del hotel a partir de ahora.
Para evitar que se cuelen dentro.
—¿Puedes hacer eso?
Asintió. —Con sal.
—¿Cómo funciona?
—Tienes que verter al menos media taza en cada esquina de la
habitación. Es como hacer una rejilla de protección. Si alguien intentase
acceder a una habitación que ha sido salada, rebotaría fuera del camino de
sombras.
—¿Al igual que rebota una gran pelota de goma?
Asintió. —Sí, justo así.
—Genial.
— levántate y vístete.
—¿A dónde vamos?
—Al club. Si vas a quedarte por aquí también, podrías ganarte el
sustento.
—Bien. —gruñí.
Se dio la vuelta para marcharse.
—Oye, ¿Zayn?
Se detuvo. —¿Qué?
—¿Ellos no pueden, ya sabes, saber lo que soy?
—Solo si te prueban.
—Ew.
—No de esa forma, psicópata. Un beso, una capa de piel, sería
suficiente para saberlo.
Asentí. —Vale, lo pillo. No dejar que nadie me bese o me lama.
—Sobre todo, que no lo haga Harry. Es con el que tienes que tener
más cuidado.
Zayn salió de la habitación, para que pudiera sacar mi culo de la
cama y vestirme. Me daba miedo estar en cualquier lugar que estuviese
cerca de Harry y los demás, pero Zayn decía que me necesitaba para
derrotar a Malicia. Yo nunca había tenido ese tipo de poder antes. Se sentía
algo bien.
Como si, tal vez, no tuviese que ser una víctima. Como si pudiese
sobreponerme a lo que Harry me había hecho. Tal vez, después de que
ayudase a Zayn a matar a los demonios, podría volver a casa con mi
madre, con Chloe, a la vida monótona que podría haber tenido. Una chica,
incluso si es un monstruo cambion, puede tener algún tipo de sueño.
Cuarenta y cinco minutos y un café moka con leche y canela después,
Zayn y yo llegamos al club donde Malicia actuaría esa noche.
Quinn se encontró con nosotros en la puerta de atrás.
—¿Por qué coño habéis tardado tanto? —ladró.
Zayn no retrocedió. —Ahora estoy aquí, así que relájate —Quinn me
miró con curiosidad. Era el más bajo de la banda, pero sin duda era el más
grande y el más malo. Tenía la tentación de esconderme detrás de Zayn,
pero me mantuve firme.
Aspiró. —Es demasiado delgada para ser una roadie.
—Es más fuerte de lo que parece —dijo Zayn—. De todos modos le
voy a decir como funciona todo. Así que, ¿Si no te importa? —Hizo un gesto
hacia la puerta, para que pudiéramos pasar.
Después de otra aspiración, Quinn se hizo a un lado. Pero mientras
pasábamos por delante, sentí su mirada en mí. Me clavé las uñas en las
palmas para suprimir la urgencia de darme la vuelta y enseñarle el dedo del
medio.
Zayn me había enseñado a mantener la calma y cerrar la boca, y a
evitar cualquier confrontación con los miembros de la banda. Yo había
sonreído y asentido con la cabeza, pensando “No hay problema, lo tengo”
pero no tenía una mierda. Quería chillar, llorar y golpear algo,
preferiblemente a él. Todos ellos habían participado en mi violación, con su
cooperación y sus propias transgresiones, que estoy segura que fueron un
montón. Incluso, si Quinn no había sido uno de los que se sentó sobre mí y
aspiró mi vida, seguía siendo culpable de mi transformación.
En mi opinión, todos ellos tenían que morir. Desde ese momento, decidí
que haría lo que Zayn me había pedido para ayudarle con el plan.
Durante las siguientes dos horas, trabajé más duro que en toda mi vida.
Cargué y llevé el equipo de la camioneta al escenario. Ayudé a montarlo
haciendo todo lo que Zayn me decía que hiciera. Me dijo que era rápida
aprendiendo. Eso me hizo sonreír. No es que ese elogio me pusiera nerviosa,
era solo que no me trataba como a una niñita frágil.
Lo apreciaba. Aunque mis músculos no lo hiciesen.
Mientras me tomaba un descanso y bebía una coca-cola, mis brazos
se sentían como gelatina. Incluso, me era difícil levantar la lata hasta mi
boca. Así se lo dije a Zayn cuando nos sentamos juntos en el borde del
escenario pasando el rato y saciando nuestra sed.
—Tal vez necesitas empezar a levantar pesas para hacerte más fuerte.
—Pensaba que habías dicho que sería más fuerte por lo de… —me
incliné hacia él—, ya sabes.
—También dije que tardaría un tiempo en producirse. Todavía estás
aprendiendo como controlar tu nuevo poder.
Entonces, mi estómago rugió. Avergonzada, me puse la mano sobre él.
Él sonrío. —Hablando de control.
—Oye, eso es solo los regulares ruidos de hambre.
Me dio un codazo en el costado. —Lo sé. Conseguiremos algo cuando
terminemos aquí, que no debería ser dentro de mucho.
—Genial —bebí el resto de la soda y dejé la lata a mi lado justo cuando
Harry aparecía a mi otro lado. Me estremecí. Zayn me puso una mano en el
brazo para que no retrocediese.
—¿Es el día de trae tu mascota al trabajo? —Me miró de reojo.
No podía creer que hace dos semanas hubiera encontrada esa sonrisa
atractiva, incluso sexy. Ahora hizo que se me revolviese el estómago. Tuve la
repentina urgencia de vomitar.
—La estoy entrenando para que sea una roadie.
—Así que… —Harry me miró de arriba a abajo—, ¿Vas a estar por aquí
más a menudo? Podría acostumbrarme. —Se lamió los labios—. Me entra
hambre solo con mirarla.
En otra vida, me habría desmayado ante la idea del dios del punk rock
haciéndome insinuaciones. Pero en ese momento, quería darle una patada.
Pero la mano de Zayn apretó mi tenso brazo y eso me calmó un poco.
Bajé la mirada, mirando a mis botas rayadas, en vez de a Harry.
Esperaba que él lo confundiese con timidez, en vez de un intento de
asesinato.
—No está en el menú. —Zayn se puso de pie sobre el escenario. Ahora
cara a cara. Le miraba por entre los mechones de pelo.
Podía ver como los ojos de Harry se oscurecían. El aura púrpura a su
alrededor se arremolinaba violentamente volviéndose negra, tan espesa
como el alquitrán.
El aura de Zayn también se oscureció, pero nunca llegó a la
impenetrable oscuridad de la de Harry. Era evidente que Zayn seguía
manteniendo algún aspecto de su humanidad. Harry estaba
completamente desprovisto de ella.
Mi cuerpo se estremeció. Estaba muy asustada. No culparía a Zayn si
se echase atrás y me ofreciese como un aperitivo de medio día. Harry era
aterrador. Pero no lo hizo. Mantuvo la mirada del íncubo, sin titubear, sin
vacilar. Nunca nadie me había defendido de esa manera, con tanta fuerza.
Ni siquiera mi mejor amiga Chloe. Sin pensarlo, alargué mi mano y tomé a
Zayn de la mano. No sé quien era el más sorprendido, yo, Zayn, o Harry.
Pero tuvo un efecto.
Tal vez no el que esperaba, pero los mendigos no pueden elegir.
Harry se echó a reír y toda la tensión que se había ido acumulando,
como un muro de ladrillos a su alrededor, se rompió. No me habría
sorprendido al ver las piezas rojas de barro extendidas por todo el suelo del
club. Había sido así de palpable.
—Muy bien, Zayn, tú ganas. —Harry retrocedió un paso—. Tienes unos
cojones impresionantes, tío.
Apreté la mano de Zayn y finalmente me miró. Excepto que no
parecía estar muy feliz. En realidad, siempre parecía algo miserable, como
uno de esos héroes melancólicos de las novelas históricas. ¿Quién era ese
chico de la novela de Jane Austen que tuve que leer para clase de
literatura? El señor Darcy. Eso era todo. Había sido un miserable bastardo.
—Entonces, ¿La estás reclamando?
Zayn se quedó de nuevo boquiabierto ante Harry.
—Ella evidentemente te ha reclamado —gesticuló a nuestras manos
agarradas—. Pero si no la reclamas ahora, entonces, bueno, ella sigue
estando en el juego ¿No? —Sonrió de nuevo, y esta vez no oculté el
estremecimiento que recorrió mi cuerpo.
Zayn me volvió a mirar, y luego otra vez a Harry.
—Sí, la estoy reclamando.
Harry le dio una palmada en el hombro. —Muy bien, hombre, hay que
ser justo. —Negó con la cabeza, sonriendo—. Devon va a arrancarte las
pelotas.
Y con esto, se escabulló, como el patán que ahora le consideraba.
Zayn sacó su mano de la mía, y luego se sentó de nuevo en el
escenario, notablemente no tan cerca como antes.
—¿Sobre qué era eso exactamente?
—Reclamar es parte de sus normas sociales, de la pocas que tienen —
se pasó una mano por la cara y el pelo—. Te reclamé lo que significa que
nadie puede tocarte físicamente.
—Bueno, ¿No es eso bueno? Estoy a salvo de ellos entonces. Devon
incluida, espero. Ella me asusta casi más de lo que lo hace Harry.
—Sí, esto también atañe a Devon.
Levanté mi mirada al cielo. —Gracias Jesús —me reí dejando que toda
mi energía nerviosa se disipase. Le sonreí a Zayn, pero él tenía fruncido el
ceño, incluso más de lo habitual.
—Evidentemente, hay un problema. Esto significa que tenemos que
actuar como una pareja. Como si estuviésemos más cerca, juntos. O Harry
no se lo creerá ni un momento.
—Oh. —Oh Dios, mis mejillas se pusieron rojas. No podía creer que
pudiese ruborizarme tanto. No era como si Zayn y yo tuviésemos que
hacer… nada. Solo teníamos que fingir. ¿Cómo de difícil podía ser?
Me miró y se puso de pie.
Debió de notar mi cara enrojecida. —No te vuelvas loca conmigo. Es
solo una actuación. No estamos realmente juntos.
—Sé eso. —La ira se inflamó rápidamente en mí—. Jesús, no seas tan
irritante.
—Simplemente no quería que te hicieses ideas equivocadas.
—No te preocupes, no lo haré. —Me levanté, con unas ganas
repentinas de golpearle en su puntiaguda barbilla—. Eso significaría que
tendrías que tener un corazón. Y es evidente para mí que no lo tienes. —Fui a
salir de allí, cansada de estar cerca de él. Antes de que pudiera hacerlo, me
agarró del brazo.
Miré como su mano me rodeaba la muñeca.
—¿Qué coño crees que estás haciendo?
Su respuesta fue acercarme a él y cubrir mi boca con la suya.
No sé que me sacó de mi sueño. Podría haber sido el chorro de
aire caliente en la nuca de mi cuello, o el hecho de que mis
pies se salían de las sábanas y estaban fríos como el hielo. Lo
más probable fuera el hecho de que Devon, con sus coletas de color rosa,
luciendo tan alegre como siempre, se encontraba sentada en el borde de la
cama, junto a mis pies destapados, frunciéndome el ceño.
—¿Quién coño eres tú?
Jadeando, me alejé de la mano extendida de Devon. Parecía que
estuviera a punto de desgarrarme el empeine con sus uñas. Encogí las
piernas y me apoyé contra la cabecera de la cama, sin saber qué decirle
exactamente.
—Te he dicho, ¿Quién coño eres tú? —gruñó de nuevo.
— —acerté a chillar.
—¿Qué estás haciendo en la cama de mi Zayn?
—¿Tu Zayn?
Me sonrió, pero no fue agradable en absoluto.
De hecho, juro que vi las puntas de sus cuatro colmillos en su boca.
¿Los súcubos tenían colmillos? Dios, esperaba que no. Me froté un dedo por
las encías. Por si acaso.
—Sí, él es mío. —Parpadeó y sus ojos se oscurecieron. No intentaba
ocultarlo. Quería que lo viese, para asustarme. Ella no sabía que yo podía
hacer el mismo truco.
Afortunadamente, la puerta se abrió de golpe y Zayn tropezó,
salvándome de hacer algo estúpido y echarlo todo a perder.
—¿Qué estás haciendo aquí, Devon?
Ella se levantó y le dirigió su oscura y fría mirada. —He venido para
decirte que estamos de camino al club para instalarnos. —Asintió con su
cabeza hacia mí—. Y mira que encontré en tu cama. Un perro callejero.
Eso me hizo enderezarme y abrí la boca para decir algo. Pero Zayn
fue más rápido.
—Estaré en el club en una hora. No tienes que subir a comprobarlo. Y
agradecería que usases las puertas en lugar de entrar aquí —bajó su voz,
como para mantener sus siguientes palabras lejos de mis oídos—, del camino
de sombras.
—Puedo ir y venir como quiera.
Zayn gruñó. —No por mi habitación, no puedes. No te pertenezco.
Con una sonrisa maliciosa en su rostro, se pavoneó hacia él. Le acarició
el brazo con su dedo.
—Por supuesto que sí. Ya deberías saber eso.
—Vete —murmuró él en voz baja.
—No llegues tarde al club. A Harry no le gustará mucho que lo hagas.
—Mierda.
—Si yo fuera tú, sería más cuidadoso. La única razón por la que Harry
te mantiene por aquí, es por mí. Recuerda eso y tal vez te dejaré conservar a
tu nueva mascota.
Dirigiéndome una mueca de despedida, salió de la habitación. Ni
Zayn ni yo nos movimos, ni dijimos una palabra hasta que escuchamos el
sonido distintivo de apertura y cierre de la puerta de la habitación.
Cuando se fue, solté todo el aire que había estado aguantando.
—Santa mierda, Zayn. Estaba sentada en la cama mirándome. —Me
estremecí. La idea de que estuviese cerca de mí durante tanto tiempo, sin
que me diese cuenta, me hacía temblar. Casi me enfermaba.
—Voy a tener que proteger la habitación del hotel a partir de ahora.
Para evitar que se cuelen dentro.
—¿Puedes hacer eso?
Asintió. —Con sal.
—¿Cómo funciona?
—Tienes que verter al menos media taza en cada esquina de la
habitación. Es como hacer una rejilla de protección. Si alguien intentase
acceder a una habitación que ha sido salada, rebotaría fuera del camino de
sombras.
—¿Al igual que rebota una gran pelota de goma?
Asintió. —Sí, justo así.
—Genial.
— levántate y vístete.
—¿A dónde vamos?
—Al club. Si vas a quedarte por aquí también, podrías ganarte el
sustento.
—Bien. —gruñí.
Se dio la vuelta para marcharse.
—Oye, ¿Zayn?
Se detuvo. —¿Qué?
—¿Ellos no pueden, ya sabes, saber lo que soy?
—Solo si te prueban.
—Ew.
—No de esa forma, psicópata. Un beso, una capa de piel, sería
suficiente para saberlo.
Asentí. —Vale, lo pillo. No dejar que nadie me bese o me lama.
—Sobre todo, que no lo haga Harry. Es con el que tienes que tener
más cuidado.
Zayn salió de la habitación, para que pudiera sacar mi culo de la
cama y vestirme. Me daba miedo estar en cualquier lugar que estuviese
cerca de Harry y los demás, pero Zayn decía que me necesitaba para
derrotar a Malicia. Yo nunca había tenido ese tipo de poder antes. Se sentía
algo bien.
Como si, tal vez, no tuviese que ser una víctima. Como si pudiese
sobreponerme a lo que Harry me había hecho. Tal vez, después de que
ayudase a Zayn a matar a los demonios, podría volver a casa con mi
madre, con Chloe, a la vida monótona que podría haber tenido. Una chica,
incluso si es un monstruo cambion, puede tener algún tipo de sueño.
Cuarenta y cinco minutos y un café moka con leche y canela después,
Zayn y yo llegamos al club donde Malicia actuaría esa noche.
Quinn se encontró con nosotros en la puerta de atrás.
—¿Por qué coño habéis tardado tanto? —ladró.
Zayn no retrocedió. —Ahora estoy aquí, así que relájate —Quinn me
miró con curiosidad. Era el más bajo de la banda, pero sin duda era el más
grande y el más malo. Tenía la tentación de esconderme detrás de Zayn,
pero me mantuve firme.
Aspiró. —Es demasiado delgada para ser una roadie.
—Es más fuerte de lo que parece —dijo Zayn—. De todos modos le
voy a decir como funciona todo. Así que, ¿Si no te importa? —Hizo un gesto
hacia la puerta, para que pudiéramos pasar.
Después de otra aspiración, Quinn se hizo a un lado. Pero mientras
pasábamos por delante, sentí su mirada en mí. Me clavé las uñas en las
palmas para suprimir la urgencia de darme la vuelta y enseñarle el dedo del
medio.
Zayn me había enseñado a mantener la calma y cerrar la boca, y a
evitar cualquier confrontación con los miembros de la banda. Yo había
sonreído y asentido con la cabeza, pensando “No hay problema, lo tengo”
pero no tenía una mierda. Quería chillar, llorar y golpear algo,
preferiblemente a él. Todos ellos habían participado en mi violación, con su
cooperación y sus propias transgresiones, que estoy segura que fueron un
montón. Incluso, si Quinn no había sido uno de los que se sentó sobre mí y
aspiró mi vida, seguía siendo culpable de mi transformación.
En mi opinión, todos ellos tenían que morir. Desde ese momento, decidí
que haría lo que Zayn me había pedido para ayudarle con el plan.
Durante las siguientes dos horas, trabajé más duro que en toda mi vida.
Cargué y llevé el equipo de la camioneta al escenario. Ayudé a montarlo
haciendo todo lo que Zayn me decía que hiciera. Me dijo que era rápida
aprendiendo. Eso me hizo sonreír. No es que ese elogio me pusiera nerviosa,
era solo que no me trataba como a una niñita frágil.
Lo apreciaba. Aunque mis músculos no lo hiciesen.
Mientras me tomaba un descanso y bebía una coca-cola, mis brazos
se sentían como gelatina. Incluso, me era difícil levantar la lata hasta mi
boca. Así se lo dije a Zayn cuando nos sentamos juntos en el borde del
escenario pasando el rato y saciando nuestra sed.
—Tal vez necesitas empezar a levantar pesas para hacerte más fuerte.
—Pensaba que habías dicho que sería más fuerte por lo de… —me
incliné hacia él—, ya sabes.
—También dije que tardaría un tiempo en producirse. Todavía estás
aprendiendo como controlar tu nuevo poder.
Entonces, mi estómago rugió. Avergonzada, me puse la mano sobre él.
Él sonrío. —Hablando de control.
—Oye, eso es solo los regulares ruidos de hambre.
Me dio un codazo en el costado. —Lo sé. Conseguiremos algo cuando
terminemos aquí, que no debería ser dentro de mucho.
—Genial —bebí el resto de la soda y dejé la lata a mi lado justo cuando
Harry aparecía a mi otro lado. Me estremecí. Zayn me puso una mano en el
brazo para que no retrocediese.
—¿Es el día de trae tu mascota al trabajo? —Me miró de reojo.
No podía creer que hace dos semanas hubiera encontrada esa sonrisa
atractiva, incluso sexy. Ahora hizo que se me revolviese el estómago. Tuve la
repentina urgencia de vomitar.
—La estoy entrenando para que sea una roadie.
—Así que… —Harry me miró de arriba a abajo—, ¿Vas a estar por aquí
más a menudo? Podría acostumbrarme. —Se lamió los labios—. Me entra
hambre solo con mirarla.
En otra vida, me habría desmayado ante la idea del dios del punk rock
haciéndome insinuaciones. Pero en ese momento, quería darle una patada.
Pero la mano de Zayn apretó mi tenso brazo y eso me calmó un poco.
Bajé la mirada, mirando a mis botas rayadas, en vez de a Harry.
Esperaba que él lo confundiese con timidez, en vez de un intento de
asesinato.
—No está en el menú. —Zayn se puso de pie sobre el escenario. Ahora
cara a cara. Le miraba por entre los mechones de pelo.
Podía ver como los ojos de Harry se oscurecían. El aura púrpura a su
alrededor se arremolinaba violentamente volviéndose negra, tan espesa
como el alquitrán.
El aura de Zayn también se oscureció, pero nunca llegó a la
impenetrable oscuridad de la de Harry. Era evidente que Zayn seguía
manteniendo algún aspecto de su humanidad. Harry estaba
completamente desprovisto de ella.
Mi cuerpo se estremeció. Estaba muy asustada. No culparía a Zayn si
se echase atrás y me ofreciese como un aperitivo de medio día. Harry era
aterrador. Pero no lo hizo. Mantuvo la mirada del íncubo, sin titubear, sin
vacilar. Nunca nadie me había defendido de esa manera, con tanta fuerza.
Ni siquiera mi mejor amiga Chloe. Sin pensarlo, alargué mi mano y tomé a
Zayn de la mano. No sé quien era el más sorprendido, yo, Zayn, o Harry.
Pero tuvo un efecto.
Tal vez no el que esperaba, pero los mendigos no pueden elegir.
Harry se echó a reír y toda la tensión que se había ido acumulando,
como un muro de ladrillos a su alrededor, se rompió. No me habría
sorprendido al ver las piezas rojas de barro extendidas por todo el suelo del
club. Había sido así de palpable.
—Muy bien, Zayn, tú ganas. —Harry retrocedió un paso—. Tienes unos
cojones impresionantes, tío.
Apreté la mano de Zayn y finalmente me miró. Excepto que no
parecía estar muy feliz. En realidad, siempre parecía algo miserable, como
uno de esos héroes melancólicos de las novelas históricas. ¿Quién era ese
chico de la novela de Jane Austen que tuve que leer para clase de
literatura? El señor Darcy. Eso era todo. Había sido un miserable bastardo.
—Entonces, ¿La estás reclamando?
Zayn se quedó de nuevo boquiabierto ante Harry.
—Ella evidentemente te ha reclamado —gesticuló a nuestras manos
agarradas—. Pero si no la reclamas ahora, entonces, bueno, ella sigue
estando en el juego ¿No? —Sonrió de nuevo, y esta vez no oculté el
estremecimiento que recorrió mi cuerpo.
Zayn me volvió a mirar, y luego otra vez a Harry.
—Sí, la estoy reclamando.
Harry le dio una palmada en el hombro. —Muy bien, hombre, hay que
ser justo. —Negó con la cabeza, sonriendo—. Devon va a arrancarte las
pelotas.
Y con esto, se escabulló, como el patán que ahora le consideraba.
Zayn sacó su mano de la mía, y luego se sentó de nuevo en el
escenario, notablemente no tan cerca como antes.
—¿Sobre qué era eso exactamente?
—Reclamar es parte de sus normas sociales, de la pocas que tienen —
se pasó una mano por la cara y el pelo—. Te reclamé lo que significa que
nadie puede tocarte físicamente.
—Bueno, ¿No es eso bueno? Estoy a salvo de ellos entonces. Devon
incluida, espero. Ella me asusta casi más de lo que lo hace Harry.
—Sí, esto también atañe a Devon.
Levanté mi mirada al cielo. —Gracias Jesús —me reí dejando que toda
mi energía nerviosa se disipase. Le sonreí a Zayn, pero él tenía fruncido el
ceño, incluso más de lo habitual.
—Evidentemente, hay un problema. Esto significa que tenemos que
actuar como una pareja. Como si estuviésemos más cerca, juntos. O Harry
no se lo creerá ni un momento.
—Oh. —Oh Dios, mis mejillas se pusieron rojas. No podía creer que
pudiese ruborizarme tanto. No era como si Zayn y yo tuviésemos que
hacer… nada. Solo teníamos que fingir. ¿Cómo de difícil podía ser?
Me miró y se puso de pie.
Debió de notar mi cara enrojecida. —No te vuelvas loca conmigo. Es
solo una actuación. No estamos realmente juntos.
—Sé eso. —La ira se inflamó rápidamente en mí—. Jesús, no seas tan
irritante.
—Simplemente no quería que te hicieses ideas equivocadas.
—No te preocupes, no lo haré. —Me levanté, con unas ganas
repentinas de golpearle en su puntiaguda barbilla—. Eso significaría que
tendrías que tener un corazón. Y es evidente para mí que no lo tienes. —Fui a
salir de allí, cansada de estar cerca de él. Antes de que pudiera hacerlo, me
agarró del brazo.
Miré como su mano me rodeaba la muñeca.
—¿Qué coño crees que estás haciendo?
Su respuesta fue acercarme a él y cubrir mi boca con la suya.
funky
Re: Static (Zayn Malik ,Harry Styles y tu, SEMI HOT) (ADAPTADA) ( TERMINADA)
21
Apreté mis manos en su camiseta, aferrándome por la querida
vida, mientras él me besaba. Pude saborear el refresco que él
acababa de tomarse y un sabor oscuro y sedoso que me
recordó a un cremoso pastel de chocolate. Me preguntaba si esto era a lo
que él se refería cuando dijo que los cambios tenían un cierto sabor. Si lo era,
sin duda era delicioso. Me preguntaba si yo tenía el mismo sabor deleitante y
eso era lo que Zayn saboreaba al tiempo que deslizaba su lengua sobre la
mía.
Pero, tan pronto como el beso comenzó, ya había acabado, y Zayn
se alejó de mí.
Parpadeé tontamente y me pasé la lengua por los labios. Todavía se
estremecían, como si hubiera estado pasando una batería sobre ellos
repetidamente.
—Diablos —murmuré al tiempo que lo miraba, pero él no me miraba en
absoluto. Miraba a algo sobre mi hombro.
Rápidamente me volví y descubrí a Devon, en la esquina, con el ceño
fruncido. Gruñía, esos pequeños pero fuertes colmillos de gatito pequeño
presionaban con fuerza entre sus glosados labios de color rosa.
Me volví para mirar a Zayn y se hizo evidente. Él me besó porque
tenía que demostrar nuestra coartada, no porque él estuviera abrumado por
la necesidad de hacerlo. Como si lo volviera loco con la absoluta maravilla
de todo lo que yo era.
De alguna manera, me sentí violada de nuevo.
—La próxima vez, avísame, ¿De acuerdo? —Le murmuré, enojada
porque mi cuerpo aún estuviera en marcha.
Él se limpió la boca. —Sí, esperemos que no haya una próxima vez.
—Vete a la mierda —musité en voz baja, y luego dije—: Eres peor que
ellos. Por lo menos yo sé que ellos no son humanos.
Mis manos colgaban en puños a mi lado. Me sentía tan enojada, y sí,
herida. Había pensado que el beso era real, por lo menos para mí. Para
Zayn obviamente no significaba nada. Él incluso había limpiado sus labios,
como si su existencia dependiera de ello.
—Me voy de aquí. —Me volví sobre mis talones y me dirigí hacia la
puerta de atrás.
Me abrí paso por el otro lado de la gente; los jugadores de hockey y un
par de matones de seguridad. Ellos, inteligentemente, habían salido de mi
camino, llegué a la puerta de atrás y la empujé para salir hacia el callejón
trasero.
No sabía a dónde iba o cómo iba a llegar ahí. Apenas tenía diez
dólares en el bolsillo de mis vaqueros, pero yo tenía furia y determinación de
mi lado. Por lo menos, eso me llevaría a algún lugar alejado de aquí.
Me las arreglé para llegar a la calle antes de que Zayn me alcanzara.
—¿Qué estás haciendo?
—Me voy. ¿Qué parece que hago?
—No seas estúpida, . —Él trató de agarrar mi brazo de nuevo,
pero yo no iba a dejarlo.
Cerré mis puños sobre su camisa y lo empujé hasta que golpeó la
pared de ladrillo. Fui directo a su cara. No luchó contra mí. Probablemente
podía notar que yo estaba seriamente afectada. Me preguntaba si mis ojos
eran negros. Estaba segura de ellos, porque había una neblina de color rojo a
su alrededor.
—No vuelvas a tocarme, a menos que realmente lo desees. Estoy
cansada de ser tratada como una desechable muñeca inflable.
Bajó sus manos a sus costados. —Lo siento. No estaba pensando.
El calor de su cuerpo giraba a mí alrededor, mezclándose con el mío.
Apoyándome en su cuello, inhalé profundamente. Olía como al pastel de
chocolate que yo estaba anhelando antes. Olí lo largo de su cuello otra vez.
—Tengo hambre.
Él buscó mi cara. —Lo sé. Lo puedo ver.
Tragué saliva, aunque lo que quería era tragar a Zayn. Absorber su
esencia y alimentar el profundo dolor.
—Solo una probada —gruñí, con una voz que era extraña para mis
oídos. Podía sentir el cambio avecinándose, como un cambio en el clima.
Miré mis manos sobre el pecho de Zayn. Mis uñas oscureciéndose y
alargándose en garras. Pasé la punta de la lengua por mis dientes delanteros,
sintiendo la punta de los colmillos. Supongo que tuve mi respuesta a si los
cambion tenían colmillos como los súcubos. Porque, hola, estaban allí.
Ese pequeño bocado me recordó mucho a Devon y me alejé de
Zayn. Yo no quería ser nada parecido a esa perra pop de Tokio.
Jadeante, abrí y cerré mis manos esperando a que volvieran a la
normalidad. Poco a poco, las garras volvieron a las puntas de mis dedos.
—Eso es bueno, lo controlaste.
—Sigo queriendo patearte la mierda por ser un idiota.
Se echó a reír mientras se alejaba de la pared. —Lo sé. Me lo merezco.
Lo siento por besarte sin pedirte permiso. La próxima vez preguntaré.
—¿La próxima vez? —Me emocionó verlo agachar la cabeza con
vergüenza. Tal vez él no me era tan indiferente como le gustaba dar a
entender.
—Bueno —balbuceó—, no es que yo vaya a hacerlo ni nada de eso.
Sonreí ante sus palabras. Tal vez podría perdonarlo por ser un idiota. —
Todavía tengo hambre.
—¿Qué te parece comida china? Vi un lugar a un par de cuadras más.
—Sólo si tú pagas, porque estoy en quiebra.
—Sí, yo pago. —Él hizo un gesto hacia la calle—. Vamos. Por desgracia,
tenemos que estar de vuelta en un par de horas para el show.
Resignada, lo seguí.
Mientras caminábamos las dos cuadras, le pregunté—: ¿Te salen
colmillos cuando, ya sabes, te vas al lado oscuro?
Él negó con la cabeza. —Nop. Creo que es una cosa de chicas.
—Genial, justo lo que necesito. Es como tener dos pequeñas
erecciones en mi boca.
Una carcajada ruidosa estalló de él y hecho su brazo a mi alrededor. —
Me estas matando, ¿Lo sabías?
No levanté mis hombros para quitar su brazo a medida que íbamos
hacia el restaurante, y él tampoco lo quitó.
Traté de no buscar una explicación a ese gesto, pero era difícil cuando
mi corazón latía tan fuerte que podía escuchar el eco en mis oídos. Sólo
esperaba que él no lo notara.
Apreté mis manos en su camiseta, aferrándome por la querida
vida, mientras él me besaba. Pude saborear el refresco que él
acababa de tomarse y un sabor oscuro y sedoso que me
recordó a un cremoso pastel de chocolate. Me preguntaba si esto era a lo
que él se refería cuando dijo que los cambios tenían un cierto sabor. Si lo era,
sin duda era delicioso. Me preguntaba si yo tenía el mismo sabor deleitante y
eso era lo que Zayn saboreaba al tiempo que deslizaba su lengua sobre la
mía.
Pero, tan pronto como el beso comenzó, ya había acabado, y Zayn
se alejó de mí.
Parpadeé tontamente y me pasé la lengua por los labios. Todavía se
estremecían, como si hubiera estado pasando una batería sobre ellos
repetidamente.
—Diablos —murmuré al tiempo que lo miraba, pero él no me miraba en
absoluto. Miraba a algo sobre mi hombro.
Rápidamente me volví y descubrí a Devon, en la esquina, con el ceño
fruncido. Gruñía, esos pequeños pero fuertes colmillos de gatito pequeño
presionaban con fuerza entre sus glosados labios de color rosa.
Me volví para mirar a Zayn y se hizo evidente. Él me besó porque
tenía que demostrar nuestra coartada, no porque él estuviera abrumado por
la necesidad de hacerlo. Como si lo volviera loco con la absoluta maravilla
de todo lo que yo era.
De alguna manera, me sentí violada de nuevo.
—La próxima vez, avísame, ¿De acuerdo? —Le murmuré, enojada
porque mi cuerpo aún estuviera en marcha.
Él se limpió la boca. —Sí, esperemos que no haya una próxima vez.
—Vete a la mierda —musité en voz baja, y luego dije—: Eres peor que
ellos. Por lo menos yo sé que ellos no son humanos.
Mis manos colgaban en puños a mi lado. Me sentía tan enojada, y sí,
herida. Había pensado que el beso era real, por lo menos para mí. Para
Zayn obviamente no significaba nada. Él incluso había limpiado sus labios,
como si su existencia dependiera de ello.
—Me voy de aquí. —Me volví sobre mis talones y me dirigí hacia la
puerta de atrás.
Me abrí paso por el otro lado de la gente; los jugadores de hockey y un
par de matones de seguridad. Ellos, inteligentemente, habían salido de mi
camino, llegué a la puerta de atrás y la empujé para salir hacia el callejón
trasero.
No sabía a dónde iba o cómo iba a llegar ahí. Apenas tenía diez
dólares en el bolsillo de mis vaqueros, pero yo tenía furia y determinación de
mi lado. Por lo menos, eso me llevaría a algún lugar alejado de aquí.
Me las arreglé para llegar a la calle antes de que Zayn me alcanzara.
—¿Qué estás haciendo?
—Me voy. ¿Qué parece que hago?
—No seas estúpida, . —Él trató de agarrar mi brazo de nuevo,
pero yo no iba a dejarlo.
Cerré mis puños sobre su camisa y lo empujé hasta que golpeó la
pared de ladrillo. Fui directo a su cara. No luchó contra mí. Probablemente
podía notar que yo estaba seriamente afectada. Me preguntaba si mis ojos
eran negros. Estaba segura de ellos, porque había una neblina de color rojo a
su alrededor.
—No vuelvas a tocarme, a menos que realmente lo desees. Estoy
cansada de ser tratada como una desechable muñeca inflable.
Bajó sus manos a sus costados. —Lo siento. No estaba pensando.
El calor de su cuerpo giraba a mí alrededor, mezclándose con el mío.
Apoyándome en su cuello, inhalé profundamente. Olía como al pastel de
chocolate que yo estaba anhelando antes. Olí lo largo de su cuello otra vez.
—Tengo hambre.
Él buscó mi cara. —Lo sé. Lo puedo ver.
Tragué saliva, aunque lo que quería era tragar a Zayn. Absorber su
esencia y alimentar el profundo dolor.
—Solo una probada —gruñí, con una voz que era extraña para mis
oídos. Podía sentir el cambio avecinándose, como un cambio en el clima.
Miré mis manos sobre el pecho de Zayn. Mis uñas oscureciéndose y
alargándose en garras. Pasé la punta de la lengua por mis dientes delanteros,
sintiendo la punta de los colmillos. Supongo que tuve mi respuesta a si los
cambion tenían colmillos como los súcubos. Porque, hola, estaban allí.
Ese pequeño bocado me recordó mucho a Devon y me alejé de
Zayn. Yo no quería ser nada parecido a esa perra pop de Tokio.
Jadeante, abrí y cerré mis manos esperando a que volvieran a la
normalidad. Poco a poco, las garras volvieron a las puntas de mis dedos.
—Eso es bueno, lo controlaste.
—Sigo queriendo patearte la mierda por ser un idiota.
Se echó a reír mientras se alejaba de la pared. —Lo sé. Me lo merezco.
Lo siento por besarte sin pedirte permiso. La próxima vez preguntaré.
—¿La próxima vez? —Me emocionó verlo agachar la cabeza con
vergüenza. Tal vez él no me era tan indiferente como le gustaba dar a
entender.
—Bueno —balbuceó—, no es que yo vaya a hacerlo ni nada de eso.
Sonreí ante sus palabras. Tal vez podría perdonarlo por ser un idiota. —
Todavía tengo hambre.
—¿Qué te parece comida china? Vi un lugar a un par de cuadras más.
—Sólo si tú pagas, porque estoy en quiebra.
—Sí, yo pago. —Él hizo un gesto hacia la calle—. Vamos. Por desgracia,
tenemos que estar de vuelta en un par de horas para el show.
Resignada, lo seguí.
Mientras caminábamos las dos cuadras, le pregunté—: ¿Te salen
colmillos cuando, ya sabes, te vas al lado oscuro?
Él negó con la cabeza. —Nop. Creo que es una cosa de chicas.
—Genial, justo lo que necesito. Es como tener dos pequeñas
erecciones en mi boca.
Una carcajada ruidosa estalló de él y hecho su brazo a mi alrededor. —
Me estas matando, ¿Lo sabías?
No levanté mis hombros para quitar su brazo a medida que íbamos
hacia el restaurante, y él tampoco lo quitó.
Traté de no buscar una explicación a ese gesto, pero era difícil cuando
mi corazón latía tan fuerte que podía escuchar el eco en mis oídos. Sólo
esperaba que él no lo notara.
funky
Re: Static (Zayn Malik ,Harry Styles y tu, SEMI HOT) (ADAPTADA) ( TERMINADA)
22
Unas horas más tarde, estábamos de regreso en el club
atravesando lo último de la puesta en marcha. El club abriría
dentro de poco y Malicia subiría al escenario poco después de
eso. Sería mi primer concierto desde la gran transformación. Me preguntaba
cuán diferente sonaría su música para mí. ¿Sería todo estática en mis oídos
como había sido antes, cuando Chloe había jugado con mi iPod? Supongo
que iba a descubrir que no me emocionaba ni un poco. Si nunca escuchara
su música de nuevo sería demasiado pronto.
Zayn me miraba mientras terminábamos las últimas tareas. Dos veces
le pregunté si había algo en mi cara o si estaba haciendo algo mal. Las dos
veces se limitó a sacudir la cabeza y volver a su trabajo. Pero cuando alzaba
la vista de nuevo, su mirada se encontraba otra vez sobre mí.
—Amigo. En serio, ¿Qué pasa?
—¿Qué?
—Sigues mirándome.
Frunció el ceño. —No, no lo hago. —Se fue de regreso a conectar los
cables y activar interruptores.
Quería decir que me volvía loca, pero la verdad es que no lo hacía. Me
gustaba la atención que me daba. Desde nuestro beso actuaba de manera
extraña.
Mirándome más, pero de manera diferente. No como una chica que
necesitaba para completar una tarea por él, sino como una chica que tal
vez le gustaba, por la que tal vez se sentía atraído.
Ese beso había sacudido mi cerebro hasta llegar a la parte más
sensible de mi interior. Tal vez le había pasado lo mismo.
Cuando terminamos y ya no quedaba nada que hacer hasta después
del show, la banda, incluidos Zayn y yo, pasamos el rato detrás del
escenario. La mayoría de los otros pasearon alrededor de Harry y los demás,
pero Zayn y yo nos mantuvimos en una habitación separada.
Había un par de la banda dando vueltas por ahí, también, bebiendo
cerveza, pero mantuvieron su distancia.
Nos sentamos en un par de cajas volcadas y bebimos refrescos.
Cuando Zayn acabo el suyo, se inclinó hacia mí. —Necesitas intentar
atravesar un camino de sombras.
—¿Ahora?
Él asintió. —Es el momento perfecto, mientras Malicia está aquí
ocupado.
—No sé si puedo.
—Tienes que intentarlo. —Empujó su caja más cerca—. Una vez que
suban al escenario, serás libre de hacerlo. Me aseguraré de custodiar la
puerta del cuarto de baño en la habitación del hotel. Será un viaje seguro y
directo.
Jugueteaba con mi lata de refresco. Mis palmas estaban frías de
repente y empapadas de sudor. —¿No puedes venir conmigo?
—Tengo que estar aquí. Es necesario que me vean. No saben que eres
un cambion, que puede caminar entre las sombras. No les importará si no
estás aquí.
—¿Qué quieres que haga cuando llegue allí?
—Sólo regresa. Esto es sólo un rastro. Práctica. Me sentiré mejor acerca
de todo esto, si puedes salir de cualquier situación atravesando las sombras.
—Está bien. —Empujé el resto de la soda. —¿Dónde lo hacemos?
Zayn miró a su alrededor. Todavía no estábamos completamente solos.
Había otro chico en la esquina fumando marihuana. El olor dulce
contaminada mis fosas nasales.
—Necesitamos privacidad. Una habitación que se pueda bloquear.
Se puso de pie, luego se agachó y tiró de mí sobre mis pies. —Vamos.
—¿A dónde vamos?
—Sólo tienes que seguir mis pasos ¿De acuerdo?
Me sacó al pasillo en dirección a los baños. Pasamos junto a otros
miembros de la banda, que nos miraron de reojo. Entonces vimos a Devon, al
final del pasillo. Estaba chupando una paleta y mirando en nuestra dirección.
Zayn se volvió hacia mí y me empujó contra la pared. Acarició mi
cuello. Mi corazón dio un vuelco. Pensé que iba a hiperventilar.
—Estoy pidiendo permiso —murmuró sobre mi piel.
Asentí con la cabeza frenéticamente, mi voz, aparentemente
atrapada en mi boca junto a mi corazón desbocado.
Él rozó sus labios sobre mi barbilla luego subió hasta mi boca. Me besó
de nuevo. Y no hubo ningún cierre de labios sencillo, sino un beso en los
labios lleno de lengua.
Abrí mis labios para él, igual de ansiosos que mi lengua. Un pequeño
gemido escapó de mi garganta. No pude detenerlo. Estaba demasiado
perdida en lo que me hacía con su beso.
Mis manos se cerraron en puños sobre su camisa. Sus manos estaban...
¿Dónde estaban? Oh, Dios mío. Estaban en mi cintura, un dedo de cada
mano enroscado en el cinto de mis jeans. Sus pulgares presionados en mis
caderas. Mi vientre revoloteaba. Luego ese aleteo bajó y volví a gemir. Esta
vez más fuerte. No pude contenerme.
¡Dios mío! ¿Cómo podría estar simplemente fingiendo? ¿Cómo podía
no significar nada? Lo hacía para mí. Esto significaba el sol, la luna y todo lo
demás. Nunca había experimentado un beso como este. Me sentía drogada,
aturdida por la emoción. Me entraron ganas de reír y llorar al mismo tiempo.
¿Cómo no podría ser esto real?
Con nuestros labios todavía conectados, nos movimos aún más por el
pasillo hasta que Zayn pateó la puerta abierta del baño de chicas y me
llevó hacia el interior.
Una vez que nos encontrábamos dentro, cerró la puerta y me empujó
contra ella. Podía sentir sus dedos torpes para bloquearla cerca de mi
cadera. Sólo entonces nos detuvimos a tomar aire.
Apoyó su frente contra la mía, su aliento viniendo en breves jadeos
difíciles. Aún no había movido las manos de mi cintura.
Mi garganta estaba seca y casi no podía pensar con coherencia.
Todavía tenía su camisa retorcida entre mis dedos.
—Deberíamos estar a salvo aquí durante algún tiempo —dijo
finalmente, con la voz un poco temblorosa—. Van a pensar que estamos...
ah, ya sabes.
Mi vientre se apretó ante eso. Tragué saliva tratando de respirar un
poco. —Sí, claro. Buena idea.
Zayn cerró los ojos un instante, dejando escapar un profundo suspiro.
Dejó caer las manos y se apartó de mí. Me quedé pegada a la pared
insegura de si mis piernas sostendrían mi peso.
Se pasó las manos por la cara y por su cabello luego volvió a bajarlas a
los costados. Entonces su mirada se encontró con la mía.
—¿Recuerdas lo que te dije antes acerca del camino de sombras? —
Asentí con la cabeza—. No vayas fuera del camino.
—Bien, eso está bien. —Echó un vistazo alrededor del cuarto de baño
en busca de una sombra lo suficientemente grande para que yo pudiera
entrar en ella. El problema era que no había ninguna buena.
Había demasiada luz desde dos ángulos diferentes
Estirándose, eliminó una de las bombillas. Piezas de vidrio estallaron
sobre él. Ahora la luz sólo se proyectaba desde un lugar dándonos una gran
variedad de sombras principales
Después de sacudirse el vidrio, tomó la más grande y se paró justo en el
borde de la misma. —De acuerdo, ven aquí.
Lo hice.
—Ahora concéntrate. Imagina que estás hundiéndote en ella,
atravesándola. Imagínate el cuarto de baño del otro lado.
Me paré en el punto negro, la mirada fija en mis botas, disponiéndome
a mí misma a fundirme en ella. Imaginé mi cuerpo volviéndose suave y
viscoso —lo que no resultaba difícil después de ese beso— y deslizándose en
el suelo.
Al principio, mis pies se sobresaltaron al sentir un hormigueo.
Algo está pasando.
—Bien. Aguanta. Debería ir deprisa a partir de ahora.
Abrí mi boca para decir algo, pero no tuve la oportunidad antes de
que ser absorbida por la oscuridad.
Unas horas más tarde, estábamos de regreso en el club
atravesando lo último de la puesta en marcha. El club abriría
dentro de poco y Malicia subiría al escenario poco después de
eso. Sería mi primer concierto desde la gran transformación. Me preguntaba
cuán diferente sonaría su música para mí. ¿Sería todo estática en mis oídos
como había sido antes, cuando Chloe había jugado con mi iPod? Supongo
que iba a descubrir que no me emocionaba ni un poco. Si nunca escuchara
su música de nuevo sería demasiado pronto.
Zayn me miraba mientras terminábamos las últimas tareas. Dos veces
le pregunté si había algo en mi cara o si estaba haciendo algo mal. Las dos
veces se limitó a sacudir la cabeza y volver a su trabajo. Pero cuando alzaba
la vista de nuevo, su mirada se encontraba otra vez sobre mí.
—Amigo. En serio, ¿Qué pasa?
—¿Qué?
—Sigues mirándome.
Frunció el ceño. —No, no lo hago. —Se fue de regreso a conectar los
cables y activar interruptores.
Quería decir que me volvía loca, pero la verdad es que no lo hacía. Me
gustaba la atención que me daba. Desde nuestro beso actuaba de manera
extraña.
Mirándome más, pero de manera diferente. No como una chica que
necesitaba para completar una tarea por él, sino como una chica que tal
vez le gustaba, por la que tal vez se sentía atraído.
Ese beso había sacudido mi cerebro hasta llegar a la parte más
sensible de mi interior. Tal vez le había pasado lo mismo.
Cuando terminamos y ya no quedaba nada que hacer hasta después
del show, la banda, incluidos Zayn y yo, pasamos el rato detrás del
escenario. La mayoría de los otros pasearon alrededor de Harry y los demás,
pero Zayn y yo nos mantuvimos en una habitación separada.
Había un par de la banda dando vueltas por ahí, también, bebiendo
cerveza, pero mantuvieron su distancia.
Nos sentamos en un par de cajas volcadas y bebimos refrescos.
Cuando Zayn acabo el suyo, se inclinó hacia mí. —Necesitas intentar
atravesar un camino de sombras.
—¿Ahora?
Él asintió. —Es el momento perfecto, mientras Malicia está aquí
ocupado.
—No sé si puedo.
—Tienes que intentarlo. —Empujó su caja más cerca—. Una vez que
suban al escenario, serás libre de hacerlo. Me aseguraré de custodiar la
puerta del cuarto de baño en la habitación del hotel. Será un viaje seguro y
directo.
Jugueteaba con mi lata de refresco. Mis palmas estaban frías de
repente y empapadas de sudor. —¿No puedes venir conmigo?
—Tengo que estar aquí. Es necesario que me vean. No saben que eres
un cambion, que puede caminar entre las sombras. No les importará si no
estás aquí.
—¿Qué quieres que haga cuando llegue allí?
—Sólo regresa. Esto es sólo un rastro. Práctica. Me sentiré mejor acerca
de todo esto, si puedes salir de cualquier situación atravesando las sombras.
—Está bien. —Empujé el resto de la soda. —¿Dónde lo hacemos?
Zayn miró a su alrededor. Todavía no estábamos completamente solos.
Había otro chico en la esquina fumando marihuana. El olor dulce
contaminada mis fosas nasales.
—Necesitamos privacidad. Una habitación que se pueda bloquear.
Se puso de pie, luego se agachó y tiró de mí sobre mis pies. —Vamos.
—¿A dónde vamos?
—Sólo tienes que seguir mis pasos ¿De acuerdo?
Me sacó al pasillo en dirección a los baños. Pasamos junto a otros
miembros de la banda, que nos miraron de reojo. Entonces vimos a Devon, al
final del pasillo. Estaba chupando una paleta y mirando en nuestra dirección.
Zayn se volvió hacia mí y me empujó contra la pared. Acarició mi
cuello. Mi corazón dio un vuelco. Pensé que iba a hiperventilar.
—Estoy pidiendo permiso —murmuró sobre mi piel.
Asentí con la cabeza frenéticamente, mi voz, aparentemente
atrapada en mi boca junto a mi corazón desbocado.
Él rozó sus labios sobre mi barbilla luego subió hasta mi boca. Me besó
de nuevo. Y no hubo ningún cierre de labios sencillo, sino un beso en los
labios lleno de lengua.
Abrí mis labios para él, igual de ansiosos que mi lengua. Un pequeño
gemido escapó de mi garganta. No pude detenerlo. Estaba demasiado
perdida en lo que me hacía con su beso.
Mis manos se cerraron en puños sobre su camisa. Sus manos estaban...
¿Dónde estaban? Oh, Dios mío. Estaban en mi cintura, un dedo de cada
mano enroscado en el cinto de mis jeans. Sus pulgares presionados en mis
caderas. Mi vientre revoloteaba. Luego ese aleteo bajó y volví a gemir. Esta
vez más fuerte. No pude contenerme.
¡Dios mío! ¿Cómo podría estar simplemente fingiendo? ¿Cómo podía
no significar nada? Lo hacía para mí. Esto significaba el sol, la luna y todo lo
demás. Nunca había experimentado un beso como este. Me sentía drogada,
aturdida por la emoción. Me entraron ganas de reír y llorar al mismo tiempo.
¿Cómo no podría ser esto real?
Con nuestros labios todavía conectados, nos movimos aún más por el
pasillo hasta que Zayn pateó la puerta abierta del baño de chicas y me
llevó hacia el interior.
Una vez que nos encontrábamos dentro, cerró la puerta y me empujó
contra ella. Podía sentir sus dedos torpes para bloquearla cerca de mi
cadera. Sólo entonces nos detuvimos a tomar aire.
Apoyó su frente contra la mía, su aliento viniendo en breves jadeos
difíciles. Aún no había movido las manos de mi cintura.
Mi garganta estaba seca y casi no podía pensar con coherencia.
Todavía tenía su camisa retorcida entre mis dedos.
—Deberíamos estar a salvo aquí durante algún tiempo —dijo
finalmente, con la voz un poco temblorosa—. Van a pensar que estamos...
ah, ya sabes.
Mi vientre se apretó ante eso. Tragué saliva tratando de respirar un
poco. —Sí, claro. Buena idea.
Zayn cerró los ojos un instante, dejando escapar un profundo suspiro.
Dejó caer las manos y se apartó de mí. Me quedé pegada a la pared
insegura de si mis piernas sostendrían mi peso.
Se pasó las manos por la cara y por su cabello luego volvió a bajarlas a
los costados. Entonces su mirada se encontró con la mía.
—¿Recuerdas lo que te dije antes acerca del camino de sombras? —
Asentí con la cabeza—. No vayas fuera del camino.
—Bien, eso está bien. —Echó un vistazo alrededor del cuarto de baño
en busca de una sombra lo suficientemente grande para que yo pudiera
entrar en ella. El problema era que no había ninguna buena.
Había demasiada luz desde dos ángulos diferentes
Estirándose, eliminó una de las bombillas. Piezas de vidrio estallaron
sobre él. Ahora la luz sólo se proyectaba desde un lugar dándonos una gran
variedad de sombras principales
Después de sacudirse el vidrio, tomó la más grande y se paró justo en el
borde de la misma. —De acuerdo, ven aquí.
Lo hice.
—Ahora concéntrate. Imagina que estás hundiéndote en ella,
atravesándola. Imagínate el cuarto de baño del otro lado.
Me paré en el punto negro, la mirada fija en mis botas, disponiéndome
a mí misma a fundirme en ella. Imaginé mi cuerpo volviéndose suave y
viscoso —lo que no resultaba difícil después de ese beso— y deslizándose en
el suelo.
Al principio, mis pies se sobresaltaron al sentir un hormigueo.
Algo está pasando.
—Bien. Aguanta. Debería ir deprisa a partir de ahora.
Abrí mi boca para decir algo, pero no tuve la oportunidad antes de
que ser absorbida por la oscuridad.
funky
Re: Static (Zayn Malik ,Harry Styles y tu, SEMI HOT) (ADAPTADA) ( TERMINADA)
23
El túnel estaba oscuro. Por lo menos, creía que era un túnel. Era
más fácil pensar de esa manera. La alternativa era una locura y
no quería tenerla en cuenta. Podía seguir un túnel. Tenía sentido.
Poner un pie delante del otro, deslizando los dedos por las paredes. Seguir el
camino. Permanecer en el camino. Bajar significaba un viaje al olvido. Y
realmente no quería hacer ese viaje y perderme para siempre.
Me arrastré hacia delante en la oscuridad, concentrada en mis pasos,
la imagen del baño del hotel al final. En mi mente, vi el inodoro de porcelana
blanca y la encimera de azulejos verdes alrededor del lavabo blanco. La
cortina blanca de la ducha ondeaba delante de mí, llamándome…
Y entonces estaba allí, agarrándola. Podía sentir el plástico entre mis
manos.
Me caí hacia delante y arranqué la cortina de los ganchos. Casi me
golpeé la cabeza con el inodoro en mi caída. Mierda. Realmente lo hice.
Me puse de pie y examiné la habitación. Sin duda era el baño de
Zayn en el hotel. Su cepillo de dientes se encontraba en la encimera al lado
de un tubo de pasta de dientes. Una botella de colonia Calvin Klein yacía
junto a ello. La cogí y la olí. Sí, Zayn. Llevaba ese ligero y especiado aroma
en la piel.
Bueno, hora de volver. Aunque, esta sería la oportunidad perfecta de
cotillear las cosas de Zayn.
Para saber más sobre él, para saber más sobre Malicia.
Pero había dicho que regresara inmediatamente. Si no lo hiciese, sabría
que había llegado a algo. Y no quería que se enfadase. Me gustaba. Y
estaba bastante segura de que también le gustaba a él.
Al encontrar una sombra en el suelo, me situé sobre ella y me
concentré en caer. Me imaginé el cuarto de baño al otro lado. Me imaginé
la cara de Zayn y me concentré en ella. Lo cual no era difícil, ya que era
muy estelar.
En cuestión de segundos, me disolvía en la sombra a través del suelo y
dentro del abismo. Era más fácil volver. Parecía que sólo había dado unos
pasos antes de que estuviese parpadeando ante Zayn, hecha un ovillo en el
suelo. Se agachó y me ayudó a ponerme de pie.
—No está mal. Solo tardaste unos seis minutos.
—En lugar de volver de inmediato, podría haber buscado en sus
habitaciones algo, cualquier cosa que nos ayudase a acabar con ellos.
—¿Sí? ¿Y cómo habrías entrado en cualquiera de sus habitaciones?
Fruncí el ceño, olvidando completamente ese pequeño problema.
—Seguiremos practicando hasta que te vuelvas veloz, y solamente
entonces, lo intentaremos. Tienes que tener la disposición de la habitación a
la que vas. Tienes que ver a dónde estás yendo, o quién sabe dónde
acabarás.
—Está bien, así que ¿Cómo puedo entrar en sus habitaciones?
Suspiró.
—Todavía no lo he averiguado.
Dieron unos golpes a la puerta.
—Parad de follar y salid de aquí. Es la hora de abrir el club.
Era uno de los otros roadies. Creo que se llamaba Chuck.
Zayn me miró
—Despéinate un poco. —Se desabrochó los vaqueros—. Tiene que
parecer que hemos…eh, ya sabes.
—Oh, claro. —Me sacudí el pelo con las manos hasta que algunos
mechones apuntaron hacia arriba—. ¿Qué tal así?
Se río un poco. —Lindo.
Me sonrojé de nuevo. Realmente tenía que controlarme a mí misma si
quería superar todo esto. Tenía que controlar a mi cabeza, a mi corazón, y
especialmente, a mis hormonas. O me iba a meter incluso en más problemas.
Después de que abriese la puerta, salimos juntos, cogidos de la mano.
Había una actividad intensa y, básicamente, todo el mundo nos ignoró
cuando llegamos al backstage por el pasillo. Todos, excepto Devon.
Se puso de pie en el pasillo abierto, bloqueándolo. Llevaba puesto su
maquillaje para la actuación, y vestida de Sexpress. Me miró a mí, luego a
Zayn, y después a mí otra vez. Se inclinó hacia delante y me olió.
—No estoy segura del juego al que estás jugando pero te estoy
vigilando.
—No seas tan melodramática, Devon —dijo Zayn mientras me
apretaba la mano—. No hay una gran conspiración contra ti. Solo que ahora
prefiero lo limpio, por así decirlo.
Eso la hizo retroceder. Evidentemente, no estaba acostumbrada a ser
tratada de esa manera. Sus ojos se volvieron negro azabache y me gruñó.
La urgencia de responder a ese acto de agresión se apoderó de mí.
Podía sentir al cambio acercándose. Era como una ola de calor
embotellada, ardiendo y quemándome.
Zayn debió haberlo notado, porque me empujó hacia atrás y me
puso detrás de él.
—Supéralo, Devon. No estás tan buena.
Ella se acercó un paso
—Eso no es lo que pensaste la noche en que te absorbí el alma.
Sonrió y pude ver las diminutas puntas de sus colmillos saliendo de sus
encías. Sus garras también le habían salido de las manos. Iba a atacar,
estaba segura. Me miró por encima del hombro de Zayn.
—Empieza a contar tus días, zorra. Ya que no te quedan muchos. —
Gruñó una vez más, se dio la vuelta y se fue a la parte posterior del escenario.
Cuando se fue, continuamos nuestro camino al escenario.
—¿Quieres que me rasgue la garganta de un lado al otro? —le
pregunté a Zayn.
—No, por supuesto que no.
—Entonces para de contrariarla. Porque un día me va a atrapar a solas.
—No si puedo evitarlo. —Cerró la mano en un puño—. Es solo que la
odio tanto por lo que me hizo. Quiero matarla.
—Sé que lo haces. —Puse una mano en su hombro—. Y tendrás la
oportunidad de hacerlo. Pero, por favor, tranquilízate para que no me atrape
primero.
Se giró hacia mí.
—No voy a dejar que te haga daño, .
Me gustó escuchar la sinceridad y la determinación, y ver la
preocupación en sus ojos. Despertaban un calor dentro de mí. Pero sabía lo
peligrosos que Devon y los demás podían llegar a ser. Estaba bordeando una
delgada y peligrosa línea sólo al estar aquí.
—Lo sé. Pero no puedes estar conmigo las veinticuatro horas del día, los
siete días de la semana.
—Puedo intentarlo. —Y me dio una de sus raras sonrisas.
Eso me afectó. De hecho, podía sentir como se derretían mis entrañas.
Incluso mi corazón saltaba un par de compases.
Chuck, el chico del equipo técnico, nos gruñó al pasar junto a nosotros.
—¿Podríais hacer toda esa mierda de enamorados después de que se
acabe el espectáculo?
—Eh, no estamos… —empezó Zayn, pero Chuck le lanzó un par de
alicates.
—Sólo ajusta ese altavoz, ¿Vale?
Sin decir nada más, Zayn se puso a trabajar, mientras yo le miraba a
distancia.
No creí a Zayn cuando dijo que llevase tapones en los oídos durante
el espectáculo. Debería haberlo pensado.
No lo hice hasta que Malicia llegó al escenario, cogió sus instrumentos,
los encendió y se puso a tocar. La estática casi me rompió los tímpanos.
Estaba cerca de la parte de atrás del club, en el bar, bebiendo una cocacola
cuando el chirriante sonido casi me tira del taburete.
Todo el mundo a mí alrededor me miró con curiosidad mientras me
apretaba las manos contra los oídos, haciendo una mueca de dolor.
Rebusqué en mis bolsillos los esponjosos tapones para ponérmelos, pero
no antes de que su escuchase su voz sobre el ruido blanco…
Me perteneces
Soy tu duelo
Tu vida está en mis manos
Estoy succionando tu alma…
Pero esta vez, Harry no cantaba para mí.
Cantaba a su próxima víctima.
Me quedé al lado del escenario, con los tapones tapando firmemente
mis oídos, explorando la multitud para ver la marca del destino del íncubo.
Era difícil de encontrar, porque al menos había dos docenas de
posibilidades atestando la sala. Chicas, góticas, punks, alternativas, todas
juntas, bailando y compitiendo por un buen sitio para llamar la atención de
Harry. Todo me parecía un poco demasiado familiar y me pregunté si así era
como había parecido. Desesperada por un solo momento de atención, por
ese único segundo en el que nuestros ojos se encontrarían y él me sonreiría.
Me sacudía a mí misma. Dios, no era de extrañar que me hubiese
elegido. Al igual que estas chicas, habría hecho cualquier cosa para estar un
rato con Harry y la banda. Cualquier cosa. Incluso me había estado
preparando para perder mi virginidad con él. Con un chico que no conocía,
un chico que no le importaba quién fuese y que no me valoraba de ninguna
manera.
Sé que no me merecía lo que me había hecho al final, pero me puse
en una posición para ser usada, para ser herida. Y me prometí a mí mima que
no dejaría que ninguna de estas chicas cometiesen el mismo horrible error
que yo había cometido.
Así que miré y esperé, tomando notas mentales de las chicas de
delante, como eran, que llevaban puesto. Al final, vi a tres chicas con pases
de backstage alrededor de sus cuellos. Al igual que el que yo tenía.
Cuando se terminó el concierto, seguí a las chicas a la parte de atrás
del escenario, donde iban los artistas, no el público. Una mano agarrándome
el brazo me detuvo antes de entrar en los vestuarios.
—¿A dónde coño vas? —Zayn me frunció el ceño.
—No voy a dejar que le vuelva a suceder a alguien. —Intenté alejarme
de él, pero tenía un férreo control.
Miró a su alrededor antes de decir algo más; probablemente para
asegurarse de que nadie escuchaba nuestra conversación. Alguno de los
otros chicos del equipo técnico, pasaron junto a nosotros. Zayn me empujó
fuera del camino y me llevó a la puerta de atrás en el callejón.
—Te dije que no era una buena idea pasar tiempo con ellos,
especialmente con Harry.
—Él va a hacerle esto a alguien más. No puedo dejar que eso ocurra.
—No puedes ayudarlas, . Vas a descubrirte. Él lo sabrá.
Me solté el brazo de su agarre y pateé la pared, la frustración
creciendo en mí como un volcán.
—No me importa. Salvarlas es más importante.
—No puedes salvarlas. Está más allá de tu control.
Me di la vuelta y le miré. Nuestras miradas no se cruzaron. Miraba al
suelo.
Entonces me di cuenta. Era palpable que sentía culpa.
—¿Por qué no me salvaste, Zayn?
Alzó la cabeza.
—¿Qué?
—Me viste en la fiesta. Hablé contigo. Me conocías entonces, ¿No?
Sabías que Harry me iba a hacerme esto.
Se apartó de mí, yendo hacia la puerta.
—No sabes de lo que estás hablando.
Le agarré y le hice girarse para que me mirara. Le cogí de la barbilla
para que me mirara de verdad.
—¿Por qué no me salvaste?
Una lágrima se deslizó por la comisura de su ojo y recorrió su mejilla. Vi
el camino que recorría. Mi estómago era una bola de dolor.
—Porque estaba muy asustado, ¿Vale? ¿Lo entiendes? Soy un puto
cobarde.
—¿Es por eso que me encontraste después? ¿Es eso por lo que me
trajiste aquí? ¿Crees que puedes salvarme ahora? —No respondió. No
necesitaba hacerlo. Podía ver la cristalina respuesta brotando de sus ojos.
Su culpa le había obligado a buscarme y a traerme aquí. A cuidarme.
La misma culpa por la que crió a su hermana. No quería su culpa. Quería que
algo más, otro sentimiento, fuese la razón por la que estaba conmigo.
Dejé caer mi mano de su rostro y me alejé de un paso. Iba a ponerme
enferma.
—Dame mi dinero.
—¿Qué?
—El dinero que hice trabajando en este espectáculo. Me lo he
ganado.
Rebuscó en el bolsillo delantero de su pantalón vaquero y sacó un fajo
de billetes. Sacó cinco de veinte y me los entregó.
Los doblé y los guardé en mi bolsillo. Sin decir una palabra, me di la
vuelta y me fui por el callejón.
—Lo siento, —gritó a mi espalda—. Lo siento.
No lo acepté y seguí caminando. Las lágrimas no empezaron a caer
hasta que salí a la calle y doblé la esquina.
No sabía cuánto tiempo había estado caminando, pero había sido lo
suficiente como para que tuviese frío y estuviese completamente perdida.
Desde que estaba en una ciudad, no sabía que no me sorprendería
haberme perdido. Miré a mí alrededor buscando cualquier punto de
referencia. Por desgracia, el Starbucks de la esquina estaba cerrado, pero la
pequeña cafetería de al lado no lo estaba. Entré y pedí un café. Pagué con
uno de los billetes de veinte, iba a necesitar el cambio.
Con el café en una mano, encontré una antigua cabina telefónica,
una en la que se podía entrar. Una imagen poco habitual en las calles de la
mayoría de las ciudades, sobre todo cuando todo el mundo tenía un
teléfono móvil. Yo, por supuesto, fui obligada a dejar el mío en casa.
Cogí el auricular, metí un montón de monedas, y marqué. No sabía
exactamente qué hora era, definitivamente tarde, así que no me sorprendí
cuando una voz somnolienta y casi inaudible me contestó con un gruñido.
—¿Chloe?
Entonces, silencio.
—¿ ?
—Sí.
—Oh, Dios mío, ¿Dónde estás? ¿Estás bien?
—Estoy bien. —Las lágrimas volvieron.
—¿Dónde demonios estás? Todo el mundo te está buscando. Tu madre
se está volviendo loca. Cree que has sido secuestrada.
—No he sido secuestrada. —Me sequé las lágrimas. Pensar en la
preocupación que estaba causando a mi madre era casi demasiado para
mí.
Miré la sombra que la cabina había hecho en la acera. Podría
ponerme sobre ella y deslizarme de vuelta a casa, de vuelta a mi habitación.
Podría ir a casa y ver a mamá. Ella me abrazaría y aliviaría el dolor. Pero sabía
que eso no era posible. No mientras Malicia estuviera por aquí, no mientras
casi había matado a Josh.
—Pero tenía que irme.
—¿Qué le pasó a Josh?
Mi corazón saltó a mi garganta.
—¿Está bién?
—He oído que está en coma. Todo el mundo habla sobre ello.
—¿Qué dicen todos?
—Que estaba drogado o algo así.
No dije nada. No podía contarle la verdad. No podía contarle lo
mucho que nada tenía sentido, nada que ella creyese.
— , no le… hiciste nada a él, ¿Verdad?
—¿La gente dice que lo hice?
—Bueno, tú saliste con él. Luego él terminó en el hospital. Quedando en
coma misteriosamente por el camino.
—Mira Chloe, tengo que irme.
—¿Vas a venir a casa?
Pasé mi dedo por la capa de agua condensada que había en el cristal
de la cabina.
—No lo sé.
—Se ve mal, Sale, que desaparecieses. La policía ha estado por aquí
haciendo preguntas.
—No le digas a nadie que he llamado.
—Pero tu madre…
Tuve que tragar saliva por el sollozo que tenía atravesado en la
garganta. Cerré los ojos con fuerza.
—Dile que estoy bien. Pero no se lo digas a nadie más. Prométemelo,
Chloe.
Silencio, y después, un suspiro.
—Te lo prometo.
—Gracias.
—Ten cuidado, , ¿De acuerdo?
Colgué el auricular y apoyé la frente sobre el frío plexiglás. Solo que el
frío no podía contener la furia que crecía dentro de mí. Rabia porque no
podía volver a casa. Ni siquiera podía hablar con mi mejor amiga y contarle
la verdad.
Harry había hecho más que transformarme en un monstruo. Me
arrebató mi inocencia, mi hogar, y mi vida. Cosas que me prometí que
recuperaría no importa qué.
Haciendo un puño con mi mano, golpeé la pared de la cabina. La
caja de plástico se sacudió. La golpeé de nuevo. Y una vez más. Seguí
golpeando hasta que la piel de mis nudillos se abrió. Mi sangre salpicaba el
plexiglás.
Después de tirar el resto de mi café, salí de la cabina y miré la sombra
en el asfalto. Podía dejarlo todo atrás. Podía volver a casa y explicar lo que le
pasó a Josh. Tal vez alguien me creyese. Tal vez no fuese enviada a la cárcel
o a un manicomio.
Sí, seguro. ¿A quién trataba de engañar? Sabía lo que tenía que hacer.
Puse un pie en la sombra, luego el otro, y me disolví en ella.
Un minuto después, estaba en el baño de la habitación del hotel,
agarrada a la encimera para mantener el equilibrio. El espejo sobre el lavabo
estaba empañado. Esto no sería muy raro si no hubiese notado el sonido del
agua cayendo y del movimiento detrás de la cortina cerrada de la ducha.
—Oh, Dios mío. —Sólo que estaba demasiado aturdida para moverme.
Las cortinas se corrieron y la cabeza de Zayn apareció entre ellas. —
¿Qué demonios?
Cerré los ojos y retrocedí hasta la puerta.
—No vi nada. Lo siento, no pensé antes de montar la sombra hasta
aquí.
—Es evidente.
Retrocediendo aún más, busqué a tientas el pomo de la puerta.
Respirar se estaba volviendo difícil. Y no era por el vapor de agua ondulante
que salía de la ducha. Era por el hecho de que Zayn estaba mojado y
desnudo detrás de la simple cortina de plástico translúcida.
Encontré el pomo, me volví y abrí la puerta.
Pero admito abiertamente que miré a escondidas antes de salir. No vi
nada, a excepción de un mojado Zayn frunciéndome el ceño.
Cerré la puerta y me apoyé contra ella, respirando con dificultad. Mi
corazón latía como un martillo sobre un tambor tribal. Después, una sonrisa se
extendió por mi rostro. Si solo me hubiese deslizado fuera de la sombra
mientras él estuviese saliendo.
Reprimiendo una carcajada, me aparté de la puerta y entré en el
dormitorio a cambiarme de ropa. Todavía tenía frío porque caminé en la
noche por las calles. Pero no me dio tiempo a alcanzarla antes de que la
puerta del baño se abriese y saliera Zayn, vestido solo con un par de
pantalones deportivos negros.
Me quedé clavada al suelo, mirándole fijamente. Su pelo oscuro
estaba desordenado en húmedos mechones. Las gotas de agua caían
como cuentas de cristal por la piel suave y pálida de su pecho. Estaba muy
bien constituido, no era voluminoso, pero tampoco flaco. Estaba en ese lugar
perfecto entre ambos. Sé que me estaba ruborizando, pero no podía apartar
la mirada de él. Hizo que mi pulso martillease en mi cuello. Tuve que reprimir
el impulso de cubrir su boca con la mía, y aspirarle hasta que se secase.
—¿A dónde coño te fuiste?
—Yo… eh, tenía que alejarme un rato. Para pensar.
Buscó mi cara. No estaba segura de lo que estaba buscando, o si lo
encontró cuando se acercó más a mí. Todo lo que sabía era que quería, no,
necesitaba, lamer las gotas de sus labios.
—Necesitas controlar tus emociones, . Tu aura está brillando
intensamente en este momento.
Lamiendo mis labios, di un paso hacia él.
—¿Te dolería si me alimentase de ti?
Sus ojos se abrieron ante eso. Evidentemente, nunca había
considerado esa posibilidad. Esto me sorprendió, ya que era todo en lo que
podía pensar. Lo bueno que sabría. Como una tostada con fresas, nata
batida y una gran cantidad de jarabe de arce desparramado por todas
partes. Delicioso.
En ese momento la saliva se me acumulaba en la boca.
—Tienes que controlar el hambre. No dejes que te controle. —Siguió
diciendo, pero a la vez seguía acercándose a mí también. Tal vez no tenía
tanto control como pensaba que tenía. Tal vez pensaba en probarme
también, y no solo el sabor de mi gloss.
Estaba lo suficientemente cerca como para tocarnos. Y eso es lo que
hice. Bajé la punta de mis dedos sobre su pecho mojado. Podía oír lo rápido
que cogía aire y sentir la forma en que sus músculos reaccionaban ante mi
ligero toque.
Me permitió tocarle, incluso mientras me apoyó contra la pared. ¿Qué
pasaba entre él y las paredes?
Su control era tan débil como el mío. Su aura se volvió de un rojo
oscuro, peligroso y delicioso. Quería perderme dentro de los colores. Quería
entregarme a ellos, a él.
—Zayn —suspiré, apenas capaz de pensar con coherencia—.
Quiero… quiero…
Eso fue todo lo que pude decir antes de que un gritó atravesase la
niebla de mi euforia.
El túnel estaba oscuro. Por lo menos, creía que era un túnel. Era
más fácil pensar de esa manera. La alternativa era una locura y
no quería tenerla en cuenta. Podía seguir un túnel. Tenía sentido.
Poner un pie delante del otro, deslizando los dedos por las paredes. Seguir el
camino. Permanecer en el camino. Bajar significaba un viaje al olvido. Y
realmente no quería hacer ese viaje y perderme para siempre.
Me arrastré hacia delante en la oscuridad, concentrada en mis pasos,
la imagen del baño del hotel al final. En mi mente, vi el inodoro de porcelana
blanca y la encimera de azulejos verdes alrededor del lavabo blanco. La
cortina blanca de la ducha ondeaba delante de mí, llamándome…
Y entonces estaba allí, agarrándola. Podía sentir el plástico entre mis
manos.
Me caí hacia delante y arranqué la cortina de los ganchos. Casi me
golpeé la cabeza con el inodoro en mi caída. Mierda. Realmente lo hice.
Me puse de pie y examiné la habitación. Sin duda era el baño de
Zayn en el hotel. Su cepillo de dientes se encontraba en la encimera al lado
de un tubo de pasta de dientes. Una botella de colonia Calvin Klein yacía
junto a ello. La cogí y la olí. Sí, Zayn. Llevaba ese ligero y especiado aroma
en la piel.
Bueno, hora de volver. Aunque, esta sería la oportunidad perfecta de
cotillear las cosas de Zayn.
Para saber más sobre él, para saber más sobre Malicia.
Pero había dicho que regresara inmediatamente. Si no lo hiciese, sabría
que había llegado a algo. Y no quería que se enfadase. Me gustaba. Y
estaba bastante segura de que también le gustaba a él.
Al encontrar una sombra en el suelo, me situé sobre ella y me
concentré en caer. Me imaginé el cuarto de baño al otro lado. Me imaginé
la cara de Zayn y me concentré en ella. Lo cual no era difícil, ya que era
muy estelar.
En cuestión de segundos, me disolvía en la sombra a través del suelo y
dentro del abismo. Era más fácil volver. Parecía que sólo había dado unos
pasos antes de que estuviese parpadeando ante Zayn, hecha un ovillo en el
suelo. Se agachó y me ayudó a ponerme de pie.
—No está mal. Solo tardaste unos seis minutos.
—En lugar de volver de inmediato, podría haber buscado en sus
habitaciones algo, cualquier cosa que nos ayudase a acabar con ellos.
—¿Sí? ¿Y cómo habrías entrado en cualquiera de sus habitaciones?
Fruncí el ceño, olvidando completamente ese pequeño problema.
—Seguiremos practicando hasta que te vuelvas veloz, y solamente
entonces, lo intentaremos. Tienes que tener la disposición de la habitación a
la que vas. Tienes que ver a dónde estás yendo, o quién sabe dónde
acabarás.
—Está bien, así que ¿Cómo puedo entrar en sus habitaciones?
Suspiró.
—Todavía no lo he averiguado.
Dieron unos golpes a la puerta.
—Parad de follar y salid de aquí. Es la hora de abrir el club.
Era uno de los otros roadies. Creo que se llamaba Chuck.
Zayn me miró
—Despéinate un poco. —Se desabrochó los vaqueros—. Tiene que
parecer que hemos…eh, ya sabes.
—Oh, claro. —Me sacudí el pelo con las manos hasta que algunos
mechones apuntaron hacia arriba—. ¿Qué tal así?
Se río un poco. —Lindo.
Me sonrojé de nuevo. Realmente tenía que controlarme a mí misma si
quería superar todo esto. Tenía que controlar a mi cabeza, a mi corazón, y
especialmente, a mis hormonas. O me iba a meter incluso en más problemas.
Después de que abriese la puerta, salimos juntos, cogidos de la mano.
Había una actividad intensa y, básicamente, todo el mundo nos ignoró
cuando llegamos al backstage por el pasillo. Todos, excepto Devon.
Se puso de pie en el pasillo abierto, bloqueándolo. Llevaba puesto su
maquillaje para la actuación, y vestida de Sexpress. Me miró a mí, luego a
Zayn, y después a mí otra vez. Se inclinó hacia delante y me olió.
—No estoy segura del juego al que estás jugando pero te estoy
vigilando.
—No seas tan melodramática, Devon —dijo Zayn mientras me
apretaba la mano—. No hay una gran conspiración contra ti. Solo que ahora
prefiero lo limpio, por así decirlo.
Eso la hizo retroceder. Evidentemente, no estaba acostumbrada a ser
tratada de esa manera. Sus ojos se volvieron negro azabache y me gruñó.
La urgencia de responder a ese acto de agresión se apoderó de mí.
Podía sentir al cambio acercándose. Era como una ola de calor
embotellada, ardiendo y quemándome.
Zayn debió haberlo notado, porque me empujó hacia atrás y me
puso detrás de él.
—Supéralo, Devon. No estás tan buena.
Ella se acercó un paso
—Eso no es lo que pensaste la noche en que te absorbí el alma.
Sonrió y pude ver las diminutas puntas de sus colmillos saliendo de sus
encías. Sus garras también le habían salido de las manos. Iba a atacar,
estaba segura. Me miró por encima del hombro de Zayn.
—Empieza a contar tus días, zorra. Ya que no te quedan muchos. —
Gruñó una vez más, se dio la vuelta y se fue a la parte posterior del escenario.
Cuando se fue, continuamos nuestro camino al escenario.
—¿Quieres que me rasgue la garganta de un lado al otro? —le
pregunté a Zayn.
—No, por supuesto que no.
—Entonces para de contrariarla. Porque un día me va a atrapar a solas.
—No si puedo evitarlo. —Cerró la mano en un puño—. Es solo que la
odio tanto por lo que me hizo. Quiero matarla.
—Sé que lo haces. —Puse una mano en su hombro—. Y tendrás la
oportunidad de hacerlo. Pero, por favor, tranquilízate para que no me atrape
primero.
Se giró hacia mí.
—No voy a dejar que te haga daño, .
Me gustó escuchar la sinceridad y la determinación, y ver la
preocupación en sus ojos. Despertaban un calor dentro de mí. Pero sabía lo
peligrosos que Devon y los demás podían llegar a ser. Estaba bordeando una
delgada y peligrosa línea sólo al estar aquí.
—Lo sé. Pero no puedes estar conmigo las veinticuatro horas del día, los
siete días de la semana.
—Puedo intentarlo. —Y me dio una de sus raras sonrisas.
Eso me afectó. De hecho, podía sentir como se derretían mis entrañas.
Incluso mi corazón saltaba un par de compases.
Chuck, el chico del equipo técnico, nos gruñó al pasar junto a nosotros.
—¿Podríais hacer toda esa mierda de enamorados después de que se
acabe el espectáculo?
—Eh, no estamos… —empezó Zayn, pero Chuck le lanzó un par de
alicates.
—Sólo ajusta ese altavoz, ¿Vale?
Sin decir nada más, Zayn se puso a trabajar, mientras yo le miraba a
distancia.
No creí a Zayn cuando dijo que llevase tapones en los oídos durante
el espectáculo. Debería haberlo pensado.
No lo hice hasta que Malicia llegó al escenario, cogió sus instrumentos,
los encendió y se puso a tocar. La estática casi me rompió los tímpanos.
Estaba cerca de la parte de atrás del club, en el bar, bebiendo una cocacola
cuando el chirriante sonido casi me tira del taburete.
Todo el mundo a mí alrededor me miró con curiosidad mientras me
apretaba las manos contra los oídos, haciendo una mueca de dolor.
Rebusqué en mis bolsillos los esponjosos tapones para ponérmelos, pero
no antes de que su escuchase su voz sobre el ruido blanco…
Me perteneces
Soy tu duelo
Tu vida está en mis manos
Estoy succionando tu alma…
Pero esta vez, Harry no cantaba para mí.
Cantaba a su próxima víctima.
Me quedé al lado del escenario, con los tapones tapando firmemente
mis oídos, explorando la multitud para ver la marca del destino del íncubo.
Era difícil de encontrar, porque al menos había dos docenas de
posibilidades atestando la sala. Chicas, góticas, punks, alternativas, todas
juntas, bailando y compitiendo por un buen sitio para llamar la atención de
Harry. Todo me parecía un poco demasiado familiar y me pregunté si así era
como había parecido. Desesperada por un solo momento de atención, por
ese único segundo en el que nuestros ojos se encontrarían y él me sonreiría.
Me sacudía a mí misma. Dios, no era de extrañar que me hubiese
elegido. Al igual que estas chicas, habría hecho cualquier cosa para estar un
rato con Harry y la banda. Cualquier cosa. Incluso me había estado
preparando para perder mi virginidad con él. Con un chico que no conocía,
un chico que no le importaba quién fuese y que no me valoraba de ninguna
manera.
Sé que no me merecía lo que me había hecho al final, pero me puse
en una posición para ser usada, para ser herida. Y me prometí a mí mima que
no dejaría que ninguna de estas chicas cometiesen el mismo horrible error
que yo había cometido.
Así que miré y esperé, tomando notas mentales de las chicas de
delante, como eran, que llevaban puesto. Al final, vi a tres chicas con pases
de backstage alrededor de sus cuellos. Al igual que el que yo tenía.
Cuando se terminó el concierto, seguí a las chicas a la parte de atrás
del escenario, donde iban los artistas, no el público. Una mano agarrándome
el brazo me detuvo antes de entrar en los vestuarios.
—¿A dónde coño vas? —Zayn me frunció el ceño.
—No voy a dejar que le vuelva a suceder a alguien. —Intenté alejarme
de él, pero tenía un férreo control.
Miró a su alrededor antes de decir algo más; probablemente para
asegurarse de que nadie escuchaba nuestra conversación. Alguno de los
otros chicos del equipo técnico, pasaron junto a nosotros. Zayn me empujó
fuera del camino y me llevó a la puerta de atrás en el callejón.
—Te dije que no era una buena idea pasar tiempo con ellos,
especialmente con Harry.
—Él va a hacerle esto a alguien más. No puedo dejar que eso ocurra.
—No puedes ayudarlas, . Vas a descubrirte. Él lo sabrá.
Me solté el brazo de su agarre y pateé la pared, la frustración
creciendo en mí como un volcán.
—No me importa. Salvarlas es más importante.
—No puedes salvarlas. Está más allá de tu control.
Me di la vuelta y le miré. Nuestras miradas no se cruzaron. Miraba al
suelo.
Entonces me di cuenta. Era palpable que sentía culpa.
—¿Por qué no me salvaste, Zayn?
Alzó la cabeza.
—¿Qué?
—Me viste en la fiesta. Hablé contigo. Me conocías entonces, ¿No?
Sabías que Harry me iba a hacerme esto.
Se apartó de mí, yendo hacia la puerta.
—No sabes de lo que estás hablando.
Le agarré y le hice girarse para que me mirara. Le cogí de la barbilla
para que me mirara de verdad.
—¿Por qué no me salvaste?
Una lágrima se deslizó por la comisura de su ojo y recorrió su mejilla. Vi
el camino que recorría. Mi estómago era una bola de dolor.
—Porque estaba muy asustado, ¿Vale? ¿Lo entiendes? Soy un puto
cobarde.
—¿Es por eso que me encontraste después? ¿Es eso por lo que me
trajiste aquí? ¿Crees que puedes salvarme ahora? —No respondió. No
necesitaba hacerlo. Podía ver la cristalina respuesta brotando de sus ojos.
Su culpa le había obligado a buscarme y a traerme aquí. A cuidarme.
La misma culpa por la que crió a su hermana. No quería su culpa. Quería que
algo más, otro sentimiento, fuese la razón por la que estaba conmigo.
Dejé caer mi mano de su rostro y me alejé de un paso. Iba a ponerme
enferma.
—Dame mi dinero.
—¿Qué?
—El dinero que hice trabajando en este espectáculo. Me lo he
ganado.
Rebuscó en el bolsillo delantero de su pantalón vaquero y sacó un fajo
de billetes. Sacó cinco de veinte y me los entregó.
Los doblé y los guardé en mi bolsillo. Sin decir una palabra, me di la
vuelta y me fui por el callejón.
—Lo siento, —gritó a mi espalda—. Lo siento.
No lo acepté y seguí caminando. Las lágrimas no empezaron a caer
hasta que salí a la calle y doblé la esquina.
No sabía cuánto tiempo había estado caminando, pero había sido lo
suficiente como para que tuviese frío y estuviese completamente perdida.
Desde que estaba en una ciudad, no sabía que no me sorprendería
haberme perdido. Miré a mí alrededor buscando cualquier punto de
referencia. Por desgracia, el Starbucks de la esquina estaba cerrado, pero la
pequeña cafetería de al lado no lo estaba. Entré y pedí un café. Pagué con
uno de los billetes de veinte, iba a necesitar el cambio.
Con el café en una mano, encontré una antigua cabina telefónica,
una en la que se podía entrar. Una imagen poco habitual en las calles de la
mayoría de las ciudades, sobre todo cuando todo el mundo tenía un
teléfono móvil. Yo, por supuesto, fui obligada a dejar el mío en casa.
Cogí el auricular, metí un montón de monedas, y marqué. No sabía
exactamente qué hora era, definitivamente tarde, así que no me sorprendí
cuando una voz somnolienta y casi inaudible me contestó con un gruñido.
—¿Chloe?
Entonces, silencio.
—¿ ?
—Sí.
—Oh, Dios mío, ¿Dónde estás? ¿Estás bien?
—Estoy bien. —Las lágrimas volvieron.
—¿Dónde demonios estás? Todo el mundo te está buscando. Tu madre
se está volviendo loca. Cree que has sido secuestrada.
—No he sido secuestrada. —Me sequé las lágrimas. Pensar en la
preocupación que estaba causando a mi madre era casi demasiado para
mí.
Miré la sombra que la cabina había hecho en la acera. Podría
ponerme sobre ella y deslizarme de vuelta a casa, de vuelta a mi habitación.
Podría ir a casa y ver a mamá. Ella me abrazaría y aliviaría el dolor. Pero sabía
que eso no era posible. No mientras Malicia estuviera por aquí, no mientras
casi había matado a Josh.
—Pero tenía que irme.
—¿Qué le pasó a Josh?
Mi corazón saltó a mi garganta.
—¿Está bién?
—He oído que está en coma. Todo el mundo habla sobre ello.
—¿Qué dicen todos?
—Que estaba drogado o algo así.
No dije nada. No podía contarle la verdad. No podía contarle lo
mucho que nada tenía sentido, nada que ella creyese.
— , no le… hiciste nada a él, ¿Verdad?
—¿La gente dice que lo hice?
—Bueno, tú saliste con él. Luego él terminó en el hospital. Quedando en
coma misteriosamente por el camino.
—Mira Chloe, tengo que irme.
—¿Vas a venir a casa?
Pasé mi dedo por la capa de agua condensada que había en el cristal
de la cabina.
—No lo sé.
—Se ve mal, Sale, que desaparecieses. La policía ha estado por aquí
haciendo preguntas.
—No le digas a nadie que he llamado.
—Pero tu madre…
Tuve que tragar saliva por el sollozo que tenía atravesado en la
garganta. Cerré los ojos con fuerza.
—Dile que estoy bien. Pero no se lo digas a nadie más. Prométemelo,
Chloe.
Silencio, y después, un suspiro.
—Te lo prometo.
—Gracias.
—Ten cuidado, , ¿De acuerdo?
Colgué el auricular y apoyé la frente sobre el frío plexiglás. Solo que el
frío no podía contener la furia que crecía dentro de mí. Rabia porque no
podía volver a casa. Ni siquiera podía hablar con mi mejor amiga y contarle
la verdad.
Harry había hecho más que transformarme en un monstruo. Me
arrebató mi inocencia, mi hogar, y mi vida. Cosas que me prometí que
recuperaría no importa qué.
Haciendo un puño con mi mano, golpeé la pared de la cabina. La
caja de plástico se sacudió. La golpeé de nuevo. Y una vez más. Seguí
golpeando hasta que la piel de mis nudillos se abrió. Mi sangre salpicaba el
plexiglás.
Después de tirar el resto de mi café, salí de la cabina y miré la sombra
en el asfalto. Podía dejarlo todo atrás. Podía volver a casa y explicar lo que le
pasó a Josh. Tal vez alguien me creyese. Tal vez no fuese enviada a la cárcel
o a un manicomio.
Sí, seguro. ¿A quién trataba de engañar? Sabía lo que tenía que hacer.
Puse un pie en la sombra, luego el otro, y me disolví en ella.
Un minuto después, estaba en el baño de la habitación del hotel,
agarrada a la encimera para mantener el equilibrio. El espejo sobre el lavabo
estaba empañado. Esto no sería muy raro si no hubiese notado el sonido del
agua cayendo y del movimiento detrás de la cortina cerrada de la ducha.
—Oh, Dios mío. —Sólo que estaba demasiado aturdida para moverme.
Las cortinas se corrieron y la cabeza de Zayn apareció entre ellas. —
¿Qué demonios?
Cerré los ojos y retrocedí hasta la puerta.
—No vi nada. Lo siento, no pensé antes de montar la sombra hasta
aquí.
—Es evidente.
Retrocediendo aún más, busqué a tientas el pomo de la puerta.
Respirar se estaba volviendo difícil. Y no era por el vapor de agua ondulante
que salía de la ducha. Era por el hecho de que Zayn estaba mojado y
desnudo detrás de la simple cortina de plástico translúcida.
Encontré el pomo, me volví y abrí la puerta.
Pero admito abiertamente que miré a escondidas antes de salir. No vi
nada, a excepción de un mojado Zayn frunciéndome el ceño.
Cerré la puerta y me apoyé contra ella, respirando con dificultad. Mi
corazón latía como un martillo sobre un tambor tribal. Después, una sonrisa se
extendió por mi rostro. Si solo me hubiese deslizado fuera de la sombra
mientras él estuviese saliendo.
Reprimiendo una carcajada, me aparté de la puerta y entré en el
dormitorio a cambiarme de ropa. Todavía tenía frío porque caminé en la
noche por las calles. Pero no me dio tiempo a alcanzarla antes de que la
puerta del baño se abriese y saliera Zayn, vestido solo con un par de
pantalones deportivos negros.
Me quedé clavada al suelo, mirándole fijamente. Su pelo oscuro
estaba desordenado en húmedos mechones. Las gotas de agua caían
como cuentas de cristal por la piel suave y pálida de su pecho. Estaba muy
bien constituido, no era voluminoso, pero tampoco flaco. Estaba en ese lugar
perfecto entre ambos. Sé que me estaba ruborizando, pero no podía apartar
la mirada de él. Hizo que mi pulso martillease en mi cuello. Tuve que reprimir
el impulso de cubrir su boca con la mía, y aspirarle hasta que se secase.
—¿A dónde coño te fuiste?
—Yo… eh, tenía que alejarme un rato. Para pensar.
Buscó mi cara. No estaba segura de lo que estaba buscando, o si lo
encontró cuando se acercó más a mí. Todo lo que sabía era que quería, no,
necesitaba, lamer las gotas de sus labios.
—Necesitas controlar tus emociones, . Tu aura está brillando
intensamente en este momento.
Lamiendo mis labios, di un paso hacia él.
—¿Te dolería si me alimentase de ti?
Sus ojos se abrieron ante eso. Evidentemente, nunca había
considerado esa posibilidad. Esto me sorprendió, ya que era todo en lo que
podía pensar. Lo bueno que sabría. Como una tostada con fresas, nata
batida y una gran cantidad de jarabe de arce desparramado por todas
partes. Delicioso.
En ese momento la saliva se me acumulaba en la boca.
—Tienes que controlar el hambre. No dejes que te controle. —Siguió
diciendo, pero a la vez seguía acercándose a mí también. Tal vez no tenía
tanto control como pensaba que tenía. Tal vez pensaba en probarme
también, y no solo el sabor de mi gloss.
Estaba lo suficientemente cerca como para tocarnos. Y eso es lo que
hice. Bajé la punta de mis dedos sobre su pecho mojado. Podía oír lo rápido
que cogía aire y sentir la forma en que sus músculos reaccionaban ante mi
ligero toque.
Me permitió tocarle, incluso mientras me apoyó contra la pared. ¿Qué
pasaba entre él y las paredes?
Su control era tan débil como el mío. Su aura se volvió de un rojo
oscuro, peligroso y delicioso. Quería perderme dentro de los colores. Quería
entregarme a ellos, a él.
—Zayn —suspiré, apenas capaz de pensar con coherencia—.
Quiero… quiero…
Eso fue todo lo que pude decir antes de que un gritó atravesase la
niebla de mi euforia.
funky
Re: Static (Zayn Malik ,Harry Styles y tu, SEMI HOT) (ADAPTADA) ( TERMINADA)
24
Me separé de la pared, pasé a Zayn, y me dirigí a la puerta. Él
alcanzó mi brazo.
—No lo hagas, .
Esquivé su mano. —No puedo dejarla morir. No cuando puedo
salvarla.
—Echarás a perder tu encubierta. Arruinarás nuestro plan.
Pero no lo oí. Salí corriendo al pasillo, intentando escuchar más gritos.
No estaba complemente segura de cuál habitación ocupaba la banda.
Otro sonido se escuchó. No era un grito, sino más bien un aullido
lastimoso, de alguien que se encontraba más allá del miedo y la
desesperación. Conocía ese sonido, porque estaba segura que yo misma lo
había hecho antes.
Sonó por la derecha, de seguro venía desde algún lugar cercano. Me
detuve a tres puertas y esperé. El patético quejido vino de nuevo. Más fuerte
y profundo. Me giré y miré la puerta detrás de mí. Puse la mano en la perilla.
—No lo hagas. —Zayn se encontraba tras de mí.
—Debo hacerlo.
—Podría matarte.
Lo miré sobre mi hombro. —Ya me siento muerta de todas maneras.
Realmente son simples logísticas.
Giré la perilla. En realidad no esperaba que se abriera. Y no lo hizo.
Quizás la distracción sería lo suficiente para salvar a la chica adentro.
La moví un poco más, luego comencé a golpear la puerta con mis
puños. Cuando eso no funcionó, di algunos pasos atrás y empecé a patearla
con el tacón de mi bota. La puerta tembló del impacto.
Otras de las puertas del hotel se abrieron, y los clientes se asomaron a
ver cuál era todo el alboroto. Miré a la mujer mayor a cuatro puertas más
abajo.
—Llame a seguridad, ¿De acuerdo?
Volvió hacia adentro, y esperaba que hiciera lo que le había dicho.
Levanté mi pierna para seguir golpeando la puerta, cuando se abrió,
en vez de golpear la madera, mi bota terminó en la gran mano de Harry.
Miró mi pie y luego a mí, no tenía camisa y su mirada era peligrosa. Sus
ojos eran de un negro azabache, que me hacía temblar.
—Estoy bastante seguro que tienes la habitación equivocada.
Empujó mi pierna y tropecé hacia atrás, casi cayendo sobre mi trasero.
Hubiese caído si Zayn no se hubiese encontrado allí para sostenerme.
—Espero que tengas una muy buena razón para molestarme.
—Yo…
—Creímos que te encontrabas en peligro.
Me giré para mirar a Zayn con la boca abierta.
Me vio rápidamente para luego devolver su mirada a Harry. —
Escuché a alguien en la multitud diciendo que te iban a golpear.
Harry sonrió. —¿En serio? —Su fría mirada me atravesó como una
tachuela a una mariposa—. ¿Y tú qué dices, cariño? ¿Por qué intentabas
tumbar mi puerta, en verdad?
Su mirada me examinó. Era enfermiza. Mi estómago protestó ante la
violación. Pero me forcé a mi misma a sostener su mirada y asentí. —Es lo que
dijo Zayn.
—Hmm, lo dudo un poco. —Tomó un par de pasos hacia delante en
forma amenazadora.
Por suerte, seguridad eligió ese momento para aparecer. Era solo un
hombre, y estaba gordo y fuera de forma, enrollado y apretado como una
salchicha en su uniforme, pero tenía una radio, una batuta, y una Taser en su
cinturón. Además, era un testigo. Fue lo suficiente para poderme relajar un
poco. Quizás no moriría esta noche.
—¿Qué está sucediendo? La recepción ha recibido varias quejas por
todo el ruido.
No estaba segura de qué decir. Miré a Zayn y luego a Harry. Y ahí fue
cuando vi el movimiento detrás de él. Fue todo lo que necesité para tomar
una decisión.
—Trabajamos para la banda. —Señalé a Harry, que ahora se
encontraba en el pasillo con la puerta abierta detrás—. Y nos enteramos que
alguien entró a su habitación. Una fan bastante inestable.
Todos me miraron como si estuviese completamente loca.
Más rápido de lo que creí poder moverme, pasé al lado de Harry y
tomé a la chica drogada que se tropezaba detrás de él, y la jalé hacia el
corredor. Por suerte, se encontraba vestida, pero su rímel se había corrido
como si hubiese estado llorando, algo que sabía que estaba haciendo.
Había escuchado sus gritos de auxilio.
Miró alrededor, desconcertada, confundida, como si se acabara de
despertar de un sueño muy vivido y horrible. Yo lo sabría. Aún intentaba
despertarme.
—Aquí está. —La empujé hacia el guardia de seguridad—. Está
bastante inestable, y creo que drogada también.
No miré a Harry, pero podía sentir su rabia aumentando, por haber
sido interrumpido en medio de su próxima comida. El castigo por lo que
había hecho iba a ser duro. Pero no me importaba. Acababa de salvarle la
vida a esta chica. Valdrá la pena soportar todo lo que planee lanzarme.
El guardia nos miró a todos, como si no se creyese una sola palabra.
La chica lo miró curiosamente. —¿Estás aquí para ayudarme?
—¿Necesitas ayuda? —él preguntó.
Lentamente, miró sobre su hombro a Harry. El miedo era evidente en
su pálida piel y sus grandes ojos marrones. Cuando Harry le mostró sus
dientes, saltó y se acercó mucho más al guardia.
—Por favor, ¿Podría llevarme a casa?
El guardia sacudió la cabeza. —Vamos, chica. Te llamaré un taxi. —Nos
dio a todos una fría mirada—. Si recibo más quejas, los echaré a todos de
aquí.
Ayudó a la chica hasta el elevador, ya que ella no tenía control sobre
sus pies. La puerta se abrió y ambos entraron a salvo. Logró escapar con mi
ayuda.
En el segundo en que se fueron, fui jalada por el cabello hasta el cuarto
de Harry. Pateé y grité, arañando su mano sin ningún efecto.
—Suéltala, hermano. —Zayn se encontraba justo detrás de nosotros,
halando mi cuerpo, tratando de rescatarme de la cólera de Harry.
Me di cuenta que escapar sería totalmente imposible.
Una vez dentro, Harry me levantó y me lanzó a través de la habitación,
como si no fuese nada más que una bolsa de basura. Aterricé en la gran
cama, lo que podría haberme confortado, excepto que en segundos él se
encontraba encima de mí, a horcajadas sobre mi estómago y sosteniendo
mis brazos por encima de mi cabeza.
—Ahora tú eres mi postre, cariño.
El pánico se adentró en mí y creí estar a punto de tener un infarto.
Nunca sentí tanto miedo en mi vida. No podía tomar aire. Puntos negros se
formaron en mi visión oscilante. Nunca albergué el pensamiento de que
moriría en verdad. Excepto que sospechaba que la muerte me estaba
mirando directamente con esos negros ojos y cruel sonrisa.
—¡Quítate de encima! —Zayn se lanzó sobre Harry.
El íncubo levantó una mano y golpeó a Zayn en la cabeza. El impacto
lo tumbó de espaldas.
Quería levantarme para ver si Zayn se encontraba bien, pero no lo
hice. Miré al demonio sentado sobre mí, sus intenciones eran claras. Ya había
tomado muchísimo de mí; me rehusaba a dejarlo terminar el trabajo.
La ira creció como una ola dentro de mí. Ira y la creciente necesidad y
deseo por vivir, por crecer. Pude sentir el cambio venir y le di la bienvenida.
Permití que me llenara hasta desbordar.
—Ahora, volviendo a… —Harry se detuvo y me miró fijamente—. Huh.
¿Qué tenemos aquí?
Con todo lo que tenía, lo empujé. Me senté y me levanté de la cama.
Literalmente.
Con mi espalda pegada a la pared, subí, arriba y más arriba. No
flotaba como antes, sino que me deslizaba por la pared hasta el techo.
Harry me miró, tomado por sorpresa, pero también divertido, justo
cuando Zayn se levantó de nuevo.
—Oh, esto es bueno. —Harry rió—. Has estado guardando secretos,
Zayn.
Había sangre en el rostro de Zayn. Su labio se había roto y manchaba
su quijada. Quería flotar de nuevo hacia abajo y lamer la sangre de su boca.
Quería besarlo hasta que la sangre, su esencia, fluyera por mi garganta.
Jesús, sonaba como un vampiro.
El aura de Zayn brillaba locamente. El color hacía cosquillas en mi piel.
Dios, siempre sería así, lo deseaba muchísimo. No sabía cómo podía desearlo
tanto, sin querer chuparle toda la vida de su cuerpo.
Esta era otra razón para odiar a Harry.
El íncubo se levantó de la cama y se quedó de pie, con las manos en
las caderas, mirándome fijamente. —Ahora te recuerdo. Tú eres la entusiasta
chica de Boise. La que tiramos a la basura.
Al mencionar lo que me habían hecho, salté del techo, aterrizando
sobre mis talones. Fui hacia Harry rápidamente. No se lo esperaba cuando
golpeé su rostro, partiéndole la mejilla, y lanzándolo al otro lado de la
habitación. Caminé de nuevo a la pared como cangrejo.
Él limpió su mejilla, mirando la sangre en sus dedos. Se giró y me clavó
su fría mirada. Luego se comenzó a reír. No era una risa burlona que esperaría
de él, sino más bien una llena de humor e incluso felicidad.
La conmoción por el asunto me sacó de mi transformación llena de ira.
Y caí de boca en la alfombra. De nuevo.
—Oh, me gusta —dijo Harry entre risotadas—. Llena de azúcar y sabor,
y todo lo genial.
Zayn caminó rápidamente a mi lado, y me ayudó a levantarme.
Mantuvo su brazo a mí alrededor mientras miraba mal al demonio. —Déjala
ir.
Harry dejó de reírse, pero aún había humor en sus ojos. —¿Dejarla ir?
¿Estás bromeando? ¿Sabes cuánto tiempo he pasado buscando a la
perfecta compañera de juegos? Siglos, hermano. Ésta encaja
perfectamente. —Lamió la sangre de sus dedos—. Ella es lo que habría sido tu
hermana si hubiese sido lo suficientemente fuerte para vivir.
Sentí el movimiento de Zayn mucho antes de que lo hiciera, pero aun
así no fui lo suficientemente rápida para detenerlo antes de que fuera a
atacar a Harry con sus ojos. El íncubo se encontraba listo.
Harry golpeó a Zayn en el rostro, luego rodeó su cuello con la mano,
lo levantó y lo estrelló contra la mesita de café, partiendo la madera.
—Debí haberte matado hace meses —Gruñó Harry—. Pero Devon es
demasiado sentimental.
Zayn pateó y luchó, pero no sirvió de nada. Harry era demasiado
fuerte.
Me moví atrás de él. Tenía que hacer algo. No podía permitir que
Harry matara a Zayn. —¡Detente! —grité.
Ignorándome, Harry continúo apretando la garganta de Zayn. Su
cara ya se comenzaba a tornar morada, por toda la sangre llenando su
cabeza y la falta de oxígeno.
—Haré lo que quieras, sólo déjalo ir.
Más rápido de lo que pude ver, Harry se apartó. Zayn tosió y jadeó
por aire. Me incliné a su lado y lo ayudé a levantarse. —¿Te encuentras bien?
Asintió.
Harry se alzó a nuestro lado. —Entonces, ¿Lo que quiera, uh?
Asentí, sin mirarlo. La bilis se acumulaba en mi garganta por hacer esa
oferta. ¿En qué me había metido?
—Genial. Siempre quise una esclava.
Me levanté. —¿Una esclava?
Sonrió. —Sí, ¿Qué creíste que quería?
Me sonrojé. Miré hacia el piso, esperando que no lo notara.
Pero lo notó.
Se rió, y fue cruel y mordaz. —¿Es en serio? Oh, cariño, en verdad no
eres mi tipo.
—Fui tu tipo cuando casi me matas. —Solté entre dientes.
Dejó de reírse, y me miró. Me miró en serio, como si me viera por
primera vez. —Es cierto. Siento todo eso.
—¿Una disculpa? —Escupí—. ¿Lo sientes? ¿Lo sientes?
—Sí, siento que hayas sobrevivido. Debiste haber estado
completamente muerta, entonces, no estaríamos teniendo esta
conversación.
Sorprendida, lo miré. Por un segundo, bastante breve, creí que poseía
una pizca de decencia, una onza de humanidad. Pero me demostró lo
contrario. No poseía nada parecido a un alma.
Luego me golpeó. El por qué hacía lo que hacía. Chupaba el alma de
los otros porque nunca tuvo ni tendrá una propia.
—Oh. Dios. Mío. —Rió—. En verdad pareces sorprendida. ¿Qué
pensaste? ¿Qué me había crecido un corazón, o algo así? —Estiró sus
brazos—. Soy un asesino sin corazón, y sin alma. Eso es lo que hago y lo que
soy. Nunca pienses lo contrario. Eso será un grave error de tu parte.
Sus brazos cayeron de nuevo a sus costados, y luego señaló a Zayn. —
Ahora, toma a tu chico y sal de mi habitación. Pero te espero de vuelta a
media noche para que comiences con tus deberes de esclava.
Coloqué mi brazo alrededor de Zayn y lo llevé fuera de la habitación
de Harry. Regresamos a la nuestra. Una vez dentro, lo ayudé a caminar
hasta el sofá, y luego le busqué un vaso de agua.
Tomó un sorbo, lo tragó con dificultad y colocó el vaso en la mesa.
—¿Ves por qué te dije que te mantuvieras apartada de todo eso?
—No podía permitir que matara a esa chica, Zayn. Punto. Lo siento si
te molesta, pero no puedo cambiarlo. Cualquier cosa que me haga, valdrá
la pena.
Sacudió la cabeza, y frotó su cuello.
—También deberías agradecerme por salvarte la vida. —Me siento en
el sofá a su lado.
Sonrió. —Matarme toma mucho más que eso. No soy totalmente
humano, ¿Recuerdas?
—Bueno, demonios, ¿Cómo se supone que sepa eso? No me llegó el
nuevo manual de instrucciones cuando cambias.
Tomó otro sorbo de agua.
—De verdad necesitas decirme estas cosas. Voy por ahí corriendo
ciega, sorda y bruta la mayoría del tiempo. Quiero saberlo todo.
—Tienes razón. Te mantuve a ciegas pensando que te protegía al no
decirte nada.
Asentí, satisfecha que estuviese de acuerdo conmigo.
—Pregunta.
En realidad solo tenía una sola pregunta, me mordí el labio. —Quiero
saber cómo alimentarme sin matar a nadie.
Me miró por un largo momento, luego vio hacia el suelo. —Me temo
que no puedo enseñarte eso.
—¿Por qué no?
—Porque no tengo ni idea cómo.
—En todos estos meses, ¿Nunca intentaste averiguarlo?
Sonrió. —No es como si pudiese practicar en alguien. “Oh bebé,
quédate quieta mientras intento dejar de chuparte la vida. Dime cuándo,
¿De acuerdo?”.
Se levantó y fue al mini refrigerador. Lo abrió y sacó dos sodas.
Volviendo al sofá, me tendió una.
—Así que en todo este tiempo, no has… —Rompí el tapita de la lata
para evitar mirarlo—. Ah. Ya sabes.
Tomó un sorbo de su bebida. —Nop. De hecho eres la primera chica
que he besado desde entonces.
—Oh. —Tomé de mi soda sin estar muy segura de qué decir. Gracias,
simplemente no parecía apropiado—. Bueno, —comencé, insegura—
¿Podríamos practicar juntos?
—¿Qué? —Gritó, casi derramándose encima toda la bebida—. ¿Estás
loca?
—Quizás. He pasado por mucho. No me sorprendería si lo estoy solo un
poco.
—Solo olvídalo. Es estúpido.
—No lo es, Zayn. Piénsalo. Alimentarnos nos hace más fuertes. Por más
que no lo quiera, recuerdo como se sintió alimentarme de Josh. Estaba fuerte,
incluso invencible. Alimentarnos nos haría más fuertes para lidiar con Harry y
el resto de ellos.
Levantó la soda hasta sus labios y la vació. Me miró luego de colocar la
lata en la mesa. —Suena como que solo quieres besarme de nuevo.
Salté, enojada. —¿Sabes qué? Olvídalo. —Me dirigí a la habitación—.
Obviamente no quieres hacer lo que sea para terminar con estos chicos.
Alcancé la puerta cuando dijo: — . —Era más un ruego que una
declaración.
Me detuve, sin girarme, con mi mano en la perilla. —¿Qué?
—Siento haber dicho eso de besarme.
Lo miré por encima de mi hombro. —No lo estés. Es cierto. Sí quiero
besarte. Cuando no quiero golpearte en la nariz. Y no porque quiera
alimentarme de ti. —Giré la perilla, abrí la puerta y entré.
La cerré detrás de mí, con seguro. Sabía que no me dormiría
fácilmente, aunque me encontraba sumamente cansada. Tenía demasiadas
cosas rondando en mi cabeza. Como el hecho de que debía reportarme
con Harry a la media noche para Dios sabe qué.
Zayn también recorría mi mente. Su rostro, su voz, el toque de sus
manos, la sensación de sus labios sobre los míos. Y lo mucho que quería sentir
eso de nuevo.
La mayoría de las veces era un idiota obstinado, pero eso no me
detuvo de enamorarme de él. La realización de ese hecho me golpeó como
una bomba, y rodé a mi espalda, mordiéndome la lengua para resistir la
urgencia de gritar.
Ahora nunca lograría dormir.
Me separé de la pared, pasé a Zayn, y me dirigí a la puerta. Él
alcanzó mi brazo.
—No lo hagas, .
Esquivé su mano. —No puedo dejarla morir. No cuando puedo
salvarla.
—Echarás a perder tu encubierta. Arruinarás nuestro plan.
Pero no lo oí. Salí corriendo al pasillo, intentando escuchar más gritos.
No estaba complemente segura de cuál habitación ocupaba la banda.
Otro sonido se escuchó. No era un grito, sino más bien un aullido
lastimoso, de alguien que se encontraba más allá del miedo y la
desesperación. Conocía ese sonido, porque estaba segura que yo misma lo
había hecho antes.
Sonó por la derecha, de seguro venía desde algún lugar cercano. Me
detuve a tres puertas y esperé. El patético quejido vino de nuevo. Más fuerte
y profundo. Me giré y miré la puerta detrás de mí. Puse la mano en la perilla.
—No lo hagas. —Zayn se encontraba tras de mí.
—Debo hacerlo.
—Podría matarte.
Lo miré sobre mi hombro. —Ya me siento muerta de todas maneras.
Realmente son simples logísticas.
Giré la perilla. En realidad no esperaba que se abriera. Y no lo hizo.
Quizás la distracción sería lo suficiente para salvar a la chica adentro.
La moví un poco más, luego comencé a golpear la puerta con mis
puños. Cuando eso no funcionó, di algunos pasos atrás y empecé a patearla
con el tacón de mi bota. La puerta tembló del impacto.
Otras de las puertas del hotel se abrieron, y los clientes se asomaron a
ver cuál era todo el alboroto. Miré a la mujer mayor a cuatro puertas más
abajo.
—Llame a seguridad, ¿De acuerdo?
Volvió hacia adentro, y esperaba que hiciera lo que le había dicho.
Levanté mi pierna para seguir golpeando la puerta, cuando se abrió,
en vez de golpear la madera, mi bota terminó en la gran mano de Harry.
Miró mi pie y luego a mí, no tenía camisa y su mirada era peligrosa. Sus
ojos eran de un negro azabache, que me hacía temblar.
—Estoy bastante seguro que tienes la habitación equivocada.
Empujó mi pierna y tropecé hacia atrás, casi cayendo sobre mi trasero.
Hubiese caído si Zayn no se hubiese encontrado allí para sostenerme.
—Espero que tengas una muy buena razón para molestarme.
—Yo…
—Creímos que te encontrabas en peligro.
Me giré para mirar a Zayn con la boca abierta.
Me vio rápidamente para luego devolver su mirada a Harry. —
Escuché a alguien en la multitud diciendo que te iban a golpear.
Harry sonrió. —¿En serio? —Su fría mirada me atravesó como una
tachuela a una mariposa—. ¿Y tú qué dices, cariño? ¿Por qué intentabas
tumbar mi puerta, en verdad?
Su mirada me examinó. Era enfermiza. Mi estómago protestó ante la
violación. Pero me forcé a mi misma a sostener su mirada y asentí. —Es lo que
dijo Zayn.
—Hmm, lo dudo un poco. —Tomó un par de pasos hacia delante en
forma amenazadora.
Por suerte, seguridad eligió ese momento para aparecer. Era solo un
hombre, y estaba gordo y fuera de forma, enrollado y apretado como una
salchicha en su uniforme, pero tenía una radio, una batuta, y una Taser en su
cinturón. Además, era un testigo. Fue lo suficiente para poderme relajar un
poco. Quizás no moriría esta noche.
—¿Qué está sucediendo? La recepción ha recibido varias quejas por
todo el ruido.
No estaba segura de qué decir. Miré a Zayn y luego a Harry. Y ahí fue
cuando vi el movimiento detrás de él. Fue todo lo que necesité para tomar
una decisión.
—Trabajamos para la banda. —Señalé a Harry, que ahora se
encontraba en el pasillo con la puerta abierta detrás—. Y nos enteramos que
alguien entró a su habitación. Una fan bastante inestable.
Todos me miraron como si estuviese completamente loca.
Más rápido de lo que creí poder moverme, pasé al lado de Harry y
tomé a la chica drogada que se tropezaba detrás de él, y la jalé hacia el
corredor. Por suerte, se encontraba vestida, pero su rímel se había corrido
como si hubiese estado llorando, algo que sabía que estaba haciendo.
Había escuchado sus gritos de auxilio.
Miró alrededor, desconcertada, confundida, como si se acabara de
despertar de un sueño muy vivido y horrible. Yo lo sabría. Aún intentaba
despertarme.
—Aquí está. —La empujé hacia el guardia de seguridad—. Está
bastante inestable, y creo que drogada también.
No miré a Harry, pero podía sentir su rabia aumentando, por haber
sido interrumpido en medio de su próxima comida. El castigo por lo que
había hecho iba a ser duro. Pero no me importaba. Acababa de salvarle la
vida a esta chica. Valdrá la pena soportar todo lo que planee lanzarme.
El guardia nos miró a todos, como si no se creyese una sola palabra.
La chica lo miró curiosamente. —¿Estás aquí para ayudarme?
—¿Necesitas ayuda? —él preguntó.
Lentamente, miró sobre su hombro a Harry. El miedo era evidente en
su pálida piel y sus grandes ojos marrones. Cuando Harry le mostró sus
dientes, saltó y se acercó mucho más al guardia.
—Por favor, ¿Podría llevarme a casa?
El guardia sacudió la cabeza. —Vamos, chica. Te llamaré un taxi. —Nos
dio a todos una fría mirada—. Si recibo más quejas, los echaré a todos de
aquí.
Ayudó a la chica hasta el elevador, ya que ella no tenía control sobre
sus pies. La puerta se abrió y ambos entraron a salvo. Logró escapar con mi
ayuda.
En el segundo en que se fueron, fui jalada por el cabello hasta el cuarto
de Harry. Pateé y grité, arañando su mano sin ningún efecto.
—Suéltala, hermano. —Zayn se encontraba justo detrás de nosotros,
halando mi cuerpo, tratando de rescatarme de la cólera de Harry.
Me di cuenta que escapar sería totalmente imposible.
Una vez dentro, Harry me levantó y me lanzó a través de la habitación,
como si no fuese nada más que una bolsa de basura. Aterricé en la gran
cama, lo que podría haberme confortado, excepto que en segundos él se
encontraba encima de mí, a horcajadas sobre mi estómago y sosteniendo
mis brazos por encima de mi cabeza.
—Ahora tú eres mi postre, cariño.
El pánico se adentró en mí y creí estar a punto de tener un infarto.
Nunca sentí tanto miedo en mi vida. No podía tomar aire. Puntos negros se
formaron en mi visión oscilante. Nunca albergué el pensamiento de que
moriría en verdad. Excepto que sospechaba que la muerte me estaba
mirando directamente con esos negros ojos y cruel sonrisa.
—¡Quítate de encima! —Zayn se lanzó sobre Harry.
El íncubo levantó una mano y golpeó a Zayn en la cabeza. El impacto
lo tumbó de espaldas.
Quería levantarme para ver si Zayn se encontraba bien, pero no lo
hice. Miré al demonio sentado sobre mí, sus intenciones eran claras. Ya había
tomado muchísimo de mí; me rehusaba a dejarlo terminar el trabajo.
La ira creció como una ola dentro de mí. Ira y la creciente necesidad y
deseo por vivir, por crecer. Pude sentir el cambio venir y le di la bienvenida.
Permití que me llenara hasta desbordar.
—Ahora, volviendo a… —Harry se detuvo y me miró fijamente—. Huh.
¿Qué tenemos aquí?
Con todo lo que tenía, lo empujé. Me senté y me levanté de la cama.
Literalmente.
Con mi espalda pegada a la pared, subí, arriba y más arriba. No
flotaba como antes, sino que me deslizaba por la pared hasta el techo.
Harry me miró, tomado por sorpresa, pero también divertido, justo
cuando Zayn se levantó de nuevo.
—Oh, esto es bueno. —Harry rió—. Has estado guardando secretos,
Zayn.
Había sangre en el rostro de Zayn. Su labio se había roto y manchaba
su quijada. Quería flotar de nuevo hacia abajo y lamer la sangre de su boca.
Quería besarlo hasta que la sangre, su esencia, fluyera por mi garganta.
Jesús, sonaba como un vampiro.
El aura de Zayn brillaba locamente. El color hacía cosquillas en mi piel.
Dios, siempre sería así, lo deseaba muchísimo. No sabía cómo podía desearlo
tanto, sin querer chuparle toda la vida de su cuerpo.
Esta era otra razón para odiar a Harry.
El íncubo se levantó de la cama y se quedó de pie, con las manos en
las caderas, mirándome fijamente. —Ahora te recuerdo. Tú eres la entusiasta
chica de Boise. La que tiramos a la basura.
Al mencionar lo que me habían hecho, salté del techo, aterrizando
sobre mis talones. Fui hacia Harry rápidamente. No se lo esperaba cuando
golpeé su rostro, partiéndole la mejilla, y lanzándolo al otro lado de la
habitación. Caminé de nuevo a la pared como cangrejo.
Él limpió su mejilla, mirando la sangre en sus dedos. Se giró y me clavó
su fría mirada. Luego se comenzó a reír. No era una risa burlona que esperaría
de él, sino más bien una llena de humor e incluso felicidad.
La conmoción por el asunto me sacó de mi transformación llena de ira.
Y caí de boca en la alfombra. De nuevo.
—Oh, me gusta —dijo Harry entre risotadas—. Llena de azúcar y sabor,
y todo lo genial.
Zayn caminó rápidamente a mi lado, y me ayudó a levantarme.
Mantuvo su brazo a mí alrededor mientras miraba mal al demonio. —Déjala
ir.
Harry dejó de reírse, pero aún había humor en sus ojos. —¿Dejarla ir?
¿Estás bromeando? ¿Sabes cuánto tiempo he pasado buscando a la
perfecta compañera de juegos? Siglos, hermano. Ésta encaja
perfectamente. —Lamió la sangre de sus dedos—. Ella es lo que habría sido tu
hermana si hubiese sido lo suficientemente fuerte para vivir.
Sentí el movimiento de Zayn mucho antes de que lo hiciera, pero aun
así no fui lo suficientemente rápida para detenerlo antes de que fuera a
atacar a Harry con sus ojos. El íncubo se encontraba listo.
Harry golpeó a Zayn en el rostro, luego rodeó su cuello con la mano,
lo levantó y lo estrelló contra la mesita de café, partiendo la madera.
—Debí haberte matado hace meses —Gruñó Harry—. Pero Devon es
demasiado sentimental.
Zayn pateó y luchó, pero no sirvió de nada. Harry era demasiado
fuerte.
Me moví atrás de él. Tenía que hacer algo. No podía permitir que
Harry matara a Zayn. —¡Detente! —grité.
Ignorándome, Harry continúo apretando la garganta de Zayn. Su
cara ya se comenzaba a tornar morada, por toda la sangre llenando su
cabeza y la falta de oxígeno.
—Haré lo que quieras, sólo déjalo ir.
Más rápido de lo que pude ver, Harry se apartó. Zayn tosió y jadeó
por aire. Me incliné a su lado y lo ayudé a levantarse. —¿Te encuentras bien?
Asintió.
Harry se alzó a nuestro lado. —Entonces, ¿Lo que quiera, uh?
Asentí, sin mirarlo. La bilis se acumulaba en mi garganta por hacer esa
oferta. ¿En qué me había metido?
—Genial. Siempre quise una esclava.
Me levanté. —¿Una esclava?
Sonrió. —Sí, ¿Qué creíste que quería?
Me sonrojé. Miré hacia el piso, esperando que no lo notara.
Pero lo notó.
Se rió, y fue cruel y mordaz. —¿Es en serio? Oh, cariño, en verdad no
eres mi tipo.
—Fui tu tipo cuando casi me matas. —Solté entre dientes.
Dejó de reírse, y me miró. Me miró en serio, como si me viera por
primera vez. —Es cierto. Siento todo eso.
—¿Una disculpa? —Escupí—. ¿Lo sientes? ¿Lo sientes?
—Sí, siento que hayas sobrevivido. Debiste haber estado
completamente muerta, entonces, no estaríamos teniendo esta
conversación.
Sorprendida, lo miré. Por un segundo, bastante breve, creí que poseía
una pizca de decencia, una onza de humanidad. Pero me demostró lo
contrario. No poseía nada parecido a un alma.
Luego me golpeó. El por qué hacía lo que hacía. Chupaba el alma de
los otros porque nunca tuvo ni tendrá una propia.
—Oh. Dios. Mío. —Rió—. En verdad pareces sorprendida. ¿Qué
pensaste? ¿Qué me había crecido un corazón, o algo así? —Estiró sus
brazos—. Soy un asesino sin corazón, y sin alma. Eso es lo que hago y lo que
soy. Nunca pienses lo contrario. Eso será un grave error de tu parte.
Sus brazos cayeron de nuevo a sus costados, y luego señaló a Zayn. —
Ahora, toma a tu chico y sal de mi habitación. Pero te espero de vuelta a
media noche para que comiences con tus deberes de esclava.
Coloqué mi brazo alrededor de Zayn y lo llevé fuera de la habitación
de Harry. Regresamos a la nuestra. Una vez dentro, lo ayudé a caminar
hasta el sofá, y luego le busqué un vaso de agua.
Tomó un sorbo, lo tragó con dificultad y colocó el vaso en la mesa.
—¿Ves por qué te dije que te mantuvieras apartada de todo eso?
—No podía permitir que matara a esa chica, Zayn. Punto. Lo siento si
te molesta, pero no puedo cambiarlo. Cualquier cosa que me haga, valdrá
la pena.
Sacudió la cabeza, y frotó su cuello.
—También deberías agradecerme por salvarte la vida. —Me siento en
el sofá a su lado.
Sonrió. —Matarme toma mucho más que eso. No soy totalmente
humano, ¿Recuerdas?
—Bueno, demonios, ¿Cómo se supone que sepa eso? No me llegó el
nuevo manual de instrucciones cuando cambias.
Tomó otro sorbo de agua.
—De verdad necesitas decirme estas cosas. Voy por ahí corriendo
ciega, sorda y bruta la mayoría del tiempo. Quiero saberlo todo.
—Tienes razón. Te mantuve a ciegas pensando que te protegía al no
decirte nada.
Asentí, satisfecha que estuviese de acuerdo conmigo.
—Pregunta.
En realidad solo tenía una sola pregunta, me mordí el labio. —Quiero
saber cómo alimentarme sin matar a nadie.
Me miró por un largo momento, luego vio hacia el suelo. —Me temo
que no puedo enseñarte eso.
—¿Por qué no?
—Porque no tengo ni idea cómo.
—En todos estos meses, ¿Nunca intentaste averiguarlo?
Sonrió. —No es como si pudiese practicar en alguien. “Oh bebé,
quédate quieta mientras intento dejar de chuparte la vida. Dime cuándo,
¿De acuerdo?”.
Se levantó y fue al mini refrigerador. Lo abrió y sacó dos sodas.
Volviendo al sofá, me tendió una.
—Así que en todo este tiempo, no has… —Rompí el tapita de la lata
para evitar mirarlo—. Ah. Ya sabes.
Tomó un sorbo de su bebida. —Nop. De hecho eres la primera chica
que he besado desde entonces.
—Oh. —Tomé de mi soda sin estar muy segura de qué decir. Gracias,
simplemente no parecía apropiado—. Bueno, —comencé, insegura—
¿Podríamos practicar juntos?
—¿Qué? —Gritó, casi derramándose encima toda la bebida—. ¿Estás
loca?
—Quizás. He pasado por mucho. No me sorprendería si lo estoy solo un
poco.
—Solo olvídalo. Es estúpido.
—No lo es, Zayn. Piénsalo. Alimentarnos nos hace más fuertes. Por más
que no lo quiera, recuerdo como se sintió alimentarme de Josh. Estaba fuerte,
incluso invencible. Alimentarnos nos haría más fuertes para lidiar con Harry y
el resto de ellos.
Levantó la soda hasta sus labios y la vació. Me miró luego de colocar la
lata en la mesa. —Suena como que solo quieres besarme de nuevo.
Salté, enojada. —¿Sabes qué? Olvídalo. —Me dirigí a la habitación—.
Obviamente no quieres hacer lo que sea para terminar con estos chicos.
Alcancé la puerta cuando dijo: — . —Era más un ruego que una
declaración.
Me detuve, sin girarme, con mi mano en la perilla. —¿Qué?
—Siento haber dicho eso de besarme.
Lo miré por encima de mi hombro. —No lo estés. Es cierto. Sí quiero
besarte. Cuando no quiero golpearte en la nariz. Y no porque quiera
alimentarme de ti. —Giré la perilla, abrí la puerta y entré.
La cerré detrás de mí, con seguro. Sabía que no me dormiría
fácilmente, aunque me encontraba sumamente cansada. Tenía demasiadas
cosas rondando en mi cabeza. Como el hecho de que debía reportarme
con Harry a la media noche para Dios sabe qué.
Zayn también recorría mi mente. Su rostro, su voz, el toque de sus
manos, la sensación de sus labios sobre los míos. Y lo mucho que quería sentir
eso de nuevo.
La mayoría de las veces era un idiota obstinado, pero eso no me
detuvo de enamorarme de él. La realización de ese hecho me golpeó como
una bomba, y rodé a mi espalda, mordiéndome la lengua para resistir la
urgencia de gritar.
Ahora nunca lograría dormir.
funky
Re: Static (Zayn Malik ,Harry Styles y tu, SEMI HOT) (ADAPTADA) ( TERMINADA)
25
Media hora después de la medianoche, toqué en la puerta de
Harry. Mis manos temblaban y mi interior daba vueltas. No
tenía idea de qué esperar. Lo que me haría hacer. En mi
cabeza danzaban distintos escenarios terroríficos, y apenas había
conseguido dormir cuatro horas.
Cuando finalmente me levanté, encontré a Zayn sentado en el sofá
con las manos cruzadas, como esperándome. Esperaba que hiciera todo un
berrinche cuando me fuera. Esperaba una discusión, pero solo asintió y me
dijo que me cuidara. Me decepcioné un poco, hasta que dijo que si no
volvía en dos horas, iría a buscarme. La manera en que lo dijo envió
mariposas a mi estomago.
Toqué de nuevo. Más fuerte esta vez. Luego de otros segundos, la
puerta se abrió finalmente. Harry se encontraba allí, arrugado por estar
durmiendo, con el cabello desordenado, sin camisa y descalzo. Lucía
demasiado normal para las circunstancias. Me enervaba.
Abrió más la puerta, bostezando. —Llegaste puntual.
Entré, examinado alrededor con la mirada en busca de cualquier señal
de peligro. Aparte del íncubo, por supuesto. —Quería terminar con esto de
una vez.
—Me parece bien. —Cerró la puerta, le echó el cerrojo, y luego se
lanzó de nuevo a la gran cama, acurrucándose y lanzando las sabanas sobre
su cabeza.
Lo miré cuidadosamente. ¿Esto era algún engaño?
—Limpia, mientras yo duermo un poco más.
Luego miré el colosal desastre en su habitación, parecía como si un
tornado y un huracán se hubiesen encontrado y hubieran decidió bailar por
un rato. Lo miré sorprendida. —¿Es en serio?
—Sí —murmuró debajo de las sabanas—. ¿Tienes algún problema con
eso?
—¿Por qué no dejas que el equipo de limpieza lo haga? Para eso se les
paga.
Retiró la sabana de su cabeza, pero aún tenía los ojos cerrados.
Acurrucó una almohada contra su pecho. —No seas idiota. No puedo
permitir que alguna criada venga a olfatearme a mí y a mis cosas. Quién
sabe qué podría encontrar.
Exasperada, pero en verdad un poco agradecida de que esto fuese
todo lo que tenía que hacer, miré alrededor, a la ropa sucia en el piso, y los
envases vacíos de comida y bebidas sobre la mesa, y pensé que no sería tan
malo, después de todo. Si esto era todo, lo haría sin quejarme.
Pero luego miré a Harry y a su apariencia tan demoníaca, y no creí
que en realidad sería tan fácil.
Sus párpados se abrieron. —No te quedes ahí. Ve a trabajar.
Miré el par de vaqueros a mis pies y los moví con la punta de mi bota.
—Me da miedo tocar cualquier cosa, por si acaso se me pega algo.
Sonrió, pero sin humor. —Creo que ya se te pegó, cariño.
Asqueada, me giré lejos de él y comencé a recoger la ropa tirada por
todo el piso. Vaqueros, camisas, calcetines, calzoncillos, todos tirados en
cada pieza de mueble y encima de cada pedazo del suelo. El demonio tenía
más ropa que la mayoría de las chicas que conocía. Era extraño. Pero de
alguna manera lo hacía parecer más humano. Y eso no era algo que me
gustaba pensar.
¿Había sido humano alguna vez? ¿Algún demonio chupó su alma y lo
convirtió de esa manera?
Llevé la ropa al closet y las lancé encima de sus dos bolsos de lona. Era
una pena que se encontrara en la habitación, ya que quería revisar sus cosas
a ver si encontraba algo que Zayn y yo pudiésemos utilizar en su contra.
Debía tener algún tipo de debilidad. Incluso Superman tenía la kriptonita. Eso
era lo que necesitaba encontrar. La piedra brillante de la perdición de
Harry.
—Quizás podrías meterlas todas dentro del bolso negro. Sería mucho
más fácil llevarlas a la lavandería de esa manera.
Me giré rápidamente para fundirlo con mi mirada. —No voy a lavar tu
jodida ropa.
—Claro que lo harás. —Sus ojos se oscurecieron—. ¿O preferirías que le
reviente las tripas a tu novio y se las dé de comer a Devon?
Me quedé mirándolo, con el estómago revuelto y mi corazón latiendo
violentamente. El miedo se hizo paso por mi espina dorsal. Por un momento,
había olvidado lo traicionero que era Harry en verdad. Era un asesino, así de
simple, y sólo por el hecho de que me obligaba a limpiarle la habitación en
vez de destrozarme, no lo hacía menos asesino.
Sonrió y cerró de nuevo los ojos. —No lo creo. Me gusta el suavizante en
la ropa.
Lentamente, me giré a su pila de ropa, luego sintiendo debajo de ellas
encontré el cierre. Lo abrí. Colocando adentro la ropa, toqueteé el interior
buscando algo fuera de lo normal. No estaba segura de lo que buscaba en
sí, pero seguro lo reconocería en cuanto apareciese.
Excepto que no había nada más en el bolso aparte de ropa, algunos
calcetines, y un par de deportivos, lo que de nuevo hacía que el demonio
pareciera normal. Miré hacia el bolso verde. Bajé el cierre, y lo abrí.
Reteniendo el aliento, esperando que no estuviese mirando, rebusqué dentro.
Había un montón de artículos de periódicos, cortados de varios diarios
alrededor del país. Logré ver algunas de las datas8—una era de hace más de
diez años. Luego, mi mano tocó una caja de madera rectangular. Era color
caoba oscura, barnizada e intricada con extraños símbolos.
El premio gordo.
—Dije el bolso negro.
Miré por encima de mi hombro para ver a Harry de pie detrás de mí.
Me encogí, sacando mi mano. La garganta se me tensó y mi boca se secó.
—Ah, solo buscaba más ropa. Sería mejor lavarlas todas de una vez.
Se movió hacia el bolso verde, subió el cierre, y me dio una mala
mirada. —Tienes mucho trabajo que hacer. Sugiero que empieces ya.
Asintiendo, di un paso atrás, y luego me gire para ir al salón a recoger
la basura. La mirada de Harry se quedó sobre mí todo el tiempo.
Sospechaba algo, pero obviamente no era muy en serio, porque si lo hubiera
sido, no sería capaz de caminar y tirar latas y papeles dentro del cesto de la
basura. Sería una pila de sangre y tripas en el tapete marrón.
Como dos horas después, arrastré mi trasero y el bolso negro de Harry
de vuelta a la habitación de Zayn. Había estado jugando Assassin’s Creed
pero tiró el control en el momento en que entré por la puerta. Se encontraba
de pie, y caminando hacia a mí.
—¿Te encuentras bien? ¿Qué te hizo?
8 Data: Nota o indicación que se pone al principio o al fin de una carta o de cualquier otro
documento.
Lancé el bolso al suelo. —Me hizo limpiar su habitación.
Zayn hizo una mueca. —¿Hizo qué?
—Sí, enfermizo, ¿Cierto? Es decir, no me quejo, considerando lo que
imaginé que me iba a hacer. Solamente recogí su basura, limpié su baño, y
ahora, —Pateé el bolso—. Tengo que lavar su ropa.
Frotó su mejilla, donde los moretones de ayer ya casi desaparecían por
completo. —Eso es algo extraño.
—Lo sé. —Colapsé en el sofá—. Pero creo que encontré algo que
puede ser muy útil.
Se sentó a mi lado. —¿Qué?
—Una caja. Hay algo dentro de ella que no quiere que vea.
—¿Cómo qué?
—No lo sé, pero se enfureció porque revisé su otro bolso. Es importante,
Zayn. Estoy segura.
—De acuerdo, ¿Cómo la conseguimos?
—Creo que puedo robármela cuando vaya a devolverle su estúpida
ropa limpia.
—Demasiado arriesgado, —Sacudió la cabeza—. ¿Qué pasa si te
atrapa? Ya estás en su mira.
—¿Entonces qué hacemos?
—No lo sé. Pensaré en algo más.
Me levanté y comencé a caminar, tenía demasiada energía como
para quedarme quieta. —No seas tonto. Esta es nuestra oportunidad. Esto era
lo que querías, ¿Cierto? Que yo encontrara una manera de entrar. Esa fue la
razón por la que me trajiste, ¿No es así? Porque pensaste que se interesaría en
mí, ya que soy una anomalía.
Se quedó mirando el piso por unos momentos, luego subió sus ojos
hacia mí. Su mirada era fiera. —No es la única razón.
No sabía qué decir entonces. Algo vibraba en la habitación. Podía
sentir el crepitar de la electricidad en mi piel. Los pequeños vellos en mis
brazos se levantaron atentos. Las mariposas en mi estómago despertaron.
Zayn se levantó y se acercó. Coloqué mis manos detrás de mi espalda
para que no las viese temblar.
—No es solo por venganza. Me importas.
La boca se me secó y mojé mis labios. —También me importas.
En ese momento estiró los brazos hacia mí, frotando sus dedos
alrededor de mi rostro y apartando un mechón de mi cabello detrás de mi
oreja. Me incliné hacia su toque.
—Me volvía loco que tuvieses que regresar. Me preocupaba que fuese
a lastimarte.
Acuñó mi barbilla en su palma y su mirada se encontró con la mía. Se
inclinó y ligeramente frotó sus labios contra los míos.
Oh. Dios. Cada terminación nerviosa en mi cuerpo despertó. En lugares
que ni siquiera sabía que había terminaciones nerviosas. Las mariposas se
volvieron locas y mis muslos se sentían como si acabase de correr un maratón
por una montaña. Apenas podía mantenerme en pie. Mis rodillas temblaban
como gelatina.
Su boca cubrió la mía de nuevo. Esta vez pude sentir su lengua contra
la mía, tentándome. Al profundizar el beso, no supe qué hacer con mis
manos. Se encontraban en puños a su lado, pero esta vez me sentí un poco
más audaz. El calor dentro de mí comenzó un incendio.
Las metí dentro de su camisa y froté las líneas en su pecho denudo.
Había querido hacer eso desde que lo vi en la ducha. Era fuerte pero suave
como pensé que lo sería, como una piedra envuelta en seda.
Se separó y cautelosamente murmuró: — .
—No dejes de besarme. —Mordí su labio inferior con mis dientes.
—Créeme, no quiero hacerlo —murmuró contra mis labios.
—No lo hagas, entonces.
Delicadamente acarició con sus dedos mis mejillas y barbilla. Como si
tuviese miedo de tocarme en verdad. Como si fuese a quebrarme si
presionaba muy fuerte, muy rápido.
—No quiero lastimarte.
—No lo harás. No voy a romperme, Zayn. No soy como las demás
chicas, ¿Recuerdas?
Me miró a los ojos y luego sonrió. —No, definitivamente no lo eres.
—Entones bésame. Aliméntate de mí. Puedo hacerte más fuerte que
esos idiotas en Malicia.
Se rió un poco, luego hizo lo que pedí. Me besó. Y fue duro, y caliente,
y mojado. Y creí morir por ese beso.
Mi corazón latía tan fuerte y tan rápido que creí que me rompería las
costillas. Todo mi cuerpo temblaba de deseo, de necesidad. Trevor podría
chuparme hasta quedar vacía, y yo se lo permitiría. Se sentía así de
malditamente bien.
Cerré fuertemente mis ojos y enterré mis dedos en sus hombros. Todo se
sentía claro y oscuro, frío y caliente. Nunca había experimentado un conflicto
de sensaciones así de fuerte en mi vida. Era como adrenalina, me sentía
drogada en endorfinas. Y probablemente lo estaba.
Pero luego terminó, y me encontraba inclinada sobre la pared.
Cuando abrí los ojos, vi a Zayn, sin camisa, de rodillas frente a mí intentando
respirar. Su piel brillaba de sudor.
Aparté el cabello de mis ojos. —¿Qué… qué sucedió?
—Tú. —Tosió en su mano. Vi la gruesa sustancia oscura en su palma.
—¿Qué significa eso?
—Casi chupas mi alma.
Mi corazón saltó hasta mi garganta. Colapsé sobre mis rodillas a su lado
e intenté abrazarlo. —Lo siento.
Todavía tosiendo, dio palmadas en mi espalda. —Lo sé. No pudiste
evitarlo. Es mi culpa, de todos modos. No debí dejarlo llegar tan lejos.
—Pero si solamente nos besamos.
Hizo una mueca. —Ah, no te…
Seguí su dirección y bajé la mirada. No tenía mi camisa. Me
encontraba solamente en el sostén de algodón negro. Frenética, comencé a
mirar alrededor y divisé mi camisa al otro lado de la habitación.
Salté sobre mis pies y corrí al otro lado. Luego de arrancar mi camisa de
la lámpara donde había aterrizado, me la puse, con las mejillas rojas de
vergüenza. Ni siquiera recordaba habérmela quitado.
Froté mis brazos. La piel me cosquilleaba. De hecho, cada parte de mi
cuerpo cosquilleaba. Como si hubiese estado dormido, y ahora se despertara
por primera vez. No quería que me gustara la sensación por lo que había
hecho para obtenerla. Pero no pude evitarlo. Me sentía vigorizada. Fresca.
Nueva.
Zayn se levantó, frotando una mano sobre su rostro sudoroso.
—Lo siento —dije de nuevo. Aunque en verdad no lo sentía demasiado.
Se sintió demasiado bien como para sentirse mal por ello.
—Está bien, . Debí detenerlo antes de siquiera haber
comenzado.
Lamí mis labios, aun sintiendo su sabor en ellos. —Por favor, no me digas
que nunca más podremos volver a hacerlo.
Arrastró los pies hasta el sofá y colapsó en él. —Ambos tenemos que
aprender a controlarnos.
Fui hacia el refrigerador, lo abrí y tomé una botella de agua. Se la tendí.
—¿Cómo?
Se tomó más de la mitad de la botella, luego respondió: —Siendo
cuidadosos.
—Bueno, ¿Cómo fue que esto no sucedió cuando me besaste en el
club?
Se encogió de hombros. —No lo sé. Circunstancias distintas, supongo.
Lo miré terminarse el agua y luego colocar la botella en la mesa. Lucía
cansado, agotado, exhausto. Yo había hecho eso. Le había quitado la
energía de encima. Ahora cursaba entre mis venas, alimentando mis
músculos.
—Siento mucho decir esto, pero me siento increíblemente bien.
Me dio una mirada. —Genial.
Me reí. —No puedo evitarlo. Siento como si hubiese corrido un maratón
sin hacer ningún esfuerzo. ¿Será porque eres un cambiante también? Debes
tener una energía diferente. No me sentí así de bien incluso luego de lo de
Josh.
—Supongo. No lo sé.
Estiré mis brazos a los lados y di vueltas. —Debes intentar esto. Es
increíble. —Casi me sentía mareada con todo ese poder.
—Bueno, quizás la próxima vez yo seré el chupador y tú la chupada. —
Me regaló una sonrisa torcida.
Le regresé la sonrisa, feliz de que dijo que habría una próxima vez. Me
emocioné a la idea de besarlo de nuevo. Incluso tocarlo. Pero no tenía
corazón para decirle que en verdad no tenía intención de ser la chupada.
No había manera de que fuera esa chica de nuevo.
—Usemos toda esa energía extra tuya y lavemos de una vez la ropa
sucia de Harry . Mientras más rápido terminemos, más pronto podremos
encontrar una manera de terminar con él.
Asentí y recogí el bolso negro, preguntándome cómo sería dar
volteretas durante todo el camino hasta llegar allí.
Media hora después de la medianoche, toqué en la puerta de
Harry. Mis manos temblaban y mi interior daba vueltas. No
tenía idea de qué esperar. Lo que me haría hacer. En mi
cabeza danzaban distintos escenarios terroríficos, y apenas había
conseguido dormir cuatro horas.
Cuando finalmente me levanté, encontré a Zayn sentado en el sofá
con las manos cruzadas, como esperándome. Esperaba que hiciera todo un
berrinche cuando me fuera. Esperaba una discusión, pero solo asintió y me
dijo que me cuidara. Me decepcioné un poco, hasta que dijo que si no
volvía en dos horas, iría a buscarme. La manera en que lo dijo envió
mariposas a mi estomago.
Toqué de nuevo. Más fuerte esta vez. Luego de otros segundos, la
puerta se abrió finalmente. Harry se encontraba allí, arrugado por estar
durmiendo, con el cabello desordenado, sin camisa y descalzo. Lucía
demasiado normal para las circunstancias. Me enervaba.
Abrió más la puerta, bostezando. —Llegaste puntual.
Entré, examinado alrededor con la mirada en busca de cualquier señal
de peligro. Aparte del íncubo, por supuesto. —Quería terminar con esto de
una vez.
—Me parece bien. —Cerró la puerta, le echó el cerrojo, y luego se
lanzó de nuevo a la gran cama, acurrucándose y lanzando las sabanas sobre
su cabeza.
Lo miré cuidadosamente. ¿Esto era algún engaño?
—Limpia, mientras yo duermo un poco más.
Luego miré el colosal desastre en su habitación, parecía como si un
tornado y un huracán se hubiesen encontrado y hubieran decidió bailar por
un rato. Lo miré sorprendida. —¿Es en serio?
—Sí —murmuró debajo de las sabanas—. ¿Tienes algún problema con
eso?
—¿Por qué no dejas que el equipo de limpieza lo haga? Para eso se les
paga.
Retiró la sabana de su cabeza, pero aún tenía los ojos cerrados.
Acurrucó una almohada contra su pecho. —No seas idiota. No puedo
permitir que alguna criada venga a olfatearme a mí y a mis cosas. Quién
sabe qué podría encontrar.
Exasperada, pero en verdad un poco agradecida de que esto fuese
todo lo que tenía que hacer, miré alrededor, a la ropa sucia en el piso, y los
envases vacíos de comida y bebidas sobre la mesa, y pensé que no sería tan
malo, después de todo. Si esto era todo, lo haría sin quejarme.
Pero luego miré a Harry y a su apariencia tan demoníaca, y no creí
que en realidad sería tan fácil.
Sus párpados se abrieron. —No te quedes ahí. Ve a trabajar.
Miré el par de vaqueros a mis pies y los moví con la punta de mi bota.
—Me da miedo tocar cualquier cosa, por si acaso se me pega algo.
Sonrió, pero sin humor. —Creo que ya se te pegó, cariño.
Asqueada, me giré lejos de él y comencé a recoger la ropa tirada por
todo el piso. Vaqueros, camisas, calcetines, calzoncillos, todos tirados en
cada pieza de mueble y encima de cada pedazo del suelo. El demonio tenía
más ropa que la mayoría de las chicas que conocía. Era extraño. Pero de
alguna manera lo hacía parecer más humano. Y eso no era algo que me
gustaba pensar.
¿Había sido humano alguna vez? ¿Algún demonio chupó su alma y lo
convirtió de esa manera?
Llevé la ropa al closet y las lancé encima de sus dos bolsos de lona. Era
una pena que se encontrara en la habitación, ya que quería revisar sus cosas
a ver si encontraba algo que Zayn y yo pudiésemos utilizar en su contra.
Debía tener algún tipo de debilidad. Incluso Superman tenía la kriptonita. Eso
era lo que necesitaba encontrar. La piedra brillante de la perdición de
Harry.
—Quizás podrías meterlas todas dentro del bolso negro. Sería mucho
más fácil llevarlas a la lavandería de esa manera.
Me giré rápidamente para fundirlo con mi mirada. —No voy a lavar tu
jodida ropa.
—Claro que lo harás. —Sus ojos se oscurecieron—. ¿O preferirías que le
reviente las tripas a tu novio y se las dé de comer a Devon?
Me quedé mirándolo, con el estómago revuelto y mi corazón latiendo
violentamente. El miedo se hizo paso por mi espina dorsal. Por un momento,
había olvidado lo traicionero que era Harry en verdad. Era un asesino, así de
simple, y sólo por el hecho de que me obligaba a limpiarle la habitación en
vez de destrozarme, no lo hacía menos asesino.
Sonrió y cerró de nuevo los ojos. —No lo creo. Me gusta el suavizante en
la ropa.
Lentamente, me giré a su pila de ropa, luego sintiendo debajo de ellas
encontré el cierre. Lo abrí. Colocando adentro la ropa, toqueteé el interior
buscando algo fuera de lo normal. No estaba segura de lo que buscaba en
sí, pero seguro lo reconocería en cuanto apareciese.
Excepto que no había nada más en el bolso aparte de ropa, algunos
calcetines, y un par de deportivos, lo que de nuevo hacía que el demonio
pareciera normal. Miré hacia el bolso verde. Bajé el cierre, y lo abrí.
Reteniendo el aliento, esperando que no estuviese mirando, rebusqué dentro.
Había un montón de artículos de periódicos, cortados de varios diarios
alrededor del país. Logré ver algunas de las datas8—una era de hace más de
diez años. Luego, mi mano tocó una caja de madera rectangular. Era color
caoba oscura, barnizada e intricada con extraños símbolos.
El premio gordo.
—Dije el bolso negro.
Miré por encima de mi hombro para ver a Harry de pie detrás de mí.
Me encogí, sacando mi mano. La garganta se me tensó y mi boca se secó.
—Ah, solo buscaba más ropa. Sería mejor lavarlas todas de una vez.
Se movió hacia el bolso verde, subió el cierre, y me dio una mala
mirada. —Tienes mucho trabajo que hacer. Sugiero que empieces ya.
Asintiendo, di un paso atrás, y luego me gire para ir al salón a recoger
la basura. La mirada de Harry se quedó sobre mí todo el tiempo.
Sospechaba algo, pero obviamente no era muy en serio, porque si lo hubiera
sido, no sería capaz de caminar y tirar latas y papeles dentro del cesto de la
basura. Sería una pila de sangre y tripas en el tapete marrón.
Como dos horas después, arrastré mi trasero y el bolso negro de Harry
de vuelta a la habitación de Zayn. Había estado jugando Assassin’s Creed
pero tiró el control en el momento en que entré por la puerta. Se encontraba
de pie, y caminando hacia a mí.
—¿Te encuentras bien? ¿Qué te hizo?
8 Data: Nota o indicación que se pone al principio o al fin de una carta o de cualquier otro
documento.
Lancé el bolso al suelo. —Me hizo limpiar su habitación.
Zayn hizo una mueca. —¿Hizo qué?
—Sí, enfermizo, ¿Cierto? Es decir, no me quejo, considerando lo que
imaginé que me iba a hacer. Solamente recogí su basura, limpié su baño, y
ahora, —Pateé el bolso—. Tengo que lavar su ropa.
Frotó su mejilla, donde los moretones de ayer ya casi desaparecían por
completo. —Eso es algo extraño.
—Lo sé. —Colapsé en el sofá—. Pero creo que encontré algo que
puede ser muy útil.
Se sentó a mi lado. —¿Qué?
—Una caja. Hay algo dentro de ella que no quiere que vea.
—¿Cómo qué?
—No lo sé, pero se enfureció porque revisé su otro bolso. Es importante,
Zayn. Estoy segura.
—De acuerdo, ¿Cómo la conseguimos?
—Creo que puedo robármela cuando vaya a devolverle su estúpida
ropa limpia.
—Demasiado arriesgado, —Sacudió la cabeza—. ¿Qué pasa si te
atrapa? Ya estás en su mira.
—¿Entonces qué hacemos?
—No lo sé. Pensaré en algo más.
Me levanté y comencé a caminar, tenía demasiada energía como
para quedarme quieta. —No seas tonto. Esta es nuestra oportunidad. Esto era
lo que querías, ¿Cierto? Que yo encontrara una manera de entrar. Esa fue la
razón por la que me trajiste, ¿No es así? Porque pensaste que se interesaría en
mí, ya que soy una anomalía.
Se quedó mirando el piso por unos momentos, luego subió sus ojos
hacia mí. Su mirada era fiera. —No es la única razón.
No sabía qué decir entonces. Algo vibraba en la habitación. Podía
sentir el crepitar de la electricidad en mi piel. Los pequeños vellos en mis
brazos se levantaron atentos. Las mariposas en mi estómago despertaron.
Zayn se levantó y se acercó. Coloqué mis manos detrás de mi espalda
para que no las viese temblar.
—No es solo por venganza. Me importas.
La boca se me secó y mojé mis labios. —También me importas.
En ese momento estiró los brazos hacia mí, frotando sus dedos
alrededor de mi rostro y apartando un mechón de mi cabello detrás de mi
oreja. Me incliné hacia su toque.
—Me volvía loco que tuvieses que regresar. Me preocupaba que fuese
a lastimarte.
Acuñó mi barbilla en su palma y su mirada se encontró con la mía. Se
inclinó y ligeramente frotó sus labios contra los míos.
Oh. Dios. Cada terminación nerviosa en mi cuerpo despertó. En lugares
que ni siquiera sabía que había terminaciones nerviosas. Las mariposas se
volvieron locas y mis muslos se sentían como si acabase de correr un maratón
por una montaña. Apenas podía mantenerme en pie. Mis rodillas temblaban
como gelatina.
Su boca cubrió la mía de nuevo. Esta vez pude sentir su lengua contra
la mía, tentándome. Al profundizar el beso, no supe qué hacer con mis
manos. Se encontraban en puños a su lado, pero esta vez me sentí un poco
más audaz. El calor dentro de mí comenzó un incendio.
Las metí dentro de su camisa y froté las líneas en su pecho denudo.
Había querido hacer eso desde que lo vi en la ducha. Era fuerte pero suave
como pensé que lo sería, como una piedra envuelta en seda.
Se separó y cautelosamente murmuró: — .
—No dejes de besarme. —Mordí su labio inferior con mis dientes.
—Créeme, no quiero hacerlo —murmuró contra mis labios.
—No lo hagas, entonces.
Delicadamente acarició con sus dedos mis mejillas y barbilla. Como si
tuviese miedo de tocarme en verdad. Como si fuese a quebrarme si
presionaba muy fuerte, muy rápido.
—No quiero lastimarte.
—No lo harás. No voy a romperme, Zayn. No soy como las demás
chicas, ¿Recuerdas?
Me miró a los ojos y luego sonrió. —No, definitivamente no lo eres.
—Entones bésame. Aliméntate de mí. Puedo hacerte más fuerte que
esos idiotas en Malicia.
Se rió un poco, luego hizo lo que pedí. Me besó. Y fue duro, y caliente,
y mojado. Y creí morir por ese beso.
Mi corazón latía tan fuerte y tan rápido que creí que me rompería las
costillas. Todo mi cuerpo temblaba de deseo, de necesidad. Trevor podría
chuparme hasta quedar vacía, y yo se lo permitiría. Se sentía así de
malditamente bien.
Cerré fuertemente mis ojos y enterré mis dedos en sus hombros. Todo se
sentía claro y oscuro, frío y caliente. Nunca había experimentado un conflicto
de sensaciones así de fuerte en mi vida. Era como adrenalina, me sentía
drogada en endorfinas. Y probablemente lo estaba.
Pero luego terminó, y me encontraba inclinada sobre la pared.
Cuando abrí los ojos, vi a Zayn, sin camisa, de rodillas frente a mí intentando
respirar. Su piel brillaba de sudor.
Aparté el cabello de mis ojos. —¿Qué… qué sucedió?
—Tú. —Tosió en su mano. Vi la gruesa sustancia oscura en su palma.
—¿Qué significa eso?
—Casi chupas mi alma.
Mi corazón saltó hasta mi garganta. Colapsé sobre mis rodillas a su lado
e intenté abrazarlo. —Lo siento.
Todavía tosiendo, dio palmadas en mi espalda. —Lo sé. No pudiste
evitarlo. Es mi culpa, de todos modos. No debí dejarlo llegar tan lejos.
—Pero si solamente nos besamos.
Hizo una mueca. —Ah, no te…
Seguí su dirección y bajé la mirada. No tenía mi camisa. Me
encontraba solamente en el sostén de algodón negro. Frenética, comencé a
mirar alrededor y divisé mi camisa al otro lado de la habitación.
Salté sobre mis pies y corrí al otro lado. Luego de arrancar mi camisa de
la lámpara donde había aterrizado, me la puse, con las mejillas rojas de
vergüenza. Ni siquiera recordaba habérmela quitado.
Froté mis brazos. La piel me cosquilleaba. De hecho, cada parte de mi
cuerpo cosquilleaba. Como si hubiese estado dormido, y ahora se despertara
por primera vez. No quería que me gustara la sensación por lo que había
hecho para obtenerla. Pero no pude evitarlo. Me sentía vigorizada. Fresca.
Nueva.
Zayn se levantó, frotando una mano sobre su rostro sudoroso.
—Lo siento —dije de nuevo. Aunque en verdad no lo sentía demasiado.
Se sintió demasiado bien como para sentirse mal por ello.
—Está bien, . Debí detenerlo antes de siquiera haber
comenzado.
Lamí mis labios, aun sintiendo su sabor en ellos. —Por favor, no me digas
que nunca más podremos volver a hacerlo.
Arrastró los pies hasta el sofá y colapsó en él. —Ambos tenemos que
aprender a controlarnos.
Fui hacia el refrigerador, lo abrí y tomé una botella de agua. Se la tendí.
—¿Cómo?
Se tomó más de la mitad de la botella, luego respondió: —Siendo
cuidadosos.
—Bueno, ¿Cómo fue que esto no sucedió cuando me besaste en el
club?
Se encogió de hombros. —No lo sé. Circunstancias distintas, supongo.
Lo miré terminarse el agua y luego colocar la botella en la mesa. Lucía
cansado, agotado, exhausto. Yo había hecho eso. Le había quitado la
energía de encima. Ahora cursaba entre mis venas, alimentando mis
músculos.
—Siento mucho decir esto, pero me siento increíblemente bien.
Me dio una mirada. —Genial.
Me reí. —No puedo evitarlo. Siento como si hubiese corrido un maratón
sin hacer ningún esfuerzo. ¿Será porque eres un cambiante también? Debes
tener una energía diferente. No me sentí así de bien incluso luego de lo de
Josh.
—Supongo. No lo sé.
Estiré mis brazos a los lados y di vueltas. —Debes intentar esto. Es
increíble. —Casi me sentía mareada con todo ese poder.
—Bueno, quizás la próxima vez yo seré el chupador y tú la chupada. —
Me regaló una sonrisa torcida.
Le regresé la sonrisa, feliz de que dijo que habría una próxima vez. Me
emocioné a la idea de besarlo de nuevo. Incluso tocarlo. Pero no tenía
corazón para decirle que en verdad no tenía intención de ser la chupada.
No había manera de que fuera esa chica de nuevo.
—Usemos toda esa energía extra tuya y lavemos de una vez la ropa
sucia de Harry . Mientras más rápido terminemos, más pronto podremos
encontrar una manera de terminar con él.
Asentí y recogí el bolso negro, preguntándome cómo sería dar
volteretas durante todo el camino hasta llegar allí.
funky
Re: Static (Zayn Malik ,Harry Styles y tu, SEMI HOT) (ADAPTADA) ( TERMINADA)
26
Oye, mira lo que puedo hacer.
Zayn levantó la cabeza, desde la carga de la secadora y me
observó mientras yo me paraba en mis manos en la parte
superior de la lavadora.
Le sonreí boca abajo. Él negó con la cabeza y luego echó un vistazo a
las otras personas en el servicio de lavandería, que ahora nos miraban.
—Tal vez no deberíamos pararnos de mano en las lavadoras, .
¿Has oído hablar de mantener un perfil bajo?
Le mostré la lengua. —No eres divertido.
Abrí mis piernas como una tijera luego girando en una mano hice un
desmonte impresionante. Levantando mis manos en el aire, imité a una
multitud salvaje.
—Un diez perfecto para Vale.
Zayn negó con la cabeza de nuevo, pero me fijé en la pequeña
contracción en su labio superior. —Toma la ropa de la lavadora y ponla en la
secadora. —Señaló la secadora a su lado, la que tenía la puerta abierta.
—Está bien. —Levanté la tapa de la lavadora y recogí la ropa mojada
en su interior. La llevé a la secadora y la empujé dentro. Un calcetín y unos
pantalones cortos aterrizaron en el piso de cemento sucio. Los recogí, con
pelusa, polvo y todo, y los empujé de nuevo, cerrando la tapa. Zayn me dio
las monedas para hacerla funcionar, y luego pulsé el botón de encendido.
Todo era tan aburrido. Me estaba volviendo loca.
—Tenemos cuarenta y cinco minutos que matar. ¿Qué quieres hacer?
Se deslizó en una silla de plástico. —Tengo que tomar una siesta.
—No eres divertido, viejo.
—Hola, soy el mismo al que se le ha succionado la vida, ¿Recuerdas?
—Lo sé y dije que lo sentía como un billón de veces. —Me senté a su
lado, apoyándome cerca de su oído—. Podría tratar y devolvértela. —Lo
acaricié en el cuello.
Él me detuvo un poco, pero no estaba destinado a ser cruel. Podía oír
los latidos de su corazón y la prisa de su aliento. Estaba sin duda pensando en
ello.
—No es que no sea tentador, no es el momento adecuado o lugar.
—Está bien. —Salté a mis pies—. Voy a ir a buscar algo de comida.
¿Quieres algo?
—¿Un emparedado de albóndigas? Hay una tienda de emparedados
en la misma calle. —Él buscó en su bolsillo algo de dinero y me lo entregó.
En la tienda ordené uno de albóndigas para Zayn y para mí un pan
de centeno de pavo con todos los aderezos. Ser un cambion era un asunto
que daba hambre. Tiré el cambio en mi bolsillo junto con el resto de las
monedas que Zayn me había dado para la secadora. Mientras tocaba las
monedas, vi una de esas cabinas telefónicas antiguas a través de la calle.
Metiendo los emparedados bajo el brazo, me lancé a través de la calle
y entré en la cabina. Metí un montón de monedas y marqué. Repicó cuatro
veces antes de que fuera contestado.
—¿Hola?
Tragué duro luchando contra las lágrimas formándose por escuchar la
voz de mi madre.
—¿Hola? —dijo de nuevo, y me di cuenta de que estaba luchando por
contener las lágrimas también—. ¿ ?
Mi inhalación debe de haber sido ruidosa, porque ella continúo con
ímpetu, como si supiera que yo no estaría al teléfono por mucho tiempo.
—No cuelgues. No tienes que decir nada. Sólo quiero que sepas que te
amo, bebé. Y no importa lo que has hecho siempre estaré aquí para ti. Solo
ven a casa, bebé. Sea lo que sea podemos resolverlo juntas. Te quiero tanto.
Sin decir una palabra, colgué el teléfono. —Te amo también, mamá.
La mayoría de las monedas cayeron en el recipiente de retorno. Las
saqué y metí de nuevo, marcando un número diferente.
—¿Hola?
—Hola, Chloe.
— . No pensé que iba a escuchar tu voz de nuevo.
—Te echo de menos. —Las lágrimas estaban brotando ahora. No pude
mantenerlas dentro.
—Puedes venir a casa, . Todo está bien ahora. Josh está despierto.
Él ha hablado con la policía. Les dijo que trató de violarte. Ellos sólo quieren
hablar contigo, eso es todo, para obtener tu parte de la historia. No creo que
incluso te carguen con algo. Todo el mundo quiere que vuelvas a casa.
Los sollozos venían rápidos y furiosos ahora. Apenas podía respirar. Casi
me atraganté con la emoción que brotaba de mí como un tifón.
—Dime dónde estás. Iré a buscarte.
Tragándome las lágrimas, solté mis palabras ahogadas—: Yo... yo estoy
en...
Eso fue todo lo que dije antes de que la puerta de la cabina se abriera
y yo fuera tirada por el pelo y empujada a la acera. Los emparedados
envueltos se perdieron de mi agarre y rodaron a la cuneta.
Devon agarró el teléfono colgado.
— está ocupada justo ahora. ¿Quién es? —Volviéndose hacia mí,
Devon sonrió maliciosamente—. Está bien, Chloe. Estoy segura de que
te verá muy pronto. —Colgó el teléfono en el receptor, agrietando el
plástico.
Me puse de pie cuando salió de la cabina. —¿Qué quieres?
—Mmm, vamos a ver. —Sus labios se curvaron en una sonrisa cruel—. Tu
sangre en mis manos. Tu alma, tal vez.
—No tengo miedo de ti —dije las palabras, incluso cuando mis rodillas
temblaban, y mi piel se puso fría y húmeda.
Ella dio un paso amenazador hacia adelante. —Deberías tenerlo niña.
—Adelante perra. —Extendí mis manos hacia los lados. Podía sentir las
garras letales sobresaliendo a través de las puntas de mis dedos. Lamiendo
mis labios, sentí la punta de los colmillos sobresalir de mis encías. Y por el
resplandor nebuloso oscuro alrededor de Devon sólo podía asumir que mis
ojos tenían esa cosa de tinta pasando por ellos.
Ella me adentró. —Así que es verdad. Harry me dijo que fuiste
transformada pero no me lo creí. Parecías demasiado débil para sobrevivir a
algo así.
—Bueno, aquí estoy —me burlé.
—Sí, aquí estás.
Fue rápida. Apenas vi su movimiento mientras me agarraba por el
cuello y me arrastraba hacia el callejón cercano. Tiré de su mano, enterrando
mis garras en su carne, pero no parecía hacer ningún bien. Ella todavía
mantenía el agarre.
Me golpeó contra la pared de ladrillo. La parte de atrás de mi cabeza
golpeó duro. Literalmente, podía ver estrellas después de eso. Lo más
probable es que mis células cerebrales estaban estallando y eso es lo que
estaba viendo. Pequeños destellos de energía del cerebro estallando en
pedazos.
Devon se inclinó hacia mi rostro. Su aliento estaba maloliente, como a
carne podrida. Probablemente era su alma muerta lo que olí.
Luché contra su agarre mientras ella acercó su boca sobre la mía. Le di
una patada y grité, rasgando su cara con mis dedos. Nada parecía
perturbarla y pronto pude sentir la energía siendo extraída de mi cuerpo.
Luego sus ojos se agrandaron y se apartó. —Lo has estado besando. Lo
puedo saborear dentro de ti.
Su sorpresa me dio la oportunidad que necesitaba. Rastrillé mis uñas en
sus ojos, totalmente con la esperanza de sacárselos.
Gritando, se tambaleó hacia atrás, sus manos yendo a su cara. —
¡Perra!
Tomé unas cuantas respiraciones, empujándome de la pared. Tenía
que recuperar fuerzas para un nuevo ataque, porque sabía que iba a venir.
Devon no se quedaría quieta por mucho tiempo. Al igual que una cucaracha
sobrevivía a cualquier cosa. Sentí que era su naturaleza.
—Voy a arrancarte la garganta. —Bajó las manos y jadeé.
Líquido como tinta brotaba a borbotones de sus ojos y veteaba sus
mejillas. Yo nunca había visto algo tan monstruástico9 antes, de una forma
totalmente grotesca.
Me gruñó. Asumí que era mi pista para largarme de allí. Era demasiado
fuerte. No podía tener un uno contra uno, especialmente cuando no sabía
cómo hacerle daño. Necesitaba una ventaja. Tenía que hacer trampa de
alguna manera.
Volteándome, corrí por el callejón. Pero no llegué muy lejos antes de
que me agarrara por la parte posterior de la cabeza, golpeándome de
bruces contra la pared. Se apretó contra mi espalda, empujando mi cara
contra el ladrillo con su mano.
Se inclinó en mi oído. —Voy a disfrutar rompiéndote a jirones.
Podía sentir el pinchazo de primero una, luego dos garras mientras ella
las clavaba en mi brazo. El dolor fue inmediato y enorme. Hizo que cada
centímetro de mi columna vertebral convulsionara.
9 Monstruástico/Freaktastic: derivado de la combinación de Freak “Monstruoso/Raro.” Y
Fantastic “Fantástico.”
—¡Alto! ¡Aléjate de ella!
Estuve a punto de llorar al oír el sonido de la voz de Zayn haciéndose
eco en el callejón. Volví la cabeza hacia un lado para verlo venir por el
callejón, sus pasos rápidos y decididos.
Devon se echó a reír, no renunciando a su control sobre mi cabeza. —
Oh, mira aquí, el Príncipe Azul al rescate.
—Dije aléjate de ella.
—¿Y qué vas a hacer Zayn? No puedes hacerme daño. Soy
demasiado poderosa para ti. ¿No has aprendido eso a estas alturas?
—Harry no dejará que la mates.
—¿Por qué no? Es un pedazo de basura. No será extrañada.
—Él quiere tenerla alrededor.
Ella frunció el ceño. —¿Por qué? Sólo va a crear más problemas.
—No lo sé. ¿Por qué no se lo preguntas? —Empujó un celular en su
dirección.
Sin soltar su agarre en mí, ella tomó el teléfono. —¿Sí?
Oí la voz de Harry en el otro extremo. —Deja ir a la chica.
Devon suspiró enfadada. —¿Por qué diablos voy a hacer eso? Me ha
cabreado.
—Porque yo lo digo, y eso es todo lo que necesitas saber.
Se hizo silencio durante unos diez segundos, luego gruñó:
—Eres un idiota. —Le tiró el teléfono a Zayn.
Luego hubo un bendecido alivio en mi espalda cuando me dejó ir.
Zayn estaba ahí recogiéndome en sus brazos antes de que pudiera
deslizarme, agotada, y golpeara el suelo.
—Tuviste suerte hoy, escoria. Y es mejor que creas que cuando te
quedes sin esa suerte, voy a estar allí rasgando tu garganta y lamiendo el
desorden.
Giró sobre sus talones, se metió en una sombra y se desvaneció.
Acunándome con un brazo, Zayn me sacó del callejón. A medida
que avanzábamos hacia el costado, vi los emparedados todavía en la
cuneta.
—¿Crees que todavía están bien?
Zayn se agachó y los recogió. —Nada que un montón de sal y
pimienta no arregle.
Traté de no reír, porque me dolía la cara y lo mismo pasaba con mi
brazo. Sin embargo, aprecié su esfuerzo por hacer que me sintiera mejor y no
quedarme en el hecho de que casi muero… otra vez. Realmente esperaba
que no se convirtiera en uno de esos desagradables hábitos.
Oye, mira lo que puedo hacer.
Zayn levantó la cabeza, desde la carga de la secadora y me
observó mientras yo me paraba en mis manos en la parte
superior de la lavadora.
Le sonreí boca abajo. Él negó con la cabeza y luego echó un vistazo a
las otras personas en el servicio de lavandería, que ahora nos miraban.
—Tal vez no deberíamos pararnos de mano en las lavadoras, .
¿Has oído hablar de mantener un perfil bajo?
Le mostré la lengua. —No eres divertido.
Abrí mis piernas como una tijera luego girando en una mano hice un
desmonte impresionante. Levantando mis manos en el aire, imité a una
multitud salvaje.
—Un diez perfecto para Vale.
Zayn negó con la cabeza de nuevo, pero me fijé en la pequeña
contracción en su labio superior. —Toma la ropa de la lavadora y ponla en la
secadora. —Señaló la secadora a su lado, la que tenía la puerta abierta.
—Está bien. —Levanté la tapa de la lavadora y recogí la ropa mojada
en su interior. La llevé a la secadora y la empujé dentro. Un calcetín y unos
pantalones cortos aterrizaron en el piso de cemento sucio. Los recogí, con
pelusa, polvo y todo, y los empujé de nuevo, cerrando la tapa. Zayn me dio
las monedas para hacerla funcionar, y luego pulsé el botón de encendido.
Todo era tan aburrido. Me estaba volviendo loca.
—Tenemos cuarenta y cinco minutos que matar. ¿Qué quieres hacer?
Se deslizó en una silla de plástico. —Tengo que tomar una siesta.
—No eres divertido, viejo.
—Hola, soy el mismo al que se le ha succionado la vida, ¿Recuerdas?
—Lo sé y dije que lo sentía como un billón de veces. —Me senté a su
lado, apoyándome cerca de su oído—. Podría tratar y devolvértela. —Lo
acaricié en el cuello.
Él me detuvo un poco, pero no estaba destinado a ser cruel. Podía oír
los latidos de su corazón y la prisa de su aliento. Estaba sin duda pensando en
ello.
—No es que no sea tentador, no es el momento adecuado o lugar.
—Está bien. —Salté a mis pies—. Voy a ir a buscar algo de comida.
¿Quieres algo?
—¿Un emparedado de albóndigas? Hay una tienda de emparedados
en la misma calle. —Él buscó en su bolsillo algo de dinero y me lo entregó.
En la tienda ordené uno de albóndigas para Zayn y para mí un pan
de centeno de pavo con todos los aderezos. Ser un cambion era un asunto
que daba hambre. Tiré el cambio en mi bolsillo junto con el resto de las
monedas que Zayn me había dado para la secadora. Mientras tocaba las
monedas, vi una de esas cabinas telefónicas antiguas a través de la calle.
Metiendo los emparedados bajo el brazo, me lancé a través de la calle
y entré en la cabina. Metí un montón de monedas y marqué. Repicó cuatro
veces antes de que fuera contestado.
—¿Hola?
Tragué duro luchando contra las lágrimas formándose por escuchar la
voz de mi madre.
—¿Hola? —dijo de nuevo, y me di cuenta de que estaba luchando por
contener las lágrimas también—. ¿ ?
Mi inhalación debe de haber sido ruidosa, porque ella continúo con
ímpetu, como si supiera que yo no estaría al teléfono por mucho tiempo.
—No cuelgues. No tienes que decir nada. Sólo quiero que sepas que te
amo, bebé. Y no importa lo que has hecho siempre estaré aquí para ti. Solo
ven a casa, bebé. Sea lo que sea podemos resolverlo juntas. Te quiero tanto.
Sin decir una palabra, colgué el teléfono. —Te amo también, mamá.
La mayoría de las monedas cayeron en el recipiente de retorno. Las
saqué y metí de nuevo, marcando un número diferente.
—¿Hola?
—Hola, Chloe.
— . No pensé que iba a escuchar tu voz de nuevo.
—Te echo de menos. —Las lágrimas estaban brotando ahora. No pude
mantenerlas dentro.
—Puedes venir a casa, . Todo está bien ahora. Josh está despierto.
Él ha hablado con la policía. Les dijo que trató de violarte. Ellos sólo quieren
hablar contigo, eso es todo, para obtener tu parte de la historia. No creo que
incluso te carguen con algo. Todo el mundo quiere que vuelvas a casa.
Los sollozos venían rápidos y furiosos ahora. Apenas podía respirar. Casi
me atraganté con la emoción que brotaba de mí como un tifón.
—Dime dónde estás. Iré a buscarte.
Tragándome las lágrimas, solté mis palabras ahogadas—: Yo... yo estoy
en...
Eso fue todo lo que dije antes de que la puerta de la cabina se abriera
y yo fuera tirada por el pelo y empujada a la acera. Los emparedados
envueltos se perdieron de mi agarre y rodaron a la cuneta.
Devon agarró el teléfono colgado.
— está ocupada justo ahora. ¿Quién es? —Volviéndose hacia mí,
Devon sonrió maliciosamente—. Está bien, Chloe. Estoy segura de que
te verá muy pronto. —Colgó el teléfono en el receptor, agrietando el
plástico.
Me puse de pie cuando salió de la cabina. —¿Qué quieres?
—Mmm, vamos a ver. —Sus labios se curvaron en una sonrisa cruel—. Tu
sangre en mis manos. Tu alma, tal vez.
—No tengo miedo de ti —dije las palabras, incluso cuando mis rodillas
temblaban, y mi piel se puso fría y húmeda.
Ella dio un paso amenazador hacia adelante. —Deberías tenerlo niña.
—Adelante perra. —Extendí mis manos hacia los lados. Podía sentir las
garras letales sobresaliendo a través de las puntas de mis dedos. Lamiendo
mis labios, sentí la punta de los colmillos sobresalir de mis encías. Y por el
resplandor nebuloso oscuro alrededor de Devon sólo podía asumir que mis
ojos tenían esa cosa de tinta pasando por ellos.
Ella me adentró. —Así que es verdad. Harry me dijo que fuiste
transformada pero no me lo creí. Parecías demasiado débil para sobrevivir a
algo así.
—Bueno, aquí estoy —me burlé.
—Sí, aquí estás.
Fue rápida. Apenas vi su movimiento mientras me agarraba por el
cuello y me arrastraba hacia el callejón cercano. Tiré de su mano, enterrando
mis garras en su carne, pero no parecía hacer ningún bien. Ella todavía
mantenía el agarre.
Me golpeó contra la pared de ladrillo. La parte de atrás de mi cabeza
golpeó duro. Literalmente, podía ver estrellas después de eso. Lo más
probable es que mis células cerebrales estaban estallando y eso es lo que
estaba viendo. Pequeños destellos de energía del cerebro estallando en
pedazos.
Devon se inclinó hacia mi rostro. Su aliento estaba maloliente, como a
carne podrida. Probablemente era su alma muerta lo que olí.
Luché contra su agarre mientras ella acercó su boca sobre la mía. Le di
una patada y grité, rasgando su cara con mis dedos. Nada parecía
perturbarla y pronto pude sentir la energía siendo extraída de mi cuerpo.
Luego sus ojos se agrandaron y se apartó. —Lo has estado besando. Lo
puedo saborear dentro de ti.
Su sorpresa me dio la oportunidad que necesitaba. Rastrillé mis uñas en
sus ojos, totalmente con la esperanza de sacárselos.
Gritando, se tambaleó hacia atrás, sus manos yendo a su cara. —
¡Perra!
Tomé unas cuantas respiraciones, empujándome de la pared. Tenía
que recuperar fuerzas para un nuevo ataque, porque sabía que iba a venir.
Devon no se quedaría quieta por mucho tiempo. Al igual que una cucaracha
sobrevivía a cualquier cosa. Sentí que era su naturaleza.
—Voy a arrancarte la garganta. —Bajó las manos y jadeé.
Líquido como tinta brotaba a borbotones de sus ojos y veteaba sus
mejillas. Yo nunca había visto algo tan monstruástico9 antes, de una forma
totalmente grotesca.
Me gruñó. Asumí que era mi pista para largarme de allí. Era demasiado
fuerte. No podía tener un uno contra uno, especialmente cuando no sabía
cómo hacerle daño. Necesitaba una ventaja. Tenía que hacer trampa de
alguna manera.
Volteándome, corrí por el callejón. Pero no llegué muy lejos antes de
que me agarrara por la parte posterior de la cabeza, golpeándome de
bruces contra la pared. Se apretó contra mi espalda, empujando mi cara
contra el ladrillo con su mano.
Se inclinó en mi oído. —Voy a disfrutar rompiéndote a jirones.
Podía sentir el pinchazo de primero una, luego dos garras mientras ella
las clavaba en mi brazo. El dolor fue inmediato y enorme. Hizo que cada
centímetro de mi columna vertebral convulsionara.
9 Monstruástico/Freaktastic: derivado de la combinación de Freak “Monstruoso/Raro.” Y
Fantastic “Fantástico.”
—¡Alto! ¡Aléjate de ella!
Estuve a punto de llorar al oír el sonido de la voz de Zayn haciéndose
eco en el callejón. Volví la cabeza hacia un lado para verlo venir por el
callejón, sus pasos rápidos y decididos.
Devon se echó a reír, no renunciando a su control sobre mi cabeza. —
Oh, mira aquí, el Príncipe Azul al rescate.
—Dije aléjate de ella.
—¿Y qué vas a hacer Zayn? No puedes hacerme daño. Soy
demasiado poderosa para ti. ¿No has aprendido eso a estas alturas?
—Harry no dejará que la mates.
—¿Por qué no? Es un pedazo de basura. No será extrañada.
—Él quiere tenerla alrededor.
Ella frunció el ceño. —¿Por qué? Sólo va a crear más problemas.
—No lo sé. ¿Por qué no se lo preguntas? —Empujó un celular en su
dirección.
Sin soltar su agarre en mí, ella tomó el teléfono. —¿Sí?
Oí la voz de Harry en el otro extremo. —Deja ir a la chica.
Devon suspiró enfadada. —¿Por qué diablos voy a hacer eso? Me ha
cabreado.
—Porque yo lo digo, y eso es todo lo que necesitas saber.
Se hizo silencio durante unos diez segundos, luego gruñó:
—Eres un idiota. —Le tiró el teléfono a Zayn.
Luego hubo un bendecido alivio en mi espalda cuando me dejó ir.
Zayn estaba ahí recogiéndome en sus brazos antes de que pudiera
deslizarme, agotada, y golpeara el suelo.
—Tuviste suerte hoy, escoria. Y es mejor que creas que cuando te
quedes sin esa suerte, voy a estar allí rasgando tu garganta y lamiendo el
desorden.
Giró sobre sus talones, se metió en una sombra y se desvaneció.
Acunándome con un brazo, Zayn me sacó del callejón. A medida
que avanzábamos hacia el costado, vi los emparedados todavía en la
cuneta.
—¿Crees que todavía están bien?
Zayn se agachó y los recogió. —Nada que un montón de sal y
pimienta no arregle.
Traté de no reír, porque me dolía la cara y lo mismo pasaba con mi
brazo. Sin embargo, aprecié su esfuerzo por hacer que me sintiera mejor y no
quedarme en el hecho de que casi muero… otra vez. Realmente esperaba
que no se convirtiera en uno de esos desagradables hábitos.
funky
Re: Static (Zayn Malik ,Harry Styles y tu, SEMI HOT) (ADAPTADA) ( TERMINADA)
27
Cuando estuvimos de vuelta en la habitación del hotel,
inmediatamente me disculpé y me dirigí al baño para asearme.
El maquillaje corría a lo largo de mi rostro. Me veía como un
desquiciado mapache Alice Cooper10.
Abrí la llave y mojé una toalla para pasarla por mi manchado rostro.
Mientras refregaba mi cara con la toalla, tratando de quitar todo lo negro
que había en ella, la puerta se abrió y Zayn entró con un pequeño kit de
primeros auxilios en su mano.
Me giré hacia él.
—Amigo, podría haber estado en la ducha o en el sanitario.
Tan solo se encogió de hombros y abrió el kit, sacando una botella de
alcohol.
—Necesitamos cuidar de tu brazo antes de que se infecte y se caiga.
Solté la toalla y me di la vuelta para mirar en el espejo la parte trasera
de mi brazo. Afortunadamente, el sangrado se había detenido, pero la
manga de mi camiseta estaba totalmente empapada de sangre.
—Desagradable.
Zayn subió sus manos.
—Vas a tener que quitártela.
—¿Acaso no fue eso lo que nos metió en problemas hoy?
—No vamos a hacerlo aquí. Eres mi paciente ahora. Estoy bastante
seguro de que puedo mantener mis hormonas bajo control.
No estaba segura, pero no dije nada. En cambio, luché por quitarme la
camiseta. La arrojé a un lado y observé a Zayn expectante.
10 Alice Cooper: es una banda de rock and roll, pionera del género conocido como shock
rock. Surgida en 1964 en Arizona, Estados Unidos, logrando su mayor auge durante los años
setenta. Posteriormente, su líder retoma como solista a principios de los años 2000, al rock and
roll y al hard rock de sus inicios con álbumes como The Eyes of Alice Cooper.
—Siéntate.
Me senté en la tapa cerrada del inodoro mirando hacia la pared para
que él pudiera curar mi brazo sin que tuviera que girarlo en una posición
incómoda.
—Puede que esto te pique.
Podía oler el alcohol mientras Zayn untaba un trozo de gaza con él. El
olor picó en mis fosas nasales y cuando la gaza tocó la herida pensé que
podría arrancarme la piel y salir corriendo. Zayn puso una mano encima de
mi hombro, probablemente para que no hiciera eso.
—Jesús, ¿estás tratando de terminar el trabajo por Devon?
Me mordí las mejillas. El dolor era insoportable.
—Necesita estar limpio y desinfectado. Confía en mí. He visto una de
sus marcas empeorar sin tratamiento y créeme, no fue agradable. —Destapó
el agua oxigenada—. Tan solo respira profundo y aguanta.
Hice lo que dijo mientras vertía el líquido de nocivo olor sobre mi brazo.
No podía ver el grotesco burbujeo que causaba el agua oxigenada sobre mi
brazo pero definitivamente podía oírlo. Como un alka seltzer disolviéndose en
un vaso de agua. Mi instinto gruñó y casi vomito en la bañera.
—Casi listo.
Siempre había pensado que la gente decía eso para engañarte y
hacerte pensar que ya casi habían terminado, cuando de hecho tenían una
última cosa horrible por hacerte. Confirmé mis hipótesis cuando Zayn untó
polisporina11 en mi herida. Líquido hirviendo corrió por mi piel y penetró mis
huesos.
—¡Santa mierda! Eso quema.
Él ignoró el torrente de maldiciones que salieron de mi boca mientras
envolvía mi brazo en una gaza y la amarraba fuerte.
—Listo. —Lavó sus manos en el lavabo—. Ahora necesitamos hablar de
quién va a recoger la estúpida ropa limpia de Harry.
Me levanté, probando mi brazo.
—Yo voy. Fin. Él empezará a sospechar si no lo hago. Además, dudo
mucho que te vaya a dejar husmear entre sus cosas. Si voy yo, me ordenará
a que doble su maldita ropa como parte de mi humillación y castigo. Tendré
la plena oportunidad de revisar la otra maleta.
11 Polisporina/Polysporin: es una línea de ungüentos antibióticos producidos por Johnson &
Johnson, utilizado en la prevención de la infección y en la aceleración de la cicatrización de
heridas. La formulación original contiene bacitracina y polimixina B.
Zayn me estudió con sus ojos ensanchados.
—Qué discurso. Probablemente deberías llevar mi teléfono para que
puedas tomar fotos de lo que sea que encuentres.
—Muy bien, de acuerdo —reí—. Pensé que harías todo lo posible
porque no fuera.
Él sacudió su cabeza. —Llegué a la conclusión que de todos modos tú
no me escucharías.
—Básicamente. —Sonreí.
Me devolvió la sonrisa, luego alcanzó mi mano. La mía se veía tan
pequeña en la suya. Tenía manos fuertes y seguras. Me gustaba eso. Me
gustaba que él quisiera tocarme con ellas. Me hacía sentir a salvo.
—Sólo ten cuidado, ¿De acuerdo?
—Lo tendré.
—¿Por qué no te creo?
—¿Porque acabas de terminar salvando mi trasero de que fuera
pulverizada?
Se llevó mi mano hasta su boca y presionó sus labios en ella. A pesar de
la castidad del beso, el contacto seguía enviando placer por mi cuerpo,
encendiendo cada parte de mi cuerpo.
—Sólo para que sepas, si no estás de vuelta en veinte minutos, iré a
buscarte.
Me pregunté si cuándo terminara todo esto él sería mi novio. Era loco
estar pensando acerca de eso en medio de toda esta locura, pero me hacía
sentir normal pensar acerca de ello.
Después de darme su teléfono y darme instrucciones en caso de un
millón de diferentes formas de si-las-cosas-empeoran, Zayn finalmente me
dejó ir a lo largo del pasillo para devolverle sus ropas limpias a Harry.
Toqué la puerta y Harry la abrió inmediatamente.
—Jesús, ¿Qué te tomó tanto tiempo? Pensé que Devon te había
comido de todos modos. —Abrió la puerta para mí—. Luego tendría que
haber conseguido ropa nueva. Y en verdad odio ir de compras.
—Vaya, estoy conmovida de que hayas estado tan preocupado por
mí. —Llevé su maleta adentro, buscando la maleta verde para ponerla junta
a esta.
La localicé en la misma esquina en la que la había dejado. Harry no la
había escondido así que tal vez había estado equivocada y la caja no era
importante. O era demasiado arrogante para molestarse si había visto la caja
o no.
Observé su cara y él me dio esa presumida sonrisa suya. Estaba
votando por la opción muy arrogante. Probablemente pensó que nada
podía tocarlo, especialmente no los que eran como yo. Alguna groupie que
él casi había asesinado y tirado a la basura.
Puse la maleta negra junto a la verde, dándole mi espalda.
—Aquí está tu tonta lavandería de vuelta.
—¿Usaste suavizante industrial?
—Tienes suerte de que incluso haya usado detergente.
Se acercó y se situó detrás de mí. Un escalofrío recorrió mi espalda.
Tuve que clavar las uñas en las palmas de mis manos para contener la
urgencia de correr lejos. Era casi insoportable tenerlo tan cerca de mí.
—Sabes, solo porque le dije a Devon que no te asesinara, no significa
que puedas ser una sabelotodo conmigo.
Me arriesgué a mirarlo.
—¿Qué? ¿Vas a matarme aún sabiendo que hice un excelente trabajo
con tus shorts? —Abrí la maleta y le mostré una pila de ropa impecable.
—No, supongo que tienes tus usos.
Alejé mi mirada sin gustarme el modo en que me estaba mirando,
como si fuera el almuerzo.
Mis entrañas se revolvieron. No pensé que podía hacer esto. No podía
dejar que este monstruo me tocara otra vez. No podría superarlo.
Me alejé de él.
—Sabes algo, no eres fea.
Tragué. —Ah, que lindo de tu parte decirlo.
—Definitivamente no eres la chica más hermosa que he tenido, pero,
ya sabes, a caballo regalado no se le mira el diente.
Él se movió más cerca, lo que me hizo retroceder otro paso, excepto
que si seguía retrocediendo, estaría contra la pared. Justo donde él me
quería.
—¿Qué crees que estás haciendo? —Traté de poner un poco de fuerza
en mi voz para que no sonara tan asustada como estaba. No estaba segura
de que funcionara porque su sonrisa se ensanchó.
—¿Qué crees, cariño? Reclamando mí postre.
Puse mi mano enfrente para impedir que él siguiera avanzando. Sabía
que eso no lo iba a detener en verdad. Tomaría lo que él quería. Justo como
lo había hecho en primer lugar.
No pude contener el estremecimiento que recorrió todo mi cuerpo. Oh
Dios, me iba a enfermar.
Me alcanzó. Pero, antes de que pudiera tocarme, alguien tocó la
puerta. Al principio, pensé que no iba abrir, pero los golpes se volvieron cada
vez más duros e insistentes.
—Sostén esa mirada de horror. Enseguida vuelvo.
Dejé escapar el aire que estaba conteniendo mientras que él caminó
fuera del dormitorio para responder la puerta.
—¿Qué demonios quieres?
Oí la voz de Zayn respondiéndole. Sonreí. Él me salvó.
En el momento en que Harry estaba fuera de mi vista, abrí la maleta
verde y busqué la caja. Luego de sacarla, usé el teléfono de Zayn para
tomar fotos de los diseños y símbolos que estaban grabados en la madera.
Traté de abrirla pero estaba bloqueada. Tomé una foto de la cerradura
también. Una vez que hube terminado, metí la caja en la maleta y la cerré,
mis manos temblando todo el tiempo. Esperaba que las fotos fueran útiles.
Tomando unas cuantas respiraciones tranquilizantes, crucé la
habitación hasta la puerta. Vi la figura de Zayn en la puerta, su cara era una
máscara de rabia, discutiendo con Harry. Lo supe al segundo que me vio,
porque su cara se suavizó, y sus ojos se iluminaron.
—Bueno, creo que me iré ahora. —Mientras pasaba junto a Harry,
rocé su costado, pero él agarró mi brazo antes de que pudiera salir.
—Yo diré cuando te puedes ir —gruñó, sus ojos volviéndose negros.
Tragué fuerte y miré a Zayn.
—Mira, Harry, necesitamos ir al club para configurar el sonido para tu
concierto —dijo Zayn—. Sabes que la puedes atormentar después.
Harry no se veía convencido pero dejó ir mi brazo.
—Lo que sea que ustedes dos estén planeando, no va a funcionar. —
Se encogió de hombros—. Solo pensé que debía dejárselos saber.
Salí al pasillo pasando junto a Zayn. Tan pronto como estuve fuera de
la puerta, Harry la cerró fuertemente.
No dijimos nada hasta que estuvimos seguros, dentro de nuestra
habitación. Colapsé en el sofá, mis manos seguían temblando.
—¿Estás bien?
—Sí —respiré profundamente—. Gracias a ti.
—Fui más temprano. No podía sentarme aquí por mucho más,
pensando en ti estando en esa habitación sola con él.
Sonreí. —Gracias a Dios lo hiciste.
Se sentó junto a mí, y corrió una mano por mi cabeza. Me gustaba el
contacto. Era reconfortante y parecía completamente natural y normal. Me
incliné junto a él. Dejó caer su brazo sobre mis hombros, empujándome
fuertemente contra su pecho.
—¿Encontraste algo?
Saqué su teléfono de mi bolsillo y empecé a mostrarle las imágenes
que había tomado.
—¿Reconoces algo de esto?
—No, pero no soy exactamente del tipo académico. —Sonrió—. Sin
embargo se ven antiguos.
Las observé otra vez. —Algunas de estas se ven como símbolos celtas,
según mi impresión. Muchos bucles y nudos.
—¿Echaste un vistazo al interior de la caja?
—No, estaba bloqueada.
—Entonces debe ser importante.
—Supongo.
Zayn elevó mi mentón con un dedo.
—Solucionaremos esto. Haremos una búsqueda en la web.
Encontraremos lo que esas marcas significan.
—Y, ¿Si no significan nada?
—Entonces encontraremos otro modo.
Me hundí en él, pasando mi brazo por encima de su pecho. Cerrando
mis ojos, lo bebí todo de él. Podría haber estado así por una eternidad. Era
cálido, cómodo y olía como chocolate. ¿Qué más podía pedir una chica?
—Podríamos escapar juntos. Ellos no se molestarían en buscarnos.
Podríamos desaparecer en L.A. o Nueva York. Podríamos cruzar la frontera y
vivir en Toronto o Montreal. Nunca esperarían encontrarnos en Canadá.
Apretó mi hombro y presionó sus labios en la cima de mi cabeza.
—¿En verdad podrías irte, sabiendo que Harry le hará esto una y otra
vez a una chica después de otra? Ninguna de ellas sería tan afortunada
como tú y sobrevivir.
No quería escucharlo pero tenía razón. Tenía razón al decir que Harry seguiría jodiendo la vida de chicas al azar y tenía razón al decir que yo no
podría vivir sabiendo eso.
—¿Dónde está tu computadora? —Me levanté—. Empezaré a buscar
esos símbolos.
Cuando estuvimos de vuelta en la habitación del hotel,
inmediatamente me disculpé y me dirigí al baño para asearme.
El maquillaje corría a lo largo de mi rostro. Me veía como un
desquiciado mapache Alice Cooper10.
Abrí la llave y mojé una toalla para pasarla por mi manchado rostro.
Mientras refregaba mi cara con la toalla, tratando de quitar todo lo negro
que había en ella, la puerta se abrió y Zayn entró con un pequeño kit de
primeros auxilios en su mano.
Me giré hacia él.
—Amigo, podría haber estado en la ducha o en el sanitario.
Tan solo se encogió de hombros y abrió el kit, sacando una botella de
alcohol.
—Necesitamos cuidar de tu brazo antes de que se infecte y se caiga.
Solté la toalla y me di la vuelta para mirar en el espejo la parte trasera
de mi brazo. Afortunadamente, el sangrado se había detenido, pero la
manga de mi camiseta estaba totalmente empapada de sangre.
—Desagradable.
Zayn subió sus manos.
—Vas a tener que quitártela.
—¿Acaso no fue eso lo que nos metió en problemas hoy?
—No vamos a hacerlo aquí. Eres mi paciente ahora. Estoy bastante
seguro de que puedo mantener mis hormonas bajo control.
No estaba segura, pero no dije nada. En cambio, luché por quitarme la
camiseta. La arrojé a un lado y observé a Zayn expectante.
10 Alice Cooper: es una banda de rock and roll, pionera del género conocido como shock
rock. Surgida en 1964 en Arizona, Estados Unidos, logrando su mayor auge durante los años
setenta. Posteriormente, su líder retoma como solista a principios de los años 2000, al rock and
roll y al hard rock de sus inicios con álbumes como The Eyes of Alice Cooper.
—Siéntate.
Me senté en la tapa cerrada del inodoro mirando hacia la pared para
que él pudiera curar mi brazo sin que tuviera que girarlo en una posición
incómoda.
—Puede que esto te pique.
Podía oler el alcohol mientras Zayn untaba un trozo de gaza con él. El
olor picó en mis fosas nasales y cuando la gaza tocó la herida pensé que
podría arrancarme la piel y salir corriendo. Zayn puso una mano encima de
mi hombro, probablemente para que no hiciera eso.
—Jesús, ¿estás tratando de terminar el trabajo por Devon?
Me mordí las mejillas. El dolor era insoportable.
—Necesita estar limpio y desinfectado. Confía en mí. He visto una de
sus marcas empeorar sin tratamiento y créeme, no fue agradable. —Destapó
el agua oxigenada—. Tan solo respira profundo y aguanta.
Hice lo que dijo mientras vertía el líquido de nocivo olor sobre mi brazo.
No podía ver el grotesco burbujeo que causaba el agua oxigenada sobre mi
brazo pero definitivamente podía oírlo. Como un alka seltzer disolviéndose en
un vaso de agua. Mi instinto gruñó y casi vomito en la bañera.
—Casi listo.
Siempre había pensado que la gente decía eso para engañarte y
hacerte pensar que ya casi habían terminado, cuando de hecho tenían una
última cosa horrible por hacerte. Confirmé mis hipótesis cuando Zayn untó
polisporina11 en mi herida. Líquido hirviendo corrió por mi piel y penetró mis
huesos.
—¡Santa mierda! Eso quema.
Él ignoró el torrente de maldiciones que salieron de mi boca mientras
envolvía mi brazo en una gaza y la amarraba fuerte.
—Listo. —Lavó sus manos en el lavabo—. Ahora necesitamos hablar de
quién va a recoger la estúpida ropa limpia de Harry.
Me levanté, probando mi brazo.
—Yo voy. Fin. Él empezará a sospechar si no lo hago. Además, dudo
mucho que te vaya a dejar husmear entre sus cosas. Si voy yo, me ordenará
a que doble su maldita ropa como parte de mi humillación y castigo. Tendré
la plena oportunidad de revisar la otra maleta.
11 Polisporina/Polysporin: es una línea de ungüentos antibióticos producidos por Johnson &
Johnson, utilizado en la prevención de la infección y en la aceleración de la cicatrización de
heridas. La formulación original contiene bacitracina y polimixina B.
Zayn me estudió con sus ojos ensanchados.
—Qué discurso. Probablemente deberías llevar mi teléfono para que
puedas tomar fotos de lo que sea que encuentres.
—Muy bien, de acuerdo —reí—. Pensé que harías todo lo posible
porque no fuera.
Él sacudió su cabeza. —Llegué a la conclusión que de todos modos tú
no me escucharías.
—Básicamente. —Sonreí.
Me devolvió la sonrisa, luego alcanzó mi mano. La mía se veía tan
pequeña en la suya. Tenía manos fuertes y seguras. Me gustaba eso. Me
gustaba que él quisiera tocarme con ellas. Me hacía sentir a salvo.
—Sólo ten cuidado, ¿De acuerdo?
—Lo tendré.
—¿Por qué no te creo?
—¿Porque acabas de terminar salvando mi trasero de que fuera
pulverizada?
Se llevó mi mano hasta su boca y presionó sus labios en ella. A pesar de
la castidad del beso, el contacto seguía enviando placer por mi cuerpo,
encendiendo cada parte de mi cuerpo.
—Sólo para que sepas, si no estás de vuelta en veinte minutos, iré a
buscarte.
Me pregunté si cuándo terminara todo esto él sería mi novio. Era loco
estar pensando acerca de eso en medio de toda esta locura, pero me hacía
sentir normal pensar acerca de ello.
Después de darme su teléfono y darme instrucciones en caso de un
millón de diferentes formas de si-las-cosas-empeoran, Zayn finalmente me
dejó ir a lo largo del pasillo para devolverle sus ropas limpias a Harry.
Toqué la puerta y Harry la abrió inmediatamente.
—Jesús, ¿Qué te tomó tanto tiempo? Pensé que Devon te había
comido de todos modos. —Abrió la puerta para mí—. Luego tendría que
haber conseguido ropa nueva. Y en verdad odio ir de compras.
—Vaya, estoy conmovida de que hayas estado tan preocupado por
mí. —Llevé su maleta adentro, buscando la maleta verde para ponerla junta
a esta.
La localicé en la misma esquina en la que la había dejado. Harry no la
había escondido así que tal vez había estado equivocada y la caja no era
importante. O era demasiado arrogante para molestarse si había visto la caja
o no.
Observé su cara y él me dio esa presumida sonrisa suya. Estaba
votando por la opción muy arrogante. Probablemente pensó que nada
podía tocarlo, especialmente no los que eran como yo. Alguna groupie que
él casi había asesinado y tirado a la basura.
Puse la maleta negra junto a la verde, dándole mi espalda.
—Aquí está tu tonta lavandería de vuelta.
—¿Usaste suavizante industrial?
—Tienes suerte de que incluso haya usado detergente.
Se acercó y se situó detrás de mí. Un escalofrío recorrió mi espalda.
Tuve que clavar las uñas en las palmas de mis manos para contener la
urgencia de correr lejos. Era casi insoportable tenerlo tan cerca de mí.
—Sabes, solo porque le dije a Devon que no te asesinara, no significa
que puedas ser una sabelotodo conmigo.
Me arriesgué a mirarlo.
—¿Qué? ¿Vas a matarme aún sabiendo que hice un excelente trabajo
con tus shorts? —Abrí la maleta y le mostré una pila de ropa impecable.
—No, supongo que tienes tus usos.
Alejé mi mirada sin gustarme el modo en que me estaba mirando,
como si fuera el almuerzo.
Mis entrañas se revolvieron. No pensé que podía hacer esto. No podía
dejar que este monstruo me tocara otra vez. No podría superarlo.
Me alejé de él.
—Sabes algo, no eres fea.
Tragué. —Ah, que lindo de tu parte decirlo.
—Definitivamente no eres la chica más hermosa que he tenido, pero,
ya sabes, a caballo regalado no se le mira el diente.
Él se movió más cerca, lo que me hizo retroceder otro paso, excepto
que si seguía retrocediendo, estaría contra la pared. Justo donde él me
quería.
—¿Qué crees que estás haciendo? —Traté de poner un poco de fuerza
en mi voz para que no sonara tan asustada como estaba. No estaba segura
de que funcionara porque su sonrisa se ensanchó.
—¿Qué crees, cariño? Reclamando mí postre.
Puse mi mano enfrente para impedir que él siguiera avanzando. Sabía
que eso no lo iba a detener en verdad. Tomaría lo que él quería. Justo como
lo había hecho en primer lugar.
No pude contener el estremecimiento que recorrió todo mi cuerpo. Oh
Dios, me iba a enfermar.
Me alcanzó. Pero, antes de que pudiera tocarme, alguien tocó la
puerta. Al principio, pensé que no iba abrir, pero los golpes se volvieron cada
vez más duros e insistentes.
—Sostén esa mirada de horror. Enseguida vuelvo.
Dejé escapar el aire que estaba conteniendo mientras que él caminó
fuera del dormitorio para responder la puerta.
—¿Qué demonios quieres?
Oí la voz de Zayn respondiéndole. Sonreí. Él me salvó.
En el momento en que Harry estaba fuera de mi vista, abrí la maleta
verde y busqué la caja. Luego de sacarla, usé el teléfono de Zayn para
tomar fotos de los diseños y símbolos que estaban grabados en la madera.
Traté de abrirla pero estaba bloqueada. Tomé una foto de la cerradura
también. Una vez que hube terminado, metí la caja en la maleta y la cerré,
mis manos temblando todo el tiempo. Esperaba que las fotos fueran útiles.
Tomando unas cuantas respiraciones tranquilizantes, crucé la
habitación hasta la puerta. Vi la figura de Zayn en la puerta, su cara era una
máscara de rabia, discutiendo con Harry. Lo supe al segundo que me vio,
porque su cara se suavizó, y sus ojos se iluminaron.
—Bueno, creo que me iré ahora. —Mientras pasaba junto a Harry,
rocé su costado, pero él agarró mi brazo antes de que pudiera salir.
—Yo diré cuando te puedes ir —gruñó, sus ojos volviéndose negros.
Tragué fuerte y miré a Zayn.
—Mira, Harry, necesitamos ir al club para configurar el sonido para tu
concierto —dijo Zayn—. Sabes que la puedes atormentar después.
Harry no se veía convencido pero dejó ir mi brazo.
—Lo que sea que ustedes dos estén planeando, no va a funcionar. —
Se encogió de hombros—. Solo pensé que debía dejárselos saber.
Salí al pasillo pasando junto a Zayn. Tan pronto como estuve fuera de
la puerta, Harry la cerró fuertemente.
No dijimos nada hasta que estuvimos seguros, dentro de nuestra
habitación. Colapsé en el sofá, mis manos seguían temblando.
—¿Estás bien?
—Sí —respiré profundamente—. Gracias a ti.
—Fui más temprano. No podía sentarme aquí por mucho más,
pensando en ti estando en esa habitación sola con él.
Sonreí. —Gracias a Dios lo hiciste.
Se sentó junto a mí, y corrió una mano por mi cabeza. Me gustaba el
contacto. Era reconfortante y parecía completamente natural y normal. Me
incliné junto a él. Dejó caer su brazo sobre mis hombros, empujándome
fuertemente contra su pecho.
—¿Encontraste algo?
Saqué su teléfono de mi bolsillo y empecé a mostrarle las imágenes
que había tomado.
—¿Reconoces algo de esto?
—No, pero no soy exactamente del tipo académico. —Sonrió—. Sin
embargo se ven antiguos.
Las observé otra vez. —Algunas de estas se ven como símbolos celtas,
según mi impresión. Muchos bucles y nudos.
—¿Echaste un vistazo al interior de la caja?
—No, estaba bloqueada.
—Entonces debe ser importante.
—Supongo.
Zayn elevó mi mentón con un dedo.
—Solucionaremos esto. Haremos una búsqueda en la web.
Encontraremos lo que esas marcas significan.
—Y, ¿Si no significan nada?
—Entonces encontraremos otro modo.
Me hundí en él, pasando mi brazo por encima de su pecho. Cerrando
mis ojos, lo bebí todo de él. Podría haber estado así por una eternidad. Era
cálido, cómodo y olía como chocolate. ¿Qué más podía pedir una chica?
—Podríamos escapar juntos. Ellos no se molestarían en buscarnos.
Podríamos desaparecer en L.A. o Nueva York. Podríamos cruzar la frontera y
vivir en Toronto o Montreal. Nunca esperarían encontrarnos en Canadá.
Apretó mi hombro y presionó sus labios en la cima de mi cabeza.
—¿En verdad podrías irte, sabiendo que Harry le hará esto una y otra
vez a una chica después de otra? Ninguna de ellas sería tan afortunada
como tú y sobrevivir.
No quería escucharlo pero tenía razón. Tenía razón al decir que Harry seguiría jodiendo la vida de chicas al azar y tenía razón al decir que yo no
podría vivir sabiendo eso.
—¿Dónde está tu computadora? —Me levanté—. Empezaré a buscar
esos símbolos.
funky
Re: Static (Zayn Malik ,Harry Styles y tu, SEMI HOT) (ADAPTADA) ( TERMINADA)
28
Durante la siguiente hora, visité varias páginas web sobre
símbolos antiguos. Había muchas páginas sobre ese tema.
Exactamente seis millones novecientas treinta mil. El mayor
problema era reducirlo a la cultura. Todas las antiguas culturas usaban
símbolos de alguna manera. Decidí seguir mi corazonada y empecé con las
historias celtas.
Después de navegar por quince páginas, no encontré nada que
encajara con los grabados de los dibujos. Además de eso, la investigación
fue acortada porque, fiel a la palabra de Zayn, teníamos otro concierto que
preparar.
Siempre había pensado que ser una roadie sería estupendo. Pasar el
rato con la banda, beber cerveza toda la noche, absorber la música y el
alboroto que iba con ello. Pero la realidad era muy dura, tarde por la noche
y nada de respeto. Y para una chica, había comentarios inapropiados
añadidos y miradas lascivas. Tenía que decir que estaba extremadamente
agradecida porque Zayn cubriera mis espaldas. Cuando estaba alrededor,
todo el mundo básicamente se comportaba.
Un par de horas después de mover el equipo y colocar los instrumentos,
Zayn y yo éramos libres para relajarnos. En el último lugar en el que me
quería relajar era el club, pero no tuve opción. Zayn se tenía que quedar por
si acaso había problemas. Después teníamos que quitar todo otra vez luego
del espectáculo.
Para matar el tiempo, vagué por el club, bebiendo Red Bull y mirando
a la gente. Aunque Malicia no salía hasta dentro de una hora, el lugar estaba
bastante lleno de gente. Pensar que sólo un par de semanas antes yo había
sido una de esas groupies que parecían desesperadas luchando por un sitio
al frente, para tener una oportunidad de hacer contacto visual con
cualquiera de la banda. Era increíble lo que casi morir y convertirse en mitad
demonio, le puede hacer a la perspectiva de vida de una persona.
Había terminado una vuelta entera al club antes de dirigirme al
backstage cuando vi algo en la multitud. Era un tatuaje en el cuello de un
chico. Empujando a través de unas perras rubias decoloradas, fui en línea
recta hacia el hombre. Era súper alto así que no era difícil seguirle a través de
la multitud. Mi cabeza justo llegaba a su hombro. Tuve que inclinar mi cabeza
hacia arriba para hablar con él.
—¡Eh, chico! —Le toqué en el brazo.
Él miro abajo, hacia mí.
—¿Qué quieres?
—¿Qué es el símbolo que tienes en el cuello? —Apunté al del lado
derecho, con tres espirales armados.
—Es celta.
—¿Cómo se llama? ¿Tiene algún significado?
—Es un Trískele. Tiene un significado religioso o algo así. Solamente me
gusta. Se ve bien.
—Gracias. —Le di una suave sonrisa y seguí adelante.
Armada con el nuevo conocimiento, encontré a Zayn abajo, en una
de las salas de atrás. Estaba jugando con unos cables de uno de los
altavoces.
Sonrió cuando me vio acercarme.
—Tengo hambre. ¿Quieres ir a por una pizza?
—Encontré algo.
—¿Qué? —preguntó con desgana mientras continuaba desmontando
y atando los cables.
—Ya sabes. Algo.
Levantó la cabeza con eso. Miró alrededor para ver si estábamos solos.
Una pareja de los tipos de seguridad estaban en la entrada de la puerta.
Sabía que uno de ellos era también un cambión. Era el imbécil que no me
daba un pase para el backstage en Boise.
deslizó el cortador de alambres en el bolsillo de atrás de sus jeans
y dio la vuelta para balancear su brazo sobre mis hombros. Juntos nos
empujamos a través de la pequeña multitud arremolinándose en el
backstage y nos dirigimos hacia la salida trasera. Abrió la puerta y salimos.
La voz del imbécil de seguridad nos siguió fuera.
—No os olvidéis de usar un condón.
—Odio a ese idiota.
—Yo también —Zayn me cogió la mano—. Así que, ¿Qué tienes?
—Vi uno de los símbolos en el cuello de un tipo. Yo tenía razón. Es celta.
—¿Qué significa?
Me encogí de hombros.
—El gran idiota no lo sabía. Pero al menos ahora puedo buscarlo. Se
llama Trískele o algo así.
—Bien. Estamos un paso más cerca.
—Tengo muchas ganas de que esto termine. No se por cuánto tiempo
más puedo aguantarlo.
Me empujó a él, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura.
Coloqué la cabeza en su hombro e inhalé su olor. Su olor nunca había fallado
en encender un fuego en lo profundo de mi vientre.
—Estará terminado pronto. Entonces podremos huir juntos a algún sitio.
Lo empujé atrás y le miré a los ojos. Era la primera vez que mencionaba
que íbamos a estar todavía juntos cuando alcanzásemos nuestro objetivo.
—¿De verdad? ¿Quieres estar conmigo aún después de esto?
Me tocó la nariz con su dedo.
—Sí, quiero.
Me pregunté si le gustaría vivir en Boise, porque ahí es donde pretendía
dirigirme después de que esto estuviese hecho. Echaba de menos a mi
madre, a Chloe y a mi vida allí. Zayn sería una buena adición a ese
conjunto. Pensé que a mi madre incluso le gustaría él. Una vez ella
consiguiera superar el asunto del cambión, claro.
Estaba a punto de decir lo mismo cuando sentí una onda en el aire
junto a nosotros y los cuatro miembros demoníacos de Malicia salieron de las
sombras.
—Bueno, miren ahí —Harry sonrió—. Si es mi lavandera favorita.
Devon me traspasó con su letal mirada.
—¿Qué tal tienes el brazo? —cacareó, a continuación pasó junto a
nosotros, para entrar en el club. Quinn y Seth la siguieron apenas
reconociendo nuestra existencia. Eso no me molestó mucho.
—¿Sabes qué? He escrito una canción sobre ti.
La groupie en mí habría mojado las bragas al oír eso, pero para mí era
una pesadilla.
—Se llama Esclava Doméstica. ¿Te gusta?
Olvidando que debería estar aterrorizada de él, di un paso hacia él.
—Jo…
Zayn apretó mi brazo.
— . —Me advirtió.
Harry se rio.
—Escucha a tu caballero oscuro, querida. Vivirás más tiempo. —Me
rodeó y entró en el club, golpeando la puerta al cerrarla detrás de él.
Le pegué una patada a la puerta, olvidando que no estaba usando
mis Doc Martens de punta de acero.
—¡Mierda! —Salté hacia atrás en mi pie izquierdo—. Me he roto los
dedos.
Zayn me agarró por la cintura, me cogió como si no pesara nada y
me llevó de vuelta al club. Me sentó en la silla más cercana y me quitó la
bota. Me encogí pensando en el olor de pies. Estaba segura de que dentro
de mi bota no olía para nada bien. Pero pareció no importarle.
—Menea los dedos.
Mordiéndome el labio, hice lo que pidió. El dolor se disparó por mi
pierna.
—No están rotos. —Se arrodilló a mi lado y me puso la bota—. La
próxima vez, que tú objetivo no sea algo hecho de metal.
Poniendo mi bota en su rodilla doblada, procedió a atármelas.
Era la cosa más bonita y sexy que un chico había hecho por mí. Si no me
hubiese estado enamorando de él antes, esto me habría hecho caer de
cabeza a sus pies. Harry tenía razón. Zayn era mi caballero oscuro. Había
estado ahí para mí desde el principio. Al principio había sido en un segundo
plano, en las sombras, viendo y esperando, pero ahora estaba aquí enfrente
de mí, de rodillas, haciendo todo lo que pudiera para mantenerme a salvo.
Durante la siguiente hora, visité varias páginas web sobre
símbolos antiguos. Había muchas páginas sobre ese tema.
Exactamente seis millones novecientas treinta mil. El mayor
problema era reducirlo a la cultura. Todas las antiguas culturas usaban
símbolos de alguna manera. Decidí seguir mi corazonada y empecé con las
historias celtas.
Después de navegar por quince páginas, no encontré nada que
encajara con los grabados de los dibujos. Además de eso, la investigación
fue acortada porque, fiel a la palabra de Zayn, teníamos otro concierto que
preparar.
Siempre había pensado que ser una roadie sería estupendo. Pasar el
rato con la banda, beber cerveza toda la noche, absorber la música y el
alboroto que iba con ello. Pero la realidad era muy dura, tarde por la noche
y nada de respeto. Y para una chica, había comentarios inapropiados
añadidos y miradas lascivas. Tenía que decir que estaba extremadamente
agradecida porque Zayn cubriera mis espaldas. Cuando estaba alrededor,
todo el mundo básicamente se comportaba.
Un par de horas después de mover el equipo y colocar los instrumentos,
Zayn y yo éramos libres para relajarnos. En el último lugar en el que me
quería relajar era el club, pero no tuve opción. Zayn se tenía que quedar por
si acaso había problemas. Después teníamos que quitar todo otra vez luego
del espectáculo.
Para matar el tiempo, vagué por el club, bebiendo Red Bull y mirando
a la gente. Aunque Malicia no salía hasta dentro de una hora, el lugar estaba
bastante lleno de gente. Pensar que sólo un par de semanas antes yo había
sido una de esas groupies que parecían desesperadas luchando por un sitio
al frente, para tener una oportunidad de hacer contacto visual con
cualquiera de la banda. Era increíble lo que casi morir y convertirse en mitad
demonio, le puede hacer a la perspectiva de vida de una persona.
Había terminado una vuelta entera al club antes de dirigirme al
backstage cuando vi algo en la multitud. Era un tatuaje en el cuello de un
chico. Empujando a través de unas perras rubias decoloradas, fui en línea
recta hacia el hombre. Era súper alto así que no era difícil seguirle a través de
la multitud. Mi cabeza justo llegaba a su hombro. Tuve que inclinar mi cabeza
hacia arriba para hablar con él.
—¡Eh, chico! —Le toqué en el brazo.
Él miro abajo, hacia mí.
—¿Qué quieres?
—¿Qué es el símbolo que tienes en el cuello? —Apunté al del lado
derecho, con tres espirales armados.
—Es celta.
—¿Cómo se llama? ¿Tiene algún significado?
—Es un Trískele. Tiene un significado religioso o algo así. Solamente me
gusta. Se ve bien.
—Gracias. —Le di una suave sonrisa y seguí adelante.
Armada con el nuevo conocimiento, encontré a Zayn abajo, en una
de las salas de atrás. Estaba jugando con unos cables de uno de los
altavoces.
Sonrió cuando me vio acercarme.
—Tengo hambre. ¿Quieres ir a por una pizza?
—Encontré algo.
—¿Qué? —preguntó con desgana mientras continuaba desmontando
y atando los cables.
—Ya sabes. Algo.
Levantó la cabeza con eso. Miró alrededor para ver si estábamos solos.
Una pareja de los tipos de seguridad estaban en la entrada de la puerta.
Sabía que uno de ellos era también un cambión. Era el imbécil que no me
daba un pase para el backstage en Boise.
deslizó el cortador de alambres en el bolsillo de atrás de sus jeans
y dio la vuelta para balancear su brazo sobre mis hombros. Juntos nos
empujamos a través de la pequeña multitud arremolinándose en el
backstage y nos dirigimos hacia la salida trasera. Abrió la puerta y salimos.
La voz del imbécil de seguridad nos siguió fuera.
—No os olvidéis de usar un condón.
—Odio a ese idiota.
—Yo también —Zayn me cogió la mano—. Así que, ¿Qué tienes?
—Vi uno de los símbolos en el cuello de un tipo. Yo tenía razón. Es celta.
—¿Qué significa?
Me encogí de hombros.
—El gran idiota no lo sabía. Pero al menos ahora puedo buscarlo. Se
llama Trískele o algo así.
—Bien. Estamos un paso más cerca.
—Tengo muchas ganas de que esto termine. No se por cuánto tiempo
más puedo aguantarlo.
Me empujó a él, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura.
Coloqué la cabeza en su hombro e inhalé su olor. Su olor nunca había fallado
en encender un fuego en lo profundo de mi vientre.
—Estará terminado pronto. Entonces podremos huir juntos a algún sitio.
Lo empujé atrás y le miré a los ojos. Era la primera vez que mencionaba
que íbamos a estar todavía juntos cuando alcanzásemos nuestro objetivo.
—¿De verdad? ¿Quieres estar conmigo aún después de esto?
Me tocó la nariz con su dedo.
—Sí, quiero.
Me pregunté si le gustaría vivir en Boise, porque ahí es donde pretendía
dirigirme después de que esto estuviese hecho. Echaba de menos a mi
madre, a Chloe y a mi vida allí. Zayn sería una buena adición a ese
conjunto. Pensé que a mi madre incluso le gustaría él. Una vez ella
consiguiera superar el asunto del cambión, claro.
Estaba a punto de decir lo mismo cuando sentí una onda en el aire
junto a nosotros y los cuatro miembros demoníacos de Malicia salieron de las
sombras.
—Bueno, miren ahí —Harry sonrió—. Si es mi lavandera favorita.
Devon me traspasó con su letal mirada.
—¿Qué tal tienes el brazo? —cacareó, a continuación pasó junto a
nosotros, para entrar en el club. Quinn y Seth la siguieron apenas
reconociendo nuestra existencia. Eso no me molestó mucho.
—¿Sabes qué? He escrito una canción sobre ti.
La groupie en mí habría mojado las bragas al oír eso, pero para mí era
una pesadilla.
—Se llama Esclava Doméstica. ¿Te gusta?
Olvidando que debería estar aterrorizada de él, di un paso hacia él.
—Jo…
Zayn apretó mi brazo.
— . —Me advirtió.
Harry se rio.
—Escucha a tu caballero oscuro, querida. Vivirás más tiempo. —Me
rodeó y entró en el club, golpeando la puerta al cerrarla detrás de él.
Le pegué una patada a la puerta, olvidando que no estaba usando
mis Doc Martens de punta de acero.
—¡Mierda! —Salté hacia atrás en mi pie izquierdo—. Me he roto los
dedos.
Zayn me agarró por la cintura, me cogió como si no pesara nada y
me llevó de vuelta al club. Me sentó en la silla más cercana y me quitó la
bota. Me encogí pensando en el olor de pies. Estaba segura de que dentro
de mi bota no olía para nada bien. Pero pareció no importarle.
—Menea los dedos.
Mordiéndome el labio, hice lo que pidió. El dolor se disparó por mi
pierna.
—No están rotos. —Se arrodilló a mi lado y me puso la bota—. La
próxima vez, que tú objetivo no sea algo hecho de metal.
Poniendo mi bota en su rodilla doblada, procedió a atármelas.
Era la cosa más bonita y sexy que un chico había hecho por mí. Si no me
hubiese estado enamorando de él antes, esto me habría hecho caer de
cabeza a sus pies. Harry tenía razón. Zayn era mi caballero oscuro. Había
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