Speed and Love |HARRY STYLES FANFIC| Parte I

PERDOOOOOOOON. Se que me demoré mucho :(pero volví.
Aquí contestaré los comentarios... (Ahorita no, porque muero de sueño)

CAPITULO 16

Parte II

Bajé corriendo las escaleras después de que el timbre empezara a sonar, me asomé por una ventana al lado de la puerta encontrando a Maddie de pie del otro lado con una cara no muy alegre. Tomé un respiro tratando de disimular mi decepción, no sabía de donde había salido la ridícula idea de que podría haber sido Harry si él se había ido hace poco.

-¡Skylar Grace Reid!-Exclamó mi amiga mientras entraba a la casa y se giraba para mirarme fijamente-¿Me quieres explicar por qué no fuiste a clases? ¿Y por qué no contestas mis llamadas?

Cerré la puerta suavemente y dirigí mis ojos a los de ella encontrándome intimidada por su mirada.

-Lo siento-Respondí finalmente con un hilo de voz casi imperceptible.
-Estoy esperando una respuesta-Golpeó con su zapato de tacón mediano la madera del piso y cruzó los brazos a la altura de su pecho.

Llevé hacia atrás mi larga cabellera y solté un profundo suspiro antes de hablar.

-Estaba con Harry.

Por la forma en que sus ojos y su boca se abrieron pude deducir que no se esperaba mi respuesta. Podría haberle mentido pero ya me estaba cansando de hacerlo, además Maddie era mi mejor amiga.

-No puedes estar hablando enserio Sky-El tono de su voz descendió notablemente mostrando toda la preocupación que ella estaba sintiendo.

Dirigí a Maddie a mi habitación para que habláramos cómodamente y para darme un tiempo de pensar en cómo justificar mi comportamiento tan irresponsable de esa mañana.

-¿Qué está pasando exactamente entre ustedes dos?-Preguntó en cuanto pusimos un pie dentro de mi alcoba.
-No lo sé-Fue lo único que pude decir y eso era completamente cierto, no tenía ni la menor idea de lo que pasaba.

Harry y yo no éramos nada oficial, de hecho no podía imaginar a Harry siendo el novio de alguien. No estaba segura ni siquiera si éramos amigos. Simplemente nos besábamos, pasábamos tiempo juntos, pero eso era todo. Nada más que eso. El pensamiento hizo que mi corazón se encogiera dentro de mi pecho.  Lo que teníamos era tan crudo, tan vano. Yo no quería eso. No quería ser una chica más en su larga lista, pero al parecer ya me había convertido en una.

Era precisamente por eso que evitaba hablar con Maddie últimamente, mi ánimo quedaba por lo pisos porque ella me hacía bajar de las nubes en las que Harry me dejaba. Las lágrimas comenzaron a picar dentro de mis ojos amenazando con salir, pero las contuve fervientemente. Lo último que necesitaba era llorar en frente de ella.

Luego de asegurarle cientos de veces que me encontraba bien, que estaría bien, que sabía lo que estaba haciendo, que tendría cuidado, que la mantendría al tanto y un sinfín de cosas más, Maddie se fue hacia su casa.

Terminé con mis tareas de toda la semana y empecé a preparar la cena para que estuviera lista cuando papá llegara.

-Hola Maddie, hola Sky-Saludó un amigo de ella, del cual no recordaba su nombre.

Guardé los cuadernos en mi casillero, la última clase de ese día era deportes y por supuesto no era para nada buena en ello. Mis habilidades de coordinación no eran las mejores y mis reflejos daban mucho que desear.

Debido a que el día estaba lluvioso la clase sería en la cancha cubierta que usualmente era utilizada por las porristas y el grupo de baile de la escuela. Caminamos los tres hasta allí y Maddie y yo entramos en los vestuarios de las mujeres  para arreglarnos.

-¿Harry vendrá por ti ésta tarde?-Preguntó sacando su sudadera y unos shorts de deporte demasiado cortos para mi gusto.
-No.

Yo prefería utilizar pantalones de algodón, largos y cómodos, y al parecer era la única ya que todas las demás se paseaban por las canchas exhibiendo sus largas piernas a pesar del frío que estaba haciendo ese día.

-Te esperaré afuera-Agarré mi celular y salí dejando a Maddie terminar de arreglarse.

Había ignorada todas las llamadas de Harry de la noche anterior porque no me encontraba de ánimos, además tenía que terminar mis deberes escolares y no necesitaba distraerme nuevamente. Rápidamente escribí un mensaje y se lo envié.

Para: Harry.
No es necesario que vengas por mi hoy, saldré con Maddie.

Quería un poco de distancia, todo estaba pasando demasiado rápido y necesitaba un poco menos de velocidad. No estaba acostumbrada a nada de esto y mi cabeza daba vueltas y vueltas buscando que debería hacer. Quizás la mejor decisión era alejarme de él, pero no quería. Y eso era lo más confuso de todo.

Me apoyé contra la pared viendo como un grupo de chicas, todas rubias y bronceadas, se dirigían a la cancha. Mi bolsillo comenzó a vibrar y mi corazón latió con más fuerza cuando vi su nombre en la pantalla. Me debatí unos segundos si contestar o no, el aparato se detuvo para luego comenzar a vibrar nuevamente.

-Hola-Susurré y escondí el celular con mi larga cabellera.
-¿No se supone que estás castigada? ¿A dónde vas a ir?-Rodeé los ojos por su forma de saludar-Y más importante aún ¿Por qué mierda no contestabas tu celular?
-Cálmate-Murmuré suavemente.
-Creo que tenemos que dejar algo bien claro Skylar. Si te llamo, contesta. Tan simple como eso.

Fruncí el ceño por el tono de su voz y sus palabras.

-No me hables así Harry.
-Te hablo como se me dé la gana.

Colgué el celular bruscamente y el sentimiento de irritación subió por mis venas llenando a su paso cada rincón de mi cuerpo. Sabía que estaría furioso por haber cortado la llamada pero él no tenía por qué hablarme así.

-¿Qué pasa?-Preguntó Maddie al ver la expresión en mi rostro.

Fingí una pequeña sonrisa y negué con la cabeza mientras empezábamos a caminar hacia la cancha cubierta. Maddie ató su cabellera negra en una alta cola de caballo mientras entrabamos al gimnasio de la escuela, el cual estaba atestado ya que no era ni la mitad de grande a las canchas al aire libre y no había suficiente espacio para todos los estudiantes.

A diferencia de mí, Maddie era una deportista nata. Me senté en la primera hilera de las gradas a observar como las chicas empezaban un partido de voleibol a un lado de la cancha y los chicos al otro lado jugaban a encestar el balón en  uno de los aros. El mismo grupo de chicas que había visto salir hace unos minutos de los vestuarios, se encontraban sentadas en las últimas gradas hablando y riéndose.

Ya que no había mucho espacio el Sr. Roberts no insistió en que todos estuviéramos haciendo algo, lo cual agradecí profundamente porque me podría quedar allí sentada pensando e ignorando con todas mis fuerzas la vibración del celular en mi bolsillo.

-¿No juegas?-Preguntó el amigo de Maddie tomando asiento a mi lado.

Me limité a negar con la cabeza y volví a enfocar mi vista en el frente. Maddie siempre hablaba de él y de hecho almorzaba con nosotras algunas veces, pero aun así no podía recordar su nombre.  

-Creo que mis manos se congelaron-Dijo soltando una risa y vi cómo empezó a frotarlas rápidamente en busca de calor.

Le ofrecí una pequeña sonrisa al mismo tiempo que escondía mis manos en el bolsillo delantero de la sudadera.

Sus ojos eran azules y su cabello lacio color castaño. Solté un suspiro al sentir la vibración de mi celular nuevamente pero no contesté.

-¿Cuándo se termina tu ridículo castigo?
-No estoy segura. Creo que la próxima semana.
-¡Genial! Porque tienes que ir a mi fiesta de cumpleaños-Exclamó mi amiga con demasiada emoción.

Nos estábamos acercando a mi casa. Apenas habíamos salido del colegio comencé a buscar la camioneta de Harry parqueada en los alrededores pero un tenue sentimiento de decepción, que no quería admitir, se apoderó de mi cuando me di cuenta de que no había ido.

-No sabía qué harías una fiesta.
-Dieciocho años no se cumplen todos los días Sky.

Me reí por su entusiasmo. Finalmente llegamos a mi casa, Maddie tenía cosas que hacer por lo que no podría acompañarme ésta tarde. Solo seriamos Dorothy, El fantasma de la ópera, y yo. Me despedí de mi mejor amiga y me bajé de su auto corriendo hasta la entrada para evitar mojarme demasiado.

Cerré la puerta a mis espaldas y me sacudí para que las pequeñas gotas desaparecieran. Deje mi mochila al comienzo de las escaleras y fui hasta la cocina por un vaso de agua. Al instante el timbre de la casa sonó.

Llegué rápidamente hasta la puerta principal, mis nervios brotaron de un momento a otro cuando vi por la ventana a Harry.

-¿Qué haces aquí?-Fue lo primero que dije al abrir la puerta.

Llevaba jeans negros ajustados, como siempre, una camiseta blanca y un gorro gris perfectamente colocado sobre sus rizos.

-¿Puedo entrar?-Habló secamente, sabía que estaba enojado pero trataba de contenerse.

Estaba deseando tirarle la puerta en la cara. Nunca me había sentido tan enojada e irritada con una persona y no era algo que supiera como manejar. Rodeé los ojos hacia él.

-¿Qué quieres?-Pregunté huyendo a su mirada.
-¿No se suponía que ibas a salir con tu amiga…como sea que se llame?
-Eso no es asunto tuyo y su nombre es Maddie.

Sus ojos se oscurecieron incluso más de lo que ya estaban y su mandíbula se tensó significativamente, Harry quitó el gorro de su cabeza y lo guardó en el bolsillo trasero de sus jeans para poder pasar los dedos por su cabello.

Ese día mi humor no se encontraba en las mejores condiciones, de hecho en los últimos días mis cambios de temperamento habían sido casi tan bruscos como los de él, casi, lo cual no era para nada normal en mí. Fruncí el ceño dejándome llevar por mis pensamientos hasta que el pesado suspiro proveniente de Harry me hizo enfocarme en él nuevamente.

-Lo siento-Susurró girando sus ojos y con claro fastidio-Por todo.

Mi ceño se juntó mucho más que antes y mi boca se abrió ligeramente. De todas las cosas que pudieron haber salido de su boca, una disculpa era lo que menos me esperaba.

-¿Qué?-Pregunté sin saber que más decir.
-Me escuchaste-Enganchó su mirada con la mía y sentí a mi mal  humor disiparse súbitamente-Lamento lo de hace un rato en el teléfono y toda esa mierda.

Agitó su mano tratando de restarle importancia a la situación, no sabía si eso siquiera contara como disculpa pero viniendo de Harry ya era más que suficiente.

-No me gusta que me grites y que seas grosero sin ninguna razón-Hablé finalmente, haciéndome a un lado para dejarlo entrar y cerrar la puerta principal.
-¿Sin ninguna razón?-Exclamó incrédulo pasándose los dedos por su cabello-¡Te estuve llamando como un estúpido y ¿tú simplemente decidiste no contestar?!
-Yo…-Traté de defenderme pero él me lo impidió acercándose demasiado y haciéndome chocar contra la puerta detrás de mí.
-¿Tu qué?-Susurró con un tono duro y sus ojos clavados en los míos-Te lo vuelvo a repetir Skylar, no juegues conmigo. Ten la decencia de contestar las malditas llamadas porque me vuelve loco que no lo hagas y la verdad no tengo ni una puta idea de cómo mierda controlarlo.
-Estaba ocupada-Tartamudeé casi imperceptiblemente, pero él escucho a la perfección.

Apoyó las dos manos en la madera, a ambos lados de mi cabeza y se acercó más, mucho más.

-La próxima vez que decidas “estar ocupada”-Apartó las manos de la puerta para enmarcar las comillas y al segundo volvió a ubicarlas en su lugar, dejándome aprisionada-Vendré personalmente hasta aquí para verificar que estés bien y así no preocuparme como un maldito imbécil. ¡Y me importa una jodida mierda si tu papá está aquí o no!

Mi corazón retumbaba con fuerza y un vacío se propagó en mi estómago por sus repentinas palabras escondidas en todas esas maldiciones. Él se preocupaba por mí.

-Perdón-Me limité a decir.

La tensión aún se podía apreciar en sus facciones y sus ojos. Lo había visto molesto antes pero ahora era un nivel completamente diferente. Quería hablar con él, sobre todas esas cosas en las que Maddie me había hecho pensar, pero no podía hacerlo con él estando tan enojado. Alcé mi mano hasta su mejilla derecha acariciándolo suavemente.  

-Perdón por ignorarte-Hablé suavemente al mismo tiempo que dirigía mi otra mano a su mejilla izquierda.
-¿Entonces aceptas que estabas tratando de ignorarme?-Su voz salió lenta pero profunda provocando que los vellos de mi nuca se erizaran.
-Sí y lo siento.

Sus brazos seguían apoyados a cada costado de mi rostro mientras yo acunaba el suyo entre mis manos, Harry se acercó dejando solo unos mínimos milímetros de distancia entre nosotros y rozando su nariz con la mía mientras continuaba mirándome fijamente.

-¿Por qué?-Habló aún más lento-¿Por qué?-Repitió y fruncí el ceño sin comprender la pregunta-¿Qué hice para que quieras alejarme?

Mi expresión se suavizó ante el pequeño matiz de inseguridad en su voz. Pero él no había hecho nada, yo solamente necesitaba poner distancia por alguna razón que en esos momentos no podía recordar. La mejor explicación que podía encontrar dentro de mi cabeza era Maddie, ella me hacía sentir mal, tonta, fácil, y por supuesto no me gustaba ese sentimiento. Tenía que dejar de permitir que todos los que me rodeaban tuvieran tanta influencia sobre mí, estaba cansada de que me dijeran que se suponía debería hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo.

Antes de dejarme responder Harry atrajo mi rostro hacia el suyo, terminando con la poca distancia que nos mantenía separados. El movimiento de sus labios era fuerte y desesperado sobre los míos. Se apegó más a mí, manteniéndome en medio de su cuerpo y la dura madera a mis espaldas.

Solté un pesado suspiro cuando sus manos descendieron hasta mis caderas, al mismo tiempo que sus labios lo hacían hasta la piel debajo de mi oreja. Rodeé su cuello con mis brazos y deslicé mis dedos por su cabello.

-¿Vas a ir el viernes a la carrera?-Su cálido aliento chocó con mi piel sensible.
-Sabes que no puedo.

Se alejó abruptamente de mi cuello pero sin poner distancia entre los dos. Sus cejas se juntaron y antes de que él empezara a hablar, lo detuve.

-Tal vez el sábado pueda inventar algo.

Lo vi dudar por un minuto y finalmente se rindió, descargando sus pulmones y acercándose para besarme de nuevo.

El timbre del teléfono inundó toda la casa haciéndome brincar y separarme de Harry rápidamente para correr hacia el estudio de papá en busca del aparato. Harry entró minutos después.

Mientras hablaba con mi padre sobre trivialidades y lo mismo de siempre, veía a Harry caminar por la habitación admirando la gran cantidad de portarretratos con fotografías que se encontraban ubicados alrededor del estudio. Desde la muerte de mamá entrar a éste lugar siempre había sido difícil para mí, no sabía cómo papá podía soportar estar siempre encerrado en un sitio en el que al levantar la cabeza vería fotos y más fotos de la mujer que tanto amó y que perdió, para siempre. Yo no podría. Tal vez era porque él era más fuerte que yo, o sabia como disimular mejor sus emociones.

Me despedí de papá luego de no tener nada más que decir o contar. Dejé el teléfono en el escritorio de madera y di la vuelta para encontrar a Harry aun admirando las fotografías, aclaré mi garganta llamando su atención de vuelta hacia mí. Los hoyuelos aparecieron en sus mejillas y noté que había vuelto a ponerse su gorro gris. Me acerqué a su lado e inmediatamente rodeó con su brazo mi cintura apegándome a su costado.

-Me gusta ésta-Señaló hacia la gran foto en frente de nosotros-Te ves linda sin dientes.

Me reí y lo empujé suavemente. Debía tener alrededor de cinco años en esa fotografía, mi cabello estaba por todos lados y sonreía ampliamente hacia la cámara mientras mamá me tenía en sus brazos y papá la abrazaba a ella.

-¿Es tu madre?-Habló Harry luego de unos minutos de silencio.

Asentí en respuesta y sentí el nudo en mi garganta crecer. Antes de que el ambiente se volviera más incómodo, decidimos salir del estudio en busca de algo de comer.

-Por cierto ¿Dónde está Dorothea?
-Debe estar durmiendo en su cama-Contesté sacando unas galletas de la alacena-Y es Dorothy, Harry.

Soltó una carcajada antes de dejar un beso descuidado en mi cabello tomándome completamente por sorpresa y salió de la cocina con dirección a mi habitación.

*************
Harry dijo que tenía varias cosas que hacer los siguientes días, pero aun así iría a recogerme al colegio y me dejaría en casa. Traté de decirle que no era necesario que lo hiciera, pero mis intentos fueron en vano.

Ese día no había terminado para nada como lo había imaginado, simplemente no podía alejarme de él y aunque Harry fuera el culpable de mi recién descubierto temperamento variable, no podía durar demasiado tiempo enojada con él. Simplemente no podía.