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All you need {LARRY STYLINSON}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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All you need {LARRY STYLINSON}
All you need.
- One Shot. All you need.
- Autora. Vane.
- Adaptación. No.
- Género. Romance.
- Contenido. Homosexulidad.
- Advertencias. Contenido erótico.
- Otras páginas. Sí
Inspirado en la canción When i’m gone de Eminem y All your need de Lana del Rey , sería bueno que la escuchen, si es que leen el smut del shot, no sé, me ayudó a escribirlo, y se ha vuelto mi canción favorita para inspirarme. A parte que me ayudó también a ponerle el título.
El shot tiene según word 6,437 palabras que cupieron en 9 caras, y espero que disfruten.
Es el shot más meloso que he escrito, i think so, pero me encanta imaginarme, en el futuro a Harry & Louis siento unos buenos padres.
Jamás pensaste amar con tanto ímpetu, a alguien, que estarías dispuesto a dar tu brazo por esa persona, no metafóricamente, en absoluto.
Quererla tanto que destruirías a cualquiera que le hiciera daño, sin remordimiento alguno, porque no concibes la idea de verla triste, ¿pero qué haces cuando eres tú, el que le causa dolor?
Louis.
Sentado en la banqueta del gran piano, que está en el ático, te encuentras tú, con el gran libreto, reposando en tus manos, suspiras y botas aire por la boca, haz estado practicando todo el día contando el hecho de que fuiste a ensayar con todo el elenco en la mañana y desde ahí, no has parado, ni siquiera en el momento, en que Harry y Hayle fueron a recogerte para regresar a casa, debido a que estuviste todo el rato tratando de memorizarte el libreto al pie de la letra, intentando ignorar las sugerencias de Harry, al verte tan preocupado.
-Si sigues así terminarás por olvidarte todo cuando llegue la hora, descansa un poco Lou- te comentó, a lo que tú solamente le lanzaste una mirada de pocos amigos y volviste a situar tus ojos en el grueso cuadernillo.
Luego de cenar, a eso de las 7 te haz metido al ático y de ahí no haz salido, carraspeas, porque tu voz no llega a la potencia, que llegaba en la mañana, y eso te desespera ya que el día que viene será el estreno y no quieres ser un completo fracaso, debido a que este es un papel importante. Interpretarás a Febo, un capitán de guardia, que a pesar de estar comprometido, se queda prendado de la belleza de una joven gitana, en la obra Notre Dame de París. Y pues como es el primer papel principal que te dan, luego de que comenzaras tu carrera como actor de teatro y musicales, deseas que de verdad todo el esfuerzo valga la pena, debido a que haz seguido la misma rutina por dos meses, desde que tu agente te llamó para darte la gran noticia.
Fue algo impactante para ti, ya que al terminarse One Direction, te dieron la oportunidad de hacer diversos papeles secundarios, en obras reconocidas, así que cuando recibiste la llamada, no podías estar más que emocionado, debido a que prácticamente ya lo tenías todo.
Tenías a Harry, quién a pesar de los pormenores que pudieron vivir en el pasado, seguía a tu lado, tenías a tu padres y a tus hermanas, a tus amigos y por supuesto, a Hayle, a quién Harry y tú, adoptaron hace más de 7 años, y como que de algún modo u otro completo esa pequeña familia que conformaban él y tú.
Ibas a volver a retomar, una de las tantas canciones, cuando oyes que tocan la puerta, ruedas los ojos, porque habías pedido exclusivamente que no te molestasen, era el último día que tenías para lograr la perfección, y no querías que algo o alguien te distraiga, ya que suficiente tenías con tu propio desasosiego.
-Pasa- casi gritaste, intentando conservar la calma, el pórtico se abre, y logras divisar la mata de rizos de Harry, que a pesar de los años, aún le quedan tan bien, como cuando lo conociste.
La puerta cruje y Harry te sonríe, está sosteniendo, una taza humeante, ya que es Febrero y en Londres hace mucho frío, y un plato de galletas con chispas de chocolate.
-Deberíamos arreglar esa puerta, Hayle dice, que le aterra cada vez que la abre- comenta cerrándola despacio, luego se gira y camina hacia ti, depositando las galletas y la taza de té, en una pequeña mesita a tu lado- Ana y Hayle decidieron hacer galletitas, deberías probarlas, están muy ricas- inquirió con una sonrisa, parándose a tu detrás, para ver las partituras y las letras, de todas las escenas del musical.
Miras la comida de soslayo y luego vuelves tu vista al piano, sin darle mucha importancia.
-Ahora lo hago, quiero terminar de practicar.
Sientes las manos de Harry posarse en tus hombros para luego masajearlos con delicadeza. Cierras los ojos, quisieras poder percibir esa agradable sensación toda la noche, pero es el último día y no tienes tiempo, nada, así que tiene que detenerse, aunque no quieras.
Su cálido aliento roza tu oído izquierdo, en un susurro.
-¿Por qué no me acompañas un rato, voy a leerle un cuento a Hayle, para que se duerma?- su sonrisa se talla en tu oreja, y tú te mueves lentamente para deshacerse de su agarre.
-Ahora no puedo- respondes con un ligero tono hosco, que hizo que los movimientos relajantes de Harry para con tus hombros, se detuvieran de repente.
-Sólo es un momento, Lou-te pide con parsimonia, caminando para apoyarse con los codos en el piano, y poder mirarte.
-Sabes que no es sólo un momento- murmuras- A Hayle le encanta hacer que el cuento se extienda por horas, y yo no tengo tiempo- niegas con la cabeza.
Harry se cruza de brazos, y levanta una ceja, tú lo miras y subes los hombros. No quieres comenzar una discusión como las anteriores, pero parece que aunque no lo desees, no pones de tu parte.
-¿Y acaso eso está mal, somos sus papás no?- suspira, él lo está tratando, porque a pesar de que quiera reclamarte, te entiende, pero sabes que aun así, desea que pares por un segundo, que sabe que nada te cuesta-Dice que te extraña- acota con veracidad, pero aun así no le tomas mucha importancia.
-Estoy con ella todo el tiempo- contradices.
-No últimamente, y lo sabes
-Mañana es el gran estreno, ¿no pueden entender eso?, estaremos como siempre, luego.- prometes con exabrupto, ya que lo único que quieres es poder terminar de ensayar.
-Bueno-suspira- Sabes que no es así, porque luego de esa presentación, vendrán otras, y la verdad que ni el dinero necesitamos- acota, ya perplejo de darle vueltas al asunto- Come las galletas, que Hayle las hizo, para ti, porque dice que papi Louis, trabaja demasiado, y el té ya se enfría- lo señala hostilmente y luego se gira para irse murmurando algo como “Odio parecer la chica de la relación”; en otros casos te hubieras reído socarronamente, pero no estabas de humor para hacerlo.
No era por el dinero, que lo hacías, de hecho era en lo último en lo pensabas al momento de actuar, ya que con las regalías que recibían mensualmente Harry y tú, basta y sobra para poder vivir tranquilamente, pero no habías descubierto tu efusivo amor por el teatro hasta que te hicieron esa propuesta, de aceptar un papel pequeño en una obra musical de Víctor Hugo y desde esa momento, tu meta había sido poder lograr el protagonismo en cualquier obra teatral, sin importar cuál sea, y ahora que la ocasión había llegado, lo único que querías, era la excelencia, si lo lograbas estarías feliz, y si estabas feliz, podías arreglar las cosas con Harry, y con Hayle.
A Hayle podías, convencerla fácil ya que sabías exactamente las cosas que le gustaban, y le sacaban una linda sonrisa, dejando ver ese huequito pequeño, debido a que se le estaban cayendo los dientes de adelante, sonreíste al recordarlo. A la pequeña le gustaban cosas que para cualquier padre le sería muy difícil adquirir, pero Harry y tú, eran capaces de voltear el mundo para que ella esté siempre alegre, así que, esperabas que te perdonase el hecho de que ayer por la tarde, luego de que Harry saliera de casa, dejándote con ella que por supuesto estaba al cuidado de Ana ya que tú te encontrabas en tus largas jornadas de ensayo. Ana, le había advertido a Hayle, que no se acercase al ático, porque ensayabas, pero Ana se distrajo de su cuidado porque la pequeña se había quedado dormida luego de la cena.
Sin embargo Hayle despertó y lo primero que hizo fue caminar por toda la casa buscando a Harry, hasta que entró al ático donde tú te encontrabas ya que en los últimos meses se había convertido como en tu segundo hogar.
La niña arrastraba un oso de peluche, y se rascaba los ojos, había estado varios minutos intentando alcanzar la perilla para poder abrir la puerta, hasta que por fin lo hizo. Tú te giraste al escuchar la puerta hacer un chirrido y la viste con su ropa de descanso y con la mirada perdida.
-Papi, ¿dónde está papi Harry?, no puedo encontrarlo, ¿dónde está?- preguntó acercándose a ti, para así, pararse a tu lado.
-No lo sé, cariño, ve a jugar, estoy ocupado- respondiste con la mirada fija en el montón de hojas a tu delante.
-¿Puedo quedarme contigo? – te pidió jalando de tu camiseta.
-Cariño, necesito concentrarme ¿anda a pintar con Ana, sí? – le dijiste con toda la paciencia que tenía, él tono de tu voz era dulce, pero aun así estabas mostrando indiferencia.
-¿Verás mi dibujo?- te sonrió con esperanza.
-Sí, cariño, anda con Ana, luego traes lo que hayas dibujado-le prometiste, aún con la mirada fija en las partituras y las letras de las canciones, le revolviste el pelo y ella salió dando pequeños saltitos, definitivamente ya se había despertado.
Lástima que por tu nivel de concentración, no pudiste ver, el brillo en sus ojos, que resaltaban esos orbes verdes tan bonitos que tenía. Y todo porque su papá, quién estaba muy ocupado, iba a tomarse un tiempo para ver su dibujo.
Apoyaste los codos en el piano, tratando de recordar la música, te concentras en ella, y comienzas a cantar, tu voz no parece ser lo suficientemente alta, golpeas el piado, y pasas tu mano por tus cabellos en un acto desesperado, preguntándote ¿por qué todo era más fácil, allá en el teatro?
-Quizás deba quedarme a vivir ahí- murmuras, sabiendo que es una idea inverosímil, porque aquí lo tienes todo, pero parece no ser suficiente.
Te paras y comienzas a cantar, chasqueando tus dedos, para así poder recordar los intervalos, caminas de un lado para el otro perdiendo la noción del tiempo, cuando justo estás por alcanzar esa nota que se te hace tan difícil, la puerta se vuelve abrir, es Hayle sosteniendo una hoja de papel, a su detrás reconoces la silueta de Harry quién acaba de llegar, sonríe, mientras tu ruedas los ojos, ya que estabas tan cerca, y no pudiste hacerlo.
-Papi, mira lo que hice-te dice con entusiasmo.
Tratas de tener paciencia, la verdad que ahora no te apetece mirarlo, tal vez cuando tengas más tiempo, ¿pero cuándo?
-Ahora no Hayle, papi está ensayando ¿puede ser en otro momento?
Hayle baja la mirada, tú no lo notas, pero sus ojos se cristalizan, Harry se acerca tratando de emancipar un poco las cosas.
-Sólo te está pidiendo que lo veas- rodea a Hayle con los brazos y la carga-Cariño papá Louis necesita espacio- le susurra acariciándole la mejilla con delicadeza, Hayle se tumba en su pecho y te da la espalda-Eso no es tan difícil.
-Un poco de espacio, eso es lo que quiero
Harry levanta una mano, procurando que Hayle esté bien sujeta, y frunce el ceño.
-Todo lo que quieras- se gira y se va, cerrando la puerta, dejándote a ti solo, con toda la privacidad posible. ¿De verdad es eso lo que necesitas?, piénsalo bien Louis.
Botas aire por la boca, y elevas la mirada, pasando las manos por tu rostro, crees que no estás haciendo nada malo, porque es algo temporal, pero al parecer Harry no parece entenderlo, y para mala suerte de ambos, eso alimenta más tu orgullo, siendo incapaz de salir del ático, ver el dibujo de Hayle y pedirle perdón a los dos.
-
La noche cae en Londres, faltan tres horas para el show, estás tan casado que decidiste un momento, ingresar a tu camerino, pero cuando juntaste tus brazos y metiste tu cabeza en el gran hueco que había entre ellos, te quedaste dormido debido a que no habías podido hacerlo, por la manera en la que te estabas exigiendo, y que te resultaba imposible dormir, ya que tus nervios estaban a flor de piel y se resaltaban en tus bellos erizados.
Cuando despertaste, fue por una voz, que te indicaba que faltaban 5 minutos para que salgas a escena, te espabilaste de golpe, porque no podías creer el hecho de que te habías quedado dormido por tanto tiempo, así que te paraste, te miraste por última vez al espejo, acomodándote, los imperfectos del maquillaje y las arrugas de tu abrigo, y saliste de allí casi corriendo.
Esquivaste a la gente con ímpetu, mientras que ellas al verte trataban de darte espacio, hasta que llegaste tras bastidores, escuchando las voces de tus compañeros, rogando porque la tuya sea igual o más potente.
-¿Dónde está Harry?- pregunta Sofía tu co protagonista, con una mirada inquisitiva, y más o menos preocupada.
-¿Aún no llega? – le cuestionas, debido a que ella, estaba situada en su posición mucho antes que tú.
-Es que Hayle si está sentada, pero no he podido ver a Harry- te responde y tú no puedes evitar fruncir el ceño- Mira- te hace un ademán para que te acerques mientras que ella abre un poco el gran telón rojo para que puedas divisar a tu pequeña hija.
No lo puedes creer, Hayle está sola, sentada mientras que sus pequeñas piernitas chocan contra las patas de la silla, observando admirada todos los efectos especiales, del musical, ansiosa de seguro de ver a su papi en escena.
Harry la había dejado sola, porque el asiento de al lado estaba vacío, te aterraste, debido a que este era muy sobre protector, como para no estar a su lado, y permitir que ella este en medio de tanta gente desconocida. Sin embargo, tratas de ignorar la preocupación que percibes en tu pecho, y piensas que de seguro Harry fue a algún sitio solo por un momento, y no tarda en colocarse al lado de Hayle.
Es tu turno, Sofía ya no estaba más, a tu costado, sientes que un nudo se forma en tu estómago, hasta tu garganta, necesitas un poco de agua, porque te asfixias, pero no hay tiempo, es ahora o nunca, así, que te acomodas el pequeño microfonillo que está pegado a tu mejilla, y sales de entre el humo y las luces.
Comienzas a cantar, todos te miran expectantes y conmovidos, al parecer lo haces bien, pero no puedes oírte, tus manos sudan, y miras de soslayo los dos asientos en la primera fila, Harry no está y Hayle te saluda emocionada, intentas con todas tus fuerzas no perderla de vista, siéndote imposible el hecho de sucumbirte plenamente en tu papel, creyéndote en verdad que eres un capitán de guardia, en la bella Paris. Maldito sea el momento en el que Harry decidió enviar a Hayle sola, ¿cómo podía ser tan irresponsable, sabiendo que este día para ti era tan importante, que necesitas dedicarte a pleno, para impresionar a los demás?, pero no puedes, ya que te concentras en que nadie se acerque a tu pequeña, que te observa como si fueras una especie de súper héroe, sus ojos brillan de orgullo, y tu corazón late, pensando ¿Dónde puede estar Harry, y por qué no está aquí?
La canción finaliza y te adentras corriendo a tu camerino, pero cuando abres la puerta, tus ojos se abren como platos, ves a Hayle sentada en un taburete, golpeando impetuosamente la madera de este con sus pies, cuando te ve, se abraza a tu cintura y tú te agachas para poder corresponderle.
-¿Por qué Harry no está aquí?- le preguntas sintiendo como sus brazos se aferran a ti.
-Porque le hiciste llorar, le has hecho llorar todo este tiempo, porque nos has dejado de lado- responde separándose de golpe, te pones de cuclillas, para poder mirarle a los ojos, sus orbes están cristalizadas, son igual de grandes que las de Harry, le acaricias la mejilla con cariño, no entiendes lo que dice, pero aun así te sientes culpable.
-¿Qué dices?
-Tú y papi Harry siempre están discutiendo, y tú me mientes porque siempre dices que es la última vez que lo harán pero no es cierto, papi Harry no ha querido venir conmigo, ni siquiera ha querido que yo venga- habló, su voz se vuelve aguda y las palabras se ahogan en su llanto.
La quieres abrazar, pero ella se aparta, su actitud te duele, de repente sientes ganas de llorar.
Ella saca del bolsillo de su pequeño abrigo rosa, una hoja de papel, doblado, y te lo entrega. Lo recibes, con lentitud, y cuando lo abres, ves, un dibujo, a crayolas, de Harry, tú y ella, agarrados de la mano, con caras sonrientes, te toma varios minutos entender que este era el dibujo que te mostró la otra vez, el cuál por falta de tiempo no viste.
-Bien, papi Harry y yo, nos vamos- te dice, decidida y molesta, girándose para cruzar el umbral de la puerta.
-Pero… cariño espera- le dices levantándote, y guardando el dibujo en uno de tus bolsillos.
-Es muy tarde papá- grita volteándose para observarte por última vez.
Estás horrorizado, eso no era lo que querías, en absoluto, Harry y Hayle, son lo más importante en tu vida, no los puedes perder de un momento para otro, prefieres cualquier escarmiento, por tu mala actitud, pero no puedes dejar que se vayan de ese modo.
De pronto, uno de los directores de escena aparece, te indica que ya te toca, ves a Hayle, no puedes permitir que se alejen de ti, de esa forma, pero tienes que salir a escena, no sabes que hacer, porque de pronto te vez envuelto en una situación comprometedores, entre la espada y la pared.
¿Qué es lo más importante para ti, Louis?
Te aferras al brazo de tu pequeña mientras caes de bruces.
-Anda y sal a escena, hazlo, impresiónalos a todos, demuéstrales que los quieres más que a nosotros- te dice, y por el tono de su voz, olvidas que tiene ocho años, porque parece tan decidida y sus palabras te apuñalan el corazón, mientras que observas con detalle, como ella se deshace de tu agarre, y se pierde en el pasillo.
Sales a escena y sientes odio por ti mismo, la conciencia te taladra el cerebro, ahora ves hacia adelante, los dos asientos están vacíos, no entiendes por qué no has ido tras ella, para encontrarte con Harry, y explicarle lo estúpido que has sido, en cambio te has quedado, sintiéndote como el mismo socio del demonio, por haberlos dejado a ambos a su libre albedrío, demostrándoles, que a ti ni te interesan, pero no es cierto, los amas más que a nada en el mundo, estarías dispuesto a dar todo por ver una sonrisa en sus rostro, pero en los últimos meses, lo único que has causado es darle malos tragos.
-
Sales del teatro mientras la medianoche desgrana la oscuridad, esquivas a los fotógrafos, y te metes a tu auto, con la esperanza de que si vas rápido quizás los encuentres.
Sientes las lágrimas saladas recorrer por tus mejillas, al mismo tiempo que te jalas los pelos con ímpetu, ¿cómo no pudiste ver que había cosas más importantes?, que la admiración de personas que no conocías.
Cuando llegas a casa piensas en las palabras adecuadas, para destruir el recuerdo de los antiguos errores y el frenesí de los recién cometidos, y así poder hacer un campo limpio y comenzar desde cero.
Pero cuando abres la puerta de la gran casa, se ve desolada, no hay ni un ápice de bulla en todo el lugar, y te sientes aterrado, gritas el nombre de Hayle y Harry, una y otra vez, pero ninguno te contesta, subes las escaleras rápidamente, y te diriges, al cuarto de tu pequeña, está ordenado, y en su armario no hay ropa, te arrastras con tus ojos llenos de lágrimas, haciéndote imposible el hecho de ver, al cuarto que compartes con Harry, te limpias tus orbes azules con la manga de tu chaqueta, abres el ropero, y solo encuentras tu ropa. Caes lentamente al suelo, con las sinuosas imágenes, de tus desplantes a ambos, las peleas que mantuviste con Harry, te imaginaste a Hayle tapándose los oídos en un intento desesperado por no escucharlo.
Agarras tu celular, casi temblando, apartándote las lágrimas de tu rostro, marcas el número de Harry y colocas el aparato en tu oreja, te contesta la operadora, indicándote, que el número esta fuera de servicio, tiras el celular viendo cómo se destroza, pedazo por pedazo.
¿Qué rayos ha sucedido?, ni siquiera tienes idea, de cómo teniendo algo en las manos, en un abrir y cerrar de ojos se te escapó, por tus estúpidas‘obligaciones’.
Te aferras a tus rodillas, pensando en ¿dónde rayos podrías buscarlos?, tal vez están en algún lado, cerca, así que te levantas del piso, coges la llave del auto, y bajas por las escalinatas rápidamente.
Te montas en tu auto, sin un rumbo fijo, con la esperanza de poder encontrarlos, pero cuando pones el carro en marcha, observas que los kilómetros avanzan, y no tienes ni idea, así que observando como la luna se oculta y el sol comienza a salir te estacionas en un costado de la carretera que se encuentra a estas horas más o menos desolada.
Apoyas tu frente en el volante, y lo golpeas una y otra vez, ves que pequeñas gotitas mojan tus pantalones, sorbes de la nariz, y tu vista se nubla, sólo quieres que Harry y Hayle aparezcan.
Tus parpados te pesan, no haz dormido en toda la noche, y has estado conduciendo desde la una de la mañana, así que percibiendo como tus muslos se relajan y entre un mar de lágrimas caes dormido de nuevo, contra tu voluntad, con la viva imagen de Hayle y Harry en tu cabeza.
-
Cuando tus ojos se abren, te ves desconcertado, estás en tu camerino, adormilado, te asustas, observas a tu alrededor como si fuera nuevo para ti y te restriegas los ojos para luego escuchar una voz que te dice que falta poco para que salgas a escena. Tiemblas, todo había sido un mal sueño, pero se sintió tan real, el dolor fue real, así que no podías creer lo que estabas viendo ahora mismo.
Te levantas y observas tu atuendo, el poco maquillaje que te pusieron se había corrido así que al salir al pasillo, la estilista se acerca a ti, y te retoca el rostro, tú le agradeces, y cuando estás al lado de Sofía temes, de que ella te diga nuevamente que Hayle está sola, pero lo único que ella hace, es sonreírte y desearte suerte antes de dirigir sus pasos al escenario.
Abres un poco el telón, y ves a Harry susurrándole algo a Hayle mientras señala el escenario, suspiras de alivio, y una tranquilidad se aloja en tu pecho, no dejarías que Harry se te escape de las manos, después de todo por lo que han tenido que pasar.
Es tu turno, comienzas a cantar y observas a tu pequeña familia, conmovidos y emocionados, para luego sucumbirte en el hecho de que ahí en medio del escenario, tienes que impresionarlos, no a las 15 mil personas que se encuentran allí, si no a esas dos, que te observan sin perderse ningún detalle.
-
Cuando la obra termina, observas que todos se van, luego de haber aplaudido por más o menos 5 minutos seguidos, corres esquivando el telón y te topas con el rostro de Harry sonriente, él subía por las pequeñas escaleras que separaban el escenario del público.
-Lo hiciste increíble-te dice y tú le sonríes agradeciéndoles, percibiendo el abrazo de Hayle en tu cintura, cosa que correspondiste inmediatamente.
-¿Te gustó cariño?- preguntaste depositando un beso en su cabeza, ella subió la mirada, muy contenta.
-Me encanto, es por eso, que esto es para ti- se separó de ti, y te entregó un ramo de flores.
-Ay pero si son hermosas, gracias cariño- la cargaste y ella te dio un beso en la mejilla
-Ayer Anna y ella, fueron a comprarlas, se demoraron como 3 horas, porque Hayle quería escoger unas que sean perfectas para ti- le acarició la cabeza- Yo pensaba que les había pasado algo.
-Eres un exagerado, papá- contractó la niña, provocando que Harry fingiera un gesto de enojo y Hayle escondiera su níveo rostro en el hombro de Louis.
Te sentiste culpable porque ellos pensaron en ti todo el tiempo, ni siquiera se mostraron enfadados, en cambio tú, sólo pensaste en tu persona, y en lo que te convenía, y lo hubieras seguido haciendo, si no fuera por ese extraño sueño, que te hizo ver, lo valiosas que eran ellos dos para ti.
Te acercaste a Harry y lo besaste, un beso casto y lleno de amor, en el que le suplicabas que te perdonase. Duró poco, porque Hayle estaba presente, así que se separaron.
-Lo siento por ser un mal padre y un mal esposo, y por no darles suficiente atención- les pediste mordiéndote los labios para no llorar, y recordar todas esas escenas en la que los perdías y no sabías cómo recuperarlos.
-No eres ninguno de los dos, Lou, no digas eso- inquirió Harry curvando una sonrisa.
-Sólo un poco tonto- menciona Hayle y tú te separas de ella, fingiendo estar sorprendido.
-Sólo un poco tonto- corrobora Harry riéndose.
-Bueno para qué negarlo, si lo he sido, pero… lo compensaré, ahora tengo que cambiarme.
Harry envuelve con sus brazos en Hayle y la carga para darte la oportunidad, y que vayas a cambiarte.
-
Llegaron a casa, luego de estar unas horas celebrando el estreno, hasta que Hayle se quedó dormida en tus brazos, así que se subieron al auto para ya irse.
Harry abrió la puerta de la casa que estaba en penumbras, apretando el primer interruptor que encontró luego de tantear. Subieron por las escalinatas, dirigiéndose al cuarto de Hayle, al llegar, depositaste con sumo cuidado a la niña en la cama, mientras que Harry iluminaba la habitación con la lamparita de noche, para así poder buscar en el ropero, un pijama.
Tu acariciaste el cabello de Hayle con cariño y delicadeza, definitivamente no tenías ganas de perderla, ni a ella ni a Harry.
Harry se sentó en la cama, y retiró el saco y el vestido del cuerpecito de Hayle con sumo cuidado, no creía que fuera posible que no se despertase, hasta que una noche, en la que Anne se quedó con ustedes, Hayle se quedó dormida en sus brazos, y ella le puso la pijama sin la necesidad de despertarla, diciéndole a ambos que era posible si lo hacías con extremo cuidado.
Después agarraste la frazada y tapaste a Hayle con ella, dándole un beso en la frente como despedida.
Harry y tú salieron del cuarto y se dirigieron al tuyo, cerraste la puerta, y cogiste la mano de Harry quién caminaba hasta la cama y haciendo que te mirara le diste un beso, esta vez mucho más intenso que el otro, porque sabías que ahora estaban en la privacidad de su habitación, sentiste la sonrisa de Harry durante el beso, y luego la mordida que te dio en los labios incitándote a que abrieras más la boca, lo hiciste y sus dos manos sostuvieron tu rostro, mientras que las tuyas acariciaban su piel desnuda debajo de su camisa.
-Te amo- le dijiste entre besos, y jadeos, al mismo tiempo que el asentía y acariciaba tu mejilla con su pulgar, atrayéndote más hacia sí, para dirigir sus pasos hacia la gran cama que estaba al frente de ustedes.
-Te amo- corroboró luego de un rato, a la par que sentías con tus labios esas grietas que se marcaban en los suyos.
La pierna de Harry se chocó con el pie de la cama, y él te jaló del cuello provocando que ambos cayeran sobre ella. Rieron como si de algo gracioso se tratase, por varios segundos, mientras tú te acomodabas para poder mirarlo a los ojos, tú lo viste reír, y te recordó las veces en las que eran aún una banda, y se escabullían, para besarse, para amarse en la oscuridad de cualquier habitación en las que nadie pudiera escuchar ruidos.
Llevaste una mano hasta su rostro, la risa ya no se oía, y con el pulgar, acariciaste nuevamente sus mejillas, los años no habían logrado arrebatarle esa inocencia de un niño pequeño. Él te miró con sus orbes verdes, por varios segundos, mientras su pecho subía y bajaba rápidamente, logrando ver en sus ojos el desosiego que tenía siempre antes de hacer el amor.
Te acercaste y depositaste un beso en su cuello, logrando que el llevara su cabeza al otro lado para darte más espacio, recorriste el camino de su piel, hasta llegar a su pecho, Harry levantó sus brazos, y le sacaste la prenda con delicadeza, dejando al descubierto esos tatuajes que se habían hecho en esos tiempos, en la que la única forma de expresar el amor que tenían al público era mediante ellos. Recorriste con tus dedos esa gran mariposa en su pecho, sintiendo como Harry se encogía ante tu tacto. Acercaste tus labios, y besaste el dibujo cariñosamente, a la par que tomabas las manos de Harry para entrelazar sus dedos.
Levantaste la mirada y volviste a atrapar sus labios, mientras que él se deshacía de el agarre de tus dedos, y te tocaba debajo de la camisa, logrando llegar hasta tus botones, los cual casi arranchó para quitarte la prenda y lanzarla al suelo, sintiendo aún el calor que recibía por tus besos. Inmiscuido en la sensación que te daba la lengua de Harry al chocarse con la tuya, no te diste cuenta que tus pantalones ya se encontraban en el suelo, junto con tus zapatos y los de él. Jadeaste ante la sensación de liberación que sentías al no tener esa prenda apretándote el miembro.
Enredaste tus dedos en sus rulos color caramelo, mientras que los de él, deslizaban tu bóxer hacia abajo. Sus labios se separaron de los tuyos, y sus manos se dirigieron hasta la propia solapa de sus pantalones chándal, tú detuviste su movimiento y lo hiciste tú mismo hasta que quedo completamente desnudo al igual que tú.
Proferiste un gemido cuando sentiste la fricción de su miembro, observaste como sus grandes ojos se abrían aún más, y como temblaba y desprendía calor gracias a ti. Besaste su frente y llevaste tu mano al cajón de la mesa de noche, lo abriste cómo pudiste sintiendo los espasmos de Harry debido a la circunstancia, tanteaste hasta encontrar el pote de lubricante, que dejaste a un lado de la cama, mientras sentías las manos de Harry recorrer tu pecho con suavidad, provocando que tú también temblaras, como si fueran dos primerizos y tuvieran miedo de que algo saliera mal. Pero quién podía culparte a ti, si todos los días que pasabas a su lado se miraban como si fuera el primero, en la habitación de una de las estancias perdidas de Londres, en la que nadie les conocía, ni les preguntaría, quiénes iban a ser o si eran demasiado jóvenes, en ese lugar dónde solo les entregaron una llave, sin siquiera mirar, ahí en esa cama, que era sólo un poco más grande que la que tenías en casa, con esas paredes sucias, ahí, había sido su primera vez, dónde tu verdadero yo, había salido a flote, donde descubriste que amar, no era solamente porque tenía una cara bonita, sino también sobre la manera en la que te sentías a su lado, y tu junto a Harry te sentías invencible.
Los labios de Harry recorrían tu cuerpo como los tuyos anteriormente lo habían hecho, llevando a ciegas sus manos hasta coger la botella de lubricante, separándose de golpe, provocando en ti una necesidad infinita.
Harry dejó caer entre sus dedos ese líquido que la botella esparció al momento de apretarla un poco, y con una mirada socarrona, masajeó tu miembro, provocando que gritaras al sentir sus caricias lascivas, en aquella parte tan íntima que sólo él la conocía tan bien
Te besó callando ese gran gemido que ibas a proferir, sosteniendo tu nuca para profundizar más el beso, mientras le mordías los labios, cada vez que sentías la necesidad de gritar su nombre, por las caricias que recibías de su parte.
Se separó de ti, y te miró una vez más, retiraste ese mechón que debido a su sudor se había pegado a su frente, dejando un ligero rastro de cabellos en él.
Harry siempre era esencialmente hermoso, cuando lo veías con los labios entreabiertos, expectante por esa sensación que los llenaba a ambos.
-Hazlo Lou- te suplicó con esa voz que se tornaba más gruesa, en esos momentos que duraban para siempre.
No necesitabas que te lo repita, harías lo que Harry te pidiera, siempre, porque desde que lo conociste estabas dispuesto a arriesgar todo, con tal de pasar siquiera un rato a su lado, agradeciendo el hecho de que ahora lo podías tener para toda la vida, ya que no lo dejarías ir tan fácil, porque si llegaba el día en el que deje de estar enamorado de ti, harías de todo, porque él te vuelva a amar, no importa si la vida pasa, y los años se van.
Te situaste en su entrada, apoyando tus codos en la cama, y enredando tus piernas con las de él, para así penetrarlo poco a poco, haciendo un camino, incitando a que Harry se viera ensimismado por esas pasiones salvajes de un animal acorralado, que no siente más que desesperación, para luego poder calmarlo haciendo que disfrutara de cada momento.
Harry enredó sus piernas en tu cintura, observándote mientras el sudor recorría por tus sienes, tú te moviste y miraste como se retorcía llevando su cabeza hacia atrás.
-Louis- susurró poniendo todo su esfuerzo para no gritar más fuerte.
Te volviste a mover, y Harry apretó las sábanas con fuerzas, esta vez, sin evitar que un gemido saliera de su boca.
Hiciste que te observara y pegando sus frentes le diste un beso en la nariz, que hizo que sonriera.
-Shhh- le dijiste acariciando su cabeza, haciéndole recordar a la primera vez que lo hicieron y él estaba tan tenso y asustado, que tú le llenabas el rostro de besos, para que se calmara, protegiéndolo, porque lo que menos querías era hacerle daño-No pasa nada que estoy aquí- susurraste atrapando sus labios nuevamente para besarlo con más delicadeza, sintiéndolo tan apretado alrededor tuyo, percibiendo la manera en la que se retorcía con tus movimientos.
Harry clavó sus dedos en tu espalda, mientras que una sensación se alojaba en tu estómago.
Una.
Dos.
Tres.
Sentiste el calor de Harry, chocar contra tu vientre, mientras gemía en tus labios.
Cuatro.
Cinco.
Seis.
Llegaste al orgasmo, jadeando su nombre, hasta que tu cabeza calló en su torso, al mismo tiempo que sus pechos se movían arrítmicamente al igual que sus corazones, depositaste un último beso en su piel desnuda y ambos cayeron a los brazos de Morfeo.
-
A la mañana siguiente te despertaste para darte una ducha, observando que aún Harry se encontraba dormido, descansando plácidamente encima de la almohada que te había arrebatado entre sueños.
Mientras te duchabas los acontecimientos de la noche anterior penetraban en tu cerebro, haciéndote sonreír de una manera estúpida, ¿cómo es que Harry lograba siempre, despertar nuevos sentimientos en ti?, sentimientos que definitivamente no sabías que tenías.
Cuando te terminaste de duchar, Harry aún roncaba con la boca entre abierta, te colocaste una toalla en la cintura, y acercándote a él, subiste la sábana blanca, que yacía al pie de la cama y lo cubriste, acariciando sus mechones ondulados, y depositando un último beso en su mejilla, para luego buscar algo con que vestirte. Te pusiste un buzo de gimnasio y saliste de la habitación para dirigirte a la cocina.
Buscaste algunos implementos para poder preparar el desayuno y al voltearte viste que Hayle se dirigía a ti mientras se refregaba los ojos.
-¿Qué hora es papá?- te preguntó con su voz aún rasposa de alguien que recién se despertaba.
-Son las- subiste tu mirada al reloj- 1O de la mañana- sonreíste porque aún te quedaba bastante tiempo para dirigirte al ensayo de la siguiente función, así que una idea se te vino a la mente.
Hayle se paró a tu lado, y tú la observaste por un momento.
-¿Dónde está papá Harry?- preguntó- ¿Aún sigue dormido?
-Sí aún lo está- te pusiste de cuclillas para estar a la altura de la pequeña- Que te parece, si desayunamos todos en la habitación, dudo que se despierte en un rato.
-Me parece una buena idea- corroboró Hayle, entusiasmada, tú la abrazaste y luego soltándola, le pediste que te ayude a preparar el desayuno, ella aceptó encantada, con una sonrisa.
Al terminar se dirigieron a la habitación, Harry para sorpresa de ambos estaba en el baño duchándose, así que depositando la bandeja del desayuno en la mesa de noche, ordenaste la cama con la ayuda de Hayle para luego tocar la puerta del baño a Harry, avisándole que estaba Hayle acá.
La pequeña se sentó en la cama y cogió una almohada, mientras que tú depositabas la bandeja en tus piernas, y agarrabas el control de la TV, para prenderla.
-¿Qué programa quieres ver?- le preguntaste mientras acariciabas su cabeza.
Ella te arrebató el control remoto y comenzó a zapear canales, hasta que Harry salió del baño, ya listo, y acomodándose los rulos a su gusto.
-¿Vamos a desayunar aquí?- te interrogó sentándose a tu lado, viendo la comida que estaba en la bandeja.
-Pensé que era buena idea- respondiste subiendo los hombros.
Harry te imitó, con una sonrisa mientras se acercaba a Hayle y le daba los buenos días, junto con un beso en la mejilla.
Empezaron a comer, poniendo la televisión en silencio mientras conversaban de cómo te había ido ayer por la noche, tu escuchabas como ambos hablaban maravillados de la presentación que pudiste dar, mientras tú concordabas y refutabas algunas cosas.
Agradeciste que todo lo que viviste en un momento de la noche, sea sólo producto de un mal sueño, porque había cosas más importantes, y esta era una de ellas.
Porque el estar aquí con Hayle que no dejaba de decir que estaba orgullosa de ti, y tener a Harry también a tu lado, haciendo sus típicas bromas, era uno de esos momentos que querías conservar para siempre, ya que ahora tu familia por más pequeña y diferente que fuera, era tu gran logro.
vane.
Re: All you need {LARRY STYLINSON}
FUTURESTYLES escribió:muy buena de verdad me encanto!!
Gracias amore (; que bueno que te guste. :(L):
vane.
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