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"El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
CAPÍTULO 21 PARTE 1
Nick bajó precipitadamente la escalera, saltando de tres en tres los escalones, mientras la horrible escena se repetía una y otra vez en su mente. Hacía sólo unos segundos que había visto caer a ________ desde la planta de arriba y, sin creérselo todavía, se había asomado por el agujero para ver su cuerpo herido, con chorritos de sangre fluyendo de su boca y cuerpo.
El tiempo dejó de existir, y una eternidad pasó antes de que la alcanzara. Él patinó al detenerse, se inclinó, y con cuidado la giró entre sus brazos. Ella no soltó ni un gemido, ni se movió. Sus ojos no parpadearon.
—¿________? Por favor abre los ojos.
Ninguna respuesta.
Pedazos de madera sobresalían de su cuerpo, haciendo que su sangre se mezclara con las manchas de pintura. Nick sabía que esto no había sido ningún accidente, que la madera no se había astillado por causas naturales. La magia flotaba en el aire. Él había intentado pintar la pared de ________ con sus poderes, consiguiendo sólo que el espeso y empalagoso líquido explotara. ¿Podría también haber debilitado el suelo de la casa?
Por Elliea, su mujer estaba herida, en peligro de morir, y cada instinto primitivo de protección que poseía salió a la superficie, enardecido por el miedo, la cólera y la impotencia. Sintió frío por todas partes. La necesitaba desesperadamente como para perderla ahora. Salvarla no era una obligación, imposición o afán por conseguir su libertad; era necesario para su cordura.
¿Si usaba la magia para curarla, causaría más daño?
Había una posibilidad de poder ayudarla, y aunque fuera sólo una pequeña posibilidad, tenía que intentarlo. Si no hacía nada, seguramente moriría.
Cerrando los ojos, encauzó cada onza de poder que poseía Nunca había intentado nada como esto y, ni siquiera ahora, debería intentarlo, pero no podía quedarse sentado de brazos cruzados, sin hacer nada.
—Ayúdame, Druinn, —susurró él—. Ayúdame. Por favor.
Una puerta se cerró de golpe. Pasos.
Una mujer jadeó.
—¿Qué pasa? —Frances, la reconoció él.
Sin embargo, no se molestó en hablarle o mirarle. Simplemente mantuvo los ojos cerrados y se concentró en ________, en su magia. Pronto empezaron a quemarle las manos, y sintió otro poder, el poder de algún otro, mezclarse con el suyo propio. ¿De quién? No lo sabía y tampoco le importó. Consumido por la desesperación, descendió sus manos hacía el cuerpo de ________, deslizándolas desde su cabeza hasta los pies.
Tal vez fue por su desesperación. Tal vez fue por su amor por ________. O tal vez fuera por quienquiera que le ayudaba. Sea cual sea la razón, él supo, más allá de todo duda, que ejecutaba sus capacidades místicas en todo su potencial.
A lo lejos, como si ella estuviera de pie en un túnel, oyó la pregunta de Frances,
—¿Qué haces?
Él continuó sin hacerle caso.
—Tus manos resplandecen. —Su tono era chillón—. Y ________ también resplandece.
Después de eso, oyó un golpe seco, como el de un cuerpo golpeando el suelo. Un sonido que ahora él conocía demasiado bien.
Su poder disminuyó, debilitando su fuerza, y se dobló por la cintura, permaneciendo encorvado y apenas capaz de respirar. ¿La había salvado? Había usado la magia como un auténtico hechicero, ¿pero había sido suficiente? Con mucho esfuerzo, abrió los ojos. La primera cosa que notó fue que ________ todavía estaba tumbada, inconsciente. Después vio a Frances que, efectivamente, se había desmayado. Su cuerpo se extendía por el suelo.
Un segundo pasó. Luego otro. ________ gimió. Sus párpados revolotearon, abriéndose.
—¿Nick? —preguntó ella, débilmente.
Estaba viva. Ella estaba bien. Tan feliz estaba de escuchar su voz que usó la poca energía que la quedaba para contestar.
—Sí, ________.
—Te ves horrible. Estás todo manchado.
Él soltó una débil carcajada. Casi la había perdido. ¡Perdido! Que ella estuviera curada y despierta hizo poco para aliviar su horror y miedo, emociones que no tenían nada que ver con su maldición. Si tuvieras fuerza, habría aullado. No estaba seguro de cuando la maldición había dejado de importarle, de cuando ________ se había convertido en lo más importante para él; sólo sabía que su vida, su misma libertad, no significaban nada sin ella. Una oleada de vértigos lo asaltó y él cerró los ojos.
—¿Estás bien? —preguntó ella—. ¿Necesitas un médico?
—Estoy bien. —Pero él no lo estaba. Se sentía débil y vacío, como si nunca consiguiera recuperar las fuerzas de nuevo.
Con cuidado ella se sentó.
—Ouch. Esto duele un poco.
—¿Qué? —preguntó él, inmediatamente angustiado.
—Ya sabes, mi trasero.
La única zona que no había tocado, pensó él irónicamente.
—Te daré un masaje para aliviarte el dolor cuando recupere las energías.
—¿Qué ha pasado? —La preocupación se reflejaba en su voz y ella miró a su derecha—. ¿Qué le pasó a Frances?
—Se ha desmayado.
—¿Y a ti?
Él se encogió de hombros.
Como si sintiera su escrutinio, Frances gimió y se movió, recuperando lentamente la consciencia.
—¿Q-qué ha pasado? —Al instante, los recuerdos volvieron. Ella se enderezó, mirando con fascinación morbosa a Nick, luego a ________, y de nuevo a Nick.
—Él, él... —Su mirada siguió pasando de uno a otro, mientras se ponía de pie y se escabullía retrocediendo, agrandando la distancia entre ellos. Ella parecía tan asustada, tan impresionada, y no paraba de balbucear algo referente a las luces.
Nick había perdido la capacidad de hablar así que no pudo tranquilizarla o consolarla. De todas formas, no lo habría creído.
—¿Frances? —dijo ________, con evidente confusión.
—¿Qué ocurre? —Despacio, haciendo muecas todo el rato, se levantó. Trocitos de madera se dispersaron a su alrededor. Frunciendo el ceño, dio un paso en dirección a la camarera. Con un chillido, Frances huyó hacia la salida. Segundos más tardes oyeron el sonido de la grava al crujir, como si un coche se alejara velozmente.
Kate lanzó a Nick una mirada sobre su hombro.
—Nick, esto empieza a asustarme. Dime qué pasa.
Él se encogió de hombros otra vez. La oscuridad amenazaba con alcanzarlo pero tenía que mantenerse despierto, asegurarse de que la recuperación de ________ era completa. No podía permitirse hundirse en el olvido. Pero tampoco podía luchar contra el letargo. Cada vez estaba más y más... débil.
La oscuridad finalmente lo venció.
Nick bajó precipitadamente la escalera, saltando de tres en tres los escalones, mientras la horrible escena se repetía una y otra vez en su mente. Hacía sólo unos segundos que había visto caer a ________ desde la planta de arriba y, sin creérselo todavía, se había asomado por el agujero para ver su cuerpo herido, con chorritos de sangre fluyendo de su boca y cuerpo.
El tiempo dejó de existir, y una eternidad pasó antes de que la alcanzara. Él patinó al detenerse, se inclinó, y con cuidado la giró entre sus brazos. Ella no soltó ni un gemido, ni se movió. Sus ojos no parpadearon.
—¿________? Por favor abre los ojos.
Ninguna respuesta.
Pedazos de madera sobresalían de su cuerpo, haciendo que su sangre se mezclara con las manchas de pintura. Nick sabía que esto no había sido ningún accidente, que la madera no se había astillado por causas naturales. La magia flotaba en el aire. Él había intentado pintar la pared de ________ con sus poderes, consiguiendo sólo que el espeso y empalagoso líquido explotara. ¿Podría también haber debilitado el suelo de la casa?
Por Elliea, su mujer estaba herida, en peligro de morir, y cada instinto primitivo de protección que poseía salió a la superficie, enardecido por el miedo, la cólera y la impotencia. Sintió frío por todas partes. La necesitaba desesperadamente como para perderla ahora. Salvarla no era una obligación, imposición o afán por conseguir su libertad; era necesario para su cordura.
¿Si usaba la magia para curarla, causaría más daño?
Había una posibilidad de poder ayudarla, y aunque fuera sólo una pequeña posibilidad, tenía que intentarlo. Si no hacía nada, seguramente moriría.
Cerrando los ojos, encauzó cada onza de poder que poseía Nunca había intentado nada como esto y, ni siquiera ahora, debería intentarlo, pero no podía quedarse sentado de brazos cruzados, sin hacer nada.
—Ayúdame, Druinn, —susurró él—. Ayúdame. Por favor.
Una puerta se cerró de golpe. Pasos.
Una mujer jadeó.
—¿Qué pasa? —Frances, la reconoció él.
Sin embargo, no se molestó en hablarle o mirarle. Simplemente mantuvo los ojos cerrados y se concentró en ________, en su magia. Pronto empezaron a quemarle las manos, y sintió otro poder, el poder de algún otro, mezclarse con el suyo propio. ¿De quién? No lo sabía y tampoco le importó. Consumido por la desesperación, descendió sus manos hacía el cuerpo de ________, deslizándolas desde su cabeza hasta los pies.
Tal vez fue por su desesperación. Tal vez fue por su amor por ________. O tal vez fuera por quienquiera que le ayudaba. Sea cual sea la razón, él supo, más allá de todo duda, que ejecutaba sus capacidades místicas en todo su potencial.
A lo lejos, como si ella estuviera de pie en un túnel, oyó la pregunta de Frances,
—¿Qué haces?
Él continuó sin hacerle caso.
—Tus manos resplandecen. —Su tono era chillón—. Y ________ también resplandece.
Después de eso, oyó un golpe seco, como el de un cuerpo golpeando el suelo. Un sonido que ahora él conocía demasiado bien.
Su poder disminuyó, debilitando su fuerza, y se dobló por la cintura, permaneciendo encorvado y apenas capaz de respirar. ¿La había salvado? Había usado la magia como un auténtico hechicero, ¿pero había sido suficiente? Con mucho esfuerzo, abrió los ojos. La primera cosa que notó fue que ________ todavía estaba tumbada, inconsciente. Después vio a Frances que, efectivamente, se había desmayado. Su cuerpo se extendía por el suelo.
Un segundo pasó. Luego otro. ________ gimió. Sus párpados revolotearon, abriéndose.
—¿Nick? —preguntó ella, débilmente.
Estaba viva. Ella estaba bien. Tan feliz estaba de escuchar su voz que usó la poca energía que la quedaba para contestar.
—Sí, ________.
—Te ves horrible. Estás todo manchado.
Él soltó una débil carcajada. Casi la había perdido. ¡Perdido! Que ella estuviera curada y despierta hizo poco para aliviar su horror y miedo, emociones que no tenían nada que ver con su maldición. Si tuvieras fuerza, habría aullado. No estaba seguro de cuando la maldición había dejado de importarle, de cuando ________ se había convertido en lo más importante para él; sólo sabía que su vida, su misma libertad, no significaban nada sin ella. Una oleada de vértigos lo asaltó y él cerró los ojos.
—¿Estás bien? —preguntó ella—. ¿Necesitas un médico?
—Estoy bien. —Pero él no lo estaba. Se sentía débil y vacío, como si nunca consiguiera recuperar las fuerzas de nuevo.
Con cuidado ella se sentó.
—Ouch. Esto duele un poco.
—¿Qué? —preguntó él, inmediatamente angustiado.
—Ya sabes, mi trasero.
La única zona que no había tocado, pensó él irónicamente.
—Te daré un masaje para aliviarte el dolor cuando recupere las energías.
—¿Qué ha pasado? —La preocupación se reflejaba en su voz y ella miró a su derecha—. ¿Qué le pasó a Frances?
—Se ha desmayado.
—¿Y a ti?
Él se encogió de hombros.
Como si sintiera su escrutinio, Frances gimió y se movió, recuperando lentamente la consciencia.
—¿Q-qué ha pasado? —Al instante, los recuerdos volvieron. Ella se enderezó, mirando con fascinación morbosa a Nick, luego a ________, y de nuevo a Nick.
—Él, él... —Su mirada siguió pasando de uno a otro, mientras se ponía de pie y se escabullía retrocediendo, agrandando la distancia entre ellos. Ella parecía tan asustada, tan impresionada, y no paraba de balbucear algo referente a las luces.
Nick había perdido la capacidad de hablar así que no pudo tranquilizarla o consolarla. De todas formas, no lo habría creído.
—¿Frances? —dijo ________, con evidente confusión.
—¿Qué ocurre? —Despacio, haciendo muecas todo el rato, se levantó. Trocitos de madera se dispersaron a su alrededor. Frunciendo el ceño, dio un paso en dirección a la camarera. Con un chillido, Frances huyó hacia la salida. Segundos más tardes oyeron el sonido de la grava al crujir, como si un coche se alejara velozmente.
Kate lanzó a Nick una mirada sobre su hombro.
—Nick, esto empieza a asustarme. Dime qué pasa.
Él se encogió de hombros otra vez. La oscuridad amenazaba con alcanzarlo pero tenía que mantenerse despierto, asegurarse de que la recuperación de ________ era completa. No podía permitirse hundirse en el olvido. Pero tampoco podía luchar contra el letargo. Cada vez estaba más y más... débil.
La oscuridad finalmente lo venció.
Última edición por Femme Fatale el Sáb 14 Mayo 2011, 2:06 pm, editado 2 veces
Femme Fatale
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
CAPITULO 21 PARTE 2
Respirando profundamente el aire añejo y sin perfume de este mundo, Percen anduvo con dificultad a través de la alfombra del dormitorio de Heather, su cuerpo tan tenso que arrastraba, dolorosamente, su pierna izquierda detrás de él. Aquí, con Heather, era el único lugar en el que alguna vez había encontrado una especie de paz interior. Y necesitaba esa paz ahora, aunque ésta parecía eludirlo.
—¿Qué ocurre? —preguntó Heather. Una fina y deshilachada manta cubría sus hombros y ella se sentó en el filo de la cama.
Él tuvo muchas ganas de arrodillarse a lado, hundir su cabeza en el hueco de su estómago y contarle todos sus problemas. Ella lo escucharía. Lo entendería, pero luego comenzaría a hablar otra vez de olvidar el pasado, de perdonar. Así que decidió quedarse de pie, reacio a perderse en ella todavía.
—Percen, —dijo ella, abriéndole los brazos.
Su atractivo resultó ser demasiado embriagador. Él se acercó y cayó de rodillas, ahuecado su cara entre sus manos.
—Cuando esto termine, ángel, tendrás que decirme si quieres comenzar una nueva vida conmigo.
—Sí quiero. —Sus sensuales labios se curvaron en una brillante sonrisa—. Realmente, realmente lo quiero.
Aquellas palabras provocaron que algo cobrara vida en su interior, algo que no pudo darle nombre.
—Necesito sólo unos días más, luego te doy mi juramento de sangre de que estaremos juntos.
El brillo de sus ojos se oscureció.
—¿Por qué no puedes olvidarte simplemente de Nick? Por favor, Percen. Olvídate de él y piensa en mí. En nosotros.
—¿No lo ves? —Con todo su ser, él le suplicó que lo entendiera.
—Si abandono ahora, nunca seré capaz de darme a ti por completo. Una parte de mí siempre pertenecerá a Nick.
—¿Pero y si fallas? —susurró ella, su expresión una mezcla de dolor y deseo.
Sus dientes se apretaron con tanta fuerza que él temió que su mandíbula se rompiera.
—No fallaré otra vez. ________ podrá haberse escapado, pero no lo hará la próxima vez.
Heather soltó un agudo jadeo. Sus dedos agarraron la tela de su manta hasta sus que sus nudillos se volvieron blancos y frágiles.
—¿Intentaste matar a ________? ¿Por qué? No me dijiste nada de esto.
—Tanto ella como Nick deben sufrir. Es el único camino.
—No, eso no es verdad.
Mirándola, Percen se alejó unos pasos.
—¿Por qué esta histeria? Tú la odias tanto como yo.
—Nunca quise verla herida. Ella ha sido buena con mi madre y conmigo.
—Buena o no, ella es la amante de Nick y eso la convierte en mi enemiga. También en la tuya.
Pequeños temblores atravesaron el pequeño cuerpo de Heather. ¿De frío? ¿De decepción? ¿La perdía él ya?
—Tenías razón cuando me dijiste que no sabía quién eras, —le dijo ella suavemente—. No lo sé. No entiendo cómo puedes hacerme sentir tan caliente por dentro, y aún así hablar tan cruelmente de asesinatos. —Ella lo miró a través de sus húmedas pestañas.
—¿Cómo puedes ser tan cruel?
—¿Cómo puedo ser tan cruel? —Frunciendo el ceño, él apretó los puños—. Soy tan cruel porque no hay nada dentro de mí excepto odio. Nada.
—Eso es mentira, Percen. —Ella miró más allá de él, más allá de la ventana—. Tú me devolviste mis sueños. Y si me lo permites, haré todo lo que esté en mi mano para devolverte los tuyos.
Percen quería creerla desesperadamente. Creer que podrían vivir felices de una vez por todas y olvidar el pasado. ¿Pero cómo podía alejar de su corazón el dolorosos y afilado agarre de los dedos del pasado, si no destruía primero la mano que lo oprimía?
En ese instante, la madre de Heather empujó la puerta y se abalanzó dentro.
—Heather, —jadeó ella—, no creerás... —Sus ojos se fijaron en Percen, que enseguida desapareció, y ella volvió a caer al suelo, desmayada.
Heather se agachó junto a su madre y la colocó entre sus brazos, murmurando suaves palabras de preocupación, olvidándose de todo excepto de Percen.
Él se materializó justo delante de ellas.
—No mataré a ________, si tú no quieres.
Heather alzó la cabeza y lo miró en silencio, con esperanza.
—Pero debo usarla para destruir a Nick.
—¡Percen!
Con una ondulación de su mano, él desapareció una vez más. El recuerdo de su expresión herida, como la de una mujer traicionada, tardó mucho tiempo en borrarse de su memoria.
Respirando profundamente el aire añejo y sin perfume de este mundo, Percen anduvo con dificultad a través de la alfombra del dormitorio de Heather, su cuerpo tan tenso que arrastraba, dolorosamente, su pierna izquierda detrás de él. Aquí, con Heather, era el único lugar en el que alguna vez había encontrado una especie de paz interior. Y necesitaba esa paz ahora, aunque ésta parecía eludirlo.
—¿Qué ocurre? —preguntó Heather. Una fina y deshilachada manta cubría sus hombros y ella se sentó en el filo de la cama.
Él tuvo muchas ganas de arrodillarse a lado, hundir su cabeza en el hueco de su estómago y contarle todos sus problemas. Ella lo escucharía. Lo entendería, pero luego comenzaría a hablar otra vez de olvidar el pasado, de perdonar. Así que decidió quedarse de pie, reacio a perderse en ella todavía.
—Percen, —dijo ella, abriéndole los brazos.
Su atractivo resultó ser demasiado embriagador. Él se acercó y cayó de rodillas, ahuecado su cara entre sus manos.
—Cuando esto termine, ángel, tendrás que decirme si quieres comenzar una nueva vida conmigo.
—Sí quiero. —Sus sensuales labios se curvaron en una brillante sonrisa—. Realmente, realmente lo quiero.
Aquellas palabras provocaron que algo cobrara vida en su interior, algo que no pudo darle nombre.
—Necesito sólo unos días más, luego te doy mi juramento de sangre de que estaremos juntos.
El brillo de sus ojos se oscureció.
—¿Por qué no puedes olvidarte simplemente de Nick? Por favor, Percen. Olvídate de él y piensa en mí. En nosotros.
—¿No lo ves? —Con todo su ser, él le suplicó que lo entendiera.
—Si abandono ahora, nunca seré capaz de darme a ti por completo. Una parte de mí siempre pertenecerá a Nick.
—¿Pero y si fallas? —susurró ella, su expresión una mezcla de dolor y deseo.
Sus dientes se apretaron con tanta fuerza que él temió que su mandíbula se rompiera.
—No fallaré otra vez. ________ podrá haberse escapado, pero no lo hará la próxima vez.
Heather soltó un agudo jadeo. Sus dedos agarraron la tela de su manta hasta sus que sus nudillos se volvieron blancos y frágiles.
—¿Intentaste matar a ________? ¿Por qué? No me dijiste nada de esto.
—Tanto ella como Nick deben sufrir. Es el único camino.
—No, eso no es verdad.
Mirándola, Percen se alejó unos pasos.
—¿Por qué esta histeria? Tú la odias tanto como yo.
—Nunca quise verla herida. Ella ha sido buena con mi madre y conmigo.
—Buena o no, ella es la amante de Nick y eso la convierte en mi enemiga. También en la tuya.
Pequeños temblores atravesaron el pequeño cuerpo de Heather. ¿De frío? ¿De decepción? ¿La perdía él ya?
—Tenías razón cuando me dijiste que no sabía quién eras, —le dijo ella suavemente—. No lo sé. No entiendo cómo puedes hacerme sentir tan caliente por dentro, y aún así hablar tan cruelmente de asesinatos. —Ella lo miró a través de sus húmedas pestañas.
—¿Cómo puedes ser tan cruel?
—¿Cómo puedo ser tan cruel? —Frunciendo el ceño, él apretó los puños—. Soy tan cruel porque no hay nada dentro de mí excepto odio. Nada.
—Eso es mentira, Percen. —Ella miró más allá de él, más allá de la ventana—. Tú me devolviste mis sueños. Y si me lo permites, haré todo lo que esté en mi mano para devolverte los tuyos.
Percen quería creerla desesperadamente. Creer que podrían vivir felices de una vez por todas y olvidar el pasado. ¿Pero cómo podía alejar de su corazón el dolorosos y afilado agarre de los dedos del pasado, si no destruía primero la mano que lo oprimía?
En ese instante, la madre de Heather empujó la puerta y se abalanzó dentro.
—Heather, —jadeó ella—, no creerás... —Sus ojos se fijaron en Percen, que enseguida desapareció, y ella volvió a caer al suelo, desmayada.
Heather se agachó junto a su madre y la colocó entre sus brazos, murmurando suaves palabras de preocupación, olvidándose de todo excepto de Percen.
Él se materializó justo delante de ellas.
—No mataré a ________, si tú no quieres.
Heather alzó la cabeza y lo miró en silencio, con esperanza.
—Pero debo usarla para destruir a Nick.
—¡Percen!
Con una ondulación de su mano, él desapareció una vez más. El recuerdo de su expresión herida, como la de una mujer traicionada, tardó mucho tiempo en borrarse de su memoria.
Femme Fatale
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
CAPITULO 21 PARTE 3
Nick llevaba dormido dos días. De hecho, desde que se había desmayado, no se había movido. Ni siquiera había gemido, no había pronunciado ni un solo sonido y tal calma asustaba muchísimo a ________.
En todo momento ella había vigilado su sueño. Había conseguido que tragara un poco de agua, lo había lavado y, de algún modo, había logrado cambiarlo de ropa. Pero no había sido capaz de moverlo. Todavía estaba tumbado en el duro suelo del Victorian. ¡Maldita sea! Necesitaba alguna señal de que él estaba vivo y bien. Muchas veces, había cogido el móvil y casi había marcado el 911. ¿Pero qué le diría a los paramédicos? ¿Qué su extraterrestre estaba enfermo? No tenía ni idea de cómo estaría formado Nick en su interior. ¡Su corazón bien podría localizarse en el culo! ¿Qué sabía ella?
Tal vez debería llamar a su hermano, Brian. Él volaría hasta aquí y examinaría a Nick; pero también exigiría respuestas que ella no podía darle. ________ se frotó las sienes. Un día más. Le daría un día más a Nick antes de la llamar en busca de ayuda.
Como hacía siempre que estaba a su alrededor, su mirada buscó a Nick. Ahora, más que ninguna otra vez, su cuerpo le pareció el de un hombre duro, cauto. Cada pulgada de su cuerpo estaba marcado por las cicatrices, prueba de la difícil vida que había llevado. Aunque, algunas veces, él era muy sensible y dulce con ella. ________ jugó con los mechones de su pelo, rodando los hilos de medianoche entre sus dedos.
Los latidos de su corazón resonaban en la quietud del cuarto.
Ella no estaba exactamente segura de lo que había pasado. Recordaba la caída a través de la madera, luego despertarse con Nick acunando su cabeza en su regazo, con los ojos oscurecidos por el miedo.
________ sabía que se había caído. El profundo agujero en el techo de la sala de estar era una prueba más que suficiente. Pero debería de haberse hecho mucho más daño... ¡incluso haberse desangrado sobre la madera! Señor, los puntiagudos trozos de madera la habían apuñalado, cortado y clavado en su carne. Una caída así, unido a que la madera parecía una afilada hoja, debería haberla mutilado... incluso matado. Pero no tenía ni una contusión o corte. Su trasero estaba un poco dolorido, pero ése era el único daño.
Nick debía de haber usado la magia para curarla.
Era por eso que Frances había escapado como si la persiguiera hacienda.
Todo tenía sentido. Todo excepto el continuo sueño de Nick.
Pasó otra hora, y él continuó igual. ________ deslizó la punta de su dedo sobre sus pómulos, a lo largo de su mandíbula. Un suave y casi imperceptible gemido escapó de sus labios.
La esperanza explotó en su interior.
Determinada a despertarle sea como sea, caminó a zancadas hacía la cocina, cogió una jarra y la llenó de agua en el fregadero. Segundos más tarde, estaba de pie a su lado y dispuesta a arrojarle todo su contenido en la cara.
Él se despertó solo.
—________, —dijo, sonriendo lentamente como si no la hubiera quitado diez años de vida por el susto.
—Oh, Dios mío. —Sus rodillas flaquearon y ella casi se derrumbó—. Bienvenido de vuelta, Nick. Bienvenido. —Ella se quedó de pie, clavada en el sitio, simplemente mirándolo, deleitándose de masculina belleza. A cada segundo que pasaba, él parecía más y más fuerte, más sano. El color volvía, rápidamente a sus mejillas.
Ellos, simplemente, se miraron el uno al otro.
Finalmente, ella dijo,
—No vuelvas a hacerme esto otra vez. Casi me matas del susto, —casi ahogándose con la fuerza de su alivio.
—Entonces debo compensártelo. —Sin apartar sus ojos de los suyos, estiró los brazos—. Ven aquí.
Ella no vaciló. Él estaba vivo, y era todo lo que importaba. Dejando caer la jarra, se lanzó a su brazos, ignorando el agua que se derramó a su alrededor.
—Nunca, nunca, vuelvas a dormirte otra vez.
—No lo haré, si tú no te caes otra vez.
—Trato hecho. —Entonces, dijo—. Dios, te necesito. —Ella jadeó las palabras en su cuello.
—¿Te sientes con fuerzas? —Ella tenía que reafirmar que estaban vivos, que estaban juntos.
—Sí. Dime lo que necesitas. Dímelo y será tuyo.
Ella capturó su cara entre sus manos.
—Te quiero en mi interior, que formes parte de mí todo el día. Quiero dormirme contigo enterrado profundamente dentro de mí y despertarme con tu sabor en mi boca.
—Entonces tómame, —dijo él con voz áspera.
________ lo hizo. Ella se quitó la ropa, luego la suya, hasta que los dos estuvieron maravillosamente desnudos. Centímetro a centímetro ella bajó por su cuerpo, deteniéndose en el objeto de su fascinación.
—¿Nick?
—¿¡Um!? —Su aliento salía entrecortado.
—Quise decir exactamente lo que dije. Planeo saborearte.
Él soltó una pequeña carcajada.
—No te detendré, ________.
Ella lo tomó en su boca, introduciendo su protuberante cabeza hasta llegar al fondo de su garganta. Arriba y abajo, ella acarició su longitud, saboreando su ardiente grosor. Sabía a macho y a calor, y ________ no podía saciarse de él. Al principio no sabía muy bien lo que tenía que hacer, pero aprendió con rapidez.
—________, —la llamó él con voz ronca—. ________.
Cuando no pudo soportar más su dulce tormento, la agarró por los hombros y la colocó encima de él. Luego la besó y Oh, dulce Dios, la penetró con un largo y rápido empuje.
Sin aliento, ________ cerró los ojos. Como estaba encima, controlaba la profundidad de su penetración, y arqueó la espalda, enviándolo más hondo en su interior. La suavidad se encontró con la dureza en una gloriosa explosión de sensaciones. Al principio, ella lo montó lentamente, deliciosamente, sin tomar toda su longitud.
—Tómeme más profundo, —ordenó él. El sudor brillando en su frente.
—No, yo quiero... —Oh, justo ahí, pensó ella, cuando encontró un ritmo que la sacudió con un intenso torrente de placer. Ella quiso prolongar ese momento, hacerlo durar para siempre. Así que siguió tomando sólo una parte de él, montada en una ola de sensaciones.
Nick la cogió de las caderas, animándola.
—Más rápido. Por favor, ________. Por favor. Más profundo. —Él hizo un sonido bajo con su garganta. Un sonido que ella nunca había oído antes, lleno de necesidad, promesas y desesperación, un sonido que quería escuchar todas las noches durante mucho tiempo.
— Sí, justo así. Por Elliea, tú eres mía. Mi mujer.
Ella se inclinó y chupó sus endurecidos pezones. Y oyó aquel gemido otra vez.
—Dilo, —ordenó él. —Di las palabras.
Ella lo miró a través de sus pesados ojos entrecerrados, con su cuerpo continuando arqueándose contra él. Los únicos sonidos que emitió fueron jadeos de placer. Al instante, él la tumbo, fijándola contra la fría y dura madera. Ella exclamó ligeramente, más por el placer que por la sorpresa, ante la forma con la que quedaron unidos. Pero ahora, él no se movía. Permaneció quieto, mirándola fijamente, con una expresión severa y decidida.
—¿Qué haces? —Ella trató de moverse, de terminar con lo que habían empezado, pero él la mantuvo inmóvil.
—Quiero oírte decir las palabras que te atan a mí. Tú eres mía. Sin excepciones. Dilo.
¿Sin excepciones? Si ella estuviera al cien por cien segura de sus sentimientos hacia él, le diría eso y cualquier otra cosa que quisiera oír. Pero no era de las que confiaban fácilmente. Era alguien que exigía pruebas de todas las cosas. Hasta ahora, él sólo había demostrado lo mucho que la deseaba, no que la amaba.
—No puedo decírtelo.
—Puedes.
—¡No!
—Dirás las palabras, ________, y dejaras de actuar como si no fueras mi compañera de vida. ¿Crees que permitiré que otro te tenga? Permaneceremos juntos. Casi te perdí, y no pienso experimentar ese miedo otra vez.
Permaneceremos juntos. Oh como deseaba creerle, darle todo lo que quería, pero una parte de ella aún se contenía, insegura.
—Lo siento, —se encontró a si misma diciendo—. Mi respuesta es no.
—¡Maldición! —Él bombeó dentro de ella una vez, dos veces, con más fuerza cada vez—. Di que eres mía.
—No me comprometeré así. —Ella arqueó la espalda, tomando todo lo que le daba. Un jadeo se escapó de sus labios. Oh, él se sentía tan bien—. No lo haré, —dijo ella otra vez, más para convencerse a sí misma que a él.
Él resbaló su mano entre sus cuerpos y apretó contra el centro de su deseo. Ella gimió ante el placer, ante el exquisito dolor.
—¿Así que me rechazas de nuevo?
No, sólo quiero sobrevivir emocionalmente.
—Sí.
—Entonces tal vez, mi pequeña bruja, tendré que convencerte de otra manera. —Su voz fue una ronca vibración que ronroneó contra su piel. El malvado brillo en sus ojos no era un buen presagio para su cordura.
—¿Qué... qué piensas hacer? —preguntó ella.
Él se flexionó y avanzó en su interior a la misma vez que sus dedos se movieron en círculos.
—Oh, Nick. —Su respiración se volvió irregular mientras él la penetraba una vez, y otra, y otra, cada vez más y más duro. Con tanta fuerza, de hecho, que ella se apoyó sobre él y le mordisqueó la clavícula.
Su ronco gemido se repitió en sus oídos.
—Otra vez. Muérdeme otra vez.
Ella lo hizo.
Él rugió con aprobación, y bombeó con más fuerza. Su cabeza giraba de un lado a otro con la intensidad de su placer.
—Así es, ________. Tu excitado cuerpo es mío. ¿Puedes sentir como te aprietas a mí alrededor? ¿Puedes sentir cómo tu cuerpo me llama a gritos?
—Sí. —Ella jadeó—. Oh, sí.
—Di las palabras. Sabes que tú cuerpo ya lo dice, ahora escucha a tu corazón.
—No.
—No acepto tu respuesta, ________. Tú me perteneces. Pronto lo comprenderás, te lo aseguro.
Que Dios la ayudara, él era un hombre de palabra.
Nick estaba fuera, de pie, bajo el oscurecido cielo. Una tormenta se acercaba y el olor a lluvia impregnaba el aire. El jardín donde había pasado tantos palmos se alzaba ante él, pero no entró. Ese era un lugar que quería olvidar. Una fantasmal brisa se arremolinó a su alrededor, un segundo allí, y al siguiente se iría. No podía dormir. Podía sentir a la magia de su interior creciendo, ahondando, revolviéndose por salir, como si hubiera abierto una puerta a sus auténticas capacidades.
Él poseía el poder de abrir un vórtice. Lo sabía con la misma certeza que sabía que amaba a ________. Por fin, podía irse a casa. Pero…
________ dormía profundamente sobre la plataforma que habían improvisado en el suelo.
No podía abandonarla aquí sola.
Y no se la llevaría alejándola de todo lo que conocía.
No podía hacer nada para romper definitivamente la maldición, pero haría algo por la mujer en sí misma. Sí, la maldición se preparaba para golpearlo, lista para reclamarlo. Pero, por alguna razón, no sintió pánico ante ese pensamiento. No, estaba más preocupado por ________. Si él se convertía en piedra otra vez, quería que ella estuviera protegida por su nombre y sus poderes, y el único modo de hacer lo que debía era convertirla en su mujer.
En su obstinación, ella lo seguía rechazando.
Es hora de que tome la decisión por ella, pensó él de pronto. Irrevocablemente.
Decidido, se dirigió a zancadas al interior de la casa. La luz oscura bañaba su durmiente forma, como el polvo de hadas que iluminaba un círculo mágico. Con cuidado, la sacudió para despertarla y se puso encima de ella, con los codos a cada lado de sus hombros.
—Esto es muy importante, ________. Despierta.
Sus ojos parpadearon hasta abrirlos.
— ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
—Necesito que repitas después de mí, —le dijo él.
—Ahora no, —bostezó ella y cerró los ojos otra vez—. Tengo demasiado sueño.
—________. —Él la sacudió un poco más fuerte—. Esto es muy importante.
—¿Por qué?
—Por favor, ________.
Ella pronunció un suspiro y lo afrontó.
—Vale. Estoy despierta.
—Repite después de mí. —Él pronunció una serie de palabras en una lengua que ella no entendió. Pero algo en su interior le exigía hacer lo que él le pedía, repetir cada palabra con exactitud.
Así que lo hizo.
Él dijo las palabras otra vez.
Ella las volvió a repetir.
Después él asintió con la cabeza.
—Está hecho. —Con esto, se desnudó y la penetró, tan profundamente que ella no estaba segura de donde terminaba ella y comenzaba él. Perdida en la pasión, se olvidó preguntarle qué era lo que había dicho.
Nick llevaba dormido dos días. De hecho, desde que se había desmayado, no se había movido. Ni siquiera había gemido, no había pronunciado ni un solo sonido y tal calma asustaba muchísimo a ________.
En todo momento ella había vigilado su sueño. Había conseguido que tragara un poco de agua, lo había lavado y, de algún modo, había logrado cambiarlo de ropa. Pero no había sido capaz de moverlo. Todavía estaba tumbado en el duro suelo del Victorian. ¡Maldita sea! Necesitaba alguna señal de que él estaba vivo y bien. Muchas veces, había cogido el móvil y casi había marcado el 911. ¿Pero qué le diría a los paramédicos? ¿Qué su extraterrestre estaba enfermo? No tenía ni idea de cómo estaría formado Nick en su interior. ¡Su corazón bien podría localizarse en el culo! ¿Qué sabía ella?
Tal vez debería llamar a su hermano, Brian. Él volaría hasta aquí y examinaría a Nick; pero también exigiría respuestas que ella no podía darle. ________ se frotó las sienes. Un día más. Le daría un día más a Nick antes de la llamar en busca de ayuda.
Como hacía siempre que estaba a su alrededor, su mirada buscó a Nick. Ahora, más que ninguna otra vez, su cuerpo le pareció el de un hombre duro, cauto. Cada pulgada de su cuerpo estaba marcado por las cicatrices, prueba de la difícil vida que había llevado. Aunque, algunas veces, él era muy sensible y dulce con ella. ________ jugó con los mechones de su pelo, rodando los hilos de medianoche entre sus dedos.
Los latidos de su corazón resonaban en la quietud del cuarto.
Ella no estaba exactamente segura de lo que había pasado. Recordaba la caída a través de la madera, luego despertarse con Nick acunando su cabeza en su regazo, con los ojos oscurecidos por el miedo.
________ sabía que se había caído. El profundo agujero en el techo de la sala de estar era una prueba más que suficiente. Pero debería de haberse hecho mucho más daño... ¡incluso haberse desangrado sobre la madera! Señor, los puntiagudos trozos de madera la habían apuñalado, cortado y clavado en su carne. Una caída así, unido a que la madera parecía una afilada hoja, debería haberla mutilado... incluso matado. Pero no tenía ni una contusión o corte. Su trasero estaba un poco dolorido, pero ése era el único daño.
Nick debía de haber usado la magia para curarla.
Era por eso que Frances había escapado como si la persiguiera hacienda.
Todo tenía sentido. Todo excepto el continuo sueño de Nick.
Pasó otra hora, y él continuó igual. ________ deslizó la punta de su dedo sobre sus pómulos, a lo largo de su mandíbula. Un suave y casi imperceptible gemido escapó de sus labios.
La esperanza explotó en su interior.
Determinada a despertarle sea como sea, caminó a zancadas hacía la cocina, cogió una jarra y la llenó de agua en el fregadero. Segundos más tarde, estaba de pie a su lado y dispuesta a arrojarle todo su contenido en la cara.
Él se despertó solo.
—________, —dijo, sonriendo lentamente como si no la hubiera quitado diez años de vida por el susto.
—Oh, Dios mío. —Sus rodillas flaquearon y ella casi se derrumbó—. Bienvenido de vuelta, Nick. Bienvenido. —Ella se quedó de pie, clavada en el sitio, simplemente mirándolo, deleitándose de masculina belleza. A cada segundo que pasaba, él parecía más y más fuerte, más sano. El color volvía, rápidamente a sus mejillas.
Ellos, simplemente, se miraron el uno al otro.
Finalmente, ella dijo,
—No vuelvas a hacerme esto otra vez. Casi me matas del susto, —casi ahogándose con la fuerza de su alivio.
—Entonces debo compensártelo. —Sin apartar sus ojos de los suyos, estiró los brazos—. Ven aquí.
Ella no vaciló. Él estaba vivo, y era todo lo que importaba. Dejando caer la jarra, se lanzó a su brazos, ignorando el agua que se derramó a su alrededor.
—Nunca, nunca, vuelvas a dormirte otra vez.
—No lo haré, si tú no te caes otra vez.
—Trato hecho. —Entonces, dijo—. Dios, te necesito. —Ella jadeó las palabras en su cuello.
—¿Te sientes con fuerzas? —Ella tenía que reafirmar que estaban vivos, que estaban juntos.
—Sí. Dime lo que necesitas. Dímelo y será tuyo.
Ella capturó su cara entre sus manos.
—Te quiero en mi interior, que formes parte de mí todo el día. Quiero dormirme contigo enterrado profundamente dentro de mí y despertarme con tu sabor en mi boca.
—Entonces tómame, —dijo él con voz áspera.
________ lo hizo. Ella se quitó la ropa, luego la suya, hasta que los dos estuvieron maravillosamente desnudos. Centímetro a centímetro ella bajó por su cuerpo, deteniéndose en el objeto de su fascinación.
—¿Nick?
—¿¡Um!? —Su aliento salía entrecortado.
—Quise decir exactamente lo que dije. Planeo saborearte.
Él soltó una pequeña carcajada.
—No te detendré, ________.
Ella lo tomó en su boca, introduciendo su protuberante cabeza hasta llegar al fondo de su garganta. Arriba y abajo, ella acarició su longitud, saboreando su ardiente grosor. Sabía a macho y a calor, y ________ no podía saciarse de él. Al principio no sabía muy bien lo que tenía que hacer, pero aprendió con rapidez.
—________, —la llamó él con voz ronca—. ________.
Cuando no pudo soportar más su dulce tormento, la agarró por los hombros y la colocó encima de él. Luego la besó y Oh, dulce Dios, la penetró con un largo y rápido empuje.
Sin aliento, ________ cerró los ojos. Como estaba encima, controlaba la profundidad de su penetración, y arqueó la espalda, enviándolo más hondo en su interior. La suavidad se encontró con la dureza en una gloriosa explosión de sensaciones. Al principio, ella lo montó lentamente, deliciosamente, sin tomar toda su longitud.
—Tómeme más profundo, —ordenó él. El sudor brillando en su frente.
—No, yo quiero... —Oh, justo ahí, pensó ella, cuando encontró un ritmo que la sacudió con un intenso torrente de placer. Ella quiso prolongar ese momento, hacerlo durar para siempre. Así que siguió tomando sólo una parte de él, montada en una ola de sensaciones.
Nick la cogió de las caderas, animándola.
—Más rápido. Por favor, ________. Por favor. Más profundo. —Él hizo un sonido bajo con su garganta. Un sonido que ella nunca había oído antes, lleno de necesidad, promesas y desesperación, un sonido que quería escuchar todas las noches durante mucho tiempo.
— Sí, justo así. Por Elliea, tú eres mía. Mi mujer.
Ella se inclinó y chupó sus endurecidos pezones. Y oyó aquel gemido otra vez.
—Dilo, —ordenó él. —Di las palabras.
Ella lo miró a través de sus pesados ojos entrecerrados, con su cuerpo continuando arqueándose contra él. Los únicos sonidos que emitió fueron jadeos de placer. Al instante, él la tumbo, fijándola contra la fría y dura madera. Ella exclamó ligeramente, más por el placer que por la sorpresa, ante la forma con la que quedaron unidos. Pero ahora, él no se movía. Permaneció quieto, mirándola fijamente, con una expresión severa y decidida.
—¿Qué haces? —Ella trató de moverse, de terminar con lo que habían empezado, pero él la mantuvo inmóvil.
—Quiero oírte decir las palabras que te atan a mí. Tú eres mía. Sin excepciones. Dilo.
¿Sin excepciones? Si ella estuviera al cien por cien segura de sus sentimientos hacia él, le diría eso y cualquier otra cosa que quisiera oír. Pero no era de las que confiaban fácilmente. Era alguien que exigía pruebas de todas las cosas. Hasta ahora, él sólo había demostrado lo mucho que la deseaba, no que la amaba.
—No puedo decírtelo.
—Puedes.
—¡No!
—Dirás las palabras, ________, y dejaras de actuar como si no fueras mi compañera de vida. ¿Crees que permitiré que otro te tenga? Permaneceremos juntos. Casi te perdí, y no pienso experimentar ese miedo otra vez.
Permaneceremos juntos. Oh como deseaba creerle, darle todo lo que quería, pero una parte de ella aún se contenía, insegura.
—Lo siento, —se encontró a si misma diciendo—. Mi respuesta es no.
—¡Maldición! —Él bombeó dentro de ella una vez, dos veces, con más fuerza cada vez—. Di que eres mía.
—No me comprometeré así. —Ella arqueó la espalda, tomando todo lo que le daba. Un jadeo se escapó de sus labios. Oh, él se sentía tan bien—. No lo haré, —dijo ella otra vez, más para convencerse a sí misma que a él.
Él resbaló su mano entre sus cuerpos y apretó contra el centro de su deseo. Ella gimió ante el placer, ante el exquisito dolor.
—¿Así que me rechazas de nuevo?
No, sólo quiero sobrevivir emocionalmente.
—Sí.
—Entonces tal vez, mi pequeña bruja, tendré que convencerte de otra manera. —Su voz fue una ronca vibración que ronroneó contra su piel. El malvado brillo en sus ojos no era un buen presagio para su cordura.
—¿Qué... qué piensas hacer? —preguntó ella.
Él se flexionó y avanzó en su interior a la misma vez que sus dedos se movieron en círculos.
—Oh, Nick. —Su respiración se volvió irregular mientras él la penetraba una vez, y otra, y otra, cada vez más y más duro. Con tanta fuerza, de hecho, que ella se apoyó sobre él y le mordisqueó la clavícula.
Su ronco gemido se repitió en sus oídos.
—Otra vez. Muérdeme otra vez.
Ella lo hizo.
Él rugió con aprobación, y bombeó con más fuerza. Su cabeza giraba de un lado a otro con la intensidad de su placer.
—Así es, ________. Tu excitado cuerpo es mío. ¿Puedes sentir como te aprietas a mí alrededor? ¿Puedes sentir cómo tu cuerpo me llama a gritos?
—Sí. —Ella jadeó—. Oh, sí.
—Di las palabras. Sabes que tú cuerpo ya lo dice, ahora escucha a tu corazón.
—No.
—No acepto tu respuesta, ________. Tú me perteneces. Pronto lo comprenderás, te lo aseguro.
Que Dios la ayudara, él era un hombre de palabra.
Nick estaba fuera, de pie, bajo el oscurecido cielo. Una tormenta se acercaba y el olor a lluvia impregnaba el aire. El jardín donde había pasado tantos palmos se alzaba ante él, pero no entró. Ese era un lugar que quería olvidar. Una fantasmal brisa se arremolinó a su alrededor, un segundo allí, y al siguiente se iría. No podía dormir. Podía sentir a la magia de su interior creciendo, ahondando, revolviéndose por salir, como si hubiera abierto una puerta a sus auténticas capacidades.
Él poseía el poder de abrir un vórtice. Lo sabía con la misma certeza que sabía que amaba a ________. Por fin, podía irse a casa. Pero…
________ dormía profundamente sobre la plataforma que habían improvisado en el suelo.
No podía abandonarla aquí sola.
Y no se la llevaría alejándola de todo lo que conocía.
No podía hacer nada para romper definitivamente la maldición, pero haría algo por la mujer en sí misma. Sí, la maldición se preparaba para golpearlo, lista para reclamarlo. Pero, por alguna razón, no sintió pánico ante ese pensamiento. No, estaba más preocupado por ________. Si él se convertía en piedra otra vez, quería que ella estuviera protegida por su nombre y sus poderes, y el único modo de hacer lo que debía era convertirla en su mujer.
En su obstinación, ella lo seguía rechazando.
Es hora de que tome la decisión por ella, pensó él de pronto. Irrevocablemente.
Decidido, se dirigió a zancadas al interior de la casa. La luz oscura bañaba su durmiente forma, como el polvo de hadas que iluminaba un círculo mágico. Con cuidado, la sacudió para despertarla y se puso encima de ella, con los codos a cada lado de sus hombros.
—Esto es muy importante, ________. Despierta.
Sus ojos parpadearon hasta abrirlos.
— ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
—Necesito que repitas después de mí, —le dijo él.
—Ahora no, —bostezó ella y cerró los ojos otra vez—. Tengo demasiado sueño.
—________. —Él la sacudió un poco más fuerte—. Esto es muy importante.
—¿Por qué?
—Por favor, ________.
Ella pronunció un suspiro y lo afrontó.
—Vale. Estoy despierta.
—Repite después de mí. —Él pronunció una serie de palabras en una lengua que ella no entendió. Pero algo en su interior le exigía hacer lo que él le pedía, repetir cada palabra con exactitud.
Así que lo hizo.
Él dijo las palabras otra vez.
Ella las volvió a repetir.
Después él asintió con la cabeza.
—Está hecho. —Con esto, se desnudó y la penetró, tan profundamente que ella no estaba segura de donde terminaba ella y comenzaba él. Perdida en la pasión, se olvidó preguntarle qué era lo que había dicho.
Femme Fatale
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
wow nick malo jajaja engaño ala rayiz para hacerla su compañera d vida y la rayiz cayo mmmmmmm no quiero q la nove acave pero bueno u.u si suves otra dja el link x ya soy tu fiel segudora jaajjaja =3
Connie
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
OMJ no me puedo creer que Nick haya engañado a rayiz,la hecho su compañera de vida aunque es la mejor mentiras de todas
siguela pronto
siguela pronto
Última edición por I♥JB el Vie 13 Mayo 2011, 12:02 pm, editado 1 vez
I♥JB
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
ahy pero k :suspect: espera un momento nick acaba de aser algo vdd¿? :suspect: ahy ya kiero seguir leyendo plizz siguela sip sip sipp porfa siguellaaaa
Invitado
Invitado
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
aaaaaaaaaaaaaaaaahhh
por que la dejas ahi????
yo se que ya casi se acaba
pero sube pronto porfa
por que la dejas ahi????
yo se que ya casi se acaba
pero sube pronto porfa
chelis
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
CONTINUACION-...............
La tarde vino a ellos como una venganza. La lluvia golpeaba contra las ventanas y el viento silbaba como si los demonios de la noche hubieran escapado del infierno.
Sólo quedaban unas pocas horas. Nick lo sabía. Lo sentía.
________ se revolvió a su lado y bostezó.
—Buenos días. —Sus párpados estaban medio cerrados, pesados y soñolientos. Ella le sonrió dulcemente, bostezando aún un poquito.
—Debemos hablar. —Con expresión grave, casi desesperada, él le ayudó a sentarse.
Ella frunció el ceño y juntó las cejas.
—Deja que primero me espabile. Necesito un batido o algo.
—No. Escucharás lo que te tengo que decir.
Levantando los brazos sobre su cabeza, ella se estiró y se estremeció ante su dolorido cuerpo.
—¿De qué quieres hablar?
—Hace unas horas... —su corazón latió de forma irregular—. ...te convertí en mi compañera de vida.
Ella se congeló. Todo rastro de sueño abandonó su cara.
—¿Hiciste qué?
—Te hice mi esposa. Dije las palabras de vinculación, y tú las repetiste.
—¿Bromeas, verdad? —Pero ________ sabía que no lo hacía. Sus ojos estaban oscurecidos, apagados y sin brillo. El estómago se le encogió y el miedo la inmovilizó como si estuviera atada con grilletes, provocando que su aliento quemara en sus pulmones.
—Te dije que no.
—Creo que lo que realmente querías decir es sí.
—¿Y crees que ahora caeré a tus pies y juraré amarte para siempre?
—No, estoy preparado para el destino que pronto me acontecerá. Lo que hice, lo hice por ti.
Ella había oído ese racionamiento durante toda se vida. Sé lo que es mejor para ti, ________. Tú es una chica. Yo soy un hombre. Ella había esperado algo mejor de Nick.
—Esto no cambia nada. No amaré a un hombre que a cambio, no me ame realmente.
—¿Cómo puedes decir eso? Te amo con todo mi corazón.
—¿Ah, de verdad? ¿Cómo puedo creerte cuando no hiciste caso de mis deseos e hiciste cumplir tu voluntad por encima de la mía? —El dolor pulsaba a través de ella atormentándola con fuerza, consumiéndola.
—Eres mía, ________. Todo lo que ha ocurrido hasta ahora lo demuestra. —Él se encogió de hombros—. ¿Lo entiendes? Mía. Tú me perteneces y yo te pertenezco. No hay opciones en esto. Es un hecho. Sin términos medios.
Luchando con su dolor, ________ recordó el primer día que se tropezó con su estatua. Ella ya había decidido no comprar la casa. Había demasiadas reparaciones por hacer, y buscaba un proyecto más pequeño para ese verano. Pero en cuando vio la estatua de Nick supo, supo, que la casa le pertenecía.
Ambos se pertenecían. Pero eso no significaba que él tuviera derecho a casarse con ella sin su consentimiento.
—No pensé en herirte, ________, al no tener en cuenta tu decisión, pero hice lo que creo que es lo mejor. Tú dijiste las palabras. Es todo lo que importa. Te ataste a mí por voluntad propia.
La tarde vino a ellos como una venganza. La lluvia golpeaba contra las ventanas y el viento silbaba como si los demonios de la noche hubieran escapado del infierno.
Sólo quedaban unas pocas horas. Nick lo sabía. Lo sentía.
________ se revolvió a su lado y bostezó.
—Buenos días. —Sus párpados estaban medio cerrados, pesados y soñolientos. Ella le sonrió dulcemente, bostezando aún un poquito.
—Debemos hablar. —Con expresión grave, casi desesperada, él le ayudó a sentarse.
Ella frunció el ceño y juntó las cejas.
—Deja que primero me espabile. Necesito un batido o algo.
—No. Escucharás lo que te tengo que decir.
Levantando los brazos sobre su cabeza, ella se estiró y se estremeció ante su dolorido cuerpo.
—¿De qué quieres hablar?
—Hace unas horas... —su corazón latió de forma irregular—. ...te convertí en mi compañera de vida.
Ella se congeló. Todo rastro de sueño abandonó su cara.
—¿Hiciste qué?
—Te hice mi esposa. Dije las palabras de vinculación, y tú las repetiste.
—¿Bromeas, verdad? —Pero ________ sabía que no lo hacía. Sus ojos estaban oscurecidos, apagados y sin brillo. El estómago se le encogió y el miedo la inmovilizó como si estuviera atada con grilletes, provocando que su aliento quemara en sus pulmones.
—Te dije que no.
—Creo que lo que realmente querías decir es sí.
—¿Y crees que ahora caeré a tus pies y juraré amarte para siempre?
—No, estoy preparado para el destino que pronto me acontecerá. Lo que hice, lo hice por ti.
Ella había oído ese racionamiento durante toda se vida. Sé lo que es mejor para ti, ________. Tú es una chica. Yo soy un hombre. Ella había esperado algo mejor de Nick.
—Esto no cambia nada. No amaré a un hombre que a cambio, no me ame realmente.
—¿Cómo puedes decir eso? Te amo con todo mi corazón.
—¿Ah, de verdad? ¿Cómo puedo creerte cuando no hiciste caso de mis deseos e hiciste cumplir tu voluntad por encima de la mía? —El dolor pulsaba a través de ella atormentándola con fuerza, consumiéndola.
—Eres mía, ________. Todo lo que ha ocurrido hasta ahora lo demuestra. —Él se encogió de hombros—. ¿Lo entiendes? Mía. Tú me perteneces y yo te pertenezco. No hay opciones en esto. Es un hecho. Sin términos medios.
Luchando con su dolor, ________ recordó el primer día que se tropezó con su estatua. Ella ya había decidido no comprar la casa. Había demasiadas reparaciones por hacer, y buscaba un proyecto más pequeño para ese verano. Pero en cuando vio la estatua de Nick supo, supo, que la casa le pertenecía.
Ambos se pertenecían. Pero eso no significaba que él tuviera derecho a casarse con ella sin su consentimiento.
—No pensé en herirte, ________, al no tener en cuenta tu decisión, pero hice lo que creo que es lo mejor. Tú dijiste las palabras. Es todo lo que importa. Te ataste a mí por voluntad propia.
Femme Fatale
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
QUÉEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE???? COMO SE TE OCURRE DIOS MIO!!???, COMO LA VAS A DEJAR AHÍ??? NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO,
ME MUERO, diossss, AAAAAAAAAAAAAAAAAAHh DEMASIADA INTRIGA ME MATAA +_+
seguilaaa proontoo :D
ME MUERO, diossss, AAAAAAAAAAAAAAAAAAHh DEMASIADA INTRIGA ME MATAA +_+
seguilaaa proontoo :D
GisellaDenise
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
ho dios mioo k nick iso k¿? :affraid:
y la rayiz por eso se enfado¿? :suspect:
y k pasa con la hora¿? :pale:
nick ......a nick le llego la hora¿?
dios mioooo y pork no se lo dice a la rayiz¿?
pork se keda callado esperando lo inevitable¿? :sad:
si el save k la rayiz le kiere y ella save lo k siente por el y el save lo k siente por ella pork se comporta asi¿? digo la rayiz¿? :enfadado:
esk no se da cuenta k nick se nos va :caliente:
esk es ciega ok¿? :enfadado:
esk no save k si no se enamora y confiesa su amor por el se nos combierte en piedra¿? :caliente2: esk no se da cuenta k se acabo los dias de ensueño :caliente2: esk la rayiz es boba ok¿? :crybaby:
ahyyy nick noo dios k no se valla k nooo por el amor de dios :caliente2: no se va a ir :crybaby: noooooooooooo verdad¿? no ak no no no no nonoooooooooooooooooooooooooo porfa no la dejes asi dios mio siguela antes de k me de algo :crybaby: ahy no no lo soporto esta isertidumbre dios no lo puedo soportar enserio porfabor siguela porfabor porfabor :crybaby: :crybaby: :sad: :crybaby:
y la rayiz por eso se enfado¿? :suspect:
y k pasa con la hora¿? :pale:
nick ......a nick le llego la hora¿?
dios mioooo y pork no se lo dice a la rayiz¿?
pork se keda callado esperando lo inevitable¿? :sad:
si el save k la rayiz le kiere y ella save lo k siente por el y el save lo k siente por ella pork se comporta asi¿? digo la rayiz¿? :enfadado:
esk no se da cuenta k nick se nos va :caliente:
esk es ciega ok¿? :enfadado:
esk no save k si no se enamora y confiesa su amor por el se nos combierte en piedra¿? :caliente2: esk no se da cuenta k se acabo los dias de ensueño :caliente2: esk la rayiz es boba ok¿? :crybaby:
ahyyy nick noo dios k no se valla k nooo por el amor de dios :caliente2: no se va a ir :crybaby: noooooooooooo verdad¿? no ak no no no no nonoooooooooooooooooooooooooo porfa no la dejes asi dios mio siguela antes de k me de algo :crybaby: ahy no no lo soporto esta isertidumbre dios no lo puedo soportar enserio porfabor siguela porfabor porfabor :crybaby: :crybaby: :sad: :crybaby:
Invitado
Invitado
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
No me lo puedo creer!! Que hizo Nick? Ahora rayiz esta enfadada con él y entonces se acabara el tiempo y se convertira en piedra :crybaby: no quiero que acabe :crybaby:
Y es que rayiz no se da cuenta de que se les esta acabando el tiempo :caliente2: Esta chica es una boba!!!!
siguela pronto please que ya quiero saber lo que ocurrira
Y es que rayiz no se da cuenta de que se les esta acabando el tiempo :caliente2: Esta chica es una boba!!!!
siguela pronto please que ya quiero saber lo que ocurrira
I♥JB
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
¡aaaaaaaa cm q yego la ora nooooo nick no esq ash esa rayizz nesesita lente como de 10 osea x q no acepta q lo ama y yaaaaaaaaa :(
Connie
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
por dios essoo esta tan mal como bien!!! que confusion!!
#Fire Rouge..*
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
CAPÍTULO 21 PARTE 4
________ estaba de pie en la cocina, bebiendo un vaso de agua. Estoy casada, pensó. Casada. El placer comenzaba ya a disipar la cólera. Antes del mediodía, comprendió que le gustaba el pensamiento de que Nick fuera su marido. Le gustaba el pensamiento de que ella fuera su esposa.
Señor, ¿qué iba a hacer?
Desde que Nick había confesado lo que había hecho, la había perseguido como un pequeño cachorro perdido, sin cesar de hablarle de su amor, su compromiso, y de su necesidad de verla protegida.
Y empezaba a creerle.
Sólo tenía que decir la palabra amor… pero algo siempre la detenía. Un sentimiento de temor, de miedo incluso, de que todo lo que él afirmaba sentir fuera una simple ilusión, y de que perdiera el interés una vez que consiguiera lo que quería.
—________ —comenzó.
En ese mismo momento, la puerta de la calle se abrió de golpe, rociando una fina capa de lluvia en la sala de estar.
Heather y Frances entraron corriendo, cerrando la puerta de un portazo. Asustada, ________ se quedó quieta frente al fregadero con el vaso en el aire, mirándolas boquiabierta. Frances se acercó a su lado, evitando cuidadosamente a Nick, que estaba de pie en una esquina observándolas a todas.
—Heather me convenció de venir. No sé lo que pasó aquí, y no quiero que me lo cuentes. Simplemente quiero hacer mi trabajo, y no quiero hablar nunca de lo que pasó.
________ asintió con la cabeza y dejó el vaso a un lado.
Con eso aclarado, Frances desapareció por la puerta, hacia la calle.
Heather permaneció en su lugar, retorciéndose las manos.
—________, yo... bueno, ¿cómo estás?
________ parpadeó.
—Bien, gracias. ¿Y tú?
—Mejor —la muchacha le dedicó una media sonrisa. Indecisa, pero auténtica—. Estoy mejor. He pasado los últimos días pensando en mi vida, y yo...
De nuevo calló, fuera lo que fuera a decir. Algo había cambiado en Heather. Algo para mejor.
—¿Quieres algo de beber? —le preguntó ________.
Sacudió la cabeza.
—No, gracias. Tengo mucho trabajo atrasado. Si aún quieres que trabaje para ti.
—Claro.
—Bien, entonces, probablemente debería empezar ya —Heather se alejó unos pasos antes de hacer una pausa, girándose sobre el hombro—. Quería preguntarte... ¿Cuándo compraste la nueva estatua?
Las cejas de ________ se inclinaron sobre los ojos.
—¿Qué nueva estatua?
—La que está sobre la plataforma que solía estar vacía.
—La que solía estar…
Oh. Cuando Nick había cobrado vida, había dejado una tarima vacía, la única tarima vacía del jardín del placer. Incluso Joe lo había comentado. Pero ________ no había tenido tiempo de sustituir la estatua.
—¿Estás segura de que hay una estatua allí?
—Sí. Es difícil no fijarse en ella porque es diferente de todas las demás. Quiero decir, no es erótica.
El miedo se apretó en su estómago al no tener ni idea de lo que estaba hablando. Sabía que no era Nick, todavía estaba de pie algo más alejado de ella.
—¿Quedamos allí en cinco minutos? —susurró.
Aunque con expresión perpleja, Heather asintió con la cabeza.
Hasta que no supiera lo que pasaba, ________ no quería que Nick supiera la existencia de la nueva estatua. Se escapó, diciéndole que tenía que ir al cuarto de baño y que le rompería los dedos si trataba de seguirla
—Luego debemos hablar, ________ —le respondió—. No tengo mucho tiempo.
Ella asintió despacio. Sí, definitivamente tenían que hablar. Había una cosa que necesitaban resolver, algo que tenía que confesarle, su maldito miedo. A cada paso que daba y se alejaba de él, sentía su mirada clavándose profundamente en la espalda. Cerró la puerta del cuarto de baño y, como una adolescente, salió fuera por la ventana. La lluvia la golpeó todo el rato.
Los truenos estaban en todo su auge cuando pasó corriendo hasta el centro del jardín. Heaher ya estaba allí, esperando en silencio. Ninguna se había molestado en traer un paraguas, y ambas se calaron hasta los huesos en pocos segundos.
—Es ésta —dijo Heather.
________ contuvo la respiración. Oscuras nubes se cernían sobre la estatua blanca, enroscándose en las curvas que formaban una mujer. Llevaba un lujoso vestido, y un medallón grande y circular le rodeaba el cuello. Era hermosa, tan hermosa como Nick, pero su belleza era impresionantemente femenina.
El corazón de ________ bombeó desbocado, limpiándose el agua de lluvia de los ojos.
—¿Desde cuándo está aquí?
—No estoy segura. Me fije en ella cuando conducía por el camino de entrada.
Protegiéndose los ojos alzó la mirada hacía la estatua, preguntándose qué hacer. Esta mujer de piedra era misteriosamente parecida, poseyendo la misma vibración de poder que Nick. ¿Debería besar a la maldita cosa? Antes de que pudiera colocar un pie sobre la repisa para subirse, Heather jadeó llamando su atención.
—¿Qué va mal? —le preguntó, hasta que vio a un hombre extraño parado a sólo un susurro de distancia.
—Percen —dijo Heather, emitiendo todo tipo de emociones en el nombre. Temor. Felicidad. Miedo.
El hombre la ignoró, la tormenta se arremolinó alrededor de él, y su pálida y severa mirada se deslizó sobre ________. ________ sabía que debería correr, que debería agarrar a Nick y pedirle que la protegiera, pero también sabía que no podría haber corrido aunque su vida dependiera de ello. Y eso podría ser posible. Algo frío y duro brilló en los ojos del extraño.
—Ven a mí —dijo girando la mano.
—Percen, no lo hagas —Heather gritó la orden con una feroz determinación que nunca antes había mostrado—. Me prometiste que no lo harías.
—Te prometí que no la mataría. No dije nada de no hacerle daño. Y, después de que hago esta concesión por ti, ¿qué haces por mí? —Preguntó con amargura—. Escoges a Nick, aunque ya sabía que lo harías. ¿Qué mujer me ayudaría cuando podría ayudar a Nick? —Se enfrentó a ________ y la llamó con los dedos—. Ven.
Sí, pensó ella. Sí. Sin hacer caso de nada excepto caminar, obedeció. Fue vagamente consciente de que Heather le agarraba de la ropa, intentando pararla.
—________, escúchame. Has esto para destruir a Nick.
________ no podía sentir preocupación.
—Me perderás si haces esto —gritó Heather al hombre—. Me perderás.
Durante un segundo él dudó, y una expresión de pura tortura se le grabó en las líneas de la boca. Sus rasgos se endurecieron.
—¿Realmente te tuve alguna vez? Vete con mi hermano —dijo con crueldad.
________ estaba de pie en la cocina, bebiendo un vaso de agua. Estoy casada, pensó. Casada. El placer comenzaba ya a disipar la cólera. Antes del mediodía, comprendió que le gustaba el pensamiento de que Nick fuera su marido. Le gustaba el pensamiento de que ella fuera su esposa.
Señor, ¿qué iba a hacer?
Desde que Nick había confesado lo que había hecho, la había perseguido como un pequeño cachorro perdido, sin cesar de hablarle de su amor, su compromiso, y de su necesidad de verla protegida.
Y empezaba a creerle.
Sólo tenía que decir la palabra amor… pero algo siempre la detenía. Un sentimiento de temor, de miedo incluso, de que todo lo que él afirmaba sentir fuera una simple ilusión, y de que perdiera el interés una vez que consiguiera lo que quería.
—________ —comenzó.
En ese mismo momento, la puerta de la calle se abrió de golpe, rociando una fina capa de lluvia en la sala de estar.
Heather y Frances entraron corriendo, cerrando la puerta de un portazo. Asustada, ________ se quedó quieta frente al fregadero con el vaso en el aire, mirándolas boquiabierta. Frances se acercó a su lado, evitando cuidadosamente a Nick, que estaba de pie en una esquina observándolas a todas.
—Heather me convenció de venir. No sé lo que pasó aquí, y no quiero que me lo cuentes. Simplemente quiero hacer mi trabajo, y no quiero hablar nunca de lo que pasó.
________ asintió con la cabeza y dejó el vaso a un lado.
Con eso aclarado, Frances desapareció por la puerta, hacia la calle.
Heather permaneció en su lugar, retorciéndose las manos.
—________, yo... bueno, ¿cómo estás?
________ parpadeó.
—Bien, gracias. ¿Y tú?
—Mejor —la muchacha le dedicó una media sonrisa. Indecisa, pero auténtica—. Estoy mejor. He pasado los últimos días pensando en mi vida, y yo...
De nuevo calló, fuera lo que fuera a decir. Algo había cambiado en Heather. Algo para mejor.
—¿Quieres algo de beber? —le preguntó ________.
Sacudió la cabeza.
—No, gracias. Tengo mucho trabajo atrasado. Si aún quieres que trabaje para ti.
—Claro.
—Bien, entonces, probablemente debería empezar ya —Heather se alejó unos pasos antes de hacer una pausa, girándose sobre el hombro—. Quería preguntarte... ¿Cuándo compraste la nueva estatua?
Las cejas de ________ se inclinaron sobre los ojos.
—¿Qué nueva estatua?
—La que está sobre la plataforma que solía estar vacía.
—La que solía estar…
Oh. Cuando Nick había cobrado vida, había dejado una tarima vacía, la única tarima vacía del jardín del placer. Incluso Joe lo había comentado. Pero ________ no había tenido tiempo de sustituir la estatua.
—¿Estás segura de que hay una estatua allí?
—Sí. Es difícil no fijarse en ella porque es diferente de todas las demás. Quiero decir, no es erótica.
El miedo se apretó en su estómago al no tener ni idea de lo que estaba hablando. Sabía que no era Nick, todavía estaba de pie algo más alejado de ella.
—¿Quedamos allí en cinco minutos? —susurró.
Aunque con expresión perpleja, Heather asintió con la cabeza.
Hasta que no supiera lo que pasaba, ________ no quería que Nick supiera la existencia de la nueva estatua. Se escapó, diciéndole que tenía que ir al cuarto de baño y que le rompería los dedos si trataba de seguirla
—Luego debemos hablar, ________ —le respondió—. No tengo mucho tiempo.
Ella asintió despacio. Sí, definitivamente tenían que hablar. Había una cosa que necesitaban resolver, algo que tenía que confesarle, su maldito miedo. A cada paso que daba y se alejaba de él, sentía su mirada clavándose profundamente en la espalda. Cerró la puerta del cuarto de baño y, como una adolescente, salió fuera por la ventana. La lluvia la golpeó todo el rato.
Los truenos estaban en todo su auge cuando pasó corriendo hasta el centro del jardín. Heaher ya estaba allí, esperando en silencio. Ninguna se había molestado en traer un paraguas, y ambas se calaron hasta los huesos en pocos segundos.
—Es ésta —dijo Heather.
________ contuvo la respiración. Oscuras nubes se cernían sobre la estatua blanca, enroscándose en las curvas que formaban una mujer. Llevaba un lujoso vestido, y un medallón grande y circular le rodeaba el cuello. Era hermosa, tan hermosa como Nick, pero su belleza era impresionantemente femenina.
El corazón de ________ bombeó desbocado, limpiándose el agua de lluvia de los ojos.
—¿Desde cuándo está aquí?
—No estoy segura. Me fije en ella cuando conducía por el camino de entrada.
Protegiéndose los ojos alzó la mirada hacía la estatua, preguntándose qué hacer. Esta mujer de piedra era misteriosamente parecida, poseyendo la misma vibración de poder que Nick. ¿Debería besar a la maldita cosa? Antes de que pudiera colocar un pie sobre la repisa para subirse, Heather jadeó llamando su atención.
—¿Qué va mal? —le preguntó, hasta que vio a un hombre extraño parado a sólo un susurro de distancia.
—Percen —dijo Heather, emitiendo todo tipo de emociones en el nombre. Temor. Felicidad. Miedo.
El hombre la ignoró, la tormenta se arremolinó alrededor de él, y su pálida y severa mirada se deslizó sobre ________. ________ sabía que debería correr, que debería agarrar a Nick y pedirle que la protegiera, pero también sabía que no podría haber corrido aunque su vida dependiera de ello. Y eso podría ser posible. Algo frío y duro brilló en los ojos del extraño.
—Ven a mí —dijo girando la mano.
—Percen, no lo hagas —Heather gritó la orden con una feroz determinación que nunca antes había mostrado—. Me prometiste que no lo harías.
—Te prometí que no la mataría. No dije nada de no hacerle daño. Y, después de que hago esta concesión por ti, ¿qué haces por mí? —Preguntó con amargura—. Escoges a Nick, aunque ya sabía que lo harías. ¿Qué mujer me ayudaría cuando podría ayudar a Nick? —Se enfrentó a ________ y la llamó con los dedos—. Ven.
Sí, pensó ella. Sí. Sin hacer caso de nada excepto caminar, obedeció. Fue vagamente consciente de que Heather le agarraba de la ropa, intentando pararla.
—________, escúchame. Has esto para destruir a Nick.
________ no podía sentir preocupación.
—Me perderás si haces esto —gritó Heather al hombre—. Me perderás.
Durante un segundo él dudó, y una expresión de pura tortura se le grabó en las líneas de la boca. Sus rasgos se endurecieron.
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Femme Fatale
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