"si hubiera sido como una pelicula"

ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!! tu historia me mata escribes genial sigueeee escrbiendo por favor eres super buena :D

any zavala muchas gracias <3 de verdad es muy lindo que disfruten esto tanto como yo escribiendolo

Las gotas reventaban a la ventana a mi costado y un leve golpeteo resonaba con cada una de ellas chocando, de cuento en cuento sonaba el timbre y personas se bajan para afrontar el glacial clima y ese cielo que oscurecía a cada minuto, una leve melodía que inundaba cada rincón y entraba por cada oído e inconscientemente todos disfrutábamos de ella.
-¿adonde vamos?- pregunté temerosa –John, me habló de lo lindo que era Sturry, pensé que nos podríamos quedarnos por acá, si vamos al centro de la ciudad probablemente nos topemos con un grupo de la escuela, y eso no sería bueno-
Asentí.
Bajamos a eso de 10 minutos del bus. Una fuerte ola de álgido viento me golpeó, me arropé bien con mi chaqueta y dejé que las leves partículas de lluvia golpearan mi rostro y bañaran mi cabello.
Le sonreí cálidamente y él tomó mi mano para guiarme al camino correcto, no pude sentir su tacto bajo mis guantes, pero sentía el entumecimiento de sus manos y el leve temblor que le embargaba.
Caminamos calle abajo.
No recuerdo muy bien lo que sucedió, pero si recuerdo a la perfección cada detalle de lo recorrido ese día, los arboles que botaban hojas impulsadas por la lluvia, los edificios de 3 niveles y cada detalle de los marcos, el color de lozas en las puertas y las persona que entraba en ellas, como cerraban sus paraguas y se adentraban cautelosamente sacudiéndose los pies y despegándose de los chaquetones. Entramos en un café o tal vez una librería, podría haber sido un bar y yo no lo hubiera notado y no lo recordaría ahora, perdida en su mirada y en la superficial conversación que transcurría entre nuestros labios.
Peinaba de tanto en tanto mi cabello levemente húmedo, y pestañaba mas de lo normal a causa del nerviosismo.
Nunca reí y me sentí tan dispuesta como en ese momento. Solo me di cuenta de lo tarde que ya simulaba el cielo, cuando el me indicó con la mirada que ya era hora de marcharnos, ningún de los dos quería partir o dar el primer paso para desalojar el lugar.

Le miré y él me miró, y reímos, aplazando lo perentorio, pedimos que rellenaran nuestras tazas con más de ese elixir caliente que entibiaba nuestros cuerpos.
Media hora mas tarde, o pudo haber sido mas a causa de mi perdida de noción del tiempo, decidimos partir a nuestros hogares y terminar con ya la inminente despedida. Solo en ese momento me percaté de que nos habíamos mantenido en el mismo local durante todo el día.
-este es mi bus- anuncié cuando la maquina roja se encontraba a poco mas de una cuadra.
-vamos detenlo antes de que se vaya- acentuó gozosamente
La lluvia, que se había intensificado con el pasar de las horas al igual que la negrura en el cielo, empapó mi brazo por completo. Tras meditar las consecuencias que este acto me traería, nada malo al respecto, deshice mi acción y negué exageradamente al conductor del bus para que no detuviera el bus ahí, nadie mas esperaba en la parada, nadie más lo necesitaría.
Marcos clavó una presuntuosa mirada en mi rostro y yo simplemente le pude sonreír burlescamente. –no quiero que el día acabe- reconocí lamentosamente. Me apoyé en la baranda trasera del paradero y con la mirada gacha mantuve silencio.
Sábado 22,
Me ha llegado un sermón que ni los dioses serian capaces de soportar, la furia en la cara de las profesoras que fundamentaban con que estaban preocupadas y pensaban que algo malo me había pasado… yo lo único que podía hacer era mantenerme impávida pero por dentro riendo a carcajadas y mirando de cuando en cuando como el chico de ojos castaños- amarillentos era sermoneado también.
Los profesores vaciaron la sala común en la que nos encontrábamos, estábamos solos los dos, todo el resto de los alumnos preparándose para la excursion, ya que nos habían hecho bajar para hablar con nosotros, ya pasados unos segundos rompimos en carcajadas irrumpiendo el silencio que embargaba el recinto.
-ya partamos, o tal vez los profesores vuelvan y nos sermoneen por un par de horas mas-recité entre pequeñas risas
Con la mirada en mis zapatillas negras comencé a caminar con un ligero paso en dirección a la puerta que me llevaría a las escaleras. Su mano me detuvo y me volteó como en una coreografía en la que yo también me dejaba participar y un solo instante su semblante su ubicó tan cerca del mío que pude sentir su respiración a milímetros del mío.

JaviOfJonas si conoces alguna nove como la mía, onda que sea sin famoso o que tenga una forma parecida de escribir recomiendamela porfa :D, estoy falta de lectura

Nos separamos instintivamente cuando la puerta a la que me dirigía hace unos instantes atrás se abrió de golpe y el grupo de las clases entró al salón. Me senté en una mesa contigua y descansé mi rostro sobre mi mano y esperé con el entrecejo fruncido y los labios tensos.
Comenzaron a entrar de otras clases y el salón de lleno de murmullos, aplausos y vociferación. Nadie notó mi presencia mientras dibuja pequeñas figuras invisibles en el blanco de la mesa.
Varios de los chicos que se encontraban en el salón partieron de ahí, ya casi nadie quedaba y ni había notado que ya era hora de partir a Brighton. Mi estomago daba mil vueltas y ni ganas tenia de esto, pero en cierto modo estaba obligada.
Tomé mis cosas, y sola, ya que mis más cercanos se habían marchado a otro tour opcional, partí a tomar asiento en un apartado lugar en el bus. Coloqué de ambos audífonos en mis oídos, pulsé el botón de reproducir y cerré delicadamente mis ojos dejándome caer en las nubes de los intensos sueños que embargaban mi memoria.
Algo me movió levemente del brazo, una presión que en mis sueños tomaba la forma de una sombra que me tensaba para que apresurara mi paso. Despegué levemente los ojos y las formas se empezaron a formar frente a mi, divisé rápidamente la hora en mi reloj y solo había pasado media hora desde que había logrado caer en mi subconsciente, también distinguí tras el cristal las formas campestre de arboles y animales en el césped, aun quedaba mucho camino por recorrer.
Olvidándome de la presencia que aun sostenía ligeramente de mi brazo paré de la música que aun retumbaba dentro de mis oídos y me desprendí de ambos audífonos para concentrarme en la visita que tenia en el asiento de mi costado.
Meneé mi cabeza levemente-¿tu aquí? Soltó una pequeña risa.-Si quieres me puedo cambiar de asiento- se levantó lentamente asiendo el gesto para marcharse. Negué agresivamente y tiré de su brazo para que volviera a caer en su asiento, desternilló nuevamente. Volví a mirar la ruta a mi costado.
Una cálida y temerosa sensación recorrió de mis labios entrañándose por mi cabeza y mi garganta y descendiendo lentamente a mi estomago y revoloteando sin parar. Esos labios que me inquietaban y que me habían desafiado belicosamente, un acto impávido al que ambos habíamos actuando impulsivamente.

Nos separamos repulsivamente cuando una voz entonada se acercó a nosotros y reclamó en busca de mi acompañante, pidiendo inquisitivamente que volviera a su lugar ya que algo muy cómico acontecía allá adelante. Sin mirarme se marchó al igual que yo miraba el verde campestre, ya con los audífonos embriagando mis sentidos con música.
Me dejé llevar y una sensación deleitable que comenzó a recorrer mi cuerpo y abordó a adormecerme. La música palpitante en mis oídos mientras, adormecida, miraba las gotas de lluvia estallar en el cristal de la ventana.
Desperté con el gran revoloteo dentro del bus, algunos abrigándose, sacando sus cosas para descender y la guía dando las instrucciones con ese tan peculiar acento británico.
Bajé medio aturdida buscando al chico que robaba mis pensamientos, no lo encontré y en ese momento una leve desilusión se introdujo dentro de mis venas. Todavía no había besado esos labios por primera vez, había sido lindo pero solo un sueño, y mientras pensaba descendí cansadamente el bus.
La niebla no dejaba ver mas de dos metros delante de mi, el frio entraba por la pequeña separación de mi bufanda y revoloteaba un rato entumeciendo mi cuello, las manos las llevaba pesadamente dentro de los bolsillos y la cámara cargaba en mi cuello haciendo inclinar levemente mi cabeza.
Una voz me llamó a la distancia y yo me aparté del pequeño grupo que rodeaba a una de las profesoras que mandaban indicaciones. Un chico de cabello castaño, ojos marrones y de pequeña estatura se acercó a mí preguntándome animosamente si me quería unir al grupo que partiría a recorrer la ciudad y mas tarde a la feria de diversiones, le asentí con la cabeza y con breves palabras que intentaban sonar animosas.
El grupo avanzaba a paso rápido entre los museos, la fría orilla del mar que congelaba la nariz, el teatro y la calle principal, un pequeño grupito que seguía a la guía y escuchaba atentamente las introducciones a cada lugar que nos deteníamos, yo en tanto, miraba los rostros fascinados y buscaba una cuantas monedas dentro de mi billetera para darle al hombre que una cuadra mas arriba tocaba el saxofón armoniosamente.

hoooolaaaaa soy una fiel lectora de tu nove anterior y últimamente también de esta. Me parece sre buena escritora, me gustaría mucho que la sigas. Al final de tu nove anterior vi un comentario que hablaba de la posibilidad de una segunda temporada, me encantaría que la escribieras en serio en serio la ame ¡feliz año nuevoo!

Brighton era una ciudad peculiarmente animosa, el parque estaba desolado pero se escuchaban voces y griteríos de niños pequeños del paseo central, la avenida central mas tarde, nos dirigimos allí después de recorrer todos los lugares dentro del itinerario, los buses pasaban con el cortante sonido de las ruedas de los buses rojos sobre los adoquines.
Debía admitir que no sabía donde me encontraba, las calles curvas, las docenas de boutiques y los grandes relojes que rodeaban la ciudad me tenían alucinando. 16.30 debíamos marcharnos si deseábamos alcanzar a llegar a la feria, bajamos por las misma ruta de calle que tomamos al subir al centro de la ciudad, nos detuvimos en un popular “Fish and Chips” por nuestra merienda, el no haber almorzado a muchos nos tenia con el estomago acalambrado.
Una pequeña colina que nos hacía descender a pasito corto y rápido entre carcajadas, las calles completamente pobladas y nosotros corriendo a pie junto por la calle mientras los autos tocaban las bocinas para que nos apartáramos. La bolsa en mi mano pesaba notoriamente y eso que solo cargaba un par de tacones de la boutique que pertenecía al pequeño centro comercial. Llegamos en un par de minutos al punto de inicio y nos perdimos entre la multitud que se esparcía entre el muelle intentando confundir la mirada de los guardias que nos miraban por el gran alboroto que estábamos generando. Eran 5.40 y estábamos todos completamente alucinados por los colores cálidos y los sonidos ensordecedores de los juegos y maquinas y los niños corriendo con las fichas en sus manos, un lugar cálido pero perturbador. Nos perdimos entre los juegos como niños de cortos 8 años.
Me sorprendió de golpe mi teléfono celular, un mensaje con destinatario desconocido se depositaba en mi bandeja de entrada y algunos en el bus se molestaban por el ruido que los despertó en el viaje de vuelta a la escuela. Solo una cosa tenía clara de aquel mensaje, quería verme, ¿Quién? El dueño del número terminado en 5446 y yo accedería suspicazmente. Volví nuevamente mi mirada a la nada, la oscuridad ya había habitado completamente el cielo y solo distinguía ofuscadas formas de arboles mas ennegrecidos que el mismo cielo. Las nubes de cuanto en tanto y un par de estrellas que acompañaban la luna menguante en el cielo. Las luces comenzaron a encenderse al mismo tiempo que yo visualizaba las primeras formas de coches y semáforos entre los parque y calles curvas de la ciudad.
Sus ojos se clavaron en mí estúpidamente y yo me aparte de aquella mirada intentando concentrarme en lo que ahora me resultaba completamente dificultoso, bajas las escaleras del bus. Se acercó a mí sigilosamente y me preguntó por el mensaje. Yo lo acepté.
Bajamos una estación después que la mía, y yo me comencé a cuestionar como haría el recorrido de vuelta a mi casa. Dudosa respuesta, después la pensaría. Nos alegamos del pequeño grupo que comenzó a disolverse entre los distintos pasajes y calles, el recinto era muy similar al que yo vivía. Pequeñas colinas pavimentadas con casas realmente grandes adornadas por césped perfectamente cortado a ras de suelo. Le pregunté a donde nos dirigíamos aunque ya sabía la respuesta, no estaríamos en una residencial sino fuéramos a su casa.
Introdujo la llave en la cerradura rodeado por un inmutable silencio. Entró por los salones encendiendo las luces para darle vida a la casa, le seguí intuitivamente cautivada por su caminar, ese paso sereno que me obligaba a alcanzarlo casi por gravedad. En la entrada nos desprendimos de los zapatos, una rara tradición que en mi casa también era común.
Seguí cada detalle de los pasillos por los que caminábamos, las paredes estaban decoradas con fotos familiares, muchas sonrisas y abrazos, las caras se repetían en una y otra foto y la de mi acompañante no aparecía en ninguna, claro éramos invitados .Una leve llovizna se desprendía por fuera de las ventanas mientras nosotros aguardábamos dentro de la calidez de las paredes anaranjadas. Faltaban 30 minutos para la media noche y yo decidí tomar rumbo a mi casa.

Hey!!! new reader!!! uando la continuaras?, o ya la abandonaste nuevamente? aksdjaksjdaksd epseor que la continues pronto , bendicione sy besitos!

saludines! ajajaja la continuo pero cuando me postean... ya subo cap pronto X.O.X.O

ultimo, ultimo cap.
despues postearé con lo que de verdad padó uhhhh chan chan;(

Domingo 23,
Mi día libre, uno de los pocos en los que no estaba obligada en adentrarme en las salas de clase de la escuela. Mi casa estaba completamente deshabitada y yo llevando mi pijama puesto y con la música a todo volumen. Era ya la hora del almuerzo, la televisión estaba aburrida y necesitaba refrescarme con ese ambiente tan encantador que envolvía la ciudad de Canterbury.
Tomé mis mejores zapatillas, para caminar toda la tarde y probablemente la noche, llame a un par de amigos y todos estaba ocupados precisamente con sus familias por lo que decidí tomar un día a solas, yo y la ciudad para pensar y soñar. Tome el bus en la parada, 1.0 libras deslicé por la ventanilla sonriéndole al chofer e indicándole que mi destino era el centro de Sturry.
Esperando encontrar algún lugar donde pasar las horas de la tarde, me posicioné frente a una plaza completamente desolada, probablemente el frio hacia mantener a todas las personas dentro de sus casas.
-hey! Estoy en una plaza haciendo nada, si te encuentras por ahí, háblame- corte al instante pensando que tal vez mi llamada caería mal o tal vez sonara un poco arrastrada.
5.30 y el aire se colaba levemente entre mis piernas mientras una se movía instintivamente para generar calor. Mis pies acalambrados bajo las zapatillas y mis manos apretando con fuerza innecesaria el celular negro.
Me acuerdo que no recibí nada de respuesta y eso me desilusionó, un domingo lento, amarrada al celular. Regresé a casa y tuve exactamente todo el día para pensar, me di cuenta de muchas cosas y llegué con rostro increíble el lunes por la mañana después de haber dormido 4 horas.
Mis zapatos estaban húmedos y generaban un sonido que a todos les causaba gracia, menos al mí, las cosas se volvían extrañas.
12.30 en la cafetería, buses aparcaban fuera de la cantina, algunos partíamos a Londres por el día, otros a Oxford y un tercer autobus que aparcaba con destino desconocido. Pregunté a mis conocidos que también habían caído en el desaire de la angustia. El 1º grupo partía, ellos estaban dudativos de acercarse si despedirse de esas personas que llenaron parte de su corazón ocultamente y yo sin pensarlo descendí a zancadas, no le encontré, los grandes sentimientos que se generaban dentro de mi corazón comenzaban a ser machacados sin pesar.
Volví a mi asiento, decaída y con los ojos cargados en lágrimas, me senté abrazando mis piernas y ocultando mi rostro entre ellas. El conductor comenzó a dar las indicaciones para que nos dispusiéramos a viajar y un golpeteó sonó en mi ventana, era él, con esa particular sonrisa y ridículamente sobre los hombros de un compañero para alcanzar la ventana, era cómico y yo solté una leve carcajada, mi compañera al costado comenzaba a ser un pequeño boche mientras mirando enamorada del momento, como yo de él, dibujo un pequeño corazón deforme en la humedad del vidrio y ambos posamos nuestros labios uniéndolos a través del vidrio. El bus comenzó a andar y nunca más le vi.