"si hubiera sido como una pelicula"

Nombre: "si hubiera sido como una pelicula"
Autor: yo, osea, joe_guilty_pleasure
Adaptación: nopis
Género: del mas puro de los romances, maybe... drama
Advertencias: adaptacion de la realidad y sin personaje famoso. solo una independiente, los nombres han sido cambiados para proteger la identidad del autor, osea yo :$
Otras Páginas: unica y exclusivamente publicada aqui


bueno, si por ahí alguien me recuerda, soy la autora de esa novelilla de "mi cuento de hadas sin principe azul" que ya escribí hace muuuuucho tiempo.
ahora he decidido dar un nuevo giro y llegó como inspiracion de un flechazo real, sip basada en la realidad o como a mi me hubiera gustado que hubiera sido mi realidad cuando lo conocí a él.
ya mas al final les contaré como terminó realmente la historia, promesa.
no es fanfic, y no sabia donde publicarla pero tenia muchas ansias de hacerlo, espero de todo corazon que les guste tanto como me gusta a mi.
les dejo una pequeña parte .
besos! xoxo

Lunes 17 de Enero,
Las maletas desempacadas, mis ropas colgadas dentro del armario y mis chaquetas escrupulosamente dobladas dentro de los cajones, un par de pantalones colgaban de la mesa del escritorio y las zapatillas de levantar seguidas a mi cama. Una leve brisa se daba paso entre la pequeña separación entre el marco y la ventana, que revoloteaba cuidadosamente entre las cortinas azul intenso.
Eran las 7.00 de la mañana y el despertador sonaba con el apabullante ronroneo que indicaba que ya debía empezar mi primer día de vacaciones.
Ya todos fuera de esta pequeña pero acogedora habitaciones estaban funcionando, pasos gruesos que iban y venían del baño, el silencioso crujido de las escaleras y, el pequeño y cortante sonido de la respiración de Broddie, el perro de la casa.
La luz me cegaba pero no me impedía caminar a tanteo hasta llegar al escritorio y tomar los pantalones que descansaban cuidadosamente, busqué entre mis cosas y obtuve lo necesario para poder arroparme para la fría temporada de invierno en Inglaterra.
Ya con el maquillaje riguroso sobre mi rostro, mi melena tomada con un par de horquillas y la vestimenta perfecta miré el reloj, 7.30. Un tanto tímida abrí la puerta de la habitación y ya no encontré ninguna de esas almas que vagabundeaban velozmente entre habitaciones. Bajé las escaleras intentando causar el menor ruido posible.
En la mesa ya aguardaba Bárbara, mi compañera de casa. Una chica Brasileña de 15 años que estudia en la misma escuela que yo.
Me senté junto a ella y con una cálida sonrisa le dediqué un –buenos días- cuando Denise, la dueña de casa, hizo aparecer su rubia cabeza de entre la puerta de la cocina. Repetí las mismas palabras que hace un instante y ella cortésmente me respondió, nos miró a ambas y nos pregunta por el desayuno. Ambas decidimos tomar un par de tostadas y suficiente cereal con leche para sobrevivir hasta la hora de la colación.
Tomando el último sorbo del jugo de naranja que reposaba frente a mi y subiendo a carrera a mi habitación en busca de mi cepillo de dientes para no perder el bus que partiría en unos 10 minutos mas.
Lista, con la calurosa chaqueta sobre mis hombros, unos guantes beige que protegían mis manos y una bufanda que rodeaba mi cuello sin dar ni un centímetro de consentimiento para que el aire entrara, partimos de casa, preparadas para recorrer un par de cuadras hasta la parada.
Fueron un par de minutos en el frio esperando que el bus se detuviera frente a un grupo de estudiantes, mayoritariamente de Brasil.
Esa fue la primera vez que lo vi

CREO QUE VOS SABES LO MUCHO QUE AMO COMO ESCRIBIS!
Te lo habre dicho no se cuantas veces cuando leia "Mi cuento de hadas sin principe azul" y cuando tenia mi nombre de usuario: "Lola la loca" :risa:
Me encanto!
Yo tambien suelo escribir historias sobre algunas experiencias mias, asi que en esa parte entiendo porque de repente te gusta mucho la historia! :)
Espero que subas la siguiente parte!

sip, te recuerdo mucho a ti, y agradesco de todo corazon hasta hoy, ese apoyo que me diste para seguir escribiendo XD XD :B


Esa fue la primera vez que lo vi, o lógicamente tubo que haber sido así, probablemente reposaba su cabeza en el vidrio de la ventana, aportando un par de comentarios a la conversación que se desarrollaba a su alrededor, por que no fue hasta finales de semana cuando llamó mi atención.
Poco le vi esos días, conversando, rodeado de chicos con su mismo acento argentino o riendo con un par de chicas brasileñas.

No debo negar que mi vista se desvió un par de ocasiones cuando lo veía sentado a un par de mesas de distancias de la mía en los comedores. Siempre la misma y estuve obligada de verle cada vez que debía desfilar frente a su mesa para llevar la bandeja al basurero y salir por la puerta.

Miércoles 19,
por suerte y coincidencia, mi grupo tanto como el de él, tomamos el mismo bus que nos llevaba a Dover Castle.
El día sonreía animadamente, insólito para una época del año en la que suele llover y ocurrir normalmente bajo la sombra grisácea de las nubes eternas. Una brisa suave, que acariciaba mis manos y mi rostro, que también acariciaba su cabella y su sonrisa.
La luz descendía sobre su cabello soltando pequeños destellos dorados, y originando un pequeño brillo amarillento en sus ojos.
La primera vez en que oí su voz susurrar.
Arribamos a eso de las 5.30 en los comedores, le veía desde mi asiento. Y mi ausencia se notaba en la mesa, mis ojos detenidos permanentemente en él.


Un poco desanimada partí con el resto del grupo de chilenos de vuelta a la escuela y ya la fiesta que circulaba dentro de nuestro calendario había comenzado y él, el niño que del que aun no conocía nombre estaba en ella.
Varias risas se desprendieron de mis labios cuando le veía bailando, sus intentos de llevar un ritmo casual me enternecían hasta la médula.
Intenté comprometerme a mi misma a un trato y poder disfrutar esa noche sin necesidad de pensar en ese chico que estaba robando mis pensamientos, disfrutar un buen rato con mi grupo pero me era imposible no mantener mi mirada en él, por mis más profundos intentos.

La noche estaba fría, y un viento nos persiguió hasta tomar los buses, pero mi piel estaba tibia después de bailar y nada, ni el frio, podría apagar esa sonrisa sin razón que se posaba en mis labios.


-Sturry Station- gritó el conductor, descendió un numeroso grupo de chicos, entre tantos estaba yo, con mi compañera de casa. Ambas nos encaminamos a la calzada derecha y abandonamos el grupo que reía incansablemente. Peiné mi alborotado cabello un par de veces que insistía en desobedecer mi orden.
-¿por que tan feliz?- preguntó la chica a la derecha después de ya llevarle un par de metros de distancia al grupo que había abandonado el bus junto a nosotras.

-¿no puedo sonreir?- le respondí, intentando apagar la sonrisa inmutable en mi rostro.-Es un chico- dijo en cierto modo burlándose de mi.-no-negué petulante.-si, lo es!, ¿como se llama? Eso me entristeció, aun no sabía su nombre.
Jueves 20 por la mañana, conocí a una encantadora chica brasileña, Bea, que aparentaba unos 15 o 16 años. No recuerdo muy bien, por que o como le hablé, tal vez fue cuando me encontraba sola para ir a la canteen (comedor), 4 cuadras caminando sola y comiendo en un rincón sin nadie con quien conversar.
La cuestión es que ya después me encontraba sentada junto a ella comiendo un queque de chocolate y conversando de múltiples temas. Música, películas, actores, ropa, autos, libros, hombres. Hombres, ese tema que me llevó inevitablemente a confesarle que mi corazón había sido arrebatado por un chico. De tal forma me convenció de que revelara quien era que no me quedó otra solución.
Bastante avergonzada le conté que su nombre me era desconocido pero le describí su cabello, ojos, estatura y nacionalidad, un paradero fácil de reconocer ya solo con el ultimo dato ya que el numero de chicos se reducía a tan solo 5 estudiantes del país del tango.
Marcos, ese era su nombre, venía de Santa Fe y sorprendentemente aparentaba mas de los 14 años que le pertenecían como edad.
Increíble como con buenas preguntas te envuelven y sacan información, ya esa misma mañana Gabriela, otra brasileña de mi clase, me había hecho una pregunta similar y no podía evadirla, solo me debí confesarle quien era.

Jueves 20, 5.45 hrs
Mi tenedor se paseaba entre los pedacitos de pollos en mi plato, dibujaba líneas entre la salsa blanca que acompañaba y apartaba trozos de un ingrediente amargo nada agradable.
Mi mirada se paseaba se cuando en cuando a él, volvía a mi plato y al vaso de agua depositado sobre la servilleta de papel.
No se como sucedió, pero sentí una mirada posada en mi a un costado, Isabel, me miraba con los ojos abiertos de par en par, al igual que otras amigos con las que compartía mesa. No entendí bien por que ese impacto dentro de sus ojos, sólo les dediqué una cálida e inocente sonrisa. Segundo mas tardes comprendí que ellas no me miraban a mí, miraban mas a la distancia.
Me volteé desinhibidamente a ver el circo que tanto llamaba la atención detrás de mí.
Como una ola fría, cortante y sofocante, su imagen me inundo abrumadoramente. Su rostro estaba tenso y sus anchos labios formaban una línea recta.
Me inquieté un tanto, pensando que él chico que paralizaba mi corazón iba a enfrentarme por las miradas acosadoras que enviaba cada cierto periodo de minutos.
Sus labios se abrieron tímidamente y yo cerré los ojos deseando que no me sermoneara enfrente de todos.

moni'monita

Me encanta !! SIGUELAA YAA!
Pasate por mi nove: :D
[url= https://onlywn.activoforo.com/t6875-on-my-mind-all-day-night-cody-simpson-y-tu] https://onlywn.activoforo.com/t6875-on-my-mind-all-day-night-cody-simpson-y-tu[/url]

Hola nuevamente, hoy dia andaba de ociosa y me acordé de este lindo forito y comencé a revisar esta historia, me emocioné mucho leyendola y no quiero que se queden sin esa sensacion taan linda que siento al escribir por eso la continuaré, (si es que aun tengo lectoras :$)
Ahora que la releo me hubiera gustado tomar un camino distinto para lo que adelanta pero que mas da, ya tenia bastante escrito y pienso en continuar.... 4ever Writter... <3
subo en un rato

-¿me acompañas?- me invitó con un movimiento de su cabeza en dirección a la salida.
Tomé mi bolso y mi abrigo gris, abandonando la bandeja a medio comer sobre la mesa.
Le seguí el paso rápido que el llevaba, se calmó un tanto cuando ya nos habíamos apartado lo suficiente de la estancia.
-suficiente frio en esta ciudad- me dirigió la palabra mirando en uniforme y grisáceo cielo.
-si- afirmé mientras miré la fumarola que salía de mi boca por el glacial clima.
Caminó un par de pasos antes de que mi boca soltara la pregunta que quería hacerle desde que abandonamos el comedor.
Las palabras se abalanzaron en mi boca, atropellándose entre si.-¿que me querías decir?- dije con voz seca y esperando lo peor.- ¿hay algo que tu me quieras decir?- me respondió preguntando.
Le miré inquieta.-no- dije con la voz seca- ¿para que me trajiste aquí?- insistí siguiendo el mismo camino que sus ojos al cielo.
Algo desprendieron sus labios que me fue imposible entender plenamente. Mantuve mi vista clavada en el cielo. Tras unos segundos el me miró cómicamente, con la cabeza gacha y solo levantando sus ojos en mi dirección.
-entonces si tu no tienes nada que decir y yo tampoco, todo bien- volvió su mirada a el chispeante color verde que el semáforo nos mostraba para poder seguir nuestra ruta sin destino.
Sentí como un cosquilleo recorría mi rostro y como el calor se apoderaba de mis mejillas. Asentí girando el rostro y disminuyendo ya la lenta velocidad que llevábamos marcando de hace unos minutos.
Largos fueron los minutos en silencio que pasamos, cada uno encerrado en sus pensamientos, mirando el pavimento, las hojas de los arboles o las personas que caminaban a nuestro lado para no enfrentarse a la inminente conversación.
Le propuse volver a la escuela para acabar con la tortura, era definitivo, no le miraría de nuevo.
Con un presuroso caminar nos recompusimos y nos encaminamos a los buses que esperaban para llevarnos a nuestro hogar.
- pensaba que tal vez podríamos ir a almorzar al centro el Viernes, te prometo tener una agradable conversación en esta oportunidad- pronunció cuando me encontraba en el tercer escalón del móvil. Le miré desconcertada, intentando cambiar mi expresión en un instante a la cómica que el enmarcaba en su rostro.
-mañana- le confirmé

Viernes 21.
6.30, una leve melodía me despertó haciendo que el cansancio matutino desapareciera fortuitamente. Rápidamente me alisté y bajé con la animosidad necesaria requerida para saludar a mis convivientes de casa.
Como rutinariamente realizaba en las mañanas, me senté en la cabecera de la mesa, frente a la vajilla que esperaba ser utilizada al desayuno.
Con una porción de cereal en el plato y apunto de ser vertida la leche sobre el, mi compañera, Bárbara avisaba de su arribo al comedor.
Listas, con las botas en nuestros pies, con guantes y bufandas rodeando nuestro cuello, abandonamos la casa a carreras, como la mayoría de las oportunidades, íbamos atrasadas.
Abordamos el bus, con el ritmo de nuestra respiración un tanto agitadas por la carrera de largos minutos hasta el punto de encuentro.
Caminé entre el pequeño pasillo con la cabeza gacha buscando un asiento sobrante ara dejarme caer y poder recuperar una respiración constante y calmada.
Para mi mala suerte no había ningún asiento disponible en el que pudiera descansar, el conductor indicándome en breves palabras y señalando a la puerta me hizo descender del bus y esperar el siguiente que supuestamente pasaría en un par de minutos.
Bajé con paso lento y cansado, sola, ya que mi compañera si había logrado conseguir uno, y esperé calmadamente a que la puerta del bus se cerrara mientras yo me acercaba a el frio asiento metálico de la parada de buses.
He ahí, que le vi bajar, apurado y reclamando en un elevado tono al chofer, no tomé atención a lo que sus labios desprendían ni lo que el chofer reiteraba una y otra vez.
Tomó asiento a mi lado y como si nada sucediera miraba la calle contigua mientras el bus se marchaba. Esperé un par de minutos para que él iniciara la conversación pero ninguna palabra cedía de su boca. Los minutos pasaron lentos, un par de buses pasaban y la gente los abordaba, pero el nuestro, el de la escuela no daba señales de aparecerse a la brevedad.
-gracias- le miré y esperé a que dijera algo ya que yo había dado pie al inicio de la conversación.
Mantuvo la serenidad, pero de un segundo a otro una leve chispa surgió en sus ojos. En fugaz acto paro el bus que se acercaba y me señaló que lo abordara, tímida volé al bus y esperé que el subiera también.
Habló un breve instante con el chofer y pago dos pasajes, confundida caminé por el pequeño pasillo afirmándome de las barandas hasta tomar asiento cerca de la puerta.
-¿que?!- me miró con picardía.
- así que no iremos a la escuela- -no, no iremos- me confirmó