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Malas Decisiones {3 Temporada de Diva Adolescente} <CAPITULO NUEVO> FINAL
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Malas Decisiones {3 Temporada de Diva Adolescente} <CAPITULO NUEVO> FINAL
Puto Madrid..... ozeah quiero saber que paso con Lou y Marco y el puto lugar que no tiene internet y cvbfk voy a morir :misery:
Agus Directioner
Re: Malas Decisiones {3 Temporada de Diva Adolescente} <CAPITULO NUEVO> FINAL
EN MADRIIIIIIIIID? MI MADRIIIIIIIIIID? NO ME HABIA ENTERADO!!!!! AIII DIOS QUE ESTAS EN MIS TIERRRRAS SOOOOS EDJHBFCBFCDFCB
Desi1D
Re: Malas Decisiones {3 Temporada de Diva Adolescente} <CAPITULO NUEVO> FINAL
Capítulo 4: Parte 3:
Antes de que Lou pudiese emitir palabra, Marco se estrelló contra ella y la lanzó sobre la cama. Se puso a horcadas sobre su cintura y la miró como un león mira a su presa. Lou estaba en shock, se sentía más muerta que viva. Marco tomó en sus manos sus pechos y los presionó con fuerza y sin tacto alguno. Luego, arrugó el cuello del vestido crema de Lou y lo rompió hasta haceruna abertura que llegó hasta su pelvis. Marco miró sediento el torso de Lou descubierto. La respiración de ella estaba agitada y su pecho se movía rítmicamente.
Lou estaba insegura, y tenía cierto punto de miedo. Ella se volteó y trató de quitárselo de encima, pero él la presionaba contra el colchón.
—Marco, quítate de encima —suplicó con la voz temblorosa.
—No. Esta noche serás mía —le lanzó una sonrisa malévola.
A Lou le agradaba la idea literalmente, pero no la forma ni la circunstancia, así que decidió que no permitiría que él le pusiera un dedo encima.
—Eres hermosa —susurró Marco.
—Estás borracho —murmuró.
Marco se inclinó sobre ella. Lou sintió el roce de su cuerpo abultado sobre su torso desnudo. Los labios de Marcos rozaron los de Lou, se miraron a los ojos y Lou entró en un trance profundo.
—Pero no ciego —susurró contra sus labios.
Marco bajó la vista a los labios rosas de Lou y los unió con los suyos. Lou recibió la boca de Marco dentro de la suya con la más cálida de las bienvenidas. El sabor de su boca era aún más embriagador que su olor a lluvia; era una combinación de canela, miel y cerezas. Se hipnotizó con su calor y dejó que el cuerpo de su amado dominara sobre ella.
Marco comenzó a desprender suavemente el vestido de Lou de su cuerpo, una vez que este resbaló por completo hasta el suelo, Marco tomó de la cintura a Lou y la depositó a la mitad de la cama con delicadeza. Volvió a unir sus labios y se centró en medio de sus caderas. Marco descendió sus labios hasta el cuello de Lou, mientras ella acariciaba su cabello oscuro entre sus dedos. Marco se deshizo de la ropa interior de Lou. Sus manos recorrían la cintura pequeña de Lou y su boca seguía descendiendo hasta sus pechos. Lou soltó un gemido suave al sentir la lengua de Marco acariciando sus pezones con su lengua. Lou haló del cabello a Marco obligándolo a apartarse. Él la miró a través de sus pestañas negras y largas. Ambos intercambiaron miradas, en ambas se encontraba el mismo sentimiento; pasión, deseo y sed incontrolable de piel. Marco estiró una sonrisa oscura en sus labios y sus ojos se oscurecieron. Lou estaba experimentado una sensación imprevista y única, por primera vez.
—Esto se pondrá rudo —le advirtió Marco a Lou en un murmullo tosco.
Lou abrió sus ojos esperando cualquier cosa, e inmediatamente ¨cualquier cosa¨ sucedió. Lou sintió como Marco la llenaba por dentro con fuerza. Sus ojos se abrieron aún más y soltó un jadeo incontrolado. Marco hizo un gesto de dolor intenso por unos segundos y luego ensanchó aún más su sonrisa al escuchar tal sonido. Volvió a embestir contra ella con más fuerza y Lou repitió el jadeo aún más fuerte. Marco volvió a hacerlo una y otra vez, Lou presionó sus dedos en el cuello de él. Los movimientos eran fuertes y violentos, pero Lou ya estaba acostumbrada a que la tomaran de esa manera, aunque esta fuera la primera vez que lo hiciera a su voluntad.
Las sábanas comenzaron a arrugarse cada vez más. Marco tomó las manos de Lou y las presionó contra la cama a los lados de su cabeza. Comenzó a mover su pelvis contra la de Lou con mucha fuerza, ella comenzó a soltar gemidos fuertes y desgarradores.
Marco soltó a Lou y la volteó como si se tratase de voltear un panqueque de la sartén, separó sus piernas y entró en ella una vez más con fuerza. Lou presionó la almohada con sus uñas y Marco se acostó sobre su espalda sin dejar de hacer sus movimientos bruscos y toscos.
Lou sintió como el calor se deslizaba por cada rincón de su pelvis. Un fuego intenso que concentró dentro y luego Marco la soltó. Sólo había durado menos de treinta minutos, todo había sido tan rápido y ligero. Directo.
Marco se recostó al lado de Lou con la respiración agitada y la miró. Ella estaba en shock todavía.
—No tienes idea de lo que acabas de hacer —susurró Marco.
—¿Y tú sí?
Marco negó con la cabeza.
—No, pero quiero volverlo a hacer —pasó su mano sobre la espalda de Lou.
—Marco, esto no está bien —dijo Lou contra sus instintos.
—No finjas, Lou. Sé cómo me miras cada mañana, sé lo que piensas cuando tus ojos merodean por mi cuerpo a diario, veo tus piernas temblar cada vez que me acerco a ti y sé lo que sientes cuando recuerdas que sólo de tus divinas manos —tomó las manos de Lou y unió sus dedos a los de ella—…son las que me dan de comer.
—Marco, yo…
—Sé lo que dirás, Lou, mejor demuéstralo con tu cuerpo —la tomó de la cintura y le subió sobre su torso.
Marco haló del cabello a Lou con fuerza y estampo sus labios con los de ella. Acarició su espalda con fiereza y araño su piel lastimada. Lou recordaba el dolor que había sentido cada vez que un hombre extraño la tomaba por orden del hombre ebrio. Para ella, el dolor esta añadido automáticamente a todo lo que se refiriera a sexualidad. Marco arrastró sus manos hasta el trasero de Lou y presionó sus dedos en él, metió dos de sus dedos en la zona de Lou y los arremetió rápidamente. Lou sentía como el placer inundaba bajo su piel como un líquido hirviendo. Soltaba gemidos agudos y el sonido era agradable para los oídos de Marco. Él la sentó sobre su miembro y comenzó a presionar su pelvis contra la de ella elevándola y dejándola caer continuamente.
El placer los inundó a ambos y cuando llegaron al clímax de sus sensaciones, ambos se tumbaron en la cama y el cansancio los dominó. Se dejaron llevar por el peso de sus párpados. Lou se acurrucó en el pecho de Marco y ambos quedaron completamente dormidos piel a piel y sin fuerza alguna de siquiera hablar. La oscuridad dominaba la habitación. Las ventanas abiertas sólo dejaban entrar la luz natural de la luna, el resto de la habitación se encontraba en penumbra. El frío comenzó a entrar por las ventanas. Lou y Marco ya se encontraban perdidos en un sueño profundo. El ambiente helado de la noche hizo que Marco halara la sábana bajo su cuerpo y se acobijara con ella y por consiguiente a Lou, ambos se abrazaron inconscientemente buscando una fuente de calor y permanecieron así durante toda la noche.
Antes de que Lou pudiese emitir palabra, Marco se estrelló contra ella y la lanzó sobre la cama. Se puso a horcadas sobre su cintura y la miró como un león mira a su presa. Lou estaba en shock, se sentía más muerta que viva. Marco tomó en sus manos sus pechos y los presionó con fuerza y sin tacto alguno. Luego, arrugó el cuello del vestido crema de Lou y lo rompió hasta haceruna abertura que llegó hasta su pelvis. Marco miró sediento el torso de Lou descubierto. La respiración de ella estaba agitada y su pecho se movía rítmicamente.
Lou estaba insegura, y tenía cierto punto de miedo. Ella se volteó y trató de quitárselo de encima, pero él la presionaba contra el colchón.
—Marco, quítate de encima —suplicó con la voz temblorosa.
—No. Esta noche serás mía —le lanzó una sonrisa malévola.
A Lou le agradaba la idea literalmente, pero no la forma ni la circunstancia, así que decidió que no permitiría que él le pusiera un dedo encima.
—Eres hermosa —susurró Marco.
—Estás borracho —murmuró.
Marco se inclinó sobre ella. Lou sintió el roce de su cuerpo abultado sobre su torso desnudo. Los labios de Marcos rozaron los de Lou, se miraron a los ojos y Lou entró en un trance profundo.
—Pero no ciego —susurró contra sus labios.
Marco bajó la vista a los labios rosas de Lou y los unió con los suyos. Lou recibió la boca de Marco dentro de la suya con la más cálida de las bienvenidas. El sabor de su boca era aún más embriagador que su olor a lluvia; era una combinación de canela, miel y cerezas. Se hipnotizó con su calor y dejó que el cuerpo de su amado dominara sobre ella.
Marco comenzó a desprender suavemente el vestido de Lou de su cuerpo, una vez que este resbaló por completo hasta el suelo, Marco tomó de la cintura a Lou y la depositó a la mitad de la cama con delicadeza. Volvió a unir sus labios y se centró en medio de sus caderas. Marco descendió sus labios hasta el cuello de Lou, mientras ella acariciaba su cabello oscuro entre sus dedos. Marco se deshizo de la ropa interior de Lou. Sus manos recorrían la cintura pequeña de Lou y su boca seguía descendiendo hasta sus pechos. Lou soltó un gemido suave al sentir la lengua de Marco acariciando sus pezones con su lengua. Lou haló del cabello a Marco obligándolo a apartarse. Él la miró a través de sus pestañas negras y largas. Ambos intercambiaron miradas, en ambas se encontraba el mismo sentimiento; pasión, deseo y sed incontrolable de piel. Marco estiró una sonrisa oscura en sus labios y sus ojos se oscurecieron. Lou estaba experimentado una sensación imprevista y única, por primera vez.
—Esto se pondrá rudo —le advirtió Marco a Lou en un murmullo tosco.
Lou abrió sus ojos esperando cualquier cosa, e inmediatamente ¨cualquier cosa¨ sucedió. Lou sintió como Marco la llenaba por dentro con fuerza. Sus ojos se abrieron aún más y soltó un jadeo incontrolado. Marco hizo un gesto de dolor intenso por unos segundos y luego ensanchó aún más su sonrisa al escuchar tal sonido. Volvió a embestir contra ella con más fuerza y Lou repitió el jadeo aún más fuerte. Marco volvió a hacerlo una y otra vez, Lou presionó sus dedos en el cuello de él. Los movimientos eran fuertes y violentos, pero Lou ya estaba acostumbrada a que la tomaran de esa manera, aunque esta fuera la primera vez que lo hiciera a su voluntad.
Las sábanas comenzaron a arrugarse cada vez más. Marco tomó las manos de Lou y las presionó contra la cama a los lados de su cabeza. Comenzó a mover su pelvis contra la de Lou con mucha fuerza, ella comenzó a soltar gemidos fuertes y desgarradores.
Marco soltó a Lou y la volteó como si se tratase de voltear un panqueque de la sartén, separó sus piernas y entró en ella una vez más con fuerza. Lou presionó la almohada con sus uñas y Marco se acostó sobre su espalda sin dejar de hacer sus movimientos bruscos y toscos.
Lou sintió como el calor se deslizaba por cada rincón de su pelvis. Un fuego intenso que concentró dentro y luego Marco la soltó. Sólo había durado menos de treinta minutos, todo había sido tan rápido y ligero. Directo.
Marco se recostó al lado de Lou con la respiración agitada y la miró. Ella estaba en shock todavía.
—No tienes idea de lo que acabas de hacer —susurró Marco.
—¿Y tú sí?
Marco negó con la cabeza.
—No, pero quiero volverlo a hacer —pasó su mano sobre la espalda de Lou.
—Marco, esto no está bien —dijo Lou contra sus instintos.
—No finjas, Lou. Sé cómo me miras cada mañana, sé lo que piensas cuando tus ojos merodean por mi cuerpo a diario, veo tus piernas temblar cada vez que me acerco a ti y sé lo que sientes cuando recuerdas que sólo de tus divinas manos —tomó las manos de Lou y unió sus dedos a los de ella—…son las que me dan de comer.
—Marco, yo…
—Sé lo que dirás, Lou, mejor demuéstralo con tu cuerpo —la tomó de la cintura y le subió sobre su torso.
Marco haló del cabello a Lou con fuerza y estampo sus labios con los de ella. Acarició su espalda con fiereza y araño su piel lastimada. Lou recordaba el dolor que había sentido cada vez que un hombre extraño la tomaba por orden del hombre ebrio. Para ella, el dolor esta añadido automáticamente a todo lo que se refiriera a sexualidad. Marco arrastró sus manos hasta el trasero de Lou y presionó sus dedos en él, metió dos de sus dedos en la zona de Lou y los arremetió rápidamente. Lou sentía como el placer inundaba bajo su piel como un líquido hirviendo. Soltaba gemidos agudos y el sonido era agradable para los oídos de Marco. Él la sentó sobre su miembro y comenzó a presionar su pelvis contra la de ella elevándola y dejándola caer continuamente.
El placer los inundó a ambos y cuando llegaron al clímax de sus sensaciones, ambos se tumbaron en la cama y el cansancio los dominó. Se dejaron llevar por el peso de sus párpados. Lou se acurrucó en el pecho de Marco y ambos quedaron completamente dormidos piel a piel y sin fuerza alguna de siquiera hablar. La oscuridad dominaba la habitación. Las ventanas abiertas sólo dejaban entrar la luz natural de la luna, el resto de la habitación se encontraba en penumbra. El frío comenzó a entrar por las ventanas. Lou y Marco ya se encontraban perdidos en un sueño profundo. El ambiente helado de la noche hizo que Marco halara la sábana bajo su cuerpo y se acobijara con ella y por consiguiente a Lou, ambos se abrazaron inconscientemente buscando una fuente de calor y permanecieron así durante toda la noche.
NaiirAJ
Re: Malas Decisiones {3 Temporada de Diva Adolescente} <CAPITULO NUEVO> FINAL
Capítulo 5: Parte 1 y 2:
El sol comenzaba a arder abrazante sobre los cuerpos desnudos de Lou y Marco, ambos estaban enredados uno en el otro, como unidos por la naturaleza.
Los ojos de Lou se abrieron lentamente cuando el sol golpeó su rostro. Ella se encontraba bajo los brazos gruesos y calurosos de Marco, la atrapaban como si nunca quisiesen dejarla ir. Lou se estremeció bajo su cuerpo y cerró los ojos de nuevo para disfrutar del momento. Sonrió como una tonta y hundió su rostro en el pecho de su amor. Él sintió el cosquilleo de la nariz de ella y se estiró.
Marco abrió los ojos lentamente y miró hacia el techo, sintió una presencia a su lado y volteó el rostro hacia ella. Abrió los ojos dramáticamente al ver a Lou a su lado. Se sentó en la cama alarmado vio que sus dos cuerpos estaban completamente desnudos.
—¿Qué estás haciendo aquí? —reclamó espantado.
A Lou se le paralizó el habla. Ella no esperaba que esto sucediera.
Marco se salió de la cama de inmediato y entró en el baño sin mirar atrás.
Lou también se levantó se puso su ropa interior. No sabía qué iba a pasar ahora, pero nada parecía seguro. Miró su vestido roto y se quemó las neuronas pensando cómo iba a irse vestida ahora. ¿Por qué Marco se ponía así? ¿Acaso no recordaba nada?, pensó Lou.
Un grito ahogado se escuchó proveniente del baño. Lou se quedó paralizada. La puerta del baño se abrió a continuación y Marco salió tirando por los mil demonios.
—¡Eres una zorra! —gritó Marco. Tomó del brazo a Lou y la estampó contra la cama con fuerza.
Lou lo miraba como un perrito asustado.
—¡Te aprovechaste de mi estado! ¡Me violaste! —le gritó. La haló de los pies y la tiró al suelo.
—Marco, yo no hice tal cosa. Tú te pusiste muy rudo y yo…
—¡Yo bajo los efectos del alcohol y tú ni corta ni perezosa me desvirgaste! ¡Eres una violadora! ¡Voy a demandarte! —la haló del cabello por el piso unos cuantos metros.
Lou se tomaba la cabeza llena de dolor y contenía sus lágrimas.
—Marco, yo no sabía que tú nunca habías tenido relaciones —se disculpó Lou en un lloriqueo.
—¡Ah, y tú sí! ¡Te has acostado con miles de hombres, seguramente! ¡Quién sabe cuántas asquerosas enfermedades me pasaste anoche! —la levantó del cabello y la estampó contra la pared.
—Marco, me estás lastimando —lloriqueaba.
—¡No me importa! —la despegó y la volvió a estampar—. Me das asco, y por tu culpa ahora yo también me doy asco. ¿Cómo pude revolcarme con una sucia, pobretona y masoquista de mierda? —masculló entre dientes.
—Por favor, suéltame —suplicó Lou.
—¿Tú crees que voy a dejar que mis padres vean que me he acostado con una puta? ¡Te sales por la ventana! Y ojalá te mueras en la caída —la tomó del cabello hasta la ventana.
Lou miró hacia abajo, estaba demasiado alto para saltar.
—¡Anda! —le gritó Marco en el tronco del oído.
—N-N-No pued-do saltar t-tanto —balbuceó Lou.
—¡Agh! —la empujó hacia adentro de la habitación.
—Conque te gustan los golpes, ¿eh? —Marco tomó su cinturón del suelo.
Lou negó con la cabeza mientras se arrastraba por la pared hasta el suelo, se toma el pelo tratando de suavizar el dolor de su cuero cabelludo y sus lágrimas rodaban sus mejillas inundándolas de sal y dolor.
—Mira nada más lo moreteada y lastimada que estás —miró todas sus cicatrices y moretones—. Eres lo más sucio que he conocido —levantó la mano con el cinturón.
Lou sólo esperaba el golpe.
—¡Marco! ¿Por qué estás gritando? —se escucharon unos golpes detrás de la puerta.
El rostro de Marco empalideció. Era su padre, el único al que Marco temía. Marco gruñó hacia Lou y la tomó del brazo, la arrastró por el suelo y la escondió bajo su cama para luego patear el pedazo de vestido junto con ella. Abrió la puerta, y su padre se asomó por ella.
—¿Qué pasa? —dijo Marco serio.
—¿Qué son esos gritos? ¿Por qué no llegaste ayer al cumpleaños de tu hermana? ¡Esto es el colmo, Marco James Styles! —lo regañaba su padre.
—Me quedé dormido —murmuró en respuesta.
—¡Esa no es excusa! ¡Jane te estaba esperando! ¡Te aseguro que tampoco llamaste a tu hermano anoche para felicitarlo! ¡No vives sólo, maldita sea! ¡Tienes una familia!
Lou se quedó tiesa y fría al escuchar el nombre de la esposa del director. Su mente no trabajaba muy bien en ése momento. Todo estaba turbio; la noche anterior, la fiesta de la madre de Jared, despertar con Marco, ser lastimada por él, y ahora escuchar a su padre regañarlo mientras ella estaba bajo la cama sollozando.
Ella no era del FBI, pero juraba que sus oídos no le engañaban, escuchó muy bien el nombre de la madre de Jared saliendo de la boca del padre de Marco. Si se suponía que Jane era la hermana de Marco…No, Jane no podía ser hermana de Marco, porque si lo era… Jared y Marco serían…sobrino y ¡No!, se negó Lou a creer.
La puerta se cerró y Lou sintió que le halaron los pies con fuerza. Miró a Marco temerosa y curiosa a la vez. Sus ojos ya no llameaban furiosos como antes, la sacudida de su padre lo había tranquilizado.
—Marco…, ¿Jane es tu… —Lou dudó.
—Mi hermana —completó Marco.
Lou se quedó boquiabierta.
—Tú y Jared…
A Marco le comenzaron a chispear los ojos al escuchar el nombre de Jared.
—Sí. Con ése te acostaste también, ¿no? —rugió Marco. Tomó a Lou de los hombros y la sacudió con fuerza.
—No, te juro que yo no he tenido nada con Jared —le explicaba ella.
—No mientas; él es un hormonal y tú una fácil. Son la pareja perfecta —Marco presionó la mandíbula. No le gustaba en absoluto la idea de haberse acostado con alguien después de que Jared lo haya hecho, aunque Lou supiera que eso no era cierto.
—¡No, Marco! —Lou se atacó en llanto.
Marco la soltó y se tomó la cabeza. Abrió su clóset y sacó una camiseta de ahí. Se la lanzó a Lou. Ella se puso el vestido y la camiseta sobre este.
—Mi madre está ebria, mi padre está en la cocina. Tú sales mientras yo lo distraigo. Por favor, no me arruines la vida, no seas tan torpe de hacer ruido —masculló.
—¿Por qué no me escondo en tu auto hasta que salgas?
—Mi auto tiene las llantas ponchadas, debes largarte a como viniste, si te parece.
Lou asintió. Ambos salieron por la puerta y Marco bajó las escaleras hasta la cocina, comenzó a hablar con su padre mientras Lou corría a hurtadillas hasta la salida. Marco pudo escuchar a los lejos el sonido de la puerta cerrándose, dejó a su padre y subió para alistarse para la universidad.
Lou lloraba a mares mientras salía de la casa. Estaba perdida. Todo era demasiado para que su mente lo procesara. Miró hacia todos lados y sólo observó cuatro casas muy hermosas, grandes y lujosas en fila, aparte de la ristra de autos que se extendía al final.
Caminó en dirección hacia un camino de árboles frondosos y flores coloreadas. Lou se asombró al llegar al final del camino y encontrar una enorme edificación como un castillo abriéndose frente a ella. Era como una universidad, no, aún más vieja y más grande. Se acercó y miró un pequeño letrero antiguo que decía ¨Centro de rehabilitación social Styles – Internado masculino¨
Lou miró desde la perspectiva, otra enorme edificación más lejos, pero esta no se miraba tan vieja como la que tenía enfrente. Se acercó y miró que decía lo mismo, excepto que esta se trataba de un internado para mujeres.
—Lou, ¿qué estás haciendo aquí? ¿Y con esa ropa? —preguntó una voz suave y delicada detrás de ella.
Lou volteó y Jared la miraba con extrañez.
—Jared, ¿tú vives aquí? —señaló el internado de hombres.
—No, allá —le señaló en dirección al camino de árboles.
—¿Por qué no me dijiste que Marco y tú eran familia?
Jared notó los ojos hinchados y las mejillas empapadas de Lou. Se acercó a ella y con la parte baja de su camisa limpió las mejillas de Lou. La miró con los ojos entrecerrados y sentía como le dolían sus lágrimas.
—Dime, ¿qué pasó? —Jared tomó las manos de Lou.
Lou miró sobre el hombro de Jared, el director se encontraba dentro del auto mirándola extrañado.
—Me avergüenza contártelo.
Jared se dio cuenta que todo se trataba porque Lí los estaba mirando.
—Espera un segundo —dijo y se volteó. Caminó hacia el auto donde se encontraba su padre y se inclinó dentro del auto.
—Papá, no he fallado a clases en toda mi vida, pero mi vida me necesita y necesito estar con ella. No te estoy pidiendo permiso, te estoy avisando que no llegaré —masculló Jared esperando que su padre no se negara.
—Está bien —asintió Lí—. Asegúrate que se encuentre bien.
—Dalo por hecho —dijo Jared para luego despegarse del auto.
Lí arrancó la camioneta y desapareció por un sendero de árboles. Jared se volteó hasta Lou, quien se encontraba despedazada a unos metros. Se acercó a ella de nuevo y tomó sus manos.
—Ven, encontremos un lugar donde estemos tranquilos —Jared atravesó su brazo por la cintura de Lou y la dirigió para rodear el internado.
Llegaron a un pequeño claro, habían un pequeño río cristalino atravesando el lugar, muchos árboles y flores, una que otra ardilla y varias mariposas. El lugar era naturalmente hermoso, no parecía el Edén de la universidad, que estaba claro que fue un hombre quien lo construyó. No. Este se notaba que la naturaleza lo había creado con su retorcida perfección.
Jared se sentó en el suelo a orillas del pequeño riachuelo. Invitó a Lou a sentarse también y ambos cruzaron sus piernas en posición de yoga. Jared sabía que Lou no estaba preparada para hablar, necesitaba confianza y bases para tenerla, así que él suspiró y se decidió a hablar primero.
—Los padres de Marco se llaman TN y Harry, Harry Styles; ellos tuvieron tres hijos: Edward y Jane, que son gemelos, y Marco. TN tiene una mejor amiga, Perrie. Ella tiene una hija con Zayn, el mejor amigo de mi madre, esa hija se llama Danielle y está casada con Edward, ambos tienen una hija de doce años. Jane está casada con Harry, Lí el director, mi padre. Y, ellos me tienen a mí.
»Mi madre me tuvo a los diecinueve años, nací casi a los diez meses de gestación. Mi madre y mi abuela estaban embarazadas al mismo tiempo, pero Marco fue prematuro; nació dos meses antes que yo. Mi padre tiene un primo llamado Louis, él y Eleanor, una amiga de mi madre tienen una hija, Lenny.
Lou escuchaba atenta la historia de Jared, trataba de poner la mayor atención posible para entender los puzles que eran la vida de Jared y su parentesco con Marco.
—Marco y yo nunca nos hemos llevado bien. De pequeño decía que iba a matarme —rodó sus ojos—. Y nunca te lo había comentado, porque no quiero que mezclen su reputación con la mía.
—Marco dice que te has acostado con toda la universidad —masculló Lou.
Jared se enrojeció de inmediato. Lo que decía no era del todo mentira.
—He tenido muchas chicas, no voy a negarlo. Pero, yo no exijo nada, ellas me dan y yo lo recibo. Soy un hombre, tengo debilidades. Sé que es una excusa tonta y machista, pero en parte no lo es. Las mujeres también las tienen, y yo no las juzgo por eso. Tanto el hombre como la mujer tienen derecho a disfrutar del sexo de la misma manera y sin tabúes alguno —se encogió de hombros.
Lou sentía firme la tierra del tema con el que quería hablar. Si Jared no juzgaba ese tipo de cosas, tal vez no la juzgara por lo que había hecho la noche anterior, aunque él fuese implicado como los perjudicados, ya que lo había dejado plantado la noche anterior mientras ella friccionaba su cuerpo con su tío en una cama.
—Ni ellas ni yo lo hemos tomado enserio. Es sólo una necesidad: comer, dormir, bañarse, todos lo necesitamos. Ellas no se enamoran, yo tampoco. No las tomo enserio, porque ellas no quieren ser tomadas en serio. Quieren sexo, no una relación.
—Creo que piensas de una forma muy infantilmente madura, Jared.
Jared esbozó una sonrisa y sus ojos se abrillantaron al ver la sonrisa tímida de Lou.
—Dime qué pasa, Lou —se acercó un poco más a ella—. Estoy aquí para ti. Tú no eres ninguna de esas chicas.
—Una pregunta. Tú y Lenny…
—¡Lou, por Dios, no! Ella es como mi prima. Además, aunque no lo fuera, no me gusta y yo tampoco a ella —rodó sus ojos.
—Es la primera; todas las chicas babean por ti en la universidad.
—Bueno, ella es…diferente —murmuró temeroso.
—¿Diferente? —Lou frunció el ceño.
—No es que sólo no le guste yo, en general a ella no le…gustan…los chicos —lanzó una mirada hacia Lou para ver su reacción.
—¿Es lesbiana? —jadeó Lou.
—Algo así —se encogió de hombros—. Creo que tú le gustas.
Lou abrió los ojos espantada. Jared soltó una carcajada.
—Sólo bromeo. Si le gustases, yo ya lo supiera, créeme —Jared se arrastró hasta el hombro de Lou donde se recostó.
—Eres increíble, Jared. Eres el chico más simpático y agradable que conozco —dejó caer su cabeza sobre la de Jared.
—Lou, ¿por qué traes puesta una de las camisas de Marco? —musitó.
Lou dio un suspiro y un nudo se comenzó a formar en su garganta.
—Me… me acosté con él anoche —susurró Lou avergonzada.
Jared se apartó de ella de inmediato y se levantó.
—¿Qué hiciste qué? —exclamó. Comenzó a caminar de un lado a otro incrédulo.
—Él estaba medio ebrio y me tomo por la fuerza, pero yo… yo me dejé —se avergonzó aún más.
—¡¿Por qué te dejaste?!
—Jared, yo… yo lo amo, y sentir que quería estar conmigo fue algo increíble para mí —comenzó a sollozar.
A Jared se le detuvo el corazón al escuchar que ella amaba a Marco, presionó su mandíbula y sus ojos comenzaron a aguarse.
—¿Lo amas? —dijo Jared en un hilo de voz.
Lou asintió sin dudarlo.
—¿Por qué? —su voz se quebró.
—¡Porque yo te amo a ti, Lou! —cayó de rodillas frente a ella y con las manos en el rostro.
—Jared, yo no sabía eso… —dijo Lou sin aliento—. No debería estarte contando esto —se levantó y trató de irse, pero Jared la tomó del brazo y al detuvo.
—No te vayas. Perdóname, dije que iba a entenderte y no a juzgarte y no lo estoy haciendo bien. Te lo suplico, Lou, no te vayas —susurró.
Lou plató su mirada en el suelo y Jared la estrechó en sus brazos con fuerza mientras aspiraba el olor de su cabello mezclado con el olor a lluvia de la camisa de Marco.
—Marco me golpeó esta mañana; no recordaba nada de lo que pasó anoche. No sé con qué cara lo miraré a partir de ahora —murmuró Lou contra su pecho.
—¿Te golpeó? —a Jared se le incendiaron las venas y comenzó a sentir un odio profundo hacia Marco, cada vez más grande.
—Jared, es hora de que yo te cuente mi vida también —se despegó de él.
Ambos se extendieron sobre el pasto boca arriba mientras miraban las copas de los árboles y el sol brillando e infiltrándose entre las hojas. Jared tomó la mano izquierda de Lou y plantó un beso en su palma, luego no la soltó, más bien la presionó contra su pecho.
—Mi padre era parte de las fuerzas armadas, nos abandonó a mi madre y a mí cuando ascendió de puesto. Mi mamá esperaba un bebé de él cuando se fue. Un hombre, llamado Brad Welters —Lou se estremeció al pronunciar su nombre. Ella permanecía con la vista plantada en el cielo, mientras Jared inclinaba la cabeza para verla a ella—. Dijo que mi padre había muerto en servicio, y que él era su mejor amigo y le había dejado a cargo la casa, su mujer y su hija; mi padre no sabía que mi mamá estaba embarazada de nuevo. El hombre hizo de la chocita un prostíbulo. Vivíamos en las afueras, en un pequeño pueblito de Willingham. La casita se caía a pedazos. Mi madre se opuso a su dictadura y se puso a discutir con él una noche. Yo estaba muy pequeña, tenía once años tal vez. Él comenzó a golpearla, ella se desangraba en el suelo. La escondió en el baño toda la noche, y en la mañana la reportó como suicidada. Obviamente, la policía no le creyó por los múltiples golpes. Él cambió la versión de la historia diciendo que ella tenía una amante que la golpeaba. Me hizo atestiguar su mentira y la policía me creyó; él me tenía amenazada. Cuando el caso se cerró, él vendió la casa y me llevó a Uxbridge. Ahí vivíamos en un apartamento sucio y pequeño. Él no se aparecía por días, y cuando llegaba me quitaba el dinero que ganaba en el bar, me golpeaba —la voz de Lou comenzó a quebrarse. Jared se volteó hacia ella y la abrazaba—. Siempre estaba ebrio, exigiéndome comida y dinero. Yo no tenía para comer ni para darle de comer, él se enfurecía y mira —le mostró sus moretones, rasguños y quemaduras—. Entonces me llevaba asquerosos hombres para que me manosearan e hicieran lo que quisieran conmigo, así el conseguiría más dinero para su vicio —las lágrimas brotaban de los ojos de Lou, Jared se las limpiaba delicadamente con las yemas de los dedos. Él presionó su cabeza contra el lateral de Lou y cerró sus ojos intentando contener sus lágrimas. No sabía si iba a soportar escuchar todo lo que le hacían a su amada, cuando él moría, asesinaba y suplicaba por darle amor—. Ellos también me lastimaban.
»Un día antes de que tu padre me encontrara, yo hui de Uxbridge con un boleto de tren que me regaló un hombre en una cafetería. Venir aquí fue como un oasis en el desierto, un paraíso. Comida, gente amable y un lugar donde dormir, es como mi propio cielo —cerró sus ojos.
—Cuanto me duele escuchar todo esto, Lou —susurró Jared contra su oído—. No quiero que sufras eso de nuevo. No permitiré que nadie te vuelva a hacer daño, ¿me escuchas? Nadie. Nunca —le prometió—. Quiero que dejes ese refugio.
—No tengo donde más ir.
—Claro que sí. Yo tengo un apartamento, está vacío, sólo voy los fines de semana. Bueno, es de mi padre, pero en el testamento está a mi nombre. Lo hablaré con él y seguro que aceptará.
—Jared, no —se levantó—. No quiero molestar a tu padre.
—Lou, si tú no aceptas vivir ahí, tendré que comprar ese refugio y remodelarlo sólo para ti.
—Creo que tu padre me despedirá después de esto —Lou negó con la cabeza.
—No lo hará —se sentó también—. Y si lo hace… yo me iré contigo a donde quiera que vayas, Lou. Perdóname, pero no te dejaré sola nunca más. No podrás deshacerte de mí a partir de ahora. Nadie volverá a rozar tu piel ni con una pluma, te lo prometo.
El sol comenzaba a arder abrazante sobre los cuerpos desnudos de Lou y Marco, ambos estaban enredados uno en el otro, como unidos por la naturaleza.
Los ojos de Lou se abrieron lentamente cuando el sol golpeó su rostro. Ella se encontraba bajo los brazos gruesos y calurosos de Marco, la atrapaban como si nunca quisiesen dejarla ir. Lou se estremeció bajo su cuerpo y cerró los ojos de nuevo para disfrutar del momento. Sonrió como una tonta y hundió su rostro en el pecho de su amor. Él sintió el cosquilleo de la nariz de ella y se estiró.
Marco abrió los ojos lentamente y miró hacia el techo, sintió una presencia a su lado y volteó el rostro hacia ella. Abrió los ojos dramáticamente al ver a Lou a su lado. Se sentó en la cama alarmado vio que sus dos cuerpos estaban completamente desnudos.
—¿Qué estás haciendo aquí? —reclamó espantado.
A Lou se le paralizó el habla. Ella no esperaba que esto sucediera.
Marco se salió de la cama de inmediato y entró en el baño sin mirar atrás.
Lou también se levantó se puso su ropa interior. No sabía qué iba a pasar ahora, pero nada parecía seguro. Miró su vestido roto y se quemó las neuronas pensando cómo iba a irse vestida ahora. ¿Por qué Marco se ponía así? ¿Acaso no recordaba nada?, pensó Lou.
Un grito ahogado se escuchó proveniente del baño. Lou se quedó paralizada. La puerta del baño se abrió a continuación y Marco salió tirando por los mil demonios.
—¡Eres una zorra! —gritó Marco. Tomó del brazo a Lou y la estampó contra la cama con fuerza.
Lou lo miraba como un perrito asustado.
—¡Te aprovechaste de mi estado! ¡Me violaste! —le gritó. La haló de los pies y la tiró al suelo.
—Marco, yo no hice tal cosa. Tú te pusiste muy rudo y yo…
—¡Yo bajo los efectos del alcohol y tú ni corta ni perezosa me desvirgaste! ¡Eres una violadora! ¡Voy a demandarte! —la haló del cabello por el piso unos cuantos metros.
Lou se tomaba la cabeza llena de dolor y contenía sus lágrimas.
—Marco, yo no sabía que tú nunca habías tenido relaciones —se disculpó Lou en un lloriqueo.
—¡Ah, y tú sí! ¡Te has acostado con miles de hombres, seguramente! ¡Quién sabe cuántas asquerosas enfermedades me pasaste anoche! —la levantó del cabello y la estampó contra la pared.
—Marco, me estás lastimando —lloriqueaba.
—¡No me importa! —la despegó y la volvió a estampar—. Me das asco, y por tu culpa ahora yo también me doy asco. ¿Cómo pude revolcarme con una sucia, pobretona y masoquista de mierda? —masculló entre dientes.
—Por favor, suéltame —suplicó Lou.
—¿Tú crees que voy a dejar que mis padres vean que me he acostado con una puta? ¡Te sales por la ventana! Y ojalá te mueras en la caída —la tomó del cabello hasta la ventana.
Lou miró hacia abajo, estaba demasiado alto para saltar.
—¡Anda! —le gritó Marco en el tronco del oído.
—N-N-No pued-do saltar t-tanto —balbuceó Lou.
—¡Agh! —la empujó hacia adentro de la habitación.
—Conque te gustan los golpes, ¿eh? —Marco tomó su cinturón del suelo.
Lou negó con la cabeza mientras se arrastraba por la pared hasta el suelo, se toma el pelo tratando de suavizar el dolor de su cuero cabelludo y sus lágrimas rodaban sus mejillas inundándolas de sal y dolor.
—Mira nada más lo moreteada y lastimada que estás —miró todas sus cicatrices y moretones—. Eres lo más sucio que he conocido —levantó la mano con el cinturón.
Lou sólo esperaba el golpe.
—¡Marco! ¿Por qué estás gritando? —se escucharon unos golpes detrás de la puerta.
El rostro de Marco empalideció. Era su padre, el único al que Marco temía. Marco gruñó hacia Lou y la tomó del brazo, la arrastró por el suelo y la escondió bajo su cama para luego patear el pedazo de vestido junto con ella. Abrió la puerta, y su padre se asomó por ella.
—¿Qué pasa? —dijo Marco serio.
—¿Qué son esos gritos? ¿Por qué no llegaste ayer al cumpleaños de tu hermana? ¡Esto es el colmo, Marco James Styles! —lo regañaba su padre.
—Me quedé dormido —murmuró en respuesta.
—¡Esa no es excusa! ¡Jane te estaba esperando! ¡Te aseguro que tampoco llamaste a tu hermano anoche para felicitarlo! ¡No vives sólo, maldita sea! ¡Tienes una familia!
Lou se quedó tiesa y fría al escuchar el nombre de la esposa del director. Su mente no trabajaba muy bien en ése momento. Todo estaba turbio; la noche anterior, la fiesta de la madre de Jared, despertar con Marco, ser lastimada por él, y ahora escuchar a su padre regañarlo mientras ella estaba bajo la cama sollozando.
Ella no era del FBI, pero juraba que sus oídos no le engañaban, escuchó muy bien el nombre de la madre de Jared saliendo de la boca del padre de Marco. Si se suponía que Jane era la hermana de Marco…No, Jane no podía ser hermana de Marco, porque si lo era… Jared y Marco serían…sobrino y ¡No!, se negó Lou a creer.
La puerta se cerró y Lou sintió que le halaron los pies con fuerza. Miró a Marco temerosa y curiosa a la vez. Sus ojos ya no llameaban furiosos como antes, la sacudida de su padre lo había tranquilizado.
—Marco…, ¿Jane es tu… —Lou dudó.
—Mi hermana —completó Marco.
Lou se quedó boquiabierta.
—Tú y Jared…
A Marco le comenzaron a chispear los ojos al escuchar el nombre de Jared.
—Sí. Con ése te acostaste también, ¿no? —rugió Marco. Tomó a Lou de los hombros y la sacudió con fuerza.
—No, te juro que yo no he tenido nada con Jared —le explicaba ella.
—No mientas; él es un hormonal y tú una fácil. Son la pareja perfecta —Marco presionó la mandíbula. No le gustaba en absoluto la idea de haberse acostado con alguien después de que Jared lo haya hecho, aunque Lou supiera que eso no era cierto.
—¡No, Marco! —Lou se atacó en llanto.
Marco la soltó y se tomó la cabeza. Abrió su clóset y sacó una camiseta de ahí. Se la lanzó a Lou. Ella se puso el vestido y la camiseta sobre este.
—Mi madre está ebria, mi padre está en la cocina. Tú sales mientras yo lo distraigo. Por favor, no me arruines la vida, no seas tan torpe de hacer ruido —masculló.
—¿Por qué no me escondo en tu auto hasta que salgas?
—Mi auto tiene las llantas ponchadas, debes largarte a como viniste, si te parece.
Lou asintió. Ambos salieron por la puerta y Marco bajó las escaleras hasta la cocina, comenzó a hablar con su padre mientras Lou corría a hurtadillas hasta la salida. Marco pudo escuchar a los lejos el sonido de la puerta cerrándose, dejó a su padre y subió para alistarse para la universidad.
Lou lloraba a mares mientras salía de la casa. Estaba perdida. Todo era demasiado para que su mente lo procesara. Miró hacia todos lados y sólo observó cuatro casas muy hermosas, grandes y lujosas en fila, aparte de la ristra de autos que se extendía al final.
Caminó en dirección hacia un camino de árboles frondosos y flores coloreadas. Lou se asombró al llegar al final del camino y encontrar una enorme edificación como un castillo abriéndose frente a ella. Era como una universidad, no, aún más vieja y más grande. Se acercó y miró un pequeño letrero antiguo que decía ¨Centro de rehabilitación social Styles – Internado masculino¨
Lou miró desde la perspectiva, otra enorme edificación más lejos, pero esta no se miraba tan vieja como la que tenía enfrente. Se acercó y miró que decía lo mismo, excepto que esta se trataba de un internado para mujeres.
—Lou, ¿qué estás haciendo aquí? ¿Y con esa ropa? —preguntó una voz suave y delicada detrás de ella.
Lou volteó y Jared la miraba con extrañez.
—Jared, ¿tú vives aquí? —señaló el internado de hombres.
—No, allá —le señaló en dirección al camino de árboles.
—¿Por qué no me dijiste que Marco y tú eran familia?
Jared notó los ojos hinchados y las mejillas empapadas de Lou. Se acercó a ella y con la parte baja de su camisa limpió las mejillas de Lou. La miró con los ojos entrecerrados y sentía como le dolían sus lágrimas.
—Dime, ¿qué pasó? —Jared tomó las manos de Lou.
Lou miró sobre el hombro de Jared, el director se encontraba dentro del auto mirándola extrañado.
—Me avergüenza contártelo.
Jared se dio cuenta que todo se trataba porque Lí los estaba mirando.
—Espera un segundo —dijo y se volteó. Caminó hacia el auto donde se encontraba su padre y se inclinó dentro del auto.
—Papá, no he fallado a clases en toda mi vida, pero mi vida me necesita y necesito estar con ella. No te estoy pidiendo permiso, te estoy avisando que no llegaré —masculló Jared esperando que su padre no se negara.
—Está bien —asintió Lí—. Asegúrate que se encuentre bien.
—Dalo por hecho —dijo Jared para luego despegarse del auto.
Lí arrancó la camioneta y desapareció por un sendero de árboles. Jared se volteó hasta Lou, quien se encontraba despedazada a unos metros. Se acercó a ella de nuevo y tomó sus manos.
—Ven, encontremos un lugar donde estemos tranquilos —Jared atravesó su brazo por la cintura de Lou y la dirigió para rodear el internado.
Llegaron a un pequeño claro, habían un pequeño río cristalino atravesando el lugar, muchos árboles y flores, una que otra ardilla y varias mariposas. El lugar era naturalmente hermoso, no parecía el Edén de la universidad, que estaba claro que fue un hombre quien lo construyó. No. Este se notaba que la naturaleza lo había creado con su retorcida perfección.
Jared se sentó en el suelo a orillas del pequeño riachuelo. Invitó a Lou a sentarse también y ambos cruzaron sus piernas en posición de yoga. Jared sabía que Lou no estaba preparada para hablar, necesitaba confianza y bases para tenerla, así que él suspiró y se decidió a hablar primero.
—Los padres de Marco se llaman TN y Harry, Harry Styles; ellos tuvieron tres hijos: Edward y Jane, que son gemelos, y Marco. TN tiene una mejor amiga, Perrie. Ella tiene una hija con Zayn, el mejor amigo de mi madre, esa hija se llama Danielle y está casada con Edward, ambos tienen una hija de doce años. Jane está casada con Harry, Lí el director, mi padre. Y, ellos me tienen a mí.
»Mi madre me tuvo a los diecinueve años, nací casi a los diez meses de gestación. Mi madre y mi abuela estaban embarazadas al mismo tiempo, pero Marco fue prematuro; nació dos meses antes que yo. Mi padre tiene un primo llamado Louis, él y Eleanor, una amiga de mi madre tienen una hija, Lenny.
Lou escuchaba atenta la historia de Jared, trataba de poner la mayor atención posible para entender los puzles que eran la vida de Jared y su parentesco con Marco.
—Marco y yo nunca nos hemos llevado bien. De pequeño decía que iba a matarme —rodó sus ojos—. Y nunca te lo había comentado, porque no quiero que mezclen su reputación con la mía.
—Marco dice que te has acostado con toda la universidad —masculló Lou.
Jared se enrojeció de inmediato. Lo que decía no era del todo mentira.
—He tenido muchas chicas, no voy a negarlo. Pero, yo no exijo nada, ellas me dan y yo lo recibo. Soy un hombre, tengo debilidades. Sé que es una excusa tonta y machista, pero en parte no lo es. Las mujeres también las tienen, y yo no las juzgo por eso. Tanto el hombre como la mujer tienen derecho a disfrutar del sexo de la misma manera y sin tabúes alguno —se encogió de hombros.
Lou sentía firme la tierra del tema con el que quería hablar. Si Jared no juzgaba ese tipo de cosas, tal vez no la juzgara por lo que había hecho la noche anterior, aunque él fuese implicado como los perjudicados, ya que lo había dejado plantado la noche anterior mientras ella friccionaba su cuerpo con su tío en una cama.
—Ni ellas ni yo lo hemos tomado enserio. Es sólo una necesidad: comer, dormir, bañarse, todos lo necesitamos. Ellas no se enamoran, yo tampoco. No las tomo enserio, porque ellas no quieren ser tomadas en serio. Quieren sexo, no una relación.
—Creo que piensas de una forma muy infantilmente madura, Jared.
Jared esbozó una sonrisa y sus ojos se abrillantaron al ver la sonrisa tímida de Lou.
—Dime qué pasa, Lou —se acercó un poco más a ella—. Estoy aquí para ti. Tú no eres ninguna de esas chicas.
—Una pregunta. Tú y Lenny…
—¡Lou, por Dios, no! Ella es como mi prima. Además, aunque no lo fuera, no me gusta y yo tampoco a ella —rodó sus ojos.
—Es la primera; todas las chicas babean por ti en la universidad.
—Bueno, ella es…diferente —murmuró temeroso.
—¿Diferente? —Lou frunció el ceño.
—No es que sólo no le guste yo, en general a ella no le…gustan…los chicos —lanzó una mirada hacia Lou para ver su reacción.
—¿Es lesbiana? —jadeó Lou.
—Algo así —se encogió de hombros—. Creo que tú le gustas.
Lou abrió los ojos espantada. Jared soltó una carcajada.
—Sólo bromeo. Si le gustases, yo ya lo supiera, créeme —Jared se arrastró hasta el hombro de Lou donde se recostó.
—Eres increíble, Jared. Eres el chico más simpático y agradable que conozco —dejó caer su cabeza sobre la de Jared.
—Lou, ¿por qué traes puesta una de las camisas de Marco? —musitó.
Lou dio un suspiro y un nudo se comenzó a formar en su garganta.
—Me… me acosté con él anoche —susurró Lou avergonzada.
Jared se apartó de ella de inmediato y se levantó.
—¿Qué hiciste qué? —exclamó. Comenzó a caminar de un lado a otro incrédulo.
—Él estaba medio ebrio y me tomo por la fuerza, pero yo… yo me dejé —se avergonzó aún más.
—¡¿Por qué te dejaste?!
—Jared, yo… yo lo amo, y sentir que quería estar conmigo fue algo increíble para mí —comenzó a sollozar.
A Jared se le detuvo el corazón al escuchar que ella amaba a Marco, presionó su mandíbula y sus ojos comenzaron a aguarse.
—¿Lo amas? —dijo Jared en un hilo de voz.
Lou asintió sin dudarlo.
—¿Por qué? —su voz se quebró.
—¡Porque yo te amo a ti, Lou! —cayó de rodillas frente a ella y con las manos en el rostro.
—Jared, yo no sabía eso… —dijo Lou sin aliento—. No debería estarte contando esto —se levantó y trató de irse, pero Jared la tomó del brazo y al detuvo.
—No te vayas. Perdóname, dije que iba a entenderte y no a juzgarte y no lo estoy haciendo bien. Te lo suplico, Lou, no te vayas —susurró.
Lou plató su mirada en el suelo y Jared la estrechó en sus brazos con fuerza mientras aspiraba el olor de su cabello mezclado con el olor a lluvia de la camisa de Marco.
—Marco me golpeó esta mañana; no recordaba nada de lo que pasó anoche. No sé con qué cara lo miraré a partir de ahora —murmuró Lou contra su pecho.
—¿Te golpeó? —a Jared se le incendiaron las venas y comenzó a sentir un odio profundo hacia Marco, cada vez más grande.
—Jared, es hora de que yo te cuente mi vida también —se despegó de él.
Ambos se extendieron sobre el pasto boca arriba mientras miraban las copas de los árboles y el sol brillando e infiltrándose entre las hojas. Jared tomó la mano izquierda de Lou y plantó un beso en su palma, luego no la soltó, más bien la presionó contra su pecho.
—Mi padre era parte de las fuerzas armadas, nos abandonó a mi madre y a mí cuando ascendió de puesto. Mi mamá esperaba un bebé de él cuando se fue. Un hombre, llamado Brad Welters —Lou se estremeció al pronunciar su nombre. Ella permanecía con la vista plantada en el cielo, mientras Jared inclinaba la cabeza para verla a ella—. Dijo que mi padre había muerto en servicio, y que él era su mejor amigo y le había dejado a cargo la casa, su mujer y su hija; mi padre no sabía que mi mamá estaba embarazada de nuevo. El hombre hizo de la chocita un prostíbulo. Vivíamos en las afueras, en un pequeño pueblito de Willingham. La casita se caía a pedazos. Mi madre se opuso a su dictadura y se puso a discutir con él una noche. Yo estaba muy pequeña, tenía once años tal vez. Él comenzó a golpearla, ella se desangraba en el suelo. La escondió en el baño toda la noche, y en la mañana la reportó como suicidada. Obviamente, la policía no le creyó por los múltiples golpes. Él cambió la versión de la historia diciendo que ella tenía una amante que la golpeaba. Me hizo atestiguar su mentira y la policía me creyó; él me tenía amenazada. Cuando el caso se cerró, él vendió la casa y me llevó a Uxbridge. Ahí vivíamos en un apartamento sucio y pequeño. Él no se aparecía por días, y cuando llegaba me quitaba el dinero que ganaba en el bar, me golpeaba —la voz de Lou comenzó a quebrarse. Jared se volteó hacia ella y la abrazaba—. Siempre estaba ebrio, exigiéndome comida y dinero. Yo no tenía para comer ni para darle de comer, él se enfurecía y mira —le mostró sus moretones, rasguños y quemaduras—. Entonces me llevaba asquerosos hombres para que me manosearan e hicieran lo que quisieran conmigo, así el conseguiría más dinero para su vicio —las lágrimas brotaban de los ojos de Lou, Jared se las limpiaba delicadamente con las yemas de los dedos. Él presionó su cabeza contra el lateral de Lou y cerró sus ojos intentando contener sus lágrimas. No sabía si iba a soportar escuchar todo lo que le hacían a su amada, cuando él moría, asesinaba y suplicaba por darle amor—. Ellos también me lastimaban.
»Un día antes de que tu padre me encontrara, yo hui de Uxbridge con un boleto de tren que me regaló un hombre en una cafetería. Venir aquí fue como un oasis en el desierto, un paraíso. Comida, gente amable y un lugar donde dormir, es como mi propio cielo —cerró sus ojos.
—Cuanto me duele escuchar todo esto, Lou —susurró Jared contra su oído—. No quiero que sufras eso de nuevo. No permitiré que nadie te vuelva a hacer daño, ¿me escuchas? Nadie. Nunca —le prometió—. Quiero que dejes ese refugio.
—No tengo donde más ir.
—Claro que sí. Yo tengo un apartamento, está vacío, sólo voy los fines de semana. Bueno, es de mi padre, pero en el testamento está a mi nombre. Lo hablaré con él y seguro que aceptará.
—Jared, no —se levantó—. No quiero molestar a tu padre.
—Lou, si tú no aceptas vivir ahí, tendré que comprar ese refugio y remodelarlo sólo para ti.
—Creo que tu padre me despedirá después de esto —Lou negó con la cabeza.
—No lo hará —se sentó también—. Y si lo hace… yo me iré contigo a donde quiera que vayas, Lou. Perdóname, pero no te dejaré sola nunca más. No podrás deshacerte de mí a partir de ahora. Nadie volverá a rozar tu piel ni con una pluma, te lo prometo.
NaiirAJ
Re: Malas Decisiones {3 Temporada de Diva Adolescente} <CAPITULO NUEVO> FINAL
Capítulo 5: Parte 3:
—No puedo prometerte sentimientos, Jared —musitó Lou viendo los ojos castaños y cristalinos del chico.
Él se maravillaba ante el rostro de ella. La miraba como perdido en un laberinto hecho a su medida y sólo para él.
—No necesitas hacerlo. Nunca te exigiré nada. Quiero que todo lo hagas por tu propia voluntad. No seré como esos canallas que se imponen como si tú no valieras, cuando para mí, tú vales más que todas las personas de este mundo juntas —Jared tomó las manos de Lou entre las suyas y las presionó contra sus labios.
—Creo que es hora de ir a la universidad. Tú debes ir a clases, y yo tengo explicaciones que darle a tu padre —Lou soltó las manos de Jared y perdió sus mirada entre las hojas secas del suelo.
—No te preocupes por ello; ya me encargué de eso —plantó un beso en su mejilla.
Jared y Lou salieron del claro hasta llegar de regreso a la fila de casas hermosas y bien diseñadas. Jared sonrió hacia ella al ver su rostro de ilusión ante las mini mansiones.
—Yo vivo en la segunda —señaló Jared—. La primera es la de…
—Ya sé de quién es la primera —lo interrumpió Lou cerrando sus ojos.
Jared tragó saliva y prosiguió.
—La tercera es la de Zayn y Perrie, y la última es habitada por mi tío Edward y Danielle. Ellos están de viaje, así que la casa está vacía… —Jared pausó un segundo mientras una idea loca atravesaba su mente—. Puedes irte a ella si quieres —murmuró en voz baja—, así estaríamos más cerca —se dijo a sí mismo.
—¿Enserio crees que yo viviría en la casa de tu tío que no conozco? —Lou alzó una ceja.
—¿Y conmigo? —su voz se agudizó. Las palabras salieron de su boca involuntariamente.
Lou le lanzó a Jared una mirada de inconformidad, él simplemente asintió resignado.
—Tú fuiste quien picó las llantas de Marco —susurró Lou.
—Sí —Jared sonrió con orgullo—. Es el auto de mi madre. Ven, iremos en uno de los míos.
—¿Los? —jadeó Lou.
Jared amplió su sonrisa, la tomó de la mano y la guio hacia un BMW azul brillante. Las llaves estaban colocadas en la cerradura. Lou se extrañó ante la confianza de que cualquiera que viviese en una de las cuatro casas podía usar los autos de su gusto y capricho.
—¿Te gusta este?
Lou estaba embelesada.
—Es un auto increíble —contestó ella.
—Ven, no irás a la universidad con ropa de hombre —Jared tomó a Lou por la cintura y la arrastró hasta su casa.
Lou se asombró al entrar en ella, era increíble. La entrada tenía una repisa repleta de fotos. Ella no pudo evitar quedar viendo algunas. Jared se posó detrás de ella para oler su cabello, cuando se percató que Lou miraba hipnotizada una foto de Marco. El hecho no le gustó, decidió llevarla a otro sitio mental.
—Ellos son Zayn y Perrie —señaló Jared. Era una mujer mayor hermosa, rubia con ojos grises y un par de hoyuelos en sus mejillas que agraciaban su sonrisa. A la par tenía a un hombre rodeándola con los brazos; él tenía los ojos cafés intensos y un mentón pronunciado—. Aquí están más jóvenes; cuando mi abuela y ella eran adolescentes —le acercó otra foto. La mujer rubia era la misma, sólo que su rostro estaba más tenso, rejuvenecido y su cabello tenía una tonalidad más dorada, sus hoyuelos eran más pequeños y su sonrisa traviesa adolescente era chispeante. Una chica de cabello castaño medio, y más delgada que Perrie la tomaba de la cintura con menos posesividad que Zayn, pero con más confianza y libertad—. Mi tío Edward —susurró Jared aproximándole otra foto —un chico cabello castaño, medio rizado y un par de hoyuelos cargaba en sus brazos a una chica de ojos verdes con labios gruesos y cabello rizado, Lou juraba que era Jane, pero más joven, una adolescente—. Mi abuelo —le dio otra foto. En esta salía la misma mujer que posaba con Perrie, pero hecha una mujer, a su lado salía un hombre guapísimo, con ojos verdes igual a los de Jane, cabello castaño y rizado, labios rojos y un par de hoyuelos pronunciados. Lou se preguntó quién de esa familia no tenía hoyuelos. Bajo ellos, había un par de adolescentes. Lou reconoció a Jane, y a su lado Edward—. Ella es mi prima —le mostró una niña con cabello castaño y ojos grises. De aproximadamente doce años.
—Lenny —sonrió Lou al reconocer a la chica en una foto.
—Sí, con Eleanor, Louis y mi padre.
—¿Quién es ella? —preguntó Lou curiosa, señaló a una mujer de tez morena y cabello castaño. Reconoció que era la de la mini falda que se escurría en la oficina del director todos los días.
—Su nombre es Adilane; es hijastra de Samantha, una prima de mi padre —se encogió de hombros restándole importancia.
—Wow —sonrió Lou al ver una foto de Jared con una chica ojos cafés, tez blanca y cabello castaño. Él la sentaba sobre sus piernas mientras le daba un beso en la mejilla, ella sonreía abiertamente.
—Ella es Cher…ella es una larga historia —Jared tomó de la cintura a Lou y la llevó escaleras arriba.
La dirigió a su habitación y le rogó que esperara. Minutos después, Jared apareció con ropa adecuada para Lou. Ella dudó antes de usarla, pero al final salieron ambos en el auto de Jared hacia la universidad. Jared y Lou fueron a la oficina de Lí, él entró primero y le dio un beso a Lou en la mejilla antes de irse a clases.
Lou entró a la oficina de Lí con las piernas temblando, esperaba lo peor.
—Siéntate, Lou —le ofreció él.
Ella se sentó frente a él y suspiró con los ojos cerrados.
—No estás en problemas. Jared me ha contado todo; yo también estoy de acuerdo en que vivas en mi apartamento —le sonrió.
A Lou se le cayeron las pestañas cuando escuchó que Jared le había contado todo.
—Estoy muy apenada —dijo ella cabizbaja.
—No lo estés. He hablado con Margaret, estás justificada el día de hoy.
—Gracias, director.
—Llámame Harry.
—Jared es un gran chico, ahora me doy cuenta que lo trae en los genes.
—Basta, Lou. Es imposible que alguien no quiera ser agradable contigo, eres estupenda. Mira, espérame una hora luego que salgas y yo mismo te llevo al apartamento.
—Eh, no puedo —dijo Lou incómoda.
El ceño de Lí se frunció.
—¿Qué pasa?
—Es que…yo…yo no estoy sola —susurró.
Lí comprendía cada vez menos.
—Hay una viejecita; Frida, vivo con ella en el refugio, bueno, está escondida porque ella teme ir a un asilo de ancianos y yo le llevo comida todos los días. Prometí no dejarla…
—Lou —la interrumpió—, ella no puede estar escondida en un refugio. Debe ir a un asilo.
—Pero Frida dice que ahí los tratan muy mal.
—No mientras yo sea Harry Lí —dijo tomando el teléfono—. Adilane, llama a Grown Love, y haz una reservación para un cupo —colgó—. Listo.
—¿Qué ha hecho? —jadeó Lou.
—Un asilo privado, es lo que necesita. Ahí la tratarán como una reina —se encogió de hombros.
—¿Enserio! ¡Muchas gracias! —dijo Lou con los ojos húmedos.
El teléfono de Lí sonó. Él alzó el dedo hacia Lou para que lo esperara y contestó.
—¿Adilane?...Pero si llegaba hasta en un mes… —se tomó la cabeza—. Está bien —rodó sus ojos —. Sí, claro, no hay de otra. Dile que pase —colgó.
—¿Está todo bien? —preguntó Lou.
—Sí. Eh, Lou… ¿Te molestaría compartir el apartamento?
—Para nada. ¿Con quién?
Las puertas se abrieron dando golpetazos contra las paredes.
—¿Dónde está mi ametralladora favorita? —dijo una voz fina y divertida.
—No puedo prometerte sentimientos, Jared —musitó Lou viendo los ojos castaños y cristalinos del chico.
Él se maravillaba ante el rostro de ella. La miraba como perdido en un laberinto hecho a su medida y sólo para él.
—No necesitas hacerlo. Nunca te exigiré nada. Quiero que todo lo hagas por tu propia voluntad. No seré como esos canallas que se imponen como si tú no valieras, cuando para mí, tú vales más que todas las personas de este mundo juntas —Jared tomó las manos de Lou entre las suyas y las presionó contra sus labios.
—Creo que es hora de ir a la universidad. Tú debes ir a clases, y yo tengo explicaciones que darle a tu padre —Lou soltó las manos de Jared y perdió sus mirada entre las hojas secas del suelo.
—No te preocupes por ello; ya me encargué de eso —plantó un beso en su mejilla.
Jared y Lou salieron del claro hasta llegar de regreso a la fila de casas hermosas y bien diseñadas. Jared sonrió hacia ella al ver su rostro de ilusión ante las mini mansiones.
—Yo vivo en la segunda —señaló Jared—. La primera es la de…
—Ya sé de quién es la primera —lo interrumpió Lou cerrando sus ojos.
Jared tragó saliva y prosiguió.
—La tercera es la de Zayn y Perrie, y la última es habitada por mi tío Edward y Danielle. Ellos están de viaje, así que la casa está vacía… —Jared pausó un segundo mientras una idea loca atravesaba su mente—. Puedes irte a ella si quieres —murmuró en voz baja—, así estaríamos más cerca —se dijo a sí mismo.
—¿Enserio crees que yo viviría en la casa de tu tío que no conozco? —Lou alzó una ceja.
—¿Y conmigo? —su voz se agudizó. Las palabras salieron de su boca involuntariamente.
Lou le lanzó a Jared una mirada de inconformidad, él simplemente asintió resignado.
—Tú fuiste quien picó las llantas de Marco —susurró Lou.
—Sí —Jared sonrió con orgullo—. Es el auto de mi madre. Ven, iremos en uno de los míos.
—¿Los? —jadeó Lou.
Jared amplió su sonrisa, la tomó de la mano y la guio hacia un BMW azul brillante. Las llaves estaban colocadas en la cerradura. Lou se extrañó ante la confianza de que cualquiera que viviese en una de las cuatro casas podía usar los autos de su gusto y capricho.
—¿Te gusta este?
Lou estaba embelesada.
—Es un auto increíble —contestó ella.
—Ven, no irás a la universidad con ropa de hombre —Jared tomó a Lou por la cintura y la arrastró hasta su casa.
Lou se asombró al entrar en ella, era increíble. La entrada tenía una repisa repleta de fotos. Ella no pudo evitar quedar viendo algunas. Jared se posó detrás de ella para oler su cabello, cuando se percató que Lou miraba hipnotizada una foto de Marco. El hecho no le gustó, decidió llevarla a otro sitio mental.
—Ellos son Zayn y Perrie —señaló Jared. Era una mujer mayor hermosa, rubia con ojos grises y un par de hoyuelos en sus mejillas que agraciaban su sonrisa. A la par tenía a un hombre rodeándola con los brazos; él tenía los ojos cafés intensos y un mentón pronunciado—. Aquí están más jóvenes; cuando mi abuela y ella eran adolescentes —le acercó otra foto. La mujer rubia era la misma, sólo que su rostro estaba más tenso, rejuvenecido y su cabello tenía una tonalidad más dorada, sus hoyuelos eran más pequeños y su sonrisa traviesa adolescente era chispeante. Una chica de cabello castaño medio, y más delgada que Perrie la tomaba de la cintura con menos posesividad que Zayn, pero con más confianza y libertad—. Mi tío Edward —susurró Jared aproximándole otra foto —un chico cabello castaño, medio rizado y un par de hoyuelos cargaba en sus brazos a una chica de ojos verdes con labios gruesos y cabello rizado, Lou juraba que era Jane, pero más joven, una adolescente—. Mi abuelo —le dio otra foto. En esta salía la misma mujer que posaba con Perrie, pero hecha una mujer, a su lado salía un hombre guapísimo, con ojos verdes igual a los de Jane, cabello castaño y rizado, labios rojos y un par de hoyuelos pronunciados. Lou se preguntó quién de esa familia no tenía hoyuelos. Bajo ellos, había un par de adolescentes. Lou reconoció a Jane, y a su lado Edward—. Ella es mi prima —le mostró una niña con cabello castaño y ojos grises. De aproximadamente doce años.
—Lenny —sonrió Lou al reconocer a la chica en una foto.
—Sí, con Eleanor, Louis y mi padre.
—¿Quién es ella? —preguntó Lou curiosa, señaló a una mujer de tez morena y cabello castaño. Reconoció que era la de la mini falda que se escurría en la oficina del director todos los días.
—Su nombre es Adilane; es hijastra de Samantha, una prima de mi padre —se encogió de hombros restándole importancia.
—Wow —sonrió Lou al ver una foto de Jared con una chica ojos cafés, tez blanca y cabello castaño. Él la sentaba sobre sus piernas mientras le daba un beso en la mejilla, ella sonreía abiertamente.
—Ella es Cher…ella es una larga historia —Jared tomó de la cintura a Lou y la llevó escaleras arriba.
La dirigió a su habitación y le rogó que esperara. Minutos después, Jared apareció con ropa adecuada para Lou. Ella dudó antes de usarla, pero al final salieron ambos en el auto de Jared hacia la universidad. Jared y Lou fueron a la oficina de Lí, él entró primero y le dio un beso a Lou en la mejilla antes de irse a clases.
Lou entró a la oficina de Lí con las piernas temblando, esperaba lo peor.
—Siéntate, Lou —le ofreció él.
Ella se sentó frente a él y suspiró con los ojos cerrados.
—No estás en problemas. Jared me ha contado todo; yo también estoy de acuerdo en que vivas en mi apartamento —le sonrió.
A Lou se le cayeron las pestañas cuando escuchó que Jared le había contado todo.
—Estoy muy apenada —dijo ella cabizbaja.
—No lo estés. He hablado con Margaret, estás justificada el día de hoy.
—Gracias, director.
—Llámame Harry.
—Jared es un gran chico, ahora me doy cuenta que lo trae en los genes.
—Basta, Lou. Es imposible que alguien no quiera ser agradable contigo, eres estupenda. Mira, espérame una hora luego que salgas y yo mismo te llevo al apartamento.
—Eh, no puedo —dijo Lou incómoda.
El ceño de Lí se frunció.
—¿Qué pasa?
—Es que…yo…yo no estoy sola —susurró.
Lí comprendía cada vez menos.
—Hay una viejecita; Frida, vivo con ella en el refugio, bueno, está escondida porque ella teme ir a un asilo de ancianos y yo le llevo comida todos los días. Prometí no dejarla…
—Lou —la interrumpió—, ella no puede estar escondida en un refugio. Debe ir a un asilo.
—Pero Frida dice que ahí los tratan muy mal.
—No mientras yo sea Harry Lí —dijo tomando el teléfono—. Adilane, llama a Grown Love, y haz una reservación para un cupo —colgó—. Listo.
—¿Qué ha hecho? —jadeó Lou.
—Un asilo privado, es lo que necesita. Ahí la tratarán como una reina —se encogió de hombros.
—¿Enserio! ¡Muchas gracias! —dijo Lou con los ojos húmedos.
El teléfono de Lí sonó. Él alzó el dedo hacia Lou para que lo esperara y contestó.
—¿Adilane?...Pero si llegaba hasta en un mes… —se tomó la cabeza—. Está bien —rodó sus ojos —. Sí, claro, no hay de otra. Dile que pase —colgó.
—¿Está todo bien? —preguntó Lou.
—Sí. Eh, Lou… ¿Te molestaría compartir el apartamento?
—Para nada. ¿Con quién?
Las puertas se abrieron dando golpetazos contra las paredes.
—¿Dónde está mi ametralladora favorita? —dijo una voz fina y divertida.
NaiirAJ
Re: Malas Decisiones {3 Temporada de Diva Adolescente} <CAPITULO NUEVO> FINAL
Capítulo 6: Parte 1:
Lou no volteó la mirada, pero una chica cabello corto, lacio y castaño oscuro caminó hacia el escritorio con el sonido claqué de sus tacones de plataforma. La chica traía un pantalón de cuero negro y una camisa blanca holgada.
Lí presionaba sus manos contra su rostro.
La chica se sentó piernas cruzadas sobre el escritorio.
—¿A quién estás castigando, Lí? —dijo ella echando un vistazo a los papeles frente a él.
Lou entrecerró los ojos hasta que pudo reconocer a la chica de la foto, la que Jared cargaba en sus piernas y besaba con tanta confianza. Cher.
La chica alzó la vista hacia Lou y frunció sus labios rosas llenos de brillo labial. Luego, soltó una sonrisa simpática hacia Lou, alzó una de sus finas cejas negras y volteó de nuevo a Lí. El silencio que habitaba en esa oficina hacía presión en los oídos de Lou.
—Hola, soy Cher…tú debes ser Lou —le extendió la mano.
Lou miró hacia la mano de Cher, ella tenía una manicura perfecta color rosa y unos dedos finos, largos y manos cuidadas. Lou estrechó su mano, y miró el contraste de las manos angelicales de Cher y sus descuidadas manos.
—Así es —susurró Lou tímidamente.
—¿No se suponía que vendrías hasta el otro mes? —dijo Lí entre dientes.
—Jared me llamó, quiso que viniera a acompañar a Lou —se encogió de hombros.
Lou estaba confundida. ¿Qué tenía que ver Cher con Jared? Y ahora con ella.
Lí estaba con un punto de fastidio, sabía que Cher no era la indicada para tratar un caso tan especial como lo era Lou, pero gracias a su hijo, la tendría aquí durante seis meses.
—Es un placer, Cher —sonrió Lou.
Cher examinó con la mirada a Lou.
—Traes la ropa de Jane —masculló.
Lí se levantó impacientado y abrió la puerta. Lou quiso meter la cabeza en la tierra como una avestruz.
—Es mejor que vayas a clases, Cher.
—No te apenes, Lou; te queda muy bien —se levantó también—. Nos vemos luego —dijo mientras salía.
—Creo que yo también me voy —murmuró Lou levantándose.
Cher ya se había ido. Lou se dirigió hacia la cocina, esperando que Lila por primera vez en dos meses no le pidiera ir a dejar el almuerzo de Marco. Ella no podría lidiar con ello, se derrumbaría al instante. Sentirse ultrajada y despreciada no era algo nuevo en su vida, pero serlo por la persona que amaba, eso añadía dolor al asunto.
—Buenos días, Lou. Puedes tomar la bandeja que está en la mesa y la vas a dejar al jardín —ordenó Lila inocentemente.
Lou sintió que la tierra se abría y se la tragaba hasta el inframundo. Ella suspiró ante sus piernas temblorosas y caminó hacia la mesa. Miró la bandeja llena de comida y decorada sofisticadamente. No quería hacerlo, realmente no, pero no iba a lloriquear y quejarse de todo. Ella no quería ser una cobarde de tal magnitud, y ya demasiados problemas le había dado al director y a su hijo. Le apenaba que el cuñado de Marco supiera que se había acostado con él, pero gracias a Jared, el buen hijo, tuvo que contárselo todo a su padre.
Lou tomó la bandeja entre sus manos sudadas y la presionó con fuerza para que esta no resbalara. Se encaminó hacia el jardín y se quitó los zapatos antes de entrar al pasto. Examinó los alrededores, temerosa. El olor a lluvia inundaba el lugar, más que nunca. Era indiscutible que Marco se encontraba ahí. Ella trataba de no desmayarse ante él, pero no estaba segura de poder lograrlo.
Marco se sentaba de espaldas a ella en una banqueta de cemento al estilo griego. Vestía su camisa negra cuello v y sus pantalones azul oscuro.
Lou se aclaró la garganta suavemente sin acercarse mucho, tenía miedo.
Marco no volteó la vista, pero alzó la mano y flexionó su dedo, llamando a Lou con él. Ella miró hacia todos lados y se animó a dar un par de pasos hacia él.
—¿Por qué te fuiste con Jared al claro? —masculló con voz serena y ronca—. Y traes la ropa de mi hermana.
Lou tomó una bocanada de aire antes de contestar.
—Marco, quiero pedirte disculpas por lo que pasó anoche…
Marco se levantó y encaró a Lou con su mirada gris y penetrante. Ella se quedó sin habla antes de terminar sus disculpas. Su presencia la derretía al punto que los doce grados del ambiente natural no perjudicaba lo que su corazón latía. Él la miraba apacible, sin rastro de humildad ni remordimiento por su comportamiento, todo lo contrario; más firme que nunca, y hasta con una pizca de furia.
—Me vas a decir todo, con lujo de detalles lo que hablaron, ¿entiendes? —susurró a centímetros de sus labios.
Lou asintió perdida en el rojo de sus carnosos y fino labios carmesí. Aparentemente, a él era inmune a las sensaciones que corrían es espiral alrededor de ellos.
—Jared me ha ofrecido el apartamento de su padre y yo he aceptado. Viviré con una chica llamada Cher…
—¿Cher? —jadeó—. ¡Agh!
—¿Qué tiene? ¿Quién es?
—Joder. ¡No me interrogues! —gruñó Marco volteándose y dando un puñetazos al aire.
Lou dio un paso hacia atrás y su respiración se quedó quieta mientras sus músculos se tensaban.
—Perdona. ¿Estás enojado conmigo?
—Mira, Blou, Liu, Lou. ¡Cómo te llames! ¡Sal de mi vida! ¿Me entiendes? ¡Has venido a ponerla de cabeza! Y no permitiré que una mugrienta menesterosa lavaplatos se involucre conmigo —bufó disgustado.
Los ojos de Lou comenzaron a llenarse de agua, la bandeja amenazaba con resbalarse de sus manos. Ni siquiera estaba segura si ella podría mantenerse en pie un segundo más. Las palabras de Marco le ardían como jugo de limón y vinagre en una llaga abierta en su corazón. Cuanto hubiese dado ella por una sola caricia cariñosa de parte de Marco, pero ni siquiera la noche anterior la había recibido. De él sólo podía esperar reclamos, furia, gritos y golpes. Claro que, ayer en su tortura física la llevó al paraíso. Pero ella, por primera vez quería sentir amor…lento, suave, sensible. La llaga se abrió aún más al darse cuenta que eso sólo podría recibirlo del chico que no amaba: Jared.
—Está bien —musitó en voz baja, casi inaudible; el nudo de su garganta impedía el paso del aire hacia sus cuerdas vocales. Sus ojos ardían, al punto que no pudo evitar parpadear y que sus saladas lágrimas brotaran de sus ojos y cayeran de sus mejillas como cataratas indetenibles.
Marco miró por el rabillo del ojo el llanto de Lou. Empuñó sus manos y se tornó colorado. Se dio la vuelta tan fuerte que de un manotazo botó la bandeja de las manos de Lou y regó por el piso toda la comida y los platos.
Lou jadeó aterrorizada. Marco tenía la respiración agitada de la furia.
—¡Mierda! ¡No llores! ¡No tolero que llores! ¡Me fastidia! —la vociferó.
Lou se quedó pausada en un sollozo. Sus manos comenzaron a temblar y sus ojos se ampliaron al ver el panorama de Marco en posición de ataque, y lo único malo es que era hacia ella.
Se sintió desdichada, como de costumbre. No esperaba nada más de él. Se culpaba por todo lo que había pasado. Sintió que si ella no hubiese permito llegar a tal punto anoche, él no estaría tan furioso. No le importaba que su alma estuviera hecha trizas, a eso ya se había acostumbrado. Lo que desdichaba su existencia era la culpa por poner a Marco en esa situación.
Lou dio media vuelta y salió corriendo dentro de la cocina. Chocó con Dana, pero no se detuvo y continuó corriendo por los pasillos pulidos de la universidad. Había un par de chicos por ahí que la miraron raro, pero ella seguía con la vista nublada por el desconsuelo.
Se tiró bajo un árbol en la entrada de la universidad; dentro de los alrededores, pero fuera de la edificación. Se echó a llorar a mares escondida entre sus rodillas, sollozaba como llora un doliente a su muerto y el dolor de su pecho se ramificaba por su cabeza y sus extremidades, al punto de que su pena se expandía hacia el exterior. El dolor era casi palpable.
—Joder. Mataré a ese hijo de puta —bromeó una voz femenina.
Lou levantó la cabeza: sus ojos estaban colorados, sus párpados hinchados y pesados y su cara más mojada que la lluvia. Lo único que pudo ver en su nublada vista a través de sus húmedas pestañas fue un diseño de corazón rojo con ramas y hojas entrelazadas en la piel de la chica; una camiseta roja de absurdas mangas cortas y un leggings negro con diseño floreado. Miró el rostro de la chica, sus labios rojos carmesí se fruncían al igual que su ceño bajo su cerquillo negro: Lenny. Lou simplemente suspiró, no podían mantener la mirada fija y la agachó como un perrito humillado.
Lenny flexionó sus rodillas y quedó en cuclillas frente a Lou, se acercó a su rostro y la tomó de la barbilla. El tacto de Lenny hizo a Lou estremecerse, sus dedos estaban fríos.
—Te enamoraste del tipo, equivocado, cariño —susurró negando con la cabeza.
—Has hablado con Jared, ¿cierto? —susurró Lou entre sollozos.
Lenny se encogió de hombros en señal de asentimiento. Lou resopló, su vida se hacía y deshacía entre la boca de Jared.
—Tu alma es demasiado limpia, Lou… —resopló—. Perdóname. Si yo no te hubiera dejado ayer, nada de esto estaría pasando.
—No es tu culpa. Fui yo quien hizo enojar a Marco.
—O sea que, lo que te agobia es que Marco esté enojado y no las cosas que te hace —bufó incrédula—. Ven —sujetó a Lou del brazo y la ayudó a ponerse de pie.
Lou y Lenny caminaron hasta la oficina de Lí. Lou conoció a Adilane oficialmente. Ella era muy sexy y provocativa, pero cuando Lí entró a la oficina toda su sensualidad quedaba en segundo plano aplastada por el respeto y la cordialidad que presentaba ante él. Él hacía lo mismo, era autoritario y firme.
Lou no entendía como alguien tan inmutable e imperioso podía conmoverse con una, según ella, insignificante o como Marco la había llamado: menesterosa chica encontrada en la calle.
Lou y Lenny se sentaron frente al enorme escritorio del director. Inmediatamente su semblante cambió. Su rostro se relajó y su ceño fruncido se relajó hasta estirar una sonrisa de oreja a oreja hacia las chicas. Esto espantó un poco a Lou.
—¿Cómo lo hace? —susurró Lou para sí misma.
—¿Cómo dices? —preguntó Lí.
—Nada —sacudió Lou su cabeza apenada.
—Anda, Lou, dime —le sonrió con más confianza.
—Es que… es impresionante como puede ser tan intimidante y luego tan sensible —masculló.
—No me creas hipócrita o doble cara, Lou. Sólo que tengo una versión de mí con cada persona y en cada situación —encogió sus hombros—. Con Adilane debo ser firme, como el director que soy, fuera somos amigos y podemos salir a tomar un café. Jared en la universidad es mi alumno, y fuera de ella mi hijo. Circunstancias, Lou.
—Pero la excepción a todo es Jane —aclaró Lenny—. Con ella es faje en la casa, oficina, cine, calle, convento…
—Lenny —la interrumpió Lí con inquietud.
—¿Fa… —Lou no pudo terminar la palabra cuando Lí interrumpió de nuevo.
—Creo que deberías ir a acompañar a Lou al apartamento. Cher ya está allá; yo tengo mucho trabajo y no podré ir.
Lou estaba atónita. ¿Cómo era que todos se daban cuenta de lo que le pasaba a Lou, las decisiones y todo lo demás? Era como si todos estuviesen conectados.
—Con gusto. Vamos, Lou —Lenny se levantó despreocupada.
Ambas salieron de la oficina de Lí. Tomaron el auto de Lenny, un descapotable negro con diseño de llamas azules y rojas. Salieron a toda velocidad y en menos de quince minutos llegaron a un enorme edificio lleno de vidrio azul que brillaba a contra luz. Lenny picó en interfono y una voz chillona y fina contestó.
—Hola, soy Lenny —dijo con una sonrisa.
—Uhm —dudó Cher.
—Traigo a Lou —añadió Lenny.
La puerta se abrió de inmediato y ambas chicas entraron al edificio y luego al ascensor. Cuando llegaron al piso doce, Cher esperaba en la puerta con una sonrisa hacia Lou que se disipó al ver a Lenny.
—Hola Cher —saludó Lenny con los ojos brillosos y la sonrisa tierna.
Cher empalideció, pero trató de fingir una sonrisa hacia Lou, dispersando de su cabeza a Lenny.
—Bienvenida, Lou, entra —murmuró.
Lou y Lenny entraron. Lou quedó pasmada ante el monstruo de vidrio que se abría ante sus ojos. Todo estaba hecho de mármol, cristal y alfombra cara. Era un mini palacio, al punto que le daba miedo tocar cualquier cosa y que esta se rompiera en pedacitos. Todo se miraba demasiado delicado para sus torpes y duras manos mal cuidadas.
—¿Aquí viviré yo? —susurró Lou embelesada.
—Sí —susurró una voz lenta, masculina y abrazadora detrás de su oreja al tiempo que la abrazaban por la espalda con un par de brazos fuertes y firmes.
Lou sonrió ante el tacto
Lou no volteó la mirada, pero una chica cabello corto, lacio y castaño oscuro caminó hacia el escritorio con el sonido claqué de sus tacones de plataforma. La chica traía un pantalón de cuero negro y una camisa blanca holgada.
Lí presionaba sus manos contra su rostro.
La chica se sentó piernas cruzadas sobre el escritorio.
—¿A quién estás castigando, Lí? —dijo ella echando un vistazo a los papeles frente a él.
Lou entrecerró los ojos hasta que pudo reconocer a la chica de la foto, la que Jared cargaba en sus piernas y besaba con tanta confianza. Cher.
La chica alzó la vista hacia Lou y frunció sus labios rosas llenos de brillo labial. Luego, soltó una sonrisa simpática hacia Lou, alzó una de sus finas cejas negras y volteó de nuevo a Lí. El silencio que habitaba en esa oficina hacía presión en los oídos de Lou.
—Hola, soy Cher…tú debes ser Lou —le extendió la mano.
Lou miró hacia la mano de Cher, ella tenía una manicura perfecta color rosa y unos dedos finos, largos y manos cuidadas. Lou estrechó su mano, y miró el contraste de las manos angelicales de Cher y sus descuidadas manos.
—Así es —susurró Lou tímidamente.
—¿No se suponía que vendrías hasta el otro mes? —dijo Lí entre dientes.
—Jared me llamó, quiso que viniera a acompañar a Lou —se encogió de hombros.
Lou estaba confundida. ¿Qué tenía que ver Cher con Jared? Y ahora con ella.
Lí estaba con un punto de fastidio, sabía que Cher no era la indicada para tratar un caso tan especial como lo era Lou, pero gracias a su hijo, la tendría aquí durante seis meses.
—Es un placer, Cher —sonrió Lou.
Cher examinó con la mirada a Lou.
—Traes la ropa de Jane —masculló.
Lí se levantó impacientado y abrió la puerta. Lou quiso meter la cabeza en la tierra como una avestruz.
—Es mejor que vayas a clases, Cher.
—No te apenes, Lou; te queda muy bien —se levantó también—. Nos vemos luego —dijo mientras salía.
—Creo que yo también me voy —murmuró Lou levantándose.
Cher ya se había ido. Lou se dirigió hacia la cocina, esperando que Lila por primera vez en dos meses no le pidiera ir a dejar el almuerzo de Marco. Ella no podría lidiar con ello, se derrumbaría al instante. Sentirse ultrajada y despreciada no era algo nuevo en su vida, pero serlo por la persona que amaba, eso añadía dolor al asunto.
—Buenos días, Lou. Puedes tomar la bandeja que está en la mesa y la vas a dejar al jardín —ordenó Lila inocentemente.
Lou sintió que la tierra se abría y se la tragaba hasta el inframundo. Ella suspiró ante sus piernas temblorosas y caminó hacia la mesa. Miró la bandeja llena de comida y decorada sofisticadamente. No quería hacerlo, realmente no, pero no iba a lloriquear y quejarse de todo. Ella no quería ser una cobarde de tal magnitud, y ya demasiados problemas le había dado al director y a su hijo. Le apenaba que el cuñado de Marco supiera que se había acostado con él, pero gracias a Jared, el buen hijo, tuvo que contárselo todo a su padre.
Lou tomó la bandeja entre sus manos sudadas y la presionó con fuerza para que esta no resbalara. Se encaminó hacia el jardín y se quitó los zapatos antes de entrar al pasto. Examinó los alrededores, temerosa. El olor a lluvia inundaba el lugar, más que nunca. Era indiscutible que Marco se encontraba ahí. Ella trataba de no desmayarse ante él, pero no estaba segura de poder lograrlo.
Marco se sentaba de espaldas a ella en una banqueta de cemento al estilo griego. Vestía su camisa negra cuello v y sus pantalones azul oscuro.
Lou se aclaró la garganta suavemente sin acercarse mucho, tenía miedo.
Marco no volteó la vista, pero alzó la mano y flexionó su dedo, llamando a Lou con él. Ella miró hacia todos lados y se animó a dar un par de pasos hacia él.
—¿Por qué te fuiste con Jared al claro? —masculló con voz serena y ronca—. Y traes la ropa de mi hermana.
Lou tomó una bocanada de aire antes de contestar.
—Marco, quiero pedirte disculpas por lo que pasó anoche…
Marco se levantó y encaró a Lou con su mirada gris y penetrante. Ella se quedó sin habla antes de terminar sus disculpas. Su presencia la derretía al punto que los doce grados del ambiente natural no perjudicaba lo que su corazón latía. Él la miraba apacible, sin rastro de humildad ni remordimiento por su comportamiento, todo lo contrario; más firme que nunca, y hasta con una pizca de furia.
—Me vas a decir todo, con lujo de detalles lo que hablaron, ¿entiendes? —susurró a centímetros de sus labios.
Lou asintió perdida en el rojo de sus carnosos y fino labios carmesí. Aparentemente, a él era inmune a las sensaciones que corrían es espiral alrededor de ellos.
—Jared me ha ofrecido el apartamento de su padre y yo he aceptado. Viviré con una chica llamada Cher…
—¿Cher? —jadeó—. ¡Agh!
—¿Qué tiene? ¿Quién es?
—Joder. ¡No me interrogues! —gruñó Marco volteándose y dando un puñetazos al aire.
Lou dio un paso hacia atrás y su respiración se quedó quieta mientras sus músculos se tensaban.
—Perdona. ¿Estás enojado conmigo?
—Mira, Blou, Liu, Lou. ¡Cómo te llames! ¡Sal de mi vida! ¿Me entiendes? ¡Has venido a ponerla de cabeza! Y no permitiré que una mugrienta menesterosa lavaplatos se involucre conmigo —bufó disgustado.
Los ojos de Lou comenzaron a llenarse de agua, la bandeja amenazaba con resbalarse de sus manos. Ni siquiera estaba segura si ella podría mantenerse en pie un segundo más. Las palabras de Marco le ardían como jugo de limón y vinagre en una llaga abierta en su corazón. Cuanto hubiese dado ella por una sola caricia cariñosa de parte de Marco, pero ni siquiera la noche anterior la había recibido. De él sólo podía esperar reclamos, furia, gritos y golpes. Claro que, ayer en su tortura física la llevó al paraíso. Pero ella, por primera vez quería sentir amor…lento, suave, sensible. La llaga se abrió aún más al darse cuenta que eso sólo podría recibirlo del chico que no amaba: Jared.
—Está bien —musitó en voz baja, casi inaudible; el nudo de su garganta impedía el paso del aire hacia sus cuerdas vocales. Sus ojos ardían, al punto que no pudo evitar parpadear y que sus saladas lágrimas brotaran de sus ojos y cayeran de sus mejillas como cataratas indetenibles.
Marco miró por el rabillo del ojo el llanto de Lou. Empuñó sus manos y se tornó colorado. Se dio la vuelta tan fuerte que de un manotazo botó la bandeja de las manos de Lou y regó por el piso toda la comida y los platos.
Lou jadeó aterrorizada. Marco tenía la respiración agitada de la furia.
—¡Mierda! ¡No llores! ¡No tolero que llores! ¡Me fastidia! —la vociferó.
Lou se quedó pausada en un sollozo. Sus manos comenzaron a temblar y sus ojos se ampliaron al ver el panorama de Marco en posición de ataque, y lo único malo es que era hacia ella.
Se sintió desdichada, como de costumbre. No esperaba nada más de él. Se culpaba por todo lo que había pasado. Sintió que si ella no hubiese permito llegar a tal punto anoche, él no estaría tan furioso. No le importaba que su alma estuviera hecha trizas, a eso ya se había acostumbrado. Lo que desdichaba su existencia era la culpa por poner a Marco en esa situación.
Lou dio media vuelta y salió corriendo dentro de la cocina. Chocó con Dana, pero no se detuvo y continuó corriendo por los pasillos pulidos de la universidad. Había un par de chicos por ahí que la miraron raro, pero ella seguía con la vista nublada por el desconsuelo.
Se tiró bajo un árbol en la entrada de la universidad; dentro de los alrededores, pero fuera de la edificación. Se echó a llorar a mares escondida entre sus rodillas, sollozaba como llora un doliente a su muerto y el dolor de su pecho se ramificaba por su cabeza y sus extremidades, al punto de que su pena se expandía hacia el exterior. El dolor era casi palpable.
—Joder. Mataré a ese hijo de puta —bromeó una voz femenina.
Lou levantó la cabeza: sus ojos estaban colorados, sus párpados hinchados y pesados y su cara más mojada que la lluvia. Lo único que pudo ver en su nublada vista a través de sus húmedas pestañas fue un diseño de corazón rojo con ramas y hojas entrelazadas en la piel de la chica; una camiseta roja de absurdas mangas cortas y un leggings negro con diseño floreado. Miró el rostro de la chica, sus labios rojos carmesí se fruncían al igual que su ceño bajo su cerquillo negro: Lenny. Lou simplemente suspiró, no podían mantener la mirada fija y la agachó como un perrito humillado.
Lenny flexionó sus rodillas y quedó en cuclillas frente a Lou, se acercó a su rostro y la tomó de la barbilla. El tacto de Lenny hizo a Lou estremecerse, sus dedos estaban fríos.
—Te enamoraste del tipo, equivocado, cariño —susurró negando con la cabeza.
—Has hablado con Jared, ¿cierto? —susurró Lou entre sollozos.
Lenny se encogió de hombros en señal de asentimiento. Lou resopló, su vida se hacía y deshacía entre la boca de Jared.
—Tu alma es demasiado limpia, Lou… —resopló—. Perdóname. Si yo no te hubiera dejado ayer, nada de esto estaría pasando.
—No es tu culpa. Fui yo quien hizo enojar a Marco.
—O sea que, lo que te agobia es que Marco esté enojado y no las cosas que te hace —bufó incrédula—. Ven —sujetó a Lou del brazo y la ayudó a ponerse de pie.
Lou y Lenny caminaron hasta la oficina de Lí. Lou conoció a Adilane oficialmente. Ella era muy sexy y provocativa, pero cuando Lí entró a la oficina toda su sensualidad quedaba en segundo plano aplastada por el respeto y la cordialidad que presentaba ante él. Él hacía lo mismo, era autoritario y firme.
Lou no entendía como alguien tan inmutable e imperioso podía conmoverse con una, según ella, insignificante o como Marco la había llamado: menesterosa chica encontrada en la calle.
Lou y Lenny se sentaron frente al enorme escritorio del director. Inmediatamente su semblante cambió. Su rostro se relajó y su ceño fruncido se relajó hasta estirar una sonrisa de oreja a oreja hacia las chicas. Esto espantó un poco a Lou.
—¿Cómo lo hace? —susurró Lou para sí misma.
—¿Cómo dices? —preguntó Lí.
—Nada —sacudió Lou su cabeza apenada.
—Anda, Lou, dime —le sonrió con más confianza.
—Es que… es impresionante como puede ser tan intimidante y luego tan sensible —masculló.
—No me creas hipócrita o doble cara, Lou. Sólo que tengo una versión de mí con cada persona y en cada situación —encogió sus hombros—. Con Adilane debo ser firme, como el director que soy, fuera somos amigos y podemos salir a tomar un café. Jared en la universidad es mi alumno, y fuera de ella mi hijo. Circunstancias, Lou.
—Pero la excepción a todo es Jane —aclaró Lenny—. Con ella es faje en la casa, oficina, cine, calle, convento…
—Lenny —la interrumpió Lí con inquietud.
—¿Fa… —Lou no pudo terminar la palabra cuando Lí interrumpió de nuevo.
—Creo que deberías ir a acompañar a Lou al apartamento. Cher ya está allá; yo tengo mucho trabajo y no podré ir.
Lou estaba atónita. ¿Cómo era que todos se daban cuenta de lo que le pasaba a Lou, las decisiones y todo lo demás? Era como si todos estuviesen conectados.
—Con gusto. Vamos, Lou —Lenny se levantó despreocupada.
Ambas salieron de la oficina de Lí. Tomaron el auto de Lenny, un descapotable negro con diseño de llamas azules y rojas. Salieron a toda velocidad y en menos de quince minutos llegaron a un enorme edificio lleno de vidrio azul que brillaba a contra luz. Lenny picó en interfono y una voz chillona y fina contestó.
—Hola, soy Lenny —dijo con una sonrisa.
—Uhm —dudó Cher.
—Traigo a Lou —añadió Lenny.
La puerta se abrió de inmediato y ambas chicas entraron al edificio y luego al ascensor. Cuando llegaron al piso doce, Cher esperaba en la puerta con una sonrisa hacia Lou que se disipó al ver a Lenny.
—Hola Cher —saludó Lenny con los ojos brillosos y la sonrisa tierna.
Cher empalideció, pero trató de fingir una sonrisa hacia Lou, dispersando de su cabeza a Lenny.
—Bienvenida, Lou, entra —murmuró.
Lou y Lenny entraron. Lou quedó pasmada ante el monstruo de vidrio que se abría ante sus ojos. Todo estaba hecho de mármol, cristal y alfombra cara. Era un mini palacio, al punto que le daba miedo tocar cualquier cosa y que esta se rompiera en pedacitos. Todo se miraba demasiado delicado para sus torpes y duras manos mal cuidadas.
—¿Aquí viviré yo? —susurró Lou embelesada.
—Sí —susurró una voz lenta, masculina y abrazadora detrás de su oreja al tiempo que la abrazaban por la espalda con un par de brazos fuertes y firmes.
Lou sonrió ante el tacto
NaiirAJ
Re: Malas Decisiones {3 Temporada de Diva Adolescente} <CAPITULO NUEVO> FINAL
O.O wooowowowowooooow siguela....
Wooooooooooooowooow
Wooooooooooooowooow
Pau Sheeran Maynard 1D
Re: Malas Decisiones {3 Temporada de Diva Adolescente} <CAPITULO NUEVO> FINAL
Ay deoz puto Marco, antes de que amaneciera yo ya me los imaginaba de que Lou le llevaba la comida re contenta y el la esperaba feliz y se besaban y tenian mas faje :corre:PERO NO! :¬¬: YA MARCO TUVO QUE SACAR SU PARTE MALA Y PEGARLE A LOU COMO PUDO SER TAN MALDITO PARA PEGARLE A LOU CUANDO EN REALIDAD EL FUE EL QUE SE LE TIRO A LOU ES UN MALDITO DESPIADADO, Y DECIRLE A LOU TODAS ESAS COSAS Y PREGUNTARLE DE QUE HABLARON CON JARED OZEAH QUE ESTUPIDO :muere: IGUAL LO SIGO AMANDO :omg:
BUENO EN FIN SIGUELA QUE LA AMO GRACIAS POR EL SUPER MEGA MARATON LO AME PERRA :bye:
BUENO EN FIN SIGUELA QUE LA AMO GRACIAS POR EL SUPER MEGA MARATON LO AME PERRA :bye:
Agus Directioner
Re: Malas Decisiones {3 Temporada de Diva Adolescente} <CAPITULO NUEVO> FINAL
Siguelaaaaa nair piedaddddddd :D
miss:horan<3
Re: Malas Decisiones {3 Temporada de Diva Adolescente} <CAPITULO NUEVO> FINAL
Estoy en Argentina.!!!! Sacanddo la entrada de One Direction!!!
NaiirAJ
Re: Malas Decisiones {3 Temporada de Diva Adolescente} <CAPITULO NUEVO> FINAL
Yeeey, en Argentona ya nos vas a poder subir mas????? Bye bitch
Pau Sheeran Maynard 1D
Re: Malas Decisiones {3 Temporada de Diva Adolescente} <CAPITULO NUEVO> FINAL
Voy a morir, te lo juro. MIL GRACIAS por el maraton, ily. Necesito tener las bolas de Marco en mis manos. Lo quiero hacer sufrir hasta que sangre salga por sus ojos como mermelada de fresa, de lo coagulada que debe estar debido al dolor. Así me siento.
Irene Baglieri
Maria de Horan
Re: Malas Decisiones {3 Temporada de Diva Adolescente} <CAPITULO NUEVO> FINAL
Ay que lindo que estés es Argentina!!!
Yo no pude comprar la entrada el sistema estaba colapsado y los teléfonos no atendían :sad:
Solo espero que haya segunda fecha para las que no pudimos alcanzar a comprarlas :lloro:
Te mando un kiss y me alegro que tengas tu entrada, siguela
Yo no pude comprar la entrada el sistema estaba colapsado y los teléfonos no atendían :sad:
Solo espero que haya segunda fecha para las que no pudimos alcanzar a comprarlas :lloro:
Te mando un kiss y me alegro que tengas tu entrada, siguela
Agus Directioner
Re: Malas Decisiones {3 Temporada de Diva Adolescente} <CAPITULO NUEVO> FINAL
ih mi Dios! oh mi Diooos!!!!!!!!
Tu que quieres?
[size=18]MATARME!!??[/size]
Juegas muy fellote con mis emociones,primero amaba a Jared,despues a marco, llore por el inutil de marcoo y a ahora estoy mas que Idiotizada! Por jareed!:love::love:
Tu que quieres?
[size=18]MATARME!!??[/size]
Juegas muy fellote con mis emociones,primero amaba a Jared,despues a marco, llore por el inutil de marcoo y a ahora estoy mas que Idiotizada! Por jareed!:love::love:
shary' de payne
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