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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
Dios dios dios *-*
Esta novela es simplemente genial!!
Ame los capitulos!!
Siiguela :P
Esta novela es simplemente genial!!
Ame los capitulos!!
Siiguela :P
maiih* [:
Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
:O Yay!
Se van a casar! :D
Siguelaaaa!
Se van a casar! :D
Siguelaaaa!
Ruth Esther<3
Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
quuuuuuuuuueeeeeeeeeeee cappppiiiiiiiiiiissssssss
jejejeje
y bueno solo quedan cinco capis
aaaaaaaaiiiiiiiii que tristesa
pero bueno siguela porfa
chelis
Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
Cap!!! 41
—Pero usted no —dijo ______.
—No. —La tía Bea sacudió la cabeza y sus tirabuzones grises rebotaron—. Claro que no.
Durante algunos minutos acarició a Reina Bess en silencio.
—Randall estaba preocupado la última vez que estuvo en casa —dijo finalmente—. Juraría que lo estaba. Bebía mucho.
—Estaba borracho la mayor parte del tiempo —recordó Nick.
La tía Bea lanzó un suspiro.
—Cierto. Eso era inusual. Había algo que le molestaba. —Se mordió el labio—. Incluso bromeaba sobre la muerte. Bueno, yo creía que estaba bromeando, pero luego hizo esculpir su busto con ese extraño escultorcillo. Dijo que no viviría para siempre y que deseaba asegurarse de que la posteridad lo recordara como un Draysmith.
La voz de la tía Bea se había tornado ligeramente chillona.
—Tía, no hace falta que nos cuentes esto, especialmente si remueve recuerdos tristes.
La tía Bea se secó los ojos con su pañuelo. Por una vez aparentaba sus sesenta años.
—No, quiero contároslo, Nicholas. No pienso muy a menudo en Randall, pero cuando lo hago, me siento tan triste. Es la incertidumbre lo que más me molesta. Siento que se ha cometido una injusticia, que el espíritu de Randall no descansa en paz.
—No pensará que su espíritu vaga dentro de los muros de Knightsdale, ¿verdad?
Nick se alegró de que ______ hiciera esa pregunta. Esperaba que la tía Bea no chocheara hasta el punto de creer que Knightsdale estaba habitado por fantasmas.
—Por supuesto que no, querida. Estaba hablando en sentido figurado —Sacudió la cabeza y sonrió—. Si hay algún espíritu suelto por los corredores de Knightsdale, debe ser el de George. Estaba furioso con respecto a ese busto. Que un oscuro artista local lo hubiese esculpido iba en contra de su sentido de la decencia. Si Randall estaba decidido a hacer su contribución a las efigies de la galería larga, George quería que el trabajo lo hiciese un artista reconocido en Londres. De ninguna manera deseaba que en Knightsdale se exhibiesen obras de una calidad inferior. Pero perdió la batalla… como siempre que discutía con Randall. Eso no contribuía a mejorar su carácter.
Nick decidió que ya era hora de que la conversación volviera al punto principal.
—¿Pero y Stockley, tía?
—Eso es lo que me resulta tan frustrante. Estoy casi segura de que Randall dijo algo sobre ese hombre la última vez que estuvo en casa, pero simplemente no puedo recordar qué. Os juro que me he devanado los sesos.
—Pero, Lady Beatrice, el señor Stockley no tiene la edad suficiente como para haber tenido algo que ver con la muerte de Lord Randall.
—No, por supuesto que no… no me refería a este señor Stockley. Me imagino que era su padre a quien Randall conocía.
—¿Pero cómo pudieron haberse conocido? —resopló Nick—. No me imagino que Stockley haya pertenecido a la «flor y nata».
—Randall no frecuentaba a la «flor y nata», Nicholas. Recuerda que partió para alta mar siendo apenas un muchacho —la tía Bea se rió—. Me resulta tan difícil imaginármelo en Almack's como imaginarme a George en un… en un burdel ordinario. En uno de lujo, bueno, quizás. Pero no, George prefería visitar a la señora Borden para satisfacer ese tipo de necesidades.
Nick miró fijamente a su tía. ¿La señora Borden? ¿Esa agradable dama, ya entrada en años, que había vivido en la cabaña junto al gran roble y le había regalado pastillas de limón?
—Estoy bastante segura de haber oído decir al señor Stockley que su familia se dedicaba a la navegación —recordó ______—. Quizás Lord Randall trabajó en uno de los barcos de la familia Stockley.
—¡Bah! Dudo que la familia Stockley haya sido alguna vez dueña de un barco. No parece venir de una familia rica; y para comprar un barco hace falta dinero.
—Y estoy seguro de no haberme cruzado nunca antes con nuestro señor Stockley —Nick ahuyentó de sus pensamientos la perturbadora imagen de su padre y la señora Borden. Se concentró en Stockley. Si hubiese conocido en Londres a ese irritante petimetre sin duda lo recordaría—. Si se moviese en los círculos de la «flor y nata» nos habríamos encontrado en algún momento.
—Eso es muy cierto —la tía Bea frunció el ceño y dejó de acariciar a Reina Bess. Su alteza protestó por la falta de atención, maullando y dando un cabezazo contra la mano de la tía, quien le hizo una prolongada caricia desde la nariz hasta la punta de la cola—. Desearía poder recordar.
—Desearía poder echar a puntapiés a Stockley.
A Nick no le hacía ninguna gracia tener bajo su techo a un personaje sospechoso, especialmente a uno que mostrara interés por ______. Menos todavía si por las noches podía entrar en la habitación de ella. Bueno, eso no iba a ser un gran problema. Si Stockley decidía darse una vuelta por la alcoba de ______ se iba a llevar una sorpresa. Nick no tenía ninguna intención de dejarla dormir sola otra vez.
—Lady Beatrice —dijo ______—, ¿sabía usted que existen pasadizos secretos en el interior de los muros de Knightsdale?
—¿Humm? —era obvio que la mente de la tía Bea aún estaba concentrada en el asunto Stockley—. ¿Pasadizos secretos? Creía que George había hecho cerrar las entradas con clavos al heredar el título.
—¿De manera que tú conocías su existencia?
—Por supuesto, Nicholas. En realidad no eran secretos: los usábamos con bastante frecuencia para escaparnos de nuestras clases.
—Yo no sabía que existían. Pensaba que era sólo otro de los cuentos de borracho de Randall.
La tía Bea se encogió de hombros.
—Como te dije, pensaba que George había hecho clavar todos los accesos. Supongo que los pasadizos ocultos tampoco eran demasiado compatibles con las nociones de decencia de tu padre. Los invitados podían (y lo hacían) cometer todo tipo de actos inmorales. ¿Por qué lo preguntáis?
—Porque alguien los está utilizando de nuevo.
¿Quién estaba utilizando los pasadizos ocultos? ___ consideraba la pregunta, mientras Betty, la doncella de Lady Elizabeth, la peinaba para el baile. Ncik estaba seguro de que se trataba del señor Stockley, pero él sentía antipatía por ese hombre. Bueno, a ella tampoco le gustaba, pero eso no significaba que él estuviera recorriendo a hurtadillas el interior de los muros de Knightsdale. Por supuesto, ella lo había visto hacer algunas cosas extrañas. Mirar detrás de los cuadros no era una ocupación corriente entre los invitados. Como tampoco lo era examinar con tanto detenimiento las estatuas y la construcción de piedra de la gruta. Era casi como si estuviese buscando algo. ¿Pero qué?
Si tan sólo Lady Beatrice consiguiese recordar qué era lo que había dicho Lord Randall hacía tantos años… ______ lanzó un suspiro.
—¿No le gusta el peinado, señorita?
—Oh, no es eso, Betty. El peinado está muy bien —de hecho ______ se miró al espejo y quedó boquiabierta—. Oh. Oh, Dios mío. Está más que muy bien, Betty… te ha quedado maravilloso.
—Bien, eso pensaba yo.
______ apenas oyó las palabras de la doncella. Tenía la vista clavada en su propio reflejo. Lady Beatrice le había ofrecido amablemente prestarle a su Claudette. Por fortuna, Lizzie, que estaba por ahí cerca, había visto la expresión de ______ y había insistido en enviarle a Betty. ¡Gracias a Dios! ______ no sólo encontraba intimidante a Claudette, sino que no deseaba ir a su primer baile luciendo como Lady Beatrice. Pero nunca habría imaginado que podría verse como ahora.
—Tengo que irme, señorita. Todavía tengo que peinar a la señorita Margaret y a Lady Elizabeth.
—Ve, Betty. Aquí ya has hecho magia. Gracias.
______ continuaba con la vista clavada en el espejo mientras Betty salía de la habitación. La muchacha debía pensar que ella era una completa idio-ta, pero no le importaba.
Estaba… bueno, lo más cercano a hermosa que podía esperar. Más cerca de lo que nunca había soñado que fuera posible. Betty había domado sus salvajes rizos para que se vieran elegantes y… seductores. Recogidos de modo informal, esperando que un hombre viniese a arrancar algunas horquillas para que cayeran sobre sus pechos.
Se ruborizó. Sabía quién era el hombre que ella esperaba que hiciese exactamente eso.
Y el traje de baile de satén azul podía tener cuatro años, pero se veía tan bien como ella lo recordaba… mejor, en realidad. ¿Le gustaría a Nick?
¿Se sentiría tentado de ver lo que el generoso escote del vestido apenas ocultaba?
Cerró los ojos. Esperaba que sí. Claro que lo esperaba. Le encantaría sentir sus manos sobre los pechos, sobre los hombros. Imaginó los dedos deslizándose sobre ella, seguidos por sus labios trazando una línea descendente hacia…
Se le endurecieron los pezones y todo su cuerpo empezó a palpitar.
—Qué hermosa manera de saludarme, cariño.
Sintió el aliento de Nick rozarle la clavícula y sus dedos deslizándose debajo del canesú para jugar con sus pezones. También deseaba que su boca estuviera ahí. Se arqueó hacia atrás, y volvió la cabeza. Tenía junto a su mejilla los pantalones de él, ajustados y reveladores. Ella sonrió y puso la mano justo ahí.
Él tomó aire y movió bruscamente las caderas hacia atrás.
—Qué audacia, ______.
—Lo sien…
—No lo sientas, cariño. Me encanta tu audacia… desgraciadamente, ahora no sabemos hasta dónde podría llevarnos. Debemos asistir a ese baile y además estar presentables. Nada de arrugas o manchas que puedan despertar sospechas —bajó la cabeza hacia ella, con una amplia sonrisa—. Pero después del baile, por favor, no dudes en ser todo lo audaz que puedas imaginar. Y si tu imaginación titubea, será un placer hacerte algunas sugerencias —le mordisqueó el lóbulo de la oreja—. ¿Vendrás a mi habitación esta noche, ______? ¿Harás el amor conmigo en la cama ancestral de los Draysmith? [:cara_diablo:]
—Oh, sí —nuevamente la invadió el deseo y se le hizo difícil pensar coherentemente—. ¿Por qué tenemos que ir al baile esta noche?
—Porque es nuestro baile de compromiso. Porque la gente se escandalizará si yo, el anfitrión, no me presento. Y porque necesitamos contarle a tu padre que vamos a casarnos. Sospecho que le gustaría saberlo.
—Sí —______ suspiró, intentando pensar en algo que no fuese Nick y esa cosa deliciosa y mágica que tenía escondida en los pantalones.
—______.
—¿Humm? —Percibió una nota de seriedad en la voz de él.
—La señora Graham también estará allí.
—Pero usted no —dijo ______.
—No. —La tía Bea sacudió la cabeza y sus tirabuzones grises rebotaron—. Claro que no.
Durante algunos minutos acarició a Reina Bess en silencio.
—Randall estaba preocupado la última vez que estuvo en casa —dijo finalmente—. Juraría que lo estaba. Bebía mucho.
—Estaba borracho la mayor parte del tiempo —recordó Nick.
La tía Bea lanzó un suspiro.
—Cierto. Eso era inusual. Había algo que le molestaba. —Se mordió el labio—. Incluso bromeaba sobre la muerte. Bueno, yo creía que estaba bromeando, pero luego hizo esculpir su busto con ese extraño escultorcillo. Dijo que no viviría para siempre y que deseaba asegurarse de que la posteridad lo recordara como un Draysmith.
La voz de la tía Bea se había tornado ligeramente chillona.
—Tía, no hace falta que nos cuentes esto, especialmente si remueve recuerdos tristes.
La tía Bea se secó los ojos con su pañuelo. Por una vez aparentaba sus sesenta años.
—No, quiero contároslo, Nicholas. No pienso muy a menudo en Randall, pero cuando lo hago, me siento tan triste. Es la incertidumbre lo que más me molesta. Siento que se ha cometido una injusticia, que el espíritu de Randall no descansa en paz.
—No pensará que su espíritu vaga dentro de los muros de Knightsdale, ¿verdad?
Nick se alegró de que ______ hiciera esa pregunta. Esperaba que la tía Bea no chocheara hasta el punto de creer que Knightsdale estaba habitado por fantasmas.
—Por supuesto que no, querida. Estaba hablando en sentido figurado —Sacudió la cabeza y sonrió—. Si hay algún espíritu suelto por los corredores de Knightsdale, debe ser el de George. Estaba furioso con respecto a ese busto. Que un oscuro artista local lo hubiese esculpido iba en contra de su sentido de la decencia. Si Randall estaba decidido a hacer su contribución a las efigies de la galería larga, George quería que el trabajo lo hiciese un artista reconocido en Londres. De ninguna manera deseaba que en Knightsdale se exhibiesen obras de una calidad inferior. Pero perdió la batalla… como siempre que discutía con Randall. Eso no contribuía a mejorar su carácter.
Nick decidió que ya era hora de que la conversación volviera al punto principal.
—¿Pero y Stockley, tía?
—Eso es lo que me resulta tan frustrante. Estoy casi segura de que Randall dijo algo sobre ese hombre la última vez que estuvo en casa, pero simplemente no puedo recordar qué. Os juro que me he devanado los sesos.
—Pero, Lady Beatrice, el señor Stockley no tiene la edad suficiente como para haber tenido algo que ver con la muerte de Lord Randall.
—No, por supuesto que no… no me refería a este señor Stockley. Me imagino que era su padre a quien Randall conocía.
—¿Pero cómo pudieron haberse conocido? —resopló Nick—. No me imagino que Stockley haya pertenecido a la «flor y nata».
—Randall no frecuentaba a la «flor y nata», Nicholas. Recuerda que partió para alta mar siendo apenas un muchacho —la tía Bea se rió—. Me resulta tan difícil imaginármelo en Almack's como imaginarme a George en un… en un burdel ordinario. En uno de lujo, bueno, quizás. Pero no, George prefería visitar a la señora Borden para satisfacer ese tipo de necesidades.
Nick miró fijamente a su tía. ¿La señora Borden? ¿Esa agradable dama, ya entrada en años, que había vivido en la cabaña junto al gran roble y le había regalado pastillas de limón?
—Estoy bastante segura de haber oído decir al señor Stockley que su familia se dedicaba a la navegación —recordó ______—. Quizás Lord Randall trabajó en uno de los barcos de la familia Stockley.
—¡Bah! Dudo que la familia Stockley haya sido alguna vez dueña de un barco. No parece venir de una familia rica; y para comprar un barco hace falta dinero.
—Y estoy seguro de no haberme cruzado nunca antes con nuestro señor Stockley —Nick ahuyentó de sus pensamientos la perturbadora imagen de su padre y la señora Borden. Se concentró en Stockley. Si hubiese conocido en Londres a ese irritante petimetre sin duda lo recordaría—. Si se moviese en los círculos de la «flor y nata» nos habríamos encontrado en algún momento.
—Eso es muy cierto —la tía Bea frunció el ceño y dejó de acariciar a Reina Bess. Su alteza protestó por la falta de atención, maullando y dando un cabezazo contra la mano de la tía, quien le hizo una prolongada caricia desde la nariz hasta la punta de la cola—. Desearía poder recordar.
—Desearía poder echar a puntapiés a Stockley.
A Nick no le hacía ninguna gracia tener bajo su techo a un personaje sospechoso, especialmente a uno que mostrara interés por ______. Menos todavía si por las noches podía entrar en la habitación de ella. Bueno, eso no iba a ser un gran problema. Si Stockley decidía darse una vuelta por la alcoba de ______ se iba a llevar una sorpresa. Nick no tenía ninguna intención de dejarla dormir sola otra vez.
—Lady Beatrice —dijo ______—, ¿sabía usted que existen pasadizos secretos en el interior de los muros de Knightsdale?
—¿Humm? —era obvio que la mente de la tía Bea aún estaba concentrada en el asunto Stockley—. ¿Pasadizos secretos? Creía que George había hecho cerrar las entradas con clavos al heredar el título.
—¿De manera que tú conocías su existencia?
—Por supuesto, Nicholas. En realidad no eran secretos: los usábamos con bastante frecuencia para escaparnos de nuestras clases.
—Yo no sabía que existían. Pensaba que era sólo otro de los cuentos de borracho de Randall.
La tía Bea se encogió de hombros.
—Como te dije, pensaba que George había hecho clavar todos los accesos. Supongo que los pasadizos ocultos tampoco eran demasiado compatibles con las nociones de decencia de tu padre. Los invitados podían (y lo hacían) cometer todo tipo de actos inmorales. ¿Por qué lo preguntáis?
—Porque alguien los está utilizando de nuevo.
¿Quién estaba utilizando los pasadizos ocultos? ___ consideraba la pregunta, mientras Betty, la doncella de Lady Elizabeth, la peinaba para el baile. Ncik estaba seguro de que se trataba del señor Stockley, pero él sentía antipatía por ese hombre. Bueno, a ella tampoco le gustaba, pero eso no significaba que él estuviera recorriendo a hurtadillas el interior de los muros de Knightsdale. Por supuesto, ella lo había visto hacer algunas cosas extrañas. Mirar detrás de los cuadros no era una ocupación corriente entre los invitados. Como tampoco lo era examinar con tanto detenimiento las estatuas y la construcción de piedra de la gruta. Era casi como si estuviese buscando algo. ¿Pero qué?
Si tan sólo Lady Beatrice consiguiese recordar qué era lo que había dicho Lord Randall hacía tantos años… ______ lanzó un suspiro.
—¿No le gusta el peinado, señorita?
—Oh, no es eso, Betty. El peinado está muy bien —de hecho ______ se miró al espejo y quedó boquiabierta—. Oh. Oh, Dios mío. Está más que muy bien, Betty… te ha quedado maravilloso.
—Bien, eso pensaba yo.
______ apenas oyó las palabras de la doncella. Tenía la vista clavada en su propio reflejo. Lady Beatrice le había ofrecido amablemente prestarle a su Claudette. Por fortuna, Lizzie, que estaba por ahí cerca, había visto la expresión de ______ y había insistido en enviarle a Betty. ¡Gracias a Dios! ______ no sólo encontraba intimidante a Claudette, sino que no deseaba ir a su primer baile luciendo como Lady Beatrice. Pero nunca habría imaginado que podría verse como ahora.
—Tengo que irme, señorita. Todavía tengo que peinar a la señorita Margaret y a Lady Elizabeth.
—Ve, Betty. Aquí ya has hecho magia. Gracias.
______ continuaba con la vista clavada en el espejo mientras Betty salía de la habitación. La muchacha debía pensar que ella era una completa idio-ta, pero no le importaba.
Estaba… bueno, lo más cercano a hermosa que podía esperar. Más cerca de lo que nunca había soñado que fuera posible. Betty había domado sus salvajes rizos para que se vieran elegantes y… seductores. Recogidos de modo informal, esperando que un hombre viniese a arrancar algunas horquillas para que cayeran sobre sus pechos.
Se ruborizó. Sabía quién era el hombre que ella esperaba que hiciese exactamente eso.
Y el traje de baile de satén azul podía tener cuatro años, pero se veía tan bien como ella lo recordaba… mejor, en realidad. ¿Le gustaría a Nick?
¿Se sentiría tentado de ver lo que el generoso escote del vestido apenas ocultaba?
Cerró los ojos. Esperaba que sí. Claro que lo esperaba. Le encantaría sentir sus manos sobre los pechos, sobre los hombros. Imaginó los dedos deslizándose sobre ella, seguidos por sus labios trazando una línea descendente hacia…
Se le endurecieron los pezones y todo su cuerpo empezó a palpitar.
—Qué hermosa manera de saludarme, cariño.
Sintió el aliento de Nick rozarle la clavícula y sus dedos deslizándose debajo del canesú para jugar con sus pezones. También deseaba que su boca estuviera ahí. Se arqueó hacia atrás, y volvió la cabeza. Tenía junto a su mejilla los pantalones de él, ajustados y reveladores. Ella sonrió y puso la mano justo ahí.
Él tomó aire y movió bruscamente las caderas hacia atrás.
—Qué audacia, ______.
—Lo sien…
—No lo sientas, cariño. Me encanta tu audacia… desgraciadamente, ahora no sabemos hasta dónde podría llevarnos. Debemos asistir a ese baile y además estar presentables. Nada de arrugas o manchas que puedan despertar sospechas —bajó la cabeza hacia ella, con una amplia sonrisa—. Pero después del baile, por favor, no dudes en ser todo lo audaz que puedas imaginar. Y si tu imaginación titubea, será un placer hacerte algunas sugerencias —le mordisqueó el lóbulo de la oreja—. ¿Vendrás a mi habitación esta noche, ______? ¿Harás el amor conmigo en la cama ancestral de los Draysmith? [:cara_diablo:]
—Oh, sí —nuevamente la invadió el deseo y se le hizo difícil pensar coherentemente—. ¿Por qué tenemos que ir al baile esta noche?
—Porque es nuestro baile de compromiso. Porque la gente se escandalizará si yo, el anfitrión, no me presento. Y porque necesitamos contarle a tu padre que vamos a casarnos. Sospecho que le gustaría saberlo.
—Sí —______ suspiró, intentando pensar en algo que no fuese Nick y esa cosa deliciosa y mágica que tenía escondida en los pantalones.
—______.
—¿Humm? —Percibió una nota de seriedad en la voz de él.
—La señora Graham también estará allí.
Pily....
Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
hola mis chicas!! :D
aber les acavo de subir un cap
pero quiero saber como los quieren uno por dia o les tiro luego el final
como lo quieren ??
solo avisen sii!!!
se les quiere mucho y gracias por comentar :) :)
aber les acavo de subir un cap
pero quiero saber como los quieren uno por dia o les tiro luego el final
como lo quieren ??
solo avisen sii!!!
se les quiere mucho y gracias por comentar :) :)
Pily....
Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
ahhh! Es muy triste qe se valla a acabar :(
Peroo "tira" todos los caps haha y luego el final
Si?
Peroo "tira" todos los caps haha y luego el final
Si?
Ruth Esther<3
Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
pues yo diria uno por dia jejejeje
es que el fin de semana no estoy :(
pero si eellas dicen que todos de una vez pues que asi sea
jejejeje
nada mas que los leere hasta el lunes
chelis
Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
Siguela, me tienes desesperada!!
Sube de una vez los caps!
Ya quiero saber que pasa despues de
La fiesta (6)
Sube de una vez los caps!
Ya quiero saber que pasa despues de
La fiesta (6)
kissesrain
Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
Cap!!! 42
—Oh.
______ aguardó la confusa mezcla de emociones que la embargaba siempre que se mencionaba a la señora Graham.
Aparentemente la lujuria no dejaba espacio para ningún otro sentimiento fuerte.
—La señora Graham. Sí —nada todavía. Lo que sí recordó fue cómo esa tarde en el salón azul, la señora Graham había intentado protegerla del asedio de las damas de la Sociedad.
—Estoy seguro de que tu padre apreciaría mucho si pudieras arreglártelas para ser agradable con la señora Graham. Creo que de verdad le gustaría tener tu bendición, o al menos tu consentimiento, para su matrimonio.
______ esperaba resentirse ante la sola mención de la palabra «matrimonio», pero de nuevo, no sintió demasiado… excepto por la emoción que brotó al pensar en su propio matrimonio.
—Está bien —se preguntaba si al ver a la señora Graham el enojo y la pena bullirían nuevamente en su interior.
A Nick le habría gustado mucho más despojar a ______ de su hermoso vestido, acostarla sobre la cama y hundirse profundamente en ella. Podría haberlo hecho, si no hubiese sabido que el escándalo sería inmenso. Y claro que deseaba ver a su padre y que se leyese el anuncio del matrimonio tan pronto como fuese posible. El anillo de compromiso en el dedo de ______ era suficiente para que él considerase aceptables sus actividades de alcoba, pero preferiría ponerle la alianza antes de que su heredero empezase a crecer en su vientre. Si fuese posible. No estaba dispuesto a dormir solo para asegurar ese resultado. No tenía problema en tener un bebé «ochomesino».
Dios, ella estaba preciosa esa noche. Al entrar y verla con los ojos cerrados, la cabeza echada hacia atrás, los pechos erguidos y sus deliciosos pezones endurecidos claramente contra el satén… Y luego su mano pequeña contra su cuerpo.
Era casi más de lo que podía soportar sin llevarla directamente a la cama. Ese vestido azul era obsceno. No dejaba mucho a la imaginación… o, más bien, incitaba a un hombre a imaginarlo todo. Más valía que ningún hombre hiciese eso esa noche.
A duras penas, Nick apartó su mente de sábanas y piel desnuda.
—______, en realidad he venido hasta tu cuarto para algo. —Buscó en su bolsillo y sacó el collar que había guardado allí al ver actividades más placenteras al alcance de sus dedos—. Esto hace juego con tu anillo. Hay también una pulsera y una diadema, pero creo que para esta noche bastará con esto.
Le pasó los zafiros alrededor del cuello y ajustó el cierre.
—Oh, Nick. —______ puso los dedos sobre las piedras. Sacudió la cabeza—. Es hermoso, pero no puedo aceptarlo.
—Por supuesto que puedes. Vas a ser mi esposa, mi marquesa. —Si alguien le hubiese dicho en Londres que alguna vez él iba a decir las palabras «esposa» y «marquesa» sin soltar ninguna palabrota, lo habría llamado mentiroso. Era asombroso cómo podían cambiar las cosas en tan poco tiempo—. Si te sirve de consuelo, en realidad estas joyas no son un regalo. Vienen con el título. Creo que algún día tú tendrás que dárselas a la esposa de nuestro hijo.
______ lo miró parpadeando.
—Esa oración contiene demasiados conceptos nuevos para que yo los asimile.
—Entonces no lo hagas… sólo sonríe y usa el collar. —La levantó y rodeándola con sus brazos le rozó los labios, cuidando de no arrugarle el vestido—. Vamos a ver si ha llegado tu padre.
______ descubrió que sí tenía espacio para sentir algo más que lujuria. De pie en la puerta del escritorio, al tomar del brazo a Nick, una mezcla de emoción, preocupación, vergüenza, arrepentimiento y amor se agitó en su interior.
—Gracias por llevar a papá a tu despacho. No habría soportado decírselo delante de alguien más.
—Puede que la señora Graham esté con él. ¿Quieres que le pida que espere fuera?
—Sí. No. Oh, no lo sé. —Se mordió el labio—. Ya no sé lo que siento.
—¿No? Entonces, sugiero que entremos. Creo que tu padre te concederá el lujo de expresar cualquier sentimiento que surja espontáneamente. Sé que yo lo haré… a menos que decidas sentir una fuerte aversión hacia mi presencia.
—Imposible.
—Bien. Entonces, después de usted, señorita Peterson.
______ alargó la mano rápidamente, deteniendo a Nick.
—¿No crees que…? Es decir, no estarán… ¿No deberíamos llamar primero?
Nick sonrió.
—Dudo que tu padre esté haciendo otra cosa en mi escritorio que examinar mi colección de libros, ______.
—¿Estás seguro? La puerta está cerrada.
—Es verdad. Y supongo que la señora Graham no tiene una carabina ahí dentro con ella.
—¡Exactamente!
—Y están esperándonos… no creo que se sientan especialmente apasionados. Pero esa forma de pensar sí que promete. ¿Estás insinuando que necesito cuidar mi virtud cada vez que estemos solos detrás de una puerta cerrada?
—¡Por supuesto que no!
—Qué desilusión.
Nick abrió la puerta y ______ entró en el estudio. Su padre estaba solo, de pie junto al escritorio, las manos en los bolsillos. Se lo veía… solitario y un poco triste. Más viejo, con los hombros algo encorvados. ______ notó que tenía el cabello gris, seguramente el color no habría cambiado en los días que ella había estado en Knightsdale.
¿Cuándo había sido la última vez que lo había mirado realmente? ¿Acaso lo había observado alguna vez?
—Papá.
Él se volvió y sonrió.
—______… y Lord Knightsdale.
—Por favor, Nick, señor. Usted va a ser mi suegro, ya sabe. No puedo tenerlo llamándome milord todo el tiempo.
______ vió que la cara de su padre se iluminaba. Él la miró.
—¿______? ¿Vas a casarte con Nick?
—Sí, papá. —¿Por qué sentía los pies pegados al suelo? Debería estar arrojándose en brazos de su padre. Sin duda él esperaba eso—. ¿Dónde está la señora Graham?
—Está esperando en otra habitación. Ha pensado… bueno, ella no es parte de nuestra familia, en realidad.
—Debería serlo.
La cara del padre se inmovilizó.
—¿Qué?
—He dicho que debería serlo. La señora Graham debería ser parte de nuestra familia, papá, si tú la amas. ¿La amas?
—Eh. —Su padre respiró hondo—. Sí, la amo, pero ninguno de nosotros quería… Tú eres mi hija, ______. Eres la primera a quien le debo lealtad.
—No. —Al darse cuenta de que estaba diciendo lo que realmente pensaba, ______ se quedó estupefacta. No estaba simplemente pronunciando palabras para liberar a su padre—. No, creo que al primero que le debes lealtad es a ti mismo, papá. Al menos en este caso. Y a la señora Graham… a Harriet. —______ dio un hondo suspiro, estremeciéndose—. Meg piensa que deberías casarte con Harriet. Ella lo vió antes que yo: que ahora sonríes más. Que estás más feliz.
—______…
—Que te emociona algo más que tus viejos libros y tus traducciones. Creo que tiene razón. Yo debería haberlo notado también, pero fui demasiado egoísta y lo lamento. Nunca fue mi intención impedirte que siguieras a tu corazón.
Las lágrimas rodaban por la cara de ______. El nudo en su estómago se aflojó. Cuando su padre abrió los brazos, sus pies se movieron por fin. Se precipitó hacia él, con los brazos abiertos y lo abrazó fuerte.
Al levantar los ojos vio que también él estaba llorando.
—Qué… noticia más interesante, señorita Peterson. —Lady Oldston se ahogó con sus propias palabras, como si fuese Reina Bess escupiendo una bola de pelo.
—Sí, efectivamente. —La señorita Pelham tomó aire—. Nunca lo habría imaginado… por otro lado, usted es una amiga de la infancia, ¿no es verdad?
—Así es. Una vieja amiga. —Lady Oldston sonrió al enfatizar la palabra «vieja» [¬¬]—. Hay algo reconfortante en la familiaridad, supongo.
Las señoritas Oldston y Pelham se limitaron a lanzar miradas furiosas. ______ intentó sonreír.
Al menos las damas de la Sociedad estaban felices por su compromiso. Se amontonaron alrededor de ______ cuando se hubieron marchado las damas londinenses.
—Bien hecho —dijo la señora Begley—. Me alegra ver que ha seguido mi consejo.
—En nueve meses esperamos tener ya un heredero —dijo la señorita Rachel Farthington.
—¡O antes! —La señorita Esther le dio un codazo a la señorita Rachel y soltaron sendas risitas entrecortadas. [oajajajaja xD]
—Veo que empleó bien el tiempo en el despacho de Lord Knightsdale —susurró la señorita Russell. Levantó la vista, luego bajó la cabeza otra vez—. Ahí viene él.
—Un poco de decoro, señoras, si sois tan amables —pidió la señora Begley.
Todas miraron a Nick y sonrieron. Él arqueó las cejas sorprendido, pero les devolvió la sonrisa.
—Buenas noches, señoras. Si disculpáis a ______, se supone que ella y yo debemos abrir el baile.
—Claro.
—Adelante.
—Oh, Dios mío, sí.
—Sí que le quedan bien los pantalones.
El comentario de la señorita Esther se oyó por todo el salón de baile en medio del silencio que sobrevino antes de que la orquesta iniciara la primera pieza.
—Creo que acaban de hacer que me sonroje —dijo Nick, conduciendo a ______ hasta la pista de baile.
—Bueno, no ha mentido. —______ se ruborizó. Acababa de venirle a la mente, como un relámpago, la imagen detallada de lo que cubrían esos pantalones.
—Humm. —Nick bajó más la voz—. Te has puesto de un hermoso tono rosado, cariño. Me pregunto qué te ha hecho coger ese color tan agradable. ¿Me lo dirás?
—No. De ningún modo. —Estaba segura de que la fulminaría un rayo si se lo decía. O aún peor, una de esas arpías, Lady Oldston o la señorita Pelham, la oirían.
—Sé lo que yo estoy pensando. —Nick la hizo balancearse mientras giraban—. Estoy pensando qué hermosa estás con ese vestido… pero cuánto más hermosa estarás sin él.
—¡Nick!
—Estoy imaginando que te tiendes desnuda sobre mi cama esta noche.
—¡Nick! —El grito debió de haber sonado más fuerte de lo que ella imaginaba. El duque de Alvord le lanzó una mirada y su duquesa sonrió.
—Tu piel cremosa contra mis sábanas, tu hermoso cabello desplegado sobre mi almohada…
—¡Nicholas! —______ echó una ojeada a su alrededor. Nadie parecía estar oyendo por casualidad las escandalosas palabras de Nick.
—… tus magníficos pechos, tan suaves, con sus pezones duros, suplicando por mi boca…
______ sintió que le temblaban las rodillas y que el centro de su cuerpo empezaba a palpitar, caliente y húmedo.
—… tu cintura, tus caderas, el delicioso triángulo de rizos entre tus muslos… ¡y esos muslos! Esos muslos, blancos y suaves que se abren acogedores, tentadores…
—Nick. —______ hablaba en un susurro. Apenas podía pronunciar su nombre. Oírle decir esas cosas en la pista de baile, donde cualquiera podía oírlas por casualidad…
—Quiero hundir la cara entre tus muslos, olerte, saborearte…[:cara_diablo:]
—Nick, si no dejas de decirme esas cosas en este mismo momento, yo voy a… voy a… Bueno, no sé que voy a hacer, pero será muy indecoroso y extremadamente vergonzoso.
—¿En serio? Parece prometedor.
—Nick…
—Oh, está bien. Me comportaré… hasta más tarde, cuando te tenga en mi cama. —Le habló al oído mientras sonaban los últimos compases—. Entonces te prometo comportarme peor de lo que eres capaz de imaginar.
—Oh. —______ esperaba que su cara no estuviese tan encendida como la sentía.
Bailó con el conde de Westbrooke y con el duque de Alvord. También le concedió una pieza al hacendado Begley y, por supuesto, a su padre. Y luego se encontró frente al señor Stockley.
—Felicitaciones, señorita Peterson. Ha ganado el primer premio, ¿verdad?
—¿Perdón?
—Ahora me doy cuenta por qué nunca ha ido a mi habitación: estaba demasiado ocupada en la alcoba de Lord Knightsdale.
—Señor Stockley, me está usted insultando.
El señor Stockley se encogió de hombros.
—Perdone. No era mi intención. Todos debemos aprovechar las oportunidades que se nos presentan, ¿no es cierto? —Sus ojos descendieron hasta la garganta de ______—. Interesante collar. —La miraba con tal fijeza que habría resultado embarazoso de no haber estado claro que eran las joyas y no su persona lo que atraía su atención.
—Gracias.
—¿Regalo de compromiso?
—Es parte de la colección Knightsdale, sí.
—Humm.
Comenzó la música. Cada vez que los pasos de baile la acercaban al señor Stockley, los ojos de éste se clavaban en los zafiros Knightsdale. Era muy extraño. Se alegró mucho cuando la pieza llegó a su fin. Estaba empezando a sentirse como una pieza de museo, aunque dudaba que el más interesante de los artefactos recibiera la total atención que el señor Stockley le estaba prodigando al collar Knightsdale.
Estaba abanicándose junto a una de las ventanas que daban al jardín cuando un sirviente le trajo una nota.
—Gracias.
Tomó el papel doblado que le ofrecía sobre una bandeja. No reconoció al hombre: era parte de la servidumbre contratada especialmente para el baile.
Tampoco reconoció la letra, pero no estaba concentrada en eso mientras leía el breve texto del mensaje.
«Claire la necesita en el cuarto de las niñas, arriba. Dese prisa.»
¿Por qué en el cuarto de arriba? Claire no debería estar allí tan tarde. ¿Cuál podía ser el problema? ¿Dónde estaría Nana?
—Oh.
______ aguardó la confusa mezcla de emociones que la embargaba siempre que se mencionaba a la señora Graham.
Aparentemente la lujuria no dejaba espacio para ningún otro sentimiento fuerte.
—La señora Graham. Sí —nada todavía. Lo que sí recordó fue cómo esa tarde en el salón azul, la señora Graham había intentado protegerla del asedio de las damas de la Sociedad.
—Estoy seguro de que tu padre apreciaría mucho si pudieras arreglártelas para ser agradable con la señora Graham. Creo que de verdad le gustaría tener tu bendición, o al menos tu consentimiento, para su matrimonio.
______ esperaba resentirse ante la sola mención de la palabra «matrimonio», pero de nuevo, no sintió demasiado… excepto por la emoción que brotó al pensar en su propio matrimonio.
—Está bien —se preguntaba si al ver a la señora Graham el enojo y la pena bullirían nuevamente en su interior.
A Nick le habría gustado mucho más despojar a ______ de su hermoso vestido, acostarla sobre la cama y hundirse profundamente en ella. Podría haberlo hecho, si no hubiese sabido que el escándalo sería inmenso. Y claro que deseaba ver a su padre y que se leyese el anuncio del matrimonio tan pronto como fuese posible. El anillo de compromiso en el dedo de ______ era suficiente para que él considerase aceptables sus actividades de alcoba, pero preferiría ponerle la alianza antes de que su heredero empezase a crecer en su vientre. Si fuese posible. No estaba dispuesto a dormir solo para asegurar ese resultado. No tenía problema en tener un bebé «ochomesino».
Dios, ella estaba preciosa esa noche. Al entrar y verla con los ojos cerrados, la cabeza echada hacia atrás, los pechos erguidos y sus deliciosos pezones endurecidos claramente contra el satén… Y luego su mano pequeña contra su cuerpo.
Era casi más de lo que podía soportar sin llevarla directamente a la cama. Ese vestido azul era obsceno. No dejaba mucho a la imaginación… o, más bien, incitaba a un hombre a imaginarlo todo. Más valía que ningún hombre hiciese eso esa noche.
A duras penas, Nick apartó su mente de sábanas y piel desnuda.
—______, en realidad he venido hasta tu cuarto para algo. —Buscó en su bolsillo y sacó el collar que había guardado allí al ver actividades más placenteras al alcance de sus dedos—. Esto hace juego con tu anillo. Hay también una pulsera y una diadema, pero creo que para esta noche bastará con esto.
Le pasó los zafiros alrededor del cuello y ajustó el cierre.
—Oh, Nick. —______ puso los dedos sobre las piedras. Sacudió la cabeza—. Es hermoso, pero no puedo aceptarlo.
—Por supuesto que puedes. Vas a ser mi esposa, mi marquesa. —Si alguien le hubiese dicho en Londres que alguna vez él iba a decir las palabras «esposa» y «marquesa» sin soltar ninguna palabrota, lo habría llamado mentiroso. Era asombroso cómo podían cambiar las cosas en tan poco tiempo—. Si te sirve de consuelo, en realidad estas joyas no son un regalo. Vienen con el título. Creo que algún día tú tendrás que dárselas a la esposa de nuestro hijo.
______ lo miró parpadeando.
—Esa oración contiene demasiados conceptos nuevos para que yo los asimile.
—Entonces no lo hagas… sólo sonríe y usa el collar. —La levantó y rodeándola con sus brazos le rozó los labios, cuidando de no arrugarle el vestido—. Vamos a ver si ha llegado tu padre.
______ descubrió que sí tenía espacio para sentir algo más que lujuria. De pie en la puerta del escritorio, al tomar del brazo a Nick, una mezcla de emoción, preocupación, vergüenza, arrepentimiento y amor se agitó en su interior.
—Gracias por llevar a papá a tu despacho. No habría soportado decírselo delante de alguien más.
—Puede que la señora Graham esté con él. ¿Quieres que le pida que espere fuera?
—Sí. No. Oh, no lo sé. —Se mordió el labio—. Ya no sé lo que siento.
—¿No? Entonces, sugiero que entremos. Creo que tu padre te concederá el lujo de expresar cualquier sentimiento que surja espontáneamente. Sé que yo lo haré… a menos que decidas sentir una fuerte aversión hacia mi presencia.
—Imposible.
—Bien. Entonces, después de usted, señorita Peterson.
______ alargó la mano rápidamente, deteniendo a Nick.
—¿No crees que…? Es decir, no estarán… ¿No deberíamos llamar primero?
Nick sonrió.
—Dudo que tu padre esté haciendo otra cosa en mi escritorio que examinar mi colección de libros, ______.
—¿Estás seguro? La puerta está cerrada.
—Es verdad. Y supongo que la señora Graham no tiene una carabina ahí dentro con ella.
—¡Exactamente!
—Y están esperándonos… no creo que se sientan especialmente apasionados. Pero esa forma de pensar sí que promete. ¿Estás insinuando que necesito cuidar mi virtud cada vez que estemos solos detrás de una puerta cerrada?
—¡Por supuesto que no!
—Qué desilusión.
Nick abrió la puerta y ______ entró en el estudio. Su padre estaba solo, de pie junto al escritorio, las manos en los bolsillos. Se lo veía… solitario y un poco triste. Más viejo, con los hombros algo encorvados. ______ notó que tenía el cabello gris, seguramente el color no habría cambiado en los días que ella había estado en Knightsdale.
¿Cuándo había sido la última vez que lo había mirado realmente? ¿Acaso lo había observado alguna vez?
—Papá.
Él se volvió y sonrió.
—______… y Lord Knightsdale.
—Por favor, Nick, señor. Usted va a ser mi suegro, ya sabe. No puedo tenerlo llamándome milord todo el tiempo.
______ vió que la cara de su padre se iluminaba. Él la miró.
—¿______? ¿Vas a casarte con Nick?
—Sí, papá. —¿Por qué sentía los pies pegados al suelo? Debería estar arrojándose en brazos de su padre. Sin duda él esperaba eso—. ¿Dónde está la señora Graham?
—Está esperando en otra habitación. Ha pensado… bueno, ella no es parte de nuestra familia, en realidad.
—Debería serlo.
La cara del padre se inmovilizó.
—¿Qué?
—He dicho que debería serlo. La señora Graham debería ser parte de nuestra familia, papá, si tú la amas. ¿La amas?
—Eh. —Su padre respiró hondo—. Sí, la amo, pero ninguno de nosotros quería… Tú eres mi hija, ______. Eres la primera a quien le debo lealtad.
—No. —Al darse cuenta de que estaba diciendo lo que realmente pensaba, ______ se quedó estupefacta. No estaba simplemente pronunciando palabras para liberar a su padre—. No, creo que al primero que le debes lealtad es a ti mismo, papá. Al menos en este caso. Y a la señora Graham… a Harriet. —______ dio un hondo suspiro, estremeciéndose—. Meg piensa que deberías casarte con Harriet. Ella lo vió antes que yo: que ahora sonríes más. Que estás más feliz.
—______…
—Que te emociona algo más que tus viejos libros y tus traducciones. Creo que tiene razón. Yo debería haberlo notado también, pero fui demasiado egoísta y lo lamento. Nunca fue mi intención impedirte que siguieras a tu corazón.
Las lágrimas rodaban por la cara de ______. El nudo en su estómago se aflojó. Cuando su padre abrió los brazos, sus pies se movieron por fin. Se precipitó hacia él, con los brazos abiertos y lo abrazó fuerte.
Al levantar los ojos vio que también él estaba llorando.
—Qué… noticia más interesante, señorita Peterson. —Lady Oldston se ahogó con sus propias palabras, como si fuese Reina Bess escupiendo una bola de pelo.
—Sí, efectivamente. —La señorita Pelham tomó aire—. Nunca lo habría imaginado… por otro lado, usted es una amiga de la infancia, ¿no es verdad?
—Así es. Una vieja amiga. —Lady Oldston sonrió al enfatizar la palabra «vieja» [¬¬]—. Hay algo reconfortante en la familiaridad, supongo.
Las señoritas Oldston y Pelham se limitaron a lanzar miradas furiosas. ______ intentó sonreír.
Al menos las damas de la Sociedad estaban felices por su compromiso. Se amontonaron alrededor de ______ cuando se hubieron marchado las damas londinenses.
—Bien hecho —dijo la señora Begley—. Me alegra ver que ha seguido mi consejo.
—En nueve meses esperamos tener ya un heredero —dijo la señorita Rachel Farthington.
—¡O antes! —La señorita Esther le dio un codazo a la señorita Rachel y soltaron sendas risitas entrecortadas. [oajajajaja xD]
—Veo que empleó bien el tiempo en el despacho de Lord Knightsdale —susurró la señorita Russell. Levantó la vista, luego bajó la cabeza otra vez—. Ahí viene él.
—Un poco de decoro, señoras, si sois tan amables —pidió la señora Begley.
Todas miraron a Nick y sonrieron. Él arqueó las cejas sorprendido, pero les devolvió la sonrisa.
—Buenas noches, señoras. Si disculpáis a ______, se supone que ella y yo debemos abrir el baile.
—Claro.
—Adelante.
—Oh, Dios mío, sí.
—Sí que le quedan bien los pantalones.
El comentario de la señorita Esther se oyó por todo el salón de baile en medio del silencio que sobrevino antes de que la orquesta iniciara la primera pieza.
—Creo que acaban de hacer que me sonroje —dijo Nick, conduciendo a ______ hasta la pista de baile.
—Bueno, no ha mentido. —______ se ruborizó. Acababa de venirle a la mente, como un relámpago, la imagen detallada de lo que cubrían esos pantalones.
—Humm. —Nick bajó más la voz—. Te has puesto de un hermoso tono rosado, cariño. Me pregunto qué te ha hecho coger ese color tan agradable. ¿Me lo dirás?
—No. De ningún modo. —Estaba segura de que la fulminaría un rayo si se lo decía. O aún peor, una de esas arpías, Lady Oldston o la señorita Pelham, la oirían.
—Sé lo que yo estoy pensando. —Nick la hizo balancearse mientras giraban—. Estoy pensando qué hermosa estás con ese vestido… pero cuánto más hermosa estarás sin él.
—¡Nick!
—Estoy imaginando que te tiendes desnuda sobre mi cama esta noche.
—¡Nick! —El grito debió de haber sonado más fuerte de lo que ella imaginaba. El duque de Alvord le lanzó una mirada y su duquesa sonrió.
—Tu piel cremosa contra mis sábanas, tu hermoso cabello desplegado sobre mi almohada…
—¡Nicholas! —______ echó una ojeada a su alrededor. Nadie parecía estar oyendo por casualidad las escandalosas palabras de Nick.
—… tus magníficos pechos, tan suaves, con sus pezones duros, suplicando por mi boca…
______ sintió que le temblaban las rodillas y que el centro de su cuerpo empezaba a palpitar, caliente y húmedo.
—… tu cintura, tus caderas, el delicioso triángulo de rizos entre tus muslos… ¡y esos muslos! Esos muslos, blancos y suaves que se abren acogedores, tentadores…
—Nick. —______ hablaba en un susurro. Apenas podía pronunciar su nombre. Oírle decir esas cosas en la pista de baile, donde cualquiera podía oírlas por casualidad…
—Quiero hundir la cara entre tus muslos, olerte, saborearte…[:cara_diablo:]
—Nick, si no dejas de decirme esas cosas en este mismo momento, yo voy a… voy a… Bueno, no sé que voy a hacer, pero será muy indecoroso y extremadamente vergonzoso.
—¿En serio? Parece prometedor.
—Nick…
—Oh, está bien. Me comportaré… hasta más tarde, cuando te tenga en mi cama. —Le habló al oído mientras sonaban los últimos compases—. Entonces te prometo comportarme peor de lo que eres capaz de imaginar.
—Oh. —______ esperaba que su cara no estuviese tan encendida como la sentía.
Bailó con el conde de Westbrooke y con el duque de Alvord. También le concedió una pieza al hacendado Begley y, por supuesto, a su padre. Y luego se encontró frente al señor Stockley.
—Felicitaciones, señorita Peterson. Ha ganado el primer premio, ¿verdad?
—¿Perdón?
—Ahora me doy cuenta por qué nunca ha ido a mi habitación: estaba demasiado ocupada en la alcoba de Lord Knightsdale.
—Señor Stockley, me está usted insultando.
El señor Stockley se encogió de hombros.
—Perdone. No era mi intención. Todos debemos aprovechar las oportunidades que se nos presentan, ¿no es cierto? —Sus ojos descendieron hasta la garganta de ______—. Interesante collar. —La miraba con tal fijeza que habría resultado embarazoso de no haber estado claro que eran las joyas y no su persona lo que atraía su atención.
—Gracias.
—¿Regalo de compromiso?
—Es parte de la colección Knightsdale, sí.
—Humm.
Comenzó la música. Cada vez que los pasos de baile la acercaban al señor Stockley, los ojos de éste se clavaban en los zafiros Knightsdale. Era muy extraño. Se alegró mucho cuando la pieza llegó a su fin. Estaba empezando a sentirse como una pieza de museo, aunque dudaba que el más interesante de los artefactos recibiera la total atención que el señor Stockley le estaba prodigando al collar Knightsdale.
Estaba abanicándose junto a una de las ventanas que daban al jardín cuando un sirviente le trajo una nota.
—Gracias.
Tomó el papel doblado que le ofrecía sobre una bandeja. No reconoció al hombre: era parte de la servidumbre contratada especialmente para el baile.
Tampoco reconoció la letra, pero no estaba concentrada en eso mientras leía el breve texto del mensaje.
«Claire la necesita en el cuarto de las niñas, arriba. Dese prisa.»
¿Por qué en el cuarto de arriba? Claire no debería estar allí tan tarde. ¿Cuál podía ser el problema? ¿Dónde estaría Nana?
Pily....
Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
como seguro que es na trampa siguela pronto
lovely last
Página 13 de 15. • 1 ... 8 ... 12, 13, 14, 15
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