"Sinopsis (Lo que sucede luego de despertar)" (Lenin y Helen)

Me encanto el cap.. y solo dos cap mas????
no quiero que se acabe aun... :( :(
pero en fin despues viene la tercera temporada....
SIIIII... :cheers: :cheers: :cheers: :cheers:

MMM... si me iria con Philip si pudiera?????

La respuesta es OBVIO q no.... me gusta demasiado
Lenin a pesar de que sea medio raro y tenga todos
sus problemas lo amo.. jajjaja

PD: me tienes media abandonada.... pasate por
mi nove AHORA... bueno nop... solo si puedes... :D

Capitulo 32

A un día de la maldita graduación…

Salí apurada de mi casa luego de clases, tenía que hacer demasiadas compras antes de aquella fiesta.

Me mantuve distraída por mi camino, procurando llegar pronto a mi destino.

La lluvia que azotaba mi paraguas parecía estar despidiéndose de Quebec. Estábamos en primavera y esta parecía ser la última lluvia de este año. El invierno no quería irse.

Abrí rápidamente la puerta del local, cerrando mi paraguas tras de mí para dejarlo dentro de un cubo lleno de otros paraguas.

Mire el lujoso lugar.

Saqué mi abrigo observando la estancia, llena de vestidos de noche y zapatos parecidos a los de princesa. Debía asumir que varios de aquellos me agradaron.

Mantuve la chaqueta de cuero negra enredada en mi brazo mientras me acercaba a una vendedora amistosamente.

-Noche de fiesta ¿Verdad?-preguntó ella antes de que yo dijera palabra-Soy Marion-sonrió

-Un gusto y así es, acertaste-

-¡Qué bien!-se acercó a unos maniquíes con atuendos realmente extravagantes-Esto es lo último que tenemos en….-

-Nada de moda-negué con mi mano-Algo clásico o más bien, sobrio-pedí observando los escotes del vestido

-Bien-ella enarcó sus cejas-Iré por algo más… -buscó por unos segundos un término a su expresión-normal-

Se alejó de mí en busca de algunos vestidos por los grandes pasillos de vestimenta.

Espere unos segundos antes de que ella volviera con un par de vestidos en sus manos

-Esto creo que te podría agradar-me entregó las prendas antes de señalar un gran semicírculo rodeado por elegante terciopelo rojo.

Qué bueno que esto no lo pago yo, pensé. Mi padre se había ofrecido para todos estos gastos.

Entré en aquel probador de ropa dejando la chaqueta colgada en un gancho dorado en una de las paredes.

Probé el primer vestido de color burdeo obteniendo malos resultados, de verdad no me sentaba.

Seguí con el negro bastante sobrio, me llegaba a las rodillas y tenía un pequeño escote. Se veía bien.

Salí para pedir la opinión de Marion, pero me tope con una gran sorpresa.

Philip.

-Te ves bien con ese-se levantó del asiento para caminar a saludarme.

No tuve más remedio que regalarle un beso en la mejilla

-¿Cuánto tiempo llevas aquí?-pregunté algo asustada

-Un poco antes de que entrarás-sonrió

-¿Qué haces aquí?-me sorprendí

-Acompaño a la chica que invite a mi baile de final de año-

Eso tiene más sentido

-Yo…-mire mi atuendo-voy a comprar esto-

Entré al probador una vez más para quitarme pronto el vestido. Creo que tenía que hablar con Philip, sobre todo por el asunto del intercambio.

Coloqué mi chaqueta alrededor de mis hombros para luego colgar los dos vestidos en sus respectivos colgadores. Salí con ellos entre mis brazos.

Cada vez que entro y salgo de aquel probador los chicos se multiplican. ¿Acaso voy a entrar y salir para luego encontrarme con Trip o Chris?

-Lenin-pronuncié más sorprendida

-Hace tiempo que no te veo en la escuela-comentó Philip-¿Qué has estado haciendo?-

Enarqué mis cejas mucho más sorprendida

-Helen-Lenin se dirigió a mí ignorando la pregunta de Chris-Tengo que hablar contigo, en privado-remarcó aquello último

Asentí mientras me dirigía a zancadas hasta el mesón para pagar el vestido e irme. Lenin jamás había mostrado tanto interés por hablar algo. En cuanto termine corrí de vuelta hasta ellos, pero esta vez tan solo se encontraba Lenin, al tal parecer, Philip había decidido irse.

-¿Qué tal si vamos a tomar un café o algo así?-consultó él tomando la bolsa que colgaba de mi mano izquierda

-Bien-susurré

Coloque la chaqueta rodeando mi cuerpo para cerrarla frente a mi pecho, tome el paraguas y salimos para adentrarnos hasta la gran tormenta que continuaba allí afuera. El invierno estaba dando una buena despedida.

Caminamos un par de locales más adelantes para encontrarnos con un nuevo Starbucks construido recientemente por aquel boulevard.

Minutos más tarde nos encontrábamos en una mesa aislados del resto de los consumidores a esa hora, Lenin bebía una malteada mientras yo tomaba un caliente café.

Espere pacientemente un momento hasta que el decidiera a hablar.

Dejó su malteada sobre la mesa para apoyarse en el respaldo del confortable sillón.

-Estoy seguro de que crees que hablaré por mí mismo. Sería mejor si preguntas-comentó burlón.

Suspire

-¿Qué demonios hacías en ver de ir a clases?-empecé aquel cuestionario

-Espiaba-tomó un sorbo de su malteada

-¿A quién?-

-Chris-su voz se enfrío

-¿Por qué?-junté mis cejas

-Es un asunto aparte, pero el punto es que debo contarte algo-inclino su cuerpo hasta mí

-¿Qué cosa?-bebí un largo trago del delicioso café.

-Es sobre tu amiga-

-Summer-aclaré

-Ella-espero unos segundos, analizando sus siguientes palabras-Creo que ha tenido relaciones con Chris-

El café que había tragado antes de que el dijera eso prácticamente devolvió su recorrido hasta un punto en el que casi lo vomite

-¿Estás seguro?-pregunté una vez que me recupere

-Eso creo-miro a la lluvia por fuera de la ventana para volver su vista hacia mí-Pero tú tampoco le has dicho lo nuestro-

Negué con mi cabeza

-Entonces… Estamos empatados-juntó sus manos

Por un instinto que tenía como costumbre, dejé el café sobre la mesita de centro para inclinarme hasta Lenin, juntando nuestros labios en un beso.

Eso era tranquilizante.

______________________________________________


Las cosas estaban realmente locas luego del toque de timbre, el último timbre de clases que escucharíamos en dos meses. Esto era increíble.

Me despedí de mis compañeras, deseándoles unas felices vacaciones para luego irme hasta el despacho de la inspectora Adele.

Necesitaba preguntarle algo.

Summer me acompañaba, según ella, debía decirme algo importante.

Entré sin tocar, estaba realmente apurada. Dejé a Sum en el recibidor.

-¡Helen!-por primera vez, la inspectora Adele parecía estar agradecida de verme

-¿Si?-pregunté algo asustada

-¡Tenía que verte!-caminó rápido hasta su escritorio en busca de algo-Esto es algo que me pidió la señorita Elizabeth Newton que te entregará antes de que marchase-me extendió una carta

Las recibí guardándolas cuán rápido pude dentro del bolsillo de mi mochila

-¿No sabe por qué se fue?-pregunté

-No-

Summer tocó la puerta desde el otro lado.

-Debo irme-anuncié retirándome sin más previo aviso.
_______________________________________________________

Como era de esperarse, Summer me había dicho lo mismo que había escuchado por oídos de Lenin un día atrás.

Decidí quitarme el tema de mente.

Saqué la carta de parte de mi tía y la abrí, rompiendo el blanco sobre perfectamente sellado.

“Helen:

Lamento no poder explicarte, pero estoy segura que pronto entenderás.

No puedo decirte demasiado, es muy peligroso para ti. Tan solo debes saber que tienes un primo, mi hijo, que está muerto.

Tengo prohibido decirte las causas, tampoco pienso hacerlo.

Ten cuidado, de verdad, ten cuidado.

Te quiere

Elizabeth Newton, tu tía”

.......................................................................

Millones de disculpas...Por no averme pasado...
Me encantaron los cap...
Siguela...

Capitulo 33:

Parte 1

Mire mi escritorio que descansaba por fin de los infinitos cuadernos que se amontonaban cada día allí, mientras yo pasaba sentada por horas resolviendo las tareas. Todo eso había acabado, por lo menos por dos meses.

Volteé para encontrarme con el vestido que había comprado hace un día, extendido plácidamente a lo largo de mi cama, esperando impaciente la hora.

Suspire.

Había aceptado ir con tacones altos, tan solo por la ocasión.

-Va a ser rápido-me prometí a mi misma antes de tomar una toalla y partir a la ducha.

Tenía por seguro que sería un día fatídico, inolvidable. Jamás había ido a una fiesta de fin de año.
____________________________________________

-No te ves mal-asumió Lenin mientras sonreía.

Él se veía hermoso con un terno a su medida, gris con una corbata negra delgada por sobre la camisa blanca. Si Lenin le hubiera tomado la razón al Dr. Charles en arreglarse bien hace un par de meses estoy segura de que me ahorraría la cara de estúpida que tuve aquel momento que lo vi parado frente a la puerta de mi casa.

Salí de mi trance pronto

-Deberías vestirte bien más seguido-comenté sonriendo mientras cruzaba el umbral, dejando mi casa.

Lenin rió bajo

-Me visto bien, que tú no lo aprecies es otra cosa-

Reí con él

-Como digas-rodeé los ojos

-De cualquier forma, esta noche será genial-dijo mientras abría la puerta del copiloto, cortésmente, dejándome pasar.

Entré en el Peugeot plateado con una amplia sonrisa sobre mis labios.

Lenin llegó a mi lado para dar marcha a una carrera desenfrenada hasta el pub que había arrendado mi curso para hacer la fiesta.

La noche parecía una estela a nuestro lado, los faroles se perdían hasta formar una infinita línea amarillenta.

Apreté el bolso de mano entre mis dedos nerviosamente luego de que divise el pub a una cuadra de nosotros.

-¿Nerviosa?-preguntó Lenin divertido mientras veía mis manos

-Sí-asumí dando un largo suspiro

-Es tan solo un baile-

-Es mi primer baile-le aclaré

-Va estar bien-sonrió tranquilizándome por completo.

Nuestra llegada al local fue anunciada gracias al chirrido de los neumáticos del Peugeot que fueron provocados por la gran frenada de Lenin.

-Pudiste ser más discreto-suspire

-Va estar bien-recordó sacando las llaves y su celular mientras abría su puerta.

Prontamente Lenin estaba abriendo mi puerta también.

Tomé su mano a la vez que nos alejábamos del automóvil en dirección a la entrada principal del pub, que se encontraba felizmente adornada para la ocasión.

La música se podía escuchar desde fuera del lugar y las luces se escapaban por las grandes ventanas.

Antes de entrar a la fiesta me mantuve rígida frente la inmensa puerta. Lenin se detuvo, volteando hacia mí algo preocupado

-¿Qué sucede?-preguntó mientras tomaba mi mentón con su dedo índice

-No quiero ir-mire hacia abajo

-Saldrá bien-

Subí mi vista para verlo sonreír.

Acerqué nuestra distancia hasta eliminarla por completo, con un beso tan profundo y tranquilizador que me hizo perder la razón en el preciso momento que toque sus labios con los míos.

Lenin se separó de mí dejándome recobrar otra vez el aliento

-Fue tan solo para asegurarme-dije luego de un momento de silencio entre nosotros

Él sonrió tomando mi mano para guiarme dentro del pub.

La música electro pop que resonaba por unos parlantes en la parte más alta del local inundó mis oídos hasta un punto de ser casi molesto. Al lado de los parlantes había un DJ que tan solo parecía preocupado de los discos que giraba eficazmente.
Mis compañeras venían acompañadas de sus conquistas, que para admitir, no eran malos chicos.

Me sentí levemente avergonzada luego de comparar el largo de mi vestido con los demás. El mío era realmente largo, y eso que estaba cinco dedos sobre mis rodillas.

-Parecen unas perras-dijo Lenin a mi oído

Lo mire reprochándole

-Es la verdad-levantó sus manos por sobre sus hombros.

Rodeé los ojos.

En un descuido logré divisar a Summer acompañada de… Chris.

Di un largo suspiró antes de acercarme hasta ellos con Lenin a mi lado. Esto era bastante estúpido, pero le había prometido a Sum que vendría a esta fiesta, y ya que estaba allí, debía probarlo.

Summer me regaló una sonrisa complaciente antes de que llegará hasta ellos.

Lenin tensó los músculos de su cuerpo a la vez que sus ojos empezaban a perder aquel color pardo.

-¡Viniste!-Sum extendió sus brazos hacia mí, solté a Lenin para tomar el abrazo de Summer.

Vi como Chris mantenía su vista fija hacia Lenin, que estaba a mis espaldas, mientras sostenía una copa con alguna bebida exótica en su mano derecha.

-Te dije que vendría-comenté luego de que nos separamos

-Me alegra verte-sonrió. Volteó para ver a su novio-¿no es verdad, Chris?-consultó hacia él

Chris despabiló de su distracción para observar con serenidad a Summer

-Claro que sí-asintió con su cabeza antes de tomar un sorbo de la bebida entre sus manos.

Sonreí intentando disimular mi nerviosismo frente a Chris.

Lenin tomó mi mano, obligándome a dar un paso en reversa y recodarme que él no puede pasar mucho tiempo frente a uno de sus más grandes enemigos.

Esta noche sería difícil.

-Helen-la voz de Lenin me hizo girar para observarlo-Iré por algo para beber ¿Me acompañas?-

Asentí silenciosa

-Debo irme-comenté a Summer antes de desaparecer en el montón de personas bailando.

Debimos cruzar una montonera de siluetas danzantes antes de poder llegar al otro extremo del local, por la barra de refrescos.
Lenin pidió dos bebidas antes de observarme, apoyando sus codos sobre el mesón

-Creo que será algo difícil con él aquí-dije impaciente por olvidar el asunto, pero mis palabras me hacen recordar mucho más las cosas pasadas.

-Lo sé, pero creo que puedo con eso-inclinó su cabeza levemente-¿Cuántas personas hay aquí?-

-Ni idea-me encogí de hombros-Las suficientes como para llenar este gran pub-

-Interesante-dijo bajo, pero aún con la música logré escuchar

-¿Qué es lo interesante?-pregunté

-Tus compañeras son menos de treinta, si a eso le sumamos sus acompañantes nos debe dar algo como cincuenta o sesenta personas, dependiendo del número de asistentes, lo que significa que hay por lo menos veinte personas extras, este pub tiene capacidad para casi ochenta -

Abrí mis ojos bastante sorprendida

-¿Qué?-preguntó luego de unos segundos de mi silencio

-Es increíble que hayas sacado todo ese cálculo solo con ver el tamaño del pub-asumí cerrando finalmente mi boca-Jamás creí que mi profesora de matemáticas dijera la verdad con eso de “Las matemáticas las van a ocupar en cada parte de su vida”-hice una pésima imitación de su voz chillona

-Eso es lo que pasa cuando tu mente se mantiene eternamente activa, estudias-rió -te hace falta, a propósito-comentó bajo, volteando su cabeza a otro lado, para evitar que escuchara

-¡Hey!-lo mire enfadada-¡Hago mis tareas!-

-Claro que sí-suspiró-Tan solo te demoras demasiado-

-¿Me vigilas mientras hago mis deberes?-enarqué mis cejas

-A veces-esperó unos segundos-Bien, siempre-asumió sonriendo-Además eso más de una vez nos ha quitado tiempo para…-dejo su frase al aire, volteó para recibir las bebidas. Me entregó una de las copas relucientes-hacer nuestros asuntos-

Suspire bebiendo de la copa. Estaba algo fuerte

-¿Qué es?-pregunté tragando

-Vodka-contestó naturalmente

-Dos preguntas: ¿Bebidas alcohólicas para menores de edad? ¿Me quieres borracha? ¡Esta cosa tiene 40° de alcohol!-dejé la bebida sobre el mesón, negándome a tomar un trago más

-¡Es una fiesta, Helen!-resolvió a mis dos preguntas-Diviértete-bebió un trago más de la copa para dejarla sobre el mesón-Pero está bien, no beberé cosas así-

Sonreí acercándome hasta él. Acerqué su boca a la mía tomándolo desde la delgada corbata que pasaba alrededor de su cuello. El toque a licor me obligo a mantenerme aún más unida a Lenin. Su boca era realmente suave y perfecta, con una paz increíble.

-Que es eso-Lenin volteó su vista hasta la pista de baile, donde ya nadie bailaba.

Todas las personas asistentes al evento estaban reunidas en un círculo, observando alguna escena.

Solté a Lenin para correr con él hasta la multitud.

Summer y Chris estaban al medio, peleando verbalmente.

Pasé por la barrera de persona hasta atravesarla y llegar a mi amiga. Me interpuse entre ella y Chris, obligándolos a ambos a callar.

Lenin tomó a Chris rápidamente, calmando el ambiente.

Sentí la respiración agotada de Summer en mi espalda. Jamás la había escuchado decir tantas groserías juntas.

-¿Qué demonios te sucede?-Lenin contuvo a Chris tomándolo por los brazos

Chris respiro entrecortadamente antes de zafarse de los brazos de Lenin

-Déjame en paz, fenómeno-Chris arregló su traje mientras observaba con desprecio a Lenin. Empujó a un par de personas del gentío para abrir paso a su salida.

Summer intentó perseguirlo, pero la detuve antes de que diera un paso.

-Ni creas que te dejaré ir-comenté sosteniéndola por los hombros

Lenin se acercó hasta mi lado

-No te preocupes, yo voy por él-dijo mi novio a mi oído. Antes de que yo contestara Lenin ya había desaparecido en busca de Chris.

Suspire un momento, intentando volver mi pulso a sus latidos normales. Dejando que la oleada de adrenalina se detuviera poco a poco.

-¡Bien!-grité volteando a todas las personas que miraban con afición la escena que al tal parecer era divertida-¡La función se acabo, vuelvan todos a la normalidad!-

Ellos esperaron unos segundos antes de tomar la razón a mi orden y continuar con la fiesta.

Esperando que el suceso se olvidara, tomé a Summer guiándola hasta un sillón. Pedí a un camarero un vaso de agua.

Recién en aquel momento vi la cara de mi amiga, estaba totalmente roja mientras sus ojos botaban lágrimas como reales condenados.

Maldito Chris.

Sin decir nada, abracé a Summer, esperando que recobrara el sentido común.

Me puse en su lugar, en todo lo que debía de estar pensando, en lo que estaba sintiendo. Sum de verdad ama a Chris.

Ella sollozó unos segundos más en mi hombro antes de separarse de mí con una pequeña sonrisa a pesar de que continuaba llorando.

-Gracias, Hel-secó unas lágrimas que comenzaban a brotar.

Busqué dentro de mi pequeño bolso de mano unos pañuelos desechables para entregárselos.

Ella los recibió sacando uno para secar sus propios llantos.

-Aquí esta su agua-el camarero me extendió una bandeja donde en el centro se encontraba el vaso cristalino.

La recibí sonriendo

-Gracias-dije mientras el desaparecía de mi vista.

Le entregué el vaso a Sum, ella ya había terminado con el pañuelo.

Espere a que bebiera por completo el contenido del vaso y relajará sus músculos antes de preguntar cualquier cosa.

Luego de unos minutos me sentí realmente lista como para consultar

-Sum-capté su atención-¿Qué fue eso?-

Ella suspiró sonriendo

-Te estaba defendiendo-explicó dejando el vaso sobre una mesita de coctel a nuestro frente-Chris te había insultado y no se lo permití, me puse a pelear con él hasta…-dejó la oración al aire, ya había entendido

-No era necesario-

-¡Claro que sí!-sus palabras me sorprendieron-es muy necesario, eres mi amiga y nada ni nadie te pasará por encima-

Le sonreí tiernamente

-Te quiero demasiado, Sum-volví a abrazarla

-Yo igual, Hel-se separó de mí

Esperé unos momentos antes de volver a hablar

-Vamos a olvidar el asunto-me levanté del sillón, estirándole la mano a Summer.

Ella la tomó.

La obligue a caminar hasta la pista de baile y moverse al ritmo de la música.

Sum era excelente bailarina, aunque ella no lo asumiera. Por lo menos sabía que así olvidaría fácilmente el asunto anterior, ambas amábamos la música como a nada más en el mundo.

Los movimientos de mi amiga era gráciles y delicados, como los de una bailarina de ballet, pero a la misma vez se combinaban con algo más salvaje. Una perfecta mezcla del hip-hop con lo clásico.

Mientras ella bailaba sería fácil confundirla con una muñeca hecha para la perfección

Lamentablemente nuestra fiesta nos duró bastante poco. Kristen junto con su nueva conquista, Antoine, se acercaron a nuestro lado.
En cuanto observé a Antoine caí en la cuenta de que Lenin había ido tras Chris hace más de 15 minutos.

-¡Hola!-Kristen saludó alegremente mientras bailaba con una copa en su mano. Su voz delataba que había bebido más de lo necesario. Antoine la mantenía de pie a su lado, sujetándola de un brazo.

-¿Viste salir a Lenin?-consulté a Antoine mientras bailaba para no despertar sospechas

Él asintió

-¿Con quién se fue?-pregunté más bajo.

Por suerte Summer estaba más preocupada de bailar que de mi conversación

-Con Chris y unos de los tipos que vigilan los asuntos de las carreras-contestó sin importarle que su novia estuviera presente

-Eres muy… muy lindo Antoine ¿Te lo he dicho?-Kristen comentó embobada, dejando que su copa se derramará en el piso-¡Ups!-sonrió mientras veía el liquido caer hasta el suelo. Sus palabras eran casi imperceptibles

Antoine negó con la cabeza respecto a Kristen

-Yo que tú, voy a verlo-dijo finalmente

Asentí.

-Sum, debo ir al baño-comenté acercándome hasta su metro cuadrado

Ella asintió.

Corrí rápidamente hasta la salida, sabiendo que esto era realmente estúpido en todo su sentido.

Antoine se acercó hasta mí con Kristen a su rastra, él me atrapó antes de que saliera a mi desesperada busca.

-Si yo fuera Chris y tuviera esta oportunidad, te aseguró que iría hasta el centro de piroquinesis-tiró sus llaves hasta mí, las atrapé con una mano-mi automóvil es más fácil de ocupar que el de Lenin-luego de decir eso se esfumó dentro del local, desapareciendo en la fiesta.

Me quedé atónita y luego reaccione a correr.

El automóvil de Lenin estaba perfectamente estacionado, igual como lo dejamos hace unas horas. En el parabrisas tenía una nota escrita sobre un pedazo de papel de cuaderno a cuadros

“ni se te ocurra seguirnos”

Parecía la caligrafía de Chris.

Unos metros más allá diferencie el espacio restante, donde cabía perfectamente el Mazda de Chris.

Corrí hasta el automóvil amarillo –parecido a un Ferrari- y elegante de Antoine.
..............................................................

OMG..
Me encanta, me encanta..
Siguela..plis!!!
No la dejes asi

Capitulo 33

Parte 2

Debía agradecer las clases de conducción que me dio Lenin varios meses atrás en su ex Jeep negro, gracias a eso ahora podía manejar de una forma más decente el automóvil de Antoine.

Me estacione a un lado del extenso callejón y encendí la luz dentro de la cabina.

Busqué en la guantera algún mapa o algo por el estilo, pero no encontré nada.

Tenía que pensar un poco más, ingeniar un poco más. La vida de Lenin estaba en real juego.

Pegué mi cabeza contra el volante reiteradamente antes de tener una real idea.

Mis sueños, hace un largo tiempo había tenido sueños extraños, por parte, prácticamente como una película que continuaba solamente en la noche.

“No divise nada más que árboles a mi alrededor, cerca del lago Ventres Rouges. Luego de caminar por horas en círculos logré dar con aquel centro que había estado buscando sin saber por qué: El centro de piroquinesis”

Aquel retroceso al pasado de mis sueños me hizo encender el Ferrari amarillo y darle marcha rápida hasta fuera de la ciudad, en dirección fija a la ruta 371.

Me mantuve rígida en el asiento, intentando recordar algo más explicito que una corazonada. Necesitaba más información de la que tenía.

La noche poco acogedora me envolvía con su obscuro manto, infiltrándose entre mis miedos.

La luna, más llena que nunca, estaba posicionada en mitad de la noche. Iluminando mi largo camino.

En cuanto logré tomar la ruta 371 aumente la velocidad, confiada de que ya ningún automóvil molestaría mi camino.
_______________________________________

Cerré la puerta algo sorprendida de haber encontrado un lugar inventado por mi imaginación, o así lo creí.

Debía pasar el espeso bosque antes de llegar verdaderamente.

Bien, pasar un grupo de árboles gigantescos, colocados estratégicamente para crear un laberinto, con ropa de fiesta no parecía la mejor opción. En especial por el hecho de que llevaba tacones altos que se enterraban con facilidad dentro del fango húmedo.

Guardé las llaves del Ferrari dentro del bolso de mano.

Saqué una correa especial de aquel bolso para cruzarlo por mi pecho, dándome la posibilidad de ocupar mi otra mano.

Sin tener más iluminación que la de la luna –que escasamente llegaba entremedio de los gigantes pinos- me adentré en el bosque.

Seguí con cautela una ruta creada en mi mente, evitando perderme, o encontrarme con alguna sorpresa.

Mis pies se mancharon hasta los tobillos con barro de hojas. Pronto empecé a congelarme.

Mi peinado que había sido preparado cuidadosamente ahora estaba fuera de sí, por lo que saqué los elásticos para el pelo de mi cabeza, liberando mi cabello de la presión que sentía.

Mientras me iba adentrando más y más, enfriándome hasta las rodillas, temiendo por la vida de Lenin e incluso la mía.

Empecé a creer que jamás volvería a ver a nadie, que nunca más vería la luz del día.

Perdí el contacto con la luz de la luna.

Me hice presa del pánico, pero eso no detuvo mi marcha. Tenía que continuar, nada más importaba.

¿Qué pasaría si estas horas fueran las últimas que tuviera con vida? ¿Si nunca más viera a Summer, a mi familia, a mi madre… a Lenin?

Unas gotas se dibujaron en mis ojos, cayendo lentamente sobre mis mejillas, marcando su camino por mi piel.

Debía seguir, nada importaba. Aquella marcha sin sentido tenía un solo propósito, encontrar a Lenin, traerlo de vuelta al mundo.
______________________________________________

Quité mis zapatos y los tiré hasta un árbol con furia. Llevaba una hora caminando y no podía dar con el lugar.

Más lágrimas llovieron y yo, segura de que jamás saldría, me abracé de uno de los troncos gruesos y firmes. Me sentía sola, perdida, sin ayuda.

Espere unos momentos antes de continuar.

Apoye mi cabeza contra el árbol, tome aire reiteradas veces y seguí. Dejando a mis zapatos abandonados allí.
______________________________________________

Cuando ya me sentía perdida, sin fuerzas, sin aliento, más sola de lo que jamás creí que fuera humanamente posible, tuve mi segundo recuerdo

“Tan solo había una ciencia para llegar: No mirar”

Si eso era cierto, debía cerrar los ojos.

-Nada más puede ser peor-comenté antes de bajar mis párpados.

Así, de una forma extraña, seguí caminando, avanzando.

Podía sentir crujir algunas ramas y hojas secas bajo mis pies descalzos y heridos, la suave brisa que se colaba por entre las ramas golpeaba mi cara con tal fuerza que sentí tanto frío como jamás lo había hecho.

-Todo está en la mente-me recordé
___________________________________________

Inhalé aire.

Lo bote.

Di mi último paso antes de hacer lo que me mantenía con una ola de adrenalina: Abrir finalmente los ojos.

Lo hice con cuidado, esperando encontrarme con la misma oscuridad de antes, sin nada ni nadie. Sola.

Para mi increíble suerte había llegado, las cosas estaban resultando.

El centro de piroquinesis estaba escondido entre aquel espeso bosque, era tan bien resguardado su lugar que ni siquiera de los aires, en un helicóptero, es perceptible verlo.

Era una casa antigua y gigante, alguna vez en su vida estuvo pintada de blanco, pero ahora se podía divisar el cemento gris cubierto de musgo y enredaderas, con la pintura descascarándose y cayendo por pedazos. No había ventanas, tan solo una puerta.

Estaba segura de que no debía tocar para entrar, tan segura como de que si entraba lo más probable sería que no volviera a salir.

Ahora no tan solo era presa del pánico, también estaba aterrada.

Inhalé y exhalé aire.

Camine hasta la vieja casona para frenar justamente frente a la puerta.

Mi sombra y los ruidos que producían mis movimientos parecían ser mis mejores aliados.

Abrí la puerta bastante asustada. Sonó un rechinido leve.

Mi pulso se aceleró al doble.

Terminé de abrir la pesada hoja, un rechinido más fuerte retumbó los inmensos pasillos blancos del interior

Podía sentir mis latidos incluso sin tocar mis venas.

Di un paso adentro con desconfianza, observando el interior de lugar.

Tan solo pasillos, eternos laberintos. Gigantes como monstruosas montañas blancas, que se erguían desde el piso hasta un lugar indefinido del techo, tan gruesas que parecen impenetrables. Tan terroríficas que no tienen descripción.

Marqué un segundo paso.

La puerta se cerró rápidamente y con un gran estruendo a mis espaldas.

Asustada, corrí dentro de uno de los pasillos, intentando desacelerar mi pulso, la adrenalina, mi sangre que parecía ser derramada hasta la última gota, al igual que mis lágrimas, que parecían jamás acabar. Eternas.

Cuando noté que no sabía hacía donde correr, a donde huir detuve mi paso. Dándome mi misma un respiro.

Observé hacia atrás y me maldije.

¡Mis huellas! Estaban marcadas por todo el piso, por todo el recorrido que había dado. Estampadas tan perfectamente con sangre y fango sobre el blanco suelo que era imposible no notarlas.

Volví a inhalar y exhalar aire.

Tomé uno de mis pies malheridos y apreté la herida que marcaba mi paso, con la esperanza de que la hemorragia se detuviera. Tan solo conseguí sacarme más lágrimas, pero de dolor.

Antes de que pudiera hacer demasiado, logré escuchar unos pasos a lo lejos, acercándose.

Sin pensarlo dos veces, dejé de lado la herida de mi pie y emprendí carrera por el pasillo sin fin, sin importar si dejaba huella.

-Esto no puede ser tan grande-susurré

Corrí y corrí. Sin descanso.

Mi respiración totalmente agitada se escuchaba en eco, podía sentir cada parte de mi adolorido cuerpo entre la soledad que padecía allí.

¿Dónde estaba?

En un punto preciso de mi estúpida huida me encontré con dos caminos, finalmente tenía elección.

Los mire a ambos unos segundos sin encontrar mayores diferencias. Tomé el izquierdo.

Seguí sin parar, moviendo mis pies sincronizados en un trote fuerte y arduo.

Los pasos que parecían venir de tras de mí se hicieron más presentes y más cercanos.

Mi temor creció al igual que mi cansancio

Nuevamente me encontré con divisiones en el camino, está vez eran cuatro.

Tome la segundo y continúe corriendo como pude, tan rápido como lo hace un ciervo que huye de su asesino.

El blanco perfecto de las paredes se empezó a nublar, hasta oscurecerse totalmente.

Los pasos se iban perdiendo a medida que el negro aumentaba, eso era una señal gratificante.

Cuando dejé de escuchar algún sonido y de lograr ver algo, me senté contra una de las paredes a mi lado.

Ahora no tan solo tenía pocas esperanzas, me sentía reprimida, apagada, sin vida. Tan débilmente destinada a vivir que ya no entendía muy bien por qué había entrado en este lugar.

Tan pocamente preparada para toda esta aventura.

Esto era una crueldad. Yo tan solo sabía sobrevivir en mi vida, lo hacía a duras penas, ¿por qué debe ser tan difícil?

¿Cuál es la maldita y perra obsesión que tiene Chris con Lenin?

Los pasos volvieron otra vez.

Me obligue a mi misma a recapacitar, a salir del mar de lágrimas y recobrar mi inminente misión.

Retome mi rápida marcha, llegando hasta incluso a dudar de mi juicio, creyendo que aquellos pasos eran tan solo una parte de mi fuente de poder de imaginación. Pero llegó una señal.

Un pequeño brillo a lo lejos, al frente.

Camine por el largo y estrecho callejón oscuro, que conducía a alguna parte del instituto para Piroquinesis.

Agote el aire en mis pulmones y los volví a llenar con una bocanada.

Mire hacia atrás, intentando ver si alguien seguía mis pasos.

Dirigí mi mirada hacia el único resplandor a mi frente, lo veía bastante lejos, pero debía llegar cuan pronto pudiera, mientras más rápido fuera, sería mejor para Lenin.

Sentí como mi celular sonaba en el bolso de mano.

¡Maldita sea! ¿Por qué lo traje?

Deslice mis manos dentro del bolsito y saqué el celular

Era un mensaje de Lenin.

“Mantente alejada de lo que no te incumbe” era muy claro que él me quería fuera de todo esto. No quería mi presencia aquí.

Pero yo ya no estaba ni cerca de querer largarme y dejarlo en este maldito instituto.

¡No me iba a ir!

Apagué el celular para evitar tomar la atención de alguien, pero ya era muy tarde.

Cuando puse mi visión de nuevo al frente, logré observar dos siluetas sobre el resplandor del callejón

-No…-dije en un suspiro mientras me apoyaba en una de las paredes.

Las siluetas se fueron acercando hasta dejarme acorralada. No recordaba que el callejón no tuviera salida…

¿Cómo demonios llegué hasta aquí si no tiene salida este maldito lugar?

El resplandor fue distorsionado por dos personas, tapando completamente la luz.
__________________________________________________________

Estaba sumida en una horrible oscuridad. Era la misma oscuridad de mis pesadillas

Yo ya no pertenecía a este mundo, no podían tirarme aquí luego de haber encontrado mi salvación. Mis ojos ya no estaban acostumbrados a ver un color tan negro por doquier.

-Helen-una voz tranquilizante hizo presencia entre la interminable oscuridad, más negra que la misma noche. Sin un astro que iluminará.

Vi un pequeño resplandor blanco sobre mí, que se extendió prontamente hasta invadir la eterna noche y envolverme en su agradable color claro.

Abrí los ojos desorientada.

Ahora todo volvía a ser blanco y eterno, preso de lo que parecía bueno.

Para mí el blanco ya había tomado otro concepto, ahora era el peor augurio que me podían dar.

Pestañee reiteradas veces antes de notar lo que de verdad sucedía.

Mi ropa había sido cambiada por un vestido lúcido y casi transparente. Del mismo color de la nieve pura.

Chris estaba parado a varios metros de mí, vestido de un tono tan blanco que si fuera cristiana, juraría haber visto un ángel.
Volteé mi cabeza para tomarme la mayor sensación de alegría que había sentido alguna vez en mi vida.

Corrí sin importar nada, sin tomar en cuenta que no sabía dónde estaba, que tal vez había perdido el juicio o quizás estaba muerta.

-Lenin, te amo, te amo, te amo, te amo-repetí aquello cuantas veces se me antojo. Aferrada del cuello de mi novio.

Él parecía sorprendido.

No solté su cuerpo del mío por varios minutos, no podía creerlo que otra vez él estaba junto a mí, cuando me había sentido tan desamparada, tan sola, tan agotada y rendida. Al borde de la máxima locura, de la peor depresión que me podía encontrar durante mi vida, cuando había creído todo aquello jamás había pensado en la opción de volver a ver la cara de Lenin, de volver a acariciar su piel, de sentir su aroma y sus caricias.

Me separe para observarlo.

Por segunda vez en mi vida, lo vi llorar.

Él acarició mis mejillas cubiertas de lágrimas tan suavemente que creí desmayarme

Observe la cicatriz de su mejilla izquierda. La herida que había sido producida por los matones de Chris.

Recién en aquel momento tuve la idea de voltear a verlo.

Él nos miraba fascinado, como si fuésemos la mayor expresión de la diversión

-Te dije bien claro que no nos siguieras-comentó Chris observándome- ¿No me entendiste aquella simple orden?-

-¿Creías que me quedaría allí?-pregunté sujetando el brazo de Lenin con mi mano

-No lo pensé-negó con su cabeza-Pero estoy seguro que en dos o tres minutos me suplicaras irte-

-¡Jamás!-grité aferrándome hasta Lenin

-No debiste haber venido-dijo mi novio a mi oído, obligándome a soltar su mano

Lo mire confusa

-¿Reconoces esto?-Chris llevaba el cubo de juegos mío entre sus dedos

-Es un rubik-asumí juntando mis cejas

-Es tú rubik-dio un par de vueltas-¿Sabes que este es un objeto de ingenio? La idea principal es pensar-se detuvo para observarme-Lenin te lo dio con la esperanza de que entendieras esto-

-¿Qué cosa?-abrí mi boca levemente

-Lenin sabe que es un asesino, lo ha probado contigo. Tu sabes que él no es normal ¡No es un humano!-su tono de voz subió varias notas-¡Es un maldito adicto al sufrimiento de los demás, se alimenta de aquello, su vida se nutre gracias a las desgracias ajenas!-tiro el cubo de juegos al piso, dejando que este se rompiera igual como yo lo había hecho una vez-Te prometió amor eterno, te dijo que jamás te dejaría sola… ¿Ha incumplido esa promesa?-me miró seriamente

Negué con mi cabeza.

-Hasta ahora-dijo Lenin a mi lado, bajando su vista

-¿A qué te refieres?-retrocedí un paso

-Helen-Chris continuó hablando-Aquí hay códigos, demasiados. Todos para vivir en paz en la sociedad. El gran problema es Lenin, sus incumplimientos. Él no es capaz de proteger su propia vida solo, de mantenerse alejado de los problemas sin hacer demasiado. Hace años, cuando él se mantuvo aquí en reclusión aislada se mantuvo pensando, en que hacer…-

“Pude ver a Lenin de pequeño sobre un catre metálico, que a simple vista parecía incomodo. Él lanzaba una pelota al aire para atraparla, una y otra vez. Reflexionando”

-debía salir de aquí-Chris sonrió levemente-Hay una ética, una de las más importantes: Mantener una relación cercana con una persona de condición normal en la sociedad te atribuye el derecho de ser libre-

-Por eso… me buscaste-dije bajo.

Recordé otra vez la primera vez que vi a Lenin. Cuando él estuvo a punto de matarme a mi corta edad de cinco años

-Tenía que mantenerte cerca. Nada mejor que convertirse en tu novio ¿No?-Chris consultó a Lenin que estaba tras mi espalda

Él respiro hondo

-¿Me amas?-le consulté tiritando de terror

Hubo un profundo silencio

-¡Lenin!-grité enfadada, enrollando mi cuerpo con mis brazos-¡¿Me amas?!-

-Ahora te amo, Helen. Apostaría mi vida a aquello-me observó, sus ojos eran grises.

Sentía peligro… ¿Pero de qué?

-¿Me amaste?-quise saber, quedándome estática sobre mi posición

-Ahora te amo, Helen. Cuando te pedí que fueras mi novia, cuando velaba tus sueños, cuando me entregaste tu posesión más valiosa… tu virginidad. Te juro Helen que te amo-

-¡Contéstame de verdad, Lenin!-exploté en gritos y en un suave llanto-¿Me amaste antes de que me matarás el año pasado o… querías salvar tu pellejo?-

-Helen, yo…-Lenin intentó acercarse a mí.

Retrocedí un paso más

-Tenía que ser tu novio-continuó Chris-Él necesitaba mantenerte cerca…-

-¡Basta Chris!-gritó Lenin-¡Ya basta!-contuvo su rabia apretando sus puños en fuertes rocas-¡Déjala irse, deja que se vaya! ¡No la tortures más!-

-¡Él mató a tu primo, Helen!-Chris terminó de decir sus palabras directamente-¡Por eso tu tía se alejó al enterarse de que Lenin era tu novio! ¡Él lo mató!-

Me arrodillé, tirándome al piso con las pocas energías que tenía. Incrédula de aquello.

-¡Déjala en paz Chris!-pidió una vez más Lenin

-Separó tu familia…-

-¡Quiero irme!-pedí a gritos hacia Chris

Él asintió. Se acercó a mí extendiéndome su mano.

-Debes dejarlo irse…-pedí hacia el chico de los ojos miel-Él no merece estar aquí-

-Helen, yo debo estar aquí-asumió Lenin

-Sé cómo eres de verdad, ese es el recuerdo que voy a mantener en mi mente si no me muero de la soledad antes. Según eso yo se que tu mereces estar afuera-

-Vámonos Helen-dijo Chris levantándome del piso

Mis lágrimas no cesaban. Solté a Chris unos segundos para acercarme a Lenin.

Yo era estúpida, lo sabía perfectamente. Mis sueños me habían anunciado todo esto, cada sueño no era una película, era una sinopsis de todo lo que vendría. Pero lo había ignorado.

-Te ame, Lenin. Te amo y estoy segura de que lo seguiré haciendo-susurré débilmente-Soy una estúpida, debería odiarte, debería…-di un suspiro al no encontrar palabra-pero te amo-

Me acerqué hasta sus labios, rozándolos por última vez. Conteniendo mi última pisca de serenidad en su sitio, inundando mi cuerpo de la tranquilidad de Lenin, incluso ahora, en el momento más crítico y difícil. Mis ojos botaron un par de lágrimas más.

-Vete con Philip-dijo Lenin separándome de él

-No, no…-negué con mi cabeza

-Hazlo Helen-

-No…-mi respiración entre cortada inundaba mis pulmones

-Hazlo… Y te prometo que volveré junto a ti-susurró a mi oído.

-Te amo, Lenin-dije por última vez-Pero… ya no puedo seguir así-

-Prométeme que serás feliz…-dijo despacio

-Sin ti…-pronuncié terminando la frase de Lenin antes de lanzarme a sus brazos, inhalando su aroma para quedarme con eso en la memoria
________________________________________________________

Era un sitio tan verdoso, un bosque tan espeso pero a la vez perfecto.

Corrí por entre los troncos con Lenin atrás mío, persiguiéndome entre risas.

Frené mientras volteaba a ver su rostro, con sus ojos pardos posicionados sobre los míos.

Él detuvo su trote para empezar a acercarse despacio, tomando su tiempo para asegurarse de que yo no seguiría corriendo en un infantil jugueteo.

Sonreí cuando lo tuve a mi frente, mientras él me acorralaba entre un tronco fuerte y fornido y su cuerpo perfecto.

Tuve su respiración a una pulgada de distancia, tan cerca… con su aliento fresco golpeando mi cara….


Me remecí levemente del asiento en el que estaba. Despertando de mi mágico sueño.

Volteé mi vista a mi derecha para sonreír falsamente.

-¿Estás bien, Hel?-consultó Philip pasando su mano por mi mejilla

Asentí

-Sí-dije bajo

-Ya vamos a llegar-anunció mientras miraba hacia fuera de la ventanilla que se encontraba su lado.

Me incliné a ver el paisaje matutino de Londres desde los aires.

Philip tenía razón, Londres era una ciudad hermosa, perfecta y llena de oportunidades.

Me volví a acomodar en el asiento del avión comercial.

-Falta poco-susurré.

Mientras Philip observaba despreocupadamente fuera de la ventanilla, saqué una fotografía arrugada que llevaba escondida en la chaqueta negra…

En la fotografía estaba el rostro de Lenin con una sonrisa sobre sus labios y yo a su lado, desde atrás se apreciaban un par de fuegos artificiales.

Aquella imagen era la yo que había tomado para año nuevo.

.................................................................................................................................................................................................