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créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
18 segundos. {Novela Colectiva}
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Página 2 de 4. • 1, 2, 3, 4
Re: 18 segundos. {Novela Colectiva}
Les, me encantó el capítulo Alynna es una bitch(? y me cayó bien hahaha, esperemos que así sea por el resto de la novela hahaha, se acuesta con todos omg, hasta con Zayn(? cuando se encontró con Marshall<3 benditos 18 segundos:') y ya quiero que conozca a Louis será emocionante.
Amo como escribes:') espero a Germ c:
Amo como escribes:') espero a Germ c:
peralta.
---------
Re: 18 segundos. {Novela Colectiva}
tu capítulo me encantó (: La personalidad de Alyna es algo....idk (?) con todo la tipa. Me toca a mí y no tengo ni idea de que subir, es probable que deje mañana y ahora me ponga a escribir, besos.
Germ.
Capítulo dos.
Capitulo dos.
Angie con pereza apaga la fastidiosa alarma mientras se sienta en el sófa cama. Odiaba el hecho de comenzar la universidad, odiaba el hecho de que la tratasen como una basura. Se restriega los ojos y baja la mirada hacía sus pantunflas rosadas de conejito. Diesíseis, diesísiete, diesiocho. Diesiocho segundos mirando el divertido conejo al que le sobresalían las gigantes orejas. Se levanta para iniciar un nuevo día en la ciudad de Nueva York. Vacía la caja de cereal en en plato para después vertir la leche dentro de este.
— ¿Alguna vez has pensado en encontrar a tu alma gemela? La misma que comprenda tus confuciones, que te ayude a superarlo todo, ¿e incluso la misma que haga lo mismo que tú? — bufa y apaga el televisor. Se sienta en el comedor para una persona para desayunar con todo el tiempo del mundo.
En el otro lado de la ciudad, Niall Horan se preparaba para supervisar la empresa de su padre. Aún no podía creer haber rechazado la oferta de irse a estudiar a Oxford y elegir la millonaria empresa de la familia. Hubiese deseado que aquellos diesiocho segundos fueran eternos, para su desgracia no lo fueron. Mantenía la idea de algún día regresar a la universidad y continuar lo que no terminó.
Camina hacía su nevera que yacía vacía y frunce el ceño tras encontrarse con una nota.
''Gracias por la noche, la pasé muy bien. Talvez podríamos repetirlo. xx Sally. ''
¿Aquella chica no había entendido?
Niall no era un chico del cuál le gustaran las relaciones serias, había tenido dos pero si se presentara la chica indicada lo volvería a repetir. Siempre había tenido mala suerte en el amor pero eso no era lo que le molestara, el problema era que su tímidez era algo que no podía controlar, pero con el paso de los años se volvio un chico atrevido y con una mirada conquistadora.
Mira el reloj del la cocina. Demasiado tarde. De nuevo tendría que tener prisa, imploraba que su coche no tuviera problemas y rápidamente se empina el tazón de cereales.
Angie no parece tan presionada, a comparación del rubio, comienza a amarrar los cordones de sus converse viejos para después guardar tres libretas y cinco lápices en su mochila. Sin olvidar tomar sus anteojos de la vista.
Hecha un último vistazo a su pequeño departamento y sin nada más cierra de este. Revisa el tiempo en su teléfono celular. 09:54. Maldice por lo bajo y corre hacía los elevadores, presiona el botón...uno...dos...tres...cuatro. « Rayos.
Cambia de planes y corre hacía las escaleras y a la velocidad de la luz corre por la avenida Broadway en busca de un taxi. Una cuadra más al este, Niall estacionaba su auto en el estacionamiento privado de la empresa en la avenida 10. La peliroja agita su mano esperando que alguno de los tres amarillos vehículos le hiciera caso alguno. Un auto oscuro pasa velozmente frente a ella, provocando que un taxi chocara contra este. Angie suelta un suspiro. « Fue bueno no subirme a aquel taxi.
Da un paso atrás chocando así con un hombre de traje guapo y rubio.
— Lo siento.
— No hay problema. — le sonríe.
Cinco segundos mirando sus ojos. Azules. Tres segundos y trata de desifrar lo que sus labios parecían murmurar. Dos segundos y un taxi pasa por su lado. Cuatro segundos, se siente débil frente a él. Tres segundos y le vuelve a mirar. Un segundo y parecía que con su sonrisa, el tiempo se detuvo.
Aquellos diesiocho segundos, valieron la pena.
No ha sido un mal día.
Dije que lo dejaría mañana, pero no pude evitar subirlo. Quedó justo como quería, sencillo, aunque viera preferido que fuese más largo, es un asco :c.
Germ.
Re: 18 segundos. {Novela Colectiva}
ya lo leí ¡me ha encantado!
creo que ha sido cortito, pero ha transmitido muchas cosas, Angie es francamente genial, y muero por leer más de Niall. Creo que los dos pueden complementarse, y idk ¡me ha gustado!
omg laskjdlas creo que sigue Lau y luego voy yo:CCCCC
creo que ha sido cortito, pero ha transmitido muchas cosas, Angie es francamente genial, y muero por leer más de Niall. Creo que los dos pueden complementarse, y idk ¡me ha gustado!
omg laskjdlas creo que sigue Lau y luego voy yo:CCCCC
hemmo.
Re: 18 segundos. {Novela Colectiva}
Germ me gustó tú capítulo, idk es genial c: dijó Lali, ha quedado corto, pero bueno :c Angie me agrada, espera.____. ¿en serio? ¿en serio Niall rechazo esa oportunidad? te lo juró que lo mataría ¬¬...buah siempre haces a Nialler un malote c: hdfgkjdkh me imagino a Niall comiéndose ese tazón de cereales apurados, me dio risa eso xD en serio adoro la temática de la novela, los números, todo :c
Dieciocho segundos, amo eso, me encantó el cap, me pondré a trabaja en el mio, lo perdí, pero intentaré ser rápida y subirlo hoy:c
Dieciocho segundos, amo eso, me encantó el cap, me pondré a trabaja en el mio, lo perdí, pero intentaré ser rápida y subirlo hoy:c
Invitado
Invitado
Re: 18 segundos. {Novela Colectiva}
Angie y Niall sdklfjklsdfj me fu ia la mierda que hermoso :'D
sugg.
Re: 18 segundos. {Novela Colectiva}
Lali: Seeee, transmite todo. Lo mismo que dije, ha sido corto, lo odie, lo odie. Pero prometo subir más largos, no tenía mucha inspiración para seguirle y tenía todo organizado para el segundo
Lau: Esque no he dicho que me gustan los malotes. Bueno no todos...alguno sí...bueno ya xd ¡me gustan los malotes y los que no lo son! soy algo especial en ese sentido (?) y siempre me gusta hacerlos malotes y a los que no lo son, serán tiernos, pero bueh, tiene su lado y prometo hacer el capi de la segunda ronda largo, esque ya tenía organizado todo ._.
Vale: Que bueno que te haya gustado
Lau: Esque no he dicho que me gustan los malotes. Bueno no todos...alguno sí...bueno ya xd ¡me gustan los malotes y los que no lo son! soy algo especial en ese sentido (?) y siempre me gusta hacerlos malotes y a los que no lo son, serán tiernos, pero bueh, tiene su lado y prometo hacer el capi de la segunda ronda largo, esque ya tenía organizado todo ._.
Vale: Que bueno que te haya gustado
Germ.
Re: 18 segundos. {Novela Colectiva}
Capitulo tres.
La muchacha se encontraba dormida sobre una gran pila de libros, el café de noche anterior se regaba por encima del tapete, sus gafas estaba semi-torcidas debajo de su cara, uno, dos, tres…diez…dieciséis…dieciocho segundos, se quedó dormida, por dieciocho segundos más. Entonces escuchó el golpe en la puerta de su habitación, su madre, como siempre, levantándola tarde, solo que hoy, la levantó, dieciocho benditos segundos más tarde de lo normal, la muchacha se levantó inmediatamente y corrió al baño.
Connor apagó la alarma y miró exactamente la hora, 8:50:18, las ocho y cincuenta de la mañana con dieciocho segundo, ¿qué? ¿Dieciocho segundos?, iba tarde para el bar, el bar-café-restaurante, la porquería de lugar donde hacía dinero todos los días, desde hace dos años de su vida, su estúpida e insignificante vida. Colocó sus pies dentro de las pantuflas y corrió a la habitación del baño como si su vida dependiera de aquello. Abrió la ducha y dejó que el agua corriera.
Catorce, veinte, cuarenta, cinco minutos con cuarenta segundos, había tardado en bañarse y cepillar su pelo, cincuenta, sesenta, seis minutos, diez, veinte, treinta, seis minutos con treinta segundos buscando ropa, e intentar no parecer insegura cuando saliera de la habitación, cuando por fin escogió uno de sus muchos suéteres, y colocó sus jeans desgastados y sus botas de siempre, salió de la habitación, llevándose un buen susto al ver el rostro de su madre, literalmente pegado al suyo.
— Hola mamá.
Connor salió del baño con un cepillo de dientes en su boca, y colocó a medias el pantalón, llego a la cocina y sacó una botella de jugo, para más tarde, se dijo el peli-negro mientras colocaba la roja camiseta. Se sentó en el comedor, solo, como siempre, y leyó solamente un poco del periódico, cinco, veinte, cuarenta y cinco, cinco minutos con cuarenta y cinco segundos duró leyendo unas malditas hojas con letras incorporadas, que solo decían basura, sobre famosos, y las catástrofes que ocurría en países, que sinceramente a Connor le importaban una mierda. Colocó su chaqueta general negra de curo, hecho otro vistazo a el reloj, y salió de su apartamento, después de todo, siempre llegaba tarde. Además debía pasarse donde un amigo en el mismo edificio antes de llegar a su trabajo que estaba más o menos del otro lado de la ciudad, del otro lado de Nueva York.
Lorette se sentó en la mesa, con su familia, la que parecía tener visita; abuelos por parte de madre, tías por ambas partes, primos, y familiares muy lejanos, duró cinco minutos escuchando estupideces de su familia sobre como celebrarían los quince años de su preciada prima Tina. Lorette nunca pensaba cosas tan pesadas, pero realmente se excedía, miró el reloj de su muñeca derecha y nadie se percató de su salida de la casa
No fue una larga charla con su compañero, cuando ya se encontraba viajando para su trabajo, lo primero que agarró fue el tren era lo único que podía agarrar y le llevaba allí, además no quería desperdiciar dinero e ir en un taxi, un amarillento taxi, con un gordo hombre conduciendo, un desagradable hombre conduciendo, definitivamente se sentía mejor en tren.
Lorette caminaba mientras la gente la empujaba e iban apurados a sus trabajos con sus grandes maletines, o chicas con sus bolsos y su chihuahuas dentro, las personas no se tomaban la molestia de pedir permiso, para ellos era mucho más simple empujar, y Lorette que si desgastaba su tiempo pidiendo permiso, absurdo.
Connor salía de la estación del tren de manera rápida, empujando a todos, y cada vez más poniendo una cara de un terrible amargado, cuando iba saliendo empujó a una chica que al parecer fue la única que no le había montado una película allí como todas las mujeres le hacían cuando el pasaba y empujaba sin razón alguna, lo gracioso es que, ellas empujaban mucho peor que él y se enojaban, ridículo.
Connor miró su reloj. Lorette miró su reloj. Diez de la mañana con 2O minutos, demasiado tarde como para ser cierto, lo dos iban demasiado retardados, tanto Connor para su trabajo, como Lorette para la universidad, la rubia acomodó sus gafas en su rostro y salió de la estación del tren dirigiéndose hacia la universidad, pero se topó con una chica de la universidad, la cual le dijo que no había clase, porque hubo un terrible disturbio. Lorette se lamentó.
Connor entró al bar-cafetería-restaurante, duró alrededor de quince minutos siendo regañado por su jefe, y por alguna razón desconocida no fue despedido por el señor. Lorette duró casi quince minutos de pie mirando que podía hacer, porque realmente lo último que quería era aguantar los debates de su familia respecto a la fiesta de quince de su primita tonta.
Lorette observó fijamente el letrero rojo con bombillo que brillaban, algunos estaba fundidos dándole un toque de cabaret al lugar, Lorette rió por la presentación tan horrible, pero viendo a través del cristal, no se vía tan terrible, como el cartel demostraba, ¿Y porque no entrar?
Connor atendió a una señora, y sin querer el café se fue encima de está, casi cinco minutos haciendo un escándalo de primera, más otros cinco minutos limpiando el piso, la mesa, y devolviendo el pago de la gritona señora, que peleo solamente por una de sus más simples torpezas, pudo haber sido mucho pero, la señora debería agradecerlo.
— ¡Connor! — Gritó su jefe enfurecido.
— Demonios. — Vociferó el chico.
La puerta de local se abrió mostrando a una bonita rubia, de piel dorada, delgada, bastante delgada, con un suéter de lana color café, sus jeans, y las botas naranjas, pero no chillonas más bien, marrones claras. Connor la analizó bien, la chica del autobús.
— Atiende a esa chica, si llegas tarde de nuevo. Estas despedido.
Después de atendida Connor se atrevió a preguntar:
— ¿Y tú nombres es?
— Soy Lorette. — La chica extendió su mano con cierta desconfianza, pero lo hizo.
— Soy Connor. Mucho gusto.
Entonces ambos pensaron que hubiera pasado si un reloj y una llamada no hubieran tardado, exactamente dieciocho segundos.
Connor apagó la alarma y miró exactamente la hora, 8:50:18, las ocho y cincuenta de la mañana con dieciocho segundo, ¿qué? ¿Dieciocho segundos?, iba tarde para el bar, el bar-café-restaurante, la porquería de lugar donde hacía dinero todos los días, desde hace dos años de su vida, su estúpida e insignificante vida. Colocó sus pies dentro de las pantuflas y corrió a la habitación del baño como si su vida dependiera de aquello. Abrió la ducha y dejó que el agua corriera.
Catorce, veinte, cuarenta, cinco minutos con cuarenta segundos, había tardado en bañarse y cepillar su pelo, cincuenta, sesenta, seis minutos, diez, veinte, treinta, seis minutos con treinta segundos buscando ropa, e intentar no parecer insegura cuando saliera de la habitación, cuando por fin escogió uno de sus muchos suéteres, y colocó sus jeans desgastados y sus botas de siempre, salió de la habitación, llevándose un buen susto al ver el rostro de su madre, literalmente pegado al suyo.
— Hola mamá.
Connor salió del baño con un cepillo de dientes en su boca, y colocó a medias el pantalón, llego a la cocina y sacó una botella de jugo, para más tarde, se dijo el peli-negro mientras colocaba la roja camiseta. Se sentó en el comedor, solo, como siempre, y leyó solamente un poco del periódico, cinco, veinte, cuarenta y cinco, cinco minutos con cuarenta y cinco segundos duró leyendo unas malditas hojas con letras incorporadas, que solo decían basura, sobre famosos, y las catástrofes que ocurría en países, que sinceramente a Connor le importaban una mierda. Colocó su chaqueta general negra de curo, hecho otro vistazo a el reloj, y salió de su apartamento, después de todo, siempre llegaba tarde. Además debía pasarse donde un amigo en el mismo edificio antes de llegar a su trabajo que estaba más o menos del otro lado de la ciudad, del otro lado de Nueva York.
Lorette se sentó en la mesa, con su familia, la que parecía tener visita; abuelos por parte de madre, tías por ambas partes, primos, y familiares muy lejanos, duró cinco minutos escuchando estupideces de su familia sobre como celebrarían los quince años de su preciada prima Tina. Lorette nunca pensaba cosas tan pesadas, pero realmente se excedía, miró el reloj de su muñeca derecha y nadie se percató de su salida de la casa
No fue una larga charla con su compañero, cuando ya se encontraba viajando para su trabajo, lo primero que agarró fue el tren era lo único que podía agarrar y le llevaba allí, además no quería desperdiciar dinero e ir en un taxi, un amarillento taxi, con un gordo hombre conduciendo, un desagradable hombre conduciendo, definitivamente se sentía mejor en tren.
Lorette caminaba mientras la gente la empujaba e iban apurados a sus trabajos con sus grandes maletines, o chicas con sus bolsos y su chihuahuas dentro, las personas no se tomaban la molestia de pedir permiso, para ellos era mucho más simple empujar, y Lorette que si desgastaba su tiempo pidiendo permiso, absurdo.
Connor salía de la estación del tren de manera rápida, empujando a todos, y cada vez más poniendo una cara de un terrible amargado, cuando iba saliendo empujó a una chica que al parecer fue la única que no le había montado una película allí como todas las mujeres le hacían cuando el pasaba y empujaba sin razón alguna, lo gracioso es que, ellas empujaban mucho peor que él y se enojaban, ridículo.
Connor miró su reloj. Lorette miró su reloj. Diez de la mañana con 2O minutos, demasiado tarde como para ser cierto, lo dos iban demasiado retardados, tanto Connor para su trabajo, como Lorette para la universidad, la rubia acomodó sus gafas en su rostro y salió de la estación del tren dirigiéndose hacia la universidad, pero se topó con una chica de la universidad, la cual le dijo que no había clase, porque hubo un terrible disturbio. Lorette se lamentó.
Connor entró al bar-cafetería-restaurante, duró alrededor de quince minutos siendo regañado por su jefe, y por alguna razón desconocida no fue despedido por el señor. Lorette duró casi quince minutos de pie mirando que podía hacer, porque realmente lo último que quería era aguantar los debates de su familia respecto a la fiesta de quince de su primita tonta.
Lorette observó fijamente el letrero rojo con bombillo que brillaban, algunos estaba fundidos dándole un toque de cabaret al lugar, Lorette rió por la presentación tan horrible, pero viendo a través del cristal, no se vía tan terrible, como el cartel demostraba, ¿Y porque no entrar?
Connor atendió a una señora, y sin querer el café se fue encima de está, casi cinco minutos haciendo un escándalo de primera, más otros cinco minutos limpiando el piso, la mesa, y devolviendo el pago de la gritona señora, que peleo solamente por una de sus más simples torpezas, pudo haber sido mucho pero, la señora debería agradecerlo.
— ¡Connor! — Gritó su jefe enfurecido.
— Demonios. — Vociferó el chico.
La puerta de local se abrió mostrando a una bonita rubia, de piel dorada, delgada, bastante delgada, con un suéter de lana color café, sus jeans, y las botas naranjas, pero no chillonas más bien, marrones claras. Connor la analizó bien, la chica del autobús.
— Atiende a esa chica, si llegas tarde de nuevo. Estas despedido.
Después de atendida Connor se atrevió a preguntar:
— ¿Y tú nombres es?
— Soy Lorette. — La chica extendió su mano con cierta desconfianza, pero lo hizo.
— Soy Connor. Mucho gusto.
Entonces ambos pensaron que hubiera pasado si un reloj y una llamada no hubieran tardado, exactamente dieciocho segundos.
_______________________
Chicas preciosas, no sé que tan largo quedó, es que como estoy desde la netbook, no sé que tan largó se ve desde el P.C de escritorio :c espero que le guste, bueno es raro, pero a mí me gusto
Las loveo<3
Invitado
Invitado
Re: 18 segundos. {Novela Colectiva}
Yo subiré tomorrow c:
aklsdjals Lau, debo leer tu capítulo asjdla
aklsdjals Lau, debo leer tu capítulo asjdla
hemmo.
Re: 18 segundos. {Novela Colectiva}
Tengo que leer el capítulo de Lau y comentar el de Germ
peralta.
---------
Re: 18 segundos. {Novela Colectiva}
[img][/img]
Capitulo cuatro.
Dizzy está sentada en la esquina del trabajo, fumando un cigarro y con los auriculares puestos, la melodía de T.N.T. de ACDC resuena en sus oídos, y la gente que pasa por su lado, puede escuchar ligeramente un poco de la canción ya que tiene el volumen muy alto. La canción dura tres minutos y treinta y cuatro segundos, recién van pasando dos y dieciséis segundos. No es mucho, Dizzy puede fumar dos cigarros en lo que dura esto, ha aprendido a fumar rápido. Tiene los pulmones negros de la cantidad de nicotina que ha fumado, Dizzy sabe que los problemas respiratorios no tardarán en llegar, pero no le importa, le gusta el olor del humo que larga al dar una calada, y ama la sensación de rebeldía que tiene cada vez que se compra un Marlboro. Ella no es una niña, y aunque no recuerda haberse comportado como una, Dizzy está segura que su nombre –Diana- no va, para nada, con su personalidad.
Ella no es Lady Di.
Timothy, en cambio, lleva tres minutos con cuarenta y seis segundos, atrasado. El curso comienza a las diez de la mañana, y son las diez y tres, casi cuatro minutos. Sabe que no van a dejarlo entrar, como a aquella chica a la que le cerraron la puerta siendo las diez y cincuenta y siete segundos. La vida entera cabe en un segundo. Timothy está seguro que tendrá que ir a tomar un café neoyorkino por ahí, y que deberá esperar a las doce de la mañana para ir a la segunda parte del curso. Va demasiado distraído en sus pensamientos y se para en seco. Pierde unos veintisiete segundos observando a su alrededor.
Se ha perdido.
Dizzy vuelve a mirar su reloj, tiene un nuevo compañero en la disquera, su nombre es Rick y huele a hamburguesas grasosas, además, tiene el cabello negro lleno de gomina y a lady Diana no le gusta su presencia. Ve a lo lejos a un chico castaño que se ha parado en medio de la calle, choca con algunas personas y parece ebrio, pero Dizzy sabe que él no lo está, porque viste un atuendo de farmacéutico loco, y definitivamente, él está más out que cualquier persona del mundo. Dizzy mira su cabello rubio en la puerta del edificio donde está sentada, ella viste con el uniforme de trabajo, seguro se ve tan ridícula como el chico ese.
— Mierda. –Timothy dice, la gente de su alrededor camina de aquí para allá dando pasos acelerados. Tim sabe que se ha perdido, porque no recuerda haber tomado esta calle nunca en la vida, y él no suele prestar poca atención. En Londres nunca podría pasar algo de esto, porque Londres es perfecto y Nueva York es solo un vago intento de ser un Londres menos chic. A Tim no le gusta para nada Nueva York, en especial los tiempos, es como si cada segundo valiese demasiado y uno no pueda desperdiciarlos. Se cronometra todo: el tiempo que uno pasa en la ducha, cuánto tiempo uno tiene el TV encendido… son cosas con las que uno no tiene cuidado, pero en NYC valen mucho. Por ejemplo, si Timothy se hubiera levantado dieciocho segundos antes esta mañana, él no se hubiera quedado viendo el comercial de Miranda Kerr, y no hubiera llegado tarde al curso. Pero no hay caso, tendrá que llegar para el de las doce de la mañana. Si es que llega temprano, claro.
Timothy suspira. Al mismo tiempo que Dizzy suspira mientras cambia la canción de su playlist por una de Radiohead, Creep.
Dizzy canta con felicidad la canción, el volumen de la música se escapa por los minúsculos y desgastados auriculares, le gusta Radiohead. Pero más le gusta Metallica. Aún más que eso, le encanta RHCP, porque Anthony Kiedis era algo de su mamá, y Diana no entiende por que no ha podido ser hija de él. Ethan Allen ha hecho su intento de tener una banda de Rock, y ha fallado. Dizzy a veces malgasta su tiempo pensando en cómo sería ella si fuese baterista en una banda, le gustan las baterías, le agrada el sonido que emiten, y aún más, le encanta ver las caras de esas personas que no soportan ese ruido.
Tim da cinco pasos más para el costado y se acerca más a la calle. Los autos, el bullicio, la velocidad, y todo lo marea. Uno, dos, tres… siete… veintiún segundos pasan, y todo lo que está alrededor suyo se vuelve ruidoso y molesto. Definitivamente, Nueva York no es el mejor lugar para vivir. Echa una ojeada al reloj que lleva en su mano izquierda, y no entiende como ya pueden ser las diez de la mañana, diecisiete minutos con veintiocho segundos. Quizás sea buena idea ir a tomar un café. El castaño se acomoda un poco su bata de trabajo, y camina en dirección a una chica rubia que está sentada en las escalinatas de un edificio. Ella escucha música, y Timothy puede escuchar también.
Es Californication.
Y él ama esa canción.
Y Dizzy también ama esa canción.
La rubia nota la presencia de alguien cerca de ella, sólo suspira y entorna sus ojos azules. Es el mismo chico vestido de científico loco –o de su intento de científico loco- que ha visto hace rato. No sonríe, sólo mantiene el semblante serio, se saca un auricular, justo en el minuto tres, segundo diecinueve. La mejor parte de la canción.
— ¿Qué quieres? –masculla seca. Se fija en los rasgos del chico, en su cabello castaño y en sus ojos chocolate. Seguro él se vería bien si abandonara su atuendo ridículo y se vistiera con chaquetas de cuero y camisetas de Iron Maiden.
— Eh, ¿no sabes donde hay un café? –La pregunta es formulada en un perfecto tono británico. Dizzy prefiere los australianos, su inglés es más raro, y el de los británicos es demasiado formal. Ella se levanta de las escalinatas, tarda dieciocho segundos en hacerlo, porque se entretiene con el comienzo de otra canción de su playlist. Se aclara la garganta…
— ¿Acaso me ves cara de GPS?
Pero sólo dice eso, y se marcha de ahí.
Timothy sólo tarda dieciocho segundos en reaccionar.
Esa chica le ha parecido genial, lástima que no la volverá a ver…
¿O sí?
---
No lo sé, no es que me haya gustado, siento que me ha quedado horrible, normalmente no escribo de esta forma |: pero me parece muy cliché tener que poner lo de los segundos, y he reescrito esto unas cuatro o cinco veces.
sigue Vale.
Ella no es Lady Di.
Timothy, en cambio, lleva tres minutos con cuarenta y seis segundos, atrasado. El curso comienza a las diez de la mañana, y son las diez y tres, casi cuatro minutos. Sabe que no van a dejarlo entrar, como a aquella chica a la que le cerraron la puerta siendo las diez y cincuenta y siete segundos. La vida entera cabe en un segundo. Timothy está seguro que tendrá que ir a tomar un café neoyorkino por ahí, y que deberá esperar a las doce de la mañana para ir a la segunda parte del curso. Va demasiado distraído en sus pensamientos y se para en seco. Pierde unos veintisiete segundos observando a su alrededor.
Se ha perdido.
Dizzy vuelve a mirar su reloj, tiene un nuevo compañero en la disquera, su nombre es Rick y huele a hamburguesas grasosas, además, tiene el cabello negro lleno de gomina y a lady Diana no le gusta su presencia. Ve a lo lejos a un chico castaño que se ha parado en medio de la calle, choca con algunas personas y parece ebrio, pero Dizzy sabe que él no lo está, porque viste un atuendo de farmacéutico loco, y definitivamente, él está más out que cualquier persona del mundo. Dizzy mira su cabello rubio en la puerta del edificio donde está sentada, ella viste con el uniforme de trabajo, seguro se ve tan ridícula como el chico ese.
— Mierda. –Timothy dice, la gente de su alrededor camina de aquí para allá dando pasos acelerados. Tim sabe que se ha perdido, porque no recuerda haber tomado esta calle nunca en la vida, y él no suele prestar poca atención. En Londres nunca podría pasar algo de esto, porque Londres es perfecto y Nueva York es solo un vago intento de ser un Londres menos chic. A Tim no le gusta para nada Nueva York, en especial los tiempos, es como si cada segundo valiese demasiado y uno no pueda desperdiciarlos. Se cronometra todo: el tiempo que uno pasa en la ducha, cuánto tiempo uno tiene el TV encendido… son cosas con las que uno no tiene cuidado, pero en NYC valen mucho. Por ejemplo, si Timothy se hubiera levantado dieciocho segundos antes esta mañana, él no se hubiera quedado viendo el comercial de Miranda Kerr, y no hubiera llegado tarde al curso. Pero no hay caso, tendrá que llegar para el de las doce de la mañana. Si es que llega temprano, claro.
Timothy suspira. Al mismo tiempo que Dizzy suspira mientras cambia la canción de su playlist por una de Radiohead, Creep.
Dizzy canta con felicidad la canción, el volumen de la música se escapa por los minúsculos y desgastados auriculares, le gusta Radiohead. Pero más le gusta Metallica. Aún más que eso, le encanta RHCP, porque Anthony Kiedis era algo de su mamá, y Diana no entiende por que no ha podido ser hija de él. Ethan Allen ha hecho su intento de tener una banda de Rock, y ha fallado. Dizzy a veces malgasta su tiempo pensando en cómo sería ella si fuese baterista en una banda, le gustan las baterías, le agrada el sonido que emiten, y aún más, le encanta ver las caras de esas personas que no soportan ese ruido.
Tim da cinco pasos más para el costado y se acerca más a la calle. Los autos, el bullicio, la velocidad, y todo lo marea. Uno, dos, tres… siete… veintiún segundos pasan, y todo lo que está alrededor suyo se vuelve ruidoso y molesto. Definitivamente, Nueva York no es el mejor lugar para vivir. Echa una ojeada al reloj que lleva en su mano izquierda, y no entiende como ya pueden ser las diez de la mañana, diecisiete minutos con veintiocho segundos. Quizás sea buena idea ir a tomar un café. El castaño se acomoda un poco su bata de trabajo, y camina en dirección a una chica rubia que está sentada en las escalinatas de un edificio. Ella escucha música, y Timothy puede escuchar también.
Es Californication.
Y él ama esa canción.
Y Dizzy también ama esa canción.
La rubia nota la presencia de alguien cerca de ella, sólo suspira y entorna sus ojos azules. Es el mismo chico vestido de científico loco –o de su intento de científico loco- que ha visto hace rato. No sonríe, sólo mantiene el semblante serio, se saca un auricular, justo en el minuto tres, segundo diecinueve. La mejor parte de la canción.
— ¿Qué quieres? –masculla seca. Se fija en los rasgos del chico, en su cabello castaño y en sus ojos chocolate. Seguro él se vería bien si abandonara su atuendo ridículo y se vistiera con chaquetas de cuero y camisetas de Iron Maiden.
— Eh, ¿no sabes donde hay un café? –La pregunta es formulada en un perfecto tono británico. Dizzy prefiere los australianos, su inglés es más raro, y el de los británicos es demasiado formal. Ella se levanta de las escalinatas, tarda dieciocho segundos en hacerlo, porque se entretiene con el comienzo de otra canción de su playlist. Se aclara la garganta…
— ¿Acaso me ves cara de GPS?
Pero sólo dice eso, y se marcha de ahí.
Timothy sólo tarda dieciocho segundos en reaccionar.
Esa chica le ha parecido genial, lástima que no la volverá a ver…
¿O sí?
---
No lo sé, no es que me haya gustado, siento que me ha quedado horrible, normalmente no escribo de esta forma |: pero me parece muy cliché tener que poner lo de los segundos, y he reescrito esto unas cuatro o cinco veces.
sigue Vale.
hemmo.
Re: 18 segundos. {Novela Colectiva}
A este paso, la ronda terminaría antes de una semana xD
Leslye Everdeen.
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