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ADMITELO NUESTRO DESTINO ES ESTAR JUNTOS HARRY Y TN___(TERMINADA)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: ADMITELO NUESTRO DESTINO ES ESTAR JUNTOS HARRY Y TN___(TERMINADA)
Ö Harry se va a quedar, Sube hermosa, queremos capítulo :33 sube
Massiel
Re: ADMITELO NUESTRO DESTINO ES ESTAR JUNTOS HARRY Y TN___(TERMINADA)
awww amo todos tus comentarios eres un angel :PMassiel escribió:Ö Harry se va a quedar, Sube hermosa, queremos capítulo :33 sube
maleja0412
Re: ADMITELO NUESTRO DESTINO ES ESTAR JUNTOS HARRY Y TN___(TERMINADA)
CAPITULO 6
'¿te quieres casar conmigo?' parte 2----------16 años
Una vez le hicimos una broma y a costa de sus celos, me acosté en la misma cama que Zayn. Habíamos madrugado para que todo saliera de acuerdo al plan. Rasgamos la ropa y la dejamos tirada por cualquier lugar del piso, Louis desordenó las sábanas de la cama mientras Zayn y yo nos despeinábamos y así nos metimos en la misma cama y esperamos a que Harry despertara.
Nunca olvidaré ese grito.
Despertó a todo el campamento.
Primero comenzó a gritarnos, después me regañó, luego se peleó con Zayn y finalmente se fue con Louis. Ahí entendí que el plan no era para hacerlo enojar, sino para que Louis pudiera hacerlo su amante de una vez por todas. Y le resultó, casi.
No recuerdo haber estudiado nada, me la pasaba haciendo bromas con Louis y nadando en el lago con Zayn. Cuando saliéramos de aquí teníamos que juntarnos en el año, eran demasiado divertidos como para dejarlos libres.
(…)
Una noche, en la que nos quedamos alrededor de la fogata, un chico que dormía en la cabaña vecina a la nuestra sacó unas botellas de su mochila.
—¡Cerveza! —exclamó. Nunca había bebido antes y tampoco llamaba mi atención. Todavía no puedo comprender que me impulsó a tomar el primer trago.
Ya era medianoche cuando nos habíamos acabado todas las botellas, Louis le cantaba a Harry en el oído mientras Zayn y otros chicos bailaban a la luz del fuego.
Yo no sentía los pies, era como flotar sobre las nubes. El mundo daba vueltas y todo parecía mas brillante a pesar de que el sol se había escondido hace mucho tiempo.
Me senté en el tronco en el que estaban los chicos, me acerqué a Harry y pegué mi nariz a su cuello.
—¿Qué estás haciendo, _____? —preguntó cuando sintió mi respiración.
No sabía la respuesta, sólo sentía la necesidad de colocar mi nariz en su cuello, ¿tan difícil era explicar eso?
—Te estoy olfateando —le dije. Ahora el recuerdo de esa noche era vergonzoso, nosotros ebrios éramos una amenaza para la humanidad.
—Uhh, la pareja quiere estar sola… después vuelvo, Hazza —replicó Louis, con los ojos desorbitados. Se levantó a duras penas y se fue hacia Zayn, saltando y gritando que era el rey del mundo.
—Aquí te espero, Boo bear —estallé en carcajadas al oír el apodo de Louis.
Después de eso volví a oler su cuello, pasé mi mano por sus rizos y me convertí en la chica más cariñosa del mundo.
—Harry, te quiero mucho ¿sí? También quiero a este tronco, a ese árbol, a la fogata, a Louis, a Zayn…
—No, a Zayn no —su aliento apestaba a alcohol, pero no me importaba, quería seguir a su lado.
—¿Por qué no? Es nuestro amigo.
—Él se acostó contigo —hizo una mueca con la boca y junto las cejas para dar el aspecto de estar enojado. Yo lo veía más tierno que temible.
—No fue verdad, era una broma… soy virgen, lo juro —hice una cruz con mi dedo sobre mi pecho y le sonreí tontamente.
—Bien, quiero que sigas así hasta que nos casemos.
Reí otra vez, recosté mi cabeza sobre su hombro y lo tomé de la mano, entrelazando nuestros dedos.
—¿Te quieres casar conmigo? —le pregunté. Era muy tierno.
—Se supone que yo tengo que hacer la pregunta.
—Ok, entonces de nuevo.
Hizo que me pusiera de pie mientras llamaba a todo el mundo, los demás se acercaron aun cantando.
Harry cortó una flor silvestre que crecía debajo del tronco en el que estuvimos sentados, se arrodilló frente a mí y me miró a los ojos.
—_____(tn) _____(ta), desde el primer día en que te vi me enamoré de ti, me ponía nervioso estar a tu lado y me sentía feliz con sólo escuchar tu voz, por eso ¿te quieres casar conmigo? —todos comenzaron a gritar, me decían que dijera que sí, otros que no.
Estaba tan ebria que preferí seguirle el juego, porque después de todo yo se lo había preguntado primero –aunque por una confusión-.
—Sí quiero —Louis fue el primero en aplaudir. Nos abrazó y nos dijo que ya estábamos grandes, que ya no éramos sus bebés que él crio con tanto esmero por los cuales se sacrificó por educarlos. Zayn me tomó en brazos y giró hasta marearme más de lo que estaba.
—¡Celebremos la boda! —escuché que dijo alguien, pero no podía distinguir si era conocido o no. Esa noche todos éramos amigos.
Zayn se ofreció como sacerdote, dio un discurso sobre lo problemática que fue la relación entre Harry y yo, que habíamos tenido que casarnos porque yo estaba embarazada y un montón de estupideces más.
—Harry Styles, ¿aceptas a _____ como tu esposa para comprarle galletas, regalarle chocolates y jugar con su perro cuando ella esté durmiendo?
—Sí, acepto.
Me tambaleé un poco y sentí como mi estómago se revolvía. La boca se me puso ácida y la garganta me comenzó a arder.
—_____(tn) _____(ta), ¿aceptas a Harry como tu esposo para apoyar a su equipo de fútbol favorito junto a él, despertarlo con el desayuno hecho y darle la mejor luna de miel de la historia?
—Sí, acepto —y después de eso, simplemente me carcajee ruidosamente.
(…)
El último día de la escuela de verano nos dieron la lista de nuestro desempeño. Pasé gracias a la ayuda de Harry, me dio todas las respuestas de los ejercicios para compensar la vergüenza que sentía por haberse emborrachado. Yo también me sentía mal por eso, Louis y yo fuimos los únicos en recordar lo que sucedió esa noche. O lo que pasó la mitad de ella, ya que después de que me rei como loca perdí la consciencia.
Intercambiamos números con Louis y Zayn y prometimos volver el año siguiente para hacer más locuras. Mis padres atribuyeron mi decisión de regresar como un avance en mi alergia contra los números. Nunca supieron que aquí bebí por primera vez.
En cuanto a Harry, era mejor que él nunca supiera que estábamos casados. Aunque fuera de mentira.
'¿te quieres casar conmigo?' parte 2----------16 años
Una vez le hicimos una broma y a costa de sus celos, me acosté en la misma cama que Zayn. Habíamos madrugado para que todo saliera de acuerdo al plan. Rasgamos la ropa y la dejamos tirada por cualquier lugar del piso, Louis desordenó las sábanas de la cama mientras Zayn y yo nos despeinábamos y así nos metimos en la misma cama y esperamos a que Harry despertara.
Nunca olvidaré ese grito.
Despertó a todo el campamento.
Primero comenzó a gritarnos, después me regañó, luego se peleó con Zayn y finalmente se fue con Louis. Ahí entendí que el plan no era para hacerlo enojar, sino para que Louis pudiera hacerlo su amante de una vez por todas. Y le resultó, casi.
No recuerdo haber estudiado nada, me la pasaba haciendo bromas con Louis y nadando en el lago con Zayn. Cuando saliéramos de aquí teníamos que juntarnos en el año, eran demasiado divertidos como para dejarlos libres.
(…)
Una noche, en la que nos quedamos alrededor de la fogata, un chico que dormía en la cabaña vecina a la nuestra sacó unas botellas de su mochila.
—¡Cerveza! —exclamó. Nunca había bebido antes y tampoco llamaba mi atención. Todavía no puedo comprender que me impulsó a tomar el primer trago.
Ya era medianoche cuando nos habíamos acabado todas las botellas, Louis le cantaba a Harry en el oído mientras Zayn y otros chicos bailaban a la luz del fuego.
Yo no sentía los pies, era como flotar sobre las nubes. El mundo daba vueltas y todo parecía mas brillante a pesar de que el sol se había escondido hace mucho tiempo.
Me senté en el tronco en el que estaban los chicos, me acerqué a Harry y pegué mi nariz a su cuello.
—¿Qué estás haciendo, _____? —preguntó cuando sintió mi respiración.
No sabía la respuesta, sólo sentía la necesidad de colocar mi nariz en su cuello, ¿tan difícil era explicar eso?
—Te estoy olfateando —le dije. Ahora el recuerdo de esa noche era vergonzoso, nosotros ebrios éramos una amenaza para la humanidad.
—Uhh, la pareja quiere estar sola… después vuelvo, Hazza —replicó Louis, con los ojos desorbitados. Se levantó a duras penas y se fue hacia Zayn, saltando y gritando que era el rey del mundo.
—Aquí te espero, Boo bear —estallé en carcajadas al oír el apodo de Louis.
Después de eso volví a oler su cuello, pasé mi mano por sus rizos y me convertí en la chica más cariñosa del mundo.
—Harry, te quiero mucho ¿sí? También quiero a este tronco, a ese árbol, a la fogata, a Louis, a Zayn…
—No, a Zayn no —su aliento apestaba a alcohol, pero no me importaba, quería seguir a su lado.
—¿Por qué no? Es nuestro amigo.
—Él se acostó contigo —hizo una mueca con la boca y junto las cejas para dar el aspecto de estar enojado. Yo lo veía más tierno que temible.
—No fue verdad, era una broma… soy virgen, lo juro —hice una cruz con mi dedo sobre mi pecho y le sonreí tontamente.
—Bien, quiero que sigas así hasta que nos casemos.
Reí otra vez, recosté mi cabeza sobre su hombro y lo tomé de la mano, entrelazando nuestros dedos.
—¿Te quieres casar conmigo? —le pregunté. Era muy tierno.
—Se supone que yo tengo que hacer la pregunta.
—Ok, entonces de nuevo.
Hizo que me pusiera de pie mientras llamaba a todo el mundo, los demás se acercaron aun cantando.
Harry cortó una flor silvestre que crecía debajo del tronco en el que estuvimos sentados, se arrodilló frente a mí y me miró a los ojos.
—_____(tn) _____(ta), desde el primer día en que te vi me enamoré de ti, me ponía nervioso estar a tu lado y me sentía feliz con sólo escuchar tu voz, por eso ¿te quieres casar conmigo? —todos comenzaron a gritar, me decían que dijera que sí, otros que no.
Estaba tan ebria que preferí seguirle el juego, porque después de todo yo se lo había preguntado primero –aunque por una confusión-.
—Sí quiero —Louis fue el primero en aplaudir. Nos abrazó y nos dijo que ya estábamos grandes, que ya no éramos sus bebés que él crio con tanto esmero por los cuales se sacrificó por educarlos. Zayn me tomó en brazos y giró hasta marearme más de lo que estaba.
—¡Celebremos la boda! —escuché que dijo alguien, pero no podía distinguir si era conocido o no. Esa noche todos éramos amigos.
Zayn se ofreció como sacerdote, dio un discurso sobre lo problemática que fue la relación entre Harry y yo, que habíamos tenido que casarnos porque yo estaba embarazada y un montón de estupideces más.
—Harry Styles, ¿aceptas a _____ como tu esposa para comprarle galletas, regalarle chocolates y jugar con su perro cuando ella esté durmiendo?
—Sí, acepto.
Me tambaleé un poco y sentí como mi estómago se revolvía. La boca se me puso ácida y la garganta me comenzó a arder.
—_____(tn) _____(ta), ¿aceptas a Harry como tu esposo para apoyar a su equipo de fútbol favorito junto a él, despertarlo con el desayuno hecho y darle la mejor luna de miel de la historia?
—Sí, acepto —y después de eso, simplemente me carcajee ruidosamente.
(…)
El último día de la escuela de verano nos dieron la lista de nuestro desempeño. Pasé gracias a la ayuda de Harry, me dio todas las respuestas de los ejercicios para compensar la vergüenza que sentía por haberse emborrachado. Yo también me sentía mal por eso, Louis y yo fuimos los únicos en recordar lo que sucedió esa noche. O lo que pasó la mitad de ella, ya que después de que me rei como loca perdí la consciencia.
Intercambiamos números con Louis y Zayn y prometimos volver el año siguiente para hacer más locuras. Mis padres atribuyeron mi decisión de regresar como un avance en mi alergia contra los números. Nunca supieron que aquí bebí por primera vez.
En cuanto a Harry, era mejor que él nunca supiera que estábamos casados. Aunque fuera de mentira.
maleja0412
Re: ADMITELO NUESTRO DESTINO ES ESTAR JUNTOS HARRY Y TN___(TERMINADA)
:imdead: SE CASARON (de mentira, pero SE CASARON ! ) OKYA Síguela hermosa :33
Massiel
Re: ADMITELO NUESTRO DESTINO ES ESTAR JUNTOS HARRY Y TN___(TERMINADA)
A
N
U
N
C
I
O
ASJKDHFSR EL SIGUIENTE CAPITULO SERA SUPER LARGO Y LES VA A ENCANTAR SI RECIVO 3 MENSAJES PRIVADOS A MI PERFIL OSEA MALEJA0412 LO SUBO HOY MISMO PERO ESTOY SUPERRR SEGURA QUE VAN A QUEDAR :ilusion: espero esos mensajes privados diciendome que lo suba hoy
N
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ASJKDHFSR EL SIGUIENTE CAPITULO SERA SUPER LARGO Y LES VA A ENCANTAR SI RECIVO 3 MENSAJES PRIVADOS A MI PERFIL OSEA MALEJA0412 LO SUBO HOY MISMO PERO ESTOY SUPERRR SEGURA QUE VAN A QUEDAR :ilusion: espero esos mensajes privados diciendome que lo suba hoy
maleja0412
Re: ADMITELO NUESTRO DESTINO ES ESTAR JUNTOS HARRY Y TN___(TERMINADA)
Hola! C:
Debo decir que me ENCANTARON los 2 capis : :aah:
Esta novela es como mi frasco de Nutella
Osea, necesito más!! :DD
Me encanta la actitud de la rayis, yo también me habría agarrado de un árbol xD
Pero si veo chicos guapetones como Zayn y Louis no lo pienso dos veces...
Vaya, vaya. Esta rayita ebria hace de todo xD
SE CASARON! Omg! Se casaron de mentira pero no importa
No hace falta seguir diciendo que me encanta esta nove ¿no?
Bye, linda xx
Debo decir que me ENCANTARON los 2 capis : :aah:
Esta novela es como mi frasco de Nutella
Osea, necesito más!! :DD
Me encanta la actitud de la rayis, yo también me habría agarrado de un árbol xD
Vaya, vaya. Esta rayita ebria hace de todo xD
SE CASARON! Omg! Se casaron
No hace falta seguir diciendo que me encanta esta nove ¿no?
Bye, linda xx
Blush.
Re: ADMITELO NUESTRO DESTINO ES ESTAR JUNTOS HARRY Y TN___(TERMINADA)
oha oha!! me encanto el cap!! y cuando se casaron!!(de mentira) hafdsfsdds me rei mucho estubo buenisimoo!! siguela y hare eso ya te mado el mp
ximena_21
Re: ADMITELO NUESTRO DESTINO ES ESTAR JUNTOS HARRY Y TN___(TERMINADA)
Tamy~ escribió: Hola! C:
Debo decir que me ENCANTARON los 2 capis : :aah:
Esta novela es como mi frasco de Nutella
Osea, necesito más!! :DD
Me encanta la actitud de la rayis, yo también me habría agarrado de un árbol xDPero si veo chicos guapetones como Zayn y Louis no lo pienso dos veces...
Vaya, vaya. Esta rayita ebria hace de todo xD
SE CASARON! Omg! Se casaronde mentira pero no importa
No hace falta seguir diciendo que me encanta esta nove ¿no?
Bye, linda xx
jajjajajajaj ....... ahora quiero nutella
maleja0412
Re: ADMITELO NUESTRO DESTINO ES ESTAR JUNTOS HARRY Y TN___(TERMINADA)
CAPITULO 7
''si o si'' --------------- 17 años
en este capitulo sabran que fue lo que le dijeron a rayis el dia de la fiesta de cumpleaños de harry que como dice en el prologo fue practicamente su ''condena''
El sol invernal me molestaba, habían corrido las cortinas de mi habitación y eso logró despertarme. Estaba tan frío que ni la luz me convenció para salir de mi cama, estaba cómoda entre las tibias sábanas y la esponjosa almohada que mamá me había comprado la semana pasada.
Era una paz, una tranquilidad amortiguadora.
Hasta que daniela entró corriendo y se puso a saltar sobre mi cama.
—¡Es el día, es el día! —gritaba. Se tiró encima de mí y me destapó. Busqué las mantas con mi mano, pero las había apartado hasta dejarlas al borde de la cama. Genial, ahora debía levantarme.
—¿De qué estás hablando, enana? —le pregunté irritada. Los ojos marron de daniela brillaban de excitación, algo la tenía muy emocionada. Algo que yo no podía recordar.
—¡Es el día! —repitió. Le tiré el cabello y la boté al suelo. Se quejó un buen rato hasta que al fin se quedó callada.
—Ahora que estás calmada y no estás aplastándome, me dirás de qué bendito día estás hablando.
—¡Es el cumpleaños de Harry! —exclamó.
Claro, era el cumpleaños de Rizos. Lo había olvidado por completo. O al menos eso intenté.
—¿Y por eso me despiertas? —le gruñí. daniela ya tenía catorce años y aún seguía siendo bastante infantil. Anne cuidaba de ella como si fuera su hija, como Gemma se había marchado hace ya algunos años a Londres para estudiar, consolaba su tristeza en velar por la felicidad de daniela. De cierta manera eso me gustaba, ni Anne ni daniela sufrían, se tenían la una a la otra cuando más se necesitaban.
—Sí, es que ya es un adulto. ¡Ahora es un hombre! —gritó otra vez. Iba a dejarme sorda antes de que yo cumpliera los 18.
—¿Y qué se supone que era antes? —ambas miramos hacia la puerta, donde Harry se apoyaba en el umbral con los brazos cruzados sobre su pecho. Iba en pijama al igual que daniela, tenía el cabello despeinado y se notaba de lejos que recién había despertado.
—Eras un hada —le dediqué una sonrisa burlona y él me devolvió una mirada asesina. Tuve una larga discusión con él después de que me regalara a Nana, le expliqué que todos esos años creía que el hada de las galletas me las dejaba frente a mi puerta cada vez que me sentía mal. Le dije que era un acto muy dulce de su parte, pero que no lo hiciera más hasta que se me pasara el enojo por lo de Sparks, que si quería mi perdón unas simples galletas no bastarían. No rechistó y me hizo caso, como todas las cosas que le pedí después de ese día.
—Lo importante es que ahora soy un hombre…
—Y mi chofer —agregué rápidamente. daniela estalló en carcajadas.
Cuando Harry fue a dar su examen para conducir, se puso tan nervioso que terminó por atropellar a las ancianas de maniquí que colocaban en la pista, pinchó un neumático y vivió su primer choque en el que destrozó toda la parte delantera del auto. Seguía siendo el mismo desastre como conductor que a los quince años.
El auto que papá le regaló para sus 16 seguiría estacionado en el porche una temporada más.
—Al menos tengo auto —me dijo. Entró a mi habitación y se sentó sobre la cama—. Y un pijama decente.
Observé mi pijama, un pantalón y una camiseta con dibujos de vacas. Por las noches hacía frío y en las tiendas no vendían nada más normal que esto. Era mejor que el pijama de Barbie.
—Pero yo tengo licencia —duro golpe para Styles. Pude ver como se le distorsionaba la sonrisa socarrona que se había formado en su rostro—. Ahora, daniela largo de mi cuarto…tú, Rizos, quédate.
daniela se quejó mientras salía, todos los años le hacía lo mismo: ella me despertaba para el cumpleaños de Harry, él llegaba y yo la echaba.
—¿Cuál es mi regalo este año? —me preguntó. Era la misma rutina año tras año, pero como a Harry no parecía molestarle ni aburrirle, yo continuaba haciéndolo.
—Como ahora eres un “hombre” —puse énfasis en la última palabra para que notara el sarcasmo—, mi regalo será algo que te dará más responsabilidades.
—Y el hecho de que trabaje en una pastelería todas las tardes, que esté por graduarme y por conseguir una beca en una de las mejores universidades de Canterbury no tiene nada de importante —me replicó. Lo hice callar con un golpe en la cabeza, odiaba cuando se ponía así. Sólo tenía que recibir el regalo y ya.
—Si no quieres mi regalo, está bien. Se lo puedo dar a daniela.
—Es broma, quiero ver que me darás —me dijo con tono de disculpa. Me había tomado de la mano, acariciando mis dedos. Era una manía que tenía, cada vez que se sentía culpable o me hacía enojar, me agarraba la mano y me provocaba cosquillas con su suave roce. A veces fingía que era molesto que lo hiciera, pero la mayoría de éstas lo dejaba, era agradable.
—Si me sueltas podré entregártelo —le dije. Él apartó su mano y me dejó ir hasta mi armario.
Era cruel haberlo escondido allí, pero si lo sacaba, Harry lo hubiera encontrado.
Saqué una caja roja con puntos verdes y con enorme lazo dorado en la tapa. A los lados tenía algunos agujeros para que no se muriera asfixiado el regalo.
—¡Tarán! —exclamé, entregándole la caja.
Harry sonrió y la abrió. Su rostro se iluminó como las luces de navidad.
—Es hermoso…—susurró. Lo sacó de la caja y lo sostuvo con una mano, era tan pequeño y adorable que nadie se resistía a su encanto—. ¿Cómo se llama?
—Es tu gato, tú decides —Harry miró al pequeño gato y le acarició con el pulgar la cabeza. Era diminuto e indefenso, de un blanco peculiar con líneas atigradas.
—Podría llamarlo “_____”…
—Pelusa —casi grité. Harry me miró divertido y acarició detrás de las orejas del gato.
—Gracias, es hermoso —me dijo. Me besó la mejilla y me pasó el brazo libre sobre los hombros.
—Bueno, aprovecha que hoy es tregua porque ya verás mañana si te pones así de sentimental conmigo —él rio más fuerte y asustó un poco al gatito.
Era una tradición entre los dos que cada año, en nuestros cumpleaños, habría una tregua. No podríamos discutir, ni pelearnos, ni siquiera insultarnos. Si estaba permitido bromear, pero no enojarnos.
Harry aprovechaba esta oportunidad al máximo, se ponía muy cariñoso y empalagoso. Casi romántico. No era que estuviera mal lo que hacía, pero prefería que los demás no lo viesen cuando se ponía en ese plan.
Harry se acostó en mi cama y comenzó a jugar con Pelusa, a penas se movía el gato, pero a Harry no le importaba. Lo trataba como a un bebé.
Busqué algo de ropa para cambiarme este horrible pijama. Harry me siguió con la mirada hasta que me encerré en el baño para darme una ducha y vestirme.
Desde la borrachera que tuvimos en la escuela de verano, Harry empezó a tomarse algunas confianzas. Fue de a poco, sin darme cuenta hasta que terminé por acostumbrarme. Como por ejemplo, el hecho de que entrase a mi habitación como si fuera la suya y se quedara todo el tiempo que quisiera haciendo cualquier cosa. Al principio me pareció impertinente, inaceptable. Después me chantajeó con que podía ayudarme con las tareas atrasadas y así mi cuarto se convirtió en su cuarto.
Salí de la tina con el cabello estilando, me puse la bata y abrí un poco la puerta para ver si Harry seguía allí.
—Psst, pon la calefacción, se me congela el trasero acá adentro —le dije.
—No tenías que ser tan explicita.
—Menos bla bla y más acción, muévete —dejó al gato recostado sobre mi almohada y fue hasta el pasillo donde estaba el control de la calefacción. Se activaba a las ocho de la mañana, pero desde hace una semana que se había averiado y había que encenderlo manualmente.
A los cinco segundos sentí como la temperatura del ambiente cambiaba a una más cálida, me relajé y cerré la puerta para poder vestirme.
Este año no harían nada espectacular para el cumpleaños de Harry, una pequeña cena y listo. Por lo tanto, me vestí con la misma ropa de todos los días: unos jeans, botas para la nieve, chalecos y un abrigo. Lo importante era no conseguir un resfriado.
—Al fin sales, Asesino se estaba aburriendo —me dijo Harry cuando salí del baño.
—¿Asesino? —inquirí.
—Sí, creí que Asesino era más apropiado que Pelusa —le lancé la bata mojada sobre la cabeza y me tiré arriba de él con un salto.
—Será mejor que lo cambies o sufrirás las consecuencias —le amenacé.
—¡TREGUA! —gritó y me calmé. Odiaba que sacara la tregua entre medio.
Me senté a su lado y jugamos toda la mañana con Pelusa hasta que nos llamaron para desayunar.
Harry no se había vestido, así que cuando bajó en pijama y se encontró con que su clase estaba allí, casi se desmayó.
Tenían globos y serpentinas en la entrada del comedor, con una torre de regalos en un rincón.
Atrás de los amigos de Harry, vi a brenda luisa y valentina junto a Mike. Corrí a abrazarlos antes de que Harry se llevara su atención.
—Esto de que el cumpleaños de Harry haya caído día sábado resultó divertido —me dijo brenda. Su cabello ondulado le caía por la espalda y con cada movimiento que hacía éstos se desplegaban como los rayos del sol.
—No está mal, al menos no tengo que cargar con los regalos que le dan las chicas en la escuela —le dije.
El año pasado, un total de 47 chicas le regalaron algo a Harry. Eran de distintas edades, desde niñas de diez años hasta chicas de dieciocho, y la pobre persona que tuvo que cargar con la mitad de esos regalos fui yo. Algunos eran ridículos, como un peine para rizos, otros más prácticos, calcetines, camisas, etc. Pero otros eran simplemente encantadores, como un retrato de Harry hecho con lapicera negra o una colección de pulseras. Sin embargo, hubo uno que a pesar de negarme, Harry me lo dio. Le dije que estaba mal regalar algo que otra persona te daba, pero dijo que nadie lo sabría. Eran dos libros viejos, desgastados pero aun así perfectos. Uno era Alicia en el País de las maravillas y el otro Peter Pan. Salté, grité y lo abracé de la emoción cuando me lo dio, después de que mis padres botaran a la basura todas mis cosas, no me había comprado nada más con respecto a Peter Pan por el miedo a que sucediera de nuevo.
—¿Qué le regalaste? Tal vez un beso… —y ahí estaba Mike con sus insinuaciones. brenda y luisa al menos ya sabían que entre Harry y yo no pasaría nada –nada más de lo que ya haya pasado-, y comprendieron que no era divertido molestarme cuando comencé a emparejarlas con Louis, liam y zayn una vez que me vinieron a visitar. Quedaron enganchadas con ellos, los miraban y conversaban sin acordarse de mí. A Harry no le agradó mucho esa visita, aún se sentía amenazado por Zayn y Louis no dejaba de tratarlo como si fuera su novio.
—¡Los regalos! —exclamó alguien.
Nos volteamos a mirar a los demás, quienes le entregaban cajas de todos los colores a Harry.
Entre la multitud pude ver a camila Dale, la muy víbora convenció a Harry y se hicieron amigos. No dije nada al respecto, si él quería tener esa clase de amistades yo no era quien para detenerlo. Aunque seguía sin gustarme la idea de que esa tonta pisara el suelo de mi casa. Mientras antes se fuera, mejor.
—¡Es un…gorro! —gritaron a coro cuando Harry rasgó una envoltura. Se lo colocó en seguida y continuó abriendo regalos.
—¡Ahora el mío! —dijo camila de repente. Me molestaba tan sólo escucharla, incluso el saber que teníamos el mismo color de cabello. Me lo teñiría si era necesario para que así tal vez me agradase un poco más.
camila le entregó una pequeña caja plateada, Harry la destapó y como si nada los colores comenzaron a concentrarse en sus mejillas. De pronto, toda su cara estaba roja, incluso su cuello.
—Gra…gracias, camila —le dijo con dificultad.
A todos no entró la curiosidad. Nos acercamos hasta rodearlos, impacientes por saber que le habían dado.
—¿Qué es, Harry? —preguntó Liam, no me había dado cuenta de que estaba aquí. Aunque era obvio que vendría al cumpleaños de su mejor amigo.
—Algo, pero no puedo mostrárselos —nos dijo, aún con las cara encendida.
—No seas así, Rizos —le dije, y haciendo uso de nuestra confianza y de la tregua le quité de las manos la caja y vi lo que había dentro.
Hubiese preferido no hacerlo, pero ya era demasiado tarde cuando me arrepentí.
—¿Cómo se te ocurre, camila? —le grité cuando salí de la impresión.
Ella rio y se encogió de hombros, no le importaba la vergüenza que sentía Harry en esos momentos.
—Ya está grande, ¿no? En algún momento tendrá que ocurrir, si es que ya no sucedió. Y estar seguros nunca está de más —dijo con un deje divertido en la voz.
Eran condones, una caja llena de condones.
Esa chica estaba loca.
Me adelanté un paso para golpearla, pero Liam me sujetó del brazo y me detuvo.
—No vale la pena, _____ —me susurró al oído. Me tranquilicé mientras abrían el resto de los regalos, sin quitarle la vista de encima a camila.
Cuando al fin se marcharon, mis amigos me prometieron volver mañana para ir al parque de diversiones, llegarían Louis y Zayn para celebrar el cumpleaños de Harry y así tendríamos un día de diversión.
—Si yo fuera tú, no hablaría nunca más en mi vida con camila —regañé a Harry mientras nos sentábamos en el comedor. La mesa ya estaba servida, había café, chocolate caliente, galletas, pasteles y tostadas.
Comimos en silencio hasta que Harry habló.
—En realidad, yo le pedí eso… —escupí todo el chocolate que estaba bebiendo sobre la mesa.
¿Que él había hecho qué?
—¿ah?
—Bueno, los necesitaré ¿no? —me dijo como si nada. Yo estaba ahogándome con el propio aire que respiraba.
—Así que el pequeño Hazza es un pervertido —le dije más como un reproche que como una broma.
Me acarició otra vez la mano, pero la aparté antes de que surgiera su efecto. Me miró sorprendido, estaba quebrando la tregua y no me importaba, no podía hablar de esas cosas como si fuera lo más normal del mundo –en realidad, lo era, pero tampoco quería darle la razón-.
—No sé por qué te pones así, sólo son condones, nada del otro mundo —me respondió. Controlé las ganas que tenía de zarandearlo, no me incomodaba que me hablara de esas cosas, ya estábamos grandes. Lo que en realidad me enojaba era el hecho de que se los había pedido a camila.
—De todas formas, no has estado con una chica desde los quince, y eso que fue tu primera novia, ¿para qué los necesitas ahora, pequeño pervertido?
—Los guardo para una chica especial, pronto estaremos juntos y quiero estar preparado —y ahí fue cuando los celos aparecieron.
Odiaba admitir que aún sentía cosas por Harry. Era estúpido porque el único trato que teníamos era el de hermanos, eso parecíamos. Sin embargo, esa oleada de rabia que se acumulaba en mi pecho no era casualidad, el sólo imaginar que Harry pensaba en acostarse con otra persona me revolvía el estómago y me quitaba el apetito.
—Eres repugnante —le bramé y me levanté furiosa. Dejé la comida a medio comer, pero no me importaba, Harry había hecho que todo me supiera asqueroso.
—¿Qué dije ahora? —escuché que decía.
Me encerré en mi cuarto y no salí de allí hasta que Anne tocó mi puerta para decirme que la abuela había llegado. Demoré en bajar porque cepillé mi cabello, la abuela siempre me decía que parecía un nido de pájaros.
Abajo todos conversaban alrededor de la chimenea, habíamos dejado las luces de navidad puestas e iluminaban la estancia de modo que se viera mágica. Ignoré olímpicamente a Harry y me senté al lado de la abuela. Le di un abrazo enorme y me comí las galletas que me trajo.
A la hora de almuerzo llegó Gemma, venía con una maleta ya que se quedaría todo el fin de semana, Anne no paraba de sonreír y de abrazarla.
El día transcurrió tranquilo desde que los compañeros de Harry se marcharon. Por la tarde aparecieron los abuelos de Harry y con eso las visitas estaban completas, sólo faltaba la cena que tenían preparada para la noche y al fin acabaría la tregua. Las ganas que tenía de gritarle a Harry eran incontrolables.
Fui lo más educada posible con todos, evitando dirigirle la palabra a Harry. La abuela se dio cuenta y me preguntó el por qué estaba así.
—Porque es un idiota —le contesté.
—No deberían estar enojados, en especial hoy —quise decirle el verdadero motivo de mi enojo a la abuela, pero si se lo revelaba seguro le daba un infarto—. Él se disculpara, tenlo por hecho. No resiste más de dos horas sin escuchar tu voz.
Quise saber que tan cursi sonaba eso, pero era verdad. Harry siempre se disculpaba antes de que yo lo hiciera.
—Está bien, ahí veré si lo perdono —sin embargo, no lo hizo.
Nos llamaron para cenar y Rizos no me había hablado, ni siquiera me miró o se acercó. Como cuando éramos niños y nos ignorábamos el uno al otro. Pero si él creía que caería en su trampa, estaba equivocado. Conocía su plan, hacerme sentir tan culpable que yo correría hasta sus brazos para pedirle perdón, lo que él no sabía era que yo no me humillaría.
Mamá nos había comprado unos vestidos para la cena, considerando que hacía un frío de los mil demonios, no me pareció apropiado. Mas tuve que usarlo o de lo contrario me dejarían sin cenar.
Era un vestido violeta, con un tul gigante y esponjoso y un leve escote en la espalda. Era la replica exacta del vestido que usé la primera vez que vi a Harry, nada raro si me pongo a pensar que mamá quiere tanto o incluso más a Harry que a mí. Lo más probable es que quiera recordar esa noche en que llegaron a nuestras vidas.
La mesa del comedor estaba esplendida, un pastel de chocolate con crema de tres pisos decoraba el centro de ésta, había platos con pollo asado, papas doradas, langosta hervida, pato a la naranja y caldo de crema de verduras.
Cuando entré al comedor mis sospechas se hicieron ciertas, sara y daniela estaban vestidas igual que yo, aunque sus vestidos eran mas aniñados que el mío.
—_____, cariño, te ves preciosa —exclamó la abuela cuando me vio. Los abuelos de Harry me dijeron algo similar, no hice ningún comentario al respecto, odiaba este vestido tanto como la conversación que tuvimos Harry y yo en el desayuno.
Cuando estábamos por sentarnos, Harry bajó.
Quedé sin aliento al verlo, vestía un traje negro y un gracioso corbatín en el cuello de la camisa. Parecía tonta mirándolo.
—Parece que el traje te quedó bien, Harry. _____ no deja de mirarte —dijo mi madre. Reaccioné de inmediato y aparté la vista. Podía sentir la intensa mirada de Harry sobre mí, el vestido hacía su parte también con lo horroroso que debía parecer.
—Ahora que Harry es un hombre, al fin nos dirá que va a estudiar. Sabemos que postuló para la universidad, pero no nos ha dado otra pista —dijo mi padre mientras bebía de su vino. Ya habíamos terminado el platillo principal e íbamos por el postre.
—Es una sorpresa —comentó él. También bebía vino y los efectos parecían pronto a hacerse notar. Harry ebrio era un peligro para la raza humana.
—Bueno, mientras no desperdicies esa cabeza, te apoyaremos en todas las decisiones que tomes —dijo el abuelo de Harry.
Cantamos el cumpleaños feliz y servimos el pastel que estaba delicioso. Cuando acabamos de comer, mi padre se puso de pie con una copa en la mano para hacer un brindis.
—Harry, eres el único hombre de esta casa, después de mí. Es un orgullo haberte visto crecer y que estés por cumplir todos tus objetivos. Eres como el hijo que nunca tuvimos, nosotros —dijo, dándole la mano a mi madre—, amamos a nuestras hijas, pero tú ya tienes un lugar especial en nuestros corazones. Es un honor verte ahora y saber que serás un hombre de bien…
De repente, la abuela comenzó a soltar unas lágrimas rebeldes que ella se empeñó en secar con una servilleta, mamá y sara sonríeron como nunca y Anne estaba a punto de echarse a llorar.
—… Y por todo el cariño que te tenemos, Harry —continuó mi padre, radiante en su traje negro que fue especialmente hecho para la ocasión—, queremos que formes oficialmente parte de esta familia. Así que este es nuestro regalo de cumpleaños,
LA MANO DE NUESTRA HERMOSA HIJA _____.
Anne no se resistió y dejó escapar las lágrimas, mamá dio un grito de alegría de tal magnitud que dejó sordo al grito de sorpresa que di yo.
¿Yo qué? ¿Comprometida? ¿Con Harry? ¿Con Rizos, con Hazza? ¿Con el chico que me crié, que crecí y que odio?
Tenían que estar bromeando, ¡Esto tenía que ser una maldita broma!
Yo no me podía casar, aún no cumplía la mayoría de edad. Además, me quedaba un año de escuela todavía –debido a que repetí un año-, no iría a clases con un anillo de casada a clases. Ni siquiera sabía si eso era legal.
—¿Están locos o qué? —le grité cuando dejaron de celebrar. Todos se voltearon a mirarme, debía tener la cara deformada por la ira y la sorpresa—. Ustedes no pueden regalarme como si fuera un objeto, soy una persona, un ser humano, no un estúpido ganado que se puede dar al mejor postor.
Descargué toda mi rabia en cada palabra, como si fuera veneno. La fiesta había terminado, esto teníamos que discutirlo ahora mismo.
—¡_____, no tienes ningún derecho de hablarnos así! —mamá también estaba enojada, la única vez que me había peleado con ellos fue cuando Harry atropelló a Sparks.
—¡Claro que lo tengo, o acaso se olvidan que yo también pienso! ¡No soy una estúpida como todos creen! —le grité de vuelta.
—¡Basta, yo hablaré con _____! —todos miramos a Harry, que se había levantado y se acercaba a mí. Me agarró con fuerza de un brazo y me arrastró hasta otra habitación. Ni siquiera me había dado cuenta que nos dirigiamos a la cocina.
Harry echó a todos los cocineros y nos dejaron solos. No podía mirarlo, si lo hacía lo golpearía.
—_____, mírame a los ojos, necesito que lo hagas para que escuches lo que tengo que decirte —me afirmó de los hombros, de modo que no pudiera escapar. Levanté con lentitud mi cabeza, controlándome para no matarlo.
—Dilo rápido antes de que te asesine.
Respiró hondo y antes de abrir la boca para decir algo, me besó.
Me pilló desprevenida, no pude hacer nada para negarme, ya que aún me tenía sujeta de los hombros.
Cuando se separó, no podía parpadear ni cerrar los ojos. Harry se relamió los labios y volvió a hablar.
—_____, esto es importante y necesito que pongas mucha atención: Yo te amo, siempre lo he hecho, desde el primer día en que te vi cuando tenía ocho años. ¿Sabes lo doloroso que fue verte y tenerte cerca todos estos años sin poder decírtelo? Sabía que tú me odiabas, me lo dejabas claro todos los días. Intenté ser distante, olvidarte, pero no pude. Te amo demasiado como para sacarte de mi mente con tanta facilidad.
Las palabras de Harry entraban y salían por mis oídos, sólo algunas frases vagas se quedaban en mi cabeza, resonando y creciendo hasta confundirme.
Harry me amaba.
De pronto, su tacto comenzó a quemarme. No podía seguir estando a su lado, no podía pensar con claridad en todas las cosas, los recuerdos, las risas y los enojos que vivimos juntos en esta misma casa, se revolvían frente a mis ojos. Podía ver a un pequeño Harry de ocho años con los ojos llorosos, a un Harry disfrazado de Romeo, a otro ebrio en medio del bosque. Él siempre estuvo ahí, cuidándome y dispuesto a hacer todo lo que yo le pidiera y sólo por el simple hecho de que me amaba.
Ni cuenta me había dado.
El juego de los celos con Mike ahora me parecía una tortura, cuánto habrá sufrido cuando se lo dijimos. Y cuando nos besamos en la audición, tal vez al principio fue falso, pero después lo sentimos y nos gustó.
—Harry, suéltame —le dije en un intento por controlar mi voz. Casi no salió, fue como un susurro.
—¡No, aún no termino! —me gritó. Me obligó a observarlo de nuevo, a no apartar la mirada de sus ojos cristalinos.
—Harry, por favor…
—¡Escúchame! Si quieres puedes golpearme, puedes gritarme o amenazarme de muerte, pero primero tienes que escuchar todo lo que tengo que decirte —asentí con la cabeza, segura de que si volvía a sacar la voz, rompería a llorar—. Cuando cumplí 16, tu padre me regaló ese auto. Le dije que no lo quería, que lo que de verdad deseaba estaba fuera de mi alcance, entonces… le dije que te amaba más que a mi propia mi vida —dejó libre a mis hombros, pero afirmó mi rostro y lo acercó al suyo, casi rozando nuestros labios—. Le pedí tu mano cuando tenía 16, ¿puedes creer eso? Tan joven y ya saber con quien quería pasar el resto de mi vida —me volvió a besar mientras reunía el valor para seguir hablando, yo no hice nada salvo aceptar el beso. De todas formas estaba demasiado conmocionada como para reaccionar de otra manera—. Odio hacer esto, pero tú serás mi esposa quieras o no quieras, al final te enamoraré, quiero que me ames de la misma forma en que yo a ti. Quiero tener hijos contigo, quiero besarte por el resto de mi vida, poder mirarte cada mañana cuando despiertes. Tal vez en este preciso momento sólo pienses en todas las formas existentes de asesinar a una persona, pero quiero que imagines una vida juntos.
Cerré los ojos, pero no imaginé lo que él me pidió. No podía, las cosas estaban sucediendo demasiado rápido como para pensar.
—¿Ya acabaste? —le pregunté con frialdad. Puede que el me amara, pero esa no era una razón justificada para casarme con él. Iba a obligarme, eso no era amor.
—Casi…
—Que pena, porque yo sí —con todas mis fuerzas me solté de su agarre, le di la espalda y salí corriendo a mi habitación.
Fuera de la cocina, todos estaban reunidos con la preocupación en el rostro. Cuando me vieron salir, escuché alguna de sus exclamaciones.
—¡_____, ven aquí, tenemos que hablar! —me gritó mi madre.
—¡Por favor, _____! —dijo mi padre. Pero no les hice caso.
Corrí hasta encerrarme y dejar a todo el mundo fuera de mi vida. No quería oír más, la voz de Harry retumbaba en mis oídos.
“Yo te amo”
¿Por qué no podía dejar de pensar en eso?
Todos los sentimientos reprimidos amenazaban con salir. Sí, era verdad, me gustaba Harry, pero no como para casarme con él. ¿Qué tenía en la cabeza?
Entonces recordé nuestra boda de mentiras que tuvimos en el bosque, dicen por ahí que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.
¿Qué se supone que tenía que hacer ahora? Harry estaba dispuesto a hacer hasta lo imposible por convertirme en su esposa y el que yo no quisiera no era un obstáculo para él. Porque al final él siempre conseguía todo lo que se planteaba.
Escuché que alguien tocaba la puerta, pero no la abrí. Me tapé entera con la manta de mi cama y me oculté debajo de ésta.
—_____, ¿quieres hablar? —era daniela. Se sentó al mi lado y descubrió mi cabeza—. ¿Necesitas un abrazo?
Asentí y se coló dentro de la cama. Acarició mi cabello hasta que me quedé dormida, era increíble que una niña cuatro años menor me consolara.
Cuando desperté, las cortinas estaban cerradas y seguía siendo de noche. daniela dormía a mi lado como una princesa, no quise molestarla así que me levanté lo más precavida posible.
No había llorado, era un verdadero logro para mí.
Me quité el vestido y me puse mi pijama para volver a acostarme. Entonces, me di cuenta de que estaba helado, la calefacción se había apagado otra vez.
No tenía intención de salir, podía dormir así, pero daniela no o se enfermaría. Abrí la puerta para encender el sistema, cuando vi una canasta llena de galletas frente a la ésta. No resultaría esta vez, era peor que cuando murió Sparks.
La pateé estrellándola contra la pared de al frente, las galletas se desparramaron por el suelo dejando todo sucio.
Pero entre medio de ellas, una cajita de terciopelo azul salió volando. Venía con una nota, así que la recogí y la leí:
“¿Te quieres casar conmigo?
Sí o Sí”
Abrí la cajita y adentro descansaba un anillo de compromiso.
Luché contra las lágrimas… Sí o Sí.
Harry salió de su escondite, el mismo florero de todos estos años. Aún vestía el traje, aunque ahora no se veía tan radiante como en la cena.
—¿Qué dices? —me preguntó con la voz ronca, con miedo de mi respuesta.
No tenía otra opción, él me dijo que haría todo lo necesario para que fuera su esposa así que no habían muchas alternativas.
—Sí… —le dije—. Ahora, enciende la calefacción o daniela morirá congelada.
Él asintió y fue hasta el comando del sistema, la activó y en seguida el calor volvió al lugar.
—Listo, ¿alguna otra cosa? —inquirió cuando regresó a mi lado.
—No —le respondí cortante—. Buenas noches.
Y antes de que me dijera otra cosa, cerré la puerta tras mi espalda y me puse a llorar.
Ahora estaba comprometida y la idea no era muy satisfactoria o tal vez si ?...claro que no siempre me gusto arry pero no me podian obligar a casarme y ni siquiera me lo preguntaron solo me dieron como a un animal la rabia por lo que mis padres me hicieron era lo que mas me dolia.
''si o si'' --------------- 17 años
en este capitulo sabran que fue lo que le dijeron a rayis el dia de la fiesta de cumpleaños de harry que como dice en el prologo fue practicamente su ''condena''
El sol invernal me molestaba, habían corrido las cortinas de mi habitación y eso logró despertarme. Estaba tan frío que ni la luz me convenció para salir de mi cama, estaba cómoda entre las tibias sábanas y la esponjosa almohada que mamá me había comprado la semana pasada.
Era una paz, una tranquilidad amortiguadora.
Hasta que daniela entró corriendo y se puso a saltar sobre mi cama.
—¡Es el día, es el día! —gritaba. Se tiró encima de mí y me destapó. Busqué las mantas con mi mano, pero las había apartado hasta dejarlas al borde de la cama. Genial, ahora debía levantarme.
—¿De qué estás hablando, enana? —le pregunté irritada. Los ojos marron de daniela brillaban de excitación, algo la tenía muy emocionada. Algo que yo no podía recordar.
—¡Es el día! —repitió. Le tiré el cabello y la boté al suelo. Se quejó un buen rato hasta que al fin se quedó callada.
—Ahora que estás calmada y no estás aplastándome, me dirás de qué bendito día estás hablando.
—¡Es el cumpleaños de Harry! —exclamó.
Claro, era el cumpleaños de Rizos. Lo había olvidado por completo. O al menos eso intenté.
—¿Y por eso me despiertas? —le gruñí. daniela ya tenía catorce años y aún seguía siendo bastante infantil. Anne cuidaba de ella como si fuera su hija, como Gemma se había marchado hace ya algunos años a Londres para estudiar, consolaba su tristeza en velar por la felicidad de daniela. De cierta manera eso me gustaba, ni Anne ni daniela sufrían, se tenían la una a la otra cuando más se necesitaban.
—Sí, es que ya es un adulto. ¡Ahora es un hombre! —gritó otra vez. Iba a dejarme sorda antes de que yo cumpliera los 18.
—¿Y qué se supone que era antes? —ambas miramos hacia la puerta, donde Harry se apoyaba en el umbral con los brazos cruzados sobre su pecho. Iba en pijama al igual que daniela, tenía el cabello despeinado y se notaba de lejos que recién había despertado.
—Eras un hada —le dediqué una sonrisa burlona y él me devolvió una mirada asesina. Tuve una larga discusión con él después de que me regalara a Nana, le expliqué que todos esos años creía que el hada de las galletas me las dejaba frente a mi puerta cada vez que me sentía mal. Le dije que era un acto muy dulce de su parte, pero que no lo hiciera más hasta que se me pasara el enojo por lo de Sparks, que si quería mi perdón unas simples galletas no bastarían. No rechistó y me hizo caso, como todas las cosas que le pedí después de ese día.
—Lo importante es que ahora soy un hombre…
—Y mi chofer —agregué rápidamente. daniela estalló en carcajadas.
Cuando Harry fue a dar su examen para conducir, se puso tan nervioso que terminó por atropellar a las ancianas de maniquí que colocaban en la pista, pinchó un neumático y vivió su primer choque en el que destrozó toda la parte delantera del auto. Seguía siendo el mismo desastre como conductor que a los quince años.
El auto que papá le regaló para sus 16 seguiría estacionado en el porche una temporada más.
—Al menos tengo auto —me dijo. Entró a mi habitación y se sentó sobre la cama—. Y un pijama decente.
Observé mi pijama, un pantalón y una camiseta con dibujos de vacas. Por las noches hacía frío y en las tiendas no vendían nada más normal que esto. Era mejor que el pijama de Barbie.
—Pero yo tengo licencia —duro golpe para Styles. Pude ver como se le distorsionaba la sonrisa socarrona que se había formado en su rostro—. Ahora, daniela largo de mi cuarto…tú, Rizos, quédate.
daniela se quejó mientras salía, todos los años le hacía lo mismo: ella me despertaba para el cumpleaños de Harry, él llegaba y yo la echaba.
—¿Cuál es mi regalo este año? —me preguntó. Era la misma rutina año tras año, pero como a Harry no parecía molestarle ni aburrirle, yo continuaba haciéndolo.
—Como ahora eres un “hombre” —puse énfasis en la última palabra para que notara el sarcasmo—, mi regalo será algo que te dará más responsabilidades.
—Y el hecho de que trabaje en una pastelería todas las tardes, que esté por graduarme y por conseguir una beca en una de las mejores universidades de Canterbury no tiene nada de importante —me replicó. Lo hice callar con un golpe en la cabeza, odiaba cuando se ponía así. Sólo tenía que recibir el regalo y ya.
—Si no quieres mi regalo, está bien. Se lo puedo dar a daniela.
—Es broma, quiero ver que me darás —me dijo con tono de disculpa. Me había tomado de la mano, acariciando mis dedos. Era una manía que tenía, cada vez que se sentía culpable o me hacía enojar, me agarraba la mano y me provocaba cosquillas con su suave roce. A veces fingía que era molesto que lo hiciera, pero la mayoría de éstas lo dejaba, era agradable.
—Si me sueltas podré entregártelo —le dije. Él apartó su mano y me dejó ir hasta mi armario.
Era cruel haberlo escondido allí, pero si lo sacaba, Harry lo hubiera encontrado.
Saqué una caja roja con puntos verdes y con enorme lazo dorado en la tapa. A los lados tenía algunos agujeros para que no se muriera asfixiado el regalo.
—¡Tarán! —exclamé, entregándole la caja.
Harry sonrió y la abrió. Su rostro se iluminó como las luces de navidad.
—Es hermoso…—susurró. Lo sacó de la caja y lo sostuvo con una mano, era tan pequeño y adorable que nadie se resistía a su encanto—. ¿Cómo se llama?
—Es tu gato, tú decides —Harry miró al pequeño gato y le acarició con el pulgar la cabeza. Era diminuto e indefenso, de un blanco peculiar con líneas atigradas.
—Podría llamarlo “_____”…
—Pelusa —casi grité. Harry me miró divertido y acarició detrás de las orejas del gato.
—Gracias, es hermoso —me dijo. Me besó la mejilla y me pasó el brazo libre sobre los hombros.
—Bueno, aprovecha que hoy es tregua porque ya verás mañana si te pones así de sentimental conmigo —él rio más fuerte y asustó un poco al gatito.
Era una tradición entre los dos que cada año, en nuestros cumpleaños, habría una tregua. No podríamos discutir, ni pelearnos, ni siquiera insultarnos. Si estaba permitido bromear, pero no enojarnos.
Harry aprovechaba esta oportunidad al máximo, se ponía muy cariñoso y empalagoso. Casi romántico. No era que estuviera mal lo que hacía, pero prefería que los demás no lo viesen cuando se ponía en ese plan.
Harry se acostó en mi cama y comenzó a jugar con Pelusa, a penas se movía el gato, pero a Harry no le importaba. Lo trataba como a un bebé.
Busqué algo de ropa para cambiarme este horrible pijama. Harry me siguió con la mirada hasta que me encerré en el baño para darme una ducha y vestirme.
Desde la borrachera que tuvimos en la escuela de verano, Harry empezó a tomarse algunas confianzas. Fue de a poco, sin darme cuenta hasta que terminé por acostumbrarme. Como por ejemplo, el hecho de que entrase a mi habitación como si fuera la suya y se quedara todo el tiempo que quisiera haciendo cualquier cosa. Al principio me pareció impertinente, inaceptable. Después me chantajeó con que podía ayudarme con las tareas atrasadas y así mi cuarto se convirtió en su cuarto.
Salí de la tina con el cabello estilando, me puse la bata y abrí un poco la puerta para ver si Harry seguía allí.
—Psst, pon la calefacción, se me congela el trasero acá adentro —le dije.
—No tenías que ser tan explicita.
—Menos bla bla y más acción, muévete —dejó al gato recostado sobre mi almohada y fue hasta el pasillo donde estaba el control de la calefacción. Se activaba a las ocho de la mañana, pero desde hace una semana que se había averiado y había que encenderlo manualmente.
A los cinco segundos sentí como la temperatura del ambiente cambiaba a una más cálida, me relajé y cerré la puerta para poder vestirme.
Este año no harían nada espectacular para el cumpleaños de Harry, una pequeña cena y listo. Por lo tanto, me vestí con la misma ropa de todos los días: unos jeans, botas para la nieve, chalecos y un abrigo. Lo importante era no conseguir un resfriado.
—Al fin sales, Asesino se estaba aburriendo —me dijo Harry cuando salí del baño.
—¿Asesino? —inquirí.
—Sí, creí que Asesino era más apropiado que Pelusa —le lancé la bata mojada sobre la cabeza y me tiré arriba de él con un salto.
—Será mejor que lo cambies o sufrirás las consecuencias —le amenacé.
—¡TREGUA! —gritó y me calmé. Odiaba que sacara la tregua entre medio.
Me senté a su lado y jugamos toda la mañana con Pelusa hasta que nos llamaron para desayunar.
Harry no se había vestido, así que cuando bajó en pijama y se encontró con que su clase estaba allí, casi se desmayó.
Tenían globos y serpentinas en la entrada del comedor, con una torre de regalos en un rincón.
Atrás de los amigos de Harry, vi a brenda luisa y valentina junto a Mike. Corrí a abrazarlos antes de que Harry se llevara su atención.
—Esto de que el cumpleaños de Harry haya caído día sábado resultó divertido —me dijo brenda. Su cabello ondulado le caía por la espalda y con cada movimiento que hacía éstos se desplegaban como los rayos del sol.
—No está mal, al menos no tengo que cargar con los regalos que le dan las chicas en la escuela —le dije.
El año pasado, un total de 47 chicas le regalaron algo a Harry. Eran de distintas edades, desde niñas de diez años hasta chicas de dieciocho, y la pobre persona que tuvo que cargar con la mitad de esos regalos fui yo. Algunos eran ridículos, como un peine para rizos, otros más prácticos, calcetines, camisas, etc. Pero otros eran simplemente encantadores, como un retrato de Harry hecho con lapicera negra o una colección de pulseras. Sin embargo, hubo uno que a pesar de negarme, Harry me lo dio. Le dije que estaba mal regalar algo que otra persona te daba, pero dijo que nadie lo sabría. Eran dos libros viejos, desgastados pero aun así perfectos. Uno era Alicia en el País de las maravillas y el otro Peter Pan. Salté, grité y lo abracé de la emoción cuando me lo dio, después de que mis padres botaran a la basura todas mis cosas, no me había comprado nada más con respecto a Peter Pan por el miedo a que sucediera de nuevo.
—¿Qué le regalaste? Tal vez un beso… —y ahí estaba Mike con sus insinuaciones. brenda y luisa al menos ya sabían que entre Harry y yo no pasaría nada –nada más de lo que ya haya pasado-, y comprendieron que no era divertido molestarme cuando comencé a emparejarlas con Louis, liam y zayn una vez que me vinieron a visitar. Quedaron enganchadas con ellos, los miraban y conversaban sin acordarse de mí. A Harry no le agradó mucho esa visita, aún se sentía amenazado por Zayn y Louis no dejaba de tratarlo como si fuera su novio.
—¡Los regalos! —exclamó alguien.
Nos volteamos a mirar a los demás, quienes le entregaban cajas de todos los colores a Harry.
Entre la multitud pude ver a camila Dale, la muy víbora convenció a Harry y se hicieron amigos. No dije nada al respecto, si él quería tener esa clase de amistades yo no era quien para detenerlo. Aunque seguía sin gustarme la idea de que esa tonta pisara el suelo de mi casa. Mientras antes se fuera, mejor.
—¡Es un…gorro! —gritaron a coro cuando Harry rasgó una envoltura. Se lo colocó en seguida y continuó abriendo regalos.
—¡Ahora el mío! —dijo camila de repente. Me molestaba tan sólo escucharla, incluso el saber que teníamos el mismo color de cabello. Me lo teñiría si era necesario para que así tal vez me agradase un poco más.
camila le entregó una pequeña caja plateada, Harry la destapó y como si nada los colores comenzaron a concentrarse en sus mejillas. De pronto, toda su cara estaba roja, incluso su cuello.
—Gra…gracias, camila —le dijo con dificultad.
A todos no entró la curiosidad. Nos acercamos hasta rodearlos, impacientes por saber que le habían dado.
—¿Qué es, Harry? —preguntó Liam, no me había dado cuenta de que estaba aquí. Aunque era obvio que vendría al cumpleaños de su mejor amigo.
—Algo, pero no puedo mostrárselos —nos dijo, aún con las cara encendida.
—No seas así, Rizos —le dije, y haciendo uso de nuestra confianza y de la tregua le quité de las manos la caja y vi lo que había dentro.
Hubiese preferido no hacerlo, pero ya era demasiado tarde cuando me arrepentí.
—¿Cómo se te ocurre, camila? —le grité cuando salí de la impresión.
Ella rio y se encogió de hombros, no le importaba la vergüenza que sentía Harry en esos momentos.
—Ya está grande, ¿no? En algún momento tendrá que ocurrir, si es que ya no sucedió. Y estar seguros nunca está de más —dijo con un deje divertido en la voz.
Eran condones, una caja llena de condones.
Esa chica estaba loca.
Me adelanté un paso para golpearla, pero Liam me sujetó del brazo y me detuvo.
—No vale la pena, _____ —me susurró al oído. Me tranquilicé mientras abrían el resto de los regalos, sin quitarle la vista de encima a camila.
Cuando al fin se marcharon, mis amigos me prometieron volver mañana para ir al parque de diversiones, llegarían Louis y Zayn para celebrar el cumpleaños de Harry y así tendríamos un día de diversión.
—Si yo fuera tú, no hablaría nunca más en mi vida con camila —regañé a Harry mientras nos sentábamos en el comedor. La mesa ya estaba servida, había café, chocolate caliente, galletas, pasteles y tostadas.
Comimos en silencio hasta que Harry habló.
—En realidad, yo le pedí eso… —escupí todo el chocolate que estaba bebiendo sobre la mesa.
¿Que él había hecho qué?
—¿ah?
—Bueno, los necesitaré ¿no? —me dijo como si nada. Yo estaba ahogándome con el propio aire que respiraba.
—Así que el pequeño Hazza es un pervertido —le dije más como un reproche que como una broma.
Me acarició otra vez la mano, pero la aparté antes de que surgiera su efecto. Me miró sorprendido, estaba quebrando la tregua y no me importaba, no podía hablar de esas cosas como si fuera lo más normal del mundo –en realidad, lo era, pero tampoco quería darle la razón-.
—No sé por qué te pones así, sólo son condones, nada del otro mundo —me respondió. Controlé las ganas que tenía de zarandearlo, no me incomodaba que me hablara de esas cosas, ya estábamos grandes. Lo que en realidad me enojaba era el hecho de que se los había pedido a camila.
—De todas formas, no has estado con una chica desde los quince, y eso que fue tu primera novia, ¿para qué los necesitas ahora, pequeño pervertido?
—Los guardo para una chica especial, pronto estaremos juntos y quiero estar preparado —y ahí fue cuando los celos aparecieron.
Odiaba admitir que aún sentía cosas por Harry. Era estúpido porque el único trato que teníamos era el de hermanos, eso parecíamos. Sin embargo, esa oleada de rabia que se acumulaba en mi pecho no era casualidad, el sólo imaginar que Harry pensaba en acostarse con otra persona me revolvía el estómago y me quitaba el apetito.
—Eres repugnante —le bramé y me levanté furiosa. Dejé la comida a medio comer, pero no me importaba, Harry había hecho que todo me supiera asqueroso.
—¿Qué dije ahora? —escuché que decía.
Me encerré en mi cuarto y no salí de allí hasta que Anne tocó mi puerta para decirme que la abuela había llegado. Demoré en bajar porque cepillé mi cabello, la abuela siempre me decía que parecía un nido de pájaros.
Abajo todos conversaban alrededor de la chimenea, habíamos dejado las luces de navidad puestas e iluminaban la estancia de modo que se viera mágica. Ignoré olímpicamente a Harry y me senté al lado de la abuela. Le di un abrazo enorme y me comí las galletas que me trajo.
A la hora de almuerzo llegó Gemma, venía con una maleta ya que se quedaría todo el fin de semana, Anne no paraba de sonreír y de abrazarla.
El día transcurrió tranquilo desde que los compañeros de Harry se marcharon. Por la tarde aparecieron los abuelos de Harry y con eso las visitas estaban completas, sólo faltaba la cena que tenían preparada para la noche y al fin acabaría la tregua. Las ganas que tenía de gritarle a Harry eran incontrolables.
Fui lo más educada posible con todos, evitando dirigirle la palabra a Harry. La abuela se dio cuenta y me preguntó el por qué estaba así.
—Porque es un idiota —le contesté.
—No deberían estar enojados, en especial hoy —quise decirle el verdadero motivo de mi enojo a la abuela, pero si se lo revelaba seguro le daba un infarto—. Él se disculpara, tenlo por hecho. No resiste más de dos horas sin escuchar tu voz.
Quise saber que tan cursi sonaba eso, pero era verdad. Harry siempre se disculpaba antes de que yo lo hiciera.
—Está bien, ahí veré si lo perdono —sin embargo, no lo hizo.
Nos llamaron para cenar y Rizos no me había hablado, ni siquiera me miró o se acercó. Como cuando éramos niños y nos ignorábamos el uno al otro. Pero si él creía que caería en su trampa, estaba equivocado. Conocía su plan, hacerme sentir tan culpable que yo correría hasta sus brazos para pedirle perdón, lo que él no sabía era que yo no me humillaría.
Mamá nos había comprado unos vestidos para la cena, considerando que hacía un frío de los mil demonios, no me pareció apropiado. Mas tuve que usarlo o de lo contrario me dejarían sin cenar.
Era un vestido violeta, con un tul gigante y esponjoso y un leve escote en la espalda. Era la replica exacta del vestido que usé la primera vez que vi a Harry, nada raro si me pongo a pensar que mamá quiere tanto o incluso más a Harry que a mí. Lo más probable es que quiera recordar esa noche en que llegaron a nuestras vidas.
La mesa del comedor estaba esplendida, un pastel de chocolate con crema de tres pisos decoraba el centro de ésta, había platos con pollo asado, papas doradas, langosta hervida, pato a la naranja y caldo de crema de verduras.
Cuando entré al comedor mis sospechas se hicieron ciertas, sara y daniela estaban vestidas igual que yo, aunque sus vestidos eran mas aniñados que el mío.
—_____, cariño, te ves preciosa —exclamó la abuela cuando me vio. Los abuelos de Harry me dijeron algo similar, no hice ningún comentario al respecto, odiaba este vestido tanto como la conversación que tuvimos Harry y yo en el desayuno.
Cuando estábamos por sentarnos, Harry bajó.
Quedé sin aliento al verlo, vestía un traje negro y un gracioso corbatín en el cuello de la camisa. Parecía tonta mirándolo.
—Parece que el traje te quedó bien, Harry. _____ no deja de mirarte —dijo mi madre. Reaccioné de inmediato y aparté la vista. Podía sentir la intensa mirada de Harry sobre mí, el vestido hacía su parte también con lo horroroso que debía parecer.
—Ahora que Harry es un hombre, al fin nos dirá que va a estudiar. Sabemos que postuló para la universidad, pero no nos ha dado otra pista —dijo mi padre mientras bebía de su vino. Ya habíamos terminado el platillo principal e íbamos por el postre.
—Es una sorpresa —comentó él. También bebía vino y los efectos parecían pronto a hacerse notar. Harry ebrio era un peligro para la raza humana.
—Bueno, mientras no desperdicies esa cabeza, te apoyaremos en todas las decisiones que tomes —dijo el abuelo de Harry.
Cantamos el cumpleaños feliz y servimos el pastel que estaba delicioso. Cuando acabamos de comer, mi padre se puso de pie con una copa en la mano para hacer un brindis.
—Harry, eres el único hombre de esta casa, después de mí. Es un orgullo haberte visto crecer y que estés por cumplir todos tus objetivos. Eres como el hijo que nunca tuvimos, nosotros —dijo, dándole la mano a mi madre—, amamos a nuestras hijas, pero tú ya tienes un lugar especial en nuestros corazones. Es un honor verte ahora y saber que serás un hombre de bien…
De repente, la abuela comenzó a soltar unas lágrimas rebeldes que ella se empeñó en secar con una servilleta, mamá y sara sonríeron como nunca y Anne estaba a punto de echarse a llorar.
—… Y por todo el cariño que te tenemos, Harry —continuó mi padre, radiante en su traje negro que fue especialmente hecho para la ocasión—, queremos que formes oficialmente parte de esta familia. Así que este es nuestro regalo de cumpleaños,
LA MANO DE NUESTRA HERMOSA HIJA _____.
Anne no se resistió y dejó escapar las lágrimas, mamá dio un grito de alegría de tal magnitud que dejó sordo al grito de sorpresa que di yo.
¿Yo qué? ¿Comprometida? ¿Con Harry? ¿Con Rizos, con Hazza? ¿Con el chico que me crié, que crecí y que odio?
Tenían que estar bromeando, ¡Esto tenía que ser una maldita broma!
Yo no me podía casar, aún no cumplía la mayoría de edad. Además, me quedaba un año de escuela todavía –debido a que repetí un año-, no iría a clases con un anillo de casada a clases. Ni siquiera sabía si eso era legal.
—¿Están locos o qué? —le grité cuando dejaron de celebrar. Todos se voltearon a mirarme, debía tener la cara deformada por la ira y la sorpresa—. Ustedes no pueden regalarme como si fuera un objeto, soy una persona, un ser humano, no un estúpido ganado que se puede dar al mejor postor.
Descargué toda mi rabia en cada palabra, como si fuera veneno. La fiesta había terminado, esto teníamos que discutirlo ahora mismo.
—¡_____, no tienes ningún derecho de hablarnos así! —mamá también estaba enojada, la única vez que me había peleado con ellos fue cuando Harry atropelló a Sparks.
—¡Claro que lo tengo, o acaso se olvidan que yo también pienso! ¡No soy una estúpida como todos creen! —le grité de vuelta.
—¡Basta, yo hablaré con _____! —todos miramos a Harry, que se había levantado y se acercaba a mí. Me agarró con fuerza de un brazo y me arrastró hasta otra habitación. Ni siquiera me había dado cuenta que nos dirigiamos a la cocina.
Harry echó a todos los cocineros y nos dejaron solos. No podía mirarlo, si lo hacía lo golpearía.
—_____, mírame a los ojos, necesito que lo hagas para que escuches lo que tengo que decirte —me afirmó de los hombros, de modo que no pudiera escapar. Levanté con lentitud mi cabeza, controlándome para no matarlo.
—Dilo rápido antes de que te asesine.
Respiró hondo y antes de abrir la boca para decir algo, me besó.
Me pilló desprevenida, no pude hacer nada para negarme, ya que aún me tenía sujeta de los hombros.
Cuando se separó, no podía parpadear ni cerrar los ojos. Harry se relamió los labios y volvió a hablar.
—_____, esto es importante y necesito que pongas mucha atención: Yo te amo, siempre lo he hecho, desde el primer día en que te vi cuando tenía ocho años. ¿Sabes lo doloroso que fue verte y tenerte cerca todos estos años sin poder decírtelo? Sabía que tú me odiabas, me lo dejabas claro todos los días. Intenté ser distante, olvidarte, pero no pude. Te amo demasiado como para sacarte de mi mente con tanta facilidad.
Las palabras de Harry entraban y salían por mis oídos, sólo algunas frases vagas se quedaban en mi cabeza, resonando y creciendo hasta confundirme.
Harry me amaba.
De pronto, su tacto comenzó a quemarme. No podía seguir estando a su lado, no podía pensar con claridad en todas las cosas, los recuerdos, las risas y los enojos que vivimos juntos en esta misma casa, se revolvían frente a mis ojos. Podía ver a un pequeño Harry de ocho años con los ojos llorosos, a un Harry disfrazado de Romeo, a otro ebrio en medio del bosque. Él siempre estuvo ahí, cuidándome y dispuesto a hacer todo lo que yo le pidiera y sólo por el simple hecho de que me amaba.
Ni cuenta me había dado.
El juego de los celos con Mike ahora me parecía una tortura, cuánto habrá sufrido cuando se lo dijimos. Y cuando nos besamos en la audición, tal vez al principio fue falso, pero después lo sentimos y nos gustó.
—Harry, suéltame —le dije en un intento por controlar mi voz. Casi no salió, fue como un susurro.
—¡No, aún no termino! —me gritó. Me obligó a observarlo de nuevo, a no apartar la mirada de sus ojos cristalinos.
—Harry, por favor…
—¡Escúchame! Si quieres puedes golpearme, puedes gritarme o amenazarme de muerte, pero primero tienes que escuchar todo lo que tengo que decirte —asentí con la cabeza, segura de que si volvía a sacar la voz, rompería a llorar—. Cuando cumplí 16, tu padre me regaló ese auto. Le dije que no lo quería, que lo que de verdad deseaba estaba fuera de mi alcance, entonces… le dije que te amaba más que a mi propia mi vida —dejó libre a mis hombros, pero afirmó mi rostro y lo acercó al suyo, casi rozando nuestros labios—. Le pedí tu mano cuando tenía 16, ¿puedes creer eso? Tan joven y ya saber con quien quería pasar el resto de mi vida —me volvió a besar mientras reunía el valor para seguir hablando, yo no hice nada salvo aceptar el beso. De todas formas estaba demasiado conmocionada como para reaccionar de otra manera—. Odio hacer esto, pero tú serás mi esposa quieras o no quieras, al final te enamoraré, quiero que me ames de la misma forma en que yo a ti. Quiero tener hijos contigo, quiero besarte por el resto de mi vida, poder mirarte cada mañana cuando despiertes. Tal vez en este preciso momento sólo pienses en todas las formas existentes de asesinar a una persona, pero quiero que imagines una vida juntos.
Cerré los ojos, pero no imaginé lo que él me pidió. No podía, las cosas estaban sucediendo demasiado rápido como para pensar.
—¿Ya acabaste? —le pregunté con frialdad. Puede que el me amara, pero esa no era una razón justificada para casarme con él. Iba a obligarme, eso no era amor.
—Casi…
—Que pena, porque yo sí —con todas mis fuerzas me solté de su agarre, le di la espalda y salí corriendo a mi habitación.
Fuera de la cocina, todos estaban reunidos con la preocupación en el rostro. Cuando me vieron salir, escuché alguna de sus exclamaciones.
—¡_____, ven aquí, tenemos que hablar! —me gritó mi madre.
—¡Por favor, _____! —dijo mi padre. Pero no les hice caso.
Corrí hasta encerrarme y dejar a todo el mundo fuera de mi vida. No quería oír más, la voz de Harry retumbaba en mis oídos.
“Yo te amo”
¿Por qué no podía dejar de pensar en eso?
Todos los sentimientos reprimidos amenazaban con salir. Sí, era verdad, me gustaba Harry, pero no como para casarme con él. ¿Qué tenía en la cabeza?
Entonces recordé nuestra boda de mentiras que tuvimos en el bosque, dicen por ahí que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.
¿Qué se supone que tenía que hacer ahora? Harry estaba dispuesto a hacer hasta lo imposible por convertirme en su esposa y el que yo no quisiera no era un obstáculo para él. Porque al final él siempre conseguía todo lo que se planteaba.
Escuché que alguien tocaba la puerta, pero no la abrí. Me tapé entera con la manta de mi cama y me oculté debajo de ésta.
—_____, ¿quieres hablar? —era daniela. Se sentó al mi lado y descubrió mi cabeza—. ¿Necesitas un abrazo?
Asentí y se coló dentro de la cama. Acarició mi cabello hasta que me quedé dormida, era increíble que una niña cuatro años menor me consolara.
Cuando desperté, las cortinas estaban cerradas y seguía siendo de noche. daniela dormía a mi lado como una princesa, no quise molestarla así que me levanté lo más precavida posible.
No había llorado, era un verdadero logro para mí.
Me quité el vestido y me puse mi pijama para volver a acostarme. Entonces, me di cuenta de que estaba helado, la calefacción se había apagado otra vez.
No tenía intención de salir, podía dormir así, pero daniela no o se enfermaría. Abrí la puerta para encender el sistema, cuando vi una canasta llena de galletas frente a la ésta. No resultaría esta vez, era peor que cuando murió Sparks.
La pateé estrellándola contra la pared de al frente, las galletas se desparramaron por el suelo dejando todo sucio.
Pero entre medio de ellas, una cajita de terciopelo azul salió volando. Venía con una nota, así que la recogí y la leí:
“¿Te quieres casar conmigo?
Sí o Sí”
Abrí la cajita y adentro descansaba un anillo de compromiso.
Luché contra las lágrimas… Sí o Sí.
Harry salió de su escondite, el mismo florero de todos estos años. Aún vestía el traje, aunque ahora no se veía tan radiante como en la cena.
—¿Qué dices? —me preguntó con la voz ronca, con miedo de mi respuesta.
No tenía otra opción, él me dijo que haría todo lo necesario para que fuera su esposa así que no habían muchas alternativas.
—Sí… —le dije—. Ahora, enciende la calefacción o daniela morirá congelada.
Él asintió y fue hasta el comando del sistema, la activó y en seguida el calor volvió al lugar.
—Listo, ¿alguna otra cosa? —inquirió cuando regresó a mi lado.
—No —le respondí cortante—. Buenas noches.
Y antes de que me dijera otra cosa, cerré la puerta tras mi espalda y me puse a llorar.
Ahora estaba comprometida y la idea no era muy satisfactoria o tal vez si ?...claro que no siempre me gusto arry pero no me podian obligar a casarme y ni siquiera me lo preguntaron solo me dieron como a un animal la rabia por lo que mis padres me hicieron era lo que mas me dolia.
maleja0412
Re: ADMITELO NUESTRO DESTINO ES ESTAR JUNTOS HARRY Y TN___(TERMINADA)
OWW ME A ENCANTADO EL CAPIII!! ME ENCANTO Y SI TE DIGO QE NO ME HIZO LLORAR METIRIA!!! afdssfaddad dios estubo hermoso ,perfecto!!,cuando le dijo qe la amaba aw me a encantado!! maldita sea yo tambien estaria rabiosa con eso ,rayis no es un animal es una persona!! jo! no importa si fuera hazza diria qe sii!! ok fadsddsds resien termino de leer el capi!! y si qe fue largo! gaaddss me enamore de este cap! no me imagino los qe vienen addsdsds ok me voy preciosa a estudr bess
Última edición por ximena_21 el Dom 19 Mayo 2013, 8:23 pm, editado 1 vez
ximena_21
Re: ADMITELO NUESTRO DESTINO ES ESTAR JUNTOS HARRY Y TN___(TERMINADA)
OWW ME A ENCANTADO EL CAPIII!! ME ENCANTO Y SI TE DIGO QE NO ME HIZO LLORAR METIRIA!!! afdssfaddad dios estubo hermoso ,perfecto!!,cuando le dijo qe la amaba aw me a encantado!! maldita sea yo tambien estaria rabiosa con eso ,rayis no es un animal es una persona!! jo! no importa si fuera hazza diria qe sii!! ok fadsddsds resien termino de leer el capi!! y si qe fue largo! gaaddss me enamore de este cap! no me imagino los qe vienen addsdsds ok me voy preciosa a estudr besos
ximena_21
Re: ADMITELO NUESTRO DESTINO ES ESTAR JUNTOS HARRY Y TN___(TERMINADA)
OMG! OMG! OMG!
:imdead: No puedo creerlo!
Se van a casar!!! Santo cielo!!! :gasp:
El capítulo fue sjafshasflahfiuwhafihlaibdfh
{Traducción= indescriptible, fantástico, asombroso. Se puede traducir de muchas maneras. Así que interpreta esa palabra de la forma que quieras}
Todavía estoy en shock :X
Harry la ama!!! La amaaa!!
Santo cielo... No se bien que decir...
LA MANO DE NUESTRA HERMOSA HIJA _____.????!!!!! :pokerface:
¿Qué hará rayis ahora?
:lloro: Harry la ama, la ama, la ama :lloro:
Omg!!! Me mataste con el capítulo.
:calor:
¿Hace falta decir que la sigas? No lo creo
Todavía estoy sorprendida con el capi :roll:
Eeeeeeeeeeen fiiiiin...
Me despido y te mando muchos besos :3
Bye, Love ya' xxxxxooooo {Esta vez mando muchísimos besos y abrazos psicológicos por ese tremendo capítulo}
:imdead: No puedo creerlo!
Se van a casar!!! Santo cielo!!! :gasp:
El capítulo fue sjafshasflahfiuwhafihlaibdfh
{Traducción= indescriptible, fantástico, asombroso. Se puede traducir de muchas maneras. Así que interpreta esa palabra de la forma que quieras}
Todavía estoy en shock :X
Harry la ama!!! La amaaa!!
Santo cielo... No se bien que decir...
LA MANO DE NUESTRA HERMOSA HIJA _____.????!!!!! :pokerface:
¿Qué hará rayis ahora?
:lloro: Harry la ama, la ama, la ama :lloro:
Omg!!! Me mataste con el capítulo.
:calor:
¿Hace falta decir que la sigas? No lo creo
Todavía estoy sorprendida con el capi :roll:
Eeeeeeeeeeen fiiiiin...
Me despido y te mando muchos besos :3
Bye, Love ya' xxxxxooooo {Esta vez mando muchísimos besos y abrazos psicológicos por ese tremendo capítulo}
Blush.
Re: ADMITELO NUESTRO DESTINO ES ESTAR JUNTOS HARRY Y TN___(TERMINADA)
Ame el capi! Me puse a llorar! enserio Siguela!!
Invitado
Invitado
Re: ADMITELO NUESTRO DESTINO ES ESTAR JUNTOS HARRY Y TN___(TERMINADA)
Tamy~ escribió: OMG! OMG! OMG!
:imdead: No puedo creerlo!
Se van a casar!!! Santo cielo!!! :gasp:
El capítulo fue sjafshasflahfiuwhafihlaibdfh
{Traducción= indescriptible, fantástico, asombroso. Se puede traducir de muchas maneras. Así que interpreta esa palabra de la forma que quieras}
Todavía estoy en shock :X
Harry la ama!!! La amaaa!!
Santo cielo... No se bien que decir...
LA MANO DE NUESTRA HERMOSA HIJA _____.????!!!!! :pokerface:
awww tami eres un angelll en serio amo todos tus comentarios :amor: me sonrojan tus comentarios
¿Qué hará rayis ahora?
:lloro: Harry la ama, la ama, la ama :lloro:
Omg!!! Me mataste con el capítulo.
:calor:
¿Hace falta decir que la sigas? No lo creo
Todavía estoy sorprendida con el capi :roll:
Eeeeeeeeeeen fiiiiin...
Me despido y te mando muchos besos :3
Bye, Love ya' xxxxxooooo {Esta vez mando muchísimos besos y abrazos psicológicos por ese tremendo capítulo}
maleja0412
Re: ADMITELO NUESTRO DESTINO ES ESTAR JUNTOS HARRY Y TN___(TERMINADA)
CAPITULO 8
''piensalo''
—_____, despierta —abrí los ojos con lentitud, como si la poca la luz que había en mi habitación me hiciera daño. daniela estaba a mi lado apartando algunos mechones de cabello de mi rostro, se veía preocupada. Recordé la emoción con la que me despertó ayer y de inmediato sentí una punzada en mi pecho.
Ahora estaba comprometida.
Aún no me colocaba el anillo de compromiso, pero podía sentir un peso de más en el dedo en el que estaría. Me senté y le dediqué una mirada tranquilizadora a daniela, ella no debía saber sobre esto, tenía que creer que me casaría con Harry por amor.
—¿Qué pasa, enana? —le pregunté sonriendo. Esto me estaba destrozando.
—Son las dos de la tarde… —me dijo, mordiéndose el labio.
Había olvidado que hoy saldría con los demás al parque de diversiones. Me puse de pie y me di cuenta de que daniela ya estaba vestida. Me dejó a solas para que pudiera cambiarme, aunque su presencia no me molestaba ni me avergonzaba.
Cuando acabé de abrocharme el último botón de mi abrigo, miré con odio la cajita donde dormía el anillo. Estaba sobre mi escritorio y parecía estar iluminado por el cielo. La abrí y sin pensarlo dos veces para no arrepentirme, me coloqué el anillo. Lo contemplé unos minutos hasta que daniela tocó la puerta para avisarme que mis amigos me esperaban abajo listos para irse.
Mis amigos. ¿Cómo reaccionarán ante la noticia? ¿Qué pensarían de Harry si conocieran la verdad?
Comencé a sentir lástima de mi misma, me había rendido ante el matrimonio incluso antes de luchar. ¿Tan débil me consideraba Harry?
Una nueva oleada de ira me arrancó un gruñido de la garganta.
No. No le haría las cosas tan fáciles. Si quería casarse conmigo no opondría resistencia, pero no por eso me convertiría en la esposa perfecta.
—Ya voy —le grité a daniela.
Yo no acostumbraba a llevar maquillaje, aunque tenía algunas cosas que me regalaban. Me arreglé lo más que pude y peiné mi cabello hasta que quedó completamente liso. Era desagradable ver mi reflejo en el espejo y no reconocerme, pero si Harry deseaba guerra, eso obtendría.
—¡Ya estoy aquí! —exclamé con falsa alegría cuando bajé las escaleras. brenda y luisa me abrazaron al mismo tiempo para saludarme y me regañaron por quedarme dormida.
—Eres una holgazana —me dijo brenda. Las tres reímos y entonces, los vi.
Salían de la cocina, cada uno con un trozo del pastel de cumpleaños de anoche en las manos. Louis tenía la mitad del rostro cubierto de chocolate e intentaba manchar a Zayn, quien se alejaba lo más que podía de las manos sucias de Louis.
—¡blanca nieves! —gritó Louis en cuanto me vio y corrió a darme un gran abrazo. Esta vez la felicidad fue verdadera, dos de los tres chicos que consideraba mis mejores amigos estaban a mi lado en ese momento y eso era justo lo que necesitaba para reunir la fuerza para enfrentarme a Harry.
—Mira que bonita estás, seguro a que ya tienes novio —dijo zayn.
—No la acoses tanto —me defendió louis. Me abrazó de la cintura y me dedicó una ancha sonrisa que me calmó, al menos mis amigos me apoyaban.
Noté la mirada de brenda sobre nosotros e intenté despegarme de louis, yo sabía que a mi amiga le gustaba y no quería problemas con ella también.
—Aparta tus manos de _____ —escuché de pronto. Los cinco miramos a la misma dirección y vimos que Harry venía hacia nosotros. Se me heló la sangre cuando cruzamos miradas y él me sonrió.
louis me soltó y murmuró algo como “Celos”. Él no sabía a que grado seguramente tenía la razón.
—¡Hazza, mi amado Hazza, he vuelto! —Louis saltó a los brazos de Harry e hizo que ambos cayeran al suelo por el impulso. Me reí junto con los demás, por un segundo las cosas habían vuelto a ser lo de antes: relajadas y llenas de bromas. Pero muy en el fondo sabía que no volvería a serlo jamás, ni siquiera había empezado a procesar las palabras de Harry todavía.
“Yo te amo”. Con sólo recordarlas un millón de emociones se acumulaban en mi pecho y subían hasta atorarse en mi garganta, que no les cedía el paso para evitar que me pusiera a gritar allí mismo.
—Adivina… He comprado ropa nueva que quiero modelar para ti… en la noche… solos —fui la primera en reírme de la insinuación de Louis. Había que alivianar el ambiente ¿no?
—¿Dónde está valentina y Mike? —les pregunté cuando se pusieron de pie.
—valentina viene en camino, Mike dijo que nos esperaría en el parque. Y Liam también viene, pero lo recogeremos cuando nos pongamos en marcha —me informó luisa. Asentí con la cabeza y esperé a que agregara algo más, pero como no lo hizo, de la nada surgió cierta tensión sobre mis hombros.
—Que lindo anillo, _____ —me dijo brenda. No quería que lo supieran, aún no. Entré en pánico y no se me ocurrió otra cosa más que ocultar mi mano en el bolsillo de mi abrigo—. ¿Dónde lo compraste?
—Es… un regalo… de la abuela —le respondí. Harry me miró decepcionado, ¿qué se supone que tenía que decir? “Es un anillo de compromiso, anoche Harry me obligó a casarme con él, ¿no es genial?”. Ni todo el sarcasmo del mundo me alcanzaría para pronunciar esas palabras.
valentina llegó a los cinco minutos y nos fuimos en seguida. Nos iríamos en el auto de Harry, pero yo conduciría. Sin embargo, en cuanto me puse al volante las manos me comenzaron a temblar. No podía concentrarme en encender el motor, olvidé los cambios que había que hacer con la palanca y cuando finalmente logré echar a andar el auto, di con el freno y todos nos fuimos hacia adelante.
—Será mejor que yo conduzca —sugirió Louis. Salí del asiento del conductor y me senté atrás con los demás. Para mi mala suerte, quedé al medio de Zayn y Harry.
Intenté poner atención a la conversación que tenían luisa y brenda, pero me distraía con facilidad. Podía oír la respiración de Harry a mi lado y la noche anterior se me venía a la cabeza.
—¿Qué opinas, blanquis? —escuché que me preguntaba Louis desde el asiento de adelante.
El auto de Harry era muy espacioso, con tres corridas de asientos nosotros íbamos cómodos. Pero Harry estaba pegado a mí, como si tuviera miedo a que abriera la puerta y me tirara en cualquier momento. Si seguía acercándose más de lo necesario esa opción no estaría muy lejos de la realidad.
—Opinar de qué —entre todas las cosas que pensaba no tenía ni la menor idea de lo que hablaba Louis.
—Sobre que Harry te ama.
—¡¿Qué?! —exclamé. ¿Acaso lo habían descubierto mientras yo no los escuchaba?
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''piensalo''
—_____, despierta —abrí los ojos con lentitud, como si la poca la luz que había en mi habitación me hiciera daño. daniela estaba a mi lado apartando algunos mechones de cabello de mi rostro, se veía preocupada. Recordé la emoción con la que me despertó ayer y de inmediato sentí una punzada en mi pecho.
Ahora estaba comprometida.
Aún no me colocaba el anillo de compromiso, pero podía sentir un peso de más en el dedo en el que estaría. Me senté y le dediqué una mirada tranquilizadora a daniela, ella no debía saber sobre esto, tenía que creer que me casaría con Harry por amor.
—¿Qué pasa, enana? —le pregunté sonriendo. Esto me estaba destrozando.
—Son las dos de la tarde… —me dijo, mordiéndose el labio.
Había olvidado que hoy saldría con los demás al parque de diversiones. Me puse de pie y me di cuenta de que daniela ya estaba vestida. Me dejó a solas para que pudiera cambiarme, aunque su presencia no me molestaba ni me avergonzaba.
Cuando acabé de abrocharme el último botón de mi abrigo, miré con odio la cajita donde dormía el anillo. Estaba sobre mi escritorio y parecía estar iluminado por el cielo. La abrí y sin pensarlo dos veces para no arrepentirme, me coloqué el anillo. Lo contemplé unos minutos hasta que daniela tocó la puerta para avisarme que mis amigos me esperaban abajo listos para irse.
Mis amigos. ¿Cómo reaccionarán ante la noticia? ¿Qué pensarían de Harry si conocieran la verdad?
Comencé a sentir lástima de mi misma, me había rendido ante el matrimonio incluso antes de luchar. ¿Tan débil me consideraba Harry?
Una nueva oleada de ira me arrancó un gruñido de la garganta.
No. No le haría las cosas tan fáciles. Si quería casarse conmigo no opondría resistencia, pero no por eso me convertiría en la esposa perfecta.
—Ya voy —le grité a daniela.
Yo no acostumbraba a llevar maquillaje, aunque tenía algunas cosas que me regalaban. Me arreglé lo más que pude y peiné mi cabello hasta que quedó completamente liso. Era desagradable ver mi reflejo en el espejo y no reconocerme, pero si Harry deseaba guerra, eso obtendría.
—¡Ya estoy aquí! —exclamé con falsa alegría cuando bajé las escaleras. brenda y luisa me abrazaron al mismo tiempo para saludarme y me regañaron por quedarme dormida.
—Eres una holgazana —me dijo brenda. Las tres reímos y entonces, los vi.
Salían de la cocina, cada uno con un trozo del pastel de cumpleaños de anoche en las manos. Louis tenía la mitad del rostro cubierto de chocolate e intentaba manchar a Zayn, quien se alejaba lo más que podía de las manos sucias de Louis.
—¡blanca nieves! —gritó Louis en cuanto me vio y corrió a darme un gran abrazo. Esta vez la felicidad fue verdadera, dos de los tres chicos que consideraba mis mejores amigos estaban a mi lado en ese momento y eso era justo lo que necesitaba para reunir la fuerza para enfrentarme a Harry.
—Mira que bonita estás, seguro a que ya tienes novio —dijo zayn.
—No la acoses tanto —me defendió louis. Me abrazó de la cintura y me dedicó una ancha sonrisa que me calmó, al menos mis amigos me apoyaban.
Noté la mirada de brenda sobre nosotros e intenté despegarme de louis, yo sabía que a mi amiga le gustaba y no quería problemas con ella también.
—Aparta tus manos de _____ —escuché de pronto. Los cinco miramos a la misma dirección y vimos que Harry venía hacia nosotros. Se me heló la sangre cuando cruzamos miradas y él me sonrió.
louis me soltó y murmuró algo como “Celos”. Él no sabía a que grado seguramente tenía la razón.
—¡Hazza, mi amado Hazza, he vuelto! —Louis saltó a los brazos de Harry e hizo que ambos cayeran al suelo por el impulso. Me reí junto con los demás, por un segundo las cosas habían vuelto a ser lo de antes: relajadas y llenas de bromas. Pero muy en el fondo sabía que no volvería a serlo jamás, ni siquiera había empezado a procesar las palabras de Harry todavía.
“Yo te amo”. Con sólo recordarlas un millón de emociones se acumulaban en mi pecho y subían hasta atorarse en mi garganta, que no les cedía el paso para evitar que me pusiera a gritar allí mismo.
—Adivina… He comprado ropa nueva que quiero modelar para ti… en la noche… solos —fui la primera en reírme de la insinuación de Louis. Había que alivianar el ambiente ¿no?
—¿Dónde está valentina y Mike? —les pregunté cuando se pusieron de pie.
—valentina viene en camino, Mike dijo que nos esperaría en el parque. Y Liam también viene, pero lo recogeremos cuando nos pongamos en marcha —me informó luisa. Asentí con la cabeza y esperé a que agregara algo más, pero como no lo hizo, de la nada surgió cierta tensión sobre mis hombros.
—Que lindo anillo, _____ —me dijo brenda. No quería que lo supieran, aún no. Entré en pánico y no se me ocurrió otra cosa más que ocultar mi mano en el bolsillo de mi abrigo—. ¿Dónde lo compraste?
—Es… un regalo… de la abuela —le respondí. Harry me miró decepcionado, ¿qué se supone que tenía que decir? “Es un anillo de compromiso, anoche Harry me obligó a casarme con él, ¿no es genial?”. Ni todo el sarcasmo del mundo me alcanzaría para pronunciar esas palabras.
valentina llegó a los cinco minutos y nos fuimos en seguida. Nos iríamos en el auto de Harry, pero yo conduciría. Sin embargo, en cuanto me puse al volante las manos me comenzaron a temblar. No podía concentrarme en encender el motor, olvidé los cambios que había que hacer con la palanca y cuando finalmente logré echar a andar el auto, di con el freno y todos nos fuimos hacia adelante.
—Será mejor que yo conduzca —sugirió Louis. Salí del asiento del conductor y me senté atrás con los demás. Para mi mala suerte, quedé al medio de Zayn y Harry.
Intenté poner atención a la conversación que tenían luisa y brenda, pero me distraía con facilidad. Podía oír la respiración de Harry a mi lado y la noche anterior se me venía a la cabeza.
—¿Qué opinas, blanquis? —escuché que me preguntaba Louis desde el asiento de adelante.
El auto de Harry era muy espacioso, con tres corridas de asientos nosotros íbamos cómodos. Pero Harry estaba pegado a mí, como si tuviera miedo a que abriera la puerta y me tirara en cualquier momento. Si seguía acercándose más de lo necesario esa opción no estaría muy lejos de la realidad.
—Opinar de qué —entre todas las cosas que pensaba no tenía ni la menor idea de lo que hablaba Louis.
—Sobre que Harry te ama.
—¡¿Qué?! —exclamé. ¿Acaso lo habían descubierto mientras yo no los escuchaba?
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