They don’t know about us (HARRY STYLES Y TU)

Vimos televisión por un rato, Harry me abrazó pegándome a su regazo y lo hice sin quejas. Apoyé la cabeza entre su hombro y su pecho y desde mi posición alcanzaba a sentir el retumbe de su corazón.

En ese momento el recuerdo de mi pronto regreso cruzó por mi mente, no quería irme, me sentía tan feliz y relajada, me sentía yo y desde luego deseaba poder seguir sintiéndome así. La mayoría de las personas nunca tienen la oportunidad de encontrar un lugar en donde se sientan completamente a gusto pero yo sí, tuve suerte y por más que me negara y por más que no estuviera bien, mi lugar era junto
a Harry.

“Oh no vayas por allí” Advirtió una voz en mi interior.

Traté de despejar mi cabeza asustada por el sentido que estaban tomando mis pensamientos. Nuevamente me encontré preguntándome cuales serían los planes de él para el nuevo año.

-¿Has pensado en qué vas a hacer el próximo año?-Dije acabando con el silencio entre los dos.
-No, no realmente-Contestó él decidido y sin titubear.

Giré dudosa, quería más información de su parte. Lo miré esperando que despegara sus ojos de la pantalla y se fijara en mí, cuando finalmente lo hizo levanté una ceja en señal de que estaba aún esperando por una mejor respuesta a mi pregunta.

-_________ no sé, aun no tengo nada concreto.
-¿Pero no tienes ni siquiera algo en mente?-Ataqué de nuevo recostándome en su hombro, realmente quería saber algo, algún indicio.

Aún abrazada por él alcé mi rostro para alcanzar a ver sus hermosos ojos observándome con restricción y una mezcla de paciencia. Él no quería hablar. Me mordí la lengua para no decir nada más, no queriendo enojarlo.

Su temperamento a veces podía tornarse muy volátil. En sólo un parpadeo él podía pasar de estar muerto de la risa a estar enormemente enojado. Eso pude notar en las últimas semanas. En situaciones como esa agradecía en el alma que yo era una persona demasiado paciente y lo aguantaba e incluso evitaba hacerlo enfadar.

No estaba prestando nada de cuidado a lo que estaban pasando por la televisión, estaba totalmente perdida en mi mente. Tan perdida que no noté a Harry hablándome sino fue hasta que me agitó un poco que pude reaccionar. Él se rio acercándose para besar mi mejilla.

-Eres tan linda cuando te distraes-La diversión estaba plantada en su expresión-Y eso es algo que te pasa muy a menudo.

Me sonrojé, él tenía razón siempre me pasaba y él siempre se burlaba de mí. Le saqué la lengua juguetonamente para que me dejara en paz.

Su fuerte risa llenó el departamento. Me estrechó más en sus brazos y yo muy contenta lo abracé más fuerte mirándolo a los ojos, elevando mi rostro un poco alcancé el lugar donde su mandíbula y su cuello se unían, y dejé un beso allí. Pude sentir a Harry tensándose un poco por mi toque repentino y dejo la risa a un lado marcando su rostro sólo de seriedad. Algo en algún rincón de mi cuerpo, se despertó por primera vez. Me gustaba saber que de algún modo yo también tenía efecto sobre él.

Bajó su mirada enganchándola con mis ojos color miel. No paso mucho tiempo hasta que sus labios golpearon los míos. Tan suaves y al mismo tiempo tan rudos. No sabía cómo eso era siquiera posible, pero lo era. Y me encantaba.

Levanté la mano derecha hasta su nuca y la enredé en sus rizos tratando de darle mayor profundidad al movimiento de nuestros labios.

De un momento a otro el televisor había quedado de lado y lo único que importaba éramos él y yo, nada más.

Su mano izquierda se posicionó en mis caderas masajeándolas un poco para luego bajarlas por mis piernas tomándose su tiempo en ellas y acariciando tanto como podía con su paso, tomó con fuerza mi pierna derecha y la empujó hacia él haciendo que me sentara a horcadas sobre sus caderas. Cada una de mis piernas a cada lado de su cuerpo.

Podía sentir una mezcla de adrenalina, nervios y algo más que no alcanzaba a identificar. Mi corazón estaba a punto de salirse de mi cuerpo por culpa de sus besos mojados y por sus manos escurridizas recorriendo mis muslos.

Su boca cesó sus movimientos sobre la mía y despacio recorrió mi mandíbula dejando pequeños besos haciendo que un fuerte suspiro escapara de mis labios. Sus labios siguieron bajando hasta llegar a mi cuello. Sus dientes y su lengua hacían bien su trabajo sobre la sensible piel, incliné mi cabeza hacia un lado tratando de facilitarle el acceso. Me tensé cuando sentí un bulto cobrando vida debajo de mí. La posición en la que me encontraba me dejaba demasiado expuesta y podía sentirlo a la perfección.

Deberíamos detenernos, pero yo no quería y estaba segura que él tampoco.

Un nudo se formó en mi estómago y mi corazón retumbaba cada vez más, buscando salirse de su sitio. Esta vez no estarán ni mi tía, ni Des, ni mi madre y mucho menos Trey para interrumpirnos. Lo mismo que hace minutos atrás se había despertado en mi interior, estaba bailando de la emoción en estos momentos, definitivamente esa no era mi conciencia. Mi conciencia estaba encerrada en un baúl con llave y era la perra en mí la que estaba reinando.

Harry estaba totalmente perdido en mi cuello besando, mordiendo, lamiendo y chupando por todos los lados a los que su boca llegaba era más que claro que mañana despertaría con la piel completamente marcada por él. Ya pensaría en como disimular los chupones después.

Sus manos se pasearon por mis dos piernas una vez más y subieron hasta mi trasero presionándolo hacia sus caderas. Mi garganta soltó un fuerte jadeo cuando sentí el miembro de Harry presionándose mucho más junto con mi entrepierna. Me abracé fuerte de su cuello mientras él cesaba las atenciones en mi cuello.

Era mi turno. Con determinación besé su mejilla bajando hasta llegar a su cuello. Quería que él también estuviera marcado por mi así que lo hice. Nunca había dejado marca en nadie, debería estar nerviosa o haciéndolo con duda pero no, eso no figuraban en la lista de mis emociones en esos momentos. Solo la determinación y el deseo.

Harry empujó nuevamente mi trasero, esta vez con más fuerza y alzó sus caderas aumentando el roce. De su boca había salido un suave gemido directo hacia mi oído.

La perra en mí sonrió con petulancia.

Su miembro estaba duro debajo de mi cuerpo. Inconscientemente fui yo quien empujó por su cuenta las caderas hacia él. Ambos soltamos pequeños gemidos al mismo tiempo.

Cuando mi trabajo en su cuello ya estuvo terminado subí nuevamente hasta su boca. Antes de fundirnos en un beso abrí los ojos y lo que vi me golpeó fuertemente haciendo estremecer hasta mis entrañas y dejando de lado la poca cordura que tenía. Harry estaba con la cabeza hacia atrás, la boca semi abierta, respirando con dificultad, su cabello levemente despeinado y sus ojos cerrados fuertemente. Sin pensarlo me lancé nuevamente hacia sus labios besándolo con pasión y moviéndome aún más contra su parte baja.

Nuestro frote íntimo se veía interrumpido cada vez que alguno soltaba gemidos y jadeos, de hecho era yo la que más ruidos hacia pero él no se quedaba atrás. Sus manos vagaban por debajo de mi blusa calentando la piel con su toque.

-¡Oh joder!-Dejó salir de repente.

Abrí mis ojos y él me miró fijamente. De alguna manera el que nos estuviéramos viendo a los ojos hacia que el momento fuera más íntimo. Su boca se curvó en una media sonrisa. Por alguna razón me sentí tímida así que escondí mi rostro en su cuello.

En un rápido movimiento se movió acostándome en el sofá mientras él se acomodaba mejor sobre mí. Mire hacia abajo y pude notar el enorme bulto en sus pantalones, de seguro no era para nada agradable.

Él se acomodó entre mis piernas y de inmediato devoró mis labios, su lengua recorría cada centímetro de mi boca y mi lengua con suavidad acariciaba la suya. Se separó solo un poco para poder hablar.

-No te imaginas lo mucho que me pones-Susurró contra mis labios. Su dulce aliento terminó de hipnotizarme.

Mientras seguíamos con nuestros besos calientes introduje mis manos por debajo de su camisa a cuadros y recorrí su gran espalda. Segundos después sus manos capturaron el final de mi blusa empujándola hacia arriba, se separó y me elevé un poco para dejar que ésta saliera. Él admiró un poco mi torso semi desnudo mordiendo su labio inferior provocando que mi estómago se retorciera ante su mirada. Agradecí que por lo menos me hubiera puesto algo decente, llevaba un sostén celeste con un poco de encaje.

Con manos temblorosas comencé a desabotonar su camisa siendo plenamente consciente de que él observaba detenidamente cada uno de mis movimientos. Me enfoqué sólo en mi tarea y no fue hasta que el último botón estuvo suelto que alcé la mirada, sus ojos verdes se tornaron más oscuros de lo normal y su mandíbula estaba apretada. ¡Madre mía!

-¿Quieres quedarte acá?-Murmuró con la voz ronca, mi pulso estaba totalmente fuera de control y él hacía que incluso se acelerara más con su profundo tono-¿O vamos a mi habitación?

¡Su habitación! ¡Oh Dios mío!

Mi conciencia trató de huir del baúl en donde permanecía encarcelada pero la perra en mí se lo impidió encerrándola nuevamente y sentándose sobre él mientras me guiñaba un ojo con picardía.

Harry se levantó llevándome con él y se puso de pie en un hábil movimiento, enredé mis piernas en sus caderas y sus manos estaban en mi trasero cuidándome de no caer. Lo abracé por el cuello nuevamente y entrelacé mis manos por detrás. Le sonreí y lo besé, esta vez con más calma.

Me cargó caminando por el pasillo hasta llegar a una puerta la cual trató de abrir con dificultad, me reí y solté sus labios dejándole ver mejor la manija. Encendió la luz en cuanto entramos. La habitación era grande, paredes blancas y piso de madera, una cama doble en medio con cobertor blanco y una mesita de noche a cada lado de ella. Un escritorio de madera y un armario en una esquina.

No pude apreciar mucho más ya que Harry se lanzó hacia mi boca nuevamente. Camino más hacia adelante y me tendió en la cama. Quitó sus zapatos y sus calcetines y luego procedió a quitarme mis botas para el frio. En ese momento fui consiente que sólo un sostén cubría la parte superior de mi cuerpo así que levanté mis brazos tratando de protegerme un poco. Él se acomodó sobre mí apoyándose con uno de sus brazos tratando de no descargar todo su peso en mi pequeño cuerpo, su otra mano la llevó hasta mis brazos haciendo que los quitara de mi torso.

-Eres hermosa-Susurró y dejó un beso en mis labios mientras se terminaba de quitar su camisa tirándola a algún lugar de la habitación.

Bajó su cabeza para besarme con fogosidad y me perdí en todas las sensaciones del instante. Labios, dientes, lenguas. El mordió mi labio inferior en medio del beso y luego pasó su lengua sobre éste. Su mano exploró mis costados y mi abdomen haciendo que el nudo que tenía en el vientre se ensanchara.

Detuvo su toque y bajó hasta sus pantalones. El botón fue soltado y el cierre bajado. Me estremecí por el sonido de la cremallera abriéndose haciendo que respirar se me empezara a hacer una tarea realmente difícil.

Con mis manos recorrí su pecho desnudo bajando suavemente hasta llegar a la pretina de su bóxer que sobresalía por encima del pantalón. Él se tensó por mi tacto y apretó los ojos gruñendo cerca de mi cara. 

Los abrió después de unos segundos dejándome ver todo el deseo que en ellos había. Me sentí tan pequeña bajo su firme mirada. Besó mi cuello con ferocidad mientras llevaba sus manos hasta el inicio de mis jeans, me removí agitada pero él continuó con su propósito. Desató el botón y bajó la cremallera. Se separó para bajar mis jeans tirándolos fuera de nuestro alcance, luego con rapidez bajó sus pantalones llevándolos a hacerle compañía a los míos. Se acomodó nuevamente entre mis piernas, estaba dispuesto a continuar pero por alguna razón…se detuvo.

Acunó mi rostro con su mano mientras me observaba fijamente.

La conciencia logró escaparse de su prisión ya que en ese preciso instante reflexioné sobre la situación en la que estábamos. En su habitación. Con poca ropa.

El miedo se hizo presente por primera vez en la noche y sabía que se había hecho obvio en mi expresión y en mis ojos.

-Harry yo…-Dije con dificultad pero él me interrumpió no dejándome terminar de hablar.
-Shh-Me dio un beso corto-Lo sé.

¿Lo sabía? No, él no lo sabía.

Suspiró pesadamente con perceptible molestia y se dejó caer a un lado en la cama, su pecho subía y bajaba por la agitación. Miré hacia el techo sintiéndome desolada y culpable, no sabía porque pero quería llorar. Quería hacerlo feliz pero no podía, no me sentía del todo lista para llevar las cosas más allá.

-Ven aquí-Susurró en mi oído y con su mano en mi abdomen me empujó hacia su lado.

Me acosté junto a su fuerte y tonificado cuerpo, su brazo estaba debajo de mi cabeza, me abracé a su torso y él acarició mi brazo con su mano libre.

-Lo lamento-Sentía que tenía que disculparme por haber dejado ir las cosas demasiado lejos y, a falta de mejores palabras, no haberle dado lo que él quería.
-No tienes por qué.

Me quedé callada, no confiando en mi propia voz. Necesitaba que las ganas de llorar se fueran, no me gustaba hacerlo en frente de las personas y mucho menos en frente de Harry. Me sentía como una niña estúpida y llorar solo haría que las cosas empeoraran. Respiré profundamente tratando de calmarme.

La mano del rizado se ubicó en mi mejilla haciéndome levantar la cabeza para mirarlo.

-Hey-Se acercó rozando mis labios-No pasa nada-Me dio un beso delicado y corto que trajo a mí la calma que tanto necesitaba.

Lo abracé fuertemente apoyando mi cabeza sobre su pecho.

-Mis papas están pensando en ir a Londres para año nuevo.

Fruncí el ceño sorprendida por la repentina e inesperada información que se me había otorgado. Lo volvería a ver pronto. En mi interior estaba saltando de la dicha y la felicidad.

-¡Eso es genial!-Exclamé emocionada abrazándole mas firmemente y dejando un beso en su pectoral derecho.

Hablamos de cosas triviales por un rato debajo de sus sábanas blancas. No podría explicar la alegría que recorría por mi cuerpo ni aunque quisiera, me sentía extasiada. Él era tan intimidante y malhumorado algunas veces pero cuando se lo proponía podía llegar a ser tan dulce y tierno.

Acostada en su cama me pregunté cuantas mujeres habían pasado por allí pero inmediatamente dejé volar el pensamiento, no quería que nada perturbara mi mente y la pusiera a maquinar.

Me separé colocándome de pie, necesitaba un vaso de agua. Él me miró curioso mientras yo examinaba a todos lados de la habitación en busca de mi blusa, me agaché para buscarla bajo la cama pero fue otra cosa lo que encontré.

Una especie de frutero de cristal reclamó mi atención, pero en lugar de frutas había una gran cantidad de cajas de condones de diferentes marcas. Palidecí mirando con el ceño fruncido el tazón en mis manos. Algunas cajas estaban vacías y otras abiertas. Alcé la vista para encontrarme con la mirada alegre de Harry que medio segundo después se tensó al observar mi rostro.

-¡Mierda!-Lanzó fuertemente en cuanto supo lo que había llamado mi atención, atravesó rápidamente la cama hasta llegar a mi lado quitando el tazón de mis manos.

Consternada me puse de pie sin saber qué hacer, giré y vi su camisa en el suelo así que la tomé cubriendo mi cuerpo con ella y abotonado los cuatro últimos botones. Me quedaba tan grande que alcanzaba a cubrir la mitad de mis muslos.

Me mantuve de pie unos segundos antes de soltar un suspiro y caminar por fuera de la habitación.

-__________-Me llamó a mis espaldas saltando para seguirme. Me tomó del brazo en el pasillo haciéndome encararlo.
-Tengo sed-Fue lo único que dije tratando de retomar mi camino.
-No, espera-Me detuvo nuevamente-No es lo que…
-¡¿No es lo que pienso?!-Le interrumpí con molestia-¿Hace cuánto que volviste de Estados Unidos? ¿Dos meses? ¿Y ya has necesitado de tantos condones? ¡Me das asco!

Él gruñó con su ceño en una línea recta y su expresión se tornó mortal, ojos oscuros y la ira saliendo por sus poros.

-¿Asco?-Dijo con dureza-Te puedo asegurar que no era asco lo que sentías cuando te estabas restregando conmigo hace un rato-Escupió cruelmente-Estuvimos a punto de follar ¿Y ahora dices que te doy asco? ¡Cuánta ironía hay en eso!

Un jadeo salió de mi boca por sus duras palabras, me di la vuelta caminando hasta la cocina.

-¡Maldición!-Alcancé a escuchar a mis espaldas.

Antes de llegar a mi destino mi brazo fue tomado de nuevo obligándome a ver su perfecto rostro. Sabía que en mi cara se reflejaba lo mucho que me habían dolido sus palabras. Tan crudas. Tan vanas. Hacía ver todo lo que había pasado entre nosotros como algo vacío, superficial y sucio.

-Lo siento. No quise decir eso-Se apresuró a hablar-Por favor no peleemos.

Vacilando se acerca tomando mi rostro entre sus manos, frunzó el ceño mientras lo miro.

-No son míos-Susurra a pocos centímetros de distancia-Los condones no son míos.

Me suelto de su agarre con brusquedad mirándolo con fastidio y una ceja arriba.

“Por lo menos se hubiera inventado algo más original” Pensé.

-Te lo juro. Son de Louis y Zayn -Podía notar la súplica en sus ojos-Sé que no soy un jodido santo pero debes creerme.

Junté las cejas encontrándome perturbada por la sinceridad con la que salían sus palabras y que salía de sus ojos color esmeralda.

-¿Y por qué están en tu habitación entonces?
-Por qué ellos los guardan ahí para que las chicas no los vean-Responde apresuradamente y tomando mi rostro nuevamente.
-¿Y no te importa que tus chicas los vean?-Contra ataco con molestia. Él suspira resignado.
-No he tenido sexo con nadie en meses-Declara repentinamente y mis ojos se abren con perplejidad.

“Oh él no puede esperar que yo me crea eso” Lo miro con recelo esperando que diga algo más pero se limita a observarme con detenimiento. ¿Estaba hablando enserio. Por alguna razón, le creía. Pero eso no tenía lógica alguna, sabia como era Harry y sabia de sus andanzas.

-Te lo prometo-Susurro acercándose más a mí y tomándome de la cintura.

No creí que mis cejas podrían fruncirse más pero por sorprendente que parezca, lo hicieron.

-¿Hace cuánto?-Pregunté esperando que entendiera mis simples palabras, la voz no me daba para más.

Él me miró fijamente buscando algo en mis ojos. ¿Tal vez restricción?

-Un poco más de tres meses. Sé que no es mucho tiempo pero…-Suspiró-Estoy trabajando en ello.

Mi corazón se encogió en su sitio y como por arte de magia toda la molestia que sentía se desvaneció en un dos por tres. Esta vez fui yo quien se acercó y acuné sus mejillas en mis manos acercándolo a mis labios. Dejé un suave beso en los suyos.

-¿Lo prometes?
-Lo prometo.

Sonreí sinceramente y me empiné para besarlo nuevamente, él me devolvió la sonrisa en medio del beso y yo reí con timidez.

-¿Por qué lo estás haciendo?-Pregunté cuando ya nos habíamos separado.

Lo abrazo por sus caderas y en ese momento caigo en cuenta que él está únicamente en bóxer negro mientras me abraza también.

-Por ti-Sentí mis piernas flaquear y mi corazón hincharse-En cuanto supe que posiblemente vendrían a pasar un tiempo aquí quise hacer las cosas diferentes. Quería intentarlo una vez más contigo. Y si lo iba a intentar debía dejar de ser un hijo de puta primero.

No sabía que decir, sus palabras penetraron en lo más profundo de mi ser y de mi alma. Lo abracé con más fuerza y escondí mi rostro en la firme piel de su pecho desnudo.

-Escucha-Titubeó empujando mi cabeza de modo que lo viera-Enserio quiero estar contigo y créeme que nunca antes había deseado algo como eso. Pero tú eres diferente y de verdad lamento haberte lastimado y haber sido un estúpido en el pasado-Tomó aire acercando sus labios a los míos rozándolos-Se mía-Casi me sentí desfallecer cuando su aliento golpeó tan delicadamente mi rostro-Se mi novia.

De golpe la respiración abandonó mis pulmones. Esa no era una pregunta. Era más una orden, pero saliendo de sus labios se escuchaba como la propuesta más romántica del mundo. Formé una sonrisa en mis labios y asentí levemente con la cabeza.

No había ninguna duda, por más temor que me diera yo quería estar con él.