Every Breath. |Harry Styles|

Harry parpadea un par de veces mirando la puerta por la que su amada acababa de partir. Sus ojos se cierran y se abren rápidamente intentado contener las lágrimas que amenazan con salir, el nudo en la garganta se acrecienta a medida que los segundos pasan y Alex no regresa, sus manos comienzan a sudar y su corazón poco a poco comienza a trisarse.

El dolor de verla partir comienza a recorrer centímetro a centímetro cada parte de su ser, su respiración lentamente se hace más dificultosa y sus sollozos cada vez más audibles, ¿cómo se ha podido terminar, así como así?

Sus rodillas chocan contra el piso en un golpe seco, pero no le importa, su mirada esmeralda está fija en la puerta esperando que regrese, que la chica con la que compartió innumerables memorias, momentos y recuerdos regrese.

Pasa el dorso de su mano por sus mejillas y quita con brusquedad las lágrimas, que comienzan a rodar con extrema delicadeza por sus mejillas, con impotencia, odio y desprecio a sí mismo por lo que acaba de hacer, por lo que acaba de suceder.

Su cabeza comienza a recuperar cada uno de los momentos vividos con su Alexandra, con la chica a la que conoció de una manera completamente diferente a la que le habría gustado, esa historia que tanto a Harry le avergonzaba y que a su amada le encantaba recordar cada vez que podía.

Una pequeña sonrisa se forma en sus labios cuando recuerda la estúpida broma que le jugó la muchacha a pedido de su hermano, uno de los amigos de Harry, jamás olvidaría aquella sonrisa socarrona con la cual la castaña lo observaba luego de haberlo humillado delante de todo el mundo, pero tampoco olvidaría ese brillo en sus ojos, algo tan especial que le llegó hasta el fondo de su corazón.

“¿Me prestas la sal, por favor?” recuerda haber escuchado a un ángel, seguido de un montón de risas luego de que tomó el salero y la broma más elaborada de sus amigos lo atacara. La pintura cayó directamente en sus perfectos rizos, seguido del montón de plumas sobre su cabeza. Jamás lo olvidaría y menos esa sonrisa, esos ojos y aquella hermosa mujer que tenía en frente.

Cierra los ojos y suspira, por fin se da cuenta de lo que ha perdido, por fin le toma el peso correspondiente a la situación.

Quita de su cabeza el abrupto pensamiento de “si amas algo, déjalo ir”. Harry la ama, pero jamás la dejará ir, porque ella es su cielo, es su lluvia en el desierto, es el único aliento que necesita para seguir.

Golpea la puerta, una y otra vez con la adrenalina, desesperación y esperanza de que ella esté ahí, su corazón amenaza con rasgar el pecho del muchacho y bucar por sí mismo a Alex, de luchar nuevamente por su amor y su perdón.

Harry está convencido de que está ahí y poco le importa encontrarse con su cuñado y recibir los golpes que se merece por hacer llorar a su pequeño ángel.

No se equivoca, la puerta se abre de golpe y Mathew da un paso fuera con su impotente figura y músculos amenazando al ruloso.

Sus ojos azules se posan en los de Harry y lo amenazan sutilmente, se cruza de brazos y se apoya en el marco de la puerta sin decir una sola palabra, su rostro lo dice todo. Le advierte al ojiverde que sí llegase a dar un paso más no viviría para contarlo.

Hace un movimiento de cabeza y le indica que se marche, pero él sigue ahí y no se marchará hasta hablar con ella.

— No ahora, vete – advierte una vez más.

— La necesito – susurra levantando su mirada y, observando tras de Mathew los ojos rojizos y cristalizados de Alex.

Una leve punzada ataca su corazón al verla de tal manera e intenta dar un paso al frente, pero es detenido inmediatamente por el impotente rubio que tiene en frente. Sus esmeraldas pasan de los furiosos ojos azules de Mathew a los ojos cristalizados de Alex, quien permanece estática tras de su hermano mayor.

Nuevamente levanta la cabeza manteniendo el semblante serio, da un paso hacia atrás y ve como la mirada de la muchacha lo sigue en cada paso que da, él comienza a voltearse lentamente y se percata de los sollozos que Alex comienza a soltar, suelta un suspiro con pesar y se voltea finalmente para alejarse de ella. Su mirada baja directamente hasta el piso y un atisbo de sonrisa aparece en su rostro cuando una luz parece iluminar su camino.

Harry siente los murmullos de Mathew dirigidos a su amada y las palabras de consuelo que el rubio trata de pronunciar, pero ella ya no lo escucha. Con una mano en la boca se aleja de su hermano y corre directamente a su habitación, con la esperanza de juntar todas las piezas de su corazón destrozado.

Harry corre directamente hasta la ventana de Alex, mira el árbol y recuerda las innumerables ocasiones en las que escaló aquel manzano con la esperanza de poder verla, hacerla reír y bromear junto a ella.

Comienza a escalar el árbol sin siquiera pensar en lo que está haciendo, porque su mente está con ella, está buscando y procesando las palabras correctas, las palabras que demuestren todo lo que siente por ella.
Suelta el aire retenido una vez en el balcón, observa con un nudo en la garganta como la castaña está sobre su cama moviéndose levente gracias al llanto, él pasa una mano por sus cabellos y lentamente abre la ventana para ingresar al cuarto.

Se sienta a su lado e inmediatamente ella eleva su cabeza, abre los ojos con sorpresa y de inmediato se levanta a la defensiva, sus corazones laten a un ritmo desenfrenado acompasándose uno con el otro, complementándose como solían hacerlo.

Lo observa con la mirada cristalizada mientras que el comienza a acercársele y ella no sabe como reaccionar, quiere lanzársele encima y besarlo hasta que sus labios le duelan, quiere acariciarlo y decirle cuanto lo ama, pero su corazón y orgullo están bastante lastimados como para caer otra vez.

La mano de Harry busca la temblorosa mano de Alex y, con tan solo su contacto, las corrientes eléctricas comienzan a recorrer sus cuerpos rápidamente, recordándoles a ambos, el amor y cariño que sentían por el otro.

Sus dedos se entrelazan y eso es todo lo que necesitan para sentirse mejor, el cuerpo del muchacho cubre con el suyo a la joven, sus corazones chocan contra sus pechos, demostrándose lo que sienten, la mano derecha de Harry sube y acaricia con suavidad la mejilla de ella, quitando una lágrima a su paso, abre la boca y deja que las palabras salgan de una vez por todas.

— Eres todo lo que amo y lo que alguna vez amaré. Sé que puedo cometer errores y que estuve a punto de cometer uno del cual me arrepentiría por siempre, pero fue en ese entonces en el que tu mirada y tu sonrisa aparecieron en mi cabeza impidiéndome continuar. – pasa una mano despeinado sus risos con nerviosismo por lo que acaba de confesar – Sé que no soy perfecto, pero tú lo eres todo para mí, te mantienes en mi corazón como si fueras un tatuaje, no me puedo olvidar de ti, de tus sonrisas, de tus bromas… simplemente no puedo alejarme de ti – suspira y sus ojos chocan – eres todo lo que necesito, eres mi luz, eres el único aliento que necesito.

Parpadea una y otra vez tratando de procesar las palabras, buscando entender lo que acaba de decirle, sube la mirada y se encuentra con él, su rostro habla por él y le demuestra que es sincero, sin embargo aún no puede creerle del todo.

Intenta dar un paso atrás, necesita pensar, analizar y comprender cada una de las palabras que Harry pronunció pero él se niega a soltarla, en lugar de eso comienza a acercársele lentamente, con su corazón latiendo ferviente dentro de su pecho y, cuando sus labios rozan con los de ella, todo parece desaparecer a su alrededor. Cierran los ojos y se dejan llevar ante el contacto tan anhelado por ambos.

Ella sube con lentitud sus manos por el torso del muchacho, enreda sus dedos en el cabello de Harry y lo acerca más a ella, demostrándole que jamás lo dejó de amar.