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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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† Harmenlock †
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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¿Cuánto te ha gustado Harmenlock?
Re: † Harmenlock †
Ufff, es que mi clase esta plagada de unos tipos, que mi amor... (NO LO ESTÁN, UNA CUERDA DE FEOS)
Si yo te contara...
Lo peor es si se drogan y me quieren arrastrar al mal camino.
Sera para que mi madre me mate a puño limpio.
Y en tu clase como son??
Si yo te contara...
Lo peor es si se drogan y me quieren arrastrar al mal camino.
Sera para que mi madre me mate a puño limpio.
Y en tu clase como son??
Zarek
Re: † Harmenlock †
Una clase de orcos con destino a mordor. Fascinante... Y el que te sacaba suspiros? No hombre, te matare yo a punio limpio si empiezas a esnifarte MI colacao. Mi clase? Por un lado Las Hipsters, Los Frikis, Los Populares y yo. Las Hipsters son a eces insoportables, hablando todo el rato de marcas de ropa feas de cojones, los frikis agrediendose entre ellos y tirando mis cosas a el suelo para despues reirse, los populares haciendo el gilipollasy yo planeando una manera lenta y dolorosa de matar a todos esos desgraciados que me hacen la vida imposible. Y de guapos, dos como mucho. Es que los mataba a casi todos en serio. Suerte que estamos en verano en Madrid...
Jockie.
Re: † Harmenlock †
Armando, mi amor, el hombre que me tiene de cabeza desde cuatro grado. El mas bello de todo ese colegio, lo amo.
Yo soy Freke, mi colegio se divide así: Los faranduleros, los cara de tablas, los frekes, los raros y los normales ( el 0,00000001 %)
Soy una romántica cuando se trata de Armando.
Yo soy Freke, mi colegio se divide así: Los faranduleros, los cara de tablas, los frekes, los raros y los normales ( el 0,00000001 %)
Soy una romántica cuando se trata de Armando.
Zarek
Re: † Harmenlock †
Con que se llama Armandi, eeeh Pillima! Yo soy la mezcla de Heavy y Emo. Armando armando armando Armando, por que te marchas volando, con mi corazon en tu mano? Ag y ahora saco la poesia d mierda Ajajajaj
Jockie.
Re: † Harmenlock †
[=size=18]Maratón 1/⸮? {Primera Parte Del Maratón}[/size]
[justify] Lugar: Harmenlock, Londres(Inglaterra)
Hora: 9:12
Personaje: Anastasia West
—¿La qué? —preguntó Celeste, pasando la mirada de Anne a Cindhy y vicervensando.
Aquello provocó que la turbía sonrisa felina de Anne se agrandará, mientras sus manos de dedos largos y delgados manoseaban un trozo de pétalo azul.
—No sé de qué me estas hablando —afirmó Cindhy, tomando una pose dominante.
Los ojos de Anne brillaron de diversión, sintiendo el nerviosismo y temor de la pelirroja bajo su piel.
—Supongo que me habré equivocado —se encogió de hombros y volvió la vista hacía el frente, fingiendo que desconocia completamente el sudor frío que inundaba las sienes de Cindhy o la confusión que embriagaba a Celeste.
Pensó con recelo lo que había pasado con Louis. Él lo había escuchado todo. Había estado fisgando en su cerebro cada palabra, cada pensamiento elaborado y ahora lo sabía. Él lo sabía todo. Se sintiò ligeramente lívida, mareada y celosa por todo aquello. Se conformaría con evitarlo todo el tiempo. Esquivar su mirada, sus palabras y cualquier cosa que tuviera que ver con Louis William Tomlinson Lewis. Sería lo mejor, para ella y para él. Hundió sus dedos en el cabello rizado y meditó estrategias rápidas para poder esquivarlo.
—Anastasia —le llamó la mujer.
Ella levantó la mirada de su mesa, pintada por bolígrafo rojo y manchado por el líquido del pétalo de la flor que había aplastado entre sus dedos mientras hablaba con Cindhy. La mujer la miraba tras sus gafas de montura gruesa sacada de los años 50.
—Ven.
La joven suspiró, deslizándose fuera de su silla y caminando por el estrecho pasillo de cuatro metros que creaban las mesas malgastadas y las sillas. Anne sintió la mirada esmeralda de Celeste, intentando filtrarse en su mente. La pelinegra dejó la mente en blanco, siguiendo a la profesora de metro ochenta y poco que serpenteaba entre los pasillos como una culebra en un jardín sucio.
—Bien, Anastasia —comenzó la mujer—. ¿Desde cuándo sabes que eres una Caster?
—Tres días, cuatro tal vez.
—¿Tus padres no te lo dijeron?
—Soy adoptada.
La mujer soltó un Ah de sorpresa y lo apuntó en un papel.
—¿Y cómo se llaman tus padres biológicos?
—Freduart Jonhson y Jennifer Jonhson.
—¿Y de apellido de soltera?
—Smith.
—Bien Anastasia, intentaremos investigar sobre si tus padres siguen...
—Jennifer está viva —aseguró Anastasia con un sentimiento espantoso—. Es una Croswar.
La mujer perdió color, mirando con sus ojos de rana saltones de color marrones.
—Eso... eso... Espera un momento.
Corrió fuera del alcance la vista de Anne y cerró la puerta de una sala, donde se encontraban una mujer y un hombre hablando. La placa que se encontraba en el centro y se podía leer Orientación. Anne contuvo un escalofrío en su espina dorsal y se recostó en la pared, sintiéndose totalmente nerviosa. ¿Qué le ocurriría? Según Louis, ningún Croswar y Natural podrían tener un hijo juntos y en el caso que ocurriera, el niño moriría. ¿Aquello transformaba a Anne en una Croswar automáticamente? Nunca lo había mirada desde esa pespectiva y se encontraba ahora con las manos sudorosas y los nervios en punta.
Tal vez, todo hubiera ido bien si Anne hubiera decidido quedarse en su casa de Mánchester con su familia de adopción en vez de marcharse para siempre a un bosque de Londres porque quería conocerse a si misma y estar cerca de Louis. Quizás no debería de haber ido a la fiesta de aquella noche, emborracharse y huir a el cementerio con la intención de olvidarlo todo. A lo mejor, Anne había cometido error tras error, sin plantearse en las consecuencias de sus actos. Aquello le sonó debastadoramente molesto. ¿Y si ahora Jennifer la quería llevar con ella? ¿O la mandaban a el recinto de Croswar en no sé dónde? O peor, la mataban.
Sintió un ligero mareo en la cabeza y se vió obligada a intentar tranquilizarse. Su respiración andaba veloz, moviendo su pecho de manera irregular y nerviosa qur empeoraba los pensamientos de Anastasia, si era posible. Podría salir corriendo por aquel estrecho pasillo. Ella sabía que era lo suficientemente rápida para correr y que nadie la podría alcanzar. Que tenía dinero en la mochila que se encontraba en el apartamento que compartía con Lara y que recordaba la salida de aquel hostentoso lugar. Sí, podría huir pero recordó entonces con sombría como Louis le había dicho que daba igual donde se escondiera. Ellos siempre la encontrarian y la volverian a meter en aquel lugar.
Ahora era cuando ella le necesitaba. Necesitaba su calor corporal, las sensaciones que él provocaba en su interior y su tacto. Apretó los ojos y negó con la cabeza, sintiéndose débil. Arrugó la nariz, al percibir aquel hedor. Siempre lo sentía en cada rincón donde iba. Podía sentir ese hilo fino e invisible que la arrastraba con violencia hacía él. Anastasia se despegó de la pared, descruzando sus brazos del pecho y caminando en dirección de sentía la energía de Tomlinson. Su mente le decía que tenía que alejarse y no ir. Que podría ser doloroso lo que se encontraba tras la esquina de aquel edificio. Anastasia se asomó un poco, dislumbrando entre la luz oscura que iluminaba el pasillo la figura alta de Louis y su cabello revuelto. Mordió su labio con fuerza, al ver que él se acercaba, por una vez sin ver a la rubia de Ashley corretear a su alrededor como una de esas moscas pesadas del verano. Deseó que ella estuviera, porque así librarse de toda aquella charla que tenian entre manos. Anne giró sobre si misma, de manera veloz y se fundió en las sombras, mientras zig-zagueaba hasta encontrarse en la misma posición en la que estaba antes. Cruzó sus brazos e intento disimular la rapidez en la que su pecho subia y bajaba y la manera en la que su corazón latía con más violencia. Anne sacó sus abriculares de la cazadora, con torpeza y se los colocó en los oidos.
Encendió el aparato y escuchó la primera canción que sus dedos encontraron, subiendo el volumen cada vez más y aspirando el hedor del jabón y la colonía masculina que inundaba todo.
I'm not a Angel cantaba la cantante de Harmenlock, mientras la bateria y la guitarra se hacian cada vez más presentes. La canción ya había acabado y ahora podía atender con vehemencia los pasos de Louis.
I'ts my life. Is now or never. I'm not life forever... cantaba Bon Jovi de repente, sorprendiendose con fuerza. Ella sentía la mirada de Louis y agradeció que los abriculares fueran una barrera para poder leer sus pensamientos. Sabía que una vez que la canción se acabará, la voz del chico resonaría en su cabeza de manera constante. Llenándola por dentro. Abrasándola como el fuego. Pero para cuando la canción hubiera acabado, probablemente la profesora de ojos saltones ya abría salido y la mandaría andar al interior de la sala de Orientanción con la mujer y el hombre. O por lo menos esperaba que fuera lo que pasará.
Por una vez en su vida, Anastasia West no estaba segura de que ocurriria. El futuro era una mancha borrosa para ella y eso la preocupaba. La canción estaba acabando y Anne estaba preparada para cambiar de canción antes de que el silencio la abrumará cuando el reproductor de música se deslizó de sus manos. Cayó al suelo, desplegandose la parte trasera que mantenía la bateria y dejando la pantalla rayada contra el suelo. Los abriculares, que seguían enchufados al Energy Sistem se soltaron de sus oidos y estuvieron junto al piso frío y muerto.
—Mierda —murmuró Anne, agachándose e intentando reconstruir lo que sus manos habian roto.
Solo le faltaba la batería. La jodida batería. No la encontraba. Escuchó los pasos de Louis hacia ella. Anne soltó aire.
—¿Buscas esto? —la voz de Louis sonaba extrañamente tranquila.
Anne levantó su mirada del suelo y miró con los ojos entrecerrados la bateria que sostenian sus manos con delicadeza. Ella bufó poniéndose en pie y limpiándose en polvo de sus rodillas blancas.
—Sí —contestó, con la voz fría y cortante.
Tal vez si fingía que nada habia pasado, él no lo mencionaría. Ella no quería pasar ese momento de dolor una vez más en su vida. No quería sufrir más. Agarró la batería colocándola en su sitio y cerrando en un mudo click que se había convertido en el único sonido que se escuchaba aparte de sus respiraciones.
—Anastasia.
—¿Sí?
Probó a tararear una canción en su mente, en este caso No light, no light de Florence And The Machine sin mirarlo. Tal vez de esa forma él no alcanzaría leer cada pensamiento que cruzaba su retorcida mente. No light, no light in your blue eyes.
—Yo... ¿Estas pensando en la canción de No Light, no light? —preguntó con cierta diversión.
—Sí —contestó, sin perder la concentración ni una vez.
Louis pareció divertido hasta que vió que el rostro de Anne seguía serio y sin ninguna señal de lo que pensaba.
—Quería hablar contigo —anunció.
Anne no dijo nada.
—Habla.
Su espalda se encontró con la pared. Necesitaba apoyarse en algo antes de recibir el No eres tu, soy yo. A mi gustan bajitas, con melones de talla 110, rubias y tontas. Tu eres simplemente largirucha, con una talla de pecho nada extrabagante, morena y demasiado cabezota para mi gusto. Lo que sentiamos en Liverpool era atracción. No eres mi tipo. Espero que podemos quedar como amigos. Aquel pensamiento le ensombreció.
—No te iba a decir eso —anunció Louis.
—¿Y entonces?
—Haber Anny... —ella arqueó una ceja ante el apodo que solo utilizaba Lara con ella—. Oye, no es mi novia. Ashley ni siquiera me gusta es demasiado...
—¿Chillona? ¿Aritifical? ¿Molesta? ¿Irritable? Quizás la palabra que buscas es... ¿operada?
Louis soltó una sonora carcajada.
—Iba a decir que no era mi tipo —apoyó su mano en la pared, a centímetros de la cara de Anne— pero también podría decir que es eso.
Anne puso los ojos en blanco, entrecerrando los ojos y mirando a hacía la puerta. ¿Por qué coño tardaban tanto en salir?
—Ojos Azules, no ven a salir en una media hora porque estan demasiado ocupados hablando sobre si eres una de los nuestros o unos de los otros.
—No me llames Ojos Azules, Tomlinson.
—¿No te gusta? Tus ojos son un bonito azul claro.
—Y los tuyos son grises, por eso, ¿te voy a tener que llamar Ojos De Plata?
Louis soltó una carcajada y se agachó hasta estar a unos pocos centimetros de distancia de la chica.
—Anne, ella no me gusta. Es mona, pero no es mi tipo a mi me gustan más las...
—¿Humanas?
—Ella no es una Caster. Y no, me gustan más así como tú. Con carácter y personalidad. Atractivas y misteriosas.
Anne se sonrojó levemente al escuchar los piropos que los labios de Louis le decian.
—A mi me gustas tu.
Anne estaba a punto de replicar, cuando los labios de Louis se posaron en los suyos. Eran suaves, dulces y sabian a luz solar y a menta. Las manos de Louis agarraron las caderas de Anne, acercándola a él. Anne sintió su cuerpo estremecerse y su corazón acelerarse con violencia. Ella entrelazó sus manos detrás del cuello de éste y le siguió el beso, que la estremecía cada vez más. Sus labios se movian al compás y la cabeza de Anne iba a explotar. Donde Louis la tenía sujeta, quemaba. Minutos después se separaron, con las respiraciones agitadas y las mejillas rosadas. Juntaron sus frentes y se miraron durante unos segundos.
—¿Y qué haces por aquí? —cuestionó Louis, mirando a sus alrededores.
—Yo podría preguntarte lo mismo a ti —replicó Anne, haciendo una mueca con la boca.
—He preguntado yo primero...
—Tengo problemas.[/i]
† Capítulo 45 †
[justify] Lugar: Harmenlock, Londres(Inglaterra)
Hora: 9:12
Personaje: Anastasia West
—¿La qué? —preguntó Celeste, pasando la mirada de Anne a Cindhy y vicervensando.
Aquello provocó que la turbía sonrisa felina de Anne se agrandará, mientras sus manos de dedos largos y delgados manoseaban un trozo de pétalo azul.
—No sé de qué me estas hablando —afirmó Cindhy, tomando una pose dominante.
Los ojos de Anne brillaron de diversión, sintiendo el nerviosismo y temor de la pelirroja bajo su piel.
—Supongo que me habré equivocado —se encogió de hombros y volvió la vista hacía el frente, fingiendo que desconocia completamente el sudor frío que inundaba las sienes de Cindhy o la confusión que embriagaba a Celeste.
Pensó con recelo lo que había pasado con Louis. Él lo había escuchado todo. Había estado fisgando en su cerebro cada palabra, cada pensamiento elaborado y ahora lo sabía. Él lo sabía todo. Se sintiò ligeramente lívida, mareada y celosa por todo aquello. Se conformaría con evitarlo todo el tiempo. Esquivar su mirada, sus palabras y cualquier cosa que tuviera que ver con Louis William Tomlinson Lewis. Sería lo mejor, para ella y para él. Hundió sus dedos en el cabello rizado y meditó estrategias rápidas para poder esquivarlo.
—Anastasia —le llamó la mujer.
Ella levantó la mirada de su mesa, pintada por bolígrafo rojo y manchado por el líquido del pétalo de la flor que había aplastado entre sus dedos mientras hablaba con Cindhy. La mujer la miraba tras sus gafas de montura gruesa sacada de los años 50.
—Ven.
La joven suspiró, deslizándose fuera de su silla y caminando por el estrecho pasillo de cuatro metros que creaban las mesas malgastadas y las sillas. Anne sintió la mirada esmeralda de Celeste, intentando filtrarse en su mente. La pelinegra dejó la mente en blanco, siguiendo a la profesora de metro ochenta y poco que serpenteaba entre los pasillos como una culebra en un jardín sucio.
—Bien, Anastasia —comenzó la mujer—. ¿Desde cuándo sabes que eres una Caster?
—Tres días, cuatro tal vez.
—¿Tus padres no te lo dijeron?
—Soy adoptada.
La mujer soltó un Ah de sorpresa y lo apuntó en un papel.
—¿Y cómo se llaman tus padres biológicos?
—Freduart Jonhson y Jennifer Jonhson.
—¿Y de apellido de soltera?
—Smith.
—Bien Anastasia, intentaremos investigar sobre si tus padres siguen...
—Jennifer está viva —aseguró Anastasia con un sentimiento espantoso—. Es una Croswar.
La mujer perdió color, mirando con sus ojos de rana saltones de color marrones.
—Eso... eso... Espera un momento.
Corrió fuera del alcance la vista de Anne y cerró la puerta de una sala, donde se encontraban una mujer y un hombre hablando. La placa que se encontraba en el centro y se podía leer Orientación. Anne contuvo un escalofrío en su espina dorsal y se recostó en la pared, sintiéndose totalmente nerviosa. ¿Qué le ocurriría? Según Louis, ningún Croswar y Natural podrían tener un hijo juntos y en el caso que ocurriera, el niño moriría. ¿Aquello transformaba a Anne en una Croswar automáticamente? Nunca lo había mirada desde esa pespectiva y se encontraba ahora con las manos sudorosas y los nervios en punta.
Tal vez, todo hubiera ido bien si Anne hubiera decidido quedarse en su casa de Mánchester con su familia de adopción en vez de marcharse para siempre a un bosque de Londres porque quería conocerse a si misma y estar cerca de Louis. Quizás no debería de haber ido a la fiesta de aquella noche, emborracharse y huir a el cementerio con la intención de olvidarlo todo. A lo mejor, Anne había cometido error tras error, sin plantearse en las consecuencias de sus actos. Aquello le sonó debastadoramente molesto. ¿Y si ahora Jennifer la quería llevar con ella? ¿O la mandaban a el recinto de Croswar en no sé dónde? O peor, la mataban.
Sintió un ligero mareo en la cabeza y se vió obligada a intentar tranquilizarse. Su respiración andaba veloz, moviendo su pecho de manera irregular y nerviosa qur empeoraba los pensamientos de Anastasia, si era posible. Podría salir corriendo por aquel estrecho pasillo. Ella sabía que era lo suficientemente rápida para correr y que nadie la podría alcanzar. Que tenía dinero en la mochila que se encontraba en el apartamento que compartía con Lara y que recordaba la salida de aquel hostentoso lugar. Sí, podría huir pero recordó entonces con sombría como Louis le había dicho que daba igual donde se escondiera. Ellos siempre la encontrarian y la volverian a meter en aquel lugar.
Ahora era cuando ella le necesitaba. Necesitaba su calor corporal, las sensaciones que él provocaba en su interior y su tacto. Apretó los ojos y negó con la cabeza, sintiéndose débil. Arrugó la nariz, al percibir aquel hedor. Siempre lo sentía en cada rincón donde iba. Podía sentir ese hilo fino e invisible que la arrastraba con violencia hacía él. Anastasia se despegó de la pared, descruzando sus brazos del pecho y caminando en dirección de sentía la energía de Tomlinson. Su mente le decía que tenía que alejarse y no ir. Que podría ser doloroso lo que se encontraba tras la esquina de aquel edificio. Anastasia se asomó un poco, dislumbrando entre la luz oscura que iluminaba el pasillo la figura alta de Louis y su cabello revuelto. Mordió su labio con fuerza, al ver que él se acercaba, por una vez sin ver a la rubia de Ashley corretear a su alrededor como una de esas moscas pesadas del verano. Deseó que ella estuviera, porque así librarse de toda aquella charla que tenian entre manos. Anne giró sobre si misma, de manera veloz y se fundió en las sombras, mientras zig-zagueaba hasta encontrarse en la misma posición en la que estaba antes. Cruzó sus brazos e intento disimular la rapidez en la que su pecho subia y bajaba y la manera en la que su corazón latía con más violencia. Anne sacó sus abriculares de la cazadora, con torpeza y se los colocó en los oidos.
Encendió el aparato y escuchó la primera canción que sus dedos encontraron, subiendo el volumen cada vez más y aspirando el hedor del jabón y la colonía masculina que inundaba todo.
I'm not a Angel cantaba la cantante de Harmenlock, mientras la bateria y la guitarra se hacian cada vez más presentes. La canción ya había acabado y ahora podía atender con vehemencia los pasos de Louis.
I'ts my life. Is now or never. I'm not life forever... cantaba Bon Jovi de repente, sorprendiendose con fuerza. Ella sentía la mirada de Louis y agradeció que los abriculares fueran una barrera para poder leer sus pensamientos. Sabía que una vez que la canción se acabará, la voz del chico resonaría en su cabeza de manera constante. Llenándola por dentro. Abrasándola como el fuego. Pero para cuando la canción hubiera acabado, probablemente la profesora de ojos saltones ya abría salido y la mandaría andar al interior de la sala de Orientanción con la mujer y el hombre. O por lo menos esperaba que fuera lo que pasará.
Por una vez en su vida, Anastasia West no estaba segura de que ocurriria. El futuro era una mancha borrosa para ella y eso la preocupaba. La canción estaba acabando y Anne estaba preparada para cambiar de canción antes de que el silencio la abrumará cuando el reproductor de música se deslizó de sus manos. Cayó al suelo, desplegandose la parte trasera que mantenía la bateria y dejando la pantalla rayada contra el suelo. Los abriculares, que seguían enchufados al Energy Sistem se soltaron de sus oidos y estuvieron junto al piso frío y muerto.
—Mierda —murmuró Anne, agachándose e intentando reconstruir lo que sus manos habian roto.
Solo le faltaba la batería. La jodida batería. No la encontraba. Escuchó los pasos de Louis hacia ella. Anne soltó aire.
—¿Buscas esto? —la voz de Louis sonaba extrañamente tranquila.
Anne levantó su mirada del suelo y miró con los ojos entrecerrados la bateria que sostenian sus manos con delicadeza. Ella bufó poniéndose en pie y limpiándose en polvo de sus rodillas blancas.
—Sí —contestó, con la voz fría y cortante.
Tal vez si fingía que nada habia pasado, él no lo mencionaría. Ella no quería pasar ese momento de dolor una vez más en su vida. No quería sufrir más. Agarró la batería colocándola en su sitio y cerrando en un mudo click que se había convertido en el único sonido que se escuchaba aparte de sus respiraciones.
—Anastasia.
—¿Sí?
Probó a tararear una canción en su mente, en este caso No light, no light de Florence And The Machine sin mirarlo. Tal vez de esa forma él no alcanzaría leer cada pensamiento que cruzaba su retorcida mente. No light, no light in your blue eyes.
—Yo... ¿Estas pensando en la canción de No Light, no light? —preguntó con cierta diversión.
—Sí —contestó, sin perder la concentración ni una vez.
Louis pareció divertido hasta que vió que el rostro de Anne seguía serio y sin ninguna señal de lo que pensaba.
—Quería hablar contigo —anunció.
Anne no dijo nada.
—Habla.
Su espalda se encontró con la pared. Necesitaba apoyarse en algo antes de recibir el No eres tu, soy yo. A mi gustan bajitas, con melones de talla 110, rubias y tontas. Tu eres simplemente largirucha, con una talla de pecho nada extrabagante, morena y demasiado cabezota para mi gusto. Lo que sentiamos en Liverpool era atracción. No eres mi tipo. Espero que podemos quedar como amigos. Aquel pensamiento le ensombreció.
—No te iba a decir eso —anunció Louis.
—¿Y entonces?
—Haber Anny... —ella arqueó una ceja ante el apodo que solo utilizaba Lara con ella—. Oye, no es mi novia. Ashley ni siquiera me gusta es demasiado...
—¿Chillona? ¿Aritifical? ¿Molesta? ¿Irritable? Quizás la palabra que buscas es... ¿operada?
Louis soltó una sonora carcajada.
—Iba a decir que no era mi tipo —apoyó su mano en la pared, a centímetros de la cara de Anne— pero también podría decir que es eso.
Anne puso los ojos en blanco, entrecerrando los ojos y mirando a hacía la puerta. ¿Por qué coño tardaban tanto en salir?
—Ojos Azules, no ven a salir en una media hora porque estan demasiado ocupados hablando sobre si eres una de los nuestros o unos de los otros.
—No me llames Ojos Azules, Tomlinson.
—¿No te gusta? Tus ojos son un bonito azul claro.
—Y los tuyos son grises, por eso, ¿te voy a tener que llamar Ojos De Plata?
Louis soltó una carcajada y se agachó hasta estar a unos pocos centimetros de distancia de la chica.
—Anne, ella no me gusta. Es mona, pero no es mi tipo a mi me gustan más las...
—¿Humanas?
—Ella no es una Caster. Y no, me gustan más así como tú. Con carácter y personalidad. Atractivas y misteriosas.
Anne se sonrojó levemente al escuchar los piropos que los labios de Louis le decian.
—A mi me gustas tu.
Anne estaba a punto de replicar, cuando los labios de Louis se posaron en los suyos. Eran suaves, dulces y sabian a luz solar y a menta. Las manos de Louis agarraron las caderas de Anne, acercándola a él. Anne sintió su cuerpo estremecerse y su corazón acelerarse con violencia. Ella entrelazó sus manos detrás del cuello de éste y le siguió el beso, que la estremecía cada vez más. Sus labios se movian al compás y la cabeza de Anne iba a explotar. Donde Louis la tenía sujeta, quemaba. Minutos después se separaron, con las respiraciones agitadas y las mejillas rosadas. Juntaron sus frentes y se miraron durante unos segundos.
—¿Y qué haces por aquí? —cuestionó Louis, mirando a sus alrededores.
—Yo podría preguntarte lo mismo a ti —replicó Anne, haciendo una mueca con la boca.
—He preguntado yo primero...
—Tengo problemas.[/i]
Jockie.
Re: † Harmenlock †
[=size=18]Maratón 2/⸮?
{Primera Parte Del Maratón}[/size]
{Primera Parte Del Maratón}[/size]
† Capítulo 46 †
Lugar: Harmenlock, Londres(Inglaterra)
Hora: 14:02
Personaje: Lara Bolado
Lara daba vueltas, soltando suspiros de decepción cuando la puerta de abría y no salía la persona indicada.
—¿Podrias mantenerte quieta? —pidió su primo, dándole vueltas al cigarillo que se encontraba en su mano.
—¿Podrias tu apagar el cigarrillo? —le dijo su prima, estrechando los ojos y regresando la mirada hacía la puerta.
Anne llevaba allí exactamente cinco horas metida, en la sala de Orientación. Según lo que Louis le había contado, ella estaba en problemas de los cuales no pudieron hablar ya que la puerta se había abierto y la profesora Gingerbell la había mandado dentro y a Louis a su clase de Chemicals. Y ahora, toda la pandilla se encontraba allí, sentados en la acera que se encotraba delante de la puerta de entrada del edificio. Harry estaba recostado cerca de Louis, con el teléfono en mano; Zayn estaba sentado junto a Cindhy; Niall se encontraba observando a su novia; Celeste bizqueaba a veces para entretener a Liam y Desiree, la cual había salido hace cinco minutos.
—No —contestó Louis, dándole otra calada a su cigarillo.
Lara entrecerró los ojos, fulminándolo con la mirada.
—Dejadlo —bufó Niall, atrayendo la atención de todos.
La ceniza oscura del cigarrillo de Louis cayó al suelo de piedra y esté tiró la colilla al suelo, mirando de reojo una vez más la puerta. Anne no salía.
—Podriamos ir a tocar la puerta —propuso Celeste, mirando a sus amigos.
—¿Y qué se supone que vamos a hacer? Emm... hola somos los amigos de Anastasia, ¿podriamos ver si se encuentra? —Cindhy soltó una carcajada—. No gracias, Cel.
Celeste rodó los ojos y miró a su hermana melliza, la cual le daba vueltas a su anillo plateado.
—O podriamos hacer otra cosa —propuso Suca, sonriendo.
Todos se giraron a verla, captando en especial la atención de Tomlinson.
—Habla —le ordenó el oji-verde.
Suca se aclaró la garganta, poniéndose en pie y limpiando sus rodillas del polvo que se le estaba acumulando en estas. Sus ojos miraron a sus amigos.
—Bueno... —jugueteó con la piedra de su collar—, algunos ya sabreis que he tenido una visión de Anastasia. La madre de Anastasia, Jennifer sigue vive y tiene la intención de llevarse a Anne en luna llena al cementerio de Greendwich para transformarla en uno de ellos...
—Pero —interrumpió Liam—, un Croswar y un Natural no pueden tener un hijo vivo...
Suca se sonrojó, poniéndose de un tono rosado claro.
—Anne es diferente —dijo Louis, entrecerrando los ojos—. Sigue.
La francesa asintió con la cabeza, y prosiguió su breve explicación:
—La intención de la madre de la madre de Anastasia es llevarla al lado oscuro porque creo que ella es una... Guardiana.
—¿Una Guardiana? —repitió Harry, confuso—. ¿Qué es eso?
—Si no te dedicarás a dormir en clases de Historia Caster sabrias que es una Guardiana —le replicó Zayn, señalandole con un dedo acusador.
—Tal vez —se encogió de hombros— pero tu tampoco atiendes... La mayoria de la clase te la pasas...
—De acuerdo —cortó Lara, poniéndose seria y deteniéndose de manera brusca—. Ahora mismo vosotros no sois el tema de conversación primordial así que a menos que vayais a aportar algo de ayuda, lo mejor será que mantengais esa boquita cerrada.
Zayn y Harry miraron con terror a la adolescente de ojos bipolares y asintieron.
—Una Guardiana es una especie de Ángel —explicó Suca—. Vienen a la Tierra cuando...
—Son manifestados —terminó Louis.
—Exacto y algo me dice que Jennifer la quiere utilizar para un plan mayor. No sé exactamente el qué, las visiones no me dan una extensa información de lo que rondan por la cabeza de mis personajes pero, puedo asegurar que no es nada bueno.
Todos asintieron.
—Oye chicos —dijo Celeste, poniéndose en pie—. No sé como lo veis pero... a lo mejor, tendriamos que dejar esto a El Consejo y ponernos a parte. Vale, podemos ser amigos de Anastasia o algo más —miró brevemente a Louis— pero... ¿qué se supone que van a hacer cinco Originals inexpertos, tres HalfChemicals los cuales dos no han terminado el cursillo y el último tiene estre-prostraumático y un Chemical pasota y egocéntrico? Ya os contestaré yo: No podemos hacer nada. Como mucho acabar en las garras de la madre de Anastasia y transformarnos en uno de esos zombies que me siguieron hace una semana en Paris.
—Tal vez tienes razón —admitió Niall, sombrío.
—Tengo razón. Por favor, no podemos hacer nada. Lo más sensato de nuestra parte es decirselo a El Consejo y que ellos se encarguen.
Todos miraron cabizbajos a la acera, excepto Cindhy, la cual tenía los ojos brillantes por la frustración.
—¿El Consejo? —se burló, poniéndose en pie como la primera loba alfa que era—. No me hagas reir, Serpiente. El Consejo no hará nada. ¿Sabes lo que nos dirán? Nos dirán que superemos el tema y no nos darán información. No creerán nuestras sospechas, ¿te digo por qué? Porque se lo cuentan un mujeriego que se ha acostado con medio instituto, un ladrón de pocamonta, un empollón, una chica con problemas para dormir, una niñita demasiado dulce, un cabezota egocéntrico, una chica mala que se ha metido en lios todo el curso, un chico que corre el riesgo de repetir curso y una falsa desquiziada descendiente de Hades. Lo que harán exactamente será mandarnos a otra parte haciéndonos creer que se encargan del caso mientras Jennifer, hace lo que quiera con West. No sé como lo ves tu, pero yo no pienso dejar que El Consejo se encargué de esto cuando nosotros podemos hacerlo.
Todos quedaron en silencio, ante el discurso de Cindhy prematuro. La joven pelirroja miró a sus amigos, esperando una respuesta de parte suya, a sabiendas que no todo lo que ella había dicho era del todo cierto. Claramente El Consejo se encargaría de aquello pero, no les darian información.
—Estoy con la pelirroja —dijo Louis— menos en lo que soy un egocéntrico y un cabezota.
La chica rodó los ojos.
—Yo también —dijeron el resto, excepto Celeste, quién miraba a sus amigos con los ojos esmeraldas de una soñadora.
—No pienso ir con vosotros —se cruzó de brazos, negando con la cabeza—. Ni loca.
Su melliza se acercó a ella, pasando su delgaducho brazo por sus hombros.
—Vamos Celeste, querias diversión y aventura. Esto es lo que tienes. Nosotros, estamos metidos en esto. Sabemos mucho, además, en el caso de que pidieramos ayuda al Consejo y nos creyerán —bajó la voz, hasta el punto en el que simplemente su hermana la escuchará—. ¿Nos contarian algo? Esto va a ser mejor en un montón de kilos de maria.
Celeste miró al cielo, lleno de nubes de tormenta. En el cielo se encontraba dibujado una especie de ojo amarillo, con rayos dorados sobresaliendo de alguna parte y la estancia empezaba a oler un poco azufre.
—Vamos a ver a Anastasia.
Todos asintieron, entrando en el edificio. Las luces estaban apagadas, algo extraño en aquel edificio ya que se alojaban todos los profesores y se encontraban las aulas importantes. El olor a azufre se intensificaba cada vez más, a medida que caminaban a la sala de Orientación. El aire era más espeso y pesado y se podía sentir la energía oscura en cada rincón de todo. En cada esquina del edificio. Todos corrieron hacía la puerta de Orientación. Cuando llegaron, las bombillas del techo estaban tiradas por el suelo y la puerta, cerrada por dentro. La histéria subió por los adolescentes, al inalar la esencia Croswar en todas partes.
—Apartaos —gruño Celeste, empujando a sus amigos—. Voy a hacer estallar esta mierda.
Todos se alejaron, dejando a Celeste frente a la puerta. La joven intentó reventarla cerradura pero, por más que lo intentaba, era imposible. Estaba reforzado. Ella gruñó, al sentir el dolor en sus venas debido al esfuerzo. Sintió dos manos calientes alejarla de la puerta y después vió la mata pelirroja de Cindhy frente a la puerta. Sus manos estaban envueltas en llamas doradas que tiraron sin esfuerzo la puerta de madera, dejando tan solo un rastro de ceniza negra. Lara entró la primera, con los nervios a flor de piel y la cara helada por el aire frío que se colaba por el aire acondicionado que se encontraba instalado en la pared. Todo aquello apestaba a azufre. Asqueroso azufre. Los papeles se encontraban revueltos por todas partes, junto al polvo flotante que se encontraba en el aire. Los muebles estaban tirados, rotos y algunos todavía calientes. Había un enorme charco de sangre en el suelo, donde alguien había caído.
—Joder —exclamó Zayn, llevándose la manga a la cara y mirándolo todo.
—Esta todo esto echo una mierda —comentó Niall, dándole un leve puntapié a un sillón.
Nadie habló.
—Chicos —gritó Liam—. Mirad esto.
Todos se acercaron. Observaron pintado en un líquido rojo el mensaje: Clary ya no está
—Que empiece el juego —dijo Louis, sombrio.
Hora: 14:02
Personaje: Lara Bolado
Lara daba vueltas, soltando suspiros de decepción cuando la puerta de abría y no salía la persona indicada.
—¿Podrias mantenerte quieta? —pidió su primo, dándole vueltas al cigarillo que se encontraba en su mano.
—¿Podrias tu apagar el cigarrillo? —le dijo su prima, estrechando los ojos y regresando la mirada hacía la puerta.
Anne llevaba allí exactamente cinco horas metida, en la sala de Orientación. Según lo que Louis le había contado, ella estaba en problemas de los cuales no pudieron hablar ya que la puerta se había abierto y la profesora Gingerbell la había mandado dentro y a Louis a su clase de Chemicals. Y ahora, toda la pandilla se encontraba allí, sentados en la acera que se encotraba delante de la puerta de entrada del edificio. Harry estaba recostado cerca de Louis, con el teléfono en mano; Zayn estaba sentado junto a Cindhy; Niall se encontraba observando a su novia; Celeste bizqueaba a veces para entretener a Liam y Desiree, la cual había salido hace cinco minutos.
—No —contestó Louis, dándole otra calada a su cigarillo.
Lara entrecerró los ojos, fulminándolo con la mirada.
—Dejadlo —bufó Niall, atrayendo la atención de todos.
La ceniza oscura del cigarrillo de Louis cayó al suelo de piedra y esté tiró la colilla al suelo, mirando de reojo una vez más la puerta. Anne no salía.
—Podriamos ir a tocar la puerta —propuso Celeste, mirando a sus amigos.
—¿Y qué se supone que vamos a hacer? Emm... hola somos los amigos de Anastasia, ¿podriamos ver si se encuentra? —Cindhy soltó una carcajada—. No gracias, Cel.
Celeste rodó los ojos y miró a su hermana melliza, la cual le daba vueltas a su anillo plateado.
—O podriamos hacer otra cosa —propuso Suca, sonriendo.
Todos se giraron a verla, captando en especial la atención de Tomlinson.
—Habla —le ordenó el oji-verde.
Suca se aclaró la garganta, poniéndose en pie y limpiando sus rodillas del polvo que se le estaba acumulando en estas. Sus ojos miraron a sus amigos.
—Bueno... —jugueteó con la piedra de su collar—, algunos ya sabreis que he tenido una visión de Anastasia. La madre de Anastasia, Jennifer sigue vive y tiene la intención de llevarse a Anne en luna llena al cementerio de Greendwich para transformarla en uno de ellos...
—Pero —interrumpió Liam—, un Croswar y un Natural no pueden tener un hijo vivo...
Suca se sonrojó, poniéndose de un tono rosado claro.
—Anne es diferente —dijo Louis, entrecerrando los ojos—. Sigue.
La francesa asintió con la cabeza, y prosiguió su breve explicación:
—La intención de la madre de la madre de Anastasia es llevarla al lado oscuro porque creo que ella es una... Guardiana.
—¿Una Guardiana? —repitió Harry, confuso—. ¿Qué es eso?
—Si no te dedicarás a dormir en clases de Historia Caster sabrias que es una Guardiana —le replicó Zayn, señalandole con un dedo acusador.
—Tal vez —se encogió de hombros— pero tu tampoco atiendes... La mayoria de la clase te la pasas...
—De acuerdo —cortó Lara, poniéndose seria y deteniéndose de manera brusca—. Ahora mismo vosotros no sois el tema de conversación primordial así que a menos que vayais a aportar algo de ayuda, lo mejor será que mantengais esa boquita cerrada.
Zayn y Harry miraron con terror a la adolescente de ojos bipolares y asintieron.
—Una Guardiana es una especie de Ángel —explicó Suca—. Vienen a la Tierra cuando...
—Son manifestados —terminó Louis.
—Exacto y algo me dice que Jennifer la quiere utilizar para un plan mayor. No sé exactamente el qué, las visiones no me dan una extensa información de lo que rondan por la cabeza de mis personajes pero, puedo asegurar que no es nada bueno.
Todos asintieron.
—Oye chicos —dijo Celeste, poniéndose en pie—. No sé como lo veis pero... a lo mejor, tendriamos que dejar esto a El Consejo y ponernos a parte. Vale, podemos ser amigos de Anastasia o algo más —miró brevemente a Louis— pero... ¿qué se supone que van a hacer cinco Originals inexpertos, tres HalfChemicals los cuales dos no han terminado el cursillo y el último tiene estre-prostraumático y un Chemical pasota y egocéntrico? Ya os contestaré yo: No podemos hacer nada. Como mucho acabar en las garras de la madre de Anastasia y transformarnos en uno de esos zombies que me siguieron hace una semana en Paris.
—Tal vez tienes razón —admitió Niall, sombrío.
—Tengo razón. Por favor, no podemos hacer nada. Lo más sensato de nuestra parte es decirselo a El Consejo y que ellos se encarguen.
Todos miraron cabizbajos a la acera, excepto Cindhy, la cual tenía los ojos brillantes por la frustración.
—¿El Consejo? —se burló, poniéndose en pie como la primera loba alfa que era—. No me hagas reir, Serpiente. El Consejo no hará nada. ¿Sabes lo que nos dirán? Nos dirán que superemos el tema y no nos darán información. No creerán nuestras sospechas, ¿te digo por qué? Porque se lo cuentan un mujeriego que se ha acostado con medio instituto, un ladrón de pocamonta, un empollón, una chica con problemas para dormir, una niñita demasiado dulce, un cabezota egocéntrico, una chica mala que se ha metido en lios todo el curso, un chico que corre el riesgo de repetir curso y una falsa desquiziada descendiente de Hades. Lo que harán exactamente será mandarnos a otra parte haciéndonos creer que se encargan del caso mientras Jennifer, hace lo que quiera con West. No sé como lo ves tu, pero yo no pienso dejar que El Consejo se encargué de esto cuando nosotros podemos hacerlo.
Todos quedaron en silencio, ante el discurso de Cindhy prematuro. La joven pelirroja miró a sus amigos, esperando una respuesta de parte suya, a sabiendas que no todo lo que ella había dicho era del todo cierto. Claramente El Consejo se encargaría de aquello pero, no les darian información.
—Estoy con la pelirroja —dijo Louis— menos en lo que soy un egocéntrico y un cabezota.
La chica rodó los ojos.
—Yo también —dijeron el resto, excepto Celeste, quién miraba a sus amigos con los ojos esmeraldas de una soñadora.
—No pienso ir con vosotros —se cruzó de brazos, negando con la cabeza—. Ni loca.
Su melliza se acercó a ella, pasando su delgaducho brazo por sus hombros.
—Vamos Celeste, querias diversión y aventura. Esto es lo que tienes. Nosotros, estamos metidos en esto. Sabemos mucho, además, en el caso de que pidieramos ayuda al Consejo y nos creyerán —bajó la voz, hasta el punto en el que simplemente su hermana la escuchará—. ¿Nos contarian algo? Esto va a ser mejor en un montón de kilos de maria.
Celeste miró al cielo, lleno de nubes de tormenta. En el cielo se encontraba dibujado una especie de ojo amarillo, con rayos dorados sobresaliendo de alguna parte y la estancia empezaba a oler un poco azufre.
—Vamos a ver a Anastasia.
Todos asintieron, entrando en el edificio. Las luces estaban apagadas, algo extraño en aquel edificio ya que se alojaban todos los profesores y se encontraban las aulas importantes. El olor a azufre se intensificaba cada vez más, a medida que caminaban a la sala de Orientación. El aire era más espeso y pesado y se podía sentir la energía oscura en cada rincón de todo. En cada esquina del edificio. Todos corrieron hacía la puerta de Orientación. Cuando llegaron, las bombillas del techo estaban tiradas por el suelo y la puerta, cerrada por dentro. La histéria subió por los adolescentes, al inalar la esencia Croswar en todas partes.
—Apartaos —gruño Celeste, empujando a sus amigos—. Voy a hacer estallar esta mierda.
Todos se alejaron, dejando a Celeste frente a la puerta. La joven intentó reventarla cerradura pero, por más que lo intentaba, era imposible. Estaba reforzado. Ella gruñó, al sentir el dolor en sus venas debido al esfuerzo. Sintió dos manos calientes alejarla de la puerta y después vió la mata pelirroja de Cindhy frente a la puerta. Sus manos estaban envueltas en llamas doradas que tiraron sin esfuerzo la puerta de madera, dejando tan solo un rastro de ceniza negra. Lara entró la primera, con los nervios a flor de piel y la cara helada por el aire frío que se colaba por el aire acondicionado que se encontraba instalado en la pared. Todo aquello apestaba a azufre. Asqueroso azufre. Los papeles se encontraban revueltos por todas partes, junto al polvo flotante que se encontraba en el aire. Los muebles estaban tirados, rotos y algunos todavía calientes. Había un enorme charco de sangre en el suelo, donde alguien había caído.
—Joder —exclamó Zayn, llevándose la manga a la cara y mirándolo todo.
—Esta todo esto echo una mierda —comentó Niall, dándole un leve puntapié a un sillón.
Nadie habló.
—Chicos —gritó Liam—. Mirad esto.
Todos se acercaron. Observaron pintado en un líquido rojo el mensaje: Clary ya no está
—Que empiece el juego —dijo Louis, sombrio.
Jockie.
Re: † Harmenlock †
[=size=18]Maratón 3/⸮?
{Primera Parte Del Maratón}[/size]
{Primera Parte Del Maratón}[/size]
† Capítulo 47 †
Lugar: Harmenlock, Londres(Inglaterra)
Hora: 17:35
Personaje: Celeste Benson
Todos se encontraban en el apartamento de Liam, el cual era el más grande. Sentados alrededor de la mesa de comer, con tazas humeantes de café recien hechas.
—No me lo creo —farfulló Lara, con aquel punto remoto de culpabilidad por haber dejado sola a su amiga.
—Ni yo —admitió Harry, completamente confuso.
Louis se encontraba en silencio, tomando sorbos a su café de vez en cuando y escuchando con aire ausente las declaraciones de sus amigos. Una vez que habían salido de la sala, nadie había echo ningún comentario al respecto, hasta llegar al apartamento de Liam.
—¿Y ahora por dónde buscaremos? —cuestionó Zayn, dejando en la mesa la taza vacia.
—Greendwich —contestó Desiree, meneando la cabeza y apretando los labios—. Debemos ir a Mánchester y... no sé. Esto es frustrante.
—Greendwich es una buena alternatiba —dijo Lara, seria— pero no sabemos si Jennifer ha cambiado de lugar. A veces, las visiones no se cumplen.
Desiree miró a la española, con una miranda furibunda impropia de ella y preguntó, con un tono a la defensiva que dejaba bastante claro que se había sentido ofendida:
—¿Y desde cuándo, mis predicciones han fallado?
—Nunca —murmuró Lara, sin apartar la mirada.
—Bien —entrecerró los ojos.
—Dijiste que era en luna llena —comentó Niall, intentando evitar la pelea que se veía por estallar.
—Así es.
—Entonces es sencillo —repuso Payne, sintiéndose sobre cogido por la obiedad—. Hay que averiguar cuando es luna llena, prepararnos para marcharnos a Mánchester y detenerla.
Desiree rió, con aspereza y se inclinó hacia delante.
—Lo dices tan sencillo... pero, ¿piensas que no estará reforzado todo de otros? ¡Atacaron a Anastasia en el cobertizo!
Nadie habló. Cindhy rió un poco, pareciéndole la situación realmente graciosa.
—¿Qué te parece tan gracioso? —preguntó mordaz Desiree.
—Vosotros —se puso en pie—. Como crios pequeños. Se supone que aquí el único que debería de estar deprimido seria Tomlinson —su tono era acusadoramente burlón—. Su Julieta ahora mismo ha sido raptada.
Louis levantó la mirada de la taza de café negra y le regaló una alentadora sonrisa tranquila.
—Mi Julieta —repitió, saboreando cada palabra—. Poética expresión.
Cindhy giró el rostro.
—Hagamoslo a votación —propuso Lara, poniéndose en pie—. Yo voto que sí a ir a Máncherter e... intentarlo. ¿A favor?
Lara levantó la mano, a la cual no se le tardó en unir la mano de Niall, Louis y Cindhy.
—¿Encontra?
Las manos de Desiree, Harry, Zayn y Liam se levantaron.
—Empate —declaró Desiree—. No lo hacemos.
Louis entrecerró los ojos, con la cara totalmente inexpresiva salvo sus ojos grises que brillaban con furia contenida y cólera.
—Aún tenemos a una amiguita nuestra que no ha votado —dijo Cindhy, extendiendo su brazo hacía Celeste—. Nuestra Serpiente no ha declarado su idea.
Celeste levantó la mirada de sus uñas. Ella se había sentado en el sofá, colocando sin permiso sus Converses con los cordones roidos en la mesilla. Hizo un mohín con la boca, arrugando la nariz y pareciendo desdeñosa.
—No pienso participar en este estúpido jueguecito de Seamos Héroes.
Su hermana la miraba con súplica, esperando que ella acabará estando de su parte.
—Simplemente vota —gruñó fuertemente Cindhy, acomodándose el cabello recogido.
Celeste suspiró, colocándose recta en el sofá y dejando los pies en el suelo. Miró a sus manos, sus dedos largos y sus uñas perfectamente recortadas y pintadas de un fuerte azul oscuro.
—Es decir, que aunque no quiera participar en esto... ¿me veo obligada a votar?
Todos asintieron al unisono y viendo la reacción de la chica.
—En ese caso yo estoy... —pasó la mirada de lentamente de Lara a Suca, y viceversando—. Lara. Estoy a favor de la idea de Lara.
Se escuchó un sonido de decepción de parte de su melliza Desiree, y después una saga de palabras malsonantes en francés. No le hacía gracía que su hermana hubiera optado por el grupo opuesto. Celeste barrió la sala, encontrándose con los ojos esmeraldas y brillantes de Harry. Él esperaba una respuesta de ella, todavía y simplemente, la miraba con una inmensa profundidad de amor y ternura. Eso hizo estremecerse a la joven por dentro y sentirse culpable de su comportamiento absurdo. Tan sólo la había dejado sola una vez pero... ¿quién diría que sería la última vez? Celeste dejó de sostenerle la mirada a el chico y miró al circulo de adolescentes que se encontraban ahora hablando entre ellos. La francesa captó las palabras Anastasia y Croswars.
En parte, era cierto, Celeste Benson se negaba en rotundo a formar parte de esa operación suicida pero, la razón no era porque Anastasia le cayerá mal o porque la misión tocaba lo suicida. Era un sentimiento de que, al entrar por esas verjas oscuras de Mánchester, algo ocurriria.
—Si nos damos prisa —dijo Lara, acurrucando sus brazos— podriamos ir mañana a primera hora a Mánchester. Son tan solo cinco horas de viaje, seis si pillamos atasco asi que...
—Llegariamos por la tarde —puntualizó Zayn, negando con la cabeza—. Y además, es imposible...
—Lo sé —cortó Liam, apareciendo.
En sus manos llevaba un mapa de la Academia. Lo extendió en la mesa, sujetando
—Es imposible salir de aquí —comentó Lara, visiblemente frustrada.
Sus ojos brillaban con frustraciòn y su cabello se encontraba totalmente alborotado, debido a las veces que se habia pasado la mano por el cabello.
—No exactamente —comentó Celeste, acercándose al mapa—. Hay una salida secreta.
—¿Dónde?
—Una baldosa suelta del vestuario de los chicos, que conduce a un túnel que lleva hacía el exterior —explicó la parisina, dejando de señalar.
—¿Y tú cómo conoces esa entrada? —cuestionó Zayn, levantando una ceja.
Celeste se enrojeció, junto a Harry que se encontraba al lado de ella. Ambos intercambiaron una jugaz mirada. Lara cambió la mirada de uno al otro, con los ojos abiertos y Niall no pudo evitar cara de asco y reponer, con agriedad.
—¡No por favor! Ahí nos sentamos todos —su nariz se arrugó—. No vuelvo a ducharme en los vestuarios de chicos, nunca más.
Todos soltaron una carcajada sonora.
—Entonces, si salimos por la salida de los vestuarios de los chicos... es pan comido. No podemos llevarnos equipaje asi que... sólo lo justo para el avión —dijo Liam, desviando el tema.
—Tenemos Teletransportadores —insinuó Lara, mirando a su primo atentamente.
—Y los Teletransportadores somos personas humanas con la capacidad de cansarse —replicó mordaz Harry.
Cindhy miro a todos, con los ojos plateados nublados y los labios apretados en una tensa línea blanca que se confundía con su piel.
—Tres Transportadores y seis personas. Cada uno puede llevar a dos personas —reclamó Celeste, mirándo a Zayn y luego a Cindhy—. Por no decir que yo puedo copiar poderes, asique somos cuatro Teletransportadores.
Todos intercambiaron miradas rápidas.
—Me parece bien —aceptó Louis, enarcando una ceja—. Es justo.
—Entonces... —Lara pestañeó con fuerza.
—Salimos mañana, a la hora de comer. Yo conozco el lugar —aclaró Louis, poniéndose al mando de la situación—. Por lo tanto lo único que tenemos que hacer es estar en los vestuarios a las dos de la tarde.
Todos asintieron, y luego se marcharon, difuminándose. Por un lado Lara y Niall se quedaron con Liam, ya que eran compañeros de habitación; Zayn se ofreció a llevar a Cindhy a su apartamento, junto con Celeste y Harry; Desiree se marchó a su cuarto, diciendo que se encontraba francamente mal y Louis se había teletransportado a alguna parte.
Celeste arrugó los labios, y se encaminó con los tres adolescentes.
Hora: 17:35
Personaje: Celeste Benson
Todos se encontraban en el apartamento de Liam, el cual era el más grande. Sentados alrededor de la mesa de comer, con tazas humeantes de café recien hechas.
—No me lo creo —farfulló Lara, con aquel punto remoto de culpabilidad por haber dejado sola a su amiga.
—Ni yo —admitió Harry, completamente confuso.
Louis se encontraba en silencio, tomando sorbos a su café de vez en cuando y escuchando con aire ausente las declaraciones de sus amigos. Una vez que habían salido de la sala, nadie había echo ningún comentario al respecto, hasta llegar al apartamento de Liam.
—¿Y ahora por dónde buscaremos? —cuestionó Zayn, dejando en la mesa la taza vacia.
—Greendwich —contestó Desiree, meneando la cabeza y apretando los labios—. Debemos ir a Mánchester y... no sé. Esto es frustrante.
—Greendwich es una buena alternatiba —dijo Lara, seria— pero no sabemos si Jennifer ha cambiado de lugar. A veces, las visiones no se cumplen.
Desiree miró a la española, con una miranda furibunda impropia de ella y preguntó, con un tono a la defensiva que dejaba bastante claro que se había sentido ofendida:
—¿Y desde cuándo, mis predicciones han fallado?
—Nunca —murmuró Lara, sin apartar la mirada.
—Bien —entrecerró los ojos.
—Dijiste que era en luna llena —comentó Niall, intentando evitar la pelea que se veía por estallar.
—Así es.
—Entonces es sencillo —repuso Payne, sintiéndose sobre cogido por la obiedad—. Hay que averiguar cuando es luna llena, prepararnos para marcharnos a Mánchester y detenerla.
Desiree rió, con aspereza y se inclinó hacia delante.
—Lo dices tan sencillo... pero, ¿piensas que no estará reforzado todo de otros? ¡Atacaron a Anastasia en el cobertizo!
Nadie habló. Cindhy rió un poco, pareciéndole la situación realmente graciosa.
—¿Qué te parece tan gracioso? —preguntó mordaz Desiree.
—Vosotros —se puso en pie—. Como crios pequeños. Se supone que aquí el único que debería de estar deprimido seria Tomlinson —su tono era acusadoramente burlón—. Su Julieta ahora mismo ha sido raptada.
Louis levantó la mirada de la taza de café negra y le regaló una alentadora sonrisa tranquila.
—Mi Julieta —repitió, saboreando cada palabra—. Poética expresión.
Cindhy giró el rostro.
—Hagamoslo a votación —propuso Lara, poniéndose en pie—. Yo voto que sí a ir a Máncherter e... intentarlo. ¿A favor?
Lara levantó la mano, a la cual no se le tardó en unir la mano de Niall, Louis y Cindhy.
—¿Encontra?
Las manos de Desiree, Harry, Zayn y Liam se levantaron.
—Empate —declaró Desiree—. No lo hacemos.
Louis entrecerró los ojos, con la cara totalmente inexpresiva salvo sus ojos grises que brillaban con furia contenida y cólera.
—Aún tenemos a una amiguita nuestra que no ha votado —dijo Cindhy, extendiendo su brazo hacía Celeste—. Nuestra Serpiente no ha declarado su idea.
Celeste levantó la mirada de sus uñas. Ella se había sentado en el sofá, colocando sin permiso sus Converses con los cordones roidos en la mesilla. Hizo un mohín con la boca, arrugando la nariz y pareciendo desdeñosa.
—No pienso participar en este estúpido jueguecito de Seamos Héroes.
Su hermana la miraba con súplica, esperando que ella acabará estando de su parte.
—Simplemente vota —gruñó fuertemente Cindhy, acomodándose el cabello recogido.
Celeste suspiró, colocándose recta en el sofá y dejando los pies en el suelo. Miró a sus manos, sus dedos largos y sus uñas perfectamente recortadas y pintadas de un fuerte azul oscuro.
—Es decir, que aunque no quiera participar en esto... ¿me veo obligada a votar?
Todos asintieron al unisono y viendo la reacción de la chica.
—En ese caso yo estoy... —pasó la mirada de lentamente de Lara a Suca, y viceversando—. Lara. Estoy a favor de la idea de Lara.
Se escuchó un sonido de decepción de parte de su melliza Desiree, y después una saga de palabras malsonantes en francés. No le hacía gracía que su hermana hubiera optado por el grupo opuesto. Celeste barrió la sala, encontrándose con los ojos esmeraldas y brillantes de Harry. Él esperaba una respuesta de ella, todavía y simplemente, la miraba con una inmensa profundidad de amor y ternura. Eso hizo estremecerse a la joven por dentro y sentirse culpable de su comportamiento absurdo. Tan sólo la había dejado sola una vez pero... ¿quién diría que sería la última vez? Celeste dejó de sostenerle la mirada a el chico y miró al circulo de adolescentes que se encontraban ahora hablando entre ellos. La francesa captó las palabras Anastasia y Croswars.
En parte, era cierto, Celeste Benson se negaba en rotundo a formar parte de esa operación suicida pero, la razón no era porque Anastasia le cayerá mal o porque la misión tocaba lo suicida. Era un sentimiento de que, al entrar por esas verjas oscuras de Mánchester, algo ocurriria.
—Si nos damos prisa —dijo Lara, acurrucando sus brazos— podriamos ir mañana a primera hora a Mánchester. Son tan solo cinco horas de viaje, seis si pillamos atasco asi que...
—Llegariamos por la tarde —puntualizó Zayn, negando con la cabeza—. Y además, es imposible...
—Lo sé —cortó Liam, apareciendo.
En sus manos llevaba un mapa de la Academia. Lo extendió en la mesa, sujetando
—Es imposible salir de aquí —comentó Lara, visiblemente frustrada.
Sus ojos brillaban con frustraciòn y su cabello se encontraba totalmente alborotado, debido a las veces que se habia pasado la mano por el cabello.
—No exactamente —comentó Celeste, acercándose al mapa—. Hay una salida secreta.
—¿Dónde?
—Una baldosa suelta del vestuario de los chicos, que conduce a un túnel que lleva hacía el exterior —explicó la parisina, dejando de señalar.
—¿Y tú cómo conoces esa entrada? —cuestionó Zayn, levantando una ceja.
Celeste se enrojeció, junto a Harry que se encontraba al lado de ella. Ambos intercambiaron una jugaz mirada. Lara cambió la mirada de uno al otro, con los ojos abiertos y Niall no pudo evitar cara de asco y reponer, con agriedad.
—¡No por favor! Ahí nos sentamos todos —su nariz se arrugó—. No vuelvo a ducharme en los vestuarios de chicos, nunca más.
Todos soltaron una carcajada sonora.
—Entonces, si salimos por la salida de los vestuarios de los chicos... es pan comido. No podemos llevarnos equipaje asi que... sólo lo justo para el avión —dijo Liam, desviando el tema.
—Tenemos Teletransportadores —insinuó Lara, mirando a su primo atentamente.
—Y los Teletransportadores somos personas humanas con la capacidad de cansarse —replicó mordaz Harry.
Cindhy miro a todos, con los ojos plateados nublados y los labios apretados en una tensa línea blanca que se confundía con su piel.
—Tres Transportadores y seis personas. Cada uno puede llevar a dos personas —reclamó Celeste, mirándo a Zayn y luego a Cindhy—. Por no decir que yo puedo copiar poderes, asique somos cuatro Teletransportadores.
Todos intercambiaron miradas rápidas.
—Me parece bien —aceptó Louis, enarcando una ceja—. Es justo.
—Entonces... —Lara pestañeó con fuerza.
—Salimos mañana, a la hora de comer. Yo conozco el lugar —aclaró Louis, poniéndose al mando de la situación—. Por lo tanto lo único que tenemos que hacer es estar en los vestuarios a las dos de la tarde.
Todos asintieron, y luego se marcharon, difuminándose. Por un lado Lara y Niall se quedaron con Liam, ya que eran compañeros de habitación; Zayn se ofreció a llevar a Cindhy a su apartamento, junto con Celeste y Harry; Desiree se marchó a su cuarto, diciendo que se encontraba francamente mal y Louis se había teletransportado a alguna parte.
Celeste arrugó los labios, y se encaminó con los tres adolescentes.
Jockie.
Re: † Harmenlock †
[=size=18]Maratón 4/⸮?
{Primera Parte Del Maratón}[/size]
{Primera Parte Del Maratón}[/size]
† Capítulo 48 †
Lugar: Anónimo
Hora: Anónimo
Personaje: Anastasia West/i]
La joven se encontró tumbada en la camilla, con las sábanas blancas y lisas debajo de su espalda y el cabello cayéndola en la cara, arremolonándose en la almohada. Anastasia abrió los ojos, aunque les escocian con fuerza y sentía que las venas le estallarian en cualquier momento. Las manos las tenía atadas, por las muñecas, por una soga fina y beice que la mantenian atada a los barrotes oxidados de la cama. La ventana estaba abierta, permitiendo que la brisa helada de la noche se filtrará e inundará toda la habitación. Anne vió las paredes, duras y pintadas de color rojo sangre que había ido desapareciendo con el transcurro del tiempo y la poca decoración que la rodeaba. Las cortinas blancas, ondeaban con intensidad ante la corriente, casi rozando la cama se Anastasia. La joven miró la puerta, que era de hierro oxidado, debido al tiempo. Chasqueó la lengua, intentando recordar que es lo que había pasado y cómo había acabado allí.
Recordó con torpeza, como la habían llevado a la sala, y a Louis le habian mandando irse a su clase. Éste había aceptado a regañadientes y se marchó dándole un suave beso a Anne, repitiendo las palabras [i]Me gustas tú luego, la mujer de ojos saltones la encerró en el aula. En la mesa, sentados a su alrededor, se encontraban una mujer y un hombre. La primera era alta, de cabellos negros oscuros recogidos en un alto moño, sujetando algunos mechones con pinzas y laca; una tez suave, lívida y lisa, sin ninguna imperfección salvo y unos ojos llameantes, de un intenso color azul oscuro que a Anne le resultó familiar. Al lado de ella, se encontraba un hombre, de unos treinta años, con un cabello de color rubio oscuro con unos ojos de color verdes claros.
La mujer la había saludado e invitado cortésmente a tomar asiento en uno de las sillas de cuero negras. Algo la había echo desconfiar de ese gesto pero tan pronto como había venido la punzada, había desaparecido. Anastasia no recordaba haber hablado o establecer una conversación, aunque fuera breve. No, solo la habían dado un poco de agua, para que bebiera y ella, se había visto drogada. El líquido, le produjo mareos junto a retorcijones de estómago y para cuando se había dado cuenta, unas alas blancas y llenas de plumas se habían echo presencia. Las alas crecian en sus omoplatos, y descendian plegadas hasta el suelo, donde las puntas de las alas lo rozaban. La joven se había mirado la espalda, con la cara lívida y se había puesto en pie, con las alas aleteando y volcando los muebles con violencia. La mujer, se había puesto también en pie, con los ojos tililantes.
—Clary, ven conmigo —había dicho, extendiendo su mano hacia la adolescente con alas.
Y entonces, con un lento suspiro, había recordado quien era. Sus ojos gélidos, igual que ella y las mismas comprexiones. Y su corazón, se había detenido con fuerza, produciéndole dolor en la cabeza.
—Aléjate —susurró la chica, retrocediendo con fuerza y torpeza.
Su cara había cobrado un tono de color verdoso, y sus ojos estaban llenos de terror. Miedo y desconsuelo. La mujer alargó la mano, un poco más. Anastasia reconocía las manos, esqueleticas que habían sido anorexicas. La manera en la que agarraban el cinturón y azotaba a la pobre cria de diez años.
—Aléjate puta —ordenó.
—¿Y si no qué? —preguntó burlona—. ¿Qué me harás, Angelito?
Los ojos de Anastasia se tornaron negros, como los de un tiburón y sus carnosos labios se curvaron en una peligrosa sonrisa oscura, que provocó que el hombre de al lado se pusiera un poco lívido. Lo siguiente, no consiguió recordarlo. Se removió un poco más sintiendo la piel desgarrada en las muñecas, y las costillas rotas. Anne sabía que pronto se curaría, como había echo el día que aquella flecha la hirió. Sabía que, tras la puerta de metal, dos hombres grandes y músculosos la esperaban, por si se le ocurría salir por ella. Que aquella habitación se encontraba en uno de los pisos más altos y que ella, sería incapaz de conseguir salir por la ventana. Las cuerdas la apretaban con fuerza, como si menguaran cada vez más, con velocidad. Anastasia cerró los ojos, inalando el hedor a yeso y la pintura desgastada y sintió el latido de su corazón, acelerarse al escuchar a kilómetros los pasos. Esos famosos pasos, protagonistas de sus peores pesadillas pero esta vez, más cordinados y sobrios. Anastasia sintió que su piel se ponía de gallina cuando, escuchó la voz de Jennifer al otro lado, hablando con los guardias.
Escuchó como la puerta de abría, raspando un poco el suelo y los tacones contra este. Inaló con vehemencia la colonia de Jennifer, que esta vez no era alcohol, cocaina y vomito. No, era una colonia cara.
—Hola Clary —saludó Jennifer, cerrando detrás de si y dándole una hipocrita sonrisa vacia.
Anastasia no contestó. Se mantuvo en la misma posición, dejando la mente en blanco. Su respiración era tranquila, y sospechó que pronto volvería a quedar dormida.
—Clary —la acarició el pelo, cosa que provocó que Anastasia se tensase.
Abrió los ojos, ahora de color azul oscuro y siseó, impregnando a cada letra veneno:
—No me toques.
Jennifer asintió, alejando la mano de su pelo y mirándola con cautela.
—¿Cómo te encuentras?
La adolescente apretó los labios, fulminando a la mujer con la mirada y contestó:
—No te interesa.
La mujer suspiró, pasando sus dedos por su cabello negro y rizado y mirándola con un brillo de derrota.
Puro teatro pensó Anne.
—Podrias ponerme las cosas fáciles, Anne —dijo la mujer, pasando la mirada por el cuerpo de su hija.
La cazadora hacia sido desgarrada, junto a la camiseta a causa de las alas y una herida le cruzaba la mejilla, junto a la sangre seca que se encontraba en el cuello de su camiseta. Su piel se veía más pálida que de costumbre, a pesar de que la última vez que la había visto había sido una década atrás. Cada vez, se parecía más a ella. Los rasgos americanos le hacian presencia, junto a los canadienses.
—Claro, ¿no? —rodó los ojos.
Y también había heredado el fuerte temperamento de su padre.
—Clarissa...
—Soy Anastasia —la corrigió, sintiendo el calor de su mejillas producido por la rabia.
—Yo te puse tu nombre —la miró con delicadeza— y toda tu vida te he llamado Clary.
—¿Llamas vida a diez años? ¿O también tengo que olvidar las partes en las que me azotabas con tu con el cinturón? Porque me llamabas Anne, zorra —escupió la adolescente, sintiendo cólera.
Las venas empezaban a marcarse en sus manos, con fuerza y en relieve y sus ojos se veian manchados de motas negras. Jennifer debía de calmar a su hija, antes de que sus poderes se desencadenaran y destruyeran aquella pequeña guarida abandonada.
—Anastasia...
—Cállate —dijo, con los ojos tornados en negro.
Anne pensaba en Louis, en haberle dejado allí en Harmenlock cuando todo empezaba a marchar bien. Se corrigió, no le había dejado, había sido raptada por su madre pirada.
—Ese chico, Louis, Madeline me dijo que estabas con él —la miró intensamente—. ¿Te gusta?
Anne la fulminó con la mirada.
—Soy tu madre, Clary.
—No, mi madre es Megan Anais West no tú. Mi familia se encuentra en Mánchaster, con mi hermano Jonathan y mi padre Greg y tú —hizó un gesto con si cabeza para señalarla—, eres una mancha del pasado en mi bonita vida.
Jennifer se movió hacia delante, con los ojos oscuros y el semblante serio.
—Mira Anastasia, se acabaron las buenas maneras —meneó la cabeza, mirándola con decepción—. Vendrás conmigo, quieras o no o si no, te prometo que me encargaré que tu chico este enterrado bajo tierra. Muerto y quieto.
—No...
—¿Quieres ponerme a prueba, Clarissa?
Ella tragó saliva , por lo que pudo ver en la mente de su madre, iba totalmente en serio. Anastasia entrecerró los ojos.
—Ahora, te desataré y estarás preparada. Preparada con el vestido y lista para venirte conmigo.
Arrugó la nariz.
—De acuerdo.
La mujer le soltó y Anne se incorporó, frotando sus muñecas.
—Vistete. Tienes que estar lista antes de media noche.
Luego la mujer se marchó y Anne contempló el vestido negro y rojo que se encontraba en la silla.
—Que Dios me salve —susurró.
La joven se miró una vez más al espejo y su reflejo. Se veía su figura, en una silueta perfecta que la produjo un escalofrio. Se veía como una princesa medieval, con ese vestido sumamente ajustado en su cinturita estrecha y cayendo holgado por sus piernas delgadas y largas. Anne frunció al ceño, ante su reflejo y desvió la mirada, hacia la ventana. El vestido tenia abierta la tela, dejando a la vista la piel de los omoplatos, seguramente para las alas. Anastasia se asomó por la ventana mirando fijamente el descenso de siete pisos hasta el suelo. Quizás, si podía saltar y volar pero, ¿cuales eras sus probabilidades de salir con vida? Y de sobrevivir, no tenía ni la más remota idea de donde se encontraba.
—¿Intentando suicidarte? —preguntó una voz masculina a su espalda.
Anastasia se giró bruscamente, mirando con la cara perpleja al chico rubio de ojos azules oscuros que se encontraba apoyado en el marco de la pared. El chico era alto, de un metro ochenta y poco, con un cabello rubio revuelto y unos bonitos ojos azules oscuros. Sus labios estaban curvados en una sonrisa burlona, que le hizo volver los pies a la Tierra. Arqueo las cejas, estudiando su atuento. Era delgadillo, con musculatura en los brazos. Llevaba unos pantalones sueltos que se ajustaban a sus estrechas caderas y una camiseta de manga corta que dejaba a la vista su piel bronceada.
—Perdona —se disculpó, mirando a la chica de arriba a abajo.
Ella se encogió de hombros, restándole importancia.
—Da igual.
El chico sonrió y se acercó a ella.
—Soy Luke Hemmings —se presentó extendiéndole la mano.
La chica miró la mano y luego a él. Le sacaba diez centímetros.
—¿Y?
—Ah... —bajo la mano visiblemente incómodo—. Tu debes de ser...
—No te interesa —cortó, siendo desafiante.
—...El angelito —finalizó la frase, en un susurro.
Anne enarcó una la ceja, sonriendo de lado.
—¿Angelito? —repitió.
—Sí —arrugó el ceño— ¿por qué te llaman así?
Anastasia le miró con agresividad, dando a entender que no queria hablar del tema.
—Tú madre...
—Jennifer —cortó ella—. Esa cosa no es mi madre —se cruzó de brazos y bufó, cansada—. Oye mira, no se para que has venido aquí, niñito pero...
—Tengo diecisiete años —bufó— el próximo lunes serán dieciocho.
—Me da lo mismo. No quiero tu asquerosa compañía, ¿entiendes? —se encaminó hacía la puerta de metal y la abrió—. Largate ahora. No necesito un niñero menor que yo asi que dile a Jennifer que soy mayorcita.
Luke le miró con el ceño arrugado, y salió por la puerta, al ver como la americana movía el pie con impaciencia.
—Si me necesitas mi ayuda, estaré en la puerta de la derecha.
—Tranquilo, rubito, no la necesitaré —después cerró la puerta y se fijo una vez más en la ventana.
Quizás, si tenía suerte podría saltar y acabar con vida.
Hora: Anónimo
Personaje: Anastasia West/i]
La joven se encontró tumbada en la camilla, con las sábanas blancas y lisas debajo de su espalda y el cabello cayéndola en la cara, arremolonándose en la almohada. Anastasia abrió los ojos, aunque les escocian con fuerza y sentía que las venas le estallarian en cualquier momento. Las manos las tenía atadas, por las muñecas, por una soga fina y beice que la mantenian atada a los barrotes oxidados de la cama. La ventana estaba abierta, permitiendo que la brisa helada de la noche se filtrará e inundará toda la habitación. Anne vió las paredes, duras y pintadas de color rojo sangre que había ido desapareciendo con el transcurro del tiempo y la poca decoración que la rodeaba. Las cortinas blancas, ondeaban con intensidad ante la corriente, casi rozando la cama se Anastasia. La joven miró la puerta, que era de hierro oxidado, debido al tiempo. Chasqueó la lengua, intentando recordar que es lo que había pasado y cómo había acabado allí.
Recordó con torpeza, como la habían llevado a la sala, y a Louis le habian mandando irse a su clase. Éste había aceptado a regañadientes y se marchó dándole un suave beso a Anne, repitiendo las palabras [i]Me gustas tú luego, la mujer de ojos saltones la encerró en el aula. En la mesa, sentados a su alrededor, se encontraban una mujer y un hombre. La primera era alta, de cabellos negros oscuros recogidos en un alto moño, sujetando algunos mechones con pinzas y laca; una tez suave, lívida y lisa, sin ninguna imperfección salvo y unos ojos llameantes, de un intenso color azul oscuro que a Anne le resultó familiar. Al lado de ella, se encontraba un hombre, de unos treinta años, con un cabello de color rubio oscuro con unos ojos de color verdes claros.
La mujer la había saludado e invitado cortésmente a tomar asiento en uno de las sillas de cuero negras. Algo la había echo desconfiar de ese gesto pero tan pronto como había venido la punzada, había desaparecido. Anastasia no recordaba haber hablado o establecer una conversación, aunque fuera breve. No, solo la habían dado un poco de agua, para que bebiera y ella, se había visto drogada. El líquido, le produjo mareos junto a retorcijones de estómago y para cuando se había dado cuenta, unas alas blancas y llenas de plumas se habían echo presencia. Las alas crecian en sus omoplatos, y descendian plegadas hasta el suelo, donde las puntas de las alas lo rozaban. La joven se había mirado la espalda, con la cara lívida y se había puesto en pie, con las alas aleteando y volcando los muebles con violencia. La mujer, se había puesto también en pie, con los ojos tililantes.
—Clary, ven conmigo —había dicho, extendiendo su mano hacia la adolescente con alas.
Y entonces, con un lento suspiro, había recordado quien era. Sus ojos gélidos, igual que ella y las mismas comprexiones. Y su corazón, se había detenido con fuerza, produciéndole dolor en la cabeza.
—Aléjate —susurró la chica, retrocediendo con fuerza y torpeza.
Su cara había cobrado un tono de color verdoso, y sus ojos estaban llenos de terror. Miedo y desconsuelo. La mujer alargó la mano, un poco más. Anastasia reconocía las manos, esqueleticas que habían sido anorexicas. La manera en la que agarraban el cinturón y azotaba a la pobre cria de diez años.
—Aléjate puta —ordenó.
—¿Y si no qué? —preguntó burlona—. ¿Qué me harás, Angelito?
Los ojos de Anastasia se tornaron negros, como los de un tiburón y sus carnosos labios se curvaron en una peligrosa sonrisa oscura, que provocó que el hombre de al lado se pusiera un poco lívido. Lo siguiente, no consiguió recordarlo. Se removió un poco más sintiendo la piel desgarrada en las muñecas, y las costillas rotas. Anne sabía que pronto se curaría, como había echo el día que aquella flecha la hirió. Sabía que, tras la puerta de metal, dos hombres grandes y músculosos la esperaban, por si se le ocurría salir por ella. Que aquella habitación se encontraba en uno de los pisos más altos y que ella, sería incapaz de conseguir salir por la ventana. Las cuerdas la apretaban con fuerza, como si menguaran cada vez más, con velocidad. Anastasia cerró los ojos, inalando el hedor a yeso y la pintura desgastada y sintió el latido de su corazón, acelerarse al escuchar a kilómetros los pasos. Esos famosos pasos, protagonistas de sus peores pesadillas pero esta vez, más cordinados y sobrios. Anastasia sintió que su piel se ponía de gallina cuando, escuchó la voz de Jennifer al otro lado, hablando con los guardias.
Escuchó como la puerta de abría, raspando un poco el suelo y los tacones contra este. Inaló con vehemencia la colonia de Jennifer, que esta vez no era alcohol, cocaina y vomito. No, era una colonia cara.
—Hola Clary —saludó Jennifer, cerrando detrás de si y dándole una hipocrita sonrisa vacia.
Anastasia no contestó. Se mantuvo en la misma posición, dejando la mente en blanco. Su respiración era tranquila, y sospechó que pronto volvería a quedar dormida.
—Clary —la acarició el pelo, cosa que provocó que Anastasia se tensase.
Abrió los ojos, ahora de color azul oscuro y siseó, impregnando a cada letra veneno:
—No me toques.
Jennifer asintió, alejando la mano de su pelo y mirándola con cautela.
—¿Cómo te encuentras?
La adolescente apretó los labios, fulminando a la mujer con la mirada y contestó:
—No te interesa.
La mujer suspiró, pasando sus dedos por su cabello negro y rizado y mirándola con un brillo de derrota.
Puro teatro pensó Anne.
—Podrias ponerme las cosas fáciles, Anne —dijo la mujer, pasando la mirada por el cuerpo de su hija.
La cazadora hacia sido desgarrada, junto a la camiseta a causa de las alas y una herida le cruzaba la mejilla, junto a la sangre seca que se encontraba en el cuello de su camiseta. Su piel se veía más pálida que de costumbre, a pesar de que la última vez que la había visto había sido una década atrás. Cada vez, se parecía más a ella. Los rasgos americanos le hacian presencia, junto a los canadienses.
—Claro, ¿no? —rodó los ojos.
Y también había heredado el fuerte temperamento de su padre.
—Clarissa...
—Soy Anastasia —la corrigió, sintiendo el calor de su mejillas producido por la rabia.
—Yo te puse tu nombre —la miró con delicadeza— y toda tu vida te he llamado Clary.
—¿Llamas vida a diez años? ¿O también tengo que olvidar las partes en las que me azotabas con tu con el cinturón? Porque me llamabas Anne, zorra —escupió la adolescente, sintiendo cólera.
Las venas empezaban a marcarse en sus manos, con fuerza y en relieve y sus ojos se veian manchados de motas negras. Jennifer debía de calmar a su hija, antes de que sus poderes se desencadenaran y destruyeran aquella pequeña guarida abandonada.
—Anastasia...
—Cállate —dijo, con los ojos tornados en negro.
Anne pensaba en Louis, en haberle dejado allí en Harmenlock cuando todo empezaba a marchar bien. Se corrigió, no le había dejado, había sido raptada por su madre pirada.
—Ese chico, Louis, Madeline me dijo que estabas con él —la miró intensamente—. ¿Te gusta?
Anne la fulminó con la mirada.
—Soy tu madre, Clary.
—No, mi madre es Megan Anais West no tú. Mi familia se encuentra en Mánchaster, con mi hermano Jonathan y mi padre Greg y tú —hizó un gesto con si cabeza para señalarla—, eres una mancha del pasado en mi bonita vida.
Jennifer se movió hacia delante, con los ojos oscuros y el semblante serio.
—Mira Anastasia, se acabaron las buenas maneras —meneó la cabeza, mirándola con decepción—. Vendrás conmigo, quieras o no o si no, te prometo que me encargaré que tu chico este enterrado bajo tierra. Muerto y quieto.
—No...
—¿Quieres ponerme a prueba, Clarissa?
Ella tragó saliva , por lo que pudo ver en la mente de su madre, iba totalmente en serio. Anastasia entrecerró los ojos.
—Ahora, te desataré y estarás preparada. Preparada con el vestido y lista para venirte conmigo.
Arrugó la nariz.
—De acuerdo.
La mujer le soltó y Anne se incorporó, frotando sus muñecas.
—Vistete. Tienes que estar lista antes de media noche.
Luego la mujer se marchó y Anne contempló el vestido negro y rojo que se encontraba en la silla.
—Que Dios me salve —susurró.
†~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~†
La joven se miró una vez más al espejo y su reflejo. Se veía su figura, en una silueta perfecta que la produjo un escalofrio. Se veía como una princesa medieval, con ese vestido sumamente ajustado en su cinturita estrecha y cayendo holgado por sus piernas delgadas y largas. Anne frunció al ceño, ante su reflejo y desvió la mirada, hacia la ventana. El vestido tenia abierta la tela, dejando a la vista la piel de los omoplatos, seguramente para las alas. Anastasia se asomó por la ventana mirando fijamente el descenso de siete pisos hasta el suelo. Quizás, si podía saltar y volar pero, ¿cuales eras sus probabilidades de salir con vida? Y de sobrevivir, no tenía ni la más remota idea de donde se encontraba.
—¿Intentando suicidarte? —preguntó una voz masculina a su espalda.
Anastasia se giró bruscamente, mirando con la cara perpleja al chico rubio de ojos azules oscuros que se encontraba apoyado en el marco de la pared. El chico era alto, de un metro ochenta y poco, con un cabello rubio revuelto y unos bonitos ojos azules oscuros. Sus labios estaban curvados en una sonrisa burlona, que le hizo volver los pies a la Tierra. Arqueo las cejas, estudiando su atuento. Era delgadillo, con musculatura en los brazos. Llevaba unos pantalones sueltos que se ajustaban a sus estrechas caderas y una camiseta de manga corta que dejaba a la vista su piel bronceada.
—Perdona —se disculpó, mirando a la chica de arriba a abajo.
Ella se encogió de hombros, restándole importancia.
—Da igual.
El chico sonrió y se acercó a ella.
—Soy Luke Hemmings —se presentó extendiéndole la mano.
La chica miró la mano y luego a él. Le sacaba diez centímetros.
—¿Y?
—Ah... —bajo la mano visiblemente incómodo—. Tu debes de ser...
—No te interesa —cortó, siendo desafiante.
—...El angelito —finalizó la frase, en un susurro.
Anne enarcó una la ceja, sonriendo de lado.
—¿Angelito? —repitió.
—Sí —arrugó el ceño— ¿por qué te llaman así?
Anastasia le miró con agresividad, dando a entender que no queria hablar del tema.
—Tú madre...
—Jennifer —cortó ella—. Esa cosa no es mi madre —se cruzó de brazos y bufó, cansada—. Oye mira, no se para que has venido aquí, niñito pero...
—Tengo diecisiete años —bufó— el próximo lunes serán dieciocho.
—Me da lo mismo. No quiero tu asquerosa compañía, ¿entiendes? —se encaminó hacía la puerta de metal y la abrió—. Largate ahora. No necesito un niñero menor que yo asi que dile a Jennifer que soy mayorcita.
Luke le miró con el ceño arrugado, y salió por la puerta, al ver como la americana movía el pie con impaciencia.
—Si me necesitas mi ayuda, estaré en la puerta de la derecha.
—Tranquilo, rubito, no la necesitaré —después cerró la puerta y se fijo una vez más en la ventana.
Quizás, si tenía suerte podría saltar y acabar con vida.
Jockie.
Re: † Harmenlock †
¡BIENVENIDA Me alegro de que te encante mi novela. En cuanto acabe la segunda parte del maraton la sigo. Me paso ahora. Besos
Jockie.
Re: † Harmenlock †
Hola, me encanto el maratón. Me acabo de dar cuenta que utilizas muchos los nombres de Cazadores de Sombra.
Tienes que seguirla, pronto, muy pronto.
Chiama estoy nerviosa el lunes presento Química y si no la paso me queda el año.
Tienes que seguirla, pronto, muy pronto.
Chiama estoy nerviosa el lunes presento Química y si no la paso me queda el año.
Zarek
Re: † Harmenlock †
Luke Hemmings es el chico de 5 Seconds to Summer que me gusta muchote. Es OMG! La sigo pronto y es raro que escribas a esta hora. Esperaba tu comentadio a la noche. Suerte, seguro que te sale.
Jockie.
Re: † Harmenlock †
No es justo a mi me castigan sin teléfono y ordenador y tu hace decides subir maratón:( No puedo leerle ahora porque he cogido el ordenador sin permiso (reza para que no me pillen :S) Pero en mañana te juro que le leo y te dejo un megacomentario Te AmoAdoro!<3
LaraB_96
Re: † Harmenlock †
Por que te has castigado? Te pillaron infragantti con Carlos forrando libros? Es la primera parte del maraton y lo siento musho' :c La proxima vez te pedire permiso. Rezo porque no te hayan pillado!Espero tu megacomentario (que ya saes' que los amodoro) y te contestare con otro megacomentario hasta hacer SPAM. Amo el SPAM. TeAmodoro<3
Jockie.
Re: † Harmenlock †
Oooooh no! Espero que a Anne no la eche o la maten o lo que retorcida mente haya pensado para ella. Sinceramente me morí de la risa con la descripción de Ashley, y Louis y Anne son tan sumamente perfectos y cabezotas que son la pareja perfecta. Me encantan los dos. ¿Un ángel?! Creo que ya sabía que Anne iba a ser especial pero me dejastes sin palabras y oooh Jennifer es una hija de puta, (lo siento) pero necesitaba decirlo y eso que no se que esta tramando. Estoy de acuerdo con todo lo que dijo Cindhy menos en lo de una niñita demasiado dulce (eso dolio). Voy a seguir leyendo y ahora te sigo contando.
Yuuuuju! Mi idea gano! Menos mal te juro que se quedan quietos donde estan sin hacer nada para buscar a Anne y me les cargo a todos. Ahora me acaba de asaltar una duda tonta jajajaja en medio de todo este drama me da por preguntarme ¿le caigo bien a mi primo? La mayoria de las veces me trata mal jajajaja. Menos mal que tengo a Nialler que por lo menos me aguanta. Asique Cel y Harry en un tunel... Interesante.
O.o en serio puede haber ser mas despreciable en la faz de la tierra que esa repugnante señora que se cree tener derecho sobre su hija, a la cual azotaba y maltrataba de pequeña? Y como se atreve a amenazarla con la muerte de Lou, en serio a estas alturas ya estoy llorando y no entiendo muy bien el porque (estos dias estoy algo sensible perdoname). No se porque pero Luke me da mala espina, espero confundirme aunque si esta con Jennifer tiene que tener algun trastorno mental o algo. No quiero que se suicide. Ame los capítulos y lo mejor de todo es que todavía queda la segunda parte del maratón yuuuuuuju! Espero que mi comentario sea lo suficientemente largo y que lo amoadores como a mi. Te Amo Mucho!<3
P.D Por contestar en casa y no hacer ni puñetero caso a lo que me dicen. Y por supuesto que no me han pillado con Carlos forrando libros!! O.o
Yuuuuju! Mi idea gano! Menos mal te juro que se quedan quietos donde estan sin hacer nada para buscar a Anne y me les cargo a todos. Ahora me acaba de asaltar una duda tonta jajajaja en medio de todo este drama me da por preguntarme ¿le caigo bien a mi primo? La mayoria de las veces me trata mal jajajaja. Menos mal que tengo a Nialler que por lo menos me aguanta. Asique Cel y Harry en un tunel... Interesante.
O.o en serio puede haber ser mas despreciable en la faz de la tierra que esa repugnante señora que se cree tener derecho sobre su hija, a la cual azotaba y maltrataba de pequeña? Y como se atreve a amenazarla con la muerte de Lou, en serio a estas alturas ya estoy llorando y no entiendo muy bien el porque (estos dias estoy algo sensible perdoname). No se porque pero Luke me da mala espina, espero confundirme aunque si esta con Jennifer tiene que tener algun trastorno mental o algo. No quiero que se suicide. Ame los capítulos y lo mejor de todo es que todavía queda la segunda parte del maratón yuuuuuuju! Espero que mi comentario sea lo suficientemente largo y que lo amoadores como a mi. Te Amo Mucho!<3
P.D Por contestar en casa y no hacer ni puñetero caso a lo que me dicen. Y por supuesto que no me han pillado con Carlos forrando libros!! O.o
LaraB_96
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