Always love you, {Logan Henderson y tú}

Después del algo y tedioso castigo, aquella señora regordeta nos dejó salir. Aún no dejaba de pensar en cómo me disculparía con los chicos, realmente había una carga de conciencia que no me dejaba tranquila desde ese día. Yo sabía perfectamente que tenía que arreglar las cosas fuera como fuera, y a toda costa.

Alexa me había un mensaje hace un rato, explicando que no iba a asistir hoy al instituto, porque tenía mareos y sus defensas estaban prácticamente por el piso. Genial, tenía que afrontar a los chicos yo sola. La idea me ponía nerviosa y no podría soportar un rechazo por parte de ellos.

Miré el piso y me pregunte por que la vida tenía que ser tan injusta conmigo. ¿Por qué las cosas no eran fáciles, así como en las películas? Todo era tan complicado, que a veces, se me escapaba de las manos.

Logan se percató de que tenía la mirada fija en el piso y decidió romper el silencio que se inició una vez que salimos de la sala de castigos. Teníamos hora libre y estábamos caminando por los pasillos vacíos del instituto; cada quién hundido en sus pensamientos.

— ¿Pasa algo? — pregunto el pelinegro con un cierto toque de preocupación en su voz. Sonreí, después de todo si le importaba a alguien.
— No me pasa nada — murmure sin apartar la vista del suelo.
— Vamos ____, sé que te pasa algo — insistió. Suspire resignada y contemplé aquellos ojos cafés que podían volver loca a cualquiera. Me perdí en sus ojos, pero finalmente aparte la vista.
— No es nada, en serio — repetí. No iba a permitirme mostrarme débil ante él. No habíamos tocado el tema, y yo no quería ser quien lo sacara a la luz.
— Es por lo de la fiesta, ¿no es así? — pregunto una vez más, tomándome el mentón y obligando a que lo mirara.
— Sí. La verdad me siento muy mal con todo esto y quiero solucionar las cosas, pero siento que sola no podré; Alexa no vino hoy y…
— Sola no podrás, pero juntos sé que lo lograremos — me interrumpió.
— Las cosas no son tan fáciles, Log. ¿Y si ellos no quieren arreglar las cosas? No lo soportaría — cerré los ojos levemente, tratando de escapar de su mirada. Pero ahí estaba, su sonrisa en mi subconsciente. Abrí los ojos de golpe y me encontré con los de Logan, quien no apartaba la vista de mí.
— Créeme que si quieren, ellos están tan dolidos como tú, nena.
— Gracias — lo tome por la cintura, acercándolo a mí. Lo abracé agradeciéndole por todo. El me correspondió el abrazo y beso mi frente.
— No dudes en confiar en mí, ¿sí?
— Está bien — tome su mano y seguimos caminando por los amplios pasillos de Rishway.

Ya se estaba haciendo la hora del almuerzo y me estaba poniendo más nerviosa. Solo esperaba de todo corazón que todo volvería a ser como antes. Logan se encontraba a mi lado, estábamos juntos es el césped del campus y el no hacía nada más que mirarme. Me era muy difícil ignorarlo. Mordí mi labio y decidí preguntarle por qué lo hacía. ¿No se daba cuenta de que me derretía?

— Cada vez me convenzo de que soy muy afortunado al tenerte. Mírate, eres hermosa — le sonreí y recosté mi cabeza en su hombro.

El silencio nos atacó de nuevo, dejando en evidencia mi nerviosismo. Mordí mi labio inferior, en un intento de calmarme un poco.

Logan y yo no pasábamos mucho tiempo juntos, y este cambio me reconfortaba un poco. Me hacía bien sentirme amada por alguien, estar con él era simplemente perfecto para mí. No pude evitar pensar en que haría Trisha para vengarse de mí después de lo que le hice. Me dolía pensar que podría lastimarme a mí también en cualquier momento, o Logan, eso me terminaría de matar. Tome la mano de Logan con fuerza, y la acaricie con mi pulgar.

Estaba muy cerca de su pecho, y escuche como su corazón latía más rápido de lo normal. Quizás era por mí, sonreí para mis adentros. Retire mi cabeza de su hombro y mire la vista que teníamos del instituto. Cerré los ojos y aspire con fuerza el olor de su perfume, que inundaba todos mis sentidos y me hacía sentir tan débil que sentí que me caería de espaldas.

— Es hora de irnos, Muffin — dijo Logan frunciendo el ceño.
— No quiero irme todavía… — exprese algo desanimada. No quería enfrentar a los chicos todavía.
— Tenemos que irnos — repitió el pelinegro haciendo que me volteara y lo mirara. Notó que mordía mi labio inferior, expresando mi nerviosismo e hizo una mueca de ternura — Lo lograremos, ____.
— No estoy tan segura de eso — solté un suspiro — Kendall estaba realmente molesto.
— Yo estaré contigo, no tienes nada de que temer, preciosa — aseguró. Robando un pequeño beso de mis labios. Yo asentí.

Me calme solo un poco solo con saber que Logan estaría conmigo. Tomo mi mano, y yo la apreté con tal fuerza que el soltó una risa tan dulce que provoco otra sonrisa en mí. Me pidió mi mochila y la llevaba en su hombro, fue un gesto tan lindo. Sentía la necesidad de salir corriendo con tal de no llegar a la cafetería. A medida de que avanzábamos, estábamos más cerca y dejaba más notorio mi nerviosismo y mi cobardía. Las manos me picaba y mi respiración era irregular.

Llegamos a la puerta de la cafetería, respire profundo y mire a Logan quien me sonrió dándome ánimos. El ambiente estaba cargado de tensión, pues el chisme de lo que paso aquella noche se había regado por el instituto completo y todos estaban algo sorprendidos. La mayoría del tiempo no las pasábamos juntos y esta era la excepción. Todos nos miraban detenidamente, yo los ignoré.

Logan parecía inquieto por las miradas de toda la cafetería. A mí se me hacía fácil ignorarlas, ya estaba acostumbrada a esto. Sabía perfectamente que Marce también podía ignorarlas, pero solo a tal punto; por suerte tenia al rubio para que la ayudara a superar todo este embrollo, y por supuesto, a nosotros.

Log señaló la mesa que estaba a un rincón de la cafetería. Se encontraban Carlos dándole vueltas a la manzana, el castaño, avergonzado por la reacción de sus amigos, fue junto a Ale a mi casa hace unos días a hablar. Me pidió disculpas y las agradecí, por supuesto que lo disculpé. Nada de esto hubiera pasado de no ser por el alcohol que corría por mis venas en aquel entonces.

Marce tenía la mirada perdida y Kendall le susurraba cosas al oído. James jugaba con su teléfono.

— Chicos — los llamó Logan, atrayendo su atención. Kendall estaba neutro, Marce volteo y se le dibujo una pequeña pero notoria sonrisa en su rostro. James me guiñó un ojo; Carlos suspiro de alivio.
— Necesitamos hablar — esta vez fui yo la que habló.
— Creí que nunca vendrías — Logan soltó mi mano y yo recibí a Marce en mis brazos. Me apretó contra ella y yo acariciaba su espalda suavemente. Cuando se despegó de mí, pude notar como pequeñas lágrimas se deslizaban por su mejilla. Me dolía inmensamente verla así.
— No llores, linda. Juntos saldremos de esta — le prometí secando sus lágrimas con mi pulgar.
— No sabes cuanta falta me hiciste, me hace feliz ver que estas aquí, de nuevo — musitó Marce, con una sonrisa de lado.
— Ya no tienes que esperar más, estoy aquí y nunca me iré. Sonríe nena, ¿sí? — la castaña asintió y se fue a sentar de nuevo a su puesto en la mesa. Ladee la cabeza y todos miraban expectantes la escena.

Se formó un silencio incómodo y mire al piso, sin nada que decir; mi mente estaba en blanco, literalmente. A los segundos, siento como unos fuertes brazos rodean mi cintura haciendo que levante la mirada a ver quién era.

Mire su cabellera rubia y le correspondí el abrazo con suma ternura, sentí como se mojaba mi hombro. Kendall Schmidt, lloraba, sí, lloraba en mi hombro. No pude evitar sonreír al mismo tiempo de que se me escapa una lágrima que tenía guardada desde hace tiempo.

Kendall me tomo de las mejillas y me miro avergonzado. Limpio mis lágrimas con el dorso de su mano con delicadeza y me miraba a los ojos como juntando las palabras para hablarme.

— Lo siento tanto, _____. Fui un completo idiota por culparte a ti. Nunca olvides que te quiero, nena. Los últimos días han sido muy duros para mí, pero ahora que todos estamos juntos, lo superaremos, lo sé — dicho esto, me abrazo con fuerza. Cerré los ojos con fuerza y agradecí por esos momentos. Momentos en lo que te vuelves la persona más feliz del mundo.
— ¡Abrazo grupal! — escuche chillar a Carlitos emocionado. Logan, James, Carlos y Marce se nos unieron a todos entre risitas haciéndonos caer al piso. Kendall chillo de dolor y solté una risotada. Yo había caído encima de Kendall y Logan, Marce estaba a un lado con una sonrisa resplandeciente en su rostro y Carlos y James estaba tirados en el piso soltando carcajadas.
— Los quiero tanto, idiotas — les dije y les lancé un beso en el aire. Todos sonreían y por una vez en un mucho tiempo, éramos felices.

|Narrador Omnisciente|

El tiempo pasaba y el corazón de Logan, Carlos, Kendall y James no podía estar más hinchado de amor. Los chicos realmente amaban a esas chicas, y estarían dispuestos a dar su vida por ellas.

Logan pensaba que ____ era perfecta para él, tan tímida y dulce a la vez, con esa personalidad tan única y diferente que tanto le gustaba. Pasaban la mayoría del tiempo juntos y a Logan no le importaría pasar la barrera que tuviera que pasar con tal de conquistar una vez más a su amada. Su amor era tan especial, que los dos se sentían a gusto con ellos mismos. No pasaba una oportunidad en que la castaña no le demostrara su amor a Logan, aunque sea por el mas mínimo detalle. Se dieron tiempo de conocerse y ya era hora de dar el primer paso. Arriesgarían el todo por el todo.

Carlos y Alexa eran otro caso especial. Ellos podían pelearse, pero no duraba mucho, pues se amaban tanto que se perdonaban hasta los mínimos detalles. Alexa tenía que aguantar la temperamentalidad latina de Calos, a lo que llamaban ‘Latin Passion’, con tal de verlo enojado o feliz. Llevaban más de 5 meses de relación y se podría decir que se amaban cada segundo que pasaba. El moreno la hacía sonreír todo el tiempo y la rubia causaba una fuerte adicción hacia ella. Estaban pensando seriamente en adoptar más perros y gatos aparte de Sidney y Kiki, y montar su propia familia juntos.

Kendall se dio cuenta tarde de que ya estaba enamorado de Marce. Amaba sus característicos hoyuelos y a la vez su carácter tan fuerte. Para el rubio, no había chica más perfecta que esa castaña de ojos cafés. Verla tan débil le rompió el corazón en mil pedazos, pero como lo supusieron, sí, salieron de esa y se les veía muy felices juntos. Marce adoraba a Kendall en cada sentido que se pueda imaginar y agradecía a Dios por permitirle estar finalmente con la persona que ama. Ya habían dado el primer paso y estaban listos para el segundo paso, formalizar su relación.

James se la pasaba la mayoría del tiempo haciendo video conferencias con una francesita que había conocido hace poco, Belle. En muy poco tiempo, Belle había cautivado su corazón de una manera impresionante, sin quitar que ella era muy tímida y al principio le costó iniciar su relación con el castaño. Él le había prometido todo lo posible en ir a visitarla en cuanto pudiera, en Londres, solo que ahora se venía la graduación y las cosas estaban un poco estresantes.

Sus vidas no podían estar más perfectas y ya no entraba más alegría en sus corazones. Habían pasado 4 meses y algunos días, y los chicos se encontraban reunidos en Starbucks, con un viernes de chicos. Las chicas se habían encargado de hace una fiesta de pijamas y ellos simplemente aprovecharon el día.

— Muy bien, chicos, ¿Cuál es el plan? — inquirió Logan levantando una ceja y mirando a los cuatro idiotas que tenía al frente.
— ¿Qué plan? — pregunto Carlitos con toda la boca llena de una hamburguesa vegetariana. El rubio, que estaba a su lado, le dio un zape en la cabeza y el moreno hizo una mueca de dolor.
— Se supone que ya ha pasado mucho tiempo y tenemos que dar el primer paso — dijo Kendall con los labios fruncidos debido a las escazas ideas que tenia de conquistar a una chica.
— ¿Qué es lo que más les gusta a las chicas? — preguntó Carlos frunciendo el ceño. Una cosa estaba clara, Carlo no era un experto en las relaciones y su inocencia no ayudaba.
— Fácil, zapatos — respondió James encogiéndose de hombros. Kendall soltó una risita y Logan resoplo.
— ¿Le regalaremos zapatos en nuestro aniversario?
— No, Carlos. Se nos tiene que ocurrir algo más, más romántico — todos miraban con atención a Logan, quien estaba un poco inquieto y no se le ocurría nada. Hasta que recordó lo que le había dicho ____ sobre que amaba las cabañas cerca de la orilla de la playa, eso sería perfecto — ¡Ya sé! ¡Tú papa, James!
— ¿Qué tiene que ver mi papa en esto? — James levanto una ceja confundido.
— Tu papa tiene una cabaña en la playa, ¿no es cierto?
— Sí, sí la tiene, ¿Por qué?
— ¡Llevaremos a las chicas a la cabaña, le pediremos ser nuestras novias y asunto resuelto! — exclamo Logan emocionado mientras gesticulaba con las manos.

Y así fue, los chicos coincidieron y decidieron llevar a sus respectivas chicas a aquel lugar tan hermoso como era la cabaña del padre de James. Era un lugar maravilloso, contaba con 10 habitaciones amobladas, solo tendrían que hablar con Sir. Francisco para que les arreglara toda su estadía en el lugar; tenían dos piscinas, un jacuzzi por cuarto, la decoración era muy cómoda y familiar, además de que también contaba con un amplio campo para jugar futbol, u organizar un picnik. También contaba con una tirolina, un mini lago y un bosque para pasear a caballo.

El fin de semana estaba arreglado y esta era la oportunidad perfecta para declarar su amor a las chicas. Estaban tan emocionados que se pararon e hicieron junto a Kendall el baile feliz tan característico del rubio. Todos los clientes los miraban divertidos y más de una chica suspiraba de admiración, con tan solo ver a cuatro idiotas bailando exageradamente en un lugar público. Mas la razón era evidentemente notoria, estaban realmente felices y ya estaban listos para dar el siguiente paso.

Pero su felicidad no duraría tanto tiempo.