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Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
como me caen todos mal claro excepto rocco y por supuesto el perro
pero ese spider y carly me caen de la patada usf provoca es darles unos cuantos golpes :muere: , hay dios mio ese nick es tan rara pero hermoso LOL
siguela q esto esta super interesante
pobre de rocco sin duda hay q matar a spider x tratarlo asi
pero ese spider y carly me caen de la patada usf provoca es darles unos cuantos golpes :muere: , hay dios mio ese nick es tan rara pero hermoso LOL
siguela q esto esta super interesante
pobre de rocco sin duda hay q matar a spider x tratarlo asi
ElitzJb
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
Pamm Jonas escribió:Esto esta de pelos!! wowww jamá había sido secuestrada "amablemente" creo.
Rocco me cayó muy bien, siento que nos llevaremos como hermanos.
Es obvio que mi NICK siente algo por mi yupii!!
porque no cualquiera me hubiera regalado un ipod ni hubiera tratado de comprarme unos tenis nuevos. Amo a Meatball aaaww es super tiernooo!
Haber que decide hacer Nick conmigo que es un poco inquietante saber que es un tipo un tanto bueno muy peligroso y aparte siendo tan condenadamente guapo tienes más dudas que acumular y aún más si se porta tan lindo y considerado contigo!!
Lo AMOO!!
siguelaaa!!
Creo que lo del secuestro solo fue un pretexto del Nicho para tenerla con él!
:fiu: :fiu: :fiu:
Sip Rocco es PERFECTO! Igual que su Hermano! :hug: :(L):
Sip el Nicho definitivamente esta sintiendo algo!
:aah: :aah: :aah:
Meatball es genial! :P
Ya verás que pasa!
:-w-: :-w-: :-w-:
\^.^/
Ya la Sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
aranzhitha escribió:aww pero porque tratan tan mal a Kid??
no se lo merece
Nicholas es tan lindo
y le esta proponiendo que se quede???
siguela!!!! quiero mas :ñomñom:
:wut: :wut: :wut: :wut:
Ya verás pq lo tratan así, creas o no el Nicho solo lo protege!
Bueno ya verás todo lo que le propondrá a la rayiz!
:hug: :hug: :hug: :hug:
\^.^/
Ya la Sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
ElitzJb escribió:como me caen todos mal claro excepto rocco y por supuesto el perro
pero ese spider y carly me caen de la patada usf provoca es darles unos cuantos golpes :muere: , hay dios mio ese nick es tan rara pero hermoso LOL
siguela q esto esta super interesante
pobre de rocco sin duda hay q matar a spider x tratarlo asi
Bueno no voy a defender a spyder!
Pero él y Carly solo quieren lo mejor para el Nicho y la rayiz!
:imdead: :imdead: :imdead:
Pronto entenderás la historia!
:misery: :misery: :misery:
JAJAJJA tu lado agresivo esta saliendo! :O
Bueno el Nicholas en PERFECTO! :enamorado:
\^.^/
Ya la Sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
• Chicos Populares - Capitulo 6 (Parte 2) •
Crucé mis brazos e investigué los títulos de los libros en los libreros, subiendo y bajando de puntillas, mientras Nicholas esperaba.
—Hay un piano en la esquina. Puedes venir aquí y tocar cuando tú quieras.
—No voy hacer pasar a nadie por ese tipo de tortura.
—¿No tocas? —Había acusación en su tono y pude sentir como me enrojecía.
—He sido sometida a clases de piano mi vida entera —expliqué lentamente—. Mi última profesora de piano corrió llorando después de acusarme de dejarla sorda a propósito. Tuvo una crisis nerviosa.
Los ojos de Nicholas se abrieron como platos y de pronto soltó una carcajada que se le escapó. Eso fue tan inesperado que di un paso atrás. Noté algo diferente en Nicholas, algo que había estado allí desde que llegó esta mañana, algo se había intensificado desde que nos había encontrado a mí y a Rocco en su auto. Sus mejillas se sonrojaron débilmente. El cansancio y la inquietud alrededor de las arrugas de sus ojos casi habían desaparecido. Lucía definitivamente más joven. Era como una máscara que se había quitado… o puesto pero no podía estar segura… pero me gustaba más de lo debería. Nos dirigimos de nuevo a través de la habitación y bajamos las escaleras al primer piso.
—¿Qué edad tienes Nicholas? —Pregunté en voz alta a medida que entrabamos en un estudio.
—Aquí es donde los chicos pasan el tiempo cuando no están trabajando —explicó. El espacio tenía de todo para mantener entretenidos a los niños: una cocina equipada, ping-pong, mesa de billar, una televisión de pantalla grande y un muro de películas y videojuegos. También tenía puertas que se abrían hacia la piscina de afuera.
—¿Estás evadiendo mi pregunta a propósito? —Le encaré.
—¿Qué? Oh, tengo veintiséis —respondió distraído.
Mientras mis pensamientos estaban tratando de procesar como mi guía de turistas de veintiséis, se redujo a secuestrador, que podía darse el lujo de tener una mansión en la que yo visitaba, para entonces ya estábamos tomando nuestro camino hacia el otro pasillo.
—Algunos de los guardias nocturnos duermen aquí —susurró, señalando las puertas de los cuartos que estaban cerradas. Pude oír ronquidos y silbidos a través de la puerta.
Al final del pasillo había una calabaza naranja, un gimnasio totalmente equipado con ventanas que daban a la piscina. Había dos hombres en medio de la habitación y una caja grande a su lado.
—Es una caminadora de alta velocidad —anunció Nicholas orgullosamente—. Tú sabes, así tú podrás hacer las mismas cosas que normalmente haces.
Nos detuvimos para mirar a los hombres confundidos discutiendo sobre el manual de instrucciones, rodeados por piezas de algo.
—Bueno —añadió—, al final será una caminadora.
Cuando me di cuenta que este regalo era para mí mientras cumplía mi sentencia indefinida, dije gracias poniendo una sonrisa natural en mi rostro y siguiéndolo a la piscina. En este momento, tenía muchas preguntas para Nicholas y no sabía por dónde comenzar. Mis pensamientos eran confusos y solo empeoraban por las sonrisas que él me daba. No entendía nada y apenas era una lucha justa. Arremangamos nuestro pantalón y sumergimos nuestros pies en al agua fría. Nicholas miró por encima de mis rodillas con una enorme sonrisa en su cara.
—¿Qué? —Tartamudeé.
—Estoy buscando ese dedo raro del que le hablaste a mi hermano — se rió entre dientes y volvió a mirarme a la cara.
—Las noticias vuelan rápidamente por aquí —murmuré, mientras manchas rojas se mostraban en mis mejillas.
—Rocco pensó que era divertido —dijo con encogiéndose—. ¿Por qué nombraste a tu oso de peluche Booger?
—No es una buena historia —evadí.
—Pruébame —presionó.
Suspiré. —Booger fue el oso de mi hermano Bill antes de tenerlo. Bill ya lo había nombrado Booger desde antes de que me lo diera.
Sin parpadear, Nicholas pasó de mi historia aburrida a otra. —Y tu libro favorito es Rumble Fish, ¿no es un poco infantil para ti?
—No lo sé. Nunca lo he leído.
—Parecía usado —desafío.
Lo miré. —¿Te refieres a la copia que encontraste escondida bajo la almohada de mi habitación?
El asintió y sonrió descaradamente.
—He tratado de leerlo, pero nunca paso de la portada —expliqué. Cuando levanté la mirada, vi la confusión en su rostro y suspiré de nuevo—. Acababa de terminar el primer capítulo cuando mi hermano murió. Ahora me parece que no puedo continuar donde lo dejé y pasar al siguiente capítulo. —Podía sentir una pelota de golf dando vueltas en mi garganta cuando decía eso.
La desconcertada cara de Nicholas era una de las razones por las que evitaba hablar de Bill. Estaba en el mismo punto, cuando la gente dudaba, tratando de encontrar algo bueno que decir, solo para darse cuenta que no había nada que pudiera decir para hacerlo mejor.
Nicholas simplemente volvió a lo seguro, pero aburrido. —¿Alguna vez Booger se recuperó del accidente con la plancha?
Miré su sonrisa maliciosa. —Mi niñera María cosió un botón en la parte superior del ojo quemado pero era muy grande y del color equivocado. Booger nunca me miró de la misma manera.
Me di cuenta de mi error tan pronto como la palabra que salió de mi boca. Nunca usaba la palabra niñera, la gente automáticamente lo asociaba como una percepción de confianza. Pero Nicholas afortunadamente no pareció notarlo, aunque aún no podía comprender por qué quería oír acerca de un oso llamado Booger.
—¿Donde está Booger ahora? —Preguntó, divirtiéndose.
—En mi cama, en la casa de mis padres.
Frunció el ceño. —¿Por qué no lo llevaste contigo al colegio?
—No quería ser la chica rara que todavía duerme con un oso de peluche —respondí rápidamente. Entonces algo se me ocurrió—. ¿Cómo sabes que estoy en un colegio?
—Algunas de tus cajas estaban llenas con libros gruesos de escuela. Asumí que estabas en un colegio de niñas —respondió rápidamente.
—Parece que asumes mucho.
Me miró a los ojos. —¿Estoy equivocado?
—No —me enfadé.
—Explícame una cosa más —pidió, con sus implacables ojos—. ¿Por qué le contaste a Rocco todas esas cosas sobre ti?
—Estaba tratando de formar un lazo entre nosotros para que no pudiera matarme —admití avergonzada.
Se echó a reír. —¿De dónde has sacado eso?
—Televisión, creo.
Un momento de calma vino y colgamos nuestros pies hacia el agua caliente. Él olía a crema de afeitar, tomé un largo suspiro y cuidadosamente comencé a verlo boquiabierta desde mi visión.
Cuando presionó su mano contra el suelo para reacomodarse, los músculos de sus firmes brazos se movieron y me di cuenta de una marca asomándose bajo el borde de la camiseta.
Sin aviso, él giro su cabeza y me atrapó mirándolo. —¿Qué?
Las palabras se me escaparon brevemente. Como idiota, llegué junto a su pecho y toqué la piel de sus brazos. Esto parecía haberlo atrapado con la guardia baja. Él no se apartó y tampoco se movió ni un centímetro.
—¿Eso es un tatuaje? —Pregunté tímidamente.
Finalmente entendió y levantó la manga. Había una cruz tatuada en su bíceps.
—Tienes una cicatriz en medio de la cruz —comenté.
Observó mi expresión antes de explicarme. —Fue un balazo.
Traté de esconder mi sorpresa. —¿El tatuaje vino antes o después de… la bala?
—Después —respondió, sin apartar la mirada de mi rostro. Parecía que se debatía en algo, antes de tirar hacia abajo el cuello de su camiseta para ver en el centro de la parte superior de su pecho que había otra cruz con otra marca de una bala en el centro.
—Este estuvo cerca —explicó, con voz cautelosa.
Me tomé mi tiempo con esta nueva información.
—Te tatúas en los lugares donde has sido disparado —rápidamente supuse y levanté la vista para leer su rostro—. ¿Por qué?
Sus labios delgados hablaron. —Me recuerda que debo estar agradecido por seguir vivo.
—¿Necesitas que te lo recuerden?
—Algunos días son más fáciles que otros —dijo tristemente.
—¿Ocurre muy seguido… recibir disparos? —Forcé. Trataba de reunir pensamientos racionales y alejar las imágenes horripilantes que se acumulaban en mi cerebro.
—De vez en cuando —contestó con cautela—. Pero los disparos rara vez llegan a su blanco.
Mantuve su mirada. —¿Por blanco, te refieres a ti?
Forzó una sonrisa. —¿Quieres saber cuántas de estas cruces tengo?
—¿Hay más? —Mi voz temblaba.
—Tres más —Se levantó su camiseta y me mostró la cruz tatuada en su estómago—. Tengo una en mi pierna y otra en la espalda.
La puerta de la entrada a la piscina se abrió de repente y brinqué.
Carly salió llevando una pila de papeles.
Ella usaba un lindo vestido mientras su cabello negro y sedoso caía por la espalda.
Lanzó una mirada desaprobatoria en nuestra dirección mientras seguía su camino hacia el otro lado de la piscina y entró a la casa sin decir una palabra, golpeando la puerta detrás de ella. Estaba repentinamente consiente que estaba apoyada en Nicholas y cómo la novia de Nicholas me había atrapado contemplando el abdomen de su novio. Mis mejillas ardían.
—Te sonrojaste —señaló Nicholas, sonriendo.
—No creo que le agrade mucho a tu novia —advertí, mentalmente tratando de bajar el tono de color que aumentaba en mis mejillas.
Sus ojos se agrandaron. —¿Mi qué?
—Tu novia, Carly —aclaré.
—¡Oh! ¡Cierto! ¡Carly, mi… novia! —Y soltó una carcajada—. No puedo esperar para decírselo. En realidad, podría hacerla sentir mejor o al menos hacerla reír un poco.
Finalmente se calmó y sacudió su cabeza con asombro.
—Carly no es mi novia —explicó—. En realidad no deberías decirle a alguien más acerca de tu teoría, o necesitaré otra cruz para ocultar la herida de bala.
Traté de estar indiferente sobre la emocionante noticia. Mientras me sobreponía, Nicholas me dijo que Carly vivía en la casa de la piscina, como era la única chica, explicó, necesitaba privacidad.
—Bueno, ella solía ser la única chica aquí —agregó con un gruñido.
—¿Trabaja para ti? —Espeté.
—¿De dónde has sacado eso?
Le conté mi primer encuentro con Carly y su discusión con Rocco sobre trabajar para Nicholas, el jefe.
Suspiró, claramente disgustado.
—Sí, Carly trabaja para mí —respondió desanimado.
—¿Qué hace?
—Ella es un genio con los números. Mantiene el dinero entrando y saliendo.
—Entonces… ¿ella es tu contadora? —Deduje.
Me miró sonriendo. —Sí, supongo que es mi contadora.
Podía oír las vibraciones del estéreo del coche resonando a la distancia. El sonido se hacía más y más fuerte, traté de ignorarlo.
—Y Spider ¿también trabaja para ti? —Continúe.
Asintió con la cabeza y anticipando mi siguiente pregunta, agregó—: Spider se encarga de todos los asuntos de seguridad.
—Y ¿los… guardias?
—Sí, ____(tn), todos ellos trabajan para mí —respondió ligeramente impaciente—. Todos aquí trabajan para mí.
—Rocco no trabaja para ti —observé.
—No, supongo que tienes razón. Rocco es la excepción. Él es mi hermano. Él puede vivir aquí tanto como él quiera, pero no necesita trabajar para mí.
—Pero él quiere hacerlo.
La sonrisa de Nicholas desapareció.
—Rocco es joven y tiene la oportunidad de hacer lo que quiera hacer, cualquier cosa —enfatizó y me miró a los ojos—. No dejaré que cometa los mismos errores que yo cometí.
La desesperación en su rostro me recordó a la de ese día, en el cementerio cuando había girado para encontrarme como el testigo de su crimen.
—Nicholas —llamé y tomé un respiro—, no sé qué pasó en el cementerio o porque mataste a ese hombre pero estoy segura de que tenías tus razones… —Sus ojos seguían mirando a los míos. Y sentí mis nervios desaparecer—. Tienes que saber que nunca diré nada de lo que vi. No necesitas mantenerme aquí para controlarme porque no voy a hablar.
—Las cosas son más complicadas que eso, no se trata solo de mí. Hay otra gente que tiene interés en esto.
—¿Spider? —Pregunté, recordando su mirada furiosa a mi presencia.
Él sonrió. —No, no es Spider.
No debí lucir convencida porque añadió—: Sé que Spider luce un poco… intimidante, pero es un buen chico que solo trata de hacer su trabajo para mantenernos a salvo. Y créeme, a veces hago su trabajo muy difícil.
Como si sus orejas ardieran, Spider entró por la puerta principal y caminó hasta el borde del balcón, mirando hacia nosotros.
—Tenemos que irnos —se dirigió a Nicholas, lanzando una mirada dura hacia mí.
—Estaré allí —respondió Nicholas enviando a Spider lejos y de mala gana dio la vuelta y volvió dentro de la casa.
Nicholas se levantó, desenrollando su pantalón hacia abajo, metió los pies en las sandalias de nuevo y me miró.
—Sé que esto es difícil de entender, pero te prometo que esta casa es el lugar más seguro para ti en este momento.
—No sé qué significa, Nicholas.
—Lo sé —dijo en voz baja —. Tendrás que confiar en mí.
—¿Cuánto tiempo voy a estar aquí? —Finalmente hice la pregunta, una de las preguntas de las que necesitaba respuesta.
—Por un tiempo —admitió y una sonrisa maliciosa se cruzó por sus labios—. Al menos tendrás finalmente una habitación para desempacar tus cosas y no tendrás que vivir afuera con esos contenedores de goma nunca más.
Dio unos pocos pasos antes de mirar atrás. —Necesito pedirte un favor.
Levanté la mirada.
—No uses mi verdadero nombre cuando este con otra gente alrededor… quiero decir, cuando esté alguien más que Rocco, Carly y Spider.
Eso trajo una sonrisa a mis labios. —¿Cómo se supone que te llamaré entonces?
—Como quieras, solo que no sea el real.
—Claro, jefe —dije.
El rodeó los ojos. —Tampoco puedes llamarme así, es demasiado extraño… tendremos que pensar en algo mejor luego.
El jefe se alejó con Meatball pisándole los talones, siguiendo el camino empedrado que estaba alrededor de la casa. Ambos desaparecieron cuando regresaron para hacer su camino hacia la entrada de la casa.
—Hay un piano en la esquina. Puedes venir aquí y tocar cuando tú quieras.
—No voy hacer pasar a nadie por ese tipo de tortura.
—¿No tocas? —Había acusación en su tono y pude sentir como me enrojecía.
—He sido sometida a clases de piano mi vida entera —expliqué lentamente—. Mi última profesora de piano corrió llorando después de acusarme de dejarla sorda a propósito. Tuvo una crisis nerviosa.
Los ojos de Nicholas se abrieron como platos y de pronto soltó una carcajada que se le escapó. Eso fue tan inesperado que di un paso atrás. Noté algo diferente en Nicholas, algo que había estado allí desde que llegó esta mañana, algo se había intensificado desde que nos había encontrado a mí y a Rocco en su auto. Sus mejillas se sonrojaron débilmente. El cansancio y la inquietud alrededor de las arrugas de sus ojos casi habían desaparecido. Lucía definitivamente más joven. Era como una máscara que se había quitado… o puesto pero no podía estar segura… pero me gustaba más de lo debería. Nos dirigimos de nuevo a través de la habitación y bajamos las escaleras al primer piso.
—¿Qué edad tienes Nicholas? —Pregunté en voz alta a medida que entrabamos en un estudio.
—Aquí es donde los chicos pasan el tiempo cuando no están trabajando —explicó. El espacio tenía de todo para mantener entretenidos a los niños: una cocina equipada, ping-pong, mesa de billar, una televisión de pantalla grande y un muro de películas y videojuegos. También tenía puertas que se abrían hacia la piscina de afuera.
—¿Estás evadiendo mi pregunta a propósito? —Le encaré.
—¿Qué? Oh, tengo veintiséis —respondió distraído.
Mientras mis pensamientos estaban tratando de procesar como mi guía de turistas de veintiséis, se redujo a secuestrador, que podía darse el lujo de tener una mansión en la que yo visitaba, para entonces ya estábamos tomando nuestro camino hacia el otro pasillo.
—Algunos de los guardias nocturnos duermen aquí —susurró, señalando las puertas de los cuartos que estaban cerradas. Pude oír ronquidos y silbidos a través de la puerta.
Al final del pasillo había una calabaza naranja, un gimnasio totalmente equipado con ventanas que daban a la piscina. Había dos hombres en medio de la habitación y una caja grande a su lado.
—Es una caminadora de alta velocidad —anunció Nicholas orgullosamente—. Tú sabes, así tú podrás hacer las mismas cosas que normalmente haces.
Nos detuvimos para mirar a los hombres confundidos discutiendo sobre el manual de instrucciones, rodeados por piezas de algo.
—Bueno —añadió—, al final será una caminadora.
Cuando me di cuenta que este regalo era para mí mientras cumplía mi sentencia indefinida, dije gracias poniendo una sonrisa natural en mi rostro y siguiéndolo a la piscina. En este momento, tenía muchas preguntas para Nicholas y no sabía por dónde comenzar. Mis pensamientos eran confusos y solo empeoraban por las sonrisas que él me daba. No entendía nada y apenas era una lucha justa. Arremangamos nuestro pantalón y sumergimos nuestros pies en al agua fría. Nicholas miró por encima de mis rodillas con una enorme sonrisa en su cara.
—¿Qué? —Tartamudeé.
—Estoy buscando ese dedo raro del que le hablaste a mi hermano — se rió entre dientes y volvió a mirarme a la cara.
—Las noticias vuelan rápidamente por aquí —murmuré, mientras manchas rojas se mostraban en mis mejillas.
—Rocco pensó que era divertido —dijo con encogiéndose—. ¿Por qué nombraste a tu oso de peluche Booger?
—No es una buena historia —evadí.
—Pruébame —presionó.
Suspiré. —Booger fue el oso de mi hermano Bill antes de tenerlo. Bill ya lo había nombrado Booger desde antes de que me lo diera.
Sin parpadear, Nicholas pasó de mi historia aburrida a otra. —Y tu libro favorito es Rumble Fish, ¿no es un poco infantil para ti?
—No lo sé. Nunca lo he leído.
—Parecía usado —desafío.
Lo miré. —¿Te refieres a la copia que encontraste escondida bajo la almohada de mi habitación?
El asintió y sonrió descaradamente.
—He tratado de leerlo, pero nunca paso de la portada —expliqué. Cuando levanté la mirada, vi la confusión en su rostro y suspiré de nuevo—. Acababa de terminar el primer capítulo cuando mi hermano murió. Ahora me parece que no puedo continuar donde lo dejé y pasar al siguiente capítulo. —Podía sentir una pelota de golf dando vueltas en mi garganta cuando decía eso.
La desconcertada cara de Nicholas era una de las razones por las que evitaba hablar de Bill. Estaba en el mismo punto, cuando la gente dudaba, tratando de encontrar algo bueno que decir, solo para darse cuenta que no había nada que pudiera decir para hacerlo mejor.
Nicholas simplemente volvió a lo seguro, pero aburrido. —¿Alguna vez Booger se recuperó del accidente con la plancha?
Miré su sonrisa maliciosa. —Mi niñera María cosió un botón en la parte superior del ojo quemado pero era muy grande y del color equivocado. Booger nunca me miró de la misma manera.
Me di cuenta de mi error tan pronto como la palabra que salió de mi boca. Nunca usaba la palabra niñera, la gente automáticamente lo asociaba como una percepción de confianza. Pero Nicholas afortunadamente no pareció notarlo, aunque aún no podía comprender por qué quería oír acerca de un oso llamado Booger.
—¿Donde está Booger ahora? —Preguntó, divirtiéndose.
—En mi cama, en la casa de mis padres.
Frunció el ceño. —¿Por qué no lo llevaste contigo al colegio?
—No quería ser la chica rara que todavía duerme con un oso de peluche —respondí rápidamente. Entonces algo se me ocurrió—. ¿Cómo sabes que estoy en un colegio?
—Algunas de tus cajas estaban llenas con libros gruesos de escuela. Asumí que estabas en un colegio de niñas —respondió rápidamente.
—Parece que asumes mucho.
Me miró a los ojos. —¿Estoy equivocado?
—No —me enfadé.
—Explícame una cosa más —pidió, con sus implacables ojos—. ¿Por qué le contaste a Rocco todas esas cosas sobre ti?
—Estaba tratando de formar un lazo entre nosotros para que no pudiera matarme —admití avergonzada.
Se echó a reír. —¿De dónde has sacado eso?
—Televisión, creo.
Un momento de calma vino y colgamos nuestros pies hacia el agua caliente. Él olía a crema de afeitar, tomé un largo suspiro y cuidadosamente comencé a verlo boquiabierta desde mi visión.
Cuando presionó su mano contra el suelo para reacomodarse, los músculos de sus firmes brazos se movieron y me di cuenta de una marca asomándose bajo el borde de la camiseta.
Sin aviso, él giro su cabeza y me atrapó mirándolo. —¿Qué?
Las palabras se me escaparon brevemente. Como idiota, llegué junto a su pecho y toqué la piel de sus brazos. Esto parecía haberlo atrapado con la guardia baja. Él no se apartó y tampoco se movió ni un centímetro.
—¿Eso es un tatuaje? —Pregunté tímidamente.
Finalmente entendió y levantó la manga. Había una cruz tatuada en su bíceps.
—Tienes una cicatriz en medio de la cruz —comenté.
Observó mi expresión antes de explicarme. —Fue un balazo.
Traté de esconder mi sorpresa. —¿El tatuaje vino antes o después de… la bala?
—Después —respondió, sin apartar la mirada de mi rostro. Parecía que se debatía en algo, antes de tirar hacia abajo el cuello de su camiseta para ver en el centro de la parte superior de su pecho que había otra cruz con otra marca de una bala en el centro.
—Este estuvo cerca —explicó, con voz cautelosa.
Me tomé mi tiempo con esta nueva información.
—Te tatúas en los lugares donde has sido disparado —rápidamente supuse y levanté la vista para leer su rostro—. ¿Por qué?
Sus labios delgados hablaron. —Me recuerda que debo estar agradecido por seguir vivo.
—¿Necesitas que te lo recuerden?
—Algunos días son más fáciles que otros —dijo tristemente.
—¿Ocurre muy seguido… recibir disparos? —Forcé. Trataba de reunir pensamientos racionales y alejar las imágenes horripilantes que se acumulaban en mi cerebro.
—De vez en cuando —contestó con cautela—. Pero los disparos rara vez llegan a su blanco.
Mantuve su mirada. —¿Por blanco, te refieres a ti?
Forzó una sonrisa. —¿Quieres saber cuántas de estas cruces tengo?
—¿Hay más? —Mi voz temblaba.
—Tres más —Se levantó su camiseta y me mostró la cruz tatuada en su estómago—. Tengo una en mi pierna y otra en la espalda.
La puerta de la entrada a la piscina se abrió de repente y brinqué.
Carly salió llevando una pila de papeles.
Ella usaba un lindo vestido mientras su cabello negro y sedoso caía por la espalda.
Lanzó una mirada desaprobatoria en nuestra dirección mientras seguía su camino hacia el otro lado de la piscina y entró a la casa sin decir una palabra, golpeando la puerta detrás de ella. Estaba repentinamente consiente que estaba apoyada en Nicholas y cómo la novia de Nicholas me había atrapado contemplando el abdomen de su novio. Mis mejillas ardían.
—Te sonrojaste —señaló Nicholas, sonriendo.
—No creo que le agrade mucho a tu novia —advertí, mentalmente tratando de bajar el tono de color que aumentaba en mis mejillas.
Sus ojos se agrandaron. —¿Mi qué?
—Tu novia, Carly —aclaré.
—¡Oh! ¡Cierto! ¡Carly, mi… novia! —Y soltó una carcajada—. No puedo esperar para decírselo. En realidad, podría hacerla sentir mejor o al menos hacerla reír un poco.
Finalmente se calmó y sacudió su cabeza con asombro.
—Carly no es mi novia —explicó—. En realidad no deberías decirle a alguien más acerca de tu teoría, o necesitaré otra cruz para ocultar la herida de bala.
Traté de estar indiferente sobre la emocionante noticia. Mientras me sobreponía, Nicholas me dijo que Carly vivía en la casa de la piscina, como era la única chica, explicó, necesitaba privacidad.
—Bueno, ella solía ser la única chica aquí —agregó con un gruñido.
—¿Trabaja para ti? —Espeté.
—¿De dónde has sacado eso?
Le conté mi primer encuentro con Carly y su discusión con Rocco sobre trabajar para Nicholas, el jefe.
Suspiró, claramente disgustado.
—Sí, Carly trabaja para mí —respondió desanimado.
—¿Qué hace?
—Ella es un genio con los números. Mantiene el dinero entrando y saliendo.
—Entonces… ¿ella es tu contadora? —Deduje.
Me miró sonriendo. —Sí, supongo que es mi contadora.
Podía oír las vibraciones del estéreo del coche resonando a la distancia. El sonido se hacía más y más fuerte, traté de ignorarlo.
—Y Spider ¿también trabaja para ti? —Continúe.
Asintió con la cabeza y anticipando mi siguiente pregunta, agregó—: Spider se encarga de todos los asuntos de seguridad.
—Y ¿los… guardias?
—Sí, ____(tn), todos ellos trabajan para mí —respondió ligeramente impaciente—. Todos aquí trabajan para mí.
—Rocco no trabaja para ti —observé.
—No, supongo que tienes razón. Rocco es la excepción. Él es mi hermano. Él puede vivir aquí tanto como él quiera, pero no necesita trabajar para mí.
—Pero él quiere hacerlo.
La sonrisa de Nicholas desapareció.
—Rocco es joven y tiene la oportunidad de hacer lo que quiera hacer, cualquier cosa —enfatizó y me miró a los ojos—. No dejaré que cometa los mismos errores que yo cometí.
La desesperación en su rostro me recordó a la de ese día, en el cementerio cuando había girado para encontrarme como el testigo de su crimen.
—Nicholas —llamé y tomé un respiro—, no sé qué pasó en el cementerio o porque mataste a ese hombre pero estoy segura de que tenías tus razones… —Sus ojos seguían mirando a los míos. Y sentí mis nervios desaparecer—. Tienes que saber que nunca diré nada de lo que vi. No necesitas mantenerme aquí para controlarme porque no voy a hablar.
—Las cosas son más complicadas que eso, no se trata solo de mí. Hay otra gente que tiene interés en esto.
—¿Spider? —Pregunté, recordando su mirada furiosa a mi presencia.
Él sonrió. —No, no es Spider.
No debí lucir convencida porque añadió—: Sé que Spider luce un poco… intimidante, pero es un buen chico que solo trata de hacer su trabajo para mantenernos a salvo. Y créeme, a veces hago su trabajo muy difícil.
Como si sus orejas ardieran, Spider entró por la puerta principal y caminó hasta el borde del balcón, mirando hacia nosotros.
—Tenemos que irnos —se dirigió a Nicholas, lanzando una mirada dura hacia mí.
—Estaré allí —respondió Nicholas enviando a Spider lejos y de mala gana dio la vuelta y volvió dentro de la casa.
Nicholas se levantó, desenrollando su pantalón hacia abajo, metió los pies en las sandalias de nuevo y me miró.
—Sé que esto es difícil de entender, pero te prometo que esta casa es el lugar más seguro para ti en este momento.
—No sé qué significa, Nicholas.
—Lo sé —dijo en voz baja —. Tendrás que confiar en mí.
—¿Cuánto tiempo voy a estar aquí? —Finalmente hice la pregunta, una de las preguntas de las que necesitaba respuesta.
—Por un tiempo —admitió y una sonrisa maliciosa se cruzó por sus labios—. Al menos tendrás finalmente una habitación para desempacar tus cosas y no tendrás que vivir afuera con esos contenedores de goma nunca más.
Dio unos pocos pasos antes de mirar atrás. —Necesito pedirte un favor.
Levanté la mirada.
—No uses mi verdadero nombre cuando este con otra gente alrededor… quiero decir, cuando esté alguien más que Rocco, Carly y Spider.
Eso trajo una sonrisa a mis labios. —¿Cómo se supone que te llamaré entonces?
—Como quieras, solo que no sea el real.
—Claro, jefe —dije.
El rodeó los ojos. —Tampoco puedes llamarme así, es demasiado extraño… tendremos que pensar en algo mejor luego.
El jefe se alejó con Meatball pisándole los talones, siguiendo el camino empedrado que estaba alrededor de la casa. Ambos desaparecieron cuando regresaron para hacer su camino hacia la entrada de la casa.
:aah: :aah: :aah: :aah:
Podría ser mas PERFECTO el Nicholas!
:amor: :amor: :amor:
Porque tiene que ser tan genial!
& llevar esa vida de peligro que lleva!
:imdead: :imdead: :imdead:
Algunas cosas simplemente no son justas.....
Bueno disfruten del capi! ;)
Las leo hasta mañana! *.*
\^.^/
Lu wH!;*
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
ahh si es perfecto!!!
Me encanta!!!
Ya se esta uniendo mas!!!!
Siguela!!
Me encanta!!!
Ya se esta uniendo mas!!!!
Siguela!!
aranzhitha
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
aranzhitha escribió:ahh si es perfecto!!!
Me encanta!!!
Ya se esta uniendo mas!!!!
Siguela!!
Lo sé!
:enamorado: :enamorado: :enamorado: :enamorado:
El Nicholas es genial! *.*
Siii, ya se están uniendo más! :ilusion:
\^.^/
Ya la Sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
ElitzJb escribió:jeje me encanto sigue quiero mas
Que bueno que te gusto! ;)
\^.^/
Ya la Sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
• Castillos de Arena - Capitulo 7 (Parte 1) •
Lo que recuerdo es que los castillos de arena de Bill siempre eran más grandes y mejores que los míos. Tenía seis años, y mi hermano y yo estábamos sentados en una playa en la Isla Martha’s Vineyard. Nuestra niñera María estaba de pie sobre sus puntillas, pestañeándole al bronceado salvavidas que estaba sentado es su alta silla, saboreando la atención. Bill ya había apilado tres cubetas de arena perfectamente, una sobre la otra, y colocó una rama en la parte superior como un asta de bandera.
No había competencia: mi primer intento se había desmoronado tan pronto como había volcado la cubeta; el segundo, menos desmoronado, intento fue arrastrado por una molesta ola.
Bill tenía un don para aparecer justo cuando estaba dispuesta a darme por vencida, o hacer una rabieta. Dejando su castillo sin vigilancia, corrió a mi rescate y construyó un palacio de princesa, de acuerdo a las especificaciones de su hermanita. Al final, mi castillo de arena tenía caminos, puentes sobre un río circular de agua salada y una princesa hecha con envolturas de dulces esperando en la torre.
Su castillo ya había desaparecido, aplastado por las olas.
Una pareja de cabellos grises que caminaban cerca se había atrevido a felicitarlo por su talento para construir castillos. Los ojos de Bill se movieron de inmediato hacia María. La última cosa que necesitaba era meterse en problemas —de nuevo— por hacer todo por mí; ya había pasado dos noches seguidas sin ver televisión por eso.
—No es mío, es de mi hermana. Ella lo hizo, todo ella sola —resopló a la pareja. María no lo atrapó… no ese día.
Cuando Bill murió, mi vida entera se vino abajo en un instante. Era como si mis muletas hubieran sido de pronto arrancadas de mí y tenía que correr una maratón, sin primero haber aprendido siquiera cómo caminar por mi cuenta. Gracias a mi hermano mayor, a quien amaba más que a nadie, no tenía ni idea de cómo hacer nada por mí misma. Nada podía llenar el espacio abrumador que mi autoritario hermano había dejado en mi vida, y la sola idea de dejar que alguien más hiciera algo por mí era, para mí, una traición para Bill.
Mis piernas sin muletas finalmente aumentaron su masa muscular, y supe cómo cuidar de mí misma. Pero nunca supe cómo construir mis propios castillos de arena.
Mientras mis pies colgaban sobre el agua cristalina de la piscina, me pregunté, como hacía a menudo, cómo habría sido mi vida si Bill no hubiera muerto. ¿Habría dejado a mis padres, su dinero, sus grandes planes, y mudado a Callister?
¿Estaría en esta mansión con guardias armados, que era propiedad de un chico tatuado, con cicatrices de balas, de unos veinte y tantos que me hacía sentir… diferente?
Sólo sobre el cadáver de Bill esto podría haber pasado. De eso, estaba segura.
Finalmente me puse de pie y caminé de vuelta a la casa. Nicholas ya había desaparecido a la vuelta de la esquina desde hacía tiempo.
En la cocina, Rocco estaba preparándose su almuerzo: mortadela y un poco de mostaza colocadas entre dos piezas de pan blanco, lo hizo diez veces más, y los apiló en un plato. Estaba bromeando con un chico que estaba sentado a la mesa.
Mantuve mi cabeza hacia abajo y saqué una lata de refresco de una de las refrigeradoras. Las burbujas de carbono que explotaban en mi garganta me pusieron los ojos llorosos. Cuando levanté la vista, vi unos ojos azules brillantes y un destello de cabello naranja como zanahoria, puntiagudo y recortado al estilo Mohawk, ansiosamente esperando por mí. Su cuerpo parecía el de un jugador de fútbol americano y tenía una manga de tatuajes y una barra de metal perforando a través de su labio superior.
Se deslizó hacia la silla de madera maciza que estaba al lado de él.
—¿Por qué no vienes y te sientas a mi lado por un rato para así poder verte mejor? —Era inglés; el fuerte acento lo delataba. Miré hacia Rocco, pero estaba demasiado preocupado atragantándose, con sus mordidas del tamaño de las de un oso, como para ser de alguna ayuda.
Sostuve mi lata de refresco con las dos manos, me senté, y apoyé mis dos codos sobre la mesa. El brazo del chico, que parecía el tronco de un árbol, estaba alrededor de mi hombro tan pronto como mi trasero tocó la silla —sólo me estremecí un poco. En su mayor parte, era, curiosamente… agradable —era extremadamente cálido, y yo tenía frío.
Con lo que me sentía incómoda, sin embargo, era con su mirada a centímetros de mi rostro. Nadie debería ser analizado desde tan cerca.
—¡Bien! —Finalmente dijo satisfecho—. ¡Eres una pelirroja de verdad! Justo como yo —tocó su cabello rojo y se volvió hacia Rocco—. Esto estaba destinado a pasar. Dejar que esto pasara es el mejor error que has hecho, Kid.
Rocco ya había, increíblemente, llegado a la parte final de su pila de sándwiches.
—No cometí ningún error —contestó con la boca llena—. Es sólo que ____(tn) es realmente sigilosa.
Estaba pensando en intervenir en la subjetiva descripción de Rocco, pero se me adelantó mi manta humana.
—Sí —estuvo de acuerdo con Rocco y me guiñó un ojo—. Definitivamente tienes que vigilarnos a los pelirrojos. Te pasaremos por alto todo el tiempo.
Rocco gruñó y se dirigió a la cocina.
—____(tn) —dijo la manta humana—. ¿Ese es tu nombre?
Le sonreí débilmente.
Extendió su mano libre y estrechó la mía. —Soy Griff.
Después de un buen apretón, hizo su mano hacia atrás y miró hacia su reloj.
—¡Caray! Tengo que volver a trabajar.
Se apartó de la mesa; todo en la planta principal se estremeció con él. Caminó alrededor de mí, colocó su mano en la parte posterior de mi silla, y extendió la otra sobre mí.
—¿Vienes a hacerme compañía?
Rocco había traído una nueva pila de pan, un cuchillo para mantequilla, y un frasco cerrado de mantequilla de maní… el postre.
Tomé la mano de Griff mientras él hacía atrás mi silla.
Estaba sonriente.
Cuando llegamos a la puerta principal, Griff colocó sobre su hombro la escopeta que estaba inclinada contra la pared, esperando por él.
—¿Está cargada? —Dije con voz ronca.
Levantó una ceja. —¿Tú qué crees?
Cruzamos el césped y llegamos a la línea de los árboles con Griff pavoneándose mientras nos acercábamos a uno de los guardias armados, que estaba de pie junto al árbol. Reconocí a este guarda; había estado sentado, y luego salió en masa con el resto de la fresca multitud esa mañana. Por la mirada de desprecio en su rostro, me reconoció también.
Griff cambió lugares con el molesto guardia y arrastró un tronco de árbol fuera del bosque para que me sentara. El otro guardia le echó un vistazo a Griff y parecía que estaba a punto de decir algo; decidiendo lo contrario, negó con la cabeza y se alejó.
Griff encendió un cigarrillo y sopló unas bocanadas, aún sonriendo.
Estábamos medio metro dentro de la línea de los árboles, medio escondidos por espesas cosas verdes. Más profundo, el bosque era tranquilo, oscuro, y no podía ver más que unos cuantos metros dentro, antes de que la hierba bloqueara cualquier otra vista. Allí había otros guardias alineados en los árboles; vi cabezas asomándose a través de la hierba de vez en cuando.
—¿Esto es lo que haces todo el día? ¿Quedarte de pie aquí? — Pregunté, espantando mosquitos y frotándome los brazos. Estaba poniéndose un poco frío y había muchos insectos en la sombra. Miré hacia la cálida casa, libre de insectos, con nostalgia.
—¡Oh, no! —Exclamó y señalando a la cabeza que estaba asomándose a unos nueve metros de distancia—. Algunas veces tengo que estar de pie allí también.
En mi cabeza, estaba tratando de hacer una larga división; el tamaño aproximado de la propiedad dividida por nueve metros que separan a cada guardia sería igual al número de los grandes hombres con armas de los que me tenía que preocupar, y luego recordé que mis habilidades matemáticas eran ficticias.
—¿Cuántos de ustedes hay?
—Sólo hay uno de mí, amor —me dijo, moviendo las cejas—. Pero si te refieres a los otros guardias, no lo sé. Varía de un día a otro, de una semana a otra. Desde esta mañana, probablemente treinta o cuarenta, tal vez más. Eso es lo más que he visto aquí hasta ahora.
—¿No sería… mejor estar de pie bajo el sol? —Sugerí, casualmente, después de otro escalofrío o que un insecto me hiciera cosquillas en la parte de atrás de mi cuello.
Se encogió de hombros. —Claro que lo sería, pero no debemos hacerlo —señaló hacia el cielo—. Demasiados hombres, demasiadas armas, atrae demasiado la atención si alguien fuera a volar sobre nosotros. Nunca sabes quién podría estar observando. Estos tipos son realmente paranoicos sobre cosas como esas.
—¿Para qué son las armas exactamente?
—Para mantener a la gente lejos, y mantener las cosas seguras dentro. No estoy muy seguro. Sólo sé apuntar y disparar cuando me lo ordenan. —Tomó otra bocanada de su cigarrillo.
—¿No sabes lo que estás protegiendo?
Miró hacia la línea de árboles. —Nop. Y no quiero saberlo.
Se me hizo difícil creer esto.
—¿No te da curiosidad saber por qué tienes que quedarte aquí todo el día con un enorme arma sobre tu hombro? —Pregunté.
Griff empezaba a verse incómodo.
—Amor —dijo mientras se inclinaba más cerca de mí—, no hagas preguntas sobre lo que pasa aquí. He recibido algunas miradas bastante desagradables por hacer precisamente eso. Lo que sea que están haciendo estos tipos, no es comida, y no reaccionan bien cuando la gente se entromete en sus negocios.
Se inclinó aún más cerca, su voz escalofriante era apenas audible. — Escucha, por lo que me dijo Kid, tienes mucha suerte de seguir con vida. Ellos pudieron haber acabado contigo cuando se dieron cuenta de lo que viste. Cuenta tus bendiciones y haz lo que tengas que hacer para seguir con vida, sigue el juego, quédate callada y pretende que no viste nada.
Tragué saliva.
Se tomó un segundo y finalmente forzó una sonrisa. —Sólo quédate conmigo, y estarás bien.
—Gracias —le contesté en voz baja. En cierta forma, me sentí aliviada por Griff, pero más porque, por lo menos, tuve la reacción que una persona normal debería haber tenido: miedo.
Estaba tomando respiraciones prolongadas para calmar las palpitaciones en mis venas. Griff se terminó su cigarrillo finalmente con una sonrisa relajada.
—¿Cómo llegaste aquí? —Pregunté cuidadosamente, manteniendo la voz baja.
—Conocía a un chico, que conocía a un chico —respondió, guiñándome un ojo.
—Y ahora trabajas para Nicholas —reflexioné.
Una mirada perpleja se apoderó de él. —¿Nicholas? ¿Quién es Nicholas?
—Uhh… lo siento… Me pareció escuchar a alguien mencionar ese nombre. Debo haberme equivocado. —Realmente odiaba mentirle a Griff, pero decepcionar a Nicholas parecía una alternativa aún peor.
Griff se encogió de hombros y no pareció darse cuenta de mi error.
—No, yo trabajo para Tiny.
—¿Realmente te pagan por estar de pie todo el día? —Bromeé, tratando de mantenerme lejos de temas de los que no podía hablar y de los que no quería escuchar.
Se rió entre dientes. —No haría esto si no me pagaran. Nunca he estado sin alcohol y sin mujeres durante tanto tiempo. Andar con estos idiotas todo el día sólo hace de este trabajo el peor, y creí que me iba a volver loco hasta que vi tu rostro esta mañana. —Me sonrió cálidamente.
—¿Has estado haciendo este… trabajo durante mucho tiempo? —Le pregunté.
—Un par de meses.
—¿Qué hacías antes de esto?
Sonrió de oreja a oreja. —Yo… soy… un luchador de artes marciales mixtas.
Griff y yo pasamos el resto de la tarde hablando, manteniéndonos alejados de los temas tabú. Descubrí que creció en Londres, se abrió paso en la lucha profesional dentro de jaulas. Hizo dinero por quedarse encerrado en una jaula pulverizando al chico que pusieran frente a él hasta que uno de los dos —usualmente el otro chico por lo que me dijo— se rindiera, se desmayara o algo peor.
Lo mejor sobre Griff era que hablaba suficiente por los dos. Era genial escucharlo y bloquear todo lo demás. No me había dado cuenta del frío que tenía y lo hambrienta que estaba hasta que el sol se puso y se nos acercó otro guardia que había venido a cambiar puestos con Griff y a ignorarme.
—¡Guau! —Gritó Griff mientras regresábamos a la casa—. Ese fue el turno más rápido en el que me han puesto hasta el momento. Deberías hacerme compañía con más frecuencia. —No había hecho más que sentarme allí mientras él hablaba.
Nos quitamos nuestros zapatos en la puerta.
—¿Cena? —Le ofrecí, señalando con mi cabeza hacia la cocina. Pero Griff lo dudo.
—No… voy a ir a estar con los chicos en la planta baja. Se pondrán celosos si no paso tiempo con ellos.
Se quedó de pie junto a la escalera del sótano, con los ojos esperanzados. —¿Nos vemos mañana?
Le di una sonrisa dudosa. —Tal vez.
Más guardias comenzaron a filtrarse a través de la puerta principal, zapatos rápidamente amontonados en el suelo embaldosado y las armas acumulándose contra la pared. Los guardias entrantes no se permitían más que un vistazo furtivo en mi dirección. Griff ya había desaparecido por las escaleras.
Fui hacia la sala de estar. Nadie estaba allí. Nicholas no estaba.
Exploré la cocina. Lo que encontré fueron los armarios repletos de fáciles soluciones: alimentos enlatados, alimentos congelados, pasta de color naranja fluorescente —era como estar de vuelta en la casa de estudiantes. Tomé una lata de guisantes y una lata de tomates enteros. Descubrí un estante surtido de especias escondido detrás de una parrilla marca George Foreman en el armario inferior y lo coloqué en el mostrador. Aunque los refrigeradores estaban llenos en su mayoría de jugos y refrescos, fui capaz de encontrar unas cebollas y chiles rojos y verdes. También encontré un paquete de muslos de pollo congelados, con ligeras quemaduras del congelador.
En cuestión de minutos, tenía una olla con arroz hirviendo y una rápida paella de pollo cocida al vapor en un sartén.
Carly apareció, en silencio, como un duendecillo, al doblar la esquina. Mientras revolvía, ella abrió y cerró las puertas de los armarios, rebuscó en los refrigeradores, viniendo con las manos vacías. Manteniendo mi mirada en la estufa caliente, la sentí detenerse y mirar sobre mi hombro.
—Huele increíble, ____(tn) —alagó casi en un suspiro.
Levanté la vista y sonreí, una bandera blanca de paz. Me devolvió la sonrisa, levantando su propia bandera blanca. Era muy bonita cuando no estaba gritando o mirándome ferozmente.
—Mi mamá solía hacer paella todo el tiempo —me dijo.
—Mi mamá no sabe dónde está la cocina.
Me sonrió de nuevo, y me sentí aliviada.
No había competencia: mi primer intento se había desmoronado tan pronto como había volcado la cubeta; el segundo, menos desmoronado, intento fue arrastrado por una molesta ola.
Bill tenía un don para aparecer justo cuando estaba dispuesta a darme por vencida, o hacer una rabieta. Dejando su castillo sin vigilancia, corrió a mi rescate y construyó un palacio de princesa, de acuerdo a las especificaciones de su hermanita. Al final, mi castillo de arena tenía caminos, puentes sobre un río circular de agua salada y una princesa hecha con envolturas de dulces esperando en la torre.
Su castillo ya había desaparecido, aplastado por las olas.
Una pareja de cabellos grises que caminaban cerca se había atrevido a felicitarlo por su talento para construir castillos. Los ojos de Bill se movieron de inmediato hacia María. La última cosa que necesitaba era meterse en problemas —de nuevo— por hacer todo por mí; ya había pasado dos noches seguidas sin ver televisión por eso.
—No es mío, es de mi hermana. Ella lo hizo, todo ella sola —resopló a la pareja. María no lo atrapó… no ese día.
Cuando Bill murió, mi vida entera se vino abajo en un instante. Era como si mis muletas hubieran sido de pronto arrancadas de mí y tenía que correr una maratón, sin primero haber aprendido siquiera cómo caminar por mi cuenta. Gracias a mi hermano mayor, a quien amaba más que a nadie, no tenía ni idea de cómo hacer nada por mí misma. Nada podía llenar el espacio abrumador que mi autoritario hermano había dejado en mi vida, y la sola idea de dejar que alguien más hiciera algo por mí era, para mí, una traición para Bill.
Mis piernas sin muletas finalmente aumentaron su masa muscular, y supe cómo cuidar de mí misma. Pero nunca supe cómo construir mis propios castillos de arena.
Mientras mis pies colgaban sobre el agua cristalina de la piscina, me pregunté, como hacía a menudo, cómo habría sido mi vida si Bill no hubiera muerto. ¿Habría dejado a mis padres, su dinero, sus grandes planes, y mudado a Callister?
¿Estaría en esta mansión con guardias armados, que era propiedad de un chico tatuado, con cicatrices de balas, de unos veinte y tantos que me hacía sentir… diferente?
Sólo sobre el cadáver de Bill esto podría haber pasado. De eso, estaba segura.
Finalmente me puse de pie y caminé de vuelta a la casa. Nicholas ya había desaparecido a la vuelta de la esquina desde hacía tiempo.
En la cocina, Rocco estaba preparándose su almuerzo: mortadela y un poco de mostaza colocadas entre dos piezas de pan blanco, lo hizo diez veces más, y los apiló en un plato. Estaba bromeando con un chico que estaba sentado a la mesa.
Mantuve mi cabeza hacia abajo y saqué una lata de refresco de una de las refrigeradoras. Las burbujas de carbono que explotaban en mi garganta me pusieron los ojos llorosos. Cuando levanté la vista, vi unos ojos azules brillantes y un destello de cabello naranja como zanahoria, puntiagudo y recortado al estilo Mohawk, ansiosamente esperando por mí. Su cuerpo parecía el de un jugador de fútbol americano y tenía una manga de tatuajes y una barra de metal perforando a través de su labio superior.
Se deslizó hacia la silla de madera maciza que estaba al lado de él.
—¿Por qué no vienes y te sientas a mi lado por un rato para así poder verte mejor? —Era inglés; el fuerte acento lo delataba. Miré hacia Rocco, pero estaba demasiado preocupado atragantándose, con sus mordidas del tamaño de las de un oso, como para ser de alguna ayuda.
Sostuve mi lata de refresco con las dos manos, me senté, y apoyé mis dos codos sobre la mesa. El brazo del chico, que parecía el tronco de un árbol, estaba alrededor de mi hombro tan pronto como mi trasero tocó la silla —sólo me estremecí un poco. En su mayor parte, era, curiosamente… agradable —era extremadamente cálido, y yo tenía frío.
Con lo que me sentía incómoda, sin embargo, era con su mirada a centímetros de mi rostro. Nadie debería ser analizado desde tan cerca.
—¡Bien! —Finalmente dijo satisfecho—. ¡Eres una pelirroja de verdad! Justo como yo —tocó su cabello rojo y se volvió hacia Rocco—. Esto estaba destinado a pasar. Dejar que esto pasara es el mejor error que has hecho, Kid.
Rocco ya había, increíblemente, llegado a la parte final de su pila de sándwiches.
—No cometí ningún error —contestó con la boca llena—. Es sólo que ____(tn) es realmente sigilosa.
Estaba pensando en intervenir en la subjetiva descripción de Rocco, pero se me adelantó mi manta humana.
—Sí —estuvo de acuerdo con Rocco y me guiñó un ojo—. Definitivamente tienes que vigilarnos a los pelirrojos. Te pasaremos por alto todo el tiempo.
Rocco gruñó y se dirigió a la cocina.
—____(tn) —dijo la manta humana—. ¿Ese es tu nombre?
Le sonreí débilmente.
Extendió su mano libre y estrechó la mía. —Soy Griff.
Después de un buen apretón, hizo su mano hacia atrás y miró hacia su reloj.
—¡Caray! Tengo que volver a trabajar.
Se apartó de la mesa; todo en la planta principal se estremeció con él. Caminó alrededor de mí, colocó su mano en la parte posterior de mi silla, y extendió la otra sobre mí.
—¿Vienes a hacerme compañía?
Rocco había traído una nueva pila de pan, un cuchillo para mantequilla, y un frasco cerrado de mantequilla de maní… el postre.
Tomé la mano de Griff mientras él hacía atrás mi silla.
Estaba sonriente.
Cuando llegamos a la puerta principal, Griff colocó sobre su hombro la escopeta que estaba inclinada contra la pared, esperando por él.
—¿Está cargada? —Dije con voz ronca.
Levantó una ceja. —¿Tú qué crees?
Cruzamos el césped y llegamos a la línea de los árboles con Griff pavoneándose mientras nos acercábamos a uno de los guardias armados, que estaba de pie junto al árbol. Reconocí a este guarda; había estado sentado, y luego salió en masa con el resto de la fresca multitud esa mañana. Por la mirada de desprecio en su rostro, me reconoció también.
Griff cambió lugares con el molesto guardia y arrastró un tronco de árbol fuera del bosque para que me sentara. El otro guardia le echó un vistazo a Griff y parecía que estaba a punto de decir algo; decidiendo lo contrario, negó con la cabeza y se alejó.
Griff encendió un cigarrillo y sopló unas bocanadas, aún sonriendo.
Estábamos medio metro dentro de la línea de los árboles, medio escondidos por espesas cosas verdes. Más profundo, el bosque era tranquilo, oscuro, y no podía ver más que unos cuantos metros dentro, antes de que la hierba bloqueara cualquier otra vista. Allí había otros guardias alineados en los árboles; vi cabezas asomándose a través de la hierba de vez en cuando.
—¿Esto es lo que haces todo el día? ¿Quedarte de pie aquí? — Pregunté, espantando mosquitos y frotándome los brazos. Estaba poniéndose un poco frío y había muchos insectos en la sombra. Miré hacia la cálida casa, libre de insectos, con nostalgia.
—¡Oh, no! —Exclamó y señalando a la cabeza que estaba asomándose a unos nueve metros de distancia—. Algunas veces tengo que estar de pie allí también.
En mi cabeza, estaba tratando de hacer una larga división; el tamaño aproximado de la propiedad dividida por nueve metros que separan a cada guardia sería igual al número de los grandes hombres con armas de los que me tenía que preocupar, y luego recordé que mis habilidades matemáticas eran ficticias.
—¿Cuántos de ustedes hay?
—Sólo hay uno de mí, amor —me dijo, moviendo las cejas—. Pero si te refieres a los otros guardias, no lo sé. Varía de un día a otro, de una semana a otra. Desde esta mañana, probablemente treinta o cuarenta, tal vez más. Eso es lo más que he visto aquí hasta ahora.
—¿No sería… mejor estar de pie bajo el sol? —Sugerí, casualmente, después de otro escalofrío o que un insecto me hiciera cosquillas en la parte de atrás de mi cuello.
Se encogió de hombros. —Claro que lo sería, pero no debemos hacerlo —señaló hacia el cielo—. Demasiados hombres, demasiadas armas, atrae demasiado la atención si alguien fuera a volar sobre nosotros. Nunca sabes quién podría estar observando. Estos tipos son realmente paranoicos sobre cosas como esas.
—¿Para qué son las armas exactamente?
—Para mantener a la gente lejos, y mantener las cosas seguras dentro. No estoy muy seguro. Sólo sé apuntar y disparar cuando me lo ordenan. —Tomó otra bocanada de su cigarrillo.
—¿No sabes lo que estás protegiendo?
Miró hacia la línea de árboles. —Nop. Y no quiero saberlo.
Se me hizo difícil creer esto.
—¿No te da curiosidad saber por qué tienes que quedarte aquí todo el día con un enorme arma sobre tu hombro? —Pregunté.
Griff empezaba a verse incómodo.
—Amor —dijo mientras se inclinaba más cerca de mí—, no hagas preguntas sobre lo que pasa aquí. He recibido algunas miradas bastante desagradables por hacer precisamente eso. Lo que sea que están haciendo estos tipos, no es comida, y no reaccionan bien cuando la gente se entromete en sus negocios.
Se inclinó aún más cerca, su voz escalofriante era apenas audible. — Escucha, por lo que me dijo Kid, tienes mucha suerte de seguir con vida. Ellos pudieron haber acabado contigo cuando se dieron cuenta de lo que viste. Cuenta tus bendiciones y haz lo que tengas que hacer para seguir con vida, sigue el juego, quédate callada y pretende que no viste nada.
Tragué saliva.
Se tomó un segundo y finalmente forzó una sonrisa. —Sólo quédate conmigo, y estarás bien.
—Gracias —le contesté en voz baja. En cierta forma, me sentí aliviada por Griff, pero más porque, por lo menos, tuve la reacción que una persona normal debería haber tenido: miedo.
Estaba tomando respiraciones prolongadas para calmar las palpitaciones en mis venas. Griff se terminó su cigarrillo finalmente con una sonrisa relajada.
—¿Cómo llegaste aquí? —Pregunté cuidadosamente, manteniendo la voz baja.
—Conocía a un chico, que conocía a un chico —respondió, guiñándome un ojo.
—Y ahora trabajas para Nicholas —reflexioné.
Una mirada perpleja se apoderó de él. —¿Nicholas? ¿Quién es Nicholas?
—Uhh… lo siento… Me pareció escuchar a alguien mencionar ese nombre. Debo haberme equivocado. —Realmente odiaba mentirle a Griff, pero decepcionar a Nicholas parecía una alternativa aún peor.
Griff se encogió de hombros y no pareció darse cuenta de mi error.
—No, yo trabajo para Tiny.
—¿Realmente te pagan por estar de pie todo el día? —Bromeé, tratando de mantenerme lejos de temas de los que no podía hablar y de los que no quería escuchar.
Se rió entre dientes. —No haría esto si no me pagaran. Nunca he estado sin alcohol y sin mujeres durante tanto tiempo. Andar con estos idiotas todo el día sólo hace de este trabajo el peor, y creí que me iba a volver loco hasta que vi tu rostro esta mañana. —Me sonrió cálidamente.
—¿Has estado haciendo este… trabajo durante mucho tiempo? —Le pregunté.
—Un par de meses.
—¿Qué hacías antes de esto?
Sonrió de oreja a oreja. —Yo… soy… un luchador de artes marciales mixtas.
Griff y yo pasamos el resto de la tarde hablando, manteniéndonos alejados de los temas tabú. Descubrí que creció en Londres, se abrió paso en la lucha profesional dentro de jaulas. Hizo dinero por quedarse encerrado en una jaula pulverizando al chico que pusieran frente a él hasta que uno de los dos —usualmente el otro chico por lo que me dijo— se rindiera, se desmayara o algo peor.
Lo mejor sobre Griff era que hablaba suficiente por los dos. Era genial escucharlo y bloquear todo lo demás. No me había dado cuenta del frío que tenía y lo hambrienta que estaba hasta que el sol se puso y se nos acercó otro guardia que había venido a cambiar puestos con Griff y a ignorarme.
—¡Guau! —Gritó Griff mientras regresábamos a la casa—. Ese fue el turno más rápido en el que me han puesto hasta el momento. Deberías hacerme compañía con más frecuencia. —No había hecho más que sentarme allí mientras él hablaba.
Nos quitamos nuestros zapatos en la puerta.
—¿Cena? —Le ofrecí, señalando con mi cabeza hacia la cocina. Pero Griff lo dudo.
—No… voy a ir a estar con los chicos en la planta baja. Se pondrán celosos si no paso tiempo con ellos.
Se quedó de pie junto a la escalera del sótano, con los ojos esperanzados. —¿Nos vemos mañana?
Le di una sonrisa dudosa. —Tal vez.
Más guardias comenzaron a filtrarse a través de la puerta principal, zapatos rápidamente amontonados en el suelo embaldosado y las armas acumulándose contra la pared. Los guardias entrantes no se permitían más que un vistazo furtivo en mi dirección. Griff ya había desaparecido por las escaleras.
Fui hacia la sala de estar. Nadie estaba allí. Nicholas no estaba.
Exploré la cocina. Lo que encontré fueron los armarios repletos de fáciles soluciones: alimentos enlatados, alimentos congelados, pasta de color naranja fluorescente —era como estar de vuelta en la casa de estudiantes. Tomé una lata de guisantes y una lata de tomates enteros. Descubrí un estante surtido de especias escondido detrás de una parrilla marca George Foreman en el armario inferior y lo coloqué en el mostrador. Aunque los refrigeradores estaban llenos en su mayoría de jugos y refrescos, fui capaz de encontrar unas cebollas y chiles rojos y verdes. También encontré un paquete de muslos de pollo congelados, con ligeras quemaduras del congelador.
En cuestión de minutos, tenía una olla con arroz hirviendo y una rápida paella de pollo cocida al vapor en un sartén.
Carly apareció, en silencio, como un duendecillo, al doblar la esquina. Mientras revolvía, ella abrió y cerró las puertas de los armarios, rebuscó en los refrigeradores, viniendo con las manos vacías. Manteniendo mi mirada en la estufa caliente, la sentí detenerse y mirar sobre mi hombro.
—Huele increíble, ____(tn) —alagó casi en un suspiro.
Levanté la vista y sonreí, una bandera blanca de paz. Me devolvió la sonrisa, levantando su propia bandera blanca. Era muy bonita cuando no estaba gritando o mirándome ferozmente.
—Mi mamá solía hacer paella todo el tiempo —me dijo.
—Mi mamá no sabe dónde está la cocina.
Me sonrió de nuevo, y me sentí aliviada.
:P :P :P :P
Bueno les diré que Carly y Griff son tan buena onda!
No se preocupen por ellos! ;)
Disfruten del capi! ;)
Nos leemos después! *.*
\^.^/
Lu wH!*
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
Wow!!!!!
Amo al Nicho es tan asadfssdfadadfa
Bueno Carly al parecer todavia no estas tras el Nicho, asi que puedes estar tranquila POR EL MOMENTO
Bueno! Amo esta adaptacion Asi que siguela
Besos xx.
Amo al Nicho es tan asadfssdfadadfa
Bueno Carly al parecer todavia no estas tras el Nicho, asi que puedes estar tranquila POR EL MOMENTO
Bueno! Amo esta adaptacion Asi que siguela
Besos xx.
Val x.
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
wooooo la rayis por lo menos ya no tiene tanto miedo... pero Nick la quera proteger o que?? voy a morir de suspenso porfas siguela esta genial
XOXO
XOXO
Sam
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
ahh que lindo!!
La rayiz ya se va acoplando!!
Griff es tan lindo!!
Siguela!!
La rayiz ya se va acoplando!!
Griff es tan lindo!!
Siguela!!
aranzhitha
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
Guuuaauu que maratón!!!!!!!... Jajajajajajaajajjasj para mi fue maratón!!!!!.... Y bueno creo que esta haciendo amigos !!!!...... Pero quien la quiere muerta?????.... Aaaaaaaahhh y nick la tendrá a salvo..... Ella es la cosa presiosa que están cuidando cierto?????....
chelis
Re: Crow's Row - Nicholas Jonas & TU (Adaptación) TERMINADA!
Valeefor1D ツ escribió:Wow!!!!!
Amo al Nicho es tan asadfssdfadadfa
Bueno Carly al parecer todavia no estas tras el Nicho, asi que puedes estar tranquila POR EL MOMENTO
Bueno! Amo esta adaptacion Asi que siguela
Besos xx.
:aah: :aah: :aah: :aah:
Ya se! *.*
Yo también lo amo!
JAJAJAJ Carly es genial! ;)
Ya verás!
Nos estamos leyendo! ;)
\^.^/
Ya la Sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
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