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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
ya vas a subir cap verdad?
eli_jonatika
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
sii voy a subir una parte del cap 6...
aunq si quieren un cap completo tiene q llegar a la pagina 12! :D
se las estoy asiendo facil xq solo falta una pagina para eso!!
aunq si quieren un cap completo tiene q llegar a la pagina 12! :D
se las estoy asiendo facil xq solo falta una pagina para eso!!
maru!!
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
hey! habia pasado de pagina y no me habia dado cuenta? valla que tengo la cabeza en otra galaxia
eli_jonatika
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
"Luz sin gravedad" de Belinda -Acordes y Tablatura-
E-0-----0-------0-----0-------0-------0---------------------------I
B---1-----1--------1------1------1--------1--3---1-------------3--I
G-----2------2--------------2-------2----------------3-2-3--2--2--I
D--------------------------------------------0-----------------0--I
A-0-------------------3-------------------------------------------I
E-----------------------------------------------------------------I
Am
Sola
recordando
C
mientras
los minutos van pasando
Bb Dm
no
se como te podre olvidar
Am
Cae
la lluvia en la ventana
C
dibujando
tu mirada
Bb Dm
un
instante es una eternidad
G Dm
Estoy cansada de soñar ...sin ti
G Dm
Confundir la realidad
Coro:
Bb
F
C
Y
no se si volveras ahh ahh
Bb
F
C
Para
amarme y esperar ahh ahh
G
Sin
pedirme nada mas
Bb
Si
pudiera ser verdad
Dm
C
Bb
Ya
no habria obscuridad ahh ahh
Am
En
cada historia hay un final
C
En
cada amor hay desamor
Bb Dm
En
cada encuentro hay una ilusion
Am
Somos
tanta gente
C
Sola
y diferente
Bb Dm
Amanecer
contigo hasta morir
Bb
F
C
Y
no se si volveras ahh ahh
Bb
F
C
Para
amarme y esperar ahh ahh
G
Sin
pedirme nada mas
Bb
Si
pudiera ser verdad
Dm
C
Bb
Ya
no habria obscuridad ahh ahh
D#
D
C
B
uh uh
uh lara
D#
D
C
B
uh uh
uh uh
D
Db
C
B
uh uh
uh uh
G
A#
A
lara lara
lara
Bb
F
C
Y
no se si volveras ahh ahh
Bb
F
C
Para
amarme y esperar ahh ahh
Bb
F
C
Sin
pedirme nada mas ahh ahh
Bb
F
C
Si
pudiera ser verdad ahh ahh
G
Ya
no habria obscuridad
Bb
Solo
luz sin gravedad
Dm
C
Bb
Si
pudiera ser verdad ahh ahh
Dm
C
Bb
Ya
no habria obscuridad ahh ahh
Dm
C
Bb
Ya
no habria obscuridad ahh ahh
E-0-----0-------0-----0-------0-------0---------------------------I
B---1-----1--------1------1------1--------1--3---1-------------3--I
G-----2------2--------------2-------2----------------3-2-3--2--2--I
D--------------------------------------------0-----------------0--I
A-0-------------------3-------------------------------------------I
E-----------------------------------------------------------------I
Am
Sola
recordando
C
mientras
los minutos van pasando
Bb Dm
no
se como te podre olvidar
Am
Cae
la lluvia en la ventana
C
dibujando
tu mirada
Bb Dm
un
instante es una eternidad
G Dm
Estoy cansada de soñar ...sin ti
G Dm
Confundir la realidad
Coro:
Bb
F
C
Y
no se si volveras ahh ahh
Bb
F
C
Para
amarme y esperar ahh ahh
G
Sin
pedirme nada mas
Bb
Si
pudiera ser verdad
Dm
C
Bb
Ya
no habria obscuridad ahh ahh
Am
En
cada historia hay un final
C
En
cada amor hay desamor
Bb Dm
En
cada encuentro hay una ilusion
Am
Somos
tanta gente
C
Sola
y diferente
Bb Dm
Amanecer
contigo hasta morir
Bb
F
C
Y
no se si volveras ahh ahh
Bb
F
C
Para
amarme y esperar ahh ahh
G
Sin
pedirme nada mas
Bb
Si
pudiera ser verdad
Dm
C
Bb
Ya
no habria obscuridad ahh ahh
D#
D
C
B
uh uh
uh lara
D#
D
C
B
uh uh
uh uh
D
Db
C
B
uh uh
uh uh
G
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A
lara lara
lara
Bb
F
C
Y
no se si volveras ahh ahh
Bb
F
C
Para
amarme y esperar ahh ahh
Bb
F
C
Sin
pedirme nada mas ahh ahh
Bb
F
C
Si
pudiera ser verdad ahh ahh
G
Ya
no habria obscuridad
Bb
Solo
luz sin gravedad
Dm
C
Bb
Si
pudiera ser verdad ahh ahh
Dm
C
Bb
Ya
no habria obscuridad ahh ahh
Dm
C
Bb
Ya
no habria obscuridad ahh ahh
eli_jonatika
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela :!:
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela :!:
Patu
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
creo que no se subio bien la cancion
eli_jonatika
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
Patu
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
siguee
sigueee
sigueeee
sigueeeee
sigueeeeee
sigueeeeeee
sigueeeeeeee
sigueeeeeeeee
sigueeeeeeeeee
sigueeeeeeeeeee
sigueeeeeeeeeeee
sigueeeeeeeeeeeeee :P :P :P :P
sigueee
sigueeee
sigueeeee
sigueeeeee
sigueeeeeee
sigueeeeeeee
sigueeeeeeeee
sigueeeeeeeeee
sigueeeeeeeeeee
sigueeeeeeeeeeee
sigueeeeeeeeeeeeee :P :P :P :P
Patu
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
Capítulo 6
__(tn) casi no podía respirar y tenía el pulso alterado. Oyó la pregunta, pero no pudo contestarla cuando sólo podía pensar en lo que acababa de pasar y en la forma casi cariñosa en que él le tomaba la cara.
—Tiene que terminar —insistió él—. No sólo estás poniendo tu vida en peligro, sino también la mía y la de mis hombres.
—Entonces, déjame marchar.
—Eso no es posible…
—¿Por qué?
—Porque ahora eres mía —contestó él sencillamente.
La respuesta de Joe fue como un jarro de agua fría en sus sensaciones. __(tn) le apartó las manos y retrocedió dos pasos. Había dicho que era suya… Nunca había sido de nadie. Ni de Paolo cuando le entregó su cuerpo. Paolo no era un hombre que fuera a casarse y ella sabía que nunca formaría una familia ni nada parecido con él. Sin embargo, Joe era muy distinto. Era fuerte, intenso y dominante. Desde el principio había actuado como si fuera suya y eso a veces la enfurecía, pero otras veces la desarmaba y la emocionaba. __(tn) se llevó las manos a la cabeza para intentar pensar.
—Seguiré escapándome, Joe.
—¿Adónde irás, mujer? —Joe subió el tono de voz—. Estás en medio del Sahara. ¿No lo entiendes? ¿Realmente quieres morir? Si es así, dímelo y dejaré de salir corriendo detrás de ti.
Tanta insensibilidad y arrogancia hizo que __(tn) tuviera las ideas más claras.
—¿Correr detrás de mí? Me parece que esperas hasta el último momento para presentarte como el gran salvador.
—No puedo dejarlo todo cada vez que decides escaparte.
—¿Dejarlo todo? Perdóneme, jeque Joe, pero aquí nadie hace nada salvo beber té y jugar a los dados.
—No son dados ni estamos bebiendo té todo el rato. Todos los hombres tienen tareas concretas.
—Es verdad. Limpiar los fusiles —__(tn) se dio una palmada en la frente—. Cómo se me habrá podido olvidar…
—Cada vez que he salido, mis hombres me han acompañado hasta que les he ordenado volver. Cada vez hemos corrido riesgos. Si no me lo agradeces a mí, podrías agradecérselo a ellos.
—Sigues actuando como si tuviera que agradecerte que me hayas secuestrado —__(tn) se enjugó las lágrimas de los ojos—, pero yo no te lo he pedido. Ni si quiera te he pedido protección.
—Eso no es verdad. Tú viniste a nuestro mundo, nosotros no hemos ido al tuyo.
__(tn), descorazonada, pensó que era un buen argumento. Se alejó con un puño en la boca al darse cuenta, por primera vez, de cómo interpretaba él todo aquello. Él no era occidental y sus reglas eran muy distintas. Si, como él le había dicho, ella estaba viajando con hombres peligrosos, Joe había hecho lo que creía que tenía que hacer y la había protegido.
—¿Por qué me dejaste tanto tiempo en las arenas movedizas? —Le preguntó __(tn) con la voz quebrada—. Podría haber muerto.
Joe no contestó inmediatamente y ella cerró los ojos. Entonces, notó su mano cálida y firme en la espalda.
—¿Se trata de eso? —le preguntó él—. ¿De que te obligara a pedirme ayuda?
—Es posible —ella se secó una lágrima.
Joe le puso las manos en los hombros y le dio la vuelta.
—Sólo tenías que pedir ayuda. Te metiste en problemas por impulsiva. Tuviste suerte de que decidiera buscarte.
—Si tuviera suerte, yo no habría estado en la medina cuando apareciste tú. Si tuviera suerte, habrías secuestrado a otra pobre occidental. A eso le llamo yo suerte.
Él se encogió de hombros con un leve brillo burlón en los ojos.
—Quizá sea una diferencia cultural, pero es buena suerte que por dos veces conservaras la vida.
—¿Te refieres a las dos veces que me has salvado?
—Tres.
Ella lo miró fijamente. Tenía unos rasgos rudos y arrogantes, pero sorprendentemente hermosos. Lo odiaba y lo deseaba. También se odiaba a sí misma por encontrarlo atractivo.
—No me salen las cuentas —replicó ella intentando parecer tranquila—. La primera vez casi me matas, no creo que cuente.
—Para demostrarte que soy un hombre justo, te concederé eso según tu definición —Tair esbozó una levísima sonrisa—. Sólo te he salvado la vida dos veces.
__(tn) disimuló una sonrisa involuntaria y se aclaró la garganta.
—Ya que estamos intentando ser precisos, creo que habría que aclarar que tu rescate de hoy habría sido más heroico si no hubieras esperado hasta que casi me traga la arena.
Él suspiró profundamente, pero con un brillo de calidez en los ojos.
—Nunca había conocido a una mujer que exigiera tanto y expresara tan poca gratitud.
—¡Estamos hablando de mi vida, jeque Joe!
—Entonces, pide ayuda, mujer. No esperes hasta que los granos de arena se te metan por la nariz.
En ese momento, él volvió a besarla con unos labios seductores, pero ella no necesitaba mucho estímulo. A su boca le encantaba la de él y su cuerpo deseaba el de él. Le rodeó el cuello con los brazos y le devolvió el beso.
Un grito de alarma fuera de la tienda los interrumpió.
Joe se apartó y se dio la vuelta para marcharse, pero antes le dio un beso fugaz en la frente.
—Volveré para cenar. Espérame.
__(tn) se asomó y vio a los hombres que rodeaban a Joe. Él gesticulaba y daba órdenes. Algunos hombres montaron sus caballos con los fusiles. __(tn) notó un vacío en el estómago y quiso salir corriendo para preguntarle a Joe qué pasaba, pero no se atrevió. Se quedó observando cómo Joe y veinte hombres más salían a todo galope.
__(tn) se bañó y se puso una túnica negra que le había facilitado el anciano. Encendió las velas e intentó pasar al tiempo hasta que Tair volviera, pero él se había marchado hacía mucho tiempo y las horas pasaban lentamente. Entrada la noche, el anciano le llevó la cena y ella la rechazó, aunque tenía hambre.
—Estoy esperando a Joe.
—¿Ash?
—Estoy esperando a Joe.
El anciano la miró fijamente sin entender lo que decía.
—Joe —repitió ella mientras se ponía de puntillas y levantaba los brazos—. Joe.
El hombre la miró más desconcertado todavía. __(tn) pensó que era una pesadilla. ¿Cómo era posible que Joe pensara que podía quedarse allí?
—No tiene ni idea de lo que estás diciendo —comentó una voz con tono burlón.
—¿Desde cuándo llevas ahí? —le preguntó ella con un resoplido.
—Lo suficiente para disfrutar con tu pantomima.
—Muy gracioso —__(tn), sin embargo, sabía que lo era y tuvo que sonreír—. Ya has vuelto. ¿Has capturado a los malos?
—A casi todos —contestó él con una sonrisa muy fugaz que no alcanzó a sus ojos.
__(tn) comprendió que él estaba abatido y se preguntó qué habría pasado en el desierto.
—¿Tienes hambre? —le preguntó con amabilidad.
—Sí. Voy a lavarme y vuelvo enseguida.
Volvió al poco rato recién afeitado y con el pelo mojado y peinado hacia atrás.
—Estás… muy bien… —dijo __(tn) embarulladamente por la timidez.
—Parece sorprenderte —Joe se rió.
—No, yo… No —__(tn) se sonrojó y fue hacia la mesa de la comida—. No —repitió ella antes de arrodillarse a un lado de la mesa—. Vamos a comer.
Durante la cena, __(tn) le preguntó por qué el anciano no la entendía cuando preguntaba por él.
—Nadie me llama Joe —contestó él mientras mojaba un trozo de pan en el guiso.
—Entonces, ¿cómo te llaman?
—Jeque Zein el-Joseph o Soussi al-Kebir.
—¿Cómo pasó de Joseph a Joe?
—Buena pregunta. Joseph no es difícil de pronunciar, pero cuando fui a un internado en Inglaterra, el director nunca lo pronunciaba completamente bien y pronto todos mis compañeros me llamaban Joe.
—¿Fuiste a un internado inglés? Ahora entiendo algunas cosas. ¿Te molestaba que no dijeran bien tu nombre?
—No. Un nombre es un nombre. Hay cosas más importantes.
—¿Por ejemplo?
—La política. La supervivencia. No conoces nuestra historia y no puedo esperar que entiendas el hervidero de esta región, pero la política nos ha dejado un legado de violencia. Hemos luchado para mantener nuestra independencia, pero a costa de un precio elevado.
__(tn), por el tono o la expresión, captó que había sufrido. No era un conflicto sólo de su pueblo, sino personal.
—¿Esas cicatrices… son el resultado del legado de violencia? —le preguntó ella.
—Sí.
Ella lo miró detenidamente y vio arrugas en los ojos y en las comisuras de los labios.
—¿Has ido a la guerra?
—Vivo en guerra.
Ella no supo qué quería decir. Una parte de ella quería saber lo que quería decir, pero la otra no quería saberlo. Él era imponente. Su cuerpo estaba cosido con cicatrices y heridas, su fuerza era descomunal y su valor incomparable. Nunca había conocido a nadie que pudiera hacer lo que hacía él. Sin embargo, también tenía un lado oscuro. No era un hombre bueno. No podía decirse que fuera considerado, amable y compasivo.
—¿Qué es vivir en guerra?
—Atacar, saquear, herir y matar.
—Entiendo. ¿Has matado en defensa propia?
—Si quieres llamarlo así…
—¿Y si no quisiera?
—Es lo que es.
Él esbozó una sonrisa lenta y burlona al notar la perplejidad de __(tn).
—Venganza —añadió él.
—Venganza, ¿por qué?
—Por recuperar lo que era mío.
—Como el dinero, la tierra…
—Como mujeres e hijos.
Ella tragó saliva, dejó el pan y se limpió los dedos.
—¿Has estado casado?
—Sí.
Ella no supo qué decir. Por algún motivo, no quería preguntar por su mujer. Sabía que en Baraka y Ouaha había hombres con varias mujeres, pero no quería imaginarse a Joe con mujeres, no quería imaginarse que tenía una mujer legal en alguna parte. Se agitó con incomodidad, había perdido el apetito.
—¿Qué te pasa? —le preguntó él.
__(tn) sacudió la cabeza. Le parecía absurdo decírselo.
—¿Te había contado que mi padre secuestró a mi madre? —le preguntó él con tono desenfadado.
—No —__(tn) arqueó las cejas.
—Mmm —Joe dio un sorbo de té—. Una vez me preguntaste por qué hablaba tan bien inglés. Mi madre era inglesa. Era profesora. Daba clase en el colegio internacional de Atiq hasta que mi padre la vio, la secuestró, la llevó a la kasbah y la hizo suya.
—¿Tu madre odió a tu padre por lo que hizo?
—No. Lo amó. Seguían muy unidos cuando mi padre murió. Mi madre nunca volvió a Inglaterra. Se quedó aquí, en Ouaha, y hace poco se mudó a Baraka. Tiene una casa en Atiq. Tiene más de sesenta años y ha vuelto a dar clases.
—¿Tu madre ha vuelto a trabajar? —le preguntó __(tn) entre admirada y preocupada.
—Era lo que quería hacer. Le encantaba enseñar y echaba de menos a mi padre y a mis hermanos. Ahora está mejor en Atiq. Tienes que conocerla. Es casi tan decidida como tú.
__(tn) captó el cariño de aquellas palabras. Lo miró a los ojos y comprobó que resplandecían con un cariño como el de sus palabras. El corazón le dio un vuelco y notó un cosquilleo en las entrañas. Se acordó del beso, del contacto de su boca y del de sus manos sobre su piel.
—¿Tu padre no secuestró a tu madre? —le preguntó él con media sonrisa.
__(tn) recordó la caravana abigarrada y el campamento de caravanas en el que había crecido y se sintió humillada. Se acordó de su padre, que no podía aguantar en un trabajo por la bebida y de su madre, que intentó varios, pero sin mucho éxito. Su pasado era una lección espantosa de mediocridad. Sólo había aprendido a no hacer aquello si quería que las cosas le fueran bien.
—No, no hubo ningún secuestro.
Notó que él la miraba con mucha atención.
—Ya tienes esa expresión otra vez. La tienes siempre que hablas de tu familia. Es implacable y crítica. La primera vez pensé que eran imaginaciones mías, pero la pones cada vez que hablas de ellos.
—Mi vida no ha sido como la tuya —aclaró ella después de un silencio demasiado largo.
A ella le incomodaban aquellos silencios en los que él la miraba fijamente, como una serpiente del desierto.
—No me críe con comodidades —siguió ella—. No teníamos nada de dinero. Ni siquiera fuimos a buenas universidades. Mi hermana menor, Mandy, recibió una beca por ser buena atleta y fue a la universidad de Washington, como otro de mis hermanos. El otro fue a California. Pero lo consiguieron porque eran deportistas. Yo no.
—¿Qué hiciste?
Lo miró con los ojos entrecerrados y los dientes apretados. No soportaba las preguntas estúpidas. Él era un jeque y ella había vivido en una ratonera. En North Bend, donde llovía tanto que casi no se veía el sol. Suspiró. Le dolía la cabeza y creyó que era por la tensión, pero tampoco estaba muy segura.
—Fui la universidad de Bellevue City —__(tn) tragó saliva—. Hice unos cursos y me puse a trabajar.
—He oído hablar de Bellevue. Ahí están Microsoft y Bill Gates, ¿no?
—Más o menos.
__(tn) cerró los ojos. Se sintió mareada. Quizá fuera por recordar aquellos años. ¿Por qué iba a contarle la verdad de su pasado? Tragó saliva. ¿No sería mejor fingir que era otra persona? ¿No sería preferible fingir una vida en la elegante ciudad de Bellevue en vez de en el pueblo húmedo y nebuloso al pie de una montaña?
—¿No hacías deporte? —insistió Joe.
—No, la verdad es que no —__(tn) clavó la mirada en un punto de la mesa—. Bueno, en el instituto jugué al voleibol. Me encantaba el voleibol y jugaba bien —inclinó la cabeza como si oyera voces del pasado—. También pasaba horas trabajando con mi hermana Mandy. Ella jugaba muy bien. Me alegré de que dieran esa beca a Mandy. Al menos pudo ir a una buena universidad.
Joe la miró inexpresivamente.
—Pero tú también eras buena…
—Sí —__(tn) intentó sonreír, pero no pudo.
—Entonces, ¿por qué no te dieron la beca?
__(tn) volvió a apartar la mirada.
—Yo era la mayor.
—¿Y bien?
—Me necesitaban en casa.
—¿Te dieron una beca? —le preguntó él con las cejas arqueadas.
Efectivamente, le habían dado una beca para UCLA, una magnífica universidad, pero no pudo aceptarla.
—Mis padres… —se le quebró la voz—. Mi padre… Él no estaba bien y mi madre trabajaba a todas horas. Alguien tenía que ocuparse de los pequeños.
—Y ésa eras tú.
—La mayor —confirmó __(tn) al cabo de un rato.
—Y chica…
—Supongo que ser chica tiene sus inconvenientes en todas las culturas.
Joe pensó que tenía razón. No se trataba de él y ella, se trataba de la discriminación.
se inclinó sobre la mesa. Se sentía cada vez más mareada y débil. Algo iba mal. Se sentía como si le hubieran echado aceite hirviendo en las entrañas. El dolor le abrasaba las venas. Se desplomó sobre la mesa y tiró un cuenco al suelo.
—¡Mujer! —exclamó Joe.
Ella no podía sentir nada más que el fuego que la tenía doblada, pero la voz de Joe le pareció fuerte e imperiosa. __(tn) lo miró desconcertada. Algo de la comida o de la bebida le había sentado muy mal.
—__(tn)…
Veía doble. Parpadeó con un esfuerzo enorme.
—¿Qué has hecho? —farfulló ella antes de caerse al suelo.
Espero q les guste el cap
Le dedico el cap a pato y a eli!!
Mañana la sigo
COMENTEN!!
byebye♥
__(tn) casi no podía respirar y tenía el pulso alterado. Oyó la pregunta, pero no pudo contestarla cuando sólo podía pensar en lo que acababa de pasar y en la forma casi cariñosa en que él le tomaba la cara.
—Tiene que terminar —insistió él—. No sólo estás poniendo tu vida en peligro, sino también la mía y la de mis hombres.
—Entonces, déjame marchar.
—Eso no es posible…
—¿Por qué?
—Porque ahora eres mía —contestó él sencillamente.
La respuesta de Joe fue como un jarro de agua fría en sus sensaciones. __(tn) le apartó las manos y retrocedió dos pasos. Había dicho que era suya… Nunca había sido de nadie. Ni de Paolo cuando le entregó su cuerpo. Paolo no era un hombre que fuera a casarse y ella sabía que nunca formaría una familia ni nada parecido con él. Sin embargo, Joe era muy distinto. Era fuerte, intenso y dominante. Desde el principio había actuado como si fuera suya y eso a veces la enfurecía, pero otras veces la desarmaba y la emocionaba. __(tn) se llevó las manos a la cabeza para intentar pensar.
—Seguiré escapándome, Joe.
—¿Adónde irás, mujer? —Joe subió el tono de voz—. Estás en medio del Sahara. ¿No lo entiendes? ¿Realmente quieres morir? Si es así, dímelo y dejaré de salir corriendo detrás de ti.
Tanta insensibilidad y arrogancia hizo que __(tn) tuviera las ideas más claras.
—¿Correr detrás de mí? Me parece que esperas hasta el último momento para presentarte como el gran salvador.
—No puedo dejarlo todo cada vez que decides escaparte.
—¿Dejarlo todo? Perdóneme, jeque Joe, pero aquí nadie hace nada salvo beber té y jugar a los dados.
—No son dados ni estamos bebiendo té todo el rato. Todos los hombres tienen tareas concretas.
—Es verdad. Limpiar los fusiles —__(tn) se dio una palmada en la frente—. Cómo se me habrá podido olvidar…
—Cada vez que he salido, mis hombres me han acompañado hasta que les he ordenado volver. Cada vez hemos corrido riesgos. Si no me lo agradeces a mí, podrías agradecérselo a ellos.
—Sigues actuando como si tuviera que agradecerte que me hayas secuestrado —__(tn) se enjugó las lágrimas de los ojos—, pero yo no te lo he pedido. Ni si quiera te he pedido protección.
—Eso no es verdad. Tú viniste a nuestro mundo, nosotros no hemos ido al tuyo.
__(tn), descorazonada, pensó que era un buen argumento. Se alejó con un puño en la boca al darse cuenta, por primera vez, de cómo interpretaba él todo aquello. Él no era occidental y sus reglas eran muy distintas. Si, como él le había dicho, ella estaba viajando con hombres peligrosos, Joe había hecho lo que creía que tenía que hacer y la había protegido.
—¿Por qué me dejaste tanto tiempo en las arenas movedizas? —Le preguntó __(tn) con la voz quebrada—. Podría haber muerto.
Joe no contestó inmediatamente y ella cerró los ojos. Entonces, notó su mano cálida y firme en la espalda.
—¿Se trata de eso? —le preguntó él—. ¿De que te obligara a pedirme ayuda?
—Es posible —ella se secó una lágrima.
Joe le puso las manos en los hombros y le dio la vuelta.
—Sólo tenías que pedir ayuda. Te metiste en problemas por impulsiva. Tuviste suerte de que decidiera buscarte.
—Si tuviera suerte, yo no habría estado en la medina cuando apareciste tú. Si tuviera suerte, habrías secuestrado a otra pobre occidental. A eso le llamo yo suerte.
Él se encogió de hombros con un leve brillo burlón en los ojos.
—Quizá sea una diferencia cultural, pero es buena suerte que por dos veces conservaras la vida.
—¿Te refieres a las dos veces que me has salvado?
—Tres.
Ella lo miró fijamente. Tenía unos rasgos rudos y arrogantes, pero sorprendentemente hermosos. Lo odiaba y lo deseaba. También se odiaba a sí misma por encontrarlo atractivo.
—No me salen las cuentas —replicó ella intentando parecer tranquila—. La primera vez casi me matas, no creo que cuente.
—Para demostrarte que soy un hombre justo, te concederé eso según tu definición —Tair esbozó una levísima sonrisa—. Sólo te he salvado la vida dos veces.
__(tn) disimuló una sonrisa involuntaria y se aclaró la garganta.
—Ya que estamos intentando ser precisos, creo que habría que aclarar que tu rescate de hoy habría sido más heroico si no hubieras esperado hasta que casi me traga la arena.
Él suspiró profundamente, pero con un brillo de calidez en los ojos.
—Nunca había conocido a una mujer que exigiera tanto y expresara tan poca gratitud.
—¡Estamos hablando de mi vida, jeque Joe!
—Entonces, pide ayuda, mujer. No esperes hasta que los granos de arena se te metan por la nariz.
En ese momento, él volvió a besarla con unos labios seductores, pero ella no necesitaba mucho estímulo. A su boca le encantaba la de él y su cuerpo deseaba el de él. Le rodeó el cuello con los brazos y le devolvió el beso.
Un grito de alarma fuera de la tienda los interrumpió.
Joe se apartó y se dio la vuelta para marcharse, pero antes le dio un beso fugaz en la frente.
—Volveré para cenar. Espérame.
__(tn) se asomó y vio a los hombres que rodeaban a Joe. Él gesticulaba y daba órdenes. Algunos hombres montaron sus caballos con los fusiles. __(tn) notó un vacío en el estómago y quiso salir corriendo para preguntarle a Joe qué pasaba, pero no se atrevió. Se quedó observando cómo Joe y veinte hombres más salían a todo galope.
__(tn) se bañó y se puso una túnica negra que le había facilitado el anciano. Encendió las velas e intentó pasar al tiempo hasta que Tair volviera, pero él se había marchado hacía mucho tiempo y las horas pasaban lentamente. Entrada la noche, el anciano le llevó la cena y ella la rechazó, aunque tenía hambre.
—Estoy esperando a Joe.
—¿Ash?
—Estoy esperando a Joe.
El anciano la miró fijamente sin entender lo que decía.
—Joe —repitió ella mientras se ponía de puntillas y levantaba los brazos—. Joe.
El hombre la miró más desconcertado todavía. __(tn) pensó que era una pesadilla. ¿Cómo era posible que Joe pensara que podía quedarse allí?
—No tiene ni idea de lo que estás diciendo —comentó una voz con tono burlón.
—¿Desde cuándo llevas ahí? —le preguntó ella con un resoplido.
—Lo suficiente para disfrutar con tu pantomima.
—Muy gracioso —__(tn), sin embargo, sabía que lo era y tuvo que sonreír—. Ya has vuelto. ¿Has capturado a los malos?
—A casi todos —contestó él con una sonrisa muy fugaz que no alcanzó a sus ojos.
__(tn) comprendió que él estaba abatido y se preguntó qué habría pasado en el desierto.
—¿Tienes hambre? —le preguntó con amabilidad.
—Sí. Voy a lavarme y vuelvo enseguida.
Volvió al poco rato recién afeitado y con el pelo mojado y peinado hacia atrás.
—Estás… muy bien… —dijo __(tn) embarulladamente por la timidez.
—Parece sorprenderte —Joe se rió.
—No, yo… No —__(tn) se sonrojó y fue hacia la mesa de la comida—. No —repitió ella antes de arrodillarse a un lado de la mesa—. Vamos a comer.
Durante la cena, __(tn) le preguntó por qué el anciano no la entendía cuando preguntaba por él.
—Nadie me llama Joe —contestó él mientras mojaba un trozo de pan en el guiso.
—Entonces, ¿cómo te llaman?
—Jeque Zein el-Joseph o Soussi al-Kebir.
—¿Cómo pasó de Joseph a Joe?
—Buena pregunta. Joseph no es difícil de pronunciar, pero cuando fui a un internado en Inglaterra, el director nunca lo pronunciaba completamente bien y pronto todos mis compañeros me llamaban Joe.
—¿Fuiste a un internado inglés? Ahora entiendo algunas cosas. ¿Te molestaba que no dijeran bien tu nombre?
—No. Un nombre es un nombre. Hay cosas más importantes.
—¿Por ejemplo?
—La política. La supervivencia. No conoces nuestra historia y no puedo esperar que entiendas el hervidero de esta región, pero la política nos ha dejado un legado de violencia. Hemos luchado para mantener nuestra independencia, pero a costa de un precio elevado.
__(tn), por el tono o la expresión, captó que había sufrido. No era un conflicto sólo de su pueblo, sino personal.
—¿Esas cicatrices… son el resultado del legado de violencia? —le preguntó ella.
—Sí.
Ella lo miró detenidamente y vio arrugas en los ojos y en las comisuras de los labios.
—¿Has ido a la guerra?
—Vivo en guerra.
Ella no supo qué quería decir. Una parte de ella quería saber lo que quería decir, pero la otra no quería saberlo. Él era imponente. Su cuerpo estaba cosido con cicatrices y heridas, su fuerza era descomunal y su valor incomparable. Nunca había conocido a nadie que pudiera hacer lo que hacía él. Sin embargo, también tenía un lado oscuro. No era un hombre bueno. No podía decirse que fuera considerado, amable y compasivo.
—¿Qué es vivir en guerra?
—Atacar, saquear, herir y matar.
—Entiendo. ¿Has matado en defensa propia?
—Si quieres llamarlo así…
—¿Y si no quisiera?
—Es lo que es.
Él esbozó una sonrisa lenta y burlona al notar la perplejidad de __(tn).
—Venganza —añadió él.
—Venganza, ¿por qué?
—Por recuperar lo que era mío.
—Como el dinero, la tierra…
—Como mujeres e hijos.
Ella tragó saliva, dejó el pan y se limpió los dedos.
—¿Has estado casado?
—Sí.
Ella no supo qué decir. Por algún motivo, no quería preguntar por su mujer. Sabía que en Baraka y Ouaha había hombres con varias mujeres, pero no quería imaginarse a Joe con mujeres, no quería imaginarse que tenía una mujer legal en alguna parte. Se agitó con incomodidad, había perdido el apetito.
—¿Qué te pasa? —le preguntó él.
__(tn) sacudió la cabeza. Le parecía absurdo decírselo.
—¿Te había contado que mi padre secuestró a mi madre? —le preguntó él con tono desenfadado.
—No —__(tn) arqueó las cejas.
—Mmm —Joe dio un sorbo de té—. Una vez me preguntaste por qué hablaba tan bien inglés. Mi madre era inglesa. Era profesora. Daba clase en el colegio internacional de Atiq hasta que mi padre la vio, la secuestró, la llevó a la kasbah y la hizo suya.
—¿Tu madre odió a tu padre por lo que hizo?
—No. Lo amó. Seguían muy unidos cuando mi padre murió. Mi madre nunca volvió a Inglaterra. Se quedó aquí, en Ouaha, y hace poco se mudó a Baraka. Tiene una casa en Atiq. Tiene más de sesenta años y ha vuelto a dar clases.
—¿Tu madre ha vuelto a trabajar? —le preguntó __(tn) entre admirada y preocupada.
—Era lo que quería hacer. Le encantaba enseñar y echaba de menos a mi padre y a mis hermanos. Ahora está mejor en Atiq. Tienes que conocerla. Es casi tan decidida como tú.
__(tn) captó el cariño de aquellas palabras. Lo miró a los ojos y comprobó que resplandecían con un cariño como el de sus palabras. El corazón le dio un vuelco y notó un cosquilleo en las entrañas. Se acordó del beso, del contacto de su boca y del de sus manos sobre su piel.
—¿Tu padre no secuestró a tu madre? —le preguntó él con media sonrisa.
__(tn) recordó la caravana abigarrada y el campamento de caravanas en el que había crecido y se sintió humillada. Se acordó de su padre, que no podía aguantar en un trabajo por la bebida y de su madre, que intentó varios, pero sin mucho éxito. Su pasado era una lección espantosa de mediocridad. Sólo había aprendido a no hacer aquello si quería que las cosas le fueran bien.
—No, no hubo ningún secuestro.
Notó que él la miraba con mucha atención.
—Ya tienes esa expresión otra vez. La tienes siempre que hablas de tu familia. Es implacable y crítica. La primera vez pensé que eran imaginaciones mías, pero la pones cada vez que hablas de ellos.
—Mi vida no ha sido como la tuya —aclaró ella después de un silencio demasiado largo.
A ella le incomodaban aquellos silencios en los que él la miraba fijamente, como una serpiente del desierto.
—No me críe con comodidades —siguió ella—. No teníamos nada de dinero. Ni siquiera fuimos a buenas universidades. Mi hermana menor, Mandy, recibió una beca por ser buena atleta y fue a la universidad de Washington, como otro de mis hermanos. El otro fue a California. Pero lo consiguieron porque eran deportistas. Yo no.
—¿Qué hiciste?
Lo miró con los ojos entrecerrados y los dientes apretados. No soportaba las preguntas estúpidas. Él era un jeque y ella había vivido en una ratonera. En North Bend, donde llovía tanto que casi no se veía el sol. Suspiró. Le dolía la cabeza y creyó que era por la tensión, pero tampoco estaba muy segura.
—Fui la universidad de Bellevue City —__(tn) tragó saliva—. Hice unos cursos y me puse a trabajar.
—He oído hablar de Bellevue. Ahí están Microsoft y Bill Gates, ¿no?
—Más o menos.
__(tn) cerró los ojos. Se sintió mareada. Quizá fuera por recordar aquellos años. ¿Por qué iba a contarle la verdad de su pasado? Tragó saliva. ¿No sería mejor fingir que era otra persona? ¿No sería preferible fingir una vida en la elegante ciudad de Bellevue en vez de en el pueblo húmedo y nebuloso al pie de una montaña?
—¿No hacías deporte? —insistió Joe.
—No, la verdad es que no —__(tn) clavó la mirada en un punto de la mesa—. Bueno, en el instituto jugué al voleibol. Me encantaba el voleibol y jugaba bien —inclinó la cabeza como si oyera voces del pasado—. También pasaba horas trabajando con mi hermana Mandy. Ella jugaba muy bien. Me alegré de que dieran esa beca a Mandy. Al menos pudo ir a una buena universidad.
Joe la miró inexpresivamente.
—Pero tú también eras buena…
—Sí —__(tn) intentó sonreír, pero no pudo.
—Entonces, ¿por qué no te dieron la beca?
__(tn) volvió a apartar la mirada.
—Yo era la mayor.
—¿Y bien?
—Me necesitaban en casa.
—¿Te dieron una beca? —le preguntó él con las cejas arqueadas.
Efectivamente, le habían dado una beca para UCLA, una magnífica universidad, pero no pudo aceptarla.
—Mis padres… —se le quebró la voz—. Mi padre… Él no estaba bien y mi madre trabajaba a todas horas. Alguien tenía que ocuparse de los pequeños.
—Y ésa eras tú.
—La mayor —confirmó __(tn) al cabo de un rato.
—Y chica…
—Supongo que ser chica tiene sus inconvenientes en todas las culturas.
Joe pensó que tenía razón. No se trataba de él y ella, se trataba de la discriminación.
se inclinó sobre la mesa. Se sentía cada vez más mareada y débil. Algo iba mal. Se sentía como si le hubieran echado aceite hirviendo en las entrañas. El dolor le abrasaba las venas. Se desplomó sobre la mesa y tiró un cuenco al suelo.
—¡Mujer! —exclamó Joe.
Ella no podía sentir nada más que el fuego que la tenía doblada, pero la voz de Joe le pareció fuerte e imperiosa. __(tn) lo miró desconcertada. Algo de la comida o de la bebida le había sentado muy mal.
—__(tn)…
Veía doble. Parpadeó con un esfuerzo enorme.
—¿Qué has hecho? —farfulló ella antes de caerse al suelo.
Espero q les guste el cap
Le dedico el cap a pato y a eli!!
Mañana la sigo
COMENTEN!!
byebye♥
maru!!
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
y aunq no llegaron a la pagina 12 les subi igual el cap 6 completo!! :D
Las quiero
byebye
Las quiero
byebye
maru!!
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
que es lo que le dio de comer??????
ha de haber sido muy dura la vida de ______(tn), me la imagino
maru, te puedo preguntar algo?
ha de haber sido muy dura la vida de ______(tn), me la imagino
maru, te puedo preguntar algo?
eli_jonatika
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
sii puedes preguntarme algo!! :D
maru!!
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
alguna vez te preocupaste tanto por un amigo, que te pones a llorar en la noche y casi no duermes?
eli_jonatika
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
sii muchas veces!!
xq le paso algo a un amigo tuyo??
xq le paso algo a un amigo tuyo??
maru!!
Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥
si queres seguimos hablando x mi msn... :)
maru!!
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