Re: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥

por **♫ Laura Jonas ♥** Jue 23 Dic 2010, 7:33 pm

AL FIN!!!!!!!!!!

por **maru!!** Jue 23 Dic 2010, 10:29 pm

Capítulo 10

Joe la tomó en brazos y la llevó hacia su dormitorio mientras le besaba en el cuello. Ella no pudo reprimir un estremecimiento de placer. Sabía adónde la llevaba.
—¿Es sensato? —le preguntó ella mientras se aferraba a él.
—Sí —susurró Joe si dejar de besarla—. Muy sensato. La espera por hacerte mía está desesperándome.
La voz grave y profunda retumbó por todo el interior de __(tn). La cabeza le daba vueltas y se sentía desbordada por el deseo y la excitación. Notaba con deleite el contacto de sus manos y de su boca. __(tn) contuvo el aliento cuando él le tomó los pechos con las manos. Sus caricias tenían algo de seductor, pero eran muy delicadas. Lo reconoció en un grado que no podía explicar, pero lo conoció en un aspecto muy primario de ella, lo conoció como un hombre, su hombre. Además, pensó __(tn) mientras le rodeaba el cuello con los brazos y todo el cuerpo le vibraba, ella también era de él.
__(tn) le desabrochó la camisa para besarle la piel cálida y fragante de su pecho. Ella nunca había sido atrevida con los hombres, pero Joe le daba valor, hacía que quisiera apoderarse de todo lo que le ofrecía la vida, hasta del sexo, ya que no del amor. Le besó las cicatrices y pensó que allí era donde quería estar, en su corazón. Ese espantoso corazón bárbaro. El corazón que ella quería más que cualquier otra cosa.
—Sabes que eres mía —Joe la miró a los ojos—. Sabes que no puedes abandonarme. Ya sabes que tu sitio está aquí.
Las palabras casi le resbalaron. No podía pensar en algo que no fuera tenerlo más cerca, en eliminar la mínima distancia que había entre ellos. Lo necesitaba, no sólo su boca y su mente, sino su cuerpo poderoso, los músculos tensos bajo la piel de guerrero.
—Te reclamo como mía —siguió él mientras le posaba las manos en el trasero y la estrechaba contra su erección—. Ya no puedes cambiarlo. Ya no puedes escaparte.
Ella cerró los ojos al notar las manos cálidas sobre la piel. Quería que esas manos la acariciaran por todo el cuerpo.
—No te escaparás —repitió él mientras le pasaba las manos entre las piernas.
Ella se estremeció y asintió con la cabeza. No había asimilado nada de lo que él había dicho y lo había asimilado todo a la vez. Él lo era todo; primario, sexual y viril. Quien hacía que se estremeciera y quien había desencadenado ese torbellino de anhelo. Se arqueó para que sus pechos se aplastaran contra el pecho de él, para que sus caderas le transmitieran el apetito que él tenía que saciar.
—Sí —farfulló ella.
—Sí, ¿qué? —le preguntó él mientras la miraba a los ojos.
—No me escaparé —contestó ella mientras los pezones se le endurecían.
Joe notó la reacción y le miró los pechos rematados por dos abultamientos rosas. A __(tn) la habían mirado otros hombres, pero nunca como aquella vez.
Aquello era dominación. Él inclinó la cabeza, separó los labios y tomó un pezón con la boca, entre los dientes. Lo lamió y ella gimió, la provocó hasta que se puso a temblar. Estaba derritiéndose. Se estrechó más contra él. Lo necesitaba. Tenía que llenar el vacío que sentía. Todo el cuerpo la abrasaba, y cada vez lo notaba más vacío.
Fueron hasta la cama y Joe la tumbó sobre la colcha de seda. __(tn) lo agarró de la camisa y lo atrajo hacia sí.
—Espera, quiero mirarte —dijo él mientras se apartaba.
—Pero yo quiero sentirte —__(tn) lo tomó de la nuca y le bajó la cabeza.
Ella cerró los ojos y sintió una descarga eléctrica. Los besos de Joe no se parecían a ningún otro beso. Joe la acarició por todo el cuerpo y, cuando ella ya no aguantó más, le tiró de la túnica y de los pantalones para que se los quitara.
Lo miró desnudarse con los ojos entrecerrados y casi sin aliento. Él era más impresionante de lo que se había imaginado. Era puro músculo. __(tN) había visto a hombres con cuerpos trabajados en el gimnasio, pero el cuerpo de Joe estaba modelado por la vida, las batallas, el viento y el desierto. Entonces, supo que lo amaba como no se había imaginado que podría hacer. Era el hombre que había estado buscando. Era el amor que había buscado durante aquellos años. Parpadeó para enjugar unas lágrimas.
—Ven —__(tN) alargó una mano.
Joe tenía los ojos casi negros y su expresión la abrasó. Él era un fuego sin control y ella iba a precipitarse a las llamas. Joe le separó los muslos con las rodillas. __(tn) dejó escapar un gemido cuando él le acarició las caderas y el vientre dejando un rastro abrasador allí donde la tocaba y haciendo que su interior se derritiera de anhelo por él. Si embargo, Joe no tenía prisa. Se deleitaba con su cuerpo, con la delicadeza de su piel, con la forma de sus pechos, con la sombra entre sus muslos. Atendía a cada gemido y a cada reacción de ella para recordar lo que le gustaba y poder tocarla como si fuera un instrumento musical para su disfrute.
__(tn) estaba arrebatada. Nadie la había acariciado de aquella manera ni había conseguido que su cuerpo le resultara conocido y extraño al mismo tiempo. Ella nunca había pensado que fuera apasionada, pero cuando Joe le pasó los pulgares por los pezones, ella perdió todo pudor. Haría lo que fuera por él y con él. Él se había abierto camino a su corazón y su cuerpo lo reclamaba para fundirse con él.
Él entró con un embate delicado y firme, con confianza en la forma de moverse dentro de ella. __(tn) le rodeó el cuerpo con los brazos y lo deseó con todo su cuerpo y su corazón, como nunca había deseado a nadie. Joe, que era un amante experto, la elevó a la cota más alta del placer, hasta que se quebró en mil pedazos deslumbrantes y se desmoronó entre los brazos de él. Entrelazó los dedos con los de él y deseó que ese momento durara para siempre. Apoyó la mejilla en el pecho de Joe y notó el poderoso latido de su corazón. Sólo quería abrazarlo y recordar lo que sentía al estar abrazada a él. Cerró los ojos e intentó retener en la memoria su calidez, su fuerza y su olor.
—Eres una mujer muy complicada —comentó Joe con voz profunda—. Sin embargo, cuando te abrazo como ahora, eres muy sencilla.
—Podría decir lo mismo de ti.
Él la levantó un poco para poder mirarla a la cara.
—Eres muy guapa. Siempre me maravillará tu belleza. Esta mandíbula, esta nariz, los pómulos, los ojos claros, grandes e inteligentes. Tienes que saber el efecto que tienes en los hombres.
—No tengo ningún efecto en los hombres.
—¿Ningún efecto? Has puesto mi vida patas arriba, mujer. Te he perseguido tantas veces por el desierto que ni me acuerdo…
—Dos veces.
—Cómo te gusta decir la última palabra.
—Quién fue a hablar.
—¿Lo ves?
__(tn) sonrió, le tomó la cara entre las manos y lo besó para que él supiera que ella sólo quería ser suya.
—A lo mejor tienes un poco de razón —susurró ella.
—Por fin has entrado en razón —Joe se rió levemente.
A __(tn) le encantaba estar recostada contra su pecho y con las piernas entrelazadas. Sólo quería sentirse abrazada y querida.
—Yo creo que has hecho que pierda la razón.
Joe volvió a reírse y __(tn) pensó que debería reírse más a menudo.
—Hazme el amor otra vez —lo miró a los ojos y sonrió levemente—, por favor.
__(tn) durmió junto a él, con el brazo de Joe sujetándola firmemente de la cintura. Era una situación extraña, pero maravillosa. Era el tipo de extrañeza reconfortante, que daba paz. La vida estaba muy bien y sólo podía ir a mejor.

Aquella sensación no duró mucho. Cuando __(tn) se despertó, comprobó que Joe se había ido. Unos hombres y él se habían ido a El Saroush y volverían al cabo de unos días, quizá una semana.
__(tn) volvió a su habitación. ¿Por qué no le había dicho que iba a marcharse? Estaba furiosa y fue de un lado a otro de la habitación. Le había hecho el amor y la había dejado sola. Era un animal y lo odiaba. Era imposible que amara a un hombre que no se comunicaba con ella. Se negaba a amar a un hombre que iba y venía y esperaba que ella estuviera esperándolo. Él tenía una madre inglesa y se había educado en Inglaterra. Tenía que saber que las mujeres occidentales no se limitan a esperar. Se llevó la mano a la boca para contener la tristeza que la dominaba. No le gustaba sentirse olvidada. Por eso se había ido de su casa y por eso era una aventurera. Era mejor jugarse la vida que quedarse sentada y pasiva con el corazón partido.
Intentó convencerse de que él volvería pronto, de que no tardaría una semana, pero no sirvió de nada. Podría pasar perfectamente unos días sin él, incluso agradecería no tener que soportar sus sarcasmos, pero debería habérselo dicho personalmente, si ella le importaba. Se quedó pensativa. Quizá fuera eso lo que la alteraba. Quería importarle a él. Él le había dicho que la deseaba, había dicho que la poseería, pero nunca había dicho nada de amor o cariño. ¿Qué podía esperar de un hombre que prefería secuestrar a una mujer que cortejarla? Se quedó mirando por la ventana sin distinguir nada. Sólo podía ver su desolación, la soledad y la tristeza. Los hombres como él no comunicaban sus sentimientos, sencillamente, tomaban decisiones. No permitían que nadie se acercara a ellos y ser vulnerables. Paolo, su amigo y amante brasileño, había sido igual. Hasta que acabó matándose en el Everest en una de sus arriesgadas aventuras.
__(tn) resopló. También se enamoró de él. Se enamoró y cayó como lo hizo Paolo, sin red de seguridad. Como le pasaba en ese momento, estaba cayendo al vacío. ¿Cómo había podido bajar la guardia? ¿Cómo había permitido que Joe entrara en su corazón? ¿Acaso la muerte de Paolo no le había enseñado nada? ¿Por qué no se habría enamorado de un hombre sensible que la tratara con consideración? Quizá porque un hombre así hacía que sintiera que tenía que ganarse su amor. Como su padre. ¿Acaso no se había quedado tanto tiempo en su casa para demostrar a su padre que era fiel? ¿Que ella lo respetaba y amaba más que todos sus hermanos?
__(tn) sacudió la cabeza. Eso era imposible. No era la misma situación. No aceptó la beca para ir a la universidad porque la necesitaban, no porque quisiera ser la niña de los ojos de su padre. Parpadeó para en jugarse unas lágrimas abrasadoras. No tenía sentido renunciar a una beca en una de las mejores universidades para ser la favorita de su padre. Mandy era la favorita, o los chicos. No ella, la asmática con gafas de concha, pelo marrón y ojos marrones que tenía un aire tan serio. Se agarró de la cortina de seda. Hacer todo bien había sido inútil. Había sido inútil renunciar a sus sueños para que los de él se hicieran realidad. Si ella hubiera sido más egoísta… Los sentimientos eran engañosos. Lo mismo le pasaba en ese momento.
Volvió a resoplar con fuerza. Sintiera lo que sintiese, no iba a influir en sus decisiones. Iba a salir de allí. Iba a vivir las aventuras que quisiera. No iba a permitir que nadie la privara de sus sueños.
Al segundo día, deseosa de ocupar el tiempo y de olvidarse de Joe, __(tn) aceptó acompañar a las mujeres a la casa de baños y se dio un baño de leche. Al tercer día, permitió que las mujeres le decoraran con henna las manos, las muñecas y las plantas de los pies. Tardaron un día y parte del siguiente. Las mujeres se reían al ver cómo iban tomando forma los dibujos y ella tuvo que reconocer que le gustaba. Era como un tatuaje, pero acabaría borrándose.
Al día siguiente, el estado de ánimo de __(tn) cambió completamente al enterarse de que Joe había vuelto por la noche. Se lo dijo Leena, su doncella, cuando le llevó el desayuno.
—Su señoría ha vuelto. Llegó anoche con muchos hombres.
A __(tn) le dio un vuelco el corazón. Sintió un arrebato de alegría que se disipó rápidamente al acordarse de lo furiosa que estaba. Tenía que recordar que no era una mujer que iba a quedarse en casa esperando a su hombre.
—Me alegro —replicó __(tn) con tono de indiferencia. __(tn) se obligó a desayunar a pesar de que el corazón se le salía del pecho.
No se sorprendió mucho cuando su sombra surgió en el patio. Era la sombra de un hombre enorme y espantoso.
—Buenos días —le saludó Joe mientras agarraba una silla, aunque no se sentó.
__(tn) no supo qué esperaba él. ¿Un beso? ¿Un abrazo cariñoso?
—Ya has vuelto… —dijo ella con una frialdad que intentaba disimular sus emociones.
—Efectivamente, no he muerto —replicó él con media sonrisa.
__(tn) dio un mordisco del bollo, pero casi no pudo tragárselo.
—¿Ha ido todo bien? —preguntó él mientras aceptaba una taza de café de Leena.
—Estupendamente.
Él bajó la mirada para disimular su expresión, pero __(tn) captó que estaba riéndose, de ella. Ésta apretó la mandíbula.
—¿Qué te pasa? Te fastidia estar atada…
Estaba furiosa por haberse acostado con el hombre más arrogante del mundo.
—Estás muy guapa —añadió él—. ¿Has ido a los baños?
—Sí —contestó ella mirándolo fijamente.
—¡Te has dado un baño de leche?
—Sí —lo miró más fijamente todavía.
—Me alegro.
—¿Por qué?
Él se encogió de hombros y le tomó las manos. Ella dio un respingo por la corriente abrasadora que le recorrió las manos, las muñecas y los brazos. Joe arqueó una ceja.
—¿Qué pasa? —preguntó ella a la defensiva.
—Nada.
__(tn) captó el tono sarcástico de la respuesta. Como si él supiera algo que ella no sabía y que no iba a gustarle.
—Creo que es precioso —apostilló ella sin abandonar el tono defensivo.
—Lo es.
—Es artístico.
—Sin duda.
—Entonces, ¿por qué sonríes así?
—No sonrío.
—Sí sonríes.
Joe sacudió la cabeza con una sonrisa muy leve y __(tn) intentó soltarse las manos, pero él no le dejó.
—Dímelo —insistió __(tn).
—Es que el dibujo de tus manos significa algo. __(tn) sintió un vacío de horror en el estómago. Sabía lo que él iba a decir y no iba a gustarle. Él levantó las dos manos de __(tn) como si estuviera leyéndolas.
—Me perteneces —dio la vuelta a las manos para que __(tn) las viera—. Lo dice aquí.
Ella cerró los puños.
—No es verdad.
Ella sabía que era verdad y que por eso las mujeres se habían reído mientras le dibujaban las manos.
—¿Dónde lo dice? —le preguntó __(tn) con impaciencia.
—Esto —Joe le enseñó uno de los dibujos con la punta del dedo— es el símbolo árabe del amor…
__(tn) intentó soltarse otra vez, pero sin éxito.
—¿Amor?
—Yo sólo leo lo que dice —Joe se encogió de hombros.
__(tn) volvió a cerrar los puños.
—Me borraré esto inmediatamente.
—Aguanta un par de semanas, aunque frotes con todas tus fuerzas.
—Semanas… —repitió ella.
—Normalmente, meses.
—Meses…
—Se trata de que dure toda la luna de miel.
—No estamos de luna de miel.
—Hasta que no nos casemos, no, pero habrá una luna de miel. Es la costumbre.
—Me da igual lo que sea. No vamos a casarnos ni a irnos de luna de miel.
—Sí vamos a casarnos. Los documentos están redactados.
—Rómpelos.
—Imposible. Resígnate, esta vez no vas a ganar.

espero que les guste el cap.
hoy si puedo les subo otro cap
ahora tengo mucho sueño xq se imaginaran que lo q menos
hice en la casa de mis amigas es dormir y ahora estoy muerta
FELIZ NOCHE BUENA!
Las quiero!

byebye

:D

por **Géne!** Vie 24 Dic 2010, 5:44 am

Lo ame *-*
waooo waoo
lo ame *-*
ECHAAA ECHAAA ~El simbolo del Amor~ :¬¬:
siguela pronto maru!para leerla cuando entre al foto ^^
{no se cuando entrare; pero S I G U E LA}
BESOS FELIZ NAVIDAD

por **Patu** Vie 24 Dic 2010, 7:57 am

=O odio a joe!!! :caliente: por fin pude leer cap :cheers: ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥ - Página 18 88550944

tienes qe seguirla!!! y feliz noche buena para todasss!! :santa:

por **♫ Laura Jonas ♥** Vie 24 Dic 2010, 8:52 pm

gracias por el capi!!!!
sigue con la nove

por **eli_jonatika** Vie 24 Dic 2010, 9:25 pm

como odio a los hombres que se comportan asi de arrogantes... que acaso cree que las mujeres omos inferiores que los hombres? a no a este tipo hay que ponerle bien los puntos!!!!
te juro maru tu nove hace que me enoje con joe... y eso no es bueno :evil: ...
en fin...

FELIZ NAVIDAD

por **maru!!** Sáb 25 Dic 2010, 6:21 pm

HOLA! como estan pasando la navidad??
que les regalaron de lindo??
alquien quiere cap?? :D

por **eli_jonatika** Sáb 25 Dic 2010, 7:48 pm

maru!! escribió:HOLA! como estan pasando la navidad??
que les regalaron de lindo??
alquien quiere cap?? :D

la pase re lindo (con un calor de 27 grados y un viento espantoso ero bien :P )

queres saber cual fue mi regalo de navidad????

UN JONAS!!!! AAHHHH!!!!! ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥ - Página 18 67591

♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥ - Página 18 67591

nah, mentira :P me dieron 50 psos...

pero antes ya me habian dado unos rollers...

pero supongo y que vos sabes que es lo que queria de navidad, no?

lo que te conte...

AH! y con respecto a tu ultima pregunta...

TODAS QUIEREN CAP

por **♫ Laura Jonas ♥** Sáb 25 Dic 2010, 7:48 pm

claro que keremos capi!!!!!!!!!!!!!

por **♫ Laura Jonas ♥** Sáb 25 Dic 2010, 7:48 pm

pase de pagina!!!!!!!!!!

por **maru!!** Sáb 25 Dic 2010, 8:08 pm

haha dentro de un rato cap!!
por sierto ya esta por terminar despues les digo cuantos cap quedan!!=D

por **Julieta♥** Sáb 25 Dic 2010, 9:19 pm

holaaaaaaaaaaa
llegueeeeeeeeeee jajaja la pase delicioso ya estoy toda bronceadita jajja
lo unico malo fue que extrañe muchisimo tu noveeeeee
ame los capssss
y gracias por haberme dedicado uno...
debes seguirla enserio
amo tu noveeee

por **maru!!** Sáb 25 Dic 2010, 9:27 pm

Capítulo 11

—No estás hablando en serio —susurró __(tn).
—Claro que sí. ¿Adónde crees que fui? —le preguntó él mientras la soltaba.
__(tn) echó la silla hacia atrás para alejarse de él.
—No lo sé y como estoy segura de que no tiene nada que ver conmigo, no quiero saberlo.
—En realidad, tiene mucho que ver contigo. Fui a buscar al mullah de la ciudad, al juez. Él nos casará.
—¿Qué gano yo por casarme contigo? —preguntó ella con tono burlón.
—Mi nombre y mi casa —Joe extendió los brazos.
—No los quiero.
—Mi protección.
—Tampoco la quiero.
—Pero la necesitas —la miró pensativamente—. Hace cuatro noches parecías ansiosa de casarte conmigo. ¿Por qué has cambiado de idea?
Ella se ruborizó al recordar la noche que pasaron juntos. Había sido muy intensa.
—Fue un error. Un arrebato de locura.
—Un arrebato de locura —repitió él.
—Sí. No podemos casarnos. No me casaré cuando nos separan tantas diferencias.
—Dime una.
—La religión.
—Dime otra.
—La política.
—Otra.
—Diferencias de cultura y en cuanto a la consideración de los sexos.
Él se dejó caer contra el respaldo de su silla con los ojos entrecerrados.
—¿Eso es todo?
Joe levantó la barbilla y el sol iluminó su barba incipiente, la textura de su piel y las arrugas en las comisuras de los labios. __(tn) tuvo que hacer un esfuerzo para no besarlo y apretó los puños sobre su regazo. Quería que él dijera las palabras que ella necesitaba, quería que le diera el cariño que ella anhelaba. Necesitaba que él la amara.
__(tn) se levantó y cruzó al patio corriendo.
—Esto no es Seattle o Bellevue o de donde seas —le recordó Joe—. Es el desierto, un mundo distinto con normas distintas. Eres mía y te protegeré, quieras o no.
__(tn) se volvió y dio un paso lleno de furia hacia él.
—No puedes obligarme a hacer esto…
—Sí puedo. Puedo hacer las promesas en tu nombre. Ni siquiera es necesario que asistas a la ceremonia, aunque me gustaría que estuvieras. Aun así, seríamos marido y mujer.
—Sería tu propiedad.
—Digamos mi mujer.
__(tn) sacudió la cabeza con rabia. Sabía que estaba provocándola. Sabía que él estaba furioso por su recibimiento tan poco entusiasta, pero no iba a ceder.
—Me asombra que me obligues a casarme contigo, que puedas de hacer algo tan brutal.
—No creo que te asombre tanto. Ya me conoces bien y sabes que no digo una cosa y hago lo contrario. Si te he reclamado como mía, no voy a cambiar de idea porque pase el tiempo. Mañana lo serás legalmente.
Él podía conseguirlo por las buenas. Sabía engatusarla, pero no estaba dispuesto. Era un bruto insensible.
—No me casaré contigo por imposición. Si me caso contigo, será por amor.
—Y no me amas.
¿Lo amaba? ¿La amaba él? ¿Estaba tomándola por orgullo? ¿Quería demostrar que la había conquistado?
—No —afirmó ella con un nudo de amargura en la garganta.
Joe se levantó de la silla con una expresión sombría y aterradora.
—Tu mano derecha dice que me amas.
—Un grupo de mujeres viejas ha dibujado con henna mi mano derecha. Mi mano derecha no sabe lo que dice…
—Creo que sí lo sabe.
—Yo sé que no lo sabe.
—Entonces —Joe se encogió de hombros con una indiferencia absoluta—, a lo mejor deberías decir a tu mano derecha y a tu corazón que aprendan a que yo les guste, ya que no a amarme, porque dentro de poco vamos a unirnos para siempre.
__(tn) se quedó mirándolo con el pulso desbocado. No encontraba palabras para rebatirlo, pero tenía que hacerlo. Sabía que no podía permitir que eso pasara, sabía que Joe hacía todo lo que decía. __(tn) intentó pensar en algo que tuviera sentido.
—¿Por qué yo? No me gustas y no te gusto. Somos completamente distintos. Nuestros principios están en conflicto. ¿Por qué no te casas con una mujer que quiera estar contigo en vez de con una que está dispuesta a escaparse?
—Tú estás aquí.
—Como cientos de mujeres.
—Tú me necesitas.
—No.
—Sí, pero como no aceptas ese argumento, te daré otro.
Se acercó y no paró hasta estar a unos centímetros de ella. __(tN) tuvo que levantar la cabeza para mirarlo a los ojos. Contuvo el aliento y se sintió arrebatada por él, arrebatada por un ardor que no podía explicar. Sólo sabía que, cuando él la miraba, se derretía por dentro y los huesos le flaqueaban.
Él esbozó una sonrisa. Sabía el efecto que tenía en ella y le encantaba.
—Te quiero como esposa porque me encanta cómo me miras.
Sonrió un poco más, como si supiera cómo iba a tomarse ella esas palabras y cuánto iban a ofenderla.
—También me gusta cómo me besas —siguió él lentamente—. Además, me entusiasma tu sabor.
__(tn) intentó mirar hacia otro lado, pero se sentía atrapada en sus ojos ardientes y rebosantes de deseo. Él ya no ocultaba nada.
—Hay muy pocas mujeres con tu sabor —siguió él— y, si voy a casarme, quiero una mujer a la que pueda besar y paladear.
—Tienes un sentido del humor espantoso.
—Ni el más mínimo —Joe sonrió y mostró sus dientes blanquísimos.
Clavó la mirada en su boca y la besó hasta que ella se sintió plena. __(tn) cerró los puños como si protestara por su destreza en la seducción. No era justo que ella se sintiera de esa manera sólo por una mirada y cuatro palabras. Se sentía anhelante y con el pulso enloquecido. No era justo que él la alterara tanto y ella quisiera que saciara ese anhelo.
—No te casas con una mujer sólo porque bese bien.
—Claro que sí…
—Joe…
—Piensa como un hombre. Si besas así, ¿puedes imaginarte la maravilla que serás en la cama?
Joe volvió a besarla abrumadoramente y le separó los labios para saquear toda la dulzura de su interior. __(tn) lo agarró de la túnica con todas sus fuerzas. No quería desearlo, no quería ceder, pero a medida que él la estrechaba contra sí, ella notaba cada vez más que lo ansiaba.
Él la acarició por todo el cuerpo y se detuvo en los pechos antes de seguir hasta las caderas. Le pasó los labios por el cuello y ella sintió que las piernas le flaqueaban. Él siguió derribando todas sus defensas. __(tn) hundió la cara en el pecho de Jow cuando notó una mano sobre el montículo entre las piernas. Él no introdujo los dedos ni hacía falta. Los dos sabían que ella lo deseaba y para él aquello era otra victoria.
—Eres mía —él la miró con los ojos como ascuas por el deseo—. Tu cuerpo lo sabe aunque tu mente lo niegue.
—Es algo físico —espetó ella mientras intentaba despejarse las ideas.
—Muy bien. Tomaré lo que pueda —se apartó para marcharse, pero se volvió al llegar a la puerta—. Para que lo sepas, el baño del otro día y la ceremonia de la henna son rituales prematrimoniales —Joe endureció la expresión—. Es posible que no quieras ser una novia y que tampoco quieras casarte conmigo, pero el mullah está aquí y tú estás preparada. Te veré dentro de un par de horas.
__(tn) se quedó petrificada.
—¿Vamos a casarnos hoy?
—Sí. Leena tiene tu vestido. No es ni negro ni blanco ni azul.
Jow tenía razón. El vestido, en parte un caftán y en parte un vestido de noche occidental, era de seda dorada con bordados verdes y adornos de plata y perlas en el escote de terciopelo.
Leena quiso maquillarla y pintarle los ojos, pero __(tn) se negó. Quería ser ella misma. Además, no estaba segura de que no fuese a llorar y no quería tener unos regueros negros por las mejillas. __(tn), con unas pulseras de oro muy grandes y una diadema también de oro que sujetaba un velo de seda, fue hasta el salón del edificio principal.
Se sentó mientras Joe y el mullah comentaban el contrato matrimonial hasta que llegó el momento de empezar la ceremonia.
El mullah miró a Joe.
—¿Eres Zein Hassim el-Joseph?
—Sí.
El mullah se dirigió a __(tn).
—¿Eres Talitha Elizabeth Devers?
—No.
—Sí, lo es, señoría. —replicó Joe con una mirada penetrante hacia __(tn).
—No lo soy, señoría —insistió __(tn) mirando a Joe con unos ojos igual de penetrantes—. Soy __(tncompleto) Elizabeth Devers.
Al mullah pareció no gustarle la interrupción, pero siguió con la ceremonia.
—__(tncomleto) Elizabeth Devers, ¿te casas coaccionada? —lo preguntó firmemente y sin apartar la mirada de __(tn).
—Sí.
—No —intervino Joe.
—Sí —repitió __(tn).
El mullah levantó la mirada del libro.
—Sí —insistió __(tn).
—¿Jeque el-Joseph? —le preguntó el mullah a Joe.
—No —contestó Joe—. Ella ha dicho que no está coaccionada.
—¡No! —exclamó __(tn) con impotencia—. No he dicho que no…
—Entonces, ¿es que no? —siguió el mullah.
—Sí, es que no… —__(tn) sacudió la cabeza—. ¿Qué está preguntándome?
—¿Deseas casarte con el jeque Zein el-Joseph o estás coaccionada?
—Sí —respondió ella.
—¿Sí deseas casarte?
—Sí estoy coaccionada.
—Perfecto. Deseas casarte. Sí —el mullah revolvió los papeles—. Así sea.
__(tn) se convirtió en la esposa del jeque Joe. Después hubo un banquete descomunal, pero __(tn) no tuvo fuerzas para comer. Sobre todo cuando Joe le dijo que estarían sentados en zonas separadas durante las celebraciones. ¿Por qué en zonas separadas? Joe no se había enterado todavía de quién era ella, seguía sin entender que la había arrastrado a algo tan alejado de su mundo que estaba asustada. ¿Cómo iba ella a vivir allí? Lo amaba, pero no lo entendía, como no entendía su cultura.
La multitud se arremolinó alrededor de ellos después de la ceremonia, los hombres se llevaron a Joe en una dirección y las mujeres a __(tn) en otra, pero ella consiguió escabullirse y refugiarse en su habitación. Contuvo las lágrimas, se levantó el bajo de la falda, se lo metió por la cinturilla y fue de un lado a otro. Se sentía atrapada. No tenía a donde ir ni nadie que la ayudara. Se asomó a la terraza y pudo oír la música del festejo. Pronto empezarían los cantos y los bailes. Miró el desierto. ¿Cómo era posible que amara y también fuera infeliz? ¿Dónde estaba la paz?
—¿Qué has hecho con tu vestido? —le preguntó la voz de Joe desde detrás de ella.
__(tn) se secó las lágrimas y se encogió de hombros.
—Tienes las piernas desnudas —siguió él.
Ella captó el tono de censura y se sintió más herida todavía.
—Me dijiste que en privado podía vestirme como quisiera.
—Sí, pero esta terraza no es privada. Puede verte mucha gente.
—Todo el mundo está en el festejo.
—Bájate la falda.
—No —lo miró fijamente y con una leve sonrisa retadora—, gracias.
—Por favor… —él mostró los dientes en una sonrisa.
—Me gusta el vestido así. Me siento más libre.
—Más expuesta.
—Efectivamente.
—Es inadecuado.
—Me da igual lo que sea adecuado.
—Eres mi esposa.
—Contra mi voluntad.
—Aun así, eres mi esposa.
—Me gustaría que dejaras de repetirte.
—A mí me gustaría que hicieras lo que te digo.
__(tn), dominada por la rabia, lo miró fijamente y se subió más la falda.
—¿Quieres pelea? —le preguntó él con las mandíbulas apretadas.
—Quiero que aceptes que nunca seré la mujer que quieres como esposa.
—Ya eres mi esposa y, como tal, debes complacerme.
—Creo que te has equivocado de esposa, Joe.
—Es tu obligación, esposa.
__(tn) se acercó a él con la cara levantada y se subió la falda más todavía. Ella sabía que aquello era una tontería e infantil, pero la arrogancia de Joe la encendía. Todo lo que él le exigía atentaba contra su dignidad.
—Joe, es posible que te hayas casado conmigo, pero no me has comprado. No te pertenezco. Puedo llevar la ropa como yo quiera como puedo conservar mi nombre, mi personalidad y mi identidad.
—No vas a salirte con la tuya, esposa.
—Pero voy a luchar, marido.
Joe se inclinó sobre ella hasta que su boca estuvo a unos centímetros de la de ella. __(tn) notó que los músculos se le ponían en tensión y que contenía el aliento. Podía oler la fragancia de él, percibir el calor de su cuerpo y recordar claramente el contacto de su boca en la de ella, así como el placer doloroso e intenso.
—Tendrías que haberte casado con una chica bereber —susurró ella en un intentó de pasar por alto el deseo que le abrasaba el vientre.
Él bajó más la cabeza y la besó. __(tn) sintió un fogonazo en todo el cuerpo. Cerró los ojos y se dejó arrastrar. Era un beso tan delicado, que hizo que ella anhelara más, que anhelara que la tomara allí mismo.
Joe levantó la cabeza con expresión de haberse dado cuenta.
—Acompáñame —volvió a besarla y le bajó la túnica hasta que le cubrió las piernas—. Esta noche acabaremos esta batalla, esposa, pero ahora no es el momento.
Sin embargo, esa noche, cuando los invitados se hubieron ido y Joe la llevó en brazos hasta la cama, __(tn) no tuvo ganas de batallar. Sólo lo quería a él, en cuerpo y alma.
Hicieron al amor de forma poco delicada. Joe la poseyó con una intensidad carnal y ella respondió con la misma voracidad. Él la enfurecía, pero también hacía que ardiera de pasión, que lo deseara y que necesitara su amor.
Él la agarró de las manos y le puso los brazos por encima de la cabeza mientras empujaba implacablemente con las caderas y entraba en ella, pero ella lo deseaba y, con las piernas alrededor de la cintura de él, recibió su cuerpo y su pasión desenfrenada.
__(tn) se durmió en brazos de él, agotada y satisfecha sólo en parte. Tuvo un sueño vívido e intenso en el que unos hombres armados irrumpían en la habitación, entre cánticos de mujeres y redobles de tambores, y se llevaban a Joe lejos de ella.
__(tn) se despertó asustada y extendió la mano para palpar la cama, pero se encontró con una piel cálida. Entonces cayó en la cuenta de que estaba en Bur Juman con Joe. Posó la mano en su pecho y lo miró en la oscuridad. Sintió un torbellino de emociones como no había sentido nunca. Lo amaba. Amaba a ese hombre espantoso como nunca se había imaginado que amaría a nadie.

Espero que les guste el cap
me alegro que allan pasado bien la navidad
ahora solo falta fin de año y los reyes...
ya saben que van a pedirles a los reyes magos?? :)
mañana la sigo AH antes de que me olvide faltan dos cap para que termine la nove!!
COMENTEN!!
byebye

:D :D

por **♫ Laura Jonas ♥** Sáb 25 Dic 2010, 9:56 pm

que??!!!!!!!!
DOS CAPIS!!!!!! ♥La Desobediente Prometida Del Jeque♥joe y tu♥adaptada-TERMINADA♥ - Página 18 167695056

:(

Bueno lo mismo digo espero que hayas pasado una grandiosa navidad

por **maru!!** Sáb 25 Dic 2010, 10:02 pm

JBX2 escribió:que??!!!!!!!!
DOS CAPIS!!!!!! :(

Bueno lo mismo digo espero que hayas pasado una grandiosa navidad

si solo quedan dos cap pero todo puede pasar en los proximos dos cap haha 8)
sii la pase barbaro noche buena con mis padres y hermano y navidad en la casa de mi abuela con la
familia reunida :D
comenten chicas si comentan mucho y llegan a la pagina 23 para mañana en la noche les subo los dos cap finales :D

por Contenido patrocinado

ϟ hypatia. aka Kate. MP ϟ Ver perfil.	ϟ dépayser aka Lea. MP ϟ Ver perfil.
ϟ youngjae aka . MP ϟ Ver perfil.	ϟ Stark. aka Cande. MP ϟ Ver perfil.

ϟ Legendary. aka Steph. MP ϟ Ver perfil.	ϟ chihiro aka Zoe. MP ϟ Ver perfil.
ϟ Kurisu aka Teph. MP ϟ Ver perfil.	ϟ Calore aka idk. MP ϟ Ver perfil.

ϟ ego. aka Kalgh/Charlie. MP ϟ Ver perfil.	ϟ Asclepio. aka Gina. MP ϟ Ver perfil.
ϟ mieczyslaw aka Alec. MP ϟ Ver perfil.