A reason to smile. {bertie gilbert}

Caminé por los pasillos. Cada paso era una agonía. Una burla. Una gota de sangre.
Abrí la puerta, entré y dejé mi mochila en el banco. Me senté y me quedé allí. Sabía que se me burlarían. Siempre había algo. La mayoría lo hacía.
-¡Hey rubia! ¿ya rompiste tus lentes? ¿o te los rompo yo?
-¡Jirafona!
Por esa vez cesaron. Pero sabía, sin embargo, que iban a seguir.
Mis muñecas ardían, pero a ninguno de ellos le importaba.

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La profesora estaba dictando la última oración. Copié. Sonó el timbre. Empezé a guardar mis cosas en la mochila . Cruzé la puerta, cuando una mano me agarró de la muñeca. Por impulso, me solté y me apreté la muñeca. Ay.
Bertie. Un chico rubio, de ojos azules como el mar, me miraba. Nadie me había sostenido nunca la mirada así.
-Quieres.. ve-venir a hacer el trabajo de clase con..migo.. en mi casa?- tartamudeó.
-Seguro.. -le respondí. No sabía quién era, ni de donde había salido, pero me había invitado a hacer el trabajo de clase.. en su casa.
Me dió un papel y se alejó corriendo. Guardé el papel con la dirección de su casa y me fui a la mía.
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Era sábado. Toqué la puerta de su casa, y me abrió. En la escuela no lo había visto bien, pero.. dios mío.
-¿Pasas? -me preguntó.
-Seguro.
Entré y dispusimos las hojas sobre la mesa de roble. Cada vez que giraba la vista, me encontraba al rubio mirándome... aunque girase la cabeza inmediatamente.
En un momento sentí que algo me corría por el brazo. Sangre. Mierda.
-Puedo.. puedo pasar al baño?
-Si, claro.
Me condujo hasta el baño. Abrí la puerta y inmediatamente la canilla. Lavé la sangre y me sequé con papel higiénico...cuando abrieron la puerta. Me sobresalté e intenté taparlo todo para que no lo vea, pero..
-¡¿Qué haces?! -dijo alarmado, mirándome las muñecas.
-Yo..yo no.. lo siento..
Las lágrimas me empezaban a salir de los ojos.
Bertie me agarró y me envolvió las muñecas en una toalla mientras buscaba gasa. Me puso antiséptico y me sujetó la gasa con cinta.
Yo hipaba, mientras sentía que el dolor se desvanecía. Me daba miedo mirarlo a los ojos. Bertie me miraba.
Bajó las manos a mis muñecas y empezó a hablar.
Yo.. yo lo sé. Sé todo lo que te pasa. Te ví. Te escuché llorar. No hice nada ya que las personas suelen rechazarme. Sé lo que se siente... y también me gustabas. Y me sigues gustando..
Subí la cabeza para mirarlo.
-Es.. enserio? -susurré.
-Sí.
Se acercó y me dio un beso. Porque al final, hasta el más inesperado puede ser tu razón para sonreír.