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Mensaje por Invitado Dom 31 Mar 2013, 4:45 pm

Nueva lectora fiel. SIGUELAAAAAAAAAAAA :aah:
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Mensaje por CataFerruda Dom 31 Mar 2013, 5:42 pm

tenemos nueva lectora lo logramos oriana wiiiii..... me encanto el cap se besaran o no???? coloca el cap pronto... decirte que esta semana quizas me desaparezca un poco por que estoy llenisima de prubas pero tratare de comentar un besito te quiero y ahora somos tres wiii
CataFerruda
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Mensaje por Barby_Directioner Dom 31 Mar 2013, 6:08 pm

NEW READER!!!
Aquí como dije antes, ME PASE! Y me ENCANTA TU NOVE!!! Seguila ya nenaaa!!!
Besotes enormes y suerte con las lectoras! :D
Barby_Directioner
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Mensaje por janestg Dom 31 Mar 2013, 8:48 pm

Ok! yei! una vez más gracias Cata, y bueno, bienvenidas a las nuevas lectoras.
Tengo un memo, mañana empiezo el isntituto nuevamente y pues ya no podé subir tan seguido, especialemente porque me tardare más escribiendo, sin emabargo, tratare de subir minimo uno por semana. Lo prometo.
Sólo pido paciencia. espero que les haya gustado, y solo puedo esperar a que haya más lectoras para subir más caps!
janestg
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Mensaje por CataFerruda Mar 02 Abr 2013, 1:26 pm

te esperaremos... te entiendo estoy igual con la escuela... ya un besito y siguela por favor cuando puedas :)
CataFerruda
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Mensaje por meliipp1D Mar 02 Abr 2013, 6:40 pm

NUEVA LECTORA

OMG!

Que buena novelaaaaa, y eso que, creo, ahora viene lo mejor :P

Seguila prontoooo (:
meliipp1D
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Mensaje por janestg Mar 02 Abr 2013, 9:24 pm

Fijarè un dia para subir capìtulo. y ese serà el domingo. sin embargo, antes del viernes subirè, y a partir de allì seràn todos los domingos sin excepcion, a menos claro que se escape de mis manos.
xx
janestg
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Mensaje por janestg Mar 02 Abr 2013, 9:26 pm

PD: BIENVENIDA MELI... es asi no?
PD2: se han leido "Las ventajas de ser un marginado"??
Si la respuesta es si "ILY"
Si la respuesta es no "ILY, pero anda y lèelo"
janestg
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Mensaje por janestg Jue 04 Abr 2013, 2:41 pm

CAPÍTULO 4:
No estuvo bien, pero estuvo bueno.





No estaba bien, pero se sintió tan bueno.
Ninguno de los dos pudo aguantar un segundos más.
Con su brazo de ancla, Zayn me sostuvo de la cintura con toda su fuerza, presionó mis labios por unos segundos de dudas, yo me decía que esto estaba tan mal en tantas formas y el debía estar pensando los mismo, pero dejar de pensar, era lo que necesitábamos ahora. Debíamos seguir nuestros instintos, dejar correr la adrenalina, permitir a nuestros cuerpos darse un descanso de todo lo malo que nos rodeaba. Entonces lo besé.
Sus labios se sentían temerosos de seguir el beso, pero poco a poco ellos cedieron, se movieron con los míos, y de hecho, se tornaron más salvajes de lo que pensaba. Su mano se deslizó hasta mi pierna y presionó con delicadeza. Una descarga eléctrica subió y bajo por mi estómago, punzó mi vientre y reaccioné de manera extraña, me abalancé sobre él porque quería más de lo que fuera que me diera.
Nuestros ojos estaba abiertos, muy abiertos y nos veíamos el uno al otros sin saber qué hacíamos, qué intentábamos, pero lo curioso era que no parábamos, no queríamos, esto se sentía tan bien en muchos formas diferentes. Me sostuvo en sus brazos y me colocó sobre sus piernas, ni un segundo desprendió sus labios de los míos, apartó un mechón de cabello fuera de lugar, acarició mi mejilla con su pulgar y lamió mis labios con su lengua. Seguía viéndome, directo a los ojos, yo lo veía a él, ambos sin saber qué hacíamos.
Sólo podía recordar que era Zayn, el malhumorado Zayn, el chico que siempre se preocupada por hacer mi día un poco más miserable de lo que era, pero entre el beso y el repentino arranque de necesidad sexual, recordé que era el mejor amigo de mi ex, el chico que desde que besé por primera vez a Liam Payne, estaba prohibido para mí.
¿Y eso importaba ahora? Liam estaba perfectamente con Sara Benson, seguramente no hacían nada muy distinto a nosotros dos, y yo, yo sólo estaba tratando de ser menos patética, aunque quería detenerme, juro que quise detenerme, pero esta extraña atracción magnética, como si se tratara de dos imanes en lugar de dos cuerpos humanos, nos hizo juntarnos más.
Sus manos me apretujaron contra él, demasiado fuerte, y pensé que rompería mis costillas, pero estaba bien, y de hecho me gustaba su abrazo, me hacía sentir deseada, y mejor aun, querida. Zayn me quería para él, justo ahora, sin tiempo que perder, pero aun podía verlo a los ojos, y podía ver que estaba esperando algo más que lo que sucedía. Veía que estaba ansioso, y veía que no estaba del todo complacido, hasta que cerró sus ojos.
Traspasó una de sus manos bajo la tela de mi blusa, deslizó su otra mano hasta mi cuello, mordió mi labio inferior delicadamente y se recostó en la cama con cuidado, llevándome con él, impidiéndome que me separara un solo centímetro.
El roce de su piel con la mía era algo cálido, tranquilizador, era como una fogata en un día de frío en los Alpes más altos. Sencillamente, se sentía increíble. Estaba bien, se sentía bien, y no pensaba en nada más, ahora, sin preocuparme, podía cerrar mis ojos también y dejar que todo lo demás fluyera. Porque para Zayn ya no era algo extraño, algo erróneo, algo incorrecto, era algo que debíamos disfrutar mientras sucediera, y tal vez, sólo tal vez, con un poco de esfuerzo, pretender que nunca pasó. Al menos teníamos que hacerlo frente a nuestros amigos.
Sin embargo, por ahora, todo iba perfecto. ¿Quién se iba enterar? Nadie.
Sólo las cuatro paredes que formaban mi habitación y su tapiz sabían acerca de este encuentro, y ellas no hablaban, lo cual era grandioso o si no estaríamos en aprietos.
Saboreé el sabor de sus labios, olí el perfume de Zayn, ya no era Pacco Radbone y ya no le tenía alergia, inclusive, podía ser que no llevara ningún perfume, y aun así olía delicioso, era como un aroma propio, uno que me gustaba más que cualquier otro, y quería más de ese aroma.
Tomé la chaqueta de Zayn y la deslicé por sus hombros, acaricié su espalda y besé su cuello, aprovechando para oler más de su delicioso aroma. Él presionó gentilmente sus labios en mi barbilla y luego en mi mejilla, mientras sobaba con la ñema de sus dedos mi espalda. Un cosquilleo recorrió mi columna vertebral y el móvil de Zayn sonó.
Maldito teléfono celular. Interrumpiendo con su tono predeterminado que Zayn se rehusaba a cambiar.
Me aparté, lo dejé buscar su iPhone con tranquilidad, estaba esperando que él lo apagara e ignorara por completo la llamada para poder seguir, hasta que mi mente se fue despejando, mis sentidos volvieron a ser los mismos, y mi razón de ser volvió.
¡Estaba besando a Zayn Malik!
-¿Aló? –contestó. Lamió sus labios y escuchó con atención –Sigo en su casa, estábamos hablando pero ya le está entrando sueño. Bosteza como un león –dijo, y comprendí que era Liam. –Te agradecería, porque pensaba pedir un taxi pero a esta hora cobran más de lo que me puedo permitir pagar ahora que me mantengo sólo…
-¿Ya dejó a Sara? –pregunté. Si ofrecía un transporte a su mejor amigo debía ser porque ya se había deshecho de Sara, y para haberlo hecho tan rápido, no pudo haber pasado nada, no mucho, al menos.
-Perfecto, estaré pendiente, toca la bocina –Zayn trancó el celular y me miró –Liam viene por mí.
-Sí, eso creí.
-Está dejando a Sara en su casa y viene por mí.
-Sara vive cerca de Luna, tardará al menos quince minutos para llegar –avisé.
Todo era incómodo, demasiado. Segundos atrás nos estábamos besando, y ahora él me miraba y yo lo miraba a él, intentando no parecer idiotas, pero Liam había interrumpido todo, sin saber que interrumpía algo. Ofrecía llevar a Zayn a su casa, a su mejor amigo, quien había besado a su ex novia, la cual no había estado nada molesta por ello. Era una basura de persona, estaba consciente, y Zayn debía pensar lo mismo de él mismo, y tal vez también de mí. Era lo que éramos, aunque por dentro solo podía pensar que lo había disfrutado tanto.
-Nunca paso ¿No es así? –Lo miré, él estaba dudando, y yo me hice la que no entendía –El beso… nunca pasó. Es decir, fue un tonto error, sin sentido, sin sentimiento… -asentí, aunque no estaba de acuerdo con ello –Nunca pasará de nuevo ¿verdad? –él volvió a dudar y yo me encogí de hombros, porque no quería decir que no, no quería que fuera la primera y la última, la única vez que probaba los labios de Zayn, porque me había gustado demasiado como para dejarlos tan fácilmente -¿Puede pasar de nuevo?
-Mira, qué se yo. Pasó una, puede pasar dos… Esperemos a ver qué pasa.
-No puedo decírselo a Liam…
-¡Y no lo harás! –Me apresuré a decir –Escucha, este será nuestro secreto. Nadie puede saberlo ¿Bien?
Zayn asintió, pero él estaba tan nervioso como yo, porque tenía esta filosofía que había aprendido con el tiempo… “Dos personas pueden guardar un secreto, si una de ellas está muerta”, y tanto él como yo vivíamos, en la misma ciudad, y frecuentábamos los mismos lugares, trabajábamos en el mismo sitio y compartíamos casi todos los amigos, amigos que no podían enterarse de este pequeño encuentro, ni si quiera Jane, que aunque estaba segura que no diría nada, no quería que me juzgara por besar al mejor amigo de mi ex. Era Jane, claro que me juzgaría, se sentiría decepcionada de mí.
-Esto está tan mal en tantas formas distintas –dijo Zayn, tapándose su rostro con sus manos. Yo coincidía con él, y justo ahora estaba a punto de llorar, pero no en frente de Zayn, no demostraría debilidad.
-Estaremos bien –dije con un hijo de voz, y callé, porque no sabía que más decir.

La corneta de una Ranger Rover sonó, Liam estaba aparcado frente a mi calle con las luces intermitentes y la música del estéreo un poco alta para su propio gusto, y pensé que tal vez estaría con Sara aún. Quise ver antes de salir para preparar mi mejor cara, pero sus vidrios estaban arriba y eran ahumados así que no fue hasta que estuve en la entrada de mi casa que Zayn subió a la camioneta y vi que nadie más que Liam estaba dentro de esta. Él cerró pero la camioneta no se movió, y yo sólo esperaba a que se marchasen para entrar e ir a dormir.
El vidrio del copiloto vino abajo y Zayn dejó que Liam hablara.
-¿Llegaron bien? –preguntó él. Yo sonreí y asentí, y luego los despedí con mi mano para que se fueran de una vez -¿Estas mejor?
-No tienes de qué preocuparte –le dije.
-Te llamaré cuando llegue a casa. No te duermas.
-Intentaré –dije, y entonces arrancaron.
Los miré irse por la vía, hasta que doblaron en una calle y se desaparecieron. Liam me llamaría, justo cuando llegase a su casa y se encerrara en su habitación, tal y como solía hacer antes de terminar. Eso me emocionaba, me hacía ver que de alguna manera, a Liam aún le importaba yo, mis sentimientos y mi estado de ánimo, entonces eso sólo podía significar que me amaba, y yo… yo había besado a su mejor amigo hace quince minutos.
Me odiaba por ello.
Estuve a punto de dormirme a los treinta minutos de que se marcharan, pero Liam llamó justo a tiempo. Mi celular vibró sobre mi pecho, dónde lo había puesto para escucharlo, y luego comenzó a sonar una canción de Metálica, la cual quité de inmediato para contestar.
-¿Todo está bien? –preguntaron en la línea. Sonreí.
-Todo está perfecto –bueno, no, no todo.
-¿Zayn te trató bien? –preguntó con cuidado, y yo sólo dudé de que él hubiese dicho algo, pero no era posible, no lo creía capaz.
-Cómo si en verdad me tuviese afecto –contesté.
-Me tranquiliza escuchar eso, ustedes siempre se tuvieron… bueno, nunca se llevaron bien de todo.
-Simplemente, no congeniamos –reí. Era estúpido, Zayn y yo no congeniábamos, pero nos había besado justo aquí, justo donde estaba acostada -¿Llevaste a Sara?
-Casi a la misma hora que cuando te marchaste. La fiesta se volvió aburrida y Sara… bueno ella estaba un poco fastidiosa.
-Ella es fastidiosa, y tienes esta insistencia en saber si me dejaste tú y si me dijiste por qué –Liam hizo una pausa, una que no me gustó.
-¿Qué le dijiste? –preguntó.
-Bueno, que no era su problema –él hizo otra pausa.
-¿Y ella que te dijo? –preguntó al cabo.
-Sólo preguntó eso.
-Peyton, debes saber que no te he dejado por Sara, las razones la involucra, pero no prefiero estar con ella que contigo.
-¿No consideras que merezco una explicación? –pregunté.
-Considero que deberías dormir, y otro día hablaremos.
-Sabes que cuando nos veamos no diremos nada, ambos callaremos y entonces nunca me dirás.
-Entonces te llamaré otra noche. Cuídate Peyton, te…
Dilo… tienes que decirlo. O mejor no.
-Adiós –y entonces la llamada finalizó.
Pero qué tal si lo hubiese dicho. “Te amo”, estaba segura que eso diría. Y qué si lo hubiera hecho. ¿Eso sería mejor o peor?



-Penélope Van Couver estaba totalmente en la ruina cuando Vic la encontró en el baño. Dijo que estaba abrazando el inodoro y que no pasaban ni dos segundos para que volviera a vomitar. Tuvieron que sacarla entre el grupo completo de soccer al jardín y Jordan se ofreció a llevarla a su casa…
Odiaba escuchar a Luna hablar tanto, ella sólo respiraba profundo y le alcanzaba el aire y la saliva para estar todo el día hablando, sin parar, sin detenerse. Y admiraba su capacidad, en serio que sí, pero era tan tedioso tener que pretender que la escuchábamos y hacerlo por momentos para saber que responderle cuando se callara. Mientras que ella hablara, todo estaba bien, porque no teníamos que hacer demasiado, sólo escuchar y asentir, sorber de la bebida, comernos algunas papitas, reír cuando ella lo hacía y poner cara de indignación cuando ella la ponía. No era muy difícil, sólo tenías que procurar no consumirte tanto en tus propios pensamientos, y dejar un diez por ciento de tus sentidos en ella, sólo por si a caso, pero ese día era difícil, porque todos parecíamos ocultar algo.
Cómo podía fijar mi mirada en Luna y sus parlanchines labios cuando Nina estaba cabizbaja y mordiendo sus uñas en su puesto, demasiado pensativa, demasiado tranquila, demasiado triste ese día. Y sus miradas, sus esporádicas miradas a Louis, quien a pesar de estar abrazado a Luna en el sofá tenía su mirada fija en la nada, y de vez en cuando sus ojos se encontraban con los de Nina, chocaban, se conectaban por cinco segundos y luego retiraban la guardia. Era como un juego de miradas repentinas, de mejillas ruborizadas, de ceños fruncidos, de pensamientos en el aire y una atmosfera bastante tensa.
Mordí mi labio inferior, porque Louis y Nina no eran los únicos que tenían una actitud extraña. Harry y Jane estaban sentados junto a mí, demasiado erguidos, demasiado tensos, demasiado nerviosos. Podía ser mi mente actuando raro, pero Jane ocultaba algo, y su respiración no era la misma. Harry estaba de mal humor, sus labios estaban fruncidos, su ceño arrugado y su puño apretado sobre la mesa, siempre supe que él odiaba escuchar a Luna, pero nunca lo había visto así, no era ella, no era la estúpida historia de Penélope y la fuerte borrachera que agarró la última noche, era algo más.
Los miraba a los cuatro, a Louis, a Nina, a Harry y a Jane, y a Luna de vez en cuando, tan ajena, tan indiferente, demasiado vinculada con su historia, demasiado entretenida explicando lo bien que había resultado todo a pesar de que habían ensuciado el baño de la sala y alguien había vomitado en el jacuzzi.
-Pero… -dijo de repente, dudando por un momento, extrañamente confundida -¿Dónde se metieron todos ustedes? –Preguntó –Ni siquiera tú Louis, te fuiste de repente…
-Harry se emborrachó y yo me sentía demasiado mal por esos mariscos que comí, ya lo sabías. Nos fuimos a su casa, no quería molestarte y mucho menos despedirme de Stuart, así que me fui sin despedirme, lo siento –Louis sonrió y besó los labios de su novia, entonces pude sentir a Nina desfallecer en silencio.
Porque todos lo sabíamos en esta mesa, también en el trabajo, de hecho podría apostar que Londres entero conocía la historia. Todos sabíamos que desde kínder Garden ella gustaba de Louis, moría por él, inclusive el mismo lo sabía, porque George Duhamel se había tomado la libertad de decirlo enfrente de toda la clase cuando tenían trece años, sin duda el catorce de febrero más vergonzoso de toda la historia. Inclusive aun peor que tu novio te corte ese día, peor aún que no tener pareja para entonces. Ser expuesta de la forma en que Nina lo fue simplemente era una desdicha que nunca se la desearía a nadie por muy mal que me cayese, ni siquiera a Sara, quien ahora estaba molestándome más que mi propio hermano menor.
Ciertamente, desde ese catorce de febrero los años pasaron, más que rápido, pero su amor por Louis persistió, era como una gripe mal curada, que aunque cede en algunas ocasiones vuelve si te descuidas, y Nina se descuidaba constantemente, porque aun cuando ella había estado con otros chicos, con muchos, de hecho, ella no dejaba de pensar en él como él único hombre en su vida, y era triste, muy triste verla quemarse por dentro cuando su mejor amiga besaba al amor de su vida, sin decencia, sin consideración, creyendo que el tiempo había arrastrado cualquier rastro de amor en ella, y que lo único que quedaba de Louis era un vago recuerdo muy gracioso de cuando una vez a sus catorce años se enamoró del payaso de la clase, ese que no le prestó mucha atención cuando todo se supo, y ese que prefirió fingir que para él no significaba nada Nina Nikolayevna ni lo que representaba.
-¿Estas emocionada? –Luna preguntó a Nina, pero ella estaba demasiado perdida en su mente como para contestar de inmediato –Nina… hablo contigo.
-¿Ah? –Nina sacudió su cabeza y miró a Luna, odiándola, porque sabía yo que lo hacía. Sabía que aunque se trataba de su mejor amiga odiaba lo que le había hecho, odiaba que se hubiese juntado con Louis cuando claramente ella sabía que lo quería desde antes que ella.
Era suyo y de nadie más, cuántas veces lo había dicho, cuántas veces lo había aclarado, y aún así a ella no le importó.
“Porque, qué hacerle si él no gustaba de ti” –le dijo –“es decir, la vida continúa, y no siempre se consigue lo que se quiere, si el destino es que él y yo estemos juntos entonces que así sea”
Nina lloró toda la noche en mi casa, después que Luna partió feliz en su Picanto, chillando porque Louis la había besado en la feria del estado.
“Es tan romántico, me llevó a la rueda de la fortuna y justo cuando estábamos en los más alto me besó”
Era gracioso, la manera en que de hecho Luna le había robado la idea de su beso perfecto, tomándola de su diario personal y diciéndosela a Louis para que él la cumpliera, y lo hizo, pero lo hizo con la chica equivocada. Porque Luna era tan hermosa, tan femenina, tan… parlanchina. Le pregunté tantas veces que tenía ella que Nina no, y él no contestó, porque entre las dos Nina vale más las desdichas y los malos ratos, sobre todo porque Nina nunca se los haría pasar como Luna. Pero él estaba avergonzado, avergonzado de todas las veces que lo fastidiaron en la escuela después que el diario de Nina fue publicado y leído como se lee la biblia en la misa, como un cuento para niños, pero este no lo era, porque de haberlo sido constaría de un desenlace terrífico y un final feliz, pero el final se trata de su mejor amiga y su amor platónico besándose frente a ella sin ninguna moral, y así no terminan los cuentos para niños. Y Nina odiaba tanto a George Duhamel que un día se le acercó y lo pateó tan fuerte en su entre pierna que lo envió a enfermería en menos de un segundo durante todo el día.
Entonces, ella lo perdió, su mejor amiga se lo robó, y lo desfila como un trofeo frente a todos sus amigos para mantener en claro y siempre recordarle que nunca tendrá a Louis Tomlinson para ella, porque le pertenece como un juguete.
-¿A qué te refieres? –preguntó ella, con cierto tono extraño en su voz.
-A tu presentación de Ballet… -aclaró.
-Ah sí, la presentación –Nina torció su sonrisa, y luego calló, porque no sabía qué decir.
-¿Y bien? –insistió Luna.
-¿Qué?
-¿Estas emocionada por tu presentación de Ballet? –preguntó Luna, esta vez siendo más específica, más pausada, más lacónica.
-¡AH!... Nerviosa diría yo, pero sí, también estoy emocionada.
-¿Qué obra están haciendo? –preguntó Louis, Nina carraspeó su garganta, palideciendo.
-El lago de los Cisnes –contestó, demasiado apresurada, demasiado fría, estaba aterrada.
-Odio esta historia –dijo Luna, y entonces supe que comenzaría a hablar sin parar y tendríamos que escucharla de nuevo, o al menos pretender que los hacíamos –Me refiero, qué hombre en su sano juicio se enamora de un cisne ¿En serio? Digo… ¿De verdad? ¡Es un cisne!
-Es más que un cisne… -reclamó Nina, deteniéndola a cómo de lugar, porque cuando alguien se metía con el Ballet Nina saltaba a defenderlo –es… una mujer convertida en cisne por medio de un maleficio, ella sólo puede retornar su cuerpo humano por las noches, y es cuando el príncipe la ve, entonces se enamora.
-Creo que es retorcido… es decir, Louis, te enamorarías de mí si por el día soy un cisne.
-Me enamoraría de ti aunque fueras un bisonte.
-Ew, más retorcido aún –pero Luna rió, porque era todo lo que le gustaba escuchar, lo mucho que Louis la amaba, y le gustaba más si Nina estaba presente. Ella lo sabía, Luna sabía que lo seguía queriendo, y si no lo sospechaba, por ello siempre aprovechaba para marcar territorio en sus narices.
-Se me ocurre otra cosa más retorcida justo ahora –dije, pero sin darle mucha atención al asunto, porque discutir con Luna era tan malo como tener que escucharla hablar todo el día.
Luna arrugó su entrecejo, algunas veces sabía que no le agradaba demasiado, porque soltaba un par de comentarios que no le gustaban, pero se callaba, por alguna razón extraña la cual no tenía idea, ella se callaba.
-Y tú Jane –dijo, dejando de la lado a Nina, su presentación del Lago de los Cisnes y mi más reciente comentario, centrándose en Jane, quién había sido otra de las que desapareció de la nada -¿A dónde te fuiste?
-Ah…
-Jane y yo nos marchamos porque su mama llamó para pedirle que regresara a cuidar de su hermanito, tuvo una emergencia en el hospital –contestó Nina, como si la cubriera de algo.
-Oh, qué mal ¿Alguien murió?
-No lo creo –contestó Jane, y bebió de un vaso con agua junto a ella.
-Eso es aburrido –Luna suspiró -¿Cuándo llegan los demás? –Preguntó viendo la hora en su reloj Gucci –Se está haciendo tarde.
-Son a penas las seis, ten paciencia Linda –Louis besó el cuello de Luna, su barbilla y su mejilla, cosquilleo su barriga y la asechó en la esquina del mueble, y entre todo ese show yo sólo fijé mi mirada en Nina quien prefirió comerse sus uñas antes que verlos.
Liam apareció entonces, con Zayn y Niall. Zayn saludó a Luna, a Louis, a Jane, a Harry y por último a Nina, pero yo quedé por fuera, como siempre, como solía ser y seguirá siendo, pero algo diferente pasó, hizo mover un poco a Harry y despreocupadamente se sentó junto a mí, más cerca de lo que podía manejar en este momento, y ahora estaba preocupada de lucir como Jane y Nina lucían, con la misma expresión de incomodidad y alguien se diera cuenta de ello, tal y como yo lo hice. Porque era algo distinto, ellas podrían confiarme cualquier cosa que hubiese pasado, pero yo… ¿Cómo contarles que había besado al mejor amigo de mi ex al cual aún quiero en mi habitación la última noche? ¿Cómo hacerlo sin sentirme avergonzada?
Niall me abrazó, a diferencia de Zayn quien decidió sentarse a mi lado pero ignorarme por completo.
-Te extrañé –dijo.
-Pero no fui a ningún lado…
-Te perdiste por más de una semana, esas cosas no se hacen.
-Lo siento, pero el que se perdió fuiste tú.
-Supongo que ambos estamos un poco desconectados ahora que nuestras relaciones han acabado.
Liam se tensó, pude verlo, porque cada vez que yo estaba lo hacía, cada vez que alguien mencionaba algo referente a la ruptura lo hacía, y Niall no había querido hacerlo, pero lo hizo, de hecho no lo tomó muy a pecho, pero Liam sí, y entonces él lo llamó e hizo que nuestra conversación acabara.
Luna miró la hora de nuevo, sólo para asegurarse de cuento tiempo le quedaba, estaba ansiosa, nos había citado esa mañana a todos, levantado más temprano de lo que podíamos soportar después de haber estado despiertos hasta tan tarde, excepto Niall claro, quién no se apareció en la fiesta ni por un segundo.
-¿No les mueve algo? –Preguntó Luna, quien parecía ser la única dispuesta a pasar un buen rato justo ahora –Digo… falta Lisa, pero si se dan cuenta somos el mismo grupo que solíamos ser… sumando a Jane, claro, pero una vez que nos tenga más confianza y deje su ridícula timidez de lado podrá ser parte de nuestro grupo también.
Todos permanecimos callados, indudablemente ese comentario estaba fuera de lugar, era grosero y había molestado a Jane aun cuando ella pretendió no haberle hecho mucho caso, pero ella se apagó un poco, y dejó caer sus hombros.
Luego Luna continuó siendo imprudente.
-¿Por qué nunca hablas, Jane? ¿Te comieron la lengua los ratones cuando eras más pequeña?
-Yo sólo… no tengo nada para decir –Luna la miró mal, era como si desaprobara su presencia por completo, pero si era así, por qué la había llamado.
-Qué triste es tu vida, entonces, no tener nada para decir.
-Yo sólo, sé cuando callar y cuando no, y tomo en cuenta lo que las personas gustarían escuchar, no creo que me entiendas, pero si a nadie le importa… es mejor permanecer en silencio. ¿Me entiendes? –Luna enarcó una ceja.
Louis rió, no fue a breve, no quiso hacerlo, pero lo hizo, y Luna enrojeció de la rabia.
-Pues eso me causa tristeza, saber que no tienes las agallas para conseguir una buena historia…
-Hablas como si tu las tuvieras –Luna entrecerró sus ojos, estaba cansada de Jane, quién había dejado su sutileza de lado y con mucho cuidado, llena de timidez, le contestaba cada uno de sus comentarios, y la dejaba mal delante de todos sus amigos, delante de su novio –Sólo digo, hacer una fiesta y luego venir aquí a contar la rasca de una “amiga” tuya no significa estar llena de agallas y conseguir una buena historia, de hecho, y creo que muchos pueden concordar conmigo, sólo significa que tienes una vida aburrida y la llenas de chismes y fiestas salvajes.
-Si no te gustan, entonces no asistas.
-No lo haré, ahora, me tengo que ir… -Jane se levantó de golpe, tomó su vaso de agua y lo llevó consigo, lo dejó sobre la barra del local y regresó a dónde nos habíamos sentado –Y Harry –dijo –está bien, es un sí –Luego se fue, sonando la campana de la puerta principal junto con su partida, yéndose calle abajo mientras colocaba su gorro y sus guantes para protegerse contra el frío.
Luna estaba enojada, de hecho hizo que Louis la dejara de abrazar porque se había burlado de ella minutos atrás.
-¿Notaron como me contestó? Prácticamente me dijo que era una parlanchina que habla de más.
-En verdad yo creo… que eso fue lo que dijo exactamente –susurró Niall, dudando de haber dicho algo correcto.
-Pero… Ustedes creen que lo que digo es interesante ¿No? Obvio, siempre me han escuchado, y claro que mis historias son divertidísimas, ese es el punto, y Jane es tan aburrida, no entiendo por qué está con nosotras.
-¿Entonces por qué la llamaste a venir? –pregunté, era algo irónico haberla invitado si pensaba así de ella, porque no se hablaban demasiado, Luna invitaba a todo mundo a sus fiestas, y a las reuniones, a esas yo obligaba a Jane a asistir para hacerlas un poco mas soportables con alguien que piense como yo.
-Yo no la llamé, entró con Harry.
Louis miró a Harry, enarcó una ceja y este lamió sus labios.
-Nos encontramos de venida y sentó con nosotros.
-Sí, pero tú la odias –dijo Luna -¿Por qué dejaste que se sentara con nosotros?
-No la odio.
-Harry, viven peleando cada vez que están juntos, no pueden verse sin virarse los ojos y ella siempre está diciendo lo estúpido que le pareces por consumir.
-Puedes bajar la voz, todos en este lugar trabajan para mi papá y pueden decirle…
-Sólo digo que ella no es parte del grupo y si va a estar siendo ruda conmigo no puede serlo. Nina, tu pareces hablar con ella, dile que no la queremos aquí.
-No voy a decirle eso, y ya no importa porque después de hoy no creo que quiera estar cerca de ti.
-Pero ella fue muy ruda conmigo.
-¿Y qué? Tú también lo fuiste –agregó Louis, pero puede notarlo, se arrepintió de inmediato.
-Pero yo tenía un punto.
-Ella también –dijo Nina, y Luna enloqueció en silencio.
-Como sea, con no dirigirle la palabra tenemos –razonó, pero estaba equivocada.
-No le voy a dejar de hablar por ti, Luna –aclaré de inmediato, esto se estaba poniendo ridículo.
-Entonces vete con ella, de todas maneras harías las cosas menos incómodas para Liam y Sara ahora que están saliendo.
Enmudecí. Por su puesto, Sara era su amiga, desde el colegio, las mejores amigas por siempre, y yo era una de las trabajadoras del Zoo que su papá tenía.
-Sara y yo definitivamente no estamos saliendo –dijo Liam, pero yo sólo quería salir de ahí, porque estaba cansada de Luna y sus berrinches -¡Peyton! Lo juro, ella y yo no tenemos nada…
-Ese no es mi problema, Liam. Dejaste de serlo el día que terminaste conmigo –y me fui, porque no quería ver a Liam, ni a Luna… mucho menos a Zayn, quien no me había dirigido la palabra.
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Mensaje por CataFerruda Jue 04 Abr 2013, 4:31 pm

wow hoy si que paso de todo...
siguela linda me encanta...
pd:te diste cuenta de que ahora somos mas :) ya eso un beso y adios
CataFerruda
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Mensaje por meliipp1D Jue 04 Abr 2013, 6:03 pm

OMFG

SEGUILA PRONTOOOOOOOOO

jsadsdasddsaasd (:
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Mensaje por Invitado Vie 05 Abr 2013, 11:37 am

Me encantó. SÍGUELAAAAAAA :aah:
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Mensaje por Invitado Sáb 13 Abr 2013, 10:26 am

SUBE POR FAVOR :lloro::lloro:
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Mensaje por janestg Dom 21 Abr 2013, 6:41 am

CAPÌTULO 5
Amanda





Encontré a Jane sentada en una banca de la cera, calle abajo, leyendo un libro, bastante sumida en la historia, tanto que me senté junto a ella y no se dio cuenta, no hizo ningún movimiento ni se limitó a mirar de reojo quién era. En cambio yo, no le quité la mirada de encima.
Leía un libro de Oscar Wild, su autor predilecto por las últimas semanas ya que la había visto con un libro de él cada día. Los devoraba, como pan caliente, simplemente no se despegaba.
Mojó su dedo indicé de saliva y pasó un hoja con cuidado, entonces continuó su lectura tranquilamente… yo esperé a que me notara.
Nos mantuvimos en silencio, yo me cansé de verla y dirigí mi mirada hacia la tienda de libros frente nuestro. Era pequeña, vieja y decrépita, sus dueños también, dos señores con años incontables de casados que habían vivido toda su vida allí, pero era especial para Jane, siempre compraba sus libros ahí, decía que olían particularmente a café y hoja vieja y que le gustaba aun más que el olor de los libros nuevos. Justamente, el libro que leía había sido comprado allí “Jimmy St James, The Little Bookshop”.
-¿Si te digo algo prometes no decirle a nadie? –susurró, pero su mirada no se apartó de su libro.
Asentí. Jane cerró el libro, lo dejó a un lado y entonces se acomodó en la banca.
-Ayer en la fiesta fui con Harry a su casa, Nina me pidió que lo hiciera porque estaba tan borracho que temía porque no llegara. Entonces lo hice y cuando llegamos su madre estaba, hablé con ella, de Harry, del trabajo, de sus amigos, ella está muy preocupada por él, demasiado. Dice que no sabe qué hacer con él, que está harta de seguir peleando y muchas cosas más. Me fui a eso de la una de la mañana, cuando su padre me llevo a mi casa. Lo aman, demasiado, y él solo les hace daño. Y ahora él me dice esta mañana, me vino a buscar aquí a la tienda de libros para pedirme que fingiera ser algo que no soy…
-¿Qué?
-Me pidió que me hiciera pasar por su novia frente a sus padres.
-Y dijiste que si… -me apresuré, la había escuchado decirlo antes de marcharse, había regresado con la única intención de decirle a Harry que lo haría, porque se había tomado muy a pecho las cosas que le dijo Luna.
-Dime la verdad… -dije, ella estaba delineando el titulo de su libro, deslizando la punta de su dedo índice por la carcasa vieja, tratando de no parecer tan desdichada, por lo era -¿Lo quieres?
Jane levantó su mirada de inmediato, abrió sus ojos, grises, nubosos, ella negaba hasta la muerte sentir algo por Harry, pero yo creía que más se trataba de convencerse a ella misma que a nosotras sus amigas, en el fondo, yo tenía esta sospecha que a pesar de que por mucho que lo retara y le dijera lo tonto que le parecía, ella lo quería, mucho.
-No lo sé –admitió –algunas veces siento que en serio lo odio, y otras… que en serio lo amo.
-No lo sé Jane, no entiendo cómo Harry podría ser para ti, él… es inmaduro, un niño, sólo le interesa él mismo, y tiene este tipo de chica en su mente, como Alexandra.
-No me la recuerdes, estoy harta de recordarle que ese tipo de chicas tienen miles de chicos a su merced, y que nunca se interesará por él de forma en que se merece.
-Harry no se merece que se interesen en él de la forma que tú lo haces, menos se merece tu apoyo, pero es como tú quieras.
-Lo aprecio, Peyton, y no puedo cambiar eso.
Jane suspiró, y tomó su libro, lo abrió en la página que había dejado y retomó su lectura.


El auto de mi padre están nuevamente estacionado frente al garaje de mi casa, las cortinas estaban abiertas y lo vi sentado en su silla respectiva hablando con mamá, lo más raro de la situación era que reían, y ellos no solían reír desde que se habían divorciado. Entré preparando psicológicamente para no estallar en gritos cuando él me pidiera que fuera a su boda, porque estaba segura que eso haría, pedirme que estuviera en ese día para él, como si él hubiera estado mucho para mí. Mi mamá me obligaría a hacerlo, estaba segura, y entonces me enfadaría con ella, odiaría probarme vestidos y escoger zapatos de tacón, y odiaría tener que ver cuando mi papá bese a Sierra en el altar, como una vez lo hizo con mi mamá, y odiaría tener que pretender que estoy feliz en la recepción, comiendo queso durante toda la noche, y odiaría si tuviera que bailar con papá en algún momento, y fingir que en serio Sierra me agrada.
-¿Qué haces aquí tan temprano? –preguntó mamá.
-Las cosas estaban aburridas en la Spot.
-Entonces, eso es bueno porque tu padre quiere hablar contigo.
Jeff sonrió, yo sonreí, mamá sonrió y todos sonreímos, pero ninguno lo hizo en serio.
-Debería ir por té –dijo ella, y se marchó a la cocina.
Yo dejé la chaqueta en el perchero, las llaves en el pórtico y mis zapatos a la orilla de la puerta, me senté en el mueble y entonces lo miré, silenciosamente, completamente en calma.
-La última vez te fuiste de repente y tú mamá me dijo que por favor te dejara tranquila, que se te pasaría y entonces podríamos hablar. Volví hoy no puedo aguantarme más. Ya sabes que me caso de nuevo –enarqué una ceja y él dudó, pero continuó –y quiero que vayas, pero no tienes que hacerlo si no quieres, aunque yo quisiera que lo hicieras por mí. También me gustaría que la conocieras antes de la boda, a ella y a Amanda…
-¿Quién? –pregunté.
-Amanda, la hija de Sierra. Es de tu edad, cosa que me parece genial porque pueden ser amigas.
-Ya tengo amigas, no quiero más.
-Pero ella será tu hermana…
-Hermanastra –aclaré.
-Tu mamá estuvo de acuerdo en que saliéramos a cenar todos juntos y que Amanda pasara tiempo contigo, que viniera a la casa.
-Papá… me estas pidiendo que sea amiga de Sierra, y de la hija de Sierra, que intente no pensar que es la mujer con la que le hiciste daño a mamá y que su hija no es peor que ella. Yo sólo oigo de ti “yo quiero, yo quiero, yo quiero” y a ti no te importa lo que yo quiero.
-¿Qué quieres?
-Quiero que no me pidas todo esto, no quiero ser amiga de Amanda, ni de Sierra, ni a tu boda, ni fingir que me agradan, ni conocerlas.
-Eso es egoísta.
-Tú eres egoísta.
-Ambos lo son –intervino Resse, y nos dio un té a ambos –Peyton, irás a cenar con tu padre y Sierra y Amanda cuando él te diga, y Jeff, si las cosas no funcionan entonces tendrás que…
-…Que elegir entre ellas o nosotras –finalicé.
-Eres mi hija, eres más importante que nada.
-Bien, tengamos esa cena. ¿Cuándo?
-¿Esta noche estas ocupada?
-Esta noche es perfecta –sonreí, aunque estaba siendo claramente sarcástica, porque no era perfecta ni esta ni ninguna noche para conocer a la nueva esposa de mi papá y a su hija.

Mi mamá estaba en mi cuarto frente al armario tratando de descubrir cuál era el atuendo perfecto, mientras yo echaba una segunda mirada a la casa de fotos con Liam que había dejado días atrás bajo la cama sin prestarle mucha atención. Ella era idealista participe de que en cada ocasión debas elegir el vestido perfecto, para que así entonces te sientas cómoda, y como a mí me daba flojera estar hora frente a mi ropa, ella lo hacía por mí. Dejaba que lo hiciera porque tenía buen gusto, y cada vez que la dejaba lucía bien, pero no le comentaba a nadie que algunas veces mi madre me elegía la ropa.
Estaba esta foto muy vieja inclusive antes de que estuviera con Liam, yo estaba en ella, Liam estaba en ella y Zayn también, junto a Liam, abrazados, siendo mejores amigos, y yo estaba a un lado, entonces me sentí mal por lo había pasado. Saqué la foto de la caja porque no quería entregársela a Liam, y la dejé en la mesa auxiliar junto a mi cama, sobre un libro que estaba leyendo porque Jane me lo había recomendado, y luego fui con mamá.
Colocó un vestido bajo mi cuello y entonces me vio de arriba abajo, y miró los zapatos, y luego me miró de nuevo, sonrió y entonces dijo.
-Usa este con esas zapatillas y este blazer. Estarás hermosa –y sonreí, porque sabía que sí lo estaría.
Papá me envió un mensaje con el restaurant donde nos encontraríamos, quedamos en que yo llegaría por mi cuenta con la condición de que llegara perfectamente a la hora acordada, y acepté, porque prefería un millón de veces ir con mi propio carro antes que tener que depender de mi padre, su novia y su hija.
Estaba ansiosa, muy ansiosa, me miré en el espejo retrovisor más veces que Luna, y eso es mucho decir, aplaqué mi cabello con un poco de saliva y peleé con un flequillo rebelde todo el camino, y sacudí la falda del vestido tantas veces creí necesarias para quitarle las feas arrugas que se la hacían por estar sentada. Me bajé a tropezones, aun cuando tenía zapatillas planas casi caigo a lo que saltaba de la camioneta y pisaba el suelo del estacionamiento, entonces una nauseas vinieron a mí de repente y supe que a pesar de que pensé que no lo estaría, estaba nerviosa.
Vi a Jeff bajar de su auto, estaba vestido con un traje muy elegante que ya lo había visto usarlo en la boda de la hermana más pequeña de mi madre, y recordé aquel día en el que yo tenía un vestido que picaba mucho y un lazo que se deslizaba por mi cabello cada segundo, y mi papá se quejaba del lazo de corbata que le habían obligado a hacerse porque no sabía hacerlo y mamá tuvo que hacerlo por él o mi tía se enojaría porque ella quería estrictamente ese lazo de corbata para su padrino de boda, y a mi hermano echándose encima la bandeja de pasa-palos y a mi madre corriendo con él al baño a tratar de limpiar su trajecito en vano porque era demasiado tarde para quitar las manchas.
Jeff rodeo su carro y abrió la puerta del copiloto, extendió su mano y otra mano de dedos más delgados y uñas largas la tomó, entonces colocó una pierna en el piso, luego la otra y del auto salió una mujer alta, de piernas largas, cabello castaño lacio y pestañas gruesas. De no saber que ella era Sierra Wood, la arqueóloga que solía estudiar con papá en la universidad y se había encontrado años después, podía estar segura de que era una modelo para Gucci o Carolina Herrera. No podía negarlo, ni siquiera pretenderlo, Sierra era hermosa, y me molestaba, porque mamá era hermosa también pero mucho más sencilla, y siempre supuse que eso era lo que papá amaba de ella, su sencillez, pero ahora bajaba del auto la mujer que se le había metido por los ojos y sacado a mi mamá de su cabeza, con su vestido ajustado a la silueta de su cuerpo, marcando cada curva que la definía perfectamente, su cintura, su cadera, sus muslos. Estaba completamente decepcionada de mi padre en cierta forma.
Él besó su mano, y recordé la última vez que le besó así la mano de mi madre; a papá le dieron un título y reconocieron varios descubrimientos, estaban felices porque la expedición que habían hecho había tenido éxito, y cuando la recepción comenzó él invitó a mi madre a bailar, pidió su mano, las besó y bailaron mucho, pero después de eso más nunca lo vi besarle la mano.
Después, una chica de mi edad salió de los asientos de atrás del auto, llevaba un vestido de falda corta, con zapatos converse y una chaqueta de cuero, un maquillaje pronunciado en especial sus ojos delineados de negro llamativo y sombra plateada la cual le iba a bien con su tono de piel, uno que no podría describir, porque no era ni muy morena, ni muy pálida, tampoco era rosada y mucho menos oliva, era un tono de piel indescriptible, y siendo sincera me molesté tanto por eso que prefería seguir viendo a Sierra, siendo más bonita que mi mamá.
Miré mis zapatillas por un momento, mamá me había dicho que estaría preciosa pero lo veía difícil sentada junto a ellas dos, y pensé que tal vez me había mentido, lo cual no me molestó demasiado porque es la clase de mentiras que las madres les dicen a sus hijas.
Papá alzó una mano, saludó desde lejos y se fue acercando con su sonrisa característica de los Clarks, una sonrisa que no había heredado por nada del mundo, y la verdad ni siquiera me importaba porque había heredado sus ojos verdes, su cabello castaño, su nariz respingada y sus manos largas, manos que decidí ocultar dentro de los bolsillos de mi vestido mientras me encogía de hombros. No quería ser muy simpática esa noche con ninguno de ellos, pero tampoco quería comportarme como la hija resentida y llena de odio a su madrastra y hermanastra, porque esto no era un cuento de Disney, estaba lejos de serlo sobre todo porque no son reales y los finales felices no existen.
-¡Peyton! Mira Sierra esta es Peyton, mi hija, pero eso ya lo sabes –el sonrió nervioso, me miró, la miró, yo lo miré y luego la miré a ella, no miré a la chica, a ella la ignoré hasta que papá dijo –Y ella es Amanda.
Entonces Amanda se abalanzó y me abrazó amistosamente, besó mi mejilla y con un insufrible acento francés dijo.
-Peyton, que simpático nombre, me encanta. Yo me iba a llamar así, pero mi madre decidió que Amanda tenía más clase y era más encantador.
Arrugué el entrecejo, pero inmediatamente sonreí y asentí y vacilé y hasta la abracé de vuelta, hipócritamente, claro.
-Mi mamá me iba a poner Amanda pero pensó que Peyton era menos común, no cualquiera tiene ese nombre.
Papá rió nerviosamente, me sostuvo de los hombros y entonces me guío aparte.
-Peyton, sabes que te amo pero recuerda que la condición era no ser antipática con ellas, son mi otra familia y también son tu familia ahora, es importante para mí que se lleven bien.
Suspiré.
-Haré lo que puede pero no prometo nada.
Él suspiró.
-Eres imposible. ¡Bueno, bueno! –Habló para todas –es hora de entrar.
Nos sentamos en una mesa de cuatro, y aunque quise sentarme a su lado, ni Sierra ni Amanda me lo permitieron, cada una escogió un puesto a cada lado de papá y yo quedé frente a él.
-Peyton, te pareces mucho a tu madre –dijo Sierra, y yo la miré de reojo.
-¿Conoces a mi madre? –miré a papá, el tragó saliva y luego se lanzó un vaso de agua.
-Claro, la vi un par de veces, nada muy íntimo, en algunas fiestas y celebraciones –ella sonrió y metió su nariz en su carta –creo que voy a pedir una ensalada césar.
-Yo igual –dijo Amanda, y entonces yo dije.
-Yo quiero una hamburguesa doble carne con queso extra y la porción de papás fritas familiar –ellas me miraron perplejas, bajé la carta, la cerré y los miré a los tres.
-¿Eres una muchacha de gran apetito, no? –Sierra se rió, pero yo consideraba que estaba más consternada y que su risa era de desaprobación en vez de gracia.
-Yo quiero lo mismo –dijo papá al camarero, quien había estado escuchando todo este tiempo junto a mí.
-Perfecto, tres ensaladas césar… -comenzó Sierra, y luego…
-No, no, no… -interrumpió Jeff –Dos ensaladas y dos hamburguesas.
Entre tanto, mientras esperábamos la comida, papá y Sierra sólo hablaron de trabajo, y Amanda y yo compartimos un lindo momento con nuestro celular.
Informé a Jane acerca de la cena, ella contestó rápidamente diciendo que no podía creerlo y que era una injusticia, luego comentó que me admiraba puesto que ella no tuvo que pasar por algo así porque su padre se consiguió a una mujer sin hijos ni nada, entonces luego me dijo que iba a comer y seguramente luego leería, que si estaba muy mal la cena le hablara, y juro que quise hablarle pero conocía lo mucho que Jane odiaba que la molestaran mientras leía así que decidí no hacerlo.
-Peyton, que tonta soy, esta cena es para conocernos no hablar de trabajo –dijo Sierra al fin, limpiando la comisura de sus labios pese que no se había ensuciado ni un poco -¿Qué estudias?
Parpadeé.
-Nada –ella me miró perpleja y luego dirigió una mirada a Jeff.
-Ella trabaja, en el zoológico, con los pingüinos –y al pareces la palabra pingüino despertó un interés en Amanda quien dejó su celular y me miró.
-¿En serio? ¿Pingüinos? ¿Pingüinos de verdad?
-No, de hule –mofé con sarcasmo, pero ella me ignoró y continuó.
-Estudio cine en Praga y el proyecto final del semestre es hacer un documental, y entonces mis compañeros de proyecto y yo queríamos hacer algo parecido a “la marcha de los pingüinos”, pero no teníamos pingüinos que grabar, evidentemente no será lo mismo porque no estamos en la Antártida y no los grabamos en su habitad natural, pero sería excelente si podemos hacer un documental de los pingüinos criados en cautiverio.
-Bueno, pero la verdad ese es un tema en discusión con el dueño. Yo no puedo hacer mucho ahí.
-Pero podrías hablar con él ¿no?
-Si la ayudas, Peyton, significaría mucho para ella –dijo papá, pero estaba segura que significaría más para él que para ella.
-Sería cuestión de preguntarle al gerente a ver qué se puede hacer.
Amanda sonrió, muy grande y exagerada, porque estaba feliz, muy feliz, y yo simplemente quería ignorar eso y decirle después que lo sentía pero no podía hacer nada por ella, y luego estaba la sonrisa de papá, que se mostraba satisfecho por mí, no quería decepcionarlo.
-Yo creo que es momento de ir a tomar aire –Sierra la vio mal por unos segundos pero Amanda se levantó igualmente de su silla.
-¿Por qué no la acompañas, Peyton? –sugirió papá, y yo acepté de inmediato porque quedarme con mi papá y Sierra solos lo veía más incómodo que estar con Amanda.
Ella fue directa a una banca en la acera, se sentó, sacó un encendedor, un cigarro y lo encendió, me ofreció uno, yo lo desprecié y entonces ella continuó fumando tranquilamente.
-¿Qué tal, te gusta el Mirlo? –dije cualquier cosa y ella respondió.
-¿El qué?
-¿No te hospedas en el Mirlo?
-No, estamos en el London Suites.
-¿Con papá?
-Sí, el durmió la primera noche en un Motel pero no mi madre no iba a dormir allí y él no sabía.
-Oh… Si el motel es El Mirlo –dije, y todo se volvió un silencio.
-No digas que fumo.
-¿Sierra no lo sabe?
-Oh no, ella lo sabe, Jeff no.
-Lo sé, papá odia el tabaco –comenté, luego llevé mis manos a mis brazos y los froté para entrar en calor, porque hacía bastante frío allí afuera, y si respiraba por la boca podía ver un humo salir –buscaré mi chaqueta –dije, y me alejé.
La chaqueta estaba en el asiento de copiloto, la tomé y me la puse rápidamente antes de sentir más frío del normal, cerré de nuevo el auto y me dirigí a Amanda. Desde lejos pude ver que charlaba con un chico, uno alto y delgado, de cabello bastante corto, entonces me acerqué pensando en quién podía ser y pensé en tantos que hasta Zayn pasó por mi cabeza pero no podía ser porque Zayn tenía un corte muy peculiar y desde lejos se veía que no era ese. Entonces me fui acercando si verle mucho la cara y fue adivinando, pensé en Harry, en Niall y en otros chicos que no pertenecían a mi grupo pero conocía de la escuela, del trabajo, de los centros de reuniones y de algunas fiestas de Luna, Tony Riddleman se me pasó porque se paraba casi igual, erguido, con un pie más adelante que el otro, pero en ese caso Liam también se paraba así y no creía que fuera ninguno de los dos hasta que me acerqué más y le escuché la voz y supe quién era sin ninguna duda porque había estado escuchando esa voz en todos lados por los últimos cuatro años y no podía ser de nadie más.
Ni siquiera entendí porque había sido el último en pasarse por mi cabeza cuando desde la camioneta se veía que era él.
-¿Liam?
Efectivamente, fumando junto con mi nueva hermana estaba Liam, quien solía ser mi novio hasta que decidió que Sara era mejor en algo que yo no y me cambió por ella. Siento pensarlo de esa manera pero es de la única forma en que lo veo.
-¿Se conocen? –preguntó interesada Amanda, quien se notaba muy a gusto hasta que llegué, porque a pesar de que estaba centrada en Liam pude ver que su sonrisa de esfumó cuando me acerqué a ellos.
Fue algo confusa la forma en que él y yo tratamos de explicarnos, él dijo
-Es mi novia.
Y yo dije
-Somos amigos de trabajo…
Y todo al mismo tiempo, y Amanda nos vio sin comprender si éramos novios o amigos de trabajo, entonces yo traté de explicarle que habíamos terminado diciendo.
-Solíamos ser novios.
Y Liam dijo a la vez.
-Sí, yo le terminé.
Y lo miré enfada porque no me gustó que lo dijera.
-¿O sea que ya no son novios? –preguntó viéndonos las caras de traumados que teníamos justo ahora.
Liam y yo negamos contestando su pregunta.
-Que mal chicos, qué sucedió.
Entonces él y yo volvimos a enredarnos y hablamos a la vez yo tratando de hacerlo parecer como una lección de vida diciendo.
-Cosas que pasan, son inevitables.
Y él tratando de ser poético dijo.
-Sucesos lamentables que quisiéramos evitar pero pasan sin pedir permiso.
Yo lo miré con una expresión de confusión demasiado exagerada pero Amanda pareció comprender de manera clara toda la idiotez que Liam dijo y pareció admirarla también quedando completamente embelesada casi sin aliento y yo pensé que no tenía nada de qué preocuparme porque a Liam no le gustaban las chicas que fumaban, pero por si las dudas decidí agregar.
-Él me dejó por otra –y mi cometido se cumplió, Amanda quitó su cara de embelesamiento y me miró apenada.
-Que feo, y se ennoviaron en cuánto tiempo.
-Al día siguiente –respondí antes que Liam dijera otra babosada y ella bajó la cabeza lamentando darse cuenta que Liam no era lo que ella pensó hace segundos –yo en verdad creo que ya estaban juntos antes de que él cortara conmigo.
-Mi más grande temor en ese entonces era herir los sentimientos de quien alguna vez amé más que a mí mismo –dijo él, y Amanda volvió a poner su cara de idiota embelesada.
La miraba tan anonadada que sólo podía preguntarme si yo solía lucir así cuando estaba con Liam.
-Pero entonces… ¿trabajan juntos?
-Todos los días de la semana –contestamos a la misma vez, pero esta vez no fue una confusión porque dijimos lo mismo.
-¿Y no es muy incómodo?
Liam y yo intentamos hacerlo parecer como un juego de niños pero ni él ni yo nos convencimos, mucho menos Amanda, entonces decidimos aceptar que era horrible trabajar juntos después de haber quedado en una posición tan mal.
-¿Y trabajas con los pingüinos, Liam? –preguntó, entonces comencé a sospechar por donde venía la cosa.
-Sí, Peyton y yo trabajamos en la piscina de pingüinos, los alimentamos, limpiamos sus espacios, los entrenamos…
-Le estaba comentando a Peyton en la cena que estudio cine en Praga y mi proyecto final de este semestre se trata de hacer un documental, y queríamos hacerlo de los pingüinos en cautiverio, esos como los que ustedes cuidan. Peyton me prometió hablarlo con su gerente.
-Por supuesto, no será ningún problema, la hija del dueño es muy amiga nuestra y seguro podremos ayudarte. El gerente también es muy amigable.
Sonreí, porque mi primera respuesta no había sido nada parecida a esa, y Amanda notó eso, pero no le hizo caso porque Liam la seguía embelesando y yo estaba demasiado molesta por ello como para preocuparme que pensara que no intentaba en absoluto ayudarla con su estúpido documental.
-Amanda… Amanda –dije un par de veces, capturando su completa atención –es hora de entrar, Jeff y Sierra nos esperan…
-Oh… oh… ella es, y tu padre está, y ella es… -dijo Liam, señalando a Amanda, luego a la fachada del restaurant porque ahí dentro estaba mi papá con Sierra, y luego a Amanda de nuevo.
-Amanda Wood –dijo ella y extendió su mano, y Liam la extendió también, las sacudieron un par de veces pero después permanecieron unos segundos atados y viéndose a los ojos así que yo intervine de inmediato.
-Hay que entrar pero ya –dije, y ambos soltaron sus manos, me vieron, se despidieron y yo tuve que tomarla del vestido para que no se quedara atrás con Liam.
-Es guapo –dijo ella -¿te molesta que diga que es guapo?
-No –dije, pero eso era evidentemente una gran mentira –sé que es guapo, solía ser mi novio.
-¿Te molesta si le pido su número?
-Para qué querrías su número, te irás a Praga.
-Bueno, lo decía por el documental, pero pensé que si le pedía su número tú lo tomarías a mal y lo verías sólo como una excusa para tener su número porque tu ex me ha gustado y mucho.
-Eso es exactamente lo que sucede y no trates de mentirme. Lo cierto es que tiene nueva novia, pero adelante, el no pierde tiempo entre una chica y otra.
-Siento que aún te gusta, y eso no me anima en absoluto.
-Mira, da igual, tú y yo apenas nos conocimos hoy ¿no? No tienes nada que corresponderme.
-¿Me das su número? –preguntó.
-Pensé que se lo ibas a pedir tú misma.
-Ya estamos aquí, y él está tan lejos.
-En otra oportunidad entonces.
Papá se alegró de vernos entrar al restaurante nuevamente, sobre todo porque Amanda parecía feliz, y yo parecía feliz también, pero sólo ella lo estaba de verdad porque en lo que a mí respecta quería golpear a alguien justo ahora y no podía hacerlo porque no estaba en mis principios como una niña de dieciocho años capaz de controlar sus propias emociones en cualquier lugar bajo cualquier circunstancia.
-¿Te gusta el aire de Londres? –preguntó Jeff a Amanda, quien se sentaba felizmente en su silla y jugaba con su vestido muy lindo y rockero.
-Me gustan los chicos de Londres –dijo y Sierra sonrió ampliamente.
-Eres una pícara… -le dijo, y no creía estar más de acuerdo con Sierra en todo el poco tiempo que la conocía y el tiempo que la conoceré.
-Es de familia –dije entre dientes, pero audible, muy audible.
Sierra dejó de sonreír, Jeff ni siquiera me prestó atención y Amanda siguió hablando.
-Estaba hablando con este chico, era alto, guapo y muy simpático, también es culto y le gusta el cine, y resultó ser el ex novio de Peyton –ella carcajeó y yo lo hice también pero estaba claro que lo hice fingidamente. Papá se dio cuenta de ello y me miró con su seño fruncido, yo me encogí de hombros –y estuvimos hablando y él me dijo que iba a hablar con el gerente del Zoológico y me aseguró que podría hacer mi documental. Es tan servicial.
Y yo reí, esta vez en serio, porque hay que ser sinceros, Amanda tenía un look muy controversial a su forma de hablar, pero que a pesar de todo iba bien con sus pasiones como el cine y todo aquello.
-Eso es bueno –dijo papá, pero no estaba seguro de que lo fuera – ¿La cuenta?
-¡No! –Dijo Sierra -¿Qué hay del postre?
-Oh si claro, el postre.
Mientras papá llamaba al camarero, Sierra y Amanda pedían su postre y papá iba al baño, yo le eché un vistazo al celular que había vibrado hace poco. Era Zayn.
“Alquilé “eso” y muchas chucherías, pero mi cita canceló. Estoy haciendo Zapping y ya creo que voy a volverme loco… ¿Quieres unirte a la locura?”
Esa era una invitación muy seductora, lo que no sabía él es que yo ya estaba en mi propia locura. Vi a papá viniendo del baño, a Sierra indecisa entre el tres leche y la tarta de fresa, y Amanda dándose golpes de pecho porque los postres tenían demasiadas calorías, y quise escapar.
-Lo siento, me tengo que ir mamá quiere que llegue a casa antes de las once y son las diez y media, fue un gusto conocerlas… Sierra… Amanda, le diré a papá que te avise cualquiera que sea la respuesta del gerente. Fue divertido conocerlas en serio, Adiós.
-Pero Peyton… -dijo Jeff, y yo sólo sacudí mi mano mientras me alejaba y salía del restaurante, como Mickey en Disneyland.

Dentro de la camioneta me sentí nuevamente segura, sosteniendo el volante con mis dos manos, lista para arrancarla e ir a lo de de Zayn. Le dé un mensaje a mi mamá diciendo que iba a casa de una amiga y que si papá preguntaba estaba en casa desde las once porque así lo quisiste tú, y ella respondió confundida hasta que le dije que iba a casa de Jane, lo cual no era ningún problema por mi madre y su madre no se conocían y mi madre no tenía ninguna forma de comunicación con ella, así que en mi mente era el plan perfecto.
Conduje media hora en carretera hasta que llegué al Mirlo, aparqué un poco lejos aun cuando mi padre ya no se hospedaba ahí porque quería tener precaución de que alguien me viera y le dijera a mi padre, quién era bastante conocido en Londres por estos días, sobre todo en las afueras.
Le envié un mensaje a Zayn para que avisara en la recepción que iba a pasar sin registrarme y entonces pude entrar al ascensor y subir tres pisos hasta la habitación 16 dónde Zayn me esperaba con la puerta abierta y algo aburrido.
-Siempre se me olvida lo lenta que eres tras el volante.
-Cállate. Te hago un favor y así me recibes –dije, y entre al cuarto con libertad que me permitían cuatro años soportando su altanería
-Lo siento, lo compensaré –dijo, y de manera sorpresiva, muy sorpresiva me besó.


Bueno finalmente está aqui. Lamento haber tardado demasiado espero que sigan las lectoras, en serio ;S es que estaba un poco ocupada con algunos trabajos del inst.
Espero les guste.
janestg
janestg


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Mensaje por CataFerruda Dom 21 Abr 2013, 8:44 am

no te preocupes estoy igual con el colegio.... pero bueno asi es la vida de unas eatudiantes responsables y aplicadas a lo que tenemos que hace.... linda el cap me encanto. no me esperaba lo de zayn pero estos dos algo se traen entre manos ya un besito te quiero y siguela
CataFerruda
CataFerruda


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