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Las Reglas de la Atracción {Zayn Malik} [hot]

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Mensaje por janestg Jue 28 Mar 2013, 1:53 pm

Nombre: Las reglas de la atracción:
Autor: Orianna Santiago
Adaptación: Nop, sólo mía.
Advertencias: Puede tener contenido no apto para cierto público y temas como drogas, alcohol y sexo, nada demasiado fuerte, pero no estaría mal irse con cuidado.
Género: Romace, drama.
Otras Paginas... esta, y tumblr, pero tambien la subo yo.




Las reglas de la atracción.

Prólogo:

Londres estaba más gris de lo normal, con las nubes más condensadas que de costumbre, y la vida en las calles se sentían inclusive menos vivaz ese día, no era solo él.
No se trataba solo del hecho de que después de haberse prometido no enamorarse tan fácilmente lo haya hecho en menos de lo que todos calcularon. Sus amigos, sus padres, su hermana, sus vecinos.
“Es inevitable”
“Si te tiras mucho a una misma persona, la terminaras amando”
“El amor toca a tu puerta sin avisar antes, abrirás la puerta sin saber quién es y boom, serás un cursi más”
-¡Pero claro que no! – se dijo a si mismo –pero claro que no.
Respiró profundo y tocó el timbre con cierta inseguridad, pero ya era momento de hacerlo, de saldar cuentas, de solucionar problemas, de aclarar ciertas cosas. Era ahora o nunca.
La señora Resse contestó la puerta de inmediato, era una costumbre. Normalmente siempre estaba en la cocina, la cual está a siete pasos de la puerta principal, siete pasos se dan en menos de cinco segundos, y una puerta se abre en tan solo dos, Zayn solo tuvo que esperar a que Resse abriera la puerta después de tocar el timbre unos ocho segundos, aunque estuvo al menos quince minutos tomando la decisión de si tocar o marcharse como un cobarde.
-¡Zayn! –chilló la mujer emocionada de verlo. ¿Cuántos días habían pasado después de la última vez que lo vio? ¿Cinco? ¿Seis? ¿Una semana entera? –Pensé que jamás regresarías.
-Yo igual –murmuró –Pues, no. Viene a ver como estaba Peyton. ¿Está?
-En su habitación. Sube, ha estado todo el día allí, no ha comido. Tal vez quieras convencerla de que se coma la tortilla que le hice.
-No prometo nada, pero lo intentaré.
Resse sonrió complacida. Zayn tenía cierto talento para convencer a Peyton de hacer las cosas que se resignaba a hacer.
-Gracias. Si lo logras también habrá tortilla para ti.
Zayn asintió sonriente, aun cuando fue la sonrisa más hipócrita y falsa que jamás fingió en toda su vida. No se trataba de la mamá, sencillamente ese día en particular no tenía ganas de mostrar ni una pizca de felicidad puesto que no estaba feliz.
Subió escalón a escalón pensando en si era necesario hacer esto. Si no había más opción que verla nuevamente, si debía hablar con ella pese al hecho de que al entrar al cuarto lo único que tendría ganas de hacer es llevarla directo a la cama.
No es posible que una mujer pueda debilitarlo tanto. Es Zayn Malik, no es la primera vez que tiene sexo, no es la primera vez que gusta de alguien, pero tal vez si era primera vez que se enamora y debido a la poca experiencia que tenía en el amor le costaba inhalar y exhalar continuamente.
Su frecuencia cardiaca comenzó subir a medida que el subía las escaleras, por cada escalón que subía los latidos se aceleraban.
“Estúpido” –se dijo a si mismo dentro de su cabeza - “Estúpido, eres un estúpido Malik”
Avenged Sevenfold comenzó a sonar a lo lejos, desde la habitación de Peyton. So far Away iba por el segundo coro y una voz femenina cantaba junto a ellos.
Se detuvo frente a su puerta y pegó la oreja para escucharla con más claridad. No era un secreto para nadie que Peyton no era tan mala cantando, mucho menos para él quien la había escuchado bastantes veces. Cada mañana que amaneció con ella, despertó mientras Peyton coreaba canciones en la ducha y se vestía. Él y más de sus amigos bromeaban acerca de que usualmente parecía un personaje de un musical de Broadway.
Tragó saliva, no podía permitirse perder más tiempo, bastante le había tomado decidirse ir a verla, desperdició cinco minutos en abrir la puerta y diez más para encender y arrancar el auto. No solía ser tan indeciso, mucho menos tan cobarde, pero cuando de amor se trataba Zayn era un completo ajeno al tema, y no tenía idea de cómo hacer para disculpar, confesar su amor y recuperar a Peyton.
Tocó la puerta.
Peyton pausó la música.
-¿Sí?
Los latidos de Zayn comenzaron a acelerarse de inmediato, y su voz repentinamente decidió traicionarlo. Abrió sus labios pero no dijo nada, prácticamente había olvidado cómo hacerlo, cómo modular, cómo hablar.
-¿Sí? –repitió Peyton, intentando conseguir respuesta. No obtuvo ninguna.
Decidió olvidarlo y encendió de nuevo la música.
Zayn cayó en cuenta, estaba tardando demasiado. No era tan difícil, tocar un par de veces, decir “Peyton, soy yo, Zayn” esperar a que abriera y disculparse las veces que fueran necesarias.
Intentó de nuevo. Golpeó dos veces con sus nudillos.
La música se detuvo nuevamente pero ello no intentó preguntar nada más.
-¡Jake! –Gritó ella –estúpido enano, déjame en paz de una vez por todas.
Los pasos apresurados de Peyton se dirigían sin vacilar a la puerta. No hubo tiempo para Zayn de escapar aun cuando lo intentó. Ella ya había abierto la puerta para cuando él había dado dos pasos hacia las escaleras. Por supuesto que lo vio.
-¡Zayn!
Se detuvo en seco. No había vuelta atrás.
-¡Peyton! ¿Qué haces aquí? –preguntó, fue lo primero que se le ocurrió.
-Esta es mi casa, mi habitación. ¿Qué haces tú aquí?
-¡Oh! Eso es cierto. Pues… pues… la verdad es que necesitaba hablar contigo. Quería hablar contigo, quiero… hablar contigo.
-¿Mi mamá te dejó pasar? –preguntó dudosa. Creía haberle dicho con claridad en la mañana que no dejara a Zayn pasar hasta su habitación, que no quería verlo.
-Sí, con la condición de que te convenciera de comerte la tortilla.
-No tengo hambre.
-Tú siempre tienes hambre, no me mientas.
-No tengo hambre –repitió.
Estaba demasiado deprimida ese día como para si quiera pensar en comida. Cómo para elegir una película y verla en el blueray, como para coger su celular y hablarle a alguien para quedar en el mall, o como para jugar Just Dance.
-Pero necesitas comer –dijo él, era algo obvio.
-No tengo hambre –volvió a decir ella, no sabía qué otra excusa poner.
-Bueno, si no tienes hambre entonces no comas.
-Gracias Zayn, es un consejo muy audaz.
-Peyton, es obvio que no estoy aquí para convencerte de te comas una estúpida tortilla, mucho menos para darte consejos “audaces” –Zayn representó dos comillas con sus manos –realmente quería disculparme.
Peyton respiró profundo, miró al suelo y analizó unos segundos.
-¿Por qué? –preguntó.
-Por gritarte, por decirte que no te quería, que no quería una relación contigo que fuera más allá de lo físico, que realmente amaba a otra.
-Sólo fuiste honesto conmigo, por qué disculparse por decir la verdad.
-Esa es la cosa, te hable muy mal, te grité, te lastimé, y en verdad… no creo haber sido completamente sincero al respecto.
Ella enarcó una ceja.
-Explícate.
Zayn suspiró.
-Brevemente –acotó –no necesito un discurso hollywoodense.
-Al inicio del año…
-Más breve –interrumpió.
-Estar contigo…
-Sé rápido.
-Toda esta semana estuve…
-Más rápido.
-Ni siquiera Ellen…
-Puedes ser más rápido todavía, Zayn –insistió, ya estaba hartándose un poco.
-Tú me enseñaste… -volvió a intentar, pero ya se estaba cansando de todas las interrupciones de Peyton.
-¡VE AL MALDITO GRANO, MALIK! –le gritó.
-¡TE AMO! ¿OK?
Vaya, eso era algo que no esperaba. Un te quiero, un eres muy importante para m, eso sí podía esperarse, pero un te amo jamás. Peyton lo miró detenidamente a los ojos. ¿Estaría mintiendo?
-¿En serio? – preguntó con cuidado, casi no se le escuchó la voz.
-No –admitió –Realmente no estoy seguro de lo que siento pero es diferente a todo lo que he sentido por otras chicas, así que llegué a la conclusión de que era amor. ¿Qué otra cosa puede ser? ¿Qué otra cosa provoca cosquillas en la barriga? ¿Qué otra cosa hace que un chico quiera ser mejor y mejor cada vez? No tiene sentido ¿O sí? No tiene sentido que cuando te escribo me quede esperando a que contestes, y cuando lo haces… sonrío. ¡Sonrío! ¿Por qué demonios sonríe un chico cuando le contestan un mensaje? ¿Por qué me pongo nervioso cuando estás muy cerca de mí y triste cuando no? ¿Por qué me es tan difícil invitarte a salir? ¿Por qué se esas pequeñas cosas de ti? Esas que casi nadie sabe. ¿Por qué de repente, después de tener sexo contigo no tengo las fuerzas para levantarme e irme como antes? En cambio te abrazo y duermo junto a ti. ¿Por qué siento celos cuando estás en la discoteca y bailas con otro chico? ¿Por qué siento envidia por Liam? ¿Por qué cada vez que bajas de mi moto te retengo un segundo más solo para darte el último beso? Amo ser tu último beso del día. ¿Por qué eres la protagonista de mis sueños y de mis pensamientos? ¿Por qué cuando pienso en lo que quiero hacer en el futuro de repente entras y te vuelves parte de él?
-No lo sé… -respondió Peyton, bajando su mirada para no debilitarse con la de Zayn.
-¡Demonios, Peyton! Claro que lo sabes –Zayn dio un par de vueltas de desesperación buscando desvanecer su ira repentina. Respiraba entrecortado y comenzaba a desprender sudor por las manos empuñadas.
-No lo sé, Zayn. No puedes venir acá a preguntarme qué diablos pasa contigo cuando decidiste callar la mayoría del tiempo tus sentimientos.
-¡Es que no era justo! No era justo que yo te amara y tú quisieras a alguien más. No quería ser el único enamorado en lo que sea que tuvimos.
-Te dije que te amaba, y huiste. Agarraste tu ropa y me dejaste ¿Recuerdas?
-No estaba listo para contestarte.
-No, realmente no estabas preparado para escuchar un te amo.
-Pero ahora lo estoy.
-No puedes venir a pedirme que te ame.
-No te estoy pidiendo que me ames, te estoy pidiendo que me lo digas.
-Puedo decírtelo pero eso no significa que en verdad lo haga.
Los temores de Zayn florecieron en ese momento. ¿Y qué tal si Peyton lo odiaba ahora? No podría vivir con ello.
-Dilo… -insistió él. Tomó con fuerza de su brazo y se acercó todo lo que pudo a su rostro. Estaba demasiado molesto, sus ojos lo demostraban. Casi podía ver llamas en las pupilas de sus ojos y por un momento, Peyton sintió miedo de Zayn, sintió que en verdad podía herirla. –Quiero… no, necesito escucharlo
-Te amo –soltó apresuradamente, casi un susurro inentendible, el miedo podía percibirse en su voz.
Zayn notó aquello, se suavizó, respiró profundamente y la miró con más dulzura. Sostuvo las mejillas de Peyton con ambas manos y las acarició con cuidado, luego las presionó y depositó un beso casi intangible en sus labios, fue rápido, veloz. Presionó con fuerza sus parpados y reposó su cabeza en el hombro de ella. Peyton comenzó a acariciar su cuello, deslizando delicadamente la yema de sus dedos por la nuca de Zayn.
-Sabes Zayn… creo que eres estúpido –susurró en su oído, Zayn gimió –Ha pasado una semana desde que te dije que te amaba, ninguna mujer en el mundo podría dejar de amar tan rápido a una persona con la que ha vivido tantas cosas como las que yo he vivido contigo. Definitivamente te amo, tendría que morir y volver a nacer para dejar de hacerlo.
Peyton levantó con sutileza el rostro de Zayn, lo obligó a mirarla a los ojos, acarició su mejilla con su dedo índice, y sonrió. Él también lo hizo, débilmente, pero podía divisarse una sonrisa. Empicó sus labios y se acercó a los de él para presionarlos lentamente.
Las manos de Zayn hicieron un rápido recorrido desde la espalda de Peyton hasta su cadera, atravesando su cintura y deteniéndose en sus muslos. Presionó un poco y la acercó mucho más, todo lo que pudo.
Atacó su labio inferior y abrió paso a su lengua para comenzar a profundizar el beso, ladeo su cabeza y masajeó sus piernas con furor.
Peyton enrollo sus brazos alrededor del cuello de Zayn mientras comenzaba a respirar toscamente. Sus latidos de aceleraban notoriamente, igual a los de él, casi iban a la par.
Con algo de impulso y ayuda, Peyton se colgó de las caderas de Zayn mientras intentaba fallidamente decirle bajo aquel beso que aun compartían que fuera hasta su cama, no estaba muy lejos, solo hicieron falta tres pasos y la dejó caer.
Ambos se sacaron sus camisetas en el menor tiempo posible, y antes de que él se echara encima, también desabrocharon sus pantalones.
Peyton hizo una maniobra rápida para subirse sobre Zayn, acarició el torso y el pecho desnudo, y succionó su cuello para dejar una marca allí
-¡Peyton! –llamaron desde afuera de la habitación, se escuchaba lo suficientemente lejos como para pensar que era desde el star -¡Peyton!
Ella se levantó de la cama de un brinco y comenzó a buscar su camisa mientras contestaba lo más calmada posible.
-¿Si mamá?
-Es Niall, está aquí.
-Ya bajo.
-El siempre oportuno Niall –comentó Zayn.
-Por alguna razón las cosas pasan. Tal vez estábamos cometiendo un error más.
Zayn recogió su camisa del suelo y se la colocó. Le dio una mirada de reojo a Peyton y se acercó a ella.
-Es momento de dejar de cometer errores y hacer las cosas bien, ¿no crees?
Peyton asintió atontada con los labios de Zayn tan cerca. Deslizó su lengua entre sus labios y sacudió sus ideas para centrarse.
-¿Cómo haremos eso?
-No dejes a Niall esperando abajo –Zayn le dio un último beso en sus labios y se dirigió a la puerta –Intenta llevarlo a la cocina, quiero marcharme sin que me vea.
Mantuvo la puerta abierta para que Peyton pasara primero que él. Ella acomodó su cabello y respiró profundo, luego pasó.
Zayn permaneció en las escaleras donde Niall no pudiera verle y esperó con paciencia a que Peyton lo llevara a la cocina tal como le pidió que hiciera.
-¡Niall! –exclamó ella mientras pisaba el último escalón y corría a abrazarlo.
-Tenemos un problema –dijo él antes que nada y ella notó lo pálido que estaba, lo serio que se encontraba y la preocupación en su mirada. Eso no era posible en Niall a menos que algo muy malo sucediera.
Peyton se desencaramó de Niall y lo miró.
-¿Qué sucede?
-Allanaron la casa de Zayn, encontraron droga en su habitación y lo están buscando.
Zayn sintió su corazón detenerse en ese instante, las paredes se alejaron, sus sentidos se hicieron débiles y todo desapareció para él. Sus rodillas comenzaron a temblar incontrolablemente, tanto que tuvo que sostenerse del barandal para no caer.
-¿Qué?
-No es todo, van a casa de Harry y de Louis justo a ahora; y Liam… -Niall calló de repente, bajó su mirada y tragó saliva.
-¿Y Liam qué? –Preguntó -¿Qué hay de Liam? –Su voz comenzó a subir de tono notoriamente -¿Dónde está Liam?
-Liam está en el hospital.



Bueno chicas, esta es un a historia dividida en cinco partes, la primera es de Zayn y la protoganista. No la hago con ___ porque hay varias protagonistas.
Soy Orianna, en verdad espero que les guste. Si comentan sigo más tarde.


Última edición por janestg el Jue 28 Mar 2013, 10:32 pm, editado 1 vez
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Mensaje por CataFerruda Jue 28 Mar 2013, 2:37 pm

holaaaa.... me encanto la nove siguela por favor..... me presento soy catalina pero me dicen cata tengo 16 y soy de Chile espero ser tu primera lectora...
Bueno besos y siguela por favor quiero saber que pasara con todos c:
CataFerruda
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Mensaje por CataFerruda Jue 28 Mar 2013, 2:38 pm

se me olvidaba recuerda poner la ficha y si la pusiste no me prestes atencion estoy total y completamente loca c:
CataFerruda
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Mensaje por janestg Jue 28 Mar 2013, 5:45 pm

CataFerruda escribió:se me olvidaba recuerda poner la ficha y si la pusiste no me prestes atencion estoy total y completamente loca c:

Disculpa, creo que no se de que ficha hablas :S
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Mensaje por CataFerruda Jue 28 Mar 2013, 5:58 pm

la ficha que tienes que poner en el inicio de la novela... esta creo que en las reglas del foro... pero recuerda que si ya la pusiste no me pesques c:
CataFerruda
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Mensaje por janestg Jue 28 Mar 2013, 10:19 pm

CataFerruda escribió:la ficha que tienes que poner en el inicio de la novela... esta creo que en las reglas del foro... pero recuerda que si ya la pusiste no me pesques c:
La verdad es que no se :( capaz lo hice capaz no, y no recuerdo de haber leido de la ficha. En fin gracias por se la primera lectora. Espero que te guste. me gustarìa saber si sabes còmo lograr que mas gente lea la fic?
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Mensaje por janestg Jue 28 Mar 2013, 10:20 pm

CAPÍTULO 1
El Mirador.




No esperaba una llamada esa tarde, y tampoco la quería realmente. Estaba más ocupada bajo las sábanas de mi cama pensando en qué había sucedido antes que Liam me dejara en la puerta de mi casa. ¿Acaso Liam y yo habíamos terminado esa mañana? O simplemente había sido otra estúpida pelea de las que solíamos tener seguidamente.
Todo lo que tenía seguro es que si no había roto hoy, lo haríamos pronto.
Retiré las sábanas y miré por la ventana encima de mi cama. No veía nada diferente a los otros días en Londres, el viento soplaba, los árboles se meneaban y las nubes cubrían todo el cielo con su triste color gris.
No podía esperar para que el verano llegara y mi madre me diera ese pasaje a California, sobre todo ahora que la relación con Liam iba de mal en peor, si es que ya no había alcanzado su tope. Era un poco triste, ahora que lo pensaba viendo el cielo y recordaba algunos momentos juntos, y gracias a Dios que el celular sonó justo antes que me dieran ganas de llorar, o mi mamá se hubiese empeñado en salir a comprar un helado de chocolate con chocolate más chocolate y ver un película romántica acerca de un amor imposible con un final feliz, saben, de esos que no existen. Porque, tal como en las películas, esa era su idea de recuperación durante un ruptura, o animarse en días difíciles de esos que solo nosotras tenemos una vez al mes.
Luna estaba al otro lado de la línea, riendo a carcajadas, pidiendo a Louis que se detuviera, y yo ni siquiera quería saber que tenía que detener.
-¡Peyton! –Dijo, entre tanto alboroto –Louis, ya basta, es en serio, trato de hablar con Peyton. Escucha, Louis va a dar una fiesta esta noche, y bueno, Liam nos dijo que terminaron, así que llégate y te olvidaras de eso.
-¿Cómo va a olvidarse que terminó con alguien, si ese alguien está en el mismo lugar? Preguntó Louis, utilizando toda la lógica que un chico podría tener.
-Se va estar divirtiendo, bebiendo, tal vez se eche a uno, Niall está completamente disponible ahora que Lissa se fue a Paris.
-Siguen juntos, Lissa solo está afuera de la ciudad, eso no lo hace disponible.
-Paris, Louis, puedo apostar a que Lissa está justo ahora conociendo a un sexy Francés que la llevara a la torre Eiffel y la besará. Demonios la odio.
-Luna, aunque está muy entretenido el debate contra Louis, no quiero escuchar, no me interesa cuanto pueden llegar a diferir ustedes dos pese al hecho de que por alguna extraña razón dicen estar enamorados, ahórrate el saldo y llama cuando en serio quieras hablar conmigo porque ahorita estoy muy ocupada tratando de descubrir qué va a pasar entre Liam y yo, aunque si te hace sentir mejor me acabas de hacer la tarea más fácil.
No esperé una respuesta de su parte, ni siquiera la dejé hablar. Había sido suficiente de su voz por el día, aunque extrañamente le debía una por haber aclarado que Liam y yo no estábamos juntos.
Me preguntaba cómo había sido, “Hey, ¿quieren salir a chillear? Acabo de terminar con Peyton así que podemos ir a buscar algunas chicas lindas en Fergus” Zayn iba a estar feliz de haber recuperado a su amigo para flirtear, con el que siempre funcionaban mejor la cosas, según él.
Qué fácil había sido para él definir que ya no había relación ¿Por qué no podía ser igual de fácil para mí? Acaso seguía enamorada de él. Era una pregunta estúpida, no necesita hacérmela para estar segura de que iba a tomarme un tiempo largo olvidarlo, sobre todo con eso de que trabajamos en el mismo parque, en la misma sección y con los mismos animales. Plus, mis amigos eran sus amigos.
En definitiva debía pasar la página, comenzando por mi propio cuarto, si Liam ya no estaba en él, tal vez podría dormir mejor en la noches, sería una buena idea volver a pegar los posters de los Beatles y hacer un extreme makeover antes de que fuera demasiado tarde. Iba a tomar bastante tiempo para despegar cada foto con él, o cada cosa estúpida me recordara a él. Rápido y si mirara demasiado.
Respiré profundo y me detuve frente a la pared con el corcho repleto de recuerdos, eran miles, en todos aparecía él, incluso en lo que también le pertenecían a Luna o a Harry. Nunca me había percatado que pegajoso era, de seguro yo no aparecía en ninguna foto con sus amigos, ni estaba en todas sus reuniones, pero él siempre tenía que estar ahí, conmigo. ¿Cómo se supone que haría, botar absolutamente todo?
-Siempre funciona la caja.
No pude evitar saltar y gritar. ¿De dónde había salido mi mamá? ¿En qué momento había entrado? Ninguna de esas preguntas tuvo importancia a los dos segundos, por ella estaba agachada buscando bajo mi cama una caja de cartón vacía.
-Eso fue exactamente lo que hice con tu padre la primera vez que terminamos, y regresó. Guarda todo, entradas del cine, facturas de los restaurantes a los que fueron, fotos cursis, cartas de san Valentín, collares que combinen, peluches parlantes, todo… y de ultimo, en el tope de la caja, ese suéter que usaste más tu que él.
-No quiero volver con Liam. Fue divertido mientras duró, es momento de superarlo.
-Si corazón, no lo dudo. Ahora, estas fotos en grupo, es fácil, solo tienes que poner otra foto justo sobre él y será como si nunca hubiese estado. No lo cortes, recortar es de despechados, y no queremos que todos crean que estas sufriendo por la ruptura, debes guardar la dignidad todo lo que puedas.
-Mamá, me presionas demasiado, como siempre. ¿Por qué no mejor te marchas y me dejas a solas con los recuerdos?
-Porque Peyton, me preocupo por ti.
-Eso es muy tierno, pero quiero estar sola.
-Cómo sea, me comeré yo sola la tarta –típico, tratando de ganarme con comida. Lo chistoso del asunto es que la mayoría de las veces funcionaba muy bien –Ah y, Zayn… llamó a la casa, le dije que estabas ocupada.
-Bueno, gracias por eso.
Finalmente, una que mi mamá hacía bien. No era muy común que ella me ayudara en absoluto, sino empeoraba las cosas, las hacía más incómodas para mí.
Miré la pared de nuevo.
-¡Mamá! –se había ido, pero estaba segura que seguía al otro lado de la puerta esperando a que la llamara. Tal como lo predije, entró al segundo -¿Qué se supone que hago con la caja?
-Dársela, claro. Sólo recuerda, de más viejas a más recientes significa “no vamos a seguir con esto en definitivo, eso es definitivo” y de más recientes a más viejas significa que estas dispuesta a seguir con él.
Mi celular volvió a sonar. Esta vez el numero era desconocido, y por lo tanto, la persona también. No estaba para personas equivocadas así que corté la llamada y continué pensando por dónde empezar. ¿Por las primeras fotos o por las últimas? ¿Estaba dispuesta a seguir con él? ¿Quería seguir con él?
El celular insistió. Tercera vez que sonaba y de seguro fuera quién fuera insistiría, así que lo mejor sería dejar en claro que estaba marcando mal.
-Buenas tardes…
-¡Peyton! –Bien, quien quiera que estuviera en la otra línea sabía mi nombre –Soy Eli, de la taberna de Jim.
Bueno, esa si era una persona inesperada. La taberna de Jim era el sitio preferido de Liam y sus amigos, no para beber, sino para jugar billar y póker.
-Hola… -Saludé, esperando que no me llamara para hablarme de Liam.
-Te llamo por tu amigo, Zayn -¿Mi amigo, Zayn? Eso era un tema en discusión, pero lo cierto es que a pesar de que no coincidíamos mucho en gustos, y siempre insinuó que arruiné su amistad con Liam, era un buen chico… que ahora estaba en problemas –Está un poco mal, ebrio, necesita a alguien así que será mejor que vengas a verlo.
-¿Por qué me llamas a mí?
-Porque es el único número que encontré. Por favor Peyton, eres una buena chica, siempre sabes cómo hacer sentir mejor a las personas.
-Pero estoy un poco ocupada ahora… -indiscutiblemente, estaba ocupada tratando de meter una relación de un año y medio en una caja de zapatos.
-Se ha tomado quince botellas de cerveza, Peyton, ni siquiera te lo estoy pidiendo, te estoy diciendo que vengas aquí antes que vomite en mi piso de madera recién encerado.
-Puedo darte el teléfono de Liam, si quieres. Es su mejor amigo, seguro que va a estar encantado de ir por él.
-Zayn está pidiendo que tú vengas, no Liam, no Harry, no Jane, no Luna…
-OK, OK, lo entiendo, estoy saliendo.
No entendía bien de qué se trataba todo esto. Tal vez Liam lo estaba inventando para que fuera y darme una sorpresa, ¿y si se había arrepentido? ¿y si quería volver conmigo? Era una teoría encantadora, pero no muy probable.
Tal vez era un plan de ellos para hacerme sentir mejor. Eli siempre me decía lo encantadora que le parecía y que sin importar qué, estaría de mi lado, lo cual era bastante tomando en cuenta que ella era la tía de Liam.
O quizás Zayn estaba borracho en algún rincón de la taberna abrazando a Jim, y si era así, no entendía qué lo podía tener tan mal.
Tuve que conducir media hora para poder averiguarlo, media hora en la carretera porque la taberna estaba apartada de la ciudad, ¿por qué estaba conduciendo media hora por una persona con la que no tenía tanta conexión? Es decir, si, habíamos hablado bastantes veces, era necesario porque a Liam le encantaba la idea de que su mejor amigo y su novia también fueran mejores amigos. Zayn la odiaba, pero me saludaba como si fuera una hermana para él, como si en verdad estuviera feliz que él y yo estuviéramos juntos. Zayn no lo estaba. Algunas veces me asustaba, tal vez eran celos de amigos, es decir, no es fácil cuando una chica se lleva toda la atención de la persona que no hacía más nada sino estar contigo, y bien lo ha dicho él mismo, cuando Liam no está cerca, la pasa mal, en muchos aspectos. En la única cosa que no necesitaba a Liam, era cuando tenía relaciones sexuales con una chica, pero Liam era estrictamente necesitado mientras filtraba con ella. Obviamente, entre los dos, el romántico, el de la labia encantadora, el de las frases poéticas era él, y nadie más. Ahora, en el sexo, no tenía idea de qué tal era, para mi Liam hacía un buen trabajo, resistía lo suficiente, besa increíble y no decía nada extraño durante el momento. Zayn era un misterio para mí, y no es que quisiera tener sexo con él, simplemente me daba curiosidad saber qué tal se desenvolvía por su cuenta, porque ciertamente, no lo hacía muy bien en todas las demás cosas.
Entonces, estaba en el auto, escuchando Coldplay y terminándome una bolsa de bolita de queso, esas que se supone no debería estar comiendo o ganaría peso. No había razón para estar buscándolo, la única conversación que tuve con él fue hace meses, y no recuerdo muy bien de qué fue. Es algo cruel de mi parte, lo sé, pero estaba un poco tomada, en mi defensa.
La moto de Zayn estaba aparcada cerca de la puerta, y fue en ese momento en el que los nervios me invadieron. ¿Qué se supone que tenía que hacer? No sabía cargar con chicos ebrios, sino con chicas, había adquirido mucha experiencia con mis mejores amigas en los últimos tres años, pero era diferente ¿no? Cómo se supone que lo iba a mover de un lado a otro cuando era diez centímetros más alto que yo y 10 kilogramos más pesado que yo. No soy una hormiga, no puedo cargar con algo más pesado que yo, no puedo ni siquiera con un niño de veinte kilos, que se supone que haría, usar mis poderes psíquicos para trasladarlo de adentro hasta los puestos de atrás de mi camioneta. Tengo un problema, no tengo dichos poderes.
Debo confesar me sorprendió encontrarlo sentado en una mesa y comiendo nachos, claro que estaba siendo obligado por Eli, pero no era tan difícil de convencer.
-Aquí estoy –dije, acercándome tímidamente a la mesa, apretando los puños tal y como suelo hacer cuando me siento fuera de lugar -¿Qué puedo hacer por ti?
Zayn levantó la mirada y sonrió pícaramente con su toque sensual de chico malo, muchas chicas respondían a él con facilidad, debo decir, y fue algo descarado no acreditárselo antes.
-Finalmente, había olvidado lo lenta que eres con el volante –solo sonreí hipócritamente, culpando a las cervezas por su arrogancia –Será mejor que nos marchemos ya y tal vez llegamos antes del amanecer.
Podía soportar burlas de mis amigas, de Niall y de Harry, pero de Zayn no, porque cada vez que me quedaba callada su pecho se inflaba a la par de su ego, y cada vez que su ego hacía eso, yo quedaba en ridículo frente a un ridículo.
-¿Sabes qué? –pregunté, dándole mi sonrisa más hipócrita. Intenté buscar un vaso de refresco con hielo lo suficientemente cargado para echárselo encima, pero las llaves de su moto junto a varios platos sucios me dieron una mejor idea –Espero que el camino a casa te ayude a reflexionar en lo que has hecho.
Actué lo más rápido que pude y tomé las llaves, Zayn intentó impedirlo, y de no haber estado ebrio, lo habría hecho sin ninguna dificultad, por suerte todo estaba a mi favor esa noche. Apresuré el paso y salí de la taberna, Zayn me siguió molesto, llamándome por mi nombre tantas veces como fueran necesarias para que le prestara atención, serían miles.
Entré al auto y me coloqué el cinturón, estaba lista para arrancar el motor cuando el golpeó el vidrio. Estaba mareado, sudaba frio y sencillamente no podía ser tan cruel con él. Bajé la venta.
-Te llamé por una razón, Peyton, no somos los mejores amigos pero por alguna extraña razón sólo pude pensar en ti.
-Lo tomaría como un halago de no conocerte mejor.
-No me conoces en absoluto.
-Por eso es que no tengo idea de qué hago aquí. ¿Puedes explicarme?
Zayn volteó a ver a Eli parada en la puerta observando tanto como podía.
-Preferiría hacerlo en otro lugar, no está muy lejos…
-¡Detente ahí mismo! No voy a ir ningún lugar que no conozca contigo.
-¿Me tienes miedo? -preguntó con su sonrisa de medio lado, sus ojos entrecerrados, penetrantes, demasiado intimidante para mi gusto. Se notaba tan divertido, así que tenía que contra atacar de cualquier manera.
-Por supuesto que te tengo miedo, cuando no pareces un chico con problemas psicológicos, pareces un asesino en serie, cómo podría no tenerle miedo a algo así –simple, pero efectivo. Su sonrisa desapareció al instante.
-Bien, soy el mejor amigo de tu novio…
-Ex novio –aclaré antes que continuara.
-¿Hablas en serio? –Preguntó sonriente, ni siquiera se tomó la tarea de disimular su alegría –Finalmente, una noticia buena.
-¿Ves? Por eso es exactamente que te voy a dejar aquí –encendí el motor del auto completamente decidida a marcharme, pero una vez más el consiguió detenerme.
-No, no, no, no, no. Por favor, lo siento. Es sólo que siempre creí que ustedes no hacían buena pareja, ambos se merecían… otra cosa.
-Ahórratelo Zayn. Siempre me odiaste por ser la novia de Liam.
-No lo tomes a mal, lo superé. –Sí, por eso que se había puesto tan feliz cuando le di la noticia de la ruptura –Ahora… ¿Podemos irnos?
-Sube ya, pero al único lugar al que te llevare será casa.
-Casa… eso será un problema. Prometo que no te violaré. Créeme, tengo mi tipo, tú no perteneces a él.
-Eso es porque no soy una puta.
Y ahí estaba de nuevo, justo en su rostro, su sonrisa pícara de siempre, su mirada penetrante, demonios, odiaba cuando hacía eso, porque, no, Zayn Malik no me gustaba, pero bien que me volvía loca, y no en el buen sentido. Lo odiaba, odiaba su actitud, su forma de caminar, su forma de vestirse, de peinarse, de sentarse, de comer, de bailar, inclusive, odiaba su forma de hablar, porque siempre la llevaba en mi contra.
-Súbete, quiero hacerlo rápido.
-¿Qué quieres hacer rápido con exactitud?
-Eres desagradable, Zayn –le dije, sin mostrar cuánto me molestaba su comentario –pero hoy te salva el alcohol. Sube.
Zayn sonrió, pero esta vez diferente. No era su sonrisa seductora de medio lado con sus ojos hipnotizadores, era una sonrisa más cálida, agradecida, como si él en verdad apareciera el gesto de una manera que nunca podría entender.
Zayn subió de copiloto y se colocó el cinturón.
-Bien, irás derecho como si regresaras a la ciudad, pero en el primer distribuidor doblas a la derecha. Arranca, te explicaré sobre la marcha.

Zayn registró la guantera sin siquiera pedir permiso, hizo a un lado un par de cosas como si supiera que estuviera buscando exactamente, pero antes de llegar a su cometido, tuvo que encontrar una caja de condones. Me miró de reojo.
-No me mires así, a Liam le gustaba que tuviéramos uno en cada auto –Zayn hizo una morisqueta entre risilla y desinterés, bastante extraña pensándolo bien.
-Ahora que ya no están juntos, te molestaría darme lo que queda.
-Haz lo que quieres, no creo que los necesite hasta dentro de un buen tiempo.
-Gracias –Zayn guardó la caja dentro de su bolsillo interno de la chaqueta y siguió revisando.
-¿Qué buscas exactamente? Tal vez te pueda ayudar.
-Descuida, ya está –dijo, y sacó un CD de King Of Lion -¿Sabes que este CD era mío? Se lo presté a Liam y llegó a parar aquí.
Zayn revisó cuidadosamente su CD, la caratula estaba algo rayada y llena de polvo, pero en su interior se encontraba perfectamente, de eso me había encargado yo. Él la abrió, sacó el disco, lo insertó en el reproductor y dejó que sonara por sí solo.
Habían transcurrido los primeros diez minutos de camino, estaba cansada de estar con Zayn a mi lado y tener que conducir a un sitio al que no quería ir, y que peor aún, no conocía.
-Dobla aquí –dijo Zayn, y suerte que lo hizo o de lo contrario jamás hubiese visto el camino a la derecha –ahora a subir hasta que te encuentres con el primer mirador. Está bastante arriba, así que no esperes encontrarlo muy pronto.
Zayn nunca pudo tener tanta razón en toda su vida, estuve al menos quince minutos subiendo una montaña en una camioneta destartalada y vieja. Era buena, pero había soportado tantos viajes a ver a la abuela que ya no era la misma, algunas veces el motor fallaba y le daban ciertos ataques de tembladeras que nunca podía explicar.
Finalmente el primer mirador apareció. No estaba muy segura debido a la obscuridad, pero a un lado de la vía se levantaba una montaña cuyo pico seguía estando mucho más arriba de que lo que estábamos, y al otro lado teníamos la inmensa vista de Londres, con su cielo negro y luces amarillas.
Zayn bajó del auto y se aproximó a las cercas del precipicio, miró hacia el vacío respiró profundamente. Después bajé yo y me le uní.
Estuvimos un largo rato en silencio, el parecía disfrutarlo pero yo en cambio me estaba desesperando. Tenía preguntas que necesitaban recibir respuesta, merecía ciertas explicaciones y podía comenzar por la razón de haberme llamado a mí y no a cualquier otra persona más allegada, por ejemplo, su buen amigo Liam. Carraspeé mi garganta para romper el hielo sin ser la primera en hablar, pero eso no funcionó. Tosí más fuerte e inclusive, estornudé en un intento desesperado, pero él solo se rió, dándose cuenta de mis intenciones, claro.
-Hay que cuidarse de ese catarro –comentó muy divertido, pero no me hacía gracia su comportamiento.
-Sólo quiero que me expliques que hacemos acá –confesé –y luego me iré.
-Mi mamá solía traernos acá a mis hermanas y a mí cuando papá consumía en la casa, decía que era el lugar con el aire más fresco de todo Londres y vaya que tenía razón.
No dije nada, no sabía que responderle.
-Quiero que sepas que nadie más que tú ha venido acá conmigo, sería bueno si no dijeras de este lugar porque mientras más visitantes, menos especial es.
-¿De qué lugar hablas? –él sonrió.
-Sí, esa es una de las razones por la cual te elegí a ti.
-Debería halagarme ¿no? –se encogió de hombros.
-Tal vez. Lo cierto es que… no podía traer a más nadie.
-¿Ah no? ¿Y eso como por qué?
-¿Recuerdas la única vez que hablamos sin hipocresía y te conté acerca de mi? –No pude evitar reírme, así que tras soltar una risilla, asentí –Bueno, él regresó.
Me tomó un tiempo asimilar a qué se refería, habían pasado más de seis meses desde aquella vez que hablamos y me resultaba un poco difícil recordar la conversación debido que había sido en medio de miles de personas y bajo música muy fuerte, pero lo hice, y entonces comprendí a quién se refería. Su padre, el mismo al que habían llevado a rehabilitación por consumo de drogas, el mismo que fue llevado bajo fianza por meterse en una pelea con un señor en el parque mientas el sol irradiaba, y el mismo que había lanzado el auto en el río con él y una de sus hijas dentro, estaba libre y de vuelta en casa.
-¿Cómo es que salió del centro?
-Recuperación veloz, o algo así dijo. No creo que esté recuperado todavía, y mamá tiene mis mismas dudas, por eso es que decidió enviar a mi hermanas a casa de mi abuela, por su seguridad.
-Eso es bueno… supongo. ¿Qué hay de ti?
-No puedo irme y ya, y dejar a mamá con ese tipo. Lo ha perdonado demasiadas veces y siempre la vuelve a decepcionar.
-Lo hace por ti, por tus hermanas, para que tengan un padre. Es una buena mamá.
-No necesitamos a alguien así en nuestras vidas, ni ella.
-Zayn, créeme, lo necesitas. Lo que yo creo es que tienes que respirar profundo y hablar con él, es bueno que se arreglen las cosas, decir lo que sienten –pude notar una mueca de disgusto en ello, era un chico, odiaba decir lo que sentía, pero por esta vez era estrictamente necesario –perdonarlo, ese sería un buen paso. Es tu padre, no puedes cambiar eso, aunque te encante la idea.
-Cierto, pero mi mamá sufre y mi papá es el causante.
-Tu mamá no sufre, ella simplemente lo intenta demasiado y no es fácil, ella lo sabe, tu papá lo sabe. Desearía que mi mamá lo intentara.
-Sí, con la diferencia de que tu padre es un infiel, el mío es un drogadicto.
-También tú… Cuando no fumas, controlas. Supéralo Zayn y agradece que al menos lo intentan. Yo solo creo que lo deberían escuchar, tal vez está arrepentido, la gente cambia.
Zayn sacó una moneda de su pantalón, hizo un jueguito con ella y la insertó en un telescopio pago, colocó su ojo izquierdo en el lente y buscó por el cielo durante unos pocos segundos.
-Cada vez es más fácil encontrarla –dijo –acércate, mira tú.
Zayn se apartó y me cedió su puesto, miré por dónde él lo hacía y allí estaba, una estrella parpadeante que reposaba junto a otras millones, tranquila, inmóvil.
-Mi mamá decía que esa era su estrella, que mi padre se la había comprado en equivalencia a un anillo de bodas, porque no tenía suficiente dinero para un diamante de once quilates.
-¿Cuánto cuesta una estrella?
-Para la época, como cien dólares, mucho menos de lo que cuesta un anillo, claro.
-Claro. Bueno, eso es muy romántico –eché el último vistazo y me aparté -¿Ves? Si tu mamá te enseño esto es porque lo ama, y quiere que seas un poco como él. Todo va a estar bien, confía, tu padre va a cambiar. Ahora, momento de volver, vamos, no puedo llegar a mi casa muy tarde.
-Por favor, déjame en El Mirlo, no quiero volver a casa hoy, no tengo el ánimo de verle a la cara.
Asentí, pero aprovechándome de tener el volante, insistí en que se acomodara hasta dormirse que yo me encargaría de la ruta. Sólo fue una estrategia para dejarlo en su casa, necesitaba estar allí, con su familia, arreglar las cosas. Él no entendía su suerte, tenía la oportunidad de estar con su padre, la misma oportunidad que yo deseaba con todas mis fuerzas, y él debía entender lo afortunado que era.
Se puso furioso, pero tuvo que fingir que era justo el lugar a donde quería estar cuando su padre salió y lo llamó desde la puerta. Me miró de reojo y dijo entre dientes “te odio”, pero no me importó. Sonreí y me despedí con la mano, estaba satisfecha de ver que su padre lo abrazó cuando entró a la casa, pero decepcionada de que él no respondiera. Supongo que lo entendería más adelante, tenía la esperanza de que mañana en el trabajo Zayn estuviera con una sonrisa y me dijera “Hey Peyton, tenías razón, mi padre ha recapacitado, somos una linda familia ahora”.
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Mensaje por CataFerruda Vie 29 Mar 2013, 2:54 pm

ojala que zayn perdone a su padre c:.... tratare de pensar como hacer que otras nias lean la novela.... lo hare cuando entre al computador por que ahora estoy desde el celular y es mas complicado...
siguela por favor un besito
CataFerruda
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Mensaje por janestg Vie 29 Mar 2013, 9:41 pm

CataFerruda escribió:ojala que zayn perdone a su padre c:.... tratare de pensar como hacer que otras nias lean la novela.... lo hare cuando entre al computador por que ahora estoy desde el celular y es mas complicado...
siguela por favor un besito

Bueno gracias por la ayuda, de verdad lo aprecio :D
PD: todo va a estar bien con Zayn, a la final.
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Mensaje por janestg Sáb 30 Mar 2013, 5:04 pm

CAPÍTULO 2.
Usa tu brazo como palanca.




No podía negarme a mi misma que era sumamente extraño trabajar en el mismo lugar que Liam y tener que vernos las caras cada día de la semana.
Ambos trabajábamos en la piscina de pingüinos del zoológico de Londres, he allí el lugar donde lo conocí, donde me pidió salir por primera vez, donde me pidió ser su novia, donde hicimos tantas estupideces juntos. Las anécdotas eran interminables, y vaya que se sentía horrible estar ahora cada uno por su cuenta, encerrados en una misma piscina, alimentando a un mismo grupo de animales e intentando no vernos mucho a los ojos.
-¡Hey, Payne! –Gritó el gerente del Zoológico desde la rampa para los espectadores -¿Sabes por qué Malik no ha llegado?
Liam negó con la cabeza.
-Ni idea, no hablo con él desde ayer en la mañana.
Pero yo si había hablado con él mucho después de Liam, y lo había dejado en la puerta de su casa, sano y salvo, con su padre. Nada le podía haber pasado. Seguramente había charlado con su padre toda la noche y se le había hecho tarde, tal vez su alarma no sonó, o tal vez yo era demasiado ingenua para pensar algo así.
-¿Qué dices Sally? ¿Soy muy ingenua? –pregunté a una pingüina, como si en verdad ella me pudiera contestar. Lo gracioso de la situación fue que ella hizo un movimiento de cabeza que parecía que me decía que sí, que era una ingenua y debía crecer un poco.
-¿Ahora hablas con los pingüinos? –preguntó Liam detrás de mí.
Lo miré apenada, con las mejillas rojas como las de una muñeca de porcelana.
-Desde que mi compañero no me habla más –dije. Liam arrugó su entrecejo.
-Oh, ¿y qué te dicen? –él se intentó mostrar bastante interesado, pero a mí me parecía que sólo se burlaba de mí.
-¿Necesitas algo Liam? –pregunté, tratando de olvidar el tema.
-Necesito que vayas por más pescado, están bastante hambrientos estos chicos hoy –él me extendió un balde vació, pero que a juzgar por su olor a pescado, ya había sido llenado en la mañana.
-Claro, por favor no le quites la vista a Sally y a su cría. Ya vuelvo –tomé el balde y lo llevé conmigo al congelador, donde debíamos encontrar toda la comida necesaria para los animales del zoológico.
La de los pingüinos estaba en una sección especial para ellos, donde nadie pudiera confundirla, empaquetada en papel transparente para su máxima conservación.
Todos amaban el show de los pingüinos, así que no podíamos darnos el lujo de perder a uno así como así.
Para mis complicaciones, sólo la repisa más alta tenía paquetes cerrados, aún no habían abastecido el congelador y ya casi no había comida para los glotones pingüinos, por suerte, el camión llegaba esa misma noche y la comida sería cambiada por otra más fresca, cualquier sobra la donaban a los parques públicos de Londres, pero por ahora, debía arreglármelas para bajar un paquete plastificado a más de dos metros de altura.
Intenté ponerme de puntillas, de apoyarme en la repisa más baja, inclusive volteé el balde para subirme a éste, pero me daba miedo romperlo y caer al suelo. La última opción fue alejarme un poco y correr hasta tomar impulso, saltar y tomar el paquete. Parecía ser un buen plan hasta que alguien apareció en la puerta y preguntó justo en medio de mi salto.
-¿Qué intentas?
Giré mi cabeza, perdí el equilibro y pegué mi frente en el estante de metal.
-¡Demonios! ¡Zayn! –Me quejé frotándome dónde me golpeé, justo arriba del ojo derecho -¿Siempre eres tan oportuno?
-Oportuno es mi segundo nombre –burló – ¿Necesitas ayuda?
-Quiero bajar ese paquete –señalé al paquete más cercano, odiaba ese paquete, odiaba al estante, al congelador, a los pingüinos, odiaba al mundo en ese momento.
Zayn se acercó tranquilamente, se alzó en sus puntas de pie y tomó el paquete con mucha serenidad, sin nada de esfuerzo, sin golpearse la cabeza.
Odiaba a Zayn.
-Gracias –dije entre dientes, no estaba muy feliz de necesitar a Zayn para bajar algo de un estante, algo tan sencillo como un paquete de pescado para un grupo de pingüinos, algo que hacía a menudo por mi misma -¿Cómo te terminó de ir?
Zayn no dijo nada, tomó un carro de automarcado y bajó más de cuatro kilos de carne del estante vecino para los tigres de bengala y las panteras.
-Bolton estaba preguntando por ti esta mañana. Liam contestó que no sabía nada de ti.
-Sí, fuiste con la última que hable, y no estoy seguro si eso fue una buena idea –divagó mirando a la nada, luego siguió bajando otros kilos de carne.
-¿Por qué?
-Porque mi mamá me quiere fuera de la casa ahora.
-¿Por qué? –pregunté nuevamente. Él hablaba pero eso solo me daba más dudas.
-Porque golpeé a mi papá.
-¿Por qué? –insistí. Hasta a mi me parecía un chiste la conversación.
-Porque es un idiota. Cuando llegué me abrazó, me sentó en el comedor y me comenzó a decir lo mucho que amaba a mi mamá, a mis hermanas, lo arrepentido que estaba, ya sabes… Lo mismo que ya había dicho miles de veces, no cambió mucho. Así que me cansé, le dije que era un idiota, lo golpeé en el rostro, y mi mamá creyó que lo mejor para nosotros es que ella se quede con mi papá y yo busque un lugar para dormir mientras él termina de recuperarse. Está resignada a perderlo.
-¿Te vas con tu abuela? –me aventuré a preguntar, el rió como si hubiera dicho un chiste.
-No, claro que no. Tengo que quedarme aquí, trabajando –él respiró profundo –llegué tarde hoy porque estaba terminando de sacar mis cosas, rente una habitación en el Mirlo, en caso de que me quieras visitar –lo golpeé con el balde de inmediato caí en cuenta de su comentario -¡Oye! No lo decía en ese plan. Las mujeres se toman todo a mal.
-Bueno, lo siento.
-Está bien, es sólo un balde con pescado, puedo soportarlo.
-No, por dejarte en tu casa. No debí hacerlo, no estabas preparado para enfrentarlos y ahora te han echado.
-Oye, iba a irme de todas maneras. Un día antes, un día después… ¿Qué diferencia hace? Pero me complace que aceptes la culpa, eso me tranquiliza.
Me encogí de hombros.
Me sentía como una tonta por pensar que los problemas de Zayn se arreglarían esa misma noche, era evidente que solo empeoraron, y tal vez tenía la culpa de ello, sólo un poco, de no haber insistido en que llegara a su casa, no habría golpeado a su papá, y por consecuencia, no lo hubieran echado de su casa.
-Entonces… -dijo Zayn, sacándome de mis pensamientos – ¿Vas a dejar a los pingüinos morir de hambre?
-¡Cielos no! Pero si te soy sincera, no quiero volver a la piscina.
-¡Oh! cierto, Liam es tu compañero. Apuesto a que nunca llegaste a pensar que un día eso te iba a molestar.
-Sonará tonto, pero pensé que éramos el tipo de parejas que terminan casados.
-No me digas, ya tenían los nombres de sus hijos pensados –Zayn soltó una risilla y antes de que pudiera golpearlo con el balde se tapó con un muslo de carne que pronto se estaría devorando un león.
-Eres imposible –dije y me marché.

Encontré a Liam sentado junto a Sally y hablando solo, o tal vez él pensaba que la pingüina lo escuchaba, ciertamente ella se veía más interesada en su cría que en lo que él podría estar diciendo, pero en su mente, las cosas pasaban de una manera diferente. Me preguntaba si yo me vería así hablando con Sally.
-¿Ahora hablas con los pingüinos?
-Desde que mi compañera se tarda una eternidad para buscar un simple paquete de pescado en el congelador.
-Aquí está, deja el drama –le extendí el balde, Liam lo sostuvo y comenzó a alimentar a los pingüinos machos al otro lado de la piscina.
-Louis dio una fiesta ayer –comentó Liam tratando de lograr que dos pingüinos no atacaran a uno más pequeño y lo dejaran comer en paz -¿Te dijo?
-Sí, Luna me llamó para decirme que fuera, pero a Louis le pareció ilógico que asistiera. Realmente no tenía ganas de ir a ningún lado ayer.
-Yo tampoco, así que no fui –tal vez miré mal, pero Liam parecía sonrojado -¿Irás hoy a la de Luna?
-¿Irás tú? –pregunté de vuelta, no quería que el dejara de asistir a reuniones entre amigos simplemente por mi presencia. Eran sus amigos desde un principio, se conocían mucho antes de que yo entrara a trabajar en el Zoológico.
-Pregunté primero.
-Ella no me ha dicho nada acerca de la fiesta, tal vez creerá que hoy tampoco tengo ganas de ir.
-Dale hasta la una, ella te llamará.
Liam estuvo en lo cierto, no habían pasado ni media hora cuando mi celular sonó. Era Luna, la pantalla lo aclaraba. Liam me miró con su típica mirada de “Te lo dije” y sonrió. Le entregó un pescado a un pingüino hambriento que mordía su pantalón y luego, con mucha pena preguntó.
-¿Entonces irás?
-¿Por qué preguntas? –dudé. Tal vez quería asegurarse de si estaría o no para él decidir si iría. Tal vez no quería pasar demasiado tiempo con su ex.
-Sólo curiosidad.
-No tengo que ir si no quieres –le dije, él me miró curioso –Digo… si te parece muy incómodo…
-Por Dios, Peyton, no. No te miento, es algo incómodo, pero resulta que no tengo cinco años. Puedes ir si te da la gana o si no también. De hecho, me gustaría que fueras, a Jane le gusta cuando tú estás, aun no se acostumbra a Luna.
-Pensé que ella y Harry se estaban entendiendo.
Liam resopló y soltó una carcajada.
-No hay un día en el que no se insulten entre sí. Me sorprende que Jane no le haya soltado una bofetada aún.
-Oh si Harry… que hay de esa chica…Alexandra ¿Sigue con ella?
-No lo sé. Sus padres le pidieron alejarse de ella pero él parece obsesionado, yo creo que la ve a escondidas pero Anne no es estúpida, se dará cuenta que está saliendo con alguien por la plata que pide, a parte que no deja de controlar en la vía nueve del subway, es una pena, se ha gastando más de trescientos euros en droga y cigarros esta semana.
-¿Y tú? –pregunté – ¿Cuántos has gastado tú?
Liam concentró su mirada en Federico, un pingüino macho bastante debilucho y con problemas para socializar con el resto. Era el más delgado porque normalmente los demás le quitaban la comida, por lo que Liam tenía que dársela en la boca y no alejarse hasta que se la acabara.
-Yo no he consumido en más de dos semanas, para que sepas.
Entrecerré mis ojos, pero decidí creerle. Liam nunca me había mentido, no lo comenzaría hacer ahora, sería estúpido.
-Eso me enorgullece –admití –espero que sigas así.
-Yo igual…-murmuró.


Estaba tan segura que no quería asistir a la fiesta de Luna que pensaba llamarla e inventarle una excusa, busqué su número en llamadas recientes y presioné el botón de llamada sin pensarlo dos veces.
En el primer repique me arrepentí. Luna no era de aceptar las cosas sin más ni menos, debía tener una excusa suficiente para ella, algo como, me llevaron a la clínica, y en caso extremo, confesarle la verdad “No quiero ir porque me incomoda todo el asunto con Liam”.
En el segundo repique pensé en trancar la llamada, decirle que me había confundido. Tal vez podía apagar el celular y dar excusas mañana, algo como “se me averió la camioneta” y entonces no habría nada que hacer.
En el tercer repique mis nervios se alteraron, qué se supone que le diría cuando contestara entonces…
-¡Peyton! –Chilló Luna al otro lado de la línea – ¡Eres tan oportuna! Sabrás que estaba terminando de revisar la lista de comida que necesitamos para la fiesta y faltan tantas cosas. Entonces dije, voy a ir a la tienda de víveres frente al Zoológico y pasaré la tarjeta de papá, fui y la rechazó. Fue tan vergonzoso que llevo una bolsa de papel con dos agujeros puesta en la cabeza. Fue todo lo que pude pagar.
“Pero se me ocurrió esto… por qué no me llevas al desván y sacamos la comida de los kioscos del parque, la que sobra del día. Todavía es comestible y en caso de que no lo fuera… ¡Qué más da! Cuando uno está borracho y pegado se le es irrelevante la mayoría de las cosas.
-Es que no…
-¡Oh por Dios! ¡Te veo! ¡Hola! ¡Gira, estoy detrás de ti!
Efectivamente, giré y me encontré a Luna saltando al otro lado de la jaula de los gorilas, con una mano sosteniendo su celular contra su oreja, y la otra agitándose en el aire desesperadamente.
-¡Oh! ¡Sí! También te veo –fingí emoción tanto como se me hizo posible. Inclusive alcé mi mano y saludé a lo lejos.
Pero Luna no resultaba ser lo peor de todo esto, ciertamente el premio gordo se lo llevaba la repentina presencia de sus amigas del colegio. Chicas mimadas y muy sofisticadas que siempre soltaban preguntas fuera de lugar, incómodas y completamente vergonzosas, Liam y yo las odiábamos, sobre todo yo porque estaba completamente segura que ellas intentaban filtrar con él cada vez que podían, algunas veces hasta frente a mí. Sus nombres apenas podía recordarlos, sólo se me había grabado el de Sara Benson el día del cumpleaños de Luna, cuando ella cruzó la línea e intentó llevarlo por siete minutos al paraíso, lugar que no era más que un closet lleno de cosas inútiles bajo las escaleras, repleto de polvo y tela de arañas.
Luna estuvo en cinco segundos frente a mí, me abrazó y sacudió mi menudo cuerpo. Podía atribuírselo al hecho de que ella era cheerleader, pero tenía mucha más fuerza que yo aún cuando éramos casi de la misma contextura.
-Sólo tú conoces éste lugar como la palma de tu mano y tienes llaves de los almacenes ¿Puedes llevarme?
-¿Pueden despedirme por esto?
-No diré que fuiste tú.
-¿Y si nos descubren con las manos en la masa?
-Jamás dejaré que pierdas tu empleo. Mi papá entiende lo convincente que su hija puede llegar a ser.
-Te odio… -eso fue lo más sincero que jamás le dije a Luna en toda nuestra relación.
La peor parte de todo era encontrar la llave correcta para el almacén. No estaban identificadas y todas se parecían entre sí, me sentía en un juego de tiempo en el que debía abrir la puerta en la menor cantidad de minutos posibles, y suerte que no era así, porque de serlo ya hubiese perdido.
La frase “ábrete sésamo” hubiera sido tan útil, pero al cabo no fue necesaria. Elegí la correcta por suerte y la puerta se abrió. Luna entró rápidamente y comenzó a seleccionar sus snaks favoritos, tantos como pudo. Yo esperé afuera junto con sus cuatro simpáticas amigas que me miraban indiscretamente de arriba abajo mientras en sus mentes criticaban cada detalle de mi aspecto.
Vale, estoy segura que me veía horrible en mi uniforme de trabajo, el verde no era el mejor color para mi piel, y tal vez mi cabello estaba atado en una trenza muy despelucada, pero ya había pasado la mitad del día trabajando con los pingüinos, sudado limpiando la piscina y el viento me había sacado algunos mechones cortos, y no era necesario que esas cuatro brujas me miraran de la manera en que lo hacían.
Transcurrieron los minutos y pasó lo que me temía. Una de ellas habló, una de las que no recordaba su nombre.
-Hueles a pescado –a eso me refiero con los comentarios fuera de lugar.
-Eso es porque estaba en la piscina de pingüinos.
-Pensé que los pingüinos eran pájaros.
-Aves… si, lo son. Pero nadan y no vuelan y ya que son criados en cautiverio y no saben cazar, los estaba alimentando.
-Oh… -exclamó –Luna dijo que Liam terminó contigo ¿Eso es cierto? –segundo comentario fuera de lugar. Podía pasar los cien de empezar a contarlos.
Los rostros de todas cambiaron a una expresión más interesada, hasta se acercaron para no perderse ni un detalle.
-Ya no somos novios –contesté.
-¿Pero él te dejó? –insistió en saber.
-Creo que ambos estábamos de acuerdo con que ya no queríamos estar juntos –bien, una mentirilla blanca para ahorrarme un poco de vergüenza.
-Pero… ¿Quién lo hizo oficial?
-¡Déjalo ya! ¡Si lo quieres es tuyo!
Ella se sonrojó repentinamente, como si hubiese dado en el clavo. Claro que lo había hecho, la había visto tratar de seducirlo en otras reuniones, y en esta seguramente lo haría. Sara, quien permanecía atrás de la chica pero no ajena a la situación echó un soplido.
-Y ese otro chico… -intervino otra de ellas –Me parece que se llama Zayn.
-Aja… -murmuré cruzándome de brazos, entusiasmada por escuchar lo que iba a decir.
-¿Tiene novia? –preguntó.
-No es un chico de novias, es más de chicas de una noche si es que sabes a lo que me refiero.
Sólo esperaba una cosa de su parte, que su estúpida sonrisa se esfumara con la noticia, pero ella pareció encantarle la idea y de hecho, se acercó un poco más para preguntarme.
-¿Y crees que sea de su tipo?
La miré de arriba abajo, su mini falda a más de siete dedos sobre la rodilla, su descote en V que mostraba muy bien su pecho y labial rojo carmín me dejaron muy en claro que era exactamente el tipo de chicas que a Zayn le gustaría llevar a la cama, y ahora que se quedaba en un motel, con más razón.
-Estás de suerte –dije sonriendo hipócritamente.
Ella aplaudió feliz y regresó unos pasos atrás.
Luna salió del almacén cargada de bolsas de botana, bastante satisfecha, sonriendo alegremente.
-Muy bien –dijo a sus amigas –Vamos, tenemos más cosas que arreglar. No estoy segura de que haya muchos vasos de cartón así que será mejor que vayamos a la tienda. Sara ¿puedes prestarme unos euros? Te los devolveré después de que haya tenido una pequeña charla con mi papá. Gracias Peyton, salvaste la fiesta. ¿Te veo allá no?
Parpadeé un par de veces. Sus cuatro amigas ansiaban una respuesta, la misma que yo quería contestar, “no, no voy a ir, no quiero ir a tu estúpida fiesta”, pero no me atrevía a decirle eso, y ahora que lo pensaba, no iba a dejarles tan fácil a Liam, prácticamente estaría entregándoselo en bandeja de oro, y si algo no quería que pasara, es que él cayera en las garras de las cuatro arpías que seguían a Luna a todos lados.
-Sí –contesté –No puedo esperar a que ya sean las nueve –mentí con mi mejor sonrisa hipócrita.
Les eché un vistazo a sus amigas, no estaban muy contentas con eso, podía notarlo en la forma en que me miraban.
-Entonces te espero, recuerda, usa algo ajustado, una falda mejor. Liam irá y es una buena oportunidad de mostrarle lo que se pierde.
-Estaré allí, confórmate con eso. Adiós.
-Gracias de nuevo, adiós.
Luna se fue dando unos pequeños saltitos de felicidad, con sus amigas detrás de ella como patitos siguiendo a su mama pata. Eran patéticas en cierto modo, todas tratando de imitarla y ser como ella, pero había que aceptarlo, ser Luna era una gran experiencia. Millonaria, sexy, fashionista, era un chica perfecta de las que solo ves en la televisión, un poco irreal algunas veces, soñadora, inmadura, pero son cosas que pasan cuando tu papá es millonario y te consiente con todo lo que quieres.
Mi papá solo engañó a mi mamá.
Cuando creí que podía olvidarme de ellas y seguir con mi día tan común y monótono como cualquier otro, Sara se devolvió y se detuvo frente a mí, con su pose de modelo. Enarqué una ceja, ella batió su cabello atrás de sus hombros y carraspeo su garganta.
-Quiero ser directa e ir sin rodeos. Quisiera saber si Liam te dejó o no.
-Eso no te importa.
Ella curvó sus labios rojos carmín, sacudió sus largas pestañas llenas de mascara y suspiró.
-Te sorprenderías de lo mucho que me importa, la verdad.
Arrugué mi entrecejo.
-Siempre supe que estaban enamoradas de él.
-Bueno, tienes que aceptarlo, es un chico lindo; y ahora que él y tú ya no están juntos me tomaré la libertad de acercarme a él.
-No entiendo por qué me lo dices.
-Es sólo una advertencia, ya sabes, para que no te tome por sorpresa si llegas un día no muy lejano a este y nos encuentras besándonos.
-Siéntanse en la libertad de hacer lo que quieran sin preocuparse porque yo esté cerca.
-Eso me tranquiliza, sobre todo porque el plan de esta noche es pasarla juntos, quedamos por texto –debía admitirlo, eso no me gustó para nada – ¿Liam te explicó por qué te dejaba? –preguntó cuidadosamente, a veces me preguntaba si ella esperaba una respuesta en particular.
-Ya te dije, fue un acuerdo mutuo.
-Ya veo… Bueno, supongo que nos veremos esta noche.
Asentí. Estaba molesta, muy molesta. Sara lograba sacarme de mis casillas con tanta facilidad, pero yo era lo bastante astuta para no demostrarlo del todo. Esperé a que ella estuviera bastante lejos y azoté la puerta.
Caminé en dirección contraria a por donde se marcharon, quería no tener una mínima oportunidad de encontrármelas, y la mejor forma era esa. Revise mi reloj de muñeca, ya casi era la hora de mi salida y eso me hacía sentir mejor, estaba dispuesta a ir a la taberna de Jim para despejar un poco la mente. No fumaba, no jugaba y bebía muy poco, pero ver a la gente haciéndolo parecía relajarme, solo que sin Liam a mi lado, no tenía sentido.
-Hola tú, otra vez –esa voz era tan familiar, podía apostar ya mismo a que era Zayn y ganaría a como dé lugar.
Me giré. ¡Rayos! Debí haber hecho esa apuesta.
-Fumando a escondidas, Zayn… Eso no está bien.
-Sólo es un cigarro –se defendió.
-De cualquier manera. Mira allá –señalé un poster en una pared cercana –“Este es un ambiente 100% libre de humo” –leí en voz alta, aunque ya me lo sabía de memoria.
-Supongo que deberán cambiar ese 100% por 75%. No es gran cosa.
-No creo que el jefe piense lo mismo –Zayn palideció.
El dueño del Zoológico, alias papá de Luna, no se entusiasmaba con Zayn, pero por alguna extraña razón aun no lo despedía. Sin embargo, un movimiento en falso, y encontraría la excusa perfecta para echarlo a afuera. No iba a delatarlo, suficiente con que lo echaran de su casa.
-¿Me delataras, Peyton?
-No si me das un jalón –dije –es un buen trato.
Zayn arrugó su entrecejo. Tanto él como yo sabíamos que no me conocían precisamente por ser una fumadora compulsiva, como mucho pasiva, cuando no podía escapar del humo de los chicos fumando a mí alrededor, pero más allá de yo inhalar directo del filtro de un cigarro, era casi tan común como ver a un cerdo volando. Sólo lo había hecho una vez, cuando había tenido mi primera discusión fuerte con Liam. Curiosamente, esa vez también estaba con Zayn
-¿Te pasa algo?
-Estoy algo molesta –solté, dispuesta a desahogarme con él -¿Alguna vez te mencioné lo mucho que odio a Sara Benson? –el negó –Pues la odio mucho, mucho, mucho, mucho. Siempre intentando metérsele por los ojos a Liam. Viene y me pregunta si él terminó conmigo, eso a ella no le importa ¿o si?
-Si le gusta… debe importarle.
-De cualquier manera, ella no pude venir y preguntármelo de frente.
-Si puede, solo es algo que comúnmente nade haría, pero ella no tiene que ser común.
-Es grosera, eso es lo que es. Una estúpida mal educada que se cree la última pepsi-cola del desierto.
-Es confiada, eso es bueno. Deberías aprender.
Lo miré de reojo.
-¿Por qué la defiendes? –pregunté mientras mi sangre comenzaba a hervir.
-Porque sé que eso te molestará, y no sabes lo graciosa que te ves tratando de lucir molesta, es simplemente ridículo.
Apreté mi mano en un muño y lo lancé directo contra su brazo.
-Idiota –mascullé –No te puede gustar esa tipa.
El negó con la cabeza.
-Me encanta… es todo lo que un tipo busca. Tiene un buen… sentido del humor, y unas buenas… intenciones con las personas. Siempre dispuesta a arrodillarse… y plantar un árbol para la conservación del ambiente.
No sabía si reír o lanzarle otro puño. Era un insolente, de eso no había duda, pero no había nada que hacer, así lo había conocido, así se quedaría.
-¿Me vas a dar el jalón, o no? –pregunté, como para dejar el tema de Sara atrás.
-No –lanzó el cigarro al suelo y lo aplastó con el pie –todo lo que te pasa es que sigues pensando en Liam, y no estoy dispuesto a dejar que te corrompas por un tipo. Todo lo que necesitas es… otro chico. Iremos a un antro, recoge tu ID.
-No voy a ir a un antro contigo. De seguro me conseguirás al primer soltero que veas y te irás a conseguir a una chica.
-No es tan fácil, hay que tomar precauciones de que el chico no resulte ser gay, y para eso…
-En realidad… -le interrumpí –estaba pensando en llagarme a la taberna de Jim, pero no quería ir sola. ¿Me acompañas?
-¿A la taberna de Jim? –Preguntó –para…
-Puedo ponerme a jugar dardos –esa idea acababa de venir a mi cabeza de la nada, y di gracias por eso –puedo imaginar que el blanco es la cara de Sara –agregué más maliciosa.
-Cómo vas a ser capaz de destrozar tanta belleza en tu cabeza.
-¡Oh, por Dios! No necesito esto, iré sola.
-¡Esta bien! ¡No insistas más! Iré contigo, pero debes saber que me debes ese favor, considerando que me estas llevando obligado –enarqué una ceja, él sonrió –Vamos, no ruegues más, se siente como si un cachorro de la calle te pidiera comida.

Lo único malo de la Taberna de Jim era la media hora de camino que debías echarte desde la ciudad hasta las afueras. Podías ir más rápido en tren, pero más seguro era estar dentro del confort de tu propio auto, donde no tenías probabilidades de encontrarte a chicos vendiendo droga en las subestaciones o pillando a quién robar.
Zayn colocó desde su iPod This Love de Maroon 5, subió el volumen a todo lo que permitía el reproductor, encendió un cigarro y se quitó el cinturón una vez que entramos en la carretera donde ningún oficial nos molestaría por ir en contra de la ley aunque nos atraparan. Yo, por otra parte, me gustaba vivir, y decidí conservarlo.
-¿No me darás el jalón que te pedí? –pregunté. Zayn aspiró su cigarro, se acercó un poco a mí y soltó el humo en mi cara; tosí un poco –Eso no es un jalón.
-Confórmate –dijo, y comenzó a cantar.
“I don’t mind spending everyday, out your corner in de puring rain”
-Vamos Zayn, solo quiero uno, sabes que eso no me convertirá en una adicta a la nicotina ni nada.
-Ya vamos a llegar, tengo una mejor idea para que te desestreses.
-¿Qué tienes el cigarro? –pregunté, comenzando a sospechar que tal vez no era un cigarro simple como los que venden en panaderías y kioscos, sino tal vez Zayn había personalizado su contenido con ayuda de Harry o Niall.
Zayn sonrió y mis sospechas se confirmaron. Sus ojos estaban rojos y achinados, pero ignorando eso, parecía perfecto, podía llegar diciendo que estuvo llorando por su hogar y Eli le creería; pero yo sabía la verdad, estaba drogado.
-Después llegas odiando a tu papá y diciendo que es un idiota, te tengo una mala noticia Zayn, no eres diferente a él.
“And she will be loved, she will be loved”
-Zayn, préstame atención, te estoy hablando…
-Y yo te estoy cantando, no le canto a cualquier chica –arrugué mi entrecejo –Verás Peyton, a diferencia de mi padre, yo no necesito ayuda psicológica, no he golpeado a nadie y no estuve a punto de matar a mi hija porque no conduzco drogado y tampoco tengo hijos si no los voy a cuidar. Esto es… un bono para sentirme mejor –él curvó la comisura de sus labios y me acercó el porro –ahora que sabes que es weed… ¿Quieres?
-Aleja eso de mí… -ordené furiosa.
-Eso pensé –Zayn inhaló de nuevo de su porro y continuó cantando todo el camino de ida a la taberna.
Ahora si estaba nerviosa, los oficiales podían ignorar el hecho de no usar el cinturón en las afueras de Londres, tan solo se limitaban a aconsejar que lo usaras sin multarte por no hacerlo, pero llevar sustancias psicotrópicas era un delito grave en cualquier parte del país y la pasabas mal de llevarlas contigo.
-Termínate eso y ponte unos lentes antes de que alguien se dé cuenta de que estas pegado, Malik.
-Alguna vez te mencioné que siempre me pareció sexy la forma en que dices mi apellido –lo miré de reojo – ¿no? Bueno, en verdad considero que suenas sexy, sobre todo cuando empleas ese tono molesto, refunfuñón.
-Voy a matarte cuando lleguemos a la taberna.
-Tranquilízate, todo va a estar bien –Zayn le dio la última jalada y aventó el filtro a la carretera –Listo, ahora nadie sabrá que estuve fumando.

Zayn llegó pidiendo un trago y una caja de cigarros nueva, contando con que todo sería gratuito basándonos en el hecho de que Eli consentía a los cinco mejores amigos que se la pasaban en la taberna y a sus novias. Pero las cosas comenzaban a cambiar ahora que Liam había terminado conmigo, al menos para mí, así que no me atreví a pedir nada sin mi cartera bien ocupada de billetes.
-¿Segura que no quieres nada? –preguntó Zayn, yo negué sin decir palabra, tan solo agitando mi cabeza -¿Segura? –insistió.
-Odio ir a los baños de aquí, apestan y transmiten infecciones.
-¿Y…?
-Y… Si tomo me darán ganas de ir al baño y no pienso ir aquí.
-Está bien… entonces pide unos nachos. Lo nachos no dan ganas de hacer pipí.
-Estoy bien así…
-Bueno, entonces párate aquí –ordenó señalando el punto exacto del suelo que él quería que ocupara –Bien, ahora lánzalos –Zayn me brindó tres dardos sobre la palma de su mano –lúcete –susurró en mi oído y se apartó para verme lanzar.
Respiré profundo y comencé lanzar al azar los dardos a cualquier dirección. Uno ni siquiera estuvo cerca de la diana, el otro se enganchó al corcho como por cinco segundos y cayó al suelo, y el último reventó una jarra de cerveza que Eli llegó a limpiar de inmediato.
-Debería cobrártela, pero por llevarte a Zayn la otra noche lo voy a dejar pasar.
Sonreí aliviada. No podía llegarle con una cuenta de 300 dólares a mi madre por romper algo en un lugar en donde no debería estar.
-Sabía que serías un asco…
-Y aun así me dejaste hacer el ridículo y romper una jarra.
-Si te hace sentir mejor, hiciste mi día.
-En absoluto, no soy payaso de nadie.
-Pero yo soy Zayn, y te declaro mi arlequín oficial –arrugué mi entrecejo.
-No me parece nada gracioso, no soy un arlequín, y si lo fuera… no sería el tuyo. Nunca sería nada tuyo…
-Menos charla y mas acción, Peyton. Observa y aprende.
Odiaba el egocentrismo de Zayn desde el fondo de mi alma. Cada vez el que deslizaba su lengua entre sus labios y los mojaba me daban ganas de abofetearlo y pegarle en su entrepierna, pero era demasiado piadosa para hacer algo como eso.
-Tienes que usar tu codo como base –explicó –y tu brazo como palanca, el resto se los dejas al dardo.
Zayn hizo una demostración para mí, sencilla, audaz. El dardo dio directo en el blanco, y se quedó ahí, firme, sin siquiera tambalear un poco.
El me miró y sonrió.
-El señor Payne estaba ansioso porque Liam aprendiera a jugar dardos, pero él, claro, le interesaba más cierta chica que no voy a mencionar… y entonces yo me ofrecí a tomar la clase.
-Él ya no está más interesado en esa chica, así que tal vez ahora si pueda tomar la clase de dardos.
Zayn se encogió de hombros.
-Quién sabe. El punto es… ¿Captaste todo el rollo del codo y el brazo?
-Algo, estoy lista para intentarlo de nuevo.
Zayn me cedió un dardo, se alejó un poco dejándome su lugar y se cruzó de brazos.
Intenté hacer todo tal cual él me dijo. Usar el codo de base y el brazo de palanca. Ahora que lo pensaba no sabía muy a qué se refería con eso. Elevé el dardo.
-No, no, no, no, no… Lo haces mal –dijo –Debes colocar el codo a una distancia razonable de tu torso.
Él se acercó. Con sus manos sobre mi cintura y mi brazo, prácticamente adhirió su cuerpo al mío e intentó colocarme en la posición correcta.
-Aleja más este brazo, coloca tu pie izquierdo atrás, ladéate un poco… -dictó cada tip a mi oído en un susurro estremecedor, haciéndome cosquillas en mi cuello.
Odiaba esas cosquillas, esa sensación en mi cuello. De alguna manera entraba a mi cuerpo y llegaba hasta mi estómago.
-Perfecto… no muevas el codo de aquí, es una palanca, la base nunca cambia de lugar, solo se traslada en su propio eje…
Zayn hablaba demasiado para lo poco que lo escuchaba. Las palabras entraban por un oído y salían por el otro. Estaba más preocupada por no quebrantarme ahí mismo que por dar en el blanco. Tragué con fuerza y respiré profundo, pero las cosas solo parecieron empeorar.
Era el aire, cuando Zayn se acercaba demasiado mi cabeza sentí cientos de embestidas y sólo podía pensar en echarme al piso en ese momento.
-No es tan difícil –animó él –solo tienes que concentrarte. Uno… -comentó a contar –dos… -mis nervios apuntaron. No estaba segura que pasaría cuando llegara a tres. ¿Lanzaría el dardo o caería desmallada? –Tres…
Un segundo el dardo estaba en mi mano, y al otro en el blanco de la diana. Increíble, pero cierto. No tenía mucha idea de cómo había sucedido, estaba sedada bajo los encanto de Zayn Malik y no tenía idea de cómo eso era posible. Lo miré a los ojos, estaba contento, sonriente, me agitaba de los hombros, pero yo visualizaba todo en cámara lenta, escuchaba a duras penas su voz y comenzaba a sudar frio.
¿QUÉ DEMONIOS ME ESTABA PASANDO?
Su aroma me adormecía, me daban ganas de vomitar e inclusive, un poco de piquiña en la nariz.
-Peyton… Peyton… ¿Estás bien?
Entonces volví a la realidad. Zayn me miraba preocupado y Eli venía hacia mí con una taza de algo.
-Siéntate, respira, no te preocupes mi niña, no es nada, solo mareo… ¿Liam usó condón cada vez que tuvieron sexo? Sería demasiado triste que ahora que no están juntos averigües que estas embarazada de…
-Protección al 100%, siempre, sin excepción –aclaré antes que continuara.
-Ten Zayn, haz que se lo tome completo, sin que deje ni una gota –Eli le pasó la taza a Zayn y se marchó.
Miraba a todos a mí alrededor. Tenía curiosidad por saber cuánto tiempo había estado petrificada, había perdido la noción del tiempo de tal manera que Zayn tuvo chance de buscar ayuda en Eli y ella de hacer un té para mí.
-Demonios, Peyton, es un hecho que lanzar dardos en un deporte, pero no sabía que era tan extremo para ti.
Rasqué mi nariz, la imaginé roja como la de Rodolfo el reno, y eso sólo me dejaba por descarte, si no estaba embaraza y Zayn no era un hombre lobo, alergia a su perfume.
-¿Qué? No, no, no, creo que me mareé debido a algo más. ¿Qué perfume usas?
-Pacco Radbone.
Igual que Liam.
-Soy alérgica a la mayoría de los perfumes, Pacco Radbone encabeza la lista. No niego que huele muy bien pero para mí es un somnífero más que una colonia. Lo detesto, Liam lo usaba y yo simplemente caía...
-Lamento oír eso, ahora tomate esto.
Tomé la taza y bebí confiando en que me haría bien. Sorbí de a poco para no quemarme la lengua, odiaba que eso sucediera.
Dulce, suave… creí poder haber sentido hasta un poco de anís a lo lejos.
-¿Qué es? –pregunté.
-Té de campanita…
Imposible que Eli me sirviera Té de campanita, pero en caso de que lo hiciera lo escupí en el rostro de Zayn.
-Sigue siendo graciosa tu reacción, pasaré por alto que me hayas echado té de manzanilla con una pisca de tu ADN en mi cara.
-No fue más que tu culpa.
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Mensaje por CataFerruda Sáb 30 Mar 2013, 6:45 pm

uuuuh!!! Peyton esta cayendo en las redes de Zayn.... quiero leer maaas... siguela linda quizas manana entre a la compu y vea lo de que mas ninas lean la nove. no es 100% seguro pero tratare
besos y siguela
CataFerruda
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Mensaje por CataFerruda Dom 31 Mar 2013, 8:38 am

La recomendare ahora en otras novelas :D
CataFerruda
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Mensaje por CataFerruda Dom 31 Mar 2013, 9:15 am

CataFerruda escribió:La recomendare ahora en otras novelas :D
ya lo hice en algunas novelas ojala se agreguen mas lectoras besitos y siguelaaaaa
CataFerruda
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Mensaje por janestg Dom 31 Mar 2013, 10:03 am

CataFerruda escribió:
CataFerruda escribió:La recomendare ahora en otras novelas :D
ya lo hice en algunas novelas ojala se agreguen mas lectoras besitos y siguelaaaaa

OH! muchas gracias. estaba tratando de hacer algo igual, pero como no leo tantas aun. GRACIAAAAAS! te debo una grande.
Subiré nuevo cap para ti. ;)
janestg
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Mensaje por janestg Dom 31 Mar 2013, 10:14 am

CAPITULO 3:
Todo el rollo de mi padre.





Mientras aparcaba la camioneta en el porche de la casa vi el auto de mi padre al borde de la acerca. Eché un vistazo a la casa, luces tenues, cortinas cerradas, tenía miedo de interrumpir algo, pero estaba haciendo frio y quería entrar a ver qué pasaba.
Abrí la puerta de la casa, papá estaba sentado en el sillón donde solía sentarse a leer el periódico cuando vivía aquí, solo faltaba una taza de chocolate caliente a lado izquierdo para ser exactamente como antes.
Mamá estaba en otro sillón, mordiéndose las uñas, sólo así supe que no vendrían buenas noticias. De hecho, me recordaba cuando me dieron la noticia del divorcio un par de años atrás.
-¡Peyton! ¡Hija! Ha pasado mucho tiempo desde que te vi… ¿te pusiste extensiones? –papá era muy observador, si, tenía extensiones, y sí, había pasado mucho tiempo.
-Sí, las compré por eBay.
-¿Cómo has estado? –preguntó, estaba nervioso, quería decir algo y salir de eso, pero no podía hacerlo, conocía a mi padre.
-¿Qué haces aquí? No creo que sea una visita casual… ¿Estabas por el camino y decidiste pasar a saludar?
-No realmente, le dije a tu madre que te avisara que vendría pero ella prefirió no hacerlo. Contaba con que estaría aquí a las seis, son las ocho.
Él le echó una vistazo de reojo a mi madre, como si ella respondiese por algo.
-Estaba con unos amigos, nos quedamos hasta tarde en el Zoo por inventario.
-¿Sigues trabajando ahí? –Asentí -¿Has pensado en que vas a estudiar?
-Tengo algunas ideas…
-Pagaré la universidad, sólo tienes que elegir –lo miré directo a los ojos, lo extrañaba a mí lado, era casi mi mejor amigo. Sabía más cosas que mi madre, quien aún seguía viviendo conmigo. –Y ese muchacho… ¿Sigues saliendo con ese chico…?
-¿Liam? No… terminamos hace un par de días justamente.
-Parecían tan felices juntos…
-También mamá y tú… pero las cosas cambian.
Mamá abrió sus ojos como platillos voladores.
-¿Qué tal si nos sentamos? Pareciera que tienes muchas cosas que contar.
Él tragó profundo y tomó asiento nuevamente en su sillón. Yo lo hice en un mueble frente a él.
-Demasiadas. Estuve lejos mucho tiempo. China es tan… Ajustado, pero el trabajo ha prosperado y ahora puedo pagarte Columbia. ¿Te gusta Nueva York?
-Prefiero Oxford, estaba pensando en estudiar letras.
-Me gusta, podrías viajar conmigo e inspirarte para historias, harías los artículos acerca de nuestro descubrimiento…
-Jeff… -interrumpió mi madre –Creo que sería mejor si vas al grano, y deja de pintarle pajaritos en el aire para suavizar la caída.
Arrugué mi entrecejo. Entonces, la noticia no me iba a gustar para nada.
-Mi grupo encontró nuevos rastros de fósiles, el doctor Sanders, el paleontólogo Geofry, y Sierra Wood, ella ha pasado su vida explorando en Egipto pero ahora se nos unió.
-Eso es genial… ¿Hay galletas? ¿Leche? ¿Quieres? ¿Mamá, puedes traernos?
-Sí… eso sería genial, así podré contarle acerca del nuevo fósil… lo encontraron en la segunda placa…
-¡Oh, por Dios! Todo el rollo se trata de que tu padre se va a casar de nuevo… -soltó mamá, histérica e irritada -…Con la mujer con la que me engañó –aportó, tal vez quería que la odiara desde el principio.
-¿Era necesario eso? –papá estaba molesto, lo conocía demasiado –No solo es suficiente el hecho de soltarle la bomba, sino que es necesario acotar que es la mujer con la que te fui infiel…
-Tienes derecho a saber toda la verdad desde un principio –acompañaba a mamá en eso –La última vez que le ocultamos las verdaderas razones por las cuales su vida daba un giro de 180 grados, no se nos hizo fácil volver a ganar su confianza, y por ti está bien, tu regresas a China a escalar tu Muralla, pero yo me quedo aquí, con ella, tratando de ser una buena madre y aguantando cada grosería que se le ocurre.
“Peyton, te amo, pero la pagas conmigo como si fuera mi culpa que tu papá ya no esté aquí.
-Lo es. Por alguna razón papá quiso a alguien más y cuando te diste cuenta no hiciste nada para retenerlo. Era tu esposo, se supone que están juntos hasta la muerte.
-La muerte no siempre significa dejar de vivir –miré a papá, a veces soltaba esas frases que te dejaban pensativos días, semanas, meses, y yo no sabía que responder.
-Si amas a alguien déjalo ir, si te ama, regresará –miré a mi mamá, ahora ella también comenzaría con sus frases profundas, a veces me preguntaba de donde las sacaba.
-¿No amabas a mamá? –le pregunté a mi padre entonces. El parpadeó dudoso de contestar.
-Algunas veces el matrimonio no es más que un error común que los humanos…
-¡No intenten explicarme esto como si fuera una niña de seis años! Ya no tengo seis años. Y está bien que te cases, es una lástima que ya no se pueda por iglesia, aunque de todas formas, no hubiesen podido ya que las perras no son admitidas en la casa de Dios.

Estaba tan enojada que cerré la puerta de mi cuarto de un golpe, arrebaté las sábanas de mi cuarto, pateé la silla de mi peinadora, e inclusive golpeé la pared con mi puño, pero esa fue una muy mala idea.
Podía visualizar a mis padres preocupados en la sala escuchando mis gritos de dolor, mi mano debía estar triturada en pedacitos con ese golpe. La miré, parecía intacta, pero dolía tanto.
El reloj de la pared daba las ocho y media, Luna vino a mi mente, también su ridícula fiesta. Sara Benson se unió, y luego Liam. Una extraña visión maquinada por mi cerebro me hizo imaginarlos recostados en un sillón besándose apasionadamente, y eso más dolor de mi mano, con una pizca de adrenalina en mi sangre me hizo entrar a bañarme, alisar mi cabello y vestirme como Luna solía querer vestirme para que fuera a sus fiestas.
Nueve y cuarto, papá se había ido y mi madre estaba haciendo la cena en la cocina con un poco de melancolía en sus ojos. Estaba dolida por el hecho de que mi padre realmente terminó amando más a la otra mujer que a ella, pero debió pensarlo mejor antes de quedarse inmóvil y no hacer nada para enamorarlo de nuevo.
-¡Mamá, voy a una fiesta! Regresó a la una.
Nueve y media. Toqué el timbre de la casa Loski, una mansión blanca de cuatro pisos y un ático bastante espacioso. Las puerta de madera pintadas de blanco y perfectamente barnizadas se abrieron cuidadosamente asomando cuatro dedos de una mano fina y de uñas largas. Luna pareció inmediatamente después, con su sonrisa estúpida de siempre y su cabellera rubia ondeando con el viento.
-¡Viniste! ¡En serio viniste! Pensé que te había retractado cuando se hicieron las nueve y no había llegado. Normalmente eres tan puntual.
-Mi papá está en la ciudad. No lo esperaba y tuve que escucharle un par de historias, pero ya estoy aquí, lista para beber… Sólo que, primero comeré. ¿Dónde está la comida?
-Sólo busca a Niall…
Harry, Louis y Zayn estaban juntos. Louis servía cerveza, Harry tomaba la suya y Zayn estaba un poco más disperso de lo normal, pero cuando me vio entrar sonrió y apunto hacia mi derecha. Liam y Sara estaban charlando alegremente, como si fueran amigos de toda la vida, como si tuvieran historia. De hecho, se veían como Liam y yo solíamos vernos.
Jane estaba justo enfrente de mí jugando con su celular como si en verdad le escribiera a alguien. La conocía demasiado bien para saber que cuando se sentía fuera de lugar aparentaba usar su celular para no hacerlo más patético, y lo gracioso es que, a pesar que quedaba como la tecno-adicta del grupo, le funcionaba.
-¡Jane! –Grité -¡Jane!
Ella subió la mirada y sonrió feliz, guardó su celular en su bolsillo y se acercó.
-En serio recé antes de salir porque vinieras. Ayer en la fiesta de Louis estuve sentada junto a una pareja que no dejaba de besarse toda la noche pretendiendo que una amiga de Boston me contaba su enamoramiento con un chico de su universidad.
-No me digas… Andreina –ella asintió –Bueno, dile a Andreina que hoy no puedes hablar porque tienes que cuidar a tu pobre amiga borracha.
-¿Qué sucede?
-Este es el trato, me cuentas cómo has ido con Harry, luego te cuento mis últimos tres días y después nos volvemos nada.
-¿Qué quieres que te diga de Harry? –Preguntó atónita –No hay nada acerca de Harry, es… nada, es decir, ni una sola cosa.
Enarqué una ceja.
-¿Puedes dejar de mentirte a ti misma y en verdad pensar que puedes engañarme con lo mal mentirosa que eres? –ella no pronunció palabra.
Miré dos veces antes de acceder con Jane a otra habitación. Era imprescindible que nadie nos viera para poder charlar en paz.
-Ahora dime… ¿Te gusta?
-Es inmaduro, arrogante, fastidioso y malhumorado. No me gusta ese tipo de chicos.
-Pero…
-Pero ya que tengo que pasar tanto tiempo con él en la dulcería del Zoológico tengo que acostumbrarme a la idea de lidiar con él.
-Verás, he visto la forma en que lo tratas y cómo él te trata. Un día son mejores amigos y el otro son archi-enemigos. Terminarán enamorados.
-Yo jamás me enamoraría de un chico que prefiere dejar de comer para poder fumar weed –dijo determinada, Jane tenía un punto, ese es el tipo de chico que cualquier chica debería evitar, pero hay veces que chicos así necesitan chicas como Jane para volver a su rumbo de nuevo.
-Bien, bien… como digas.
-Ahora que eso está claro, ¿qué tienes que contarme tú?
Abrí mis labios para comenzar a soltar todo, y como si lo hubiésemos coordinado, Louis, Harry y Zayn entraron uno encima del otro, todos sobre Zayn quien era el único que parecía no haber bebido en toda la noche.
-¿Qué tal señoritas? ¿Pendiente de una orgía? –Louis, a diferencia, ya estaba ebrio.
-Chicos, intentamos tener una charla privada. ¿Pueden irse? –pidió muy amablemente Jane, como si eso funcionara con un par de borrachos y un malhumorado con un mohicano.
-Esta no es tu casa –balbuceó Louis –es casa de Luna, mi novia, y en ese caso yo puedo estar en cualquier parte que desee. Cualquiera.
-¡VAYANSE DE AQUÍ! –coreamos Jane y yo.
-Suertudas ustedes que ya no quiero estar aquí, vamos Harry, llévame a donde los niños no crecen.
Harry y Louis desistieron rápido, pero Zayn se quedó con nosotras, de brazos cruzados, viéndonos con atención. Estaba un poco nerviosa ahora, intentando saber qué pensaba y por qué no se iba aún.
-¿Necesitas algo? –Pregunté lo más serena posible, intentando no se grosera con él.
-Escuché en la recepción del Mirlo que Jeff Clarks se está hospedando allí.
Lo miré. De todos mis amigos Zayn y Jane eran los únicos que sabían la historia completa de mi padre, aunque Zayn no era exactamente un amigo.
-Sí… eso es más o menos lo que quería decirte Jane… Esta tarde cuando regresé de… el Zoo –miré de reojo Zayn, quien era el único que sabía dónde había estado realmente –… mi padre estaba en la sala de mi casa esperándome con excelentes noticas.
-¿Va volver a Londres? –amaba la inocencia de Jane, me recordaba a mi prima de cinco años.
-Para nada –lamenté –de hecho, todo lo contrario. El ya está construyendo una nueva y perfecta vida en China con Sierra Wood.
-¿Quién? –preguntó Zayn, quien lucía tan interesado como Jane, como si de verdad se preocupara por mí.
-La mujer con la que le fue infiel –aclaré, lo cual solo convertía más patética a mi familia –Se van a casar.
-No me hagas adivinar, te pidió que fuera dama de honor en su boda –Jane resopló, ella había vivido un asunto muy similar al mío pero cuando era pequeña. Claro que su padre no era un maldito infiel.
-No lo dejé hablar mucho más, subí a mi habitación a arreglarme y me vine.
-Sí, qué me dices de tu atuendo. ¿Es una nueva Peyton? ¿Más salvaje y rebelde? ¿Estás convirtiendo tu ropa en un método revolucionario? –Zayn me echó un vistazo de pies a cabeza, me sentí estúpida en ese momento, bastante avergonzada.
Llevaba unos shorts de corte alto hasta la cintura y una camisa ajustada con una mascada enrollada en mi cuello. Mis tacones me alzaban al menos doce centímetros y aunque dejaba a Jane prácticamente en el suelo, no alcanzaba a llegarle a Zayn hasta su frente.
-Esto no tiene nada que ver con mi padre y su boda –refunfuñé entre dientes y giré mis ojos. Odiaba ser el chiste de Zayn.
-No me digas, entonces es por Liam. Si te interesa, él está en el patio, creo que entró al jacuzzi y a que no adivinas quién lo acompaña –tenía una idea –…Sara Benson. Debo admitir que tiene buenas curvas, yo estaría encantado de recorrerlas con estas manitas que Dios me dio.
-Es triste que cada vez que tengo una razón para dejar de odiarte y comenzar a confiar en ti, me das otra para no hacerlo.
-Sólo estás celosa, siempre lo has estado. Piensas que ella es más bonita que tú…
-Zayn, eso es grosero –intervino Jane, pero una pelirroja pecosa no lo iba a detener, nada lo hacía.
-…Y eso es patético…
-No, tú eres patético –resalté, estaba a punto de abofetearlo, y lo hubiese hecho de no haber entrado Nina a la habitación.
-¡Jane! –Estaba histérica, la conocía desde que estábamos en la preparatoria y sabía que cuando su cabello tapaba más de la mitad de su cara, ella estaba a punto de enloquecer. –Hola Peyton, que alegría verte en una fiesta de nuevo, Zayn, me alegra que no estés borracho. Me van a disculpar, pero necesito a Jane un segundo.
Nina tomó a Jane de su mano y la arrastró con ella, como si fuera su mascota que se había escapado y por fin la encontraba No puede decir nada para que no lo hiciera, odiaba la idea de quedarme sola con Zayn, pero era demasiado tarde. Nina cerró la puerta de un golpe y Zayn aprovechó para apoyarse sobre ésta.
-¿Por qué tienes que ser tan molesto? ¿Por qué conmigo? ¿Por qué me odias? ¿Qué te hice?
-¿Por qué piensas que te odio? –estaba dudoso, arqueando una ceja, esperando una respuesta. ¿Qué no era obvio?
-Siempre me estás molestando, haciendo un chiste de mi, diciendo que soy patética.
-Me disculpo, la mayoría del tiempo solo quiero jugar contigo, me gusta cuando te molestas, arrugas tu nariz de una manera tan peculiar, inclusive, creo que la abres un poco.
Dicho eso no pude evitar llevar mi mano a mi nariz y arrugarla un poco. Zayn sonrió.
-Me gustaría si por favor dejaras de llamarme patética –pedí olvidándome del asunto –no es que me importe mucho lo que pienses de mí pero ir por ahí llamando a la gente patética se llama bully y si alguien te escucha pude malentender la situación.
-Realmente, si te soy sincero, estaba tratando de terminar siendo amable contigo, pero entonces llego Nina y todo se derrumbó.
No veía como podía salir algo amable de la conversación que teníamos unos minutos atrás, pero estaba segura que afuera Liam y Sara estaban en el jacuzzi y yo solo me preocupaba por qué no se estuvieran besando. Liam no lo haría ¿O sí? No si supiera que estoy en la fiesta ¿O sí?
Carraspeé mi garganta.
-Quiero salir, tengo calor.
-¿Vas a entrar al jacuzzi? –pregunto divertido, tanto que podía vomitarle encima.
-No tengo traje de baño.
El se encogió de hombros mientras apretaba sus labios.
-¡Qué lástima! –Dijo apenado –En verdad tengo curiosidad por saber qué es tan bueno de ti que hizo a mi mejor amigo quedarse a tu lado por un año y medio.
-Tal vez Liam gustaba de mí por quién soy… -planteé, ya saben, jugando con aquello de el físico atrae pero la personalidad enamora.
-No lo sé… -Zayn arrugó su rostro, haciendo la mueca más extraña que jamás ví –te conozco, no eres tan simpática.
-No se trata de simpatía, se trata de…
-Se trata de que para la próxima vez que vengas a casa de Luna deberías traer un traje de baño y entrar al jacuzzi, o si no quieres no tienes que entrar, solo usar el traje de baño.
Mi quijada prácticamente cayó al piso. Miserable atrevido, cómo era posible que dijera semejante cosa a la ex de su mejor amigo. Inclusive, casi me pareció verlo guiñar un ojo y después salir del despacho con una sonrisa torcida y muy ardiente.
Pero era Zayn, no intentaba coquetear conmigo, solo intentaba molestarme, porque le encantaba hacerlo. Le encantaba ver como mi nariz se arrugaba y se abría cada vez que él soltaba uno de sus comentarios fuera de lugar.

Salí del despacho asegurándome que Zayn no estaba cerca. No lo estaba, de hecho, pocas personas quedaban en la sala. Todos debían estar en el patio, dentro y a los alrededores del jacuzzi.
Busqué a Jane con la mirada, sabía que si todos estaban afuera ella aprovecharía para estar dentro de la casa sin tantas personas a su alrededor, pero no había señales de ella. Tal vez si iba a la cocina podría tener suerte, pero cuando entré y no vi a nadie supe que Nina en serio la había acaparado por el resto de la noche. ¿Qué habría tenido a Nina tan histérica para haberse llevado a Jane así?
Liam entró a la habitación, con su espalda llena de gotas de agua y su traje de baño empapado, no muy contento de encontrarse conmigo, pero resignado a no salir corriendo y enfrentarme como un hombre.
-Hey –saludó, estaba intentando no lucir nervioso, pero lo estaba, y sus ojos lo delataban como la mayoría de las veces –has venido –asentí -¿Por qué tan sola? –preguntó, y un flashback vino a mi mente en unos segundos.
Esa línea la había dicho mucho antes de que comenzáramos a salir, en esta misma cocina, cuando Harry era el único con quien hablaba y el que me había convencido de ir a la fiesta de esta tal Luna, la hija del dueño del Zoo. Fue cuando mis sospechas de que Liam Payne me gustaba fueron confirmadas, y esas sospechas de que tal vez me costaría demasiado olvidarlo había sido confirmadas justo ahora.
-Jane desapareció, Louis y Harry están borrachos en alguna parte de Londres, Nina es la culpable de la desaparición de Jane, Luna está ocupada siendo anfitriona, Niall no da señales de vidas, Lissa está en Paris y bueno… ya no quedan muchos con los que hablar.
-Deberías venir afuera, la mayoría está en ropa interior, puedes entrar si quieres.
-No es mi estilo –negué rotundamente, utilizando también mi cabeza –de hecho tengo hambre así que… comeré.
-Ten –Liam tomó una lata de la alacena, la abrió, revisó su contenido y la dejó a mi alcance –galletas de chocolate.
Sonreí y él también.
-Deberías regresar con los demás.
-No voy a dejarte sola, no es mi estilo.
Ahí estaba Liam, dejando atrás lo que inicialmente venía a hacer para quedarse conmigo, tal y como solía hacer incluso antes de ser una pareja con todas las letras. Tomó un banco junto al mío y se sentó en él, sintiéndose en la libertad de tomar la lata completa de galletas y comer de ellas como si fueran suyas, hasta ofreciéndome un poco.
-Entonces… ¿Qué tienes? –Preguntó – ¿Por qué estás triste?
Un año y medio de noviazgo, dos años y medios conociéndonos, era inútil tratar de aparentar que estaba bien y nada me molestaba.
-Problemas familiares, no hay otra cosa que me arruine el día.
-Vi el auto de tu padre aparcado en tu calle… ¿Qué hacía aquí?
-La pregunta es… qué hacías tú por mi calle.
Liam enmudeció por tanto tiempo que pensé que tal vez podría estar pensando una buena excusa en su cabeza, y si eso era así, no debía querer que supiera las verdaderas razones que tuvo para pasearse cerca de mi casa.
-Montando bicicleta… -contestó al cabo de un tiempo de pensar –no se me quita la costumbre de pasar por tu casa como solíamos hacer.
Admito que lo había cubierto hábilmente, pero era mi novio… o al menos solía serlo, conocía perfectamente cuando mentía y cuando no.
-El punto es que él vino y no con buenas noticias, al parecer.
-Preguntó por ti –comenté.
-¿Qué le has dicho?
-La verdad, que hemos terminado.
-¿Y el qué te dijo?
-No mucho, le pareció lamentable –dije, y di un suspiro largo –pero más lamentable es que sólo haya venido para hacernos la cordial invitación a su boda con esa mujer con la que engañó a mamá.
Liam quedó impávido. Él había atravesado parte del problema conmigo, y me había ayudado mucho a superarlo, a no pensar tanto en ello, a ser feliz a pesar de que mi casa fuera un caos, pero ahora él no estaba conmigo, y yo aun lo seguía molestando con mis problemas como si tuviese el deber de escucharme. Él no lo tenía, pero era demasiado caballero para no pretender que le importaba ya, y no parecía querer hacerlo.
Colocó un mano suya en mi hombro, y sobó delicadamente mientras repetía constantemente que estaba bien si quería desahogarme o llorar, y lo estaba, con Liam siempre estaba bien ser yo misma, sin vergüenza ni pesadumbres. Mas él no tenía por qué aguantarse mis llantos, ni mis problemas, ya no mas, y solo por eso me di cuenta que ahora lo odiaba, lo odiaba por dejarme.
-No quiero que te sientas obligado a escucharme, ya no es tu problema, ni siquiera tienes que fingir que te importa.
-Pero me importa, siempre me ha importado, y eso no va a cambiar aunque te haya dejado.
-Sí, lo hiciste, y ahora que más te necesito yo no tengo la confianza para atormentarte con mis problemas, porque ya no soy tuya y mis asuntos tampoco lo son. Me dejaste en el peor momento –de un momento a otro callé, lo hice porque mi voz ya no era la misma, mi fluidez estaba siendo entorpecida por diminutos sollozos de llantos queriendo escapar, y mis ojos no visualizaban con la misma claridad, porque estaban llenos de lágrimas atrapadas –sé que no lo sabías, pero no pretendas ser el que sane mis heridas cuando tu eres la causa de una de ellas.
-No seas ridícula, no importa qué pase, sabes que cuentas conmigo.
-Si comenzaras a ahogarte en una piscina ¿irías más abajo para intentar salvarte? –Él se mantuvo en silencio –no, eso sería ridículo, pero yo soy ridícula…
-¿Quieres que te lleve a tu casa? –preguntó él, ignorando completamente mis descabelladas metáforas y preocupándose por la rapidez con la que mis lagrimas salían.
-No –gruñí.
-¿Quieres galletas?
-No.
-¿Entonces qué quieres?
-¿Me lo preguntas en serio? –él asintió –Pues entonces quiero que mi padre vuelva a casa y se reconcilie con mamá. Quiero que mi hermano regrese del campamento y vuelva a molestarme como suele hacerlo, quiero que Sally no pierda a su cría, quiero que Francisco sea más fuerte y coma sin tu ayuda y claro, quiero que no haya ni una pequeña oportunidad entre Sara Benson y tú, y que al final del día, después de esta charla te des cuenta que me sigues queriendo y que desees volver conmigo y ahora que lo pienso, quiero haber pensado mejor antes de haber dicho eso porque moriré de la vergüenza cada día que te vea durante los próximo seis meses. O mejor, quiero tener una máquina del tiempo y volver a los días en que todo iba bien.
-Peyton, claro que sigo queriéndote. Cada vez que me despierto me toma un momento darme cuenta que tengo mi celular entre mis manos y te estoy enviando un mensaje de buenos días. Y cuando estamos en la piscina con los pingüinos, me cuesta recordar que ya no se me tiene permitido besarte y tocarte como solía hacerlo. Te extraño, pero algo no se sentía bien ya, y no quería hacerte daño.
-¿Pero qué no se sentía bien? Porque en lo que a mí respecta, todo estaba perfecto, hasta que me terminaste –hipeé de repente. Solía hacerlo cuando lloraba con demasiado sentimiento e intentaba hablar al mismo tiempo –Es muy tierno de tu parte evitar hacerme daño, pero lamento decirte Liam, que tus intentos han fallado, y me hieres como nadie.
Liam estaba tan confundido que lo único que encontró para hacer fue abrazarme con todas sus fuerzas. Seguía empapado y mojaba las pocas prendas que había seleccionado ese día con la única intención de llamar la atención de Liam, pero él ni siquiera se percató de la diferencia de estilos esa noche, y eso sólo me hizo sentir más estúpida de lo que me sentía desde hablar con Zayn.
Él recordaba que cuando lloraba demasiado, acariciarme el cabello y apretarme contra su pecho siempre mejoraba mi ánimo, pero entonces unas ganas inmensas de besarlo me invadieron el cuerpo y mi mente, que fue la única que no fue aturdida por los sentimientos, me recordó que ya no era mi novio y se negó rotundamente a hacer algo más.
-Te llevaré a casa –me susurró al oído –me quedaré contigo hasta que te duermas, lo prometo. Sólo necesito ir a vestirme.
-Y aquí están… -dos personas completamente indeseadas entraron a la cocina.
Sara con su traje de baño azul de puntos blancos y Zayn, completamente vestido y sin un pelo despeinado. Ambos estaban bajo el marco de la puerta, observándonos.
-¡Liam! Me prometiste volver con los vasos recargados de refresco de dieta –chilló ella. La miré, me miro, y supe que Liam no podría llevarme esa noche a mi casa porque ella no lo permitiría.
-Llevaré a Peyton a su casa –contestó y se acercó a ella para agregar en un tono más bajo –Está mal y quiero asegurarme que llegue bien a su casa.
-Pero me prometiste que me llevarías a casa. Si mi padre ve que no me llevaste tú a mi casa se molestará, pensará que le he mentido y te tendrá desconfianza. No quiero que te agarre desconfianza ahora que seguramente pasaremos juntos más tiempo, al fin –ella sonrió tan angelical como su cara de zorra se lo permitió.
-Está bien… -dije –Zayn puede llevarme.
El entrecejo de Zayn se arrugó inmediatamente, Liam me miró confundido y Sara aplaudió complacida.
-¿Zayn? –repuso Liam, sin comprender demasiado.
-Sí, de todas formas me debe un favor.
-¿Cómo irán a casa?
-Traje mi camioneta. Está a dos casas de aquí.
-¡Es perfecto! –Exclamó Sara –Zayn se encarga de llevar sana y salva a su casa a Peyton y tú te encargas de llevarme sana y salva a mi casa.
-Pero Zayn no quiere irse aún, seguramente –dijo Liam.
-Está bien, como ya mencioné, él me debe un favor y lo hará de todas formas.
-¿Qué favor? –Preguntó Liam -¿Qué clase de favor?
-¿Qué nadie se va a dignar en preguntarle a Zayn si él quiere llevar a Peyton a su casa? –preguntó él mismo, encendiendo un cigarro con paciencia.
-Como dije, me lo debes –repetí –vayamos, quiero ir a descansar.
Tomé mi dignidad y me levanté del banco, pasé junto a Sara, le di un furtivo vistazo y seguí mi camino. Liam apartó a Zayn de Sara y casi a susurros comenzó a lanzarle órdenes, una tras otra.
-Maneja con cuidado, no pongas música fuerte, no excedas los ochenta kilómetros por hora, dale tu chaqueta…
-¿Mi chaqueta? –Liam asintió –No, mi chaqueta me gusta, me abriga, me hace sentir calentito.
-¿Eres idiota o qué? Dásela, ella tiene frío.
-Ah sí ¿Te lo ha dicho?
-Sé un caballero, no seas grosero con ella, hoy no Zayn, por favor hoy no.
-Todo va a estar bien, Liam. Cuidaré de ella.
-Y no fumes, ella odia el olor a cigarro –Liam arrebató el cigarro de la boca de Zayn y lo destrozó en menos de un segundo –Has lo que te dije.
-Amigo, cálmate. Todo estará bien –le dijo –Vámonos Peyton, antes que le rompa la cara…
Zayn sostuvo mi brazo y me haló para llevarme a su ritmo. Un ritmo veloz y fugaz que nos hizo estar en la camioneta en menos de un segundo. Subí al copiloto y Zayn al piloto, algo completamente extraño para mí. Ver el mundo desde el asiento izquierdo de mi propia camioneta era completamente nuevo para mí, era casi como una nueva perspectiva.
-Ten –dijo Zayn sacándose su chaqueta y extendiéndomela tal y como Liam le dijo que hiciera.
-No tienes que hacerlo, estoy bien –dije, pero mi piel de gallina y mis labios temblando no decían lo mismo.
-No quiero discutir, sólo tómala y úsala –Algo en su voz me hizo seguir sus ordenes, supongo que ni él ni yo teníamos ánimos de pelear ahora, así que me la coloqué.
Ajusté el cinturón de seguridad y peleé con Zayn durante unos minutos para que él también lo hiciera, gané al final de cuentas, como cualquier mujer lo hubiese hecho y cuando ambos estuvimos listos, él arrancó.
Fue un viaje silencioso, donde sólo hablaba para indicar dónde doblar y a dónde dirigirse hasta llegar a mi casa. No era difícil, sólo era que Zayn jamás había ido a mi casa antes, porque nunca había sido mi amigo.
Él estaba consumido en sus pensamientos y yo sólo podía pensar en Liam y en el hecho de que llevaría a Sara a su casa. También en la posibilidad que tuvieran algo en su auto, una camioneta bastante espaciosa para tener sexo sin ningún problema, yo lo sabía, porque lo había hecho y nunca tuve ninguna dificultad.
La odiaba, porque Zayn tenía razón, tenía buenas curvas, y buenas facciones, de seguro besaba bien y también era buena en la cama, o lo que podría equivaler a eso esta noche, en la parte de atrás de la Ranger Rover de Liam. La rabia me carcomía mi pecho, lentamente, y se sentía como si un fuego estuviera ardiendo dentro de mí. Casi me asfixiaba, y estaba tan dolida que sólo podía pensar en llegar a casa y destrozar a mi habitación como esta tarde, pero mi madre seguramente dormía y no querría despertarla.
Zayn aparcó mi Chevrolet en el porche, y entonces noté que ninguna luz estaba encendida. Bajé del auto, Zayn me siguió.
Busqué una llave escondida en uno de los maseteros de la entrada y abrí la puerta, dejé entrar a Zayn y luego pasé yo sin preocuparme por dejar la llave en su lugar, mañana la colocaría de nuevo.
-Ponte cómodo.
-¿Dónde está tu madre? –preguntó notando la soledad de la casa.
Encendí todas las luces posibles y dejé las llaves en la mesa del pórtico, mismo sitio donde una nota con letra garabateada decía.
“Aprovechando que saliste yo también saldré. Desiré vino por mí. Te dejé la cena en el microondas, come bien. Te amo”
-Esta noche solo somos tú y yo –le dije, guardando la nota en la gaveta de un mueble cercano -¿Tienes hambre?
-Estoy bien –respondió sereno –Deberías ir a dormir –aconsejó, y supe entonces que debía lucir extremadamente deprimente.
Había llorado, seguro el maquillaje estaba corrido, y mi ánimo estaba justo arrastrándose por el suelo, no había ninguna otra cosa en el mundo que quisiera hacer más que dormir.
-Yo llamaré un taxi, esperaré afuera.
-Deberías subir conmigo… Digo, un taxi a esta hora es muy caro.
-Llevo efectivo, en mi chaqueta… si me la das.
-Acompáñame –le pedí –espera hasta que me duerma.
-¿Acaso tienes miedo de quedarte sola?
-Simplemente no quiero hacerlo, hoy no.
Zayn no puso peros ni se opuso a nada, estaba consciente que después de haber dejado a Liam y Sara atrás no debía estar muy bien, y luego estaba esta cosa de mi padre, que intentaba ser bueno pero sólo arruinaba las cosas entre nosotros.
Abrí la puerta de mi habitación recordando de último momento el desastre que había dejado antes de marcharme, pero mi madre se había ocupado de él antes de irse. La cama estaba perfectamente arreglada, y lista para que yo me echara encima.
Zayn se quedó ojeando un poco de mi habitación, viendo algunas fotos en mi corcho, riéndose con algunas de cuando era una niña con zapatos ortopédicos.
-Lindas fotos –dijo, pero no lo decía en serio, no del todo.
-Cuéntame –dije, ignorando por completo sus comentarios sarcásticos -¿Has visto a tu mamá?
-No, sólo espero que esté bien –musitó, y entonces supe que él estaba mal por ello. Las extrañaba, y seguramente también a sus hermanas.
-Y tus hermanas…
-Hoy me enviaron un mensaje, la abuela le ha puesto reglas estrictas y están desesperadas ya, y a penas llevan un par de días.
-No sabía que tu abuela era estricta.
-Es la abuela más conservadora y estricta que jamás verás, y mi abuelo es mil veces peor.
-Y tu papá… -mencioné con cuidado.
Zayn se sentó al borde de mi cama, jugó con la costura del la colcha y pensó un momento antes de responder.
-Mientras más lo pienso, más lo odio –me acerqué a él y coloqué una mano en su hombro, eso funcionaba conmigo, con él podría que también –Yo solo no entiendo, por qué de entre todos los padres que pude haber tenido, él tuvo que ser el mío.
-¿Eso importa? Es tu padre y a pesar de todo te ama, y tu deberías hacerlo pese a todos sus errores y defectos.
-Tu padre no es mucho mejor que el mío, engaño a tu mamá y ahora se casa con la tipa con la que le fue infiel pretendiendo que vayas a celebrar a su lado. ¿Cómo puede eso estar bien?
-No está bien, y estoy tremendamente enojada con él, no quiero ni verle, y si lo hago puede que le gritaría, pero no lo odio, es mi papá y por razones que no importan y tal vez nunca sepa, es el que me tocó.
-Supongo que ser infiel no se compara con ser drogadicto y agresivo.
-Tu padre los ama, a todos, jamás cambiaría a su familia por otra. A que eso es mucho decir de un drogadicto –sonreí, pero él no lo hizo –de cualquier forma, aun le queda mucho por resolver, y tu madre cree en él, si ella lo hace deberías también hacerlo tú.
-Eres una creyente de que las cosas pueden resolverse ¿No es así? –me encogí de hombros. Siempre he dicho que todo tiene una solución. – ¿Qué tal vas con Liam?
Me apacigüé… claro que Zayn tocaba el tema con la intención de derrumbarme un poco.
-La solución es que Sara sea echada a la jaula de los leones –Zayn río.
-Liam es mi mejor amigo pero no siempre le entiendo… me pregunto, si en verdad él puede conformarse con Sara después de haberte tenido.
Yo tenía la respuesta, clara y concisa. Efectivamente, podía. Ella era más bonita, más ardiente y tenía más experiencia en tantas cosas. Lo había logrado, después de tanto, ella lo había conseguido engatusar, y ahora él la tocaba a ella como solía tocarme, y la besaba como solía besarme. Eso me destruía por completo, porque podía imaginarlos justamente ahorita besándose en la camioneta en el porche de la casa de Luna, sin importarles nada, porque Luna era una amiga y no les diría nada por estar haciendo cosas frente a su casa.
Mientras tanto yo estaba en mi casa, en mi habitación, sentada a la orilla de mi cama junto a Zayn, él estaba tan mal como yo, atravesábamos situaciones similares, y nos aconsejábamos el uno al otro, pero yo quería a Liam y a nadie más, solo que él estaba más ocupado ahora. Y si él podía besar a otra chica a solo tres días de cortar conmigo, por qué yo no podía besar a otro chico de la misma manera.
Zayn, indiscutiblemente era un chico, uno guapo, que estaba demasiado cerca, que rozaba su brazo con el mío, que me miraba a los ojos y se mojaba sus labios deslizando su lengua lentamente entre ellos.
Estaba tan cerca, y cada vez lo estaba más.
Una punzada en el estómago me hizo entender que estaba mal si lo besaba, un no sé qué me hizo entender que nada importaba por los próximos minutos y que nadie tendría que saber acerca de lo que pudiese pasar aquí, en mi cuarto. Más allá de quererlo, parecía necesitarlo, necesitaba un consuelo, algo que me hiciera olvidarme de toda la basura que me rodeaba. De mis padres, de Liam, y Zayn tenía pinta de ser ese consuelo porque podía darle exactamente lo mismo. Era como algo mutuo, como un acuerdo, y él lo estaba pensando igual que yo porque sus ojos se incendiaban mientras colocaba una de sus manos en mi cuello y se abalanzaba sobre mí. Eran milímetros los que nos mantenían separados, incluso podía sentir un cosquilleo que tal vez podrían ser sus labios muy cerca de los míos, y los quería ya solo para mí
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