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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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"❤●≈Gritos del Alma≈●❤" (Joe ч Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "❤●≈Gritos del Alma≈●❤" (Joe ч Tu)
Capitulo 3
Segunda parte
Por un momento sintió miedo al sentir unas piernas suaves y definidas por los lados, era definitivo le había descontrolado toda su maldita jugada algo dentro de el empezó a temer aceleradamente no sabia como, ni que pasaba simplemente lo sentía, era torturante para el, pero, <<¿El temor era mas grande que el deseo?>> pensó, el solo respondió mordiéndose el labio inferior al sentirá la lengua de __________ pasar por su cuello.
—Vaya tus formas de satisfacción son idénticas a las mias— dijo manoseando una pierna y buscando la boca femenina
Ella jugo con el y retrocedió para que no encotrara con su boca y rio para su alma
—Veo que quieres jugar, bueno pues adelante JUGUEMOS—__________ se puso un poco nerviosa pensó que el no aguantaria y rápidamente se quitaría la tira de sus ojos, pero al contrario le dio luz verde para que siguiera <<Vamos no te echaras para atrás ahora o si?? Tu empezaste el juego, TU juego>> le atormentaron sus pensamientos, no claro que no se echaría para atrás, pero ……como complacerlo?? no sabia, su mente era un pizarrón con la clase recién empezada, en blanco, su mente estaba en blanco tras pensar y pensar no se dio cuenta de lo que estaba haciendo hasta escuchar un leve gemido de la boca masculina y sensual, ella le estaba mordiendo el cuello y el lóbulo de la oreja y con una mano masajeaba su cabello y con la otra pellizcaba uno de los pezones del pecho, se había dado cuenta de que se estaba dejando llevar por el deseo que le ocasionaba ese hombre y su cuerpo actuaba solo, iba bajando por el torso dando lambidas por todas partes, empezó a bajar sus manos hasta la erección y comenzó a rosarla muy leve bajo hasta ella y le soplo lentamente , Joe con una expresión de excitación en sus labios y las manos en las nalgas de ____________, gimio.
—Ohh gatita sexy has venido a buscar leche tomala amor tomala. —___________ subió rápidamente a los labios y cerca de estos le hablo con voz lenta, clara y provocativa
—Aun Nooo…—y le paso la lengua por los labios
Joe se sentía completamente utilizado, no era mas su juego, solo podía disfrutar de sentir el suave cuerpo de la chica que estaba sobre de el pero no podía verla o actuar sobre ella, por una extraña razón sentía bien lo que le estaban haciendo, por un momento se exalto ya no sentía nada pensó en que tal vez la chica había uhido con su dinero pero era una completa idiotez.
—No vas a actuar lindo
La voz provenía de a un lado de la cama
—Quiero ver como dibujas con los ojos cerrados
Lo estaba retando, no dudo ni un segundo y tato de ponerse encima de ella, cabe mencionar que en el intento estuvo apunto de caerse de la cama <<IDIOTA!>>
Su primer tiro fue directo los labios dando un beso de lengua, rozando poco a poco esta con los labios ____________fue dando besos en ella sensualmente mientras Joe seguía lambiéndolos, el le agarraba el cabello y muy rápido bajo a sus muslos se mantuvo ahí por un momento, después subió a los senos los beso y soplo como su nena lo había echo con el, poco a poco fue bajando hasta quedar a la altura de la feminidad, el de inmediato se dio cuenta por lo tibia que sentía su nariz gracias a su temperatura , ____________ no lo dejo permanecer ahí, lo jalo y volteo de una manera salvaje y empezó a besarlo de nuevo bajo de nuevo y empezó a soplarle y por fin toco su ereccion con la lengua empezó a rodear la erección con sus manos y a meterla completamente en su boca.
—Nena quiero ver como me disfrutas
Ella hizo una pausa para decir
—Tienes las manos libres
—Pero es tu juego son tus reglas y no me atrevería a romperlas
—Entonces sufre
Volvio a poner la erección en esa calida cueva humeda y continuo, solo se podían escuchar los gemidos de Joe y las palabras provocaticas que decía, ella se detuvo lo agarro de las manos y las puso en su erección humeda para después posicionarlas en sus pechos hinchados, lo paro lentamente de la cama se puso tras de el empezó a masajear su espalda y su cuello de pronto bajo sus manos a las nalgas perfectas de Joe y sobándolas le desamarraba la tira con la boca y su lengua la paso por el lóbulo de la oreja izquierda y el cuello lentamente se fue quedando quieta y Joe fue dando vuelta poco a poco de inmediato se la comio con los ojos la agarro del cuello y la beso con necesidad por sus labios, ella subió su pierna por un lado y Joe le agarro por el muslo, de inmediato la cargo y ______ entrelazo las piernas en su espalda se fueron haciendo para atrás hasta llegar a la pared.
—Ahora es tu juego……..tus reglas— dijo ________entrecortadamente
Joe estaba comiéndose su cuello y senos, de un momento a otro entro en ella y grito por lo inesperado que fue..
—No aguanto nena no aguanto quiero sentir lo calida que eres y lo profundo que puedo llegar
—Te lo ruego hazlo de una vez …..— dejándose llevar por el momento empezó a mover sus caderas al mismo tiempo de las embestidas los dos gemían era lo único que se escuchaba en la habitación de pronto Joe metió la mano entre ellos y masajeo el clítoris de su amante, ________no se quedo quieta e hizo lo mismo pero ella jalo el pene de aquel hombre, con jaladas y embestidas mas fuertes llegaron al segundo orgasmo de la noche y los dos se posicionaron de nuevo en la cama Joe encima de ________ el bajo repentinamente si no fuera porque una corriente eléctrica recorrió la espalda de __________ ni se daba cuenta que tenia una lengua entre sus piernas ella se arqueaba y pedia mas y Joseph se excitaba con cada uno de sus gemidos los dos llegaron de nuevo Joe solo con escucharla se corrió.
—Eres grandiosa — el ya estaba entre sus piernas de nuevo para penetrarla—No se como no te conocí antes—Las ultimas palabras fueron las que quebraron el cristal <<No se como no te conocí antes>> se quedaron grabadas en la mente de __________ por un momento, era definitivo el no la recordaba ni ahora ni nunca como ______* la nena del valle y menos después de eso, la había olvidado, sintió una gran punzada entre sus piernas y recordó que era el, ella ya no se sentía fuerte como hace unos pocos minutos ahora era débil desinteresada, simplemente sus esperazas se habían ido, sintió un liquido dentro de ella y un cuerpo sobre de ella ahí fue cuando volvió a la realidad y vio a Joe Jonas completamente agotado asi llegaron a su cuarto orgasmo de la noche __________ dio gracias a que no fueron mas, los dos se acomodaron en la cama para dormir, el la abrazo por detrás y se taparon <<No se como no te conocí antes>> derramo una lagrima por eso se apoyo en la almohada y se quedo profundamente dormida.
'dannii'†
Re: "❤●≈Gritos del Alma≈●❤" (Joe ч Tu)
siguela plisss :D siguela plisss :) siguela plisss :o
siguela plisss :lol: siguela plisss :P siguela plisss ;)
siguela plisss siguela plisss siguela plisss
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siguela plisss :cheers: siguela plisss :albino: siguela plisss :cherry:
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siguela plisss siguela plisss :happy: siguela plisss :jeje:
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Invitado
Invitado
Re: "❤●≈Gritos del Alma≈●❤" (Joe ч Tu)
Capitulo 4
_______ intentaba suavizar sus músculos doloridos bajo la ducha del cuarto de baño de los invitados, en el ático de Joe Jonas. Procuraba consolarse con el pensamiento de que no había sido una velada totalmente perdida. Al menos había vivido la experiencia de una ardiente noche de amor, por primera vez en su vida. Sin, embargo, sospechaba que su verdadera situación le amargaría los recuerdos.
Con un hondo suspiro de resignada frustración cerró el grifo de la ducha. Era inútil volver la mirada hacia atrás. El hombre que había dejado durmiendo en la cama estaba tan protegido bajo su férrea armadura, que no iba a permitir que nadie la traspasara. Sus reiterados intentos habían sido inútiles. Si Joseph todavía moraba en alguna región de su ser, se encontraba tan profundamente enterrado, que era inalcanzable. Se secó enérgicamente y luego examinó la ropa que había recogido de la sala de estar. El traje amarillo estaba lastimosamente arrugado. Tampoco le importaba su aspecto físico esa mañana. No se encontraría con ningún conocido. Cuando llegara a su hotel tendría mucho tiempo para cambiarse de ropa antes de que la tía Em pasara a recogerla para emprender el viaje a la granja.
Haciendo una mueca a su imagen reflejada en el espejo del cuarto de baño, abrió el bolso. Sacó el cepillo para el pelo y una barra de labios. Quería tener un aspecto más presentable.
Salió del baño y se encaminó al vestíbulo con la esperanza de que el ascensor privado la sacara de alli rápidamente.
Cuando cruzaba la sala de estar sintió el aroma de café recién preparado.
—Buenos días.
El corazón le dio un vuelco en el pecho. Volviendo la cabeza buscó de donde venía el saludo inesperado e inoportuno. Estaba de pie, junto al gran ventanal que ella había abierto la noche anterior, con una cafetera en la mano. Aunque se había puesto una bata de seda que lo cubría hasta las rodillas, el impacto de su viril atractivo no había disminuido en absoluto, incluso aumentaba su sensualidad.
_______ sintió que se le secaba la garganta. No había un centímetro del cuerpo del hombre desconocido para ella. Pero al fin y al cabo sólo era un cuerpo, tuvo que recordarse con rudeza.
Al verla vestida no demostró sorpresa alguna.
—Me molestaría mucho que te marcharas sin desayunar —dijo con una rápida sonrisa.
— ¿Por qué? —preguntó sin miramientos, haciendo caso omiso del atractivo que ejercía sobre ella.
Se encogió de hombros.
—Tal vez porque quiero demostrarte que también puedo ser civilizado.
—Ya me has mostrado todas tus facetas. No es necesario que me enseñes nada más.
— ¿Te rindes?
Ella sonrió.
—Sé cuando me han derrotado.
—Tal vez no —había una curiosa expresión en su mirada—. Dime cómo te llamas.
Ella negó con la cabeza.
—No vale la pena. Este es el adiós.
El frunció el ceño.
— ¿Y si yo no quiero?
—Da lo mismo.
—No olvides que fue un magnífico encuentro sexual -dijo con maldad.
—Sí —admitió ella con voz opaca.
«Aunque también fue una destrucción del alma», se dijo, alejando el pensamiento de que habría podido ser diferente si él hubiera abierto las puertas que ella había golpeado con tanta ansiedad.
— ¿Qué más quieres? —insistió Joe.
Las puertas de Joseph estaban cerradas con llave. _______ había llegado a la conclusión de que Joe Jonas había arrojado la llave lejos de sí y de que Joseph era irrecuperable.
—Quiero irme ahora —dijo con resolución—. Tengo otras cosas que hacer.
Se volvió para mirarla de frente. En sus ojos había una fuerza impactante, intensa y magnética.
—Utilizaste mi nombre y ahora te vas sin decirme el tuyo. ¿Tenías la intención de provocar un encuentro casual, y desaparecer sin más, tan desconocida como cuando llegaste a mí?
Ella se encogió de hombros.
—Siempre quedaba la posibilidad.
El asintió, sopesando la respuesta.
—Transformaste nuestro encuentro en una contienda.
— ¿Lo hice yo? ¿O fuiste tú? —lanzó la pregunta. El torció la boca.
— ¿Por qué tengo la impresión de que en este encuentro había algo más de lo que dejas entrever?
— ¿Por qué preocuparse? —preguntó ella con ligereza—. Ganaste la contienda. No me permitiste llegar hasta ti.
—Pero si te vas la perderé —afirmó con una certeza que la desconcertó.
—No me cabe la menor duda de que eres capaz de mantener muchos encuentros sexuales con las mujeres que te apetezcan —replicó escéptica.
—No. Me refería a la contienda mental. Algo... totalmente diferente. Creo que desde hace mucho tiempo he estado buscando una mujer como tú.
—No ha sido así —replicó con devastadora certeza.
— ¿No debería ser yo quien juzgue mi afirmación?
—Si realmente hubieras estado buscando, hace mucho tiempo que me habrías encontrado.
Sus ojos se entornaron al percibir el feroz sarcasmo en la voz de ella.
—Tal vez he estado ciego.
—No. Has estado demasiado ocupado en convertirte en Joe Jonas. Creo que nunca serás otra cosa más que un Joe Jonas . Me voy porque no vine a buscar a Joe Jonas, y no encajo en su vida.
— ¿Por quién has venido?
Ella exhaló un suspiro, pensando en la futilidad de la confrontación. Lo miró con ojos sombríos y fatigados, evaluando la vitalidad agresiva del conquistador decidido a escalar otra montaña. Pero ella regresaba al valle que él había dejado tras de si.
—Ya no vale la pena...
— ¿Quién eres tú? —preguntó, empujado hacia la mujer desde su posición en la ventana de su observatorio privado, muy alto en el cielo de la ciudad que había hecho suya.
Su profunda desilusión, los largos años de cavilaciones y la frustración con que había finalizado el intenso esfuerzo por llegar hasta él durante la pasada noche, todo surgió ante ella como una necesidad imperiosa de reconocimiento, un destello de memoria...,aunque él odiara los recuerdos.
-Soy….. _______ O´farril —respondió a bocajarro.
Conmoción, confusión, una ávida búsqueda de rasgos que pudieran confirmar su identidad, un escrutinio minucioso, retroceso en el tiempo, y al fin una mirada de horror al confirmar la reaparición de aquel fantasma en su vida, y la forma que había cobrado.
_______ sintió una tremenda y salvaje satisfacción al ver que no la había olvidado totalmente. Para él, los días compartidos tampoco se habían esfumado en el vacío. Aunque la tía Em tenía razón: no quería recordar. Pero no tenía intención de liberarlo. El había forzado el tema. Ella se había limitado a responder a sus preguntas.
—Vine a buscar a Joseph —dijo con serenidad. El alzó la cabeza, con un temblor en la mejilla—. Una vez dijo que volvería a mí cuando pudiera. Nunca lo hizo. Ni una sola vez en quince años. Anoche tuve la oportunidad de verle. Pero Joseph se había ido. Sólo encontré a Joe Jonas. Ahora _______ O´farril debe marcharse también. No queda nada de lo que una vez hubo. Ya lo había adivinado, pero quise comprobarlo por mí misma. Eso es todo — concluyó con desolada resolución.
Los ojos del hombre habían perdido su brillo, su mirada era una oscura turbulencia, y su boca se había convertido en una línea dura.
________ se encaminó al vestíbulo. Ya no había nada que la retuviera allí. No había duda que Joe Jonas sólo sentiría un inmenso alivio al verla partir, un fantasma del pasado que no deseaba recordar.
— ¡Espera!
La orden, totalmente inesperada, acabó con sus suposiciones. Haciendo un esfuerzo volvió la cabeza para mirarlo una vez más, pero sin moverse de su sitio.
El permanecía inmóvil, la tensión reflejada en su rostro, los puños apretados. «En lucha consigo mismo», pensó _______. Los ojos del hombre brillaban como carbones infernales.
— ¿De dónde vienes?
—De New Jersey. Quizá recuerdes que mi familia se trasladó allí después de que el banco vendiera nuestra granja -dijo con sarcasmo.
No dio en el blanco. El ya había recompuesto su armadura ante los recuerdos del pasado.
— ¿Vuelves a New Jersey?
—Aún no lo sé. Aunque no te preocupes por eso. No volveré a entrometerme en tu vida. Joe Jonas no corre ningún peligro.
Su declaración fue ignorada.
— ¿Adónde vas ahora?
Ella exhaló un suspiro exasperado.
—A ninguna parte que quieras saber. Vuelvo al valle. La vieja granja de la familia se pone en subasta pública esta tarde. Si puedo adquirirla, lo haré. Por mi padre. Tan extraño como pudiera parecerte él dejó su corazón allí. Y puede que yo
también.
El no dijo nada, sólo la miraba como si fuera una pesadilla que deseaba no haber soñado jamás.
—Adiós, “Joe Jonas” —dijo con decisión.
Sin problemas entró en el ascensor detenido en esa planta. Pulsó el botón de bajada. La cima de las montañas era un lugar solitario. Pensó en lo mucho que Joe Jonas valoraba su soledad, cuánto la amaba.
Pero eso ya no era asunto suyo. Las puertas del ascensor se cerraron. El breve encuentro había terminado.
Ella descendía... al viejo valle donde había habitado su familia durante generaciones. De vuelta a sus raíces. Aunque bien sabía que siempre habría un fantasma allí. Era imposible no recordar a Joseph... en el valle.
_______ intentaba suavizar sus músculos doloridos bajo la ducha del cuarto de baño de los invitados, en el ático de Joe Jonas. Procuraba consolarse con el pensamiento de que no había sido una velada totalmente perdida. Al menos había vivido la experiencia de una ardiente noche de amor, por primera vez en su vida. Sin, embargo, sospechaba que su verdadera situación le amargaría los recuerdos.
Con un hondo suspiro de resignada frustración cerró el grifo de la ducha. Era inútil volver la mirada hacia atrás. El hombre que había dejado durmiendo en la cama estaba tan protegido bajo su férrea armadura, que no iba a permitir que nadie la traspasara. Sus reiterados intentos habían sido inútiles. Si Joseph todavía moraba en alguna región de su ser, se encontraba tan profundamente enterrado, que era inalcanzable. Se secó enérgicamente y luego examinó la ropa que había recogido de la sala de estar. El traje amarillo estaba lastimosamente arrugado. Tampoco le importaba su aspecto físico esa mañana. No se encontraría con ningún conocido. Cuando llegara a su hotel tendría mucho tiempo para cambiarse de ropa antes de que la tía Em pasara a recogerla para emprender el viaje a la granja.
Haciendo una mueca a su imagen reflejada en el espejo del cuarto de baño, abrió el bolso. Sacó el cepillo para el pelo y una barra de labios. Quería tener un aspecto más presentable.
Salió del baño y se encaminó al vestíbulo con la esperanza de que el ascensor privado la sacara de alli rápidamente.
Cuando cruzaba la sala de estar sintió el aroma de café recién preparado.
—Buenos días.
El corazón le dio un vuelco en el pecho. Volviendo la cabeza buscó de donde venía el saludo inesperado e inoportuno. Estaba de pie, junto al gran ventanal que ella había abierto la noche anterior, con una cafetera en la mano. Aunque se había puesto una bata de seda que lo cubría hasta las rodillas, el impacto de su viril atractivo no había disminuido en absoluto, incluso aumentaba su sensualidad.
_______ sintió que se le secaba la garganta. No había un centímetro del cuerpo del hombre desconocido para ella. Pero al fin y al cabo sólo era un cuerpo, tuvo que recordarse con rudeza.
Al verla vestida no demostró sorpresa alguna.
—Me molestaría mucho que te marcharas sin desayunar —dijo con una rápida sonrisa.
— ¿Por qué? —preguntó sin miramientos, haciendo caso omiso del atractivo que ejercía sobre ella.
Se encogió de hombros.
—Tal vez porque quiero demostrarte que también puedo ser civilizado.
—Ya me has mostrado todas tus facetas. No es necesario que me enseñes nada más.
— ¿Te rindes?
Ella sonrió.
—Sé cuando me han derrotado.
—Tal vez no —había una curiosa expresión en su mirada—. Dime cómo te llamas.
Ella negó con la cabeza.
—No vale la pena. Este es el adiós.
El frunció el ceño.
— ¿Y si yo no quiero?
—Da lo mismo.
—No olvides que fue un magnífico encuentro sexual -dijo con maldad.
—Sí —admitió ella con voz opaca.
«Aunque también fue una destrucción del alma», se dijo, alejando el pensamiento de que habría podido ser diferente si él hubiera abierto las puertas que ella había golpeado con tanta ansiedad.
— ¿Qué más quieres? —insistió Joe.
Las puertas de Joseph estaban cerradas con llave. _______ había llegado a la conclusión de que Joe Jonas había arrojado la llave lejos de sí y de que Joseph era irrecuperable.
—Quiero irme ahora —dijo con resolución—. Tengo otras cosas que hacer.
Se volvió para mirarla de frente. En sus ojos había una fuerza impactante, intensa y magnética.
—Utilizaste mi nombre y ahora te vas sin decirme el tuyo. ¿Tenías la intención de provocar un encuentro casual, y desaparecer sin más, tan desconocida como cuando llegaste a mí?
Ella se encogió de hombros.
—Siempre quedaba la posibilidad.
El asintió, sopesando la respuesta.
—Transformaste nuestro encuentro en una contienda.
— ¿Lo hice yo? ¿O fuiste tú? —lanzó la pregunta. El torció la boca.
— ¿Por qué tengo la impresión de que en este encuentro había algo más de lo que dejas entrever?
— ¿Por qué preocuparse? —preguntó ella con ligereza—. Ganaste la contienda. No me permitiste llegar hasta ti.
—Pero si te vas la perderé —afirmó con una certeza que la desconcertó.
—No me cabe la menor duda de que eres capaz de mantener muchos encuentros sexuales con las mujeres que te apetezcan —replicó escéptica.
—No. Me refería a la contienda mental. Algo... totalmente diferente. Creo que desde hace mucho tiempo he estado buscando una mujer como tú.
—No ha sido así —replicó con devastadora certeza.
— ¿No debería ser yo quien juzgue mi afirmación?
—Si realmente hubieras estado buscando, hace mucho tiempo que me habrías encontrado.
Sus ojos se entornaron al percibir el feroz sarcasmo en la voz de ella.
—Tal vez he estado ciego.
—No. Has estado demasiado ocupado en convertirte en Joe Jonas. Creo que nunca serás otra cosa más que un Joe Jonas . Me voy porque no vine a buscar a Joe Jonas, y no encajo en su vida.
— ¿Por quién has venido?
Ella exhaló un suspiro, pensando en la futilidad de la confrontación. Lo miró con ojos sombríos y fatigados, evaluando la vitalidad agresiva del conquistador decidido a escalar otra montaña. Pero ella regresaba al valle que él había dejado tras de si.
—Ya no vale la pena...
— ¿Quién eres tú? —preguntó, empujado hacia la mujer desde su posición en la ventana de su observatorio privado, muy alto en el cielo de la ciudad que había hecho suya.
Su profunda desilusión, los largos años de cavilaciones y la frustración con que había finalizado el intenso esfuerzo por llegar hasta él durante la pasada noche, todo surgió ante ella como una necesidad imperiosa de reconocimiento, un destello de memoria...,aunque él odiara los recuerdos.
-Soy….. _______ O´farril —respondió a bocajarro.
Conmoción, confusión, una ávida búsqueda de rasgos que pudieran confirmar su identidad, un escrutinio minucioso, retroceso en el tiempo, y al fin una mirada de horror al confirmar la reaparición de aquel fantasma en su vida, y la forma que había cobrado.
_______ sintió una tremenda y salvaje satisfacción al ver que no la había olvidado totalmente. Para él, los días compartidos tampoco se habían esfumado en el vacío. Aunque la tía Em tenía razón: no quería recordar. Pero no tenía intención de liberarlo. El había forzado el tema. Ella se había limitado a responder a sus preguntas.
—Vine a buscar a Joseph —dijo con serenidad. El alzó la cabeza, con un temblor en la mejilla—. Una vez dijo que volvería a mí cuando pudiera. Nunca lo hizo. Ni una sola vez en quince años. Anoche tuve la oportunidad de verle. Pero Joseph se había ido. Sólo encontré a Joe Jonas. Ahora _______ O´farril debe marcharse también. No queda nada de lo que una vez hubo. Ya lo había adivinado, pero quise comprobarlo por mí misma. Eso es todo — concluyó con desolada resolución.
Los ojos del hombre habían perdido su brillo, su mirada era una oscura turbulencia, y su boca se había convertido en una línea dura.
________ se encaminó al vestíbulo. Ya no había nada que la retuviera allí. No había duda que Joe Jonas sólo sentiría un inmenso alivio al verla partir, un fantasma del pasado que no deseaba recordar.
— ¡Espera!
La orden, totalmente inesperada, acabó con sus suposiciones. Haciendo un esfuerzo volvió la cabeza para mirarlo una vez más, pero sin moverse de su sitio.
El permanecía inmóvil, la tensión reflejada en su rostro, los puños apretados. «En lucha consigo mismo», pensó _______. Los ojos del hombre brillaban como carbones infernales.
— ¿De dónde vienes?
—De New Jersey. Quizá recuerdes que mi familia se trasladó allí después de que el banco vendiera nuestra granja -dijo con sarcasmo.
No dio en el blanco. El ya había recompuesto su armadura ante los recuerdos del pasado.
— ¿Vuelves a New Jersey?
—Aún no lo sé. Aunque no te preocupes por eso. No volveré a entrometerme en tu vida. Joe Jonas no corre ningún peligro.
Su declaración fue ignorada.
— ¿Adónde vas ahora?
Ella exhaló un suspiro exasperado.
—A ninguna parte que quieras saber. Vuelvo al valle. La vieja granja de la familia se pone en subasta pública esta tarde. Si puedo adquirirla, lo haré. Por mi padre. Tan extraño como pudiera parecerte él dejó su corazón allí. Y puede que yo
también.
El no dijo nada, sólo la miraba como si fuera una pesadilla que deseaba no haber soñado jamás.
—Adiós, “Joe Jonas” —dijo con decisión.
Sin problemas entró en el ascensor detenido en esa planta. Pulsó el botón de bajada. La cima de las montañas era un lugar solitario. Pensó en lo mucho que Joe Jonas valoraba su soledad, cuánto la amaba.
Pero eso ya no era asunto suyo. Las puertas del ascensor se cerraron. El breve encuentro había terminado.
Ella descendía... al viejo valle donde había habitado su familia durante generaciones. De vuelta a sus raíces. Aunque bien sabía que siempre habría un fantasma allí. Era imposible no recordar a Joseph... en el valle.
'dannii'†
Re: "❤●≈Gritos del Alma≈●❤" (Joe ч Tu)
Capítulo 5
EL VIEJO clamor interior le pidió que la siguiera, la atrapara, la mantuviera consigo.
Apeló a toda su fuerza de voluntad para vencer el impulso irracional, acallar aquel grito tan conocido, convencerse de que las cosas rotas no tienen reparación.
Ya no era Joseph. Y ella no era la niña _________* que había idealizado.
Tal vez nunca lo había sido.
En una vida de tonos negros y grises, ella había sido la nota de color, y él había coloreado un sueño perfecto con ________ puesta en el centro. Su __________. Pero ya no había camino de regreso. Aunque no se justificara pensar en una traición, la herida aún dolía. No podría soportar estar con __________.
Con un gemido de angustia recordó la forma en que la había tratado la noche anterior, e intentó arrancar de su mente su figura acusadora. Fue a la ventana y se quedó mirando el horizonte lejano, preguntándose cómo iba a borrar de su mente todo lo que le había hecho.
Era una amarga ironía que el traje amarillo, un color tan sólo, lo hubiese llevado a poner los ojos en ella. Aunque había sido más que eso, mucho más al final. Ella se había introducido bajo su piel. Ninguna otra mujer lo había hecho.
__________ venía desde su pasado ¿Y había utilizado el pasado... para qué?
¿Por qué había ido a verle?
La granja.
«Si puedo comprarla», había dicho. No estaba segura de contar con el dinero suficiente. Entonces debía haber sido por eso.
Su mente rechazó la idea de ir al valle donde los recuerdos surgirían en toda su intensidad. En el pasado, la granja O´farril fue su único refugio; sus escasos momentos de felicidad los vivió allí. La familia de __________ había sido buena con él, considerándolo un miembro más entre ellos. Aquella certeza lo había sostenido a través de todos esos años.
No, había sido obra de __________. Porque siempre había sentido a la familia como parte de ella. Su error, tal vez por las circunstancias, fue haberse creado en la mente aquel vínculo tan especial. Para ella no había significado lo mismo.
Sintiendo que el clamor acechaba, lo reprimió violentamente.
Había una deuda que pagar, la única que había contraído. Esa mañana se la habían recordado, ya no podía ignorarla. Ir a la subasta significaría volver a verla, pero también podía evitarlo…, una vez más.
EL VIEJO clamor interior le pidió que la siguiera, la atrapara, la mantuviera consigo.
Apeló a toda su fuerza de voluntad para vencer el impulso irracional, acallar aquel grito tan conocido, convencerse de que las cosas rotas no tienen reparación.
Ya no era Joseph. Y ella no era la niña _________* que había idealizado.
Tal vez nunca lo había sido.
En una vida de tonos negros y grises, ella había sido la nota de color, y él había coloreado un sueño perfecto con ________ puesta en el centro. Su __________. Pero ya no había camino de regreso. Aunque no se justificara pensar en una traición, la herida aún dolía. No podría soportar estar con __________.
Con un gemido de angustia recordó la forma en que la había tratado la noche anterior, e intentó arrancar de su mente su figura acusadora. Fue a la ventana y se quedó mirando el horizonte lejano, preguntándose cómo iba a borrar de su mente todo lo que le había hecho.
Era una amarga ironía que el traje amarillo, un color tan sólo, lo hubiese llevado a poner los ojos en ella. Aunque había sido más que eso, mucho más al final. Ella se había introducido bajo su piel. Ninguna otra mujer lo había hecho.
__________ venía desde su pasado ¿Y había utilizado el pasado... para qué?
¿Por qué había ido a verle?
La granja.
«Si puedo comprarla», había dicho. No estaba segura de contar con el dinero suficiente. Entonces debía haber sido por eso.
Su mente rechazó la idea de ir al valle donde los recuerdos surgirían en toda su intensidad. En el pasado, la granja O´farril fue su único refugio; sus escasos momentos de felicidad los vivió allí. La familia de __________ había sido buena con él, considerándolo un miembro más entre ellos. Aquella certeza lo había sostenido a través de todos esos años.
No, había sido obra de __________. Porque siempre había sentido a la familia como parte de ella. Su error, tal vez por las circunstancias, fue haberse creado en la mente aquel vínculo tan especial. Para ella no había significado lo mismo.
Sintiendo que el clamor acechaba, lo reprimió violentamente.
Había una deuda que pagar, la única que había contraído. Esa mañana se la habían recordado, ya no podía ignorarla. Ir a la subasta significaría volver a verla, pero también podía evitarlo…, una vez más.
'dannii'†
Re: "❤●≈Gritos del Alma≈●❤" (Joe ч Tu)
nuevalectora!!!!!!!!!!!!!!!!!! esta bueniisiiima esta nove!!! siiguelaaaaaaaaaaaa
andreita
Re: "❤●≈Gritos del Alma≈●❤" (Joe ч Tu)
Capítulo 6
__________ SE sentía muy cómoda con la amplia falda verde que le llegaba a los tobillos y la camisa de manga larga. El color también armonizaba con su estado de ánimo. No se sentía brillante esa mañana. Se obligó a alegrar el espíritu al ver el coche de su tía a la entrada del hotel. Después de todo, atreverse a pujar en una subasta para rescatar el patrimonio familiar era una aventura emocionante.
Con toda seguridad la tía Em se daría cuenta de que algo no marchaba bien si no se comportaba con naturalidad. La hermana de su padre era una mujer muy perspicaz. Las cosas no se le pasaban por alto. Probablemente se debía al hecho de haber criado a cinco hijos, siempre atenta a sus travesuras y problemas.
—He tardado solamente cinco minutos en llegar —declaró alegremente cuando ___________ subió al coche. La tía Em vivía cerca del hotel donde se alojaba su sobrina.
_______ consultó su reloj.
—Son la diez; es cierto que has llegado muy rápido
—Me encanta este pequeño coche. Me lleva a todas partes y no tengo problemas de estacionamiento.
Aunque pequeño, el Mazda era un coche muy espacioso. Lo que estaba muy bien porque su tía era una mujer grande y fuerte. Una operación al corazón la había obligado a perder peso, pero no había puesto fin a su pasión por los dulces.
—Hice una tarta de naranja cubierta de chocolate para el picnic de hoy.
—Suena delicioso. Eres una gran cocinera, tía Em. Ella asintió alegremente mientras ponía en marcha el coche.
—Siento mucha ilusión de volver a la vieja granja. Como bien sabes, yo también me crié allí.
__________ lo sabía. Tres generaciones de los O´farril se habían criado en esas tierras. Mucha historia, felicidad y pesares. Miró a su tía con cariño. Una mujer todavía ágil y llena de vida, aunque tenía casi sesenta años. Su cabello era gris y rizado y sus mejillas llenas estaban algo fláccidas, pero la radiante sonrisa y los alegres ojos marrones la hacían parecer mucho más joven.
—Probablemente no estará igual después de todos estos años —le advirtió __________ con suavidad. —
—Nada es igual a lo que recordamos —respondió con una mirada perspicaz—. ¿Viste a Joseph anoche?
—Vi a Joe Jonas —dijo sonriéndole con tristeza—. Tenías razón. No es el Joseph que yo recordaba. Ha cambiado mucho.
— ¿Le dijiste quién eras?
—La verdad es que no venía a cuento.
—Vaya por Dios.
Deseó no haberle revelado su identidad a Joe. Fue un impulso vengativo. ¿Y qué satisfacción le producía? Ninguna.
—No me reconoció —agregó en tono apagado.
La tía Em suspiró.
—Siento que estés tan desilusionada -dijo solidarizándose con su sobrina.
A __________ se le llenaron los ojos de lágrimas y parpadeó rabiosamente para contenerlas.
—Así es la vida —murmuró intentando aligerar el tono de su voz.
—Sí, la vida es un constante cambio.
—Es una suerte que el día esté tan soleado. Podremos hacer picnic cerca del riachuelo.
La tía Em comprendió al instante que el tema de Joseph había concluido. Muy pronto se encontraron en la autovía del norte. En una hora estarían recorriendo la ruta que las llevaría al valle, que una vez había sido su hogar. A medida que se adentraban en territorio familiar, se fue haciendo el silencio entre ambas, dedicadas a observar los cambios que se habían producido en los últimos quince años.
Pasaron cerca de un criadero de árboles y plantas autóctonas. Varias granjas avícolas se dedicaban a la comercialización de aves de corral. En las puertas se apilaban sacos de abono para la venta a los viajeros. Más allá había un picadero de caballos, especializado en saltos ecuestres.
Entraron en el valle propiamente tal. Pocas de las viejas granjas se veían más o menos intactas. Cuanto más se internaban menos cambios se habían producido. Sorprendentemente, la vieja escuela todavía funcionaba. Se veía recién pintada, y el patio de juegos estaba bien cuidado.
La oficina de correos y la tienda se mantenían igual que antes, como centinelas del pasado.
—Me pregunto si todavía estará la señora Hutchens detrás del mostrador —observó __________.
La tía Em dejó escapar una risilla.
—Doris Hutchens. ¿Te acuerdas con qué valentía y autoridad se enfrentó al viejo Jerry Jonas y arrastró a Joseph a la escuela?
-Sí.
Los recuerdos afluyeron a su mente. Joseph, hijo ilegítimo de una madre descarriada, había quedado a cargo del padre de ella, el abuelo Jerry. Nadie sabía a ciencia cierta la edad de Joe, pero cuando tuvo edad suficiente para ir al colegio, el viejo se negó y continuó haciéndole trabajar como un esclavo en su granja. De hecho, cuando cumplió siete años, Doris Hutchens, triunfante, lo presentó al director de la escuela. Joe tuvo que sufrir la vergüenza de quedar en la clase de ___________, con los niños de cinco años.
__________ le había ayudado a aprender a leer y escribir. Y el niño lo hizo muy rápido. Pronto fue mucho más rápido que ella para los números. Y no mucho más tarde aventajó al propio director en matemáticas.
—Ese Jerry Jonas, un viejo tirano y tacaño —murmuró la tía Em sombríamente—. Trataba a Joseph de manera vergonzosa. Le dio una vida miserable.
—Sí, lo sé —contestó __________ escuetamente, no deseando que la tía Em prosiguiera con el tema.
—Malos recuerdos. No puedo culpar a Joseph por huir de ellos.
« ¿Y de mí también?», se preguntó.
____________ mantuvo la boca cerrada. Joseph ya no tenía ningún papel que desempeñar en su vida. Optó por concentrar la atención en el paisaje.
El camino descendía hacia un riachuelo. Las maderas del puente golpetearon al paso del coche. Como siempre lo habían hecho. Enfilaron por la curva en torno a la loma donde había una hilera de gomeros que permanecían igual a como ella los recordaba, con su anchos troncos y su inmensa altura. Nunca había visto otros iguales.
«Algunas cosas perduran» pensó con súbita violencia al recordar cuánto la había afectado la noche pasada con Joe Jonas. El había reconocido que ese encuentro había sido una confrontación mental entre ambos.
Al rodear la loma apareció la primera cerca de su vieja granja. No había ganado en los prados. Sin embargo, con la mirada del recuerdo, _________ pudo ver a su hermano Jorge agrupando a las vacas y a su padre bajando sacos de heno del tractor. Guardaba cálidos recuerdos de sus años en la granja. Si lograba comprar la propiedad, tal vez su padre volvería a sentir interés por la vida. La familia se había dispersado; no había nada que los retuviera. Si su padre pudiera volver a la granja... las cosas serían muy diferentes.
Habían puesto un gran letrero anunciando la subasta junto a la verja de entrada a la propiedad. Pese al macizo de turpentinas y zarzos que ocultaban la casa, había muchos coches estacionados por alli, lo que indicaba que la subasta había originado un gran interés.
__________ consultó su reloj.
—Disponemos de casi dos horas antes de que empiece la puja. ¿Quieres que demos una vuelta o nos instalamos a comer?
—Como quieras, querida.
Las dos sofocaron una exclamación de asombro al ver la casa. Estaba en un estado de abandono casi completo, como si nadie la hubiera habitado o se hubiera preocupado por ella durante todos esos años. La tía Em aparcó en un alto. Y alli se quedaron, demasiado asombradas para moverse, contemplando horrorizadas lo que una vez había sido una hermosa y feliz granja.
El tejado de metal estaba oxidado, algunos canalones a punto de caer, varios marcos de las ventanas aparecían rotos, la pintura descascarada, brechas en las maderas de las galerías. Las blancas estacas de la valla habían desaparecido. El jardín era una ruina. Tenía el aspecto de un lugar inhabitable.
—Bueno, al menos le pondrán un precio bajo —comentó la tía Em con tristeza.
En la cara de __________ se retrataba la muerte de sus esperanzados sueños.
—No puedo traer a papá aquí.
— ¿No crees que podría ser un incentivo para él? Podría reparar la casa. A Tom siempre se le dieron bien los trabajos manuales.
Sí, era una buena idea. ¿Pero sería posible?
—Veamos hasta dónde llegan los daños —sugirió ________.
—Mira, los jacarandas han sobrevivido. Incluso están a punto de florecer —comentó la tía Em. Esos árboles siempre habían sido tan hermosos con las ramas llenas de flores azules, así como el suelo a su alrededor—. Los arbustos volverían a renacer con una buena poda —continuó echando una experta ojeada a la maleza que crecía por doquier—. Esto requiere mucho trabajo, pero calculo que podríamos volver a dejarlo como tu madre lo tenía.
La mención a su madre entristeció a __________. Nunca más se asomaría a la galería llamándolos para que entraran a cenar. Había muerto tres años después del traslado , dejando a toda la familia huérfana de su amorosa presencia. __________ la había reemplazado en el cuidado de sus hermanos menores, especialmente de Leonardo, su querido hermanito, apenas un bebé, que había sobrevivido al traumático nacimiento que le había costado la vida a la madre. Había sido como su hijo. Todavía le dolía pensar en él.
«La ciudad mató a Leon», murmuraba invariablemente el padre, en los días en que se encontraba más deprimido. Los accidentes podían ocurrir en cualquier parte, solía pensar __________. Pero eso no contribuyó a aliviar la depresión de Tom O´farril. Siempre había odiado la ciudad.
« ¿Y odiaría este sitio también, o su orgullo del pasado le impulsaría a reparar la casa lo mejor posible?», se preguntaba con el corazón oprimido.
Subieron a la galería que rodeaba la casa.
—Ya no se hacen galerías tan sólidas como ésta —afirmó la tía Em, haciendo notar todos los aspectos positivos para reforzar la confianza de su sobrina—. Con unos cientos de clavos, las tablas de madera quedarían fijas y unidas. Fíjate donde pisas, ______.
Había sido una maldad descuidar la casa hasta dejarla casi en ruinas, pensaba _______ furiosa de que el banco les hubiera arrebatado la propiedad. Era cierto que su padre no había podido hacer frente a las deudas, pero era una inmoralidad que la hubieran dejado abandonada de esa manera.
Dinero. Eso era lo único que le importaba a los bancos. Posiblemente todos los Joe Jonas pensaban de la misma manera.
La tía Em llamó a la puerta.
—Sería una buena idea preguntarle al subastador si hay hormigas blancas en las maderas.
Sintió ganas de llorar a gritos cuando se encontró dentro de la casa. Parecía que allí se había cometido un acto de vandalismo. Aparte de las ventanas rotas, las luces habían sido arrancadas, había agujeros en las paredes y lo que quedaba de las instalaciones del baño y la cocina se encontraban en un estado lamentable. Sin embargo el subastador les confirmó que las estructuras de la casa estaban sólidas, y que no había hormigas blancas.
Se instalaron a comer cerca del riachuelo. Durante el almuerzo _______ calculó el coste de las reparaciones, que por cierto tendría que salir del dinero que había ahorrado para comprar la granja. Sus ingresos como escritora de libros infantiles no eran ni con mucho astronómicos. El dinero reunido la había dejado casi en la ruina.
La distrajo el ruido de un vehículo que entraba en la propiedad. El corazón le dio un vuelco al ver que un Porsche negro se estacionaba cerca de la casa. La puerta del conductor se abrió y _______ pudo ver la alta y sólida figura de Joe Jonas, bajando del coche. Luego se quedó mirando la casa. _______ lo contempló, luchando por calmar el torbellino que se había desatado en su interior.
— ¿Quién es? —preguntó la tía Em atraída por la atención con que miraba al hombre. Ella no conocía el coche y había visto a Joe sólo en fotografías.
Con las mejillas arreboladas, se encaró a su tía.
—Es Joe Jonas.
— ¿Joseph? —preguntó con asombro—. Se dirige a la casa. ¿Qué interés podría tener en esta propiedad? —concluyó mirándola con más atención.
—No tengo idea —contestó _______, alcanzando un trozo de tarta.
Se le había acabado el apetito por completo, pero si se llenaba la boca podría evitar responder a sus preguntas.
Pero la pausa no duró demasiado.
—Parece que la casa no le interesa demasiado porque nos está mirando. Y ahora viene hacia aquí —dijo su tía con anticipado placer.
_______ tuvo que alzar la vista. Los ojos del hombre la miraban fijamente a medida que se aproximaba.
—Debe haberte reconocido —dijo la tía Em.
—No, ayer le dije quién era y que vendría a la subasta —explicó mirándola desafiante.
— ¿Por qué no me lo dijiste? —preguntó asombrada.
—Porque su reacción no fue del todo positiva.
—A parecer ha reconsiderado el asunto.
—Ya lo sabremos.
La tía Em frunció el ceño ante la dureza de su voz, pero a _______ no le importó.
—________ —había calma en la voz grave y sensual del hombre.
Lo examinó de pies a cabeza antes de responder. Venía en vaqueros, camisa blanca de lino, sin cuello, claramente una prenda de diseño. La boca fruncida, gesto preocupado, la mirada ardiente.
— ¿Sí? -dijo con tono irónico.
—Quisiera hablar en privado contigo.
—Tal vez ya no te acuerdas de mi tía. Es la misma que solía invitarte a su casa a comer sus deliciosas tartas.
Joe se volvió rápidamente hacia la mujer.
—Perdóname, tía Em. Ha pasado tanto tiempo... Obligada y distante cortesía.
La mujer examinó la versión madura del pequeño Joseph.
—Sí, ha pasado mucho tiempo. ¿Por qué no te sientas con nosotras y pruebas la tarta de naranja?
—No, gracias -dijo volviéndose a ______—. ¿Has visto la casa por dentro?
—Sí.
— ¿Y todavía quieres comprarla?
—Sí.
— ¿Por qué?
No era asunto suyo, pero no quiso que creyera que estaba loca.
—Mi padre la necesita.
—Lo que la casa necesita es que la derribe un bulldozer.
—Gracias por tu consejo.
Respondió a su sarcasmo con un destello de airado resentimiento.
—Tu padre nunca podrá dejarla como antes.
—Ya lo sé.
— ¿Y entonces, ________?
No pensaba hablarle del estado anímico de su padre. Lo consideraría una debilidad.
Lo miró desafiante.
—Algunas personas dejan atrás el pasado, otras no.
Se miraron con rabia, el ambiente se cargó de ira y frustración.
— ¿Dónde está tu perro, Joseph? —preguntó la tía Em.
—Ahora es Joe —la corrigió _______.
—Los nombres van y vienen. Quería saber dónde estaba su perro —contestó con serenidad.
—Ya no tengo perro.
La tía Em lo miró con bondadoso aire maternal.
—Siempre llevabas un perro pegado a los talones, Joseph Jonas.
—Los tiempos cambian —respondió con frialdad.
—Es cierto. Pero los años me han enseñado que las personas no cambian.
«Se equivoca», pensó ______.
Joe se encogió de hombros.
—No tengo espacio en mi vida para un perro.
—Hay cosas que no deberías arrojar lejos de ti. Un perro es compañero en el que puedes confiar, que siempre te querrá con devoción incondicional.
Con las mandíbulas apretadas, le hizo una reverencia con la cabeza. Luego se volvió a ______.
—Pudiste haberme dicho quién eras —dijo en tono acusatorio.
— ¿Me estás culpando por ser el hombre que eres?
— ¿Y tú en qué te has convertido, ______?-- Ella ya no era la niña inocente que había conocido.
—Sólo en una mujer a quien el argumento de su vida se le fue de las manos. Supongo que eso me pasó por soñar demasiado.
Él señaló la casa con un movimiento de la cabeza.
— ¿Otro sueño?
-Sí.
—Que así sea, entonces.
Lo dijo como si quisiera lavarse las manos ante ella. Sin dar lugar a réplica, se puso de pie, saludó a la tía Em y se dirigió a grandes zancadas hacia la casa.
La tensión del ambiente lentamente desapareció, dejando a ______ sumida en un extraño ánimo. Pero enseguida adoptó un forzado tono jovial.
—Sería mejor que recogiéramos las cosas. La subasta va a comenzar.
—Sí —dijo la tía mirando pensativamente la figura de Joe Jonas que se alejaba—. Me pregunto si piensa intervenir en la puja.
_______ se echó a reír.
— ¿Para qué? ¿Para derribar la casa con un bulldozer y hacer desaparecer otros pocos recuerdos?
La tía Em la miró larga y pensativamente.
—Muy interesante —murmuró al tiempo que ponía las cosas en la cesta del picnic.
_______ no preguntó qué era lo que le parecía interesante. Quería que la subasta terminara lo más pronto posible y no volver a ver a Joe Jonas en su vida. El orgullo lo había llevado hasta allí. Quería compartir con ella el sentimiento de culpa por su comportamiento de la noche anterior. Ella había hecho añicos la preciosa imagen que tenía de sí mismo.
En su actitud no había más que orgullo.
Bueno ya la SEGUI
COMENTEN CHICAS!!!!
:lol!:
BIENVENIDA ammm "nobodyisperfect" que bueno que te guste oye me dices tu nombre porfa =)
BESOOSS neNASS
=• ĐanИ •=
__________ SE sentía muy cómoda con la amplia falda verde que le llegaba a los tobillos y la camisa de manga larga. El color también armonizaba con su estado de ánimo. No se sentía brillante esa mañana. Se obligó a alegrar el espíritu al ver el coche de su tía a la entrada del hotel. Después de todo, atreverse a pujar en una subasta para rescatar el patrimonio familiar era una aventura emocionante.
Con toda seguridad la tía Em se daría cuenta de que algo no marchaba bien si no se comportaba con naturalidad. La hermana de su padre era una mujer muy perspicaz. Las cosas no se le pasaban por alto. Probablemente se debía al hecho de haber criado a cinco hijos, siempre atenta a sus travesuras y problemas.
—He tardado solamente cinco minutos en llegar —declaró alegremente cuando ___________ subió al coche. La tía Em vivía cerca del hotel donde se alojaba su sobrina.
_______ consultó su reloj.
—Son la diez; es cierto que has llegado muy rápido
—Me encanta este pequeño coche. Me lleva a todas partes y no tengo problemas de estacionamiento.
Aunque pequeño, el Mazda era un coche muy espacioso. Lo que estaba muy bien porque su tía era una mujer grande y fuerte. Una operación al corazón la había obligado a perder peso, pero no había puesto fin a su pasión por los dulces.
—Hice una tarta de naranja cubierta de chocolate para el picnic de hoy.
—Suena delicioso. Eres una gran cocinera, tía Em. Ella asintió alegremente mientras ponía en marcha el coche.
—Siento mucha ilusión de volver a la vieja granja. Como bien sabes, yo también me crié allí.
__________ lo sabía. Tres generaciones de los O´farril se habían criado en esas tierras. Mucha historia, felicidad y pesares. Miró a su tía con cariño. Una mujer todavía ágil y llena de vida, aunque tenía casi sesenta años. Su cabello era gris y rizado y sus mejillas llenas estaban algo fláccidas, pero la radiante sonrisa y los alegres ojos marrones la hacían parecer mucho más joven.
—Probablemente no estará igual después de todos estos años —le advirtió __________ con suavidad. —
—Nada es igual a lo que recordamos —respondió con una mirada perspicaz—. ¿Viste a Joseph anoche?
—Vi a Joe Jonas —dijo sonriéndole con tristeza—. Tenías razón. No es el Joseph que yo recordaba. Ha cambiado mucho.
— ¿Le dijiste quién eras?
—La verdad es que no venía a cuento.
—Vaya por Dios.
Deseó no haberle revelado su identidad a Joe. Fue un impulso vengativo. ¿Y qué satisfacción le producía? Ninguna.
—No me reconoció —agregó en tono apagado.
La tía Em suspiró.
—Siento que estés tan desilusionada -dijo solidarizándose con su sobrina.
A __________ se le llenaron los ojos de lágrimas y parpadeó rabiosamente para contenerlas.
—Así es la vida —murmuró intentando aligerar el tono de su voz.
—Sí, la vida es un constante cambio.
—Es una suerte que el día esté tan soleado. Podremos hacer picnic cerca del riachuelo.
La tía Em comprendió al instante que el tema de Joseph había concluido. Muy pronto se encontraron en la autovía del norte. En una hora estarían recorriendo la ruta que las llevaría al valle, que una vez había sido su hogar. A medida que se adentraban en territorio familiar, se fue haciendo el silencio entre ambas, dedicadas a observar los cambios que se habían producido en los últimos quince años.
Pasaron cerca de un criadero de árboles y plantas autóctonas. Varias granjas avícolas se dedicaban a la comercialización de aves de corral. En las puertas se apilaban sacos de abono para la venta a los viajeros. Más allá había un picadero de caballos, especializado en saltos ecuestres.
Entraron en el valle propiamente tal. Pocas de las viejas granjas se veían más o menos intactas. Cuanto más se internaban menos cambios se habían producido. Sorprendentemente, la vieja escuela todavía funcionaba. Se veía recién pintada, y el patio de juegos estaba bien cuidado.
La oficina de correos y la tienda se mantenían igual que antes, como centinelas del pasado.
—Me pregunto si todavía estará la señora Hutchens detrás del mostrador —observó __________.
La tía Em dejó escapar una risilla.
—Doris Hutchens. ¿Te acuerdas con qué valentía y autoridad se enfrentó al viejo Jerry Jonas y arrastró a Joseph a la escuela?
-Sí.
Los recuerdos afluyeron a su mente. Joseph, hijo ilegítimo de una madre descarriada, había quedado a cargo del padre de ella, el abuelo Jerry. Nadie sabía a ciencia cierta la edad de Joe, pero cuando tuvo edad suficiente para ir al colegio, el viejo se negó y continuó haciéndole trabajar como un esclavo en su granja. De hecho, cuando cumplió siete años, Doris Hutchens, triunfante, lo presentó al director de la escuela. Joe tuvo que sufrir la vergüenza de quedar en la clase de ___________, con los niños de cinco años.
__________ le había ayudado a aprender a leer y escribir. Y el niño lo hizo muy rápido. Pronto fue mucho más rápido que ella para los números. Y no mucho más tarde aventajó al propio director en matemáticas.
—Ese Jerry Jonas, un viejo tirano y tacaño —murmuró la tía Em sombríamente—. Trataba a Joseph de manera vergonzosa. Le dio una vida miserable.
—Sí, lo sé —contestó __________ escuetamente, no deseando que la tía Em prosiguiera con el tema.
—Malos recuerdos. No puedo culpar a Joseph por huir de ellos.
« ¿Y de mí también?», se preguntó.
____________ mantuvo la boca cerrada. Joseph ya no tenía ningún papel que desempeñar en su vida. Optó por concentrar la atención en el paisaje.
El camino descendía hacia un riachuelo. Las maderas del puente golpetearon al paso del coche. Como siempre lo habían hecho. Enfilaron por la curva en torno a la loma donde había una hilera de gomeros que permanecían igual a como ella los recordaba, con su anchos troncos y su inmensa altura. Nunca había visto otros iguales.
«Algunas cosas perduran» pensó con súbita violencia al recordar cuánto la había afectado la noche pasada con Joe Jonas. El había reconocido que ese encuentro había sido una confrontación mental entre ambos.
Al rodear la loma apareció la primera cerca de su vieja granja. No había ganado en los prados. Sin embargo, con la mirada del recuerdo, _________ pudo ver a su hermano Jorge agrupando a las vacas y a su padre bajando sacos de heno del tractor. Guardaba cálidos recuerdos de sus años en la granja. Si lograba comprar la propiedad, tal vez su padre volvería a sentir interés por la vida. La familia se había dispersado; no había nada que los retuviera. Si su padre pudiera volver a la granja... las cosas serían muy diferentes.
Habían puesto un gran letrero anunciando la subasta junto a la verja de entrada a la propiedad. Pese al macizo de turpentinas y zarzos que ocultaban la casa, había muchos coches estacionados por alli, lo que indicaba que la subasta había originado un gran interés.
__________ consultó su reloj.
—Disponemos de casi dos horas antes de que empiece la puja. ¿Quieres que demos una vuelta o nos instalamos a comer?
—Como quieras, querida.
Las dos sofocaron una exclamación de asombro al ver la casa. Estaba en un estado de abandono casi completo, como si nadie la hubiera habitado o se hubiera preocupado por ella durante todos esos años. La tía Em aparcó en un alto. Y alli se quedaron, demasiado asombradas para moverse, contemplando horrorizadas lo que una vez había sido una hermosa y feliz granja.
El tejado de metal estaba oxidado, algunos canalones a punto de caer, varios marcos de las ventanas aparecían rotos, la pintura descascarada, brechas en las maderas de las galerías. Las blancas estacas de la valla habían desaparecido. El jardín era una ruina. Tenía el aspecto de un lugar inhabitable.
—Bueno, al menos le pondrán un precio bajo —comentó la tía Em con tristeza.
En la cara de __________ se retrataba la muerte de sus esperanzados sueños.
—No puedo traer a papá aquí.
— ¿No crees que podría ser un incentivo para él? Podría reparar la casa. A Tom siempre se le dieron bien los trabajos manuales.
Sí, era una buena idea. ¿Pero sería posible?
—Veamos hasta dónde llegan los daños —sugirió ________.
—Mira, los jacarandas han sobrevivido. Incluso están a punto de florecer —comentó la tía Em. Esos árboles siempre habían sido tan hermosos con las ramas llenas de flores azules, así como el suelo a su alrededor—. Los arbustos volverían a renacer con una buena poda —continuó echando una experta ojeada a la maleza que crecía por doquier—. Esto requiere mucho trabajo, pero calculo que podríamos volver a dejarlo como tu madre lo tenía.
La mención a su madre entristeció a __________. Nunca más se asomaría a la galería llamándolos para que entraran a cenar. Había muerto tres años después del traslado , dejando a toda la familia huérfana de su amorosa presencia. __________ la había reemplazado en el cuidado de sus hermanos menores, especialmente de Leonardo, su querido hermanito, apenas un bebé, que había sobrevivido al traumático nacimiento que le había costado la vida a la madre. Había sido como su hijo. Todavía le dolía pensar en él.
«La ciudad mató a Leon», murmuraba invariablemente el padre, en los días en que se encontraba más deprimido. Los accidentes podían ocurrir en cualquier parte, solía pensar __________. Pero eso no contribuyó a aliviar la depresión de Tom O´farril. Siempre había odiado la ciudad.
« ¿Y odiaría este sitio también, o su orgullo del pasado le impulsaría a reparar la casa lo mejor posible?», se preguntaba con el corazón oprimido.
Subieron a la galería que rodeaba la casa.
—Ya no se hacen galerías tan sólidas como ésta —afirmó la tía Em, haciendo notar todos los aspectos positivos para reforzar la confianza de su sobrina—. Con unos cientos de clavos, las tablas de madera quedarían fijas y unidas. Fíjate donde pisas, ______.
Había sido una maldad descuidar la casa hasta dejarla casi en ruinas, pensaba _______ furiosa de que el banco les hubiera arrebatado la propiedad. Era cierto que su padre no había podido hacer frente a las deudas, pero era una inmoralidad que la hubieran dejado abandonada de esa manera.
Dinero. Eso era lo único que le importaba a los bancos. Posiblemente todos los Joe Jonas pensaban de la misma manera.
La tía Em llamó a la puerta.
—Sería una buena idea preguntarle al subastador si hay hormigas blancas en las maderas.
Sintió ganas de llorar a gritos cuando se encontró dentro de la casa. Parecía que allí se había cometido un acto de vandalismo. Aparte de las ventanas rotas, las luces habían sido arrancadas, había agujeros en las paredes y lo que quedaba de las instalaciones del baño y la cocina se encontraban en un estado lamentable. Sin embargo el subastador les confirmó que las estructuras de la casa estaban sólidas, y que no había hormigas blancas.
Se instalaron a comer cerca del riachuelo. Durante el almuerzo _______ calculó el coste de las reparaciones, que por cierto tendría que salir del dinero que había ahorrado para comprar la granja. Sus ingresos como escritora de libros infantiles no eran ni con mucho astronómicos. El dinero reunido la había dejado casi en la ruina.
La distrajo el ruido de un vehículo que entraba en la propiedad. El corazón le dio un vuelco al ver que un Porsche negro se estacionaba cerca de la casa. La puerta del conductor se abrió y _______ pudo ver la alta y sólida figura de Joe Jonas, bajando del coche. Luego se quedó mirando la casa. _______ lo contempló, luchando por calmar el torbellino que se había desatado en su interior.
— ¿Quién es? —preguntó la tía Em atraída por la atención con que miraba al hombre. Ella no conocía el coche y había visto a Joe sólo en fotografías.
Con las mejillas arreboladas, se encaró a su tía.
—Es Joe Jonas.
— ¿Joseph? —preguntó con asombro—. Se dirige a la casa. ¿Qué interés podría tener en esta propiedad? —concluyó mirándola con más atención.
—No tengo idea —contestó _______, alcanzando un trozo de tarta.
Se le había acabado el apetito por completo, pero si se llenaba la boca podría evitar responder a sus preguntas.
Pero la pausa no duró demasiado.
—Parece que la casa no le interesa demasiado porque nos está mirando. Y ahora viene hacia aquí —dijo su tía con anticipado placer.
_______ tuvo que alzar la vista. Los ojos del hombre la miraban fijamente a medida que se aproximaba.
—Debe haberte reconocido —dijo la tía Em.
—No, ayer le dije quién era y que vendría a la subasta —explicó mirándola desafiante.
— ¿Por qué no me lo dijiste? —preguntó asombrada.
—Porque su reacción no fue del todo positiva.
—A parecer ha reconsiderado el asunto.
—Ya lo sabremos.
La tía Em frunció el ceño ante la dureza de su voz, pero a _______ no le importó.
—________ —había calma en la voz grave y sensual del hombre.
Lo examinó de pies a cabeza antes de responder. Venía en vaqueros, camisa blanca de lino, sin cuello, claramente una prenda de diseño. La boca fruncida, gesto preocupado, la mirada ardiente.
— ¿Sí? -dijo con tono irónico.
—Quisiera hablar en privado contigo.
—Tal vez ya no te acuerdas de mi tía. Es la misma que solía invitarte a su casa a comer sus deliciosas tartas.
Joe se volvió rápidamente hacia la mujer.
—Perdóname, tía Em. Ha pasado tanto tiempo... Obligada y distante cortesía.
La mujer examinó la versión madura del pequeño Joseph.
—Sí, ha pasado mucho tiempo. ¿Por qué no te sientas con nosotras y pruebas la tarta de naranja?
—No, gracias -dijo volviéndose a ______—. ¿Has visto la casa por dentro?
—Sí.
— ¿Y todavía quieres comprarla?
—Sí.
— ¿Por qué?
No era asunto suyo, pero no quiso que creyera que estaba loca.
—Mi padre la necesita.
—Lo que la casa necesita es que la derribe un bulldozer.
—Gracias por tu consejo.
Respondió a su sarcasmo con un destello de airado resentimiento.
—Tu padre nunca podrá dejarla como antes.
—Ya lo sé.
— ¿Y entonces, ________?
No pensaba hablarle del estado anímico de su padre. Lo consideraría una debilidad.
Lo miró desafiante.
—Algunas personas dejan atrás el pasado, otras no.
Se miraron con rabia, el ambiente se cargó de ira y frustración.
— ¿Dónde está tu perro, Joseph? —preguntó la tía Em.
—Ahora es Joe —la corrigió _______.
—Los nombres van y vienen. Quería saber dónde estaba su perro —contestó con serenidad.
—Ya no tengo perro.
La tía Em lo miró con bondadoso aire maternal.
—Siempre llevabas un perro pegado a los talones, Joseph Jonas.
—Los tiempos cambian —respondió con frialdad.
—Es cierto. Pero los años me han enseñado que las personas no cambian.
«Se equivoca», pensó ______.
Joe se encogió de hombros.
—No tengo espacio en mi vida para un perro.
—Hay cosas que no deberías arrojar lejos de ti. Un perro es compañero en el que puedes confiar, que siempre te querrá con devoción incondicional.
Con las mandíbulas apretadas, le hizo una reverencia con la cabeza. Luego se volvió a ______.
—Pudiste haberme dicho quién eras —dijo en tono acusatorio.
— ¿Me estás culpando por ser el hombre que eres?
— ¿Y tú en qué te has convertido, ______?-- Ella ya no era la niña inocente que había conocido.
—Sólo en una mujer a quien el argumento de su vida se le fue de las manos. Supongo que eso me pasó por soñar demasiado.
Él señaló la casa con un movimiento de la cabeza.
— ¿Otro sueño?
-Sí.
—Que así sea, entonces.
Lo dijo como si quisiera lavarse las manos ante ella. Sin dar lugar a réplica, se puso de pie, saludó a la tía Em y se dirigió a grandes zancadas hacia la casa.
La tensión del ambiente lentamente desapareció, dejando a ______ sumida en un extraño ánimo. Pero enseguida adoptó un forzado tono jovial.
—Sería mejor que recogiéramos las cosas. La subasta va a comenzar.
—Sí —dijo la tía mirando pensativamente la figura de Joe Jonas que se alejaba—. Me pregunto si piensa intervenir en la puja.
_______ se echó a reír.
— ¿Para qué? ¿Para derribar la casa con un bulldozer y hacer desaparecer otros pocos recuerdos?
La tía Em la miró larga y pensativamente.
—Muy interesante —murmuró al tiempo que ponía las cosas en la cesta del picnic.
_______ no preguntó qué era lo que le parecía interesante. Quería que la subasta terminara lo más pronto posible y no volver a ver a Joe Jonas en su vida. El orgullo lo había llevado hasta allí. Quería compartir con ella el sentimiento de culpa por su comportamiento de la noche anterior. Ella había hecho añicos la preciosa imagen que tenía de sí mismo.
En su actitud no había más que orgullo.
Bueno ya la SEGUI
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BIENVENIDA ammm "nobodyisperfect" que bueno que te guste oye me dices tu nombre porfa =)
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'dannii'†
Re: "❤●≈Gritos del Alma≈●❤" (Joe ч Tu)
Capitulo 7
HABÍAN puesto sillas en la galería que miraba a poniente. ________ y su tía se sentaron en la cuarta fila, con el propósito de observar el desarrollo de la subasta y a la vez participar en la puja. Joe Jonas no estaba presente. Sin embargo, _______ sabía que andaba por allí, porque el Porsche seguía aparcado fuera. Probablemente se había quedado para ver el resultado de la operación.
¿Por qué no podía dejarla en paz? No tenía ninguna razón para quedarse. No necesitaba ni quería que su presencia la distrajera.
_________ se puso muy nerviosa cuando comenzaron las primeras formalidades. En el momento en que el subastador dio comienzo a la puja, se le secó la boca de tal manera, que fue incapaz de emitir un sonido inteligible. Al ver que intervenían dos personas solamente, se convenció de que no había razón para apresurarse. Escuchaba atentamente, intentando adoptar la misma actitud relajada de los otros asistentes, todos hombres. Sus rostros parecían impenetrables. No tenía idea si eran contendientes serios o gente que sólo quería regatear, si se presentaba la oportunidad.
Varios asistentes desistieron cuando los precios empezaron a subir. Dos se mantuvieron firmes y continuaron pujando. Uno de ellos tenía el aspecto inconfundible de un granjero, con la piel muy tostada por el sol. El otro era un hombre bajo, gordo, de cara colorada, con granos en el cuello.
De repente el granjero se rindió. Con un sobresalto _________ se dio cuenta de que había llegado su turno. Empezó con mucha ansiedad y prisa, consciente de que dejaba al descubierto su inexperiencia. Con toda calma su competidor alzó la oferta. _______, un tanto más tranquila y adoptando un tono profesional, hizo la suya.
Cada vez que intervenía el otro licitador, ella esperaba un momento y luego subía la oferta, deseando que el hombre reconsiderara la idea de comprar la propiedad. No sabía cuál era el límite del otro, pero sí sabía que el suyo se aproximaba rápidamente. El hombre volvió a hacer una postura más alta, sin remordimientos, matando sus esperanzas.
Le quedaba una última oportunidad. Tal vez el oponente pujaría sobre el límite de _______, y ella no podría continuar. No quería que el otro se quedara con la granja. El espíritu de su padre estaba en esa granja, en esas tierras. Si ese hombre la adquiría haría lo mismo que Joe Jonas había sugerido: traería un bulldozer. Estaba segura de que lo haría, porque la propiedad no tenía ningún valor para él, no significaba nada.
Pujó por última vez sabiendo que había llegado al límite de sus posibilidades. La respuesta de su oponente, mejorando la oferta, fue inmediata y decisiva. El corazón se le derrumbo. Había calculado esa cantidad hasta el último centavo. Ya no podía ofrecer un precio más alto y sin embargo, la fuerza que la impulsaba a continuar era irresistible. Si hacía la última oferta, la propiedad sería suya.
—Inténtalo otra vez. Tengo algunos ahorros —murmuró su tía.
El subastador la miraba, expectante.
La tía Em le apretó la mano, infundiéndole confianza.
________ aumentó la oferta, esperando ganar esa vez.
Pero no fue así. El hombre de los granos volvió a mejorar la oferta. La tía Em movió tristemente la cabeza. ________ tragó saliva, dejándose caer en la silla, derrotada. Aunque le pareciera absolutamente injusto que otro comprara la propiedad, tenía que aceptarlo como un hecho consumado. Había perdido la oportunidad y nada podía hacer al respecto.
El subastador golpeó dos veces con el mazo. No había más ofertas. Cuando iba a golpear por tercera vez, dando la operación por acabada...
—Cinco mil más.
¡Era la voz de Joe!
Sobresaltada, _______ se volvió a mirar. Pero no fue la única. Todos los presentes querían saber quién había entrado en la puja en el último segundo.
Estaba apoyado contra un pilar de la galería, lejos de los asistentes, relajado y sereno, indiferente al interés que había despertado. Sólo el brillo burlón de sus ojos al encontrarse con la asombrada mirada de _________, reveló que se encontraba alli con un propósito.
_______ se volvió a mirar al hombre de los granos, que seguramente debió haber pensado que tenía la propiedad en su bolsillo. La verdad es que no sabía qué es lo que quería que sucediera a continuación, pero sí sentía una temerosa fascinación por saber quién se quedaría con la propiedad al final.
El hombre que la había derrotado miraba a Joe como a una serpiente reptando entre la hierba. Sin intención de dejarse abatir aumentó la oferta en dos mil.
—Ofrezco otras cinco mil —llegó la contraoferta, de una manera casual, como si la cifra no significara nada para Joe.
El hombre de los granos se dio por vencido. Al parecer, ganar era en definitiva el juego vital de el. ¿Pero qué ganaba comprando la propiedad?
Se sintió muy frustrada cuando el subastador cerró la venta. No quería volver a hablar con él, pero tenía que saber cuáles eran sus propósitos respecto a la granja.
La gente empezó a marcharse. Joe se quedó hablando con el subastador, sin duda discutiendo sobre las formalidades necesarias para cerrar el trato. Al verse desplazada, _______ volvió a sentir la amargura de la derrota.
Haciendo un esfuerzo, le sonrió a su tía que la miraba con un aire ligeramente aturdido.
—Gracias por intentar ayudarme, tía Em. Salgamos de aquí.
— ¿No crees que deberíamos esperar? —dijo indicando la mesa del subastador.
—No aquí —respondió con decisión.
—Como quieras, querida.
Salieron enseguida. Ya en la escalinata de la galería, vio al hombre de los granos conversando con un socio.
—Ese hombre es necio. La propiedad no vale mucho, no sacará ningún beneficio de ella -decía con resentimiento.
«Dinero, siempre el dinero», ________ pensó disgustada. Tenía razón: ese hombre consideraba la propiedad como un negocio, y nada más.
La pregunta importante era cómo la consideraba Joe. Por su anterior declaración, se deducía que al parecer no tenía motivos para pagar por la propiedad más de lo que valía el terreno. Entonces tendría que haber una razón oculta en su decisión de adquirir una casa y unas tierras que no deseaba poseer en modo alguno.
— ¿Qué piensas de todo esto, tía Em?
—Pienso que deberíamos tomarnos un café. Hay un termo en la cesta y nos queda mucha tarta.
—Me refiero al resultado de la subasta.
—Bueno, querida, no sé qué es lo que sucedió anoche entre tú y Joe. Pero, por lo que escuché y observé mientras conversaban esta tarde, pienso que compró la granja por ti -dijo cautelosamente, mirándola de soslayo.
La cara y el cuello de _______ se cubrieron de rubor.
—No podría aceptar ningún regalo de él —disparó las palabras con vehemente énfasis.
La tía de _______ no hizo ningún comentario, permitiéndole que pensara en lo que acababa de decir, mientras se dirigían al coche.
________ había puesto en palabras el pensamiento que le rondaba la cabeza desde que Joe hizo su oferta por la propiedad. No había querido admitirlo, pero si era cierto, significaba que Joe no daba por concluida la confrontación mental entre ellos. Le daba opción al juego, regalándole el único sueño que él podía regalar.
No deseaba quedar mal. Orgullo, eso era lo que lo movía. Así que había cumplido con ella en un aspecto. Quería compensarla dándole algo: equilibrar la balanza con su maldito talonario de cheques. Pero el dinero no tenía corazón, y tampoco espíritu.
Daba vuelta a estos pensamientos mientras su tía se ocupaba de la cesta del picnic. Bebió una taza de café sin probar la tarta porque sentía un nudo en el estómago.
Los coches comenzaban a marcharse.
_______ echó una mirada a la casa. Un hombre guardaba las sillas y detrás de él, un grupo de personas rodeaba la mesa del subastador.
—Quizá podrías llegar a un acuerdo con Joseph.
— ¿A un acuerdo? —repitió mirando a su tía sin comprender.
—Sí, acordar de qué manera podrías devolverle el dinero.
—No quiero recibir favores de él, tía Em —dijo con dureza.
Tuvo que enfrentarse a una profunda mirada de la mujer, escudriñando su alma.
— ¿Quieres la granja, ________?
—Bien sabes que sí —respondió desolada.
—Siempre he pensado que se paga por el orgullo mucho más de lo que vale. Las personas pierden cosas que realmente desean a causa del orgullo. Y luego lo lamentan durante el resto de su vida.
_______ frunció el ceño, reconociendo en su interior la sabiduría de la mujer mayor.
—Significaría que quedo en deuda con él -dijo a su pesar.
-Quizá Joseph piense que él está en deuda contigo.
Mordiendo un trozo de pastel, la tía Em se volvió a contemplar el riachuelo, dejando que _______ sopesara sus palabras.
Orgullo de él, de ella.
¿No sería mejor deponer el orgullo para ayudar a su padre?
Bebió su café pensando en lo que debía hacer, intentando aclarar el cúmulo de emociones que bullían en su cabeza. Volvió a echar un vistazo a la casa y descubrió a Joe de pie en la escalinata mirándola directamente.
Esa mirada revolvió su violencia interna. Sintió que volvía a desnudarla con la fuerza poderosa de su mente, con la absoluta seguridad de ser dueño de la situación, dispuesto a imponer sus condiciones. Mentalmente le desafió a entablar una lucha sin cuartel.
El hombre bajó la escalera tranquilamente, sabiendo que no había prisa. Ella le esperaba:
La opinión de la tía Em estaba influida por los recuerdos de Joseph. Ella no conocía a ese hombre, no había vivido una experiencia con él como _______ lo había hecho. Joe Jonas no daba cuartel.
— ¿Terminaste tu café, querida?
—Sí.
Apartando la mirada de su mortal antagonista, le tendió la taza vacía y se quedó mirándola guardar las cosas en la cesta. Podrían marcharse inmediatamente, y dejar a Joe disfrutar de su victoria en soledad Sin tener que esperar su próximo movimiento.
Sin embargo, marcharse también equivaldría a una derrota. Tenía que enfrentarse a Jonas. Tomar alguna iniciativa por sí misma.
—Voy a hablar con él —dijo con decisión, poniéndose en movimiento.
El se dirigía hacia el Porsche. Llevaba una carpeta con documentos en la mano, sin duda el contrato de la propiedad. Joe se detuvo, mirándola acercarse con una irónica sonrisa jugueteando en los labios, infinitamente peligrosa.
_______ apretó los dientes, decidida a no dejar traslucir la impresión que le causaba. Se detuvo a un metro de distancia, consciente de su necesidad de dejar un espacio entre ellos.
— ¿Contento con tu nueva adquisición?
—Espero que sirva a su propósito —respondió sin involucrarse personalmente.
—Un precio muy alto, ¿no te parece?
Se encogió de hombros.
—No tiene importancia para mí.
—Debe ser un alivio no tener que contar el dinero para tener aquello que se desea.
—Yo lo cuento, ________. Siempre cuento todo. A eso se debe que haya llegado donde me encuentro ahora.
—La tía Em piensa que interviniste en la puja para favorecerme -declaró con franqueza.
—Puede que tenga razón —notoriamente disfrutaba embromándola—. ¿Y tú qué piensas? —la chispa divertida de sus ojos de pronto cobró un brillo implacable—. Tal vez no quiero concluir este juego. ¿Es muy duro para ti hablar conmigo, _______? En el pasado fuimos amigos, ¿no te acuerdas? Y habríamos renovado la amistad si te hubieras acercado a mí abiertamente. Con honestidad.
—Ya no queda amistad. Tú lo decidiste hace muchos años atrás, JOE JONAS. No puedes jugar ese juego conmigo.
Al percibir la dureza de su mirada, cambió de tema.
—Tú quieres esta granja.
—Sabes que sí.
—Para tu padre.
—Así es.
—Entonces vente conmigo y hablaremos del asunto.
La sugerencia parecía perfectamente inofensiva, sin embargo una sensación de peligro recorrió la piel de _________. ¿Pero, qué podría pasarle? Por otra parte si ella pudiera cerrar un trato aceptable, ¿no valdría la pena sufrir un disgusto y devolverle a su padre la vida que anhelaba?
Con cierta ironía, Joe la observaba considerar su ofrecimiento.
— ¿Qué crees que vas a comprar a mi costa si acepto? —preguntó ella con cautela.
-Tiempo.
Beth sabía que no conseguiría nada más de él así como estaban las cosas. Hasta donde podía ver, no tenía nada importante que perder si le acompañaba, pero sí mucho que ganar.
—De acuerdo. Discúlpame un momento mientras hablo con la tía Em.
________ sintió su ardiente mirada en la espalda cuando se alejaba. ¿La estaba desnudando otra vez y recordando su cuerpo apoyado en la ventana? ¿Qué es lo que realmente quería de ella? Una sola cosa tenía clara en la cabeza.
Joe Jonas quería algo de ella, e intentaba utilizar el tiempo que había ganado con su consentimiento.
HABÍAN puesto sillas en la galería que miraba a poniente. ________ y su tía se sentaron en la cuarta fila, con el propósito de observar el desarrollo de la subasta y a la vez participar en la puja. Joe Jonas no estaba presente. Sin embargo, _______ sabía que andaba por allí, porque el Porsche seguía aparcado fuera. Probablemente se había quedado para ver el resultado de la operación.
¿Por qué no podía dejarla en paz? No tenía ninguna razón para quedarse. No necesitaba ni quería que su presencia la distrajera.
_________ se puso muy nerviosa cuando comenzaron las primeras formalidades. En el momento en que el subastador dio comienzo a la puja, se le secó la boca de tal manera, que fue incapaz de emitir un sonido inteligible. Al ver que intervenían dos personas solamente, se convenció de que no había razón para apresurarse. Escuchaba atentamente, intentando adoptar la misma actitud relajada de los otros asistentes, todos hombres. Sus rostros parecían impenetrables. No tenía idea si eran contendientes serios o gente que sólo quería regatear, si se presentaba la oportunidad.
Varios asistentes desistieron cuando los precios empezaron a subir. Dos se mantuvieron firmes y continuaron pujando. Uno de ellos tenía el aspecto inconfundible de un granjero, con la piel muy tostada por el sol. El otro era un hombre bajo, gordo, de cara colorada, con granos en el cuello.
De repente el granjero se rindió. Con un sobresalto _________ se dio cuenta de que había llegado su turno. Empezó con mucha ansiedad y prisa, consciente de que dejaba al descubierto su inexperiencia. Con toda calma su competidor alzó la oferta. _______, un tanto más tranquila y adoptando un tono profesional, hizo la suya.
Cada vez que intervenía el otro licitador, ella esperaba un momento y luego subía la oferta, deseando que el hombre reconsiderara la idea de comprar la propiedad. No sabía cuál era el límite del otro, pero sí sabía que el suyo se aproximaba rápidamente. El hombre volvió a hacer una postura más alta, sin remordimientos, matando sus esperanzas.
Le quedaba una última oportunidad. Tal vez el oponente pujaría sobre el límite de _______, y ella no podría continuar. No quería que el otro se quedara con la granja. El espíritu de su padre estaba en esa granja, en esas tierras. Si ese hombre la adquiría haría lo mismo que Joe Jonas había sugerido: traería un bulldozer. Estaba segura de que lo haría, porque la propiedad no tenía ningún valor para él, no significaba nada.
Pujó por última vez sabiendo que había llegado al límite de sus posibilidades. La respuesta de su oponente, mejorando la oferta, fue inmediata y decisiva. El corazón se le derrumbo. Había calculado esa cantidad hasta el último centavo. Ya no podía ofrecer un precio más alto y sin embargo, la fuerza que la impulsaba a continuar era irresistible. Si hacía la última oferta, la propiedad sería suya.
—Inténtalo otra vez. Tengo algunos ahorros —murmuró su tía.
El subastador la miraba, expectante.
La tía Em le apretó la mano, infundiéndole confianza.
________ aumentó la oferta, esperando ganar esa vez.
Pero no fue así. El hombre de los granos volvió a mejorar la oferta. La tía Em movió tristemente la cabeza. ________ tragó saliva, dejándose caer en la silla, derrotada. Aunque le pareciera absolutamente injusto que otro comprara la propiedad, tenía que aceptarlo como un hecho consumado. Había perdido la oportunidad y nada podía hacer al respecto.
El subastador golpeó dos veces con el mazo. No había más ofertas. Cuando iba a golpear por tercera vez, dando la operación por acabada...
—Cinco mil más.
¡Era la voz de Joe!
Sobresaltada, _______ se volvió a mirar. Pero no fue la única. Todos los presentes querían saber quién había entrado en la puja en el último segundo.
Estaba apoyado contra un pilar de la galería, lejos de los asistentes, relajado y sereno, indiferente al interés que había despertado. Sólo el brillo burlón de sus ojos al encontrarse con la asombrada mirada de _________, reveló que se encontraba alli con un propósito.
_______ se volvió a mirar al hombre de los granos, que seguramente debió haber pensado que tenía la propiedad en su bolsillo. La verdad es que no sabía qué es lo que quería que sucediera a continuación, pero sí sentía una temerosa fascinación por saber quién se quedaría con la propiedad al final.
El hombre que la había derrotado miraba a Joe como a una serpiente reptando entre la hierba. Sin intención de dejarse abatir aumentó la oferta en dos mil.
—Ofrezco otras cinco mil —llegó la contraoferta, de una manera casual, como si la cifra no significara nada para Joe.
El hombre de los granos se dio por vencido. Al parecer, ganar era en definitiva el juego vital de el. ¿Pero qué ganaba comprando la propiedad?
Se sintió muy frustrada cuando el subastador cerró la venta. No quería volver a hablar con él, pero tenía que saber cuáles eran sus propósitos respecto a la granja.
La gente empezó a marcharse. Joe se quedó hablando con el subastador, sin duda discutiendo sobre las formalidades necesarias para cerrar el trato. Al verse desplazada, _______ volvió a sentir la amargura de la derrota.
Haciendo un esfuerzo, le sonrió a su tía que la miraba con un aire ligeramente aturdido.
—Gracias por intentar ayudarme, tía Em. Salgamos de aquí.
— ¿No crees que deberíamos esperar? —dijo indicando la mesa del subastador.
—No aquí —respondió con decisión.
—Como quieras, querida.
Salieron enseguida. Ya en la escalinata de la galería, vio al hombre de los granos conversando con un socio.
—Ese hombre es necio. La propiedad no vale mucho, no sacará ningún beneficio de ella -decía con resentimiento.
«Dinero, siempre el dinero», ________ pensó disgustada. Tenía razón: ese hombre consideraba la propiedad como un negocio, y nada más.
La pregunta importante era cómo la consideraba Joe. Por su anterior declaración, se deducía que al parecer no tenía motivos para pagar por la propiedad más de lo que valía el terreno. Entonces tendría que haber una razón oculta en su decisión de adquirir una casa y unas tierras que no deseaba poseer en modo alguno.
— ¿Qué piensas de todo esto, tía Em?
—Pienso que deberíamos tomarnos un café. Hay un termo en la cesta y nos queda mucha tarta.
—Me refiero al resultado de la subasta.
—Bueno, querida, no sé qué es lo que sucedió anoche entre tú y Joe. Pero, por lo que escuché y observé mientras conversaban esta tarde, pienso que compró la granja por ti -dijo cautelosamente, mirándola de soslayo.
La cara y el cuello de _______ se cubrieron de rubor.
—No podría aceptar ningún regalo de él —disparó las palabras con vehemente énfasis.
La tía de _______ no hizo ningún comentario, permitiéndole que pensara en lo que acababa de decir, mientras se dirigían al coche.
________ había puesto en palabras el pensamiento que le rondaba la cabeza desde que Joe hizo su oferta por la propiedad. No había querido admitirlo, pero si era cierto, significaba que Joe no daba por concluida la confrontación mental entre ellos. Le daba opción al juego, regalándole el único sueño que él podía regalar.
No deseaba quedar mal. Orgullo, eso era lo que lo movía. Así que había cumplido con ella en un aspecto. Quería compensarla dándole algo: equilibrar la balanza con su maldito talonario de cheques. Pero el dinero no tenía corazón, y tampoco espíritu.
Daba vuelta a estos pensamientos mientras su tía se ocupaba de la cesta del picnic. Bebió una taza de café sin probar la tarta porque sentía un nudo en el estómago.
Los coches comenzaban a marcharse.
_______ echó una mirada a la casa. Un hombre guardaba las sillas y detrás de él, un grupo de personas rodeaba la mesa del subastador.
—Quizá podrías llegar a un acuerdo con Joseph.
— ¿A un acuerdo? —repitió mirando a su tía sin comprender.
—Sí, acordar de qué manera podrías devolverle el dinero.
—No quiero recibir favores de él, tía Em —dijo con dureza.
Tuvo que enfrentarse a una profunda mirada de la mujer, escudriñando su alma.
— ¿Quieres la granja, ________?
—Bien sabes que sí —respondió desolada.
—Siempre he pensado que se paga por el orgullo mucho más de lo que vale. Las personas pierden cosas que realmente desean a causa del orgullo. Y luego lo lamentan durante el resto de su vida.
_______ frunció el ceño, reconociendo en su interior la sabiduría de la mujer mayor.
—Significaría que quedo en deuda con él -dijo a su pesar.
-Quizá Joseph piense que él está en deuda contigo.
Mordiendo un trozo de pastel, la tía Em se volvió a contemplar el riachuelo, dejando que _______ sopesara sus palabras.
Orgullo de él, de ella.
¿No sería mejor deponer el orgullo para ayudar a su padre?
Bebió su café pensando en lo que debía hacer, intentando aclarar el cúmulo de emociones que bullían en su cabeza. Volvió a echar un vistazo a la casa y descubrió a Joe de pie en la escalinata mirándola directamente.
Esa mirada revolvió su violencia interna. Sintió que volvía a desnudarla con la fuerza poderosa de su mente, con la absoluta seguridad de ser dueño de la situación, dispuesto a imponer sus condiciones. Mentalmente le desafió a entablar una lucha sin cuartel.
El hombre bajó la escalera tranquilamente, sabiendo que no había prisa. Ella le esperaba:
La opinión de la tía Em estaba influida por los recuerdos de Joseph. Ella no conocía a ese hombre, no había vivido una experiencia con él como _______ lo había hecho. Joe Jonas no daba cuartel.
— ¿Terminaste tu café, querida?
—Sí.
Apartando la mirada de su mortal antagonista, le tendió la taza vacía y se quedó mirándola guardar las cosas en la cesta. Podrían marcharse inmediatamente, y dejar a Joe disfrutar de su victoria en soledad Sin tener que esperar su próximo movimiento.
Sin embargo, marcharse también equivaldría a una derrota. Tenía que enfrentarse a Jonas. Tomar alguna iniciativa por sí misma.
—Voy a hablar con él —dijo con decisión, poniéndose en movimiento.
El se dirigía hacia el Porsche. Llevaba una carpeta con documentos en la mano, sin duda el contrato de la propiedad. Joe se detuvo, mirándola acercarse con una irónica sonrisa jugueteando en los labios, infinitamente peligrosa.
_______ apretó los dientes, decidida a no dejar traslucir la impresión que le causaba. Se detuvo a un metro de distancia, consciente de su necesidad de dejar un espacio entre ellos.
— ¿Contento con tu nueva adquisición?
—Espero que sirva a su propósito —respondió sin involucrarse personalmente.
—Un precio muy alto, ¿no te parece?
Se encogió de hombros.
—No tiene importancia para mí.
—Debe ser un alivio no tener que contar el dinero para tener aquello que se desea.
—Yo lo cuento, ________. Siempre cuento todo. A eso se debe que haya llegado donde me encuentro ahora.
—La tía Em piensa que interviniste en la puja para favorecerme -declaró con franqueza.
—Puede que tenga razón —notoriamente disfrutaba embromándola—. ¿Y tú qué piensas? —la chispa divertida de sus ojos de pronto cobró un brillo implacable—. Tal vez no quiero concluir este juego. ¿Es muy duro para ti hablar conmigo, _______? En el pasado fuimos amigos, ¿no te acuerdas? Y habríamos renovado la amistad si te hubieras acercado a mí abiertamente. Con honestidad.
—Ya no queda amistad. Tú lo decidiste hace muchos años atrás, JOE JONAS. No puedes jugar ese juego conmigo.
Al percibir la dureza de su mirada, cambió de tema.
—Tú quieres esta granja.
—Sabes que sí.
—Para tu padre.
—Así es.
—Entonces vente conmigo y hablaremos del asunto.
La sugerencia parecía perfectamente inofensiva, sin embargo una sensación de peligro recorrió la piel de _________. ¿Pero, qué podría pasarle? Por otra parte si ella pudiera cerrar un trato aceptable, ¿no valdría la pena sufrir un disgusto y devolverle a su padre la vida que anhelaba?
Con cierta ironía, Joe la observaba considerar su ofrecimiento.
— ¿Qué crees que vas a comprar a mi costa si acepto? —preguntó ella con cautela.
-Tiempo.
Beth sabía que no conseguiría nada más de él así como estaban las cosas. Hasta donde podía ver, no tenía nada importante que perder si le acompañaba, pero sí mucho que ganar.
—De acuerdo. Discúlpame un momento mientras hablo con la tía Em.
________ sintió su ardiente mirada en la espalda cuando se alejaba. ¿La estaba desnudando otra vez y recordando su cuerpo apoyado en la ventana? ¿Qué es lo que realmente quería de ella? Una sola cosa tenía clara en la cabeza.
Joe Jonas quería algo de ella, e intentaba utilizar el tiempo que había ganado con su consentimiento.
'dannii'†
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