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Teenage Dream (Harry and Niall)

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Teenage Dream (Harry and Niall) - Página 2 Empty Re: Teenage Dream (Harry and Niall)

Mensaje por Myself Lun 01 Abr 2013, 7:09 am

Capítulo 13.

– ¿Pasa algo?– dijo Liam mirando a las chicas que no tenían la misma cara de cuando se fueron.
– No– contestó rápido Soledad limpiándose con mucho disimulo el llanto mudo que mojaba sus dos mejillas.
– ¿Segura bonita?– preguntó Niall.
– Segura– corroboró ella sonriéndole de forma tan natural como le fue posible.
– Bien, ¿Qué les parece si nos vamos a bailar a algún lindo club?– dijo Louis con tantas ganas como emoción.
– ¡Sí!– gritaron todos a coro.
Pagaron cuentas y salieron del lugar para subirse al auto negro y entrar a un gran club que había a cuadras del restaurant.
– ¿Enserio estás bien?– preguntó el rubio una vez que la música del lugar inundaba el ambiente.
– Sí, estoy bien, solo a veces hay personas que se meten donde no deberían, pero ahora a bailar rubio– dijo la rubia y le plantó un sonoro beso en la mejilla, para luego arrastrarlo a bailar. Él se dejó llevar por el suave contacto de la mano de ella contra la de él.
Al otro extremo Liz hablaba de forma entretenida con Danielle, quien esperaba a que Liam volviera de bailar con Harry de forma extraña.
– ¿Qué ocurría hoy en el restaurant?, siento si soy metida, pero en verdad si las fans es lo molesto te acostumbraras– dijo la inglesa con una sonrisa compasiva.
– Ese es el problema, en tres meses me voy de acá para posiblemente no volver a verlos por años o nunca. Cuando salí del baño, una fan me tironeó del pelo, y me dijo que Harry era de las fans, eso lo comprendo, pero estoy dudando de casi todo, dudo que Harry alguna vez me diga “te quiero” de forma sincera.
– Tranquila, solo deja que las cosas fluyan, ¿sí?
– Sí.
– ¿Quieres bailar?– dijo una voz masculina detrás del cuerpo de Liz.
Al girarse vió que el que hablaba era Matt.
– No, la verdad es que no– dijo ella.
– Oh vamos, no me dirás que estás enojada aún porque terminamos- rió él zarandeándola por la cintura.
– ¿Necesitas que te ubique en tu lugar?– preguntó Harry apareciendo de forma mágica.
– Hey, tranquilo– dijo el colorado soltando el cuerpo de ella.
– No, ahora ve a jugar más allá y no molestes tanto que aburres– El pelirrojo miró con odio al enrulado y luego le guiñó el ojo a Elizabeth.
– Princesa, ¿vamos a bailar?– preguntó Harry tomándola de la mano y arrastrándola por la pista de baile.

En algún momento Soledad ya no estaba con Niall, él estaba bailando con Perrie y Zayn.
– Miren quien salió de su casa a un bar– dijo una voz que ella reconoció como insoportablemente aguda.
– ¿Se te ofrece algo Alex?– preguntó ella.
– Ven tomemos algo– dijo él y ella para no pelear ahí, aceptó.
Al cabo de media hora la chica estaba total y completamente borracha y bailaba con el inglés de forma alocada.
– Bonita– dijo el irlandés acercándose a la chica, quien tenía su boca a cm escasos de la de su ex novio.
– Oh, mi Leprachaun hermoso– dijo ella soltándose del morocho y abrazando a su “amigo con derechos”
– ¡¿Está borracha?!– preguntó Horan gritándole al otro.
– Eso parece– contestó riendo de forma sobradora.
– Te mataría lo juro, pero definitivamente me preocupa más ella que tú– Niall se dio media vuelta y se llevó consigo a la rubia que ni siquiera sabía dónde estaba parada.
El cantante depositó a su latina en el auto para poder hablarle de forma tranquila.
– Bonita, nos vamos a casa, no puedes estar así aquí.
El chofer del auto los llevó de forma rápida al hogar. Al llegar el chico cargó a Soledad en brazos para poder trasladarla a su cama, cuando llevó a cabo su acción, Soledad agarró con fuerza la mano de su leprechaun lo que logró que el cayera sobre ella.
– Niall, tenés los ojos más lindos que vi en toda mi vida– la voz de ella era baja y casi inentendible.
– Gracias– dijo él intentando incorporarse, pero las piernas de ella se enredaron en su cintura impidiéndole que se parara.
– Sole, estás borracha, debes dormir– intentó ser sensato, pero el contacto íntimo con ella lo distraía, casi tanto como el ir y venir de las pequeñas manos por su cabello.
– No– dijo ella con una sonrisita pícara en la cara, y con un leve movimiento dirigió su boca al cuello sensible de él.
– Corazón, por favor, necesitas dormir, no sabes bien que haces– dijo él intentando sonar coherente y calmado.
– Mmm– ronroneó ella desparramando besos por el lugar donde estaban sus labios– sí sé que estoy haciendo, estoy segura de lo que hago- susurró ella
– Basta bonita, a dormir– y con un tirón suave la acostó y arropó en la cama.
– Bien, ¿te quedas hasta que me duerma?– preguntó con carita de perro mojado.
– Okey– accedió él, para luego acostarse a medias en la cama de ella y acariciarle de forma consecutiva sus ondulaciones rubias hasta que se durmió.


En el bar las cosas estaban algo descarriadas, Elizabeth también había tomado copas de más, lo que la llevó a bailar con varios chicos, haciendo que Harry muriera de celos.
– Nos vamos a casa– dijo el cantante y arrastró a su chica hasta el auto que había vuelto al lugar para poder llevarlos.
– No quiero irme– se quejó ella de forma alta e histérica.
– No importa si quieres o no, no soporto que estés bailando con babosos que no dejan de tocarte por todos lados– el tono de Harry estaba bastante molesto.
– Está bien– ella se dejó llevar al auto y a la casa. Al entrar el proceso fue el mismo que con Niall pero al llegar al cuarto de las dos chicas, Harry se dio cuenta que Niall y Soledad dormían juntos y abrazados, utilizando la única cama de la habitación, por lo que no le dejó otra opción que llevarla a su cuarto.
– ¿A dónde vamos Princeso?– dijo ella riendo a carcajadas.
– A dormir– respondió él seco.
– ¿Por qué a dormir?– preguntó ella inocente– me porté bien esta noche Harry– suspiró.
– No, no lo has hecho, estás borracha, has estado coqueteando con casi medio club y medio club te ha tocado– al ver que ella estaba demasiado ebria dejó de gritarle– ven princesa alcohólica, vamos a dormir.
La depositó con suavidad en la cama, para luego acostarse a su lado.
– Harry– murmuró ella.
– ¿Sí?– preguntó él.
– ¿Algún día me querrás tanto como yo a vos?– preguntó ella.
La pregunta lo azotó, ¿ella pensaba que él no la quería?
– Yo sí te quiero Lizz– dijo él.
– No, eso no es verdad, coqueteas con las fans como si fueran las únicas del mundo– dijo ella compungida.
– Tú eres la única princesa para mí– le dijo él, para luego ver la sonrisa de ella y un bostezo al dormirse.

Myself
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Teenage Dream (Harry and Niall) - Página 2 Empty Re: Teenage Dream (Harry and Niall)

Mensaje por Myself Jue 04 Abr 2013, 7:38 am

Capítulo 13.

– ¿Pasa algo?– dijo Liam mirando a las chicas que no tenían la misma cara de cuando se fueron.
– No– contestó rápido Soledad limpiándose con mucho disimulo el llanto mudo que mojaba sus dos mejillas.
– ¿Segura bonita?– preguntó Niall.
– Segura– corroboró ella sonriéndole de forma tan natural como le fue posible.
– Bien, ¿Qué les parece si nos vamos a bailar a algún lindo club?– dijo Louis con tantas ganas como emoción.
– ¡Sí!– gritaron todos a coro.
Pagaron cuentas y salieron del lugar para subirse al auto negro y entrar a un gran club que había a cuadras del restaurant.
– ¿Enserio estás bien?– preguntó el rubio una vez que la música del lugar inundaba el ambiente.
– Sí, estoy bien, solo a veces hay personas que se meten donde no deberían, pero ahora a bailar rubio– dijo la rubia y le plantó un sonoro beso en la mejilla, para luego arrastrarlo a bailar. Él se dejó llevar por el suave contacto de la mano de ella contra la de él.
Al otro extremo Liz hablaba de forma entretenida con Danielle, quien esperaba a que Liam volviera de bailar con Harry de forma extraña.
– ¿Qué ocurría hoy en el restaurant?, siento si soy metida, pero en verdad si las fans es lo molesto te acostumbraras– dijo la inglesa con una sonrisa compasiva.
– Ese es el problema, en tres meses me voy de acá para posiblemente no volver a verlos por años o nunca. Cuando salí del baño, una fan me tironeó del pelo, y me dijo que Harry era de las fans, eso lo comprendo, pero estoy dudando de casi todo, dudo que Harry alguna vez me diga “te quiero” de forma sincera.
– Tranquila, solo deja que las cosas fluyan, ¿sí?
– Sí.
– ¿Quieres bailar?– dijo una voz masculina detrás del cuerpo de Liz.
Al girarse vió que el que hablaba era Matt.
– No, la verdad es que no– dijo ella.
– Oh vamos, no me dirás que estás enojada aún porque terminamos- rió él zarandeándola por la cintura.
– ¿Necesitas que te ubique en tu lugar?– preguntó Harry apareciendo de forma mágica.
– Hey, tranquilo– dijo el colorado soltando el cuerpo de ella.
– No, ahora ve a jugar más allá y no molestes tanto que aburres– El pelirrojo miró con odio al enrulado y luego le guiñó el ojo a Elizabeth.
– Princesa, ¿vamos a bailar?– preguntó Harry tomándola de la mano y arrastrándola por la pista de baile.

En algún momento Soledad ya no estaba con Niall, él estaba bailando con Perrie y Zayn.
– Miren quien salió de su casa a un bar– dijo una voz que ella reconoció como insoportablemente aguda.
– ¿Se te ofrece algo Alex?– preguntó ella.
– Ven tomemos algo– dijo él y ella para no pelear ahí, aceptó.
Al cabo de media hora la chica estaba total y completamente borracha y bailaba con el inglés de forma alocada.
– Bonita– dijo el irlandés acercándose a la chica, quien tenía su boca a cm escasos de la de su ex novio.
– Oh, mi Leprachaun hermoso– dijo ella soltándose del morocho y abrazando a su “amigo con derechos”
– ¡¿Está borracha?!– preguntó Horan gritándole al otro.
– Eso parece– contestó riendo de forma sobradora.
– Te mataría lo juro, pero definitivamente me preocupa más ella que tú– Niall se dio media vuelta y se llevó consigo a la rubia que ni siquiera sabía dónde estaba parada.
El cantante depositó a su latina en el auto para poder hablarle de forma tranquila.
– Bonita, nos vamos a casa, no puedes estar así aquí.
El chofer del auto los llevó de forma rápida al hogar. Al llegar el chico cargó a Soledad en brazos para poder trasladarla a su cama, cuando llevó a cabo su acción, Soledad agarró con fuerza la mano de su leprechaun lo que logró que el cayera sobre ella.
– Niall, tenés los ojos más lindos que vi en toda mi vida– la voz de ella era baja y casi inentendible.
– Gracias– dijo él intentando incorporarse, pero las piernas de ella se enredaron en su cintura impidiéndole que se parara.
– Sole, estás borracha, debes dormir– intentó ser sensato, pero el contacto íntimo con ella lo distraía, casi tanto como el ir y venir de las pequeñas manos por su cabello.
– No– dijo ella con una sonrisita pícara en la cara, y con un leve movimiento dirigió su boca al cuello sensible de él.
– Corazón, por favor, necesitas dormir, no sabes bien que haces– dijo él intentando sonar coherente y calmado.
– Mmm– ronroneó ella desparramando besos por el lugar donde estaban sus labios– sí sé que estoy haciendo, estoy segura de lo que hago- susurró ella
– Basta bonita, a dormir– y con un tirón suave la acostó y arropó en la cama.
– Bien, ¿te quedas hasta que me duerma?– preguntó con carita de perro mojado.
– Okey– accedió él, para luego acostarse a medias en la cama de ella y acariciarle de forma consecutiva sus ondulaciones rubias hasta que se durmió.


En el bar las cosas estaban algo descarriadas, Elizabeth también había tomado copas de más, lo que la llevó a bailar con varios chicos, haciendo que Harry muriera de celos.
– Nos vamos a casa– dijo el cantante y arrastró a su chica hasta el auto que había vuelto al lugar para poder llevarlos.
– No quiero irme– se quejó ella de forma alta e histérica.
– No importa si quieres o no, no soporto que estés bailando con babosos que no dejan de tocarte por todos lados– el tono de Harry estaba bastante molesto.
– Está bien– ella se dejó llevar al auto y a la casa. Al entrar el proceso fue el mismo que con Niall pero al llegar al cuarto de las dos chicas, Harry se dio cuenta que Niall y Soledad dormían juntos y abrazados, utilizando la única cama de la habitación, por lo que no le dejó otra opción que llevarla a su cuarto.
– ¿A dónde vamos Princeso?– dijo ella riendo a carcajadas.
– A dormir– respondió él seco.
– ¿Por qué a dormir?– preguntó ella inocente– me porté bien esta noche Harry– suspiró.
– No, no lo has hecho, estás borracha, has estado coqueteando con casi medio club y medio club te ha tocado– al ver que ella estaba demasiado ebria dejó de gritarle– ven princesa alcohólica, vamos a dormir.
La depositó con suavidad en la cama, para luego acostarse a su lado.
– Harry– murmuró ella.
– ¿Sí?– preguntó él.
– ¿Algún día me querrás tanto como yo a vos?– preguntó ella.
La pregunta lo azotó, ¿ella pensaba que él no la quería?
– Yo sí te quiero Lizz– dijo él.
– No, eso no es verdad, coqueteas con las fans como si fueran las únicas del mundo– dijo ella compungida.
– Tú eres la única princesa para mí– le dijo él, para luego ver la sonrisa de ella y un bostezo al dormirse.
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Teenage Dream (Harry and Niall) - Página 2 Empty Re: Teenage Dream (Harry and Niall)

Mensaje por Myself Jue 04 Abr 2013, 7:40 am

Capítulo 14

La mañana del día veintiuno de septiembre, ambas parejas se despertaron sonriendo. Empezaba el otoño, y con el también el frío caliente típico de esa época.
Niall abrió los ojos cuando su compañera se removió cerca de su cuerpo. Sonrió con amplitud al observarla, tranquila y pacíficamente dormida a su lado. Se veía tierna y frágil, tan pequeña al lado suyo que parecía mucho menor de lo que en realidad era.
El rubio se acercó para hablarle de forma baja al oído.
– Bonita– ella sonrió aunque aún estaba dormida– debemos despertarnos– volvió a decir él.
– Buen día mi Leprechaun– dijo Soledad bostezando mientras se desperezaba.
– Buen día hermosa, ¿has dormido bien?– preguntó él acunándola contra sí mismo.
– Espectacular, por dios, aunque ahora me duele la cabeza– se quejó ella.
– Eso pasa cuando tomas tanto alcohol como para perder el sentido común– dijo Niall.
– No me retes, no sé porque se me dio por tomar tanto alcohol– dijo ella a sabiendas que su irlandés estaba en la justa.
Ambos se levantaron, y la latina se dirigió a bañarse dejando al chico irse a su cuarto para hacer lo propio.

En la habitación de Harry, la luz se filtraba pobremente por las persianas blancas.
Lizz se despertó con una resaca para mil demonios. Giró mirando a su acompañante dormir, roncando suavemente, con el pelo revuelto. Una sensación de amor le embargó, verlo tan calmo y vulnerable le daba ternura y a la vez felicidad. La chica estaba tan absorta en sus pensamientos que no notó que un par de ojos verdes se posaron en sus facciones.
– Sé que soy lindo, pero si me sigues mirando creo que vas a gastarme– Liz salió del trance para sonreírle de forma casi enamorada.
– Buen día monstruito-dijo ella.
– Buenos días princesita, ¿te duele mucho la cabeza?– preguntó Harry sonriéndole divertido por la expresión malhumorada de ella.
– Mucho más de lo que debería dolerme– dijo ella de mal humor.
– Ven aquí– pidió el enrulado para que se acercara más a su cuerpo, vestido solo por un par de boxers.
Ella le hizo caso y se acurrucó al lado de él, abrazándolo y sintiendo un beso en su cabeza.


La castaña se levantó y se fue a bañar a su habitación para sacarse el maldito olor alcohol del cuerpo.
– ¿Cómoda la cama de Harry?– preguntó burlona Soledad hablándole en un perfecto español.
– ¿Y Niall es cómodo?– retrucó Liz en el mismo idioma.
– Sí, demasiado, dormí tan bien. Es perfectamente abrazable– dijo risueña la rubia, mientras peinaba su cabello recién lavado.
– La cama de Harry es cómoda, pero nada se compara con despertarme a la mañana y verlo ahí tan tranquilo, tan calmo. Te aseguro que me sentí tan bien– dijo la castaña suspirando.
– Estoy siendo egoísta, quizás, pero no me quiero ir de acá, no quiero separarme del rubio, lo quiero enserio- musitó entristecida la rubia con los ojos brillantes.
Elizabeth no tenía palabras para contestarle, ella aún esperaba que Harry le dijera o le diera alguna pauta de que la quería…
– La verdad es que voy a extrañar todo– fue lo único que dijo la pelicorto y se dirigió al baño a bañarse.



Capítulo 15

Tres meses después, corría el día 23 de noviembre. Todos los integrantes de One Direction estaban decididos.
– ¡Conejito!, ¡Rubia!– gritó Louis desde el living donde los cinco cantantes estaban sentados.
– ¿Por qué mi querido zanahorio grita como si lo mataran?– preguntó Soledad cuando ambas entraron al lugar.
– Tenemos que decirles algo– anunció Liam sonriendo como un nene en navidad después de abrir sus regalos.
– Comenten, no pierdan tiempo– pidió Elizabeth molesta, le habían interrumpido la lectura de una novela emocionante.
– ¿Por qué tanta mala onda castaña malvada?– preguntó Zayn emocionado con su nuevo corte de pelo.
– Porque estaba leyendo una novela, iba en la parte más romántica y el grito del conejo me sacó de mi mundo– se sentó en el sillón vacío y al otro lado Sol hizo lo mismo.
– Con los chicos pensamos en que sería lindo tenerlas con nosotros un año completo, es decir, que vuelvan a Argentina el 11 de julio y no el 11 de enero– dijo Niall sonriéndoles.
– ¿Eso es posible?– preguntó emocionada la rubia.
– Sí, hablamos con Paul y él dijo que viajaría a Argentina para poder firmar otro contrato, es decir renovar el anterior– Louis habló con sensatez por primera vez en su vida.
– No tienen idea lo feliz que me pusieron– saltó Sol, abrazando a cada uno.
– ¿Tú no estás feliz?– preguntó Liam observando que Elizabeth no había abierto la boca.
– Claro que estoy contenta, me alegra mucho que tengamos mucho más tiempo acá con todos ustedes–
– ¡Entonces hay que celebrarlo!– gritaron Zayn y Louis a coro.
– ¿No piensan en nada más que no sea salir?– rió la castaña.
– Sí, hace semanas que vamos de aquí para allá a la discográfica– se defendió el moreno.
– ¿Y si hacemos una visita cortita a Francia?– bromeó Liz, haciendo que Soledad soltara una carcajada ante la demencia.
– No es una mala idea– acotó Zayn
– Claro, y luego vamos al casino, nos casamos y tenemos diez hijos– ironizó Sole.
– Esa tampoco es una mala idea– sonrió Niall guiñándole un perfectísimo ojo color azul.
– Tranquilo Duende, que mi amiga todavía es chica para darme sobrinos– acotó la castaña.
– En fin, yo sí quiero ir a Francia– dijo Harry saltando de un lado a otro mientras molestaba de forma insoportable a Louis.
Liam sacó su celular del bolsillo de su campera y marcó un número.
– ¿Paul?, ¿hay posibilidades de irnos a Francia por al menos… una o dos semanas?– preguntó.
Las latinas se sonrieron. Francia había sido el sueño jamás cumplido de Elizabeth, y por eso Soledad estaba emocionada, ya que compartiría la experiencia de verla feliz y de conocer la magnífica “Cuidad del Amor”.
– Ajá, sí, no, quizás podríamos, sí también irán, gracias, eres un increíble genio, adiós– Liam colgó la llamada y miró con una sonrisa al resto de los presentes– Muchachos y muchachas, ¡nos vamos a Francia!– gritó.
– ¿Cuándo?, ¿Cómo?, ¿Qué?, ¡pellízquenme– gritó Liz y recibió un pellizco de su hermana.
– Ya, hablá por dios, contestá a las preguntas Leeyum ya me agarra la locura– suplicó con nervios la rubia.
– Cuando: mañana por la mañana, como: hablé con nuestro “niñero” y dijo que podríamos ir, también irán Danielle, Eleanor y Perrie, y que: ya oíste, Francia, dos semanas– dijo Liam.
– ¿Esto es real?, y yo me voy a desmayar acá– Elizabeth saltaba por todos lados hasta que Zayn la sentó entre él y Louis para mantenerla quieta.
– Bueno, ¿Por qué no se van a dormir las consentidas de la casa?– dijo Louis– mañana tenemos un vuelo.
– Entonces– comentó Soledad– buenas noches power rangers– se acercó a cada uno y con el cariño de una hermana menor les golpeó la cabeza con un almohadón, salvo a Niall a quien con disimulación pasó por alto.
– Descansen monstruitos salvajes– Liz les dio un beso en la cabeza a cada uno como si fuera una madre y así se fueron a dormir.



Capítulo 16

La noche pasó sin precedentes, a las 6 de la mañana las argentinas abrieron los ojos de par en par cuando la alarma irritante sonó.
– ¡Hace que esa porquería se calle!– gritó la rubia.
– Está de tu lado– balbuceó su compañera.
Soledad tiró el reloj contra el piso, logrando que dejara de chillar.
– ¡Hoy!– gritaron las dos al mismo tiempo.
Se miraron sonriendo, y prepararon las valijas con determinación y cuidado, intentando ser coherentes con la ropa que llevaban.
– Listo– anunció Sol cuando su valija por fin cerró.
– Listó– afirmó su amiga aplastando el equipaje con su cuerpo.
– Tengo hambre, Liz.
– Yo igual, ¿vamos a la cocina?
Al salir el living estaba repleto de bolsos y porquerías tiradas por todos lados.
– ¿Qué significa este desastre? – preguntaron las dos latinas a coro.
– Niall se olvidaba de su pasaporte, Louis no encontraba sus pantalones celestes, Harry no quería cambiarse por lo que hubo una guerra de ropa, y Zayn chillaba porque su valija no terminaba de cerrar– dijo Liam desesperándose.
– ¿Van a dejar que la casa esté en estas condiciones hasta que volvamos?– preguntó seria Sol.
– Algo así, en dos horas sale el avión, ¿tienen sus cosas preparadas?– indagó Louis con un calzoncillo en la cabeza.
– Sí, ¿Por qué tenés la ropa interior de Niall en tu cabeza, conejo?– dijo Liz enarcando las cejas.
– Porque estaba jugando– contestó él campante.
– Se hace tarde– dijo Liz a su amiga que estaba comiendo Yogurt con cereales.
– ¡MUCHACHOS!– gritó la aludida con tono de sargento– ¡SE NOS HACE TARDE!, ¿Dónde están las chicas?
– Ya están en el aeropuerto– dijo Zayn rascándose la cabeza.
En media hora todos estaban saliendo para el famoso aeropuerto de Heathrow.


Tras encontrarse con las respectivas novias de los cantantes, todos hicieron los chequeos correspondientes y sin palabras más entraron a la clase alta del avión.
A Soledad para su suerte le tocó sentarse con Eleanor, teniendo la posibilidad de estar contra la ventana para divisar el paisaje. Por otro lado Elizabeth tuvo la posibilidad de sentarse Zayn, quien la dejó sentarse del lado del pequeño ventanal para que ella viera Francia desde lo alto.
– Es increíble que esté subida en un avión, con la novia de uno de mis ídolos, yendo a Francia– dijo emocionada Soledad.
Al principio las cosas eran complicadas ya que la modelo era algo tímida y solo respondía con pequeños monosílabos, pero luego de un par de horas ambas hablaban a boca suelta sobre diversos temas entre ellos Niall. La castaña escuchó con suma atención como su compañera de viaje le comentaba sobre lo que sentía hacia el chico, y de paso también tuvo la oportunidad de opinar sobre la relación con Louis.
Mientras que un par de filas más allá Liz soportaba las bromas malas de Zayn.
– ¿Es necesario que me hagas esos chistes tan malos?– preguntó ella.
– Eres aburrida, castaña, ¿lo sabías?– preguntó él bromeando con ella.
– Shhhh– chistó Liz.
Tanto como Soledad, Elizabeth se divirtió compartiendo videojuegos con el morocho mientras se reía sin parar
cuando él se enojaba al perder.

Casi cuatro horas después ambas chicas pudieron ver con claridad todo el panorama que Francia les ofrecía sin descaro.
– No puedo creer que esté volando sobre Francia– chilló Liz zarandeando al inerte Zayn, que dormía tranquilamente.
– ¿Qué tipo de problemas tenés, amiga?– preguntó Zayn bostezando.
– No, no– negó ella– estoy sobre Francia, acabo de ver la torre Eiffel, y vos me pedís que no te moleste. ¿Sos tarado?
– Perdón– dijo él y le despeinó sus ya de por sí descuajeringados pelos.
– Sí– afirmó ella devolviéndole el gesto.
Soledad dormía de forma plácida sobre el hombro de Eleanor.
– Corazón– dijo la mayor de las dos– mira, ¡ahí está Francia!– exclamó sin dejar de sorprenderse.
– Ah– suspiró con éxtasis– es increíble que ese sea el arco del triunfo visto desde acá, tan chiquito y sin forma alguna.


Al bajar del metálico transporte todos tuvieron la delicadeza de llevar las valijas en las habitaciones de hotel que habían reservado, para luego correr de forma casi infantil a ver París.
La cuestión era que el grupo se separó simétricamente, cada quien con una chica y así recorrerían.
– ¿Por qué estamos divididos así?– cuestionó Perrie al ver que Zayn intentaba llevársela.
– Exactamente, ¿Por qué nos dividen como si fuéramos el ganado de la granja?– criticó Danielle.
– Porque así se decidió, y así va a ser– aclaró Louis mirando a ambas chicas.
– Machismo– tosió Eleanor.
– Mmm; si el machismo me lleva a estar contigo al menos en silencio entonces te diré que sí– respondió el ojiclaro sonriéndole a su novia de forma pacífica y dulce.
– Bueno, como no veo más quejas nosotros nos vamos por el lado de los lindos campos Elíseos– anunció Niall mientras tomaba de la mano a Soledad quien sumisa aceptó.
– Y yo pretendo llevar a mi princesa a la torre Eiffel– aclaró Harry.


– ¿Dónde me estás llevando Leprechaun?– preguntó emocionada Soledad mientras veía la cara de concentración del rubio.
– Exactamente a la plaza “Charles de Gaulle”; donde dicen que hay una inmensa tienda de música– dijo complacido él.
Caminaron de la mano sin darse cuenta, jugando mientras paseaban y observando el esplendor parisino de sus alrededores. Se detuvieron frente a miles de tiendas de aspecto exorbitante, llenas de luz y de artículos de todas clases, desde zapatos altos, hasta las panaderías menos glamorosas.
– ¡Es perfecto!– gritó ella asombrada.
– Sí lo es– añadió él.
Ambos se centraron en comer algo, específicamente un helado, y luego de seguir caminando encontraron por fin el preciado comercio musical.
– ¿Te dije que sos especial?– dijo Sole.
– ¿Eso es bueno o malo?– preguntó él preocupado.
– ¿Te parece que puede ser malo?– interrogó.
– No– dijo él sinceramente.
– ¿Entonces?...
– Nada– terminó él y sin reparo alguno y acercándola comenzó con un beso largo que los dejó sin un ápice de respiración en sus pulmones. Al separarse las dos frentes se unieron para poder mirarse a los ojos de forma posesiva y dulce.
– Te quiero– musitó Niall.
– Te quiero– respondió ella.


– ¿Qué te parece si los dos vamos y vemos París desde la punta de la Torre Eiffel?– le preguntó Harry.
– ¿Es enserio?– preguntó atónita Elizabeth, las palabras resonaban como sacadas de su mismo pensamiento.
– Ciento por ciento enserio– afirmó él y con un leve empujoncito la llevó a subir los 1665 escalones por el ascensor que debía utilizarse de forma obligatoria.
Al llegar a la cima tan soñada por la castaña, ella no pudo evitar contener la emoción que se desprendió en lágrimas.
– ¿Hice mal en traerte?– preguntó algo desanimado el enrulado. Liz negó con la cabeza y contempló con fascinación el paisaje– ¿entonces por qué diablos estás llorando?
– Pequeño animalito– dijo ella secándose lo mojado de la mejilla– es emoción. Sueño con ver París desde que tengo uso de memoria.
– ¿Te dije alguna vez que eres tierna cuando te lo propones?
– No– dijo ella con el ceño fruncido– siempre soy tierna Styles.
– Sí, pero se ve que París te da un tono más infantil– aclaró él acercándose para abrazarla a manera de disculpa.
– Me adulás demasiado– afirmó ella.
– Shh– la calló dejando un camino corto de besos sobre la mejilla ya ruborizada de la castaña.
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Teenage Dream (Harry and Niall) - Página 2 Empty Re: Teenage Dream (Harry and Niall)

Mensaje por Myself Mar 09 Abr 2013, 4:03 pm

Capítulo 17.

– ¿Esto es real?– preguntó sin poder poner los pies sobre la tierra.
– Tan real como parece– respondió él sonriéndole con ternura.
– Gracias Leprechaun, gracias por todo– la rubia lo miró con un brillo especial en los ojos.
Se sonrieron con dulzura y tomados de la mano caminaron por la gran plaza, que los conducía al monumento que más apreciaba Soledad: El arco del triunfo…
Al verlo tan de cerca la chica soltó un grito eufórico.
– ¿Te gusta?– preguntó él.
– Si no me gustara sería anormal.
– Eres anormal Soledad, ¿o es que aún no te has dado cuenta?– comentó el irlandés.
– ¿Perdón Niall James Horan?– dijo ella ofendida por su comentario.
– No es lo que tú entendiste– suspiró y miró al cielo en busca de respuestas para explicarle el significado de sus palabras– eres anormal porque teniendo a Harry al alcance de tus manos te fijaste en mí, eso ya es algo poco normal– explicó él.
– No entiendo a qué querés llegar Leprechaun– señaló ella.
– El punto es que… no entiendo que me viste– concluyó él rojo de la vergüenza.
– ¿Y yo soy la anormal?– cuestionó ella con los ojos abiertos mirándolo con fijeza ante la idiotez que acababa de escuchar– Corazón, ¿Qué tiene Harry que vos no tengas?
– Sonrisa perfecta, galantería, poder de seducción, extroversión– Niall enumeró cada cualidad de las que, según él, carecía.
– ¿Sonrisa perfecta?: Vos tenés la sonrisa más linda y dulce que vi en mi corta vida. ¿Galantería?: él es coqueto, pero, yo no busco coquetería. ¿Poder de seducción?: a vos te sobra. ¿Extroversión?: ¿pensas que soportaría estar un ratito con alguien que es demasiado hablador, siendo tan tímida como soy? Horan entendé, que no necesitas ser PERFECTO para ser especial– Soledad cerró la boca por un momento al notar que su acompañante estaba llorando– Leprechaun, para mí sos perfecto y no cambiaría, NADA de tu persona. ¿Sí?– limpió con delicadeza la lágrima de la mejilla del rubio, él asintió y sonrió– ¿Vamos a ver un poco del monumento que tenemos adelante?
– Vamos bonita y perfecta latina solo mía– dijo él abrazándola por la cintura.
– ¿Escuché bien?
– Sí, sos solo mía, porque no pienso dejar que nadie te mire, ni toque– aclaró él.
– Sos lindo– la rubia se paró de puntitas y le dio un beso en la mejilla.
– Y tú eres hermosa– concluyó él antes de seguir caminando.


– ¿Así que estoy a los besos con un cantante reconocido de forma internacional, en mi lugar favorito en la tierra?– Elizabeth dejó divagar sus pensamientos haciéndose las preguntas a sí misma en voz alta.
– Estás con el inglés más sexy de la tierra– aclaró él respondiendo a la pregunta.
– Que honor el mío– ironizó la castaña apretándole una mejilla; él corrió la mano femenina y entrelazó los dedos con ella.
– En realidad el honor sería mío, estoy en la cuidad del amor, con una latina, a la cual odiaba y ahora creo que es increíblemente perfecta.
– ¿Estás bien de la cabeza vos?– preguntó sorprendida Liz.
– Casi, el ochenta por ciento se murió cuando entré a One Direction– bromeó– sí, estoy bien, ¿por qué?– la pregunta le pareció extraña.
– ¿Qué significa “perfección” en mí persona para vos?...
– Significa que haces que mi corazón se detenga cuando sonríes y me haces sentir especial por saber que a veces la razón soy yo. Significa que contigo me siento como alguien normal, es decir, sin fama, ni ningún lado de súper estrella. Significa que eres única y con eso me basta y sobra– explicó Harry regalándole una de sus perfectas sonrisas.
– ¿Estoy sorda o acabo de escuchar que tengo control sobre el sex simbol adolescente Harry Styles?– ella en un impulso le sonrió como nunca antes.
– Control absoluto– afirmó él.
– Oh, poder– vitoreó ella.
– No abuses princesa; y… como yo te he respondido, ahora te toca a ti contestarme.
– Okey, preguntá.
– ¿Qué significo en tu vida?– el enrulado enarcó una ceja en busca de la respuesta.
– ¿Con sinceridad?– replicó ella y Harry movió la cabeza de forma afirmativa. Liz tragó saliva, le costaba mucho decir lo que sentía pero le parecía injusto no responderle a su curiosidad cuando él lo había hecho sin peros– Bueno, al principio eras insoportable, egocéntrico y no quería verte ni en figuritas– dijo ella y notó que la sonrisita de triunfo se borraba de la cara del chico– pero después cuando empezaste a escucharme, y a entenderme como nadie más, cuando me sonreías de forma tan perfecta que me temblaban las piernas, entendí que no valía la pena el perderme la oportunidad de conocer a alguien así. Me siento vacía cuando no te hablo porque estas enojado conmigo, una corriente eléctrica me recorre todo el cuerpo si estás muy cerca de mí y me quema la piel cuando estás con alguien más, sos demasiado import…– la voz se le cortó porque los labios del inglés estaban sobre los de ella besándola de forma casi necesaria y desesperada.
Al notar la falta de aire Harry la soltó.
– ¿Y me preguntas porque digo que eres perfecta?– negó fingiendo frustración y la tomó de la mano para volver a bajar hacía las calles parisinas.



Capítulo 18.

La noche llegó rápido, por lo que los diez turistas se pusieron en marcha hasta el hotel donde irían a cambiarse para después salir a comer todos juntos.
Cuando las latinas llegaron a la habitación, que por obviedad ambas compartían, las sonrisas de ambas parecían tatuadas.
– Por fin te veo, me parece que voy a tener que hablar con el duende porque te secuestró todo el día– bromeó Elizabeth en un perfecto español latino.
– Claro, porque Harrycito no te llevó de acá para allá por París– dijo la rubia en tono irónico.
– No me arruines la felicidad, no seas así– se ofendió ella jocosa.
– ¿Viste cuando sos feliz?-pregunto Soledad– Bueno así estoy yo ahora, siento como que nada me puede sacar la felicidad que tengo.
– Bueno basta de romanticismos, vamos a bañarnos.
– Primera- saltó Sole y se metió al baño.
Elizabeth se dedicó a buscar que ponerse, quizás alguno de los vestidos que había comprado en Londres. Terminó eligiendo un vestido color negro, ajustado, con escote corte corazón y de altura hasta las rodillas, culminó el atuendo con un par de zapatos de taco aguja. Atinó a buscar una cartera color rosa claro que hiciera juego con sus aros en forma de perlas del mismo rosa. Delineó sus ojos grises y los pintó con sombra color claro, un poco de brillo para labios y VOILÁ, estaba listo.
-Ya está-gritó la rubia en español desde el otro lado de la puerta del baño-
– Bueno salí, dale– respondió la otra, y ni bien vió el baño desocupado se metió.
La rubia por su parte ya sabía de ante mano que ponerse. Un vestido azul strapless con un moño a la altura de la cintura y del mismo largo que el vestido de su compañera, sus zapatos eran negros y poseían una plataforma que los hacía demasiado altos. Terminó su conjunto con un par de aros blancos y una cartera negra a juego. Se delineó poco y con algo de brillo labial estaba perfecta.
La castaña terminó su ducha y se dispuso a vestirse.
– Estas increíble– elogió Elizabeth cuando vió el vestido de su hermana.
– Vos también. Pretendo dejarme el pelo como está– aclaró ella haciéndose un peinado raro.
– Yo no puedo lograr mucho– rió Elizabeth mientras se hacía una pequeña y elaborada trenza en sus rulos.


Al bajar los cinco cantantes estaban ya en el lobbie del hotel.
– ¿Las chicas?– preguntó Sole riendo ante la falta de palabras del rubio cuando ella se acercó.
– Siguen cambiándose– bufó Zayn impaciente.
– Me imaginé– dijo Liz.
– Las latinas siempre visten y les queda lindo, ¿o es solo que a ustedes les hacen excepción?– preguntó Liam.
– Ah, no, las latinas somos así– rió Soledad.
– Exactamente, pero de mí aprovéchenlo, porque nunca me van a ver tan delicada– aclaró la castaña.
– París las favorece– dijo Eleanor apareciendo.
– No tanto como a ustedes– añadió Soledad mirando a las tres chicas que venían vestidas increíbles.
– ¿Vamos?– preguntó Perrie agarrándose del brazo elegantemente vestido de su novio.


El restaurant parisino tenía una delicadeza y un poder de romanticismo inigualables. Con un estilo antiguo todo era casi soñado, mesas enmanteladas de blanco y paredes con cuadros decoraban el lugar y el ambiente se combinaba con música instrumental.
– ¡Wow!– suspiraron Soledad y Elizabeth asombradas por la elegancia y belleza del lugar.
– Bonito, ¿no?– preguntó Louis mientras se dirigían a su mesa.
– Muy– declaró Eleanor.
Se sentaron de forma ordenada y con ayuda de las traducciones que Harry intentaba hacer del menú pidieron la cena.
– ¿Qué les parece si después de comer vamos a ver alguna obra al teatro de los champs elysees?– preguntó Niall.
– ¡Sí!– gritaron todos en forma de festejo.


Terminaron de comer y tal como habían propuesto se encaminaron al gran teatro.
– No puedo creer que existan cosas así– musitó Liz, a lo que Harry sonrió.
– Eres demasiado impresionable– le dijo el enrulado al oído.
– Posiblemente sí, pero no puedo creer que pasé 17 años de mi vida perdiéndome semejantes lugares.


Cuando el espectáculo de música llegó a su fin todos volvieron al hotel.
– Buenas noches bonita– dijo Niall a Soledad mientras caminaban hasta la habitación de ella.
– Buenas noches, y gracias por el día insuperable que pasé– dijo ella.
– No hay gracias que valgan, tú me haces más feliz de lo que yo a ti así que el agradecimiento es tuyo, ahora entra ahí y duerme que mañana nos espera otro gran día– él irlandés se acercó y con cuidado la besó aplastándola contra sí sin hacerle el menor daño.
Sonrojada como estaba la rubia le respondió al cariño con todo el amor que desprendía su interior, para luego de un par de segundos en los cuales se quedó sin oxígeno adentrarse al interior de la habitación con una sonrisa dibujada de oreja a oreja.

Elizabeth por su parte aún estaba en el lobby del hotel con su enruladito.
– ¿Qué hora es?– preguntó Harry viendo que la chica llevaba un reloj.
– Son casi las dos de la mañana, por lo que me parece que me voy a dormir– anunció ella.
– ¿Tan rápido?– suspiró el chico poniendo cara de circunstancias.
– Mañana nos espera otro día corazón– rió ella ante la expresión de Harry.
– Sí, pero… ¿Qué tal si te quedas y…?
– Y nada Harold, tengo sueño, además tu mente pervertida no pensó en que quizás mí anatomía no esté acostumbrada a “ese” tipo de situaciones– la explicación sutil de la castaña para dejarle en claro que aún con sus diecisiete años de vida era virgen le sirvió al chico para cerrar la boca y dejar el tema.
– Entonces te acompaño– fue lo único que Harry dijo mientras enlazaba su mano a la pequeña de ella.
Se encaminaron hasta la puerta del dormitorio donde antes habían estado su hermana y el duende.
– Será entonces hasta mañana– dijo él sonriéndole.
– Sí– respondió ella. Que complicado era ser tan reacia al romanticismo.
– Buenas noches princesa– Harry le dio un beso en la mejilla y ella como casi siempre que estaba con él se le subió el calor a las mejillas.
Cuando él se disponía a irse Liz respiró hondo y junto coraje de vaya a saber cómo para retenerlo al aferrarse a su brazo.
– ¿Sucede algo?– preguntó él sabiendo de por sí que ella tenía el mismo pensamiento que él.
Los labios delicados de la chica se chocaron con los de Harry en un beso que derrochaba más ternura que ningún otro que se hayan dado nunca, sus respiraciones se hacían entrecortadas por la contención de aire y las sonrisas de ambos era ancha y dulce.
– Antes de irte, decime algo… ¿Cómo lográs que me ponga siempre de color tomate?– las dos frentes estaban juntas mientras recuperaban el aliento.
– No sé, pero no dudes en que te queda hermoso el color rojito– rió él y dándole un corto y fugaz beso se esfumó, dejándola estúpida y sonriente como una nena chiquita. <> susurró para sí la chica…




Capítulo 19

Era 3 de diciembre, y estaban en el noveno día en París. El clima estaba perfecto para una buena película y quedarse en cama, llovía a cántaros.
– ¡Bonjour!- gritó Liz en un intento de francés para despertar a su hermana que estaba durmiendo.
– ¡Buenos días!– le gritó ella en español.
– Niall me dijo que te diera esto– la castaña le dio un sobrecito de color azul.
Soledad lo abrió y encontró la despatarrada letra del chico.
“Posiblemente odies a Liz por despertarte, pero no podría esperar un minuto más sin decirte lo que tengo que decir. Te espero en el bar del hotel en 1 hora. Te quiero. Niall”
– ¿Qué dice?– indagó Liz
– Dice que en una hora tengo que estar en el bar del hotel porque me tiene que decir algo.
– ¿Y qué esperas?, dale báñate, cambiate y corré– Elizabeth sabía perfectamente lo que el duende le diría.

Una hora después la rubia, algo despistada bajó al lugar de encuentro, donde se encontró con un perfecto Rubio irlandés esperándola.
– Hola– dijo ella.
– Buen día bonita– le respondió el chico y le dio un beso en la mejilla.
– Okey, ¿Por qué la urgencia de que corra?– indagó sonriendo la chica.
– Bueno, en realidad, es que te quería hacer una pregunta, que me viene torturando– aclaró Niall.
– Soy toda oídos.
– ¿Qué somos?-interrogó él.
–Dos personas que se llevan bien, que se besan y abrazan, que se celan, que se quieren y que no son más que “amigos con un derecho especial”, no tenemos un nombre específico– contestó Soledad.
– Bueno, entonces es hora que le pongamos un nombre– anunció el cantante con una sonrisa.
– ¿Y qué nombre le querés poner, lindura?– preguntó curiosa ella.
– Sole, ¿quieres ser mi princesa?– preguntó él con un rubor bordó cubriéndole las mejillas…
– Es increíble como una pregunta te puede poner del mejor humor– ella sonrió sin mirarlo.
– ¿Entonces?...
– ¡Sí!– chilló ella con la euforia de una nena con su primer muñeca– ahora sos solo mío y no te voy a compartir con nadie más que con tus fans– Soledad estaba colgada del cuello del chico quien la sostenía de la cintura a centímetros del suelo.
– Creo, no estoy seguro todavía, pero creo que fui tuyo desde bastante antes que esto– Niall recordó lo que Elizabeth una vez le había contado, como Soledad lo admiraba como fanática y como se emocionaba por verlo en televisión o en internet, eso a él le parecía sumamente importante, y ahora más viniendo de su nueva y reciente novia.
– Sos mío desde hace… más de un año y medio– dijo ella– porque eras “el irlandés más perfecto de Mullingar”.
– ¿Era?– preguntó el rubio enarcando una ceja.
– Sos, sos perfecto, y mío– siguió colgada de su cuello, pero sus pies ahora tocaban el piso– te quiero Niall Horan, más de lo que tu mente se puede imaginar.
– Yo también te quiero, bonita, mucho y hasta el más allá– la abrazó fuerte, intentando crearse la sensación de que ella era eterna y solo suya, y que así sería siempre.


Elizabeth se pasó la mañana ordenando, ya que a la tarde iría a ver el museo del Louvre, con Harry quien le había prometido llevarla y traducirle el francés.
– ¿Estás lista para irnos?– le preguntó su acompañante una vez que ella le abrió la puerta de la habitación.
– ¿Te parece que vestida con el pijama puedo ir al museo?– preguntó ella.
Harry la miró de pies a cabeza– duermes muy ligera de ropas, y debes ponerte algo debajo de esa remera, es muy corta, aunque te ves sumamente hermosa con ese “pijama”, y podrías ir así a cualquier lado, claro que solo conmigo porque cualquiera se podría aprovechar– advirtió el inglés sonando como un padre celoso.
– No voy a ningún lado así vestida Harry, no soy una de las “fáciles”, además este “pijama” es muy cómodo a la hora de conciliar el sueño– Liz se acercó al castaño con un contoneo provocador, y notó que el cuerpo del chico estaba tieso y que tragaba con dificultad, aprovechando eso con una voz ronca le susurró– imaginate que algún día se me ocurre decirle que sí a tus insinuaciones depravadas, ¿te gustaría que estuviera toda tapada?– en esa instancia Liz ya respiraba junto con la respiración leve de Harry quien con nerviosismo había posado sus manos en las caderas de la latina.
– Tu cercanía es peligrosa para mi integridad mental, sí vuelves a susurrarme al oído no seré responsable de mis actos, pequeña provocadora nata. Podrías dormir tapada cuando duermes sola, imagina que viene a la noche un demente y te secuestra, ¿Qué piensas que dirá si te ve durmiendo solo con eso?– dijo el dramatizando la situación.
– Dudo que nadie quiera secuestrarme, no seas exagerado, además Harrycito, ¿Qué podría decir de mi remera?
– Princesa, no comprendes la situación, si a alguien se le ocurre poner un pie en frente de la puerta entre Niall y yo lo mataríamos lenta y dolorosamente. El problema es que algún día yo te voy a secuestrar y no te devolveré nunca; y dado que tu secuestrador seré yo, digo que no quieres saber que pasaría contigo si te veo así vestida.
El descaro de Liz se esfumó tras el comentario, ya que ahora el enrulado llevaba el poder de la situación al tenerla posicionada contra la pared de la habitación.
– Estaría lindo que me llevaras– murmuró ella presa de un pánico nuevo– y no, no quiero saber que harías conmigo en una situación como la que estamos ahora.
El cantante se separó de ella, y con suma calma le dio un beso en la nariz.
– Vamos pequeña pudorosa, debes cambiarte de ropa– le dio un pequeño empujón y la metió al baño.

Al terminar de bañarse la chica salió del baño enroscada solo por la toalla, pero su chico no le prestó ni la más mínima atención, cosa que ella agradeció interiormente. Se dirigió al ropero del cual sacó un pantalón largo de jean oscuro y una camisa de mangas largas color gris y rosa. Entró otra vez al baño con toda su ropa, y después de vestirse se peinó de manera casual y con sus converse ya puestas salió al encuentro del chico que estaba sentado en su cama jugando con el peluche que coronaba el mueble.
– ¿Te divierte jugar con mi bicho?– preguntó Liz observándolo con detalle, se veía lindo y tan concentrado…
– Tiene tu perfume– dijo Harry devolviéndole la mirada.
– Sí, mis hermanas se lo pusieron porque cuando viaje a Disney era la forma de no extrañarme– explicó la chica.
– Felicítalas de mi parte cuando las veas, el peluche me provoca ganas de tenerlo siempre conmigo, su aroma es adictivo.
– ¿O sea que eso me hace adictiva?– preguntó ella y enarcó las cejas.
– En palabras cortas y concretas, sí– respondió él y se acercó lentamente al cuerpo quebradizo de la latina.
– Me alegro, eso es bueno– rió Elizabeth nerviosa.
– Muy bueno, créeme– aclaró Harry y le dio un casto beso.
– ¿Vamos?-preguntó ella nerviosa.
El cantante se sonrió a sí mismo, y dejando el objeto de su entretención en su lugar salió de la habitación.

Subieron al auto negro y no pararon hasta llegar al lugar de destino. Al bajar la sonrisa de Liz se ensanchó ni bien divisó el gran museo.
– ¡Oh dios mío!– gritó ella emocionada.
– Aún no hemos bajado princesa– dijo Harry riéndose ante la infantil alegría de la chica.
– No entendés mi emoción enrulado.
Así peleándose en broma bajaron y caminaron hasta la entrada del lugar, el inglés pagó las entradas y de ahí en más la chica no paró ni un minuto de sonreír como una nena.


– ¿Qué vamos a hacer hoy chica hermosa y solo mía?– preguntó Niall abrazando a Soledad.
– No sé, tenemos el día todo para nosotros porque Elizabeth secuestró a Harry para que le haga de traductor en el museo del Louvre así que yo no tengo con quien compartir mi día.
– ¿Y sí vemos una película?, el día amerita a que estemos adentro, ¿no?– preguntó él.
– Está bien, vamos– Soledad enganchó su mano a la del rubio y lo llevó hasta la habitación que compartía con su hermana.
Al subir los dos reían a carcajadas debido a que en lo que duro el “paseo” en ascensor no dejaron de molestar a un botones que había dentro.
– Pobre, nosotros acosándolo y él no dijo nada.
– Dudo que le pueda decir algo a esa carita de inocente que tenes Horan, así que aprovechala, tengo mis planteos sobre sí alguna vez alguien te podría negar algo.
– Soy adorable– Niall pestañeó como una nena y su acompañante volvió a reír.
– En fin, quiero ver alguna de terror, las de romance no me gustan a menos que tengan comedia– La rubia rebuscó en el montón de videos que poseía la repisa.
Al final terminaron poniendo una película de comedia, estaban semi sentados, semi acostados sobre la gran cama matrimonial, claramente ninguno de los dos le prestó ni la más mínima atención a la pantalla chica.
Niall jugueteaba rítmicamente con los mechones de cabello de la chica mientras que ella entrecerraba los ojos presa de una tranquilidad abrumadora.
– No pensarás en dormirte, ¿cierto bonita?- recibió como respuesta una negación acompañada de un pestañeo– Eres tan… perfecta.
– ¿Sí?, sos el primero en aclarármelo, aunque lo perfecto no me gusta– la rubia hizo una mueca de desagrado, lo que provocó que su acompañante sonriera.
– A mí tampoco me agrada lo perfecto, pero no puedo dejar de admitir que lo eres– el comentario hizo que Soledad se ruborizara.
– Gr...gracias– vaciló la respuesta para luego acercarse lenta y meticulosamente a la boca del chico para aplastar con delicadeza sus labios ahí, él le siguió el beso con toda la calma del mundo, fue despacio, tomándose tiempo para sentirse pleno con aquel contacto que le ponía los pelos de punta. Al separarse los ojos marrones y los azules se encontraron brillando, se observaron por larguísimos minutos, maravillados el uno del otro.
– Siempre supe que mi siguiente princesa iba a ser directioner– dijo Niall una vez que estuvieron semi acostados semi sentados en la cama de frente al televisor.
– Y yo definitivamente nunca pensé en tener la suerte de ser “la famosa princesa de Niall Horan”– dijo ella reflexionando ante sus palabras.
– No es suerte, es solo lo que tenía que pasar, tienes la suerte de tener una hermana que haya hecho lo que Liz por ti.
– Jamás va a saber lo mucho que le agradezco haberse metido en ese concurso– dijo la rubia orgullosa.
– Y yo agradezco que las hayamos elegido a ambas– concluyó el chico depositando un beso en la cabeza de Soledad.




Capítulo 20.

El día 9 de diciembre todos partían en avión de vuelta a Londres, desde donde los esperaba un nuevo viaje a España para un concierto.
El vuelo duró poco, Soledad se sentó con su chico y Elizabeth eligió sentarse con una latina con la que entabló conversación antes de subirse al transporte.
Al bajarse la castaña sintió un suave tirón en su cintura y después un cuerpo que la hizo chocarse.
– Me abandonaste en el viaje– Harry hablaba grave y pausado, y eso hacía que la pobre chica no tuviera mucha idea de cómo reaccionar– te extrañé y estaba muy aburrido– siguió diciéndole al oído.
– ¿Enserio?, no se notaba en absoluto, estabas bastante entretenido con la morocha que estaba al lado tuyo– la voz de ella era agría y se colmaba de mal humor.
– Sí, enserio. Me senté al lado de ella porque cierta personita estaba muy cómoda al lado de una latina con la que podía hablar el mismo idioma– Harry tomó un enrulado cabello de ella para enroscarlo con los dedos.
– ¿y… no había otro lugar para sentarte?, es decir, lejos de la modelito…– inquirió la castaña.
– No– respondió él– ¿me parece a mí o estás celosa?– la pregunta le picó su lado débil, ella sí estaba celosa, más que eso, hubiera querido tirar por la ventana a la tipa que se le insinuaba a Harry todo el tiempo, caída de ojos, contoneo de pecho y sacudidas de pelo…
– Te parece a vos– gruñó Elizabeth con enojo visible.
– No te enojes– pidió Harry colocando el mechón con el que jugaba atrás de la oreja chiquita de Liz.
– No me enojo, pero no me hace ninguna gracia que la flaca escuálida esa haya estado todo el viaje mirándote como si te fuera a violar ahí mismo, es simple, me molesta, y bastante– su cara se había tornado roja de la impotencia.
– Debo admitir que no le presté nada de atención a lo que sus ojos hacían, sus piernas me tenían algo… distraído– dijo inocente, probando terreno, para ver cuánto más podía ponerla celosa– además ese vestido, tenía un escote que…– no pudo acabar la frase porque la mano de su acompañante se había estrellado abruptamente contra su mejilla, haciéndole tener el dolor más fuerte de toda su vida.
Elizabeth giró sobre sus talones con la palma de su mano aun ardiéndole por el golpe, y sin ni una palabra subió al auto para acomodarse lo más lejos de Harry posible. No habló durante todo el viaje, no solo porque estuviera enojada, sino porque se había dormido de forma profunda sobre el hombro de Zayn quien jugaba con los mechones de pelo color castaña claro de ella haciendo que la sangre de Harry se tornara hirviente.

Al llegar a la puerta de la gran casa, Louis se había encargado de despertar a la menor de todos, para que bajara del auto negro. Ella lo hizo y sin decir ni “mu” se encerró en su habitación.
– Harry, ¿Qué le pasa a Liz?, no habló durante el viaje– dijo preocupada Soledad.
– Nada, es que ella se enojó porque le dije que la morocha con la que estaba sentado en el avión era bonita y que se yo cuantas estupideces más, pero no son ciertas, en absoluto.
– ¿Por qué carajo haces este tipo de estupideces?-preguntó Louis serio, había escuchado a la castaña llorar en la habitación.
– Es solo una pequeña broma– se defendió el menor.
– Pero Liz ahora está llorando, tonto– dijo Niall con cara seria.
El enrulado se sintió mal cuando llegó a la puerta de la habitación y corroboró por oído propio que ella hipaba.
– ¿Puedo pasar?– preguntó abriendo la puerta levemente.
– No entiendo para que preguntas si ya entraste– dijo ella secamente.
– Princesa, no quise que te enojaras, lo que te dije era solo una broma, no lo pienso enserio– su voz se cortó cuando ella lo miró directa y fijamente a los ojos.
– Es fácil para vos, pensás que disculpándote, mirándome lindo y poniendo esa– señalo a sus ojos– mirada, vas a lograr que yo me olvide rápido de todo, pero… ¿sabés lo estúpida que me siento cuando tengo inseguridad de que te aburras de mí?– preguntó ella limpiándose las lágrimas llenas de delineador negro.
El corazón del chico se hizo una gran pelota dentro de su pecho, ¿todavía seguía dudando? ¡Idiota!, claro que dudaría, nunca le había dicho nada sobre sus sentimientos, ¿Cómo no iba ella a pensar que estaba jugando con los suyos?...
– Elizabeth, quiero que algo te quede más claro que el agua– dijo él serio con la vista aún fija en los ojos grises, ahora rojos, de Liz– nunca, nunca me aburriría de ti, jamás en la vida, porque eres importante para mí, ¿de acuerdo? Intentaré no pisar en falso, no prometo que no me confundiré pero necesito que creas que enserio, eres una parte grande de mí interior, y ojalá pudiera siempre mantener esa sonrisa que ahora tienes, y ojalá pudiera guardarte dentro de una cajita de cristal para que nada, ni siquiera yo, pudiera lastimarte. ¿Me perdonas?
Elizabeth sonreía ahora como alguien a quien le acaban de decir que ganó la lotería, cuánto poder tenía ese chico para las palabras.
– Gracias– murmuró ella y sin preámbulos se cernió al cuello de Harry, quien estaba sentado sobre el borde de la gran cama, para darle un beso que lo dejó respirando cortadamente– te perdono rulitos, pero solo porque no me puedo enojar con vos y porque además te quiero y estoy feliz de escucharte. Yo intentaré no ser tan celosa, aunque no te prometo nada.
– No necesitas tenerle celos a nadie, sabes que no voy a mirar a nadie más, y mientras esté contigo no me interesará nadie, absolutamente nadie más.
Liz le dedicó una gran sonrisa y con un movimiento lo tiró a su lado para que él quedara apoyado sobre el respaldo del mueble.
– Necesitas dormir, ¿lo sabes?– inquirió él.
– Ajam– asintió ella y se acomodó contra él apoyando su cabeza sobre el cuerpo relajado de Harry que no dejó de abrazarla ni de acariciarle el pelo, hasta que ella cerró los ojos y con suavidad se durmió otra vez.
Cuando se cercioró de que ella estaba en su séptimo sueño, se acercó al oído de ella y susurró un “te quiero, princesa”, que solo él pudo escuchar.

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