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Teenage Dream (Harry and Niall)

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Teenage Dream (Harry and Niall) Empty Teenage Dream (Harry and Niall)

Mensaje por Myself Mar 26 Mar 2013, 12:26 pm

Nombre: Teenage Dream
Autor: Elina (Myself)
Adaptacion: No
Género: Drama, Romance.
Advertencias: Capitulos algo largos, y algunos aburridos, pero en general son normales. No se si subiré capitulos muy seguido, puede que pasen dos días y no suba.
Otras páginas: No :D



Prólogo
¿Que sentirías si tuvieras la oportunidad de ser parte de una aventura nueva de un año?, ¿Cómo reaccionarías si tú mejor amiga te convence de participar en un absurdo concurso?
Tras ganar el premio, Elizabeth Bayés y Soledad Malett viajan solas al lado opuesto del océano, encontrándose en un país completamente distinto a lo que ellas acostumbran a vivir. Allí comienza una aventura en la que ambas adolescentes aprenden a convivir con cinco nuevas personas que les enseñan lo que es la amistad y el amor… ¿Pero qué pasaría si todo resultara ser un sueño?, ¿estarían dispuestas a aceptar que nada ocurrió?, quizás no es un sueño, quizás sea un recuerdo, pero… ¿Quién sabe?



Hola genteeeeeeeee! :corre: , soy nueva en el foro (estoy más que segura que eso es notorio por la falta de imágenes)...
Me llamo Elina, Eli... Tengo casi 17 y vivo en Rosario, para las que no saben donde es, esta en Santa Fe, Argentina.


Última edición por Myself el Vie 29 Mar 2013, 2:40 pm, editado 3 veces
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Teenage Dream (Harry and Niall) Empty Re: Teenage Dream (Harry and Niall)

Mensaje por Myself Mar 26 Mar 2013, 1:05 pm

Capítulo 1

– ¡¿Qué?!-gritó con exasperación Elizabeth cuando su mejor amiga le comentó su descabellada idea de participar en un concurso.
– ¿Podés?, ¿por mí? –suplicó Sole poniendo su mejor cara de perro mojado.
– ¿Qué gano yo con esto? – preguntó Lizzy enarcando una ceja color castaña y apretando los labios en forma de enojo.
– ¿La oportunidad de ver a tu mejor amiga con cara de feliz cumpleaños durante todo un mes?, además imagínate lo increíble que sería poder estar seis meses con 1D – sonrió compradora.
– Bueno, ganaste, de nuevo, pero solamente por vos – Soledad sabía a la perfección que a Lizzy no le gustaba esa banda, como tampoco le gustaba que ella consiguiera todo lo que quisiera con tan solo sonreír con cara de ruego, pero por otro lado tenía claro que su hermana de otra madre amaba verla ilusionada.
– Sos lo mejor de la vida– chilló con euforia Sol enganchándose al cuello de su compañera– te adoro– dijo esto y le aplastó un beso en la mejilla.
– Sí, yo también te quiero, aunque me compres siempre con tus caras de petición desesperada.
Soledad Malett y Elizabeth Bayés eran dos caras de la misma moneda, no tenían nada en común en cuanto a personalidades. La primera era introvertida, y soñadora; dueña de una timidez y una paz interior envidiable, creía en que algún día iba a llegar a ser alguien grande en el mundo de la música, nacida bajo el signo piscis era tranquila y no se exponía a peleas innecesarias, tenía una seguridad sobre sí misma que era difícil de romper y un poder de autosuficiencia muy interesante. Por el contrario la segunda era insegura, nunca tenía suficiente con ella misma y se exigía bastante, poseía un carácter fuerte digno de los geminianos y era difícil pasarle por encima sin que ella se diera cuenta, inteligente y curiosa, amaba la lectura casi tanto como escribir y escuchar música, protectora nata de sus ideales y posiciones.
Hacía casi cuatro años que ambas eran inseparables, con sus diecisiete años eran el 2x1 de sus madres ya que ninguna iba a ningún lado sin la otra, aunque como toda amistad tenían problemas siempre encontraban la solución segura antes del desastre. Al principio todos creían que ellas eran hermanas mellizas por su parecido físico, ambas tenían el cabello enrulado, aunque el de Liz era castaño rojizo y le llegaba a los hombros mientras que el de Soli era rubio y de un largo casi hasta la cintura.
Soledad era tres meses mayor que su amiga, aunque sus actitudes siempre denotaban lo contrario, debido a que las locuras de ella eran inocentes mientras que las de Liz eran algo malvadas a veces.
– ¿Qué se supone que tenemos que hacer para que puedas ganar? – preguntó la geminiana con mala cara.
– Oh, por lo menos reíte– bromeó su compañera a sabiendas que ella no estaba realmente enojada– tenemos que responder un par de preguntas, con ideas imaginativas e innovadoras para el video nuevo– la cara de Sole Malett era pura emoción.
– Entonces manos a la obra, vas a ganar esa porquería– dijo Elizabeth.
Entre risas e ideas extrañas por ambas partes terminaron la tarea.
– ¡Dúo Dinámico!– gritó Gina desde la cocina de los Malett– ¡A comer!.
– ¡Comida!-vitoreó la pisciana con cara de locura, esa chica vivía para comer, aunque su cuerpo no dejaba que se notase.
– Ya te pareces a ese Nial que te gusta tanto– carcajeó Lizzy con cara de burla.
– Primero burrita, es Niall, y segundo la comida es lo más importante– Contraatacó la rubia con sorna.
Después de una pizza y de muchas risas compartidas se fueron a la habitación, donde a las dos de la mañana Soli se quedó profunda e inocentemente dormida debido al cansancio provocado por el vóley.
Elizabeth vió entonces la oportunidad de volver a participar en el estúpido concurso, pero esta vez con sus datos y las ideas más locas y surrealistas que nunca en su vida se le iban a ocurrir, pero así fue, terminó de hacerlo y con una sonrisa de autocomplacencia se durmió.


– ¡Bayés!– Soledad golpeó a la adormilada huésped con la almohada para lograr así un terrible susto en ella, pero solo consiguió que cayera de la cama.
– ¡Tomates!-gritó la castaña al caer del otro lado del catre donde descansaba– ¿sos idiota?– preguntó una vez que se reincorporó al colchón, sobándose la cabeza con la mano– ¿Qué necesidad tenías de hacer eso?– dijo enojada viendo como su amiga estallaba en carcajadas.
El día pasó sin mayores noticias sobre nada, salieron a dar vueltas y tomar helado, aunque en las ciudades Argentinas, hacía frío. Fiel a sus dichos la pelicorto se fue a su casa a las siete en punto de la tarde para así no tener que ser víctima de un ataque histérico de Maricel, su mamá.



Teenage Dream (Harry and Niall) Tumblrmcgkdhevud1qf12ca



Última edición por Myself el Vie 29 Mar 2013, 2:45 pm, editado 2 veces
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Teenage Dream (Harry and Niall) Empty Re: Teenage Dream (Harry and Niall)

Mensaje por CarlitaMR_1D Mar 26 Mar 2013, 3:44 pm

Como tu fiel amiga y lectora acá estoy! Primero me encanta ya te lo dije 5000922288999 de veces pero la amo♥ Seguila!
CarlitaMR_1D
CarlitaMR_1D


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Teenage Dream (Harry and Niall) Empty Re: Teenage Dream (Harry and Niall)

Mensaje por Myself Mar 26 Mar 2013, 5:48 pm

que tierna :p graacias amiga :p
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Teenage Dream (Harry and Niall) Empty Re: Teenage Dream (Harry and Niall)

Mensaje por Myself Miér 27 Mar 2013, 9:53 am

Capítulo 2

Exactamente un mes después de participar en el concurso, el 5 de julio Sol se despertó con la ilusión brillándole en sus ojos cafés, ese día era importante, ya que podía saber si su sueño de ver a sus ídolos en vivo y directo le iba a ser posible. Elizabeth por el contrario solo siguió durmiendo.
– Eli– Maricel era la única persona en el mundo que tenía permitido decirle de esa manera, con calma se acercó a la cama de su hija– tu siamesa está en el teléfono– ella lo tomó con mucha pesadez.
– ¿Ah?– preguntó Liz adormilada.
– Bayés, bañate, cambiate y corré para acá– ordenó Sole a través del tubo del teléfono.
– ¿Y por qué me despertas un día sábado a las doce del mediodía cuando, en realidad mi horario de levantarme es como hasta la una?– indagó la pelicorto– además, ¿me querés explicar a qué se debe tanta emoción?
– Hoy dicen quien ganó el concurso– saltó con alegría la otra.
– En una hora me tenés por ahí, te quiero– Lizzy colgó la llamada y partió rumbo a la ducha, para luego salir cambiarse y correr a la casa de su hermana.


Fiel a su puntualidad en una hora Elizabeth estaba en la puerta del edificio donde estaba Soli Malett, quien con más felicidad que piernas bajo a abrirle.
– Dale, entrá rápido que no me aguanto, todavía no lo abrí.
Diez minutos después la felicidad de Sol se había derretido tan rápido como un cubito de hielo al sol; ella no había ganado.
– Tranquila, ahora dejá que abra el mío– dijo Elizabeth intentando sonar tranquila, pero en realidad los nervios la comían viva, si ella había ganado le cedería el premio a su siamesa.
Abrieron el mail y con él también el mensaje.
– ¿Cuándo te anotaste?– preguntó la rubia.
– El mismo día que vos, cuando dormías ví que podía anotarme yo así teníamos dos posibilidades.
A medida que los pares de ojos de ambas fueron analizando el contenido de aquel mail la emoción recorría sus cuerpos.
– Bayés– dijo Soledad con lágrimas en los ojos– ¡ganaste tarada!
– Okey, no, yo no gané nada, la que tiene el premio sos vos, porque no me interesa tenerlo para mí– río ella con diversión– acá dice que tenés un pasaje extra para alguien de tu familia, ¿te vas con tu mami?
– No, no voy con Gina, me voy con mi hermana– anunció extremadamente feliz la pisciana.
– Pero vos no tenés her… ¡YO NO VOY A NINGÚN LADO SOLEDAD!– gritó aterrada.
– En tres días el seguridad de ellos viene a darnos toda una charla, y sí, vos venís conmigo Elizabeth, no hay discusiones– cuando la rubia se ponía en mala no cambiaba de parecer.
Las dos chicas, o por lo menos una, estaban que rebosaban de emoción, el problema más importante era; ¿Cómo convencerían a sus dos madres de que las dejaran viajar?


Tal y como el mensaje decía el día 8 de julio llegó el seguridad de esa banda que tanto emocionaba a Soledad, explicándoles detalles de cómo sería su vida durante los próximos seis meses en un nuevo continente y más aún en un país cuyas costumbres eran totalmente diferentes, para suerte de ambas chicas, el hombre sabía hablar un español fluido aunque con acento británico.
– Bueno niñas, antes que nada, supongo que ustedes dos son las que viajarán– ante su aseveración, las chicas asintieron– bien, las cosas son sencillas, ustedes viajaran a Londres en un avión privado, ya que no queremos levantar revuelos, se desenvolverán de forma normal debido a que estudiaran en casa, con profesores particulares, compartirán casa con mis socios, los cuales esperan realmente que sea una gran experiencia, tendrán maestras de inglés y varios traductores las acompañaran a todos lados porque no estamos cómodos sabiendo que ustedes no se sienten a gusto. ¿Preguntas?
Las chicas se miraban sin poder creer todavía que estaban a pocos pasos de irse a Londres.
– Sí, ¿tendremos la posibilidad de ser parte de algunos ensayos?– preguntó Soledad tímida.
– En realidad sí, no será molestia tenerlas por ahí si quieren ver cómo es todo aquello.
– ¿Tendremos algún seguro para viajar?– la pregunta salió de una Elizabeth temerosa.
– ¿Por qué preguntas eso?, claro que lo tendrán.
– Es que le tengo bastante miedo a volar, volé solamente una vez y a Disney– aclaró la chica– ¿Cuándo nos vamos?
– ¿Tú eres la desinhibida?– carcajeó Paul– en realidad la idea es que viajen en tres días, cuanto más rápido nos vayamos será mejor.
– Si yo soy la que habla mucho y Sole la callada, siempre fuimos así.
– Perdonen pero… aún no sé sus nombres– Paul parecía relajado, de alguna manera ambas chicas lo hacían sentir cómodo.
– Soledad Malett– dijo una.
– Elizabeth Bayés– añadió la otra.
– Bueno, Sole y Eli, ¿me dirán cual de los chicos es su “debilidad”?– rió el hombre mostrando una sonrisa cómplice.
Elizabeth se sintió algo incómoda, ya sabía el 70 por ciento de los datos sobre aquellos muchachos ya que su amiga la había sometido a un “curso intensivo” sobre Directioners, pero para Liz ninguno tenía carácter de novio, sino de hermanos mayores, por el contrario a Soledad le gustaba Niall, por su forma de ser y además sus ojos celestes la hipnotizaban como idiota.
– Paul, decime Lizzy, o Liz, todo el mundo me dice así, la única emperrada en decirme Eli es mi mamá, y en realidad– explicó Lizzy– ninguno me parece como “debilidad”, los cinco tienen algo en especial que los hace únicos– rió, haciendo que su amiga y compañera se mostrara muy sorprendida ante aquellas palabras salidas de alguien a la cual no le interesaban en lo más mínimo sus “bebes”.
– Oh, lindas palabras Lizzy, ¿Y a ti Soledad?
Ella se sonrojó pero no tuvo recato alguno de guardárselo para ella.
– Niall– dijo campante.
– Oh, no lo suponía, no sé porque se me hacía que te gustaba Harry o Liam– aseguró el guardia.
– No, no es que no me gusten, solo que siento que Niall tiene en común cosas conmigo– sonrió ruborizándose levemente.
Luego de tres horas de charlas sobre todo, las amigas tenían confianza con aquel hombre que tan bien las había tratado, se despidieron diciéndose que se verían en tres días para por fin viajar a destino.
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Teenage Dream (Harry and Niall) Empty Re: Teenage Dream (Harry and Niall)

Mensaje por Myself Jue 28 Mar 2013, 9:27 am

Capítulo 3

En esos tres días las dos organizaron una segunda reunión, pero esta vez para que Paul hablara con los responsables a cargo de ellas, es decir, sus padres.
– ¿Estudiaran?– preguntó Diego, padre de Soledad.
– Tendrás profesores particulares, y tendrán profesores de inglés todos los días– puntualizó el seguridad.
– ¿Los chicos son responsables?– preguntó Maricel.
– Claro, son adolescentes pero saben que deben y que no deben hacer– respondió él con total seguridad.
– Con respecto a los gastos en ropa o útiles que tengan nuestras chicas, ¿debemos enviárselos a una cuenta bancaria?– le tocó el turno a Sebastián, padre de Elizabeth.
– En realidad, los gastos de ellas corren por cuenta de la disquera, es decir que todo está más que pago. Ahora por favor deben firmarme el contrato, y todo quedará cerrado– dicho esto Paul sacó una especie de cuadernillo con un contrato que leyó antes de que firmaran, cuando todo quedó listo el hombre se retiró satisfecho de haber acordado todo.


El día del vuelo, el once de julio, las habitaciones de ambas adolescentes eran un total y completo desastre, ropa tirada, zapatos sobre las camas, y ni hablar de la cantidad de ropa interior que estaba desparramada por todos lados.
Las dos estaban emocionadas, aunque por cosas distintas, Soledad gritaba de emoción al recordarse cada minuto que estaría con sus ídolos en pocas horas, y Elizabeth lloraba de felicidad porque por fin cumpliría su sueño de irse a Europa, por fin podría tener París más cerca, como también todo Londres.
– ¡Eli!– gritó Malvina, una de las mellizas Bayés– mamá dice que te apures, el vuelo sale en tres horas.
– ¡Ya voy!, no encuentro mis converse rosas– gritó ella al borde de la locura.
– Están debajo de la cama de Maia–indicó la chica de trece años sonriente.


En la casa de los Malett las cosas estaban hechas un descontrol.
– Soledad, ¿te podés apurar que está tu papá en la puerta esperándote para irte? – chilló Gina.
– ¿Vos te vas con Esteban?– preguntó la aludida.
– Sí, vos sabés que con tu papá es guerra siempre, así que sí– respondió su madre. Los padres de Soledad se habían separado cuando ella tenía siete años y su hermanito dos años, Gina tenía pareja hacía dos años y con mucha suerte se habían llevado bien con los hijos de esta.
Veinte minutos después la chica estaba subida al auto con rumbo al aeropuerto.
Al llegar se encontraron rápido para hacer el cheking y el boarding pass, pasos que tardaron dos horas justas, dejándoles una hora para despedirse de amigos y familiares que estaban expectantes a su saludo.


Después de emotivos abrazos y besos por parte de las dos a cada padre y madre y a los hermanos y amigos, Elizabeth y Soledad emprendieron viaje al vuelo con destino a sus próximos seis meses.
“Vuelo 522 a Londres por favor abordar el avión”
– Eli ese es su vuelo– musitó llorosa Maricel, pasando sus brazos alrededor de los hombros de sus pequeñas chicas.
– Sole cuidate mucho– pidió con miedo Gina– y vos también aparato– le dijo a su sobrina postiza, abrazó a ambas y las dejó irse.


– Lizzy– dijo entre llantos de emoción y tristeza– tengo miedo.
– ¿Miedo a que?– preguntó la geminiana mirando a su amiga con mucho detenimiento, ella también estaba asustada.
– ¿Qué pasa si les caigo mal?, ¿y si nos perdemos en Londres?, ¿y si son nuestros peores seis meses en la historia?– preguntó al borde de la crisis.
– Personaje, vos les vas a caer bien, si sos un sol y aparte tenés una paciencia increíble– aseveró Elizabeth calmando a su hermana postiza.
– Está bien, ¿vos no tenés miedo?– preguntó.
– Sí, estoy nerviosa, quiero llegar rápido– ambas soltaron risas histéricas y se dispusieron a dormir, tenían por delante casi catorce horas de vuelo, las cuales iban a ser eternas.

En el momento en que estaban sobrevolando el punto de llegada, Soledad se despertó y mirando por la ventana sintió como las lágrimas de emoción y júbilo le bañaban ambas mejillas.
– Elizabeth, ¡estamos en Londres!– chilló ella mientras zamarreaba de manera suave a su amiga que todavía seguía dormida.
– ¿Ya llegamos?– sonrió adormilada la chica, Sole asintió limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano.
– ¡Mierda!- Liz se sintió completa.
“En diez minutos estaremos aterrizando en el aeropuerto Heathrow, abróchense los cinturones y disfruten del aterrizaje”. La voz electrónica se detuvo de repente para dejarle paso a la terrible sensación de inclinarse para tocar tierra.
– Voy a vomitar– dijo la menor de ellas entre hipos.
– Ya somos dos entonces– respondió la otra aferrándose al apoyabrazos y con la cabeza pegada al asiento, de modo que así no se marearía.
Veinte minutos después el avión ya estaba en tierra firme y ellas dos fuera de él. Buscaron a Paul entre el gentío de mujeres y hombres y divisaron a varios artistas internacionales también, pero no prestaron mayor atención ya que el miedo de perderse las azotaba.
– Liz, ¿ese de ahí no es Paul?– preguntó la rubia, aliviada de que pudiera ser él.
– Sí, vení dale.
– Chicas– gritó el de seguridad abrazándolas a las dos, ellas de verdad le caían de maravillas.
– Paul-dijeron ellas al unísono emocionadas.
– ¿Qué tal el vuelo?– preguntó el hombre.
– Placentero, hasta que tuvimos que aterrizar, eso fue lo peor que pasé en toda mi corta existencia– dramatizó Lizzy.
– Veo que lo pasaron hermoso– rió el hombre tomándole el pelo a la chica.
– Nunca mejor– ironizó ella en burla.
– Bueno linduras, vamos al auto que ya tenemos que estar partiendo hacía la casa donde van a vivir– dicho esto caminaron con valijas y todo hasta el gran auto, el cual dio marcha llevándolos hasta su nuevo lugar.
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Teenage Dream (Harry and Niall) Empty Re: Teenage Dream (Harry and Niall)

Mensaje por Myself Jue 28 Mar 2013, 9:28 am

Capítulo 4

Casi cuarenta minutos después de viajar en auto, y de admirar el paisaje que el maravilloso Londres les brindaba con todo su esplendor el conductor del vehículo frenó delante de una casa inmensa, que parecía sacada de una revista de decoración como las que Gina guardaba en su casa.
El porche del lugar estaba rodeado por arbustos y plantas con pequeñísimas flores de colores diversos, había adoquines que formaban un camino hasta la puerta y anterior a eso una reja color negra tallada con detalles.
– ¿Estás seguro de que acá vamos a vivir?– preguntó Soledad con nerviosismo ante tanto despliegue.
– Segurísimo chiquita– respondió el hombre bajando las cosas de las dos y depositándolas en el suelo para que el auto negro pudiera irse– vamos, entremos.
A medida que se acercaban a la puerta las manos de ambas empezaban a transpirar, y las respiraciones se hacían agitadas y dificultosas de llevar. Sin decir nada las dos se tomaron de las manos, así se sentían menos tensas ya que sabían que la otra estaba ahí para apoyarla.
– ¡Chicos!– grito Paul en un perfecto tono británico.
– Chau español– murmuró Lizzy a su amiga.
– Exactamente, nos vemos cuando no tengamos que hablar con ellos– concluyó Sole. La cuestión era que ambas sabían lo básico del inglés, ya que habían estudiado el curso para rendir en un instituto de idioma, por lo que se sintieron mejor debido a que podrían comunicarse con ellos, siempre y cuando los chicos les hablaran pausado y sin abreviaciones.
– ¿Paul?– oyeron la voz de uno de ellos. Soledad sabía perfectamente que era la voz de Liam.
– Es Liam– dijo nerviosa apretando la mano de su mejor amiga.
– Me estás estrangulando la mano– dijo entre dientes la otra.
Al segundo siguiente cuatro adolescentes estaban parados en el recibidor de la casa.
– Chicos les presento a Soledad Malett, y Elizabeth Bayés, las dos ganadoras del concurso. Ellas saben poco de inglés así que tengan paciencia y háblenles lento para que al menos les puedan entender– pidió Paul.
Lo único que ambas escucharon al minuto siguiente fueron grititos de alegría provenientes del mayor de los cinco.
– Tommo, tranquilízate– dijo Niall mirándolas de arriba abajo.
– ¿Siempre son así?– le preguntó bajito Liz a su amiga en español.
– Si– sonrió ella mirándolos con ternura en los ojos y sin poder creerse que estaba enfrente de sus ídolos, aunque faltaba uno.
– ¿Y Harry?– preguntó Paul con molestia.
– Está de un humor de perros– aclaró el morocho, el cual Liz reconoció enseguida, él era el “chico malo”, Zayn.
– Bueno, pequeñas, creo que saben quién es quién, ¿o debo presentarlas?
– Estaría interesante que me los presentes, Paul, sabes que no soy directioner– rió Lizzy.
– ¿Sol puedes presentarlos?– pidió el seguridad mirándolos con simpatía, se notaba a kilómetros que quería mucho a esos chicos.
– Em… sí… claro– tosió para aclararse la garganta– Él es Niall– dijo señalando al rubio de ojos celestes que sonreía mostrando sus aparatos– él es Zayn– señaló al chico de pelo negro y mirada irresistiblemente tentadora de color caramelo líquido– él es Liam– apuntó al castaño de ojos marrones y expresión cauta– y por último él es Louis– el de ojos verdeazulados sonreía mostrando sus dientes blancos.
– Perfecto, ya está, aunque… ¿No falta el de los pelos enrulados gigantes?– preguntó inocentemente Elizabeth provocando que los chicos soltaran una risita.
– Sí, el que resta es Harry– finalizó Sole con la voz algo colmada de nervios.
– ¿Te llevó a ver la casa?– preguntó el Irlandés agarrando la mano de la pisciana, quien sonreía estúpidamente asintiendo.
Al minuto de que desaparecieran entró al lugar un castaño de ojos verdes, con una expresión de malhumor que se podía ver a millas de distancia.
– Hazza, ella es nuestra…– comenzó a decir Liam.
– ¿Te digo algo?-dijo el enrulado– no me interesa quien sea, está aquí solo porque quieren ser vistas con los 1D. ¿Sabes?– se dirigió a la ahora sorprendida Elizabeth– No eres una linda niña, ¿te has visto?, olvídalo.
– Harold creo que te estás pasando, ella no ha dicho nada– dijo Zayn. La habitación era puro silencio y se respiraba una horrible tensión.
– ¿Me estás diciendo fea?– preguntó atónita la pelicorto.
– Adivinaste– respondió él con mucho cinismo en la voz.
– ¿Alguien me muestra donde queda mi habitación?– Ella quería salir de allí a como dé lugar, ya que las lágrimas estaban peligrosamente cerca de salir de sus ojos grises, normalmente claros, estaban casi negros de la impotencia que sentía, y lo que menos quería demostrar ella era debilidad.
– Sí, ven pequeña latina– dijo Liam poniéndose en su papel de protector. Liz lo siguió en sumo silencio hasta llegar a una habitación con una cama matrimonial, en verdad era bonita, paredes celeste claro, un ropero, una de noche, un espejo, y un escritorio, también una pequeña biblioteca, y un baño en suite.
– Qué lindo– dijo ella en voz apenas audible.
– ¿Estás bien?– preguntó el inglés, la chica se limitó a asentir levemente– Harry no siempre es así, ¿sabes?, él suele ser simpático con todo el mundo, hoy solo tiene un mal día.
– Ah, qué alivio, eh– suspiró ella– ¿me dejas acomodar mis cosas?
– Em… sí– dijo esto y se fue dejándola completamente sola.
Al momento en que el castaño cerró la puerta ella se dirigió al escritorio, sacó del bolso de mano su fiel cuadernito y comenzó a garabatear sus sentimientos con todo el malestar que desprendía su cuerpo.

“12 de Julio.
Es increíble como un comentario te puede destruir tan rápido, es como si me hubieran golpeado, pero no me siento mal físicamente sino que mi autoestima está sufriendo, demasiado para mi gusto, y dudo que pueda algún día recomponerse. ¿Quién cree que es para venir de la nada a decirme como soy o como no soy?, ¿acaso se cree digno de juzgarme apenas viéndome dos segundos?
Mi seguridad se partió en otro pedazo más, y sumo otro dolor a la colección de mi vida.”

Elizabeth Bayés era insegura, y le costaba mucho creer en que era bonita, o inteligente. Vivió entre las sombras de su cuerpo rollizo toda su infancia, razón por la cual con cada comentario en su contra su autoestima, de por si al ras del suelo, se desmoronaba como una torre de naipes después de un soplido. Todo su dolor había sido canalizado a través del daño físico, atacada por la bulimia a veces, o por el dolor punzante de una abertura hecha por un filo en sus brazos y piernas. Soledad, por otro lado, había sido prudente, cuando sus padres se separaron ella solo se encerró en sí misma, convirtiéndose en un cajón cerrado por llaves y candados imposibles de abrir.
El día que se conocieron, un suceso imposible de contar con palabras, Soledad se abrió ante aquella chica que sufría a diario del aislamiento, contándole con dolor las peleas de sus padres, mientras que Elizabeth había sido un hueso difícil de roer, y para ayudarla a salir de aquel calvario físico la rubia tuvo que hacer muchos sacrificios. Por eso estaban unidas, se debían, por así decirlo, la vida.
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Teenage Dream (Harry and Niall) Empty Re: Teenage Dream (Harry and Niall)

Mensaje por Myself Vie 29 Mar 2013, 2:39 pm

Capítulo 5

– Son muy, muy unidas con tu amiga, ¿cierto?– preguntó Niall mientras que ambos comían un aperitivo.
– Sí, ella es mí “otra mitad”– rió Soledad– me sacó de una época oscura de mi vida, y yo a ella, así que por algún motivo estamos unidas.
– ¿Oscura?-preguntó con intriga el rubio.
– Larga historia, que no estoy preparada para compartir con alguien a quien conozco hace horas, perdón Niall pero no estoy lista para compartir eso– dijo ella.
– Entiendo, algún día podrás contarlo sin dolores– guiño un ojo celeste cielo y se dispuso a seguir hablando con la latina– curiosamente todavía no sé cuántos años tienes– dijo él.
– Diecisiete; en marzo cumplo dieciocho– respondió Soledad.
– ¿Liz tiene la misma edad?– indagó.
– Sí, ella cumple en junio.
Así pasaron la tarde, entre preguntas irrelevantes y un sinfín de temas sin sentido.


– Hazza, creo que tienes que hablar con ella– dijo Liam, siempre prudente.
– Sí, hermano la trataste terrible, y ella no había siquiera dicho “mu”– siguió Zayn, aún molesto por la actitud de su compañero.
– Cuando me sienta sin orgullo iré, ahora no me saldrán más que estupideces– dijo él aludido con tono petulante.
– ¿Sabes Harry?, a veces pareces un niño pequeño, caprichoso. No queremos que haya perros y gatos en la casa– Liam, quien nunca trataba mal a nadie, dio por concluido el “reto” a su amigo más joven y los tres se dispusieron a dormir, ya que casi por arte de magia la noche había caído.


– ¿Elizabeth?– Soledad entró con sumo silencio a la habitación que las dos compartían, y se encontró con una Liz totalmente dormida sobre el escritorio, con lágrimas secas en las mejillas, cosa que la preocupó, hacía tiempo que no la veía llorar hasta dormirse– amiga, despertate que la mesa te va a hacer doler el cuello– dijo susurrando en español, ya que cuando no hablaban con los chicos habían decidido usar su idioma natal.
– ¿Eh?– dijo la castaña abriendo un ojo gris, colmado de pesadez.
– ¿Por qué llorás?– preguntó Soledad aprovechando que su compañera estaba despierta.
– ¿Llorar?– fingió que no sabía nada.
– No te hagas la “yo no sé nada”, porque te conozco– reprochó la otra.
– Nada, es que extraño un poco casa– En parte era verdad poro por otro lado ahora estaba furiosa por no haberse defendido como debía.
– ¿Extrañás?; ¿desde cuándo?– preguntó algo confundida.
– Sí, no sé desde ahora– respondió con impaciencia la castaña ante tantas preguntas.
– Ay, corazón, pero tranquila– La rubia no creyó ni una sola palabra de lo que su amiga le había dicho pero aún así lo dejó correr, ya se enteraría…


A las ocho de la mañana los cinco cantantes se despertaron, refunfuñaron por lo temprano del horario y se dirigieron con pocas ganas a desayunar. Sin acordarse de que en una de las habitaciones de huéspedes estaban dos latinas durmiendo placenteramente comenzaron a hablar en voz un poco alta, cosa que sacó del sueño a las dos adolescentes; que con suma molestia se despertaron.

– ¿Hay que cambiarse?– preguntó con la voz ronca y pegajosa Elizabeth a su amiga, quien tampoco tenía ganas de hacerlo.
– No estamos tan mal– dijo esta mirándose su pijama verde con azul, musculosa y short– aunque bueno, vos no podés salir solamente con esa remera, a pesar de que es larga, tu parte trasera, ya de por sí bastante voluptuosa necesita un pantalón.
Elizabeth jamás en su vida había utilizado un pijama, ella dormía con remeras largas de su padre, en parte porque desde su bulimia no había podido volver a recobrar demasiado peso, por lo que se le notaban mucho los huesos, y además porque los shorts le molestaban mucho a la hora de dormir.
– Tenés toda la razón– se puso el short pero se dejó la remera que más le gustaba de su papá, blanca con una guitarra eléctrica en el medio, encerrada en un círculo color rojo oscuro, casi bordó.
– Perfectamente aceptable– aceptó la rubia inspeccionando a su mejor amiga.
Y así sin peinarse ni maquillarse, salieron a la cocina donde se encontraron con los dueños del lugar.
– Buenos días– dijo Soledad, con la voz sumamente rasposa, por su parte Elizabeth se dedico a sonreír, ya que odiaba hablar por la mañana.
– Buenos días linduras-dijo Liam a lo que el resto también contesto con un buen día agregándole algún que otro adjetivo que hizo ruborizar a la pisciana y reír a la otra.
– ¿Durmieron bien?– preguntó Zayn tomándose su té.
– Sí, ¿no tienen café?– preguntó Soledad, si había algo que no le gustaba era el té.
– Mmm– dudaron todos.
– Sí quizás en la alacena junto a las cosas que Paul nos mandó a comprar el otro día para ustedes– sonrió Niall
– Genial– rió Sole, guiñándole un ojo en complicidad.
Entre miradas compinches por parte del irlandés y la castaña oscura, y de guerra de cereales y azúcar por el lado de Louis, Zayn, Liam y Liz, el desayuno terminó. Lo que a los cinco, contando a Soledad, les pareció incomprensible fue el porqué de que el enrulado no dijera ni mu en toda la comida mañanera, sin embargo nadie hizo referencias a eso y todos se fueron a cambiar para empezar el día.
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Mensaje por Myself Sáb 30 Mar 2013, 6:25 am

Capítulo 6

– ¿Vas a bañarte vos primero?– preguntó Soledad
– Sí, vos siempre tardás más de media hora, además mirá lo que es mi pelo, son dos minutos– contestó la de ojos grises con tono jocoso y sin más palabras se metió en la ducha, dejando que la lluvia artificial le limpiara todo atisbo del vuelo, del llanto, del odio hacía si misma…
Mientras su mejor amiga se bañaba Soledad se dedicó a caminar por el pasillo que separaba su habitación de la del resto de los chicos y como caído del cielo escuchó el motivo del porque su amiga lloraba ayer; Zayn hablaba sobre lo molesto que estaba con Harry por haberle dicho a su nueva visitante que era fea, y ahí la rubia entró en cólera, Harry Edward Styles la iba a escuchar a como dé lugar.
– ¡Harry!– gruñó enojada, buscándolo.
– Sole, ¿Por qué estás gritando?– preguntó Niall asustado por los alaridos que pegaba la chica.
– ¡Porque ese tarado me va a escuchar!– chilló.
– Hey, ¿Por qué estás ladrando mi nombre?– preguntó el causante de tanto enojo.
– ¿Por qué le dijiste a Elizabeth todo lo que le dijiste?– preguntó agitada por los nervios.
– Estaba de mal humor, no quise…
– ¿Y sabés lo que podés causarle? – inquirió ella, sabiendo de forma perfecta que su amiga había sufrido toda su vida por su aspecto.
– ¿De qué estás hablando?-dijo Zayn.
– Lizzy se odia a sí misma, odia cada parte de su cuerpo, y de muy chica sufrió una terrible marginación por ser, como decían todos, gorda. ¿Sabés a que la llevó eso?– gritó fuera de sí.
– ¿Puedes calmarte? –preguntó Liam, con el mal presentimiento que las cosas terminarían en golpes. Soledad respiró hondo y empezó a llorar impulsivamente, las lágrimas de impotencia corrían, por el hecho de que ella había sacado a su mejor amiga de ese estado, de ese daño físico que ella se hacía, y tenía miedo de que ella volviera a hacerlo, a pesar de que le había prometido que jamás volvería a caer en eso.
– ¿Vas a contarnos? –preguntó Louis, mientras que Niall abrazaba a aquella chica, que ahora parecía hecha de porcelana y temblaba cual papel por sus sollozos. La Malett tardó un rato hasta que sus hipos cesaran para poder hablar.
– Ese sufrimiento la llevó a lo que está ahora. ¿No vieron su cuerpo?, es tan flaca que a veces tengo miedo de que se quiebre en miles de pedazos; tenía tantos cortes que a veces estaba en invierno con remeras mangas cortas porque el simple roce de las mangas largas la hacía gritar del dolor, obsérvenle con detenimiento las cicatrices de sus muñecas– suspiró por el nudo en la garganta, para luego seguir– y ahora, después de todo lo que me costó traerla a la realidad de que lastimándose no iba a conseguir nada, ¿vos la insultas?
– Es que yo no sabía…–El enrulado se sintió la peor persona sobre la faz de la tierra, todo el orgullo que tenía sobre sí, se perdió ante tales palabras, nunca creyó que una estupidez pudiera causar tanto daño a alguien.
– No, nadie sabe, y todos hablan– dijo en tono seco la latina.

Elizabeth, había terminado de bañarse, salió del baño vestida con una camisulina color rosa con negro y una bermuda de jean, combinadas con sus eternas zapatillas converse. Se delineó sus ojos grises, única parte de su cuerpo que amaba con locura, y salió; pero al hacerlo los gritos la abrumaron.
– ¿Por qué se están gritando? –preguntó inocente; y ahí todos la vieron con detalle, notando que su amiga estaba en lo cierto, que ella era puro hueso.
– Por nada Liz– atinó a responder Soledad, con los puños apretados.
– Por nada no se grita, no me tomen por estúpida– dijo ella– además estás nerviosa, tus puños están blancos de tanta fuerza y respiras agitada. ¿Qué pasó?
– Nada-respondió Louis para no hacer que Liz la pasara peor– la rubia solo está algo nerviosa porque es su primer día, y porque además con los chicos le jugamos una bromita.
– Sí, es eso Lizzy, no te hagas problemas– respiró hondo¬– me voy a bañar– dijo, dirigiéndose solo a su amiga.
Cuando la rubia se fue, los cuatro chicos miraron a Harry con reproche, el solo suspiró.
– ¿Puedo hablar contigo?– preguntó este a la chica.
– Depende, ¿me vas a insultar?, o ¿querés hablar como una persona normal? – preguntó ella seca y sarcástica.
– Hablar como persona normal– dijo el regalándole una sonrisa, con sus hoyuelos marcados.
–Bien– paso seguido ella lo siguió hasta la habitación que seguramente era suya.
Ambos se sintieron bastante incómodos, ninguno hablaba, aunque Harry sabía que de por sí el inicio le tocaba a él. Las miradas grises y verdes se cruzaron más de una vez, poniendo a los dos chicos cada minuto más nerviosos.
– ¿Vas a hablar? –preguntó ella rompiendo el silencio.
– Emm– vaciló él– en verdad, lo de ayer…–tragó saliva para poder calmarse.
– Lo de ayer…– lo incentivó ella.
– No fue realmente algo que quise decir, en verdad, solo lo dije porque estaba molesto, y tú supongo que fuiste mi punto de descargue. Lo siento– bajó la vista sintiendo vergüenza de su actitud.
La castaña posó sus manos en las mejillas coloradas de él y con cuidado hizo que la mirara con esos ojos verdes que hipnotizaban– Está olvidado– el tono de Liz sonó convincente a pesar de que el comentario de Harry todavía le seguía molestando.
– ¿Enserio?-preguntó él atónito mirándola fijo a sus ojos, ella asintió poniéndose algo colorada, ya que la mirada del castaño le hacía sentir cosquilleos, aunque no porque él le gustaba, si no porque amaba el verde en los ojos de la gente– gracias, no sabes lo mal que me sentí cuando…–Harry se dio cuenta de que si decía algo sobre Soledad las cosas se iban a volver oscuras, por eso optó por callarse.
– ¿Cuándo? –insistió ella.
– Nada, olvídalo, ¿puedo abrazarte? –preguntó ruborizándose. La pregunta tomó a Elizabeth por sorpresa, pero no podía negarse ante su carita de niño pequeño.
–Sí, podés– dijo ella con un tono demasiado bajo, aunque audible para Harry.
Tímidamente se acercó a la figurilla esbelta de la chica, y con suma suavidad, como si temiera que fuera a romperse, la rodeó con sus brazos, ella por su parte dejó que su cuerpo quedara, por decirlo de alguna manera, protegido por el de él, e hizo el mismo movimiento de enlazarle la espalda con sus finos brazos, apoyando la cabeza en el hueco de su hombro y respirando el olor simple y sencillo de su cuerpo.

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Mensaje por Myself Sáb 30 Mar 2013, 6:29 am

Capítulo 7-
Mientras se peinaba el largo pelo, Soledad, intentaba comprender sus reacciones, estaba sorprendida, le había gritado a Harry Styles, su ídolo, el integrante de la banda que amaba con fanatismo, pero no había sido en vano, ella estaba segura de eso. Una vez en la habitación se dispuso a seguir sacando su ropa de las valijas, ya que de alguna manera las cosas debían estar acomodadas, tarde o temprano. Estaba tan absorta en la tarea que no reparó que en la puerta estaba el irlandés más lindo de todo Mullingar, según ella, observándola con admiración y también con ternura, típica de él.
– ¿Cuánto hace que estás ahí parado? –preguntó la rubia, pestañeando al ver al chico apoyado en el marco de la puerta.
– Minutos –respondió él sonriendo, realmente la veía linda, con ese vestido sin mangas y sus chatitas– ¿estás bien? –preguntó.
– Sí, aunque me siento mal por haberle gritado a Harry; es que Elizabeth es mi hermana, y no me importa quien sea, no me gusta que la hagan sufrir, más de lo que sufrió en su vida– dijo ella.
– Te entiendo, yo también mataría si un desconocido maltrata a mis amigos– dijo él. La adolescente solo lo miraba fascinada, no entendía cómo podía haber alguien tan perfecto, y con una ternura tan inmensa como la que poseía Niall Horan– ¿Tengo algo? –musitó el rubio, dándose cuenta que la chica lo observada con detalles.
– Unos ojos increíblemente lindos– respondió ella, riéndose por lo sonrojado que estaba el chico.
– Gr…Gracias– tartamudeó– tú tienes lindo cabello– alagó.
– Oh, ¿sí?, nunca me gustó demasiado, pero desde ahora puede que eso cambie– Sole miró su reloj, y se dio cuenta que en veinte minutos los profesores de inglés estarían por ahí– Leprechaun, voy a buscar a Elizabeth, en minutos vienen los profesores de inglés.
– Ve– musitó Niall.
Al pasar por su lado, la rubia depositó un suave beso en la mejilla de él, provocándole infinitas cosquillas internas.
Buscó a su mejor amiga, pero no la encontró en la cocina, ni en el baño normal, ni en el recibidor.
– Zanahorio– le dijo a Louis, él la miró– ¿viste a Liz?
– Sí, está con Hazza en su cuarto, están allí hace casi cuarenta minutos– rió y ella giró los ojos.
Fiel a lo que el ojiclaro le había dicho, ambos estaban abrazados, lo que hizo que la pisciana sonriera de oreja a oreja. Con cuidado golpeó la puerta, aunque con pena ya que no quería arruinar el momento.
–Liz, en diez minutos vienen los de inglés –dijo a su amiga.

Elizabeth se separó de Harry, con una sonrisa que le curvaba los labios, él también sonreía, ambos estaban como idiotizados. La geminiana se puso en puntas de pie para llegar a la mejilla del chico, que le llevaba una cabeza casi y media, y apoyo con cuidado sus labios en su mejilla, luego de eso ambas se fueron a recibir a los profesores de inglés.

Puntuales como todo buen profesor, a las tres de la tarde ambos muchachos estaban en la puerta, tenían unos veintitantos años, quizás 23. Uno tenía el pelo rojizo y el otro el pelo negro como el azabache, sus caras ovaladas estaban decoradas con sonrisas un tanto bobaliconas, sus ojos eran color miel líquida con pestañas de igual tono que sus cabellos. Eran bonitos de cara, pero no lo suficiente para pasar a los cinco anormales que vivían allí.
– Hola– dijo en español uno de ellos.
Las chicas se miraron, conteniéndose para no estallar en risas, a ambos jóvenes se los veía tiesos y nerviosos.
–Buenas tardes– dijo Elizabeth sonriendo– Somos Liz y Sole, sus alumnas– era más una tomada de pelo que una presentación– ¿ustedes van a pasar, y nos van a decir sus nombres? O ¿Va a ser clase al aire libre?
– Lo siento– balbuceó el otro al ver que ellas eran más bonitas de lo que había dicho Paul– Somos Matt– el pelirrojo– y Alex, seremos sus profesores de inglés en lo que serán estos meses– sonrió.
Ya con la presentación lista, dieron por empezada la clase, durante la cual, los cinco cantantes pasaban con poco disimulo para controlar que los nuevos profesores no se pasaran de listos.
Dos horas después las dos latinas tenían dolor de cabeza por tantas construcciones de tiempos, por lo que dejaron la clase de inglés a un lado y se dedicaron a conversar entusiasmadas con aquellos chicos.
Liz estaba muy a gusto al lado de Matt, mientras que Sole se llevaba de mil maravillas con Alex. A las siete de la tarde ambos muchachos dejaron la casa, aunque no sin antes pedir números de las chicas, y jurar que llamarían para salir al día siguiente luego de sus clases.

Al cerrar la puerta, tanto Liz como Sole cruzaron miradas de conexión pícara.
– ¿Linda clase, no?– preguntó la rubia enarcando una perfecta ceja clara.
– Casi tan linda como los ojos de Niall, o el buen humor de Louis– dijo la geminiana riendo ante la expresión de su amiga.
– Cuidado con lo que decís sobre mi rubio, te vigilo Bayés– le dirigió una mirada advertida pero cargada de broma.
– Tranquila tigresa-dijo la aludida– tú irlandés latigable, no me interesa en esos aspectos.
– Mejor así– guiñó un ojo color café y entre las dos acomodaron todo el despliegue de libros que había sobre la gran mesa del comedor.
Minutos después el celular de la castaña sonaba, al ritmo de Yellow Submarine de “The Beatles”. Un mensaje nuevo de su profe de inglés.
“Mañana preparen sus trajes de baño, vamos los cuatro a la playa. ¿Quieren?. Saludos a ambas bonitas”
Liz no dudo en responder un “Nos vemos entonces”.
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Mensaje por Myself Sáb 30 Mar 2013, 6:42 am

Capítulo 8

Dos meses después de conocerse las latinas se pusieron de novias con esos dos profesores de inglés que desde el principio habían sido simpáticos con ellas.
Pero la relación de Soledad pronto se vino a pique, ella y Alex comenzaron a verse menos, ya no se entendían, se gritaban todos los días y él se enojaba a diario por cada cosa que ella hacía, por lo que la Argentina decidió terminar con todo aquello y dejó al pelinegro.

El día de la ruptura Soledad se había levantado con pocas ganas, tenía una salida con su novio, pero ya no estaba entusiasmada. Ya no sentía ánimos de verle el mal humor plantado en sus facciones que antes habían mostrado amor o algo parecido.
A las tres de la tarde llegó él.
– Buen día bonito– dijo la chica con fingido entusiasmo, dándole un beso con toda la suavidad del mundo.
– Hola– contesto él con algo de mal humor.
– ¿Vamos?....
Se tomaron de la mano, y salieron… Pasearon por las plazoletas hasta que encontraron una con sombra, para resguardarse del calor.
Soledad tomó aire, y mirando a su novio comenzó a hablar.
– Alex, ¿no te parece que las cosas están yéndose terriblemente por el drenaje? – preguntó ella.
– No– respondió con mala cara.
– Bueno a mí sí me parece, y realmente todo esto está llenándome de ganas de irme, porque ya no nos entendemos, nos vivimos gritando, siempre estás de mal humor. Enserio creo que es mejor cortarla acá– una lágrima se le salió sin avisos.
– ¿Eso crees? – Musitó él– ¿sabes qué?, está bien, creo que estar contigo fue un error, tú no vales la pena– se dio media vuelta y la plantó ahí en el parque.

La rubia volvió a casa con los ánimos destrozados, está bien que ella quiso acabar con todo pero, ¿tenía que ser tan histérico?, además, ¿un error?, ¿compartir juntos un mes y medio había sido un error?
– ¿Por qué lloras exactamente?-preguntó Niall acercándose al sillón donde estaba ella tirada.
– No te escuché cuando entraste– dijo ella, pero sin responder a la pregunta, mientras se secaba los ojos con el borde de su vestido veraniego.
– No me has respondido, ¿acaso peleaste con Alex?
– Le corté– suspiró ella– pero no creí que me dijera que todo lo nuestro había sido un error y que yo no valía la pena– lagrimeó.
– ¿Sabés algo?– la animó el irlandés– haremos una cosa, nos vamos los dos a comer helado, así te olvidas de eso un rato. Tú vales muchísimo la pena Sol, si él es un idiota y no sabe reconocerlo allá él– un brazo suyo se apretó al cuerpecito tembloroso de la latina.
– ¿Helado?– él asintió– vamos, sos un solcito mi leprachaum– sonrió entré lágrimas y se aferró a él en un abrazo, más que por cariño por necesidad.

Por otro lado Liz y Matt no tuvieron mejor suerte, ella detestaba que no la dejara ponerse sus remeras holgadas, ya que según él la hacían ver como un chico. El pelirrojo le había prohibido que ella se juntara demasiado con Harry, que para ese tiempo era casi como su alma gemela de locuras y estupideces, porque él le tenía celos. Pequeñas cosas se fueron sumando al cuentagotas, pero Lizzy se las callaba ya que sí hablaba explotaría y heriría los sentimientos del inglés.

Era 18 de septiembre, Lizz estaba en su escritorio terminando la tarea de literatura que su profesora particular le había encomendado… Mientras que Zayn, Louis, y Liam estaban en el living. Harry se encontraba en el estudio con Paul y Niall como era costumbre había salido con su preferida de las dos.
En el living tocaron la puerta, un adolescente flacucho y lleno de granos de unos quince años estaba parado en la entrada con un paquete en la mano. Malik lo miró de arriba abajo, y luego de segundos tomó el encargo y cerró la puerta. Era para Lizz.
– Castaña malvada– gritaba Zayn por todo el lugar, con el paquete en mano, buscando a su amiga, quien se había ganado ese apodo de su parte, por haberle hecho la broma de sacar todos los espejos de la casa.
La chica de ojos grises salió del escritorio donde estaba preparando sus tareas.
– ¿Y si dejas de gritar y me dejas hacer mi tarea en un silencio sepulcral?– preguntó ella tomándole el pelo.
– Bien, si no quieres tu regalo…– él sabía que ella era la persona más impaciente y curiosa del planeta tierra por lo que el ganaría.
– ¿Un regalo de parte de quién? – preguntó sonriente acercándose al moreno con cara de depredadora que quiere comer.
– No lo sé, solo lo dejaron en la puerta, tú sabes que no abro cosas ajenas, ahora tontuela, toma– dicho esto le arrojó el papel marrón y los tres chicos que estaban en el lugar la observaron expectante mientras ella lo abría.

La cara de la castaña se desfiguró ni bien comenzó a leer.
“Liz, la verdad es que me siento bastante idiota escribiendo esto, pero de otro modo no querría verte a los ojos cuando sepas. En verdad todo lo que pasó entre nosotros no fue más que una apuesta.
Es irónico porque yo jamás me hubiera fijado en ti, porque no eres la clase de perfección que busco.
Nunca me gustaron las chicas que utilizan remeras tan amplias como carpas. Lamento mucho decírtelo pero nunca llegarías a ser lo que estoy buscando. Adiós
Matt”

De los ojos grises de ella comenzaron a emanar lágrimas.
– ¿Latina?– preguntó Liam con preocupación.
– ¿Conejito?– preguntó Louis, el apodo del chico hacía ella surgió de una broma interna entre los dos acerca de las zanahorias.
– Vamos Castaña Malvada, no nos preocupes más, dinos que se supone que tiene es papel– dijo Zayn perdiendo la paciencia. Ella solo extendió la carta, y se sentó a llorar, era la tercera ver en su vida que la botaban, por no ser perfecta.
Los tres pares de ojos recorrieron las líneas escritas, mientras la furia les subía.
– ¿Es idiota?-preguntó Louis, sentándose al lado de la chica– ¿enserio terminará contigo solo por tus remeras?– negó con la cabeza con frustración.
– Oh, Liz, tú sabes perfectamente que ese infeliz no tiene cerebro, además, ¿Quién se cree para decirte que no eres perfecta?, vale mucho, y eso es más importante– dijo Zayn con los labios fruncidos por el enojo que le provocaba.
Elizabeth se había convertido en la protegida de todos, de los seis que restaban en la casa, la cuidaban de todos los que molestaban más de la cuenta, e intentaban hacerla subir de peso de a poco, sin presiones. Por eso estaban molestos con aquel idiota que la estaba destruyendo, porque sabían que al igual que Harry, solo se acordaba de los malos comentarios…
– Elizabeth, sabes más que nadie que vales el doble de lo que todo el mundo, además la perfección, como dice Niall, es aburrida– Los tres intentaban a más no poder que la pequeña chica dejara de llorar.
– Por favor, no quiero que Harry se entere– dijo de golpe ella.
– Pero es imposible que él no lo sepa, aparte; ¿Por qué no quieres que Hazza se entere?– preguntó Zayn.
– Porque Matt nunca le cayó bien, y va a armar escándalos innecesarios en los que posiblemente salga perdiendo. Por favor– suplicó ella.
– ¿Qué piensas que creerá cuando te vea llorar?– inquirió Liam.
– No lo sé, le diré que terminamos, pero no por carta, ¿sí?
Todos asintieron y siguieron consolándola un tiempo más.
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Mensaje por Myself Sáb 30 Mar 2013, 6:48 am

Capítulo 9

Cuando apareció el crepúsculo, los tres que faltaban dentro de la casa aparecieron, pero al ver que Elizabeth seguía llorando se preocuparon.
– Tonta, ¿Qué pasó? – preguntó Soledad, una vez que se acercó a su medio hermana y la abrazó por los hombros, la aludida no gesticuló palabra alguna.
– Pequeña, ¿nos dirás por qué lloras así?– insistió Niall, pero tampoco consiguió respuesta.
– ¿Me dejan que hable a solas con ella?– Harry hablo en voz calma y baja.
Todos accedieron a la petición del chico, él la tomó de la mano llevándola a su habitación. Una vez adentro el castaño la miró fijamente esperando que ella le dijera algo.
– Princesa, ¿me contarás porque estás tan mal?, no me gusta en absoluto que llores de la manera que lo estás haciendo ahora– la chica solo se aferró a él, y lloró contra su pecho mojándole toda la camisa que traía puesta, Harry le acariciaba sin cesar el cabello mientras la voz de ella salió…
– Terminó conmigo, me dijo que todo había sido una apuesta, que yo nunca sería perfecta y que además nunca se hubiera fijado en mí– hipó más alto…
– ¿Eso te dijo?– preguntó él murmurándole al oído, Liz asintió– no tiene idea de lo equivocado que está– la separó de su cuerpo para poder mirarla a los ojos– Elizabeth, eres muchísimo más que perfecta, eres buena, inteligente, te sabes defender, eres bonita por dentro y por fuera, cualquier persona con dos gramos de cerebro te desearía, ¿sí?, ya no quiero que llores– le secó las lágrimas mientras acariciaba al paso su mejilla.
– ¿Enserio creés eso?– sonrió Lizzy a medias.
– No lo creo, estoy seguro– sonrió él.
– Gracias, no sé qué haría si no te tuviera conmigo enruladito– le dijo ella, abrazándolo de nuevo. Necesitaba de esa contención, no de cualquiera, sino de ese monstruito insoportable al que todos los días adoraba más.
– Te quiero– dijo ella una vez que se soltó.

En ese momento no supieron bien que sucedió, sus ojos se encontraron, aunque esta vez ambas miradas tenían un brillo diferente, que nunca habían visto.
Como por inercia se fueron quemando las distancias que tenían sus cuerpos, ninguno de los dos estaba dispuesto a detenerse, por lo que en milésimas de segundos sus bocas se encontraron, con calma, con toda la calma del mundo. Ambos necesitaban de ese contacto, aunque no lo supieran, eran como dos partes de un todo.
Las manos de ella volaron a la nuca del chico para enredarle los dedos entre las terminaciones del pelo, mientras que las manos de él se hallaban perfectamente acomodadas en la cintura y mejilla de la chica. Sus lenguas se encontraban en un vaivén, lleno de la ternura que cada uno le ofrecía al otro.
Al separarse las mejillas de Liz estaban encendidas, no sabía ni que hacer, ni que decir.
– Lo…lo siento– balbuceó como pudo.
– Yo no– respondió él, con un tono bajo casi inaudible.
– ¿No?– La castaña nunca había reparado de lo mucho que significaban las palabras que su amigo le decía; quizás porque en ningún momento intentó buscarle un segundo sentido, entonces… ¿Él sentía algo diferente hacía ella?, ¿algo que no era amistad?... Ella jamás admitía cuando alguien le gustaba y la verdad era que no iba a comenzar en ese momento, aunque Harry la enloquecía, o eso pensaba, esperaría hasta que él dijera algo que la ubicara en el lugar donde debía estar.
– No, no me arrepiento de haberte besado– dijo con soltura el chico– ¿tú sí?-preguntó algo apenado, rogando que la respuesta de ella no fuera negativa.
– En verdad, un poco– mintió ella, odiaba mentirle, ya que la verdad era que ni en sueños se hubiera arrepentido.
– Ah– dicho esto la expresión de Harry cambió a una máscara tensa y malhumorada. Depositó un beso en la frente de Lizzy y salió de la habitación sin más palabras.

– ¿Hazza, pudiste calmarla?– preguntó Louis una vez que el enrulado llegó al living donde todos esperaban alguna explicación.
– Sí– dijo él lo más seco posible.
– ¿Sucede algo?– preguntó Liam.
– No, ¿tendría que pasarme algo?– preguntó Harry levantando una ceja.

La explicación al malhumor del cantante, tenía relación con los sentimientos que tenía hacía su compañera de estupideces, en dos meses ella había demostrado que valía la pena como persona y que tenía muchísimos valores, a pesar de que al principio la “odio” pensando en que Elizabeth solo quería aprovecharse de la situación luego comprendió que estaba totalmente equivocado. La castaña era divertida e inteligente, era bonita y especial, y se notaba a kilómetros que había sufrido mucho, por lo que a él le despertaba un instinto de protección demasiado extraño, la cuidaba como a su propia hermana, la entendía, la apoyaba. Y no se dio cuenta de que la quería más de lo que había pensado. Por eso le molestaba que ella estuviera arrepentida del beso, porque para él había sido algo inexplicable, emociones que ni con palabras hubiera podido explicar afloraron en ese momento, ¿y ahora ella le decía que se arrepentía?...
Con toda la mala onda que cargaba se fue a su habitación de la que no salió en lo que restó de la noche, ni siquiera para comer.


En la sala todos estaban confundidos, la actitud de Harry, el llanto de Elizabeth, y ahí estaban los cinco, intentando reordenar las piezas del rompecabezas.
– Power Rangers– dijo Sol con total confianza– si me disculpan, necesito saber que le pasa a mi hermana.
– Vé– dijeron todos.
La rubia se encaminó hasta la habitación de ambas, y se encontró a una Lizz totalmente destruida.
– ¿Amiga?-dijo ella en español acercándose a la cama donde su mejor amiga estaba– ¿estás bien?– cuando llegó a su lado la invadió una profunda tristeza, Elizabeth había vuelto a lastimarse, se guardó los insultos, e intentó parecer calmada, guardándose también el llanto– Liz, dale amiga, no puedo no saber porque estás en este estado, ¿Qué pasó?
– Me dejó Sole, me dejó porque no soy lo que esperaba, porque no soy la perfecta, porque soy insegura. ¡POR UNA MALDITA APUESTA! –gritó la castaña mientras lloraba como nunca antes había llorado en su vida-
– Él es un idiota, ¿te das cuenta de que no te valoró?, todo lo que salga de su boca son puros blablablá, ahora, ¿Qué pasó con Harry, por qué estaba de malas?– preguntó soledad mientras con agua oxigenada limpiaba los cortes recién hechos de los brazos de su hermana.
– No sé, todo estaba bien, me dijo cosas que nunca hubiera esperado escuchar de él, se acercó, nos besamos, y le dije que había sido un error, él me contestó que no estaba arrepentido, y después se fue– contó ella.
– ¿Te gusta?– preguntó de golpe la rubia.
– No sé, vos sabés que nunca admito cuando me gusta alguien, porque no soy capaz de aceptar el hecho de que me arruinen otra vez, pero ¿sabés algo?, con él las cosas son diferentes, porque en estos dos meses, me escuchó como nadie, aparte de vos, lo hizo, porque a veces cuando peleaba con él me sentía la peor persona, porque cuando Matt no me entendía él sí, es difícil– explicó.
– Con todo lo que acabas de decirme me doy cuenta de que él te gusta, más de lo que cualquier persona te gustó en tú vida– dicho esto le vendo los brazos con gaza y la miró seria– me prometiste que no lo ibas a volver a hacer Liz.
– Ya sé, pero necesitaba frenar el dolor interior que sentía, ahora solo siento que no puedo mover los brazos ni para comer– rompió en llanto otra vez, pero esta vez lo hizo hasta quedarse dormida en las piernas de su mejor amiga, quien acariciaba su espalda para calmarla.
Soledad se levantó y con suma calma se dedicó a ponerse el pijama y salió para cocinar, pero al llegar a la cocina se encontró con cuatro adolescentes preparando la cena.
– Que lindos que son así tan concentrados– dijo ella cuando se sentó en la barra que separaba la cocina del living.
– Lindo cumplido rubia– dijo Louis riendo, ella le guiñó un ojo. En dos meses se había acostumbrado a las bromas, los desnudos, las inmadureces, los gritos, las peleas; ya no se ponía nerviosa al hablar con ellos, ni los trataba diferente, salvo a Niall con quien llevaba una relación más unida.
– Gracias Boobear.
– Cuéntanos dos cosas, la primera, ¿Por qué Harry esta de ese humor?, la segunda, ¿Elizabeth está bien? – pidió Liam.
– Bueno…– ella revoleó los ojos– comenzaré por lo peor, Liz no está bien, se volvió a cortar los brazos, la curé, pero no los va a poder mover por lo que la voy a tener que ayudar en casi todo– dijo esto con un nudo en la garganta- y Harry está de malas porque la castaña le dijo que besarlo había sido un error- tras ese comentario los tres restantes en la habitación abrieron los ojos de forma exorbitante.
– ¿Cómo es eso?– preguntaron a coro.
– Amo cuando pasa eso– rió ella– realmente no sé cómo fue eso, cuando Harry fue a hablar con ella, se besaron, y Liz le dijo que había sido un error, pero él le contestó que no, y en fin se enojó. Lo que no sé, es que va a pasar ahora.
– Conociendo a nuestro niño– comenzó a decir Louis– él no le hablará, o al menos no hasta que ella lo haga.
– Já– rió la latina– Elizabeth es lo más orgullosa que existe, no le va a hablar a él. Entonces quizás solo hay que esperar…
Todos asintieron, aunque preocupados por el estado de los dos más sensibles de la casa. Comieron en silencio, y después se fueron todos a dormir. Aunque casi 4 horas después Soledad se dirigió a la cocina porque no podía dormir, ya que estaba algo decepcionada de su mejor amiga y eso le quitaba el sueño.
– ¿Qué haces despierta a las cinco de la mañana?– la chica sintió como dos manos se posaban en su cintura para girarla.
– La pregunta es: ¿Qué haces vos acá?– dijo ella cuando estuvo de frente.
– Tenía hambre– dijo Niall riendo.
– Qué raro– dijo ella en tono burlón– yo no podía dormir, estoy desvelada.
Él no habló, solo se acercó a ella y la abrazó tan fuerte como le fue capaz.
– Sé que no puedes dormir porque te preocupa Lizzy– dijo con voz suave. La rubia comenzó a llorar, se sentía vulnerable a todo– Shh, no llores, sabes que no me gusta que las niñas lloren.
– Es que no sé, estoy exhausta siento que todo lo que le digo es inútil, es decir, no estoy enojada con ella porque entiendo que sufre mucho pero rompió la promesa– siguió llorando sobre el hombro del rubio por varios minutos empapándole la remera.
– Bonita, ven vamos, debes dormir– la tomó de la mano y camino rumbo a la habitación. Al frenar frente a la puerta el irlandés no pudo evitar ver que su amiga era linda, y que las lágrimas le habían dado un toque tierno e infantil que lo hipnotizaba…
– Leprechaun, ¿tengo algo?– preguntó ella algo incómoda de la mirada del chico
– No, en realidad no, solo noté que eres linda, y tierna– al decir esto su color pasó del claro al oscuro en segundos.
– Gracias– dijo ella sonriendo al ver el rubor del chico.
– ¿Puedo?– preguntó el de repente.
– ¿Eh?– ella no había comprendido el sentido de sus palabras.
-Solo di que sí– pidió él.
– Sí– dijo ella.
El rubio se balanceó sobre sus talones para acercarse a ella, ubicó sus manos en la pequeña cinturilla de la chica, y la atrajo hacía sí con toda la delicadeza que le fue capaz, Sol vió para que lado iban las cosas por lo que sin dudarlo enroscó sus manos en el cuello del chico. Las respiraciones se mezclaban pero aún no había contacto.
– Ahora que sabes que haré…– susurró grave él en su oído– ¿puedo hacerlo?
– No me preguntes, por dios, hacelo– dijo ella
Y sin más palabras los labios de ambos se unieron en un beso, que de por sí se había pospuesto varias veces porque ninguno de los dos se animaba a hacerlo. Ella jugueteaba con los mechones de pelo rubio y él la sostenía con dulzura, con algo extraño que quizás fuera un inicio de amor. Al separarse se miraron a los ojos fijamente, se sostuvieron las miradas mientras se colaban sonrisitas en ambos rostros.
– Buenas noches, hermosa– dijo Niall depositando un corto beso en los labios de la ya de por sí atónita Soledad.
– Buenas noches Leprechaun– dijo ella, y entró a la habitación.
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Mensaje por Myself Lun 01 Abr 2013, 6:33 am

Capítulo 10.
Cuando sonó el despertador la mañana siguiente, las latinas no deseaban despertarse, pero debían ir a recibir a sus nuevos profesores de inglés, que sería una mujer, y a las profesoras de música, literatura, matemáticas y filosofía…
Soledad se paró para abrir la molesta puerta que sonaba cada diez minutos– buenos días– dijo al notar que todo 1D estaba parado ahí con el desayuno en una mesita– Pasen– indicó la chica dejando que los cinco adolescentes entraran en la habitación dejando a un lado la mesita con comida para un regimiento.
– ¿Sigue dormida?– dijo Louis señalando a Liz que aún respiraba levemente.
– Sí, anoche no durmió casi nada, estuvo llorando porque le dolían los brazos y eso no la dejó pegar un ojo.
Dicho esto Zayn y Louis se miraron con sonrisas cómplices y se acercaron lentamente a la cama de la castaña.
– ¿A la de tres?– dijo el morocho a lo que el otro asintió.
– Uno
– Dos
– Tres– se abalanzaron sobre el cuerpo de ella, teniendo cuidado de no lastimar las zonas que estaban sensibles, y comenzó una tortura de cosquillas.
Elizabeth se despertó riendo a carcajadas, con buen humor a pesar de lo mal que había dormido a la noche. Después de las cosquillas ambos hicieron un “sándwich” de besos en las mejillas de Liz.
– Buen día monstruitos– Bostezó Elizabeth mientras se fregaba los ojos con las manos como si tuviera diez años.
– ¿Cómo despertaste?– preguntó Sol riéndose.
– Supongo que del mejor humor, ¿hay algo de comer?, estoy muriendo de hambre.
Liam pasó la bandeja con comida, hasta la cama matrimonial.
– ¿Desayunaron?– preguntó la rubia con un pedazo de tostada en la boca.
– No– admitió Zayn.
– Entonces coman, hay tanto como para todos– dijo Lizz
– Aunque no sé si a mi pequeño Leprachaun le bastará– rió Soledad mirando al chico que ya estaba de un color bordó.
Harry aún no había abierto la boca, estaba interesado en las gazas que cubrían sin ningún disimulo los brazos de la castaña, él aún o sabía que Liz se Había dañado otra vez.
Al terminar el desayuno todos se fueron a sus respectivas labores, salvo Elizabeth que aún seguía en la cama a causa de que no podía pararse por el maldito sueño y el enrulado que no se había ido.
– ¿Pasa algo?– inquirió ella una vez que estuvo consciente de que no iba a irse.
– Sí, ¿Qué le sucedió a tus brazos?– preguntó.
– Oh– suspiró ella– nada demasiado interesante como para que te preocupes– dijo restándole importancia para no preocupar a su amigo que ya de por sí era sobreprotector con ella– ¿seguis enojado?– preguntó cambiando de tema.
El no supo bien que contestar, ¿Qué debía decirle?, no estaba enojado, solo algo triste de que ella no sintiera siquiera atracción por él, es decir, su ego se rompía, pero había algo más allá del egocentrismo que poseía y era el hecho de que en verdad quería que ella sintiera algo. Optó por no responder a eso y cambiar de tema nuevamente.
– ¿Debes cambiarte las vendas?– preguntó, recibiendo como respuesta un asentimiento– bien, ¿Dónde están las nuevas?– preguntó con ternura.
– En el baño, ¿se supone que me vas a curar?– interrogó ella sonriendo, feliz de que a Harry se le hubiera ido el “enojo”.
– Sí– respondió Harry desde el baño de dónde sacó los elementos necesarios para el proceso. Regresó y se sentó en la cama. Desenvolvió el vendaje del brazo y con cara de espanto se dispuso a limpiar los cortes.
– ¿Por qué lo volviste a hacer?– preguntó con expresión nerviosa.
– Necesitaba algo que me hiciera olvidar el dolor anímico que tenía– respiró hondo y continuó– soy débil, pero no encuentro otra salida cuando las cosas se vuelven oscuras.
– Hay otras salidas, y entre los dos vamos a encontrarlas– puso algo de agua oxigenada por todo el área a lo que ella gimió de dolor– lo siento, pero necesito ponerte esto, si no se infectará y dolerá el doble de lo que duele ahora.
Al terminar de lavar, desinfectar, y envolver los delgadísimos brazos de la chica, se giró para hablar con ella, pero Elizabeth le ganó de mano.
– ¿Me perdonás? – pidió ella.
– No sé qué debo perdonarte– dijo él sin entender.
– El hecho de que ayer haya sido tan insensible– susurró la chica, de verdad estaba apenada por como se había portado con Harry.
– Supongo que yo fui demasiado susceptible, me enojé por una estupidez, es decir, si tú te arrepientes yo no tengo porque meterme en tus decisiones…– la voz de él se apagó a medida que terminaba de hablar.
– Es que bueno…– ella vaciló un momento, ¿iba a decirle que no está arrepentida de haberlo besado? Al diablo con todo, tarde o temprano el enrulado se daría cuenta, mejor sería decirlo y terminar con las cosas de una vez– No estaba arrepentida realmente– soltó de golpe.
– ¿Eh?– exclamó su acompañante, confundido, pero sin ocultar la sonrisa que curvó sus labios al oír eso.
– No lo voy a repetir, Harry– rió ella.
– ¿Por favor?– hizo puchero.
– No me arrepiento de haberte besado– dijo ella de nuevo.
– ¿Me lo repites?– dijo él con una sonrisa que marcaba sus perfectísimos hoyuelos.
– Harry, ¿me tomás el pelo?– preguntó ella.
– No, solo quiero volver a escucharlo.
Liz se acercó a él lo suficiente como para que las respiraciones de ambos chocaran.
– ¡NO ME ARREPIENTO DE HABERTE BESADO HARRY EDWARD STYLES!– gritó ella.
– Suena lindo cuando lo gritas– rió él plantándole un corto beso al cual ella respondió feliz.


– Sol nos vamos– gritó Zayn desde la puerta, para que la chica que estaba en la cocina lo escuchara.
– ¿Quiénes son “nos”?– preguntó ella
– Liam, Louis y yo, el duende se queda contigo, y Harry, bien en realidad a él no le dije nada porque esta con la castaña malvada, así que en un par de horas volvemos, te queremos– gritó.
– No vuelvan tarde, porque saben que Lizz se preocupa si no llegan antes de la noche, ¡también los quiero!– gritó la rubia para seguir leyendo el libro de literatura que debía terminar antes de que la clase comience.
– Sole, tengo que hablar contigo– dijo Niall acercándose a ella con cautela.
La chica levantó sus ojos cafés del libro que leía y los posó sobre las facciones del rubio.
– Leprechaun acabas de interrumpirme la lectura– dijo en broma.
– Lo siento– dijo y se dio media vuelta para irse.
– Nunca dije que tu interrupción me haya molestado, así que volvé y decime.
– Bueno, es que…– las palabras se atascaron en su garganta como si fueran un gran nudo, ¿Cómo le diría que quería que ella le diera la oportunidad a una “relación”?. Verdaderamente el irlandés se había dado cuenta de que aquella latina lo había “hechizado”, se comportaba tan bien con él, lo cuidaba y defendía cuando la gente quizás lo insultaba por la calle, cosa que a veces era difícil de superar con solo un “ignóralos”, era divertida, responsable, y lo hacía sentir sumamente especial cuando estaban juntos. ¿Y sí ella lo rechazaba?; no podría con eso, quizás fuera mejor no decir nada, pero… Había que intentarlo, aunque su respuesta fuera un no.
– Enserio, quiero saber– dijo ella seria ante el stop que había hecho el.
– Mira… han pasado más de dos meses desde que llegaron, y descubrí que eres alguien increíble, porque no solo eres bonita exteriormente, sino que también interiormente, me haces sentir especial cuando estoy contigo, y no me preguntes porque pero me siento como un nene chiquito cuando me cuidas o me defiendes– el color de ella iba desapareciendo de a poco mientras las palabras de Niall entraban en sus oídos– me gustas, enserio, y bueno… ¿tegustaríasalirconmigo?– preguntó él de forma tan rápida que no se le entendió nada.
– Leprechaun, no entendí siquiera un cuarto de lo que dijiste.
– ¿Quieres salir conmigo?– preguntó de nuevo, pero esta vez pausado.
– No quiero ser una lenta, pero, ¿Qué significa eso?
Él solo se acercó y depositó un casto beso en los labios de ella.
– Significa que quiero poder besarte cuando tenga ganas, significa que quiero malcriarte comprándote chucherías, significa que no quiero compartirte con nadie, y significa que quiero verte sonreír y sentirme especial por ser la razón de ello. No sé si todavía la palabra “novios” es la adecuada, pero es un principio, ¿entonces?...
Ella lo pensó un segundo milimétrico, no cabía duda que su respuesta sería totalmente afirmativa, su amor platónico desde hacía un año y medio le había propuesto ser “amigos especiales”, tenía chances de ser la tan famosa “princesa de Niall Horan”, cumplirlo estaba ahora en sus manos, y no iba a desperdiciarlo.
Soledad sentía más que un simple cariño de fan, en los dos meses que llevaba en la casa de sus “bebés” había despertado en ella una atracción interior por el rubio, y no podía culparse, él era dulce, cariñoso, protector, sensible, y a veces era vulnerable lo que hace que a Sol le nazca un instinto sobreprotector, la pasaban bien juntos, y él la entendía más que muchas personas, además de compartir el amor por la comida chatarra.
– Mmmm, no sé– dijo ella fingiendo una duda que no existía.
– Dime que sí– pidió él
– ¿No ves que no hay duda alguna?, sí, sí, sí-gritó ella mientras se colgaba del cuello del chico para llegar justo a su boca y así poder demostrarle lo feliz que se sentía.
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Mensaje por Myself Lun 01 Abr 2013, 6:59 am

Capítulo 11.

El timbre sonó interrumpiendo el momento emotivo. Niall y Soledad se separaron de golpe, aunque no sin antes sonreírse de forma mutua.

Elizabeth por su parte aún estaba con su alma gemela, y por lo tanto no se había interesado en el cargoso sonido del timbre.
– Bonita– dijo Harry una vez que dejó de juguetear con el pelo de ella– creo que acaban de tocar la puerta de entrada.
– Los nuevos profesores– dijo ella mientras se incorporaba de la comodidad de las piernas del chico.
– ¿Profesores?, ¿más hombres en la casa? Tú sabes de forma perfecta que solo eres mi pequeña– dijo él con un dejo de celos en su tono de voz, cosa que enterneció sobre manera a la castaña.
– ¿Celos, querido mío?– rió ella, tomando en broma al chico.
– No– mintió con descaro.
– ¿Seguro?– corroboró ella.
– Seguro– volvió a fingir él.
– Entonces no creo que te moleste que me lleve bien con los profesores que haya– Liz estaba provocándolo a propósito.
– No te acercarás a tus profesores de forma personal, la relación se basará en el rol maestro-alumna, no pienso compartir a mi niñita con un viejo baboso, ¿quedó claro?– el estallido de celos hizo reír a carcajadas a la latina que se sentía sumamente dichosa por aquella demostración de posesión.
– Quedó más que claro– ella se dirigió a la puerta de salida– no me acercaría a nadie que no seas vos, nos vemos en un rato monstruito celoso y enternecedor– cerró la puerta y se chocó con Soledad que sonreía de oreja a oreja.
La profesora de literatura resultó ser joven y simpática, tendría unos 23 años de edad, ojos pequeños y marrones y una sonrisa ancha y cordial.
– Soledad, ¿has terminado de leer el libro que te pedí que leyeras?– preguntó Sarah, la profesora una vez que estuvo sentada en el living de la gran casa.
– Sí, terminé de leerlo, pero definitivamente la lectura de cosas tan empalagosas no es lo mío– concluyó la rubia muy desinhibida.
– ¿Te he dicho que eres un completo caso perdido? – suspiró la maestra con una sonrisa.
– Sí, y yo estoy segura de ello.

Así como esa clase, pasaron las demás, aunque la de matemática había sido un suplicio para Elizabeth que detestaba los números casi tanto como odiaba la música metálica.
A las siete de la tarde ambas latinas se ducharon de forma rápida, y se vistieron con algo formal ya que saldrían a comer a un restaurante-
Soledad se vistió con un vestido color negro, con vuelo en la parte baja, se planchó su largo cabello dejándolo suelto y se maquilló solo los labios, ella odiaba con todo su ser el maquillaje abundante.
Por su parte Elizabeth se vistió con un vestido rosado, con volados leves por debajo de la cinturilla y un lacito negro que se ataba por debajo del busto de la chica. Se pintó los ojos con colores suaves, delineándolos y un brillo labial completó el maquillaje, ató su cortísimo cabello en una minie trencita y ambas calzaron los zapatos de taco chino.

A las 8 de la noche ambas bajaron para encontrarse con cinco muñecos de torta vestidos con camisas y pantalón de vestir.
La rubia se dirigió a su “amigo con derechos” y para sorpresa de todos le plantó un cortísimo beso, luego saludó a los chicos que no tardaron en bromear con ella.
– ¿No creen que pasa algo por aquí?– dijo Zayn levantando una perfecta ceja oscura.
– ¿Representaran la historia de Romeo y Julieta, o solo se manosean tanto por diversión?– preguntó Louis, con su típico humor negro.
– Quizás hoy es el día del “tocando al duende”– dijo Liz jocosa.
Los dos rubios se ruborizaron pero en ningún momento se alejaron, por el contrario Niall la acercó más a él.
– Hey, hoy estamos muy chistosos. Bueno antes de que nos vayamos hay algo que tengo que comentarles– tosió para aclararse la garganta y hablar– Sole y yo estamos en un intento de relación, es decir es solo mía– dijo con orgullo el chico.
– Oh– suspiraron todos.
– Duende estoy más que segura que sabes que no tenés que lastimar a Soledad, ¿cierto?– insinuó Elizabeth.
– Estoy enterado de eso, y tranquila que la cuidaré casi tanto como a cualquier cosa de valor para mí– la sonrisa del cantante demostraba seguridad y más que todo un afecto inmenso hacía la latina que le había robado el corazón en poco tiempo.
Harry por el contrario abrazó a la castaña cuando ella bajó los escalones y con suma suavidad se acercó a su oído para murmurarle– estás perfecta, y espero que no hayas hecho demasiado sociales con tus profesores, porque si no tendré que amarrarte a la silla y no dejarte salir– la voz grave del chico hizo que a Elizabeth se le crisparan los bellos de la nuca.
– Vos tampoco estás nada mal rulitos, descontando el hecho de que al lado mío sos más lindo– ella fingió ego, lo que hizo reír a Harry– y no, no hice sociales con los profesores, porque son mujeres y no soy lesbiana– la cara del famoso se distorsionó en una risa baja.
– ¿Qué tanto cuchichean ustedes dos?– preguntó Liam cortando el clima de romanticismo entre los más chicos de la casa.
– Nada– dijo Harry volteando para quedar de frente a sus amigos– le decía a mi pequeña consentida que se veía bien con su vestido– Por primera vez en su vida Elizabeth Bayés se ruborizó.
– Oh, hasta se ruborizó– dijo Zayn pellizcándole las mejillas a la chica.
– Basta, ¿nos vamos?– preguntó Soledad.
– ¡Sí!– respondieron a coro todos, para luego salir de ahí directo al restaurant.
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Mensaje por Myself Lun 01 Abr 2013, 7:06 am

Capítulo 12

Subieron todos al auto negro, para luego ir rumbo al lugar de comidas.
Las dos chicas estaban nerviosas, sería la primera vez que salieran todos juntos a un lugar que posiblemente estuviera atestado de gente, pidiendo fotos y autógrafos.
Al llegar al lugar se encontraron con tres chicas, reconocidas por Soledad pero no por Elizabeth.
– Chicas– anunció Liam agarrando por la cintura a una de las chicas, tenía pelo castaño con muchos rulos desperdigados, ojos cafés y una sonrisa bonita y simpática– Ella es…
– Danielle– completó Sol sonriéndole a la chica– soy Soledad.
– Yo soy Elizabeth– dijo la castaña sonriendo sinceramente, y dirigió la mirada hacía las otras dos chicas que había. Una de ellas era alta, con cabello marrón oscuro ondulado que le llegaba hasta debajo de las costillas y ojos chocolate, la otra en cambio tenía cabello rubio, de un largo escaso y ojos celestes, ambas tenían sonrisas tiernas y sociales.
– Princesa– dijo Harry al ver la confusión clavada en los ojos grises de la chica– ellas son Eleanor, novia de Louis, y Perrie, novia de Zayn.
– Oh, qué lindo– dijo la aludida carcajeando.
Al cabo de diez minutos, todos hablaban divertidos, las novias de los famosos eran simpáticas y buenas, por lo que les cayeron de mil maravillas a las latinas. Lo malo fue que de un momento a otro un pelotón de gente estaba aglomerado alrededor de la mesa donde los famosos “One Direction” comían junto a novias y lo que se podrían decir también con sus pequeñísimas hermanas.

Al ver el aglomeramiento que había alrededor de la mesa, Sole y Liz decidieron ir al baño, ellas aún no se acostumbraban a los gritos.
Soledad se levantó de su silla, pero antes de caminar un poco sintió que una mano tironeaba de la suya.
– ¿Dónde se estás escabullendo bonita?– preguntó Niall en su oído.
– Al baño, los gritos me están incomodando un poco– dijo ella cohibida.
– Bueno– afirmó él– pero regresa pronto porque te voy a extrañar– él comentario dulce del rubio la electrizó de pies a cabeza.
– Vuelvo enseguida, no vas a tener mucho tiempo de extrañarme teniendo a tantas gritonas alrededor tuyo– el comentario parecía más una demostración de celos más que otra cosa.
– Son fans, las amo y son tan importantes como increíbles, pero… tú eres especial– Niall se acercó y la besó para darle a entender sin duda alguna que ella era única.
– Te quiero– dijo ella respondiendo al contacto.
– Y yo a ti linda.
Por su parte Elizabeth fue sencilla, se incorporó de su lugar, acercándose por detrás al cuello de su “amigo” para hablarle solo a él.
– En segundos vuelvo– dijo ella.
– ¿Te vas a encontrar con alguien?– inquirió él alzando las cejas de forma acusadora.
– Sí, quizás con algún famoso, o puede que busque a uno de los actores de Harry Potter– ironizó ella.
– Ah– suspiró él.
– Que rápido desconfías de mí– susurró en su oído dándole una corriente de electricidad– no me voy a encontrar con nadie, aunque no sería malo encontrarse con ese elenco, en fin. Yo también soy celosa y me contengo, porque todas ellas son tus fanáticas y son importantes en tu vida, así que estamos a mano, ¿no? Aunque claro está que aunque ellas sean especiales, vos seguís siendo mío, bonito– la voz suave y despreocupada de la castaña logró que el cantante dejara tanta tensión de lado y sonriera.
– Eres tan dulce princesa– sonrió él mostrando sus hoyuelos– tú solamente eres mía, y no miraré a ninguna fan, aunque las amo y sean hermosas, tu eres única, ¿sí? Ahora vete porque Soledad va a estrangularme.
Dicho esto la castaña pegó sus labios al cuello del chico y luego se fue con su amiga.

Al entrar al baño Soledad y Elizabeth se sonrieron mutuamente, se sentían felices y completas.
– ¿Te das cuenta que en tres meses y medio volvemos a Argentina?– preguntó Sol a su amiga.
– En tres meses y medio quizás las cosas cambien– respondió ella.
– Puede ser, me siento tan completa– saltó la pisciana con júbilo.
– Sí– la geminiana no está convencida de sentirse plena, le faltaba algo, cuando le había dicho a Harry que lo quería no había recibido la misma respuesta de parte, ¿él realmente la quería?
<> se regañó ella interiormente <<él quizás si te quiere>>
– ¿En qué pensás?– preguntó Soledad al ver la expresión ausente de su mejor amiga.
– En nada– sonrió ella sacándose de la mente las idas estúpidas que colmaban sus pensamientos.


Al salir del baño las latinas fueron rodeadas por un grupo de chicas de edades entre doce a dieciséis años.
– ¿Qué eres tú de Niall?– preguntó una morocha alta.
Soledad se cohibió por el tono amenazante de esa chica.
– Amiga– dijo ella convencida.
– ¿Por qué te besa si son solo “amigos”?– dijo la fanática mirándola con desdén .
– No es asunto que deba aclararte yo– dijo la rubia algo incómoda.
– No eres nadie, además eres fea– dijo burlona la chica.
– Hola, soy Soledad, y si tenés algún problema no es asunto mío– dijo con sarcasmo la rubia latina.
Por otro lado una rubia con escote amplio y altura del doble que Elizabeth se paró enfrente de ella y la tiró de los pelos.
– ¿Se puede saber qué haces?– gritó Lizz soltándose con un codazo del agarre maniático de la desconocida.
– Harry es de las fans, ¿oíste extranjera?– dijo la rubia.
– Bien, yo me alegro que Harry sea de las fans, sin ustedes su carrera no sería nada.
Elizabeth se dio media vuelta y tomando del brazo a su mejor amiga salió de allí para sentarse de nuevo a la mesa, pero está vez un par de lágrimas asomaron por el rostro de ambas chicas, el asunto de que las hirieran tanto física como verbalmente no les gustaba en absoluto y tenían que dejarlo en claro.

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