Love is Darkness (Justin&______Dearborn)

Su pierna picaba y bajó la mirada a su pantorrilla manchada de sangre en sus pantalones. ¡Mierda, se había cortado con la estúpida puerta! Su padre estaba dando grandes zancadas hacia la cripta pero Jack estaba mirando su pierna y parecía preocupado. Se acercó un paso a ella, y ella pudo oler su colonia maderada. Jack era mas alto que su padre, pero delgado, su metabolismo de adolescente devorando la grasa de su cuerpo.

Su cabello color café oscuro estaba un poco desordenado debido a pasarse las manos a través de el, una sombra visible de las cinco de la tarde en su mandíbula.

—Deberías entrar al auto. No puedes estar afuera con la pierna sangrando, los atraerás como... bueno, como la sangre a los vampiros. —Su tono era preocupado, urgente mientras oteaba el horizonte oscureciéndose.

Ella no estaba segura de qué hacer. Su papá le había dicho que permaneciera afuera y ayudara pero quería estar en el coche con las puertas cerradas. Invitado escuchó el sonido chirriante de la piedra —áspero y fuerte. Jack juró, y luego corrió hacia Nate.

—¡Entra al auto! —gritó sobre su hombro.

Ella se quedó parada indecisa por un momento y luego decidió que Jack tenía razón. El señor sabía que habría otros vampiros con los que ella podría ayudar. Miró por un largo momento, Nate y Jack corrieron con sus armas, listos para dispararle al monstruo cuando saliera.

Cuando ella alcanzó la puerta, una pálida, peluda mano apareció frente a ella. Manteniendo la puerta cerrada.

Sus ojos se alzaron de golpe, abarcando al vampiro que la miraba como si ella fuera un inocente pastelillo de crema frito en la feria del estado. Estaba cerca de su altura, sus ojos de un brillante azul marino.

Él la empujó, cortándole la respiración por lo que no pudo gritar, su barbilla golpeando el techo de metal duro del coche antes de que su mano fría sujetara su boca, uñas sucias clavándose en sus mejillas.

Sintió el tirón de la gravedad cuando él saltó, obligándolos hacia arriba y lejos. Era diferente de volar, como si él hubiera brincado en el aire, usando todo el poder que su cuerpo contenía para propulsarse al cielo.

El suelo se achicó cuando los llevó novecientos metros en el aire. Tan pronto como aterrizaran, él la mataría, pensó frenéticamente. Jack y su padre estaban en la cripta y sabía que ellos no habían visto al vampiro llevándola.

El cuerpo de Invitado se estremeció de miedo, y la manera en la que los brazos del vampiro se sujetaron can mayor fuerza alrededor de ella, su cuerpo presionó el de ella como si él supiera que estaba asustada. y le gustara, hicieron que su piel se le pusiera de gallina. Él era como una pitón, apretando más fuerte con cada exhalación frenética, Se estiró para alcanzar la estaca en su bolsillo, su muñeca estaba doblada en ángulo doloroso para alcanzarla.

No se lo hagas demasiado fácil.

La madera estaba cálida en la mano de su férreo agarre. Ajustando la estaca, giró su muñeca para que estuviera en ángulo hacia el cuerpo de él. Sus pies golpearon el suelo y cuando inclinó sus piernas para absorber el choque, la estaca se hundió en su estómago. Ella escuchó un ruido sobresaltado y él la empujo lejos, la estaca sobresaliendo de su estómago. cayó hacia adelante con fuerza, sus rodillas golpeándose dolorosamente tras el impacto, a pesar de que él había soportado la mayor parte de ambos pesos.

Gateando frenéticamente, intentó ponerse de pie y correr pero él se recuperó, agarrándola por el tobillo y tirando de ella de vuelta hacia él.

Sus dedos arañaron el suelo, intentando detener el deslizamiento hacia atrás. sus uñas se agarraron y partieron; pequeñas agujas de pino y trozos de hojas entraron por la fuerza profundamente de bajo de cada uña.

voy a morir en el maldito bosque. ¡Lo sabía! Aunque esta vez había sido haber estado equivocada.

Entonces todo empeoró. otro vampiro apareció, aterrizando frente a ella. Sus movimientos eran demasiados rápidos, su aterrizaje demasiado agraciado para ser otra cosa que un vampiro. Los ojos de ella nadaban de lágrimas, haciendo de él una imagen borrosa de ropas negras y cabello dorado.

Estaba completamente oscuro, y la única luz provenía de la luna, dándole a su palidez un color extraño. Vio largo cabello, dorado y liso, que caía sobre sus orejas, pero su rostro estaba ensombrecido. Era un gigante, estando muy por encima de ella y del vampiro arrodillado detrás de ella. El vampiro rubio se puso en cuclillas frente a ella, los antebrazos apoyados ligeramente sobre sus muslos.

Su rostro estaba cerca del de ella, el deseo de gritar se estranguló en su pecho debido a su proximidad. Su fría fortaleza la abofeteó, sintiéndose una barrera casi física entre ellos. Él era fuerte y aterrador. El vampiro más aterrador que ella jamás haya visto porque era hermoso. Era la muerte y ella quería tocarlo. Entonces le habló, y fue como si toda la sangre de su cuerpo quisiera abrirse camino a la superficie y derramarse hacia el.

—No te muevas, Invitado. Estarás bien.

Escuchó un resoplido detrás de ella y el vampiro que estaba agarrando su pierna, súbitamente la dejó ir. La aplastó sobre su trasero antes de que pudiera moverse aunque sea un poco.

—No vas a ninguna parte —le dijo su captor, como si ella fuera un animal desobediente. tenía un acento áspero. ¿Irlandés tal vez?

Después lo ignoró, dándose la vuelta hacia el rubio que todavía estaba junto a ella.

—Bueno, es un poco exagerado. Ella estará bien sólo en mi estómago. ¿Qué lo atrae por acá en una noche tan agradable como esta, mi señor?

—Tú —dijo el vampiro rubio, su voz áspera y siniestra.

—No comparto bien, sería un honor hacer una excepción por usted, mi señor. De hecho, ¡podemos celebrar! ¿cuánto ha pasado, diez años? ¿cinco? ¿Quién sabe, estoy en lo correcto o estoy equivocado? —Rió, como si el seguimiento del tiempo fuera un concepto loco.

Invitado necesitaba moverse pero no podía. Paralizada como un conejo, temblaba y trataba de pensar en lo que debería hacer. Ya no tenía cinco. No yacería allí y los dejaría matarla cuando ellos decidieran. No sería su madre, ¡Entonces corre maldita idiota! ¡Corre!

—Esta está prohibida. La liberarás.

El hombre rió.

—Es un poco joven para usted y esquelética por si fuera poco. Estoy sorprendido, No es tu habitual estilo, Justin.

Sus brazos se sacudieron debajo de ella, listos para alzarla y huir.
Entonces Justin puso su mano en su mandíbula, quemándola como hielo seco. obligándola a mirarlo a sus ojos mieles. Y ya no quiso huir.

justin.

El rey de todos ellos, sería peor... Mucho peor. morir por su mano. Porque no lucharía en su contra. Su fuerza y vacío, la falta de compasión hacían promesas profundamente en su interior. Esos ojos marrón mieles la mantenían inmóvil, y escuchó su propio sollozo, esperando que fura de alguien mas.

La obligó con su voz.

—Quédate aquí, Invitado Dearborn. Quédate aquí y no te muevas.

Invitado parpadeó e intentó moverse, pero no pudo, sus palabras asegurando sus extremidades en el lugar. Sintió una calma artificial venir hacia ella, su espalda moviéndose para que pudiera apoyarse contra el árbol más cómodamente y esperar.

Los árboles los rodeaban de todas partes, proyectando largas sombras, demasiado oscuras; que habrían sido aterrorizantes en otra ocasión. Pero na había ninguna razón para estar asustada de lo que podría estar acechando sobre las sombras, cuando el mayor de todos los grandes males, estaba mirándola fijamente.

La tranquilidad que él dio. la hacía sentirse agobiada y abrumada; serpenteando en sus pensamientos, como si el sueño tratara de reclamarla. sabía que si se relajaba del todo, se debilitaría, y ella no podría pelear, pero tampoco cedería por completo. Las lágrimas corrían por sus mejillas, mientras los dos vampiros la observaban impasibles, esperando a que sucumbiera a las órdenes de justin.

El vampiro mas pequeño se cruzó de brazos, inclinando la cabeza ligeramente hacia un lado.

—Esto es interesante, ¿no? Muy resistente a la coacción. ¿Crees que estás perdiendo tu encanto?

Justin parecía ignorarlo, sus ojos fijos en Invitado. Ella podía verlo mirando su cara: su boca, cabello, barbilla, frente, regresando a los labios y quedándose en sus ojos.

Invitado miró hacia otro lado. Respiró hondo y miró su mano, tratando de hacer un puño, queriendo que su propio cuerpo la obedeciera. Trató de permanecer sin temor, asegurándose de ganar la coacción.

Pero era tan dificil.

Su cabello dorado brillaba, incluso en la oscuridad, y Invitado lo miraba con profunda admiración. Ella levantó una mano y golpeó el duro suelo, el dolor cortando sus palabras insidiosas. Su poder retrocedió y ella pensó que era casi libre de él. Pero luego sus miradas se encontraron y su pode corrió sobre ella de nuevo. Como una gran ola golpeando a un niño pequeño que caminaba en lo poco profundo del mar.

—Cálmate y serénate, Invitado. —Su mirada la golpeó y ella estaba bajo las olas, la lucha terminada.

Dejó de luchar; el deseo de huir, ni siquiera de sobrevivir, era tragada por él. Voy a esperar por él. Esperó un minuto, hasta que se recuperó del susto que había tenido. Era una cosa razonable, ¿no? Ella podría salir más tarde, después de... Algo.

Los vampiros se apartaron de ella, reanudando a su conversación.


—La razón de su protección no es asunto tuyo —dijo Justin. Las palabras eran frías y planas. ¿Por qué me tiemblan las manos? Tengo miedo. ¿Por qué?

El vampiro moró conmocionado y sorprendido ante las palabras de justin, sus rasgos recordándole un pálido doguillo.

—Mi señor, por favor, seamos razonables. He venido aquí para ver a mi nuevo niño, Oliver. Está teniendo algunos problemas mezclándose, haciéndose todo un homicida. Muy decepcionante. Esta chica, Invitado dice usted, está con algunos Cazadores. Tengo que defenderme. —Abrió sus brazos como diciendo: "¿No es obvio?"

Luego miró, mas confuso.

—¡La chica incluso me atacó! ¡Mire esto! —Él levantó su camisa, una gris que decía The pougues, y en la que ahora lucía una gota de sangre. Su piel se separó desagradablemente, la viscosidad sanguínea y oscura.
No humano.

—¿Ella lo hizo? —Preguntó Justin, sonando orgulloso.

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