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Second Chances
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Second Chances
Nombre: Second Chances
Autor:Irene Vega
Adaptación:No
Género:Drama, Romance, Comedia.
Advertencias:Partes con lenguaje pasado de tono y partes un poco hot. (No necesito chicas)
Otras páginas: No
Autor:Irene Vega
Adaptación:No
Género:Drama, Romance, Comedia.
Advertencias:Partes con lenguaje pasado de tono y partes un poco hot. (No necesito chicas)
Otras páginas: No
Sinopsis
Mi celular no había dejado de sonar, sabía perfectamente quien era la persona que tanto insistía, y que no pararía hasta que yo atendiera su llamada.
– ¿Qué es lo que necesitas Andrea?
– Abre la puerta, por favor.
Me sorprendí ante su voz, que se escuchaba triste, y dejaba indicios de que había llorado durante mucho tiempo. Aturdido, caminé hacia la puerta del apartamento. No debía tardar mucho hablando con ella, Camila llegaría en pocos minutos.
– Pasa, siéntate.
Ella negó mi invitación y proseguí a mi habitación, para terminar de empacar.
– Niall, si alguna vez, alguien te pidiera a ti como su última voluntad antes de morir, ¿Qué le dirías?
– No entiendo a que te refieres, Andrea.
Tomó su bolso, y hurgó entre sus cosas, para sacar de él un sobre. Dudó antes de dármelo, pero luego de varios minutos, me lo tendió y bajó su mirada, podría decirse, avergonzada.
Leí el papel que me había dado. Mi mirada subió después de leer lo que estos marcaban, tragué saliva y se lo devolví.
– ¿Cuánto tiempo te queda? –bajó su rostro y reprimió las ganas de llorar.
– Puede ser en dos semanas, o puede ser en un mes, no más.
Asentí con la cabeza, sabía que Andrea me pediría algo, y no podría negárselo, estaba moribunda, lo haría solo por una buena causa.
– ¿Qué es lo que quieres de mi? –vaciló su respuesta por un instante.
– A ti, por favor Niall, quiero estar contigo una noche, solo una.
– ¿Estás loca? Tengo novia, y lo sabes… sabes que estamos a punto de irnos a Santa Bárbara, ¡Por Dios Andrea!
– Por favor – se arrodilló ante mí y al instante la levanté del piso.
– Está bien –dudé un poco– en dos semanas será.
– ¿Qué es lo que necesitas Andrea?
– Abre la puerta, por favor.
Me sorprendí ante su voz, que se escuchaba triste, y dejaba indicios de que había llorado durante mucho tiempo. Aturdido, caminé hacia la puerta del apartamento. No debía tardar mucho hablando con ella, Camila llegaría en pocos minutos.
– Pasa, siéntate.
Ella negó mi invitación y proseguí a mi habitación, para terminar de empacar.
– Niall, si alguna vez, alguien te pidiera a ti como su última voluntad antes de morir, ¿Qué le dirías?
– No entiendo a que te refieres, Andrea.
Tomó su bolso, y hurgó entre sus cosas, para sacar de él un sobre. Dudó antes de dármelo, pero luego de varios minutos, me lo tendió y bajó su mirada, podría decirse, avergonzada.
Leí el papel que me había dado. Mi mirada subió después de leer lo que estos marcaban, tragué saliva y se lo devolví.
– ¿Cuánto tiempo te queda? –bajó su rostro y reprimió las ganas de llorar.
– Puede ser en dos semanas, o puede ser en un mes, no más.
Asentí con la cabeza, sabía que Andrea me pediría algo, y no podría negárselo, estaba moribunda, lo haría solo por una buena causa.
– ¿Qué es lo que quieres de mi? –vaciló su respuesta por un instante.
– A ti, por favor Niall, quiero estar contigo una noche, solo una.
– ¿Estás loca? Tengo novia, y lo sabes… sabes que estamos a punto de irnos a Santa Bárbara, ¡Por Dios Andrea!
– Por favor – se arrodilló ante mí y al instante la levanté del piso.
– Está bien –dudé un poco– en dos semanas será.
Última edición por Irene_Vega_1D el Lun 25 Mar 2013, 10:43 pm, editado 1 vez
Irene_Vega_1D
Re: Second Chances
UNO
Recogíamos uvas de uno de los tantos arboles del viñedo que su familia había tenido desde generaciones atrás, ahora le pertenecía a él, pero aun así seguía rehusándose a administrarlo, decía que quería conservar los mejores recuerdos de su infancia aquí, y no trabajando día y noche para mantenerlo.
Por ahora su padre lo administraba y Niall visitaba el viñedo cada verano, me había comentado que siempre quiso que yo conociera su lugar de nacimiento y ahora de tener todo el invierno siendo una pareja, había decidido llevarme.
– ¿Y ahora qué hacemos con estas? –pregunté señalando la gran cesta de uvas que tenía en mis manos.
– ¿Qué tal si esas las guardamos para más tarde?... se ven deliciosas –preguntó sonriéndome.
– Me parece perfecto –sonreí, no podía dejar de hacerlo cuando estaba con él.
Caminamos hacia la gran casa que había atrás del plantío de uvas, en realidad era hermosa y enorme, cualquier persona estaría gustosa de vivir en un lugar así.
– Pruébalo, Camila –señaló Maura, la mamá de Niall, quien me tendía una cuchara con un tipo de salsa. Un poco dudosa lo probé y sabia delicioso.
– ¿Qué es? –pregunté relamiendo mis labios.
– Salsa de tomate casera –respondió triunfante. Niall soltó una pequeña risita.
– ¿Qué pasa?–exclamé dejando la cesta sobre la mesa. Me senté en un banco a un lado de la barra de la cocina.
– Mi madre se emociona cuando a alguien le gusta su salsa de tomate casera –exclamó sentándose a mi lado.
– Pues es deliciosa.
– Me alegra que te guste… y a mi mamá también– dijo sonriendo. Me atrajo hacia él, pasando su brazo por mi cintura y estuvimos abrazados durante mucho tiempo, sin darnos cuenta que ya había anochecido.
– Tengo que irme Cam –habló Niall un poco incómodo.
– ¿A dónde vas? –levanté mi cabeza extrañada.
– Es que, mi padre tiene… varios asuntos que atender –comentó con nerviosismo en su voz.
–Niall… ¿estás bien?
– Si perfecto.
– No lo parece.
– Pues lo estoy, me voy –terminó cortante y se retiró de la cocina.
Me giré y tomé una de las uvas que había en el frutero que siempre adornaba esa pequeña barra. Estaba devanándome los sesos buscando un motivo por el cual Niall había reaccionado de esa manera, pero el sueño fue más poderoso y sí… dormí en la barra de la cocina. Desperté y vi a Maura cocinando, olía delicioso.
– Buenos días Cam, ¿Por qué dormiste aquí?
– Buenos días Maura, me quedé dormida pensando en Niall.
– Ay linda, siempre pensando en mi hijo –dijo tierna.
– La verdad ayer actuó muy raro, y me dejó aquí, diciendo que tenía que ayudarle a su padre en unos asuntos… pero la verdad no se qué asuntos tendría que atender a las nueve y treinta de la noche.
– Pues… quizá algo importante –contestó rápidamente– ¿Quieres desayunar?
– Sí, claro –exclamé confundida… ¿Por qué todos se ponían tensos al hablar de eso?
– Buenos días princesa –susurró Niall en mi oído. Me giré y le di un beso corto, agarré un pedazo de waffle y se lo di en la boca.
– Delicioso.
– Lo sé, lo hizo Maura.
– ¿Por qué mi madre cocina tan delicioso?
– Lo mismo me pregunto yo, amor.
– A veces yo también me lo pregunto –reímos ante la modesta respuesta de Maura– los dejo solos, en la mesa hay mas comida por si se quedan con hambre –salió de la habitación.
– ¿A dónde fuiste ayer Niall? –pregunté llevando un pedazo de manzana a mi boca.
– Con mi padre… ya te lo dije –contestó rápidamente.
– Ah –decidí no preguntar mas ya que sabía que no tendría respuesta alguna– ¿Quieres empacar tus cosas o después? –pregunté ya que al día siguiente partiríamos a California.
– Creo que ya… primero mis cosas –pronunció sonriendo.
Subimos a su habitación y puse la maleta sobre la cama.
Comencé a sacar la ropa para doblarla y volver a meterla, pero un zapato se fue del otro lado de la cama. La rodeé y Maura venia entrando a la habitación. Me agaché y comencé a buscar debajo de la cama. Toqué algo raro y lo saqué.
Era un brassier, igual al que yo había comprado una semana antes de venir de viaje, en la última exhibición de Victoria’s Secret. Wow, pensé, a Maura le gusta estar a la moda… pero ¿Por qué la madre de Niall dejaría su ropa interior en la habitación de su hijo? Me levanté y lo saqué enseñándoselo a Niall, cambió su rostro a uno muy sorprendido.
– Niall… ¿ahora usas ropa interior femenina? –pregunté en broma. Maura me veía sorprendida.
Niall no articuló palabra alguna, volteé a ver a Maura buscando una respuesta, ella también dijo nada.
– Amor, por favor no me hagas pensar cosas –murmuré haciendo una mueca, sospechando lo que había pasado. Guardó silencio de nuevo. Miré a Maura, ella negaba con la cabeza. Ahora si sabía lo que había pasado.
– Bien, Maura me retiro… y cuando la voz de Niall regrese, dígale que me fui y que no me busque, ¿sí? –exclamé saliendo de la habitación.
Inmediatamente las lágrimas comenzaron a bañar mi rostro, llegué a mi cuarto y metí todo como pude a mi maleta, tomé mi celular y marqué al único amigo que tenia… Liam.
– Hola Cam, ¿Cómo te la estas pasando? –preguntó Liam alegre.
– ¿Podrías venir a Falls por mi? –pregunté tratando de esconder mi voz, aunque su respuesta me hizo darme cuenta que no era buena actuando.
– ¿Qué pasa linda?
– Por favor, ven por mí, te cuento en persona –sugerí desesperada. Soltó un largo suspiro.
– Está bien, llego en veinte minutos.
– Gracias Liam.
Metí mis cosas a la maleta, aun con la esperanza de que Niall iría a explicarme lo que había pasado. Después de los veinte minutos que había dicho Liam pasaran, mi esperanza se fue y bajé las escaleras, solo viendo como Maura me miraba desde la cocina, una lagrima recorrió mi mejilla y la limpié con fuerza.
Salí de la casa y ahí estaba Liam, recargado en su auto. Lo abracé fuertemente y mis lágrimas volvieron a salir.
– No llores Cam –se desató del abrazo y subió mi equipaje al auto– ¿Me esperas? Iré a hablar con Niall.
Logre articular un sí, mientras me subía en el asiento del copiloto.
Liam.-
Camila se había dado cuenta de lo que Niall había hecho, tantas veces le insistí a el que fuera sincero y que no le escondiera nada. Su madre me apoyaba, pero por lo visto, no tuvo el suficiente valor para decirle lo que realmente pasaba.
Quería a Cam, era una buena amiga, al igual que Niall, pero esta vez, el se había pasado. Le había destrozado el corazón con mentiras.
Me dirigí a la habitación de él, tenía que preguntarle por que no le dijo nada a Camila. Empujé la puerta y lo vi, nunca, desde que lo conocí, nunca lo había visto en el estado que se encontraba. Lloraba fuertemente con su rostro entre sus manos. Le toqué la espalda sentándome a su lado.
– ¡La perdí Liam, la perdí! –grito entre lágrimas, dejando ver su rostro, que estaba de un color rojo y su cara empapada.
– Pudiste haberle explicado, ella hubiera entendido –susurré.
– ¿Qué querías que le dijera?... Camila, ¿Podrías esperar mientras me acuesto con Andrea? –su tono sarcástico me sacó de contexto, en realidad le estaba afectando.
– Si le hubieras dicho la razón por la cual lo hacías, ella te hubiera comprendido, y quizá también hubiera estado de acuerdo.
– ¡Pero no lo hice!, ¡No le explique nada!, ¡No quería lastimarla!, y al último, el muy imbécil de mí, terminó ahuyentándola de la peor manera –se levantó expresivamente y caminó al baño, cerrando la puerta detrás de el.
– Niall, me tengo que ir, Camila esta en el auto –dije a la puerta. Esta se abrió de repente, el me tomó por los hombros con ojos llorosos.
– Cuídala… y que sea feliz –asentí lentamente y él se volvió al baño de nuevo.
Me dirigí a la puerta. Me despedí de Maura con la mano. Entré al auto, Camila tenía su cabeza entre sus manos y sollozaba. Los dos de verdad se amaban, pero Cam no le perdonaría esto fácilmente, primero, porque ella no sabía absolutamente nada de la razón por la cual Niall estuvo con Andrea, y segundo, porque el orgullo de ambos era el más grande del planeta.
Arranque y salimos de Paradise Falls… ese viñedo guardaba tantos secretos. Después de llegar al departamento de Cam, subí sus maletas, la observé. Su mirada estaba perdida y caminaba siguiendo un patrón hacia su piso.
Camila.-
Al entrar a mi departamento, corrí hacia mi habitación, y me tiré directamente a mi cama. Liam entró segundos después.
– Cam, no estés mal –me abrazó y besó mi frente.
– ¿Cómo no quieres que este mal?... El hombre en el que yo confiaba me defraudó totalmente, confiaba en el, Liam –ahogué aun mas mi llanto en su pecho.
– Tienes que entenderlo Cam… hay una razón –bajó la mirada.
– ¡¿Existe una razón bastante convincente para justificar que Niall se acostó con otra?! –pregunté a gritos.
– Si, pero no me corresponde a mi decírtela –largó un suspiro– desgraciadamente, ese es trabajo de Niall, no mío– hizo una mueca.
– Necesito estar sola.
Me separé del abrazo en el que Liam me había acogido y me separé varios centímetros de él, después abracé mis piernas, como si haciendo eso pudiera sentirme mejor.
– Está bien Camila, cualquier cosa, no dudes en llamar.
Asentí con la poca fuerza que me quedaba mientras el salía de la habitación. Al escuchar que la puerta principal se cerraba y todo quedaba en total silencio, comencé a llorar desesperadamente. Preguntándome el por qué de la estupidez de Niall. ¿Ya no me quería?, ¿No lo satisfacía?, ¿Qué estaba mal conmigo?
Me dolía que Niall estuviera con otra, y según Liam, el tenia una razón convincente. Pero no había justificación para lo que había hecho, si se había cansado de mi, solo tenía que decirlo, y con el dolor del mundo, me hubiera ido, no tenía que haberme hecho esto.
Tantas preguntas, tantas posibles respuestas que vagaban por mi mente sin ser lo bastante buenas para poder perdonarlo, tantos recuerdos que se aferraban a hacerme seguir llorando…
{FlashBack}
Había estado tomando fotos hasta tarde, que no me había dejado tiempo de poder revelarlas. Era mi tarea de la señora White, que era la profesora más estricta de toda la universidad y no le gustaba que sus tareas fueran entregadas después del tiempo acordado, y lo peor, tampoco antes.
En la mañana corrí prácticamente al local de Ray, a quien conocía desde pequeña. El tenía un estudio fotográfico y le agradecía que pudiese abrir a las siete de la mañana para poder revelar mis fotografías y entregarlas a tiempo en clase.
Iba retrasada a clase y, para rematar, el estacionamiento del campus estaba realmente lleno. Al fin encontré un lugar vacio. Justo cuando giré el volante para entrar en el espacio, un auto se metió rápidamente. Realmente estaba estresada y eso no ayudaba mucho, soné el claxon muy molesta, estresada y en parte estupefacta.
El auto comenzó a retroceder, y mi estupefacción creció aun mas, cuando salió totalmente del cajón de estacionamiento, la ventana del conductor bajó. El chico que venía dentro, me miró y sonrió avergonzado.
– Lo siento señorita, no vi que usted quería entrar.
Giró el volante y se fue, dejándome libre el lugar que había encontrado vacío. En serio, con chicos como esos, el mundo sería mejor, pensé. Aparqué mi auto y salí corriendo de él. Atravesé los corredores hacia el salón de la señora White, que para mi suerte, era la primera hora de clases. Antes de tocar la puerta, vi mi muñeca, mi reloj marcaba las ocho con diez de la mañana.
– Señorita Stanley, ¿No piensa pasar? –me sorprendió la señora White desde su escritorio. Pasé silenciosamente, dejando mi tarea sobre él.
– Disculpe profesora, ¿Puedo pasar? –preguntó una voz detrás de mí, llegué a mi asiento y después de acomodarme, lo miré, era el chico que me había cedido el estacionamiento.
– ¿Usted quién es? –Contestó levantando una ceja.
– Ah, sí, tome –le extendió un papel, la señora White lo miró con desprecio, tal y como lo hacía con todo.
– Señor Horan, esto no es análisis musical, esto es fotografía –las mejillas del chico se tornaron rojizas, la profesora le devolvió el papel.
– Señorita Stanley –levanté mi mirada hacia ella– ya que a usted le encanta tomarse su tiempo, acompañe al señor Horan a su clase adecuada.
Me levanté sin ninguna expresión, simplemente porque no podía reflejarle ninguna sensación de molestia, o cualquier sentimiento a esta profesora, porque al menor movimiento facial, pensaba lo peor de ti.
La clase del “Señor Horan”, como lo había llamado la profesora, se encontraba del otro lado del campus, en otro edificio, tardaría mucho y perdería media clase, quizás por eso fui la “afortunada” de llevarlo a donde se suponía que era su clase.
Era nuevo, eso se veía, y no era de Los Ángeles, quizá de un pueblo pequeño de California, o algo parecido, pero tenía que aprender mucho para poder vivir en esta ajetreada ciudad.
– Supongo que soy afortunado –murmuró tocándose la nuca.
– ¿Por qué?
– Primero, porque vi a una chica bastante linda en el estacionamiento, luego porque esa misma chica me está llevando a donde se encuentra el salón de mi clase apropiada.
No pude no responderle la sonrisa por más molesta o estresada que estuviera, el chico de verdad era lindo y simpático.
{Fin FlashBack}
Por ahora su padre lo administraba y Niall visitaba el viñedo cada verano, me había comentado que siempre quiso que yo conociera su lugar de nacimiento y ahora de tener todo el invierno siendo una pareja, había decidido llevarme.
– ¿Y ahora qué hacemos con estas? –pregunté señalando la gran cesta de uvas que tenía en mis manos.
– ¿Qué tal si esas las guardamos para más tarde?... se ven deliciosas –preguntó sonriéndome.
– Me parece perfecto –sonreí, no podía dejar de hacerlo cuando estaba con él.
Caminamos hacia la gran casa que había atrás del plantío de uvas, en realidad era hermosa y enorme, cualquier persona estaría gustosa de vivir en un lugar así.
– Pruébalo, Camila –señaló Maura, la mamá de Niall, quien me tendía una cuchara con un tipo de salsa. Un poco dudosa lo probé y sabia delicioso.
– ¿Qué es? –pregunté relamiendo mis labios.
– Salsa de tomate casera –respondió triunfante. Niall soltó una pequeña risita.
– ¿Qué pasa?–exclamé dejando la cesta sobre la mesa. Me senté en un banco a un lado de la barra de la cocina.
– Mi madre se emociona cuando a alguien le gusta su salsa de tomate casera –exclamó sentándose a mi lado.
– Pues es deliciosa.
– Me alegra que te guste… y a mi mamá también– dijo sonriendo. Me atrajo hacia él, pasando su brazo por mi cintura y estuvimos abrazados durante mucho tiempo, sin darnos cuenta que ya había anochecido.
– Tengo que irme Cam –habló Niall un poco incómodo.
– ¿A dónde vas? –levanté mi cabeza extrañada.
– Es que, mi padre tiene… varios asuntos que atender –comentó con nerviosismo en su voz.
–Niall… ¿estás bien?
– Si perfecto.
– No lo parece.
– Pues lo estoy, me voy –terminó cortante y se retiró de la cocina.
Me giré y tomé una de las uvas que había en el frutero que siempre adornaba esa pequeña barra. Estaba devanándome los sesos buscando un motivo por el cual Niall había reaccionado de esa manera, pero el sueño fue más poderoso y sí… dormí en la barra de la cocina. Desperté y vi a Maura cocinando, olía delicioso.
– Buenos días Cam, ¿Por qué dormiste aquí?
– Buenos días Maura, me quedé dormida pensando en Niall.
– Ay linda, siempre pensando en mi hijo –dijo tierna.
– La verdad ayer actuó muy raro, y me dejó aquí, diciendo que tenía que ayudarle a su padre en unos asuntos… pero la verdad no se qué asuntos tendría que atender a las nueve y treinta de la noche.
– Pues… quizá algo importante –contestó rápidamente– ¿Quieres desayunar?
– Sí, claro –exclamé confundida… ¿Por qué todos se ponían tensos al hablar de eso?
– Buenos días princesa –susurró Niall en mi oído. Me giré y le di un beso corto, agarré un pedazo de waffle y se lo di en la boca.
– Delicioso.
– Lo sé, lo hizo Maura.
– ¿Por qué mi madre cocina tan delicioso?
– Lo mismo me pregunto yo, amor.
– A veces yo también me lo pregunto –reímos ante la modesta respuesta de Maura– los dejo solos, en la mesa hay mas comida por si se quedan con hambre –salió de la habitación.
– ¿A dónde fuiste ayer Niall? –pregunté llevando un pedazo de manzana a mi boca.
– Con mi padre… ya te lo dije –contestó rápidamente.
– Ah –decidí no preguntar mas ya que sabía que no tendría respuesta alguna– ¿Quieres empacar tus cosas o después? –pregunté ya que al día siguiente partiríamos a California.
– Creo que ya… primero mis cosas –pronunció sonriendo.
Subimos a su habitación y puse la maleta sobre la cama.
Comencé a sacar la ropa para doblarla y volver a meterla, pero un zapato se fue del otro lado de la cama. La rodeé y Maura venia entrando a la habitación. Me agaché y comencé a buscar debajo de la cama. Toqué algo raro y lo saqué.
Era un brassier, igual al que yo había comprado una semana antes de venir de viaje, en la última exhibición de Victoria’s Secret. Wow, pensé, a Maura le gusta estar a la moda… pero ¿Por qué la madre de Niall dejaría su ropa interior en la habitación de su hijo? Me levanté y lo saqué enseñándoselo a Niall, cambió su rostro a uno muy sorprendido.
– Niall… ¿ahora usas ropa interior femenina? –pregunté en broma. Maura me veía sorprendida.
Niall no articuló palabra alguna, volteé a ver a Maura buscando una respuesta, ella también dijo nada.
– Amor, por favor no me hagas pensar cosas –murmuré haciendo una mueca, sospechando lo que había pasado. Guardó silencio de nuevo. Miré a Maura, ella negaba con la cabeza. Ahora si sabía lo que había pasado.
– Bien, Maura me retiro… y cuando la voz de Niall regrese, dígale que me fui y que no me busque, ¿sí? –exclamé saliendo de la habitación.
Inmediatamente las lágrimas comenzaron a bañar mi rostro, llegué a mi cuarto y metí todo como pude a mi maleta, tomé mi celular y marqué al único amigo que tenia… Liam.
– Hola Cam, ¿Cómo te la estas pasando? –preguntó Liam alegre.
– ¿Podrías venir a Falls por mi? –pregunté tratando de esconder mi voz, aunque su respuesta me hizo darme cuenta que no era buena actuando.
– ¿Qué pasa linda?
– Por favor, ven por mí, te cuento en persona –sugerí desesperada. Soltó un largo suspiro.
– Está bien, llego en veinte minutos.
– Gracias Liam.
Metí mis cosas a la maleta, aun con la esperanza de que Niall iría a explicarme lo que había pasado. Después de los veinte minutos que había dicho Liam pasaran, mi esperanza se fue y bajé las escaleras, solo viendo como Maura me miraba desde la cocina, una lagrima recorrió mi mejilla y la limpié con fuerza.
Salí de la casa y ahí estaba Liam, recargado en su auto. Lo abracé fuertemente y mis lágrimas volvieron a salir.
– No llores Cam –se desató del abrazo y subió mi equipaje al auto– ¿Me esperas? Iré a hablar con Niall.
Logre articular un sí, mientras me subía en el asiento del copiloto.
Liam.-
Camila se había dado cuenta de lo que Niall había hecho, tantas veces le insistí a el que fuera sincero y que no le escondiera nada. Su madre me apoyaba, pero por lo visto, no tuvo el suficiente valor para decirle lo que realmente pasaba.
Quería a Cam, era una buena amiga, al igual que Niall, pero esta vez, el se había pasado. Le había destrozado el corazón con mentiras.
Me dirigí a la habitación de él, tenía que preguntarle por que no le dijo nada a Camila. Empujé la puerta y lo vi, nunca, desde que lo conocí, nunca lo había visto en el estado que se encontraba. Lloraba fuertemente con su rostro entre sus manos. Le toqué la espalda sentándome a su lado.
– ¡La perdí Liam, la perdí! –grito entre lágrimas, dejando ver su rostro, que estaba de un color rojo y su cara empapada.
– Pudiste haberle explicado, ella hubiera entendido –susurré.
– ¿Qué querías que le dijera?... Camila, ¿Podrías esperar mientras me acuesto con Andrea? –su tono sarcástico me sacó de contexto, en realidad le estaba afectando.
– Si le hubieras dicho la razón por la cual lo hacías, ella te hubiera comprendido, y quizá también hubiera estado de acuerdo.
– ¡Pero no lo hice!, ¡No le explique nada!, ¡No quería lastimarla!, y al último, el muy imbécil de mí, terminó ahuyentándola de la peor manera –se levantó expresivamente y caminó al baño, cerrando la puerta detrás de el.
– Niall, me tengo que ir, Camila esta en el auto –dije a la puerta. Esta se abrió de repente, el me tomó por los hombros con ojos llorosos.
– Cuídala… y que sea feliz –asentí lentamente y él se volvió al baño de nuevo.
Me dirigí a la puerta. Me despedí de Maura con la mano. Entré al auto, Camila tenía su cabeza entre sus manos y sollozaba. Los dos de verdad se amaban, pero Cam no le perdonaría esto fácilmente, primero, porque ella no sabía absolutamente nada de la razón por la cual Niall estuvo con Andrea, y segundo, porque el orgullo de ambos era el más grande del planeta.
Arranque y salimos de Paradise Falls… ese viñedo guardaba tantos secretos. Después de llegar al departamento de Cam, subí sus maletas, la observé. Su mirada estaba perdida y caminaba siguiendo un patrón hacia su piso.
Camila.-
Al entrar a mi departamento, corrí hacia mi habitación, y me tiré directamente a mi cama. Liam entró segundos después.
– Cam, no estés mal –me abrazó y besó mi frente.
– ¿Cómo no quieres que este mal?... El hombre en el que yo confiaba me defraudó totalmente, confiaba en el, Liam –ahogué aun mas mi llanto en su pecho.
– Tienes que entenderlo Cam… hay una razón –bajó la mirada.
– ¡¿Existe una razón bastante convincente para justificar que Niall se acostó con otra?! –pregunté a gritos.
– Si, pero no me corresponde a mi decírtela –largó un suspiro– desgraciadamente, ese es trabajo de Niall, no mío– hizo una mueca.
– Necesito estar sola.
Me separé del abrazo en el que Liam me había acogido y me separé varios centímetros de él, después abracé mis piernas, como si haciendo eso pudiera sentirme mejor.
– Está bien Camila, cualquier cosa, no dudes en llamar.
Asentí con la poca fuerza que me quedaba mientras el salía de la habitación. Al escuchar que la puerta principal se cerraba y todo quedaba en total silencio, comencé a llorar desesperadamente. Preguntándome el por qué de la estupidez de Niall. ¿Ya no me quería?, ¿No lo satisfacía?, ¿Qué estaba mal conmigo?
Me dolía que Niall estuviera con otra, y según Liam, el tenia una razón convincente. Pero no había justificación para lo que había hecho, si se había cansado de mi, solo tenía que decirlo, y con el dolor del mundo, me hubiera ido, no tenía que haberme hecho esto.
Tantas preguntas, tantas posibles respuestas que vagaban por mi mente sin ser lo bastante buenas para poder perdonarlo, tantos recuerdos que se aferraban a hacerme seguir llorando…
{FlashBack}
Había estado tomando fotos hasta tarde, que no me había dejado tiempo de poder revelarlas. Era mi tarea de la señora White, que era la profesora más estricta de toda la universidad y no le gustaba que sus tareas fueran entregadas después del tiempo acordado, y lo peor, tampoco antes.
En la mañana corrí prácticamente al local de Ray, a quien conocía desde pequeña. El tenía un estudio fotográfico y le agradecía que pudiese abrir a las siete de la mañana para poder revelar mis fotografías y entregarlas a tiempo en clase.
Iba retrasada a clase y, para rematar, el estacionamiento del campus estaba realmente lleno. Al fin encontré un lugar vacio. Justo cuando giré el volante para entrar en el espacio, un auto se metió rápidamente. Realmente estaba estresada y eso no ayudaba mucho, soné el claxon muy molesta, estresada y en parte estupefacta.
El auto comenzó a retroceder, y mi estupefacción creció aun mas, cuando salió totalmente del cajón de estacionamiento, la ventana del conductor bajó. El chico que venía dentro, me miró y sonrió avergonzado.
– Lo siento señorita, no vi que usted quería entrar.
Giró el volante y se fue, dejándome libre el lugar que había encontrado vacío. En serio, con chicos como esos, el mundo sería mejor, pensé. Aparqué mi auto y salí corriendo de él. Atravesé los corredores hacia el salón de la señora White, que para mi suerte, era la primera hora de clases. Antes de tocar la puerta, vi mi muñeca, mi reloj marcaba las ocho con diez de la mañana.
– Señorita Stanley, ¿No piensa pasar? –me sorprendió la señora White desde su escritorio. Pasé silenciosamente, dejando mi tarea sobre él.
– Disculpe profesora, ¿Puedo pasar? –preguntó una voz detrás de mí, llegué a mi asiento y después de acomodarme, lo miré, era el chico que me había cedido el estacionamiento.
– ¿Usted quién es? –Contestó levantando una ceja.
– Ah, sí, tome –le extendió un papel, la señora White lo miró con desprecio, tal y como lo hacía con todo.
– Señor Horan, esto no es análisis musical, esto es fotografía –las mejillas del chico se tornaron rojizas, la profesora le devolvió el papel.
– Señorita Stanley –levanté mi mirada hacia ella– ya que a usted le encanta tomarse su tiempo, acompañe al señor Horan a su clase adecuada.
Me levanté sin ninguna expresión, simplemente porque no podía reflejarle ninguna sensación de molestia, o cualquier sentimiento a esta profesora, porque al menor movimiento facial, pensaba lo peor de ti.
La clase del “Señor Horan”, como lo había llamado la profesora, se encontraba del otro lado del campus, en otro edificio, tardaría mucho y perdería media clase, quizás por eso fui la “afortunada” de llevarlo a donde se suponía que era su clase.
Era nuevo, eso se veía, y no era de Los Ángeles, quizá de un pueblo pequeño de California, o algo parecido, pero tenía que aprender mucho para poder vivir en esta ajetreada ciudad.
– Supongo que soy afortunado –murmuró tocándose la nuca.
– ¿Por qué?
– Primero, porque vi a una chica bastante linda en el estacionamiento, luego porque esa misma chica me está llevando a donde se encuentra el salón de mi clase apropiada.
No pude no responderle la sonrisa por más molesta o estresada que estuviera, el chico de verdad era lindo y simpático.
{Fin FlashBack}
Irene_Vega_1D
Re: Second Chances
Irene lo ame! Entiendo a la rayis, yo también estaría de esa forma, que mal que se enterara de esa forma! Y que linda la forma en que se conocieron! El es tan asdfghjkl!! Síguela pliiiiis!! Besos
Valeria Cuevas Horan
Re: Second Chances
owwwwwwww que lindo
nueva lectora reportandoseeeeeeeeee aki
siguela pronto <3
nueva lectora reportandoseeeeeeeeee aki
siguela pronto <3
miss:horan<3
Re: Second Chances
DOS
Cinco años después, Manhattan, Nueva York.
– ¿Camila?– siguió David insistiendo en que contestara el maldito teléfono, la contestadora se encendió y eso daba paso a su gran discurso– Se que estas ahí, lo siento, sé que es domingo, pero necesito verte– me levanté de mala gana y levanté el auricular del teléfono.
– ¿Qué quieres David?, parece que la oración, “Mis domingos son sagrados y nadie los arruina” no te quedo clara, ¿verdad?
– No, no me quedo clara, ¿puedes ir a Starbucks en media hora para repetírmela?
– No creo que sea realmente para eso, dime para que me quieres ahí.
– Tienes nuevo destino, un viñedo entró a tu categoría… te irás una semana a hacer el reportaje allá.
– Bien –suspiré frustrada– te veo en media hora –colgué.
Entre a la ducha tomándome mi tiempo, haría enojar a David por haber arruinado mi domingo de relajación, que consistía en hacer nada durante todo el día. Al salir de mi larga ducha, caminé lentamente a mi ropero. Era otoño, pero el frio se hacía presente. Simplemente tomé un suéter largo y unos jeans ajustados, botines de tacón y un gorro gris.
Decidí caminar, Starbucks solo quedaba a cinco cuadras del complejo de lofts donde vivía, y para hacer esperar más a David, me desplacé a paso normal. Al llegar, busqué a mi jefe con la mirada; estaba en la mesa junto a la puerta, no fue difícil encontrarlo, y no se veía molesto por la espera. Fui a la caja, pedí mi café y esperé aun mas hasta que me lo dieron, sabía que podía incluso despedirme por hacerle eso, pero no lo creía capaz de tal cosa. Me senté frente a él.
– ¿Esperaste mucho?– pregunté preparándome para disfrutar de su enojo por impaciencia, pero no, el enojo nunca llegó.
– No realmente, sabía que tardarías mas, acabo de llegar.
– ¿A dónde iré?– cuestioné resignada a que David me conocía tan bien que ahora no podía hacerlo enojar a menos que creara nuevos planes, bien Cam, para tus grandiosos veintiséis años, tu madurez es la adecuada de una niña de diez años.
– Irás a California, el viñedo es donde elaboran el vino Holik, llamé esta mañana a uno de los dueños, Robert Malik, y te quedarás en la habitación de huéspedes, el viaje dura una semana, te vas mañana a las cinco de la mañana.
– ¡¿Qué diablos te pasa?!– me exalté casi escupiendo el café. David nunca me había llamado para un viaje tan repentinamente.
– El señor Malik quiere que estés ahí para la cena en donde le pedirán la mano de su hija, Andrea y… quiere que cubras el acontecimiento, Mila.
– Yo no soy corresponsal de espectáculos, y tampoco de gente.
– Lo sé, pero la revista no quiere mandar mas de nuestros corresponsales si tu estas allá.
– ¿Haré dos trabajos?... ¿Me pagarán doble?– pregunté sonriendo.
– Un pequeño aumento solamente, ya que solo tomaras fotos del enlace– afirmó.
– ¿Y quien se casa?
– Andrea Malik– respondió.
– No tengo idea de quién es – exclamé– ¿Me llamo Mila, verdad?– insté cambiando de tema. Mila Stan era mi pseudónimo, era mi firma en los artículos y en las fotografías que se publicaban en la revista para la que trabajaba, T-incorporated. Esta era publicada nacionalmente, y se especializaba en la buena vida y sus lujos.
Mi trabajo consistía en elaborar un artículo mensual llamado, “Lo mejor de T-inco”, hablaba sobre los mejores lujos, lugares y viajes que ofrecían la mejor calidad, por lo tanto, viajaba mucho y me pagaban por hacerlo.
David era jefe de artículos, el decidía mis destinos. Sobre mi firma, “Mila” era por el final de mi nombre, y como comúnmente todos me llamaban. Y “Stan”, era por el principio de mi apellido, Stanley.
– Si, sabes que es tu decisión si dices tu nombre real o no –contestó hundiéndose de hombros.
– Perfecto, iré a hacer mi equipaje.
Me levanté de la silla y tomé mi cartera, acomodé mi silla para que estuviera tal y como la había encontrado, pero la voz de David me llamo de nuevo.
– ¡Qué raro!
– ¿Qué?
– No mencionaste nada de Santa Bárbara– aclaró levantando las cejas.
– Ya lo superé, David.
– Hace cinco años que no regresas a Santa Bárbara, ¿verdad? –asentí con la cabeza– ¿Iras a visitarlo? –pregunto con una sonrisa. Desgraciadamente, aparte de ser mi jefe, David era mi mejor amigo en Nueva York, por lo que sabía la historia que había tenido con Niall, en mi último año de la universidad.
– ¿Crees que después de cinco años el siga ahí?
– Quizás –se hundió de hombros y le dio un trago a su café.
– No pienso buscarlo, voy por cuestiones de trabajo, no a vacacionar.
– ¡Te lo encontraras en un estacionamiento y te cederá el lugar! –gritó antes de que me fuera, solté una carcajada sonora.
Llegué a mi loft y comencé a empacar, tenía que estar en el aeropuerto media hora antes de las cinco de la mañana, empaqué mis lentes para la cámara, no me perdería la oportunidad de capturar lo mejor de un viñedo de Santa Bárbara para mi colección de fotos artísticas, y claro, para la revista.
. . .
Inmediatamente sentí la diferencia entre California y Nueva York, vi un hombre con mi pseudónimo en una pancarta. Camine hacia él y tomó mis maletas, se dirigió a una camioneta negra y me ordenó que subiera.
– Y… ¿Cuánto tiempo ha trabajado para el señor Malik? –pregunté al hombre después de un momento de total e incómodo silencio, en realidad, habían pasado treinta minutos de camino, y comenzaba a aburrirme, que yo recordara, el camino de Los Ángeles a Santa Bárbara, no era tan largo.
– Cuatro años.
– ¿Y qué sabe de su hija?... Sé que se casara.
– Si, lo hará, pobre chica, ha luchado mucho.
– ¿Luchado? No entiendo a que se refiere.
– Andrea Malik, tuvo cáncer, en este momento está fuera de peligro, pero nunca se sabe cuando el cáncer regrese, por esa razón, la familia Malik no vive permanentemente en Falls, porque, cualquier cosa que pueda pasar, la ciudad está muy lejos.
– Espere… ¿Falls?–pregunté confundida.
Así se llamaba el viñedo de la familia Horan, la verdad el señor Horan estaba enamorado de su viñedo, no creo que lo haya vendido.
– Señorita Stan, hemos llegado.
Miré por la ventana, no me había fijado en el camino que atravesábamos, de verdad era Paradise Falls, el viñedo de los Horan. Había cambiado en nada; bajé de la camioneta emocionada, caminé hacia la entrada principal y, al atravesarla, confirmé que todo seguía igual.
– Bienvenida, señorita Stan –dijo un hombre, quizá algún trabajador del viñedo o de la fabrica.
Agradecí con una sonrisa y él me guió hacia la que sería mi habitación durante la semana en la que estaría aquí. Al abrir la puerta, me di cuenta que era la habitación de huéspedes la que me habían asignado, no me quejaba, cualquier habitación en esta casa, era preciosa y con una amplia vista del plantío.
El hombre se retiró y yo comencé a desempacar, no ignorando el hermoso paisaje que se me ofrecía desde el balcón de mi cuarto. Cuando terminé de instalarme, tome mi cámara y caminé hacia él.
– Hola, señorita Stan –pronunció una voz, haciendo que me asustara y me girara rápidamente para ver quién era.
Irene_Vega_1D
Re: Second Chances
Irene siguelaaaaa plis!!! Se va a encontrar con Cam otra vez, o seguro es Zayn!! Ay! No se!! Pero síguela Plis!! La amo amo amo amo amo comí se ama a one direction! Besos hermosa
Valeria Cuevas Horan
Re: Second Chances
TRES
Al ver el dueño de esa voz, quedé completamente pasmada, y creo que él también, al verme en su casa… después de cinco años.
– Tú no eres Mila Stan –logró pronunciar después de que el asombro pasara.
– Y usted no es Robert Malik– respondí cortésmente. No podía establecer ninguna confianza con los clientes, y con Niall, menos lo haría.
– No, no lo soy, el está en Los Ángeles… ¿Por qué cambiaste el nombre?
– No cambié mi nombre, Mila Stan es mi pseudónimo.
– ¿Para qué? ¿Para qué no te reconozcan? ¿Cómo reconocerán tu trabajo si no sabes que eres tú la que está detrás de tan hermosas fotos?
Su descripción de mi trabajo me gustó, la verdad, no quería que la gente supiera que yo era la que estaba detrás de todo, nunca me gustó mucha atención hacia mí.
– Bien, mi nombre es Camila Stanley, ¿Cuál es el suyo? –pregunté como si en verdad nos acabáramos de conocer, extendí mi mano hacia él, su mirada estaba confundida.
–Camila, sabes muy bien cuál es mi nom…
– Lo siento, en mi vida profesional, nunca lo he visto, ¿Cuál es su nombre? –suspiró, se le veía frustrado, extendió su mano pesadamente y me miró desafiante.
– Niall Horan, mucho gusto señorita Stanley.
Dicho esto, dio media vuelta y salió de la habitación. Me senté en la orilla de la cama, mirando al vacio. Realmente no debí venir a meterme a la boca del lobo, aun sabiendo que Santa Bárbara es un pueblo pequeño, y que si Niall seguía aquí, me lo encontraría tarde o temprano.
Pero aun sabiendo eso, decidí arriesgarme, sin pensar que quizás el viñedo al que viajaría, sería el de él. Traté de respirar y ser paciente y profesional en mi trabajo al máximo, sobre todo con Niall. Esta de verdad seria una larga semana si no era paciente con él.
Tenía que comenzar con las fotos para la revista, y si bien, yo podía dar un paseo por las instalaciones por mi cuenta, me arriesgaba a que algo haya cambiado y terminar perdida. Pregunté a una mujer que limpiaba los muebles con un plumero, donde se encontraba alguien que pudiera ayudarme con el problema que tenia.
De sobra sabia que el señor Malik no estaba en Santa Bárbara, pero, lo que aun no entendía, era la relación que el señor Robert podría tener con los Horan. Tendría que reprimir esa duda, porque de ninguna manera, podría hacer esa pregunta sobre alguna cosa personal de sus vidas.
Los recuerdos llegaban a mi mente conforme bajaba las escaleras y me dirigía a la cocina. El olor a hogar inundó mi sentido del olfato, mientras una sonrisa de satisfacción se reflejaba en mi rostro. Esos momentos felices que pasé hace cinco años en esta misma cocina, se plantaron en mi mente.
Dejé mi cámara sobre la barra, mientras miraba cada parte del lugar, recordando las tantas conversaciones en esta cocina, los besos, abrazos, la felicidad pasando rápidamente por mi cuerpo. Luego la mirada de Maura al ver que me iba, y su cara llena de tristeza y decepción.
– Buenos días, ¿Es usted la fotógrafa del viñedo?–reconocí la inigualable voz de Maura y giré mi cabeza sonriendo.
– Buenos días, y si, si lo soy–respondí cortésmente. Una sonrisa se reflejó en su rostro.
– ¡Camila, eres tú! –me abrazó fuertemente– sigues igual de linda –tomó mis mejillas con ambas manos– Oh, linda, pensé que ya no volverías.
– Creo que esta malinterpretando las cosas –respondí imaginándome a que quería llegar– solo vine a fotografiar el viñedo y… ¿conoce a Andrea Malik?, tomaré fotos de su cena de compromiso.
– Sí, desgraciadamente si la conozco –murmuró girándose al lavaplatos. Decidí no preguntar mas sobre el tema, claramente, no le agradaba. Di un largo suspiro y tomé mi cámara– ¿Niall ya sabe que estas aquí? –preguntó haciendo que dejara de caminar a mitad de la cocina.
– Si, pero creo que no lo tomó muy bien; Maura, disculpe, pero tengo que empezar con las fotografías, ¿sabe de alguien que pueda mostrarme el viñedo?
– Si, espera aquí linda –advirtió con una sonrisa, saliendo de la cocina.
Diez minutos después, Maura entró de nuevo, sola. La mire confundida, ¿no iría por alguien que pudiera ayudarme? Abrí mi boca para articular la pregunta que tenía en mi mente, pero la presencia de alguien que había entrado a la cocina, y que ahora se posaba tras de mí, hizo callarme.
– ¿Nos vamos? –Niall tocó mi hombro derecho antes de pronunciar la pregunta.
– Pero Maura… ¿Niall no tiene cosas que hacer? –pregunté tratando que Maura interviniera y no me dejara irme sola con su hijo.
– Estoy aquí, ¿no puedes simplemente preguntármelo directamente, Camila? ¿O debería decirte Mila? ¿No tienes otro nombre que nadie conozca?
– Niall –Lo reprimió Maura, tomé mi cámara y pasé el lazo que la detenía sobre mi cuello.
– Lo siento señor Horan, pero este es mi trabajo, y no normalmente los clientes de T-incorporated me conocen, así que mi pseudónimo es usado como si fuera mi nombre real. Usted puede llamarme como mejor le parezca. Y en cuanto a si nos vamos o no, prefiero comenzar mi trabajo para terminar e irme lo más pronto posible.
Niall respondió nada y me dirigí a la puerta, sentí sus pasos detrás de mí mientras me dirigía al paso trasero, que según recordaba, daba directamente al plantío de uvas, y
no me equivoqué.
Al salir, frente a mí, se extendían diez hectáreas de plantas de vid. Niall siguió caminando, y cuando se dio cuenta que yo había cesado mi caminar, paró en seco, pero no volteo, solo se quedó ahí, dándome la espalda.
No podía negar que había sido grosero conmigo, ni que estuviera molesta con él, pero su figura resaltaba tan bien contra el color vino/verde de las plantas. Fijé mi lente en su dirección y tomé la foto antes de que pudiera darse cuenta.
– ¿No piensas venir? –Niall se giró y dejé que mi cámara callera sobre mi pecho.
– Lo siento, debo tomar fotografías –me disculpé con la cabeza.
Mi paciencia debía estar encendida con él, porque si seguía comportándose de esa inmadura y estúpida manera, mandaría todo al demonio y le diría todo lo que pienso de él. Y eso… no sería bueno para mi trabajo.
Durante todo el día, logramos quitar de la lista el plantío y la fabrica. El viñedo no había cambiado mucho. Sonrisas solían aparecer en mi rostro al recordar los buenos momentos que pasé en cada parte. Niall me decepcionó un poco, porque lo único a lo que se dedicó, fue a hacer llamadas y poner cara de fastidio.
Llegamos después de la puesta de sol, la cual marcaba la hora de merienda, donde según recordaba, Maura elaboraba galletas con mermelada dentro y chocolate caliente.
– Señor Horan –hablé después de no ver a Maura en la cocina–, ¿Y las galletas?
El negó con la cabeza, haciendo una mueca de desaprobación.
– Cam… –me sorprendí al escuchar el diminutivo. Después de que me fui de este mismo lugar, nunca nadie me había llamado así. Todos parecieron aceptar mi pseudónimo y comenzaron a llamarme Mila–, lo siento si fui muy grosero, pero, ¿No podríamos simplemente dejar de aparentar que nos acabamos de conocer y llamarnos Niall y Cam? ¿Es mucho pedir?
– No, no lo es, señor Niall –el exhaló bruscamente.
– No, nada de “Señor Niall”, simplemente tratémonos como lo hacíamos antes, ¿Sí?
–De acuerdo, Niall –forcé una sonrisa más para convencerme a mí que a él.
– Bien, ¿Qué querías decir? –se sentó en un banco frente a la barra de la cocina, abrí mi boca para responder.
– ¡Oh!, ya están aquí –Maura irrumpió en la cocina con las manos llenas de bolsas de supermercado– Las galletas de mermelada han regresado.
– ¿Regresado? ¿No las preparaba todos los días para el atardecer? –me senté junto a Niall, marcando mi distancia, el miró en dirección a mí y negó con la cabeza, luego me miró triste.
– Dejó de hacerlas el día que te fuiste –lo miré sorprendida– mira… mamá aprendió a hacer esas galletas el primer día que llegamos –rió sin humor–, quizás fue para sorprenderte o algo, pero el día que te fuiste, dejó de elaborarlas –se hundió de hombros–, y hace exactamente cinco años que no las prepara.
– Pero… en realidad no te creo, Niall.
– Créelo –habló Maura, girándose hacia nosotros y poniendo un bowl sobre la barra, frente a ella– Niall me rogaba porque las hiciera de nuevo, pero nunca pudo lograr que volviera a cocinarlas –termino con una sonrisa tierna dirigida a mi–, y ahora que regresaste, pensé…
– Espere, yo no regresé por…
–Lo sé, lo sé. Pero volviste aquí, iluminas nuestro hogar y lo alegras –se hundió de hombros y siguió con lo suyo.
Su frase me dejó en la cuerda floja, no sabía si llorar, reír, abrazarla o salir corriendo inmediatamente de ahí. Creo que Niall eligió mi última opción, porque apenas Maura terminó la oración, salió disparado de ahí.
Niall.-
Atravesé la sala de estar y subí todas las escaleras hasta llegar a mi estudio y poder llamar a Liam, marqué su número desesperadamente y recé porque aun estuviera en Los Ángeles.
– ¿Hola?
– ¿Dónde estás? –pregunté sin rodeos.
– ¡Hola Liam! ¿Cómo estás? Bien, me alegra que llamaras, Niall. ¿Aun estas en Los Ángeles? Oh, sí, aun estoy aquí, decidí quedarme unas semanas mas –respondió con tono sarcástico.
– Lo siento Liam, pero tengo un problema –escuché un suspiro del otro lado de la línea– ¿Podrías estar esta semana en Falls?
– ¿Qué pasó? ¿Andrea te dejó? –no contesté– ¡por fin, la bruja se ha ido!
– Liam, Andrea no es una bruja, si la conocieras, verías que es una buena chica que ha sufrido mucho… por favor, ven.
– Llego mañana después de la cena, no quiero encontrarme a tu prometida –se burló de la última palabra– ten lista tu habitación de huéspedes –respondí con un simple “uh huh” y colgué.
Me aferré al respaldo de mi silla, realmente estaba molesto con Camila, ¿Por qué había regresado justamente un día antes de pedirle matrimonio a Andrea? Si aun me amaba, sería algo horrible para ella tomar fotos de cómo le pido matrimonio a otra mujer. Aunque sería peor para mi pedirle matrimonio a una persona, cuando tengo a la chica que nunca he podido olvidar.
– Niall –llamó mi madre desde el umbral de la puerta, miré en dirección a ella– ¿Puedo pasar? –Asentí con la cabeza, rodeé el escritorio y le acerqué la silla a ella– necesito hablar contigo, hijo.
– Claro, dime.
– Es sobre la cena de mañana, ¿Qué harás?
– Mamá, preferiría no hablar de eso, no quiero estresarme desde hoy.
– No, no era sobre eso, te vas a comprometer con Andrea, sería mejor que te alejes de Camila y solo dejes que ella haga su trabajo. No puedes arriesgar tus sentimientos, y menos los de ella. Por favor, déjala en paz.
– Mamá, ¿me estás diciendo que aun la sigo queriendo? –Estos eran los momentos en los que me aseguraba que ella realmente era mi madre, me conocía tan bien; negué con la cabeza bruscamente– no, yo amo a Andrea.
–¿Estás seguro de eso?
Deje salir el gran suspiro, frustrado, desesperado, triste y fastidiado que había estado guardando desde que vi a Camila de nuevo en Falls.
Camila.-
Pasada la merienda con la mamá de Niall, al ver que Maura comenzaba a preparar la mesa para la cena, di mi anuncio de salida.
– ¿Por qué te vas, Cam?
– Porque, es una cena familiar, no creo que sea conveniente que yo…
– ¡Oh, no! Tú cenarás con nosotros porque eres de la familia, y punto.
Ahogué un suspiro por su insistencia, y resignada, me sumé a ella en la preparación de la mesa. Ella se fue a la cocina y yo seguí con mi tarea. Terminé y pude ver la figura de Maura en la cocina, con las paredes color caoba y el techo de roble. Sin dejar de verla, me acerqué a la mesa donde había dejado mi cámara; disimuladamente, llevé el lente a mi ojo y tomé la escena frente a mis ojos. La voz de Niall me estremeció.
– ¿Quién diablos hizo esto? –giré sobre mis talones y lo miré.
– ¿Quién hizo qué? –cuestioné realmente tranquila.
– ¿Quién colocó cuatro platos sobre la mesa?
– Fui yo, –deslicé el listón que sujetaba la cámara a mi cuello, por sobre mi cabeza– ¿Hay algún problema?
– ¿Cenaras con nosotros? –Asentí lentamente con la cabeza, temerosa de que pudiera decirme algo– entonces si lo hay –negué con la cabeza, decepcionada de su comportamiento.
– No puedo creer que te estés comportando de esta manera –el me miró fijamente con, podría decirse, odio.
– Y yo no puedo creer que aun sabiendo que mi padre falleció hace dos años, hayas puesto su plato en su lugar –salió corriendo hacia el jardín trasero.
Me quedé estática sobre mi lugar, como si estuviera pegada o algo parecido, miré hacia la cocina, Maura venia justamente con una olla entre sus manos. Creo que escuchó la conversación, porque su rostro reflejaba preocupación y trataba de darme una sonrisa reconfortante, que no funcionó.
– Lo siento Maura, yo no sabía…
– Lo sé, lo sé, es solo que Niall se lo tomó muy a pecho, no te preocupes linda –una sonrisa honesta iluminó su rostro entristecido.
Al recuperar la movilidad de mis pies, corrí en la dirección en la que Niall se había marchado; el sol se había ido hace horas, y lo único que iluminaba su figura era la luz de la luna que había esta noche.
Niall.-
– Lo siento tanto, Niall –Camila posó su mano abierta sobre mi nuca.
Un escalofrío recorrió mi espina dorsal, deteniéndose en mi estomago, no la culpaba, esta acción siempre fue un gran calmante cuando me sentía desesperado o triste, y solo ella sabía que me calmaba.
– La verdad no sabía que tu padre había fallecido –habló moviendo su palma de arriba abajo sobre mi nuca, tragué saliva, ya estaba calmado, ahora lo único que Cam lograba era que estar lejos de ella me fuera más difícil– no fue mi intención.
– Perdóname tú, Cam, solo que ver su plato en su lugar trajo tantos recuerdos a mi mente y… –no pude terminar la oración.
Camila me abrazó fuertemente y una lágrima salió de mis ojos.
– Tranquilo –pidió ella apretando aun más el amarre sobre mí.
Aspiré su aroma y ella se fue separando lentamente de mí, pero no su mano de mi nuca, lo cual agradecí que no hiciera. La miré fijamente, su rostro reflejaba una reconfortante sonrisa.
– Así que… hace dos años –asentí, ella removió su mano de mi nuca y se posó frente a mí, luego de eso, pasó su mano izquierda por su frente y la derecha sobre su cadera, mirando al suelo– ¡Wow!, hace dos años podría decirse que mi trabajo apenas comenzaba.
– Yo era profesor de música en una escuela primaria en Los Ángeles, pero después, tuve que dejarlo para manejar todo esto.
– Y ahora estás haciendo lo que nunca quisiste hacer –se hundió de hombros, viendo hacia la luna.
– No me quejo…
– Mas sin embargo, no te gusta –solté una risa silenciosamente– es verdad, Niall.
– Es por eso que mi padre se preparó y asoció un cuarto del viñedo a Robert, quizás ya sabía que no me iba a gustar la idea de administrar toda la viña yo solo.
– Pero, lo estás haciendo, porque, de cualquier manera, el señor Malik no vive aquí.
– Lo sé, no está aquí por toda la cosa de la cena de su hija.
– Ah, ¿Andrea verdad? –Asentí con la cabeza– tomaré las fotos de su compromiso, ¿es bonita? ¿La conoces, verdad? –volví a asentir– ¿Qué me dices de ella, entonces? –me hundí de hombros.
– Pues… no mucho, ¿Vamos a comer, si?
–Claro.
Satisfecho de cómo había manejado la situación con Camila sobre Andrea, caminé tras de ella, tocando mi nuca, recordando el momento en el que ella me había calmado con el mismo gesto que usaba hace cinco años y que aún recordaba… y funcionaba.
Tuve que despertar temprano, Robert quería que fuera por ellos a L.A. El viaje fue el mismo de siempre, la carretera la misma de siempre, solo que el viñedo no era el mismo de siempre, este estaba lleno de personal, yendo y viniendo con ramos de rosas blancas y rosa pálido. Suspiré un poco cansado antes de entrar por la puerta principal.
– Tú no eres Mila Stan –logró pronunciar después de que el asombro pasara.
– Y usted no es Robert Malik– respondí cortésmente. No podía establecer ninguna confianza con los clientes, y con Niall, menos lo haría.
– No, no lo soy, el está en Los Ángeles… ¿Por qué cambiaste el nombre?
– No cambié mi nombre, Mila Stan es mi pseudónimo.
– ¿Para qué? ¿Para qué no te reconozcan? ¿Cómo reconocerán tu trabajo si no sabes que eres tú la que está detrás de tan hermosas fotos?
Su descripción de mi trabajo me gustó, la verdad, no quería que la gente supiera que yo era la que estaba detrás de todo, nunca me gustó mucha atención hacia mí.
– Bien, mi nombre es Camila Stanley, ¿Cuál es el suyo? –pregunté como si en verdad nos acabáramos de conocer, extendí mi mano hacia él, su mirada estaba confundida.
–Camila, sabes muy bien cuál es mi nom…
– Lo siento, en mi vida profesional, nunca lo he visto, ¿Cuál es su nombre? –suspiró, se le veía frustrado, extendió su mano pesadamente y me miró desafiante.
– Niall Horan, mucho gusto señorita Stanley.
Dicho esto, dio media vuelta y salió de la habitación. Me senté en la orilla de la cama, mirando al vacio. Realmente no debí venir a meterme a la boca del lobo, aun sabiendo que Santa Bárbara es un pueblo pequeño, y que si Niall seguía aquí, me lo encontraría tarde o temprano.
Pero aun sabiendo eso, decidí arriesgarme, sin pensar que quizás el viñedo al que viajaría, sería el de él. Traté de respirar y ser paciente y profesional en mi trabajo al máximo, sobre todo con Niall. Esta de verdad seria una larga semana si no era paciente con él.
Tenía que comenzar con las fotos para la revista, y si bien, yo podía dar un paseo por las instalaciones por mi cuenta, me arriesgaba a que algo haya cambiado y terminar perdida. Pregunté a una mujer que limpiaba los muebles con un plumero, donde se encontraba alguien que pudiera ayudarme con el problema que tenia.
De sobra sabia que el señor Malik no estaba en Santa Bárbara, pero, lo que aun no entendía, era la relación que el señor Robert podría tener con los Horan. Tendría que reprimir esa duda, porque de ninguna manera, podría hacer esa pregunta sobre alguna cosa personal de sus vidas.
Los recuerdos llegaban a mi mente conforme bajaba las escaleras y me dirigía a la cocina. El olor a hogar inundó mi sentido del olfato, mientras una sonrisa de satisfacción se reflejaba en mi rostro. Esos momentos felices que pasé hace cinco años en esta misma cocina, se plantaron en mi mente.
Dejé mi cámara sobre la barra, mientras miraba cada parte del lugar, recordando las tantas conversaciones en esta cocina, los besos, abrazos, la felicidad pasando rápidamente por mi cuerpo. Luego la mirada de Maura al ver que me iba, y su cara llena de tristeza y decepción.
– Buenos días, ¿Es usted la fotógrafa del viñedo?–reconocí la inigualable voz de Maura y giré mi cabeza sonriendo.
– Buenos días, y si, si lo soy–respondí cortésmente. Una sonrisa se reflejó en su rostro.
– ¡Camila, eres tú! –me abrazó fuertemente– sigues igual de linda –tomó mis mejillas con ambas manos– Oh, linda, pensé que ya no volverías.
– Creo que esta malinterpretando las cosas –respondí imaginándome a que quería llegar– solo vine a fotografiar el viñedo y… ¿conoce a Andrea Malik?, tomaré fotos de su cena de compromiso.
– Sí, desgraciadamente si la conozco –murmuró girándose al lavaplatos. Decidí no preguntar mas sobre el tema, claramente, no le agradaba. Di un largo suspiro y tomé mi cámara– ¿Niall ya sabe que estas aquí? –preguntó haciendo que dejara de caminar a mitad de la cocina.
– Si, pero creo que no lo tomó muy bien; Maura, disculpe, pero tengo que empezar con las fotografías, ¿sabe de alguien que pueda mostrarme el viñedo?
– Si, espera aquí linda –advirtió con una sonrisa, saliendo de la cocina.
Diez minutos después, Maura entró de nuevo, sola. La mire confundida, ¿no iría por alguien que pudiera ayudarme? Abrí mi boca para articular la pregunta que tenía en mi mente, pero la presencia de alguien que había entrado a la cocina, y que ahora se posaba tras de mí, hizo callarme.
– ¿Nos vamos? –Niall tocó mi hombro derecho antes de pronunciar la pregunta.
– Pero Maura… ¿Niall no tiene cosas que hacer? –pregunté tratando que Maura interviniera y no me dejara irme sola con su hijo.
– Estoy aquí, ¿no puedes simplemente preguntármelo directamente, Camila? ¿O debería decirte Mila? ¿No tienes otro nombre que nadie conozca?
– Niall –Lo reprimió Maura, tomé mi cámara y pasé el lazo que la detenía sobre mi cuello.
– Lo siento señor Horan, pero este es mi trabajo, y no normalmente los clientes de T-incorporated me conocen, así que mi pseudónimo es usado como si fuera mi nombre real. Usted puede llamarme como mejor le parezca. Y en cuanto a si nos vamos o no, prefiero comenzar mi trabajo para terminar e irme lo más pronto posible.
Niall respondió nada y me dirigí a la puerta, sentí sus pasos detrás de mí mientras me dirigía al paso trasero, que según recordaba, daba directamente al plantío de uvas, y
no me equivoqué.
Al salir, frente a mí, se extendían diez hectáreas de plantas de vid. Niall siguió caminando, y cuando se dio cuenta que yo había cesado mi caminar, paró en seco, pero no volteo, solo se quedó ahí, dándome la espalda.
No podía negar que había sido grosero conmigo, ni que estuviera molesta con él, pero su figura resaltaba tan bien contra el color vino/verde de las plantas. Fijé mi lente en su dirección y tomé la foto antes de que pudiera darse cuenta.
– ¿No piensas venir? –Niall se giró y dejé que mi cámara callera sobre mi pecho.
– Lo siento, debo tomar fotografías –me disculpé con la cabeza.
Mi paciencia debía estar encendida con él, porque si seguía comportándose de esa inmadura y estúpida manera, mandaría todo al demonio y le diría todo lo que pienso de él. Y eso… no sería bueno para mi trabajo.
Durante todo el día, logramos quitar de la lista el plantío y la fabrica. El viñedo no había cambiado mucho. Sonrisas solían aparecer en mi rostro al recordar los buenos momentos que pasé en cada parte. Niall me decepcionó un poco, porque lo único a lo que se dedicó, fue a hacer llamadas y poner cara de fastidio.
Llegamos después de la puesta de sol, la cual marcaba la hora de merienda, donde según recordaba, Maura elaboraba galletas con mermelada dentro y chocolate caliente.
– Señor Horan –hablé después de no ver a Maura en la cocina–, ¿Y las galletas?
El negó con la cabeza, haciendo una mueca de desaprobación.
– Cam… –me sorprendí al escuchar el diminutivo. Después de que me fui de este mismo lugar, nunca nadie me había llamado así. Todos parecieron aceptar mi pseudónimo y comenzaron a llamarme Mila–, lo siento si fui muy grosero, pero, ¿No podríamos simplemente dejar de aparentar que nos acabamos de conocer y llamarnos Niall y Cam? ¿Es mucho pedir?
– No, no lo es, señor Niall –el exhaló bruscamente.
– No, nada de “Señor Niall”, simplemente tratémonos como lo hacíamos antes, ¿Sí?
–De acuerdo, Niall –forcé una sonrisa más para convencerme a mí que a él.
– Bien, ¿Qué querías decir? –se sentó en un banco frente a la barra de la cocina, abrí mi boca para responder.
– ¡Oh!, ya están aquí –Maura irrumpió en la cocina con las manos llenas de bolsas de supermercado– Las galletas de mermelada han regresado.
– ¿Regresado? ¿No las preparaba todos los días para el atardecer? –me senté junto a Niall, marcando mi distancia, el miró en dirección a mí y negó con la cabeza, luego me miró triste.
– Dejó de hacerlas el día que te fuiste –lo miré sorprendida– mira… mamá aprendió a hacer esas galletas el primer día que llegamos –rió sin humor–, quizás fue para sorprenderte o algo, pero el día que te fuiste, dejó de elaborarlas –se hundió de hombros–, y hace exactamente cinco años que no las prepara.
– Pero… en realidad no te creo, Niall.
– Créelo –habló Maura, girándose hacia nosotros y poniendo un bowl sobre la barra, frente a ella– Niall me rogaba porque las hiciera de nuevo, pero nunca pudo lograr que volviera a cocinarlas –termino con una sonrisa tierna dirigida a mi–, y ahora que regresaste, pensé…
– Espere, yo no regresé por…
–Lo sé, lo sé. Pero volviste aquí, iluminas nuestro hogar y lo alegras –se hundió de hombros y siguió con lo suyo.
Su frase me dejó en la cuerda floja, no sabía si llorar, reír, abrazarla o salir corriendo inmediatamente de ahí. Creo que Niall eligió mi última opción, porque apenas Maura terminó la oración, salió disparado de ahí.
Niall.-
Atravesé la sala de estar y subí todas las escaleras hasta llegar a mi estudio y poder llamar a Liam, marqué su número desesperadamente y recé porque aun estuviera en Los Ángeles.
– ¿Hola?
– ¿Dónde estás? –pregunté sin rodeos.
– ¡Hola Liam! ¿Cómo estás? Bien, me alegra que llamaras, Niall. ¿Aun estas en Los Ángeles? Oh, sí, aun estoy aquí, decidí quedarme unas semanas mas –respondió con tono sarcástico.
– Lo siento Liam, pero tengo un problema –escuché un suspiro del otro lado de la línea– ¿Podrías estar esta semana en Falls?
– ¿Qué pasó? ¿Andrea te dejó? –no contesté– ¡por fin, la bruja se ha ido!
– Liam, Andrea no es una bruja, si la conocieras, verías que es una buena chica que ha sufrido mucho… por favor, ven.
– Llego mañana después de la cena, no quiero encontrarme a tu prometida –se burló de la última palabra– ten lista tu habitación de huéspedes –respondí con un simple “uh huh” y colgué.
Me aferré al respaldo de mi silla, realmente estaba molesto con Camila, ¿Por qué había regresado justamente un día antes de pedirle matrimonio a Andrea? Si aun me amaba, sería algo horrible para ella tomar fotos de cómo le pido matrimonio a otra mujer. Aunque sería peor para mi pedirle matrimonio a una persona, cuando tengo a la chica que nunca he podido olvidar.
– Niall –llamó mi madre desde el umbral de la puerta, miré en dirección a ella– ¿Puedo pasar? –Asentí con la cabeza, rodeé el escritorio y le acerqué la silla a ella– necesito hablar contigo, hijo.
– Claro, dime.
– Es sobre la cena de mañana, ¿Qué harás?
– Mamá, preferiría no hablar de eso, no quiero estresarme desde hoy.
– No, no era sobre eso, te vas a comprometer con Andrea, sería mejor que te alejes de Camila y solo dejes que ella haga su trabajo. No puedes arriesgar tus sentimientos, y menos los de ella. Por favor, déjala en paz.
– Mamá, ¿me estás diciendo que aun la sigo queriendo? –Estos eran los momentos en los que me aseguraba que ella realmente era mi madre, me conocía tan bien; negué con la cabeza bruscamente– no, yo amo a Andrea.
–¿Estás seguro de eso?
Deje salir el gran suspiro, frustrado, desesperado, triste y fastidiado que había estado guardando desde que vi a Camila de nuevo en Falls.
Camila.-
Pasada la merienda con la mamá de Niall, al ver que Maura comenzaba a preparar la mesa para la cena, di mi anuncio de salida.
– ¿Por qué te vas, Cam?
– Porque, es una cena familiar, no creo que sea conveniente que yo…
– ¡Oh, no! Tú cenarás con nosotros porque eres de la familia, y punto.
Ahogué un suspiro por su insistencia, y resignada, me sumé a ella en la preparación de la mesa. Ella se fue a la cocina y yo seguí con mi tarea. Terminé y pude ver la figura de Maura en la cocina, con las paredes color caoba y el techo de roble. Sin dejar de verla, me acerqué a la mesa donde había dejado mi cámara; disimuladamente, llevé el lente a mi ojo y tomé la escena frente a mis ojos. La voz de Niall me estremeció.
– ¿Quién diablos hizo esto? –giré sobre mis talones y lo miré.
– ¿Quién hizo qué? –cuestioné realmente tranquila.
– ¿Quién colocó cuatro platos sobre la mesa?
– Fui yo, –deslicé el listón que sujetaba la cámara a mi cuello, por sobre mi cabeza– ¿Hay algún problema?
– ¿Cenaras con nosotros? –Asentí lentamente con la cabeza, temerosa de que pudiera decirme algo– entonces si lo hay –negué con la cabeza, decepcionada de su comportamiento.
– No puedo creer que te estés comportando de esta manera –el me miró fijamente con, podría decirse, odio.
– Y yo no puedo creer que aun sabiendo que mi padre falleció hace dos años, hayas puesto su plato en su lugar –salió corriendo hacia el jardín trasero.
Me quedé estática sobre mi lugar, como si estuviera pegada o algo parecido, miré hacia la cocina, Maura venia justamente con una olla entre sus manos. Creo que escuchó la conversación, porque su rostro reflejaba preocupación y trataba de darme una sonrisa reconfortante, que no funcionó.
– Lo siento Maura, yo no sabía…
– Lo sé, lo sé, es solo que Niall se lo tomó muy a pecho, no te preocupes linda –una sonrisa honesta iluminó su rostro entristecido.
Al recuperar la movilidad de mis pies, corrí en la dirección en la que Niall se había marchado; el sol se había ido hace horas, y lo único que iluminaba su figura era la luz de la luna que había esta noche.
Niall.-
– Lo siento tanto, Niall –Camila posó su mano abierta sobre mi nuca.
Un escalofrío recorrió mi espina dorsal, deteniéndose en mi estomago, no la culpaba, esta acción siempre fue un gran calmante cuando me sentía desesperado o triste, y solo ella sabía que me calmaba.
– La verdad no sabía que tu padre había fallecido –habló moviendo su palma de arriba abajo sobre mi nuca, tragué saliva, ya estaba calmado, ahora lo único que Cam lograba era que estar lejos de ella me fuera más difícil– no fue mi intención.
– Perdóname tú, Cam, solo que ver su plato en su lugar trajo tantos recuerdos a mi mente y… –no pude terminar la oración.
Camila me abrazó fuertemente y una lágrima salió de mis ojos.
– Tranquilo –pidió ella apretando aun más el amarre sobre mí.
Aspiré su aroma y ella se fue separando lentamente de mí, pero no su mano de mi nuca, lo cual agradecí que no hiciera. La miré fijamente, su rostro reflejaba una reconfortante sonrisa.
– Así que… hace dos años –asentí, ella removió su mano de mi nuca y se posó frente a mí, luego de eso, pasó su mano izquierda por su frente y la derecha sobre su cadera, mirando al suelo– ¡Wow!, hace dos años podría decirse que mi trabajo apenas comenzaba.
– Yo era profesor de música en una escuela primaria en Los Ángeles, pero después, tuve que dejarlo para manejar todo esto.
– Y ahora estás haciendo lo que nunca quisiste hacer –se hundió de hombros, viendo hacia la luna.
– No me quejo…
– Mas sin embargo, no te gusta –solté una risa silenciosamente– es verdad, Niall.
– Es por eso que mi padre se preparó y asoció un cuarto del viñedo a Robert, quizás ya sabía que no me iba a gustar la idea de administrar toda la viña yo solo.
– Pero, lo estás haciendo, porque, de cualquier manera, el señor Malik no vive aquí.
– Lo sé, no está aquí por toda la cosa de la cena de su hija.
– Ah, ¿Andrea verdad? –Asentí con la cabeza– tomaré las fotos de su compromiso, ¿es bonita? ¿La conoces, verdad? –volví a asentir– ¿Qué me dices de ella, entonces? –me hundí de hombros.
– Pues… no mucho, ¿Vamos a comer, si?
–Claro.
Satisfecho de cómo había manejado la situación con Camila sobre Andrea, caminé tras de ella, tocando mi nuca, recordando el momento en el que ella me había calmado con el mismo gesto que usaba hace cinco años y que aún recordaba… y funcionaba.
(. . .)
Tuve que despertar temprano, Robert quería que fuera por ellos a L.A. El viaje fue el mismo de siempre, la carretera la misma de siempre, solo que el viñedo no era el mismo de siempre, este estaba lleno de personal, yendo y viniendo con ramos de rosas blancas y rosa pálido. Suspiré un poco cansado antes de entrar por la puerta principal.
Irene_Vega_1D
Re: Second Chances
Dios mío!!! De verdad no tienes la mas mínima idease como amo tu novela! Síguela Plis Irene, eres una EXCELENTE escritora!! Síguela Plis!!
Valeria Cuevas Horan
Re: Second Chances
CUATRO
Camila.-
– Buenos días, Maura, huele delicioso, ¿Puedo saber qué es lo que cocinó hoy? –ella se giró con una sonrisa débil, la mire extrañada.
– Fruta en cubos y té.
– ¿Qué es lo que huele tan bien, entonces?
– El desayuno de Niall.
Caminé hacia su lado y pude ver un gran tazón lleno de una gran variedad de fruta en minúsculos pedazos cuadrados, y a su lado, un juego de tazas de té humeante. Miré al lado contrario de este, y un plato con waffles, tocino y huevos fritos me decía “cómeme”.
– ¿Por qué no puedo comer lo mismo que Niall? –pregunté fingiendo estar molesta, una sonrisa real se extendió por el rostro de Maura.
– Pensé que querrías comer lo mismo que Andrea siempre me pide –se hundió de hombros.
– Creo que esa chica no me agradará si no come un desayuno verdadero todos los días –tomé el plato, que se suponía era para Niall, y lo llevé a la barra, sentándome para comerlo tranquilamente.
Al dar el primer bocado al waffle, una chica más alta que yo, entró a la cocina abrazando a Maura con hipocresía extrema, detrás de ella, entró una mujer con el cabello corto y del mismo color que la chica, quizás su madre, y detrás de ellas, Niall.
Al ver que era prácticamente invisible en esa escena, bajé mi vista a mi plato, y disimuladamente, seguí con la mirada el trayecto que Niall hacia en busca de su desayuno.
– Mamá, ¿Hiciste…
– Sí, Niall, lo hice –interrumpió Maura un poco fastidiada, un poco divertida– pregúntale a Cam, ella podría saber que paso con él.
– ¿Tu quien eres? –preguntó la chica que alisaba sus dorados cabellos.
– Camila Stanley –estiré mi mano en dirección a ella– fotógrafa profesional, editora y creadora de artículos en la revista T-incorporated… y la que robó el desayuno de Niall –terminé con una sonrisa, ella estiró su mano dudosa.
– Andrea Malik –tomó mi mano– contadora pública, catadora de vinos y novia de Niall– estreché su mano y la solté.
– Mucho gusto –forcé una sonrisa, tragando la saliva que se había acumulado en mi garganta por la “pequeña” noticia que acababa de recibir.
– Señorita Stan –giré mi cabeza en dirección a la mujer de traje– tiene una llamada –me levanté extrañada de mi lugar y la seguí.
Ella caminó hacia mi habitación y me indicó que podía tomar la llamada desde el teléfono que se encontraba en la mesa de noche, tomé el auricular y lo llevé a mi oído.
– ¿Hola?
– Mila, soy yo, David, ¿ya te instalaste? ¿te tratan bien? ¿te has encontrado a Niall? –la última pregunta hizo que mi recuerdo del repentino interés de David por Niall en la cafetería, me pareciera mucha coincidencia.
– ¿Tu lo sabías, verdad?
– ¿Qué cosa?
– Niall. Sabias que era su viñedo, sabias que estaría una semana con él y con su novia –repliqué entre dientes.
– La verdad, no, no lo sabía, pero, ¿Cómo es eso de que tiene novia?
– Si, Andrea, ¿para qué llamabas y por qué no llamaste a mi celular?
– Eres muy poco observadora Mila, en ese lugar no tienes señal, y llamaba para saber cómo estabas, pero ahora que se que estas bien con Niall, buena suerte linda –y colgó.
Colgué el teléfono lentamente, suspiré en la misma velocidad y me acomodé en la orilla de la cama, después de calmarme un poco, fui en busca de mi cámara, que se encontraba en su estuche, al otro lado de la habitación.
Niall tenía una novia, y se llamaba Andrea, la información que yo tenía era que Andrea se casaría… con Niall. Mordí mi labio para calmar la angustia que se formó en mi pecho, no eran celos, era… lastima, bueno, quizás un poco de celos, pero no en forma posesiva, sino en la forma protectora que desarrollé hacia Niall hace mucho tiempo.
Baje pacientemente escalón por escalón, para encontrarme con la escena de Niall y Maura en la cocina. El se comía el mismo desayuno que yo había estado comiendo momentos antes.
– Niall, ¿Qué estás haciendo, por qué comes del mismo plato que yo comí? –el se hundió de hombros y siguió comiendo.
– Hablas como si nunca hubiera probado tu saliva –Maura rió fuertemente y el rubor de mis mejillas subió en segundos.
– Eres imposible, Niall –añadí con diversión en mi voz– Niall –volví a llamar, el giró su cabeza hacia mí, con suma atención– ¿la bodega sigue estando en el mismo lugar de hace cinco años?
– ¿Por qué?
– Me gustaría cubrir esa parte del viñedo esta mañana, ya que por la noche, cubriré tu cena de compromiso –me hundí de hombros, el se ahogó con un pedazo de tocino, luego de pasarlo con un trago de agua, se levantó rápidamente y tomó mi brazo por mi codo.
– Te acompaño –miré su plato a medio comer y levanté una ceja, luego lo miré a él.
– No has terminado eso… y se cómo te pones si no comes bien –envié una sonrisa a él.
Maura, que estaba ocupada en algo frente a la estufa, se giro y removió el plato de Niall, regresándolo a la barra, luego regreso con nosotros, y nos fundió en un abrazo de tres.
– Los amo, a los dos –se separó y besó nuestras frentes.
Niall y yo solo nos mirábamos extrañados, preguntándonos en el por qué de la acción que había tenido Maura hacia nosotros.
– Niall –continuó ella– termina tu desayuno, Cam tiene razón, eres insoportable si no te alimentas bien, y Cam –la miré– la bodega sigue estando en el mismo lugar de siempre, Zayn está allí, pregunta por el –le sonreí en despedida y camine a la puerta, que daba al patio trasero.
Caminé directo al cuarto subterráneo, que era la bodega donde el vino se añejaba. Estaba segura que las mejores fotos saldrían de este lugar y el prensado, pero de esta las tomaría mañana.
– Disculpe, ¿el señor Zayn, lo ha visto? –pregunté a un hombre que pasaba junto a mí, el me señaló a un hombre que estaba recargado en la barra donde Niall solía hacer la cata.
En realidad ésta se hacía en una habitación, dentro de la fábrica, pero dado que aquí había un mini bar, Niall y su padre lo hacían aquí abajo, directo del barril.
Caminé hacia el hombre que me señalaron, justo para darme cuenta de que él hacía lo mismo, la verdad no encontraba el sentido de la habitación de la fabrica.
– Buenos días, mi nombre es Camila Stanley, fotógrafa profesional, editora y creadora de artículos en la revista T-incorporated.
Tomó mi mano fuertemente, con una sonrisa en su rostro.
– Zayn Malik, un verdadero placer conocerte, ¿puedo ofrecerte una copa? Es de nuestra última cosecha.
– No, gracias –pasé el lazo de mi cámara por sobre mi cuello y la dejé caer libremente por mi pecho.
Zayn bebió el último trago de su copa, tomó una papeleta de por debajo del mini bar y escribió algo, al terminar, nuevamente me miró.
– ¿Beber no es lo tuyo? –dejé escapar un largo suspiro.
– No, uhm… Soy más del estilo sobria.
– Ah, una raza en extinción –dijo sonriente.
– Nunca es muy tarde para unirse –me hundí de hombros, devolviéndole la sonrisa.
– Gracias, pero creo que ya pasé por esa etapa.
– Siempre hay esperanza.
Lo miré detenidamente, en realidad, las diferencias entre Andrea y Zayn eran muchas, Zayn es moreno, Andrea es rubia, ella tiene labios pronunciados, Zayn unas pestañas realmente espesas y largas, los ojos de
él se asemejaban al color de la miel, y los de ella eran de un gris pálido.
– Y… ¿ya conociste a mi hermana? –habló él.
– Si, es… –dudé un poco, pensando en la palabra adecuada para describirla–, es una linda persona –el soltó una carcajada.
– Descuida, yo también pensé lo mismo cuando la conocí –lo miré juntando mis cejas– bien, ¿tomaras las fotos de la bodega?, ¿necesitas que los saque de aquí? –señaló a tres o cuatro trabajadores que estaban en el sótano.
– No, estoy bien… ¿Cómo que cuando la conociste? No entiendo señor Malik, es tu hermana –lo mire confundida.
– Ah, sí, llámame Zayn, el señor Malik es mi padre –soltó una pequeña sombra de risa– ¿tomarás las fotos en la noche? –fruncí mi ceño, confundida por su inclinación en cambiar de tema, asentí con la cabeza y traté de hacer una sonrisa, que se vio mas como una mueca.
–Sí, lo hare. Exactamente, ¿Cuál es el itinerario de esta cena? ¿Es para celebrar el compromiso? –negó con la cabeza sonriendo, luego miró hacia algún punto en la bodega.
– Niall pedirá la mano de Andrea a mitad de la cena –se hundió de hombros y rió sin humor– es algo que todos sabemos… un secreto a voces.
– Si me permites decirte… Niall es muy tímido, ¿Por qué exhibirlo aun sabiendo que lo es?
– No lo sé, la verdad es que un día Niall llegó a casa y le pidió matrimonio a Andy, sin pensarlo, solo lo dijo como si le estuviera pidiendo que le pasase la sal o que le diera un pedazo de pan, así que papá y Beth decidieron que se hiciera algo más formal –comenzó a caminar y me hizo un ademán para que lo siguiera, caminé detrás de él– ¿conoces a Niall?
No, no lo conozco, nunca en mi vida lo he visto… aparte de los perfectos días que pasé a su lado, las noches hermosas junto a él, mi cabeza sobre su pecho desnudo, su mano acariciando mi cabello…
– Si, estudiamos en UCLA juntos –me limité a responder, caminé rápidamente, pasándolo de largo y empecé con mi trabajo.
– ¿Terminaste? –preguntó Zayn, después de una hora que pase inmersa en solo tomar fotografías, bajé mi cámara a mi pecho y asentí sonriendo. Zayn se mordía el labio, nervioso.
– ¿Pasa algo?
– Sí, es… una situación incómoda –fue bajando el volumen de su voz radialmente.
– ¿Puedo preguntar qué es? ¿Puedo ayudarte en algo? –suspiró fuertemente y tapó su cara con sus manos, luego las quitó y me dirigió una sonrisa.
– Mi hermana tiene la idea de que sus familiares deben tener un acompañante… tu sabes –tocó su nuca–. La verdad no tuve tiempo de buscar a alguien, o llamar a una de mis amigas de California, así que me preguntaba si tú podrías acompañarme –abrí mi boca para contestar y levantó sus manos en defensa– ¡Espera! Sé que nos acabamos de conocer, pero… –se hundió de hombros e hizo una mueca.
– Y-yo… –tartamudeé sin saber que responder, cerré mi boca y tomé una bocanada de aire– lo siento, Zayn, pero yo no estoy invitada a la cena, solo soy una fotógrafa más –terminé con una sonrisa.
– En ese caso, yo te invito –término con esperanza en su voz y ojos, solté una carcajada.
– No puedo, Zayn, entiéndeme por favor.
Rascó el puente de su nariz y al remover su mano, su rostro hizo una mueca.
– Andrea me golpeará.
Le enseñé una sonrisa, mostrando toda mi dentadura y pasé por su lado, negando con la cabeza.
– En verdad espero que salgas vivo –emprendí mi marcha de nuevo a la casa, pero Zayn detuvo mi andar tomando mi brazo por mi codo.
– Espera, ¿bailarás una pieza con este pobre hombre después de que su golpiza termine?
– No lo creo –negué con la cabeza, el me miró con un gesto desaprobatorio–, no lo sé –ladeó su cabeza– quizás –me hundí de hombros, el levantó una ceja– está bien, si –rodeé mis ojos y el sonrió.
– Bien –entrelazó su brazo con el mío– regresemos.
– Buenos días, Maura, huele delicioso, ¿Puedo saber qué es lo que cocinó hoy? –ella se giró con una sonrisa débil, la mire extrañada.
– Fruta en cubos y té.
– ¿Qué es lo que huele tan bien, entonces?
– El desayuno de Niall.
Caminé hacia su lado y pude ver un gran tazón lleno de una gran variedad de fruta en minúsculos pedazos cuadrados, y a su lado, un juego de tazas de té humeante. Miré al lado contrario de este, y un plato con waffles, tocino y huevos fritos me decía “cómeme”.
– ¿Por qué no puedo comer lo mismo que Niall? –pregunté fingiendo estar molesta, una sonrisa real se extendió por el rostro de Maura.
– Pensé que querrías comer lo mismo que Andrea siempre me pide –se hundió de hombros.
– Creo que esa chica no me agradará si no come un desayuno verdadero todos los días –tomé el plato, que se suponía era para Niall, y lo llevé a la barra, sentándome para comerlo tranquilamente.
Al dar el primer bocado al waffle, una chica más alta que yo, entró a la cocina abrazando a Maura con hipocresía extrema, detrás de ella, entró una mujer con el cabello corto y del mismo color que la chica, quizás su madre, y detrás de ellas, Niall.
Al ver que era prácticamente invisible en esa escena, bajé mi vista a mi plato, y disimuladamente, seguí con la mirada el trayecto que Niall hacia en busca de su desayuno.
– Mamá, ¿Hiciste…
– Sí, Niall, lo hice –interrumpió Maura un poco fastidiada, un poco divertida– pregúntale a Cam, ella podría saber que paso con él.
– ¿Tu quien eres? –preguntó la chica que alisaba sus dorados cabellos.
– Camila Stanley –estiré mi mano en dirección a ella– fotógrafa profesional, editora y creadora de artículos en la revista T-incorporated… y la que robó el desayuno de Niall –terminé con una sonrisa, ella estiró su mano dudosa.
– Andrea Malik –tomó mi mano– contadora pública, catadora de vinos y novia de Niall– estreché su mano y la solté.
– Mucho gusto –forcé una sonrisa, tragando la saliva que se había acumulado en mi garganta por la “pequeña” noticia que acababa de recibir.
– Señorita Stan –giré mi cabeza en dirección a la mujer de traje– tiene una llamada –me levanté extrañada de mi lugar y la seguí.
Ella caminó hacia mi habitación y me indicó que podía tomar la llamada desde el teléfono que se encontraba en la mesa de noche, tomé el auricular y lo llevé a mi oído.
– ¿Hola?
– Mila, soy yo, David, ¿ya te instalaste? ¿te tratan bien? ¿te has encontrado a Niall? –la última pregunta hizo que mi recuerdo del repentino interés de David por Niall en la cafetería, me pareciera mucha coincidencia.
– ¿Tu lo sabías, verdad?
– ¿Qué cosa?
– Niall. Sabias que era su viñedo, sabias que estaría una semana con él y con su novia –repliqué entre dientes.
– La verdad, no, no lo sabía, pero, ¿Cómo es eso de que tiene novia?
– Si, Andrea, ¿para qué llamabas y por qué no llamaste a mi celular?
– Eres muy poco observadora Mila, en ese lugar no tienes señal, y llamaba para saber cómo estabas, pero ahora que se que estas bien con Niall, buena suerte linda –y colgó.
Colgué el teléfono lentamente, suspiré en la misma velocidad y me acomodé en la orilla de la cama, después de calmarme un poco, fui en busca de mi cámara, que se encontraba en su estuche, al otro lado de la habitación.
Niall tenía una novia, y se llamaba Andrea, la información que yo tenía era que Andrea se casaría… con Niall. Mordí mi labio para calmar la angustia que se formó en mi pecho, no eran celos, era… lastima, bueno, quizás un poco de celos, pero no en forma posesiva, sino en la forma protectora que desarrollé hacia Niall hace mucho tiempo.
Baje pacientemente escalón por escalón, para encontrarme con la escena de Niall y Maura en la cocina. El se comía el mismo desayuno que yo había estado comiendo momentos antes.
– Niall, ¿Qué estás haciendo, por qué comes del mismo plato que yo comí? –el se hundió de hombros y siguió comiendo.
– Hablas como si nunca hubiera probado tu saliva –Maura rió fuertemente y el rubor de mis mejillas subió en segundos.
– Eres imposible, Niall –añadí con diversión en mi voz– Niall –volví a llamar, el giró su cabeza hacia mí, con suma atención– ¿la bodega sigue estando en el mismo lugar de hace cinco años?
– ¿Por qué?
– Me gustaría cubrir esa parte del viñedo esta mañana, ya que por la noche, cubriré tu cena de compromiso –me hundí de hombros, el se ahogó con un pedazo de tocino, luego de pasarlo con un trago de agua, se levantó rápidamente y tomó mi brazo por mi codo.
– Te acompaño –miré su plato a medio comer y levanté una ceja, luego lo miré a él.
– No has terminado eso… y se cómo te pones si no comes bien –envié una sonrisa a él.
Maura, que estaba ocupada en algo frente a la estufa, se giro y removió el plato de Niall, regresándolo a la barra, luego regreso con nosotros, y nos fundió en un abrazo de tres.
– Los amo, a los dos –se separó y besó nuestras frentes.
Niall y yo solo nos mirábamos extrañados, preguntándonos en el por qué de la acción que había tenido Maura hacia nosotros.
– Niall –continuó ella– termina tu desayuno, Cam tiene razón, eres insoportable si no te alimentas bien, y Cam –la miré– la bodega sigue estando en el mismo lugar de siempre, Zayn está allí, pregunta por el –le sonreí en despedida y camine a la puerta, que daba al patio trasero.
Caminé directo al cuarto subterráneo, que era la bodega donde el vino se añejaba. Estaba segura que las mejores fotos saldrían de este lugar y el prensado, pero de esta las tomaría mañana.
– Disculpe, ¿el señor Zayn, lo ha visto? –pregunté a un hombre que pasaba junto a mí, el me señaló a un hombre que estaba recargado en la barra donde Niall solía hacer la cata.
En realidad ésta se hacía en una habitación, dentro de la fábrica, pero dado que aquí había un mini bar, Niall y su padre lo hacían aquí abajo, directo del barril.
Caminé hacia el hombre que me señalaron, justo para darme cuenta de que él hacía lo mismo, la verdad no encontraba el sentido de la habitación de la fabrica.
– Buenos días, mi nombre es Camila Stanley, fotógrafa profesional, editora y creadora de artículos en la revista T-incorporated.
Tomó mi mano fuertemente, con una sonrisa en su rostro.
– Zayn Malik, un verdadero placer conocerte, ¿puedo ofrecerte una copa? Es de nuestra última cosecha.
– No, gracias –pasé el lazo de mi cámara por sobre mi cuello y la dejé caer libremente por mi pecho.
Zayn bebió el último trago de su copa, tomó una papeleta de por debajo del mini bar y escribió algo, al terminar, nuevamente me miró.
– ¿Beber no es lo tuyo? –dejé escapar un largo suspiro.
– No, uhm… Soy más del estilo sobria.
– Ah, una raza en extinción –dijo sonriente.
– Nunca es muy tarde para unirse –me hundí de hombros, devolviéndole la sonrisa.
– Gracias, pero creo que ya pasé por esa etapa.
– Siempre hay esperanza.
Lo miré detenidamente, en realidad, las diferencias entre Andrea y Zayn eran muchas, Zayn es moreno, Andrea es rubia, ella tiene labios pronunciados, Zayn unas pestañas realmente espesas y largas, los ojos de
él se asemejaban al color de la miel, y los de ella eran de un gris pálido.
– Y… ¿ya conociste a mi hermana? –habló él.
– Si, es… –dudé un poco, pensando en la palabra adecuada para describirla–, es una linda persona –el soltó una carcajada.
– Descuida, yo también pensé lo mismo cuando la conocí –lo miré juntando mis cejas– bien, ¿tomaras las fotos de la bodega?, ¿necesitas que los saque de aquí? –señaló a tres o cuatro trabajadores que estaban en el sótano.
– No, estoy bien… ¿Cómo que cuando la conociste? No entiendo señor Malik, es tu hermana –lo mire confundida.
– Ah, sí, llámame Zayn, el señor Malik es mi padre –soltó una pequeña sombra de risa– ¿tomarás las fotos en la noche? –fruncí mi ceño, confundida por su inclinación en cambiar de tema, asentí con la cabeza y traté de hacer una sonrisa, que se vio mas como una mueca.
–Sí, lo hare. Exactamente, ¿Cuál es el itinerario de esta cena? ¿Es para celebrar el compromiso? –negó con la cabeza sonriendo, luego miró hacia algún punto en la bodega.
– Niall pedirá la mano de Andrea a mitad de la cena –se hundió de hombros y rió sin humor– es algo que todos sabemos… un secreto a voces.
– Si me permites decirte… Niall es muy tímido, ¿Por qué exhibirlo aun sabiendo que lo es?
– No lo sé, la verdad es que un día Niall llegó a casa y le pidió matrimonio a Andy, sin pensarlo, solo lo dijo como si le estuviera pidiendo que le pasase la sal o que le diera un pedazo de pan, así que papá y Beth decidieron que se hiciera algo más formal –comenzó a caminar y me hizo un ademán para que lo siguiera, caminé detrás de él– ¿conoces a Niall?
No, no lo conozco, nunca en mi vida lo he visto… aparte de los perfectos días que pasé a su lado, las noches hermosas junto a él, mi cabeza sobre su pecho desnudo, su mano acariciando mi cabello…
– Si, estudiamos en UCLA juntos –me limité a responder, caminé rápidamente, pasándolo de largo y empecé con mi trabajo.
(. . .)
– ¿Terminaste? –preguntó Zayn, después de una hora que pase inmersa en solo tomar fotografías, bajé mi cámara a mi pecho y asentí sonriendo. Zayn se mordía el labio, nervioso.
– ¿Pasa algo?
– Sí, es… una situación incómoda –fue bajando el volumen de su voz radialmente.
– ¿Puedo preguntar qué es? ¿Puedo ayudarte en algo? –suspiró fuertemente y tapó su cara con sus manos, luego las quitó y me dirigió una sonrisa.
– Mi hermana tiene la idea de que sus familiares deben tener un acompañante… tu sabes –tocó su nuca–. La verdad no tuve tiempo de buscar a alguien, o llamar a una de mis amigas de California, así que me preguntaba si tú podrías acompañarme –abrí mi boca para contestar y levantó sus manos en defensa– ¡Espera! Sé que nos acabamos de conocer, pero… –se hundió de hombros e hizo una mueca.
– Y-yo… –tartamudeé sin saber que responder, cerré mi boca y tomé una bocanada de aire– lo siento, Zayn, pero yo no estoy invitada a la cena, solo soy una fotógrafa más –terminé con una sonrisa.
– En ese caso, yo te invito –término con esperanza en su voz y ojos, solté una carcajada.
– No puedo, Zayn, entiéndeme por favor.
Rascó el puente de su nariz y al remover su mano, su rostro hizo una mueca.
– Andrea me golpeará.
Le enseñé una sonrisa, mostrando toda mi dentadura y pasé por su lado, negando con la cabeza.
– En verdad espero que salgas vivo –emprendí mi marcha de nuevo a la casa, pero Zayn detuvo mi andar tomando mi brazo por mi codo.
– Espera, ¿bailarás una pieza con este pobre hombre después de que su golpiza termine?
– No lo creo –negué con la cabeza, el me miró con un gesto desaprobatorio–, no lo sé –ladeó su cabeza– quizás –me hundí de hombros, el levantó una ceja– está bien, si –rodeé mis ojos y el sonrió.
– Bien –entrelazó su brazo con el mío– regresemos.
Irene_Vega_1D
Re: Second Chances
AHHHHHH!!!! Niall se va a poner celoso cuando los vea juntos!! Aunque espero que Andrea no le haga nada al pobre de Zayn! Ja y nk son hermano!!! Síguela Irene!! Tu fiel lectora que te ama! Vale :)
Valeria Cuevas Horan
Re: Second Chances
CINCO
Niall.-
Pulse el botón de llamada hacia el cuarto de Jason, el auricular fue levantado antes del segundo tono.
– Digame.
– Jason, ¿podrías decirle a la señorita Stan que la necesito en mi estudio?
– Claro.
Me senté en la silla de mi escritorio, coloque mis manos sobre mi cara, pero no pude relajarme ni un poco. Cuarenta y cinco minutos faltaban para que la cena diera un giro “inesperado” y yo pidiera matrimonio a Andrea. No quería hacerlo. Simple. No había visto a Camila en toda la cena, yo sabia que estaba por alguna parte del jardín, pero Andrea simplemente no me ha soltado en todo el rato.
¿Cómo lo haras? Me pregunte a mi mismo, no quería en absoluto, ¿Por qué Camila decide reaparecer justamente ayer? Todos mis sentidos racionales me hicieron que le pidiera matrimonio a Andrea, pero mi corazón y mis acciones no dejaban continuar a esa idea.
Y además, ¿Por qué enfrente de todos? El corazón elige el momento adecuado. Acepto que realmente estaba afectado por alguna desesperación cuando llegue sin avisar a la casa Malik y pregunte a Andrea si se quería casar conmigo. Fue raro, porque Andrea aun seguía en pijamas, y yo no llevaba anillo.
Pase mi dedo pulgar por la caja negra de terciopelo que contenía la promesa de amor que alguien le daría a una persona que ama, no yo a Andrea, porque, no es que no la quisiera, en verdad la aprecio, pero no es esa persona a la que he amado desde hace cinco años.
Ella no es Camila.
– ¿Niall, estás aquí? –Camila se asomo por una esquina de la puerta y yo me levante de la silla inmediatamente.
Al verme, entro un poco dudosa a la habitación, sonreí al verla. En verdad había cambiado, no se que me gustaba mas, si su manera de sonreir o como su sonrisa hacia el ser mas perfecto del planeta.
– Hola Cam, toma asiento.
Rodee el escritorio y me senté sobre el, ella alejo la silla para poder verme a los ojos.
– ¿Qué pasa, Niall?
Sonreí estúpidamente, ¡al diablo con todo! La seguía amando, nunca la olvide, solo reprimi mis sentimientos hacia ella, pero con su llegada habían salido liberados con fuerza propia. Trague saliva y aspire todo el aire que podía tomar.
– ¿Puedo hablar contigo? –ella asintió con la cabeza y se hundió de hombros– ¿recuerdas el dia que te fuiste y me dijiste que te no te buscara? –su sonrisa de esfumo de su cara y asintió lentamente, bajando su vista a su cámara profesional, que se encontraba descansando sobre su regazo.
– ¿A que viene esto, Niall?
– Espera, aun no termino –trague saliva de nuevo– cumpli tus ordenes… quiero decir, no te busque. Luche contra el deseo de ir a tu departamento y rogarte hasta que me perdonaras –rei sin humor– pero ni mamá ni Liam me dejaron hacerlo, mucho menos papá –una sonrisa tierna se extendió en su rostro.
– Tus padres son asombrosos.
– Lo se, dejaron de hablarme un mes por haber sido tan estúpido por hacerte… eso.
Ella se levanto negando con la cabeza.
– Descuida, todo ha pasado, tu te casaras y yo me ire en cuanto mi trabajo aquí termine, ¿quieres que seamos amigos? Bien, lo seremos si tu esposa me deja… solo dejalo asi.
– No –tome su brazo–, no te llame para esto, lo siento, me sali del tema.
Ella ceso su andar a media habitación y se volvió para mirarme. Suspiro fuertemente y me dio un gesto incitándome a hablar.
– No puedo hacerlo.
Junto sus cejas y me miro extrañada, lentamente se acerco a mi.
– ¿Qué no puedes hacer?
– Hazme un favor, Camila.
– Claro, lo que quieras –asintió con la cabeza y me miro atentamente, la mire a los ojos directamente– Niall, dime que pasa.
– Pideme que no me case.
Su boca se entreabrió y parpadeo varias veces, se giro sobre sus talones y me dio la espalda, crei que se iria, pero camino hacia el balcón y lo abrió, salió y una corriente de aire hizo que su vestido volado se levantara un poco.
Camine hacia ella, que se había recargado en el barandal que daba al patio delantero, justo al lado opuesto de donde se desarrollaba la fiesta.
– No.
Paso sus manos por sus brazos, dando a relucir que tenia frio, me volvi al estudio y removí la manta del sofá. Camine hacia ella y la deslice sobre sus hombros, me agradeció con una sonrisa.
– No quiero hacerlo, por favor, si me lo pides en este momento no lo hare, mandare todo al demonio y me ire a Nueva York contigo.
Una sonrisa cruzo su mandibula, apretó mas el amarre que tenían sus dedos en torno a la manta y negó de nuevo.
– Tengo una vida allá… y tu no formas parte de ella.
Exhale mirándola sorprendido. No, esto no podía estar pasando, ella tiene, ella debe estar enamorada de mi, no pudo haberme olvidado, yo no la olvide, ¿Por qué ella lo hizo?
Negue con la cabeza y me acerque a ella. La abrace fuertemente. No quería que se fuera del viñedo, no quería que se fuera de nuevo de mi vida, no quería que me dejara de nuevo.
Camila.-
Niall me abrazo fuertemente y luche contra las lagrimas que amenazaban con salir desde que me pidió que le dijera que no se casara.
Quería hacerlo, pero no podía. Mi moral y mi conciencia decían que el debía casarse con Andrea y aceptar que me haba perdido. Pero una pequeña parte me decía que aun seguía enterrado al fondo de toda la basura de corazón que tenia.
Esa pequeña parte fue creciendo conforme Niall me decía que lo único que importaba era yo. Quería decirle que dejara todo y que hiciéramos una vida solo el y yo. Pero no. El estaba a punto de casarse y yo tenia una vida en Nueva York, mi familia y amigos vivian alla. No Niall.
Cerre mis ojos para que las lagrimas se sofocaran, Niall seguía atándome en un fuerte amarre, lentamente me fui alejando de el.
– Lo siento, Niall… solo regresemos a lo nuestro, ¿esta bien?
– ¿Ya no me amas, verdad?
Y ahí estaba de nuevo, ¡no!, no lo hago… quizás te quiero un poco, como un amigo, o quizás un poco es poco. Esta bien te quiero mucho, o ¡no lo se!…
– No, deje de hacerlo hace tres años –mentirosa.
– ¡No! No es posible, tu eres mia, yo soy tuyo, nos pertenecemos el uno al otro –negué con la cabeza.
– Ya no –tome sus manos y lo mire a los ojos–. Ahora, tienes una vida por delante, donde amaras a tu esposa y quizás algun dia a tus hijos. Yo no estoy en ese futuro –termine diciendo las palabras detenidamente.
– Es un hombre, ¿verdad? ¿Tienes a alguien en Nueva York? ¿Es tu jefe?–ladee mi cabeza juntando mis cejas.
– No, Niall. No es nadie, las cosas pasan por una razón, y esa razón fue la que nos separo a ti y a mi. Punto. No puedes solo estancarte en un solo lugar… avanza.
– No la amo –susurro apenas audible.
– No puedo hacer nada con eso, la decisión de casarte o no es solo tuya.
– Si no me caso, ¿me darias una oportunidad? –pregunto como niño esperanzado, sonreí tratando de confortarlo.
– No lo se, podemos ser amigos… creo –me hundi de hombros.
Regrese hacia la mesa que se me había sido asignada, la verdad no estaba nunca en mi lugar, me desplazaba por sobre entre las personas capturando sus mejores momentos en la pista de baile.
Gire mi cabeza y me encontré con la figura de Zayn sosteniendo un vaso con un liquido transparente. Sonreí mientras llevaba el lente de mi cámara por sobre mi ojo y el flash se disparo en su dirección. Inmediatamente volcó su vista en mi dirección y se acerco sonriendo.
– ¿Ese es tu modus operandi? ¿Tomas los peores momentos y les sacas ventaja subastándolas por internet? –pregunto levantando una ceja, aun sonriendo.
– Me has descubierto… aunque no creo que alguien quiera pagar por tu foto –me hundi de hombros– ¿Qué es lo que tomas? –señale su vaso.
– Agua –lo mire juntando mis cejas– de verdad –se rio mientras se hundía de hombros y se sento a un lado mio– prueba un poco –acerco el vaso a mi rostro y yo negué con la cabeza, avergonzada– vamos, no pasa nada.
Pegue mis labios al vaso y sorbi un poco. Era agua pero, ¿Por qué? El sonrio y hablo.
– Soy un catador de vinos, pero solo tomo alcohol cuando mi trabajo lo pide, fuera de el, evito el alcohol todo lo posible.
– No debería estar hablando contigo, interrumpes mi trabajo –replique fingiendo molestia.
– Lo siento, señorita Stanley, pero si mal no recuerdo, usted prometió una pieza de baile con este hombre después de su golpiza, y ya que esta termino, ¿Me concede este baile?
Sonreí y el espero por mi respuesta con ansias.
– Aun no, debo fotografiar algunos invitados mas.
El tomo mi cámara de mis manos y capturo una foto de mi rostro en primer plano.
– ¡Hey! –trate de quitarle la cámara, y el se levanto, impidiendo que la tomara.
– No sales tan mal –dijo mirando la foto en la pantalla, levante una ceja– solo bromeo, en verdad estas hermosa.
Un nudo se atoro en mi garganta y tuve que tomar de mi vaso de ponche para poder volver a hablar.
– ¿Me regresas mi cámara? –hable lo mas diplomática. Negó con la cabeza y la puso detrás de su espalda. Lo mire con molestia, nadie tocaba a mi bebe.
– Zayn, dame mi cámara –sentencie.
Se acerco peligrosamente y como su boca quedaba exactamente en mi oído, le fu fácil susurrar.
– Baila conmigo.
Trague saliva y me aleje sonriendo irónicamente.
– Sabes que no puedo –asintió lentamente.
– Bien, me debes una –se alejo de nuevo a donde le había tomado la foto.
Segui tomando fotos de todos los rostros desconocidos, todos menos el del anfitrión de esta patética fiesta. Aun no había pedido la mano de Andrea, y se estaba haciendo tarde.
Como si hubiera leído mi mente, Niall se levanto de la silla en la que se encontraba la mesa principal.
Una pequeña sensación se estaba apoderando de mi pecho, y los recuerdos llegaron abruptamente a mi mente.
Hace cinco años, yo daba por hecho que me casaria con Niall, que viviríamos en un hermoso viñedo a las afueras de Santa Bárbara, California. Pensaba que tendríamos hijos con el cabello castaño claro y los imponentes ojos del mismo color que los de Niall.
No he amado a nadie mas, he tenido algunas citas, algunos novios, pero ninguna relación seria. Aun me seguía apegando a las expectativas de un hombre que Niall había dejado en mi, nadie las ocupaba mejor que Niall y Liam.
Liam… Liam era mi mejor amigo, al igual que el de Niall. Lo conocimos una noche en la que Niall y yo saliamos de un restaurante y Liam trato de coquetear conmigo. Aun recuerdo que el ojo morado y el labio hinchado de Liam duraron mas que una semana.
Luego el pidió mis disculpas y entro a UCLA, que justo en esa semana, estaba recibiendo alumnos de intercambio de Inglaterra. Extrañamente, nos encontrábamos en todos los descansos, y, aunque Niall no lo aceptaba del todo bien, con el tiempo, nos hicimos buenos amigos.
Claro estaba que aunque era un buen hombre, no podía fijarme en el, era como mi hermano, pero al mismo tiempo que deje California, deje a mis amigos y amigas, y regrese de nuevo a mi ciudad, Nueva York.
No regrese ni una sola vez a Cali. Después de terminar el papeleo de mi titulo, prácticamente hui a Nueva York y no tuve contacto alguno con Liam.
Lo extrañe mucho y lo necesite igualmente, pero luego el trabajo me abordo e hizo olvidarme de todos. Había perdido un gran amigo, y me odiaba a mi misma por no haberle llamado ni una sola vez durante el gran lapso de tiempo.
– Quiero agradecer a todos los aquí presentes… –me estremeci al sentir que alguien se sentaba a mi lado. Maura.– … por acompañarnos a mi y a mi amada novia, Andrea… –Maura bufo, me rei silenciosamente por su acción–… en esta fiesta, y aprovechando el momento, he decidido… –Niall se arrodillo frente a Andrea, me forcé por llevar el lente de mi cámara a mi rostro y tomar la foto, pero ningún musculo me respondia.
La cara que Andrea tenia era de exagerada emoción, como si no supiera nada. Niall saco el anillo, pero no habló, su cara era la misma que tenia cuando hace años lo asuste con la mentira de que estaba embarazada, lo se, una muy mala broma.
Si no lo conociera tan bien, diría que esta realmente emocionado, pero no, el estaba lleno de pánico, no podía decir las palabras que le continuaban a sacar el anillo. No las iba a pronunciar.
Mire a Maura y ella cerraba fuertemente los ojos, sabra alguien cuanto tiempo llevaba asi. Regrese mi vista a la “feliz pareja” que estaba frente a mi, y de nuevo me forcé a tomar la estúpida foto.
Ahora mis musculos respondieron y tomaron la foto. Niall arrodillado frente a Andrea y ella en la espera de esas palabras que nunca saldrían de la boca de Niall.
De la nada, ella lo abrazo y respondió un ruidoso “¡Sí!”. De nuevo mire a Maura y descubri que sus ojos estaban a punto de dejar salir las lagrimas.
Con un nudo en mi garganta y las lagrimas reprimidas en mis ojos, la abrace fuertemente, ella correspondió a mi abrazo. Me levante y la lleve al lugar donde nadie estaría nunca. El estudio del papa de Niall.
Al llegar, su llanto se volvió mas ruidoso y desesperado. Lloraba como si no lo hubiera hecho en años. Lo único a lo que me limite hacer, fue abrazarla y decirle que podíamos hablar.
Yo también lloraba, no sabia el por qué, pero lo hacia, quizás porque me dolia ver a Maura si, o quizás porque de verdad no quería que Niall se casara.
– El no pudo porque tu estabas ahí –susurro de la nada y me separe un poco de ella para poder mirarla a los ojos.
– ¿A que te refieres Maura?
– A Niall –negó con la cabeza– el no le pidió matrimonio a Andrea porque tu estabas viéndolo. Si tu no hubieras estado aquí, no hubiera tenido esas locas ideas para cancelar todo.
Abri mi boca, ¿Ahora yo era la culpable de que Niall no se hubiera casado? Pestañee varias veces y suspire.
– Maura, yo no tengo nada que ver con el hecho de si Niall se casa o no…
– El me conto lo que te pidió… y me dijo que le dijiste que no lo harias.
– Exacto, no me entrometeré en la vida de ellos.
– Hazlo –ordeno tomando mis antebrazos– por favor, Niall no ama a Andrea, y Andrea no me agrada, tu si lo haces, por favor, deja todo y vive con nosotros.
– No puedo Maura, ¿Cómo puede estarme pidiendo esto?
Maura estaba a punto de responder, cuando la puerta se abrió de golpe, dejando ver a un Niall realmente molesto.
– ¿Qué haces aquí? –se dirigió a mi en tono muy alto.
– ¿No es obvio? Tu madre esta muy afectada y necesita consuelo, y se lo estoy dando, cosa que tu no haces.
– Es mi madre, no necesita de ti. Es mi viñedo, no necesita de ti. Soy yo, ¡No necesito de ti! –mis lagrimas se juntaron en mis ojos y pestañee para deshacerlas– vete de aquí –susurro entre dientes.
Jadee por su orden, y camine hacia la puerta, justo cuando pase a su lado. Tomo mi brazo.
– ¡No! Espera, no quise dec…
– Lo hiciste, ahora si me permites, empacare mis cosas y mañana vendre para avanzar con mi trabajo –mire a Maura– Maura, en serio lo siento por no aceptar su preposición –ella me asintió y me desate del amarre de Niall. Al salir del estudio, corri hacia la habitación de huéspedes y de nuevo, meti mis cosas como pude. Pero lo peor, era que ahora no tenia a un Liam que pudiera venir por mi.
Pulse el botón de llamada hacia el cuarto de Jason, el auricular fue levantado antes del segundo tono.
– Digame.
– Jason, ¿podrías decirle a la señorita Stan que la necesito en mi estudio?
– Claro.
Me senté en la silla de mi escritorio, coloque mis manos sobre mi cara, pero no pude relajarme ni un poco. Cuarenta y cinco minutos faltaban para que la cena diera un giro “inesperado” y yo pidiera matrimonio a Andrea. No quería hacerlo. Simple. No había visto a Camila en toda la cena, yo sabia que estaba por alguna parte del jardín, pero Andrea simplemente no me ha soltado en todo el rato.
¿Cómo lo haras? Me pregunte a mi mismo, no quería en absoluto, ¿Por qué Camila decide reaparecer justamente ayer? Todos mis sentidos racionales me hicieron que le pidiera matrimonio a Andrea, pero mi corazón y mis acciones no dejaban continuar a esa idea.
Y además, ¿Por qué enfrente de todos? El corazón elige el momento adecuado. Acepto que realmente estaba afectado por alguna desesperación cuando llegue sin avisar a la casa Malik y pregunte a Andrea si se quería casar conmigo. Fue raro, porque Andrea aun seguía en pijamas, y yo no llevaba anillo.
Pase mi dedo pulgar por la caja negra de terciopelo que contenía la promesa de amor que alguien le daría a una persona que ama, no yo a Andrea, porque, no es que no la quisiera, en verdad la aprecio, pero no es esa persona a la que he amado desde hace cinco años.
Ella no es Camila.
– ¿Niall, estás aquí? –Camila se asomo por una esquina de la puerta y yo me levante de la silla inmediatamente.
Al verme, entro un poco dudosa a la habitación, sonreí al verla. En verdad había cambiado, no se que me gustaba mas, si su manera de sonreir o como su sonrisa hacia el ser mas perfecto del planeta.
– Hola Cam, toma asiento.
Rodee el escritorio y me senté sobre el, ella alejo la silla para poder verme a los ojos.
– ¿Qué pasa, Niall?
Sonreí estúpidamente, ¡al diablo con todo! La seguía amando, nunca la olvide, solo reprimi mis sentimientos hacia ella, pero con su llegada habían salido liberados con fuerza propia. Trague saliva y aspire todo el aire que podía tomar.
– ¿Puedo hablar contigo? –ella asintió con la cabeza y se hundió de hombros– ¿recuerdas el dia que te fuiste y me dijiste que te no te buscara? –su sonrisa de esfumo de su cara y asintió lentamente, bajando su vista a su cámara profesional, que se encontraba descansando sobre su regazo.
– ¿A que viene esto, Niall?
– Espera, aun no termino –trague saliva de nuevo– cumpli tus ordenes… quiero decir, no te busque. Luche contra el deseo de ir a tu departamento y rogarte hasta que me perdonaras –rei sin humor– pero ni mamá ni Liam me dejaron hacerlo, mucho menos papá –una sonrisa tierna se extendió en su rostro.
– Tus padres son asombrosos.
– Lo se, dejaron de hablarme un mes por haber sido tan estúpido por hacerte… eso.
Ella se levanto negando con la cabeza.
– Descuida, todo ha pasado, tu te casaras y yo me ire en cuanto mi trabajo aquí termine, ¿quieres que seamos amigos? Bien, lo seremos si tu esposa me deja… solo dejalo asi.
– No –tome su brazo–, no te llame para esto, lo siento, me sali del tema.
Ella ceso su andar a media habitación y se volvió para mirarme. Suspiro fuertemente y me dio un gesto incitándome a hablar.
– No puedo hacerlo.
Junto sus cejas y me miro extrañada, lentamente se acerco a mi.
– ¿Qué no puedes hacer?
– Hazme un favor, Camila.
– Claro, lo que quieras –asintió con la cabeza y me miro atentamente, la mire a los ojos directamente– Niall, dime que pasa.
– Pideme que no me case.
Su boca se entreabrió y parpadeo varias veces, se giro sobre sus talones y me dio la espalda, crei que se iria, pero camino hacia el balcón y lo abrió, salió y una corriente de aire hizo que su vestido volado se levantara un poco.
Camine hacia ella, que se había recargado en el barandal que daba al patio delantero, justo al lado opuesto de donde se desarrollaba la fiesta.
– No.
Paso sus manos por sus brazos, dando a relucir que tenia frio, me volvi al estudio y removí la manta del sofá. Camine hacia ella y la deslice sobre sus hombros, me agradeció con una sonrisa.
– No quiero hacerlo, por favor, si me lo pides en este momento no lo hare, mandare todo al demonio y me ire a Nueva York contigo.
Una sonrisa cruzo su mandibula, apretó mas el amarre que tenían sus dedos en torno a la manta y negó de nuevo.
– Tengo una vida allá… y tu no formas parte de ella.
Exhale mirándola sorprendido. No, esto no podía estar pasando, ella tiene, ella debe estar enamorada de mi, no pudo haberme olvidado, yo no la olvide, ¿Por qué ella lo hizo?
Negue con la cabeza y me acerque a ella. La abrace fuertemente. No quería que se fuera del viñedo, no quería que se fuera de nuevo de mi vida, no quería que me dejara de nuevo.
Camila.-
Niall me abrazo fuertemente y luche contra las lagrimas que amenazaban con salir desde que me pidió que le dijera que no se casara.
Quería hacerlo, pero no podía. Mi moral y mi conciencia decían que el debía casarse con Andrea y aceptar que me haba perdido. Pero una pequeña parte me decía que aun seguía enterrado al fondo de toda la basura de corazón que tenia.
Esa pequeña parte fue creciendo conforme Niall me decía que lo único que importaba era yo. Quería decirle que dejara todo y que hiciéramos una vida solo el y yo. Pero no. El estaba a punto de casarse y yo tenia una vida en Nueva York, mi familia y amigos vivian alla. No Niall.
Cerre mis ojos para que las lagrimas se sofocaran, Niall seguía atándome en un fuerte amarre, lentamente me fui alejando de el.
– Lo siento, Niall… solo regresemos a lo nuestro, ¿esta bien?
– ¿Ya no me amas, verdad?
Y ahí estaba de nuevo, ¡no!, no lo hago… quizás te quiero un poco, como un amigo, o quizás un poco es poco. Esta bien te quiero mucho, o ¡no lo se!…
– No, deje de hacerlo hace tres años –mentirosa.
– ¡No! No es posible, tu eres mia, yo soy tuyo, nos pertenecemos el uno al otro –negué con la cabeza.
– Ya no –tome sus manos y lo mire a los ojos–. Ahora, tienes una vida por delante, donde amaras a tu esposa y quizás algun dia a tus hijos. Yo no estoy en ese futuro –termine diciendo las palabras detenidamente.
– Es un hombre, ¿verdad? ¿Tienes a alguien en Nueva York? ¿Es tu jefe?–ladee mi cabeza juntando mis cejas.
– No, Niall. No es nadie, las cosas pasan por una razón, y esa razón fue la que nos separo a ti y a mi. Punto. No puedes solo estancarte en un solo lugar… avanza.
– No la amo –susurro apenas audible.
– No puedo hacer nada con eso, la decisión de casarte o no es solo tuya.
– Si no me caso, ¿me darias una oportunidad? –pregunto como niño esperanzado, sonreí tratando de confortarlo.
– No lo se, podemos ser amigos… creo –me hundi de hombros.
(. . .)
Regrese hacia la mesa que se me había sido asignada, la verdad no estaba nunca en mi lugar, me desplazaba por sobre entre las personas capturando sus mejores momentos en la pista de baile.
Gire mi cabeza y me encontré con la figura de Zayn sosteniendo un vaso con un liquido transparente. Sonreí mientras llevaba el lente de mi cámara por sobre mi ojo y el flash se disparo en su dirección. Inmediatamente volcó su vista en mi dirección y se acerco sonriendo.
– ¿Ese es tu modus operandi? ¿Tomas los peores momentos y les sacas ventaja subastándolas por internet? –pregunto levantando una ceja, aun sonriendo.
– Me has descubierto… aunque no creo que alguien quiera pagar por tu foto –me hundi de hombros– ¿Qué es lo que tomas? –señale su vaso.
– Agua –lo mire juntando mis cejas– de verdad –se rio mientras se hundía de hombros y se sento a un lado mio– prueba un poco –acerco el vaso a mi rostro y yo negué con la cabeza, avergonzada– vamos, no pasa nada.
Pegue mis labios al vaso y sorbi un poco. Era agua pero, ¿Por qué? El sonrio y hablo.
– Soy un catador de vinos, pero solo tomo alcohol cuando mi trabajo lo pide, fuera de el, evito el alcohol todo lo posible.
– No debería estar hablando contigo, interrumpes mi trabajo –replique fingiendo molestia.
– Lo siento, señorita Stanley, pero si mal no recuerdo, usted prometió una pieza de baile con este hombre después de su golpiza, y ya que esta termino, ¿Me concede este baile?
Sonreí y el espero por mi respuesta con ansias.
– Aun no, debo fotografiar algunos invitados mas.
El tomo mi cámara de mis manos y capturo una foto de mi rostro en primer plano.
– ¡Hey! –trate de quitarle la cámara, y el se levanto, impidiendo que la tomara.
– No sales tan mal –dijo mirando la foto en la pantalla, levante una ceja– solo bromeo, en verdad estas hermosa.
Un nudo se atoro en mi garganta y tuve que tomar de mi vaso de ponche para poder volver a hablar.
– ¿Me regresas mi cámara? –hable lo mas diplomática. Negó con la cabeza y la puso detrás de su espalda. Lo mire con molestia, nadie tocaba a mi bebe.
– Zayn, dame mi cámara –sentencie.
Se acerco peligrosamente y como su boca quedaba exactamente en mi oído, le fu fácil susurrar.
– Baila conmigo.
Trague saliva y me aleje sonriendo irónicamente.
– Sabes que no puedo –asintió lentamente.
– Bien, me debes una –se alejo de nuevo a donde le había tomado la foto.
Segui tomando fotos de todos los rostros desconocidos, todos menos el del anfitrión de esta patética fiesta. Aun no había pedido la mano de Andrea, y se estaba haciendo tarde.
Como si hubiera leído mi mente, Niall se levanto de la silla en la que se encontraba la mesa principal.
Una pequeña sensación se estaba apoderando de mi pecho, y los recuerdos llegaron abruptamente a mi mente.
Hace cinco años, yo daba por hecho que me casaria con Niall, que viviríamos en un hermoso viñedo a las afueras de Santa Bárbara, California. Pensaba que tendríamos hijos con el cabello castaño claro y los imponentes ojos del mismo color que los de Niall.
No he amado a nadie mas, he tenido algunas citas, algunos novios, pero ninguna relación seria. Aun me seguía apegando a las expectativas de un hombre que Niall había dejado en mi, nadie las ocupaba mejor que Niall y Liam.
Liam… Liam era mi mejor amigo, al igual que el de Niall. Lo conocimos una noche en la que Niall y yo saliamos de un restaurante y Liam trato de coquetear conmigo. Aun recuerdo que el ojo morado y el labio hinchado de Liam duraron mas que una semana.
Luego el pidió mis disculpas y entro a UCLA, que justo en esa semana, estaba recibiendo alumnos de intercambio de Inglaterra. Extrañamente, nos encontrábamos en todos los descansos, y, aunque Niall no lo aceptaba del todo bien, con el tiempo, nos hicimos buenos amigos.
Claro estaba que aunque era un buen hombre, no podía fijarme en el, era como mi hermano, pero al mismo tiempo que deje California, deje a mis amigos y amigas, y regrese de nuevo a mi ciudad, Nueva York.
No regrese ni una sola vez a Cali. Después de terminar el papeleo de mi titulo, prácticamente hui a Nueva York y no tuve contacto alguno con Liam.
Lo extrañe mucho y lo necesite igualmente, pero luego el trabajo me abordo e hizo olvidarme de todos. Había perdido un gran amigo, y me odiaba a mi misma por no haberle llamado ni una sola vez durante el gran lapso de tiempo.
– Quiero agradecer a todos los aquí presentes… –me estremeci al sentir que alguien se sentaba a mi lado. Maura.– … por acompañarnos a mi y a mi amada novia, Andrea… –Maura bufo, me rei silenciosamente por su acción–… en esta fiesta, y aprovechando el momento, he decidido… –Niall se arrodillo frente a Andrea, me forcé por llevar el lente de mi cámara a mi rostro y tomar la foto, pero ningún musculo me respondia.
La cara que Andrea tenia era de exagerada emoción, como si no supiera nada. Niall saco el anillo, pero no habló, su cara era la misma que tenia cuando hace años lo asuste con la mentira de que estaba embarazada, lo se, una muy mala broma.
Si no lo conociera tan bien, diría que esta realmente emocionado, pero no, el estaba lleno de pánico, no podía decir las palabras que le continuaban a sacar el anillo. No las iba a pronunciar.
Mire a Maura y ella cerraba fuertemente los ojos, sabra alguien cuanto tiempo llevaba asi. Regrese mi vista a la “feliz pareja” que estaba frente a mi, y de nuevo me forcé a tomar la estúpida foto.
Ahora mis musculos respondieron y tomaron la foto. Niall arrodillado frente a Andrea y ella en la espera de esas palabras que nunca saldrían de la boca de Niall.
De la nada, ella lo abrazo y respondió un ruidoso “¡Sí!”. De nuevo mire a Maura y descubri que sus ojos estaban a punto de dejar salir las lagrimas.
Con un nudo en mi garganta y las lagrimas reprimidas en mis ojos, la abrace fuertemente, ella correspondió a mi abrazo. Me levante y la lleve al lugar donde nadie estaría nunca. El estudio del papa de Niall.
Al llegar, su llanto se volvió mas ruidoso y desesperado. Lloraba como si no lo hubiera hecho en años. Lo único a lo que me limite hacer, fue abrazarla y decirle que podíamos hablar.
Yo también lloraba, no sabia el por qué, pero lo hacia, quizás porque me dolia ver a Maura si, o quizás porque de verdad no quería que Niall se casara.
– El no pudo porque tu estabas ahí –susurro de la nada y me separe un poco de ella para poder mirarla a los ojos.
– ¿A que te refieres Maura?
– A Niall –negó con la cabeza– el no le pidió matrimonio a Andrea porque tu estabas viéndolo. Si tu no hubieras estado aquí, no hubiera tenido esas locas ideas para cancelar todo.
Abri mi boca, ¿Ahora yo era la culpable de que Niall no se hubiera casado? Pestañee varias veces y suspire.
– Maura, yo no tengo nada que ver con el hecho de si Niall se casa o no…
– El me conto lo que te pidió… y me dijo que le dijiste que no lo harias.
– Exacto, no me entrometeré en la vida de ellos.
– Hazlo –ordeno tomando mis antebrazos– por favor, Niall no ama a Andrea, y Andrea no me agrada, tu si lo haces, por favor, deja todo y vive con nosotros.
– No puedo Maura, ¿Cómo puede estarme pidiendo esto?
Maura estaba a punto de responder, cuando la puerta se abrió de golpe, dejando ver a un Niall realmente molesto.
– ¿Qué haces aquí? –se dirigió a mi en tono muy alto.
– ¿No es obvio? Tu madre esta muy afectada y necesita consuelo, y se lo estoy dando, cosa que tu no haces.
– Es mi madre, no necesita de ti. Es mi viñedo, no necesita de ti. Soy yo, ¡No necesito de ti! –mis lagrimas se juntaron en mis ojos y pestañee para deshacerlas– vete de aquí –susurro entre dientes.
Jadee por su orden, y camine hacia la puerta, justo cuando pase a su lado. Tomo mi brazo.
– ¡No! Espera, no quise dec…
– Lo hiciste, ahora si me permites, empacare mis cosas y mañana vendre para avanzar con mi trabajo –mire a Maura– Maura, en serio lo siento por no aceptar su preposición –ella me asintió y me desate del amarre de Niall. Al salir del estudio, corri hacia la habitación de huéspedes y de nuevo, meti mis cosas como pude. Pero lo peor, era que ahora no tenia a un Liam que pudiera venir por mi.
Irene_Vega_1D
Re: Second Chances
Irene casi lloro!!! De verdad te lo digo!! Ah moría de la angustia! Esque yo estaría igual, no podría!! AHHH no se estoy confundida! Amo como redactad! Eres una gran escritora!! Síguela !!!
Valeria Cuevas Horan
Re: Second Chances
uhm, bueno, ¿hola vale? jeje:$ bien, me alegra que sigas leyendo mi fic que, como te has dado cuenta, las escribo por placer no por tener fansC: asi que aqui estaran siempre aunque no tenga nadie que las comente:) gracias por lo de buena redactora, si te has pasado por la fic dte FB te habras dado cuenta que empece siendo un fiasco y que he ido redactando mejor c: bien solo eso, gracias por leerlas y cualquier cosa aqui estoy:)
Irene_Vega_1D
Re: Second Chances
Hola! Nueva y fiel lectora reportándose. Me llamo Carlota, primero que nada me encanta la fOrma en la que describes todo a la perfección, es como si en verdad yo estuviera viviendo eso, los sentimientos los siento a flor de piel y en verdad eres muy buena. En un principio cuando comencé a leer tu nove pensé que lo estabas redactado de un libro ( date una idea de lo buena que eres) me encanta la trama que tiene y la actitud de Zayn y Niall me enamoran. Aun mas. Esper no aburrirte con mi comentario tan largo. Y por lo de las lectoras ( que le comentaste a Vale) ellas llegan con el tiempo, pero al final las lectoras fantasmas son las que cuentan. Y el numero de visitas las delata. Jaja. Un beso linda.
NiallHoran_Potato
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Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
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Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
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Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
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