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~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
Me encanta como escribes, la novela la he leido en apenas 3 dias!
Espero que puedas seguirla :)
Espero que puedas seguirla :)
Invitado
Invitado
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
Cassie tiene que volver a los Angeles Loree!! Ahhhh! siempre me dejas picada en lo más bueno!! Deberías de subir *-*
DangerAngel
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
DangerAngel escribió:Cassie tiene que volver a los Angeles Loree!! Ahhhh! siempre me dejas picada en lo más bueno!! Deberías de subir *-*
Cassie tiene que ir y cagar a trompadas al Nicho y decirle bien clarito: MIRA AMIGO, TODAS LAS LECTORAS ME QUIEREN CON VOS. ASI QUE O TE CASAS CONMIGO O TE MATAN JAJAJAJAJA
macasolci
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
soy nueva lectora la lei en una hora por favor sigue si sis si
margarita
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
macasolci escribió:DangerAngel escribió:Cassie tiene que volver a los Angeles Loree!! Ahhhh! siempre me dejas picada en lo más bueno!! Deberías de subir *-*
Cassie tiene que ir y cagar a trompadas al Nicho y decirle bien clarito: MIRA AMIGO, TODAS LAS LECTORAS ME QUIEREN CON VOS. ASI QUE O TE CASAS CONMIGO O TE MATAN JAJAJAJAJA
Ya escuchaste Cassie! Ve a darle de trompadas a Nicho!! Que todas aquí nos comemos las uñas y tiramos la PC por la ventana por saberlo!!
DangerAngel
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
¡Hola chicas!
¿Qué tal estáis?
He echado de menos hacer estas cosas.
Voy a deciros que lo siento. Primeramente, por que llevo desde Junio prácticamente sin subir un capítulo. Y segundo (pero no menos importante) no debería dejaros colgadas, pero me temo que la inspiración no es algo que se puede controlar y hoy en día prácticamente estoy en mínimos. Llevo casi un mes escribiendo este capítulo; tenía ideas pero prácticamente las he desechado por que las creía absurdas y no sabía como seguir y ha sido tremendamente difícil y frustrante todo este tiempo. Y no es únicamente para esta novela, si no que es para todas las demás. Así que simplemente pido paciencia y espero que sepáis comprenderme. Y sobretodo espero que aceptéis mis disculpas.
Pero de momento, os traigo otro capítulo, con la esperanza de que os guste y que el que le sigue no tarde tanto en ser escrito XD
El final está cerca, chicas. Pero no es lo que parece
¡OS QUIEROOOOOOOOOOOOOOOO!
P.D: Oh, casi me olvido. ¡BIENVENIDA mili.jonas! Es un honor tener una nueva lectora :) ¡Gracias a todas por leer y seguir ahí!
—Deja de reírte de mí, Casandra.
Me había levantado con inusitada prontitud para ser yo y aproveché que tenía la diferencia horaria de mi lado para hacer una videoconferencia con Estelle y Jacques quien estaba doblando turno en el hospital para poder tener un mes completo de vacaciones.
—Jamás me reiría de ti. De hecho, creo que deberías sentirte halagada; realmente necesitaba escuchar tu acento que es, obviamente, de lo estaba riéndome. No de ti.
—Entonces estás riéndote de un error dialectal mío, que es lo mismo que si estuvieras riéndote de mí.
El recuerdo de los primeros días compartiendo casa con Estelle me sobrevino de repente; había sido una auténtica tortura a la hora de entablar conversación prestar atención a sus palabras y no a aquél acento francés tan marcado. A medida que pasaban las jornadas yo conseguía disimularlo mejor con pequeños carraspeos o fingidos ataques de tos.
Ella acabó dándose cuenta, por supuesto y en vez de recriminármelo encontró la manera de vengarse de mí, desarrollando de forma explícita las innumerables –y desastrosas– muecas mientras trataba de contener la risa.
—Olvídalo —un entrecortado gesto barriendo el aire con la mano cruzó la pantalla y fue si una nueva Estelle resplandeciera después de ello, con una enorme sonrisa pegada a su boca—. Cuéntamelo todo, ¿quién es él? El misterioso chico del que no dejas de hablarme en los e-mails.
—Yo no diría tanto —reí histéricamente.
La maquiavélica idea de cambiar a Will por Nicholas era sumamente atractiva aunque, muy a mi pesar, acabé rechazándola por posibles ataques de mala conciencia.
Así que suspiré arrepentida por haber mencionado a cierto chico con cierta amiga puesto que el tema siempre sale en el momento más adecuado y busqué rápidamente en los archivos de mi disco duro y enviándole una foto.
Por el rápido movimiento de los ojos de Estelle supe que sus manos iban a la misma velocidad buscando el botón para abrir tan deseado archivo. Aporreó de forma excesiva (e innecesaria) las teclas murmuró algo ininteligible y supe el momento exacto en que el ordenador le había expuesto la foto.
Estelle se acercó a la pantalla.
Abrió desmesuradamente los ojos aproximándose otro tanto de modo pude ver con perfecta claridad la raíz de su cabello mientras escudriñaba con minuciosidad no quise saber qué.
—No me digas que ése es… —comenzó a decir ella.
—Te presento a… —expresé al mismo tiempo.
Y, pese al retraso de varios segundos que suelen conllevar las video llamadas y más aún entre continentes, ambas dijimos al mismo tiempo, con una sincronización perfecta:
—Nicholas Jonas.
Estelle cayó teatralmente hacia atrás con gracilidad. Cuando volvió a resurgir ostentaba una bobalicona sonrisa que claramente decía “cuéntamelo todo”.
—¿Le conoces?
—¡Claro que le conozco! Fui una gran fan de los Jonas Brothers.
—¿De veras? —arqueé una ceja. No recordaba absolutamente nada de una época fanática de mi amiga por Nicholas y sus hermanos.
—Por supuesto.
—¿Y dónde estaba yo? Desconocía totalmente esa información.
—Te lo dije —espetó, claramente a la defensiva—. Estarías distraída y no te enterarías.
—¿Es esa tu forma de decirme que te avergonzabas de que supiera que te gustaban?
—¡Yo jamás he dicho eso! En cualquier caso, ¡no estábamos hablando de eso! —Una significativa mirada suya decía que no podía disuadirla de su objetivo.
—En ese caso… ¿te he dicho que tienes una raíz muy sana?
—Los e-mails, Casandra, los e-mails —insistió.
Bufé abruptamente dándole más énfasis rodando los ojos por que pensé que Estelle se daría por vencida ante semejante declaración de no querer hablar del tema. Salvo que ella estaba deseosa de entrar en detalles.
—Creí haber sido lo suficientemente específica en ellos —musité.
—Estás enamorada de él, ¿no es así? —preguntó con cautela y delicadeza, algo que ya no servía de consuelo para mi corazón, desgastado por su uso excesivo en las últimas semanas.
Me obligué a reír despreocupadamente para tener el valor suficiente de seguir con el tema.
—Supongo que soy demasiado predecible. Quiero decir; yo, enamorándome de un hombre imposible. No me bastaba con los apuestos y caballerosos príncipes Disney, claro. Debía buscarme uno real para darme cuenta de cuán estúpidamente exigente puedo llegar a ser con los hombres —cesé de parlotear al tiempo que miraba mi reflejo en la pantalla, arrebolado. A la vez, estaba haciendo frente a una mirada reprobadora de Estelle desde el otro lado de su cámara—. Quita esa cara de perro pachón, por favor. Tengo grandes expectativas para “Mi Gran Historia de Amor”. Estoy esperando suculentas ofertas de Warner Bros o Fox para una versión cinematográfica que al menos tenga un final feliz.
Estelle meneó la cabeza mostrando su total desacuerdo. Y lo peor de todo aquello es que como buena amiga ella sabía que estaba ironizando lo bastante para comprender cómo de serio era el asunto.
—Tu humor cínico no me engaña. Lo cual me hace pensar que crees que soy tonta para no darme cuenta.
—No pretendía hacer tal cosa —mentí, lo bastante convincente para añadir una risita complaciente.
—Cassie, no tienes que fingir que no duele.
—En realidad, sí —mi encogimiento de hombros pasó nuevamente desapercibido al entrecortarse aquella imagen pixelada de mí—. Lo finjo incluso delante del espejo tratando de que mi reflejo me mienta a mí. Una terapia de choque no me vendría bien en estos momentos, pero te avisaré cuando mi corazón y yo nos pongamos de acuerdo con ello.
—Muy bien —murmuró con un bufido—. Pero te diré una cosa, Cassie. Echo de menos aquella chica idealista que por encima de todo y de todos creía en los cuentos de Hadas con finales felices. Me entristece, por que me hiciste creer en ellos en vano y realmente todo fue una absurda mentira. —Y entonces la conexión finalizó.
Inmóvil, miré la pantalla ahora oscura. Ni siquiera me dio tiempo a responder que esa chica había descubierto la otra parte, aquella de la que todo el mundo habla y teme: el desamor. Que las historias de cuento de Hadas sólo servían para tener algo que imaginar cuando no había esperanza suficiente para creer en algo más allá de ellas y la realidad no era tan dulce como la ficción.
Pero ese era el cometido de Estelle; hacerme pensar en ello sin que yo quisiera hacerlo.
¿Qué tal estáis?
He echado de menos hacer estas cosas.
Voy a deciros que lo siento. Primeramente, por que llevo desde Junio prácticamente sin subir un capítulo. Y segundo (pero no menos importante) no debería dejaros colgadas, pero me temo que la inspiración no es algo que se puede controlar y hoy en día prácticamente estoy en mínimos. Llevo casi un mes escribiendo este capítulo; tenía ideas pero prácticamente las he desechado por que las creía absurdas y no sabía como seguir y ha sido tremendamente difícil y frustrante todo este tiempo. Y no es únicamente para esta novela, si no que es para todas las demás. Así que simplemente pido paciencia y espero que sepáis comprenderme. Y sobretodo espero que aceptéis mis disculpas.
Pero de momento, os traigo otro capítulo, con la esperanza de que os guste y que el que le sigue no tarde tanto en ser escrito XD
El final está cerca, chicas. Pero no es lo que parece
¡OS QUIEROOOOOOOOOOOOOOOO!
P.D: Oh, casi me olvido. ¡BIENVENIDA mili.jonas! Es un honor tener una nueva lectora :) ¡Gracias a todas por leer y seguir ahí!
56.-
—Deja de reírte de mí, Casandra.
Me había levantado con inusitada prontitud para ser yo y aproveché que tenía la diferencia horaria de mi lado para hacer una videoconferencia con Estelle y Jacques quien estaba doblando turno en el hospital para poder tener un mes completo de vacaciones.
—Jamás me reiría de ti. De hecho, creo que deberías sentirte halagada; realmente necesitaba escuchar tu acento que es, obviamente, de lo estaba riéndome. No de ti.
—Entonces estás riéndote de un error dialectal mío, que es lo mismo que si estuvieras riéndote de mí.
El recuerdo de los primeros días compartiendo casa con Estelle me sobrevino de repente; había sido una auténtica tortura a la hora de entablar conversación prestar atención a sus palabras y no a aquél acento francés tan marcado. A medida que pasaban las jornadas yo conseguía disimularlo mejor con pequeños carraspeos o fingidos ataques de tos.
Ella acabó dándose cuenta, por supuesto y en vez de recriminármelo encontró la manera de vengarse de mí, desarrollando de forma explícita las innumerables –y desastrosas– muecas mientras trataba de contener la risa.
—Olvídalo —un entrecortado gesto barriendo el aire con la mano cruzó la pantalla y fue si una nueva Estelle resplandeciera después de ello, con una enorme sonrisa pegada a su boca—. Cuéntamelo todo, ¿quién es él? El misterioso chico del que no dejas de hablarme en los e-mails.
—Yo no diría tanto —reí histéricamente.
La maquiavélica idea de cambiar a Will por Nicholas era sumamente atractiva aunque, muy a mi pesar, acabé rechazándola por posibles ataques de mala conciencia.
Así que suspiré arrepentida por haber mencionado a cierto chico con cierta amiga puesto que el tema siempre sale en el momento más adecuado y busqué rápidamente en los archivos de mi disco duro y enviándole una foto.
Por el rápido movimiento de los ojos de Estelle supe que sus manos iban a la misma velocidad buscando el botón para abrir tan deseado archivo. Aporreó de forma excesiva (e innecesaria) las teclas murmuró algo ininteligible y supe el momento exacto en que el ordenador le había expuesto la foto.
Estelle se acercó a la pantalla.
Abrió desmesuradamente los ojos aproximándose otro tanto de modo pude ver con perfecta claridad la raíz de su cabello mientras escudriñaba con minuciosidad no quise saber qué.
—No me digas que ése es… —comenzó a decir ella.
—Te presento a… —expresé al mismo tiempo.
Y, pese al retraso de varios segundos que suelen conllevar las video llamadas y más aún entre continentes, ambas dijimos al mismo tiempo, con una sincronización perfecta:
—Nicholas Jonas.
Estelle cayó teatralmente hacia atrás con gracilidad. Cuando volvió a resurgir ostentaba una bobalicona sonrisa que claramente decía “cuéntamelo todo”.
—¿Le conoces?
—¡Claro que le conozco! Fui una gran fan de los Jonas Brothers.
—¿De veras? —arqueé una ceja. No recordaba absolutamente nada de una época fanática de mi amiga por Nicholas y sus hermanos.
—Por supuesto.
—¿Y dónde estaba yo? Desconocía totalmente esa información.
—Te lo dije —espetó, claramente a la defensiva—. Estarías distraída y no te enterarías.
—¿Es esa tu forma de decirme que te avergonzabas de que supiera que te gustaban?
—¡Yo jamás he dicho eso! En cualquier caso, ¡no estábamos hablando de eso! —Una significativa mirada suya decía que no podía disuadirla de su objetivo.
—En ese caso… ¿te he dicho que tienes una raíz muy sana?
—Los e-mails, Casandra, los e-mails —insistió.
Bufé abruptamente dándole más énfasis rodando los ojos por que pensé que Estelle se daría por vencida ante semejante declaración de no querer hablar del tema. Salvo que ella estaba deseosa de entrar en detalles.
—Creí haber sido lo suficientemente específica en ellos —musité.
—Estás enamorada de él, ¿no es así? —preguntó con cautela y delicadeza, algo que ya no servía de consuelo para mi corazón, desgastado por su uso excesivo en las últimas semanas.
Me obligué a reír despreocupadamente para tener el valor suficiente de seguir con el tema.
—Supongo que soy demasiado predecible. Quiero decir; yo, enamorándome de un hombre imposible. No me bastaba con los apuestos y caballerosos príncipes Disney, claro. Debía buscarme uno real para darme cuenta de cuán estúpidamente exigente puedo llegar a ser con los hombres —cesé de parlotear al tiempo que miraba mi reflejo en la pantalla, arrebolado. A la vez, estaba haciendo frente a una mirada reprobadora de Estelle desde el otro lado de su cámara—. Quita esa cara de perro pachón, por favor. Tengo grandes expectativas para “Mi Gran Historia de Amor”. Estoy esperando suculentas ofertas de Warner Bros o Fox para una versión cinematográfica que al menos tenga un final feliz.
Estelle meneó la cabeza mostrando su total desacuerdo. Y lo peor de todo aquello es que como buena amiga ella sabía que estaba ironizando lo bastante para comprender cómo de serio era el asunto.
—Tu humor cínico no me engaña. Lo cual me hace pensar que crees que soy tonta para no darme cuenta.
—No pretendía hacer tal cosa —mentí, lo bastante convincente para añadir una risita complaciente.
—Cassie, no tienes que fingir que no duele.
—En realidad, sí —mi encogimiento de hombros pasó nuevamente desapercibido al entrecortarse aquella imagen pixelada de mí—. Lo finjo incluso delante del espejo tratando de que mi reflejo me mienta a mí. Una terapia de choque no me vendría bien en estos momentos, pero te avisaré cuando mi corazón y yo nos pongamos de acuerdo con ello.
—Muy bien —murmuró con un bufido—. Pero te diré una cosa, Cassie. Echo de menos aquella chica idealista que por encima de todo y de todos creía en los cuentos de Hadas con finales felices. Me entristece, por que me hiciste creer en ellos en vano y realmente todo fue una absurda mentira. —Y entonces la conexión finalizó.
Inmóvil, miré la pantalla ahora oscura. Ni siquiera me dio tiempo a responder que esa chica había descubierto la otra parte, aquella de la que todo el mundo habla y teme: el desamor. Que las historias de cuento de Hadas sólo servían para tener algo que imaginar cuando no había esperanza suficiente para creer en algo más allá de ellas y la realidad no era tan dulce como la ficción.
Pero ese era el cometido de Estelle; hacerme pensar en ello sin que yo quisiera hacerlo.
Última edición por Kevonita el Dom 16 Jun 2013, 11:00 am, editado 1 vez
Kevonita
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