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~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
Chicas, lo siento muchísimo, de verdad. Ayer me echaron del ordenador antes de que pudiera colgar. En fin, no me voy a enrollar más. Gracias por seguir ahí comentando y siento ser tan tardona a la hora de colgar. Un besazo chicas! Os quiero!
Nicholas me entretuvo durante lo que quedó de vuelo y la pesadilla del aterrizaje. No me habría importado seguir un poco más con el trayecto aunque me pareciese una completa tortura, pero solo teniéndole a mi lado me contradecía con sentimientos reconfortantes y me asustaba a la vez.
Las cintas de la terminal no se podía decir que estuvieran a pleno rendimiento, por lo menos no las de nuestro vuelo. ¿Dónde demonios estaban nuestras maletas? Como las hubiesen perdido, conocerían la furia de Cassandra Marie Henderson.
Resoplé. Una vez más.
Nicholas rió.
—Aparecerán —aseguró con un tono increíblemente calmado.
—Admiro tu optimismo. Porque como me hayan perdido mis maletas se les caerá el pelo. ¡Tengo montones de cosas importantes ahí!
—Tranquilízate, Cassie.
—Qué fácil es decirlo —musité en un murmullo casi inaudible.
Sí, lo reconozco, estaba nerviosa. Nerviosa por tener que ver a mis padres. Porque esperaba su reacción y su, seguramente, desilusión en sus ojos.
—Y también hacerlo —replicó—. Deja la mente en blanco, lo necesitas.
—En serio, ¿por qué haces todo esto?
—Quizás… Porque has sido una buena compañera de asiento, una buena almohada, buena conversadora, una buena…
—Pesada —continué por él.
—Bueno, hay pesadas que son insoportables y otras que no lo son. Tú figuras en el segundo grupo —me guiñó un ojo.
—Pues yo debo decir lo contrario —me miró con los ojos desorbitados, sorprendido—. No me refiero a que seas un pelmazo insoportable. Me refiero a que has sido un gran compañero de vuelo, en todos los sentidos.
—Eso es un buen cumplido —admitió con una tímida sonrisa.
—Y una gran verdad.
Nos sonreímos con complicidad y seguimos esperando a que nuestras maletas se dignasen a aparecer. Aunque, por otra parte, saber que no iba a volver a verle, me causaba un gran vacío y una extraña sensación en el pecho.
—Ahí están —dijo, acercándose más a la cinta y yo a su lado.
Unos pocos empezaron a aplaudir irónicamente.
El equipaje de Nick apareció antes que el mío pero él esperó como un caballero, paciente a que también salieran mis maletas para poder ayudarme con ellas. Cuando me cercioré de que estaban las tres, eran las mías y no me habían robado nada, ambos compartimos un carrito y salimos hacia la terminal donde montones de personas esperaban con la ilusión en sus rostros reencontrarse con sus seres queridos. Nick portaba únicamente una pequeña maleta que parecía no pesar mucho, aún así, no me importó empujar el carro. No pude evitar pensar que parecíamos una pareja que acababa de llegar de algún viaje de placer conjunto.
Y se me encogió el corazón.
Pasaban poco más de las nueve de la mañana con lo cual, dudaba que Lisa estuviese allí como me prometió que lo haría. Tocaba el momento. El horrible momento de la despedida.
—Bueno —nos detuvimos cerca de un panel que anunciaba las llegadas y salidas de los aviones—. Ha sido un placer conocerte, Nicholas. Gracias por todo.
—Nick, por favor.
—Por supuesto, Nick —acabé enfatizando ante su insistencia. Sonrió.
—El placer ha sido mío, Cassie —extendió su mano y se la estreché sin vacilar.
—Espero verte por aquí o, si no, en Francia, ya sabes —sonreí sin gracia.
—Seguro. Además, me lo prometiste.
—Sí, es cierto. Lo hice.
—Cuídate.
—Siempre. Tú también.
Se giró bajo mi atenta mirada y empezó a andar pero, como si hubiese chocado con una pared invisible, frenó de súbito. Se dio la vuelta y retomó su camino hacía mí otra vez.
—Cassie… —dijo, intentando tantear el terreno mientras yo solo podía mirarle embelesada. Extendió una pequeña tarjeta ante mí—. Si tienes algún problema o me necesitas, llámame. Sea la hora que sea. Y si algún día te apetece tomar algo, también.
—Eres muy amable, gracias —a duras penas las palabras salieron de mi boca y es que resultaba bastante difícil mis ganas de contener las ganas de montar una fiesta en la terminal.
Y cuando se inclinó, directamente hacía mí, olvidé como respirar. Depositó un leve beso en mi mejilla y me sonrió por última vez antes de retomar su camino. Ya a lo lejos (no había tenido el suficiente valor como para apartar los ojos de él) se volvió en redondo y alzó una mano, ahora sí, como despedida. O tal vez un hasta pronto.
—¡Cass de Naranja! —exclamó Lisa, sacándome de mis ensoñaciones de volver a ver a Nicholas cuando se abalanzó sobre mí. Trastabillamos un poco pero no llegamos a caernos y fue cuando me abrazó tan fuerte que casi me dejó sin aire.
—Liz… Liz… —dije a duras penas—. ¡Me ahogas!
—¿Cómo quieres que no lo haga? —Cuestionó con voz emocionada—. Hace cuatro años que no te veía.
—Lo sé, lo sé —admití cogiendo una bocanada de aire cuando me soltó—. Culpa mía.
—Y para colmo —¿dónde demonios había quedado su voz rota?—, llevo un buen rato esperando entre todo el gentío que se apuntala ahí en la barra con un cartelito y ni siquiera lo has visto.
—¿Qué cartelito?
—Este —lo sacó de debajo de su brazo y, en letras bien grandes, ponía: “CASS DE NARANJA”.
—Te odio —espeté entrecerrando los ojos—. ¿Por qué no dejas de llamarme así de una vez? Ya hemos crecido.
—Lo sé, ¡pero me sigue pareciendo tan graciosa! —rió—. ¿Dónde estabas mirando?
—¡No te lo vas a crees, Liz! —exclamé contenta, ilusionada. Pasé a contarle toda la historia de lo que ocurrió con Nicholas y, sin darme cuenta habíamos llegado al parking y estábamos en busca de su coche. Su reacción no se hizo de esperar: me miró largamente, con cara seria y acabó por alzar los ojos al cielo.
—Ya has vuelto a ver películas románticas, ¿no? —preguntó.
—¡NO! Quiero decir, sí, pero, te juro que sentí algo y creo que el también, Liz. Además, me regaló este peluchito tan bonito. ¿No te parece un gran gesto por una tontería?
—Te diré lo que me parece: una cursilada es como se puede definir, sí.
—Tonta —mascullé—. Tu falta de romanticismo es sorprendente.
—Vamos, tienes veinticuatro años. ¡Madura! —Bromeó, agitándome por los hombros—. Cosas como esas se utilizan en las películas con el fin de hacer publicidad para que las románticas empedernidas como tú cojan aviones, trenes, barcos o lo que quieras y crean que pueden encontrar al amor de su vida y, ya de paso, gastarse todo el dinero en contratar servicios de su compañía. Me pensaré demandarles por haceros falsas ilusiones a ti a las que son como tú.
La miré boquiabierta. Me detuve en una de las columnas quitándome algo que se había enganchado en la suela de mis sandalias.
—Eres tan retorcida… Y cínica —agregué. Mi palabra favorita sin duda.
—¿Todavía sigues con esa palabra tan fea en tu vocabulario?
—¿Palabra fea? —Incrédula, la miré con mi mejor cara de desconcierto—. Si no recuerdo mal, tú eras la que solías decir más “palabras feas” de las dos. Te recuerdo que tu bote de insultos se saldó con sesentaisiete dólares.
—Tú tampoco te libraste —me acusó, apuntándome con el dedo—. ¿Hace falta que te recuerde tus veintitrés dólares?
—Son cuarenta y cuatro menos que los tuyos, si me permites ser concisa. Pero claro, yo fui más lista; aprendí a decirlos mentalmente —sonreí orgullosa de un logro que me había costado la mismísima vida en su día. No decir palabras malsonantes era todo un reto.
Sobretodo cuando alguna estatuilla se te caía en el pie o intentabas acaparar el baño peleándote con tu hermana mayor.
—No soy cínica ni retorcida —siguió hablando del tema anterior, ignorándome—. La mejor palabra que me define es realista.
—Aguafiestas —repliqué.
—Amargada.
Me miró queriéndome decir inequívocamente que «eso ha sido una puñalada trapera».
—Ilusa.
—Anti-cuentos de hadas.
—Ignorante.
—¡Creer no es ignorar! —exploté, olvidando la batalla.
—Cassie, Cassie, Cassie… —rió—. Siempre consigo que acabes perdiendo y aún no se como.
—Ahora quien debería madurar eres tú, ¿no crees?
—Tú mal perder aún sigue presente —se burló y cogió el carrito otra vez—. Vamos anda, todos están deseando verte.
—¿Todos? —Pregunté incrédula—. Por favor, dime que no han montado una fiesta, te lo ruego.
—¿Tan malo sería?
—Eso es poco. Y no —interrumpí cuando vi que iba a abrir la boca para preguntarme lo que me parecería la supuesta “fiesta” —, no te lo diré. Sonaría demasiado… grosero.
—Bien, pues si te tranquiliza, no hay ninguna fiesta.
5.-
Nicholas me entretuvo durante lo que quedó de vuelo y la pesadilla del aterrizaje. No me habría importado seguir un poco más con el trayecto aunque me pareciese una completa tortura, pero solo teniéndole a mi lado me contradecía con sentimientos reconfortantes y me asustaba a la vez.
Las cintas de la terminal no se podía decir que estuvieran a pleno rendimiento, por lo menos no las de nuestro vuelo. ¿Dónde demonios estaban nuestras maletas? Como las hubiesen perdido, conocerían la furia de Cassandra Marie Henderson.
Resoplé. Una vez más.
Nicholas rió.
—Aparecerán —aseguró con un tono increíblemente calmado.
—Admiro tu optimismo. Porque como me hayan perdido mis maletas se les caerá el pelo. ¡Tengo montones de cosas importantes ahí!
—Tranquilízate, Cassie.
—Qué fácil es decirlo —musité en un murmullo casi inaudible.
Sí, lo reconozco, estaba nerviosa. Nerviosa por tener que ver a mis padres. Porque esperaba su reacción y su, seguramente, desilusión en sus ojos.
—Y también hacerlo —replicó—. Deja la mente en blanco, lo necesitas.
—En serio, ¿por qué haces todo esto?
—Quizás… Porque has sido una buena compañera de asiento, una buena almohada, buena conversadora, una buena…
—Pesada —continué por él.
—Bueno, hay pesadas que son insoportables y otras que no lo son. Tú figuras en el segundo grupo —me guiñó un ojo.
—Pues yo debo decir lo contrario —me miró con los ojos desorbitados, sorprendido—. No me refiero a que seas un pelmazo insoportable. Me refiero a que has sido un gran compañero de vuelo, en todos los sentidos.
—Eso es un buen cumplido —admitió con una tímida sonrisa.
—Y una gran verdad.
Nos sonreímos con complicidad y seguimos esperando a que nuestras maletas se dignasen a aparecer. Aunque, por otra parte, saber que no iba a volver a verle, me causaba un gran vacío y una extraña sensación en el pecho.
—Ahí están —dijo, acercándose más a la cinta y yo a su lado.
Unos pocos empezaron a aplaudir irónicamente.
El equipaje de Nick apareció antes que el mío pero él esperó como un caballero, paciente a que también salieran mis maletas para poder ayudarme con ellas. Cuando me cercioré de que estaban las tres, eran las mías y no me habían robado nada, ambos compartimos un carrito y salimos hacia la terminal donde montones de personas esperaban con la ilusión en sus rostros reencontrarse con sus seres queridos. Nick portaba únicamente una pequeña maleta que parecía no pesar mucho, aún así, no me importó empujar el carro. No pude evitar pensar que parecíamos una pareja que acababa de llegar de algún viaje de placer conjunto.
Y se me encogió el corazón.
Pasaban poco más de las nueve de la mañana con lo cual, dudaba que Lisa estuviese allí como me prometió que lo haría. Tocaba el momento. El horrible momento de la despedida.
—Bueno —nos detuvimos cerca de un panel que anunciaba las llegadas y salidas de los aviones—. Ha sido un placer conocerte, Nicholas. Gracias por todo.
—Nick, por favor.
—Por supuesto, Nick —acabé enfatizando ante su insistencia. Sonrió.
—El placer ha sido mío, Cassie —extendió su mano y se la estreché sin vacilar.
—Espero verte por aquí o, si no, en Francia, ya sabes —sonreí sin gracia.
—Seguro. Además, me lo prometiste.
—Sí, es cierto. Lo hice.
—Cuídate.
—Siempre. Tú también.
Se giró bajo mi atenta mirada y empezó a andar pero, como si hubiese chocado con una pared invisible, frenó de súbito. Se dio la vuelta y retomó su camino hacía mí otra vez.
—Cassie… —dijo, intentando tantear el terreno mientras yo solo podía mirarle embelesada. Extendió una pequeña tarjeta ante mí—. Si tienes algún problema o me necesitas, llámame. Sea la hora que sea. Y si algún día te apetece tomar algo, también.
—Eres muy amable, gracias —a duras penas las palabras salieron de mi boca y es que resultaba bastante difícil mis ganas de contener las ganas de montar una fiesta en la terminal.
Y cuando se inclinó, directamente hacía mí, olvidé como respirar. Depositó un leve beso en mi mejilla y me sonrió por última vez antes de retomar su camino. Ya a lo lejos (no había tenido el suficiente valor como para apartar los ojos de él) se volvió en redondo y alzó una mano, ahora sí, como despedida. O tal vez un hasta pronto.
—¡Cass de Naranja! —exclamó Lisa, sacándome de mis ensoñaciones de volver a ver a Nicholas cuando se abalanzó sobre mí. Trastabillamos un poco pero no llegamos a caernos y fue cuando me abrazó tan fuerte que casi me dejó sin aire.
—Liz… Liz… —dije a duras penas—. ¡Me ahogas!
—¿Cómo quieres que no lo haga? —Cuestionó con voz emocionada—. Hace cuatro años que no te veía.
—Lo sé, lo sé —admití cogiendo una bocanada de aire cuando me soltó—. Culpa mía.
—Y para colmo —¿dónde demonios había quedado su voz rota?—, llevo un buen rato esperando entre todo el gentío que se apuntala ahí en la barra con un cartelito y ni siquiera lo has visto.
—¿Qué cartelito?
—Este —lo sacó de debajo de su brazo y, en letras bien grandes, ponía: “CASS DE NARANJA”.
—Te odio —espeté entrecerrando los ojos—. ¿Por qué no dejas de llamarme así de una vez? Ya hemos crecido.
—Lo sé, ¡pero me sigue pareciendo tan graciosa! —rió—. ¿Dónde estabas mirando?
—¡No te lo vas a crees, Liz! —exclamé contenta, ilusionada. Pasé a contarle toda la historia de lo que ocurrió con Nicholas y, sin darme cuenta habíamos llegado al parking y estábamos en busca de su coche. Su reacción no se hizo de esperar: me miró largamente, con cara seria y acabó por alzar los ojos al cielo.
—Ya has vuelto a ver películas románticas, ¿no? —preguntó.
—¡NO! Quiero decir, sí, pero, te juro que sentí algo y creo que el también, Liz. Además, me regaló este peluchito tan bonito. ¿No te parece un gran gesto por una tontería?
—Te diré lo que me parece: una cursilada es como se puede definir, sí.
—Tonta —mascullé—. Tu falta de romanticismo es sorprendente.
—Vamos, tienes veinticuatro años. ¡Madura! —Bromeó, agitándome por los hombros—. Cosas como esas se utilizan en las películas con el fin de hacer publicidad para que las románticas empedernidas como tú cojan aviones, trenes, barcos o lo que quieras y crean que pueden encontrar al amor de su vida y, ya de paso, gastarse todo el dinero en contratar servicios de su compañía. Me pensaré demandarles por haceros falsas ilusiones a ti a las que son como tú.
La miré boquiabierta. Me detuve en una de las columnas quitándome algo que se había enganchado en la suela de mis sandalias.
—Eres tan retorcida… Y cínica —agregué. Mi palabra favorita sin duda.
—¿Todavía sigues con esa palabra tan fea en tu vocabulario?
—¿Palabra fea? —Incrédula, la miré con mi mejor cara de desconcierto—. Si no recuerdo mal, tú eras la que solías decir más “palabras feas” de las dos. Te recuerdo que tu bote de insultos se saldó con sesentaisiete dólares.
—Tú tampoco te libraste —me acusó, apuntándome con el dedo—. ¿Hace falta que te recuerde tus veintitrés dólares?
—Son cuarenta y cuatro menos que los tuyos, si me permites ser concisa. Pero claro, yo fui más lista; aprendí a decirlos mentalmente —sonreí orgullosa de un logro que me había costado la mismísima vida en su día. No decir palabras malsonantes era todo un reto.
Sobretodo cuando alguna estatuilla se te caía en el pie o intentabas acaparar el baño peleándote con tu hermana mayor.
—No soy cínica ni retorcida —siguió hablando del tema anterior, ignorándome—. La mejor palabra que me define es realista.
—Aguafiestas —repliqué.
—Amargada.
Me miró queriéndome decir inequívocamente que «eso ha sido una puñalada trapera».
—Ilusa.
—Anti-cuentos de hadas.
—Ignorante.
—¡Creer no es ignorar! —exploté, olvidando la batalla.
—Cassie, Cassie, Cassie… —rió—. Siempre consigo que acabes perdiendo y aún no se como.
—Ahora quien debería madurar eres tú, ¿no crees?
—Tú mal perder aún sigue presente —se burló y cogió el carrito otra vez—. Vamos anda, todos están deseando verte.
—¿Todos? —Pregunté incrédula—. Por favor, dime que no han montado una fiesta, te lo ruego.
—¿Tan malo sería?
—Eso es poco. Y no —interrumpí cuando vi que iba a abrir la boca para preguntarme lo que me parecería la supuesta “fiesta” —, no te lo diré. Sonaría demasiado… grosero.
—Bien, pues si te tranquiliza, no hay ninguna fiesta.
Última edición por Kevonita el Lun 20 Mayo 2013, 1:43 pm, editado 3 veces
Kevonita
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
Diioss! me encantó!
soy nueva lectoraa....
escribes hermosoo, tienes mucho talentoo
siguelaaa! :P
soy nueva lectoraa....
escribes hermosoo, tienes mucho talentoo
siguelaaa! :P
DaanMcCartney
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
loreloveskevin escribió:MaGuIi_DeKeV escribió:loreloveskevin escribió:Flor! Jajajajaja! Morí con tu comentario jajajaaja! Es perfecto, gracias! En cuanto a lo del ránking y poner a mi novela una de las primeras... Hay mucha gente que escribe mejor que yo entre ellas tú y todas lo sabemos. PASAROS POR SUS NOVELAS CHICAS! (it's too late to apologize & changes) En fin, Viquitoo, bienvenida! Gracias por comentar chicas! Dentro de un ratito colgaré un poco más! :D Un besazo! Os quiero!
Concuerdo al 100% con Flor eres una gran escritora, de verdad tu nove es muy, muy hermosa.
Muchas veces me dijeron: Una cosa es escribir bien y una muy distina es escribir lindo.
Yo digo que tù además de escribir Bien escribes Muy Lindo!!
Y sigue pronto Please
Kiss
Maga
:oops: :oops: :oops: Me haces enrojecer!!! Jajajajajaa! Yo, opino lo mismo de tí y de Flor, de verdad que sí. Así que venga, seguid las dos! Un besazo! :D
NO , NO ACÁ LA QUE ESCRIBE MEJOR SOS VOS . OSEA NO YO. NICHOLAS Y LA GRAN CONSTITUCIÓN. NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO NO. NICHOLAS. NO NO NO NO. BASTA GFJKLGHFJKGH ME VUELVE LOCA.
ES QUE ADMITAMOS QUE ES, CASSIE LE HUBIERAS COMIDO LA BOCA CUANDO SE INCLINO HACIA VOS. OSEA. REACCIONA! ES NICK JONAS, EL HOMBRE MÁS SEXY JAMÁS VISTO SOBRE LA TIERRA.
TE QUIERO . AMÉ EL CAP. QUIERO REENCUENTRO YAAAA!
FLOR
macanudisima
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
el capitulo me enamore.. nicholas me enamora-- el siempre sera el mejor compñaero de avion
cuidate
cuidate
Invitado
Invitado
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
personalmente estaba pensando que de igual modo le temo a los aviones pero si My nicholas jerry jonas es mi compañero viajo desde estados unidos a autralia y de vuelta
otro cap!
otro cap!
Invitado
Invitado
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
-
Última edición por Kevonita el Lun 20 Mayo 2013, 1:43 pm, editado 4 veces
Kevonita
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
oh my god como tengo una amiga tan amargada 77
bueno sigue porfavor deberiamos tener mas hace dias que no subias 77
bye
bueno sigue porfavor deberiamos tener mas hace dias que no subias 77
bye
Invitado
Invitado
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
Lore, querida, estoy extremadamente fascinada con tu novela. Y necesito que pongas más. Respecto a la mía, se que estuve ausentada por un largo tiempo, pero me paso como a vos, la inspiración se salió completamente de mi ser.
Prometo ponerme al día.
Te quiero.
Flor
Prometo ponerme al día.
Te quiero.
Flor
macanudisima
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
NUEVA LECTORA! :D
ME ENCANTO, LA AME, ES MUY TIERNA, MUY HERMOSA :love:
ESCRIBIS EXCELENTE LORE! EN SERIO TENES MUCHO TALENTO!
AAAAAAAAW NICK ES TAN TIERNO :love: NONO LA AME!
SEGUILA! :D
ME ENCANTO, LA AME, ES MUY TIERNA, MUY HERMOSA :love:
ESCRIBIS EXCELENTE LORE! EN SERIO TENES MUCHO TALENTO!
AAAAAAAAW NICK ES TAN TIERNO :love: NONO LA AME!
SEGUILA! :D
Invitado
Invitado
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
Roo ! escribió:NUEVA LECTORA! :D
ME ENCANTO, LA AME, ES MUY TIERNA, MUY HERMOSA :love:
ESCRIBIS EXCELENTE LORE! EN SERIO TENES MUCHO TALENTO!
AAAAAAAAW NICK ES TAN TIERNO :love: NONO LA AME!
SEGUILA! :D
LO MISMO DIGO!! ^^
ESTA SUPER!!!
LA AME!! SIGUELA!!
SI KIERES PUEDES PASARTE X CUALKIERA DE LAS MIAS!! ^^
BYE!! :rendeer:
Invitado
Invitado
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
porfavor sube cap.. todas lo queremos u.u ya llevas tiempo sin subir me torturas
Invitado
Invitado
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