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~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
¡Hola chicas! Ya estoy aquí! Siento la tardanza en colgar el capítulo pero es que a veces escribo lento o, a veces no escribo y eso me hace retrasarme con los capítulos... Lo siento de veras... :S
Cambiando de tema, Natalie_scream.it!, Roo! bienvenidas a mi fic! Y a las demás, gracias por seguir apoyándome y dándome ánimos para seguir escribiendo y por las palabras taaaan bonitas que me decís :D Este es mi post 90 en el foro y me alegro de compartirlo con vosotras. :D
Solté un suspiro de alivio.
Aunque fueran las ocho de la mañana mis padres eran, sin lugar a dudas, muy capaces de organizar una fiesta de bienvenida por todo lo alto. Pero yo no quería nada de eso. Me bastaba con que todo lo que estaba por venir acabase pronto, algo que empezaba a dudar: apenas llevaba allí media hora y ya me parecía una eternidad. Y, para colmo, estaba empezando a mostrarme como una cínica sin sentimientos.
—¿Dónde crees que vas? —Dijo Lisa, interrumpiendo mis pensamientos y mis pasos.
—Iba en busca de tu coche… que no era este la última vez que hablé contigo —repliqué, observando como le quitó el seguro con el mando a distancia a un Mercedes biplaza de última generación color azul oscuro.
—Que yo recuerde, la última vez que hablamos fue… ¿Hace ocho meses?
—¿En tan poco tiempo has cambiado de coche? Increíble… Por lo menos demuestras que tienes gusto… Es bonito —admití, encogiéndome de hombros.
—Lo sé —sonrió orgullosa a la vez que intentaba poner las maletas en el maletero—. Chica, que llevas aquí ¿piedras?
—Mi ropa.
—¿Y el armario también?
—Habría que ver que pondrías tú —me crucé de brazos, haciéndome la ofendida.
Se río como respuesta, algo muy típico de ella. Me monté en el asiento del copiloto al tiempo que ella también lo hacía en el del conductor y no tardé en soltar un bufido de inconformidad.
—¿A que ha venido eso? —preguntó, poniéndose el cinturón.
—Este coche apesta a caro —observé, casi escupiendo las palabras.
—Que curioso —olisqueó un poco, con aquél aire gracioso típico de ella—. Juraría que huele a ambientador.
—Eso es a lo que menos huele, te lo puedo asegurar —comprobé el compartimento del coche que hacía las veces de cenicero—. ¿Vuelves a fumar, no?
—Pues claro que no —respondió casi a la defensiva, evitando mirarme. Arrancó el coche—. Es Evan.
—Evan… Claro. No sabía que fumara.
—Se enganchó por la presión del trabajo.
—Ya… Entonces debo haber sido yo la que me he equivocado.
—¿En qué? —preguntó curiosa. Introdujo el ticket del aparcamiento en la máquina que abrió automáticamente la valla para darnos paso.
—En que te huele el aliento a humo. Pero bueno, supongo que, o es tu aliento mañanero o tu pasta de dientes. Si es lo segundo, te aconsejo que lo cambies por el bien de los demás.
—A veces odio que seas tan observadora —masculló.
—Fíjate. Te estás poniendo a la defensiva. Y eso que no he dicho que también he visto marcas de pintalabios en la boquilla.
—Sí, ¿de acuerdo? Lo reconozco. Vuelvo a fumar. Hace unos meses me entró la necesidad y desde que volví a probarlo ya no he podido dejarlo —admitió, entre lastimeramente y frustrada.
—Puede que a mamá y a papá les engañes, pero conmigo no cuela —sonreí orgullosa—. ¡Vamos, no es el fin del mundo, mujer! A ver si las dos conseguimos quitarnos el vicio: tú por la nicotina y yo por cafeína o si no, acabaremos con cáncer de pulmón y una úlcera en el estómago respectivamente.
Lisa era todo lo contrario a mí, y, cómo era lógico, todos nuestros conocidos sabían quien tenía los genes de quién. Por ser la mayor, se había quedado con lo mejor: unos ojos claros de un azul cielo con los que no hacía mucha falta el maquillaje para potenciarlos por que ya lo hacían por si solos, unas pestañas largas y espesas y una melena castaña clara que a la luz del sol parecía más rubia que castaña. Físicamente, no es que también fuera un espanto si no todo lo contrario. Tenía una estatura media y complexión delgada de piel bronceada con un brillo que envidiaba desde siempre pero, mucho más allá de eso, era una gran persona a la que yo adoraba aunque a veces no se notase mucho. Aunque no tenía apariencia de ello (por el ya sabidísimo tópico de que las rubias son tontas), era lista, simpática, agradable, que sabía escuchar y una cualidad bastante importante: a la hora de hablar no lo hacía como una pija redomada.
—¿Sabes? —Dijo, rompiendo mi tarareo de la canción Sway de Michael Bublé que reproducía la radio—. Mamá y papá están deseando volver a verte.
—¿Sí…?
Ni siquiera me esforcé en que mi tono sonase entusiasmado.
—De verdad —me miró de refilón. Carraspeó, preparándose para el discurso de turno—. Mira, sé que estás resentida por…
—¿Qué pretendes, Elisabeth? —Siempre que decía su nombre completo era cuando estaba enfadada como empezaba a estarlo en esos momentos—. ¿Hacer una obra de caridad para que mamá y papá te otorguen el premio a la mejor hija? Perdona que te lo diga pero siempre lo tuviste así que no hace falta que sigas por ahí.
—Para el carro, ¿quieres? —Me frenó con sequedad—. No voy a reprocharte tus palabras porque tú ya lo sabes pero estoy harta de todo este problema que ya viene de muchos años atrás.
—No será porque yo lo haya empezado —interrumpí en un gruñido.
—Tienes toda la razón y no te lo voy a discutir.
—¡Faltaría más! —intervine, alzando las manos y dejándolas caer pesadamente sobre mi regazo.
—¿Quieres dejarme acabar, por favor?
—¡No! No, porque ya sé de que va todo esto. Precisamente por eso me fui y no tenía pensado volver.
—¿De verdad hace falta decir eso? —Sabía que estaba reflejando toda la crudeza en sus palabras porque no podía apartar la mirada de la carretera—. Eres una egoísta.
—¿Egoísta? ¿Yo? —Exploté—. ¡Deja que me ría! De acuerdo, explícamelo porque no entiendo que tiene de malo preocuparme por mi futuro. Un futuro que intento labrarme yo solita sin la ayuda de nadie excepto de Jacques y Estelle. Ninguno de vosotros creyó en mí. ¿Y encima, tienes el valor de decirme a la cara, con toda desfachatez, que yo soy la egoísta y la mala de este maldito cuento? Oh, pues perdona si yo no lo creo así. Aquí los únicos que se merecen ese título porque se lo han ganado a pulso son mamá y papá —enfaticé las dos palabras por si acaso no sabía a quién me refería—, por mucho que te duela. Y añadiré que un cheque todos los meses no arregla las cosas.
—Ahora estás siendo injusta también —me acusó.
—Lo que tú digas.
—Lo estás siendo en mi caso —objetó—. Yo siempre te apoyé.
—¿Siempre? Permíteme que lo dude porque ahora mismo no lo estás haciendo del todo.
—Mira —dijo, relajada o aparentando estarlo—. Ellos han sufrido mucho desde que te fuiste.
—Lo dudo bastante.
—¿Quieres callarte de una vez? —explotó en un bramido que me asustó y me hizo encogerme en mi asiento. Siguió hablando con un tono de voz osco—. Únicamente intento explicarte qué ocurrió. Me vas a dejar acabar ahora, ¿verdad?
Asentí con la cabeza temerosa de pronunciar una palabra por si me lanzaba otra reprimenda bocal.
—Mira, ellos saben que no lo hicieron bien pero, después de tu marcha, se sintieron mal. Supongo que cuando quisieron darse cuenta de la presión a la que te habían sometido automáticamente entendieron que habías escapado por ese motivo. Ya te lo he dicho, no intento defenderles, simplemente quiero que sepas lo que ocurrió porque no es la imagen que tú te has formado —aprovechó que un semáforo se puso en rojo para hacer una pausa y mirarme—. Lo que quiero decir es que aprendieron la lección demasiado tarde y se dieron cuenta de que se excedieron. Pero ahora están dispuestos a enmendar su error.
—Claro. Y te crees que en todo este tiempo yo no he sufrido —dije, escapando de su mirada para que no viese una tímida lágrima resbalar por mi mejilla.
—Lo hago por el bien de todos, Cass. Ellos están muy arrepentidos y podrás comprobarlo tu misma.
—Sabía que no debería haber venido —dije más para mí misma que para ella.
—No digas eso. Te prometo que las cosas cambiarán.
—¿Por qué debería creerte? —cuestioné.
—Porque soy tu hermana. ¿No te es suficiente? —me sonrió, intentando animarme.
—Ahora mismo, no del todo.
Cambiando de tema, Natalie_scream.it!, Roo! bienvenidas a mi fic! Y a las demás, gracias por seguir apoyándome y dándome ánimos para seguir escribiendo y por las palabras taaaan bonitas que me decís :D Este es mi post 90 en el foro y me alegro de compartirlo con vosotras. :D
6.-
Solté un suspiro de alivio.
Aunque fueran las ocho de la mañana mis padres eran, sin lugar a dudas, muy capaces de organizar una fiesta de bienvenida por todo lo alto. Pero yo no quería nada de eso. Me bastaba con que todo lo que estaba por venir acabase pronto, algo que empezaba a dudar: apenas llevaba allí media hora y ya me parecía una eternidad. Y, para colmo, estaba empezando a mostrarme como una cínica sin sentimientos.
—¿Dónde crees que vas? —Dijo Lisa, interrumpiendo mis pensamientos y mis pasos.
—Iba en busca de tu coche… que no era este la última vez que hablé contigo —repliqué, observando como le quitó el seguro con el mando a distancia a un Mercedes biplaza de última generación color azul oscuro.
—Que yo recuerde, la última vez que hablamos fue… ¿Hace ocho meses?
—¿En tan poco tiempo has cambiado de coche? Increíble… Por lo menos demuestras que tienes gusto… Es bonito —admití, encogiéndome de hombros.
—Lo sé —sonrió orgullosa a la vez que intentaba poner las maletas en el maletero—. Chica, que llevas aquí ¿piedras?
—Mi ropa.
—¿Y el armario también?
—Habría que ver que pondrías tú —me crucé de brazos, haciéndome la ofendida.
Se río como respuesta, algo muy típico de ella. Me monté en el asiento del copiloto al tiempo que ella también lo hacía en el del conductor y no tardé en soltar un bufido de inconformidad.
—¿A que ha venido eso? —preguntó, poniéndose el cinturón.
—Este coche apesta a caro —observé, casi escupiendo las palabras.
—Que curioso —olisqueó un poco, con aquél aire gracioso típico de ella—. Juraría que huele a ambientador.
—Eso es a lo que menos huele, te lo puedo asegurar —comprobé el compartimento del coche que hacía las veces de cenicero—. ¿Vuelves a fumar, no?
—Pues claro que no —respondió casi a la defensiva, evitando mirarme. Arrancó el coche—. Es Evan.
—Evan… Claro. No sabía que fumara.
—Se enganchó por la presión del trabajo.
—Ya… Entonces debo haber sido yo la que me he equivocado.
—¿En qué? —preguntó curiosa. Introdujo el ticket del aparcamiento en la máquina que abrió automáticamente la valla para darnos paso.
—En que te huele el aliento a humo. Pero bueno, supongo que, o es tu aliento mañanero o tu pasta de dientes. Si es lo segundo, te aconsejo que lo cambies por el bien de los demás.
—A veces odio que seas tan observadora —masculló.
—Fíjate. Te estás poniendo a la defensiva. Y eso que no he dicho que también he visto marcas de pintalabios en la boquilla.
—Sí, ¿de acuerdo? Lo reconozco. Vuelvo a fumar. Hace unos meses me entró la necesidad y desde que volví a probarlo ya no he podido dejarlo —admitió, entre lastimeramente y frustrada.
—Puede que a mamá y a papá les engañes, pero conmigo no cuela —sonreí orgullosa—. ¡Vamos, no es el fin del mundo, mujer! A ver si las dos conseguimos quitarnos el vicio: tú por la nicotina y yo por cafeína o si no, acabaremos con cáncer de pulmón y una úlcera en el estómago respectivamente.
Lisa era todo lo contrario a mí, y, cómo era lógico, todos nuestros conocidos sabían quien tenía los genes de quién. Por ser la mayor, se había quedado con lo mejor: unos ojos claros de un azul cielo con los que no hacía mucha falta el maquillaje para potenciarlos por que ya lo hacían por si solos, unas pestañas largas y espesas y una melena castaña clara que a la luz del sol parecía más rubia que castaña. Físicamente, no es que también fuera un espanto si no todo lo contrario. Tenía una estatura media y complexión delgada de piel bronceada con un brillo que envidiaba desde siempre pero, mucho más allá de eso, era una gran persona a la que yo adoraba aunque a veces no se notase mucho. Aunque no tenía apariencia de ello (por el ya sabidísimo tópico de que las rubias son tontas), era lista, simpática, agradable, que sabía escuchar y una cualidad bastante importante: a la hora de hablar no lo hacía como una pija redomada.
—¿Sabes? —Dijo, rompiendo mi tarareo de la canción Sway de Michael Bublé que reproducía la radio—. Mamá y papá están deseando volver a verte.
—¿Sí…?
Ni siquiera me esforcé en que mi tono sonase entusiasmado.
—De verdad —me miró de refilón. Carraspeó, preparándose para el discurso de turno—. Mira, sé que estás resentida por…
—¿Qué pretendes, Elisabeth? —Siempre que decía su nombre completo era cuando estaba enfadada como empezaba a estarlo en esos momentos—. ¿Hacer una obra de caridad para que mamá y papá te otorguen el premio a la mejor hija? Perdona que te lo diga pero siempre lo tuviste así que no hace falta que sigas por ahí.
—Para el carro, ¿quieres? —Me frenó con sequedad—. No voy a reprocharte tus palabras porque tú ya lo sabes pero estoy harta de todo este problema que ya viene de muchos años atrás.
—No será porque yo lo haya empezado —interrumpí en un gruñido.
—Tienes toda la razón y no te lo voy a discutir.
—¡Faltaría más! —intervine, alzando las manos y dejándolas caer pesadamente sobre mi regazo.
—¿Quieres dejarme acabar, por favor?
—¡No! No, porque ya sé de que va todo esto. Precisamente por eso me fui y no tenía pensado volver.
—¿De verdad hace falta decir eso? —Sabía que estaba reflejando toda la crudeza en sus palabras porque no podía apartar la mirada de la carretera—. Eres una egoísta.
—¿Egoísta? ¿Yo? —Exploté—. ¡Deja que me ría! De acuerdo, explícamelo porque no entiendo que tiene de malo preocuparme por mi futuro. Un futuro que intento labrarme yo solita sin la ayuda de nadie excepto de Jacques y Estelle. Ninguno de vosotros creyó en mí. ¿Y encima, tienes el valor de decirme a la cara, con toda desfachatez, que yo soy la egoísta y la mala de este maldito cuento? Oh, pues perdona si yo no lo creo así. Aquí los únicos que se merecen ese título porque se lo han ganado a pulso son mamá y papá —enfaticé las dos palabras por si acaso no sabía a quién me refería—, por mucho que te duela. Y añadiré que un cheque todos los meses no arregla las cosas.
—Ahora estás siendo injusta también —me acusó.
—Lo que tú digas.
—Lo estás siendo en mi caso —objetó—. Yo siempre te apoyé.
—¿Siempre? Permíteme que lo dude porque ahora mismo no lo estás haciendo del todo.
—Mira —dijo, relajada o aparentando estarlo—. Ellos han sufrido mucho desde que te fuiste.
—Lo dudo bastante.
—¿Quieres callarte de una vez? —explotó en un bramido que me asustó y me hizo encogerme en mi asiento. Siguió hablando con un tono de voz osco—. Únicamente intento explicarte qué ocurrió. Me vas a dejar acabar ahora, ¿verdad?
Asentí con la cabeza temerosa de pronunciar una palabra por si me lanzaba otra reprimenda bocal.
—Mira, ellos saben que no lo hicieron bien pero, después de tu marcha, se sintieron mal. Supongo que cuando quisieron darse cuenta de la presión a la que te habían sometido automáticamente entendieron que habías escapado por ese motivo. Ya te lo he dicho, no intento defenderles, simplemente quiero que sepas lo que ocurrió porque no es la imagen que tú te has formado —aprovechó que un semáforo se puso en rojo para hacer una pausa y mirarme—. Lo que quiero decir es que aprendieron la lección demasiado tarde y se dieron cuenta de que se excedieron. Pero ahora están dispuestos a enmendar su error.
—Claro. Y te crees que en todo este tiempo yo no he sufrido —dije, escapando de su mirada para que no viese una tímida lágrima resbalar por mi mejilla.
—Lo hago por el bien de todos, Cass. Ellos están muy arrepentidos y podrás comprobarlo tu misma.
—Sabía que no debería haber venido —dije más para mí misma que para ella.
—No digas eso. Te prometo que las cosas cambiarán.
—¿Por qué debería creerte? —cuestioné.
—Porque soy tu hermana. ¿No te es suficiente? —me sonrió, intentando animarme.
—Ahora mismo, no del todo.
Última edición por Kevonita el Vie 14 Jun 2013, 3:39 pm, editado 3 veces
Kevonita
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
WOW SE ENCULO CON LA HERMANA JAJAJAJA
QUIERO QE SE VUELVAN A ENCONTRAR CON NIIIIIIIIIIICK
AAAAAAAY SEGUILAA :love:
QUIERO QE SE VUELVAN A ENCONTRAR CON NIIIIIIIIIIICK
AAAAAAAY SEGUILAA :love:
Invitado
Invitado
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
TE AMO TE AMO TE AMO CASSIE TE AMO. GRACIAS POR SUBIR NOVELA JAJJA !
TE QUIERO LOQUILLA
TE QUIERO LOQUILLA
macanudisima
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
Nueva lectora..!!!
amoooo esta noveee please seguila..!!!
amoooo esta noveee please seguila..!!!
Invitado
Invitado
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
awww!!! Nicholas!! como lo adoro!!! lo amo!!! es mi todoo!! :arre: !
me encanta tu nove! es suepr!! la adoro!!...
me encanta tu nove! es suepr!! la adoro!!...
i love u [silvanitaa]
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
seguila!!
seguila!!
seguila!!
seguila!!
seguila!!
seguila!!
:D :D :D !!.
.
seguila!!
seguila!!
seguila!!
seguila!!
seguila!!
:D :D :D !!.
.
i love u [silvanitaa]
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
-
Última edición por Kevonita el Mar 21 Mayo 2013, 11:16 am, editado 2 veces
Kevonita
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
SIIGUEE.. PORFAA..!!
AMO ESTA NOVELAA.. !!!! :study: :inlove:
AMO ESTA NOVELAA.. !!!! :study: :inlove:
Invitado
Invitado
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
por el amor de jesus no sabes los deseos que tengo de que aparezca nicholas no seas malas y cumpleme el deseo..
aveces uno quiere arreglar mil errores pero ya es muy tarde..
aveces uno quiere arreglar mil errores pero ya es muy tarde..
Invitado
Invitado
Re: ~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]
SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA SEGUILA
QIERO A NIIIIIIIIIIIIIICK! xD
QIERO A NIIIIIIIIIIIIIICK! xD
Invitado
Invitado
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