Re: Enamorada de un Traidor (Fred Weasley & ______ Malfoy) T E R M I N A D A

por Invitado Vie 13 Sep 2013, 5:12 pm

Owwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww Fred la sigue amando y la raya no lo acepta... Yo si te quiero Fred. ¡YO TE AMO! Okno, lo siento, es tuyo, es tuyo. Dios, a mi tambien me dio risa lo de "!¿Pero que rapiñadores?!" Hahahaha.
Bueno, tengo que irme, Jace me esta molestando ¬¬ Hahaha XD
Te quiero Annie!
Besos
-Val

por **.::AbyDeHoran::.** Vie 13 Sep 2013, 6:00 pm

Sorry por no haber comentado antes!!

Me encanto el maratón jeje, Luna como siempre comprensiva y dando buenos consejo J agg esa Rita es agg la ODIO como se le ocurre inventar que George&rayis según tienen una relación (WTF) …OH POR LA BARBAS DE MERLIN!!! George beso a rayis…que fuerte lol, oh rayis esta totalmente confundida y mas con eso (yo lo estaría jeje.

El ultimo capitulo casi me hace llorar, osea como se le ocurre a rayis desear que muera, aww Fred fue a verla, que lindo <3

Besos.

por **taeyong.** Vie 13 Sep 2013, 6:38 pm

ANAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA, ah.
el capítulo estuvo hermoso asdfghjkl<3 tú escribes hermoso<3 dios, yo no quiero a George y a Rayis tipo friendzone(? ni tampoco rivalidad Weasley, you know(? yo realmente creo que George la besó algo así para, por decirlo, liberarse(? no sé, en el fondo debería sentirse mal por lo de Lia u.u y por eso fue un impulso. Fred deseándole suerte, awwwwwww:'333 me morí, que lindo, pero igual, siempre digna malfoy, siempre digna ¬¬ no quiero que sea mañana(? bc cedric...amo a cedric:c ponle a George una novia que se llame Ana, yo se que tu quieres. Amé el cap, mujer, siguela<3

por **Sabaku No Saara** Vie 13 Sep 2013, 6:38 pm

TE DIJE QUE AMO TU NOVE? ;D
Te dije que me encantó el capitulo? :D
Te dije que siguela cuando puedas? :)
Te dije que amo tu firma? ♥
Besos (Te dije? xD)

por **tobias.** Sáb 14 Sep 2013, 9:45 am

VaalDiirectiioner escribió:Owwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww Fred la sigue amando y la raya no lo acepta... Yo si te quiero Fred. ¡YO TE AMO! Okno, lo siento, es tuyo, es tuyo. Dios, a mi tambien me dio risa lo de "!¿Pero que rapiñadores?!" Hahahaha.
Bueno, tengo que irme, Jace me esta molestando ¬¬ Hahaha XD
Te quiero Annie!
Besos
-Val

¡Yo también te amo Fred! Podemos casarnos y tener muchos hijos (eres una maldita mal pensada). Nah, es de Ems, mío y tuyo ó sea se puede compartir... Aunque es más mío. Hahahaha, Jace es algo fastidioso, pero igual lo amo. Tkm.
Besos.

por **tobias.** Sáb 14 Sep 2013, 9:50 am

quinesa Malfoy Potter escribió:Sorry por no haber comentado antes!!

Me encanto el maratón jeje, Luna como siempre comprensiva y dando buenos consejo J agg esa Rita es agg la ODIO como se le ocurre inventar que George&rayis según tienen una relación (WTF) …OH POR LA BARBAS DE MERLIN!!! George beso a rayis…que fuerte lol, oh rayis esta totalmente confundida y mas con eso (yo lo estaría jeje.

El ultimo capitulo casi me hace llorar, osea como se le ocurre a rayis desear que muera, aww Fred fue a verla, que lindo <3

Besos.

Hahaha, no importa. ¡Que bueno que te gusto! Yo amo a Luna, no sé qué tiene que la amo, es tan perfect. Es una bitch y una playa, significa lo mismo pero bueno. Es que George es hermosamente perfecto y Fred es violosamente perfecto. Amo a ambos, si fuera Rayis me tiro de un barranco o salgo con los dos, lo cual no es buena idea ya que son hermanos. Ni modo, amo a los dos. Hahaha, yo a veces lloro, pero casi nunca.
Besos.

por **tobias.** Sáb 14 Sep 2013, 10:00 am

Wanda. escribió:ANAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA, ah.
el capítulo estuvo hermoso asdfghjkl<3 tú escribes hermoso<3 dios, yo no quiero a George y a Rayis tipo friendzone(? ni tampoco rivalidad Weasley, you know(? yo realmente creo que George la besó algo así para, por decirlo, liberarse(? no sé, en el fondo debería sentirse mal por lo de Lia u.u y por eso fue un impulso. Fred deseándole suerte, awwwwwww:'333 me morí, que lindo, pero igual, siempre digna malfoy, siempre digna ¬¬ no quiero que sea mañana(? bc cedric...amo a cedric:c ponle a George una novia que se llame Ana, yo se que tu quieres. Amé el cap, mujer, siguela<3

Haha, se cortaron las "A", o al menos en mi computadora se cortaron D:
Hahahaha, es que George es tan perfecto pero Fred también, ya sabes, es tanta confusión. ¡Que bueno que te gusto y gracias! El pobre George se sentía abandonado y encontró consuelo en Rayis, ah, yo también estoy disponible, puedo consolarlo... Ah, claro que quiero, el maldito hdp es ajhkzsjgakh, indescriptiblemente hermoso. Maldito. Pobre Cedric, aun no me decido si matarlo o no... La sigo el lunes o eso creo.
Besos.

por **tobias.** Sáb 14 Sep 2013, 10:02 am

Sabaku No Saara escribió:TE DIJE QUE AMO TU NOVE? ;D
Te dije que me encantó el capitulo? :D
Te dije que siguela cuando puedas? :)
Te dije que amo tu firma? ♥
Besos (Te dije? xD)

Demasiadas preguntas, demasiadas... Ok, no. ¡Que bueno que te gusto! Hahaha, el maldito Jace es un dios del... Nada. La sigo pronto, linda.
Besos.

por **Estefania.** Sáb 14 Sep 2013, 10:28 am

Hoooolaaaa :D AMO AMO AMO LA NOVEEEEEEEE!!!! es encerio, es perfecta ( sacando el hecho de que Fred es un total bobo) ;) yo quiero que rayita vaya con Fred y le diga que lo ama y que vuelva de la tercera prueba y que se casen y tengan hijitos y que y que LA SIGAAAAS
Xoxo

por **tobias.** Sáb 14 Sep 2013, 12:43 pm

Estefania. escribió:Hoooolaaaa :D AMO AMO AMO LA NOVEEEEEEEE!!!! es encerio, es perfecta ( sacando el hecho de que Fred es un total bobo) ;)yo quiero que rayita vaya con Fred y le diga que lo ama y que vuelva de la tercera prueba y que se casen y tengan hijitos y que y que LA SIGAAAAS
Xoxo

¡QUE BUENO QUE TE GUSTE! De verdad, gracias, es muy tierno y lindo de tu parte. Hahaha, todos queremos eso, pero es algo extraño lo que sucede.... La sigo el lunes, último capítulo, pero tiene como quince páginas en word así que lo dividiré en dos probablemente.
Besos.

por **tobias.** Dom 15 Sep 2013, 4:46 pm

Caítulo 26: La Tercera Prueba (Parte 1/2)

.

—Estaremos haciendo una ronda por la parte exterior del laberinto —Nos dijo la profesora Mcgonagall—. Si tienen dificultades y quieren que los rescaten, echen al aire chispas rojas, y uno de nosotros irá a salvarlos, ¿han entendido?

Asentimos.

—Pues entonces... ya pueden irse —nos dijo Bagman con voz alegre.

—Buena suerte, _____ —susurró Draco, y nos fuimos en diferentes direcciones para situarnos alrededor del laberinto.

Bagman se apuntó a la garganta con la varita, murmuró «¡Sonorus!», y su voz, amplificada por arte de magia, retumbó en las tribunas:

—¡Damas y caballeros, va a dar comienzo la tercera y última prueba del Torneo de los tres magos! Permítanme que les recuerde el estado de las puntuaciones: empatados en el primer puesto, con ochenta y cinco puntos cada uno... ¡el señor Cedric Diggory y la señorita Malfoy, ambos del colegio Hogwarts! —Los aplausos y vítores provocaron que algunos pájaros salieran revoloteando del bosque prohibido y se perdieran en el cielo cada vez más oscuro—. En segundo lugar, con ochenta puntos, ¡el señor Viktor Krum, del Instituto Durmstrang! —Más aplausos—. Y, en tercer lugar, ¡la señorita Fleur Delacour, de la Academia Beauxbatons!

Pude distinguir a duras penas, en medio de las tribunas, a mi madre y a mi padre, que aplaudían a Fleur por cortesía. No los saludé, solo haría el ridículo y ni me devolverían el saludo.

—¡Entonces... cuando sople el silbato, entrarán ______ y Cedric! —dijo Bagman—. Tres... dos... uno...

Dio un fuerte pitido, y me adentre rápidamente junto con Cedric al laberinto.

Los altísimos setos arrojaban en el camino sombras negras y, ya fuera a causa de su altura y su espesor, o porque estaban encantados, el bramido de la multitud se apagó en cuanto traspasamos la entrada. Me sentía casi como si volviera a estar sumergida. Saque la varita, susurré «¡Lumos!», y oí a Cedric que hacía lo mismo detrás de mí. Después de unos cincuenta metros, llegamos a una bifurcación. Nos miramos.

—Hasta luego —dije, y opte irme por el de la izquierda, mientras Cedric cogía el de la derecha.

Oí por segunda vez el silbato de Bagman: Krum acababa de entrar en el laberinto. Me apresuré. El camino que había escogido parecía completamente desierto. Giré a la derecha y corrí, sosteniendo la varita por encima de la cabeza para tratar de ver lo más lejos posible. Pero seguía sin haber nada a la vista.

Se escuchó por tercera vez, distante, el silbato de Ludo Bagman. Ya estábamos todos los campeones dentro del laberinto.

Miraba atrás a cada rato. Sentía la ya conocida sensación de que alguien me vigilaba. El laberinto se volvía más oscuro a cada minuto, conforme el cielo se oscurecía. Llegó a una segunda bifurcación.

—¡Oriéntame! —le susurré a mi varita, poniéndola horizontalmente sobre la palma de mi mano.

La varita giró y señaló hacia la derecha, a pleno seto. Eso era el norte, y sabía que tenía que ir hacia el noroeste para llegar al centro del laberinto. La mejor opción era tomar la calle de la izquierda, y girar a la derecha en cuanto pudiera.

También aquella calle estaba vacía, y cuando encontré un desvío a la derecha y lo cogí, volví a hallar su camino libre de obstáculos. No sabía por qué, pero aquella ausencia de problemas me desconcertaba. ¿No tendría que haberme encontrado ya con algo? Parecía que el laberinto me estuviera tendiendo una trampa para que me sintiera segura y confiada. Luego oí moverse algo justo detrás de mí. Levanté la varita, lista para el ataque, pero el haz de luz que salía de ella se proyectó solamente en Cedric, que acababa de salir de una calle que había a mano derecha. Cedric parecía muy asustado: llevaba ardiendo una manga de la túnica.

—¡Los escregutos de cola explosiva de Hagrid! —dijo entre dientes—. ¡Son enormes! ¡Acabo de escapar ahora mismo!

Movió la cabeza a los lados, y salió de la vista por otro camino. Deseando poner la máxima distancia posible entre él y los escregutos, Me alejé a toda prisa. Entonces, al volver una esquina, vi... Un dementor caminaba hacia mí. Avanzaba con sus más de tres metros de altura, el rostro tapado por la capucha, las manos extendidas, putrefactas, llenas de pústulas, palpando a ciegas el camino hacia mí. Oí mi respiración ruidosa, pero sabía lo que tenía que hacer...

Intenté pensar en la cosa más feliz que se me ocurriera; se concentró con todas sus fuerzas en la idea de salir del laberinto y celebrarlo con Fred, levanté la varita y grité:

—¡Expecto patronum!

Aun no sé por qué pensé en él, pero salió bien. Una loba de plata salió del extremo de mi varita y fue corriendo hacia el dementor, que cayó de espaldas, tropezando en el bajo de la túnica... Yo nunca había visto tropezar a un dementor.

—¡Anda! —exclamé, yendo tras el patronus plateado—, ¡tú eres un boggart! ¡Riddíkulo!

Se oyó un golpe, y el mutable ser estalló en una voluta de humo. La loba de plata se desvaneció. Me hubiera gustado que se quedara para acompañarme... Pero seguí avanzando todo lo rápido y sigilosamente que podía, aguzando los oídos, con la varita en alto.

Izquierda, derecha, de nuevo izquierda... Dos veces me encontré en callejones sin salida. Repetí el encantamiento brújula, y me di cuenta de que me había desviado demasiado hacia el este. Volví sobre mis pasos, tomé una calle a la derecha, y vi una extraña neblina dorada que flotaba delante de mí.

Me acerqué con cautela, apuntando con el haz de luz de la varita. Parecía algún tipo de encantamiento. Me pregunté si podría deshacerme de ella.

—¡Reducio! —exclamó.

El encantamiento salió como un disparo y atravesó la niebla, dejándola intacta. Me lo tendría que haber imaginado: la maldición reductora era sólo para objetos sólidos. ¿Qué ocurriría si seguía a través de la niebla? ¿Merecía la pena probar, o sería mejor retroceder?

Seguía dudando cuando un grito agudo quebró el silencio.

—¿Fleur? —grité.

Nadie contestó. Miré hacia todos lados. ¿Qué le habría sucedido a ella? El grito parecía proceder de delante. Tomé aire, y me interné corriendo en la niebla encantada.

El mundo se puso boca abajo. Estaba colgado del suelo, con el pelo levantado y a punto de caerme al cielo sin fondo. Comprobé, aterrorizada, la situación: era como si tuviera los pies pegados con cola al césped, que se había convertido en techo, y debajo de mí se extendía el infinito cielo oscuro y estrellado. Pensé que, si trataba de mover un pie, me caería de la tierra.

«Piensa —me dije, mientras la sangre ,e bajaba a la cabeza—. Piensa...»

Pero ninguno de los encantamientos que había estudiado servía para combatir una repentina inversión del cielo y la tierra. ¿Me atrevería a desplazar un pie? Oía la sangre latiendo en mis oídos. Tenía dos opciones: intentar moverme, o lanzar chispas rojas para ser rescatado y descalificado.

Cerré los ojos, para no ver el espacio infinito que tenía debajo, y levanté el pie derecho con todas sus fuerzas, separándolo del techo de césped.

De inmediato, el mundo volvió a colocarse. Caí de rodillas a un suelo maravillosamente sólido. La impresión me dejó momentáneamente sin fuerzas. Volví a tomar aliento, me levanté y corrí; volví la vista mientras me alejaba de la niebla dorada, que, a la luz de la luna, centelleaba con inocencia.

Me detuve en un cruce y miré buscando algún rastro de Fleur. Estaba seguro de que había sido ella la que había gritado. ¿Qué era lo que había encontrado? ¿Estaría bien? No había rastro de chispas rojas: ¿quería eso decir que había logrado salir del peligro, o que se hallaba en un apuro tan grande que ni siquiera podía utilizar la varita? Tomé el camino de la derecha con una sensación de creciente angustia... pero, al mismo tiempo, no podía evitar pensar: «una menos».

La Copa tenía que estar cerca, y parecía que Fleur ya no competía. Ya había llegado hasta allí... ¿Y si realmente conseguía ganar? Fugazmente, y por primera vez desde que me había visto convertido en campeón, me vi a mí misma levantando la Copa de los tres magos ante el resto del colegio.

Pasaron otros diez minutos sin más encuentro que el de las calles sin salida. Dos veces torcí por la misma calle equivocada. Finalmente di con una ruta distinta, y comencé a avanzar por ella, ya no tan aprisa. La varita se balanceaba en mi mano haciendo oscilar su sombra en los setos. Luego doblé otra esquina, y me encontré ante un escreguto de cola explosiva.

Cedric tenía razón: era enorme. De unos tres metros de largo, era lo más parecido a un escorpión gigante: tenía el aguijón curvado sobre la espalda, y su grueso caparazón brillaba a la luz de mi varita, con la que le apuntaba.

—¡Desmaius!

El encantamiento dio en el caparazón del escreguto y rebotó. Me agaché justo a tiempo, pero me llegó olor de pelo quemado: el encantamiento me había chamuscado la parte superior del cabello. El escreguto lanzó una ráfaga de fuego por la cola, y se lanzó raudo hacia él.

—¡Impedimenta! —grité. El embrujo dio de nuevo en el caparazón del escreguto y rebotó. Retrocedí algunos pasos tambaleándome antes de caer—. ¡IMPEDIMENTA!

El escreguto se hallaba a unos centímetros de mí en el momento en que quedó paralizado: había conseguido darle en la parte de abajo, que era carnosa y sin caparazón. Jadeando, me aparté de él y corrí, con todas mis fuerzas, en la dirección opuesta: el embrujo obstaculizador no era permanente, y el escreguto recuperaría de un momento a otro la movilidad de las patas.

Tomé un camino a la izquierda y resultó ser un callejón sin salida; otro a la derecha, y di en otro. No tuve más remedio que detenerme y volver a utilizar el encantamiento brújula. Escogí un camino que parecía ir al noroeste.

Llevaba unos minutos caminando a toda prisa por el nuevo camino, cuando oí algo en la calle que iba paralela a la mía que me hizo detenerme en seco.

—¿Qué vas a hacer? —gritaba la voz de Cedric—. ¿Qué demonios pretendes hacer?

Y a continuación se oyó la voz de Krum:

—¡Crucio!

El aire se llenó de repente con los gritos de Cedric. Horrorizada, me eché a correr, tratando de encontrar la manera de entrar en la calle de Cedric. Como no vi ningún acceso, intenté utilizar de nuevo la maldición reductora. No resultó muy efectiva, pero conseguí hacer un pequeño agujero en el seto, a través del cual metí la pierna y pataleé contra ramas y zarzas hasta conseguir abrir un boquete. Me metí por él rasgándome la túnica y, al mirar a la derecha, vi a Cedric, que se retorcía y sacudía en el suelo, y a Krum de pie a su lado.

Salí del agujero y me levanté, apuntando a Krum con la varita justo cuando éste miraba hacia mí. Entonces Krum se volvió y echó a correr.

—¡Desmaius! —grité.

El encantamiento pegó a Krum en la espalda. Se detuvo en seco, cayó de bruces y se quedó inmóvil, boca abajo, tendido en la hierba. Corrí hacia Cedric, que había dejado de retorcerse y jadeaba con las manos en la cara.

—¿Estás bien? —pregunté, cogiéndolo del brazo.

—Sí —dijo Cedric sin aliento—. Sí... no puedo creerlo... Venía hacia mí por detrás... Lo oí, me volví y me apuntó con la varita.

Se levantó. Seguía temblando. Los dos miramos a Krum.

—Me cuesta creerlo... Creía que era un tipo legal —dije, mirando a Krum.

—Yo también lo creía —repuso Cedric.

—¿Oíste antes el grito de Fleur? —pregunté.

—Sí —respondió Cedric—. ¿Crees que Krum la alcanzó también a ella?

—No lo sé.

—¿Lo dejamos aquí? —preguntó Cedric.

—No. Creo que deberíamos lanzar chispas rojas. Alguien vendrá a recogerlo... Si no, lo más fácil es que se lo coma un escreguto.

—Es lo que se merece —musitó Cedric, pero aun así levantó la varita y disparó al aire una lluvia roja que brilló por encima de Krum, marcando el punto en que se encontraba.

Permanecimos por un momento en la oscuridad, mirando a nuestro alrededor. Luego Cedric dijo:

—Bueno, supongo que lo mejor es seguir...

—¿Qué? —dije—. Ah... sí... bien...

Fue un instante extraño: yo y Cedric nos habíamos sentido brevemente unidos contra Krum, pero enseguida volvimos a comprender que éramos contrincantes. Seguimos por el oscuro camino sin hablar; luego yo giré a la izquierda, y Cedric a la derecha. Pronto dejaron de oírse sus pasos.

Seguí adelante, usando el encantamiento brújula para asegurarme de que caminaba en la dirección correcta. Ahora el reto estaba entre yo y Cedric. El deseo de llegar el primero a la Copa era en aquel momento más intenso que nunca, pero apenas podía concebir lo que acababa de ver hacer a Krum. El uso de una maldición imperdonable contra un ser humano se castigaba con cadena perpetua en Azkaban: eso era lo que les había dicho Moody. No era posible que Krum deseara la Copa de los tres magos hasta aquel punto... Empecé a caminar más aprisa.

De vez en cuando llegaba a otro callejón sin salida, pero la creciente oscuridad era una señal inequívoca de que se iba acercando al centro del laberinto. Entonces, caminando a zancadas por un camino recto y largo, volví a percibir que algo se movía, y el haz de luz de la varita iluminó a una criatura extraordinaria, un espécimen al que sólo había visto en una ilustración de El monstruoso libro de los monstruos.

Era una esfinge: tenía el cuerpo de un enorme león, con grandes zarpas y una cola larga, amarillenta, que terminaba en un mechón castaño. La cabeza, sin embargo, era de mujer. Volvió hacia mí sus grandes ojos almendrados cuando me acerqué. Levanté la varita, dudando. No parecía dispuesta a atacarme, sino que paseaba de un lado a otro del camino, cerrándole el paso.

Entonces habló con una voz ronca y profunda:

—Estás muy cerca de la meta. El camino más rápido es por aquí.

—Eh... entonces, ¿me dejará pasar, por favor? —le pregunté, suponiendo cuál iba a ser la respuesta.

—No —respondió, continuando su paseo—. No a menos que descifres mi enigma. Si aciertas a la primera, te dejaré pasar. Si te equivocas, te atacaré. Si te quedas callado, te dejaré marchar sin hacerte ningún daño.

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