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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Besar a un Ángel (Nick y tu) ADAPTACION!!! [TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Besar a un Ángel (Nick y tu) ADAPTACION!!! [TERMINADA]
y el caapituloo??8-)
siguueeeelaa plisss o nos unimos 4 (6)hahaa)siigueelaaa PORFAAVOR
siguueeeelaa plisss o nos unimos 4 (6)hahaa)siigueelaaa PORFAAVOR
IWish
Re: Besar a un Ángel (Nick y tu) ADAPTACION!!! [TERMINADA]
aki alguien va a morir :twisted: eso t lo garantizo pork no se vale k no nos pongas kapis :evil: eso no asik yo voto a ir a tu casa y ...................................... muhahahaha :twisted: :twisted: ya lo saves KIERO KAPIZ
Invitado
Invitado
Re: Besar a un Ángel (Nick y tu) ADAPTACION!!! [TERMINADA]
Awww que bellooo Nick! :arre:
5 CAPS?!?!? :0
Nooo esperaba que la nove jamás acabara
JAJAJAJAJAJA :( no quiero que acabe
pero mocesito que la sigas lol
AMOOO ESTA NOVEE :D
5 CAPS?!?!? :0
Nooo esperaba que la nove jamás acabara
JAJAJAJAJAJA :( no quiero que acabe
pero mocesito que la sigas lol
AMOOO ESTA NOVEE :D
Dayi_JonasLove!*
Re: Besar a un Ángel (Nick y tu) ADAPTACION!!! [TERMINADA]
chicas!!!!!!!!!!! sorryyy
el otro dia se me fue el inter!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! en 5min. subo cap!!!!
el otro dia se me fue el inter!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! en 5min. subo cap!!!!
#Verónica
Re: Besar a un Ángel (Nick y tu) ADAPTACION!!! [TERMINADA]
CAPÍTULO 20
Sheba estaba bajo las sombras del toldo, ocultando su sufrimiento, mientras observaba reírse a Nick y _____ frente a su caravana. Él quitó una paja del pelo a su esposa y luego le rozó la cara; un gesto tan íntimo que fue como si le hubiera acariciado el pecho.
La amargura se extendió por su cuerpo como una vid corrupta, despojándola de todo lo demás. Habían pasado cuatro días desde que Heather había confesado la verdad y Sheba no podía soportar lo feliz que parecía la pareja. Sentía como si fuera a su costa, y Nick no merecía ser feliz.
—Olvídalo, Sheba.
Se giró y vio a Brady caminando hacia ella. Él llevaba pavoneándose como un gallito por el recinto del circo desde la noche que habían pasado juntos. Sheba casi esperaba que se pusiera las manos bajo las axilas y cacarease. Era típico de Brady Pepper creer que porque se hubiera metido en su cama una vez tenía derecho de entrometerse en su vida.
—Déjame en paz.
—No es eso lo que quieres que haga.
Sheba odió la mirada de lástima que él le lanzó.
—No sabes nada.
—Déjalo, Sheba. Nick forma parte de tu pasado. Será mejor que lo olvides.
—Suponía que dirías algo así. Eres todo un experto en olvidar, ¿no es cierto?
—Si estás hablando de Heather...
—Ya sabes que sí.
Digirió la mirada hacia el camión de los elefantes donde Heather empujaba una carretilla cargada de estiércol. Ahora era ella quien se encargaba de esa tarea, la misma que había realizado _____. Sheba lo consideraba un castigo apropiado, pero Brady no estaba satisfecho. Lo había arreglado todo para enviar a Heather con su cuñada Terry en cuanto ésta regresara de visitar a su madre en Wichita.
—Heather es cosa mía. En lugar de preocuparte por ella, por qué no piensas en lo bien que lo pasamos juntos la otra noche.
—¿Bien? Pero ¡si casi nos matamos el uno al otro!
—Sí. ¿No estuvo genial?
Brady sonrió ampliamente ante el recuerdo y Sheba sintió un escalofrío traidor en su interior. Había estado bien: la excitación, la emoción de alcanzar el clímax junto a alguien con tan mal genio y tan exigente como ella. Se moría por acostarse con él otra vez, así que se puso una mano en la cadera y adelantó el labio inferior.
—Preferiría que me abrieran en canal.
—Pues nena, yo siempre tengo el taladro listo para el trabajo.
Ella casi sonrió. Entonces vio que Nick se inclinaba para besar a _____ en la punta de la nariz. Cómo lo odiaba. Cómo los odiaba a los dos. A ella nunca la había mirado así.
—Mantente alejado de mí, Brady. —Lo empujó al pasar por su lado y se alejó con paso airado.
Tres días después, ______ se dirigía a la casa de fieras con una bolsa de golosinas que había comprado cuando había pasado con Nick por la tienda de comestibles. Tater iba detrás y los dos se detuvieron para admirar la voltereta que Peter Tolea, de tres años, estaba haciendo frente a su madre, Elena. La rumana, esposa del acróbata, sólo hablaba un poco de inglés, así que ______ y ella se saludaron en italiano, un idioma que ambas dominaban a la perfección.
Tras hablar con Elena unos minutos, _______ siguió caminando hacia la casa de fieras, donde pasó unos pocos minutos con Sinjun.
«Díselo.»
«Lo haré.»
«Díselo ya.»
«Pronto.»
Le dio la espalda escapando de la reprimenda que creía haber visto en los ojos de Sinjun. Durante los últimos días Nick había sido tan feliz como un niño y ella no había sido capaz de aguarle la fiesta. Sabía que a él le costaría acostumbrarse a la idea de un bebé, así que era importante elegir el momento adecuado para darle la noticia.
Cogió las ciruelas que había comprado para Glenna y entró en la carpa. Pero la jaula de la gorila había desaparecido.
Salió con rapidez. Tater abandonó el heno y trotó felizmente tras ella mientras se acercaba al camión que transportaba a las fieras. Troy estaba echando una siesta dentro de la cabina y ella se inclinó sobre la ventanilla abierta para sacudirle el brazo.
—¿Dónde está Glenna?
Troy se despertó sobresaltado y su desgastado Stetson chocó contra el espejo retrovisor cuando se enderezó.
—¿Eh?
—¡Glenna! No está en su jaula.
Él bostezó.
—Vinieron esta mañana por ella.
—¿Quien?
—Un tío. Sheba estaba con él. Cargó la jaula de Glenna en una camioneta y se piró.
Aturdida, _____ soltó al muchacho y dio un paso atrás. ¿Qué había tramado Sheba?
Daisy encontró a Nick revisando la lona del circo por si había desgarrones.
—¡Nick ! ¡Se han llevado a Glenna!
—¿Qué?
Le explicó lo que había averiguado, y Nick la miró con gravedad.
—Vamos a hablar con Sheba.
La dueña del circo estaba sentada tras el escritorio del vagón rojo ocupándose del papeleo. Tenía el pelo recogido y estaba vestida con un mono color caqui con el cuello adornado con un bordado de estilo mexicano. _______ se puso delante de Nick para enfrentarse a ella.
—¿Qué has hecho con Glenna?
Sheba levantó la vista.
—¿Por qué quieres saberlo?
—Porque soy yo quien se encarga de la casa de fieras. Es uno de mis animales y está bajo mi cuidado.
—¿Perdón? ¿Uno de tus animales? Me temo que no.
—Ya basta, Sheba—la interrumpió Nick . —¿Dónde está la gorila?
—La he vendido.
—¿La has vendido? —la increpó él.
—Por si no lo sabíais, el circo de los Hermanos Quest está de rebajas. Como todos os quejabais de la casa de fieras, he decidido venderla.
—¿No crees que deberías habérmelo dicho?
—Pues la verdad es que ni se me pasó por la cabeza. —Se levantó del escritorio y llevó un fajo de documentos al archivador.
______ dio un paso adelante cuando Sheba abrió uno de los cajones.
—¿A quién se la has vendido? ¿Dónde está?
—No sé por qué estás tan disgustada. ¿No era a ti a quien le gustaba decir a todo el mundo lo inhumana que era nuestra exhibición de fieras?
—Eso no quiere decir que quisiera que vendieras a Glenna. Quiero saber adónde se la han llevado.
—A un nuevo hogar. —Sheba cerró el cajón.
—¿Adónde?
—¿Estás interrogándome?
Nick apoyó la mano en el hombro de ______.
—¿Por qué no vuelves con los animales y dejas que yo me encargue de esto?
—Quiero saber dónde está. Nick , tengo que decirle un montón de cosas sobre las costumbres de Glenna al nuevo propietario. Odia los ruidos fuertes y le dan miedo las personas que llevan sombreros grandes. —Se le puso un nudo en la garganta al pensar que no vería otra vez a la dulce gorila. Quería que Glenna tuviera un nuevo hogar, pero le habría gustado poder despedirse de ella. Recordó la manera en que a la gorila le gustaba asearla y se preguntó si alguno de sus nuevos cuidado res le dejaría hacerlo. Sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas. —Le encantan las ciruelas. Tengo que decirles lo de las ciruelas.
Nick le dio una palmadita en el brazo.
—Escribe una lista y me aseguraré de que la lean. Venga, ahora tengo que hablar con Sheba.
______ quiso protestar, pero se dio cuenta de que Nick tendría más posibilidades de conseguir que Sheba colaborara si estaban solos. Se dirigió a la puerta, pero se detuvo en el umbral y volvió la mirada hacia la dueña del circo.
—Ni se te ocurra hacerlo de nuevo, ¿me has oído? La próxima vez que vendas un animal, quiero saberlo antes. Y también quiero hablar con el nuevo propietario.
Sheba arqueó las cejas.
—No puedo creer que te atrevas a darme órdenes.
—Pues créetelo. Y será mejor que me hagas caso. —Se dio la vuelta y los dejó solos.
Durante un rato, ni Sheba ni Nick abrieron la boca. Nick dudaba que el discurso de _______ hubiera intimidado a Sheba, pero se sintió orgulloso de que su esposa se hubiera defendido sola. Observó a su antigua amante y sólo sintió asco.
—¿Qué te pasa, Sheba? Siempre has sido una mujer dura, pero nunca fuiste cruel.
—No sé de qué te quejas. A ti tampoco te gusta la exposición de fieras.
—No te hagas la tonta. Querías hacer daño a _______ y lo has conseguido. La utilizas a ella para hacerme daño a mí y no pienso consentirlo.
—No seas creído, no eres tan importante.
—Te conozco, Sheba. Sé cómo piensas. Todo iba bien mientras la gente pensaba que _______ era una ladrona, pero ahora que saben la verdad, no puedes soportarlo.
—Hago lo que me da la gana, Nick . Siempre lo he hecho y siempre lo haré.
—¿Dónde está la gorila?
—No es asunto tuyo. —Sheba salió de la caravana tras fulminarle con la mirada.
Nick se negó a ir tras ella, no pensaba darle la satisfacción de tener que pedirle nada. Se acercó al teléfono.
Tardó un día en localizar al distribuidor al que Sheba había vendido la gorila. El distribuidor le pidió el doble de lo que le había pagado a Sheba por el animal, pero Nick no regateó.
Buscó un hogar confortable para Glenna y, el miércoles de la semana siguiente, pudo decirle a _____ que su gorila se acababa de convertir en la nueva residente del zoo Brookfield de Chicago. Lo que no le dijo fue que había sido su dinero el que lo había hecho posible.
_______ rompió a llorar y le dijo que era el marido más maravilloso del mundo.
Brady y Heather se detuvieron en el mostrador de la TWA en el aeropuerto de Indianápolis. La chica embarcaría en un avión de esa compañía rumbo a Wichita. No se habían dirigido la palabra desde que habían salido del recinto esa mañana, y a Brady le corroía la culpa, algo que no le gustaba nada. Sheba lo había insultado de todas las maneras que sabía y, el día anterior, _____ lo había acorralado contra uno de los tenderetes para ponerlo de vuelta y media. Lo habían hecho sentir un canalla. Pero ninguna de ellas sabía lo que era tener una hija ni quererla tanto que haría cualquier cosa por ella. Miró enfadado a su hija.
—Haz caso a tu tía Terry, ¿me oyes? Te llamaré todas las semanas. Si necesitas dinero me lo dices, y no se te ocurra empezar a salir con chicos todavía.
Ella miró hacia delante, con la mochila agarrada firmemente entre las manos. Se la veía tan bonita, delgada y resentida, que a él le dolió el corazón. Quería proteger a su hija, protegerla y hacerla feliz. Daría su vida por ella.
—Te enviaré un billete de avión para que vengas a Florida a pasar las vacaciones de Navidad con nosotros —dijo bruscamente. —Quizá podríamos ir a Disneylandia. ¿Te gustaría?
Heather se volvió hacia él con la barbilla temblorosa.
—No quiero volver a verte en mi vida.
Brady sintió un dolor desgarrador en las entrañas.
—No lo dices en serio.
—Ojalá no fueras mi padre.
—Heather...
—No te quiero. Nunca te he querido. —Sin derramar ni una sola lágrima y con la cara inexpresiva, Heather lo miró directamente a los ojos. —Quería a mamá, pero a ti no.
—No digas eso, cariño.
—Deberías sentirte feliz. Ya no tienes que sentirte culpable por no quererme.
—¿Quién te ha dicho que no te quiero? Maldita sea, ¿te lo han dicho los chicos?
—Eres tú quien me lo ha dicho.
—Jamás he hecho tal cosa. ¿De qué diablos hablas?
—Me lo has demostrado de mil maneras. —Se puso la mochila al hombro. —Lamento lo que sucedió con el dinero, pero ya te lo dije. Ahora me piro al avión. No te molestes en llamarme. Siempre estaré demasiado ocupada para ponerme al teléfono.
Se dio media vuelta y se alejó de él. Le enseñó el billete a la azafata y desapareció por la puerta de embarque.
Santo Dios, ¿qué había hecho? ¿Qué había querido decir su hija con que le había demostrado de mil maneras que no la quería? Jesús, María y José, lo había jodido todo. Él sólo quería lo mejor para ella. Aquel era un mundo duro y tenía que ser exigente con ella o acabaría convirtiéndose en una vaga. Pero todo había salido mal.
En ese momento se dio cuenta de que no podía dejar que se fuera. Sheba y ______ habían tenido razón desde el principio.
Empujó a la azafata al pasar por su lado y se coló por la puerta de embarque dando voces.
—¡Heather Pepper, vuelve aquí ahora mismo!
La alarmada azafata se interpuso en su camino.
—Señor, ¿puedo ayudarle en algo?
Los pasajeros que se interponían entre Heather y él se giraron para ver qué pasaba, pero ella siguió caminando.
—¡Vuelve aquí inmediatamente! ¿Me has oído?
—Señor, voy a tener que llamar a seguridad. Si tiene algún problema...
—Venga, llámelos. Esa chica es mi hija y quiero que vuelva.
Heather casi había llegado a la puerta del avión cuando Brady la alcanzó.
—No pienso tolerar que ninguna hija mía me hable así. ¡Ni hablar! —La apartó a un lado con intención de decirle lo que se merecía. —Si crees que adoptando esa actitud conseguirás volver con tu tía Terry, estás muy equivocada. Mueve el culo, nos volvemos al circo, jovencita, y espero que te guste limpiar porque es lo que vas a hacer de camino a Florida.
Ella se lo quedó mirando con los ojos tan abiertos que parecían caramelos azules de menta.
—¿Me quedo?
—Por supuesto que te quedas. Y no quiero volverte a oír hablar así. —Se le quebró la voz. —Soy tu padre, y si se te ocurre no quererme de la misma manera que yo te quiero, te arrepentirás.
A continuación, Brady la abrazó y ella le devolvió el abrazo mientras los pasajeros que intentaban subir al avión los empujaban con sus bolsas y carritos, pero a ninguno de los dos pareció importarle. Brady siguió abrazando con fuerza a esa hija que amaba con locura y de la que no pensaba separarse nunca.
La noche del lunes sólo hubo una función, así que Nick invitó a _____ a cenar fuera. La suave música flotaba en el comedor en penumbra de un lujoso restaurante en el centro de Indianápolis, donde la pareja tomó asiento en un reservado de la esquina.
Ahora que ya no estaba preocupada por Glenna, ______ se sentía como si le hubieran quitado un peso de encima. También había contribuido a su bienestar que Brady hubiera regresado del aeropuerto con Heather. El equilibrista no se había mostrado demasiado comunicativo al respecto, más bien se había comportado como un puerco espín cuando _______ le había preguntado qué había sucedido, pero fue evidente que mantuvo a su hija pegada a él durante casi todo el día. Ésta no había estado tan feliz en todo el verano.
De todas maneras, _____ consideraba las últimas dos semanas las mejores de su vida. Nick había sido tan tierno y cariñoso con ella que apenas parecía el mismo hombre. Estaba decidida a contarle lo del bebé esa noche, aunque aún no sabía cómo.
Nick sonrió; estaba tan guapo que el corazón de _______ hizo una pirueta. A los hombres corpulentos no solía sentarles bien el traje, pero él era, definitivamente, una excepción.
—Estás preciosa esta noche.
—Pensé que ya no sabría cómo arreglarme. —Por una vez no se vio impulsada a decirle que su madre habría estado guapísima, tal vez porque a _______ ya no le importaba su apariencia tanto como antes. Se había pasado tanto tiempo en vaqueros, coleta y con la cara lavada que esa noche se sentía muy sofisticada.
—Te aseguro que estás estupenda.
Ella sonrió. Para salir a cenar se había puesto la única ropa de vestir que tenía: un jersey de seda color hueso y una minifalda a juego. Había utilizado como cinturón una larga bufanda dorada y se la había enrollado dos veces a la cintura dejando colgar los flecos de los extremos. Las únicas joyas que llevaba puestas eran la alianza y unos discretos pendientes de oro. Como no había querido malgastar el dinero en ir a la peluquería, tenía el pelo más largo que nunca y, tras tantas semanas de llevarlo recogido, sentía el sensual roce en el cuello y en los hombros.
El camarero dejó dos ensaladas ante ellos, cada una con corazones de alcachofa, vainas de guisante y pepino, regadas con salsa de frambuesa y sazonadas con queso rallado.
En cuanto los dejó solos, _______ susurró:
—Tal vez deberíamos haber pedido la ensalada de la casa, esto parece demasiado caro.
Nick pareció divertirse con su preocupación.
—Incluso los más humildes tenemos derecho a vivir la vida de vez en cuando.
—Lo sé, pero...
—No te preocupes por eso, cariño. Podemos permitírnoslo.
__________ decidió para sus adentros que las siguientes semanas haría comidas baratas para compensar el gasto. Aunque Nick no hablaba jamás de dinero, ella no creía que un profesor universitario ganara demasiado.
—¿No quieres que te sirva vino?
—No, así está bien. —Al beber un sorbo de agua con gas, miró el vino que brillaba en la copa de Nick . Había pedido una de las botellas más caras de la carta y a ella le habría encantado probarlo, pero no pensaba hacer nada peligroso para el bebé.
No deberían tirar el dinero en una cena tan cara con un bebé en camino. Tan pronto como terminara la gira, buscaría un trabajo y trabajaría hasta que llegara el momento del parto, así podría ayudar con los gastos extra. Cuatro meses antes no se le hubiera pasado por la cabeza tal cosa, pero ahora la idea de trabajar duro no le preocupaba. Pensó que le gustaba mucho la persona en la que se había convertido.
—Come. Me encanta verte meter el tenedor en la boca. —La voz de Nick se había vuelto ronca y manifiestamente seductora. —Me recuerda a todas esas otras cosas que haces con ella.
_____ se ruborizó y volvió a concentrarse en la ensalada, pero sentía los ojos de Nick clavados en ella con cada bocado que daba. Un montón de imágenes eróticas comenzó a desfilar por su mente.
—¡Deja de hacer eso! —Soltó el tenedor con exasperación.
Él acarició el tallo de la copa con aquellos dedos largos y elegantes, luego deslizó el pulgar por el borde.
—¿Que deje de que hacer qué?
—¡Deja de seducirme!
—Pensaba que te gustaba que te sedujera.
—No cuando me he arreglado para cenar en un restaurante.
—Entiendo. Ya veo que no llevas sujetador. ¿Llevas bragas?
—Por supuesto.
—¿Algo más?
—No. Con las sandalias no uso pantis.
—Bien. Pues vas a hacer lo siguiente: levántate y ve al baño. Quítate las bragas y mételas en el bolso. Luego vuelve aquí.
El calor se extendió por los lugares más secretos del cuerpo de _____.
—¡No pienso hacer eso!
—¿Sabes qué pasó la última vez que un Petroff desafió a un Romanov?
—No, y no sé si quiero saberlo.
—Perdió la cabeza. Literalmente.
—Entiendo.
—Pues te doy diez segundos.
Aunque mantenía una expresión desaprobadora, a ________ se le había disparado el pulso ante la idea.
—¿Es una orden?
—Apuesta tu dulce trasero a que sí.
Aquellas palabras fueron como una caricia erótica que casi la hizo disolverse, pero logró apretar los labios y levantarse de la mesa con aparente renuencia.
—Señor, es usted un tirano y un déspota.
Salió del comedor con la ronca risa de Nick resonando en sus oídos.
Cuando regresó cinco minutos después, se acercó apresuradamente al reservado. Si bien las luces eran tenues, estaba segura de que todos podían darse cuenta de que estaba desnuda bajo la delgada tela de seda. Nick la estudió con atención mientras se acercaba. Había tal arrogancia en su postura que no cabía duda de que era un Romanov de los pies a la cabeza.
Cuando ________ se acomodó a su lado, él le pasó un brazo por los hombros y le deslizó un dedo por la clavícula.
—Pensaba decirte que abrieras el bolso y me mostraras tu ropa interior para estar seguro de que habías seguido mis órdenes, pero me parece que no será necesario.
—¿Se nota? —Miró a los lados, alarmada. —Ahora todos saben que estoy desnuda debajo de la ropa y es culpa tuya. Nunca debí dejar que me convencieras de esto.
Nick le deslizó la mano bajo el pelo y la cogió por la nuca.
—Tal y como yo lo recuerdo, no tenías otra opción. Fue una orden real, ¿recuerdas?
Él había aprovechado todas las oportunidades que se le presentaban para tomarle el pelo desde el domingo, y ella disfrutaba de cada minuto. Le lanzó una mirada reprobatoria.
—Yo no obedezco órdenes reales.
Él se acercó más y le rozó la oreja con los labios.
—Cariño, con un chasquido de dedos puedo hacer que te encierren en una mazmorra. ¿Seguro que no quieres reconsiderar tu postura?
La llegada del camarero la salvó de responder. Había retirado los restos de la ensalada mientras ella estaba en el baño y ahora les sirvió el plato principal. Nick había pedido salmón ahumado y ella pasta. Los linguini olían a sabrosas hierbas y a los camarones que se escondían entre las verduras. Mientras probaba el delicado manjar, _______ intentó olvidarse de que estaba medio desnuda, pero Nick no la dejó.
—¿_____?
—¿Mmm?
—No quiero ponerte nerviosa, pero...
Él levantó la servilleta que cubría el pan caliente y estudió atentamente la cesta y su contenido. Ya que todos los panecillos eran iguales, ella no entendía por qué tardaba tanto tiempo en elegir uno como no fuera para ponerla nerviosa.
—¿Qué? —lo azuzó. —¿Qué decías?
Nick partió el pan y lo untó lentamente de mantequilla.
—Si no me satisfaces por completo esta noche... —la miró, y sus ojos estaban llenos de fingido pesar— me temo que tendré que cederte a mis hombres.
—¡Qué! —____ casi se levantó de un salto de los cojines.
—Es sólo para inspirarte. —Con una sonrisa diabólica, hundió con firmeza los dientes blancos en el trozo de pan.
¿Quién podía haber imaginado que ese hombre tan complicado sería un amante tan imaginativo? Pensó que ese pícaro juego podían jugarlo los dos y sonrió con dulzura.
—Entiendo, Su Alteza Imperial. Le aseguro que estoy demasiado aterrada por su real presencia para osar decepcionarle.
Nick arqueó una ceja diabólicamente mientras pinchaba un camarón del plato de _____ y se lo acercaba a los labios de la joven.
—Abre la boquita, cariño.
______ se tomó su tiempo para comer el camarón y, mientras, deslizó los dedos por el interior de la pantorrilla de Nick , agradeciendo la intimidad y la escasa luz del reservado que los resguardaban de miradas curiosas. Tuvo la satisfacción de sentir cómo a su marido se le tensaban los músculos de la pierna y supo que él no estaba tan relajado como parecía.
—¿Tienes las piernas cruzadas? —preguntó él.
—Sí.
—Sepáralas. —Ella casi soltó un grito ahogado. —Y mantenías así el resto de la velada.
La comida se volvió insípida de repente y todo en lo que ________ pudo pensar fue en salir del restaurante y meterse en la cama con él.
Separó las piernas unos centímetros. Él le tocó la rodilla bajo el mantel, y su voz ya no sonó tan segura como antes.
—Muy bien. Sabes acatar las órdenes. —Introdujo la mano debajo de la falda y la deslizó hacia arriba por el interior del muslo.
Tal audacia la dejó sin aliento y, en ese momento, se sintió como una esclava bajo el yugo del zar. La fantasía la hizo sentirse débil de deseo.
Aunque ninguno de los dos mostró señales de apresuramiento, acabaron de comer en un tiempo récord y rehusaron tomar el café y el postre. Pronto estuvieron de regreso en el circo.
Nick no le dirigió la palabra hasta que estuvieron dentro de la caravana, donde lanzó las llaves en el mostrador antes de volverse hacia ella.
—¿Has tenido suficiente diversión por esta noche, cariño?
El roce de la seda en su piel desnuda y su flirteo público habían hecho que _______ abandonara sus inhibiciones, pero aun así se sintió un poco tonta cuando bajó la vista e intentó mostrarse sumisa.
—Lo que Su Alteza Imperial desee.
Él sonrió.
—Entonces desnúdame.
Ella le quitó la chaqueta y la corbata, y le desabotonó la camisa al mismo tiempo que presionaba la boca contra el torso que dejaba al descubierto. El roce sedoso del vello cosquilleó en sus labios poniéndole la piel de gallina. Lamió una de las oscuras y duras tetillas. Sintió los dedos torpes al forcejear con la hebilla del cinturón y, cuando por fin consiguió abrirlo, comenzó a bajarle la cremallera.
—Desnúdate tú primero —dijo él, —pero antes dame la bufanda.
A _______ le temblaron las manos cuando se desató la bufanda dorada de la cintura y se la dio. Se quitó los pendientes y se deshizo de las sandalias. Con un grácil movimiento se pasó el jersey por la cabeza mostrando los pechos. La cinturilla de la falda cedió bajo los dedos y la frágil seda se le deslizó por las caderas. La apartó con el pie y se quedó desnuda ante él.
Nick la acarició con la mano, desde el hombro a la cadera, desde las costillas a los muslos, como si estuviera marcando una propiedad. El gesto licuó la sangre de _______ en sus venas, enardeciéndola hasta tal punto que apenas era capaz de mantenerse en pie. Satisfecho, él cogió la bufanda y dejó que el extremo se deslizara lentamente entre sus dedos.
Había una amenaza erótica en el gesto y _________ no pudo apartar la vista de la tela. ¿Qué iba a hacer Nick con ella?
Contuvo el aliento cuando él le pasó la bufanda alrededor del cuello dejando que los extremos colgasen sobre sus pechos. Tomando los flecos en las manos, Nick levantó primero un extremo y luego el otro, deslizándolos de un lado a otro. Los dorados hilos de seda le rozaron los pezones con suavidad. La sensación, cálida y pesada, se extendió por el vientre de _______.
A Nick se le oscurecieron los ojos hasta adquirir el color del brandy.
—¿A quién perteneces?
—A ti —susurró ella.
Él asintió con la cabeza.
—¿Ves qué sencillo es?
Terminó de desnudarlo. Entonces, ________ deslizó las palmas de las manos por los muslos de Nick , sintiendo las duras texturas de la piel y los músculos. Estaba majestuosamente excitado. Ella sintió los pechos pesados y consideró que tenía más que suficiente, pero siguió con la fantasía.
—¿Qué quieres ahora de mí? —preguntó.
Él apretó los dientes y emitió un profundo sonido inarticulado mientras la empujaba por los hombros hacia abajo.
—Esto.
A _______ se le paró el corazón. Acató su orden silenciosa y lo amó como quería. El tiempo perdió su significado. A pesar de estar en aquella postura sumisa, nunca se había sentido tan poderosa. Nick le enredó los dedos en el pelo, mostrándole sin palabras lo que necesitaba. Los ahogados gemidos de placer de Nick incrementaron la excitación de ______ .
La joven sintió la rígida tensión de los músculos bajo las palmas de las manos y la película de sudor que cubría aquella dura piel masculina. En ese momento Nick la puso bruscamente en pie y la tendió en la cama.
Retrocedió un paso para mirarla a los ojos.
—Ábrete para mí y dejaré que me sirvas otra vez.
Oh, Santo Dios. Nick debió de sentir el estremecimiento que la recorrió porque sus ojos se entornaron con satisfacción. ________ separó las piernas.
—No tan rápido. —Él le atrapó el lóbulo de la oreja entre los dientes y lo mordisqueó con suavidad. —Primero tengo que castigarte.
—¿Castigarme? —Ella se quedó rígida pensando en los látigos guardados bajo la cama, justo debajo de sus caderas.
—Me has excitado, pero no has terminado lo que empezaste.
—Eso fue porque tú...
—Basta. —Nick se levantó de nuevo y la miró con toda la noble arrogancia heredada de sus antepasados Romanov.
_______ se relajó. Él jamás le haría daño.
—Cuando quiera tu opinión, mujer, te la pediré. Hasta entonces, será mejor que controles la lengua. Mis cosacos llevan demasiado tiempo sin una mujer.
Ella le lanzó una mirada afilada.
A Nick le tembló la comisura de los labios, pero no sonrió. Se limitó a inclinar la cabeza y rozarle con los labios el interior del muslo.
—Sólo hay un castigo adecuado para una esclava que no sabe guardar silencio. Una severa y cruel reprimenda.
El techo dio vueltas mientras él cumplía su amenaza y la llevaba a un reino de ardiente placer, a un éxtasis tan antiguo como el tiempo. El cuerpo de Nick se volvió resbaladizo por el sudor y tensó los músculos de los hombros bajo las manos de _______ , pero no se detuvo. Sólo al final, cuando ella le rogó que forzara la dulce penetración que necesitaba con tanta desesperación.
Nick la penetró profundamente y toda diversión desapareció de sus ojos.
—Quiero amarte —susurró.
A ella le ardieron los ojos por las lágrimas cuando él dijo las palabras que tanto había deseado oír. Nick se pegó a su cuerpo, y se dejaron llevar por un ritmo tan eterno como el latido de sus corazones. Se movieron como si fueran uno. ______ sintió cómo su amado la llenaba por completo, llegando al mismo centro de su alma.
Se perdieron en un torbellino de pasión; hombre y mujer, cielo y tierra. Todos los elementos de la creación convergiendo en una perfecta combinación.
Cuando todo terminó, ________ experimentó una dicha que nunca había sentido antes y tuvo la certeza de que todo iría bien entre ellos. «Quiero amarte», había dicho él. No había dicho, «quiero hacer el amor contigo», sino «quiero amarte». Y lo había hecho. No podía haberla amado más intensamente aunque hubiera repetido las palabras cien veces.
Lo miró por encima de la almohada. Estaba de cara a ella, con los ojos medio cerrados y somnolientos. Extendiendo el brazo, _______ le acarició la mejilla y él volvió la cabeza para besarle la palma de la mano.
Ella le recorrió la mandíbula con el pulgar, disfrutando de la suave aspereza de su piel.
—Gracias.
—Soy yo quien debería darte las gracias.
—¿Quiere eso decir que no vas a compartirme con tus cosacos?
—No te compartiría con nadie.
El juego erótico que habían estado jugando la había hecho olvidarse de la promesa que se había hecho interiormente de decirle lo del bebé esa noche.
—Llevas días sin hablar del divorcio.
Nick se puso en guardia de inmediato y rodó sobre la espalda.
—No he pensado en ello.
________ se sintió desanimada por su retirada, pero ya sabía que iba a ser difícil y continuó presionándolo, aunque con toda la suavidad que pudo.
—Me alegro. No es algo agradable en lo que pensar.
La observó con una mirada preocupada.
—Sé lo que quieres que diga, pero aún no puedo. Dame un poco más de tiempo, ¿vale?
Con un nudo en la garganta, ______ asintió con la cabeza.
Parecía tan nervioso como un animal salvaje obligado a vivir bajo el yugo de la civilización.
—Nos lo tomaremos día a día.
______ comprendió que no debía seguir presionándolo. Pero el hecho de que él no hubiera mencionado que su matrimonio finalizaría en apenas dos meses le daba la suficiente esperanza como para retrasar un poco más la noticia del bebé.
—Eso haremos.
Él se incorporó y se reclinó contra las almohadas apoyadas contra el cabecero.
—Sabes que eres lo mejor que me ha pasado en la vida, ¿verdad?
—Sin lugar a dudas.
Él se rio entre dientes y dio la impresión de que lo abandonaba parte de la tensión. ______ se puso boca abajo, se apoyó en los codos y le acarició el vello del pecho con la yema de los dedos.
—¿Catalina la Grande fue una Romanov?
—Sí.
—He leído que era una mujer muy lujuriosa.
—Tenía un montón de amantes.
—Y mucho poder. —______ se inclinó hacia delante y le mordisqueó el pectoral. Nick se estremeció, así que lo mordisqueó otra vez.
—¡Ay! —la cogió por la barbilla. —¿Qué es lo que está tramando exactamente esa retorcida mente tuya?
—Sólo pensaba en todos esos hombres tan fuertes bajo el yugo de Catalina la Grande...
—Aja.
—... obligados a servirla... a someterse a ella.
—Aja.
Ella le acarició con los labios.
—Te toca ser el esclavo, machote.
Por un momento él pareció alarmado, luego soltó un profundo suspiro.
—Creo que he muerto y he ido al cielo.
Sheba estaba bajo las sombras del toldo, ocultando su sufrimiento, mientras observaba reírse a Nick y _____ frente a su caravana. Él quitó una paja del pelo a su esposa y luego le rozó la cara; un gesto tan íntimo que fue como si le hubiera acariciado el pecho.
La amargura se extendió por su cuerpo como una vid corrupta, despojándola de todo lo demás. Habían pasado cuatro días desde que Heather había confesado la verdad y Sheba no podía soportar lo feliz que parecía la pareja. Sentía como si fuera a su costa, y Nick no merecía ser feliz.
—Olvídalo, Sheba.
Se giró y vio a Brady caminando hacia ella. Él llevaba pavoneándose como un gallito por el recinto del circo desde la noche que habían pasado juntos. Sheba casi esperaba que se pusiera las manos bajo las axilas y cacarease. Era típico de Brady Pepper creer que porque se hubiera metido en su cama una vez tenía derecho de entrometerse en su vida.
—Déjame en paz.
—No es eso lo que quieres que haga.
Sheba odió la mirada de lástima que él le lanzó.
—No sabes nada.
—Déjalo, Sheba. Nick forma parte de tu pasado. Será mejor que lo olvides.
—Suponía que dirías algo así. Eres todo un experto en olvidar, ¿no es cierto?
—Si estás hablando de Heather...
—Ya sabes que sí.
Digirió la mirada hacia el camión de los elefantes donde Heather empujaba una carretilla cargada de estiércol. Ahora era ella quien se encargaba de esa tarea, la misma que había realizado _____. Sheba lo consideraba un castigo apropiado, pero Brady no estaba satisfecho. Lo había arreglado todo para enviar a Heather con su cuñada Terry en cuanto ésta regresara de visitar a su madre en Wichita.
—Heather es cosa mía. En lugar de preocuparte por ella, por qué no piensas en lo bien que lo pasamos juntos la otra noche.
—¿Bien? Pero ¡si casi nos matamos el uno al otro!
—Sí. ¿No estuvo genial?
Brady sonrió ampliamente ante el recuerdo y Sheba sintió un escalofrío traidor en su interior. Había estado bien: la excitación, la emoción de alcanzar el clímax junto a alguien con tan mal genio y tan exigente como ella. Se moría por acostarse con él otra vez, así que se puso una mano en la cadera y adelantó el labio inferior.
—Preferiría que me abrieran en canal.
—Pues nena, yo siempre tengo el taladro listo para el trabajo.
Ella casi sonrió. Entonces vio que Nick se inclinaba para besar a _____ en la punta de la nariz. Cómo lo odiaba. Cómo los odiaba a los dos. A ella nunca la había mirado así.
—Mantente alejado de mí, Brady. —Lo empujó al pasar por su lado y se alejó con paso airado.
Tres días después, ______ se dirigía a la casa de fieras con una bolsa de golosinas que había comprado cuando había pasado con Nick por la tienda de comestibles. Tater iba detrás y los dos se detuvieron para admirar la voltereta que Peter Tolea, de tres años, estaba haciendo frente a su madre, Elena. La rumana, esposa del acróbata, sólo hablaba un poco de inglés, así que ______ y ella se saludaron en italiano, un idioma que ambas dominaban a la perfección.
Tras hablar con Elena unos minutos, _______ siguió caminando hacia la casa de fieras, donde pasó unos pocos minutos con Sinjun.
«Díselo.»
«Lo haré.»
«Díselo ya.»
«Pronto.»
Le dio la espalda escapando de la reprimenda que creía haber visto en los ojos de Sinjun. Durante los últimos días Nick había sido tan feliz como un niño y ella no había sido capaz de aguarle la fiesta. Sabía que a él le costaría acostumbrarse a la idea de un bebé, así que era importante elegir el momento adecuado para darle la noticia.
Cogió las ciruelas que había comprado para Glenna y entró en la carpa. Pero la jaula de la gorila había desaparecido.
Salió con rapidez. Tater abandonó el heno y trotó felizmente tras ella mientras se acercaba al camión que transportaba a las fieras. Troy estaba echando una siesta dentro de la cabina y ella se inclinó sobre la ventanilla abierta para sacudirle el brazo.
—¿Dónde está Glenna?
Troy se despertó sobresaltado y su desgastado Stetson chocó contra el espejo retrovisor cuando se enderezó.
—¿Eh?
—¡Glenna! No está en su jaula.
Él bostezó.
—Vinieron esta mañana por ella.
—¿Quien?
—Un tío. Sheba estaba con él. Cargó la jaula de Glenna en una camioneta y se piró.
Aturdida, _____ soltó al muchacho y dio un paso atrás. ¿Qué había tramado Sheba?
Daisy encontró a Nick revisando la lona del circo por si había desgarrones.
—¡Nick ! ¡Se han llevado a Glenna!
—¿Qué?
Le explicó lo que había averiguado, y Nick la miró con gravedad.
—Vamos a hablar con Sheba.
La dueña del circo estaba sentada tras el escritorio del vagón rojo ocupándose del papeleo. Tenía el pelo recogido y estaba vestida con un mono color caqui con el cuello adornado con un bordado de estilo mexicano. _______ se puso delante de Nick para enfrentarse a ella.
—¿Qué has hecho con Glenna?
Sheba levantó la vista.
—¿Por qué quieres saberlo?
—Porque soy yo quien se encarga de la casa de fieras. Es uno de mis animales y está bajo mi cuidado.
—¿Perdón? ¿Uno de tus animales? Me temo que no.
—Ya basta, Sheba—la interrumpió Nick . —¿Dónde está la gorila?
—La he vendido.
—¿La has vendido? —la increpó él.
—Por si no lo sabíais, el circo de los Hermanos Quest está de rebajas. Como todos os quejabais de la casa de fieras, he decidido venderla.
—¿No crees que deberías habérmelo dicho?
—Pues la verdad es que ni se me pasó por la cabeza. —Se levantó del escritorio y llevó un fajo de documentos al archivador.
______ dio un paso adelante cuando Sheba abrió uno de los cajones.
—¿A quién se la has vendido? ¿Dónde está?
—No sé por qué estás tan disgustada. ¿No era a ti a quien le gustaba decir a todo el mundo lo inhumana que era nuestra exhibición de fieras?
—Eso no quiere decir que quisiera que vendieras a Glenna. Quiero saber adónde se la han llevado.
—A un nuevo hogar. —Sheba cerró el cajón.
—¿Adónde?
—¿Estás interrogándome?
Nick apoyó la mano en el hombro de ______.
—¿Por qué no vuelves con los animales y dejas que yo me encargue de esto?
—Quiero saber dónde está. Nick , tengo que decirle un montón de cosas sobre las costumbres de Glenna al nuevo propietario. Odia los ruidos fuertes y le dan miedo las personas que llevan sombreros grandes. —Se le puso un nudo en la garganta al pensar que no vería otra vez a la dulce gorila. Quería que Glenna tuviera un nuevo hogar, pero le habría gustado poder despedirse de ella. Recordó la manera en que a la gorila le gustaba asearla y se preguntó si alguno de sus nuevos cuidado res le dejaría hacerlo. Sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas. —Le encantan las ciruelas. Tengo que decirles lo de las ciruelas.
Nick le dio una palmadita en el brazo.
—Escribe una lista y me aseguraré de que la lean. Venga, ahora tengo que hablar con Sheba.
______ quiso protestar, pero se dio cuenta de que Nick tendría más posibilidades de conseguir que Sheba colaborara si estaban solos. Se dirigió a la puerta, pero se detuvo en el umbral y volvió la mirada hacia la dueña del circo.
—Ni se te ocurra hacerlo de nuevo, ¿me has oído? La próxima vez que vendas un animal, quiero saberlo antes. Y también quiero hablar con el nuevo propietario.
Sheba arqueó las cejas.
—No puedo creer que te atrevas a darme órdenes.
—Pues créetelo. Y será mejor que me hagas caso. —Se dio la vuelta y los dejó solos.
Durante un rato, ni Sheba ni Nick abrieron la boca. Nick dudaba que el discurso de _______ hubiera intimidado a Sheba, pero se sintió orgulloso de que su esposa se hubiera defendido sola. Observó a su antigua amante y sólo sintió asco.
—¿Qué te pasa, Sheba? Siempre has sido una mujer dura, pero nunca fuiste cruel.
—No sé de qué te quejas. A ti tampoco te gusta la exposición de fieras.
—No te hagas la tonta. Querías hacer daño a _______ y lo has conseguido. La utilizas a ella para hacerme daño a mí y no pienso consentirlo.
—No seas creído, no eres tan importante.
—Te conozco, Sheba. Sé cómo piensas. Todo iba bien mientras la gente pensaba que _______ era una ladrona, pero ahora que saben la verdad, no puedes soportarlo.
—Hago lo que me da la gana, Nick . Siempre lo he hecho y siempre lo haré.
—¿Dónde está la gorila?
—No es asunto tuyo. —Sheba salió de la caravana tras fulminarle con la mirada.
Nick se negó a ir tras ella, no pensaba darle la satisfacción de tener que pedirle nada. Se acercó al teléfono.
Tardó un día en localizar al distribuidor al que Sheba había vendido la gorila. El distribuidor le pidió el doble de lo que le había pagado a Sheba por el animal, pero Nick no regateó.
Buscó un hogar confortable para Glenna y, el miércoles de la semana siguiente, pudo decirle a _____ que su gorila se acababa de convertir en la nueva residente del zoo Brookfield de Chicago. Lo que no le dijo fue que había sido su dinero el que lo había hecho posible.
_______ rompió a llorar y le dijo que era el marido más maravilloso del mundo.
Brady y Heather se detuvieron en el mostrador de la TWA en el aeropuerto de Indianápolis. La chica embarcaría en un avión de esa compañía rumbo a Wichita. No se habían dirigido la palabra desde que habían salido del recinto esa mañana, y a Brady le corroía la culpa, algo que no le gustaba nada. Sheba lo había insultado de todas las maneras que sabía y, el día anterior, _____ lo había acorralado contra uno de los tenderetes para ponerlo de vuelta y media. Lo habían hecho sentir un canalla. Pero ninguna de ellas sabía lo que era tener una hija ni quererla tanto que haría cualquier cosa por ella. Miró enfadado a su hija.
—Haz caso a tu tía Terry, ¿me oyes? Te llamaré todas las semanas. Si necesitas dinero me lo dices, y no se te ocurra empezar a salir con chicos todavía.
Ella miró hacia delante, con la mochila agarrada firmemente entre las manos. Se la veía tan bonita, delgada y resentida, que a él le dolió el corazón. Quería proteger a su hija, protegerla y hacerla feliz. Daría su vida por ella.
—Te enviaré un billete de avión para que vengas a Florida a pasar las vacaciones de Navidad con nosotros —dijo bruscamente. —Quizá podríamos ir a Disneylandia. ¿Te gustaría?
Heather se volvió hacia él con la barbilla temblorosa.
—No quiero volver a verte en mi vida.
Brady sintió un dolor desgarrador en las entrañas.
—No lo dices en serio.
—Ojalá no fueras mi padre.
—Heather...
—No te quiero. Nunca te he querido. —Sin derramar ni una sola lágrima y con la cara inexpresiva, Heather lo miró directamente a los ojos. —Quería a mamá, pero a ti no.
—No digas eso, cariño.
—Deberías sentirte feliz. Ya no tienes que sentirte culpable por no quererme.
—¿Quién te ha dicho que no te quiero? Maldita sea, ¿te lo han dicho los chicos?
—Eres tú quien me lo ha dicho.
—Jamás he hecho tal cosa. ¿De qué diablos hablas?
—Me lo has demostrado de mil maneras. —Se puso la mochila al hombro. —Lamento lo que sucedió con el dinero, pero ya te lo dije. Ahora me piro al avión. No te molestes en llamarme. Siempre estaré demasiado ocupada para ponerme al teléfono.
Se dio media vuelta y se alejó de él. Le enseñó el billete a la azafata y desapareció por la puerta de embarque.
Santo Dios, ¿qué había hecho? ¿Qué había querido decir su hija con que le había demostrado de mil maneras que no la quería? Jesús, María y José, lo había jodido todo. Él sólo quería lo mejor para ella. Aquel era un mundo duro y tenía que ser exigente con ella o acabaría convirtiéndose en una vaga. Pero todo había salido mal.
En ese momento se dio cuenta de que no podía dejar que se fuera. Sheba y ______ habían tenido razón desde el principio.
Empujó a la azafata al pasar por su lado y se coló por la puerta de embarque dando voces.
—¡Heather Pepper, vuelve aquí ahora mismo!
La alarmada azafata se interpuso en su camino.
—Señor, ¿puedo ayudarle en algo?
Los pasajeros que se interponían entre Heather y él se giraron para ver qué pasaba, pero ella siguió caminando.
—¡Vuelve aquí inmediatamente! ¿Me has oído?
—Señor, voy a tener que llamar a seguridad. Si tiene algún problema...
—Venga, llámelos. Esa chica es mi hija y quiero que vuelva.
Heather casi había llegado a la puerta del avión cuando Brady la alcanzó.
—No pienso tolerar que ninguna hija mía me hable así. ¡Ni hablar! —La apartó a un lado con intención de decirle lo que se merecía. —Si crees que adoptando esa actitud conseguirás volver con tu tía Terry, estás muy equivocada. Mueve el culo, nos volvemos al circo, jovencita, y espero que te guste limpiar porque es lo que vas a hacer de camino a Florida.
Ella se lo quedó mirando con los ojos tan abiertos que parecían caramelos azules de menta.
—¿Me quedo?
—Por supuesto que te quedas. Y no quiero volverte a oír hablar así. —Se le quebró la voz. —Soy tu padre, y si se te ocurre no quererme de la misma manera que yo te quiero, te arrepentirás.
A continuación, Brady la abrazó y ella le devolvió el abrazo mientras los pasajeros que intentaban subir al avión los empujaban con sus bolsas y carritos, pero a ninguno de los dos pareció importarle. Brady siguió abrazando con fuerza a esa hija que amaba con locura y de la que no pensaba separarse nunca.
La noche del lunes sólo hubo una función, así que Nick invitó a _____ a cenar fuera. La suave música flotaba en el comedor en penumbra de un lujoso restaurante en el centro de Indianápolis, donde la pareja tomó asiento en un reservado de la esquina.
Ahora que ya no estaba preocupada por Glenna, ______ se sentía como si le hubieran quitado un peso de encima. También había contribuido a su bienestar que Brady hubiera regresado del aeropuerto con Heather. El equilibrista no se había mostrado demasiado comunicativo al respecto, más bien se había comportado como un puerco espín cuando _______ le había preguntado qué había sucedido, pero fue evidente que mantuvo a su hija pegada a él durante casi todo el día. Ésta no había estado tan feliz en todo el verano.
De todas maneras, _____ consideraba las últimas dos semanas las mejores de su vida. Nick había sido tan tierno y cariñoso con ella que apenas parecía el mismo hombre. Estaba decidida a contarle lo del bebé esa noche, aunque aún no sabía cómo.
Nick sonrió; estaba tan guapo que el corazón de _______ hizo una pirueta. A los hombres corpulentos no solía sentarles bien el traje, pero él era, definitivamente, una excepción.
—Estás preciosa esta noche.
—Pensé que ya no sabría cómo arreglarme. —Por una vez no se vio impulsada a decirle que su madre habría estado guapísima, tal vez porque a _______ ya no le importaba su apariencia tanto como antes. Se había pasado tanto tiempo en vaqueros, coleta y con la cara lavada que esa noche se sentía muy sofisticada.
—Te aseguro que estás estupenda.
Ella sonrió. Para salir a cenar se había puesto la única ropa de vestir que tenía: un jersey de seda color hueso y una minifalda a juego. Había utilizado como cinturón una larga bufanda dorada y se la había enrollado dos veces a la cintura dejando colgar los flecos de los extremos. Las únicas joyas que llevaba puestas eran la alianza y unos discretos pendientes de oro. Como no había querido malgastar el dinero en ir a la peluquería, tenía el pelo más largo que nunca y, tras tantas semanas de llevarlo recogido, sentía el sensual roce en el cuello y en los hombros.
El camarero dejó dos ensaladas ante ellos, cada una con corazones de alcachofa, vainas de guisante y pepino, regadas con salsa de frambuesa y sazonadas con queso rallado.
En cuanto los dejó solos, _______ susurró:
—Tal vez deberíamos haber pedido la ensalada de la casa, esto parece demasiado caro.
Nick pareció divertirse con su preocupación.
—Incluso los más humildes tenemos derecho a vivir la vida de vez en cuando.
—Lo sé, pero...
—No te preocupes por eso, cariño. Podemos permitírnoslo.
__________ decidió para sus adentros que las siguientes semanas haría comidas baratas para compensar el gasto. Aunque Nick no hablaba jamás de dinero, ella no creía que un profesor universitario ganara demasiado.
—¿No quieres que te sirva vino?
—No, así está bien. —Al beber un sorbo de agua con gas, miró el vino que brillaba en la copa de Nick . Había pedido una de las botellas más caras de la carta y a ella le habría encantado probarlo, pero no pensaba hacer nada peligroso para el bebé.
No deberían tirar el dinero en una cena tan cara con un bebé en camino. Tan pronto como terminara la gira, buscaría un trabajo y trabajaría hasta que llegara el momento del parto, así podría ayudar con los gastos extra. Cuatro meses antes no se le hubiera pasado por la cabeza tal cosa, pero ahora la idea de trabajar duro no le preocupaba. Pensó que le gustaba mucho la persona en la que se había convertido.
—Come. Me encanta verte meter el tenedor en la boca. —La voz de Nick se había vuelto ronca y manifiestamente seductora. —Me recuerda a todas esas otras cosas que haces con ella.
_____ se ruborizó y volvió a concentrarse en la ensalada, pero sentía los ojos de Nick clavados en ella con cada bocado que daba. Un montón de imágenes eróticas comenzó a desfilar por su mente.
—¡Deja de hacer eso! —Soltó el tenedor con exasperación.
Él acarició el tallo de la copa con aquellos dedos largos y elegantes, luego deslizó el pulgar por el borde.
—¿Que deje de que hacer qué?
—¡Deja de seducirme!
—Pensaba que te gustaba que te sedujera.
—No cuando me he arreglado para cenar en un restaurante.
—Entiendo. Ya veo que no llevas sujetador. ¿Llevas bragas?
—Por supuesto.
—¿Algo más?
—No. Con las sandalias no uso pantis.
—Bien. Pues vas a hacer lo siguiente: levántate y ve al baño. Quítate las bragas y mételas en el bolso. Luego vuelve aquí.
El calor se extendió por los lugares más secretos del cuerpo de _____.
—¡No pienso hacer eso!
—¿Sabes qué pasó la última vez que un Petroff desafió a un Romanov?
—No, y no sé si quiero saberlo.
—Perdió la cabeza. Literalmente.
—Entiendo.
—Pues te doy diez segundos.
Aunque mantenía una expresión desaprobadora, a ________ se le había disparado el pulso ante la idea.
—¿Es una orden?
—Apuesta tu dulce trasero a que sí.
Aquellas palabras fueron como una caricia erótica que casi la hizo disolverse, pero logró apretar los labios y levantarse de la mesa con aparente renuencia.
—Señor, es usted un tirano y un déspota.
Salió del comedor con la ronca risa de Nick resonando en sus oídos.
Cuando regresó cinco minutos después, se acercó apresuradamente al reservado. Si bien las luces eran tenues, estaba segura de que todos podían darse cuenta de que estaba desnuda bajo la delgada tela de seda. Nick la estudió con atención mientras se acercaba. Había tal arrogancia en su postura que no cabía duda de que era un Romanov de los pies a la cabeza.
Cuando ________ se acomodó a su lado, él le pasó un brazo por los hombros y le deslizó un dedo por la clavícula.
—Pensaba decirte que abrieras el bolso y me mostraras tu ropa interior para estar seguro de que habías seguido mis órdenes, pero me parece que no será necesario.
—¿Se nota? —Miró a los lados, alarmada. —Ahora todos saben que estoy desnuda debajo de la ropa y es culpa tuya. Nunca debí dejar que me convencieras de esto.
Nick le deslizó la mano bajo el pelo y la cogió por la nuca.
—Tal y como yo lo recuerdo, no tenías otra opción. Fue una orden real, ¿recuerdas?
Él había aprovechado todas las oportunidades que se le presentaban para tomarle el pelo desde el domingo, y ella disfrutaba de cada minuto. Le lanzó una mirada reprobatoria.
—Yo no obedezco órdenes reales.
Él se acercó más y le rozó la oreja con los labios.
—Cariño, con un chasquido de dedos puedo hacer que te encierren en una mazmorra. ¿Seguro que no quieres reconsiderar tu postura?
La llegada del camarero la salvó de responder. Había retirado los restos de la ensalada mientras ella estaba en el baño y ahora les sirvió el plato principal. Nick había pedido salmón ahumado y ella pasta. Los linguini olían a sabrosas hierbas y a los camarones que se escondían entre las verduras. Mientras probaba el delicado manjar, _______ intentó olvidarse de que estaba medio desnuda, pero Nick no la dejó.
—¿_____?
—¿Mmm?
—No quiero ponerte nerviosa, pero...
Él levantó la servilleta que cubría el pan caliente y estudió atentamente la cesta y su contenido. Ya que todos los panecillos eran iguales, ella no entendía por qué tardaba tanto tiempo en elegir uno como no fuera para ponerla nerviosa.
—¿Qué? —lo azuzó. —¿Qué decías?
Nick partió el pan y lo untó lentamente de mantequilla.
—Si no me satisfaces por completo esta noche... —la miró, y sus ojos estaban llenos de fingido pesar— me temo que tendré que cederte a mis hombres.
—¡Qué! —____ casi se levantó de un salto de los cojines.
—Es sólo para inspirarte. —Con una sonrisa diabólica, hundió con firmeza los dientes blancos en el trozo de pan.
¿Quién podía haber imaginado que ese hombre tan complicado sería un amante tan imaginativo? Pensó que ese pícaro juego podían jugarlo los dos y sonrió con dulzura.
—Entiendo, Su Alteza Imperial. Le aseguro que estoy demasiado aterrada por su real presencia para osar decepcionarle.
Nick arqueó una ceja diabólicamente mientras pinchaba un camarón del plato de _____ y se lo acercaba a los labios de la joven.
—Abre la boquita, cariño.
______ se tomó su tiempo para comer el camarón y, mientras, deslizó los dedos por el interior de la pantorrilla de Nick , agradeciendo la intimidad y la escasa luz del reservado que los resguardaban de miradas curiosas. Tuvo la satisfacción de sentir cómo a su marido se le tensaban los músculos de la pierna y supo que él no estaba tan relajado como parecía.
—¿Tienes las piernas cruzadas? —preguntó él.
—Sí.
—Sepáralas. —Ella casi soltó un grito ahogado. —Y mantenías así el resto de la velada.
La comida se volvió insípida de repente y todo en lo que ________ pudo pensar fue en salir del restaurante y meterse en la cama con él.
Separó las piernas unos centímetros. Él le tocó la rodilla bajo el mantel, y su voz ya no sonó tan segura como antes.
—Muy bien. Sabes acatar las órdenes. —Introdujo la mano debajo de la falda y la deslizó hacia arriba por el interior del muslo.
Tal audacia la dejó sin aliento y, en ese momento, se sintió como una esclava bajo el yugo del zar. La fantasía la hizo sentirse débil de deseo.
Aunque ninguno de los dos mostró señales de apresuramiento, acabaron de comer en un tiempo récord y rehusaron tomar el café y el postre. Pronto estuvieron de regreso en el circo.
Nick no le dirigió la palabra hasta que estuvieron dentro de la caravana, donde lanzó las llaves en el mostrador antes de volverse hacia ella.
—¿Has tenido suficiente diversión por esta noche, cariño?
El roce de la seda en su piel desnuda y su flirteo público habían hecho que _______ abandonara sus inhibiciones, pero aun así se sintió un poco tonta cuando bajó la vista e intentó mostrarse sumisa.
—Lo que Su Alteza Imperial desee.
Él sonrió.
—Entonces desnúdame.
Ella le quitó la chaqueta y la corbata, y le desabotonó la camisa al mismo tiempo que presionaba la boca contra el torso que dejaba al descubierto. El roce sedoso del vello cosquilleó en sus labios poniéndole la piel de gallina. Lamió una de las oscuras y duras tetillas. Sintió los dedos torpes al forcejear con la hebilla del cinturón y, cuando por fin consiguió abrirlo, comenzó a bajarle la cremallera.
—Desnúdate tú primero —dijo él, —pero antes dame la bufanda.
A _______ le temblaron las manos cuando se desató la bufanda dorada de la cintura y se la dio. Se quitó los pendientes y se deshizo de las sandalias. Con un grácil movimiento se pasó el jersey por la cabeza mostrando los pechos. La cinturilla de la falda cedió bajo los dedos y la frágil seda se le deslizó por las caderas. La apartó con el pie y se quedó desnuda ante él.
Nick la acarició con la mano, desde el hombro a la cadera, desde las costillas a los muslos, como si estuviera marcando una propiedad. El gesto licuó la sangre de _______ en sus venas, enardeciéndola hasta tal punto que apenas era capaz de mantenerse en pie. Satisfecho, él cogió la bufanda y dejó que el extremo se deslizara lentamente entre sus dedos.
Había una amenaza erótica en el gesto y _________ no pudo apartar la vista de la tela. ¿Qué iba a hacer Nick con ella?
Contuvo el aliento cuando él le pasó la bufanda alrededor del cuello dejando que los extremos colgasen sobre sus pechos. Tomando los flecos en las manos, Nick levantó primero un extremo y luego el otro, deslizándolos de un lado a otro. Los dorados hilos de seda le rozaron los pezones con suavidad. La sensación, cálida y pesada, se extendió por el vientre de _______.
A Nick se le oscurecieron los ojos hasta adquirir el color del brandy.
—¿A quién perteneces?
—A ti —susurró ella.
Él asintió con la cabeza.
—¿Ves qué sencillo es?
Terminó de desnudarlo. Entonces, ________ deslizó las palmas de las manos por los muslos de Nick , sintiendo las duras texturas de la piel y los músculos. Estaba majestuosamente excitado. Ella sintió los pechos pesados y consideró que tenía más que suficiente, pero siguió con la fantasía.
—¿Qué quieres ahora de mí? —preguntó.
Él apretó los dientes y emitió un profundo sonido inarticulado mientras la empujaba por los hombros hacia abajo.
—Esto.
A _______ se le paró el corazón. Acató su orden silenciosa y lo amó como quería. El tiempo perdió su significado. A pesar de estar en aquella postura sumisa, nunca se había sentido tan poderosa. Nick le enredó los dedos en el pelo, mostrándole sin palabras lo que necesitaba. Los ahogados gemidos de placer de Nick incrementaron la excitación de ______ .
La joven sintió la rígida tensión de los músculos bajo las palmas de las manos y la película de sudor que cubría aquella dura piel masculina. En ese momento Nick la puso bruscamente en pie y la tendió en la cama.
Retrocedió un paso para mirarla a los ojos.
—Ábrete para mí y dejaré que me sirvas otra vez.
Oh, Santo Dios. Nick debió de sentir el estremecimiento que la recorrió porque sus ojos se entornaron con satisfacción. ________ separó las piernas.
—No tan rápido. —Él le atrapó el lóbulo de la oreja entre los dientes y lo mordisqueó con suavidad. —Primero tengo que castigarte.
—¿Castigarme? —Ella se quedó rígida pensando en los látigos guardados bajo la cama, justo debajo de sus caderas.
—Me has excitado, pero no has terminado lo que empezaste.
—Eso fue porque tú...
—Basta. —Nick se levantó de nuevo y la miró con toda la noble arrogancia heredada de sus antepasados Romanov.
_______ se relajó. Él jamás le haría daño.
—Cuando quiera tu opinión, mujer, te la pediré. Hasta entonces, será mejor que controles la lengua. Mis cosacos llevan demasiado tiempo sin una mujer.
Ella le lanzó una mirada afilada.
A Nick le tembló la comisura de los labios, pero no sonrió. Se limitó a inclinar la cabeza y rozarle con los labios el interior del muslo.
—Sólo hay un castigo adecuado para una esclava que no sabe guardar silencio. Una severa y cruel reprimenda.
El techo dio vueltas mientras él cumplía su amenaza y la llevaba a un reino de ardiente placer, a un éxtasis tan antiguo como el tiempo. El cuerpo de Nick se volvió resbaladizo por el sudor y tensó los músculos de los hombros bajo las manos de _______ , pero no se detuvo. Sólo al final, cuando ella le rogó que forzara la dulce penetración que necesitaba con tanta desesperación.
Nick la penetró profundamente y toda diversión desapareció de sus ojos.
—Quiero amarte —susurró.
A ella le ardieron los ojos por las lágrimas cuando él dijo las palabras que tanto había deseado oír. Nick se pegó a su cuerpo, y se dejaron llevar por un ritmo tan eterno como el latido de sus corazones. Se movieron como si fueran uno. ______ sintió cómo su amado la llenaba por completo, llegando al mismo centro de su alma.
Se perdieron en un torbellino de pasión; hombre y mujer, cielo y tierra. Todos los elementos de la creación convergiendo en una perfecta combinación.
Cuando todo terminó, ________ experimentó una dicha que nunca había sentido antes y tuvo la certeza de que todo iría bien entre ellos. «Quiero amarte», había dicho él. No había dicho, «quiero hacer el amor contigo», sino «quiero amarte». Y lo había hecho. No podía haberla amado más intensamente aunque hubiera repetido las palabras cien veces.
Lo miró por encima de la almohada. Estaba de cara a ella, con los ojos medio cerrados y somnolientos. Extendiendo el brazo, _______ le acarició la mejilla y él volvió la cabeza para besarle la palma de la mano.
Ella le recorrió la mandíbula con el pulgar, disfrutando de la suave aspereza de su piel.
—Gracias.
—Soy yo quien debería darte las gracias.
—¿Quiere eso decir que no vas a compartirme con tus cosacos?
—No te compartiría con nadie.
El juego erótico que habían estado jugando la había hecho olvidarse de la promesa que se había hecho interiormente de decirle lo del bebé esa noche.
—Llevas días sin hablar del divorcio.
Nick se puso en guardia de inmediato y rodó sobre la espalda.
—No he pensado en ello.
________ se sintió desanimada por su retirada, pero ya sabía que iba a ser difícil y continuó presionándolo, aunque con toda la suavidad que pudo.
—Me alegro. No es algo agradable en lo que pensar.
La observó con una mirada preocupada.
—Sé lo que quieres que diga, pero aún no puedo. Dame un poco más de tiempo, ¿vale?
Con un nudo en la garganta, ______ asintió con la cabeza.
Parecía tan nervioso como un animal salvaje obligado a vivir bajo el yugo de la civilización.
—Nos lo tomaremos día a día.
______ comprendió que no debía seguir presionándolo. Pero el hecho de que él no hubiera mencionado que su matrimonio finalizaría en apenas dos meses le daba la suficiente esperanza como para retrasar un poco más la noticia del bebé.
—Eso haremos.
Él se incorporó y se reclinó contra las almohadas apoyadas contra el cabecero.
—Sabes que eres lo mejor que me ha pasado en la vida, ¿verdad?
—Sin lugar a dudas.
Él se rio entre dientes y dio la impresión de que lo abandonaba parte de la tensión. ______ se puso boca abajo, se apoyó en los codos y le acarició el vello del pecho con la yema de los dedos.
—¿Catalina la Grande fue una Romanov?
—Sí.
—He leído que era una mujer muy lujuriosa.
—Tenía un montón de amantes.
—Y mucho poder. —______ se inclinó hacia delante y le mordisqueó el pectoral. Nick se estremeció, así que lo mordisqueó otra vez.
—¡Ay! —la cogió por la barbilla. —¿Qué es lo que está tramando exactamente esa retorcida mente tuya?
—Sólo pensaba en todos esos hombres tan fuertes bajo el yugo de Catalina la Grande...
—Aja.
—... obligados a servirla... a someterse a ella.
—Aja.
Ella le acarició con los labios.
—Te toca ser el esclavo, machote.
Por un momento él pareció alarmado, luego soltó un profundo suspiro.
—Creo que he muerto y he ido al cielo.
#Verónica
Re: Besar a un Ángel (Nick y tu) ADAPTACION!!! [TERMINADA]
CAPÍTULO 21
Nick estuvo imposible toda la semana. Desde que fueron a cenar para luego disfrutar de aquellos juegos eróticos, buscó todo tipo de excusas para discutir con ella. Incluso en ese momento la miraba con el ceño fruncido mientras se secaba el sudor de la frente con el brazo.
—¿No podías haber rellenado la bombona de gas cuando fuiste a hacer la compra al pueblo?
—Lo siento, pero no sabía que estaba vacía.
—Nunca te fijas en nada —añadió él con acritud. —¿Qué crees? ¿Que se rellena sola?
______ apretó los dientes. Parecía como si se hubieran acercado demasiado aquella noche y necesitara distanciarse de ella otra vez. Por el momento había logrado esquivar todas las granadas que le había lanzado, pero cada vez le resultaba más difícil mantener a raya su propio temperamento. En ese instante tuvo que contenerse para hablar con calma.
—No sabía que querías que lo hiciera yo. Siempre te has ocupado tú de esas cosas.
—Sí, pero por si no te has dado cuenta, he estado muy ocupado últimamente. Han enfermado los caballos, se incendió la carpa de la cocina y ahora tenemos a un inspector de sanidad amenazando con multarnos por saltarnos no sé qué normas de seguridad.
—Sé que has estado sometido a mucha presión. Si me lo hubieras dicho no me habría importado ocuparme de las bombonas.
—Sí, claro. ¿Cuántas veces has rellenado una bombona?
______ contó mentalmente hasta cinco.
—Ninguna. Pero aprendería a hacerlo.
—No te molestes. —Y se alejó a paso airado.
_______ ya no pudo contenerse ni un minuto más. Plantó una mano en la cadera y le gritó:
—¡Que pases un buen día también!
Nick se detuvo, luego se giró para dirigirle una de sus miradas más sombrías.
—¡No te pases!
_____ cruzó los brazos sobre el pecho y dio golpecitos en el suelo con la deportiva sucia. Puede que Nick estuviera experimentando un montón de sentimientos que no sabía cómo manejar, pero eso no quería decir que tuviera que desahogar su frustración en ella. ______ llevaba días intentando ser paciente, pero ya no aguantaba más.
Nick se acercó a ella apretando los dientes. ______ se negó a retroceder.
Nick se paró delante de ella, intentando intimidarla con su tamaño.
_______ tuvo que reconocer que se le daba muy bien.
—¿Pasa algo? —espetó él.
Aquella discusión era tan ridícula que a ella no le quedó más remedio que sonreír con picardía.
—Si alguien te dice que estás muy guapo cuando te enfadas, miente.
La cara de Nick adquirió un tono púrpura y _____ pensó que explotaría. Pero en vez de eso, se limitó a alzarla por los codos y empujarla contra el remolque. Luego la besó hasta que ______ se quedó sin aliento.
Cuando finalmente la puso en el suelo, estaba de peor humor que antes de besarla.
—¡Lo siento! —gritó.
Como disculpa no era gran cosa, pues cuando se marchó parecía más un tigre malhumorado que un marido arrepentido. Aunque _______ sabía que él estaba sufriendo, se le había agotado la paciencia. ¿Por qué tenía que hacerlo todo tan difícil? ¿Por qué no podía aceptar que la amaba?
Recordó la vulnerabilidad que había visto en sus ojos la noche que le había pedido más tiempo. Sospechaba que Nick sentía miedo de dar nombre a lo que sentía por ella. La dicotomía entre sus sentimientos y lo que creía saber sobre sí mismo estaba desgarrándolo por dentro.
Eso era lo que se decía a sí misma, porque la alternativa —que no la amara— era algo en lo que no quería pensar. Y más si tenía en cuenta que aún no le había dicho que estaba embarazada.
Disculpaba aquella cobardía de todas las maneras que se le ocurrían. Cuando las cosas iban bien entre ellos, se decía que no quería arriesgarse a perder la armonía y, cuando todo se desmoronaba, que había perdido el valor.
Pero lo mirara como lo mirase, sabía que estaba comportándose como una cobarde. Debía enfrentarse al problema y, sin embargo, seguía huyendo de él. Ya había pasado casi un mes desde que se había hecho la prueba del embarazo. Debía de estar ya de dos meses y medio, pero no había ido al médico porque no quería arriesgarse a que Nick lo descubriese. El que se estuviera cuidando no era excusa para no comenzar un correcto control prenatal, sobre todo si tenía que asegurarse de que el bebé no había resultado dañado por las píldoras anticonceptivas que había seguido tomando antes de descubrir que éstas habían fallado y estaba embarazada.
Metió la mano en el bolsillo de los vaqueros y tomó una decisión. No había razón para seguir postergándolo más. De todas maneras era imposible seguir viviendo así. ¿Para qué seguir atormentándose? Se lo diría esa tarde. Eran necesarios dos para hacer un bebé y ya iba siendo hora de que ambos aceptaran sus responsabilidades.
En cuanto acabó la función de la tarde fue a buscarlo, pero la camioneta no estaba. ______ estaba cada vez más nerviosa. Después de haber estado posponiendo esa conversación tanto tiempo, lo único que deseaba era quitarse ese peso de encima.
Deberían haberse visto a la hora de la cena, pero el inspector de sanidad retuvo a Nick hasta que dio comienzo la última función. Cuando se dirigió a la puerta trasera del circo antes de la actuación, ______ lo vio junto a Misha. Llevaba uno de los látigos enrollado al hombro y el extremo le colgaba sobre el pecho. La brisa le removía el pelo oscuro y la tenue luz arrojaba profundas sombras a sus rasgos.
No había nadie con él. Era como si hubiera dibujado un círculo invisible a su alrededor, un círculo que mantenía a todo el mundo fuera, incluyéndola a ella. En especial a ella. Las lentejuelas rojas del cinturón de Nick brillaron cuando pasó la mano sobre el flanco del animal. La frustración de ______ fue en aumento. ¿Por qué tenía que ser tan testarudo?
Mientras el público reía por las travesuras de los payasos, ______ se acercó a él. Misha resopló y echó la cabeza hacia atrás. ________ miró a la bestia con aprensión. No importaban las veces que representara el número, nunca se acostumbraría a él, incluyendo el aterrador momento en el que Nick la montaba delante de él en la silla.
La joven se detuvo delante del caballo.
—¿Crees que alguien podría sustituirte después de la función? Tengo que hablar contigo.
Nick le respondió sin mirarla mientras ajustaba la cincha de la silla de montar.
—Tendrás que esperar. Tengo mucho que hacer.
Pero a _______ se le había agotado la paciencia. Si no resolvían sus problemas ya, no serían capaces de sacar ese matrimonio adelante.
—No puedo esperar.
Las holgadas mangas de la camisa blanca de Nick se hincharon cuando se incorporó.
—Mira, _______ , si es por lo de la bombona, ya te he dicho que lo siento. Sé que no ha sido fácil vivir conmigo estos últimos días, pero he tenido una semana muy dura.
—Has tenido muchas semanas duras, pero nunca lo has pagado conmigo.
—¿Cuántas veces tengo que disculparme?
—No quiero tus disculpas. Lo único que quiero es hablar de los motivos por los que te distancias de mí.
—Déjalo estar, ¿vale?
—No puedo. —El número de los payasos llegaba a su fin. _______ sabía que ése no era el mejor momento para hablar, pero ahora que había comenzado, no podía parar. —Nos estamos haciendo daño el uno al otro. Tenemos un futuro juntos y necesitamos hablar de ello. —Le acarició el brazo esperando que se apartara y, como no lo hizo, _____ se sintió confiada para seguir. —Estos meses han sido los mejores de mi vida. Me has ayudado a encontrarme a mí misma, y espero haberte ayudado a hacer lo mismo. —Le puso las manos en el pecho y sintió el latido del corazón de Nick a través de la tela de seda. La flor de papel que llevaba entre los pechos crujió y el extremo del látigo rozó la mano de _______ . —¿No sientes cómo nos envuelve el amor? ¿No estamos mejor juntos que separados? Somos perfectos el uno para el otro —sin haberlo planeado siquiera, las palabras que había estado conteniendo tanto tiempo surgieron de su boca, —y también lo seremos para el bebé que estamos esperando.
Durante un segundo no pasó nada. Y luego todo cambió. Los tendones del cuello de Nick se tensaron y los ojos se le oscurecieron mientras la miraba con algo que parecía terror. Después retorció la cara en una máscara de furia.
______ apartó las manos de su pecho. El instinto la impulsó a escapar, pero ya había hecho lo más difícil y estaba dispuesta a mantenerse firme.
—Nick , no he buscado este bebé. Ni siquiera sé cómo ocurrió. Pero no voy a mentirte y a decir que lo siento.
—Confié en ti —dijo el sin apenas mover los labios.
—En ningún momento he traicionado tu confianza.
Nick cerró los puños y tragó compulsivamente. Por un momento, _______ pensó que iba a golpearla.
—¿De cuánto estás?
—De unos dos meses y medio.
—¿Cuánto hace que lo sabes?
—Más o menos un mes.
—¿Lo sabes desde hace un mes y no me has dicho nada?
—Me daba miedo decírtelo.
La alegre música de los payasos fue en aumento señalando el final del número. Nick y ella eran los siguientes. Digger, que era el encargado de enviar a Misha a la pista en el punto álgido de la actuación, se acercó para hacerse cargo del caballo.
Nick agarró a ______ del brazo y la alejó de los demás.
—No vas a tener ningún bebé. ¿Entiendes lo que te digo?
—No, no lo entiendo.
—Mañana por la mañana, en cuanto nos levantemos, tú y yo nos iremos. Y cuando volvamos, no existirá ningún bebé.
Ella lo miró conmocionada. Se le revolvió el estómago y tuvo que llevarse el puño a la boca. El público guardó silencio como siempre que Jack Daily comenzaba la dramática introducción de Nicholas el Cosaco.
—Yyyy... ahora, el circo de los Hermanos Quest se enorgullece en presentar...
—¿Quieres que aborte? —susurró _________.
—¡No me mires como si fuera un monstruo! ¡No te atrevas a mirarme así! Te dije desde el principio lo que pensaba de ese tema. Te abrí mi corazón para que lo entendieras. Pero, como siempre, has decidido que sabes más que nadie. Aunque no tienes ni una pizca de cordura en tu maldito cuerpo, ¡decidiste que eres más lista que nadie!
—No me hables así.
—¡Confié en ti! —Nick hizo una mueca cuando las primeras notas de la balalaica rompieron el silencio de la noche. Era la señal para entrar en la pista. —Creía que tomabas las pastillas, pero me has engañado.
Ella negó con la cabeza y se tragó la bilis que le subía por la garganta.
—No voy a deshacerme del bebé.
—¡Por supuesto que sí! Harás lo que yo diga.
—Tú tampoco quieres. Sería algo horrible.
—No tan horrible como lo que tú has hecho.
—¡Nick ! —gritó uno de los payasos. —Es tu turno.
Cogió el látigo de su hombro.
—Nunca te lo perdonaré, ______. ¿Me oyes? Nunca. —Apartándose de ella, desapareció en dirección a la pista.
____se quedó paralizada, embargada por una desesperación tan profunda y amarga que no podía respirar. Oh, Santo Dios, ¡qué tonta había sido! Había pensado que él la amaba, pero Nick había tenido razón todo el tiempo.
No sabía amar. Le había dicho que no podía hacerlo y ella se negó a creerle. Ahora tendría que pagar por ello.
Demasiado tarde recordó algo que había leído sobre los tigres: «Los machos de esta especie se desvinculan por completo de la vida familiar. No participan en la cría de los cachorros, ni siquiera los reconocen.»
Nick iba incluso más lejos. Quería aplastar esa brizna de vida que se había vuelto tan preciosa para ella. Quería destruirla antes de que pudiera llegar al mundo.
—¡Espabila, ______! Te toca. —Madeline la agarró y la empujó hacia la puerta trasera del circo.
El foco la iluminó. Desorientada, levantó el brazo, intentando protegerse los ojos.
—... y ninguno de nosotros sabe cuánto le ha costado a esta joven entrar en la pista con su marido.
_____ se movió automáticamente al compás de la música de la balalaica, mientras Jack contaba la historia de la novia criada en un convento que había sido secuestrada por un poderoso cosaco. Apenas lo escuchó. No veía nada salvo a Nick , el traidor, en el centro de la pista.
Las luces arrancaban brillos carmesí del látigo que caía hasta sus brillantes botas negras, titilaban en el pelo oscuro de Nick y en sus pálidos ojos dorados, que brillaban como los de un animal acorralado. _______ seguía bajo la luz del foco cuando Nick comenzó a mover el látigo. Pero esa noche el baile del látigo no hablaba de seducción, sino de locura salvaje, de furia.
El público ovacionó con aprobación al principio, pero según transcurría el número, percibió la tensión de _______. La comunicación fluida que siempre había existido entre ellos había desaparecido. La joven ni siquiera se sobresaltó cuando Nick cortó el rollo de papel en su boca, de hecho actuaba como una autómata. La embargaba una desesperación tan profunda que no sentía absolutamente nada.
El ritmo del acto decaía en picado. Nick destruyó uno de los rollos en dos cortes, otro en cuatro. Olvidó una variante en la que había añadido una serpentina al extremo del rollito, y cuando envolvió las muñecas de _________ con el látigo, los espectadores se removieron inquietos. En el aire se palpaba la tensión de la pareja y lo que antes había sido un acto de seducción ahora parecía una violenta parodia. En lugar de un marido intentando ganarse el amor de su esposa, el público veía a un hombre peligroso amenazando a una pequeña mujer frágil e indefensa.
Nick notó lo que ocurría y se dejó llevar por su amor propio. Se dio cuenta de que no podía permitirse el lujo de rodearla con el látigo sin que el público se pusiera en su contra, pero por otro lado necesitaba un gesto final que diera por concluida la actuación antes de indicar a Digger que soltara a Misha.
Deslizó la mirada por el cuerpo de _______ y sus ojos cayeron sobre la flor de papel que emergía entre sus pechos, y se dio cuenta de que la había olvidado antes. Con un gesto de cabeza le indicó a _________ lo que iba a hacer. La joven lo observó sin moverse; lo único que quería era acabar de una vez para poder marcharse y ocultarse del mundo.
La música de la balalaica creció en intensidad mientras ella clavaba los ojos en su marido. Si no hubiera estado tan petrificada, se habría dado cuenta del sufrimiento de Nick , de que lo embargaba una pena tan profunda como la suya.
Él movió los brazos y dio un latigazo con un rápido movimiento de muñeca. La punta del látigo voló hacia ella como docenas de veces antes, pero esta vez
_______ lo vio todo a cámara lenta. Con una extraña sensación de desapego, ella esperó que volaran los pétalos de la flor, pero en su lugar sintió un dolor abrasador.
Se quedó sin aliento. Una punzada ardiente atravesó su cuerpo cuando el látigo impactó en ella desde el hombro hasta el muslo. La pista comenzó a girar y ella a caer. Pasaron unos segundos y luego volvió a sonar la música, una enérgica y alegre melodía que parecía un extraño contrapunto a aquel dolor tan intenso que le impedía respirar. Sintió que la alzaban unos brazos fuertes y que los payasos entraban a la pista a toda velocidad.
______ seguía consciente aunque no quería. A sus oídos llegó una oración. La música, el murmullo del público, todo resonaba débilmente detrás del muro de dolor que la envolvía.
—¡Apartad! ¡Atrás todos!
La voz de Nick . Era Nick quien la llevaba en brazos. Nick , el enemigo. El traidor.
________ sintió el duro y cortante frío del exterior cuando la tendió al lado de la carpa. Su marido se inclinó sobre ella, utilizando su cuerpo para ocultarla de los demás.
—Cariño, lo siento. Oh, Dios mío, cuánto lo siento.
______ utilizó las fuerzas que le quedaban para apartar la mirada de él y clavarla en la polvorienta lona de nailon. Jadeó de dolor cuando Nick rozó con una mano los pedazos desgarrados del maillot.
______ tenía los labios tan secos y pegados que no podía abrirlos.
—No me toques...
—Déjame ayudarte. —La respiración de Nick era rápida y entrecortada. —Te llevaré a la caravana.
_______ gimió cuando la alzó en brazos, odiando que la moviera y la hiciera sentir más dolor.
—Nunca te perdonaré por esto —susurró.
—Ya, ya lo sé.
Una abrasadora estela de fuego le bajaba desde el hombro al centro del pecho y desde el vientre hasta la cadera. Sentía tanto dolor que no se dio cuenta de que habían atravesado el recinto y entrado en la caravana hasta que Nick la dejó sobre la cama.
Una vez más, _______ apartó la mirada de él, mordiéndose los labios para no gritar cuando su marido le quitó lentamente el destrozado maillot.
—Tu pecho... —él contuvo el aliento. —Tienes un verdugón, pero no tienes la piel cortada, sólo amoratada.
El colchón se movió cuando él se levantó, pero regresó enseguida.
—Sentirás frío. Voy a ponerte una compresa.
_______ dio un respingo cuando él le cubrió la piel ardiente con una toalla húmeda y fría. Apretó los párpados, deseando que pasara todo.
La toalla se calentó por la piel ardiente y Nick se la quitó para reemplazarla por otra. El colchón se hundió de nuevo cuando él se sentó a su lado. Comenzó a hablar, con voz suave y ronca.
—No soy... no soy tan pobre como te he hecho creer. Doy clases en la universidad, pero... pero además me dedico a la compraventa de arte ruso. Y soy asesor en algunos de los mejores museos del país.
Las lágrimas se deslizaron por los párpados de ______ y cayeron en la almohada. Cuando las compresas comenzaron a surtir efecto, el dolor disminuyó y se convirtió en un latido sordo y vibrante.
Nick continuó hablando con frases entrecortadas y titubeantes.
—Me consideran una autoridad en iconografía rusa en... en Estados Unidos. Tengo dinero. Prestigio. Pero no quería que lo supieras. Quería que pensaras que era un inculto y pobre trabajador del circo. Quería... ahuyentarte.
—Ya no me importa —se obligó a decir _______.
Nick hablaba ahora con rapidez, como si se le acabara el tiempo.
—Poseo una... una gran casa de ladrillo. En Connecticut, no lejos del campus. —Con un toque ligero como una pluma, reemplazó la compresa por una nueva. —Está repleta de arte y cosas bellas y también... también tengo un granero en la parte de atrás con un establo para Misha.
—Por favor, déjame en paz.
—No sé por qué sigo viajando con el circo. Siempre que lo hago me juro que será la última vez, pero después pasan unos años y comienzo a sentirme inquieto. No importa si estoy en Rusia, en Ucrania, o en Nueva York, al final acabo sintiendo una llamada que me impulsa a volver. Supongo que siempre seré más Markov que Romanov.
Ahora que ya no importaba, Nick le contaba todo aquello que ella le había rogado que le revelara durante meses.
—No quiero oír más.
Nick le ahuecó la cintura con la mano en un gesto extrañamente protector.
—Ha sido un accidente. Lo sabes, ¿no? No sabes cuánto lo siento...
—Sólo quiero dormir.
—_______, soy un hombre rico. Esa noche, cuando fuimos a cenar, sé que estabas preocupada por la cuenta... No tienes... no tienes que preocuparte nunca más por el dinero.
—No me importa.
—Sé que te duele. Mañana te encontrarás mejor. Te saldrá un cardenal doloroso, pero no te quedará cicatriz. —Nick vaciló como si se diera cuenta de la terrible mentira que había dicho.
—Por favor —dijo ella. —Si te importo algo, déjame en paz.
Hubo un largo silencio. Luego el colchón se movió de nuevo cuando Nick se inclinó y le rozó los húmedos párpados con los labios.
—Si necesitas algo, enciende la luz. Vendré de inmediato.
Ella esperó que se fuera. Esperó que saliera de la caravana para poder romperse en un millón de pedazos.
Pero Nick no se apiadó de ella. Levantó la punta de la compresa y sopló con suavidad, enviando una oleada de aire que le enfrió la piel. Algo caliente y húmedo cayó sobre ella, pero _______ estaba demasiado aturdida para saber lo que era.
Finalmente Nick se levantó de la cama y la caravana se llenó de los familiares sonidos de su marido cambiándose de ropa: el sordo ruido de las botas contra el suelo, el leve susurro de las lentejuelas al quitarse el fajín rojo, el roce de la cremallera de los vaqueros. ______ sintió que pasaba una eternidad antes de que oyera cerrarse la puerta.
El gruñido del tigre saludó a Nick cuando salió de la caravana. Se detuvo en los escalones y tomó aire. Las luces de colores iluminaban los banderines, pero él era incapaz de ver nada más que el obsceno verdugón rojo que cruzaba la frágil piel de _______ . A Nick le picaban los ojos por las lágrimas contenidas y le ardían los pulmones. ¿Qué había hecho?
Se acercó a ciegas a la jaula del tigre. La función aún no había terminado. La zona de las caravanas estaba desierta salvo por un par de payasos con los que evitó cruzarse.
Todo había salido mal esa noche.; Por qué no había dado por finalizado el número antes? Debería haberle indicado a Digger que enviara a Misha cuando supo que aquello no iba bien. Pero había estado demasiado furioso. Su orgullo le había exigido que hiciera un truco más para intentar salvar la función. Sólo un truco más, como si eso hubiera podido arreglar algo.
Nick apretó los párpados. ______ tenía una piel pálida y delicada. El verdugón le cruzaba el pecho y aquel dulce vientre todavía plano donde crecía su hijo. Su hijo. Ese ser del que le había dicho a _______ que se deshiciera. Como si ______ pudiera hacer algo así. Como si él pudiera dejar que lo hiciera. Las feas y horribles palabras que había dicho le resonaron en los oídos. Palabras que ella nunca olvidaría ni perdonaría. Porque ni siquiera ______ tenía el corazón tan grande como para perdonar algo semejante.
Cuando llegó a la jaula, Sinjun le sostuvo la mirada sin parpadear, con tanta atención que pareció llegar a los rincones más profundos de su alma. ¿Qué veía el tigre? Nick traspasó la cuerda de seguridad y agarró los barrotes. Aquel lugar frío y vacío que siempre había tenido en su interior había desaparecido, pero ¿qué había ocupado su lugar?
La mirada de Nick se clavó en la del tigre y se le pusieron los pelos de punta. Por un momento todo quedó en suspenso y luego oyó una voz —su propia voz— diciéndole exactamente lo que veía el tigre.
«Amor.»
El corazón le golpeó las costillas. «Amor.» Ése era el sentimiento que no había reconocido, el sentimiento que había provocado el deshielo. Estaba aprendiendo a amar. _______ se había dado cuenta. Había sabido lo que le ocurría aunque él lo había negado.
La amaba. Total y absolutamente. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Era más preciosa para él que todos esos iconos antiguos y que las obras de arte que llenaron su vida durante tanto tiempo. Al vivir con ella había aprendido a ser feliz. _______ le había mostrado la alegría, la pasión, todo... Y lo había hecho con una impresionante humildad. ¿Y qué le había dado él a cambio?
«No te amo, ________ . Nunca lo haré.»
Apretó los párpados al recordar cómo había negado una y otra vez el precioso regalo que ella le daba. Pero con un valor que le dejaba sin aliento, _______ había seguido ofreciéndoselo. No importaba cuántas veces hubiera negado Nick su amor, ella continuaba brindándoselo.
Ahora aquel amor estaba encarnado en el niño que crecía en el vientre de su esposa. El niño que había dicho que no quería. El niño que deseaba con cada latido de su corazón.
¿Qué había hecho? ¿Cómo iba a recuperar a su esposa? Volvió la cabeza hacia la caravana, deseando que la luz estuviera encendida, pero la ventana permanecía en penumbra.
Tenía que ganársela de nuevo, tenía que hacer que perdonara todas las desagradables palabras que había dicho. Había sido tan arrogante, había estado tan ciego, tan obsesionado con el pasado, que le había dado la espalda al futuro. La había traicionado de un modo tan absoluto que nadie en su lugar lo perdonaría.
Pero ________ no era una mujer común. Para ella amar era tan natural como respirar. No era capaz de contener su amor igual que no era capaz de hacer daño a nadie. Buscaría misericordia en su dulzura y en su generosidad. No tendría más secretos para ella. Le diría todo lo que sentía y, si eso no la ablandaba, le recordaría aquellos votos sagrados que siempre sacaba a relucir. Se aprovecharía de su simpatía, la intimidaría, le haría el amor hasta que no recordara que la había traicionado. Le recordaría que ahora era una Markov, y que las mujeres Markov luchaban por sus hombres, incluso aunque éstos no se lo merecieran.
La ventana de la caravana seguía a oscuras. Decidió dejarla dormir, darle tiempo para que se recuperara, pero en cuanto amaneciera haría todo lo que estuviera en su mano para ganársela de nuevo.
El circo comenzaba a vaciarse y él se puso a trabajar. Mientras desmontaban la cubierta, pensó en cómo podría demostrarle su amor, cómo podría hacerle ver que, a partir de ahora, todo sería diferente entre ellos. Volvió la mirada a la ventana oscura de la caravana, luego corrió a la camioneta. Diez minutos más tarde, encontró una tienda que abría toda la noche.
No había mucho para elegir, pero se llenó los brazos con todo lo que encontró a su paso: galletitas saladas para niños con forma de animales, un sonajero de plástico azul y un patito amarillo; un ejemplar del libro sobre educación infantil del doctor Spock, un babero de plástico con un conejo de grandes orejas y una caja de harina de avena, porque ________ tendría que alimentarse bien.
Regresó al circo con los regalos tan rápido como pudo. La bolsa se rompió cuando la cogió del asiento delantero. La cerró con sus grandes manos y corrió hacia la caravana. Cuando ______ viera todo eso, comprendería lo que ella significaba para él. Lo mucho que quería ese bebé; sabría cuánto la amaba.
Se le cayó el sonajero mientras giraba la manilla de la puerta. El juguete de plástico rebotó en el escalón superior y luego rodó por la hierba. Nick entró corriendo sin prestarle atención.
_________ se había ido.
:( :( :(
#Verónica
Re: Besar a un Ángel (Nick y tu) ADAPTACION!!! [TERMINADA]
:crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: esa es la cara k tengo dios k triste k triste me as exo llorar dios enserio sigela tengo el corazon en un puño por dios dale por lo k mas kieras sigela dios mio enserio fue no tengo palabras`para decir lo k senti al ller el capi enserio amo esta novela la amo enserio :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby: :crybaby:
Invitado
Invitado
Re: Besar a un Ángel (Nick y tu) ADAPTACION!!! [TERMINADA]
aaaaaaaaay no puede ser no!!!!!!!!!! :( :( :sad: porque???? porque se fue? lo que le dijo nick fue muy feo pero...se fue????? :crybaby:
siguela por favor y al menos dime que va a tener un final feliz :sad:
siguela por favor y al menos dime que va a tener un final feliz :sad:
Patu
Re: Besar a un Ángel (Nick y tu) ADAPTACION!!! [TERMINADA]
OMJ! Creoo qq son los mejores capituloss de toodaa laa Noveee!
Toodooss Emocionantes
noo noo! mee mueroo por leer los siguienttes! :D
:O qmoo qq se fuuee la rayiiss!! u_U pobree Niicckk, pero el
se lo buscoo ahoraa qq se awuantteee! :caliente:
Bueenooo Esperaree los próximos capituloss!!
Esperoo qq puedas subiirr pronttoo!!! ;)
Toodooss Emocionantes
noo noo! mee mueroo por leer los siguienttes! :D
:O qmoo qq se fuuee la rayiiss!! u_U pobree Niicckk, pero el
se lo buscoo ahoraa qq se awuantteee! :caliente:
Bueenooo Esperaree los próximos capituloss!!
Esperoo qq puedas subiirr pronttoo!!! ;)
HeyItsLupitaNJ
Re: Besar a un Ángel (Nick y tu) ADAPTACION!!! [TERMINADA]
No lo puedo creer !!! Se fue.. Lo dejo...
Nooo... !! Y ahora que se dio cuenta que la ama.. !!!!
Sigele... no la puedes dejar asi !!
Casi llore con este capitulo... :crybaby:
Alee Lovatoo
Re: Besar a un Ángel (Nick y tu) ADAPTACION!!! [TERMINADA]
POR LA HIJAAAAAAAAAAAAAA D EPUTAAAAAAAAAAAAAAAAAAA .___________________. LLORO A MARES D: PORFAVOR POR LO QUE MAS QUIERAS , TE RUEGO QUE NOS SUBAS , AREMOS LO QUE QUIERAS X.X PERO ENSERIO PORFAVOOOOOOOOOOOOOOOR TU NVOELA ES LA MEJOR LEJOS , ES COMO EL AIRE QUE RESPIRO *--* PORFAVOR NO DEJES QUE ACABE ASI , QUE CLASE DE PERSONA LA DEJA AHI!?!?!?!?
Invitado
Invitado
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