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Besar a un Angel Nick y Tu
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Besar a un Angel Nick y Tu
Nombre: "Besar a un Angel" (Nick&Tú)
Autor: ni idea
Adaptación: Si
Género: HOT.
Advertencias: No
Otras Páginas: No
PROLOGO:
La hermosa y caprichosa ___(tn) ________ puede ir a la cárcel o casarse con el misterioso hombre que le ha elegido su padre. Los matrimonios concertados no suceden en el mundo moderno, así que... ¿cómo se ha metido ___(tn) en este lío?
Nick Jonas, tan serio como guapo, no tiene la menor intención de hacer el papel de prometido amante de una consentida cabeza de chorlito con cierta debilidad por el champán. Aparta a ___(tn) de su vida llena de comodidades, la lleva de viaje con un ruinoso circo y se propone domarla.
Pero este hombre sin alma ha encontrado la horma de su zapato en una mujer que es todo corazón. No pasará demasiado tiempo hasta que la pasión le haga remontar el vuelo sin red de seguridad... arriesgándolo todo en busca de un amor que durará para siempre.
Última edición por Val's Matth. el Vie 30 Mar 2012, 10:43 am, editado 1 vez
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
*Stephanie* escribió:HOLAA PRIMERA LECTORA
SE VE GENIAL
SIGUELA PRONTO!!!
Bienvenida!!! :) no te reocupes que la seguire a hora mismo :)
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
taescaab escribió:a que te refieres con corta?
SIGUELA
corta es algo pequeño pero me equiboque estan nove no es corta es larguisima xD
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
Val's Matth. escribió:taescaab escribió:a que te refieres con corta?
SIGUELA
corta es algo pequeño pero me equiboque estan nove no es corta es larguisima xD
YO SE LO QUE QUIERE DECIR CORTA SI NO SOY TONTA QUERIA UNA EXPLICACION COMO "5O PAGINAS DE WORD O 10 CAPITULOS" PERO SI CREO HABER VISTO EL LIBRO Y NO ERA CORTO Y ES DE UNA ESCRITORA MUY BUENA
Taescaab
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
Primer capitulo chicas...
espero que lo disfruten tanto como yo... si pasan la pagina les subo otro cap ok :)
PRIMER CAPITULO
espero que lo disfruten tanto como yo... si pasan la pagina les subo otro cap ok :)
PRIMER CAPITULO
___(tn) ________ había olvidado el nombre de su novio.
—Yo, ____(tn), te tomo a ti... -Se mordisqueó el labio inferior. Su padre los
había presentado unos días antes, aquella terrible mañana cuando los tres habían
ido a por la licencia matrimonial. Después él se había esfumado y no lo había
vuelto a ver hasta hacía sólo unos minutos, en el dúplex que su padre poseía al
oeste de Central Park, cuando había bajado a la sala donde ese mediodía estaba
celebrándose aquella apresurada boda.
___(tn) casi podía sentir la enérgica desaprobación de su padre, que se
encontraba a su espalda, pero eso no era nada nuevo para ella. Lo había
decepcionado incluso antes de nacer y no importaba cuánto lo hubiera intentado,
nunca había conseguido que cambiara de opinión sobre su hija.
Se arriesgó a mirar de reojo al novio que el dinero de su padre había comprado.
Un semental. Un auténtico semental de estatura imponente, constitución delgada
pero fibrosa y extraños ojos color chocolate. A la madre de ____(tn) le habría
encantado.
Lani ________ (madre de ___(tn)) había muerto el año anterior, en el incendio
de un yate cuando dormía en brazos de una estrella de rock de veinticuatro
años. ___(tn) ya podía pensar en su madre sin sentir dolor y sonrió para sus
adentros al darse cuenta de que el hombre que estaba junto a ella hubiera sido
demasiado mayor para Lani. Debía rondar los treinta años y su madre solía fijar
el límite en veintiseis.
Tenía el pelo castaño y unos rasgos muy bien definidos que harían que su cara
pareciera demasiado bella si no fuera por la mandíbula firme y el ceño
amenazador. Los hombres que poseían ese brutal atractivo habían atraído a Lani,
pero ____(tn) los prefería más maduros y conservadores. No por primera vez desde
que la ceremonia había comenzado, deseó que su padre hubiera escogido a alguien
menos intimidante.
Intentó tranquilizarse recordándose que no iba a tener que pasar más que unas
pocas horas con su nuevo marido. Todo acabaría en cuanto tuviera oportunidad de
exponerle el plan que se le había ocurrido. Por desgracia, el plan conllevaba
romper unos votos matrimoniales que ella consideraba sagrados y, dado que no
solía tomarse sus promesas a la ligera —en especial los votos matrimoniales,
—sospechaba que eran los remordimientos de conciencia la causa de su bloqueo
mental.
Empezó de nuevo, esperando que el nombre le viniera a la mente.
—Yo, ___(tn), te tomo ti... —La voz de ____(tn) se apagó.
El novio en cuestión no le dirigió ni una simple mirada y, por supuesto,
tampoco intentó ayudarla. Permaneció con la vista al frente, y las inflexibles
líneas de aquel duro perfil le provocaron a ___(tn) un cosquilleo en la piel.
Él acababa de formular sus votos, así que tenía que haber pronunciado el
dichoso nombre, pero la falta de inflexión en su voz no había traspasado la
parálisis mental de ___(tn) y no se había enterado.
—Nicholas —masculló su padre detrás de ella, y ___(tn) pudo deducir por el tono
de su voz que apretaba los dientes otra vez. Para haber sido uno de los mejores
diplomáticos de Estados Unidos no se podía decir que tuviera demasiada
paciencia con ella.
___(tn) se clavó las uñas en las palmas de las manos, diciéndose que no tenía
otra alternativa.
—Yo, ___(tn)... —tragó saliva, —te tomo a ti, Nicholas... —volvió a tragar
saliva, —como mi horrible esposo.
Hasta que no escuchó la exclamación de Amelia, su madrastra, no se dio cuenta
de lo que había dicho. El semental volvió la cabeza y la miró. Arqueaba una
ceja oscura con leve curiosidad, como si no estuviera seguro de haber oído
correctamente. «Mi horrible esposo.» El peculiar sentido del humor de ___(tn)
tomó el control y sintió que le temblaban los labios.
Él alzó las cejas, y esos ojos profundos la miraron sin una pizca de diversión.
Resultaba evidente que el semental no compartía sus problemas para contener una
risa inoportuna.
Tragándose la histeria que crecía en su interior, ___(tn) miró rápidamente
hacia delante sin disculparse. Al menos una parte de aquellos votos había sido
honesta porque él, sin duda, sería un esposo horrible para ella. Finalmente, el
bloqueo mental desapareció y el apellido del novio irrumpió en su mente. Jonas.
Nicholas Jonas. Era otro de los rusos de su padre.
Como antiguo embajador en la Unión Soviética, el padre de ____(tn), Max
Petroff, tenía infinidad de conocidos en la comunidad rusa, tanto allí, en
Estados Unidos, como en el extranjero.
La pasión de su padre por la ancestral tierra que lo había visto nacer se
reflejaba incluso en la
decoración de la habitación donde se encontraban en ese momento, en las paredes
azules —tan
comunes en la arquitectura residencial de su país, —la chimenea de ladrillos
amarillos y la
multicolor alfombra kilim. A la izquierda, sobre un secreter de nogal, había un
par de floreros de
cobalto ruso y algunas figuras de cristal y porcelana de las Colecciones
Imperiales de San
Petersburgo. El mueble era una mezcla de art déco y estilo Victoriano que, de
una extraña manera,
armonizaba con la estancia.
La gran mano del novio tomó la de ____(tn), mucho más pequeña, y ella sintió la
fuerza que
poseía cuando le puso la sencilla alianza de oro en el dedo.
—Con este anillo, yo te desposo —dijo él con voz severa e inflexible.
Ella contempló el sencillo aro con momentánea confusión. Por lo que podía
recordar, acababa de
entrar en lo que Lani denominaba la fantasía burguesa del amor: el matrimonio.
Y lo había hecho de
una manera que nunca hubiera imaginado posible.
—... por el poder que me otorga el estado de Nueva York, os declaro marido y
mujer.
___(tn) se tensó mientras esperaba que el juez Rhinsetler invitara al novio a
besar a la novia.
Cuando no lo hizo, supo que había sido una sugerencia de Max para ahorrarle la
vergüenza de verse
forzada a besar esa hosca y recia boca.
No entendía cómo su padre había pensado en ese
detalle, que sin duda se les había pasado por
alto a todos los demás. Aunque no lo admitiría por nada del mundo, ___(tn)
desearía haberse
parecido más a él en ese aspecto, pero si no era capaz de encargarse ella sola
de los
acontecimientos más importantes de su vida, ¿cómo iba a ocuparse de unos
simples detalles?
Sin embargo, detestaba sentir lástima de sí misma, de modo que apartó a un lado
ese pensamiento
mientras su padre se acercaba a ella para besarle fríamente la mejilla como
colofón de la
ceremonia. Esperaba alguna palabra de afecto, pero tampoco se sorprendió al no
recibirla. Incluso
consiguió no sentirse dolida cuando él se apartó.
Max señaló al misterioso novio, que se había acercado a las ventanas que daban
a Central Park.
Los había casado el juez Rhinsetler. Los otros testigos de la ceremonia eran el
chófer, que había
desaparecido discretamente para atender sus deberes, y la esposa de su padre,
Amelia, que destacaba
entre los demás con aquel cabello rubio ceniza y aquella característica voz
ronca.
—Felicidades, cariño. Formáis una bonita pareja Nicholas y tú. ¿No te parece,
Max?—Sin
esperar respuesta, Amelia abrazó a ___(tn), envolviéndolas a las dos en una
nube de perfume
almizcleño.
Amelia simulaba sentir un cariño sincero por la hija ilegítima de su marido, y
aunque ___(tn) era
consciente de los verdaderos sentimientos de su madrastra, reconocía el mérito
de Amelia guardando
las apariencias.
No debía de ser fácil para ella enfrentarse a la
prueba viviente del único acto irresponsable que
Max había cometido en su vida, incluso aunque hubiera sido veintiséis años
antes.
—No sé por qué has insistido en ponerte ese vestido, querida. Sería perfecto
para una fiesta,
pero no para una boda. —La mirada crítica de Amelia evaluó con severidad el
caro vestido dorado
de ___(tn), con el corpiño de encaje y el bajo bordado, que acababa unos quince
centímetros por
encima de la rodilla.
—Es casi blanco.
—El dorado no es blanco, querida. Y es demasiado corto.
—La chaqueta es muy discreta —señaló ___(tn), alisando las solapas de la prenda
de raso dorado
que le caía hasta la parte superior del muslo.
—Una cosa no tiene nada que ver con la otra. ¿No podías haber seguido la
tradición y ponerte
algo blanco? ¿O haber escogido al menos algo de seda?
Ya que ése no iba a ser un matrimonio de verdad, ___(tn) pensaba que, de haber
tenido en cuenta la
tradición, se estaría recordando a sí misma que estaba vulnerando algo que
debería haber sido
sagrado. Incluso se había quitado la gardenia que Amelia le había prendido en
el pelo, aunque
ésta se la había vuelto a colocar en el mismo lugar poco antes de la ceremonia.
Sabía que Amelia tampoco aprobaba los zapatos dorados, que parecerían unas
sandalias romanas de
gladiador si no fuera por el tacón de diez centímetros. Eran terriblemente
incómodos, pero al
menos era imposible confundirlos con unos zapatos tradicionales de raso.
—El novio no parece feliz —susurró Amelia. —No me
sorprende. ¿Por qué no tratas de evitar
decir alguna otra tontería por ahora? Y te lo digo en serio, haz algo con
respecto a esa molesta
costumbre que tienes de decir lo que piensas.
___(tn) apenas pudo reprimir un suspiro. Amelia nunca decía lo que pensaba en
tanto que ___(tn)
casi siempre lo hacía, y tal alarde de sinceridad molestaba a su madrastra.
Pero ___(tn) no era
capaz de actuar con hipocresía. Tal vez fuera porque eso era lo único que sus
padres tenían en
común.
Dirigió una mirada furtiva a su nuevo marido y se preguntó cuánto le habría
pagado su padre para
que se casara con ella. La parte más irreverente de ___(tn) se moría por saber
cómo se había
efectuado la transacción. ¿Dinero en efectivo? ¿Un cheque? «Perdón, Nicholas
Jonas, ¿acepta
American Express?» Mientras observaba al novio declinar una mimosa de la
bandeja que le había
tendido Min Soon, intentó imaginar lo que él estaría pensando.
«¿Cuánto tiempo más
debo esperar antes de poder sacar a la mocosa de aquí?»
Nick Jonas echó un vistazo a su reloj. Otros cinco minutos más, decidió.
Observó cómo el sirviente que pasaba con la bandeja de bebidas se paraba a
adularla.
«Disfrútalo, señora. Pasará mucho tiempo antes de que puedas volver a hacerlo.»
Mientras Max (padre de ___(tn)) le mostraba al juez un samovar antiguo, Nick
contempló las piernas de su nueva esposa, expuestas ante todo el mundo gracias
a eso que ella llamaba vestido de novia. Eran delgadas y bien proporcionadas,
lo cual le hizo preguntarse si el resto de ese cuerpo femenino, oculto a medias
por la chaqueta, sería igual de tentador. Pero ni siquiera el cuerpo de una
sirena lo compensaría de tener que casarse a la fuerza.
Recordó la última conversación que mantuvo con el padre de ___(tn).
—Es maleducada, atrevida e irresponsable —había dicho Max Petroff. —Su madre
fue una mala influencia para ella. No creo que ___(tn) sepa hacer algo útil.
Por supuesto, no es todo culpa suya. ___(tn) estuvo pegada a las faldas de su
madre hasta que murió. Es un milagro que no estuviera a bordo del barco la
noche que se incendió. Tienes que tener mano dura con mi hija, Nick, o te
volverá loco.
Lo poco que Nick había visto de ____(tn) Deveraux hasta ahora no le habían
hecho dudar de las palabras de Max. La madre, Lani Deveraux, había sido una
modelo británica famosa hacía treinta años. Como los polos opuestos se atraen,
Lani y Max Petroff habían tenido una aventura amorosa cuando él comenzaba a
destacar como experto en política exterior; ___(tn) era el resultado.
Max le había asegurado a Nick que le había propuesto matrimonio a Lani cuando
ésta se quedó embarazada inesperadamente, pero ella se había negado a sentar
cabeza. No obstante, Max había insistido en que siempre había cumplido con su
deber de padre hacia su hija ilegítima.
Sin embargo, todo indicaba lo contrario. Cuando la carrera de Lani había
comenzado a desvanecerse, se había convertido en asidua de fiestas y saraos. Y
donde quiera que Lani fuera, ___(tn) la acompañaba. Al menos Lani había tenido
una profesión, pensó Nick, pero ___(tn) no parecía haber hecho nada útil en la
vida.
Mientras miraba a su nueva esposa con más atención, observó algún parecido con
Lani. Tenían el mismo color de pelo, oscuro como el ébano, y sólo las mujeres
que no salían de casa podían tener esa tez tan pálida. Sus ojos eran de un azul
inusual, casi como las violetas púrpuras que crecían a los lados de las
carreteras. Pero ____(tn) era más menuda —también parecía más frágil— y no
tenía los rasgos tan marcados. Por lo que recordaba de viejas fotos, el perfil
de Lani había sido casi masculino, mientras que el de su hija era mucho más
suave, especialmente en la pequeña nariz respingona y en aquella boca
absurdamente dulce.
Según Max, Lani tenía un carácter fuerte, pero era corta de entendederas, otra
cualidad que la pequeña cabeza hueca con la que se había casado parecía haber
heredado. No era exactamente la típica chica bonita y tonta —era demasiado
culta para eso, —pero a él no le costaba imaginársela como el caro juguete
sexual de un hombre rico.
Nick siempre había elegido con cuidado a sus compañeras de cama, y aunque le
atraía ese pequeño cuerpo, prefería otro tipo de mujer, una que fuera algo más
que un buen par de piernas. Le gustaban las mujeres que fueran inteligentes,
ambiciosas e independientes y que no se guardaran nada para sí mismas. Podía
respetar a una mujer que lo mandara a la mierda, pero no tenía paciencia con lloriqueos
y pataletas. El mero hecho de pensar en eso hacía que le rechinasen los
dientes.
Al menos tenerla bajo control no sería un problema. Miró a su esposa y curvó
una de las comisuras de la boca en una sonrisita sardónica. «La vida tiene
maneras de poner a las pequeñas chicas ricas y mimadas en el lugar que les
corresponde. Y, nena, eso es lo que te acaba de pasar.»
Disfrutenlo...
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
taescaab escribió:Val's Matth. escribió:taescaab escribió:a que te refieres con corta?
SIGUELA
corta es algo pequeño pero me equiboque estan nove no es corta es larguisima xD
YO SE LO QUE QUIERE DECIR CORTA SI NO SOY TONTA QUERIA UNA EXPLICACION COMO "5O PAGINAS DE WORD O 10 CAPITULOS" PERO SI CREO HABER VISTO EL LIBRO Y NO ERA CORTO Y ES DE UNA ESCRITORA MUY BUENA
creo qe tiene como 12 capitulos pero cada capitulo es largo como de unas 10 u 11 hojas de word
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
TE APUESTO LO QUE QUIERAS A QUE ELLA LO VOLVERA LOCO A EL JAJA SIGUELA
Y ELLLA LO PONDRA EN SU LUGAR JAJA
Y ELLLA LO PONDRA EN SU LUGAR JAJA
Taescaab
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
taescaab escribió:TE APUESTO LO QUE QUIERAS A QUE ELLA LO VOLVERA LOCO A EL JAJA SIGUELA
Y ELLLA LO PONDRA EN SU LUGAR JAJA
haahha si porsupuesto xD
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
Al otro lado de la habitación, ___(tn) se detuvo
delante de un espejo antiguo para mirarse. Lo hacía por costumbre, no por
vanidad. Para Lani, la apariencia lo era todo. Consideraba que llevar el rímel
corrido era peor que un holocausto nuclear.
El nuevo corte de pelo de ___(tn), a la altura de los hombros y un poco más
largo por detrás, era ligero, juvenil y delicado. A ella le había encantado
desde el principio, pero le había gustado aún más esa mañana, cuando Amelia
había protestado sobre lo inadecuado que era ese estilo para una boda.
___(tn) vio acercarse a su novio por el reflejo del espejo. Compuso una sonrisa
educada y se dijo a sí misma que todo saldría bien. Tenía que ser así.
—Coge tus cosas, cara de ángel. Nos vamos.
A ella no le gustó ni un ápice aquel tono de voz, pero había desarrollado un
talento especial para tratar con personas difíciles y lo pasó por alto.
—María está haciendo un soufflé Grand Marnier para el convite de bodas, pero no
está listo
aún, así que tendremos que esperar.
—Me temo que no. Tenemos que coger un avión. Tu equipaje ya está en el coche.
Necesitaba más tiempo. No estaba preparada para estar a solas con él.
—¿No podemos coger un vuelo más tarde, Nicholas? Odio decepcionar a María. Es
una joya y hace
unos desayunos maravillosos.
Aunque la boca del hombre se había curvado en una sonrisa, los ojos parecieron
taladrarla. Eran de
un inusual color ámbar pálido que le recordaba a algo vagamente estremecedor.
Aunque no podía
recordar lo que era, ciertamente la inquietaba.
—Mi nombre es Nick, y tienes un minuto para llevar ese dulce culito tuyo hasta
la puerta.
A ___(tn) le dio un vuelco el corazón, pero antes de que pudiera reaccionar, él
le dio la espalda
y se dirigió a los otros tres ocupantes de la habitación con voz tranquila pero
autoritaria.
—Espero que nos disculpéis, pero tenemos que coger un avión.
Amelia dio un paso adelante y le dirigió a __(tn) una maliciosa sonrisa.
—Vaya, vaya. Alguien está impaciente por celebrar la noche de bodas. Nuestra
____(tn) es un
bocadito apetecible, ¿verdad?
De repente, a ___(tn) se le fueron las ganas de tomar el soufflé de María.
—Me cambiaré de ropa —dijo.
—No tienes tiempo. Estás bien así.
—Pero...
La firme mano de Nick se posó en su espalda y la empujó resueltamente hacia el
vestíbulo.
—Supongo que éste es tu bolso. —Ante el asentimiento
de ___(tn) cogió el bolsito de Chanel de
la mesita dorada y se lo tendió. Justo entonces, el padre y la madrastra de
___(tn) se acercaron
para despedirse.
Si bien ella no pensaba llegar más allá del aeropuerto, quiso escapar del
contacto de Nick que la
conducía hacia la puerta. Se volvió hacia su padre y se odió a sí misma por el
leve tono de
pánico en la voz.
—Tal vez tú podrías convencer a Nick de que nos quedemos un poco más, papá.
Apenas hemos
tenido tiempo de hablar.
—Obedécele, ___(tn). Y recuerda que ésta es tu última oportunidad. Si me fallas
ahora, me lavo
las manos. Espero que hagas algo bien por una vez en tu vida.
Hasta ahora, siempre había soportado las humillaciones de su padre en público,
pero ser humillada
delante de su nuevo marido era demasiado vergonzoso y ___(tn) apenas consiguió
enderezar los
hombros. Levantando la barbilla, dio un paso delante de Nick y salió por la
puerta.
Se negó a sostener la mirada de su esposo mientras esperaban en silencio el
ascensor que los
llevaría al vestíbulo. Segundos después, entraron. Las puertas se cerraron sólo
para abrirse en
la planta siguiente y dar paso a una mujer mayor con un pequinés color café
claro.
De inmediato, ___(tn) se encogió contra el caro panelado de teca del ascensor,
pero el perro la
divisó. Enderezó las orejas, emitió un ladrido furioso y saltó. ___(tn) chilló
mientras el
perro se abalanzaba sobre sus piernas y le desgarraba las medias.
—¡Quieto!
El perro continuó arañándole. ___(tn) gritó y se agarró al pasamanos de latón
del ascensor.
Nick la miró con curiosidad y luego apartó al animal de un empujón con la punta
del zapato.
—¡Mira que eres travieso, Mitzi! —La mujer tomó a su mascota en brazos y le
dirigió a ___(tn)
una mirada de reproche. —No entiendo lo que le pasa. Mitzi quiere a todo el
mundo.
___(tn) había comenzado a sudar. Continuó aferrada al pasamanos de latón como
si le fuera la vida
en ello mientras miraba cómo aquella pequeña bestia cruel ladraba hasta que el
ascensor se detuvo
en el vestíbulo.
—Parecíais conoceros —dijo Nick cuando salieron.
—Nunca... nunca he visto a ese perro en mi vida.
—No lo creo. Ese perro te odia.
—No es eso... —ella tragó saliva, —es que me pasa una cosa extraña con los
animales.
—¿Una cosa extraña con los animales? Dime que eso no quiere decir que les
tienes miedo.
___(tn) asintió con la cabeza e intentó respirar con normalidad.
—Genial —masculló él atravesando el vestíbulo. —Simplemente genial.
La mañana de finales de abril era húmeda y fría. No
había papeles pegados en la limusina que los esperaba junto a la acera, ni
latas, ni letreros de RECIÉN CASADOS, ninguna de esas cosas maravillosas
reservadas a las personas que se aman. ___(tn) se dijo a sí misma que tenía que
dejar de ser tan sentimental. Lani (mamá de ___(tn)) se había metido con ella
durante años por ser exasperadamente anticuada, pero todo lo que ____(tn) había
querido era una vida convencional. No era tan extraño, supuso, para alguien que
había sido educada con tan poco convencionalismo.
Se subió a la limusina y vio que el cristal opaco que separaba al conductor de
los pasajeros estaba cerrado. Al menos tendría la intimidad que necesitaba para
contarle a Nick Jonas cuál era su plan antes de llegar al aeropuerto.
«Hiciste unos votos, ___(tn). Unos votos sagrados.» Ahuyentó a la inequívoca
voz de su conciencia diciéndose que no tenía otra opción.
Nick se sentó junto a ella y el espacioso interior pareció volverse pequeño
repentinamente. Si él no fuera tan físicamente abrumador, ella no estaría tan
nerviosa.
Aunque no era tan musculoso como un culturista, Nick tenía el cuerpo fibroso y
fornido de alguien en muy buenas condiciones físicas. Tenía los hombros anchos
y las caderas estrechas. Las manos que descansaban sobre los pantalones eran
firmes y bronceadas. ____(tn) sintió un ligero estremecimiento que la inquietó.
Apenas se habían apartado del bordillo cuando él comenzó a tirar de la corbata.
Se la quitó bruscamente y la metió en el bolsillo del abrigo; después se
desabrochó el botón del cuello de la camisa con un movimiento rápido de muñeca.
___(tn) se puso rígida, esperando que no siguiera. En una de sus fantasías
eróticas favoritas, ella y un hombre sin rostro hacían el amor apasionadamente
en el asiento trasero de una limusina blanca que recorría Manhattan mientras
Michael Bolton cantaba de fondo Cuando un hombre ama a una mujer, pero había
una gran diferencia entre la fantasía y la realidad.
La limusina se incorporó al tráfico. Ella respiró hondo, intentando
tranquilizarse, y olió el intenso perfume a gardenia en su pelo. Vio que Nick
había dejado de quitarse la ropa, pero cuando él estiró las piernas y comenzó a
estudiarla, __(tn) se removió en el asiento con nerviosismo. No importaba lo
mucho que lo intentara, nunca sería tan bella como su madre, y cuando la gente
la miraba demasiado tiempo, se sentía como un patito feo. Los agujeros de las
medias doradas, tras el encuentro con el pequinés, no contribuían a reforzar su
confianza en sí misma.
Abrió el bolso para buscar el cigarrillo que tanto necesitaba. Era un vicio
horrible, lo sabía de sobra y no estaba orgullosa de haber sucumbido a él.
Aunque Lani siempre había fumado, ___(tn) no solía fumar más que un cigarrillo
de vez en cuando con una copa de vino. Pero en aquellos primeros meses después
de la muerte de su madre se había dado cuenta de que los cigarrillos la
relajaban y se había convertido en una verdadera adicta a ellos. Después de una
larga calada, decidió que estaba lo suficientemente calmada como para exponerle
el plan al señor Jonas.
—Apágalo, cara de ángel.
Ella le dirigió una mirada de disculpa.
—Sé que es un vicio terrible y le prometo que no le echaré el humo, pero ahora
mismo lo necesito.
Él alargó la mano detrás de ella para bajar la ventanilla. Sin previo aviso, el
cigarrillo comenzó a arder.
Ella gritó y lo soltó. Las chispas volaron por todas partes. Él sacó un pañuelo
del bolsillo del traje y de alguna manera logró apagar todas las ascuas.
Respirando agitadamente, ella se miró el regazo y vio la marca diminuta de una
quemadura en el vestido de raso dorado.
—¿Qué ha pasado? —preguntó sin aliento.
—Creo que estaba defectuoso.
—¿Un cigarrillo defectuoso? Nunca he visto nada así.
—Será mejor que tires la cajetilla por si todos los demás están igual.
—Sí. Por supuesto.
Ella se la entregó con rapidez y él se metió el paquete en el bolsillo de los
pantalones. Aunque ___(tn) todavía se estremecía del susto, él parecía
perfectamente relajado. Reclinándose en el asiento de la esquina, él cruzó los
brazos sobre el pecho y cerró los ojos.
Tenían que hablar —tenía que exponerle el plan para poner fin a ese bochornoso
matrimonio, —pero él no parecía estar de humor para conversar y ella temía
meter la pata si no iba con cuidado. El último año había sido un desastre total
y ___(tn) se había acostumbrado a animarse con pequeñas cosas a fin de no
dejarse llevar totalmente por la desesperación.
Se recordó a sí misma que aunque su educación podía haber sido poco ortodoxa,
desde luego sí había sido completa. Y a pesar de lo que su padre pensaba, había
heredado el cerebro de Max y no el de Lani. También poseía un gran sentido del
humor y era optimista por naturaleza, cualidad que ni siquiera el último año
había podido destruir por completo.
Hablaba cuatro idiomas, era capaz de identificar al
diseñador de casi cualquier modelo de alta
costura y era toda una experta en calmar a mujeres histéricas. Por desgracia,
no poseía ni el más
mínimo sentido común.
¿Por qué no había hecho caso del abogado parisino de Lani, cuando le dejó claro
que no le
quedaría ni un centavo una vez que pagara las deudas que ésta había dejado?
Ahora sospechaba que
había sido el sentimiento de culpa lo que la había impulsado a asistir a todas
aquellas fiestas
durante los desastrosos meses que siguieron al funeral. Llevaba muchos años
queriendo liberarse del
chantaje emocional al que su madre la había sometido en su interminable
búsqueda del placer. Pero
no había querido que Lani muriera. Eso no.
Se le llenaron los ojos de lágrimas. Había querido muchísimo a su madre y, a
pesar de su
egoísmo, de sus interminables exigencias y de su constante necesidad de
reafirmarse en la belleza,
___(tn) sabía que Lani la había querido.
Se había sentido culpable ante la inesperada libertad que el dinero y la muerte
de Lani le habían
proporcionado. Se había gastado toda la fortuna, no sólo en sí misma sino en
cualquiera de los
viejos amigos de Lani que estuviera en apuros. Cuando las amenazas de los
acreedores habían subido
de tono, había extendido cheques para mantenerlos callados, sin saber ni
importarle si tenía
dinero para cubrirlos.
Max descubrió el derroche de ___(tn) el mismo día que emitieron una orden de
arresto contra ella.
Fue entonces cuando se dio cuenta de la realidad y
del alcance de lo que había hecho. Tuvo que
rogarle a su padre que le prestara dinero para mantener alejados a los
acreedores, prometiendo
devolvérselo en cuanto pudiera.
Max había recurrido al chantaje. Era hora de que madurara, le había dicho, y si
no quería ir a la
cárcel debería poner fin a todas esas extravagancias y seguir sus órdenes sin
rechistar.
En un tono brusco e inflexible, él había dictado sus términos. Se casaría con
el hombre que él
escogiera para ella tan pronto como pudiera arreglarlo. Y no sólo eso, tendría
que permanecer
casada durante seis meses, ejerciendo de esposa obediente durante ese tiempo.
Sólo al final de esos
seis meses podría divorciarse y beneficiarse de un fondo fiduciario que él
establecería para
ella, un fondo fiduciario que él controlaría. Si era frugal, podría vivir con
relativa comodidad
el resto de su vida.
—¡No puedes hablar en serio! —exclamó ella cuando finalmente había recobrado el
habla. —Ya
no existen los matrimonios de conveniencia.
—Nunca he hablado más en serio. Si no aceptas casarte, irás a la cárcel. Y si
no permaneces
casada durante seis meses, nunca volverás a ver un penique más de mi bolsillo.
Tres días más tarde, le había presentado al futuro novio sin mencionar qué
estudios poseía ni a
qué se dedicaba, y sólo le había hecho una advertencia:
—Él te enseñará algo sobre la vida. Por ahora, es todo lo que necesitas saber.
Cruzaron el Triborough Bridge y se dio cuenta de que
muy pronto llegarían a La Guardia, por lo cual
no podía esperar más para sacar a colación el tema sobre el que tenían que
hablar. Por
costumbre, ¬¬¬____(tn) sacó un espejo dorado del bolso para cerciorarse de que
todo estaba como
tenía que estar. Ya más segura, lo cerró con un golpe seco.
—Disculpe, señor Jonas.
Él no respondió.
Ella se aclaró la garganta.
—¿Señor Jonas?... ¿Nick? Creo que tenemos que hablar.
Él abrió los párpados que ocultaban aquellos ojos color ámbar líquido.
—¿De qué?
A pesar de los nervios, ella sonrió.
—Somos unos completos desconocidos que acaban de contraer matrimonio. Creo que
eso nos da tema
más que suficiente para hablar.
—Si quieres escoger los nombres de nuestros hijos, cara de ángel, creo que
paso.
Así que tenía sentido del humor después de todo, aunque fuera algo cínico.
—Quiero decir que deberíamos hablar de cómo vamos a pasar los próximos seis
meses antes de
poder solicitar el divorcio.
—Creo que será mejor que vayamos paso a paso, día a día —hizo una pausa. —Noche
a noche.
A ___(tn) se le puso la piel de gallina y se dijo a sí misma que no fuera
estúpida. Él había
hecho un comentario perfectamente inocente y ella sólo había imaginado la
connotación sexual en
aquel tono bajo y ronco. Forzó una brillante sonrisa.
—Tengo un plan, un plan muy simple en realidad.
—¿Sí?
—Si me da la mitad de lo que le pagó mi padre por
casarse conmigo, y creo que estará de acuerdo
conmigo en que es lo más justo, podremos irnos cada cual por su lado y acabar
con este lío.
Una expresión divertida asomó en esos rasgos de acero.
—¿De qué lío hablas?
Ella debería haber sabido, por la experiencia adquirida gracias a los amantes
de su madre, que un
hombre así de guapo no rebosaría materia gris.
—El lío de encontrarnos casados con un desconocido.
—Pues creo que llegaremos a conocernos bastante bien. —De nuevo esa voz ronca.
—Y eso de ir
cada uno por su lado no era lo que Max tenía en mente. Tal y como lo recuerdo,
se supone que
tenemos que vivir juntos como marido y mujer.
—Eso pretende mi padre. Es un poco tirano en lo que se refiere a las vidas de
otras personas. Lo
mejor de mi plan consiste en que él nunca sabrá que nos hemos separado.
Mientras no vivamos en su
casa de Manhattan, donde puede vernos, no tendrá ni idea de dónde estamos.
—Definitivamente no viviremos en su casa de Manhattan.
Él parecía no estar tan dispuesto a cooperar como ella había esperado, pero
___(tn) era lo
suficientemente optimista como para creer que sólo necesitaba un poco más de
persuasión.
—Sé que mi plan funcionará.
—A ver si nos entendemos. ¿Quieres que te dé la mitad de lo que Max me dio por
casarme contigo?
—Ya que lo menciona, ¿cuánto fue?
—No fue ni mucho menos suficiente —masculló él.
Ella nunca había tenido que discutir las condiciones
y no le gustaba tener que hacerlo ahora, pero
al parecer no tenía alternativa.
—Si lo piensa un poco, verá que es lo justo. Después de todo, si no fuera por
mí, no tendría
nada.
—¿Quieres decir que planeas darme la mitad del fondo fiduciario que tu padre ha
prometido
establecer para ti?
—Oh, no, no pienso hacer eso.
Él soltó una breve carcajada.
—Me lo imaginaba.
—No lo entiende. Le pagaré la deuda tan pronto como tenga acceso a mi dinero.
Sólo le estoy
pidiendo un préstamo.
—Y yo me niego.
___(tn) comprendió que le había vuelto a pasar lo de siempre. Tenía la mala
costumbre de asumir
lo que otras personas harían o lo que haría ella en su lugar. Por ejemplo, si
fuera Nick Jonas, se
prestaría a darle la mitad del dinero simplemente por deshacerse de ella.
Necesitaba fumar. Aquello no pintaba bien.
—¿Puede devolverme los cigarrillos? Estoy segura de que no todos estaban
defectuosos.
Él sacó el arrugado paquete del bolsillo de los pantalones y se lo entregó.
___(tn) encendió uno
con rapidez, cerró los ojos y se llenó los pulmones de humo.
Se escuchó un estallido y cuando abrió los ojos de golpe, el cigarrillo estaba
en llamas. Con un
grito ahogado, lo dejó caer. De nuevo, Nick apagó la colilla y las ascuas con
el pañuelo.
—Deberías denunciarlos —dijo él con suavidad. ____(tn) se llevó la mano a la
garganta,
demasiado aturdida para hablar.
Él se acercó y le tocó un pecho. Ella sintió el roce
de ese dedo en la parte interior del seno y
se estremeció, lo mismo que la piel sensible debajo del raso. Alzó la mirada de
golpe a esos
insondables ojos dorados. —Un poco de ceniza —dijo él. ___(tn) puso la mano
donde él la había
tocado y sintió el martilleo del corazón bajo los dedos. ¿Cuánto tiempo había
pasado desde la
última vez que una mano que no fuera la suya la había tocado allí? Dos años,
recordó, cuando se
había hecho la última revisión médica.
Ella vio que habían llegado al aeropuerto y se armó de valor.
—Señor Jonas, tiene que entender que no podemos vivir juntos como marido y
mujer. Somos unos
completos desconocidos. Toda esta idea es ridícula y tendré que insistir en que
coopere más
conmigo.
—¿Insistir? —dijo él suavemente. —No creo que tengas derecho a insistir sobre
nada.
Ella tensó la espalda.
—No voy a permitir que me intimide, señor Jonas.
Él suspiró y sacudió la cabeza, mirándola con una expresión de pesar que ella
dudaba que fuera
sincera.
—Esperaba no tener que hacer esto, cara de ángel, pero debería haber imaginado
que no ibas a ser
fácil. Será mejor que te explique las reglas básicas ahora mismo, así sabrás a
qué atenerte.
Para bien o para mal, vamos a permanecer casados durante seis meses a partir de
hoy. Puedes irte
cuando quieras, pero tendrás que hacerlo sola. Y por si todavía no te has dado
cuenta, éste no va
a ser uno de esos matrimonios modernos de los que se habla en las revistas.
___(tn) se pascaba
por el rincón más apañado de la sección de fumadores de la puerta de embarque
de USAir, dando unas caladas un profundas y rápidas al cigarrillo que empezó a
marearse. El avión, según había descubierto, se dirigía a Charleston, Carolina
del Sur, una de sus ciudades favoritas, algo que tomó como una buena señal en
una larga cadena de acontecimientos que se iban volviendo cada vez más
desastrosos.
Primero, el estirado y poderoso señor Jonas se negó a aceptar el plan. Luego le
había saboteado el equipaje. Cuando el chófer descargó una sola maleta del
maletero en lugar del juego completo que ella había preparado, ___(tn) pensó
que era una equivocación, pero Nick la sacó rápidamente de su error.
—Viajaremos con poco equipaje. Le ordené al ama de llaves que lo rehiciera por
ti durante la ceremonia.
—¡No tenía derecho a hacer eso!
—Vamos a facturar. —Él cogió su propio y ligero equipaje, y ____(tn) se quedó
mirando con asombro cómo echaba a andar sin dejarle otra opción que seguirlo.
Ella apenas podía cargar con la maleta; sus tobillos se tambaleaban sobre los
altos tacones mientras se arrastraba tras él. Sintiéndose desgraciada y
cohibida, se había dirigido a la entrada, donde todo aquel que pasaba notaba
las medias agujereadas, el vestido quemado y la gardenia mustia.
Cuando Nick desapareció en los aseos, ella se había apresurado a comprar una
nueva cajetilla, pero descubrió que sólo tenía un billete de diez dólares en el
bolso. Se dio cuenta con inquietud de que ése era todo el dinero que poseía.
Sus cuentas corrientes estaban bloqueadas y las tarjetas de crédito canceladas.
Por lo tanto, volvió a guardar el billete en la cartera y le pidió un pitillo a
un atractivo ejecutivo.
En cuanto lo apagó, Nick salió de los aseos y al ver cómo iba vestido sintió un
vuelco en el estómago. El oscuro traje sastre había sido reemplazado por una
camisa vaquera, desgastada por infinidad de lavados, y unos vaqueros tan
descoloridos que parecían casi blancos. Los bajos deshilachados del pantalón
caían sobre unas botas camperas de piel llenas de rozaduras. Llevaba la camisa
remangada, mostrando unos fuertes y bronceados antebrazos ligeramente cubiertos
de vello y un reloj.de oro con una correa de piel. ____(tn) se mordisqueó el
labio inferior. Al pensar en todo lo que su padre podía haberle hecho, nunca se
le había ocurrido que la casaría con el Hombre Marlboro.
Él se acercó a ella cargando la maleta con facilidad por el asa. Los ceñidos
pantalones revelaban unas piernas musculosas y unas caderas estrechas. A Lani
le hubiera encantado.
—Vamos. Acaban de hacer la última llamada.
—Señor Jonas, por favor, no creo que quiera hacer esto. Si me prestara sólo la
tercera parte del dinero que legítimamente me pertenece, podríamos poner fin a
esta situación.
—Le hice una promesa a tu padre y nunca falto a mi palabra. Quizá sea un poco
anticuado, pero es una cuestión de honor.
—¡Honor! ¡Se ha vendido! ¡Dejó que mi padre le comprara! ¿Qué clase de honor es
ése?
—Max y yo hicimos un trato y no voy a romperlo. Por supuesto, si insistes en
marcharte, no te detendré.
—¡Sabe que no puedo hacerlo! No tengo dinero.
—Entonces, vámonos. —Él sacó las tarjetas de embarque del bolsillo de la camisa
y se puso en marcha.
Ella no tenía dinero ni tarjetas de crédito, y su padre le había ordenado que
no se pusiera en contacto con él. Con el estómago revuelto, se percató de que
no tenía otra alternativa que seguirlo, y cogió la maleta.
Delante de ella, Nick había alcanzado la última hilera de sillas, donde un
adolescente estaba sentado fumando. Cuando su nuevo marido pasó junto al chico,
el cigarrillo de éste comenzó a arder.
delante de un espejo antiguo para mirarse. Lo hacía por costumbre, no por
vanidad. Para Lani, la apariencia lo era todo. Consideraba que llevar el rímel
corrido era peor que un holocausto nuclear.
El nuevo corte de pelo de ___(tn), a la altura de los hombros y un poco más
largo por detrás, era ligero, juvenil y delicado. A ella le había encantado
desde el principio, pero le había gustado aún más esa mañana, cuando Amelia
había protestado sobre lo inadecuado que era ese estilo para una boda.
___(tn) vio acercarse a su novio por el reflejo del espejo. Compuso una sonrisa
educada y se dijo a sí misma que todo saldría bien. Tenía que ser así.
—Coge tus cosas, cara de ángel. Nos vamos.
A ella no le gustó ni un ápice aquel tono de voz, pero había desarrollado un
talento especial para tratar con personas difíciles y lo pasó por alto.
—María está haciendo un soufflé Grand Marnier para el convite de bodas, pero no
está listo
aún, así que tendremos que esperar.
—Me temo que no. Tenemos que coger un avión. Tu equipaje ya está en el coche.
Necesitaba más tiempo. No estaba preparada para estar a solas con él.
—¿No podemos coger un vuelo más tarde, Nicholas? Odio decepcionar a María. Es
una joya y hace
unos desayunos maravillosos.
Aunque la boca del hombre se había curvado en una sonrisa, los ojos parecieron
taladrarla. Eran de
un inusual color ámbar pálido que le recordaba a algo vagamente estremecedor.
Aunque no podía
recordar lo que era, ciertamente la inquietaba.
—Mi nombre es Nick, y tienes un minuto para llevar ese dulce culito tuyo hasta
la puerta.
A ___(tn) le dio un vuelco el corazón, pero antes de que pudiera reaccionar, él
le dio la espalda
y se dirigió a los otros tres ocupantes de la habitación con voz tranquila pero
autoritaria.
—Espero que nos disculpéis, pero tenemos que coger un avión.
Amelia dio un paso adelante y le dirigió a __(tn) una maliciosa sonrisa.
—Vaya, vaya. Alguien está impaciente por celebrar la noche de bodas. Nuestra
____(tn) es un
bocadito apetecible, ¿verdad?
De repente, a ___(tn) se le fueron las ganas de tomar el soufflé de María.
—Me cambiaré de ropa —dijo.
—No tienes tiempo. Estás bien así.
—Pero...
La firme mano de Nick se posó en su espalda y la empujó resueltamente hacia el
vestíbulo.
—Supongo que éste es tu bolso. —Ante el asentimiento
de ___(tn) cogió el bolsito de Chanel de
la mesita dorada y se lo tendió. Justo entonces, el padre y la madrastra de
___(tn) se acercaron
para despedirse.
Si bien ella no pensaba llegar más allá del aeropuerto, quiso escapar del
contacto de Nick que la
conducía hacia la puerta. Se volvió hacia su padre y se odió a sí misma por el
leve tono de
pánico en la voz.
—Tal vez tú podrías convencer a Nick de que nos quedemos un poco más, papá.
Apenas hemos
tenido tiempo de hablar.
—Obedécele, ___(tn). Y recuerda que ésta es tu última oportunidad. Si me fallas
ahora, me lavo
las manos. Espero que hagas algo bien por una vez en tu vida.
Hasta ahora, siempre había soportado las humillaciones de su padre en público,
pero ser humillada
delante de su nuevo marido era demasiado vergonzoso y ___(tn) apenas consiguió
enderezar los
hombros. Levantando la barbilla, dio un paso delante de Nick y salió por la
puerta.
Se negó a sostener la mirada de su esposo mientras esperaban en silencio el
ascensor que los
llevaría al vestíbulo. Segundos después, entraron. Las puertas se cerraron sólo
para abrirse en
la planta siguiente y dar paso a una mujer mayor con un pequinés color café
claro.
De inmediato, ___(tn) se encogió contra el caro panelado de teca del ascensor,
pero el perro la
divisó. Enderezó las orejas, emitió un ladrido furioso y saltó. ___(tn) chilló
mientras el
perro se abalanzaba sobre sus piernas y le desgarraba las medias.
—¡Quieto!
El perro continuó arañándole. ___(tn) gritó y se agarró al pasamanos de latón
del ascensor.
Nick la miró con curiosidad y luego apartó al animal de un empujón con la punta
del zapato.
—¡Mira que eres travieso, Mitzi! —La mujer tomó a su mascota en brazos y le
dirigió a ___(tn)
una mirada de reproche. —No entiendo lo que le pasa. Mitzi quiere a todo el
mundo.
___(tn) había comenzado a sudar. Continuó aferrada al pasamanos de latón como
si le fuera la vida
en ello mientras miraba cómo aquella pequeña bestia cruel ladraba hasta que el
ascensor se detuvo
en el vestíbulo.
—Parecíais conoceros —dijo Nick cuando salieron.
—Nunca... nunca he visto a ese perro en mi vida.
—No lo creo. Ese perro te odia.
—No es eso... —ella tragó saliva, —es que me pasa una cosa extraña con los
animales.
—¿Una cosa extraña con los animales? Dime que eso no quiere decir que les
tienes miedo.
___(tn) asintió con la cabeza e intentó respirar con normalidad.
—Genial —masculló él atravesando el vestíbulo. —Simplemente genial.
La mañana de finales de abril era húmeda y fría. No
había papeles pegados en la limusina que los esperaba junto a la acera, ni
latas, ni letreros de RECIÉN CASADOS, ninguna de esas cosas maravillosas
reservadas a las personas que se aman. ___(tn) se dijo a sí misma que tenía que
dejar de ser tan sentimental. Lani (mamá de ___(tn)) se había metido con ella
durante años por ser exasperadamente anticuada, pero todo lo que ____(tn) había
querido era una vida convencional. No era tan extraño, supuso, para alguien que
había sido educada con tan poco convencionalismo.
Se subió a la limusina y vio que el cristal opaco que separaba al conductor de
los pasajeros estaba cerrado. Al menos tendría la intimidad que necesitaba para
contarle a Nick Jonas cuál era su plan antes de llegar al aeropuerto.
«Hiciste unos votos, ___(tn). Unos votos sagrados.» Ahuyentó a la inequívoca
voz de su conciencia diciéndose que no tenía otra opción.
Nick se sentó junto a ella y el espacioso interior pareció volverse pequeño
repentinamente. Si él no fuera tan físicamente abrumador, ella no estaría tan
nerviosa.
Aunque no era tan musculoso como un culturista, Nick tenía el cuerpo fibroso y
fornido de alguien en muy buenas condiciones físicas. Tenía los hombros anchos
y las caderas estrechas. Las manos que descansaban sobre los pantalones eran
firmes y bronceadas. ____(tn) sintió un ligero estremecimiento que la inquietó.
Apenas se habían apartado del bordillo cuando él comenzó a tirar de la corbata.
Se la quitó bruscamente y la metió en el bolsillo del abrigo; después se
desabrochó el botón del cuello de la camisa con un movimiento rápido de muñeca.
___(tn) se puso rígida, esperando que no siguiera. En una de sus fantasías
eróticas favoritas, ella y un hombre sin rostro hacían el amor apasionadamente
en el asiento trasero de una limusina blanca que recorría Manhattan mientras
Michael Bolton cantaba de fondo Cuando un hombre ama a una mujer, pero había
una gran diferencia entre la fantasía y la realidad.
La limusina se incorporó al tráfico. Ella respiró hondo, intentando
tranquilizarse, y olió el intenso perfume a gardenia en su pelo. Vio que Nick
había dejado de quitarse la ropa, pero cuando él estiró las piernas y comenzó a
estudiarla, __(tn) se removió en el asiento con nerviosismo. No importaba lo
mucho que lo intentara, nunca sería tan bella como su madre, y cuando la gente
la miraba demasiado tiempo, se sentía como un patito feo. Los agujeros de las
medias doradas, tras el encuentro con el pequinés, no contribuían a reforzar su
confianza en sí misma.
Abrió el bolso para buscar el cigarrillo que tanto necesitaba. Era un vicio
horrible, lo sabía de sobra y no estaba orgullosa de haber sucumbido a él.
Aunque Lani siempre había fumado, ___(tn) no solía fumar más que un cigarrillo
de vez en cuando con una copa de vino. Pero en aquellos primeros meses después
de la muerte de su madre se había dado cuenta de que los cigarrillos la
relajaban y se había convertido en una verdadera adicta a ellos. Después de una
larga calada, decidió que estaba lo suficientemente calmada como para exponerle
el plan al señor Jonas.
—Apágalo, cara de ángel.
Ella le dirigió una mirada de disculpa.
—Sé que es un vicio terrible y le prometo que no le echaré el humo, pero ahora
mismo lo necesito.
Él alargó la mano detrás de ella para bajar la ventanilla. Sin previo aviso, el
cigarrillo comenzó a arder.
Ella gritó y lo soltó. Las chispas volaron por todas partes. Él sacó un pañuelo
del bolsillo del traje y de alguna manera logró apagar todas las ascuas.
Respirando agitadamente, ella se miró el regazo y vio la marca diminuta de una
quemadura en el vestido de raso dorado.
—¿Qué ha pasado? —preguntó sin aliento.
—Creo que estaba defectuoso.
—¿Un cigarrillo defectuoso? Nunca he visto nada así.
—Será mejor que tires la cajetilla por si todos los demás están igual.
—Sí. Por supuesto.
Ella se la entregó con rapidez y él se metió el paquete en el bolsillo de los
pantalones. Aunque ___(tn) todavía se estremecía del susto, él parecía
perfectamente relajado. Reclinándose en el asiento de la esquina, él cruzó los
brazos sobre el pecho y cerró los ojos.
Tenían que hablar —tenía que exponerle el plan para poner fin a ese bochornoso
matrimonio, —pero él no parecía estar de humor para conversar y ella temía
meter la pata si no iba con cuidado. El último año había sido un desastre total
y ___(tn) se había acostumbrado a animarse con pequeñas cosas a fin de no
dejarse llevar totalmente por la desesperación.
Se recordó a sí misma que aunque su educación podía haber sido poco ortodoxa,
desde luego sí había sido completa. Y a pesar de lo que su padre pensaba, había
heredado el cerebro de Max y no el de Lani. También poseía un gran sentido del
humor y era optimista por naturaleza, cualidad que ni siquiera el último año
había podido destruir por completo.
Hablaba cuatro idiomas, era capaz de identificar al
diseñador de casi cualquier modelo de alta
costura y era toda una experta en calmar a mujeres histéricas. Por desgracia,
no poseía ni el más
mínimo sentido común.
¿Por qué no había hecho caso del abogado parisino de Lani, cuando le dejó claro
que no le
quedaría ni un centavo una vez que pagara las deudas que ésta había dejado?
Ahora sospechaba que
había sido el sentimiento de culpa lo que la había impulsado a asistir a todas
aquellas fiestas
durante los desastrosos meses que siguieron al funeral. Llevaba muchos años
queriendo liberarse del
chantaje emocional al que su madre la había sometido en su interminable
búsqueda del placer. Pero
no había querido que Lani muriera. Eso no.
Se le llenaron los ojos de lágrimas. Había querido muchísimo a su madre y, a
pesar de su
egoísmo, de sus interminables exigencias y de su constante necesidad de
reafirmarse en la belleza,
___(tn) sabía que Lani la había querido.
Se había sentido culpable ante la inesperada libertad que el dinero y la muerte
de Lani le habían
proporcionado. Se había gastado toda la fortuna, no sólo en sí misma sino en
cualquiera de los
viejos amigos de Lani que estuviera en apuros. Cuando las amenazas de los
acreedores habían subido
de tono, había extendido cheques para mantenerlos callados, sin saber ni
importarle si tenía
dinero para cubrirlos.
Max descubrió el derroche de ___(tn) el mismo día que emitieron una orden de
arresto contra ella.
Fue entonces cuando se dio cuenta de la realidad y
del alcance de lo que había hecho. Tuvo que
rogarle a su padre que le prestara dinero para mantener alejados a los
acreedores, prometiendo
devolvérselo en cuanto pudiera.
Max había recurrido al chantaje. Era hora de que madurara, le había dicho, y si
no quería ir a la
cárcel debería poner fin a todas esas extravagancias y seguir sus órdenes sin
rechistar.
En un tono brusco e inflexible, él había dictado sus términos. Se casaría con
el hombre que él
escogiera para ella tan pronto como pudiera arreglarlo. Y no sólo eso, tendría
que permanecer
casada durante seis meses, ejerciendo de esposa obediente durante ese tiempo.
Sólo al final de esos
seis meses podría divorciarse y beneficiarse de un fondo fiduciario que él
establecería para
ella, un fondo fiduciario que él controlaría. Si era frugal, podría vivir con
relativa comodidad
el resto de su vida.
—¡No puedes hablar en serio! —exclamó ella cuando finalmente había recobrado el
habla. —Ya
no existen los matrimonios de conveniencia.
—Nunca he hablado más en serio. Si no aceptas casarte, irás a la cárcel. Y si
no permaneces
casada durante seis meses, nunca volverás a ver un penique más de mi bolsillo.
Tres días más tarde, le había presentado al futuro novio sin mencionar qué
estudios poseía ni a
qué se dedicaba, y sólo le había hecho una advertencia:
—Él te enseñará algo sobre la vida. Por ahora, es todo lo que necesitas saber.
Cruzaron el Triborough Bridge y se dio cuenta de que
muy pronto llegarían a La Guardia, por lo cual
no podía esperar más para sacar a colación el tema sobre el que tenían que
hablar. Por
costumbre, ¬¬¬____(tn) sacó un espejo dorado del bolso para cerciorarse de que
todo estaba como
tenía que estar. Ya más segura, lo cerró con un golpe seco.
—Disculpe, señor Jonas.
Él no respondió.
Ella se aclaró la garganta.
—¿Señor Jonas?... ¿Nick? Creo que tenemos que hablar.
Él abrió los párpados que ocultaban aquellos ojos color ámbar líquido.
—¿De qué?
A pesar de los nervios, ella sonrió.
—Somos unos completos desconocidos que acaban de contraer matrimonio. Creo que
eso nos da tema
más que suficiente para hablar.
—Si quieres escoger los nombres de nuestros hijos, cara de ángel, creo que
paso.
Así que tenía sentido del humor después de todo, aunque fuera algo cínico.
—Quiero decir que deberíamos hablar de cómo vamos a pasar los próximos seis
meses antes de
poder solicitar el divorcio.
—Creo que será mejor que vayamos paso a paso, día a día —hizo una pausa. —Noche
a noche.
A ___(tn) se le puso la piel de gallina y se dijo a sí misma que no fuera
estúpida. Él había
hecho un comentario perfectamente inocente y ella sólo había imaginado la
connotación sexual en
aquel tono bajo y ronco. Forzó una brillante sonrisa.
—Tengo un plan, un plan muy simple en realidad.
—¿Sí?
—Si me da la mitad de lo que le pagó mi padre por
casarse conmigo, y creo que estará de acuerdo
conmigo en que es lo más justo, podremos irnos cada cual por su lado y acabar
con este lío.
Una expresión divertida asomó en esos rasgos de acero.
—¿De qué lío hablas?
Ella debería haber sabido, por la experiencia adquirida gracias a los amantes
de su madre, que un
hombre así de guapo no rebosaría materia gris.
—El lío de encontrarnos casados con un desconocido.
—Pues creo que llegaremos a conocernos bastante bien. —De nuevo esa voz ronca.
—Y eso de ir
cada uno por su lado no era lo que Max tenía en mente. Tal y como lo recuerdo,
se supone que
tenemos que vivir juntos como marido y mujer.
—Eso pretende mi padre. Es un poco tirano en lo que se refiere a las vidas de
otras personas. Lo
mejor de mi plan consiste en que él nunca sabrá que nos hemos separado.
Mientras no vivamos en su
casa de Manhattan, donde puede vernos, no tendrá ni idea de dónde estamos.
—Definitivamente no viviremos en su casa de Manhattan.
Él parecía no estar tan dispuesto a cooperar como ella había esperado, pero
___(tn) era lo
suficientemente optimista como para creer que sólo necesitaba un poco más de
persuasión.
—Sé que mi plan funcionará.
—A ver si nos entendemos. ¿Quieres que te dé la mitad de lo que Max me dio por
casarme contigo?
—Ya que lo menciona, ¿cuánto fue?
—No fue ni mucho menos suficiente —masculló él.
Ella nunca había tenido que discutir las condiciones
y no le gustaba tener que hacerlo ahora, pero
al parecer no tenía alternativa.
—Si lo piensa un poco, verá que es lo justo. Después de todo, si no fuera por
mí, no tendría
nada.
—¿Quieres decir que planeas darme la mitad del fondo fiduciario que tu padre ha
prometido
establecer para ti?
—Oh, no, no pienso hacer eso.
Él soltó una breve carcajada.
—Me lo imaginaba.
—No lo entiende. Le pagaré la deuda tan pronto como tenga acceso a mi dinero.
Sólo le estoy
pidiendo un préstamo.
—Y yo me niego.
___(tn) comprendió que le había vuelto a pasar lo de siempre. Tenía la mala
costumbre de asumir
lo que otras personas harían o lo que haría ella en su lugar. Por ejemplo, si
fuera Nick Jonas, se
prestaría a darle la mitad del dinero simplemente por deshacerse de ella.
Necesitaba fumar. Aquello no pintaba bien.
—¿Puede devolverme los cigarrillos? Estoy segura de que no todos estaban
defectuosos.
Él sacó el arrugado paquete del bolsillo de los pantalones y se lo entregó.
___(tn) encendió uno
con rapidez, cerró los ojos y se llenó los pulmones de humo.
Se escuchó un estallido y cuando abrió los ojos de golpe, el cigarrillo estaba
en llamas. Con un
grito ahogado, lo dejó caer. De nuevo, Nick apagó la colilla y las ascuas con
el pañuelo.
—Deberías denunciarlos —dijo él con suavidad. ____(tn) se llevó la mano a la
garganta,
demasiado aturdida para hablar.
Él se acercó y le tocó un pecho. Ella sintió el roce
de ese dedo en la parte interior del seno y
se estremeció, lo mismo que la piel sensible debajo del raso. Alzó la mirada de
golpe a esos
insondables ojos dorados. —Un poco de ceniza —dijo él. ___(tn) puso la mano
donde él la había
tocado y sintió el martilleo del corazón bajo los dedos. ¿Cuánto tiempo había
pasado desde la
última vez que una mano que no fuera la suya la había tocado allí? Dos años,
recordó, cuando se
había hecho la última revisión médica.
Ella vio que habían llegado al aeropuerto y se armó de valor.
—Señor Jonas, tiene que entender que no podemos vivir juntos como marido y
mujer. Somos unos
completos desconocidos. Toda esta idea es ridícula y tendré que insistir en que
coopere más
conmigo.
—¿Insistir? —dijo él suavemente. —No creo que tengas derecho a insistir sobre
nada.
Ella tensó la espalda.
—No voy a permitir que me intimide, señor Jonas.
Él suspiró y sacudió la cabeza, mirándola con una expresión de pesar que ella
dudaba que fuera
sincera.
—Esperaba no tener que hacer esto, cara de ángel, pero debería haber imaginado
que no ibas a ser
fácil. Será mejor que te explique las reglas básicas ahora mismo, así sabrás a
qué atenerte.
Para bien o para mal, vamos a permanecer casados durante seis meses a partir de
hoy. Puedes irte
cuando quieras, pero tendrás que hacerlo sola. Y por si todavía no te has dado
cuenta, éste no va
a ser uno de esos matrimonios modernos de los que se habla en las revistas.
___(tn) se pascaba
por el rincón más apañado de la sección de fumadores de la puerta de embarque
de USAir, dando unas caladas un profundas y rápidas al cigarrillo que empezó a
marearse. El avión, según había descubierto, se dirigía a Charleston, Carolina
del Sur, una de sus ciudades favoritas, algo que tomó como una buena señal en
una larga cadena de acontecimientos que se iban volviendo cada vez más
desastrosos.
Primero, el estirado y poderoso señor Jonas se negó a aceptar el plan. Luego le
había saboteado el equipaje. Cuando el chófer descargó una sola maleta del
maletero en lugar del juego completo que ella había preparado, ___(tn) pensó
que era una equivocación, pero Nick la sacó rápidamente de su error.
—Viajaremos con poco equipaje. Le ordené al ama de llaves que lo rehiciera por
ti durante la ceremonia.
—¡No tenía derecho a hacer eso!
—Vamos a facturar. —Él cogió su propio y ligero equipaje, y ____(tn) se quedó
mirando con asombro cómo echaba a andar sin dejarle otra opción que seguirlo.
Ella apenas podía cargar con la maleta; sus tobillos se tambaleaban sobre los
altos tacones mientras se arrastraba tras él. Sintiéndose desgraciada y
cohibida, se había dirigido a la entrada, donde todo aquel que pasaba notaba
las medias agujereadas, el vestido quemado y la gardenia mustia.
Cuando Nick desapareció en los aseos, ella se había apresurado a comprar una
nueva cajetilla, pero descubrió que sólo tenía un billete de diez dólares en el
bolso. Se dio cuenta con inquietud de que ése era todo el dinero que poseía.
Sus cuentas corrientes estaban bloqueadas y las tarjetas de crédito canceladas.
Por lo tanto, volvió a guardar el billete en la cartera y le pidió un pitillo a
un atractivo ejecutivo.
En cuanto lo apagó, Nick salió de los aseos y al ver cómo iba vestido sintió un
vuelco en el estómago. El oscuro traje sastre había sido reemplazado por una
camisa vaquera, desgastada por infinidad de lavados, y unos vaqueros tan
descoloridos que parecían casi blancos. Los bajos deshilachados del pantalón
caían sobre unas botas camperas de piel llenas de rozaduras. Llevaba la camisa
remangada, mostrando unos fuertes y bronceados antebrazos ligeramente cubiertos
de vello y un reloj.de oro con una correa de piel. ____(tn) se mordisqueó el
labio inferior. Al pensar en todo lo que su padre podía haberle hecho, nunca se
le había ocurrido que la casaría con el Hombre Marlboro.
Él se acercó a ella cargando la maleta con facilidad por el asa. Los ceñidos
pantalones revelaban unas piernas musculosas y unas caderas estrechas. A Lani
le hubiera encantado.
—Vamos. Acaban de hacer la última llamada.
—Señor Jonas, por favor, no creo que quiera hacer esto. Si me prestara sólo la
tercera parte del dinero que legítimamente me pertenece, podríamos poner fin a
esta situación.
—Le hice una promesa a tu padre y nunca falto a mi palabra. Quizá sea un poco
anticuado, pero es una cuestión de honor.
—¡Honor! ¡Se ha vendido! ¡Dejó que mi padre le comprara! ¿Qué clase de honor es
ése?
—Max y yo hicimos un trato y no voy a romperlo. Por supuesto, si insistes en
marcharte, no te detendré.
—¡Sabe que no puedo hacerlo! No tengo dinero.
—Entonces, vámonos. —Él sacó las tarjetas de embarque del bolsillo de la camisa
y se puso en marcha.
Ella no tenía dinero ni tarjetas de crédito, y su padre le había ordenado que
no se pusiera en contacto con él. Con el estómago revuelto, se percató de que
no tenía otra alternativa que seguirlo, y cogió la maleta.
Delante de ella, Nick había alcanzado la última hilera de sillas, donde un
adolescente estaba sentado fumando. Cuando su nuevo marido pasó junto al chico,
el cigarrillo de éste comenzó a arder.
Val's Matth.
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
Aqui estoy apoyandote!!!!!!!!!!!tu fiel lectora!!!!!!!!!!!!siguela!!!!!!!!!!
!Wedding Bells!
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
Aqui estoy apoyandote!!!!!!!!!!!tu fiel lectora!!!!!!!!!!!!siguela!!!!!!!!!!
!Wedding Bells!
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
que onda lo de los cigarrillos? acaso nick es de verdad un angel que anda impidiendo que la gente fume o que?ESA ES MI TEORIA jajaja estoy loca, lo se
SIGUELA
SIGUELA
Taescaab
Re: Besar a un Angel Nick y Tu
Maria T.Q.M. ツ escribió:Aqui estoy apoyandote!!!!!!!!!!!tu fiel lectora!!!!!!!!!!!!siguela!!!!!!!!!!
gracas como que se me estan llengo lectoras ojala empiesen a leer mas personas la nove pero gracias por leer la nove y bienvenida"!!!
Val's Matth.
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