Enamorada de mi… ¡¿Hermano?! (Zayn Malik y tú) | Terminada |

Desperté envuelta en una sábana del hotel Giulietta, en la ciudad de Verona. Um, con olor a panqueques recién horneados; el sol entraba por la ventana contigua y el cielo celeste brindaba una perfecta armonía en este domingo perfecto de Julio. Zayn tenía un brazo rodeándome la cintura y otro bajo la almohada. Tallé mis ojos con pereza y bostecé… me abracé de su torso, había sido una noche MUY intensa. Sonreí enormemente y besé su pecho, trazando círculos en su abdomen mientras observaba su bello rostro al dormir. ¿Qué hice yo para tener a este hombre tan perfecto a mi lado PARA SIEMPRE? Las lágrimas incontenibles se asomaron por mis ojos y decidí tragarme el nudo en la garganta que sea había formado. Estoy tan feliz. Me resguardé bajo el yugo de sus fuertes brazos aún sin poder creer que este hombre maravilloso sea mío y solo mío. Un hombre que me ama a pesar de todo y todos. Y yo a él, que, podría dar mi vida por Zayn Malik, pero… aún así no lograría demostrarle lo enamorada que estoy de él. Comencé a besarle las mejillas, bajando lentamente hasta su abdomen y acariciándole los bíceps.
-Um, si así me despertarás de ahora en adelante… me declaro Bello durmiente –rió, sobresaltándome con su grave, sexy y somnolienta voz.
-Eres un pervertido –reí- Mi pervertido –gruñí regresando mi cara a su rostro. Su erección chocó contra mi muslo.
-¿Qué? –rió- Eres tú, tu cabello alborotado, tus ojos brillando, tu sonrisa –suspiró- Tu cuerpo desnudo y nuestra luna de miel que me ponen tan… Um –pensó- Inspirado –reímos.
-¿Inspirado? –me carcajee sobre su boca.
-Mjm –asintió y continuó besando mis labios tierna y apasionadamente, disfrutando de la calidez de nuestros cuerpos al crear fricción- Además tu empezaste –mordió mi labio inferior y reprimí un gemido.
-¿Yo? –dije con voz ronca. Santo cielo.
-Sip –se colocó sobre mi mientras acariciaba (o peinaba) mi cabello y recorría con su aterciopelada lengua mi cavidad bucal. Y lentamente, comenzaba a introducirse dentro de mí. Haciéndonos el amor hasta la llegada del cénit.


Me recargué en la ancha puerta de madera, llevando mi mano a mi boca y mordiéndome la uña del pulgar. El baño cargado de una nube densa y espesa de nervios, tan palpable como los latidos de mi corazón. ¿Es legal estar tan desesperada y perturbada? No lo creo. Los últimos cinco minutos de espera fueron los más largos de la historia… Tomé mi cabeza con ambas manos, sin saber si yo, mi cuerpo, mi cabeza y mi subconsciente estábamos preparadas para lo que viniera (si el resultado era positivo, claro) de ahora en adelante. Los insistentes toques en la puerta me ponían los pelos de punta, erizando cada vello de mi cuerpo y las ganas de vomitar eran más intensas. Me senté sobre el retrete con las manos sobre mi regazo, jugueteando con las puntas de mi largo cabello castaño y tragándome las ganas de echarme a llorar. Solo dos malditos minutos más… solamente. Tic tac, tic tac, tic tac. Calma, solo es un reloj, un reloj insistente que si no deja de ser tan molesto lo estrellaré contra la tina… Toc toc toc. Bueno, a Zayn no lo puedo estrellar, bueno sí, pero no es tiempo de pensar en aquello. Pervertida. Removí el pestillo y el moreno entró con cautela y desesperación, cerrando la puerta a sus espaldas y recargándose en la pared de baldosa.
-Falta un solo minuto ¿no es así? –sus bíceps se marcaban a través de la ligera camiseta negra y los nudillos los llevaba blancos de tanto apretar los puños. Mi querido esposo, tan desesperado como yo. Asentí desganada, con los ojos grandes y el pulso elevado, sentía mi yugular sobresaltándose del cuello. A punto de explotar.
-Estoy tan nerviosa –confesé. Sentía la bilis en la garganta, mierda, no quiero vomitar ahora. No he comido en todo el día, exactamente desde que Zayn llegó la noche anterior con la prueba en sus manos.
-Yo también –asintió, lo dorado de su rostro lo abandonó, dejándolo casi gris. Estaba pálido como un zombie y los ojos le lucían saltones. Oh, mi amor. Me levanté de la taza y le eché los brazos alrededor del cuello, abrazándole como si mi vida se fuera a terminar en los siguientes segundos o nanosegundos. Me estrechó con sus fuertes brazos y comenzó a besar mi coronilla- No sé que querer –reímos.
-Ni yo –suspiré.
-_____ -me llamó con la voz temblorosa. Tragué saliva y me separé ligeramente de su cuerpo.
-¿Si? –apreté la mandíbula.
-Ya… ya pitó, ya está el resultado… _____, ya está el resultado –balbuceo como un pequeño.
-Lo sé –suspiré- Velo tu Zayn… no… no quiero esperanzarme deoquis –confesé.
-¿Quieres que sea positivo? –la sombra de una sonrisa se dibujó en su expresión y su apuesto rostro comenzaba a retomar su bello color.
-Sí –susurré y medio sonreí también. Cerró los ojos levemente y volvió a abrazarme.
-Yo también quiero que sea positivo –confesó, mordiéndose el labio inferior con excitación.
-Entonces… velo tu Zayn, por favor –nos separamos con iniciativa y asintió con la cabeza. Dejándome desnuda, sin el calor de su cuerpo, sin su protección. Rodee mi cuerpo con mis propios brazos, buscando algún refugio. Tratando de que mi nuevo vestido con estampado floral no se arrugase. Oh mierda…
-Aquí vamos –susurró con una alegre voz. Levantó el pequeño aparato a la altura de su pecho y volteo a verme nuevamente- Sea lo que sea el resultado, no lloraremos, todo…
-Normal –asentimos- Sí… -sonreímos levemente.
-Bien –tragó saliva- Estoy nervioso ¿lo sabías? –asentí.
-Lo sabía –admití- Anda amor –le rogué con un puchero. El rió y volvió su vista al aparato.
-Oh –suspiró y volvió a dejarlo sobre el lavamanos.
-¿Qué, que pasa? –susurré. Con la felicidad hasta el subsuelo. Como había venido, se había ido. Todo tan rápido y fugaz, destruyéndome.
-_____ -murmuró, arrastrando las letras. De nuevo la sangre volvió a bombear con rapidez, con mi corazón y mis sentimientos desbocados… hablé.
-Es negativo –susurré. Los ojos se me llenaron de lágrimas y caminé hasta él.
-¡SEREMOS PADRES! –gritó excitado, dando un pequeño salto y tomándome de las caderas para alzarme por el aire. Me apretó con fuerza, tomando la prueba de embarazo entre sus manos. ¡DOS RAYITAS!
-¡No puede ser! –grité con felicidad, aventando el artefacto a donde quiera que haya caído y pasando mis brazos por su cuello- Tendremos un bebé –susurré con los ojos aguados- Por Dios Zayn, gracias –chillé colgándome de él y aspirando su aroma.
-Gracias a ti, me haces tan… tan feliz –sus ojos mieles se cristalizaron y fundimos nuestros labios en un apasionado beso- Gracias –me besó- Gracias –apoyó su frente contra la mía- Ya he hecho mi trabajo de hombre –rió, limpiándose las lágrimas con el dorso de su mano.
-Hey –lo recriminé- No seas tan macho como Niall –reí. Bajando de sus brazos para tomar un poco de papel y limpiar cualquier mililitro de agua ocular de mis mejillas.
-Nada jamás se comparará con esta felicidad que siento _____, gracias mi amor –se sentó en el retrete, con una expresión enorme de felicidad. Sus mejillas sonrojadas y sus ojos brillando- Te amo mucho –me haló hasta él desde la cintura y me atrajo a su cuerpo.
-Te amo más –sonreí también y reposé mis manos sobre sus hombros.
-Y también te amo a ti –rió y besó mi abdomen- Gracias por hacernos tan felices –acarició mi barriga y de nuevo las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas.
-Oh Zayn –sollocé.


-¿Y cómo se llamará? ¿Zayn? –preguntó la pequeña Sophie, con su tierna y balbuceante voz de nena de tres años. Me agarré fuertemente del asiento mientras Dalhya pasaba el cinturón de seguridad por mi barriga y cerraba la puerta.
-No, se llamará Patch –sonreí y le acaricié su cabello rubio. El pequeño James de apenas 3 meses y medio yacía dormido en su silla de coche. Con su mameluco azul, tal cuales sus ojos y su cabello castaño-dorado brillando contra los rayos del sol.
-¿Patch? –farfulló la pequeña- Lindo nombre –regresó a su silla, colocándose el cinturón y canturreando unas canciones.
-Te traje unas golosinas –rebusqué entre mi bolso y saqué las gomitas azucaradas. Era igual de comelona que Niall.
-Gracias tía _____ -tomó la bolsa y comenzó a comer- Son mis favoritas –sonrió.
-Ya lo sé –susurré y hundí mi cuerpo en el asiento. Las contracciones eran insoportables y comencé a tomar respiraciones profundas. Dalhya, tan sonriente como siempre, se montó sobre la furgoneta familiar y encendió el motor. Partimos rápidamente hasta el boulevard y se colocó el cinturón ante el primer semáforo en rojo.
-Respira profundo –comenzó a comandarme como inhalar y exhalar. Yo solo le seguía las respiraciones. Largos, la fuente ya se había roto hacía unos menos de 20 minutos y las lágrimas comenzaron a resguardarse en mis ojos. Santa mierda, ¡voy a parir!
-Estoy tan nerviosa –seguí respirando y cerré mis ojos cuando el dolor se apaciguó- ¿Ya llamaste a Zayn? –pregunté con un hilo de voz y removí las lágrimas desparramadas sobre mis mejillas.
-Sí, yo creo que ya llegó –sonrió y dio vuelta por la avenida- Ya están todos allá, los chicos y sus esposas –sonrió- Hasta la pequeña Kate –sonreí.
-Pero Solange acaba de tenerla, ¿Qué hace fuera? –susurré.
-Somos tus mejores amigas, todas debemos de estar allí –sonrió- Además hace ya dos semanas se siente mucho mejor, y Kate ya cumplió 1 mes –sonreí.
-Casi tendrán la misma edad nuestros hijos –reí.
-Ya lo sé –se introdujo por el estacionamiento del Hospital- Hemos llegado –sonrió- ¿Lista?
-Creo que sí –suspiré prolongadamente. El motor se dio por apagado y tomó la carriola doble. Subió a sus hijos y en cuestión de segundos yo ya estaba sobre una camilla, con doctores y enfermeros a mí alrededor dándome cálidas sonrisas y palabras de aliento.

Aquí vamos.


-¿Estas nerviosa? Mierda, yo que lo estoy… siento que voy a vomitar _____. Todo saldrá bien y seremos una familia muy feliz ¿no es así? ¿no me vas a dejar si soy un mal padre? _____, estoy muy nervioso…
-¡Cállate! –chillé- Por Dios Zayn, suficiente tengo con mis nervios y mi dolor –comencé a respirar- Espera un momento, seremos buenos padres y jamás te dejaría… Te amo, nos amamos, nada saldrá mal ¿Ok? –tomé su mano y le acaricié el dorso.
-Perdón –susurró y se sentó en el banco- Estoy emocionado, feliz y no sé… tengo sentimientos encontrados –reímos- ¿Estás bien? –negué y comencé a tomar aire. La enfermera que se encontraba moviendo los cables me sonrió.
-¿Contracción? –asentí débilmente- Muy bien –sonrió. Jane, mi ginecóloga-obstetra apareció con su traje azul y me sonrió. Acomodando sus guantes blancos se metió bajo mis piernas.
-Preparados –les asintió a las otras personas en la habitación y la frente comenzó a sudarme.
-¿Ya va a nacer? –chillé.
-Sí, aquí viene su hijo –sonrió. Zayn apretó mi mano, mientras sentía cada vez más como mis paredes se abrían y la cabeza de mi hijo se asomaba desde allá abajo. La enfermera colocó el suero.
-Ya está todo listo –habló.

Santa Mierda.

-Muy bien, _____, querida… -me sonrió con su sonrisa maternal- Por Dios Zayn, cálmate –voltee hacia él, estaba más pálido que un papel y nos apretábamos las manos. Me sonrió levemente y besó mi boca.
-Te amo –susurramos.
-Toma aire –inhale con fuerza- Expúlsalo levemente y repite el proceso dos veces más –hice lo que me ordenó mientras ella observaba a mi hijo- Aquí viene _____, puja –comencé a hacer una fuerza sobrehumana, cada vez más intenso… el dolor era insoportable, horrible.
-Vamos, tu puedes –besó los nudillos de mi mano (con todo y su aspecto zombie) y tomé aire.
-Respira cariño, solo falta un poco más –asentí y volví a pujar con todas mis fuerzas, la cabeza ya estaba afuera y poco a poco sentí como salía su pequeño cuerpo de mi interior- Un poco más.
-No puedo –chillé, con las lágrimas corriendo con libertad sobre mis mejillas.
-Tu puedes, por tu hijo nena –me animó.
-Por nuestro hijo –susurró Zayn y besó mi sien. Suspiré, tomé aire y volví a pujar con el único valor que me quedaba en mi interior. El llanto agudo resonó por las únicas 4 paredes del cuarto y después de sonreír enormemente y que la calma me llenase el cuerpo, Zayn azotó desmayado en el suelo.
-Zayn –lo llamé- Por Dios –chillé. Todos comenzamos a reír, mientras limpiaban y se aseguraban de que mi pequeño Patch estuviese a salvo. Lo envolvieron en la manta azul y lo colocaron en mis brazos. Zayn se levantó un poco mareado después de que la enfermera lo atendiera y se sentó en la orilla de la cama.
-Es hermoso –susurró, con el rostro enrojecido y los ojos nublados por las lágrimas.
-Se parece a ti –sonreí y lo abracé, besándole la cabeza. Zayn le tomó una de sus manos, sus ojos cubiertos de pestañas largas y espesas, sus pequeños labios rojos y la pequeña capa de cabello castaño sobre su cabeza.
-No es así –sonrió y le besó la mejilla- Es producto de nuestro amor –rozamos nuestras narices. Asentí con las lágrimas en los ojos.
-Te amo –sonreí y comenzamos a besarnos levemente.
-Y yo te amo a ti –sonrió- Gracias –susurró sobre mis labios.
-Gracias a ti –suspiré.



-¿Qué pasa amor? –preguntó cauteloso Zayn, envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello y recargando su mentón sobre mi polerón gris de poliéster.
-Nada –sonreí y le besé la mejilla- Recordaba algunas cosas, este día tan hermoso y navideño me pone muy sentimental –reímos. Pasó su mano sobre la cabeza de Patch, yacía dormido en mis brazos. Con su mameluco rojo y sus guantes blancos. Su piel blanca bronceada brillaba bajo las luces del gran árbol de Navidad y su hermoso cabello castaño se desparramaba con libertad sobre su hermosa cabeza. Tenía los mismos rasgos que Zayn, sus ojos no eran ni verdes ni cafés, era una combinación extraña… pero eran realmente hermosos. Su cabello tenía un poco de ondulaciones que lograba que se viera como el de su padre y, sin presumir, era un bebé precioso y gordo de 1 año y ocho meses. Ese pequeño regalo de la vida que llegó a dar felicidad. Sophie, James y Edward jugaban con sus juguetes cerca de la chimenea de la gran casa de los Styles. La pequeña peinaban a sus muñecas y los niños hacían sonidos con sus bocas haciendo carreras con sus autos. Edward es el hijo de Taylor y Harry, tiene 2 años y medio, es idéntico a Harold, solo que su cabello lo tiene más claro y sus ojos tienen más matices azules que los de él. Es precioso. La pequeña Kate estaba dormida en su porta bebé, junto a los pies de Solange, mientras platicaba con Dalhya, Taylor y Louis. Harry, Niall y Liam estaban sobre la encimera de la cocina, picoteando la botana y bebiendo de sus cervezas. Yo, anteriormente, platicaba con la hermosa embarazada. Danielle. Solamente le faltaban dos meses para que su hijo naciera, nadie sabe aún que sexo será, pero estamos todos muy emocionados y felices por ellos. Con sus tacones en la mano y su rizada cabellera castaña, salió del baño… sonriéndole con ternura a su esposo y pasando un brazo por su cintura. Liam le besó la coronilla y se unió a la plática.
-Estoy muy feliz –sonrió sobre mi cuello- Tengo a los mejores amigos del mundo, tengo unos padres maravillosos, unos consuegros geniales… que por cierto este fin de semana tenemos que ir –rió- Y tengo a mi propia familia, lo más importante de mi vida. Una hermosa esposa, un hijo precioso y una princesa en camino –reí.
-Aun no sabemos que es Zayn –sonreí.
-La siguiente semana ya nos dirán, pero, te aseguro que será niña –suspiró. Uf, si supieras que si es niña. Se me olvidaba, tengo cinco meses de embarazo (sí, otro hijo) y después de tanta insistencia, quedé embarazada. Zayn quería tener hijos de casi la misma edad para que se llevaran bien y todavía quería otro bebé… aún no se decidía sobre el sexo, pero yo estoy muy emocionada. Acabamos de comprar una casa mucho más grande, Jay es un niño gigante de 8 añotes y es un gran hermano para Patch. ¿Se podría ser más feliz?
-Ya son las doce –anunció Solange en un grito sofocado y se aventó a los brazos de Louis- ¡Feliz cumpleaños mi amor! –chilló y comenzó a besarle las mejillas.
-¡Feliz cumpleaños! –coreamos todos (incluso los niños) y comenzamos a abrazarle, seguido de algunas bromas, risas y palabras. Le cantamos la canción del cumpleaños feliz y nos situamos alrededor del comedor con la tarta en medio.
-Pide un deseo, tío –habló Edward con su grave voz. Reímos.
-Como te pareces a tu papá –le dije entre risotadas y se abrazó de mí, colgándose de mi cuello.
-Ya lo sé, por eso estoy tan guapo –volvimos a carcajearnos todos y Harry se colocó a mi lado, besándole la sien.
-Ese es mi hijo –susurró y el pequeño se abalanzó contra él con las mejillas enrojecidas- ¿Cómo estás? –me abrazó de costado, mientras los presentes se fundían en una charla, diciéndole que pedir de deseo al pobre y viejo Louis.
-Muy feliz, muy muy bien ¿y tú? –le rodee la cintura con mi brazo.
-Igualmente feliz, tengo todo lo que un humano quisiera tener –suspiró.
-Ya lo sé –sonreí- Han sido tiempos muy agradables para todos. Cuando los niños crezcan… no sé qué será de nosotros.
-Estaremos viejos –rió.
-Ya lo sé –suspiré-Que emocionante –acaricié mi barriga. Harry colocó su mano sobre la mía y dirigí mi mirada hacia la suya- ¿Qué pasa?
-Nada –sonrió y se acercó a mi cabelló. Aspiró el aroma de mi shampoo y besó mi cabeza- Hay veces que me arrepiento de no haberte aprovechado _____ -sonrió de medio lado y colocó a Edward en el suelo, quién corrió a lado de Sophie.
-¿Por qué lo dices? –ladee la cabeza- ¿Estas mal con Taylor? –torcí la boca y lo estreché.
-No –negó- Todo va perfecto, la amo demasiado… solo que, yo siempre me imaginé una vida a tu lado –se encogió de hombros.
-Yo también –sonreí- Pero venos ahora, somos felices, somos amigos… tenemos mucho qué vivir –le besé la mejilla.
-Ya lo sé –acarició mi brazo.
-Bien, ya, cállense todos –gritó Louis un poco molesto y se colocó sobre la silla- Ya tengo mi deseo –todos comenzamos a gritarle algunas cosas- Chicos, en serio, cállense –se carcajeo- Primeramente –suspiró- Les agradezco a todos que estén a mi lado celebrando mi vigésimo sexto cumpleaños –sonrió- Tengo a los mejores amigos del mundo y a la mejor familia del universo –besó la coronilla de Solange- Lo único que deseo, es que sigamos siendo los de siempre, felicidad para todos y buenos tiempos en este casi nuevo año –anunció y sopló las velas de su tarta de chocolate. Todos comenzamos a aplaudir sin cesar- ¡Por nuestra felicidad! –gritó, alzando la copa de vino tinto por el aire. Todos sujetamos nuestras copas también.
-¡Por nuestra felicidad! –coreamos y chocamos las copas en el centro de la mesa, seguido de beber el contenido.

Los gritos, carcajadas y abrazos se presenciaron en ese momento. La noche fue larga, entre los viejos recuerdos y las nuevas experiencias vividas, tantos años juntos nos han unido de una forma tan especial. Somos hermanos, nos amamos y nos apoyamos. No puedo pedir una mejor vida que esta, tengo a un hombre que me ama, a un hijo maravilloso, a una futura bebé, unos padres geniales y unos abuelos que me brindan ese amor que siempre quise. Después de tanto sufrir en el pasado, mi presente y mi futuro están repletos de buenas situaciones. Todos tenemos derecho a un final feliz y… aquí estoy, disfrutando de esta vida tan hermosa. Con problemas y de más, pero sabiendo afrontarlos de la mano de la persona que amaré por siempre. Y ¿Quién diría? Después de tanto luchar por esto terminé… Enamorada de mi “Hermano”.