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El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
KatiLovejb escribió:ME ENCANTA!!!
Tienes que seguirla ya!
:ilusion:
bienvenida por supuesto q la seguire :P
ElitzJb
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
Capitulo II
En sus años de experiencia, __tn había aprendido a esconder su dolor detrás de una máscara de orgullo e indiferencia, una máscara a la que recurrió en ese momento, escondiendo sus sentimientos y sus pensamientos mientras se enfrentaba a Jonas .
-Lo siento, señor Jonas , pero creo que se ha hecho una idea equivocada de la situación -afirmó en tono distante-. No he venido aquí para aceptar un soborno.
-Ni yo se lo estoy ofreciendo, señora Stanton -replicó él con un brillo en los ojos-. Simplemente le propongo que me venda sus acciones.
-Esas acciones no están en venta.
-Claro que lo están -refutó él suavemente-. Estoy dispuesto a pagar un precio superior al de su valor en bolsa con tal de arrebatárselas de las manos. Le he hecho ciertas concesiones porque es una mujer, señora Stanton, pero mi bondad tiene un límite. Le recomiendo que no intente pedir un precio mayor. Podría verse completamente excluida de la compañía.
__tn se levantó con las manos ocultas detrás de la espalda, para que él no viera cómo se clavaba las uñas en las palmas.
-No me interesa ningún precio, señor Jonas ; ni siquiera deseo oír su oferta. Mis acciones no están en venta, ni ahora ni nunca, y menos para usted. Que tenga un buen día, señor Jonas .
Pero Jonas no era ningún sumiso secretario y no tenía intención de dejarla marchar hasta haber zanjado el asunto. Avanzó con ágil s zancadas para detenerla y __tn vio que unos sólidos hombres le cerraban el paso.
-No, señora Stanton -murmuró él suavemente-. No puedo dejar que se marche cuando aún no hemos resuelto nada. He salido de mi isla y he volado hasta Inglaterra con el propósito expreso de reunirme con usted y poner coto a sus necias ideas, que están haciendo estragos en la compañía. ¿Creía que me dejaría intimidar por sus aires de superioridad?
-No sé si tengo aires de superioridad, pero su complejo de dueño y señor me pone los nervios de punta -contraatacó __tn en tono sarcástico-. Soy la propietaria de esas acciones y ejerzo mi derecho a voto como creo conveniente. La absorción de Dryden era una maniobra poco limpia, por eso voté en contra. Y volvería a hacerlo. Otros accionistas obran del mismo modo, pero veo que son mis acciones las que usted quiere comprar. ¿O es que soy la primera persona a la que piensa administrar su disciplina?
-Siéntese, señora Stanton -dijo él gravemente-, e intentaré explicarle los principios básicos de las finanzas y la expansión empresarial.
-No quiero sentarme...
-¡He dicho que se siente! -rugió él con voz súbitamente amenazadora. __tn se sentó automáticamente; luego se despreció a sí misma por no haberle plantado cara.
-Yo no soy uno de sus lacayos -exclamó, aunque siguió sentada. Tenía el presentimiento de que Jonas la sujetaría por la fuerza si intentaba marcharse.
-Lo sé, señora Stanton; créame, si fuese uno de mis empleados, hace mucho tiempo que habría aprendido a comportarse -repuso él con un tono cargado de ironía.
-¡Creo que sé comportarme perfectamente!
Él esbozó una sombría sonrisa.
-¿Sabe comportarse? ¿O simplemente es astuta y manipuladora? No creo que le resultara muy difícil seducir a ese anciano y conseguir que se casara con usted, y fue lo suficientemente inteligente como para elegir a un hombre que moriría en poco tiempo. Eso la dejó en una excelente posición, ¿no es cierto?
__tn estuvo a punto de gritar, horrorizada por sus palabras; solamente sus años de aprendizaje en materia de autodominio la hicieron permanecer inmóvil y en silencio, aunque apartó la mirada de Jonas . No podía dejar que él viera sus ojos, o comprendería lo profundamente vulnerable que era en realidad.
Él sonrió ante su silencio.
-¿Creía que no estaba al corriente de su historia, señora Stanton? Sé mucho sobre usted, se lo aseguro. Su matrimonio con Robert Stanton escandalizó todos aquellos que lo conocían y lo admiraban. No obstante, hasta que la vi, no había logrado comprender cómo pudo echarle el lazo. Ahora lo veo todo muy claro; cualquier hombre, incluso un anciano, haría lo que fuese por tenerla en su cama y disfrutar de su cuerpo a placer.
__tn se estremeció ante el insulto y él reparó en el temblor que recorrió su piel.
-¿Acaso el recuerdo le resulta poco agradable? -inquirió Jonas en tono quedo-. ¿Tuvo que dar a cambio más de lo que esperaba?
__tn luchó por recobrar la compostura y erguir la cabeza, y al cabo de un momento lo consiguió.
-Mi vida privada no es asunto suyo -se oyó decir con frialdad, y sintió un fugaz estallido de orgullo por lo bien que había sabido reaccionar.
Los ojos negros de él se entrecerraron mientras la miraban; abrió la boca para seguir hablando, pero en ese momento sonó el teléfono y Jonas maldijo entre dientes en griego. Después se alejó para contestar y se acercó el auricular al oído. Dijo algo en un griego rápido y áspero, luego hizo una pausa. Sus ojos se deslizaron hasta __tn .
-Tengo una llamada urgente de Francia, señora Stanton. Será solo un momento.
Pulsó un botón del teléfono y pronunció un saludo. Había cambiado de idioma con facilidad y se expresaba en un perfecto francés. __tn lo observó un momento, aún aturdida por el dolor; después se dio cuenta de que estaba distraído y aprovechó la oportunidad. Sin decir palabra, se levantó y salió de la oficina.
Logró dominarse hasta que volvió a casa; una vez que estuvo a salvo, rodeada por las paredes de su hogar, se derrumbó en el sofá y empezó a sollozar débilmente. ¿Nunca se acabaría?, ¿nunca cesarían las críticas unánimes, los comentarios maliciosos sobre su matrimonio con Robert? ¿Por qué todos suponían automáticamente que era poco menos que una prostituta? Durante cinco años había soportado el dolor sin que nadie supiera cómo la laceraba por dentro; sin embargo, tenía la sensación de que ya no le quedaban defensas. ¡Dios santo, ojalá Robert no hubiese muerto!
Pese a los dos años transcurridos, no se acostumbraba a no poder compartir con él sus divertidas ocurrencias, a no tener su irónica y sofisticada sabiduría dándole fuerzas. Él jamás había dudado de su amor, a despecho de lo se había hablado de su matrimonio, y __tn siempre contó con su afectuoso apoyo. Sí, Robert le había proporcionado seguridad financiera y le había enseñado a administrar el dinero que le dejó en el testamento. ¡Pero le había dado mucho más que eso! Los bienes materiales que le había legado eran insignificantes en comparación con sus demás regalos: cariño, seguridad, amor propio, confianza en sí misma. La había animado a desarrollarse como mujer joven e inteligente; le había enseñado a conocer el mundo de la bolsa y de las inversiones financieras, a confiar en su instinto cuando la acosaban las dudas. ¡El querido y prudente Robert. A pesar de todo, se habían burlado y reído de él por casarse con ella, y a ella la habían despreciado. Cuando un señor de setenta y seis años se casaba con una atractiva jovencita de dieciocho, los chismosos podían atribuirlo sólo a dos cosas: a codicia por parte de ella o a un deseo de revivir viejos apetitos por parte de él.
Pero no había sido así en absoluto. Robert era el rico hombre al que __tn había querido, y lo había amado profundamente, pero su relación fue más de padre e hija, o de abuelo y nieta, que de marido y mujer. Antes de su matrimonio, Robert había llegado incluso a especular sobre las ventajas de adoptarla, pero al final decidió que las dificultades legales serían menores si se casaba con ella. Deseaba que disfrutara de la seguridad que nunca había tenido: había crecido en un orfanato y se había visto obligada a ocultarse tras una muralla de huraña pasividad. Robert estaba decidido a que jamás volviera a tener que luchar por algo tan básico como la comida, la ropa o la intimidad; y el mejor medio de asegurarle esa vida consistía en tomarla como esposa.
El escándalo provocado por su matrimonio convulsionó a la sociedad londinense; se publicaron artículos maliciosos sobre ella en las columnas de cotilleos. __tn se sintió sorprendida y horrorizada al leer las numerosas noticias referentes a los «ex amantes de la emprendedora señora S.». Su reacción había sido muy similar a la de Robert: erguir aún más la cabeza y no prestar oídos a los difamadores. Robert y ella sabían la verdad de su matrimonio, y él era la única persona en el mundo a la que __tn había amado, la única persona que la había querido. El amor de ambos resistió la prueba, y ella siguió siendo virgen mientras duró el matrimonio. Robert jamás había insinuado que deseara lo contrario. __tn era su única familia, una hija para él, aunque no fuese de su sangre; la instruyó, la guió y dispuso sus asuntos financieros de modo que nunca pudieran arrebatarle el control de los mismos. Confiaba en ella sin reservas.
Habían sido, sencillamente, dos personas que se hallaban solas en el mundo y se habían encontrado la una a la otra. __tn era una huérfana que había crecido sin cariño de ninguna clase; él era un anciano cuya primera esposa había muerto años antes y que se veía solo y sin familia. Acogió a la recelosa jovencita, le dio consuelo y afecto, e incluso se casó con ella para garantizar que nunca volviera a carecer de nada. Ella, por su parte, sentía un inmenso cariño por aquel hombre mayor y bondadoso que le daba tantísimo y que tan poco exigía a cambio. Y Robert la había amado porque, gracias a ella, había habido alegría, juventud y belleza en los últimos años de su vida. La había ayudado a madurar y a desarrollar su aguda inteligencia con la cariñosa complacencia de un padre.
En vida de Robert, la falta de amigos no había molestado realmente a __tn . Tenían unos cuantos amigos de verdad, como Charles, y con ellos les bastaba. Pero ahora Robert había muerto y __tn vivía sola. Las venenosas críticas que seguía recibiendo se enconaban en su mente, la hacían sufrir y perder el sueño por las noches. La mayoría de las mujeres se negaban a dirigirle la palabra y los hombres la trataban como si fuera una mujer fácil. Era evidente que mantener una actitud reservada no bastaba para que cambiase la opinión que se tenía de ella. A poco que reflexionara, debía reconocer que, aparte de Charles y Sallie, no tenía amigos. Incluso Joel, el marido de Sallie era un poco seco con ella, y __tn sabía que no la veía con buenos ojos.
Solamente cuando las sombras del crepúsculo oscurecieron la habitación, __tn se levantó del sofá y subió despacio las escaleras para meterse en la ducha. Se sentía entumecida y permaneció bajo el punzante chorro durante largo rato, hasta que el agua empezó a enfriarse; entonces salió, se secó y se puso unos viejos tejanos gastados y una camiseta. Con ademanes apáticos, se cepilló el pelo y se lo dejó suelto sobre los hombros, como lo llevaba normalmente en casa. Sólo cuando iba a salir sentía la necesidad de hacerse un peinado más austero, para parecer mayor, y esa noche no saldría a ninguna parte. Únicamente deseaba acurrucarse en algún rincón oscuro, como un animal, y lamerse las heridas.
Al entrar en la cocina, vio que Samantha se removía inquieta en el cesto; mientras __tn la observaba, ceñuda, la perra emitió un agudo gemido de dolor y se tumbó. __tn se acercó para acariciarle la sedosa cabeza negra.
-¡Parece que será esta noche, pequeña! Y ya era hora. Si no recuerdo mal, fue un sábado cuando te escapaste y te metiste en este lío, así que podemos considerarlo justicia poética.
A Samantha le traía sin cuidado la filosofía, pero lamió la suave mano que la acariciaba. Después agachó la cabeza y reanudó sus agudos gemidos.
__tn se quedó en la cocina con la perra; a medida que iba pasando el tiempo y los cachorros no nacían, empezó a inquietarse. Samantha parecía pasarlo mal. ¿Acaso habría algún problema? __tn no sabía con qué clase de Romeo de cuatro patas se había topado Samantha; ¿era posible que se hubiese apareado con un perro de una raza de mayor tamaño y los cachorros fuesen demasiado grandes para nacer? Desde luego, la perrita estaba muy hinchada.
Llamó por teléfono a Sallie, pero no le respondía nadie, así que colgó. Sus vecinos habían salido. Tras morderse el labio un momento, indecisa, __tn tomó la guía telefónica y buscó el número del veterinario. Ignoraba si podían trasladar a Samantha estando de parto, pero a lo mejor el veterinario hacía visitas a domicilio.
Encontró el número y alargó la mano hacia el teléfono, que empezó a sonar justo en el momento en que lo tocó. __tn emitió un sobresaltado grito y dio un respingo hacia atrás. Después descolgó el auricular.
-La señora Stanton.
-Soy Joseph Jonas .
Claro que era él, pensó ella distraídamente. ¿Qué otro hombre podía poseer una voz tan profunda?
-¿Qué es lo que quiere? -le preguAtó.
-Tenemos un asunto pendiente... -comenzó a responder él.
-Pues tendrá que seguir pendiente -lo interrumpió __tn -. Mi perra está de parto y no me es posible hablar con usted -colgó y esperó un segundo; luego volvió a descolgar, oyó el tono del teléfono mientras buscaba de nuevo el número del veterinario y lo marcó.
Media hora más tarde, estaba llorando de frustración. No había podido localizar a su veterinario, ni a ningún otro, por teléfono, posiblemente porque era sábado por la noche. Estaba convencida de que Samantha iba a morir. La perra chillaba de agonía, temblaba y se estremecía por la fuerza de las contracciones. __tn se sentía impotente y estaba tan angustiada que le corrían lágrimas por las mejillas.
Cuando sonó el timbre, acudió atropelladamente a abrir la puerta, alegrándose de tener compañía aunque su visitante no entendiese de perros. A lo mejor era Charles, que jamás perdía la calma, aunque sería de tan poca ayuda como ella. Abrió la puerta de golpe y Jonas entró de inmediato, como si la casa fuese suya, y cerró la puerta tras de sí. Después se volvió hacia __tn . Esta atisbó una fugaz expresión sombría y furiosa en su semblante, una expresión que cambió de repente. Jonas observó su figura vestida con tejanos, su melena suelta y su rostro lleno de lágrimas, y pareció incrédulo, como si no acabase de creer que fuese realmente __tn .
-¿Qué sucede? -inquirió mientras sacaba un pañuelo y se lo tendía.
Sin pensar, __tn tomó el pañuelo y se secó las mejillas.
-Es... es mi perra -dijo con un hilo de voz, y tragó saliva para reprimir nuevas lágrimas-. Creo que no puede parir los cachorros, y no consigo contactar con ningún veterinario...
Él frunció el ceño.
-¿Seguro que la perra va a tener cachorros?
En respuesta, ella prorrumpió de nuevo en llanto, tapándose la cara con el pañuelo. Sus hombros temblaban con la fuerza de sus sollozos y, al cabo de un momento, notó que un brazo le rodeaba la cintura.
-No llore -murmuró Jonas -. ¿Dónde está? A lo mejor puedo ayudarla.
Claro, ¿por qué no?, se dijo __tn . Ella misma tendría que haberlo pensado; todo el mundo sabía que los multimillonarios eran expertos en la cría de animales, pensó histéricamente mientras lo conducía hasta la cocina.
No obstante, pese a la incongruencia de la escena, Joseph Jonas se despojó de la chaqueta y la dejó en el respaldo de una silla; luego se quitó los gemelos de oro de los puños y se los guardó en el bolsillo. Por último, se subió las mangas de la camisa blanca de seda y se acuclilló al lado de la cama de Samantha; __tn se arrodilló junto a él, porque Samantha solía mostrarse hosca con los desconocidos incluso cuando estaba de buen humor. Pero la perra no trató de morder a Jonas ; simplemente lo miró con ojos húmedos y suplicantes mientras él le pasaba cuidadosamente la mano por el cuerpo hinchado y la examinaba. Cuando hubo terminado, acarició con ternura la cabeza de Samantha y le murmuró unas suaves palabras en griego. Finalmente, dirigió a __tn una sonrisa tranquilizadora.
-Todo parece normal. Veremos aparecer un cachorro de un momento a otro.
-¿De veras? -preguntó Samantha. Su interés aumentaba a medida que se aplacaba su miedo-. ¿Samantha se encuentra bien?
-Sí, ha llorado usted por nada. ¿La perra es primeriza?
__tn asintió con la cabeza tristemente.
-Siempre la tengo en casa. Pero logró escabullirse y... Bueno, ya sabe usted cómo son estas cosas.
-Mmm, sí, sé cómo son -bromeó él amablemente. Sus ojos negros recorrieron la figura menuda de __tn , para hacerle saber que su respuesta tenía un doble sentido. Era un hombre y la estaba mirando como un hombre miraba a una mujer; instintivamente, ella ignoró su elogio masculino. Pero, a pesar de eso, y a pesar de lo que Jonas le había dicho esa tarde, __tn se sentía mejor ahora que él estaba allí. Al margen de cómo pudiera ser, estaba claro que era un hombre capaz.
Samantha dejó escapar un breve y estridente chillido, y __tn se giró hacia la perra. Joseph le colocó un brazo sobre los hombros y la atrajo hacia sí, de modo que ella pudo sentir el calor de su cuerpo.
-Mire, ya empieza -murmuró-. Aquí tenemos el primer cachorro.
__tn permaneció allí de rodillas, embelesada, con los ojos abiertos de par en par y maravillados como los de un niño, mientras Samantha paría cinco criaturitas húmedas que se retorcían mientras su madre las empujaba, una por una, contra la calidez de su vientre. Cuando se hizo patente que el quinto era el último, cuando todos los animalillos chillaban acurrucados contra el vientre de negro pelaje, mientras la madre permanecía echada, exhausta pero satisfecha, Joseph se puso de pie y ayudó a __tn a incorporarse, sosteniéndola un momento mientras recuperaba la sensación en las piernas dormidas.
-¿Es el primer parto que presencia? -inquirió él, alzándole el mentón con el dedo pulgar y sonriendo al ver la expresión deslumbrada de sus ojos.
-Sí. Ha sido... ha sido maravilloso, ¿verdad?
-Maravilloso -convino Joseph. La sonrisa se desvaneció de sus labios mientras contemplaba el rostro de __tn . Cuando volvió a hablar, lo hizo en tono bajo y neutro-. Todo solucionado; tus lágrimas se han secado y eres una mujer afortunada. Venía decidido a inculcarte buenos modales. Te recomiendo que no vuelvas a colgarme nunca el teléfono, __tn . Me enfado... -encogió sus anchos hombros, como aceptando algo que no podía cambiar-. Me enfado con facilidad.
Vagamente, ella percibió que la había tuteado. La había llamado por su nombre de pila, y parecía haber arrastrado cada una de las sílabas. Movida por un impulso, le posó una mano en el brazo.
-Lo siento -se disculpó sinceramente-. No lo habría hecho de no haber estado tan preocupada por Samantha. Quería llamar al veterinario.
-Ahora lo sé; pero en ese momento pensé que simplemente deseabas librarte de mí. Y de forma bastante descortés, además. Ya estaba de mal humor porque me dejaste plantado esta tarde. Pero cuando entré y te vi... -entornó los ojos y la miró otra vez de arriba abajo-, se me olvidó el enfado.
Ella se quedó mirándolo un momento sin comprender, antes de recordar que no llevaba maquillaje, que tenía el pelo suelto sobre los hombros y, lo peor de todo, ¡que iba descalza! ¡Era un milagro que Jonas la hubiese reconocido! Había acudido dispuesto a vapulear a una sofisticada mujer de mundo y, en vez de eso, había encontrado a una chica despeinada y deshecha en lágrimas que ni siquiera le llegaba al hombro. Un súbito rubor tiñó sus mejillas.
Nerviosamente, se apartó de la cara un mechón de cabello.
-Mmm, debo de... debo de tener una pinta horrible -tartamudeó; él alargó la mano para acariciarle el cabello, haciendo que olvidase lo que estaba diciendo.
-No, no tienes una pinta horrible -le aseguró en tono ausente, observando cómo el pelo se deslizaba por sus morenos dedos-. Pareces inquietantemente joven, pero estás encantadora a pesar de las pestañas húmedas y los párpados hinchados -sus ojos negros volvieron a clavarse en los de ella-. ¿Has cenado ya, __tn ?
-¿Cenado? -inquirió ella distraída, antes de propinarse mentalmente un puntapié por no haber sabido reaccionar más deprisa. Querría haberle dicho que ya había comido.
-Sí, cenado -repitió él-. Ya veo que no. Ponte un vestido y cenaremos fuera. Aún tenemos asuntos que resolver y no considero prudente que conversemos en la intimidad de tu casa.
Ella no sabía con certeza qué había querido decir, pero sí sabía que sería un error pedirle que se lo explicara.
Acepto la invitación de mala gana.
-Tardaré unos diez minutos dijo, ¿Quiere beber algo mientras me visto?
-No. Esperaré a que estés conmigo -respondió él. __tn corrió escaleras arriba y se lavó la cara con agua fría, después de lo cual se sintió infinita
mente mejor. Mientras se maquillaba, se dio cuenta de que tenía los labios arqueados en una sonrisita que se negaba a desaparecer. Tras acabar de maquillarse, se echó un vistazo y se inquietó ante el aspecto que ofrecía. A causa del llanto, tenía los párpados hinchados; no obstante, con el rímel y la sombra, sus ojos parecían simplemente somnolientos. Sus frises brillaban, verdes, húmedos y oscuro; eran grandes ojos egipcios en los que se reflejaban pasiones satisfechas. Sus mejillas aparecían teñidas de color, sonrosadas de modo natural, porque el corazón le latía desbocado en el pecho, y notaba cómo el pulso palpitaba en sus labios, que seguían sonriendo.
Como era de noche, se recogió el pelo a la altura de la nuca y lo sujetó con un pasador dorado en forma de mariposa. Se pondría un vestido largo, y sabía exactamente cuál iba a ser. Las manos le temblaban un poco mientras lo sacaba del armario ropero; era un vestido de seda sin espalda, tan blanco que casi relucía. Se ceñía a sus senos como una segunda piel, y la falda caía en elegantes pliegues hasta sus pies. Tras ponerse los zapatos y colocarse un chal de gasa en el brazo, se hallaba lista. Sólo le quedaba guardar un peine y una barra de carmín en el pequeño bolso de noche; en el último momento, se acordó de meter también las llaves de la casa. Tuvo que bajar las escaleras con un paso más digno que el que había utilizado al subir, pues las delicadas tiras de los zapatos no estaban hechas para correr, y apenas había llegado a la mitad cuando Joseph salió del salón y se situó al pie de las escaleras para esperarla. Sus ojos brillantes recorrieron cada centímetro del resplandeciente vestido de seda, y ella tembló al ver la expresión que asomaba en su mirada. Parecía... enfadado. 0... ¿qué?
Cuando llegó al último escalón, se detuvo para mirar los ojos de Joseph, pero fue incapaz de identificar qué emoción era la que brillaba en sus oscuras profundidades. Él le colocó la mano sobre el brazo y la ayudó a bajar el último escalón; luego, sin mediar palabra, tomó el chal dorado y se lo puso sobre los hombros desnudos. __tn se estremeció involuntariamente al notar su contacto, y los ojos de él ascendieron de nuevo hasta los suyos; esa vez, ella apenas fue capaz de sostener su mirada, pues aún se hallaba turbada por su propia reacción al más leve roce de los dedos de Joseph.
-Estás... bellísima -dijo él en tono quedo.
¿Qué había querido decir? __tn se humedeció los labios, insegura, y las manos de él se cerraron sobre sus hombros; una rápida mirada le bastó para darse cuenta de que los ojos de Joseph se habían detenido en su lengua. El corazón comenzó a latirle frenéticamente en respuesta a la expresión que había en ellos, pero él retiró las manos y dio un paso atrás.
-Si no nos vamos ahora, no nos iremos nunca -dijo, y ella entendió perfectamente a qué se refería. La deseaba. O eso... o sabía fingir muy bien. Cuanto más lo pensaba, más probable le parecía que estuviese fingiendo. ¿Acaso no había reconocido que siempre trataba de engatusar a las mujeres para salirse con la suya?
Debía querer verdaderamente esas acciones, reflexionó __tn , sintiéndose más cómoda ahora que había llegado a la conclusión de que Joseph tan solo se estaba mostrando romántico a fin de conseguirlas. Un Jonas apasionado de verdad debía de resultar devastador para los sentidos de una mujer, se dijo; no obstante, sus propios sentidos se habían calmado al comprender lo que él se proponía, y de nuevo podía pensar con claridad. Supuso que tendría que venderle las acciones; Charles se lo había recomendado, y ahora ella sabía que no podría desafiar a aquel hombre indefinidamente. Durante la cena le diría que estaba dispuesta a vender.
Joseph había apagado todas las luces; solo había dejado encendida la de la cocina para Samantha.
Cuando salieron, se aseguró de que la puerta quedaba bien cerrada.
-¿No vive contigo ninguna asistenta? -inquirió con el ceño fruncido, tomándole el brazo mientras caminaban hacia el coche.
-No -respondió ella en tono visiblemente divertido-. No ensucio ni como mucho, así que no necesito ninguna asistenta.
-Pero entonces te quedas sola por las noches...
-No me da miedo; tengo a Samantha. Aúlla cada vez que oye pisadas extrañas. Además, Sallie y Joel ocupan el otro lado de la casa, de modo que en realidad no estoy sola.
Él abrió la portezuela del potente deportivo que conducía y la ayudó a instalarse en el asiento del pasajero; después rodeó el vehículo hasta el lado del conductor. __tn se puso el cinturón de seguridad, mirando con interés los numerosos cuadros e indicadores. Parecía la cabina de un avión. No era la clase de coche que había esperado encontrar. ¿Dónde estaba la limusina negra con el chofer uniformado?
Mientras Joseph se instalaba en su asiento y se ajustaba el cinturón, __tn le preguntó:
-¿Siempre conduce usted mismo?
-No, pero hay ocasiones en que no resulta deseable la presencia de un chofer -respondió él con una ligera sonrisa. El potente motor cobró vida con un rugido, y Joseph se puso en marcha con un fuerte y fluido acelerón que empujó a __tn contra el respaldo de su asiento.
-¿Vendiste la finca? -preguntó él inesperadamente; __tn se preguntó cuánto sabía de ella. Más de lo que pregonaban los chismorreos maliciosos, era evidente. Pero Joseph había conocido a Robert antes de que éste se casara con ella, así que era natural que supiera que tenía una casa en el campo.
-Robert la vendió un año antes de morir -respondió __tn con firmeza-. Después de su muerte, dejé el ático; era demasiado grande y costoso para mí. Me basta con la mitad de mi casa.
-¿No habrías estado mejor en un pequeño apartamento?
-No me gustan los apartamentos. Además, he de pensar en Samantha. Necesita espacio para correr. El barrio es agradable, con muchos niños.
-Aunque no muy elegante -comentó él cínicamente; ella se indignó un poco, pero una súbita oleada de buen humor aplacó su indignación.
-No, a menos que los tendederos le parezcan elegantes -respondió antes de echarse a reír-. Pero es tranquilo, y me siento cómoda en él..
-Con ese vestido, tienes el aspecto de una mujer que debería estar rodeada de diamantes y visones, no de tendederos.
-¿Y qué me dice de usted? -preguntó ella animadamente-. ¿Vestido con una camisa de seda y un traje caro, y se arrodilla en el suelo para ayudar a una perrita a tener sus cachorros?
Joseph le dirigió una breve mirada que reflejaba las lucecitas verdes del salpicadero.
-En la isla, la vida es mucho más sencilla que en Londres y París. Crecí allí, corriendo y brincando como un cervatillo salvaje.
Ella lo imaginó de niño, con sus ojos negros resplandeciendo mientras corría descalzo por las agrestes colinas de su isla. ¿Acaso el dinero, los años y la sofisticación habrían borrado la impronta de aquellos primeros años? No obstante, mientras pensaba en ello, __tn comprendió que Joseph seguía siendo un hombre feroz e indómito, pese a las camisas de seda que vestía.
La conversación cesó a partir de ese momento; cada uno se sumió en sus propios pensamientos y, sólo cuando Joseph detuvo el coche delante de un restaurante discretamente iluminado, comprendió __tn adónde la había llevado. Apretó los puños a causa de la oleada de aprensión que notó en el estómago, pero se obligó a relajar las manos. Joseph no podía saber que ella siempre evitaba ir a lugares como aquel... ¿O sí lo sabía? No, imposible. Nadie sabía de su dolor; siempre había mantenido una firme fachada de indiferencia.
Respirando hondo, dejó que él la ayudara a salir del coche, la tomara del brazo y la acompañase hasta la puerta. No se dejaría incomodar por la situación, se dijo convencida. Charlaría con él, cenaría y asunto concluido. No tenía por qué prestar atención a otras personas con las que pudieran coincidir.
Después de salir a cenar unas cuantas veces con __tn , ya casados, Robert comprendió cuán profundamente hería a su joven esposa la forma en que sus conocidos la rechazaban públicamente, así que dejaron de ir a los lujosos restaurantes que Robert siempre había frecuentado. Había sido en ese restaurante en particular donde un grupo de personas le había vuelto literalmente la espalda a __tn . Robert la sacó amablemente de allí a mitad de la cena, antes de que perdiera el control de sí misma y se pusiera a llorar delante de todo el mundo. Pero de eso hacía ya cinco años y, aunque la idea de cenar en aquel sitio aún le producía pavor, __tn irguió la cabeza orgullosamente y atravesó sin titubear las puertas que el portero uniformado les había abierto.
El maître vio a Joseph y estuvo a punto de hacer una reverencia.
-¡Señor Jonas , qué honor!
-Buenas noches, Swaine; quisiéramos un sitio tranquilo y reservado, por favor.
Mientras seguían al maître por entre las mesas, __tn se recobró lo suficiente como para dirigir una divertida mirada al hombre alto que la acompañaba.
-¿Una mesa apartada? -inquirió, y sus labios se curvaron en una sonrisa que reprimió-. ¿Para que nadie repare en el alboroto?
La cabeza de cabellos oscuros se inclinó hacia __tn y esta vio el brillo de su sonrisa.
-Creo que podremos resolverlo de una manera más civilizada.
Swaine los acomodó en la mesa más apartada que había disponible, siendo como era sábado por la noche. Quedaba parcialmente oculta detrás de unas plantas que a __tn le recordaron una selva, casi podía oír el trino de los pájaros. Luego se reprendió a sí misma por semejante tontería.
Mientras Joseph elegía el vino, ella se fijó en las otras mesas, casi temerosa de ver algún rostro conocido; había reparado en el silencio que los había precedido mientras se dirigían hacia la mesa, y en los cuchicheos que se oían una vez que habían pasado de largo. ¿Lo habría notado Joseph? Quizá estaba siendo demasiado susceptible; tal vez la reacción de la gente se debía a la presencia de Joseph, no a la suya. ¡Como multimillonario que era, llamaba más la atención que el resto de los mortales!
-¿No te gusta la mesa? -la voz de Joseph interrumpió sus cavilaciones; __tn se volvió hacia él rápidamente y descubrió queda estaba mirando con una expresión de irritación en sus duras facciones.
-Sí, la mesa está bien -se apresuró a responder.
-Entonces ¿por qué estás tan seria? -inquirió él.
-Malos recuerdos -dijo __tn -. No es nada. Es que tuve... una experiencia desagradable en este sitio.
Él la observó un momento. Luego dijo con calma:
-Si estás incómoda, podemos irnos.
-Estoy incómoda -confesó ella-, pero no quiero irme. Creo que ya va siendo hora de dejar atrás mis estúpidas fobias. ¿Y qué mejor momento para hacerlo que ahora, cuando he de pelearme con usted y puedo olvidar los problemas del pasado?
-Es la segunda vez que aludes a una pelea entre nosotros -comentó él. Se inclinó hacia __tn y alargó la recia mano morena para tocar el pequeño arreglo floral que había entre ambos-. Esta noche no habrá peleas. Estás tan hermosa que no quiero desperdiciar el tiempo que pasemos juntos discutiendo. Como empieces a discutir, simplemente te besaré hasta que te calles. Estás avisada, así que, si decides desafiarme como una gatita enfurecida, pensaré que quieres que te bese. ¿Qué te parece? ¿Mmm?
Ella lo miró fijamente, tratando de controlar sus labios, los cuales, a pesar de todo, se abrieron en una deliciosa sonrisa; finalmente se echó a reír, haciendo que todos se giraran para mirarlos. __tn se inclinó también sobre la mesa y dijo en tono confidencial:
-¡Me parece, señor Jonas , que seré tan dulce y encantadora como me sea posible!
La mano de él se retiró de las flores y agarró rápidamente la muñeca de __tn . Acarició con el pulgar las azuladas venas del interior de su brazo.
-Siendo dulce y encantadora también conseguirás que te bese -bromeó Joseph con voz ronca-. ¡Creo que, de un modo u otro, yo saldré ganando! Y te prometo que te besaré con fuerza como vuelvas a llamarme «señor Jonas ». Intenta llamarme Joseph. No te resultará tan difícil. O llámame Joe , como hacen mis amigos.
-Si ese es tu deseo -ella le sonrió. Era el momento adecuado para hablarle de las acciones, antes de que llevara demasiado lejos su farsa romántica-. Pero quiero decirte que he decidido venderte mis acciones, así que no tienes por qué ser simpático conmigo si no quieres. No cambiaré de opinión aunque te pongas desagradable.
-Olvídate de las acciones -murmuró él-. No hablemos de ellas esta noche.
-Pero si me has invitado a cenar para eso -protestó ella.
-Cierto, aunque sin duda habría utilizado cualquier otro pretexto si ese fallaba -Joseph esbozó una sonrisita perversa-. La joven aniñada y con el rostro lleno de lágrimas me resultaba muy tentadora, sobre todo porque sabía que detrás de esas lágrimas se ocultaba una mujer fría y sofisticada hasta la exasperación.
__tn meneó la cabeza.
-Creo que no me has entendido, Joseph. Las acciones son tuyas. No tienes por qué seguir con esta farsa.
Por un momento, los párpados de Joseph se cerraron, ocultando el brillo negro de sus ojos, y su mano apretó la muñeca de __tn .
-Muy bien, dado que insistes en el asunto, hablemos de las malditas acciones y acabemos de una vez. ¿Por qué has decidido venderlas?
-Mi asesor financiero, Charles Welby, ya me había dicho que era preferible venderlas antes que enfrentarme a ti. Estaba dispuesta a vender, pero me irritó tu conducta, así que me negué a hacerlo por pura cabezoneda. No obstante, Charles tiene razón, como siempre; no puedo luchar contra ti. Ni quiero verme envuelta en problemas con la junta. No será necesario que pagues la cantidad astronómica que habías pensado. Con el precio de su valor en bolsa bastará.
Joseph se enderezó. Le soltó la muñeca y dijo bruscamente:
-Ya te he hecho una oferta; no pienso echarme atrás.
-Pues tendrás que hacerlo, porque solo aceptaré el precio de su valor en bolsa -__tn lo miró con calma pese al estallido de cólera que vio en su rostro.
Joseph dijo algo áspero y breve en griego.
-No comprendo cómo puedes rechazar una suma semejante. Es una estupidez.
-¡Ni yo comprendo cómo conservarás tu fortuna si te empeñas en hacer tratos tan absurdos! -repuso ella.
Por un momento, los ojos de Joseph la atravesaron como cuchillos. Después, un estallido de risa brotó de su garganta y echó la cabeza hacia atrás, lleno de puro placer.
Ajeno a los numerosos ojos que los miraban con interés, se inclinó hacia delante otra vez para tomar la mano de __tn .
-Eres absolutamente encantadora -susurró con voz ronca-. Sólo por el hecho de haberte conocido ha valido la pena perder la absorción de Dryden. Creo que no regresaré a Grecia tan pronto como había planeado.
__tn se quedó mirándolo con los ojos abiertos como platos. Parecía hablar en serio; ¡sí, se sentía atraído por ella! Notó en su interior un cosquilleo de alarma, que llenó de calor su cuerpo mientras sostenía la depredadora mirada de aquellos ojos negros como la noche.
_______________________________________________________________________________________________________
Continuara
hola mis bellas chicas como estan...
yo estoy feliz xq solo quedan 6 dias para q mis Jonas
vengan a mi pais y yo poder ir al concierto estoy full emocionada
en fin q tal la novela q les esta pareciendo les gusta ???
yo estoy feliz xq solo quedan 6 dias para q mis Jonas
vengan a mi pais y yo poder ir al concierto estoy full emocionada
en fin q tal la novela q les esta pareciendo les gusta ???
ElitzJb
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
ahhh ese Joseph es lindo y despues es un maldito arrogante!!
No lo entiendo!!
Es bipolar??? :muack:
Siguela!!
No lo entiendo!!
Es bipolar??? :muack:
Siguela!!
aranzhitha
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
me encantooo!!!!!!
al principio queria golpear a Joe
que le pasa? no por ser super sexy
puede decir esas cosas :evil:
pero la rayis no se dejo y se le escapo haaa
aunque creo que Joe no se esperaba verla asi
jojo las apariencias engañan Joseph *.*
hay esto se pone bueno
espero que haya dejado de pensar que es una aprovechada
iras a ver a los Jonas!! que envidia!!
yo tenia dinero y todo pero se presentaran lejos de donde vivo
y mi papa no me deja ir :lloro:
ñaaa sube capi pronto porfis!!! :bye:
al principio queria golpear a Joe
que le pasa? no por ser super sexy
puede decir esas cosas :evil:
pero la rayis no se dejo y se le escapo haaa
aunque creo que Joe no se esperaba verla asi
jojo las apariencias engañan Joseph *.*
hay esto se pone bueno
espero que haya dejado de pensar que es una aprovechada
iras a ver a los Jonas!! que envidia!!
yo tenia dinero y todo pero se presentaran lejos de donde vivo
y mi papa no me deja ir :lloro:
ñaaa sube capi pronto porfis!!! :bye:
DanieladeJonas
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
Amo a Joseph de poderoso, rico y sexy!!
SGUELA!!
Nueva lectora!!
SGUELA!!
Nueva lectora!!
s@r!!
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
Me encanta !!!!!
Joe se portó muy lindo
Ojalá conozca bien a la rayis y se tragué todas sus palabras ofensivas
Síguela pronto por favor!!!!!
Joe se portó muy lindo
Ojalá conozca bien a la rayis y se tragué todas sus palabras ofensivas
Síguela pronto por favor!!!!!
Julieta♥
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
Akajshdlkjsad! Todo un caballero!
Sube más! mucho más!!♥ Un maratón para iniciar(? jaaja
Sube más! mucho más!!♥ Un maratón para iniciar(? jaaja
Kati♥Lovejb
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
me encanto tienes que seguirla ya
paraiso robado
https://onlywn.activoforo.com/t35005-paraiso-robado-nick-y-y-tu#1875545
paraiso robado
https://onlywn.activoforo.com/t35005-paraiso-robado-nick-y-y-tu#1875545
anasmile
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
Ooooooooooooohhhh ........ Con esos dos reo que aquí fuegooo!!!!!!.... Jajajajajajajjaja ver a un multimillonario ayudando a una perrita es tan lindooo!!!!..
Y guau a mi solo faltan tres días paaaaraaaa el concierto!!!!!!!..... Y bueno un día para que comience la giraaaaaa!!!!!
Y guau a mi solo faltan tres días paaaaraaaa el concierto!!!!!!!..... Y bueno un día para que comience la giraaaaaa!!!!!
chelis
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
Maratón! M A R A T Ó N!
Porfiss! Si puedes seria genial. Gracias (:
Porfiss! Si puedes seria genial. Gracias (:
Kati♥Lovejb
Re: El Poder de Seduccion Joseph Jonas y __Tn.(Terminada)
:aah: :corre: :amor: :canto: :bye:
aranzhitha
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