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Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
El epilogo.... Porfiiiisss sube el epílogo
chelis
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
Valeefor1D ツ escribió:Estoy muriendo
El final fue muy impactante!
Maldicion! Porque Sebastian tiene que tener mas vidas que un gato
Vamos Nicho! Vuelve
Quiero leer el epilogo pero no tengo muchas esperanzas
Esperare otra adaptacion tuya!
Siguela pronto
Kiss xx.
:gasp: :gasp: :gasp: :gasp: :gasp: :gasp:
Lo sé, y ese mendigo de Sebastian se sigue salvando!
:lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro:
& espera que te vas a llevar otra sorpresa! :wut:
Siiiiiiiiiiii, también espero pronto traerles algo! ;)
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
chelis escribió:ME ACABE TODAS MIS UÑITAAS CON LEER ESTE CAAPIISSS!!!
AAAAAAAAAHHHH!!!
CASI MUEROOOOO!!!!!!... PERO BUENO ESTAN BIEN MAGNUS, SIMON Y CREO QUE NICHOLAS TAMBIEN!!!
PERO CREO QUE JONATHAN ESTA VIVO!!!!!... Y CREO QUE DIJISTE QUE EL SIGUIENTE LIBRO TODAVIA NO SALE!!!!!!
AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!!!
Y LA QUE SUBAS ME TENDRAS AAAAAIII!!!!!
P.D. PERDON POR MI PENULTIMO MENSAJE JEJEJEJEJEJE ... ES QUE YA CASI ESTABA EN EL MUNDO DE LOS SUEÑOS CUANDO LO ESCRIBI!!!!
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Al final del epílogo te me vas a quedar sis dedos entonces! :P
:lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro:
No creerás como acaba esto! u.u
Si todo lo comente es cierto!
Además tenemos mil de tiempo que esperar para el siguiente libro!
Siiiii, espero pronto traerles la nueva nove! *.*
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
aranzhitha escribió:ahhh mi Nicho esta bien!!!!!
Casi muero pensando que estaba muerto :lloro:
Pero ahora ya esta bien!!!!
Maldito Sebastian todavia esta vivo!! :muere:
Siguela!!!
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Así como que digas que esta bien, bien pues no.....
Ya verás como acaba esto! u.u
Siii, ese Sebastian tiene pacto con el diablo!.... o diré con Lilith!
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
Pamm Jonas escribió:Esto esta de locos!!
Nick me asustó un buen!!
Sebastián esta locooooo y Simon es un amor!!
Magnus dios igual me dio un sustote!!
Y Alec es un amor!!
Siguelaa !!
JAJAJAJAJAJ
Siiiiiiiiiiiii nuestro team bueno son todos un amor! :hug:
& bueno, Sebastian es Sebastian! :suspect:
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
chelis escribió:El epilogo.... Porfiiiisss sube el epílogo
\^.^/
Ya la sigo! ;) No te me desesperes! *.*
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
• Epílogo •
Al principio, Nicholas no era consciente de nada. Luego hubo oscuridad, y junto con la oscuridad, vino un dolor ardiente. Era como si hubiera tragado fuego, que lo ahogaba y le quemaba la garganta. Se quedó sin aliento y jadeó desesperadamente en busca de aire, en busca de un soplo que pudiera enfriar el fuego que lo consumía por dentro, y sus ojos se abrieron.
Vio oscuridad y sombras, una habitación con una luz muy tenue que le resultaba conocida y al mismo tiempo desconocida, con hileras de camas y una ventana que dejaba entrar una luz azul espectral. Estaba en una de las camas con mantas y sábanas que cubrían sólo la mitad de su cuerpo, enredadas a su alrededor como sogas. Le dolía el pecho, como si tuviera un peso muerto sobre él; rebuscó con la mano para encontrar lo que causaba esa presión, y sólo encontró un grueso vendaje envuelto alrededor de su piel desnuda. Se quedó sin aliento otra vez y tomó otra respiración para enfriarse.
―Nicholas.
La voz le era familiar como la suya propia, y luego notó una mano que cogía la suya, entrelazando sus dedos con los suyos. Con un reflejo nacido de años de amor y familiaridad, se aferró a ese apretón con todas sus fuerzas.
―Alec ―dijo, y se sorprendió por cómo sonaba su voz a sus oídos, pues no había cambiado. Sentía como si se hubiera quemado, fundido, y lo hubieran recreado como al oro en un horno de crisol, pero ¿con qué forma? ¿Podría ser realmente él mismo otra vez? Levantó la vista hacia los ansiosos ojos azules de Alec y supo dónde estaba, en la enfermería del Instituto. En casa―. Lo siento…
Una mano delgada y callosa le acarició la mejilla, y una segunda voz familiar dijo:
―No te disculpes. No tienes nada por lo que pedir disculpas.
Entrecerró los ojos. El peso en su pecho seguía estando allí: mitad producido por una herida, pero en gran parte por la culpa.
―Izzy.
Su hermana se quedó sin aliento.
―Realmente eres tú, ¿verdad?
―Isabelle ―comenzó Alec, como para advertirle que no alterara a Nicholas, pero Nicholas le tocó la mano. Podía ver los oscuros ojos de Izzy brillando a la luz del amanecer; su cara estaba lleno de esperanza. Esta era la parte de Izzy que sólo su familia conocía, amorosa y preocupada.
―Soy yo ―confirmó, y se aclaró la garganta―. Puedo comprender si no me creen, pero juro por el Ángel, Iz, soy yo realmente.
Alec no dijo nada, pero su apretón sobre la mano de Nicholas se hizo más fuerte.
―No es necesario que jures ―dijo, y con su mano libre tocó la runa de parabatai cerca de su clavícula―. Lo sé. Puedo sentirlo. Ya no siento como si faltara una parte de mí.
―Yo también lo siento. ―Nicholas tomó una respiración entrecortada―. Algo me hacía falta. Lo sentí, incluso con Sebastian, pero no sabía qué era lo que faltaba. Eras tú, mi parabatai. ―Miró a Izzy―. Y tú, mi hermana. Y... ―Sus párpados quemaron de repente con una luz ardiente: la herida en su pecho palpitó, y vio su rostro, iluminado por el resplandor de la espada. Un ardor extraño se extendió a través de sus venas, como el fuego blanco―. ____(tn). Por favor, díganme…
―Está completamente bien ―dijo Isabelle a toda prisa. Había algo más en su voz: sorpresa, inquietud.
―Lo juras, no me dices eso sólo para que no me altere.
―Ella te apuñaló ―señaló Isabelle.
Nicholas soltó una risa ahogada, que le dolió como el demonio.
―____(tn) me salvó la vida.
―Sí, lo hizo ―coincidió Alec.
―¿Cuándo puedo verla? ―Nicholas trató de no parecer demasiado ansioso.
―Realmente eres tú ―dijo Isabelle, su voz sonaba divertida.
―Los Hermanos Silenciosos han estado entrando y saliendo, para comprobar tu estado ―informó Alec―. Y para comprobar esto. ―Le tocó la venda que estaba sobre el pecho de Nicholas―. Y para ver si habías despertado. Cuando se enteren de que ya estás despierto, probablemente querrán hablar contigo antes de que te permitan ver a ____(tn).
―¿Cuánto tiempo he estado fuera de combate?
―Como dos días ―contestó Alec―. Desde que te sacamos del Burren y estuvimos bastante seguros de que no morirías. Resulta que una herida provocada por la espada de un arcángel no es tan fácil de curar, en realidad.
―Así que ¿lo que estás diciendo es que voy a tener una cicatriz?
―Una grande y fea ―dijo Isabelle―. Justo cruzando tu pecho.
―Bueno, maldita sea ―dijo Nicholas―. Y yo que confiaba en obtener algún dinero cuando me alistara para modelar en ropa interior y topless. ―Habló con ironía, pero pensaba que era justo, tener una cicatriz: que debería estar marcado por lo que le había sucedido, tanto física como mentalmente. Casi había perdido su alma, y la cicatriz serviría para recordarle la fragilidad de la voluntad, y la dificultad de la bondad.
Y la oscuridad de las cosas. Lo que se avecinaba, y lo que no podía permitir que sucediera. Su fuerza estaba regresando, podía sentirla, y utilizaría todo la que tenía contra Sebastian. Al saber eso, de repente se sintió más ligero, y el peso que sentía en su pecho se fue aligerando. Volvió la cabeza, lo suficiente como para mirar directo a los ojos de Alec.
―Nunca pensé que lucharía en el lado opuesto a ustedes en una batalla ―dijo con voz ronca―. Nunca.
―Y nunca más lo harás ―afirmó Alec con la mandíbula tensa.
―Nicholas ―dijo Isabelle―. Trata de mantener la calma, ¿está bien? Es sólo que... ¿Y ahora qué?
―¿Pasa algo más?
―Bueno, estás brillando un poco ―le dijo Isabelle―. Quiero decir, sólo una pizca, no intensamente.
―¿Brillando?
Alec levantó la mano que sostenía la de Nicholas. Nicholas pudo ver en la oscuridad, un débil resplandor a través de su antebrazo que parecía trazar las líneas de sus venas como un mapa.
―Pensamos que es un efecto adverso al ser apuñalado con la espada del arcángel. ―le dijo―. Probablemente va a desaparecer pronto, pero los Hermanos Silenciosos sienten curiosidad al respecto, por supuesto.
Nicholas suspiró y dejó caer la cabeza contra la almohada. Estaba sumamente agotado como para tener demasiado interés en su nuevo sistema de iluminación interno.
―¿Eso significa que tienen que irse? ―preguntó―. ¿Tienen que ir a buscar a los Hermanos?
―Se nos instruyó que los llamáramos cuando despertaras ―dijo Alec, que negaba con la cabeza, mientras hablaba―. Pero no si tú no quieres.
―Me siento cansado ―confesó Nicholas―. Si pudiera dormir unas pocas horas más...
―Por supuesto. Por supuesto que sí. ―Los dedos de Isabelle acariciaron su cabello hacia atrás, sacándoselo de los ojos. Su tono era firme, rotundo: feroz como una osa que protege a su cachorro.
Los ojos de Nicholas comenzaron a cerrarse.
―¿Y no me dejarán?
―No ―contestó Alec―. No, nunca te dejaremos, lo sabes.
―Nunca. ―Isabelle tomó su mano, la que Alec no estaba sosteniendo y se la apretó con fuerza―. Lightwood, siempre juntos ―susurró. La mano de Nicholas de pronto estaba húmeda en donde la estaba sosteniendo, y se dio cuenta de que ella estaba llorando, sus lágrimas lo salpicaron. Estaba llorando por él, porque lo amaba, aun después de todo lo que había sucedido, ella todavía lo amaba.
Ambos lo hacían.
Se quedó dormido de esa manera, con Isabelle a un lado y Alec en el otro, mientras el sol salía con el amanecer.
―¿Qué quieres decir con que todavía no puedo verlo? ―exigió ____(tn). Estaba sentada en el borde del sofá en la sala de estar de Luke con el cable del teléfono envuelto con tanta fuerza alrededor de sus dedos, que las puntas se habían vuelto blancas.
―Han pasado sólo tres días, y estuvo inconsciente por dos ―dijo Isabelle. Había voces tras ella, y ____(tn) aguzó el oído para saber quién era el que estaba hablando. Pensó que podía distinguir la voz de Maryse, pero ¿acaso estaba hablando con Nicholas? ¿Alec?
―Los Hermanos Silenciosos todavía lo están examinando. Siguen negando el acceso a los visitantes.
―Que se jodan los Hermanos Silenciosos.
―No, gracias. Existe lo fuerte y silencioso, y luego está simplemente lo raro.
―¡Isabelle! ―____(tn) se sentó bruscamente contra las esponjosas almohadas. Era un día radiante a mediados de otoño, y la luz del sol entraba a raudales por las ventanas de la sala de estar, aunque eso no hacía nada para aclarar su estado de ánimo―. Sólo quiero saber que él está bien, que no se lesionó de forma permanente, y que no se ha hinchado como un melón…
―Por supuesto que no se ha hinchado como un melón, no seas ridícula.
―No lo sabría si lo hiciera, no lo sabría porque nadie me dice nunca nada.
―Nicholas está bien ―dijo Isabelle, aunque había algo en su voz que le dijo a ____(tn) que le estaba ocultando algo―. Alec ha estado durmiendo en la cama contigua a la suya, y mi mamá y yo hemos estado turnándonos para cuidarlo durante el día. Los Hermanos Silenciosos no lo han estado torturando. Lo único que necesitan saber es lo que él sabe; sobre Sebastian, el apartamento, todo.
―Es que no puedo creer que Nicholas no me llamaría si pudiera. No a menos que eso signifique que no quiere verme.
―Tal vez no quiere hacerlo ―dijo Isabelle―. Podría haber sido consecuencia de todo el asunto en el que lo apuñalaste.
―Isabelle…
―Sólo estaba bromeando, lo creas o no. En nombre del Ángel, ____(tn), ¿no puedes mostrar un poco de paciencia? ― suspiró Isabelle―. No importa, me olvidé de con quién estaba hablando. Mira, Nicholas, dijo, se supone que no debo repetir esto, que conste: “Que tenía que hablar contigo en persona”. Así que si sólo pudieras esperar…
―Eso es todo lo que he estado haciendo ―la interrumpió ____(tn)―. Esperar.
Eso era cierto. Había pasado las últimas dos noches acostada en su habitación en la casa de Luke, a la espera de noticias acerca de Nicholas y reviviendo la última semana de su vida una y otra vez con absoluto detalle. La caza salvaje, la tienda de antigüedades en Praga; fuentes llenas de sangre; los túneles oscuros que eran los ojos de Sebastian; el calor del cuerpo de Nicholas contra el suyo; Sebastian poniendo a la fuerza la Copa Infernal contra sus labios, tratando de separarlos; el olor amargo del icor de demonio. Gloriosa ardiendo en su brazo, atravesando a Nicholas como un rayo de fuego; el ritmo de su corazón bajo sus dedos. Él ni siquiera había abierto los ojos, pero ____(tn) había gritado que estaba vivo, que su corazón aún latía, y su familia se había acercado a ellos, incluso Alec, sosteniendo a medias a un Magnus excepcionalmente pálido.
―Todo lo que hago es dar vueltas y vueltas dentro de mi cabeza, y eso me está volviendo loca.
―Y ahí es donde estamos de acuerdo. ¿Sabes qué, ____(tn)?
―¿Qué?
Hubo una pausa.
―Tú no necesitas mi permiso para venir aquí y ver a Nicholas ―dijo Isabelle―.No necesitas el permiso de nadie para hacer nada. Eres ____(tn) Fray. Arremetes contra cada situación, sin saber cómo demonios va a resultar, y entonces sales adelante utilizando tu coraje y locura.
―No en lo que a mi vida personal se refiere, Iz.
―Ah ―dijo Isabelle―. Bueno, tal vez deberías hacerlo. ―Un segundo después, colgó el teléfono.
____(tn) miró el receptor, oyendo el lejano zumbido metálico del tono de llamada.
Luego, con un suspiro, colgó el teléfono y se dirigió a su dormitorio.
Simón estaba tumbado en la cama, con los pies sobre su almohada y con la barbilla apoyada en las manos. Su computadora portátil estaba abierta a los pies de la cama, y la pantalla mostraba una escena congelada de Matrix. Alzó la vista cuando ella entró
―¿Tuviste suerte?
―No exactamente. ―____(tn) fue a su armario. Ya se había vestido ante la posibilidad de que hoy podría ver a Nicholas, y por ello que se había puesto jeans y un suéter azul claro que sabía que a él le gustaba. Se puso una chaqueta de pana y se sentó en la cama junto a Simón, deslizando los pies dentro de las botas.
―Isabelle no me dice nada. Los Hermanos Silenciosos no quieren que Nicholas reciba visitas, pero me da igual. Voy a ir de todos modos.
Simón cerró el portátil y acostó de espalda.
―Esa es mi pequeña y valiente acosadora.
―Cállate ―dijo―. ¿Quieres venir conmigo? ¿Ver a Isabelle?
―Quedé con Becky ―dijo―. En el apartamento.
―Bueno. Dale saludos. ―Terminó abrocharse los cordones de las botas y se adelantó para quitar el pelo de Simón de su frente―. Primero tuve que acostumbrarme a verte con la marca. Ahora tengo que acostumbrarme a verte sin ella.
Sus ojos de color marrón oscuro trazaron su rostro.
―Con o sin ella, sigo siendo el mismo.
―Simón, ¿te acuerdas de lo que estaba escrito en la hoja de la espada? ¿De Gloriosa?
―¿Quis ut Deus?
―Es latín ―contestó―. Lo busqué. Significa ¿Quién es como Dios? Es una pregunta capciosa. La respuesta es nadie, nadie es como Dios. ¿No lo ves?
Él la miró.
―¿Ver qué?
―Tú lo has dicho. Deus. Dios.
Simón abrió la boca, y volvió a cerrarla.
―Yo...
―Sé que Camille te dijo que ella podía nombrar a Dios porque no creía en él, pero creo que tiene que ver con lo que tú crees acerca de ti mismo. Si crees que estás condenado, entonces lo estás. Pero si no... ―Le tomó la mano y él apretó sus dedos brevemente y luego los soltó nuevamente. Su rostro estaba preocupado.
―Necesito algo de tiempo para pensar en todo esto.
―Lo que necesites. Pero estoy aquí, si necesitas hablar.
―Y yo estoy aquí si tú lo necesitas. Pase lo que pase entre tú y Nicholas en el Instituto... sabes que siempre estarán abiertas las puertas de mi casa si quieres hablar.
―¿Cómo está Jordan?
―Bastante bien ―contestó Simón―. Él y Maia están juntos definitivamente ahora. Están en esa etapa algo rara donde siento como si debiera darles espacio todo el tiempo. ―Arrugó la nariz―. Cuando ella no está allí, el se preocupa por la forma en que se siente inseguro porque ella ha salido con un montón de chicos y el ha pasado los últimos tres años siguiendo el estilo de vida militar, entrenando para el Praetor y fingiendo que era asexual.
―Oh, vamos. Dudo que ella se preocupe por eso.
―Conoces a los hombres. Tenemos egos delicados.
―No describiría el ego de Nicholas como delicado.
―No, Nicholas es una especie de tanque de artillería antiaérea de egos masculinos ―reconoció Simón. Estaba acostado con la mano derecha extendida a lo ancho de su estómago, y el anillo de oro de las hadas brillaba en su dedo. Puesto que el otro había sido destruido, ya no parecía tener ningún poder, pero Simón lo llevaba puesto de todos modos. Impulsivamente, ____(tn) se agachó y lo besó en la frente.
―Eres el mejor amigo nunca nadie podría tener, lo sabes, ¿cierto? ―dijo.
―Ya lo sabía, pero siempre es bueno escucharlo de nuevo.
____(tn) se echó a reír y se levantó. "
―Bueno, seria bueno que también caminemos juntos hasta el metro. A menos que quieras pasar el rato por aquí con la chusma en lugar de en tu genial apartamento de soltero.
―De acuerdo. Con mi compañero de cuarto enfermo de amor y mi hermana. ―Bajó de la cama y la siguió cuando ella salió del dormitorio hacia la sala de estar. ¿Por qué no sólo vas a través de un Portal?
Ella se encogió de hombros.
―No lo sé. Parece… un desperdicio. ―Cruzó el vestíbulo y, después de golpear con rapidez, asomo su cabeza dentro del dormitorio principal―. ¿Luke?
―Vamos, entra.
Ella entró, Simón junto a ella. Luke estaba semi sentado en la cama. La mayor parte del vendaje que envolvía su pecho estaba era visible como un contorno por debajo de su camisa de franela. Había un montón de revistas en la cama delante de él. Simón cogió una.
―Brilla como una Princesa de Hielo: La Novia de Invierno ―leyó en voz alta―. No sé, hombre. No estoy seguro de que una tiara hecha de copos de nieve fuera el mejor look para ti.
Luke echó un vistazo alrededor de la cama y suspiró.
―Jocelyn pensó que la planificación de la boda podría ser algo bueno para nosotros; volver a la normalidad y todo eso, sabes. ―Había sombras bajo sus ojos azules. Jocelyn había sido la primera en darle la noticia acerca de Amatis, mientras él todavía estaba en la estación de policía.
A pesar de que ____(tn) lo había recibido con abrazos cuando él había vuelto a casa, no había mencionado a su hermana ni una vez, y ella tampoco.
―Si fuera por mí, huiría a Las Vegas y tendría una boda temática por cincuenta dólares con Elvis presidiéndola.
―Yo podría ser la dama de honor ―sugirió ____(tn). Miró a Simón de manera expectante―. Y tú podrías ser...
―Oh, no ―dijo―. Soy hipster, soy demasiado genial para las bodas temáticas.
―Juegas D y D, eres geek ―le corrigió ella con cariño.
―Ser geek es chic ―declaró Simón―. Las damas aman a los nerds.
Luke se aclaró la garganta.
¿Supongo que vinieron aquí para decirme algo?
―Voy al Instituto a ver Nicholas ―dijo ____(tn)―. ¿Quieres que te traiga algo cuando regrese?
Él negó con la cabeza.
―Tu madre está en la tienda, comprando alimentos. ―Se inclinó hacia delante para agitarle el pelo, e hizo una mueca. Se estaba curando, pero lentamente―. Que se diviertan.
____(tn) pensó en lo que probablemente afrontaría en el Instituto: una Maryse enojada, una Isabelle muy cansada, un Alec ausente, un Nicholas que no quería verla, y suspiró.
―Por supuesto.
El túnel del metro olía a invierno, que por fin había llegado a la ciudad. Había un lejano olor a metal frío y húmedo, tierra húmeda, y un indicio de humo. Alec estaba caminando por las vías, mientras veía su propia respiración convertida en vapor, unas nubes blancas se esparcían por delante de su cara, y metió la mano libre en el bolsillo de su chaquetón azul para mantener el calor. La luz mágica que tenía en la otra mano iluminaba el túnel: en las paredes había azulejos de color verde y crema, descoloridos por los años, y el cableado colgaba como telarañas de las paredes.
Había pasado un largo tiempo desde que este túnel había visto un tren en movimiento.
Alec se había levantado antes de que Magnus despertara, una vez más.
Magnus había estado durmiendo hasta tarde, todavía se estaba recuperando de la batalla en el Burren. Había recurrido a una gran cantidad de energía para poder curarse a sí mismo, pero todavía no estaba del todo bien. Los brujos eran inmortales, pero no invulnerables, y "unos pocos centímetros mas arriba y habría sido todo para mí. Mi corazón habría dejado de latir", Magnus había mencionado esto con un gruñido de dolor, mientras examinaba la herida de cuchillo.
Hubo unos momentos (minutos, incluso), en los que Alec realmente había pensado que Magnus estaba muerto. Y después de pasar tanto tiempo preocupándose de que se hiciera viejo y muriera antes que Magnus, habría sido una amarga ironía; del tipo de cosas que se merecía por haber contemplando, incluso por un segundo, la oferta que Camille le había hecho. Podía ver luz delante de él: la estación City Hall, iluminada por arañas y claraboyas.
Estaba a punto de apagar su luz mágica cuando oyó una voz familiar tras él.
―Alec ―dijo―. Alexander Gideon Lightwood.
Alec sintió un vuelco en el corazón. Se dio la vuelta lentamente.
―¿Magnus?
Magnus dio un paso hacia adelante, hacia el círculo de iluminación emitido por la luz mágica que sostenía Alec. Parecía extrañamente sombrío, con los ojos ensombrecidos y su cabello, que siempre estaba en punta estaba desordenado.
Sólo llevaba una chaqueta de traje sobre una camiseta, y Alec no pudo evitar preguntarse si tendría frío.
―Magnus ―dijo Alec de nuevo―. Pensé que estabas dormido.
―Evidentemente ―contestó Magnus.
Alec tragó saliva. Nunca había visto a Magnus tan enojado. No así. Los ojos de gato de Magnus eran remotos, imposibles de leer.
―¿Me seguiste? ―preguntó Alec.
―Se podría decir que sí. Contribuyó el hecho de que ya sabía a dónde te dirigías.―Con un movimiento rígido, Magnus tomó un cuadrado de papel que estaba doblado en su bolsillo. En la penumbra, pudo ver que estaba cubierto con una floreciente escritura a mano―. Sabes, cuando me dijo que habías estado aquí, sobre el trato que había arreglado contigo, no le creí. No quería creerle. Pero aquí estás.
―Camille te dijo…
Magnus levantó una mano para cortarlo en seco.
―Detente, sólo para ―le pidió con cansancio―. Por supuesto que me dijo. Te advertí que ella era una maestra de la manipulación y la política, pero no quisiste escucharme. A quién crees que ella prefiere tener de su de lado ¿a mí o a ti? Tienes dieciocho años, Alexander; no eres exactamente un aliado poderoso.
―Ya le dije que no mataría a Raphael ―dijo Alec―. Vine aquí y le dije que el trato estaba cancelado, que no quería hacerlo…
―¿Tenías que venir todo el camino hasta aquí, personalmente, a una estación de metro abandonada para transmitir ese mensaje? ―preguntó Magnus levantando las cejas―. ¿No crees que podrías haber entregado esencialmente ese mismo mensaje, sin tener que acercarte tanto, manteniéndote lejos, tal vez?
―Era…
―E incluso si ya viniste hasta aquí, innecesariamente, y le dijiste que el acuerdo estaba cancelado ―Magnus siguió hablando con una mortal voz calma― ¿por qué estás aquí ahora? ¿Para hacer socializar? ¿Una visita casual? Explícame, Alexander, si hay algo que me esté olvidando.
Alec tragó fuertemente. Seguramente tendría que haber una manera de explicarle que había venido hasta aquí, a visitar a Camille, porque ella era la única persona con la que podía hablar de Magnus. La única persona que conocía a Magnus, como él, no sólo como el Gran Brujo de Brooklyn, sino como alguien capaz de amar y ser amado, que tenía debilidades y peculiaridades humanas, y estados de ánimo extraños e irregulares con los que Alec no tenía idea de cómo lidiar sin el consejo de alguien.
―Magnus. ―Alec dio un paso hacia su novio, y por primera vez, si su memoria no le fallaba, Magnus se apartó de él. Su postura era rígida y hostil. Estaba mirando a Alec de la misma forma en la que vería a un extraño, un desconocido que no le agradaba mucho.
―Lo siento mucho ―dijo Alec. Su voz sonaba áspera y desigual a sus propios oídos―. Nunca quise…
―Estaba pensando acerca de eso, sabes ―comentó Magnus―.Eso es en parte el por qué quería el libro del Blanco. La inmortalidad puede ser una carga. Piensas en los días que se extienden delante de ti, cuando has estado en todas partes y has visto todo. La única cosa que no había experimentado era el envejecer con alguien, alguien que amaba. Pensé que tal vez podrías ser tú, pero eso no te da el derecho de hacer de la duración de mi vida tú elección y no la mía.
―Lo sé. ―El corazón de Alec latía rápidamente―. Lo sé, y no iba a hacerlo…
―Voy a estar fuera todo el día ―continuó Magnus―. Ve a recoger tus cosas de mi hogar. Deja tus llaves en la mesa de comedor. ―Sus ojos buscaron la cara de Alec―. Hemos terminado. No quiero volver a verte, Alec o a cualquiera de tus amigos. Estoy cansado de ser su brujo mascota.
Las manos de Alec habían comenzado a temblar, lo suficientemente fuerte como para dejar caer su luz mágica. La luz se apagó, y cayó de rodillas, escarbando en el suelo entre la basura y la suciedad. Finalmente, algo se iluminó delante de sus ojos, y se levantó para ver a Magnus, de pie delante de él con la luz mágica en su mano.
Brillaba y parpadeaba con unos extraños colores.
―No debería encenderse así ―dijo Alec de forma automática―. Para nadie excepto para un Cazador de Sombras.
Magnus le tendió la piedra. El corazón de la luz mágica estaba brillando de un rojo oscuro, como el carbón en el fuego.
―¿Es a causa de tu padre? ―preguntó Alec. Magnus no respondió, sólo se inclinó para poner la piedra runa en la palma de Alec. Cuando sus manos se tocaron, la cara de Magnus cambió.
―Estás congelando.
―¿Sí?
―Alexander… ―Magnus lo atrajo hacia sí, la luz mágica oscilaba entre ellos, su color cambiaba rápidamente. Alec nunca antes había visto una piedra runa de luz mágica hacer eso. Apoyó la cabeza contra el hombro de Magnus y dejó que lo sostuviera en sus brazos. El corazón de Magnus no latía como el corazón de cualquier humano normal. Su latido era más lento, pero constante. Alec pensó muchas veces que era la cosa más estable en su vida.
―Bésame ―dijo Alec.
Magnus puso su mano en la mejilla de Alec y, con mucha suavidad, casi distraído, trazó con pulgar uno de los pómulos de Alec. Cuando se inclinó para besarlo, olía a sándalo. Alec se aferró a la manga de la chaqueta de Magnus, y la luz mágica, ubicada entre sus cuerpos, se encendió con colores rosa, azul y verde.
Fue un beso lento y triste. Cuando Magnus de alejó, Alec descubrió que de alguna manera estaba sosteniendo la luz mágica solo, la mano de Magnus se había ido. La luz estaba brillando de un suave blanco, nuevamente.
Suavemente, Magnus dijo―: A ku cinta kamu.
―¿Qué significa eso?
Magnus se desenredó del agarre de Alec.
―Significa te amo, pero eso no significa que cualquier cosa entre nosotros vaya a cambiar.
―Pero si me amas…
―Por supuesto que sí, más de lo que pensé que podría hacerlo. Pero aun así, terminamos ―dijo Magnus―. No cambia lo que hiciste.
―Pero fue sólo un error ―susurró Alec―. Un error.
Magnus se rio fuertemente.
―¿Un error? Eso es como llamar al viaje inaugural del Titanic un accidente naval de menor importancia. Alec, trataste de acortar mi vida.
―Fue sólo que… ella lo ofreció, pero pensé en ello y no pude hacerlo, no podía hacerte eso.
―Pero tuviste que pensarlo y para colmo nunca se te ocurrió mencionármelo.
―Magnus sacudió la cabeza―. No confiaste en mí, nunca lo has hecho.
―Lo hago ―dijo Alec―. Lo haré… lo intentaré. Dame otra oportunidad…
―No ―dijo Magnus―. Y si me permites darte un consejo: evita a Camille. Una guerra se avecina, Alexander y no creo que quieras que tus lealtades se pongan en tela de juicio, ¿no es así?
Y con eso se dio la vuelta y se alejó, con las manos en los bolsillos, caminando lentamente, como si estuviera herido, y no sólo por el corte en su costado, pero incluso así, seguía alejándose. Alec lo observó hasta que se caminó más allá del resplandor de la luz mágica y salió de su vista.
El interior del Instituto había sido fresco durante el verano, pero ahora, con el invierno de verdad aquí, ____(tn) pensaba que hacía calor ahí dentro. La nave brillaba con filas de candelabros, y vitrales en las ventanas que resplandecían suavemente. Dejó que la puerta se cerrara tras ella y se dirigió al ascensor. Estaba a medio camino del pasillo central cuando oyó que alguien se reía.
Se dio la vuelta y vio a Isabelle. Estaba sentada en una de las bancas viejas, sus largas piernas colgaban del respaldar de los asientos en frente de ella. Llevaba botas que llegaba a lo alto de sus muslos, jeans delgados, y un suéter rojo que dejaba un hombro al descubierto. Su piel estaba trazada con patrones negros; ____(tn) recordó lo que Sebastian había dicho, el hecho de que no le gustaba cuando las mujeres desfiguraban su piel con marcas, y se estremeció en su interior.
―¿No me oíste decir tu nombre? ―exigió Izzy―. De verdad a veces puedes tener una mente sorprendentemente singular.
____(tn) se detuvo y se apoyó en un banco.
―No estaba ignorándote a propósito.
Isabelle sacó las piernas del banco, las bajó y se levantó. Los tacones de las botas eran altos, lo que hacía que se elevara sobre ____(tn).
―Ya lo sé. Es por eso dije ‘mente singular’, y no ‘grosera’.
―¿Estás aquí para decirme que me vaya? ―____(tn) se sintió complacida por el hecho de que su voz no tembló. Quería ver a Nicholas. Quería verlo más que cualquier otra cosa en el mundo. Pero después de todo por lo que había pasado el mes anterior, sabía que lo que más importaba era que él estuviese vivo, y que fuera él mismo nuevamente.
Todo lo demás era secundario.
―No ―contestó Izzy, y comenzó a moverse hacia el ascensor. ____(tn) se puso a caminar a su lado―. Creo que todo esto es ridículo. Tú le salvaste la vida.
____(tn) tragó a pesar de la sensación de frío en su garganta.
―Dijiste que había cosas que no entendía.
―Las hay. ―Isabelle pulsó el botón del ascensor―. Nicholas puede explicártelas. Vine porque pensaba que había algunas cosas que deberías saber.
____(tn) escuchó el crujido familiar y lamentable que hacia la jaula del elevador, puesto que era muy antiguo.
―¿Como qué?
―Mi papá regresó ―le informó Isabelle, sin encontrar los ojos de ____(tn).
―¿Volvió como de visita, o para siempre?
―Para siempre. ―Isabelle sonaba tranquila, pero ____(tn) recordó que se había sentido herida cuando se enteró de que Robert había estado tratando de obtener la posición Inquisidor.
―Básicamente, Aline y Helen nos salvaron de meternos en un gran problema por lo que pasó en Irlanda. Cuando llegamos a ayudarte, lo hicimos sin antes hablar con la Clave. Mi mamá estaba segura de que si les decíamos, mandarían asesinos para matar a Nicholas. No podía decirles, quiero decir, esta es nuestra familia.
El ascensor llegó con un estruendoso choque antes de que ____(tn) pudiera decir algo.
Siguió a la otra chica al interior, luchando contra la extraña necesidad de darle un abrazo a Isabelle. Pero dudaba que a Izzy le gustara.
―Así que Aline le dijo al Cónsul (que después de todo, es su madre) que no había habido tiempo de notificar a la Clave, que la habían dejado atrás con órdenes estrictas de llamar a Jia, pero había habido un mal funcionamiento con los teléfonos y que no habían funcionado. Básicamente, le mintió para salvar su trasero. De todos modos, esa es nuestra historia, y nos aferramos a ella. No creo que Jia la haya creído, pero no importa, no es como si Jia quisiera castigar a mamá; sólo tenía que tener alguna coartada a la que pudiera aferrarse para no tener que sancionarnos. Después de todo, no es como si la operación hubiese sido un desastre. Nos infiltramos, sacamos a Nicholas, matamos a la mayoría de los Nefilim oscuros, e hicimos que Sebastian huyera. ―El ascensor dejó de ascender e hizo un ruido al detenerse.
―¿Hicimos que Sebastian huyera? ―repitió ____(tn)―. Entonces ¿no tenemos idea de dónde está? Pensé que tal vez ya que destruí su apartamento, el agujero dimensional, podrían rastrearlo.
―Lo hemos intentado ―dijo Isabelle―. Dondequiera que esté, sigue estando más allá o fuera de nuestras capacidades de seguimiento. De acuerdo con los Hermanos Silenciosos, la magia que Lilith empleó… Bueno, es fuerte, ____(tn). Muy fuerte. Tenemos que asumir que él está por ahí, con la Copa Infernal, planificando su próximo movimiento. ―Abrió la puerta de la jaula del ascensor y salió―. ¿Crees que volverá por ti, o por Nicholas?
____(tn) dudó.
―No de inmediato ―respondió finalmente―. Para él, somos las últimas partes del rompecabezas. Querrá que todo esté arreglado en primer lugar. Quiere armar su propio ejército. Querrá estar listo. Somos como... los premios que recibe por haber ganado. No quiere estar solo.
―Debe estar muy solo ―dijo Isabelle. No hubo simpatía en su voz, era sólo una observación.
____(tn) pensó en él, la cara que había estado tratando de olvidar, la misma que rondaba sus pesadillas y sus sueños diurnos. Me preguntaste a quién pertenecía.
―No tienes idea.
Llegaron a las escaleras que conducían a la enfermería. Isabelle hizo una pausa, con la mano en su garganta. ____(tn) podía ver el contorno cuadrado de su collar de rubí por debajo del material de su suéter.
―____(tn)...
____(tn) repentinamente se sintió incómoda. Se enderezó el dobladillo del suéter, sin querer mirar a Isabelle.
―¿Qué se siente? ―preguntó Isabelle abruptamente.
―¿Qué cosa?
―Estar enamorada ―dijo Isabelle―. ¿Cómo sabes cuando lo estás? Y ¿cómo sabes si alguien más está enamorado de ti?
―Hmm…
―Por ejemplo Simón ―continuó Isabelle―. ¿Cómo supiste decir que él estaba enamorado de ti?
―Bueno ―contestó ____(tn)―. Él me lo dijo.
―Él te lo dijo.
____(tn) se encogió de hombros.
―¿Antes de eso, no tenías ni idea?
―No, realmente ―admitió ____(tn), recordando el momento―. Izzy... si tienes sentimientos por Simón, o si deseas saber si él siente algo por ti... tal vez sólo deberías decirle.
Isabelle jugaba con una pelusa inexistente en su puño.
―¿Decirle qué?
―Cómo te sientes acerca de él.
Isabelle parecía alborotada.
―No debería tener que hacerlo.
____(tn) negó con la cabeza.
―Dios, tú y Alec son tan parecidos…
Los ojos de Isabelle se abrieron como platos.
―¡No lo somos! Somos totalmente diferentes. He salido con muchos chicos, él nunca había salido con alguien, antes de Magnus. Él se pone celoso, yo no…
―Todo el mundo se pone celoso ―dijo ____(tn) concluyentemente―. Los dos son tan estoicos. Es amor, no la batalla de Termópilas. No tienes que tratar todo como si fuera una última batalla; no tienes que mantener todo dentro de ti.
Isabelle alzó las manos.
―¿De repente eres experta?
―No soy experta ―dijo ____(tn)―, pero conozco a Simón. Si no le dices algo, él va a asumir que es porque no estás interesada, y simplemente va a darse por vencido. Él te necesita, Iz, y sé que tú también lo necesitas. Sólo necesita que seas tú quien se lo diga.
Isabelle suspiró y se volvió para comenzar a caminar nuevamente. ____(tn) podía oír sus murmullos mientras caminaba.
―Esto es tu culpa, sabes. Si no le hubieras roto el corazón…
―¡Isabelle!―Bueno, lo hiciste.
―Sí, y me parece recordar que cuando se convirtió en una rata, fuiste tu la que sugirió dejarlo en ese estado permanentemente.
―No lo hice.
―Sí, lo hiciste… ―____(tn) se interrumpió. Habían llegado al siguiente piso, donde un largo pasillo se extendía en ambas direcciones. Delante de las puertas dobles de la enfermería se encontraba una figura vestida con la túnica color pergamino de los Hermano Silenciosos. Tenía las manos cruzadas, y el rostro inclinado hacia abajo, en una postura meditativa.
Isabelle lo señaló con un ademán exagerado.
―Ahí tienes ―dijo―. Buena suerte en conseguir pasar más allá de él para ver a Nicholas. ―Y caminó por el pasillo con sus botas golpeando el piso de madera.
____(tn) suspiró para sus adentros y alcanzó la estela que estaba en su cinturón.
Dudaba que hubiera una runa que pudiera proyectar un glamour lo suficientemente fuerte como para engañar a un Hermano Silencioso, pero tal vez, si pudiera acercarse lo suficiente como para usar una runa de sueño en la piel del Hermano...
____(tn) Fray.
La voz en su cabeza sonaba divertida, y también familiar. No omitía ningún sonido, pero pudo reconocer la forma de los pensamientos, de la misma manera en la se podría reconocer la manera en que alguien se ríe o respira.
―Hermano Zachariah. ―Con resignación deslizó la estela nuevamente en su lugar y se acercó a él, deseando que Isabelle se hubiera quedado con ella.
―Supongo que estás aquí para ver a Jonathan ―dijo, elevando su cabeza y terminando con la postura de meditación. Su rostro todavía estaba oculto por las sombras de su capucha, aunque se podía ver la forma angular de sus pómulos―. A pesar de las órdenes de la Hermandad.
―Por favor, llámelo Nicholas. De lo contrario suena muy confuso.
―'Jonathan' es un nombre muy fino y antiguo para un Cazador de Sombras, es el primer nombre. Los Herondale siempre han mantenido los nombres en la familia…
―Él no fue nombrado por un Herondale ―señaló ____(tn)―. Aunque tiene la daga de su padre, y ésta dice S.W.H. en la hoja.
―Stephen William Herondale.
____(tn) dio otro paso hacia las puertas, y hacia Zachariah.
―Sabe mucho acerca de las Herondale ―comentó―. Y de todos los Hermanos Silenciosos, usted parece ser el más humano. La mayoría de ellos no muestran ninguna emoción. Son como estatuas. Pero usted parece sentir cosas, recuerda su vida.
―Ser un Hermano Silencio es vida, ____(tn) Fray. Pero si tú quieres decir que si recuerdo mi vida antes de la Hermandad, la recuerdo.
____(tn) tomó una respiración profunda.
―¿Ha estado enamorado alguna vez? ¿Antes de la Hermandad? ¿Hubo alguna vez una persona lo suficientemente importante por la que habría dado su propia vida?
Hubo un largo silencio. Entonces:
―Dos personas ―dijo el hermano Zachariah―. Hay recuerdos que el tiempo no es capaz de borrar, ____(tn), pregúntale a tu amigo Magnus Bane, si no me crees. El vivir por siempre no hace la pérdida olvidable, sólo soportable.
―Bueno, yo no tengo un para siempre ―dijo ____(tn) en voz baja―. Por favor, déjeme entrar para ver a Nicholas.
El hermano Zachariah no se movió.
Ella aún no podía ver su rostro, sólo una sugerencia de las sombras y planos debajo de la capucha de su túnica. Sólo sus manos eran visibles porque estaban unidas frente a él.
―Por favor ―dijo ____(tn).
Vio oscuridad y sombras, una habitación con una luz muy tenue que le resultaba conocida y al mismo tiempo desconocida, con hileras de camas y una ventana que dejaba entrar una luz azul espectral. Estaba en una de las camas con mantas y sábanas que cubrían sólo la mitad de su cuerpo, enredadas a su alrededor como sogas. Le dolía el pecho, como si tuviera un peso muerto sobre él; rebuscó con la mano para encontrar lo que causaba esa presión, y sólo encontró un grueso vendaje envuelto alrededor de su piel desnuda. Se quedó sin aliento otra vez y tomó otra respiración para enfriarse.
―Nicholas.
La voz le era familiar como la suya propia, y luego notó una mano que cogía la suya, entrelazando sus dedos con los suyos. Con un reflejo nacido de años de amor y familiaridad, se aferró a ese apretón con todas sus fuerzas.
―Alec ―dijo, y se sorprendió por cómo sonaba su voz a sus oídos, pues no había cambiado. Sentía como si se hubiera quemado, fundido, y lo hubieran recreado como al oro en un horno de crisol, pero ¿con qué forma? ¿Podría ser realmente él mismo otra vez? Levantó la vista hacia los ansiosos ojos azules de Alec y supo dónde estaba, en la enfermería del Instituto. En casa―. Lo siento…
Una mano delgada y callosa le acarició la mejilla, y una segunda voz familiar dijo:
―No te disculpes. No tienes nada por lo que pedir disculpas.
Entrecerró los ojos. El peso en su pecho seguía estando allí: mitad producido por una herida, pero en gran parte por la culpa.
―Izzy.
Su hermana se quedó sin aliento.
―Realmente eres tú, ¿verdad?
―Isabelle ―comenzó Alec, como para advertirle que no alterara a Nicholas, pero Nicholas le tocó la mano. Podía ver los oscuros ojos de Izzy brillando a la luz del amanecer; su cara estaba lleno de esperanza. Esta era la parte de Izzy que sólo su familia conocía, amorosa y preocupada.
―Soy yo ―confirmó, y se aclaró la garganta―. Puedo comprender si no me creen, pero juro por el Ángel, Iz, soy yo realmente.
Alec no dijo nada, pero su apretón sobre la mano de Nicholas se hizo más fuerte.
―No es necesario que jures ―dijo, y con su mano libre tocó la runa de parabatai cerca de su clavícula―. Lo sé. Puedo sentirlo. Ya no siento como si faltara una parte de mí.
―Yo también lo siento. ―Nicholas tomó una respiración entrecortada―. Algo me hacía falta. Lo sentí, incluso con Sebastian, pero no sabía qué era lo que faltaba. Eras tú, mi parabatai. ―Miró a Izzy―. Y tú, mi hermana. Y... ―Sus párpados quemaron de repente con una luz ardiente: la herida en su pecho palpitó, y vio su rostro, iluminado por el resplandor de la espada. Un ardor extraño se extendió a través de sus venas, como el fuego blanco―. ____(tn). Por favor, díganme…
―Está completamente bien ―dijo Isabelle a toda prisa. Había algo más en su voz: sorpresa, inquietud.
―Lo juras, no me dices eso sólo para que no me altere.
―Ella te apuñaló ―señaló Isabelle.
Nicholas soltó una risa ahogada, que le dolió como el demonio.
―____(tn) me salvó la vida.
―Sí, lo hizo ―coincidió Alec.
―¿Cuándo puedo verla? ―Nicholas trató de no parecer demasiado ansioso.
―Realmente eres tú ―dijo Isabelle, su voz sonaba divertida.
―Los Hermanos Silenciosos han estado entrando y saliendo, para comprobar tu estado ―informó Alec―. Y para comprobar esto. ―Le tocó la venda que estaba sobre el pecho de Nicholas―. Y para ver si habías despertado. Cuando se enteren de que ya estás despierto, probablemente querrán hablar contigo antes de que te permitan ver a ____(tn).
―¿Cuánto tiempo he estado fuera de combate?
―Como dos días ―contestó Alec―. Desde que te sacamos del Burren y estuvimos bastante seguros de que no morirías. Resulta que una herida provocada por la espada de un arcángel no es tan fácil de curar, en realidad.
―Así que ¿lo que estás diciendo es que voy a tener una cicatriz?
―Una grande y fea ―dijo Isabelle―. Justo cruzando tu pecho.
―Bueno, maldita sea ―dijo Nicholas―. Y yo que confiaba en obtener algún dinero cuando me alistara para modelar en ropa interior y topless. ―Habló con ironía, pero pensaba que era justo, tener una cicatriz: que debería estar marcado por lo que le había sucedido, tanto física como mentalmente. Casi había perdido su alma, y la cicatriz serviría para recordarle la fragilidad de la voluntad, y la dificultad de la bondad.
Y la oscuridad de las cosas. Lo que se avecinaba, y lo que no podía permitir que sucediera. Su fuerza estaba regresando, podía sentirla, y utilizaría todo la que tenía contra Sebastian. Al saber eso, de repente se sintió más ligero, y el peso que sentía en su pecho se fue aligerando. Volvió la cabeza, lo suficiente como para mirar directo a los ojos de Alec.
―Nunca pensé que lucharía en el lado opuesto a ustedes en una batalla ―dijo con voz ronca―. Nunca.
―Y nunca más lo harás ―afirmó Alec con la mandíbula tensa.
―Nicholas ―dijo Isabelle―. Trata de mantener la calma, ¿está bien? Es sólo que... ¿Y ahora qué?
―¿Pasa algo más?
―Bueno, estás brillando un poco ―le dijo Isabelle―. Quiero decir, sólo una pizca, no intensamente.
―¿Brillando?
Alec levantó la mano que sostenía la de Nicholas. Nicholas pudo ver en la oscuridad, un débil resplandor a través de su antebrazo que parecía trazar las líneas de sus venas como un mapa.
―Pensamos que es un efecto adverso al ser apuñalado con la espada del arcángel. ―le dijo―. Probablemente va a desaparecer pronto, pero los Hermanos Silenciosos sienten curiosidad al respecto, por supuesto.
Nicholas suspiró y dejó caer la cabeza contra la almohada. Estaba sumamente agotado como para tener demasiado interés en su nuevo sistema de iluminación interno.
―¿Eso significa que tienen que irse? ―preguntó―. ¿Tienen que ir a buscar a los Hermanos?
―Se nos instruyó que los llamáramos cuando despertaras ―dijo Alec, que negaba con la cabeza, mientras hablaba―. Pero no si tú no quieres.
―Me siento cansado ―confesó Nicholas―. Si pudiera dormir unas pocas horas más...
―Por supuesto. Por supuesto que sí. ―Los dedos de Isabelle acariciaron su cabello hacia atrás, sacándoselo de los ojos. Su tono era firme, rotundo: feroz como una osa que protege a su cachorro.
Los ojos de Nicholas comenzaron a cerrarse.
―¿Y no me dejarán?
―No ―contestó Alec―. No, nunca te dejaremos, lo sabes.
―Nunca. ―Isabelle tomó su mano, la que Alec no estaba sosteniendo y se la apretó con fuerza―. Lightwood, siempre juntos ―susurró. La mano de Nicholas de pronto estaba húmeda en donde la estaba sosteniendo, y se dio cuenta de que ella estaba llorando, sus lágrimas lo salpicaron. Estaba llorando por él, porque lo amaba, aun después de todo lo que había sucedido, ella todavía lo amaba.
Ambos lo hacían.
Se quedó dormido de esa manera, con Isabelle a un lado y Alec en el otro, mientras el sol salía con el amanecer.
***************************************
―¿Qué quieres decir con que todavía no puedo verlo? ―exigió ____(tn). Estaba sentada en el borde del sofá en la sala de estar de Luke con el cable del teléfono envuelto con tanta fuerza alrededor de sus dedos, que las puntas se habían vuelto blancas.
―Han pasado sólo tres días, y estuvo inconsciente por dos ―dijo Isabelle. Había voces tras ella, y ____(tn) aguzó el oído para saber quién era el que estaba hablando. Pensó que podía distinguir la voz de Maryse, pero ¿acaso estaba hablando con Nicholas? ¿Alec?
―Los Hermanos Silenciosos todavía lo están examinando. Siguen negando el acceso a los visitantes.
―Que se jodan los Hermanos Silenciosos.
―No, gracias. Existe lo fuerte y silencioso, y luego está simplemente lo raro.
―¡Isabelle! ―____(tn) se sentó bruscamente contra las esponjosas almohadas. Era un día radiante a mediados de otoño, y la luz del sol entraba a raudales por las ventanas de la sala de estar, aunque eso no hacía nada para aclarar su estado de ánimo―. Sólo quiero saber que él está bien, que no se lesionó de forma permanente, y que no se ha hinchado como un melón…
―Por supuesto que no se ha hinchado como un melón, no seas ridícula.
―No lo sabría si lo hiciera, no lo sabría porque nadie me dice nunca nada.
―Nicholas está bien ―dijo Isabelle, aunque había algo en su voz que le dijo a ____(tn) que le estaba ocultando algo―. Alec ha estado durmiendo en la cama contigua a la suya, y mi mamá y yo hemos estado turnándonos para cuidarlo durante el día. Los Hermanos Silenciosos no lo han estado torturando. Lo único que necesitan saber es lo que él sabe; sobre Sebastian, el apartamento, todo.
―Es que no puedo creer que Nicholas no me llamaría si pudiera. No a menos que eso signifique que no quiere verme.
―Tal vez no quiere hacerlo ―dijo Isabelle―. Podría haber sido consecuencia de todo el asunto en el que lo apuñalaste.
―Isabelle…
―Sólo estaba bromeando, lo creas o no. En nombre del Ángel, ____(tn), ¿no puedes mostrar un poco de paciencia? ― suspiró Isabelle―. No importa, me olvidé de con quién estaba hablando. Mira, Nicholas, dijo, se supone que no debo repetir esto, que conste: “Que tenía que hablar contigo en persona”. Así que si sólo pudieras esperar…
―Eso es todo lo que he estado haciendo ―la interrumpió ____(tn)―. Esperar.
Eso era cierto. Había pasado las últimas dos noches acostada en su habitación en la casa de Luke, a la espera de noticias acerca de Nicholas y reviviendo la última semana de su vida una y otra vez con absoluto detalle. La caza salvaje, la tienda de antigüedades en Praga; fuentes llenas de sangre; los túneles oscuros que eran los ojos de Sebastian; el calor del cuerpo de Nicholas contra el suyo; Sebastian poniendo a la fuerza la Copa Infernal contra sus labios, tratando de separarlos; el olor amargo del icor de demonio. Gloriosa ardiendo en su brazo, atravesando a Nicholas como un rayo de fuego; el ritmo de su corazón bajo sus dedos. Él ni siquiera había abierto los ojos, pero ____(tn) había gritado que estaba vivo, que su corazón aún latía, y su familia se había acercado a ellos, incluso Alec, sosteniendo a medias a un Magnus excepcionalmente pálido.
―Todo lo que hago es dar vueltas y vueltas dentro de mi cabeza, y eso me está volviendo loca.
―Y ahí es donde estamos de acuerdo. ¿Sabes qué, ____(tn)?
―¿Qué?
Hubo una pausa.
―Tú no necesitas mi permiso para venir aquí y ver a Nicholas ―dijo Isabelle―.No necesitas el permiso de nadie para hacer nada. Eres ____(tn) Fray. Arremetes contra cada situación, sin saber cómo demonios va a resultar, y entonces sales adelante utilizando tu coraje y locura.
―No en lo que a mi vida personal se refiere, Iz.
―Ah ―dijo Isabelle―. Bueno, tal vez deberías hacerlo. ―Un segundo después, colgó el teléfono.
____(tn) miró el receptor, oyendo el lejano zumbido metálico del tono de llamada.
Luego, con un suspiro, colgó el teléfono y se dirigió a su dormitorio.
Simón estaba tumbado en la cama, con los pies sobre su almohada y con la barbilla apoyada en las manos. Su computadora portátil estaba abierta a los pies de la cama, y la pantalla mostraba una escena congelada de Matrix. Alzó la vista cuando ella entró
―¿Tuviste suerte?
―No exactamente. ―____(tn) fue a su armario. Ya se había vestido ante la posibilidad de que hoy podría ver a Nicholas, y por ello que se había puesto jeans y un suéter azul claro que sabía que a él le gustaba. Se puso una chaqueta de pana y se sentó en la cama junto a Simón, deslizando los pies dentro de las botas.
―Isabelle no me dice nada. Los Hermanos Silenciosos no quieren que Nicholas reciba visitas, pero me da igual. Voy a ir de todos modos.
Simón cerró el portátil y acostó de espalda.
―Esa es mi pequeña y valiente acosadora.
―Cállate ―dijo―. ¿Quieres venir conmigo? ¿Ver a Isabelle?
―Quedé con Becky ―dijo―. En el apartamento.
―Bueno. Dale saludos. ―Terminó abrocharse los cordones de las botas y se adelantó para quitar el pelo de Simón de su frente―. Primero tuve que acostumbrarme a verte con la marca. Ahora tengo que acostumbrarme a verte sin ella.
Sus ojos de color marrón oscuro trazaron su rostro.
―Con o sin ella, sigo siendo el mismo.
―Simón, ¿te acuerdas de lo que estaba escrito en la hoja de la espada? ¿De Gloriosa?
―¿Quis ut Deus?
―Es latín ―contestó―. Lo busqué. Significa ¿Quién es como Dios? Es una pregunta capciosa. La respuesta es nadie, nadie es como Dios. ¿No lo ves?
Él la miró.
―¿Ver qué?
―Tú lo has dicho. Deus. Dios.
Simón abrió la boca, y volvió a cerrarla.
―Yo...
―Sé que Camille te dijo que ella podía nombrar a Dios porque no creía en él, pero creo que tiene que ver con lo que tú crees acerca de ti mismo. Si crees que estás condenado, entonces lo estás. Pero si no... ―Le tomó la mano y él apretó sus dedos brevemente y luego los soltó nuevamente. Su rostro estaba preocupado.
―Necesito algo de tiempo para pensar en todo esto.
―Lo que necesites. Pero estoy aquí, si necesitas hablar.
―Y yo estoy aquí si tú lo necesitas. Pase lo que pase entre tú y Nicholas en el Instituto... sabes que siempre estarán abiertas las puertas de mi casa si quieres hablar.
―¿Cómo está Jordan?
―Bastante bien ―contestó Simón―. Él y Maia están juntos definitivamente ahora. Están en esa etapa algo rara donde siento como si debiera darles espacio todo el tiempo. ―Arrugó la nariz―. Cuando ella no está allí, el se preocupa por la forma en que se siente inseguro porque ella ha salido con un montón de chicos y el ha pasado los últimos tres años siguiendo el estilo de vida militar, entrenando para el Praetor y fingiendo que era asexual.
―Oh, vamos. Dudo que ella se preocupe por eso.
―Conoces a los hombres. Tenemos egos delicados.
―No describiría el ego de Nicholas como delicado.
―No, Nicholas es una especie de tanque de artillería antiaérea de egos masculinos ―reconoció Simón. Estaba acostado con la mano derecha extendida a lo ancho de su estómago, y el anillo de oro de las hadas brillaba en su dedo. Puesto que el otro había sido destruido, ya no parecía tener ningún poder, pero Simón lo llevaba puesto de todos modos. Impulsivamente, ____(tn) se agachó y lo besó en la frente.
―Eres el mejor amigo nunca nadie podría tener, lo sabes, ¿cierto? ―dijo.
―Ya lo sabía, pero siempre es bueno escucharlo de nuevo.
____(tn) se echó a reír y se levantó. "
―Bueno, seria bueno que también caminemos juntos hasta el metro. A menos que quieras pasar el rato por aquí con la chusma en lugar de en tu genial apartamento de soltero.
―De acuerdo. Con mi compañero de cuarto enfermo de amor y mi hermana. ―Bajó de la cama y la siguió cuando ella salió del dormitorio hacia la sala de estar. ¿Por qué no sólo vas a través de un Portal?
Ella se encogió de hombros.
―No lo sé. Parece… un desperdicio. ―Cruzó el vestíbulo y, después de golpear con rapidez, asomo su cabeza dentro del dormitorio principal―. ¿Luke?
―Vamos, entra.
Ella entró, Simón junto a ella. Luke estaba semi sentado en la cama. La mayor parte del vendaje que envolvía su pecho estaba era visible como un contorno por debajo de su camisa de franela. Había un montón de revistas en la cama delante de él. Simón cogió una.
―Brilla como una Princesa de Hielo: La Novia de Invierno ―leyó en voz alta―. No sé, hombre. No estoy seguro de que una tiara hecha de copos de nieve fuera el mejor look para ti.
Luke echó un vistazo alrededor de la cama y suspiró.
―Jocelyn pensó que la planificación de la boda podría ser algo bueno para nosotros; volver a la normalidad y todo eso, sabes. ―Había sombras bajo sus ojos azules. Jocelyn había sido la primera en darle la noticia acerca de Amatis, mientras él todavía estaba en la estación de policía.
A pesar de que ____(tn) lo había recibido con abrazos cuando él había vuelto a casa, no había mencionado a su hermana ni una vez, y ella tampoco.
―Si fuera por mí, huiría a Las Vegas y tendría una boda temática por cincuenta dólares con Elvis presidiéndola.
―Yo podría ser la dama de honor ―sugirió ____(tn). Miró a Simón de manera expectante―. Y tú podrías ser...
―Oh, no ―dijo―. Soy hipster, soy demasiado genial para las bodas temáticas.
―Juegas D y D, eres geek ―le corrigió ella con cariño.
―Ser geek es chic ―declaró Simón―. Las damas aman a los nerds.
Luke se aclaró la garganta.
¿Supongo que vinieron aquí para decirme algo?
―Voy al Instituto a ver Nicholas ―dijo ____(tn)―. ¿Quieres que te traiga algo cuando regrese?
Él negó con la cabeza.
―Tu madre está en la tienda, comprando alimentos. ―Se inclinó hacia delante para agitarle el pelo, e hizo una mueca. Se estaba curando, pero lentamente―. Que se diviertan.
____(tn) pensó en lo que probablemente afrontaría en el Instituto: una Maryse enojada, una Isabelle muy cansada, un Alec ausente, un Nicholas que no quería verla, y suspiró.
―Por supuesto.
****************************************
El túnel del metro olía a invierno, que por fin había llegado a la ciudad. Había un lejano olor a metal frío y húmedo, tierra húmeda, y un indicio de humo. Alec estaba caminando por las vías, mientras veía su propia respiración convertida en vapor, unas nubes blancas se esparcían por delante de su cara, y metió la mano libre en el bolsillo de su chaquetón azul para mantener el calor. La luz mágica que tenía en la otra mano iluminaba el túnel: en las paredes había azulejos de color verde y crema, descoloridos por los años, y el cableado colgaba como telarañas de las paredes.
Había pasado un largo tiempo desde que este túnel había visto un tren en movimiento.
Alec se había levantado antes de que Magnus despertara, una vez más.
Magnus había estado durmiendo hasta tarde, todavía se estaba recuperando de la batalla en el Burren. Había recurrido a una gran cantidad de energía para poder curarse a sí mismo, pero todavía no estaba del todo bien. Los brujos eran inmortales, pero no invulnerables, y "unos pocos centímetros mas arriba y habría sido todo para mí. Mi corazón habría dejado de latir", Magnus había mencionado esto con un gruñido de dolor, mientras examinaba la herida de cuchillo.
Hubo unos momentos (minutos, incluso), en los que Alec realmente había pensado que Magnus estaba muerto. Y después de pasar tanto tiempo preocupándose de que se hiciera viejo y muriera antes que Magnus, habría sido una amarga ironía; del tipo de cosas que se merecía por haber contemplando, incluso por un segundo, la oferta que Camille le había hecho. Podía ver luz delante de él: la estación City Hall, iluminada por arañas y claraboyas.
Estaba a punto de apagar su luz mágica cuando oyó una voz familiar tras él.
―Alec ―dijo―. Alexander Gideon Lightwood.
Alec sintió un vuelco en el corazón. Se dio la vuelta lentamente.
―¿Magnus?
Magnus dio un paso hacia adelante, hacia el círculo de iluminación emitido por la luz mágica que sostenía Alec. Parecía extrañamente sombrío, con los ojos ensombrecidos y su cabello, que siempre estaba en punta estaba desordenado.
Sólo llevaba una chaqueta de traje sobre una camiseta, y Alec no pudo evitar preguntarse si tendría frío.
―Magnus ―dijo Alec de nuevo―. Pensé que estabas dormido.
―Evidentemente ―contestó Magnus.
Alec tragó saliva. Nunca había visto a Magnus tan enojado. No así. Los ojos de gato de Magnus eran remotos, imposibles de leer.
―¿Me seguiste? ―preguntó Alec.
―Se podría decir que sí. Contribuyó el hecho de que ya sabía a dónde te dirigías.―Con un movimiento rígido, Magnus tomó un cuadrado de papel que estaba doblado en su bolsillo. En la penumbra, pudo ver que estaba cubierto con una floreciente escritura a mano―. Sabes, cuando me dijo que habías estado aquí, sobre el trato que había arreglado contigo, no le creí. No quería creerle. Pero aquí estás.
―Camille te dijo…
Magnus levantó una mano para cortarlo en seco.
―Detente, sólo para ―le pidió con cansancio―. Por supuesto que me dijo. Te advertí que ella era una maestra de la manipulación y la política, pero no quisiste escucharme. A quién crees que ella prefiere tener de su de lado ¿a mí o a ti? Tienes dieciocho años, Alexander; no eres exactamente un aliado poderoso.
―Ya le dije que no mataría a Raphael ―dijo Alec―. Vine aquí y le dije que el trato estaba cancelado, que no quería hacerlo…
―¿Tenías que venir todo el camino hasta aquí, personalmente, a una estación de metro abandonada para transmitir ese mensaje? ―preguntó Magnus levantando las cejas―. ¿No crees que podrías haber entregado esencialmente ese mismo mensaje, sin tener que acercarte tanto, manteniéndote lejos, tal vez?
―Era…
―E incluso si ya viniste hasta aquí, innecesariamente, y le dijiste que el acuerdo estaba cancelado ―Magnus siguió hablando con una mortal voz calma― ¿por qué estás aquí ahora? ¿Para hacer socializar? ¿Una visita casual? Explícame, Alexander, si hay algo que me esté olvidando.
Alec tragó fuertemente. Seguramente tendría que haber una manera de explicarle que había venido hasta aquí, a visitar a Camille, porque ella era la única persona con la que podía hablar de Magnus. La única persona que conocía a Magnus, como él, no sólo como el Gran Brujo de Brooklyn, sino como alguien capaz de amar y ser amado, que tenía debilidades y peculiaridades humanas, y estados de ánimo extraños e irregulares con los que Alec no tenía idea de cómo lidiar sin el consejo de alguien.
―Magnus. ―Alec dio un paso hacia su novio, y por primera vez, si su memoria no le fallaba, Magnus se apartó de él. Su postura era rígida y hostil. Estaba mirando a Alec de la misma forma en la que vería a un extraño, un desconocido que no le agradaba mucho.
―Lo siento mucho ―dijo Alec. Su voz sonaba áspera y desigual a sus propios oídos―. Nunca quise…
―Estaba pensando acerca de eso, sabes ―comentó Magnus―.Eso es en parte el por qué quería el libro del Blanco. La inmortalidad puede ser una carga. Piensas en los días que se extienden delante de ti, cuando has estado en todas partes y has visto todo. La única cosa que no había experimentado era el envejecer con alguien, alguien que amaba. Pensé que tal vez podrías ser tú, pero eso no te da el derecho de hacer de la duración de mi vida tú elección y no la mía.
―Lo sé. ―El corazón de Alec latía rápidamente―. Lo sé, y no iba a hacerlo…
―Voy a estar fuera todo el día ―continuó Magnus―. Ve a recoger tus cosas de mi hogar. Deja tus llaves en la mesa de comedor. ―Sus ojos buscaron la cara de Alec―. Hemos terminado. No quiero volver a verte, Alec o a cualquiera de tus amigos. Estoy cansado de ser su brujo mascota.
Las manos de Alec habían comenzado a temblar, lo suficientemente fuerte como para dejar caer su luz mágica. La luz se apagó, y cayó de rodillas, escarbando en el suelo entre la basura y la suciedad. Finalmente, algo se iluminó delante de sus ojos, y se levantó para ver a Magnus, de pie delante de él con la luz mágica en su mano.
Brillaba y parpadeaba con unos extraños colores.
―No debería encenderse así ―dijo Alec de forma automática―. Para nadie excepto para un Cazador de Sombras.
Magnus le tendió la piedra. El corazón de la luz mágica estaba brillando de un rojo oscuro, como el carbón en el fuego.
―¿Es a causa de tu padre? ―preguntó Alec. Magnus no respondió, sólo se inclinó para poner la piedra runa en la palma de Alec. Cuando sus manos se tocaron, la cara de Magnus cambió.
―Estás congelando.
―¿Sí?
―Alexander… ―Magnus lo atrajo hacia sí, la luz mágica oscilaba entre ellos, su color cambiaba rápidamente. Alec nunca antes había visto una piedra runa de luz mágica hacer eso. Apoyó la cabeza contra el hombro de Magnus y dejó que lo sostuviera en sus brazos. El corazón de Magnus no latía como el corazón de cualquier humano normal. Su latido era más lento, pero constante. Alec pensó muchas veces que era la cosa más estable en su vida.
―Bésame ―dijo Alec.
Magnus puso su mano en la mejilla de Alec y, con mucha suavidad, casi distraído, trazó con pulgar uno de los pómulos de Alec. Cuando se inclinó para besarlo, olía a sándalo. Alec se aferró a la manga de la chaqueta de Magnus, y la luz mágica, ubicada entre sus cuerpos, se encendió con colores rosa, azul y verde.
Fue un beso lento y triste. Cuando Magnus de alejó, Alec descubrió que de alguna manera estaba sosteniendo la luz mágica solo, la mano de Magnus se había ido. La luz estaba brillando de un suave blanco, nuevamente.
Suavemente, Magnus dijo―: A ku cinta kamu.
―¿Qué significa eso?
Magnus se desenredó del agarre de Alec.
―Significa te amo, pero eso no significa que cualquier cosa entre nosotros vaya a cambiar.
―Pero si me amas…
―Por supuesto que sí, más de lo que pensé que podría hacerlo. Pero aun así, terminamos ―dijo Magnus―. No cambia lo que hiciste.
―Pero fue sólo un error ―susurró Alec―. Un error.
Magnus se rio fuertemente.
―¿Un error? Eso es como llamar al viaje inaugural del Titanic un accidente naval de menor importancia. Alec, trataste de acortar mi vida.
―Fue sólo que… ella lo ofreció, pero pensé en ello y no pude hacerlo, no podía hacerte eso.
―Pero tuviste que pensarlo y para colmo nunca se te ocurrió mencionármelo.
―Magnus sacudió la cabeza―. No confiaste en mí, nunca lo has hecho.
―Lo hago ―dijo Alec―. Lo haré… lo intentaré. Dame otra oportunidad…
―No ―dijo Magnus―. Y si me permites darte un consejo: evita a Camille. Una guerra se avecina, Alexander y no creo que quieras que tus lealtades se pongan en tela de juicio, ¿no es así?
Y con eso se dio la vuelta y se alejó, con las manos en los bolsillos, caminando lentamente, como si estuviera herido, y no sólo por el corte en su costado, pero incluso así, seguía alejándose. Alec lo observó hasta que se caminó más allá del resplandor de la luz mágica y salió de su vista.
***********************************
El interior del Instituto había sido fresco durante el verano, pero ahora, con el invierno de verdad aquí, ____(tn) pensaba que hacía calor ahí dentro. La nave brillaba con filas de candelabros, y vitrales en las ventanas que resplandecían suavemente. Dejó que la puerta se cerrara tras ella y se dirigió al ascensor. Estaba a medio camino del pasillo central cuando oyó que alguien se reía.
Se dio la vuelta y vio a Isabelle. Estaba sentada en una de las bancas viejas, sus largas piernas colgaban del respaldar de los asientos en frente de ella. Llevaba botas que llegaba a lo alto de sus muslos, jeans delgados, y un suéter rojo que dejaba un hombro al descubierto. Su piel estaba trazada con patrones negros; ____(tn) recordó lo que Sebastian había dicho, el hecho de que no le gustaba cuando las mujeres desfiguraban su piel con marcas, y se estremeció en su interior.
―¿No me oíste decir tu nombre? ―exigió Izzy―. De verdad a veces puedes tener una mente sorprendentemente singular.
____(tn) se detuvo y se apoyó en un banco.
―No estaba ignorándote a propósito.
Isabelle sacó las piernas del banco, las bajó y se levantó. Los tacones de las botas eran altos, lo que hacía que se elevara sobre ____(tn).
―Ya lo sé. Es por eso dije ‘mente singular’, y no ‘grosera’.
―¿Estás aquí para decirme que me vaya? ―____(tn) se sintió complacida por el hecho de que su voz no tembló. Quería ver a Nicholas. Quería verlo más que cualquier otra cosa en el mundo. Pero después de todo por lo que había pasado el mes anterior, sabía que lo que más importaba era que él estuviese vivo, y que fuera él mismo nuevamente.
Todo lo demás era secundario.
―No ―contestó Izzy, y comenzó a moverse hacia el ascensor. ____(tn) se puso a caminar a su lado―. Creo que todo esto es ridículo. Tú le salvaste la vida.
____(tn) tragó a pesar de la sensación de frío en su garganta.
―Dijiste que había cosas que no entendía.
―Las hay. ―Isabelle pulsó el botón del ascensor―. Nicholas puede explicártelas. Vine porque pensaba que había algunas cosas que deberías saber.
____(tn) escuchó el crujido familiar y lamentable que hacia la jaula del elevador, puesto que era muy antiguo.
―¿Como qué?
―Mi papá regresó ―le informó Isabelle, sin encontrar los ojos de ____(tn).
―¿Volvió como de visita, o para siempre?
―Para siempre. ―Isabelle sonaba tranquila, pero ____(tn) recordó que se había sentido herida cuando se enteró de que Robert había estado tratando de obtener la posición Inquisidor.
―Básicamente, Aline y Helen nos salvaron de meternos en un gran problema por lo que pasó en Irlanda. Cuando llegamos a ayudarte, lo hicimos sin antes hablar con la Clave. Mi mamá estaba segura de que si les decíamos, mandarían asesinos para matar a Nicholas. No podía decirles, quiero decir, esta es nuestra familia.
El ascensor llegó con un estruendoso choque antes de que ____(tn) pudiera decir algo.
Siguió a la otra chica al interior, luchando contra la extraña necesidad de darle un abrazo a Isabelle. Pero dudaba que a Izzy le gustara.
―Así que Aline le dijo al Cónsul (que después de todo, es su madre) que no había habido tiempo de notificar a la Clave, que la habían dejado atrás con órdenes estrictas de llamar a Jia, pero había habido un mal funcionamiento con los teléfonos y que no habían funcionado. Básicamente, le mintió para salvar su trasero. De todos modos, esa es nuestra historia, y nos aferramos a ella. No creo que Jia la haya creído, pero no importa, no es como si Jia quisiera castigar a mamá; sólo tenía que tener alguna coartada a la que pudiera aferrarse para no tener que sancionarnos. Después de todo, no es como si la operación hubiese sido un desastre. Nos infiltramos, sacamos a Nicholas, matamos a la mayoría de los Nefilim oscuros, e hicimos que Sebastian huyera. ―El ascensor dejó de ascender e hizo un ruido al detenerse.
―¿Hicimos que Sebastian huyera? ―repitió ____(tn)―. Entonces ¿no tenemos idea de dónde está? Pensé que tal vez ya que destruí su apartamento, el agujero dimensional, podrían rastrearlo.
―Lo hemos intentado ―dijo Isabelle―. Dondequiera que esté, sigue estando más allá o fuera de nuestras capacidades de seguimiento. De acuerdo con los Hermanos Silenciosos, la magia que Lilith empleó… Bueno, es fuerte, ____(tn). Muy fuerte. Tenemos que asumir que él está por ahí, con la Copa Infernal, planificando su próximo movimiento. ―Abrió la puerta de la jaula del ascensor y salió―. ¿Crees que volverá por ti, o por Nicholas?
____(tn) dudó.
―No de inmediato ―respondió finalmente―. Para él, somos las últimas partes del rompecabezas. Querrá que todo esté arreglado en primer lugar. Quiere armar su propio ejército. Querrá estar listo. Somos como... los premios que recibe por haber ganado. No quiere estar solo.
―Debe estar muy solo ―dijo Isabelle. No hubo simpatía en su voz, era sólo una observación.
____(tn) pensó en él, la cara que había estado tratando de olvidar, la misma que rondaba sus pesadillas y sus sueños diurnos. Me preguntaste a quién pertenecía.
―No tienes idea.
Llegaron a las escaleras que conducían a la enfermería. Isabelle hizo una pausa, con la mano en su garganta. ____(tn) podía ver el contorno cuadrado de su collar de rubí por debajo del material de su suéter.
―____(tn)...
____(tn) repentinamente se sintió incómoda. Se enderezó el dobladillo del suéter, sin querer mirar a Isabelle.
―¿Qué se siente? ―preguntó Isabelle abruptamente.
―¿Qué cosa?
―Estar enamorada ―dijo Isabelle―. ¿Cómo sabes cuando lo estás? Y ¿cómo sabes si alguien más está enamorado de ti?
―Hmm…
―Por ejemplo Simón ―continuó Isabelle―. ¿Cómo supiste decir que él estaba enamorado de ti?
―Bueno ―contestó ____(tn)―. Él me lo dijo.
―Él te lo dijo.
____(tn) se encogió de hombros.
―¿Antes de eso, no tenías ni idea?
―No, realmente ―admitió ____(tn), recordando el momento―. Izzy... si tienes sentimientos por Simón, o si deseas saber si él siente algo por ti... tal vez sólo deberías decirle.
Isabelle jugaba con una pelusa inexistente en su puño.
―¿Decirle qué?
―Cómo te sientes acerca de él.
Isabelle parecía alborotada.
―No debería tener que hacerlo.
____(tn) negó con la cabeza.
―Dios, tú y Alec son tan parecidos…
Los ojos de Isabelle se abrieron como platos.
―¡No lo somos! Somos totalmente diferentes. He salido con muchos chicos, él nunca había salido con alguien, antes de Magnus. Él se pone celoso, yo no…
―Todo el mundo se pone celoso ―dijo ____(tn) concluyentemente―. Los dos son tan estoicos. Es amor, no la batalla de Termópilas. No tienes que tratar todo como si fuera una última batalla; no tienes que mantener todo dentro de ti.
Isabelle alzó las manos.
―¿De repente eres experta?
―No soy experta ―dijo ____(tn)―, pero conozco a Simón. Si no le dices algo, él va a asumir que es porque no estás interesada, y simplemente va a darse por vencido. Él te necesita, Iz, y sé que tú también lo necesitas. Sólo necesita que seas tú quien se lo diga.
Isabelle suspiró y se volvió para comenzar a caminar nuevamente. ____(tn) podía oír sus murmullos mientras caminaba.
―Esto es tu culpa, sabes. Si no le hubieras roto el corazón…
―¡Isabelle!―Bueno, lo hiciste.
―Sí, y me parece recordar que cuando se convirtió en una rata, fuiste tu la que sugirió dejarlo en ese estado permanentemente.
―No lo hice.
―Sí, lo hiciste… ―____(tn) se interrumpió. Habían llegado al siguiente piso, donde un largo pasillo se extendía en ambas direcciones. Delante de las puertas dobles de la enfermería se encontraba una figura vestida con la túnica color pergamino de los Hermano Silenciosos. Tenía las manos cruzadas, y el rostro inclinado hacia abajo, en una postura meditativa.
Isabelle lo señaló con un ademán exagerado.
―Ahí tienes ―dijo―. Buena suerte en conseguir pasar más allá de él para ver a Nicholas. ―Y caminó por el pasillo con sus botas golpeando el piso de madera.
____(tn) suspiró para sus adentros y alcanzó la estela que estaba en su cinturón.
Dudaba que hubiera una runa que pudiera proyectar un glamour lo suficientemente fuerte como para engañar a un Hermano Silencioso, pero tal vez, si pudiera acercarse lo suficiente como para usar una runa de sueño en la piel del Hermano...
____(tn) Fray.
La voz en su cabeza sonaba divertida, y también familiar. No omitía ningún sonido, pero pudo reconocer la forma de los pensamientos, de la misma manera en la se podría reconocer la manera en que alguien se ríe o respira.
―Hermano Zachariah. ―Con resignación deslizó la estela nuevamente en su lugar y se acercó a él, deseando que Isabelle se hubiera quedado con ella.
―Supongo que estás aquí para ver a Jonathan ―dijo, elevando su cabeza y terminando con la postura de meditación. Su rostro todavía estaba oculto por las sombras de su capucha, aunque se podía ver la forma angular de sus pómulos―. A pesar de las órdenes de la Hermandad.
―Por favor, llámelo Nicholas. De lo contrario suena muy confuso.
―'Jonathan' es un nombre muy fino y antiguo para un Cazador de Sombras, es el primer nombre. Los Herondale siempre han mantenido los nombres en la familia…
―Él no fue nombrado por un Herondale ―señaló ____(tn)―. Aunque tiene la daga de su padre, y ésta dice S.W.H. en la hoja.
―Stephen William Herondale.
____(tn) dio otro paso hacia las puertas, y hacia Zachariah.
―Sabe mucho acerca de las Herondale ―comentó―. Y de todos los Hermanos Silenciosos, usted parece ser el más humano. La mayoría de ellos no muestran ninguna emoción. Son como estatuas. Pero usted parece sentir cosas, recuerda su vida.
―Ser un Hermano Silencio es vida, ____(tn) Fray. Pero si tú quieres decir que si recuerdo mi vida antes de la Hermandad, la recuerdo.
____(tn) tomó una respiración profunda.
―¿Ha estado enamorado alguna vez? ¿Antes de la Hermandad? ¿Hubo alguna vez una persona lo suficientemente importante por la que habría dado su propia vida?
Hubo un largo silencio. Entonces:
―Dos personas ―dijo el hermano Zachariah―. Hay recuerdos que el tiempo no es capaz de borrar, ____(tn), pregúntale a tu amigo Magnus Bane, si no me crees. El vivir por siempre no hace la pérdida olvidable, sólo soportable.
―Bueno, yo no tengo un para siempre ―dijo ____(tn) en voz baja―. Por favor, déjeme entrar para ver a Nicholas.
El hermano Zachariah no se movió.
Ella aún no podía ver su rostro, sólo una sugerencia de las sombras y planos debajo de la capucha de su túnica. Sólo sus manos eran visibles porque estaban unidas frente a él.
―Por favor ―dijo ____(tn).
:lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro:
Bueno Alec, al final terminaste cansando a Magnus!
:misery: :misery: :misery: :misery: :misery:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
Alec se subió a la plataforma de la estación de metro City Hall y se dirigió hacia las escaleras. Ya había bloqueado la imagen de Magnus alejándose de él y se había concentrado en un sólo pensamiento: iba a matar a Camille Belcourt.
Subió las escaleras, sacando a su paso un cuchillo serafín del cinturón. La luz aquí era vacilante y débil. Salió al entresuelo bajo la estación City Hall, donde unos tragaluces tintados dejaban entrar la luz invernal. Metió la luz mágica dentro de su bolsillo y levantó el cuchillo serafín.
―Amriel ―susurró, y la daga ardió como un rayo de luz en su mano. Levantó la barbilla, contemplando el vestíbulo. El sofá de respaldo alto estaba allí, pero Camille no estaba sentada en él. Alec le había enviado un mensaje diciendo que iba a venir, pero después de la forma en que lo había traicionado supuso que no debería estar sorprendido de que ella no se hubiera quedado para verlo. En un estado de furia camino por la habitación y le dio una patada al sofá, tan fuerte que se volteó con un choque de madera y una nube de polvo; una de las patas se desprendió.
Desde la esquina de la sala se escuchó una risa como el sonido del tintineo de la plata.
Alec se volvió, con el cuchillo serafín ardiendo en su mano. Las sombras en las esquinas eran espesas y profundas, e incluso la luz de Amriel no podía penetrar en ellas.
―¿Camille? ―dijo, su voz estaba peligrosamente calma―. Camille Belcourt. Ven aquí ahora.
Hubo otra risita, y una figura salió de las tinieblas, pero no era Camille.
Era una niña, probablemente de no más de doce o trece años, muy delgada; llevaba un par de pantalones vaqueros rasgados y una camiseta rosa de manga corta con un unicornio brillante. También llevaba un pañuelo de color rosa, con los extremos empapados en sangre.
La sangre teñía la mitad inferior de su rostro, y el dobladillo de su camiseta. Ella miró a Alec con unos alegres ojos sorprendidos.
―Te conozco ―suspiró ella, y mientras hablaba, vio un flash de sus afilados incisivos como agujas. Vampiro―. Alec Lightwood. Eres amigo de Simón, te he visto en los conciertos.
Él la miró fijamente. ¿La había visto antes? Tal vez… Vino a su mente el parpadeo de un rostro entre las sombras en un bar, en una de esas presentaciones a las que Isabelle lo había arrastrado, pero no estaba seguro. Claro que eso no quería decir que no sabía quién era.
―Maureen ―dijo―. Eres la Maureen de Simón.
Se veía contenta.
―Lo soy ―afirmó―. Soy la Maureen de Simón.
Bajó la mirada a sus manos, las cuales estaban bañadas en sangre, como si se hubiera lanzado a una piscina con la cosa. Y no era sangre humana, pensó Alec, era sangre oscura de color rojo rubí, característica de los vampiros.
―Estás buscando a Camille ―dijo con voz cantarina―. Pero ella ya no esta aquí. Oh, no. Se ha ido.
―¿Se ha ido? ―repitió Alec―. ¿Qué quieres decir con que se ha ido?
Maureen se rio.
―Ya sabes cómo funciona la ley de vampiros, ¿no? El que mata al líder de un clan de vampiros, se convierte en el nuevo líder. Y Camille era la jefa del clan de Nueva York. Oh, sí, lo era.
―Entonces… ¿alguien la mató?
Maureen rompió en carcajadas, en repique descontrolado de alegría.
―No sólo alguien, tontillo ―dijo―. Fui yo.
El techo abovedado de la enfermería era de color azul, pintado con un patrón de estilo rococó con querubines y detalles de lazos de oro; había muchas nubes blancas a la deriva. Las filas de camas de metal se alineaban en las paredes de izquierda a derecha, dejando un pasillo ancho en el medio. Dos tragaluces altos dejaban entrar la clara luz invernal del sol, a pesar de que hacía poco para calentar la fría habitación. Nicholas estaba sentado en una de las camas, echado hacia atrás contra una pila de almohadas que había quitado de las otras camas. Vestía jeans desgastados en los dobladillos y una camiseta gris. Tenía un libro que equilibraba sobre las rodillas. Alzó la vista cuando ____(tn) entró en la habitación, pero no dijo nada mientras ella se acercaba a su cama.
El corazón de ____(tn) había empezado a latir con fuerza. El silencio se sentía incómodo, casi opresivo; los ojos de Nicholas la siguieron cuando llegó al pie de su cama y se detuvo allí, con las manos en el estribo de metal. Estudió su rostro, había intentado dibujarlo tantas veces, pensó, tratado de capturar esa inefable cualidad que hacía de Nicholas lo que era; pero sus dedos nunca habían sido capaces de conseguir lo que veía.
Estaba ahí ahora, donde no había estado cuando Sebastian lo controlaba; la miraba desde los ojos, como fuera que quisiera llamarlo: alma o espíritu, estaba ahí. Ella apretó las manos en el estribo.
―Nicholas...
Él se puso mechón de pelo dorado pálido detrás de la oreja.
―Es… ¿Los Hermanos Silenciosos te dijeron que estaba bien que estuvieras aquí?
―No exactamente.
La esquina de su boca se torció.
―Así que ¿los noqueaste en un dos por tres y lograste pasar sobre ellos? La Clave toma medidas oscuras en ese tipo de cosas, lo sabes.
―Vaya, no pusiste nada delante de mí, ¿verdad?
____(tn) se movió para sentarse en la cama junto a él, en parte para quedar al mismo nivel y en parte para ocultar el hecho de que sus rodillas estaban temblando.
―He aprendido a no hacerlo ―dijo, y puso su libro a un lado. Sintió las palabras como una bofetada.
―No quería hacerte daño ―dijo ella, y su voz salió casi como un susurro―. Lo siento.
Él se sentó con la espalda recta, balanceando las piernas sobre el borde de la cama. No estaban lejos el uno del otro, compartían la misma cama, pero él se estaba frenando, por lo que pudo notar. Se dio cuenta de que había secretos en el fondo de sus claros ojos, podía sentir su vacilación.
____(tn) quería estirar la mano, pero en cambio, se quedó inmóvil, y mantuvo la voz firme.
―Nunca quise hacerte daño y no sólo me refiero a lo sucedido en el Burren. Quiero decir, desde el momento en que el que tú, el verdadero tú, me dijiste lo que querías. Debería haberte escuchado, pero lo único en lo que pensaba era en salvarte, alejarte. No te escuché cuando me dijiste que querías entregarte a la Clave, y debido a eso, casi terminamos como Sebastian. Y cuando hice lo que hice con Gloriosa… Alec e Isabelle, debieron haberte dicho que la espada era para Sebastian, pero no pude llegar a él a través de la multitud, no pude. Y pensé en lo que me dijiste, que preferirías morir antes que vivir bajo la influencia de Sebastian. ―Su voz quebró―. El verdadero tú, quiero decir. No podía preguntártelo, así que tuve que adivinar, tienes que saber que fue horrible para mí tener que hacerte daño de esa manera, saber que podrías haber muerto y que mi mano era la que sostuvo la espada que te mató. Hubiera dado mi vida por ti, pero puse en riesgo tu vida porque pensé que era lo que hubieras pedido, y después de haberte traicionado una vez, pensé que te lo debía. Pero si estaba equivocada... ―Hizo una pausa, pero él siguió en silencio. Su estómago se revolvió, como si estuviera a punto de enfermarse, esto era desgarrador―. Entonces, lo siento. No hay nada que pueda hacer para compensarlo. Pero, quería que supieras que lo siento.
Se detuvo de nuevo, y esta vez el silencio se extendió entre ellos cada vez más, un hilo imposiblemente tirante.
―Puedes hablar ahora ―exclamó bruscamente, al fin―. De hecho, sería genial si lo hicieras.
Nicholas la estaba mirando con incredulidad.
―Vamos a ver si lo entiendo bien ―dijo―. ¿Viniste hasta aquí a pedirme disculpas?
Ella se sorprendió.
―Por supuesto que sí.
―____(tn) ―dijo―, me salvaste la vida.
―Te apuñalé con una espada enorme. Te prendiste fuego.
Sus labios temblaron casi imperceptiblemente.
―Está bien ―dijo―, puede que tal vez nuestros problemas no sean como los de otras parejas. ―Levantó una mano como si quisiera tocar su cara, y luego la dejó caer a toda prisa―. Te escuché, ¿sabes? ―comentó suavemente―. Te escuché diciéndome que no estaba muerto, pidiéndome que abriera los ojos.
Se miraron en silencio por lo que probablemente fueron minutos, pero se sintieron como horas para ____(tn). Era tan bueno verlo así, siendo él mismo otra vez, que casi borraba el temor de que todo fuera a ir muy mal.
Finalmente Nicholas habló.
―¿Por qué crees que me enamoré de ti?
Fue lo último que hubiera esperado que dijera.
―No lo… esa no es una pregunta justa.
―Me parece justo a mi ―dijo―. ¿Crees que no te conozco, ____(tn)? ¿La chica que entró en un hotel lleno de vampiros, porque su mejor amigo estaba allí y necesitaba que lo salvaran? ¿Que hizo un portal y se transportó a Idris porque odiaba la idea de quedarse fuera de la acción?
―Me regañaste por eso.
―Me regañaba a mí mismo ―dijo―. Hay cosas en las que somos tan parecidos: somos imprudentes, no pensamos antes de actuar; haríamos cualquier cosa por las personas que amamos; y nunca pensé en lo aterrorizante que era eso para las personas que me aman hasta que lo vi en ti y me espantó. ¿Cómo podría protegerte si tú no me lo permitías? ―Se inclinó hacia delante―. Esa, por cierto, es una pregunta retórica.
―Excelente, porque no necesito protección.
―Sabía que dirías eso, pero la cosa es que a veces lo necesitas y a veces yo también. Estamos destinados a protegernos mutuamente, pero no de todo. No de la verdad. Eso es lo que significa amar a alguien, permitir que sean ellos mismos.
____(tn) se miró las manos. Quería estirarlas y tocarlo de tal manera, que era insoportable. Era como visitar a alguien en la cárcel, donde se podía ver con tanta claridad y tan cerca, pero estaban separados por vidrio irrompible.
―Me enamoré de ti ―continuó él―, porque eres una de las personas más valientes que he conocido jamás. Entonces, ¿cómo podría pedirte que dejaras de ser valiente sólo porque yo te amo? ―Se pasó las manos por el pelo, lo que hizo que se formara un desastre de bucles y rizos que ____(tn) ansiaba alisar―. Viniste por mí ―dijo―. Me salvaste cuando casi todo el mundo se había dado por vencido, e incluso las personas que no habían renunciado a mí no sabían qué hacer. ¿Crees que no sé por lo que pasaste? ―Sus ojos se oscurecieron―. ¿Cómo pensaste siquiera que podría estar enojado contigo?
―Entonces, ¿por qué no has querido verme?
―Porque…―Nicholas exhaló―. Bueno, eso es bastante justo, pero hay algo que no sabes. La espada que usaste, la que Raziel le dio a Simón…
―Gloriosa ―dijo ____(tn)―. La espada del arcángel Miguel. Fue destruida.
―No destruida, volvió de donde vino, una vez que el fuego celestial se consumió.
―Nicholas sonrió débilmente―. De lo contrario nuestro Ángel habría tenido una seria charla con Miguel una vez que éste descubriera que su compañero Raziel había prestado su espada favorita a un grupo de descuidados seres humanos. Pero estoy divagando. La espada... la forma en que ardía... no era ningún fuego ordinario.
―Lo supuse. ―____(tn) deseó que Nicholas extendiera el brazo y la atrajera hacia él, pero parecía querer mantener el espacio entre ellos, así que ella se quedó donde estaba.
Se sentía como un dolor en su cuerpo, el estar tan cerca de él y no ser capaz de tocarlo.
―Me gustaría que no te hubieras puesto ese suéter ―murmuró Nicholas.
―¿Qué? ―Miró hacia abajo―. Pensé que te gustaba este suéter.
―Me encanta ―confirmó, y meneó la cabeza―. No importa. Ese tipo de fuego era fuego celestial. La zarza ardiente, el fuego y el azufre, la columna de fuego que iba delante de los hijos de Israel, ése es el fuego del que estamos hablando. ‘Porque fuego se ha de encender en mi furor, y arderá hasta lo mas profundo del infierno, y devorará la tierra y sus frutos, y prenderá fuego a los cimientos de los montes’. Ése es el fuego que quemó lo que Lilith me había hecho. ―Alcanzó el dobladillo de su camisa y la levantó. ____(tn) contuvo el aliento; por encima de su corazón, en la suave piel del pecho, no había marca alguna, sólo una cicatriz blanca causada por la espada cuando penetró su suave piel.
Ella estiró la mano, con ganas de tocarlo, pero él retrocedió, negando con la cabeza.
Sintió la expresión de dolor que cruzó su cara antes de poder ocultarlo. Él se bajó la camisa.
―____(tn) ―dijo―. Ese fuego sigue estando dentro de mí.
Ella lo miró fijamente.
―¿Qué quieres decir?
Él respiró hondo y extendió las manos con las palmas hacia abajo. Ella las miró, delgadas y familiares, la runa de Visión que estaba en su mano derecha se había desvanecido entre las capas de cicatrices blancas. Mientras los dos miraban, sus manos empezaron a agitarse ligeramente y, a continuación, ante los ojos incrédulos de ____(tn), comenzaron a volverse transparentes. Como la hoja de Gloriosa, cuando había comenzado a arder, su piel pareció convertirse en vidrio, un vidrio que tenía atrapado dentro una especie de oro que se movía, se oscurecía y quemaba. ____(tn) podía ver la silueta de su esqueleto a través de la transparencia de su piel; huesos de oro conectados por tendones de fuego. Lo oyó inhalar con fuerza, entonces alzó la vista, y miró dentro de sus ojos, eran de oro. Siempre habían sido dorados, pero podría jurar que ahora que el oro vivía y quemaba también. Respiraba con dificultad, y el sudor brillaba en sus mejillas y clavícula.
―Tienes razón ―dijo ____(tn)―. Nuestros problemas no son realmente como los problemas de otras parejas.
Nicholas la miró con incredulidad. Poco a poco cerró sus manos en puños, y el fuego se desvaneció, dejando sólo sus manos normales y familiares detrás, sin sufrir daño alguno.
Casi ahogándose por una carcajada, le dijo:
―¿Eso es todo lo que tienes que decir?
―No, tengo mucho más que decir. ¿Qué está pasando? ¿Acaso tus manos son armas ahora? ¿Te estás convirtiendo en Antorcha Humana? Qué demonios…
―No sé lo que es la antorcha humana, pero… Está bien mira, los Hermanos Silenciosos me han dicho que llevo el fuego divino dentro de mí ahora, en mis venas, en mi alma. La primera vez que desperté, me sentía como si estuviera respirando fuego. Alec e Isabelle pensaron que el fuego era sólo un contratiempo, algo temporal, causado por efecto de la espada, pero cuando no se fue y llamaron a los Hermanos Silenciosos, el hermano Zachariah dijo que no sabía qué tan temporal sería. Y lo quemé. Él estaba tocando mi mano cuando lo dijo, y sentí una sacudida de energía pasar a través de mí.
―¿Una quemadura grave?
―No. Menor. Pero aun así…
―Es por eso que no me tocas ―____(tn) lo dijo en voz alta―. Tienes miedo de quemarme.
Él asintió.
―Nadie ha visto nada como esto, ____(tn). Nunca antes, jamás. La espada no me mató. Pero dejó esto, este pedazo de algo sumamente mortal dentro de mí. Algo tan poderoso que probablemente matarían a un simple humano, tal vez incluso a un Cazador de Sombras corriente. ―Tomó una respiración profunda―. Los Hermanos Silenciosos están trabajando en cómo podría controlar esto o deshacerme de él, pero como puedes imaginar, no soy su prioridad.
―Pero Sebastian sí lo es. Ya oíste que destruí ese apartamento. Sé que él tiene otras formas de moverse, pero...
―Ésa es mi chica. Pero él tiene refuerzos, otros escondites No sé donde están; nunca me lo dijo. ―Se inclinó hacia delante, tan cerca que podía ver cómo sus ojos cambiaban de color―. Desde que desperté, los Hermanos Silenciosos han estado conmigo casi todo el tiempo. Tuvieron que realizar la ceremonia nuevamente, la que se realiza cuando nacen los Cazadores de Sombras para mantenerlos a salvo. Y luego se metieron en mi mente. Buscando, tratando de sacar cualquier fragmento de información útil acerca de Sebastian, algo que pueda conocer y que no recuerdo. Pero… ―Nicholas sacudió la cabeza en señal de frustración―. Simplemente no hay nada. Conocía sus planes para la ceremonia en el Burren, pero después de eso no hay nada, ni idea de lo que va a hacer a continuación, ni donde podría atacar. Lo que saben es que ha estado trabajando con demonios, por lo que están asegurando las salvaguardas, especialmente aquellas alrededor de Idris. Pero siento que hay algo útil que podríamos conseguir de todo esto, algún conocimiento secreto de mi parte, pero ni siquiera tenemos eso.
―Pero si sabías algo él sólo tendría que cambiar sus planes ―razonó ____(tn)―. Él sabe que te ha perdido, estaban enlazados. Le oí gritar cuando te apuñalé. ―Ella se estremeció―. Fue un horrible sonido de pérdida. Creo que él realmente se preocupaba por ti de alguna manera extraña y retorcida, y a pesar de que todo era horrible, los dos sacamos algo de ello que podría llegar a ser útil.
―¿Qué es...?
―Lo entendemos, quiero decir, más que cualquier otra persona y eso no es algo que se puede borrar con un cambio de planes.
Nicholas asintió lentamente.
―¿Sabes a quién más creo entender ahora? A mi padre.
―Valen… no ―dijo ____(tn), viendo su expresión―. Quieres decir Stephen.
―He estado leyendo sus cartas, las cosas en la caja que me dio Amatis. Él escribió una carta dirigida a mí, sabes, quería que leyera después de su muerte. Me dijo que fuera un hombre mejor que él.
―Lo eres ―afirmó ____(tn)―. En esos momentos cuando estábamos en el apartamento, cuando eras tú, te importaba hacer lo correcto más de lo que te preocupaba tu propia vida.
―Lo sé ―dijo Nicholas, bajando la mirada a las cicatrices de sus nudillos―. Eso es lo extraño. Lo sé. Tuve tantas dudas acerca de mí mismo, siempre, pero ahora conozco la diferencia Entre Sebastian y yo. Entre mí mismo y Valentine. Incluso se la diferencia entre los dos. Valentine honestamente creía que estaba haciendo lo correcto. Odiaba a los demonios. Sin embargo, para Sebastian, la criatura que él piensa que es su madre es un demonio. Felizmente reinaría y guiaría a una raza de Cazadores de Sombras oscuros que ofrecería a los demonios, mientras que los seres humanos comunes de este mundo son sacrificados para el placer de los demonios. Valentine todavía creía que el propósito de los Cazadores de Sombras era proteger a los seres humanos; Sebastian piensa que son cucarachas, no quiere proteger a nadie. Él sólo quiere lo que quiere, en el momento en que lo quiere. La única cosa real que siente es molestia cuando está frustrado.
____(tn) se preguntó a sí misma. Había visto a Sebastian mirar a Nicholas, incluso a sí misma, y sabía que había una parte de él que era tan inmensamente solitaria como el negro más vacío del espacio. La soledad lo movía tanto como el deseo de poder; la soledad y una necesidad de ser amado sin ningún entendimiento correspondiente, de que el amor era algo que se gana sin ninguna otra intención. Pero todo lo que dijo fue:
―Bueno, entonces continuemos frustrándolo.
Una sonrisa fantasmal se dibujó en su rostro.
―Sabes que quiero rogarte que te quedes fuera de esto, ¿verdad? Va a ser una batalla feroz. Mucho más cruel de lo que la Clave empieza a entender.
―Pero no vas a hacer eso ―dijo ____(tn)―, porque eso te haría ver como un idiota.
―¿Lo dices porque necesitamos tus runas de poder?
―Bueno, eso, y ¿no escuchaste todo lo que acabas de decir? ¿Todo ese asunto sobre protegernos el uno a otro?
―Tienes que saber que practiqué ese discurso. En frente de un espejo antes de que llegaras aquí.
―Entonces, ¿qué crees tú que significa eso?
―No estoy seguro ―admitió Nicholas―, pero sé que me veo malditamente bien diciéndolo.
―Dios, olvidé lo molesto que eres sin estar poseído ―murmuró ____(tn)―. ¿Necesito recordarte que dijiste que tienes que aceptar que no me puedes proteger de todo? La única manera en la que podamos protegernos el uno al otro es si estamos juntos. Si nos enfrentamos a las cosas. Si confiamos el uno en el otro. ―Ella lo miró directamente a los ojos―. No debería haberte impedido que fueras a la Clave, al llamar a Sebastian. Debí respetar la decisión que tomaste. Y tú deberías respetar la mía, porque vamos a estar juntos por mucho tiempo, y esa es la única forma en la que va a funcionar.
Su mano avanzó hacia ella sobre la manta.
―Estar bajo la influencia de Sebastian ―empezó, con voz ronca―, parece como si hubiese sido un mal sueño. Ese lugar de locos, esos armarios llenos de ropa para tu madre…
―Así que, lo recuerdas. ―Casi lo susurró.
Sus dedos tocaron los suyos, y ella casi saltó.
Ambos contuvieron la respiración mientras él la tocaba. Ella no se movió, viendo cómo poco a poco sus hombros se relajaban y la mirada inquieta dejaba su rostro.
―Recuerdo todo ―dijo―. Recuerdo el bote en Venecia, el club de Praga, esa noche en París, cuando era yo mismo.
Ella sintió como la sangre corría por debajo de su piel, haciendo que su rostro ardiera.
―De alguna manera, hemos pasado por algo que nadie más puede entender, salvo nosotros ―continuó Nicholas―. Hizo que me diera cuenta de que indiscutiblemente, siempre estaremos mejor juntos. ―Alzó su rostro hacia el suyo. Estaba pálido, y el fuego brillaba en sus ojos―. Voy a matar a Sebastian ―afirmó―. Voy a matarlo por lo que me hizo a mí, lo que te hizo a ti, y lo que le hizo a Max. Voy a matarlo por todo lo que ha hecho, y lo que hará. La Clave lo quiere muerto, y le dará caza, pero quiero que mi mano sea la que lo corte en pedazos.
Alargó la mano, y la puso en la mejilla de ____(tn). Ella se estremeció, y entrecerró los ojos. Estaba esperando que su piel estuviera caliente, pero se sentía fría al tacto.
―¿Y qué pasa si soy yo la que lo mata?
―Mi corazón es tu corazón ―dijo―. Mis manos son tus manos.
Sus ojos eran del color de la miel y se deslizaban lentamente como la misma, mientras sus ojos recorrían su cuerpo de arriba abajo, como si realmente la viera por primera vez desde que había entrado en la habitación, desde su pelo revuelto por el viento hasta sus pies calzados con botas, y viceversa. Cuando sus miradas se encontraron de nuevo, la boca de ____(tn) estaba seca.
―¿Te acuerdas ―dijo él― de cuando nos conocimos y dije que estaba noventa por ciento seguro de que no te mataría al hacerte una runa y luego me diste una bofetada y me dijiste que era por el otro diez por ciento? ―____(tn) asintió con la cabeza―. Siempre pensé que un demonio me mataría ―continuó―. Un Submundo renegado; en una batalla. Pero entonces me di cuenta de que igualmente podría morir si no llegaba a besarte pronto.
____(tn) se humedeció los labios secos.
―Bueno, lo hiciste ―dijo―. Besarme, que quiero decir.
Él se acercó y tomó un rizo de su cabello entre los dedos. Estaba tan cerca que podía sentir el calor de su cuerpo, su olor y el aroma de su jabón, de su piel y de su cabello.
―No es suficiente ―dijo, dejando caer su cabello a través de sus dedos―. Aunque te besara todo el día todos los días durante el resto de mi vida, nunca sería suficiente.
Inclinó la cabeza y ella no pudo evitar levantar su rostro. Su mente estaba llena del recuerdo de París, aferrándose a Nicholas como si fuera la última vez que lo sostendría, y casi había sido así. La forma en que había sentido, probado y respirado.
Podía oír su respiración ahora. Sus pestañas le hacían cosquillas en la mejilla. Sus labios estaban a milímetros de distancia y no separados del todo, se rozaron ligeramente y luego hubo una presión más firme. Se acercaron el uno al otro… y ____(tn) sintió una chispa, no dolorosa, más como un impulso leve de estática, como electricidad pasando entre ellos.
Nicholas se tiró hacia atrás y se alejó rápidamente. Estaba sonrojado.
―Es posible que tengamos que trabajar en eso.
La mente de ____(tn) seguía girando.
―Está bien.
Él estaba mirando al frente, todavía respirando con dificultad.
―Tengo algo que quiero darte.
―Creo que ya deduje eso.
Ante ese comentario él alzó la mirada hacia ella y, casi sonrió de mala gana.
―No eso. ―Tomó algo de debajo del cuello de su camisa y sacó el anillo Morgenstern con su cadena. Se lo quitó por la cabeza e inclinándose hacia adelante, lo dejó caer suavemente sobre su mano. Estaba tibio por el calor de su piel―. Alec lo recuperó, se lo pidió Magnus para devolvérmelo. ¿Lo usarías otra vez?
La mano de ____(tn) se cerró alrededor de él.
―Siempre.
Su mueca se transformó en una sonrisa, y se atrevió a poner su cabeza en su hombro. Ella sintió su aliento entrecortado, pero no se movió. Al principio se quedó quieto, pero poco a poco la tensión fue abandonando su cuerpo y se apoyaron mutuamente. No era algo ardiente y latoso, sino que algo afable y dulce.
Nicholas se aclaró la garganta.
―Sabes que esto significa que lo que hicimos…lo que casi hicimos en París…
―¿Ir a la Torre Eiffel?
Él le puso un mechón de pelo detrás de la oreja.
―Nunca me dejas fuera del anzuelo y me das un respiro, ¿verdad? No importa, es una de las cosas que más me gustan de ti. De todos modos, esa otra cosa que casi hicimos en París, probablemente está fuera del retrato por un tiempo. A menos que quieras que todo eso de: oh, bebé, estoy en llamas cuando nos besamos, deje de ser un dicho y se convierta en algo monstruosamente literal.
―¿No más besos?
―Bueno, besos, sí. Pero en cuanto a todo lo demás…
Ella rozó su mejilla suavemente contra la suya.
―Eso está bien por mí, si está bien para ti también.
―Por supuesto que no está bien por mí. Soy un chico adolescente. En lo que a mí respecta, esto es lo peor que me ha sucedido desde que me enteré de por qué Magnus fue desterrado de Perú. ―Sus ojos se suavizaron―. Pero eso no cambia lo que somos el uno para el otro. Es como si siempre me hubiese faltado un pedazo de mi alma y es porque esta dentro de ti, ____(tn). Sé que siempre te dije que sin importar si Dios existe o no, estamos por nuestra cuenta. Pero cuando estoy contigo, no estoy solo.
Cerró los ojos para que él no pudiera ver sus lágrimas, lágrimas de felicidad, por primera vez en mucho tiempo. A pesar de todo, a pesar de que las manos de Nicholas se mantuvieron cuidadosamente juntos en su regazo, ____(tn) sintió una sensación de alivio tan abrumadora que eclipsaba todo lo demás: la preocupación por el paradero de Sebastian, el temor de un futuro incierto; todo pasó a un segundo plano. Nada de eso importaba. Ellos estaban juntos, y Nicholas era el mismo de nuevo. Lo sintió volver la cabeza y besar ligeramente su cabello.
―Realmente me gustaría que no te hubieras puesto ese suéter ―le murmuró al oído.
―Es una buena práctica para ti ―respondió ella, con los labios moviéndose contra su piel―. Mañana, habrá redes de pesca.
Contra su costado, cálido y familiar, ____(tn) lo sintió reír.
―Hermano Enoch ―dijo Maryse, poniéndose de pie tras su escritorio―. Gracias por acompañarme y hermano Zachariah, a usted también por estar aquí en tan poco tiempo.
―¿Esta reunión es con respecto al estado de Nicholas? le preguntó Zachariah ―Y si Maryse no lo conociera, hubiera imaginado un dejo de ansiedad en su voz mental―. Hoy lo he ido a revisar varias veces. Su condición no ha cambiado.
Enoch se removió incómodo dentro de sus ropas.
―Y yo he estado buscando a través de los archivos y la documentación antigua, cualquier indicio relacionado con el fuego Celestial. Hay cierta información sobre la manera en la que puede ser puesto en libertad, pero debes ser paciente. No hay necesidad de llamarnos. Si tenemos noticias, vamos a informarte.
―No se trata de Nicholas ―dijo Maryse, y se movió, rodeando su escritorio, taconeando sobre el suelo de piedra de la biblioteca―. Se trata de algo completamente distinto. Miró hacia abajo. Una alfombra había sido descuidadamente arrojada a través del suelo, donde, por lo general, no había alfombra alguna. No yacía de manera plana, sino que estaba sobre una forma de joroba irregular, cubriendo algo que oscurecía el delicado patrón de las baldosas que esbozaba la forma de la Copa, la Espada y el Ángel. Maryse se agachó, tomó una esquina de la alfombra, y la apartó a un lado de un tirón.
Los Hermanos Silenciosos no jadearon, por supuesto, ya que no podían hacer ruido.
Sin embargo, una cacofonía llenó la mente de Maryse, el eco psíquico de su asombro y horror. El hermano Enoch dio un paso atrás, mientras el hermano Zachariah levantaba una mano de largos dedos para taparse la cara, como si pudiera bloquear sus ojos en ruinas de la vista ante él.
―No estaba aquí esta mañana ―dijo Maryse―. Pero cuando volví por la tarde, me esperaba esto.
Al primer vistazo, ella había pensado que algún tipo de ave de gran tamaño había encontrado la forma de entrar a la biblioteca y que había muerto, tal vez rompiéndose el cuello contra una de las altas ventanas. Pero a medida que se había acercado, la verdad de lo estaba mirando se había reflejado ante ella. No dijo nada de la conmoción visceral y la desesperación por la que había pasado como como una flecha a través de su cuerpo, o la forma en que se había tambaleado hasta la ventana, sintiéndose enferma todo el camino cuando cayó en la cuenta lo que estaba viendo:
Un par de alas blancas, no muy blancas, a decir verdad, sino de una amalgama de colores que se movían y parpadeaban cuando ella las miraba: plateado pálido, franjas de color violeta, azul oscuro; cada una de las plumas estaban perfiladas con oro. Y en la raíz, había una fea herida, como si hubieran sido cortadas junto con hueso y tendón.
Alas de ángel; las habían cortado del cuerpo de un ángel vivo. Icor angelical, del color del oro líquido, manchaba el suelo.
Sobre las alas había un pedazo de papel doblado, dirigido al Instituto de Nueva York. Después de salpicarse con agua el rostro, Maryse había tomado la carta y la había leído cuidadosamente. Era una frase corta, de una oración, firmada con un nombre en una caligrafía extrañamente familiar para ella, pues en ella había un eco de la letra cursiva de Valentine, la floritura de sus letras, con mano fuerte y firme. Pero no era el nombre de Valentine; sino de su hijo.
Jonathan Christopher Morgenstern.
Le tendió la carta al hermano Zachariah. Él la tomó de sus dedos y la abrió para leerla, tal como había hecho ella. Había una sola palabra en griego antiguo, garabateado con la misma escritura elaborada, en la parte superior de la página.
Erchomai, decía.
Estoy llegando.
Subió las escaleras, sacando a su paso un cuchillo serafín del cinturón. La luz aquí era vacilante y débil. Salió al entresuelo bajo la estación City Hall, donde unos tragaluces tintados dejaban entrar la luz invernal. Metió la luz mágica dentro de su bolsillo y levantó el cuchillo serafín.
―Amriel ―susurró, y la daga ardió como un rayo de luz en su mano. Levantó la barbilla, contemplando el vestíbulo. El sofá de respaldo alto estaba allí, pero Camille no estaba sentada en él. Alec le había enviado un mensaje diciendo que iba a venir, pero después de la forma en que lo había traicionado supuso que no debería estar sorprendido de que ella no se hubiera quedado para verlo. En un estado de furia camino por la habitación y le dio una patada al sofá, tan fuerte que se volteó con un choque de madera y una nube de polvo; una de las patas se desprendió.
Desde la esquina de la sala se escuchó una risa como el sonido del tintineo de la plata.
Alec se volvió, con el cuchillo serafín ardiendo en su mano. Las sombras en las esquinas eran espesas y profundas, e incluso la luz de Amriel no podía penetrar en ellas.
―¿Camille? ―dijo, su voz estaba peligrosamente calma―. Camille Belcourt. Ven aquí ahora.
Hubo otra risita, y una figura salió de las tinieblas, pero no era Camille.
Era una niña, probablemente de no más de doce o trece años, muy delgada; llevaba un par de pantalones vaqueros rasgados y una camiseta rosa de manga corta con un unicornio brillante. También llevaba un pañuelo de color rosa, con los extremos empapados en sangre.
La sangre teñía la mitad inferior de su rostro, y el dobladillo de su camiseta. Ella miró a Alec con unos alegres ojos sorprendidos.
―Te conozco ―suspiró ella, y mientras hablaba, vio un flash de sus afilados incisivos como agujas. Vampiro―. Alec Lightwood. Eres amigo de Simón, te he visto en los conciertos.
Él la miró fijamente. ¿La había visto antes? Tal vez… Vino a su mente el parpadeo de un rostro entre las sombras en un bar, en una de esas presentaciones a las que Isabelle lo había arrastrado, pero no estaba seguro. Claro que eso no quería decir que no sabía quién era.
―Maureen ―dijo―. Eres la Maureen de Simón.
Se veía contenta.
―Lo soy ―afirmó―. Soy la Maureen de Simón.
Bajó la mirada a sus manos, las cuales estaban bañadas en sangre, como si se hubiera lanzado a una piscina con la cosa. Y no era sangre humana, pensó Alec, era sangre oscura de color rojo rubí, característica de los vampiros.
―Estás buscando a Camille ―dijo con voz cantarina―. Pero ella ya no esta aquí. Oh, no. Se ha ido.
―¿Se ha ido? ―repitió Alec―. ¿Qué quieres decir con que se ha ido?
Maureen se rio.
―Ya sabes cómo funciona la ley de vampiros, ¿no? El que mata al líder de un clan de vampiros, se convierte en el nuevo líder. Y Camille era la jefa del clan de Nueva York. Oh, sí, lo era.
―Entonces… ¿alguien la mató?
Maureen rompió en carcajadas, en repique descontrolado de alegría.
―No sólo alguien, tontillo ―dijo―. Fui yo.
*************************************
El techo abovedado de la enfermería era de color azul, pintado con un patrón de estilo rococó con querubines y detalles de lazos de oro; había muchas nubes blancas a la deriva. Las filas de camas de metal se alineaban en las paredes de izquierda a derecha, dejando un pasillo ancho en el medio. Dos tragaluces altos dejaban entrar la clara luz invernal del sol, a pesar de que hacía poco para calentar la fría habitación. Nicholas estaba sentado en una de las camas, echado hacia atrás contra una pila de almohadas que había quitado de las otras camas. Vestía jeans desgastados en los dobladillos y una camiseta gris. Tenía un libro que equilibraba sobre las rodillas. Alzó la vista cuando ____(tn) entró en la habitación, pero no dijo nada mientras ella se acercaba a su cama.
El corazón de ____(tn) había empezado a latir con fuerza. El silencio se sentía incómodo, casi opresivo; los ojos de Nicholas la siguieron cuando llegó al pie de su cama y se detuvo allí, con las manos en el estribo de metal. Estudió su rostro, había intentado dibujarlo tantas veces, pensó, tratado de capturar esa inefable cualidad que hacía de Nicholas lo que era; pero sus dedos nunca habían sido capaces de conseguir lo que veía.
Estaba ahí ahora, donde no había estado cuando Sebastian lo controlaba; la miraba desde los ojos, como fuera que quisiera llamarlo: alma o espíritu, estaba ahí. Ella apretó las manos en el estribo.
―Nicholas...
Él se puso mechón de pelo dorado pálido detrás de la oreja.
―Es… ¿Los Hermanos Silenciosos te dijeron que estaba bien que estuvieras aquí?
―No exactamente.
La esquina de su boca se torció.
―Así que ¿los noqueaste en un dos por tres y lograste pasar sobre ellos? La Clave toma medidas oscuras en ese tipo de cosas, lo sabes.
―Vaya, no pusiste nada delante de mí, ¿verdad?
____(tn) se movió para sentarse en la cama junto a él, en parte para quedar al mismo nivel y en parte para ocultar el hecho de que sus rodillas estaban temblando.
―He aprendido a no hacerlo ―dijo, y puso su libro a un lado. Sintió las palabras como una bofetada.
―No quería hacerte daño ―dijo ella, y su voz salió casi como un susurro―. Lo siento.
Él se sentó con la espalda recta, balanceando las piernas sobre el borde de la cama. No estaban lejos el uno del otro, compartían la misma cama, pero él se estaba frenando, por lo que pudo notar. Se dio cuenta de que había secretos en el fondo de sus claros ojos, podía sentir su vacilación.
____(tn) quería estirar la mano, pero en cambio, se quedó inmóvil, y mantuvo la voz firme.
―Nunca quise hacerte daño y no sólo me refiero a lo sucedido en el Burren. Quiero decir, desde el momento en que el que tú, el verdadero tú, me dijiste lo que querías. Debería haberte escuchado, pero lo único en lo que pensaba era en salvarte, alejarte. No te escuché cuando me dijiste que querías entregarte a la Clave, y debido a eso, casi terminamos como Sebastian. Y cuando hice lo que hice con Gloriosa… Alec e Isabelle, debieron haberte dicho que la espada era para Sebastian, pero no pude llegar a él a través de la multitud, no pude. Y pensé en lo que me dijiste, que preferirías morir antes que vivir bajo la influencia de Sebastian. ―Su voz quebró―. El verdadero tú, quiero decir. No podía preguntártelo, así que tuve que adivinar, tienes que saber que fue horrible para mí tener que hacerte daño de esa manera, saber que podrías haber muerto y que mi mano era la que sostuvo la espada que te mató. Hubiera dado mi vida por ti, pero puse en riesgo tu vida porque pensé que era lo que hubieras pedido, y después de haberte traicionado una vez, pensé que te lo debía. Pero si estaba equivocada... ―Hizo una pausa, pero él siguió en silencio. Su estómago se revolvió, como si estuviera a punto de enfermarse, esto era desgarrador―. Entonces, lo siento. No hay nada que pueda hacer para compensarlo. Pero, quería que supieras que lo siento.
Se detuvo de nuevo, y esta vez el silencio se extendió entre ellos cada vez más, un hilo imposiblemente tirante.
―Puedes hablar ahora ―exclamó bruscamente, al fin―. De hecho, sería genial si lo hicieras.
Nicholas la estaba mirando con incredulidad.
―Vamos a ver si lo entiendo bien ―dijo―. ¿Viniste hasta aquí a pedirme disculpas?
Ella se sorprendió.
―Por supuesto que sí.
―____(tn) ―dijo―, me salvaste la vida.
―Te apuñalé con una espada enorme. Te prendiste fuego.
Sus labios temblaron casi imperceptiblemente.
―Está bien ―dijo―, puede que tal vez nuestros problemas no sean como los de otras parejas. ―Levantó una mano como si quisiera tocar su cara, y luego la dejó caer a toda prisa―. Te escuché, ¿sabes? ―comentó suavemente―. Te escuché diciéndome que no estaba muerto, pidiéndome que abriera los ojos.
Se miraron en silencio por lo que probablemente fueron minutos, pero se sintieron como horas para ____(tn). Era tan bueno verlo así, siendo él mismo otra vez, que casi borraba el temor de que todo fuera a ir muy mal.
Finalmente Nicholas habló.
―¿Por qué crees que me enamoré de ti?
Fue lo último que hubiera esperado que dijera.
―No lo… esa no es una pregunta justa.
―Me parece justo a mi ―dijo―. ¿Crees que no te conozco, ____(tn)? ¿La chica que entró en un hotel lleno de vampiros, porque su mejor amigo estaba allí y necesitaba que lo salvaran? ¿Que hizo un portal y se transportó a Idris porque odiaba la idea de quedarse fuera de la acción?
―Me regañaste por eso.
―Me regañaba a mí mismo ―dijo―. Hay cosas en las que somos tan parecidos: somos imprudentes, no pensamos antes de actuar; haríamos cualquier cosa por las personas que amamos; y nunca pensé en lo aterrorizante que era eso para las personas que me aman hasta que lo vi en ti y me espantó. ¿Cómo podría protegerte si tú no me lo permitías? ―Se inclinó hacia delante―. Esa, por cierto, es una pregunta retórica.
―Excelente, porque no necesito protección.
―Sabía que dirías eso, pero la cosa es que a veces lo necesitas y a veces yo también. Estamos destinados a protegernos mutuamente, pero no de todo. No de la verdad. Eso es lo que significa amar a alguien, permitir que sean ellos mismos.
____(tn) se miró las manos. Quería estirarlas y tocarlo de tal manera, que era insoportable. Era como visitar a alguien en la cárcel, donde se podía ver con tanta claridad y tan cerca, pero estaban separados por vidrio irrompible.
―Me enamoré de ti ―continuó él―, porque eres una de las personas más valientes que he conocido jamás. Entonces, ¿cómo podría pedirte que dejaras de ser valiente sólo porque yo te amo? ―Se pasó las manos por el pelo, lo que hizo que se formara un desastre de bucles y rizos que ____(tn) ansiaba alisar―. Viniste por mí ―dijo―. Me salvaste cuando casi todo el mundo se había dado por vencido, e incluso las personas que no habían renunciado a mí no sabían qué hacer. ¿Crees que no sé por lo que pasaste? ―Sus ojos se oscurecieron―. ¿Cómo pensaste siquiera que podría estar enojado contigo?
―Entonces, ¿por qué no has querido verme?
―Porque…―Nicholas exhaló―. Bueno, eso es bastante justo, pero hay algo que no sabes. La espada que usaste, la que Raziel le dio a Simón…
―Gloriosa ―dijo ____(tn)―. La espada del arcángel Miguel. Fue destruida.
―No destruida, volvió de donde vino, una vez que el fuego celestial se consumió.
―Nicholas sonrió débilmente―. De lo contrario nuestro Ángel habría tenido una seria charla con Miguel una vez que éste descubriera que su compañero Raziel había prestado su espada favorita a un grupo de descuidados seres humanos. Pero estoy divagando. La espada... la forma en que ardía... no era ningún fuego ordinario.
―Lo supuse. ―____(tn) deseó que Nicholas extendiera el brazo y la atrajera hacia él, pero parecía querer mantener el espacio entre ellos, así que ella se quedó donde estaba.
Se sentía como un dolor en su cuerpo, el estar tan cerca de él y no ser capaz de tocarlo.
―Me gustaría que no te hubieras puesto ese suéter ―murmuró Nicholas.
―¿Qué? ―Miró hacia abajo―. Pensé que te gustaba este suéter.
―Me encanta ―confirmó, y meneó la cabeza―. No importa. Ese tipo de fuego era fuego celestial. La zarza ardiente, el fuego y el azufre, la columna de fuego que iba delante de los hijos de Israel, ése es el fuego del que estamos hablando. ‘Porque fuego se ha de encender en mi furor, y arderá hasta lo mas profundo del infierno, y devorará la tierra y sus frutos, y prenderá fuego a los cimientos de los montes’. Ése es el fuego que quemó lo que Lilith me había hecho. ―Alcanzó el dobladillo de su camisa y la levantó. ____(tn) contuvo el aliento; por encima de su corazón, en la suave piel del pecho, no había marca alguna, sólo una cicatriz blanca causada por la espada cuando penetró su suave piel.
Ella estiró la mano, con ganas de tocarlo, pero él retrocedió, negando con la cabeza.
Sintió la expresión de dolor que cruzó su cara antes de poder ocultarlo. Él se bajó la camisa.
―____(tn) ―dijo―. Ese fuego sigue estando dentro de mí.
Ella lo miró fijamente.
―¿Qué quieres decir?
Él respiró hondo y extendió las manos con las palmas hacia abajo. Ella las miró, delgadas y familiares, la runa de Visión que estaba en su mano derecha se había desvanecido entre las capas de cicatrices blancas. Mientras los dos miraban, sus manos empezaron a agitarse ligeramente y, a continuación, ante los ojos incrédulos de ____(tn), comenzaron a volverse transparentes. Como la hoja de Gloriosa, cuando había comenzado a arder, su piel pareció convertirse en vidrio, un vidrio que tenía atrapado dentro una especie de oro que se movía, se oscurecía y quemaba. ____(tn) podía ver la silueta de su esqueleto a través de la transparencia de su piel; huesos de oro conectados por tendones de fuego. Lo oyó inhalar con fuerza, entonces alzó la vista, y miró dentro de sus ojos, eran de oro. Siempre habían sido dorados, pero podría jurar que ahora que el oro vivía y quemaba también. Respiraba con dificultad, y el sudor brillaba en sus mejillas y clavícula.
―Tienes razón ―dijo ____(tn)―. Nuestros problemas no son realmente como los problemas de otras parejas.
Nicholas la miró con incredulidad. Poco a poco cerró sus manos en puños, y el fuego se desvaneció, dejando sólo sus manos normales y familiares detrás, sin sufrir daño alguno.
Casi ahogándose por una carcajada, le dijo:
―¿Eso es todo lo que tienes que decir?
―No, tengo mucho más que decir. ¿Qué está pasando? ¿Acaso tus manos son armas ahora? ¿Te estás convirtiendo en Antorcha Humana? Qué demonios…
―No sé lo que es la antorcha humana, pero… Está bien mira, los Hermanos Silenciosos me han dicho que llevo el fuego divino dentro de mí ahora, en mis venas, en mi alma. La primera vez que desperté, me sentía como si estuviera respirando fuego. Alec e Isabelle pensaron que el fuego era sólo un contratiempo, algo temporal, causado por efecto de la espada, pero cuando no se fue y llamaron a los Hermanos Silenciosos, el hermano Zachariah dijo que no sabía qué tan temporal sería. Y lo quemé. Él estaba tocando mi mano cuando lo dijo, y sentí una sacudida de energía pasar a través de mí.
―¿Una quemadura grave?
―No. Menor. Pero aun así…
―Es por eso que no me tocas ―____(tn) lo dijo en voz alta―. Tienes miedo de quemarme.
Él asintió.
―Nadie ha visto nada como esto, ____(tn). Nunca antes, jamás. La espada no me mató. Pero dejó esto, este pedazo de algo sumamente mortal dentro de mí. Algo tan poderoso que probablemente matarían a un simple humano, tal vez incluso a un Cazador de Sombras corriente. ―Tomó una respiración profunda―. Los Hermanos Silenciosos están trabajando en cómo podría controlar esto o deshacerme de él, pero como puedes imaginar, no soy su prioridad.
―Pero Sebastian sí lo es. Ya oíste que destruí ese apartamento. Sé que él tiene otras formas de moverse, pero...
―Ésa es mi chica. Pero él tiene refuerzos, otros escondites No sé donde están; nunca me lo dijo. ―Se inclinó hacia delante, tan cerca que podía ver cómo sus ojos cambiaban de color―. Desde que desperté, los Hermanos Silenciosos han estado conmigo casi todo el tiempo. Tuvieron que realizar la ceremonia nuevamente, la que se realiza cuando nacen los Cazadores de Sombras para mantenerlos a salvo. Y luego se metieron en mi mente. Buscando, tratando de sacar cualquier fragmento de información útil acerca de Sebastian, algo que pueda conocer y que no recuerdo. Pero… ―Nicholas sacudió la cabeza en señal de frustración―. Simplemente no hay nada. Conocía sus planes para la ceremonia en el Burren, pero después de eso no hay nada, ni idea de lo que va a hacer a continuación, ni donde podría atacar. Lo que saben es que ha estado trabajando con demonios, por lo que están asegurando las salvaguardas, especialmente aquellas alrededor de Idris. Pero siento que hay algo útil que podríamos conseguir de todo esto, algún conocimiento secreto de mi parte, pero ni siquiera tenemos eso.
―Pero si sabías algo él sólo tendría que cambiar sus planes ―razonó ____(tn)―. Él sabe que te ha perdido, estaban enlazados. Le oí gritar cuando te apuñalé. ―Ella se estremeció―. Fue un horrible sonido de pérdida. Creo que él realmente se preocupaba por ti de alguna manera extraña y retorcida, y a pesar de que todo era horrible, los dos sacamos algo de ello que podría llegar a ser útil.
―¿Qué es...?
―Lo entendemos, quiero decir, más que cualquier otra persona y eso no es algo que se puede borrar con un cambio de planes.
Nicholas asintió lentamente.
―¿Sabes a quién más creo entender ahora? A mi padre.
―Valen… no ―dijo ____(tn), viendo su expresión―. Quieres decir Stephen.
―He estado leyendo sus cartas, las cosas en la caja que me dio Amatis. Él escribió una carta dirigida a mí, sabes, quería que leyera después de su muerte. Me dijo que fuera un hombre mejor que él.
―Lo eres ―afirmó ____(tn)―. En esos momentos cuando estábamos en el apartamento, cuando eras tú, te importaba hacer lo correcto más de lo que te preocupaba tu propia vida.
―Lo sé ―dijo Nicholas, bajando la mirada a las cicatrices de sus nudillos―. Eso es lo extraño. Lo sé. Tuve tantas dudas acerca de mí mismo, siempre, pero ahora conozco la diferencia Entre Sebastian y yo. Entre mí mismo y Valentine. Incluso se la diferencia entre los dos. Valentine honestamente creía que estaba haciendo lo correcto. Odiaba a los demonios. Sin embargo, para Sebastian, la criatura que él piensa que es su madre es un demonio. Felizmente reinaría y guiaría a una raza de Cazadores de Sombras oscuros que ofrecería a los demonios, mientras que los seres humanos comunes de este mundo son sacrificados para el placer de los demonios. Valentine todavía creía que el propósito de los Cazadores de Sombras era proteger a los seres humanos; Sebastian piensa que son cucarachas, no quiere proteger a nadie. Él sólo quiere lo que quiere, en el momento en que lo quiere. La única cosa real que siente es molestia cuando está frustrado.
____(tn) se preguntó a sí misma. Había visto a Sebastian mirar a Nicholas, incluso a sí misma, y sabía que había una parte de él que era tan inmensamente solitaria como el negro más vacío del espacio. La soledad lo movía tanto como el deseo de poder; la soledad y una necesidad de ser amado sin ningún entendimiento correspondiente, de que el amor era algo que se gana sin ninguna otra intención. Pero todo lo que dijo fue:
―Bueno, entonces continuemos frustrándolo.
Una sonrisa fantasmal se dibujó en su rostro.
―Sabes que quiero rogarte que te quedes fuera de esto, ¿verdad? Va a ser una batalla feroz. Mucho más cruel de lo que la Clave empieza a entender.
―Pero no vas a hacer eso ―dijo ____(tn)―, porque eso te haría ver como un idiota.
―¿Lo dices porque necesitamos tus runas de poder?
―Bueno, eso, y ¿no escuchaste todo lo que acabas de decir? ¿Todo ese asunto sobre protegernos el uno a otro?
―Tienes que saber que practiqué ese discurso. En frente de un espejo antes de que llegaras aquí.
―Entonces, ¿qué crees tú que significa eso?
―No estoy seguro ―admitió Nicholas―, pero sé que me veo malditamente bien diciéndolo.
―Dios, olvidé lo molesto que eres sin estar poseído ―murmuró ____(tn)―. ¿Necesito recordarte que dijiste que tienes que aceptar que no me puedes proteger de todo? La única manera en la que podamos protegernos el uno al otro es si estamos juntos. Si nos enfrentamos a las cosas. Si confiamos el uno en el otro. ―Ella lo miró directamente a los ojos―. No debería haberte impedido que fueras a la Clave, al llamar a Sebastian. Debí respetar la decisión que tomaste. Y tú deberías respetar la mía, porque vamos a estar juntos por mucho tiempo, y esa es la única forma en la que va a funcionar.
Su mano avanzó hacia ella sobre la manta.
―Estar bajo la influencia de Sebastian ―empezó, con voz ronca―, parece como si hubiese sido un mal sueño. Ese lugar de locos, esos armarios llenos de ropa para tu madre…
―Así que, lo recuerdas. ―Casi lo susurró.
Sus dedos tocaron los suyos, y ella casi saltó.
Ambos contuvieron la respiración mientras él la tocaba. Ella no se movió, viendo cómo poco a poco sus hombros se relajaban y la mirada inquieta dejaba su rostro.
―Recuerdo todo ―dijo―. Recuerdo el bote en Venecia, el club de Praga, esa noche en París, cuando era yo mismo.
Ella sintió como la sangre corría por debajo de su piel, haciendo que su rostro ardiera.
―De alguna manera, hemos pasado por algo que nadie más puede entender, salvo nosotros ―continuó Nicholas―. Hizo que me diera cuenta de que indiscutiblemente, siempre estaremos mejor juntos. ―Alzó su rostro hacia el suyo. Estaba pálido, y el fuego brillaba en sus ojos―. Voy a matar a Sebastian ―afirmó―. Voy a matarlo por lo que me hizo a mí, lo que te hizo a ti, y lo que le hizo a Max. Voy a matarlo por todo lo que ha hecho, y lo que hará. La Clave lo quiere muerto, y le dará caza, pero quiero que mi mano sea la que lo corte en pedazos.
Alargó la mano, y la puso en la mejilla de ____(tn). Ella se estremeció, y entrecerró los ojos. Estaba esperando que su piel estuviera caliente, pero se sentía fría al tacto.
―¿Y qué pasa si soy yo la que lo mata?
―Mi corazón es tu corazón ―dijo―. Mis manos son tus manos.
Sus ojos eran del color de la miel y se deslizaban lentamente como la misma, mientras sus ojos recorrían su cuerpo de arriba abajo, como si realmente la viera por primera vez desde que había entrado en la habitación, desde su pelo revuelto por el viento hasta sus pies calzados con botas, y viceversa. Cuando sus miradas se encontraron de nuevo, la boca de ____(tn) estaba seca.
―¿Te acuerdas ―dijo él― de cuando nos conocimos y dije que estaba noventa por ciento seguro de que no te mataría al hacerte una runa y luego me diste una bofetada y me dijiste que era por el otro diez por ciento? ―____(tn) asintió con la cabeza―. Siempre pensé que un demonio me mataría ―continuó―. Un Submundo renegado; en una batalla. Pero entonces me di cuenta de que igualmente podría morir si no llegaba a besarte pronto.
____(tn) se humedeció los labios secos.
―Bueno, lo hiciste ―dijo―. Besarme, que quiero decir.
Él se acercó y tomó un rizo de su cabello entre los dedos. Estaba tan cerca que podía sentir el calor de su cuerpo, su olor y el aroma de su jabón, de su piel y de su cabello.
―No es suficiente ―dijo, dejando caer su cabello a través de sus dedos―. Aunque te besara todo el día todos los días durante el resto de mi vida, nunca sería suficiente.
Inclinó la cabeza y ella no pudo evitar levantar su rostro. Su mente estaba llena del recuerdo de París, aferrándose a Nicholas como si fuera la última vez que lo sostendría, y casi había sido así. La forma en que había sentido, probado y respirado.
Podía oír su respiración ahora. Sus pestañas le hacían cosquillas en la mejilla. Sus labios estaban a milímetros de distancia y no separados del todo, se rozaron ligeramente y luego hubo una presión más firme. Se acercaron el uno al otro… y ____(tn) sintió una chispa, no dolorosa, más como un impulso leve de estática, como electricidad pasando entre ellos.
Nicholas se tiró hacia atrás y se alejó rápidamente. Estaba sonrojado.
―Es posible que tengamos que trabajar en eso.
La mente de ____(tn) seguía girando.
―Está bien.
Él estaba mirando al frente, todavía respirando con dificultad.
―Tengo algo que quiero darte.
―Creo que ya deduje eso.
Ante ese comentario él alzó la mirada hacia ella y, casi sonrió de mala gana.
―No eso. ―Tomó algo de debajo del cuello de su camisa y sacó el anillo Morgenstern con su cadena. Se lo quitó por la cabeza e inclinándose hacia adelante, lo dejó caer suavemente sobre su mano. Estaba tibio por el calor de su piel―. Alec lo recuperó, se lo pidió Magnus para devolvérmelo. ¿Lo usarías otra vez?
La mano de ____(tn) se cerró alrededor de él.
―Siempre.
Su mueca se transformó en una sonrisa, y se atrevió a poner su cabeza en su hombro. Ella sintió su aliento entrecortado, pero no se movió. Al principio se quedó quieto, pero poco a poco la tensión fue abandonando su cuerpo y se apoyaron mutuamente. No era algo ardiente y latoso, sino que algo afable y dulce.
Nicholas se aclaró la garganta.
―Sabes que esto significa que lo que hicimos…lo que casi hicimos en París…
―¿Ir a la Torre Eiffel?
Él le puso un mechón de pelo detrás de la oreja.
―Nunca me dejas fuera del anzuelo y me das un respiro, ¿verdad? No importa, es una de las cosas que más me gustan de ti. De todos modos, esa otra cosa que casi hicimos en París, probablemente está fuera del retrato por un tiempo. A menos que quieras que todo eso de: oh, bebé, estoy en llamas cuando nos besamos, deje de ser un dicho y se convierta en algo monstruosamente literal.
―¿No más besos?
―Bueno, besos, sí. Pero en cuanto a todo lo demás…
Ella rozó su mejilla suavemente contra la suya.
―Eso está bien por mí, si está bien para ti también.
―Por supuesto que no está bien por mí. Soy un chico adolescente. En lo que a mí respecta, esto es lo peor que me ha sucedido desde que me enteré de por qué Magnus fue desterrado de Perú. ―Sus ojos se suavizaron―. Pero eso no cambia lo que somos el uno para el otro. Es como si siempre me hubiese faltado un pedazo de mi alma y es porque esta dentro de ti, ____(tn). Sé que siempre te dije que sin importar si Dios existe o no, estamos por nuestra cuenta. Pero cuando estoy contigo, no estoy solo.
Cerró los ojos para que él no pudiera ver sus lágrimas, lágrimas de felicidad, por primera vez en mucho tiempo. A pesar de todo, a pesar de que las manos de Nicholas se mantuvieron cuidadosamente juntos en su regazo, ____(tn) sintió una sensación de alivio tan abrumadora que eclipsaba todo lo demás: la preocupación por el paradero de Sebastian, el temor de un futuro incierto; todo pasó a un segundo plano. Nada de eso importaba. Ellos estaban juntos, y Nicholas era el mismo de nuevo. Lo sintió volver la cabeza y besar ligeramente su cabello.
―Realmente me gustaría que no te hubieras puesto ese suéter ―le murmuró al oído.
―Es una buena práctica para ti ―respondió ella, con los labios moviéndose contra su piel―. Mañana, habrá redes de pesca.
Contra su costado, cálido y familiar, ____(tn) lo sintió reír.
************************************
―Hermano Enoch ―dijo Maryse, poniéndose de pie tras su escritorio―. Gracias por acompañarme y hermano Zachariah, a usted también por estar aquí en tan poco tiempo.
―¿Esta reunión es con respecto al estado de Nicholas? le preguntó Zachariah ―Y si Maryse no lo conociera, hubiera imaginado un dejo de ansiedad en su voz mental―. Hoy lo he ido a revisar varias veces. Su condición no ha cambiado.
Enoch se removió incómodo dentro de sus ropas.
―Y yo he estado buscando a través de los archivos y la documentación antigua, cualquier indicio relacionado con el fuego Celestial. Hay cierta información sobre la manera en la que puede ser puesto en libertad, pero debes ser paciente. No hay necesidad de llamarnos. Si tenemos noticias, vamos a informarte.
―No se trata de Nicholas ―dijo Maryse, y se movió, rodeando su escritorio, taconeando sobre el suelo de piedra de la biblioteca―. Se trata de algo completamente distinto. Miró hacia abajo. Una alfombra había sido descuidadamente arrojada a través del suelo, donde, por lo general, no había alfombra alguna. No yacía de manera plana, sino que estaba sobre una forma de joroba irregular, cubriendo algo que oscurecía el delicado patrón de las baldosas que esbozaba la forma de la Copa, la Espada y el Ángel. Maryse se agachó, tomó una esquina de la alfombra, y la apartó a un lado de un tirón.
Los Hermanos Silenciosos no jadearon, por supuesto, ya que no podían hacer ruido.
Sin embargo, una cacofonía llenó la mente de Maryse, el eco psíquico de su asombro y horror. El hermano Enoch dio un paso atrás, mientras el hermano Zachariah levantaba una mano de largos dedos para taparse la cara, como si pudiera bloquear sus ojos en ruinas de la vista ante él.
―No estaba aquí esta mañana ―dijo Maryse―. Pero cuando volví por la tarde, me esperaba esto.
Al primer vistazo, ella había pensado que algún tipo de ave de gran tamaño había encontrado la forma de entrar a la biblioteca y que había muerto, tal vez rompiéndose el cuello contra una de las altas ventanas. Pero a medida que se había acercado, la verdad de lo estaba mirando se había reflejado ante ella. No dijo nada de la conmoción visceral y la desesperación por la que había pasado como como una flecha a través de su cuerpo, o la forma en que se había tambaleado hasta la ventana, sintiéndose enferma todo el camino cuando cayó en la cuenta lo que estaba viendo:
Un par de alas blancas, no muy blancas, a decir verdad, sino de una amalgama de colores que se movían y parpadeaban cuando ella las miraba: plateado pálido, franjas de color violeta, azul oscuro; cada una de las plumas estaban perfiladas con oro. Y en la raíz, había una fea herida, como si hubieran sido cortadas junto con hueso y tendón.
Alas de ángel; las habían cortado del cuerpo de un ángel vivo. Icor angelical, del color del oro líquido, manchaba el suelo.
Sobre las alas había un pedazo de papel doblado, dirigido al Instituto de Nueva York. Después de salpicarse con agua el rostro, Maryse había tomado la carta y la había leído cuidadosamente. Era una frase corta, de una oración, firmada con un nombre en una caligrafía extrañamente familiar para ella, pues en ella había un eco de la letra cursiva de Valentine, la floritura de sus letras, con mano fuerte y firme. Pero no era el nombre de Valentine; sino de su hijo.
Jonathan Christopher Morgenstern.
Le tendió la carta al hermano Zachariah. Él la tomó de sus dedos y la abrió para leerla, tal como había hecho ella. Había una sola palabra en griego antiguo, garabateado con la misma escritura elaborada, en la parte superior de la página.
Erchomai, decía.
Estoy llegando.
Fin del Quinto Libro
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
:lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro:
Bueno Sebastian como siempre arruina todo! u.u :fuckya:
:sad: :sad: :sad: :sad: :sad: :sad: :sad: :sad:
& lo aún más malo (? tenemos que esperar a que salga el otro libro para ver como acaba esto....
Muchas Gracias por acompañarme durante todo estos libros!
Me da mucho gusto que los libros las hayan enganchado! *.*
Son las mejores del mundo chicas! *.*
Estoy buscando un libro que sea bueno, tengo varios pero no me decido por uno....
Espero pronto traerles la nueva nove! ;)
Disfruten del epílogo y no se enojen mucho!
:fiu: :fiu: :fiu: :fiu: :fiu: :fiu:
Nos leemos pronto! ;)
\^.^/
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
Mmm, que puedo decir,adoro que Nicholas este de vuelta, es un divino! Izzy sigue siendo una tontita, osea es evidente que Simon esta enamorado de ella!
Y, pobre Alec...nunca pense que las cosas con Magnus terminarian asi!
No puedo creer que Mauuren haya matado una vampira que tiene cientos de años, osea que es esa nena?!?
Ah y me estaba olvidando de Sebastian, ese chico nunca se muere! y encima ese final "Estoy llegando" es muy escalofriante, y cansador a la vez, es como que decis "Oh este pesado otra vez!"
Ay Dios, que va a ser de mi vida sin cazadores de sombras?!? encerio estoy preocupada, no voy a volver a ser la misma! Tenes una idea de cuando sale el otro libro?
No te olvides de avisarme si vas a adaptar otro libro porfas!
GRACIAS POR ADAPTAR ESTA SAGA GENIAL! SOS LO MAS! un beso enorme...
Y, pobre Alec...nunca pense que las cosas con Magnus terminarian asi!
No puedo creer que Mauuren haya matado una vampira que tiene cientos de años, osea que es esa nena?!?
Ah y me estaba olvidando de Sebastian, ese chico nunca se muere! y encima ese final "Estoy llegando" es muy escalofriante, y cansador a la vez, es como que decis "Oh este pesado otra vez!"
Ay Dios, que va a ser de mi vida sin cazadores de sombras?!? encerio estoy preocupada, no voy a volver a ser la misma! Tenes una idea de cuando sale el otro libro?
No te olvides de avisarme si vas a adaptar otro libro porfas!
GRACIAS POR ADAPTAR ESTA SAGA GENIAL! SOS LO MAS! un beso enorme...
I.am.rayita (Anto!!!)
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
ahhhh todo lo que paso!!!
Primero Magnus corto a Alec!!! :misery:
Te lo dijimos Alec pero no hicistes caso!!
Aww Izzy pidiendo consejos a la rayiz!!
Y no podemos tocar al Nicho!!! Que mal!!!
Pero ya esta de vuelta y eso es lo que importa!!
Ese maldito de Sebastian que no mas no se muere :muere:
Gracias por subir los libros !!!!
Eres la mejor!!!
Ahora a esperar el ultimo libro!!
Bye
Primero Magnus corto a Alec!!! :misery:
Te lo dijimos Alec pero no hicistes caso!!
Aww Izzy pidiendo consejos a la rayiz!!
Y no podemos tocar al Nicho!!! Que mal!!!
Pero ya esta de vuelta y eso es lo que importa!!
Ese maldito de Sebastian que no mas no se muere :muere:
Gracias por subir los libros !!!!
Eres la mejor!!!
Ahora a esperar el ultimo libro!!
Bye
aranzhitha
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
Nooooo esto estuvo cardíaco!! Ahora mismo salgo a comprarme los libros jajajaja
Grax por compartirla!,
Mi Nick esta bien !! Siiiii yupiiii!! Ese Alec fue un terco!!
Que bueno que Nick esta bien!! Se que no me haría daño jeje
Ahora solo nos queda esperar como has dicho :(
Pero de mientras no entretenemos con otra adaptación yupiiii!!
Graxx
Sube pronto las otras!! Me haces muy feliz Jiji
Cuídate besos!!
:D
PD: maldito Sebastian
Grax por compartirla!,
Mi Nick esta bien !! Siiiii yupiiii!! Ese Alec fue un terco!!
Que bueno que Nick esta bien!! Se que no me haría daño jeje
Ahora solo nos queda esperar como has dicho :(
Pero de mientras no entretenemos con otra adaptación yupiiii!!
Graxx
Sube pronto las otras!! Me haces muy feliz Jiji
Cuídate besos!!
:D
PD: maldito Sebastian
Pamm Jonas
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
Hola!
Dios! ALEC TE LO DIJIMOS PERO EL MUY MENSO NO NOS ESCUCHO! :wut:
Izzy me encanta como es ella. ;)
Lo bueno es la mamá de la rayis y Luke al final si estaran juntos! :P
Y lo mejor
EL NICHO VOLVIO, nuestro... sarcastico, a veces arrogante y perfecto Nicho VOLVIO! Soy tan feliz :corre: :corre: :corre:
Y maldita seas Sebastian. Sabes que? Lo voy a buscar y lo voy a matar y a castrar! JAJAJAJAJA Soy muy malota!
MUERTE A SEBASTIAN! MUERTE A SEBASTIAN! :muere: :muere: :muere:
Eres una genia, gracias y mil gracias por subir la adaptacion del libro, me encantan y por favor dime que subiras el otro libro cuando lo salgan.
Mientras espero que sea 2014! NO se les ocurrio sacar el libro mas pronto. :jajajaj: Al menos tengo el consuelo de la pelicula
Como he dicho eres genial, y avisame cuando haras otra adaptacion o algo que ahi estare yo.
Kiss xx.
Dios! ALEC TE LO DIJIMOS PERO EL MUY MENSO NO NOS ESCUCHO! :wut:
Izzy me encanta como es ella. ;)
Lo bueno es la mamá de la rayis y Luke al final si estaran juntos! :P
Y lo mejor
EL NICHO VOLVIO, nuestro... sarcastico, a veces arrogante y perfecto Nicho VOLVIO! Soy tan feliz :corre: :corre: :corre:
Y maldita seas Sebastian. Sabes que? Lo voy a buscar y lo voy a matar y a castrar! JAJAJAJAJA Soy muy malota!
MUERTE A SEBASTIAN! MUERTE A SEBASTIAN! :muere: :muere: :muere:
Eres una genia, gracias y mil gracias por subir la adaptacion del libro, me encantan y por favor dime que subiras el otro libro cuando lo salgan.
Mientras espero que sea 2014! NO se les ocurrio sacar el libro mas pronto. :jajajaj: Al menos tengo el consuelo de la pelicula
Como he dicho eres genial, y avisame cuando haras otra adaptacion o algo que ahi estare yo.
Kiss xx.
Val x.
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
I.am.rayita (Anto!!!) escribió:Mmm, que puedo decir,adoro que Nicholas este de vuelta, es un divino! Izzy sigue siendo una tontita, osea es evidente que Simon esta enamorado de ella!
Y, pobre Alec...nunca pense que las cosas con Magnus terminarian asi!
No puedo creer que Mauuren haya matado una vampira que tiene cientos de años, osea que es esa nena?!?
Ah y me estaba olvidando de Sebastian, ese chico nunca se muere! y encima ese final "Estoy llegando" es muy escalofriante, y cansador a la vez, es como que decis "Oh este pesado otra vez!"
Ay Dios, que va a ser de mi vida sin cazadores de sombras?!? encerio estoy preocupada, no voy a volver a ser la misma! Tenes una idea de cuando sale el otro libro?
No te olvides de avisarme si vas a adaptar otro libro porfas!
GRACIAS POR ADAPTAR ESTA SAGA GENIAL! SOS LO MAS! un beso enorme...
:aah: :aah: :aah: :aah: :aah: :aah:
Finalmente el Nicho esta de vuelta! *.*
JAJAJAJ ya se, pobre de Izzy, toda insegura de si misma, esperemos que ella y Simón estén mejor en el próximo libro! ;)
:misery: :misery: :misery: :misery: :misery:
Ya se, u.u espero que Alec y Magnus arreglen sus cosas, esos dos no pueden quedar separados! :sad:
Si bueno te aseguro que no es una nena, es un monstruo esa niña! :suspect:
No bueno, Sebastian tiene más vidas que un gato! xD
:imdead: :imdead: :imdead: :imdead:
Esperemos que en el otro libro por fin lo maten!
Bueno lo mismo me pregunte yo, que será de mi sin Cazadores de Sombras! :gasp:
No queda otra que esperar.... la verdad es que no se, pero yo te aviso! ;)
\^.^/
Nada que agradecer, al contrario Gracias a ti por leer! :hug:
Espero verte por el otro tema! :fiu:
Lu wH!;*
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
aranzhitha escribió:ahhhh todo lo que paso!!!
Primero Magnus corto a Alec!!! :misery:
Te lo dijimos Alec pero no hicistes caso!!
Aww Izzy pidiendo consejos a la rayiz!!
Y no podemos tocar al Nicho!!! Que mal!!!
Pero ya esta de vuelta y eso es lo que importa!!
Ese maldito de Sebastian que no mas no se muere :muere:
Gracias por subir los libros !!!!
Eres la mejor!!!
Ahora a esperar el ultimo libro!!
Bye
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Ya se, fue un final muy cardíaco!
:sad: :sad: :sad: :sad: :sad: :sad:
Juro que en el otro libro Magnus y Alec deben de volver!
:lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro:
Esos dos no pueden terminar!
Izzy es la mejor me encanta! *.*
Siiiiiiiiiiiiiiii, el Nicho por fin esta de vuelta!
:aah: :aah: :aah: :aah: :aah:
:canto: :canto: :canto: :canto:
Siii, ojala que en el otro libro por fin se muera Sebastian!
:maloso: :muere: :maloso: :muere: :maloso: :muere:
\^.^/
Nada que agradecer, al contrario Gracias a ti por leer! :hug:
Espero verte por el otro tema! :fiu:
Lu wH!;*
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
Pamm Jonas escribió:Nooooo esto estuvo cardíaco!! Ahora mismo salgo a comprarme los libros jajajaja
Grax por compartirla!,
Mi Nick esta bien !! Siiiii yupiiii!! Ese Alec fue un terco!!
Que bueno que Nick esta bien!! Se que no me haría daño jeje
Ahora solo nos queda esperar como has dicho :(
Pero de mientras no entretenemos con otra adaptación yupiiii!!
Graxx
Sube pronto las otras!! Me haces muy feliz Jiji
Cuídate besos!!
:D
PD: maldito Sebastian
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Ya se, todo el final estuve con el Jesús en la boca! xD
JAJAJAJAJ
Siiiii, el Nicho esta bien! *.*
:ilusion: :ilusion: :ilusion: :ilusion: :ilusion:
u.u siii, Alec al final se quedo sin nada, solo espero que en el último libro vuelvan! *.*
:muere: :muere: :muere: :muere: :muere: :muere:
Ese Sebastian, tiene más vidas que un gato! :¬¬:
\^.^/
Nada que agradecer, al contrario Gracias a ti por leer! :hug:
Espero verte por el otro tema! :fiu:
Lu wH!;*
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
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