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El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
porque se lo tenía que contar a alguienGuapuritaHoran escribió:Ahhhhhhhhhhh tenia que hablar Louis!! :jajajaj: porque no se quedo calladito!!!!
Sabia que Afrodita no era mala, solo una mala madre! Pero merece perdon....
Sube lo mas pronto posible porfisisisi y le dire a mi unicornio crea nutella que te haga tres frascos de nutella:3
Pd: necesito tu permiso para publicar en wattpad esta nove contesta plisito
la presion le gano D:
si, no es mala solo que no sabe como tratar a un hijo
perdon si tarde
solo tres? :(
pd:ok, solo que si ves un error por ahí (por que estoy seguro de que los tuve) lo podrias arreglar?, por favor
Ángel J.D
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
jaja me alegra que te gusteLarry Shipper escribió:Aaaaaaaahhhhhhhhhhh!!!!! Es HERMOSO!!!!!me encanta! Amo la manera en que Lou protege a Harry, es tan tierno, son tan tiernos!! Siguela pronto, la amo
ya la sigop :)
Ángel J.D
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
lo saves?matar_a_sartenazoz escribió:OKEY, ME ESTOY IMAGINANDO LO QUE SIGUE
DESPUES DE ESTE CAPITULO Y .......*no te arruinare el misterio, pero se que pasara*
NO QUIERO QUE TERMINE, POR FAVOR, SE QUE ES MUCHO PEDIR
PERO PUEDES SER UN POQUITIN MAS RAPIDO PARA SUBIR CAPITULO
SERIA FELIZ SI PUDIERAS
GRAZIE
ME DESPIDO
no lo digas shh (?)
yo tampoco D:
perdon, tratare de ser mas rapido a la proxima
bye
Ángel J.D
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
jaja yo si lo hago :lloro:AdrianaDirectioner:) escribió:Dios mio! Lloré no se por que pero lo hizè, dios creeme no lloro muy facil.
Creo que ya falta pocito para que se acabe .... :') . Encerio te amo por darnos la bendocion de leer esta novela que creeme de unas 100 que he leeido sin duda es mi favorita :'33, no dudes en seguirla, siempre tienes lectores y comentarios positivos. Asi que que mas pides siguela :) .
BESOS! Adriana x :)
PD:de que parte de méxico eres yo de Monterrey :')
si, muy poco :(
yo los amo a ustedes por leerla :D
me alegra que te guste
y no pienso dejarla :)
by
pd:veracruz :D
Ángel J.D
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
me alegra que te guste n.n[Charlotte.] escribió:PRECIOSISISISISSISMO POR EL AMOR DE ZEUS SIGUELA YAAAAAAAA. ARGG AFRODITAAAAAA TE VOY A MAATAAAR
ya la sigo
Ángel J.D
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
me alegra que te gustevalle_aldo escribió:Déjame decirte que esto es perfecto en serio esto es tan asdasdasdassdadsas me has matado con este capítulo, es tan perfecto :imdead: por qué siempre que algo anda bien, harry tiene que pensar así lo único que espero es que harry haya escuchado lo que louis le dijo :lloro: Me encanta esta fic es una de mis favoritas no sabes cómo me pongo cuando veo que actualizad salto por todo mi cuarto de la alegría :aah: :canto: y no quiero que acabe :lloro: No te demores mucho en actualizar por favor :bye:
REVIVE!!!!!! (?)
porque es una novela dramatica
jaja y yo cada vez que veo uno de sus comentarios sonrio sin darme cuenta
ah, me tarde u.u
bye
Ángel J.D
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
hello! lamento no contestar TODOS lo comentarios pero el tiempo que tengo para hacerlo es corto y mi internet es lento D:, prometo contestar todos a la proxima y subir mas rápido. Solo falta un capitulo D: (mas el epilogo ;) )
Capítulo 16
Ninguno de los dos habló mucho en todo el día. De hecho, Harry evitó a Louis
constantemente.
Eso, más que ningún otro detalle, le hizo imaginarse cuál era la decisión que
había tomado.
Louis tenía el corazón destrozado. ¿Cómo podía abandonarlo después de
todo lo que habían pasado juntos? ¿Después de todo lo que habían compartido?
No podía soportar la idea de perderlo. La vida sin él sería intolerable.
Al atardecer, lo encontró sentado en la mecedora del porche, contemplando el
sol por última vez. Su rostro tenía una expresión tan dura que apenas si podía
reconocer al hombre alegre que había llegado a amar tanto.
Cuando el silencio se hizo demasiado insoportable, le habló:
— No quiero que me abandones. Quiero que te quedes aquí, en mi época.
Puedo cuidar de ti, Harry. Tengo mucho dinero y te enseñaré todo lo que desees
saber.
— No puedo quedarme —le contestó entre dientes—. ¿Es que no lo
entiendes? Todos los que han estado cerca de mí alguna vez han sido castigados
por los dioses: Jasón, Penélope, Calista, Atolycus. —Lo miró como si estuviese
aturdido—. ¡Por Zeus! Liam acabó crucificado.
— Esta vez será diferente.
Se puso en pie y miró a Louis con dureza.
— Tienes razón. Será diferente. No voy a quedarme aquí para ver cómo
mueres por mi culpa.
Pasó por su lado y entró a la casa.
Louis apretó los puños, deseando estrangularlo.
— ¡Eres un… testarudo!
¿Cómo podía ser tan insoportable?
En ese momento notó que el diamante del anillo de boda de su madre se le
clavaba en la palma de la mano. La abrió y lo miró durante un buen rato. Estaba a
punto de conseguir que el pasado dejara de atormentarlo. Por primera vez en su
vida tenía un futuro en el que pensar. Un futuro que lo llenaba de felicidad.
Y no estaba dispuesto a permitir que Harry lo echara todo por la borda.
Más decidido que nunca, abrió la puerta de la casa y sonrió maliciosamente.
— No vas a librarte de mí, Harry de Macedonia. Puede que hayas vencido a
los romanos, pero te aseguro que a mi lado son unos enclenques.
Harry estaba sentado en la salita, con su libro en el regazo. Pasaba la palma
de la mano sobre la antigua inscripción, despreciándola más que nunca.
Cerró los ojos y recordó la noche que Louis lo convocó. Recordó lo que se
sentía cuando no tenía conciencia de su propia identidad. Cuando no era más que
un simple esclavo sexual griego.
Hacía mucho, mucho tiempo que se hallaba perdido en un lugar oscuro y
temible, y Louis lo había encontrado.
Con su fortaleza y su bondad había conseguido desafiar lo peor que había en
él y le había devuelto la humanidad. Sólo Louis había percibido su corazón y había
decidido que merecía la pena luchar por él.
Quédate con él.
¡Por los dioses!, qué fácil parecía. Qué sencillo. Pero no se atrevía. Ya había
perdido a sus hijos. Louis era el dueño de lo que le quedaba de corazón, y perderlo
por culpa de su hermano…
Sería lo más doloroso a lo que jamás se hubiera enfrentado.
Hasta él tenía un punto débil. Ahora conocía el rostro y el nombre de la
persona que podría hacerle caer de rodillas.
Louis.
Tenía que apartarse de él para que estuviera a salvo.
Lo sintió entrar en la estancia. Abrió los ojos y lo vio de pie, en el hueco de la
puerta, mirándolo fijamente.
— Ojalá pudiese destruir esta cosa —gruñó al devolver el libro a la mesita.
— Después de esta noche no tendrás necesidad de hacerlo.
Sus palabras le dolieron. ¿Cómo podía hacer esto por él? No soportaba la
idea de que alguien lo utilizara y aquí estaba Harry, usándolo del mismo modo que lo habían usado a él tantas y tantas veces.
— ¿Aún estás dispuesto a dejarme utilizar tu cuerpo para que pueda
marcharme?
La sinceridad de su mirada lo dejó paralizado.
— Si de ese modo conseguimos que seas libre, sí.
La siguiente pregunta se le atravesaba en la garganta, pero tenía que saber la
respuesta.
— ¿Llorarás cuando me haya marchado?
Louis apartó la mirada y Harry vio la verdad en sus ojos. No era mucho mejor
que Paul. Era exactamente igual que aquel egoísta.
Pero, después de todo, era hijo de su padre. Tarde o temprano, la mala
sangre siempre hacía acto de presencia.
Louis se dio la vuelta y se marchó, dejándolo solo con sus pensamientos.
Dejó que sus ojos vagaran por la salita. Cuando miró enfrente del sofá, el corazón se le encogió.
Cómo iba a echar de menos las noches pasadas allí junto a Louis,
escuchando su voz. Su risa.
Pero sobre todo, echaría de menos sus caricias.
Era muy tentador quedarse, pero no podía hacerlo. No había sido capaz de
proteger a sus hijos, ¿cómo iba a proteger a Louis?
— ¿Harry?
Se sobresaltó al escuchar la voz de Louis que lo llamaba desde el piso de
arriba.
— ¿Qué?
— Son las once y media. ¿No deberías subir?
Harry miró el bulto que se apreciaba bajo los vaqueros. Había llegado la hora
de darle utilidad.
Debería estar encantado. Era lo que había querido desde el primer instante
en que vio a Louis.
Pero, por alguna razón, le dolía el hecho de tomarlo así.
Por lo menos no le harás daño.
¿No?
De hecho, dudaba mucho que Paul lo hubiese hecho sufrir tanto como él
estaba a punto de hacer.
— ¿Harry?
— Voy —le contestó, obligándose a abandonar el sofá.
En la puerta, volvió la cabeza para mirarlo todo por última vez.
Incluso ahora podía ver la imagen de Louis tumbado en el sofá, con el
pecho cubierto de nata mientras él, muy lentamente, lo lamía hasta no dejar ni
rastro de la crema. Podía escuchar su risa y ver el brillo de sus ojos cada vez que lo llevaba al clímax.
«No me abandones, Harry», le había susurrado la noche anterior mientras él
supuestamente dormía, y sus palabras le habían abrasado. Ahora le estaban
partiendo en dos el corazón.
— ¿Harry?
Dándose la vuelta, se encaminó hacia las escaleras y se apoyó en el
pasamanos. Sería la última vez que subiría estos escalones. La última vez que
cruzaría el pasillo para llegar al dormitorio de Louis.
Y la última vez que lo vería en su cama…
Con el corazón en la garganta, se dio cuenta de que apenas podía respirar.
¿Por qué tenía que ser así?
Soltó una amarga carcajada. ¿Cuántas veces se habría hecho esa misma
pregunta?
Se detuvo al llegar a la puerta. La habitación estaba alumbrada por la tenue
luz de las velas, pero lo que más le impresionó fue ver a Louis con el boxer rojo
que él había elegido.
Estaba arrebatador.
De repente, sintió que la lengua acababa de caérsele hasta el suelo y que era
imperante enrollarla de nuevo para meterla en la boca.
— No vas a ponérmelo fácil, ¿verdad? —le preguntó con voz ronca.
Louis le dedicó una sonrisa traviesa.
— ¿Debería hacerlo?
Totalmente embobado por Louis, Harry era incapaz de mover un músculo
mientras observaba cómo se acercaba.
— ¿No tienes demasiada ropa?
Antes de que pudiese responder, Louis agarró el borde inferior de su camisa y
la levantó hasta pasarla por su cabeza. Una vez la arrojó al suelo, alargó un brazo y colocó la mano en su pecho, justo sobre el corazón. En ese instante, para Harry era la persona más hermosa del mundo. Ni siquiera la belleza de los dioses podía competir con la de Louis.
Permaneció inmóvil como una estatua mientras Louis deslizaba las manos
sobre su piel, provocándole escalofríos.
No, no iba a ponérselo nada fácil.
Harry notó que Louis intentaba desabrocharle el botón del pantalón.
— Louis —le advirtió, y le apartó las manos.
— ¿Mmm? —murmuró Louis, con los ojos oscurecidos por la pasión.
— No importa.
Louis se apartó y se subió a la cama. Se tumbó de lado y miró a Harry fijamente.
Tras despojarse de los vaqueros, se unió a Louis. Hizo que se tendiera de
espaldas.
Harry se aprovechó de la situación.
— ¡Oh, Harry! —gimió Louis.
Lo sintió estremecerse bajo él cuando pasó la lengua alrededor del
endurecido pezón. Su cuerpo era fuego líquido y gritaba exigiéndole que lo
poseyera. Pero no sólo anhelaba su carne. Lo quería a él.
Y abandonarlo lo destrozaría.
Harry tragó y se apartó. Había estado esperando esta noche durante una
eternidad. Había pasado la eternidad esperando a Louis.
Con mucha ternura acarició su rostro, guardando en la memoria cada
pequeño detalle.
Su hermoso Louis.
Jamás lo olvidaría.
Su alma lloraba a gritos por lo que estaba a punto de hacerle. Le separó las
piernas con las rodillas.
Se estremeció involuntariamente al sentir su piel desnuda bajo la suya. Y, en
ese momento, cometió el error de mirarlo a los ojos.
El sufrimiento que vio en ellos lo dejó sin aliento.
«Jamás tuviste nada que no robaras antes». Se tensó al escuchar las
palabras de Jasón en su cabeza. Lo último que quería era robarle algo a la persona que le había entregado tanto.
¿Cómo voy a hacerle esto?
— ¿Qué estás esperando? —le preguntó Louis.
Harry no lo sabía. Lo único que tenía claro era que no podía apartar la mirada
de sus tristes ojos azules. Unos ojos que llorarían si lo utilizaba para después
abandonarlo. Unos ojos que llorarían de felicidad si se quedaba.
Pero si se quedaba, su familia lo destruiría.
Y, en ese instante, supo lo que debía hacer.
Louis le envolvió la cintura con las piernas.
— Harry, date prisa. El tiempo se acaba.
Harry no habló. No podía hacerlo. En realidad, no confiaba en sí mismo, y podía
decir algo que lo hiciera cambiar de opinión.
A lo largo de los siglos había sido muchas cosas: huérfano, ladrón, marido,
padre, héroe, leyenda y, finalmente, esclavo.
Pero jamás había sido un cobarde.
No. Harry de Macedonia jamás había sido un cobarde. Era el general que
había contemplado victorioso a legiones enteras de romanos, y les había desafiado entre carcajadas a que le mataran y le cortaran la cabeza si podían.
Ése era el hombre que Louis había encontrado, y ése era el hombre que lo
amaba. Y ese hombre se negaba a hacerle daño.
Louis intentó moverse para que el miembro de Harry se hundiera en él, pero él no lo dejó.
— ¿Sabes lo que más echaré de menos? —le preguntó, mientras deslizaba
una mano entre sus cuerpos.
— No —murmuró Louis.
— El aroma de tu pelo. El modo en que te agarras a mí y gritas cuando te corres. El sonido de tu risa. Y sobre todo, tu imagen al despertar cada mañana, con el sol bañándote el rostro. Jamás podré olvidarlo.
Apartó la mano y movió las caderas para encontrar las de Louis. Pero, en
lugar de penetrarlo, todo se quedó en una placentera caricia que los hizo gemir a ambos.
Bajó la cabeza hasta la oreja de Louis y le mordisqueó el cuello.
— Siempre te amaré —le susurró.
Louis lo oyó respirar hondo en el mismo momento en que el reloj daba la
medianoche.
Con un brillante destello, Harry desapareció.
Horrorizado, Louis permaneció inmóvil esperando despertar. Pero siguió
escuchando las campanadas del reloj y se dio cuenta de que no era un sueño.
Harry se había ido.
Se había ido de verdad.
— ¡No! —gritó mientras se sentaba en la cama. ¡No podía ser! —. ¡No!
Bajó de la cama con el corazón martilleándole con fuerza en el pecho y corrió
hasta el salón. El libro estaba aún sobre la mesita de café. Pasó las páginas y vio que Harry estaba justo en el mismo sitio que antes, sólo que ahora no sonreía diabólicamente y llevaba el pelo corto.
¡No, no y no!, repetía su mente una y otra vez. ¿Por qué había hecho eso?
¿Por qué?
— ¿Cómo has podido? —Le preguntó mientras abrazaba el libro contra su
pecho—. Yo te habría dado la libertad, Harry. No me habría importado. ¡Dios!, Harry ¿Por qué te has hecho esto? —sollozó—. ¿Por qué?
Pero en el fondo lo sabía. La ternura que había visto en sus ojos hablaba por
sí misma. Lo había hecho para no herirlo como Paul.
Harry lo amaba. Y, desde el momento que llegó a su vida, no había hecho
otra cosa que protegerlo. Cuidarlo.
Hasta el final. Aun cuando de ese modo se negara la posibilidad de quedar
libre de un tormento eterno, él había sido más importante.
Louis no soportaba pensar en el sacrificio que Harry acababa de hacer. Lo
veía condenado a pasar la eternidad en la oscuridad. Solo y sufriendo una agonía.
Él le había contado que pasaba hambre mientras estaba atrapado en el libro,
y sed. Y en su mente lo veía sufrir del mismo modo que lo había visto en su cama.
Recordó las palabras que dijo después.
«Esto no es nada comparado con lo que se siente dentro del libro»
Y ahora estaba allí. Sufriendo.
— ¡No! —gritó—. No permitiré que te hagas esto, Harry. ¿Me oyes?
Abrazó con fuerza el libro y se dirigió a toda prisa a la parte trasera de la
casa. Abrió las cristaleras que daban al jardín y corrió hacia un claro iluminado por la luna llena.
— Regresa a mí, ¡Harry de Macedonia, Harry de Macedonia, Harry de
Macedonia! —lo repitió una y otra vez, rogando por que apareciera.
No ocurrió nada. Nada de nada.
— ¡No!, ¡por favor, no!
Con el corazón destrozado, volvió a la salita.
— ¿Por qué?, ¿por qué? —sollozaba, arrodillado en el suelo sin dejar de
mecerse hacia delante y hacia atrás.
— ¡Harry! —susurró con la voz rota mientras los recuerdos lo asaltaban.
Harry riéndose con él, abrazándolo. Harry sentado tranquilamente, pensando. Su corazón latiendo desenfrenado al mismo ritmo que el suyo.
Lo quería de vuelta.
Lo necesitaba de vuelta.
— No quiero vivir sin ti —balbució dirigiéndose al libro—. ¿Lo entiendes,
Harry? No puedo vivir sin ti.
De repente, una luz cegadora iluminó la estancia.
Con la boca abierta, Louis alzó la mirada esperando encontrarse con Harry.
Pero no era él. Se trataba de Afrodita.
— Dame el libro —le ordenó con el brazo extendido.
Louis lo abrazó con más fuerza.
— ¿Por qué le haces esto? —inquirió Louis—. ¿Es que no ha sufrido ya
bastante? Yo no lo habría alejado de ti. Preferiría que estuviese contigo antes de
que regresara al libro. —Se limpió las lágrimas—. Está solo ahí dentro. Solo en la oscuridad —susurró—. Por favor, no dejes que permanezca ahí. Envíame al libro con él, por favor. ¡Por favor!
Afrodita bajó la mano.
— ¿Harías eso por él?
— Haría cualquier cosa por él.
La diosa lo observó con los ojos entrecerrados.
— Dame el libro.
Cegado por las lágrimas, Louis se lo dio mientras rezaba para que Afrodita lo
ayudara a reunirse con él.
Afrodita suspiró con fuerza y abrió el libro.
— Me van a joder bien por esto.
Súbitamente, otro destello cegador iluminó la sala y Louis tuvo que cerrar los
ojos. La cabeza comenzó a darle vueltas y todo pareció girar a su alrededor,
haciendo que su estómago protestara.
¿Por esto pasaba Harry cada vez que alguien lo invocaba? No lo sabía con
certeza, pero ya era bastante terrorífico y por sí solo suponía una tortura.
Y, entonces, la luz desapareció.
Louis cayó a un profundo foso donde la oscuridad era un ente con vida que lo
ahogaba, impidiéndole respirar y haciendo que le escocieran los ojos.
Intentó incorporarse para frenar la caída y sintió bajo él una superficie
mullida que le resultaba familiar.
La luz volvió y se encontró en su cama, con Harry sobre él.
Harry miró alrededor, perplejo.
— ¿Cómo…?
— Será mejor que esta vez no lo fastidiéis —les dijo Afrodita desde la
puerta—. No quiero ni pensar en lo que me harán los de arriba si intento esto de
nuevo.
Y se esfumó.
Harry dejó de mirar el hueco de la puerta y clavó los ojos en Louis.
— Louis, yo…
— Cállate, Harry —le ordenó; no quería perder más tiempo— esta vez, hay que hacerlo bien.
Diciendo esto, lo agarró por la cabeza y lo acercó para darle un beso
apasionado y profundo.
Harry se lo devolvió con ferocidad, y con un poderoso y magistral envite se
introdujo en él.
Echó la cabeza hacia atrás y gruñó cuando el húmedo cuerpo de Louis le dio
la bienvenida, envolviéndolo con su calidez. El impacto que sufrieron sus sentidos fue tan poderoso que se estremeció de la cabeza a los pies. Por los dioses, era mucho mejor de lo que había imaginado.
Recordaba las palabras que le había dirigido.
«No quiero vivir sin ti, Harry. ¿Lo entiendes? No puedo vivir sin ti.»
Con la respiración entrecortada, lo miró a la cara y quedó subyugado al sentir
a Louis, cálido y estrecho, alrededor de su miembro. Deslizó la mano por su brazo, hasta capturar su mano y aferrarla con fuerza.
— ¿Te estoy haciendo daño?
— No —le contestó con una mirada tierna y sincera. Se llevó la mano de
Harry a los labios y la besó—. Jamás me harás daño estando conmigo.
— Si lo hago, dímelo y me detendré.
Louis lo rodeó con los brazos y las piernas.
— Si se te ocurre sacarla antes del amanecer te perseguiré durante toda la
eternidad para darte una paliza.
Harry se rió; no le cabía la menor duda.
Louis le pasó la lengua por el cuello y se deleitó al sentir cómo vibraba entre
sus brazos.
Harry movió las caderas, muy lentamente, torturándolo con el movimiento y, sin
previo aviso, se hundió en él con tanta fuerza que Louis creyó morir de placer.
Contuvo el aliento al sentirlo por completo dentro de él. Era una sensación
increíble. Era maravilloso sentir las embestidas de ese cuerpo ágil y fuerte.
Cerró los ojos y disfrutó del movimiento de los músculos de Harry, que se
contraían y se relajaban sobre su cuerpo.
Jamás había sentido algo parecido. Se limitaba a respirar y a expresar con su
cuerpo el amor que sentía por él. Era suyo. Aunque luego lo abandonara, disfrutaría de este momento de gloria junto a él.
Extasiado por el peso del cuerpo de Harry sobre él, le pasó las manos por la
espalda hasta llegar a las caderas y lo empujó, incitándolo a ir más rápido.
Harry se mordió los labios cuando sintió que Louis le clavaba las uñas en la
espalda. ¿Cómo era posible que unas manos pequeñas tuvieran el poder de
vencerlo?
Jamás lo entendería; como tampoco entendería por qué lo amaba.
Se lo agradecía en el alma.
— Mírame, Louis —le dijo, hundiéndose profundamente en él de nuevo—.
Quiero ver tus ojos.
Louis obedeció. Harry tenía los ojos entrecerrados y, por su modo de respirar
y la expresión de su rostro, supo que estaba disfrutando de cada certera embestida.
Louis sentía cómo se le contraían los abdominales cada vez que se movía.
Nada podía ser mejor que tener a Harry sobre él, besándolo con pasión y deslizándose dentro y fuera de él.
Cuando creyó que ya no podría resistirlo más, su cuerpo estalló en miles de
estremecimientos de placer.
— ¡Harry! —gritó—. ¡Sí, oh, sí!
Harry se hundió en él hasta el fondo y permaneció inmóvil, observándolo
mientras los músculos de todo su cuerpo se contraían a su alrededor.
Cuando Louis abrió los ojos, se encontró con su diabólica sonrisa.
— Te ha gustado eso, ¿verdad? —le preguntó, mostrando sus hoyuelos y
rotando sus caderas para que Louis lo sintiera dentro.
A Louis le costó un enorme esfuerzo no gemir de placer.
— Ha estado bien.
— ¿Bien? —le preguntó con una sonrisa—. Creo que tendré que seguir
intentándolo.
Se dio la vuelta y lo arrastró consigo, con cuidado de que su miembro no lo
abandonara.
Louis gimió al encontrarse sobre él.
La mirada de puro gozo que transmitían sus ojos fue mucho más placentera
para Louis que sentirlo en su interior. Sonriendo,se sentó sobre él y alzó las caderas y las bajó para absorberlo por entero.
Louis lo sintió estremecerse.
— Te ha gustado eso, ¿verdad?
— Ha estado bien. —Pero la voz estrangulada traicionaba su tono
despreocupado.
Louis soltó una carcajada.
Harry alzó las caderas en ese momento y se introdujo aún más en él.
Louis siseó de placer al sentir que lo llenaba por entero. Al sentir la dureza de
su cuerpo y la fuerza que ostentaba. Y él aún quería más. Quería ver el rostro de Harry cuando llegase al clímax. Quería ser el que le diera lo que hacía siglos
que no experimentaba.
— Si seguimos a este ritmo vamos a estar extenuados cuando llegue el
amanecer, ¿lo sabías? —le dijo Harry.
— No me importa.
— Pero te vas a sentir dolorido.
Louis contrajo los músculos del interior para rodearlo con más fuerza.
— ¿Ah, sí?
— En ese caso… —Harry deslizó la mano muy lentamente por el cuerpo de
Louis hasta llegar a su ombligo, y bajó aún más separando los húmedos rizos de su entrepierna para acariciarle su miembro.
Se mordió los labios mientras los dedos de Harry jugueteaban con él,
acoplándose al ritmo que imponían sus caderas. Cada vez más rápido, más hondo y con más fuerza.
Harry lo cogió por la cintura y lo ayudó a seguir el frenético ritmo. Cómo deseaba poder abandonar el cuerpo de Louis el tiempo suficiente como para enseñarle unas cuantas posturas más. Pero no les estaba permitido.
Por ahora.
Pero cuando llegara el amanecer…
Sonrió ante la perspectiva. En cuanto amaneciera tenía toda la intención de
mostrarle una nueva forma de utilizar el Reddi-wip.
Louis perdió la noción del tiempo mientras sus cuerpos se acariciaban y se
deleitaban en su mutua compañía. Sintió que la habitación comenzaba a girar bajo sus expertas caricias, y se dejó llevar por la maravillosa sensación de expresar el amor que sentía por él.
Los dos estaban cubiertos de sudor, pero no dejaron de saborearse; seguían
disfrutando de la pasión que al fin compartían.
Esta vez, cuando Louis se corrió, se desplomó sobre él.
La profunda risa de Harry reverberó por su cuerpo mientras pasaba sus
manos por su espalda, sus caderas y por sus piernas.
Louis se estremeció.
Estaba extasiado por el hecho de tener a Louis desnudo y tumbado sobre él.
Sentía su pecho sobre su torso. Su amor por él brotaba de lo más
hondo de su alma.
— Podría quedarme así tumbado para siempre —dijo en voz baja.
— Yo también.
Harrry lo rodeó con los brazos y lo atrajo aún más hacia él. Notó cómo sus caricias se ralentizaban y su respiración se hacía más relajada y uniforme.
En unos minutos estuvo completamente dormido.
Harry lo besó en la cabeza y sonrió mientras se aseguraba de que su miembro no abandonara el lugar donde debía estar.
— Duerme —susurró—. Aún falta mucho para el amanecer.
Louis se despertó con la sensación de tener algo cálido que lo llenaba por
completo. Cuando comenzó a moverse, fue consciente de unos brazos fuertes como el acero que lo inmovilizaban.
— Con cuidado —le advirtió Harry—. No la saques.
— ¿Me quedé dormido? —balbució, sorprendido de haber hecho tal cosa.
— No importa. No te perdiste gran cosa.
— ¿De verdad? —le preguntó él meneando las caderas y acariciándolo con
todo el cuerpo.
Harry soltó una carcajada.
— Vale, de acuerdo. Te perdiste un par de cosillas.
Se incorporó y lo miró a lo ojos. Trazó la línea de la mandíbula, levemente
áspera por la barba incipiente, con un dedo que Harry capturó y mordisqueó en
cuanto llegó a los labios.
Súbitamente, él se incorporó y se quedó sentado con Louis en su regazo.
— Mmm, me gusta —dijo Louis mientras le pasaba las piernas alrededor de la
cintura.
— Mmm, sí —convino Harry y comenzó a mover suavemente las caderas.
Bajando la cabeza, capturó uno de sus duros pezones y lo lamió.
Jugueteó con él y lo torturó dulcemente antes de soplar sobre la humedecida piel, que se erizó bajo su cálido aliento.
Dejó ese pezón y se dirigió al otro. Louis acunó su cabeza, acercándolo aún
más a él, completamente extasiado por sus caricias. En ese momento se dio
cuenta de que el cielo comenzaba a clarear.
— ¡Harry! —exclamó—. Está amaneciendo.
— Lo sé —le contestó, tumbándolo de espaldas sobre la cama.
Harry lo miró a los ojos mientras se acomodaba sobre él sin dejar de mover las
caderas.
Lo contemplaba totalmente hechizado. Percibía su ternura y su amor. Nadie lo
había conocido como él y jamás habría creído posible que alguien pudiese
lograrlo. Lo había acariciado en un lugar que nadie había tocado antes.
En el corazón.
Y entonces anheló mucho más. Desesperado por tenerlo por completo, siguió
moviéndose dentro de Louis.
Necesitaba más.
Louis lo envolvió con sus brazos y enterró el rostro en su hombro al sentir
que aceleraba el ritmo de sus envites. Más y más rápido, más y más fuerte; hasta que Louis se quedó sin aliento por el frenético ritmo.
De nuevo, el sudor los cubría. Louis lamió el cuello de Harry, embriagado por
sus gemidos. Él siseó de placer.
Y todavía seguía hundiéndose en él, una y otra vez, hasta que Louis pensó
que no podría soportarlo más.
Le clavó los dientes en el hombro mientras alcanzaba el orgasmo rápida y
salvajemente. Harry no disminuyó sus acometidas cuando Louis se tumbó sobre el colchón.
Se mordió el labio con fuerza y se movió aún más rápido, haciendo que Louis
se corriera de nuevo, y esta vez con más intensidad que la anterior.
Justo cuando el primer rayo de sol atravesaba los ventanales de la habitación,
escuchó que Harry gruñía y lo vio cerrar los ojos.
Con un envite profundo y certero, se derramó en él y todo su cuerpo se
convulsionó entre los brazos de Louis.
Harry era incapaz de respirar y la cabeza le daba vueltas a causa del éxtasis
que acaba de sentir; la intensidad de su orgasmo había sido increíble. Le dolía todo el cuerpo, pero aún así, no recordaba haber experimentado con anterioridad semejante placer. La noche pasada lo había dejado exhausto, y estaba agotado por las caricias de Louis.
Habían roto la maldición.
Alzó la cabeza y vio que Louis le sonreía.
— ¿Ya está? —le preguntó Louis.
Antes de que pudiera contestar, el brazo comenzó a dolerle como si le
estuvieran marcando con un hierro candente. Siseando, se apartó de él y lo cubrió con la mano.
— ¿Qué pasa? —le preguntó Louis al ver que se alejaba.
Perplejo, observó cómo un resplandor anaranjado le cubría todo el brazo.
Cuando apartó la mano, la inscripción griega había desaparecido.
— Ya está —balbució Louis—. Lo conseguimos.
La sonrisa se borró del rostro de Harry.
— No —dijo él, rozándole la mejilla con los dedos—. Tú lo hiciste.
Riéndose, Louis se arrojó en sus brazos. Harry lo abrazó con fuerza mientras se
besaban en un caótico frenesí.
¡Ya había acabado!
Era libre. Por fin, después de tantos siglos, volvía a ser un hombre mortal.
Y era Louis el que lo había conseguido. Su fe y su fortaleza habían revelado
lo mejor de sí mismo.
Louis lo había salvado.
Louis volvió a reírse y giró en la cama hasta quedar encima de él.
Pero la alegría le duró poco ya que otro destello, aún más brillante que los
anteriores, atravesó la habitación.
Su risa murió al instante. Percibió la malévola presencia antes de que Harry
se tensara entre sus brazos.
Sentándose en la cama, obligó a Louis a ponerse tras él y se colocó entre
él y el apuesto hombre que los observaba desde los pies de la cama.
Louis tragó saliva cuando vio al hombre alto y moreno que los miraba furioso.
Estaba claro que tenía todas las intenciones de matarlos allí mismo.
— ¡Bastardo engreído! —gritó el hombre—. ¡Cómo te has atrevido a pensar
que puedes ser libre!
Al instante, Louis supo que estaba ante el mismísimo Príapo.
— Déjalo, Príapo —le contestó Harry con una nota de advertencia en la voz—
. Ya ha acabado todo.
Príapo resopló.
— ¿Crees que puedes darme órdenes? ¿Quién te crees que eres, mortal?
Harry sonrió con malicia.
— Soy Harry de Macedonia, de la Casa de Diocles de Esparta, hijo de la
diosa Afrodita. Soy el Libertador de Grecia, Macedonia, Tebas, Punjab y Conjara. Mis enemigos me conocían como Augustus Julius Punitor y temblaban ante mi simple presencia. Y tú, hermano, eres un dios menor y poco conocido, que no significaba nada para los griegos y al que los romanos apenas si tomaron en cuenta.
La ira del infierno transfiguró el rostro de Príapo.
— Es hora de que aprendas cuál es tu lugar, hermanito. Me quitaste a la
mujer que iba a dar a luz a mis hijos y que aseguraría la inmortalidad de mi nombre. Ahora yo te quitaré lo que más amas en este mundo.
Harry se arrojó sobre Príapo, pero ya era demasiado tarde. Había
desaparecido llevándose a Louis.
Capítulo 16
Ninguno de los dos habló mucho en todo el día. De hecho, Harry evitó a Louis
constantemente.
Eso, más que ningún otro detalle, le hizo imaginarse cuál era la decisión que
había tomado.
Louis tenía el corazón destrozado. ¿Cómo podía abandonarlo después de
todo lo que habían pasado juntos? ¿Después de todo lo que habían compartido?
No podía soportar la idea de perderlo. La vida sin él sería intolerable.
Al atardecer, lo encontró sentado en la mecedora del porche, contemplando el
sol por última vez. Su rostro tenía una expresión tan dura que apenas si podía
reconocer al hombre alegre que había llegado a amar tanto.
Cuando el silencio se hizo demasiado insoportable, le habló:
— No quiero que me abandones. Quiero que te quedes aquí, en mi época.
Puedo cuidar de ti, Harry. Tengo mucho dinero y te enseñaré todo lo que desees
saber.
— No puedo quedarme —le contestó entre dientes—. ¿Es que no lo
entiendes? Todos los que han estado cerca de mí alguna vez han sido castigados
por los dioses: Jasón, Penélope, Calista, Atolycus. —Lo miró como si estuviese
aturdido—. ¡Por Zeus! Liam acabó crucificado.
— Esta vez será diferente.
Se puso en pie y miró a Louis con dureza.
— Tienes razón. Será diferente. No voy a quedarme aquí para ver cómo
mueres por mi culpa.
Pasó por su lado y entró a la casa.
Louis apretó los puños, deseando estrangularlo.
— ¡Eres un… testarudo!
¿Cómo podía ser tan insoportable?
En ese momento notó que el diamante del anillo de boda de su madre se le
clavaba en la palma de la mano. La abrió y lo miró durante un buen rato. Estaba a
punto de conseguir que el pasado dejara de atormentarlo. Por primera vez en su
vida tenía un futuro en el que pensar. Un futuro que lo llenaba de felicidad.
Y no estaba dispuesto a permitir que Harry lo echara todo por la borda.
Más decidido que nunca, abrió la puerta de la casa y sonrió maliciosamente.
— No vas a librarte de mí, Harry de Macedonia. Puede que hayas vencido a
los romanos, pero te aseguro que a mi lado son unos enclenques.
Harry estaba sentado en la salita, con su libro en el regazo. Pasaba la palma
de la mano sobre la antigua inscripción, despreciándola más que nunca.
Cerró los ojos y recordó la noche que Louis lo convocó. Recordó lo que se
sentía cuando no tenía conciencia de su propia identidad. Cuando no era más que
un simple esclavo sexual griego.
Hacía mucho, mucho tiempo que se hallaba perdido en un lugar oscuro y
temible, y Louis lo había encontrado.
Con su fortaleza y su bondad había conseguido desafiar lo peor que había en
él y le había devuelto la humanidad. Sólo Louis había percibido su corazón y había
decidido que merecía la pena luchar por él.
Quédate con él.
¡Por los dioses!, qué fácil parecía. Qué sencillo. Pero no se atrevía. Ya había
perdido a sus hijos. Louis era el dueño de lo que le quedaba de corazón, y perderlo
por culpa de su hermano…
Sería lo más doloroso a lo que jamás se hubiera enfrentado.
Hasta él tenía un punto débil. Ahora conocía el rostro y el nombre de la
persona que podría hacerle caer de rodillas.
Louis.
Tenía que apartarse de él para que estuviera a salvo.
Lo sintió entrar en la estancia. Abrió los ojos y lo vio de pie, en el hueco de la
puerta, mirándolo fijamente.
— Ojalá pudiese destruir esta cosa —gruñó al devolver el libro a la mesita.
— Después de esta noche no tendrás necesidad de hacerlo.
Sus palabras le dolieron. ¿Cómo podía hacer esto por él? No soportaba la
idea de que alguien lo utilizara y aquí estaba Harry, usándolo del mismo modo que lo habían usado a él tantas y tantas veces.
— ¿Aún estás dispuesto a dejarme utilizar tu cuerpo para que pueda
marcharme?
La sinceridad de su mirada lo dejó paralizado.
— Si de ese modo conseguimos que seas libre, sí.
La siguiente pregunta se le atravesaba en la garganta, pero tenía que saber la
respuesta.
— ¿Llorarás cuando me haya marchado?
Louis apartó la mirada y Harry vio la verdad en sus ojos. No era mucho mejor
que Paul. Era exactamente igual que aquel egoísta.
Pero, después de todo, era hijo de su padre. Tarde o temprano, la mala
sangre siempre hacía acto de presencia.
Louis se dio la vuelta y se marchó, dejándolo solo con sus pensamientos.
Dejó que sus ojos vagaran por la salita. Cuando miró enfrente del sofá, el corazón se le encogió.
Cómo iba a echar de menos las noches pasadas allí junto a Louis,
escuchando su voz. Su risa.
Pero sobre todo, echaría de menos sus caricias.
Era muy tentador quedarse, pero no podía hacerlo. No había sido capaz de
proteger a sus hijos, ¿cómo iba a proteger a Louis?
— ¿Harry?
Se sobresaltó al escuchar la voz de Louis que lo llamaba desde el piso de
arriba.
— ¿Qué?
— Son las once y media. ¿No deberías subir?
Harry miró el bulto que se apreciaba bajo los vaqueros. Había llegado la hora
de darle utilidad.
Debería estar encantado. Era lo que había querido desde el primer instante
en que vio a Louis.
Pero, por alguna razón, le dolía el hecho de tomarlo así.
Por lo menos no le harás daño.
¿No?
De hecho, dudaba mucho que Paul lo hubiese hecho sufrir tanto como él
estaba a punto de hacer.
— ¿Harry?
— Voy —le contestó, obligándose a abandonar el sofá.
En la puerta, volvió la cabeza para mirarlo todo por última vez.
Incluso ahora podía ver la imagen de Louis tumbado en el sofá, con el
pecho cubierto de nata mientras él, muy lentamente, lo lamía hasta no dejar ni
rastro de la crema. Podía escuchar su risa y ver el brillo de sus ojos cada vez que lo llevaba al clímax.
«No me abandones, Harry», le había susurrado la noche anterior mientras él
supuestamente dormía, y sus palabras le habían abrasado. Ahora le estaban
partiendo en dos el corazón.
— ¿Harry?
Dándose la vuelta, se encaminó hacia las escaleras y se apoyó en el
pasamanos. Sería la última vez que subiría estos escalones. La última vez que
cruzaría el pasillo para llegar al dormitorio de Louis.
Y la última vez que lo vería en su cama…
Con el corazón en la garganta, se dio cuenta de que apenas podía respirar.
¿Por qué tenía que ser así?
Soltó una amarga carcajada. ¿Cuántas veces se habría hecho esa misma
pregunta?
Se detuvo al llegar a la puerta. La habitación estaba alumbrada por la tenue
luz de las velas, pero lo que más le impresionó fue ver a Louis con el boxer rojo
que él había elegido.
Estaba arrebatador.
De repente, sintió que la lengua acababa de caérsele hasta el suelo y que era
imperante enrollarla de nuevo para meterla en la boca.
— No vas a ponérmelo fácil, ¿verdad? —le preguntó con voz ronca.
Louis le dedicó una sonrisa traviesa.
— ¿Debería hacerlo?
Totalmente embobado por Louis, Harry era incapaz de mover un músculo
mientras observaba cómo se acercaba.
— ¿No tienes demasiada ropa?
Antes de que pudiese responder, Louis agarró el borde inferior de su camisa y
la levantó hasta pasarla por su cabeza. Una vez la arrojó al suelo, alargó un brazo y colocó la mano en su pecho, justo sobre el corazón. En ese instante, para Harry era la persona más hermosa del mundo. Ni siquiera la belleza de los dioses podía competir con la de Louis.
Permaneció inmóvil como una estatua mientras Louis deslizaba las manos
sobre su piel, provocándole escalofríos.
No, no iba a ponérselo nada fácil.
Harry notó que Louis intentaba desabrocharle el botón del pantalón.
— Louis —le advirtió, y le apartó las manos.
— ¿Mmm? —murmuró Louis, con los ojos oscurecidos por la pasión.
— No importa.
Louis se apartó y se subió a la cama. Se tumbó de lado y miró a Harry fijamente.
Tras despojarse de los vaqueros, se unió a Louis. Hizo que se tendiera de
espaldas.
Harry se aprovechó de la situación.
— ¡Oh, Harry! —gimió Louis.
Lo sintió estremecerse bajo él cuando pasó la lengua alrededor del
endurecido pezón. Su cuerpo era fuego líquido y gritaba exigiéndole que lo
poseyera. Pero no sólo anhelaba su carne. Lo quería a él.
Y abandonarlo lo destrozaría.
Harry tragó y se apartó. Había estado esperando esta noche durante una
eternidad. Había pasado la eternidad esperando a Louis.
Con mucha ternura acarició su rostro, guardando en la memoria cada
pequeño detalle.
Su hermoso Louis.
Jamás lo olvidaría.
Su alma lloraba a gritos por lo que estaba a punto de hacerle. Le separó las
piernas con las rodillas.
Se estremeció involuntariamente al sentir su piel desnuda bajo la suya. Y, en
ese momento, cometió el error de mirarlo a los ojos.
El sufrimiento que vio en ellos lo dejó sin aliento.
«Jamás tuviste nada que no robaras antes». Se tensó al escuchar las
palabras de Jasón en su cabeza. Lo último que quería era robarle algo a la persona que le había entregado tanto.
¿Cómo voy a hacerle esto?
— ¿Qué estás esperando? —le preguntó Louis.
Harry no lo sabía. Lo único que tenía claro era que no podía apartar la mirada
de sus tristes ojos azules. Unos ojos que llorarían si lo utilizaba para después
abandonarlo. Unos ojos que llorarían de felicidad si se quedaba.
Pero si se quedaba, su familia lo destruiría.
Y, en ese instante, supo lo que debía hacer.
Louis le envolvió la cintura con las piernas.
— Harry, date prisa. El tiempo se acaba.
Harry no habló. No podía hacerlo. En realidad, no confiaba en sí mismo, y podía
decir algo que lo hiciera cambiar de opinión.
A lo largo de los siglos había sido muchas cosas: huérfano, ladrón, marido,
padre, héroe, leyenda y, finalmente, esclavo.
Pero jamás había sido un cobarde.
No. Harry de Macedonia jamás había sido un cobarde. Era el general que
había contemplado victorioso a legiones enteras de romanos, y les había desafiado entre carcajadas a que le mataran y le cortaran la cabeza si podían.
Ése era el hombre que Louis había encontrado, y ése era el hombre que lo
amaba. Y ese hombre se negaba a hacerle daño.
Louis intentó moverse para que el miembro de Harry se hundiera en él, pero él no lo dejó.
— ¿Sabes lo que más echaré de menos? —le preguntó, mientras deslizaba
una mano entre sus cuerpos.
— No —murmuró Louis.
— El aroma de tu pelo. El modo en que te agarras a mí y gritas cuando te corres. El sonido de tu risa. Y sobre todo, tu imagen al despertar cada mañana, con el sol bañándote el rostro. Jamás podré olvidarlo.
Apartó la mano y movió las caderas para encontrar las de Louis. Pero, en
lugar de penetrarlo, todo se quedó en una placentera caricia que los hizo gemir a ambos.
Bajó la cabeza hasta la oreja de Louis y le mordisqueó el cuello.
— Siempre te amaré —le susurró.
Louis lo oyó respirar hondo en el mismo momento en que el reloj daba la
medianoche.
Con un brillante destello, Harry desapareció.
Horrorizado, Louis permaneció inmóvil esperando despertar. Pero siguió
escuchando las campanadas del reloj y se dio cuenta de que no era un sueño.
Harry se había ido.
Se había ido de verdad.
— ¡No! —gritó mientras se sentaba en la cama. ¡No podía ser! —. ¡No!
Bajó de la cama con el corazón martilleándole con fuerza en el pecho y corrió
hasta el salón. El libro estaba aún sobre la mesita de café. Pasó las páginas y vio que Harry estaba justo en el mismo sitio que antes, sólo que ahora no sonreía diabólicamente y llevaba el pelo corto.
¡No, no y no!, repetía su mente una y otra vez. ¿Por qué había hecho eso?
¿Por qué?
— ¿Cómo has podido? —Le preguntó mientras abrazaba el libro contra su
pecho—. Yo te habría dado la libertad, Harry. No me habría importado. ¡Dios!, Harry ¿Por qué te has hecho esto? —sollozó—. ¿Por qué?
Pero en el fondo lo sabía. La ternura que había visto en sus ojos hablaba por
sí misma. Lo había hecho para no herirlo como Paul.
Harry lo amaba. Y, desde el momento que llegó a su vida, no había hecho
otra cosa que protegerlo. Cuidarlo.
Hasta el final. Aun cuando de ese modo se negara la posibilidad de quedar
libre de un tormento eterno, él había sido más importante.
Louis no soportaba pensar en el sacrificio que Harry acababa de hacer. Lo
veía condenado a pasar la eternidad en la oscuridad. Solo y sufriendo una agonía.
Él le había contado que pasaba hambre mientras estaba atrapado en el libro,
y sed. Y en su mente lo veía sufrir del mismo modo que lo había visto en su cama.
Recordó las palabras que dijo después.
«Esto no es nada comparado con lo que se siente dentro del libro»
Y ahora estaba allí. Sufriendo.
— ¡No! —gritó—. No permitiré que te hagas esto, Harry. ¿Me oyes?
Abrazó con fuerza el libro y se dirigió a toda prisa a la parte trasera de la
casa. Abrió las cristaleras que daban al jardín y corrió hacia un claro iluminado por la luna llena.
— Regresa a mí, ¡Harry de Macedonia, Harry de Macedonia, Harry de
Macedonia! —lo repitió una y otra vez, rogando por que apareciera.
No ocurrió nada. Nada de nada.
— ¡No!, ¡por favor, no!
Con el corazón destrozado, volvió a la salita.
— ¿Por qué?, ¿por qué? —sollozaba, arrodillado en el suelo sin dejar de
mecerse hacia delante y hacia atrás.
— ¡Harry! —susurró con la voz rota mientras los recuerdos lo asaltaban.
Harry riéndose con él, abrazándolo. Harry sentado tranquilamente, pensando. Su corazón latiendo desenfrenado al mismo ritmo que el suyo.
Lo quería de vuelta.
Lo necesitaba de vuelta.
— No quiero vivir sin ti —balbució dirigiéndose al libro—. ¿Lo entiendes,
Harry? No puedo vivir sin ti.
De repente, una luz cegadora iluminó la estancia.
Con la boca abierta, Louis alzó la mirada esperando encontrarse con Harry.
Pero no era él. Se trataba de Afrodita.
— Dame el libro —le ordenó con el brazo extendido.
Louis lo abrazó con más fuerza.
— ¿Por qué le haces esto? —inquirió Louis—. ¿Es que no ha sufrido ya
bastante? Yo no lo habría alejado de ti. Preferiría que estuviese contigo antes de
que regresara al libro. —Se limpió las lágrimas—. Está solo ahí dentro. Solo en la oscuridad —susurró—. Por favor, no dejes que permanezca ahí. Envíame al libro con él, por favor. ¡Por favor!
Afrodita bajó la mano.
— ¿Harías eso por él?
— Haría cualquier cosa por él.
La diosa lo observó con los ojos entrecerrados.
— Dame el libro.
Cegado por las lágrimas, Louis se lo dio mientras rezaba para que Afrodita lo
ayudara a reunirse con él.
Afrodita suspiró con fuerza y abrió el libro.
— Me van a joder bien por esto.
Súbitamente, otro destello cegador iluminó la sala y Louis tuvo que cerrar los
ojos. La cabeza comenzó a darle vueltas y todo pareció girar a su alrededor,
haciendo que su estómago protestara.
¿Por esto pasaba Harry cada vez que alguien lo invocaba? No lo sabía con
certeza, pero ya era bastante terrorífico y por sí solo suponía una tortura.
Y, entonces, la luz desapareció.
Louis cayó a un profundo foso donde la oscuridad era un ente con vida que lo
ahogaba, impidiéndole respirar y haciendo que le escocieran los ojos.
Intentó incorporarse para frenar la caída y sintió bajo él una superficie
mullida que le resultaba familiar.
La luz volvió y se encontró en su cama, con Harry sobre él.
Harry miró alrededor, perplejo.
— ¿Cómo…?
— Será mejor que esta vez no lo fastidiéis —les dijo Afrodita desde la
puerta—. No quiero ni pensar en lo que me harán los de arriba si intento esto de
nuevo.
Y se esfumó.
Harry dejó de mirar el hueco de la puerta y clavó los ojos en Louis.
— Louis, yo…
— Cállate, Harry —le ordenó; no quería perder más tiempo— esta vez, hay que hacerlo bien.
Diciendo esto, lo agarró por la cabeza y lo acercó para darle un beso
apasionado y profundo.
Harry se lo devolvió con ferocidad, y con un poderoso y magistral envite se
introdujo en él.
Echó la cabeza hacia atrás y gruñó cuando el húmedo cuerpo de Louis le dio
la bienvenida, envolviéndolo con su calidez. El impacto que sufrieron sus sentidos fue tan poderoso que se estremeció de la cabeza a los pies. Por los dioses, era mucho mejor de lo que había imaginado.
Recordaba las palabras que le había dirigido.
«No quiero vivir sin ti, Harry. ¿Lo entiendes? No puedo vivir sin ti.»
Con la respiración entrecortada, lo miró a la cara y quedó subyugado al sentir
a Louis, cálido y estrecho, alrededor de su miembro. Deslizó la mano por su brazo, hasta capturar su mano y aferrarla con fuerza.
— ¿Te estoy haciendo daño?
— No —le contestó con una mirada tierna y sincera. Se llevó la mano de
Harry a los labios y la besó—. Jamás me harás daño estando conmigo.
— Si lo hago, dímelo y me detendré.
Louis lo rodeó con los brazos y las piernas.
— Si se te ocurre sacarla antes del amanecer te perseguiré durante toda la
eternidad para darte una paliza.
Harry se rió; no le cabía la menor duda.
Louis le pasó la lengua por el cuello y se deleitó al sentir cómo vibraba entre
sus brazos.
Harry movió las caderas, muy lentamente, torturándolo con el movimiento y, sin
previo aviso, se hundió en él con tanta fuerza que Louis creyó morir de placer.
Contuvo el aliento al sentirlo por completo dentro de él. Era una sensación
increíble. Era maravilloso sentir las embestidas de ese cuerpo ágil y fuerte.
Cerró los ojos y disfrutó del movimiento de los músculos de Harry, que se
contraían y se relajaban sobre su cuerpo.
Jamás había sentido algo parecido. Se limitaba a respirar y a expresar con su
cuerpo el amor que sentía por él. Era suyo. Aunque luego lo abandonara, disfrutaría de este momento de gloria junto a él.
Extasiado por el peso del cuerpo de Harry sobre él, le pasó las manos por la
espalda hasta llegar a las caderas y lo empujó, incitándolo a ir más rápido.
Harry se mordió los labios cuando sintió que Louis le clavaba las uñas en la
espalda. ¿Cómo era posible que unas manos pequeñas tuvieran el poder de
vencerlo?
Jamás lo entendería; como tampoco entendería por qué lo amaba.
Se lo agradecía en el alma.
— Mírame, Louis —le dijo, hundiéndose profundamente en él de nuevo—.
Quiero ver tus ojos.
Louis obedeció. Harry tenía los ojos entrecerrados y, por su modo de respirar
y la expresión de su rostro, supo que estaba disfrutando de cada certera embestida.
Louis sentía cómo se le contraían los abdominales cada vez que se movía.
Nada podía ser mejor que tener a Harry sobre él, besándolo con pasión y deslizándose dentro y fuera de él.
Cuando creyó que ya no podría resistirlo más, su cuerpo estalló en miles de
estremecimientos de placer.
— ¡Harry! —gritó—. ¡Sí, oh, sí!
Harry se hundió en él hasta el fondo y permaneció inmóvil, observándolo
mientras los músculos de todo su cuerpo se contraían a su alrededor.
Cuando Louis abrió los ojos, se encontró con su diabólica sonrisa.
— Te ha gustado eso, ¿verdad? —le preguntó, mostrando sus hoyuelos y
rotando sus caderas para que Louis lo sintiera dentro.
A Louis le costó un enorme esfuerzo no gemir de placer.
— Ha estado bien.
— ¿Bien? —le preguntó con una sonrisa—. Creo que tendré que seguir
intentándolo.
Se dio la vuelta y lo arrastró consigo, con cuidado de que su miembro no lo
abandonara.
Louis gimió al encontrarse sobre él.
La mirada de puro gozo que transmitían sus ojos fue mucho más placentera
para Louis que sentirlo en su interior. Sonriendo,se sentó sobre él y alzó las caderas y las bajó para absorberlo por entero.
Louis lo sintió estremecerse.
— Te ha gustado eso, ¿verdad?
— Ha estado bien. —Pero la voz estrangulada traicionaba su tono
despreocupado.
Louis soltó una carcajada.
Harry alzó las caderas en ese momento y se introdujo aún más en él.
Louis siseó de placer al sentir que lo llenaba por entero. Al sentir la dureza de
su cuerpo y la fuerza que ostentaba. Y él aún quería más. Quería ver el rostro de Harry cuando llegase al clímax. Quería ser el que le diera lo que hacía siglos
que no experimentaba.
— Si seguimos a este ritmo vamos a estar extenuados cuando llegue el
amanecer, ¿lo sabías? —le dijo Harry.
— No me importa.
— Pero te vas a sentir dolorido.
Louis contrajo los músculos del interior para rodearlo con más fuerza.
— ¿Ah, sí?
— En ese caso… —Harry deslizó la mano muy lentamente por el cuerpo de
Louis hasta llegar a su ombligo, y bajó aún más separando los húmedos rizos de su entrepierna para acariciarle su miembro.
Se mordió los labios mientras los dedos de Harry jugueteaban con él,
acoplándose al ritmo que imponían sus caderas. Cada vez más rápido, más hondo y con más fuerza.
Harry lo cogió por la cintura y lo ayudó a seguir el frenético ritmo. Cómo deseaba poder abandonar el cuerpo de Louis el tiempo suficiente como para enseñarle unas cuantas posturas más. Pero no les estaba permitido.
Por ahora.
Pero cuando llegara el amanecer…
Sonrió ante la perspectiva. En cuanto amaneciera tenía toda la intención de
mostrarle una nueva forma de utilizar el Reddi-wip.
Louis perdió la noción del tiempo mientras sus cuerpos se acariciaban y se
deleitaban en su mutua compañía. Sintió que la habitación comenzaba a girar bajo sus expertas caricias, y se dejó llevar por la maravillosa sensación de expresar el amor que sentía por él.
Los dos estaban cubiertos de sudor, pero no dejaron de saborearse; seguían
disfrutando de la pasión que al fin compartían.
Esta vez, cuando Louis se corrió, se desplomó sobre él.
La profunda risa de Harry reverberó por su cuerpo mientras pasaba sus
manos por su espalda, sus caderas y por sus piernas.
Louis se estremeció.
Estaba extasiado por el hecho de tener a Louis desnudo y tumbado sobre él.
Sentía su pecho sobre su torso. Su amor por él brotaba de lo más
hondo de su alma.
— Podría quedarme así tumbado para siempre —dijo en voz baja.
— Yo también.
Harrry lo rodeó con los brazos y lo atrajo aún más hacia él. Notó cómo sus caricias se ralentizaban y su respiración se hacía más relajada y uniforme.
En unos minutos estuvo completamente dormido.
Harry lo besó en la cabeza y sonrió mientras se aseguraba de que su miembro no abandonara el lugar donde debía estar.
— Duerme —susurró—. Aún falta mucho para el amanecer.
Louis se despertó con la sensación de tener algo cálido que lo llenaba por
completo. Cuando comenzó a moverse, fue consciente de unos brazos fuertes como el acero que lo inmovilizaban.
— Con cuidado —le advirtió Harry—. No la saques.
— ¿Me quedé dormido? —balbució, sorprendido de haber hecho tal cosa.
— No importa. No te perdiste gran cosa.
— ¿De verdad? —le preguntó él meneando las caderas y acariciándolo con
todo el cuerpo.
Harry soltó una carcajada.
— Vale, de acuerdo. Te perdiste un par de cosillas.
Se incorporó y lo miró a lo ojos. Trazó la línea de la mandíbula, levemente
áspera por la barba incipiente, con un dedo que Harry capturó y mordisqueó en
cuanto llegó a los labios.
Súbitamente, él se incorporó y se quedó sentado con Louis en su regazo.
— Mmm, me gusta —dijo Louis mientras le pasaba las piernas alrededor de la
cintura.
— Mmm, sí —convino Harry y comenzó a mover suavemente las caderas.
Bajando la cabeza, capturó uno de sus duros pezones y lo lamió.
Jugueteó con él y lo torturó dulcemente antes de soplar sobre la humedecida piel, que se erizó bajo su cálido aliento.
Dejó ese pezón y se dirigió al otro. Louis acunó su cabeza, acercándolo aún
más a él, completamente extasiado por sus caricias. En ese momento se dio
cuenta de que el cielo comenzaba a clarear.
— ¡Harry! —exclamó—. Está amaneciendo.
— Lo sé —le contestó, tumbándolo de espaldas sobre la cama.
Harry lo miró a los ojos mientras se acomodaba sobre él sin dejar de mover las
caderas.
Lo contemplaba totalmente hechizado. Percibía su ternura y su amor. Nadie lo
había conocido como él y jamás habría creído posible que alguien pudiese
lograrlo. Lo había acariciado en un lugar que nadie había tocado antes.
En el corazón.
Y entonces anheló mucho más. Desesperado por tenerlo por completo, siguió
moviéndose dentro de Louis.
Necesitaba más.
Louis lo envolvió con sus brazos y enterró el rostro en su hombro al sentir
que aceleraba el ritmo de sus envites. Más y más rápido, más y más fuerte; hasta que Louis se quedó sin aliento por el frenético ritmo.
De nuevo, el sudor los cubría. Louis lamió el cuello de Harry, embriagado por
sus gemidos. Él siseó de placer.
Y todavía seguía hundiéndose en él, una y otra vez, hasta que Louis pensó
que no podría soportarlo más.
Le clavó los dientes en el hombro mientras alcanzaba el orgasmo rápida y
salvajemente. Harry no disminuyó sus acometidas cuando Louis se tumbó sobre el colchón.
Se mordió el labio con fuerza y se movió aún más rápido, haciendo que Louis
se corriera de nuevo, y esta vez con más intensidad que la anterior.
Justo cuando el primer rayo de sol atravesaba los ventanales de la habitación,
escuchó que Harry gruñía y lo vio cerrar los ojos.
Con un envite profundo y certero, se derramó en él y todo su cuerpo se
convulsionó entre los brazos de Louis.
Harry era incapaz de respirar y la cabeza le daba vueltas a causa del éxtasis
que acaba de sentir; la intensidad de su orgasmo había sido increíble. Le dolía todo el cuerpo, pero aún así, no recordaba haber experimentado con anterioridad semejante placer. La noche pasada lo había dejado exhausto, y estaba agotado por las caricias de Louis.
Habían roto la maldición.
Alzó la cabeza y vio que Louis le sonreía.
— ¿Ya está? —le preguntó Louis.
Antes de que pudiera contestar, el brazo comenzó a dolerle como si le
estuvieran marcando con un hierro candente. Siseando, se apartó de él y lo cubrió con la mano.
— ¿Qué pasa? —le preguntó Louis al ver que se alejaba.
Perplejo, observó cómo un resplandor anaranjado le cubría todo el brazo.
Cuando apartó la mano, la inscripción griega había desaparecido.
— Ya está —balbució Louis—. Lo conseguimos.
La sonrisa se borró del rostro de Harry.
— No —dijo él, rozándole la mejilla con los dedos—. Tú lo hiciste.
Riéndose, Louis se arrojó en sus brazos. Harry lo abrazó con fuerza mientras se
besaban en un caótico frenesí.
¡Ya había acabado!
Era libre. Por fin, después de tantos siglos, volvía a ser un hombre mortal.
Y era Louis el que lo había conseguido. Su fe y su fortaleza habían revelado
lo mejor de sí mismo.
Louis lo había salvado.
Louis volvió a reírse y giró en la cama hasta quedar encima de él.
Pero la alegría le duró poco ya que otro destello, aún más brillante que los
anteriores, atravesó la habitación.
Su risa murió al instante. Percibió la malévola presencia antes de que Harry
se tensara entre sus brazos.
Sentándose en la cama, obligó a Louis a ponerse tras él y se colocó entre
él y el apuesto hombre que los observaba desde los pies de la cama.
Louis tragó saliva cuando vio al hombre alto y moreno que los miraba furioso.
Estaba claro que tenía todas las intenciones de matarlos allí mismo.
— ¡Bastardo engreído! —gritó el hombre—. ¡Cómo te has atrevido a pensar
que puedes ser libre!
Al instante, Louis supo que estaba ante el mismísimo Príapo.
— Déjalo, Príapo —le contestó Harry con una nota de advertencia en la voz—
. Ya ha acabado todo.
Príapo resopló.
— ¿Crees que puedes darme órdenes? ¿Quién te crees que eres, mortal?
Harry sonrió con malicia.
— Soy Harry de Macedonia, de la Casa de Diocles de Esparta, hijo de la
diosa Afrodita. Soy el Libertador de Grecia, Macedonia, Tebas, Punjab y Conjara. Mis enemigos me conocían como Augustus Julius Punitor y temblaban ante mi simple presencia. Y tú, hermano, eres un dios menor y poco conocido, que no significaba nada para los griegos y al que los romanos apenas si tomaron en cuenta.
La ira del infierno transfiguró el rostro de Príapo.
— Es hora de que aprendas cuál es tu lugar, hermanito. Me quitaste a la
mujer que iba a dar a luz a mis hijos y que aseguraría la inmortalidad de mi nombre. Ahora yo te quitaré lo que más amas en este mundo.
Harry se arrojó sobre Príapo, pero ya era demasiado tarde. Había
desaparecido llevándose a Louis.
Ángel J.D
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
nooooooooo! tienes que seguirla y!!!
Dimples'sHarold
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
OMG!!! Tienes que subir el Epilogo YA! Estoy emocionada, no se lo que pasara. Me encanta la nove, la amo con locura, tu eres grande, Afrodita ayudandolos, Harry si ama a Lou y Lou ama a Harold, siguela!!!!
Bue
Bue
Larry Shipper
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
NO NO NO NO NO NO NO NO NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
NO PUEDES SER TAN CRUEEEEL!!!!!!!!!!
como vas a dejarnos asi?? TERRIBLE capituro TE.RRI.BLE!!!!
en un momento cuando desaparece harry tenia unas ganas de romper
todo que no te das una ideaa! xD ajajajajja
mi amooor pobre mi lucho! lo ama tanto T__T no puedo creer qe se lo hayan
llevado lo voy a mataaar!!!!
Arg! creo q me involucre mucho con la trama xD ajajjajajajajajja
es simplemente perfectooo TODOOO!!!
no puedo esperar para leer ese final T__T
NO PUEDES SER TAN CRUEEEEL!!!!!!!!!!
como vas a dejarnos asi?? TERRIBLE capituro TE.RRI.BLE!!!!
en un momento cuando desaparece harry tenia unas ganas de romper
todo que no te das una ideaa! xD ajajajajja
mi amooor pobre mi lucho! lo ama tanto T__T no puedo creer qe se lo hayan
llevado lo voy a mataaar!!!!
Arg! creo q me involucre mucho con la trama xD ajajjajajajajajja
es simplemente perfectooo TODOOO!!!
no puedo esperar para leer ese final T__T
MaruStylinson
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
WTF!!!
pero que fue tdo eso?! OMFG!!!!
dime que no es verdad o se lo llevo cierto?! cierto?!
o necesito respuestas y las necesito ahora, por cierto, cuando actualizas?!
bye:)
PD: no salgo de mi trauma!!
pero que fue tdo eso?! OMFG!!!!
dime que no es verdad o se lo llevo cierto?! cierto?!
o necesito respuestas y las necesito ahora, por cierto, cuando actualizas?!
bye:)
PD: no salgo de mi trauma!!
FatymaBlanco
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
Dios de mi vidaaaa!!!!!
por actualizar le dire a mi unicornio que te haga 5 frascos de nutella, pero de esos frascos asi de mayonesa de 5 kg cada uno!!1
QUE HERMOSO! HAZZA Y SU PRIMER ORGASMO DESPUES DE UN SIGLO! EL Y LOUIS SON EL UNO PARA EL OTRO!
casi me da un ataque cuando de verdad pense que Harry se habia ido
MALDITO PERRO DE PIAPRO!!! QUE LO ATROPELE UN CARRO, LUEGO LLEGUE UN WACHITURRO Y LO VIOLE Y LUEGO LLEGUE UN PERRO Y LE PEGUE EL SIDA!!
Actualiza rapido porfiiis!
*Me voy volando en mi unicornio mientras cantamos "Kiss You" para que empecemos a preparar tu nutella*
BESOTES
por actualizar le dire a mi unicornio que te haga 5 frascos de nutella, pero de esos frascos asi de mayonesa de 5 kg cada uno!!1
QUE HERMOSO! HAZZA Y SU PRIMER ORGASMO DESPUES DE UN SIGLO! EL Y LOUIS SON EL UNO PARA EL OTRO!
casi me da un ataque cuando de verdad pense que Harry se habia ido
MALDITO PERRO DE PIAPRO!!! QUE LO ATROPELE UN CARRO, LUEGO LLEGUE UN WACHITURRO Y LO VIOLE Y LUEGO LLEGUE UN PERRO Y LE PEGUE EL SIDA!!
Actualiza rapido porfiiis!
*Me voy volando en mi unicornio mientras cantamos "Kiss You" para que empecemos a preparar tu nutella*
BESOTES
GuapuritaHoran
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
Oh por dios .....
...
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D:
PERO POR QUE !!?!?!?!
MY EMOTIONS !!!!!!!!!
I'M DYING !!! iosfgwiysfudjerhugetrg
wefjegrlhfougheurhefhwreg
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D:
PERO POR QUE !!?!?!?!
MY EMOTIONS !!!!!!!!!
I'M DYING !!! iosfgwiysfudjerhugetrg
wefjegrlhfougheurhefhwreg
LostInTheCityOfAngeles
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
Me gusta mucho siguela :)
Please pasa por la mia - el Link esta en mi firma - me Encantaria saber lo que piensas
Ok bye sube pronto
Please pasa por la mia - el Link esta en mi firma - me Encantaria saber lo que piensas
Ok bye sube pronto
AndySophy
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
Nononononono!!!! No puede hacer eso! Noooo!!! :muere: Ya lo habían conseguido,Harry ya era libre!! & Príapo se llevo a Lucho,nooo!! :lloro:
¿Por qué? ¡¡¡¿POR QUÉ?!!! :(
Por fin hicieron...eso(? pero no duro mucho su felicidad u.u Maldito Príapo! :evil: aggh!!
¿Solo falta un capitulo para que acabe? :sad: "Todo tiene su final" u.u
Buano,solo quería decir eso & que ame el capitulo :enamorado: ah! & siguela pronto!! necesito otro capituloo!! please! :ilusion: Eso es todo,chau :bye:
Lau:3
Pd: ¡Eres de Veracruz! ¡¡Yo soy de Tabasco!! *O* swnjkxns okya ¿De qué parte de Veracruz eres?
¿Por qué? ¡¡¡¿POR QUÉ?!!! :(
Por fin hicieron...eso(? pero no duro mucho su felicidad u.u Maldito Príapo! :evil: aggh!!
¿Solo falta un capitulo para que acabe? :sad: "Todo tiene su final" u.u
Buano,solo quería decir eso & que ame el capitulo :enamorado: ah! & siguela pronto!! necesito otro capituloo!! please! :ilusion: Eso es todo,chau :bye:
Lau:3
Pd: ¡Eres de Veracruz! ¡¡Yo soy de Tabasco!! *O* swnjkxns okya ¿De qué parte de Veracruz eres?
Última edición por Girl_Crazy99 el Sáb 04 Mayo 2013, 2:26 pm, editado 1 vez
Girl_Crazy99
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