The Bad Boy (Harry Styles fanfic)

Capítulo 2

Una leve oscuridad empezaba a cerñirse en mi habitación. Aparté los ojos de mi libro de Historia, mi más mortal enemiga, y eché un vistazo por la ventana situada frente a mi mesa de escritorio. La calle estaba vacía y el rótulo del gimnasio de mi padre se veía perfectamente, ahora brillando con un rojo fluorescente. Era la hora de cerrar y Bruce continuaba allí.

Debía echar la llave a la entrada de casa, pero no podía hasta que papá no volviera. Él nunca se llevaba su llavero y no iba a dejarlo encerrado fuera. Mi barrio era problemático por la noches.

Agarré de nuevo la chaqueta que había utilizado aquella misma mañana y recorrí el camino para salir otra vez.
No se veía a nadie caminando en la calle y un solitario perro ladraba en algún balcón cercano. Las farolas de la acera comenzaban a encenderse. Tragué saliva y conté hasta tres antes de precipitarme hacia adelante andando a paso rápido, casi corriendo, cruzando la desierta carretera y llegando al fin al local de papá. Sana y salva.

Tina no estaba en la estrecha recepción esta vez, así que no me detuve y entré al pasillo. Me encontré con un par de chicos de complexión fuerte, con camisas de tiras que dejaban ver enormes bíceps y cargando bolsas deportivas en el hombro. Se marchaban ya. Pasé por su lado antes de bajar los escalones de metal. Paré en el pie de la escalera que daba al sotano. No había tanta gente como aquella mañana, pero aún así todavía quedaban algunos boxeadores. Alguno que otro me dirigió la mirada, pero no se paró mucho tiempo. ¿Eso significaba que mi padre andaba cerca? El silencio hacía retumbar por la sala los estruendosos sonidos de los puñetazos que se propinaban.

Des de mi posición no localicé a Bruce o a Billy por ningún lado. Genial... Decidí probar en los vestuarios. Retrocedí sobre mis pasos y llegué nuevamente al pasillo blanco. Anduve un poco más y me topé con una puerta con el símbolo de la figura masculina. Abrí con cuidado, no queriendo destorbar a cualquiera que por casualidad estuviese canviandose dentro. Pero tampoco había nadie allí. Ni si quiera se escuchaba el sonido de las duchas. Mis pasos hicieron eco cuando entré al lugar, sintiendo la humedad propia de un vestuario, y me dirigí a la puerta trasera. Era una salida al callejón que había tras el gimnasio. Mi padre solía sacar la basura por ahí.

Utilicé el manojo de llaves que guardaba en el bolsillo de mi chaqueta, abrí el portón y me asomé. Muros de ladrillo confiriendo un aspecto poco amplio al callejón. Cubos de basura se amontonaban junto a un contenedor gris. Saqué un poco más mi cuerpo, manteniendo la puerta abierta con mi pie.

-¡Hola linda!

Salté sobre mi misma. El corazón empezó a latirme apresuradamente y entonces noté que había dejado ir el pie. Oh no.

Contemplé la puerta cerrada e intenté abrirla empujando. Imposible. No había cerradura des de este lado.
Mi respiración y unos pasos eran lo único que oía. Los pasos del grupo de tres hombres que pude contar, levantándose de su fiesta improvisada en aquel lúgrube sitio. Tenían esparcidas unas cuantas latas de cerveza en el suelo. Estaban en medio de un botellón que yo había interrumpido. Comenzaron a acercarse a mí con miradas y sonrisas ebrias. Estaban muy borrachos. Mierda.

-¿Te perdiste? –rió uno.

No contesté. Mil opciones empezaron a venir a mi cabeza. Mil opciones de huída pero ninguna válida. Estaba atrapada. El callejón no tenía salida y ellos se colocaban obstruyendo el camino hacia la única entrada.

Mantuve mi espalda pegada a la puerta. Uno tenía el cabello azabache y desaliñado, con una creciente cicatriz en su mejilla. Otro de ellos sostenía aún una botella de bebida en la mano y tenía la cabeza rapada. El último se recogía el pelo castaño en una coleta y no abandonaba una sonrisa lujuriosa. Dios mío.

-¿Tienes verguenza, hermosa? –preguntó el de la cicatriz.

-¡Calla, la asustaste! –replicó el de la botella.

-¡No me digas que me calle!

-Shh, a callar los dos. –el hombre de la coleta dio una sonora patada al suelo.- No se peleen. Nos divertiremos un rato. Habrá turno para todos.- y acabó de nuevo con esa sonrisa asquerosa dirigiéndose a mí. Paseó sus ojos des de mis pies hasta mi cabeza y se relamió los labios.

No sabía que hacer. El pánico empezaba a apoderarse de mí y mis latidos cada vez era más fuertes. Quería salir de aquí.

El hombre de la coleta dio un paso hacia mí y noté su mano en mi cintura. Inspiré de golpe por el acto imprevisto.

-¡No me toque! –empujé al borracho por los hombros, haciéndolo tambalearse hacia atrás. Mientras, rió y miró incrédulo a sus amigos.

Era mi oportunidad. Antes de que pudiese recuperarse, salí corriendo hacia la entrada.

-¡Eh! –gritó uno de fondo. Y el bramido vino seguido de movimiento por parte de los tres. Sabía que venían tras de mí.

Me concentré en no caerme y en mantenerme firme. No había corrido tanto ni tan rápido en mi vida. Las lágrimas estaban a punto de salir de mis ojos tras notar que me alcanzaban. Entonces vi una figura caminar en la acera frente a la salida.

-¡Socor –unas manazas taparon mi boca y otras fueron puestas alrededor de mi cintura, elevando mis pies del suelo. Me llevaban hacia atrás. Cerré los ojos con fuerza. Grité entre gemidos, y sentí mis lágrimas en las mejillas. Estaba perdida.

-¡Karl!

-¡Cuídado!

Abrí mis ojos de repente. Ruidos de caídas y golpes se ciñeron a mi alrededor. El que me sostenía me tiró al suelo a lo que mi espalda chocó contra el frío pavimento. Ouch. Mi miedo aumentó al no saber qué diablos estaba pasando.

Otro hombre había allí ahora. Pero no estaba con ellos sinó contra ellos.

Vi al extraño golpear la mandíbula del que sostenía la botella, haciéndola caer y romperse en mil pedazitos de cristal.

El rapado intentaba levantarse del suelo, pero mi anónimo salvador se percató y lo pateó en el estómago.
Llevé mi mano a mi boca cuando el hombre de la coleta, aprovechando que mi rescatador continuaba distraído con el otro borracho, lo golpeó por detrás. Él gimió y cayó de rodillas. El agresor aprovechó y se puso frente a él para darle un puñetazo, cosa que lo hizo gruñir. Cuando iba por un segundo puñetazo, el chico se agacho a tiempo y agarró a su oponente por la camisa. Giró y esta vez era él quien tenía al hombre debajo. Los puñetazos que le propinaba entonces no parecían parar. Vi manchas de sangre en el suelo. El sonido de huesos al ser partidos se hizo presente. Sollocé con miedo.

-¡Billy no me hagas reír!

-Es la verdad y lo sabes.

Reconocí de inmediato el eco aquellas voces. Mi padre y Billy.

Mi rescatador pareció haberlas reconocido también. Paró un momento y dirigió su vista hacia donde provenían: la entrada del callejón. Con un gruñido se puso en pie, separándose de aquel borracho, quien huyó corriendo y cojeando con sus compañeros asustados.

Todo volvía a estar tranquilo. Nuestras inhalaciones y exhalaciones rápidas eran lo único que quedaba.

Yo me mantenía encogida, sentada junto a la pared y el chico anónimo estaba quieto, con sus manos en puños y la vista fija por donde se largaron mis casi-agresores. No le distinguía el rostro pero podía contemplar ahora su musculatura tensa, su prominente altura y un cabello castaño rizado. Luego se giró.

Unos ojos esmeralda se dirigieron hacia abajo para sostener los míos unos segundos. Una de sus cejas tenía un corte y la comisura de sus labios sangraba un poco por la pelea. La mandíbula del chico estaba tensa y apretada. Su camiseta blanca ahora manchada con unas gotas de sangre, unos pantalones negros ceñidos a su cintura fuerte. A unos metros estaba tirada una bolsa deportiva grande de color azul. Lo relacioné todo. ¿Era uno de los boxeadores de mi padre? No parecía tener mucha más edad que yo. Sus bíceps le daban ese toque agresivo, claro...

-¿Te hicieron daño? –su pregunta fue clara y directa, entrecerrando los ojos.

-A-ah....n-no. –“Grácias a que apareciste” debería haber dicho, pero tartamudeaba demasiado como para decir algo entendible. Todavía estaba asimilando todo.

-¿Eres la hija del entrenador Tyson? –cuestionó, frío y sin moverse un centímetro. Sus manos en puño, tan apretadas que sus nudillos estaban volviéndose blancos. Me intimadaba demasiado.

-S-sí. –Maldita sea; no era capaz de vocalizar bien.

Respiró hondo, haciendo que su fuerte pecho subiera y luego bajara. Agarró la bolsa azul que dejó tirada antes de la pelea y la empujó sobre su hombro. Mi cabeza continuaba inclinada hacia arriba, para poder verlo bien dada su prominente altura.

-Ven.

Me lo pensé dos veces antes de hacerle caso. Me salvó sí, pero no podía fiarme de nadie en esta situación.
Tragué saliva y me alzé poco a poco, sin despegarme de la pared. Aún en pie, él seguía siendo una cabeza más alto que yo. Me sentía una hormiga y una cobarde teniendo a este oji-verde delante. No me acerqué a él.

-Ven. –repitió con frustración, clavando sus ojos en mí.

¿Y si tenía un arma? Aquello me hizo acobardarme y le obedecí. Caminé con mis piernas todavía temblando y lo observé con cautela. Me sorprendió cuando pasó su brazo por sobre mis hombros y me sostuvo contra su costado, algo que ayudó a que pudiese caminar mejor y sin temblores.

Me condujo fuera del callejón y vi que nos dirigíamos al gimnasio. El rótulo fluorescente estaba ahora apagado y la persiana grisácea echada sobre la puerta de entrada. Una vez allí me soltó, no sin asegurarse antes de que no estaba tan débil como para desplomarme en el suelo cuando lo hiciese. Lo observé unos segundos más, asegurándome de que no sacaría una navaja y me amenazaría de repente.

Quedamos uno frente al otro. El oji-verde dio un paso atrás. Pretendía marcharse. No hiceron falta palabras, tan sólo una mirada para darle las gracias. Él no quería hacerme daño, entonces lo supe.

Me sobresalté cuando canvió de rumbo y se acercó sin vacilaciones a mi oreja, con sus dientes blancos asomando en una sonrisa pícara. Luego susurró:

-Ten más cuidado la próxima vez. –su aliento cálido chocando contra mi cuello cuando se separó y comenzó a caminar en dirección opuesta, calle abajo. Me puso la piel de gallina.

Las luces de las farolas iluminando su espalda al alejarse hasta que llegó un punto en que desapareció en el horizonte.

Mi burbuja estalló entonces. Sentí el frío recorrer todo mi cuerpo y, casi como si los borrachos de antes estuviesen aún acechando, miré a izquierda y derecha de la calle y me precipité hacia la puerta de casa. Saqué con urgencia las llaves, costándome el abrir la puerta de lo mucho que temblaban mis manos. La cerré tras de mí y apoyé mi cabeza hacia atrás en la puerta, cerrando los ojos.

-¿Abie? –escuché a Bruce llamarme des de dentro de casa.

-¿S-si? –Mierda; no podía tartamudear ahora o comenzaría a hacer preguntas que yo no estaba segura de poder responderlas con mentiras convincentes. Lo que era seguro es que no iba a meter al chico de ojos verdes en la conversación. Me salvó la vida, no quería meterlo en problemas con mi padre. Por que sabía que, aunque me hubiese rescatado de aquellos acosadores, Bruce era capaz de echar a ese muchacho del gimnasio sólo por haberse acercado a mí.

-¿Se puede saber de donde vienes? –ya tenía a mi padre molestó en la entrada al salón.

-Fui a... –piensa, piensa.- Nos quedamos sin pan. –ahí me di cuenta de que no podía decir que fui a comprar pan. No traía conmigo ninguna barra.- Pero la panadería cerró temprano hoy.

Bruce me miró unos segundos, analizando mi expresión.

-No me gusta que salgas a estas horas. Otro día espera a que vuelva a casa, ¿de acuerdo?

Asentí con la cabeza, queriendo encerrarme en mi habitación y darme una ducha caliente. Menudo día...

MI REFLEXIÓN POR CAPÍTULO DE NUEVO!!

Como dije anteriormente, el capítulo 2 estaba casi listo :) Aquí se lo dejé, 2 caps en un día como compensación por haber tardado tanto en subir :cherry:

Awww hoy dieron en la TV una película que vi taaaaantísimas veces en mi infancia :') "Balto" Oishh, es esa peli de Disney sobre un perro-lobo que trae medicinas a los niños enfermos y todos lo tratan mal porque es medio lobo...(?) Ok, creo que me están tratando de loca ._. Yo sé lo que digo xP
Tengo 16 años, pero aún me siguen gustando algunas pelis Disney, sip u_u hahaha

PREGUNTA:
A ustedes no les gustan esas pelis?? Cuales son sus pelis Disney favoritas?

RESPUESTAS!! (abrir Spolier)

Spoiler:

Gracias a las chicas que comentaron!! Y a las que comentaron en la sipnosis y el trailer espero que puedan comentar también en estos siguientes capítulos para darme su opinión :3

Las quiere muuuucho

Jess :) xx

Síguela pronto:D

OMG...

Dios mio mee encantooooo

buaaa no alcanzo los signos de admoracion :lloro:

Me rompi el hombro :(

SIGUELAAA

LA AMO

Ajajajajajajaja nos quedamos sin pan ajajaja

Pobre de Abie...o pobre de ti...o de mi...o de ellas...dejemoslo en Abie ajajajajajajaja

AME LOS DOS CAPIS

AMO TU NOVE

Sigueeeeeee

chao

La excusa del pan jajaja tipico jaja bueno te cuento que soy nueva lectora y estoy ansiosa de que subas otro capitulo corazón :) x

ALO ! sighuela pliiis si si si sea un exito haha estoy seguraaaa!((: lalalalallalala mee estoy volviendo adicta a tuuu noveeeeeeee <3

Capítulo 3

-¿Estás bromeando?

-No.

-¿Va en serio? ¿De verdad de la buena?

-Sí.

La boca de Rym hizo la forma de una “O” enorme. Me encogí de hombros, sin saber qué más decir. Me revolví incómoda sentada en la hierba del suelo y di un mordisco más a mi bocadillo. Rym seguía esperando más información de mi parte, mirándome con esos ojos marrones ansiosos, apartando un poco de flequillo de su cabellera rojiza y con su bocadillo totalmente olvidado. El recreo acabaría pronto y ella aún no se creía lo que le estaba contando.

-Ok, a ver si entendí bien. –Rym entrelazó sus dedos y apoyó la barbilla sobre sus manos.- Ayer estuviste a punto de ser violada por tres borrachos pero, en tus últimos segundos de libertad, gritaste y un anónimo príncipe azul vino en tu ayuda y te salvó de tu terrible destino. ¿Cierto?

Alcé mi ceja. ¿Mi mejor amiga siempre debía ser tan dramàtica?

-Era uno de los chicos que entrenan con mi padre. –rodé los ojos, cruzando mis piernas y girando para quedar frente a ella.

-Príncipe. –corrigió Rym, entrecerrando sus ojos en mi dirección.

Bufé exageradamente y comencé a juguetear con la hierba entre mis dedos, manteniendo mi mirada gacha.

- Pues, para ser un supuesto príncipe, era aterrador...

-¿Cómo era? –preguntó Rym, con la misma curiosidad que anteriormente.

Continué con mi atención puesta en el suelo pero con la memoria recordando a aquel muchacho, mi salvador sin identidad.

-Mmm... Tenía ojos claros. Muy verdes. Cabello rizado castaño. Musculoso. ¡Y era altísimo!

-¿Mucho más que tú?

-Ajá. –respondí con convicción, ahora levantando la mirada al rostro de mi amiga. Siempre me habían considerado una persona de estatura elevada, quizá llegando a los 1,73 metros, pero el chico misterioso me superaba con creces.

-¿Lo volverás a ver?

-Yo qué sé. –contesté precipitadamente, riendo como histérica sin saber muy bien el motivo.- Puede que él ni si quiera regrese al gimnasio.

-O puede que sí.

La campana de final del recreo hizo eco en todo el patio trasero de la escuela. Perfecto, aún tenía medio bocadillo en mi mano que no me había acabado de comer. Aunque peor era lo de Rym, con su desayuno todavía intacto.
Reímos mientras nos alzábamos de nuestro cómodo lugar y seguíamos a la cola de estudiantes que entraban al enorme instituto de paredes crema para las últimas horas de clase de ese viernes.

•••••••••

Las palabras de Rym seguían dando vueltas y vueltas en mi cabeza. Trapo en una mano y bote de esprai limpia-polvo en la otra, me disponía a limpiar los viejos estantes de mi habitación.

Llevaba toda la tarde así, pudiendo respirar tranquila al fin ahora que era viernes y comenzaba el fin de semana; la tarea de la escuela podría hacerla más tarde. Aunque yo sabía que lo de la limpieza tan sólo era una excusa para evitar plantearme si habría regresado mi chico de ojos verdes o no. Seis veces me había asomado a la ventana hasta ahora. Seis. Mi ansiedad era evidente.

Tirando el trapo al suelo y dejando el bote sobre mi escritorio, me saqué las pantuflas de los pies y me coloqué unos zapatos. Con rapidez y prometiéndome que sólo echaría un rápido vistazo, salía de casa dirección al B&CO GYM.

Saludé a Tina con una sonrisa en recepción, quien me dedicó un “Buenas tardes cariño” y después seguí mi camino hacia el sótano. Estaba nerviosa. ¿Qué diablos haría si él estaba allí? ¿O si no estaba?

Fui pasando mi mano sobre la barandilla de las escaleras, asegurándome de colocar bien los pies y de no caerme rodando de los nervios.

Una vez más estava allí, a los pies de los escalones, recorriendo cada rincón de la habitación. Ya iban dos días seguidos los que visitaba el gimnasio. Un nuevo récord.

Seguí escurcullando, sintiendo un extraño sentimiento de decepción tras ver que se acababan los lugares donde mirar y no lo encontraba. Los habituales hombres entrenando, sonido de pesas al moverse arriba y abajo y ambiente cálido y sudoroso. Ni rastro de él. No había regresado.

Me largué de allí antes de que papá me descubriera e hiciese preguntas inencesarias. Con los ojos clavados en el suelo y andando despacio, hice mi camino de vuelta. Comencé a considerarme una estúpida. O tal vez mis hormonas me controlaban. O quizá fuese esa adrenalina que sentí estando junto al oji-verde aterrador. Quizá quería volver a sentir ese miedo. Al fin y al cabo, mi vida era monótona y aburrida. Mi padre nunca me permitía hacer nada nuevo y excitante. El miedo que me producía la presencia de ese chico era innovadora y emocionante. Me hacía sentir viva.

Pensando en mis cosas ni si quiera vi que venía alguien frente a mí hasta que choqué con él. Por poco caigo al suelo, pero el hombre musculoso ni si quiera se paró a pedirme perdón. Veía que Bruce se tomaba en serio lo de impartir su norma a estos boxeadores. Ninguno me dirigía la palabra.

Tina estaba escribiendo algo en su libreta por lo que no la interrumpí al abandonar el pasillo y salí en silencio hacia la puerta. Era tan pesada que tuve que esforzarme realmente en abrirla. Hoy estaba torpe. Antes de salir me detuve en seco. Era él.

Parado en la acera, esperando a que saliese para poder entrar al local. Vestía ropa deportiva nuevamente, aquella bolsa azul cargada a su hombro y su seña de identidad, los ojos verdes.

-P-perdón. –me hice a un lado con torpeza, permitiéndole la entrada.

Él hizo una señal con la mano para que saliese yo primero. A pesar de no estar en la misma situación de anoche, su pequeña herida en la ceja por la pelea de ayer me mandó un escalofrío directo a la columna. Le obedecí, actuando por el miedo que le tenía. Verlo pegar a aquellos hombres ayer lo había convertido en alguien capaz de destruir rocas a mis ojos. Y le temía.

Él ahora dentro y yo fuera, nuestras miradas conectadas.

-¿Llegaste a casa anoche? –preguntó él, mostrando esa sonrisa blanca. Ahora, iluminado con la luz de los fluorescentes de recepción, los rasgos de su rostro estaban más definidos.

-Sin un rasguño. –la frase me salió algo bajita e inocente. Necesitaba aprender a dejar el miedo a un lado y centrarme en hablar como una persona decente.

-¿Qué dijo tu padre? –mi salvador no parecía temeroso por lo que probablemente le diría Bruce si es que se había enterado de que se acercó a mí la noche anterior, como probablemente sí lo estarían cualquiera de los boxeadores de por aquí, lo suyo sólo era pura curiosidad.

-Nada. Yo... Inventé algo.

Él me miró con incredulidad, como si no pudiese creer que había mentido a papá.

-Creí que las niñas buenas no hacían eso. –un ojo me fue guiñado, acompañado de una sonrisa traviesa. Aquello me molestó en cierto modo.

Cogí aire para darle una buena reprimenda pero la voz de Bruce resonó por todo el pasillo del local:

-¡Tina! ¡¿Dónde se metió Styles?! ¡Debió llegar hace 15 minutos!

Me vino a la mente entonces la conversación que tuvieron Billy y mi padre en la comida del otro día. Styles; la joven promesa del boxeo en la que tantas esperanzas habían puesto los dos hombres.

-Será mejor que entre. Llego tarde. –¿Styles era él? El oji-verde recolocó su bolsa en su hombro y, casi como una costumbre cada vez que nos veíamos, se acercó a mi oreja.- Soy Harry.

-A-Abie. –susurré, con el bello de punta y helada en mi lugar.

Harry se separó con una sonrisa pícara y levantó su mano al aire en un gesto de despedida. Después entró con parsimonia y desapareció de mi campo de visión cuando entró al pasillo.

Pestañeé un par de veces. ¿Realmente esto estaba pasando? Me sentía algo mareada ahora. Quizá mi mejor amiga tenía razón y mi padre me protegía tanto que me impedía vivir. Eso explicaría mi poca habilidad para relacionarme ahora.

Entonces sentí la mirada de alguien puesto sobre mí. Tina me mandaba una señal de advertencia con los ojos. Hice ojitos de cordero degollado, pidiendo que no dijera nada a Bruce. Ella rió y volvió a su trabajo.

•••••••

-¿Qué es eso tan importante que no podía esperar a que acabase mi ducha?

-¡Abie tienes que alejarte de ese chico!

Fruncí el ceño sin comprender, manteniendome tumbada en la cama de mi cuarto, con mi melena marrón oscura esparcida sobre la almohada y mis piernas flexionadas quedando mis rodillas arriba. Me pasé el teléfono a la otra oreja.

-¿Qué?

-Sé quien es quien te salvó. Y no son buenas notícias.

-Habla Rym. –pedí, de repente prestando mucha más atención a la conversación telefónica.

-Pregunté a Leyla y las demás. Ya sabes, siempre se enteran de todo. –claro que lo sabía. Ese grupo de chicas eran las más cotillas del instituto y tal vez incluso de toda la ciudad. Pero eso no significaba que todo lo que decían era cierto.

-Continúa.

-Se llama Harry Styles. –el corazón se me heló en el pecho. O tal vez si fuese verdad.- Su padre está en la carcel por violencia doméstica y tráfico de drogas. ¡En la cárcel! Styles estuvo en famílias de acogida hasta los 18. Después dejó el instituto y ahora regresó a la ciudad. ¡Y dicen que pegó al profesor de su antíguo colegio hasta dejarlo en coma! Abie, ese chico trae problemas...

Adiós al supuesto príncipe azul. Hola al hijo del diablo.

Es tarde por mi país :O Las 2:39 am exactamente! Pero hoy fue mi último día de instituto antes de unas vacaciones de casi 2 semanas y quería dejarles capi! Wiiiiiiii estoy feliz :cherry: Va-ca-cio-nes :(L):


TIEMPO DE RESPUESTAS!! (abrir Spoiler)

Spoiler:

Gracias por leer a todas chicas!! En serio, una novela jamás sería nada sin las fieles lectoras :') No puedo expresar con palabras lo feliz que estoy de que me apoyen en esto :)
Besotes enormes a todas :hug: Xxx

ahhhhhh estuvo estupenda harry es todo un chico malo y tierno jajaja

gracias x los capitulos m encantaron

sube mas estoy con la intriga

NUEVA LECTORAAAAAAAAAAA!
me encanta, y el trailer esta*o*
Siguela pronto, un beso<3.

Que demonios? :scratch:

A no ne quedo el principe azul?

POBRE PROFESOR!

Harry me da meeeello..........

Ñeeee pero ya se me quitara..

Oye oye oye oye oye

Tu sabes mucho de mi vida eh!

Bruce = Pablo (amigo de mi padre)

Papa = Ps papa

Tina = Mari (secretaria de papa)

Abie = Abie ps yo no?

Harry = Ayyyy Harry es igual a mi novio a escondidas de mi padre XD

De donde sacaste toda mi vida?

Aaaaaaaah me vas a secuestrar :sad:

Ok ok no no

Ajajajajajajaajaa

Ojitos de cordero degollado ajajajajajaaja

Yo les decia ojos de perro mojado pero buaaano......

SIGUELA

ME ENCANTA

ESTA GENIAL

AMO TU NOVEEEEEEEEEEEEE

SIGUEEE

Gracias,ya estoy mejor

BESOTES

Chao hermosa

Alo! ame el cap es ta aadaddssadasda hahah es re genialoso! (::