Prohibiciones. {Larry Stylinson} ||Terminada||

Ahora lo que debía hacer era esperar, aunque eso era muy complicado. Suspiró pesadamente y antes de pensarlo abrió la puerta, su cabeza se asomo por unos segundos y después salió por el pasillo. Sería de madrugada seguramente, por lo que nadie se encontraba despierto más que él.

No tenía un lugar al cuál dirigirse exactamente, simplemente se dejaba llevar por los pasos que daban sus pies. Había calmado su llanto dejando solo rastro del mismo, su rostro estaba totalmente rojo al igual que sus ojos, su respiración era un poco acelerada y todo su cuerpo temblaba. Al llegar frente al elevador lo admiró un momento, giró su mirada hacia las escaleras pero el miedo invadió su mente, tan solo habían pasado segundos cuando el elevador se encendió, por arriba de las puertas estaba el número de piso y este aumentaba hacía donde estaba él.

18. Y ahí es donde había parado, entonces las puertas se abrieron frente al ojiverde. No había nadie dentro aunque no estaba totalmente vacío, un sobre blanco estaba en el medio y con letras legibles decía Harry. Rápido tomo el sobre antes de que este se volviera a cerrar y lo llevará a otro piso.

Estando ya en su habitación abrió el sobre, encontrándose con un papel pequeño que decía:

“No se trata de lo que hagas. Todo es sobre ti, sobre lo que eres. ¿Recuerdas la primera vez que nos vimos? Si, tú y yo nos conocemos.”

Ahora Harry estaba más atemorizado, enserio no conocía a una persona tan psicópata como aquella. Sus pensamientos intentaron dar con un nombre pero nadie de los que conocía parecía alguien capaz de hacerle eso a él y a Louis.

Sus pensamientos sobre Louis no lo dejaban dormir aunque sus parpados amenazaban con cerrarse, invitándolo a caer en un profundo sueño. Se preguntaba si todo era real, si no era producto de sus miedos pero cuando sus ojos cansados se fijaban en la primera foto de Louis no dudaba ni un segundo de lo que estaba sucediendo, la situación que estaba viviendo era más real de lo que su mente podía captar, era el sueño más vivido en el que estaba varado.

En aquel momento lo real y lo irreal se había mezclado en la mente de Harry, no sabía exactamente cómo actuar sin afectar a los demás y sin que lo irreal se volviera real y lo real se convirtiera irreal. Pero después de varias horas de tanto pensar en ello, sus parpados se cerraban amenazando no abrirse hasta haber descansado. Su cuerpo se relajó al sentir la suavidad del colchón y sin más se quedó dormido.

-Dijiste que estaríamos juntos –Susurró Harry con reproche.

El silencio del chico que tenía frente lo enfado.

-¡Dijiste que tu estarías conmigo, por siempre! –Gritó el chico de rulos.

Louis solo negó con la cabeza.

Una risa irónica se escuchó detrás del ojiverde. Harry dio un salto espantado antes de girarse para encarar a la persona de la risa y sus ojos le buscaron desesperadamente pero no encontró nada más que oscuridad. Entonces, por primera vez, se fijó en el lugar en el que estaba. Estaba oscuro a excepción del espacio que ocupaban Louis y él, seguramente la luz que les alumbraba provenía de la luna, lo que quería decir que era de noche; sus pies se movieron dentro de sus zapatos buscando sobre que estaba parado, no era cemento más bien era tierra con algunas piedras esparcidas.

Pero la risa volvió a oírse, ahora como si fuera más un eco. Busco con la mirada de dónde provenía la risa pero nuevamente solo veía oscuridad, ni siquiera sus ojos podían captar una silueta. Era como si estuviera a la mitad de la noche sobre un terreno abandonado.

Harry no sabía lo que estaba pasando. Primero, qué hacía él en un lugar muy alejado del hotel en el que se encontraba. Segundo, de quién era la risa. Tercero, cómo había llegado ahí junto a Louis si el ojiazul estaba… secuestrado.

La palabra resonó en sus oídos. Louis estaba secuestrado. Su mirada volvió a fijarse en la imagen del ojiazul frente a él, lo miró con detención y como por arte de magia, el rostro de Louis se iluminó dejando ver las cicatrices y los moretones visibles ¿qué le habían hecho a su chico, su Boo Bear? Se acercó con lentitud, sus piernas temblaban sin razón alguna y sus manos subían hacia el rostro del ojiazul, de un segundo a otro Harry lo jaló hacia su cuerpo aferrándose a la imagen irreal de Louis. No importaba si fuera real o no, lo tenía entre sus brazos, estrechándolo con ternura y protección.

-Oh mi querido Boo –Soltó Harry junto a un susurro.- ¿Qué te han hecho?

-Ayúdame

La voz de Louis sonó triste y quebrada, era una súplica a los ojos de Harry. Esa fue la única palabra que pronunció el ojiazul antes de desaparecer. Y una vez más se escucho una carcajada burlona detrás de Harry, dejandolo un poco desorientado. Todo comenzó a girar, en aquel momento ya nada tenía sentido alguno, aquello era irreal y nada más.

Entonces Harry abrió los ojos, mirando a su alrededor mientras sus manos tocaban todas y cada una de las cosas que estaban cerca. Todo había sido un sueño, uno muy real. Miró hacia la ventana, el día había comenzado hacia unas horas, se acomodó sus rulos despeinados y salió de la cama dispuesto a empezar con el juego.

Pero su celular comenzó a vibrar sacándolo totalmente de sus pensamientos. En la pantalla aparecía un mensaje nuevo, el número era desconocido aunque sabía perfectamente de quien era.


Bueno, ahora Harry ya tenía cosas que hacer. Dejo su celular en la mesa de noche, dio un suspiro pesado antes de entrar al baño, pues necesitaba de uno que lo relajará aunque sea solo unos minutos. Después de eso, con unos jeans negros y una camisa sencilla salió de la habitación.

Camino por el pasillo, fijándose cada cinco segundos si alguien le seguía o parecía sospechoso. Al llegar frente al elevador se paró en seco, su dedo índice se acercó al botón para apretarlo un poco dudoso. Una vez más miro hacia atrás pero nade se encontraba en el pasillo más que él, se metió en el elevador cuando vio que nadie le seguía. Y antes de salir del mismo, tomo sus gafas para colocárselas en su rostro.

Pensó durante unos segundos que debía hacer primero. Tal vez debía decirle a los chicos que se iría pero necesitaba las palabras exactas para que ellos no lo cuestionaran y lo dejarán ir fácilmente. Algo que odiaba Harry era mentirles a sus mejores amigos pero no podía contarles, no cuando la vida de Louis estaba en peligro.

Necesitaba tiempo para pensar antes de hacer lo que tenía planeado. Se dirigió hacia un parque que estaba cerca del hotel y por suerte nadie se pasaba por ahí, durante su caminata unas pocas fans se le acercaron pidiendo autógrafos y fotos. Al llegar al parque se sentó lo más alejado de la gente que pudo, sus pensamientos volaron rápidamente trayendo vagos recuerdos.

-No. No podemos –Susurró Louis con voz quebrada.- Tú. Yo, esto está mal Hazza… no es correcto

-¿Enserio? –Pregunto un poco confundido el ojiverde.- Lou… mírame a los ojos y dime que no quieres

Louis había agachado la mirada intentando esconder su rostro sonrojado de Harry. Apenas minutos atrás Harry se le había confesado -y de paso besado- y aunque lo que Louis sentía era lo mismo que el enrulado, no era lo que quería sentir. Harry era su mejor amigo. Harry era hombre. Y él también lo era. Seguramente solo era una atracción física, no debía significar algo todo lo que estaba sucediendo entre ellos.

Aunque tampoco era normal sentir una fuerte atracción hacia su mejor amigo, todas las bromas que solían hacerse eran eso, bromas. Pero más sin en cambio, ahí estaba él parado a tan solo centímetros de Harry con su corazón latiendo a mil por hora y deseando, muy en el fondo, volver a besarlo, sentir esos rosados labios contra los suyos.

Debía de reprimir esos deseos porque no era lo que quería, porque algo dentro de Louis le decía que el beso y lo que sentía ante eso era totalmente incorrecto. Entonces el ojiazul había decidido hacer caso a sus pensamientos erróneos.

-No quiero Hazza –Habló con suavidad el ojiazul.- Esto no es normal.

-Boo –Susurró Harry tomando con su mano el mentón de su compañero.- No me mientas…

-No te estoy mintiendo Harry –Su tono de voz subió un poco de nivel. Debía dejarle claro a su amigo que aquello era un error.- Yo sé que… te besé. Pero no debió ser así…

Harry había subido un poco el mentón de Louis para que pudiera tener un contacto visual con su compañero. Una sonrisa pequeña apareció en los labios de Harry provocando que sus hoyuelos aparecieran en sus mejillas, el menor sabía perfectamente lo que sentía por Louis pero si el mayor no sentía lo mismo, no podía obligarlo pero podía ver en sus ojos un extraño brillo que él quería ocultar, su tono azul en ellos se había oscurecido levemente como si aquellos par de ojos fueran el mismísimo mar. Harry no podía ocultar su sonrisa, no cuando Louis y su belleza eran los culpables de ello.

Louis sacudió su cabeza con suavidad al no entender por qué Harry sonreía. Un estremecimiento invadió todo su cuerpo al admirarlo un poco más, su amigo sonreía como un niño, su sonrisa daba a mostrar inocencia -aunque no la tuviera en realidad- y eso le encantaba al mayor. Aquel chico que tenía frente era tan solo un niño inocente y Louis se sentía en el deber de protegerlo.

Y sabía que si cometían un error el mayor afectado sería Harry. Simplemente debía evitar el sufrimiento del menor, aquel chico de ojos esmeralda era su debilidad y era a él a quien debía cuidar, y el hecho de cometer ese error traería consecuencias, muchas consecuencias que jamás se perdonaría.

-Lou ¿Estás seguro de que esto es un error?

Pronunció Harry acercándose más al mayor, podía sentir su nerviosismo y eso hacía que sonriera aún más. Louis tan solo asintió con la cabeza con poca seguridad.

-Está bien… pero déjame…

Harry no terminó de hablar porque se vio en la necesidad de volver a sentir esos labios, que a gloria le sabían. No fue un beso largo, más bien fue más como un roce.

-Una última vez… -Susurró el menor antes de atrapar los labios del mayor en un beso más.

Un segundo beso, tan solo uno más para que Harry no olvidara esos labios rosados tan deliciosos.

Suave y dulce. Lento y cariñoso.

Así había sido el segundo beso, sus labios se movían con un ritmo en el que disfrutaban y se complacían con tan solo sentir ese roce tan íntimo. Ambos sabían que existía algo más, sus miradas lo decían y sobre todo esa unión delicada de sus labios, pero Harry no forzaría a Louis, porque en el fondo sabía que algún día el mayor se daría cuenta de que sentía lo mismo que él. Lo sabía, sus ojos lo decían tanto como el fervor de sus labios.