¿HUSBAND FOR CONTRACT ? - HARRY STYLES (TERMINADA) adaptada

Capitulo veinticinco: Fight for me.



{Narra Harry}



—¡Al fin en casa! —dije aliviado cuando puse un pie dentro del departamento. Olía a limpio y si no me equivocaba olía tambien a galletas. Fruncí el ceño y caminé hasta la cocina dejando en la puerta a ________ con las maletas, fue muy descortés de mi parte pero había alguien en mi casa. Cuando entré a la cocina me encontré con una agradable sorpresa—. Mamá —la mujer que me dio la vida volteó y me sonrió antes de acercarse a mi y estrecharme en sus brazos.
—Hijo, te extrañé mucho —dijo luego de separarse de mi.
—Yo también, mamá —le besé la frente y luego la miré—. Iré a ayudar a _______ con las maletas —caminé hacia el hall y ella empujaba las tres maletas juntas en vano ya que no lograba moverlas ni cinco centímetros—. ¿Necesitas ayuda? —pregunté divertido. Me miró entrecerrando los ojos y luego se cruzó de brazos.
—Gracias por ayudarme hace cinco minutos, Styles.
—Que descortés, hijo —habló mi madre a mis espaldas. _________ abrió la boca para hablar pero luego bajó la mirada.
—No sabía que tu madre estaba aquí —habló casi en un susurro.
—Está bien querida, ni siquiera Harry lo sabía. ¿Necesitan ayuda con eso? —preguntó mi madre señalando las maletas.
—¿Por qué no van ambas a la cocina y yo llevaré las maletas a la habitación?
—Que buena idea, hijo —mi madre caminó hasta _________ y enredó su brazo con el de ella llevándosela hacia la cocina. Luego de diez minutos que me costó llevar las pesadas maletas arriba me encaminé hacia la cocina donde mi madre y ________ hablaban animadamente.
—Y entonces tuvimos que salir corriendo y entrar al primer local que vimos enfrente nuestro. ¡Fue un desastre! —contó divertida. Estaba contando el momento en cuando las fans nos encontraron en la playa. Mi madre y ella se llevaban excelentemente bien. Así pasó el mediodía y un poco de la tarde, con mi madre conversando los tres sobre cosas triviales. Luego de que mi madre se fue, ________ y yo nos quedamos mirando televisón un rato en el living y todo iba perfectamente hasta que ella abrió la boca.
—Harry, tengo que decirte algo —dijo de la nada.
—Dime —hablé sin sacar mi vista de la película tan interesante que estaban dando.
—Tienes que prometerme que no vas a enojarte ni tampoco me vas a pedir que lo cancele —la miré y ella me miraba fijamente. Entrecerré los ojos y traté de indagar en los suyos pero me fue imposible.
—Eso es depende —contesté cautelosamente.
—Bien, porque pasará quieras o no
—¿Puedes decirme que carajo pasa? —pregunté ya harto de su suspenso.
—Demian vendrá a cenar hoy —me quedé unos segundos asimilando sus palabras y las repetí una y otra vez en mi cabeza asegurándome de que había oído bien.
—Disculpa, ¿quién? —pregunté cerciorándome.
—Oíste bien la primera vez. Así que espero que no causes problemas y te comportes —dijo volviendo su vista a la televisión. Fruncí el ceño y la miré fijo.
—¿Disculpa? ¿Ahora soy un perro que debo comportarme cuando vienen visitas a la casa? —me ignoró—. Además déjame recordarte que esta no es tú casa, es mi departamento así que no puedes invitar a quien se te da la gana sin preguntarme.
—Has invitado a Cara un millón de veces —se quejó ahora sí mirándome molesta.
—Sí, porque es MI departamento.
—En eso te equivocas, déjame recordarte que tú eres MI esposo. Por lo cual este departamento es NUESTRO, es NUESTRA casa. De AMBOS, ¿entendiste? Y mi primo va a venir quieras o no.
—Pues no lo dejaré entrar —dije poniéndome de pie y caminando hacia las escaleras. Estaba por subir pero su grito histérico me dejó helado en mi lugar. Voltee y la miré con el ceño fruncido—. ¿Qué carajo es lo que pasa contigo, trastornada? —se acercó y por su expresión nunca antes vista por mis ojos, estaba realmente molesta.
—¡Detesto que siempre haya que hacer lo que Harry Styles quiere! ¡No haré lo que tu quieras, imbécil! ¡Mi primo vendrá y eso es todo!
—¡Aquí no haremos lo que tu mente trastornada quiera! ¡Mientras vivas bajo mi maldito techo harás lo que yo te diga! ¡Yo mando aquí, no tú! ¡Aquí se hará lo que yo diga y se acabó! ¡No quiero verte en todo el día y más te vale que llames a ese idiota que tienes de primo y le digas que no lo quiero ver poniendo un pie en mi casa porque lo sacaré a patadas! ¡Ahora desaparece de mi vista! —grité más molesto que nunca. El simple hecho de que alguien intentara mandarme o decirme qué hacer me ponía como loco. Sus ojos se cristalizaron y por un segundo.. ví la viva imagen de mis padres discutiendo. Ella bajó la cabeza y subió las escaleras mientras que yo me quedé pensando en la ironía de la situación. Detestaba que mi padre tuviera a mi madre tan sumisa pero eso fue exactamente lo que yo acababa de hacer con __________. La insulté, la intimidé, le di miedo a tal punto de obtener que obedeciera lo que yo decía. Ella ahora estaba sumisa.. y yo me había convertido en la persona que menos quería ser.

***

El timbre sonaba insistente y me despertó de la horrible pesadilla que había tenido en la cual yo de mayor era la viva imagen de mi padre y ___________ era mi pobre madre que me obedecía a cada cosa que yo decía. Me levanté con pereza y maldije en voz baja a aquella persona que tenía el dedo pegado en el maldito timbre.
—¡Ya va! —grité pero sin embargo siguieron tocando. Caminé molesto hasta la puerta y la abrí con brusquedad pero al instante recibí un golpe que me hizo sangrar el labio. Fruncí el ceño y me toqué donde me habían golpeado para luego mirar mi mano y efectivamente tenía sangre. Miré a aquella persona y ahí estaba el imbécil.
—¡¿Quién te crees para tratarla así?! —intentó darme otro golpe pero lo detuve y ahora lo golpee yo en la nariz.
—¡¿Y tú?! ¡¿Enamorado de tu propia prima?! ¡Eso es caer muy bajo! —me dio un golpe en la boca del estómago que me dejó sin aire unos segundos pero enseguida me recuperé y le di un golpe en la ceja, cerca del ojo provocando que sangrara al igual que su nariz.
—¡¿Te crees que por ser una estrellita puedes hacer lo que quieras con mi prima?! ¡Antes de hacerle algo a ella pasarás por sobre mi cadáver, marica! —gritó antes de darme otro golpe en la mejilla. La cosa se estaba poniendo fea hasta que aquella voz que pareció un coro de ángeles nos volvió estatuas a los dos y llevó nuestras miradas hacia las escaleras donde ella se encontraba.
—¡¿Qué es lo que está pasando aquí?! ¡¿Demian?! —bajó los pocos escalones que le quedaban y caminó a paso apresurado hacia nosotros poniéndose en medio.
—¡No entiendo qué haces viviendo aún con él, ________! ¡Mira lo que está haciendo contigo! ¡No puedes dejar que te trate así! Y si tu lo haces, bien. Pero yo no dejaré que te insulte, te trate como un trapo y salga ileso —habló el idiota mirandome fijamente.
—¿Por qué no le confiesas todo a tu querida prima? Confiesa que estás aquí porque los celos te matan, porque te mata saber que yo comparto la cama con ella por las noches y tú no puedes ponerle un dedo encima. ¡Díselo! —ambos intentamos acercanos y continuar golpeándonos pero ella puso una mano en mi pecho y otra en la del pecho de Demian calmándonos al instante a ambos. Definitivamente ella tenía algo mágico.
—¡Ya basta de discutir! —gritó molesta. Miró a su primo y él siguió mirándome a mi intentando quemarme inútilmente—. Demian, quiero que te vayas —él no la oyó, ni siquiera le prestó atención—. ¡Demian! —gritó haciendo que ahora él la mirara—. Ve, luego te llamaré.
—Esto no quedará así, estrellita —dijo señalándome con su dedo ínidice antes de salir y dar un portazo que hizo vibrar cada mueble. Ella soltó todo el aire que tenía acumulado y se llevó una mano a la frente. Bufé y voltee para caminar hacia mi habitación. Necesitaba una ducha y curarme todas estas heridas.
—¿A dónde te crees que vas? —preguntó molesta.
—A mi habitación —contesté mientras continuaba caminando.
—Ven aquí, te curaré eso —dijo en un tono suave que yo no me esperaba. Voltee y la seguí hacia la cocina. Rebuscó entre las alacenas donde encontró el botiquín. Sacó algodónes, alcohol y una pomada cicatrizante. Me senté en una de las sillas de la barra y ella mojó un algodón en alcohol y luego se acercó a mi. Apoyó suavemente el algodón empapado en mi ceja y enseguida me quejé—. Voy a matarlos a ambos, están locos —susurró más para ella misma que para mi.
—Él fue quien entró golpeándome y haciéndose tu superhéroe —dije de mala gana.
—No quiero tus excusas, siempre alguien más es el que ocasiona los problemas, tu al final eres un ángel.
—Digamos que tú ocasionaste esto —le solté de mala gana mientras la miraba fijo. Suspiró y continuó con su delicada tarea de desinfectar mis heridas mientras yo me dedicaba a observar cada rincón de su rostro.
—Yo no tenía ni idea de que él iba a venir y te iba a golpear. Ahora ya lo sé así que voy a pensármelo dos veces antes de contarle cosas como esa —fruncí el ceño y la miré.
—¿Qué fue lo que le dijiste?
—Nada que te interese —contestó molesta—. Ahora quédate quieto —bufé y me tragué mis palabras hasta que acabó de curarme.
—No te entiendo, él llega y me golpea y tú te molestas conmigo —hablé mientras la observaba guardar todo.
—Demian no vino sin razones, tú se las diste —guardó todo en el botiquín y caminó hacia la alacena.
—O quizás tú le diste las razones. Sigo sin entender por qué corriste a contarle a ese idiota que discutimos —volvió enfrente mio y entrecerró los ojos mirándome de brazos cruzados.
—Él me llamó, y yo.. estaba.. mal. No me quedó otra opción más que decirle. No creas que eres tan importante, Styles.
—Pues lo soy si lloraste por mi —contesté triunfante.
—No dije que lloré por lo que pasó. Dolió pero no lloré.. quise golpearte pero no lloré. Grité.. pero no llore.
—Como digas, nena —me puse de pie y cuando estaba por salir de la cocina dijo algo que me clavó al suelo.
—Es gracioso porque criticas a tu padre pero de tal palo tal astilla —voltee y la observé mientras ella se sentaba en la silla donde yo estaba anteriormente.
—Eres increíble —comenté incrédulo y riendo amargamente. Fue lo único que pude decir ya que ambos sabíamos que ella tenía razón.
—Tú eres increíble, Styles —contestó molesta.
—¿En la cama? Si todos lo sabemos a eso —sonreí y me acerqué a ella.
—Cada día me sorprende más el tamaño de tu ego.
—Creí que dirías el tamaño de otra parte de mi.
—¿Así resuelves siempre los problemas? ¿Haciendo comentarios sexuales para desviar los demás temas? De seguro te funciona con tus putas, pero conmigo no. Así que guárdate tus comentarios para Caroline, Cara o alguna de tus esclavas sexuales —se puso de pie y pasó por mi lado saliendo de la cocina. Lo que ella no sabía era que estaba en mis planes ponerla en la lista de esclavas sexuales pero creo que debería darle un puesto en la otra lista de personas con las cuales no debo tener relaciones de ningún tipo.. 'O en la de personas que quiero y no admito' volvió a hablar aquella voz insoportable dentro de mi cabeza.

MARATÓN 3/3

Capitulo veintiseis: Coffee.



—De verdad, deberías considerar un psicólogo —me dijo Zayn antes de hacer su tiro. Le di un trago a mi cerveza y luego miré a Louis quien hablaba ahora y se acomodaba para hacer su tiro.
—¿Una voz en tu cabeza que dice cosas sin sentido? Eso no es normal, Hazza —le pegó a la bola blanca y metió dos de las suyas. Louis siempre tuvo suerte en este juego.
—¿Y qué clase de cosas dice? —preguntó Liam divertido desde su asiento a un lado de la mesa de billar.
—Cosas —contesté sin decir ni una palabra. No iba a confesar porque si lo hacía iban a comezar con esa estupidez de que estoy enamorándome de ella y blah blah blah.
—De seguro le dice que viole a _________ mientras ella duerme —dijo Louis divertido.
—Claro que no, eso lo dice la parte consciente de Harry —aclaró Zayn. Los miré a ambos entrecerrando los ojos.
—Amigos, eh —dije sarcástico.
—Vamos, Hazza. Dinos qué es lo que dice tu vocecita interior —bromeó Niall ahora mientras hacía su tiro.
—Bien, pero deben prometerme no decir estupideces porque se que apenas lo diga van a comenzar con sus bobadas.
—Sí, sí, lo prometemos. Ya dilo —contestó Zayn de mala gana y ansioso por oír lo que mi 'vocecita interior' me decía.
—Lo que más ha repetido hasta ahora es que.. —me autointerrumpí para cerciorarme de que todos prestaran atención.
—Que.. —habló Liam mientras me hacía señas para que continuara.
—Vamos Hazza, pareces un marica. Somos amigos, no hay secretos entre nosotros hermano —me animó Louis.
—Que quiero a _________ —solté de golpe haciendo que todos me miraran fijamente.
—Pero eso no es novedad para nadie, amigo mío —miré a Liam con el ceño fruncido y luego Zayn continuó.
—Hasta el perro del vecino debe saber que la quieres, Harry.
—Yo no la quiero —me puse a la defensiva enseguida.
—No puedes continuar negándolo —dijo Louis.
—Yo no la quiero, no siento nada por ella. Quiero que estos tres meses se pasen lo más rápido posibles para sacarla de mi vida.
—Liar, liar, don't cry on my shoulder —cantó Zayn divertido mientras volvía a golpear la bola blanca con su palo de billar.
—Sabía que no podía decirles. Detesto a esa mujer, es ¡agh! Es orgullosa, histérica, loca de la limpieza y el orden, me grita, vive molesta conmigo, se cree la dueña del departamento, es la peor cocinera que conocí en mi vida y es.. ella —la última palabra la dije algo mas suave sin saber bien el por qué.
—¿Lo ves? —preguntó Niall sonriente. Dios, Niall notaba cada señal de amor que había en el aire. Cuando alguno de los chicos estaba con síntomas de enamoramiento Niall era el que lo notaba al instante, o sea que si Niall me lo estaba diciendo serían malas noticias.
—No, no lo veo —dije para que se expresara mejor. Suspiró y me miró fijo.
—Has dicho todos sus defectos y has finalizado con un 'es ella'
—Y eso significa que.. —dijo Louis intentando comprender. Bien, yo no era el único perdido aquí.
—Se está enamorando de ____________ —dio por hecho mientras se sentaba al lado de Liam.
—¿Qué? Te volviste loco, Nialler.
—Di lo que quieras, Harry, pero yo lo sé. Y tu muy en tu interior también —Zayn dejó el palo de billar sobre la mesa molesto y se cruzó de brazos mirando a Niall.
—Mierda Nialler, no entiendo qué relación haces de enamoramiento con un simple 'es ella'
—No van a comprenderlo, lo único que voy a decirte Hazza es que vayas observando con más cuidado, podrías sorprenderte de los sentimientos que llevas adentro.

***

—Buenos días —saludó algo cansada entrando a la cocina con su morral de la Uni.
—Hey —saludé algo distraído. Estaba intentando prepararme un café, el problema era que nunca hice uno instantáneo y las instrucciones en la etiqueta no servían mucho.
—¿Me dejas el lugar? Preparo un café y dejo de molestar —preguntó mientras apresurada buscaba algo en la alacena. Fruncí el ceño y la miré sin que lo notara. Estaba despeinada, traía la ropa desacomodada y parecía nerviosa.
—¿Estás apresurada? ¿A dónde tienes que ir? —pregunté haciendome a un lado y sentándome en una de las sillas de la barra.
—He aceptado la oferta de Lydia, ahora trabajaré de modelo en Burberry. Al menos durante un tiempo hasta que consiga suficiente dinero para un auto y quizás un poco más.
—¿Un auto? —pregunté incrédulo mientras la veía cómo preparaba con facilidad su café en una taza térmica—. ¿Para qué quieres un auto? Tenemos mi camioneta.
—No estaremos juntos por siempre, Harry. ¿Lo olvidas? —preguntó y en realidad sí, lo había olvidado. Este mes con ella me acostumbré a todo esto. A convivir con ella y no con los chicos, a su comida, sus desayunos, su despertador a las 7 para la Uni, verla llegar a la una y las peleas.
—Claro que no, solo que.. ¿no era que no te gustaba el modelaje? —pregunté evitando el tema anterior. Suspiró y le dio un trago a su café antes de apoyarse en la mesada y mirarme.
—Y no me gusta pero quiero y necesito un auto y me dan una buena paga por solo ponerme un poco de ropa. Además de ropa de la marca gratis y esas cosas —elevó los hombros como restándole importancia—. Pensé que era una buena idea.
—Lo es, solo que me sorprendió el hecho de que aceptaras ya que tuve que arrastrarte para que fueras la primera vez.
—No exageres —dijo mientras tomaba su morral y se acomodaba un poco la ropa y el cabello—. Vuelvo a eso de las seis, te veo luego —besó mi mejilla y salió de la cocina. El sonido de la puerta cerrarse retumbó en mis oídos y en toda la casa haciendo que el silencio hiciera su acto de presencia. Estaba solo, y al parecer esto se haría rutina. Y así fue, __________ se iba de la casa a las 7 a la Uni y volvía a las 8 de la noche, cansada, cenaba algo liviano y se iba a dormir. Casi ni la veía y eso me afectaba un poco. Me sentía solo, no vivía más con mis amigos pero antes al menos la tenía a ella para discutir o conversar, ahora estaba yo solo y el televisor que ya era aburrido para mi. Miércoles, 5.30 de la tarde me encontraba sentado en el sofá como de costumbre buscando alguna película interesante para mirar. Se me antojó un café así que en lugar de prepararme uno amargo y asqueroso opté por tomar las llaves de mi camioneta y conducir hasta un Starbucks que estaba a unas diez cuadras. Al llegar estacioné la camioneta enfrente y bajé acomodándome los lentes de sol. No quería ser reconocido pero sabía que sería difícil. Por suerte al entrar nadie se fijó en mi, al parecer sería un día tranquilo hoy. Me acerqué a la caja y pedí lo que quería. Cuando uno de los empleados me estaba dando el capuccino me habló así que volví y lo miré.
—¿Harry Styles? —preguntó con una sonrisa.
—Sí, pero por favor no grites hermano —dije divertido. Rió y luego tomó una libreta de su bolsillo y un lápiz.
—¿Podrías firmarle un autógrafo a mi hermana? Va a morir cuando se lo lleve, es una fanática trastornada suya.
—Claro —dije sonriente mientras tomaba el papel y el lápiz y firmaba con el nombre de la hermana del jóven.
—Gracias hermano —sonreí y voltee para caminar hacia la salida pero el chico me gritó haciendo que volteara.
—¡Hey! ¡Me gusta como cantas! —reí y cuando voltee para seguir caminando choqué con alguien tirándole todos los cafés que traía encima.
—Mierda, lo siento mucho —dije sincero mientras miraba el suelo mojado.
—Maldita sea, era mi blusa favorita —dijo una voz sumamente femenina. Levanté la mirada y me encontré con unos ojos azules iguales al océano. Largas pestañas, cabello azabache y hermosas pecas adornando su rostro.
—Lo siento mucho, voy a pagártelos —me miró y se quedó unos segundos así.
—Está bien, no es nada —era imposible no perderse en los ojos de esa mujer. Eran hermosos realmente.
—Soy Harry —me presenté sin sacarle la mirada. Sonrió y estrechó su delicada y delgada mano con la mia.
—Zoe, un placer.
—Siento lo de tu blusa, Zoe —me disculpé sincero.
—No te hagas problema, compraré otra —dijo elevando los hombros y restándole importancia al asunto—. Styles, ¿cierto? —preguntó curiosa.
—Así es, pero por favor no grites —rogué sin sacar mi sonrisa ni mi mirada de sus ojos.
—No gritaré, no soy fanática, directioniber o lo que sea que se llamen.
—Directioners —corregí y me sentí bien al poder hablar con ella normalmente, era algo que no sucedía amenudo. Había algo en ella que me cautivó al instante, algo de ella que no se encontraba en todos lados, además de esos hermosos ojos y su cuerpo infartante. Ella tenía algo.. especial.
—Bien Harry, fue un gusto conocerte y te enviaré el importe de la lavandería —dijo divertida mientras comenzaba a alejarse de mi.
—Sí —contesté algo perdido—. Zoe, espera —la llamé. Volteó y me miró intrigada—. ¿Me darías tu número? Podemos vernos algún día.

Capítulo veintisiete: Don't look at me, you got a girl at home.




—Siéntete como en tu casa —dije mientras abría la puerta del departamento y dejaba entrar a mi acompañante.
—Vaya, es hermoso y.. grande —soltó una pequeña risa que me dejó algo idiota. Cerré la puerta y ambos caminamos hacia el living. Nos dejamos caer en el sofá y luego de unos minutos conversando me ofrecí a prepararle un café. Caminé hasta la cocina y con una técnica ahora perfeccionada preparé dos deliciosos cafés. Cuando los llevé al living me sorprendí por lo que veía. ___________ estaba cruzada de brazos a un lado del sofá viendo a Zoe con desprecio, mientras que Zoe se encontraba cruzada de piernas en el sofá mirando a _________ con una sonrisa. Que raro, mi esposa siempre tan simpática.
—_________, creía que estarías trabajando —hablé haciendo acto de presencia en la sala. Caminé hasta la mesa de centro y dejé los dos cafés.
—Pues me dieron el día libre y planeaba pasarlo contigo pero al parecer has encontrado otra forma de pasar el tiempo —dijo molesta. ¡Dios! ¡Detestaba su maldito carácter!
—Bueno, no estabas nunca en casa. Me sentía aburrido así que.. salí a hacer amigos —me miró por primera vez desde que llegó y entrecerró los ojos—. Voy a presentarlas aunque quizás ya se conocieron. Zoe, ella es ___________. ____________ ella es
—Zoe Yeld. Lo sé —contestó cortante. ¿Zoe Yeld? ¿Se conocían?
—________ Thompson, ya nos conocemos Harry. No es necesario que nos presentes —dijo la morocha sonriente. No entendía por qué ___________ la trataba así, Zoe era amigable y simpática pero mi esposa se dedicaba a mirarla con odio o desprecio.
—¿Se conocían? —pregunté sorprendido.
—Claro —contestó Zoe con una sonrisa como siempre—. Íbamos juntas al secundario, éramos tan amigas —me sorprendí y miré a __________ la cual la miraba ahora peor que antes. ¿Habrá sucedido algo entre ellas en el pasado? Quizás por eso ___________ la miraba así, o quizás la miraba así por el simple hecho de que mira así a todas las mujeres que me rodean. La segunda opción me parecía la más acertada. __________ bufó y se dio media vuelta subiendo las escaleras molesta. Me dejé caer en el sofá al lado de la morocha y la miré intrigado.
—¿Cuál es su problema? —pregunté ya que quizás ella la conocía mejor que yo.
—Bueno, Nessy siempre ha sido una chica muy insegura.
—¿Nessy? —pregunté sin comprender a quién se refería.
—Sí, así le decíamos en el secundario. Un apodo cariñoso.
—Ah, claro —contesté ahora más aliviado. Si tenían un apodo cariñoso para ella entonces eso significaba que eran amigas y ___________ ahora está demasiado loca y obsesiva conmigo.
—¿Y ustedes? ¿Viven juntos? —preguntó tomando su taza y dándole un sorbo.
—Bueno.. —empecé. Si le decía que estábamos casados entonces ella nunca se acercaría a mi más que como amiga y yo honestamente lo último que quería era su amistad—. Somos como hermanos. Muy amigos y como nuestras madres son amigas también decidimos venir a vivir juntos cuando ella comenzó la Universidad —luego de un rato de conversar, mirar la televisión y un poco de coqueteo ella fue al baño. Le indiqué que era subiendo las escaleras, la última puerta del pasillo así que dándome una dulce sonrisa se puso de pie y caminó hacia allá.

{Narra __________}

¡¿Zoe Yeld?! ¡¿De todas las malditas personas existentes en el planeta tierra tenía que venir Zoe Yeld a casa de Harry?! Verla sentada ahí sonriente mirando la televisión fue como un gran flashback. Detesté mis años en el secundario, fueron los años más humillantes de toda mi vida y todo gracias ¿a quién? Sí, a la morocha que ahora mismo se encontraba abajo seduciendo a mi esposo y el amor de mi vida. Oí que alguien golpeó la puerta así que me senté en la cama y fruncí el ceño. De seguro era Harry que venía a preguntarme por qué traté así a su nuevo juguete y que no lo volviera a hacer.
—Adelante —dije preparándome mentalmente para la conversación con el castaño pero en lugar de eso me encontré con algo que fue una molestia para mis ojos. Entró a mi habitación y cerró la puerta a sus espaldas con una sonrisa y observando todo a su alrededor.
—Nessy, que bella es tu habitación —sentí como mi corazón volvía a partirse en millones de pedazos y esa punzada que sentía en el pecho cuando caminaba por los pasillos del secundario volvía a estar presente ahí, como si nunca se hubiese ido.
—No eres bienvenida —contesté de mala gana.
—Hey, ¿por qué esa forma de tratarme? —preguntó mirándome y acercándose a mi—. ¿No me has extrañado en todos estos años? Has cambiado bastante, al fin te sacaron los frenillos y al parecer te hiciste un tratamiento para el acné, ¿cierto? Y está claro que has hecho una dieta muy estricta, pelotita —intenté no llorar. No lloraría esta vez, no de nuevo. Ahora era mayor, era más fuerte y todo lo que ella me hizo sufrir en el secundario no debía ser en vano. Me puse de pie y la enfrenté, algo de lo que nunca me creería capaz a mis 16 años.
—¿Y tú? ¿Te has hecho al fin cirugías para esa espantosa nariz que tenías? ¡Y por lo que veo también te has puesto silicona en los senos, Tablita! —tablita solían decirle a ella. Hasta la más popular tenía apodo entre los que la detestaban. Era una tabla a los 16, podía ser hermosa de rostro pero su cuerpo estaba apenas formado. Entrecerró los ojos y se cruzó de brazos remarcando más su busto. Uno que cualquier mujer desearía tener.
—Vaya, los años te han dado un poco de valor. Aún sigo sin comprender cómo es que un chico como Harry se casó contigo.
—Me ama —mentí. Primer error.
—¿Te ama? —preguntó divertida—. ¿De verdad?
—Así es, y dí lo que quieras porque no me interesa —se miró las uñas pintadas delicadamente y luego habló.
—Bueno, le pregunté hace cinco minutos si vivían juntos.. ¿quieres saber que contestó? —mierda. No, sinceramente no quería saber qué le decía Harry a otras mujeres sobre mi. Probablemente le dijo que yo era su hermana, o su mucama o alguna cosa por el estilo. Cualquier cosa menos que está casado conmigo y que me ama. Puras mentiras—. Él dijo 'somos como hermanos. Nuestras madres son muy amigas y nos mudamos juntos cuando ella comenzó la Uni' —sentí como un puñal se clavaba lentamente en el centro de la parte izquierda de mi pecho, justo en el corazón—. Debe ser feo que tu propio esposo no diga que están casados, quiero decir, ¿hermanos? Podría haber dicho que eran novios.. pero al parecer se avergüenza de ti y quiere algo mejor. ¿Por qué no le das el divorcio y lo salvas de esta tortura que es admitir que está casado con Nessy? —suspiré y traté de mantenerme calmada—. Bueno, Harry debe estar extrañándome. ¿No te molesta si paso algunas noches con él? Es que no puedo negarme a sus súplicas —apreté las mangas de mi sweater como solía hacerlo en el secundario y me tragué mis palabras—. Te veo luego, Nessy —sonrió y salió de la habitación llevándose con ella todas las malas vibras del ambiente. Solté todo el aire que tenía guardado y las lágrimas no tardaron en salir. Me sentía como si una manada de elefantes me hubiese pasado por encima. Ella había tomado una daga, la había clavado en mi corazón y la había removido durante estos escasos minutos, dejando al descubierto antiguas heridas que yo creí sellar.

{Narra Harry}

Zoe se tomó su tiempo en el baño pero bueno, son mujeres, es normal que se tarden en esos momentos. Luego de una larga charla ella me comentó que debía irse pero que luego me llamaría.
—No lo olvides —dije intentando no parecer muy desesperado. Mi cuerpo pedía a gritos un poco de sexo, y si era con esa morocha sería mucho mejor.
—¿Qué te parece si te dejo una cuota para que te asegures de que te llamaré? —preguntó sonriente. Me tomó unos segundos comprender lo que había querido decirme y lo entendí cuando sus labios se amoldaron a los míos. El beso era exigente de parte de ella pero lento y retraído de mi lado. ¿Qué pasaba? ¿Por qué sus labios no sabían bien? ¿Por qué no tenía ese deseo de tirarme encima suyo y no separarme de ella hasta dentro de tres días? ¿Por qué pensaba en _________? Maldita sea, estaba pensando en ella. Estaba imaginando que esos labios eran los suyos aunque no supieran ni la mitad de bien de lo que sabían los de mi esposa. Y entonces, solo entonces con ella en mi cabeza, las ganas de tenerla a mi lado me invadieron. Pero no de tener a Zoe, sino a __________. ¿Cuál era mi maldito problema?
—Te veo luego —dijo separándose de mis labios y saliendo del departamento mientras cerraba la puerta a sus espaldas. Me quedé largos segundos asimilando lo que acababa de pasar. Zoe me besó pero yo no sentí nada hasta que imaginé que __________ era la que me besaba, entonces todo dentro mio se encendió. ¿Qué quiere decir eso? ¿Qué se supone que debo hacer con ello? No lo sabía, lo único que sabía era que quería ver su rostro. Hacía más o menos una hora que la había visto y.. la extrañaba. Al menos quería discutir con ella, cualquier cosa que me permitiera tenerla cerca. Subí las escaleras y golpee antes de entrar.
—¿Quién es? —preguntó con la voz.. ¿quebrada?
—Soy yo __________, ¿estás bien? —pregunté acercándome a la puerta.
—Sí Harry, estoy bien —contestó rápidamente.
—¿Puedo pasar? —pregunté algo dudoso.
—Quiero.. quiero estar sola un momento —otra vez su voz volvió a quebrarse y en ese momento mandé todo a la mierda. Abrí la puerta y la encontré parada a mitad de la habitación llorando. Las mangas de su sweater color coral le tapaban las manos y estas las tenía tocando sus mejillas. Se veía tierna y al mismo tiempo dolida—. Mierda Harry, te dije que quería estar sola —dijo y velozmente volteó. Se secó el rostro con las mangas y luego fingió buscar algo entre sus cosas de la Uni en el escritorio.
—__________, ¿qué pasó? —pregunté suave intentando no parecer molesto por el hecho de que me ocultaba algo. Y es que no debería importarme.. pero me importa.
—Nada, ¿por qué preguntas? —continuó removiendo las hojas y yo me cansé de esa estupidez. Caminé hasta ella y la tomé por las muñecas alejando sus manos del escritorio y haciendo que quedara frente a frente conmigo. Bajó la mirada al instante y yo me quedé observando su rostro. Tenía la nariz enrojecida, las mangas del sweater húmedas y estaba despeinada.
—No soy tan idiota, nena —contesté suave. No quería sonar duro con ella, no luego de la discusión del otro día en la que me sentí la peor persona del mundo. Me miró por unos segundos y vi el dolor en sus ojos pero enseguida corrió la mirada.
—No es nada Harry, déjame —intentó soltarse pero fue inútil.
—Puedes confiar en mi —le aclaré por si aún no lo sabía.
—No, no puedo confiar en ti —dijo ahora molesta. Fruncí el ceño y la miré fijo a los ojos, ahora por fin estaba mirándome.
—¿Qué? Claro que sí, ¿por qué no? —pregunté también algo molesto.
—Somos como hermanos, ¿eh? ¿Tu madre y la mía son muy amigas? ¡Eres un idiota! —gritó enojada y ahora sí soltándose de mi agarre. Caminó fuera de la habitación y yo la seguí.
—¿Qué fue eso? ¿De qué estás hablando? —dije siguiéndole el paso. Ambos bajamos las escaleras.
—Podrías haber dicho que era tu novia —contestó sin detenerse ni voltear.
—Espera, espera, espera —corrí hacia ella y la tomé de la muñeca deteniéndonos a mitad del living—. ¿Esto es por lo que le dije a Zoe? —volteó y me miró resentida.
—¿Y tú qué crees? —abrí la boca para responder calmado pero luego no pude contener la ira.
—¡La trataste mal apenas llegó! —no tenía nada que ver pero fue lo primero que se me vino a la mente. Frunció el ceño y se cruzó de brazos.
—¡Se lo merece! —gritó molesta—. ¡Se merece eso y mucho más! —sus ojos se pusieron cristalinos y luego las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas—. ¡Se merece lo peor por haber hecho mi adolescencia una verdadera mierda! ¡Por haberme hecho sentir como si no valiera nada! ¡Por vivir poniéndome apodos horribles como Nessy por el monstruo del lago Ness y pelotita y todas esas porquerías! ¡Esa chica es una perra y nunca voy a tratarla bien por el simple hecho de que hizo mi vida imposible! ¿Tienes una idea de lo que es vivir cinco años de tu vida oyendo las risas de las personas que están a tu alrededor? ¿Te das una mínima idea de lo que es sentirse odiada, detestada, burlada? ¿Sabes lo que es que nadie te quiera? ¿Sentirte horrible, fea, que no eres suficiente para nadie ni siquiera para ti misma? ¿Sabes lo que es llorar todas las noches hasta quedarte dormida porque el dolor que sientes en tu interior te supera? Claro que no lo sabes, porque tú siempre has sido perfecto. No soy suficiente para ti, ¡y lo sé! Solo.. solo quería saber que se sentía tener a alguien hermoso a tu lado por un momento. Quería.. sentirme envidiada una vez en mi vida. Quería por un momento olvidar toda esa mierda que viví y sentirme feliz.. solo cinco minutos. Y sé que no soy suficiente para ti, no te llego ni a los talones, Harry. Lo sé, y lo siento mucho. Siento la vergüenza que debes pasar al tener que caminar conmigo, al verte en las noticias junto a una chica como yo teniendo a tantas hermosas que te aman —me acerqué y lo único que pude hacer fue abrazarla. Estrecharla en mis brazos y darle calor, un poco de cariño, un poco de amor, todo eso que le faltaba—. Lo siento, lo siento mucho —sollozó en mi pecho y yo sentí romperme en mil pedazos. Se veía tan vulnerable, tan frágil.
—¿Que sientes? ¿Ser tú misma? __________, eres perfecta así. Con cada defecto que te diferencia de los demás —dije mientras me separaba un poco para poder mirarla a los ojos. Sequé sus lágrimas con mis pulgares y le di una sonrisa intentando consolarla—. Eres perfecta así.. y de verdad estoy comenzando a creer que eres demasiado para mi. Estoy seguro de que cualquier chico de allá afuera que te viera pelearía por ti, porque eres una mujer que no se encuentra en todas partes. Eres perfecta así, con tu mal humor por las mañanas, con tus celos, tus contestaciones, tus insultos, nuestras peleas.. yo te quiero así —sus ojos brillaron por incontables segundos en los que todo pareció irse a la mierda. Éramos sólo ella y yo y la verdad es que me sentía excelente de esa manera.
—Debo estar soñando —susurró en un hilo de voz.
—¿Esto es suficientemente real para ti? —pregunté antes de acercarme y unir mis labios con los suyos. ¿Por qué nunca le había dado una oportunidad? ¿Por qué siempre había estado tan cerrado? Ella era.. increíble y yo nunca lo había notado. Quizás si le daba una oportunidad las cosas no salían mal. Quizás reservarme para una sola mujer no sería tan malo.

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Las amo!♥ -mary

Capitulo veintiocho: ¿Estrés?



—Así que, ¿prefieres que prepare la cena o llamamos un delivery? —preguntó mientras acariciaba mi cabello. Era realmente extraño estar así con ella, o con cualquier mujer. Yo no era cariñoso de esa forma, pero aunque no estaba acostumbrado a esto, se sentía excelente.
—¿Y si mejor no cenamos y nos quedamos aquí? —dije mirándola y haciendo pucheros. Rió y miró al frente por unos largos segundos. Ella estaba sentada en el sofá mientras que yo estaba recostado, con mi cabeza en sus piernas. Durante esos segundos me quedé examinándola, era hermosa.. muy hermosa.
—Esto es raro —dijo cortando el silencio y bajando la mirada para verme a los ojos.
—¿Qué es raro? —pregunté sin dejar de mirarla.
—Esto, quiero decir, estar juntos así.. conversando y tu tan cerca de mi. No es normal, ¿te sientes bien? Creo que estas delirando o algo así —ambos reímos y luego nos miramos por largos segundos. Sus ojos eran.. un mar de miel en los que podías perderte con facilidad.
—No lo sé.. no pensemos ahora. Dejemos de pensar en lo que es normal o no y solo actuemos.. hagamos las cosas por instinto —segundos después se acercó a mi y me besó. Fue un beso corto pero un beso de todas formas—. ¿Y eso?
—Seguí mi instinto —respondió divertida—. Y ahora mi instinto me dice —tomó mi cabeza y la levantó de sus piernas para ponerse de pie—. que me prepare un sandwich. ¿Quieres uno? —
—No tengo hambre —contesté mientras me volvía a recostar en el sofá.
—Bien, ahora regreso.
—No te tardes —la apresuré encendiendo la televisión. Crepúsculo nunca fue una saga que me interesara, sinceramente me parecía algo aburrido y creía que no te dejaba ninguna buena reseña mas que 'todos necesitan un novio sexy y atrevido como Edward' pero mi hermana me las había hecho ver todas y me intrigaba saber qué sucedería en la última parte. Luego de casi media hora decidí levantarme e ir a buscarla. Al entrar en la cocina la vi lavando algunos platos. Me acerqué y enredé mis brazos por su cintura pegando mi cuerpo al suyo y rozando mis labios con su cuello.
—Te dije que no te tardaras —susurré haciendo que la piel de su cuello se erizara. Amaba provocar eso en ella, no sé por qué razón, pero me encantaba.
—Es que me comí el sandwich y ahora estaba lavando lo que ensucié —dijo con la voz algo perdida debido a los besos que yo me encargaba de darle en cada centímetro de su cuello.
—Lo limpias mañana, ven conmigo.
—No Harry, mañana tengo cosas que hacer —contestó intentando concentrarse aunque fue envano.
—Vamos, por favor —suspiró y cerró el agua. Bingo.
—¿Y qué tienes en mente? —preguntó mientras secaba sus manos y se volteaba para mirarme a escasos centímetros.
—Estoy seguro que lo que estoy pensando es ilegal en muchos países —rio.
—Eres un asco —intentó alejarme pero en lugar de eso consiguió que me apegara más a ella.
—Vamos a divertirnos un rato, ¿qué dices? —susurré en su oído. Pasó sus manos por mi cuello y en un rápido movimiento nos cambió de posiciones quedando yo contra la mesada.
—Hmm, no lo sé —susurró casi sobre mis labios y aprovechando que yo estaba débil se soltó de mi agarre y corrió del otro lado de la mesa riendo. Me quedé unos segundos intentando entender qué había hecho y la mire sonriente mientras elevaba mis manos.
—¿Por qué te alejas de mi?
—Debo dormir, mañana tengo que ir a la Universidad —dijo sin dejar de reír mientras ambos caminábamos alrededor de la mesa.
—Vamos nena, debes estar bromeando. No puedes dejarme así
—Yo no te dejé de ninguna forma —ambos reímos.
—¿A no? ¿Quieres ver? —pregunté mientras me llevaba las manos al botón de los jeans.
—¡No! —gritó tapándose los ojos, momento que yo aproveché para correr hacia ella pero lo notó y corrió hacia las escaleras—. ¡Eres un pervertido, Styles! —la perseguí y la alcancé dentro de mi habitación. La tomé de la cintura y ambos caímos sobre la cama riendo yo encima suyo.
—Eres como una niña de cinco años.
—Hey —se quejó golpeando mi pecho para luego dejar sus manos ahí.
—Pero sexy —volvió a reír y luego me miró por unos largos segundos.
—Sigo creyendo que estás enfermo o estoy soñando.
—¿Y qué necesitas para darte cuenta que es real?
—Hmm, no lo sé —fingió pensar—. quizás algunos besos.. puedan servirme de algo —me acerqué y la besé durante un largo rato. Y como siempre mientras yo me encontraba distraído en sus labios dio vuelta la cosa y se sentó encima mio alejándose de mis labios.
—Hey, ven aquí en este instante —bromee mientras intentaba acercarla pero ella se negó.
—Hay algo de lo que debemos hablar —dijo poniéndose seria. ¿Por qué siempre arruinaba buenos momentos como ese hablando? Teníamos toda la vida para hablar.
—¿Qué pasa? —pregunté con seriedad también. Bajó la mirada a sus manos que jugaban con mi camiseta—. __________, dime que sucede —pedí ahora entendiendo que era algo serio. Suspiró y me miró con los ojos cristalizados. Dios, odiaba verla llorar.
—Dime los días que traerás a Zoe, así me iré del departamento —fruncí el ceño y me sentí pésimo.
—¿Qué? —pregunté sin poder creer lo que me estaba diciendo. Suspiró y se puso de pie mientras hablaba.
—Que no quiero cruzarme a Zoe más así que necesito que me avises cuando la traigas a tu departamento así yo me voy y vuelvo cuando ella se vaya. Además, tendrán tiempo solos —ahora la cosa sonaba peor que antes. Me puse de pie y la seguí fuera de la habitación pero como no se detenía la tomé de la muñeca y la acorralé contra la pared poniendo ambos brazos a los costados de su cintura.
—Si vas a decirme algo así por lo menos quiero que me mires a los ojos —me quejé con el semblante serio.
—Styles, déjame salir —dijo sin mirarme y intentando empujarme.
—____________, somos personas adultas, podemos conversar estas cosas sin tantas vueltas e histeriqueos de tu parte —me fulminó con la mirada y al parecer se tragó sus palabras.
—Ya te he dicho lo que quería. Créeme, si pudiera irme de tu casa lo haría, solo que el juez no me lo permite. Y tú lo sabes —volví a fruncir el ceño y traté de no insultarla.
—¿Puedes dejar de mezclar las cosas? Un problema a la vez —bufó y se cruzó de brazos mirando hacia cualquier lado que no fuera yo—. Sobre el tema de Zoe, mírame cuando te hablo, ____________ —le pedí irritado. Si algo me molestaba era que las personas no me miraran cuando les estaba hablando. Me ignoró—. ¡___________ mírame! —grité molesto. Su mandíbula tembló y me miró otra vez conteniendo las lágrimas. Me calmé mentalmente y luego hablé con el tono suavizado—. ¿Tienes idea de lo que me estás permitiendo? —pregunté intentando no sonar burlón—. Me estás dando permiso para que yo traiga a otras mujeres al departamento y esté contigo luego.
—Así eres tú, ¿cierto? No voy a privarte de tu comportamiento natural, arreglamos que la relación no tendría exclusividad así que puedes estar con quien quieras.
—Escucha, nena —empecé pero me interrumpió.
—¡Deja de llamarme así! ¡Tengo nombre! —gritó histérica.
—Pero a mi me gusta decirte así, sé que te encanta —susurré divertido. Me volvió a quemar con la mirada y luego continué—. De verdad, ___________. Tú lo dijiste, el departamento es nuestro ahora. Al menos durante estos cuatro meses, tú eres mi esposa y tú mandas aquí al igual que yo. Si no te sientes cómoda con Zoe entonces ella no vendrá, solo debes decírmelo.
—No quiero que cambies por mi —susurró bajando la mirada.
—No siento que estoy cambiando pero si así lo fuera tampoco sería algo malo. Estarías haciendo de mi una mejor persona, algo que creo imposible a estas alturas.
—¿De verdad harías eso por mi? —preguntó ahora clavando sus ojos en los míos. Dudé unos segundos pero luego contesté.
—Claro, pero tú tambien debes hacer algunas cosas por mi. Será algo equitativo de ambas partes —suspiró y aflojó su cuerpo.
—Bien, ¿qué es lo que quieres que haga? —sonreí.
—Bueno, para comenzar debes andar en ropa interior por la casa siempre que yo esté —abrió la boca para protestar pero la callé poniendo mi dedo índice sobre sus labios—. Deberás comenzar a dormir conmigo y pido una cuota de 20 besos al día como mínimo, si son más mejor.
—Esto es machismo —se quejó con mi dedo aún en sus labios. Me mordió, algo que produjo que mi estómago se retorciera y algunas partes de mi anatomía se encendieran, y luego me miró divertida—. ¿Y yo solo gano que no invites más a Zoe? Es injusto
—Bien, ¿qué más pides?
—Hmm.. bueno, te obligo aprender a cocinar, me enseñarás a tocar el piano y me dejarás andar vestida por la casa.
—No, no, no. No se valen peticiones que anulen las del otro.
—Esto es estúpido —se quejó algo cansada.
—Bueno, mi punto no era este. Yo tengo algo más que pedir, ahora volviendo a la seriedad —se puso seria y me miró intrigada. Pasé mis manos por su cintura y la acerqué más a mi, como si estuviera aclarando que ella era mía. Acerqué mi boca a su oído y susurré—. No quiero que traigas más a Demian.
—Me lo veía venir —dijo automáticamente luego de que yo terminara de hablar—. Está bien —besé su cuello—. dijimos que sería igual para ambos lados, pero —me alejó un poco para mirarme a los ojos y pasó sus brazos por mi cuello—. No entiendo por qué te cae tan mal. De él lo entiendo porque siempre fue muy protector conmigo y nunca dejó que ningún chico me lastimara pero.. ¿y tú? ¿Cuál es tu problema con él? —suspiré. No delataría a su madre.
—Ya te lo he dicho. Me molesta que te mire así, parece que te estuviera desnudando mentalmente, y eso solo puedo hacerlo yo. ¿Está claro? —dije señalándola con el dedo índice. Rió y suspiró.
—Bien. Ni Zoe, ni Demian en la casa.. ah, ni tampoco Cara o Caroline. O alguna de tus mascotas, ¿está claro? —dijo ahora ella señalándome a mi.
—Bien —respondí igual que ella—. Eso es todo, ¿qué dices si ahora vamos y encontramos algo con qué pasar el tiempo? —pregunté acercándome a su cuello otra vez. Era adicción para mi.
—Mañana debo levantarme temprano
—Te prometo que no será mucho tiempo —susurré con la voz más ronca de lo normal mientras escabullía mis manos bajo su blusa.
—Harry.. no quiero dormirme en clase mañana, por favor. Piedad —rogó divertida. Reí haciendo que mi aliento chocara contra su mandíbula y rocé sus labios. Me miró por unos segundos y luego susurró—. Bah, qué mas da —y me besó comenzando con algo que duraría un largo tiempo..

***

Si había algo que detestaba de mi relación extraña con ___________ era que en ese momento justo, cuando todo estaba dado para.. eso, nunca podíamos hacerlo. Ella era virgen y ambos estabamos seguros de que yo no la amaba, así que frenábamos antes de que fuera demasiado tarde aunque ella siempre tenía que frenarme a mi y alejarse por un buen rato, sino sería casi imposible para ella salir virgen de la habitación. Por ese lado, detestaba estar con ella ya que yo nunca quedaba satisfecho. Noche tras noche fuimos encontrando otras formas de disfrutar sin necesidad de 'hacerlo', por decirlo así, pero aunque era bueno no se comparaba al placer de un buen sexo con todo lo que eso incluye.
—¿Ya te vas? —pregunté intentando quitarle la blusa.
—¿Otra vez, Harry? —preguntó sorprendida y cansada—. Tengo que llegar al estudio, sabes como es Lydia con la puntualidad.
—Vamos nena, tienes.. media hora.
—Si, pero son veinte minutos en auto —ella solía llevarse mi camioneta luego de que las cosas mejoraron radicalmente entre nosotros—.
—Eso nos deja diez minutos, en diez minutos aprendí a hacer muchas cosas.. —rió y se alejó de mi.
—No quiero saber que se te cruza por la cabeza. Te veo a las ocho —me lanzó un beso y salió a paso apresurado del living. Así eran todos los días. A las siete de la mañana se iba a la Universidad, volvía a la una. Ambos almorzábamos, reíamos unos minutos, quizás teníamos tiempo para un poco de cariño, y luego a las tres se iba al estudio y volvía a las ocho, a veces a las nueve, a veces a las diez. Siempre llegaba cansada, comía algo liviano y debía llevarla desde el sofá hasta la habitación donde dormía hasta el día siguiente y así otra vez se repetía la historia. Hasta que luego de dos semanas de la misma rutina comencé a observarla con más detenimiento. Tenía grandes ojeras, su cabello ya no tenía el mismo brillo, apenas hablábamos, casi nunca estaba en la casa despierta y me contaba que varias veces se quedaba dormida en clases.
—Estoy preocupado, por eso te llamé —dije sin siquiera saludarla cuando una de sus mejores amigas tocó a mi puerta. __________ hacía una hora que se había ido al estudio y hoy volvería a las nueve.
—Hola, Harry. ¿Cómo estás? —dijo con sarcasmo mientras entraba.
—Bien, Kate. Gracias por preguntar —bromee—. pasa al living, ponte cómoda —cerré la puerta y la seguí hasta el living donde ambos nos sentamos en un sofá—. ¿Quieres algo de beber?
—No gracias. Sinceramente, me mata de intriga saber qué es lo que te hizo llamarme.
—Bueno.. —me encorvé hacia adelante apoyando mis brazos sobre mis piernas y entrelacé mis manos mirándola—. Es ___________
—Lo supuse —dijo ella cruzándose de piernas—. ¿Qué sucede con ella?
—Me preocupa. La veo demasiado agotada ultimamente. Con todo esto de la Universidad por la mañana y el modelaje por la tarde ya ni siquiera come correctamente. Tiene pocas horas para dormir y me cuenta que se ha quedado dormida varias veces en clases.
—Vaya, eso no es normal. Está estresada, tiene demasiadas responsabilidades.
—Lo sé, ¿has hablado con ella ultimamente? —Kate negó con la cabeza haciendo que su cabello se balanceara.
—Nos hemos mandado algunos mensajes pero solíamos hablar por teléfono, ahora ya ni siquiera eso. La llamo y nunca está, y ella nunca me llama.
—Creo que todo lo que hace es demasiado para ella, necesita vacaciones.
—Estamos de acuerdo en esto. Opino que deberías convencerla para que renuncie al modelaje, no entiendo por qué lo hace. Ni siquiera le gusta modelar, me lo ha dicho toda su vida.
—Quiere comprar un auto —comenté mientras me daba cuenta de cosas que podría haber hecho antes para que ella no tuviera que pasar por esto.
—¿Un auto?
—Sí, dice que no estaremos siempre juntos y que para cuando nos separemos quiere tener su auto propio. Soy un idiota —me autoreprimí mentalmente. Suspiré y me recliné hacia atrás—. Bien, yo me encargaré de hacer que renuncie, pero tú encárgate de encontrar una forma para que este fin de semana se despeje un poco.
—Lo he estado pensando todo este tiempo, gracias por darme la oportunidad —dijo feliz mientras se ponía de pie. La imité y la acompañé hasta la puerta.
—¿Y qué se te ha ocurrido? —pregunté interesado mientras salía de mi departamento.
—¿Has ido alguna vez de campamento?

Capitulo veintinueve: ¿Insectos y plantas venenosas?



—Linterna, listo. Mantas, listo. Repelente de insectos, listo. Botiquín, listo.
—¡Al fin llegué! —la oí hacer acto de presencia en el hall. Yo me encontraba en el living revisando que todo estuviera listo y empacado para el fin de semana que se aproximaba—. ¿Harry? ¿Estás en casa?
—Trajes de baño, listo. Abrigos, listo. Bien ahora debo revisar la heladera portátil.
—¿Harry? —preguntó aguantando la risa mientras se me acercaba—. ¿Qué haces?
—Hola preciosa —me acerqué y le di un corto beso en los labios—. ¿cómo te fue en la Universidad?
—Nada nuevo, lo mismo de cada día. Los profesores son insoportables y mis compañeros unos babosos.
—Si no dejan de molestarte me veré obligado a ir y marcar territorio —bromee mientras revisaba la heladera portátil y me aseguraba de tener todo lo que los demás me encargaron para llevar. Nunca fui una persona responsable ni mucho menos organizada pero esta vez me puse como meta intentar no olvidarme nada.
—¿Vas a orinarme en el pasillo? —reí y luego me acerqué a ella tomándola por la cintura y olvidándome completamente de la organización.
—No voy a orinarte pero puedo hacerte muchas cosas en el pasillo que dejarían en claro a quién le perteneces —me golpeó el brazo y rió ruborizada.
—Eres un pervertido. Ahora, ¿puedes responderme? ¿Te mudas? —preguntó de nuevo alejándose de mi y acercándose al montón de cosas que había en el suelo del living.
—No, nos iremos de campamento —comenté sumamente tranquilo mientras continuaba revisando las cosas.
—¿Campamento? ¿Y qué pasa si yo no quiero ir? —se cruzó de brazos y me miró elevando una ceja.
—Bueno, me veré obligado a atarte al techo de la camioneta y llevarte por la fuerza —dije imitando su pose y mirándola a los ojos con una sonrisa.
—¿Y en dónde sería?
—En un bosque un poco alejado de Londres.
—Así que, ¿planeas que ambos nos vayamos todo el fin de semana a un bosque en el medio de la nada solos? —reí y ella frunció el ceño.
—Claro que no iremos solos, todos los demás vendrán con nosotros. Será divertido, no seas amargada. Además, necesitas un descanso nena.
—Yo estoy en perfecto estado —contestó poniéndose a la defensiva.
—No discutiremos esto, irás de campamento con tus amigos y tu esposo. Punto final —dije antes de comenzar a llevar las cosas hacia afuera.
—Hey, ven aquí Styles. Estamos hablando seriamente, debo trabajar hoy —se excusó mientras me seguía.
—Ya hablé con Lydia —le avisé mientras guardaba algunas cosas en el baúl de mi camioneta—. y te ha dado el fin de semana libre.
—¿Hablaste con mi jefa sin consultarme? —preguntó molesta mientras me seguía de nuevo dentro de la casa.
—No empieces, __________. Serán unas vacaciones, vamos a divertirnos. Emociónate
—Me gusaría que me lo hubieses dicho. ¿Todos lo sabían?
—Lo venimos organizando hace días —contesté mientras volvía a llevar algunas cosas a la camioneta—. Así que ve a vestirte cómoda y luego nos iremos a casa de los chicos donde todos nos están esperando para partir hacia el mejor fin de semana de tu vida.

***

—La parejita feliz del grupo se ha dignado a llegar —bromeó Louis una vez que bajamos de mi camioneta. Todos los chicos estaban afuera conversando y riendo, al parecer ya estaba todo guardado y listo para emprender viaje hacia el bosque.
—Estaba en la Universidad, siento retrasarlos en su fin de semana feliz y divertido —comentó de mala gana. Zayn, quien se encontraba apoyado contra el bajo paredón que había a ambos costados de la casa de Liam, rió antes de dirigirme una mirada interrogativa.
—¿Qué pasa, __________? ¿Estás en tus días? —me contuve la risa y observé como ella fulminaba a Zayn con la mirada y luego se cruzaba de brazos malhumorada.
—¡Al fin han llegado! —dijo Alice con una sonrisa mientras salía de adentro de la casa de mi amigo siendo seguida por el resto de las brujas, amigas de mi esposa, a las cuales les comenzaba a tomar cariño.
—¿Por qué esa cara? ¿Acaso hemos cambiado de rumbo y vamos a un funeral? —preguntó Kate divertida.
—__________, ¿te sientes bien? —preguntó Beth preocupada.
—Estoy bien, estoy bien. ¿Podemos irnos ya? —soltó antes de caminar molesta hacia mi camioneta y entrar al lugar de co-piloto cerrando la puerta con fuerza.
—¡Hey! —grité señalándola y seguro de que me oía pero que solo me ignoraba. Voltee mi mirada hacia el resto que parecían confundidos por la actitud de ___________—. No sé que le sucede pero entre más rápido lleguemos más rápido se le va a pasar.
—Bien, ¿listos para un fin de semana inolvidable? —nos animó Louis a todos mientras pasaba un brazo sobre los hombros de Alice y caminaban rumbo a su auto sonrientes.

***

—De verdad, estoy bien aquí. No tengo ganas de salir a investigar nada —contestó sin siquiera sacar su vista del libro que leía dentro de la carpa mientras escuchaba un poco de música.
—¿Por qué eres tan amargada? —contesté algo molesto. Cerró el libro con fuerza clavando su mirada en la mia y por un segundo sentí que mis piernas temblaron.
—No saldré de aquí, Harry. No me siento bien, diviértanse sin mi —contestó fría y cortante.
—Yo me quedaré con ella, Harry —dijo Alice haciéndose presente en la escena mientras entraba a la carpa y se sentaba a un lado de _________. Caminé alejándome de ahí sin decir ni una palabra pero justo cuando estaba por irme las oí comenzar a hablar. No debía hacerlo, sabía que estaba mal pero me acerqué por la parte trasera de la carpa y traté de oír lo que decían.
—¿Te sientes bien? —preguntó Alice. __________ lanzó un suspiro
—Eso creo.. detesto no poder salir de aquí, maldita sea. Él lo organizó todo por mi pero de los miles de lugares que podríamos haber ido tuvo que elegir acampar.
—¡Harry! ¡¿Vienes?! —me gritó Zayn a unos cuantos metros de distancia. Me sobresalté y luego me apresuré a correr hacia ellos. Todos comenzaron a caminar dejándonos a mi y a Kate un poco más atrás.
—Kate, ¿hay algo sobre __________ que deba saber?
—¿Qué? —preguntó algo distraída. Me miró y frunció el ceño—. ¿Algo que debas saber? ¿A qué te refieres? —suspiré y dudé durante un segundo pero mi maldita boca nunca se quedaba cerrada.
—¿Por qué no puede salir de la carpa? Quiero decir, la oí hablando con Alice y diciendo que habría preferido ir a cualquier lugar menos a acampar —los labios de Kate titubearon un microsegundo y luego se convirtieron en una línea recta. Ese gesto no me lo perdí así que algo escondía, Katerina sabía algo y tarde o temprano yo iba a enterarme.
—Le tiene fobia a los insectos y cree que hay plantas venenosas por donde mires. Es algo paranoica, chica de ciudad. Nada de lo que debas preocuparte —dijo intentando restarle importancia al asunto y tratando de lucir convincente pero yo no me tragaba su actuación. Asentí fingiendo que me lo creía y luego pareció que su cuerpo se relajó por completo cuando ambos nos quedamos en silencio. El resto del día pasó divertido aunque me hubiese gustado que ____________ lo pasara con nosotros. Se suponía que todo esto era por ella y se la pasó encerrada en esa maldita carpa sin siquiera decir una palabra y leyendo aquel aburrido libro. Luego de una divertida fogata en la cual todos cantamos y en lo que al fin __________ se integró, organizamos en que carpa dormiríamos cada uno y como todos teníamos carpas dobles, menos Niall y Liam, cada quién dormiría con su respectiva 'pareja'.
—Buenas noches —fue lo último que oí de sus labios antes de que apagara la linterna y me diera la espalda completamente.
—____________ —la llamé con la voz más suave y aterciopelada que me salió—. Vamos, sé que estás despierta.
—No, estoy profundamente dormida —contestó divertida. Ambos reímos en voz baja y luego ella volteó clavando sus ojos marrones en los míos. Su mirada me quemaba, cada día me quemaba más como si andaras descalzo por la acera en una tarde soleada de verano. Quemaba como si te quedaras observando el sol por más de dos minutos y te cegara semejante brillo y luminosidad. Quemaba como si te estuvieran clavando una daga hirviente en el centro del pecho, como si te recostaras sobre brasas, quemaba como el fuego mismo.
—¿Qué es lo que sucede contigo? —pregunté mientras levantaba mi mano algo dudosa y acariciaba su piel sedosa. Sentí como cada músculo de su rostro se tensó debajo de mi caricia y lo mismo noté en su cuerpo que apenas se rozaba con el mío.
—Nada, ¿por qué lo preguntas? —tragó con fuerza y se notaba a millas de distancia que estaba mintiendo y que trataba de lucir relajada.
—Buen intento, nena. ¿Crees que estos dos meses y medio no me han servido de nada? No intentes lucir relajada y sé que me estás mintiendo —abrió la boca para responder pero nada salió de sus labios. Bajó su mirada por unos segundos afirmando completamente que me ocultaba algo y luego me volvió a mirar encendiendo de nuevo ese fuego dentro mio que sentía cada vez que sus ojos se encontraban con los mios.
—No es algo que necesites saber, créeme —me susurró con un hilo de voz. Suerte que tenía buen oído, sino no la habría escuchado.
—¿Fobia a los insectos y a las plantas venenosas? —pregunté con un tono divertido. Reprimió una pequeña carcajada y la convirtió en una mueca chistosa.
—Podrían haber inventado algo mejor —entrecerré los ojos y no fue cuestión de segundos para que ella bajara la mirada.
—¿Debo preocuparme? —pregunté sincero. Últimamente mi relación con ella había mejorado mucho. No me había costado admitir que me importaba su salud, su bienestar, su felicidad, todo de ella. Sí me había costado decirle que la quería, eso fue todo un proceso pero luego de que lo dije se hizo algo habitual y cada vez era más fácil. Pero a ella no le alcanzaba con eso, aunque sonreía cada vez que se lo decía, yo sabía que no era suficiente. Ella se merecía amor no cariño. Ella se merecía un 'te amo' no un 'te quiero', el problema aquí era que yo no podía dárselo. Yo no podría darle un 'te amo' a nadie porque siempre me prohibí amar. Porque yo amando sería lo mismo que un ciego intentando dirigir el tránsito. Un total y completo caos. Un desastre de sentimientos, decisiones, responsabilidades y cosas con las cuales no quería lidiar. Me estresaba el simple hecho de pensar lo que el amor implicaba, así que ni quería imaginar como sería sentirlo y intentar ponerlo en práctica. Yo soy un hombre más bien espontáneo. Algo casual, nada serio, nada para siempre, soy más bien creyente de lo temporal. De que nada dura para siempre, que el para siempre no existe. Pero al margen del amor, sentía cariño por esta mujer que se había ganado un espacio en mi departamento, en mi vida y en mi corazón. Así que me importaba, y bastante. Luego de unos interminables segundos en los que su mirada buscaba algo dentro de la mía sus ojos se cristalizaron y negó con suavidad y una sonrisa dolida—. Creo que eso es más un sí.
—No Harry —su voz sonó quebrada. Carraspeó—. no tienes que preocuparte, estoy bien. Estaré bien.
—Bien, confiaré en ti y en tu palabra —me acerqué y rocé sus labios con los míos por unos segundos en los que me deleité mirando su rostro de escasos milímetros. Su piel parecía de porcelana y olía a crema de frutilla. Su aliento chocando con el mío era mentolado y fresco, igual que el clima de esa noche.
—Ya bésame —rogó con una tenue sonrisa y yo no protesté. Me acerqué y choqué mis labios con los suyos lentamente mientras una lágrima que rodaba por su mejilla se consumía en la unión de nuestras bocas.
—¿Por qué lloras? —pregunté separándome solo unos milímetros de ella antes de volver a acercarme y besarla otra vez.
—No es tristeza —contestó sobre mis labios antes de que sintiera su sonrisa sobre ellos—. es felicidad —luego de unos segundos se separó lo suficiente como para poder mirarme fijamente a los ojos con una sonrisa melancólica—. Recuerda que soy solo una fan con suerte..
—Lo eras, nena. Lo eras.. —y fue lo último que dije antes de unir nuestros labios por última vez antes de caer en un profundo sueño.

Capítulo treinta: Cicatrices.



—¿Quién le dejó traer una trompeta? —oí su voz adormilada y algo adolorida en mi oído derecho mientras una trompeta se oía insistentemente afuera de nuestra carpa. Abrí un ojo y lo cerré enseguida al notar la claridad del día.
—¿Qué hora es? —pregunté sin moverme ni quitar mi brazo izquierdo que descansaba sobre mis ojos, mientras que mi brazo derecho estaba aferrado a su cintura.
—Hmm.. ¿te he dicho lo sexy que suena tu voz por las mañanas? —sonreí para mi mismo y luego contesté.
—No, es la primera vez que lo oigo —estiré mi mano tomando la manta con la que nos tapábamos un poco el cuerpo y nos tapé hasta la cabeza dejando así la luz del sol afuera y la miré.
—Hola —dijo sonriente.
—Buenos días, preciosa —me acerqué y la besé lentamente.
—De verdad, deja de hablar, es demasiado —reí y luego la miré fijo.
—¿Acaso oír mi voz por las mañanas te exita? —sus ojos se abrieron como platos y yo reí.
—¡Eres un pervertido! —dijo golpeando mi estómago.
—Eso fue lo que me diste a entender —me defendí mientras me aguantaba la risa.
—Pues.. eso no fue lo que quise decir.
—¡Hey ustedes! —se oyó la molesta voz de mi amigo seguida de un sonido de trompeta que nos dejó a ambos sordos—. Dejen de hacer cosas sucias debajo de la manta y salgan a disfrutar del hermoso día.
—No molestes, Louis —dije mientras tomaba la cintura de ____________ y la pegaba a mi cuerpo.
—Vamos, es una hermosa mañana. Perfecta para salir a caminar y buscar un poco
—Mierda Louis, cierra la boca y déjanos en paz —escupí molesto y luego recibí un fuerte golpe en la cabeza—. ¡Auch! —_________ comenzó a reír en carcajadas y se destapó mientras salía de la carpa. Me destapé y vi la trompeta tirada a un lado de mi cabeza—. Me podrías haber causado un traumatismo de cráneo —exageré mientras salía de la carpa con la trompeta elevada en mi mano y mis amigos me miraban divertidos.
—¿Te dio con el despertador en la cabeza? —preguntó Niall divertido mientras abrazaba a Aria.
—De seguro que estaban haciendo cosas asquerosas ahí adentro —acotó Zayn provocando que las mejillas de __________ se volvieran rojas.
—Claro que no, nada que tu no hayas hecho ya con Kate, Malik.
—¡Hey! ¡A mi no me metan! —se quejó la castaña. Me senté en el tronco al lado de ________ y nos quedamos todos un largo rato conversando y riendo.
—No se ustedes pero yo hoy propongo que vayamos a conocer el lago —propuso Liam.
—Me parece divertido, además debo asearme —comentó Alice.
—Hmm, nos asearemos juntos —susurró Louis aunque todos pudimos oír su asqueroso comentario.
—Puaj, busquen un motel —bromee.
—Mira quien habla —me contestó sin sacar la mirada de su compañera.
—Bien, entonces al lago será. ¿Vendrás hoy, _________? —preguntó Niall sonriente. Se creó un ambiente incómodo en el que _____________ se daba miradas cómplices con sus amigas y luego miraba el suelo.
—Eh, bueno.. creo que un paseo no será malo —terminó aceptando. Besé su mejilla y recibí una sonrisa sincera a cambio.

***

—¡Vamos nena! ¡No tengas miedo! ¡Solo sostente y luego suéltate! —la animé desde el agua con una sonrisa mientras todos esperaban impacientes a que __________ se lanzara al lago de una maldita vez.
—Pero.. me da miedo, Harry. ¿Y si me ahogo? —preguntó atemorizada.
—No lo harás, estaré aquí para salvarte.
—Bien dicho, Romeo —se burló Zayn.
—Bien, aquí voy —la oí decir. Contó hasta tres con sus labios y saltó sosteniéndose de la soga para luego soltarse y caer perfectamente en el centro del lago. Nadé hasta ella y cuando salió a la superficie la tomé de la cintura pegando su cuerpo semi-desnudo al mio.
—¡Eso fue genial! —gritó emocionada.
—¿Y? ¿Te ahogaste? —pregunté sonriente mientras nos mantenía a ambos flotando.
—No, porque estuviste ahí para salvarme —susurró y se acercó plantando un beso mortal en mis labios.
—¡Hey! ¡Esto se está volviendo no apto para menores! Primero en la carpa, ahora en el lago. ¿Dónde será la próxima? ¿En un árbol? —comentó Louis riendo mientras todos los demás también reían al igual que nosotros dos sin separar nuestros labios.
—Tengo hambre —dijo Niall, siendo apoyado por varios más presentes.
—Bien, a almorzar se ha dicho —comenté mientras todos nadábamos hasta la orilla. ________ y yo nos separamos para poder salir pero cuando estaba corriendo hacia los chicos oí su grito ahogado y luego un sollozo. Voltee y la vi a mitad de camino sosteniéndose su pie y con una expresión de dolor. Corrí hacia ella y me acerqué lo más rápido que pude.
—Cuidado Harry, hay algo cortante —logró murmurar entre expresiones de dolor y algún que otro sollozo. La tomé en mis brazos con delicadeza y caminamos hacia el campamento que no estaba muy lejos.
—¿Cómo te encuentras? —preguntó Zayn mirándola desde afuera de la carpa. Yo me encontraba sentado a su izquierda mientras que al otro lado estaba una preocupada Alice.
—Mierda, es una herida profunda, ____________ —ambas se miraron por interminables segundos.
—¿Y eso qué significa? ¿Estarás bien? ¿Te duele? ¿Necesitas que volvamos?
—¡Maldita sea! —gritó histérica golpeando el suelo con fuerza.
—Chicos, dejémosla un rato a solas —dijo Alice mientras se ponía de pie y sacaba a los demás—. Harry, vamos. Déjala unos minutos —negué y Alice no insistió demasiado.
—Dios, ¿por qué me pasa esto a mi? —preguntó llorando desconsolada.
—Nena, no llores —intenté acercarme pero ella se alejó enseguida.
—No, no me toques. Aléjate de mi Harry —se veía algo asustada, un poco paranoica.
—___________, es solo una herida. Sanará en unos días.
—¡No Harry! ¡No sanará en unos días! ¡Tardará meses en sanar! ¡Quizás años!
—Cariño, no sabes lo que estás diciendo. Cálmate —fijó su mirada húmeda en la mía y luego de unos segundos de silencio habló.
—¿Cómo me dijiste? —abrí la boca para contestar pero dudé. Esa palabra se escapó de mi sin pensarlo pero al ver su rostro de decepción noté que quizás salió porque así lo sentía.
—Te he dicho cariño. ¿Eso tiene algo de malo? —susurré en tono dulce y suavizado. Negó levemente con la cabeza y luego ahogó un sollozo—. Cálmate, nena. Sanará, ya verás —sonrió con amargura y supe que esa sonrisa fue un intento de hacerme sentir bien a mi, no a ella misma. Sabía que algo me estaba ocultando, había algo suyo que yo todavía no sabía pero estaba dispuesto a averiguarlo.
El resto del día y al día siguiente lo pasamos en el campamento, nadie salió a investigar nada ni tampoco a caminar ni nadar, nos quedamos con __________ esperando a que su herida cicatrizara y se calmara un poco porque parecía desesperada. El día de vuelta al departamento ya tenía preparada mi sorpresa, y la estaba esperando en la puerta.
—¿Y ese auto? ¿Hay alguien en el departamento? —preguntó curiosa al ver el bello deportivo color rojo que estaba estacionado en la entrada del departamento. Estacioné detrás y ambos nos bajamos. Se acercó y lo observó de una distancia considerablemente lejos—. Debe ser de alguien con un caudal de dinero importante —bromeó. Caminé hasta estar a su lado y pasé mi mano por su cintura mientras que metía la otra mano en el bolsillo de mis jeans sacando una llave.
—Es tuyo —contesté con suma calma intentando no perderme su reacción. Al principio pareció no haberme escuchado mientras miraba el auto con ojos brillantes y una sonrisa pero luego esa sonrisa se borró y fue reemplazada por un ceño fruncido. Me miró y luego rió incrédula.
—¿Qué? —sonreí y elevé las llaves delante de nuestros ojos.
—Sí, es tuyo —se quedó mirando por unos segundos como las llaves se balanceaban en mis dedos y luego se alejó de mi sin comprender.
—¿Cómo que es mio? ¿Qué? ¿De qué hablas? ¡Yo no tengo auto! —reí y me acerqué para intentar calmarla.
—Es un regalo de mi parte —me miró boquiabierta y luego comenzó a negar pareciendo una niña que no quiere comerse toda su cena.
—No, estás loco si crees que voy a aceptarlo. Estas demente, ¡debe costar fortuna este auto!
—Vamos nena, no se pueden negar los regalos. Además no puedo devolverlo —mentí.
—No puedo aceptarlo, Harry, olvídalo. Además, ¿un regalo por qué? Aún no es mi cumpleaños —me acerqué y pasé mis brazos alrededor de su cintura acercándola a mi.
—¿Recuerdas que comentaste que trabajabas para comprar un auto? Bueno, tu trabajo te está alejando de mi y te está matando lentamente así que dije '¿Por qué no comprarle un auto así renuncia?' y lo hice.
—No voy a renunciar, olvídalo a eso también.
—No hace falta, ya lo hice por ti —le conté sonriente. Frunció el ceño y me golpeó en el pecho.
—¿Cómo que renunciaste por mi? ¡Deberías habermelo consultado!
—Si te lo decía sabía que no ibas a aceptar
—Y estabas en lo cierto —puse la llave en su mano y la miró durante unos segundos—. No, Harry. No puedo aceptarlo, de verdad. Es demasiado
—Vas a aceptarlo de todos modos, ya está dicho. Es tu nuevo auto —suspiró y luego se mordió el labio inferior viendo la llave y reprimiendo una sonrisa.
—¿Me acompañas a estrenarlo? —preguntó sonriente. Reí y le di un largo beso en la mejilla.
—Claro que sí, podemos estrenarlo de tantas maneras —dije mientras comenzabamos a caminar hacia el auto.
—Eres un asco —me contestó divertida. Estaba subiendo al asiento de co-piloto cuando pude verla hacer una mueca de dolor y luego se sostuvo de la puerta para poder continuar de pie. Corrí hacia ella y la tomé delicadamente de la cintura.
—__________, ¿qué pasa? ¿Estás bien?
—Mierda —soltó entredientes mientras intentaba apoyar el pie que tenía vendado de la lastimadura del otro día—. Estoy bien, estoy bien —intentó dar un paso pero si no fuera por mis brazos atrapándola ahora probablemente estaría tirada en el suelo.
—Bien una mierda, __________ —la levanté en mis brazos y la senté en el asiento de co-piloto del auto. Tomé las llaves y conduje camino al hospital.

***

Hacía más de media hora que ella había entrado al consultorio del doctor y no sabía nada de ella. Quiero decir, eso era preocupante. Sólo tenía un corte algo profundo en su pie, nada fuera de lo normal. ¿Qué tanto problema podía causar eso? Quizás tuvo una infección pero lo descarté inmediatamente cuando recordé los litros de alcohol y desinfectante que Alice se había encargado de echarle.
—¿Señor Styles? —preguntó el doctor que antes me había detenido alejándome de __________. Me puse de pie enseguida y me acerqué a él nervioso.
—Sí, ¿cómo está? ¿Es grave? Creí que sólo era un corte.
—Mire.. no puedo explicarle bien lo sucedido pero estará bien. Al parecer pisó el fondo roto de una votella de vidrio y fue una herida muy muy profunda para una persona con su condición médica pero se pondrá mejor. Ya le di un medicamento, una crema y está vendada así que supongo que debe estar viniendo ahora mismo hacia acá —me quedé procesando un segundo sus palabras y luego fruncí el ceño mientras me acercaba y susurraba al doctor.
—Espere doctor, ¿qué quiso decir con una persona con su condición médica? ¿Ella tiene algo inusual? —pregunté preocupado.
—No puedo decirle mucho pero.. cuídela. Más que nada de heridas expuestas.
—Bien, nada de que preocuparse —oí su dulce y melodiosa voz acercarse a nosotros. Giré mi vista y me encontré con su deslumbrante sonrisa. ¿Todo estaba bien ahora? Claro que no, nada estaba bien para mi. Volví a mirar al doctor y el me hizo una seña con las cejas que no comprendí muy bien. Sonrió y luego se dirigió a ella.
—Fue un gusto conocerla, señorita Thompson. Señor Styles —y desapareció entre las enfermeras de trajes color verde marino.
—¿Todo en orden? —preguntó ella buscando mi mirada aunque mis ojos se encontraban perdidos en un punto ciego del lugar.
—Sí —contesté algo perdido—. Sí, todo en orden. Solo un problema —dije ahora sí enfocando mis ojos en los suyos.
—¿Qué sucede? —preguntó con la voz más inocente y débil de lo normal. La miré durante unos largos segundos y luego tomé su mano.
—¿Cuando vas a aceptarlo y comenzarás a usar mi apellido? —sonrió y luego se puso en puntillas de pie para llegar a mis labios.
—Auch —se quejó.
—No hagas esfuerzos, puedo agacharme por ti —bromee.
—Hey, no bromees sobre mi altura —golpeó con suavidad mi hombro mientras sonreía.
—¿Volvemos a casa? —siendo consciente de mi anterior error gramatical que ahora usé con consciencia. La casa era nuestra, de ambos. Y tarde o temprano tendría que aceptar que ella era mi esposa, pero después de todo no era tan malo. Digamos que ultimamente me había dado cuenta de lo especial que era la mujer con la que vivía, ¿por qué desperdiciarla?

capítulo treinta y uno: ¿Me estás dejando?


{Narra ________}


Mi relación con Harry ultimamente era miel, rosas y cielos despejados. Todo marchaba sobre ruedas y lo bueno fue que ni mencionó lo sucedido el fin de semana. Había pasado una semana desde el campamento y agradecí desde el fondo de mi corazón la comprensión del doctor en no decirle nada a Harry sobre mi estado.

Flashback.

—Señora Styles, eso se ve verdaderamente mal —anunció cuando vio mi planta del pie mientras acomodaba sus gafas.
—Señorita Thompson, doctor —lo corregí—. Y sí, se ve muy mal.. pero tiene una razón para lucir así —el doctor puso su vista en los papeles que traía y garabateó algunas cosas en su planilla.
—Bien, hábleme sobre la razón para que su herida no haya sanado aún.
—Creo que debe imaginárselo —comenté con la voz algo quebrada. Me dolía hablar sobre mi problema, mi maldito problema con el que nací en la sangre. Era algo que no podía ocultar, tampoco podía mentir, aunque era todo lo que estaba haciendo ahora con Harry. El doctor levantó la mirada y me observó a través de sus enormes gafas y luego entrecerró sus ojos.
—¿Cómo dice, señorita Thompson? —intentó corregirme.
—Lo que oyó doctor, sabe que no hay muchas razones posibles.
—Discúlpeme si la corrijo pero hay una infinita lista de las razones por las cuales su pie puede no haber sanado —susurré el nombre de mi problema y el doctor dudó unos segundos qué decir.
—Está bien, no necesita decir nada al respecto. Lo tengo por herencia y es algo con lo que aprendí a vivir. Sólo.. no se lo diga a Harry —me miró durante unos largos segundos como si estuviera intentando adivinar mi intención pero es que no había una razón oculta. No quería que Harry supiera la única cosa que llega a humillarme de mi vida y de lo que me averguenzo completamente.
—Disculpe mi atrevimiento pero debo preguntarle esto. ¿Usted está manteniendo relaciones sexuales con su pareja?
—¡No! —dije mientras me sentaba brúscamente en la camilla y agitaba las manos en el aire en signo de negación—. No, no, no, no. Nunca lo pondría a él en riesgo, nunca me atreveria a arruinar su vida de esa forma. Claro que no, doctor.
—Cálmese señorita Thompson, yo no puedo mentir acerca de los pacientes.
—Doctor, se lo ruego por favor. No se lo diga a Harry, por favor —supliqué con la voz más suave y delicada que me salió. El doctor parecía ser un hombre de bien, por lo cual supuse que respondería a mis súplicas.
—Bien. No diré nada al respecto pero usted —habló mientras me señalaba con su lapicera color azúl—. deberá comenzar a cuidarse y comenzar a pensar cuándo decirle a su pareja su estado. En un momento de descontrol hormonal la situación se le puede ir de las manos, señorita Thompson.
—Sí, doctor, lo sé. Pero no se preocupe, me queda poco tiempo con Harry. De todas formas.. gracias por guardarme este secreto. Se lo agradeceré toda mi vida.

Fin flashback.

Era una tarde de jueves. Harry había ido a casa de los chicos a pasar la tarde, me costó bastante convencerlo de que podía quedarme sola y que llamaría a las chicas durante su ausencia —aunque fuera una mentira para que se despejara— pero al final aceptó. Me encontraba sentada en el sofá comiendo unas palomitas que había preparado hacía apenas diez minutos atrás para comenzar a ver una película que pasaban por cable la cual se veía bastante interesante, cuando sonó el timbre. Fruncí el ceño y dejé el pote de palomitas a un lado mientras me ponía de pie. Mi herida había cicatrizado gracias al medicamento que el doctor me facilitó y a un reposo exhaustivo que Harry me obligó a tener. El timbre sonó otra vez, irritándome.
—¡Ya voy, ya voy! —grité molesta. Al abrir la puerta me encontré con la cara del diablo arreglada con rimmel y labial rojo.
—¿Qué tal, Nessy? —me crucé de brazos debajo del marco de la puerta y la miré despectivamente.
—¿Qué quieres en mi casa? —pregunté intentando parecer lo más grosera posible.
—¿Tú casa? —contestó con otra pregunta algo burlona—. Déjame recordarte que esta es la casa de Harry Styles, no de la fracasada de Nessy pelotita Thompson.
—¿Qué carajo es lo que quieres, Zoe? —repetí mordiéndome la lengua y aguantando las ganas de tirarme encima suyo y arrancarle las extensiones de pelo negro que lucía cada vez que se le presentaba la oportunidad.
—Bueno, venía a ver como se encontraban. Luego de mi última visita Hazza me ha llamado unas escasas veces, sin contar ayer, por lo cual me pasé un momento para ver si tenía unos minutos para mi —¿Harry la había llamado ayer? ¿Por qué me sorprendía? ¿En qué momento Harry dejó de ser el mujeriego desinteresado y se convirtió en un hombre de palabra que me quería? Definitivamente fui muy estúpida como para creerme su cambio repentino de personalidad. Dios, era una imbécil.
—Lamento arruinar tus ilusiones pero Harry no está en casa —contesté de mala gana mientras la miraba a los ojos intentando desintegrarla, aunque era inútil.
—Oh bueno, entonces me tendré que conformar contigo —contestó con una sonrisa cínica mientras entrelazaba sus manos delante de su cuerpo como una niña pequeña e inocente.
—Lamento arruinar otra vez lo que queda de tus ilusiones pero no me interesa hablar contigo, así que puedes retirarte —intenté cerrar la puerta pero ella la detuvo atravezando su tacón de 10 cm. de alto.
—Vamos Nessy, recordemos viejos tiempos en el secundario. Será divertido.. además, huelo a palomitas. ¡Amo las palomitas! —gritó emocionada mientras me tomó desprevenida y dando un fuerte empujón a la puerta la logró abrir estampándome contra la pared y pasando sin siquiera tener que empujarme o moverme del camino. Cerré mis ojos y conté mentalmente hasta diez antes de correr a la cocina por un cuchillo y cortarle el cuello. Luego de cerrar la puerta caminé lentamente hacia el living intentando que cada paso fuera eterno, intentando que mi alegría momentánea de no ver su rostro se extendiera al menos un poco. Pero en menos de diez segundos estaba parada justo a un lado del sofá donde ella se encontraba cómodamente sentada y comiendo MIS palomitas.
—Siéntate Nessy. Somos amigas, conversemos un rato —solté una risa amargada y me mantuve en mi lugar—. Bien, como prefieras. Venía a preguntar como estaban las cosas con Harry. Quiero decir, ¿ya se dio cuenta lo mala que eres besando?
—Al parecer el esta encantado con mi mala forma de besar ya que no aleja sus labios de los mios ni un segundo.
—Wow, si que eres valiente, Nessy —maldita sea, ¿no podía olvidar ese apodo de mierda por un segundo?—. Tanto intercambio de fluídos creo que debería preocuparte —claro, esto debía pasar. Tenía que llegar la parte espantosa de la historia en la que la arpía llegaba con un secreto que podía destruir a la hermosa pareja. Había olvidado por completo que Zoe sabía mi maldito problema. Mierda, como maldigo ese día en el secundario en el que por accidente Demian y yo hablamos demasiado fuerte cuando Zoe pasaba casualmente caminando por el pasillo.
—¿Qué es lo que quieres? —pregunté intentando calmarme. Sinceramente, sabía lo que se venía a continuación.
—¿Por qué habría de querer algo? —preguntó elevando una de sus delgadas y negras cejas mientras se metía unas palomitas a la boca. Suspiré y traté de calmarme. Si me ponía histérica como siempre y comenzaba a gritarle o lloraba no ganaría nada.
—Mira, lo adivinaré por sentido común —comencé—. Tú quieres a Harry pero yo estoy en medio así que utilizarás mi enfermedad para alejarme de él y tener el camino libre. ¿Me equivoco? —aunque sabía que eso era naturalmente imposible esperaba realmente estar equivocada.
—Si que eres lista, Nessy. ¡Gracias por la idea! Todos sabemos que si Harry se entera de tu pequeño secretito no se te acercaría ni en un millón de años —auch. Eso dolió mucho más de lo que pensaba. Mi enfermedad era algo que me había perseguido toda mi maldita vida, estaba defectuosa. Nací defectuosa. Nací incapaz de ser amada o de poder amar a alguien. Siempre me preguntaba si mi enfermedad era cosa del karma y si en mi vida pasada quizás yo había hecho algo malo para merecer algo como esto pero siempre terminaba diciéndome que era cosa de azar y que al que le toca, le toca. Pero cada día me arrepentía más de haberle hecho firmar ese maldito papel a Harry. Quiero decir, él es Harry Styles y ahora está atado a permanecer junto a una mujer que no ama por un capricho mío. Fue sumamente egoísta lo que hice, fue algo desagradable, característico de una maldita perra. Pero.. quería sentirme bella y querida por una vez en mi vida. Sentía que estando a su lado iba a sentirme.. bien. Y en realidad, ahora que me ha aceptado un poco más, me siento excelente. Sus brazos son el lugar mas cálido en el que estuve alguna vez en mi vida, sus labios son la cosa más suave y dulce que probé y sus caricias definitivamente me llevan al cielo. Pero, ¿él que recibía a cambio? Estar con una persona que no quería, que ni siquiera encontraba atractiva. Y para sumarlo, ni siquiera podía usarme. Si al menos tuvieramos sexo entonces el recibiría un poco de placer a cambio, pero no estaba recibiendo nada. Yo lo tenía todo y él estaba encerrado pasando sus días con una persona completamente detestable, desagradable, egoísta, malhumorada, fea y torpe como yo—. Si sabes lo que les combiene a ambos vas a alejarte sin que deba tentarte. Te daré tres días.
—¿Tres días? —pregunté estupefacta. Eso era un lapso de tiempo extremadamente corto para alejarme de la persona que más amo.
—Agradece que extendí el orginial plazo de diez horas. Bien —se puso de pie con una sonrisa y se acercó para abrazarme—. me alegro mucho de que nos hayamos entendido, Nessy. Suerte con tus problemas de salud y espero que Harry sepa entender tu rápida partida —sonrió y se alejó cerrando la puerta suavemente y dejando el departamento en un silencio tétrico. Me dejé caer en el sofá y me quedé un largo tiempo mirando la nada y pensando en cómo le diría a Harry que me iría. El lapso de los cuatro meses aún no había acabado y el juez estaría furioso si visitaba de nuevo el juzgado pero me temo que diciéndole mi situación de salud el debería entender. Y en cierto modo.. le agradecí a Zoe. Alejarme de Harry era lo mejor para él. Por primera vez desde que lo conocí debía dejar de ser egoísta y pensar también un poco en su salud y en su bienestar. Luego de estar media hora aproximadamente mirando la nada metida en mi propio mundo oí la puerta abrirse.
—¡__________! ¡Ya llegué! —gritó desde el hall. No contesté, prefería repasar bien lo que iba a decirle. Mis manos sudaban y sentía que en cualquier momento explotaría de los nervios—. Hey, ahí estás —oí su vos masculina detrás del sofá. Sentí su respiración chocar primero con mi cuello y luego se dirigió a mi oído—. Te he extrañado estas horas —con suma dificultad me alejé de él y me puse de pie. Refregué las palmas de mis manos sobre mis jeans y me acomodé un poco el cabello tragándome las lágrimas. No llores ___________, no llores—. ¿Sucede algo? —pregunto frunciendo el ceño mientras daba la vuelta al sofá y se paraba delante mio. Mierda, ni siquiera podía mirarlo a los ojos. Esas perlas color verde agua marino iban a matarme. Tomé aire y me preparé para su reacción fuera cual fuera.
—Harry, esto acabó —y así daba por finalizada la mejor relación de toda mi vida. Los mejores momentos de toda mi maldita vida, y le decía adiós al aire que necesitaba para respirar. Me miró sin expresión alguna en el rostro por unos segundos y luego rió.
—Ya nena, no bromees —le dirigí una mirada seria haciendo que borrara su sonrisa y me mirara de la misma manera. Frunció el ceño—. ¿A qué te refieres con que esto acabó? —preguntó con la voz algo irregular.
—Me iré mañana por la mañana de nuevo a mi casa, Harry. Esto.. no funciona —era una de las peores mentiras que había escuchado. ¡Estaba funcionando todo perfectamente! Hasta que llegó esa maldita perra con tacones y tuvo que arruinarlo todo como siempre. Como siempre sucedía en mi vida, como todas las tragedias por las cuales tenía que pasar.
—¿Qué? No puedes, el juez no lo permitió. Deberás quedarte hasta completar los cuatro meses —¿el estaba intentando hacer que me quedara? Carajo, se suponía que yo era un estorbo en su vida. Se suponía que él debía estar feliz de que yo me alejara, de que podría volver a su vida de estrella del pop rodeado de mujeres bellas con las cuales podría tener sexo cada cinco minutos. Se suponía que esto no pasaría. Se suponía que no debía importarle.
—Hablaré con el juez, Harry. No puedo quedarme —intenté caminar hacia las escaleras ya que sentía las lágrimas apunto de caer pero el me tomó de la muñeca impidiéndome continuar.
—¿Por qué quieres irte? ¿Qué he hecho mal esta vez? —preguntó con la voz algo.. ¿quebrada? Ya, esto se me estaba yendo de las manos. ¿Quién era este tipo y qué había hecho con Harry Egocéntrico Styles?
—No es por ti, es por mi, Harry. Comprende —dije en un hilo de voz. Entonces su expresión blanda se endureció y su ceño se frunció peor que hace cinco segundos atrás.
—Es tan típica esa, búsca otra —suspiré y traté de calmarme. No quería discutir con él, no tenía los ánimos suficientes como para hacerlo.
—Harry, no lo compliques. Por favor.
—¡Quién mierda entiende a las mujeres! —fruncí el ceño sin comprender su punto—. ¡Me obligas a casarme contigo, me obligas a no salir con otras, me obligas a pasar tiempo contigo, me obligas a compartirlo todo, me obligas a quererte y ahora que lo estoy haciendo todo te vas! ¡¿Cuál es tu maldito problema?!
—¡Yo no te obligué a nada además del matrimonio! ¡Y si me quieres es porque tu corazón lo demanda, no porque yo lo digo! —ahora mis ojos estaban a punto de revalsar.
—No, _________. No con el llanto barato de telenovela. ¡No a mi! ¡He dejado muchas cosas por ti! ¡He cambiado por ti! ¡He hecho mil cosas, todo por ti! ¡Maldita sea, no puedes dejarme! —no podía creer lo que oía. El me pedía a gritos que no lo dejara.
—¡Harry entiende! ¡Es por tu bien! ¡Se suponía que yo era un estorbo! ¡Creía que me odiabas, que no veías la hora de alejarte de mi! ¡De que los cuatro meses acabaran para poder seguir con tu vida! ¡Creía que yo era la única que ponía amor aquí!
—¡Pues estabas muy equivocada! Al principio lo admito, no podía verte si quiera pero luego comenzaste a gustarme hasta llegar al punto de quererte demasiado hasta que doliera y reprocharme a mi mismo lo mal que estaba. ¡Yo no me enamoré nunca en mi vida! —habló con una risa irónica pero dolida que me dolió hasta a mi—­. Y aquí me tienes, rogándote para que no te vayas. Piensa en lo poco que he obtenido de esto, siempre has obtenido todo tu. Todo el beneficio ha sido para ti. Si al menos sientes algo de cariño por mi, quédate.
—Harry —mis ojos ya parecían cataratas a estas alturas y sentía que mi corazón se hacía añicos—. Creeme, es lo mejor para ti. Es bueno que te alejes de mi.
—¿Qué es lo que me escondes, ___________? —su pregunta me tomó por sorpresa. No sabía que él creía que yo le ocultaba algo.
—Nada, Harry. No es nada
—Ambos sabemos que hay algo que no estás diciéndome. ¿Qué tienes? ¿Qué te pasa?
—Yo.. no puedo decírtelo —susurré intentando no quebrarme más de lo que estaba.
—¡Te juro que odio cuando te pones en modo egoísta! ¡He hecho muchas cosas por ti, __________! ¡¿Sabes lo difícil que fue no tener sexo para mi durante tanto tiempo?! ¡Lo deseaba, lo deseaba como un hombre en el desierto desea agua para beber! ¡Podría haber tomado mi maldita camioneta y me podría haber metido en un cabaret hasta el día siguiente y repetir eso cada noche! ¡Pero no lo hice! ¡No lo hice por ti! ¡Porque quería intentar quererte! Y en el interior duele porque aunque me lo haya negado hasta a mi mismo.. yo quería ser el primero. Yo quería ser tu primera vez —sentía como todo se desplomaba en tres.. dos.. uno.
—Harry.. no puedo, no soporto más.
—Pero aguanté tu maldito plan de virgen-hasta-que-me-amen sin protestar. Aunque me moría por hacerte mía nunca lo hice, siempre me detuve. Te respeté, te di tu espacio, te di un lugar en mi departamento, con mis amigos, en casa de mi familia, en mi corazón.. y ahora terminas conmigo.
—Harry..
—No, no digas más. Ya has dicho lo suficiente, sabía que el amor era una verdadera mierda —y en ese momento exploté. Sabía que era el final de lo nuestro así que si iba a acabar, que acabara por completo.
—Harry yo.. estoy enferma —frunció el ceño y me miró sin comprender. Tomé aire antes de continuar—. Tengo VIH.. tengo sida.

Capitulo treinta y dos: Can we do it all over again?


{Narra Harry}


Y entonces todo recobró sentido. Cada pieza, cada cabo suelto que había quedado encajó a la perfección. Ella estaba enferma. Eso explicaba el no querer salir de la carpa, eso explicaba su preocupación excesiva por la herida que se hizo en el pie, eso explicaba lo que me dijo el doctor, eso explicaba muchas cosas. Pero entonces.. ¿no se supone que no puede intercambiar fluídos con ninguna persona? Di un paso hacia atrás con el ceño fruncido y automáticamente solté su muñeca. Rió amargamente y se secó las mejillas con el dorso de su mano.
—Por esto fue exactamente por lo que no te lo he dicho.
—____________, tendría que haberlo sabido desde un principio. Quiero decir, debí haber tenido más cuidado —me miró dolida y luego agregó.
—¿Conmigo o contigo? —no respondí. Aunque no quise decirlo en voz alta me referí a tener más cuidado conmigo y la distancia que mantenía con ella ya que.. ¿y si me contagié? Me rasqué la nuca intentando no explotar de nuevo y suspiré contando mentalmente hasta diez.
—Mierda, tengo que hacerme unos análisis —subió las escaleras molesta y oí como su puerta se cerraba con fuerza. Me dolía lastimarla pero era una enfermedad grave y ella tendría que habérmelo dicho desde el primer día en que entró a mi departamento. Quiero decir, compartimos vasos, comida, nos besamos un centenar de veces. Me dejé caer en el sofá y mi cabeza daba vueltas y vueltas, pero no por el hecho de que yo quizás estaba infectado sino porque ella se iría. Me dejaría y yo.. estaba perdido sin ella. Luego de media hora aproximadamente oí un ruido estremecedor a mis espaldas, y cuando voltee vi una maleta tirada en el suelo, y luego otra rodó por las escaleras. Subí mi mirada y ahí estaba ella, se había cambiado de atuendo y al parecer estaba más que decidida a irse. Por los lentes de sol adiviné que había estado llorando.
—__________ —la llamé pero me ignoró por completo. Tomó ambas maletas de las manijas y las arrastró con dificultad hasta la puerta.
—Mierda —murmuró buscando algo. Volvió a caminar hacia las escaleras, esquivándome como si yo fuera un pedestal de adorno y subió. Caminé hasta la puerta y me apoyé cruzado de brazos esperando a que ella bajara. Al verme ahí parado bufó con malhumor—. Hazte a un lado, Harold —me dijo Harold.. estaba molesta, muy molesta.
—No vas a irte. No sin darme explicaciones primero —suspiró con fuerza y se cruzó de brazos mirándome o no, no lo sabía con esos ray ban negros—. Sin los lentes.
—Suficiente con que te estoy escuchando, no me quitaré los lentes. Habla —bien, algo es algo.
—¿Por qué nunca me lo dijiste? —se mordió el labio inferior unos segundos y luego habló.
—¿Acaso no viste tu reacción hace media hora? ¿Crees que sabiendo que soy una 'sidosa' ibas a tocarme o siquiera querer compartir aire conmigo? La gente es injusta y cruel Harry, ni siquiera saben lo que el sida causa o cómo se transmite. Y voy a decírtelo para que la próxima vez que conoscas a alguien con esta enfermedad, pienses dos veces —su tono de voz se elevó al punto de casi gritarme en la cara —. La única forma de contraer sida es mediante herencia o relaciones sexuales, punto. No hay más, no importa saliva, no importa compartir cosas, cama, aire, lo que sea. Lo único que pudo haber hecho que yo te contagiara es tener sexo contigo, ¿y lo hice? Podría haber sido una maldita perra egoísta y no interesarme por tu salud, pero ¿por qué crees que te traté de aquella forma en la carpa el otro día? Si mi sangre ingresaba a tu organismo probablemente te habrías contagiado, por eso no dejé que te me acercaras —suspiró y luego se quitó los lentes dejando ver sus hermosos ojos revalsando de lágrimas al mismo tiempo en que su voz se ablandaba notablemente—. Siempre he pensado en ti primero, Harry. Pero sé que aquel día en la firma de autógrafos fue un enorme error. Conocerte fue un error, amarte hasta que duela fue un error. Entregarte mi corazón cada maldito día fue un error. Esto es un error. Y así como has hecho hace un rato, aléjate de mi. Es lo mejor para todos —me hice a un lado aceptando lo que vendría después y luego de que se pusiera los lentes y tomara ambas maletas salió del departamento cerrando con fuerza. ¿Qué hubo luego de eso? Silencio. ¿Qué habría de ahora en más? No lo sabía. ¿Qué había después de ella?.. Definitivamente después de ella no había nada. Luego de su partida me tiré en el sofá y no se en qué momento me quedé dormido pensando en que quizás ella podía regresar. Tenía la pequeña luz de esperanza en mi interior de que todo esto fuera un sueño o una broma. Luego de un tiempo, no se cuánto exactamente, oí que golpeaban la puerta. Me puse de pie y mientras me tallaba los ojos caminé hasta allá. Lo único que recuerdo era que vi a Demian ahí y el resto está borroso..

{Narra ___________}

Irme de esa casa había sido lo más difícil que tuve que hacer en toda mi vida. Sin dudas lo que más me dolía era ver la cara de sufrimiento con la que Harry me miraba cuando me iba pero a pesar de aquello el se hizo a un lado y me dejó ir. Así como así, sin discutir un poco más, sin luchar un poco más para que me quedara. La verdad es que no sabía como seguía mi vida ahora. Me subí al despampanante convertible rojo, el cual al día siguiente iba a devolverle a Harry, y conduje sin rumbo alguno. No sabía a dónde quería ir. La casa de mis padres ya no era mi casa.. tenía 21 y no podía continuar viviendo ahí y siendo un estorbo para ellos. Mi hogar era ese departamento en el centro de Londres junto con ese castaño despeinado que me ponía los nervios de punta. Esa era mi casa, ese era el único lugar donde sentía que pertenecía realmente. Pero después de todo, él me había dejado marchar. Luego de un largo rato de conducir por calles desiertas sus palabras inundaron mi mente como un fuerte golpe en el estómago.

—¿Por qué quieres irte? ¿Qué he hecho mal esta vez?

—¡He dejado muchas cosas por ti! ¡He cambiado por ti! ¡He hecho mil cosas, todo por ti! ¡Maldita sea, no puedes dejarme!

—¡Yo no me enamoré nunca en mi vida! Y aquí me tienes, rogándote para que no te vayas. Si al menos sientes algo de cariño por mi, quédate.

—Y en el interior duele porque aunque me lo haya negado hasta a mi mismo.. yo quería ser el primero. Yo quería ser tu primera vez.

Di vuelta el auto en una maniobra totalmente suicida y volví camino al maldito departamento. Harry ya lo sabía, ya se lo había dicho, ¿qué otra cosa peor podría pasar? Al menos quería oír de sus labios que no quería volver a verme. Pero al llegar me llevé una sorpresa desagradable para cualquiera.
—¡Harry! —grité cuando lo vi tendido en el suelo. Corrí hasta el y me dejé caer de rodillas a su lado—. Harry, Harry abre los ojos —¡¿Qué mierda le había pasado?!—. Harry, debo llevarte al hospital, ayúdame en esto cariño —susurré mientras pasaba uno de sus brazos por mis hombros, estaba completamente inconsciente. Lo llevé a duras penas hasta el auto y lo recosté en el asiento trasero. Corrí hacia el otro lado y pisé el pedal a fondo dirigiéndome hacia el hospital. Mierda, ¿qué fue lo que le había pasado? Entonces mi mente se iluminó por completo.. Demian. Había hablado con él luego de discutir con Harry cuando subí a mi habitación, ¿acaso nunca aprendo? Demian es demasiado impulsivo. Apenas llegamos al hospital entré gritando que necesitaba ayuda así que dos enfermeras salieron con una camilla y se llevaron a Harry. Hacía exactamente una hora y media que estaba sentada en la maldita sala de espera sin noticias de él. Estaba comenzando a desesperarme, caminar de un lado al otro y me había quedado sin revistas para leer. Y entonces, cuando mi cordura pendía de un hilo, oí al doctor.
—¿Señorita Thompson? —preguntó acercándose a mi. No se si fue casualidad o a propósito pero era el mismo doctor que me había atendido cuando me lastimé el pie. Me paré al instante y me acerqué a él mientras jugaba nerviosa con mis anillos.
—Doctor, ¿cómo está Harry?
—¿Me acompaña por aquí, señorita Thompson? —asentí sin comprender qué sucedía y luego lo seguí hasta un pasillo blanco que tenía varias puertas. Entró a una y noté que estábamos en su oficina—. Cierre la puerta al pasar—. comentó mientras se sentaba del otro lado del escritorio. Obedecí y luego me senté enfrente suyo—. Es bueno verla.. no en estas condiciones pero me alegra saber que está bien.
—Sí, el medicamento me ayudó muchísimo doctor, pero.. necesito saber como está él —soltó un suspiro pesado que no me alentó para nada. Se acomodó las gafas y se reclino hacia adelante un poco en el escritorio entrelazando sus manos.
—¿Qué fue lo que le pasó? —preguntó en tono suavizado.
—Yo.. no lo sé, pero estoy casi segura de que peleó con mi primo al cual se le va la mano muchas veces.
—Bueno, esta vez se le fue la mano de verdad —miré fijamente al doctor y sentí como un nudo se instalaba en mi garganta.
—Doctor.. —miré su apellido en la placa y hablé—. Yenkins, necesito que me lo diga.. —suspiró y luego se puso de pie. Tomó dos placas y las colocó el la pantalla iluminada donde se pueden ver. Encendió la luz y luego me hizo señas para que me acercara.
—Bueno, el señor Styles al parecer ha tenido un leve traumatismo de cráneo —me paralicé—. Él está bien —solté todo el aire que tenía guardado y traté de calmarme—. Está totalmente fuera de riesgo ya que como le dije es leve, pero el área donde se golpeó al parecer alteró un poco otros sitios más delicados.
—¿Qué me quiere decir con eso? ¡Dígame de una vez qué es lo que tiene! —mis ojos se llenaron de lágrimas y me traté de calmar mentalmente.
—El señor Styles tiene una pérdida temporal de la memoria —bien, todo se había ido totalmente a la mierda. ¡¿Pérdida temporal de la memoria?!
—¿Eso significa que el no recuerda nada?
—No, pero no durará mucho. Algunos días, una semana quizás para que sus recuerdos vuelvan a él como un flash y luego estará como nuevo otra vez. Como ya le dije —apagó la pantalla y volvió a su escritorio—. No es nada de qué preocuparse, está fuera de cualquier peligro.
—¿Me está diciendo que él no recuerda absolutamente nada?
—Bien, de eso no estoy muy seguro. Se verá cuando despierte.
—Doctor —se oyó una voz femenina en la puerta—. el paciente de la habitación 103 acaba de despertar.
—Gracias Helen —dirigió su mirada a mi y elevó las cejas—. Al parecer podremos averiguarlo ahora. Sígame —ambos caminamos a través de los pasillos blancos y limpios del hospital y llegamos delante de una puerta con un número totalmente legible para cualquiera. 103. El doctor abrió y me dejó pasar a mi primero. Observé la habitación con delicadeza y luego posé mis ojos en el castaño que estaba sentado ahí mirándome curioso.
—_____________ —¿me recordaba? ¿Él me recordaba?
—Buenas tardes, Harry. ¿Cómo te sientes? —preguntó el doctor al entrar a la habitación y acercarse a Harry.
—Confundido —frunció el ceño—. ¿Qué fue lo que pasó?
—¿Qué es lo último que recuerdas, muchacho? —el doctor escribió algunas cosas en su planilla y luego lo miró a través de sus gafas.
—Iríamos de campamento con los chicos, yo me encontraba preparando las maletas.. y luego no recuerdo nada más. ¿Me desmayé?
—Sí —contesté automáticamente. El doctor me miró elevando una ceja y yo continué—. Te bajó la presión y te desvaneciste ahí mismo, te traje al hospital y estuviste inconsciente un buen rato.
—¿Estoy bien, doctor? —el doctor suspiró y volvió su vista a la planilla.
—Si Harry, estás en perfecto estado. ¿Podrías venir a visitarme en una semana? Tendré que hacerte algunos análisis para asegurarme de que estás completamente bien.
—Claro, no será problema.
—Bueno chicos, espero no volver a verlos —ambos reímos y verlo reír fue como un diluvio en el desierto.
—Gracias doctor —salió de la sala y solo quedamos Harry y yo. Él se puso de pie y automáticamente se tocó la cabeza.
—Auch —me acerqué y toqué suavemente su cabeza.
—¿Te duele? Te golpeaste cuando caíste desmayado —Dios, mi facilidad para inventar cosas era impresionante. Se me quedó mirando unos largos segundos y luego solo se acercó y me besó. Entonces apareció ese maldito diablo adentro que todos tenemos llamado consciencia. Y al parecer llegó para arruinarlo todo. Me sentía pésimo por mentirle, pero.. si él en unos días recordaría todo e íbamos a separarnos de todas formas.. mentir un poco no mataría a nadie, ¿cierto? Nos separamos por la falta de aire y lo miré a los ojos.
—¿Qué fue eso? —pregunté.
—Un beso, ¿sabes lo que son los besos? —reí y luego suspiré. Debía disfrutar este corto lapso de tiempo mientras durara.. sería feliz un poco más.
—Hmm.. creo que se me olvidó.
—Entonces te haré recordar —se acercó y volvió a besarme pero sus labios no sabían dulces. No sentía ese hormigueo que solía sentir cada vez que él me tocaba o me besaba, y quizás era porque dentro mío sabía que él me estaba besando porque no recordaba nada de estos últimos días. El me besaba porque yo lo estaba engañando.. y cuando recuperara la memoria el sabría mi enfermedad y la cosa se pondría peor.. ¿y si me odiaba?

Capitulo treinta y tres: Should've said no.


{Narra Harry}


¿Nunca les ha pasado que sienten un vacío en su interior? ¿Como si supieran que algo les falta pero no saben bien qué es? Eso era exactamente lo que yo sentía luego de despertar en el hospital.
—Harry —oí un suave susurro en mi oído—. Harry, despierta.
—Hmm —me removí entre las sábanas, abrí un ojo lentamente y lo primero que vi fue su rostro. Sonreí.
—Me voy a la Universidad —volvió a susurrar.
—No —hablé ronco por el sueño todavía. Estiré mis brazos y la atraje hacia mi cuerpo sosteniéndola con fuerza y manteniéndola inmóvil—. Quédate conmigo..
—No Harry, suéltame —contestó divertida.
—Vamos, puedes faltar un día..
—Ya falté ayer, no volveré a faltar —y era cierto. Ayer le rogué tanto que se quedara que terminó aceptando y nos pasamos todo el bendito día juntos.
—No entiendo para qué estás estudiando —comenzó a trazar círculos con su dedo índice en mi pecho desnudo, algo que me daba cosquillas pero que se sentía malditamente bien.
—Tengo que trabajar de algo. No me mantendrán siempre mis padres.
—No, me tienes a mi —suspiró y entonces se alejó de mi. Fruncí el ceño y la miré ponerse de pie.
—Me voy, te veo luego —y se fué. ¿Acaso había dicho algo malo? ¿La habré ofendido de alguna manera? Me quedé un largo rato pensando en por qué rayos se había ido así y luego me quedé dormido. Desperté a eso de las 10 y me encontraba sentado en el sofá cuando recibí una visita definitivamente no grata.
—¿Zoe? ¿Qué haces aquí? Creí haberte dicho que no quería volver a verte —fui directo y conciso. No iba a darle vueltas al asunto, ella había lastimado a _________ en el secundario y no dejaría que su presencia le molestara a la persona con la cual convivía.
—Buenos días, Zoe. ¿Cómo estás? Bien Harry, gracias por preguntar —puse los ojos en blanco y luego me crucé de brazos mirándola.
—¿Qué es lo que quieres? —se entrelazó ambas manos detrás de su cintura haciendo que su cuerpo se inclinara escasos centímetros hacia adelante resaltando increíblemente sus pechos, los cuales no pude evitar mirar por una milésima de segundo. Quiero decir, soy un hombre. Y no cualquier hombre, soy Harry Styles. Ni siquiera yo me creo que he estado con abstinencia sexual por más de dos meses.
—Bueno, me pasaba para preguntar como estaban las cosas con ____________. Quiero decir, ¿ya se ha ido? —pregunto entrando a la casa y haciéndome a un lado. Fruncí el ceño mientras cerraba la puerta y daba un largo suspiro antes de soltarle un sinfín de insultos a la despampanante morena que acababa de irrumpir en mi departamento.
—¿De qué hablas, Zoe? ¿Por qué se tendría que haber ido? —pregunté cruzado de brazos en el umbral de la entrada al living mientras la observaba sentarse en el sofá y subirse la falta más de lo normal. Tenía largas y bronceadas piernas, tentadoras para cualquier hombre que no haya tenido sexo durante dos meses. O para cualquier hombre y punto.
—Ya te ha dicho lo de su estado, ¿cierto? —mis músculos se tensaron y sentí una pequeña puntada en la boca del estómago sin razón alguna.
—¿Su estado? Deja de dar tantas vueltas y dímelo de una vez, Zoe —le exigí con los dientes apretados intentando no desesperarme. Me acerqué a donde se encontraba y ella se puso de pie para mirarme a los ojos con una mueca de tristeza.
—No te lo ha dicho aún, ¿cierto? ¿Continúa jugando contigo? —suspiró y negó con la cabeza mirando hacia abajo y luego volvió a mis ojos—. __________ está enferma. Ella tiene sida —y entonces un torbellino de recuerdos me asaltó de golpe como una fuerte cachetada de la realidad. Ella ya me lo había dicho, habíamos discutido y se había ido. Luego llegó el imbécil de Demian y así fue como acabé en el hospital. Entonces, ¿por qué me había mentido? Sentí la ira y el dolor recorriendo mis venas al igual que la heroína lo hacía cuando te la inyectabas. Ella me había mentido, me había engañado. Nuestra relación eran puros engaños de su parte. Maldita—. ¿Te sientes bien, Harry? —me mordí el labio inferior y pensé un segundo lo que iba a hacer pero al sentir toda la ira por el engaño de ___________, estuve seguro.
—¿Te apetece conocer mi habitación, Zoe? —ella lo miró y elevó una ceja.
—Wow, Harry Styles invitándome a su habitación. Esto es nuevo, hace cinco minutos estabas echándome a patadas. Pero.. si me lo pones así —se acercó y jugó con los primeros botones de mi camisa—. claro, me encantaría conocer tu cama —la tomé de los muslos y la levanté mientras le plantaba un beso desesperado, lleno de ira, de lujuria acumulada, de deseo pero no por ella, sino por otra mujer que venía volviéndome loco pero que ahora me había traicionado. Y bueno, ahí estaba Zoe, dispuesta a abrirme las piernas en caso de que lo necesitara y no me costó mucho arrojarla sobre la cama.
—No saldrás de aquí hasta que no sean la una —fue lo último que dije antes de tirarme encima suyo como si yo fuera un león hambriento por semanas y ella fuera un trozo jugoso de carne. Y así fue, no la dejé salir de la habitación hasta que el reloj no dio a la una, cuando poniéndose mi camisa decidió bajar a beber algo. La verdad es que necesitaba tener sexo, no me consideraba ninfómano pero cualquier hombre necesita su dósis mensual de placer. Sino creo que nos volveríamos locos. Y es que así estuve yo durante dos meses, loco de remate. Luego de varios minutos pude oír la puerta de abajo abrirse así que solo en boxers bajé las escaleras como si fuera lo más natural del mundo. ___________ venía entrando y al verme en boxers sus labios se curvaron hacia arriba mientras dejaba las llaves sobre la pequeña mesa del hall.
—Podría acostumbrarme a ser recibida así todos los días —comentó con una sonrisa pero se borró al instante cuando Zoe salió de la cocina con un vaso de agua en la mano y se apoyó en el marco de entrada al living. Y ahí estábamos, __________ a unos cuantros metros delante mio, yo parado en el último escalón de las escaleras y Zoe en el marco de la cocina. Un perfecto triángulo de miradas llenas de muchos sentimientos. Resentimiento, odio, envidia, celos, dolor, ira, satisfacción, entre otros.
—Esto es increíble —dijo ella rompiendo con el silencio mientras reía amargamente. Caminó hacia mi y por un segundo creí que iba a golpearme pero en lugar de eso pasó por mi lado dándome un leve empujón y subió las escaleras sin decir ni una palabra más.
—Será mejor que te cambies y te vayas —le solté a Zoe antes de subir detrás de __________—. Te llamaré luego —sonrió y asintió mientras yo subía las escaleras. Noté que la puerta de su habitación estaba abierta así que no dudé en recargarme sobre el marco y cruzarme de brazos mientras la miraba poner toda su ropa en unas maletas de color olivo.
—¿Te vas de nuevo? —pregunté con cierto tono burlón. La verdad es que no tengo idea de cómo hacía para hablar así si por dentro me estaba cayendo a pedazos porque todavía tenía su cara de tristeza y dolor cuando vio a Zoe clavada en mi mente.
—Sí, y esta vez no voy a regresar —oí su voz quebrada y entonces me maldije. Detestaba verla llorar, pero más odiaba que llorara por mi. Quiero decir, si llorara por otro idiota iría corriendo para romperle la cara pero siendo así el caso no me mataría a golpes a mi mismo.
—Dime solo una cosa.. ¿a qué volviste? ¿Acaso te olvidaste algo? —cerró su maleta con fuerza y luego se dirigió a abrir otra. Nunca había notado la cantidad de ropa que había traído. ¿Pensaba quedarse por siempre? Y la verdad es que la simple idea me agradaba.. mucho.
—No, sabía que había dejado mi dignidad en tus manos pero volví porque —se sorbió la nariz y luego volteó para enfrentarme. Cada músculo tenso de mi cuerpo se relajó al instante cuando sus ojos avellana se encontraron con los mios—. pensé en todo lo que me habías dicho y ya sabías sobre mi enfermedad, quería que tu me dijeras que me fuera. En el mejor de los casos no te habría importado mi situación médica y me habrías abrazado y besado de todas formas pero ahora recuerdo quién es el verdadero Harry Styles —volvió a sus maletas y comenzó otra vez a guardar más y más ropa—. Sabía que tarde o temprano ibas a follarte a Zoe. Solo que.. verlo fue diferente que imaginarlo. Dolió bastante..
—Creo que eres la persona menos indicada para estar dolida —detuvo sus acciones y se volteó para mirarme con el ceño fruncido.
—¿Qué? —la miré fijo y volví a sentir aquella ira y dolor que sentí cuando Zoe me dijo lo que __________ me había estado ocultando estos días luego de lo del incidente del hospital.
—Recuerdo todo y no puedo creer que me hayas mentido.. otra vez. Quiero decir, la primera vez fue entendible, no era fácil para ti hablar de tu enfermedad pero, ¿dos veces? Me dolió, nena. Me dolió mucho.
—¿A ti te dolió? —preguntó con una pizca de sarcasmo en su voz. Se acercó otra vez y se paró delante mio—. ¿Crees que a mi no me dolió la forma en la que te alejaste de mi luego de que te lo dijera? ¿Y con eso de 'mierda, tengo que hacerme unos análisis'?
—Fue mi primera reacción, ¡estaba asustado! ¿Qué querías que dijera?
—¡Que me consolaras al menos! ¡Estaba que me caía a pedazos delante de tus narices y tú solo pensabas en unos estúpidos análisis los cuales darían negativo!
—¡Bien, lo siento! ¡Necesitaba unos segundos para procesar aquello tan grande que acababas de decirme! ¡No fue fácil para mi! —rió de nuevo con amargura y sus ojos se volvieron a aguar. Mierda, comenzaba a odiarme a mi mismo. Creo que darme una buena golpiza no era tan mala idea.
—¿No fue fácil para ti? ¿Y crees que lo fue para mi? Tu solo tenías que.. asimilarlo y ya. Yo he vivido con esto ¡toda mi maldita vida! Decírtelo fue lo más difícil que hice alguna vez, y luego tenía que volver a decírtelo porque lo habías olvidado. ¡Harry, no podía! ¡El dolor me consumía viva recordando tu reacción la primera vez, sabía que no aguantaría una segunda reacción de tu parte! ¡Creía que si disfrutaba de tu compañía mientras no recordabas nada luego, cuando lo recordaras todo, entenderías! ¡Pero en lugar de eso te encierras en tu habitación con una de tus putas y la follas hasta que te quedas sin energías y a ella la dejas sin caminar durante dos meses! ¡Gran forma de descargarte! ¡Muy a lo Styles! —las últimas oraciones las gritó llena de ira. La quería hacer enojar con lo de Zoe pero creo que se me había ido la mano.
—De todos modos, lo necesitaba —contesté de mala gana en tono bajo.
—Oh, lo siento. Siento por no poder abrirme de piernas frente a ti y dejar que me des toda la noche. ¡Lo siento por querer tu salud por encima de lo que yo deseaba y quería con todo mi ser! ¡Lo siento por ser tan comprensiva!
—___________, estamos discutiendo por algo sin sentido. Lo de Zoe fue solo un polvo, ya está. Olvídalo —entrecerró los ojos y luego soltó con un hilo de voz.
—Pero lo de mi enfermedad no podremos olvidarlo. Y tienes razón —caminó de nuevo hacia sus maletas terminando de guardar la ropa y cerrándola con fuerza casi rompiéndola—. Esta discusión no tiene sentido y no nos llevará a ningún lado —tomó sus maletas y las arrojó de sobre la cama. Las comenzó a arrastrar hacia la puerta y me dio un empujón para poder continuar su recorrido.
—__________, espera. No te vayas —rogué siguiéndola por las escaleras mientras arrojaba las maletas al suelo. Mierda, iba a romper el parqué del living. Era la segunda vez que arrojaba sus maletas desde arriba de las escaleras. Bajó seguida por mi y las arrastró hasta la entrada dejando largas y marcadas rayas en la madera pero que a mi no me importaron—. ___________, lo siento. No te vayas, por favor.
—Debiste haberlo pensado antes de acostarte con Zoe. Ya es tarde, tú y tu testosterona que te maneja la vida se pueden ir bien a la mierda —y diciendo eso como su última palabra, salió cerrando la puerta con fuerza. Sentí como lentamente mis ojos se ponían cristalinos y fruncí el ceño. ¿Yo llorando por una mujer? Vaya, eso era nuevo. Pero no era cualquier mujer, era ______________, MI ______________.
—¿Harry? —oí una suave y femenina voz a mis espaldas, y aunque mi ilusión se volvió a encender por un segundo sabía que esa voz no le pertenecía a ___________.
—Zoe —comenté mientras me refregaba los ojos con fuerza—. Creí que ya te habías ido.
—Estoy por irme, ¿está todo bien, cariño? —cariño, como me habría gustado que esas palabras salieran de los dulces labios de _____________. Miré a Zoe por unos segundos y luego mis ojos se volvieron oscuros y mi voz baja.
—¿Estás muy cansada? —ella elevó una ceja y luego una sonrisa se asomó en sus labios.
—Depende para qué. No tengo ganas de hablar —me acerqué a ella y le arranqué la camiseta con facilidad.
—Tampoco yo, no te preocupes. No hablaremos.. algún que otro grito —rió y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba follándomela de nuevo.. pensando en ___________. Mierda, iba a costar sacármela de la cabeza. Sabía que no volvería, no dos veces. Mucho menos luego de la escenita que se formó cuando la vió a Zoe y de la discusión que tuvimos, pero me costaría sacarla de mis pensamientos. Más que a cualquier otra mujer.

Capitulo treinta y cuatro: You can't forget me.


{Narrador omnisciente}


Luego de aquella pelea ___________ volvió a su casa con sus padres refugiándose en el seno maternal que su madre le ofreció sin siquiera haberle dicho nada sobre lo sucedido. En cambio Peter, su padre, se mantuvo al margen y estuvo para ella cuando necesitaba un abrazo o simplemente un poco de compañía. La pequeña Diana apenas entendía qué era lo que le había pasado a su hermana pero solía visitarla en su habitación y pasar un rato conversando y riendo como solían hacerlo cuando __________ aún vivía allí y no tenía el corazón destrozado.
Por otra parte, Harry se había desquitado de una forma inhumana y completamente diferente. Su departamento era, sin dudas a primera vista, un cabaret. Estaba lleno de mujeres a cualquier hora, alcohol y cigarros por doquier. Hacía más de una semana que llevaba esa vida, no veía la luz del sol y tampoco a sus amigos o su familia. Pasada la semana Harry entendió que ella no iba a volver y eso lo único que hizo fue deprimirlo aún más. Pero como bien ella le echó en cara la última vez que hablaron, él se desquitaba echando un polvo. Era su forma personal de dejar los problemas y sentimientos ajenos a él pero estaba comenzando a cansarse de lo mismo cada día. Las mujeres no eran iguales, las tenía rubias, morenas, pelirrojas, con curvas, delgadas, atrevidas y tímidas, gritonas y silenciosas. Pero al final terminó dándose cuenta de que no importaba que tanto sexo tuviera, si no tenías algo de cariño en tu vida.. esta era una verdadera mierda. Y así era su vida desde que ella lo dejó, una tremenda mierda. No sentía piedad ni cariño por nadie, lo único que lograba hacer era extrañar su perfume por las noches y su tranquilo andar por el departamento en las mañanas. Su aliento mentolado chocar con sus labios y lo suave que era su cabello. Lo brillante que eran sus ojos al sol y la forma en la que su piel se erizaba debajo de su tacto. La extrañaba, la extrañaba de una forma sobrenatural. Pero no estaba dispuesto a dar el brazo a torcer, aún estaba molesto con ella porque le había mentido pero si un día tocaba a su puerta él estaba seguro de que la abrazaría y dejaría que toda muestra de rencor o otro sentimiento ajeno al amor se esfumara. La necesitaba como al aire para respirar pero era tan idiota que no movía ni un dedo para intentar recuperarla.
Por otra parte, _____________ se la pasaba las noches llorando, deseando encontrarse en los brazos cálidos de quien había sido su esposo hasta hace unos días atrás. El contrato había expirado y el juez les aceptó el divorcio. Ambos firmaron sin siquiera verse y todo acabó. Oficialmente estaba todo acabado, incluída su vida. __________ sabía desde antes de vivir con él que era el aire bajo sus alas pero luego de pasar tiempo con él y saber a qué sabían sus labios y lo protegida que se podía sentir bajo sus brazos comprendió que nada volvería a ser lo mismo luego de alejarse. El simple hecho de pensar que el podría estar viviendo su vida como si nada le daba escalofríos y le llenaba los ojos de lágrimas. Apenas comía y no salía de su habitación para nada. Sus padres de vez en cuando se pasaban por allí para asegurarse de que ella siguiera con vida pero sabían que su niña era ya mayor, tenía 21 y debía superar sus asuntos sola como la mujer que era. En los únicos momentos en que salía de aquellas cuatro paredes era para ir a la Universidad donde no hablaba con nadie, ni siquiera con sus amigas. Tenía miles de llamadas perdidas de ellas y ni hablar de los mensajes tanto de texto como de voz, pero no pensaba escuchar o leer ninguno. No le interesaba oír el típico sermón de amiga de que 'él no te merece, debes buscarte algo mejor. Hay miles de peces en el agua, sal y busca algún otro'. El problema era que sus amigas no entendían que una vez que probabas a Harry Styles, no te conformarías con otro hombre. Él no tenía comparación, a pesar de sus defectos y sus errores, él era el único capaz de hacerla sentir de aquella forma. Estaba deprimida, estaba en un hoyo oscuro de depresión y lo sabía, pero no estaba segura de querer salir de allí si eso implicaba aceptar que había perdido a Harry para siempre y que nunca iba a recuperarlo.

El sábado por la tarde ambos se encontraban en el mismo infierno que habían vivido todos estos días. Él en su casa con sus putas y ella en su habitación llorando hasta deshidratarse. Harry estaba haciendo un fondo blanco con media botella de Wisky que le quedaba cuando tocaron a su puerta. Más chicas, pensó él. Así que sin soltar la botella de sus manos caminó hasta allá pero se llevó una sorpresa.
—¡Amigo! ¿Te unes a la fiesta? —preguntó Harry señalándole a su amigo las cinco mujeres despampanantes que se encontraban en su sala bebiendo y fumando.
—Mierda, Harry. Te has ido al carajo, hermano —exclamó algo sorprendido el moreno observando a su amigo.
—¿Disculpa? —preguntó Harry entrecerrando los ojos y despidiendo un aliento a alcohol insoportable. Zayn suspiró y se adentró al departamento—. ¡Sabía que no te negarías! Chicas, él es Zayn, quiero que lo consientan bien —habló el embriagado castaño mientras las mujeres le sonreían al moreno y luego se ponían de pie acercándose.
—Chicas, ¿podrían retirarse? —preguntó Zayn amablemente. Sabía que ellas quizás solamente estaban haciendo su trabajo y no iba a juzgarlas por aquello. Zayn no era de ese tipo de hombres.
—¿Qué? No, no, no. Claro que no —Harry se aferró con un brazo a la cintura de una rubia de ojos color miel que se veía tentadora para cualquiera. Piernas largas, pechos grandes, curvas violentas y estaba en ropa interior—. mis chicas no se irán a ningún lado.
—Chicas, de verdad se los digo. Será mejor que tomen su ropa y se retiren, tengo que hablar seriamente con mi mejor amigo —Harry bufó y se dejó caer en el sofá mientras continuaba bebiendo de la botella. Luego de diez minutos las chicas ya habían abandonado la casa y se encontraban solo los dos amigos y el desastre que era el departamento.
—Eres un amargado, Malik —se quejó Harry mientras le daba otro trago a la botella. Zayn se la arrebató de las manos y Harry volvió a quejarse como si tuviera cinco años—. Hey, dame mi botella.
—No hasta que recuperes la cordura. Mierda, Harry. Solo mírate, das pena.
—¿Y eso qué? No me interesa lo que la gente piense de mi..
—Vamos Harry —Zayn se sentó al lado de su mejor amigo y lo miró con tristeza—. ambos sabemos que eso no es cierto. Siempre has sido muy vulnerable a las críticas de la gente.
—Si eso era antes, cambié Zayn. He cambiado en estos días.
—Sí, has aumentado tu nivel de idiotez al máximo posible. Vamos Harry, debes superarlo, ella —pero entonces Harry se puso de pie y sus manos se convirtieron en dos puños que parecían rocas.
—No la menciones, Zayn. Ni siquiera digas su nombre en mi departamento.
—Entiendo que estés deprimido pero ni siquiera has admitido lo que sientes por ella.
—Yo no siento nada por ella, así que cierra tu maldita boca.
—Harry.. sabes que la quieres mucho —continuó insistiendo Zayn. No iba a rendirse, no vería a su mejor amigo en ese estado y se quedaría de brazos cruzados.
—¿Y eso qué? ¿Crees que a ella le importó cuando salió por la puerta? —gritó Harry violento. Hablar de ella le ponía los pelos de punta pero aunque quería parecer lo mas ofensivo posible por dentro se destrozaba de tan solo oír su nombre.
—Claro que le importó, volvió una vez. ¿O me equivoco? —Harry bufó y se llevó las manos al cabello algo nervioso.
—Sí, para mentirme otra vez y engañarme como siempre supo hacerlo.
—Harry, la lastimaste infinitas veces. Creo que podrías haberle perdonado esa.. ella no se merecía la humillación que le diste con Zoe.
—¿Como mierda sabes todo eso? —preguntó Harry irritado. Zayn elevó los hombros intentando restarle importancia.
—__________ le ha contado todo a sus amigas y Kate y yo ahora estamos saliendo así que me he enterado por ella —____________. Hacía tanto que no oía su nombre, y aún sonaba a dulzura y belleza haciendo una mezcla perfecta y creando ese ser que lograba poner su corazón a mil.
—Te he dicho que no digas su nombre, no delante de mi.
—Harry, escúchame. Puedes embriagarte todo lo que quieras, puedes follar cada hora si se te da la gana pero si hay alguien en tu corazón no vas a sacarla de esa manera —y aunque Harry se lo negara, Zayn tenía razón. Llevaba una semana en la misma rutina y parecía que el rostro de ____________ estaba grabado a fuego en su memoria. Cada vez que tenía a una mujer entre sus brazos se dormía imaginando que era ella la cual compartía la cama con él pero cuando se despertaba y la realidad lo golpeaba volvía a embriagarse con la intención de olvidarla—. Si quieres sacarla de tu cabeza debes seguir con tu vida normal. Vamos, es sábado. ¿Te parece si salimos con los chicos? Hace tiempo que no hemos ido a bailar, ¿qué dices?
—Zayn, somos famosos. Dudo que podamos dar dos pasos sin que nos aplasten las fans —le recordó Harry mientras se dejaba caer en el sofá y se llevaba las manos al rostro algo cansado.
—¿Recuerdas Blue Sky? Es un boliche bastante privado para personas que puedan pagarlo, dudo que allí haya mucha gente corriente. Además, hemos salido de aprietos con las fanáticas. Vamos, te hará bien despejarte —y su mejor amigo tenía razón. Harry necesitaba salir un momento de su departamento, necesitaba aire y quizás un poco de música perforando sus oídos. Quizás así su memoria se deterioraba y olvidaba todo sobre _____________ Thompson.

—Cariño, ¿puedo pasar? —preguntó Trish, la madre de ________ mientras se adentraba en la habitación.
—Mamá, quiero estar sola —se quejó con la voz ronca del llanto y del cansancio mientras metía su cabeza debajo de la almohada blanca que estaba empapada por las lágrimas.
—____________, mi niña. ¿Qué es lo que pasó? —___________ sintió un peso más en los pies de su cama y supo que su madre se había sentado ahí como solía hacer cuando era una niña. Se incorporó en la cama y se quitó el cabello del rostro. Se sorbió la nariz y miró durante un segundo sus manos.
—Lo extraño tanto, mamá —sollozó provocando que a su madre se le partiera el corazón en mil pedazos. Se acercó a ____________ y la envolvió entre sus brazos mientras la castaña se dedicaba a llorar en su hombro.
—Tranquila, ____________. ¿Por qué no me cuentas bien qué fue lo que pasó? —_________ inhaló con fuerza y luego sintió que iba a desmayarse ahí mismo. El simple hecho de recordar todo lo que había pasado con Harry y el dolor que había sentido la dejaba devastada. Con toda su fuerza de voluntad le contó a su madre detalle por detalle sin perderse de nada. Su madre no tenía VIH, ella lo había heredado de parte de su padre. Pero cuando Peter se casó con Trish, no tenía ni idea de la enfermedad que llevaba en los genes. Un milagro fue cuando estuvo con Trish y no la contagió, al principio fue porque ambos se cuidaban, él usaba preservativo y entonces no había riesgo de contagio, pero cuando lo dejó de usar una noche para poder tener a su primer hija, su esposa corrió peligro. Aunque ellos no lo sabían. Diana fue un tema diferente. Luego de que su padre se enterara de lo que acarreaba hablaron con el doctor y encontraron formas de que Trish quedara embarazada otra vez sin correr el riesgo de contraer la enfermedad, pero por desgracia __________ heredó ese gen de su padre. Luego de que su madre la consolara durante interminables minutos, camibó de tema.
—Alice está abajo, dice que quiere verte.
—No, mamá. No quiero ver a nadie —se negó antes de que su madre dejara pasar a su mejor amiga. No quería verlas, evitarlas en la Universidad era todo un arduo trabajo así que no tenía ganas de oír los reclamos de su amiga sobre como le pasaba por al lado en los pasillos haciendo oídos sordos a sus llamados.
—Tarde, ya estoy aquí —se oyó la voz de la jóven de ojos claros la cual entró a la habitación sin siquiera preguntar.
—Estaré abajo con tu padre y Diana, si necesitas algo me llamas —fue lo último que dijo Trish antes de besar la frente de su hija y salir de la habitación. Alice se había quedado parada en medio de las cuatro paredes delante de _________ mirándola.
—Luces terrible —_______ no pudo evitar sonreír desganada para luego suspirar.
—Me siento peor —confesó con sinceridad. Alice caminó hasta ella y se sentó enfrente.
—Te reclamaría que nos has ignorado todos estos días pero eso no serviría de nada. Todas te perdonamos, sabemos que estás devastada pero no por eso tienes que ignorarnos. Podemos escucharte, consolarte, conversar contigo, despejarte un poco.
—Lo sé Alice, últimamente —la voz de __________ se quebró y suspiró entrecortadamente intentando no llorar—. Ultimamente he estado haciendo todo mal —las lágrimas volvieron a caer por sus mejillas y su amiga la abrazó.
—Tranquila _____________, todo estará bien. Es solo una bola de testosterona, allá afuera hay un millón más —ambas rieron levemente y __________ soltó un suspiro.
—Bien, ponme al día. ¿Algo nuevo?
—Bueno.. estoy saliendo con Louis —Louis.. cualquier cosa la llevaba siempre al mismo lugar. Como aquel dicho que había oído de casualidad entre estos días en clase de Italiano.. 'Todos los caminos llevan a Roma'. En su caso sería 'Todos los caminos llevan a Harry'—. Kate con Zayn, creo que ya han estado juntos por las noches. Aun no nos ha contado nada pero sabes como es Kate con esas cosas. Beth se toma su tiempo con Liam pero ambos son caracoles, al paso que van él le pedirá ser su novia a los 60 —Alice al fin pudo sacar una risa sincera de su amiga, algo que la hizo sonreír a ella también—. Y Aria y Niall son ternura rebosando por cada poro. Nada demasiado innovador.
—Estoy muy feliz por ustedes, de verdad me hace bien saber que están felices —ambas sonrieron y luego de unos segundos de silencio Alice habló.
—He venido para invitarte a salir esta noche. ¿Qué dices?
—No —se negó rotundamente la castaña—. Alice, no estoy de humor para salidas ahora.
—Vamos, ___________. Tienes que salir de estas cuatro paredes.
—Sí salgo —exclamó ella—. voy a la Uni.
—Sabes que me refiero a otro tipo de salidas—. _______ bufó y luego miró a su amiga con una sonrisa tironeando de sus labios.
—No vas a dejarme en paz hasta que acepte, ¿cierto?
—Ya me conoces, soy una persona persistente —________ suspiró y luego se lo pensó. Quizás despejarse un poco no sería tan malo, un poco de aire, música, algo de alcohol tal vez la ayudaban a hacer que saque durante un rato a aquel castaño despeinado de su mente.
—Bien, ¿dónde piensan llevarme? —preguntó aceptando indirectamente la propuesta de su amiga. Alice sonrió.
—¿Conoces Blue Sky?

Capitulo treinta y cinco: Feel so close to you right now.


{Narra Harry}


Luego de que Zayn dejara mi departamento me dediqué a limpiar un poco. Su visita me trajo de nuevo algo de cordura y me hizo dar cuenta de que no podía vivir así. Esto no era vida, para nada. Según habíamos arreglado, a eso de las 10 ellos pasarían por mi y nos iríamos directo a Blue Sky. Subí y me di una buena ducha de agua fría para intentar alejar la resaca mezclada con borrachera que tenía aún, preparándome para la que me iba a dar esta noche. Al salir me vestí simple con una camiseta blanca escote en V, unos jeans negros ajustados, converse blancas y una chaqueta de cuero por si las dudas. Me sacudí el cabello y entonces mi teléfono sonó insistentemente. Atendí sin siquiera mirar el identificador.
—¿Hola? —pregunté mientras buscaba mi rolex y mi perfume.
—Cariño, me tienes olvidada —me quedé estático al oír aquella voz y luego sentí como la culpa me carcomía desde adentro.
—Mamá, lo siento tanto. He estado algo.. ocupado estos días.
—Sí, he visto las noticias. Imagino lo ocupado que debes estar.. —y entonces no podía continuar mintiendo. Hacía días que no miraba la televisión porque sabía que apenas se encendiera vería una noticia diciendo '¿Ha terminado la pareja preferida de Hollywood?' junto con una foto mía y de _____________.
—He estado un poco deprimido —contesté sinceramente mientras me sentaba en el borde de mi cama y prestaba suma atención a mi conversación con mi madre.
—¿Qué dices si vienes mañana a eso de la una para almorzar en casa? Tu padre está de viaje y no vuelve hasta la semana que viene. Además Gemma y Liam quieren verte, llevas desaparecido un buen tiempo, jovencito —sonreí queriendo tener a mi madre enfrente para abrazarla y sentir aquella protección que sentía cuando tenía cinco años.
—A la una estaré allí sin falta.
—Bueno, te esperaré con tu comida favorita —sonreí y el estómago me gruñó de tan solo pensar en la comida de mi madre.
—Hasta mañana, mamá.
—Adios Harry, te quiero —y colgué. Suspiré mientras continuaba en la ardua búsqueda de mi reloj y mi perfume. Mierda, si estaban aquí justo.. hace una semana. Bufé.


{Narra _________}

Mis padres estaban felices de que había aceptado salir con mis amigas. Ellos sabían que el confinamiento en mi habitación no me llevaría a nada más que a la locura, por lo cual se alegraban de que hubiera salido de ahí. Hacía cinco minutos me había terminado de duchar y estaba buscando que vestir. Nada me convencía, sentía que me veía horrenda con cualquier cosa que usara. Suspiré y pensé que sería bueno encontrar alguien con quien pasar la noche. Con aquel pensamiento busqué ropa algo provocativa. [http://www.polyvore.com/cgi/set?id=63144990&.locale=es]. Eran las 9.30 y ya estaba sonando el timbre abajo. Me retoqué el cabello un poco frente al espejo por última vez y salí de lo que había sido mi sala de manicomio estos días. Bajé las escaleras pisando con fuerza y recordando la persona que solía ser antes de que apareciera en la vida de Harry Styles. Una mujer deseada que pisaba con fuerza el suelo sin miedo de nada. No lloraba por hombres y vivía la vida al máximo. Claro, con el detalle de mi enfermedad pero no dejaba que eso me detuviera. Y eso era lo que haría ahora. Arrasar con la pista de baile, beber, besarme con desconocidos y disfrutar al menos por una noche ya que al día siguiente los recuerdos de Harry atacarían mi mente como siempre y volvería a caer en la depresión.
—Las chicas estan afuera, vaya —exclamó mi madre cuando me echó un vistazo—. ¿No estás algo.. descubierta?
—No mamá —respondí divertida—. Mejor me voy antes de que papá me vea y le de un paro cardíaco, nos vemos luego. Regresaré tarde así que no me esperes despierta.. quizás duerma de alguna de las chicas pero te llamaré mañana apenas despierte —besé su mejilla y salí de la casa.
—Eh zorra, ¿planeas matar a alguien con ese vientre al descubierto y esos jeans tan ajustados? —el comentario de Kate me provocó una carcajada que no reprimí mientras subia a la parte trasera del auto. Y entre risas y bromas emprendimos camino hacia lo que sería la mejor noche de muchas semanas que vendrían luego. Quizás podría comenzar a salir cada semana, sería bueno.

{Narra Harry}


—¿Y cuales son tus planes para esta noche? —preguntó Zayn divertido mirándome por el espejo retrovisor. Elevé los hombros y sonreí sin darle mucha importancia.
—Beber, algunas chicas, lo que llevo haciendo toda la semana. Y bailar, bailar hasta desfallecer.
—Bueno, nos alegramos entonces por ti —festejó Niall.
—Ah claro, olvidaba que ahora mis amigos están gobernados por sus noviecitas —bromee llevándome golpes de parte de Louis y Niall.
—No vamos a hacer algo de lo que nos arrepentiremos luego, quizás bebamos un poco y bailemos. Nada fuera de tema —bufé. Mis amigos se habían vuelto aburridos ahora que estaban de novios pero eso no iba a detenerme. Iba a divertirme esta noche, sin importar que ellos no me acompañaran en la diversión.
La noche empezó genial. Al llegar no hubo escándalo por fanáticas ni nada, parecíamos personas normales en un boliche normal como cualquier otro. Bebí bastante, besé a muchas mujeres, tantas que perdí la cuenta, y con más de una se me fue la mano pero no había llegado a nada serio hasta ahora. Había bebido pero no me encontraba ebrio, estaba exactamente pendiendo de un hilo. La música estruendosa se metía por mis oídos haciendo que mis tímpanos vibraran y dolieran pero no me importaba. Nada me importaba esta noche. Las personas bailaban y se movían al ritmo de la música y con las luces titilando era difícil caminar sin chocarte con la gente. El lugar era grande pero al parecer hoy había ido más gente que la normal, el calor era infernal y ver caderas moviéndose no me ayudaba mucho. Venía perdido en un mundo paralelo mientras bailaba sin detenerme con un vaso en la mano hasta que una imagen me dejó sin aire. Una.. mujer, si es que se la podía llamar mujer. Más bien, una diosa diría yo, bailaba entre la gente con un vaso en lo alto de su mano derecha. Estaba de espaldas así que digamos que obtenía una excelente vista de su parte de atrás. Traía un top negro que moría por arrancar, unos jeans negros ceñidos a sus infartantes curvas, zapatos de tacón rojos que hacían sus piernas más largas y estilizadas y su cabello caía en ondas por su espalda mientras se balanceaba al ritmo de la ensordecedora música. 'I feel so close to you right now, It's a force field. I wear my heart upon my sleeve, like a big deal. Your love pours down on me, surrounds me like a waterfall' Bingo. Había encontrado a mi presa de esta noche. A esa me la llevaba a la cama, sin peros. Caminé hasta ella y cuando estube lo suficientemente cerca pegé mi cuerpo al suyo y pasé mis brazos rodeando su vientre descubierto. Su piel se erizó al instante y tiró un poco la cabeza hacia atrás descansándola en mi hombro sin dejar de moverse al ritmo de la música. Olía malditamente bien y su piel estaba que ardía. Llevó su mano libre hacia atrás y al mismo tiempo en que enredaba sus dedos en mi cabello gimió levemente. Al instante ambos nos quedamos estáticos. Esa voz.. ese gemido.. ese perfume.. esas caderas.. todo encajaba perfectamente mientras la música seguía sin repararse en nosotros. 'And there's no stopping us right now. I feel so close to you right now'. Mierda, estaba perdido.


{Narra ___________}

Había perdido a las chicas hacía mucho tiempo pero no iba a pasar mis minutos buscándolas, de seguro se encontraron algún chico con quien besarse un rato a espaldas de sus novios. Dios, ¿por qué pensaba así? Mis amigas nunca serían capaces de algo así. Miré el vaso que llevaba en la mano derecha y atribuí la culpa de mis pensamientos. Dí un largo trago y me dirigí al centro de la pista. Comencé a bailar como si mi vida dependiera de ello. Cerraba los ojos y dejaba que la música se metiera en mis oídos. 'I feel so close to you right now, It's a force field. I wear my heart upon my sleeve, like a big deal. Your love pours down on me, surrounds me like a waterfall'. Feel so close de Calvin Harris. Harris. Harry. Dios, como lo extrañaba. Sacudí mi cabeza levemente y continué bailando intentando sacudirme de encima todo rastro de sus manos, sus labios o lo que fuera que me conectara con él y al principio parecía estar dando resultado. Entonces una respiración se posó en mi oído derecho provocando que me estremeciera hasta el fondo de mi ser. Unas manos grandes y cálidas se depositaron en mi vientre y mi piel se erizó al instante. Continué bailando, después de todo, yo quería alguien con quién divertirme y al parecer lo había encontrado. Su perfume iba matándome lentamente aunque mezclado con el olor a transpiración que había en el lugar y alcohol era algo complicado sentirlo bien. Dejé que mi cuello descansara en su hombro y elevé mi mano libre hasta su cabello al mismo tiempo en que dejaba escapar un gemido. Y entonces ambos nos quedamos estáticos. Ese cabello.. esos rulos.. ese perfume.. esas manos.. todo recobró sentido. 'And there's no stopping us right now. I feel so close to you right now'. Luego de unos segundos intentando recuperar la respiración tomé valor y me alejé solo unos centímetros para voltear y encontrarme con aquellos ojos verdes que tanto había extrañado. Brillaban con fuerza en la oscuridad del boliche mientras la música continuaba. Tenía ganas de gritarle mil y un insultos en el rostro y comenzar a llorar pero al mismo tiempo tenía ganas de besarlo y fundirme con el hasta el fin del mundo sin importar nada que haya pasado. Abrí la boca para hablar pero entonces sus labios me callaron. Apresó mis labios con los suyos mientras sus manos se apoyaban con exigencia en la parte baja de mi espalda y me apretaba más contra él como si quisiera que no hubiera nada entre nosotros, ni siquiera aire. Y así lo quería yo también. Cerca mío. Para siempre. Luego de largos y sofocantes segundos en los que sus labios eran exigentes y hambrientos, tuvimos que separarnos ya que sino ibamos a morir asfixiados. Aunque morir besándolo era una de las mejores formas de morir para mi. Me miró a los ojos durante unos segundos y luego me mordí el labio indecisa. No sabía que seguía ahora.
—Te necesito —susurró y entonces sentí como las piernas me flaquearon—. Te necesito mucho, _________ —abrí la boca para responder pero simplemente las palabras no salían. En lugar de eso solté un suspiro y traté de mantener la calma unos segundos para poder hablar.
—Yo también te necesito Harry, no te das ni una mínima idea de cuanto —y al parecer fue sufuciente para el ya que volvió a besarme pero ahora más exigente que antes, más desesperado, más hambriento.
—¿Vamos a mi departamento? —preguntó él en mi oído haciendo que la piel se me erizara. Asentí y tragué sonoramente intentando calmarme—. Bien, pero tendremos que tomar un taxi. He venido con los chicos y no pienso pedirles que nos lleven al departamento.
—Está bien.. no es problema.

***

El camino en taxi fue silencioso. La mano de Harry se la paso subiendo y bajando por mi pierna incesantemente y dirigiendo impulsos nerviosos a todas partes de mi cuerpo. Tuve que poner mi fuerza de voluntad al máximo para no tirarme encima suyo y hacerle de todo delante del taxista. Una vez que estacionó delante del departamento Harry prácticamente le tiró el dinero diciéndole que se quede con el cambio y me hizo casi saltar del auto. Caminó veloz hacia la puerta pero yo en cambio me tomé mi tiempo con una sonrisa perversa.
—Rápido, _________.
—Espera, ¿cuál es la prisa? —pregunté elevando una ceja mientras mis tacones resonaban en el pavimento.
—Eres malvada —susurró entrecerrando los ojos cuando pasé por su lado entrando al departamento que en un tiempo fue mi casa. Sentí como el alma se me quebraba al ver el lugar intacto y al mismo tiempo sentí como él continuó con su vida sin recordarme ni cinco minutos. ¿Era correcto esto? Pero cuando voltee con la razón al cien por ciento él se abalanzó sobre mi y me besó dejándome si palabras, borrando cualquier pensamiento y haciéndome perder toda la cordura que gané en cinco minutos antes. Sus manos paseaban lentamente por mi espalda mientras que sus labios iban a otro ritmo, uno más veloz. Volteó la situación y me estampó —literalmente— contra la pared. Me quejé sobre sus labios y luego el se disculpó también sobre los mios. Me tomó de los muslos y me obligó a enredar mis piernas alrededor de su cintura profundizando más nuestro contacto hasta el punto de volverme loca. Bajó sus besos desde mis labios por mi mandíbula, mi clavícula, y se entretuvo un largo rato en mi cuello. Mordiendo, besando, lamiendo.. estaba perdiendo la cordura lentamente.
—Esta noche llegaremos al límite, ____________. Hoy no pienso detenerme —entonces el alma se me cayó a los pies. Lo alejé de mi y con dificultad logré apoyar mis pies en el suelo. Aún con la espalda pegada en la pared y él a escasos milímetros de mi lo miré a los ojos.
—Claro que no. Vas a detenerte, sino me iré ya a mi casa.
—___________, ya estamos grandes para esto.
—Harry no. No podemos.. —empecé.
—Claro que podemos, ¿para qué crees que sirve esto? —preguntó sacando del bolsillo trasero de sus jeans un pequeño sobre cuadrado gris metálico.
—No Harry, es peligroso. No voy a arriesgarte, no. Olvídalo.


{Narra Harry}


Si algo lograba fastidiarme de las mujeres era cuando me ponían al límite y luego me detenían, pero _________ tenía excusas suficientes como para hacerlo.
—No Harry, es peligroso. No voy a arriesgarte, no. Olvídalo —contestó segura y trató de salir pero puse ambas manos en sus caderas y me acerqué más, pegando mi cuerpo al suyo de nuevo y sintiendo que su corazón latía igual de rápido que el mio. Me acerqué a su oído y primero solte una pausada respiración, luego susurré.
—Ya lo he decidido, yo me sacrifico por el equipo —ella rió quedadamente en mi oído, gesto que encendió cada uno de mis sentidos.
—Harry no.. mira.. mira si algo sale mal —dijo ella con la voz algo quebrada.
—No pasará nada, ________. De verdad quiero hacerlo, voy a arriesgarme. Y no me importa nada —me alejé y la miré a los ojos—. ¿Has entendido bien, cariño? —ella asintió algo indecisa aún pero antes de que pudiera volver a protestar la besé, volviendo a encender la llama que nos estaba consumiendo segundos atrás. Ella definitivamente me llevaba al límite, era única. La única, la mejor. Y para ser su primera vez, se había lucido de una forma.. indescriptible. Mientras que yo no podía creer lo que me había estado perdiendo estos meses..

Capítulo treinta y siete: I love you.



Era lunes, habían pasado dos largos días desde que la madre de _________ me dijo aquello y aún seguía dando vueltas en mi cabeza. No pude terminar con ella por el simple hecho de que.. no pude. El deseo de besarla siempre era más fuerte, y mentirle se veía tentador en ese entonces. Pero hoy estaba decidido, hoy hablaría con ella. Le diría que la quiero mucho pero que ella necesitaba amor y que yo no podría dárselo.
'Nena, ¿en dónde estás? Tenemos que hablar..'
Le envié el mensaje y me dejé caer en el sofá mientras esperaba impaciente su respuesta. Eran la una y diez y ella apenas estaba saliendo de la Uni probablemente.
'Estoy saliendo del estacionamiento de la Uni. ¿Está todo bien?'
Suspiré y preferí no contestarle. No continuaría mintiendo, no de nuevo. Debía ser sincero, nada estaba bien. Terminaría con ella y seguramente ambos acabaríamos peleando y ella se iría molesta para nunca jamás regresar.
Espere hasta la una y treinta, una y cuarenta, las dos.. dos treinta.. a las tres comencé a preocuparme así que tomé mi celular y la llamé. Sono una, dos, tres, cuatro, cinco..
—¡Hey!
—____________, ¿en dónde rayos estás? Estoy pr-
—Caiste —oí su risa y fruncí el ceño—. Soy _________, y no puedo contestar ahora. Te llamaré luego si me dejas tu número, ¡adiós! —colgué y me removí incómodo en el sofá. ¿En dónde rayos se había metido? ¿Habrá ido a casa de alguna de sus amigas? Marqué el número de Alice..
—¿Hola?
—Alice, soy Harry.
—Hey Hazz, ¿qué sucede?
—¿________ está contigo? —apreté el sofá con nerviosismo mientras esperaba la respuesta al otro lado.
—Ahm.. no. Luego de la Uni la vi subirse a su auto.. supuse que estaría contigo ya. ¿No está ahí?
—Me dijo que estaba saliendo del estacionamiento para venir, pero la llamo y me da con la casilla de mensajes. Estoy preocupado..
—Que extraño.. bueno, cálmate. Quizás esté con Kate o alguna de las chicas, las llamaré y luego te enviaré un mensaje. ¿Está bien?
—Sí, gracias Alice.
—No es nada, adiós —colgué y me puse de pie. Subí las escaleras incómodo y decidí darme una ducha. Dejé el teléfono sobre mi cama y entré al baño. Estaba demasiado estresado, últimamente con los chicos habíamos estado hablando sobre un nuevo álbum, tuve reuniones en el estudio y millones de cosas que hacer. Además de que pasaba mucho tiempo con ___________ y ahora que desapareciera de la nada me había puesto histérico por dentro. Luego de un reconfortante baño de unos quince minutos salí con una toalla envuelta en la cintura. Me puse una camiseta color azúl, unos jeans oscuros y converse blancas. Me sequé un poco el cabello con la toalla y luego recordé a ________. Caminé hasta la cama y al tomar el teléfono vi que tenía tres llamadas perdidas de Alice, una de Kate y un mensaje. Fruncí el ceño y lo abrí.
'Harry, ven urgente al hospital del centro. __________ tuvo un accidente'.
Y entonces todo mi interior se paralizó. Sentí como cada pedazo de mi se desmoronaba segundo a segundo. No, no, no. Ella tenía que estar bien, no podía estar pasando esto. Tenía que ser un puto sueño. Despertaría en cualquier momento y ella estaría a mi lado lista para sonreírme apenas abriera mis ojos. Pero cuando el teléfono volvió a sonar caí en la cuenta de que todo era real, ella había tenido un accidente y debía salir corriendo hacia el hospital. Contesté.
—¿Hola?
—Harry, ¿en dónde estás? —me estremecí al oír la voz quebrada de Alice del otro lado.
—Estoy a punto de salir para allá, Alice.
—Te envié el mensaje hace quince minutos y te llamé más de tres veces.
—Lo sé, estaba duchándome. Estoy entrando al auto, ¿cómo está ella?
—Aún no lo sabemos, no nos han dejado verla pero —su voz se quebró de nuevo y rompió en llanto antes de hablar entre sollozos—. Está en terapia intensiva —detuve todo lo que estaba haciendo y mi mente se nubló. Colgué y arrojé el teléfono sobre el asiento de al lado donde se suponía que ella debería ir sentada. Encendí el motor y pise el acelerador a fondo. Debía llegar ahora, tenía que estar con ella.

***

—¡Harry, cálmate! —oí la débil voz de Kate a mis espaldas mientras yo intentaba forcejear con Zayn y Louis que me habían detenido el paso.
—¡Déjenme! ¡Tengo que verla! ¡Necesito verla!
—Harry, necesitas calmarte —me habló Zayn empujándome hacia la sala de espera.
—¡No, Zayn! ¡Quiero saber como está ella!
—Si sigues haciendo este escándalo, nunca te dejarán pasar. Harry, cálmate y siéntate —ambos me sentaron brúscamente en una silla y luego se sentaron cada uno a mis lados. Me crucé de brazos y traté de controlarme. El solo hecho de pensar que ella estaba en una sala, sola.. llena de máquinas haciendo ruido y quizás dormida me ponía los pelos de punta.
—¿Qué.. qué fue lo que le pasó? —pregunté tragando sonoramente mientras observaba mis manos entrelazadas sobre mis piernas.
—No lo sabemos.. nadie ha visto el accidente pero el auto estaba estrellado contra un poste de luz. No tenía ningún golpe en otra parte.. quizás perdió el control, o intentó esquivar otro auto —opté por dejar de hablar y me dediqué a relajarme. Estaba demasiado tenso y eso no me ayudaría para nada.
—¡¿En dónde está mi hija?! ¡Exijo verla! —oí la voz de Trish entrar a la sala desesperada con el maquillaje corrido, el cabello despeinado y siendo seguida por un preocupado Peter quien traía en brazos a la pequeña Diana y Demian al final.
—Señora, debe calmarse. Sino tendremos que sacarla del hospital.
—¡Quiero ver a mi hija!
—Está bien, la dejaremos pasar. Pero debe calmarse —Trish suspiró y tomó a Peter de la mano mientras que el hombre bajaba a Diana. Bajé la mirada a mis manos y pensé en ella. En su sonrisa, en sus ojos mirándome, en su voz.. ¿qué pasaba si ya nunca más volvía a oírla? No, eso no podía pasar. No debía pasar. Ella tenía una larga vida por delante, era injusto que se la arrebataran de aquella manera.
—¿Harry? —oí una aguda y dulce voz algo dudosa. Levanté mi mirada lentamente y me encontré con la pequeña Diana para delante mio. Sus mejillas estaban llenas de lágrimas y traía un oso de peluche colgando de su mano derecha.
—Pequeña, ven aquí —la acerqué a mi y la senté sobre mi regazo mientras ella escondía su rostro en mi pecho. En poco tiempo le había agarrado un cariño enorme a esa niña.
—¿Dónde está __________? ¿Ella está bien? —suspiré mientras acariciaba su cabello y me aguantaba las lágrimas.
—Ella estará bien, no tienes de qué preocuparte.
—Tengo miedo —sentí como mi corazón se quebraba poco a poco mientras buscaba la mirada de Diana, la cual me recordaba a aquella castaña que ahora estaba en una habitación de terapia intensiva.
—No tienes que tener miedo.. ven, ¿quieres que compremos un helado en el bar? —asintió y sin soltarla me puse de pie. Caminé hasta el bar y una vez adentro nos sentamos en una mesa esperando a que se acercaran a atendernos.
—Harry.. ¿tu quieres a mi hermana? —suspiré y miré mis manos que jugaban nerviosas con los sobres de azúcar que había en un pequeño recipiente de mimbre sobre la mesa.
—Claro que la quiero, Diana. ¿Por qué preguntas eso?
—¿Me prometes que nunca vas a separarte de ella? —levanté mi mirada y pude ver los ojos húmedos de la pequeña.
—Diana, no puedo prometerte eso, cariño.. quizás —intenté buscar las palabras adecuadas—. Quizás algún día tu hermana y yo peleemos y tomemos la decisión de seguir cada uno por su camino.. y quizás eso sea lo mejor para ambos.
—No será lo mejor para _________. Te lo dijo mamá el otro día, mi hermana se deprimió cuando pelearon —suspiró mientras acariciaba las pequeñas orejas de su oso de peluche.
—No soy lo mejor para tu hermana, Diana. Cuando seas más grande vas a entenderlo.
—Lo entiendo ahora —tragué sonoramente y bajé la mirada—. No quieres estar con _________ porque quieres estar con otras chicas —fruncí el ceño y la miré.
—Claro que no, Diana. No es por eso..
—Entonces es porque mi hermana gasta mucho dinero.. —reí levemente y suspiré.
—Tampoco es por eso, cariño..
—¿Come demasiado? —reí otra vez y negué con la cabeza—. ¿Ronca por las noches?
—Diana, tu hermana es.. perfecta. No es por ella..
—¿Y entonces? ¿Por qué los hombres son tan complicados? —solté una suave carcajada y luego entrecerré los ojos mirándola con una sonrisa.
—Tienes solo cinco años, ¿cómo es que estoy hablando de esto contigo? —elevó los hombros y continuó acariciando a su oso de peluche. Suspiré—. Es por mi.. yo.. no soy suficiente para ella.
—Mi hermana te ama, es imposible que no seas suficiente para ella. Habría sido suficiente para ella tener un cabello tuyo hace unos meses atrás..
—Hola, ¿qué les traigo? —una mujer de unos treinta años, alta, morocha y con ojos color azul nos atendió sonrientes.
—Un helado de.. —comencé mientras miraba a Diana para que continuara la oración.
—¡Uvas! —gritó sonriente.
—Un healdo de uvas y un café, por favor —le sonreí a la mujer y ella sonrió igual.
—Bien, ya se los traigo —dijo antes de caminar hacia la cocina del bar.
—Eres suficiente para ella. Creo que si la dejaras, mi hermana caería en depresión otra vez y no saldría nunca más.
—Yo no lo veo así, Diana..
—Bueno, míralo desde la forma de una niña de cinco años —comenzó mientras me miraba fijamente. La miré y escuché atentamente—. Imagina que el príncipe hubiese pensado que no era suficiente para Blancanieves y nunca la hubiera ido a buscar. Ella seguiría durmiendo por siempre en ese horrible cajón y los enanitos hubiesen muerto de depresión. Imagina que el príncipe de Cenicienta hubiese creído que no era suficiente y no la buscaba con el zapato, entonces Cenicienta continuaría siendo miserable y continuaría sirviendo a las brujas de sus hermanastras y su madrastra. Imagina que Eric hubiese pensado que no era suficiente para Ariel, entonces él nunca la hubiera salvado de Úrsula, y Ariel continuaría siendo una sirena y viviría infeliz para siempre en Atlantis.
—Bien, creo que entendí tu punto —contesté antes de que continuara dando ejemplos de distintos cuentos de Disney.
—Eres el príncipe en la vida de mi hermana, y si no la salvas tú entonces.. ella continuará siendo miserable el resto de su vida sin una persona a quien amar —suspiré y viéndolo de ese modo Diana tenía razón—. A los príncipes les basta con poder darles amor a sus princesas, y eso es suficente para ellas.
—Es que yo no sirvo para eso, Diana. Yo.. nunca he estado enamorado antes. No sé que hacer, no se cómo hacerlo.. no.. no lo sé.
—Sé que podrás.. ella te necesita —y fue lo último que dijimos respecto al tema. Luego nos trajeron los pedidos y Diana comenzó a contarme sobre su colegio, que había un tal Tommy que quería besarla pero que ella no estaba segura y cosas de niñas. Y a mitad de la charla..
—Harry —oí la voz quebrada de Trish. Levanté la mirada y la vi con una sonrisa triste en el rostro—. gracias por cuidar de Diana.
—No fue nada, Trish. Estábamos teniendo una charla interesante, ¿cierto?
—¡Sí! —dijo Diana sonriente.
—El doctor dijo que ya pueden pasar a verla y los demás han decidido que entres tú primero.. —mi corazón se detuvo por incontables segundos y creí quedarme sin respiración—. Ve, yo me quedaré aquí con Diana —asentí y me puse de pie. Mi cuerpo se manejaba solo, yo en realidad no quería ir. No estaba listo para verla, no quería entrar ahí. Pero al parecer el resto de mi organismo sí. ¿Estaría despierta? ¿Estaría durmiendo? Abrí la puerta levemente del número de habitación que me indicó el doctor y luego la cerré sin levantar la mirada del suelo. Observé la habitación, llena de máquinas, cortinas blancas, paredes blancas, piso blanco.. ¿por qué en los hospitales todo era blanco?
—Harry —oí su suave susurro, algo adolorido. Enseguida busqué su mirada sobre aquella camilla y al ver su rostro mi corazón volvió a latir. Caminé hasta ella y pude ver una leve sonrisa en su rostro, el cual tenía algunos rasguños. Sus brazos tenían grandes moretones de diferentes colores y se veía pálida. Me senté a su lado y tomé su mano delicadamente, como si fuera de cristal y fuese a romperse en cualquier momento.
—Nena.. casi me matas de un susto —sonrió con los labios sellados y cerró los ojos unos segundos. Sus rosados y carnosos labios ahora estaban pálidos, habían perdido el color y se veían cortados. Ásperos—. Te ves mejor de lo que creí —acarició mi mano suavemente con su pulgar sin responder. Era obvio que no tenía fuerzas para hacerlo. Su piel a diferencia de la mia, estaba fría. Me llevé su mano lentamente hacia los labios y le deposité un suave beso en el dorso. Abrió sus ojos lentamente y me miró fijo.
—¿Qué ibas a decirme? —susurró antes de soltar un leve quejido. Y entonces recordé lo que iba a decirle.. recordé las palabras que había reunido en mi cabeza para terminar con ella. Para alejarla de mi y obligarla a buscar algo mejor que yo.
—Yo.. —suspiré y con mi otra mano libre acaricié su mejilla. Inclinó su cabeza levemente hacia mi contacto y cerró los ojos con una leve sonrisa.
—Te amo, Harry —susurró antes de abrir sus ojos y mirarme otra vez. Mi mano dejó de acariciarla y sentí como cada músculo de mi cuerpo se tensó al instante. En todo este tiempo que llevábamos juntos ella nunca me había dicho eso—. No sé que haría sin ti —debía detenerse. Estaba rompiéndome lentamente. Yo no podía contestar, no podía decir 'te amo también' porque seguiría siendo una mentira. No sé lo que siento, no estoy seguro, no tengo idea de lo que tengo en mi interior. Y hasta que no lo descubriera no iba a ilusionarla. Me acerqué y besé su frente lentamente, sintiendo el frío de su cuerpo.
—Debes descansar —volví a acariciar su mano lentamente y ella cerró los ojos.
—¿Estarás aquí cuando despierte? —susurró.
—Claro que estaré aquí.. dulces sueños, preciosa —sonrió levemente y luego pude notar como su respiración se volvía pausada y su mano lentamente se aflojaba sobre la mía. La observé durante un largo rato hasta que dejé caer mi cabeza sobre el colchón a su lado sin soltar su mano y caí en un profundo sueño con dos palabras dando vueltas en mi cabeza.. 'Te amo'.

Capítulo treinta y ocho: Before you leave me today.



—Permiso —oí a mis espaldas pero ni siquiera voltee. Estaba demasiado ocupado observando como _________ respiraba, como sus párpados se movían levemente mientras soñaba y como de vez en cuando en sus labios se curvaba una sonrisa—. Harry, cariño —me habló Trish.
—Estoy bien, Trish —me adelanté a sus palabras y luego suspiré.
—¿Por qué no vas a tu casa, te das una ducha y luego vuelves? Yo me quedaré aquí con ella.
—No la dejaré —contesté severo—. Tendré tiempo para ducharme cuando ella esté bien.
—Harry.. —la vi pararse a mi lado pero no quería oírla.
—No Trish. Me has dicho que no soy suficiente para ella, que no puedo darle todo lo que necesita, y quizás no pueda.. pero no voy a abandonarla ahora. No voy a dejarla —oí un suspiro y luego unos segundos de silencio.
—Sé lo que dije.. y lo siento. Me he equivocado contigo, Harry. Está claro que la adoras y que harías cualquier cosa por ella..
—Pero ella necesita amor. Ya me lo has dicho, no necesito volver a oírlo.
—Sé que puedes amarla. No lo dudo ahora.. pero aun así creo que sería bueno que te despejes un poco, Harry. Sino vas a terminar enfermo tú también.
—No voy a dejarla..
—No, ya lo sé. Ella lo sabe, solo irás a darte una ducha, tomar un poco de aire y en veinte minutos vas a volver. Ella seguirá dormida y ni siquiera va a darse cuenta. Vamos, ve —suspiré y a duras penas me puse de pie.
—Si es que despierta.. llámame —Trish asintió y luego yo salí de la sala no sin antes darle una última mirada a __________. Al salir me encontré con todos mis amigos y sus respectivas parejas, también amigas de __________—. ¿Todavía siguen aquí? —pregunté impresionado.
—No vamos a dejarlos —aclaró Niall. Suspiré y me tallé los ojos.
—Iré a casa a darme una ducha, en quince minutos estaré de vuelta.
—Ve, te hará bien tomar un poco de aire —me aconsejó Alice y luego de aquello salí del hospital. El camino hasta el departamento fue corto, bajé y me dirigí hacia mi habitación. Busqué algo de ropa limpia, unas toallas y me di una ducha. Cinco minutos después ya estaba cambiado bajando las escaleras rumbo al hospital cuando mi teléfono sonó. Atendí.
—¿Trish? —pregunté suponiendo que sería ella diciéndome que ________ había despertado pero la voz al otro lado me erizó la piel.
—¿Tu novia está en un hospital y tú estás esperando llamadas de otras mujeres? Que mal Hazza, que mal..
—No estoy de humor, Zoe.
—Que trágico lo de _______, ¿cierto? Y es un misterio, ¿cómo fue que perdió el control? ¿Acaso habrá estado ebria? ¿Hablando por teléfono? —mis pies se clavaron al suelo y oí aquello que tanto temía—. O quizás sus frenos no funcionaban bien..
—No lo harías.. no pudiste.
—Yo le advertí. Y dicen por ahí que el que avisa no traiciona, lindo.
—¡Estás loca! ¡Ella podría haber muerto!
—Y tal vez de esa forma hubiese aprendido a dejar de meterse en mi camino. Nessy no entendió por las buenas así que tuve que hacerle entender por las malas.
—¡Eres una demente, Zoe! ¡Das asco!
—¡Lo he hecho todo por ti! Solo quería pasar tiempo contigo y ella siempre estaba en medio.
—¡Nunca estaré contigo! ¡Eres despreciable! ¡Y espero que te mantengas alejada de ella!
—¡Eres tan complicado! ¿No era que no la querías? Hasta donde yo sabía su matrimonio no era más que un engaño para el mundo entero.
—Yo.. yo la amo, Zoe —¿la amo? ¿Amo a ________?
—¿Qué? —preguntó incrédula del otro lado de la línea y ni siquiera yo podía creer lo que salía de mis labios. Yo la amaba..
—Lo que oíste, amo a ___________ y no estaría contigo ni en un millón de años, Zoe. Olvídalo —y colgué. Corrí hacia mi auto con una sonrisa en los labios pensando en llegar, besarla y decirle lo mucho que la amaba.
—Dios.. la amo —susurré para mi mismo mientras encendía el motor. No podía creerlo, me había llevado tanto tiempo darme cuenta de mis sentimientos por ella. Pisé el acelerador a fondo y conduje rumbo al hospital. Iba a decirle lo mucho que la amaba, lo que estaba dispuesto a hacer por ella, lo que sentí cuando supe que había tenido el accidente e iba a rogarle que pasara el resto de su vida conmigo. No me importaba su enfermedad, no me importaba nada más que pasar el resto de mis días con ella. A su lado oyendo su risa, viendo sus ojos profundos observándome, besándola hasta que ambos nos quedáramos sin aire y dormir cada noche teniéndola en mis brazos. Estacioné enfrente del hospital y me bajé corriendo. Sentía que mi corazón latía demasiado rápido, como si en cualquier momento pudiera saltar fuera de mi pecho y caer en mis manos. Al entrar al hospital noté como todo estaba descontrolado, gente corría de un lado hacia el otro desesperada pero yo estaba enfocado en otra cosa. Corrí hacia la sala de espera y luego estaba a punto de correr hacia su habitación pero una mano cerrándose en mi antebrazo me detuvo. Voltee y pude ver a un Zayn preocupado mirándome.
—Zayn suéltame, tengo que verla.
—Harry, ahora sus padres están adentro. Tienes que esperar unos momentos.
—No puedo esperar Zayn —contesté sonriente—. La amo, Zayn. La amo —mi amigo me miró y luego bajó la mirada algo.. ¿triste?—. Suéltame Zayn, debo decírselo.
—Harry, ¿no te lo han dicho cierto? —oí la voz de Liam cerca de los asientos. Faltaban todas las chicas y ellos se veían deprimidos. Fruncí el ceño y me solté con fuerza de Zayn.
—¿Decirme qué? —nadie hablaba.
—Harry, ella.. —empezó Niall pero yo lo interrumpí.
—No, no, no. Claro que no.. —sentí como todo en mi interior se hacía trizas—. No puede ser —mis ojos se llenaron de lágrimas de golpe y pude sentir como mis manos temblaban.
—Harry.. ella no lo soportó. Sus heridas eran demasiadas y su enfermedad no ayudó para nada.
—No. Yo.. la amo, debía decírselo. No pudo haber muerto.. no..
—Harry..
—No —corrí por los pasillos ahora que los chicos tenían la guardia baja y llegué hasta su habitación, al abrir la puerta vi a Trish arrodillada a un lado de la cama llorando desconsolada mientras Peter trataba de consolarla. Me acerqué y la vi.. más pálida de lo normal. Su pecho ya no subía y bajaba como antes, ahora se mantenía quieto. Toqué delicadamente su mano y estaba helada. Corrí fuera de la habitación desesperado, intentando buscar una salida.
—¡Harry! —gritó Louis cuando pasé por la sala de espera pero no voltee. Continué corriendo hasta que salí del hospital y una vez afuera cuando el viento chocó con mi rostro me dejé caer de rodillas al suelo. ¿Por qué eso le tenía que pasar justo a ella? Merecía continuar con su vida, tener hijos, ser feliz.. conmigo. ¿Qué sentido tenía mi vida ahora? Había aprendido a amar a su lado, había encontrado a alguien con quien pasar el resto de mis días y cuando estaba dispuesto a dejar todo por ella, mi forma de vida desastrosa, mis salidas, las mujeres, todo para quedarme para siempre con ella.. pasa esto. Recordé sus ojos, observándome. Recordé su risa inunando mi departamento. Recordé el primer día que la ví en la firma de autógrafos, como cada parte de ella me cautivó por completo. Recordé su perfume, el olor de su shampoo y lo sedoso que era su cabello. Como su mano encajaba perfectamente con la mía y como su cabeza siempre encontraba un lugar en mi hombro. Recordé su voz inundando mis oídos..

—Aclararemos esto desde el primer día, Styles. No voy a detenerme hasta tenerte de rodillas rogándo para que me quede contigo luego de estos cuatro meses, así que ni siquiera intentes evadirme porque será en vano.

—Hazza, no seas amargado. Sabes que Thompson ya no es mi apellido y ya conozco a tus amigos. Además.. soy tu esposa, no tienes que llamarme por mi nombre completo.

—Está bien, yo sigo firme con mi decisión. Voy a enamorarte, Harry Styles o me destrozaré en el intento.

—Admítelo. Me deseas, de una forma.. indescriptible.

—Paso a paso, Styles.

—No soy suficiente para ti, ¡y lo sé! Solo.. solo quería saber que se sentía tener a alguien hermoso a tu lado por un momento. Quería.. sentirme envidiada una vez en mi vida. Quería por un momento olvidar toda esa mierda que viví y sentirme feliz.. solo cinco minutos. Y sé que no soy suficiente para ti, no te llego ni a los talones, Harry. Lo sé, y lo siento mucho. Siento la vergüenza que debes pasar al tener que caminar conmigo, al verte en las noticias junto a una chica como yo teniendo a tantas hermosas que te aman.

—¡Yo no te obligué a nada además del matrimonio! ¡Y si me quieres es porque tu corazón lo demanda, no porque yo lo digo!

—Harry yo.. estoy enferma. Tengo VIH.. tengo sida.

—Debiste haberlo pensado antes de acostarte con Zoe. Ya es tarde, tú y tu testosterona que te maneja la vida se pueden ir bien a la mierda

—¿Estarás aquí cuando despierte?

—Te amo, Harry.

Mi vida definitivamente se había ido a la mierda. La única persona en el mundo capaz de hacerme feliz ya no estaba.. ¿cómo seguiría esto ahora? ¿Qué sería de mi? Pero lo que más me dolía era que esas dos palabras me habían quedado trabadas a mitad de la garganta y por siempre se quedarían ahí. Nunca logré decirle 'Te amo'. Nunca le demostré todo lo que sentía por ella. En ese momento entendí lo injusta que era la vida.

Capítulo treinta y nueve: Wings aren't what you need, you need me.




Los ojos me ardían de tanto llorar. Sentía como mis párpados pesaban y mi corazón estaba a punto de estallar de tristeza. Todo estaba perdido. No tenía nada por qué vivir. Abrí los ojos lentamente y el resplandor del sol me dio de lleno en el rostro.
—Mierda —murmuré con odio. ¿Cómo seguiría mi vida ahora? ¿Todo continuaría normal como siempre? ¿Como cuando ella no estaba? Claro que no, mi vida ya nunca volvería a ser igual. Mi estómago gruñó con fuerza y dudé por unos segundos si alimentarme o no pero creo que dejarme morir de hambre no era una de las mejores ideas. Tenía que intentar seguir con mi vida, por mi madre, mi hermana, su familia, mis amigos.. por ellos. Giré en la cama y solté un quejido debido a las pocas ganas que tenía de levantarme, entonces su perfume inundó mis fosas nasales. Tomé la almohada en la cual ella se había acostado hacía solo dos días atrás y aspiré con fuerza, imaginando que la tenía en mis brazos. Tiré la almohada al suelo y me levanté de mala gana. Entré al baño y me di una ducha intentando sacarla de mi cabeza pero con cada segundo que pasaba parecía peor. Salí y me puse unos boxers y una camiseta. No planeaba salir. Ni hoy, ni mañana, ni pasado y quizás me quedaría encerrado todo el mes. No estaba de humor. Sacudí mi cabello y lo dejé apenas goteando. Bajé las escaleras y entré a la cocina. Me preparé un sandwich y me senté en la barra a comerlo y a comerme mis penas.
—Al fin despertaste, era hora —mis manos se congelaron y mis ojos se clavaron en la mujer que estaba recargada sobre el marco de la entrada a la cocina. Su castaño y brillante cabello caía en despreocupadas ondas sobre sus hombros. Traía una camisa mía que le llegaba por encima de las rodillas y sonreía. Aquella sonrisa que creí que nunca más vería—. ¿Harry? ¿Estás bien? Parece que has visto un fantasma —preguntó divertida. Fruncí el ceño y seguí mirándola intentando comprender. ¿Era un fantasma? ¿Una alucinación de mi pobre inconsciente?
—¿C-cómo.. —dejé caer el sandwich sobre la barra y caminé robóticamente hasta ella intentando no desmayarme. Una lágrima rodó por mi mejilla y entonces su semblante se puso serio.
—Harry, cariño. ¿Qué pasa? —se acercó y sus manos se amoldaron a ambos costados de mi rostro. Cerré los ojos y sentí que mi corazón volvió a latir—. Me preocupas —susurró a unos escasos centímetros de mi rostro. Me acerqué y la estreché entre mis brazos dando por hecho que era real. Que ella realmente estaba ahí.
—Estas viva —fue lo único que mis labios pudieron articular. Se alejó de mi y me miró confundida.
—Harry, claro que estoy viva —suspiró y se acercó de nuevo mientras con una de sus manos peinaba mi cabello hacia atrás—. ¿Tuviste una pesadilla?
—Es que.. era.. era tan real —mis ojos volvieron a inundarse y mis manos subieron hasta sus mejillas.
—¿Quieres contarme? —negué enseguida y luego traté de reacomodar mi mente. Había sido solo un sueño pero, ¿desde dónde? ¿Qué fue real y que fue un sueño? El que ella estaba muerta era claro que fue una horrible pesadilla—. Bien, tu madre ha llamado. No me dijiste nada sobre que hoy irías a almorzar con ella a la una —y entonces todo se reacomodó. Anoche fue nuestra primera noche juntos y nada de lo siguiente había pasado. Pero había un nexo entre mi sueño y la realidad.. yo la amaba.
—¿Acaso crees que luego de anoche iba a recordar decírtelo? —sus mejillas se enrojecieron y bajó la mirada—. Fue la mejor noche de toda mi vida —confesé provocando que sus ojos volvieran a enfocarse en los mios. Rodeó mi cintura con sus brazos y apoyó su cabeza en mi pecho.
—Le he dicho a tu madre que podía despertarte pero dijo que luego te llamaría y que almorzaría con Gemma y Liam.
—Mejor, podremos almorzar juntos —susurré antes de besarle la coronilla. Sentía que necesitaba estar así con ella, tan acaramelado y decirle a cada segundo lo hermosa que era y lo feliz que era yo por tenerla a mi lado.
—Debes tener pesadillas más seguido, despiertas más dulce —sonreí pero el simple hecho de pensar tener otra pesadilla como esa me erizó la piel. Se había sentido totalmente real—. Fue una broma, lo siento —se disculpó luego mientras sus ojos recorrían mi rostro y entonces me di cuenta de la cara de horror que debía tener en ese momento.
—Ya no hablemos sobre eso. ¿Por qué no vamos a vestirnos y luego salimos a almorzar? —sonrió y asintió sin quitar sus ojos de los mios. Se puso en puntillas de pie y juntó sus labios con los mios y sentí aquel cosquilleo que sentía cada vez que ella me besaba. Ese sentimiento que había dado por muerto. Sus dedos se enredaron en mi cabello y mis manos se cerraron justo detrás de su cintura. No quería soltarla, no quería dejar de sentir la suavidad de sus labios ni el calor que su cuerpo me proporcionaba pero ambos comenzabamos a quedarnos sin aire y debíamos parar. Me alejó lentamente y luego me regaló una de sus radiantes sonrisas.
—Iré a cambiarme. Oh espera —exclamó algo preocupada—. No tengo ropa aquí más que la de anoche.
—Pasaremos por tu casa, ¿quieres? —entonces recordé aquella maldita pesadilla. Trish iba a decirme que yo no era suficiente para ________. Quizás no había sido solo una pesadilla, quizás había sido una advertencia de lo que sucedería si tomaba malas decisiones. Pero estaba dicho, todo sería diferente esta vez.

***

Sucedió exactamente lo mismo que había sucedido en la pesadilla. Yo dudé si bajar, ella me obligó, al entrar subió las escaleras, luego apareció Diana y luego llegó su madre. Todo era una especie de deja-vú hasta ahora. Iba a cambiar el rumbo de las cosas.
—Diana, está en la ropa limpia. ¿Harry? —Trish se acercó hacia mi mirándome confundida. Sonreí con los labios sellados. Recordé la imagen de otra Trish, una empapada en lágrimas con el maquillaje corrido y el cabello despeinado. Desesperada por traer a su hija de nuevo a la vida.
—Hola Trish, ¿cómo estás? —entrecerró los ojos y me miró unos segundos.
—Bien, ¿y tú? Me sorprende verte. Creía que tu y _________ estaban.. bueno, distanciados.
—Sí, pero ya hemos arreglado las cosas —abrió la boca para hablar pero la interrumpí—. Sé que ella ha sufrido mucho por mi. Sé que casi ni salió de su habitación mientras nos distanciamos, pero yo no estuve mejor. Lo sufrí igual que ella y Trish.. yo amo a tu hija —susurré. Trish me miró durante unos segundos y luego lanzó un suspiro.
—¿Sabes que esas dos palabras son muy fuertes y grandes? —asentí.
—Pero es la verdad. Nunca he sentido nada igual con nadie, cuando ella está conmigo.. todo cobra sentido en mi vida. Lo es todo para mi y si algún día llegara a perderla, también perdería mi razón para vivir —me regaló una sonrisa de lado similar a las que solía darme __________ y luego suspiró aliviada.
—Me alegra tanto oír eso, Harry. ¿Ya se lo has dicho?
—Aún no, planeo decírselo esta noche. He estado organizando alguna que otra cosa, se ama solo una vez, ¿cierto?
—Cierto, tienes toda la razón, jovencito.
—¿En qué tiene la razón? —preguntó aquella familiar voz que era música para mis oídos. Voltee y enfoqué mis ojos en los suyos.
—En que Diana tiene que aprender a buscar bien su ropa —mintió Trish mientras tomaba a Diana de mis brazos y salía de la habitación con un 'diviértanse' y un guiño de ojo para mi. __________ se acercó y me miró con una mueca que tenía confusión y diversión mezcladas.
—¿Qué fue eso? —le coloqué un mechón de cabello detrás de la oreja y ella enredó sus manos en mi cintura.
—¿Qué cosa?
—No lo evites, lo he visto. Mi madre te ha guiñado el ojo, ¿de qué va eso? —junté mis manos detrás de su cintura y ella subió las suyas a mi cuello dejándome suaves caricias en la nuca.
—Bueno, no es para asustarte eh, pero.. creo que tu madre está enamorada de mi —susurré. Rió y me golpeó el brazo.
—Eres un idiota —sonreí y besé su frente antes de pasar un brazo por sus hombros.
—Bien, ¿a dónde quieres almorzar? —pasó uno de sus delgados brazos por mi cintura y ambos caminamos hacia la puerta.
—A donde tu quieras llevarme, da igual si estoy contigo —casi se me escapan esas dos palabras, esas que moría por decirle pero tenía mejores planes. No iba a decírselo así sin más, iba a decírselo de una forma especial. Que supiera que lo decía enserio y que para mi esto no era simplemente otra relación, que ella no era simplemente otra mujer que pasó por mi cama y por mis brazos. Ella era única y ahora que la tenía y que era consciente de lo mucho que la amaba, no iba a dejarla ir. Nunca.

Capitulo cuarenta: I'm not perfect, but I swear I'm perfect for you. [FINAL]



La llevé a almorzar a uno de los restaurant mas bellos del centro de Londres y luego decidimos ir a caminar.
—Sabes, esto es extraño —comenzó. Entrelacé su mano con la mia y luego rió elevándolas en medio de ambos—. Lo ves, a esto me refiero.
—¿Es extraño que quiera demostrarte lo mucho que te quiero?
—Sí, porque.. no eres así. Tan dulce y demostrativo. Bueno, no conmigo.. hasta ahora —suspiré y mire hacia el frente.
—¿Qué te digo? He cambiado en este tiempo —bajó la mirada y sonrió a medias—. No, en realidad tú me has cambiado —me miró y sus ojos brillaron—. Me cambiaste para mejor, me hiciste este idiota enamorado que soy ahora..
—¿Estás enamorado? —sonreí y solté su mano para pasar mi brazo por sobre sus hombros.
—¿Es necesario que lo preguntes? —respondí con otra pregunta mientras besaba su cabeza.
—Es que.. no lo sé. Nunca pensé que podriamos llegar a estar así. Tenía la mínima esperanza de que algún día me quisieras pero sinceramente creía que nunca iba a suceder.
—Está sucediendo justo ahora —me miró durante unos segundos y luego miró al frente. Pude notar como sus facciones cambiaban y su semblante pasó a ser totalmente serio.
—Harry, hay algo que debo decirte..
—No importa que me digas, te quiero de todas formas —sonrió y me abrazó por la cintura.
—No, no se trata de mi. Es sobre.. Zoe —sabía que tarde o temprano deberíamos tocar este tema. Si mal no recuerdo en mi maldita pesadilla la causante de el accidente de ____________ era esa morocha engreída y malvada.
—¿Qué sucede con ella? ¿Te ha hecho algo? —pregunté en tono sobreprotector. Nos sentamos en uno de los bancos de la plaza por donde caminábamos y ella tomó mis manos entre las suyas.
—No, bueno en realidad sí —suspiró y luego me miró a los ojos—. Hace unos cuantos días, Zoe fue al departamento buscándote. Me dijo que la habías estado llamando así que se había tomado la molesta de ir al departamento para verte.
—¿Le creíste? —bajó la mirada y dejó de acariciar mis manos. Apreté las suyas y luego volvió a mirarme—. Nena, esa arpía solo dice mentiras. No quiero que le creas ni una palabra de lo que te diga sobre mi. No la he llamado, luego de nuestro arreglo de no Zoe ni Demian no me contacté con ella. Luego bueno, pasó lo de mi accidente, la pérdida de la memoria y eso pero antes no había sabido nada de ella por semanas.
—Lo siento, Harry. Siento haber desconfiado de ti.
—Está bien, es normal que la gente desconfíe de mi. Quiero decir, es lo que me gano por ser como soy.
—Como solías ser. Sé que no volverás a mentirme.. o eso espero.
—Claro que no lo haré —me acerqué y le di un corto beso en los labios ya que ella se alejó.
—Eso no era a lo que quería llegar. Bueno, luego de que la dejé pasar o más bien entró bruscamente al departamento comenzó a hablar sobre mi enfermedad y en que debía tener cuidado contigo. Ella me dijo que haría cualquier cosa para estar contigo y que sería mejor si me alejaba de ti.
—Nena, no dejaré que nada malo te pase.
—No temo por mi, Harry. Temo por ti. Sé que Zoe es capaz de cualquier cosa con tal de tenerte..
—No te preocupes, nos encargaremos de ella más tarde. ¿Por qué no disfrutamos de este tiempo juntos? —sonrió con los labios sellados y apoyó su cabeza en mi hombro mientras jugaba con nuestras manos—. Lamento lo de Zoe —la oí suspirar y luego respondió.
—Ya está, es pasado.
—Sé que es pasado pero también sé lo mucho que te dolió. No sabes cuanto lo siento, nena. Fui un maldito imbécil impulsivo y calentón —me miró y tomó mi rostro entre sus manos.
—Hey, ya está. Estás perdonado, no hay nada de lo que debas preocuparte.
—¿Podrías besarme? —sonrió y se acercó. Cerré los ojos esperando sentir el contacto de sus labios con los míos pero lo que me dio fue un beso en la punta de la nariz. Luego el calor que sus manos ofrecían a mis mejillas desapareció obligándome a abrir los ojos. Se había alejado lo suficiente de mi y me miraba divertida—. Hey, no me refería a esa clase de beso.
—No especificaste.
—Ven aquí y dame mi beso, lo exijo —fingí darle una orden pero la sonrisa de mi rostro era imposible de borrar. Con ella era feliz, era todo lo que necesitaba para vivir.
—Si lo quieres, ven por él —comenzó a correr y yo no tardé en reaccionar y correr detrás suyo. De vez en cuando volteaba y reía como una niña de cinco años. Ambos parecíamos niños de cinco años. Luego de unos cuantos metros la alcancé rodeando su torso con mis brazos.
—Te tengo —dije victorioso mientras ella se dedicaba a seguir riendo—. Ahora sí, vas a darme mi beso —volteó aún entre mis brazos, los cuales se acomodaron detrás de su cintura y subió los suyos hasta mi cuello.
—Siempre vas a ganarme en cosas como esta, no es justo —puso cara de perro mojado pero no funcionó conmigo.
—Tú dijste atrápame. Hubieses propuesto otra cosa
—Bien, entonces propondré otra cosa.
—Já no, ahora ya es tarde. Exijo ya mismo tener tus labios sobre los mios, ya.
—¿Y si no quiero?
—¿No quieres besarme? —fingí sorpresa.
—¿Vas a convertirte en príncipe? —preguntó divertida.
—¿Me estás diciendo sapo? —pregunté con tono indignado—. Es lo más hiriente que me han dicho en toda mi vida.
—Ha salido de tus labios, no de los mios. No sé si quiero besarte, porq- —pero antes de que pudiera seguir hablando ya había terminado con la distancia que nos separaba y mis labios se movían acompasados sobre los suyos. No tardó en seguirme el ritmo y luego rió sobre mi boca. Fruncí el ceño y me alejé para mirarla.
—¿Qué es tan gracioso?
—Apuesto lo que sea a que usas algun labial.
—¡¿Qué?! —pregunté incrédulo.
—Tus labios son demasiado suaves, es imposible que sean así porque sí.
—Ah, de eso hablas. Bueno, aún no puedo decir lo mismo de los tuyos. ¿Me dejas volver a probarlos? —sonrió al igual que yo y me acerqué para volver a besarla.
—Miren a la pareja más feliz de todo Londres —nos alejamos apenas unos centímetros para mirar hacia nuestra izquierda donde se encontraba parada la peor desgracia que el mundo pudo haber puesto en mi camino.. y en el de ___________.
—No molestes, bruja —contestó automáticamente ___________. Zoe sonrió y nos miró consecutivamente a ambos.
—Se ven bien juntos, espero que nada pase entre ustedes.. o con alguno de ustedes.
—Maldita perra, si te acercas a ella te las verás conmigo —contesté furioso acercándome a Zoe, la cual me miró con un poco de miedo. Pero _________ se interpuso y me detuvo con una mano en mi pecho.
—Harry, tranquilo. Es una pobre desgraciada que no tiene vida propia y por eso tiene que arruinar la de los demás. Vamos, esto es una pérdida de tiempo —tomó mi mano y me tironeó hasta alejarme lo suficiente de Zoe la cual se dedicaba a mirarnos con odio. Una vez que estuvimos lo suficientemente lejos, pasé mi brazo sobre sus hombros y la acerqué a mi de manera protectora. Temía por ella, quería estar cada segundo a su lado y cerciorarme de que nada malo iba a sucederle. Debía contarle la pesadilla, tarde o temprano deberíamos hablarlo. Zoe era capaz de aquello y ambos lo sabíamos. Pero tenía otros planes para el día de hoy. Luego de aquel imprevisto de último momento caminamos de nuevo hasta el auto y subimos. Por suerte yo llevaba un gorro puesto y anteojos al igual que ella, sino con facilidad hubiésemos sido reconocidos y habría sido todo un descontrol.
—Nena, ¿pasamos por tu casa? —pregunté mientras tomaba el camino hacia la casa de sus padres.
—¿A mi casa? ¿Para qué? —preguntó con el ceño fruncido y mirándome. Mi mano estaba sobre la palanca de cambios y la suya estaba sobre la mía dándome suaves caricias.
—Para que busques tus cosas. Vuelves a vivir conmigo, ¿cierto? —abrió la boca para responder pero sus labios se tensaron en una línea recta. Miró hacia el frente y luego suspiró—. ¿No volverás a vivir conmigo?
—Harry no lo sé. Creo que debemos ir lento.
—¿Lento? Nena, ya lo hemos superado. No aguanto estar alejado de ti, además de que tengo miedo por la trastornada de Zoe. Necesito saber que estás bien.
—Estaré bien en casa de mis padres, nada va a pasarme. Apresurarnos en esto sería otro error. No sentimos lo mismo y creo que.. necesitamos tiempo para.. —pero entonces yo frené el auto a mitad de la calle. Ella se inclinó hacia adelante y tomó mi mano con fuerza durante la frenada pero luego cuando el auto estuvo quieto me soltó y me miró molesta. Abrió la puerta de co-piloto y bajó. Imité su acción y la seguí ya que corrió hacia la vereda—. ¡¿Estás loco?! ¡Podrías habernos matado! ¡¿Qué es lo que pasa contigo?!
—Te amo —finalicé con todo este teatro. Mis planes para luego se habían ido al carajo pero no me interesaba. Necesitaba decírselo y ella necesitaba saberlo, ahora justo ahora.
—¿Qué? —preguntó en un susurró. Me acerqué y tomé su rostro entre mis manos.
—Te amo, ___________. Te amo como nunca amé a nadie en toda mi corta vida.
—Harry, no juegues con eso.. sabes lo que esas palabras significan para mi.
—No estoy jugando, nena. Te lo digo porque lo siento, lo sé. Lo sé cada vez que estoy cerca tuyo —comenzaron a oírse bocinazos y gente maldiciendo. Ella se inclinó un poco hacia la derecha y luego me miró de nuevo.
—Harry, tu auto está a mitad de la calle.
—No me importa el maldito auto, ¿estás escuchando lo que estoy diciéndote? Te amo, ________. Te amo con locura a ti y solo a ti. No puedo vivir un segundo sin estar a tu lado y si me faltas no sé que sería de mi. Eres todo, te has convertido en todo para mi. Ese maldito sueño me hizo darme cuenta de muchas cosas, como por ejemplo de que te amo. De que si llegara a perderte para siempre me derrumbaría. Si no pudiera oírte hablar, sentir tus labios sobre los mios o tu dulce voz.. yo.. moriría —sus ojos se humedecieron en cuestión de segundos y los mios tambien al recordar aquella horrible pesadilla que cambió el rumbo de mi vida—. Sé que no soy perfecto, Dios. Soy un maldito idiota. Soy mujeriego, egocéntrico, egoísta, narcisista, impulsivo y puedo seguir toda la tard diciéndote mis defectos pero soy capaz de cambiar todos y cada uno por ti. Porque te amo, y haría cualquier cosa para tenerte a mi lado. Y si no me amas, si tu amor se fue o nunca lo sentiste, lucharé. Daré todo de mi para que te enamores de la misma forma que a mi me pasó contigo, haré hasta lo imposible para tenerte. Y si no lo logro entonces aceptaré verte feliz con alguien más, pero nunca me perdonaré el hecho de no haber sido suficiente para ti. Nunca seré suficiente para ti, pero haré mi más grande esfuerzo.
—Harry, respira —ambos soltamos una pequeña risa y luego ella bajó la mirada—. Creo que, necesito unos segundos para asimilar todo lo que me dices. Es.. demasiado.
—Lo sé, pero.. dime que también me amas. Por favor, nena. Te lo ruego.
—Claro que te amo, idiota. Siempre te he amado, ¿qué clase de petición me estás haciendo? —suspiró y luego subió sus manos hasta mi cuello haciendo que yo enredara las mias en su cintura—. Te amo desde que.. siempre. Desde que te vi por primera vez en la televisión, desde que escuché tu voz en la primera canción. Dios, Harry. Siempre te he amado. Y siempre lo supe, por eso luché por tenerte. Luché por ti, porque sabía que nunca lograría amar a alguien como te amo a ti y si no te tenía al menos debía intentarlo. Sabía que debería soportar muchas cosas, que debería aguantar verte con miles de chicas diferentes y soportar los insultos de tus fans pero estaba dispuesta a hacerlo porque mi amor por ti va más allá de todo eso. Claro que te amo.
—No te das una idea de lo bueno que es escucharlo —sonreí y me acerqué para unir nuestros labios. Luego de unos segundos se separó de mi.
—Empecemos de nuevo, desde aquí. Olvidemos todo el pasado y hagamos las cosas diferentes.
—No dejaré de amarte para comenzar de nuevo.
—Bien, podemos comenzar desde la mitad de una historia de amor, ¿qué te parece?
—Podemos comenzar desde la parte en la que te pido que huyamos juntos, ¿qué te parece?
—¿Qué? —preguntó algo atónita. Y sí, la idea era perfecta. Huír juntos, lejos de toda la fama, lejos de Zoe, lejos de todo lo malo que pasamos. Empezar de nuevo.
—Empecemos de nuevo, pero con todo lo que eso implica. Busquemos un lindo departamento en algún lugar del mundo que te guste y viajemos allá por un tiempo. Alejémosnos de todo lo malo, principalmente de Zoe. Escapemos.
—Pero Harry, no puedo escapar. ¿Y mis padres? ¿Mi hermana? ¿Y nuestros amigos?
—Los llamaremos cuando estemos allá pero no les diremos donde estamos, sabrán que estamos bien y felices. Nada importa, nena. Por un momento seamos solo tu y yo, y nadie más —intenté convencerla mientras rozaba su nariz con la mía. Dudó unos segundos pero luego una sonrisa se dibujó en su rostro.
—¿Norteamérica?