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Su Mejor Peor Error Nicholas y __Tn. TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Su Mejor Peor Error Nicholas y __Tn. TERMINADA
ahh lo hicieron!!!
Pero se sienten culpables!!!
Eso no es bueno!
Siguela!!!
Pero se sienten culpables!!!
Eso no es bueno!
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Su Mejor Peor Error Nicholas y __Tn. TERMINADA
omj!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! loa ame lo ame lo ameee
me encanto el cap estvooo waaaa
excelenteee
pero y ahora???
queior maraton
andreita
Re: Su Mejor Peor Error Nicholas y __Tn. TERMINADA
Capítulo 5
(Parte Uno)
Especial 1/2(Parte Uno)
Nick caminó a ciegas por la calle, registrando escasamente el frío,
cada célula de su cuerpo vibraba debido al shock.
Había tenido sexo con (Tn) Sutcliffe. No, era demasiada seca una sola palabra
para lo que habían hecho. Habían follado. Desesperadamente. Urgentemente.
Como si sus vidas dependieran de ello. Como si pensaran que habían esperado el
momento por mucho, mucho tiempo.
No podía dejar de pensar en ello. Ni siquiera le gustaba: pero al caer sobre su
cuerpo, le hacía sentir como si llegará a casa. Cada palabra que salía de la boca de
ella hacía que quisiera rechinar los dientes (pero sus gemidos, ruegos y suplicas
llenaban su mente).
No entendía. Aún mejor, no quería entender. Era temeraria e impulsiva, bebía
demasiado, se vestía demasiado provocativa. Era un desastre. Un desastre
esperando por suceder.
Se detuvo en la esquina, descubriendo por primera vez que había caminado
exactamente en sentido opuesto al que necesitaba ir.
Se encontraba lo suficientemente sobrio y borracho para darse cuenta del
simbolismo de su acción inconsciente. La completa hora que había pasado, era una
gran y larga caminata en la dirección equivocada. Una salvaje, asombrosa, mojada,
apretada caminata, que lo dejó jadeando y no tenía sentido negar la estupidez que
acababa de hacer.
Así que, ¿por qué lo había hecho? ¿Por venganza? ¿Porque Elizabeth le había
regresado su corazón y le había dicho que no podía usarlo? ¿Porque quería
probarse algo a sí mismo?
Qué tal porque tú siempre, siempre, siempre te lo preguntaste. Incluso cuando no debías.
Incluso cuando amabas a Elizabeth. Tú siempre te preguntaste…
Su respiración se convirtió en una nube de vapor, pero no tenía sentido negar la
realidad.
Siempre se había preguntado sobre (Tn), en alguna parte profunda y manejada
por la testosterona de su psique. Se preguntó cómo se veían sus pechos, si su
trasero era firme y redondo como se veía en sus pequeños vestidos provocadores.
Si realmente, le gustaba tanto el sexo como aparentaba.
Y ahora lo sabía. Dios, lo sabía.
Sentía cómo incrementaba su dureza mientras revivía esos momentos en el sofá. La
manera en que ella tiraba de su cabeza y le agarraba su polla tan audazmente. La
manera en que lo urgía a ir más fuerte, más alto, más rápido.
Un autobús de dos pisos pasó rápidamente tan cerca, que hizo que su chaqueta
ondeará. Dio un paso hacia atrás en la acera. Parpadeó. Miró alrededor de nuevo.
Necesitaba encontrar el camino a casa. Mejor aún, necesitaba olvidar lo que había
pasado esa noche. Había sido un momento de locura. Un acto estúpido e
impetuoso, manejado por el ego, por el licor de durazno y por la innegable
curiosidad.
Ahora ya había satisfecho su curiosidad. Era tiempo de poner a (Tn) en el
pasado, junto con Elizabeth.
De repente se sintió muy, muy sobrio, se dio la vuelta y empezó a caminar.
Las flores llegaron a media mañana, entregadas por un hombre de mediana edad
con una sonrisa animada.
—Alguien está interesado —dijo él, ofreciéndole a (Tn) un guiño mientras le
daba un bouquet pesado de claveles rayados en rosa y amarillo con rosas de un
color rosa pálido.
(Tn) sintió que el color se le salía del rostro.
—Gracias.
Esperó hasta que la campana de la puerta indicó que se había ido, para abrir el
pequeño sobre blanco que venía insertado dentro del bouquet.
Lo siento. No sucederá de nuevo.
Nicholas St Jonas .
Una pequeña y afilada risa salió de su boca. Había incluido su apellido, por si tenía
problemas de recordar quién era. Como si alguna vez lo olvidaría.
Una parte de ella quería tirar las flores en la basura, como un absoluto rechazo de
lo que había pasado anoche. Aunque, era demasiado hermoso para ser destruido.
El florista había imaginado el bouquet antes de traerlo al mundo y todos los
pétalos de las rosas estaban brillantes por la humedad. Levantó las flores hacia su
nariz y olfateó profundamente. La esencia picante de los claveles se mezclaba con
la dulzura sentimental de las rosas y entonces recordó algo que sucedió hace diez
años atrás.
Había estado obsesionada con la era Victoriana en ese entonces. Lo social, la moda,
el lenguaje. Estuvo feliz
un mes completo explorando la floriografía, el lenguaje
secreto de las flores que los Victorianos habían usado para transmitir sus
sentimientos que no podían expresar de otra manera. Los claveles tenían muchos
significados, pero los claveles rayados significaban rechazo.
Lo suficientemente apropiado.
Aunque, las rosas color rosa pálido, simbolizaban deseo y pasión.
Qué irónico que Nicholas (o el florista) habían escogido esas dos flores para que
lucieran en el bouquet.
Irónico, pero sin importancia en ultima instancia. Como decidió la noche anterior
la única importante en todo esto era Elizabeth.
Llevó las flores a la habitación trasera, las puso en un jarrón de agua junto al
fregadero. No fue capaz de tirarlas, pero no iba a pasar todo el día viéndolas e
inhalando su fragancia. El teléfono empezó a sonar y regresó al piso de la tienda.
El identificador le decía que era Elizabeth. Su estómago cayó y se sentó
pesadamente.
Bien. Haz esto. Supéralo y termina con esto.
—E. ¿Cómo estás? —dijo, mientras tomaba la llamada.
—TN Dios. Es bueno escuchar tu voz. No tienes idea lo mucho que te he necesitado
los pasados días…
Elizabeth sonaba extraña. Como si no fuera ella. Le tomó unos segundos a (Tn)
reconocer que la extraña nota que recorría su voz era la emoción.
—¿Qué pasa? —preguntó, frunciendo el ceño.
—Es tan complicado. Pero la versión corta es que conocí a este hombre. Este
hombre exasperante, testarudo y escandaloso… —El suspiro de Elizabeth sonaba
por la línea—. Sentí como si hubiera caminado en la neblina la mitad de mi vida,
Tn. Las cosas que me hace… La manera que me hace sentir…
(Tn) cerró sus ojos. Entonces, Nicholas había tenido razón. Había alguien más en la
foto. Alguien que Elizabeth había conocido unos cuantos días atrás, pero apenas
era capaz de contener su emoción, mientras hablaba de él.
—¿Cuál es su nombre?
—Nathan. Nathan James.
—¿Qué hace?
—Por el momento, no mucho. Él… Él se est{ recuperando de un accidente de
tránsito.
Por primera vez había duda en la voz de su amiga.
—¿Qué tan malas son las heridas? —preguntó rápidamente (Tn), preocupada por
su amiga. Elizabeth es generosa. (Tn) podía imaginarse que se atrapaba en los
problemas de este Nathan, haciéndolos propios.
—Nada físico. Su hermana murió en el mismo accidente.
Elizabeth no dijo nada más, pero había un mundo de posibilidades que florecían
en la mente de (Tn).
—¿Ha habido noticias de tu padre?
Ese era el por qué Elizabeth había dejado todo lo que conocía y amaba atrás,
después de todo.
—Hablé con él por teléfono. Sólo por unos minutos.
(Tn) se dio cuenta de la nota plana en la voz de su amiga.
—¿No estaba feliz de saber de ti?
—No, no realmente. Sonaba… indiferente, si te soy honesta. No es exactamente lo
que estaba esperando. Pero estará en casa para Navidad, así que creo que para ese
entonces lo sabré.
—¿Navidad?
Faltaban cuatro semanas. Cuando E había saltado al avión para ir a Australia,
(Tn) nunca se imaginó que se quedaría ahí por tanto tiempo. Un extraño temblor
de premonición corrió por su columna vertebral. Como si su cuerpo entendiera
algo que su mente no quería comprender.
—¿Qué está pasando de tu lado? Debes estar harta de escuchar todas mis cosas
—dijo Elizabeth.
(Tn) miró con culpabilidad sobre su hombro.
Podía ver el bouquet que había enviado Nicholas junto al fregadero en la habitación
de atrás, como un reprendimiento floral.
—No mucho. Yo, um, fui a donde Nicholas el otro día.
Ella hizo una mueca. De las muchas maneras que conducían a lo que necesitaba
decir…
—¿Cómo está? Me sentí tan mal cuando me dejó ahí, Tn, pero era lo mejor para
ambos. Tal vez él no era consciente en ese momento, pero lo era. Se merece a
alguien que lo ame completamente. Alguien quien lo quiera por lo que es y no
porque cumple todos los requisitos.
(Tn) presionó el teléfono tan fuerte contra su oreja que le dolía.
—Escucha, E, hay algo que necesito decirte. Algo pasó con Nicholas la otra noche.
—Déjame adivinar… tuvieron una pelea. Ustedes dos son absolutamente inútiles,
y completamente predecibles. ¿Espero que ninguno tenga heridas?
(Tn) pensó en la marca del chupetón que había encontrado en su pecho la noche
anterior cuando se bañó la esencia de Nicholas en su piel. No era permanente, pero
el recuerdo de Nicholas devorando sus pechos estaría con ella hasta el día de su
muerte.
—Tn, eres un amor, pero no tienes que pelear mis batallas por mí, ¿está bien? —dijo
Elizabeth—. Ya he tomado mi decisión. Y Nicholas es un buen hombre. Realmente lo
es. Es un hombre encantador. —La voz de su amiga se quebró por la emoción.
(Tn) miró a la pintura negra maltratada del mostrador, sintiéndose como diez
diferentes tipos de mierda.
Dilo. Termina con esto.
Pero las palabras no vinieron. Elizabeth siempre había creído en ella. Sin importar
nada.
El pensamiento de perder su amor incondicional, su apoyo, la hizo sentir enferma
del corazón.
—Lo recordaré si me cruzo de nuevo con él —dijo.
Si se cruzaba de nuevo con Nicholas St Jonas de nuevo, giraría el volante y se
dirigiría a la dirección opuesta, con mucha prisa.
No es como si tuviera la oportunidad… ellos escasamente se movían en los mismos
círculos sociales.
Era algo lejano.
La conversación regresó de nuevo a Nathan, (Tn) escuchó incrédula mientras
Elizabeth le admitía que se había ido más o menos a vivir con él.
Esto no era un romance de vacaciones. Elizabeth no funcionaba de esa manera. Un
montón de advertencias llenaron la mente de (Tn), pero no pronunció ni una
sola.
Elizabeth había estado envuelta en algodón por sus abuelos, casi su vida entera. Se
merecía el espacio para cometer sus propios errores y aprender sus propias
lecciones. Si esta persona, Nathan, la lastimaba como probablemente haría, si era
similar a la mayoría de los hombres que (Tn) había conocido en toda su vida,
Elizabeth tendría la reconocida lloradera, rechinada de dientes, luego se levantaría
y se quitaría el polvo ella misma.
(Tn) se determinó a insistir que Elizabeth la llamara si la necesitaba, sin importar
la hora del día o de la noche. Se sentía culpable y pequeña cuando terminó la
llamada, pero también aliviada. Le diría todo a Elizabeth cuando estuviera en casa
de nuevo en unas pocas semanas. Sentarla, mirarla a los ojos y confesar. Mucho
mejor que hacerlo por teléfono.
De todas formas, sonaba como si E tuviera sus manos llenas con Nathan, el Dios
del sexo. Lo que (Tn) había hecho no la convertiría en nada mejor o peor en las
semanas intermedias antes de que Elizabeth llegara a casa. No había ninguna fecha
de vencimiento en la traición, después de todo.
Un argumento egoísta, tal vez, pero era lo que estaba pasando con (Tn). Que Dios
la ayudara.
La decisión trajo una nueva calma, que la llevó hasta la hora del almuerzo.
Entonces fue atrás de la tienda para agarrar su sándwich de la nevera y vio las
flores de Nicholas y todo regreso de nuevo.
Su cuerpo bajo sus manos. La sensación de tenerlo dentro de ella. La ola de placer
estremecido que se había apoderado de su cuerpo.
Esta vez no dudó. Agarró las flores, salió a la calle y las arrojó en el bote de basura
público más cercano.
Si tan sólo fuera tan fácil borrarlo de sus pensamientos.
cada célula de su cuerpo vibraba debido al shock.
Había tenido sexo con (Tn) Sutcliffe. No, era demasiada seca una sola palabra
para lo que habían hecho. Habían follado. Desesperadamente. Urgentemente.
Como si sus vidas dependieran de ello. Como si pensaran que habían esperado el
momento por mucho, mucho tiempo.
No podía dejar de pensar en ello. Ni siquiera le gustaba: pero al caer sobre su
cuerpo, le hacía sentir como si llegará a casa. Cada palabra que salía de la boca de
ella hacía que quisiera rechinar los dientes (pero sus gemidos, ruegos y suplicas
llenaban su mente).
No entendía. Aún mejor, no quería entender. Era temeraria e impulsiva, bebía
demasiado, se vestía demasiado provocativa. Era un desastre. Un desastre
esperando por suceder.
Se detuvo en la esquina, descubriendo por primera vez que había caminado
exactamente en sentido opuesto al que necesitaba ir.
Se encontraba lo suficientemente sobrio y borracho para darse cuenta del
simbolismo de su acción inconsciente. La completa hora que había pasado, era una
gran y larga caminata en la dirección equivocada. Una salvaje, asombrosa, mojada,
apretada caminata, que lo dejó jadeando y no tenía sentido negar la estupidez que
acababa de hacer.
Así que, ¿por qué lo había hecho? ¿Por venganza? ¿Porque Elizabeth le había
regresado su corazón y le había dicho que no podía usarlo? ¿Porque quería
probarse algo a sí mismo?
Qué tal porque tú siempre, siempre, siempre te lo preguntaste. Incluso cuando no debías.
Incluso cuando amabas a Elizabeth. Tú siempre te preguntaste…
Su respiración se convirtió en una nube de vapor, pero no tenía sentido negar la
realidad.
Siempre se había preguntado sobre (Tn), en alguna parte profunda y manejada
por la testosterona de su psique. Se preguntó cómo se veían sus pechos, si su
trasero era firme y redondo como se veía en sus pequeños vestidos provocadores.
Si realmente, le gustaba tanto el sexo como aparentaba.
Y ahora lo sabía. Dios, lo sabía.
Sentía cómo incrementaba su dureza mientras revivía esos momentos en el sofá. La
manera en que ella tiraba de su cabeza y le agarraba su polla tan audazmente. La
manera en que lo urgía a ir más fuerte, más alto, más rápido.
Un autobús de dos pisos pasó rápidamente tan cerca, que hizo que su chaqueta
ondeará. Dio un paso hacia atrás en la acera. Parpadeó. Miró alrededor de nuevo.
Necesitaba encontrar el camino a casa. Mejor aún, necesitaba olvidar lo que había
pasado esa noche. Había sido un momento de locura. Un acto estúpido e
impetuoso, manejado por el ego, por el licor de durazno y por la innegable
curiosidad.
Ahora ya había satisfecho su curiosidad. Era tiempo de poner a (Tn) en el
pasado, junto con Elizabeth.
De repente se sintió muy, muy sobrio, se dio la vuelta y empezó a caminar.
Las flores llegaron a media mañana, entregadas por un hombre de mediana edad
con una sonrisa animada.
—Alguien está interesado —dijo él, ofreciéndole a (Tn) un guiño mientras le
daba un bouquet pesado de claveles rayados en rosa y amarillo con rosas de un
color rosa pálido.
(Tn) sintió que el color se le salía del rostro.
—Gracias.
Esperó hasta que la campana de la puerta indicó que se había ido, para abrir el
pequeño sobre blanco que venía insertado dentro del bouquet.
Lo siento. No sucederá de nuevo.
Nicholas St Jonas .
Una pequeña y afilada risa salió de su boca. Había incluido su apellido, por si tenía
problemas de recordar quién era. Como si alguna vez lo olvidaría.
Una parte de ella quería tirar las flores en la basura, como un absoluto rechazo de
lo que había pasado anoche. Aunque, era demasiado hermoso para ser destruido.
El florista había imaginado el bouquet antes de traerlo al mundo y todos los
pétalos de las rosas estaban brillantes por la humedad. Levantó las flores hacia su
nariz y olfateó profundamente. La esencia picante de los claveles se mezclaba con
la dulzura sentimental de las rosas y entonces recordó algo que sucedió hace diez
años atrás.
Había estado obsesionada con la era Victoriana en ese entonces. Lo social, la moda,
el lenguaje. Estuvo feliz
un mes completo explorando la floriografía, el lenguaje
secreto de las flores que los Victorianos habían usado para transmitir sus
sentimientos que no podían expresar de otra manera. Los claveles tenían muchos
significados, pero los claveles rayados significaban rechazo.
Lo suficientemente apropiado.
Aunque, las rosas color rosa pálido, simbolizaban deseo y pasión.
Qué irónico que Nicholas (o el florista) habían escogido esas dos flores para que
lucieran en el bouquet.
Irónico, pero sin importancia en ultima instancia. Como decidió la noche anterior
la única importante en todo esto era Elizabeth.
Llevó las flores a la habitación trasera, las puso en un jarrón de agua junto al
fregadero. No fue capaz de tirarlas, pero no iba a pasar todo el día viéndolas e
inhalando su fragancia. El teléfono empezó a sonar y regresó al piso de la tienda.
El identificador le decía que era Elizabeth. Su estómago cayó y se sentó
pesadamente.
Bien. Haz esto. Supéralo y termina con esto.
—E. ¿Cómo estás? —dijo, mientras tomaba la llamada.
—TN Dios. Es bueno escuchar tu voz. No tienes idea lo mucho que te he necesitado
los pasados días…
Elizabeth sonaba extraña. Como si no fuera ella. Le tomó unos segundos a (Tn)
reconocer que la extraña nota que recorría su voz era la emoción.
—¿Qué pasa? —preguntó, frunciendo el ceño.
—Es tan complicado. Pero la versión corta es que conocí a este hombre. Este
hombre exasperante, testarudo y escandaloso… —El suspiro de Elizabeth sonaba
por la línea—. Sentí como si hubiera caminado en la neblina la mitad de mi vida,
Tn. Las cosas que me hace… La manera que me hace sentir…
(Tn) cerró sus ojos. Entonces, Nicholas había tenido razón. Había alguien más en la
foto. Alguien que Elizabeth había conocido unos cuantos días atrás, pero apenas
era capaz de contener su emoción, mientras hablaba de él.
—¿Cuál es su nombre?
—Nathan. Nathan James.
—¿Qué hace?
—Por el momento, no mucho. Él… Él se est{ recuperando de un accidente de
tránsito.
Por primera vez había duda en la voz de su amiga.
—¿Qué tan malas son las heridas? —preguntó rápidamente (Tn), preocupada por
su amiga. Elizabeth es generosa. (Tn) podía imaginarse que se atrapaba en los
problemas de este Nathan, haciéndolos propios.
—Nada físico. Su hermana murió en el mismo accidente.
Elizabeth no dijo nada más, pero había un mundo de posibilidades que florecían
en la mente de (Tn).
—¿Ha habido noticias de tu padre?
Ese era el por qué Elizabeth había dejado todo lo que conocía y amaba atrás,
después de todo.
—Hablé con él por teléfono. Sólo por unos minutos.
(Tn) se dio cuenta de la nota plana en la voz de su amiga.
—¿No estaba feliz de saber de ti?
—No, no realmente. Sonaba… indiferente, si te soy honesta. No es exactamente lo
que estaba esperando. Pero estará en casa para Navidad, así que creo que para ese
entonces lo sabré.
—¿Navidad?
Faltaban cuatro semanas. Cuando E había saltado al avión para ir a Australia,
(Tn) nunca se imaginó que se quedaría ahí por tanto tiempo. Un extraño temblor
de premonición corrió por su columna vertebral. Como si su cuerpo entendiera
algo que su mente no quería comprender.
—¿Qué está pasando de tu lado? Debes estar harta de escuchar todas mis cosas
—dijo Elizabeth.
(Tn) miró con culpabilidad sobre su hombro.
Podía ver el bouquet que había enviado Nicholas junto al fregadero en la habitación
de atrás, como un reprendimiento floral.
—No mucho. Yo, um, fui a donde Nicholas el otro día.
Ella hizo una mueca. De las muchas maneras que conducían a lo que necesitaba
decir…
—¿Cómo está? Me sentí tan mal cuando me dejó ahí, Tn, pero era lo mejor para
ambos. Tal vez él no era consciente en ese momento, pero lo era. Se merece a
alguien que lo ame completamente. Alguien quien lo quiera por lo que es y no
porque cumple todos los requisitos.
(Tn) presionó el teléfono tan fuerte contra su oreja que le dolía.
—Escucha, E, hay algo que necesito decirte. Algo pasó con Nicholas la otra noche.
—Déjame adivinar… tuvieron una pelea. Ustedes dos son absolutamente inútiles,
y completamente predecibles. ¿Espero que ninguno tenga heridas?
(Tn) pensó en la marca del chupetón que había encontrado en su pecho la noche
anterior cuando se bañó la esencia de Nicholas en su piel. No era permanente, pero
el recuerdo de Nicholas devorando sus pechos estaría con ella hasta el día de su
muerte.
—Tn, eres un amor, pero no tienes que pelear mis batallas por mí, ¿está bien? —dijo
Elizabeth—. Ya he tomado mi decisión. Y Nicholas es un buen hombre. Realmente lo
es. Es un hombre encantador. —La voz de su amiga se quebró por la emoción.
(Tn) miró a la pintura negra maltratada del mostrador, sintiéndose como diez
diferentes tipos de mierda.
Dilo. Termina con esto.
Pero las palabras no vinieron. Elizabeth siempre había creído en ella. Sin importar
nada.
El pensamiento de perder su amor incondicional, su apoyo, la hizo sentir enferma
del corazón.
—Lo recordaré si me cruzo de nuevo con él —dijo.
Si se cruzaba de nuevo con Nicholas St Jonas de nuevo, giraría el volante y se
dirigiría a la dirección opuesta, con mucha prisa.
No es como si tuviera la oportunidad… ellos escasamente se movían en los mismos
círculos sociales.
Era algo lejano.
La conversación regresó de nuevo a Nathan, (Tn) escuchó incrédula mientras
Elizabeth le admitía que se había ido más o menos a vivir con él.
Esto no era un romance de vacaciones. Elizabeth no funcionaba de esa manera. Un
montón de advertencias llenaron la mente de (Tn), pero no pronunció ni una
sola.
Elizabeth había estado envuelta en algodón por sus abuelos, casi su vida entera. Se
merecía el espacio para cometer sus propios errores y aprender sus propias
lecciones. Si esta persona, Nathan, la lastimaba como probablemente haría, si era
similar a la mayoría de los hombres que (Tn) había conocido en toda su vida,
Elizabeth tendría la reconocida lloradera, rechinada de dientes, luego se levantaría
y se quitaría el polvo ella misma.
(Tn) se determinó a insistir que Elizabeth la llamara si la necesitaba, sin importar
la hora del día o de la noche. Se sentía culpable y pequeña cuando terminó la
llamada, pero también aliviada. Le diría todo a Elizabeth cuando estuviera en casa
de nuevo en unas pocas semanas. Sentarla, mirarla a los ojos y confesar. Mucho
mejor que hacerlo por teléfono.
De todas formas, sonaba como si E tuviera sus manos llenas con Nathan, el Dios
del sexo. Lo que (Tn) había hecho no la convertiría en nada mejor o peor en las
semanas intermedias antes de que Elizabeth llegara a casa. No había ninguna fecha
de vencimiento en la traición, después de todo.
Un argumento egoísta, tal vez, pero era lo que estaba pasando con (Tn). Que Dios
la ayudara.
La decisión trajo una nueva calma, que la llevó hasta la hora del almuerzo.
Entonces fue atrás de la tienda para agarrar su sándwich de la nevera y vio las
flores de Nicholas y todo regreso de nuevo.
Su cuerpo bajo sus manos. La sensación de tenerlo dentro de ella. La ola de placer
estremecido que se había apoderado de su cuerpo.
Esta vez no dudó. Agarró las flores, salió a la calle y las arrojó en el bote de basura
público más cercano.
Si tan sólo fuera tan fácil borrarlo de sus pensamientos.
ElitzJb
Re: Su Mejor Peor Error Nicholas y __Tn. TERMINADA
Capitulo 5
(Parte Dos)
Especial 2/2.
Cada vez que pensaba que lo había conseguido, durante un día completo o dos sin
un solo pensamiento orientado a Nicholas St Jonas , se colaba de nuevo bajo su
guardia.
Cualquier cosa lo desencadenaba. El conjunto de los hombros de un hombre en el
metro. El sonido de una voz masculina por teléfono. El escurridizo olor de loción
para después del afeitado que era casi pero no exactamente el mismo que el suyo.
A veces no había ninguna razón discernible en absoluto, estaba simplemente ahí,
en su cabeza, convirtiendo su cuerpo caliente y húmedo con recuerdos, llenándola
de culpa y remordimiento.
Tomó casi un mes para llegar al punto donde él no era más que un doloroso,
incómodo, y pasajero pensamiento que podía fácilmente descartar. Un mes
durante el cual tuvo varias llamadas telefónicas de Elizabeth consolidando aún
más, la creciente convicción en su corazón que su amiga había caído plenamente
por su amante Australiano. Facilitó su culpa un tanto saber que Elizabeth había
definitivamente avanzado, pero no lo suficiente.
Luego, apareció en la cena de aniversario de Bronwyn y Perry en un frío y ventoso
sábado en la noche, una semana antes de Navidad, miró al otro lado de la
habitación, donde vio a Nick allí de pie, oscuro e imponente, en un traje negro
como el carbón. Se congeló en el acto de despojarse de su abrigo, con un brazo
dentro, y el otro fuera. La sepulcral, tensa expresión en la cara de Nicholas le dijo que
no tenía ni idea de que estaría allí, tampoco.
Lo que hacía a ambos bastantes tontos, en retrospectiva. Bronwyn era una de las
varias amigas que (Tn) y Elizabeth compartían, Nicholas y Perry eran ambos
abogados, un terreno común que había alimentado una estrecha amistad con los
años. Si (Tn) se hubiera parado a pensar en ello, habría adivinado que podría
estar allí. Al igual que él podría haber adivinado que estaría, también, debido a su
amistad con Bronwyn.
Ella rápidamente apartó la mirada, riendo alegremente de algo que dijo Bronwyn
mientras entregaba su abrigo. Se encaminó directamente a la bandeja de cócteles
que Perry estaba pasando alrededor y sólo arriesgó una segunda mirada a Nicholas
cuando el primer ardiente trago de vodka en su Nicholas i quemó su camino de la
garganta hasta su estómago.
Él se paró de perfil a ella cerca de la ventana, hablando con Melissa y Lewis, dos de
los muchos amigos casados de Bronwyn y Perry. Su cabello estaba más largo que
cuando lo había visto por última vez. Esperó a que echara un vistazo en su
dirección, pero no lo hizo, manteniendo firmemente su atención en lo que sea que
Melissa estaba diciendo.
No fue una enorme sorpresa. Después de todo, se había prometido a sí misma que
si alguna vez se topaba con él otra vez saldría corriendo en la dirección opuesta.
Claramente él se sentía de la misma forma, pero no era exactamente una opción
viable esta noche, para ninguno de ellos a menos que ella estuviera preparada para
fingir un ataque de apendicitis.
Pensó con nostalgia en Elizabeth, a miles de kilómetros de distancia. Siempre
podría confiar en que E inventaría una férrea excusa a prueba de tontos, revestida
de gracias para cualquier ocasión.
Pero esta noche, (Tn) estaba por su cuenta.
Jugó con la idea de acercarse a Nick e involucrarlo en una conversación educada,
simplemente para quitarse de encima ese primer momento incómodo y listo.
Después de todo, podía difícilmente evitarlo toda la noche. Sólo había una docena
de personas en la habitación, incluyendo sus anfitriones. Ellos estaban obligados a
enfrentarse cara a cara eventualmente y ser forzados a tratar el uno con el otro.
La siguiente hora probó su completo error. A pesar del hecho de que estuvo en
ascuas todo el tiempo, esperando a que Nicholas reconociera su presencia con una
mirada, una palabra o un gesto, él categóricamente la ignoró. Donde quiera que
ella estuviera, él no, siempre dando vueltas en la dirección opuesta, su espalda o
perfil siempre girado hacia ella. Dos veces se alejó cuando ella se introdujo en una
conversación que él estaba compartiendo con algunos de los amigos de Bronwyn y
Perry. Ambas veces sintió el calor precipitarse a su cara, segura de que alguien
debió notar su comportamiento, pero nadie siquiera levantó una ceja.
Tomó su segundo Nicholas i y meditó sobre su comportamiento, poniéndose cada
vez más enojada mientras continuaba ignorándola por completo.
No dudaba que de algún modo él había replanteado lo que había pasado entre
ellos en su mente, etiquetándola como una puta desvergonzada que lo había
controlado con licor y luego lo atrajo a su tocador. No dudaba que le echara toda la
culpa cada segundo de que habían pasado juntos directamente a su puerta. Nunca
había sido un secreto cómo él la vio, después de todo. Sería tan, pero tan fácil hacer
del villano de la letra escarlata en la pieza.
Se había construido un poderoso resentimiento en la cabeza en el momento que
Brownyn anuncio que la cena estaba lista y todos se presentaron en el comedor.
Sentándose obedientemente en el asiento asignado a ella, registró que Nicholas
tomaba el asiento de enfrente en el último segundo.
Naturalmente, la habían colocado en el lado opuesto a Nicholas . Eran los únicos dos
solteros en la habitación. ¿En dónde más los sentarían? Esperó a que él la mirara
directamente a los ojos, finalmente, pero él dirigió su atención a Bronwyn, quien
estaba sentado a su derecha. (Tn) parpadeó, incrédula.
¿Seguramente él no tenía intención de ignorarla durante toda la cena, o sí?
La empresa de catering comenzó a servir aperitivos. (Tn) fijó su mirada en
Nicholas , con los dientes apretados, desafiándolo a seguir negando su existencia. Su
indignación crecía con cada segundo que pasaba.
¿Cómo se atreve? ¿Quién se creía que era? Mejor aún, ¿quién se creía que ella era?
Si él pensó que simplemente se iba a quedar sentada allí y aceptar tal lamentable
comportamiento inmaduro, patético, tendría que reconsiderarlo.
En el momento en que sus platos de sopa estaban siendo retirados, estuvo
dispuesta a darle una patada en la espinilla.
Vamos a ver si me ignora entonces.
Lewis seguía tratando de entablar conversación con ella a su izquierda, pero (Tn)
no pudo seguir el tema. En todo lo que podía pensar era en Nicholas y en lo mucho
que quería lastimarlo de una forma profundamente primitiva y física.
Habían tenido relaciones sexuales. Él había estado en el interior de su cuerpo. Lo
menos que maldita sea le debía como mínimo era el contacto visual. Lo mínimo.
El impulso de golpearlo era tan profundo, tan poderoso que sentía los músculos de
sus pantorrillas tensos, preparados para una muy buena patada. Tenía sus
puntiagudos tacones Louboutin puestos. Si lanzaba un buen golpe, incluso podría
dejarle una cicatriz.
—Disculpen —dijo ella, poniéndose de pie.
Necesitaba unos segundos de privacidad para poder aclarar las cosas en su cabeza.
Era eso, o ceder a la tentación de lanzarse al otro lado de la mesa y golpear la cara
de Nicholas . Ofreció una sonrisa cortes a sus anfitriones, y luego se dirigió a la
puerta.
No estaba segura de lo que la hizo mirar hacia atrás por encima del hombro
mientras salía de la habitación. Algún sexto sentido, tal vez. Cualquiera que sea la
razón, lo hizo, y se encontró bloqueando la mirada de Nicholas , mientras él miraba
por encima de su hombro hacia ella, viéndola claramente salir de la habitación.
Esperaba ver disgusto, condena o ira en su rostro. O, en el mejor de los casos, alivio
de que estuviera yéndose, aunque sólo temporalmente.
Lo que no esperaba era el hambre, calor y la necesidad. Su mirada tormentosa
perforó en la de ella, ardiendo con intención sexual, carnívora. Innegable.
Emocionante.
Oh, cielos.
El aliento se le quedó atrapado en su garganta. Su hombro rozó el marco de la
puerta y giró la cabeza hacia el frente para evitar caminar contra la pared. Se
dirigió al cuarto de baño con las piernas sintiéndose como gelatina.
Nicholas no la odiaba. No se arrepentía de lo que había pasado entre ellos.
Para nada, en lo absoluto
Él la quería. Muchísimo.
Tanto que no confiaba en sí mismo para hacer contacto visual con ella.
Fue una revelación que envió su corazón a acelerarse.
Cuando cerró la puerta del baño detrás de ella, su cara estaba caliente, las axilas
húmedas, su respiración un poco entrecortada. Se apoyó contra la puerta cerrada,
tratando de contener la ola de excitación descarada disparándose a través de ella.
Nicholas la quería. Había estado pensando en ella, también. Había estado pensando
una y otra vez en lo que había pasado entre ellos.
En la forma en que se había sentido cuando había apartado su ropa interior a un
lado y se deslizó dentro de ella.
Quería volver a hacerlo, también. Lo sabía sin él decir una palabra. Sabía que si
pudiera, la habría seguido hasta aquí ahora mismo y la habría follado contra la
pared.
Su sexo palpitó ante la idea. Deslizó una mano por su vientre, ahuecando su
montículo a través de la suave tela de su falda primaveral. Podía sentir la
humedad caliente formándose allí, y cuando presionó sus dedos suavemente en su
piel sensible, un deseo eléctrico recorrió por todo su cuerpo.
Imaginó que él la seguía hasta aquí.
Imaginó cómo se sentiría besarlo, tocarlo y follarlo otra vez.
Tragó con fuerza, su respiración entrecortada. Por un momento se sintió tentada a
levantar su falda y deslizar su mano dentro de sus bragas y terminar lo que la
mirada de Nicholas había comenzado, estaba así de encendida.
Pero eso sería como tener el postre antes de que hubiera terminado su cena, y ella
siempre había creído que esa anticipación era nueve décimos del placer.
En su lugar, se levantó la falda y deslizó sus bragas por sus piernas. Las dobló en
un pequeño paquete de seda discreto, nada más trascendental que un pañuelo de
mujer. Se estudió en el espejo, reconociendo el peligroso brillo temerario, excitado,
en sus ojos.
¿Realmente iba a hacer esto?
La mujer en el espejo le devolvió la mirada, avivada, desafiante. Una pequeña
sonrisa reservada curvó su boca.
Bien, entonces.
Tomando una respiración profunda, (Tn) salió del baño.
___________________________________________________________________________________un solo pensamiento orientado a Nicholas St Jonas , se colaba de nuevo bajo su
guardia.
Cualquier cosa lo desencadenaba. El conjunto de los hombros de un hombre en el
metro. El sonido de una voz masculina por teléfono. El escurridizo olor de loción
para después del afeitado que era casi pero no exactamente el mismo que el suyo.
A veces no había ninguna razón discernible en absoluto, estaba simplemente ahí,
en su cabeza, convirtiendo su cuerpo caliente y húmedo con recuerdos, llenándola
de culpa y remordimiento.
Tomó casi un mes para llegar al punto donde él no era más que un doloroso,
incómodo, y pasajero pensamiento que podía fácilmente descartar. Un mes
durante el cual tuvo varias llamadas telefónicas de Elizabeth consolidando aún
más, la creciente convicción en su corazón que su amiga había caído plenamente
por su amante Australiano. Facilitó su culpa un tanto saber que Elizabeth había
definitivamente avanzado, pero no lo suficiente.
Luego, apareció en la cena de aniversario de Bronwyn y Perry en un frío y ventoso
sábado en la noche, una semana antes de Navidad, miró al otro lado de la
habitación, donde vio a Nick allí de pie, oscuro e imponente, en un traje negro
como el carbón. Se congeló en el acto de despojarse de su abrigo, con un brazo
dentro, y el otro fuera. La sepulcral, tensa expresión en la cara de Nicholas le dijo que
no tenía ni idea de que estaría allí, tampoco.
Lo que hacía a ambos bastantes tontos, en retrospectiva. Bronwyn era una de las
varias amigas que (Tn) y Elizabeth compartían, Nicholas y Perry eran ambos
abogados, un terreno común que había alimentado una estrecha amistad con los
años. Si (Tn) se hubiera parado a pensar en ello, habría adivinado que podría
estar allí. Al igual que él podría haber adivinado que estaría, también, debido a su
amistad con Bronwyn.
Ella rápidamente apartó la mirada, riendo alegremente de algo que dijo Bronwyn
mientras entregaba su abrigo. Se encaminó directamente a la bandeja de cócteles
que Perry estaba pasando alrededor y sólo arriesgó una segunda mirada a Nicholas
cuando el primer ardiente trago de vodka en su Nicholas i quemó su camino de la
garganta hasta su estómago.
Él se paró de perfil a ella cerca de la ventana, hablando con Melissa y Lewis, dos de
los muchos amigos casados de Bronwyn y Perry. Su cabello estaba más largo que
cuando lo había visto por última vez. Esperó a que echara un vistazo en su
dirección, pero no lo hizo, manteniendo firmemente su atención en lo que sea que
Melissa estaba diciendo.
No fue una enorme sorpresa. Después de todo, se había prometido a sí misma que
si alguna vez se topaba con él otra vez saldría corriendo en la dirección opuesta.
Claramente él se sentía de la misma forma, pero no era exactamente una opción
viable esta noche, para ninguno de ellos a menos que ella estuviera preparada para
fingir un ataque de apendicitis.
Pensó con nostalgia en Elizabeth, a miles de kilómetros de distancia. Siempre
podría confiar en que E inventaría una férrea excusa a prueba de tontos, revestida
de gracias para cualquier ocasión.
Pero esta noche, (Tn) estaba por su cuenta.
Jugó con la idea de acercarse a Nick e involucrarlo en una conversación educada,
simplemente para quitarse de encima ese primer momento incómodo y listo.
Después de todo, podía difícilmente evitarlo toda la noche. Sólo había una docena
de personas en la habitación, incluyendo sus anfitriones. Ellos estaban obligados a
enfrentarse cara a cara eventualmente y ser forzados a tratar el uno con el otro.
La siguiente hora probó su completo error. A pesar del hecho de que estuvo en
ascuas todo el tiempo, esperando a que Nicholas reconociera su presencia con una
mirada, una palabra o un gesto, él categóricamente la ignoró. Donde quiera que
ella estuviera, él no, siempre dando vueltas en la dirección opuesta, su espalda o
perfil siempre girado hacia ella. Dos veces se alejó cuando ella se introdujo en una
conversación que él estaba compartiendo con algunos de los amigos de Bronwyn y
Perry. Ambas veces sintió el calor precipitarse a su cara, segura de que alguien
debió notar su comportamiento, pero nadie siquiera levantó una ceja.
Tomó su segundo Nicholas i y meditó sobre su comportamiento, poniéndose cada
vez más enojada mientras continuaba ignorándola por completo.
No dudaba que de algún modo él había replanteado lo que había pasado entre
ellos en su mente, etiquetándola como una puta desvergonzada que lo había
controlado con licor y luego lo atrajo a su tocador. No dudaba que le echara toda la
culpa cada segundo de que habían pasado juntos directamente a su puerta. Nunca
había sido un secreto cómo él la vio, después de todo. Sería tan, pero tan fácil hacer
del villano de la letra escarlata en la pieza.
Se había construido un poderoso resentimiento en la cabeza en el momento que
Brownyn anuncio que la cena estaba lista y todos se presentaron en el comedor.
Sentándose obedientemente en el asiento asignado a ella, registró que Nicholas
tomaba el asiento de enfrente en el último segundo.
Naturalmente, la habían colocado en el lado opuesto a Nicholas . Eran los únicos dos
solteros en la habitación. ¿En dónde más los sentarían? Esperó a que él la mirara
directamente a los ojos, finalmente, pero él dirigió su atención a Bronwyn, quien
estaba sentado a su derecha. (Tn) parpadeó, incrédula.
¿Seguramente él no tenía intención de ignorarla durante toda la cena, o sí?
La empresa de catering comenzó a servir aperitivos. (Tn) fijó su mirada en
Nicholas , con los dientes apretados, desafiándolo a seguir negando su existencia. Su
indignación crecía con cada segundo que pasaba.
¿Cómo se atreve? ¿Quién se creía que era? Mejor aún, ¿quién se creía que ella era?
Si él pensó que simplemente se iba a quedar sentada allí y aceptar tal lamentable
comportamiento inmaduro, patético, tendría que reconsiderarlo.
En el momento en que sus platos de sopa estaban siendo retirados, estuvo
dispuesta a darle una patada en la espinilla.
Vamos a ver si me ignora entonces.
Lewis seguía tratando de entablar conversación con ella a su izquierda, pero (Tn)
no pudo seguir el tema. En todo lo que podía pensar era en Nicholas y en lo mucho
que quería lastimarlo de una forma profundamente primitiva y física.
Habían tenido relaciones sexuales. Él había estado en el interior de su cuerpo. Lo
menos que maldita sea le debía como mínimo era el contacto visual. Lo mínimo.
El impulso de golpearlo era tan profundo, tan poderoso que sentía los músculos de
sus pantorrillas tensos, preparados para una muy buena patada. Tenía sus
puntiagudos tacones Louboutin puestos. Si lanzaba un buen golpe, incluso podría
dejarle una cicatriz.
—Disculpen —dijo ella, poniéndose de pie.
Necesitaba unos segundos de privacidad para poder aclarar las cosas en su cabeza.
Era eso, o ceder a la tentación de lanzarse al otro lado de la mesa y golpear la cara
de Nicholas . Ofreció una sonrisa cortes a sus anfitriones, y luego se dirigió a la
puerta.
No estaba segura de lo que la hizo mirar hacia atrás por encima del hombro
mientras salía de la habitación. Algún sexto sentido, tal vez. Cualquiera que sea la
razón, lo hizo, y se encontró bloqueando la mirada de Nicholas , mientras él miraba
por encima de su hombro hacia ella, viéndola claramente salir de la habitación.
Esperaba ver disgusto, condena o ira en su rostro. O, en el mejor de los casos, alivio
de que estuviera yéndose, aunque sólo temporalmente.
Lo que no esperaba era el hambre, calor y la necesidad. Su mirada tormentosa
perforó en la de ella, ardiendo con intención sexual, carnívora. Innegable.
Emocionante.
Oh, cielos.
El aliento se le quedó atrapado en su garganta. Su hombro rozó el marco de la
puerta y giró la cabeza hacia el frente para evitar caminar contra la pared. Se
dirigió al cuarto de baño con las piernas sintiéndose como gelatina.
Nicholas no la odiaba. No se arrepentía de lo que había pasado entre ellos.
Para nada, en lo absoluto
Él la quería. Muchísimo.
Tanto que no confiaba en sí mismo para hacer contacto visual con ella.
Fue una revelación que envió su corazón a acelerarse.
Cuando cerró la puerta del baño detrás de ella, su cara estaba caliente, las axilas
húmedas, su respiración un poco entrecortada. Se apoyó contra la puerta cerrada,
tratando de contener la ola de excitación descarada disparándose a través de ella.
Nicholas la quería. Había estado pensando en ella, también. Había estado pensando
una y otra vez en lo que había pasado entre ellos.
En la forma en que se había sentido cuando había apartado su ropa interior a un
lado y se deslizó dentro de ella.
Quería volver a hacerlo, también. Lo sabía sin él decir una palabra. Sabía que si
pudiera, la habría seguido hasta aquí ahora mismo y la habría follado contra la
pared.
Su sexo palpitó ante la idea. Deslizó una mano por su vientre, ahuecando su
montículo a través de la suave tela de su falda primaveral. Podía sentir la
humedad caliente formándose allí, y cuando presionó sus dedos suavemente en su
piel sensible, un deseo eléctrico recorrió por todo su cuerpo.
Imaginó que él la seguía hasta aquí.
Imaginó cómo se sentiría besarlo, tocarlo y follarlo otra vez.
Tragó con fuerza, su respiración entrecortada. Por un momento se sintió tentada a
levantar su falda y deslizar su mano dentro de sus bragas y terminar lo que la
mirada de Nicholas había comenzado, estaba así de encendida.
Pero eso sería como tener el postre antes de que hubiera terminado su cena, y ella
siempre había creído que esa anticipación era nueve décimos del placer.
En su lugar, se levantó la falda y deslizó sus bragas por sus piernas. Las dobló en
un pequeño paquete de seda discreto, nada más trascendental que un pañuelo de
mujer. Se estudió en el espejo, reconociendo el peligroso brillo temerario, excitado,
en sus ojos.
¿Realmente iba a hacer esto?
La mujer en el espejo le devolvió la mirada, avivada, desafiante. Una pequeña
sonrisa reservada curvó su boca.
Bien, entonces.
Tomando una respiración profunda, (Tn) salió del baño.
Continuara
hola mis chicas discúlpenme la tardanza ayer tenia pensado colocar estos capítulos
pero lamentablemente no pude xq me sentía mal
lo bueno es q ya mejore y les traje estos capítulos espero y los disfrutaran.
GRACIAS x sus comentarios ...
nos leemos prontos saludos y feliz fin de semana ;)
pero lamentablemente no pude xq me sentía mal
lo bueno es q ya mejore y les traje estos capítulos espero y los disfrutaran.
GRACIAS x sus comentarios ...
nos leemos prontos saludos y feliz fin de semana ;)
ElitzJb
Re: Su Mejor Peor Error Nicholas y __Tn. TERMINADA
AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!
QUEEE CAAAPIIIIIISSSS
QUEEE CAAAPIIIIIISSSS
chelis
Re: Su Mejor Peor Error Nicholas y __Tn. TERMINADA
ahhh el Nicholas porque la ignora??!!
Que le pasa??
Espero seda a la rayiz!!
Siguela!!!
Que le pasa??
Espero seda a la rayiz!!
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Su Mejor Peor Error Nicholas y __Tn. TERMINADA
om j sera que esta en lo correcto la rayis??
espero que si
espero que si
andreita
Re: Su Mejor Peor Error Nicholas y __Tn. TERMINADA
la verdad me quede sin palabras no se que comentar :O
solo que la tienes que seguir por favor!!!!!!!!!
siguelaaaa!!!!!!!!!!
solo que la tienes que seguir por favor!!!!!!!!!
siguelaaaa!!!!!!!!!!
zai
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