Re: Madre Soltera (Nick Jonas y Tú)

por **chelis** Lun 25 Mar 2013, 8:15 pm

JAAJJAJAJAJAJJAJAJAJA QUE PODER DE CONVENCIMIENTO TIENE NICK!!!.. Y ____ TIENE QUE TRABAJAR SU NO!!!!!!

por **Mandy S.** Miér 08 Mayo 2013, 5:35 pm

chelis escribió:JAAJJAJAJAJAJJAJAJAJA QUE PODER DE CONVENCIMIENTO TIENE NICK!!!.. Y ____ TIENE QUE TRABAJAR SU NO!!!!!!

Ya la sigo. Besos.
:D

por **Mandy S.** Miér 08 Mayo 2013, 5:38 pm

CAPÍTULO NUEVE

Él me dejó debajo de su cuerpo. Yo respiraba con dificultad, ¡Nicholas pesaba! Me quitó la camiseta que llevaba puesta y la tiró a la parte delantera del coche. Fuimos desnudándonos con prisa mientras nos besábamos y a cariábamos. Cuando quedamos completamente desnudos vi como Nicholas bajaba por mi pecho dando besos; besó mis pechos con pasión y siguió bajando. ¡Oh! No creo que lo haga, ¿o sí? Bajaba con pequeños besos por mi estómago y vientre. Llegó al punto. Subió la mirada y sonrió malévolamente. Se hundió en mi feminidad. ¡Dios mío, qué bien se sentía! Yo gemía y movía las caderas hacia la cara de Nicholas. De un momento a otro sentí como su lengua entraba en mí. ¿Cómo? ¿Si lengua? Posiblemente ayer pensara que eso era asqueroso, pero… ¡qué asqueroso, ni que nada! ¡Era delicioso, placentero! Metió un dedo junto su lengua, ¿eso era posible? Viendo lo visto, sí. Podría jurar estar en el paraíso; pero no, solo era la parte trasera de un coche. Noté como el primer orgasmo se acercaba. Cada vez más cerca. Ya lo sentía; mis piernas temblaban, mi columna se curvó y de mis labios salió un ruido ensordecedor. Nicholas levanto la cara, lamiéndose los labios, como si hubiera estado comiendo miel.
- Estás deliciosa. –me besó apasionadamente y volvió a meter un dedo en mi interior, pero pensé que era su momento de placer. ¿No? No sé como lo hicimos, pero yo quedé encima. Bajaba por su abdomen, hasta que me encontré con su imponente miembro. Duro y erecto, todo para mí. Nunca pensé que haría lo que hice…
***
Varias horas después Nicholas y yo respirábamos agitadamente. Habíamos tenido cuatro orgasmos, creo. No los conté muy bien, estaba ocupada en otra cosa. Reaccioné y comencé a coger mi ropa para vestirme. Él me miró confuso y me detuvo.
- ¿Qué haces? –me preguntó cogiéndome las manos y besándolas.
- Vestirme. –dije riendo. Siempre tuve cosquillas en las manos; lo sé, es raro, pero no me importa.
- No… Vayamos a mi casa, subamos a mi cuarto… –no terminó la frase. ¡No hacía falta que la terminara!
- No Nicholas. Joseph me espera. –dije apartándome un poco con mis brazos.
- ¿Joseph? ¿Lo llamas Joseph? –preguntó confuso. Yo lo miré con la misma expresión. No entendía nada en ese momento.
- Sí, ¿por qué? –seguí vistiéndome ante la atenta mirada de Nicholas. ¡La cagué! Claro, supuestamente Joseph es mi novio. De ahora en adelante tendré que llamarle Joe. A ver _____ grábatelo en la cabeza, Joe. No Joseph, Joe. Listo. Solo es cuestión de acostumbrarse…
- Bueno, es tu novio y…pensé que ya tendrían confianza como para llamarse por un sobrenombre. –dijo mirándome divertido. Yo saqué la lengua. Estaba terminando de vestirme cuando Nicholas me tomó de la camiseta y la arrancó, rompiéndola en pedazos. ¿¡Cómo se atreve!? ¡Me rompió mi camiseta! Lo miré furiosa.
- ¿¡Qué te pasa!? ¿¡Estás loco!? –comencé a golpearle el pecho con los puños cerrados. Él solo reía cerrando los ojos. Cuando me cansé, él cogió mis manos y las puso tras mi cintura; inmovilizándome por completo. ¡Desgraciado!
- Sí, estoy loco. Por ti. –dijo esto y acto seguido me besó. No supe qué hacía. No tenía uso de razón en ese momento. Me solté de su agarre y puse mis manos en su rizado cabello. Él sonreía y me besaba. ¡Maldito! Había caído, pero no me importaba en ese momento. Lo único que quería era fundirme en sus brazos.
***
Estábamos en camino a su casa. En la que vivía con sus hermanos. Yo estaba nerviosa, demasiado. Les habíamos avisado a los chicos; bueno, les avisó Nick, yo estaba en el coche. Según me dijo, puso la excusa de que me sentía mal y él se ofreció a llevarme. Ahora él iba tranquilo conduciendo. Cada tanto me miraba y sonreía, parecía que quería asegurarse de que iba con él. En mi cabeza solo pasaban frases como “¿Qué haces loca?” “¡Esto es una locura, lo has conocido hoy y ya has tenido sexo con él más de dos veces!” Y mi mente se centró en eso. Habíamos tenido sexo unas tres o cuatro veces, no lo sé, pero en ninguna habíamos usado protección. Bueno, era imposible que justamente con él quede embarazada, es una estupidez. Aún así seguí preocupada por eso en todo el viaje. Cuando llegamos, él me abrió la puerta como un caballero, pero al entrar en la casa y cerrar la puerta, ese caballero desapareció. Se acercó a mí y me acorraló contra la pared, besándome salvajemente. Yo le correspondí todos y cada uno de sus besos. Subimos a su cuarto y no perdimos más el tiempo.

- Eres deliciosa. –dijo cuando terminamos. Lo habíamos hecho tres veces más. ¿No se cansa este hombre?
- Gracias, supongo. –dije con una voz agitada. No supe cuando, pero ya tenía mis ojos cerrados, dejando a mi mente vagar entre sueño…

Me desperté por unos rayos de Sol que se colaban por la ventana y me daban de lleno en la cara. Pasé la mano por la extensa cama, pero estaba vacía. Abrí los ojos lentamente y miré toda la habitación. Estaba sola, completamente sola. ¿Dónde estaba Nicholas? No se escuchaba el ruido de la ducha, por lo que ahí no estaba. Me levanté y sentí dolores por todo el cuerpo, no era de extrañar. Aún así caminé hasta el baño y tomé una ducha caliente. Salí y me sequé, pero problema. Nicholas había roto mi camiseta. A no ser que me pusiera la chaqueta y la abrochara, no podría salir de allí. Me puse los jeans y los tacones, el sostén. Gruñí y me puse la chaqueta y la cerré hasta lo máximo que se podía. Salí mirando a ambos lados de la puerta, nadie. Perfecto. Bajé las escaleras y tampoco había nadie. Salí de esa casa tranquilamente. Mataría a Nicholas por dejarme sola. ¡Eso no se hace! Llegué a mi casa y me puse una ropa más cómoda. Me senté en el sofá y me dispuse a ver la televisión. Estaba tranquila cuando siento el sonido del teléfono. Me acerqué y contesté.

- ¿Sí?
- _____. ¿Por qué te has ido? –dijo la voz de Nicholas. Yo me enfurecí y le colgué. ¿¡Por qué me fui!? ¡Maldita sea! ¡Él me dejó sola! Regresé al sofá gruñendo cosas contra Nicholas, cosas que nunca pensé en mencionar. El teléfono no paró de sonar en la media hora siguiente. Este hombre era un pesado, pero por alguna extraña razón, me gustaba que fuera así de pesado…

por **Mandy S.** Miér 08 Mayo 2013, 5:42 pm

CAPÍTULO DIEZ

Ya habían pasado dos semanas de ese día. Nicholas y yo volvimos a vernos, tanto como amigos, como íntimamente. No le quise comentar que no habíamos usado protección en ninguna de las ocasiones por miedo. No sé a qué, pero tenía miedo. Tengo que confesar que le había agarrado cariño a Nicholas. No sé si él también a mí, pero yo a él sí. Ese día habíamos quedado para comer juntos y después, bueno ya saben.
Con respecto a lo de Joseph, todo se arregló. Dijimos que estábamos borrachos o algo así, no lo recuerdo muy bien. El punto es que todos nos creyeron.
Me miré en el espejo por última vez y salí. Llevaba algo cómodo. Unos shorts negros de jean, con unas bailarinas doradas y una camiseta blanca básica. Mi pelo estaba recogido en un moño mal hecho, algo hecho a prisa, pero que quedaba bien. Cogí mis llaves y mis gafas, no me apetecía llevar lentillas. Sobre todo porque se me había perdido la izquierda. ¿Por dónde iba? ¡Ah, sí! Salí de casa y me dirigí a la cafetería en la que había quedado con Nicholas. Según me dijo quería llevarme a un restaurante especial para él, pero antes quería tomar un café. Cuando llegué pude verlo sentado, mirando la nada. Se veía hermoso… Me dan ganas de decirle cuanto lo a… ¿¡QUÉ!? ¡NO! Aleja ese estúpido pensamiento. Me acerqué y le sonreí. Él se levantó y me abrazó, me ayudó a sentarme y se sentó frente a mí.

- Hola. –dije alegremente mirándolo a los ojos. Él me miró sonriendo.
- ¿Cómo estás? –preguntó llamando al mesero. Le contesté mientras pedía su pedido. Un Caramel Macchiato. Yo pedí un Mocca. El mesero se fue y regresó a los pocos minutos con los cafés. Miré a Nicholas, me había dado cuenta que su cara era graciosa. Tenía la parte derecha de la cara cubierta de lunares, mientras que la parte izquierda estaba desierta, no tenía ni un lunar. Noté que últimamente lo estaba mirando mucho, demasiado. ¡Hasta sabía cuántos lunares tenía en la espalda! Esto es raro. Seguro que él no se ha fijado en mí, ni un poquito. Noté como él reclamaba mi atención.
- ¿No crees _____? –dijo mirándome. Yo giré levemente mi cabeza con una mirada entrecerrada. ¿¡De qué me hablaba!? Tranquila _____, que parezca que lo has escuchado. ¡Pero no te quedes así como tonta! ¡Di algo! Me puse recta cuando vi que Nicholas hacía lo mismo que yo, mirándome confuso.
- Pienso que…sí. –dije nerviosa. Él me miró entrecerrando los ojos, como si desconfiara. Yo sonreí de lado.
- ¿Segura?
- Claro, quiero decir. Es algo que, bueno. Tú sabes. –dije tomando un poco de mi café. Él comenzó a reír como un loco. Yo lo miré sorprendida. No podía parar de reír, inclusive llegó a ese punto de golpear la mesa. Yo solo lo miraba, esperando una explicación por tal comportamiento.
- No pensé que fueras tan abierta, respecto a ese tema. –dijo tranquilizándose un poco. Yo lo miré confusa.
- ¿Qué? –pregunté mirando como tomaba un poco de su café y soltaba la última carcajada.
- Bueno, nunca pensé que… –el mesero le interrumpió, trayendo la cuenta. Vi como Nicholas pagaba lo que ponía en ese papelito diminuto y se levantaba. Me ayudó a levantarme a mí y salimos, yo detrás de él. Aún seguía con la duda de por qué se había reído antes. Pero, ¿cómo hacer indirectamente que me diga de qué estaba hablando? Piensa _____, usa esa cabeza que tienes.
- Nicholas. ¿Y tú? ¿Qué opinas, de lo que hablamos antes? –dije sonriendo. Él me miró y formó una hermosa sonrisa burlona con sus labios.
- Bueno. Pues yo no opino. Como te dije antes, esa chica se me acercó como una posesa diciéndome que me daba sexo a cambio de dinero. No digo que sea una deshonra, algunas mujeres necesitan ese trabajo, pero me pareció bastante cómico que me dijeras que te parecía bien que mujeres ricas se prostituyeran. No me lo esperaba de ti, una señorita tan recatada. Bueno…recatada a medias. –dijo riendo. ¡Mierda! ¿De eso hablábamos? ¿Ese fue el disparate que dije? Tampoco es tan gracioso. Será Nicholas, que necesita ir a un centro de esos…
- Ah. Bueno, pero puede que las mujeres ricas…lo hagan por placer. Quizás. No lo sé. –dije mientras subíamos a su coche. Él comenzó a conducir en dirección al tan mencionado restaurante. Se veía hermoso concentrado. Me fijé en que apretaba levemente los labios; se veía extremadamente sexy. Él volteó a verme cuando un semáforo se puso en rojo. Yo sonreí esperando a que dijera algo.
- _____, ¿tú te prostituirías? –dijo mirándome fijamente a los ojos. ¿Qué? Nunca me había visto en un aprieto económico tan grande como para llegar a ese punto y tampoco lo haría por placer. No había contemplado esa idea nunca. La verdad, es que tampoco se veía como prostituta. No tendría sexo con un hombre a cambio de dinero. Si lo hacía, sería por amor. Pero entonces, ¿por qué con Nicholas lo hago? Tengo en claro que amarlo no, pero siento una atracción tan fuerte… Él me miraba como esperando algo. ¡Claro! La respuesta.
- Pues, la verdad no. No es por nada, pero simplemente no. –dije encogiéndome de hombros. Él sonrió tiernamente y se inclinó para besarme. Se alejó un poco mirándome a los ojos y volvió a sonreír.
- Mejor. No te puedo imaginar en brazos de otro que no sea yo. –dijo susurrando. Yo lo miré asombrada. Nos alejamos por el pitido del claxon de un coche que estaba detrás de nosotros. Él sonrió por última vez y se dispuso a conducir de nuevo. Esa confesión me mantuvo ocupada todo el viaje, ¿sería una declaración indirecta? ¿Sentirá al menos un poco de cariño por mí?

por **Mandy S.** Miér 08 Mayo 2013, 5:44 pm

CAPÍTULO ONCE

Cuando llegamos al restaurante, yo seguía enfrascada en esa frase que me había desconcertado bastante, “No te puedo imaginar en brazos de otro que no sea yo”. Me sentía rara. Es decir, nunca pensé oír eso en mi vida. ¡Y menos de la boca de Nicholas! Me ayudó a sentarme y él se sentó en frente. Vino el mesero para tomarnos nota, él insistió en pedir por mí. Según él: “Te gustará, estoy seguro. No te defraudaré”. Tras asentir, comencé a observar el acogedor restaurante. Tenía tonos de roble y caoba, varias cintas colgadas en el techo y en las paredes y un reloj de cuco en la pared principal, donde había una chimenea de dimensiones impresionantes. Fui girando la cabeza hasta toparme con esos ojos cafés intensos que me volvían loca. Me sonrojé levemente. Me miraba fijamente, como tratando de descubrir qué pasaba por mi cabeza.
- ¿Pasa algo? –pregunté notablemente nerviosa. Él negó con la cabeza suavemente y se acercó a mí, inclinándose sobre la mena. Depositó un tierno beso en mis labios. ¿Cómo? ¿Desde cuándo tan cariñoso conmigo? No quería saberlo, tampoco me importaba mucho en ese momento. Le seguí el beso cerrando los ojos. Cuando se separó, besó mi frente y se sentó con una sonrisa envidiable en la silla.
- Estás hermosa. –dijo sonriendo. Yo abrí súbitamente los ojos. ¿Escuché bien? ¿Dijo que estaba hermosa? ¿Yo? Ya _____, estás soñando. Despierta. Comencé a pellizcarme el brazo, ansiosa de descubrir si era realidad o simplemente un fallo en mi sistema imaginativo. Nada. Era realidad. ¡Él de verdad pensaba que estaba hermosa!
- Gracias. Tú igual. –dije sonrojándome. Llegué a sentir mis mejillas como el fuego. Sí, debería estar más roja que una señal de STOP.
- ¿Qué opinas del lugar? –dijo cambiando rápidamente de tema. Yo lo miré confusa, pero desvié la mirada al restaurante.
- Es precioso. Muy acogedor. Me encanta que me hayas traído. –dije mirando como el mesero se acercaba con los platos. Nicholas me había pedido espaguetis. Mi comida favorita. ¿Cómo…?
- Buen provecho. –dijo quiñándome el ojo. Yo reí y vi como comenzaba a comer su biftec. Se veía delicioso, pero me dediqué a comer mi comida. Di el primer bocado y me sentía flotando en el aire. ¿Cómo es esto posible? ¡Son los mejores espaguetis que he comido en toda mi vida! Tenía que volver aquí, como sea, pero tenía que volver. Alcé mi vista del plato y vi que Nicholas me miraba fijamente, otra vez. ¿Le resultaba gracioso mirarme?
- ¿Qué pasa? –dije ofuscada. Él sonrió y se acercó, me miró burlonamente.
- Te has manchado ahí, pero no te preocupes, yo te limpio. –me besó suavemente la comisura del labios, después besó completamente mis labios. Sonrió y se separó, volvió a sentarse para continuar con la comida. De vez en cuando yo levantaba la cabeza para mirar como comía, me encantaba ver como metía el tenedor en su boca, cerraba ésta y sacaba el tenedor rozando sus labios. Yo debería verme idiota comiendo espaguetis. Además tenía la boca manchada de salsa cada segundo. Era frustrante. Aún así terminamos de comer y pedimos postre, helado. ¡Claro! Yo lo pedí de vainilla y él de algodón de azúcar. Nunca supe que existía ese sabor de helado, pero no importa. Como lo pedimos en cono, salimos del restaurante comiendo los helados. Nos sentamos en un banco que había en el parque cercano al restaurante. Nos tomamos los helados entre risas y besos. Nicholas se lo terminó primero y empezó a comer del mío también.
- ¡Hey no! Tú tenías tu helado. Yo tengo el mío y me lo estoy comiendo, ¡yo! –dije alejando el helado de su alcance.
- Bueno, no importa mucho. –se abalanzó sobre mí, provocando que el helado cayera al suelo. Me abrazó por la cintura y me besó apasionadamente. Yo no le correspondí al instante, estaba en estado de shock. Cuando le correspondí, él sonrió y se alejó de mí un poco.
- Nena, vayámonos. No quiero espantar a la gente inocente con nuestras intimidades. –dijo eso y nos llevó al coche. Yo iba totalmente colorada…

por **Mandy S.** Miér 08 Mayo 2013, 5:46 pm

CAPÍTULO DOCE

Iba conduciendo con _____ a mi lado. Me había vuelto loco la forma de comerse su helado. Cogía un poco con la cucharita, se lo llevaba a la boca y metía la cucharita, tocando esta con los labios. Era extremadamente sexy y ella lo sabía, lo usaba contra mí; para provocarme, estoy seguro. Quería llegar ya a casa. Hoy no estarían ni Kevin, ni Joe, ni Frank. Teníamos mi casa para los dos. No aguantaba más. Necesitaba penetrarla ahora, si no explotaría. La miré de reojo en un STOP y vi que estaba suavemente sonrojada y respiraba entrecortadamente. Me excitó más todavía.

- No hagas eso, nena. –dije acariciando su pierna. Ella volteó sobresaltada y me miró confusa.
- ¿El qué? –dijo mirando como mi mano ascendía por su cintura, por la curvatura de su pecho derecho, por el cuello, llegando a la mandíbula. La otra mano la deposité en su nuca y la atraje a mí. Fue un grave error besarla. ¡Me excité súbitamente! El beso tierno, se había tornado apasionado. Me separé respirando agitadamente. Miré la carretera y vi que todavía quedaba camino para casa. Imposible esperar. Una idea se vino a mi mente. La miré y le guiñé el ojo. Giré el volante y me puse en dirección al llano. Ella miraba por la ventana.
- No te preocupes linda. Confía en mí. –dije entrecortado. Ella se giró, sonrió y posó una mano en mi pierna. Aceleré. Conseguí llegar a un lugar apartado. El coche estaba oculto tras un gran arbusto y varios árboles. La miré sonriendo y ella comprendió al instante. Ella fue la primera en trasladarse a la parte trasera, yo mientras estaba en la parte delantera quitándome el pantalón y el bóxer; molestaban. Fui a la parte trasera y me recosté encima de ella. La fui desnudando lentamente, pero no podía más. La miré y la penetré sin previo aviso. Ella gritó. Me encanta cuando grita, pero me he dado cuenta que nunca grita mi nombre. Deseaba que gritara mi nombre. La miré mientras la penetraba; tenía los ojos cerrados y sus mejillas estaban un poco sonrojadas, varias gotas de sudor caían por los costados de su cara, desapareciendo en el cuello. Abría la boca cada vez que gemía. ¡Dios! ¡Cómo me encantaba esa mujer! Paré por un momento, porque ya no sentía las piernas, pero oí a _____ bufar.
- No pares. ¡Sigue! Nicholas, sigue. –me miró sensualmente y volví a sentir las piernas. Entraba cada vez más fuerte y rápidamente, pero ella seguía sin gemir mi nombre.
- Linda, por…favor. Grita…mi…nombre. –dije entre gemidos. Ella me miró y siguió gimiendo como si no hubiera dicho nada. Estábamos a un paso del clímax, a un paso del paraíso. Entré mucho más fuerte y ella gritó. Yo no tardé en seguirla.
- ¡Nick!
- ¡_____! –dije mirándola mientras respirábamos. Sentía como mis fluidos se mezclaban con los suyos. Llenándola de mí. ¡Espera! ¿Llenándola? ¡Mierda! No usé protección. Bueno, no importa. Supongo que ella toma la pastilla. Sí, eso es. Ella toma la pastilla. Tranquilo Nicholas.
- Nick… –dijo susurrándome _____. Yo la miré a los ojos y ella se sonrojó.
- ¿Sí?
- Pesas. –dijo riendo. Yo me levanté torpemente, golpeándome la cabeza con el techo. Su risa me provocó algo. No sé el qué, pero algo. Nos vestimos tranquilamente. Decidimos salir y sentarnos al lado del coche, dejando una puerta abierta para que el interior se aireara. Yo estaba apoyado en el coche, y _____ estaba entre mis piernas. Los dos mirábamos a la misma dirección.
- ¿En qué piensas? –pregunté al ver como _____ miraba al frente, como perdida.
- Nada. Bueno, sí, en algo. Pero te lo diré más tarde. –dijo sonriendo. Volteó la cara y me besó lentamente. Yo sonreía mientras nos dábamos ese beso.
- ¿Vamos a casa? –dije sonriendo. Ella asintió y se levantó, dejándome una vista extraordinaria de su trasero. Me levanté yo también y entramos al coche. Llegamos a casa tras 25 minutos de conducir. La guié a mi cuarto y cerré la puerta. Ella se recostó y cerró los ojos, yo no hice más que contemplarla con una sonrisa estúpida. Tras unos segundos, ella abrió los ojos y me miró fijamente.
- ¿Qué hacemos? –dijo sonriendo.
- ¿Qué? –dije confuso. Esa pregunta me había descolocado. Ella se rió y se sentó en la cama.
- ¿Qué hacemos? No sé. ¿Vemos la tele? –dijo sonriendo.
- ¡Oh, sí! Claro. –cogí el control de la tele y me senté a su lado. Encendí el aparato y pasé los canales, esperando ver algo que mereciera la pena.
- ¡Déjala ahí! –dijo quitándome el control-remoto y tirándolo a un mini-sofá de la habitación. Yo miré la televisión. No conocía la película, serie o lo que fuera que estaba dando. Miré a _____ confuso.
- ¿Qué es esto? –pregunté volviendo la mirada a la televisión.
- Es una película. Se llama “El Guardaespaldas”. Me encanta. –dijo sonriendo. Yo asentí y me recosté más, pasando mi brazo sobre los hombros de _____. Sentí como ella sollozaba, la miré preocupado.
- ¿Qué te pasa? –pregunté confuso. Le agarré la cara y sequé una lágrima que caía por su mejilla.
- ¡Eso es amor! –dijo señalando la pantalla. Yo suspiré aliviado, era por la película. Reí levemente y volví a la posición de antes. Una hora después la película había terminado. _____ estaba llorando a mares.
- Ya. Tranquila, solo es una película. –dije pasando mi mano por su suave pelo. Ella levantó la mirada y me miró fijamente a los ojos. Se acercaba lentamente, hasta que al final unió sus labios con los míos. Esto estaba bien, pero la frase que vino después, no me gustó nada…
- Te amo. –salió de sus labios tras ese beso. ¿¡Qué!? ¡No! Esto no puede pasar…

por **chelis** Miér 08 Mayo 2013, 6:09 pm

OPINO IGUAL QUE _____!!!! QUE MOSCA LE PICO AL NICHO????!!!
PPOR QUE ACTUA ASI????

por **chelis** Miér 08 Mayo 2013, 6:11 pm

AAAAAAHHH!!!
CREO QUE ADEMAS EL METERA LA PATA Y LE DIRA QUE EL NO LA AMA!!!... Y AAAAAAAAAAAAHHHHHH!!!
LA PERDERA POR BOOBOOO

por **Mandy S.** Vie 10 Mayo 2013, 8:16 pm

chelis escribió:AAAAAAHHH!!!
CREO QUE ADEMAS EL METERA LA PATA Y LE DIRA QUE EL NO LA AMA!!!... Y AAAAAAAAAAAAHHHHHH!!!
LA PERDERA POR BOOBOOO

Si el meterá la pata.
Ya la sigo.

por **Mandy S.** Vie 10 Mayo 2013, 8:26 pm

CAPÍTULO TRECE

Se me escapó. ¡Mi’erda! Noté como él me miró asustado. Se alejó repentinamente de mí y se cogió la cabeza. Yo me quedé en estado de shock. Me senté bien y miré al frente. Giré mi cabeza durante un segundo, para contemplar la misma escena de antes. Pensé en hablarle pero él habló primero.
- Vete, por favor. –dijo en la misma posición. Yo lo miré perpleja, pero obedecí. Me levanté y salí de su habitación. Cuando estuve en la calle, pude ver que varias nubes grises cubrían el cielo, si no me daba prisa me pillaría la lluvia, pero francamente ahora no me importaba. Caminé sin rumbo, llegaría a un punto en el que me perdería, que comenzaría a llover y yo no podría volver a casa, pero no me importaba nada. Divisé un parque y decidí sentarme en un banco. Levanté mi mirada y vi como padres regañaban a sus hijos por no querer irse a casa ya. Yo sonreí melancólicamente. Comencé a sentir las primeras gotas, eran pequeñas. Me puse en pie y miré todas las calles, estaba perdida. ¿Cómo es posible? Por lo menos tenía dinero, cogería un taxi y se marcharía a casa. La suerte no estaba de mi lado, estuve esperando un taxi durante media hora, mientras la lluvia era suave. Cuando vi que empezaba a caer con más fuerza, me metí a una pequeña cafetería. Me acerqué al mostrador y pedí un café cargado. No soy de esas que ahogan sus penas en alcohol, yo ahogo mis penas en café. Me senté en una mesa y me dispuse a tomar el café. El caliente líquido calentó el interior de mi cuerpo, que hasta entonces había estado congelado. Nicholas, de una forma u otra había roto mi frágil corazón. Cuando terminé pagué y salí. La lluvia no cesaba y las calles estaban desiertas. Tendría que guiarme por mi instinto.
Tras dos horas de caminata sin descanso llegué a mi calle. En cuanto estuve en casa, subí a mi cuarto y me di un baño caliente. Me puse el pijama y me senté en el sillón, frente a una televisión apagada. Recordaba lo ocurrido una y otra vez, su cara de espanto no se borraba de mi mente. Me dolió. Mucho. Pero no es tiempo de ponerse triste. Nicholas, era un bache en mi vida y…como cualquier bache tengo que pasar de largo y olvidarlo. Aunque eso me lleve años…

~Fin del FlashBack~

Y aquí estaba ahora. Yo, _____ _____, la chica luchadora y alegre. Embarazada de ocho meses. Gracias a Nicholas. Que por cierto, no supe más de él desde entonces. He pasado todos los síntomas de embarazo, sola. Completamente sola. Aunque mis amigos me habían apoyado mucho, no es lo mismo. Sigo hablando con Kevin y con Joseph, pero respetan mi decisión de no hablar de Nicholas. Lo último que me dijeron fue que se había mudado a Australia. Solamente eso. Ya no supe nada más.
Con respecto a mi vida personal, cero. En todo. No he intentado salir con nadie. Tampoco me interesa nadie. En estos meses he conocido a un amigo nuevo, se llama Adam y es muy amable conmigo. Me ha dicho que, si yo quisiera, él se ocuparía del bebé conmigo. Obviamente no acepté, es un cargo bastante importante y no quiero quitarle la juventud. Porque, a pesar de ser uno de los mejores chicos que conozco, tiene 18 años recién cumplidos. Es una carga bastante pesada para un joven.
Ahora mismo me estoy dirigiendo a casa de Kevin. Nos vamos a reunir todos, o la mayoría. Vamos a festejar que Kevin se va a casar. Su mujer se llama Danielle y es muy simpática. Se nota que se aman. Irradian amor. Me gustaría tener un amor de esos, pero “mi” amor está en otro país, quien sabe con quién.
Llegué a la puerta principal y toqué el timbre. Esperé unos segundos y me abrió un sonriente Kevin. Pasé con él riendo, me costaba un poco debido al tamaño de mi barriga, pronto daría a luz. Los médicos me habían dicho que en unas semanas ya tendría a mi bebé conmigo. Entramos a la sala y vi a todos, pero algo fallaba. Había otro hombre más, con una rubia despampanante, notablemente más mayor que él, encima de sus piernas. Se besaban sin cesar, mientras los demás los miraban incómodos. Entonces lo supe. Ese hombre, era mi Nick, bueno… Nicholas, besando a otra mujer que no era yo. Y eso dolía.

por **Mandy S.** Vie 10 Mayo 2013, 8:28 pm

CAPÍTULO CATORCE

Me acerqué a Jennifer y me senté con ella. Le señalé a Nicholas y esa señora, porque se notaba que los años no habían sido generosos con ella. Ella simplemente se encogió de hombros y dijo que era la primera vez que veía a Nicholas desde hacía meses. Yo curvé los labios y seguí mirando como abrían la boca, devorándose mutuamente. Pensando en que en un tiempo, él me devoraba a mí la boca. Volteé la cabeza para no seguir mirando y me crucé con una imagen mejor; Adrian y Lizeth estaban juntos, sonriendo y dándose tímidos besitos. ¡Por fin juntos! Fui pasando la vista y veía a Sebastián, Sara, Alejandro y Danielle. Kevin se sentó con ella y permanecimos en silencio, viendo la escena de Nicholas con “esa”. ¡No paraban! Se van a desgastar los labios si siguen así. Lo admito, me puse un poco celosa. Seguimos en silencio hasta que ellos pararon, pero hubiera preferido que siguieran besándose, antes que oír lo que dijo Nicholas.
- Te amo. –dijo sonriendo a la mujer. Ella sonrió y le dio un pico. ¡No lo puedo creer! Le había dicho que la amaba… Eso me dolió en mi orgullo y más profundamente en mi corazón.
- Yo también. –dijo la mujer. Era rubia con las piernas bastante largas. Llevaba ropa holgada, cosa que no le quedaba bastante bien. Llevaba una blusa blanca con botones, una falda hasta los tobillos de una tela desconocida para mí. Y para rematar el conjunto, unas sandalias, brancas, cómo no. Su cabello estaba recogido en una cola alta de caballo. A diferencia de mí. Yo tenía el pelo suelto y un poco mojado, debido a la ducha que me di antes de venir. Llevaba un vestido veraniego color pastel, aunque estuviéramos en primavera. Me quedaba bien, según decían. Y era cómodo así que perfecto. En los pies llevaba unas bailarinas color plata.
- Chico, ¿ya terminaron? –preguntó Kevin un tanto molesto. Mientras él decía esas palabras vi como, por la puerta de la sala, entraba Joseph con Frankie. ¡Cómo los había extrañado! Solo había hablado con Joseph por teléfono.
- ¡Ya llegó por quien lloraban! –dijo riendo extendiendo los brazos. Me miró y sonrió de oreja a oreja. Se acercó y me abrazó. Yo sonreí y correspondí su abrazo. Me di cuenta, que solamente en ese momento, Nicholas había advertido mi presencia.
- ¡Joe! –dije riendo. Él se separó y se sentó a mi lado.
- ¿Cómo va mi nene? –dijo tocando mi barriga. Yo sonreí.
- Bien. –dije sonriendo aún.
- ¿Están juntos? –dijo Nicholas fríamente. Yo lo miré. Su mirada era seca. Como el polo norte.
- No. Soy madre soltera, ¿por qué? –pregunté mirándolo curiosamente. En algún lugar de mi ser, había la esperanza de que se levantara, se acercara y me besara. Pero no ocurrió.
- Curiosidad. –dijo encogiéndose de hombros y volteando a ver a su acompañante. Pude ver que sus ojos gélidos se derritieron y brillaron nada más verla. Eso dolió aún más.
- Bueno, la razón de esta reunión es bastante más diferente. –dijo Adrian señalando con la cabeza a Kevin y a Danielle.
- Es cierto. Queríamos anunciar que nos casaremos, como todos saben, en dos meses –dijo mirándonos a todos, los cuales asentimos–. Y queríamos pedirles una cosa, a dos de ustedes. –dijo nervioso. Miró a Danielle como pidiendo ayuda y ella asintió.
- Queremos que _____ y Nicholas, sean nuestros padrinos de boda. –dijo sonriendo. Yo abrí tanto los ojos que pensé que se me iban a salir las lentillas. Y por gracia divina, se me salió una. Gracias suerte, siempre estás de mi lado, ¿verdad? Comencé a pestañear repetidamente, debido a la pérdida de vista momentánea. Un rato después veía, por un ojos claramente todo, y por el otro todo borroso. Me levanté disculpándome con los demás, me dirigí al baño y me saqué la otra lentilla. Me puse las gafas y salí.
- Lo siento, un accidente. –dije señalando mi ojo. Kevin y Danielle asintieron.
- Y bueno, ¿qué dicen? ¿Quieren? –dijeron ambos emocionados.
- Yo…claro. Me encantaría. –dije sonriendo. Todos miramos a Nicholas, estaba tenso y eso se notaba.
- Yo, también. –dijo sonriendo de lado. No muy convencido.
- ¡Genial! Danielle les dirá quienes van a ser sus damas de honor, pero más tarde. Ahora es hora de festejar. –sonreímos. Pero yo no podía salir, tenía que tener cuidado con mi bebé. Me acerqué a Kevin mientras los demás conversaban sobre a donde ir.
- Kev, no podré ir.
- ¿Por qué? –me miró preocupado.
- Bueno, tengo que cuidar a mi bebé más que nunca. Daré a luz en unas semanas. Espero que no te importe…
- ¡Oh! En ese caso no hay problema. Cuídate linda. –besó mi mejilla y yo me despedí de todos con un saludo de mano. Salí por la puerta y me estaba dirigiendo hacia mi casa cuando una mano me detuvo. Me giré, con una mínima esperanza de que fuera Nicholas, pero no. Claramente, no era él. Era Joseph, me traía mi bolsito, se me había olvidado.
- Gracias Joe. –lo abracé y me despedí nuevamente. Esta vez no hubo más interrupciones en mi camino. Mientras caminaba pensaba en que Nicholas no me había preguntado si el bebé es suyo. ¡Qué tonta! Pero si no le importa, lo único que le importa ahora es esa rubia. ¿Cómo dijo que se llamaba? ¡Ah, claro! ¡No lo dijo! Tenía la boca muy ocupada en otra cosa. Me decepcioné bastante. Después de esa “amistad” que tuvimos, no me habló nada más que para preguntarme si estaba con Joseph. No me lo puedo creer. Sí pensaba que mi corazón estaba roto, ahora sé que se está quemando para no dejar rastro en mi anatomía…

por **NiinnyJonas** Vie 10 Mayo 2013, 9:02 pm

Nueva lectora, siguela :D

por **Mandy S.** Vie 10 Mayo 2013, 9:24 pm

NiinnyJonas escribió:Nueva lectora, siguela :D

Bienvenida ¡¡¡¡
Mañana la sigo. Besos.

por **chelis** Vie 10 Mayo 2013, 10:01 pm

Aaaaaahhh maldito Nicholas como se atreve????????......... Es que enserio no sentía bases por ______???????...... Y aaaaaarrrrrgggggg lo quiero ahorcar!!!!!!

por **Debby_Jonaslov** Sáb 18 Mayo 2013, 3:09 pm

sube pronto capitulo plis... esta super buena ;P

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